Aspectos generales del cambio tecnológico en la agroindustria venezolana

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DEL ZULIA FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS MAESTRÍA EN PLANIFICACIÓN Y GERENCIA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA CATEDRA: CAMBIO TECNOLÓGICO, APRENDIZAJE TECNOLÓGICO Y SECTORES INDUSTRIALES Aspectos generales acerca del cambio tecnológico en la agroindustria en Venezuela

Transcript of Aspectos generales del cambio tecnológico en la agroindustria venezolana

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAUNIVERSIDAD DEL ZULIA

FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIASDIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS

MAESTRÍA EN PLANIFICACIÓN Y GERENCIA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍACATEDRA: CAMBIO TECNOLÓGICO, APRENDIZAJE TECNOLÓGICO Y

SECTORES INDUSTRIALES

Aspectos generales acerca del cambio tecnológico en laagroindustria en Venezuela

Paredes B, Carlos A

Septiembre 2014

Aspectos generales acerca del cambio tecnológico en laagroindustria en Venezuela

Paredes B, Carlos A. Sociólogo. Maestrante del programa en planificación y gerencia de ciencia y tecnología. Facultad experimental de ciencias. Universidad del Zulia. Venezuela 2014.

RESUMEN

La agroindustria venezolana, se ha caracterizado en losúltimos años por poseer un aparato industrial carente dealgunas capacidades tecnológicas para satisfacer la demandaagroalimentaria de la población, el presente trabajo tienecomo objetivo plantear de forma breve y general, los procesosde cambio tecnológico con relación al sector agroindustrialvenezolano en las décadas recientes; tomando como referenciaanalítica la innovación tecnológica del sector. La primeraparte; es referente a la conceptualización y categorizacióndel cambio tecnológico, en relación a sus fases dedesarrollo. La segunda parte; remite brevemente un recorridohistórico de la agricultura en Venezuela desde su fase demodernización (1950-1960), hasta el presente y lasrespectivas influencias tecnológicas en el sectoragroindustrial. La metodología desarrolla fue lainvestigación documental, orientada al estudio de caso delsector agroindustrial en Venezuela. Se concluye que laactividad agroindustrial en Venezuela, carece de un sistemade innovación tecnológica capaz de satisfacerestructuralmente gran parte de la demanda agroalimentaria dela población.

Palabras clave: Cambio tecnológico, innovación tecnológica,

sector agroindustrial

Introducción

El presente trabajo monográfico es una aproximación

a lo que representa la actividad agroindustrial en Venezuela,

considerando los aspectos del desarrollo tecnológico, que han

caracterizado al respectivo sector de la agricultura

específicamente los últimos quince años, tomando en cuenta

básicamente los procesos de cambio tecnológico e innovación

tecnológica de la agroindustria como sector secundario de la

economía.

La importancia de esta temática, reside en el análisis

conceptual de las categorías socio-históricas a través de las

cuales la modernización de la agricultura en Venezuela

contribuyo en mayor o menor grado al desarrollo productivo y

alimentario de la nación, destacando el estudio de los

aspectos y las capacidades tecnológicas del área, que son

fundamentales para el impulso de la agroindustria.

La primera parte del trabajo, es una referencia

teórico conceptual básica acerca de nociones como cambio

tecnológico, sistema tecnológico, aprendizaje tecnológico y

patrones tecnológicos que definen las fases de desarrollo,

características de los procesos de innovación tecnológica.

La segunda parte es alusiva al análisis y comprensión

de la evolución del sector agroindustrial en el país, con

relación a la trayectoria histórica de la actividad agrícola

y las dimensiones tecnológicas, que hasta la actualidad han

repercutido en la actividad innovadora de la agroindustria

nacional.

La metodología a emplear para el desarrollo del trabajo

es la investigación documental, enfocada al estudio de caso,

considerando como unidad de análisis el sector agroindustrial

venezolano, específicamente los últimos quince años,

pretendiendo así realizar una aproximación básica más no

exhaustiva, de dicha área productiva.

I. Precisiones conceptuales en torno al proceso delcambio tecnológico y sus repercusiones en lainnovación

Los procesos de desarrollo tecnológico en la sociedad, se

llevan a cabo en el marco de dos procesos sumamente

complejos; el cambio tecnológico y los ciclos económicos,

ambos recíprocamente configuran y determinan las fuerzas

productivas que contribuyen al auge y expansión económica en

un período o periodos determinados.

