Barra Almagia Enrique Psicologia De La Sexualidad

252
Psicologia De La Sexualidad Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia PREFACIO Al presentar este libro sobre psicología de la sexualidad el autor espera contar con dos factores importantes a su favor. Por una parte, la gran atracción que parecen sentir las personas hacia libros que tratan sobre aspectos psicológicos, tal vez siguiendo el antiguo consejo de "conócete a ti mismo". Y, por otra parte, la atracción

Transcript of Barra Almagia Enrique Psicologia De La Sexualidad

Psicologia De La SexualidadPsicologia De La SexualidadEnrique Barra Almagia

PREFACIO

Al presentar este libro sobre psicología de lasexualidad el autor espera contar con dos factoresimportantes a su favor. Por una parte, la gran atracción queparecen sentir las personas hacia libros que tratan sobreaspectos psicológicos, tal vez siguiendo el antiguo consejode "conócete a ti mismo". Y, por otra parte, la atracción

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

mayor aún que deberían experimentar hacia un libro que serefiere a un tema tan personalmente significativo como lasexualidad. Confiamos en que tales supuestos sean válidos eneste caso particular y que muchas personas extraigan provechode este intento de integración entre factores psicológicos yconducta sexual.

A diferencia de otro texto de psicología social quepresentamos hace algún tiempo, la elaboración del presentelibro no ha estado sólo motivada por el deseo de disponer ennuestro medio y en nuestro idioma de un texto que fueraequivalente a los que existen en otros lugarescientíficamente más avanzados. En este caso, hemos intentadoademás elaborar un libro original y nuevo, no sólo en cuantoa su título sino que especialmente en sus contenidos, en suenfoque y en la forma de integrar distintos aspectos psicoló-gicos involucrados en la sexualidad.

Una motivación adicional importante para elaborar estelibro ha sido la constatación de que los temas referentes ala sexualidad no reciben habitualmente un tratamientoconceptual riguroso y fundamentado. A diferencia de lo que haocurrido en el estudio de muchas otras áreas de la conductahumana, ha existido un gran atraso en el desarrollo deesquemas de análisis adecuados y proposiciones teóricasespecíficas que den cuenta de la complejidad, subjetividad ymultideterminación del comportamiento sexual humano.

Motivado por tal percepción, este libro intenta haceruna contribución significativa al análisis psicológicoadecuado del comportamiento sexual. humano, la que estimamosoriginal y novedosa tanto por algunos de los temas que seexaminan como por la forma de abordarlos. Siendo éste unlibro dirigido a distintos tipos de lectores, unaconsideración muy importante ha sido el intentar conciliar larigurosidad científica con un lenguaje lo más claro y simpleposible, de manera de facilitar la comprensión y procesa-miento de los temas. Esperamos haber logrado esta meta, algoque sólo puede juzgar con propiedad el lector.

La elaboración de este libro ha tenido dos objetivoscentrales. En primer lugar, proporcionar informaciónespecífica y actualizada sobre diversos aspectos psicológicosde la sexualidad, tanto para profesionales relacionados conel tema en los campos de la educación, la salud, las cienciassociales, etc., como para cualquier persona interesada en

Página 2 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ampliar sus conocimientos al respecto. Y, en segundo lugar,servir de material de consulta tanto para la docencia comopara actividades de investigación y de intervención rela-cionadas con el comportamiento sexual humano.

Esperamos contribuir a acercar el tratamiento científicode estos temas al lector y a darle la oportunidad dereflexionar sobre sí mismo y sobre los otros, sobre ladiversidad humana y sobre nuestra naturaleza como seresbiológicos, psicológicos y sociales. Como expresaremos muchasveces en las páginas siguientes, el conocimiento de losfactores psicológicos de la conducta sexual, y de las muchasdiferencias individuales y de género existentes en lasexualidad, debería capacitarnos para enfrentar mejor eldesafío de vivir nuestra sexualidad de manera mássatisfactoria y de construir relaciones más armónicas entrelos sexos.

Página 3 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPÍTULO 1

INTRODUCCIÓN

La sexualidad y sus distintas manifestaciones cons-tituyen una parte esencial en nuestras vidas, tanto que nues-tra existencia misma es producto de una interacción sexual.Desde el mismo momento en que nacemos, o aun antes, somosobjeto de una serie de categorizaciones sociales de acuerdo anuestra pertenencia a uno u otro sexo, la que seguirá siendonuestro primer sello de identidad social durante toda lavida. De ahí que el desarrollo de la identidad sexual, elaprendizaje de los roles y normas de género y la formación derelaciones íntimas que sirvan de contexto a las expresionessexuales, constituyen tareas centrales en el desarrolloindividual.

Las diferentes sociedades y culturas le otorgan granimportancia a los diversos aspectos relacionados con lasexualidad, aun cuando muchas veces las actitudes y normassociales al respecto pueden aparecer como contradictorias yconflictivas. Así, por ejemplo, la cultura puede prescribirdistintos estándares sexuales para diferentes grupossociales, como hombres y mujeres, adultos y ancianos, casadosy solteros, etc. Las sociedades desarrollan un conjunto denormas para regular la expresión de la sexualidad y canalizarlas energías sexuales en modos socialmente aprobados, pero almismo tiempo existen diversas formas de comercio sexual y deexplotación económica de las motivaciones e interesessexuales de los individuos. Además se espera que las personasdesarrollen armónicamente su sexualidad y logren una vida depareja y familiar satisfactorias, sin embargo no se hacensuficientes esfuerzos sistemáticos e institucionalizados parafavorecer una adecuada educación afectiva y sexual.

Página 4 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

La gran importancia que tiene la sexualidad en eldesarrollo individual se manifiesta de diversas formas, comoque las personas recuerden de manera muy especial susprimeras experiencias sexuales, que se involucren enfantasías sexuales de muy diverso tipo, que hagan chistesacerca de asuntos sexuales, que presten especial atención aestos temas en los medios de comunicación, que intentenaumentar su atractivo sexual y también que algunas vecesexperimenten intensas emociones negativas frente a dificul-tades o conflictos de índole sexual.

Sin embargo, y a pesar que cada vez se valoriza más elheeho que las personas sean abiertas y honestas respecto asus sentimientos e inquietudes, aún es muy escasa laautorrevelación sexual, es decir, es difícil que las personashablen abiertamente de sus temores, fracasos, deseos yfantasías en el terreno sexual. Esto no significa que no hayamucho de que hablar sobre nuestra sexualidad, ni tampoco queno sea beneficioso hacerlo, sino que sería un reflejo de lasdificultades que puede tener tanto el reconocimiento como ladiscusión de algunos aspectos de nuestra vida frente a loscuales nos sentimos inseguros o hacia los cuales tenemossentimientos ambivalentes.

Lo anterior puede deberse en parte a que, por factorestanto individuales como interpersonales y culturales, muchasveces sentimos que nuestras experiencias sexuales han estadopor debajo de lo que esperábamos o lo que deseábamos quefuesen. Al igual como muchas veces descubrimos que laposesión de un bien material deseado no nos ha hecho másatractivos o felices, como nos prometían los publicistas,también podemos descubrir que un encuentro sexual con alguienno nos hace necesariamente amar más a esa persona o sentirnosmás maduros o felices.

Al reflexionar sobre estos aspectos, es muy posible queconcluyamos que la sexualidad ha sido mucho más compleja delo que pensábamos o de lo que nuestra cultura nos enseñó aesperar, y además que lo más importante no ha sido lo quehemos hecho sino el cómo nos hemos sentido respecto a ello.Es justamente esto último, el cómo nos sentimos frente anuestra sexualidad, lo que parece ser más difícil tanto dereconocer conscientemente como de revelar a otros, haciendoque desde un punto de vista psicológico la sexualidad sea tal

Página 5 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

vez uno de los aspectos de nuestra vida donde podemosexperimentar un mayor sentimiento de soledad.

Hay que agregar, además, el hecho que la mayoría de laspersonas aprenden sobre la sexualidad mediante su propiaexperiencia y prácticamente por ensayo y error, sin tenermucha oportunidad de contrastar sus propias experiencias yreacciones emocionales asociadas con aquellas de sus pares osus grupos de referencia. Y por esto es común que en esteámbito muchas personas sientan que deben guardar celosamenteciertos secretos que nadie más ni siquiera imagina, y creanque sus experiencias son muy especiales y diferentes a lamayoría, siendo que, al ser revelados, gran parte de esossecretos resultan ser actividades y/o fantasías comunes com-partidas por muchos otros individuos.

Constituyendo la sexualidad una parte esencial tanto dela subjetividad como de la interacción social humana, lapsicología tendrá mucho que decir acerca de sus diversasexpresiones, factores determinantes, aspectos diferenciales,etc. Y esto se aplica especialmente a la psicología social,por el hecho que el comportamiento sexual se relaciona demanera significativa con muchos elementos de naturalezapsicosocial. Entre ellos se pueden mencionar aspectos talescomo actitudes, creencias, atribuciones, socialización, rolesy normas sociales, estereotipos, procesos de aprendizajesocial, habilidades sociales, comunicación interpersonal,atracción y amor, poder y control, etc.

A pesar que la sexualidad debiera ser siempreconsiderada desde una perspectiva biopsicosocial amplia, sunaturaleza subjetiva e interpersonal hace que su realcomprensión, explicación e interpretación adecuadas lecorrespondan de manera fundamental a la psicología. Sólo unasólida formación psicológica en los procesos básicosinvolucrados en la conducta humana (del aprendizaje, deldesarrollo, de la personalidad, de la comunicación, de lasrelaciones interpersonales, etc.) permitirá abarcaradecuadamente la compleja interrelación de los diversosaspectos cognitivos, motivacionales, emocionales,interpersonales y sociales en la conducta sexual humana.

Lo anterior no implica negar el indudable aporte queotras disciplinas pueden hacer a ciertos aspectos específicosrelacionados con la conducta sexual. Especialidades médicascomo la endocrinología, la ginecología, la urología y la

Página 6 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

geriatría podrán contribuir a prevenir y solucionar algunosfactores orgánicos relacionados con la vida sexual de laspersonas. Antropólogos, sociólogos y otros científicossociales pueden ilustrarnos acerca de los factores sociales yculturales que parecen jugar un rol muy importante en lasactitudes y conductas sexuales de los individuos, así comoacerca de los cambios culturales operados en los patronesreferentes a la sexualidad (por ejemplo, de los adolescentes,de las mujeres, de las personas de edad, etc.). Lo queafirmamos es simplemente que, al igual que en cualquier otroámbito de la conducta humana, es la psicología la ciencia queposee las herramientas conceptuales y metodológicasrequeridas para una adecuada comprensión y explicacióncientífica de las expresiones sexuales humanas.

Debido a que existe confusión al respecto, es pertinenteaclarar que no hay una profesión o una especialidad que sepueda llamar sexología ni especialistas llamados sexólogos,independientemente del hecho que algunas personas dedistintas profesiones puedan autoasignarse tales títulosaparentemente de especialización profesional. Y así como noexiste una carrera universitaria de sexología y por lo tantotampoco una profesión de sexólogo, también se puedecuestionar el que exista un campo de investigación o unadisciplina científica que deba recibir el nombre desexología. Esta idea es expresada muy claramente por Gagnon(1980), cuando afirma: "El estudio del sexo se realiza mejorno por medio de la creación de una disciplina especialllamada sexología y de científicos especiales a quienes se dael nombre de sexólogos, sino más bien utilizando los mismosmétodos y teorías que se emplean para estudiar otros aspectosde la conducta humana. Así pues, cualquier teoría de conductasexual debe formar parte de una teoría más amplia de conductahumana" (p. 3).

El situar el análisis de la sexualidad dentro de unaperspectiva primariamente psicológica y psicosocial, aunqueabierta al aporte de muchas otras disciplinas, implicadestacar tanto su naturaleza interpersonal como también susdimensiones subjetivas. En relación a lo último, y aunque elconocimiento preciso es aún escaso, las actitudes y conductassexuales de un individuo forman parte de lo que llamamos supersonalidad y reflejan las muy variadas facetas de suindividualidad, la cual es un producto de la interacción

Página 7 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

entre influencias de muy diverso tipo, tanto biológicas comopsicológicas y socioculturales.

Dentro de los factores psicológicos, y además de lasconductas y actitudes sexuales de los individuos, necesitamoscada vez más prestar particular atención a otros aspectos queparecen desempeñar un rol central en nuestra conducta sexual.Entre ellos estarían los aspectos cognitivos (tales como losesquemas de género y autoesquemas sexuales que veremos másadelante), las complejas interacciones entre éstos y otrosfactores motivacionales y emocionales, y en especial unaspecto esencial en la conducta humana y la interacciónsocial. Nos referimos específicamente a los significados quelos seres humanos asignamos a las diversas situaciones yconductas, tanto nuestras como de los otros, y que adquierenuna relevancia especial en un ámbito tan personal como el dela sexualidad.

Así, en el ámbito de la conducta sexual adolescente,donde existen muchos datos estadísticos acerca de aspectostales como la edad de iniciación sexual o la incidencia derelaciones sexuales, Brooks-Gunn y Furstenberg (1989)plantean que al mismo tiempo existe un gran desconocimientode "lo que significa la sexualidad para los adolescentes,cómo se relaciona con los otros aspectos de su vidaadolescente y qué estrategias usan los adolescentes paramanejarla o incorporarla en sus vidas" (p. 249). Aunque en elcaso de los adolescentes ese conocimiento tiene además unaespecial relevancia social, por su utilidad en la prevenciónde problemas significativos como el embarazo y algunasenfermedades de transmisión sexual, lo mismo se puede afirmarrespecto de la sexualidad de las personas en general y nosólo de los adolescentes. Podemos saber bastante sobreincidencias y frecuencias de ciertas conductas sexuales, perosabemos muy poco de las funciones psicológicas y lossignificados individuales que las personas atribuyen a supropia sexualidad.

En un sentido general, podemos decir que lossignificados que asignamos a las cosas determinan tantonuestras reacciones frente a ellas. como la posibilidad deestablecer una adecuada comunicación con otros. Es muy sabidoen el campo de la comunicación interpersonal que uno de losfactores claves para que ésta sea efectiva lo constituye elhecho que ambos participantes posean un campo compartido de

Página 8 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

significados comunes, y cuando ese terreno común no existe lacomunicación puede dificultarse bastante, como ocurre amenudo entre personas pertenecientes a distintas culturas. Enmuchas áreas de la comunicación interpersonal es posible quelos participantes puedan verificar si los significados que leasignan a algo son similares o no, lo que es muy aconsejablepara optimizarla.

Sin embargo, debido a factores personales y sociales,como algunos que se mencionaron anteriormente, estaverificación de significados es menos probable en lacomunicación sexual, especialmente en personas con actitudesnegativas o ambivalentes frente al tema, o entre personas quese encuentran en etapas iniciales de una relación. Puedeconsiderarse esto como una gran paradoja, ya que justamentepor su naturaleza, en las interacciones sexuales esparticularmente necesaria dicha verificación de significadospara una adecuada comunicación entre los participantes.

En las interacciones sexuales habituales losparticipantes no sólo son personas distintas, sino que porpertenecer a diversos sexos serían personas completamentediferentes en variados aspectos, tal como muestra lainvestigación psicológica moderna (Doyle y Paludi, 1991;Jacklin, 1989; Moir y Jessel, 1994). La percepción que tienenlas personas de esas diferencias sexuales en general y en lasexualidad en particular, y la necesidad que sienten de máselementos para enfrentarlas en mejor forma, pueden explicarel éxito editorial que han logrado libros de divulgación quejustamente analizan esas diferencias, como los de Braconnier(1997), Gray (1994, 1995), y en nuestro medio los de Politzery Weinstein (1999) y de Evans y De la Parra (2000). Libroscomo ésos pueden satisfacer en algún grado la necesidad deconocerse más a sí mismo y también al otro sexo, y por lotanto cumplen una función social importante al remediar enparte una carencia educacional o formativa.

Si en general las personas les dan distintossignificados a las cosas y reaccionan también de maneradiversa frente a ellas, cuando esas personas son de distintosexo las diferencias de significados y reacciones deberán sermayores aún, y podemos esperar que sean todavía mayorescuando se trata de aspectos afectivos y sexuales, donde talvez se expresa de manera más clara que en otros ámbitos lainteracción compleja entre las diferencias biológicas,

Página 9 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

psicológicas y socioculturales entre hombres y mujeres: Deahí que la formación y mantención de una comunicaciónafectiva y sexual positiva con personas que por ser del otrosexo son tan distintas, puede considerarse uno de los grandesdesafíos que enfrenta una persona, y para el cualhabitualmente no recibe una preparación adecuada. Alrespecto, es bastante conocido el hecho que la mayor parte delos adolescentes no reciben lo que podría considerarse unaverdadera educación sexual y que la mayor parte de suinformación (no educación) sexual proviene de la relación consus pares. Esta falta de preparación, junto con otrosnumerosos factores adicionales, puede determinar dificultadespara lograr una vida afectiva y sexual satisfactorias o unaadecuada compatibilidad sexual de pareja, con todos losefectos negativos que pueden derivar de ahí tanto para lapareja misma como para el ambiente familiar si existen hijos.

A la inversa, si las personas logran desarrollaractitudes positivas y patrones adecuados de interacción ycomunicación sexual, y a través de ello alcanzar un nivelaceptable de satisfacción en su vida afectiva y sexual, esoindudablemente tendrá efectos positivos muy significativostanto en el bienestar psicológico del individuo como en suambiente familiar. Desde el punto de vista individual, lasatisfacción del individuo con su sexualidad tiene unarelación importante con su nivel de autoestima y con la formade relacionarse con el mundo y las otras personas. Esto nonecesariamente implica lo inverso, es decir, que un bajonivel de satisfacción sexual tenga que tener inevitablementeefectos negativos significativos en la percepción de sí mismoo de la realidad, debido a que pueden existir mecanismos decompensación eficaces y muchas veces socialmente valiososcomo una intensa dedicación al trabajo, el arte, el deporte,etc. Sin embargo, en ciertos individuos y en determinadoscontextos, la insatisfacción afectiva y sexual y losproblemas de autoestima asociados pueden determinar algunospatrones motivacionales o estilos de comportamiento menospositivos socialmente, como el autoritarismo, la hostilidad,la ambición desmedida de poder o de bienes, la competitividadagresiva, etc.

Al hablar de satisfacción afectiva y sexual, y no sólosexual, se quiere enfatizar que desde una perspectivapsicológica integral la satisfacción sexual no debe

Página 10 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

entenderse sólo como un desahogo, o como la reducción delimpulso mediante la obtención del orgasmo, sino que, al igualque en otros ámbitos, el concepto de satisfacción alude a laevaluación subjetiva que hacemos de una determinadaexperiencia. Se puede afirmar que el nivel de satisfacciónsexual de un individuo no necesariamente depende de sufrecuencia de relaciones sexuales con orgasmo, sino que engran medida de que tales relaciones tengan la calidad deseaday que esa frecuencia no sea inferior a la que él o elladesearía.

Sólo teniendo en cuenta esta relativa independenciaentre frecuencia y satisfacción en el ámbito sexual secomprende mejor algunos datos que a primera vista podríanparecer sorprendentes. Un primer ejemplo es que en algunosestudios que se mencionarán más adelante las mujeresinformaban estar más satisfechas con su vida sexual que loshombres, a pesar que en esos mismos estudios los hombresinformaban mayor frecuencia de relaciones sexuales que lasmujeres. Una explicación es que probablemente las mujeresesperan (o tal vez desean) tener menor frecuencia de rela-ciones que los hombres, por lo cual es factible que unadeterminada frecuencia satisficiera más las expectativasfemeninas que las masculinas. Esto corresponde a lo queplantea la teoría del intercambio social de Thibaut y Kelly(citados en Barra, 1998), en el sentido que una experienciaserá percibida como satisfactoria si está por sobre loesperado, en cambio si los resultados obtenidos están pordebajo de lo que se esperaba o deseaba, la experiencia serájuzgada como insatisfactoria.

Y un segundo ejemplo es que en su análisis de lasexualidad de las personas más autorrealizadas, Maslow (1966b) expresa que en ellas "el orgasmo es simultáneamente másimportante y menos importante que en la persona promedio. Amenudo es una experiencia profunda y casi mística, y aún asíla ausencia de sexualidad es más fácilmente tolerada porestas personas" (p. 149). Aquí podemos apreciar unaaplicación de la conocida regla "mejor calidad que cantidad",ya que se podría pensar que es justamente el hecho que entales personas las experiencias sexuales produzcan una muyalta satisfacción (calidad) lo que hace que ellas nonecesiten de esas experiencias con tanta frecuencia(cantidad). También puede pensarse en una explicación

Página 11 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

complementaria, en el sentido que posiblemente en una personamás autorrealizada existirán más fuentes alternativas desatisfacción personal que en la persona promedio, y por lotanto habrá menos necesidad de experiencias sexualesfrecuentes.

Como se ha expresado anteriormente, la sexualidadentendida en un sentido amplio va a constituir un aspectocentral de nuestra identidad personal y de nuestro bienestarpsicológico. Sin embargo, y como ocurre en cualquier otroaspecto psicológico, van a existir muchas diferenciasindividuales respecto al grado en que las personas integransu sexualidad con los otros aspectos de su personalidad y desu vida, y también respecto al grado en que su sexualidad seexpresa en sus pensaíñientos, fantasías, intereses,apariencia, lenguaje, conducta, etc. Estas diferenciasindividuales se dan tanto entre ambos sexos como dentro decada sexo, por lo cual al decir que existen diferencias degénero en algún aspecto (cosa que haremos continuamente a lolargo de este libro) debemos entender que se está haciendouna comparación entre un hombre y una mujer promedio y noentre todos los hombres y todas las mujeres.

Estas diferencias sexuales o de género en la sexualidadde alguna manera constituirán el telón de fondo que estarápresente en todas nuestras revisiones y análisis acerca delos temas de este libro. Las razones de ello pueden sermuchas, pero nos interesa al menos destacar dos. Por unaparte, cada vez hay más evidencias de la existencia de estasdiferencias en los más variados aspectos (aun en el tema dela homosexualidad como veremos más adelante), lo cual no debeextrañarnos si consideramos que la variable sexo sería lafuente más importante de diferencias individuales en toda laconducta social. Y, por otra parte, como volveremos a en-fatizar al analizar específicamente el tema, mientras másconozcan las personas de ambos sexos acerca de estasdiferencias, más capacitadas estarán para establecer unamejor relación y comunicación entre sí, y disminuir de esamanera una gran brecha que es esperable que exista entrepersonas tan distintas.

Este libro está dedicado a presentar y analizarespecíficamente diversos aspectos psicológicos de lasexualidad, y por lo tanto no abarcará otros temashabitualmente incluidos en los textos tradicionales sobre

Página 12 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sexualidad, los cuales son muy importantes pero nocorresponden estrictamente a procesos psicológicos (entreotros, la anatomía y fisiología sexual, el ciclo de respuestasexual, los aspectos legales, los métodos anticonceptivos,las enfermedades de transmisión sexual, etc.). Nuestrointerés en general no estará tanto en qué hacen o no hacenlas personas (salvo para ilustrar relaciones o diferenciasindividuales o de género significativas), sino en intentarexplicar el porqué de lo que hacen o no hacen.

En el capítulo 2 presentaremos una síntesis de algunasperspectivas teóricas que se han interesado especialmente enel tema sexual (algunas de las cuales se exponendetalladamente en el capítulo 8) y revisaremos varios modelospsicológicos que constituyen valiosas herramientas para laexplicación y eventual predicción del comportamiento sexual.Estos modelos, en general poco conocidos en nuestro medio,constituyen aportes muy significativos tanto para lainvestigación acerca de actitudes y conductas sexuales, comotambién para programas de prevención de algunos problemasrelacionados con la conducta sexual.

El capítulo 3 estará dedicado a sintetizar el importantey complejo tema de la relación entre conducta sexual ypersonalidad, enfocando el tema tanto desde un punto de vistamás tradicional (rasgos y dimensiones de personalidad) comopresentando una visión psicosocial más moderna (automonitoreoy sociosexualidad), la cual nos permitirá destacar lanaturaleza interpersonal de las motivaciones y conductassexuales en el contexto de las relaciones de pareja.

Los capítulos 4 y 5 examinan el tema de cómo reaccionanlas personas al ser expuestas a estímulos eróticos y quéefectos podrían tener éstos en su conducta tanto sexual comono sexual. La información que se discute en estos doscapítulos está destinada a arrojar alguna luz sobre temas tanpolémicos como las supuestas diferencias de género enexcitabilidad sexual y los efectos de la pornografía sobre laconducta.

El capítulo 6 sintetiza el conocimiento que se tieneacerca de las fantasías sexuales en que se involucran muchaspersonas, tanto durante la actividad sexual como en general.Además de revisar las distintas variables de las fantasías(incidencia, contenidos, etc.), en este tema también alcanzangran relevancia las diferencias de género, por el hecho que

Página 13 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

en esta forma de expresión sexual ellas pueden manifestarsemás libremente que en la conducta sexual interpersonal.

En el capítulo 7 se examinan específicamente lasdiferencias en la conducta sexual de hombres y mujeres,incluyendo tanto estudios clásicos como datos recientes, y seanalizan las relaciones entre tales diferencias y otrosfactores de diverso tipo (educación, edad, etc.). A pesar quela mayoría de los datos en este capítulo se refieren a lacomparación de conductas específicas, el objetivo principales mostrar cómo hombres y mujeres parecen enfrentar y vivirde manera muy diferente su sexualidad a lo largo de su vida.

El capítulo 8 contiene un análisis más detallado dealgunas explicaciones generales que se pueden ofrecerrespecto a las diferencias de género en la conducta sexual, yconstituye por lo tanto algo nuclear en este libro. En lugarde revisar las perspectivas teóricas clásicas de lapsicología, algo que se puede encontrar en muchos otroslibros, presentamos y discutimos tres perspectivas modernas,muy diferentes entre sí, pero igualmente interesantes y pococonocidas en nuestro medio.

Finalmente, los capítulos 9 y 10 están destinados aclarificar el polémico tema de la orientación sexual y lahomosexualidad, mediante un análisis crítico de lasprincipales teorías y evidencias científicas disponibles. Enel primero de ellos se clarifican varios conceptosrelacionados, se revisa el-tema de la orientación sexual y seexaminan los principales aportes modernos para la mejor com-prensión y estudio de la homosexualidad. Y en el último sepresentan de manera detallada y se discuten dos modelosteóricos recientes que intentan explicar cómo y cuálesaspectos del desarrollo individual pueden determinar que laspersonas lleguen a ser heterosexuales u homosexuales.

No es algo casual el hecho que en lo que sigue de estelibro empecemos hablando de modelos teóricos de la conductasexual en el capítulo 2 y terminemos hablando de modelosteóricos de la orientación sexual en el capítulo 10. Por elcontrario, refleja nuestro interés en subrayar el rolfundamental que, al igual que en cualquiera otra ciencia,deben cumplir los esquemas teóricos adecuados en eldesarrollo de una psicología de la sexualidad. Tales modelosdebieran ser considerados entonces como elemen'tos fun-damentales tanto para la mejor comprensión y explicación de

Página 14 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sus fenómenos de interés, como para orientar la generación,organización y aplicación de sus conocimientos.

Página 15 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 2

MODELOS TEORICOS DELCOMPORTAMIENTO SEXUAL

Ademas de no existir suficiente conocimiento acerca demuchos aspectos del comportamiento sexual, no ha sido unatarea fácil elaborar esquemas explicativos que contribuyan ala comprensión científica de los factores determinantes de lasexualidad humana. Lo anterior tendría que ver tanto con lacomplejidad de la conducta humana en general como con lasparticularidades y desafíos especiales que plantea el estudiocientífico de la conducta sexual. Sin embargo, existenalgunas teorías y modelos útiles para una mejor comprensión yeventual predicción del comportamiento sexual humano, loscuales se revisarán sintéticamente en este capítulo. Enprimer lugar se bosquejarán muy sucintamente las principalesperspectivas teóricas generales acerca de la sexualidaddesarrolladas por diversos científicos sociales y acontinuación se presentarán algunos modelos psicológicos másespecíficos de la conducta sexual.

PERSPECTIVAS TEORICAS GENERALES

Siendo la sexualidad un fenómeno multivariado,determinado por factores de tipo biológico, psicológico,social y cultural, diversas perspectivas teóricasdesarrolladas en las ciencias sociales tienen algo que deciracerca de este tema, desde sus particulares puntos de vista.En este caso hablamos de perspectivas teóricas o de enfoques(y no de teorías o modelos teóricos), debido a que, al igualcomo sucede con muchas orientaciones teóricas en las cienciassociales, ellas no constituyen verdaderas teorías científicasen un sentido estricto. Más que permitir una derivaciónlógica directa de hipótesis específicas susceptibles deverificación adecuada, dichas perspectivas más bien son

Página 16 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

aproximaciones o marcos de referencia generales para elanálisis e interpretación de los fenómenos de interés, eneste caso las actitudes y conductas sexuales humanas.

Dentro de estas perspectivas o enfoques se encuentranalgunas de tipo psicológico, otras de tipo más sociológico osociocultural, y un controvertido enfoque basado enprincipios biológicos evolutivos. Como se expresóanteriormente, no es nuestro objetivo realizar una exposicióndetallada de cada perspectiva, sino que sólo haremos unareferencia muy general de algunos conceptos y procesos quepueden contribuir a la comprensión de la conducta sexual, ydejamos para un capítulo posterior el análisis más a fondo dealgunas de estas perspectivas.

PERSPECTIVAS PSICOLÓGICAS

Virtualmente todos los enfoques existentes en lapsicología serían relevantes para la comprensión de laconducta sexual humana, en la cual van a intervenir aspectoscognitivos, emocionales, actitudinales, normativos, etc. Sinembargo, algunos de esos enfoques se han interesado más en eltema y proporcionan elementos que pueden contribuir a laconceptualización y comprensión de muchos aspectos de lasexualidad. Tales enfoques son el psicoanalítico, el delaprendizaje y algunos desarrollos de tipo cognitivo.

Enfoque psicoanalítico

Las ideas y proposiciones de Freud son tal vez las másdivulgadas de todas las perspectivas psicológicas, por locual aquí sólo enfatizaremos algunas de sus contribucionesmás significativas al estudio de la sexualidad. En primerlugar, y teniendo un rol pionero, tal vez el mayor aporte deFreud fue sacar a luz el tema sexual y plantear que podía serun tema de discusión pública y un aspecto importante en eldesarrollo de la personalidad. En segundo lugar, él introdujolos conceptos de libido, zonas erógenas y describió las

Página 17 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

etapas del desarrollo psicosexual, con lo cual la niñezdejaba de considerarse como una etapa asexuada. Y en tercerlugar, Freud mostró las intensas connotaciones emocionalesque puede tener la sexualidad, así como su carácter muchasveces ambivalente y conflictivo, aspectos que seguiríanteniendo mucha vigencia a pesar de los grandes cambiosoperados en las actitudes sociales hacia el sexo desde laépoca de Freud.

Como contraparte de esos grandes aportes, algunascríticas serían basar sus observaciones sólo en pacientes quebuscaban terapia, su excesivo énfasis en determinantesbiológicos e instintivos del comportamiento y particularmentesu visión de la psicología y la sexualidad femeninas, la cualha recibido intensas objeciones feministas. Algunos de losplanteamientos freudianos al respecto más criticados han sidopostular un sentimiento de inferioridad en el desarrollo dela personalidad de la mujer debido a la envidia del pene, elver la sexualidad femenina como inherentemente pasiva ymasoquista y el asociar la madurez sexual femenina con lacapacidad de tener orgasmo vaginal, distinguiéndolo delorgasmo clitórico. Todos estos aspectos han hecho considerara muchas feministas que el enfoque psicoanalítico es unenfoque centrado en los hombres y que planteamientos como losmencionados pueden tener efectos negativos en muchas mujeres(Hyde, 1994).

En el capítulo referente a la explicación de lasdiferencias de género en sexualidad examinaremos uninteresante enfoque analítico de una autora contemporánea(Nancy Chodorow) que intenta justamente integrar aspectospsicoanalíticos y feministas para dar cuenta de muchasdiferencias psicológicas entre los sexos.

Enfoque del aprendizaje

Así como la sexualidad tiene alguna determinaciónbiológica, tal como plantea tanto la perspectiva freudianacomo el enfoque sociobiológico que mencionaremos másadelante, es indudable que la mayor parte de la conductasexual humana es aprendida. El rol fundamental que desempeñanlos diversos procesos de aprendizaje en la conducta sexual esenfatizado no sólo por las teorías clásicas del aprendizaje y

Página 18 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

la teoría más moderna del aprendizaje social, sino quetambién por la perspectiva de las guías sexuales quemencionamos más adelante dentro de las perspectivas mássociológicas. John Gagnon, el principal exponente de estaúltima perspectiva, plantea que "las personas se vuelvensexuales en la misma forma en que se vuelven cualquier otracosa. Sin demasiada reflexión, obtienen instrucciones de suambiente social. Adquieren y reúnen significados, destrezas yvalores de las personas que las rodean... La conducta sexualse aprende en las mismas formas y mediante idénticosprocesos" (1980, pp. 2-3).

Algunos procesos básicos de asociación de estímulos delcoridicionamiento clásico ayudarían a explicar por quéciertos estímulos (por ejemplo, un perfume, una fantasía, oaun un objeto) pueden llegan a tener significados eróticos yproducir excitación sexual en los individuos. Respecto alcondicionamiento instrumental que enfatiza la gran influenciaque tienen las consecuencias sobre la conducta, la excitaciónsexual y orgasmo tienen el carácter de refuerzo primario ointrínseco, por lo cual pueden fortalecer cualquier patrónconductual (sexual o no sexual) que los anteceda. Es decir,la conducta sexual por asociarse con un estado de excitaciónpuede ser un refuerzo positivo para otras conductas, y a suvez la misma conducta sexual puede estar siendo controlada oinfluida por refuerzos (sexuales o no) y castigos. Muchos delos principios del aprendizaje también han servido de basepara el desarrollo de métodos destinados a modificar con-ductas sexuales problemáticas, tanto en el caso de algunasdisfunciones sexuales como de algunas conductas desviadas.

Y además de los mecanismos más básicos señalados, losprocesos del llamado aprendizaje social (Bandura, 1982a)también pueden contribuir a explicar el desarrollo de ciertospatrones relacionados con la sexualidad o la conducta sexual.Es evidente el rol que juegan procesos como la imitación o laidentificación en el desarrollo de la identidad y roles degénero, así como la influencia que pueden tener en elaprendizaje sexual de los individuos algunos patrones deconducta sexual que ellos observan repetidamente, porejemplo, en el cine u otros medios de comunicación.

Enfoques cognitivos

Página 19 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Los enfoques cognitivos, los cuales han adquiridoprimacía en todas las áreas de la psicología durante losúltimos años y crecientemente han ido siendo aplicadostambién para la comprensión de la sexualidad, plantean quenuestras percepciones y pensamientos determinan en granmedida nuestros sentimientos y conductas. Así, la forma enque percibimos, rotulamos y evaluamos un evento sexualdetermina nuestras reacciones emocionales hacia tal evento yposiblemente también hacia otros aspectos relacionados. Laimportancia de esta conexión entre aspectos cognitivos yemocionales se puede apreciar claramente, entre otros temas,en los mecanismos psicológicos involucrados en algunos casosde disfunción sexual y en las reacciones de las personas anteestímulos eróticos, tema este último que analizaremos en uncapítulo posterior.

Un ejemplo ilustrativo del enfoque cognitivo es la teoríadel esquema de género de Sandra Bem (1981), que intenta explicarel desarrollo de los roles de género y su influencia en elpensamiento y la conducta da las personas. Un esquema es unmarco de referencia cognitivo que tenemos acerca de undeterminado tema, que guía y organiza nuestras percepciones,nos ayuda a recordar, pero algunas veces puede tambiéndistorsionar tales percepciones y recuerdos especialmente sison inconsistentes con el esquema. La teoría plantea quetodos tenemos un esquema de género (un conjunto decaracterísticas físicas, conductuales y de personalidad queasociamos con los hombres y las mujeres) que nos predispone aprocesar la información, pensar en las cosas y dicotomizarlassobre la base de la categoría género. Entre otras cosas, estoayudaría a explicar el desarrollo y la gran persistencia quetienen los estereotipos, ya sean de hombres y mujeres, deheterosexuales y homosexuales, u otras categorías, ya que elesquema tendería a filtrar o distorsionar aquella informaciónque sea inconsistente con él.

Y otro desarrollo más reciente de este tipo es elconcepto de autoesquemas sexuales (Andersen & Cyranowski, 1994;Andersen y otros, 1999). Dichos esquemas se definen como"generalizaciones cognitivas acerca de los aspectos sexualesdel yo. Derivan de la experiencia pasada, se manifiestan enla experiencia actual, influyen en el procesamiento deinformación social sexualmente relevante, y guían la conducta

Página 20 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sexual" (1994, p. 1.079). El concepto de autoesquema sexualincluye dos aspectos positivos y uno negativo. Los aspectospositivos serían la disposición a experimentar emocionesapasionadas o románticas, y una apertura conductual a lasexperiencias románticas y sexuales, mientras que el aspectonegativo serían las actitudes conservadoras y de incomodidadque pueden ser un obstáculo para la expresión de afectos yconductas erotico-romanticas.

PERSPECTIVAS SOCIOLÓGICAS

Desde un punto de vista sociológico o sociocultural lasexualidad es moldeada o construida por la sociedad y lacultura. Esto implica que cada sociedad regula de ciertasformas la conducta sexual de sus integrantes, que en ladeterminación de las normas que regulan la sexualidaddesempeñan un rol fundamental las instituciones socialesbásicas y que la rotulación de una conducta social particulardepende de la cultura en que tiene lugar.

De acuerdo al análisis sociológico de DeLamater (citadoen Hyde, 1994), las influencias sociales sobre la sexualidadhumana pueden ser analizadas en cuatro niveles de decrecientegeneralidad:a) a nivel macro o de la sociedad como un todo (societal),

las instituciones sociales (religión, familia, economía,medicina, sistema legal, etc.) determinan ciertos valoreso ideología sexual (ascetismo, procreacional, hedonismo, etc.)y ciertos aspectos sociales estructurales (relaciones depoder, dependencia económica, estabilidad de los roles,etc.), los que conjuntamente se manifiestan en ciertoscontroles sociales (recompensas/castigos, estigmas,estereotipos de rol, etc.).

b) a nivel subcultural, la pertenencia a determinados estratossociales (de raza, clase social, religión, género) puedetener influencia en los estándares, normas y patronessexuales de los individuos.

c) a nivel interpersonal, la interacción con padres, pares yparejas influye en los valores y conducta sexual medianteel proceso de socialización y las oportunidades queproporcionen para las expresiones sexuales.

Página 21 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

d) y a nivel individual, también los factores sociales puedeninfluir en el nivel de deseo sexual, en la orientación opreferencia sexual y en los esquemas o guías sexualesalmacenados en la memoria.

Dentro de las perspectivas sociológicas de la sexualidadse encuentran el enfoque sociológico de Reiss y el enfoque delas guías sexuales de Gagnon y Simon.

Enfoque sociológico

De acuerdo a la perspectiva de Reiss (citado en Hyde,1994), una teoría sociológica de la sexualidad, debido a quese focaliza en las influencias societales, debe poder darcuenta tanto de las variaciones transculturales como de losuniversales transculturales de la sexualidad. Uno de esosuniversales es que en todas las sociedades y culturas lasexualidad es algo muy importante, lo cual de acuerdo a esteautor no se podría explicar completamente por la vinculaciónentre sexo y reproducción. Para Reiss, la explicación estaríadada por dos aspectos principales: la sexualidad se asociacon gran placer físico y las interacciones sexuales seasocian con gran autorrevelación, esta última no sólocorporal sino que también de pensamientos y sentimientos.Así, para los seres humanos de cualquier cultura seríanrefuerzos intrínsecos tanto los placeres físicos del sexocomo la satisfacción emocional de las autorrevelacionesasociadas con el sexo, y de ahí su importancia.

Este enfoque plantea que la sexualidad está vinculadaestrechamente con las estructuras de cualquier sociedad entres áreas principales: el sistema de parentesco, laestructura de poder y la ideología de la cultura.

En relación con el primer aspecto, todas las sociedadesbuscan mantener orden social mediante sistemas estables deparentesco, el cual define qué tipos de relaciones son o noaceptables y proporciona las bases para formular reglas alrespecto. La vinculación sexualidad-reproducción-parentescoexplica la existencia de los celos sexuales, los cuales sonsocialmente una manifestación del valor o importancia que losgrupos y los individuos asignan a una relación particular talcomo el matrimonio. Es por eso que los celos acerca de las

Página 22 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

relaciones extramaritales existen en todas las sociedades yaun en aquellas sociedades donde se aprueba la poligamia (unhombre con varias mujeres) existen ciertas reglas paraminimizar los celos entre las esposas.

La sexualidad siempre está ligada también a lasestructuras de poder de una sociedad, entendiéndolo como lacapacidad para influir sobre los demás y lograr los propiosobjetivos aunque otros se opongan. Los grupos más poderososgeneralmente intentan controlar la sexualidad de los másdébiles, y ya que los hombres tienen más poder que lasmujeres en la mayoría de las sociedades, la sexualidad estáaltamente asociada con los roles de género y los ellosejercen control sobre la sexualidad femenina. Las compara-ciones transculturales revelan que mientras más similares sonlas mujeres a los hombres en cuanto al poder, existe mayorlibertad sexual para ellas, en cambio en aquellas sociedadesdonde tienen muy poco poder, su sexualidad está altamenterestringida.

Y además la sexualidad está estrechamente asociada a laideología de una cultura, entendiéndola como un conjunto deconcepciones y supuestos fundamentales acerca de lanaturaleza humana. La ideología de la cultura define cuálesprácticas sexuales son normales y anormales y en general loque es bueno o malo en el área sexual. Así, algunas culturasdefinen la homosexualidad como anormal, mientras que otrasculturas la ven sólo como una expresión de diversidad sexual.Igualmente, algunas culturas tienen una actitud permisivahacia las relaciones premaritales en ambos sexos, otras sonpermisivas con los hombres pero no con las mujeres y otras noson permisivas con ningún sexo.

Enfoque de las guías sexuales

A diferencia del enfoque anterior, esta perspectivatendría un foco más individual e interpersonal que societal.Sin embargo, se la clasifica dentro de las perspectivas mássociológicas por la gran importancia que concede a losaspectos culturales. La idea central del enfoque de las guíassexuales de Gagnon y Simon (Gagnon, 1980) es que la conductasexual (al igual que cualquier conducta social) es guiada opautada de modo similar a como una obra de teatro o una

Página 23 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

película responden a un guión preestablecido. Es decir,nuestra conducta sexual es el resultado de un elaboradoaprendizaje previo que nos ha enseñado el quién, qué, cuándo,dónde y porqué de lo que hacemos sexualmente. Como ejemplo,respecto al quién la guía podría habernos enseñado quedebería ser una persona atractiva del otro sexo, de una edadsimilar a la propia, de la misma raza y estrato social, etc.

Estas guías también comprenden la secuencia de conductassexuales en una interacción heterosexual (ej. Besos manipulación de los senos manipulación de los genitales estimulación oral de los genitales penetración orgasmo)y nos indican los significados que deberíamos asignar adeterminados eventos sexuales. Sin embargo, ya que estasguías reflejan la influencia del aprendizaje social ycultural, pueden variar ampliamente de una cultura a otra oaun entre distintos grupos dentro de una misma cultura másamplia. Una de las aplicaciones más relevantes de esteenfoque se encuentra en la explicación de muchas diferenciasen la conducta sexual de hombres y mujeres, por lo cual seráexpuesto con mayor detalle en el capítulo destinado aexplicar tales diferencias.

PERSPECTIVA SOCIOBIOLÓGICA

La sociobiología es un enfoque surgido en los años 70 yque consiste en la aplicación de los principios biológicosevolutivos para comprender la conducta social de losanimales, incluyendo a los seres humanos. Su primer exponentefue el biólogo Edward Wilson y luego ha sido aplicada al temade la sexualidad humana por psicólogos tales como Symons(citado en Hyde, 1994) y Buss (1988; Buss & Schmitt, 1993).Un aspecto central de esta perspectiva es que de acuerdo alos principios de la evolución y de la selección natural, laprincipal meta de los individuos sería producir descendientessaludables que permitan traspasar los propios genes a lassiguientes generaciones. Este imperativo biológico tienediferentes implicaciones para hombres y mujeres, debido a susestrategias reproductivas derivadas de su diversa capacidadrepro; ductiva e inversión parental.

Todos estos conceptos y otros aspectos de este enfoqueserán examinados en detalle en el capítulo destinado a

Página 24 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

explicar las diferencias de género en sexualidad, tema en quela perspectiva sociobiológica tiene mucho que decir. Aquísólo agregaremos que se trata de una perspectiva interesantey controvertida que ha generado críticas, entre ellas queignora la importancia de la cultura y el aprendizaje, queinvolucra una posición determinista y que le asigna un pesoexcesivo al aspecto reproductivo de la conducta sexual.

MODELOS ESPECIFICOS

Algunos de estos modelos son aplicables a un ampliorango de conductas sociales, mientras que otros lo serían ala conducta sexual o a ámbitos específicos de la sexualidad,como el comportamiento sexual adolescente o la conductaanticonceptiva (Barra, 1999). Sin embargo, todos aportanherramientas conceptuales útiles para una mejor explicación ypredicción de la conducta sexual y, en algunos casos, tambiénpara contar con un marco teórico que sirva de base en áreastan importantes como la prevención del embarazo adolescente yde las enfermedades de transmisión sexual.

En primer lugar se expondrán tres modelos o esquemasexplicativos más específicos al comportamiento sexual y acontinuación otros tres modelos psicosociales de aplicaciónmás general que pueden ser utilizados para lograr una mejorcomprensión de las actitudes y conductas sexuales humanas. Esconveniente reiterar que debido al alcance de este libro eneste capítulo examinaremos sólo teorías y modelos de laconducta sexual en general, aunque existen otros interesantesmodelos teóricos aplicables a ciertos temas más específicos,como son la conducta contraceptiva adolescente (Adler, 1993;Chewning & Van Koningsveld, 1998; Tigges v otros, 1998), elabuso sexual infantil (Kendall-Tackett y otros, 1993) y laagresión sexual (Ellis, 1991; Malamuth y otros, 1995;Nagayama & Hirschman, 1991).

MODELO COGNITIVO DE WALEN Y ROTH

Presentamos en primer lugar el modelo más específico detodos, va que se focaliza especialmente en el ciclo derespuesta sexual y por lo tanto tendría mucha aplicación en

Página 25 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

el análisis de algunas disfunciones sexuales. El modelopresentado en 1987 por Walen v Roth (citados en Hyde, 1994)tiene como idea central lo que mencionamos en páginasanteriores al referirnos al enfoque cognitivo, en el sentidoque la manera en que percibimos y evaluamos lo que ocurredetermina en gran medida cómo nos sentimos en una situacióndada.

El primer paso en este modelo cognitivo es la percepcióndel estímulo como sexual (ya sea visual, táctil o de cualquierotro tipo), lo cual dependerá tanto de la cultura en que noshayamos desarrollado como de nuestros aprendizajes previos.El segundo paso es la evaluación del estímulo, la cual si espositiva conducirá al siguiente paso, pero si es negativa elciclo podrá detenerse. El tercer paso, si la evaluación hasido positiva, es la excitación fisiológica expresada endiversos indicadores (erección, lubricación vaginal, etc.).Pero ya que lo importante no es lo que ocurra sino cómo lopercibimos, el cuarto paso es la percepción de la excitación. Estepaso sería muy relevante porque muchas veces las personas noson conscientes de su excitación física, ya sea porque noestán entrenadas para focalizar su atención en sus propiasreacciones, como sucede al parecer en muchas mujeres, oporque están demasiado concentradas en provocar la excitaciónde la pareja, como sucedería en muchos hombres.

Como no sólo importa la percepción de un evento sino queademás su evaluación, el quinto paso es la evaluación de la excita-ción. Igual que en el caso del estímulo, si la evaluación esnegativa el ciclo de respuesta se detendrá. En cambio si espositiva ello funcionará como una retroalimentación para eltercer paso, de manera que se incrementará el nivel deexcitación. En otras palabras, el sentirse bien al estarexcitado(a) hace que la persona se sienta más excitada aún.El sexto paso es la conducta sexual, la que, al igual que elestímulo y la excitación, llevará a dos pasos adicionales,consistentes en la percepción de la conducta y la evaluación de laconducta. Si dicha evaluación es positiva ello se traducirá endos tipos de retroalimentación: es probable que la conductasexual continúe y que la excitación aumente.

MODELO SECUENCIAL DE BYRNE

Página 26 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Basándose en un paradigma clásico de estímulo-mediación-respuesta, el modelo secuencial de Byrne (citado en Becerra,1985) caracteriza la conducta sexual mediante laidentificación de las respuestas que se desea predecir, losestímulos externos que incrementan la probabilidad deaquellas respuestas y los procesos internos que inician ymedian dichas respuestas. Tenemos entonces una secuencia detres fases: a) estimulación externa, b) procesos internos yc) conducta externa.

En un extremo están lo estímulos externos que anteceden a laconducta sexual, sean de tipo incondicionado o innato (ej.caricia) o de carácter condicionado o aprendido (ej. literaturaerótica). En el otro extremo están las conductas externas, lascuales pueden consistir en respuestas instrumentales (ej.concertar una cita, adquirir anticonceptivos, etc.) o enmetas (ej. coito, masturbación), y que a su vez produciránciertos resultados. Y entre ambos extremos están los procesosinternos que inician y median las conductas externas:respuestas fisiológicas y activación sexual, fantasías imaginativas,respuestas afectivas transitorias (emociones), respuestasevaluativas relativamente estables (actitudes), informaciónsexual y expectativas. Cada uno de estos procesos internos esinfluenciado tanto por los eventos externos como por losotros procesos internos, contribuyendo cada uno de ellosparcialmente a la determinación de la conducta final. Y a suvez los resultados de la conducta externa van aretroalimentar y actuar tanto sobre los estímulos externoscomo sobre los procesos internos.

El modelo de Byrne puede distinguirse de otros en dosprincipales aspectos. Primero, es uno de los pocos esquemasexplicativos amplios de la conducta sexual en general, aunqueal mismo tiempo contribuiría a la comprensión de aspectos másespecíficos, como por ejemplo la conducta anticonceptiva. Yen segundo lugar, es uno de los pocos modelos explicativosque resalta el importante rol desempeñado por las variablesde tipo emocional en la conducta sexual humana. Esto esimportante porque las personas difieren en el grado en quelos aspectos relacionados con el sexo evocan actitudes ysentimientos positivos o negativos en ellas, y estasdiferencias pueden situarse en un continuo emocional cuyoextremo negativo se denomina erotofobia y el extremo positivoerotofilia (Becker & Byrne, 1985).

Página 27 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

MODELO COGNITIVO DE ABRAMSON

Paul Abramson propuso en 1979 una teoría de la conductasexual humana que él denominó el sistema sexual (citado enWrighstman & Deaux, 1981). En este modelo se postula que lasestructuras cognitivas del individuo son las principalesdeterminantes de la expresión sexual. Estas estructuras seforman sobre la base de diversos factores de entrada y ellasa su vez procesan las diferentes claves de estímulos sexualespara determinar la eventual expresión sexual. Por tanto, eneste esquema se pueden distinguir cuatro fases: a) factoresde entrada, b) estructura cognitiva mediadora, c) claves oestímulos sexuales, y d) salida o expresión sexual (externa einterna).

Abramson plantea que existen cuatro principales factoresde entrada que influencian la estructura cognitiva: estándaresparentales internalizados, normas sociales, maduración y experiencia sexual pre-via. Así, por ejemplo, los padres pueden instruir acerca decuál es la conducta sexual apropiada, mientras que otrasnormas y valores son aprendidos por medio de otros agentessocializantes tales como la iglesia o los pares. El procesode maduración en sí mismo, especialmente al comienzo de lapubertad, puede influenciar las creen cias acerca de lasexualidad. Y, finalmente, las experiencias sexuales previas(ya sean fantasías, masturbación o relaciones sexuales) también juegan un rol importante en las creencias. .

De la interacción de esas experiencias el individuodesarrolla una estructura cognitiva mediadora, conformada por unconjunto de principios o ideas generales acerca de laconducta sexual, como por ejemplo si el sexo es algo muyimportante o no, qué es sexualmente atractivo, o cuándo,dónde y con quién son aceptables determinadas expresionessexuales. Estos principios actúan como esquemas cognitivosque determinan las actitudes, juicios y respuestas a diversasexperiencias sexuales y ejercen un rol mediador entre lasexpresiones sexuales internas y externas del individuo.

La estructura cognitiva mediadora propuesta por Abramsontiene relación con al menos otros dos conceptos muyimportantes en el análisis de la conducta sexual. Por unaparte corresponde en gran medida al concepto de "sistema de

Página 28 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

valores sexuales"desarrollado por Masters y Johnson en elcontexto de la terapia sexual, el cual "deriva deexperiencias sensoriales individuales investidas de unsignificado erótico, que ocurren en ciertas circunstancias, yde la influencia de valores sociales que los hacenconvertibles y aceptables como estímulo sexual" (1972, p.22). Y por otra parte está muv relacionado con el conceptomás reciente de autoesquema sexual (Andersen & Cyranowski,1994; Andersen y otros, 1999) que mencionamos anteriormenteen este capítulo, al referirnos a algunos aportes de laperspectiva psicológica cognitiva a la comprensión de lasexualidad.

Pero la experiencia pasada y el aprendizaje no son losúnicos factores que determinan las expresiones sexuales, sinoque además una variedad de estímulos sexuales, tanto internoscomo externos, pueden influenciar la expresión sexual y estasseñales también son procesadas por la estructura cognitivamediadora. Se plantean cuatro claves principales: eventosendocrinológicos, estímulos condicionados e incondicionados, eventos fisiológicosy parámetros situacionales. Así, en relación con las claves de tipointerno está la influencia de las hormonas sexuales y de losprocesos del sistema nervioso. A nivel externo existe unavariedad de estímulos asociados con la sexualidad, tales comopelículas eróticas, novelas románticas y personas enparticular. Además de los estímulos específicos, ciertassituaciones o ambientes pueden estimular la expresión sexual,por ejemplo, un ambiente que fomente la permisividad sexual oen el cual se ingiere alcohol u otras drogas. Los efectos quetengan estos diversos estímulos sobre las expresionessexuales serán función de su interpretación y significado alser procesados por los esquemas o estructuras cognitivas delindividuo, el cual puede ponderar la aceptabilidad de ciertasformas de conducta sexual y eventualmente tomar una decisiónal respecto.

Aunque el modelo de Abramson puede parecer algocomplejo, se basa en dos supuestos muy simples. Primero,asume que las personas aprendemos de la experiencia pasada yque los principios del aprendizaje pueden ser aplicadosdirectamente a la conducta sexual como a cualquiera otraforma de conducta. Segundo, asume que nuestras cognicionesacerca de la sexualidad desempeñan un rol mediador central ennuestras respuestas o expresiones sexuales específicas, las

Página 29 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

cuales no están determinadas de manera biológica o instintivasino que son resultado del pensamiento racional.

TEORÍA DE LA ACCIÓN RAZONADA DE FISHBEIN Y AJZEN

Presentamos aquí sólo una síntesis somera de estemodelo, el cual hemos expuesto en mayor detalle en otro lugar(Barra, 1998). El modelo se focaliza en la relación existenteentre creencias, actitudes, intenciones y conductas,planteando que el antecedente inmediato de una conducta no esla actitud hacia un objeto determinado, sino la intenciónhacia la realización de esa conducta. Por lo tanto, y dentrode ciertos límites, se puede predecir la conducta de unapersona en una determinada situación si se conocen sus in-tenciones hacia la realización de dicha conducta en esasituación (Fishbein, 1989, 1990).

Los determinantes de la intención de realizar una conductason:1) la actitud del individuo hacia la realización de laconducta, y 2) las normas sociales percibidas referentes a la realizaciónde la conducta.

La actitud hacia la conducta refleja la evaluación quehace el individuo de cuán favorable será adoptar o no talconducta y está determinada por:a) las creencias referentes a las consecuencias de llevar acabo la accion, yb) la evaluación personal de cada una de estas consecuenciaspercibidas.

Es decir, antes de emitir una conducta el individuoevalúa la probabilidad y la deseabilidad de que ocurranciertas consecuencias potenciales, y la estimaciónacumulativa de todas esas consecuencias determinará suactitud hacia la conducta.

El segundo componente, que recibe el nombre de norma sub-jetiva, refleja las expectativas sociales que percibe elindividuo para adoptar o no una cierta conducta y estádeterminado por:

Página 30 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

a) las creencias normativas o expectativas percibidas enpersonas o grupos significativos para el individuo, yb) la motivación del individuo para cumplir con estasexpectativas de los otros significativos (padres, pareja,amigos, etc.).

En síntesis, el modelo plantea que las actitudesrespecto a una conducta y las normas subjetivascorrespondientes determinan la intención de una persona derealizar o no una conducta, y tal intención es función de lainteracción entre dos determinantes básicos, uno de tipopersonal (actitud hacia la conducta) y otro que refleja lainfluencia social (norma subjetiva). En términos generales,las personas intentarán realizar una conducta cuando tenganuna actitud positiva hacia ella y cuando crean que otraspersonas importantes para ellas piensan que la deberíanrealizar.La teoría de la acción razonada ha mostrado su utilidad ycapacidad predictiva en una amplia variedad de ámbitosconductuales. En el caso de la conducta sexual, aunque hasido aplicada más específicamente a las intenciones yconductas de usar medidas de pamo:im durante las relacionessexuales (Albarracin y otros, 1998; Boyd & Wandersman, 1991;Chan & Fishbein, 1993; Doll & Orth, 1993; White y otros,1994), esta teoría también podría ayudar a explicar ypredecir conductas sexuales específicas, como por ejemploinvolucrarse en relaciones sexuales premaritales oextramaritales.

Así, la actitud del individuo a involucrarse en unarelación sexual está determinada por la probabilidadpercibida de que ocurran ciertas consecuencias, tantopositivas (ej. placer sexual) como negativas (ej. embarazo,culpa) y la evaluación personal de esas consecuencias. Y porotra parte influyen las expectativas percibidas en otrossignificativos (ej. padres, amigos) acerca de suinvolucramiento en tal relación sexual, junto con sumotivación para conformarse a tales expectativas, lo cualseñala la presión normativa o norma subjetiva. Y lainteracción entre estos componentes determina la intencióndel individuo de involucrarse o no en tal relación sexual, locual sería el antecedente más inmediato para que se produzcao no la conducta real.

Página 31 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

TEORÍA DE LA CONDUCTA PLANIFICADA DE AJZEN

La teoría de la conducta planificada (Ajzen, 1991; Ajzen& Madden, 1986) constituye una variante del modelo de laacción razonada. Considerando que pueden existir limitacionesreales o percibidas para realizar una cierta conducta, lo quehace básicamente esta teoría es agregar un tercer elemento ala determinación de la intención conductual. Este elemento,llamado control conductual percibido, refleja las creenciaspersonales acerca del grado de dificultad que tiene elrealizar la conducta y se refiere tanto a factores externos(ej. disponibilidad de tiempo o dinero, apoyo social, etc.)como internos (ej. información, habilidades, competencias,etc.). Por lo tanto, este tercer elemento se refiere a lacreencia de que algunas conductas son en general máscontrolables que otras, y más específicamente a la creenciaen la posibilidad individual de control sobre una conductadeterminada. El concepto de control conductual percibidoincluye dos variables: la estimación que hace el individuodel grado de control que tendría sobre la ejecución de laconducta y la evaluación que hace de su habilidad real paraejecutarla.

La importancia de este elemento de control percibidopara predecir la conducta también ha sido planteada por otrosautores, y específicamente por Bandura (1 982b) en su teoríade la autoeficacia, la cual plantea la existencia de dostipos de expectativas: las expectativas de eficacia y lasexpectativas de resultado. Las primeras reflejan lascreencias del individuo acerca de si será capaz de ejecutaruna conducta, mientras que las segundas reflejan lascreencias de que la conducta tendrá ciertos resultados. Deacuerdo a Bandura (1982b), las creencias de las personas ensus habilidades influyen en las elecciones que ellas hacen,cuánto esfuerzo invierten en sus actividades, cuánto ellasperseveran frente a las dificultades, y hasta en suvulnerabilidad al estrés y la depresión. Por lo tanto, elconcepto de autoeficacia es similar a la noción del controlconductual percibido, ya que ambos reflejan el grado en elcual las personas creen que ya sea factores propios o del

Página 32 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ambiente podrían determinar que sus intenciones conductualeslleguen a transformarse en conductas.

TEORÍA DE LA CONDUCTA INTERPERSONAL DE TRIANDIS

El modelo de Triandis (citado en Godin y otros, 1996)conserva los lementos principales de la teoría de la acciónrazonada, pero agrega algunos elementos adicionales. Enprimer lugar, además de la intención, habría dos factoresadicionales que determinan la conducta: la fuerza de loshábitos establecidos respecto a la conducta, y la presenciade condiciones que facilitan o dificultan esa conductaparticular. Es decir, la realización de la conducta estáregida por la intención, los hábitos y las condiciones facilitantes.

Y a su vez la intención está determinada por cuatrofactores:a) cogniciones, incluyendo el análisis individual de las

consecuencias personales de realizar la conducta,b) afectos, tales como los sentimientos de placer o

desagrado, disfrute o aburrimiento, etc., asociados con laejecución de la conducta,

c) determinantes sociales, tales como las normas culturalesrespecto a lo apropiado o no de la conducta, y

d) creencias normativas personales, referidas a estándaresindividuales o sentido de obligación personal respecto ala conducta.

El componente cognitivo de la teoría de la conductainterpersonal (TCI) se conceptualiza de manera similar alcomponente actitudinal de la teoría de la acción razonada(TAR), como el resultado del análisis personal y subjetivoacerca de las ventajas y desventajas de realizar unaconducta. O sea, mientras en la TAR la probabilidad percibidade que realizar una conducta resultará en ciertasconsecuencias y la evaluación del valor de esas consecuenciasdetermina una actitud hacia la conducta, en la TCI determinauna cognición. Los individuos asocian ciertas consecuenciascon las conductas que están considerando realizar (creencias)y asignan un valor a esas consecuencias (evaluación). Así, unindividuo podría creer que usar condón reduce el riesgo decontraer una enfermedad, evita un embarazo no deseado, indica

Página 33 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

falta de confianza en su pareja, etc. Y luego el individuoevalúa cada una de las consecuencias percibidas, asignándolesun valor alto o bajo, positivo o negativo. Por ejemplo,podría ser que para el individuo prevenir una enfermedad nosea altamente valorado, mientras que sí lo es evitar unembarazo, pero lo que valora más aún sea mostrar confianza enla pareja. El componente cognitivo de la actitud de lapersona estaría determinado por la suma de los productos decada una de las consecuencias percibidas por su valorasignado.

