Contexto y funcionalidad de las representaciones escultóricas pétreas de Pollentia

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MADRIDER MITTEILUNGEN

DEUTSCHES ARCHÄOLOGISCHES INSTITUTABTEILUNG MADRID

MADRIDER MITTEILUNGEN

53 – 2012

REICHERT VERLAG WIESBADEN

MADRIDER MITTEILUNGENerscheint seit 1960

MM 53, 2012 · VIII, 518 Seiten mit 236 Abbildungen

HerausgeberErste Direktorin · Zweiter Direktor

Deutsches Archäologisches Institut, Abteilung Madrid, Calle Serrano 159, E-28002 Madrid

Wissenschaftlicher BeiratAchim Arbeiter, Göttingen · María Eugenia Aubet, Barcelona · Patrice Cressier, Lyon · Carlos

Fabião, Lissabon · Ángel Fuentes, Madrid · María Paz García-Bellido, Madrid · Antonio Gilman,Northridge/USA · Pierre Moret, Toulouse · Salvador Rovira, Madrid · Markus Trunk, Trier ·

Gerd-Christian Weniger, Mettmann

© 2012 Deutsches Archäologisches Institut/Ludwig Reichert Verlag, WiesbadenISBN: 978-3-89500-825-2 · ISSN: 0418-9744

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INHALT

J. LINSTÄDTER, M. ASCHRAFI, H. IBOUHOUTEN, CHR. ZIELHOFER,J. BUSSMANN, K. DECKERS, H. MÜLLER-SIGMUND und R. HUTTERER,Flussarchäologie der Moulouya-Hochflutebene, NO-Marokko, mit 32 Textabbildungen ....... 1

E. GUERRA DOCE, F. J. ABARQUERO MORAS, G. DELIBES DE CASTRO,A. L. PALOMINO LÁZARO und J. DEL VAL RECIO, Das Projekt ‘Salzarchäologie’der Lagunen von Villafáfila (Zamora). Ausgrabungen in den prähistorischen SalzsiedenMolino Sanchón II und Santioste, mit 29 Textabbildungen ................................................... 85

J. Mª. GENER BASALLOTE, Mª. A. NAVARRO GARCÍA, J. M. PAJUELO SÁEZ,M. TORRES ORTIZ y S. DOMÍNGUEZ-BELLA, Las crétulas del siglo VIII a. C. delas excavaciones del solar del Cine Cómico (Cádiz), mit 20 Textabbildungen ........................ 134

S. BEHRENDT, D. P. MIELKE und R. TAGLE, Provenienzanalysen im Vergleich. NeueWege zur archäometrischen Untersuchung phönizischer Keramik, mit 13 Textabbildungen ... 187

M. BELÉN DEAMOS und T. CHAPA BRUNET, Der sog. Krieger von Cádiz. ZurSteinskulptur im phönizischen Kontext der Iberischen Halbinsel, mit 6 Textabbildungen ..... 220

I. SIMÓN CORNAGO, La epigrafía ibérica de Montaña Frontera (Sagunto), mit 11 Text-abbildungen ................................................................................................................................. 239

J. NOGUERA, La Palma – Nova Classis. A Publius Cornelius Scipio Africanus EncampmentDuring the Second Punic War in Iberia, mit 17 Textabbildungen ......................................... 262

M. LUIK und M. WALDHÖR, Forschungen in Renieblas 2009 und 2010, mit 14 Text-abbildungen ................................................................................................................................. 289

J. SALIDO DOMÍNGUEZ, Manifestaciones religiosas y espacios sacros en los horrea deloccidente del Imperio Romano, mit 11 Textabbildungen .......................................................... 310

W. KLEISS, Terrassenbauten in Ost und West, mit 22 Textabbildungen ........................... 342

INHALT

S. MORENO PÉREZ y M. ORFILA PONS, Contexto y funcionalidad de las re-presentaciones escultóricas pétreas de Pollentia, mit 8 Textabbildungen ................................... 364

TH. G. SCHATTNER, Kurze Bemerkung zu den Figurenfriesen und Prozessionsdar-stellungen auf westhispanischen Denkmälern, mit 9 Textabbildungen .................................... 403

G. ALFÖLDY, El acueducto de Segovia y su inscripción. Dos decenios después de la ‘aventuraepigráfica’, mit 1 Textabbildung ................................................................................................ 429

M. J. CORREIA DOS SANTOS, La arqueología, lo imaginario y lo real. El santuariorupestre de Mogueira (São Martinho de Mouros, Portugal), mit 38 Textabbildungen ........... 455

L. BUSCATÓ SOMOZA und L. PONS PUJOL, Die ersten öffentlichen Ausgrabungenin Ampurias (Empúries, L’Escala, Provinz Girona). 1846, mit 5 Textabbildungen ........... 497

Hinweise und Richtlinien der Redaktion ....................................................................................... 517

Indicaciones y normas de la redacción........................................................................................ 517

Das Deutsche Archäologische Institut in Madridtrauert um seine Freunde und Mitglieder

PROF. DR. PEDRO FIALHO DE SOUSA(Universidade Lusíada, Lissabon)

† 30. Oktober 2009

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† 10. November 2011

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† 4. Januar 2012

UWE STÄDTLER(Deutsches Archäologisches Institut, Madrid)

† 2. Mai 2012

NON CVM CORPORE EXTINGVVNTVR MAGNAE ANIMAE

A. Santiago Moreno Pérez – Margarita Orfila Pons

CONTEXTO Y FUNCIONALIDAD DE LAS REPRESENTACIONES

ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA

Introducción

La ciudad romana de Pollentia se encuentra situada en terrenos ubicados al sur de lapoblación de Alcudia, término municipal de la zona noreste de la isla de Mallorca. Su fun-dación, según las fuentes escritas, es consecuencia de la intervención militar ordenada por elSenado romano, y llevada a cabo por el cónsul Q. Cecilio Metelo, quien entre el 123–121 a.C. conquistaría las Baleares1 (Mallorca y Menorca).

El emplazamiento elegido para ubicar la ciudad de Pollentia responde a un lugar estraté-gico y privilegiado, pues se sitúa sobre un promontorio a unos 12 m sobre el nivel del mar, enel inicio del istmo que separa las actuales bahías de Alcudia, al sur, y Pollentia, al norte. Laciudad contó presumiblemente con dos puertos, el Portus Mayor, que viene citado en fuentesmedievales, situado en la bahía de Alcudia, y el Portus Minor, abierto hacia la de Pollentia, quizáen la zona de Es Barcarès. Hacia el oeste, Pollentia cuenta, además, con la defensa natural quesupone la zona montañosa del istmo, el promontorio de La Victoria, donde se sitúan una se-rie de puntos de vigilancia2 con buena intervisibilidad entre ellos y la ciudad; mientras, haciael este, estaba protegida por un arco natural definido por zonas pantanosas al norte y sur y elcerro de Sant Martí en el centro. Ello supone que el acceso más fácil a la ciudad fuese desdeel mar, contando con la ventaja de que, al estar en el interior de las bahías, la ciudad era invi-sible hasta que las embarcaciones se encontraban a sus puertas. Por otro lado, esta situaciónle permitía, a su vez, controlar los movimientos marítimos en esta parte del Mediterráneo.

Aunque cada vez se sepa más de esta ciudad balear gracias a la arqueología, son tam-bién muchas las incógnitas por resolver, entre ellas la diversidad en modos de identificarlaen los textos escritos antiguos. Para Estrabón fue fundada junto con Palma por el propioMetelo, quién la cataloga como poleis3. Por su parte Mela menciona estos dos enclaves comocoloniae4. Plinio se refiere a ellas como oppida civium romanorum5, con esa indicción que

1 Strab. Geographica 3, 5, 1.2 Coll et al. 19843 Strab. Geographica 3, 5, 1.4 Mela Chorographia 2, 124 s.5 Plin. nat. 3, 77.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 365

refiere a entidades urbanas pre-existentes. El único referente claro, en cuanto al tipo de es-tatuto jurídico que ostentaba, es Mela; las otras referencias no tienen ese carácter, siendo real-mente un panorama heterogéneo6.

El hecho de que sus terrenos fueran abandonados a partir de la Edad Media y perma-necieran sin urbanizar ha permitido desarrollar diversas campañas de excavación que, inicia-das en la década de los años veinte del siglo XX y con algunos altibajos, llegan hasta la ac-tualidad7. Así, se ha podido exhumar una parte importante de la ciudad en la que se reconoceuna perfecta planificación de su trazado urbanístico8, pero que no se inicia tras la interven-ción meteliana. Sin dejar de pensar en la posibilidad de que en un futuro pueda encontrarseun praesidium9, las primeras edificaciones romanas de la ciudad pueden situarse a inicios delsegundo cuarto del siglo I a. C.10, probablemente con posterioridad a las Guerras Sertoria-nas, igual que ocurre con la colonia de Palma11, cuyos niveles arqueológicos más antiguos nosuperan la década de los 70 a. C.

La explicación a este desajuste entre fuentes escritas y arqueología podría responder ala necesidad, después del 121 a. C., de controlar la ruta entre Italia e Hispania, pasando porel archipiélago balear e intentando ahuyentar a los piratas que asolaban el Mediterráneo oc-cidental, y asegurar el control marítimo con la creación de una serie de guarniciones en lascostas isleñas, visibles desde el mar12, ya fuese con establecimientos permanentes, como elde Sa Nitja en Menorca13, o con simples grupos de centinelas ubicados de manera perento-ria en diferentes puntos de sus acantilados.

En el año 67 a. C. se le concedieron a Pompeyo derechos extraordinarios para aplacarel problema mediterráneo de la piratería, tal como reza en la lex Rogatio Gabinia14. Recor-demos que la justificación oficial de la intervención sobre Mallorca y Menorca fue justo esa,la de ser un nido de piratas. Pompeyo, como consecuencia de la mencionada ley y para man-tener la vigilancia sobre las costas de Hispania, decidió situar a un delegado en el Estrechode Gibraltar, y a otro en las Islas Baleares15. La necesidad del asentamiento de tropas inhe-rentes a ese cargo, la de tener un buen puerto en donde amarrar las embarcaciones que vi-gilaban las costas, la posibilidad de tener unas instalaciones en donde repararlas, todo ello de-bió implicar una acción urbanizadora para crear esos espacios, y que mejor sitio que el elegido

6 García 2003; García 2005; Orfila 2005; Orfila 2006, 212.7 Las primeras intervenciones fueron realizadas por Gabriel y Juan Llabrés junto con Rafael Isasi. Durante la

Guerra Civil y la Posguerra se sucedieron diversas actuaciones puntuales, pero a partir de 1957 hasta 1996 las inter-venciones han sido ininterrumpidas gracias al mecenazgo de la Fundación W. Bryant de Vermont (USA), bajo la res-ponsabilidad de los profesores A. Arribas, M. Tarradell y con la colaboración de D. Woods, a los que se une M. Rocaentre 1992 y 1995. En estos momentos la ciudad se gestiona desde el Consorci de la Ciutat Romana de Pollentia,siendo responsables de las investigaciones M. Orfila, M. A. Cau y Mª. E. Chávez.

8 Orfila – Moranta 2001; Orfila et al. 2004.9 Tal como plantearon Sánchez – García 2000, 53. 55, deduciéndolo, en parte, de interpretaciones de la termi-

nología clásica, carentes de contenido jurídico preciso.10 Mattingly 1983 ya indicó que la circulación monetaria en el barrio residencial de Sa Portella empezaba en ese

período. Los materiales cerámicos aportan esta misma cronología en diferentes puntos de la ciudad, tal como se haindicado en las publicaciones continuas: Orfila 2005; Orfila et al. 1999; Cau – Chávez 2003.

11 Cau 2004; Cau – Chávez 2003.12 Sánchez – García 2000, 55; García 2003.13 Contreras et al. 2006.14 Cic. De Imperio Cn. Pompei 12, 35.15 App. Mithr. 95; Flor. epit. 1, 41, 9; Olesti 2005, 23.

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para fundar Pollentia, lugar que reúne esas condiciones, y cuyas fases constructivas más an-tiguas, en cuanto a técnica romana, coinciden con la fecha señalada anteriormente, la déca-da del 70 al 60 a. C.

La estructura urbana que adoptará la ciudad a partir de su fundación responde a unaconcepción previa de planificación antes de su ejecución, habiéndose identificado el trazadourbanístico (con ejes viarios estructurados en cardines y decumani), la plaza foral y variosedificios relacionados con ella: Auguraculum, Templo Capitolino, Insula de Tabernae, ade-más de varios barrios residenciales, de los que hoy puede contemplarse el de Sa Portella, ter-mas, etc.16, y toda una serie de necrópolis que delimitan con bastante precisión los entornosde la misma. Esta estructura urbana, en líneas generales, es la que va a heredar la época im-perial, en cuyos inicios se documenta una fuerte actividad edilicia, con transformaciones enla zona del foro, y a la que debe corresponder la construcción del teatro, justo junto a unode sus puertos, el Mayor.

