Distribución espacial del arte rupestre en el bosque y la estepa del norte de Patagonia. Nuevos...

18
541 Scheinsohn et al. 1 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano/ CONICET – [email protected] 2 INSUE/ CONICET 3 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano. Distribución espacial del arte rupestre en el bosque y la estepa del norte de Patagonia. Nuevos resultados Vivian Scheinsohn 1 , Claudia Szumik 2 , Sabrina Leonardt 3 y Florencia Rizzo 3 ABSTRACT In a previous paper (Scheinsohn and Szumik 2007) patterns of spatial distribution of archaeological materials were identified in Northwestern Patagonia in order to test the existence of different populations at the forest and the steppe of Late Holocene NW Patagonia (see Casamiquela 1965, Albornoz and Cuneo 2000, Hajduk et al. 2004). In that occasion, results did not hold any difference but problems in sampling and in codification were found. In this paper we review that work focusing on rock art (a line of evidence which showed the best results in previous work), widening the sample and revising codification, changing number, clustering and states of characters. As in the previous work, patterns obtained do not support any differences in terms of environmental criteria but other interpretations are offered and discussed. INTRODUCCIÓN En un trabajo anterior (Scheinsohn y Szumik 2007) se buscaron definir posibles diferencias entre las poblaciones humanas que ocuparon bosques y estepa del Norte de Patagonia durante el Holoceno tardío, momento en el que se produjo un incremen- to de la señal arqueológica en el bosque. Para ex- plicar dicho fenómeno, habíamos considerado dos hipótesis posibles: a) El incremento de la señal arqueológica habría sido producto de un aumento correlativo en la fre- cuencia de entradas al bosque, por parte de grupos que tenían su base residencial en la estepa, (ver Belardi 2004) mediante el mecanismo de fisión de poblaciones. Se podría relacionar este incremento de frecuencias con un aumento poblacional que se estaría dando en estos momentos (ver por ejemplo Barrientos 2002). Dado que se trata de la misma población, no se habría producido una explotación específica del bosque, por lo que el patrón artefac- tual generado por los cazadores-recolectores que ocuparon las zonas boscosas no se habría diferen- ciado de aquel generado en la estepa (Borrero y Muñoz 1999; Bellelli et al. 2003). b) La ocupación del bosque habría llevado a una especialización y eventual diferenciación de por lo menos dos poblaciones humanas, una en la estepa y otra en el bosque. Esta postura estaría sugerida en los planteos de Hajduk et al. (2004) y, para tiem- pos etnográficos, en los de Casamiquela (1965). También apuntaría en ese sentido, aunque referi- do al arte rupestre, el trabajo de Albornoz y Cúneo (2000), que considera la presencia de una modali- dad de arte rupestre propia del bosque. En aquel trabajo nos propusimos evaluar esta segunda hipótesis. Para ello era necesario identifi- car patrones de materiales arqueológicos diferen- ciados en cada bioma, dado que al plantear una especialización en la explotación del bosque se im- pondría un repertorio material distinto, al menos parcialmente, al de la estepa. Para someter a prueba esta hipótesis trabaja- mos con análisis cladístico y de áreas de endemis- mo aplicados al estudio de los diversos artefactos (incluyendo arte rupestre) y ecofactos registrados en un área delimitada entre los paralelos 40 y 43º (Scheinsohn y Szumik 2007). Como resultado de ese trabajo, no se pudo establecer una población artefactual diferenciada en el bosque. Sin embar -

Transcript of Distribución espacial del arte rupestre en el bosque y la estepa del norte de Patagonia. Nuevos...

541Scheinsohn et al.

1 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano/ CONICET – [email protected] 2 INSUE/ CONICET 3 Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano.

Distribución espacial del arte rupestre en el bosque y la estepa del norte de Patagonia.

Nuevos resultados

Vivian Scheinsohn1, Claudia Szumik2, Sabrina Leonardt3 y Florencia Rizzo3

A B S T R A C T

In a previous paper (Scheinsohn and Szumik 2007) patterns of spatial distribution of archaeological materials were identified in Northwestern Patagonia in order to test the existence of different populations at the forest and the steppe of Late Holocene NW Patagonia (see Casamiquela 1965, Albornoz and Cuneo 2000, Hajduk et al. 2004). In that occasion, results did not hold any difference but problems in sampling and in codification were found. In this paper we review that work focusing on rock art (a line of evidence which showed the best results in previous work), widening the sample and revising codification, changing number, clustering and states of characters. As in the previous work, patterns obtained do not support any differences in terms of environmental criteria but other interpretations are offered and discussed.

INTRODUCCIÓN

En un trabajo anterior (Scheinsohn y Szumik 2007) se buscaron definir posibles diferencias entre las poblaciones humanas que ocuparon bosques y estepa del Norte de Patagonia durante el Holoceno tardío, momento en el que se produjo un incremen-to de la señal arqueológica en el bosque. Para ex-plicar dicho fenómeno, habíamos considerado dos hipótesis posibles:

a) El incremento de la señal arqueológica habría sido producto de un aumento correlativo en la fre-cuencia de entradas al bosque, por parte de grupos que tenían su base residencial en la estepa, (ver Belardi 2004) mediante el mecanismo de fisión de poblaciones. Se podría relacionar este incremento de frecuencias con un aumento poblacional que se estaría dando en estos momentos (ver por ejemplo Barrientos 2002). Dado que se trata de la misma población, no se habría producido una explotación específica del bosque, por lo que el patrón artefac-tual generado por los cazadores-recolectores que ocuparon las zonas boscosas no se habría diferen-ciado de aquel generado en la estepa (Borrero y Muñoz 1999; Bellelli et al. 2003).

b) La ocupación del bosque habría llevado a una

especialización y eventual diferenciación de por lo menos dos poblaciones humanas, una en la estepa y otra en el bosque. Esta postura estaría sugerida en los planteos de Hajduk et al. (2004) y, para tiem-pos etnográficos, en los de Casamiquela (1965). También apuntaría en ese sentido, aunque referi-do al arte rupestre, el trabajo de Albornoz y Cúneo (2000), que considera la presencia de una modali-dad de arte rupestre propia del bosque.

En aquel trabajo nos propusimos evaluar esta segunda hipótesis. Para ello era necesario identifi-car patrones de materiales arqueológicos diferen-ciados en cada bioma, dado que al plantear una especialización en la explotación del bosque se im-pondría un repertorio material distinto, al menos parcialmente, al de la estepa.

Para someter a prueba esta hipótesis trabaja-mos con análisis cladístico y de áreas de endemis-mo aplicados al estudio de los diversos artefactos (incluyendo arte rupestre) y ecofactos registrados en un área delimitada entre los paralelos 40 y 43º (Scheinsohn y Szumik 2007). Como resultado de ese trabajo, no se pudo establecer una población artefactual diferenciada en el bosque. Sin embar-

542

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

go, habíamos planteado una serie de problemas re-lativos a la muestra y a la codificación utilizada, que podrían estar afectando ese resultado.

