153.Cupiditas marmorum. (El marmor en la H. A.), Historia Augusta Colloquium Maceratense, Bari 1995,...

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CENTRO INTERUNIVERSITARIO PER GLISTUDI SULLA HISTORIA AUGUSTA MACERATA-PERUGIA fflSTORIAE AUGUSTAE Colloquium Maceratense Atti dei Convegni sulla Historia Augusta ra a cura di Giorgio Bonamente e Gianfranco Pací ESTRATTO EDIPUGLIA Bari 1995

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CENTRO INTERUNIVERSITARIO PER GLISTUDISULLA HISTORIA AUGUSTA MACERATA-PERUGIA

fflSTORIAE AUGUSTAEColloquium Maceratense

Atti dei Convegni sulla Historia Augusta

ra

a cura diGiorgio Bonamente e Gianfranco Pací

ESTRATTO

EDIPUGLIABari 1995

M. MAYER

CVPIDITAS MARMORVM(El marmor en la HA)

En la línea emprendida por la serie de los Historia Augusta Collo-quia de ir avanzando los materiales que permitan un mejor conocimientode la HA en forma de novedades y comentarios, nos hemos decidido apresentar un esbozo de lo que puede ser el comentario a los pasajes dela HA que se refieren a marmora en su sentido romano, muy distante denuestras distinciones petrológicas modernas1.

Para mayor comodidad seguiremos el orden de los pasajes segúnaparecen en la sucesión de biografías que constituyen la HA. Laestructura será la siguiente: pasaje de la HA; breve comentario conla identificación del material, procedencia y explotación indicandoen nota las referencias bibliográficas adecuadas. Seguirá, si es nece-sario, una ampliación sobre el contenido del pasaje comentado desdeun punto de vista arqueológico-histórico. Al término de la enume-ración y comentario de los pasajes intentaremos extraer unas con-clusiones de carácter más general que cierren nuestro trabajo.

Nuestro título deriva de Tac 11, 4, cuando nos define el autorde la HA al emperador Tácito como cupidus marmorum, coincidentecon el origen pretendido de este emperador y con sus intereses,

1 Cf. G. Lafaye, s. v. «marmor», Dar-Sagl. vol. III/2, pp. 1597-1605;R. Gnoli, Marmora Romana, Roma 1971, pp. 25-42; J.B. Ward-Perkins, s. v.«marmor», Enciclopedia dell'Arte Antica, Classica e Oriéntale, vol. IV, Roma1961, pp. 860-870.

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podríamos decir, más estéticos que culturales, por lo que esta cupi-

ditas viene a definir una personalidad que es confirmada por otropasaje de la misma biografía, como veremos más adelante2.

Iniciemos, pues, el recorrido marmóreo a través de la HA enel orden sucesivo que ya hemos anunciado.

PN 12, 4>

Domus eius hodie Romae visitar in campo lovis, quae appellaturPescenniana, in qua simulacrum eius in trichoro constifíuit s]tutumpost annum ex Thebaico marmore, quod Ule ad similitudinem suifactum a rege Theb<a>eorum acceperat. extat etiam epigrammaGraecum, quod Latine hanc habet sententiam:

'terror Aegyptiaci Niger astat militis ingens,Thebaidos sociits, áurea saecla volens.

hunc reges, hunc gentes amant, hunc áurea Roma,hic Antoninis carus <et> imperio.

Nigrum nomen habet, nigrum formavimus ipsi,ut consentiret forma, metalle, tibí'.

quos quidem ver sus Severus eradi noluit,...

¿Qué era exactamente el marmor Thebaicunf!. A primera vistase trataría de «sienita», es decir, granito rosa de Assuán, o, en todocaso, de granito gris de las inmediaciones3. Del texto, sin embargo,

2 Se trata de Tac. 10, 5. Citamos por la edición de E. Hohl, Scriptores Histo-riae Augustae, Leipzig 1965 (reimpr. a cargo de Ch. Samberger y W. Seyfarth).

