(Boletín) Respeto y cumplimiento del Estado de Chile a las recomendaciones de la ONU sobre los...

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Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas Boletín Nº 5. Segundo semestre de 2007. Publicación de entrega gratuita. © Todos los derechos reserva-

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Otro año concluye sin que se perciban avances en la relación entre el estado chileno y los pueblos indígenas. En el plano jurídico, 2007 se va sin que Senado haya ratificado el Convenio 169 de la OIT, convenio internacional que espera la decisión de los honorables desde 1991, fecha de su primera presentación al Congreso. Para la ratificación de este Convenio, que reconoce a los pueblos indígenas derechos colectivos, como la participación y la autonomía, la tierra, el territorio y los recursos naturales, y que ha sido ratificado por 17 estados, 13 en América Latina, contribuyendo a dar cauces institucionales para la solución de conflictos históricos, se requiere- por decisión del Tribunal Constitucional- 4/7 de los senadores en ejercicio. Ello hace necesario el concurso de la oposición. Lamentablemente, los temores reverenciales (escisión, fragmentación del estado) que el Convenio genera no solo en la oposición, sino también ahora en senadores de gobierno, han llevado a algunos a proponer su aprobación con reservas, cuestión que carece de toda validez para la OIT.

Siempre en este plano, el ejecutivo- sin mediar consulta alguna a las organizaciones indígenas- envió al Congreso un nuevo proyecto de reforma constitucional, el que además de disponer que “La nación chilena es multicultural”, reconoce “la existencia de los pueblos indígenas que habitan su territorio y el derecho de los pueblos, comunidades y personas indígenas a conservar, desarrollar y fortalecer su identidad, idiomas, instituciones y tradiciones sociales y culturales”. Las posibilidades de su aprobación, dados los quorúm requeridos para la esta reforma, son aún más inciertos que los del 169.

Un avance en el plano jurídico, estuvo determinado por el voto favorable del estado chileno a la Declaración de la ONU sobre derechos de los pueblos indígenas. Dicha

Declaración, adoptada por la Asamblea General en septiembre pasado, hace extensivo a los pueblos indígenas derechos reconocidos a todos los pueblos, como la libre determinación. También les reconoce derechos sobre sus tierras, territorios y recursos naturales ancestrales, incluyendo la restitución cuando hayan sido privados de ellos sin su consentimiento, derechos culturales y de propiedad intelectual, entre otros. Aunque algunos discuten las implicancias jurídicas que la Declaración podría tener para los estados, existen argumentos poderosos que permiten sostener que estos se encuentran obligados a respetar los derechos en ella establecidos. Así lo han entendido al menos la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos en su decisiones relativas a denuncias de pueblos indígenas por la violación de derechos garantizados en la Convención Americana de Derechos Humanos. También destacable en el plano doméstico es la aprobación, luego de años de lucha de los mapuche lafkenche, de la ley que reconoce sus derechos sobre el borde costero, derechos hasta ahora desconocidos en la ley de pesca.

Mas allá de lo jurídico, la política del estado chileno durante el 2007 ha seguido lesionando, de diversas maneras, los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas. Así se ha mantenido inalterado el respaldo del gobierno a los proyectos de inversión que intereses privados, muchos de ellos trasnacionales, impulsan o planifican en territorios indígenas, y que son rechazados por las comunidades. Los planes de construcción del ducto de CELCO al mar, resistidos largamente por las comunidades lafkenche, la proliferación de propuestas para la instalación de hidroelectricas en los ríos de comunidades mapuche cordilleranas del Bio Bio a Los Lagos, la imposición del proyecto Pascua Lama en territorio diaguita, son solo algunos ejemplos de ello.

Igualmente, la violencia policial y la persecución judicial en contra de comunidades que resisten dichos planes,

Pueblos indígenas:Reconocimiento y respeto pendientesJosé Aylwin Oyarzún, Co-director del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

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o reclaman por sus tierras usurpadas, sigue siendo una política de estado. El caso de Temucuicui, comunidad de Ercilla que reclama tierras que ancestralmente les pertenecieron, constituye un claro ejemplo de esta política. Al igual que el 2006, la comunidad fue allanada reiteradamente el 2007, manteniendola en un estado de terror. En contra de sus dirigentes se han dictado más de diecisiete ordenes de aprensión por diversos delitos, inmovilizando con ello a la comunidad. Ante la ausencia de fundamentos, dos de ellos han sido absueltos por la justicia en el último mes en diversas causas, no sin antes pasar por prolongados períodos de prisión preventiva.

Particularmente grave es la prolongación de la prisión, en base a legislación antiterrorista, de una decena de dirigentes mapuche por hechos vinculados a los conflictos de tierras ocurridos en los últimos años. Dos de ellos, autodenominados – no sin fundamento- presos políticos mapuche, mantienen una huelga de hambre que lleva ya 70 días, reclamando su liberación y la desmilitarización de las comunidades en conflicto. El silencio del gobierno- además del de la prensa y de los sectores de poder- frente a esta dramática realidad cuyas implicancias para la salud

de los ayunantes pueden ser gravísimas, es inmoral. Ello en particular teniendo en consideración que el gobierno fue parte en las causas que derivaron en su condena y que su liberación requiere de reformas legislativas y de la acción del ejecutivo.

El Estado chileno sigue, por consiguiente, sin escuchar no solo a los mapuche, sino a instancias como el Comité de Derechos Humanos de la ONU que en marzo pasado lo llamó a adoptar medidas, incluyendo el termino de la violencia policial, la consulta previa frente a proyectos de inversión en territorios indígenas, y la modificación de la ley antiterrorista, para garantizar el respeto de los derechos humanos a los pueblos indígenas.

En este contexto, no es mucho lo que cabe de esperar para el 2008. Sino hay de parte del estado un reconocimiento y respeto mínimo a los pueblos indígenas y a sus derechos, sino hay causes institucionales para dirimir y resolver conflictos históricos y contemporáneos que involucran a sus comunidades, el escenario más posible es el de la agudización de dichos conflictos. Es una realidad lamentable que el gobierno y la oposición no pueden ignorar.

Pueblos indígenas:Reconocimiento y respeto pendientes

El ObservadorObservatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

Co directores Observatorio:José Aylwin y Nancy Yáñez

Editora:Paulina Acevedo

Diseño:Rodrigo Collado.

Foto Portada:Juan P. Catepillan / Azkintuwe

Contacto:[email protected]

Temuco:Antonio Varas Nº 428(56-45) 213 963 / 214 202 / 218 353

Este boletín ha sido realizado con el aporte deFundación FORD y de AVINA

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Respeto y cumplimiento del Estado de Chile a las recomendaciones de la ONU sobre los derechos indígenas

El Índice Universal de los Derechos Humanos sobre los documentos de las Naciones Unidas, disponible en el sitio web de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos2, nos entrega una documentación detallada de la gran cantidad de anotaciones que recibió Chile, Estado parte de las Naciones Unidas, esos últimos años: 358 anotaciones, compuestas de 183 observaciones y 175 recomendaciones.

Una gran parte de las observaciones al Estado de Chile desde 2003 mencionan la situación de los pueblos indígenas en el país. La mayoría de ellas provienen de tres órganos de las Naciones Unidas y de un Relator Especial, donde cada uno entregó su Informe a Chile con una agenda internacional para responder a esas recomendaciones:

Cabe señalar que el sistema de las Naciones Unidas para la protección de los Derechos Humanos está compuesto de una Relatoria (Relatores por país y Relatores temáticos), basada en la Carta de la ONU y, por otro lado,

de siete Comités que supervisan las aplicaciones de los siete Tratados de Derechos Humanos de la ONU. Esos Comités son constituidos por expertos independientes y hacen Informes Periódicos a los Estados parte.