Esta presentación, continúa y revisa ese traba-jo. En esta oportunidad, nos hemos focalizado en el análisis de sitios con arte rupestre, ya que esta línea de evidencia demostró tener una mejor cali-

dad de información en la bibliografía estudiada, lo que facilita las comparaciones. De hecho, el único caso donde se pudo establecer una discriminación de patrones artefactuales propios del bosque se obtuvo en función de motivos de arte rupestre (ver Scheinsohn y Szumik 2007).

METODOLOGÍA

El área bajo estudio, comprende una franja de bosque y estepa, que va desde el sur de la Provin-cia de Neuquén hasta el Norte de la Provincia de Chubut (Figura 1).

Como uno de los problemas a resolver era el tamaño de muestra, en este trabajo decidimos am-pliarla, llevándola de 21 (Scheinsohn y Szumik 2007) a 38 sitios, todos ellos aleros y reparos rocosos, que fueron estudiados por diversos autores (Cuadro 1). Algunos de estos sitios no presentan fechados

radiocarbónicos. Sin embargo todos ellos poseen motivos rupestres atribuidos a la Tendencia Abs-tracta Geométrica Compleja (en adelante TAGC, Gradin 1999) o Estilo de Grecas (Menghin 1957). Este estilo o tendencia fue datado entre los 1300 y 700 años AP, en función de hallazgos en estratigra-fía asociados con las pinturas (Podestá et al. 2007). Por ello consideramos que los sitios estudiados se encuentran en este rango temporal.

Figura 1. Mapa del área de estudio

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

543Scheinsohn et al.

SITIO REFERENCIAS

alero Las Mellizas Silveira (1987), Silveira y Fernández (1991)

alero Los Cipreses Silveira (1987), Silveira y Fernández (1991)

alero Lariviere Silveira (1988 – 1989) Silveira (1999)Silveira y Fernández (1991)

Campo Moncada 1 (CM1) Onetto (1983)

Campo Nassif (CN1) Onetto (1986 – 1987)Onetto (1983)Aschero (1983) Carballido Calatayud (2000 – 2002)

Piedra Parada 1 (PP 1) Pérez de Micou (1983) Aschero (1983)Pérez de Micou (1979 –1982)

Piedra Parada 4 (PP 4) Onetto (1983)

Raimapu Podestá y Tropea (2001)Tropea (2006)

Peñasco Podestá y Tropea (2001)Tropea (2006)

Cerro Pintado (CP) Bellelli et. al. (2003)Tropea (2006)

Risco de Azocar 1 (RA1) Podesta et. al. (2007)

Risco de Azocar 2 (RA 2) Podestá et. al. (2007)

El Radal Podestá Com. Pers.

Cueva Sarita 1 Boschín (2000)

Cueva Sarita 3 Boschín (2000)

Cueva Sarita 4 Boschín (2000)

Cueva Comallo 1 Boschín (2000)

La Figura 1 Nacuzzi (1991) Bellelli (1991) Fisher (1991) Boschín (2000)

Alero del Shamán Arrigoni (1997)

Paredones del río Pichileufu Boschín (2000)

Abrigo de Pilcaniyeu Boschín (2000)

Pintura del Arroyo Minero Vignati (1944)

Cementerio del río Limay Vignati (1944)

I V 2a Puerto Tranquilo Sec. 17 Pedersen (1978)

LNH2 Naríz de Diablo 1 Pedersen (1978)

Cerro Leones Vignati (1944)

LNH1 Puerto Tigre Pedersen (1978) Vignati (1944)

IV 4 Puerto Vargas Pedersen (1978)

Estancia Huemul Vignati (1944)

IV 3 al Norte de Puerto Vargas Pedersen (1978)

Cueva Pulpulcurá 2 Boschín (2000)

Cueva Cuadro Leleque 1 Boschín (2000)

Cueva 1 del río Pichileufu Boschín (2000)

Alero del Sendero de Interpretación Arrigoni y Fernández (2004) Arrigoni (1997)

Campo Cretón 1 Onetto (1983)

Catritre 1, Curruhuinca 1 y Quila Quina 1 Albornoz y Cúneo 2000

Cuadro 1. Sitios estudiados y referencias.

En función de recuperar patrones diferenciales para cada ambiente, se emplearon los mismos ti-pos de análisis utilizados en el trabajo anterior, es decir, análisis cladístico y de áreas de endemismo.

El análisis cladístico En biología, la cladística busca explicar el máxi-

mo número de características de un grupo de orga-nismos según un criterio de ancestralidad común. Para Hennig (1962), únicamente las sinapomorfías

544

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

o caracteres derivados indicaban relaciones de parentesco entre organismos, debido a que la si-militud general podría deberse a plesiomorfias (o caracteres primitivos) y éstas no indican una rela-ción cercana. Por ejemplo al comparar un ave y un humano, la columna vertebral, carácter que tienen en común, es plesiomórfica por lo que no sería un indicador de parentesco. Para que la similitud pu-diera ser explicada por herencia (y no por conver-gencia o paralelismo), debería ser homóloga (Lips-comb 1998).

Hacia mediados de los 70 comienza la formali-zación de la metodología cladística y ya no sólo se la concibe como una forma de establecer relacio-nes filogenéticas, sino también como una forma especial de clasificar. Este punto de vista fue sos-tenido especialmente por Farris, Nelson y Platnick, para quiénes el modo en que los caracteres se re-lacionan con la clasificación final, adquiere una mayor eficiencia descriptiva con el método cladís-tico (Goloboff 1998). Farris (1970, 1983) fue quien desarrolló teórica y metodológicamente el criterio de parsimonia por el cual se elige aquel cladogra-ma (postulado a modo de hipótesis) que explique el mayor número de similitudes por ancestralidad común. Dicho de otra manera, minimiza las rever-siones (pérdidas secundarias) y paralelismos (que señalan un origen independiente) conocidas como homoplasias (Goloboff 1998).

La cladística entonces, supone un patrón jerár-quico (expresado mediante un cladograma o árbol) donde se agrupan aquellos taxa que comparten la mayor cantidad de caracteres derivados. Es esta característica la que diferencia a la cladística de otros métodos de clasificación a partir de seme-janzas morfológicas, como puede ser el análisis de cluster.

Puede decirse entonces que el análisis cladístico parte de observaciones contemporáneas de simili-tud y diferencia para enfatizar las relaciones entre pasado y presente. Esta situación es semejante con lo que plantea la arqueología, en donde se parte de un registro presente y estático a partir del cual se hacen inferencias sobre el pasado (Binford 1988). Pero además de esta semejanza general existen varios antecedentes de la aplicación de este tipo de análisis al estudio de culturas humanas y en traba-jos específicamente arqueológicos (ver Foley 1987; Mace y Pagel 1994; Robson-Brown 1995; Schein-sohn 1997, 2001, 2002; O’Brien y Lyman 2000; Collard y Shennan 2000; Lyman y O’Brien 2000; O’ Brian y Lyman 2000, 2003 y Kirch y Green 2001, entre otros). Para el análisis cladístico se usó el pro-grama TNT 1.0 (Goloboff et al. 2000).