3 Sobre los granitos egipcios vid. R. Gnoli, Mármara Romana, Roma 1971,pp. 119-126, y en especial para su caracterización en el momento actual: L. Laz-zarini, «I graniti dei monumenti italiani ed i loro problemi di deterioramento»,Materiali Lapidei suplemento del Bollettino d'Arte 41, Roma 1987, pp. 157-172. Para el granito rosa de Assuán, cf. J. Roder, «Zur Steinbruchgeschichtedes Rosengranits von Assuán», Archáologischer Anzeiger 3 (1965), cois. 467-552. Resulta siempre útil la consulta de G. Bolognini ed., Marmi antichi, Roma1989, pp. 225-226 (catálogo a cargo de R. Gnoli junto con M.C. Marchei y A.Sironi) para este caso, y también H. Mielch, Buntmarmore aus Rom im Antiken-museum Berlín, Berlín 1985. Cf. además como bibliografía general: L. y F. Man-noni, // marmo, materia e cultura, Genova 1978, y el conjunto de trabajos deJ.B. Ward-Perkms, reunidos con el título: Marble in Antiquity. Collected papersof J.B. Ward-Perkins, ed. H. Dodge y B. Ward-Perkins, Londres 1992 (Archaeo-logical Monographs of the British School at Rome nQ 6), con un apéndice declasificación de mármoles y bibliografía, pp. 153-178; M. Waelkens, Fierre éter-nelle du Nil au Rhin. Carrifres et prefabrication, Bruselas 1990.

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se deduce claramente que esto no es así, sino que se trata de unapiedra oscura como el nombre y se sugiere que el aspecto del empe-rador. Hemos de pensar, pues, en el llamado «bronzino» por losmarmolistas antiguos4.

En la vida de Heliogábalo hallamos una interesante menciónde pavimentos:

Hel 24, 6:

stravit et saxis Laced<a>emoniis ac porphyreticis plateas in Palatio,quas Antoninianas vocavit. quae saxa usque ad nostram memo-riam manserunt, sed nuper eru[di]ta <et> exsecta sunt.

La noticia es contradictoria con la que veremos más adelanteen la vita de Alejandro Severo, pero sí es interesante la noticia dela reutilización de los materiales, costumbre muy extendida y quederivó en una abundante legislación sobre el tema5. Esta reutiliza-ción es un indicio interesante para el medio y la cronología en quese mueve el autor de la HA. Los materiales los comentaremos enel testimonio que da AS 25,6-8 ya mencionado.

Sigue en la vida de Heliogábalo otra noticia nada desdeñable:

Hel 24, 7:

constituerat et columnan unam c<ol>l<ooare ingentem, ad quamascenderetur intrinsecus, ita ut in summo Heliogabalum deum col-locaret, sed tantum saxum non invenit, cum id de Thebaide adferrecogitaret.

No vamos a traer a colación aquí los transportes de materialescolosales egipcios, pero sí indicaremos en este caso que Heliogá-

4 Se trata, sin duda, del llamado «granito ñero di Siene». R. Gnoli, Mar-mora Romana, pp. 120-121 con una mención en nota de la p. 120 a estepasaje de la HA. Cf. G. Bolognini ed., Marmi antichi..., p. 224. Este granitoescogido procede igualmente de Siene.

5 Cf. Y. Janvier, La législation du Bas-Empire romain sur les édificespublics, Aix-en Provence, 1969, pp. 142-145 (C. Th. XV, 1, 14), pp. 178-179(C. Th. XV, 1, 19) por ejemplo.

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balo pretendió utilizar para su fallido proyecto6 «sienita», el granitorosa de Assuán, el de los obeliscos, y el que recibiría también lapirámide de Micerino.

El tercer pasaje a comentar se halla en la vita de AlejandroSevero, particularmente rica en este tipo de información:

AS 25, 6-8:>

Antonini Caracalli thermas additis porti[o]cibus perfecit et ornavit.Alexandrinum opus marmoris de duobus marmoribus, hoc est porfy-retico et Laced<a>emonio, primus instituit in Palatio <plateis>exornatis hoc genere marmorandi. statuas colossas in urbe multaslocavit artificibus undique conquisitis.