Estudios sobre esculturas

Los hallazgos escultóricos en el solar de la antigua Pollentia se vienen produciendo desdeel siglo XVI, y exceptuando menciones y descripciones puntuales17, los estudios sobre estosmateriales no comienzan a difundirse hasta entrado el siglo XX. Un texto fundamental, dondese revisan la mayor parte de las noticias sobre hallazgos arqueológicos de Alcudia desde elRenacimiento, es la ‘Historia de Alcudia’ de P. Ventayol Suau, publicado en 1927. Entre lasdistintas evidencias del pasado romano de la localidad, recogidas por el autor, cobra espe-cial importancia para nuestro tema la mención de una serie de piezas escultóricas actualmenteen paradero desconocido18. Por aquellas fechas, durante los años veinte y treinta, se realiza-ron las primeras excavaciones subvencionadas por el estado, dirigidas por G. Llabrés y R. Isasi.Pese a la importancia que tuvieron estas excavaciones, de las que proceden casi la mitad delas esculturas pétreas que se han recopilado (45,83 %), además de un buen número de bron-ces, sólo se publicaron los resultados de las campañas de 1930 y 193119, quedando inéditosla mayor parte de los materiales recuperados, así como el resto de la información acumula-da. En 1951 A. García y Bellido publicó el primer trabajo específico sobre las esculturas dePollentia, compuesto principalmente por piezas procedentes de las excavaciones menciona-das, de las que figuraban siete piezas marmóreas. El trabajo, en gran parte vigente en la ac-tualidad, no pretendía compilar la totalidad del material recuperado hasta entonces sino ofreceruna selección de las piezas más destacadas, diez en total, de modo que una buena parte delos materiales escultóricos permanecieron inéditos. Exceptuando algún caso aislado, como la

16 Orfila et al. 2005; Orfila et al. 2006.17 Un caso particular es la cabeza de Augusto velado, hallada en un momento indeterminado del siglo XVI, y

publicada ya entonces. La pieza ha sido recientemente estudiada por Veny 2005, 137–141, quien incluye su extensabibliografía específica, a la cual remitimos.

18 Además de revisarse los hallazgos escultóricos antiguos, se señalan una estatua acéfala y una cabeza,ambas de mármol, halladas en Camp d’en França en el siglo XVIII, y actualmente desaparecidas, Ventayol 1927,46. 49.

19 Llabrés – Isasi 1934.

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cabeza de Eros (nº 17) estudiada por A. Balil20, no se producen demasiadas novedades encuanto al estudio de las esculturas durante los años sesenta y setenta, al margen de la pre-sentación de algunas piezas inéditas, básicamente mediante documentación gráfica21.

En 1983 M. Prevosti y N. Rafel publican un importante artículo orientado a recopilar elmayor número posible de esculturas recuperadas en la ciudad romana, tanto las piezas ya co-nocidas como las inéditas, reuniendo un total de 34 piezas, quince de ellas en soporte pétreo22.

El inventario de piezas pétreas realizado ha permanecido en vigencia hasta nuestros días,concentrándose desde entonces los estudios posteriores en una pequeña serie de estatuas yaconocidas23.

Para el presente trabajo se han inventariado 24 piezas, incorporando nueve a la últimarecopilación de 1983, que por distintos motivos habían permanecido inéditas y que proce-den de hallazgos fortuitos, antiguas excavaciones, o intervenciones arqueológicas recientes.Si bien el aumento de piezas no ha sido muy elevado, se ha procedido al análisis individuali-zado de cada pieza, ya que solamente nueve contaban con estudios especializados, y se handeterminado las circunstancias del hallazgo, al menos las topográficas, de una serie de ellasque carecían aún de esta documentación. Estos últimos datos se han extraído principalmen-te de documentos y manuscritos inéditos de R. Isasi donados al Museo de Mallorca24, don-de figuran además de los hallazgos efectuados por su equipo en las excavaciones de los añosveinte y treinta, referencias y dibujos de otros anteriores25. En la fig.1 se muestra un planodel yacimiento donde figura la numeración establecida para las piezas26, y la localización to-pográfica de los hallazgos escultóricos conocidos, un total de veinte elementos, con lo cualel 83,3 % del material escultórico en soporte pétreo es susceptible de un estudio ambientalligado a los resultados arqueológicos.

La conjunción de estos avances en la investigación ha posibilitado una valoración glo-bal del conjunto en función de los criterios pertinentes, principalmente temáticos, funciona-les y cronológicos.

Consideraciones generales

Cronología y géneros

Las esculturas en soporte pétreo estudiadas se utilizaron durante las primeras fases de-tectadas en la ciudad, desde mediados del siglo I a. C., en consonancia con el nivel crono-

20 Balil 1965; Balil 1976; Balil 1977.21 Es el caso de una serie de piezas pétreas inéditas y ya conocidas cuyas fotografías figuran principalmente en:

Arribas et al. 1973 (láminas sin numerar al final del libro); Tarradell et al. 1978 (láminas sin numerar distribuidas porel texto).

22 Las autoras presentan 16 piezas, pero dos de ellas, las cabezas nº 4 y nº 6 (nº 10 de este trabajo), son en rea-lidad la misma.

23 Principalmente, Balil 1986 nº 179. 180; Garriguet 2001 nº 19. 20. 21; Veny 2005.24 Isasi sin fecha; Isasi 1939.25 También han resultado de interés los documentos inéditos de G. Llabrés estudiados por J. Merino (1999).26 Algunas de ellas son bien conocidas y presentan una considerable bibliografía específica. Sin embargo, con

objeto de abreviar este trabajo, y dedicar el espacio disponible a los temas planteados, se ha optado por citar sólouna referencia bibliográfica, generalmente la más completa.

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Fig. 1 Pollentia. Nu-meración de las pie-zas y localización dehallazgos. Los núme-ros que figuran en elplano con tono másclaro, corresponden alos hallazgos con lo-calización topográfi-ca aproximada: 1 Re-trato de Augusto; 2Torso thoracato; 3Fragmento thoracato;4 Estatua togada; 5. 6Estatuas femeninas;7. 8 Fragmentos deestatuas icónicas; 9Fragmento de esta-tua ideal; 10 Retratomasculino; 13 Cabe-za ideal femenina; 15Cabeza ideal infantil;17 Cabeza de Eros; 18Erote; 19 Basa y piesde grupo ideal; 20Herma báquica; 21Fragmento de estatuaideal; 22. 23 Fragmen-to de estatua indeter-minada; 24 Grupo defragmentos indetermi-nados. Lugar de ha-llazgo sin confirmar:11 Retrato masculino;12 Retrato juvenil; 16Cabeza ideal infantil.

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estratigráfico I del foro, correspondiente a la primera fase urbanizadora de la ciudad, hastael nivel III, contextualizado en la primera mitad del siglo III d. C. No se han conservadomateriales de este tipo de épocas posteriores al incendio de la segunda mitad de esta centu-ria, épocas confirmadas arqueológicamente en los niveles IV–VII del foro27, que alcanzanhasta la conquista cristiana de la isla en el 1229.

Los retratos, incluyendo estatuas icónicas y cabezas-retrato, suponen el 50 % del mate-rial, la escultura ideal el 37,5 %, y las piezas de género indeterminado suman el 12,5 %. En-tre los retratos, son mayoría las imágenes de la casa imperial, todas pertenecientes al ámbitopúblico-honorífico. Tan sólo una de las piezas representa a una emperatriz cubierta con elmanto (nº 5), el resto de ellas son fragmentos de representaciones masculinas, entre las cua-les pueden apreciarse los principales tipos estatuarios aplicados a la imagen imperial: indu-mentaria civil, únicamente en su variante velada, de implicaciones religiosas (nº 1. 4), militar(nº 2. 3), y representaciones ideales (nº 9). Existe una discrepancia entre los materialesescultóricos y epigráficos conservados relativos a estatuas imperiales, así los primeros seadscriben principalmente al siglo I d. C., sobre todo coincidiendo con las tempranas refor-mas acometidas en el foro (nivel II), y los segundos al siglo III d. C. Los restos escultóricosrelativos a las estatuas de las elites locales se concentran entre la segunda mitad del siglo I a.C. y la siguiente centuria, mientras que la evidencia epigráfica indica un periodo de floreci-miento del género a finales del siglo I y primera mitad del siglo II d. C.

Las distintas evidencias sobre representaciones ideales abarcan un periodo comprendi-do entre la fase tardorrepublicana y los comienzos del siglo III d. C., con especial concen-tración en el siglo I d. C. La mayor parte de estas se adscriben a contextos domésticos per-tenecientes a las clases acomodadas.

Talleres

La existencia de producciones escultóricas locales está atestiguada en Pollentia a travésdel empleo de materiales lapídeos locales. Sin embargo, no se ha detectado ningún tipo deinstalación en la ciudad o su entorno que pueda relacionarse con un centro de fabricaciónde esculturas, circunstancia igualmente observada en el resto de la isla. La importancia de losdos núcleos urbanos privilegiados de la isla de Mallorca, Palma y Pollentia, así como la exis-tencia de otros asentamientos, como las poblaciones de derecho latino de Guium y Tucis,configura un alto nivel de demanda de los distintos géneros de esculturas, tanto públicas comoprivadas, que precisaba de profesionales asentados en la isla para cubrir estas necesidades, yademás abaratar estos productos con respecto a las importaciones. Recientemente se ha iden-tificado un escultor de origen balear (el artesano firmaba sus obras como BALIAR[icus]) queparticipó en los programas públicos de la Colonia Genitiva Ivlia Vrso, en la Bética28, y delque desconocemos su posible actividad profesional en las islas. La sandalia del pie femeni-no de Vrso, donde aparece su firma29, presenta un sistema de despiece y una calidad muysemejante al pie femenino nº 22 (Fig. 8 d. e), también calzado con sandalia, aunque no hay

27 En adelante se emplearán los niveles estratigráficos del foro publicados en: Orfila 2000, 131 s.28 Beltrán 2008, 531 s. lám. 17.29 También aparece en otro fragmento de mano del mismo programa ursaonense, asimismo desaparecido.

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modo de confirmar el asunto debido a la desaparición de ambas piezas30, y a que se trata deun sistema de despiece genérico, empleado por diversos talleres.

La estatua icónica femenina nº 6, realizada en piedra caliza local31, representa la produc-ción local más temprana, fechada con anterioridad al cambio de era, en la cual se observanya recursos técnicos e iconográficos apegados a las tendencias metropolitanas. Al margen deesta pieza, el resto de las esculturas conservadas se realizaron en mármol importado, ya queno existen canteras de este material en la Isla32. Para éstas se recurrió tanto a produccionesforáneas, como se ha sugerido con respecto a las piezas nº 2. 4. 533, o la nº 1734, como a lo-cales, estas últimas relacionadas con encargos privados y también oficiales.

Monumentos escultóricos del foro

La reconstrucción de los programas escultóricos del foro y espacios públicos adyacen-tes no puede realizarse con exactitud actualmente, constituyendo los resultados obtenidos unaaproximación parcial sobre la identificación de algunas estatuas emplazadas en este espacio,y sobre ciertas pautas generales en el uso de éstas. Entre las razones que impiden estableceruna reconstrucción más precisa, destaca, en primer lugar, que el foro (fig. 2) se encuentra ac-tualmente en proceso de excavación, resultando aún incompleto el conocimiento que deél se tiene. En segundo lugar, la exclusión de los materiales en soporte metálico35, de granimportancia en estos programas, deja un importante vacío en esta reconstrucción, y en ter-cer lugar, el mal estado de conservación de los restos de este espacio, afectado por un in-cendio de carácter violento en la segunda mitad del siglo III, desmantelado con una fase defortificación en el siglo V, una necrópolis que afectó a la mayor parte de los complejos y es-

30 Los cronistas de Osuna describen con asombro la excelente calidad de la pieza ursaonense. Lo mismo suce-de con la descripción del pie pollentino de Ventayol (1927, 42 nota a), y G. Llabrés: “[...] donde se encontró (se re-fiere a Can Basser) no hace muchos años el pie izquierdo de diosa de mármol blanco y excelente ejecución [...]” (Me-rino 1999, 44). El pie masculino nº 9 (Fig. 4 e), muestra idéntico sistema de despiece, y una excelente calidad deejecución.

31 Según la ficha del Museo de Mallorca, inv. 21719, se trata de una caliza denominada localmente ‘mármol rojode Borneta’.

32 Quedan aún pendientes los pertinentes análisis petrográficos. Únicamente quedó constatada, tras el análisisde las placas epigráficas descubiertas en el foro en los años 1980, la existencia de varios tipos de mármoles impor-tados entre los que destacaron los de las canteras imperiales de Luni-Carrara (Arribas – Tarradell 1987, 131). Tam-bién se ha detectado la presencia de ciertas variedades de mármol numídico, en la placa epigráfica dedicada a unpersonaje de la tribu Velina (Corpus de inscripciones nº 23. 35; Zucca 1998 nº16), así como en los fragmentos es-cultóricos nº 20 y 21. La importación de mármoles se dio también en ciudades tarraconenses que contaban con can-teras de este material en sus proximidades, como en el caso de la capital conventual Carthago Nova, donde los már-moles importados suponen el 65 % del total, entre los cuales son mayoría los de Luni – Carrara (Noguera – Antolinos2002).