Áreas de endemismoEste análisis busca obtener la máxima concor-

dancia en la distribución espacial de un grupo de organismos. El concepto de área de endemismo fue formalizado por Nelson y Platnick (1981) como aquella área o superficie que contiene dos o más especies/taxa que están allí y en ningún otro lado. Este concepto, que fue usado de manera laxa y subjetiva durante mucho tiempo en biogeografía, intentó ser formalizado por Morrone (1994) quien propuso utilizar el método de parsimonia (cladísti-ca) para identificar estos patrones.

A pesar de su relevancia, el concepto de área de endemismo ha sido muy discutido, y su com-prensión enfrenta diversos problemas, que pueden ser clasificados como: a) problemas semánticos, b) problemas asociados a la ausencia de un marco conceptual claro y c) problemas analíticos.

a) Problemas semánticos: Estos problemas están relacionados con la gran cantidad (y diver-sidad) de definiciones referidas a los términos “endémico/a”, “endemismo”, y “área de endemis-mo”, y a la proliferación de expresiones utilizadas como sinónimos. b) Ausencia de un marco concep-tual claro: La dificultad para diferenciar patrones de procesos, se hace evidente al momento de dis-cutir sobre áreas de endemismo. Hay quienes con-sideran que un patrón de distribución puede deno-minarse área de endemismo sólo si se reconoce a la vicarianza como proceso formador del mismo, lo que implica el reconocimiento del patrón y del proceso que lo originó, en forma simultánea. Ade-más de la falta de claridad conceptual que supone, esta idea implica obvias dificultades operativas, ya que, en la práctica, la descripción del patrón debe preceder, necesariamente, a cualquier hipótesis explicativa acerca de los procesos que lo forma-ron. c) Problemas analíticos: Durante los últimos años se propusieron numerosos protocolos para la delimitación de áreas de endemismo. Varias de estas propuestas fueron originalmente pensadas para definir otros tipos de patrón, por lo que fueron construidas sobre supuestos y conceptos teóricos que los vuelven inapropiados para la identificación de áreas de endemismo (Szumik et al. 2006).

Más recientemente se propuso otro criterio para la determinación de estas áreas (Szumik et al. 2002; Szumik y Goloboff 2004) mediante un mé-todo formal para identificar áreas de endemismo, implementando un software denominado NDM 2.0 (Goloboff 2005). El criterio evalúa mediante un índice de endemicidad cuántos y cuán endémicos son los taxones para un área dada. Aquellas áreas mejor apoyadas por los datos serán seleccionadas como áreas de endemismo. El índice de endemi-cidad que proponen Szumik y Goloboff (2004) es

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

545Scheinsohn et al.

simple: dada una grilla (Figura 2), un grupo de cel-das (por ejemplo las grisadas de la Figura 2) tendrá un valor de endemicidad que dependerá de cuán ajustadas están las distribuciones de los taxones “negro”, “blanco” y “gris oscuro”. El taxón negro tendrá un valor máximo dado que se encuentra en cada una de las celdas grisadas y está ausente en el resto de la grilla. El taxón gris oscuro tendrá un va-lor de endemicidad menor dado que está ausente en una de las celdas grisadas. Por último, el taxón blanco tendrá un valor menor aún dado que, si bien está presente en cada una de las celdas grisadas, también está presente en una celda adyacente a di-cha área. El valor de endemicidad del área grisada será la suma de los índices de cada taxón endémico que ella posee.

De manera que cuanto más especies se consi-deren como endémicas, y mientras mayor sea su grado de endemicidad, el grupo de celdas estará mejor apoyado como “área de endemismo” (Szu-mik y Goloboff 2004).

Debido a que en este trabajo, tratamos con motivos de arte rupestre y no con organismos, hay que aclarar que no estamos sosteniendo que hayan áreas endémicas para poblaciones humanas, sino que estamos buscando definir “áreas endémicas” de motivos de arte rupestre. Por supuesto esto tie-ne implicancias a nivel de las poblaciones humanas. Ciertos motivos endémicos podrían estar indican-do circunscripción territorial o demarcación étnica o grupal (como se discute en Scheinsohn 2008).

Codificación y caracteresPara el análisis cladístico entonces, cada sitio

es considerado como equivalente a la “especie” en biología. Así la presencia/ausencia de cada estado de carácter define a esa “especie”. En el caso del análisis de endemismos, la entrada es por sitio (con coordenadas) y los estados de caracter represen-tan “especies”.

Los caracteres fueron definidos en base a las ca-racterísticas morfológicas de cada motivo. No he-mos considerado variables tecnológicas ya que la cantidad de grabados es muy escasa en el área bajo estudio, por lo que decidimos descartarlos concen-trándonos sólo en los motivos pintados. Conside-ramos cada carácter como poseyendo varios esta-dos de carácter, que serían las distintas variaciones dentro de una morfología definida. Así el carácter 5 comprende todos los círculos, distinguiéndose 13 estados de carácter, entre los cuales se diferen-cian aquellos que presentan o no elementos en su interior, o bien distinto nivel de agrupamiento (ver anexo). Si bien esta codificación implica un cierto grado de subjetividad (en tanto las descripciones ofrecidas en la bibliografía no siguen siempre los mismos criterios o denominaciones, y no siempre presentan ilustraciones que las acompañen) este fue minimizado mediante un análisis intersubje-tivo, que siempre implicó a las mismas personas, para definir el carácter y estado de carácter al cual se atribuía cada motivo.

Con el mismo fin, se modificó la codificación utilizada en Scheinsohn y Szumik (2007), cambian-do el número, agrupamiento y estado de los carac-teres en función de los problemas detectados y la nueva información obtenida. A modo de ejemplo, podemos citar el caso de los motivos circulares (ca-rácter 5). En la codificación anterior, se encontra-ban diferenciados en tres caracteres, y ordenados según grado de aditividad (que implica un grado de complejidad creciente). Así los círculos concéntri-cos suponen un grado de aditividad mayor que un círculo simple. Como se dijo, en esta revisión, los círculos en sus distintas variantes fueron agrupados en un solo carácter, y hemos decidido no considerar aditividad en ningún caso ya que supone una cierta arbitrariedad. De esta manera, todas las versiones de los círculos tienen una misma jerarquía, que es el de un estado de carácter (ver Anexo).

Figura 2. Ejemplo de especies endémicas y su ajuste a la grilla (tomada de Szumik et al. 2006).