Se trata, evidentemente, de pavimentos en opus sectile, segu-ramente formando figuras florales, como es típico de cuando inter-vienen el tipo de materiales descritos: el pórfido rojo de Egipto7 yel llamado «serpentino», el pórfido verde de Lacedemonia que seexplotaba en las cercanías de Esparta8. Desgraciadamente no podemosinferir nada sobre los materiales de las estatuas colosales que distri-buyó por la ciudad. Tampoco resulta claro que hasta época seve-riana no existieran pavimentos de este tipo en los palacios impe-

6 Para el granito de Assuán cf. nota 3. Sobre el transporte de obeliscosse aduce siempre el conocido texto de PLIN. nat. 36, 70 sobre la navis lapi-daría mandada construir por Calígula y hundida por Claudio en el puerto deOstia para cimentar un malecón; cf. el comentario de A. Rouveret en Punel'ancien. Histoire naturelle. Livre XXXVI, París 1981, pp. 180-181, con todaslas referencias textuales complementarias e incluso sobre la realidad arqueoló-gica de esta nave. Sobre los obeliscos vid. el reciente trabajo de G. Alfóldy,Der Obelisk auf dem Petersplatz in Rom. Ein historisches Monument der Antike,Heidelberg 1990.

7 Sobre este pórfido cf. R. Gnoli, Mármara Romana, pp. 98-108. G. Bolo-gnini ed., Marmi antichi, p. 274. Como trabajos especializados sobre el pór-fido de Djebel Dokhan cf. R. Delbrück, Antike Porphyrwerke, Berlin-Leipzig1932, y Th. Kraus - J. Roder - M. Müller-Wiener, «Mons Claudianus. MonsPorphyrites. Bericht über die zweite Forschungensreise» (1964), MDAI Kairo22 (1967), pp. 108-205, esp. 155-205. Cf. ahora M.J. Klein, Untersuchungenzu den Kaiserlichen Steinbrüchen an Mons Porphrites und Mons Claudianusin der Óstlichen Wüste Aegypten, Bonn 1988, esp. pp. 55-88.

Sobre el lapis Lacedaemonius cf. R. Gnoli, Mármara Romana, pp. 115-118. G. Bolognini ed., Marmi antichi, pp. 279-281.

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ríales de Roma; no obstante, el testimonio nos indica que se buscaen este momento el origen de un tipo de pavimentación que estámuy en boga, incluso para revestimientos parietales, en el momentoaproximado de redacción de la HA y que constituye hoy un indicioseguro en arqueología para identificar las grandes propiedades de losclarissimi y notables del momento9.

No nos aporta información complementaria:

AS 28, 6:

Statuas colossas vel pedestres nudas vel equestres divis imperato-ribus in foro divi Nerv<a>e, quod Transitorium dicitur, locavitfur]ómnibus cum titulis et columnis aeréis, quae gestorum ordinemcontinerent, exemplo Angustí, qui summorum virorum statuas inforo suo e marmore collocavit additis gestis.

Evidentemente, vemos el destino de algunas de las estatuascolosales de Alejandro Severo y su intento de imitatio Angustí, quees recordado por las estatuas marmóreas con res gestae que colocóen su Foro, hecho que imitó Alejandro Severo en el de Nerva. Desdeel punto de vista de los materiales ninguna información nos pro-porciona sobre cualquiera de los dos programas, aunque el de Augustodebió responder, en principio, a mármoles blancos de Luni-Carrara,Pentélico y Paros1, 10

9 Cf. F. Guidobaldi-A. Guiglia Guidobaldi, Pavimenti marmorei di Romadal W al IX secólo, Ciudad del Vaticano 1983, y también F. Guidobaldi, «Pavi-menti in opus sectile di Roma e dell'area romana: proposta per una classifi-cazione e criteri di datazione» en P. Pensabene ed., Marmi antichi. Problemid'impiego, di restauro e d'identificazione, Roma 1983 (Studi Miscellanei 26),pp. 171-233 (más 18 láminas).

10 Cf. sobre la marmorización de Augusto de forma general P. Zanker,Augustus und die Machí der Bilder, Munich 1987, pp. 319-328, trad. esp.Augusto y el poder de las imágenes, Madrid 1992, pp. 372-382. Para el mármolde Luni cf. de forma general E. Dolci, Carrara, cave antiche, Carrara 1980.Para el mármol parió, R. Gnoli, Mármara Romana, pp. 225-226; A. Alvarez-E. de Bru de Sala, «Els marbres de Paros i Naxos. La seva utilització a Empu-ñes», Empuñes 45-46 (1983-1984), pp. 294-301, esp. pp. 294-298; A. Dwo-rakowska, Quarries in Ancient Greece, Wroclaw 1975, índice p. 172; y parael pentélico: C. Lepsius, Griechische Marmorstudien, Berlín 1890; A. Dwo-rakowska, Quarries in Ancient Greece, índice p. 173; A. Álvarez, «Los már-moles griegos de los montes Pentélico e Himeto», Empuñes 47 (1985), pp. 108-119. Para el gusto por los materiales coloreados desarrollado a partir del mismo

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Hallamos el elemento siguiente en la vita de los Gordiani tres.