33 Garriguet 2001, 104.34 Prevosti – Rafel 1983, 62.35 Estos materiales se encuentran actualmente en estudio. Se trata de 19 piezas de procedencia forense: 11 pe-

queñas figuras ideales, 7 piezas entre apliques y otros elementos y un pequeño fragmento perteneciente a una esta-tua de tamaño natural, aun indeterminada, recuperado en la campaña de 2005, siendo hasta ahora el único fragmentode estatua broncínea de gran formato recuperado en este espacio. Otros fragmentos de bronces de gran formato hansido relacionados con los programas escultóricos del foro mediante criterios tipológicos y funcionales, se trata delgrupo de fragmentos pertenecientes a una estatua ecuestre, hallado en Can Costa en 1923, y una mano, de dimen-siones superiores al natural, recuperada en 1934.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 371

Fig. 2 Foro de Pollentia.

tructuras a partir del siglo VI, y el acarreo y reutilización de la mayor parte de los materialeshasta entrado el siglo XX.

Así, los materiales escultóricos recuperados en este espacio resultan escasos, tan sólo 8fragmentos36, además de presentar un alto grado de fragmentación, llegando a casos extre-mos como el grupo de pequeños fragmentos recuperados en 2006 (nº 24, fig. 4 g). En estamisma situación se encuentra el fragmento recuperado inmediatamente al sur del TempleteII (nº 8, fig. 4 c), que sus excavadores interpretaron como perteneciente a la parte anteriorde una estatua togada de tamaño superior al natural37, aunque lo conservado puede remitira distintas representaciones icónicas.

Debido a estas limitaciones, resulta necesario recurrir a otras evidencias, principalmen-te epigráficas y arquitectónicas, sobre la existencia y distribución de estos monumentos.

36 Una serie de fragmentos escultóricos se hallaron en la intervención de 1923 en el sector SE de Can Reinés,finca en la que se ubica el foro de la ciudad. Estos fueron enviados al Museo Arqueológico Nacional (Merino 1995,44 s.), aunque no han podido localizarse hasta el momento. La ubicación del hallazgo, y algunos elementos detecta-dos, como pedestales y placas marmóreas, sugieren que podía tratarse de un edificio público en un sector de la fin-ca aún sin re-excavar (sus excavadores lo denominaron ‘casa del escultor’).

37 Arribas – Tarradell 1987, 125.

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Pautas generales

– Utilización en los distintos ámbitos forenses de representaciones escultóricas con dosfuncionalidades diferentes. Por un lado estatuas de uso cultual, representando a divinidades,como sería el caso de las estatuas de Júpiter, Juno y Minerva emplazadas en el Capitolio desdesu edificación en los años 70–60 a. C.38, de las cuales no se han identificado restos39, o laestatua, también perdida, de un emperador divinizado, o uno de sus atributos, instaladaen el complejo conocido como Templete I, un aedes dedicado al culto imperial40. En segun-do lugar, y de un modo destacado, representaciones de carácter honorífico por medio de es-tatuas-retrato. A su vez estas estatuas homenajean a miembros de las dinastías imperiales,mostrando la adhesión de la ciudad al régimen central, o a miembros de la oligarquía local,como medio de autoperpetuar su influencia y prestigio, así como el de su familia, en la co-munidad.

– Se han constatado diferentes tipos de estructuras y elementos sustentantes para esta-tuas en función de la identidad de los personajes homenajeados. Pedestales paralelepípedos,en ocasiones conservando evidencias sobre su tipología tripartita41, compuesta por un cuer-po central (o neto, las únicas partes conservadas), coronamiento y basamento, dedicados alos magistrados locales, sin que se hallan conservado pedestales de este tipo dedicados amiembros de las dinastías imperiales. Se trata, en todos los casos, de hallazgos antiguos yfortuitos en la finca de Camp d’en França, cuatro de ellos asociados al ámbito forense enanteriores estudios42. Además, presentan una datación muy restringida, a finales siglo I d. C.y principios del II d. C., por lo que seguramente presentan características bastante homogé-neas, aproximadamente 1 m de alto, 0,6 m de ancho, y otros 0,6 m de grosor. Todos esta-ban destinados a sostener imágenes pedestres de tamaño natural.

Por otra parte, se ha conservado un lote de placas epigráficas fragmentarias, realizadasen distintos materiales pétreos, de entre 2 y 5 cm de grosor, que revestían pedestales de obra43,y que presentan una cronología más amplia, desde época julio-claudia temprana hasta me-diados del siglo III d. C.

Los pedestales de este tipo, conservados en el foro, están realizados mediante una su-perposición de sillares pétreos rectangulares, configurando una planta cuadrangular, y presen-tan unas dimensiones variables, aunque superiores en todos los casos a los pedestales para-

38 Orfila et al. 1999; Orfila 2000, 136; Orfila 2006, 135.39 No existen argumentos que puedan probar la relación de las piezas nº 9 y nº 22 (ambas ideales, de gran for-

mato y asociadas a los programas forenses) con alguno de los complejos religiosos públicos. No obstante, son losúnicos elementos de este tipo detectados y ambos se tratarán más adelante.

40 Zucca 1998, 199.41 Veny 1965 nº 26. 27.42 Zucca 1998 nº 12–15; Sánchez – García 2000, 82.43 El uso de placas epigráficas de este tipo, adosadas a pedestales de estatua, está extendido por todo el mun-

do romano, comenzando por la propia Roma, donde este sistema de pedestales es mayoritario (Alföldy 1996, 12).Recientemente se ha publicado un trabajo específico sobre pedestales de estatuas, en este caso de emperadores, dondese revisan los diferentes tipos de sistemas constructivos de pedestales de obra (Munk 2005, 27–33). En este sentidoconviene también recordar las observaciones de Stylow (2001, 150), asociando “por regla general” la mayor parte delos centenares de placas de este tipo con representaciones figuradas del homenajeado. La única placa epigráfica decarácter edilicio recuperada en Pollentia, relacionada con el templete I (Arribas – Tarradell 1987, 127 lám. 7), pre-senta un grosor de 12,5 cm.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 373

lelepípedos comentados, llegando a casos verdaderamente monumentales, como el pedestalde 2 m de grosor en planta, que se tratará más adelante. Estas estructuras sostenían estatuasdedicadas mayoritariamente a distintos emperadores y familiares (ocho epígrafes conserva-dos, una buena parte de ellos recuperados en los cuadros E-9-10 del foro), y, de modo se-cundario, a notables locales (cuatro epígrafes conservados). Entre estos últimos destacan eldedicado al dumviro A. Sempronius, y otros dos dumviros anónimos44, los tres epígrafes deprocedencia forense, y con grosores similares a los antes mencionados.

De este modo, se confirma el uso de placas adosadas a pedestales de obra para las re-presentaciones figuradas de los notables locales. No obstante, no deja de llamar la atenciónla inexistencia de dedicaciones imperiales impresas en pedestales monolíticos como los men-cionados atrás, presentándose exclusivamente en placas epigráficas, en conexión con los pe-destales de obra conservados en el foro, todos ellos en ubicaciones bien destacadas, en tor-no al Capitolio.

– En tercer lugar, se ha observado una jerarquización de las dimensiones de las estatuas.Dimensiones naturales para personajes locales, y superiores al natural para las representacionesimperiales. Esta determinación, seguramente oficial, queda reflejada en las dimensiones de lospedestales mencionados, y en los propios fragmentos escultóricos conservados que, aunqueno son tan numerosos como para establecer generalizaciones, cumplen en todos los casos esteprincipio.

– Existe también una jerarquización del espacio, privilegiado junto a los principales edi-ficios forenses, probablemente reservado para las representaciones imperiales honoríficas.

Ubicación de las estatuas

Al margen de la instalación de estatuas sacralizadas en sus respectivos complejos religio-sos, se han detectado muy pocas evidencias sobre el emplazamiento de las estatuas. En rela-ción con las placas epigráficas dedicadas a emperadores, una buena parte de ellas recupera-das inmediatamente al sur del Templete II45, se han conservado tres pedestales de obra ensu emplazamiento originario. Uno de ellos se sitúa a escasa distancia (1 m aproximadamen-te) del extremo SO del Capitolio, en el cuadro E-15, de 1,30 m de anchura y 1,20 m de gro-sor (fig. 2). Otro de dimensiones superiores, conocido como estructura nº 2, y afectado di-rectamente por dos sepulturas tardías talladas en él, se conserva únicamente en su tramoinferior, con las siguientes medidas: 2,10 × 2 m. Se encuentra en el cuadro E-14, al SO dela escalinata de acceso al Capitolio, y en función de sus dimensiones sostuvo una estatuapróxima a formatos semi colosales, o tal vez sedente (fig. 2). Las modificaciones de épocatardía, en la zona SE inmediata al Capitolio, pueden haber afectado a otros posibles pedes-tales de ubicación complementaria a los comentados, en función de una hipotética disposi-ción simétrica de monumentos escultóricos en torno al acceso del principal edificio religio-so de la ciudad. Un tercer pedestal de obra se sitúa en el cuadro I–11, inmediatamente al surdel Templete I, en el espacio entre este edificio y el Capitolio. Se conserva su tramo inferior

44 Sánchez – García 2002; Sánchez – García 2004, respectivamente.45 Arribas – Tarradell 1987, 133.

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con unas dimensiones de 0,7 m de anchura × 0,5 m de grosor, aunque la restitución de susdimensiones originales indica 0,7 m de anchura × 1,35 m de grosor46.

Se configura así una distribución de representaciones escultóricas, muy posiblementerelacionadas con las dinastías imperiales, en los espacios abiertos del temenos forense, prin-cipalmente en torno al Capitolio. La ausencia de datación propuesta para la construcción deestos basamentos imposibilita conocer las fases de estos monumentos.

En la Habitación C (fig. 2), interpretada como posible curia o santuario en su fase definales del siglo II y siglo III d. C.47, se documentó, en el centro del sector oeste del pavi-mento de opus signinum48, la impronta de un pedestal para estatua de 0,78 × 0,69 m49, di-mensiones apropiadas para representaciones de gran formato, cuya temática estaría en rela-ción con la funcionalidad, todavía por esclarecer, del propio edificio. Las características dela estancia, así como la propia existencia de, al menos, una estatua de estas dimensiones ensu interior, parecen confirmar su carácter público durante esta fase. Además de las hipótesisapuntadas anteriormente, una posible curia50 o un santuario, se plantea la posibilidad de quese trate de la sede de un collegium, dada la importancia que éstos adquieren a partir de fi-nales del siglo II d. C.51, y por tanto en conexión con las reformas detectadas en la estancia.Esta funcionalidad, aun indefinida, impide por el momento determinar el carácter de la es-tatua emplazada en su interior, pudiendo haberse tratado de una representación figuradahonorífica, una divinidad o un genio.

En el nivel superficial del interior de esta Habitación C se recuperó, durante la cam-paña de 1982, un fragmento de brazo vestido perteneciente a una estatua icónica (nº 7,fig. 4 d. e.) que había permanecido inédito52, asociado por sus grandes dimensiones con imá-genes imperiales. No obstante, la relación de ambos elementos, pedestal y estatua, estálejos de poder confirmarse debido al hallazgo del fragmento esculturado en los estratos su-perficiales.

Las estatuas de magistrados y notables locales presentan una distribución indetermina-da, con ubicación destacada en función del prestigio de los personajes, estrechamente rela-cionado con la calidad de los pedestales y las estatuas53, como por ejemplo, el pedestal mar-móreo dedicado a Vivio Nigelioni54, reelegido dos veces para el cargo de dumviro, único entrelos conservados por la suntuosidad del material empleado. La ocupación de los emplazamien-tos más destacados por estatuas de emperadores, y, por otro lado, la dinámica habitual se-

46 Doengues 2005, 18.47 Equip d’Excavacións 1994, 142.48 Este pavimento está formado por pequeñas placas de mármol (crustae), a modo de un incipiente opus sec-

tile (Orfila et al. 1999, 112), que no se ha documentado en otras estancias de la ínsula.49 Doengues 2005, 20.50 La curia de Carthago Nova poseía también un pavimento de opus sectile, y contaba con elementos escultó-

ricos de carácter honorífico, concretamente una estatua con indumentaria religiosa. No obstante, la cronología, laestructura interna, y las dimensiones de este edificio (Martín 2006) varían considerablemente con respecto al de Po-llentia.

51 La existencia de asociaciones de este tipo está documentada en Pollentia mediante el estandarte broncíneorecuperado en el foro en los años veinte, perteneciente a un collegium iuvenum, y fechado entre finales del siglo IId. C. y principios del siguiente (Arce 1981).

52 El fragmento se conserva en Can Doménech, sede del Consorci de la Ciutat Romana de Pol·lèntia. Carecede siglado, y los datos sobre su contexto de hallazgo proceden de la información verbal de la dirección del yacimiento.

53 Melchor 1994, 175–177.54 Veny 1965 nº 27.

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guida en numerosos foros estudiados, sugieren un emplazamiento de estos monumentos enespacios periféricos con respecto a las imágenes de emperadores55.

