Año XLI. Núm. 22. Madrid, 15 de junio de 1897 - Biblioteca ...

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CÍS ú M»1 PRECIOS DE SUSCRIPCION. AÑO NL1. N Ú M . X X I 1. PRECIOS DE SUSCRIPCION. PAGADEROS EN ORO Madrid................... Provincias.............. Estranierò............. A SO. 1 SEMESTRE. | TRIMESTRE. ADMINISTRACIÓN: AREN AL, 1 S. Madrid, 15 de Junio de 1897. -• Culta. Puerto Rico y Filipinas. Demas Estados de America y Asia................................... AÑO. SEMESTRE. 35 pesetas. •Id ni. 50 francos. 18 pesetas. •-'1 id. 20 francos. 10 pesetas. 11 id. 14 francos. 5 12 pesos fuertes. ii0 francos. T pesos fuertes. 35 francos. SS. AA. RR. LA INFANTA DOÑA PAZ DE BORDÓN, SU ESPOSO EL PRÍNCIPE D. LUIS FERNANDO DE BAVIERA Y SUS HIJOS D. FERNANDO MARÍA, D. ADALBERTO Y DON'A MARÍA DEL PILAR. (De fotografia de Fernando Debas.)

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CÍSúM»1

PRECIOS DE SUSCRIPCION. A Ñ O N L 1 . — N Ú M . X X I 1. PRECIOS DE SUSCRIPCION. PAGADEROS EN ORO

Madrid...................Provincias..............Estranierò.............

A SO. 1 SEMESTRE. | TRIMESTRE.ADMINISTRACIÓN:

A R E N A L , 1 S .

Madrid, 15 de Junio de 1897.-•

Culta. Puerto Rico y Filipinas. Demas Estados de America y

Asia...................................

AÑO. SEMESTRE.

35 pesetas. •Id ni.50 francos.

1 8 pesetas. •-'1 id.2 0 francos.

10 pesetas.11 id.14 francos.

5

12 pesos fuertes.

ii0 francos.

T pesos fuertes.

35 francos.

SS. AA. RR. LA INFANTA DOÑA PAZ DE BORDÓN,SU ESPOSO E L P R ÍN C IP E D. L U IS F E R N A N D O DE B A V IE R A Y SUS H IJO S D. F E R N A N D O M A R ÍA ,

D. A D A L B E R T O Y DON'A M A R ÍA D E L P IL A R .

(De fotografia de Fernando Debas.)

354 — x.° xxil LA ILUSTRACIÓN ESTAÑOLA Y AMERICANA 15 Jttnio 1897

S U M A R I O .

T exto .—Crónica general, por D. José Fernandez Bramón.—Nuestro* grabados, por D. Carlos Luis de Cuenca.- La Exposición «le Bellas Artes, continuación, por D. Jacinto Octavio l ’ icón.—El caciquismo de antaño, por Angel Stor.—Cuestión capital, por 1) Luis de Char­les.—La guitarra, poesía, por 1>. Luis de Ansorena —Revista mu­sical, por D.J. Al. Esperanza y Sola. — La defensa de Puerto 11 ico en 17t»7. por D L. de V'elasco."— Por ambos mundos. Narraciones cosmopolitas, por O. Ricardo Becerro de Lengón. Sueltos. — im ­portante.— Li oros presentados ¡i esta Bcdaeeion por autores ó edito­res, por C.—Anuncios.

GRABADOS. — Retratos de FS. AA. lili, la infanta D." Paz de Horbón, su esposo el principe D. Luis Fernando de Km viera y sus hijos don Femando Afana. D. Adalberto y I) * Alaria del Pilar.—Filipinas: Re­trato del medico militar D. Felipe Trigo y del comandante de In­fantería O- Emilio Sánchez Arrojo, victimas de los insurrectos de Fuerte Victoria «Mindunnui.— Retrato del brigadier p . Ramón de Castro v Gutiérrez, defensor de Puerto Rico en 171'".— Bangkok (Imlo-Ciiin.n: Ss. MAL lo- Reyes de Siamen la ceremonia de inau­gurar las obra- del nuevo ferrocarril.— Relias Artes; AJG rliicioi, so­brepuerta: E l • ' i> m t h S ' i i t . t i t l u i i i u , cuadros de Sorolla.—Retablo po­licromado y est fado, por Antonio «b ita .— K-peio damasquinado, por Alanui'i Reristam. — K-tatua de S iie-t ra Señora de las Merce­des, tallada en mailera y decorada por Llovet y líeiiart. lirón«'«- a cera perdida, modelo de l’agcs y Si-rratosti, fundición artística, «le Alasriera y Campins.— Rodelas decorativas, por Franeisi-o Sala.— Lampara «lo hierro forjado v eineclado por Concordio González «i hijo-.— Retratos «le SS. AA Í(U. la princesa Ana de .Montenegro y el principe Francisco José de Lkttteubcrg, casados en Ccttigne «d 17 «le Alavo próximo pasado.—Roma: Solemne ceremonia «lo cano­nización «1«« los nuevos santos Antonio Alana Zacarta-y l ’cdro Fou- rier «ai la basílica «i«- San Podro ilcl Vaticano. La misa deponulicu!.— San Antomo Alaria /Cacaría- — San I Vdru Fouricr.— El gran e:i- nal <;on*t rutilo pata el desagite del valle de Méjico: Entrada d« l túnel de Tequixquiue.— L'iiu «le las curvas «leí canal.— Retrato de D. Eduardo Ncmiinnn Gandía, laureado historiógrafo portorri­queño.— Carruaje eléctrico construido por la ea-a « Pope Mañufao- turing Company», «le Hartford.

CRONICA GENERAL.

?! t C r t Wx, E.> amos la Crónica anterior en que habí a pre- r sontailo la dimisión todo el Gobierno, y j S. M. consultaba, para resolverla, con los

Presidentes de ambas Cámaras, el je fe tlel partido liberal, Sr. Sagastu, y los capitanes

generales de ejército «Sres. Martínez Campos, Planeo y López Domínguez: reanudamos la

T f V ' Crónica con la crisis ya resuelta y el Sr. Cuno- jr'"-, vas en el Poder, presidiendo al misino Ministerio;

los liberales alborotados; sus periódicos echando chis­pas; la prensa ministerial agresiva y á veces insolen­

te, y cada político, con algunas excepciones, eonlribuyendo al malestar y como si quisieran hacer mas difícil á la Peina la situación que unos y otros lian creado. Sin querer recor­damos al maestro Tirso de Molina y su comedia Lu pru­dencia en la mujer, cuando pone en boca de la reina go­bernadora, LV María de Molina, las guerras y revueltas que bahía tenido que vencer y transigir, y añade estas re­dondillas:

Poro lo que el ÜeiitO abrasa,Hijo, es la guerra interior;Que no hay contrario mayor Que el enemigo de casa.

Todos fueron contra vos,Y aunque por tan varios modos Os hicieron guerra todos,Fu" «le vuestra parte I 'ios.

En cuanto al público, no ha intervenido de manera al­guna ostensible en la contienda; aunque si hemos do creer íi los periódicos liberales y aliñes, ha sido defraudado en sus aspiraciones, si bien no determinan en qué signo han podida fundar su convicción. Pasaron los tiempos en que los partidos representaban ideas y so diferenciaban de un modo evidente y natural, dividiéndose la gente según sus inclinaciones: aun entonces existia una musa neutra, por nadie convencida, ó que no comprendía las sutilezas polí­ticas. Corno la división era tan clara, era fácil redactar programas concretos, y abundaban por lo tanto; hoy es imposible ó poco menos, ¿l’or qué? -Nadie lo ignora. Va no hay fe política, y no son las ideas, sino las personas ó los intereses, los que se disputan el Gobierno; la masa neutra ha crecido y constituye la casi totalidad de la nación; nadie tiene sistema ni cree en los sistemas; mucho ha costado conseguir ese progreso; hoy empieza á vislumbrar el pú­blico esta verdad: que en política no es posible creer en nada y es indispensable convenir en algo. Pero no teori­cemos. ¿ A qué aumentar la confusión? La humauiilad camina como puede, es decir, á tropezones, sin saber adúnde va. Convengamos, pues, en que hay conservadores y liberales, republicanos y carlistas: no negaremos que existen aún ejemplares de cada variedad , pero ha desapa­recido lo genérico; algo nuevo aparece, pero no ha tomado cuerpo, ni sabemos si lo tomará, «pie podría suceder si los que representan las agrupaciones del pasado no se con­ciertan y convienen. A nuestro juicio, ¡a revuelta de los políticos entre si les lia dañado ú si propios; en las condi­ciones de su vida actual, sólo les puede salvar la discipli­na. Dirán «pie eso es d ifícil.... pero nada les parecerá másfácil y útil si ven que es su propia conveniencia. Desde la infancia el instinto natural nos determina á convenir en fórmulas hasta para ios juegos. «Acolo la china, ¿quién me la honra?» dice un chiquillo, y se respeta como ley y produce derechos aquella frase tradicional. V si para jugar al marro ó al escondite hay «pie entenderse, ¿no será más necesario para el juego natural do l«>s partidos? V hace­mos estas observaciones, que parecerán escépticas sin serlo, porque el escepticismo es un hecho tan evidente y general que amenaza dar su fruto: la anarquía: ésta eshoy lilosótiea, literaria y política.... sólo la falta dar unpaso. Ya no estamos en los tiempos en que los políticos agitaban el país y 1c encauzaban luego: si hoy se atrevie­sen á ello, se espantarían de su obra. Pero hay un senti­miento, único que tieuo carácter colectivo, que se impon­

drá ú los que abusen de la paciencia general: el senti­miento de la patria. Gracias á Dios, vive todavía.

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El regreso á España del general Laehambre lia sido sa­ludado cou un telegrama «leí Ayuntamiento de Málaga, su ciudad natal, en que le trasmite el auuerdo de haberle rle- clarado hijo predilecto. Los grandes servicios prestados á la patria por el afortunado y valiente General deben, en efecto, enorgullecer no sólo á .Málaga, sino á todos los buenos españoles, lieeiba nuestro querido amigo un saludo afectuoso y la más cumplida enhorabuena por su campaña y su regreso feliz.

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Derramos nuestra Crónica cuando estará pronunciando IX Francisco Silvela su anunciado y esperado discurso po­lítico, que tanto da que hablar cu pro y en contra antes do ser conocido. Somos en esta Crónica muy parcos en comen­tar ó citar los hechos «lo la política «le partidos, no siendo los que tienen cierta magnitud y trascendencia «pío pode­mos llamar histórica, ó que por su carácter pintoresco sir­van algún «lia para recreo «Id curioso y estudio de nuestras costumbres. Si el Sr. Silvela, con stt capacidad indiscutible y acompañado do la suerte, consigue sentar liases para un partido centralista entre conservadores y liberales, el acto puedo ser interesante hasta para la crónica neutral. Si se l i­mita á la crítica del Gobierno y defensa «le si propio y de los que le signen, su discurso pertenecerá exclusivamente a la prensa política. De todos modos, si la agrupación silve- lista se ha «le ensanchar convirtiéndose en partido, la obra no seria del momento, sino elaboración más reposada; y aunque algunos la consideren perturbadora, no todos opi­nan asi, pues los desprendimientos «lo los dos partidos mo­nárquicos vale más «|iie se unan y concierten un un organis­mo completo, que no que vivan aislados en forma irregular ó de mala gana dentro de un partido. De cualquier modo que sea, y como el tiempo únicamente lia de resolver la duda, bástanos a nosotros manifestar la falta «le «latos cier­tos con «pie escribimos este párrafo; y como ha «le ser muy viejo y atrasado cuando se lea, cu cuanto a información, como sucede con todo lo que escribimos y circula «lias des­pués, boy «pie toilo se comenta y resuelve á pocas horas de ocurrido, liemos anticipado eondicionahuente la clase <le importancia que puede tener «-se discurso, según sus con­clusiones, por de pronto, y si aquéllas fueran de lasque atraen y sugestionan en ciertos momentos á las gentes p««li- ticas, según su fortuna, en lo sucesivo. Como observadores y curiosos, que vivimos sin depender de nadie en lo políti­co, consignaremos el fenómetn. interesante de la gran ex­pectación «|ue el acto del «Sr. Silvela produce, lo cual no es poco en épocas de indiferencia política como la presente. ¿Mué sucede? ¿Hay hambre y sed «le algo nuevo? ¿Se im­pacientan en la sombra y tratan do intervenir en la vida pública muchos que viven alejados de ella? ¿Contribuyen á despertar interés hacia el orador los ata-pies e injusticias «le que es objeto? ¿Ha empezado la elaboración latente de los organismos políticos «pie lian de renovar en la mayoría del Key los cuerpos políticos que se gasten? No sabemos. Nosotros hemos visto morir, casi «le repente, los partidos viejos progresista y moderado; nacer otros para morir casi niños, y hacer algunos vida raquítica y sin libertad, que se confunde con lu impotencia do la decrepitud y de la in­fancia. Todo depende acaso de alguna sacudida eléctrica que venga do fuera y despierte y vigorice ú los que duer­men. ¿Quién lo sabe?

Ayer D. Juan Creas, hoy D. Lázaro Lardón: en pocos «lias han muerto dos rectores que fueron do la Universidad Central: el primero, gran operador y cirujano, en el alto Sentido «le la palabra, y añadiremos, por nuevos informes, escritor técnico ele importancia; el seguí mío, gran helenista, al decir de personas peritas, pues por nuestra fiarte no podemos juzgar de su mérito en aquella lengua sabia de que fué catedrático y «le que escribió una gramática, des­conocida jaira nosotros, que s«il«i hemos saludado las del L. Petisoo y de D. José María Itoman, sus antecesores, y eso con poco ó ningún aprovechamiento. Como el Sr. Cretis, el Sr. Lardón no fué popular entre los estudiantes en su rectorado, aunque ambos fueron muy queridos de sus dis­cípulos: formaban contraste, por ser el primero, á pesar «le su profesión de médico, donde tanto abunda el elemento avanzado ó liberal, «le ideas absolutistas, y el segundo, sacerdote y liberal. Hecuenla un escritor, con sentimiento, que á pesar de su mérito no bahía pertenecido á lu Aca­demia: estos homenajes no son de ningún provecho: en villa se deben hacer, pues uunque no tengan etieacia, rega­lan si«|tiiera los oídos y ensanchan el corazón de los hom­bres do mérito: el Sr. Lardón no tuvo esa suerte: aun re­cordamos las sátiras «pío debieron amargarle cuando pu­blicó su célebre alocución á los estudiantes, «pie tamo co­mentaron los periódicos y la juventud escolar «le aquel tiempo, porijue el Sr. Lardón no era tan afortunado al es­cribir en castellano como en griego, ó no lo fué en aipiella ocasión decisiva do su carrera. Y conste «pie no rebajamos su valer, sino «pie, ahora que no nos puede oir, ni dolerle ese recuerdo, lo consignamos por respeto á la ver lad. ¿Era injusta la reprobación de que fue victima el benemérito y bondadoso sacerdote en su concepto intelectual? Lites han debido rehabilitarle en vida y no dejarle en su ancianidad abrumado y obscurecido cerca de treinta años, y llorarle y aclamarle cuando no le son do provecho vanidades, sino misas y oraciones. Más «pie su gramática griega, «pie po­nemos sobre nuestra cabeza con el respeto que so m 'rece lo técnico y difícil «pie no nos toca juzgar sino acatar, le sirven boy de méritos y epítalio sus virtudes. Sin embargo, debemos consignar, en prueba «le imparcialidad, estas li­ncas que le dedica en i l l Correo uno de sus discípulos: «D e su cariño á los estudiantes certifican sus palabras de ter­

minación de curso, que concluían todos los años con lágri­mas de sentimiento. Poseía, además de otras lenguas, el hebreo y el árabe, en las que fué maestro de los maestros de hoy. Deja terminada una obra sobre las estirpes grie­gas.... Severo, fuerte y musculoso, era un espartano delos que comían la salsa negra y volvían sobre el escudo» (1).

Manuel líeina es un antiguo amigo: el segundo tomo de sus poesías lleva un prólogo mío : la aparición do una obra poética suya tiene para mi el sabor «le cosa querida y fam i­liar. Su nueva leyenda Rayo de sol, acompañada «le algunas otras composiciones poéticas, me ha producido la misma sensación que me causaron otras suyas hace ya bastantes años: su musa es siempre l«i misma, entusiasta, colorista y consecuenu; en su poética; no ve el mundo Como nosotros, sino á través de un lente irisado; su estilo es grandilocuen­te; gusta de las enumeraciones y «le Lis imágenes bonitas; es un impresionista «fue tiene carácter propio, y no se nece­sita sino leer algunas páginas de su nuevo libro para saber quién i'H el autor, futes sin necesidad de tirina quedan ru­bricadas todas sus estrofas; merece por su calor patriótico una mención especial La canción de la espada.

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La verbena «le San Antonio se Celebra este año con toda la pompa apetecible en las márgenes del rio; es decir, tras un «lía tan caluroso que no le excederán muchos en la ca­nícula. Sólo ha faltado agua en el Manzanares para que los madrileños pudieran celebrar la liesta como correspondía al tremendo calor, con ejercicios natatorios. El bochorno lía marchitado muchas azucenas, flor dedicarla al Santo por la pureza do su vidu; pero por el l ’ aseo «le San Vicente baja­ban coches y tranvías llenos, y por la Cuesta de la Vega y por las que arrancan «le la calle de Lósales Viajaban en lar­gas hileras las gentes hacia la ermita, boy parroquia de San Antonio do la Florida. Era Madrid vertiéndose hacia el entupo en busca de aire, para encontrarse con el polvo de una carretera y los luimos «le la estación «leí Norte. Falta de allí la antigua fuente de los Once Caños, «pie enfrente de la iglesia, además «le servir «le abrevadero á las recuas «le los trajinantes, refrescaba aquel sitio polvoriento. Claro es «que el inmediato y maga!tico paseo «le la Moucloa puede ser mi buen esparcimiento para los vecinos, y un lugar maguí tico para la verbena, asi como las innumerables fon­das y merenderos «pío se lian edificado á lo largo «leí cami­no. Pero la gente s«s obstina en agruparse cerca «le la er­mita, y aquello resulta ahogado y sofocante. No es aquel sitio de antigua tradición, pues se remonta á la mitad del reinado «1c Felipe V' la primera fundación de la ermita; pero en aquellos tiempos debía ser todo a«pieIlo una vega deliciosa tan baja como el rio. Lu ermita actual, famosa por los frescos de Goya, sólo tiene de edad noventa y ocho años: hay personas más viejas. En su calidad «le iglesia es una moza.

— ¿«Señorita, quiero usted «pie baje al rio?— No, muchacha; estoy escarmentada «leí agua.— ¿Del Manzanares?— Si; es un rio peligroso: tuve una criada que bajó al rio

á lavar y naufragó con un soldado.

— ¿ Han puesto ya los baños?— Están ahorrando agua para llenarlos.— ¿ Pero tan escaso está el liquido?— Te diré: eso es cuando nadie se baña; pero cuando los

baños se llenan de gente crece el Manzanares; mas enton­ces hay allí más vino que agua.