La influencia del cambio técnico que genera el auge

vertiginoso de las innovaciones tecnológicas, abren paso a

las nuevas tecnologías que constituyen productos y procesos

como “variables que explican los ciclos económicos” (Treviño,

2002: 127)

En los ciclos económicos de larga duración o ciclos

Kondratiev (que abarcan entre 40 a 50 años), una de las

variables económicas más destacada es la relacionada con “el

avance tecnológico y la innovación como uno de los motores

del cambio (Schumpeter, Mensch y Kleinknetcht)” en (Treviño,

2002: 128)

Así pues, partiendo de estas consideraciones

preliminares, se abordaran a continuación, las categorías

conceptuales de cambio tecnológico, sistemas tecnológicos,

revoluciones tecnológicas, cambios de paradigma y aprendizaje

tecnológico, como marco de referencia teórico para el breve

discernimiento de la dinámica del cambio tecnológico de la

agroindustria en Venezuela.

1. Cambio tecnológico.

El cambio tecnológico es un proceso técnico y social que

permite a las personas resolver sus problemas con mayores y

mejores habilidades, en todos los aspectos de la vida

(Arteaga et al, 1995). El cambio tecnológico es

fundamentalmente un proceso cognitivo, y es ese rasgo el que

define el carácter de los productos y materiales resultantes.

El cambio tecnológico, por tanto, es la suma de la

interacción de la experiencia de sus autores, y del contexto

cultural (simbólico) en el que aquellos se insertan.

Para comprender cabalmente el concepto, el cambio

tecnológico puede abordarse desde tres aristas: Desde su

contexto, desde sus dimensiones, y finalmente, desde el punto

de vista de su génesis o las etapas de su desarrollo.

Hay tres modos de categorizar al cambio tecnológico desde

su contexto. Primero, desde una perspectiva de los intereses

que tengan sus creadores, ya sean políticos, sociales y

económicos; segundo, desde el punto de vista del grupo

social que lo pone en marcha, con sus valores culturales

específicos; y en última instancia, desde el mismo punto de

vista de la dinámica del objeto producto del cambio

tecnológico mismo (Arteaga et al, 1995).

El cambio tecnológico puede descomponerse en varias

dimensiones:

a. La dimensión tecnológica, que se refiere a los

conocimientos y destrezas implicados en la creación de

artefactos físicos tecnológicos;

b. La dimensión organizacional, vinculada a la estructura organizativa en

la que el cambio tecnológico se da;

c. La dimensión laboral, que apunta a los efectos que la

tecnología tiene o puede tener sobre la calidad del

trabajo emprendido;

d. La dimensión comercial, que está relacionada con el

mercado;

e. La dimensión cultural, que se refiere a los valores,

discursos, prácticas y hábitos, códigos de conducta e

ideas, que ocurren en el trasfondo del proceso de

creación de la tecnología.

El cambio tecnológico pasa por tres etapas de desarrollo

en concreto. La primera es la construcción de la intencionalidad del

cambio, que involucra la formalización en un plan acerca de

las características de la organización y de cómo el cambio

tecnológico mejoraría su operatividad y niveles de

producción; la segunda fase es la de la estructuración,

consistente en la puesta en marcha de la nueva tecnología.

Finalmente, está la evaluación de resultados para determinar en qué

medida la tecnología ha cumplido las metas planteadas al

inicio, en el seno de una organización u empresa concreta.

Es necesario aclarar en este punto, que el proceso de

implementación de una nueva tecnología en el seno de las

organizaciones siempre conlleva nuevas problematicidades,

tales como la resistencia al cambio, que hacen difícil su

aceptación de manera uniforme en el seno de las

organizaciones habituadas al uso de la tecnología del antiguo

modelo o paradigma que lo sustenta (esto se explicará más

adelante). Siendo un elemento esencialmente cognitivo, en el

que la dimensión cultural hace las veces de tamiz (Arteaga et

al, 1995), es necesario entender que al final, la tecnología

es tanto un proceso material como social.

Personas que estaban habituadas a operar con una lógica

determinada bajo un sistema tecnológico encuentran que deben

aprender “todo desde cero” con el nuevo esquema tecnológico.

Igualmente, en el seno de las organizaciones en las que se

establecen nuevos paradigmas y esquemas de funcionamiento de

avanzada, se dan procesos de interpretación de los usos y de

puesta en marcha de las tecnologías que son contradictorios,

sin regirse necesariamente por un patrón universal, y que son

abiertos hasta cierto punto a la contingencia, la creatividad

y otros factores que desbordan la planificación convencional.