El segundo factor determinante de la intención es elcomponente afectivo, el cual representa las respuestasemocionales que experimenta el individuo al pensar enrealizar una determinada conducta, sentimientos que derivande las experiencias previas de la persona con esa conducta einvolucran por tanto procesos de la memoria a largo plazo.Así, es posible que el individuo experimente sentimientosplacenteros o displacenteros acerca de la idea de usar condóndurante una relación sexual, dependiendo de los recuerdos ysensaciones asociados a la ejecución de esa conducta. Sisucede que son más accesibles los sentimientos positivosacerca de una cierta conducta, existirán intentos pormaximizar ese estado afectivo y se reforzará la intención derepetir la conducta, y lo contrario ocurrirá si son mássalientes los recuerdos y sentirpientos negativos.

El tercer elemento que determina la intención respecto auna conducta son los factores sociales, cuya especificacióndepende del tipo de ella. Los dos factores más utilizados enla investigación son las creencias normativas y la creenciaen la existencia de roles sociales específicos, siendo ambostipos el resultado del análisis personal y subjetivo de laopinión de ciertos individuos o grupos específicos deindividuos acerca de la conducta potencial. Las creenciasnormativas se refieren a la percepción que tiene el individuoacerca del significado de una determinada conducta para ungrupo de referencia, y corresponderían por tanto al elementode norma subjetiva de la TAR. La creencia en la existencia de rolessociales específicos se refiere a la percepción de los individuosde la conducta.aceptable para las personas de acuerdo a lasposiciones o estatus sociales que ocupan. Así, algunaspersonas podrían considerar no aceptable que una mujer casadaexija a su esposo usar condón, o no apropiadas las relaciones

Página 34 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sexuales en adolescentes. Es importante tener en cuenta quelas normas y roles pueden variar dependiendo del tipo desociedad, de los subgrupos culturales, de las situaciones,etc., por lo cual la conducta sexual no estaría regida porlas mismas normas en todos los casos, y la evaluación deestas normas debe ser específica a cada grupo.

El último factor que determina las intencionesconductuales es la creencia normativa personal o norma moral, lacual consiste en una evaluación del individuo de lasignificación de la conducta para sí mismo. Es decir, serefiere a cuán obligado se siente el individuo cuando seenfrenta a la decisión de realizar o no la conductaparticular. Las normas morales difieren de las normassociales en el sentido que en las primeras la elección finaldel individuo (la intención de realizar o no la acción) nodepende de la opinión de otros sino de ciertas creencias oprincipios personales. Así, los individuos pueden tenerciertos principios acerca de la obligación moral de no tenerrelaciones sexuales antes o fuera del matrimonio, de noexponerse a la posibilidad de un embarazo no deseado, etc.,aun cuando estos principios violen normas del grupo de pareso normas asociadas con sus posiciones sociales.

Este elemento de las creencias normativas personales, noincluido en las otras formulaciones teóricas revisadas,resulta especialmente interesante porque indica que lasintenciones y conductas de los individuos no derivan sólo decálculos de resultados v de presiones normativas de otros,sino que pueden estar motivadas por razones moralespersonales. Y además porque se plantea que las normas oprincipios morales personales no sólo pueden serindependientes de criterios normativos sociales, sino que in-cluso pueden entrar en contradicción con ellos, lo cual noslleva a relacionar estas ideas con los postulados de Kohlbergacerca del desarrollo moral, especialmente en lo referido alnivel moral postconvencional o de principios (Barra, 1987).

Los tres últimos modelos descritos -de la acciónrazonada, de la acción planificada y de la conductainterpersonal- comparten el supuesto básico que diversosfactores especialmente externos influyen en la conductamediante su efecto en ciertas variables especificadas porcada modelo. Es decir, se plantea que las personas no adoptanun determinado patrón de conducta debido a sus rasgos de

Página 35 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

personalidad, educación o posición social, sino porque elindividuo cree que la conducta producirá resultadospositivos, porque percibe la presión de factores sociales onormativos para adoptar esa conducta, o porque posee ciertosprincipios personales que regulan su conducta. Como tambiénocurre en otros campos donde existen varias explicacionesalternativas para un fenómeno, puede ser que la combinaciónde los constructos básicos de cada uno de estos modelospermitan una mejor explicación y predicción de la conductaque interesa (Godin y otros, 1996), especialmente en el casode un tema complejo como la conducta sexual.

Esta necesidad de integración queda de manifiesto en losdesarrollos de algunos de estos modelos. Así por ejemplo, laTeoría de la Acción Razonada se ha extendido para incorporarel componente de autoeficacia como un tercer determinante dela intención conductual, la cual además compartiría con otrosfactores tanto individuales como ambientales la determinaciónde la conducta (Fishbein, 1997). Por su parte la Teoría de laConducta Planificada también está siendo objeto de algunasextensiones para incorporar variables adicionales tales comohábitos, normas morales, autoidentidad y reacciones afectivas(Conner & Armitage, 1998). Y una clara demostración de que laintegración puede ser más abarcativa aún es un trabajo deKasprzyk y otros (1998) referido a la predicción de conductaspreventivas en grupos de alto riesgo de HIV, donde se utilizóun modelo que no sólo integra elementos de estas tres últimasteorías revisadas, sino que además elementos de la TeoríaSocial Cognitiva de Bandura y del Modelo de Creencias deSalud

Podemos concluir entonces que, aunque debido a lacomplejidad y relativa novedad del tema todavía es necesariogenerar mucho más conocimiento específico y desarrollarmodelos explicativos integrales de la sexualidad humana,existen actualmente aportes significativos y útiles quepueden mejorar tanto la comprensión de este tema tanrelevante como proporcionar una base adecuada para diversasaplicaciones tendientes a la prevención de algunasconsecuencias negativas asociadas con la conducta sexual delos individuos.

Página 36 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Página 37 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 3

PERSONALIDAD Y SEXUALIDAD

Siendo la conducta sexual, como cualquiera otra conductahumana compleja, un reflejo o una manifestación de lanaturaleza biopsicosocial del individuo y no un patróninstintivo determinado genéticamente, podemos esperar encon-trar grandes variaciones en los distintos aspectos de lasexualidad entre diferentes personas. Si los individuosvarían en muchas conductas sociales que se ejecutanpúblicamente y por lo tanto reciben una fuerte influencia delas normas y presiones sociales, esta variabilidad deberíaser mayor en conductas como la sexual que tienen en generalun carácter más privado y personal. Por lo tanto, parece comoalgo evidente que la conducta sexual de las personas debieraestar altamente relacionada con sus característicaspersonales y consecuentemente mostrar mucha variabilidad, amenos que pensemos que tal conducta sexual está determinadaprincipalmente con factores instintivos comunes a la especie.

Sin embargo, y aunque pueda resultar sorprendente, esrelativamente escaso el conocimiento preciso que se tieneacerca de la relación entre conducta sexual y determinadascaracterísticas de personalidad. Tratando de buscar unaexplicación a este hecho, podemos decir que a las evidentesdificultades que plantea siempre el obtener informaciónconfiable sobre la conducta sexual de las personas, en estecaso se agrega la gran complejidad y dificultad que tiene elidentificar y medir características de personalidad de unamanera válida y confiable. Además, y a un nivel más general,cada vez parece ser más difícil poder relacionarcaracterísticas de personalidad con cualquier conductasocial, tanto por la complejidad mencionada como por la

Página 38 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

fuerte influencia que tienen los factores situacionales sobrecualquier conducta.

En este capítulo revisaremos parte de ese escasoconocimiento, examinando tanto la relación entre la conductasexual y algunas dimensiones y rasgos de personalidadtradicionales, como algunas evidencias más recientes acercade la relación entre determinados aspectos de la conductasexual y ciertas orientaciones psicosociales opredisposiciones individuales en la conducta interpersonal ysocial. Aunque la relación entre características personales ysexualidad es un tema especialmente complejo que requiere aúnde mucha investigación adicional, nos parece útil conoceralgunas de las evidencias disponibles actualmente. Elimportante tema de las diferencias en la conducta sexual deambos sexos será examinado de una manera detallada en uncapítulo posterior.

Antes de examinar las evidencias acerca de la relaciónentre conducta sexual y determinados rasgos y dimensionesbásicas de personalidad, parece necesario mencionar lasprincipales funciones psicológicas que puede cumplir laconducta sexual y cuáles son las motivaciones que subyacental conducta. A pesar de la gran importancia que tendría estetema, tanto por su relación obvia con las características depersonalidad como por ilustrarnos acerca de los significadosque las personas le asignan a sus expresiones sexuales, hasido un aspecto muy descuidado en la investigación.

FUNCIONES Y MOTIVACIONES DE LA CONDUCTA SEXUAL

A pesar del amplio consenso acerca de la importancia quetienen las motivaciones en toda actividad humana, y de que laconducta de un individuo puede ser mejor comprendidaconociendo qué metas tiene o qué necesidades intentasatisfacer, la gran mayoría de los autores parecen noconsiderar que la conducta sexual, como toda conducta, puedeservir a muy diversas funciones psicológicas. Desde unaperspectiva funcional, se puede pensar que las personas seinvolucran en actividades sexuales para satisfacer diferentesnecesidades psicológicas, que la naturaleza de lasexperiencias sexuales difiere en función de las motivacionessubyacentes y que los factores que controlan o promueven la

Página 39 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

conducta sexual serán distintos entre individuos que tienendiferentes motivaciones para su conducta sexual.

Sin embargo, hasta ahora se han hecho muy pocosesfuerzos destinados a identificar de manera precisa lasfunciones y necesidades psicológicas que puede cumplir laconducta sexual en las personas y a comprender lasimplicaciones que pueden derivar del tener sexo parasatisfacer diferentes motivos. Además, el conocer las razonespor las cuales las personas tienen sexo, o las funciones quepuede tener el sexo, sería un aspecto básico para cualquierintento bien fundamentado de prevención o modificación de pa-trones de conducta sexual problemática.

Entre las escasas evidencias disponibles al respecto,Nelson informó en 1979 de un estudio con universitarios deambos sexos a quienes se aplicó un cuestionario destinado amedir diversas funciones que puede tener la conducta sexualpara los individuos (citado en Malamuth, 1988, p. 232). Lossujetos tenían que señalar cuál de las siete siguientesfunciones era la más importante para ellos: Amor y afecto: grado en el cual la conducta sexual de una

persona está motivada por la necesidad de recibir ycompartir afecto e intimidad con otra persona.

Hedonismo: grado en el cual la conducta sexual de unapersona está motivada por la necesidad de estimulaciónplacentera.

Reconocimiento: grado en el cual la conducta sexual de unapersona está motivada por la necesidad de ser consideradacompetente o experta.

Dominio: grado en el cual la conducta sexual de una personaestá motivada por la necesidad de controlar o imponer lapropia voluntad.

Sumisión: grado en el cual la conducta sexual de unapersona está motivada por el deseo de ceder el control opoder y de ser protegida.

Conformidad: grado en el cual la conducta sexual de unapersona está motivada por el deseo de cumplir con lasexpectativas de los otros para obtener aprobación social.

Novedad: grado en el cual la conducta sexual de una personaestá motivada por la necesidad de excitación y de aliviodel tedio.

Página 40 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Los resultados indicaron que a nivel de la muestra totallas funciones consideradas más importantes fueron amor yafecto (24%) y conformidad (18%), mientras que la funciónmenos elegida fue dominio (9%). Y como sería de esperar,había interejantes diferencias entre hombres y mujeres. En elcaso de los hombres las cuatro funciones más elegidas fueronconformidad (21 %), novedad (18%), hedonismo (17%) y amor yafecto (16%), y la menos elegida fue sumisión (6%). En cambioen las mujeres se destacaba claramente amor y afecto (31 %),seguida por sumisión (18%) y conformidad (15%), y la menoselegida era dominio (8%).

Es importante hacer algunos comentarios acerca de estosresultados, aunque se trate sólo de un estudio, y además consólo un tipo de personas como son los estudiantesuniversitarios. En primer lugar, el hecho que amor y afectoesté entre las funciones más importantes parece algototalmente predecible a partir tanto de la influenciasociocultural como de las importantes dimensiones emocionalesde la conducta sexual, así como también sería esperable queesta función sea más relevante aún para las mujeres. Algo talvez no tan predecible a simple vista es el hecho queconformidad esté entre las funciones más importantes paraambos sexos, aunque, como ya vimos en un capítulo anterior,este factor social o normativo ha sido destacado en variosmodelos explicativos de la conducta sexual (como los deAbramson, Ajzen y Fishbein, y Triandis). Esto constituye unelemento muy importante de tener en cuenta en cualquierintento de influir sobre este tipo de conducta, como porejemplo programas de prevención del embarazo adolescente o deenfermedades de transmisión sexual.

Y un aspecto que puede llamar la atención es el hechoque la función de sumisión sea por una parte la segunda máselegida por las mujeres y por otra parte sea la función dondese aprecia una mayor diferencia entre ambos sexos (relaciónde 3:1 entre mujeres y hombres). Adelantándonos un poco atemas que revisaremos posteriormente, podemos decir que estosdatos son consistentes tanto con lo que van a plantearalgunas perspectivas teóricas acerca de las diferencias degénero en sexualidad, como con algunas evidencias acerca deuna incidencia significativa de fantasías sexuales desumisión en muchas mujeres.

Página 41 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Un análisis más sistemático de las motivaciones quesubyacen la conducta sexual se encuentra en un trabajo másreciente de Cooper y otros (1998) con adolescentes y adultosjóvenes, donde las autoras recurren a dos distincionesexistentes en muchas teorías motivacionales. La primera deestas distinciones es buscar experiencias positivas oplacenteras versus evitar o escapar de experiencias negativaso aversivas. Aplicada a la conducta social, esta distinciónimplica que las personas pueden tener sexo para buscarresultados placenteros, tal como gratificación física, o paraevitar resultados negativos, tal como el rechazo de unapareja.

La segunda distinción es buscar metas individuales versusmetas sociales. Las metas individuales están motivadasprimariamente por necesidades de identidad, autonomía ocompetencia, tales como tener sexo para afirmar el propiosentido de identidad o de atractivo o para contrarrestarciertos estados emocionales. En cambio las metas socialesestán motivadas por necesidades comunales o de vinculación,tales como tener sexo para reafirmar la intimidad en unarelación o por el deseo de obtener o mantener la aprobaciónde una pareja o de un grupo socialmente significativo(ejemplo, tener sexo para impresionar a los pares).

La interacción de estas dos dimensiones resulta en 4categorías de motivos para la conducta sexual:1) Motivaciones positivas individuales: tener sexo para

lograr resultados positivos, tales como placer físico oemocional (motivos de reforzamiento).

2) Motivaciones aversivas individuales: tener sexo paraescapar, evitar o minimizar emociones negativas o amenazasa la autoestima (motivos de afrontamiento).

3) Motivaciones positivas sociales: tener sexo para reforzarla intimidad y vinculación social con otro (motivos deintimidad).

4) Motivaciones aversivas sociales: tener sexo para escapar,evitar o minimizar la desaprobación social, o para obtenerla aprobación de otro (motivos de aprobación).

En diversas muestras de adolescentes y adultos jóvenes,y tal como se esperaba, las autoras encontraron que losmotivos de reforzamiento y de intimidad eran las razones más

Página 42 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

comunes para tener sexo, existiendo importantes diferenciasde género en ambos tipos de motivos. Así, las mujeresaparecían mucho más motivadas que los hombres por necesidadesde intimidad, mientras que los hombres estaban mucho másmotivados que las mujeres por motivos de reforzamiento,afrontamiento, afirmación y aprobación de los pares.

Otros resultados interesantes surgen de la comparaciónentre adolescentes de distintas edades. Así.por ejemplo, encomparación con los más jóvenes, los adolescentes mayoresaparecían más motivados por motivos de intimidad y dereforzamiento, y menos motivados por motivos de aprobación dela pareja. Y respecto a los motivos de aprobación de lospares, también se observó una declinación con la edad, perosólo en los hombres, ya que en las mujeres este tipo demotivo era igualmente bajo en todas las edades. Respecto aesto último, las autoras expresan que al parecer "tener sexopara impresionar a los amigos es en gran medida un fenómenoadolescente masculino" (1998, p. 1.543).

Intentando buscar los orígenes de las diferenciasindividuales en estas motivaciones sexuales, las autorasproponen la posible influencia de los estilos de apego y losautoesquemas sexuales mencionados en el capítulo anterior.Respecto al apego, se puede esperar que los individuos quetienen un estilo de apego seguro -quienes se sienten cómodoscon la cercanía interpersonal y la buscan- estén motivadosprimariamente por motivos de intimidad. Se esperaría que losindividuos ansiosos/ambivalentes -quienes también deseancercanía pero simultáneamente temen el abandono- estén másfuertemente motivados por motivos de aprobación de la pareja.Y que los individuos evitadores -quienes niegan susnecesidades de intimidad- estén más fuertemente motivados pormotivos de afrontamiento.

Y en relación con los autoesquemas, se puede pensar quelas personas que tienen autoesquemas sexuales positivos estánmotivadas hacia el sexo primariamente por motivos dereforzamiento e intimidad. En cambio, aquellas personas conautoesquemas sexuales negativos es más probable que tengansexo para complacer o buscar la aprobación de su pareja. Estoes especialmente importante, ya que tal vez la clave para unaadecuada comprensión de las causas y naturaleza de laconducta sexual humana reside en el análisis más a fondo deesta vinculación entre los aspectos cognitivos o

Página 43 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

autodefinitorios de la sexualidad y sus correspondientesaspectos motivacionales y emocionales.

CONDUCTA SEXUAL Y CARACTERISTICAS DE PERSONALIDAD

Dirigiremos ahora nuestra atención específicamente haciala relación entre conducta sexual y ciertos rasgos ydimensiones de personalidad, expresando en primer lugar queasí como es muy importante conocer qué cosas hacen laspersonas o cuán comunes son determinadas conductas, desde unpunto de vista psicológico es más importante aún conocer quétipos de personas se involucran en determinadas actividades.Aparte de los aportes estrictamente clínicos de Freud, unafigura pionera en esta área fue Abraham Maslow, mucho másconocido por su famosa jerarquía de las motivaciones humanasy por sus estudios acerca del desarrollo óptimo de lapersonalidad.

CONDUCTA SEXUAL Y DOMINANCIA / AUTOESTIMA

Habiendo realizado investigaciones acerca de la conductasexual de los primates donde aparecía una estrecha relaciónentre tal conducta y elFctor dedo mmación o posicrón socW,Mido w (1966a) examinó la relación existente en una muestrade 139 mujeres entre diversos aspectos de la sexualidad y elrasgo de personalidad que él denominaba sentimiento dedominación/autoestima. Dicho rasgo era definido en términos degrado de autoconfianza, sentimientos de superioridad oinferioridad y presencia o ausencia de timidez,autoconciencia e incomodidad.

Las variables incluidas y evaluadas mediante entrevistafueron: sentimiento de dominación/autoestima, impulso sexual,actitudes sexuales, virginidad (en aquéllas casadas, si eravirgen al casarse), número de parejas sexuales (opromiscuidad) e incidencia de masturbación. La variable deimpulso sexual fue evaluada en base a los siguientesaspectos: (a) frecuencia e intensidad de reacciones genitaleslocales y de relaciones sexuales o masturbación, reales odeseadas; (b) porcentaje de orgasmo en actividadesheterosexuales, facilidad o dificultad para lograrlo, tipos y

Página 44 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

cantidad de estimulación necesaria e intensidad; (c)autoestimación de la facilidad para excitarse; (d) cantidad yextensión de las zonas erógenas autoinformadas; y (e) númerode estímulos cotidianos considerados conscientemente comoestímulos sexuales.

El análisis cuantitativo de los resultados mostró quelas variables de promiscuidad y actitudes sexuales teníanmayor correlación con sentimientos de dominación que conimpulso sexual. Existía alta correlación entre actitudessexuales, promiscuidad y masturbación, y también entremasturbación y no virginidad. En cambio, la correlación entresentimientos de dominación e impulso sexual era baja.

A nivel cualitativo, las siguientes son algunas de lasconsideraciones de Maslow acerca de la relación entresentimientos de dominación y sexualidad. Las mujeres conaltos sentimientos de dominación tendrían mayor tendencia a:haber tenido episodios homosexuales o al menos deseos ocuriosidad al respecto; preferir ocasionalmente asumir laposición superior durante el acto sexual; tener una mejordisposición hacia las caricias bucogenitales (cunnilingus yfellatio); haber tenido un mayor número de parejas sexuales;mostrar una mayor incidencia de masturbación tanto antes comodespués del matrimonio; tener sueños y fantasías sexualesexplícitas de diverso tipo; actitud más positiva hacia ladesnudez; uso más libre de palabras consideradas obscenas;percepción del acto sexual no como un ritual serio sino quecomo un juego divertido.

Estas características serían sólo manifestaciones de laactitud general de las personas con altadominancia/autoestima hacia el sexo y la sensualidad en todassus facetas. En términos generales, las personas altamentedominantes se pueden caracterizar como desinhibidas o noreprimidas, cuyos impulsos fundamentales es más probable quese expresen libremente en la conducta, sin los límitesimpuestos por la sociedad; en cambio las personas con bajadominación o autoestima son mucho más socializadas oinhibidas. Maslow afirma que los matrimonios donde ambos sondominantes experimentan al menos una vez con prácticamentecada forma de conducta sexual conocida, agregando que talesactos no tienen ningún carácter patológico. "Parecería queningún acto único per se puede ser llamado anormal operverso. Son sólo los individuos anormales o perversos

Página 45 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

quienes pueden cometer actos anormales o perversos. Esto es,el significado dinámico del acto es mucho más importante queel acto mismo" (1966a, p. 103).

También Maslow compara a las mujeres con alta, mediana ybaja dominación respecto al hombre ideal, a la relaciónsexual ideal v a la monogamia. En cuanto al hombre ideal,para las mujeres con alta dominación sólo será atractivo unhombre con alta dominación (muy masculino, con autoconfianza,algo agresivo, seguro, etc.). A medida que se desciende en laescala de dominación, se empiezan a enfatizar más cualidadescomo amabilidad, amor por los niños, simpatía, consideración,romanticismo, sentimentalismo, fidelidad y honestidad. Latendencia en las mujeres con alta dominación es a buscar unbuen amante, mientras que las mujeres con mediana y bajadominación tienden más bien a buscar un buen esposo y padre.Respecto a la relación sexual ideal, la mujer altamentedominante prefiere encuentros sexuales más directos, menossentimentales, más apasionados y hasta rudos, la medianamentedominante prefiere un preludio largo y afectuoso y unaatmósfera general romántica, y la con baja dominación notiene preferencias específicas, sino que para ella el sexo sejustificaría con propósitos de reproducción o para satisfacera la pareja. Y en relación al matrimonio y la monogamia,Maslow expresa que la mayoría de las mujeres insisten en lamonogamia para ambos cónyuges, pero a medida que se asciendeen la escala de dominación se encuentra tanto una menoradherencia al ideal monógamo como una menor aceptación deldoble estándar al respecto.

En síntesis, la conclusión general que deriva de esteestudio, tanto de los datos cuantitativos como cualitativos,es que las conductas y actitudes sexuales están másestrechamente relacionadas con los sentimientos de dominaciónque con el impulso sexual en la muestra estudiada. Dosaspectos interesantes acerca de esta conclusión son, enprimer lugar, que concuerda con lo observado en lainvestigación con otros primates y, en segundo lugar, queconcuerda plenamente con los planteamientos de Adler, tal vezel primer autor en destacar la relación entre el sexo y elpoder, tema plenamente vigente hoy en día en el campo de lapsicología de la sexualidad.

Otro estudio muy similar al de Maslow es el realizadopor De Martino (1966) con un grupo de 30 mujeres, la mayoría

Página 46 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de ellas de nivel educacional alto, al igual que en elestudio de Maslow recién descrito. En este estudio, tambiénbasado en entrevistas, además de las variables sexuales y lavariable sentimientos de dominación se incluyó la variablesentimientos de seguridad.

Las siguientes son las principales conclusionesgenerales que derivan de los datos obtenidos: (a) existe unamarcada relación positiva entre altos sentimientos dedominación y una actitud positiva hacia la conducta sexual;(b) hay una ligera tendencia a que el impulso sexual de lasmujeres altamente dominantes sea algo más intenso que el delas mujeres con baja dominación; (c) no aparece una relacióndefinida entre incidencia de masturbación y nivel dedominación; (d) existe relación entre masturbación y novirginidad al momento de casarse; (e) existe relación entrealta dominación y experimentación sexual, y entre altadominación y un rol más activo en la expresión de la conductasexual; (f) las prácticas sexuales de las mujeres con altossentimientos de dominación y alta seguridad son más noconvencionales y desinhibidas que las prácticas sexuales delas mujeres con bajos sentimientos de dominación y bajossentimientos de seguridad; (g) la sexualidad de las mujeresparece estar más relacionada con sus sentimientos dedominación que con sus sentimientos de seguridad-inseguridad.

CONDUCTA SEXUAL Y EXTRAVERSIÓN-INTROVERSIÓN

Así como existen relaciones significativas entre laconducta sexual y rasgos específicos de personalidad, a unnivel más general también interesa conocer la relación entrela sexualidad y algunas dimensiones básicas de personalidad,para lo cual a continuación examinaremos algunos datosdisponibles respecto a las dimensiones de personalidad deEysenck, la extraversión y el neuroticismo. De acuerdo aFeldman y MacCulloch (1980), fue Schofield, en su estudiosobre el comportamiento sexual adolescente de 1965, elprimero en plantear una posible relación entre conductasexual y extraversión. Basándose en el postulado de Eysenckde que el aprendizaje de normas sociales es más fácil paralos introvertidos que para los extravertidos, Schofieldplanteó que algún grado de extraversión era un prerrequisitopara la experiencia sexual premarital y que además en general

Página 47 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

la extraversión estaba asociada con una vida sexual másactiva.

Antes de sintetizar las evidencias reportadas por elpropio Eysenck (1979), es conveniente resumir lo esencialacerca de cada una de sus dos dimensiones básicas depersonalidad. La dimensión de introversión-extraversión, queen gran medida está determinada genéticamente, tiene su basebiológica en el balance entre los procesos excitatorios einhibitorios a nivel del sistema nervioso central, enespecial en la corteza cerebral. En un individuo introvertidotípico predominan internamente los procesos excitatoriossobre los inhibitorios, dando por resultado entre otras cosasun mayor nivel de alerta, una mayor persistencia de laactividad, menor necesidad de descanso y de cambio, menoresumbrales sensoriales, menorr necesidad de estimulaciónexterna, mayor condicionabilidad, y en general una mayorinhibición en la conducta externa. De ahí que tal personahabitualmente puede ser descrita conductualmente comotranquila, poco sociable, apegada a rutinas, poco variable,poco espontánea, reflexiva, poco aficionada a estímulosintensos (colores, sonidos, etc.) y más en contacto con susestados internos que con las claves ambientales. En cambio,en un individuo extravertido típico, en quien predominaninternamente los procesos inhibitorios sobre losexcitatorios, tenemos procesos y características conductualesinversas a las descritas, destacando para nuestros finesaspectos como tendencia al cambio, necesidad de estimulaciónexterna intensa y variada, orientación hacia el ambiente ylas personas, por tanto gran sociabilidad, y conducta externamenos inhibida y más espontánea.

Y la dimensión de neuroticismo, o estabilidad-inestabilidad emocional, se refiere en general a diferenciasindividuales también en gran medida determinadasgenéticamente, en la reactividad del sistema nerviosoautonómico. En un individuo con alto neuroticismo oinestabilidad emocional existirá la tendencia a reaccionarfisiológicamente de manera más rápida, intensa y duraderafrente a diversos estímulos relacionados con aspectosemocionales, tales como la ansiedad o el temor, por lo queserá más probable que desarrolle diversas clases dedesajustes psicológicos. Dependiendo de su ubicación en ladimensión de introversión-extraversión, un individuo con alto

Página 48 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

neuroticismo será más propenso a presentar desajustes de tipoemocional (si es introvertido) o conductual (si esextravertido).

En relación con estas dos dimensiones básicas depersonalidad, Eysenck en general destaca mucho más lainfluencia de la introversión-extraversión en la conducta ylo mismo se aplica a su influencia en la conducta sexual.Así, Eysenck (1979) plantea que a partir de su teoría y delas evidencias existentes respecto a otras áreas de laconducta, se puede predecir que, en comparación con losintrovertidos, es más probable que los individuos extraverti-dos: tengan relaciones sexuales premaritales yextramaritales, inicien más precozmente sus relacionessexuales, tengan relaciones sexuales con más personas enforma consecutiva durante un período dado, tengan relacionessexuales con más de una persona en forma paralela, varíen máslas posiciones para el coito, practiquen contactosbucogenitales, presenten menos conductas homosexuales yrecurran menos a la masturbación. En cambio, respecto a losindividuos con alto neuroticismo, la única predicción que sehace es que ya que ellos son más susceptibles que losindividuos estables al temor y la ansiedad, "esto puedereducir la disponibilidad de expresiones sexuales directas...parece probable que los individuos neuróticos puedan buscarexpresiones sexuales substitutivas como la pornografía, laprostitución y la masturbación" (Eysenck y Eysenck, 1987, p.313).

Antes de referirse a sus propios datos, Eysenck (1979)sintetiza los resultados obtenidos por Giese y Schmidt enalrededor de 6.000 universitarios alemanes. En dicho estudiolos sujetos respondieron un cuestionario sobre conductassexuales y un muy breve inventario de personalidad destinadoa medir extraversión y neuroticismo, el que fue validadomediante correlación con un inventario de Eysenck. Respecto ala dimensión de neuroticismo (N) los hallazgos fueronbastante escasos, prácticamente limitándose a que losindividuos con altos puntajes N inician antes la masturbacióny la practican con mayor frecuencia que aquellos que obtienenpuntajes N medios o bajos. Además las mujeres con N altoinforman menor capacidad de orgasmo durante las relacionessexuales y más problemas menstruales, mientras que los

Página 49 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

hombres con N alto informan más erecciones espontáneas ypoluciones nocturnas.

En cambio los hallazgos son mucho más numerosos respectoa la dimensión de extraversión (E). Así, a nivel general losindividuos con altos puntajes E se masturbaban menos, habíaniniciado más precozmente las caricias sexuales, laspracticaban con mayor frecuencia en el momento del estudio yhabían tanto dado como recibido más caricias bucogenitales.Respecto al coito, ellos iniciaban antes su práctica, lohabían experimentado con mayor frecuencia y con un mayornúmero de parejas. Además de estas relaciones generales, loshombres con alto puntaje E presentaban mayor tendencia ainvolucrarse en un juego sexual prolongado antes del coito ya practicar el coito en una mayor cantidad de posiciones (elhecho que no aparezcan estas tendencias en las mujeres sedebería a que ambos son aspectos habitualmente determinadospor el hombre). Y en el caso de las mujeres, aquéllas conalto puntaje E informaban mayor frecuencia de orgasmo.

Tambien Lysenck (19/9) entrega algunos datosprovenientes de un estudio realizado por él mismo, en unamuestra de 800 universitarios solteros de ambos sexos, aquienes se aplicó un cuestionario de personalidad, uninventario de actitudes sexuales y un inventario de conductassexuales. Este último inventario desafortunadamente tiene uncarácter bastante limitado, ya que todos sus 19 ítemescorresponden más bien a distintos tipos de caricias o deactos dentro del contexto del coito, y no incluye otros tiposde conductas como por ejemplo masturbación o exposición a ma-teriales eróticos.

A pesar de esto, y de una manera que nos parece bastanteforzada, Eysenck afirma que los ítemes del inventario deconductas sexuales pueden agruparse en tres factores: unfactor de caricias preliminares, un factor de relacionessexuales y un tercer factor de prácticas avanzadas o menosconvencionales (por ejemplo, contactos bucogenitales). Y laúnica información que entrega respecto a diferencias depersonalidad es que la extraversión correlacionabapositivamente con todos los ítemes, pero especialmente conaquéllos correspondientes a los dos primeros factores,mientras que el alto neuroticismo se correlacionabanegativamente con los tres factores. Además las correlacioneseran más altas para los hombres que para las mujeres, lo cual

Página 50 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

se debería a que son los hombres los que tienden a asumir elrol más activo en las relaciones sexuales, por lo cual suscaracterísticas de personalidad tendrían mayor influencia enlo que acontece en tales relaciones.

Respecto al inventario de actitudes sexuales, ésteestaba constituido por 98 ítemes que según Eysenck seagrupaban en los siguientes 14 factores de acuerdo alanálisis estadístico de sus intercorrelaciones: satisfacciónsexual, excitación sexual, nerviosismo sexual, curiosidadsexual, sexo premarital, represión, puritanismo,experimentación sexual, homosexualidad, censura,promiscuidad, hostilidad sexual, culpa e inhibición. Losdatos presentados por Eysenck muestran que la extraversióntiene una alta relación positiva con promiscuidad, ligerasrelaciones positivas con satisfacción, sexo premarital yexperimentación, ligeras relaciones negativas con excitacióny censura y altas relaciones negativas con nerviosismo ypuritanismo. En cambio el neuroticismo tiene muy altasrelaciones positivas con hostilidad, culpa e inhibición,altas relaciones positivas con excitación y nerviosismo,ligeras relaciones positivas con puritanismo yhomosexualidad, ligera relación negativa con curiosidad y muyalta relación negativa con satisfaccion.

Y también las diferencias entre extravertidos eintrovertidos se extenderían a temas como el atractivo físicoy el humor sexual. Respecto a lo primero, Eysenck menciona elestudio de un colega, quien reunió 50 fotografías de mujeresjóvenes desnudas y vestidas, "macizas y escuálidas", quefueron presentadas a un grupo de hombres para que lascalificaran según su atractivo sexual. Se encontró que lossujetos extravertidos tendían a preferir mujeres exuberantesmientras que los introvertidos las preferían con ca-racterísticas sexuales secundarias menos acentuadas. SegúnEysenck (1979), la relación entre atractivo y tamaño de lospechos sería curvilínea: las mujeres se tornan más atractivasa medida que aumenta el tamaño de sus pechos, pero se llega aun óptimo luego del cual cualquier aumento disminuye suatractivo. Ese punto diferirá de un individuo a otro y lateoría sugiere que llega antes para el introvertido, debido aque como sus umbrales sensoriales son más bajos, los mismosestímulos producen mayor excitación que al extravertido.

Página 51 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Un estudio más sistemático al respecto es el informadoen 1979 por Hirschberg, quien examinó los juicios depreferencia acerca de siluetas de desnudos femeninos, cadauna de las cuales variaba en el tamaño de sólo una de trespartes del cuerpo: senos, nalgas y piernas. Se encontró quelos hombres que preferían las siluetas con senos grandespresentaban características conductuales e intereses típicosde los extravertidos, mientras los hombres que preferían lassiluetas con senos más pequeños eran más introvertidos (estosúltimos también preferían las siluetas con nalgas grandes). Yla misma autora también estudió las características depersonalidad de mujeres con distintos tamaños de las trespartes del cuerpo mencionadas, encontrando que las mujerescon senos grandes presentaban características extravertidas,mientras que aquellas con nalgas grandes tendían a serintrovertidas (citado en Eysenck y Wilson, 1981). 0 sea, almenos de acuerdo a este estudio, a los hombres les atraeríanmás las mujeres con un aspecto físico asociado acaracterísticas de personalidad similares a las propias.

Y en cuanto al humor sexual, se plantea que existendiferencias pronunciadas de personalidad en las reacciones alos chistes- sexuales. A diferencia de lo que se podríapensar a partir de las ideas de Freud acerca del humor,Eysenck afirma que los chistes sexuales son una manifestaciónmás de la sexualidad, y ya que los extravertidos muestran másabiertamente su deleite con la sexualidad, se esperaría queellos disfrutaran más de tales tipos de chistes. En cambio,debido a que los introvertidos son más rígidos y menosinclinados a manifestar su sexualidad, se esperaría que nodisfrutaran tanto o hasta reaccionaran negativamente frente alos chistes sexuales. De acuerdo a Eysenck (1979), existenevidencias de que, a pesar que extravertidos e introvertidosno difieren en* sus reacciones a los otros tipos de chistes ocaricaturas, hay una marcada diferencia en su reacción a loschistes sexuales, los cuales son más disfrutados por losextravertidos.

Más allá de tales implicaciones, Eysenck (1979) reconoceque la personalidad es sólo uno de los factores que influyenen las actitudes y las conductas sexuales, y que laadaptación sexual de un individuo estará determinada ademáspor muchos otros factores adicionales, entre ellos laeducación, el aspecto físico, los recursos económicos, la

Página 52 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

inteligencia y hasta el nivel de secreción de testosteronadeterminado genéticamente. Sin embargo, se plantea que lapersonalidad parece tener una influencia mayor en lasactitudes y comportamientos sexuales que en otras áreas de lavida. Esto puede explicarse por el hecho que la sexualidadinvolucra intensos estados emocionales, alta activaciónfisiológica y la presencia de importantes castigos y premiospotenciales, factores muy relacionados con las dimensionesbásicas de personalidad (Eysenck y Eysenck, 1987).

SEXUALIDAD Y ORIENTACION SOCIOSEXUAL

Uno de los puntos de discusión siempre vigente respectoa la conducta sexual se refiere a cuál es el rol del amor, laintimidad y el compromiso emocional en las relacionessexuales de los individuos. ¿Son éstos prerrequisitosesenciales para las expresiones sexuales, sin los cuales laexperiencia carece de significado y produce una sensación devacío? t0 puede el sexo ser una experiencia confortable,placentera y aun enriquecedora entre personas que no sesienten psicológicamente cercanas ni tienen una relaciónafectiva significativa?

Algunas personas creen y sienten que el sexo no tienepor qué darse solamente en el contexto de una relaciónpsicológicamente cercana o íntima. Tales personas, si sesienten atraídas hacia alguien, pueden estar dispuestas ainvolucrarse en actividades sexuales con esa otra persona,aun cuando no exista una mayor relación afectiva o personalcon ella. En cambio otras personas creen y sienten que lasrelaciones sexuales deberían darse en el contexto de unarelación afectiva o de cercanía psicológica. Ellas debensentirse de alguna manera comprometidas y cercanas a la otrapersona para involucrarse en relaciones sexuales con esapersona.

Aunque cada una de estas dos orientaciones hacia lasrelaciones sexuales parecen ser más características de cadauno de ambos sexos, tanto los hombres como las mujeres puedenpresentar cada una de las orientaciones descritas, y esto hallevado a investigar qué diferencias individuales ocaracterísticas personales estarían asociadas con el tipo deorientación presente en un individuo.

Página 53 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CONDUCTA SEXUAL Y AUTOMONITOREO

Una de las dimensiones individuales relacionadas con elcomportamiento social de los individuos es el llamadoautomonitoreo, constructo introducido por Snyder en 1974(Snyder & Gangestad, 1986). Este constructo ha sido utilizadopara diferenciar entre aquellas personas cuya conductarefleja una alta responsividad a las claves sociales einterpersonales de un desempeño apropiado a la situación(alto automonitoreo) y aquéllas cuyas acciones usualmentereflejan sus propias actitudes y disposiciones subyacentes(bajo automonitoreo). De acuerdo a la investigación,individuos con alto y bajo automonitoreo difieren en aspectostales como la sensibilidad a las consideracionessituacionales, interés y habilidad de autopresentacion yconsistencia entre actitudes y conducta.

En relación con lo último, las personas con altoautomonitoreo están más inclinadas a comportarse de acuerdo alo que aparece más apropiado o conveniente socialmente en unadeterminada situación, y por lo tanto son menos responsivas asus propias actitudes o estados internos. En cambio laspersonas con bajo automonitoreo están menos inclinadas asatisfacer las expectativas sociales o a regular suautopresentación, por lo cual son más responsivas a suspropias actitudes y sentimientos (Sabini, 1992). Si esto esasí, es esperable que la influencia de la dimensión de auto-monitoreo se extienda a diversos ámbitos de interacciónsocial e interpersonal, entre ellos el ámbito de lasrelaciones de parejá y la sexualidad.

En uno de los primeros estudios sobre este tema, Snydery Simpson (1984) encontraron que los individuos con alto ybajo automonitoreo adoptan diferentes orientaciones hacia elcompromiso en las relaciones informales de pareja o citas.Mientras los primeros tienen una orientación no comprometida,con mayor tendencia a salir y establecer relaciones íntimascon otras personas además de su pareja actual, los segundostienden a adoptar una orientación comprometida, manifestandopoco interés en establecer relaciones íntimas con personasdistintas a su pareja actual. Además estas diferentesorientaciones se reflejan también en otros aspectos, como la

Página 54 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

duración de la relación con la pareja actual y la cantidad depersonas con las cuales se ha tenido citas en el añoprecedente.

El siguiente paso en esta línea de investigación fueexaminar si esta relación entre automonitoreo y compromiso enlas relaciones informales de pareja también se extendía a unarelación entre automonitoreo y orientación hacia lasrelaciones sexuales. Snyder y otros (1986) realizaron unestudio con 255 estudiantes universitarios, a quienesaplicaron la Escala de Automonitoreo (Snyder, 1974),obteniendo información acerca de aspectos como los si-guientes: frecuencia de relaciones sexuales; número deparejas sexuales en total, en el año precedente yvisualizadas en el futuro; número de relaciones "de una solanoche"; relaciones sexuales concurrentes con personasdiferentes a la pareja actual; frecuencia de pensamientossexuales; frecuencia de fantasías sexuales con personasdiferentes a la pareja actual; actitud hacia el sexo sincompromiso y hacia el sexo casual.

Los resultados mostraron que los individuos con altoautomonitoreo tendían a tener una orientación no restrictivahacia las relaciones sexuales, manifestada en que ellospodían involucrarse sexualmente con personas con las cualesno se sentían psicológicamente cercanos, mientras que losindividuos con bajo automonitoreo tendían a tener unaorientación restrictiva hacia las relaciones sexuales,manifestada en que ellos se involucraban en actividad sexualsólo con personas con las cuales se sentían psicológicamentecercanos. A un nivel conductual, los con alto automonitoreoinformaban haber tenido un mayor número de parejas sexualesdiferentes en el año precedente, se visualizaban teniendorelaciones sexuales con un mayor número de parejas durantelos próximos cinco años y era más probable que hubierantenido una relación sexual con alguien sólo en una ocasión. Anivel actitudinal, los con bajo automonitoreo indicaban queellos estarían menos dispuestos a tener relaciones sexualescon alguien con el cual no se sintieran comprometidos y quese sentirían menos confortables y disfrutarían menosinvolucrándose en sexo casual con diferentes parejas.

Estas evidencias, en conjunto con las provenientes deotros estudios relacionados (Snyder y otros, 1985; Snyder yotros, 1983; Snyder & Simpson, 1984), revelan un patrón más

Página 55 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

general de relación entre la dimensión de automonitoreo ydiferentes estilos en las relaciones interpersonales. Tantoen las relaciones románticas como en las relaciones deamistad, los individuos con alto y bajo automonitoreo sediferenciarían respecto a la profundidad de los lazosafectivos que desarrollan hacia las otras personas.El estilo interpersonal más característico de los individuoscon alto automonitoreo incluye el intentar atraer la atenciónde los otros mediante tácticas de autopresentación, facilidadpara establecer contactos sociales y conversaciones, mayordisposición a involucrarse en relaciones sexuales casuales,menor tendencia a desarrollar fuertes vínculos afectivos ymenor tendencia a mantener relaciones personales por largosperíodos. En cambio los individuos con bajo automonitoreo notienden a atraer la atención de los otros y no tienenfacilidad para establecer contactos sociales. Sin embargo,una vez que establecen relaciones personales tienden adesarrollar lazos afectivos relativamente fuertes y a mante-ner tales relaciones por largos períodos. Respecto a laconducta sexual, ellos en general tienden a restringir susrelaciones sexuales a personas con las cuales se sientanpsicológicamente cercanos.

CONDUCTA SEXUAL Y ORIENTACIÓN SOCIOSEXUAL

A partir de evidencias como las anteriormente descritasfue emergiendo en la literatura psicosocial el constructo desociosexualidad u orientación sociosexual (Simpson & Gangestad, 1991),concebido como una dimensión de personalidad o de diferenciasindividuales en la disposición a involucrarse en relacionessexuales fuera del contexto de una relación de compromisoafectivo. Los individuos que poseen una orientaciónsociosexual restrictiva insisten en la necesidad de compromiso ycercanía en una relación romántica antes de involucrarse enrelaciones sexuales. Ellos declaran por ejemplo que necesitansentirse cercanos psicológicamente para sentirse confortablescon el sexo, han tenido pocas parejas sexuales y raramentehan tenido contacto sexual con una pareja en una solaocasión. A la inversa, los individuos que poseen una orienta-ción sociosexual no restrictiva tienden a sentirse relativamenteconfortables involucrándose en relaciones sexuales sin

Página 56 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

compromiso o cercanía. Ellos indican, por ejemplo, que puedendisfrutar el sexo sin compromiso afectivo, que han tenidovarias parejas sexuales y contactos sexuales con diferentesparejas en una sola ocasión.

Algunas de las diferencias en orientación sociosexualpodrían tener como base las distinciones de género, ya que engeneral los hombres tienden a presentar actitudes máspermisivas y a exhibir una conducta menos restrictivarespecto a involucrarse en relaciones sexuales sin compromiso(Hendrick y otros, 1985). Sin embargo, y al igual como ocurreen cualquier ámbito de diferencias sexuales, respecto a losíndices de la sociosexualidad parece existir una ampliavariabilidad dentro de cada sexo, tal vez mayor que lasdiferencias promedio existentes entre los sexos (Simpson &Gangestad, 1991). Por esta razón, además de constatar lasdiferencias de género en orientación sociosexual, diversosestudios se han focalizado en las variaciones intrasexorelacionadas con la sociosexualidad. Así por ejemplo, se hainformado que los individuos con altos puntajes en lasdimensiones de extraversión, desinhibición y automonitoreotienden a presentar actitudes más permisivas hacia el sexosin compromiso y están más predispuestos a involucrarse enformas menos restrictivas de conducta sexual, en comparacióncon los individuos con bajos puntajes en tales dimensiones(Simpson & Gangestad, 1991).

NATURALEZA INTERPERSONAL DE LA SOCIOSEXUALIDAD

La investigación acerca de este tema anterior a los años90 presentaba ciertas limitaciones, tanto metodológicas comoteóricas. Respecto a las primeras, muchas medidas utilizadaspara evaluar la orientación sociosexual no habían sidovalidadas y no estaba claro si, y en qué grado, talesmediciones se relacionan con la conducta sexual real. Y,respecto a las segundas, la mayor parte de la investigaciónno había examinado las actitudes y conductas sociosexualesdentro del contexto de las relaciones románticas actuales,sino que usualmente sólo se habían estudiado en general lasexperiencias e historias sexuales de los individuos.

Desde el punto de vista teórico, para intentar explicarla variabilidad intrásexo en sociosexualidad usualmente se

Página 57 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

postulaba una perspectiva de motivación sexual. Se asumía quelas diferencias individuales en actitudes y conductassociosexuales resultaban del diverso grado de interés sexualgeneral, según lo cual los individuos que tenían actitudes yconductas sociosexuales permisivas poseían nivelessignificativamente más altos de motivación sexual general quelos individuos menos permisivos. Sin embargo, tal relaciónentre orientación sociosexual y motivación sexual no habíasido verificada. Así, por ejemplo, se asumía que debíaexistir ia relación sustancial entre la disposición ainvolucrarse en relaones sexuales sin lazos emocionales y lafrecuencia sexual dentro : una relación de compromiso, ya queambas serían indicadores a interés sexual general, sinembargo tal relación no había sido ,mostrada adecuadamente yexisten algunas evidencias que sueren que ambos aspectospueden ser relativamente independientes.

Así, Snyder y otros (1986) identificaron dos factoresrelativamente independientes que subyacían a diversasconductas y actitudes sociosexuales. El primer factor reflejavariaciones individuales en la disposición a involucrarse ensexo sin compromiso, mientras que el segundo factor muestradiferencias en el monto y frecuencia de experiencias oactividades sexuales. Por su parte, Hendrick y otros (1985)habían encontrado que los ítemes que apuntaban a frecuenciasexual no tenían mayor relación con la dimensión depermisividad sexual. Además, desde una perspectivaevolucionista y en términos de inversión, el sexo sincompromiso y la frecuencia sexual reflejarían muy diferentesniveles de inversión personal en una relación. Mientras quela ocurrencia de relaciones sexuales sin compromiso implicaausencia de inversión personal, la frecuencia de sexo en unarelación cercana y de compromiso refleja y posiblementefacilita una fuerte inversión personal.

Teniendo presente los aspectos anteriores, Simpson yGangestad (1991) diseñaron una serie de estudios que tuvieronlos siguientes objetivos: (a) identificar los principalesíndices del grado en que un individuo posee una orientaciónrestrictiva o no hacia la involucración en sexo sincompromiso; (b) evaluar la validez de los autoinformesconductuales y actitudinales de sociosexualidad con criteriosexternos; y (c) determinar si la dimensión de orientación

Página 58 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sociosexual es empíricamente distinta de la motivación sexualo interés sexual general.En relación con el segundo objetivo, los autoreshipotetizaron que si los individuos no restrictivos están másdispuestos a involucrarse en sexo no comprometido, entoncesellos deben requerir menos tiempo, menos exclusividad sexual,menos inversión personal, menos compromiso y menores vínculosafectivos con sus parejas antes de tener relaciones sexualescon ellas. De acuerdo a esto, se formularon las siguientespredicciones: (1) los individuos no restrictivos seinvolucran en relaciones sexuales más tempranamente durantesus relaciones románticas, que los individuos restrictivos;(2) los individuos restrictivos se involucran menos enrelaciones sexuales con más de una pareja durante undeterminado período, en comparación con los individuos norestrictivos; y (3) los individuos no restrictivos seinvolucran en relaciones sexuales caracterizadas por menosinversión personal, menos amor, menos compromiso y menosdependencia que los individuos restrictivos.

Los resultados obtenidos en un conjunto de seis estudiosapoyaron las distintas predicciones. En relación con elprimer objetivo, se confirmó la existencia de un factor quereflejaba la variabilidad en la disposición a involucrarse enrelaciones sexuales en ausencia de vínculos afectivossignificativos. Este factor estaba conformado por lossiguientes cinco índices: número de parejas sexuales duranteel año precedente, número de parejas sexuales visualizadas enlos próximos cinco años, número de relaciones sexuales de unasola noche, frecuencia de fantasías sexuales con otraspersonas distintas a la pareja actual y actitud hacia el sexocasual sin compromiso. Estos índices conforman el Inventario deOrientación Sociosexual (IOS), el cual permite evaluar si unindividuo posee una orientación más bien restrictiva o másbien no restrictiva hacia el sexo sin compromiso.

Respecto al segundo objetivo, mediante tres estudios seconfirmaron las tres predicciones descritas anteriormente,esto es, que los individuos no restrictivos se involucran mástempranamente en relaciones sexuales en sus relacionesrománticas, es más probable que se involucren en relacionessexuales con más de una pareja a la vez y que sus relacionessexuales se caracterizan por menor inversión personal, menor

Página 59 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

compromiso, menor dependencia y menor profundidad de lazosafectivos, en comparación con los individuos restrictivos.

Y en cuanto al tercer objetivo, los resultados de dosestudios confirmaron la relativa independencia entre laorientación sociosexual y el interés o motivación sexualgeneral. Por una parte se encontró que los puntajes en el IOSno correlacionaban con la frecuencia de relaciones sexualesentre las parejas sexualmente activas. Y por otra parte lospuntajes en el IOS no se correlacionaban con medidasactitudinales de satisfacción sexual, culpa sexual y ansiedadsexual. Estas evidencias son especialmente significativasporque contradicen la creencia, compartida tanto por muchaspersonas legas como por investigadores anteriores, de que lasmotivaciones que subyacen la disposición a involucrarsesexualmente con varias parejas son similares a las quesubyacen la motivación sexual general o la frecuencia derelaciones sexuales. Tal creencia no considerasuficientemente que la conducta sexual ocurre y debe serinterpretada en un contexto social e interpersonal, yjustamente el concepto de sociosexualidad refleja lanaturaleza intrínsecamente interpersonal de la sexualidad,siendo por lo tanto un aspecto de especial interés para unavisión psicológica.

ORÍGENES Y CORRELATOS DE LA SOCIOSEXUALIDAD

Respecto a los posibles orígenes de las diferenciasindividuales en orientación sociosexual, se puede pensartanto en influencias externas como en posibles influenciasgenéticas, al igual como en cualquier otro ámbito conductual.Los individuos restrictivos tienden a involucrarse enrelaciones más duraderas, caracterizadas por mayor compromisoy lazos emocionales más fuertes, mientras que los individuosno restrictivos tienden a involucrarse en relaciones máspasajeras, caracterizadas por menor compromiso y lazosafectivos más débiles. Estas diferencias en las relacionesrománticas de los individuos restrictivos y no restrictivosharían factible relacionar la dimensión de sociosexualidadcon los estilos de apego, sugiriendo que los tipos deexperiencias infantiles de apego a los padres podríanproducir diferencias individuales en la preferencia por

Página 60 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

relaciones románticas adultas duraderas y comprometidas, obien pasajeras y no comprometidas.

Esto es lo que propusieron Hazan y Shaver (1987),quienes informan que el estilo de apego que desarrolla unindividuo en su infancia puede influenciar la orientación queluego como adulto adopta hacia sus parejas románticas.Aquellos individuos que presentaban un estilo de apegoevitador tendían a preferir relaciones románticas pasajerasque no implicaran altos niveles de intimidad y compromiso ytenían un menor nivel de aceptación de las imperfecciones dela pareja. Los individuos que presentaban un estilo de apegoambivalente o ansioso experimentaban las relaciones románticascomo una preocupación obsesiva con deseo de reciprocidad ycompromiso, cambios emocionales bruscos y altos niveles deatracción sexual y celos. Y los individuos que presentaban unestilo de apego seguro describían sus relaciones románticascomo incluyendo más amistad y confianza, y también preferíanrelaciones duraderas y comprometidas, pero sin mostrar lanecesidad obsesiva de cercanía y compromiso característica delos individuos ansiosos.

En esta misma línea, Simpson (1990) investigó lainfluencia de los estilos de apego mencionados en lasrelaciones románticas, en términos de su naturaleza, de lospatrones emocionales experimentados y de los efectosemocionales experimentados luego de la ruptura de larelación. El estudio comprendió 144 parejas de jóvenes, aquienes se administraron instrumentos destinados a evaluarestilo de apego, características de la relación (interdepen-dencia, compromiso, confianza y satisfacción) y emociones máscomúnmente experimentadas. En un seguimiento a los 6 meses seencontró que 48 parejas se-habían disuelto y en ellas seevaluó el grado de desajuste emocional que habíanexperimentado luego de la ruptura de la relación.

Los resultados mostraron que los diferentes estilos deapego (seguro, ansioso y evitador) tendían a asociarse conrelaciones románticas que diferían en su naturalezacualitativa. Las personas que presentaban un estilo de apegoseguro tendían a estar involucradas en relacionescaracterizadas por mayores niveles de interdependencia,confianza, compromiso y satisfacción, en comparación conaquellas que presentaban un estilo ansioso o evitador.También los estilos de apego estaban asociados con diferentes

Página 61 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

patrones de experiencia emocional dentro de la relación,encontrándose que las personas que presentaban un estilo deapego seguro tenían relaciones caracterizadas por laocurrencia más frecuente de emociones positivas quenegativas, dándose lo inverso en los otros dos estilos. Yrespecto al efecto emocional de la disolución de la relación,los hombres con estilo evitador de apego experimentaban unnivel de desajuste emocional significativamente menosprolongado y menos intenso luego de la ruptura de la rela-ción, en comparación con los otros hombres y mujeres.

Por lo tanto, y aunque no existe todavía suficienteevidencia específica al respecto, parece razonable pensar quelos estilos de apego temprano pueden tener un efectoimportante en el desarrollo y expresión de la orientaciónsociosexual de los adultos, pudiendo establecerse unarelación entre estilo evasivo de apego y orientaciónsociosexual no restrictiva.

Además de los factores externos o en interacción conellos, también pueden jugar un rol algunas influenciasgenéticas en las diferencias individuales en sociosexualidad.Por una parte, evidencias surgidas de estudios con gemelosindican que variables sociosexuales tales como permisividad yactitud hacia el sexo impersonal tendrían componentes tantoambientales como genéticos (citado en Simpson & Gangestad,1991), y por otra parte se han informado correlacionespositivas entre la orientación no restrictiva y dimensionesde personalidad que tienen un componente genético importante,como la extraversión y la búsqueda de sensaciones.

Respecto a la relación entre características depersonalidad y orientación sociosexual, Reise y Wright (1996)investigaron qué rasgos se asociaban con las diferenciasindividuales en sociosexualidad, examinando la posiblerelación entre aquellos rasgos más factibles de encontrar enalgunos desórdenes de personalidad y la orientación norestrictiva. Ellos razonaron que los individuos norestrictivos deberían tener características que faciliten oal menos sean congruentes con la tendencia a tener múltiplesparejas sexuales y relaciones pasajeras fuera del contexto deuna relación de compromiso. Debido a los estándares socialesque hacen más esperable y aceptable la conducta norestrictiva en los hombres que en las mujeres, es distinto elsignificado de tal conducta en ambos sexos y por lo tanto las

Página 62 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

características de personalidad que facilitan la conducta norestrictiva deberían también diferir para cada sexo. Paraexaminar esto, ellos estimaron las correlaciones existentesentre los puntajes en el Inventario de OrientaciónSociosexual (IOS) y las autodescripciones en el California Q-sort de una muestra de 195 estudiantes universitarios.

Respecto a las características asociadas a laorientación sociosexual, los individuos no restrictivos deambos sexos se describieron a sí mismos como atractivos yéticamente no consistentes. Las mujeres no restrictivasademás se describieron como no moralistas, no conservadoras ytendientes a variar de rol dependiendo de la situación. Loshombres no restrictivos se describieron como no responsables,no productivos, asertivos, no cálidos y no ansiosos. Encuanto a la relación entre orientación no restrictiva yperfiles de desórdenes de personalidad, no se confirmó lahipótesis de una relación entre sociosexualidad norestrictiva femenina y características de personalidadhistriónica y limítrofe. En cambio en el caso de los hombres,y tal como se hipotetizó, se encontró una relaciónsignificativa entre sociosexualidad no restrictiva ycaracterísticas de personalidad antisocial y narcisística.

MOTIVACIONES Y EFECTOS DE LA ORIENTACIÓN SOCIOSEXUAL

Tal como se describió anteriormente, las diferenciasindividuales en sociosexualidad no parecen provenir del nivelgeneral de motivación, satisfacción, culpa ni ansiedadsexuales. ¿Cuáles podrían ser entonces las basesmotivacionales de las diferencias individuales en ladisposición a involucrarse en sexo sin compromiso? Aunquefalta más investigación al respecto, podrían existir al menostres fuentes motivacionales subyacentes a la expresiónconductual de la sociosexualidad.

En primer lugar, algunos individuos pueden tener unaorientación no restrictiva porque simplemente disfrutaninvolucrándose en actividades sexuales con diferentesparejas. Y aunque este deseo de diversidad sexual es en

Página 63 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

general más común entre los hombres que entre las mujeres,algunas mujeres también pueden desarrollar una orientación norestrictiva para satisfacer necesidades de diversidad sexual.En segundo lugar, algunos individuos pueden poseer unaorientación no restrictiva debido a que ellos no quieren o notienen la capacidad de establecer lazos psicológicos oemocionales intensos con sus parejas. En este caso la involu-cración en una serie de relaciones casuales o nocomprometidas permite a los individuos sentirse físicamentecercanos sin el costo potencial de la vulnerabilidademocional. En relación con esto, se puede recordar que Reisey Wright (1996) encontraron una relación, al menos enhombres, entre la orientación no restrictiva ycaracterísticas propias de desórdenes de personalidad,correspondientes a individuos que "se caracterizan a menudopor falta de madurez psicológica o desarrollo del ego, locual a su vez limita severamente su capacidad para vínculos ycompromisos interpersonales de alta calidad y a largo plazo"(p. 130).

Y en tercer lugar, algunas personas (especialmentemujeres, dentro de nuestro contexto cultural) pueden estardispuestas a involucrarse en sexo no comprometido para atraery retener parejas románticas deseables, aunque ellasrealmente deseen relaciones de compromiso a largo plazo. Enestos casos la orientación y especialmente la conducta norestrictiva tendrían un carácter instrumental, en el sentidoque pueden aumentar el atractivo sexual de la mujer frente auna potencial pareja y hacer más probable el establecimientode una relación más permanente con esa persona, que sería lameta final que se busca. Respecto a esta posibilidad, se havisto que las mujeres no restrictivas tienden a buscarhombres más atractivos y que experimentan mayor trastornoemocional luego de la disolución de una relación (citado enSimpson & Gangestad, 1991).

En cuanto a los efectos de la orientación sociosexual,las diferencias individuales en sociosexualidad pueden tenerimportantes implicaciones para comprender la formación ymantención de relaciones románticas. Así, ya que losindividuos restrictivos prefieren las relaciones decompromiso a largo plazo, mientras que los individuos norestrictivos tienden a tener relaciones sin compromiso acorto plazo, sería razonable esperar que ellos se basaran en

Página 64 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

diferentes criterios al iniciar relaciones románticas. Losindividuos restrictivos tienden a escoger pareja sobre labase de atributos que faciliten la estabilidad y elcompromiso de la relación, tales como la fidelidad, lacompatibilidad personal y la capacidad de afecto, mientrasque los individuos no restrictivos podrían tender aseleccionar pareja sobre la base de atributos que no promue-van necesariamente la estabilidad y el compromiso, tales comoel atractivo físico o el carisma personal. Respecto a esto,otro estudio de Simpson y Gangestad mostró que los individuosno restrictivos evaluaban el atractivo y el estatus socialcomo más importante en una pareja informal que las cualidadespersonales, y que además tenían parejas actuales que eran másatractivas socialmente, pero menos responsables, menos fielesy menos afectuosas que las parejas de los individuosrestrictivos (citado en Reise & Wright, 1996).

Jones (1998) informó de un estudio destinadoespecíficamente a identificar las motivaciones parainvolucrarse en relaciones románticas de los individuos condiferente orientación sociosexual. Los resultados mostraronque los individuos restrictivos presentaban más motivosintrínsecos, es decir, aquéllos asociados con disfrutar deactividades compartidas, sentirse cercanos y obtenerrecompensas interpersonales dentro de la relación. Sinembargo, y contrariamente a lo esperado, los individuos norestrictivos no poseían mayores motivaciones extrínsecas parasu involucración romántica, es decir, no valorizaban más lasrecompensas sociales (visibilidad social, estatus, etc.)derivadas de la involucración con su pareja.

En este estudio también se examinó la relación entresociosexualidad y compromiso con la relación romántica actualy, tal como se esperaba, se encontró que los individuosrestrictivos informaban mayor nivel de compromiso que losindividuos no restrictivos. Este resultado es consistente conel informado anteriormente por Simpson y Gangestad (1991), enel sentido que los individuos restrictivos se caracterizanpor mayor compromiso, inversión, dependencia y profundidad delazos afectivos en sus relaciones de pareja. De acuerdo aJones (1998), esta relación entre orientación sociosexual ycompromiso sería mediada (y explicada) por los distintospatrones motivacionales de los individuos restrictivos y no

Página 65 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

restrictivos respecto a su involucración en relaciones ro-manticas.