— ¿Qué pides al Santo, desgraciado?— dice un padrea su hijo, que se ruboriza y baja los ojos.

— Le pedia.... «pie no me dé usted madrastra.— Niño, reza por tu cuenta, «fue yo no necesito embaja­

dores con el «Santo.

— ¿Usted lia pedido novia á .San Antonio?— Varias veces.— ¿Y se la concedió?— 1 >os be tenido. Luego insistí, y el Santo sordo.— Y es natural: «los veces, pase; pero luego, lo que us­

ted solicitaba era uu harén.

Jcsk Fernández Brearán.

NUESTROS GRABADOS.

>>. AA. RR. LA INFANTA DOS’A PAZ DE BORlíilN,

su esposo el prmeipo D. Luis Fernando de Baviera y sus hijos D. Fernando Mana, 1). Adalberto y D.* María del Pilar.

Damos en la primera página de este número los retratos de SS. AA . los Principes de Baviera, «pie hace muy poco tiempo visitaron esta corte y se trasladaron después á Mu­nich fiara asistir al casamiento «le los Duques do Calabria. La infanta D.“ Marta de la Paz de Borbón nació en Ma­drid en 23 «lo Junio de l8f>2, y contrajo matrimonio en 2 de Abril de 1883 con el Principe D. Luis Fernando de Baviera, «pienació en Madrid el 22 «le Octubre de 1859. Hijos de este matrimonio son los Principes «le Baviera don

<1) Los ¡intimáis la «.'calamón i o» tenían por deshonra perder el es­cudo en la guerra, y los que monnn en las batallar« por defenderle eran conducidos en triunfo a su país sobro sus escudo». De aquí la célebre frase «le la matrona espartana í» su hijo que marchaba A la guerra: ««Vuelve con el escudo ó sobro el escudov.

15 JtTNlO 1897 LA ILLST1! ACIÓN ESP A X OLA Y AMERICANA x.° x x i i — 355

Fernando María, D. Adalberto Alfonso y DA María del Pilar, nacidos respectivamente en 10 de Mayo de 1884, 3 de ^Jnnio de 188(5 y 13 de Marzo de 1891. La infanta DA Paz, cuya fisonomía dulce y risueña recuerda la expre­sión bondadosa y simpática de su augusta madre, adorna el prestigio de sus virtudes y su talento con sus aptitudes y entusiasmos para la pintura. La Il,rsTRA,Oióx' Española v Americana honró ya sus páginas con dibujos de S. A., re­produciendo sus preciosas acuarelas M i -único moiielo y Puerto de Comillas, que fueron justamente celebrados por los inteligentes. Su protección á los artistas españoles en las Exposiciones de Munich es muy conocida do cuantas personas se dedican al arte de la pintura.

El principe I). Luis Fernando es un médico ilustradísimo que sigue los adelantos científicos de tan difícil arte, y ca­ritativamente los practica en enfermos desvalidos.

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BRIGADIER D. RAMÓN' DE CASTRO V Gt'TIKRUKZ, DEFENSOR DE ITKRTO Rico EX 1797. — ( Veas ■ la página 350 y el ar­ticulo correspondiente, por L. de Velasen, en la 3(50.)

o°oItANGKOK (lXI>0-ClIIXA).

SS. M il. los Reyes do Siam en la ceremonia do inaugurar las obras dol nuevo ferrocarril.

Se comenzó el ferrocarril del Korat en Marzo de 1892, y ahora se han inaugurado las obras de la primera sección hasta Bangkok y Aymhia eon gran solemnidad, asistiendo á la ceremonia los Boyes de Siam.

El grabado de la página 35(5 representa el momento en que el Bey coloca por su mano los pernos en la unión de los rieles. La Reina de Siam, con sil traje característico, espera su turno para practicar también por su mano idén­tica operación. Eos Beyes usaron para esta labor martillos de oro con mango de marfil.

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BELLAS ARTES.

M i s c h l e o s . sobrepuerta: E l ■ n h o S n n A / i f c / t i n , cuadros rio Sorolla.—Arte decorativo, trabaje- del Centro de artes decorativas pre­miados en la Exposición pcneral de este año.

Dos nuevas obras del ilustre Sorolla publicamos en la página 357, que al mérito indiscutible de todas las de tan notable artista, reúnen el interés de pertenecerá dos géne­ros en que no era conocida su manera de pintar. Es el pri­mero una sobrepuerta, precioso ejemplar de pintura deco­rativa en el que bu colocado en graciosa y natural compo­sición los retratos de sus hijos y que titula familiarmente «M is chicos», y el segundo una hermosa marina que re­presenta Ja pintoresca vista del cabo de San Antonio. Al ver la facilidad con que acierta este artista en todos los géneros de pintura en que emplea su talento, recordamos la frase de LK Alberto Lista, al hablar de los géneros literarios: «N o Imv más que dos: el bueno y el malo.» Sorolla es un pintor del género....primero.

El Centro de artes decorativas se fundó en Barcelona para trabajar en pro del arto aplicado á la industria, y lia celebrado concursos, certámenes y exposiciones pura pre­miar el acierto y estimular el trabajo. Esic Centro solicitó del Gobierno en 1895 la organización de exposiciones de artes decorativas y la reforma de las enseñanzas aplicadas á ellas en las Escuelas de Artes y Oficios, asi como la crea­ción de la sección de Arte decorativo, logrando esta im­portante concesión del actual Ministro de Fomento, D. Au- reliano Linares Bivas. En la actualidad preside este artís­tico Centro el profesor y publicista correspondiente de la Real Academia de San Fernando D. Francisco Tomás y Eslrncli, quien bu dado vigoroso impulso á institución tan prácticamente provechosa para el progreso del arte indus­trial en España.

En la Exposición general de Bellas Artes del año actual hadado dicho Centro gallarda muestra do sus trabajos, y buena prueba de ello son las recompensas que el Jurado lia concedido á las obras de los expositores catalanes. Entre ollas liemos escogido algunos modelos (pío figuran en la página 3(55. El precioso retablo policromado y estofado por D. Antonio Oliva ha obtenido tercera medalla; las obras damasquinadas de D. Manuel Beristain, entre las que figura el elegante espejo que reproducimos, primera medalla; la hermosa imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, por Llovet y Henar!, tercera medalla; los caprichosos bronces ñ cera perdida, modelo de Pujés y SerrntorH, y fundición ar­tística de Masriera y Campins. segunda medalla; la original lámpara de hierro forjado y cincelado de González é hijos, tercera medalla, y las rodelas decorativas de clásica labor, por D. Francisco Sala, han valido á su autor ser propuesto para una condecoración.

oo oSS. AA. RR. LA PRINCESA ANA DK MONTENEGRO V EL

1'RÍNCIPE FRANCISCO JOSÉ DE I1ATTENBERG.

El casamiento de los principes Francisco José de Bat- tenberg y Ana de Montenegro se verificó el 17 del próximo pasado Mayo en la iglesia metropolitana de Cettigne según el rito ortodoxo, y en la legación de Inglaterra según el rito evangélico.

La princesa Ana, quinta bija de los nueve del principe Nicolás, nació el 8 do Enero de 1873, y el princip • Fran­cisco José nació en Padua el 24 de Septiembre de 1861. Es hermano del principe Alejandro, que filé soberano de Bul­garia, y del principe Enrique, yerno de la reina Victoria, el cual falleció en la costa de Africa en 189(5.

Recordarán nuestros lectores que el principe Francisco José es el candidato de las grandes potencias europeas para el Gobierno de Creta si se la otorga la autonomía.

Damos sus retratos cu la página 358.

F,T. MÉDICO MILITAR D. FELIPE TRIGO V ET. COMANDANTE DE INFANTERÍA D. EMILIO SÁNCHEZ ARROJO.

Nuestros lectores recordarán sin duda las noticias que la prensa periódica publicó de la sublevación en el batallón Disciplinario, ocurrida en Fuerte Victoria (Mindnnao) cuando la insurrección tagala estaba en su apogeo. El 27 de Septiembre del año pasado hallábase el médico do dicho batallón, D. Felipe T rigo ,en el comedor del Fuerte Victo­ria, conversando de sobremesa con otros oficiales, cuando á las nueve de la noche cayeron sobre ellos, sorprendiéndo­les traidoraiuente, los disciplinarios sublevados. Dieron muerte al teniente Alvarez é hirieron á Trigo, quien se arrojó sobre los veinte asesinos que les acometieron, ayu­dándole á poco el capitán Sr. Sánchez Arrojo, herido tam­bién de un machetazo en la cabeza, y dos indígenas que so pusieron de su parle, consiguiendo rechazar á los rebeldes 11 n cién dol es ba j as.

D. Felipe Tripo.

Al salir al patio de armas el grupo, se le unieron los de­más peninsulares— diez entre todos,— y encontraron á la compañía entera de 350 indígenas que les apuntaban con sus fusiles; el capitán Sánchez Arrojo, que mandaba la3.a compañía disciplinaria, á pesar de su grave herida acu­dió á su puesto de honor, con notable desprecio del peligro, y logrando imponerse con su prestigio militar, mandó diez­mar á los 350 indígenas sublevados, para reprimir en el acto su traidora rebeldía. Entonces, una descarga cerrada dejó sin vida á casi la totalidad do los españoles. E l médico Trigo, despreciado por muerto bajo los pies de aquellos m i­serables que empezaron ú saquear el fuerte, aprovechó esta circunstancia y se arrastró hacia un pabellón cercano, ocul­tándose allí. Tenia siete enormes machetazos, principal­mente en las manos, de cuyas resultas ha quedado inútil de la izquierda. Juzgábase el único superviviente, y, desan­grándose, esperaba que abandonaran el fuerte aquellas tie-

D. Emilio Sánchez Arrojo.

ras para buscar socorro á su triste situación; pero como oyera á los rebeldes gritar: « ¡A Iligán !», á todo instinto de conservación antepuso el afán de salvar aquella capital, y decidió consumir su agonía en el intento al menos de lo­grarlo. Atraviesa el fuerte, se arroja por la muralla entre descargas, se pierde en el bosque, cae en él mil veces cre­yendo morir A cada instante en los barrancos, y consigue al fin llegar á Fuerte Briones, dando aviso, merced al cual se circularon telegramas á todas partes.

El .médico Trigo ba obtenido, por su comportamiento en aquellos sangrientos sucesos, el empico inmediato, y en la

actualidad debe hallarse tramitándose su ingreso en In­válidos.

La descarga de aquellos bárbaros atravesó una pierna al capitán Sánchez Arrojo, y cuantío la columna do auxilio llegó á Fuerte Victoria, le encontraron expirante, entre el montón de muertos, con 23 heridos.

El retrato fotográfico que de este bravo militar reprodu­cimos da idea tan clara como triste del estado en «pie ha quedado su cuerpo. Sírvale de compensación de su desdi­cha la satisfacción legitima que en su espíritu v ive del heroico cumplimiento del sagrado deber militar. E l señor Sánchez Arrojo ha sido ascendido al empleo de coman­dante.

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ROMA.

La canonización de los nuevos santos Antonio María Zaearia» y Podro Fourier.—La solemne ceremonia en San Pedro del Vaticano.

El 27 del pasarlo Mayo, fiesta de la Ascensión de Nues­tro Señor, se celebró en Boma con extraordinaria mngnili- '.•encia y solemnidad el acto importantísimo de decretar la soberana autoridad del Pontífice la canonización de dos bienaventurados confesores: Antonio María Zacarías, fun­dador de la congregación do Clérigos regulares de San Pa­blo, llamados Harnalitas, y de la do religiosas Angélicas; v Pedro Fourier, prepósito general y reformador do la congregación del Bedentor, llamada Orden de Canónigos regulares de San Agustín, y fundador de la de religio­sas de la misma regla, bajo la advocación de Nuestra Se­ñora.

A las ocho de la mañana bajó Su Santidad, acompañado de su noble corte, á la sacristía de la Capilla Sixtina, y vis­tiéndose los sagrados ornamentos y ciñendo la tiara, pene­tró en la Capilla y entonó el himno .1 re Maris Stclln, que cantaron los capellanes, y recibió después .dol cardenal pro­curador de la canonización, Emilio. Sr. Cayetano Aloisi-Ma- sollu, dos grandes cirios adornados, que envió Su Santidad á los Principes asistentes ul solio, y uno más pequeño que, envuelto en un velo recamado, llevó el Papa en la proce­sión. Después de adorar el Santísimo Sacramento en la ca­pilla Paulina. ocupó la silla gestatoria y so dirigió á la ba­sifica.

Componían la procesión el clero secular y regular de Boma, asistiendo 19 órdenes religiosas, los alumnos del Seminario üomano v las dignidades de la corto pontificia en todas sus jerarquías, cuya enumeración detallada ocu­paría mayor espacio del que podemos disponer. Desdóla Capilla Sixtina, atravesando la Sala Begia, descendió por la escalera Beal, entrando en el pórtico de la basifica pol­la gran puerta que está ante la estatua do Constantino, y prosiguiendo por el vestíbulo, fue recibido el Santo Padre por el dero y Capitulo Vaticano.

Después de breve oración so sentó el Pontifico en su tro­no, y ¡os Cardenales lo besaron la mano, los ObispOB la ro­dilla, y el pie los abades y penitenciarios do la basifica.

Comenzó entonces la interesante y muy solemne cere­monia, llegando á las gradas del solio el cardenal Procu­rador de la canonización, acompañado de un abogado con­sistorial, que en su nombre suplicó á Su Santidad que se dignase adscribir al catálogo de los santos á los bienaven­turados Antonio María y Pedro, empleando en su petición la fórmula instanter (con gran empeño). El Secretario do los Breves contestó en nombre del Papa que era preciso ro­gar al Señor para que lo iluminara en el gravísimo asunto de las canonizaciones. Cantáronse entonces las letanías de los santos, y nuevamente repitió la súplica el A bogado con­sistorial, añadiendo á la fórmula la palabra inslantius (con más empeño), obteniendo igual respuesta del Secretario de los Breves, y se cantó el himno Veni Creator, que entonó el Santo Padre, diciendo también al final la oración al Es­pirito Santo. Siguió la tercera y última petición, con la fór­mula instanter, insta ulitis rt instantissiinc, manifestando entonces el Secretario que la intención del Papa era proce­der á la canonización; y entonces Su Santidad León X III, cubierto con la mitra y sentado en el trono, pronunció, como Cabeza infalible de la Iglesia universal, la sentencia en la­tín de la canonización.

La sentencia os como sigue:«En honor de la santa é individua Trinidad, y para la

exaltación de la fe católica y aumento do la cristiana reli­gión, por la autoridad de .Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y por la nuestra; después de haber tenido madura deliberación é implorado muy reiteradamente la divina gracia, y con el consejo do nuestros venerables hermanos los Cardenales de la Santa Iglesia Romana, de los Patriarcas, Arzobispos y Obispos existentes en la Ciudad, decretamos y definimos que son santos, y al catálogo (1o los santos adscribimos á los bien­aventurados confesores Antonio Muría Zacarías y Pedro Fourier, y establecemos su memoria para todos los años en el dia de su natalicio, por lo cual á Antonio María el 5 de Julio, y á Pedro el 9 de Diciembre, debe celebrarse con piadosa devoción, éntrelos santos confesores no pontífices, en el nombre del Padre y y del D ijo -j- y del Espíritu ■{■ San­to -j* Amén.»

Practicadas después las oportunas ceremonias pura la expedición délas letras apostólicas y acta solemne de la ca­nonización, entonó el Santo Padre el Tedeum, y al terminar el alegre canto, el cardenal Diácono, que asistía á la dere­cha de Su Santidad, invocó por vez primera á los santos canonizados con el versículo Orate pro nolis sancti Antoni et Petre, alleluia. Cantó después el Pontífice la oración pro­pia de los nuevos santos, y arrodillándose el cardenal Diá­cono cantó el Confíteor, añadiendo á la invocación de los santos apóstoles San Pedro y San Pablo la de los nuevos santos, y de la misma manera los invocó el Papa al dar la absolución en la oración deprecatoria.

Acto seguido se celebró la misa de pontifical, oficiando el decano del Sacro Colegio y camarlengo, Emmo. Señor Luis Oreglia de San Estéfuno, obispo do Ostia y Velletri.O

O o

353 — u.° XXII LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA 15 Jcnio 1307

La capilla música riel Vaticano cantó la misa Pajxv Marcelh riel célebre Palestrina.

Nuestro grabado de las páginas 3(50 y 361 repro­duce el magnifico aspecto <le la Basilica de San Pe­dro durante la inisa de pontifical, á la que asistió el Soberano Pontífice desde su solio, rodeado de las al­tas dignidades eclesiásticas y en presencia de una concurrencia inmensa que llenaba las amplias naves de la grandiosa Basílica Vaticana, en la que figura­ban la aristocracia romana y el Cuerpo diplomático extranjero.

De muy noble familia nació Antonio María Zaca­rías , en Cremona en 1502, y después de cursar los primeros estudios, siguió en Padua la carrera de Me­dicina, dando desdo muy temprana edad pruebas muy claras de ejemplar piedad, pureza de costum­bres y amor á la eterna sabiduría.

Volvió á Cremona, y sintiendo una vocación deci­dida por el estado eclesiástico, se apartó del mundo y so Itizo sacerdote. Grandes fueron las virtudes que Antonio Maria practicaba: pero notábase entro ellas, como preferida por su corazón generoso, la santa ca­ridad. En Milán (lió de esta virtud notable testimo­nio, y para ejercerla mejor reunió algunos eompafte- ros líe su apostolado, y sobre esta base fundó la Congregación do Clérigos regulares de San Pablo, llamados Barnabitas.

Demostró su grande amor do Dios y del prójimo por su notable celo por el mayor decoro de la casa del Señor y la adoración más solemne del Santísimo Sacramento, así como fundando congregaciones de religiosos, retiros de clérigos y sagrados misiones.

No consintió la brevedad de su vida que se au­mentara más la riqueza de sus merecimientos, y el día 5 de .Julio de 1539 dio el alma á Dios en Cremona.

La beatificación de este virtuoso sacerdote la otor­gó el actual Pontilice en 3 de Enero de 1390.

Nació Pedro Fourier, llamado «el buen padre de Mattaincourt», en la villa de Merecourt, en borona, el ‘20 de Diciembre do 1565. Desde niño era ejem­plar entre sus compañeros do estudio la vida de Pe­dro Fourier, y cuando cumplidos los quince años fue enviado por sus padres a la Universidad de Pont-á- Mousson, no solamente se distinguió por sus brillan­tes conocimientos en las bellas letras griegas y lati­nas, sino también por su especialisima devoción á la Virgen Maria. ¡i cuyo culto se consagró con algunos compañeros; y tanta fué la fuma de sus virtudes, que las principales familias no dudaron en confiarle lacustodia de sus lujos, que seguían ulli sus estudios, confianza á la que supo corresponder perfectamente.