2. Sistema tecnológico.

Para entender el concepto de sistemas tecnológicos, es

necesario analizar previamente la distinción que Pérez (1986)

hace de invención, innovación y difusión. La invención es la

creación de un nuevo objeto tecnológico. Como tal, solo se

limita en sus primeras fases a la manipulación en el

laboratorio o campo de pruebas. La innovación, por otra parte,

es cuando el objeto; bien sea producto, proceso o servicio

tecnológico, presenta cambios y/o mejoras y se inserta

exitosamente en el mercado. Es un fenómeno de carácter

económico.

En virtud del valor y características del objeto, más

otros factores previstos o no, este podrá ser percibido por

las personas como una mercancía más o un bien de consumo

masivo, altamente popular. Es, obviamente, un proceso marcado

por la incertidumbre y las características sociales del

momento. La difusión es el proceso más relevante, pues supone

la adopción masiva del objeto, que lo convierte de un recurso

más a un elemento indispensable para la vida cotidiana, un

fenómeno “económico-social” (Pérez, 1986).

Regresando al concepto de innovación, que por el

momento interesa para comprender mejor los sistemas

tecnológicos, se identifica que aquél tiene dos dimensiones,

o momentos: 1) las innovaciones incrementales, y 2) las

innovaciones radicales. Las innovaciones incrementales son

características de los procesos productivos en los que se

“mejora” el objeto pero no cambia su estructura fundamental.

En el caso de las innovaciones radicales, se dan como “rupturas”

con la tecnología existente, son “saltos” que abren un camino

en una dirección totalmente nueva. La tecnología existente,

ya incapaz de superarse, habiendo llegando a sus límites de

mejoramiento industrial-científico, es igualmente inefectiva

en su relación con las nuevas realidades que se presentan en

el mundo social, y es allí donde las innovaciones radicales

aparecen, si bien pueden aparecer “a medio camino”, mientras

estén en desarrollo varias innovaciones incrementales que

sigan dando aportes viables al mercado y a la industria

(Pérez, 1986).

Dicho en pocas palabras, los sistemas tecnológicos son

instancias de las innovaciones radicales que influyen en

varios sectores del aparato productivo. Un ejemplo de ello

sería la televisión, que abrió todo un parque de innovaciones

radicales en otros campos (servicios de transmisión, recursos

publicitarios, etc.).

Ya vimos cómo los sistemas tecnológicos abren nuevos

campos en el desarrollo de la esfera tecno-económica. Sin

embargo, existen fenómenos de mayor alcance y profundidad que

definen mejor la naturaleza del cambio tecnológico moderno, y

son las revoluciones tecnológicas, que se procederán a

considerar en el próximo apartado.

3. Revolución tecnológica

La revolución tecnológica es el proceso más abarcador de

desarrollo tecno-económico que se experimenta en la sociedad.

Es resultado de un proceso de transformación e interacciones

entre los actores, las organizaciones y la técnica

desarrollada hasta el momento, sobre la base de hacer más

eficiente la vida productiva de la organización en

particular, y de la sociedad en general. Todas las

revoluciones tecnológicas que ha habido hasta ahora surgen

como respuesta al agotamiento del modelo o paradigma de

producción (y de organización) reinante; trastocando el orden

económico y social a escala mundial, de acuerdo a una lógica

histórica concreta. Más adelante se explicará sobre el

concepto de paradigma, pero ahora es importante destacar que

es un modelo cognitivo para organizar a la economía en

particular, y a la sociedad en general.

Pérez (1986) identifica cinco grandes revoluciones

tecnológicas que ha habido desde fines del siglo XVIII hasta

nuestros días. La primera sería la Gran Revolución

Industrial, de 1771; luego se identifica la era del hierro,

la máquina de vapor y el ferrocarril (1829); en tercer lugar

se halla la revolución del acero, la química, la electricidad

y de la ingeniería pesada (1875), sucedida por la revolución

del petróleo y la energía (1908);y finalmente, la actual

revolución tecnológica, que se despliega en el área de la

microelectrónica, la informática y las telecomunicaciones

(este proceso empezó en 1971).

