De las Nulidades Parciales De las Nulidades Parciales
en el RENen el REN
-Su sistemática--Su sistemática-
Algunas consideraciones para (re)pensar el reenvíoAlgunas consideraciones para (re)pensar el reenvío
Por Matías A. Sucunza.-
“Yo no puedo resignarme a creer que el sistema de la casación haya agotado su ciclo histórico y estoy persuadido de que el
adecuar el funcionamiento de la casación a las nuevas exigencias de los tiempos que vivimos, que no consienten ya a la
jurisprudencia aislarse en el empíreo de la lógica pura, depende no tanto de los dispositivos procesales cuanto de los hombres
que los administran. Y puesto que tengo confianza en estos hombres, confío también en que la Corte de Casación terminará
por ser, en el futuro, cada vez más próxima y sensible a las exigencias de la justicia sustancial”
Piero CALAMANDREI, La funzione della giurisprudenza nel tempo presente, “Opere Giuridiche”, 1966.-
Sumario: I.- Enfoque preliminar: desde dónde pensamos “las dudas”. II.-
Introito: De la razón de ser. Alcances del cometido. III.- 1. Recurso
Extraordinario de Nulidad y Sentencia Válida. 1.- A) Algunas consideraciones vitales.
B) ¿Qué comprende una sentencia válida? Cuestiones vinculadas ajenas al justiciable. Importancia de
su consideración. III.- 2. Nulidades Parciales en el REN. A) Categorías de nulidades e
inexistencia. Caracteres de la “afectación parcial”: el supuesto de la acumulación objetiva de
pretensiones como pauta interpretativa. B) La superación de la aclaratoria como medio de
impugnación. Facultad, no carga. C) Fundamentos de la figura. Insinuaciones de una mutación en
clave: un proceso de rostro más humano. III.- 3. Un linaje histórico: el reenvío. (De
nuevo sobre la) Propuesta de cambio. Algunas decisiones de la CIDH que nos
invitan a repensar el cuadro de garantías. IV.- Conclusiones que son nuevas
premisas, interrogantes reconstruidos.
I.- Enfoque preliminar: desde dónde pensamos “ las dudas ” .-
Desandar la empresa de los Recursos Extraordinarios
en los estamentos en que nuestra organización federal1 los
estatuye, repensarlos, siempre se torna una cara gesta.
Quizás se debe a que sabemos antes de partir que en
ese enclave converge el drama de lo humano, un rudo contraste
de fuerzas, de intereses, de sentimientos y pasiones2, que
encuentra en esos sofisticados instrumentos (y no) la última
posibilidad para resolver a derecho, con tino a justicia, la
puesta en escena3.
Quizás no.
Tal vez es consecuencia de una férrea toma de
posición que nos invita a cavilar que a través del prisma de
esta vías recursivas debe necesariamente redefinirse el rol y
función institucional por los cuales han de bregar los órganos
cimeros de la judicatura, sin bolsa ni espada, pero con
argumentos, en un Estado de Derecho4.
1 Arts. 1, 5, 121, 122 y 123 de la CN, 1 y 161 de la Carta Magna Provincial.2 CARNELUTTI,F., Come si fa un processo, Traducción de Sentís Melendo y Marino Ayerra Redín, RODAMILLANS S.R.L., Librería “ElForo”, Bs. As., 1999., p. 11-17. 3 PAOLINELLI, J., AJMECHET, L., HASSAN, C., OCHIPINTI, R., El hombre y el derecho, Abeledo Perrot, 1998, Bs. As.; MORELLO, A.M., El Estado de Justicia, Librería Editora Platense, Bs. As., 2003; MORELLO, A.M., Al final de una época, Librería Editora Platense, Bs. As., 2001, p. 145/177.4 SAGÚES, N.P., El Tercer Poder. Notas sobre el perfil político del Poder Judicial, Lexis Nexis Argentina, 2005, Bs. As; OTEIZA, E., La Corte Suprema, entre la justicia sin política y la política sin justicia, Librería Editora Platense, Bs. As, 1994; VERBISTSKY, H., Hacer la Corte -la construcción de un poder absoluto sin justicia ni control-, Ed. Planeta, Bs. As, 1993; CARRIÓ, A., La Corte Suprema y su independencia, Ed. Abeledo Perrot, Bs.As., 1996; FACORRO, S.J., VITTADINI, S.N., Dogmática Constitucional,
Vaya premisas.