RESULTADOS

ExpectativasAl partir de supuestos diferentes, tanto la cla-

dística como el análisis de endemismo permiten

encontrar patrones distintos. En el primer caso, nos permitiría obtener clados, en los cuales no es-peramos determinar ancestralidad, como habitual-

546

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

mente se hace con los estudios filogenéticos, sino patrones espaciales. De esta forma se utiliza la cla-dística en biogeografía (biogeografía cladística o biogeográfica vicariante - ver en Nelson y Platnick 1981 y Humphries y Parenti 1986). Si bien hay una dimensión temporal que funciona como supuesto, no haremos énfasis en este punto para este trabajo sino más bien en la dimensión espacial. Así, sabien-do en qué tipo de ambiente se encuentra cada sitio, se puede corroborar, en la interpretación del clado-grama, si existe un agrupamiento que responda a sitios de bosque y otro a sitios de estepa.

En el caso del análisis de endemismo, la posibili-dad de que existieran áreas de motivos endémicos, propias del bosque o la estepa, nos permitiría tam-bién contrastar la hipótesis de trabajo.

Análisis cladísticoLa figura 3 presenta uno de los árboles obteni-

dos con un pesado suave. Para explicar qué es un pesado suave, es necesario primero decir que a par-tir del análisis cladístico, difícilmente se obtenga un solo árbol. El criterio de parsimonia lleva a elegir el árbol más parsimonioso, es decir, el que requiera una menor cantidad de pasos para su construcción. Sin embargo, cuando se producen muchos árboles igualmente parsimoniosos, hay que optar por otro criterio. En ese caso la opción es dar peso a los ca-racteres incongruentes, es decir, tomar en cuenta cuan fuerte o confiable es la evidencia presentada por cada uno de esos caracteres. En cladística se considera como evidencia de confiabilidad la can-tidad de homoplasia que presenta un carácter. En

Figura 3. Cladograma de los sitios analizados.

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

547Scheinsohn et al.

ningún caso de análisis cladístico real puede haber un árbol donde todos los caracteres estén libres de homoplasia al mismo tiempo. Por lo tanto algunos caracteres tendrán un peso menor que los demás (Goloboff 1998). Así se favorece el cladograma que requiere el menor número de caracteres homoplá-sicos. Por ejemplo si tenemos dos árboles de la mis-ma longitud, en un caso puede ocurrir que sólo un carácter sea homoplásico mientras que en el otro caso haya tres caracteres homoplásicos. En estas circunstancias se debe optar por el primer árbol. El pesado de caracteres, en el caso de este trabajo, se hizo siguiendo el análisis bajo pesos implicados (Goloboff 1993). En este método, a medida que se adiciona un carácter en un árbol determinado, se calcula su índice de consistencia y retención (que sirve para medir la “economía” del árbol) para cada posible rama en donde se pueda añadir dicho ca-rácter. El peso del carácter se calcula entonces a partir del mejor de estos resultados (el que implica una mayor economía y menor homoplasia). De este modo, se usa el carácter con un peso ya asignado para construir el árbol. Un pesado fuerte ocurre cuando un carácter con 1 paso extra vale la mitad que uno sin ningún paso extra. Un pesado liviano, cuando un carácter con 1 paso extra vale 0.9 que un carácter sin homoplasia.

En nuestro análisis, los nombres de los sitios que están en grisado suave corresponden al bosque, mientras que los que figuran en negro pleno corres-ponden a la estepa. Con respecto a aquellos sitios ubicados en el ecotono bosque/estepa, es preciso tener en cuenta que el carácter ecotonal que hoy presentan muchos ambientes no necesariamente corresponde a una situación del pasado. La fuerte intervención humana ocurrida en el siglo XIX, rela-cionada con la explotación agrícola-ganadera que se instala entonces, hace que sea muy difícil eva-luar si un ambiente ecotonal actual, también lo fue en el pasado (Bellelli et al. 2000a). En virtud de esta dificultad hemos decidido que estos sitios fueran incluidos como sitios de bosque, para acentuar el contraste entre bosque y estepa y como una forma de incrementar la muestra de sitios de bosque, nu-méricamente más pequeña.

En la figura 3 puede observarse que no hay una separación clara entre bosque y estepa. Sin embar-go, se puede identificar al menos un clado de este-pa (señalado con un óvalo negro punteado) que in-cluye sitios tanto del Norte (Río Limay/Pilcaniyeu) como del Sur (Piedra Parada). Además, se identifica otro clado (definido por un óvalo gris) que es mixto, aunque predominan los sitios de bosque. En este clado, es notable como se ponen en relación sitios de Piedra Parada y Pilcaniyeu con sitios del bosque, ubicados en una zona amplia que comprende des-

de Lago Lácar, al Norte, hasta Cholila, al Sur, mos-trando un importante nivel de interrelación entre sitios, alejados entre sí, más allá del bioma donde están ubicados.

De todos los sitios utilizados por Albornoz y Cú-neo (2000) para definir la “modalidad del ámbito lacustre boscoso”, hemos considerado en nuestro análisis, sólo Catritre I, Curruhuinca I y Quila Quina I dado que son los que se presentaron con mayor nivel de detalle en ese trabajo. Estos sitios se pre-sentan en dos clados separados y, en uno de ellos, vinculados a un sitio de estepa del área de Pilcani-yeu. En términos de lo que habían planteado estas autoras era esperable encontrarlos en un clado relacionado con los sitios de Nahuel Huapi, lo cual sólo sucede en el caso de Curruhuinca I. De todas formas hay que destacar que, a los fines de este trabajo, sólo estamos considerando presencia/au-sencia de motivos mientras que estas autoras, para definir esa modalidad, se basan en rasgos estilísti-cos relacionados con el diseño de esos motivos.

Análisis de endemismo Para este análisis esperábamos recuperar al

menos dos áreas de endemismo, una correspon-diente al bosque y otra a la estepa. Se obtuvieron 18 áreas con valores de endemicidad que oscilan entre 2 y 9. Aquí sólo presentaremos aquellas que tuvieron valores de endemicidad más altos (mayo-res que cuatro).

Las celdas coloreadas en gris claro represen-tan el área de investigación. Los sitios analizados, se identifican con puntos negros. La primera área (denominada A, en gris oscuro en la Figura 4) une la mayoría de los sitios registrados, ya sean de es-

Figura 4. Primer área de endemismo (A).Esta área (A) definiría un primer agrupamiento de sitios que comparten un repertorio común constituido por los 15 motivos que la definen (Figura 5).

548

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

tepa o de bosque. Hay que tener en cuenta que la ausencia de este grisado oscuro en muchas celdas se debe a la ausencia de datos. De los sitios con-siderados, sólo quedan afuera de esta área los del lago Lácar.

Si bien este repertorio presenta motivos sim-ples, lo que llevaría a pensar que en esta área sólo se están agrupando sitios que presentan motivos ubicuos en todo arte rupestre, como las líneas y puntos, hay que señalar que incluye motivos más complejos como la clepsidra, tridente, greca, cami-no perdido, etc. que son aquellos que definen a la TAGC, por lo que se puede sostener que el área A representa a esta tendencia.