Algunas Recomendaciones de la ONU sobre los Derechos Indígenas

Sobre varios puntos que analizan la situación de los Derechos Humanos en Chile y particularmente de los pueblos indígenas, tanto el Relator Especial como los tres Comités, lamentan y se preocupan de que el Estado de Chile, miembro de las Naciones Unidas y obligado a conformar su legislación nacional a la de los instrumentos internacionales como son los Pactos, no cumpliera con un conjunto de requisitos y estándares vigentes al nivel internacional.

En materia legislativa, tanto como el Relator Especial, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Comité de los Derechos Del Niño, señalan y recomiendan que Chile incluya el reconocimiento de sus pueblos indígenas en la Constitución del país, garantizando el disfrute pleno y efectivo de sus derechos. También se recomienda la pronta ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, así como otros convenios internacionales que garantizan los derechos humanos de los pueblos indígenas. Además, el Relator Especial y el Comité de Derechos Humanos se preocupan por el uso y abuso de la Ley anti-terrorista para juzgar a comuneros mapuche. Señalando que Chile debe modificar esta ley y precisar la noción de terrorismo para que no se criminalicen las demandas y protestas sociales de los pueblos indígenas.

Por otro lado, el Relator Especial y el Comité de Derechos Humanos señalan que Chile debería revisar su legislación sectorial sobre tierras, aguas, minas y otros sectores cuyo contenido entra en contradicción tanto con lo dispuesto en la Ley Indígena, como con los derechos enunciados en los Pactos Internacionales. Debiendo primar el principio de la protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas por encima de intereses comerciales y económicos particulares. En ningún caso la explotación económica, como la de las tierras, deben debilitar o atentar a los derechos reconocidos y protegidos en los Pactos.

Blaise Pantel 1

• El Relator Especial para los Derechos y Libertades Fundamentales de los Indígenas, Rodolfo Stavenhagen. Hizo una misión a Chile en 2003 y entregó su Informe el 17 de noviembre del 2003. E/CN.4/2004/80/Add.3

• El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, cuyo órgano vigila el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Entregó sus observaciones finales el 26 de noviembre del 2004. E/C.12/1/Add.105

• El Comité de los Derechos Del Niño, cuyo órgano vigila la Convención Sobre los Derechos del Niño. Entregó sus observaciones finales el 23 de abril del 2007. CRC/C/CHL/CO/3

• El Comité de Derechos Humanos, cuyo órgano vigila el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Entregó sus observaciones finales el 18 de mayo del 2007. CCPR/C/CHL/CO/5

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Además, el Comité de Derechos Humanos lamenta que las tierras antiguas o tierras ancestrales mapuches continúen en peligro debido a la expansión forestal y megaproyectos de infraestructura y energía. Se preocupa también de que las reivindicaciones, principalmente del pueblo mapuche, no hayan sido atendidas, sobre todo en torno a las demandas de tierras. Y de la lentitud en la demarcación de las tierras indígenas, lo que ha provocado tensiones sociales. El Comité concluye que Chile debería agilizar los trámites con el fin de que queden reconocidas las tierras ancestrales indígenas. En este sentido, el Relator Especial profundizó aún más en su Informe, señalando que la demarcación y la titulación de las tierras indígenas deberán rescatar y reconstituir los territorios tradicionales, desafío pendiente a la luz del funcionamiento del Fondo de Tierras que maneja la CONADI.

En materia de pobreza y desarrollo, varias recomendacio-nes señalan que la situacion de los pueblos indígenas en el país es bastante preocupante, sobre todo en las zonas rurales y en torno a la pobreza urbana. Se necesita profundizar la recopilación de datos para mejorar las políticas públicas y elaborar realmente planes de acciones para luchar contra la desigualdad y la discriminación. Debiéndose asignar prioridad al acceso a servicios básicos como el agua potable limpia o la salud. Mientras que en torno al desarrollo, el Relator señala se deben respetar las opiniones y los derechos humanos, tomando en cuenta el sistema de consulta (previo e informado) conforme al derecho internacional.

En materia de educación, se señala que Chile debe mejorar el sistema de educación bilingüe, con adecuados presupuestos, para una implementación pronta y eficaz. Para ello es necesario prestar apoyo a las familias, para que los niños puedan permanecer en el seno familiar. Además, los servicios de salud para las comunidades indígenas deberán ser ampliados con suficientes recursos y respetar la utilización de la medicina tradicional indígena.

Grupo Interagencial sobre DDHH de la ONU y la Ronda de consultas para dar seguimiento a la implementación de las recomendaciones

Tras el Informe del Relator Especial Rodolfo Stavenhagen sobre su misión a Chile, se trató en 2004, con el trabajo del Consejo de Todas las Tierras, de dar seguimiento a sus recomendaciones. Lamentablemente y por varias razones, como la falta de voluntad política o la inercia de la ONU, no se pudo ir al fondo en la materia.

En 2007, en tanto, en el marco de las actividades por el Proyecto de Acción 2, el Grupo Interagencial sobre los Derechos Humanos del Sistema de las Naciones Unidas en Chile, se propuso llevar a cabo una ronda de consultas para

dar seguimiento a la implementación de recomendaciones al Estado chileno, basadas en las del Relator Especial, es decir incluyendo después de varias discusiones las recomendaciones de los tres Comités (recomendaciones que se complementan).

La finalidad de la ronda de consultas es constituir un espacio de diálogo que permita conocer, por parte del Estado, de la sociedad civil y de los pueblos indígenas, los avances, obstáculos y dificultades en la implementación de las recomendaciones en Chile.

Así, en julio del 2007 se llevaron a cabo reuniones preliminares tanto con la sociedad civil como con el Estado, para dar a conocer el proyecto sobre la ronda de consultas. Durante el mes de agosto, el equipo de las Naciones Unidas en Chile preparó una propuesta de borrador de matriz, que fue enviado tanto al Estado, como a la sociedad civil y a las organizaciones de los pueblos indígenas, para sus comentarios.

En septiembre del 2007 se recibían aportes del Estado, de los pueblos indígenas y de la sociedad civil. Pero recién en noviembre el Estado envió un documento consolidado de sus respuestas a las recomendaciones, producto del trabajo efectuado por un grupo interministerial.

En el transcurso del mes de enero del 2008, el Grupo Interagencial debería enviar la información relativa a la ronda de consultas para participar y dar seguimiento a este proceso. Dicho proyecto debe ejecutarse hasta junio del 2008. Las reuniones previas a la consulta deberían organizarse en los meses de marzo, abril y mayo del 2008. El proceso culminará con la organización de una consulta, que tendrá lugar en Santiago de Chile, en el mes de mayo del 2008.

El desafío para las organizaciones indígenas es estar presente en este proceso de consultas. Es una gran oportunidad, para las organizaciones, el Estado y la ONU como árbitro, para utilizar las recomendacio-nes y de este modo cambiar la situación de los pueblos indígenas en Chile. Hay que tomar conciencia que es una posibilidad histórica que se tiene hoy. Esta estrategia permite dar una legitimidad a las reivindicaciones de los pueblos indígenas y tiene una finalidad muy concreta: la implementación de las recomendaciones que hicieron los órganos de las Naciones Unidas a Chile a la luz del derecho internacional.

1.- Investigador, Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, Temuco, Chile.

2.- http://www.universalhumanrightsindex.org/es/index.html

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Estado de Chile y su impresentable situación de Derechos Humanos hacia el Pueblo MapucheAlfredo Seguel / Agrupación Konapewman, RADA

Racismo Socio Ambiental:

Chile mantiene una impresentable situación de violación a los Derechos Humanos a los Pueblos Originarios en Chile. Así lo han confirmado una serie de denuncias, informes y recomendaciones de diversas instancias internacionales en los últimos años, entre ellos, organismos de la ONU como el Comité de Derechos del niño, Comité por los Derechos económicos, sociales y culturales, Comité de Derechos Humanos, el relator sobre la temática indígena Rodolfo Stavenhagen. Del mismo modo, organizaciones como Human Rights Watch, Federación internacional de derechos humanos, Asociación Americana de Juristas, Amnistía Internacional, entre otros, quienes tan bien han dado a conocer sendos informes en estas materias que no han sido considerados por el Estado chileno.