Representación escultórica de las elites locales

Existe, entre las distintas evidencias conservadas, una concentración de retratos particu-lares de carácter honorífico durante la segunda mitad del siglo I a. C., reflejada en los mate-riales escultóricos. El testimonio más temprano lo constituye una estatua femenina acéfala deltipo pudicitia (nº 6, fig. 3 a. b), variante braccio nuovo56, hallada durante las excavaciones de1927 en un sector aún sin re-excavar de la finca de Can Reinés, inmediatamente al S de la zonaconocida del foro (fig. 1), cuyos cortes, al igual que el resto de los practicados en los años veintey treinta, se cubrieron después de la campaña. Está realizada en un taller local con piedra ca-liza, y en función de su iconografía, sus rasgos estilísticos y la técnica empleada en su produc-ción se ha datado entre los años 40–30 a. C. El tipo, ampliamente difundido en la Italia tar-do-republicana, tuvo un especial desarrollo dentro de Hispania, en el sector costero de laprovincia tarraconense, aunque asociada a contextos funerarios57, constatándose ejemplares enlas capitales conventuales, Tarraco58 y Carthago Nova59. La estatua, que indica una tempranacostumbre en la representación escultórica honorífica de las elites locales, representa, en fun-ción de su datación e iconografía, habitualmente asociada a mujeres de edad avanzada60, a unadama perteneciente a las primeras generaciones de colonos de la ciudad61.

Otro retrato honorífico, hallado en la campaña de 192662, que representa a un varón deedad avanzada (nº 10, fig. 5 a. b.), se instaló en este espacio hacia el cambio de Era63. El re-trato posee los rasgos característicos del denominado estilo del segundo triunvirato64, aúndentro de la tradición retratística republicana, y ha sido comparado con otro procedente deBarcino, que responde a la misma tipología65. El tratamiento esquemático de la parte poste-rior, realizado con puntero y con una representación capilar muy distinta de la observada en

55 La situación llega a ser realmente acusada en la ciudad de Roma, sede de la familia imperial (Alföldy 1996,18), y se refleja en menor medida a través de toda la geografía imperial. La observación es válida para el foro muni-cipal de Tarraco, donde las estatuas y epígrafes dedicados a emperadores son mayoría (Koppel 1986, 10–12; Alföl-dy 1991, 48). Lo mismo sucede en los foros coloniales del norte de África (Zimmer 1989).

56 Pinkwart 1973.57 El tipo, frecuentemente de funcionalidad funeraria, se ha documentado también en contextos domésticos,

públicos y honoríficos (Bieber 1961, 132); por ejemplo, el ejemplar procedente del edificio degli Augustali de Ostia,(De Chirico 1941, 234–237, fig. 10–12). La desvinculación de la pieza pollentina de contextos funerarios fue ya su-gerida por Balil (1986, 227 nº 180), situación que queda confirmada por la revisión del contexto topográfico de suhallazgo.

58 Koppel 1985 nº 99.59 Noguera 1991 nº 15.60 Bieber 1959, 388.61 Téngase en cuenta el inicio de la primera fase urbana detectada en Pollentia, entre los años 70–60 a. C. (Or-

fila et al. 1999, 101).62 Ventayol 1927, 55.63 García y Bellido 1951 nº 3 lo fecha hacia época de Claudio, sin embargo el estilo de la representación es más

próximo a los modelos augusteos del último tercio del siglo I a. C., como sería el caso de un retrato de Palestrinaconservado en el Museo Nazionale Romano (Felletti 1953 nº 66), entre otros.

64 Schweitzer 1948.65 Blanco 1981, 130; García y Bellido 1951, 58.

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los perfiles y vista frontal, indica que ésta no sería visible, con lo cual la estatua estaría posi-blemente insertada o relacionada con una estructura arquitectónica indeterminada de esteespacio.

El periodo álgido de representaciones honoríficas de la aristocracia local, según la evi-dencia epigráfica, es a finales del siglo I d. C., y, principalmente, la primera mitad del sigloII d. C., según las dataciones propuestas66.

Los pedestales paralelepípedos mencionados, excepto el de Flavia Paulina67, se dedicana magistrados pertenecientes a la tribu Velina68, reflejando el intenso acaparamiento de lasmagistraturas locales, al menos, durante este periodo. En todos los casos, se trata de dedica-ciones evergéticas realizadas por familiares y allegados, en las cuales la intervención del se-nado local se limita a la autorización del monumento y la asignación del espacio a ocupar porel mismo, tal como consta en la fórmula LDDD, conservada en todos. Las estatuas seríantogadas o veladas en función de los cargos desempeñados.

No existen evidencias epigráficas o escultóricas conservadas sobre las estatuas honorí-ficas particulares más allá del siglo II d. C.

Estatuas de emperadores

Las estatuas imperiales están repartidas entre los tres primeros siglos de nuestra era, conespecial concentración en el periodo julio-claudio y en el siglo III d. C, siendo la de Galie-no (254–268) la última dedicación conservada.

Existen evidencias sobre las estatuas de la dinastía julio-claudia en la placa epigráficadedicada a Druso o Germánico69. Las evidencias escultóricas están representadas por un im-portante grupo de estatuas que hemos clasificado como Grupo B, asociado hipotéticamenteal foro en anteriores estudios, siguiendo criterios iconográficos y funcionales70. El grupo secompone de tres piezas con idéntico origen de producción, una estatua femenina tipo granherculanesa (nº 5, fig. 3 c), un togado capite velato (nº 4, fig. 3 d. e), y un thoracato (nº 2,fig. 3 f), en las cuales se aprecian idénticos rasgos estilísticos, técnicos, material empleado ydimensiones. Las estatuas se reutilizaron como cimentación de una estructura tardía al sur(a unos 150 m) de la zona conocida del foro (fig. 1). Se trataría de un grupo escultórico di-nástico de época julio-claudia, cuyas estatuas alcanzaban los 2 m de altura, aproximadamen-te. La datación del grupo se ha realizado en función de la estatua togada, perteneciente altipo Aa de H. R. Goette71, cuyos principales paralelos se fechan en época augustea, como eltogado del Museo Nacional de Palermo72, o el procedente de Ilipa73, entre otros. Esta mis-

66 Para los pedestales paralelepípedos: Curchin 1990 nº 827–829; las placas epigráficas en: Sánchez – García2002; Sánchez – García 2004.

67 Veny 1965 nº 29.68 C. Catulo: Veny 1965 nº 25; D. Modesto: Veny 1965 nº 26; V. Nigelioni: Veny 1965 nº 27. Sobre el origen y

propagación de dicha tribu en Mallorca: Pena 2005.69 Zucca 1998 nº 9.70 Balil 1986, 226 s.; Veny 2005.71 Goette 1990, 22.72 Bonacasa 1964, 134.73 García y Bellido 1949 nº 208.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 377

Fig. 3 a. b Estatua femenina recuperada en las excavaciones de 1927, en el área del foro; c–f Estatuasreutilizadas como elementos constructivos a unos 150 m del foro, halladas en 1935.

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ma cronología ha sido recientemente propuesta para el grupo74. También en este Grupo Bse incluye la conocida cabeza de Augusto velado (nº 1), tipo Actium, fechada antes del cam-bio de era75.

La gran cohesión de las tres piezas mencionadas indica que se trata posiblemente de ungrupo destinado al mismo contexto público, de comienzos de época imperial, que puede in-terpretarse como parte de los nuevos programas iconográficos en relación con la exaltaciónde la Domus Augusta, insertos en las reformas monumentales de este momento (nivel II delforo). En este sentido, destaca el hallazgo en los años 30 de unas supuestas termas en CanCosta76, no lejos del lugar donde aparecieron las estatuas, espacio susceptible de albergarimágenes de emperadores. También resultan destacados los abundantes ciclos dinásticos ju-lio-claudios emplazados en basílicas distribuidas por toda la geografía imperial, y también enla Tarraconense, como en la capital provincial, donde aparecieron una cabeza velada de Au-gusto y cinco estatuas icónicas fechadas en el primer cuarto del siglo I d. C.77; en Sagunto78,del que restan únicamente evidencias epigráficas; y en Segobriga79, de la que procede un gru-po, también de época julio-claudia, entre las que figura una estatua thoracata, valorizando elcarácter militar de los emperadores en este tipo de edificios civiles.

De la segunda mitad del siglo II d. C. se ha conservado una placa epigráfica, de las ca-racterísticas antes mencionadas, dedicada a Lucio Vero80. En 2005 se recuperó en el sectorE del foro, un espacio actualmente en estudio, un fragmento de estatua81 con indumentariamilitar (nº 3, fig. 4 a. b), perteneciente a la parte inferior de un faldellín de un retrato impe-rial de dimensiones superiores al natural, que por los recursos técnicos y estilísticos de pro-ducción ha sido fechado, preliminarmente, en época Antoniniana o Severa. El hallazgo seprodujo en el sector Este del foro (cuadros F-7 y F-8), que se encuentra aún en proceso deexcavación y estudio, formando parte del nivel de derrumbe de un muro (UE-6438) realiza-do con posterioridad al siglo III d. C., perteneciente a un edificio de grandes dimensionesque parece haber tenido fases anteriores. En una de estas fases, y entre los materiales de unnivel de circulación de cronología aún sin determinar (UE-6580), se halló el pequeño grupode fragmentos (nº 24, fig. 4 g) aludido anteriormente, pertenecientes a una estatua indeter-minada, de dimensiones, al menos, naturales.

Las representaciones imperiales del siglo III en el foro están indicadas por siete fragmen-tos de placas epigráficas, entre las que abundan las de la época de la anarquía militar. Entreestas, se cuentan una a Valeriano o Galieno, otra también atribuida a los licinios imperiales82,

74 Garriguet 2001 nº 19–21.75 Zanker 1973, 13; Boschung 1993, 110.76 Isasi 1939, 117–122.77 Koppel 1986, 12.78 Aranegui 1990, 245. 247.79 Abascal et al. 2007, 698.80 Arribas – Tarradell 1987, 131; Sánchez – García 2000, 197.81 La referencia del hallazgo de este fragmento figura en la memoria inédita de la campaña de ese año, M. Or-

fila – M. A. Cau – Mª. E. Chávez, Excavaciones arqueológicas en Pollentia (Alcudia, Mallorca). Campaña de 2005,inédito, 188. El código de su siglado es: UE-6438-1-3.

82 Sánchez – García 2000, 198.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 379

Fig. 4 Diversos fragmentos procedentes de las excavaciones en el foro.

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y un tercero en este caso recuperado en un área indeterminada de la ciudad dedicada a Maxi-mino83. Además, existe otra ofrecida a un emperador de esta centuria, posiblemente de la di-nastía severa84.

Es durante esta centuria cuando se constata el carácter oficial de las dedicaciones, y lafinanciación de los monumentos por parte del senado local, mediante la fórmula R(es) P(ublica)POLL(entina), conservada en tres epígrafes: una lápida dedicada a Salonino, otra quizás atri-buible a Maximino85, y la tercera, dedicada a un emperador anónimo, de época medio o bajoimperial86. Aunque, como se ha comentado, resulta muy verosímil que se trate de epígrafesrelacionados con la erección de estatuas honoríficas, no existen datos en los textos que apor-ten información sobre el tipo de representación seleccionada.

Existen otros fragmentos escultóricos posiblemente vinculados con imágenes imperia-les procedentes del foro, pero que no han podido datarse debido a la falta de criterios dis-ponibles. Uno de ellos es el gran fragmento de brazo nº 7, antes aludido, difícil de asociarcon certeza al pedestal de la Habitación C, debido a la desconexión estratigráfica de amboselementos.

Estatuas ideales

Al margen de las referencias en la epigrafía honorífica a cargos sacerdotales vinculadosal culto imperial87, no se ha conservado epigrafía relativa a la erección de estatuas de divini-dades, tanto en el ámbito publico como en el privado. La excavación de los complejos reli-giosos tampoco ha proporcionado restos escultóricos. Además, nuevamente la no inclusiónen este trabajo de esculturas metálicas o barro cocido, vuelve a plantear un importante va-cío en cuanto a la estatuaria pública religiosa, ya que se han podido documentar numerosasrepresentaciones de divinidades de procedencia forense, algunas de medio formato. Por tanto,los restos pétreos de este género son muy escasos, fragmentarios, descontextualizados, y enalgún caso hipotéticos.

El pie izquierdo masculino recuperado en la campaña de 192688 (nº 9, fig. 4 f), desnudoy de dimensiones semicolosales, remite a imágenes ideales relacionadas con divinidades, ha-bitualmente de funcionalidad cultual. Por otra parte, son numerosos los ejemplos de repre-sentaciones de emperadores divinizados, o heroizados, con dimensiones similares, inspiradasen la iconografía de ciertas deidades olímpicas, cuya presencia en foros de época imperial estásuficientemente documentada. De tratarse de una imagen de emperador, las posibilidadesiconográficas remiten principalmente a los tipos Schulterbausch, variantes hermes ludovisi,y richelieau, caracterizados por la ponderación de la figura sobre la pierna izquierda89, del mis-mo modo que la pieza pollentina, o la variante de Júpiter sedente con idéntica posición del

83 Zucca 1998 nº 10.84 Sánchez – García 2004 nº 3.85 García – Sánchez 2000, 197.86 Veny 1965 nº 24.87 Veny 1965 nº 25. 26; Sánchez – García 2004.88 Ventayol 1927, 55 s.89 Maderna 1988, 222.