Cada una de esas revoluciones atraviesa tres etapas bien

diferenciadas. La primera es de una fase ascendente, de

instalación, en la que el factor clave que define a cada era se

establece como modelo de producción en el plano económico. Su

difusión masiva tomará generalmente de dos a tres décadas

pues la sociedad se halla todavía inmersa en el modelo de

producción o paradigma anterior. Esto comporta una serie de

problemas y conflictos al interior de la sociedad, pues la

lógica productiva de la nueva revolución va destruyendo

procesos y empresas establecidas en el viejo modelo, ya

incapaces de innovar de manera incremental en sus respectivas

áreas.

Posteriormente se produce un quiebre económico, como una

segunda fase, que acelera los procesos productivos en masa y

prepara a la sociedad al ingreso a la tercera etapa, que se

denomina de estabilidad del modelo o paradigma tecno-económico:

en ella, ya las fuerzas económicas de la sociedad están

totalmente desplegadas, acopladas con la forma socio-

institucional (Estado, fuerza laboral, instituciones

públicas, ciudadanía) en la nueva organización material que

define la revolución tecnológica imperante.

Estos ciclos (alusivos a los ciclos económicos de larga

duración) no están claramente diferenciados en el tiempo y

espacio, ni se excluyen mutuamente, como podría deducirse de

un razonar esquemático: el “boom” petrolero no significó la

muerte de la ingeniería pesada, como hoy los

microprocesadores no significan que la energía (y formas

ecológicas de obtenerla) hayan pasado al margen de la

obsolescencia. Los componentes claves para la revolución

petrolera ya existían antes de 1908, como ya existían robots

y computadores a mediados del siglo XX. Igualmente, algunos

procesos clave que definían a los paradigmas del pasado

persisten con nuevas formas e integrados a la lógica moderna

(un ejemplo de ello serían los trenes magnéticos japoneses).

4. Cambios de paradigma.

Habiendo introducido el concepto de paradigma en el apartado

del cambio tecnológico, es necesario ahora explicarlo en

detalle. Los paradigmas son principios de lógicas

socioculturales que se imponen con cada etapa del desarrollo

histórico en los últimos doscientos años. En otras palabras,

se convierten en el sentido común vigente para la sociedad en

un momento dado (Pérez, 1986).

Ejemplo de lo anterior, el caso de la revolución del

modelo de producción en masa del siglo XX en Estados Unidos,

la lógica del modelo propugnaba un esquema estandarizado de

producción de mercancía uniforme y serializada (“cualquier

persona puede tener cualquier vehículo con tal de que sea de

color negro”); mientras que en la gran revolución actual, la

que transcurre, la de la microelectrónica, la lógica del

modelo apunta a un tipo de producción de múltiples segmentos

de mercado, cada uno con un grupo de consumidores con

características específicas y definida; es decir tal como lo

plantea Smäil Aït El Hadj (1989) la transición de la

producción en serie, a la producción de gamas.

Así pues, mientras en el modelo “masivo” se privilegiaba

lo general, en el modelo actual de la era informática se toma

en cuenta lo especial, lo particular; de manera análoga, los

procesos organizativos en la era fordista, nucleados en torno

a la empresa, en el modelo actual, se organizan de manera más

flexible, dentro y fuera del entorno productivo que se

considera la empresa propiamente dicha; involucrando a

universidades, expertos independientes, e incluso, las

opiniones y visiones subjetivas de la población “target” del

producto o servicio que se oferta.

Con todo, y aunque se pudiese suponer que se tratara de

un proceso general de consenso de la sociedad, el cambio de

paradigma tecnológico en realidad es un proceso gradual y

complejo. La sociedad habituada a un esquema dado, en medio

de la difusión progresiva de nuevas tecnologías, se ve en la

necesidad de dominar esos nuevos recursos en la medida que la

lógica tecno-económica las va imponiendo con su “destrucción

creadora”, estando naturalmente habituada, “anclada” en el

viejo mundo del paradigma anterior.

Nuevamente se pone de relieve el aspecto cognitivo del

cambio tecnológico y de cómo las personas aprenden a

habituarse a los cambios que va imponiendo el nuevo orden

técnico (que se constituye en un proceso de transición de un

cambio de paradigma a otro). De ahí que siempre sean

necesarios ajustes y medidas en el orden socio-institucional

para que los gobiernos y grandes instituciones se adecúen a

esas nuevas realidades y contribuyan a que las personas en

general se adapten de la mejor manera posible a ese nuevo

paradigma.