Por el contrario, el Estado de Chile no solo ha desconocido y transgredido el estándar internacional de derechos indígenas y en Derechos Humanos en general, sino también ha hecho sistemático el atropello de garantías fundamentales, e incluso transgresiones a normas del derecho internacional humanitario, como recientemente ocurrió con la extrema y radical protesta de huelga de hambre llevada a cabo por presos políticos Mapuches, principalmente por Patricia Troncoso con 112 días en ayuno.

Otros casos, son los presentados ante el sistema interamericano en el marco de la represión y persecución contra personas mapuches por indebido e irregulares procesos judiciales, aplicaciones de leyes inapropiadas (ley antiterrorista y seguridad interior), con penas desproporcionadas, que involucran a varios dirigentes sociales y políticos.

Racismo Socio Ambiental y el Comité de la eliminación de la discriminación racial (CEDR): Uno de los casos que prontamente se ventilarán en las Naciones Unidas, es el de Racismo socio

ambiental en la Región de la Araucanía, como consecuencia de políticas públicas que han causado graves daños a los territorios y ecosistemas de las comunidades. Ejemplo de esto, son los basurales cuya mayoría se encuentra en tierras Mapuches y las restantes en tierras de campesinos chilenos pobres. Lo mismo, con la reciente instalación de diversas plantas de tratamiento de aguas servidas, varias de las cuales son químicas y administrados por grupos privados o las expansiones urbanas y proyectos inmobiliarios que lo hacen hacia las comunidades en la poca tierra que tienen.

Por estas razones, enfocadas en lo que respecta a los basurales y plantas de aguas servidas, las representaciones de Comunidades afectadas, junto con organizaciones sociales, ambientales, de derechos humanos y Mapuche que respaldan conciente y solidariamente para la obtención de justicia, presentaron una denuncia en enero del 2007 ante el Comité quien acogió la denuncia y remitió oficialmente una comunicación al Estado chileno dirigiéndola al gobierno y su presidenta, solicitándole antecedentes y dando plazos para la presentación de informes.

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Entre los antecedente requeridos, se pidió un consolidado ante los retrasos periódicos que mantiene Chile ante dicho instancia que deberá entregar en junio de 2008 y un informe exclusivo sobre la situación de basurales y plantas químicas de aguas servidas que afectan a comunidades Mapuche y campesinas en la novena Región de la Araucanía y que ha sido considerado como un acto de “racismo socio ambiental”, lo que debería haber presentado en noviembre de 2007, sin embargo el Gobierno aún no lo ha hecho, haciendo aún más impresentable su situación, en especial cuando Chile pretende ser parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, lo que además demuestra un grave . Demás está decir que es una afrenta contra quienes son víctimas por años de esta situación.

Cabe mencionar, que Chile deberá ser examinado en la próxima sesión del CEDR fijado para principios de marzo del 2008, existiendo expectación con respecto a cueles serán sus propuestas para comenzar a eliminar el racismo socio ambiental.

Cifras innegables

En la Araucanía alrededor de un 20 % de la superficie del total de la llamada también Novena Región está en manos de personas Mapuche, principalmente habitantes de reducciones. Se estima, según censo, que alrededor del 25 % de la población en la Región es de origen Mapuche. A pesar de esta proporcionalidad, el 70 % de los

recintos de basura están ubicados al interior o en zona contigua a comunidades Mapuche donde se depositan descontroladamente miles de toneladas de basura provenientes de las comunas. Asimismo, el 100 % de plantas químicas de aguas servidas impuestas por el sector privado con el amparo del estado, se han instalado sobre suelo mapuche con riesgos para los ecosistemas y sus poblaciones, hechos que dejan de manifiesto el racismo socio ambiental y espacial que existe, atentando a sectores más vulnerables en la defensa de sus derechos.

Sin embargo, Chile aún está a tiempo de dar comienzo a revertir parte de estos lamentables episodios y condiciones que enfrenta el Pueblo Mapuche, pero depende de la voluntad política del Gobierno chileno y de su capacidad de coordinar políticas públicas que vayan en tal sentido. En especial, se espera que organismos como la Secretaria general de la presidencia, Mideplan, Ministerio del Medio Ambiente, Ministerio de Obras Públicas, las Municipalidades involucradas junto al Gobierno regional, entre otras, tengan la altura y la capacidad para coordinarse y avanzar en estas materias y no continuar dilatando un tema que se debe abordar ahora.

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Desoyendo voz de pueblos indígenas Senado vota Convenio 169 de la OIT con declaración interpretativa

Con una declaración interpretativa que impide la aplicación en Chile de derechos reconocidos a los pueblos indígenas en otros instrumentos y recomendaciones internacionales que les conciernen, el Senado votará hoy el proyecto que aprueba el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, adoptado por la Conferencia Internacional del Trabajo, el 27 de junio de 1989.

La declaración interpretativa introducida el 7 de enero pasado por la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara Alta, establece que: “ El gobierno de la República de Chile, al ratificar el Convenio 169 sobre pueblos indígenas y Tribales en Países Independientes, formula una declaración interpretativa al artículo 35 del referido instrumento internacional, en el sentido que este solo se aplica en relación a los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”.

El artículo 35 del Convenio 169 de la OIT dispone que “la aplicación de las disposiciones del presente Convenio no deberá menoscabar los derechos y las ventajas garantizados a los pueblos indígenas en virtud de otros convenios y recomendaciones, instrumentos internacionales, tratados, o leyes, laudos, costumbres y acuerdos nacionales.” La declaración interpretativa viene a impedir que las disposiciones del Convenio 169 puedan interpretarse de manera evolutiva, tomando en cuenta los avances del derecho internacional de los derechos humanos relativos a pueblos indígenas verificados desde su aprobación por la OIT hace ya casi dos décadas y los que se adopten en el futuro. En particular ella viene a impedir que la Declaración sobre Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en septiembre de 2007 por la Asamblea General de Naciones Unidas, con el voto favorable de 144 Estados, entre ellos el Estado chileno, la oposición de solo 4 Estados, y la abstención de 11 Estados, sea utilizada como marco jurídico para una interpretación de las normas del Convenio 169.

Ello resulta particularmente grave, por cuanto tal Declaración, refleja, al decir del Relator Especial de la ONU para los derechos indígenas, Rodolfo Stavenhagen, “…el consenso internacional cada vez más extendido en torno al contenido de los derechos indígenas, tal como son reconocidos progresivamente en numerosos países así como en diversos instrumentos internacionales y en la práctica de los órganos internacionales de derechos humanos.” (Relator Stavenhagen, 22 Octubre de 2007)

Cabe señalar que esta declaración interpretativa no tiene validez frente a la OIT. En efecto, la OIT, de acuerdo a su normativa, no acepta reservas, ni declaraciones limitativas o reservas encubiertas como lo es la propuesta por la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado para el Convenio 169. Para la OIT las declaraciones solo son aceptables en tanto no modifiquen el consentimiento, es decir, no afecten el contenido sustantivo del Convenio que se busca ratificar. Se debe señalar que hasta la fecha la OIT no ha aceptado ninguna declaración interpretativa sobre el Convenio 169.

En razón de lo anterior, diversas organizaciones de pueblos indígenas han solicitado al Senado que el Convenio no sea votado, por cuanto lejos de constituir un avance en el reconocimiento de los derechos de pueblos indígenas, de aprobarse en los términos que se pretende, vendría a convertirse en un candado que impediría un reconocimiento progresivo y evolutivo de los derechos indígenas en el país, que tome en consideración no solo los derechos reconocidos en la Declaración de la ONU antes referida, sino los que han sido reconocidos por otros órganos internacionales de derechos humanos, como la Comisión y Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya jurisprudencia relativa a los derechos de pueblos indígenas registra altos estándares de reconocimiento.