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pie izquierdo. De este último tipo pueden citarse las imágenes de Claudio de villa Albali90, ola del foro de Leptis Magna91. Además de en los complejos religiosos detectados, como elCapitolio o el Templete I, un aedes destinado al culto imperial, una gran estatua sedente pudoinstalarse en pedestales como el situado flanqueando el lateral O de las escalinatas del Capi-tolio, que presenta una gran envergadura.

La otra pieza, posiblemente vinculada a la estatuaria ideal, fue hallada fortuitamente enel siglo XIX en Can Basser, un área residencial-artesanal ubicada inmediatamente al E de losrestos conocidos del foro (fig. 1). Es un pie femenino con sandalia de suela alta y moldura-da (nº 22, fig. 8 d. e), que conocemos a través de los dibujos de R. Isasi92, y que, a juzgarpor el sistema de despiece dibujado, similar al de nuestra pieza nº 9, perteneció a una esta-tua en pie o sedente de, al menos, dimensiones naturales. Estas dimensiones, junto con la grancalidad que parece haber tenido, induce a considerarla como una intrusión en Can Basser demateriales originariamente ubicados en el foro. Además, piezas semejantes formaban partede programas iconográficos públicos, como sería el caso del pie de Vrso antes mencionado,otro también con suela alta monumental que menciona J. Beltrán93 del foro de Meuana, o losfragmentos de un pie broncíneo del foro de Volubilis94, que repite el esquema de cintas y or-namentación de la sandalia pollentina.

Su inclusión en este apartado de estatuaria ideal pública es, sin embargo, hipotética, yse basa tanto en la serie de referencias localizadas en antiguas crónicas, que la consideraronel pie de una diosa95, como por sus propias características y similitud con las señaladas comoparalelos, alguna de ellas planteada como estatua de culto.

Por último, comentar que, pese al aparente parecido de estas piezas (estilo, despiece yposiblemente dimensiones), la desaparición de la femenina y la descontextualización arqueo-lógica de ambas, impide cualquier precisión sobre su emplazamiento original y sobre su po-sible relación como parte del mismo grupo.

Esculturas de las áreas residenciales

En función de las características y las actividades desarrolladas en las viviendas, se handistinguido dos tipos de áreas residenciales: áreas con viviendas suntuosas de tradición hele-nística, alguna de las cuales presenta indicios de actividad comercial a través de la aperturade tabernae, y áreas donde se desarrollaron actividades artesanales-comerciales y residencia-les conjuntamente.

90 Maderna 1990 nº 216 lám. 150, 3.91 Maderna 1988, 191 s.92 Isasi sin fecha, 124 s.93 Beltrán 2008 nota 61.94 Boube-Picot 1969 nº 157. 159. Del foro de la misma ciudad procede el mejor paralelo de la estatua thoraca-

ta nº 2 de este trabajo, García y Bellido 1951, 61–64 fig. 17.95 Ventayol 1927, 47 nota a; también G. Llabrés (Merino 1999, 44). De hecho, la intervención de G. Llabrés y

R. Isasi en esta finca, en 1923 (la primera intervención de este equipo en Pollentia), estuvo motivada por el hallazgode esta importante pieza décadas atrás, en busca del supuesto templo que la albergaría.

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Las piezas escultóricas recuperadas en las primeras presentan, mayoritariamente,una funcionalidad ornamental, todas de reducidas dimensiones, propias de ambientes acomo-dados.

Se trata principalmente de dos sectores urbanos, el primero y mejor conocido es el deSa Portella96, excavado bajo control estratigráfico entre los años 1957–1965, y que se encuentraen el límite Noroeste del recinto urbano (fig. 1).

Las primeras edificaciones domésticas del sector, como serían la Casa Noroeste, en usodesde época tardo-republicana, o la Casa de la Cabeza de Bronce, con una fase de funcio-nalidad indeterminada en este mismo periodo, y posteriormente transformada en vivienda conperistilo, desde época augustea, contaron ya con ornamentación escultórica de prestigio. Esel caso del pequeño pie humano (nº 21, fig. 7 c), hallado en el relleno de nivelación de unacalle porticada97, cuya fecha ante quem de producción y uso la ofrece su contexto estratigrá-fico (nivel II de la Calle Porticada), con materiales fechados en la primera mitad del siglo Id. C. Se trata de la parte inferior de un pilar hermáico que se coronaría con un busto de te-mática mitológica, y que por sus dimensiones se emplearía seguramente como soporte dealgún tipo de mobiliario, al modo de un suntuoso herma dionisiaco procedente de Pompe-ya98, cuyos pies resultan idénticos al mallorquín.

También en un contexto de desecho, concretamente en el interior de un pozo asociadoa la Casa de la Cabeza de Bronce, se produjo el hallazgo de una cabeza juvenil femenina depequeñas dimensiones (nº 13, fig. 6 c. d), y, según se ha planteado99, también de otra mascu-lina (nº 14, fig. 6 a. b). Ambas se realizaron contemporáneamente en el mismo taller, ya queestán producidas con el mismo tipo de mármol y presentan idénticos rasgos técnico-estilís-ticos, entre los que destacan el difuminado de la talla y la representación abocetada, a modoimpresionista, del cabello. García y Bellido fechaba la femenina, que creía un retrato, en laépoca de las Agripinas100, aunque pensamos que estos rasgos se aprecian también en obrastardo helenísticas anteriores101, que pueden retrasar la cronología de ambas. Esta importantesimilitud, sus idénticas dimensiones, así como el hecho de haberse recuperado juntas, plan-tean la posibilidad de que se trate de un grupo de estatuas de medio formato iconográfica-mente complementarias, de marcado carácter ideal. Esta idealización, que ya reconocía Gar-cía y Bellido, y sus reducidas dimensiones, no impide que se trate de retratos, aunque excluyelos particulares. No obstante, no han quedado elementos suficientes para identificar a lospersonajes representados.

Así, entre los elementos y rasgos de la cabeza masculina, tales como el cabello corto yrizado, ceñido por una cinta, destaca la concavidad ovalada que presenta en la parte supe-

96 Además de las imágenes pétreas, se han recuperado piezas broncíneas figuradas, destacando el conjunto demateriales de la Habitación D de la Casa de la Cabeza de Bronce, llamada así precisamente por una excelente cabe-za femenina que formaba parte de este lote. (Arribas et al. 1973, 88).

97 Arribas et al. 1973, 128 fig. 39-II-16.98 Ward-Perkins – Claridge 1978 nº 75. El pie mallorquín es de mármol amarillo ‘giallo antico’ de Túnez. En

el herma pompeyano se emplearon mármoles de distintas coloraciones y procedencias, incluyendo el amarillo tune-cino, para las distintas partes de la obra, como pudo ser el caso de la pieza de Sa Portella.

99 Prevosti – Rafel 1983, 58.100 García y Bellido 1951, 57 s.101 Por ejemplo, en la Igieia del Museo Arqueológico de Venecia, posiblemente procedente del Asklepeión de

Lebena, en Creta, fechada a comienzos del siglo I a. C. (Traversari 1986 nº 41).

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 383

rior del cráneo (8,5 × 6,5 cm y 2,7 cm de profundidad, con restos de un grueso perno me-tálico en el centro, fig. 6 b), practicada para el ensamblaje de otra pieza realizada aparteque no se conserva. La ausencia de esta pieza, tal vez un atributo102, y de otros elementossuficientemente definitorios, plantean una situación similar a la observada en otras imágenesjuveniles, que se debaten entre los retratos idealizados de monarcas helenísticos103, diversoshéroes, o jóvenes atletas104, como sucede con un busto cordobés105, o una cabeza, de granparecido técnico y formal con la mallorquina, procedente del programa escultórico alto im-perial del teatro de Dioniso, en Atenas106. Tampoco la cabeza femenina aporta elementos deidentificación suficientes, por lo que, dada la versatilidad de estas figuraciones juveniles, demomento, las piezas ilustran únicamente la posición acomodada de las familias de Sa Porte-lla, y el empleo de estatuaria privada107 exenta de medio formato, sin que, lamentablemente,pueda profundizarse en las implicaciones intelectuales o ideológicas implícitas en estas imá-genes.

M. Prevosti y N. Rafel señalan el hallazgo de otra cabeza masculina en esta misma Casade la Cabeza de Bronce108. Sin embargo, este dato no ha podido confirmarse, presentandociertos problemas que obligan a considerarlo con precaución.

Se trata de un retrato masculino con un fuerte pulimentado final (nº 11, fig. 5 c. d), querecibe la influencia de ciertos retratos oficiales del emperador Vespasiano, como, singularmen-te, el conservado en el Museo de Villa Giulia109, cuya influencia se aprecia también en un ex-celente paralelo del pollentino conservado en el Museo Nacional Romano110. De Hispaniapuede citarse como paralelo un retrato procedente de Aurgi, fechado en este periodo111. Deconfirmarse su procedencia de esta casa, funcionaría como retrato conmemorativo domésti-co de un miembro de la familia, tal vez el patrono, que ocupó la vivienda en época flavia.No pueden, sin embargo, descartarse por el momento otras posibilidades, como su inserciónen un monumento funerario destinado a una necrópolis, o en un contexto público-honorífi-co, como sería el caso de la desaparecida estatua de V. Nigelioni112, instalada en el foro a fi-nales del siglo I d. C.

102 Podría ser incluso el caso de una representación de Mercurio, con el petasos trabajado aparte, al modo deun ejemplar, de rasgos faciales y cabellos similares, y con cinta atlética bajo el tocado, conservado en la Galería delos Uffici (Mansuelli 1958 nº 27 fig. 29 a. b).

103 En particular, semejante a los retratos de los primeros Ptolomeos, por ejemplo, dos cabezas de dimensio-nes inferiores al natural de Ptolomeo II, y otra de Ptolomeo III (Kyrieleis 1975, B6. B7. C8, respectivamente). Es-tos monarcas portan en ocasiones diversos tipos de tocados, entre los que figuran las alas cefálicas tras la cinta delcabello, o bien el petasos, cuando aparecen caracterizados a modo de Mercurio, como en algunas figuras broncíneas.Ya en piezas pétreas, resulta interesante señalar la pequeña cabeza de Ptolomeo V, tocada con la cinta y la doble coronadel Alto y Bajo Egipto (Kyrieleis 1975, E1), ocupando el mismo lugar y espacio que la cavidad practicada en la pie-za que se estudia.

104 Véase por ejemplo la similitud con algunas cabezas juveniles (también con la cinta) de Delos (Marcadé 1969,esp. lám. 16, A5925).

105 Loza 1996.106 Raftopoulou 2000 nº 48 lám. 86. 87. Este autor propone una identificación idealizada de Iuba II.107 Esta indefinición impide también determinar la funcionalidad de las piezas, posiblemente ornamentales y de

carácter representacional.108 Prevosti – Rafel 1983 nº 5.109 Daltrop et al. 1966, 80.110 Felletti 1953 nº 144.111 Baena – Beltrán 2002 nº 12 lám. 9, 1. 2.112 Veny 1965 nº 27.

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El otro sector residencial con hallazgos escultóricos, ubicado en las actuales fincas deCan Mostel (o Can Pi, fig. 1) y en su límite con Can Costa, al Sur del área forense, fue obje-to de excavaciones en los años veinte y treinta, aunque los resultados obtenidos fueron pu-blicados solo parcialmente113, limitando considerablemente la información existente.

En 1930, se excavaron parcialmente los restos de una domus provista de un amplio pe-ristilo (26 × 16 m), ubicada en el extremo oriental de Can Mostel. Las dimensiones del edi-ficio y el peristilo, superiores a las documentadas en Sa Portella, indican que en el área exis-tían las viviendas de mayor envergadura conocidas en la actualidad. En la campaña se recuperóuna pequeña cabeza infantil (9,7 cm de altura) perteneciente a una estatuilla o grupo ideal,que representa a un personaje mitológico indeterminado114 (nº 15, fig. 7 f. g), como satiri-llos, erotes, o simples niños idealizados, muy habituales en la ornamentación de espacios ex-teriores, como jardines, o peristilos.

Aunque no se ha detectado el modelo en concreto seguido por la pieza, debido a losescasos elementos conservados, puede aludirse a una serie de piezas pompeyanas iconográ-fica y funcionalmente análogas, como la estatuilla de un niño o satirillo de 29 cm de alturarecuperado en el vidriarium de la Casa del Camillo, o el amorcillo procedente del peristilode la Casa de la Fortuna115.

La escasa porción de la estatuilla conservada impide también conocer la relación de éstacon un depósito de almacenaje de agua, posiblemente una fontana o un ninfeo privado, ubi-cada en un extremo del peristilo, ya que estas estatuillas eran a menudo utilizadas como es-tatua- fuente, provistas de un surtidor hidráulico o como decoración de estas estructuras. Deeste tipo de estatuas pueden mencionarse más ejemplos pompeyanos procedentes de la men-cionada Casa del Camillo: la estatuilla de un niño rematando una liebre, iconografía muy ha-bitual entre los restos escultóricos domésticos pompeyanos, utilizada como surtidor de fuente,y el amorcillo sedente (25 cm de altura) utilizado como ornamento de fuente116, y que recuerdabastante a la pieza pollentina.