5. Aprendizaje tecnológico

Para que los cambios dados por una revolución tecnológica

alcancen mayor nivel de impacto, deben contar con el apoyo y

el consenso socio-institucional; es decir, que las instancias

de gobiernos nacionales, las políticas y las instituciones

sociales abran vías para el desarrollo y aplicación de las

innovaciones tecnológicas radicales. Según el esquema de los

ciclos del paradigma, en su fase ascendente, luego de una

recesión, estas condiciones son favorables para que ello

ocurra. Sin embargo, hay factores que hacen oposición, como

lo son la resistencia al cambio, los intereses creados en los

gobiernos que pueden estar en contra de poner en práctica

cierta tecnología, etc.

Una sociedad habituada a un paradigma productivo puede

tomar varios años, incluso décadas, antes de abrirse a la

realidad de un nuevo orden técnico que esté revolucionando

los mercados. Este nuevo orden técnico supone la adquisición

de nuevos conocimientos, destrezas y competencias que en la

primera etapa de la innovación exitosa (lo que daría en

llamarse “la fase de destrucción creadora”) sería en medio de

amplios conflictos y resistencias.

De hecho, Carlota Pérez sostiene que los cambios en el

orden socio-institucional dependen en buena medida del “poder

relativo de las fuerzas sociales en juego” (Pérez, 1996).

Luego de un proceso que toma varias décadas, la sociedad se

encuentra en un proceso de asimilación del nuevo paradigma y

en el manejo de las nuevas tecnologías (con los

correspondientes “saltos” en los niveles organizativos y de

mercados); esto se ubicaría en la fase de meseta o

estabilidad posterior a una recesión o quiebre en la economía

mundial.

La idea de un modelo tecno-económico que “rige” al orden

socio-institucional podría parecer indicar un tipo de

determinismo. Sin embargo, se destaca claramente que la

adaptación de la sociedad a una nueva revolución, a un salto

de paradigma es un proceso amplio y no escrito, pues “el

nivel de consenso político, de confusión o de conflicto,

influye grandemente tanto en la rapidez como en la facilidad con

que el nuevo modo de crecimiento se establece” (Pérez, 1997).

Por lo tanto, en el plano socio-institucional hay un

proceso especial de adaptación, asimilación y aprendizaje de

la nueva realidad tecnológica que le imprime a esta su rumbo

determinado en un contexto dado, y que no necesariamente ha

de seguir un esquema lineal, necesario o predefinido (Arteaga

et al, 1985).

6. Otras consideraciones conceptuales

Todo lo planteado en los puntos anteriores en la primera

parte de este trabajo, se define a partir de otro concepto de

naturaleza compleja y dinámica que atraviesa todo el

transcurso del cambio tecnológico y la innovación, y es el

fenómeno de la mutación tecnológica, que de acuerdo a Smäil

Aït El Hadj (1989) es una síntesis de la teoría de los ciclos

largos y el enfoque de la innovación de Schumpeter.

Según la perspectiva de El Hadj, la innovación irrumpe a

través de procesos de crisis a partir de la introducción de

nuevos elementos tecnológicos que influyen en el sistema

económico y social. La mutación no significa simplemente el

cambio de una tecnología a otra, es la transición conjunta

de un sistema tecnológico a otro.

En la próxima parte, se planteara y describirá

brevemente esta aspecto de la mutación tecnológica en

relación al sector agroindustrial en Venezuela, a partir de

los últimos quince años.

II. La agroindustria en Venezuela: una breve referencia a

partir de los procesos de cambio e innovación

tecnológica

El desarrollo de la agricultura en Venezuela en las últimas

décadas, en lo referente a los alcances en materia de

innovación tecnológica, resulta un tanto escaso y precoz,

por el hecho de que el sector agroindustrial del país, se ha

caracterizado históricamente por afrontar procesos disimiles

de desarrollo económico y social

A groso modo, tomando como punto de partida el proceso

de modernización de la agricultura en Venezuela, que

representa el punto de origen de la agroindustria

venezolana, es necesario destacar el análisis de las fases

de transición de la agricultura tradicional a la moderna,

las cuales constituyen las bases fundacionales de los

sectores industriales de la actividad agrícola, que se

ubican en el período de la segunda guerra mundial (1939-

1945).