A los veinte años ingresó» en la Orden de Canónigos regulares de Cbamoiizey, y ordenado de presbítero el 25 de Febrero de 1589, se dedicó al estudio de la Teología, siendo nom­brado, al terminar diclia facultad, administrador de la parroquia de Chamou/.ey y párroco de Mattaincourt.

En muy mal estado encontró Pedro Fourier su parroquia, y parece increíble toda la ac­tividad y celo que tuvo que desplegar para santificarla. No perdonó fatiga para cortar los abusos, promover la piedad en toda clase de personas, y muy especialmente en la juventud y para introducir la frecuencia de los Sacramentos y la práctica de las cristianas virtudes Fundó, para afirmar las reformas que supo conseguir, la Congregación de Nuestra Soñon para la educación cristiana do las jóvenes: y para procurar, al mismo tiempo que los biene espirituales, el bienestar temporal de sus feligreses, estableció piadosas fundaciones, v en tro ellas la Casa de jiroridencia, adelantándose á su tiempo en estas instituciones previsoras

Otra de las obras en que más se revelaron las excelentes aptitudes do que lo dotó el cielo fué la reforma de la Orden de Canónigos regulares, que balda caído en un estallo de reía jiición de las antiguas reglas que requería un urgente y decisivo remedio. Gustólo esta itn portante reforma penas increíbles y enconadas persecuciones; pero tu* fueron las contrarié

BRIG AD IER D. RAMON DE CASTRO Y GUTIÉRREZ,

DEFENSOR DE F l’ KRTO RICO F.X 1797.

Nació en Luoena (Córdoba); t on Cádiz el año 1812.

(De fotografía remitida por D. Eduardo Neumann, miembro de la Junta croada para conmemorar tan glorioso hecho.)

dados capaces de abatir su levantado propósito, ni de intimidar el vigoroso temple de su ánimo sereno, y con tan exquisita prudencia como firmeza admirable llevó á feliz término su espinosísima empresa. T)¡5 ¿ la Orden reformada el titulo de Congregación de Nuestro Salvador , y fue superior general de la mis­ma durante los ocho últimos años de su vida. Su ,|u[_ ce y persuasiva palabra y el eficaz ejemplo de sus virtudes consiguieron la conversión de muchísimos herejes y pecadores y el mejoramiento del clero, ul que elevó ú la altura de su sagrado ministerio.

El 9 de Diciembre falleció, á los setenta y seis años de edad, Pedro Fourier, y fué beatificado, por la santidad de Benedicto X I11, el 29 de Enero de 1730.

oO OM É J I C O .

El gran oanal construido para e l desagüe del valle de Mé]icO.

Mttv pronto estará terminada en Méjico una obra colosal, en que se ha trabajado hace más de cuatro siglos. Nos referimos al desagüe del valle de Méjico, tarea que emprendieron primero los Emperadores aztecas, que continuó el Gobierno virreinal y que va á llevar a cabo la sabia administración del general D. Porfirio Díaz.

I.a inmensa cuenca hidrográfica del valle de Méjico no tenia salida alguna. Su extensión es de más de 250 leguas cuadradas, y en tiempos remotos lo ocupaban todo las aguas. Algunos islotes sobresalían en ese mar que dormía al pie de dos gigantes de nevadas cabe­zas: el Popocatepetl y el 1 xtlacihuatl. 1.a capital del Imperio azteca se fundó sobre un islote, y allí se edi­ficaron el templo del dios y la cabaña del je fe de la tribu. En torno del islote se construyeron con estacas y tierra chozas, las chinampas, verdaderos jardines flotantes. I.a población azteca sufrió muy pronto los rigores de la inundación, y Netzahualcóyotl, el sabio rey de Texeocu, construyó las primeras obras de de­fensa, de las cuales aun quedan ruinas.

Conquistado el Imperio azteca y fundada la actual Méjico sobre las ruinas de la antigua Tenoxtitlán, las inundaciones continuaron amagando á la hermosa capital, y se encomendó la obra del desagüe al inge­niero Enrico Martínez, quien abrió el famoso tajo de Nocliistongo, obra tan magna como la de las pirámi­des de Egipto, y que aun boy sirve para desviar las aguas del rio Cuantitlán; pero este tajo resolvió tan sólo parcialmente el problema del desagüe del valle de Méjico.

Siguió trabajándose en la empresa con diversas in­terrupciones en los dos últimos siglos y en el pre­

sente: mas los trabajos actuales y definitivos comenzaron cu 1885, y no se han interrumpido ni un momento basta la fecha.

El proyecto de desagüe que actualmente su sigue tiene dos objetos: primero, recibir las aguas sucias y los desuellos de la ciudad de Méjico y conducirlos fuera del valle ; segundo, gobernar las aguas de bulo esto valle sacando fuera de é l , cuando sea necesario, las que puedan perjudicar. Esto proyecto consta de (res partes: un canal que parte de la garita de San Lázaro y tiene un desarrollo de 47 kilómetros 580 metros; un túnel que alcanza una longitud de 10,021“ ',79, y el tajo de desembocadura, abierto en el cauce de un antiguo urroyo que mide tres kilómetros de longitud y una profundidad de 1(5 metros.

Una vez terminado el desagüe del valle é implantado el sistema de saneamiento de la ciudad, Méjico será la capital más higiénica del mundo, pues podrá limpiar todas sus atar­jeas cada veinticuatro horas con sólo una cuadrilla de veinte operarios, y hasta la fecha no existe ninguna otra chillad que pueda lim piar sus atarjeas todos los dias.

I*or estas breves lineas so comprenderá cuánta es la magnitud y la importancia de las obras del desagüe del valle de Méjico. El primero do nuestros grabados de la página 3(54 re­presenta la entrada del túnel de Tequi.cquiac, el mayor, basta ahora, del mundo, y o l otro una curra del ¡/rail canal.

(De fotografía.)

M A D R I D . - E X P O S I C I O N G E N E R A L D E B E L L A S A R T E S D E 1 8 9 7

m i s c u í c o s ,

C U A D R O D 13 S O R O L L A .

(Número 1 04'« del C n h i l d i i n . )

E L C A B O D E S A N A N T O N I O

C U A D R O DE S O R O L L A .

(Número 1.050 del Catálogo.)

358 — N.° xxn LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA V AMERICANA 15 Junio 1897

MUEVO i'ARRILA-IE ELÉCTRICO.

La casu «Pope Manufacturing Companyx», «le Han lord, conocida por su bicicleta Columh/a, emprendió en 1895 los trabajos para construir un carruaje movido por la electri­cidad, y el resultado de sus estudios y experimentos se hizo público en 13 de Mayo ante los representantes de la prensa científica de Inglaterra y América. Muele» so elo­gian los resultados obtenidos en esic difícil problema de la locomoción, que tanto interés despierta por las inmensas ventajas que su definitiva solueión nos produciría segura­mente. Las ruedas del vehículo son de goma, cofín» los neumáticos de las bicicletas, y pueden caminar 3.5U0 mi­llas sin sufrir deterioro. El motor eléctrico de este carruaje, cuya reproducción pueden ver nuestros lectores en la página 3G8, se compone de cuatro baterías con una corriente de 110 volts.

La carga de las baterías dura lo bastante pura recorrer 30 millas. El elegante faetón construido por la compañía «Pope Manufacturing». do Hartford, tiene, ¡i no dudar, gran superioridad sobre los otros coches mecánicos con motor de petróleo.

C a r lo s L u is d e C u e n c a .

grandeza, poderío , lucha y derramamiento de sangre.

Mas pintar historia, hacer cuadros inspirados en lo tradicional, supone tal cultura, hace falta tan poderosa intuición para expresar lo que os una época c«>n unas cuantas figuras, es tan d if íc il que modelos pagados tengan aspecto de héroes y prin­cesas, que muy pocos pintores lograban salir airo­sos de su empeño. I’or otra parto, atendiendo á consideraciones más prosaicas, aun siendo prem ia­dos y adquiridas sus obras por el Estado, solían costarles dinero. F inal me nte, com o no pasa en bal­de el tiem po, acaso los artistas se hayan conven­cido de que sólo se siente y so pinta bien loq u e se puede estudiar directamente, «le cerca, y de que ol análisis de una acción, el p leno conocim iento de un suceso, no estriban en leer unos cuantos libros y rebuscar unos cuantos datos de indumentaria: nada tan fácil com o hacer un cuadro de historia do esos que tienen aspecto de escena teatral: nada

arqueológicos: pero estas investigaciones, aunque fecundas y provechosas, han ven ido á demostrar que es punto menos que im posible conocer la v ida de los antiguos tan minuciosa y detalladamente como hace falta para im prim ir carácter á las com ­posiciones en que intervienen figuras de edades pasadas.

Respecto de la antigüedad clásica hay m uchísi­mos datos u tilizad les: pero de otras civilizaciones, ile otras épocas m ucho más próxim as á nosotros hay tan poco, <juo nada se puede fundar en ello.

F inalm ente, tal vez los pintores estén persuadi­dos de que, por una parte, no es fácil hacer cua­dros de historia sino m ediante largos y costosos estudios, y por otra, d eq u e la erudición artística necesaria para producir puede ser más honda y más sincera cuando arrancado la realidad presente que cuando nace á fuerza de tensión mental exci­tada, para que la fantasía se exalto con lo que no ha conocido.

S. A . R . L A P R IN C E S A A X A DE M O N TE N E G R O , S. A. R. EL PRÍNCIPE FRANCISCO JOSÉ DE BATTENBERG,

casados en Cet ligne el 17 de M ayo próximo pasado.

(De fotografías.)

L A E X P O S I C I Ó N D E B E L L A S A R T E S .

IL

— t x c \ Ccomo 1ns asuntos religiosostanto

$ escasean cuesta Exposición los histú- )s ricos. Para (pie los prim eros causen

la emoción artística que por su índole ( o f e á d e b e esperarse, falta en el cuerpo so-

cial y en los artistas la fe honda y sincera q(le ios insp ira , porque no m erece ca lifi­

carse de espíritu relig ioso la devoción fr ívo la y afrancesada que ha sustituido en las cos­tumbres á la piedad severa y castiza que im ­

p rim ió carácter á nuestra raza; y los asuntos do historia van quedando olvidados por esa reacción natural que trae el cansancio tras el abuso.

Durante más de cuarenta años l<»s pintores han m irado con particular predilección los asuntos tomados do la h istoria : no se contentaban con re ­cordar en ellos hazañas gloriosas y hechos im por­tantes de la vida nacional, sino que pretendían conm em orar tam bién hasta episodios huérfanos de in terés: parecían gentes dedicadas exclusivam ente á la lectura de crónicas, vidas de reyes y relacio­nes do batallas, en tanto que el público, acostum­brándose á composiciones de gran tam año, llenas de monarcas, palaciegos y guerreros, m iraba con cierto desdén la representación de lo que no fuera

tan d ifíc il com o evocar en una pintura la visión ñel de lo pasado.

Los antiguos rara vez pintaban historia. Desde el s iglo x v al x v i l l no tuvieron los artistas, aparte el ideal religioso, más aspiración quo la de relie jar fielm ente lo que les rodeaba. Trataban asuntos m i­tológicos porque dan ocasión al desnudo, que es la expresión suprema del arte: hacían retratos porque sus contemporáneos se los pedían, y escenas de costumbres porque las im presiones directas son las que despiertan en e l artista más ideas para el trabajo. Los grandes maestros dol Renacimiento apreciaron tan poco lo h istórico en lo tocante á procurar <-l color de la época y la verdad regional, que pintaban las hazañas de griegos y romanos com o si fuesen sus contem poráneos: Lucrecia, V irg in ia , Tai-quino y Rabio aparecen en sus cua­dros engalanados com o damas y caballeros de la corte <le los Ferraras y los M édicis: en los lienzos de Ticiano, de Tintoreto, del N erones, las escenas sacadas del V iejo Testamento y do los Evangelios, las figuras sagradas y santas desde Abraham hasta .lesucristo, y desde A ga r basta la Magdalena, hom­bres v mujeres, dioses y santos están pintados con e l más absoluto desprecio del respeto á la verosi­m ilitud en lo que se refiere á tiem po y lugar: los patriarcas y les apóstoles aparecen vestidos como magnates y capitanes de aquellas repúblicas que se engrandecieron por el com ercio y por la guerra.

La verdad histórica en pintura lia nacido al ca­lor de los modernos descubrim ientos y estudios

E llo es que el cuadro de historia, si no ha muer­to , porque los géneros artísticos no mueren fácil­m ente, ha pasado de moda. Lo que hoy impera, lo que hoy seduce á nuestros artistas, es el cuadro de costumbre: siendo de notar la circunstancia de que sienten marcada predilección por inspirarse en la vida de los pobres, de los hum ildes, de los desheredados de la fortuna. Raro es dar con un lienzo donde figuren damas y caballeros elegantes en fondos lujosos: loqu e priva es la representación de trabajadores y obreros en campos y talleres.

A prim era vista parece que la m ayoría de los pintores es socialista y procura despertar en el público simpatía hacia los que v iven m iserable­mente: poro yo creo que no es preciso ahondar tanto para explicar satisfactoriamente esta casi unanimidad do gusto cu la elección de asuntos. L<» que sucede es que el artista logra con relativa facilidad estudiar lo natural , tratándose de faenas agrícolas, de tallero-: y de albergues de gente pobre, en tanto que no siem pre consigue observar, con la necesaria com o lidad, la v ida privada de los nobles y de los burgueses ricos. En una fragua, en una granja de labor se puede p in tará cualquier hora, pero en parques y salones de palacios no se alcanza tan fácilmente el permiso. Artesanos y braceros se hallan á cada paso dispuestos á ganar unas cuantas pesetas con sólo estarse quietos: damas y señoritas mimarlas por la fortuna, rara vez y sólo por favor quieren servir do modelo. Esta es la causa d equ e los artistas prefieran, al parecer, pintar escenas en-

15 Junio 1897 LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA x.° xxii — 359

tre ¿rento pobre y trabaja«lora., donde los tipos, los fondos y los trajes han tic producir im presión de tristeza, en vez de reproducir grupos de caballeros y señoras elegantes en habitaciones ricam ente al­hajadas y llenas de objetos que son encanto «le la vista y recreo del pincel.

M e parece, pues, injusta la acusación «pie suido hacerse a los pintores censurándoles porque en sus cuadros abundan la tristeza y la m iseria: y aunque no soy partidario «le que el arte s irva de propagan­dista, creo que no deja de ser saludable la represen­tación del malestar y e l dolor de los menesterosos para que sirva de aviso y enseñanza á l«>s ricos. Si la pintura se consagrase exclusivam ente a repro­ducir lo que en lenguaje vu lgar se cali lira de buen tono y elegante, llegaríamos á crear un arte frivo lo , insustancial, com o la literatura francesa del siglo pasado que se llama de la Ion rouge, donde á fuerza de delicadeza y gracia se encubren grandes sucie­dades é infamias.

L o «pie no considero acertado es «pie los pinto­res pongan em peño en dar á sus obras cierto ca­rácter, c ierto aspecto dramático más propio «leí li­bro «pie del cuadro. Una cosa es «pie el público piense á consecuencia «le lo «pie el artista !«• pro- sonta, y otra «pie ésto pretenda hacerlo pensar por fuerza: en el p rim er caso la em oción del especta­dor es propia y espontánea: en el segundo, ajena y de reflejo. Cada género o frece sus escollos, y asi como la pintura «le historia cae fácilm ente en lo teatral y falso, la de costumbres peca de conven­cional y amanerada cuando, en lugar «le reflejar lisa y llanam ente la v ida , sirve «le veh ícu lo á un p r o p ó sito de t or m i ñadí >.

Lo que perjudica al arte en todas sus esferas es lo rebuscado y exento de sinceridad: lo «pie lo v iv i­fica y realza es lo natural y sencillo: la intensidad de la expresión no depende «leí alcance que el pin­to r qu iere dar á su obra, sino «leí gratlo «le verdad b ien escogido y de la facilidad con que acierte á reflejarla: por ejem plo: si se pinta un g o lfo que, al rec ib ir lim osna do un niño bien vestido, lo m ira con envid ia , resultará un cuadro «pie pecara «le vu lgar y cursi: pero si el artista halla m odo «!>■ re­lacionar sobriamente las «los figuras «leí harapiento y el d ichoso, del m ero contraste «pie formen la-o­tará una poesía coninoveilura y surgirá un mundo de ideas. Piensen los artistas «pie no hay asunto malo cuando se sabe e leg ir ei m om ento favorable á su representación: con cuatro ruines enanos y despreciables bufones hizo Velázipiez una obra su­perior á toilo elogio: \ sin más «pie unos cuantos retratos de comerciantes en paños trazó Retn- brandt un cuadro «pie «la idea «I •! poilerio «!«• H o­landa. En pintura hasta para t riunfar hacer lo «pío se ve: pero es preciso verlo bien y hacerlo como m ejor pueda com prenderlo el prójimo.

A lgunos de nuestros artistas jóvenes van por ese cam ino, y , .prescindiendo ahora «le las buenas ó malas condiciones técnicas que revelan , en lo que se refiere al m om ento elegido prueban que es­tudian lo natural, no para demostrar algo ó in d i­narnos á pensar en sentido determ inado, sino ena­morados «le la belleza ó e l encanto «le una escena. En una palabra, respecto de la elección de asuntos están hoy los pintores m ejor aconsejados haciendo grupos de obreros, labriegos y pastores, á los cua­les pueden conocer y estudiar de cerca y á su sa­bor, que cuando se obstinaban en horrorizarnos

. con la sangre «le los regicid ios <’> en asombrarnos con la pom pa «le las grandezas cortesanas.

La Exposición no es buena en lo que se refiere al efecto total «le la m ayor parte «le las obras pre­sentadas; son poquísim os los autores «p ie, después de escoger asunto, demuestran haberse empapado de é l y dom inarlo: hay allí mucha pintura exter­na, de procedim iento, de mecanismo, y falta arte sentido, ín tim o , personal. En cambio parece que se va abriendo paso, aunque lentam ente, ese cri­terio moderno que aspira á reflejar la v ida tal cual es, dejando «pie la poesía y el encanto broten «lo ella naturalmente.

Fácil sería puntualizar, con ejem plos y referen­cias, los casos individuales «pie nos sugieren estas apreciaciones: mas fuera injusto hasta la crueldad m ortificar á determ inados artistas por incurrir en errores «le que no tienen la culpa.

En España faltan profesores de gran talla que enseñen privadam ente: la pintura sólo se aprende en los establecim ientos del Estado: si no hay en ellos unidad «le espíritu en las doctrinas, ni propó- sito fijo en la organización de las escuelas, ;c o n qué derecho vamos á ped ir que surjan personali­dades «le superior culturar Tenem os «pie conten­tarnos con esas pléyades «le jóvenes dotados de maravillosas aptitudes, pero «pie carecen de base para desarro 1 larlas.

J a c i n t o O c t a v i o P i c ó n .

(Continuará.)

E L C A C I Q U I S M O D E A N T A Ñ O .