Con valores de endemicidad menores le sigue un área denominada B que reúne a los sitios del Oeste (Figura 6) y otra C (Figura 7) que reúne en un arco los sitios del Norte, en ambos casos, más allá de que sean de bosque o de estepa.

Hay que señalar que los tres sitios del Lácar

(Curruhinca I, Quila Quina I y Catritre I) no están incluidos en ninguna de las áreas de endemismo determinadas en este trabajo. Así, los sitios de la “modalidad del ámbito lacustre boscoso” no que-dan asociados con los del Nahuel Huapi (como se sostiene en Albornoz y Cúneo 2000) aunque queda claro que estos sitios se diferencian del resto.

El área D (Figura 8) es similar respecto al área A aunque además de los cinco diseños ya considera-dos en esa área incluye otros dos motivos como el

círculo con punto interior y el ondulado simple (ver Anexo).

De manera general se puede concluir entonces que al igual que en el caso del análisis cladístico, no se definen áreas de endemismo en virtud del bioma en que se ubican los sitios. Pero, al mismo tiempo, y más allá del bioma, queda claro que, dentro de la TAGC pueden diferenciarse claramente por lo me-nos dos áreas, es decir, la del Norte y la del Oeste.

Figura 5. Estados de carácter que definen el área de endemismo A.

Figura 6. Segunda área de endemismo (B).

Figura 7. Tercer área de endemismo (C).

Figura 8. Cuarta área de endemismo (D).

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

549Scheinsohn et al.

Tanto el análisis cladístico como el de áreas de endemismo no permiten encontrar patrones que agrupen sitios del bosque y de la estepa por sepa-rado. Sin embargo, es interesante el patrón que muestra el cladograma: un único clado puro, de estepa, y otro mixto (bosque y estepa). Esto no im-plica necesariamente ancestralidad desde el punto de vista cladístico, pero la ubicación topológica del clado de la estepa, las antigüedades radiocarbóni-cas de los sitios de estepa y bosque, y el hecho de que no haya un clado “puro” de bosque, sino mixto, sugieren en concordancia con los modelos de po-blamiento vigentes (ver por ejemplo en Aschero et al. 1983; Borrero 1994-1995; Bellelli et al. 2000 a y b, 2003; Belardi 2004) una precedencia en la ocupa-ción de la estepa respecto del bosque.

Los sitios se relacionan más allá del bioma en que se ubican. Además el factor distancia no pare-ce ser relevante, dado que, sitios distantes entre sí se agrupan, como es el caso de los de Los Alerces y Nahuel Huapi que quedan incluidos en el área B. Esto parece revelar la existencia de un flujo de información (manifestado por el repertorio de mo-tivos compartidos en el área A) en toda esta área, a pesar de la distancia. Las áreas B y C probable-mente reflejen la presencia de corredores (sensu Scheinsohn y Matteucci 2004) que permiten el flujo de información. A este respecto es interesante se-ñalar el grado de superposición que existe con los corredores definidos en Scheinsohn y Matteucci (2005 y 2006). En estos trabajos se pudo establecer que la circulación N-S es más fácil en la zona, que el movimiento O-E, limitado a algunos pocos co-rredores. El área Oeste (B) estaría relacionada con el corredor N-S definido en aquel trabajo mientras que el área Norte (C) estaría vinculada con uno de los escasos corredores O-E.

Así, el nivel de circulación del mismo código vi-

sual es amplio y, por lo menos a nivel de presen-cia/ausencia de motivos, no podemos detectar di-ferencias significativas que puedan atribuirse a la presencia de poblaciones distintas para el bosque o la estepa.

Como pasos futuros queda por explorar la distri-bución espacial de los distintos motivos tanto a un mayor nivel de aglutinamiento (por ejemplo círcu-los) como a niveles menos inclusivos (por ejemplo círculos con punto interior), con el fin de comparar si el cambio en la escala de inclusividad afecta los resultados.

Finalmente, es necesario señalar que este tra-bajo se realizó a partir de la bibliografía existente para cada sitio analizado. Por lo tanto, existen pro-blemas en cuanto a los intentos de sistematizar la información bajo un criterio común, para la confec-ción de la lista de caracteres utilizada para nuestro estudio (ver Anexo). Esto se debe, principalmente, a que los distintos autores utilizan criterios diferen-tes para la denominación y descripción de los moti-vos, y en algunos casos, de difícil interpretación sin el acceso a imágenes de los mismos. Para mejorar este aspecto del trabajo sería necesario contar con los relevamientos completos de los sitios mencio-nados, muchos de ellos aún sin publicar.

No obstante, los resultados aquí obtenidos im-plican un avance respecto del trabajo anterior, en tanto se resolvieron algunas de las dificultades en su momento señaladas. Estos nuevos resultados coinciden, y por lo tanto refuerzan, las tendencias registradas entonces. Al mismo tiempo, nos han permitido detectar nuevos patrones, inicialmente no contemplados, abriendo nuevas vías de explo-ración y demostrando las posibilidades que plantea esta nueva forma de abordar el estudio del arte ru-pestre.

CONCLUSIONES

AGRADECIMIENTOSAl equipo de investigación de la Comarca Andina del Paralelo 42º, particularmente a Mercedes Po-

destá, quien nos cedió material no publicado. El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Téc-nicas (CONICET), Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) y Agencia Nacional para la Promoción de la Ciencia y la Técnica (ANPCYT) financiaron este trabajo. También agradecemos los comentarios y sugerencias de Dánae Fiore que tanto contribuyeron a mejorar este trabajo.

550

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

Caracter Estado de caracter Descripción Gráfico

0

1 Puntiforme

2 Puntiformes alineados

3 Puntiformes agrupados

1

1 Trazo lineal

2 Trazos lineales alineados

3 Trazo grueso o “brochazo”

21 V

2 V alineada

3

1 Tridígitos

2 Tridígitoincluidoenfigurageométrica

3 Tridígitos alineados

4 Tridígitos unidos

41 Z

2 Z alineadas

5

1 Círculo vacío

2 Círculo relleno

3 Círculo con punto interior

4 Círculos concéntricos

5 Círculo con cruz interior

6 Círculos de puntos

7 Círculos concéntricos de puntos

8 Círculos vacíos alineados

9 Círculos rellenos alineados

10 Círculos con punto interior alineados

11 Círculos vacíos adosados

12 Círculo con un trazo interno

13 Círculos concéntricos con punto interior

Anexo. Cuadro con descripción de los caracteres empleados

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

551Scheinsohn et al.