Se toma como modelo, los avances tecnológicos de la

agricultura norteamericana con la introducción de maquinaria

agrícola, fertilizantes químicos, insecticidas, como paso de

transición de la agricultura tradicional a la agricultura

moderna en el país. En materia agroindustrial, comienzan a

irrumpir tímidamente en dicho período 1939-1945, a través de

las primeras agroindustrias en áreas tales como textiles y

leche pasteurizada Müller (2001).

Pero es a partir de la década de 1950, que cobra auge

el desarrollo industrial en todos los ámbitos de la

agricultura nacional, gracias a la suma importante de

materias primas agroindustriales provenientes de las divisas

por concepto de dólares de la creciente renta petrolera.

Comienza a gestarse el cambio de técnicas de producción

en varios rubros y además la introducción de nuevos rubros

tales como caña de azúcar (centrales azucareras), ajonjolí

(aceiteras), tomates (salsas y enlatados), aves (huevos y

pollos asaderos) y tabaco (fabricas de cigarrillos) Müller

(2001); en fin, las nacientes agroindustrias nacionales.

Con el surgimiento, auge y consolidación del modelo

petrolero y su respectiva renta que sirvió de base para la

distribución de la riqueza al PNB, no solo se inicia la nueva

etapa de la agricultura moderna, sino que esta sufre además a

la par del nuevo modelo petrolero, la etapa de la

industrialización en Venezuela, vía sustitución de

importaciones.

El nuevo modelo de desarrollo que a partir de1960, se

denomina modelo de industrialización vía sustitución de

importaciones, se baso en un proceso de industrialización de

algunos sectores primarios como la agricultura, minería,

textiles y otros, para satisfacer el desarrollo interno y la

demanda de la población.

Aunque de manera explícita, el carácter de de las

políticas agrícolas se ajustaba al modelo de

industrialización vía sustitución de importaciones, se

acentuó la importación de materias primas agroindustriales,

bien sea a través del intercambio entre productores

agropecuarios y las agroindustrias, y el resultado de la

actividad económica conjunta del Estado a través de los

programas macroeconómicos (1989 y 1994), con el capital

trasnacional.

La perspectiva agraria fue a través de la reforma agraria

de 1960, la cual tuvo como propósito la generación de una

política que propiciara las condiciones para el cambio

económico, social y técnico de las relaciones de producción

en el campesinado del país; a través de programas que

brindaran asistencia técnica y social a los campesinos y

pequeños productores, para el incremento de la actividad

agrícola del país en el campo y la activación del aparato

productivo.

La reforma agraria, se trazo además como política la

vinculación entre la agricultura y la industrialización. Se

partió entonces del hecho que:

“La agricultura no podrá superar las

condiciones de estancamiento, de

inelasticidad en la oferta, de bajos niveles

de vida para el productor del campo, si no se

adelanta un proceso de reforma agraria

ampliamanete redistributivo del ingreso, y

este proceso, a su vez, no es posible, si el

país, concomitantemente, no promueve un

desarrollo industrial que surta tanto a la

agricultura como a la política de reforma

agraria” (Dreyer, 1971: 19)

Por ello fue necesario, promover desde el ámbito

tecnológico, el incremento del grado de tecnificación y

productividad, para que la industria suministre los insumos

necesarios en el proceso productivo; recíprocamente la

industria demanda del sector agrícola el abastecimiento de

los alimentos e insumos que requiere en su desarrollo.

La política del modelo de sustitución de importaciones y

la reforma agraria, contribuyeron al sector agroindustrial

que por naturaleza, demanda y exige una estructura que

posibilite la innovación tecnológica; sin embargo esto no

supone ni supuso en la práctica, que se influyera en el

cambio tecnológico necesario para el sistema agro productivo

del país.

Aunque se dieron algunos cambios significativos

específicamente en las décadas de 1950 y 1960, aun las

formas productivas, los sistemas de producción agrícola y su

tecnología, carecen de avances necesarios para transformar

el sector.

La trayectoria de la agricultura venezolana en lo

económico, se ha caracterizado por un “rezago significativo”

según Juan Luis Hernández (2010), debido a que desde la

década de 1970 el crecimiento de la economía en relación a

la agricultura, tiende a ampliarse progresivamente, lo que

significa que prácticamente la agricultura y la

agroindustria como sector agregado ha estado al margen del

PIB y el PNB.

Sin embargo, dicha coyuntura no significa que haya

existido una caída permanente de la producción agrícola en

esas últimas décadas, de hecho existió un repunte a mediados

de 1980, pero hasta 1998, la actividad agrícola se sitúa al

margen no solo del petróleo, sino de otras actividades no

petroleras.