Una aprobación por el Senado del Convenio 169 de la OIT, desoyendo la voz de los pueblos indígenas, además de adolecer de los problemas antes señalados, constituiría una paradoja, por cuanto una de las obligaciones que el Convenio 169 impone a los Estados es “…consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representati-vas, cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente.” (artículo 6 .1.a)

Por ello hacemos un llamado al Senado a postergar la votación del Convenio 169 con el objeto de que se pueda precisar, con el concurso de la OIT y de los pueblos indígenas, las reales implicancias de una declaración interpretativa de esta naturaleza para el pleno reconocimiento de sus derechos, y se desarrolle un proceso de consulta con sus organizaciones representati-vas que permita incorporar sus opciones en esta materia de tanta importancia para su desarrollo político, social y cultural.

Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

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Entrega de las Tierras a la Comunidad de Quinquén

El 13 de diciembre la comunidad mapuche pehuenche de Quinquén, ubicada en las nacientes del Bío Bío, en la comuna de Lonquimay, región de la Araucanía, recibirá finalmente del estado chileno el título propietario sobre sus tierras ancestrales.

Ello ocurre quince años después de que el 2 de marzo de 1992, el gobierno de la época (Aylwin), se comprometiera formalmente a dar solución a un conflicto que amenazaba con el desalojo de la comunidad, disponiendo para ello la compra por parte del estado para los pehuenche de un total de 26.510 hectáreas, compuesta por el fundo Quinquén de 7.015 hectáreas y el fundo Galletué de aproximadamente 19.495 hectáreas.

Tal compromiso se concretó luego de varios años de litigio entre la comunidad pehuenche y la Sociedad Galletué, propietaria legal de los predios Quinquén y Galletué. La orden de desalojo de los tribunales obligó a las autoridades a dar una solución a un conflicto que se había iniciado a fines de la década de los 80, con la explotación, por parte de la forestal, de la araucaria, árbol que además de ser sagrado para los pehuenche, constituye su principal alimento y fuente de ingresos.

Dicho compromiso fue adquirido antes de la aprobación de la actual ley indígena, en el contexto de las movilizaciones que los pueblos indígenas desarrollaron con motivo de la conmemoración de los 500 años de la invasión hispana al continente americano, y de la celebración en 1993 del Año Internacional de los Pueblos Indígenas. También estuvo motivado por el impacto que la situación de la comunidad de Quinquén provocó en la opinión pública nacional e internacional y por la solidaridad que recibió de organizaciones sociales, ambientales y de derechos humanos de Chile y el extranjero.

Las autoridades de la época se comprometieron a que las tierras serían otorgadas a sus titulares en forma comunitaria. En el caso de Quinquén, además, estas debían ser otorgadas a la comunidad en un solo paño. En el caso del predio Galletué, este se repartió entre cuatro comunidades pehuenche y tituladas por el estado hacia finales de los 90, con excepción del paño de correspondien-te a la comunidad de Quinquén. Paradojalmente, la comunidad de Quinquén, que fue aquella que lideró la lucha por la protección y el reconocimiento de sus tierras ancestrales, no recibió del estado la totalidad de los títulos propietarios sobre las mismas hasta ahora.

La larga espera de Quinquén tiene diversas explicaciones.

Al poco tiempo de su adquisición por el estado, el predio Quinquén fue objeto de una demanda judicial por parte de la empresa Forestal Malleco, dueña del fundo colindante La Fusta. Dicha empresa demandaba la mitad de las tierras adquiridas, paralizando con ello su entrega a la comunidad.

No obstante los compromisos antes señalados, en 1998, una parte de las tierras del fundo Quinquén no afectas a litigio fueron entregadas por el Ministerio de Bienes Nacionales, institución a la que se le había encomendado la entrega de las tierras a la comunidad de Quinquén. Terminado el juicio con Forestal Malleco, las tierras quedaron a firme en poder del estado. Entonces el Ministerio de Bienes Nacionales debió haber completado el proceso como lo ordenaban los acuerdos. En vez de ello, los predios Quinquén y Galletué fueron transferidos a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, CONADI.

Tal entidad comenzó a aplicar una política que, más que dar cumplimiento a los compromisos aludidos, provocó tensiones y contradicciones entre los miembros de la comunidad, dilatando con ello la titulación. Así, se impulsaron iniciativas financiadas por el estado a través de la CONADI, para la división de la comunidad en hijuelas particulares, o en otros casos discrecionalmente y al margen de la comunidad indígena constituida, se elaboraron listas inorgánicas para optar a la copropiedad. Una y otra vez, se tomaron acuerdos que finalmente no prosperaron.

Fue solo con la acción de organizaciones no gubernamentales -la WWF y el Observatorio de los Derechos de los Pueblos Indígenas-, a petición de la comunidad de Quinquén, que el 2005 se logró un acuerdo interno de sus integrantes relativo a la forma en que la entrega de tierras debía realizarse, esto es en comunidad.

Posteriormente, el proceso de transferencia quedó en manos de CONADI, entidad que elaboró una fórmula que dispone la entrega de 4.340 hectáreas faltantes del predio Quinquén en copropiedad; en la que se incluye a la comunidad indígena, y el título sobre el predio Galletué, lote B1, de 4.292 hectáreas en comunidad. Así, hoy 13 de diciembre de 2007, asistimos finalmente a la entrega de las tierras a la comunidad indígena de Quinquén y a algunos copropietarios, que a la vez son parte de la misma comunidad. Queda, en consecuencia, un fragmento de este territorio ancestral indígena constituido en dos tipos

Titulación Quinquén - Raúl Molina y José Aylwin

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de propiedad diferentes: uno en copropiedad y otro en comunidad.

Esperamos que los derechos de los ausentes estén debidamente resguardados y que esta fragmentación de propiedad no se constituya en una fractura de la comunidad pehuenche de Quinquén. Por ello, hacemos votos por la unidad de la comunidad, ya que su mancomunión ha sido la clave para lograr esta restitución territorial indígena.

Las dificultades vivenciadas en este proceso, así como las contradicciones de la política desarrollada por el estado en el caso de Quinquén requieren de un análisis con mayor profundidad, a fin de comprender los largos años de espera.

Consideramos que en este proceso el estado ha mostrado muchas ambigüedades, y no ha respetado a su tiempo dos derechos esenciales hoy reconocidos por la recientemente aprobada, con el voto a favor de Chile, Declaración de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas. Entre estos derechos destaca el que tienen los pueblos indígenas a la reparación, por medios que pueden incluir la restitución, por las tierras, los territorios y los recursos que tradicionalmente hayan poseído u ocupado o utilizado y que hayan sido confiscados sin su consentimiento libre,

previo e informado (artículo 28); y el derecho a que se reconozcan sus tradiciones, costumbres y sistemas de tenencia de la tierra (artículo 27).

Por otro lado, la actuación del estado deja en evidencia lo que el Comité de Derechos Humanos planteó al gobierno de Chile a comienzos de este año, al manifestar su preocupación por el hecho de que “… las reivindicacio-nes de los pueblos indígenas, principalmente del pueblo Mapuche, no han sido atendidas y ante la lentitud de la demarcación de las tierras indígenas, lo que ha provocado tensiones sociales”. Por ello, dicho Comité recomendó a las autoridades realizar todos los esfuerzos posibles para “…agilizar los trámites con el fin de que queden reconocidas tales tierras ancestrales”.

A pesar de lo anterior, celebramos en esta fecha la restitución en propiedad a la comunidad de Quinquén de sus tierras ancestrales. Brindamos por ella, porque ha demostrado con su perseverancia, como lo hacen muchas otras comunidades indígenas actualmente, la legitimidad de la defensa de sus derechos sobre sus tierras y recursos naturales.

Salud y larga vida a la comunidad pehuenche de Quinquén.

