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Universidad de Santiago de Chile
Facultad de Humanidades
Escuela de Psicología
11 agosto 2014
Tesina para optar al grado de Licenciatura
“SIGNIFICADOS EN EL GREMIO RESPECTO A LA PARTICIPACIÓN DE
PSICÓLOGOS EN PROCEDIMIENTOS DE TORTURA DURANTE LA
ÚLTIMA DICTADURA MILITAR EN CHILE”
Estudiante: Lilian Vergara Araya1
Profesor Guía: Dr. Ricardo Ernst
Profesora Correctora: Dra.© Carolina Jorquera
Resumen: El presente artículo realiza un recorrido histórico del rol de la psicología durante la
última dictadura militar en Chile, reconstruyendo los significados en el gremio sobre la práctica
de la tortura asistida por psicólogos y psicólogas. Para dicho propósito se realizaron entrevistas
semi-estructuradas a 10 psicólogos/as titulados/as al momento del golpe o que se encontraban
en formación durante la última dictadura. La información fue triangulada por medio de la
revisión de documentos publicados en prensa, editoriales nacionales y solicitudes realizadas al
Colegio de Psicólogos y Amnistía Internacional. Se utilizó una técnica de análisis de contenido
temático para el tratamiento de la información y los resultados arrojan luces respecto a cómo la
psicología contribuyó de manera significativa a interrogatorios y el diseño de estrategias de
control social, por lo que esta investigación invita a la reflexión respecto a los usos políticos del
saber psicológico en la historia reciente de Chile.
Palabras clave: psicología, tortura, ética, identidad profesional.
Abstract: This article discusses the role of Psychology during the military dictatorship of Chile, rebuilding the concepts about the torture carried out by psychologists. To that effect, there were semi-structured interviews to 10 psychologists, who were being trained or qualified during that period. The information was triangulated through the revision of documents published in the press, chilean editorials and requests to Colegio de Psicólogos and International Amnesty. For the processing of information, it was used a technique of analysis of thematic content and the results have to do with the way in which Psychology helped significantly to interrogations and the design of social control strategies. Therefore, this investigation is an invitation to consider the political ends of Physchology in the recent history of Chile. Keywords: Psychology, torture, ethics, professional identity.
1Contacto: [email protected]
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INTRODUCCIÓN
El último golpe militar ocurrido en Chile el 11 de septiembre de 1973 dio inicio a
una dictadura que se prolongó por 17 años, durante los cuales personas de izquierda
fueron torturadas, ejecutadas, hechas desaparecer y encarceladas (Amorós, 2001),
haciéndose masiva y sistemática la práctica de la tortura (Comité de Defensa de los
Derechos del Pueblo [CODEPU], 1989).
Según el “Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación” (1991,
Tomo II, p. 1311), un total de 2.279 personas fueron ejecutadas, mientras que en el
“Informe Nacional sobre Prisión Política y Tortura” (2004, p. 81), se consigna un total de
27.255 personas que sufrieron detenciones y padecieron diversas formas de tortura. Sin
embargo, estas cifras son inferiores al universo real de víctimas, por lo que al incorporar
aspectos no contemplados por los informes oficiales el total estimado podría ascender a
cerca de 4 millones de personas.2
Tal como señala Carmona en la revista “Punto Final” (1969), la tortura fue
ejercida en Chile por organismos del Estado desde 1965, momento en el que adquiere
carácter más profesional y científico gracias a la colaboración de un psicólogo que
dictaba cursos y seminarios a funcionarios de Investigaciones para otorgar mayor
sistematicidad y orden a los interrogatorios policiales, entrenándolos en el uso de la
“técnica del desconcierto”, utilizada por la Gestapo en la Alemana Nazi y cuyo objetivo
es conseguir la disociación del yo por medio de un trato contradictorio.
En dos números posteriores de la revista, es el propio psicólogo aludido quien
aclara en una carta al director que es Jefe del Departamento Criminológico de la
Dirección General de Investigaciones, lugar en el que trabajan psicólogos y sociólogos
dedicados a “la investigación científica de las características de la criminalidad en Chile
y mejorar la preparación técnica policial de todos sus componentes” (Tuane, 1969, p.8).
Posteriormente, en el año 1984 un ex agente de la Fuerza Aérea menciona los
nombres de dos personas que prestaban apoyo psicológico a funcionarios de los
2 La estimación se obtiene mediante una operación aritmética realizada a partir de las 40.018 víctimas de torturas,
prisión política, ejecuciones y desapariciones reconocidas en 2011; 22.000 personas que no lograron cumplir con los requisitos solicitados por las 3 comisiones (publicado por el diario El País, el 20 de agosto del 2011); 515.000 víctimas de exilio (promedio de las cifras que van desde 30.000 a 1.000.000 de personas http://www.archivochile.com/Mov_sociales/exilio_cl/MSexiliocl0011.pdf); familias de 4 personas y 2 personas pertenecientes círculos de referencia de los/as afectados.
3
servicios de inteligencia, quienes habían participado en contra-subversión3 y estaban en
conocimiento de las violaciones a los Derechos Humanos [DDHH] (Soto, 1998).
La práctica de la tortura se extendió hasta marzo de 1990 (Comisión Nacional
sobre Prisión Política y Tortura, 2004), sin embargo, a pesar de que han pasado 24
años desde el término de la última dictadura en Chile, la participación de psicólogos en
tortura sigue siendo un fenómeno actual, siendo aplicada en Guantánamo, Irak y
E.E.U.U., lo que ha generado tensiones en el interior de la American Psicologycal
Asociation (APA) por la participación de psicólogos en “interrogatorios duros” y
“ambientes de tortura”4 (Lira, 2008).
Así mismo, en Chile la confección de los manuales de la CNI también habría
estado asesorada por psicólogos de los cuales se desconoce su identificación, no
obstante, si bien se han descrito ciertas prácticas y se han acusado determinados
profesionales, no hay información oficial respecto a la participación de psicólogos en
tortura, y pese a que existen antecedentes de que el colegio de psicólogos investigó
estas denuncias, estaba inhabilitado para sancionar violaciones a los DDHH (Salas y
Lizama, 2013).