En relación con posibles efectos de la orientaciónsociosexual en la mantención de las relaciones de pareja alargo plazo, no existe aún evidencia específica; sin embargola investigación futura podría examinar predicciones como lassiguientes. Se podría esperar que los individuos con unaorientacion sociosexual no restrictiva tengan una menordisposición a permanecer en una relación maritalinsatisfactoria, o una mayor susceptibilidad a involucrarseen relaciones extramaritales con otras parejas atractivas. Seesperaría también que la satisfacción de éstos con larelación fuera mayor cuando la pareja es atractiva ycarismática, mientras que la de los individuos restrictivosfuera más dependiente del afecto expresado y fidelidad de lapareja. También podría esperarse una mayor probabilidad deque los individuos no restrictivos terminen la relación sideclina el atractivo o carisma personal de la pareja, y unamayor probabilidad de que los individuos restrictivosterminen la relación cuando la pareja ya no desea o no puedeproporcionarles fidelidad, compatibilidad o afecto.

Por lo tanto, se puede afirmar que el constructo desociosexualidad y las investigaciones disponibles hasta ahorahacen una contribución significativa a una mejor comprensiónde las relaciones románticas. Por una parte, muestran que lasorientaciones psicosociales de los individuos pueden tener unefecto importante en la formación y mantención de esasrelaciones, ilustrando acerca del rol significativo quetienen aspectos como la intimidad y el compromiso en lasexualidad y en la naturaleza de las relaciones románticas. Ypor otra parte, ellas ponen de manifiesto la naturalezasocial e interpersonal de la conducta sexual humana, revelan-do cómo las diferencias individuales en sociosexualidad queexisten dentro de cada sexo afectan sistemáticamente lasinteracciones entre ambos sexos en el contexto de lasrelaciones románticas.

Por último, otra implicación importante de laorientación sociosexual puede relacionarse con la disposicióna involucrarse en conductas sexuales riesgosas, tema tanvigente en la era del SIDA. Un estudio reciente deAgostinelli y Seal (1998) con universitarios encontró que alcontestar una escala de actitudes hacia el sexo casual y

Página 66 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

actitudes hacia la responsabilidad sexual, los individuos norestrictivos, en comparación con los individuos restrictivos,no sólo expresaban actitudes sexuales más permisivas sino quetambién actitudes sexuales menos responsables. El hecho queestas diferencias se dieran no solamente en la percepción desí mismos sino que también en cómo percibían las actitudes desus amigos cercanos, puede tener implicaciones importantes,ya que, como expresan los autores, "el percibir las actitudessexuales de los otros como relativamente permisivas y menosresponsables puede perpetuar la conducta sexual riesgosa,sirviendo ya sea como una norma subjetiva permisiva paraguiar la propia conducta... o como una justificación después-del-hecho para las propias conductas sexualmente riesgosas"(p. 856).

Página 67 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 4

REACCIONES ANTE ESTIMULOSEROTICOS

Son muy variados los aspectos referentes a la sexualidadrespecto a los cuales la información científica es aún muyescasa, y además muchas veces las pocas evidencias dis-ponibles tienden a ser contradictorias y no proporcionan uncuadro consistente. Uno de los temas donde más se aprecia loanterior es el referido a cómo reaccionan las personas al serexpuestas a diversos estímulos sexuales, y qué efectos tienenesos estímulos en su conducta. Algunas de las interrogantesmás específicas que surgen frente a este tema son lassiguientes: ¿qué cosas son sexualmente excitantes y por qué?,¿qué correspondencia existe entre la excitación fisiológica yla excitación psicológica?, ¿son diferentes los estímulos mássexualmente excitantes para cada sexo?, ¿cómo afecta la vidasexual de los individuos la exposición a materiales eróticos,tales como libros, revistas o películas?, ¿qué relaciónexiste entre la pornografía y la agresión sexual?, etc.

Dada tal escasez de información y su carácter a menudocontradictorio, es inevitable que en estos aspectos existagran confusión y sea un terreno fértil para una variedad degeneralizaciones infundadas y verdaderos mitos, todo lo cualpuede distorsionar la comprensión de la naturaleza de lasexualidad y tener efectos negativos en el ajuste sexualtanto individual como de pareja. Por esta razón acontinuación revisaremos, de la manera más clara y precisaposible, el conocimiento científico disponible acerca deestos temas complejos y algo polémicos.

Al intentar precisar qué se entiende por erótico, sepuede apreciar una falta de delimitación entre los conceptosde erotismo y pornografía, ya que algunos autores hacen ladistinción entre ambos términos y otros no. Gagnon (1980)afirma que, aunque pornografía literalmente significaescribir sobre prostitutas, "en la práctica ha venido a

Página 68 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

incluir todas las formas de material erótico o sexualmenteexcitante en medios de comunicación como la literatura, elarte y el cine" (p. 299). Wrightsman y Deaux (1981) planteanque pornografía ha sido el término más usado para, referirsea "cualquier material escrito, visual o verbal que seconsidera sexualmente excitante" (p. 200).

Una muy ligera distinción se puede encontrar en McCary yotros (1996), quienes definen erótico como "perteneciente alamor o a la sensación sexual; sexualmente estimulante" (p.386) y pornografía como "presentación de material literario,artístico, fílmico o por medios de comunicación y expresión,que incita la sexualidad" (p. 391). Russell también distingueentre ambos conceptos, definiendo pornografía como "lasrepresentaciones explícitas de conducta sexual, verbales opictóricas, que tienen como una característica distintiva larepresentación degradante o rebajante de seres humanos,especialmente mujeres" (citada en Hyde, 1994, p. 518). Enesta misma línea, Allison y Wrightman (1993) afirman que "lapornografía usualmente involucra la fusión de sexualidad yconducta violenta. El material erótico, como opuesto a lapornografía, puede tener un objetivo de excitación sexual sinilustrar o invocar violencia, victimización, odespersonalización. Sin embargo, lo que es degradante yabusivo a menudo es susceptible de muchas interpretacionesdiferentes" (p. 38).

Como puede verse, resulta casi una tarea imposibledistinguir claramente los conceptos de erotismo ypornografía, a pesar que ellos parecen evocar connotacionesdiferentes en la mayoría de las personas, siendo máspositivos los significados asignados a erotismo y másnegativos los asociados a pornografía. Sin embargo, si nosatenemos a las definiciones de pornografía citadas másarriba, este concepto abarca un amplio rango de estímulos,desde aquellos materiales sexualmente explícitos que reflejanamor y pasión, hasta aquellos que representan degradación,violencia y abuso. Es por ello que algunos autores,preocupados del tema, hacen una distinción que nos parece muyimportante entre pornografía no degradante y pornografíadegradante (usualmente de la mujer), y dentro de esta última,entre pornografía degradante no violenta y pornografíadegradante violenta (citado en Russell, 1993). Como una formade remover las connotaciones negativas asociadas, algunos

Página 69 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

autores han incorporado el término erótica (Byrne y otros,1974; Morokoff, 1985). Así, Hyde (1994) define erótica como"material sexualmente excitante que no es degradante de lasmujeres, hombres o niños" (p. 723).

Más allá de los problemas conceptuales señalados, losestímulos eróticos utilizados en la investigación hanconsistido comúnmente en la proyección de fotos o trozos depelículas donde una pareja heterosexual semidesnuda o desnudase involucra en contactos sexuales de tipo manual-genital,oral-genital, y coito en diversas posiciones. Aunque losestímulos visuales han sido los más empleados, también se hanusado grabaciones de relatos eróticos y aun los estímulosinternos proporcionados por las propias fantasías sexuales delos sujetos. Esta variabilidad en los tipos de estímulosutilizados y también en sus contenidos ha sido uno de losfactores que ha contribuido a las inconsistencias entredistintos estudios que mencionábamos al inicio de estecapítulo.

ESTIMULOS EROTICOS Y EXCITACION SEXUAL

Además del autoinforme de las reacciones sexuales,mediante ciertos dispositivos es posible medir cambiosfisiológicos en los genitales masculinos y femeninos enrespuesta a estímulos sexuales, con la ventaja de que losdatos obtenidos son más objetivos que los producidos por elautoinforme. El método principal es la pletismografía genital,destinada a medir la vasocongestión de los genitales, que esla principal reacción fisiológica durante la excitaciónsexual. En los hombres involucra la medición de cambios en elvolumen y tamaño del pene durante la erección, y en lamujeres cambios en la presión sanguínea vaginal y en elvolumen y temperatura de los labios menores. Un sistemaespecífico para la medición de la excitación sexual femeninaes el fotopletismógrafo vaginal, un cilindro acrílico que seinserta en la entrada de la vagina y que mide la amplitud delpulso vaginal.

Las primeras aplicaciones de estos procedimientos demedición se realizaron en los años 50 en hombres, como unacontribución al diagnóstico de impotencia psicogénica y a laevaluación y tratamiento de ofensores sexuales tales como

Página 70 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

violadores y pedofílicos. Su aplicación a la medición derespuestas fisiológicas femeninas ha sido mucho menor y sóloa partir de los años 70, en el contexto de la investigaciónbásica acerca de las reacciones del organismo frente a losestímulos eróticos.

Sin embargo, tal vez la forma más utilizada para medirla excitación sexual frente a estímulos eróticos es elautoinforme, el cual puede ser considerado menos preciso oconfiable, pero plantea también menos problemas prácticos ode otro tipo. Así, por ejemplo, los sujetos pueden informarde sus respuestas fisiológicas en una escala de 7 puntos,donde para las mujeres 1 significa "ninguna sensacióngenital" y 7 "orgasmo", y para los hombres 1 significa "nadade erección" y 7 "eyaculación" (Becker & Byrne, 1985). Otraalternativa es que los sujetos informen en qué medida ellosexperimentan diversas reacciones fisiológicas frente alestímulo, que para los hombres serían erección y emisión pre-eyaculatoria y para las mujeres lubricación vaginal,sensaciones en los senos y genitales (Fisher & Byrne, 1978).

Los estudios realizados en general han encontrado que lamayor parte de los hombres y de las mujeres informanexperimentar estas reacciones fisiológicas al ser expuestos aestímulos eróticos en el laboratorio, lo cual vendría acontradecir en parte la extendida creencia de que ellas sonmucho menos excitables que ellos ante estímulos sexualesexplícitos. Sin embargo, es necesario enfatizar que estamoshablando de reacciones de excitación y no de respuestasafectivas o evaluativas frente a los estímulos, tema máscomplejo que discutiremos en la siguiente sección.

Tal como podría esperarse, la reacción de excitaciónfrente a estímulos eróticos puede estar sujeta en algún gradoa un efecto de saciedad, como informaron Howard y otros(citados en Malamuth, 1988) en un estudio con hombres. Cadasujeto pasaba 90 minutos al día, por cinco días a la semana,y durante tres semanas, solo en una pieza que contenía unagran cantidad de materiales eróticos, incluyendo libros,fotos y películas, así como algunos materiales no eróticos.Se observó que a medida que pasaban los días disminuían lasreacciones de excitación (erecciones, fosfatasa ácida en laorina y autoinforme) y también el tiempo dedicado a observaro leer el material erótico. Sin embargo, la introducción denuevos materiales eróticos restituía completamente los

Página 71 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

niveles de excitación sexual, y lo mismo ocurría cuando lossujetos volvían a ver una película erótica dos meses después,sugiriendo que la saciedad puede ser específica más quegeneral.

La excitación sexual también puede ocurrir sin estímuloseróticos externos, sino que en respuesta a fantasíasautogeneradas. En algunos estudios se instruye a los sujetospara relajarse e imaginar una escena sexual excitante,observándose en pocos minutos reacciones fisiológicas deexcitación (Wrightsman & Deaux, 1981).

Las respuestas al material erótico no son sólofisiológicas sino que también psicológicas. Así, por ejemplo,las personas expuestas a estímulos eróticos puedeninvolucrarse en fantasías sexuales ya sea recordando eventospasados o imaginando situaciones no vividas realmente, yestas reacciones cognitivas forman parte de lo que usualmentese considera excitación sexual. Y es en esta área donde sehan planteado las mayores controversias, especialmente en loreferente a si hombres y mujeres presentan diferencias signi-ficativas en su nivel de excitación sexual frente a estímuloseróticos, o si son distintas en los tipos de estímuloseróticos que provocan mayor excitación sexual en hombres y enmujeres.

Durante mucho tiempo se ha creído que las mujeres sonmenos excitables que los hombres ante materiales eróticos, yen gran medida esa creencia se apoya en los hallazgos de losestudios de Kinsey y colaboradores realizados en la décadadel 40 (1967a, 1967b). En dichos estudios, basados en elautoinforme, se concluyó que existían considerablesdiferencias entre hombres y mujeres tanto en la disposición aexponerse a estímulos eróticos como en la reacción frente atales estímulos. Tales datos, provenientes del estudio máscompleto de la conducta sexual humana, han servido de basepara afirmar que las mujeres son menos excitables que loshombres frente a materiales sexuales, lo cual es consistentecon las observaciones de que las mujeres no tienden afrecuentar librerías o cines para adultos, y en generalconsumen mucho menos pornografía (o "erótica") que loshombres.

Sin embargo, esta diferencia de género autoinformada enla exposición y reacción a materiales eróticos puede enalguna medida estar relacionada con un factor de deseabilidad

Página 72 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

social. Ya que el interés por tales materiales no parece seralgo socialmente esperado y/o aprobado para las mujeres,ellas evitarían informar que se han sentido excitadas frentea dichos estímulos. Además, las rm}jeres pueden informar queno se han excitado frente a materiales eróticos basadasespecialmente en el hecho que ellas han tenido relativamentepoca experiencia con tales materiales, y no necesariamenteporque no reaccionen frente a ellos. De ahí que a partir dedatos de autoinforme referentes a que las mujeres no se hanexcitado sexualmente frente a estímulos eróticos, no se debeasumir que ellas no responden a tales estímulos. Y elprocedimiento más apropiado para investigar posiblesdiferencias sexuales en las respuestas a estímulos eróticossería exponer a hombres y mujeres a los mismos estímulos yevaluar sus reacciones.

¿HAY DIFERENCIAS DE GENERO EN EXCITABILIDAD?

Entre los intentos más directos por examinar lasposibles diferencias de género en excitabilidad frente aestímulos eróticos, se encuentran dos estudios realizados porFisher y Byrne (1978). En el primer estudio, los sujetos (30hombres y 32 mujeres, todos universitarios solteros)observaron una película sin sonido de 10 minutos, en la cualuna pareja se desnudaba y se involucraba en diversas cariciassexuales manuales y orales hasta alcanzar el orgasmo, y acontinuación ellos debían informar sobre sus reacciones tantofisiológicas como afectivas y evaluativas frente a lapelícula. Un aspecto adicional interesante en este estudiofue que, a pesar que todos los sujetos eran expuestos a lamisma película, se inducía en ellos una distinta disposicióntemática mediante la explicación previa. Así, a algunos seles decía que se trataba de una pareja recién casada y muyenamorada (tema afectivo), mientras que al resto se les decíaque se trataba de un cliente y una prostituta (tema libidinoso).Esto se hizo con el fin de examinar lo que habían informadootros autores, en el sentido que las mujeres eran másexcitables frente a temas erótico-románticos mientras que loshombres se excitaban más frente a temas puramente libidinososo menos afectivos.

Página 73 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Los resultados obtenidos en este primer estudiorevelaron que no hubo diferencias significativas en el nivelde excitación sexual informado por hombres y mujeres, y queademás dentro de cada sexo no hubo variaciones en lasreacciones al tema afectivo y al tema libidinoso, tanto anivel fisiológico como evaluativo. Es decir, y contrariamentea lo que habían planteado otros autores, ni hombres nimujeres informaron reacciones diversas de excitación frente atemas eróticos de amor o de "lujuria". Sin embargo, en otrasvariables consideradas se observaron diferencias entrehombres y mujeres. Así, las mujeres presentaban mayortendencia a rotular la película como pornográfica, y semostraban más a favor de restringir la disponibilidad de esetipo de material. En cuanto a algunos antecedentespersonales, sexuales, y a pesar que el nivel de experienciaheterosexual era similar para ambos sexos, las mujeres de lamuestra informaron que se habían expuesto menos a materialeseróticos, que se excitaban menos frente a tales estímulos, semasturbaban menos frecuentemente, y disfrutaban menos laestimulación oral-genital en comparación con los hombres.

El segundo estudio de los mismos autores tuvo comoobjetivo examinar la generalización de los hallazgosanteriores a otras muestras y a otros estímulos, y en estecaso los sujetos fueron 36 parejas jóvenes casadas, y en lamayoría de los casos al menos uno de los cónyuges eraestudiante universitario(a). El procedimiento fue similar alestudio anterior, con algunas diferencias como las siguien-tes: (a) algunos sujetos vieron una película de caricias (dondeuna pareja se desnudaba sólo parcialmente y se involucraba encaricias sexuales manuales sin alcanzar el orgasmo), mientraslos otros veían una película de coito (una pareja seinvolucraba en caricias sexuales manuales y orales, y coitoen diferentes posiciones); (b) ambas películas eranprecedidas de una explicación previa destinada a inducir unadisposición temática de tipo afectivo o libidinoso (como en elestudio anterior) o una tercera condición adicional de sexocasual, donde se les decía que se trataba de una pareja que sehabía conocido recién en un baile y se habían sentidofuertemente atraídos de inmediato. Este tema de sexo casualfue agregado para proporcionar un escenario más socialmenteaceptado que el de la interacción prostituta-cliente, peroque al mismo tiempo fuera más libidinoso que afectivo. Las

Página 74 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

variables dependientes fueron las mismas del estudio anterior(reacciones fisiológicas, afectivas y evaluativas) y tambiénse obtuvieron antecedentes personales y sexuales.

Tanto hombres como mujeres reportaron mayor excitaciónsexual frente al tema de sexo casual que frente a los temasafectivo y libidinoso, lo cual indica que la perspectiva deun encuentro sexual casual parece más excitante para ambossexos que ya sea el sexo marital o el sexo pagado. Otrosdatos obtenidos fueron que, comparadas con las mujeresexpuestas a la película de caricias, aquéllas expuestas a lapelícula de coito reportaron mayor nivel de lubricaciónvaginal, en cambio en los hombres no se observabandiferencias significativas en las reacciones a ambos tipos depelículas. En cuanto a otros antecedentes, en comparación conlos hombres, las mujeres informaban haber sido menosexcitadas por estímulos eróticos en el pasado, haber tenidomenos parejas sexuales premaritales, disfrutar menos elcoito, desaprobar más el sexo extramarital, creer más que elsexo debe darse en una relación de amor y creer más que sulibre expresión sexual había sido inhibida por la culpa.

Según Fisher y Byrne (1978), los datos obtenidos enestos estudios sugieren que, contrario a una extendidacreencia, el énfasis afectivo o romántico no sería unaprecondición para que las mujeres se exciten sexualmentefrente a estímulos eróticos. Sin embargo, también sus datosmostraron que era más probable que las mujeres evaluaran esosestímulos como pornográficos, favorecieran la restricción detales materiales, informaran haber tenido menos contacto conellos y haber sido menos excitadas por ellos. Esto haceconcluir a los autores que existe una contradicción notoriaentre las expresiones de desinterés de las mujeres por losestímulos eróticos, y el hecho que reaccionan de manerasimilar a los hombres frente a ellos, lo cual se puedeatribuir a las restricciones sociales y culturales impuestasa la expresión de la excitación sexual femenina.

Otro estudio que examinó específicamente las respuestasde hombres y mujeres ante materiales eróticos, y que obtuvoresultados similares a los recién expuestos, es el informadopor Heiman en 1975 (citado en Hyde, 1995). En este caso a lossujetos (estudiantes universitarios) no se les mostrabapelículas sino que se les hacía escuchar grabaciones derelatos de interacciones heterosexuales, y se obtenían tanto

Página 75 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sus valoraciones psicológicas como sus reaccionesfisiológicas de excitación sexual, estas últimas mediante eluso de pletismógrafo peneano y vaginal. Las variables mani-puladas fueron: (a) el contenido del relato, (b) si era elhombre o la mujer quien iniciaba las actividades descritas enel relato, y (c) si la descripción del relato estaba centradaen las reacciones físicas y psicológicas del hombre o de lamujer. Respecto al contenido de los relatos, existían cuatrocondiciones: relato erótico (con descripciones explícitas deprácticas sexuales), relato romántico (con expresiones mutuasde afecto y sin actividades sexuales), relato erótico-romántico(con expresiones de afecto y actividades sexuales explícitas)y control (una pareja conversando, sin elementos eróticos nirománticos).

Los resultados mostraron que tanto los hombres como lasmujeres mostraban alta excitación sexual (psicológica yfisiológica) frente a las descripciones que contenían sexoexplícito, esto es, relato erótico y erótico-romántico, y nomostraban excitación frente al relato romántico y a lacondición control. Este hallazgo contradice la creencia deque las mujeres se excitan más por contenidos románticos,mientras que los hombres son más excitables por contenidos desexo explícito. Además se informó que tanto los hombres comolas mujeres encontraban más excitantes los relatos cuyasacciones eran iniciadas por la mujer y los relatos que secentraban en las reacciones de la mujer. Por último, tambiénse observó que en una proporción significativa de mujeres noexistía correspondencia entre la excitación fisiológica y lapsicológica, es decir, aunque la medición fisiológicamostraba índices claros de excitación sexual, algunas mujeresinformaban no sentirse especialmente excitadas. En cambio enlos hombres se observaba una total correspondencia entre losíndices fisiológicos (erección) y el reporte subjetivo deexcitación.

La baja correlación que encontró Heiman entre lasmedidas fisiológicas y el auto-informe de excitación en lasmujeres puede explicarse en parte por procesos atencionales ocognitivos, como se sugiere en un estudio informado en 1983por Korff y Geer (citado en Hyde, 1994). En dicho estudio seexpuso a mujeres a diapositivas eróticas y se midió suexcitación sexual tanto a través de medidas fisiológicas comopor el autoinforme, existiendo tres condiciones (dos

Página 76 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

experimentales y una control). A las mujeres de un grupoexperimental se las instruyó para prestar atención a sussensaciones genitales de excitación sexual (lubricaciónvaginal, calor pélvico), a aquéllas del otro grupoexperimental se las instruyó para prestar atención a sussensaciones extragenitales de excitación sexual (aumento defrecuencia cardíaca, erección de los pezones), mientras que aaquéllas del grupo control no se les dio instrucciones. Seencontró que ambos grupos experimentales mostraban altacorrelación entre las medidas fisiológicas y el autoinformede excitación, mientras que el grupo control mostraba lamisma baja correlación que informó Heiman.

Por lo tanto, al parecer las mujeres pueden ser bastanteprecisas en percibir su excitación física si son instruidaspara focalizar la atención en sus manifestaciones. Sinembargo, la cultura no proporciona a las mujeres talesinstrucciones, sino que les dice que deben enfocar suatención en el amor, el romance o la pareja, por lo cualmuchas mujeres no aprenden a focalizar su atención en sucuerpo. La menor correspondencia entre excitación sexualfisiológica y psicológica en las mujeres es algo tambiénencontrado en otros estudios, y constituye una de las muchasdiferencias queparecen existir entre la sexualidad femenina y la masculina.Además, puede constituir un factor importante para explicarla mayor prevalencia en las mujeres de las disfuncionesrelacionadas con el deseo y la excitación sexual. Y aunque aun nivel simplista se puede pensar que esta diferencia derivaen gran medida de razones anatómicas, al mismo tiempo seríaun indicador de la mayor complejidad y multideterminación queparece tener la experiencia de excitación sexual de lasmujeres en comparación con la de los hombres.

La existencia de mayores diferencias de género en losaspectos psicológicos más que fisiológicos de la excitaciónsexual frente a estímulos eróticos, también se aprecia enalgunos datos del estudio de Becker y Byrne (1985), el cualno estaba dirigido específicamente a comparar las reaccionesde hombres y mujeres. En este estudio realizado conuniversitarios, los sujetos observaban una serie de 21diapositivas a color con imágenes de parejas heterosexualesdesnudas y semidesnudas involucradas en contacto manual-genital, oral-genital y coito en diversas posiciones. A dife-

Página 77 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

rencia de la mayor parte de los estudios, en este caso cadasujeto -quien estaba solo(a) en una pieza- controlaba elinicio y el término de la proyección de cada diapositiva, yeste tiempo de exposición era registrado sin que los sujetoslo supieran, ya que ésa era una de las variablesconsideradas. Al terminar de ver todas las diapositivas, lossujetos contestaban una escala de 26 adjetivos bipolaresindicando cómo se habían sentido mientras observaban lasdiapositivas, e indicaban en una escala de 1 a 7 cuál habíasido su nivel de reacción fisiológica sexual más intensadurante la exposición a los estímulos eróticos.

Se encontró que, aunque no se observaban diferencias degénero en los autoinformes de excitación sexual fisiológica,sí existían en otros aspectos. Así, los hombres presentabanun mayor tiempo promedio de exposición a las diapositivas quelas mujeres (4.6 seg. y 2.7 seg. respectivamente), informabanreacciones afectivas más positivas, mayor excitación sexualpsicológica, y mayor involucración personal en la tarea.

La mayor discrepancia en las mujeres entre la excitaciónfrente a estímulos sexuales y su valoración de talexperiencia, también es señalada por Eysenck y Wilson (1981),quienes expresan "aunque las mujeres puedan responderfisiológica y psicológicamente con tanta fuerza como loshombres ante las representaciones eróticas, su valoración deltema es muy diferente: ellas manifiestan una molestia y undesagrado mucho mayores, preferirían que tales exhibicionesfuesen censuradas, y declaran que les divierte mucho menos"(p. 37). Aunque esto pudiera parecer paradójico, también enmuchos hombres existiría una disociación entre excitación yvaloración, es decir, pueden sentirse excitados ante ciertostipos de pornografía y al mismo tiempo experimentar molestia,rechazo u otras emociones negativas. Como también señalanEysenck y Wilson (1981), "la excitación física es sólo una delas numerosas reacciones ante lo erótico, y las demásreacciones pueden poseer una mayor importancia psicológica.Todos reaccionamos de forma similar bajo una ducha fría, peromientras que a algunos les gusta, otros la detestan: lasreacciones psicológicas no están predeterminadas por lasfisiológicas" (p. 37).

Página 78 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

¿HAY DIFERENCIAS DE GENERO EN ACTITUDES HACIA LOSESTIMULOS EROTICOS?

De lo expuesto hasta aquí se puede afirmar que aunquediversas investigaciones de excitación sexual fisiológica osubjetiva a estímulos eróticos han concluido que las mujeresreaccionan de manera similar a los hombres, ellas tienden areportar respuestas afectivas menos positivas frente a talesestímulos. Por una parte varios estudios han encontrado loque mencionamos anteriormente al revisar los resultados delestudio de Fisher y Byrne (1978), en el sentido que es másprobable que las mujeres rotulen los estímulos eróticos comopornográficos y que estén más a favor de la restricción detales materiales. Y por otra parte está el hecho que muchosde tales estímulos parecen tener un carácter aversivo paralas mujeres, como encontraron Griffitt y Kaiser (1978).

En este estudio universitarios de ambos sexos realizabanuna tarea simple de aprendizaje discriminativo, donde losestímulos eran presentados mediante diapositivas y lossujetos entregaban sus respuestas oralmente, mediante uncitófono, al investigador que estaba en una pieza adyacente.En el grupo experimental cada respuesta correcta erainmediatamente seguida por una de varias diapositivas deactos sexuales explícitos (las cuales en un estudio previohabían sido sexualmente excitantes para hombres y mujeres),mientras que cada respuesta incorrecta era seguida por unadiapositiva con figuras geométricas ordenadas al azar. En elgrupo control cada respuesta, correcta o incorrecta, eraseguida por una diapositiva con figuras geométricas.

Los resultados mostraron, en lo referente a la variablegénero, que mientras en el grupo control las mujeresemitieron más respuestas correctas que los hombres, en elgrupo experimental sucedía lo inverso. Es decir, las mujeresdel grupo experimental emitían menos respuestas correctas quelos hombres del grupo experimental, y también que las mujeresdel grupo control, y esta tendencia era más acentuada enaquéllas con alta culpa sexual, otra variable incluida en elestudio. Estos datos indican que para esas mujeres talesestímulos aparentemente reforzantes actuaban realmente comocastigos, disminuyendo la probabilidad futura de las res-puestas que eran seguidas de estímulos eróticos. En otrostérminos, esos estímulos condicionados de naturaleza sexual

Página 79 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

provocaban afecto negativo y por lo tanto eran evaluadosnegativamente y evitados.

Para examinar esta distinta actitud de hombres y mujereshacia los estímulos eróticos, Kenrick y colaboradores (1980)realizaron dos estudios dirigidos a evaluar específicamentela disposición a exponerse a tales estímulos, y no lasreacciones frente a ellos. Como es habitual, en ambosestudios los sujetos eran universitarios y, comodesafortunadamente también es bastante habitual, los autoresno informan de otros datos relevantes, como por ejemplo lasedades de los sujetos. En el primer estudio se reunió a lossujetos en pequeños grupos (la mitad unisexuales y la otramitad mixtos) y se les informó que el experimento involucrabaestudiar las reacciones frente a películas para adultos, lascuales variaban desde erótica "suave" (soft-core) hastapornografía "dura" (hard-core). A continuación se les pidióindicar su preferencia entre una película hard-core acerca deun cliente joven y una prostituta, y una película soft-coreacerca de una pareja recientemente casada y muy enamorada.Los sujetos no tenían que elegir de manera dicotómica entreuna y otra película, sino que ellos indicaban su preferenciaen una escala de 5 puntos, donde 1 representaba fuertepreferencia por la película soft-core y 5 fuerte preferenciapor la película hard-core. Después de indicar su preferencialos sujetos debían completar un formulario de consentimientocon el experimento y contestar un cuestionario de experienciasexual, y sólo entonces se les informaba de los objetivos ynaturaleza del experimento.

Medida de esta manera la preferencia, se observó unarelativa mayor tendencia de las mujeres a preferir lapelícula soft-core por sobre la hard-core (relativa ya que lospromedios de mujeres y hombres fueron de 1.9 y 2.5respectivamente). Respecto a la cómposición de los grupos(unisexual o mixta), esta variable no tenía efectosignificativo en la preferencia indicada por las películas,ni tampoco existía correlación significativa entre talpreferencia y la experiencia sexual de los sujetos. Además,los autores informan que alrededor del 10% de las mujeresrehusaron consentir con el experimento, cifra que aunquepequeña puede ser sugerente considerando que todos los

Página 80 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

hombres consintieron, y que la tasa general de consentimientocon diversos experimentos en esa universidad eraprácticamente de un 100%.

El hecho que al menos algunas mujeres que se habíanpresentado a participar en un experimento, finalmente hayanrehusado hacerlo al ser informadas que incluía la exposiciónde estímulos eróticos, puede tener implicaciones importantesen la posibilidad de generalizar las evidencias de estudiosde laboratorio acerca de las reacciones de hombres y mujeresa tales estímulos. Así, se puede pensar que aquellas mujeresque tienen reacciones más negativas hacia estímulos eróticossimplemente evitarían participar en cualquier estudio de esanaturaleza y, a la inversa, aquellas que participan en talesestudios posiblemente presentan algunas características quelas hacen no ser representativas del común de las mujeres.

ACTITUDES HACIA ESTIMULOS EROTICOS Y TIPIFICACION SEXUAL

Para investigar más a fondo el tema, Kenrick ycolaboradores (1980) diseñaron un segundo estudio donde seles daba a los sujetos la posibilidad de evitar completamentelos estímulos eróticos antes de presentarse a participar enun experimento y antes de haber invertido algún tiempo paraese fin. Además, con el fin de determinar su posibleinfluencia en la disposición frente a los estímulos eróticos,se incluyó como variable el grado de tipificación sexual delos sujetos. Al respecto muchas investigaciones han reveladodiversas diferencias conductuales entre individuos altamentetipificados (es decir, hombres muy masculinos o mujeres muyfemeninas) e individuos andróginos (con un equilibrio entrecaracterísticas masculinas y femeninas) (Bem, 1975). Así porejemplo, en el caso de las mujeres se ha encontrado queaquellas más andróginas son más independientes de laspresiones hacia la conformidad, y respecto a la conductasexual se ha observado que las mujeres andróginas reportanmayor frecuencia de relaciones sexuales y una mayorprobabilidad de ser iniciadoras de contactos sexuales, encomparación con las mujeres tipificadas.

El procedimiento consistió en que un experimentador(hombre o mujer) llamaba por teléfono a cada sujeto (alumnosinscritos en un curso introductorio de psicología) y le

Página 81 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

informaba que estaba inscribiendo participantes para dosexperimentos del laboratorio de psicología que se iban arealizar la próxima semana, describiéndoles brevemente cadauno. Se le decía que el primer experimento era un estudio depercepción espacial donde los sujetos tendrían que ejecutaruna tarea de discriminación entre diversas figurasgeométricas. Y que el otro experimento involucraba unapelícula de una interacción heterosexual, existiendo dos con-diciones: hard-core (incluía "escenas de actividades sexualesmuy explícitas") y soft-core (incluía "escenas sugerentes perono muy explícitas de actividad sexual"). Se le informaba queambos experimentos tenían la misma duración (40-45 minutos) yse le preguntaba si estaría interesado(a) en participar enalguno de los dos experimentos (debía elegir sólo uno deellos). Aproximadamenteun mes después los sujetosrespondieron en clases el Inventario de Rol Sexual de Bem(Bem, 1974) destinado a medir su grado de tipificaciónsexual.

Los resultados mostraron que era menos probable que lasmueres se interesaran en participar en el experimento queinvolucraba estímulos eróticos, en comparación con loshombres (51 % y 73% respectivamente). Respecto al contenidode la película, los sujetos en general manifestaban mayorinterés en participar cuando se les describía como soft-coreque cuando era de tipo hard-core, no existiendo interacciónentre este factor y el sexo de los sujetos. También seobservó que era más probable que los sujetos de ambos sexosse interesaran en participar en el experimento que conteníaerotismo cuando el experimentador era de sexo opuesto.

Se esperaba que las diferencias sexuales en laaproximación a estímulos eróticos serían más pronunciadasentre los sujetos tipificados que entre los sujetosandróginos, y en efecto se observó una interacciónsignificativa entre sexo y grado de tipificación sexual. Enlos sujetos tipificados existía una gran disparidad entre elporcentaje de hombres y de mujeres que se interesaron enparticipar en el experimento que involucraba una películaerótica (91 % y 31% respectivamente), mientras que en lossujetos andróginos la diferencia era mínima y además ensentido inverso (60% y 67%, respectivamente).

Un dato interesante surgió al utilizar otroprocedimiento de tabulación para clasificar a los sujetos

Página 82 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

como tipificados o andróginos, revelando la alta relación queparece existir en las mujeres entre tendencias deaproximación erótica y tipificación sexual. Así, mientras queen los hombres aquéllos clasificados como tipificados y comoandróginos mostraban una similar disposición a participar enel experimento erótico (85% y 83%, respectivamente), entrelas mujeres el panorama era muy distinto, ya que ladisposición a participar era de un 35% en las tipificadas yde un 100% en las andróginas.

Una evidencia que apunta en la misma dirección surge delestudio realizado por De Souza y Hutz (1995) conuniversitarios brasileños de ambos sexos, destinado aexaminar las reacciones hacia estímulos sexuales como funcióndel sexo y del grado de tipificación sexual. En este caso lasreacciones no fueron concebidas como respuestas fisiológicaso psicológicas ante la observación de estímulos eróticos,sino que como actitudes generales hacia estímulos sexuales,medidas por un inventario de opiniones sexuales. Los puntajesbajos en este inventario indican una actitud negativa oaversión hacia el sexo (erotofobia), mientras que lospuntajes altos indican una actitud o reacción emocionalpositiva hacia el sexo (erotofilia). La tipificación sexualfue medida de la manera usual, es decir, mediante elInventario de Rol Sexual de Bem (Bem, 1974).

Los resultados mostraron que, aunque como grupo los hom-bres presentaban actitudes hacia el sexo más positivas quelas mujeres, al dividir cada sexo por tipificación sexual seapreciaba que sólo los hombres tipificados obtenían puntajessignificativamente más altos que las mujeres tipificadas. Encambio, los hombres andróginos no obtenían puntajes más altosque las mujeres andróginas. También se encontró que en loshombres no había diferencias significativas de actitud entrelos sujetos tipificados, andróginos e indiferenciados,mientras que en ellas existía una relación directa entreandroginia y erotofilia. Así, las mujeres andróginas obteníanlos puntajes más altos y las tipificadas los puntajes másbajos en el inventario de opiniones sexuales, mientras quelas indiferenciadas obtenían puntajes intermedios. Losautores concluyen que el hecho que en una muestra brasileñalas mujeres andróginas aparecieran significativamente máserotofílicas que las tipificadas, es consistente con otrasevidencias obtenidas en muestras estadounidenses que revelan

Página 83 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

que las mujeres andróginas se sienten significativamente másconfortables con su sexualidad que las tradicionales.

Resumiendo los estudios descritos, se puede decir que alpoder elegir entre exponerse a estímulos eróticos denaturaleza "suave" o "dura", las mujeres tienden a preferirestímulos más suaves que los hombres. Sin embargo, si lalibertad de eleccion es mayor aún (elegir entre exponerse ono exponerse a estímulos eróticos), es más probable que lasmujeres elijan no exponerse a tales estímulos, en comparacióncon los hombres. Y además se encuentra que esta diferenciasexual, la cual alcanza una magnitud muy significativa entresujetos tipificados, no existe entre hombres y mujeresandróginos, sugiriendo que no se trataría de una diferencianatural entre los sexos sino que parece ser producto de lasocialización de roles sexuales que asocia la feminidad conuna menor disposición a exponerse a estímulos eróticos.

Estos datos son consistentes con otras evidencias quemuestran una diferencia de género en la tasa de exposición amateriales eróticos, lo cual a su vez se relacionaría con lasdiferencias de género en las evaluaciones y actitudes haciatales estímulos. Es decir, la evaluación más negativa quehacen las mujeres de los estímulos eróticos podría tantoderivar de, como contribuir a, su menor tasa de exposición atales estímulos, teniendo por ende un carácterautoperpetuante.

Página 84 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 5

EFECTOS DE LA EXPOSICION AESTIMULOS EROTICOS

Si el conocimiento cientifico acerca de cómo reaccionanhombres y mujeres al ser expuestos a estímulos eróticos erabastante escaso y no siempre consistente, talescaracterísticas se acentúan más aún al dirigir nuestraatención hacia qué consecuencias tiene la exposición a talesestímulos. En este caso la complejidad del tema proviene dedistintas fuentes, ya que no sólo se enfrenta la escasez deinformación específica, sino que además el tema esespecialmente susceptible de distintas concepciones valóricasy sociales que hacen difícil su tratamiento científicodesapasionado. Y adicionalmente se enfrenta la gran com-plejidad que tiene analizar los efectos psicológicos oconductuales de la exposición a cualquier contenido, por elrol tan importante que desempeñarían los factores deexposición selectiva y los estilos de procesamiento de lainformación de los individuos. Esta complejidad se ilustraclaramente en las grandes dificultades que tiene por ejemploinvestigar los efectos de la televisión o de la publicidad, yllegar a conclusiones precisas acerca de cómo influyen susmensajes en los individuos expuestos a ellos.

En el presente capítulo revisaremos el polémico tema delos efectos a corto y largo plazo de la exposición amateriales sexuales, abarcando por una parte los efectossobre la conducta sexual y sobre otros tipos de conducta, ypor otra parte efectos tanto negativos como positivos. Alpreguntarnos por los efectos de la exposición a estímuloseróticos, se podría pensar en diversos aspectos, como porejemplo en la forma de percibir a otras personas y espe-cialmente a las mujeres, en la tasa de actividades sexuales,en la probabilidad de imitar nuevas conductas o variacionessexuales, o aun en estimular otros tipos de conductas. Deestos posibles efectos, el que claramente adquiere mayorrelevancia social es el último, especialmente en lo referidoa la influencia de algunos tipos de pornografía en la

Página 85 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

predisposición a emitir conductas sexuales agresivas. Aunquepor esta misma razón sobre este tema se ha escrito y debatidomucho más que sobre los otros posibles efectos, al mismotiempo tal vez es el tema donde existe menos claridad por sugran complejidad, que como se describía en el párrafo an-terior proviene de diversas fuentes o facetas involucradas.

EFECTOS SOBRE LA EVALUACION INTERPERSONAL

En relación con el primer tipo de efecto, o sea, suposible influencia en la forma de percibir o evaluar a otraspersonas, la información directa es muy escasa y tentativa.Por una parte, la excitación sexual producida por laexposición a estímulos eróticos podría afectar la evaluacióndel atractivo físico o sexual de otras personas,especialmente cuando se trata de personas con las cuales sepuede imaginar una interacción sexual. Así, Stephan y otrosinformaron que los hombres sexualmente excitados evaluabanfotografías de mujeres como más atractivas que los hombres nosexualmente excitados, y este efecto era más acentuado cuandolos sujetos creían que ellos podrían tener una cita con lamujer de la foto (citados en Wrightsman & Deaux, 1981).

Sin embargo, en el campo de la investigación sobreatractivo físico se ha informado de un efecto de contraste,ejemplificado en el hecho que los hombres expuestos aimágenes de mujeres muy hermosas luego evalúan de manera másdesfavorable el atractivo físico de mujeres de su entorno yla deseabilidad de una cita con ellas (Kenrick & Gutierres,1980). Si este efecto operara también con los estímulosexplícitos sexuales, podría eventualmente llegar a serdesadaptativo en algunos casos, tanto en la evaluación delatractivo sexual de una pareja real o potencial, como tal veztambién en la autoevaluación de atractivo sexual.

Un aspecto interesante en relación con este tema es queno sería la estimulación sexual en sí misma la que influye enlas evaluaciones interpersonales de atractivo, sino que lasreacciones afectivas a dicha estimulación sexual. En unestudio de Carducci (1985) se observaron diferencias entrelos sujetos expuestos a un relato erótico, según si susreacciones afectivas habían sido más negativas o menosnegativas. Aquellos sujetos con reacciones afectivas menos

Página 86 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

negativas evaluaban en general más favorablemente a una mujerestímulo que los sujetos con reacciones afectivas másnegativas. Esta relación entre la respuesta afectiva a laestimulación sexual y la conducta interpersonal también fueobservada por Griffitt y otros (1974), quienes concluyeronque "la influencia de la estimulación sexual producida porestímulos eróticos sobre la conducta heterosexual depende, engran medida, de la naturaleza de las respuestas emocionales yafectivas provocadas por tal estimulación" (p. 376).

Algunos autores como Zillman y Bryant (citados en Linz yotros, 1988) informaron que la exposición a pornografía noviolenta pero degradante, que muestra a las mujeres enposiciones de sumisión sexual, puede afectar las creencias yactitudes hacia las mujeres. Dentro de estos efectos estaríanpor ejemplo una mayor tendencia a ver a las mujeres comoobjetos sexuales, como más promiscuas sexualmente, o unamenor tendencia a apoyar la igualdad de los sexos. Paraverificar tales efectos, Linz y otros (1988) expusieron a lossujetos a tres tipos de películas comerciales referentes amujeres: a) películas con escenas de violencia explícitahacia mujeres, b) películas no violentas pero sexualmenteexplícitas y que muestran a las mujeres como objetossexuales, y c) películas no sexualmente explícitas pero quetambién muestran a las mujeres como objetos sexuales. Lossujetos, quienes fueron expuestos a varias películas delmismo tipo, luego completaban un cuestionario que incluíacreencias en roles sexuales conservadores, uso de la fuerzaen las relaciones sexuales, tendencia a ver a las mujerescomo objetos sexuales, aceptación de mitos de la violación, ydiversas actitudes hacia la situación y personajes involu-crados en un caso de violación. A diferencia de lo encontradopor Zillman y Bryant, los resultados mostraron que no habíadiferencias entre los dos últimos tipos de películas y ungrupo control no expuesto a ninguna película, ni en términosde creencias en las mujeres como objetos sexuales ni en lasvariables referentes a la evaluación de situaciones deviolación.

Como un factor que puede explicar las diferencias entreambos estudios, los autores plantean que aunque en amboscasos los sujetos fueron expuestos a películas de actividadesheterosexuales explícitas (sexo oral, coito vaginal y anal),existía una diferencia en el tipo de película. En el estudio

Página 87 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de Zillman y Bryant se trataba de una dosis concentrada deescenas donde aparecían mujéres involucradas en actividadessexuales explícitas, en cambio en su propio estudio setrataba de películas eróticas comerciales, donde además delas actividades sexuales también aparecían las mujeres enotras actividades no sexuales. Por eso ellos sugieren quequizás no es simplemente la frecuencia de imágenes depromiscuidad o insaciabilidad sexual femenina representadasen las películas la que produciría actitudes negativas hacialas mujeres, sino que la proporción entre esas imágenes yotros tipos de imágenes acerca de las mujeres que no serelacionen con el esquema de promiscuidad o insaciabilidadsexual.

EFECTOS SOBRE LA ACTIVIDAD SEXUAL

Una de las mayores preocupaciones de muchas personas einstituciones sociales acerca de la disponibilidad demateriales eróticos, se refiere al efecto que pudieran tenertales materiales en la conducta sexual de los individuosexpuestos a ellos, asumiendo en muchos casos que el efectomás probable sería incrementar la actividad sexual y/oinducir a experimentar nuevas modalidades de actividad sexualsimilares a las expuestas en dichos materiales.

Para verificar tales supuestos se han realizado algunosestudios, donde primero se obtiene información acerca delnivel basal de actividad sexual de los sujetos, luego se losexpone a materiales eróticos (usualmente películas), y luegode unos días ellos nuevamente informan acerca de susactividades sexuales después de la exposición a dichosmateriales. Las escasas evidencias disponibles revelan unefecto relativamente limitado de la exposición a estímuloseróticos sobre la conducta sexual subsecuente.

Schmidt y otros realizaron a comienzos de los años 70algunos estudios con universitarios alemanes de ambos sexos,quienes eran expuestos a fotos y películas eróticas, o bienleían relatos de tipo sexual (citados en Feldman, 1987). Losresultados de estos estudios mostraron que los sujetos,además de informar excitación sexual frente a los estímuloseróticos, también informaban un aumento en la actividadsexual durante las 24 horas siguientes a tal exposición.

Página 88 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Mientras que hombres y mujeres informaban mavor frecuencia demasturbación, las mujeres también informaron un aumento en lafrecuencia de caricias y coito.

En muchos de los primeros estudios realizados existíanalgunos problemas metodológicos, tal como usar una medida delínea base inadecuada, además del hecho que sólo seinvestigaban efectos inmediatos. Para mejorar estos aspectos,Brown y otros (1976) realizaron un estudio destinado ainvestigar los efectos de la pornografía en hombres duranteun mayor período, con adecuadas mediciones de línea base y dela conducta sexual. También interesaba examinar lasreacciones afectivas de los sujetos y algunos posiblescorrelatos personales de los efectos conductuales. Lossujetos eran expuestos individualmente a 15 diapositivas encolor de una atractiva pareja involucrada en diversasactividades sexuales. Una semana después, los sujetoscompletaban un cuestionario acerca de su conducta sexual enel mismo día de la exposición a las diapositivas y en lossiguientes seis días, también se les preguntaba acerca de sunivel de excitación sexual después de la exposición, y siellos se habían sentido estimulados a intentar cualquieractividad sexual que no hubieran practicado antes.

Con respecto a las reacciones emocionales experimentadasante los estímulos eróticos, un 77% de los sujetos informóhaber disfrutado y un 52% haberse excitado sexualmente,mientras que un 60% informó haber usado su imaginación paraaumentar su excitación ante las diapositivas. Más de la mitadde los sujetos no informó excitación después de laexposición, y del resto la mayoría había permanecido excitadosólo por un corto período. Sólo un 29 % de los sujetosrespondió afirmativamente respecto a si las diapositivasmostraban actividades sexuales nuevas para ellos y que lesgustaría intentar, mencionando mayoritariamente el coito analy el sexo oral.

En cuanto a los efectos conductuales, la comparaciónentre las actividades sexuales en la semana previa y lasemana posterior a la exposición de las diapositivas nomostró cambios significativos. El único efecto importanteobservado fue un aumento en la conducta de masturbación en elmismo día de la exposición, respecto tanto al día previo comoal promedio de la semana precedente y de la semanasubsiguiente. Las otras manifestaciones sexuale's (caricias,

Página 89 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

coito y sueños sexuales) no mostraron cambios ni en el día dela exposición ni en la semana siguiente, y al día siguientede la exposición la frecuencia de masturbación retornó a sulínea base previa. Y respecto a las otras variables incluidasen el estudio, en general no se obtuvieron correlaciones deinterés, expresando los autores que "tal vez el hallazgo másclaro aquí es la falta general de relaciones entre variablesdemográficas y de personalidad y los efectos de lapornografía" (p. 242).

Dentro de los trabajos patrocinados por la Comisiónsobre Obscenidad y Pornografía del Congreso de EstadosUnidos, Mann y colaboradores (1974) realizaron un estudio conparejas casadas para examinar posibles efectos de laexposición a estímulos eróticos sobre la actividad sexualsubsecuente. A diferencia de la mayor parte de los otrosestudios revisados, en este caso los sujetos no eran jóvenesuniversitarios, sino matrimonios que se presentaron comovoluntarios para un estudio sobre conducta marital. Lamuestra estuvo constituida por 68 parejas, con edades entre30 y 64 años, quienes llevaban casados en promedio 17 años.

Durante un mes los sujetos experimentales veían unapelícula erótica una vez a la semana, dos de ellas de tipoconvencional (actividad heterosexual estándar y masturbaciónfemenina) y las otras dos de tipo menos convencional(actividad homosexual en ambos sexos, sexo grupal oral yanal, escenas sadomasoquistas) e informaban diariamente sobresus actividades sexuales. Y también existía una condicióncontrol, en la cual los sujetos veían varias películas noeróticas, con temas como creatividad, percepción y un día enla vida de una adolescente embarazada.

Las medidas de conducta sexual eran las actividadescoitales y no coitales, incluyendo las últimas laestimulación de los genitales propios y del cónyuge. Y deacuerdo a la hipótesis, los datos principales consistían enla comparación de los informes de actividades sexualesdurante las cuatro noches inmediatamente siguientes a cadapelícula, y el promedio de actividades sexuales durante elresto de las noches de cada una de las cuatro semanas.

Los resultados mostraron que en general los sujetostuvieron una mayor tasa de actividad sexual en las noches conpelícula que en el resto de las noches, siendo mucho mayor ladiferencia entre ambos tipos de noches en las dos condiciones

Página 90 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

experimentales, es decir, en aquellos sujetos expuestos apelículas eróticas. Así, estos últimos sujetos informaron detasas de actividad coital y no coital en la noche de laprimera película que eran casi el triple de lacorrespondiente a los sujetos de la condición control, sinembargo estas grandes diferencias fueron declinando en lassemanas siguientes, lo que indicaría un efecto de saciedad.

A partir de estos datos los autores concluyen que: a) laexposición a películas eróticas puede producir reaccionessexuales relativamente transitorias, y b) la exposiciónrepetida de ese tipo de estímulos a menudo produce un efectode saciedad, de modo que hay una menor probabilidad dereacción sexual en cada exposición subsecuente. Y tal como sehabía observado en el estudio de Howard y otros descrito enel capítulo anterior al revisar el tema de las reaccionesfisiológicas frente a la estimulación erótica, este efecto desaciedad parecía ser específico a estímulos particulares.Además, los autores señalan que no hay evidencias que laexposición a las películas eróticas produjera un efecto dedesinhibición en el sentido de experimentar con nuevasconductas sexuales, sino que tales películas sólo activabanlos hábitos sexuales dominantes o bien establecidos.

Estos hallazgos coinciden con otras evidenciassintetizadas por Wrightsman y Deaux (1981), y que muestranque: (1) ocurre una mayor actividad sexual luego de exponersea una película erótica sólo durante un breve período, talcomo la noche siguiente a la exposición; (2) no hayevidencias de actividad sexual aumentada en períodos másprolongados, aunque se siga estando expuesto(a) al mismo tipode material; y (3) aparentemente no se producen cambios en eltipo de actividad sexual. Algo similar plantea Feldman(1987), quien expresa que los estímulos eróticos ade-cuadamente espaciados pueden aumentar la frecuencia de cual-quier actividad sexual que ya esté bien establecida, ya seacoito en el caso de parejas o masturbación en una personasola. Y también agrega que al parecer el exponerse aestímulos sexuales no convencionales no incita a imitar esasconductas, al menos en individuos adultos con hábitossexuales convencionales bien establecidos.

Se puede concluir entonces que la exposición amateriales sexuales tales como películas eróticas produce unaumento en la actividad sexual inmediatamente posterior a la

Página 91 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

exposición, siempre que exista un patrón de actividad sexualbien establecido. Es decir, tal exposición tendría un efectorelativamente débil en la actividad sexual subsecuente, almenos en las condiciones en que ha sido estudiado este tema.

EFECTOS SOBRE LA CONDUCTA AGRESIVA

Tal como se planteaba en el capítulo anterior alintentar delimitar los conceptos de erotismo y pornografía,los materiales considerados eróticos o pornográficos puedendiferir ampliamente en su carácter y contenidos. Mientrasalgunos de ellos contienen actividades sexuales explícitas detipo consensual y dentro de un marco afectivo, otrosmateriales incluyen actos sexuales degradantes, abusivos oviolentos. Por ello gran parte de la preocupación acerca delos efectos de la pornografía no se relaciona con la-posibilidad de un aumento transitorio en los patronesestablecidos de actividad sexual convencional, sino que conel posible nexo entre algunos tipos de pornografía y laconducta agresiva, especialmente de tipo sexual.

Este tema, como ya se ha mencionado anteriormente,reviste gran complejidad tanto desde un punto de vistametodológico como por sus diversas facetas actitudinales yvalóricas. Si bien estas consideraciones siempre estaránpresentes de alguna manera al analizar cualquier conductahumana, es innegable que ellas tendrán una mayor influencia yrepercusión en ciertos temas que no sólo tienen una fuerteconnotación emocional a nivel individual, sino que además serelacionan con aspectos tan sensibles socialmente como lalibertad individual, la censura, el control legal, etc.

El esfuerzo más amplio que se ha realizado paradeterminar los posibles efectos indeseables de la exposicióna materiales eróticos o pornográficos, fue el trabajo de laComisión sobre Obscenidad y Pornografía, establecida por elCongreso de Estados Unidos en 1967 y cuyo informe fue dado aconocer en 1970 (Malamuth, 1988). El trabajo de la Comisiónconsultó la opinión de casi todos los expertos en el tema, yse basó en el análisis de las evidencias derivadas deestudios de encuesta, experimentos controlados, y estudioscuasi experimentales. Estos últimos consistían en análisis deestadísticas (por ejemplo, acerca de incidencia de crímenessexuales) o comparaciones retrospectivas de grupos (por

Página 92 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ejemplo, ofensores sexuales versus no ofensores) basadas enel autoinforme.

La principal conclusión de la Comisión fue que "a lafecha no hay evidencia confiable de que la exposición amateriales sexuales explícitos desempeñe un rol significativoen la causalidad de conducta sexual delincuente o criminalentre jóvenes o adultos" (Wills, 1977, p. 33). De aquíderivaba que las leyes no deberían restringir la circulaciónde tales materiales entre los adultos que desearan disfrutarde ellos. A pesar de la gran inversión de esfuerzos y re-cursos que implicó el trabajo de la Comisión, y del hecho quese apoyara en investigaciones científicas, sus conclusionesfueron rechazadas explícitamente por el gobierno delPresidente Nixon debido a-sus implicaciones morales, y no seeliminaron las restricciones legales a los materialesconsiderados pornográficos.

Habría que hacer notar que la mayor parte de losmateriales eróticos, cuyos efectos fueron examinados por laComisión, no contenían una combinación de sexo y violencia,sino que en general se concentraban en actividades sexualesconsensuales entre adultos. Los experimentos realizados(algunos de los cuales ya han sido descritos en estecapítulo) en general incluían escenas de desnudez, coitoheterosexual, homosexual o grupal, sexo oral, y sóloexcepcionalmente se exponían algunas escenas sadomasoquistas.Esto podría deberse no sólo a consideraciones de tipo ético,sino además al hecho que en los años 60 no era algo común quelos materiales eróticos incluyeran violencia explícita. Sinembargo, a partir de los años 70 se observó un incrementosignificativo en la presencia de acciones de fuerza,violaciones y otras formas de agresividad en diversosmateriales eróticos (Malamuth, 1988).

El hecho que muchos materiales eróticos contengan unacombinación de manifestaciones explícitas de sexo yviolencia, ha llevado a algunos investigadores a examinar elposible vínculo entre excitación sexual y agresión, relaciónque parece ser bastante más compleja de lo que se pensóinicialmente. Las primeras evidencias empíricas acerca deesta relación provinieron de estudios realizados en los años60, los cuales informaron que la exposición a estímulossexuales aumentaba tanto la fantasía agresiva como lafantasía sexual (citados en Jaffe y otros, 1974). Como

Página 93 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

evidencias adicionales que apoyaban esta relación también sehabía visto que la provocación de ira llevaba a un incrementoen la responsividad sexual, y que la inhibición experimentalde la agresión se generalizaba a una inhibición de laresponsividad sexual.

Sin embargo, estos estudios habían utilizado sólomedidas de fantasía o verbales de agresión, y no medidasconductuales. Por esta razón se empezaron a realizar estudiosde laboratorio donde los sujetos primero observaban unapelícula erótica o leían literatura erótica, y luego teníanla oportunidad de administrar un shock eléctrico a otrosujeto que cometía errores en una tarea (un/a cómplice delexperimentador). Revisaremos a continuación algunos de estosestudios que han encontrado que la exposición a estímuloseróticos puede incrementar la conducta agresiva de lossujetos, luego algunas evidencias que se apartan en algunamedida de lo anterior, y también nos referiremos brevemente alo que algunos han planteado podrían ser posibles efectospositivos de la exposición a tales estímulos.

En uno de los primeros estudios de este tipo, Jaffe yotros (1974) hicieron que universitarios de ambos sexosleyeran uno de dos relatos: uno de tipo erótico (grupoexperimental) y otro de ciencia ficción sin contenidoseróticos o agresivos (grupo control), y a continuacióntuvieran la oportunidad de administrar shocks eléctricos a unconfederado. Los resultados mostraron que ambos gruposdiferían en la excitación sexual autoinformada al terminar deleer el relato, y además que los sujetos del grupoexperimental administraban shocks más intensos al confederadoque los del grupo control. También se observó que los hombresadministraban shocks más intensos que las mujeres, y que tantohombres como mujeres aplicaban shocks más intensos a unconfederado del sexo opuesto que del mismo sexo.

En otro estudio de Feshbach y Malamuth los sujetos quehabían visto una película erótica administraban shocks demayor intensidad que aquellos que habían visto una películano erótica (citados en Hyde, 1995). Sin embargo, al explicartales resultados los autores plantean que no existe unarelación simple entre sexo y agresión, sino que el fuertevínculo que parece existir entre ambas variables tiene quever con el hecho que ambos son temas tabúes en la sociedad.Por eso, al liberarse el tabú referido a uno de ellos también

Página 94 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

se libera el tabú asociado al otro. Así, al mostrarles unapelícula erótica a los sujetos se les entregaba tácitamenteel mensaje de que algo tabú como el sexo estaba bien, y quepor lo tanto otro aspecto tabú como la agresión tambiénestaría bien.

Esta interpretación estaría apoyada por el hecho,reportado por los mismo autores, de que el efecto también seproduce en sentido contrario. Es decir, no sólo la excitaciónsexual puede llevar a la agresión, sino que también laagresión puede producir excitación sexual. Aunque esto últimopodría considerarse sólo como una evidencia de lageneralización que experimenta cualquier estado de activaciónemocional, también puede plantearse que existe una conexiónmás específica entre estos dos motivos particulares, sexo yagresión, ya sea por la naturaleza intrínseca de ambos im-pulsos como planteaba Freud, o bien como producto de unaprendizaje cultural como plantea la perspectiva feminista.

En otro estudio de Feshbach y Malamuth se encontró que,aunque la lectura de un relato de violación en generalinhibía las respuestas sexuales de hombres y mujeres, habíadiferencias en cómo reaccionaban a algunas variaciones decontenido, específicamente frente al hecho que la víctimallegara a excitarse sexualmente y disfrutar de la actividadsexual forzada (citados en Hyde, 1995). En el caso de lasmujeres las claves de dolor de la víctima y violencia delepisodio inhibían la excitación sexual, independientemente desi la víctima se excitaba o no. En cambio en los hombres elhecho que la víctima llegara a excitarse tendía a producirexcitación sexual, a pesar de las claves de dolor y violenciapresentes en el relato.

La influencia que parece tener en general la reacciónque muestra la mujer en el material erótico, sobre laexcitación sexual del observador o lector queda bienilustrada en otro estudio de Malamuth y Check (1980), quieneshicieron que universitarios de ambos sexos leyeran una deocho versiones de una historia erótica. Las variablesmanipuladas en el contenido de las historias eróticas eranconsentimiento de la mujer (no consensual vs. consensual),dolor de la mujer (dolor vs. no dolor) y resultado en lamujer (excitación vs. disgusto). Luego de leer la historiaerótica, los sujetos respondían un cuestionario dondeinformaban de su nivel de excitación sexual y de su

Página 95 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

percepción del consentimiento, placer y dolor de la mujer dela historia.

Los resultados mostraron que la excitación sexual de lamujer era la única variable que afectaba el nivel deexcitación sexual de los sujetos, es decir, lasrepresentaciones de la mujer experimentando excitación eranmás sexualmente estimulantes que aquellas que larepresentaban experimentando disgusto. Esta diferencia eraconsistente para cada sexo tanto en las historias de sexoconsensual como no consensual. En cuanto a la percepción delos sujetos acerca del consentimiento, dolor y placer de lamujer, sólo la percepción del placer de la mujercorrelacionaba con el nivel de excitación sexual de lossujetos. Por último, los hombres informaban más excitaciónsexual que las mujeres.

Los autores plantean que la importancia que alcanza estefactor de excitación de la mujer puede relacionarse con lasocialización de roles sexuales y las guías sexualesprescritas para las mujeres. Ya que se espera que las mujeresno indiquen abiertamente su interés sexual, las otraspersonas pueden aprender a concentrarse en las respuestassexuales percibidas en la mujer como el verdadero índice desus deseos, ignorando otras fuentes de información. Así, sise percibe a una mujer como sintiéndose disgustada en unasituación sexual, la excitación sexual de los sujetos puedeinhibirse independientemente de que ella pueda dar otrosindicios de su consentimiento. Y, a la inversa, lasindicaciones de que la mujer está sexualmente excitada puedencrear un contexto donde no tengan efecto otros inhibidorespotenciales (por ejemplo, falta de consentimiento, dolor,violencia, etc.).