Nos dirigimos a la opinión pública consternados por el actuar del Gobierno que encabeza la Presidenta Michelle Bachelet, el que ha mantenido absoluto silencio frente a la huelga de hambre que en la cárcel de Angol mantuvieron cuatro dirigentes mapuche y que aún mantiene Patricia Troncoso Robles, con peligro inminente de muerte.

Como es de conocimiento de la opinión pública Florencio Jaime Marileo Saravia, Juan Millalen Milla, José Benicio Huechunao Mariñan, Héctor Llaitul Carillanca y Patricia Troncoso han sido condenados por aplicación de la Ley Antiterrorista en procesos cuestionados por haber carecido de mínimas garantías procesales y que han derivado en penas desproporcionadas e injustas. En efecto, cumplen condenas de 10 años y un día por el supuesto delito de incendio terrorista de una plantación

forestal perteneciente a Forestal Mininco S.A. Fueron además condenados a pagar 425 millones de pesos por concepto de indemnización.

A setenta y dos días de la huelga de hambre los comuneros Florencio Jaime Marileo Saravia, Juan Millalen Milla y José Benicio Huechunao Mariñan depusieron la huelga de hambre y lo propio hizo Héctor Llaitul Carillanca a 80 días de haber comenzado la huelga. En una declaración pública difundida en el día de hoy, Héctor Llaitul Carillanca informa que depone a huelga - a pesar de no haber obtenido ninguna respuesta del gobierno a sus demandas y teniendo como única opción la muerte - en consideración a los ruegos del pu Lonko y sus familiares.

En primer lugar, queremos ponderar la valerosa acción de Héctor Llaitul Carillanca y de los

El silencio del Gobierno a más de 80 días de Huelga de HambreNancy Yáñez y José Aylwin / Co - Directores Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

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dirigentes mapuche por la vida. Estimamos que es un ejemplo de consecuencia y amor por el mapu, su pueblo y sus seres queridos. Condenamos y calificamos de inmoral cualquier intento del gobierno de capitalizar estos hechos como una victoria política y, por lo mismo, instamos a las autoridades a responder a las demandas formuladas por los mapuche presos en Angol.

Cabe representar la falta de voluntad política de la Presidenta Bachelet y de sus colaboradores quienes no han dado cumplimiento a las promesas contraídas con los presos mapuche. Las instancias de diálogo se frustraron, los voceros de los presos convocados por el Ministro del Interior a una mesa de trabajo destinada a buscar soluciones en el marco de la institucionalidad fracasaron porque las autoridades desistieron de estas posibilidad y los compromisos de beneficios carcelarios en base a los cuales depusieron la huelga Marileo, Millalen y Huenchunao fueron burlados por las autoridades tan pronto éstos depusieron la huelga.

Hoy, a 82 días de huelga de hambre, cuando Patricia Troncoso se debate entre la vida y la muerte, el Ministro del Interior interpelado por su falta de seriedad para respetar los compromisos contraídos, deriva las demandas para resolución del Ministro de Justicia. Tal situación no solo vulnera los derechos mapuche, sino que constituye una burla para los dirigentes mapuche, y juega negligentemente con su vida, lo que consideramos una actitud inmoral.

En estos momentos, queremos insistir que en el caso estamos frente a situaciones de vulneración de derecho y abusos cometidos por el Estado que han sido constatadas por diversos organismos internacionales de derechos humanos, como Human Rights Watch, el Relator Especial sobre libertades fundamentales y derechos de los indígenas, Rodolfo Stavenhagen, el Comité Derechos Económicos y Sociales (DESC) de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Amnistía Internacional, la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH) y, en marzo del año 2007, por el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Todas estas instancias internacionales han condenado el uso de legislación antiterrorista para la persecución de la protesta social, y eventualmente de delitos comunes que puedan haber cometido los mapuche en el marco de los conflictos por tierras. Estos organismos han hecho un llamado a las autoridades para que en cumplimiento de las obligaciones

internacionales asumidas por el Estado, a través de la suscripción de los principales tratados sobre derechos humanos, reviertan a la brevedad esta situación.

De particular relevancia en este sentido es lo señalado en marzo este año por el Comité de Derechos Humanos, al manifestar su preocupación ante “la definición amplia de terrorismo comprendida en la Ley Antiterrorista 18.314, lo que ha permitido que miembros de la comunidad Mapuche hayan sido acusados de terrorismo por actos de protesta o demanda social, relacionados con la defensa de los derechos sobre sus tierras”. Respecto a la misma Ley el Comité observa que las garantías procesales, conforme al 14 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos del que Chile es signatario, se ven limitadas bajo la aplicación de esta ley.

Para abordar esta situación dicho Comité recomienda en forma vinculante al Estado chileno “adoptar una definición más precisa de los delitos de terrorismo, de tal manera que se asegure que individuos no sean señalados por motivos políticos, religiosos o ideológicos”. Agrega que “tal definición debe limitarse a crímenes que ameriten ser equiparados a las consecuencias graves asociadas con el terrorismo y asegurar que las garantías procesales establecidas en el Pacto sean respetadas”. (parág. 7)

La situación que estos organismos de derechos humanos constatan y denuncian adquiere mayor connotación este año en que la Organización de Naciones Unidas ha aprobado la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas, y Chile concurrió con su voto ha dicha aprobación.

En razón de lo expuesto, instamos a las autoridades a que, en consonancia con las recomendaciones de los organismos internacionales de derechos humanos antes referidas, los compromisos contraídos con los presos mapuche y el riesgo de muerte en que se encuentra Patricia Troncoso, respondan a las demandas formuladas, considerando la situación de injusticia que generan las condenas que se les han impuesto. Ello antes de que se deban lamentar la muerte de una persona que ha consagrado su vida a la defensa de los derechos mapuche lo que sin lugar a dudas agravará la situación de conflicto que, lamentablemente, se ha transformado en una constante en la relación entre los pueblos indígenas, el estado y la sociedad chilena.

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La violencia y los derechos humanos de los pueblos indígenas

En los últimos días los medios de prensa y autoridades de Carabineros de Chile han informado en forma reiterada sobre las vinculaciones que existirían entre comunidades Mapuche y grupos subversivos. De acuerdo a lo señalado por dichos medios y autoridades, la comunidad de Temucuicui habría dado refugio al ex Lautarista Carlos Gutiérrez Quiduleo, a quien se sindica como participe del asalto perpetrado al Banco Security en Santiago en que fue asesinado un carabinero.

El Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas considera que tales informaciones, que no han sido probadas, son extremadamente graves y preocupantes, por cuanto se difunden como un hecho cierto, lo cual configura – a nuestro entender- un nuevo escenario de estigmatización y de criminalización del movimiento mapuche.

La situación es particularmente grave en el caso de la comunidad de Temucuicui, cuyas autoridades tradicionales y dirigentes representativos, han negado categóricamente los hechos que se le imputan como falsos y errados. Cabe recordar aquí que esta comunidad ha sido objeto de constantes allanamientos por parte de la policía uniformada y de investigaciones, muchas veces sin orden judicial, en los que se ha usado fuerza desproporcionada y han resultado heridos mujeres y niños. Ello precisamente como consecuencia directa de la criminalización de su protesta social.

Debe señalarse, además, que nuestra institución, así como otras entidades nacionales e internaciona-les de derechos humanos, ha denunciado en diversas oportunidades ante las autoridades de gobierno y de Carabineros de Chile, el actuar abusivo de las fuerzas policiales en Temucuicui, sin que ellas hayan reconocido estos hechos, y menos aún adoptado medidas para sancionar a los responsables, y así poner término a actuaciones reñidas con los derechos humanos.

Tememos entonces que las imputaciones que hoy se hacen a las comunidades mapuche, lejos de poner término al actuar abusivo de la policía, hagan posible una actuación aún más represiva en contra de esta y otras comunidades, so pretexto de sus supuestas vinculaciones con grupos subversivos.