Caracter Estado de caracter Descripción Gráfico

6

1 Círculos vacíos unidos por barras

2 Círculos concéntricos unidos por barras

3 Círculos vacíos unidos por barras en zigzag

4 Círculos vacíos unidos por barras, con elementos adicionados a las barras

5 Círculos concéntricos unidos por barras, con elementos adicionados a las barras

6 Varios círculos concéntricos unidos por varias barras

71 Figura cerrada irregular

2 Figuras cerradas irregulares agrupadas

8

1 Grecas lineales abiertas irregulares

2 Greca lineal abierta regular

3 Greca doble

4 Greca cerrada rellena

5 Doble greca opuesta simétrica

6 Greca cerrada sin relleno

7 Grecacerradasinrellenoconfigurainterior

91 Escalera hueca

2 Escalonado que forma una especie de semicírculo

101 Serie de líneas escalonadas que forman pirámides truncadas

2 Línea escalonada que forma pirámide truncada

111 Peiniforme

2 Peiniforme doble

121 Reticulado

2 Reticulado en rombo

13

1 Zigzag

2 Zigzag alineados

3 Serie de trazos en zigzag

141 Curvilineo abierto

2 Curvas o líneas en arco alineadas

15

1 Línea vertical con líneas en zigzag adosadas

2 Línea vertical con trazos cortos adosados (sensu Pedersen 1978)

552

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

Caracter Estado de caracter Descripción Gráfico

15 3 Línea vertical con líneas rectas adosadas

16

1 Línea en zigzag conformando círculo

2 Línea en zigzag conformando círculo con un sol interior

3 Línea en zigzag con forma irregular

17 1 Líneas curvas adosadas

18 1 “Cultrún”

19

1 “Sol”

2 “Sol” encerrado en círculo

3 “Sol” con punto interior

4 “Sol” concéntrico

5 “Sol” relleno

6 Medio “sol”

20

1 Óvalo

2 Óvalo con punto interior

3 Óvalo con trazos interiores

21

1 Cruz simple

2 Cruz doble curvilínea hueca

3 Cruz doble curvilínea hueca rellena

4 Cruces curvilíneas concéntricas

5 Cruz griega o de ángulos rectos

6 Cruz trebolada

7 Cruz doble escalonada

8 Cruz doble curvilínea dentro de cruz griega

9 Greca con cruz interior

10 Cruz simple alineada

11 Cruz doble curvilínea rellena alineada

12 Cruces curvilíneas concéntricas alineadas

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

553Scheinsohn et al.

Caracter Estado de caracter Descripción Gráfico

21

13 Greca con cruz interior alineada

14 Alineación de cruces simples unidas

15 Cruz doble curvilínea dentro de cruz griega alineadas

16 Cruz con óvalos en sus extremos

17 Varios

22

1 Cuadrado

2 Cuadrado con subdivisión interior

3 Cuadrado con dos subdivisiones en su interior

4 Cuadrados concéntricos

5 Cuadrados con trazos internos

6 Cuadrado relleno

23

1 Rectángulo

2 Rectángulo con subdivisión interior

3 Rectángulo con dos subdivisiones en su interior

4 Rectángulos concéntricos

5 Rectángulo con trazos internos

6 Rectángulo relleno

7 Rectánguloconfigurainterior

8 Rectángulo con línea en zigzag interior

24

1 Rombo aislado

2 Rombos con trazos internos

3 Rombos incluidos dentro de otro rombo

4 Rombos alineados

5 Rombos unidos por el vértice

6 Rombos unidos por segmento

7 Rombo con apéndice

554

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

Caracter Estado de caracter Descripción Gráfico

24 8 Rombo escalonado con círculo interior

25

1 Polígono

2 Polígono irregular

3 Rectángulo incluido en un polígono

26 1 Rastro de guanaco

27

1 Clepsidra hueca

2 Clepsidra con trazos internos

3 Clepsidra hueca y enmarcada

4 Clepsidra escaleriforme

5 Clepsidra con puntos internos

28

1 Enmarcado “matra”

2 Enmarcado con líneas en contorno

3 Enmarcado interior almenado

4 Enmarcado con rectángulo interior

5 Enmarcado con entramado de rombos interno

291 Mancha

2 Mancha con punto interior

30 1 Patrón de cruz escalonada y rombos (hombre lagartija sensu Fernández 1997)

31 1 Figurativo choique

321 Figurativo “cuero de león”

2 Otros

331 Roseta

2 Rosetas alineadas

34 1 Figurativo “león” esquemático

351 Figurativo guanaco aislado

2 Figurativo guanacos agrupados

36 1 Pies humanos

37

1 Manos humanas

2 Negativos de manos humanas

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

555Scheinsohn et al.

Caracter Estado de caracter Descripción Gráfico

38 1 Antropomorfos

39 1 Hoyuelos naturales contorneados con pintura

401 Estrella en negativo inscripta en un círculo

2 Estrella de cuerpo relleno

41 1 Figura con forma de gancho

42

1 Silueta de triángulo

2 Triángulo relleno

3 Triángulo de puntos concéntricos

4 Triángulo con un gancho

431 Motivo en T

2 Doble T

44 1 Motivo en L

45 1 Arco y círculo

46 1 Tridentes

47 1 “Bola con manija”

48 1 Animal con jinete

49 1 Silueta de caballo

50 1 Figura en Y

51 1 Semicírculo

52

1 Fusiforme simple

2 Fusiforme con líneas interiores

531 Ondulado simple

2 Ondulados paralelos

541 Figura en forma de 8

2 “Hacha ocho”+

551 Trapecios

2 Trapecios adosados

56 1 Otros zoomorfos

57 1 “Pirámide”

58 1 Motivo en E invertida

556

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

BIBLIOGRAFÍA

Albornoz, A. M. y E. M. Cúneo2000 Análisis comparativo de sitios con pictografías en ambientes lacustres boscosos de Patagonia Septentrional. En Arte en las Rocas. Arte rupestre, menhires y piedras de colores en Argentina, editado por M. Podestá y M. de Hoyos, pp. 163-174. Sociedad Argentina de Antropología y Asociación Amigos del INAPL. Buenos Aires.

Arrigoni, G.1997 Pintando entre lagos y bosques (las pinturas del Parque Nacional Los Alerces. Chubut). En Actas y Memorias del XI Congreso Nacional de Arqueología Argentina (IV parte). Tomo XVI: 241-268. Revista del Museo De Historia Natural de San Rafael (Mendoza).

Arrigoni G. y P. M. Fernández 2004 Los restos óseos del Sendero de Interpretación (PN Los Alerces, provincia del Chubut): Integridad, resolución y aprovechamiento de los recursos faunísticos del bosque. En Contra viento y marea. Arqueología de la Patagonia, editado por M. T. Civalero, P. M. Fernández y A. G. Guraieb, pp. 403-415. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires.

Aschero, C. 1983. El arte rupestre del sitio Piedra Parada 1. En El valle de Piedra Parada. Arqueología del Chubut. pp. 51-56.