En un experimento de campo de Malamuth y Check (1981),se encontró que luego de ver dos películas comerciales quecontenían violencia sexual, universitarios hombres mostrabanmayor aceptación de la violencia interpersonal contra lasmujeres (y en un grado no significativo, también mayoraceptación de los mitos de la violación), en comparación conlos sujetos de un grupo control que vieron dos películas queno contenían violencia, y también en comparación con sujetosque no vieron ninguno de los dos tipos de películas. En elcaso de las estudiantes mujeres, se observó una tendencia nosignificativa en la dirección opuesta, es decir, aquellas

Página 96 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

expuestas a las películas con violencia sexual tendían aaceptar menos la violencia interpersonal y los mitos de laviolación que aquéllas del grupo control. Dos factores sondignos de destacar en este estudio: a) la evaluación de losposibles efectos se realizó varios días después que lossujetos vieron las películas, y en una forma que noapareciera asociada con el experimento, de manera de evitarla influencia de características de demanda; y b) laspelículas habían sido exhibidas en la televisión, y por lotanto no se podían considerar como material eróticoclandestino o ilegal.

De lo revisado hasta aquí se aprecia que varios autoreshan informado que los hombres que han sido expuestos amateriales eróticos violentos, ya sea escritos o gráficos,tienden a ser más agresivos y a desarrollar actitudesnegativas hacia las mujeres. Ahora veremos otros estudios quetienden a confirmar lo anterior, pero que además plantean quetambién es más probable que esos hombres se comporten demanera agresiva específicamente hacia las mujeres en unainteracción subsecuente, en comparación con aquellos que nohan sido expuestos a esos materiales.Malamuth informó en 1978 de un estudio en que sujetos hombresfueron asignados a una de tres condiciones experimentales:leer un relato pornográfico agresivo ilustrado, leerpornografía no agresiva ilustrada, o leer un artículo neutrode una revista popular (citado en Hyde, 1994). Luego lossujetos eran insultados por una cómplice del experimentador,y a continuación ellos tenían la posibilidad de agredirlamediante la administración de shocks eléctricos, encontrándoseque aquellos que habían sido expuestos a la pornografíaviolenta mostraban niveles significativamente mayores deagresión que aquéllos expuestos a la pornografía no agresiva.

Para verificar si la intensidad de la agresiónmanifestada podía relacionarse con las característicasconductuales de los petsonajes en las películas eróticas y lanaturaleza de los destinatarios disponibles para la agresiónsubsecuente, Donnerstein y Berkowitz (1981) realizaron dosestudios con universitarios hombres. En el primero de elloslos sujetos formaban pareja con otro estudiante hombre omujer, los cuales eran en realidad cómplices del experi-mentador, y quienes evaluaban muy negativamente una tarearealizada por los sujetos, procedimiento que estaba destinado

Página 97 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

a producir rabia en ellos. Luego cada sujeto era expuesto auna de cuatro películas de 5 minutos de duración: una de tiponeutral acerca de una entrevista en televisión y que nocontenía elementos eróticos ni agresivos, una puramenteerótica que mostraba una relación sexual sin contenidoviolento, o una de dos películas eróticas agresivas donde unamujer era atada, desnudada, abofeteada y atacada sexualmentepor dos hombres. La diferencia entre estas dos últimas eraque en una de ellas al final la mujer sonreía a sus atacantesy no se resistía (película erótica con resultado positivo), mientrasque en la otra al final la mujer manifestaba claramente estarsufriendo (película erótica con resultado negativo). Luego de ver lapelícula, el sujeto tenía la oportunidad de ser agresivohacia el cómplice que lo había hecho enojar, mediante laadministración de diversas intensidades de shocks eléctricoscuando el cómplice cometía errores en una tarea. Se encontróque cuando el cómplice era mujer, ambas películas eróticasagresivas aumentaban el nivel de agresión del sujeto, no asícuando el cómplice era un hombre, lo que indicaría que bajociertas condiciones una película erótica agresiva puedeaumentar la agresión hacia las mujeres.

El segundo estudio de los mismos autores fue similar alanterior, con sólo dos variaciones. Por una parte, sólohabían cómplices mujeres, y por otra parte se agregó unacondición de no rabia, en la cual los sujetos recibían unaevaluación positiva de su tarea por parte de la cómplice. Talcomo se había hipotetizado, se encontró que los sujetos conrabia fueron más agresivos hacia la mujer cuando habían sidoexpuestos a las dos películas eróticas agresivas, que cuandohabían sido expuestos a la película neutral o a la películapuramente erótica. Y los sujetos sin rabia mostraban mayornivel de agresión hacia la mujer sólo cuando habían sido ex-puestos a la película erótica con resultado positivo.

Estudios adicionales de Donnerstein y colaboradores conhombres universitarios han intentado determinar los efectosseparados de los componentes agresivos y sexuales de lapornografía violenta (citados en Allison & Wrightsman, 1993).En uno de ellos los sujetos eran hechos enojar por uncómplice hombre o mujer y luego se les mostraba una de cuatropelículas. La primera era pornográfica agresiva, mientras quela segunda era erótica pero no contenía agresión o coerciónsexual, y los sujetos evaluaron ambas películas como

Página 98 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

igualmente excitantes. La tercera película contenía escenasde agresión contra mujeres pero sin ningún contenido sexual,y los sujetos la evaluaron como menos sexualmente excitanteque las dos anteriores. Y la cuarta película era de contenidoneutro. Después de ver las películas, los sujetos tenían laoportunidad de agredir al (a la) cómplice del experimento.

Los resultados de este estudio y de otro de los mismosautores fueron coincidentes en mostrar que aquellos sujetosexpuestos a una película pornográfica agresiva desplegaban elmayor nivel de agresión contra la mujer, y que la películaque era sólo agresiva producía más agresión contra la mujerque la película sexualmente explícita que no conteníaviolencia ni coerción. Esta última no producía más agresióncontra la mujer que la película de condición neutra. Deacuerdo a evidencias como ésta, se podría pensar que elproblema no está en la pornografía sino en la violencia, yasea sexualmente explícita o no, y que por lo tanto lapreocupación social debería ser restringir la violencia enlos medios de comunicación y no el sexo (Hyde, 1994).

También, y contrariamente a lo que informan muchos estu-dios ya citados, existen evidencias que sugieren que enciertas ocasiones algunos tipos de estímulos sexuales puedeninhibir las manifestaciones agresivas. Así, por ejemplo,Baron (1974) examinó la hipótesis de que la excitación sexualfacilitaría la agresión cuando los sujetos habían sidopreviamente provocados (enojados) por la víctima, pero queinhibiría la conducta agresiva en ausencia de tal provocaciónprevia. A los sujetos se les pidió examinar y evaluarestímulos eróticos leves (fotos de mujeres jóvenes desnudasmuy atractivas) o estímulos neutrales (fotos de paisajes,muebles y pinturas abstractas), luego de haber sidoprovocados o no provocados por un cómplice. Aunque no eraprecisamente lo que se había hipotetizado, los resultadosmostraron que la exposición a estímulos eróticos fuealtamente efectiva en inhibir o reducir el nivel de agresióncontra el cómplice, en la condición de provocación previa,pero no influía significativamente en el nivel de agresión enlos sujetos no provocados por el cómplice. En otras palabras,en los sujetos no expuestos a estímulos eróticos la provo-cación previa del cómplice producía un nivel de agresiónmucho mayor que la ausencia de provocación, mientras que enaquéllos expuestos a los estímulos eróticos ambas condiciones

Página 99 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

producían un nivel similarmente bajo de agresión hacia elcómplice.

El carácter contradictorio entre estos hallazgos y losprovenientes de otros estudios podría explicarse en parte porel hecho que se han utilizado estímulos eróticos muydiferentes. Así por ejemplo, en el estudio recién mencionadolos estímulos (fotos de mujeres desnudas) podríanconsiderarse menos excitantes que los utilizados en aquellasinvestigaciones que han encontrado una relación entreestímulos eróticos y agresión (películas de sexo explícito 0relatos eróticos explícitos). A partir de esto podríapensarse en una relación más bien curvilínea entre excitaciónsexual y agresión, de modo que niveles bajos de excitaciónpodrían inhibir la agresión posterior, mientras que nivelesmás altos podrían facilitar tal conducta. Al respecto,Donnerstein y otros (1975) informaron que estímulosligeramente excitantes (fotos de mujeres desnudas) inhibíanla agresión en hombres enojados, mientras que estímulos másexcitantes (escenas explícitas de actividades sexuales)producían niveles de agresión similares a los estímulos noeróticos.

Similares resultados fueron obtenidos por Baron y Bell(1977), quienes encontraron que la agresión era reducida porla exposición a fotos de desnudos y de actos sexuales, encomparación con la exposición a los estímulos no eróticos. Encambio la exposición a los estímulos más excitantes (relatoseróticos explícitos) no producía incrementos significativosde agresión.

Datos como éstos sugieren que el impacto de losestímulos eróticos en la agresión subsecuente puede variar nosólo en función del tipo de material erótico empleado (porejemplo, desnudos, actos sexuales, relatos), sino que tambiénen función de los contenidos específicos de tales materiales.Así por ejemplo, se espera que las representaciones sexualesafectivas y amorosas tengan efectos notoriamente diferentessobre la agresión subsecuente, que la representación deactividades sexuales más impulsivas y agresivas.

Estos resultados, en conjunto con los diversos estudiosrevisados que han encontrado una relación significativa entreexposición a estímulos eróticos y agresión, sugieren que larelación entre excitación sexual y agresividad puede no sertan directa ni lineal. Es decir, niveles leves de excitación

Página 100 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sexual reducirían la agresividad exhibida en ausencia de,excitación (ya sea porque producen distracción o porquefuncionan como una fuente de respuestas incompatibles),mientras que niveles altos de excitación aumentarían laagresividad respecto a la exhibida en ausencia de excitación.La explicación de esta relación puede encontrarse en elmodelo de dos componentes de Zillmann (citado en Baron yByrne, 1998).

De acuerdo a este modelo, la exposición a estímuloseróticos tiene dos efectos: aumenta la excitación sexual einfluye en los estados afectivos (sentimientos positivos ynegativos). Por lo tanto, el que la excitación sexual aumenteo reduzca la agresión dependerá del patrón general de talesefectos. Debido a que los estímulos eróticos leves generandébiles niveles de excitación, pero niveles substanciales deafecto positivo, la exposición a tales materiales tiende areducir la agresión subsecuente. Al contrario, ya que losestímulos sexuales explícitos generan niveles más altos deexcitación, pero también pueden producir altos niveles deafecto negativo (porque los actos exhibidos pueden resultardesagradables o repulsivos), estos estímulos pueden aumentarla agresión. Esta formulación ayuda a una mejor comprensiónde la relación entre excitación sexual y agresión, la cual alparecer es real pero más compleja de lo que se pensaba, entreotras cosas porque involucra los efectos combinados tanto decogniciones como de emociones.

Un estudio que apoya en parte estas predicciones seríael de Ramirez y otros (1982), quienes encontraron que laexposición a estímulos eróticos sugerentes (una película conatractivas mujeres desnudas) reducía significativamente elgrado de hostilidad en la evaluación del experimentador encondiciones de provocación ligera, pero no tenía efectocuando la provocación era severa. En cambio, la exposición aestímulos eróticos explícitos (una película de sexo oral y coitoen varias posiciones) incrementaba significativamente lahostilidad en la evaluación del experimentador, sin queexistiera una interacción clara con el grado de provocación.Habría que enfatizar que, a diferencia de otros estudioscitados anteriormente, en este caso la conducta hostil oagresiva del sujeto no consistía en administrar shockseléctricos a un confederado, sino que en evaluarnegativamente a un experimentador que lo había tratado de

Página 101 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

manera ruda al instruirlo acerca de la primera parte delexperimento.

Más allá de las controversias teóricas y metodológicasacerca de los posibles efectos negativos de la pornografía,es interesante mencionar que muchas feministas adoptan unaposición contraria a la pornografía en base a las siguientesrazones principales. En primer lugar, la pornografía engeneral degrada a las mujeres, ya sea en su versión más suaveo más dura (soft-core y hard-core). En segundo lugar, muchasveces la pornografía asocia el sexo con la violencia hacialas mujeres. Y, en tercer lugar, habitualmente la pornografíamuestra relaciones de poder desiguales entre hombres ymujeres, enfatizando el poder de los hombres y la subordi-nación de las mujeres.

De acuerdo a lo anterior, no se objetarían losmateriales sexuales que representan a las mujeres y hombresen relaciones igualitarias, humanizadas y consensuales, loque corresponde al concepto de erótica (Hyde, 1994). Unadistinción similar plantean Feldman y MacCulloch (1980),quienes luego de afirmar que no existe evidencia clara acercade los efectos de la pornografía, hacen la siguientesugerencia: "Se debiera permitir los materiales sexuales querepresenten actividades sexuales no violentas y en las cualesambos participantes sean adultos; se debiera controlar tanestrictamente como sea posible aquellos materiales querepresenten violencia entre participantes de cualquier edad,así como aquellos que involucren niños ya sea que laactividad sea violenta o no" (p. 14).

POSIBLES EFECTOS POSITIVOS DE LA EXPOSICION A ESTIMULOSEROTICOS

En relación con el tema de los efectos de los estímuloseróticos sobre la conducta sexual, algunos autores hanplanteado que los materiales eróticos pueden tener efectospositivos en muchas personas. Así, Malamuth (1988) describeinstancias de utilización de materiales eróticos en eltratamiento de personas con ciertas dificultades sexuales,especialmente aquéllas referidas a las fases de deseo y deexcitación sexual. Por una parte, la exposición a materialeseróticos ha mostrado efectos positivos en el tratamiento de

Página 102 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

algunos casos de disfunción erectiva, y por otra, se cita unestudio donde a un grupo de mujeres con alto nivel deansiedad acerca del sexo se las expuso a películas sexualesexplícitas, encontrándose un efecto de reducción de laansiedad sexual y mayor disposición a involucrarse enconductas sexuales en condiciones apropiadas, en comparacióncon un grupo control.

Y además de su posible contribución al tratamiento dealgunas dificultades sexuales, también se ha sugerido que almenos algunos tipos de pornografía o materiales eróticospueden desempeñar una función social importante, previniendoel desarrollo de ciertos problemas o dificultades sexuales.Wilson, uno de los investigadores de la Comisión sobreObscenidad y Pornografía del Congreso de Estados Unidos(citado en Malamuth, 1988, p. 230), plantea que tanto losestudios de encuesta como los datos clínicos muestran que unaproporción significativa de matrimonios tienen dificultadessexuales, y que además muchas personas evalúan su vida sexualcomo insatisfactoria. Y también agrega que las principalesfuentes de estos problemas sexuales de pareja serían la faltade información, la ansiedad acerca del sexo y lasdificultades para comunicarse libremente respecto al temasexual. Por esto para muchas parejas la exposición amateriales eróticos puede aumentar su nivel de informaciónsexual, reducir ciertas inhibiciones, incrementar sudisposición a conversar sobre el tema, hacer más variada suvida sexual y, en términos generales, mejorar sus relacionessexuales.

De acuerdo a la revisión que hemos hecho del tema, seinfiere que la exposición a materiales eróticos puede teneralgún efecto en los individuos, influyendo en su excitaciónfisiológica, en sus reacciones emocionales y potencialmenteen su conducta. El que tales materiales o estímulos influyanen la conducta de las personas tiene que ver con el hecho quepueden proporcionar tanto información como modelos de conducta,dos factores que contribuyen a determinar el comportamientohumano. Estos posibles efectos son tanto positivos comonegativos, dependiendo en gran medida de los contenidos(manifiesto y latente) de los materiales eróticos a loscuales se exponen las personas. Así, es distinto el efectoque podrían tener en un mismo individuo estímulos eróticos ointeracciones sexuales que comunican consentimiento, respeto

Página 103 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

mutuo y emociones positivas, respecto a otros estímulos ointeracciones que involucren degradación, abuso y violencia.

En cuanto al factor de información, algunos relatos opelículas eróticas pueden desempeñar un rol educativoimportante para muchas personas, especialmente si seconsideran las escasas posibilidades que tienen habitualmentelas personas de tener una adecuada educación sexual. Así,materiales eróticos que representen actividades sexualesmutuamente consentidas y disfrutadas pueden informar acercade qué cosas son más excitantes para cada sexo, cómo se puedeenriquecer la comunicación sensorial y sexual en una pareja,y hasta educar acerca de métodos anticonceptivos (aunquedesafortunadamente esto último no es algo común). En cambio,materiales eróticos que muestren degradación y violenciacontribuyen a formar o reforzar ciertas guías sexuales dedominación y explotación sexual (habitualmente de las mujerespor parte de los hombres), y de que puede ser lícito el usode la fuerza para conseguir fines sexuales, al representarmuchas veces a las mujeres como básicamente masoquistas ocomo deseando ser sometidas sexualmente.

Y respecto al factor de modelaje o imitación, es posibleque nuevas conductas o actividades representadas enmateriales eróticos sean incorporadas en el repertorioconductual de un individuo, si bien las personas no imitandirectamente todo lo que observan. Sin embargo, tal vez másimportante (y factible) que el aprendizaje de nuevos patronesde conducta, algunos de los efectos potencialessignificativos de la exposición repetida a ciertos estímulospuede ser la desensibilización a ellos o la desinhibición.Así, en la medida que un individuo se expone repetidamente acierto tipo de estímulo que inicialmente le producíadeterminada reacción emocional, se iría produciendo un efectode habituación y su reacción sería cada vez menor. Y por otraparte, al observar las consecuencias experimentadas por losmodelos al emitir ciertas conductas, las personas puedenreforzar o debilitar ciertas inhibiciones aprendidas sobreesas conductas.

Y tal como en el caso del factor información, laobservación de las conductas de los modelos en los materialeseróticos y de las consecuencias que las siguen puede tenerefectos positivos o negativos, dependiendo en gran medida decuáles sean los mensajes o guías que se transmitan en tales

Página 104 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

materiales. Así, observar actividades sexuales mutuamenteconsentidas y disfrutadas puede ayudar a muchas personas areducir sus inhibiciones y reacciones de ansiedad asociadas auna expresión más libre de sus deseos sexuales. En cambio, laobservación repetida de escenas de dominación o violenciasexual (como de cualquiera otra forma de violencia) puedeproducir un efecto de desensibilización y hasta de ciertaaceptación de tales conductas, y potencialmente podría enalgunos individuos reducir inhibiciones aprendidas contra laexpresión de esas conductas. Estos posibles efectos de laexposición a pornografía degradante y/o violenta han sidodestacados por diversos autores (Allison & Wrightsman, 1993;Malamuth, 1988; Russell, 1993).

Se concluye entonces que, aunque la exposición amateriales eróticos o pornográficos no constituye un factorespecialmente determinante de la conducta sexual humana,podría influenciar a algunos individuos en algunos aspectos yen ciertas condiciones. Estos efectos, los cuales pueden sertanto positivos como negativos, dependerían entre otrosfactores de las características del individuo, del contenidoy mensajes comunicados en tales materiales y del contextosocial y cultural más general que facilita o contrarrestaesos efectos.

CAPÍTULO 6

FANTASÍAS SEXUALES

Página 105 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Debido al gran rol que desempeñan los factorescognitivos en la conducta sexual humana, al igual que encualquier otro ámbito de la conducta, ha llegado a ser .:asíun lugar común afirmar que el principal órgano sexual del serhumano es el cerebro. Con esto se quiere indicar que la formaen que las personas perciben y procesan los diversosestímulos sexuales determina en gran medida su responsividadsexual en una determinada situación, y además que aun enausencia de cualquier estimulación externa, los pensamientose imágenes sexuales generados por los individuos pueden seren sí mismos poderosos estímulos sexuales.

Siendo el estudio científico de las fantasías sexualesalgo relativamente reciente en la investigación psicológica,el mayor conocimiento que se tenía hasta hace poco del temaprovenía fundamentalmente de algunas interesantesrecolecciones no científicas de las fantasías eróticas másfrecuentes de las mujeres y los hombres (Friday, 1974, 1980).Sin embargo, en los últimos años se ha ido haciendo cada vezmás evidente que el conocimiento de los distintos aspectosreferentes a las fantasías sexuales hace una contribucióncentral a nuestra mejor comprensión de la naturaleza de lasexualidad humana. Algunas de las razones de la importanciaque tiene el estudio de las fantasías sexuales son lassiguientes:

En primer lugar, las fantasías sexuales de un individuopueden tanto influenciar su conducta sexual como reflejar suexperiencia pasada. Es decir, la forma en que las personas secomportan en situaciones sexuales puede a veces ser influidapor sus fantasías previas, así como estas fantasías puedenestar determinadas por lo que ellas previamente han leído,observado o practicado.

En segundo lugar, ya que las fantasías son privadas y nodependen de la participación de otras personas o de aspectossituacionales, ellas pueden revelar las necesidades,inclinaciones y preferencias sexuales de un individuo en un

Página 106 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

grado mucho mayor que su conducta sexual real. En la fantasíalas personas pueden imaginar lo que quieran o lo que les seaparticularmente excitante, sin experimentar incomodidad,rechazo o restricciones externas.

En tercer lugar, las fantasías sexuales pueden ser unelemento clave para la comprensión de las diferencias degénero en la sexualidad, dada la libertad que conceden parala expresión imaginaria sin restricciones de las preferenciasy excitadores sexuales. En relación al tema de las guíassexuales que revisaremos en otro capítulo, el estudio de lasfantasías sexuales de ambos sexos puede proporcionar unacomprensión única de las diferentes guías internas quesubyacerían el comportamiento sexual de hombres y mujeres.

Por último, el conocimiento de las fantasías sexualestambién puede ser relevante para la comprensión y manejo dealgunos problemas relacionados con la conducta sexual. Poruna parte, en algunos casos las fantasías sexuales podríanjugar un rol, en conjunto con otros factores, en la comisiónde ofensas sexuales tales como exhibicionismo, violación yabuso sexual infantil. Y, por otra parte, una falta defantasías sexuales o la presencia de un alto grado de culpaacerca de ellas podría en algunos casos ser un factorcontribuyente a algunas formas de disfunción sexual.

CARACTERISTICAS GENERALES

Una fantasía puede ser considerada un acto imaginario oun pensamiento que no es una simple reacción a estímulosexternos, ni está dirigido a resolver un problema. Unafantasía sexual sería cualquier imaginería deliberada quetiene un carácter excitante o erótico para el individuo.

Las fantasías sexuales pueden tener un carácter muyvariado, lo que por una parte nos ilustra acerca de lacomplejidad y diversidad de los factores individuales de laconducta humana en general y sexual en particular, pero porotro lado plantea desafíos y dificultades importantes para suevaluación adecuada. Así, una fantasía sexual puede ser unahistoria muy elaborada y llena de detalles de todo tipo, opuede ser un pensamiento más o menos difuso acerca de alguna

Página 107 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

actividad romántica o sexual. Puede ser completamenterealista, o incluir todo tipo de elementos irreales y aunbizarros. Puede consistir enteramente en recuerdos de eventospasados, o puede ser una experiencia completamente imaginariaacerca de hechos nunca vividos ni aun observados. Puedeocurrir de manera espontánea o ser imaginadaintencionalmente, así como puede ser inducida por otrospensamientos, sentimientos o sensaciones. Además, lasfantasías sexuales pueden tener lugar fuera de cualquieractividad sexual, o ellas pueden ocurrir durante lamasturbación solitaria y/o durante la actividad sexual conotra persona.

Debido a que las fantasías son eventos internos, sólopueden ser conocidas mediante el propio informe de lapersona. No existe ninguna manera de verificar lo que lapersona informa acerca de sus pensamientos sexuales, y aunquese pueden medir algunos signos de excitación ante fantasíasautoinformadas, no existe la posibilidad de mediciónfisiológica directa referente al contenido de una fantasía enparticular.

Existen tres métodos principales para conocer lasfantasías sexuales. Un primer método es proporcionar a lossujetos listas de posibles fantasías y pedirles indicaranónimamente cuáles de ellas han experimentado, en quécontexto y con qué frecuencia. Un segundo método son loscuestionarios abiertos, donde se pide a los sujetos, tambiénanónimamente, describir en forma narrativa sus fantasíasfavoritas o más frecuentes, las cuales pueden ser luegocategorizadas y evaluadas en diversas dimensiones medianteanálisis de contenido. El tercer método, llamadoautomonitoreo, consiste en pedirle a los sujetos que registrenlas fantasías que ellos experimentan en un determinadoperíodo, usando ya sea listas predeterminadas o diariosabiertos.

La mayor parte de la evidencia derivada de lainvestigación acerca de fantasías sexuales puede serclasificada en dos grandes categorías: incidencia yfrecuencia de las fantasías sexuales (cuántas personasfantasean, y cuán a menudo), y contenido de las,fantasíassexuales (qué fantasean las personas). En ambos temas uno delos aspectos que más interesa son las diferencias de género,ya que como se ha expresado anteriormente el análisis de las

Página 108 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

fantasías sexuales haría una contribución muy significativa ala comprensión de las diferentes guías sexuales internas delcomportamiento sexual de hombres y mujeres. La incidencia yfrecuencia de fantasías sexuales pueden ser medidas enrelación con tres diferentes contextos: durante lamasturbación, durante las relaciones sexuales y durante laactividad no sexual.

Respecto a la incidencia de las fantasías sexuales durantela masturbación, un mayor porcentaje de hombres que de mujeresinforman haber tenido alguna vez fantasías sexuales durantetal actividad sexual. Basados en la revisión de variosestudios, Leitenberg y Henning (1995) estiman un promedio de86% para los hombres y de 69% para las mujeres, lo cualconcuerda en general con las cifras informadas en losestudios de Kinsey, de un 89% de hombres y de un 64% demujeres (Kinsey y otros, 1967a y 1967b).

En relación con la incidencia de fantasías sexualesdurante las relaciones sexuales y durante actividades no sexuales,temas en los que se cuenta con menos datos, existen doshallazgos principales: Por una parte, las fantasías sexualesparecen ser de ocurrencia bastante común tanto en hombrescomo en mujeres en ambos tipos de actividades. Y, por otra,en ambos tipos de actividades, a diferencia de lo que ocurredurante la masturbación, no existirían diferenciassignificativas entre hombres y mujeres (Leitenberg & Henning,1995).

En cuanto a la frecuencia de fantasías sexuales, losestudios en general muestran que los hombres informan tenerfantasías más a menudo que las mujeres durante lamasturbación y durante la actividad no sexual. En cambio,ningún estudio comparativo ha informado una diferenciasignificativa entre hombres y mujeres en la frecuencia defantasías sexuales durante las relaciones sexuales. La mayordiferencia de género parece darse en relación con lafrecuencia de pensamientos sexuales en general, no asociadoscon una actividad sexual específica. Al respecto, en unamuestra al azar de más de 3.000 personas, el 54% de loshombres y el 19% de las mujeres informaron que teníanpensamientos sexuales todos los días o varias veces al día(Lauman y otros, 1994, citados en Leitenberg & Henning,1995). También se ha informado diferencias de género enrelación con la cantidad de diversos tipos de fantasías,

Página 109 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

encontrándose una relación aproximada de 2:1 entre hombres ymujeres.

CONTENIDOS Y DIFERENCIAS DE GENERO

Aunque las fantasías sexuales pueden ser categorizadasen dos grandes rubros -recuerdos de experiencias pasadas cuyaevocación es excitante y experiencias que no han ocurridopero cuya imaginación es excitante-, el contenido específicode tales fantasías puede variar en forma casi ilimitada. Dosformas utilizadas para estudiar el contenido de las fantasíassexuales son la categorización de las repuestas a listas defantasías (o derivación de factores), y el análisis de lasfantasías más populares o frecuentes que informan laspersonas.

Respecto al análisis de las categorías o factores, en generalse pueden apreciar cuatro principales categorías de contenidoen las fantasías sexuales de hombres y mujeres:a) Escenas de actividades heterosexuales convencionales conamantes pasados, actuales o imaginarios.b) Escenas que indican poder sexual e irresistibilidad, comoseducción y parejas múltiples.c) Escenas que involucran elementos no convencionales,referentes a contextos, posiciones, prácticas y tipo deparejas.d) Escenas de sumisión o dominación que involucran o implicanalgún grado de forzamiento.

La segunda y la tercera categorías algunas veces sesuperponen y aparecen como un factor único, aun cuando desdeun punto de vista psicológico podrían cumplir diferentesfunciones para el individuo. En cambio, la segunda y lacuarta categorías a menudo aparecen como factores distintos,aun cuando psicológicamente pueden cumplir la misma función.La categoría claramente más común es la primera, referente aimaginería heterosexual convéncional con un amante pasado,actual o imaginario (Leitenberg y Henning, 1995).

Eysenck y Wilson (1981) describen cuatro factores:Exploratorio, Intimo, Impersonal y Sadomasoquista. Como es de esperar,

Página 110 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

encontraron diferencias sexuales respecto a estas categoríasde contenido, relacionándose más las fantasías femeninas conel factor de intimidad (contextos románticos, besosapasionados, sexo oral pasivo), y las fantasías masculinasmás con el factor de exploración (promiscuidad, sexo grupal,sexo con personas de otras razas). Aunque no emergió unfactor de actividad-pasividad, una mayor proporción demujeres que de hombres se imaginaba en un rol pasivo.

A diferencia de otros autores, Arndt y otros (1985)realizaron análisis factoriales separados para cada sexo,basados en el hecho que otros estudios habían informado dediferencias de género en las fantasías sexuales. Los factorespresentes en las fantasías sexuales femeninas fueronrotulados como Romántico, Variedad, Sufrimiento y Dominancia, mientrasque los factores correspondientes a las fantasías masculinasfueron rotulados como Fuerza, Mismo sexo, Impopular y Macho. Hay queseñalar que el factor Mismo sexo incluía fantasías dondeotros hombres estaban presentes además del sujeto, no sólofantasías específicamente homosexuales.

En el estudio de Ruiz y Torres (1995) acerca defantasías sexuales femeninas en estudiantes universitariasespañolas, se derivaron tres factores que fueron designadoscomo: Normativo, Promiscuo v Homosexual. Aunque predominabaampliamente el primer factor (fantasías tradicionales detener relaciones sexuales con la persona amada) sobre losotros dos, es interesante que las fantasías homosexualeslleguen a constituir un factor o categoría en una muestra demujeres, quienes en general presentan menos conductashomosexuales que los hombres, tal como veremos en un capítuloposterior.

Respecto al análisis de las fantasías más populares,recolectadas ya sea mediante listas o cuestionarios abiertos,los tres tipos más comunes tanto en hombres como en mujeresparecen ser: (a) revivir una experiencia sexual excitante;(b) imaginar tener sexo con la pareja actual; y (c) imaginartener sexo con otra pareja. Otras fantasías popularesinvolucran sexo oral, sexo en un ambiente romántico, sexo convarias parejas al mismo tiempo, diferentes posicionessexuales, y ser forzado(a) a tener sexo. Aunque el contenidode las fantasías sexuales que tienen las personas durantedistintas actividades parece ser bastante consistente,existirían algunas diferencias interesantes. Así, imaginar

Página 111 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

tener sexo con la pareja actual parece ser una fantasía máspopular durante las actividades no sexuales, mientras que elimaginar tener sexo con otra pareja sería una fantasía máspopular durante las relaciones sexuales.

Existe en general una similitud en las categoríasamplias de contenido de las fantasías sexuales de hombres ymujeres, lo cual se podría relacionar con el hecho quepresumiblemente las fantasías que más comúnmente tienen laspersonas reflejan experiencias culturales compartidas y laimaginería sexual dominante prevaleciente en la sociedad. Sinembargo, al igual que en los otros ámbitos del comportamientosexual, hay algunas diferencias de género respecto alcontenido de las fa~tasías sexuales. Una autora expresa queestas diferencias se pueden resumir de la siguiente manera:"Las fantasías de los hombres tienden a involucrar situa-ciones en las cuales ellos son poderosos, agresivos y estáninvolucrados en sexo impersonal, mientras que es más probableque las fantasías de las mujeres involucren romance o el serforzadas a tener sexo" (Hyde, 1994, p. 274).

Una diferencia interesante es la informada por McCauleyy Swann (1978), en el sentido que tanto durante lamasturbación como durante la actividad heterosexual, loshombres fantaseaban más acerca de experiencias sexualesreales pasadas y actuales, mientras que las mujeresfantaseaban más acerca de experiencias sexuales imaginarias.En su análisis de las posibles funciones que desempeñaríanlas fantasías sexuales durante la actividad sexual, McCauleyy Swann (1980) sugieren que esta diferencia se relaciona conel hecho que las mujeres usan más las fantasías de expe-riencias imaginarias para aumentar la excitación, paradisminuir la ansiedad respecto a la actividad sexual, comocompensación para experiencias sexuales poco satisfactorias,y aun para incrementar una experiencia sexual satisfactoria.En cambio, los hombres tienden más a usar fantasías deexperiencias reales para aumentar la excitación sexual y paracontrolar y dirigir la actividad sexual. Esta últimatendencia, de centrarse más en experiencias reales, puederesponder a la necesidad de los hombres de cumplir con unaguía sexual que asigna al hombre la responsabilidad primariade dirigir la actividad sexual.

Página 112 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

También se encuentran algunas diferencias significativasentre las fantasías sexuales de hombres y mujeres en aspectosmás específicos, como los que se revisan a continuación.

ROL ACTIVO VERSUS PASIVO EN LA FANTASÍA

Tal como se esperaría a partir de las prácticas desocialización diferencial de los roles sexuales, en que seasigna a los hombres un rol más activo y a la mujeres un rolmás pasivo respecto a la iniciativa sexual, el análisis delas fantasías de ambos sexos revela que es más probable quelos hombres se imaginen haciendo algo sexualmente excitante ala pareja, y que las mujeres se imaginen siendo lasreceptoras de actividades sexuales. De acuerdo a Knafo yJaffe (1984), las mujeres típicamente fantasean imaginándosecomo objetos sexuales que pasivamente reciben actividadessexuales, mientras que la mayoría de los hombres se imaginanen el rol más activo de ejecutantes de conductas sexuales, loque indica que aún existe la "extendida tendencia, a pesar dela revolución sexual, a seguir asociando -al menos en lafantasía- la masculinidad con actividad y poder, y lafeminidad con pasividad y sumisión, particularmente en elcampo de la conducta sexual" (p. 459).

De acuerdo a Rosenzvaig (1997), debido a que los hombreshan sido entrenados para la acción, el dominio y laautonomía, mientras en las mujeres se ha enfatizado laimportancia del afecto y la relación, "los hombres tienden aensayar y fantasear con lo que ellos harán que suceda,mientras que las mujeres especulan con aquello que habrá desucederles a ellas" (p. 80).

Esta diferencia de género, entre rol activo y pasivo enla fantasía, también se refleja en las reacciones de hombresy mujeres ante películas pornográficas o eróticas. Aun cuandohombres y mujeres pueden ser igualmente excitados por unaescena particular, es más probable que los hombres seimaginen emitiendo conductas sexuales hacia la mujer de laescena, y que las mujeres se imaginen a sí mismas siendo elobjeto de la pasión del hombre. En relación con esto, sepuede concluir que el hombre se focaliza en el cuerpo de lamujer, mientras que la mujer se focaliza en el interés delhombre por su cuerpo.

Página 113 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

IMAGINERÍA VISUAL-EXPLÍCITA VERSUS IMAGINERÍA EMOCIONAL-ROMÁNTICA

El análisis cualitativo de las fantasías sexuales dehombres y mujeres muestra que las fantasías de los hombrescontienen más imaginería visual y detalles anatómicosexplícitos, miIntras que las fantasías de las mujerescontienen más referencias al contexto emocional, afecto yromance. Así, por ejemplo, Barclay (citado en Eysenck yWilson, 1981) hizo que universitarios de ambos sexosescribieran de manera detallada sus fantasías, las cualesluego sometió a análisis de contenido y encontró importantesdiferencias sexuales. Las fantasías masculinas enfatizabanmás los aspectos visuales, incluyendo detalles anatómicoscomo la forma de los senos o el color del vello púbico de lasfiguras femeninas, las cuales al mismo tiempo tendían a notener una identidad clara ni mostrar algún compromisoemocional. En cambio las fantasías de las mujeres incluíanhombres identificables (parejas, compañeros, astros de cine,etc.) enfatizaban la calidad de la relación y los aspectosafectivos (amor, ansiedad, etc.), y prácticamente no con-tenían referencias anatómicas más abajo del cuello.

Un estudio particularmente revelador de estasdiferencias de género es el informado en 1990 por Ellis ySymons, quienes utilizaron un cuestionario diseñadoespecíficamente para evaluar este aspecto. En comparación conlos hombres, una mayor proporción de mujeres informaron quetanto el contexto emocional y físico como el preludio queantecede a las relaciones sexuales eran una parte importantede sus fantasías sexuales. También ún mayor porcentaje demujeres que de hombres informaron que se focalizaban en las"características personales o emocionales de la parejafantaseada", y en "su propia respuesta física o emocionaldurante la fantasía". A su vez, un mayor porcentaje dehombres que de mujeres informaron que se focalizaban en las"características físicas de la pareja" y en "los actossexuales" (citados en Leitenberg & Henning, 1995).

NÚMERO DE PAREJAS SEXUALES EN LA FANTASÍA

Página 114 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

El imaginarse teniendo actividades heterosexuales convarias parejas al mismo tiempo puede ser excitante tanto paralos hombres como para las mujeres, ya que implica percibirsea sí mismo con una alta deseabilidad y capacidad sexual. Sinembargo, este tipo de fantasía es más concordante con losestereotipos y guías sexuales masculinas prevalecientes, quecon el esquema de mayor intimidad y exclusividad máscaracterístico del estereotipo femenino. Los diversosestudios confirman estas tendencias, mostrando que es másprobable que los hombres tengan fantasías que incluyenactividades sexuales con varias parejas simultáneamente. Dosestudios realizados con muestras relativamente grandes, unode Hunt y otro de Wilson, concuerdan en que aproximadamentela tercera parte de los hombres y la sexta parte de lasmujeres informan de fantasías que involucran varias parejas osexo grupal (citados en Leitenberg & Henning, 1995).

Esta diferencia se aprecia también de manera muy claraen el estudio de Knafo y Jaffe (1984), quienes investigaronla frecuencia con que los hombres y mujeres de su muestraexperimentaban 21 distintas fantasías durante tres diferentessituaciones: masturbación, relaciones sexuales y actividadesno sexuales. Se encontró que de los 21 ítemes de fantasía dela escala, hombres y mujeres diferían significativamente ensus respuestas a sólo dos ítemes en cada una de las tressituaciones, y en cada una de ellas (masturbación, coito yactividad no sexual) una de las dos diferencias signi-ficativas era que los hombres fantaseaban más que las mujeresacerca de tener sexo con más de una pareja a la vez.

FANTASÍAS DE SUMISIÓN

Uno de los aspectos que más ha llamado la atención delos investigadores en el tema de las fantasías sexuales hasido la proporción significativa de mujeres que experimentanfantasías en las cuales ellas son forzadas a sometersesexualmente. Diversos estudios han informado incidencias defantasías de sumisión que varían entre un 20 y un 50% de lasmujeres en las muestras utilizadas, y además se ha informadoque este tipo de fantasía se encuentra entre los másfrecuentes de las mujeres (entre el primer y el séptimolugar, en diferentes estudios), especialmente durante las

Página 115 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

relaciones sexuales. Una de las demostraciones más claras delo anterior es lo informado en el estudio de Knafo y Jaffe(1984), quienes encontraron que en las mujeres la fantasía deser forzada a someterse sexualmente era la más frecuente detodas durante las relaciones sexuales, la cuarta másfrecuente durante la masturbación, y la quinta más frecuentedurante las actividades no sexuales.

Aunque también algunos hombres tienen fantasías eróticasen las cuales ellos se someten a una mujer dominante, losdiversos estudios comparativos revelan que las fantasías desumisión son mucho más comunes en las mujeres. Así, porejemplo, en el estudio de Knafo y Jaffe recién mencionado,mientras la fantasía de sumisión ocupaba los rangos 1, 4 y 5en los tres contextos para las mujeres, en los hombres losrangos correspondientes fueron 14, 16 y 16. Y en el estudiode Wilson citado anteriormente, al solicitárseles a lossujetos describir su fantasía favorita, un 13% de las mujeresy sólo un 4% de los hombres indicaron que su fantasíafavorita era ser forzado(a) sexualmente.

El hecho que algunas mujeres parezcan excitarse yderivar placer de fantasías de sumisión es un temacontrovertido que puede dar lugar a interpretaciones erradas,y además alimentar los mitos referentes a que muchas mujeresdesearían o disfrutarían ser violadas, por lo cual se hacenecesario precisar algunos aspectos. El que muchas mujeresencuentren sexualmente excitantes las fantasías de sumisiónno tiene absolutamente ninguna relación con un supuesto deseode ser forzadas sexualmente en la realidad, ya que unafantasía erótica de ser sometida por un hombre es muy dife-rente a una violación real en todos los aspectos.

Por una parte, en la fantasía una mujer mantiene totalcontrol de lo que ocurre, todo lo contrario de lo que sucedeen una violación. Por otra parte, en una fantasía laviolencia imaginada es muchísimo menor, no se experimentahabitualmente dolor físico, y no se teme ser herida o aunperder la vida. En la fantasía, usualmente el hombre utilizajusto la fuerza necesaria para superar la resistencia inicialy despertar la excitación de la mujer. Y, por último, lasfantasías eróticas femeninas de violación más típicas habi-tualmente involucran imaginar un hombre sexualmente atractivoque es irresistiblemente excitado por el gran atractivosexual de la mujer. Como afirman Knafo y Jaffe (1984), estas

Página 116 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

fantasías "pueden implicar indirectamente que la mujer es tansexualmente seductora y atractiva -otro atributo por cuyaposesión las mujeres están condicionadas culturalmente aesforzarse- que ella provoca que el hombre pierda el controlsobre sus acciones" (p. 459).

¿Cuáles podrían ser las posibles explicaciones de latendencia du algunas mujeres a tener fantasías eróticas desumisión? Una primera alternativa es que las fantasías desumisión sean en realidad indicadoras más de poder sexual quede debilidad. Como se expresó en el párrafo anterior, lamujer se percibiría a sí misma como siendo tan deseable queel hombre no puede resistir su excitación, por lo cual paraella sería placentero someterse a una fuerza y a unaexcitación provocada por su propio atractivo sexual. Deacuerdo a esto, las fantasías de sumisión o violación seríansólo otro ejemplo del tema del poder sexual eirresistibilidad mencionado anteriormente como uno de losprincipales factores o categorías de las fantasías sexuales,y que se expresa también en fantasías de seducción,exhibicionismo y sexo grupal.

Otra explicación común sería que una mujer criada en unambiente social sexualmente restrictivo de la sexualidadfemenina, puede evadir los sentimientos de culpa si laconducta o situación sexual que ella imagina no es voluntariasino que impuesta a ella. El imaginarse ser forzada aparticipar en lo que su educación o su ambiente la haríaconsiderar una conducta impropia (por ejemplo, una relaciónsexual con un desconocido o con alguien que no sea supareja), puede hacerla sentir menos responsable y menosculpable, y en consecuencia permitirse disfrutar la fantasíay derivar placer de ella.

Una tercera explicación se encuentra en algunosplanteamientos feministas, los cuales expresan que lasmujeres han sido tan condicionadas por la cultura masculinadominante que ellas han llegado a aceptar la agresión sexualmasculina y la subyugación sexual femenina. Debido a que losmedios de comunicación a menudo erotizan la sumisión sexualfemenina, la exposición repetida a tales imágenes puedecontribuir a la prevalencia de este tipo de fantasía sexualen las mujeres.

Una última explicación sería pensar que tal vez muchasmujeres que tienen fantasías de sumisión sexual también han

Página 117 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

tenido una historia de abuso sexual en su infancia, y puedenhaber sido condicionadas a asociar la dominación y sumisióncon excitación sexual. Los pocos estudios que han examinadoesta posible relación han encontrado que las mujeres que hansido sexualmente abusadas en la infancia tienden a tener másimaginería de ser forzadas sexualmente, en comparación conlas mujeres que no han sido abusadas. Es necesario precisarque esta relación se da sólo respecto al abuso sexual enedades tempranas, ya que ningún estudio ha encontrado unarelación entre ser víctima de agresión sexual durante laadultez y fantasías sexuales de forzamiento o coerciónsexual. Pensamos que esto tendría que ver no sólo con lasdistintas etapas de desarrollo implicadas sino que tambiéncon la distinta naturaleza, características e impactopsicológico que habitualmente tienen el abuso sexual infantily la agresión sexual adulta.

FANTASÍAS DE DOMINACIÓN

Así como las fantasías de sumisión sexual presentabanuna mayor incidencia y frecuencia en las mujeres que en loshombres, lo inverso se encuentra respecto a las fantasías deforzar a la pareja a realizar actividades sexuales. Haciendouna estimación promedio de diversos resultados citados porLeitenberg y Henning (T995), se concluye que la incidencia deeste tipo de fantasía sería de alrededor de 30% en loshombres y 10% en las mujeres. Al igual que en el caso de lasfantasías de sumisión, pueden existir algunas posiblesexplicaciones de por qué en este caso es más probable que loshombres tengan fantasías de dominación sexual.

Una explicación es que tales fantasías son consistentescon los estereotipos de rol sexual que enfatizan ladominación masculina y la subordinación y sumisión femeninas,lo que se evidencia tanto en el contexto social general(político, económico, etc.) como en la forma que serepresentan las interacciones sexuales entre hombres ymujeres. Así, es común observar escenas de películas en queun hombre besa a una mujer aun cuando ella exprese desinteréso aun rechazo, luego de lo cual ella accede con entusiasmo acontinuar o intensificar la interacción sexual, con lo cualse transmite el mensaje de que si el hombre toma la

Página 118 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

iniciativa, persiste y aun aplica fuerza física, la mujerpuede responderle positivamente.

Otra explicación sería que las fantasías de dominaciónpueden afirmar el poder sexual y la irresistibilidad enmuchos hombres, al igual que se planteaba anteriormente en elcaso de las fantasías de sumisión en las mujeres, por lo cualambos tipos de fantasías pueden servir indirectamente elmismo propósito. En la fantasía más típica de dominaciónmasculina la mujer no puede resistir la fuerza del hombre yllega a excitarse sexualmente a pesar de su resistenciainicial. Así, para el hombre, su fuerza se impone a la mujerde manera que ella no puede resistir desearlo; para la mujer,sus propios atributos físicos y personales se imponen alhombre de manera que él no puede resistirse a desearla.

A manera de síntesis, se puede concluir que existenvarias diferencias importantes en el contenido de lasfantasías sexuales de hombres y mujeres. Las fantasías de loshombres son más activas y• se focalizan más en el cuerpo dela mujer y en las actividades sexuales que ellos deseanhacer, mientras que las fantasías sexuales de • las mujeresson más pasivas y se focalizan más en el interés de los .hombres por su cuerpo y su atractivo. Las fantasíasmasculinas • también se focalizan más en actividades sexualesexplícitas, detalles anatómicos y gratificación física,mientras que las mujeres in- , corporan más un contextoemocional y el romance en sus fantasías sexuales. Es másprobable que los hombres tengan fantasías de dominaciónsexual y fantaseen acerca de múltiples parejas y sexo grupalque las mujeres, mientras que es más probable que las mujerestengan fantasías de sumisión sexual que los hombres. Ademásde las limitaciones metodológicas señaladas al comienzo delcapítulo, existe una gran carencia de información acerca delas fantasías sexuales en diferentes culturas que permitierasaber si estas diferencias de género se extienden o no aotros contextos sociales y culturales.

Un último aspecto que parece interesante en lo referentea las diferencias de género en fantasías sexuales, sería sise reflejan en el comercio que se hace de las preferenciaseróticas de ambos sexos. Como se expone en detalle en otrocapítulo, aunque la investigación ha mostrado que las mujerespueden excitarse físicamente tanto como los hombres frente amateriales sexualmente explícitos, sin embargo ellas

Página 119 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

presentan una actitud mucho más negativa que los hombreshacia esos materiales y usualmente no buscan activamenteexponerse a tales estímulos. Así, en general los hombres sonlos consumidores primarios de lo que habitualmente seconsidera materiales pornográficos, mientras que las mujeresson las consumidoras primarias de las novelas y revistasrománticas.

Uno se puede preguntar si esta diferencia de género enlos patrones de consumo erótico se relaciona sólo con laaceptabilidad social de la pornografía para los hombres y lasnovelas románticas para las mujeres, o es porque ambos tiposde material se relacionan diferencialmente con las fantasíassexuales de hombres y mujeres. Si se analiza el contenido mástípico de una revista o película pornográfica se apreciainmediatamente la presencia de cuerpos desnudos involucradosen actividades sexuales específicas sin mucha referencia alcontexto, preludio amoroso o vínculos emocionales entre losparticipantes. Las escenas representadas correspondenprimariamente a la fantasía masculina de varias compañerassexuales siempre dispuestas a cualquier tipo de actividadsexual, sin ninguna posibilidad de que el hombre searechazado. En cambio, la fantasía primaria presentetípicamente en las novelas románticas involucra a una mujerque enciende la pasión y amor eterno de un hombre deseable,todo esto además muchas veces bajo circunstancias adversas.El hombre fuerte y dominante es finalmente vencido por lossentimientos de amor y los encantos de la heroína, quien seentrega apasionadamente y segura de ser amada y deseadaintensamente por el hombre, siendo sin embargo lasactividades sexuales algo secundario a la historia de amor.Así, se puede pensar que la pornografía parece sercomercialmente exitosa porque se relaciona estrechamente conlas fantasías sexuales de los hombres, mientras que laficción romántica parece ser comercialmente exitosa porque serelaciona más estrechamente con las fantasías sexuales de lasmujeres.

Página 120 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

RELACIONES CON OTRAS VARIABLES

Aunque las diferencias de género han sido el factor másestudiado en relación con la incidencia y frecuencia de lasfantasías sexuales, también es interesante examinar quérelaciones se pueden establecer entre la frecuencia con quelas personas tienen fantasías sexuales y otras variablestales como edad o etapa de desarrollo, satisfacción sexual,culpa sexual y algunas características de personalidad.

FANTASÍAS SEXUALES Y ETAPAS DE DESARROLLO

Aun cuando los niños pequeños pueden presentar distintasconductas sexuales, se sabe muy poco acerca de suspensamientos y sentimientos relacionados con lo sexual.Debido a que los niños pequeños no poseen un nivel cognitivosuficiente para comprender lo que experimentan, es inciertosi ellos podrían tener fantasías o pensamientos sexuales.Aparte de algunas evidencias anecdóticas provenientesespecialmente del campo clínico, no existen estudiossistemáticos de las fantasías sexuales de los niños menoresde 11 años, que ilustren acerca de cuán a menudo ocurren, quécontenidos tienen, qué las induce, y si son sexualmenteexcitantes o no.

Por eso en general se piensa que las fantasías sexualesempezarían a ocurrir de manera más estable durante latemprana adolescencia, simultáneamente con un aumento generalen el nivel de motivación y excitación sexual. De acuerdo adiversos estudios retrospectivos, las edades promedio en quelos adultos recuerdan haber experimentado sus primerasfantasías sexuales varían entre los 11 y los 13 años. En unestudio dirigido específicamente a este tema, Gold y Goldinformaron en 1991 que la edad promedio para las primerasfantasías sexuales de los hombres era 11,5 años, y para lasde las mujeres 12,9 años (citado en Leintenberg & Henning,1995).

Esta diferencia de edad podría parecer algo sorprendentesi se considera que en general las-niñas iniciarían suadolescencia (edad promedio d,e la pubertad) antes que los

Página 121 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

niños, y que ellas también parecen desarrollar mástempranamente que los varones el interés por el sexo opuesto.Sin embargo, es totalmente consistente con las evidencias querevelan que la excitabilidad sexual de las niñas adolescentesse desarrolla más tardíamente y progresa más lentamente quela de los varones, al igual que la práctica de la mastur-bación (Storms, 1981). Este mayor retardo en la aparición ycurso más lento de la excitabilidad sexual en las mujeres norefleja una menor capacidad fisiológica para la excitaciónsexual, sino que sería el resultado de las experiencias desocialización diferencial (Fisher & Byrne, 1978).

También existe una diferencia de género respecto a quéfactores gatillan las primeras fantasías sexuales, ya que enel estudio de Gold y Gold mencionado anteriormente seencontró que era mucho más probable que las fantasías de lasmujeres fueran estimuladas por una relación existente,mientras que era más probable que los hombres tuvieran susprimeras fantasías en respuesta a estímulos visuales.

De acuerdo a Storms (1981), las primeras fantasíassexuales adolescentes, las cuales ocurren prontamente luegodel despertar de la excitabilidad sexual, son usualmente algovagas y sin referencia explícita a una actividad ocompañero(a) sexual en particular. A medida que la motivaciónsexual aumenta en intensidad durante los primeros años de laadolescencia, las fantasías eróticas llegan a ser más vívidasy detalladas, y contienen actividades sexuales explícitas ycompañeros sexuales específicos. Y cuando la motivaciónsexual alcanza su pleno desarrollo al final de laadolescencia, la mayoría de los individuos desarrollafantasías muy específicas e incorpora los contenidospreferidos en guías eróticas bien definidas.

Así como las fantasías sexuales en general se inician enpromedio algo antes en los hombres que en las mujeres,también las fantasías sexuales que tienen lugarespecíficamente durante el coito parecen comenzar antes enlos hombres que en las mujeres. En un estudio de Sue conestudiantes universitarios, un 36% de los hombres y un 18% delas mujeres informaron que habían empezado a tener fantasíassexuales durante el coito desde el comienzo de sus relacionessexuales (citado en Leintenberg & Henning, 1995).

Aunque los hombres parecen empezar a tener fantasíassexuales más tempranamente que las mujeres, parece existir en

Página 122 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ambos sexos un patrón similar de cambios en la frecuencia defantasías sexuales a través de las distintas edades. Engeneral hay una relación curvilínea entre edad y frecuenciade fantasías sexuales, ocurriendo estas últimas menosfrecuentemente en los niños y en las personas de mayor edadque en los adolescentes y en los adultos jóvenes y de medianaedad. Respecto a cambios durante la adultez, se observa unadeclinación progresiva en la frecuencia de ensoñaciones yfantasías sexuales con la edad, en ambos sexos.

La menor frecuencia de fantasías sexuales en los adultosmayores posiblemente refleja una disminución en la motivaciónsexual en general, así como una disminución en la frecuenciade relaciones sexuales y masturbación durante las cuales amenudo ocurren las fantasías sexuales. Además puede reflejaruna mayor preocupación en otros aspectos de naturaleza nosexual, tales como familia, trabajo y salud. Aunque noexisten estudios específicos al respecto, puede pensarse quetal vez la frecuencia de fantasías durante la masturbación ylas relaciones sexuales no decline con la edad y aun puedaaumentar, sino que sería la frecuencia total de actividadessexuales lo que declina con la edad. Lo que sí se haencontrado es que declina la frecuencia de fantasías eróticasdurante las actividades no sexuales, declinación que formaparte de una disminución de la frecuencia de fantasías yensoñaciones en general, no sólo de aquellas de tipo sexual.

SATISFACCIÓN SEXUAL

A partir de la concepción de Freud, quien afirmó "unapersona feliz nunca fantasea, sólo lo hace una insatisfecha"(citado en Arndt y otros, 1985, p. 472), otros autorespsicoanalíticos han expresado visiones negativas acerca delas fantasías sexuales, sugiriendo que ellas son el resultadode insatisfacción sexual, inmadurez, frustración, inhibicióny conflictos sexuales inconscientes, especialmente en lasmujeres. Sin embargo, la investigación en general contradiceeste llamado modelo de deficiencia propuesto para explicar laocurrencia de fantasías sexuales.

El hecho que las fantasías sexuales no son índices dedesajuste sino que podría ser que la falta de ellas seasociara con dificultades en el área sexual, se aprecia en

Página 123 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

algunos estudios que han comparado grupos de personas condiagnóstico de deseo sexual inhibido y grupos control depersonas sin dificultades sexuales. Los resultados hanmostrado que las personas sin dificultades sexuales fantaseanmás frecuentemente durante la masturbación, las relacionessexuales y las actividades no sexuales, comparadas con laspersonas que presentan deseo sexual inhibido.

En relación con lo anterior, se ha establecido unarelación positiva entre las fantasías sexuales y laexcitabilidad sexual. En un estudio se encontró que lacapacidad de tener fantasías sexuales detalladas se asociabacon mayor excitación autoinformada ante variadas fuentes deestimulación sexual en hombres y en mujeres, mientras queotro estudio encontró que las mujeres que informaban un usomás frecuente de fantasías sexuales durante la masturbacióntambién mostraban mayor excitación fisiológica ante relatoseróticos y fantasías autogeneradas (citados en Leitenberg &Henning, 1995). Similares resultados informan Ruiz yTorres(1996), quienes encontraron que un mayor porcentaje de lasmujeres que reportaban tener un nivel intenso de deseo sexualtenían fantasías sexuales regulares o frecuentes, encomparación con aquellas mujeres que describían su deseosexual como moderado (77% y 37%, respectivamente).

También se ha informado de una relación positiva entre -frecuencia de fantasías sexuales y frecuencia de orgasmo.Así, se ha encontrado que las mujeres que tienen másfantasías presentan mayor frecuencia de orgasmos tanto en lamasturbación como en el coito, y que las mujeres que tienenmás fantasías eróticas durante la masturbación experimentanorgasmos más frecuentes en el coito. Respecto a estarelación, es común que en el tratamiento de la disfunciónorgásmica femenina se instruya a las mujeres a usar fantasíassexuales durante la masturbación y el coito, encontrándoseque aquellas mujeres que pueden fantasear acerca del coitodurante la masturbación solitaria tienen una mayor proba-bilidad de experimentar orgasmo más tarde durante laactividad sexual con la pareja. Todo esto hace concluir que,particularmente en las mujeres, las fantasías sexuales noreflejarían una falta de satisfacción, sino que forman partede la capacidad de excitación y satisfacción sexual, y amenudo se utilizan para intensificar las experienciassexuales.

Página 124 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Respecto a la relación entre frecuencia de fantasíassexuales y satisfacción sexual reportada, los estudios engeneral indican que o bien existe una correlación positivaentre ambas variables, o que no parece existir una relaciónsignificativa. Así, por ejemplo, en su estudio con hombres ymujeres Knafo y Jaffe (1984) no encontraron correlaciónsignificativa entre satisfacción sexual y monto de fantasíassexuales, algo similar a los resultados obtenidos porDavidson y Hoffman en una muestra de mujeres casadas (citadoen Ruiz y Torres, 1996). En este último estudio se observóque la satisfacción influía en lo que se fantaseaba: lasmujeres más satisfechas tendían a fantasear con su parejaactual, mientras las menos satisfechas tendían a fantasearcon otra pareja.

Otros estudios han informado de una diferencia de géneroen la relación entre satisfacción sexual y frecuencia defantasías sexuales. Tanto en el estudio de Wilson y Lang(citados en Leitenberg & Henning, 1995) como en el de Arndt yotros (1985) se encontró que la frecuencia de fantasíassexuales estaba positivamente correlacionada con lasatisfacción sexual general en las mujeres, pero que noexistía una relación significativa en los hombres. Igualmenteinteresantes son los resultados informados por Alfonso yotros en 1992 (citados en Ruiz y Torres, 1996), quienesencontraron que la relación entre satisfacción sexual yfrecuencia de fantasías sexuales era diferente para cadasexo: las mujeres que fantaseaban más estaban también mássatisfechas con sus relaciones sexuales, mientras que loshombres que tenían más fantasías eran los más insatisfechoscon su vida sexual (aunque estaban más satisfechos consigomismos en general).

También Eysenck y Wilson (1981) describen una diferenciaentre hombres y mujeres respecto a la relación entrefantasías sexuales y satisfacción sexual. Mientras en lasmujeres las fantasías sexuales se asociaban con autoinformesde una vida sexual satisfactoria, las fantasías masculinastendían a asociarse con sentimientos de insatisfacción. Sepuede postular dos principales explicaciones para estadiferencia. La primera explicación, que se basaría en losconceptos de oferta y demanda, plantea que debido a que loshombres poseen un impulso sexual más intenso que las mujeres,ellos tendrán más dificultades para satisfacer sus deseos con

Página 125 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

parejas fe-' meninas, por lo cual existirán más hombres confantasías insatisfechas que se lamentarán de una vida sexualinsatisfactoria. En cambio, aquellas pocas mujeres que tienenun impulso sexual tan intenso como los hombres no tendríanmayores dificultades en encontrar parejas masculinasdispuestas a satisfacer sus deseos, por lo cual su probableinsatisfacción no dura mucho tiempo.

Y una segunda explicación, complementaria a la primera,plantea que las fantasías femeninas serían estimuladas poruna relación íntima con una pareja, y en cierta medidadependen de tal relación, por lo cual si una mujer carece depareja es más probable que su impulso y fantasías sexuales seaquieten y queden latentes durante un largo. período. Encambio en los hombres el impulso sexual sería un imperativosiempre presente, menos dependiente de una relación íntima,por lo cual aun careciendo de pareja o estando insatisfechosellos siguen manifestando, y tal vez en mayor grado aún, lasfantasías que acompañan tal impulso.

El hecho que según algunos estudios en los hombres lafrecuencia de fantasías sexuales parece estar menosrelacionada con la frecuencia de orgasmo y con lasatisfacción sexual que en las mujeres, también puede teneral menos dos posibles explicaciones. Por una parte, pudieraser que tanto la frecuencia de orgasmo como la satisfacciónsexual en los hombres fueran en general consistentemente másaltas que en las mujeres, con lo cual queda menos posibilidadde variaciones en relación con los distintos niveles defrecuencia de fantasías sexuales (con excepción de los re-sultados del estudio de Alfonso y otros, 1992 (en Ruiz yTorres, 1996) citado en el párrafo anterior). Pero tambiénpuede ser que la actividad y nivel de satisfacción sexual delos hombres fueran menos dependientes de procesos cognitivoscomo la fantasía y de rasgos de personalidad, que lo queocurriría en la sexualidad femenina. Como afirman Arndt yotros, estas evidencias "encajan con la afirmación de que lasexualidad masculina es algo periférica a la personalidad yemocionalidad masculinas, mientras que la sexualidad femeninaestá integrada en la totalidad del ser femenino" (1985, p.479).

El modelo de deficiencia para explicar las fantasíassexuales también es contradicho por las evidencias acerca dela relación entre frecuencia de actividad sexual y frecuencia

Página 126 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de fantasías, las cuales revelan que las personas que tienenuna vida sexual más activa parecen tener más fantasíassexuales y no al revés. Por lo tanto, no se puede afirmar quelas fantasías sexuales cumplen la función de compensar lacarencia de actividad sexual, sino que lo que sugiere lainvestigación sería lo inverso: a mayor actividad sexualmayor frecuencia de fantasías.

CULPA SEXUAL

Debido a la forma en que son socializados los individuosen distintas culturas, es frecuente que para muchas personaslos aspectos concernientes a su sexualidad se asocien consentimientos de culpa. De ahí que para autores como Gagnon ySimon, en muchas sociedades "aprender sobre sexo es aprendersobre la culpa" (citados en Leitenberg & Henning, 1995, p.478), afirmando que para ser sexuales las personas necesitanaprender a manejar la culpa no sólo acerca de su conductasexual sino que también acerca de los pensamientos sexualesque ellas experimentan. Lo anterior se aplica tanto a lossentimientos de culpa acerca del sexo en general, comotambién a los sentimientos de culpa acerca de las fantasíassexuales en particular.