Gd 32, 1-3:

Domus Gordianorum etiam nunc extat, quam iste Gordianas pul-cherrime exornavit. est villa eorum vía Praenestina ducentascolumnas in <te>trastylo habens, quarum quinquaginta Carysteae,<quinquaginta> Claudianae, quinquaginta Synnades, quinquagintaNumidicae parí mensura sunt. in qua bas[c]ilicae centenariae tres,cetera huic operi convenientia et thermae, quales praeter urbem,ut tune, nusquam in orbe terrarum.

El programa decorativo que nos es presentado refleja una desco-munal columnata de cuatro de los principales mármoles, todos ellos depropiedad imperial: el marmor Carystium o «cipollino» de Karystos, enel extremo sur de la isla de Eubea, que según el corte podía dar vena-turas longitudinales, transversales o formando aguas, siempre de unverde intenso con un fondo blanco gris"; el «granito del foro» del monsClaudianus en las inmediaciones del mar Rojo12, de manchas negras bri-llantes en un fondo blanco que adquiría un pulimento de espejo; elmarmor Synnadicum o Docimaeum de la zona de canteras en bastantesdecenas de quilómetros en torno a la actual Afyon en Turquía13, el «pavo-nazzetto» de los marmolistas de fondo blanco de cristal medio relativa-

momento de Augusto es útil: R.M. Scheider, Bunte Barbaren. Orientalensta-tuen aus farbigem Marmor in der rómischen Reprasentationskunst, Worms 1986,esp. pp. 139-165.

" Sobre el «cipollino» de Eubea cf. R. Gnoli, Mármara Romana, pp. 154-156; G. Bolognini ed., Marmi antichi, pp. 202-203 y esp. A. Lambraki, «Lecipolin de Karystie. Contribution a l'étude des marbres de la Gréce exploitésaux époques romaine et paléochrétienne», Revue Archéologique (1980), pp. 31-51; A. Álvarez, «Els marbres de Tilla d'Eubea (Grecia)», Informado Arqueoló-gica 43 (1984), pp. 65-72, esp. 67-70.

12 Cf. D.P.S. Peacock, «The Román Quarries of Mons Claudianus, Egypt.An interam Report», en N. Hertz-M. Waelkens eds., Classical Marble: Geo-chemistry, Technology, Trade, Dordrech-Boston-Londres 1988, pp. 97-101 conla bibliografía anterior; además T. Kraus-J. Roder-W. Müller-Wiener, «Mons Clau-dianus...», esp. pp. 108-154. Cf. además R. Gnoli, Mármara romana, pp. 122-124, y G. Bolognini ed., Marmi antichi, pp. 222-223 para este granito delDjebel Fetireh, y sobre todo J. Klein, Untersuchungen..., pp. 120-175.

13 Sobre el «pavonazetto» de Afyon cf. R. Gnoli, Mármara Romana, pp.142-144; G. Bolognini ed., Marmi antichi, pp. 264-265; J.C. Fant, Cavum antrumPhrygiae. The Organization and Operations of the Román Imperial Marble

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mente translúcido con venaturas granates o en algunos casos violáceaso azules, conocido también como «marmor Phrygium»; y por último elmarmor Numidicum, la caliza amarilla de Chemtou (Simittu, Túnez), el«giallo antico» para los marmolistas romanos, que presenta muchasvariedades con colores que van del blanco al negro, pasando por el verde,no obstante aquí el texto se debe referir a su variante más conocida ynoble: el amarillo dorado con venaturas marronosas rojizas, del queconocemos un buen número de columnas romanas antiguas en muchaszonas del Imperio14.

En la vita de los Gallieni dúo, Gall. 18, 2-5, hallamos de nuevoreferencias a una estatua colosal y a un pórtico con columnas yestatuas sin ninguna referencia, sin embargo, a los materiales, nisiquiera en forma genérica.

Llegamos con ello a la vida de Tácito, que, como era de esperar,nos da algunas noticias interesantes para nuestro tema:

Tac 10, 5:

columnas centum Numidicas pedum vicenum ternum Ostiensibusdonavit de proprio.