Aschero, C., C. Pérez de Micou, M. Onetto, C. Bellelli, L. Nacuzzi y A. Fisher

1983 Arqueología del Chubut. El Valle de Piedra Parada. Dirección Provincial de Cultura del Chubut. Rawson.

Barrientos G.2002 The Archaeological Analysis of Death – Related Behaviors from an Evolutionary Perspective: Exploring the Bioarchaeological Record of Early American Hunter – Gatherers. En Perspectivas Integradoras entre Arqueología y Evolución. Teoría, Método y Casos de Aplicación. Serie Teórica N°1: 221-253. UNCPBA, INCUAPA.

Belardi, J. B. 2004 Más vueltas que una greca. En Contra viento y marea. Arqueología de la Patagonia, editado por M. T. Civalero, P. M. Fernández y A. G. Guraieb, pp. 591-603. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires.

Bellelli, C.1991 La cerámica del sitio La Figura 1. En Comunicaciones científicas del Museo de la Patagonia “Francisco P. Moreno”. Serie Antropología. Año 2 Nº 2. pp. 42-49. Bariloche, Argentina.

Bellelli, C., V. Scheinsohn, P. Fernández, F. Pereyra, M. Podestá y M. Carballido

2000a Arqueología de la Comarca Andina del Paralelo 42°. Localidad de Cholila. Primeros resultados. En Desde el País de los Gigantes. Perspectivas arqueológicas en Patagonia, editado por Belardi, J. B; Carballo Marina, F. y S. Espinosa Tomo II pp 587-602. Universidad Nacional de la Patagonia Austral. Río

Gallegos.Bellelli, C, F. Pereyra, P. Fernández, V. Scheinsohn, M. Carballido

2000b Aproximación geoarqueológica del sector sur de la Comarca Andina del Paralelo 42° (Cholila, Chubut). Cuaternario y Ciencias Ambientales 1: 15-22.

Bellelli, C., M. Carballido, P. Fernández y V. Scheinsohn

2003 El pasado entre las hojas. Nueva información arqueológica del noroeste de la provincia de Chubut, Argentina. Werken 4:25-42.

Binford. L. 1988 En busca del Pasado. Crítica. Barcelona

Borrero, L. A.1994-1995 Arqueología de la Patagonia. Palimpsesto. Revista de Arqueología 4: 15-32.

Boschín, M. T.2000 Sociedades Cazadoras del Área Pilcaniyeu – Sudoeste de Río Negro: elementos para un análisis territorial. Mundo Ameghiniano 14: 1-89.

Casamiquela, R.1965 Rectificaciones y ratificaciones. Hacia una interpretación definitiva del panorama etnológico de la Patagonia y área septentrional adyacente. Cuadernos del Sur, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca.

Carballido Calatayud, M.2000-2002 Tendencias en la organización de la tecnología lítica de momentos tardíos en Piedra Parada (Chubut, Argentina). En Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 19:109 – 130.

Collard, M y S. Shennan 2000 Ethnogenesis versus phylogenesis in prehistoric culture change: a case study using European Neolithic pottery and biological phylogenetic techniques. En Archaeogenetics: DNA and the Population Prehistory of Europe editado por C. Renfrew y K. Boyle pp. 89-97. McDonald Institute for Archaeological Research, Cambridge.

Farris, J. 1970 Methods of computing Wagner trees. Systematic zoology 19: 83-92.

Farris, J. 1983 The logical bases of philogenetic analysis. Advances in Cladistics 2. Proceding of the second meeting of the Willi Hening Society, editado por N. Platnik y V. Funk, Pp: 7-36. Columbia University Press, New York.

Fisher, A.1991 Los vestigios óseos del sitio La Figura 1. En Comunicaciones científicas del Museo de la Patagonia “Francisco P. Moreno”. Serie Antropología. Año 2 Nº2. pp. 50-58. Bariloche, Argentina.

Foley, R.1987 Hominid species and stone-tool assemblages. How are they related?. Antiquity 61:380-392.

Goloboff, P.1993 Estimating character weight during tree search. Cladistics 9:83-91.

DistribuciónespacialdelarterupestreenelbosqueylaestepadelnortedePatagonia.Nuevosresultados

557Scheinsohn et al.

Goloboff, P.1998. Principios Básicos de Cladística. Buenos Aires. Sociedad Argentina de Botánica

Goloboff, P.2005. NDM / VNDM ver. 2.5. Programs for identification of areas of endemism. Programs, documentation, and source code available at www.zmuc.dk/public/phylogeny/endemism.

Goloboff, P., S. Farris y K. Nixon 2000 TNT (Tree analysis using New Technology). Published by the authors, Tucumán, Argentina. Programs, documentation, and source code available at www.zmuc.dk/public/phylogeny/TNT

Gradin, C. 1999 Sobre las tendencias del arte rupestre de Patagonia argentina. En Segundas Jornadas de Investigadores en Arqueología y Etnohistoria del Centro-Oeste del País, compilado por M. Tamagnini, pp. 85-99. Río Cuarto.

Hajduk, A., A. Albornoz y M. Lezcano2004 El Mylodon en el patio de atrás. Informe preliminar sobre los trabajos en el sitio El Trébol, ejido urbano de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro. En Contra viento y marea. Arqueología de la Patagonia, editado por M. T. Civalero, P. M. Fernández y A. G. Guraieb, pp. 715-732. Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano - Sociedad Argentina de Antropología, Buenos Aires.

Hennig, W.1962. Elementos de una Sistemática Filogenética. EUDEBA, Buenos Aires.

Humphries, C. J. y L. R. Parenti1986 Cladistic Biogeography, Oxford monographs on Biogeography 2, Oxford University Press, Oxford

Kirch, P. y R. Green 2001 Hawaiki, Ancestral Polynesia: An Essay in Historical Anthropology. Cambridge University Press, Cambridge.

Lipscomb, D. 1998. Basics of cladistic analysis. Documento electronico disponible en http://www.gwu.edu/~clade/faculty/lipscomb/Lyman, R. L. y M. O’Brien

2000 Measuring and Explaining Change in Artifact Variation with Clade- Diversity Diagrams. Journal of Anthropological Archaeology 19:39-74.

Mace, R. y M. Pagel1994. The Comparative Method in Anthropology. Current Antropology 35: 549-564

Menghin, O. F. A. 1957. Estilos de arte rupestre de Patagonia. Acta Praehistorica I: 57-87. Buenos Aires: Centro de Estudios Prehistóricos.

Morrone, J. J.1994 On the identification of areas of endemism. Syst. Biol. 43 (3): 438-441

Nacuzzi, L. R.1991. El sitio La Figura 1 y el área de Pilcaniyeu (Río Negro). En Comunicaciones científicas del Museo de la Patagonia “Francisco P. Moreno”. Serie Antropología. Año 2 Nº 2. pp. 25-41. Bariloche, Argentina.