Varios estudios han investigado la relación entrefrecuencia de fantasías sexuales y la llamada culpa sexual,es decir, la disposición a sentirse culpable acerca deaspectos sexuales en general, encontrando que las personas(especialmente mujeres) que presentaban mayor nivel de culpasexual informaban tener fantasías sexuales menos frecuentes,menos variadas y menos excitantes. En relación con ladimensión de erotofobia, muy similar a la culpa sexual y quese refiere a una actitud negativa acerca del sexo en general(Becker & Byrne, 1985), se ha encontrado qué las mujeres quepresentan actitudes más negativas hacia la sexualidadinforman tener menos fantasías sexuales.

También se ha tratado de determinar qué proporción delas personas se sienten culpables acerca de sus fantasíassexuales, sin embargo los resultados han sido tan diversosque impiden extraer conclusiones claras. Respecto a losporcentajes informados, éstos varían ampliamente endiferentes estudios y muestras (desde 2% hasta 69%), y en

Página 127 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

cuanto a la relación con la edad, mientras un estudio informaque los individuos más jóvenes se sienten menos culpablesacerca de sus fantasías sexuales, otro encontró lo inverso.

Algunos estudios han examinado qué proporción depersonas experimentan sentimientos de culpa referentes atener fantasías específicamente durante las relacionessexuales, encontrándose una proporción más o menos similar dehombres y mujeres (25% y 18% en dos estudios), y al igualcomo sucede con la culpa sexual en general, aquellas personasque se sienten más culpables de tener fantasíasespecíficamente durante las relaciones sexuales tienen menorfrecuencia de fantasías.

A pesar de la diversidad mencionada entre distintosestudios, ajparecer la mayoria cíe las personas noexperímenta culpa respecto a sus fantasías sexuales, y enaquellas que sí la experimentan no hay diferenciassÍgntFcatlvas entre hombres y mujeres, como podría esperarsea partir de otras variaciones entre la sexualidad femenina yla masculina. Una pequeña excepción sería lo informado porGold y Gold en 1991, quienes encontraron que las mujeres sehabían sentido más culpables que los hombres por sus primerasfantasías sexuales, aunque respecto a las actualesexperimentaban el mismo nivel de culpa que los hombres(citados en Leitenberg & Henning, 1995).

Al tratar de determinar por qué algunas personas sesienten culpables acerca de sus fantasías sexuales mientrasque otras no, Cado y Leitenberg informaron en 1990 queaquellas que se sentían más culpables de tenerlas durante lasrelaciones sexuales no tenían fantasías diferentes encontenido de aquellas personas que se sentían menosculpables. Sin embargo, ambos grupos diferían en lascreencias respecto a las fantasías sexuales que tenían, yaque los de alta culpa creían que fantasear durante lasrelaciones sexuales era más inmoral, socialmente inaceptable,anormal y poco común, que los de baja culpa. Además, losprimeros también creían que tales fantasías reflejaban másnegativamente su sexualidad y su carácter, y que eran másdañinas para su relación y para su pareja, independientementede si la pareja sabía de tales fantasías (citado enLeitenberg & Henning, 1995). O sea, los participantes que sesentían más culpables creían que ellos no deberían usarfantasías durante la actividad sexual con una pareja, y que

Página 128 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

el uso de tales fantasías debía significar que algo estabamal con ellos o con sus relaciones.

En el estudio anterior también se observó que aquellosque se sentían más culpables de tener fantasías durante lasrelaciones sexuales tendían a creer que tener tales fantasíasera algo equivalente a engañar a su pareja debido a que noera una actividad compartida, y esto lleva a preguntarse silas personas tienden o no a compartir sus fantasías sexualescon la pareja. La información al respecto es muy escasa y selimita a sólo dos estudios con personas jóvenes, los queinformaron que entre un 25% y un 32% de los participantesindicaban que sus parejas tenían conocimiento de susfantasías sexuales. Puede ser que el compartir las fantasíasocurra más frecuentemente a medida que la relación es másduradera y se desarrolla mayor confianza mutua entre losmiembros de la pareja, así como que la disposición acompartir las fantasías dependa de su contenido (por ejemplo,si la pareja está incluida en la fantasía o no). Sin embargo,no existe información suficiente sobre estos aspectos, comotampoco acerca del grado en que las parejas llevan a lapráctica algunas de sus fantasías compartidas y qué efectostiene eso.

El hecho que la mayoría de las personas parece no tenerla disposición a compartir sus fantasías sexuales podríatener dos posibles explicaciones. Puede responder a laincomodidad, vergüenza y aun culpa que podría experimentarsesi la pareja se enterara que la persona se excita pensando oimaginando ciertas escenas o actividades sexuales,incomodidad que sería mayor si el contenido de las fantasíasincluye actividades no aprobadas socialmente o si se refierena actividades sexuales con personas distintas a la pareja.Pero también puede ser que el poder de las fan-tasías sexua-les resida en gran medida en el hecho que pertenezcan a laesfera privada o secreta de la persona y que por lo tanto suconocimiento por parte de otro les reste atractivo ycapacidad de ser sexualmente excitante, por el hecho de noser ya algo absolutamente privado.

A pesar que como se vio anteriormente sólo una minoríade personas jóvenes comparten sus fantasías con su pareja, enun estudio de Buunk y Hupka con universitarios de ambos sexosde varios países, la mayoría indicó que no se sentiríancelosos(as) si la pareja les contara acerca de sus fantasías,

Página 129 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

aun cuando tales fantasías fueran con otra persona, siendomayor la proporción de mujeres que de hombres que informabanque no sentirían celos (citado en Leitenberg & Henning,1995).

Respecto a otras características personales, existe unagran escasez de estudios que hayan examinado sistemáticamentela asociación entre fantasía sexual y características depersonalidad, y aun los pocos estudios disponibles no arrojanresultados consistentes, por lo cual y aparte de lo que se haexpresado anteriormente respecto a los sentimientos de culpay actitudes negativas hacia el sexo en general, queda muchopor conocer aún acerca de la posible relación entre fantasíasexual y características personales.

Así, por ejemplo, se sabe que algunas personas tienenuna mayor tendencia a fantasear en general, ya en que pasanmás tiempo en ello, parecen ser más absorbidas por ellas,tienen fantasías 'más vívidas y potencialmente serían máshipnotizables (Lynn & Rhue, 1988). Sin embargo, se desconocesi tales individuos más dados a tener fantasías en generaltambién tienden a tener más fantasías sexuales. Y respecto ala relación entre la frecuencia de éstas y variables como lafrecuencia de ensoñaciones y el nivel de ansiedad, losresultados de diversos estudios son contradictorios, ha-biéndose informado tanto de relaciones positivas como de unafalta de relación.

Al parecer, y como se sugería al analizar algunasdiferencias sexuales en la relación entre fantasías ysatisfacción sexual, existe una mayor relación entrefantasías y características de personalidad en las mujeresque en los hombres. En uno de los primeros estudios acerca delas fantasías sexuales femeninas, Hariton y Singer informaronen 1974 (citados en Eysenck y Wilson, 1981) de unainvestigación con mujeres casadas de clase media en sumayoría de origen judío, distinguiéndose cuatro tipos demujeres de acuerdo a sus fantasías sexuales: (a) las quetenían frecuentes y muy variadas fantasías; (b) las que casinunca fantaseaban; (c) las que tenían reiteradas fantasíascon otros hombres; y (d) las que tenían frecuentes fantasíasde sumisión forzada. En este estudio se encontró que lasprincipales diferencias de personalidad se daban entre elprimer y segundo grupo. Así, las mujeres del primer grupo secaracterizaban por una personalidad activa y extravertida,

Página 130 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

con un alto grado de interés en el sexo y motivación hacia lanovedad, estimulación y exploración. Aunque algunas habíantenido relaciones extramaritales, sus fantasías no parecíanestar motivadas por insatisfacción conyugal, y además era másprobable que tuvieran actividades creativas como cerámica,pintura y música. En cambio, las mujeres del segundo grupo,aquellas de escasa fantasía, tenían las característicasopuestas, mostrando gran pasividad en general y rasgos depersonalidad más tradicionalmente femeninos (conciliación,docilidad, afiliación).

ORIGEN Y DESARROLLO DE LAS FANTASIAS SEXUALES

No es una tarea fácil tratar de determinar por quéciertos pensamientos o imágenes llegan a ser elementossexualmente excitantes para algunas personas y no para otras.De acuerdo a los principios del aprendizaje y a los procesosde condicionamiento, potencialmente cualquier estímulo quehaya estado presente en las situaciones en que un individuoha experimentado excitación sexual y orgasmo podría llegar aadquirir propiedades eróticas. Al respecto podemos recordarque hace ya varias décadas Rachman (1966, citado en Storms,1981) fue capaz de inducir en el laboratorio respuestasfetichistas en sujetos normales, apareando repetidamentefotos de mujeres atractivas desnudas con fotos de botasfemeninas. Sin embargo, es aparente que existen muchosestímulos que habitualmente están presentes cuando seexperimenta excitación sexual y orgasmo (por ejemplo, mueblesdel dormitorio) y que sin embargo no llegan a convertirse enelementos excitadores.

Por lo tanto, además de los procesos de asociación deestímulos y respuestas, el hecho que un individuo preste másatención y conceda valor erótico a algunas señales y no aotras depende también de otros factores, entre los cualespodrían estar sus procesos cognitivos en el momento, algúngrado de predisposición hacia ciertos estímulos en particular-similar al concepto de "preparatividad" en el caso de lasfobias (Seligman, 1971)- y las diversas influencias delproceso de socialización (por ejemplo, las distintas guíassexuales aprendidas). Sin embargo, aún así en muchos casosalgunas experiencias idiosincrásicas de condicionamiento

Página 131 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

jugarían un rol importante en el desarrollo de las fantasíassexuales predilectas.

Así, puede ocurrir que un individuo tenga su primeraexperiencia de excitación sexual intensa mientras observa unadeterminada escena en una película o mientras lee unahistoria sobre sexo grupal, o bien mientras se está besandocon alguien hacia quien experimenta un fuerte afecto. Desdeel punto de vista del condicionamiento y también del llamadoefecto de primacía, se espera que estos estímulos queestuvieron presentes la primera ocasión en que se experimentóuna fuerte excitación sexual puedan adquirir un valor eróticoparticular. Además, estos estímulos iniciales pueden llegar aadquirir propiedades excitantes más intensas aún, si luegoson imaginados durante la masturbación o durante cualquieraotra actividad sexual que produzca excitación y lleve alorgasmo, ya que se produciría un importante proceso dereforzamiento con uno de los reforzadores más poderososexistentes como es el placer sexual.

Durante los episodios de masturbación o de excitaciónsexual en general, la fantasía puede ser elaborada ymodificada de distintas formas, reteniéndose los elementosque producen mayor excitación y descartándose aquellos que yano son tan excitantes. Nuevos elementos que sean excitantespara el individuo pueden incorporarse a la fantasía, y lasnuevas experiencias que se tengan pueden generar nuevasfantasías o bien reforzar las ya existentes. De esta manera,determinadas fantasías pueden llegar a "instalarse" en elindividuo como resultado de ser reforzadas repetidamente porlas sensaciones placenteras de excitación sexual y orgasmoque acompañan la masturbación y la actividad sexual con otrapersona.

El contenido de las fantasías estaría fuertementedeterminado por lo que la persona ha experimentadodirectamente, o bien ha leído, visto o escuchado. Como seindicó al revisar el tema de los contenidos, una de lasfantasías sexuales más comunes es recordar alguna experienciasexual pasada particularmente excitante, pero además laspersonas incorporan en sus fantasías cosas que han leído ovisto aunque nunca las hayan experimentado directamente. Amedida que las personas tienen experiencias sexuales másvariadas, nuevas imágenes pueden irse incorporando en lafantasía, encontrándose en la investigación que los

Página 132 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

individuos con mayor cantidad y variedad de experienciassexuales tienden a tener una mayor variedad de fantasíassexuales, y sus fantasías tienden a ser más sexualmenteexplícitas y más vívidas.

Se observa entonces que es más probable que las personasfantaseen acerca de contenidos que les son familiares, y quea medida que ellas tienen diferentes experiencias sexualesaparentemente aumentan la diversidad de sus fantasíaseróticas. Esto contradice la visión freudiana que plantea quela motivación usual para las fantasías sexuales serían losdeseos insatisfechos, ya que no se puede considerar que lasfantasías compensan la falta de experiencias si ellas parecencorrelacionarse positivamente con el monto y variedad deexperiencias sexuales que tienen los individuos.

Página 133 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 7

¿COMO DIFIEREN HOMBRES Y MUJERES EN SU SEXUALIDAD?

El analisis y posibles explicaciones de las diferenciasentre hombres y mujeres en sus actitudes y conductas sexualesconstituye uno de los aspectos centrales del estudio de lasexualidad. Desde el punto de vista teórico, las diferenciasde género en conducta sexual son una de las formas más clarasde ilustrar acerca del rol fundamental que tienen en la con-ducta aspectos tales como la socialización, las definicionesde rol, las actitudes, los patrones motivacionales, losprocesos cognitivos, los significados asignados a las cosas,etc. Y desde un punto de vista práctico, el conocimiento y lacomprensión de cómo hombres y mujeres difieren en susmotivaciones, actitudes y conductas sexuales constituyenelementos claves para lograr una adecuada interacción entrelos sexos y posibilitar el ajuste o compatibilidad sexual,aspectos fundamentales tanto desde una perspectiva individualcomo también familiar y social. Por lo tanto, no pareceexagerado afirmar que este tema debe ser considerado como unode los aspectos de mayor relevancia social para cualquiercomunidad, lo cual a su vez debe reflejarse en las diversasinstancias e instituciones encargadas de promover eldesarrollo humano, como por ejemplo el sistema educacional,los medios de comunicación, el trabajo comunitario, etc.

En el presente capítulo intentaremos hacer una síntesislo más clara posible de las evidencias respecto a lasprincipales diferencias de género en conductas y actitudessexuales, tarea no muy fácil debido a la gran cantidad yheterogeneidad de los datos disponibles. Para esto, y comoalgo casi obligatorio en este campo, en primer lugarrevisaremos los principales datos de los estudios pioneros deKinsey acerca de la conducta sexual masculina y femenina,considerados los más completos hasta la fecha, y más adelantecomplementaremos tales datos con evidencias posteriores

Página 134 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

provenientes de una gran cantidad de estudios más parciales.Y en un capítulo posterior dirigiremos nuestra atención hacialas principales explicaciones teóricas que se pueden ofrecerpara la existencia de importantes diferencias de género en laconducta sexual.

Antes de revisar las evidencias, se hace necesarioprecisar que en general cuando se afirma que existendiferencias sexuales en alguna característica, se estáhaciendo una comparación entre lo que se consideraría unhombre promedio y una mujer promedio, no entre todos loshombres y todas las mujeres. De un modo un poco más técnico,se puede emplear aquí el concepto de "superposición dedistribuciones", el cual alude a que las formas en que sedistribuye estadísticamente una determinada característica encada uno de los sexos no están separadas, sino que existe unárea de superposición entre ellas.

Así, cuando se afirma que los hombres son más agresivosfísicamente que las mujeres, no se intenta afirmar que todoslos hombres son más agresivos que todas las mujeres, sino queel hombre promedio es más agresivo que la mujer promedio, oque la mayoría de los hombres son más agresivos que lamayoría de las mujeres, o que hay más hombres agresivos quemujeres agresivas. Y la mencionada superposición dedistribuciones implicará que aquellas mujeres ubicadas en elextremo superior de la distribución de agresividad femenina,serán más agresivas que aquellos hombres ubicados en elextremo inferior de la distribución de agresividad masculina.Y lo mismo se aplicará en cualquiera otra área de diferenciassexuales, ya sea respecto a la fluidez verbal, la habilidadmatemática, la habilidad espacial, o específicamente respectoa los distintos aspectos de la conducta sexual.

DATOS DE LOS ESTUDIOS DE KINSEY

Los primeros estudios científicos a gran escala delcomportamiento sexual humano fueron realizados en los años 40por un equipo de la Universidad de Indiana dirigido porAlfred Kinsey. Estos estudios se iniciaron en 1938 yculminaron en dos detallados informes, uno acerca de laconducta sexual masculina en 1948 (Kinsey y otros, 1967a), yel segundo acerca de la conducta sexual femenina en 1953

Página 135 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

(Kinsey y otros, 1967b). La metodología utilizada consistióen entrevistas confidenciales y los datos presentados en losinformes se obtuvieron en alrededor de 5.300 hombres y 5.900mujeres, de raza blanca, y de muy diversas edades, niveleseducacionales, estratos sociales, afiliaciones religiosas yáreas geográficas de Estados Unidos.

A pesar que los más de 11.000 sujetos entrevistados noconstituían una muestra totalmente representativa de lapoblación nacional (no era una muestra al azar y, porejemplo, el nivel educacional de las mujeres de la muestraera superior al promedio nacional), los estudios de Kinseysiguen siendo el conjunto más amplio y exhaustivo de datosexistentes acerca de la conducta sexual humana, y muchasdécadas después siguen sirviendo como punto de referenciapara cualquier investigación acerca de la sexualidad, yespecialmente aquélla referida a diferencias de género. Estohace afirmar a algunos autores que el trabajo de Kinsey haresistido el paso del tiempo y constituye uno de los mayoreslogros científicos del siglo veinte (Feldman, 1987).

Las entrevistas -la mayoría de las cuales fueronrealizados por dos miembros del equipo, el propio Kinsey(58%) y Pomeroy (31 %)- incluían una gran cantidad de ítemesagrupados en las siguientes nueve áreas:- Datos económicos y sociales. - Historia matrimonial. - Educación sexual.- Datos físicos y fisiológicos.- Sueños eróticos.- Masturbación.- Historia heterosexual.- Historia homosexual. - Contactos sexuales con animales.

Aunque los informes de Kinsey y colaboradores estánllenos de cifras y datos estadísticos detallados, en estasíntesis trataremos de limitar al máximo tales índicesnuméricos, ya que el objetivo principal es mostrar patrones,tendencias y aspectos cualitativos que permitan comparar laconducta sexual de ambos sexos. Sin embargo, será inevitablepresentar diversos porcentajes que tienen la función deilustrar acerca de la magnitud de las diferencias de géneroen conducta sexual. La mayor parte de los porcentajes citados

Página 136 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

se referirán a incidencias, es decir, número de personas que sehan involucrado alguna vez en determinada conducta.

Como se expresó anteriormente, los sujetos queconformaron la muestra de estos estudios variaban ampliamenteen diversas características, incluyendo estrato social, niveleducacional y religión. Por lo tanto, a partir de los datosinformados no sólo se pueden apreciar las diferenciasglobales entre hombres y mujeres, sino que también cómo lasvariables mencionadas interactúan con el sexo de los sujetose influyen en muchos casos de un modo diferencial en laconducta sexual de hombres y mujeres. A continuación serevisarán brevemente los datos obtenidos respecto a algunasde las principales formas de expresión sexual en ambos sexos,estableciendo su relación con las variables demográficasmencionadas.

SUEÑOS ERÓTICOS

Mientras casi el 100% de los hombres informaban haberexperimentado sueños de contenido sexual, sólo el 70% de lasmujeres informaban de tal experiencia, y esta diferencia seincrementarespecto a la incidencia de sueños sexualesacompañados de orgasmo, informados por el 85% de los hombresy e137% de las mujeres. Como también sucede con otras formasde conducta o experiencia sexual, existe una distintarelación en hombres y mujeres entre los sueños eróticos yvariables como la edad y el nivel educacional. Así, mientrasen los hombres los sueños sexuales alcanzan su mayorfrecuencia en la adolescencia y luego disminuyen progresi-vamente con la edad, en las mujeres la mayor frecuencia desueños sexuales se da en la cuarta década de vida. Respectoal nivel educacional, mientras en las mujeres no habíarelación entre la frecuencia de sueños sexuales y niveleducativo, en los hombres sí existía una relación entre elnivel educacional y la incidencia de sueños sexualesacompañados de orgasmo, la cual alcanzaba a 99% en aquélloscon educación superior, 85% en los que tenían educaciónmedia, y 75% en los que tenían educación básica. No seencontró relación entre frecuencia de sueños sexuales y gradode devoción religiosa.

Página 137 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

MASTURBACIÓN

De las diversas actividades sexuales conscientes (esdecir, excluyendo los sueños eróticos), la masturbación y lasfantasías sexuales son áreas especialmente indicadas paraproporcionar evidencias acerca de diferencias individuales ode género en motivación o intereses sexuales, ya que a pesarque pueden ser afectadas por creencias o actitudes delindividuo, son conductas que no requieren de la participaciónde otra persona y se realizan en total privacidad. Respecto ala masturbación (las fantasías sexuales se examinan en otrocapítulo), se encuentran importantes diferencias de géneroque resumiremos a continuación.

En cuanto a la incidencia total de masturbación, ésta esde aproximadamente 94% en los hombres y de 62% en lasmujeres, constituyendo una de las principales diferenciascuantitativas entre los sexos respecto a conductas sexuales.Al igual que en otras formas de expresión sexual, lasdiferencias de género son mayores entre personas más jóvenesque entre personas de mayor edad, debido a los patrones decambio de la conducta sexual con la edad, los cuales muestranuna declinación en los hombres y un incremento en las mujeresen la mayor parte de las expresiones sexuales. Así, porejemplo, a los 20 años de edad el porcentaje de hombres quehabía practicado la masturbación era de un 92%, comparado conun 33% de las mujeres, revelando que prácticamente todos loshombres que habían practicado alguna vez la masturbación lohabían hecho desde la adolescencia, mientras que sóloaproximadamente la mitad de las mujeres que habían practicadoalguna vez la masturbación lo habían hecho desde la adoles-cencia.

Respecto a la frecuencia de la masturbación en los hombresy mujeres que la practicaban, en las mujeres era de una vezcada dos a cuatro semanas, mientras que en los hombres eradesde una vez cada dos semanas hasta dos veces a la semana(en el caso de los hombres adolescentes, la frecuenciapromedio era de 2,5 veces a la semana). A pesar de la mayorincidencia y frecuencia de- masturbación en los hombres, unamayor proporción de hombres (dos tercios) manifestabanpreocupación acerca del efecto psicológico dañino de lamasturbación, comparados con sólo la mitad de las mujeres que

Página 138 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

expresaban esa preocupación. La masturbación era acompañadafrecuentemente u ocasionalmente por fantasías sexuales en el89% de los hombres y en e164% de las mujeres.

También se observa una diferencia de género importanteen relación con el aprendizaje de la masturbación, ya quemientras los hombres mayoritariamente (75%) habían aprendidocómo masturbarse a partir de fuentes verbales o impresas ysecundariamente a partir de observación y autodescubrimiento,las mujeres aprendían mayoritariamente (57%) porautodescubrimiento al explorar sus genitales, ysecundariamente a partir de fuentes verbales o impresas. Estose podría explicar por la menor probabilidad, especialmenteen la adolescencia, de que las mujeres se involucren enconversaciones, lecturas u observaciones relacionadas con laconducta masturbatoria, en comparación con los hombres.

El grado de devoción religiosa no mostraba relación conla incidencia de masturbación en los hombres y sólo unamoderada relación en las mujeres, mientras que el niveleducacional tenía una influencia mucho mayor en la incidenciade masturbación, especialmente entre las mujeres. En loshombres, la incidencia de masturbación variaba entre un 89%en aquellos que tenían educación,básica hasta un 96% enaquellos con educación superior, mientras que en las mujereslos porcentajes respectivos eran de 34% y de 63%, es decir,las mujeres con mayor nivel educacional casi doblaban a lasde menor nivel educacional. Estos datos no sólo muestran lagran influencia del factor educacional en algunos aspectos dela conducta sexual femenina, sino que también revelan laexistencia de una mayor variabilidad individual entre lasmujeres que entre los hombres. Sin embargo, también habríaque considerar que la mayor parte de las mujeresentrevistadas (75%) eran de nivel educacional superior, locual explicaría la similitud entre la incidencia femeninatotal de masturbación y la incidencia en las mujeres máseducadas.

En los datos de Kinsey también aparece una relaciónentre masturbación y orgasmo marital. Así, alrededor de untercio de las mujeres que nunca se habían masturbado hasta elorgasmo no habían podido alcanzar el orgasmo en el coitodurante su primer año de matrimonio, en comparación con sóloun 16% de las mujeres que se habían masturbado hasta elorgasmo. Esto se puede relacionar con el hecho que en las

Página 139 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

mujeres la masturbación constituía el método más efectivopara alcanzar el orgasmo (95%), y ellas lograban el orgasmocon mayor rapidez mediante la masturbación que mediantecualquiera otra actividad (un 75% en menos de cuatrominutos), y específicamente en la mitad del tiempo que elrequerido durante el coito.

Por último, en términos de la importancia de lamasturbación como fuente de orgasmo en las mujeres, lamasturbación era la fuente más frecuente de satisfacciónsexual en las mujeres solteras de todas las edades, y lasegunda fuente en las mujeres casadas, en las cuales lamasturbación proporcionaba entre e17 y el 10% del númerototal de orgasmos entre las mujeres de 16 a 40 años.

Luego de haber revisado los principales datos obtenidospor Kinsey y colaboradores respecto a sueños eróticos ymasturbación, a continuación dirigiremos nuestra atención alas variaciones de género en la conducta heterosexual. Sinembargo, a diferencia de las dos formas de expresión sexualrecién revisadas, en este caso deberemos distinguir entrevarias formas o modalidades de comportamiento dentro delamplio campo de las conductas heterosexuales, es decir, todasaquéllas realizadas en presencia o en interacción con unapersona del otro sexo. Estas distinciones no siempre sefundamentan en el hecho que las conductas en sí mismas seandiferentes, sino que también en otros aspectos como porejemplo el estatus marital de los individuos involucrados.Así, por ejemplo, podemos distinguir entre caricias sexualesy coito (conducta esta última tradicionalmente llamada"relación sexual"), entre diferentes tipos de cariciassexuales (besos, manipulación de senos o genitales, contactosbuco-genitales, etc.) o entre conductas sexualespremaritales, maritales y extramaritales.

Todas estas distinciones, y otras más que se podríanformular, ilustran acerca de la gran amplitud que encontramosal analizar más detalladamente conceptos aparentementeunitarios como "relación sexual" o "conducta heterosexual", yla gran importancia que adquieren la significación personalde una conducta sexual (por ejemplo, un cierto tipo decaricia o de posición para el coito) y las normas socialesrelacionadas a la conducta sexual (por ejemplo, aquéllasreferentes a la edad, al género o al estatus marital delindividuo).

Página 140 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

En este capítulo nos remitiremos al análisis de lasdiferencias de género sólo en la conducta heterosexual, yaque lo referente a la conducta homosexual será analizado enun capítulo posterior destinado específicamente a laorientación o preferencia sexual, tema donde tambiénencontraremos importantes diferencias entre ambos sexos.

CARICIAS SEXUALES

Las llamadas caricias sexuales comprenden diversasformas de contacto físico con connotación o intención sexualconsciente, excluyendo lo que se denomina usualmente coito,es decir la unión sexual que incluye la introducción del peneen la vagina. Tales caricias pueden representar la formahabitual o aceptable de expresión sexual en una pareja (porejemplo, en la adolescencia), pueden constituir el preludio ojuego preparatorio antes del coito en una pareja que mantienerelaciones sexuales plenas, o pueden ser una alternativaescogida ocasionalmente por una pareja como medio de lograrsatisfacción sexual y/u orgasmo. Las caricias heterosexualescomprenden una amplia gama de conductas que incluyen engeneral contactos de la boca o las manos con diversas partesdel cuerpo de la pareja, entre ellas los labios, el cuello,las mamas, las piernas, las nalgas y los genitales.

Respecto a las caricias, los datos de Kinsey revelan unaimportante relación entre la incidencia de ellas y el niveleducacional de las personas, y esto se aplica especialmente aaquellas formas de caricias consideradas más íntimas o menosaceptadas socialmente por muchas personas, como el contactooral con los genitales masculinos (fellatio) y con losgenitales femeninos (cunnilingus). Así, las personas de ambossexos con educación secundaria informaron menor práctica decontactos bucogenitales que las personas con educaciónsuperior. Esta relación con el nivel educacional también seaprecia en la ocurrencia de orgasmos mediante las caricias,siendo mucho mayor en los individuos con educación superior.

La variable religiosidad mostraba poca relación con lafrecuencia de caricias heterosexuales. En las mujeres lareligiosidad tenía efecto sólo en el inicio de las caricias,ya que una vez iniciadas r.i se apreciaban diferencias defrecuencia entre las mujeres más devotas y menos devotas. En

Página 141 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

los hombres con educación superior se observaba un patróncurioso que consistía en que los individuos más religiosostendían a experimentar relaciones bucogenitales antes que elcoito preconyugal, lo cual puede ser explicado por el valorasignado a lo que tradicionalmente se considera la virgini-dad, es decir, no haber experimentado el coito propiamentetal.

Tal vez la principal diferencia de género respecto a lascaricias heterosexuales se refiere a qué proporción deorgasmos se obtienen de caricias en relación a otras formasde expresión (especialmente coito y masturbación). En loshombres esta proporción no supera el 3% en el grupo de edaddonde llega a su máximo la frecuencia de caricias (21 a 25años). En cambio en las mujeres esta cifra llega al 18% en elgrupo de edad de máxima frecuencia de caricias (16 a 25años). Esta diferencia en la proporción de orgasmos mediantecaricias en relación al total de orgasmos, se puede explicaren gran medida por las diferencias en la ocurrencia de lamasturbación en ambos sexos y también en la incidencia decoito preconyugal.

RELACIONES SEXUALES PREMARITALES

Los datos obtenidos por Kinsey en la década del 40muestran por una parte diferencias significativas de géneroen esta conducta, y por otra parte revelan una importanteinfluencia de variables sociales como el nivel educacional yla religiosidad. A nivel de la muestra total, el porcentajede hombres que había tenido relaciones sexuales premaritalesalcanzaba al 92%, mientras que el-porcentaje correspondientede mujeres era de 48%. Junto con estas diferencias notoriasen incidencia, también la experiencia de relacionespremaritales sería más restringida en las mujeres en cuantoal tipo y número de compañeros sexuales. Así, un 53% de lasmujeres que tuvieron relaciones premaritales las habíanpracticado sólo con un compañero (que en el 87% de los casosera su futuro marido), un 34% había tenido de dos a cincocompañeros, y sólo un 13% seis o más compañeros. Respecto aeste factor es curioso que Kinsey no presente datos sobrenúmero de compañeras sexuales premaritales de los hombres,aunque se asume tácitamente que este número era mucho mayor.

Página 142 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Como sería esperable, la variable religiosidad tenía unarelación significativa con la incidencia de relacionespremaritales, tanto en hombres como en mujeres, en el sentidoque a mayor devoción religiosa la incidencia era menor. Así,por ejemplo, en el caso de las mujeres de distintasafiliaciones religiosas (protestantes, católicas y judías),aquellas menos devotas doblaban a las más devotas en cuanto ala incidencia de relaciones premaritales.

Además de diferir hombres y mujeres en la incidencia derelaciones premaritales, también aparecen diferencias degénero importantes en otros aspectos, como la relación deesta conducta con el nivel educacional y la época denacimiento.

Respecto a la relación con el nivel educacional, ésta esmucho mayor en los hombres que en las mujeres. Así, a nivelde la muestra total el porcentaje de hombres con educaciónbásica que tuvo relaciones premaritales era de un 98%,mientras que en aquéllos con educación superior era de un67%, y esta diferencia fue más acentuada en el grupo dehombres más jóvenes. Estos datos revelan claramente que en elcaso de los hombres, a mayor nivel educacional había menortendencia a experimentar relaciones premaritales, en cambioexistía más inclinación a practicar la masturbación. En elcaso de las mujeres, el nivel educacional parece tener pocainfluencia en la incidencia de relaciones premaritales. Apesar que en la muestra total la proporción de mujeres coneducación superior que habían tenido relaciones premaritalesera el doble de aquella de las mujeres con educación básica,tal diferencia se explicaría por el hecho que a menor niveleducacional es mayor la tendencia a casarse a una edadtemprana, por lo cual aquéllas con educación superior hantenido más tiempo para la ocurrencia de las relacionespremaritales. Esto hace concluir a Kinsey que, más allá delos 20 años de edad, la incidencia de relaciones premaritalesen las mujeres es similar, independientemente de su niveleducacional.

Así como el nivel educacional parecía tener mayorrelación con la incidencia de relaciones premaritales en loshombres que en las mujeres, lo inverso sucedía con lavariable época de nacimiento. Mientras en los hombres existíamuy poca diferencia en incidencia de relaciones premaritalesentre aquellos nacidos antes o después, en las mujeres se

Página 143 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

observaba una diferencia significativa, siendo mayor laincidencia entre las mujeres más jóvenes.

Yendo más allá de los datos de Kinsey, se debe agregaren este punto que este cambio en la conducta sexual femeninaha seguido en las décadas posteriores, siendo cada vez mayorel porcentaje de mujeres con experiencia en relacionespremaritales. Esta; tendencia ha sido tan notoria queconstituye para la mayoría de los especialistas el cambio mássignificativo que ha ocurrido en los patrones de conductasexual, y que en los años 60 algunos denominaron "revoluciónsexual". Respecto a esto se puede pensar que la mayorincidencia de relaciones premaritales femeninas se debe enparte al hecho que la edad promedio de matrimonio ha idoaumentando, por lo cual existirían cada vez más mujeresadultas susceptibles de tener relaciones premaritales.

Sin embargo, también se ha observado un progresivoadelantamiento en la edad de inicio de las relacionessexuales. Así, por ejemplo, mientras en los datos de Kinseyde los años 40 aproximadamente un 7% de las mujeres de 16años habían tenido relaciones sexuales, esta proporción sehabía casi quintuplicado en 1971 (Brooks-Gunn & Furstenberg,1989). De acuerdo a estos mismos autores, entre 1971 y 1982el porcentaje de adolescentes (entre 15 y 19 años)sexualmente activas aumentó desde 28% a 44%. Estos datosindican que la distancia entre adolescentes hombres y mujeresse ha ido estrechando a medida que más de estas últimas sonsexualmente activas.

RELACIONES SEXUALES MARITALES

A diferencia de las conductas anteriores, los datos deKinsey acerca de las relaciones sexuales maritales revelanmínimas diferencias de género y poca relación con variablescomo nivel educacional y devoción religiosa. Esta menorvariabilidad puede estar relacionada con dos factores: a) elhecho que la conducta sexual dentro del matrimonio sea algototalmente aceptado y esperado, y forme parte de lasprescripciones de rol para los cónyuges, haría que se reduzcala variabilidad individual y las personas tiendan a seguirlas guías conductuales definidas culturalmente; b) el hechoque los contactos sexuales maritales parecen estar en mayor

Página 144 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

medida determinados por el hombre que por la mujer, tanto entérminos de iniciativa como de tipos de conductas yvariaciones, también resultaría en menores diferencias degénero, en comparación con lo que sucede en expresionessexuales como la masturbación o las fantasías, donde lasdiferencias pueden manifestarse más libremente.

Se observa una progresiva declinación en la frecuenciade relaciones sexuales maritales con el transcurso de laedad, desde una frecuencia media de 2,5 veces por semana enlas personas de 16 a 25 años de edad, hasta una frecuenciamedia de 1 vez cada dos semanas en las personas de 55 años omás (estudios posteriores como el de Hunt, 1974, citado enMcCary y otros, 1996, informan de frecuencias mediassuperiores, que van desde 3,2 hasta 1 relación por semana enlas mismas edades señaladas, sin embargo el patrón dedisminución sería similar). Esta declinación en la frecuenciade relaciones maritales era informada tanto por los hombrescomo por las mujeres, pero la declinación en las mujeres eraun poco mayor, encontrándose que a los 50 años el 97% de loshombres y el 93% de las mujeres informaban seguir practicandoel coito marital, mientras que a los 60 años los porcentajeseran de 94% y 80%, respectivamente.

Un aspecto interesante en estos datos es que el coitomarital es la única forma de expresión sexual que muestra unadeclinación con la edad en las mujeres, situación muydiferente a la de los hombres, en quienes todas las formas deexpresión sexual van disminuyendo su frecuencia desde lajuventud. Por lo tanto, es posible pensar que la declinaciónde la frecuencia de relaciones maritales con la edad en lasmujeres se debe más bien al cambio en el patrón deresponsividad sexual de sus cónyuges que al de ellas mismas,siendo esto una manifestación de lo expresado anteriormenteen el sentido que es el hombre el que determina el patrón deactividad sexual marital. Como afirman Kinsey y colaboradores(1967b), "... el coito entre cónyuges se practica con unaregularidad no igualada por ningún otro tipo de actividadsexual de la mujer... Esto sugiere que es el hombre, más quela mujer, el principal responsable de la regularidad delcoito en el matrimonio" (p. 353).

Tanto el nivel educacional como la religiosidad parecentener poca relación con la frecuencia de relaciones sexualesen el matrimonio. En cuanto al primer factor, no existían

Página 145 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

diferencias importantes en la frecuencia de relacionessexuales entre las personas con diversos niveleseducacionales, observándose sí una relación positiva entrefrecuencia de orgasmo y nivell educacional en las mujeres. Yrespecto a la variable religiosidad, ésta tenía una mayorrelación con la frecuencia de relaciones maritales en loshombres. Así, por ejemplo, al menos entre los hombresprotestantes, aquéllos más devotos tenían una menorfrecuencia que los menos devotos. En cambio en las mujeres nose observaban diferencias de frecuencia entre mujeres más ymenos devotas, sin embargo las mujeres católicas más devotasinformaban menor frecuencia de orgasmo en comparación con lasmenos devotas o aquéllas pertenecientes a otrasdenominaciones religiosas. Lo anterior puede estarrelacionado con un mayor temor al embarazo en las católicasmás devotas, debido a la posición más negativa de su religiónrespecto a las medidas de control de la natalidad.

En relación a la capacidad de orgasmo femenino marital,que como se dijo tendría relación tanto con el niveleducacional como con la devoción religiosa (al menos respectoa una determinada religión), también se relaciona con otrasvariables, tal como el tiempo de matrimonio, la década denacimiento y la experiencia sexual premarital. Respecto altiempo de matrimonio, en el primer mes alrededor de la mitadde las mujeres había experimentado orgasmo en algunas de susrelaciones sexuales, porcentaje que aumenta a 67% a los seismeses y a 75% al término del primer año, incrementándoseluego lentamente hasta un 90% después de 20 años dematrimonio. En cuanto a la década de nacimiento, no seobservan diferencias en la frecuencia de relaciones maritalesentre las nacidas antes o después, pero sí en la incidenciade orgasmo durante las relaciones conyugales, y estasdiferencias se mantenían hasta por lo menos quince añosdespués de casadas.

La experiencia orgásmica premarital mostraba una marcadainfluencia en la capacidad orgásmica femenina durante lasrelaciones maritales. Kinsey y colaboradores expresan: "En lamuestra estudiada por nosotros no se advierte ningún factorque denote una más estrecha correlación con la frecuencia delorgasmo en la cópula conyugal que la presencia o ausencia deexperiencia en orgasmos preconyugales" (1967b, p. 388). Delas experiencias orgásmicas preconyugales, las que mostraban

Página 146 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

mayor correlación con el orgasmo marital eran el ocurrido enrelaciones y en caricias premaritales, siendo también marcadaaunque un poco menor la relación con el orgasmo en lamasturbación. Respecto a lo último, la proporción de mujeresque no habían experimentado orgasmo marital durante el primeraño de matrimonio era más del doble entre las mujeres sinexperiencia en orgasmo preconyugal mediante la masturbacicínque entre aquellas que sí tenían esa experiencia.

Al igual como ocurre con cualquier correlaciónestadística, la relación observada entre capacidad orgásmicamarital y experiencia sexual premarital puede serinterpretada de diferentes maneras. Una posibilidad sería quela práctica sexual premarital (ya sea en relaciones, cariciasy/o masturbación) proporcione a las mujeres las condicionespara el desarrollo o aprendizaje de la sensibilidad erótica yrespuesta orgásmica, junto con permitirles ir superando lasinhibiciones sociales aprendidas acerca de la gratificaciónsexual femenina. Pero también podría ser que aquellas mujeresque por temperamento o aprendizaje temprano tengan mayorsensibilidad erótica y/o menos inhibiciones respecto a laexpresión de su sexualidad, por una parte busquen másexcitación y orgasmo en diversas actividades sexualespremaritales y, por otra, por los mismos factores sean lasque responden más fácilmente con orgasmo durante el sexomarital.

Mientras que el nivel educacional no estaba asociado conla frecuencia de relaciones maritales, sí parecía influir enotros aspectos relacionados, como por ejemplo el tiempodestinado a la estimulación previa a la relación, el interésde los hombres por retardar su propio orgasmo, y lapreferencia por la desnudez y la iluminación durante laactividad sexual. Así, los individuos con mayor niveleducacional dedicaban más tiempo a las caricias previas, sepreocupaban más de controlar el orgasmo masculino para darmás oportunidad a que tenga lugar el orgasmo de la pareja, ypreferían tener relaciones desnudos y con luz, de manera depoder observar inejor tanto a la pareja como las actividadessexuales mismas.

RELACIONES SEXUALES EXTRAMARITALES

Página 147 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Al igual que al revisar lo referente a relacionessexuales premaritales y maritales, la expresión relaciónextramarital aludirá al coito heterosexual, en este casorealizado por una persona casada con otra del sexo opuestoque no es su cónyuge. Aun cuando obtener información acercade cualquier forma de conducta sexual es algo relativamentedifícil, tal vez la vinculada con la real incidencia yfrecuencia del sexo extramarital sea especialmente difícil deobtener, por la natural tendencia a mantener oculta estainhornrccicín, ya sea por la reprobación social y/o por lasconsecuencias personales que podrían derivarse de suconocimiento.

Los datos de Kinsey muestran una incidencia acumulativatotal de relaciones extramaritales de alrededor del 50% enlos hombres y de 26% en las mujeres, y al igual que en otrasformas de expresión sexual, se observa interesantesdiferencias de género en vinculación con otros factores. Encuanto a la edad, se observa la misma tendencia diferencialque caracteriza la mayor parte de las expresiones sexuales,esto es, una disminución con la edad en los hombres y unaumento con la edad en las mujeres, al menos hasta la cuartadécada de la vida. Así por ejemplo, entre los 16-20 años ylos 36-40 años la incidencia en los hombres disminuía desde35% a 28%, mientras que en las mujeres la incidencia casi setriplicaba entre las mismas edades, desde un 6% a un 17%.Respecto a la década de nacimiento, en las mujeres se observaun aumento significativo en la incidencia de relacionesextramaritales en las generaciones más jóvenes, al igual comose observa en cuanto a la incidencia de caricias, relacionespremaritales y orgasmo marital. En el caso de los hombres, laincidencia también tendía a ser mayor en las generaciones másjóvenes, excepto en el grupo con mayor nivel educacional.

El nivel educacional tenía una conexión muy distinta conlas relaciones extraconyugales en hombres y mujeres. Así, enlas mujeres esta asociación era baja y sólo después de los 30años se observa una relativa mayor incidencia en aquéllas conmayor nivel educacional. En cambio en los hombres se apreciauna clara interacción entre el nivel educacional y la edadrespecto a la incidencia de relaciones extramaritales. Enaquéllos con menor nivel educacional se observa unaincidencia de 45% antes de los 20 años, disminuyendo con laedad hasta 19% a los 50 años, un patrón que contrasta

Página 148 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

marcadamente con el de aquéllos con mayor nivel educacional,quienes presentaban una incidencia del 15 al 20% antes de los25 años, aumentando con la edad hasta llegar al 27% a los 50años.

La gran diferencia que se observa entre los hombres másjóvenes con mayor y menor nivel educacional puede serinterpretada como una especie de extensión de lo que ocurríacon las relaciones preconyugales. Los individuos de menornivel social y educacional empezaban a tener relacionespremaritales antes, con mayor frecuencia y con más parejasque los más educados, y este patrón tendería a seguir luegode casarse. En cambio los individuos más educados seabstenían en mayor grado de las relaciones sexuales antes delmatrimonio, y una vez que se casaban mantenían sus frenos oinhibiciones respecto a involucrarse sexualmente con otrasparejas, y sólo después de varios años vencen tales frenos yse deciden a intentarlo. Al mismo tiempo, los autoresconfiesan no poder explicarse el continuo y significativodescenso de la actividad sexual extramarital en los hombresde menor nivel educacional y social, el cual sería muchomayor que la declinación general con la edad observada en lasotras expresiones sexuales.

Al igual como ocurría con las relaciones premaritales,existía una relación importante entre la incidencia derelaciones extramaritales y el grado de devoción religiosa.Mientras que en los hombres esta relación era menor a laexistente respecto al nivel social y educacional, en lasmujeres se observaba una diferencia notoria entre las másdevotas y las menos devotas, independientemente del tipo dereligión. Una de las diferencias más significativas se dabaentre las mujeres protestantes de 30 a 35 años de edad, ronuna incidencia de relaciones extramaritales del 7% entre laspracticantes activas y de un 28% entre las no practicantes.

Otro factor que mostraba una relación importante con laincidencia de relaciones extramaritales en las mujeres era laincidencia de relaciones premaritales, observándose queaquéllas con experiencia premarital doblaban en incidencia alas sin experiencia (33 y 16% a los 35 años, 40 y 20% a los40 años). Sin embargo, esta diferencia no se extendía alnúmero de parejas extraconyugales, siendo similar este númeroen aquéllas eón y sin experiencia en relaciones premaritales.

Página 149 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Respecto al número de parejas extraconyugales,nuevamente Kinsey no presenta datos en los hombres, al igualcomo sucedía en relación al número de parejas preconyugales.Entre las mujeres, un 41% de las que habían tenido relacionesextramaritales habían limitado esta actividad a un solohombre, un 40% había tenido de dos a cinco amantes, y un 11%entre seis y diez parejas. 1?s interesante hacer notar queestos datos, obtenidos en los años 40, coinciden totalmentecon los hallazgos informados por Hunt en 1974, al igual queson coincidentes con los informados el mismo año por Bell yPeltz acerca de la incidencia de relaciones extramaritales enmujeres (citados en McCary y otros, 1996).

EVIDENCIAS POSTERIORES

Después de Kinsey se han realizado muchos estudiosacerca de conductas y actitudes sexuales, sin embargo seconsidera que ninguno de tales estudios alcanza la amplitudde los informes de Kinsey y colaboradores, tanto en loreferente al rango de edades incluidas, como ala cantidad deinformación aportada (tipos de conductas sexuales) y a laforma de obtener dicha información (entrevistasindividuales).

Así, y tal vez debido a la naturaleza del tema, la granmayoría de los estudios acerca de actitudes y conductassexuales no se han realizado con muestras representativas dela población general, y mayoritariamente los sujetos de loscuales se ha obtenido la información han sido estudiantesuniversitarios, al igual como sucede en muchos otros camposde investigación sobre el comportamiento en general. Además,es común encontrar que en la literatura se citen datosprovenientes de cuestionarios respondidos por los lectores deuna revista, sin que exista mayor información acerca de lascaracterísticas de tales personas ni menos sobre su posiblerepresentatividad.

Dado que los estudios de Kinsey fueron realizados hacevarias décadas, parece necesario complementar sus datosacerca de las diferencias de género y examinar hasta quépunto las tendencias descritas han variado sustancialmente obien parecen mantenerse en el tiempo. Debido a laslimitaciones señaladas de gran parte de la investigación

Página 150 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sobre conducta sexual, en lugar de focalizarnos en los datosprovenientes de muchos estudios específicos, nos parece másvalioso revisar y comentar las conclusiones obtenidas en unaespecie de resumen de una gran cantidad de investigacionesacerca de ditcrencias de género en sexualidad. Para esto contamoscon cl mctaanálisis de Oliver y Hyde (1993) que sintetiza losdatos provenientes de 177 estudios publicados entre 1966 y1990, y que abarcan un total de 128. 363 sujetos de ambossexos. Aunque puede impresionar tanto la cantidad de estudioscomo de sujetos incluidos en el análisis, es necesariorecordar que la gran mayoría de los datos provienen deestudiantes universitarios estadounidenses con edades entre18 y 20 años, y por lo tanto no necesariamente reflejan aotros segmentos de la población o a individuos de otrasculturas.

En el metaanálisis de Oliver y Hyde se incluyeron 21medidas: 12 de actitudes y 9 de conductas, que fueron lassiguientes:1. Actitudes hacia las relaciones premaritales.2. Actitudes hacia las relaciones premaritales en una

relación casual o sin compromiso emocional.3. Actitudes hacia las relaciones premaritales en una

relación de amor o con compromiso emocional.4. Actitudes hacia las relaciones premaritales cuando la

pareja está comprometida para casarse.5. Actitudes hacia la homosexualidad.6. Actitudes hacia los derechos de los homosexuales (por

ejemplo, oportunidades laborales y libertad de expresión).7. Actitudes hacia las relaciones extramaritales.8. Permisividad sexual en general, tal como aceptación de que

las personas tengan muchas parejas sexuales o muchaexperiencia sexual.

9. Ansiedad, temor, disgusto10. Satisfacción con la propia una relación o en general.11. Aceptación del doble estándar, o creencia de que la

actividad sexual premarital femenina es menos aceptableque la actividad sexual masculina.

12. Actitudes hacia la masturbación.13. Incidencia o experiencia con la conducta de besar en

cualquier nivel de intimidad sexual.

Página 151 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

14. Incidencia o experiencia con las caricias heterosexuales(petting) en cualquier nivel de intimidad sexual.

15. Incidencia o experiencia de relaciones heterosexuales.16. Edad de la primera relación sexual.17. Número de personas con las cuales se ha tenido

relaciones sexuales.18. Frecuencia de relaciones heterosexuales.19. Incidencia o experiencia con la masturbación.20. Incidencia de conducta homosexual (relaciones o sexo

oral). 21. Incidencia de sexo oral heterosexual, ya sea como dador

o receptor.

Antes de revisar los datos informados por Oliver y Hyde(1993), es conveniente aclarar que el metaanálisis es unprocedimiento estadístico destinado a evaluarsistemáticamente la evidencia empírica acerca de los efectosde una o más variables, mediante el análisis de los datos denumerosos estudios. En este caso la magnitud de la diferenciade género en cada variable se expresa por el tamaño delefecto o d, el cual en general tiende a variar entre -1 y+1,similar a un coeficiente de correlación (aunque d puedealcanzar valores superiores a 1). Nos parece útil que ellector tenga en mente esto para comprender mejor cuálesdiferencias de género serían más reales o significativas, ycuáles no parecen tener esa dimensión.

Las conclusiones se pueden sintetizar de la siguientemanera. Por una parte aparecen dos grandes diferencias degénero, con tamaños de efecto sobre .80, y que corresponden aincidencia de masturbación (d = .96) y actitudes hacia elsexo premarital casual (d =.81). Y por otra parte no aparecendiferencias de género o éstas son muy pequeñas (menos de .12)en siete de las variables analizadas: actitudes hacia lahomosexualidad, actitudes hacia los derechos de loshomosexuales, satisfacción sexual, actitudes hacia lamasturbación, incidencia de la conducta de besar, incidenciade las caricias heterosexuales, e incidencia de sexo oral.

Y entre estos extremos, existen diferencias de género demoderadas a pequeñas en las siguientes variables:permisividad sexual (d = .57), aceptación de las relacionespremaritales con compromiso emocional (d = .49) y concompromiso de matrimonio (d = .43), edad de la primera

Página 152 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

relación sexual (d =.38), aceptación de las relacionespremaritales en general (d = .37), presencia de ansiedad oculpa acerca del sexo (d = .35), incidencia de relacionesheterosexuales (d = .33), incidencia de conducta homosexual(d = .33), frecuencia de relaciones heterosexuales (d= .31),aceptación del sexo extramarital (d = .29), aceptación deldoble estándar (d = .29), número de parejas sexuales (d= .25). Como el lector podrá observar, en dos casos aparecenvalores negativos y corresponden a las variables presencia deansiedad o culpa acerca del sexo, y aceptación del dobleestándar, lo cual indica que en esas variables las mujeresinforman más ansiedad o culpa sexual, y mayor aceptación deldoble estándar que los hombres. En todas las otras variablesserían los hombres los que informan ya sea mayoresincidencias, frecuencias, aceptación, número de parejas, omenor edad de inicio de relaciones sexuales.

En este metaanálisis también se examinaron dos factoresque podrían moderar las diferencias de género en sexualidad:la fecha de los estudios (para apreciar cambios a través deltiempo) y la edad de los sujetos. Respecto al primer factor,alrededor de la mitad de las medidas de actitudes y conductassexuales estaban correlacionadas significativamente con elaño del estudio, reflejando una tendencia hacia menoresdiferencias entre hombres y mujeres a través del tiempo. Encuanto a las actitudes, tal era el caso de aquéllas hacia lasrelaciones premaritales en general, con compromiso emocionaly matrimonial, las que mostraban una reducción muysignificativa de las diferencias de género al compararestudios de los años 60 con otros de los años 80. Una reduc-ción menos pronunciada se observaba en las actitudes hacia elsexo extramarital.

Basándose tanto en estas evidencias como en otros datosprovenientes de estudios con universitarios, Hyde (1994)plantea que la conducta sexual masculina y femenina seríanactualmente más similares que en el pasado. Así por ejemplo,las relaciones premaritales que anteriormente eran mucho máscomunes en los hombres ahora son comunes en ambos sexos, haymenos diferencias de género en el número de parejas sexuales,y actualmente es mucho menos probable que 1'os hombres tengansus primeras relaciones sexuales con prostitutas. Sinembargo, "aunque la tendencia es hacia mayores similitudes enla conducta, la evidencia sugiere que permanecen diferencias

Página 153 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de género sustanciales en algunas actitudes, y puede ser queestas diferencias no desaparezcan" (p. 407).

Apoyando lo anterior, los datos de Oliver y Hyde (1993)muestran que aunque las diferencias de género en lasactitudes mencionadas van siendo menores con el transcursodel tiempo, los hombres continúan teniendo actitudes máspermisivas hacia el sexo premarital y extramarital que lasmujeres. Además, las medidas de permisividad sexual y deactitudes hacia el sexo premarital casual, las cualesmostraban diferencias sustanciales de género, no estabancorrelacionadas significativamente con el año del estudio,sugiriendo que han permanecido constantes a través deltiempo.

En el caso de las conductas.sexuales, se observancorrelaciones significativas entre año del estudio (estudiosde los años 60 versus estudios de los años 80) e incidenciade caricias heterosexuales, de relaciones heterosexuales,número de parejas sexuales, frecuencia de relacionesheterosexuales e incidencia de masturbación. En todas estasmedidas las diferencias de género parecen disminuir con eltranscurso del tiempo, sin embargo en los estudios másrecientes se observa aún una notoria diferencia de género (d= .60) en incidencia de masturbación.

Respecto a la edad de los sujetos, ya se mencionóanteriormente que la gran mayoría de las muestras estánconstituidas por estudiantes universitarios, lo que implicaque en general sólo se pueden apreciar tendencias o cambiosentre la adolescencia y la adultez temprana, y sólo en muypocos casos se tienen datos de personas con edades sobre 25años. Algunas diferencias de género que disminuían alaumentar la edad de las muestras eran permisividad sexual,actitudes hacia el sexo extramarital y actitudes hacia elsexo premarital casual y con compromiso, sin embargo en todasestas medidas persistían variaciones moderadas de género aunen las personas mayores de 25 años. Un resultado imprevistoen esta revisión fue la existencia de una asociación positivaentre la edad y la magnitud de la diferencia de género enfrecuencia de relaciones sexuales, siendo esta última casiinexistente en los individuos de edad universitaria (19-25años) y considerablemente mayor (d = .45) en individuos conmás de 25 años. Por último, la diferencia de género enincidencia de masturbación, la cual ha sido destacada como la

Página 154 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

más significativa, también aparece asociada claramente con laedad de las muestras. En los individuos de 18 años o menosalcanza una magnitud moderada (d = .44), mientras que enaquéllos mayores de 25 años su magnitud es muy alta (d =1.33).

Por lo tanto, al menos dentro de los tipos de muestrasconsideradas y constituidas mayoritariamente por estudiantesuniversitarios, se observa una tendencia interesante respectoal curso que siguen las diferencias de género con la edad.Mientras que las referidas a actitudes hacia la permisividadsexual tienden a reducirse con la edad, aumentarían lasdiferencias de género respecto a las dos formas más directasde conducta sexual consumatoria: la frecuencia de relacionessexuales y la incidencia de masturbación. Dicho en otraspalabras, a medida que maduran hombres y mujeres parecieranir siendo más similares en cómo enfocan el tema sexual, perono necesariamente en su práctica sexual específica. Para noconfundirse es importante recordar que estamos revisandodiferencias de género en actitudes y conductas, y no cambios enactitudes o conductas con la edad. Así, por ejemplo, el hechoque las diferencias de género en relaciones y masturbaciónaumenten con la edad no contradice la tendencia descritaantes en relación con los datos de Kinsey, que la mayor partede las expresiones sexuales aumentan con la edad en lasmujeres y disminuyen con la edad en los hombres, sobre todosi se considera que el rango de edades en los estudios deKinsey era mucho mayor que en el resto de los estudiossintetizados aquí.

Al considerar estos datos también es necesario tener encuenta otros aspectos, además de las ya señaladaslimitaciones en cuanto a las restricciones en el niveleducacional y rango de edad de las muestras. Por una parteestá el hecho que todos los datos derivan de procedimientosde autoinforme, por lo tanto se podría pensar que lo querevelan los estudios son diferencias de género en actitudes yconductas autoinformadas, y no necesariamente en actitudes yconductas, reales. De acuerdo a los diversos patrones desocialización y a la distinta actitud social hacia laconducta sexual de hombres y mujeres, podría ser que loshombres exageren el autorreporte de sus experienciassexuales, mientras que las mujeres informen menosexperiencias sexuales que las que han tenido realmente. Si

Página 155 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

esto fuera así, las diferencias de género reales en conductasexual serían mucho menores de lo que muestran las evidenciasde investigación.

Y por otra parte, los patrones de diferencias de géneropresentados corresponderían a un contexto cultural y a unaépoca determinados: una parte de la sociedad estadounidenseentre la década del 60 y del 80. Este contexto culturalestaría marcado por aspectos tales como la ampliadisponibilidad de métodos anticonceptivos, una alta tasa dedivorcio, la legalización del aborto y, a partir de los años80, el fantasma del Sida.

PATRONES DIFERENCIALES DE GENERO

A partir de la síntesis que hemos realizado delmetaanálisis de Oliver y Hyde, se puede derivar un patrón dediferencias de género en diversos aspectos de las actitudes yconductas sexuales, el cual sería bastante concordante conlos hallazgos informados por Kinsey. Sin embargo, se destacanclaramente dos principales distinciones que alcanzan una granmagnitud, muy superior a las diferencias de género en otrosaspectos, tal como han informado algunas revisiones acerca deconducta agresiva, habilidades verbal, espacial, matemática ysensibilidad a las claves no verbales (citados en Oliver &Hyde, 1993). Como ya se mencionó anteriormente, estas dosdiferencias de género más pronunciadas corresponden aactitudes hacia el sexo casual e incidencia de masturbación,las cuales por su gran magnitud merecen algunos comentarios.

El hecho que las mujeres muestren una actitud menosfavorable o menos permisiva hacia el sexo casual que loshombres es algo bastante conocido y es totalmente consistentetanto con los patrones de socialización diferencial de lossexos, como con las definiciones sociales de roles sexuales.Además, este hallazgo sería concordante con las explicacionesy predicciones de las distintas perspectivas teóricas acercade las diferencias de género en conducta sexual, lomo las quese revisan en el próximo capítulo. El hecho que estavariación alcance una magnitud tan alta puede tenerimplicaciones importantes en diversos aspectos de la relaciónentre ambos sexos, y tal vez podría ayudar a explicar lasdiferencias en cómo hombres y mujeres tienden a rotular una

Página 156 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

misma conducta de insinuación sexual. Así, se ha encontradoque mientras los hombres tienden a rotular una insinuaciónsexual hecha por una mujer como adulación, las mujerestienden a rotular como acoso u ofensa sexual una insinuaciónsexual hecha por un hom bre. Además, también se ha visto quelos hombres están menos inclinados que las mujeres a percibiruna situación como de acoso sexual, ya sea como agentes ocomo objetos (Riger, 1991).

Respecto a la diferencia de género en incidencia demasturbación, aunque ya había sido claramente establecida enlos hallazgos de Kinsey, igualmente puede llamar la atenciónal menos por las siguientes razones: a) su altísima magnituden relación con las otras, b) el hecho que, en comparacióncon las variaciones en actitudes hacia el sexo casual, noparece derivar de manera tan clara de los patrones desocialización diferencial de los sexos y de las definicionessociales de roles sexuales y c) porque tampoco sería muyconcordante con las predicciones de la mayor parte de lasperspectivas teóricas acerca de las diferencias de género.Así por ejemplo, y en relación a lo último, debido a que lamasturbación no es una conducta relacionada con lareproducción, las grandes diferencias observadas no podríanser explicadas por teorías como la sociobiología, la cual sebasa en las distintas estrategias reproductivas de ambossexos. Por lo tanto, parece necesario dedicar muchos másesfuerzos teóricos y de investigación para dar cuenta de estavariación tan significativa, y al respecto se pueden planteardiversas consideraciones.

Como se expresó al revisar los datos de Kinsey, lamasturbación sería una conducta especialmente apropiada paraestudiar las diferencias individuales en motivación sexual,por no requerir más condiciones que la disposiciónindividual. Desde este punto de vista, puede considerarse ala masturbación como una manifestación de la intensidad delimpulso sexual en general, y por el hecho que el nivel dedeseo sexual en ambos sexos estaría determinado a nivelendocrino por una hormona sexual masculina (testosterona),puede plantearse que las mujeres en general tendrían unimpulso sexual menos intenso que los hombres y de ahí quepresenten menor tendencia a la masturbación. En cambio, noexisten diferencias de género tan acentuadas en conductasheterosexuales como caricias y coito, las cuales no sólo

Página 157 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

serían manifestaciones de un impulso sexual sino que tambiénde otras motivaciones afectivas, sociales e interpersonales,y además reciben una mayor influencia de variables externasal individuo (definiciones de rol, grupos de referencia,normas sociales, etc.).

Los datos sobre masturbación proporcionados por losestudios de Kinsey no sólo mostraban diferencias de géneroimportantes en la incidencia, sino que también en frecuencia,aprendizaje y relación con la edad. Como plantea Gagnon(1980), los diversos patrones de iniciación de lamasturbación en hombres y mujeres pueden representar unfactor clave en el desarrollo sexual posterior de ambossexos. Mientras que para la gran mayoría de los hombres elaprendizaje y práctica de la masturbación ocurren durante laadolescencia temprana, las mujeres tendrían su primer acerca-miento y experiencia con esta conducta en distintos puntosdel ciclo vital (se puede recordar que de acuerdo a Kinsey,del total de mujeres que alguna vez se masturbaron sólo lamitad lo efectuó durante la adolescencia). Estas diferenciasde género en la sexualidad adolescente, especialmente eldistinto papel que desempeña la masturbación en elaprendizaje sexual de ambos sexos, serían el origen de muchasotras distinciones posteriores en la sexualidad de hombres ymujeres, ya que establecen diversas expectativas de rol y decomportamiento sexuales en la vida adulta.