A partir de lo anterior, se hace relevante estudiar esta problemática, ya que la
participación de psicólogos en interrogatorios está documentada, es actual, de carácter
internacional e implica cuestiones éticas cuya discusión es imprescindible (Carter y
Abeles, 2009). De modo que se pretende generar investigación respecto a los aportes
de la psicología a estrategias de control social y violaciones a los DDHH en la historia
reciente del país, así como reflexionar respecto a la responsabilidad ética de la
profesión y la formación.
En este contexto, la participación de psicólogos en interrogatorios durante la
última dictadura militar en Chile no ha sido estudiada con suficiente detención,
existiendo un vacio histórico que exige esfuerzos por construir memoria y contribuir al
desarrollo de la disciplina. La memoria es también un acto de justicia (Rabinovich,
2005) y una forma de elaborar el pasado al enfrentar recuerdos y miedos, permitiendo
3La contra subversión corresponde a las acciones llevadas a cabo por un gobierno y sus fuerzas armadas para
defender los objetivos nacionales, este concepto se basa en la guerra fría y alberga profundos sentimientos anticomunistas (Comblin, 1979). 4 Los ambientes de tortura son espacios en donde se violan DDHH, mientras que en los interrogatorios duros se
aplica deliberadamente la tortura (Lira, 2008).
4
visibilizar el olvido histórico de las violaciones a los DDHH y su silenciamiento en pos de
la “reconciliación social” (Piper, 2005).
A partir de lo descrito cabe preguntar ¿Cuáles son los significados en el gremio
respecto a la participación de psicólogos/as en tortura durante la última dictadura militar
en Chile?
Objetivo general: Reconstruir los significados en el gremio sobre la participación de
psicólogos en procedimientos de tortura durante la última dictadura militar en Chile.
Objetivos específicos:
Identificarla influencia de las características del contexto histórico-social de la
última dictadura en el desarrollo de la psicología en Chile.
Describir las acciones desarrolladas ante la participación de psicólogos y
psicólogas en tortura durante la última dictadura militar en Chile.
Identificar implicancias éticas de la práctica de la tortura asesorada por
psicólogos y psicólogas en tortura durante la última dictadura militar en Chile.
DISCUSIÓN TEÓRICA
Chile: una historia de opresión
En la historia de Chile son frecuentes las intervenciones militares, matanzas y
represiones violentas de los movimientos sociales (Lira y Loveman, 1999)5, existiendo
once presidentes, gobernadores o dictadores pertenecientes a las Fuerzas Armadas6,
de modo que hasta la última dictadura Chile había pasado cerca de la mitad de su vida
independiente al alero de líderes de la milicia, mientras que la mitad restante había sido
gobernada por abogados de la elite política, con excepción de Salvador Allende.
A su vez, ha sido habitual la promulgación de indultos concebidos como un
instrumento de pacificación necesario para la reconciliación social, convirtiendo las
amnistías en políticas de Estado rutinarias (Lira y Loveman, 1999).
5“la matanza en la escuela Santa María de Iquique” en el año 1907 (Salazar y Pinto, 1999), “el ruido de sables” en el
año 1924 (Gazmuri, 2012), “la matanza del seguro obrero” en septiembre de 1938 (Salazar y Pinto, 2002), entre otras. 6José Miguel Carrera (1811-1812); Bernardo O’Higgins (1818-1823); Ramón Freire (1823-1826); Manuel Blanco
Encala (1826); Agustín de Eyzaguirre (1826-1827); Francisco Antonio Pinto (1827-1829); José Joaquín Prieto (1831-1841); Manuel Bulnes (1841-1851); Jorge Montt (1891-1896); Carlos Ibañez del Campo (1927-1931/1952-1958); Augusto Pinochet (1973-1990).
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En este contexto, el último golpe militar ocurrido en 1973 sólo aumenta la lista de
intervenciones armadas en Chile, y tiene como característica distintiva según Salazar y
Pinto (2002), que valiéndose de la clandestinidad y la tortura impuso a sangre y fuego
los ideales de la Junta Militar en el espacio público (Salazar y Pinto, 2002), generando
consecuencias que significaron cambios profundos a nivel social, económico y político,
tales como el establecimiento de relaciones sociales basadas en el miedo (Lira y
Castillo, 1991), la imposición de un modelo económico neoliberal y la Constitución de
1980 (Maira, 1998).
La identidad profesional y ética de la psicología
En un estudio realizado por Rodríguez y Seda (2013), la honestidad es
mencionada como un valor relevante de la psicología como ciencia, mientras que en
contextos aplicados se destaca el respeto, la tolerancia y la empatía como atributos
necesarios para el quehacer profesional. En este sentido, la relevancia social de los/as
psicólogos/as depende de la apreciación que las personas tengan de sus prácticas
(Covarrubias, 2013), por lo que se debe considerar que el ejercicio de la disciplina
posee repercusiones en las personas y la comunidad (Winkler, 1999).
Ante esto, la ética resulta ser relevante en la formación de la identidad
profesional (Hirsch, 2003 en Pasmanik y Winkler, 2009), ya que la psicología exige a
los/as profesionales enfrentarse a conflictos que requieren tomar decisiones (Winkler,
Pasmanik, Alvear y Reyes, 2007), corriendo el riesgo de cometer abusos sobre las
personas con las que establece un vínculo (Winkler, 1999).
Un aspecto relevante es que no existe consenso respecto a cómo se debe incluir
la ética en los currículum de estudio, lo que sumado a la considerable cantidad de
universidades que imparten la carrera, genera dificultades en el ejercicio y la regulación
de la formación (Winkler, Pasmanik, Alvear y Reyes, 2007).
Apuntes sobre la tortura
La tortura es un fenómeno cuyo objetivo es la intimidación y destrucción de la
sociedad mediante el sometimiento de las víctimas a violencia física, psicológica y
6
moral (CODEPU, 1989), siendo definida en el “Informe de la Comisión Nacional sobre
Prisión Política y Tortura”, (2004) como:
“Todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o
de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya
cometido, o se sospeche que ha cometido, […] cuando dichos dolores o
sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el
ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento”
(p.19)
Por lo tanto, este es un fenómeno político de carácter intencional, premeditado y
sistemático (Bustos, 1990), cuyo soporte ideológico durante la última dictadura es la
Doctrina de Seguridad Nacional7 (Comblin, 1979), de manera que no obedece a la
perturbación, descontrol o psicopatología de sujetos aislados, sino que corresponde a
una agresión de carácter social que dispone de aparatos tecnológicos y políticos para
conseguir su objetivo de infundir miedo en los sujetos, generando desorganización
ciudadana (Lira, 1990) y destrucción del tejido social (Rozitcher, 1990).