Luego a principios de la década del 2000 surge un leve

crecimiento de la actividad agrícola, pero es una “situación

que dura muy poco pues a partir del boom de los precios del

petróleo que se inicia en 2004, la economía en su conjunto

crece mucho más que la agricultura y la brecha reaparece el

2007 y continua ampliándose el 2008” (Hernández, 2010: 33)

Es decir que esta última década aproximadamente, la

política agrícola se ha mermado por el crecimiento de la

renta petrolera, tal como transcurrió en las décadas de 1960

y 1970, lo cual influye la dependencia económica del sector

agrícola con el ingreso petrolero.

La política agrícola venezolana y su impacto en la

agroindustria, ha mostrado en cierta medida, signos de

desarticulación entre las políticas científicas,

tecnológicas e innovación de desarrollo y el emprendimiento

de las capacidades tecnológicas, que posibiliten el cambio

estructural de desarrollo que requiere el sector.

Lo anterior se refleja y evidencia en la actualidad, en

el hecho de que las innovaciones y mejoras que se han

llevado a cabo en el ámbito agrícola, han sido

específicamente en los sistemas de producción agrícola en

áreas como cereales, caña de azúcar, palma aceitera y en

algunos subsectores animales. Hernández (2010)

En los cereales se ha aplicado la labranza mecanizada y

a través de los Programas integrales de producción, se ha promovido

la introducción de semillas de alto rendimiento, la

evaluación de plagas y el uso de tecnologías satelitales

para determinación de superficies.

En el caso de la caña de azúcar, los avances

tecnológicos más resaltantes han sido la introducción y

difusión de la cosecha mecanizada, la introducción de nuevas

variedades, el control biológico y otros. En la palma

aceitera, la introducción de riego complementario, manejo

integrado de plagas, control y fertilización. En ambos

rubros se han implementado centros I & D tales como

Fundacaña y Fonip.

En la producción animal, el sector avícola ha empleado

diversos índices para la medición de eficiencia en la

producción que han contribuido a la mejora de la producción

los últimos veinte años. En la producción bovina tanto de

carne como de leche los avances son menos significativos.

Por tanto, se revela que los avances tecnológicos en el

sector agrícola en los años recientes, han sido más a nivel

de sistemas de producción agrícola, que propiamente a nivel

de producción agroindustrial.

Además que dichas innovaciones constituyen solamente la

aplicación de mejoras, más no innovaciones tecnológicas

radicales en el seno del sistema agro productivo, que

impliquen por si solas (claro está) las potencialidades de

envergaduras necesarias para satisfacer la demanda

alimentaria de la población.

Conclusiones

El sector agroindustrial en Venezuela al igual que la

actividad agrícola, se sitúa al margen de la actividad

petrolera, coyuntura característica en los últimos quince

años pero con un fuerte arraigo a partir de la década de

1960, a través de la influencia del modelo de

industrialización vía sustitución de importaciones, la

reforma agraria, pasando por los programas de ajuste

estructural macroeconómico de a finales de 1980, hasta la

política de desarrollo agraria en la actualidad.

La plataforma agroindustrial que posee el país, gran

parte corresponde a las industrias que surgieron a partir de

las décadas 50 y 60 del siglo pasado, con excepción de

algunas agroindustrias de centrales azucareras, de maíz y

producción de palma aceitera, que se construyeron

recientemente en el marco del primer plan socialista,

proyecto “Simón Bolívar” 2007-2013.

De lo anterior, se deduce el hecho de que la

agroindustria en Venezuela ha presentado signos de cambio

técnico a través de algunas mejoras en algunos rubros

específicos, que se han venido aplicando paulatinamente los

últimos quince años, sin influir en el desarrollo de

innovaciones tecnológicas radicales, necesarias para

satisfacer gran parte del porcentaje de la demanda

alimentaria de la población y contribuir al desarrollo de

capacidades tecnológicas lo suficientemente sostenibles a

largo plazo.

Así mismo, el cambio tecnológico que se ha gestado con

poca trascendencia en el sector, proviene de modelos

tecnológicos foráneos asimilados básicamente, sin generar

procesos de aprendizaje tecnológico los suficientemente

sostenibles, como para generar capacidades que contribuyan a

desarrollar una agroindustria consolidada, competente para

satisfacer las demandas en materia de seguridad y soberanía

alimentaria de la población venezolana.

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