5a, a rivalidad entre Fajardos y Manueles, bandos famosos «le M urcia, revistió desde LV.i:-', á lili)."» las proporciones «:le

____ una verdadera guerra c iv il. L a treguapuesta á los sangrientos rencores, an-

teriormente á estos años, duró, com o tan- ^ < D tas otras, sólo el tiem po necesario para

cauterizar las mutuas heriilas, alilar las m ella­das armas y recom enzar la lucha con m ayor coraje.

La ocasión «leí rom pim iento filé la siguiente. I’oco aféctos los Fajantes al revoltdáo obispo de Cartagena I). Fernando de lVdrosa, cerraron un «lia las puertas «le la ciudad al hijo «leí Cornil* «le ('a rr ión , que iba á celebrar sus bodas con cierta sobrina «leí prehulo, ardiente partidario «le los Ma­ntudos.

Sentido l>. Fernán«te del agravio , d ifíc il «le so­portar á su carácter, reunió á sus am igos, pintóles con v ivos colores la magnitud de la ofensa, y les p ro vocó , finalm ente, á tomar ruda venganza.

No hablaba el Obispo á sordos, sino á hombres de suyo coléricos, educados en el fragor de las c i­v iles «liscorilias: y asi, después «le preparar con muí-lío s ig ilo las cosas, lanzáronse al frente «le fu ­rioso populacho sobre sus descuida1 los adversarios, mataron muchos «le ellos en las calles, saquearon las casas de los más pinlientcs, y cometieron toda clase «lo tropelías sobre cosas y personas.

Noticioso Enrique 111 «te la situación de la her­mosa ciudad, una de las seis designadas por su patlre para form ar parte «leí consejo «le regencia, en vi«'» cartas á los «los bandos, en «pie, al par «pie les conminaba con graves castigos si persistían «-n su rebehlia, prometíales también o lv iilo y perdón en el «.-aso de «pie, «leponiendo su actitud, sometieran sus «plore!las al arbitrio «le las leyes.

Sea por tem or á m ayores m ales, sea por respeto á la pe -sena del Monarca, llegaron los coniem lien- t«>sá un acuerdo, en cuya virtm l gozó Murcia cerca «le «los años de paz, empicados, por lo «pie luego se v íó , monos en forta lecer la reciente concordia, que en prepararse para más truculentas batallas.

I ’ na circunstancia v ino , sin em bargo, á favore­cer por este tiem po ;í los .Manueles: el nombra­m iento «le Procurador general de la ciudad, cargoentonces «lo mucho porte y manojo, recaído en la persona de un cuñado del je fe «le dicha casa y a« leían lado «leí reino, Conde «le Carrión, nombra­miento destina'lo á dejaren los anales «le la ciudad «leí Segura recuente indeleb le y trágico, «pie ha inspirado varias veces la musa dramática y revo­lucionaria «I«; nuestros «lias.

Roto, por «licha causa, el equ ilib rio entre los riva les, <1 asoy ó el vencedor los sanos consejos de la prudencia. F ilé , por tanto, inútil para salvar el conflicto la «le los Fajardos, gobernados por el fa­moso A lonso Yáñez, llamado »7 ( i c a n d e , pues gra­cias á las malas artes «Id obispo Redi-osa— cordobés por cierto de nacim iento y fundador «lo la iglesia m ayor de M urcia, m is tarde erig ida en catedral, «>n ctiva capilla de San Jerónim o so halla enterra­d o— y á las no mejores obras del l ’roeurailor geno- ral Juan (la rd a «le Laza, je fo ya e fectivo «le su ban«!o, riéronse constreñidos los prim eros á salir «le M urcia acompañados «le muchos vecinos pací­ficos, y quedó convertida aquélla en una especie do cantón independiente, dom le nadase hacía ni des­hacía sin la expresa voluntad del om nipotente ca­cique.

Am b ic ioso , revo lved or, audaz y fa lto «le escrú­pulos, hízose dueño «le vidas y haciendas, sin ser osado nadie á contradecir sus órdenes, «acatadascom o leyes por los amedrentados ciudadanos.

En vano i). Enrique, declarado por este tiempo m ayor «le edad, antes «le cum plir los catorce años, trató , solicitado por los proscriptos y ayudado «lo su consejo, en poner rem edio al mal. I’ ero tan in­curable á toilos parecía la dolencia, que, después «le reiteradas gestiones, ninguno entre los hombres graves «le la corte se a trevió á tom ar sobre sí laresponsabilidad «le la cura, porque bastaba, con efecto , oir nombrar á M urcia, sus gentes desafora­das, sus bandos im placables, su proverb ia l osadía, para que tem blara la barba y se encogiera el cora­zón en e l pocho á los más animosos.

En tan m iserable situación se hallaban las cosas, cuando un d ía se presentó ate/ o lie n te Monarca uno «le sus camareros, antiguo y fiel criado de su pa­dre, y le habló , según cuentan, de esta suerte:

— S e ñ o r ,—th l¡< fo - ( le í -d e s e r v ic io c o m e t id o r o n i r a n o s I r a m e rc e d p o r lo s t r a id o r e s d e M u r e ía , g en r i s l n d e r e h u s a r v u e s tro s c a b a l le r o s s e r r i r e n esa

j o m a d a , p if ia r o s p o r m e rc e d ( ja e m e h o n r é is m a n - i/ iin d o m e ( i e l la .

— ¿ H a h é is m e d id o — respondió el Roy — la s d i f i -

m H ades de la em presa // e l riesgo en 7 ue os ponéis a ! in len fa r/ a .'

— Señor, si — replicó el leal c riado ;— -pero lodo es! o i/ dis/nns/o éi a reo I a ra r lo en s e r r in o del l ie n , ijrie me da á com er su pa n 1/ a l m a l reo en tan g ra n d e riii/n .

— ¿ ,,>"é neresi/ii¡s p a ra re s ta n c a r el buen orden en a ip ie lla m i m a g lea l l indad .‘

— Ideaos poderes p a ra o l>rar s in Ira b a s , (v in o s i fu e ra la persona m ism a de m e s i r a m erced , ¡/ doce hom bres de m i eun fian la i/ne me aconi/lañen.

— X o s , o to rga m os lo t/nr ped ís , // p legu e a D io s logré is r a estro in ten to , p ro p io de tan buen ra s tillo rom o ros s iem pre habéis sido. .Mas ron objeto de f/U(! a ll i í vagá is m ás h on ra d o os nm nhro m i A d e la n - lado m at/or de M u r r ia , p r iv a n d o d e io/n t p a ra hj f a ln r o á m is deudos los M a n u eles de ta n im p o r - h in le ofii'n i.

El caballero dobló en tierra la rod illa , besó las manos al Roy y salió de la cámara.

,;Qiíién era aquel loco «pie, en tiempos tan revu el­tos y egoístas, hacía en aras «le la autoridad le g í­tim a el sacrificio «le su vida?

Un pobre h ida lgo , amupie «le los buenos linajes do I boda, donde su fam ilia , orium la de Navarra, se hallaba establecida desdo o! reinado «lo Fem an­do e l S a n io . Llamábase Ruy López Dávalos: pero dejemos la palabra á su contemporáneo Fernán Pérez de (¡uzm án:

««Era hom bre «le buen cuerpo é de buen gesto, m uy alegro é gracioso «’■ «le am igable conversación. La razón breve «’■ corta, pero buena é atentada; m uy sofriilo «’• sin sospecha. Pero como en el mundo no hay hombre sin tacha, no fu«' franco é aplacíale mu cito oir astrólogos, que es un yerro en que m u­chos gratules se engañan." Estaba entonces en lo m ejor de su ed:i l, había demostrado en repetidas ocasiones ser hombre «1«- bríos, y unía á su sagaci­dad política energía de carácter, é índole hasta tal punto generosa, «pie era conocido entro las gentes con el honroso titulo de Ruy Dávalos e l D u e ñ o , ganado ante la opinión do su época y confirm ado por la historia.

Concedidas las provisiones necesarias, partió Dávalos «le la corte, transitoriamente residente en Madrid: y acompañado únicamente «le «Ioce hom ­bres escogidos, ein pretil lió á grandes jornadas el cam ino «le Murcia, sin «tejar traslucir á nadie sus proyectos. A l Hogar á Y iilen a pudo ya juzgar del estado do ananpiia e .11 «pie so encontraba todo el reino; ciudades, v illa s , lugares y aldeas, á im ita­ción de la capital, ardían en furiosos bandos «pie se combatían á sangro y fuego.

Sabedores tes oligarcas «le su Ilega ila , recib ié­ronle con inm ico agasajo en la puerta de Orihuela, estimando en poco su com isión al v e r le con tan reducida com pañía, insulicicnto para defender su persona, cnanto más para contrarrestar las fuerzas del cacique, «lueño de m illares «le hombros tum ul­tuosos y bien armados.

N o fné «le los últim os en darle la b ienven ida el obispo i). Kernando, principal atizador «lo la rebo­llón, quien le aposentó en su propia casa, sin duda para m ejor vigilarle, hospitaliihuí que aceptó Ruy Dávalos con grandes extrem os de gratitud, dis­puesto á jugar el todo por el todo.

Deseoso, pues, de terminal- cuanto antes el nego­cio, hizo llamar sin perder tiem po á Laza , bajo el pretexto especioso de conferenciar con él acerca de los asuntos de la ciudad y v e r de poner fin á tantos daños; por«pie si b ien , com o dice el historiador Cáscales, entusiasta defensor de su patria, no ba­lita levantado la oligarqu ía bandera contra el M o ­narca, rara vez hubo en los hechos sedición más descarada.

Orgulloso e l cacique del llam am iento, acudió á la entrevista rodeado «le cinco ó seis m il hombres, que después de invad ir la plaza se derram aron sin orden por las calles adyacentes.

Audaz, gallardo y con a ltivo continente penetró Laza en el palacio episcopal, en medio de las ru i­dosas aclamaciones de los suyos; atravesó el am ­p lio zaguán y subió la escalera, conducido por a l­gunos modestos servidores «le la casa, hasta llegar á una gran cuadra, donde solo, y en actitud tria y cortés, aguardábale Ruy Dávalos.

Cortes tam bién y con la sonrisa en los labios salud«) Laza al Adelantado: mas no b ien se dispuso á hablar, cuando, sin dar lugar á razones ni discur­sos, entraron repentinam ente en la sala seis hom ­bres armados, ocultos hasta entonces y prevenidos para el caso, los cuales, cerrando con el Procura­dor general, le cortaron la cabeza antes de que pu­d iera alzar la voz ni dar un solo grito.

Con la sangre aún humeante, los ojos casi v ivos, la boca entreabierta por las últimas ansias «le la m uerte, erizados sobre l a y a lív id a fronte los ca­bellos, tom ó Ruy en sus manos el horrendo «les- pojo , y asomándose á una ventana abierta sobre la p laza, lo arrojó en m ed io «le la compacta muche-

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ROMA. — SOLEMNE CEREMONIA DE CANONIZACIÓN DE LOS NUEVOS SANTOS ANTONIO MARÍA ZACARIAS Y PEDRO FOURIER, EN LA BASÍLICA DE SAN PEDRO DEL VATICANO.

L A M I S A D E P O N T I F I C A L .

I

*

302 — x.° xxn LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA 15 Junio 1807

( l u m b r e , d i c i e n d o e n a l t a v o z e s t a s p a l a b r a s : « A h í talléis la cabeza del a u to r de raes! ros m a les , r e v o l­ved or de esta c iu d a d ¡/ p e r tu rb a d o r de la ¡taz p ú ­blica-, y h a ré lo m is m o , que asi es la v o lu n ta d del l l c y , con los que fu e re n sus secuaces y no v iv ie ren en p a z , ca tan d o el se rv ic io del R ey y ¡den del re ino.-»

S u s p e n s a l a m u l t i t u d e n t r e e l h o r r o r y l a s o r ­p r e s a , v a c i l ó u n m o m e n t o c o m o s i l a t i e r r a f a l t a r a « i s u s p i e s , y e m p r e n d i ó l u e g o l a f u g a e n t o d a s d i ­r e c c i o n e s , a t r o p e l l a n d o á c u a n t o s e n e m i r a b a a l p a s o , i n c a p a c i t a d o s d e d a r s e c u e n t a d o l o o c u r r i d o .

C o n o c e d o r L á v a l o s , p o r i n s t i n t o , d e l v o l u b l e c a r á c t e r d e l a s m u c h e d u m b r e s , y l l e v a n d o , c o m o e n t o n c e s s e d e c í a , e l r e y e n e l c u e r p o , h i z o p r e g o ­n a r i n m e d i a t a m e n t e a m p l i o y g e n e r o s o i n d u l t o p o l ­l o s d e l i t o s d e a s o n a d a y m u e r t e , b a j o p r o m e s a d e m e r c e d e s p a r a c u a n t o s l e a y u d a r a n e n e l m a n t e n i ­m i e n t o d e l s o s i e g o p ú b l i c o , m e d i o q u e l o c a l i f i c ó d e h á b i l p o l í t i c o y c o n q u e s a p o e v i t a r l a p o d e r o s a r e a c c i ó n q u e e n e l á n i m o p o p u l a r n o h u b i e r a t a r ­d a d o e n p r o d u c i r l a s u m a r i a e j e c u c i ó n d e L a z a , í d o l o i l e l o s r e v o l t o s o s .

L o s m á s c a r g a d o s d e c u l p a h u y e r o n d e l a c i u d a d , t e m e r o s o s d e l c a s t i g o : l o s d e m á s m a n t u v i é r o n s e a l g u n o s d i a s q u e d o s e n s u s c a s a s h a s t a v e r p r á c ­t i c a m e n t e c o n f i r m a d a s l a s p a l a b r a s d e l A d e l a n t a ­d o , h e c h a s e n n o m b r e d e l l í e y .

¿ O b r ó e n e s t a o c a s i ó n l l u y L á v a l o s c o n l a g e n e ­r o s a l e a l t a d q u e l e v a l i ó e l n o m b r e d e B u en o .'

D í g a l o p o r n o s o t r o s n u e s t r o i n m o r t a l R o m a n ­c e r o :

La justicia fue cruel,Según que vos he contado;Pero los que son traidores Merecen haber tal pago.

A n g e l S t o r .

CUESTIÓN CAPITAL.

■ P e L C ú L c o m o r e z a e l D i c c i o n a r i o , e s ca p ita l t o c a n t e ó p e r t e n e c i e n t e á l a c a b e z a ,

(ép i i o c o s a s u n t o s h a b r á t a n c a p i t a l e s c o m o

K g ® ? 'a q u í d o n d e t a n t o s a n d a m o s lucíalos de la cabeza.

j j .y . e l p r e s e n t e , q u e , n o y a a u n a , s i m i a ú m u c h í s i m a s c a b e z a s p e r t e n e c e y t o c a ,

¿ Y á q u i é n n o l e d a v u e l t a s l a s u y a y h a s t a se le va, e n e s t e c o n t i n u o c a b e c e o d o n u e s t r a n a v e p o r l o s r e v u e l t o s g o l f o s d e l a h u m a n a

ch ifla d u ra .*C o n s i g n e m o s c o n d o l o r — d e c a b e z a , p o r s u p u e s ­

t o , p o r q u e a h í n o s d u e l e — e s t e d a t o i m p o r t a n t í s i m o d e l a e s t a d í s t i c a .

L o s p u e b l o s q u e t i e n e n m á s c a b e z a s s o n l o s q u e s u f r e n , n a t u r a l m e n t e , m á s j a q u e c a s .

¡ Y q u é n u m e r o s a v a r i e d a d t e n e m o s d e l a s p r i ­m e r a s !

A b u n d a n las redondas p o r m á s q u e e s c a s e a n l o s p u r i t a n o s , y l a s t e n e m o s de a/ióslol, a u n q u e n o a n ­d a n m u y c a t ó l i c a s . S o b r a n e n l a p o l í t i c a v a r i a s de p a r t id o , e n e l p r e s u p u e s t o m u c h a s de fa m il ia , e n t o d a s p a r t e s l a s de m o t ín , y e n a l g u n a s l a s de p r o ­ceso.

A u n q u e , p o r l a c o s t u m b r e d o t i r a r n o s l o s t r a s ­t o s , n o s r o m p a m o s a l g u n a d e v e z e n c u a n d o , n o h a y a m i e d o d e q u e s e n o s a c a b e n t a n p r o n t o e n u n a t i e r r a e n q u e n o s e descabeza m á s ( ¡ u o e l s u e ­ñ o , g a s t a n c a b e z a d e s d e l o s a l f i l e r e s h a s t a l o s a j o s , y c o n s o r m u c h í s i m a s l a s de ya nado, a u n d i c e n q u e s o n m á s l a s de perd ido.

M a s c o n s e r e l l a s t a n t a s y t a n d i s t i n t a s , t o d a s l a s d e p e r s o n a e s t á n c o n f o r m e s e n s e g u i r e l p r e c e p t o d e H i p ó c r a t e s , e n e l f a m o s o C a p itu lo de los som ­b re ros , c i t a d o p o r e l Syanare/ lr d e M o l i e r e , y e n t o d a s p a r t e s , a s í e n l a s p r o p i a s C a b e z a s d e S a n J u a n , c o m o e n e l m i s m í s i m o C a b e z a d e l R u e y , s e a d v i e r t o l a p a r a d o j a d e ( p i e t o d a a q u e l l a q u e a s ­p i r a á s e r cabeza r is ib le c o m i e n z a p o r t a p a r s e .

¿ Q u i é n d i j o q u e c a b e z a l o c a n o q u i e r e t o c a ? L o ­c a s y c u e r d a s , p r e o e i i p a n . s e s o b r e t o d o d e l t o c a l o .

L o m i s m o e l d e s d i c h a d o q u e n o le va n ta cabeza, q u e e l i n c o r r e g i b l e ( p i e n o l a s ien ta , a s í e l q u e l a t i e n e á las once c o m o e l ( p i e n o l a t i e n e á n i n g u n a h o r a , p r o c u r a n á t o d o t r a n c e c u b r i r l a .

L a m á s a l t a p r e r r o g a t i v a d e l o s g r a n d e s e s , e n E s p a ñ a , l a d e s e r cu b ie r to s , y e s p r u e b a d e a m a b i ­l i d a d y d e b e r d o c o r t e s í a d e c i r a l q u e n o s s a l u d a cúbrase usted.

P o r m u c h o m é r i t o q u e c o n c e d a m o s á l o s d e s c u ­b r i m i e n t o s , c o n s i d e r a m o s e l c u b r i m i e n t o m á s - i m ­p o r t a n t e y d i f í c i l c o s a , y l a p r u e b a e s q u e n o s o t r o s , q u e l o g r a m o s d es cu b rir A m é r i c a , n o h e m o s c o n s e ­g u i d o a ú n c u b r ir e l d é f i c i t .