Unos 70 m hacia el Oeste de la casa con peristilo, en el límite de las fincas de Can Mostely Can Costa, en 1935117 (fig. 1) se produjo el hallazgo de dos piezas esculpidas en mármol.Apenas hay datos sobre los resultados de esta intervención, aunque los documentos de Isasi118

indican el hallazgo de estas dos piezas entre los restos de unas estructuras interpretadas comodomésticas. En este caso, el hallazgo de estas dos piezas, y su análisis iconográfico y funcio-nal, contribuye a definir mejor los restos descubiertos, incluyéndose en este importante sec-tor residencial de Can Mostel.

113 Llabrés – Isasi 1934; revisión en: Arribas 1983.114 Ciertos rasgos faciales individualizadores, como la anchura de la nariz, o la carnosidad de la boca o las me-

jillas, señalados por sus primeras editoras, podrían considerarse propios de un retrato. No obstante, este tipo de rasgosse aprecian también en el amplio repertorio de imágenes ideales infantiles, algunas de las cuales se mencionarán acontinuación. Factor determinante en la adscripción de la pieza al género de representaciones ideales es su reduci-do tamaño, tendiendo los retratos a dimensiones naturales, como puede observarse en una cabeza de Ilici que re-presenta a un niño de tan sólo uno o dos años, de 12 cm. de altura (Noguera 1997), o en diversos retratos infantilesde edad similar a la pieza aludida, entre los que citamos algunos del Mus. Naz. Rom. (Felletti 1953 nº 137, 19 cm;nº 138, 17 cm; nº 139, 19 cm).

115 Dwyer 1982, 66. 76 s.116 Dwyer 1982, 62 s. 67, respectivamente.117 Se trata del lugar donde aparecieron reutilizadas las estatuas icónicas nº 2, 4 y 5, que el equipo de Isasi ex-

ploró con sondeos pocos meses después del hallazgo (Isasi 1939, 229).118 Nota anterior.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 385

La primera es un pequeño herma (nº 20, fig. 5 e. f) que según la clasificación estableci-da por C. Rückert119, representa al dios Pan en su variante barbada, coronado con hiedra. Lapieza, realizada en mármol amarillo numídico de origen tunecino, se utilizó seguramente, enfunción de los cortes practicados en la parte posterior, como remate de un pilar hermaico,o decoración de algún tipo de elemento mobiliario120.

Junto a la pieza anterior, se halló una estatuilla conservada hasta las rodillas (9,2 cm),representando a un Erote erguido (nº 18, fig. 7 a. b) portando un cofre cerrado, que forma-ba parte de un grupo escultórico presidido por la desaparecida estatua de la diosa Venus, lacual pudo cumplir funciones ornamentales o cultuales indistintamente121. Este tipo de gru-pos, con distintas tipologías de Venus acompañada de uno o dos erotes en pie portando di-versos objetos, son abundantes en época romana122. Aunque no ha podido determinarse latipología de la diosa, parece claro que estaba flanqueada por este y otro erote, también des-aparecido, formando un tipo de grupo originado en el oriente helenístico123, ya que en casode acompañarse por uno, éste se sitúa por regla general a su izquierda, al contrario que lapieza estudiada.

La identificación de este grupo se confirma mediante una pequeña basa anepigráficamoldurada en mármol sobre la cual están tallados, en el mismo bloque, los pies desnudos detres personajes (nº 19, fig. 7 d. e), uno de mayor tamaño en el centro flanqueado por otrosdos más pequeños. Las coincidencias entre el tipo de mármol, las dimensiones y la ponde-ración de las piernas del erote con respecto a los pies del personaje situado a la izquierda,parece indicar que se trata de dos fragmentos pertenecientes a la misma pieza.

Otra pieza claramente decorativa, en este caso perteneciente a un área residencial inde-terminada, es la cabeza infantil (nº 16, fig. 8 a. b), derivada de conocidos modelos helenísti-cos, cuya pieza más representativa sería el niño jugando con una oca atribuido por Plinio aBoeto de Calcedonia124, que dio lugar a una larga serie de variantes. El gesto y la postura dela cabeza parecen remitir a modelos sedentes que alzan el brazo y la cabeza, en actitud lúdi-ca125. Se trata de una pieza de escasa calidad, seguramente producida de modo seriado en untaller provincial, fechada a mediados del siglo I d. C. en función de sus rasgos estilísticos126.

119 Rückert 1998, 189. No obstante, la autora clasifica el herma pollentino entre las representaciones de Hér-cules. Se trata de un error, derivado de la posición de los cuernos pegados a ambos lados de la frente, difícilmenteapreciables en la vista frontal, la única disponible por aquel entonces. La autora se equivoca también con las medi-das de la pieza. La cornamenta caprina con las bases unidas constituye, según la autora, un elemento característicode las representaciones del dios arcadio, del que carecen otras representaciones báquicas. Otras representacioneshermaicas de Pan presentan una cornamenta apenas visible, como en el caso de una pieza cordobesa recientementeestudiada; Peña 2004, 275 s. nº 2 lám. 3. 4.

120 Algunos ejemplares en monopodia y trapezophora: Moss 1989, 408 s., l. A23; 427, l. A45.121 Un testimonio literario del uso de representaciones marmóreas de Venus en lararios privados aparece en la

descripción de la casa de Trimalcion (Petron. 29).122 Reinach 1897, 320–329. 332. 335. 340. 342. Imágenes de Erotes portando cofres con ofrendas para Venus,

pueden verse en los relieves del ninfeo de la villa de Domiciano (Magi 1976).123 Kaschnitz 1937, 128 s. nº 273; otro ejemplar similar: Reinach 1897, 334 fig. 1406a.124 Plin. nat. 34, 84.125 Pollit 1989, 211 s., fig. 133; Kaschnitz 1937 nº 349.126 Además del tipo de talla y la configuración del peinado, destaca el desproporcionado tamaño de los ojos,

indicativo de las cabezas infantiles en época de Claudio (Noguera 1997). La cabeza se realizó en dos piezas ensam-bladas mediante el uso de sustancias adherentes, sin que se haya conservado la parte posterior, indicando un apro-vechamiento de pequeños bloques marmóreos importados por parte de los talleres de la Isla.

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Fig. 5 a. b Retrato hallado en el foro en 1926; c. d Retrato, posiblemente hallado en Sa Portella;e. f Cabeza de Herma, hallada en el límite de las fincas de Can Mostel y Can Costa en 1935.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 387

A diferencia de estas áreas residenciales, con hallazgos escultóricos característicos desuntuosos programas domésticos, las áreas donde se ha detectado una combinación de ac-tividades residenciales y artesanales presentan materiales escultóricos de diversa clasificación.A este tipo de viviendas se adscribe el área de Can Basser, y el complejo excavado en 1931en el sector oriental de Can Costa, donde se detectaron dependencias residenciales y arte-sanales relacionadas con una posible alfarería. Aquí tan sólo se han producido algunos ha-llazgos escultóricos de reducidas dimensiones, en soporte metálico y barro cocido, que seencuentran actualmente en estudio. Asimismo, el área de Can Basser (fig. 1)127 presenta unosmateriales escultóricos que no pueden vincularse a un contexto definido. Se trata de piezasactualmente desaparecidas y que se conocen únicamente por dibujos inéditos de R. Isasi, sinque consten sus medidas u otros factores. Esta limitación de datos a impedido la adscrip-ción al género ideal o retratístico del fragmento de cabeza (nº 23, fig. 8 c) hallado en 1933128,que presenta signos de reutilización indeterminada. La otra es el pie femenino con sanda-lia, ya comentado anteriormente (nº 22), que consideramos una intrusión de materiales fo-renses en el sector, a escasa distancia de los restos conocidos del foro.

Esculturas funerarias

A excepción de la cabeza de una estatua de Eros, desechada en un pozo en el entornode la necrópolis de Can Fanals, de la que se tratará más adelante, no se han documentadohallazgos escultóricos en las distintas necrópolis de la ciudad129. No obstante, hay algunas evi-dencias sobre el uso de diversos tipos de representaciones escultóricas funerarias.

Las estatuas-retrato pedestres de tamaño natural están documentadas a través del des-aparecido pedestal dedicado a Flavio Pontico por deseo testamentario130. Se trataba de unpedestal paralelepípedo, de características semejantes a los cuatro honoríficos anteriormentemencionados, pero que carece de fórmula oficial que indique la autorización y la concesiónde espacio público otorgados por el senado local, lo cual indica su uso en un espacio priva-do expuesto a los viandantes, muy posiblemente en una necrópolis131. Tal es el caso del pe-destal del siglo II d. C., procedente de una necrópolis de Ebusus, que sostenía la estatua fu-neraria del magistrado L. Oculatio Recto132.

El busto-retrato representando a un muchacho de unos catorce o quince años de edad(nº 12), hallado en un sector indeterminado de Pollentia en el siglo XIX, pudo instalarse, enel siglo I d. C., según la datación planteada por García y Bellido133, como monumento fune-rario en una necrópolis. Bustos representando muchachos difuntos de esta edad se han re-

127 Tarradell 1978.128 Isasi 1939, 62 s.129 Una buena síntesis de las, al menos, siete necrópolis altoimperiales detectadas en Pollentia figura en: Arri-

bas et al. 1973, 26–28.130 Veny 1965 nº 28, Q. FLAVIO PONTICO EX TESTAMENTO IPSIVS.131 Como señala Stylow (2001, 153 nota 83), las estatuas encargadas por testamento, sin autorización del ordo

local, debían adscribirse a contextos privados, y a las necrópolis.132 Zucca 1998 nº 55.133 García y Bellido 1951 nº 4.

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cuperado en contextos funerarios de varias ciudades hispanas, como Emerita134, Corduba135,o una cabeza de Valentia136, también con un tocado a base de cintas. La hipótesis de Garcíay Bellido, consistente en identificar al joven como pancraciasta, confirma en cierto modo elcarácter funerario del retrato, en conexión con el epígrafe funerario pollentino, dedicado porsus admiradores al pancraciasta C. Atico137, fallecido en la palestra a edad desconocida.

Otras esculturas

Tras el análisis iconográfico de A. Balil sobre la cabeza de Eros (nº 17, fig. 6 e. f), recu-perada en un pozo en las inmediaciones de la necrópolis de Can Fanals, copia de un origi-nal del escultor Lisipo que representa al dios en pie tensando el arco, se ha descartado pro-visionalmente su pertenencia a un monumento funerario. Por el contrario, la proximidad deesta necrópolis al teatro de Pollentia (fig. 1), y el contexto de desecho del fragmento, hansuscitado la hipótesis de que formara parte de la ornamentación ideal de este espacio, comosería el caso de la estatua de dimensiones similares, copia del Eros tensando el arco de Lisi-po, emplazada en el teatro de Leptis Magna138. Se trata de la única pieza con posibilidadesde adscribirse a la posible decoración escultórica del teatro, edificado en el siglo I d. C.139

Entre los diversos programas escultóricos ideales documentados en teatros hispanos, cabemencionar la donación de una estatua de Eros, hoy desaparecida, para un teatro indetermi-nado de la provincia Baetica, por parte de un procurador imperial140.

Resumen

La ciudad romana de Pollentia, al NE del perímetro costero de la isla de Mallorca, sefundó como consecuencia de la intervención militar en la propia isla a cargo del cónsul Q.Cecilio Metelo en el año 123 a. C. Durante las primeras décadas pudo tratarse de un asenta-miento militar para vigilancia costera, mientras que la planificación y ejecución del primerentramado urbano se retrasa hasta los años 70–60 a. C., posiblemente en relación con lasactividades de Pompeyo tras la concesión de los derechos extraordinarios para aplacar el pro-blema mediterráneo de la piratería, tal como reza en la lex Rogatio Gabina, del año 67 a. C.

Estos primeros espacios públicos tuvieron que dotarse de programas estatuarios, comoindica la edificación de las cellae del templo principal del enclave: el Capitolio, donde seemplazarían las correspondientes estatuas de culto, de las que no han quedado restos. Noobstante, las estatuas icónicas de carácter honorario no están documentadas hasta los años40–10 a. C., datación propuesta para la estatua femenina tipo pudicitia, hallada en 1927 en

134 La joven liberta Procura: Nogales 1997 nº 45.135 León 2001 nº 68.136 Seguí et al. 2001.137 Veny 1965 nº 30.138 Caputo – Traversari 1976 nº 23.139 Recientemente, Orfila et al. 2002.140 CIL II 3270.

LAS REPRESENTACIONES ESCULTÓRICAS PÉTREAS DE POLLENTIA 389

Fig. 6 a–d Cabezas ideales procedentes de Sa Portella; e. f Cabeza de Eros desechada en un pozo enel entorno de la necrópolis de Can Fanals, hallada en 1930.