Cierto es que el devenir del tiempo ha intentado
acompasar ambos arbotantes, conciliarlos, encontrar el punto
equidistante en el que los Máximos Tribunales optimicen en
justicia el rol que desde el Preámbulo la Carta Magna les
conmina a cumplir.
A lo antedicho debemos agregar otras razones, que
si bien exceden por demás el acotado marco de estas precarias
líneas, contextualizan cabalmente el ámbito de discusión macro
donde verdaderamente se desenvuelve la discusión/contienda5.
Así, quien quiera emprender este camino con sentido
de trascendencia deberá ponderar que el plafón a superar es la
definición del papel de la Función Judicial de la(s)
Suprema(s) Corte(s) en la dinámica del Estado en relación a el
sentido de pertenencia a que ha(n) sido sometida(s) conforme los
(supuestos) linajes históricos adoptados y la vigencia de
tajantes y reales diferencias (o la falacia de las mismas) de
los disímiles sistemas de derecho vigentes/existentes (Civil Law
vs. Common Law)6.
Abeledo Perrot, 1999, Bs., As., p. 13/35; DROMI, J.R., Constitución, Gobierno y Control, Ed. Ciudad Argentina, 1983, Mendoza, p. 55/57.5 CARRERA CARRERA A., Filosofía del Derecho -de la dogmática al empirismo. Crítica de la Ley-, Librería Ediciones del Profesional Ltda., Bogotá, Colombia, 2005, p. 25/39 y 45/67.6 GARGARELLA, R., Crítica de la Constitución, sus zonas oscuras, Ed. Capital Intelectual, 2004, Bs. As.; NUN, J., Democracia: ¿gobierno del pueblo o gobierno de los políticos?, Fondo de Cultura Económica, 2000,Bs. As.; FARNSWORTH, E.A., Introdución al sistema legal de los Estados Unidos, Zavalía, 1990, Bs. As.; TARUFFO, M., El proceso civil de “civil law”: Aspetos fundamentales, Revista “Il foro Italiano”, 2001; TARUFFO, M., Sobre las fronteras. Escritos sobre la justicia civil, Temis, 2006.
Este, fugazmente contorneado, es el marco
contextual, la fisonomía, donde se inserta el estudio e
importancia de los medios institucionales que permiten
canalizar la inclinación humana de no conformarse con lo
decidido (y tanto más que ello)7.
El Recurso Extraordinario de Nulidad Provincial -en
adelante REN- no escapa a estas consideraciones. También en él
anidan razones de poder y razones de justicia8. Acaso más de
poder9.
Hechas estas aclaraciones fundamentales,
prosigamos.
II.- Introito: De la razón de ser. Alcances del cometido.-
Vasta, calificada y de inconmensurable valía es la
doctrina existente con referencia a los medios de embates
extraordinarios10.
7 BERIZONCE, R.O., Efectivo acceso a la justicia, Librería Editora Platense S.R.L., Bs. As., 1987, p. 5/15.8 PODETTI J. R., Tratado de los recursos, EDIAR, Bs. As., 1958, p. 61 y ss.9 MORELLO, A.M., BERMEJO, P., MORELLO, M.S., Lectura procesal de temas sustanciales, Librería Editora Platense, Bs. As, 2000, p. 257/267. 10 Véanse, entre otros, DE LA RUA F., El recurso de casación en el derecho positivo argentino, V.P. de Zavalía Ed., Bs. As., 1968, p. 97y ss.,; PALACIO L.E., Derecho Procesal Civil, Abeledo-Perrot, Bs. As., 2001, T. IV, p. 227 y ss.; PODETTI J. R., ob. y lugar cit.,; IBAÑEZ FROCHAM M., Tratado de los recursos en el proceso civil, FEDYE, Bs. As., 1969, p. 223 y ss.; HITTERS J.C., Técnica de los recursos extraordinarios y de la casación, L.E.P., La Plata, 1998, 2da. Ed., p. 633 y ss.; MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Prov. de Bs. As. y de la Nación, Abeledo-Perrot/LEP, Bs. As., 1988, v. III, p. 801 y ss., VESCOVI E., El recurso de casación, Ed. Montevideo, 2da. Ed., 1996,
Publicistas destacados que se han avocado,
meticulosamente, al análisis sesudo de los mismos, nos
ofrendan un bagaje y legado formidable que es punto de partida
inexcusable/imprescindible de toda labor por emprender.