Respecto al material poco podemos decir, se trata de grandescolumnas de casi 7 m. de «giallo antico» de Chemtou que el empe-

Quarries in Phrygiae, Oxford 1989 (BAR 482); J. Roder, «Marmor Phrygium.Die antiken Marmorbrüche von Iscehisar in West Anatolien», JDAI 86 (1971),pp. 253-312. M. Waelkens, «From a Phrygian Quarry: The Provenance of theStatues of the Dacian Prisionera in Trajan's Forum at Rome», American Journalof Archaeology 89 (1985), pp. 64-653; M. Christol-T. Drew-Bear, «Inscriptionsde Dokimeion», Anatolia Antigua. Eski Anadolu 1 (1987), pp. 83-137; y tam-bién «Les carriéres de Dokimeion a l'époque severienne», Epigraphica 53(1991), pp. 113-174.

14 Sobre esta caliza cf. F. Rakob-T. Kraus, «Chemtou. Die Geschichte desnumidische Steinbruchs», Du. Die Kunstzeitschrift, 3 (1979), pp. 36-70;H.G. Horn, «Die antiken Steinbrüche von Chemtou-Simitthus», Die Numider.Riter und Konige nórdlich der Sahara. Führer des Rheinischen LandesmuseumsBonn, n- 96, Austellung Katalog, Colonia 1979, pp. 173-180; A. Álvarez, «Elgiallo antico de Jendouba (Tunisia)», Información arqueológica, 44 (1985),pp. 46-50; G. Roder, «Numidian Marble and some of its Specialities», enN. Hertz-M. Waelkens eds., Classical Marble, pp. 91-96; y ahora F. Rakob ed.,Simitthus vol. I, Die Steinbrüche und die antike Stadt, Maguncia 1993, cf.además G. Gnoli, Mármara Romana, pp. 139-141; G. Bolognini ed., Marmiantichi, pp. 214-215.

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rador debió de solicitar para su donativo a la ratio marmorum situadaen la Marmorata de Roma junto al Tíber o del que debía disponer enla propia Ostia15. Conocemos la realidad arqueológica de otro carga-mento de columnas en Ostia, marcadas en este caso con el nombre deVolusianus, que podemos al menos poner en contacto, mutatismutandis, con este donativo imperial16. Se sitúa el pasaje a continua-ción de la mención de la cesión de su casa en Roma para construirunas termas, y es seguido por otras liberalidades, tras lo cual, aldescribir su carácter, nos indica (Tac 11, 4): fabricarum peritissimusfuit, marmorum cupidus, nitoris senatorü, venationum studiosus, dedonde hemos tomado nuestro titulo, al igual que de Tac 10, 3 se hatomado el que se da a este conjunto de biografías: Cornelium Tacitum,scriptorem historiae Augustae...

Una última e imprecisa noticia en:

Tac 15, 1:

Horum statuae fuerunt Interamnae duae pedum tricenwn e marmore,quod illic eorum cenotafia, constituía sunt in soloproprio; seddeiectaefulmine ita contritae sunt, ut membratim iaceant dissipatae.

El triste sino de las estatuas colosales de casi 9 m. de Tácitoy de Floriano en Interamno (Temi) da una muestra más del interésarqueológico o, si se quiere, anticuario del autor de la HA, espe-cialmente patente aquí con mención de un prodigio incluida.

Respecto al mármol, la situación de las estatuas de mármol enTerni, ya que no al parecer no se trata de aerolitos, nos lleva acreer que la vía adriática sería la fuente de aprovisionamiento y más

15 Cf. J.C. Fant, «The Román Imperial marble yard at Portus», enM. Waelkens-N. Hertz-L. Moens eds., Ancient Stones: Quarrying, Trade andProvenance, Lovaina 1992 (Acta Lovaniana. Monographiae 4), pp. 115-120.V. también nota 18.

16 R. Meiggs, Román Ostia, Oxford 1973 (2- ed.), p. 318, sobre el per-sonaje pp. 212 y 401. Hay que recordar que de ser cierta la identificación deeste Volusiano con el prefecto del pretorio primero, y urbano en 365/366, noshallaríamos en una cronología relativamente cercana a la redacción de la HA.Cfr. A.H.M Jones-J.R. Martindale-J. Morris, The Prosopography of the LaterRomán Empire vol. I A.D. 260-395, Cambridge 1971 s.v. «C. Ceionius RufiusVolusianus» pp. 978-980.