A q u í y a s o c u b r e n l o s m á s c o n s p i c u o s cabezo­nes y l o s m á s i n s i g n i f i c a n t e s c a b e c i l l a s , y t a l v e z

d e a q u í p r o c e d e l a n u n c a b i e n p o n d e r a d a i m p o r ­t a n c i a d e l a s p r e n d a s d o c a b e z a , d e s d e l a h u m i l d e m o n t e r i l l a d e l a l c a l d e , h a s t a e l m á s e m p i n g o r o t a d o s o m b r e r o d e c o p a c o n g a s a , ( p i e r e a l i z a e l c o l m o d e l a cob e rtu ra c u b r i e n d o l a cobertera ,

¡ E l s o m b r e r o d e c o p a !( ¡ u i l l e r n t o T e l l , q u e s e n e g ó á s a l u d a r a l s o m ­

b r e r o d e ( ¡ e s l e í - , h u b i e r a c e d i d o q u i z á s i e l t i r a n o h u b i e s e p u e s t o e n l a p l a z a e l aliye.ro ca ñ u to de fe lpa q u e u s a m o s l o s c a b a l l e r o s .

E l s o m b r e r o d e c o p a n o t i e n e s u s t i t u c i ó n — n i r e d e n c i ó n á m e t á l i c o — y e s , p o r t a n t o , u n a p r e n d a de se rv ic io o b lig a to r io .

C o m p r e n d o q u e e n I n g l a t e r r a h a y a t e n i d o y a su c e n t e n a r i o y t o d o , s i e n d o m á s a f o r t u n a d o e n e s t o « p i e C e r v a n t e s e n E s p a ñ a .

P e r o c o l g u e m o s e n e l p e r c h e r o e s t a d i g r e s i ó n y v o l v a m o s a l a s u n t o .

¡ A h , s e ñ o r e s ! ¡ A h , q u é c á n d i d o y ( p i é m i o p e s e ­r í a q u i e n n o a c e r t a r a á v e r e n e s t a s c a p i t a l e s p r e n ­d a s o t r o s o f i c i o s q u e l o s <l e s a l u d a b l e a b r i g o ó v a ­n i d o s o a d o r n o , s i n p e n e t r a r e n e l a l t o s i m b o l i s m o q u e e n c i e r r a n !

N i e l S o m b r e r o d e t r e s p i r o s d e l i n o l v i d a b l e P e ­d r o A n t o n i o A l a r c ó n , n i e l S om b re ro de ropa d e l g r a c i o s í s i m o V i t a l A z a , i g u a l a r á n j a m a s e n i m p o r ­t a n c i a y t r a s c e n d e n c i a á o t r a s t a p a d e r a s , f u n d a s y v a i n a s d e l a c a b e z a e n c i e r t o s m o m e n t o s h i s t ó ­r i c o s .

H a b l e n p o r m í l o s s o m b r e r o s d e l m o t í n c o n t r a E s q u i l a d l e : d í g a n l o l o s m o r r i o n e s d e l o s n a c i o n a ­l e s , y l a s g o r r a s d e p e l o d é l o s r e a l i s t a s . \ l o s k e p i s d e l b i e n i o , y l a s m a n t i l l a s d e c a s c o d e n u e s t r a s d a ­m a s , y l a s a m a p o l a s d e l 7 i » , y l a s b o i n a s c o n b o r l a q u e s e l l e v a r o n , y h a s t a l a s b a r r e t i n a s ( p i e s e t r a ­j e r o n . Y a l o d i j o L é r a n g e r :

y n i n ’i*.«/ rn iite iif ite. .«n» cha ¡ ir to i.

a u n q u e n o a c e r t ó , p o r l o ( p i e á E s p a ñ a s e r e f i e r o , e n l o d e q u e

C t i f í i ' i o i 1‘o n i l r a i l u n e c i i i i r n i o i f .

p o r q u e a q u í y a s e s a b e q u e chacau q u i e r o s u c o s a d i s t i n t a .

L e j o s d o m í l a i d e a d e c e n s u r a r n i r e g a t e a r e n l o m á s m í n i m o l a a u t o n o m í a d e c a d a qu isque p a r a m e t e r l a c a b e z a e n a q u e l a r t e f a c t o q u e m á s l e a g r a d e .

In ¡in lu riis / it»i-U ix !

R e i n e l a v a r i e d a d d o l a s f o r m a s y c o l o r e s s o b r e l a t r i s t e m o n o t o n í a d e l a m o d e r n a i n d u m e n t a r i a p a r a e l m a y o r a u m e n t o y e s p l e n d o r d e l a b e l l e z a . ¿ Q u i é n p o d r á d u d a r d e q u e l a s m u c h a c h a s b a s c o n - g a d a s ( c o n b ) e s t a r á n //otilas c o n l a b o i n a , c o m o l a s n o v a s c a t a l a n a s b u fó n os c o n l a b a r r e t i n a ? ¿ Y q u i é n m á s n e c e s i t a d o d e e s t e e m b e l l e c i m i e n t o q u e e l s e x o fe o . '

E s p e r e m o s ( p i e e l e j e m p l o s i g a c u n d i e n d o c o m o l i a e m p e z a d o y a , i n s p i r a d o p o r e l c l a s i c i s m o g r i e ­g o . A m i n a d i e m e q u i t a r á d e l a c a b e z a q u e l o s c a t a l a n e s s e a c a b a n d e c a l a r l a b a r r e t i n a p o r l o m i s m o ( p i e l o s c r e t e n s e s s e h a n q u i t a d o o l t u r b a n t e l i a r a p o n e r s e e l g o r r o : p o r h e l e n i s m o p u r o .

E n E s p a ñ a s o m o s d e l o m á s h e l é n i c o ( p i e s e c o ­n o c e , y b a s t a s a b e r ^ d n o m b r e d o l a s l e t r a s g r i e g a s p a r a c o n v e n c e r s e d o o l i o . C u l t i v a m o s a lfa s , t e j e ­m o s betas, r e c o r r e m o s ya n ta s , u s a m o s sedas, g a s ­t a m o s ca/ias, p o s e e m o s tundas, t e n e m o s m us y P ¡. H a s t a l o s i n a l a g m á t i c o d e l a f e d e r a c i ó n e s g r i e g o p a r a m í . E n c á n t a m e l a f e d e r a c i ó n s o b r e m a n e r a e n c a l i d a d d e synde/i/nni ó m ustie p a r a s o l d a r l o r o t o y d e s p e g a d o : y s i t e n g o u n a s o p e r a , p o n g o p o r c a s o , y s e m e r o m p e p o r d e s g r a c i a , e m p l e o m i t i e m p o e n r e c o g e r l o s p e d a c i t o s , y m i p a c i e n c i a e n i r l o s a c o ­p l a n d o y m i syndetibón e n c o n f e d e r a r l o s t o d o l o m e j o r p o s i b l e ; p e r o n o a c a b o d e c o n v e n c e r m e d e q u e , c u a n d o l a s o p e r a e s t é í n t e g r a é i n c ó l u m e , d e b a e s t r e l l a r l a c o n t r a e l s a n t o s u e l o p a r a d a r m e d e s p u é s e l g u s t a z o d e i r e n c o l a n d o b i l a t e r a l m e n t e l o s a ñ i c o s .

M a s p o r a l g o s e d i j o q u e d o g u s t o s y c o l o r e s n o h a y q u e d i s p u t a r . D e j e m o s á c a d a c u a l u s a r l o ( p i e s e l e p o n g a e n l a c a b e z a , o r a s e a t r i c o r n i o , o r a ca ­chucha, o r a b a r r e t i n a . . . . o ra p ro nobis. D e s p u é s d et o d o , n o h e m o s d e e v i t a r q u e m u c h a g e n t e v i v a de y o r r a , y q u e o t r a m u c h í s i m a s e p o n g a e l m u n d o p o r m on te ra .

L u i s d e C h a r l e s .

L A G U I T A I I R A .

Va no soy la do ayer. Tal vez muy prouto, Cual cosa que no sirve para nada,Rotas las cuerdas que expresaron tantos Hondos afectos y sentidas ansias, .Mi última queja lanzan: crujiendoA l golpe rudo que descargue el hacha....Luego.... á la lumbre á terminar mi vida

En el brutal abrazo de las llamas,I'ando ¡i un cuerpo calor la que otras veces—¡Contraste singular!— se le dió ú un alma.

Fui muy loca pensando que la suerteMas grato porvenir me reservaba.....Como astro (pie del sol la luz recibe Me extingo yo cuando mi sol se apaga.Ya la nerviosa mano que en mis cuerdas Con febril entusiasmo rasgueaba,Con gran pereza y sin vigor ninguno Apenas llega á mi cuando se cansa,E interrumpe ol placer de su cariciaRara extenderse al que ú su lado pasa....Mas no es ingratitud ni es abandonó;Es rellejo fatal de la desgraciaL'ue agobia al infeliz que me hizo siempreEco de sus afanes y esperanzas....Canté sus dichas.... festejé sus triunfos......Y hoy....¿qué he de hacer? ; Rúes recibir sus lágrimas !

Como él fui joven y lancé mis notas Acompañando la canción gitana Entre el loco tumulto de la feriaY los aromas del azahar que embriagan.Simé al pie de la reja de la joven1 .»mí; ú veces en sus brazos me tomaba....Sentí su corazón sobre mis cuerdas,Bebí su aliento y descansé un su falda....; lloras de amor y plácido sosiego !....I'espites la suerte nos volvió la cara,Y una tardo muy triste, oyendo el ruido l'e música, de vítores y de armas,Mezclándose á estas frases: «¡Que me escribas! —<r¡<juo rio llore usted m ás!»— « ; Hijo del alm a!»Sentí por vez primera que la manoDel pobre mozo sobre mi temblaba Al pretender con mi sonido alegre( (cuitar la tristeza de la marcha....I 'espites....mucho entusiasmo y muchas penastjue en varias notas á los vientos daba....i autos de triunfo entre gemidos tristes....Confusión de recuerdos y esperanzas.... ;Ya festejando la victoria ú fuerza 1 >e rudo empuje y de valor ganada;Ya animando en la noche el campamentoAl rojo resplandor de la fogata....¡Siempre expresando sentimientos hondos!¡(Jomo canté al amor, canté á la patria!Luego.... todo acahó..... Ror largo tiempoEnmudecí junto ú la pobre cama I (el que trocó en sollozos sus cancionesY su entusiasmo eu amargura y rabia....Y al volver ú sonar, v i que los ojosLite antes llenos de luz me contemplaban, l ’rios, inertes, en la sombra envueltos,No podrían jamás decirme nada!....Ror eso la tristeza do mis notas....El sufre y sus pesares me contagian....¡Fui ayer el eco fiel de sus amores,Y boy sólo puedo recoger sus lágrimas!

Luis df. A xsoré.Na .

REVISTA MUSICAL.

L OS hombres ilustres, lino de los cuales há > ' tiempo goza de universal fama, y el otro• fU 'I f v í jF ? seguramente ocupará lugar honroso en la

historia del arte, dudo su mucho valer y la J a l t a estima en que lo han tenido sus oon- jy> temporáneos, lian ocupado especialmente la

atención del mundo músico en estos últimos ' tiempos: l-'ranz Schubert, de quien solía fes-

f -S tejado con gran pompa ol centenario do su naci- miento, y Jhoamtes Biabáis, cuya reciente muerte

lia causado profundo duelo.Hijo el primero de un pobre maestro de escuela de Vie-

na, bien ajeno estaría, por conciencia que tuviera de su propio mérito, de (pie al cumplirse los cien años de ver lu luz primera en la capital au>triac-a, su nombre fuera ensal­zado al punto que merecidamente lo lia sido; se organiza­ran tiestas para honrar su memoria: se diese cima á la edi­ción monumental de sus obras, la mayor parte de las cuales ni logró ver publicadas en vida, ni menos pensó que la posteridad las buscase con afán; se hiciera una Ex­posición de los autógrafos de tales composiciones, de los objetos que á su autor pertenecieron, y manos cuidadosas conservaron, asi como de lo mucho que acerca de aquéllas se ha escrito, y de los recuerdos de los amigos de aquél, que, primeros admiradores de su genio y testigos de su pro­digiosa fecundidad, le consolaron eu sus amarguras y le fueron líeles eu los treinta y un años que duró su existen­cia; y, por último, que el Emperador de Austria hubiera de inaugurar esa Exposición, ensalzando al hacerlo los méri­tos del que, con sobradísimo motivo, llamó preclaro hijo de V’ ieua, y proclamó como una do las más gratules glorias musicales del presente siglo.

Y, á la verdad, los merecidos honores que la posteridad ha tributado ú Schubert, y la aureola de gloria con que ha rodeado su nombre, ni aun por ensueños pasarían por la mente de aquel hombre, el genio musical que menos con­ciencia tuvo de su grandeza, como ha dicho uno de sus bió­grafos, (pie vivió inodestísimamente y en una estrechez tan cercana á la miseria, al punto de que sólo en los últi­mos tiempos de su vida pudo verse dueño de un piano don­de probar las composiciones que la monto le dictaba, te­niendo que-acudir hasta entonces ú algún amigo más afor­tunado que él, lo que, entre paréntesis, lia sido causado que el piano del pintor liieder, que era • -1 más favorecido

15 Ji-.NIO 1897 n .° x x i i — 363LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA

con las visitas ele Schubert, sea hoy uno de los objetos más preciados de la curiosa colección de dichos instrumentos i|uc posee Baissendorf en la misma \ i mi a.

No es mi objeto, al trazar estas lincas, añadir una más a lanías biografías como del inspirado autor de los Lie.der so han escrito, sino trazar tan sólo, y a grandes rasgos, la la­bor do su vida, parecida en lo fecunda ú la de Moznrt, si bien en cuanto al Valor de ella, con ser muy grande, no quepa ponerla en parangón con la de aquel portentoso y su­blime genio del arte.

Cuéntase que Salicri fuá su maestro; pero es lo cierto que la generalidad de los que acerca <Ic él lian escrito con­vienen en que la mas provechosa enseñanza del divino arte la recibió en el mismo hogar doméstico, cuando su padre, por las noches, y para descansar el espíritu de la fatigosa tarea del din, tocaba en unión de sus hijos las sonatas do llaydn, Mozart y Beethoven, dimanando de aquí tal vez, y tanto ó más que de su propio modo de ser, tan diestra­mente pintado por Sehumann, el que Sclmheri, en las gran­des composiciones que escribió, no diera á las hermosas ideas de que están esmaltadas aquel sabio y admirable desarrollo que a las suyas imprimió Beethoven, que era el modelo que más quería imitar: de donde Schtinutiin, al es­tudiar las sinfonías de uno y otro, dijo que Schubert mues­tra el temperamento de una niña encariñada con Boctlio- ven, pareciendo «un chico que juega sin miedo alguno en­tre las rodillas de un gigante», y que carecía de aquella concisión tan necesaria en las producciones del ingenio para que resalte más y más la belleza de los pensamientos, jtts- tilicando hasta cierto punto el severo juicio que el famoso cantante Vogl, ligado más tarde en fraternal amistad con Schubert, pronunció al oir por vez primera algunas compo­siciones de éste: «H ay— le dijo algo bueno en ellas: pero prodigáis demasiado vuestros mas bellos pensamientos, sin castigarlos bastante»; juicio que el mismo Schubert con fir­mó andando el tiempo si, como cuenta Barbcdettc, pocos dias antes do morir el insigne compositor, y leyendo una partición de lbendel, exclamó: «V eo bien claro que iba por sendas extraviadas y quiero trabajar asiduamente, pues ahora apercibo el camino que es necesario seguir para al­canzar la verdadera grandeza.»

A esa liebre intensa de producir que le dominaba, y á la necesidad que su espíritu sentía de trasladar al papel las ideas que bullían en su mente, se debió, bien averigua­das las cosas, el que una de sus Sinfonías, la en si bemol, que por cierto ha hecho oir este ano por vez primera nues­tra Sociedad de Conciertos, quedase sin acabar. Creíase que la muerte de su autor bahía sido la causa de ello; pero Grove, en su 1 Accionario de Música, y la < i trille musical, de Bruselas, han demostrado últimamente con datos irrefuta­bles que no era asi. ha Sinfonía en cuestión, ó, mejor di cho, las dos partes do ella que se conocen, fueron escritas por Schubert en Octubre de 1822, es decir, seis ufu s antes de morir, en reconocimiento de la distinción do que había sido objeto por parte «le las Sociedades de hinz y de Gratz nombrándole socio de honor «Je las mismas; y mi Gratz fue donde, andando el tiempo, las descubrió Ilerberek, direc­tor do los (iessellscha/s Concerls, auxiliado por llittembion ner, amigo intimo de Schubert y condiscípulo suyo en la escuela de Salieri, ejecutándose en Viran por vez primera en 1845, desde cuya época figuran en los programas de los conciertos clásicos do más nombradla, al lado de la Sinfonía en do, hallada por Schumuun.

Como ya he apuntado, la labor «le Kchuhor! desdo la edad de catorce á quince años en que comenzó á escribir fue grande. Más de veinte obras destinadas al teatro, igual nú­mero en el género religioso, nueve sinfonías, diez y ocho sonutas, más «le quince entre quintetos, cuartetos y tríos, gran número ríe piezas para piano, y una colección «pie asombra de coros, y sobro todo de Lictler, género en el cual no lia sido por nadie superado, y son verdaderos modelos por su originalidad, belleza y elegancia, y en los cuales, como recientemente ha dicho un ilustrado escritor, se siento vibrar un alma ardiente y apasionada, lié aquí en pocas

SA,N A N T O N IO M A R IA Z A C A R IA S , canonizado ol 27 de Mayo último.

palabras el largo catálogo de las obras de tan genial autor.No sé quién lia dicho que la música de Schubert era la

emanación de un alma tranquila, que goza de la vida sin escrutar sus problemas y ahondar sus misterios. Semejante juicio, que me trae á la memoria la frase de Schnmann: «¡Cuándo será el dia en que los críticos cesen de pregun­tarnos lo que liemos querido hacer, ó de explicarlo ellos por su cuenta.'», por poco que se ahonde en la historia del ins- pira<lo maestro, se verá «pie es de todo punto inexacto. Cierto es «pie algunos do sus biógrafos nos lo pintan pasando, en compañía «le sus amigos, alegres horas en el granero «lo Sehwind, entregado á los placeres de la conversación y do la cerveza; pero éstos no eran más que afortunados parén­tesis en una vida harto triste, atormentada por la pobreza, y más aún que por ella, por el desencanto producido al ver desvanecidas una tras otra sus ilusiones; vida que se retrata en la siguiente carta dirigida á uno de sus más intimos ami­gos, y que «lo nuevo se lia publicado recientemente, y en la cual «le modo bien claro se revela el angustioso estado do espirita del «pie la suscribió: «En una palabra, me siento el ser más infeliz y más miserable «le este mundo. Piensa en un hombre que ha visto frustradas sus más bellas esperan­zas, y á quien el amor y la amistad no lian ofrecido sino dolores, y «pie está á punto «le perder la admiración de lo bello; y yo te pregunto, si un hombre asi no es el más in­

feliz y miserable «pie puede darse.» tjuien esto escribe, lejos está de tener el alma tranquila, y aquella indiferencia punto menos que estoica que, al decir de Barbedette, era caracte­rística en los vieneses de principios «leí siglo, y la cual sin­tetizaban en la frase liben und 4ch leben laten, vivir y de­jarse vivir.