El que las mujeres presenten una incidencia demasturbación significativamente menor que los hombres tambiéntendría implicaciones importantes en el campo de lasdisfunciones sexuales femeninas y la terapia sexual. Así, sepuede pensar que la incidencia más o menos significativa dedisfunción orgásmica femenina en algunas poblaciones podríatener mucho que ver con la falta de práctica masturbatoria demuchas mujeres, y ello se evidencia en el hecho que lamasturbación se ha incorporado como un ingrediente importanteen algunas formas de terapia para esta disfunción. Una vezque la mujer puede alcanzar el orgasmo mediante laautoestimulación, por medio de los ejercicios terapéuticospuede ir transfiriendo esta capacidad hacia la estimula ciónpor parte de la pareja y finalmente hacia el coito. En otraspalabras, la terapia contribuye a proporcionar a la mujer laexperiencia masturbatoria de la que carecía.

Página 158 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

A manera de síntesis de muchos de los datos expuestosacerca de la conducta sexual de mujeres y hombres, se apreciaque la sexualidad de cada sexo va cambiando su carácter a lolargo de la vida, pero de manera diferente. Considerando lasdistintas formas de expresión sexual, los hombres alcanzaríansu máxima expresión sexual alrededor de los 19 años, mientrasque las mujeres no alcanzan su máximo hasta los 35 o 40 años.Tanto de acuerdo a los datos de Kinsey como de muchas otrasevidencias, se aprecia que la sexualidad del varónadolescente es muy intensa y focalizada genitalmente. Amedida que el hombre va teniendo más edad, sigue estando muyinteresado en el sexo, pero va disminuyendo tanto enintensidad como en frecuencia, además de ir aumentando elperíodo refractario de la respuesta sexual (tiempo despuésdel orgasmo en que no puede iniciarse un nuevo ciclo derespuesta). Y ya alrededor de los 50 años se observa en loshombres una menor necesidad de orgasmos frecuentes, al mismotiempo que el foco de la sexualidad ya no es completamentegenital, llegando el sexo a ser una experiencia sensualmentedifusa y con un mayor componente emocional.

En las mujeres el proceso parece ser muy diferente. Sudespertar sexual puede ocurrir mucho más tarde que en loshombres, y mientras la gran mayoría de los hombres practicanfrecuentemente la masturbación durante la adolescencia,muchas mujeres no empiezan a masturbarse hasta los 30 o 35años, y otras tal vez nunca. Mientras que durante laadolescencia y hasta los 30 años sus respuestas orgásmicasson lentas e inconsistentes, cuando llegan a alrededor de los35 años su respuesta sexual es más rápida y más intensa,alcanzando el orgasmo más consistentemente que en las etapasanteriores. En esta etapa la lubricación vaginal es másrápida, hay un deseo sexual más frecuente que antes, ytambién existe una mayor probabilidad de relacionesextramaritales.

Es decir, los hombres parecen empezar con una sexualidadintensa y focalizada genitalmente, y sólo más adelantedesarrollan una valoración de los aspectos sensuales yemocionales del sexo. Las mujeres, por su parte, tendrían unaconciencia temprana de los aspectos sensuales y emocionalesdel sexo, y más adelante desarrollan la capacidad derespuestas genitales intensas. Según Hyde (1994), estadiferencia puede describirse utilizando las expresiones sexo

Página 159 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

centrado en la persona (expresión sexual en la cual el énfasisestá en la relación y emociones entre las dos personas) ysexo centrado en el cuerpo (expresión sexual en la cual el énfasisestá en el cuerpo y el placer físico). "La sexualidadadolescente masculina es centrada en el cuerpo, y el aspectocentrado en la persona no es agregado hasta más tarde. Lasexualidad adolescente femenina es centrada en la persona, yel sexo centrado en el cuerpo viene más tarde" (p. 406).

Terminamos el análisis de las diferencias de género ensexualidad refiriéndonos brevemente a una investigacióncualitativa realizada en nuestro país por Sharim y otros(1996), mediante entrevistas y grupos focales con una muestrade 32 personas de ambos sexos, de distintos grupos de edad(18-24 años y 35-46 años) y de estratos económicos medios ypopulares. El propósito de este estudio fue "conocer laconstrucción cultural que existe en torno a la sexualidad,analizando el modo en que ésta incide en los comportamientossexuales y en las posibilidades de negociación en esteámbito" (p. 14). Una de las conclusiones principales de-esteestudio hecho en nuestra realidad fue que tanto en loshombres como en las mujeres actuales coexisten elementostradicionales con algunos patrones emergentes de cambio, loscuales representarían más bien una ampliación del modelotradicional que su sustitucion.

Las autoras destacan como el aspecto más relevante deeste cambio dos tendencias complementarias que ellasdenominan la sentimentalización de la sexualidad masculina yla erotización de la sexualidad femenina. La sentimentalizaciónde la sexualidad masculina implica una menor disociación entre laexperiencia sexual y la afectividad, siendo los afectoscrecientemente incorporados y valorados como requisitos ocondiciones de una relación sexual satisfactoria. Y laerotización de la sexualidad femenina alude a un proceso amplio quese manifiesta en la valoración y preocupación por integrar lasexualidad a la vida en general, incorporando una actitud másactiva en el ámbito sexual al desempeño de los nuevos rolessociales femeninos, no como una obligación sino como unafuente de satisfacción.

Aunque lo anterior implica una tendencia a acercar lasperspectivas de cada sexo respecto a la sexualidad,especialmente en las personas más jóvenes, es necesarioinsistir en que tales cambios son relativos y coexisten con

Página 160 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

muchos otros elementos diferenciales tradicionales, tanto anivel de actitudes como de vivencias y conductas sexuales.Como ejemplo de esto, se observa que "para las mujeres elsexo constituye un medio importante para asegurar fines ymetas afectivas, mientras que para los hombres, en tantoexperiencia placentera, significa un fin en sí mismo" (p.35).

Página 161 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 8

¿POR QUE DIFIEREN HOMBRES YMUJERES EN SU SEXUALIDAD?

En la revision que hemos hecho hasta aquí de losaspectos psicológicos más importantes referidos a la sexua-lidad, hemos podido apreciar en varios capítulos la existen-cia de muchas diferencias consistentes entre hombres ymujeres. Ellas no sólo se dan respecto a incidencias ofrecuencias de conductas sexuales específicas, como porejemplo la masturbación o las relaciones sexuales, sino quetambién se expresan en muchas actitudes relacionadas con elsexo, como por ejemplo la disposición hacia los materialeseróticos. Además encontramos importantes diferencias degénero en diversos aspectos referidos a las fantasíassexuales, y adelantándonos a lo que revisaremos en loscapítulos siguientes, también las encontraremos en diversosaspectos relacionados con la orientación sexual y lahomosexualidad.

Al realizar comparaciones entre hombres y mujeres se havisto que existen diferencias significativas en diversasvariables específicas, como por ejemplo incidencias,frecuencias o edad de inicio de ciertas conductas, ocontenidos más comunes de las fantasías, o actitud haciatipos de estímulos eróticos, etc. Pero además de esto, unaspecto particularmente interesante y menos fácil de apreciarlo constituyen las interacciones entre las variables género yotras variables respecto a diversos aspectos de lasexualidad, tal como hemos mostrado en varias ocasiones a lolargo de este libro. Como ilustración de estas interacciones,podemos recordar que en los datos de Kinsey y colaboradoresalgunas variables demográficas como el nivel educacional, laedad o la religiosidad tenían distinta influencia sobrealgunas expresiones sexuales, por ejemplo sueños,masturbación o relaciones premaritales, según si se trataba

Página 162 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de los hombres o de las mujeres. Y algo similar se apreciabaen el tema de las fantasías sexuales, donde vimos que la fre-cuencia de fantasías sexuales parecía tener una relaciónpositiva con la satisfacción sexual en las mujeres pero no enlos hombres.

Por lo tanto, y habiendo ya conocido bastantesevidencias de cómo hombres y mujeres difieren en suspensamientos, sentimientos y conductas sexuales, en elpresente capítulo examinaremos más detalladamente tres de lasque nos parecen las principales perspectivas explicativas delas diferencias de género en sexualidad, las cuales son menosconocidas que las perspectivas teóricas clásicas y nosparecen particularmente interesantes. Ellas son unaperspectiva neoanalítica, que enfatiza la distintavinculación maternal de niños y niñas; la sociobiológica, quenos habla de las distintas estrategias reproductivas de cadasexo, y una sociocultural, que nos dice que, debido a nuestrasocialización, hombres y mujeres aprendemos y desarrollamosdistintos guiones respecto a nuestras actitudes y conductassexuales.

ENFOQUE NEOANALITICO

Dentro de los teóricos neofreudianos más recientes sepuede destacar en relación con este tema el trabajo de NancyChodorow, quien, al igual que otros teóricos de lasrelaciones objetales, examina la forma en que las personasdesarrollan patrones de vida a partir de sus primerasrelaciones con otros individuos significativos, en especialla madre (Engler, 1996).

Chodorow, quien hace una combinación interesante entrelas perspectivas psicoanalítica y feminista, plantea queexiste una íntima relación entre la identidad de género y laorganización del trabajo y la vida familiar en la sociedadoccidental. La industrialización y modernización de lassociedades ha producido muchos cambios en las actividades yroles de los miembros de la familia, pero se mantiene comoalgo constante la reproducción de la actitud maternal de las mujeresa través de procesos psicológicos inducidos por la estructurasocial. La actitud maternal de las mujeres se reproduce a símisma de manera cíclica, ya que las madres desarrollan hijas

Página 163 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

con capacidad maternal y motivación para criar y cuidar deotros, mientras que estas capacidades y motivaciones sonlimitadas y reprimidas en los hijos varones a medida que selos prepara para el trabajo y la vida extrafamiliar.

La actitud maternal y las expectativas de ser madre seestablecen muy tempranamente en las mujeres en el marco de larelación con sus madres, ya que la actitud maternal de laprogenitora satisface su propia necesidad psicológica deintimidad recíproca, desarrollada en su infancia en larelación temprana con su propia madre, donde ambas sepercibían a sí mismas como una extensión de la otra. Lasmadres también tienen una relación estrecha con sus hijosvarones, pero los perciben como distintos y no experimentanel mismo sentimiento de unicidad que tienen con sus hijas.Esta unicidad madre-hija se prolonga en el tiempo debido a laincapacidad de las mujeres de "recuperar" a su madre siestablecen una relación heterosexual, a diferencia de loshombres, quienes pueden recuperarla mediante una relación conotra mujer adulta. El resultado de esto sería una presiónpara que las mujeres permanezcan unidas o conectadas a sUprogenitora indefinidamente, mientras que los hombres puedensepararse de sus madres sin la misma amenaza de pérdida.

En otros términos, aunque tanto los niños como las niñasdesarrollan su apego más temprano e intenso con la madre,esta relación tiene un efecto más profundo en el sentido deidentidad de las niñas y el vínculo nunca se rompeenteramente. Así, las niñas nunca se separan completamente desus madres y debido a eso se definen a sí mismas durante lavida en términos relacionales. En cambio los niños, aunquecomienzan con el mismo apego intenso a la madre, debenmodificarlo para formar una iclcnticlacl masculina, la cualinvolucra negar el apego maternal Icnre•niner.La identidad masculina, de acuerdo a Chodorow, no se defineen términos relacionales, sino más bien de individuación eindependencia, y además de rechazo y devaluación de lofemenino.

En relación con esto último, Herek (1986) plantea que laidentidad masculina incluye ciertas característicaspersonales (éxito y estatus, dureza e independencia,agresividad y dominancia), pero que también se define deacuerdo a lo que no es (no femenino y no homosexual). "Ser unhombre requiere no ser conformista, dependiente o sumiso; no

Página 164 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ser afeminado en la apariencia física o en los modales; notener relaciones con hombres que sean sexuales o muy íntimas;y no fallar en las relaciones sexuales con las mujeres" (p.568).

Vemos entonces que en el desarrollo de la personalidadde las mujeres adquieren gran importancia las relacionesinterpersonales, mientras que el desarrollo de los hombresinvolucra percibirse - a sí mismos como distintos yseparados, lo cual va preparando a ambos sexos para asumirroles diferentes: actividades de relación para las mujeres yactividades individuales para los hombres. Este desarrollodiferencial de hombres y mujeres refuerza la actitud maternalde estas últimas, preparándolas para asumir los roles degénero adulto situados primariamente en la esfera de lareproducción, crianza y relación psicológica estrecha con loshijos.

El hecho que sean las mujeres las que tengan laprincipal responsabilidad en el cuidado de los hijos esexperimentado de manera diferente por los niños y las niñas.Mientras estas últimas se sienten unidas o conectadaspsicológicamente con sus madres, los niños experimentarían unsentimiento de temor por tener que depender de una personadel sexo opuesto y más tarde tener que alejarsepsicológicamente de ella. Esto haría que el desarrollo tem-prano de las niñas tenga un carácter más optimista ypositivo, mientras que el de los niños sea más pesimista ynegativo, ya que involucra represión del afecto, de lanecesidad de relación y del sentido de conexión o intimidad.Estas diferencias en las relaciones emocionales queestablecen niñas y niños con sus madres se constatan en unestudio de Benenson y otros (1998) que examinó interaccionesen( re niños preescolares y sus madres. Comparadas con losniños, las niñas mostraban mayor cercanía emocional con susmadres, manifestada en mayor proximidad física y contactovisual, y además fueron evaluadas por jueces independientescomo disfrutando más la interacción. De acuerdo a lasautoras, estos resultados son consistentes con la teoría deChodorow que plantea que "madres e hijas experimentanrelaciones emocionales más estrechas que madres e hijos" (p.982).

A un nivel más general, se puede también plantear que esprobable que hombres y mujeres desarrollen diferentes tipos

Página 165 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de autoconcepto. Más específicamente, hombres y mujerespueden diferir en cómo conciben la relación entre el yo y losotros, y en el grado en que se ven a sí mismos como separadosde o conectados a los otros. Es más probable que las mujerestengan un autoesquema colectivista, ensamblado o conectado,donde son elementos cruciales las relaciones con otraspersonas significativas, las cuales son representadas comoparte del yo. En cambio, es más probable que los hombresdesarrollen un autoesquema individualista, independiente oautónomo, donde los otros no son representados como parte delyo sino que como distintos. En dos estudios acerca de lasfuentes de la autoestima en ambos sexos, Josephs y otros(1992) encontraron que la autoestima de los hombres parecíaestar vinculada a un proceso de individualización en el cualse enfatizan los logros y habilidades personales, mientrasque la autoestima de las mujeres estaba más asociada a unproceso en el que se enfatizaban las vinculaciones einterdependencia con personas significativas.

En este punto podemos establecer una relación entre ladistinta experiencia de niños y niñas al estar al cuidado dela madre y el tema de cómo niños y niñas reaccionan frente ala separación conyugal de sus padres. Se estima que uno delos factores importantes que influye en la respuesta de losniños ante la separación o divorcio es el sexo del niño,encontrándose que luego de la ruptura matrimonial los hijosvarones en general presentan mayor proporción de desórdenesconductuales y conflictos tanto en el hogar como en laescuela que las niñas (Hess & Cámara, 1979; Hetherington yotros, 1989). A pesar que esta diferencia sexual podríareflejar en parte una mayor propensión de los niños varones apresentar problemas dle diverso tipo (de conducta, lenguaje,aprendizaje, etc.), se estima que también puede estarrelacionada con el hecho que en la gran mayoría de los casosde separación es la madre la que tiene la custodia de loshijos menores. Y como se ha planteado antes, parece ser másfácil y natural para las niñas que para los niños seguirmanteniendo una relación estrecha y dependiente con susmadres, con las cuales comparten una mayor identidad.

¿Qué predicciones se podrían hacer desde este enfoqueacerca de las diferencias de género en sexualidad? En unnivel superficial, tal vez se puede esperar un resultado máso menos estereotipado: las mujeres estarían mucho más

Página 166 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

orientadas hacia la calidad de la relación y la intimidademocional, mientras que los hombres estarían más orientadoshacia la sexualidad centrada en lo corporal que hacia lavinculación y la intimidad. Sin embargo, una consideraciónmás cuidadosa de algunos elementos de la teoría podríasugerir algunas predicciones más complejas. Considérese porejemplo los siguientes párrafos expuestos por Chodorow en1978, en su libro La reproducción de la maternidad, basado en sutesis doctoral:

la naturaleza de las relaciones heterosexuales difiere para los niños ylas niñas. La mayoría de las mujeres emergen desde su complejo edípicoorientadas hacia su padre y los hombres como objetos eróticos primarios,pero es claro que los hombres tienden a permanecer emocionalmentesecundarios, o al menos emocionalmente iguales, en comparación con laprimacía y exclusividad de los vínculos emocionales edípicos de un niñohacia su madre y las mujeres... Los hombres se defienden a sí mismoscontra de amenaza representada por el amor, pero necesitan del amor parano desaparecer a través de la represión. Su entrenamiento para lamasculinidad, la represión de las necesidades afectivas relacionales, ysus relaciones primariamente no emocionales e impersonales en el mundo pú-blico, pueden hacer muy difícil el establecer relaciones primariasprofundas con otros hombres. Dado esto, no es sorprendente que los hombrestiendan a encontrarse a sí mismos en las relaciones heterosexuales (citadoen Oliver & Hyde, 1993, p. 30).

Nos parece particularmente interesante este análisis deChodorow de las diversas perspectivas de hombres y mujeres, yrespecto a él podemos hacer vanas consideraciones yestablecer algunas relaciones con hallazgos de lainvestigación en psicología social. En primer lugar, y adiferencia de lo que muchas veces se cree, se puede inferirque la dependencia emocional del hombre respecto a la mujersería mayor que a la inversa, ya que para ésta es mucho másfactible desarrollar relaciones íntimas con otras mujeres quepara el hombre establecer relaciones cercanas con otroshombres. Esto se vincula directamente con la mayor motivaciónafiliativa de las mujeres, su alta tendencia a revelaraspectos personales o íntimos (Dindia & Allen, 1992), y sumayor capacidad tanto de expresividad como de sensibilidademocional (Barra, 1988; 1989a; Hall, 1987; Riggio, 1986).

En relación con el aspecto emocional, es convenienteenfatizar que las diferencias emocionales entre ambos sexosse dan a nivel de comunicación y no necesariamente devivencias. Braconnier (1997) sintetiza de la siguiente maneralos resultados de la investigación moderna al respecto: "Lasmujeres expresan con mayor facilidad lo que sienten y

Página 167 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

perciben mejor lo que experimenta el otro. En otras palabras,no son más emotivas. Sólo comunican mejor sus emociones" (p.16). Y el mismo autor agrega que cada sexo tiene su propiaforma de reaccionar ante las emociones del otro,especialmente cuando se trata de emociones negativas: "Lasemociones positivas -dicha, alegría, buen humor- suelen mani-festarse de la misma manera y suscitan reaccionessemejantes... En cambio, las emociones negativas -cólera,culpa y, sobre todo, angustia- suelen ser fuente deincomprensión entre hombres y mujeres" (p. 23).

Respecto a los estilos de comunicación de cada sexo,Aries (1987) resume de la siguiente manera la evidenciaacerca de la relación entre género y comunicación: "Existenclaramente diferencias de género en el patrón de comunicacióntanto verbal como no verbal y en los tópicos del discurso.Las interacciones de los hombres pueden ser caracterizadascomo más orientadas a la tarea, dominantes, directivas,jerárquicas; y las de las mujeres como más socioemocionales,expresivas, apoyadoras, facilitadoras, cooperativas,personales e igualitarias" (p. 170). Por su parte, Carver yScheier (1997) señalan que hombres y mujeres parecen tenerdistintas necesidades y estilos de comunicacióncaracterizándose el estilo de comunicación de los hombres porser más individualista, orientado al dominio y a la soluciónde problemas, mientras que el estilo de comunicación de lasmujeres es más inclusivo, compartido y comunitario. Al igualque en el aspecto emocional, estas diferencias de género enlas metas y patrones de comunicación pueden, en muchos casos,ser causa de desavenencias en la interacción entre hombres ymujeres.

Lo anterior también se puede relacionar con el tema delapoyo social y sus importantes efectos en el bienestarpsicológico y la salud. De acuerdo a las evidenciasprovenientes de la psicología social, el apoyo socialbrindado por una mujer, que es de tipo más emocional, pareceser más beneficioso que el brindado por un hombre,constituyéndose por tanto ellas en la principal fuente derespaldo tanto para mujeres como para hombres. Se ha informa-do que tanto'para los hombres como para las mujeres lainteracción cotidiana con mujeres es una salvaguarda másefectiva contra la soledad que la interacción con hombres.Siendo el apoyo social un factor básico para el bienestar

Página 168 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

general y para la salud física (Hatchett y otros, 1997;Uchino et al., 1996), a la luz de esto no deberían sorprenderotros hallazgos relacionados, como el hecho que los hombresse benefician psicológicamente del matrimonio más que lasmujeres, y el hecho que frente a la muerte del cónyuge loshombres tienen mayor riesgo de depresión, enfermedad y hastamuerte que las mujeres (Reis, 1986, citado en Smith & Mackie,1985).

El análisis de Chodorow también puede relacionarse conlos datos de la investigación en psicología social sobre elamor heterosexual, los cuales muestran que los hombrestenderían más al amor romántico, mientras las mujerestendrían una orientación más racional y pragmática al amor.Así, se ha informado que respecto a diferentes estilos deamor, los hombres presentan mayores puntajes que las mujerestanto en el amor apasionado (eros) como en el amor lúdico(ludus), mientras que las mujeres obtienen puntajes más altosque los hombres en el amor de compañía (storge) y en el amorlógico o práctico (pragma) (Hendrick & Hendrick, 1986;Heiidrick y ot ros, 1988). De acuerdo a la perspectiva femi-nista de (;hoclurow, c%t:i diferencia sexual no sólo derivade la distinta forma de vinculación temprana con la madre,sino que también del dominio masculino en la sociedad y ladependencia económica de las mujeres respecto a los hombres.De una manera similar a los postulados sociobiológicos que serevisan más adelante, se plantea que en muchos casos losdespliegues de romanticismo de las mujeres pueden sersimplemente una forma de asegurar su estabilidad y la de susfuturos hijos.

Y también es posible relacionar los planteamientos deChodorow con las diferencias sexuales observadas en elcontacto físico con personas del mismo sexo, donde se apreciaclaramente una mayor tendencia de las mujeres a establecerese tipo de contacto (Stier & Hall, 1984). Y esta diferenciatambién se extiende a las actitudes hacia el contacto físicocon el mismo sexo (Larsen & LeRoux, 1984), manifestándose endiversos grupos culturales (Barra, 1989b). La mayor tendenciay la actitud más favorable de las mujeres hacia el contactofísico con el mismo sexo se han relacionado con la influenciade la socialización temprana de los roles sexuales, en lacual las normas tradicionales para las niñas enfatizan ladependencia, la expresividad y la calidez en las relaciones

Página 169 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

interpersonales, mientras que las normas análogas para losniños enfatizan la independencia, la competitividad y ellogro.

Se ha observado que existen menos instancias deexpresión física afectuosa entre los niños y sus padres queentre las niñas y sus padres. Mientras que las madres son másexpresivas que los padres con los hijos de ambos sexos, lospadres son menos expresivos con los hijos que con las hijas,por lo cual los niños varones serían socializados para sermenos expresivos físicamente, ya que ellos tanto experimentancomo observan que los hombres son menos expresivos que lasmujeres (Thayer, 1982). Estos patrones de socializaciónpueden también ayudar a explicar el que las mujeres tiendan aresponder más favorablemente al contacto físico que loshombres, tanto en estudios de laboratorio comonaturalísticos, y que la respuesta de las mujeres al contactosea menos dependiente de la justificación previa (Stier &Hall, 1984). _

Respecto a este tema, aunque ha sido poco estudiado, sepodría pensar que estas actitudes y sus conductasrelacionadas serían importantes tanto para el bienestarpsicológico como posiblemente para el ajuste heterosexual. Enrelación a lo último, Larsen y LeRoux (1984) afirman que "...se podría hipotetizar que la falta de intimidad en algunasrelaciones heterosexuales está influenciada por temoresresiduales basados en los tabúes referentes al mismo sexo ennuestra sociedad. Para comprender plenamente la complejidadde la conducta sexual, los investigadores deberían examinarmás estrechamente la incomodidad (o actitudes negativas) delos hombres y su influencia en la intimidad heterosexual" (p.276).

Volviendo a las predicciones que se podrían hacer apartir de este enfoque respecto a las actitudes y conductassexuales, habría que hacer una distinción entre las partesanalítica y feminista de la perspectiva de Chodorow, ya queambas conducirían a predicciones diferentes. Desde el puntode vista analítico se plantea que las mujeres estánorientadas hacia los hombres como objetos eróticos, pero queno pueden esperar suficiente satisfacción emocional de surelación con ellos, por lo cual las mujeres no requeriríanmayor compromiso emocional para legitimar las relacionessexuales con el otro sexo. Sin embargo, desde el punto de

Página 170 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

vista feminista, que enfatiza la dominación masculina y ladependencia económica femenina, se espera que las mujeresaprueben la actividad sexual sólo en relaciones decompromiso, tal como el matrimonio, como una forma demaximizar la seguridad económica.

De acuerdo a Oliver y Hyde (1993), al momento de hacerpredicciones debe tener prioridad la visión feminista, por locual se espera que las mujeres aprueben más y se involucrenen relaciones sexuales en el contexto de una relación concompromiso emocional, y aprueben menos y se involucren menosen relaciones sexuales casuales. Como se vio en el capítuloanterior, esta distinta actitud hacia el sexo casualconstituye una de las grandes diferencias entre la conductasexual de hombres y mujeres.

ENFOQUE SOCIOBIOLOGICO

Como se mencionó en un capítulo anterior, lasociobiología sugiere que muchos xspectos de la conductasocial humana son resultado de procesos evolutivos a travésde los cuales se refuerzan y transmiten aquellos patrones deconducta que contribuyen a la reproducción, es decir, atraspasar los propios genes a la próxima generación. Lossociobiólogos intentan así aplicar principios biológicosevolutivos para comprender las causas distales de muchasconductas sociales. En el enfoque sociobiológico de lasexualidad humana un concepto central es el éxito reproductivo(maximizar la cantidad de genes que el individuo traspasa alas nuevas generaciones), el cual moldearía o determinaríapoderosamente los patrones de conducta sexual.

Para dar cuenta de muchas diferencias en la conductasexual de hombres y mujeres, los sociobiólogos plantean laexistencia de diversas estrategias reproductivas en ambos sexos,las cuales estarían relacionadas al menos con dos factoresdiferenciales: capacidad reproductiva e inversión parental.En relación al primer factor, los hombres soprepasanclaramente a las mujeres en capacidad reproductiva, ya que poruna parte pueden reproducirse a través de toda su vida desdela pubertad, y por otra su organismo produce millones deespermios diariamente. En cambio la capacidad reproductiva delas mujeres se limita al período entre la pubertad y la

Página 171 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

menopausia, y normalmente su organismo produce sólo un óvulocada mes. En cuanto al segundo factor, es claro que la inver-sión parental de las mujeres excede considerablemente la de loshombres, ya que ellas deben invertir 9 meses de recursos yenergía corporal en la gestación, experimentar losacontecimientos del parto, y posteriormente invertir muchomás tiempo y energía que los hombres en la crianza y cuidadode los hijos. Un factor diferencial adicional, el cual puedetambién afectar la conducta sexual de cada sexo, es el hechoque las mujeres siempre saben cuáles hijos son realmentesuyos, algo de lo cual los hombres no pueden tener la totalcerteza.

De acuerdo a lo anterior, el hecho que ambos sexostengan distintas estrategias reproductivas posee una clarasignificación evolutiva. Para el hombre la estrategiareproductiva consistiría en inseminar tantas mujeres como seaposible, de manera que sus genes se traspasen a la mayorcantidad de descendientes, y sin que eso tenga un costoimportante en inversión parental. En cambio las mujeres debenser cuidadosas y muy selectivas acerca de qué genes van aaparearse con los de sus escasos óvulos, y debido a su altainversión parental ellas deben preocuparse de la viabilidadde las crías asegurándose de escoger un hombre con lacapacidad y disposición para proporcionar los diversosrecursos necesarios para la crianza.

Lo anterior tiene que ver también con el mecanismoevolutivo de la selección sexual, el cual consiste en dosprocesos: competición entre miembros de un sexo (usualmentemachos) por el acceso a miembros del otro sexo, y elecciónpreferencial por parte de miembros de un sexo (usualmentehembras) de ciertos miembros del otro sexo. Basándose en estemecanismo, se puede predecir que los hombres, mucho más quelas mujeres, competirán entre sí exhibiendo recursosmateriales que sean atractivos para las mujeres, como porejemplo efectuando regalos costosos, haciendo ostentación deposesiones valiosas o bien desplegando característicaspersonales asociadas a la adquisición de recursos, comoambición o iniciativa. Hay evidencias que los hombres seinvolucran en tales conductas significativamente más que lasmujeres y que ambos sexos consideran que tales tácticas sonefectivas (Buss, 1988).

Página 172 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Una aplicación de estas nociones sociobiológicas seencuentra en la forma en que algunos autores han tratado deexplicar las diferencias entre hombres y mujeres en el rolque juega la edad al elegir pareja, esto es, que los hombrestiendan a preferir mujeres más jóvenes que ellos mismos,mientras que las mujeres tienden a seleccionar hombresmayores que ellas. Debido a su estrategia reproductivadescrita anteriormente, los hombres se sienten más atraídoshacia mujeres con mayor capacidad reproductiva, es decirmujeres en edad fértil, ya que de esa forma aumentan las pro-babilidades de traspasar y perpetuar sus genes en losdescendientes. Pero además, dentro del grupo de mujeresfértiles, los hombres se sentirían atraídos hacia mujeresrelativamente jóvenes, quienes tendrían mayor probabilidadtanto de procrear hijos sanos como de cuidar de ellos portener mayor energía y más años de vida por delante, encomparación con las mujeres fértiles menos jóvenes.

También desde este punto de vista evolutivo seexplicaría el hecho que los hombres se sientan más atraídosque las mujeres por las características sexuales secundariasdel otro sexo. Así, el desarrollo mamario y el ancho de lascaderas de una mujer, signos importantes de atractivo físicopara muchos hombres, señalan por una parte que esa mujer yaalcanzó la capacidad reproductiva, pero además seríanindicadores de su capacidad de dar a luz adecuadamente(anchura pelviana) y de nutrir a las crías (amamantar). Así,el hecho que las mujeres traten de tener una buena condiciónfísica haciendo ejercicios sería algo útil para atraer alotro sexo, no porque se busque un mayor desarrollo muscular(como en el caso de los hombres), sino porque ayuda amantener una adecuada relación cintura-cadera, lo cual serelacionaría con mayor capacidad reproductiva y aumentaría suatractivo frente a los hombres (Singh, 1993).

En el caso de las mujeres, ellas también deberíansentirse atraídas por hombres sexualmente maduros o concapacidad reproductiva, al igual que los hombres se sentiríanatraídos por mujeres fértiles. Sin embargo, a diferencia delas mujeres los hombres no cesan su capacidad reproductiva auna determinada edad, por lo cual el hecho que un hombre searelativamente mayor no es una desventaja para el éxitoreproductivo de la mujer. Por lo tanto, en la elección depareja por parte de la mujer jugaría un rol más importante la

Página 173 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

provisión de recursos que pueda hacer el hombre para ella ysus descendientes, y su éxito reproductivo se maximizaríasintiéndose atraída por hombres con la motivación y capacidadpara contribuir a la crianza y protegerla a ella y a sushijos. Desde una perspectiva evolucionista, Fisher (1996)expresa: "De igual importancia era que los machos ancestralespudieran elegir hembras más jóvenes y capaces de dar a luzbebés sanos, y las hembras podían elegir a los machos que lesproporcionarían mejor protección y más provisiones. Hoy endía estas premisas se mantienen vigentes" (p. 180). Y,respecto a la edad, la misma autora señala que "la diferenciade edad entre marido y mujer aumenta con la edad del varóndebido a que los hombres divorciados tienden a casarse porsegunda vez con mujeres más jóvenes" (p. 409).

Este enfoque plantearía entonces que los aspectosanteriores se reflejan en los distintos elementos que buscanhombres y mujeres al seleccionar pareja y en la forma en quecompiten para ser seleccionados como pareja. Ya que a loshombres les interesa encontrar compañeras fértiles, lasmujeres competirían entre sí haciendo resaltar las cualidadesasociadas con la fertilidad, como juventud y belleza. Y yaque a las mujeres les interesa encontrar compañeros que seanbuenos proveedores para ellas y sus descendientes, loshombres competirían entre sí enfatizando su posición,dominio, ambición, así como su capacidad para obtener riqueza(Buss, 1988; Sprecher y otros, 1994).

Existen algunas evidencias indirectas que apoyaríanestas proposiciones. Buss informó en 1989 de unainvestigación transcultural acerca de preferencias de parejaen más de 30 culturas, encontrando que en cada una de lasmuestras estudiadas los hombres en promedio preferían mujeresque fueran más jóvenes que ellos, mientras que las mujerespreferían hombres que fueran ligeramente mayores que ellas(citado en Baron & Byrne, 1994). A pesar que las culturasestudiadas eran en su mayor parte occidentales o influidaspor éstas, los datos obtenidos parecen proporcionar algúnapoyo a la visión evolucionista respecto a la edad preferidade la pareja. En dicho estudio se concluyó que las mujeresasignaban mayor valor a las claves que indicaban la posesión derecursos en los hombres (ingresos, laboriosidad, madurez),mientras que los hombres valoraban más las claves que

Página 174 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

indicaban la capacidad reproductiva en las mujeres (juventud,salud, atractivo).

En una revisión de estudios acerca de preferencias deelección de pareja, Feingold (1992) concluyó que las mujeresotorgaban más importancia que los hombres a los atributos deestatus socioeconómico, ambición, carácter e inteligencia deuna pareja, siendo mayores las diferencias de género para losatributos más directamente relacionados con la posesión oadquisición de recursos (estatus socioeconómico y ambición).En cambio no aparecían diferencias de género significativasrespecto a características de una pareja no relacionadasdirectamente con la posesión de recursos (sentido del humor ypersonalidad). En un estudio realizado en Chile conuniversitarios se encontraron diferencias de génerosignificativas en la importancia asignada en la selección depareja a las claves de posesión de recursos (trabajo estable,solvencia económica) y a las de capacidad reproductiva(juventud, atractivo físico). Además, respecto acaracterísticas comparativas preferidasen una pareja, se observaron diferencias de género muysignificativas en relación con la estatura, la edad y elnivel de ingreso (Barra y otros, 1999).

El distinto peso que pueden tener en la elección depareja de ambos sexos la posesión de recursos y el atractivo,también se aprecia en un estudio informado en 1990 porTownsend y Levy, en el cual se pidió a estudiantesuniversitarios evaluar, en términos de deseabilidad comoparejas matrimoniales, a personas que variaban en atractivofísico y estatus socioeconómico. Tanto los hombres como lasmujeres preferían como parejas matrimoniales potenciales apersonas atractivas y de alto estatus, pero éste tenía unefecto significativamente mayor en las evaluaciones de lasmujeres que en las de los hombres. Un hombre de alto estatuspero sólo moderadamente atractivo era tan interesante paralas mujeres como uno altamente atractivo pero sólomoderadamente exitoso, de lo cual se deduce que el estatuscompensaba el grado de atractivo. En cambio no ocurría estamisma compensación en las evaluaciones hechas por loshombres, quienes claramente preferían una mujer altamenteatractiva aunque de bajo estatus (citado en Sabini, 1992).

También podría pensarse que la capacidad de proveerrecursos estaría relacionada con el rasgo de dominancia, dada

Página 175 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

la equivalencia que se ha encontrado en la investigaciónentre los efectos de este rasgo y del factor estatus sobre laconducta social. Si esto es así, se esperaría que las mujeresse sintieran más atraídas por hombres que poseen este rasgo,ya que podría ser un índice de la capacidad de los hombrestanto para proveer recursos como para protegerla a ella y asus hijos. En una investigación se mostraron a estudiantes deambos sexos filmes sin sonido de una persona del otro sexoactuando de una manera dominante o sumisa, pidiéndoles que laevaluaran respecto a atractivo sexual y deseabilidad para unacita (Sadalla y otros, 1987). Los resultados señalaron quemientras las evaluaciones hechas por los hombres no mostrabandiferencias entre una mujer actuando de manera dominante osumisa, el hecho que el hombre actuara en una forma dominanteo sumisa afectaba las evaluaciones efectuadas por lasmujeres, prefiriendo al hombre dominante respecto al hombresumiso en ambos tipos de evaluación.

Estas evidencias indirectas sugerirían que la evoluciónpuede tener alguna influencia en las diferencias sexualesrespecto a la preferencia por ciertas características en lapareja potencial. Desde un punto de vista evolutivo, seplantea que desde la época primitiva los hombres a medida quemaduraban tenían más probabilidades de desarrollar lashabilidades para la caza o la artesanía, y también deacumular recursos materiales. Y por su parte las mujeresobtenían su estatus a partir de su capacidad para procrear ytener las condiciones necesarias para cuidar las crías. Comoresultado de estos procesos evolutivos, los hombres y mujeresactuales estarían biológicamente programados para diferir ensus preferencias de edad respecto a la pareja, no como unfenómeno consciente sino que en respuesta a los determinantesgenéticos.

¿Qué predicciones se pueden formular desde laperspectiva sociobiológica acerca de diferencias en laconducta sexual de hombres y mujeres? Dos predicciones muyevidentes son que los hombres tendrían una disposición másfavorable hacia el sexo casual que las mujeres, y que loshombres tenderían a tener una mayor cantidad de parejassexuales que las mujeres. Respecto a lo último, y de acuerdoa las diferentes estrategias reproductivas de ambos sexosexpuestas anteriormente, se espera que los hombres tenganmúltiples parejas con las cuales podrían potencialmente

Página 176 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

procrear, mientras que las mujeres deberían seleccionar lamejor pareja y tener todos sus hijos con ella. Además, ya quelos hombres no pueden tener la total certeza de que un hijoes realmente suyo, ellos deben preocuparse de controlar laprobabilidad que sus mujeres tengan otras parejas ypotencialmente lleguen a procrear hijos de otros hombres,tanto antes como durante su relación de pareja con ellos. Encambio las mujeres, quienes sí pueden estar seguras que sushijos son realmente propios, deberían preocuparse menos porel hecho que el padre de sus hijos haya tenido o tenga otrasparejas.

De acuerdo a esto, se debería encontrar una asimetríaentre los sexos tanto en lo que respecta a la posibilidad queuna persona tenga varios ccínyuge s, como en lo referente alas actitudes hacia la virginidad. (?n rcl:~cicín al primeraspecto, es más probable que se acepte que los hombres tenganmúltiples esposas (poliginia), que se acepte la posibilidadque las mujeres tengan múltiples esposos (poliandria).Recurriendo a la investigación transcultural, la evidenciarecolectada por Ford y Beach en 185 culturas muestra que deaquéllas no formalmente monógamas (un 84% del conjuntototal), en prácticamente todas ellas era aceptada lapoliginia, y sólo en una la poliandria, y aun este últimocaso era especial, ya que la forma más común de poliandriaconsistía en que una mujer se casaba con un hombre y con elhermano menor de éste. Y respecto a la actitud hacia lavirginidad, en algunas culturas se destacaba la de hombres ymujeres, mientras que en otras no se enfatizaba la virginidadde ninguno de los sexos, pero en una gran proporción seenfatizaba la virginidad femenina y no la masculina, no exis-tiendo ninguna cultura donde se enfatizara la virginidad delos hombres pero no de las mujeres (citado en Sabini, 1992).

Además de lo anterior, también deberían existirdiferencias entre hombres y mujeres respecto a quécircunstancias motivan sentimientos de celos en cada sexo.Desde un punto de vista evolutivo, al hombre deberíapreocuparle más que su pareja pueda engendrar hijos con otroshombres, por lo cual se sentiría especialmente celosorespecto a la posibilidad de infidelidad sexual de su pareja.En cambio a la mujer debería preocuparle más asegurarse queel hombre seguirá manteniéndola a ella y a sus hijos, por locual debería sentirse especialmente celosa si el hombre

Página 177 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

establece vínculos emocionales con otra mujer, más que por lainfidelidad sexual misma.

Existen algunos datos que apoyan estas predicciones,mostrando que mientras a los hombres los perturban más lospensamientos de posible infidelidad sexual de la mujer, a lasmujeres les preocupa más los pensamientos de posibleinfidelidad emocional por parte del hombre (Bailey y otros,1994). En relación a este punto, Braconnier (1997) planteaque aunque los celos tienen una incidencia similar en hombresy mujeres, pueden presentar características diferentes encada sexo, agregando que "los hombres celosos seríanparticularmente sensibles a las infidelidades sexuales de suscompañeras, en tanto que las mujeres sufrirían más por lasinfidelidades afectivas" (p. 159).

Una evidencia que tendería a contradecir lo anteriorsurge de un estudio de Pines y Friedman (1998) conuniversitarios, donde no se observaron diferencias de géneroen los celos producidos por una infidelidad sexual imaginadade la pareja, siendo el nivel de celos igualmente alto enambos sexos. Según las autoras, este hallazgo "contradice lapredicción de la teoría evolucionista. De acuerdo a estateoría, una mujer infiel amenaza la supervivencia genética deun hombre; por lo tanto los hombres son más celosos que lasmujeres cuando el vínculo extramarital es sexual. Este cla-ramente no fue el caso aquí" (p. 66). Sin embargo, podemosdecir que la desconfirmación de la teoría sería parcial, yaque en el mismo estudio se observó una diferencia de génerointeresante en los celos imaginados en respuesta a diferentestipos de infidelidad: para las mujeres una posible relaciónemocional entre su pareja y otra mujer producía un nivelsimilar de celos que una relación sexual, mientras que paralos hombres una posible relación emocional entre su pareja yotro hombre producía menos celos que una infidelidad sexual.

Una variante del enfoque sociobiológico es laperspectiva que, adoptan Buss y Schmitt (1993) en lo queellos denominan la teoría de las estrategias sexuales, lacual considera tanto los patrones biológicos evolutivos comola influencia del contexto cultural. De acuerdo a estateoría, las estrategias sexuales de cada sexo difieren si setrata de un apareamiento a corto plazo (sexo casual) o de unapareamiento a largo plazo (matrimonio). El primer tipo deapareamiento se corresponde más con la estrategia sexual

Página 178 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

masculina, por lo cual los hombres tenderían más que lasmujeres a interesarse y aprobar el sexo casual. En cambio lasmujeres en general requerirán señales confiables de que unhombre se compromete con ellas a largo plazo, comoprerrequisito para la involucración sexual, por lo cual noestán tan predispuestas como los hombres hacia el sexocasual, ya que en ese contexto ellas no podrían asegurarseque el hombre posee los recursos o la disposición paracomprometerse a, largo p¡,Izo.

ENFOQUE DE LAS GUIAS SEXUALES

Esta perspectiva de tipo sociocultural acerca de lasexualidad y las diferencias sexuales, también ya mencionadaen un capítulo anterior, fue presentada en 1973 por Gagnon ySimon en un libro titulado Conducta sexual: Los orígenes sociales de lasexualidad humana, y desarrollada más tarde por Gagnon en sulibro Sexualidad y cultura (1980). En dicha perspectiva juega unrol central el concepto de “guías sexuales”, las cuales sontransmitidas mediante las distintas formas de socialización,y constituyen una especie de guión teatral donde seespecifica un conjunto de instrucciones para determinadasconductas. Así, se puede decir que toda conducta es "guiada"y que todo comportamiento social está contenido en guiones.

Los guiones o guías son patrones o conjuntos de normaspara comprender y realizar las acciones o conductas, esdecir, para organizar nuestras ideas acerca delcomportamiento y darle un sentido a lo que estamos haciendo,a lo que vamos a hacer y también a lo que hemos hecho en elpasado. Entre otras cosas, estas guías o esquemas sirven paraelegir ciertos cursos de acción y para justificar ciertasconductas (aquellas que están de acuerdo con ellas) o paracuestionar y poner en tela de juicio conductas que se apartende lo especificado en tales guiones. Las guías especifican elqué, quién, cuándo, dónde y por qué de determinadas conductas, y asímientras actuamos podemos pensar acerca de lo que estamos ha-ciendo, de las personas con las que lo estamos haciendo, delos lugares y ocasiones en que lo hacemos y de las razones omotivos para hacerlo.

Otras características de estas guías,serían queproporcionan ciertas instrucciones generales -al igual que un

Página 179 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

mapa o una recetapero no especifican todos los detalles de laacción y por lo tanto pueden cambiar a medida que se agregannuevos elementos. Algunas de tales guías son públicas y"oficiales" -como las especificadas en las leyes o lasreligiones-, mientras que otras pueden ser propias dedeterminados grupos o ser idiosincrásicas de individuosparticulares.

Las guías sexuales son tipos de guías sociales,formuladas de la misma forma y con los mismos propósitos queaquellas que orientan la conducta social en general. Por unaparte ellas reflejan la influencia social y las doctrinassexuales "oficiales" de una determinada cultura, y al mismotiempo rigen el pensamiento, la comunicación y la actividadsexual de los individuos en situaciones particulares. Aligual que cualquiera otra guía social, una guía sexual seorganiza alrededor de los cinco aspectos mencionados: quién,qué, cuándo, dónde y por qué.

Además, el concepto de guía sexual puede tener dosacepciones. La primera es de tipo social e interpersonal,donde la guía organiza las expectativas y convencionessociales compartidas que permiten a las personas participaren una interacción compleja, como sería un encuentro sexual.La segunda acepción tiene que ver con motivaciones y estadosinternos, los cuales pueden o no producir excitación ypredisponer a la actividad sexual. Un aspecto interesante esque estos dos planos pueden no coincidir, como se aprecia enun estudio donde los sujetos tenían que ordenar dos vecesciertas actividades heterosexuales específicas, una vez segúnla secuencia en que ellas ocurrían generalmente en unainteracción sexual típica y otra vez según su valorexcitatorio sexual (Geer y Broussard, 1990). Se encontró quemientras la primera ordenación (secuencia) era similar enhombres y mujeres, la segunda (excitación) diferíaconsiderablemente en ambos sexos, diferencia que de acuerdo alos autores "sugiere una base para dificultades entre mujeresy hombres respecto a sus interacciones sexuales... Si, comoes probable, los individuos asumen que los actos que ellosperciben como excitantes son vistos por sus parejas comoigualmente excitantes, es alto el potencial para confusión yconflicto" (p. 670).

Desde el punto de vista tradicional, la socialización dehombres y mujeres enfatiza diferentes roles y guías acerca de

Página 180 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

qué es lo esperable o apropiado para sexo. A las mujeres seles enseña a ser dependientes, sumisas y preocupadas por losotros, mientras a los hombres se les enseña a ser agresivos,dominantes y a no mostrar ternura o sensibilidad, y talesguías en muchos casos intervendrían en qué tipo (le parejadel otro sexo buscan las personas. Así, por ejemplo, esrspcrahlc que las mujeres busquen hombres más altos, de másedad y con más recursos que ellas (Barra y otros, 1999) o másdominantes, que los hombres busquen mujeres más dependientes,más sensibles o en general lo que tradicionalmente seconsideraría más "femeninas". Estos distintos patrones de so-cialización de ambos sexos, que incluyen diferentes guíaspara hombres y mujeres, configurarían el contexto para laexistencia de un doble estándar respecto al comportamientosexual de hombres y mujeres.

Como parte de las guías tradicionales, el mensajetransmitido a las mujeres ha sido estar muy alertas frente alos avances sexuales de los hombres e inhibir suresponsividad sexual a menos que sea dentro de una relaciónde compromiso. También se las incentiva a ser muy cuidadosaspara evitar el embarazo no deseado y para no adquirir una"mala" reputación. Así, desde un punto de vista tradicionalforma parte de la masculinidad el mayor "éxito" sexualposible (cantidad de conquistas), y de la feminidad ellimitar la accesibilidad sexual a la pareja más deseable oadecuada ("un buen partido"). Frente a la posibilidad deinteracción sexual con un desconocido atractivo del otrosexo, los hombres tradicionalmente han sido entrenados paraconsiderarla como una oportunidad y las mujeres paraconsiderarla como un peligro.

Este doble estándar tradicional ha enseñado a lasmujeres que las relaciones sexuales sólo son aceptables en elmatrimonio o por lo menos en el contexto de una relación deprofundo compromiso afectivo. En cambio a los hombres siemprese les aprobaría en mayor grado el involucrarse enactividades sexuales por diferentes motivos, como adquirirexperiencia, desarrollar habilidades o aun por diversión. Lainfluencia de este doble estándar se reflejaría en las guíasy roles sexuales tradicionales de hombres y mujeres respectoa su interacción sexual. El hombre, a quien la sociedad lepermite más la exploración sexual antes del matrimonio, es elque se espera que tome la iniciativa para buscar relaciones

Página 181 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sexuales. En cambio la mujer, a quien se le imponen mayoresprohibiciones para la actividad sexual fuera del matrimonio,no estaría inclinada a buscar o iniciar las actividadessexuales,, sino más bien a ponerles límites. De acuerdo a losplanteamiento'~ feministas, este clohlc estándar sexual seríael responsable de las metas divergentes de ambos sexos y delantagonismo existente en la relación de hombres y mujeres. Alos hombres se les ha enseñado a "conseguir" tanto sexo comosea posible en sus relaciones con las mujeres, mientras que aestas últimas se las ha enseñado a utilizar su aparienciasexual para obtener ganancias (atenciones, regalos) o con-seguir un compromiso conveniente (matrimonio) a cambio de"favores" sexuales (Malamuth, 1988).

Es claro que el doble estándar tradicional ha idocambiando y ya no es tan rígido, sin embargo la expresiónsexual femenina sigue aceptándose bajo circunstancias másrestringidas (por ejemplo, amor o compromiso) que lamasculina. Diversos estudios, la mayoría de ellos enpoblaciones universitarias donde se espera encontrar menos eldoble estándar, revelan que la interacción sexual entrehombres y mujeres sigue aún en alto grado las guías tradi-cionales, según las cuales el hombre es el iniciador de lasproposiciones sexuales y la mujer marca los límites. En unestudio de Peplau y otros con una muestra de parejasuniversitarias, se encontró que tanto en las parejas quetenían relaciones sexuales como en las que no las tenían,eran los hombres los que iniciaban los acercamientossexuales. Sin embargo, eran las actitudes de las mujereshacia el sexo las que determinaban cuándo se iniciaban lasrelaciones sexuales (citado en Malamuth, 1988).

Desde este punto de vista, las acciones destinadas apersuadir a otra persona a tener relaciones sexuales sepodrían catalogar como masculinas, independientemente de sison emitidas por un hombre o una mujer, en cambio losintentos para no tener relaciones sexuales se podríanconsiderar como acciones femeninas. Aparte de la influenciacultural y la socialización diferencial de los sexos, podemosrelacionar esta distinción con la asociación que se haestablecido entre el nivel de testosterona, la principalhormona sexual masculina, y la magnitud del deseo sexualtanto en hombres como en mujeres (Cerruti, 1991). Comoexpresan Moir y Jessel, "la testosterona, la hormona de la

Página 182 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

agresividad y el afán de dominio, es también la hormonasexual, tanto en los hombres como en las mujeres... Latestosterona es el activador sexual clave de ambos sexos"(1994, p. 115).

De acuerdo a lo que muestran diversos estudios, en lasprimeras interacciones las mujeres comunicaríanindirectamente su interés o receptividad hacia el sexo, ysolamente serían iniciadoras una vez que ya se ha establecidoalgún patrón de actividades sexuales dentro de la relación.En las primeras interacciones los hombres seguirían la guíatradicional de mostrar su interés sexual directamente ytratar de persuadir a la pareja, mientras que a las mujeresles correspondería determinar si ponen límites a lainteracción sexual y cuáles serían éstos.

Un aspecto que merece destacarse es que la influencia dela socialización y de las guías sexuales no sólo se evidenciaal inicio de una interacción de pareja, sino que pareceseguir teniendo un gran peso en la forma en que una parejaestablecida se sigue relacionando sexualmente. En relacióncon esto interesa mostrar cómo la adhesión de los individuosa los papeles sexuales tradicionales puede imponer muchaslimitaciones a sus formas de expresión y tener a veces costosimportantes para ellos mismos y para la relacion.

Por una parte, y relacionado con la orientación al logrotan enfatizada en la socialización masculina en general,estaría lo ya mencionado anteriormente respecto a que seespera que los hombres sean capaces de conquistar y "seducir"a muchas mujeres, en una especie de competencia con los otroshombres. Esta orientación al logro masculina se expresatambién en la relación sexual misma, haciendo que muchoshombres se concentren excesivamente en intentar excitar ysatisfacer sexualmente a la mujer (por ejemplo, mediantecaricias genitales directas), como una demostración de supropia "capacidad" sexual. Así se puede comprender el hechoque en muchas ocasiones la falta de orgasmo en la mujertendría un mayor efecto negativo en el hombre que en lapropia mujer, ya que para el hombre tiene el significado deno ser capaz de cumplir con la responsabilidad autoimpuestade satisfacer a la pareja. Esta autoatribución masculina deresponsabilidad por el "éxito" sexual se aprecia en unestudio de Polyson, quien presentó a sujetos de ambos-sexosuna situación que incluía insatisfacción sexual en uno o

Página 183 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ambos miembros de una pareja, pidiéndoles que evaluaran a losindividuos involucrados. Los resultados niostr,i ron que loshombres del estudio evaluaban más negativamente al hombre dela situación descrita, independientemente de si era el hombreo la mujer quien presentaba insatisfacción sexual (citado enMalamuth, 1988).

Esta búsqueda de logros sexuales específicos puedesignificar un obstáculo a la propia capacidad de expresiónsexual, ya que no permite al hombre abandonarse a lasdiversas sensaciones agradables que se pueden experimentar enun encuentro sexual, además del orgasmo. A su vez, frente aesto la mujer puede sentirse presionada a tener queexperimentar (o a veces fingir) el orgasmo como una forma deevitar herir la autoestima sexual del hombre y confirmarleque es en realidad un amante adecuado. Estas presiones enambos miembros de la pareja interfieren con la libre explora-ción o el juego sexual recíproco sin perseguir obsesivamentela meta específica del orgasmo, lo que conduciríanaturalmente a una experiencia sexual más satisfactoria.

También esta influencia se puede apreciar en laextendida creencia de que, en la interacción de pareja, elhombre debe ser el experto en lo referente a lo sexual, locual tiene como resultado muchas veces un costo importantepara ambos miembros de la pareja. En el caso del hombre, elasumir su rol de "experto" puede implicar no estimular a lapareja a comunicar sus propias preferencias o deseos, con locual no se daría la posibilidad de aprender más sobre lasnecesidades particulares de la mujer para buscar un mejorajuste sexual. Y esto puede hacer que la mujer esté menosdispuesta aún a comunicar sus deseos o a hacer sugerencias decómo mejorar la relación sexual, para evitar afectarnegativamente la autoestima masculina del "experto".

Se puede afirmar entonces que la adhesión rígida a lasguías sexuales tradicionales, que prescriben la iniciativamasculina y la pasividad femenina, priva a la mujer de losaspectos positivos de la iniciativa y el control, y al hombrede la experiencia de relajarse y recibir placer. Parece unaalternativa mucho mejor que ambos integrantes de la pareja serelacionen sexualmente en términos más igualitarios y menosestereotipados, y que ambos asuman distintos roles yconductas que posibiliten enriquecer y diversificar susexperiencias sexuales.

Página 184 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

El enfoque de las guías sexuales postula que lasprincipales diferencias de género en la sexualidad seoriginan en las distintas experiencias de ambos sexos en latemprana adolescencia. Tal como muestran todos los estudiossobre conducta sexual, la sexualidad del adolescente varónestá centrada en la masturbación, actividad sexual quealcanza una alta frecuencia pero que no tiene un carácterheterosexual sino que es una conducta individual oautosexual. En cambio las adolescentes mujeres practicanmucho menos la masturbación durante este período, y en lugarde eso están más preocupadas de prepararse para los rolesfemeninos adultos, o al menos de atraer el interés masculino.De ahí que las primeras experiencias sexuales femeninastienen lugar más tarde que las masculinas, y son típicamenteheterosexuales o interpersonales, lo que implica que desde uncomienzo la sexualidad femenina tiene un carácter relacional,y para muchas mujeres la existencia de una relación decompromiso afectivo se convierte en un prerrequisito para laexpresión sexual.

De acuerdo a esta perspectiva de las guías sexuales, lasexpresiones sexuales humanas son en gran medida función de lainterpretación y del significado simbólico que se asigna alos estímulos y experiencias sexuales, y tales aspectoscognitivos determinan las actitudes, juicios y respuestas delos individuos frente a tales experiencias. Según el análisisanterior de cómo se desarrollan las expresiones sexuales deambos sexos, se concluiría que para los hombres elsignificado de la sexualidad está más ligado al placerindividual, mientras que para las mujeres está más ligado ala calidad de la relación interpersonal.

Estas tres perspectivas teóricas revisadas, las cualespor supuesto no agotan este complejo tema, hacen unacontribución significativa a la comprensión de lasdiferencias de géneros en sexualidad. Ellas ilustran acercade la importancia de reconocer la distinta naturalezabiopsicosocial de la experiencia sexual de ambos sexos, locual parece un aspecto clave tanto en el plano teórico comoen el aplicado, así como en la búsqueda de un adecuado ajustey compatibilidad en la relación de pareja. A pesar de lasgrandes diferencias existentes entre los enfoques teóricos delos cuales derivan las perspectivas examinadas, tambiénexistiría un alto grado de concordancia en la forma de

Página 185 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

concebir y tratar de explicar los principales factores queparecen responsables de las importantes diferencias degénero. Lo anterior estaría indicando que, al igual que encualquier otro ámbito de la psicología, distintas aproxima-ciones pueden complementarse más que excluirse mutuamente,dada la naturaleza compleja y multivariada de cualquiercomportamiento o fenómeno psicosocial.

Página 186 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 9

ORIENTACION SEXUAL YHOMOSEXUALIDAD

Uno de los aspectos mas controvertidos de la conductasexual humana lo constituye el hecho que algunas personas sesienten sexualmente atraídas por individuos de su mismo sexoy los prefieren como compañeros sexuales. Tal vez en mayormedida que en otros aspectos de la sexualidad, al abordar eltema de la orientación sexual y la homosexualidad seencuentra por una parte escasa información científica precisay concluyente y, por otra parte, la fuerte influencia devalores, creencias, estereotipos, simplificaciones y engeneral bastante confusión. En este capítulo se expondránciertos aspectos básicos relacionados con el tema de laorientación sexual y se examinarán aquellos elementos queconsideramos más importantes para una mejor comprensión deltema de la orientación homosexual. Y en el próximo capítulose complementarán estos aspectos con la revisión de algunosnuevos modelos teóricos que intentan explicar cómo laspersonas desarrollan una determinada orientación sexual.Esperamos de esta manera contribuir en algún grado a teneruna visión más científica y objetiva acerca de un temaespecialmente sensible y complejo, pero que habitualmente estratado en forma bastante superficial y simplista tanto en laescasa literatura cientfica disponible como en los medios decomunicación.

DELIMITACIONES CONCEPTUALES

En el lenguaje cotidiano el concepto de sexo tiende atener dos significados aparentemente claros para el común delas personas. Por una parte alude a las dos categoríaspermanentes y mutuamente excluyentes en que se clasifican los

Página 187 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

individuos, hombre y mujer. Y por otra parte se refiere a losdiversos aspectos relacionados con los impulsos y actividadesde tipo erótico de los individuos. Sin embargo, al abordar eltema de la orientación sexual encontramos que muchosconceptos aparentemente claros no lo son tanto si losexaminamos desde una perspectiva científica, por lo cualnecesitamos precisarlos, ya que algunos muchas veces no sedistinguen claramente y hasta se usan como sinónimos. Ellosson los de sexo, género, identidad sexual, rol sexual yorientación sexual.

SEXO

De acuerdo a McCary y otros (1996), el concepto de sexose refiere a "características físicas y biológicas que seheredan y que colocan al individuo en algún punto de uncontinuo, que tiene como extremos a individuosreproductivamente complementarios" (p. 392). A pesar quecomúnmente pensamos en este concepto como refiriéndose a algounitario y que se expresa en dos categorías claramenteexcluyentes (hombre o mujer), las características físicas ybiológicas que constituyen el sexo poseen varias dimensiones,y el desarrollo de cada una de ellas va a determinar laubicación del individuo en el continuo mencionado. Así, sepueden distinguir las dimensiones cromosómica, genética,gonadal, morfológica de los órganos sexuales pélvicosinternos y externos, cerebral, hormonal y la de loscaracteres sexuales secundarios. De acuerdo a esto, al hablarde sexo podríamos estar refiriéndonos a ocho posiblesdimensiones diferentes.

Sin embargo, parece ser más común que al referirse alconcepto biológico de sexo se distingan cinco principalesdimensiones (Bateman, 1995; ( iaí;non, 1980). El sexocromosómico se refiere a la diferenciación que se produce enla fecundación entre individuos con combinación cromosómicaXX o XY, siendo ésta la única diferencia sexual durante lasprimeras ocho semanas de desarrollo intrauterino. El sexogonadal se determina por el hecho que la gónada originalmenteindefinida se diferencia alrededor de la octava semana entestículo si la constitución cromosómica es XY, y alrededorde la décima semana en ovario si ésta es XX. El sexo hormonal

Página 188 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

se refiere a la proporción y predominio de las hormonassexuales masculinas (testosterona y otros andrógenos) y lashormonas sexuales femeninas (progesterona y estrógenos). Elsexo genital se determina por el hecho que la testosteronafetal induce el desarrollo de pene y escroto, y su ausenciainduce el desarrollo del clítoris y los labios mayores ymenores. Y el sexo fenotípico (o de los caracteres sexualessecundarios) se refiere en general a la apariencia corporaldel individuo derivada de las influencias hormonales queoperan especialmente en la pubertad.

Compartiendo esta concepción dimensional o continua delconcepto de sexo, Doyle y Paludi (1991) plantean que "cuandola palabra `sexo' es usada para significar una de doscategorías biológicas estrictamente separadas, está siendousada incorrectamente. Más bien, el sexo biológico es mejorconcebido como un continuo donde las estructurasreproductivas, las hormonas y los rasgos físicos varían entredos puntos extremos" (p. 5).

GÉNERO

Cada vez es más común el uso del concepto de género enel tema de las diferencias entre hombres y mujeres,especialmente cuando se quiere destacar que muchas de talesdiferencias no obedecerían a determinantes biológicos, sinoque más bien a factores psicológicos, sociales y culturales.El concepto de género, y más precisamente de icentidad degénero, fue introducido por Money (citado en Bailey & Zucker,1995) para referirse a la dimensión social del sexo. Sinenbargo, es usual que los conceptos de sexo y de género seutilicen de manera intercambiable, como sinónimos, lo cualproduce confusión.