Pese a que en Chile se mantuvo tipificada como delito durante todo el régimen
militar, incluyendo la Constitución de 1980, el Código de Justicia Militar y las Leyes de
Guerra, los fiscales permitieron y propiciaron la tortura como una forma de interrogatorio
válido (Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, 2004).
Psicología y tortura
La psicología militar8 surge a partir de la necesidad de las Fuerzas Armadas de
incorporar modelos de investigación psicológica sustentados en bases científicas
seguras (Maucorps, 1960). Esta sub-disciplina realiza investigaciones en torno a
7La Doctrina de Seguridad Nacional fue elaborada por el Consejo de Seguridad Nacional de EEUU en el contexto de
la guerra fría. En ella se establece la idea de una guerra abierta y permanente que justifica el actuar de la milicia, ya que no se trata de la voluntad de los sujetos, sino de las exigencias de un estado permanente de guerra (Comblin, 1979). 8Los antecedentes de la psicología militar se remontan a 1904 con los batallones psiquiátricos en la guerra Ruso-
Japonesa, consolidándose en el año 1965 cuando seis psicólogos entregan un informe al gobierno de EEUU sobre armas psicológicas (Watson, 1982). Además, durante las guerras mundiales la psicología aplicada proporcionó herramientas sistemáticas para facilitar la adaptación militar (Maucorps, 1960).
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operaciones anti-subversivas, perfeccionamiento de la tortura, privación sensorial y
motivaciones políticas de la guerrilla (Watson, 1982).
A su vez, sugiere maneras de influir en la conducta de las personas a través de
estrategias e instructivos para llevar a cabo interrogatorios psicológicos, en los que se
utiliza la psicología de la mentira9, la hipnosis, el “lavado de cerebro”10, el uso de
barbitúricos y sedantes ligeros, etc. (Watson, 1982).
En el caso de Chile, durante la última dictadura militar se inician acusaciones en
contra de psicólogos que asesoraron prácticas de tortura, lo que toma un carácter
mediático en el año 2003, con la publicación de un libro acerca de la desaparición del
niño Rodrigo Anfruns (Salas y Lizama, 2013), en donde se señala la participación de un
psicólogo en el interrogatorio realizado al adolescente declarado culpable del secuestro
y asesinato del menor (Pino, 2003).
Cabe señalar que el psicólogo al que se hace referencia fue Director de
Relaciones Humanas de Augusto Pinochet, asesor psicosocial del Ministro del Interior,
asesor de redacción de la Junta de Gobierno, (Tuane, 1982) y ha sido acusado de
aplicar pentotal sódico a prisioneros para que estos fueran interrogados, además de
tener influencia en la guerra psicológica de penetración11 (Salas y Lizama, 2013).
Por otro lado, existen antecedentes de más psicólogos que apoyaron las
acciones de la Junta Militar, aplicaron pentotal, interrogaron prisioneros y asesoraron
personal que realizaba torturas. Respecto a esto, Villegas 2003 en Salas y Lizama
(2013, p. 94) menciona:
“En el extranjero aparecen todos los documentos en donde Amnistía
Internacional recibe las denuncias que se hacen sobre el tema de la violación a
los derechos humanos en Chile. Los documentos que nosotros manejábamos en
el extranjero, planteaban acusaciones para psicólogos que habrían participado
9 Estudios sobre la veracidad de relatos o confesiones, uso del polígrafo y correlato corporal de la mentira (Carter y
Abeles, 2009). 10
Forma de ejercer influencia deliberadamente sobre un sujeto, persuadiéndolo de cosas que no se condicen con lo
que sucede en la realidad (Watson, 1982). 11
La “campaña de penetración psicológica masiva”, es una intervención a través de los medios de comunicación,
donde se asociaron ideas negativas y de miedo al pensamiento de izquierda con la finalidad de eliminarlo de la población, mientras que conceptos de heroísmo y progreso fueron vinculados a la junta militar (Organización Chilena de Estudiantes de Psicología [OCEP], 2011).
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en torturas. De tal manera, que yo conocí en el extranjero los nombres y
apellidos (...) los tres nombres que aparecen acusados y de los cuales nunca se
supo, nunca fueron capaces de demostrar que efectivamente o eran culpables o
eran objetos de una calumnia, XXX, XXX y XXX, tres psicólogos chilenos de la
Universidad de Chile, cuyos nombres aparecen en los documentos”
El Colegio de Psicólogos también tuvo información respecto a estas
acusaciones, ya que según Toro y Villegas (1999) “recibió denuncias en relación a la
participación de sus afiliados en procedimientos de tortura”, sin embargo, pese a que se
realizó una investigación al respecto no fue posible establecer responsabilidades12. De
tal manera que se decide incorporar al Código de Ética un artículo referente a DDHH en
donde “se reconoce como esencialmente contrario al quehacer del psicólogo su
participación en tortura o apremios ilegítimos” (p.132)
METODOLOGÍA
Este estudio es de carácter cualitativo debido a que se busca una explicación
comprensiva de la realidad por medio del acceso a los significados y el sentido que se
atribuye a la experiencia (Denzin y Lincon, 2012; Martínez, 1999). Además, es de tipo
exploratorio-descriptivo puesto que pretende dar cuenta de un fenómeno poco conocido
y generar nuevos conocimientos que establezcan lineamientos para futuras
investigaciones (Flick, 2007).
El diseño de investigación utilizado es hermenéutico, puesto que privilegia la
comprensión e interpretación de sentido por medio del análisis del lenguaje,
considerando la relación entre el contexto temporal e histórico en el que es producido
un texto y en el que se sitúa el/la intérprete (Rojas, 2011).