A esc estado doloroso «le su ánimo contribuiría, á no du­dar, y no en escasa parte, el ver que si sus obras merecían los elogios do hombres como Welier, y eran estimadas por sus contemporáneos, el aprecio que de ellas en general so hiciera no debió ser tan grande como merecían, y algo do ello se trasluce en la inscripción que se esculpió sobre su tumba; y sobre todo, el «pie muchas «lo ellas, fuese por falta de recursos, ó por dificultades con los editores, no fueron conocidas hasta después do la muerto de su autor. V «pie asi fué, nos lo da á conocer el mismo Sclinmunii, ya varias veces citado, al contar «pie después ele haber visitado la tumba de Schubert, á los diez años de morir éste, quiso conocer á un hermano, que aun vivía , del genial composi­tor, quien lo mostró los tesoros, son sus palabras, y la ri­queza acumulada «le obras de aiptél, por nadie conocidas, «pie conservaba como sagrado depósito, y cuya contempla­ción lo hizo estremecer «le alegría; riqueza que el mismo Sohumann fué el primero en dar á conocer y difundir, con­tribuyendo noblemente á que el nombre de Schubert alcan­zara el envidiable lugar que merecía y ocupa hoy entre los grandes hombres de su tiempo.

El mismo Schnmann, á quien repetidamente be tenido «pie nombrar en esto asunto, fue el primero «pie en sus escritos reveló al mundo musical el valer «le Bralnns. Nacido éste en Hnmbitrgo el 7 «le Mayo de 1833. é hijo «le un músico «le aquella ciudad, mostró desde sus primeros años especiales aptitudes para el divino arto, que su padre no desaprovechó. Asi es que, aleccionado por Cossel y Marxen en el estudio déla armonía y del piano, en el «pie hizo notabilísimos pro­gresos en breve tiempo, á la Ociad do catorce años se hizo ya oir en público, excitando la admiración de sus oyentes, asi como poco después la de Liszt y .louchim, en un viaje artístico que á poco emprendió, los cuales le aconsejaron marchase á Dusseldorf para conocer a Sohamann, que á la sazón desempeñaba allí el cargo do director de música, en reemplazo de lldler. Asi lo hizo, y «le tal modo entusiasmó á aquél el novel artista, que le dedicó un encomiástico ar­ticulo en la Nuera Gaceta MímicaI de Leipsiek, en que le llamaba el «Nuevo Mesías de la música», y llegó hasta afir­mar, no con gran exactitud, como ol tiempo lo lia demos­trado, «pie seria «e l Mozart del siglo xix».

Desdo entonces, la existencia de Bralnns, como menuda­mente la han contado sus biógrafos, exenta de aquellas

emociones tan {Comunes eñ la villa «le los grandes ar­tistas, y que la mayor parte tic las veces ejercen so­bro ellos marcada inlluencia, se deslizó tranquila­mente, entregada por entero á la música. .Maestro, en sus primeros tiempos, de la capilla que en su pa­lacio tenia el principe de Lippe Detmold; director, después, de la S m g Acade.mic de Yiena, y más tarde «lo la Sociedad de. Amiga* de la música, de la misma ciudad, en 1875 renunció á todo cargo «pte le distra­jera de la composición, la cual absorbía por entero todo su ser. Retirado, como dice uno do los que de él lian escrito, «en su Tebaida de la callo de Sun Carlos», de Yiena, cuya ciudad tío abandonaba sino para hacer pequeños viajes á Suiza ó al Tirol; rodea­do do buenos amigos, en cuyo número y como de los primeros se contaban el gran violinista Joachim y Hauslick, el célebre critico musical, «|ue de buen grado le perdonaban su estoicismo, más aparente que real, su viril independencia y las frases punzan­tes que á menudo empleaba, y oran nota caracterís­tica de su conversación, en gracia de la bondad de su alma, de la candidez infantil «pie le adornaba, y de ser, como dice un biógrafo suyo, el mejor de l«>s hombres, cualidades todas que se ocultaban en uu semblante taciturno y una manera de ser poco acce­sible á los que no frecuentaban su trato, ó con quie­nes no tenia la amistad firme y sólida con que á al­guno le ligaba; y entregado en alma y cuerpo al es­tudio, merced á lo cual poseía una gran erudición musical y literaria, la última época do la vida de Bralims corrió aun más apacible, si cube, que aquella en que, por los cargos que lie dicho, no podía dar rienda suelta á su voluntad, ni disponer por entero de su tiempo.

A pesar de ello, y bien al contrario de Schubert, la labor de Bralnns fue harto menor que la de éste. Explícase esto, no ciertamente por falta de inventi­va, sino por la excesiva severidad con «que á si pro­pio so juzgaba, y lo mucho que limaba y corregia

S A N P E D R O F O l ' R I E R ,canonizado el 27 «te Mayo último.

sus composiciones antes «le darlas á la publicidad. Imi­tador «leí inmortal autor de la N orm a Sin fonia, hasta el punto do que, según uno do sus panegiristas, el alemán Deitters, llega á afirmar, no sé si con entera razón, que «sólo él, entre los artistas desìi tiempo, tiene puntos «lo se­mejanza con Beethoven, tanto por el estilo, como porla forma que imprimió a sus creaciones, y marchando porel camino trazado por el gran muestro.... . buscó el itleal áque debe aspirar todo verdadero artista», los campos en donde desarrolló tudas sus facultades y en que su talento se desplegó más y mejor, fueron la música religiosa, la sin­fónica, y siibre todo la de camera.

Todos, et/efecto, están contestes en que la obra maestra de Brabias, aquella en que su genio se elevó á mayor altura, y en la que mostró su gran saber y el profundo conocimiento de l«>s clasicos «leí ario, es el /tequien) alemán, que escribió en 1868, y que á juzgar por lo que dice Hugo Inibert en sus Profils de* mmiden», os una afortunada amalgama del urte tic Bacii y I[tendel, con el más moderno de Mendelssolm y Scliumann.

A esta olirà siguen en importancia las cuatro sinfonías grandes «pío escribió; y á ellas, y de más valor aún, los sex­tetos, quintetos y cuartetos, en no gran número, pero todos «le un mérito reconocido y fuera do toda duda. Aparte de esto, miéntanse en el catálogo de las obras de Bralims no eseuso numero de Lied , con la particularidad de quo su pri­mera composición fué el que lleva por titulo Liebestren, fiel al amor, y la última sus Cuatro cantos serios para voz de bajo; bastantes, por no decir muchas, obras para piano, y entre ellas las conocidísimas y originales Danzas húnga­ra*; y varias cantatas, siendo la más importante, y de alto valer, la que lleva por titulo Rinaldo , escrita sobro una poesia de Goethe.

En cambio, en el bagaje artistico fiel ilustre compositor no se cuenta ópera alguna, debido a la escasa, porno decir ninguna, afición que al género dramático tenia, tal vez por­que participase de aquella creencia que, al decir de mi sabio amigo Masurnuu, abrigaba éste y sus futimos amigos Cho- pin, Alkán y algún otro que no recuerdo, no sólo de la fal­sedad de dicho género, sino «le «pie la afición á él cedía en daño «leí culto que á la música pura profesaban con tan ardiente entusiasmo.

Y no parecerá descaminad.» este juicio si se tiene en cuenta que, por lo que dicen los más conocedores de Bralnns, ésto raras veces iba al teatro, y no buho fuerzas humanas que le hicieran emprender la caminata á Buy renili á oir las óperas wagnerianas, naciendo de aquí, sin duda, la creencia que, si mal no recuerdo, desvaneció Ilanslick, de que el maestro de «pie voy hablando era completamente refractario al \va- guerismo.

Las obras de Bralims muestran, más que un inspiración espontánea, un espíritu concentrado, una expresión inde­finible de tristeza y ternura al mismo tiempo, gran riqueza de armonia, ritmos originales, una gran sonoridad y mar­cada afición á los motivos populares, sobre todo húngaros, y una maestría que pocos alcanzan en la manera de escribir y expresar sus pensamientos, siempre bellos y siempre nue­vos y exentos de toda vulgaridad y mal gusto.

Eti una palabra, Bralims, diré copiando al ya citado Hu­bert, lia si«!«» uno »le los que mejor lian traducido el estado enfermizo de nuestra época; parafraseando la frase de La- mennais «M i alma ha nacido con una llaga», encontrando al propio tiempo, como Beethoven, frases de consuelo y de esperanza.

Al asistir hace algunos años al entierro de uno de sus mejores amigos en el cementerio central de Yiena, dijo, se­ñalando uu sitio: «Aquí desearía reposar.»

Sus deseos se han cumplido, y los restos de Bralims yacen en aquel lugar sagrado, al lado de las tumbas de Beethoven y de Schubert.

J. M. Esperanza y Sola.

364: — N.° XXII LA. ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA 15 .Irxio 1807

EL GRAN CANAL CONSTRUÍ DO PA R A EL DESAGÜE DEL VALLE DE MEJICO.

EXTRADA DEL TÚNEL DE TEQUIXQÜIAC.

EL GRAN CANAL CONSTRUIDO PARA EL DESAGÜE DEL VALLE DE MÉJICO. — UNA DE LAS CURVAS DEL CANAL.

(De fotograbas remitidas por nuestros agentes generales en Méjico, Sre». D. Guillermo Tierrero y C.*)

s

Retablo policromado y estofado,

por Antonio Olivo.

Espejo ilaniasiiuinado,por M. Bcristain.

Estui un tli* X nostra s. ñora do las Mercedes, tallada en madera y decorada por Elovol y lîenarl.

Bronce à cera perdida, modelo do Pagès y Sorrutosa. Fundición Artistica de Jlasriera y Canrpins.

Bronco a otra perdida.Fundición artistica de JI asnera y Campins.

Rodela decorativa, por Francisco Sala. Lámpara de hierro forjado y cincelado por Coneordio González ó hijos. Rodela decorativa, por Francisco Sala.

M A D R I D . — EXPOSICION GENERAL DE BELLAS ARTES DE 1 8 9 7 . — SECCIÓN DE ARTE DECORATIVO

36G — K.° xxn LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA 15 Junio 1897

LA DEFENSA DE TUERTO RICO EN 1797.

Fecha memorable la del 2 de Mayo para nuestra patria: en ella se cifra la jornada gloriosa do la epopeya de nu estira independencia en 1808; en ella se cubrió de laureles nuestra marina en el Callao, y en ella tuvo victorioso éxito la heroica defensa (pie Puerto líico opuso á los sitiadores ingleses en 1797.

Para conmemorar el centenario de tan glorioso día, se han celebrado en el mes último en la capital de la Isla so­lemnes tiestas cívicas y militares. El limo. Sr. Obispo de la diócesis, Fray Toribio Miuguella, celebró una misa fie cam­pana, ú la que asistieron, precedidos por el capitán general 1>. Salías Marín, las autoridades, funcionarios públicos y una inmensa concurrencia do todas las clases sociales. Des­pués se colocó la primera piedra del monumento que se lia tle levantar en Puerta de. Tierra en honor del Ínclito gober­nador D. Ramón de Castro y Gutiérrez, que dirigió la he­roica defensa de los portorri pieños.

Cuando, por las depredaciones de que nuestra marina mercante era objeto por parte «le los ingleses, declaró Es­paña la guerra a la Gran Bretaña y tuvieron efecto los combates del cabo de San Vicente, Cádiz y Santa Cruz de Tenerife, experimentamos cu nuestras colonias la pérdida de la isla do la Trinidad, juzgó el almirante inglés llarvev fá c il empresa la de apoderarse igualmente de Puerto Rico, y allá fueron sus naves llevando á bordo tropas al manilo del general de Infantería Rafael Abereromhy, presentán­dose en la Isla el 17 de Aril de 1797.

Los detalles del sitio y de su heroica defensa los consig­na en un folleto, premiado con diploma de honor y medalla de oro en el certamen de la Real Sociedad Económica do Amigos del País, el distinguido historiógrafo D. Eduardo Xeumunn, cuyo retrato publicamos, yñ continuación repro­ducimos algunos de los interesantes párrafos que el lau­ro ido escrito contiene, que revelarán, mejor que los elogios que le dedicásemos, el mérito de su concienzuda investiga­ción, y darán clara idea á nuestras lectores del suceso que con tanto entusiasmo lia conmemorado la muy noble y muy leal ciudad.

«L a escuadra enemiga, según algunos, se componía do los buques siguientes: N a rio Peina, Principe de. Palea, Ven­ganza, A s ia , Torirag, Mahamouth, San Dámaso, Madras, cuatro de la India y seis fragatas; pero los datos otieiales nos dicen que los barcos, con los menores de transporte, llegaban á sesenta. El ejército que traía la flota no pasaba de seis á siete mil individuos.

i»La capital feulu los materiales de defensa que anotamos: 37G cañones; 35 morteros: 4 obuses: 3 pedreros; 10.209 quin­tales de pólvora; 89.000 cartuchos y 3,387 fusiles. Las for­tificaciones estaban en pie y amurallado todo el perímetro ele la ciudad. Por loque respecta á nuestra guarnición, la tropa veterana era escasísima, porque parte del regimiento Fijo, desde 1794 sj bahía enviado a la vecina Isla Domini­cana á combatir la insurrección que contra la raza blanca promovió el célebre Toussaint-Fon veri ure; en Puerto Rico quedaron á lo sumo 800 soldados; asi es que la gloriosa de­fensa do la capital so debo, en primer término, á las gran­des dotes militares y bizarría del brigadier (.'astro, el cual desdo el 4 de Junio (le 1795 lmbia hecho publicar previso­ras instrucciones para caso próximo de guerra, y en segun­do lugar á los hazañosos milicianos y urbanos, hijos de este hidalgo terruño; la milicia constaba de quince compañías de Infantería, cinco de Caballería y dos de Artillería; total, unos 4.000 hombres: los urbanos de lanza y machete, biso- ños en el manojo de las armas, procedentes do ¡os pucbl >s déla Isla, ascenderían á irnos 2.U0Q; también figuraban 180 presidiarios; doce lanchas cañoneras dirigidas por el coman­dante de Marina D. Francisco de Paula Castro y el capitán del puerto D. Juan Hurtado y las tripulaciones de varios corsarios franceses, que tomaron parte activa en la Inclín. De estos franceses, ascendentes á 300, solamente pelearon 50 en el castillo de San Jerónimo á las órdenes de Mr. Ha­rón, y G0 que maniobraban en el campo volante teniendo por je fe á Mr. Agustín París, cónsul de su nación.

»Los ingleses desembarcaron al «lia siguiente sus tropas por las playas de Cangrejos — boy Saúl urce, — ósea en la ensenada inmediata al sitio nombrado la Torrecilla, é inti­maron al gobernador Castro la rendición de la plaza, quien patrióticamente contestó:

■»lie recibido el pliego de. 1 V. E E .d e este dia, intimándo­me la rendición de la pla~n d" Puerto P ico , que tingo el ho­nor de mandar y defenderé como debo á mi pey Católico, hasta perder la id tima, gota de. sangre. Esta circunstancia me priva de admitir las generosas ofertas que. VV . E E . se sirven hacerme en é l, particularmente ó mi, ét m i guarnición y habitantes, los cuales, romo su jefe, están dispuestos éi ren- der caras sus vidas; y espero que en su defensa, obtendré la gloria que he conseguido de la nación británica en el puerto de Village, cercano á Panadeóla, en el año pasado de 1781.

»E l ejército británico se adelantó, en vista de la enérgica negativa del brigadier Castro, para atacar el castillo de San Jerónimo, defendido con pericia militar por el teniente co­ronel D. Teolomiro del Toro, y la cabeza del puente de San Antonio, que tenia al frente de sus tropas al experto ingeniero y valeroso veterano 1>. Ignacio Mascaró y Ho­mar; y aunque los bretones en número de 3.000 levantaron sus baterías artilladas con piezas que desembarcaron, sien­do además blanco el castillo de San Jerónimo del fuego de los barcos, ningún triunfo pudieron obtener en la memora­ble quincena que permanecieron en las aguas y tierras con­tiguas á la capital, en cuyo lapso de tiempo hubo frecuen­tes refriegas y combates, siendo los más notables los do Miradores, el Condado y Martín Peña. Los hermanos Viz- carrondo operaron en el campo volante y en el fuerte deSan Jerónimo.... » «Dentro de la capital, nos infórmalatradición, cayeron sólo tres bombas, una en la plaza do San Francisco, otra en la calle de la Fortaleza y otra en el Morro. Finalmente, practicada una salida por el brigadier Castro con tres compañías de caballería, acometió por re­taguardia el campo enemigo; pero los ingleses creyeron más prudente y oportuno reembarcarse á toda priesa, aban­

donando la artillería, municiones, tiendas, víveres, caba­llos, cuanto desembarcaron. Los cañones se fundieron en este siglo para levantar la estatua de Ponce de León, que adorna la plazuela de San José. Los ingleses tuvieron las pérdidas siguientes: dos capitanes, un teniente, un subte­niente y 286 individuos de tropa, entro muertos, prisione­ros, desertores y dispersos; por nuestra parto buho 4‘2 fa ­llecidos, 154 heridos y dos contusos, además un prisionero y dos dispersos.»

D. EDUARDO XEU M AXX G AX D ÍA ,

niSTOniÓGItAro rORTORMQVUÑO.

Laureado con diploma ile honor y madalla do oro on el eertam m

del Centenario del siiio de los ingleses en 17W7.

iDc fotografía.)

Don Ramón de Castro, además de sus talentos militares, de que dió tan gallarda muestra, fué un habilísimo y des­interesado gobernante, á quien debe Puerto Rico grandes y muy provechosas mejoras, y es justísimo homenaje el que boy le tributa al leranturlo una estatua que perpetúe sil gloriosa memoria. Al ascender Castro á teniente gene­ral falleció, á principios de 1810, sin llegar á tomar pose­sión del gobierno de Valencia, para el que bahía sido ele­gido.

En la página 356 publicamos su retrato, reproducido fo ­tográficamente del cuadro que so custodia en las Casas Consistoriales de San Juan do Puerto Rico, pintado al óleo por el artista portorriqueño Campeche.

L. UH VBLASCO,

r o n AMBOS MUNDOS.

NARRACIONES COSMOPOLITAS.

En el gran aniversario inglés: lo- tcmthnhitn*.- F.l Japón y España.— Los socialistas japoneses.— E l detirlinii de los viajeros de ferro­carril.