Igualmente preocupante resultan las informaciones dadas a conocer recientemente por la prensa dando cuenta de la acción que desarrolla la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) destinada a investigar el actuar de Organizaciones no Gubernamentales de carácter ambiental, involucradas en la defensa de derechos humanos en conflictos medioambientales, muchos de los cuales afectan a territorios indígenas.

Tales investigaciones, así como las imputaciones que se hacen a las comunidades mapuche, constituyen una abierta violación al derecho que toda persona tiene, individual o colectivamente, a promover la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales garantizados por las Naciones Unidas en la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidas (Resolución de la Asamblea General 53/144 de 8 de marzo de 1999), así como lo señalado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su informe relativo a la Situación de los Defensoras y Defensores de Derechos Humanos en las Américas (OEA/Ser/l/II.124 7 marzo 2006).

Como hemos señalado en múltiples oportunidades, el escenario de criminalización evidencia las falencias institucionales de la democracia chilena para resolver las reivindicaciones sociales. Múltiples casos dan cuenta que las reivindicacio-nes territoriales indígenas y, asimismo, las demandas de comunidades indígenas y de la sociedad civil en general frente a conflictos

Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

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Lanzan libro sobre la Justicia y el Pueblo Mapuche

Con la presencia de importantes personalidades, entre ellas el Premio Nacional de Literatura José Miguel Varas, se lanzó el pasado 23 de noviembre en la Sala Ercilla de la Biblioteca Nacional el libro “Los Mapuches ante la Justicia”, del asistente social y miembro del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, Eduardo Mella, importante publicación que fue posible gracias al apoyo de la Fundaciones Ford e IWGIA, además de la co-edición de LOM Editores, en una segunda apuesta conjunta con el Observatorio tras publicar juntos en 2007 el libro “El Gobierno de Lagos y los Pueblos Indígenas: Las paradojas de la democracia chilena”.

El libro, que había sido presentado pocos días antes en la Universidad de La Frontera y que tiene agendadas diversas presentaciones en distintas ciudades del país, evidencia como el Estado chileno ha postergado una

resolución institucional y democrática de los conflictos sociales y políticos que enfrenta el pueblo mapuche, principalmente en relación a sus reivindicaciones territoriales y demanda de tierras usurpadas en algunos casos con la anuencia del propio estado y, en tiempos más actuales, la creciente pérdida de los recursos naturales que constituyen su hábitat y que se encuentran en manos de grandes empresas.

Sus páginas constatan también la estigmatización que se ha hecho de los mapuche y cómo se han criminalizado sus demandas, como consecuencia de una respuesta judicial que incluye el uso de la ley antiterrorista en su contra y persecución policial. Para ellos el autor contextualiza histórica y territorialmente al mapuche encarcelado, a partir de su comunidad o lof, revisando dos casos emblemáticos en este abuso de la potestad penal.

El trabajador social del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, Eduardo Mella, es el autor de esta publicación que ve la luz tras de meses de investigación en terreno y seguimiento de los principales juicios seguidos contra comuneros mapuche, en el marco de la criminalización de sus demandas mediante el uso de la ley antiterrorista en su contra.

ambientales, han sido postergadas, imponiéndose la discrecionalidad del Estado para favorecer a los grupos de interés económico. Como consecuencia de lo anterior, se han fragilizado los controles ambientales para favorecer a los grupos de interés económico, se ha exacerbado el poder punitivo del Estado contra los dirigentes indígenas y sociales, imponiéndose, en la práctica, un Estado policial como mecanismo para prevenir y controlar conflictos sociales.

Como igualmente hemos señalado con anterioridad, el Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas como organismo que orienta su actuar por las directrices del derecho internacional de los derechos humanos, rechaza

categóricamente la violencia, tanto la que proviene del Estado como consecuencia de su política de criminalización de la protesta social, como la que emana de los grupos subversivos, en particular aquella que afecta a los Pueblos Indígenas, quienes han vivido años de sometimiento, postergación y discriminación.

Es por ello que hacemos un llamado a las autoridades de gobierno, que son las llamadas de velar por el bien de la población y de proteger los derechos de los ciudadanos, para resolver en el marco del Estado de Derecho y con pleno respeto a los derechos humanos, los conflictos sociales que hoy se viven en nuestro país, incluyendo por cierto aquellos que afectan a Pueblos Indígenas.

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Lanzan campaña en medios de comunicación para promover derechos de los pueblos indígenas e interculturalidad en ChilePaulina Acevedo, Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

Con la presencia de representantes de pueblos indígenas, migrantes y otras identidades culturales que habitan el territorio nacional, de personalidades ligadas al ámbito de la cultura y las artes, de autoridades públicas y de los distintos medios de comunicación adherentes a esta inédita iniciativa, fue lanzada el pasado martes 4 de septiembre, en el Salón Blanco del Museo Nacional de Bellas Artes, la Campaña por los Derechos de los Pueblos Indígenas y la Interculturalidad en Chile, cuyo propósito es promover, en el contexto del bicentenario, nuevas formas de relación intercultural e interétnica en Chile basadas en el reconocimiento de la diversidad de pueblos e identidades existentes en el país, así como de sus derechos, y en el conocimiento y respeto de sus culturas.

Dicha campaña, compuesta de cinco spots en formato televisivo, frases radiales y avisos gráficos para medios impresos y de Internet, fue elaborada por el Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas - entidad no gubernamental de promoción, investigación y defensa de los derechos de estos pueblos - gracias al apoyo de Fundación AVINA, y cuenta además con el patrocinio de la Red Ciudadana Chile País Multicultural, integrada por profesionales, intelectuales y dirigentes sociales que trabajan por visibilizar la diversidad étnica y cultural del país.

En la producción de los contenidos de la campaña participaron diversos artistas y creadores indígenas y no indígenas, como el poeta mapuche Elikura Chihuailaf, y su realización estuvo a cargo de la Productora Jirafa y la agencia de diseño Hybrido.

Con el objeto de sensibilizar a la opinión pública frente a estas materias, la campaña recuerda que

los pueblos indígenas son los primeros habitantes de lo que hoy conocemos como Chile, haciendo un llamado a conmemorar un Bicentenario con memoria. La campaña evidencia también la existencia de distintas palabras de origen indígenas que son utilizadas comúnmente por la población, la necesaria participación política de estos pueblos en instancias de decisión y en el modo de definir sus formas de desarrollo, así como la presencia de diferentes culturas en el territorio producto de los procesos migratorios hacia nuestro país, como peruanos, bolivianos, colombianos europeos, asiáticos y afrodescendientes, entre otros.

Figuras como el alcalde de Temuco, Francisco Huenchumilla; el alcalde de Tirúa, Adolfo Millabur, la cantante Moyenei Valdés, además de mujeres y hombres de diversas edades, niños y niñas invitan a reflexionar sobre estas realidades, desde una mirada convocante y constructora de una sociedad más respetuosa de esta diversidad cultural.

Para un mayor conocimiento de la campaña, que estará presente en medios de comunicación a lo largo del país hasta el mes de noviembre, se ha creado el portal www.derechosindigenaseinterculturalidad.cl, desde donde cualquier ciudadan@ que sienta una cercanía con sus planteamientos puede realizar fácilmente la descarga de los distintos contenidos, para situarlos en blogs, sitios webs, medios independientes, comunitarios y sociales tanto en Chile como en el exterior.

En este portal web se puede encontrar además información acerca de los objetivos de la campaña, de los rostros que la componen y un listado en actualización permanente de los medios que la adhieren.

• La campaña, que será difundida por diversos medios de comunicación nacionales a partir del mes de septiembre, busca promover nuevas formas de relación intercultural e interétnica en Chile, basadas en el reconocimiento de la diversidad y en el respeto a los pueblos indígenas y a sus derechos.