A su vez, el campo de investigación corresponde a psicólogos y psicólogas que
recibieron noticia de la participación de colegas en tortura durante la última dictadura
militar en Chile. Mientras que el proceso de muestreo utilizado fue de tipo opinático,
12
El colegio de psicólogos se vio imposibilitado de establecer sanciones ya que en 1981 se establece el Decreto Ley
3.621 que reforma los Colegios Profesionales, suprimiendo la colegiatura obligatoria, permitiendo el ejercicio profesional sin estar afiliado/a y derogando las disposiciones legales para sancionar infracciones a la ética profesional, de modo que los colegios se transformaron en organizaciones gremiales (Fuenzalida, 2007).
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dado que el acceso a los/as participantes era complejo, y por medio del empleo del
estilo bola de nieve se logró mayor pragmatismo (Flick, 2007).
En relación a los criterios de inclusión, se consideró a psicólogas/os que
recibieron noticia respecto de colegas involucrados en procesos de tortura que se
hayan formado durante el período de la última dictadura o ya hubieran egresados en el
momento del golpe.
En lo que respecta a la técnica de producción de información, se utilizaron
entrevistas semi-estructuradas, ya que permiten mayor libertad y flexibilidad (Flick,
2007); artículos en prensa y material del Colegio de Psicólogos. Mientras que se utilizó
análisis de contenido temático para el tratamiento de la información, ya que permite
un análisis categorial a partir de la semejanza entre unidades (Vázquez, 1996).
Finalmente, para asegurar el cumplimiento de los criterios éticos, se entregó un
consentimiento informado que fue firmado por cada participante y se utilizó un
seudónimo para la transcripción de las entrevistas con la finalidad de asegurar la
confidencialidad. Además, se permitió a los/as participantes revisar las transcripciones
antes de su análisis. Por otro lado, las entrevistas y consentimientos informados no
serán entregados a modo de anexo, aunque el profesor guía y profesora correctora sí
tendrán acceso a ellos para poder corroborar el cumplimiento de los procedimientos
éticos de rigor.
RESULTADOS
Identificación de los/as participantes: Se invitó a un total de 21 profesionales a
participar de la investigación, sin embargo, sólo 10 personas aceptaron dar una
entrevista, de las cuales 4 son hombres y 6 son mujeres. Respecto a la formación de
los/as entrevistados/as, 6 realizaron su pre-grado en la Universidad de Chile, 3 en la
Universidad Católica y una en el extranjero.
En relación a su ocupación al momento del golpe militar, 2 personas estaban en
pregrado, 1 persona aún estaba en la educación escolar y 7 habían egresado de la
carrera de psicología. Sobre la filiación actual al Colegio de Psicólogos, sólo una
participante no está colegiada.
Trabajo de campo: Para la realización de esta investigación fueron necesarios 6
meses en los que se acudió en primera instancia al Colegio de Psicólogos para solicitar
10
documentación de carácter oficial, sin embargo, no existían protocolos para la entrega
de información, de manera que el proceso fue lento, y pese a que las autoridades
responsables explicitaron su interés y disposición a colaborar, sólo se logro acceder a
una parte de las solicitudes realizadas.
De manera simultánea se contactó vía correo electrónico y a título personal a
diferentes psicólogos/as, siendo necesario insistir en diferentes oportunidades,
obteniéndose frecuentemente respuestas en las que aseguran estar al tanto de la
problemática, pero no saber del tema.
Ejemplo de lo anterior son algunas aseveraciones como: “No creo que te pueda
brindar mucha ayuda”; “No sé mucho sobre el tema” o “No tengo mucha información”. A
su vez, algunos/as de los/as profesionales contactados dijeron no poder o no querer dar
una entrevista, mientras el resto no respondió los mensajes.
Finalmente, es relevante mencionar que se intentó establecer contacto con
“Amnistía Internacional” por medio de insistentes correos electrónicos, sin embargo no
se consiguió respuesta, y luego de dos visitas a las oficinas de dicha institución no se
obtuvo ningún tipo de información.
Categorización: La información recabada por medio de las entrevistas fue
ordenada de manera gráfica en esquemas de categorías que son presentados antes de
cada descripción.
1. Psicología y dictadura:
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1.1 Características del contexto socio-histórico durante la última dictadura
militar en Chile: Este período es caracterizado como un momento de persecución,
pérdida de garantías sociales, restricción de libertades personales y brutales
violaciones a los DDHH, cuyo clima estuvo teñido por la desconfianza, el miedo y la
censura. Todo esto generó en la sociedad un profundo temor a hablar públicamente de
política, organizarse y establecer nuevas relaciones interpersonales.
Este miedo se justifica en que había muchos agentes secretos cuya identidad es
desconocida hasta la actualidad, quienes se movían en una especie de sub-mundo
clandestino y con leyes propias, lo que generó una sensación de que “los buenos se
transformaban en malos” (Entrevistado 1, comunicación personal, 31, marzo, 2014).
Con la llegada de los años 80 se produce una nueva efervescencia social que
conduce a paros nacionales y movilizaciones. Sin embargo, la dictadura siguió siendo
muy brutal, y los atropellos a los DDHH continuaron. Ante este escenario, existe
preocupación de parte de los/as entrevistados/as por la falta de reflexión respecto a los
efectos de la última dictadura, lo que es entendido como perjudicial y parte de la
responsabilidad de la disciplina.
1.2 Identidad profesional de la psicología:
1.2.1 Definición de la psicología: Profesión humanista que cuida el bienestar
emocional de los sujetos, permite comprender al ser humano y se fundamenta en la
relación con Otro/a, es una herramienta de cambio que genera mayores grados de
autonomía, conciencia y libertad. En este sentido, un/a psicólogo/a necesita de apertura
y disponibilidad emocional para respetar, comprender y acoger.
Sin embargo, esta definición se complejizan al considerar que la psicología es en
realidad un conjunto de muchas formas de entender la disciplina, y que ser Psicólogo/a
está muy vinculado con cómo se ejerce y entiende la profesión, lo que no
necesariamente se condice con tener salud mental o ser una persona recta.
En este sentido, se observa visión crítica de la psicología, en donde se destaca
la influencia del modelo médico en su desarrollo, la predominancia de un sesgo clínico y
un afán de lucro presente en la actualidad. Desde esta mirada, existiría una tensión
entre una psicología al servicio del control social y una psicología emancipadora. La
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primera desempeñaría el rol de ubicar a las personas en la posición que deben ocupar
en la estructura social, mientras que la segunda estaría más relacionada con los
movimientos sociales y la libertad de los/as sujetos.