Nelson, G y. I. Platnick.1981 Systematics and Biogeography: Cladistics and Vicariance. Columbia Univ. Press, Nueva York.

O’Brien, M y R Lyman 2000 Applying evolutionary archaeology. A systematic approach. Kluwer Academic/Plenum, New York

O’Brien, M y R Lyman 2003 Cladistics and Archaeology. University of Utah Press, Salt Lake City.

Onetto, M.1983 Sitio Piedra Parada 4. En El Valle de Piedra Parada. Arqueología del Chubut. pp. 57 – 60.

Onetto, M.1983 Sitio Campo Nassif 1. En El Valle de Piedra Parada. Arqueología del Chubut. pp. 71 – 75.

Onetto, M.1983 Sitio Campo Moncada. En: El Valle de Piedra Parada. Arqueología del Chubut. pp. 29 - 30.

Onetto, M.1986-1987 Nuevos resultados de las investigaciones en Campo Nassif 1. Valle de Piedra Parada. Provincia del Chubut. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología XVII (1): 95 – 123.

Pedersen, A.1978 Las pinturas rupestres del Parque Nacional Nahuel Huapi. En Anales de Parques Nacionales – Servicio Nacional de Parques Nacionales XVI: 7 – 43.

Pérez de Micou, C.1983 Sitio Piedra Parada 1. En El Valle de Piedra Parada. pp. 47 – 49.

Pérez de Micou, C. 1979-1982 Sitio Piedra Parada 1 (PP1), departamento Languiñeo, provincia de Chubut. (República Argentina). Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 9: 97 – 111.

Podestá, M. y E. Tropea 2001 Expresiones del arte rupestre tardío en el ecotono bosque – estepa (Comarca Andina del Paralelo 42º, Patagonia). En Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología. Rosario, Argentina, en prensa.

Podestá, M, C. Bellelli, P. Fernández, V. Scheinsohn, M. Carballido Calatayud, A. Forlano, P. Marchione, E. Tropea, A. Vasini, J. Alberti, M. Gallo y G. Moscovici

2007 Primeros resultados arqueológicos en el valle del Río Epuyén (El Hoyo, Chubut). En Arqueología de Fuego-Patagonia. Levantando piedras, desenterrando huesos...y develando arcanos, editado por F. Morello, M. Martinic, A. Prieto y G. Bahamonde, pp. 427-442. Ediciones CEQUA, Punta Arenas, Chile.

Robson-Brown, K 1995 A phylogenetic systematic análisis of hominid behaviour. Tesis de doctorado, Department of Biological Anthropology, University of Cambridge, Cambridge.

Silveira, M. J. 1987 Investigaciones Arquelógicas en el Área Boscosa del Lago Traful. En Comunicaciones. Primeras Jornadas de Arqueología de la Patagonia. pp. 295-302. Serie Humanidades Nº 2. Gobierno de la Provincia del Chubut.

558

ArqueologíadelaPatagonia-Unamiradadesdeelúltimoconfín

Silveira, M. J. 1988-1989 Un sitio con arte rupestre: el Alero Lariviere (provincia de Neuquén). Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología, Nueva Serie. XVII (2): 75-82.

Silveira, M. J. 1999 El Alero Lariviere: un sitio en el bosque septentrional andino (departamento Los Lagos, provincia de Neuquén, Argentina). En Soplando en el viento. III Jornadas de Arqueología de la Patagonia, editado por Belardi, J. B.; Fernández, P. M; Goñi, R. A.; Guráieb, A. G. y M. De Nigris, pp. 83 – 92. Neuquén-Buenos aires

Silveira, M. J. y M. Fernández 1991 Estilos de arte rupestre en la Cuenca del Lago Traful (Provincia del Neuquén). En El arte rupestre en la arqueología contemporánea. pp. 101-109. Editado por M. M Podestá, M. I. Hernandez Llosas, S. F. Renard de Coquet, Buenos Aires.

Scheinsohn, V.1997 Explotación de materias primas óseas en la Isla Grande de Tierra del Fuego. Tesis de doctorado. Departamento de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.

Scheinsohn, V.2001 Cladistica y arqueología: Razones para un encuentro. En Actas del XVI Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Rosario, en prensa.

Scheinsohn, V.2002 Un modelo evolutivo en Argentina. Resultados y perspectivas futuras. En Perspectivas integradoras entre arqueología y evolución. Teoría, método y casos de aplicación. Editado por. G, Martínez y J. L. Lanata, pp. 187-206. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, (UNCPBA), INCUAPA, Serie teórica Nº1. Olavarría.

Scheinsohn, V.2008 Rock art information among hunter-gatherers in NW Patagonia: an assesment of environmental and territorial models, Ms.

Scheinsohn, V. y S. D. Matteucci2004. Spaces and species: archaeology, landscape ecology and spatial models in northern Patagonia. Before Farming [online] 2004/1 article 2. pp. 1-11.

Scheinsohn, V. y S. D. Matteucci2005 A regional model of archaeological distributions for Comarca Andina del Paralelo 42º, Patagonia, Argentina. En Uso de Sistemas de Información Geográfica (SIG) en la arqueología sudamericana,editado por M. J. Figuerero Torres y A. Izeta, BAR International Series. Oxford, en prensa.

Scheinsohn, V. y S. D. Matteucci2006 Obtención de un modelo regional de distribuciones arqueológicas mediante SIG. En Problemáticas de la arqueología contemporánea. Publicación del XV Congreso Nacional de Arqueología Argentina. pp. 197-199. Córdoba.

Scheinsohn, V. y C. Szumik2007 Distribuciones arqueológicas en la Patagonia Norte: una perspectiva biogeográfica. En Arqueología de Fuego-Patagonia. Levantando piedras,

desenterrando huesos...y develando arcanos, editado por F. Morello, M. Martinic, A. Prieto y G. Bahamonde, pp. 109-116. Ediciones CEQUA, Punta Arenas, Chile.

Szumik C., F. Cuezzo, P Goloboff, y A. Chalup. 2002 An optimality criterion to determine areas of endemism. Systematics Biology. 51(5):806–816.

Szumik, C., D. Casagranda y S. Roig Juñent 2006 Manual de NDM/VNDM: Programas para la identificación de áreas de endemismo Instituto Argentino de Estudios Filogenéticos, Año V, Vol. (3)

Szumik, C. y P. Goloboff2004 Areas of endemism: an improved optimality criterion. Systematics Biology 53:968–977

Tropea, E.2006 Expresiones artísticas tardías en el ecotono bosque- estepa. El caso de cuatro sitios con arte rupestre en la localidad de Cholila (Comarca Andina del Paralelo 42º), Patagonia Argentina. Tesis de Licenciatura en Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

Vignati, M. A.1944 Antigüedades en la Región de los Lagos Nahuel Huapi y Traful 1- 7. En Recopilación de “Notas del Museo de La Plata”, tomo IX, antropología, Nº 23 bis, pp.24-29.