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ONU aprueba Declaración Universal de los Pueblos IndígenasPaulina Acevedo, Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

Chile votó a favor:

Tras dos décadas de intensas negociaciones la Asamblea General de la ONU aprobó hoy, por 143 votos a favor, 4 en contra y con 11 abstenciones, la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas, trascendental instrumento internacional que en un total de 46 artículos reconoce derechos individuales y colectivos a más de 370 millones de indígenas en todo el mundo, así como su derecho a la libre determinación y a la propiedad sobre sus tierras y territorios, garantizándoles acceso a los recursos naturales existentes y a la preservación de sus conocimientos tradicionales.

Benin fue el primer país en entregar su apoyo a la Declaración, mientras que en contra votaron Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, todos países con importante población originaria.

El voto chileno se sumó a aquellos países que mayoritariamente dieron su respaldo a consagrar estándares de mayor respeto a los derechos de los pueblos indígenas, mientras Colombia – nación también con gran cantidad de habitantes indígenas - fue el único país de América Latina que se abstuvo objetando el artículo 30, que establece que “no se desarrollarán actividades militares en las tierras o territorios de los pueblos indígenas, a menos que lo justifique una amenaza importante para el interés público pertinente o que se hayan acordado libremente con los pueblos indígenas interesados, o que éstos lo hayan solicitado”.

La Declaración constituye una sentida aspiración de los pueblos indígenas en el mundo entero, y por cierto de los pueblos indígenas en Chile, por cuanto viene a reconocer expresamente su

calidad de pueblos, y consecuencialmente un conjunto de derechos colectivos – políticos (libre determinación, autotomía, participación), territoriales (derechos sobre tierras, territorios, recursos naturales y medio ambiente), y culturales (derecho al patrimonio cultural y a los conocimientos tradicionales). Reconoce, además, derechos individuales de sus integrantes (derecho al disfrute pleno, sin discriminación, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales), los que por largo tiempo les han sido desconocidos.

Conocidos los resultados de la votación, José Aylwin, co-director del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, destacó la relevancia de esta Declaración. En su opinión “ella además orientará a los diferentes órganos de la ONU en su accionar en relación con los pueblos indígenas”.

“Para el estado chileno, uno de los cinco estados en la región que no cuenta con reconocimiento alguno de los pueblos indígenas en su Constitución Política; que no ha ratificado el Convenio 169 de la OIT, la única convención internacional específicamente relacionada con los derechos de pueblos indígenas existente en la actualidad; y que ha sido objeto de cuestionamientos por su tratamiento a los pueblos indígenas por parte de diversas instancias de la propia ONU – como la Relatoría Especial sobre derechos indígenas (2003) y el Comité del Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales(2004) y Comité de Derechos Humanos (2007)-, la aprobación de esta Declaración constituye un hecho trascendental, que como organización no gubernamental de promoción, investigación y defensa de los derechos de estos pueblos, valoramos y celebramos”, agregó Aylwin.

Por 143 votos a favor, 4 en contra y con 11 abstenciones, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración de Derechos de los Pueblos Indígenas, ello en el marco de su sexagésimo primer período de sesiones, que tiene lugar en la ciudad de Washington. En contra de esta trascendental Declaración votaron Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, todos países con importante cantidad de poblaciones originarias.

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Derechos de aguas y situación de defensores de derechos de Pueblos IndígenasPaulina Acevedo, Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

Audiencias ante la CIDH:

En audiencia ante el pleno de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en el marco de una sesión extraordinaria realizada en septiembre de este año en Asunción, Paraguay, el Presidente del Consejo de Pueblos Atacameños, Wilson Galleguillos y los representantes del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, Rubén Sánchez y Nancy Yáñez, esta última su co-directora, entregaron un completo informe que da cuenta de los más importantes conflictos que surgen como consecuencia de la vulneración sistemática de derechos de agua de los pueblos indígenas en la región andina y de los nocivos efectos de la privatización de este recurso a empresas nacionales y extranjeras que desarrollan proyectos de inversión en el país.

En la ocasión se hizo ver el estatuto de derechos más adecuado para la protección de los derechos de agua hoy amenazados en la región, son los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, puesto que garantizan los derechos de múltiples usuarios y la distribución equitativa del recurso. No obstante lo anterior, se argumentó que el derecho de propiedad ancestral permite fundar el derecho de preferencia indígena, con plena complementariedad entre los DESC.

Ante las graves situaciones expuestas, se solicitó a la Comisión la elaboración de un informe temático sobre derechos de aguas y pueblos indígenas en Los Andes y una visita in loco de la misma a la región para constatar en terreno dichas afectaciones como consecuencia de la globalización económica. Así como la visita del relator de pueblos indígenas

para imponerse sobre la situación de las aguas y los derechos de pueblos indígenas y comunidades campesinas y, en el largo plazo, el establecimiento de una Relatoría Especial de Aguas.

Reunión con Paolo Carozza

Por su parte el co-director del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, José Aylwin, se reunió en Washington con el relator sobre derechos de los pueblos Indígenas, Paolo Carozza, para dar cuenta de una serie de prácticas y actuaciones del Estado de Chile, que han en los últimos años han dificultado o derechamente impedido la labor que desarrolla organizaciones de derechos humanos vinculadas a la promoción, investigación y defensa de los derechos de estos pueblos, en particular del pueblo mapuche.

De acuerdo al documento entregado en la oportunidad, y que se encuentra disponible en el sitios web www.observatorio.cl, estas acciones representan una grave violación de derechos consagrados en la Convención Americana de Derechos Humanos, entre ellos, el derecho a la vida (artículo 4); a la integridad personal (artículo 5); a libertad personal (artículo 7); al debido proceso y garantías judiciales (artículo 8); a la privacidad y protección de la honra y dignidad (artículo 11); al derecho de reunión (artículo 15) y libertad de asociación (artículo 16); a la protección del niño (artículo 19); a la propiedad (artículo 21); a la circulación y residencia (artículo 22); a la igualdad ante la ley (artículo 24); y a la protección judicial (artículo 25).

Durante el segundo semestre de 2007 se sostuvieron dos importantes audiencias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, una de ellas en Paraguay (Asunción) y la otra en Estados Unidos (Washington), donde se denunció la existencia de graves afectaciones a los derechos de agua de los pueblos indígenas de Los Andes y un hostigamiento permanente a defensores de derechos humanos de los pueblos indígenas en Chile, particularmente del Pueblo Mapuche.

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Histórico acuerdo: SN Power paraliza obras y se compromete a realizar reunión en territorio de comunidades mapuche afectadas por centrales hidroeléctricasPaulina Acevedo, Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas

El pasado 11 de diciembre se realizó en la ciudad de Oslo, Noruega, el Seminario y lanzamiento del Informe: “¿Los Nuevos Conquistadores? SN Power: hidroeléctricas en territorio Mapuche”, al cual asistió el werken de las comunidades mapuche de Coñaripe y miembro de la Mesa Pellaifa Newen, Pedro Antimilla, y la antropóloga del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, Silvia Schönenberger.

La organización responsable de la iniciativa fue FIVAS, abocada al monitoreo y estudio internacional sobre la acción de las empresas Noruegas en el sector de aguas, y durante su desarrollo se dieron a conocer y discutieron los aspectos fundamentales del conflicto que se ha generado a partir de la proyección de centrales hidroeléctricas en Liquiñe, Coñaripe y Maihue por parte de SN Power, además de conocerse la visión y posición de las distintas partes involucradas: las comunidades mapuche afectadas, la empresa y el estado noruego.

Durante el encuentro la antropóloga del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas dio a conocer la problemática del Pueblo Mapuche, su situación en relación a la legislación chilena y a los estándares internacionales, mientras que Miguel Utreras Imilmaqui tuvo a su cargo la presentación del Informe de FIVAS, sus conclusiones y recomendaciones dirigidas al estado chileno, el estado noruego y a la empresa noruega SN Power.

En el marco de este encuentro, se realizaron entrevistas para medios de comunicación y sostuvieron importantes reuniones con organizaciones no gubernamentales preocupadas por los acontecimientos que se registran en el sur de Chile, además de representantes del Parlamento Same y del Ministerio de Cooperación y Medio Ambiente.