1.2.2 Responsabilidad social y ética: La psicología posee una responsabilidad
social que exige considerar aspectos propios del contexto que influyen en su quehacer,
siendo necesario tener voz y participación en las problemáticas y transformaciones
sociales.
Asimismo, trabajar por un/a Otro/a involucra aspectos éticos que hacen imposible
presumir neutralidad, ya que al desarrollar un vínculo (condición necesaria para la
praxis) se establece una relación de poder que es inherente a la disciplina, siendo
relevante tener consciencia de ello y evitar abusos. Es importante entonces definir qué
se quiere hacer con la psicología, ya que puede ser usada con fines adversos, de modo
que un aspecto ético central es que lo técnico y lo ético son inseparables.
1.3 Impacto de la última dictadura en el desarrollo de la psicología en Chile:
1.3.1 En las instituciones públicas: En el caso de la Universidad de Chile la
carrera se cerró durante un año y algunos docentes fueron expulsados/as o salieron del
país, desarticulándose los equipos de psicología social. A su vez, las autoridades
fueron designadas y había presencia de infiltrados activos, de manera que
profesores/as y directivos/as eran vistos con desconfianza por parte de los/as
estudiantes, quienes no podían estar reunidos en grupos mayores a 2 personas en los
espacios comunes de la universidad.
En el caso de la Universidad Católica, se pierden los avances de la reforma
universitaria, se expulsa a determinados docentes y cambia el perfil de estudiantes. En
consecuencia, durante este período las universidades pierden el rol social que las
caracterizaba, produciéndose un estancamiento en el desarrollo de la disciplina.
En cuando al Colegio de Psicólogos, si bien fue intervenido por el régimen militar,
con la llegada de los años 80 gente progresista comienza a ganar espacio en los
directorios, lo que permite un mayor compromiso y apoyo al trabajo en defensa de los
DDHH, denunciando los efectos de la dictadura a nivel individual y aumentando el
prestigio de la profesión. Sin embargo, durante esta década el Colegio también
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experimentó cambios legales que le quitaron la tuición sobre sus afiliados, existiendo
una disminución en la cantidad de profesionales colegiados.
1.3.2 En las instituciones privadas: A partir del estancamiento en el desarrollo
de la psicología, surge la necesidad de generar espacios de pertenencia que
permitieran armar nuevas redes y aprender aquello que las Universidades no estaban
proporcionando, de modo que nacen diferentes sociedades de psicólogos/as dedicadas
al apoyo, estudio y perfeccionamiento de ciertas áreas, siendo una de ellas el trabajo en
DDHH. Esta línea de trabajo emergió de una necesidad social que exigió de estudio y
preparación, recibiendo apoyo del Colegio de Psicólogos.
Por otro lado, la dedicación exclusiva al ejercicio privado de la clínica transformó a la
consulta en un espacio de protección que aisló e incomunicó a muchos psicólogos/as, y
la proliferación de proyectos motivados por intereses personales generó algunos
problemas entre psicólogos, a lo que un entrevistado refiere: “Nos agarrábamos de las
mechas entre nosotros” (Entrevistado 1, Comunicación personal, 31, marzo, 2014).
2. Participación de psicólogos/as en tortura desde la perspectiva de los/as
entrevistados/as
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2.1 Forma en la que se entera de la participación de psicólogos/as en tortura
2.2.1 Fuentes biográficas: Experiencia personal de haber compartido un lugar
común con alguno de los psicólogos/as involucrados/as. Entrevistados relatan que
mientras eran ayudantes o colegas de trabajo de estos psicólogos comenzaron a notar
ciertos métodos reñidos con la ética profesional. Mientras que una estudiante refiere
cómo uno de sus profesores hablaba en clases acerca de “los detenidos” y de cómo
lograr que estos confesaran.
Por otro lado, una persona reconoce a un psicólogo que prestaba apoyo a
servicios de inteligencia mientras se encontraba detenido en una prisión clandestina,
mientras que otro entrevistado comenta que pudo ver la oficina de un psicólogo que
trabajaba en el Ministerio del Interior.
Finalmente, también hubo pacientes y víctimas de tortura que lo comentaban
dentro del espacio terapéutico, siendo relevante el relato de una entrevistada en el cual
comenta que una compañera de práctica atendió a una secretaria de la CNI que
aseguró que uno de sus profesores trabajaba en dicho organismo.
2.2.2Boca a boca: Los rumores y comentarios realizados por compañeros de
universidad fueron frecuentes, destacándose una asamblea de estudiantes en donde
miembros del MIR acusaron a un profesor de participar en interrogatorios a personas de
izquierda y el caso de un estudiante que luego de poner una bomba dijo haber sido
torturado por un profesor. Ambas acusaciones se produjeron antes de la dictadura
militar.
A partir de informaciones emanadas desde organizaciones de DDHH o
Informaciones extra-oficiales de supuestas denuncias a la comisión de ética, surgieron
rumores entre colegas, así como también comentarios de gente que trabajaba en el
Ministerio del Interior durante la última dictadura. Mención especial merece una frase
dicha por un General de la Junta de Gobierno en donde menciona: “no sabe cuán útiles
nos han sido los psicólogos” (Entrevistado 9, Comunicación personal, 30, abril, 2014).
2.2.3 Prensa: Una de las la primeras apariciones en los medios de comunicación
de psicólogos que colaboraron con el aparato represivo corresponde a la declaración
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del agente Valenzuela, la que fue publicada en la revista “cause” y que en la actualidad
está disponible en su versión completa vía internet. Además, a través de la
radioemisora “Moscú”, se difundió información respecto a un psicólogo involucrado en
la organización del centro de tortura “La Venda Sexi”, mientras que existen diferentes
publicaciones en prensa y literatura nacional en las que se señala la participación de un
psicólogo en el “caso Anfruns”.
2.2 Aportes de psicólogos/as a procedimientos de tortura y estrategias de
control social: Las formas en las que psicólogos y psicólogas colaboraron con la
última dictadura son variadas, existiendo diferentes niveles de participación tan diversos
como la tortura, la formación militar por medio de cursos o seminarios y la elaboración
de políticas masivas de control social.