La tendencia más común es utilizar el término sexo parareferirse a mecanismos específicamente biológicos (tales comocromosomas sexuales o estructuras sexuales) y utilizar eltérmino género para aludir a los aspectos sociales,culturales y psicológicos que se refieren a los rasgos,normas, estereotipos y roles considerados típicos y deseablespara aquellos que la sociedad ha designado como hombres omujeres. En otras palabras, el concepto de sexo se define entérminos biológicos, mientras que el de género lo hace en

Página 189 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

términos de sus componentes sociales, culturales ypsicológicos, los cuales teóricamente podrían serindependientes del sexo biológico del individuo. Así porejemplo, para Unger (1979) la expresión diferencias sexuales serefiere a aquéllas innatas o biológicas entre hombres ymujeres, mientras que diferencias de género aludiría a lasderivadas del aprendizaje y de sus diferentes roles sociales.Este mismo criterio para diferenciar ambos conceptos adoptanotros autores, entre ellos Papalia y Olds (1997), quienesexpresan que "es necesario distinguir entre diferencias desexo, que son las diferencias biológicas entre hombre ymujer, y diferencias de género, que son las psicológicas o decomportamiento" (p. 250).

Un criterio distinto e interesante es el que adopta Hyde(1994), quien expresa: "El término sexo será usado... parareferirse específicamente a la anatomía sexual y a laconducta sexual, y el término género será usado parareferirse al estado de ser hombre o mujer. Por supuesto,aunque yo planteo que el sexo y el género son conceptualmentediferentes, no plantearía que ellos son totalmenteindependientes entre sí. Ciertamente los roles de género -lasformas en que se espera que se comporten hombres y mujeres-ejercen una influencia poderosa en la forma en que laspersonas se comportan sexualmente" (p. 3). Además la mismaautora plantea que no se puede hacer una distinción precisaentre los factores biológicos y culturales, ya que ambospueden interactuar y, por lo tanto, ella utiliza la expresióndiferencias de género para referirse en general "a las diferenciaspsicológicas entre hombres y mujeres, dejando como cuestiónaparte el problema de su causación" (Hyde, 1995, p. 19).

Nos parece muy interesante este planteamiento de Hydeque destaca la interacción entre los aspectos biológicos ysocioculturales en el tema de las diferencias entre hombres ymujeres. Por una parte es muy consistente con la modernaconcepción biopsicosocial del individuo, según la cualsiempre debemos ver el comportamiento humano como elresultado de una compleja interacción y determinaciónrecíproca entre variadas influencias (biológicas, cognitivas,emocionales, normativas, ambientales, etc.). Y por otra partetambién es consistente con la creciente evidencia de que unagran parte de las diferencias en el comportamiento de hombresy mujeres no parecen explicarse solamente como producto de la

Página 190 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

socialización diferencial o de los distintos roles socialesde hombres y mujeres, sino que podrían tener como basefactores diferenciales innatos.

IDENTIDAD SEXUAL Y ROL SEXUAL

En general la expresión identidad sexual alude al conceptoque tiene el individuo de ser hombre o mujer, lo cual seestablece tempranamente alrededor de los 3-4 años, en la granmayoría de los casos se corresponde con las diversasdimensiones del sexo biológico y se mantiene estable a travésde la vida. En cambio el concepto de rol sexual se refiere alaprendizaje y desempeño de los comportamientos socialmenteesperados y aprobados para cada sexo, es decir, de aquelloscomportamientos tipificados sexualmente. A diferencia de laidentidad sexual, el rol sexual se va estableciendo máslentamente, no tiene un carácter sólo cognitivo y seconsolidaría durante la adolescencia, en interacción con loscambios físicos, sociales y sexuales asociados con esa etapade desarrollo.

Sin embargo, mientras algunos autores utilizan los dosconceptos mencionados, identidad sexual y rol sexual (Gagnon,1980), otros prefieren hablar de identidad de género y de rolde género, con lo que se introduce alguna confusión. Así, porejemplo, De Barbieri expresa que la identidad de género implicaun sentimiento de sí mismo, en tanto femenino o masculino,que se reconoce y es reconocido en la medida en que se acercaa rasgos y expectativas establecidos. Y los roles de género sonun conjunto de prescripciones y prohibiciones para elejercicio de conductas ligadas a la feminidad o a lamasculinidad (1992, citado en Sharim y otros, 1996).

Por su parte Hyde (1994) plantea que identidad de género serefiere al sentido psicológico de la propia masculinidad ofeminidad (o la asociación de los hombres con el rolmasculino y la asociación de las mujeres con el rolfemenino), mientras que rol de género sería el conjunto denormas o expectativas definidas culturalmente que prescribencómo deberían comportarse las personas de un determinadogénero. Además, y a diferencia de la gran mayoría de losautores, Hyde expresa que el concepto de identidad sexual se

Página 191 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

refiere a la autoidentificación o autorrotulación delindividuo como heterosexual, homosexual o bisexual.

Ya que siempre los roles sociales están estrechamenterelacionados con las normas sociales, los roles de génerovendrían a ser resultado de la acción conjunta de lasllamadas normas de género, las cuales están constituidas porlas prescripciones sociales de ciertas conductas, creencias yactitudes para los hombres y para las mujeres.

ORIENTACIÓN SEXUAL

El concepto de orientación sexual puede definirse comoun patrón de preferencias sexuales y afectivas por personasde un determinado sexo (Herek, 1986). La orientación sexualse refiere a si un individuo se siente más atraído sexual y/orománticamente por personas de su mismo sexo, del otro sexo,o en un grado similar por personas de ambos sexos. Es decir,la orientación sexual constituye un continuo que se extiendedesde la heterosexualidad (atracción predominante haciaindividuos del otro sexo) hasta la homosexualidad (atracciónpredominante hacia individuos del mismo sexo), incluyendo unacondición intermedia de bisexualidad (similar atracción haciaindividuos de ambos sexos). Las personas que se sientenatraídas predominantemente hacia individuos de su mismo sexoson rotuladas usualmente como homosexuales (ya sean hombres omujeres) o como lesbianas (si son mujeres).

LA DIMENSION DE ORIENTACION SEXUAL

Como se ha visto, la sexualidad tiene muchos componenteso facetas, incluyendo los aspectos biológicos referidos alsexo, la identidad de sexo o de género (el percibirse ysentirse como hombre o como mujer), los roles sexuales o degénero (la adherencia a las normas culturales para laconducta femenina y masculina) y la conducta sexual. Y uncomponente adicional de la sexualidad, distinto a los otrosaspectos mencionados, lo constituye la orientación opreferencia sexual.

Página 192 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CONCEPTUALIZACIÓN Y EVALUACIÓN

Al expresar que la orientación sexual se refiere a uncomponente distinto a los otros, se quiere decir queindependientemente de a qué sexo biológico pertenezca unindividuo, cuál sea su identidad de género, a qué roles degénero se adhiera en su conducta y aun cuáles sean susconductas sexuales específicas, éste puede preferirsexualmente a personas del otro sexo, de su mismo sexo, o aambas. La orientación sexual no es lo mismo que la conductasexual, ya que por una parte se refiere más bien a atraccióny excitación, y por otra parte las personas pueden expresar ono su orientación sexual en sus conductas.

Anteriormente se pensaba que en la homosexualidadexistía una identidad sexual opuesta al sexo biológico delindividuo, y así por ejemplo se asumía que un hombrehomosexual se identificaba con las mujeres y por elloprefería compañeros sexuales hombres. Sin embargo,actualmente se reconoce más claramente que la identidadsexual y la preferencia sexual son aspectos distintos, y porlo tanto se considera que los homosexuales no tienen por quétener una confusión o una inversión acerca de su identidadsexual, sino que simplemente prefieren compañeros sexuales desu mismo sexo. Y tampoco la orientación sexual estaríanecesariamente relacionada con la orientación de los rolessexuales o de género. Así, por ejemplo,'en un estudio deStorms (1980) se encontró que los individuos de diferentesorientaciones sexuales (hetero, homo y bi) no diferíansignificativamente en las medidas de atributos de rol sexual(masculinidad, feminidad), mientras que sí diferíanclaramente en el contenido de sus fantasías sexuales (ho-moeróticas o heteroeróticas).

La concepción de la orientación sexual como unadimensión continua más que como una clasificación dicotómicaderiva del trabajo de Kinsey (1967a), quien estableció unaescala de clasificación de siete grados (desde 0 a 6), basadaen las experiencias sexuales y en las reacciones psicológicasde los individuos. El grado 0 corresponde a "los individuosque no registran contactos físicos que les hayan provocadoexcitación erótica u orgasmo, ni responden psíquicamente aindividuos de su propio sexo. Sus contactos y respuestassociosexuales tienen efecto exclusivamente con individuos del

Página 193 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sexo opuesto" (p. 653), mientras que el grado 6 corresponde aaquéllos "exclusivamente homosexuales, tanto en cuanto a susexperiencias reales como a sus respuestas psíquicas" (p.654). Entre estos extremos se distinguirían otros cincogrados, dos de ellos correspondientes a un predominioheterosexual con expresiones homosexuales sólo accidentales(grado 1) o más que accidentales (grado 2), unocorrespondiente a similar nivel de expresiones heterosexualesy homosexuales (grado 3) y otros dos correspondientes a unpredominio homosexual con expresiones heterosexuales sóloaccidentales (grado 4) o más que accidentales (grado 5).

Debido a que muchas veces se describe esta escala declasificación como basada sólo en las experiencias sexualesque ha tenido un individuo, es conveniente enfatizar que, deacuerdo a Kinsey, "la clasificación se basa en las reaccionespsicológicas del individuo y en la cantidad de su experienciafísica. Un individuo puede figurar en la escala comohomosexual aun a pesar de no haber tenido experiencia físicaalguna como tal. Lo mismo reza para lo heterosexual" (1967b,pp. 477-478). En otras palabras, y como ya se expresóanteriormente, la orientación sexual se refiere a laatracción y preferencia eróticas del individuo, las cualespueden expresarse en sus actividades sexuales concretas y ensus reacciones erótico-afectivas, o sólo en una de ambasdimensiones. En la mayoría de los casos existecorrespondencia entre ambas, pero en algunos puede noexistir, razón por la cual la clasificación de la orientaciónsexual de un individuo debe abarcar ambos aspectos, tanto elconductual como el erótico-afectivo.

Sintetizando, se puede decir que a partir de Kinsey seempezó a concebir la orientación sexual como un continuobipolar, el cual varía desde la heterosexualidad exclusiva,pasando por la bisexualidad, hasta la homosexualidadexclusiva, y que la ubicación en la escala se determina demanera conjunta por las conductas sexuales y las reaccionespsicológicas eróticas (tales como las fantasías).

Sin embargo, autores posteriores han criticado estamezcla de componentes distintos de la orientación sexual enun único índice o clasificación, proponiendo que se usenescalas separadas para evaluar los diversos componentes.Integrando lo propuesto por diversos autores (citados en Bem,1996), la escala original de Kinsey compuesta por una sola

Página 194 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

dimensión puede llegar a descomponerse hasta en sietedimensiones bipolares. Estas dimensiones serían las conductassexuales, los sentimientos sexuales, las fantasías eróticas,el afecto interpersonal, la preferencia social, el estilo devida sexual y la autoidentificación.

Se ha propuesto que la orientación sexual se concibacomo dos dimensiones conceptualmente independientes: unadimensión heteroerótica y una dimensión homoerótica. Esteenfoque es equivalente a la forma en que se concibeactualmente el rol sexual, donde las escalas independientesde masculinidad y de feminidad se combinan en una tipologíade cuatro categorías: aquellos con alto puntaje en una escalay bajo puntaje en la otra se clasifican ya sea comomasculinos o femeninos; aquéllos con alto puntaje en ambasescalas se clasifican como andróginos; y aquéllos con bajopuntaje en ambas escalas se clasifican como indiferenciados(Bem, 1974; Bem y otros, 1976). De manera análoga, seríaposible identificar o clasificar a los individuos en lascategorías resumidas de heterosexual, homosexual, bisexual oasexual, dependiendo de las intensidades relativas de suresponsividad tanto heteroerótica como homoerótica (Storms,1980).

DISTRIBUCIÓN Y DIFERENCIAS SEXUALES

Teniendo presente las clarificaciones anteriores, acontinuación revisaremos sintéticamente las cifras informadaspor Kinsey respecto a cómo se distribuían en su muestradistintos grados o predominios de orientación sexual, tantode hombres como de mujeres. La presentación de estas cifrasno tiene sólo el objetivo de complementar los datos sobrediferencias de género en la conducta sexual expuestas en otrocapítulo, sino que además comprender de mejor manera algunasproposiciones teóricas acerca del desarrollo de laorientación sexual que se expondrán en el próximo capítulo.

En los hombres se encontró que a partir de la pubertade150% podía ser clasificado como exclusivamente heterosexual(no presentaban contactos homosexuales ni reacciones eróticashacia otros hombres) y el 4% podía ser clasificado comoexclusivamente homosexual (no presentaban contactosheterosexuales ni reacciones eróticas hacia las mujeres). Por

Página 195 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

otra parte, también desde la pubertad, un 37% de los hombreshabía tenido al menos una experiencia homosexual con orgasmo(siendo este porcentaje de 50% entre quienes habíanpermanecido solteros hasta los 35 años) y un 13% habíareaccionado eróticamente hacia otros hombres sin haber tenidocontactos homosexuales físicos.

En el caso de las mujeres, tanto la incidencia dereacciones psicológicas como de contactos homosexuales eranmucho más bajas que en los hombres. Aunque los datos queentrega Kinsey al respecto son menos precisos que loscorrespondientes a los hombres, se estima que un 72% de lasmujeres podían ser clasificadas como exclusivamenteheterosexuales (en comparación con el 50% de los hombres) yque alrededor de un 1-2% podían ser clasificadas comoexclusivamente homosexuales (en comparación con el 4% de loshombres). Así como un 37% de los hombres había tenido almenos una experiencia homosexual con orgasmo, en las mujereseste porcentaje era de sólo un 13%. Alrededor de un 20% delas mujeres había tenido alguna experiencia homosexual, con osin orgasmo (en comparación con más del doble de loshombres), apreciándose en ellas una mayor relación entreestas experiencias y el estado civil que en el caso de loshombres. En estos últimos la incidencia de experienciashomosexuales era de un 50% en los solteros y de un 10% en loscasados, mientras que en las mujeres era de un 26% en lassolteras, de un 10% en las ex casadas y sólo de un 3% en lascasadas.

Los datos comparativos para ambos sexos hacen concluir aKinsey que "se habían producido respuestas de tipo homosexualen sólo la mitad, aproximadamente, de las mujeres, y loscontactos con orgasmo en sólo un tercio respecto de loshombres. Además, siempre en relación con los hombres, lasmujeres preponderante o exclusivamente homosexualesresultaron ser entre la mitad a un tercio, aproximadamente,en cualquiera de los períodos de edad estudiados" (1967b, p.482). Para completar esta comparación respecto a orientaciónsexual y experiencia homosexual de ambos sexos, es útilrevisar algunos datos adicionales referidos a la extensión enel tiempo de las actividades homosexuales, al número deparejas homosexuales, a la proporción de individuos que noencajaban en ninguna de los siete grados de la escala y a la

Página 196 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

proporción de individuos que mostraban similar nivel deexpresiones hetero y homosexuales.

Tal como ocurría con otras formas de conducta sexual,existían diferencias apreciables entre hombres y mujeres encuanto al número de años durante los cuales se habían tenidoexperiencias homosexuales y en cuanto al número de parejas,siendo las cifras menores para las mujeres en ambos aspectos.Así, en el 72% de las mujeres que habían tenido contac4oshomosexuales tales actividades se habían extendido por menosde tres años, y un 71 % de ellas habían tenido contactoshomosexuales sólo con una o dos parejas (aquellas que habíantenido más de 10 parejas homosexuales llegaban sólo al 4%, encomparación con un 22% de los hombres). En relación a losindividuos que no encajaban en ninguno de los siete gradosdescritos, una mayor proporción de mujeres que de hombres nohabían experimentado reacciones eróticas de ningún tipo, nihetero ni homosexuales (categoría X). En el caso de loshombres, en esta categoría fueron clasificados el 3-4% delos solteros y el 0% de los casados, mientras que losporcentajes correspondientes a las mujeres eran de 14-19%para las solteras y de 1-3% para las casadas.

Un problema especial se presenta al examinar laproporción de individuos que mostraban similar nivel deexpresiones hetero y homosexuales, es decir, que eranclasificados en el grado 3, y que pueden corresponder demanera más estrecha a lo que se tiende a considerar comoorientación bisexual. Aquí los datos de Kinsey son muchomenos precisos, al parecer no se utilizan los mismoscriterios para hombres y mujeres, por lo tanto se hace muchomás difícil la comparación entre ambos sexos. Así, apareceque de acuerdo a la clasificación hetero-homo entre los 20 y35 años se clasificarían en el grado 3 ("tanto homo comohetero") de un 4 a un 11% de las mujeres y de un 9 a un 32%de los hombres.

Los datos de Kinsey acerca de la incidencia deexperiencias homosexuales, especialmente en hombres (37%),fueron los que provocaron más impacto y rechazo en muchosámbitos. Sin embargo, a la luz de algunas evidenciasposteriores, actualmente se estima que debido a que lasmuestras utilizadas no eran totalmente representativas, lascifras que obtuvo Kinsey respecto a la conducta homosexualeran superiores a las de la población general. En un re-

Página 197 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

análisis en 1989 de datos obtenidos en 1970 con una muestrarepresentativa de hombres estadounidenses, se concluyó que un20% de los hombres había tenido al menos un contacto ho-mosexual con orgasmo en algún momento de su vida (un 7% deellos en la adultez). Un dato adicional interesante serefiere al grupo de hombres que habían tenido algún contactohomosexual durante el año anterior al estudio (2% de lamuestra), aproximadamente la mitad de los cuales estaban ohabían estado alguna vez casados (Fay y otros, citados enHyde, 1994).

En base a los datos disponibles en Estados Unidos y aotros similares encontrados tanto en Francia como enInglaterra, Hyde (1994) estima que e120% de los hombres y el10% de las mujeres se involucran en alguna experienciahomosexual en la adultez, y alrededor de un 2% de los hombresy un 1% de las mujeres serían exclusivamente homosexuales.

También es interesante referirse a algunos datosprovenientes de estudios con muestras de estudiantesuniversitarios, una subpoblación que difiere de la poblacióngeneral en varios aspectos. Shively y DeCecco informaron en1978 de un estudio acerca de las preferencias sexuales de losestudiantes de una universidad de San Francisco, California,basándose en la escala de 7 grados de Kinsey y considerandotanto conductas como sentimientos sexuales (citados enFeldman, 1987). Los resultados revelaron que la distribuciónde orientaciones sexuales en esta muestra difería de losdatos de Kinsey, especialmente en el caso de los hombres.Así, podían considerarse como exclusivamente heterosexualesaproximadamente al 80% de los hombres y a185% de las mujeres,como exclusivamente homosexuales aproximadamente al 15% delos hombres y al 4% de las mujeres, y como bisexuales al 5%de los hombres y a14% de las mujeres. Al comparar estos datoscon los de Kinsey hay que tener muchas precauciones, portratarse de datos provenientes de sujetos con un rangomuchísimo más restringido tanto de nivel educacional como deedades, y además de un área geográfica (San Francisco)caracterizada por un clima más tolerante de la preferenciahomosexual.

Sin embargo, es interesante que una de las mayoresdiscrepancias entre las cifras de Kinsey y las de esteestudio posterior se refiere al porcentaje de sujetos deambos sexos clasificados como bisexuales, el cual es

Página 198 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

notoriamente inferior en el último estudio. Esto se puedeinterpretar como un indicio de que, en muchos casos, laorientación bisexual se mantiene como producto de ladificultad o temor a asumir de lleno una preferenciahomosexual por las diversas implicaciones personales ysociales. Y a medida que el clima cultural en algunos lugaresva cambiando hacia una mayor tolerancia hacia lahomosexualidad, las personas llegan a hacer más tempranamenteuna elección homosexual clara, con lo cual existiría menosbisexualidad.

Otro estudio que entrega datos discrepantes con los deKinsey es el informado en 1979 por McConaghy y otros (citadoen Feldman, 1987). En este caso la muestra era másrestringida aún, estando constituida por alrededor de 300estudiantes de medicina australianos de ambos sexos, y elobjetivo era conocer la incidencia de sentimientosbisexuales. Los resultados indicaron por una parte que casila mitad de los sujetos reconocían algún grado de atracciónhacia personas de su mismo sexo, y por otra parte el porcen-taje de sujetos que señalaban que esos sentimientoshomosexuales eran tan o más intensos que sus sentimientosheterosexuales alcanzaba al 8% de los hombres y al 15% de lasmujeres. Esta proporción de 2:1 entre mujeres y hombres es unresultado que se aparta bastante de los otros datosmencionados anteriormente, y aunque no contamos con losantecedentes específicos del estudio, su carácter inesperadoexige algún intento de explicación. En primer lugar, losdatos presentados se refieren específicamente a sentimientosde atracción y no necesariamente a conductas sexuales haciapersonas del mismo sexo, y es probable que las mujeres re-conozcan más que los hombres sus diversos sentimientos, tantode éste como de cualquier otro tipo. Y a un nivel algoespeculativo, también se puede pensar que una carrera comoMedicina, que tradicionalmente se percibe como un territoriomás masculino, atraería más a mujeres menos tipificadassexualmente, y es esperable que a mayor grado de androginia oequilibrio entre rasgos femeninos y masculinos exista mayornivel de atracción por el mismo sexo.

Esta mayor tendencia de las mujeres a sentirse atraídaspor personas de ambos sexos puede relacionarse con el hechoque una proporción significativa de mujeres homosexualesllegan a identificarse como tales sólo después de un período

Página 199 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

substancial de heterosexualidad. De acuerdo a Kitzinger yWilkinson (1995), "la mayoría de las mujeres que seautoidentifican como lesbianas lo hacen así sólo después deun período anterior en sus vidas durante el cual ellas seidentificaban como heterosexuales. Los investigadorestípicamente encuentran que al menos un cuarto de sus muestraslesbianas han estado casadas... y las estimaciones del númerode lesbianas con experiencia heterosexual varían de 58% a84%" (pp. 95-96). Hyde (1994) también plantea que los datosdisponibles sobre el desarrollo de la bisexualidad revelanque algunas mujeres tienen sus primeras experienciashomosexuales a los 30 o 40 años de edad. Basándose eninvestigaciones acerca de mujeres heterosexuales que llegan aser lesbianas, y de lesbianas que llegan a serheterosexuales, así como en los mismos datos de Kinsey quehemos revisado en otro capítulo y que muestran que lasmujeres parecen ampliar su experiencia sexual a medida quemaduran, Kitzinger y Wilkilson (1995) destacan la naturaleza"fluctuante, fluida y dinámica" de la sexualidad femenina.

Por último, otra evidencia interesante que se puederelacionar con los resultados recién comentados es elproveniente de un estudio de Laumann y otros en 1994 acercade prácticas sexuales en una muestra representativa de lapoblación estadounidense (citado en Bem, 1996). Respecto a lapregunta hacia quiénes se sentían atraído(a)s sexualmente,era más probable que los hombres presentaran una distribuciónbimodal e informaran ya sea más atracción exclusivamenteheterosexual o exclusivamente homosexual que atracciónbisexual. En cambio, era más probable que las mujeresinformaran atracción bisexual que atracción exclusivamentehomosexual.

LA ORIENTACION HOMOSEXUAL

Se han propuesto distintas explicaciones para dar cuentadel hecho que algunos individuos posean o desarrollen unaorientación homosexual. Estas posibles explicaciones abarcanun amplio rango de factores que se postulan comodeterminantes, entre ellos la predisposición genética, lainfluencia de las hormonas prenatales, la naturaleza de larelación temprana con los padres, la influencia de los pares

Página 200 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

y otros modelos y la naturaleza de las primeras experienciassexuales del individuo. Tenemos así un continuo de ex-plicaciones, estando en un extremo aquellas que enfatizan losfactores biológicos (herencia, influencias intrauterinas,hormonas sexuales y hasta características de algunasestructuras cerebrales) y en el otro extremo aquellas que ledan más peso a las influencias ambientales (problemas en laidentificación con los padres o ausencia de alguno de ellós,influencia de ambientes unisexuales, condicionamiento através de experiencias y fantasías sexuales, etc.).

Para cada uno de estos factores es factible encontrarevidencias que lo apoyan y otras que no lo hacen, como sucedeen cualquier ámbito donde existen múltiples explicacionespara un fenómeno. No haremos aquí una revisión de talesevidencias, ya que su análisis excede los objetivos yalcances del presente capítulo, y remitimos al lectorinteresado a los trabajos específicos acerca de lahomosexualidad disponibles en español en nuestro medio, comolos de Schofield (1967) y Masters y Johnson (1979).

Sin embargo, parece conveniente señalar algunascaracterísticas generales de las principales teorías. Estocon el fin, por una parte, de contrastar algunos postuladosgenerales con las evidencias provenientes de un importanteestudio que describiremos a continuación y, por otra parte,para tener un punto de referencia respecto a algunos modelosrecientes del desarrollo de la orientación sexual queexpondremos en el siguiente capítulo.

Aunque las distintas teorías acerca de la homosexualidadproponen diferentes factores determinantes, sin embargo esposible encontrar en la mayoría de ellas algunos supuestosbásicos comunes. Así, la mayor parte de estas teoríaspostulan que la homosexualidad se debería a ciertosdesajustes o anomalías en el desarrollo individual, ya seaéste biológico, psicológico o social. Y también que estasanomalías llevarían a un fenómeno de inversión sexual,mediante el cual los individuos tienen o desean tenercaracterísticas del sexo opuesto, incluyendo la atracciónsexual hacia el mismo sexo. Ya sea que se postulen como causade esta inversión sexual factores biológicos (anomalíascromosómicas, cerebrales, hormonales, etc.) o experiencias(anomalías en el desarrollo psicosexual, en la relación conlos padres, en la identificación de rol sexual, etc.), en

Página 201 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

general se asume que los homosexuales poseen atributos de rolde género correspondientes al sexo opuesto ;Storms, 1980).Además la mayoría de las teorías basadas en la experiencia ledan máxima importancia a la relación con los padres y lasexperiencias infantiles tempranas, postulando que laorientación homosexual se definiría tempranamente en el desa-rrollo individual.

EL ESTUDIO DEL INSTITUTO KINSEY

Para examinar hasta qué punto las proposicionesanteriores son apoyadas o no por la evidencia, a continuacióndescribiremos los resultados del que se considera el mejorestudio existente acerca del desarrollo de la preferenciasexual en hombres y mujeres. Este estudio, realizado por elInstituto Kinsey de Investigación Sexual, duróaproximadamente diez años, incluyó entrevistas detalladas auna muestra de alrededor de 1.000 homosexuales y 500 hetero-sexuales de ambos sexos de San Francisco y fue publicado en1981 por Bell y otros (citados en Bem, 1996; Feldman, 1987).

El análisis de los datos entregó un muy escaso o nuloapoyo a muchas de las explicaciones tradicionales acerca dela homosexualidad, y por otra parte reveló varios aspectosinteresantes sobre el desarrollo de la preferencia sexual. Enprimer lugar revisaremos aquellas conclusiones que tienden adesconfirmar muchas nociones tradicionales de tres tipos deexplicaciones basadas en la experiencia: la visiónpsicoanalítica; ciertos mecanismos de condicionamiento oaprendizaje, y el enfoque más sociológico de la interaccióncon los pares y el efecto de la rotulación social. Luego deeso, veremos cuáles fueron los principales hallazgospositivos del estudio de San Francisco.

Respecto a la importancia que concede el enfoquepsicoanalítico a la relación e identificación con los padres,se concluyó que los niños varones que habían sido criados pormadres dominantes y padres débiles tenían casi la mismaprobabilidad de llegar a ser homosexuales que aquélloscriados en contextos familiares más tradicionales. Tampocoexistía apoyo para la noción de que la homosexualidad reflejaun fracaso en la resolución del conflicto edípico, ya quecasi no había asociación entre el tipo de relación entre los

Página 202 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

niños varones y sus madres y sus preferencias sexualesposteriores. En el caso de las mujeres, no se encontróevidencia de que las niñas prehomosexuales hubieranaparentemente usurpado el lugar de sus madres en el afecto desus padres. Además, se encontró que la identificación de losindividuos con el padre del otro sexo durante su infancia notenía una influencia significativa en el desarrollo posteriorde su orientación sexual.

Se puede decir que, en términos generales, y adiferencia de lo que plantea el enfoque psicoanalítico, lasvariables familiares no tenían un peso importante en eldesarrollo de la orientación sexual ya sea de los hombres ode las mujeres. Al respecto se puede comentar que esto seaplica no sólo al desarrollo de las preferencias sexuales,sino que parece tener un alcance mucho más general en todo eldesarrollo de la personalidad. Basándose en las crecientesevidencias disponibles, cada vez se concede menos peso a lasvariables familiares en el desarrollo de la personalidad y seconcede más peso a las variables relacionadas con los pares(Harris, 1995).

En relación con el rol desempeñado por algunosmecanismos de aprendizaje o condicionamiento, se encontró quelos homosexuales no habían tenido más experienciastraumáticas o negativas tales como violación o castigoparental por juegos sexuales con niños del otro sexo, nitampoco existía apoyo para el estereotipo de la seduccióninfantil por parte de una persona mayor del mismo sexo. Enespecial se encontró que los tipos de contactos sexuales quepodrían servir de base a tal aprendizaje o condicionamiento,usualmente habían tenido lugar después que el individuoexperimentara los sentimientos sexuales relevantes. Así, porejemplo, la mayoría de los homosexuales de ambos sexos nohabían participado en actividades sexuales "avanzadas" conpersonas de su mismo sexo, hasta alrededor de tres añosdespués de que ellos habían adquirido conciencia de suatracción hacia el mismo sexo.

Y en cuanto a la influencia de las relaciones negativascon los pares, se concluyó que el aislamiento de los pares serelacionaba más con la no conformidad de género (preferiractividades y compañeros de juego del otro sexo) que con lahomosexualidad misma. Tampoco se encontró apoyo para elmecanismo de rotulación social según el cual los individuos

Página 203 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

pueden adoptar una orientación homosexual como consecuenciade haber sido rotulados durante su desarrollo comohomosexuales o como sexualmente diferentes por parte de losotros. Aunque era más probable que los individuoshomosexuales de ambos sexos informaran que habían sido objetode tal rotulación, el análisis reveló que la rotulacióndiferencial cra más bien el resultado de una orientaciónhomosexual emergente (¡tic una causa o aun un factorcontribuyente secundario a ella.

Los siguientes son algunos de los resultados positivosmás importantes que emergen del estudio de San Francisco. Lapreferencia sexual se determina en la adolescencia, se hayainiciado o no aún la actividad sexual. En algunos casostienen mucha influencia ciertos procesos del aprendizaje,mientras que en otros casos parece existir una fuertepredisposición que emerge independientemente de experienciasespecíficas de aprendizaje. Tanto para los homosexuales comopara los heterosexuales, son los sentimientos sexualestempranos más que las actividades sexuales los que predicenel desarrollo posterior de la preferencia sexual adulta.Muchos homosexuales de ambos sexos reportan experienciasheterosexuales preadultas, pero ellos tienden a disfrutarlasmucho menos que los heterosexuales de ambos sexos. En loshomosexuales de ambos sexos hay una fuerte relación entre noconformidad de género y preferencia homosexual adulta, sinembargo, existe una amplia variabilidad y muchos de ellosmostraban cuando niños conformidad con sus roles de género.

Mientras que, tal como se aprecia en lo visto hastaaquí, los resultados de este estudio no apoyan muchasnociones de las explicaciones basadas en la experiencia, losautores piensan que en algunos homosexuales su preferenciapuede derivar de un precursor biológico. Para examinar más afondo esto, ellos realizaron análisis separados para losindividuos homosexuales que de acuerdo a sus sentimientos yconductas se clasificaban a sí mismos en el grado 6 de Kinsey(referidos como homosexuales exclusivos), y para aquellos quese clasificaban a sí mismos en los grados 2 a 4 (referidoscomo bisexuales). Este análisis secundario produjo lossiguientes datos para cada sexo.

Respecto a los hombres, en los exclusivamentehomosexuales había un vínculo claro e intenso desde lossentimientos homosexuales en la infancia a la preferencia

Página 204 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

homosexual en la adultez, y en ellos la orientaciónhomosexual ya estaba bien establecida a los 19 años. Encambio en. los bisexuales no aparecía este vínculo con lainfancia, siendo mucho más importantes las actividades homo-sexuales en la adolescencia y las experiencias después de losI') años. La homosexualidad exclusiva parece emerger de unapredisposición fuerte, mientras que la bisexualidad estaríabajo la influencia del aprendizaje social y sexual. Para loshombres "afeminados" los sentimientos homosexuales tempranoseran el único predictor, mientras que en los hombres noafeminados se observaba la influencia de una combinación desentimientos y conductas homosexuales, por una parte, y unarelativa falta de excitación heterosexual, por otra.

Respecto a las mujeres, en las homosexuales "masculinas"la no conformidad de género en la infancia predecía altamentela homosexualidad adulta, no así en aquéllas no masculinas.Estas últimas habían sido más influenciadas por lasactividades homosexuales en la juventud. La no conformidad degénero en la infancia era mucho más importante en lashomosexuales exclusivas que en las bisexuales. Y al igual queen el caso de los hombres, la preferencia sexual de lasmujeres exclusivamente homosexuales ya estaba bienestablecida a los 19 años, mientras que la de las mujeresbisexuales se establecía en edades posteriores.

Como conclusiones tentativas generales de estos datos sepueden formular las siguientes. En primer lugar, la noconformidad de género temprana está asociada con sentimientoshomosexuales tempranos, y ambos factores en conjuntoconducen, al parecer inevitablemente, a una preferenciahomosexual adulta de tipo exclusiva, tanto en hombres como enmujeres. Y, en segundo lugar, las experiencias homosexualesplacenteras durante la adolescencia o aun más tarde serían elfactor crucial para el desarrollo de la preferenciahomosexual adulta de tipo bisexual. Volviendo al factorbiológico, los autores plantean que estos datos no se apartande lo que se esperaría encontrar si existiera una basebiológica para la preferencia sexual. Además piensan que deexistir esa base, ella no sólo daría cuenta de la orientaciónsexual sino que también de la no conformidad de género.

HOMOSEXUALIDAD PRIMARIA Y SECUNDARIA

Página 205 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Cuando se postulan determinados factores como los másimportantes para intentar explicar el desarrollo de lapreferencia homosexual, es usual que se piense en lahomosexualidad como una categoría unitaria y que por lo tantose pretenda que las causas postuladas se aplican a todos loshomosexuales. El enfocar el tema de la homosexualidad de estamanera ha significado grandes y usualmente poco fructíferascontroversias acerca de los factores determinantesconsiderados más importantes, los cuales, como se ha dichoantes, abarcan un extenso rango que se extiende desde unextremo biologicista hasta otro ambientalista. Esta manera deabordar el tema explica en gran medida el hecho, tambiénseñalado anteriormente, de que cada una de las posiblesexplicaciones de la homosexualidad es apoyada por algunasevidencias y al mismo tiempo es contradicha por otras. Yademás esta aproximación ha implicado que hayan persistidodurante mucho tiempo variadas interrogantes respecto a lahomosexualidad, como por ejemplo si ésta es innata; si sepuede reconocer a los homosexuales por su apariencia o suforma de comportarse; si tienen una identidad sexualinvertida o sólo una distinta preferencia sexual; si se mani-fiesta en la infancia o sólo en la adolescencia, etc.

Por ello un aporte muy significativo a una mejorcomprensión y aproximación al tema lo constituye ladistinción establecida hace muchos años por Feldman yMacCulloch (1971) entre la preferencia homosexual primaria ysecundaria, distinción equivalente a la establecida porMasters y Johnson (1972) para algunas formas de disfunciónsexual. Considerando que esta diferenciación puede ayudar aclarificar muchas de las interrogantes señaladasanteriormente, llama mucho la atención que en general no seamencionada por la gran mayoría de los autores, con la notoriaexcepción de Moir y Jessel (1994, p. 132).

Los homosexuales primarios son aquellos que nunca hanexperimentado excitación heterosexual en ninguna etapa de susvidas, y aunque pueden haber presentado conductaheterosexual, ello se debe únicamente a razones sociales. Encambio los homosexuales secundarios usualmente han experimentadoexcitación heterosexual, junto con algún grado de actividadheterosexual. Dentro del grupo de homosexuales secundariosexisten distintas proporciones entre actividades y

Página 206 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

sentimientos homosexuales, por una parte, y actividades ysentimientos heterosexuales, por otra. En términos de laescala de orientación sexual de siete grados de Kinsey, loshomosexuales primarios serían aquéllos clasificados en elgrado 6 y posiblemente en el grado 5, mientras que lossecundarios podrían ocupar distintas posiciones intermediasen la escala.

Desafortunadamente la gran mayoría de lasinvestigaciones han considerado a los homosexuales como ungrupo homogéneo, el cual se compara con otro grupo igualmentehomogéneo de heterosexuales en una serie de variables, locual constituye una sobresimplificación y ayuda a explicar lapoca claridad de muchas de las evidencias disponibles.

Además, usualmente las investigaciones no hanconsiderado tampoco el hecho que aunque la orientación sexualde un individuo tiende a ser algo estable durante toda lavida, pueden existir cambios en distintas etapas vitales.Así, los individuos ocupan distintas posiciones en uncontinuo que va desde una completa preferencia heterosexualdurante toda su vida, pasando por una tendencia bisexual endiferentes proporciones, hasta una completa orientaciónhomosexual durante toda su vida. Algunas personas ocuparíanla misma posición a través de toda la vida, mientras queotras pueden cambiar de posición.

Como se ha expresado anteriormente, la distinción entrehomosexualidad primaria y secundaria ayuda a clarificardiversas interrogantes comunes en este campo. Podemos tomarcomo ejemplo el aspecto de la apariencia corporal, dondeexiste la creencia popular o el estereotipo de que loshombres homosexuales tienen una apariencia general más"femenina" (y las mujeres homosexuales una apariencia más"masculina"), en relación a las personas no homosexuales,aunque hay muchísimos homosexuales que no encajan en eseestereotipo. Un estudio de Evans (1972) comparó hombreshomosexuales y heterosexuales respecto a su estructuracorporal, algunas conductas infantiles y ciertas medidasbioquímicas. El grupo homosexual estaba constituido tanto porsujetos que habían sido exclusivamente homosexuales como porsujetos que informaron haber tenido actividad heterosexualintermitente. Se encontró que, aunque en general los sujetoshomosexuales eran más livianos, menos musculosos y más"lineales" (longitud en relación al tronco), y su físico fue

Página 207 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

clasificado como menos masculino, el rango de puntajes eramucho mayor en ellos que en los sujetos heterosexuales. Estamayor variabilidad, esperable en un grupo constituido por dossubgrupos relativamente diferentes (presumiblementehomosexuales primarios y secundarios), implicaba que mientrasalgunos homosexuales tenían puntajes de estructura corporaltan altos (o masculinos) como cualquiera de losheterosexuales, ninguno de estos últimos tenía puntajes tanbajos como algunos de los homosexuales.

En cuanto a las mediciones bioquímicas, Evans (1972)encontró diferencias significativas en varios índices entrelos grupos homosexual y heterosexual, incluyendo niveles detestosterona en la sangre y de otras hormonas androgénicas,los cuales eran inferiores en el grupo homosexual. Sinembargo, tal como ocurría con la estructura corporal, elrango de puntajes era mayor en el grupo homosexual,sugiriendo nuevamente su naturaleza heterogénea. Y respecto alas conductas infantiles, los resultados indicaron que anivel de la muestra total los sujetos más lineales y menosmusculosos informaban haber mostrado más conductas conside-radas femeninas, como evitar los enfrentamientos físicos yverse a sí mismos como débiles. Sin embargo, en este aspectono se compararon directamente los grupos homosexual yheterosexual, por lo cual a partir de estos datos sólo sepueden hacer inferencias indirectas.

En un estudio más reciente con mujeres lesbianas, Singhy otros (1999) encontraron que las autodescritas como"masculinas" diferían significativamente de las lesbianas"femeninas" en algunos índices morfológicos, hormonales ypsicológicos. Ambos grupos diferían específicamente en larelación cintura-cadera, en el nivel de testosterona salival,en el autorreporte retrospectivo de conducta atípica degénero en la infancia y en el deseo de dar a luz y criarniños. Concordando con la importancia que hemos atribuido ala distinción primaria-secundaria, los autores expresan quelos estudios previos "han ignorado la posibilidad de que lavariabilidad estadística dentro de los grupos homosexualespodría reflejar la presencia de dos subgrupos distintosdentro de la población homosexual" (p. 1.048).

También la distinción entre homosexualidad primaria ysecundaria debe tenerse en cuenta al considerar el rol de losdistintos factores causales propuestos para el desarrollo de

Página 208 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

la orientación homosexual, los cuales se pueden agrupar eninfluencias genéticas, hormonales, del ambiente familiar yrelación con los padres, conductas infantiles y experienciassexuales tempranas. Se espera que estos factores tengandiferente peso causal según si se trata de explicar unahomosexualidad primaria o secundaria. Específicamente, seespera que en la homosexualidad primaria tengan mayor im-portancia las influencias biológicas (genéticas y hormonales)y en la homosexualidad secundaria, las influenciasambientales y del aprendizaje social.

Respecto a la influencia del ambiente familiar y larelación con los padres, muchos estudios informan que loshomosexuales han tenido una relación excesivamente estrechacon sus madres y al mismo tiempo una relación muy distante uhostil con sus padres. Sin embargo, tales estudios sonretrospectivos y se basan en el autoinforme de eventospasados que entregan los mismos sujetos, por lo tanto nopuede tenerse mucha seguridad acerca de la dirección de laposible relación causal entre la influencia y el supuestoefecto. Según esto, existe la posibilidad de que tanto elrechazo como la excesiva cercanía paternales, cuando ocurren,sean en respuesta a rasgos existentes en el niño más quefactores determinantes de una orientación homosexualposterior en un niño no predispuesto. Así, es probable que unpadre que esperaba que su hijo fuera muy masculino rechace aun niño que se muestra afeminado y que frente a esto la madretrate de sobreprotegerlo y compensar el rechazo paterno,siendo por tanto la conducta de los padres una respuesta alas características o a la situación del niño, más que a lainversa.

En cambio, en otros casos puede ocurrir que los padresdesearan una hija y hayan tenido un hijo, al que respondencon rechazo y desalientan intensamente o castigan la conductamasculina, incluyendo la conducta orientadaheterosexualmente. Igualmente, los padres pueden responder demanera similar si esperaban un hijo y tuvieron una hija,desalentando en ese caso la conducta femenina de la niña. Ytambién puede ocurrir que al tener un padre muy rechazante ocon características muy aversivas, una niña desarrolle unaactitud negativa hacia los hombres en general y la creencia

Página 209 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

de que es mejor evitar toda relación con ellos. Volviendo ala distinción primaria-secundaria, se puede pensar que lanaturaleza de la relación entre el niño y los padres (ytambién de los padres entre sí) es en gran medida irrelevantepara el desarrollo de la homosexualidad primaria, la cualtendría una determinación mucho más temprana y en gran partebiológica. En cambio, un ambiente que inhiba el desarrollo dela conducta heterosexual, ya sea a través de medios directoso por modelaje parental, puede ser un factor determinante enel desarrollo de la homosexualidad secundaria.

En cuanto a las conductas infantiles, se espera que loshomosexuales primarios hayan presentado cuando niños tantoconductas inapropiadas para su sexo como expresionesocasionales del deseo de ser del otro sexo y no así loshomosexuales secundarios (o mucho menos frecuentemente y nomás que los heterosexuales). Carrier informó en 1971 de unestudio con hombres homosexuales mexicanos divididos según suautodescripción en dos subgrupos, equivalentes a lascategorías de secundarios y primarios (citado en Feldman,1987). Se encontró que una proporción significativamentemayor de los últimos (primarios) informaba haber jugado conmuñecas, haberse vestido con ropa femenina cuando niños yhaberse considerado como afeminados tanto en la niñez como enla adultez. Además, mientras ningún homosexual secundariohabía experimentado el deseo de ser mujer, alrededor de un80% del grupo primario sí lo había experimentado al menos unavez. Un dato adicional es que no había diferencias entreambos grupos en cómo evaluaban a sus padres en una escala demasculinidad-feminidad, sugiriendo que el modelaje parentalno explicaba la conducta autodescrita como afeminada delgrupo primario.

Y respecto a la influencia de las experiencias sexualestempranas, desde el punto de vista del aprendizaje social sepuede pensar que un factor que contribuye al desarrollo de lahomosexualidad secundaria sería una combinación deexperiencias homosexuales relativamente placenteras yexperiencias heterosexuales relativamente displacenteras (oal menos neutras). En relación a esto, Manosevitz (1970)realizó un estudio donde se compararon hombres homosexuales yheterosexuales, encontrando que el grupo homosexual informabamayor actividad sexual total antes de la adolescencia, siendosimilar dicha actividad en ambos grupos durante y después de

Página 210 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

ella. Se encontró también que los sujetos heterosexualeshabían evaluado como muy placentera su primera relaciónsexual, mientras que los sujetos homosexuales que habíantenido relaciones heterosexuales con orgasmo (y que por lotanto corresponderían a la categoría de secundarios) habíanevaluado su primera experiencia heterosexual como sólomoderadamente placentera. Además estos últimos informabanreaccionar más negativamente (ansiedad, agresividad) frente ala excitación heterosexual. El autor señala que losresultados sugieren que el niño prehomosexual es sexualmenteactivo antes que el niño preheterosexual, agregando que "siél es sexualmente precoz mientras la mayoría de susrelaciones sociales son con hombres, entonces es posible quemuchas de sus primeras experiencias sexuales sean concompañeros del mismo sexo. Es enteramente posible que estasexperiencias sexuales tempranas con hombres puedan afectar eldesarrollo subsecuente y las preferencias sexuales adultas"(p. 401). Como veremos en el próximo capítulo, este factor deprecocidad sexual desempeña un rol central en la teoría deldesarrollo de la orientación sexual de Storms (1981).

En síntesis, más que pensar en los homosexuales como ungrupo unitario cuya preferencia sexual se explicaría por losmismos factores determinantes, parece existir suficientefundamento para distinguir al menos dos clases dehomosexualidad, una de tipo primario y otra de tiposecundario.

La homosexualidad primaria tendría una determinaciónfundamentalmente biológica (genética, hormonal y/o cerebral),se evidencia tempranamente mediante algunos rasgos deapariencia corporal, conductas y modales que se apartan delas asignadas al sexo biológico del individuo, en una altaproporción hay una identificación con el otro sexo (noconformidad de género), y además las conductas y/o reaccioneseróticas posteriores tienden a ser exclusivamentehomosexuales.

En cambio la homosexualidad secundaria no tendría unadeterminación biológica importante, sino que está másinfluida por diversas variables ambientales y por los efectosde las experiencias de aprendizaje, y por lo tanto sedesarrolla más tardíamente. En este caso la preferenciahomosexual predominante, la cual puede coexistir conconductas y/o sentimientos heterosexuales, no va acompañada

Página 211 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

por la presencia de características correspondientes al otrosexo, tanto a nivel biológico (balance hormonal, aparienciacorporal, etc), como conductual (afeminamiento en los hombreso virilización en las mujeres) y psicológico (no conformidadde género, estilos de reacción del otro sexo, etc.).

Página 212 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

CAPITULO 10

DESARROLLO DE LAORIENTACION SEXUAL

Al presentar el tema del origen y desarrollo de lasfantasías sexuales expresábamos que no era una tarea ácilexplicar por qué algunos estímulos llegan a adquirir unavalencia erótica y son incorporados en las fantasías. Similaro mayor complejidad tendrá, por lo tanto, el intentarexplicar por qué algunos individuos le asignan valor eróticoo romántico a señales o estímulos provenientes de personas desu mismo sexo, mientras que otros individuos desarrollanatracción erótico-romántica hacia estímulos provenientes delotro sexo. A pesar que, como también se vio en el tema de lasfantasías sexuales, ciertos procesos de aprendizaje puedenexplicar por qué algunos estímulos llegan a adquirir valorerótico, hasta hace pocos años no se contaba con un modelogeneral del desarrollo de la orientación erótica. De ahí que,para complementar el tema de la orientación sexual, en estecapítulo expondremos dos interesantes modelos que intentanexplicar tal desarrollo, específicamente la teoría deldesarrollo de la orientación erótica de Storms (1981) y lateoría evolutiva de la orientación sexual de Bem (1996).

Ambos modelos intentan explicar el desarrollo de lapreferencia horno y heterosexual tanto en los hombres como enlas mlljcres. Y además ambos destacan explícitamente el roldeterminante que tiene la interacción con los pares en eldesarrollo de la ori,entación sexual más que la influenciafamiliar y la relación con los padres, como se ha planteadohabitualmente en las explicaciones psicológicastradicionales. Por lo tanto, a pesar de los años que losseparan, ambos modelos están totalmente de acuerdo con los

Página 213 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

planteamientos modernos acerca del mayor peso que tendría lasocialización grupal o de los pares que la familiar en eldesarrollo de la personalidad y la conducta infantiles. Deacuerdo a la amplia revisión de estudios hecha por Harris(1995), los padres tienen bastante influencia en aquellasconductas que los niños muestran en el ambiente familiar,pero no necesariamente en las conductas o característicaspsicológicas desplegadas fuera del hogar, en las cuales lasocialización de los pares tendría mucho mayor influencia.Por último, hay que agregar que, al igual como sucedehabitualmente en este campo, ninguno de los modelosmencionados recoge la importante distinción hechaanteriormente entre la homosexualidad primaria y secundaria,lo cual a nuestro juicio limita en alguna medida su innegablevalor y aporte, ya que tiende a reforzar una visión de lahomosexualidad como una categoría unitaria.

LA TEORIA DEL DESARROLLO DE LA ORIENTACION EROTICA DESTORMS

El desarrollo de las preferencias eróticas involucraciertas asociaciones aprendidas entre estados de excitaciónsexual y determinadas claves o estímulos sexuales. Dentro delenfoque del aprendizaje se han planteado dos principales víaspara intentar dar cuenta de este proceso de erotización. Poruna parte, la vertiente más clásica del enfoque destaca elrol del impulso sexual y el condicionamiento de ciertosestímulos mediante el reforzamiento que implica la-reduccióndel impulso. Y, por otra parte, la vertiente más socialplantea que son los patrones de vinculación social los quedeterminan que los individuos asocien sentimientos sexualescon estímulos sexuales particulares.

Storms (1981) plantea que una teoría del desarrollo dela orientación erótica requiere una integración de ambasvertientes, ya que dicha orientación se determina por lainteracción entre el desarrollo del impulso sexual y eldesarrollo social durante la adolescencia temprana. Por lotanto, a continuación revisaremos sucintamente cada uno deestos dos tipos de desarrollo en relación a la orientaciónerótica, para luego revisar algunas predicciones y evidenciasrelacionadas con la teoría.

Página 214 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

DESARROLLO DEL IMPULSO SEXUAL Y ORIENTACIÓN ERÓTICA

Debido a la importancia que adquieren tanto el impulsosexual como la masturbación y la fantasía sexual en elproceso de erotización de ciertos estímulos, se puedeconsiderar la temprana adolescencia como un período críticopara el desarrollo erótico. La emergencia de un impulsosexual activo, expresado en manifestaciones como laexcitación sexual, la masturbación y las fantasías sexuales,tiene lugar alrededor de los 13 años en los hombres yalrededor de los 15 años en las mujeres, con una variaciónnormal de más o menos 2 años. Mientras que en los hombres elimpulso sexual se desarrolla rápidamente en un período de 2 a3 años, en las mujeres el impulso sexual emerge más tarde yse desarrolla más lentamente, a pesar que alcanzan lapubertad a una edad más temprana que los hombres. Estasdiferencias de género en el desarrollo del impulso sexual enla adolescencia se manifiestan en algunos indicadoresreferentes a expresiones sexuales ya examinadas en otroscapítulos, como la incidencia y frecuencia de masturbación,de relaciones sexuales y de fantasías sexuales y, además enlos autoinformes de excitación sexual.

Existen fundamentos para considerar que la adquisiciónde estímulos eróticos durante la adolescencia temprana estárelacionada con el desarrollo del impulso sexual y forma labase de la orientación erótica adulta del individuo. Estecarácter determinante que tiene el proceso de erotizaciónadolescente sobre la orirntación sexual posterior puedebasarse en dos razones. En primer lugar, las primerasfantasías sexuales, especialmente si han sido acompañadas deorgasmo, pueden llegar a ser especialmente poderosas yconstituirse en la base de las futuras fantasías sexuales.Así, si las primeras fantasías se refieren a las mujeres, esprobable que el individuo advierta más a las mujeres en lassituaciones sociales, se active más en su presencia, fantaseemás con ellas cuando se siente sexualmente excitado y, engeneral, tienda a erotizar más aquellos estímulos asociadoscon las mujeres. Y, en segundo lugar, la influencia de lasfantasías sexuales tempranas es reforzada por laconsolidación de la identidad de género o de rol sexual

Página 215 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

durante la adolescencia. Así, muchos individuos puedenconsiderar el contenido de sus primeras fantasías sexualescomo un indicador significativo de su orientación sexual y elautoconcepto resultante determina la selección que hace elindividuo de estímulos eróticos adicionales y también subúsqueda de experiencias sexuales que correspondan a aquellasprimeras fantasías eróticas.

DESARROLLO SOCIAL Y ORIENTACIÓN ERÓTICA

Aunque desde el punto de vista de la concepción clásicadel aprendizaje cualquier estímulo que se asocia con elimpulso sexual puede convertirse en estímulo erótico, esinnegable que algunos estímulos son más comúnmente erotizadosque otros. Por esto es necesario dirigir la atención hacialos aspectos del desarrollo social que ayudan a explicar lapopularidad de ciertas claves o señales sexuales dentro deuna cultura. Algunos de estos factores de tipo social seríanlos siguientes: (a) los procesos de socialización tempranapredisponen a los individuos a considerar algunos estímuloscomo sexuales y otros como no sexuales; (b) las restriccionessociales sobre la conducta sexual limitan y dirigen lasexperiencias sexuales del individuo y el significado asignadoa tales expériencias; y (c) la comunicación de informaciónsexual proporciona al individuo claves sexuales muyespecíficas para incorporar en sus fantasías eróticas.

Existen diversos mecanismos mediante los cuales lasvariables sociales afectan la asociación entre excitaciónsexual y estímulos eróticos. Así, los factores sociales ysituacionales hacen que se preste más atención a algunosestímulos que a otros, facilitan o interfieren las conexionesatribucionales entre ciertos estímulos y un estado deexcitación sexual e influyen sobre las reacciones afectivas yactitudinales hacia algunos estímulos. De modo más concreto,algunas influencias sociales determinan qué estímulos estánmás accesibles durante episodios de excitación sexual, ytanto el fantasear sexual como la masturbación pueden servircomo medios por los cuales los individuos ensayan y erotizanclaves sexuales proporcionadas socialmente.

También desde un punto de vista social se considera latemprana adolescencia como un período crítico para el

Página 216 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

desarrollo erótico. Aunque las concepciones del individuoacerca de la sexualidad reciben influencias sociales a travésde toda la vida, en este período particular las presionessociales llegan a ser más intensas y personalizadas.Coincidente con la emergencia del impulso sexual, eladolescente enfrenta intensas presiones para desarrollaractitudes e intereses sexuales similares a los adultos, paraadherirse a normas y valores sexuales aceptables socialmentey para involucrarse o no en conductas sexuales particulares.

De las diversas presiones sociales que enfrentan losadolescentes, adquieren especial relevancia los efectos delos patrones de vinculación social con los pares. Antes de laadolescencia tanto los niños como las niñas forman gruposhomosociales, es decir, tienden a involucrarse en actividadesy amistades casi exclusivamente dentro de los pares del mismosexo y esta vinculación homosocial y la concomitantesegregación sexual alcanzan su máxima intensidad alrededor delos 12 años. A partir de esta edad emergen gradualmente lasinteracciones heterosociales y se establecen de manera másclara alrededor de los 15 años, a partir de lo cual seobserva un incremento en el tiempo que se les dedica, aunquese conservan paralelamente algunos grupos homosociales.

Un aspecto importante a considerar es que dentro de losgrupos homosociales los pares empiezan a intercambiarinformación acerca de las actividades heterosexuales y adiscutir sobre miembros del otro sexo. Como expresa Gagnon(1980), "un tema central de la adolescencia es el aprendizajeacerca del sexo en el contexto de vinculación social a loscompañeros del mismo sexo... hay un traslado de valoresvinculados con personas del mismo sexo a valorescaracterísticos de relaciones entre ambos sexos" (p. 232).Los patrones de interacción y vinculación con los paresdurante el desarrollo social adolescente afectan laexposición del individuo a las claves sexuales en al menostres formas.

En primer lugar, estos patrones influyen sobre lasexperiencias sexuales concretas por medio del control de loscontactos sociales del adolescente con el mismo y el otrosexo. Es decir, la mayor disponibilidad de compañeros delmismo sexo antes de los 13 años da al individuo mayor accesoa experiencias homosexuales, mientras que la emergencia deinteracciones heterosociales después de esa edad aumenta su

Página 217 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

acceso a experiencias heterosexuales. Esta asociación entrepatrones de vinculación social y experiencias sexuales sepuede apreciar claramente en los datos de Kinsey ycolaboradores (1967a, 1967b) respecto a la incidencia deexperiencias hetero y homosexuales en distintas edades. Así,por ejemplo, el porcentaje de hombres que habían tenidoexperiencias homosexuales antes de los 13 años excedíabastante al porcentaje con experiencias heterosexuales antesde esa misma edad (60% y 40% respectivamente). En cambio,entre los 13 y los 15 años las experiencias homosexuales delos hombres representaban sólo una cuarta parte del total deexperiencias sexuales interpersonales, llegando esaproporción a un 15% entre los 16 y 20 años. En el caso de lasmujeres se observa una incidencia similar de experienciashorno y heterosexuales antes de los 13 años y luego laproporción de experiencias homosexuales disminuye a 30% entrelos 13 y 15 años y a sólo 10% entre los 16 y 20 años. Habríaque hacer notar que las experiencias preadolescentes máscomunes, tanto horno como heterosexuales, consistían en laexhibición mutua de los genitales.

En segundo lugar, los patrones de vinculación socialdurante la adolescencia también afectan la naturaleza de losapegos emocionales del individuo hacia cada sexo. Durante losaños preadolescentes los apegos emocionales más intensos deun individuo, aparte de su familia inmediata, son haciamiembros del mismo sexo dentro de los grupos homosociales depares. Ya que los apegos emocionales pueden serexperimentados como, o conducir a, sentimientos sexuales, esmás probable que tales sentimientos estén dirigidos hacia elmismo sexo antes de la adolescencia y hacia el otro sexoposteriormente. Lo anterior se ilustra claramente en unestudio de Saghir y Robins, quienes pidieron a homosexuales yheterosexuales adultos recordar los apegos emocionales ysentimientos sexuales hacia otros durante la preadolescenciay la adolescencia (citado en Storms, 1981).

Los resultados mostraron que la mayoría de losindividuos que informaron apegos emocionales y sentimientossexuales hacia miembros de su mismo sexo recordaban haberlosformado antes de los 14 años. Y, a la inversa, la mayoría delos individuos que informaron apegos emocionales haciamiembros del otro sexo, incluyendo aquellos homosexuales quehabían experimentado tales apegos, recordaban haber formado

Página 218 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

estos apegos entre los 14 y 19 años. Este mismo patrón seencontró al indagar el inicio de las fantasías homo yheterosexuales. La mayoría de los individuos que informabanfantasías homosexuales, incluyendo aquellos heterosexualesque las habían tenido, recordaban que tales fantasías sehabían iniciado antes de los 14 años, mientras que mayoría delos individuos que informaban fantasías heterosexuales,incluyendo aquellos homosexuales que las habían tenido,recordaban haber experimentado inicialmente tales fantasíasentre los 14 y 19 años.

Y, en tercer lugar, otro aspecto de la vinculaciónsocial que afecta la exposición del individuo a las clavessexuales durante la adolescencia, involucra la comunicaciónde información sexual entre los pares. La mayoría de losindividuos reciben gran parte de su información acerca deaspectos sexuales desde sus pares, especialmente entre los 12y 15 años. Esta información, que usualmente es transmitidadesde los pares mayores a los menores en los gruposhomosociales, incluye tanto la descripción del coito y otrasactividades heterosexuales como información acerca de (yactitudes en contra de) la homosexualidad. Esta informaciónsexual puede cumplir al menos dos importantes funciones. Poruna parte, puede estimular al adolescente a dirigir susintereses sexuales emergentes hacia el otro sexo y lejos delmismo sexo. Y, por otra, puede proporcionar al adolescenteclaves heterosexuales explícitas para incorporar en susfantasías eróticas.

En síntesis, .las tres principales fuentes de clavessexuales durante el desarrollo social adolescente -experiencias sexuales reales, apegos emocionales a otros yexposición a información sexualconvergen en revelar un patrónen que las claves homosexuales predominan hasta alrededor delos 13 años, mientras que las heterosexuales lo hacen de ahíen adelante. Nuevamente, este patrón es consistente con losdatos de Kinsey acerca de la responsividad sexual, la cualincluye tanto las experiencias sexuales reales como lasrespuestas sexuales psicológicas (sentimientos sexuales,fantasías eróticas y otros indicadores de excitación sexual).Cuando estos índices son analizados en función de la edad, seencuentra que la mayoría de los individuos que mostrabanresponsividad sexual antes de los 13 años exhibían algúngrado de responsividad homosexual. En cambio a partir de esa

Página 219 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

edad la tendencia se invierte, disminuyendo bruscamente laproporción de individuos que mostraban responsividadhomosexual.

INTEGRACIÓN Y PREDICCIONES

A partir de los elementos revisados, y particularmentede su integración, Storms (1981) propone que la orientaciónerótica de un individuo resulta de la interacción entre eldesarrollo del impulso sexual y el desarrollo social durantela adolescencia temprana. Específicamente se plantea que:a) la emergencia y desarrollo del impulso sexual durante la

adolescencia temprana inicia el desarrollo de laorientación erótica, y

b) la naturaleza de las claves sexuales en el ambiente socialdel individuo determina la dirección de la orientaciónerótica.

En la medida que un individuo experimente el desarrollodel impulso sexual en un período cuando están más socialmentedisponibles las claves homosexuales, es más probable que él oella desarrolle una orientación homoerótica. En la medida quelas claves heterosexuales estén más disponibles, es másprobable que se desarrolle una orientación heteroerótica.

La interacción postulada entre el desarrollo del impulsosexual y el desarrollo social lleva a formular dosprincipales predicciones o hipótesis:1) dado el patrón de vinculación social ya descrito, el

momento del desarrollo del impulso sexual de un individuose relaciona con su orientación erótica: la emergenciatemprana del impulso sexual estimula un desarrollohomoerótico, mientras que la emergencia tardía induce undesarrollo heteroerótico, y

2) manteniendo constante el desarrollo del impulso sexual,las variaciones en el desarrollo social se relacionan conla orientación erótica: una vinculación homosocialprolongada o una vinculación heterosocial retrasadaestimula un desarrollo homoerótico, mientras que unavinculación homosocial limitada o una vinculaciónheterosocial precoz inducen un desarrollo heteroerótico.