. . . .NT PE los muchos ejemplares raros que apare­cerán en Londres en estos dias en que se pro- para la celebración del aniversario G0.° de la coronación de la Reina, ninguno habrá más arcaico, más original, ni más inverosímil que

• j s el del legitimista inglés. Seguramente el lec- - / fg » tor, como no sea algún ratón de biblioteca, no• : * ' sabrá que en el Reino l uido existen legitimis-

tas. Aquí los earlómanos, en Francia los Illancos, en Turquía la tclmliplianitunis, y en Marruecos los whazanhenistas, son gentes (pie suenan y se mueven

en demanda de la reconquista de los derechos de sus pre­históricos soberanos; pero en Inglaterra, ante la dinastía reinante desde hace tantos tiempos, un enemigo de la di­nastía, siendo realista, es un tipo inglés digno de figurar en una colección de fenómenos, conservados en frascos lle­nos de. alcohol. «Y sin embargo llovía »; y sin embargo, los hay. Llátnansc./rtCoMfift/s los legitiniistas ingleses, que dis­tan mucho de ser jacobinos, pero que tienen algo de los jaimistas que aquí se estilarán pasudo mañana. Para ellos no es legal, ni tiene valor alguno cuanto han realizado los gobiernos de Inglaterra desde la escapatoria de Jacollo I I en 1688. Suspiran aún por el despojo de que fué objeto María Estuardo, y reniegan de O om well, de Carlos I I y de todos sus sucesores. Sueñan con la restauración de los Estuardos, y cuentan para ello, no con un Estuardo preci­samente, sino con una Estuarda, con la muy ilustre prin­cesa María Teresa Enriqueta Dorotea, archiduquesa de Aus­tria, esposa del principe Luis, primogénito de Luitpoldo, regiente de Gaviera.

Preside á los blancos ingleses Mr. llorberto Vivían, que, de acuerdo con el Comité central de Londres, lia dispuesto que el partido no baga manifestación política pública al­guna, con motivo de las fiestas del aniversario de la reina Victoria. Públicamente nada, pero privadamente «echarán un trago», ó varios tragos «en honor éi la venerable señora que ocupa temporalmente el trono.'.' ¡Temporalmente, y lleva reinando en paz y en gracia de Dios sesenta años! ¡Se

quiere declaración más graciosa! Pero una cosa es la inte­gridad del espíritu dinástico legitimista y otra el houquet del espíritu de algunas buenas copas de Xerez ó do Porto. «¡Protestemos, pero bebamos!» dicen los legitiniistas, y la verdad es que para endulzar las amarguras que en el cora­zón de un jaeobista producirá la espléndida apoteosis de la angusta soberana, no hay como inyectar entre pecho y es­palda una buena dosis de néctar generoso, qno mejor que el bálsamo do Fierabrás todo lo equilibra, cura y restaura, dando salud al cuerpo, y al alma si le conviene.

Xo quiero que deje de saborear el lector alguno de los razonamientos que ha expuesto Mr. Vivían á sus correligio­narios, en el manifiesto-protesta contra las tiestas de la co­ronación. Dice así el jaeobista, mirando á un tiempo á sus huestes y al barril de amontillado:

«¿Qué se trata de celebrar? No las bodas de diamante del reinado, porque para esta celebración lince falta que el so­lieran'» reine setenta y cinco años. Tampoco se trata del reinado inglés más largo que baya habido, porque si la «se ­ñora» lia hecho sesenta, S. M. Jacob« I I I reinó más tiem­po. Si con motivo de las fiestas se hacen obras de caridad á los pobres, torio ello, en suma, no es más que «farolería» y locura, y nadie se acuerda de los absurdos qno con tal mo­tivo se realDun. Yo no iría, ni aconsejo que vaya nadie, en manifestación por las calles, ni iluminaré mis balcones, ni plantaré árbol alguno el 22 do Junio. Pero tampoco me opongo á que nuestros amigos beban á la salud de la vene­rable señora que ocupa temporalmente el trono, y á que pi­damos á Dios que le dé muchos años de vida para que pueda ir á terminarla tranquilamente á Hanover.» Y después de decir esto y de repetirlo con la misma seriedad que si locreyeran, beberán de veras; y ..... basta otra, en que sepueda protestar de nuevo y volver á beber.

oo o

Asunto más serio que el de todas estas excentricidades inglesas os uno que lia pasado casi inadvertido entre nosotros, pero que bien merece la pena de ser apuntado y enaltecido. La corte imperial del Japón ha dado al Rey de España una relevante muestra de gran consideración al enviarle la más alta de las condecoraciones, que allise otor­gan á las personas más conspicuas de la tierra. Esc obse­quio no lia sido una ocurrencia, un obsequio de fórmula, una de tantas manifestaciones cortesanas que, en resumen, sólo tienden á halagar la vanidad de los prohombres que viven de oropeles y relumbrones, sino una positiva mani­festación de gratitud de un pueblo reconocido, el japonés, á nn pueblo cortés y caballeroso, el español. N i más, ni menos. Atienda el lector.

Hace poco tiempo falleció en el Japón la Emperatriz esposa del actual Emperador. Los funerales fueron solem­nísimos, el duelo nacional sincero; suspendiéronse por mu­chas semanas las fiestas y espectáculos públicos; se decretó el luto por un año, y en todas partes so repitieron las ma­nifestaciones del profundo dolor que causó la muerte de aqu lia Soberana, que tanto influyó en el cambio radical de la política japonesa, caracterizado por el triunfo del poder y autoridad del Emperador sobre la aristocracia tradicional, que antes se imponía á los soberanos y que hoy está sujeta á ellos.

Ante el hecho de su muerte, el Gobierno imperial comu­nicó su sentimiento, por la vía diplomática, á los demás Go­biernos, según es de ritual, confiando en que, en prueba de atención, acordaran éstos que las cortes respectivas guarda rao el luto, que os de ritual también. A pesar de ser tan legitima la aspiración de un pueblo como el japonés, que en pocos años lia realizado tan extraordinarios progresos, ninguna nación de Europa contestó á su duelo más que España y Gélgiea, conducta inexplicable que fué nilí c;i extremo sentida y censurada. La prensa en sus artículos, los diputados en el Parlamento, la opinión en todas partes, expusieron en crudo su justificado resentimiento. No me­recía el Japón ser tratado con semejante desprecio, porque jamás la corto japonesa había dejado de responder á las manifestaciones de duelo que se hicieron en otras cortes con motivo de la muerte de sus soberanos. Gien lo han re­cordado los periódicos de Kioto. Cuando fallecieron el em­perador Alejandro JI de Rusia, Alejandro I I I , Guillermo I, Federico III y la emperatriz Augusta de Alemania, y A l­fonso X I I de España y Luis 1 de Portugal, guardó la corte el máximum de tiempo de luto que allí se acuerda, (pie es de tres semanas, y cuando murieron el gran duque Cons­tantino Xicolawiccfi, tío del Czar, y el principe imperial Ro­dolfo de Austria, y el Duque de Aosta, y Cliung, padre del Emperador de la China, y Ming, reina dé Corea, y Kala- kaita, rey de Hawai, sa guardaion también de una á dos semanas de duelo.

Pues bien: ahora, en el periodo fúnebre celebrado en memoria de la pérdida de su Emperatriz, sólo españoles y belgas lian respondido á los deberes de la cortesía reciproca que con aquella nación hay pendiente, y tanto lian esti­mado esta conducta como han deplorado y criticado la de los demás, que parece que en tal ocasión se propusieron hacer alarde de la más absoluta indiferencia. Xo ha sor­prendido en Europa la atenta conducta de España, porque, como asegura un diplomático veterano, «on sait quen mo­liere- d étiquette la cour d'Espagnc est la plus ponctuelle de. toutes». Bien agradecida y alabada ha sido en cambio en Kioto, donde con motivo de celebrarse la terminación del periodo de los cien (lias de duelo con solemnes ceremonias fúnebres, á las que ha asistido toda la corte imperial, la prensa del país lia repetido las más halagüeñas manifesta­ciones de reconocimiento á Gélgiea y á España, aseguran­do, como alli lo desea hoy la opinión, que ambas naciones lian demostrado que son y serán Iop pueblos amigos más fieles y desinteresados que el Japón tiene en Occidente, cuya amistad cuidarán de perpetuar para bien y reciproco beneficio de estos pueblos. A l coincidir estas reciprocas pruebas de consideración y de gratitud con la relevante muestra de virilidad y de energía que ha dado España en Filipinas, dominando y aniquilando en breve tiempo una insurrección potentísima, claro está que nuestro nombre lia

15 Junio 1807 LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA N.° xxn — 367

adquirido en el Japón un crédito y un respeto que serán prenda y garan tía seguras para la defensa y progreso tío nuestros intereses en aquel mundo del extrem o Oriente, donde aun producen honda adm iración, ante el contraste del positivism o y orgu llo de otros pueblos europeos, el v a ­lor y la caballerosidad de España. N ada tiene, pues, do e x ­traño que la corte japonesa baya querido dem ostrar sus simpatías á nuestro pueblo enviando al re y D. A lfon so un expresivo y valioso testimonio de reconocim iento.

cios, que tenga por lo menos seis pies do e levac ión .» Eso pensaba la ciencia m edica lineo sesenta años, cuya manera de discurrir, v is ta al través del tiem po, parecerá ¡i nuestra gente jo ven un razonam iento d igno do cabezas atacadas por el (h 'l ir iu m fa ñ o s a m do la inexperiencia y de la fa lta de costumbre. Asi también pensar-i do nosotros la juventud futura, respecto de muchas alirm aeiones que hoy pretende sostener la ciencia con toda form alidad , y que no son otra cosa que pasajeras tonterías.

° Ricardo Becerro de Benjoa.

P or m archar de acuerdo con todas las creaciones do la moda europea, los japoneses, que la imitan en lo m ilita r y en lo politico, en los trajes y en las costumbres, parece que también van á tener su poquito de agitación socialista. A s e ­guran , en e fe c to , algunos periód icos de l T o n k in q u ed os ex diputados del Japón están organizando una especie do secta ó partido que desearía plantear todas las aspiraciones del socialismo. Cuantos diplomáticos conocen aquel país se resisten á creer sem ejante cosa, y á pesar de que la noticia va corriendo por la prensa ex tran jera , lo que realm ente ocurre es que, por no conocerse bien los elem entos sociales de aquel pueblo tan poco estudiado, so cae en una lam en­table confusión do palabras y ile ¡deas.

A ll í el que so m ete á politico y llega ¡i ser diputado, deja de ocuparse ya de todo lo demás y batte de la política una profesión . Cuando después no es e leg id o , no vuelvo á su antiguo traba jo , sino que queda errante, aven turero , «lis- puesto á hacer siempre po litica , ¡i bu llir, a enredar y ¡t ser­v ir á cualquiera, convirtiéndose de hecho en un v iv id o r in ­depend ien te, en un soshi. Así se denominaban en tiempo de la organización feudal, que fué deshecha en 1867, indos aquellos caciquillos, segundones ó nobles de tres al cuarto que no podían v iv ir con form e á su rungo ó casta, y á quie­nes apenas les alcanzaba la renta para pagar sus tributos al señor de la com arca en que v iv ían . Lea llamaron sushi; frase ca lle je ra , contracción de sam aran . Cuando desapa­recía la casa feudal á la que servían, quedaban sin uniparo alguno, sin hogar y sin arra igo , convertidos en patulea, ro íd a s , y no tenían más rem edio que morirse tle hambre si se empeñaban en pasar todav ía por caciques ó nobles, ó renunciar á su orgu llo y hacerse tenderos ó colonos. Estos ro n iiu ,, en cuanto so abolió e l feudalism o lince treinta años, se hicieron eternos pretendientes que m endigaban la in­dem nización que les correspondía por los bienes que los señores feudales les habían usurpado, y qu e, una v e z rea li­zada la revolución, pasaron á fo rm ar parto «leí dom in io del Em perador, heredero universal do los d a g m ios y de los shoguns. L a turba do pretendientes, musa enredadora y se­diciosa, aunque perdió todo lo que ten ia , se empeñó en conservar por vanidad sus tradiciones do nobleza, y un sólo se denominó soshi al que pertenece á esta clase d e gente, sino que, por analogia de situación ó de condición social, ú cuantos han venido á menos después do haber sido a lgo .Y son soshi también los líeles servidores ó criados adula­dores rio los personajes, que van siem pre colgados de sus fa ldas, que les sirven en todos sus caprichos, que son sus agentes políticos y electorales y que v iven en ruin esclavi­tud , dándose aire de grandes am igos y privados de los prohombres y esperando siempre la p iltra fa que alcanzarán el dia del triunfo.

Como corren tan malos tiem pos, no tienen los prohom­bres reservas bastantes para dar de com er á tanto soshi, porque no reúnen los elem entos y riquezas do los antiguos señores feudales, y de aquí el que la turba rm sea m uy liel, y cam bie de am o y de politica con cualquiera excusa, y el qtte haya encuentros y luchas sangrientas en los campos electorales, y aun en la vida ordinaria de aquellos pueblos. Estos soshi son, sin duda alguna, los partidarios del minis- terio Ito , que no ocupa ol poder, enem igo del ministerio del Conde M atsukata, que hoy gobierna: partidarios vu lga­res, descontentos y pretendientes que escriben en sus pro- graraas ciertas im itaciones ridiculas do los revoluciona­rios europeos, y que en el Japón resultan completam ente inocentes. A esto llaman socialismo los corresponsales de los periódicos ingleses y franceses, que residen en los puer­tos do China y del T o n k in ;y la verdad es que ni esto es socialismo, ni cosa quo se lo parezca. Ham brientos de lev ita hay en todas partes; pero no son ellos los llam a­dos á hacer la revolución social, porque tudas sus doctrinas y amenazas se o lvidan en cuanto cae un d estim ilo.

eo a

A l resumir en un cuadro lleno de c ifras e l conjunto y p rin ­cipales detalles del desarrollo de las vías férreas en Europa y Norte-Am érica durante e l año 97 á 98, y ¡il exponer las máximas velocidades que en los trayectos internacionales adquieren los trenes rápidos que cruzan por los campos y estaciones como relám pagos, es curiosísimo recordar lo que el protom edicato alemán pensaba acerca do este medio do locom oción cuando se inauguró, después do muchos ensa­yos , en 1835, en que quedó abierta al público la prim era linea de aquel país, trazada desde N eurem berg á Fuerth. Reunidos los médicos bávaros cu una asamblea profesional en aquellos d ías, expusieron al Gobierno la necesidad de prohibir el transporte de personas por m edio del vapor, como medida d e gran interés para el bien de la humanidad, ya quo la trepidación y m ovim iento exagerado de los ca­rruajes no podían menos de producir cu los via jeros la te ­rrible en ferm edad mental denom inada d e lir iu m fu r io s u m .Y añadían los doctores en su manifiesto-memoria: «S i á pe­sar de nuestras advertencias hay personas tan im prudentes que se em peñen en exponerse á sem ejante pe lig ro , em bar­cándose en el tren de vap o r, ¡a llá se las com pongan! Pero por lo menos protejamos á los caminantes y pasajeros in­ofensivos. Solamente el aspecto, la contem plación do una locomotora quo corre con aterradora velocidad por los ca ­rriles tendidos en un campo, basta para originar eso d e lir iu m fu r io s u m . Rogam os, pues, á las autoridades que se obligue ¿ las empresas á levan tar á cada lado do la v ia una va lla de madera, bien cerrada y sin intersticios, visillos ni oriti-

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R o g a m o s á l o s S e ñ o r e s S u s c r i p t o r e s c u y o s a b o ­n o s t e r m i n e n e n f i n d e l p r e s e n t e m e s y p i e n s e n s e g u i r h o n r á n d o n o s c o n s u c o n c u r s o , s e s i r v a n a n u n c i a r s u p r o p ó s i t o á e s t a A d m i n i s t r a c i ó n c o n l a m a y o r a n t i c i p a c i ó n p o s i b l e , á f i n d e q u e e l s e r ­v i c i o d e s u s r e s p e c t i v o s a b o n o s n o s u f r a r e t r a s o p o r l a a g l o m e r a c i ó n d e t r a b a j o s , p r o p i a d e e s t a é p o c a d e l a ñ o , e n n u e s t r a s o f i c i n a s .

T a n t o p a r a a v i s a r l a s r e n o v a c i o n e s , c o m o p a r a h a c e r c u a l q u i e r r e c l a m a c i ó n s o b r e e l s e r v i c i o , e s m u y c o n v e n i e n t e a c o m p a ñ a r á l a s c a r t a s u n a d e l a s f a j a s c o n q u e s e r e c i b e e l p e r i ó d i c o .

E l A d m i n i s t r a d o r .

L U I R O S P R E S E N T A D O SÁ E S T A R E D AC C IO N P O R A U TO R E S O E D ITO R E S .

G u e r r a i 'raneo -a lem ana , por D. Gustavo Guzmán.— Han llegado á nuestro poder ejemplares de dicha obra, cuyo envío agradecemos profundamente á su autor, y cuyo conocimiento interesa á quienes pretendan adquirir datos nuevos y curiosí­simos del conflicto que tanta importancia tiene en la Historia contemporánea de Europa. Estudia detenidísimatneule el se­ñor Guzmán las causas de la última guerra franco-alemana, así como los acontecimientos acaecidos en el transcurso de la misma hasta su terminación, dando al mencionado estudio tal amenidad con las anécdotas rigurosamente históricas «pie cita y la manera de exponer los citados acontecimientos, que el libro se lee sin el menor cansancio.

M é t o d o « le c o r t e , por L).a Encarnación Hidalgo Rey.— Uti­lísimo para las madres de fam ilia en general, y para las mo­distas y confeccionadoras de ropa blanca, es el libro «pie anun­ciamos, en el que su autora enseña á corlar toda clase de prendas siguiendo procedimientos novísimos y en extremo sencillos.

Se halla de venta únicamente en la Administración de E l M a g is te r io E s p a ñ o l, Reina, 8, y su precio es de -í pesetas.

E l A g u in a ld o , por I). Juan li. Poní. — Un poemita correcta­mente versificado en el «pie, si se notan algunos lunares, pue­den perdonarse en gracia illas muchas bellezas que contiene, constituye el folleto recientemente publicado por el Sr. Pont, poeta fácil, brillante y correcto.

El folíelo se vende en la librería del Sr. Fe, Carrera de San Jerónimo, 2, y en la de D. Victoriano Suárez, Preciados, 48, al precio de 2 reales.

Im p u g n a c ió n « I d seguí-«» <»hl¡g-.-itor¡«>, por D. José An­tonio Blanco y Moya.— lientos recibido ejemplares de esto trabajo, en el <|uc se echa de ver que su autor es, no solamento un notable «• ilustrado jurisconsulto, sino un escritor correcto y brillante. Damos expresivas gracias al Sr. Blanco y Moya por el envió de los citados ejemplares.

IMantn«* p ra te i iN cs . I .a s a l fa l fa s v lo s Ii-«-l»i»l,.s . porD. Juan de Dios González Bizarro.— Un libro digno «lo elogio es el publicado por el catedrático de la Escuela «le Veterinaria de Santiago, Sr. González Bizarro, pues, fundándose cu «latos v observaciones recogidas en las muchas experiencias prácti­cas llevadas á cabo por el autor, da á conocer los métodos más adecuados y sencillos [«ara el cultivo de las plantas que el lítulo del libro indica, en forma clara y al alcance de la in­teligencia del más rudo cultivador.

Dada la importancia que la Agricultura tiene como fuente de riqueza en todos los países, y especialmente en el nuestro, y la no menor importancia «pie el cultivo «le las alfalfas y los tréboles tiene dentro de la Agricultura, de la que es un ramo principalísimo, no hay para qué esforzarse en hacer notarla utilidad y trascendencia de la obra del Sr. González Bizarro.