El soporte técnico a los interrogatorios formó parte de una de las áreas en las
que la psicología se puso al servicio de la inteligencia militar, contemplando la
participación directa de psicólogos/as en la aplicación de pentotal (conocido como suero
de la verdad); la utilización y estudio de la “técnica del desconcierto” (generación
deliberada de confusión para quebrantar la voluntad); la narco-hipnosis y la aplicación
de pruebas proyectivas; los que se convirtieron en métodos eficientes para obtener
confesiones durante los interrogatorios.
En cuanto a la participación indirecta, destaca el estudio de la psicología de la
guerra; la atención psicoterapéutica, entrenamiento y asesoría a torturadores; la
organización de un centro clandestino de detención especializado en torturas de tipo
sexual; la elaboración de perfiles de fragilidad de presos/as políticos para identificar
elementos que permitieran vulnerarlos/as; la realización de análisis de inteligencia y la
delación de personas de izquierda.
Finalmente, hay un nivel en el que la colaboración activa a la última dictadura
tuvo un mayor grado de impacto, ya que algunos psicólogos participaron en el diseño
de políticas públicas de control social y amedrentamiento, quienes valiéndose de cargos
de poder importantes en determinadas instituciones, tales como direcciones de escuela,
puestos en Ministerios o Investigaciones e incluso en franca comunicación y
colaboración con la Junta Militar, elaboraron campañas para infundir el terror social,
manipular y disminuir la adherencia a pensamientos de izquierda.
16
2.3 Impresión ante participación de psicólogos/as en tortura:
2.3.1 Comentarios sobre la participación de psicólogos/as en tortura: Si bien
cualquier tipo de participación en tortura es censurable, en el caso de psicólogos/as,
esto es percibido como una práctica anti-psicológica y una transgresión grave a la ética,
ya que cualquier forma de provocar daño y utilizar la disciplina en función de los propios
intereses estaría en contra de los principios de la profesión y quienes transgreden los
DDHH deben ser sancionados/as. Aún así, se considera este fenómeno como una
excepción al existir pocos casos.
2.3.2 Sensaciones ante la participación de psicólogos en tortura: Al tomar
conocimiento de la existencia de esta situación las sensaciones experimentadas por
los/as entrevistados/as fueron variadas, tales como asombro, coherencia, temor,
desconfianza, rabia, indignación, impotencia, vergüenza y horror.
2.3.3 Atribución a características personales: Algunos/as entrevistados/as
atribuyen la colaboración de psicólogos/as a la tortura por razones de carácter político
(pertenecer a la extrema derecha; esposas de generales militares) o a la perversión y
psicopatología individual, aludiendo a que eran malas personas, no tenían capacidad de
empatía y poseían un trato interpersonal agresivo y hostil, acompañado de trastornos
de personalidad evidentes.
En relación a uno de los psicólogos involucrados, se relata a lo largo de las
entrevistas un estilo humillante y misógino de ejercer la docencia, en donde eran
frecuentes las exposiciones de ciertos estudiantes con la finalidad de ridiculizarlos/as,
llegando a reprobar personas por razones políticas. Además, se comportaba de manera
violenta con sus pacientes, a quienes grababa con fines pedagógicos o en ocasiones
llevaba directamente a la sala de clases. Todo esto generaba una actitud de rechazo de
parte de los/as estudiantes.
Otro de los psicólogos en cuestión es caracterizado en un plano más privado
como un abusador sexual, con una manera fascista de relacionarse con los demás y
con conductas poco éticas previas, algunas de ellas no atentatorias contra los DDHH.
Este último elemento es común con el profesional descrito en el párrafo anterior.
Del resto de los psicólogos y psicólogas involucrados se describe una actitud de
servilismo hacia el régimen militar y actitudes que al menos harían suponer que eran
17
personas “extrañas”, lo que no tendría relación con la profesión, sino con factores que
se escapan a la psicología, pero que demuestran que los/as psicólogos/as con
psicopatologías graves son peligrosos/as.
3. Reacción gremial ante la participación de psicólogos en tortura
3.1 Acciones:
3.1.1 Denuncia ante la Comisión Ética del Colegio de Psicólogos: Se realizan
denuncias en dos oportunidades en contra de uno de los psicólogos acusados de tener
vinculación con la tortura. En la primera ocasión el expediente se extravía, por lo que
tiempo después se realiza una segunda denuncia, la que es declarada admisible. Para
el denunciante este fue un proceso largo y de mucho nerviosismo, ya que la realización
de estas denuncias implicó asumir un riesgo ante ciertas amenazas de las cuales fue
víctima.
Durante este proceso se presentan antecedentes relevantes, se solicita al
denunciante que acuda a una audiencia para ratificar la acusación y posteriormente se
envía una notificación al psicólogo denunciado en donde se le cita también a una
audiencia, sin embargo, éste no había pagado las cuotas del Colegio y según el
reglamento de ese entonces era una razón suficiente para dejar de ser miembro del
18
Colegio, de modo que al no tener tuición ética sobre quienes no están afiliados no fue
posible tener convicción de las acusaciones y emprender algún tipo de sanción.
3.1.2 Discurso en un congreso: Se menciona la intervención realizada por una
mujer durante un congreso en donde hace un llamado a hablar y hacerse cargo de la
participación de psicólogos en tortura. No obstante, esto es mal visto por los asistentes,
quienes no acogen la sugerencia y la critican.
3.1.3 Silencio: Corresponde a la frecuente acción de callar, prevaleciendo una
actitud de “no involucrarse” y mantener distancia frente a ciertos hechos. Ejemplo de
ello es la respuesta de un/a posible participante al que finalmente no se pudo
entrevistar: “no te hagas muchas expectativas, porque me censuraré...” (Anónimo,
comunicación personal, 22, mayo, 2014).
3.2 Actores y actrices:
3.2.1 Colegio de psicólogos: La participación de psicólogos en tortura fue
discutida en los directorios del Colegio de Psicólogos en diferentes períodos, pero
según señala una entrevistada: “no tuvieron la información ni la fuerza para hacer algo
públicamente” (Entrevistada 4, comunicación personal, 15, abril, 2014), existiendo
además falta de respaldo y atribuciones legales que imposibilitaron una eventual
denuncia por la vía de la justicia ordinaria.