Nuestro estudio será, obvias razones mediante,
mucho más modesto, tanto más austero: intentaremos
sistematizar el estudio de las nulidades parciales dentro del
REN Provincial11, con epicentro en la omisión de cuestión
esencial en la acumulación objetiva de pretensiones como
causal motivo, aportando remozados argumentos que nos permitan
reflexionar, con mayor asidero en estos casos, acerca de la
pp. 86 y ss.; LEVITÁN, J., Recursos en el Proceso Civil y Comercial Ordinarios y Extraordinarios, Ed. Astrea, Bs. As., 1986. 11 Obsérvense, MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob. ylugar cit., HITTERS, ob. y lugar cit., MORELLO A.M., La casación. Un modelo intermedio eficiente, Platense, 2000, 2da. Ed.; TESSONE, A.,Recursos Extraordinarios. Recurso de Nulidad Extraordinario, Platense, 2000; BERIZONCE R.O., “La Casación por quebrantamiento de las formas esenciales del juicio en la doctrina jurisprudencial. Su recepción en el Proyecto de Código Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires de 1998”, en Revista de Derecho Procesal, N° 2 -Medios de Impugnación. Recursos-, v. I., Rubinzal Culzoni, Santa Fé, 1999; MARTOCCI J.M. y MILLAN G.M., El recurso extraordinario de nulidad en Temas de casación y recursos extraordinarios.En honor del Dr. A.M. MORELLO, LEP, La Plata, 1982, p. 327 y ss.; MORELLO A.M., Los recursos extraordinarios y la eficacia del proceso, T. 1y 2., Ed. Hammurabi, Bs. As, 1981, MARTINEZ J.P., Recurso extraordinario de nulidad…, Rev. Col. Abog. La Plata, 1994, N° 55, p.373-381; ARAZI R., BERMEJO P., DE LÁZZARI E., FALCÓN E., KAMINKER M., OTEIZA E. y ROJAS J., Código Procesal Civil y Comercial de laProvincia de Buenos Aires. Anotado y Comentado. Tomo I., Ed. Rubinzal Culzoni, Bs. As, 2009; GIANNINI, L., El recurso extraordinario de nulidaden la Provincia de Buenos Aires. Algunos aspectos técnicos en Régimen de la Administración Pública Prov. de Bs. As., Ed. R.A.P., N° 61/62, 2008, p. 5-43; FENOCHIETTO, C.E., Código Procesal Civil y Comercial de la Prov. de Bs. As., Comentado, Anotado y Concordado, 7ma. Ed., Ed. Astrea; CAMPS, C., Código Procesal Civil y Comercial de la Prov. de Bs. As., Ed. Lexis Nexis.
procedencia del reenvío en el marco de un proceso justo.
Con ese norte, dividiremos este bosquejo en tres
partes. En la primera (1), esbozaremos una somera
conceptualización del REN y de lo que conllevaría, como
contrapartida, una sentencia “válida”. En la segunda (2),
haremos un raconto de las posibles categorías de nulidades que
podrían evidenciarse en los mentados decisorios, anclando -en
tanto especie de consideración- en las parciales, sus
pretensos caracteres y pormenores continentes. Por último, en
la tercera (3), focalizaremos en el (vetusto) reenvío y la
posibilidad, previas razones, de limitar a determinados
supuestos extremos su (alambicada) necesaria aplicación, dando
noticia de los nuevos argumentos que podrían esgrimirse en el
escenario actual a la luz de ciertos decisorios de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.
Por último, cabe hacer una honesta precisión
preliminar para aquellos que se tomen la generosa molestia de
dedicar su tiempo a leer estos papeles.
Todo pensamiento y juicio de valor que se viertan
en el presente están -amén de aquellas observaciones
eminentemente técnicas y de las pobrezas que exclusivamente me
son- empapadas de una clara guía, de una señera Escuela, que
vive todo instrumento institucional como servidor de lo
humanamente justo.
Como pregonase el Maestro de Maestros: “Hemos
procurado mostrar un cuadro de situación del proceso civil en estas horas. Con sus
presiones, mudanzas, adecuaciones y expectativas de una nueva sincronización, de
una indudable empresa de mejoramiento, de ponerse cerca de la gente, con mayor
transparencia, y sensible, más realista, que quiere servir mejor al derecho
constitucional fundamental de construir un proceso justo que fabrique mejor
justicia, y resuelva, de verdad, el conflicto”12.