Se Italia de venta en la librería «le los Sres. Hijos de Cuesla, Carretas} 9, al precio de 3,50 pesetas.

E l M o n a s t e r io « l e S i l « » « « , por I). A. Aragón Fernández.— Un acabadísimo y perfecto estudio histórico del Monasterio «le Silos, cu el que su autor demuestra sobradamente «pie po­see conocimientos nada comunes en materias artísticas 6 his­tóricas, es el que acaba «le publicar el Sr. Aragón y Fernán­dez, presbítero y académico correspondiente de la Pontificia Tiberina.

En los once capítulos en «pie se divide el libro están in­cluidas una notabilísima descripción del Monasterio, seguida de amena é interesan te narración «le las vicisitudes porque ha pasado desde su fundación basta la época actual, terminando con la relación biográfica do. cuantos personajes han contri­buido en mayor ó menor grado á la restauración y conserva­ción «le «lidio mimumcnlo.

Merece leerse tan interesante trabajo, á cuyo autor agrade­cemos de bulas veras la atención «le remitirnos ejemplares.

JS«‘ u «m>*.íh y lU -g cm -r in - io n , por D. Vicente Oís yEsquer- «lo.— liemos recibido ejemplares «Id citado folleto, cuya lec­tura interesa no poco á cuantos al estudio «le la Medicina se dedican, por las curiosas observaciones «pie su autor hace en él acerca «le las afecciones nerviosas.

.Se halla de venta en la Administración de la. l ic e ís ta do M e l ¡ch in g C iru g ía p rá c tica s , Preciados, 33, y en casa del autor, Plaza de Santo Domingo, 11.

JVf rm n i’ ia que la Junta Directiva «leí Centro Gallego do la Ha­bana presentó á los socios del mismo el día l í do Febrero del año actual, conmemorando el 17.° aniversario «le la funda­ción de dicha Sociedad.— Hemos recibido ejemplares de esta bien escrita Memoria, por la que puede apreciarse el próspero desarrollo de tan importante centro. Damos gracias muy ex­presivas por el envío de los referidos ejemplares al secretario de la Sociedad, D. Ricarilo Rodríguez Garrote.

L í ih L-m-tas «li-I « l o c lo r K a w s o u , por D. Alberto Gutié­rrez.— Notablemente escrito está el libro que anunciamos,que trata con gran acierto, á nuestro juicio, «le los problemas po­líticos de la Aniérma «leí Sur, estudiando detenidamente los acontecimientos últimamente ocurridos, para deducir conclu­siones que muy bien pudieran solucionar los problemas políti­cos nada sencillos en «pie se ocupan los más eminentes hom­bres públicos de las Repúblicas sudamericanas.

Al Sr. Gutiérrez damos muy expresivas gracias por la aten­ción de remitirnos ejemplares «le su obra.

In fo rm e pronunciado ante el Tribunal Gontencioso-adminis- tral.lvo, por el Excmo. Sr. I). Raimundo Fernández Villaverde, el «lia I I de Marzo «le 1897, impugnando la demanda del Fiscal de S. M. presentada en cumplimiento do la Ileal orden de 10 de Agosto «le 1895, noria cual fué «léela-rada lesiva de los iulc- reses del Tesoro público la de 13 de Noviembre de 1893 apro­bando el concierto con los fabricantes para el pago «leí im­puesto de pólvoras y mezclas explosivas, y sentencia dictada en este pleito administrativo.— I lomos recibido ejemplares do este Informe, verdaderamente notabilísimo, en el que en tiem­po oportuno se ocupó ¡a prensa diaria haciendo numerosos y justos elogios.

Por la galantería de enviamos los citados ejemplares damos gracias expresivas al Sr. Fernández Villaverde.

I * ' i l i n i i , por D. J . Ortega Munilla.— Sobradamente conocidos del público son los méritos literarios del Sr. Ortega Munilla, á quien sus numerosos y sobresalientes trabajos lian valido una grande y bien sentada reputación de novelista excelente y ameno cronista. Los cuentos que componen el lomo «pie anun­ciamos no desmienten la fama adquirida por su autor, yen ellos so vo la manera de hacer brillante y justa del autor do L a viva g la m uerta.

Constituyen los cuentos el tomo 52 de la C olección D ia ­m ante que, como todos los «le la misma biblioteca, se venden en todas las librerías al precio do 2 reales.

Chinitia. R ¡c o r t i l «li e s c u r s io n c , por V iltorio Simonelli.— Espléndidamente editada por la casa Battci, de Párina, se ha puesto á la venta recientemente la obra «¡uc anunciamos, quo es una serie «le apuntes de viaje notablemente escritos, rela­tivos á la isla de Candía, á la «pie los sucesos de Oriente pres­tan una gran actualidad. 1.a obra está profusamente ilustrada con magníficos grabados representando lipos, paisajes, edifi­cios notables y poblaciones «le la isla, y se vende en la casa editorial al precio de 5 liras.

A la r ia « le í Bonari'«» F e r n á n d e z , I .a T i r a n a , pordon Emilio Cotarelo y Morí.— Este es el titulo del tom o segundo •le los varios «pie, bajo el nombre común «le Estudios sobre la historia del arte escénico en España, publica el Sr. Cotarelo y Morí. Del interés é importancia del tomo recientemente puesto á la venta puede juzgarse con sólo decir que es superior, si cabo, al anteriormente publicado, con haber merecido aquél los mayores elogios de la crítica.

Se vende en las principales librerías al precio de 3 pesetas.

G a l ic ia en «•! ú lt im o t e r e io <l«-l s i g l o X V , por D. Anto­nio López Forrciro.— Nada es de extrañar la acogida favorabi­lísima que del público lia merecido esta obra, pues en muy corto espacio de tiempo se lia agolado la primera numerosa edición, dada la profundísima y no menos vasta erudición del Sr. Fcrreiro, uno de los más ¡lustres escritores, no ta.ii co­nocido como debiera serlo por sus magníficas producciones.

' De la «pie nos ocupa hemos hablado al publicarse la primera edición, y nada hemos de añadir sino es decir que la segunda ha sido corregiila y aumentada por su autor con nuevos datos y observaciones quo la hacen doblemente interesante.

Para quienes desean conocer á fondo la historia de España, y en especial durante la gloriosa época de los Beyes Católicos

£ y la terminación de la Reconquista, es de inestimable valor la obra del Sr. Fcrreiro, quien de mano maestra estudia con gran detención el estado «le una «le las más importantes regiones de España, dedicando gran parlo de su libro á examinar el grado de desarrollo que en Galicia alcanzaron las bellas artes durante el último tercio del siglo XV. Decir que al hacer lal es-

& tudio demuestra el ilustre escritor los excepcionales conoci­mientos que posee en todas las materias de que trata, que son muchas, lo consideramos Inútil, pues quien bojee el libro ha de advertirlo á primera vista, y encontrará en él además una gran porción «lo dalos curiosísimos hasta ahora ignorados ó muy poco conocidos.

Tan importante obra se vende en todas las librerías al pre­cio de 3 pesetas.

L a h u e lg a , por D. J. Díaz Alacias.— Digno hermano de F a - b ia n e lo , poema que el Sr. Matías publicó no hace mucho

XXII T. A ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA V AMERICANA V , J i ’ í í io 1S07

tiempo, os el que hoy anunciamos, de las mismas tendencias que el anterior, y como el inspirado en las aspiraciones y Incitas de la clase obrera. El Sr. M a­rías sahe llegar al corazón de sus leído- res valiéndose de una versificación \a- lieidc, Muida y fácil, como la en que están hechos ios dos cantos de que se compone l.a lnti’h i « . Son notabilísimos verdaderamente ios trozos del poema en que el autor describe la ciudad y el w x H m j obrero, y el final del poema, sin que esto quiera decir qu" el resto desmerezca mola de las anteriores pro­ducciones del mismo autor. A éste da­tóos nuestra sincera enhorabuena por la manera brillante con que ha sabido tratar asunto tan espinoso como el que sirve de base al poema, y las más ex ­presivas gracias por su atención de re­mitirnos ejemplares del mismo.

O c lo ji 'i ítl'i:« «-:>>.t«-llaiia. por I) Do­mingo Cabré y l .-lany. Interesante en grado sumo para los empleados en todo escritorio, y en especial para los en - ■ argados de la correspondencia y de redactar circulares, notas de precios, anuncios, prospecto» y demás escritos comerciales, es el folíelo quq anuncia trios y que constituye el tercer volumen de la /<’ h liiiir r il i “ mi m o l .

r.n él hace su autor una buena expn- alción del empleo délas letras mayúscu­las y del uso especial de algunas letras de nuestro alfabeto, y reglas de acentua­ción . puntuación y entonación para es­cribir corree tai nente las palabras casi e- llauas, según los vigentes preceptos dele ltcal Academia Española. Además inclu­ye interesantes observaciones sobre de­terminados puní os ortográficos, relativas principalmente al fondo y á la formado algunos escritos y documentos mercan­tiles.

La sola exposición de las materias que contiene nos releva d<? hacer elogios del folleto, que se hallado venta al precio de una peseta cu todas las librerías.

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ISa.vo « le m i ! , por I). Manuel Reina.— La publicación de un nuevo libro del inspirado poeta ponlanense es siempre un acontecimiento literario muy digno de tenerse en cuenta, pues, por desgra­cia para nuestra literatura, no abundan actualmente los poetas de la talla del Sr. Reina.

Si su reputación literaria no estuviese sólidamente cimentada en sus anterio­res notabilísimas producciones, uno solo ■le los sonetos que el libro contiene bas­taría para dar patente á su autor de poeta inspiradísimo, fácil, elegante y correcto. Y , sin embargo, no está dicho con esto lo mucho que valen las com­posiciones que en su último libro inclu­ye el vate andaluz. Todas tienen el sello particularísimo de su genial inspiración, en todas se celia de ver esa versificación sonora y valiente y al propio tiempo elegantísima, justa y sobria, exclusiva de Manuel Reina; todas rebosan ci co­lorismo na n o . si vale la palabra, la pro­fundidad en el pensamiento y la brillan­tez en la forma. En una palabra: todas son dignas de la pluma que las ha tra­zado.

Rosear defectos en los versos que to l lo la vena poética de Reina, es tarea, más que difícil, imposible. .Salen de sus manos acal.ados, perfectos, sin la más leve falla, sin ampulosidades innecesa­rias ni pobrezas-dé dicción: al leerlos diríase, que el verso es la manera usual de baldar del insigne poeta, quo siem­pre lialla la palabra exacta, el adjetivo propio.

a los aficionados á la buena litera­tura es inútil recomendar la lectura de un libro como el que anunciamos, quo seguramente ya lian saboreado. Résta­nos sólo dar ■ ordialísinia y entusiástica enhorabuena á su autor por el nuevo triunfo que representa su último libro.

-Se vende en todas las librerías, y su precio es de una peseta.

C.

CÓMO CORREN LA S BUENAS NOTICIAS.San Rabio dice: «Nadie vive para si misino.»

Afortunadamente las enseñanzas más importan­tes do la teología están casi siempre de acuerdo con las inclinaciones de nuestra buena índole. Cada día nos encontramos más dispuestos A reco­nocer nuestras obligaciones hacia el prójimo, y boy no so ven con tanta frecuencia ejemplos do ingratitud como anteriormente.

.Sancho I ’anza, en cierta ocasión, exclamó: «Bienaventurado sea el hombre que inventó el sueño.» Y , verdaderamente, si el sueño hubiese sido inventado por un hombre, ¿cómo podríamos estarle suficientemente agradecidos? Lo mismo pasa con los descubridores é inventores, los cua­les, por medio de su ingenio, industria y pacien­cia, nos lian proporcionado tantas comodidades y ventajas que, á no ser por ellos, jamás hubiéra­mos poseído, y las cuales lian contribuido en tan gran escala A nuestra mayor felicidad.

Esta es, pues, la razón de que, aunque no esta­mos sorprendidos, nos da placer el poder publicar la siguiente carta, que empieza asi:

«Sin embargo que no tengo el honor de cono­cerle personalmente, me es sumamente grato el saludarle.»

El que escribe esta enriase dirige en estos tér­minos A personas de quienes, aunque le son ente­ramente desconocidas, lia recibido un gran bene­ficio, y éste no es nada menos que la restitución de la salud después de largos y penosos sulri-

No es do extrañar quo TV Nemesio Segundo esté tan pronto A probar las buenas calidades de un medicamento á que tanto le debe. Nos alegra­mos infinito que haya llegado A sus manos en una ocasión tan propicia y cuando tanto lo nece­sitaba, y no nos cabo duda que, si alguna vez se encuentra con alguna persona alligida del mismo modo, no quedará ésta ignorante por mucho tiem­po d. | remedio para deshacerse do su padecí miento.

Verdaderamente es debido á este medio, más que A libros ó periódicos, que el Jarabe Curativo de la Madre ÍSeigel ha llegado A adquirir la faina le que hoy goza, y que sin duda es mayor que la le cualquier otra medicina, habiéndose merecido la gran confianza que en olla ponen millones d< norsonas por todas partes del mundo. Todas aque 'las personas quo se lian curado por medio del tarace de enfermedades que en algunos casos se ¡reían incurables hablan en tono de gozo y agra documento, y de este modo las nuevas se espar­cen más y con mayor velocidad que por medio de 'a prensa, y también llega á esas personas que io ponen fe en anuncios.

El Jarabe Curativo de la Madre Seigel está de venta en todas las farmacias, droguerías y expen ledurias de medicinas «leí mundo, Precio deliras o. 1 ¿ reales; frasquito, 8 reales.

iiiicnt os.«A l mismo tiempo que me da placer, oreo es

mi deber darle todos los detalles más importantes de m i caso. Rara empezar tenia los pulmones afectados por lo que parecía un catarro, y de lo que estuve padeciendo por espacio do tres años, causándome tal irritación que bajo ningún trata­miento podía deshacerme de ella.

»Me hallaba tan abatido y débil, que cuando me sentaba apenas me podía mover para levan­tarme. Además tenia un os dolores cu el estómago

No hay uno que se re sista á la eficacia pode rosa, jamás desmentida del 1C á N a ni<i A u l ì rcnináti«-o «!«• O r iv e

Se detalla la compos'eión á los médicos que de seen conocerla.— En todas las farmacias. Por me. yor: Bilbao, Orive, y Madrid, M. García.

L A S A L U D P A R A T O D O Ssin medicina, por la delic iosa harina de salud

LA REVALENTA ARABIGA íCura las digestiones lalioriosas, (dispepsias), gastritis, acedías, disenteria, pituitas, náuseas, fiobres, estreñimientos, diarrea, cólicos, tos, diabétis, debilidad, todos los desórdenes del pecho, bronquios, vejiga, hígado, riñones y sangre.— 50 años de buen éxito, renovando las constituciones xnás agotadas por la vejez, el trabajo ó los excesos.'* Es también el mejor alimento para criar á los niños.— Depósito G eneral : Vidal y Ribas, Barcelona, y en casa de todos los buenos boticarios y ultramarinos de la Península y de Ultramar. Da Barry y Cía ., 77, Regent Street, Londres.

A L M A N A Q U E SDE

Correspondientes a los años 1878, 1879 y 1881 á 1890PRECIO DE CADA ALMANAQUE: 2 PESETAS

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Ee yenta en las principales librerías, y en la Adminístrauidn ké intestinos tan agudos, que no salvia lo que ha­cer conmigo. No digería la comida, y esto me acarreaba esa angustia y debilidad que siempre acompaña á esa terrible enfermedad.

»Por fin un día leí por casualidad uno de sus libros que tratan «le las virtudes del Jarabe Cura tivo de la Madre Soigcl y del buen resultado que había tenido en casos análogos al mío. Esto, na­turalmente, me llamó Inatención, y pensé que su remedio tendría igual resultado en mí.

»Habiéndomedecidido á lomarlo, pregunté dón­de podría obtenerlo, y me informaron que L). Ja­cinto Aec«lo, farmacéutico en la Aliseda, lo ven­día. Fu i, pues, á dicha farmacia, compró un frasco y empecé á lomarlo. Al cabo de algunos días me encontraba mucho mejor y noté que las fuerzas me volvían.

• A la presente me hallo completamente resta­blecido, y considerando el bien que el Jarabe Cu­rativo «le la .Madre Seigel me lia hecho, no puedo por menos que calificarlo como un remedio de gran impurtaueia. Mis comentarios sobre sus vir­tióles lian tenido por resultado que varias perso­nas que me han oiílo alabarlo, y que habían notado «■I eMadn malísimo de mi salud antes «Je tomar el Jarabe, lian seguido mi ejemplo, y dos de ellas con el mismo éxito que yo. Me parece bien añadir que yo lo tomé de mi propia voluntad, sin que nadie me lo recomendara. (F irm ado):—N emesio Se cr.Mvn.— C,antillana , provincia de Sevilla, 20 de Oet ubre Ib'Jli.»

LA CRUZ DEL VALLEP O E M A

P O R D O Ñ A I S A B E L C H E I X

Véndese en las principales librerías. Precio, un. peseta.—Los pedidos à la autora, Gravina, 31, Sevilla Arenal, 1 8 , Madrid.

Z E n t o d - a c l a s e d e v o m i t e s 37- d i a r r e a s , 3^ t o d a c l a s e d . e i 3 a d . I s p c s i c i c n . e s d . e l t - u / t o c d . i - g - e s t i v o , e m p l e a d l e s

Salicilatos de VIVAS PÉREZa d o p t a d o s e l e X S e a l O r d . e : n .

P O R E L M I N I S T E R I O D E M A R I N A Y P O R E L D E G U E R R A .

DOLORES»MUELAS

Los calma en el acto al descuidado que los sufre por no usar todos los días el L i c o r d e l I *o lo de O r iv e . Vero el no tener

dolores de muelas depende «le la voluntad: y esto es tan exacto, que jamás tuvo dolencia al­guna en la boca el que se enjuagó todos los dias con tan excelente dentífrico, que se vende en toda farmacia y perfumería acreditada.

O B R A S D E V E L A R D E .Ilo venta en las oficinas de LA ILUSTRACION ES­

TA Soi, a y Americana, Arenal, 18. Madrid.

L o s r e c o m i e n d a n i n d i s c u t i b l e s a u t o r i d a d e s m é d i c a s . — C e l e b r a n c o n e n t u ­s i a s m o s u s e f e c t o s c u a n t o s l o s u s a r o n .

S e i m i t a n y f a l s i f i c a n s i n r e s u l t a d o . NE Ü R A L G I A S ? . œ ^ « X ^ Ienfermedad os nerviosas so calman nr p D O fJ I C R kcon las pildoras antlneurilgicas delti Unu iuu ■

Impreso con tinta do la fábrica LORIDLEUX y C.*, 16, rue Stlger, París.

Reservados todos los derechos de propiedad artística y literaria.M ADRID . Establecimiento Upolitográfloo # Sucesores de Rivadeueyiai'.

impresores de la Real Casa.