Pese a esto, en una oportunidad se intentó encausar a los sospechosos, sin
embargo los abogados a los que se pidió asesoría nunca dieron crédito a estas
acusaciones, ya que no había personas dispuestas a denunciar, las pruebas eran
insuficientes y la información era “palabra contra palabra”, de manera que sólo se
puede hablar de presunción respecto a la participación de psicólogos/as en tortura.
3.2.2 Agrupación de psicólogos jóvenes: Ante las apariciones mediáticas de
psicólogos vinculados a ciertos organismos de inteligencia o casos de represión
política, esta organización elaboró una declaración manifestando sus reparos éticos
frente a situaciones que consideraban problemáticas e inadecuadas, sin embargo, pese
a que intentaron publicarla en diferentes medios, la declaración no logró ser difundida, y
los/as integrantes de dicha agrupación desistieron ante la posibilidad de consecuencias
negativas.
19
4. Consecuencias de la participación de psicólogos/as en tortura durante la
última dictadura militar en Chile
4.1 Impacto a nivel gremial: Para algunos/as de los/as entrevistados, el Colegio
de psicólogos se constituye como un espacio que no acoge, dejando una sensación de
desamparo, decepción, falta de examen interno y pérdida de confianza en la institución,
considerando como un hecho grave que no tenga memoria, ya que correspondería a
una actitud cómplice al permitir que se produzca este tipo de abuso de poder y
transgresión a la ética, dejando abierta la posibilidad de que ciertos hechos puedan
volver a ocurrir.
En este sentido, el Colegio tendría una sanción social en deuda ante este tipo de
conductas, lo que es significado como una falta de preocupación, reflexión y voz
respecto a las problemáticas sociales, privilegiando lo individual por sobre lo social y
mostrando una “actitud de Poncio Pilatos” (Entrevistado 9, comunicación personal, 30,
abril, 2014), ya que por medio de la evasión de esta problemática se ha permitido y
favorecido que el miedo siga actuando en la subjetividad colectiva.
Pese a esto, algunos/as entrevistados/as defienden a la institución ya que
consideran que la participación psicólogos/as en tortura no se relaciona con el gremio,
sosteniendo que estas personas actuaron motivadas por intereses de carácter personal,
existiendo responsabilidades individuales ante este tipo de conductas, de manera que
el Colegio hizo todo cuanto estuvo a su alcance para cumplir con su deber ético.
4.2 Necesidad de formación ética y responsabilidad de los contextos
académicos: La colaboración de psicólogos/as a la tortura y el control social viola el
código ético de la profesión, falta a la declaración universal de DDHH, atenta contra el
20
rol de ayuda y búsqueda del bienestar de otro al causar daño a través de la psicología,
generando dudas respecto a cuántas transgresiones a la ética tienen lugar sin que el
Colegio se pronuncie.
Ante esto es fundamental movilizar una profunda discusión sobre los aspectos
éticos del quehacer psicológico, ya que aceptar que una transgresión así no tenga
consecuencias legales, profesionales o simbólicas, vuelve inconsecuente exigir un
comportamiento ético a los profesionales titulados y en formación.
4.3 Repercusiones en la identidad profesional de la psicología: El gremio es
la postura ideológica de la psicología y muestra lo que es a nivel público. Sin embargo,
hay hechos que desafían de tal manera la imagen que se quiere proyectar ante la
sociedad que se ha evitado enfrentarlas, tal como sucede con la participación de
psicólogos/as en tortura, lo que al ser de conocimiento público conllevaría a una pérdida
de atractivo y prestigio al no enfrentar la situación y sancionarla, de manera que es
significada como una transgresión absoluta contra las víctimas y el gremio.
CONCLUSIONES
Si bien existen pocos casos en los que se presuma la participación directa e
indirecta de psicólogos/as en tortura y en el diseño de políticas públicas de control
social, las acusaciones a 4 psicólogos y 2 psicólogas durante el desarrollo de la
presente investigación hacen suponer que podría haber un número mayor de personas
en franca colaboración con la dictadura.
Este hecho que no deja de ser problemático, pues considerando que hasta el
año 1981 en Chile habían 762 psicólogos/as titulados (Salas y Lizama, 2013),
asimismo, la DINA llegó a contar con 2.000 agentes y cerca de 50.000 confidentes
(Amorós, 2001), por lo que la presencia y asesoría de psicólogos en ambientes de
tortura cobra una relevancia significativa. Ante esto, uno de los entrevistados señala:
“Tú sabes que acá en Chile habían agentes secretos pero por docenas de miles, si las
listas de gente pagada… así que no es extraño que muchos psicólogos estuvieran en
esto, muchos que ni siquiera sabemos quiénes son” (Entrevistado 1, Comunicación
personal, 9, junio, 2014).
21
Además, si se considera el nivel de influencia en la toma de decisiones que
podían ejercer al tener puestos de poder en instituciones socialmente relevantes, como
Ministerios, Universidades y centros de detención, hacen que los aportes realizados
desde la disciplina psicológica tomen un carácter sistemático, masivo y con alcances
relevantes en términos políticos, sociales y éticos. Este aspecto es relevado por la
Entrevistada 10, quien señala: “yo creo que la participación puede ser mucho más feroz
en el diseño que en la participación directa” (Comunicación Personal, 8, mayo, 2014).
Por otro lado, la dificultad y lentitud en el acceso a la información, tales como la
inexistencia de un protocolo que permitiera dar respuesta a las solicitudes realizadas al
Colegio de Psicólogos y las resistencias de los/as profesionales invitados a participar en
la investigación, dan cuenta de la presencia de un silencio social que obedecería según
la Entrevistada 5 (Comunicación personal, 23, abril, 2014), a una “estrategia de pseudo-
protección” ante “lo sabido no pensado”, que estaría a la base de una reacción muda
tanto de parte de los sujetos como de las instituciones.