Otra trascendental reunión, donde se alcanzó este histórico acuerdo, fue la sostenida con el vicepresidente ejecutivo para Latinoamérica de la empresa, Nils Huesby. Donde se firmo un compromiso para que las obras fueran detenidas,

hasta que los principales directivos de la empresa se reúnan con las comunidades afectadas en sus territorios, como era su exigencia, lo que debiera producirse en enero de 2008.Para conocer más sobre los alcances de este viaje, conversamos con la antropóloga del Observatorio, Silvia Schönenberger.

¿Este parece ser un caso especial, por los logros alcanzados recientemente en Oslo y porque la movilización y el estricto rechazo de las comunidades a estos proyectos ha logrado detener el inicio de las obras en sus territorios? En efecto en este caso la empresa aún no ha comenzado a realizar sus obras, ni tampoco han podido hacer los estudios de impacto ambiental y social requeridos, porque las comunidades afectadas no se lo han permitido mediante la movilización y denuncia de las prácticas de la empresa en sus territorios. Estas están todavía en una etapa inicial, lo que lo hace un caso espacial en Chile.

Las comunidades no confían en el SEIA y la CONAMA, ya que históricamente la evaluación de los estudios de impacto ambiental y social presentados por empresas han pesado más que la opinión de la comunidad local afectada. En Chile, los intereses económicos prevalecen sobre los derechos humanos y los derechos de los Pueblos Indígenas. Con estos precedentes, las comunidades decidieron impedir que la empresa efectúe los estudios, y buscaron alianzas estratégicas para impedir que se hagan centrales hidroeléctricas en contra de su voluntad. Entre otras cosas, buscando apoyo en Noruega, ya que es ahí donde se toman las decisiones en este caso.

¿Cuál es el reconocimiento que de estos derechos se hacen en Noruega, puesto que es allí donde se toman las decisiones frente a este caso? Desde el punto de vista de los derechos de los pueblos indígenas internacionalmente reconocidos, el actuar de la empresa noruega SN Power en Chile no cumple con los estándares vigentes en su propio país. Noruega también

El acuerdo fue suscrito por el vicepresidente ejecutivo para Latinoamérica de la empresa, Nils Huesby, luego de una reunión sostenida con el werken de las comunidades de Coñaripe y miembro de la Mesa Pellaifa Newen, Pedro Antimilla, en el marco de la visita de este último a Oslo, Noruega, para participar en el Seminario y lanzamiento del Informe: “¿Los Nuevos Conquistadores? SN Power: hidroeléctricas en territorio Mapuche”, elaborado por Miguel Utreras Imilmaqui.

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cuenta con un pueblo indígena en su territorio, los Sami, al cual le ha reconocido una serie de derechos colectivos, cumpliendo así con altos estándares de derechos de los Pueblos Indígenas. Noruega fue el primer país en firmar el Convenio 169 de la OIT en 1990, y votó a favor de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas el 13 de septiembre del 2007.

Por eso entre las comunidades mapuche afectadas por SN Power existe un fuerte cuestionamiento a la existencia de un doble estándar por parte del estado noruego, cuando se trata de proyectos de inversión que se realizan en el exterior. Ya que en Noruega las empresas actúan dentro de un marco respetando y promoviendo a su pueblo indígena, mientras que en el extranjero bajan su estándar al nivel de exigencias del estado en cuestión. Un país que valora los acuerdos internacionales tiene el deber moral de promover el respeto a los derechos de los pueblos indígenas en los países donde invierte.

Podemos firmar que están siendo vulnerados los derechos colectivos del pueblo mapuche, eso es, el derecho a la libre determinación, el derecho a definir su propio desarrollo, el derecho sobre el territorio, entendido como totalidad del hábitat, a las tierras ancestrales, entre otros.

¿Cuáles son los principales derechos internacionalmente reconocidos a los Pueblos Indígenas que se ven afectados en este caso? El problema de fondo en este caso concierne a los derechos de agua. El hecho de que la empresa haya comprado derechos de agua, en principio acto absolutamente legal en Chile, ante los ojos de las comunidades afectadas, es una clara vulneración a sus derechos ancestrales sobre sus recursos naturales. Derechos que, debemos destacar, son reconocidos en los estándares internacionales garantizados a los pueblos indígenas. Sin embargo en Chile, con la legislación y el Código de Aguas vigentes, herencia de la dictadura, y al no haber sido ratificado aún el Convenio 169, estos derechos ancestrales no se encuentran debidamente garantizados. Esta que es una falencia de la legislación chilena, no debiera ser utilizada por las empresas transnacionales para incumplir con exigencias y estándares internacionalmente establecidos. Más aún si la empresa voluntariamente ha suscrito el Pacto Global, que establece que los derechos humanos internacionalmente reconocidas deben ser respetados, y por tanto no deben ser cómplices de vulneraciones a estos derechos.

Las comunidades exigen la devolución de estos derechos de agua, ya que si SN Power en definitiva abandona el territorio, los derechos de agua volverían al mercado, y lo más probable es que lleguen a manos de otra empresa hidroeléctrica, lo que agravaría aún más la situación para la comunidad local. La devolución de los derechos de agua a las comunidades ancestrales es lo que corresponde

y significaría un precedente en el sur de Chile. Otro derecho principal vulnerado en este caso es el del “consentimiento libre, previo e informado” de las comunidades afectadas, el que debe ser resguardado antes de aprobar cualquier proyecto en territorio indígena, como lo establece la Declaración Universal sobre Derechos de los Pueblos Indígenas. Por su parte, la Comisión Mundial de Represas establece en sus directrices que las comunidades indígenas afectadas deben dar su consentimiento y que se tiene que demostrar una “aceptación pública” de los proyectos para que éstos sean viables. Es decir, la opinión de la comunidad debe ser considerada, cosa que en el marco legal chileno tampoco respeta. Incluso en este caso concreto, SN Power se comprometió a hacer una consulta adecuada para establecer si su proyecto se realiza o no en dichos territorios.

¿Cómo evalúan la visita de representantes de las comunidades afectadas y cuáles fueron los principales logros alcanzados? El principal logro de la visita a Noruega fue sin duda la conversación con SN Power y el acuerdo suscrito por el vicepresidente ejecutivo para Latinoamérica de la empresa, Nils Huesby, con los representantes de las comunidades afectadas. El simple hecho de que un ejecutivo empresarial se siente en una mesa redonda y escuche con preocupación lo que un dirigente de la comunidad afectada tenga que decirle, y que reconozca los errores cometidos por la empresa y su personal, es un acto simbólico muy importante. Más aun, cuando el ejecutivo firma un acuerdo donde establece que responderán a las exigencias de las comunidades y paraliza toda actividad en terreno, aceptando las condiciones de las comunidades para que se realice una reunión en su territorio con las principales autoridades de la empresa y todo su personal, a la manera tradicional mapuche, es un hecho histórico. Es como revertir los papeles: las comunidades ponen las condiciones y la empresa que quiere invertir en su territorio tiene que escucharlas.

Otro logro muy importante es que tanto SN Power, a través de Nils Huesby, como Norfund, a través de los tres representantes con quienes nos reunimos en sus oficinas en Oslo, aseguraran que no iban a realizar las obras si esto va en contra de la voluntad de las comunidades locales. Reiteraron que van a utilizar la razón, no la fuerza, y que en un máximo dos años se va a tomar una decisión definitiva. En este sentido, esta declaración es también un avance, ya que hasta este momento nunca nadie respondió de forma clara a la pregunta sobre ¿qué pasaría si las comunidades se oponen a la instalación de las centrales? Aunque no signifique ninguna garantía, igual es una señal clara de que la empresa no puede actuar como quiera, al ser una empresa con dueños estatales y con una sociedad civil noruega muy sensible a las vulneraciones de derechos humanos e indígenas, y que ejerce presión en esos casos.