Ese es el perenne desafío.
III.- 1. Recurso Extraordinario de Nulidad y Sentencia
Válida.-
1.- A) Algunas consideraciones vitales.-
Estatuidas constitucionalmente sus causales de
procedencia en los artículos 168 y 171 de la Constitución
Provincial13, el Recurso Extraordinario de Nulidad14 tiene como
misión casar el quebrantamiento de las formas sentenciales por
errores in procedendo producto de la inobservancia de las
primeras en tanto condición de validez de las decisiones
judiciales definitivas15.
Esa es su télesis/valor: custodiar, vale recalar,
12 MORELLO A.M., El Proceso Civil Moderno, Ed. L.E.P, La Plata, 2001, p. 474.13 Con los reparos que ello ha merecido y que hacemos nuestros.BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., p. 2, afirma que “otros ordenamientos, con técnica más depurada, se limitan a prever en el marco constitucional el recurso de casación de modo genérico, incluyendo entre sus motivos los errores in judicando y los errores in procedendo; a su vez la ley procesal los regulaen detalle (Neuquén, Const. Provincial de 1957, art. 172 inc. B; Ley 1406 de 1983). 14 Huelga recordar que el instituto en estudio se encuentra consagrado en el artículo 161 inciso 3. b) de la Carta Fundamental Provincial donde se estatuye entre las atribucionesde la Suprema Corte de Justicia la facultad de “conocer y resolver en grado de apelación de la nulidad argüida contra las sentencias definitivas pronunciadas en última instancia por los tribunales de justicia, cuando se alegue violación de las normas contenidas en los artículos 168 y 171 de esta Constitución”.15 MARTOCCI J.M. y MILLAN G.M., ob. y lugar cit., p. 329/330; MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., p. 802/803; GIANNINI, L., ob y lugar cit., p. 6/9.
los aspectos formales, solemnes, del pronunciamiento
defintivo, constitucionalmente consagrados, y no otros.
Solemnidades que en abstracto supondrían garantías,
conquistas, para el justiciable.
Sabido es que quedan fuera de este meandro adjetivo
los vicios anteriores al acto sentencial que, sino
consentidos, de haber causado gravamen debieron haber sido
impugnados por los salvoconductos prescriptos al efecto en el
momento procesal oportuno, con la cortapisa de la anulación de
oficio por trasgresión a normas imperativas16.
Es decir, el constituyente -en este punto con
acierto- pondero que el sistema que mejores réditos otorgaba,
el que se compadecía con una técnica procesal refinada, es el
que subsumiría en el REN las deficiencias formales de la
sentencia y no las prescriptas para el trámite de la causa,
robusteciendo así los principios de orden, celeridad, economía
y preclusión en el iter procesal17.
Complementando el cuadro, argüimos que la
reglamentación positiva, infraconstitucional, atinente a este
medio de impugnación extraordinario es concisa, siendo los
Arts. 296 a 298 del Código Procesal Civil y Comercial su
fuente cardinal18.
16 BERIZONCE, R.O., ob y lugar citado, p. 4/9. SCBA, Ac., 41.811, del 10/10/89; Ac. 40.331, del 10/9/91; Ac. 59977, del 8/7/97; Ac. 63.491, del 31/3/98, Ac. 66.011, del 31/3/98; Ac. 62.840, del 31/3/98; Ac. 79.199, del 4/4/02.17 Ver BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., pp. 4.18 Cabe colegir que en sustancia penal, el REN esta reglamentado en los artículos 491 a 493, CPPBA. Asimismo, la normativa precedentemente citada correspondiente al fuero civily comercial se aplica por remisión expresa a los sistemas de
A modo de repaso, vale recordar también, que las
causales que habilitan este instrumento de revisión son: a) la
omisión de cuestiones esenciales19; b) la falta de voto
individual y acuerdo20; c) la falta de mayoría de opiniones21;
y, d) la ausencia de fundamentación normativa22.
Por supuesto, que estos causados arquetipos que
primae facie apocontan con meridiana claridad, son esquivos y
erizados para los litigantes que deben acudir por ante el
Máximo Tribunal a dirimir en justicia sus agravios.