La dificultad para hacer frente a esta problemática se podría comprender si se
considera el contexto socio-político propio de la época; en donde el miedo, la
desconfianza y la represión influyeron en la forma en la que se abordaron las
acusaciones, lo que sumado a la falta de pruebas y la pérdida de atribuciones legales
de los Colegios Profesionales devino en que todos los intentos por denunciar y
sancionar esta situación fueran infértiles.
Del mismo modo, todos/as los/as entrevistados/as han tenido un rol activo en la
fundación de asociaciones de psicólogos/as, organizaciones gremiales y agrupaciones
dedicadas a la defensa de los DDHH y fueron víctimas directas o indirectas de algún
tipo de represión durante la última dictadura, ya sea detenciones, tortura, allanamientos,
amenazas o exilio, de manera que haber experimentado la represión pudo haber
influido en la actitud pasiva del gremio ante esta problemática.
No obstante, cabe preguntar ¿Por qué el gremio no realizó ninguna acción con
posterioridad a la dictadura militar? ¿Es sólo la falta de atribuciones legales lo que ha
entrampado posibles sanciones? ¿Por qué el Colegio Médico sí pudo ejercer acciones
simbólicas, mientras que el Colegio de Psicólogos aún está en deuda?
22
Lo anterior ha generado, en palabras del Entrevistado 6 (Comunicación Personal,
25, abril, 2014) “la sensación de que si no sirve para esto, entonces no sirve para nada
el Colegio”, ante lo cual la entrevistada 2 (Comunicación Personal, 11, abril, 2014) se
pregunta: “cómo el gremio no es capaz de mirarse a sí mismo y decir pucha, de alguna
manera todos sabíamos, no es que no supiéramos, en algún lugar sabíamos, y cómo te
digo, yo cuando estaba estudiando sabía y no me atrevía a pensar porque era muy
angustiante, me entiendes, pero todos sabíamos y no hicimos, ahora podemos hacer
algo”.
Si bien no se puede desconocer el apoyo brindado por el Colegio de Psicólogos
a la defensa de los DDHH durante la última dictadura, se observa un intento desde
algunos entrevistados/as por relatar la historia institucional desde una mirada heroica;
sin involucrar la evidente tensión entre el deseo de una psicología emancipadora y una
psicología que desde la praxis se pone al servicio del control social.
Ejemplo de lo anterior es lo relatado por el Entrevistado 9, “entonces ahí me di
cuenta de los primeros procedimientos de tortura, que los conocí igual por otra fuente,
pero la forma en cómo esas psicólogas, dos de ellas, dos, contaban festinando el terror
de las mujeres en las piscinas vacías del Estadio Nacional cuando les tiraban perros,
ratones, ahí ya me di cuenta que los psicólogos estaban jugando un papel especial”
(Comunicación Personal, 30, abril, 2014).
Este carácter paradójico no debe ser ignorado, ya que permite problematizar el
hecho de que la psicología esté siempre en función del bienestar de los sujetos, lo que
resulta relevante en términos de la constitución de la identidad profesional, puesto que
la ética no es inmanente a la disciplina misma sino que depende de la forma en la que
ésta se ejerce y según Pasmanik y Winkler (2009), demanda una reflexión crítica
respecto de los valores y las prácticas.
En virtud de lo anterior, es el Colegio de Psicólogos uno de los responsables de
velar por el cumplimiento de las normas éticas básicas del que hacer. Sin embargo, el
rol fundamental de formar profesionales con una actitud ética, un compromiso social
que logre dar respuesta a las necesidades históricas y que garantice el respeto y la
defensa de los DDHH, corresponde a los contextos académicos. En relación a esto,
23
Winkler, Pasmanik, Alvear y Reyes (2007), sostienen que son las universidades las
responsables de la formación ética de sus estudiantes.
En otro orden de cosas, la Doctrina de Seguridad Nacional sirvió de fundamento
ideológico para la práctica de la tortura, mientras que la psicología se transformó en el
soporte técnico ideal que permitió conseguir los objetivos de las fuerzas de orden y
seguridad de manera eficiente sin recurrir al enfrentamiento armado.
Aunque desde 1973 la tortura se trasforma en una política de Estado, las
conductas reñidas con la ética de al menos dos de los psicólogos en cuestión son
anteriores a la última dictadura, lo que queda de manifiesto en la acusación realizada
por el MIR en una asamblea de estudiantes. Esto también está documentado en la
revista Punto Final en la respuesta de una carta al Director (Consultar referencia
Revista Punto Final, 1969) y en los relatos de los/as entrevistados.
Si bien en muchas de las prácticas descritas no se observa un rol activo en el
ejercicio de la tortura propiamente tal, estas contribuciones si suponen el pleno
conocimiento de que el saber psicológico estaba siendo utilizado para provocar daño a
otras personas, convirtiéndose en cómplices de la tortura y la violación a los DDHH.
Por lo tanto, la psicología no hace más que consolidar una actitud servil a los
organismos represivos por medio del desarrollo de una psicología militar con
características propias del contexto socio-histórico chileno, tal como refiere el
Entrevistado 9: “las tomaron desde el aparato del Hospital Militar a ellas para ir como a
ser controladoras de cómo usar el terror con las prisioneras políticas del Estadio
Nacional, […] Y habían asesorado a los milicos en provocar miedo, terror”
(Comunicación Personal, 30, abril, 2014).
Esta tecnificación y perfeccionamiento de la tortura requiere del saber psicológico
en un nivel más sofisticado, pero no por eso menos brutal, ya que para ejecutar los
interrogatorios y diferentes métodos de martirio los organismos de inteligencia contaban
con suficiente personal dispuesto a colaborar.
Finalmente, esta investigación no posee un afán de denuncia, pero sí una actitud
de abierta provocación que llama a la reflexión respecto de los usos políticos del saber
psicológico, instalando la urgencia de la regulación del ejercicio disciplinar y discutiendo
la existencia de aspectos éticos constitutivos de la identidad profesional, los que se
24
ponen en duda ante ciertas prácticas en las cuales psicólogos y psicólogas se han visto
involucrados/as.
También es necesario hacer énfasis en que para lograr una adecuada reflexión,
es esencial la existencia de una activa voluntad de memoria respecto a la historia
reciente de la psicología en Chile, que permita visibilizar problemáticas que han
permanecido silenciadas y cuya discusión es relevante para el desarrollo de la
disciplina.
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