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un sector del foro aún sin re-excavar. La estatua, realizada en una piedra caliza local (nº 6,fig. 3 a. b), ilustra también la existencia de producciones locales ya desde estos momentos.Hacia el cambio de Era se desplegó una importante actividad edilicia, con reformas y añadi-dos en el sector público. Una buena parte de estas reformas están vinculadas a la nueva ideo-logía imperial, entre las que destaca el denominado Templete I, un aedes destinado al cultoimperial adosado al Capitolio. También se despliegan en estos momentos los primeros pro-gramas iconográficos de exaltación de la Domus Augusta, reflejados tanto por la epigrafíahonorífica, como por los propios restos escultóricos, entre los que se cuentan la conocidacabeza de Augusto Velado, hallada en el siglo XVI, y las estatuas nº 2. 4. 5 (fig. 3 c–f), cuyagran cohesión (idénticos materiales, dimensiones, y rasgos estilísticos) indica que se tratabade un importante grupo de época augustea tardía o tiberiana, destinado a un espacio o edi-ficio público no determinado. Asimismo, las imágenes honorarias de la nobleza local conti-núan emplazándose en el área forense (nº 10, fig. 5 a. b). El empleo de mármoles para estosprogramas, edilicios e iconográficos, tuvo que suponer una importante actividad comercial,ya que no existen canteras de estos materiales en la isla. Así, en función del desarrollo deproducciones locales antes del cambio de era (a través de la estatua nº 6), resulta muy posi-ble la existencia de éstas a partir de piedras importadas o productos semielaborados, ya quela importancia de los dos núcleos urbanos privilegiados de Mallorca, Palma y Pollentia, y otrosasentamientos, como las posteriores poblaciones de derecho latino de Guium y Tucis, con-figura un alto nivel de demanda de los distintos géneros de esculturas, que precisaba de pro-fesionales asentados en la isla para cubrir estas necesidades. Recientemente se ha identifica-do un escultor de origen balear (el artesano firmaba sus obras como BALIAR[icus]), queparticipó en los programas públicos de la Colonia Genitiva Ivlia Vrso, en la Bética, y que,pese a la semejanza de algunos materiales pollentinos (nº 22, fig. 8 d. e) con ursaonenses fir-mados por él, desconocemos su posible actividad profesional en la isla.

A partir de época flavia los programas honorarios del foro están constatados principal-mente a través de los pedestales y placas epigráficas. Los primeros, pedestales cuadrangula-res con bloques pétreos y tipología tripartita, estaban destinados a las imágenes pedestres delas elites locales, con un periodo de gran actividad a finales del siglo I y primera mitad delII d. C. Las numerosas placas epigráficas, que revestían pedestales de obra, se dedican so-bre todo a miembros de las distintas dinastías imperiales (ocho dedicaciones identificadas,frente a cuatro correspondientes a altos dignatarios locales), entre las que destacan numéri-camente las de la primera mitad del siglo III d. C. (seis de los ocho epígrafes). La conserva-ción de, al menos, tres de estos pedestales de obra in situ, circundando el perímetro del Ca-pitolio (fig. 2), permite plantear la ubicaciones de grupos imperiales en los espacios másdestacados y revestidos de mayor carga ideológica.

Apenas pueden clasificarse una serie de restos escultóricos, sumamente fragmentarios,que pertenecieron a estos programas, como sucede con las piezas nº 8 y el grupo comple-mentario nº 24 (fig. 4 c. g, respectivamente). Un fragmento de estatua con indumentaria mi-litar (nº 3, fig. 4 a. b), reutilizado en un muro de cronología tardía en el foro, en 2005, pue-de vincularse a las imágenes imperiales de época imperial avanzada, hipótesis que se extiendeal fragmento de brazo nº 7 (fig. 4 d. e), por sus grandes dimensiones. Este último se hallóen los años ochenta en niveles superficiales de la Habitación C de la insula de tabernae, unedificio que ha finales del siglo II d. C. presenta un claro carácter público, tal vez la sede de

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un collegium, en el que se documentó la impronta de un pedestal estatuario (fig. 2). El frag-mento semicolosal de pie masculino desnudo (fig. 4 f) se adscribe a la estatuaria ideal públi-ca, posiblemente de culto, mientras el desaparecido fragmento de pie femenino (fig. 8 d. e)podría, en función de los paralelos localizados, pertenecer a este género de imágenes. La ca-beza de Eros, copia de un original de Lisipo (fig. 6 e. f), pudo formar parte de los progra-mas ornamentales del teatro altoimperial de la ciudad, en función de la existencia de copiassimilares en otros teatros y de la proximidad del hallazgo a este complejo, desechado en unpozo, en la necrópolis de Can Fanals (fig. 1).

Aunque la actividad y ocupación del solar urbano, incluyendo el foro, se extiende hastaépoca islámica, un potente incendio de carácter violento afectó a la mayor parte de la ciu-dad en la segunda mitad del siglo III d. C., marcando el final de las dedicaciones epigráficashonoríficas (la última conservada se dedicó a Galieno, 254–268), y posiblemente también dela producción e importación de esculturas, ya que no se han podido fechar materiales de estetipo más allá del incendio mencionado, circunstancia que se aprecia también en la estatuariaprivada.

Contamos únicamente con hipotéticos casos de estatuaria funeraria, como se ha plan-teado para el busto infantil nº 12, o el pedestal que sostenía la estatua de F. Pontico por de-seo testamentario, y sin autorización del ordo141, que cuenta con un importante paralelo ha-llado en una necrópolis de Ebussus. La falta de certeza sobre el lugar de hallazgo del retratonº 11 (fig. 5 c. d), impide adscribirlo a este tipo de imágenes.

La estatuaria doméstica si está bien documentada, tratándose en la mayoría de los casosde elementos ornamentales ligados a sectores residenciales habitados por las clases acomo-dadas. Del área de Sa Portella procede un pie de mármol numídico (fig. 7 c), pertenecientea un pilar hermaico rematado por una cabeza mitológica, que ornamentaba, en función desu contexto estratigráfico, alguna de las viviendas anteriores a la monumentalización del sector,en época claudia, momento en el que se edifican calles porticadas. Además a este sector per-tenece un importante ajuar de piezas figuradas broncíneas, y probablemente dos pequeñascabezas ideales de mármol blanco (fig. 6 a–d), con idéntico origen de producción, tal vez partedel mismo grupo o programa.

Por último, otro importante lote de piezas ornamentales marmóreas del área residencialde Can Mostel y su límite con Can Costa (fig. 1), proceden de unas excavaciones en los añostreinta, cuyos resultados son muy poco conocidos. En una importante mansión provista deun gran peristilo, en el sector oriental de la finca, se emplazaba la estatuilla, o grupo, a la quepertenece la cabecita infantil nº 15 (fig. 7 f. g). Unos 70 m hacia el oeste se recuperaron unherma báquica con representación del dios Pan (fig. 5 e. f), y un erote que flanqueaba unadesaparecida estatua de Venus (fig. 7 a. b. d. e), que ilustran la extensión de esta importantezona residencial por toda esta finca, ya que no se tienen datos sobre el tipo de estructurasdescubiertas.

141 Veny 1965 nº 28.

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Fig. 7 a. b Erote recuperado en 1935, en el límite de las fincas de Can Mostel y Can Costa; c Pie per-teneciente a un pilar hermaico, amortizado en las reformas de una calle en Sa Portella; d. e Plinto de laestatua anterior (nº 18), hallado fortuitamente en los años ochenta; f. g Cabeza ideal infantil, hallada

en can Mostel, en 1930.

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Fig. 8 a. b Cabeza ideal infantil, circunstancias del hallazgo indeterminadas; c–e Fragmentos proceden-tes de la finca de can Basser (c excavaciones de 1933); d. e hallazgo fortuito en el siglo XIX.

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CATÁLOGO

Número asignado, referencia a su fotografía en este trabajo, denominación de la pieza, lugar actual deconservación142, bibliografía143, dimensiones, circunstancias de su hallazgo, observaciones, datación.

nº 1Cabeza velada de Augusto, Colección del Marqués de Campo Franco, Palma de Mallorca. Bibliografía abreviada:García y Bellido 1951, 56. 57; Zanker 1973, 13; Boschung 1993, 110; Veny 2005, 137–141. 38,5 cm dealtura. Hallado en las inmediaciones del Oratorio de Santa Ana en una fecha indeterminada del siglo XVI.El retrato pertenece al tipo Actium B de Zanker, dentro del cual se contabilizan únicamente dos velados.Fechado en torno al 30 a. C.

nº 2, fig. 3 fTorso thoracato, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 21659. Bibliografía abreviada: García y Be-llido 1951, 61–64; Garriguet 2001, 13. 14; Veny 2005, 152–156. 127 cm de altura. Hallado en 1935, juntocon las estatuas nº 4 y 5, en el límite de Can Costa y Can Mostel, reutilizadas como cimentación de unmuro considerado de época tardía. Perteneciente a una estatua icónica imperial ad locutio, con un mantoceñido a la cintura al modo del Augusto de Prima Porta o heroizaciones tipo Huftmantel, de unos 200cm de altura. Importante paralelo para los motivos de la coraza en un ejemplar de Volúbilis. Comienzosdel siglo I d. C.

nº 3, fig. 4 a. bFragmento de faldellín de estatua thoracata, Can Doménech, Alcudia, siglado: UE-6438-1-3, inédito. 9,2cm de altura. Hallado en la campaña de 2005, al Este del Templete I, entre los materiales del nivel de destrucciónde un muro (UE-6438) construido con posterioridad al siglo III d. C. Perteneciente a una estatua de di-mensiones superiores al natural, de excelente ejecución en los detalles. Probablemente de finales del sigloII al III d. C.

nº 4, fig. 3 d. eEstatua togada, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 21600. Bibliografía abreviada: García y Belli-do 1951, 60; Goette 1990, 22 nota 97; Garriguet 2001, 12 s.; Veny 2005, 149–151. 159 cm de altura. Cir-cunstancias de su hallazgo idénticas al thoracato nº 2 de este trabajo. Togado que alcanzaría unos 200 cmde altura perteneciente al tipo Aa de Goette, de tradición tardo republicana. Llevaría velada la cabeza, se-gún se desprende del pliegue de la toga fracturado junto a la parte izquierda del cuello. Comienzos delsiglo I d. C.

nº 5, fig. 3 cEstatua icónica femenina, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 21661. Bibliografía abreviada: Garcíay Bellido 1951, 60 s.; Balil 1986, 226 s.; Garriguet 2001, 14 s.; Veny 2005, 145–148. 174 cm de altura. Circunstanciasde su hallazgo idénticas al thoracato nº 2 y al togado nº 4 de este trabajo. Estatua que alcanzaría unos200 cm de altura, perteneciente al tipo Gran Herculanesa. Gran similitud técnico-estilística con el togadonº 4 de este trabajo. Comienzos del siglo I d. C.

nº 6, fig. 3 a. bEstatua icónica femenina, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 21719. Bibliografía abreviada: Balil1986, 227; Veny 2005, 142–145. 142 cm de altura, es la única pieza no marmórea de este trabajo (caliza

142 Las piezas conservadas en el Museo Monográfico de Pollentia, en Alcudia, pertenecen al Museo de Mallor-ca y llevan su mismo número de inventario. Las piezas conservadas en Can Doménech, sede del Consorci de la ciu-tat romana de Pol·lèntia, están actualmente trasladándose al Museo de Mallorca.

143 Algunas piezas son muy conocidas y presentan una bibliografía específica considerable. En estos casos seespecificará que se trata de una bibliografía abreviada, citándose únicamente las referencias más importantes.

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local). Hallada en 1927 en la finca de Can Reines, donde en los años ochenta se identificarían los restosdel foro de la ciudad. Según las referencias de Isasi, el hallazgo se produjo más al sur de la zona actual-mente excavada (fig. 1). Estatua de dimensiones naturales, realizada en la isla, perteneciente al tipo Pudi-citia. Datada en los años 40–10 a. C.

nº 7, fig. 4 d. eFragmento de estatua icónica, Can Doménech, Alcudia, sin número de siglado. Inédito. Hallado en losniveles superficiales de la Habitación C, en la Insula de Tabernas al O del Capitolio, durante la campañade 1982. 9,8 cm de altura; 12,2 cm de grosor. Extremo del antebrazo izquierdo de una estatua de dimen-siones superiores al natural, cubierto por tres pliegues de la vestimenta (toga o manto). Conserva restosde óxido de hierro en el lugar donde se emplazaba un perno para el ajuste de la mano, realizada en piezaaparte. Época altoimperial.

nº 8, fig. 4 cFragmento de estatua icónica, Can Doménech, Alcudia, siglado: 83R/ E-9/ 298. 125. Bibliografía abre-viada: Arribas – Tarradell 1987. 53 cm de altura. Recuperado en la plaza foral, en el cuadro E-9, nivel II,al sur del Templete II, durante la campaña de 1982. Fragmento perteneciente a la vestimenta de una esta-tua (toga o manto) seguramente icónica de dimensiones al menos naturales. Época altoimperial.

nº 9, fig. 4 fParte anterior de pie izquierdo desnudo, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 4429. Bibliografíaabreviada: Isasi sin fecha, 90. 100; Ventayol 1927, 55 s. (solo citado). 10,7 cm de altura; 19,2 cm de gro-sor. Hallado durante la campaña de 1926 en Can Reinés, donde en los años ochenta se identificó el forode la ciudad. Perteneciente a una estatua ideal semi colosal, de excelente ejecución, con un corte total-mente plano en la parte posterior. Posible estatua de culto o imperial heroizada. Época altoimperial.

nº 10, fig. 5 a. bRetrato masculino, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 4443. Bibliografía abreviada: Ventayol 1927,55; García y Bellido 1951, 58; Prevosti – Rafel 1983, 57, nº 4. 6 (son en realidad la misma). 23 cmde altura; 21 cm de grosor. Hallada en Can Reines (área del foro) en la campaña de 1926. Estilo del se-gundo triunvirato, de fuerte tradición republicana, parte posterior sólo devastada. Realizada hacia el cam-bio de era.

nº 11, fig. 5 c. dRetrato masculino, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 21720. Bibliografía abreviada: Prevosti –Rafel 1983, 57. 22,3 cm. de altura; 19 cm de grosor. Según sus primeras editoras, pudo recuperarse en lacampaña de 1949 en la zona de Sa Portella, “en la Habitación D de la Casa de la Cabeza de Bronce”144.Esta información no consta en la ficha del Museo de Mallorca, y los datos de la campaña de 1949 perma-necen inéditos. Por otra parte la casa mencionada no se excavó hasta los años cincuenta, siendo publica-dos todos sus materiales, sin que conste este retrato. Por tanto, circunstancias del hallazgo no aclaradas.Retrato de adulto, con una intensa fase de pulimentado final, estilística e iconográficamente próxima alos modelos tempranos difundidos por la dinastía flavia. Años 70–80 del siglo I d. C.

nº 12Busto de muchacho, Colección Conde de España, Palma de Mallorca. Bibliografía abreviada: García y Bellido1951, 59 s.; Prevosti – Rafel 1983, 57. 27 cm de altura. Hallada fortuitamente en los terrenos de SantaAna, en el siglo XIX. Busto corto de muchacho con un tocado a modo de casquete formado por tres anchascintas ajustadas a ambos lados de la nuca. En la coronilla tiene un pequeño orificio. Según García y Be-llido, el tocado podría corresponder a un tañedor de aulos, o a un joven atleta, posiblemente un pugilistao pancraciasta, al modo del conocido ‘Atleta Amelung’. Siglo I d. C.