Página 220 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Con respecto a la primera hipótesis, la relación entreemergencia del impulso sexual y orientación erótica se veapoyada por los datos acerca de las diferencias en laemergencia del impulso sexual entre homosexuales yheterosexuales de ambos sexos. Kinsey (1967a) destacó unarelación entre el inicio del impulso sexual en los hombres ysus experiencias sexuales subsecuentes, indicando que lasactividades homosexuales ocurren en una proporción muchomayor (hasta 10 y 15 años después) en los que llegaron a laadolescencia a una edad temprana, respecto a aquellos quellegaron a ser adolescentes más tarde. Tanto Saghir y Robins(citados en Storms, 1981) como Manosevitz (1970) encontraronque, en comparación con los hombres heterosexuales, loshomosexuales informaban inicios más tempranos demasturbación, eyaculación, atracción sexual, excitaciónsexual y fantasías sexuales. La proporción de hombres quehabían experimentado la irrupción del impulso sexual antes delos 13 años era tres veces mayor entre los homosexuales queentre los heterosexuales.

En el caso de las mujeres se da un patrón similar derelación entre inicio del impulso sexual y orientaciónsexual, a pesar que las manifestaciones del impulso sexualson menores y más tardías que en los hombres. Así, de acuerdoa Goode y Haber y Saghir y Robins (citados en Storms, 1981),las mujeres homosexuales informan inicios más tempranos demasturbación, sentimientos de excitación sexual, fantasíassexuales y masturbación más frecuente en edades tempranas quelas heterosexuales. Es conveniente enfatizar que el factorimportante sería el inicio del impulso sexual y no lapubertad misma, ya que ambos procesos no son necesariamentesimultáneos, especialmente en las mujeres. Por esto los plan-teamientos de Storms (1981) no se contradicen con el hechoque no aparezcan diferencias en la edad de inicio de lapubertad entre mujeres lesbianas y heterosexuales (Singh yotros, 1999).

Otra evidencia indirecta proviene de datos acerca debieroticismo entre homosexuales y heterosexuales. Al respectose postula que los individuos que experimentan un iniciotemprano del impulso sexual tienden a desarrollar unaorientación primaria homoerótica. Sin embargo, muchos deellos continúan desarrollando su impulso sexual más allá del

Página 221 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

cambio del período homosocial al heterosocial y erotizanalgunas claves heterosexuales a pesar de su orientaciónhomoerótica primaria. En cambio, los individuos queexperimentan un inicio más tardío del impulso sexual ya hanpasado el período homosocial y en el momento que elloscomienzan a erotizar ciertos estímulos su ambiente socialcontiene claves heterosexuales predominantes, por lo cual esmás probable que eroticen exclusivamente estímulosheterosexuales. Los datos sobre fantasías sexuales muestranun mayor bieroticismo entre homosexuales que entreheterosexuales, es decir, los homosexuales reportan mayoresniveles de heteroeroticismo secundario, mientras que losheterosexuales informan muy poco homoeroticismo. Así, porejemplo, Masters y Johnson (1979) encontraron que lasfantasías heterosexuales eran bastante comunes entre loshomosexuales, mientras que las fantasías homosexuales eranbastante raras entre los heterosexuales.

Con respecto a la segunda hipótesis, se plantea que lasvariaciones en los períodos de vinculación homosocial yheterosocial afectan la disponibilidad de claves sexuales enel ambiente social del adolescente y, por tanto, laorientación erótica resultante. A diferencia de laan(CI"IOI', esta hipótesis no es tan factible de contrastarcon datos existentes, debido a que habitualmente la transi-ción desde la vinculación homosocial a la heterosocial tienelugar a un nivel grupal o aun institucional (por ejemplo, enlos sistemas educacionales), existiendo muy poca posibilidadde variaciones individuales. Aunque hay distintasinstituciones que promueven una vinculación homosocialprolongada en adolescentes (colegios unisexuales, internados,escuelas militares, reformatorios, etc.), no existen datosespecíficos acerca de posibles efectos en el desarrolloerótico. De acuerdo a Storms (1981), para esta hipótesispodría ser relevante un hallazgo algo intrigante informadopor diversos investigadores a través de los años, consistenteen que los homosexuales de ambos sexos tienden a provenir defamilias con una proporción mayor al promedio de hermanos delmismo sexo en relación a los del otro sexo. Se puede pensarque los individuos con muchos hermanos del mismo sexoestarían más expuestos tanto a apegos como a claves sexualesdel mismo sexo a través de su desarrollo sexual adolescente.En otras palabras, ellos están rodeados de claves

Página 222 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

homosexuales no sólo en sus grupos homosociales de pares,sino que también en su grupo homosocial de hermanos, por locual sería más probable que desarrollen una orientaciónhomoerótica.

DIFERENCIAS SEXUALES

Como ya se expresó antes de proceder a su exposición,este modelo se aplica tanto a los hombres como a las mujeres.Sin embargo, debido a que existen diferencias de género tantoen el desarrollo del impulso sexual como en el desarrollosocial, también las habría en cuanto a la orientación sexualresultante. Tal como se ilustró en el capítulo anterior, laevidencia muestra que las mujeres presentan incidencias muyinferiores a los hombres tanto en conducta homosexual como enhomosexualidad exclusiva. Estas diferencias de género enorientación sexual pueden ser explicadas a partir delpresente modelo sobre la base de las recién mencionadasdiferencias de desarrollo entre ambos sexos.

Una primera explicación se refiere al hecho que, como yase mencionó antes, hombres y mujeres experimentan laemergencia del impulso sexual en distintas edades promedio.Los hombres muestran distintas manifestaciones del impulsosexual (excitación, masturbación, fantasías y orgasmo) alllegar a la pubertad o muy pronto después, alrededor de los13 años. En cambio, las mujeres, a pesar de experimentar lapubertad antes que los hombres, muestran signos del impulsosexual más tardíamente que aquéllos, alrededor de los 15años. Por consiguiente, las mujeres tienen más probabilidadesque los hombres de experimentar la emergencia del impulsosexual después que han salido de la vinculación homosocial yya han iniciado contactos heterosociales, lo cual resulta enuna menor tendencia a erotizar claves homosexuales y en unamenor incidencia de homoeroticismo y conducta homosexual.

Y una segunda explicación tiene que ver con diferenciasen la socialización de ambos sexos. A pesar que hombres ymujeres pasan por aproximadamente el mismo período devinculación homosocial, desde la infancia hasta el inicio dela adolescencia, las mujeres están más expuestas que loshombres a claves heterosexuales durante ese período. A lasniñas se les enseña desde edades tempranas a identificarse

Página 223 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

con roles femeninos adultos que tienen un carácterexplícitamente heterosexual, como los de madre y esposa, ysus intereses y juegos a menudo se focalizan en tales rolesheterosexuales futuros. En cambio, a los niños se les enseñaa identificarse con roles masculinos adultos que son menosexplícitamente heterosexuales, como los de deportistas ohéroes, y sus actividades y juegos enfatizan estos interesesmasculinos no explícitamente heterosexuales. Por lo tanto, ydebido a estas diferencias en el desarrollo social, aunaquellas mujeres que experimentan la emergencia del impulsosexual durante la fase homosocial están expuestas a másclaves explícitas heterosexuales que los hombres, siendo másprobable entonces que desarrollen una orientaciónheteroerótica que ellos.

LA TEORIA EVOLUTIVA DE LA ORIENTACION SEXUAL DE BEM

La teoría de Daryl Bem (1996) intenta explicar laatracción erótica o romántica ya sea hacia el otro o hacia elmismo sexo, y tanto en los hombres como en las mujeres. Paraesto se propone una secuencia temporal de eventos que conducea una determinada orientación sexual en la mayoría de loshombres y mujeres, al menos en aquellas culturas como lanuestra que enfatizan las diferencias entre los sexos. Lasecuencia temporal propuesta, constituida por 6 eventosprincipales, comienza con algunas variables biológicas y cul-mina en la atracción erótico-romántica u orientación sexual.Primero enunciaremos cada uno de estos eventos y lasproposiciones que relacionan causalmente tales eventos, luegorevisaremos las principales evidencias presentadas en apoyode la teoría y por último veremos algunas posiblesvariaciones individuales en la secuencia propuesta.

EVENTOS

El primer evento (A) corresponde a variables biológicas,tales como la información genética y las hormonas prenatales.

El segundo evento (B) corresponde a características deltemperamento infantil, tales como nivel de actividad yagresividad.

Página 224 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

El tercer evento (C) corresponde a la conformidad o noconformidad de género, expresada en las preferencias deactividades y compañero(a)s de juegos.

El cuarto evento (D) corresponde a los sentimientos de serdistinto(a) ya sea de los pares del btro o del mismo sexo.

El quinto evento (E) corresponde a la activación autonómicainespecífica experimentada ya sea frente a los pares del otroo del mismo sexo.

Y el sexto evento (F) corresponde a la orientaciónsexual o atracción erótico-romántica hacia personas ya sea del otroo del mismo sexo.

PROPOSICIONES

A B Las variables biológicas mencionadas (genes yhormonas prenatales) no son determinantes directos de laorientación sexual de un individuo, sino que sonfactores Que influyen en características deltemperamento infantil como nivel de actividad yagresividad.

B C Las características del temperamento del niño lopredisponen a disfrutar algunas actividades más queotras. Así, algunos niños preferirán juegos rudos ydeportes competitivos, actividades consideradas mástípicamente masculinas, mientras otros preferiránconversar tranquilamente o saltar una cuerda,actividades consideradas más típicamente femeninas. Losniños también preferirán jugar. con pares que compartansus preferencias de actividades, y así por ejemplo unniño que disfrute jugar al fútbol buscará a niñosvarones como compañeros de juegos. Los niños y niñas queprefieren actividades típicas y compañero(a)s de juegode su mismo sexo se dice que presentan conformidad degénero, mientras que aquello(a)s que prefierenactividades atípicas de su sexo y compañero(a)s de juegodel otro sexo se dice que presentan no conformidad degénero.

C D Los niños que presentan conformidad de género sesentirán diferentes a los pares del otro sexo,percibiéndolos como distintos, no familiares y exóticos.De manera similar, los niños que presentan no

Página 225 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

conformidad de género se sentirán diferentes -ydistantes- a los pares del mismo sexo, percibiéndoloscomo distintos, no familiares y exóticos.

D E Los sentimientos de ser distinto(a) y de nofamiliaridad producen alta activación autonómica. Estaactivación en el caso de un niño típicamente masculinopuede ser sentida como antipatía o menosprecio frente alas niñas, y en el caso de una niña típicamentefemenina, como timidez o tensión en presencia de niñosvarones. Si un niño presenta características o interesesatípicos de su sexo, puede además recibir rechazo yburlas de parte de los otros niños debido a su noconformidad de género, y como resultado es probable queexperimente intensa activación autonómica (temor, rabia)en presencia de ellos. Aunque las niñas son mucho menoscastigadas que los niños por la no conformidad degénero, una niña atípica que es aislada por las otraspuede de modo similar experimentar activación emocionalfrente a ellas. Se plantea entonces que cada niño, yasea que presente conformidad o no conformidad de género,experimenta activación autonómica inespecífica enpresencia de los pares de quienes él o ella se sientediferente (o a quienes percibe como "exóticos"). Estaactivación no necesita ser percibida conscientemente nitener un tono afectivo preciso.

E F Se postula que con independencia de la fuenteespecífica o tono afectivo de la activación autonómicainfantil, ésta se transforma años después en atracciónerótico-romántica hacia personas del otro o del mismosexo. Los dos últimos pasos (D E y E F) involucranmecanismos psicológicos específicos que transforman loexótico en erótico (D F), y por ello Bem (1996) serefiere a su teoría como la teoría EBE (Exotic BecomesErotic).

EVIDENCIAS

El autor organiza la presentación de evidencias en apoyoa la teoría EBE en cierta secuencia de proposiciones. Laconformidad o no conformidad de género en la infancia es unantecedente causal de la orientación sexual en la adultez (C

Página 226 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

F). Esto es debido a que la conformidad o no conformidadde género hace que el niño o la niña perciba ya sea a lospares del otro o del mismo sexo como exóticos (C D), yaquéllos(as) percibidos como exóticos(as) posteriormentellegan a ser erótica o románticamente atractivos(as) para élo ella (D F). Esto ocurre porque los pares exóticos pro-ducen alta activación autonómica (D E), la cual essubsecuentemente transformada en atracción erótico-romántica(E F). Toda esta secuencia de eventos puede ser iniciada,entre otras formas, por factores biológicos que influyen enel temperamento del niño (A B), el cual a su vez influyeen sus preferencias por actividades y pares ya sea conformeso no conformes a su género (B C).

Antes de revisar y comentar las principales evidenciaspresentadas por Bem (1996), debemos señalar que debido a sugran cantidad sólo nos concentraremos en aquellas que parecentener una relación más directa con las proposiciones de lateoría EBE. Además, hay que agregar que, aunque Bem (1996)recurre a diversas fuentes en apoyo a sus proposiciones, unade las investigaciones más citadas para fundamentar suspostulados es el estudio del Instituto Kinsey (o estudio SanFrancisco) que ya fue descrito en el capítulo anterior.

LA CONFORMIDAD O NO CONFORMIDAD DE GÉNERO EN LA INFANCIA ESUN ANTECEDENTE CAUSAL DE LA ORIENTACIÓN SEXUAL EN LA ADULTEZ(C F)

En el estudio San Francisco se concluyó que laconformidad o no conformidad de género en la infancia era elúnico predictor infantil significativo de la orientaciónsexual posterior, tanto en hombres como en mujeres. Estaconclusión se basa en las comparaciones entre homosexuales yheterosexuales en las preferencias y conductas infantilesindicativas de no conformidad de género, como no haberdisfrutado las actividades típicas de su sexo, haberdisfrutado las actividades típicas del otro sexo, mostrar unatipificación sexual (masculinidad-feminidad) propia del otrosexo y que la mayoría de los amigos infantiles hayan sido delotro sexo.

En los datos de este estudio se aprecia que unaproporción mucho mayor de mujeres que de hombres (tanto

Página 227 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

homosexuales como heterosexuales) habían disfrutado deactividades atípicas de su sexo y habían tenido la mayoría desus amigos del otro sexo durante la infancia. Así, un mayorporcentaje de mujeres heterosexuales que de hombreshomosexuales habían disfrutado de actividades más propias deniños varones (por ejemplo, béisbol y fútbol) en la infancia.Esta diferencia se puede deber en parte a lo ya mencionadoanteriormente, en el sentido que las niñas son menoscastigadas socialmente que los niños por las manifestacionesde no conformidad de género.

Además del estudio San Francisco, también existen otrasevidencias que apuntan en la misma dirección. Un metaanálisisde Bailey y Zucker (1995) que incluyó 48 estudios concluyóque era más probable que los homosexuales de ambos sexosrecordaran conductas e intereses no conformes con el géneroque los heterosexuales de ambos sexos. Y también se disponede algunos estudios prospectivos que llegan a las mismasconclusiones, aunque desafortunadamente sólo han incluidoniños varones. Por una parte Green informó en 1987 de unainvestigación donde se estudió a niños con y sin conformidadde género con un promedio de edad de 7 años. Al volver aevaluar a la mayor parte de ellos cuando eran adolescentes oadultos jóvenes, se determinó que alrededor del 75% de losque cuando niños presentaban no conformidad de género eran yasea bisexuales u homosexuales, comparados con sólo el 4% delos que cuando niños presentaban conformidad de género. Y porotra parte Zucker informó en 1990 que de un grupo de niñossin conformidad de género seguidos hasta la adolescencia oadultez, el 63% presentaba orientación homosexual (citados enBem, 1996).

LA CONFORMIDAD Y NO CONFORMIDAD DE GÉNERO PRODUCESENTIMIENTOS DE SER DIFERENTE A LOS PARES DEL OTRO Y DELMISMO SEXO, RESPECTIVAMENTE (C D)

En el estudio San Francisco, alrededor del 70% de loshomosexuales de ambos sexos recordaban haberse sentidodiferentes a los niños de su mismo sexo durante los añosescolares, comparados con 38% de los hombres y 51% de lasmujeres heterosexuales. Y también habían diferencias respectoa en qué sentido se sentían distintos. Era más probable que

Página 228 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

los homosexuales dijeran que no les gustaban los deportes,mientras que era más probable que las lesbianas dijeran queellas estaban más interesadas en los deportes o eran másmasculinas que otras niñas. En cambio, los hombres y mujeresheterosexuales que se habían sentido diferentes a los paresde su mismo sexo durante la infancia tendían a mencionardiferencias menos relacionadas con el género (inteligencia,introversión, atractivo físico). Los datos mostraron que elsentimiento del niño sin conformidad de género de serdiferente a los pares del mismo sexo, no era una experienciatemprana transitoria sino que un sentimiento prolongado ymantenido a través de la infancia y la adolescencia. Así, enlos hombres la no conformidad de género en la infancia era unpredictor significativo de sentirse diferente también porrazones de género durante la adolescencia, lo cual a su vezera un predictor significativo de una orientación homosexual.

Lo EXÓTICO LLEGA A SER ERÓTICO (D F)

El núcleo de la teoría EBE es la proposición que losindividuos llegan a ser erótica o románticamente atraídoshacia aquello(a)s que eran diferentes o no familiares a ellosen la infancia. De acuerdo a los datos del estudio SanFrancisco, aquello(a)s que jugaban más con niñas en lainfancia (hombres homosexuales y mujeres heterosexuales)preferían a los hombres como compañeros sexuales/ románticosen años posteriores; aquello(a)s que jugaban más con niños enla infancia (mujeres homosexuales y hombres heterosexuales)preferían a las mujeres como compañeras sexuales o románticasen años posteriores.

Esta proposición parece estar en contradicción con unade las conclusiones más ampliamente aceptadas en lapsicología social, cual es que la similitud más que lacomplementariedad es la que promueve atracción interpersonal.Así, por ejemplo, en diversos estudios con matrimonios se haencontrado que los cónyuges con actitudes, intereses ypersonalidades similares muestran más cercanía, amistad,satisfacción marital y menos conflictos maritales que lasparejas menos similares (Caspi y Herbener, 1990; Caspi yotros, 1992; Meyer & Pepper, 1977; Smith y otros, 1993). Sinembargo, también hay que considerar que la alta relación que

Página 229 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

existe entre similitud y atracción no se aplica al atributosexo, ya que la mayoría de las personas elige miembros delsexo opuesto como compañeros románticos y sexuales.

Una posible solución a esta aparente contradicción sebasa en la distinción entre gustar y amar, o entre amor decompañerismo y amor apasionado, ya que se plantea que lasimilitud puede promover amistad, compatibilidad y amor decompañerismo, pero que es la disimilitud la que despiertaatracción erótico-romántica y amor apasionado. No obstante,esta explicación no da cuenta de la evidencia mencionada deque, excepto por la variable sexo, es la similitud y no lacomplementariedad la que sustenta la mayoría de lasrelaciones heterosexuales exitosas. Frente a esto, la teoríaEBE también propone que la disimilitud promueve atracciónerótico-romántica, pero localiza tal disimilitud en lainfancia. El período prolongado de sentirse diferente a lospares del mismo o del otro sexo durante la infancia yadolescencia produciría una orientación sexual estable en lamayoría de los individuos, pero dentro de tal orientación losatributos de los compañeros preferidos pueden variar desdelos muy similares hasta los muy diferentes a sí mismo.

Por último, y en relación tanto con el factor dedisimilitud como de no familiaridad, la teoría EBE proponeque la heterosexualidad es el patrón modal a través de lasépocas y las culturas porque virtualmente todas lassociedades polarizan a los sexos en algún grado. Esto semanifiesta en establecer una división del trabajo y del poderbasada en el sexo, en enfatizar o exagerar las diferenciassexuales y en imponer la dicotomía masculino-femenino enprácticamente todos los aspectos de la vida social. Estasprácticas de polarización de género aseguran que la mayoríade los niños y niñas crecerán viendo al otro sexo comodisímil, no familiar y exótico, y por lo tanto más adelantecomo erótico.

¿CÓMO LO EXÓTICO LLEGA A SER ERÓTICO? (D E F)

Como ya se mencioñó, se propone que lo exótico llega aser erótico debido a que los sentimientos de disimilitud y nofamiliaridad en la infancia producen alta activaciónautonómica no específica (D E), la cual se transforma

Página 230 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

subsecuentemente en atracción erótico-romántica (E F).Respecto al primer paso de esta secuencia no hay aúnevidencias específicas, más allá de la observación cotidianade que lo nuevo y no familiar produce mayor activación. Encambio, existen algunos mecanismos que pueden potencialmentedar cuenta del segundo paso, la transformación de laactivación generalizada en atracción erótico-romántica.

En primer lugar, está el llamado efecto de la activaciónextrínseca. De acuerdo a la teoría bifactorial de la emoción,cuando nos sentimos activados o excitados fisiológicamentebuscamos la causa de esos sentimientos en el ambiente que nosrodea y luego tendemos a atribuir nuestra activación a algúnestímulo o situación que esté presente. Así, si nos sentimosactivados en presencia de una persona atractiva, podemosrotular tal activación como atracción o amor,independientemente de la causa real de la activación. Por lotanto, la experiencia de atracción erótico-romántica resultade la combinación de activación fisiológica y de la atribu-ción (o mala atribución) cognitiva de que la activación hasido provocada por una determinada persona.

Como ilustración de esto, White y otros (1981)encontraron que los hombres que habían sido activadosfisiológicamente por distintos medios se mostraban luego máseróticamente responsivos hacia una mujer muy atractiva ymenos eróticamente responsivos hacia una mujer pocoatractiva, que aquellos sujetos control que no habían sidoactivados. Allen y otros (1989) informaron de dos estudioscon hombres donde se observó que la activación, provocada yasea por el anuncio de shocks eléctricos o por un intensoejercicio físico, aumentaba la atracción sexual hacia unamujer atractiva, aun cuando se hiciera que los sujetosprestaran atención a la fuente de la activación. Y también seha informado que tanto los hombres como las mujeres queprimero eran expuestos a escenas inductoras de ansiedad yluego a escenas eróticas heterosexuales, mostraban mayorexcitación sexual fisiológica ante las escenas eróticas, enconip,iración con aquellos que primero eran expuestos aescenas no inductoras de ansiedad (Hoon y otros, 1977;Wolchick et al., 1980).

Por tanto, la activación autonómica, independientementede su fuente o tono afectivo, es experimentada cognitiva,emocional y fisiológicamente como atracción erótico-

Página 231 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

romántica. Sin embargo, el punto crucial y más complejo es sieste efecto puede dar cuenta del vínculo temporal entreactivación autonómica en la infancia y atracción erótico-romántica más tarde en la vida. En favor de la teoría EBE seplantea que mientras en los experimentos mencionados laactivación era provocada delibéradamente por una fuenteextrínseca al objetivo intentado, en lo propuesto por lateoría para la vida real la activación autonómica seríaprovocada genuinamente por el tipo de personas hacia lascuales más tarde se desarrolla la atracción erótico-romántica.

Un segundo mecanismo, más complejo que el anterior, quepuede contribuir a dar cuenta tanto del curso temporalevolutivo de la atracción erótico-romántica como de laconversión de afecto negativo a positivo, es el llamadoproceso oponente (Solomon, 1980). Esta teoría propone quecuando ocurre un afecto intenso, el sistema nervioso respondeiniciando un proceso de valencia afectiva opuesta que reducela intensidad del afecto original. Así, un intenso afectonegativo es contrarrestado por afecto positivo generadointernamente, y el afecto que experimenta finalmente elindividuo sería la diferencia entre los dos afectos oponentesy sus cambios en el tiempo.

Además, se propone que si el proceso oponente es evocadorepetidamente, su efecto será más intenso con el tiempo yllegará a condicionarse a la situación externa, de modo quecontinuará siendo evocado aunque el afecto negativo inicialya no ocurra más. Como ejemplo de esto se puede mencionar elsentimiento de euforia que llega a experimentar unparacaidista después de muchos saltos, aun cuando seguramentela experiencia del primer salto no estuvo acompañada delmismo sentimiento. Otros ejemplos podrían encontrarse en lapráctica prolongada del sauna y tal vez en el caso deindividuos que llegan a experimentar placer sexual de tipomasoquista derivado de estimulación inicialmente dolorosa.

En el caso de un niño sin conformidad de género que eshostilizado por los otros niños, aun cuando al principio elloproduce intensa activación negativa, al seguirse repitiendola experiencia a través del tiempo puede llegar a producirsehabituación de las emociones de temor y rabia y el procesooponente puede llegar a ser el afecto condicionado dominante.De esa manera, él puede encontrarse al final de la niñez o en

Página 232 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

la adolescencia experimentando activación afectiva positivaen presencia de los hombres, una activación susceptible deser erotizada.

LA CONEXIÓN BIOLÓGICA: A F VERSUS A B

En los últimos años se ha observado la tendencia porparte de algunos investigadores a postular que la orientaciónhomosexual tendría una determinación predominantementebiológica, ya sea a través de la codificación genética, lainfluencia de las hormonas sexuales prenatales o de ciertosaspectos de la neuroanatomía cerebral. Como ya se mencionóanteriormente, aun los autores del estudio San Franciscoestaban dispuestos a concederle un rol preponderantee a losfactores biológicos en la causalidad de la homosexualidad.Aquí nuevamente no podemos dejar de señalar lo sorprendenteque resulta que se siga hablando de los homosexuales como deun grupo homogéneo cuando se postulan determinados factorescausales.

Frente a estos planteamientos, la teoría EBE propone quelos factores biológicos influyen sobre la orientación sexualpero sólo de manera indirecta, interviniendo tempranamente enla cadena de eventos para determinar el temperamento infantily las subsecuentes preferencias de actividades. En otraspalabras, se postula que cualquier correlación significativaentre un factor biológico y la orientación sexual es másprobablemente atribuible a la influencia de dicho factor enla temprana infancia, que a una vinculación directa con laorientación sexual posterior.

En relación con el factor genético, si bien existendiversos estudios con gemelos que han proporcionadoevidencias de una correlación entre el componente genético deun individuo y su orientación sexual, esos mismos estudiostambién proporcionan evidencias de la relación entre esecomponente genético y la no conformidad degénero en la infancia, aun cuando la orientación sexual semantenga constante. Por lo tanto, la evidencia parece apoyarla conexión propuesta por la teoría EBE entre componentegenético y no conformidad de género (A C), conexión que sepuede subdividir en dos partes, una entre componente genético

Página 233 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

y temperamento infantil (A B) y otra entre temperamentoinfantil y no conformidad de género (B C).

Lo anterior implica que las características deltemperamento infantil relevantes deben poseer al menos trespropiedades. En primer lugar, deben estar relacionadas conaquellas actividades de juego que definen la conformidad o noconformidad de género. En segundo lugar, ya que semanifestarían en preferencias tipificadas sexualmente, debenpresentar diferencias sexuales significativas. Y en tercerlugar deben tener un componente hereditario significativo.Entre las diversas características del temperamento infantil,y de acuerdo a las evidencias disponibles, existen dos queparecen cumplir mejor con los criterios señalados, y ellasson el nivel de agresividad y el nivel de actividad. Losdatos disponibles son consistentes con la ruta indirecta quepostula la teoría EBE entre genética y orientación sexual, enla cual la influencia genética se canaliza a través deltemperamento infantil y las subsecuentes preferencias deactividades.

Respecto a la influencia de las hormonas prenatales, yextrapolando de evidencias obtenidas con animales inferiores,algunos han postulado que los hombres expuestos prenatalmentea una cantidad excesivamente baja, y las mujeres a unacantidad excesivamente alta, de testosterona, tendrán unapredisposición hacia la homosexualidad en la vida adulta. Yen cuanto a datos humanos, se ha visto que las mujeres quetienen hiperplasia adrenal congénita (HAC), un desordenendocrino c`rónico que las expone a niveles excesivos deandrógenos durante el período prenatal, presentan másresponsividad bisexual y homosexual que las mujeres sin HAC.

Sin embargo, también se puede plantear que esta conexiónentre hormonas prenatales y orientación sexual puede sermejor explicada por los efectos hormonales sobre eltemperamento Hil'3iii 11 y las preferencias de actividades.Así, tanto los niños como las niñas que han sido expuestos aaltos niveles de andrógenos durante la gestación muestran unelevado nivel de agresividad durante la infancia, y las niñascon HAC muestran durante la infancia fuertes preferencias poractividades típicas y compañeros de juego del otro sexo(Berenbaum & Snyder, 1995). Se puede afirmar que la conductade no conformidad de género es uno de los efectos más clarosde la exposición prenatal a hormonas masculinas en las

Página 234 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

mujeres (Collaer & Hines, 1995). Por tanto, desde el punto devista de la teoría EBE, la razón principal para esperar quelas niñas con HAC sean predominantemente homoeróticas en laadultez, es que ellas se han sentido muy diferentes a lasotras niñas en diversas dimensiones relevantes de género y noporque ellas tengan un cerebro masculinizado debido a lasinfluencias hormonales prenatales.

Y respecto a los posibles factores neuroanatómicos de laorientación sexual, se ha informado que existirían algunasdiferencias neuroanatómicas entre los cerebros de hombreshomosexuales y heterosexuales, y que algunas de esasdiferencias corresponden a las existentes entre los cerebrosde hombres y mujeres. Y además se ha informado que loshombres homosexuales presentan menor rendimiento que losheterosexuales en algunas tareas cognitivas, motoras yespaciales en las cuales las mujeres rinden menos que loshombres.

Aparte del hecho que hasta ahora no existe un soloestudio que haya comparado estructuras cerebrales de mujereshomosexuales y heterosexuales (Singh y otros, 1999), tambiénen este caso las diferencias señaladas son consistentes conla explicación de la teoría EBE. Así, cualquier factorbiológico que correlacione con uno o más de los procesosintervinientes propuestos por la teoría puede ser también unfactor de la orientación sexual. Por ejemplo, cualquiercaracterística neuroanatómica cerebral que correlacione conel nivel de agresividad y actividad infantil, podría emergertambién como una diferencia entre hombres homosexuales y he-terosexuales, entre hombres y mujeres y entre mujereshomosexuales y heterosexuales.

DIFERENCIAS INDIVIDUALES

Como se expresó al iniciar su revisión, la teoría de Bemno intenta describir un camino inevitable y universal haciala orientación sexual, sino sólo la vía más probable seguidapor la mayoría de los individuos en las culturas polarizadaspor el género, por lo cual pueden darse diversas variacionesindividuales.

Por una parte, diferentes individuos pueden entrar a lavía EBE en distintos puntos de la secuencia. Así, un niño

Página 235 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

podría llegar a sentirse diferente a los pares del mismo sexono debido a una preferencia temperamentalmente inducida porlas actividades típicas del otro sexo, sino debido a unafalta forzada de contacto con pares del mismo sexo, a unadiscapacidad física o a una enfermedad. Así también, y comose mencionó anteriormente, en el estudio San Francisco laslesbianas no masculinas no presentaban disconformidad degénero significativa en la infancia. Pero ellas informabanmayor tendencia que las mujeres heterosexuales a haber tenidopreferentemente amigos hombres en la época escolar y éste erael predictor más significativo en estas mujeres deinvolucración homosexual en la adolescencia y de orientaciónhomosexual en la adultez.

En general, la teoría EBE predice que el efecto decualquier variable infantil sobre la orientación sexual delindividuo depende de si lo o la induce a sentirse más similaro más diferente a los pares del mismo o del otro sexo. Así,por ejemplo, Blanchard y Bogaert informaron en 1996 que eramás probable que los hombres homosexuales tuvieran máshermanos mayores que los hombres heterosexuales (citado enBem, 1996). Esto puede ser interpretado, en parte, pensandoque el hecho de tener hermanos mayores con conformidad degénero podría incrementar particularmente el sentimiento deun niño sin conformidad de género de ser diferente a losotros niños.

También pueden producirse variaciones individuales en laforma en que los individuos interpretan la activación"exótica" cleri vada de los años infantiles, interpretaciónque es influida por las normas y expectativas sociales. Así,las niñas estarían más socialmente predispuestas ainterpretar la activación como atracción romántica, mientrasque los niños pueden estar más predispuestos a interpretarlacomo excitación sexual. La mayoría de los individuos tiendena anticipar, reconocer e interpretar la activación frente alotro sexo como atracción erótica o romántica y a ignorar,reprimir, o interpretar de manera diferente la activaciónfrente al mismo sexo.

En algunos casos los procesos postulados por la teoríaEBE pueden ser suplementados o aun sustituidos por procesosde condicionamiento o aprendizaje social, tanto positivoscomo negativos y tales procesos pueden también producircambios en la orientación sexual de un individuo a través del

Página 236 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

curso vital. Como ejemplo de esto, en el estudio SanFrancisco se apreciaba que los pocos individuos que eranbisexuales parecían haber agregado una atracción eróticahacia el mismo sexo, a una orientación heterosexual yaestablecida después de la adolescencia. Un estudio más ampliode la bisexualidad informado en 1994 por Weinberg y otrossugiere algo similar, ya que algunos individuos parecían ha-ber agregado una atracción heterosexual a una orientaciónhomosexual previamente establecida (citado en Bem, 1996).Este mismo estudio muestra que puede no existir coincidenciaentre diferentes componentes de la orientación sexual, y asípor ejemplo algunos individuos bisexuales se sentían másatraídos eróticamente hacia un sexo pero más atraídosrománticamente hacia otro sexo.

También puede darse una instancia de condicionamientonegativo en algunos casos de abuso sexual infantil u otrasexperiencias sexuales rotuladas negativamente. Así, porejemplo, al reanalizar los datos de Kinsey, Van Wyk y Geistconcluyeron en 1984 que era más probable que una mujer seinvolucrara en actividad sexual con otras mujeres en laadultez, si antes de la adolescencia ella había sidopresionada o forzada a tener actividad sexual con un hombrede mayor edad (citados en Bem, 1996). Sin embargo, alrespecto hay que recordar lo que expresáramos al revisar elestudio San Francisco, en el sentido que la mayoría de lasexperiencias sexuales que usualmente se postulan comoposibles factores causales de la homosexualidad parecen sermás bien efectos de una orientación homosexual emergente.

Por último, también puede ser que algunas mujeres, quede acuerdo al modelo EBE deberían haber desarrollado unaorientación heterosexual, por razones sociales o políticaselijan organizar toda su vida alrededor de ellas, evitandocualquier relación sexual o romántica con los hombres,desarrollando vínculos afectivos y eróticos con otras mujeresy llegando a identificarse a sí mismas como lesbianas obisexuales. Al conceptualizar algunas transiciones desde laheterosexualidad al lesbianismo, Kitzinger y Wilkinson (1995)expresan que las mujeres adultas que hacen tales transiciones"no están más impulsadas por la biología o fuerzas incons-cientes que cuando ellas, por ejemplo, se cambian de trabajo;tales elecciones podrían ser vistas como influidas por una

Página 237 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

combinación de re-evaluación personal, necesidad práctica,valores políticos, azar y oportunidad" (p. 96).

A modo de conclusión, se puede afirmar que la teoría EBEno es acerca de tipos de personas, sino acerca del procesoque determina la ubicación de las personas respecto a dosposibles dimensiones de orientación sexual, una heteroeróticay otra homoerótica. Teóricamente ambas serían independientes,permitiendo un amplio abanico de diferencias individuales,como por ejemplo que una persona se sienta atraídaeróticamente hacia un sexo y atraída románticamente haciaotro sexo. Sin embargo, empíricamente es probable que ambasdimensiones se correlacionen negativamente en las culturaspolarizadas por el género, en las cuales los individuosllegan a sentirse familiares con un sexo y al mismo tiempoalienados del otro sexo. Como una manifestación más de lasvariadas diferencias de género, esto se daría especialmenteen los hombres, ya que los datos disponibles muestran que losniños tienen menos probabilidades que las niñas de teneramigos de ambos sexos.

Página 238 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

REFERENCIAS

Adler, N. (1993). Adolescent sexual behavior looks irrational - but looksare deceiving. Washington, D.C.: Federation of Behavioral,Psychological and Cognitive Sciences.

Agostinelli, G. & Seal, D. (1998). "Social comparisons ofone's own with others' attitudes toward casual andresponsible sex". Journal of Applied Social Psychology, 28, 845-860.

Ajzen, L (1991). "The theory of planned behavior".Organizational Behavior and Human Decision Processes, 50, 179-211.

Ajzen, 1. & Madden, T (1986). "Prediction of goal-directedbehavior: Attitudes, intentions and perceived behavioralcontrol". Journal of Experimental Social Psychológy, 22, 453-474.

Albarracín, D., Fishbein, M. & Middlestadt, S. (1998)."Generalizing behavioral findings across times, samples,and measures: A study of condom use". Journal ofApplied SocialPsychology, 28, 657-674.

Allen, J., Kenrick, D., Linder, D. & McCall, M. (1989)."Arousal and attraction: A response-facilitationalternative to misattribution and negative-reinforcementmodels". Journal of Personality and Social Psychology, 57, 2G1-27o.

Allison, J. & Wrightsman, L. (1993). Rape: The misunderstoodcrime. Newbury Park, CA: Sage.

Andersen, B. & Cyránowski, J. (1994). "Women's sexualself-schema". Journal of Personality and Social Psychology, 67, 1079-1100.

Andersen, B., Cyranowski, J. & Espindle, D. (1999). "Men'ssexual self schema". Journal of Personality and Social Psychology,76, 645-661.

Aries, E. (1987). "Gender and communication". En Ph.Shaver & C. Hendrick (Eds.), Review of Personality and SocialPsychology (Vol. 7). Beverly Hills, CA: Sage.

Arndt, W, Foehl, J. & Good, E(1985). "Specific sexualfantasy themes: A multidimensional study". Journal ofPersonality and Social Psychology, 48, 472-480.

Página 239 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Bailey, J. & Zucker, K. (1995). "Childhood sex-typedbehavior and sexual orientation: A conceptual analysis andquantitative review". Developmental Psychology, 31, 43-55.

Bailey, J., Gaulin, S., Agyei, Y. & Gladue, B. (1994)."Effects of gender and sexual orientation onevolutionarily relevant aspects of human matingpsychology". Journal of Personality and Social Psychology, 66, 1081-1093.

Bandura, A. (1982a). Teoría del aprendizaje social. Madrid:Espasa-Calpe.

Bandura, A. (1982b). "Self-efficacy: Mechanism in humanagency". American Psychologist, 37, 122-147.

Baron, R(1974). "The aggression-inhibiting influence ofheightened sexual arousal". Journal of Personality and SocialPsychology, 30, 318322.

Baron, R. & Bell, P(1977). "Sexual arousal and aggressionby males: Effects of type of erotic stimuli and priorprovocation". Journal of Personality and Social Psychology, 35, 79-87.

Baron, R. & Byrne, D. (1994). Social psychology: Understandinghuman interaction (7º Ed.). Boston: Allyn and Bacon.

Baron, R. y Byrne, D. (1998). Psicología social (8a Ed.).Madrid: Prentice Hall Iberia.

Barra, E. (1987). "El desarrollo moral: Una introducción ala teoría de Kohlberg". Revista Latinoamericana de Psicología, 19,7-18.

Barra, E. (1988). Assessment of social skills in Chilean college students.Tesis no publicada, University of Missouri, Kansas City.

Barra, E. (1989a, junio). "Habilidades socialesautoinformadas en universitarios chilenos yestadounidenses". Trabajo presentado en el XXII CongresoInteramericano de Psicología, Buenos Aires.

Barra, E. (1989b, junio). "Influencia del sexo y lacultura en las actitudes hacia la comunicación táctil conel mismo sexo". Trabajo presentado en el XXII CongresoInteramericano de Psicología, Buenos Aires.

Barra, E. (1998). Psicología social (2da Ed.). Concepción:Universidad de Concepción-Ministerio de Educación.

Página 240 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Barra, E. (1999, junio). "Conducta sexual y contraceptivaadolescente". Trabajo presentado en el XXVII CongresoInteramericano de Psicología, Caracas.

Barra, E., Astete, E., Canales, T., Gacitúa, M., Ramírez,P y Sánchez, S. (1999, noviembre). "Género y preferenciasde selección de pareja en estudiantes universitarios".Trabajo presentado en el 6° Congreso Nacional dePsicología, Santiago.

Bateman, J. (1995, octubre). "Las dimensiones de lasexología". Psiqué, 12, pp. 1-6.

Becerra, A. (1985). "Psicología social y conducta sexualhumana". En J. E Morales, A. Blanco, C. Huici y J.Fernández, Psicología social aplicada. Bilbao: Desclée deBrouwer.

Becker, M. & Byrne, D. (1985). "Self-regulated exposure toerotica, recall errors, and subjective reactions as afunction of erotophobia and type: A coronary-pronebehavior". Journal of Personality and Social Psychology, 48, 760-767.

Bem, D. (1996). "Exotic becomes erotic: A developmentaltheory of sexual orientation". Psychological Review, 103, 320-325.

Bem, S. (1974). "The measurement of psychologicalandrogyny". Journal of Consulting and Clinical Psychology, 42, 155-162.

Bem, S. (1975). "Sex role adaptability: One consequence ofpsychological androgyny". Journal of Personality and SocialPsychology, 31, 634-643.

Bem, S. (1981). "Gender schema theory: A cognitive accountof sex typing". Psychological Review, 88, 354-364.

Bem, S, Martyna, W& Watson, C. (1976). "Sex typing andandrogyny: Further explorations of the expresive domain".Journal of Personality and Social Psychology, 34, 1016-1023.

Benenson, J., Morash, D. & Petrakos, H. (1998). "Genderdifferences in emotional closeness between preschoolchildren and their mothers". Sex Roles, 38, 975-985.

Berenbaum, S. & Snyder, E. (1995). "Early hormonalinfluences on childhood sex-typed activity and playmate

Página 241 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

preferences: Implications for the development of sexualorientation". Developmental Psychology, 31,31-42.

Boyd, B. & Wandersman, A. (1991). "Predictingundergraduate condom use with the Fishbein and Ajzen andthe Triandis attitude-behavior models: Implications forpublic health interventions". Journal of Applied Social Psychology,21, 1810-1830.

Braconnier, A. (1997). El sexo de las emociones. Barcelona:Andrés Bello.

Brooks-Gunn, J. & Furstenberg, E(1989). "Adolescent sexualbehavior". American Psychologist, 44, 249-257.

Brown, M., Amoroso, D. & Ware, E. (1976). "Behavioraleffects of viewing pornography". Journal of Social Psychology,98, 235-245.

Buss, D. (1988). "The evolution of human intrasexualcompetition: Tactics of mate attraction". Journal of Personalityand Social Psychology, 54, 616-628.

Buss, D. & Schmitt, D. (1993). "Sexual strategies theory :A contextual evolutionary analysis of human mating".Psychological Review, 100, 204-232.

Byrne, D., Fisher, J., Lamberth, J. & Mitchell, H. (1974)."Evaluations of erotics: Facts or feelings?". JournalofPersonality and Social Psychology, 29, 111-116.

Carducci, B. (1985). "Sexual arousal, affect, andheterosexual attraction". Journal of Social Psychology, 125, 771-773.

Caspi, A. & Herbener, E. (1990). "Continuity and change:Assortative marriage and the consistency of personality inadulthood". Journal of Personality and Social Psychology, 58, 250-258.

Caspi, A., Herbener, E. & Ozer, D. (1992). "Sharedexperiences and the similarity of personalities: Alongitudinal study of married couples". Journal of Personalityand Social Psychology, 62, 281-291.

Carver, Ch. y Scheier, M. (1997). Teorías de la personalidad (3aEd.). México: Prentice-Hall Hispanoamericana.

Cerruti, S. (1991). Sexualidad humana: Aspectos para desarrollardocencia en educación sexual. Montevideo: OrganizaciónPanamericana de la Salud.

Página 242 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Chan, D. & Fishbein, M. (1993). "Determinants of collegewomen's intentions to tell their partners to use condoms".Journal of Applied Social Psychology, 23, 1455-1470.

Chewning, B. & Van Koningsveld, R(1998). "Predictingadolescents' initiation of intercourse and contraceptiveuse". Journal of Applied Social Psychology, 28, 1245-1285.

Collaer, M. & Hines, M. (1995). "Human behavioral sexdifferences: A role for gonadal hormones during earlydevelopment?". Psychological Bulletin, 118, 55-107.

Conner, M. & Armitage, C. (1998). "Extending the theory ofplanned behavior: A review and avenues for furtherresearch". Journal of Applied Social Psychology, 28, 1429-1464.

Cooper, M., Shapiro, Ch. & Powers, A. (1998). "Motivationsfor sex and risky sexual behavior among adolescents andyoung adults: A functional perspective". Journal of Personalityand Social Psychology, 75,1528-1558.

De Martino, M. (1966). "Dominance-feeling, security-insecurity and sexuality in women". En M. DeMartino (Ed.),Sexual behavior and personality characteristics (pp. 113-143). NewYork: Grove Press.

De Souza, E. & Hutz, C. (1995). "Responses toward sexualstimuli in Brazil as a function of one's gender roleidentity and sex". Revista Interamericana de Psicología, 29, 13-21.

Dindia, K. & Allen, M. (1992). "Sex differences in self-disclosure: A meta-analysis". Psychological Bulletin, 112, 106-124.

Doll, J. & Orth, B. (1993). "'The Fishbein and Ajzentheory of reasoned action applied to contraceptivebehavior: Model variants and meaningfulness". Journal ofApplied Social Psychology, 23, 395-413

Donnerstein, E., Donnerstein, M., & Evans, R (1975)."Erotic stimuli and aggression: Facilitation orinhibition". Journal of Personality and Social Psychology, 32, 237-244.

Donnerstein, E. & Berkowitz, L. (1981). "Victim reactionsin aggressive erotic films as a factor in violence againstwomen". Journal of Personality and Social Psychology, 41, 710-724.

Página 243 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Doyle, J. & Paludi, M. (1991). Sex and gender: The humanexperience. (2"d Ed.). Dubuque, IA: Wm. C. Brown Publishers.

Ellis, L. (1991). "A synthesized (biosocial) theory ofrape". Journal of Consulting and Clinical Psychology, 59, 631-642.

Engler, B. (1996). Introducción a las teorías de la personalidad.México: McGraw-Hill.

Evans, R(1972). "Physical and biochemical characteristicsof homosexual men". Journal of Consulting and Clinical Psychology, 39,140-147.

Evans, E. y de la Parra, M.A. (2000). La sexualidad secreta delos hombres. Santiago: Grijalbo.

Eysenck, H. (1979). Usos y abusos de la pornografia. Madrid:Alianza Editorial.

Eysenck, H. y Eysenck, M. (1987). Personalidad y diferenciasindividuales. Madrid: Ediciones Pirámide.

Eysenck, H. y Wilson, G. (1981). Psicología del sexo.Barcelona: Herder.

Feingold, A. (1992). "Gender differences in mate selectionpreferences: A test of the parental investment model".Psychological Bulletin, 112, 125-139.

Feldman, Ph. (1987). Sex and sexuality. London: Longman. Feldman, Ph. & MacCulloch, M. (1971). Homosexual behavióur:

Therapy and assessment. Oxford: Pergamon Press. Feldman, Ph. & MacCulloch, M. (1980). Human sexual behaviour.

Chichester: John Wiley & Sons. Fishbein, M. (1989, junio). "Aids and behavior change: An

analysis based on the Theory of Reasoned Action". Trabajopresentado en el XXII Congreso Interamericano dePsicología, Buenos Aires.

Fishbein, M. (1990). "Factores que influyen en laintención de estudiantes en decir a sus parejas queutilicen condón". Revista de Psicología Social y Personalidad, 6, 1-16.

Fishbein, M. (1997, noviembre). “Nuevos alcances de laTeoría de la Acción Razonada". Trabajo presentado en el VCongreso Nacional de Psicología, Santiago de Chile.

Página 244 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Fisher, H. (1996). Anatomía del amor. Buenos Aires: EmecéEditores.

Fisher, W& Byrne, D. (1978). "Sex differences in responseto erotica? Love versus lust". Journal of Personality and SocialPsychology, 36, 117-125.

Friday, N. (1974). My secret garden: Women's sexual fantasies. NewYork: Pocket Books.

Friday, N. (1980). Men in love. Men's sexual fantasies. New York:Dell Publishing.

Gagnon, J. (1980). Sexualidad y cultura. México: Pax-México. Geer, J. & Broussard, D. (1990). "Scaling heterosexual

behavior and arousal: Consistency and sex differences".Journal of Personality and Social Psychology, 58, 664-671.

Godin, G., Maticka-Tyndale, E., Adrien, A., Manson-Singer,S., Willms, D. & Cappon, P. (1996). "Cross-culturaltesting of three social cognitive theories: An applicationto condom use". Journal of Applied Social Psychology, 26, 1556-1586.

Gray, J. (1994). Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus.Buenos Aires: Atlántida.

Gray, J. (1995). Marte y Venus en la alcoba. Buenos Aires: EmecéEditores.

Griffitt, W& Kaiser, D. (1978). "Affect, sex guilt,gender, and the rewarding-punishing effects of eroticstimuli". Journal of Personality and Social Psychology, 36, 850- 858.

Griffitt, W, May, J. & Veitch, R. (1974). "Sexualstimulation and interpersonal behavior: Heterosexualevaluative responses, visual behavior, and physicalproximity". Journal of Personality and Social Psychology, 30,367-377.

Hall, J. (1987). "On explaining gender differences: Thecase of nonverbal communication". En Ph. Shaver & C.Hendrick (Eds.), Review of Personality and Social Psychology (Vol.7). Beverly Hills, CA: Sage.

Harris, J. (1995). "Where is the child environment? Agroup socialization theory of development". PsychologicalReview, 102, 458-489.

Hatchett, L., Friend, R., Symister, P& Wadhwa, N. (1997)."Interpersonal expectations, social support, and

Página 245 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

adjustment to chronic illness". Journal of Personality and SocialPsychology 73, SGO-573.

Hazan, C. & Shaver, Ph. (1987). "Romantic loveconceptualized as an attachment process". Journal of Personalityand Social Psychology, 52, 511-524.

Hendrick, (;. & Hendrick, S. (1986). "A theory and methodof love". Journal of Personality and Social Psychology, 50, 392-402.

Hendrick, S., Hendrick, C. & Adler, N. (1988). "Romanticrelationships: Love, satisfaction, and staying together".Journal of Personality and Social Psychology, 54, 980-988.

Hendrick, S., Hendrick, C, Slapion-Foote, M & Foote,E(1985). "Gender differences in sexual attitudes". Journal ofPersonality and Social Psychology, 48, 1.630-1.642.

Herek, G. (1986). "On heterosexual masculiniry". AmericanBehavioral Scientist, 29, 563-577.

Hess, R. & Camara, K. (1979). "Post-divorce familyrelationships as mediating factors in the consequences ofdivorce for children". Journal of Social lssues, 35, 79-96.

Hetherington, M, Stanley-Hagan, M. & Anderson, E. (1989)."Marital transitions: A child's perspective". AmericanPsychologist, 44, 303-312.

Hoon, P, Wincze, J. & Hoon, E. (1977). "A test ofreciprocal inhibition: Are anxiety and sexual arousal inwomen mutually inhibitory?". Journal of Abnormal Psychology, 86,65-74.

Hyde, J. (1994). Understanding human sexuality (5º Ed.). NewYork: McGraw-Hill.

Hyde, J. (1995). Psicología de la mujer: La otra mitad de la experienciahumana. Madrid: Morata.

Jacklin, C. (1989). "Female and male: Issues of gender".American Psychologist, 44, 127-133.

Jaffe, Y., Malamuth, N., Feingold, J. & Feshbach, S.(1974). "Sexual arousal and be avioral aggression". Journalof Personality and Social Psychology, 30, 759-764.

Jones, M. (1998). "Sociosexuality and motivations forromantic involvement". Journal of Research in Personality, 32, 173-182.

Página 246 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Josephs, R., Markus, H. & Tafarodi, R(1992). "Gender andself-esteem". Journal of Personality and Social Psychology, 63, 391-402.

Kasprzyk, D., Montaño, D. & Fishbein, M. (1998)."Application of an integrated behavioral model to predictcondom use: A prospective study among high HIV riskgroups". Journal of Applied Social Psychology, 28, 1.557-1.583.

Kendall-Tackett, K., Meyer, L & Finkelhor, D. (1993)."Impact of sexual abuse on children: A review andsynthesis of recent empirical studies". Psychological Bulletin,113, 164-180.

Kenrick, D. & Gutierres, S. (1980). "Contrast effects andjudgments of physical attractiveness: When beauty becomesa social problem". Journal of Personality and Social Psychology,38,131-140.

Kenrick, D., Stringfield, D., Wagenhals, W, Dahl, R. &Ransdell, 11. (1980). "Sex differences, androgyny, andapproach responses to erotica: A new variation on the oldvolunteer problem". Journal of Personality and Social Psychology, 38,517-524.

Kinsey, A., Pomeroy, W, y Martin, C. (1967a). Conducta sexualdel hombre. Buenos Aires: Ediciones Siglo Veinte.

Kinsey, A., Pomeroy, W, Martin, C. y Gebhard, P. (1967b).Conducta sexual de la mujer. Buenos Aires: Ediciones SigloVeinte.

Kitzinger, C. & Wilkinson, S. (1995). "Transitions fromheterosexuality to lesbianism: The discursive productionof lesbian identities". Developmental Psychology, 31, 95-104.

Knafo, D. & Jaffe, Y. (1984). "Sexual fantasizing in malesand females". Journal of Research in Personality, 18, 451-462.

Larsen, K. & LeRoux, J. (1984). "A study of same sextouching attitudes: Scale development and personalitypredictors". The Journal of Sex Research, 20, 264-278.

Leitenberg, H. & Henning, K. (1995). "Sexual fantasy".Psychological Bulletin, 117, 469-496.

Linz, D., Donnerstein, E. & Penrod, S. (1988). "Effects oflong-term exposure to violent and sexually degrading

Página 247 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

depictions of women". Journal of Personality and Social Psychology,55, 758-768.

Lynn, S. & Rhue, J. (1988). "Fantasy proneness: Hypnosis,developmental antecedents and psychopathology". AmericanPsychologist, 43, 35-44.

Malamuth, N. (1988). "Sexualidad humana". En D. Perlman yP. Cozby (Eds.), Psicología social (pp. 214-241). México: NuevaEditorial Interamericana.

Malamuth, N. & Check, J. (1980). "Sexual arousal to rapeand consenting depictions: The importance of the woman'sarousal". Journal of Abnormal Psychology, 89, 763-766.

Malamuth, N. & Check, J. (1981). "The effects os massmedia exposure en acceptance of violence against women: Afield experiment". Journal of Research in Personality, 15, 436-446.

Malamuth, N., Linz, D., Heavy, C., Barnes, G. & Acker, M.(1995). "Using a confluence model of sexual aggression topredict men's conflict with women: A 10-year follow-upstudy". Journal of Personality and Social Psychology, 69, 353-369.

Mann, J., Berkowitz, L., Sidman, J., Starr, S. & West, S.(1974). "Satiation of the transient stimulating effect oferotic films". Journal of Personality and Social Psychology, 30, 729-735.

Manosevitz, M. (1970). "Early sexual behaviors in adulthomosexual and heterosexual males". Journal of AbnormalPsychology, 76, 396-402.

Maslow, A. (1966a). "Self-esteem (dominance-feeling) andsexualiry in women”. En M. DeMartino (Ed.), Sexual behaviorand personality characteristics (pp. 71-112). New York: GrovePress.

Maslow, A. (1966b). "Love in self-actualizing people". EnM. DeMartino (Ed.), Sexual behavior and personality characteristics(pp. 144-153). New York: Grove Press.

Masters, W. y Johnson, V. (1972): Incompatibilidad sexualhumana. Buenos Aires: Intermédica.

Masters, W. y Johnson, V. (1979). Homosexualidad enperspectiva. Buenos Aires: Intermédica.

Página 248 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

McCary, J., McCary, S., Alvarez-Gayou, J., Del Río, C. ySuárez, J. (1996). Sexualidad humana de McCary. México: ElManual Moderno.

McCauley, C. & Swann, C. (1978). "Sex differences insexual fántasy". Journal of Research in Personality, 12, 76-86.

McCauley, C. & Swann, C. (1980). "Sex differences in thefrequency and functions of fantasies during sexualactivity". Journal of Research in Personality, 14, 400-411.

Meyer, J. & Pepper, S. (1977). "Need compatibility andmarital adjustment in young married couples". Journal ofPersonality and Social Psychology, 35, 331-342.

Moir, A. y Jessel, D. (1994). Sexo y cerebro. México:Editorial Diana.

Morokoff, P(1985). "Effects of sex guilt, repression,sexual ‘arousability’, and sexual experience on femalesexual arousal during erotica and fantasy". JournalofPersonality and Social Psychology, 49, 177-187.

Nagayama, G. & Hirschman, R(1991). "Toward a theory ofsexual aggression: A quadripartite model". Journal ofConsulting and Clinical Psychology, 59, 662-669.

Oliver, M. & Hyde, J. (1993). "Gender differences insexuality: A metaanalysis". Psychological Bulletin, 114, 29-51.

Papalia, D. y Olds, S. (1997). Desarrollo humano (6a Ed.).Bogotá: McGraw-Hill.

Pines, A. & Friedman, A. (1998). "Gender differences inromantic jealousy". Journal of Social Psychology, 138, 54-71.

Politzer, P y Weinstein, E. (1999). Mujeres: La sexualidadsecreta. Santiago: Sudamericana.

Ramírez, J., Bryant, J. & Zillmann, D. (1982). "Effects oferotica on retaliatory behavior as a function of level ofprior provocation". Journal of Personality and Social Psychology, 43,971-978.

Reise, S. & Wright, T. (1996). "Personaliry traits,cluster B personality disorders, and sociosexualiry".Journal of Research in Personality, 30, 128-136.

Riger, S. (1991). "Gender dilemmas in sexual harassmentpolicies and procedures". American Psychologist, 46, 497-505.

Página 249 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Riggio, R. (1986). "Assessment of basic social skills".Journal of Personality and Social Psychology, 51, 649-660.

Rosenzvaig, R(1997). La pareja al desnudo. Barcelona:Ediciones Apróstrofe.

Ruiz, C. y Torres, E. (1995). "Fantasía, deseo ycomportamiento sexual femenino". Revista Interamericana dePsicología, 30,,223-244.

Russell, D. (1993). "Pornography and rape: A causalmodel". En D. Russell (Ed.), Making violence sexy: Feminist views onpornography (pp. 120-150)., Buckingham: Open UniversityPress.

Sabini, J. (1992). SocialPsychology. New York: WW Norton &Company. Sadalla, E., Kenrick, D. & Vershure, B. (1987)."Dominance and heterosexual attraction". Journal of Personalityand Social Psychology, 52, 730-738.

Schofield, M. (1967). Aspectos sociológicos de la homosexualidad.Barcelona: Fontanella.

Seligman, M. (1971). "Phobias and preparedness". BehaviorTherapy, 2, 307-320.

Sharim, D., Silva, U., Rodó, A. y Rivera, D. (1996). Losdiscursos contradictorios de la sexualidad. Santiago: Ediciones Sur.

Simpson, J.(1990). "Influence of attachment styles onromantic relationships". Journal of Personality and SocialPsychology, 59, 971-980.

Simpson, J. & Gangestad, S. (1991). "Individualdifferences in sociosexuality: Evidence for convergent anddiscriminant validity". Journal of Personality and Social Psychology,60, 870-883.

Singh, D. (1993). "Adaptive significance of femalephysical attractiveness: Role of waist-to-hip ratio".Journal of Personality and Social Psychology, 65, 293-307.

Singh, D., Vidaurri, M., Zambrano, R. & Dabbs, J. (1999)."Lesbian erotic role identification: Behavioral,morphological, and hormonal correlates". Journal of Personalityand Social Psychology,7G, 1035-1049.

Smith, E., Byrne, D., Becker, M. & Przybyla, D. (1993)."Sexual attitudes of males and females as predictors of

Página 250 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

interpersonal attraction and marital compatibility". Journalof Applied Social Psychology, 23, 1011-1034.

Smith, E. & Mackie, D. (1995). Social psychology. New York:Worth Publishers.

Snyder, M. (1974). "Self-monitoring of expressivebehavior". Journal of Personality and Social Psychology, 30, 526-537.

Snyder, M., Berscheid, E. & Glick, P(1985). "Focusing onthe exterior and the interior: Two investigations of theinitiation of personal relationships". Journal of Personality andSocial Psychology, 48, 1427-1439.

Snyder, M. & Gangestad, S. (1986). "On the nature of self-monitoring: Matters of assessment, matters of validity".Journal of Personality and Social Psychology, 51, 125-139.

Snyder, M., Gangestad, S. & Simpson, J. (1983). "Choosingfriends as activity partners: The role of self-monitoring". Journal of Personality and Social Psychology, 45, 1061-1072.

Snyder, M & Simpson, J. (1984). "Self-monitoring anddating relationships". Journal of Personality and Social Psychology,47, 1281-1291.

Snyder, M., Simpson, J. & Gangestad, S. (198G)."Personality and sexual relations". Journal of Personality andSocial Psychology, 51, 181-190.

Solomon, R(1980). "The opponent-process theory of acquiredmotivation: The costs of pleasure and the benefits ofpain". American Psychologist, 35, 691-712.

Sprecher, S., Sullivan, Q. & Hatfield, E. (1994). "Mateselection preferences: Gender differences examined in anational sample". Journal of Personality and Social Psychology, 66,1074-1080.

Stier, D. & Hall, J. (1984). "Gender differences in touch:An empirical and theoretical review". Journal of Personality andSocial Psychology, 47, 440-459.

Storms, M. (1980). Theories of sexual orientation. Journal ofPersonality and Social Psychology, 38, 783-792.

Storms, M. (1981). "A theory of erotic orientationdevelopment". Psychological Review, 88, 340-353.

Página 251 de 252

Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

Thayer, S. (1982). "Social touching". En W Schiff & E.Foulke (Eds.). Tactual perception: A sourcebook. Cambridge:Cambridge University Press.

Tigges, B., Wills, T. & Link, B. (1998). "Socialcomparison, the threat of AIDS, and adolescent condomuse". Journal of Applied Social Psychology, 28, 8G1-887.

Uchino, B., Cacioppo, J., & Kiecolt-Glaser, J. (1996)."The relationship between social support and physiologicalprocesses: A review with emphasis on underlying mechanismsand implications for health". Psychological Bulletin, 119, 488-531.

Unger, R(1979). "Toward a redefinition of sex and gender".American Psychologist, 34, 1085-1094.

White, G, Fishbein, S. & Rutstein, J. (1981). "Passionateleve and the misattribution of arousal". Journal of Personalityand Social Psychology, 41, 56-62.

White, K., Terry, D. & Hogg, M. (1994). "Safe sexbehavior: The role of attitudes, norms, and controlfactors". Journal of Applied Social Psychology, 24, 2164-2162.

Wills, G. (1977, august). "Measuring the impact oferotica". Psychology Today, 11, pp. 30-34.

Wolchick, S., Beggs, V., Wincze, J., Sakheim, D., Barlow,D. & Mavissakalian, M. (1980). "The effect of emotionalarousal on subsequent sexual arousal in men". Journal ofAbnormal Psychology, 89, 595-598.

Wrightsman, L. & Deaux, K. (1981). Social psychology in the 80s(3` ed.). Monterrey:'Brooks/Cole.

Libros Taurohttp://www.LibrosTauro.com.ar

Página 252 de 252