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en aquella cronología, por lo cual pensar en mármol proconesiotraído de la isla de Mármara17, en el mar del mismo nombre frentea la costa turca, no estaría fuera de lugar, siempre teniendo en cuentael valor conjetural de esta hipótesis que, no obstante, tiene en cuentasu explotación masiva desde época trajanea, su amplia exportación,y el hecho de que estatuas colosales fueran de este material quecirculaba incluso prefabricado a nivel escultórico, como demuestranlos restos hallados en la propia isla en las canteras ,de Saraylar,además de ser material mayoritario en los grandes sarcófagos figu-rados.

Como puede verse, no hemos intentado ir más allá de nuestropropósito y en nuestro breve comentario no hemos entrado siquieraen cuestiones como la veracidad o realidad de los monumentos men-cionados, que ya han sido parcialmente objeto de estudio particular,y por otra parte no nos hemos detenido en detalles técnicos que noson determinantes para nuestro comentario.

Es útil, sin embargo, hacer unas breves consideraciones finalessobre el panorama que dibujan los resultados de nuestro trabajo.

Por una parte se trata de materiales de uso muy extendido enel Imperio y ninguno de ellos de expansión meramente local. Tenemosademás documentada para todos ellos la propiedad imperial, a excep-ción del «serpentino», el pórfido de Lacedemonia, que, vista su grandifusión y presencia en todos los programas decorativos imperialesoficiales, debió también ser una posesión del emperador18. En cuanto

17 Sobre el mármol proconesio cf. N. Asgari, «Observations on two rypesof Quarry-items from Proconnesus column-shafts and column-bases», enM. Waelkens-N. Hertz-L. Moens eds., Ancient Stones, pp. 73-80 con la biblio-grafía anterior. Cf. además A. Dworakowska, Quarries in Román Provinces,Wroclaw 1983, cf. índice p. 196. Para las técnicas generales de extracción cf.R.J. Forbes, Studies in Ancient Technology vol. VII, Leiden 1966.

18 Cf. ahora J.C. Fant, «Ideology, gift and trade: a distribution model forthe Román imperial marbíes», en W.V. Harris ed., The Inscribed Economy.Production and distribution in the Román empire in the light of instrumentumdomesticum, Ann Arbor 1993 (JRA suppl. ser. 6), pp. 145-170; además deJ.C. Fant, «The Román Emperors in the Marble Business: Capitalists, Midd-lemen or Philantropists», en N. Hertz-M. Waelkens eds., Classical Marble,pp. 147-158. Además P. Pensabene, «Osservazioni sulla diffusione dei marmie sul loro prezzo nella Roma imperiale», Dialoghi di Archeologia 3- serie(1983), pp. 55-63 (= Bulletin des Musées Royaux d'Art et d'Histoire (Bru-selas), 53, 1982, pp. 57-69).

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a su circulación se refiere, continuaba ésta hasta el s. V, sin dudaalguna, y los depósitos de Roma debieron contener reservas paraabastecer las obras imperiales por muchos años, aunque fue aumen-tando desde el s. III la práctica de la reutilización, generalizada eincluso condenada ya a partir del siglo IV.

Sin que pretendamos ir más allá de nuestras propias palabras,se trata de las variantes más comunes de mármoles coloreados enépoca tardía. El famoso edicto de Diocleciano conserva la menciónde buena parte de ellas19. Por otra parte, los datos arqueológicosnos los muestran presentes en todos los programas, por avanzadaque sea la época de los mismos. Se trata, en suma, de materialespara los cuales conocemos el momento aproximado del inicio de suexplotación, pero que continúan estando presentes - vía reempleo oexplotación de depósitos - en los programas que llegan más allá dela caiída del Imperio de Occidente. La HA nos documenta, sin dudaalguna, los mármoles coloreados propios de los programas decora-tivos imperiales que intervienen hasta época muy avanzada y, enconsecuencia, algunos de los de más circulación en el mundo antiguo,que continuarán presentes incluso en época bizantina.

19 Edict. de pretiis 31, 1. M. Giacchero, Edictum Diocletiani et Colle-garum de pretiis rerum venalium, Genova 1974, pp. 210-211. Cf. además lanota anterior y S. Lauffer, Diokletians Preisedikt, Berlín 1971.