144 Prevosti – Rafel 1983, 57 nº 5.

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nº 13, fig. 6 c. dCabeza ideal femenina, Museo de Mallorca, nº de inv. 24016. Bibliografía abreviada: Amorós 1952, 434–442; García y Bellido 1951, 57 s.; Prevosti – Rafel 1983, 57. 18 cm de altura; 13 cm de grosor. Recupera-da en la campaña de 1948, en Sa Portella, en un pozo junto con materiales varios que llegan hasta el sigloIII d. C. El pozo podría estar vinculado con la zona sur de la Casa de la Cabeza de Bronce. Cabeza feme-nina, con restos de policromía en el cuello, probablemente perteneciente a una estatua ideal de 1 m dealtura aproximadamente. Tiene perforaciones en los lóbulos de las orejas, para insertar pendientes, y po-see rasgos fuertemente idealizados de corte helenístico. Finales del siglo I a. C. a comienzos del I d. C.

nº 14, fig. 6 a. bCabeza ideal Masculina, Museo de Mallorca, nº de inv. 21293. Bibliografía abreviada: Arribas et al 1973,42; Prevosti – Rafel, 58 s. 15,5 cm de altura; 14,5 cm de grosor. Según sus editoras, y la ficha del Museo,apareció en el “pozo 1, adquirida por excavaciones Bryant en 1949”145, lo que remitiría a Sa Portella. Sinembargo, esta referencia es muy vaga, y presenta algunos problemas que han impedido confirmarla. Ca-beza de joven con la cabeza ceñida por una cinta, con un gran orificio de planta ovalada en la parte supe-rior del cráneo y un perno de hierro en el centro. Técnica y estilísticamente la pieza es idéntica a la ante-rior, nº 13, con la que comparte similares dimensiones y rasgos idealizantes. De finales del siglo I a. C. acomienzos del I d. C.

nº 15, fig. 7 f. gCabeza ideal infantil, Museo de Mallorca, nº de inv. 4431. Bibliografía abreviada: Isasi sin fecha, 302; Prevosti– Rafel 1983, 59. 9,8 cm de altura. Según la documentación de Isasi la pieza se halló en los “trabajos dela Casa del Colonizador (en) 1930”146, es decir, en los restos de una gran domus, con un importante pe-ristilo, en la finca de Can Mostel. Parte de una cabeza con un intenso pulimentado final a base de abrasi-vos, perteneciente a una estatuilla de pequeñas dimensiones de carácter ornamental. Probablemente delsiglo II a comienzos del III d. C.

nº 16, fig. 8 a. bCabeza ideal infantil, Museo monográfico de Pollentia, nº de inv. 21289. Bibliografía abreviada: Prevosti– Rafel 1983, 58. 12,8 cm de altura. Procedente de Pollentia, entre los años 1950 y 1990, circunstanciasdel hallazgo desconocidas. Parte de una cabeza infantil realizada en dos piezas, de rasgos idealizados muygenéricos procedentes de la iconografía ornamental helenística, particularmente de las variantes de las imágenesinfantiles en actitud lúdica del escultor Boetos. Mediados del siglo I d. C.

nº 17, fig. 6 e. fCabeza de Eros, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 4442. Bibliografía abreviada: Llabrés – Isasi1934, 19; Balil 1965; Balil 1976; Balil 1977; Blanco 1981, 142. 15,2 cm de altura; 10,5 cm de grosor. Ha-llado en 1930 durante los trabajos en la necrópolis de Can Fanals, junto con otros fragmentos de la mis-ma estatua actualmente perdidos. Concretamente, se extrajo del interior de un pozo. Copia de un originalde Lisippo, que representa al dios en pie tensando el arco, elaborada para el santuario de Tespias. Se co-nocen numerosas copias de época romana, tanto en ambientes privados como públicos. Una de ellas, par-ticularmente similar a ésta, procede del programa ornamental del Teatro de Leptis Magna. Siglo I d. C.

nº 18, fig. 7 a. bFragmento de erote, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 4434. Bibliografía abreviada: Isasi 1939,229; Prevosti – Rafel 1983, 59. 9,3 cm de altura. Hallada en 1935 en el límite de las fincas de Can Mostely Can Costa, en los sondeos efectuados tras el hallazgo de las piezas nº 2. 4 y 5. En la documentación deIsasi se menciona el hallazgo de restos estructurales de tipo doméstico. Erote oferente perteneciente a

145 Prevosti – Rafel 1983, 58 s. nº 14.146 Isasi sin fecha, 302.

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un pequeño grupo escultórico presidido por la estatua de la diosa Venus, no conservada, y flanqueada poréste y otro erote, también perdido. Presenta en su lateral izquierdo una zona de unión con el resto delgrupo que está fracturada. Siglo II d. C.

nº 19, fig. 7 d. eBasa de pequeño grupo escultórico ideal, Colección particular de Alcudia, actualmente en trámites de adquisiciónpor parte del Ayuntamiento. Inédita. 6,3 cm de altura; 13,6 cm de anchura. Seguramente la pieza habíasido reutilizada como material constructivo en la fortificación tardía que afectó al sector norte del foro.Fue hallada por un vecino de Alcudia de modo fortuito en los años 1980, tras una serie de remocionesen este complejo estructural. Basa moldurada de planta trapezoidal, con los pies desnudos de tres perso-najes tallados sobre la plataforma. Pertenece al mismo grupo de la estatuilla anterior, nº 18, con quiencomparte los mismos parámetros técnico-estilísticos. Siglo II d. C.

nº 20, fig. 5 e. fCabeza del dios Pan, Museo Monográfico de Pollentia, nº de inv. 4433. Isasi 1939, 228 s.; Prevosti – Ra-fel 1983, 58; Rückert 1998, 217, Rückert 1998, 217. 9,8 cm de altura. Hallada junto con la pieza nº 18, enidénticas circunstancias. Cabeza hermaica, que representa al dios Pan en su variante barbada, con los cuernoscaprinos a ambos lados de la frente y coronado por una rama de hiedra. Presenta restos de policromía enla barba, y una serie de cortes rectos de sierra en la parte posterior, para ajustarse a un elemento mobilia-rio. Siglo I a II d. C.

nº 21, fig. 7 cFragmento de estatua ideal, Can Doménech, Alcudia, siglado: C/ 8 III 85. Arribas et al. 1973, 128. 9,1cm de grosor. Hallado en la Calle Porticada del área de Sa Portella, en 1958, entre los materiales del nivelII, fechado entre comienzos de nuestra era y los años cuarenta del siglo I d. C. Pequeño pie humano, conel lateral izquierdo y la planta planos, realizado en giallo antico, perteneciente a un pilar hermáico, posi-blemente de temática báquica, y función ornamental. Segunda mitad del siglo I a. C.

nº 22, fig. 8 d. eFragmento de estatua femenina, paradero desconocido. Ventayol 1927, 42 nota a; Isasi sin fecha, 124 s.dimensiones desconocidas. Hallado fortuitamente en el siglo XIX en el área de Can Basser. Pieza conoci-da por referencias y los dibujos inéditos de R. Isasi. Según éstos, presenta un corte recto en la parte pos-terior, muy similar al de la pieza nº 9 de este trabajo, por lo que se trataría de un sistema de despiece degrandes formatos, a lo que también apunta la calidad y minuciosidad técnica desplegada que señalan lascrónicas. Época altoimperial.

nº 23, fig. 8 cFragmento de estatua indeterminada, paradero desconocido. Bibliografía abreviada: Isasi 1939, 62 s. Di-mensiones desconocidas. Hallado en la campaña de 1933 en Can Basser. Fragmento de cabeza, posible-mente de dimensiones próximas al natural, que muestra signos de algún tipo de vaciado, reutilización osistema de despiece.

nº 24, fig. 4 gGrupo de fragmentos correlativos, Can Doménech, Alcudia, siglado: UE-6580 1–5. Inéditos. Longitud máx.8,1 cm. Recuperados en la campaña de 2006, al Este del Templete II (cuadros E7-E8-F7), en un nivel decirculación altoimperial, bajo el derrumbe de muro donde apareció el fragmento de thoracato nº 3. Frag-mentos de la vestimenta de una estatua indeterminada de, al menos, dimensiones naturales. Época altoimperial.

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D i r e c c i ó n : Dr. A. Santiago Moreno Pérez, Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Fi-losofía y Letras, Universidad de Granada, Campus Universitario de Cartuja s/n, E-18071 Granada, E-mail:[email protected] – Prof. Dra. Margarita Orfila Pons, Departamento de Prehistoria y Arqueología, Facultad de Fi-losofía y Letras, Universidad de Granada, Campus Universitario de Cartuja s/n, E-18071 Granada, E-mail:[email protected].

A. SANTIAGO MORENO PÉREZ – MARGARITA ORFILA PONS402

ZUSAMMENFASSUNG – RESUMEN – SUMMARY

Nachdem die erste Phase in der Erforschung des gesamten Skulpturenmaterials aus derrömischen Stadt Pollentia (Alcudia, Mallorca) abgeschlossen ist – wobei nur Stücke aus Steinberücksichtigt wurden –, stellen wir nun die Ergebnisse vor, die sich mit dem Kontext der-selben befassen. Diese Untersuchung erbrachte neue Aspekte zur Geschichte der Stadt, diesich aus der Verteilung der Skulpturen im städtischen Bereich und aus ihren Funktionen imöffentlichen wie privaten Raum ergaben.

Schlagworte: Pollentia – Steinskulptur.

Una vez concluida la primera fase de la investigación sobre la totalidad de los materia-les escultóricos procedentes de la ciudad romana de Pollentia (Alcudia, Mallorca), centradaúnicamente en aquellos realizados en soporte pétreo, se presentan a continuación los resul-tados del estudio ambiental de los mismos. Este estudio aporta aspectos inéditos a la histo-riografía de la ciudad, como son la distribución urbana de las esculturas y ciertos datos so-bre su uso, tanto en contextos públicos como privados.

Palabras clave: Pollentia – esculturas pétreas.

Once concluded research’s primary phase about all the sculptural material originated inthe roman city of Pollentia (Alcudia, Mallorca), with the focus on those made of stone, inthis paper the study about their situational context is presented. At the end a new contribu-tion to Pollentia’s historiography is obtained, and sculpture’s urban distribution in public orin private contexts.

Key words: Pollentia – stone sculpture.

HINWEISE UND RICHTLINIEN DER REDAKTION

Einsendeschluss für druckfertige Manuskripte ist der 31. Dezember. Diese müssen nachden Publikationsrichtlinien und Abkürzungsverzeichnissen des Deutschen ArchäologischenInstituts abgefasst sein (www.dainst.org »Forschung«).

Bitte beachten Sie folgende Punkte:– Text ohne besondere Formatierung (fett, kursiv, unterstrichen, verschiedene Schrift-

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nungen und Photos ist.– Zusammenfassungen und entsprechende Schlagwörter (keywords) in Deutsch, Spanisch

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Die Redaktion bedankt sich im Voraus für Ihre Bemühungen.

INDICACIONES Y NORMAS DE LA REDACCIÓN

La fecha límite para la entrega de manuscritos es el 31 de diciembre. Éstos deben cumplirlos siguientes requisitos:

– Empleo de las normas de redacción y abreviaturas del Instituto Arqueológico Alemánconforme a las publicadas en www.dainst.org (ver bajo “Forschung”).

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de dibujos y fotos.– Adjuntar resúmenes y palabras clave en alemán, español e inglés, así como las corre-

spondientes traducciones del título.

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