De allí, la inconmensurable valía de la inveterada y
copiosa jurisprudencia de la mentada Corte23, quien ha tratado
enjuiciamiento laboral (Arts. 55 y 63, Ley N° 11.653) y contencioso administrativo (Art. 60 del CCA, Ley N° 12.008 y modificatorias). Considérese también integrante del plexo a ponderar en la materia el Art. 31 bis de la Ley N° 5827, incorporado por Ley N° 12.961, el cual prescribe la incorporación de un “especial” certiorari en cabeza de la SCBA,la cual podrá desestimar fundadamente en cualquier estado del trámite recursos que no reúnan requisitos esenciales o que han sido insuficientemente fundados o en supuestos de embates sustancialmente análogos a los rechazados anteriormente por el órgano supremo. Para un análisis sensato de los verdaderos alcances del citado instituto y su tratamiento pretoriano ex ante, ver GIANNINI, ob. y lugar cit.. 19 SCBA, Ac. 44.507, del 27/08/91; Ac. 41.491, del 27/06/89; Ac. 65.394 del 29/09/98, entre otros. Cabe argüir, que la eventual trasgresión al principio de congruencia por demasía decisoria, en tanto supone la denuncia de eventuales errores dejuzgamiento, resulta ajena al REN, siendo propia del RIL (SCBA,Ac. 80.091, del 12/10/05).20 SCBA, Ac. 41.089, del 28/11/89; Ac. 40.424, del 26/12/89; Ac. 48.340, del 10/09/91, entre otros.21 SCBA, Ac. 38.113, del 3/11/87; Ac. L 36.013, del 23/09/86, entre otros.22 SCBA, Ac. 39.129, del 7/06/88; Ac. 53.040, del 13/12/96; Ac.56.599, del 23/2/99; Ac. 94.257, del 13/05/09, entre otros.23 De imprescindible revista para cualquier operador jurídico
de ir demarcando, con claroscuros, el sendero de la hoja de
ruta que supone la construcción constante de estos
compartimentos no estancos.
Pasando efímera revista, únicamente con
pretensiones didácticas, toda vez que de esto se ha ocupado la
profusa y cuidada doctrina antes citada, los presupuestos de
admisibilidad del REN serían: existencia de sentencia
definitiva del último o único tribunal de grado, legitimación,
interposición en tiempo y forma y la debida
fundamentación/suficiencia recursiva24. En contrapartida, no
conforman requisitos exigidos por el constituyente25, tesitura
reafirmada por la Suprema Corte26, la suma graviminis y el
depósito previo27.
Por último, en relación al acápite transitado, y si
que bucee en esta delicada temática. Ver GIANNINI, ob. y lugar cit., p. 5/9.24 Ver MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob y lugar cit., p. 802/854; GIANNINI, ob. y lugar cit., p. 10, “…(aunque la inclusión de esta última exigencia en el elenco de admisibilidad siempre resulta discutible)”. 25 El artículo 161 inciso 3, ap. a) de la Constitución Provincial al legislar respecto de la competencia de la SCBA para conocer del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley consagra que lo hará “con las restricciones que las leyes de procedimientoestablezcan”, no habiéndose guardado igual reparo en relación al meandro adjetivo bajo análisis.26 SCBA, Ac. N° 15.940, del 28-7-1970, “Sucesión de Julián Hernández c/Miguel Baldeneras. Desalojo, Recurso de Queja”. Allí el Máximo Tribunal decretó la inconstitucionalidad de los otrora artículos 297 y 302 del CPCC entonces vigente, los cuales -remisión mediante a lo normado en el RIL del mismo cuerpo legal- estatuía limitaciones formales, económicas, a este tipo de recurso cuyo valor custodia, como sabemos, justifica la imposibilidad de lasmismas.27 Arts. 278 y 280 del CPCCBA.
bien será punto de inflexión de reflexiones por venir, cabe
sumar una observación medular más, neurálgicamente gravosa.
El artículo 298 del CPCC norma en relación al REN
la vigencia del histórico reenvío como modo de expresión de la
casación -pretendidamente- pura. Es decir, que ejercitado el
iudicium rescindens (anulación) de la sentencia recurrida con
basamento en algunos de los motivos que abren la instancia del
Órgano Máximo, se remitirá la causa a otro Tribunal28 para que
lo decida nuevamente (iudicium rescissorium)29.
Esta, sucintamente relevada, es la silueta del REN
Provincial. Distingamos ahora, el valladar lógico del mismo:
la sentencia válida.
1.- B) ¿Qué comprende una sentencia válida? Cuestiones vinculadas ajenas al
justiciable. Importancia de su consideración.
Aquí pretendemos acotadamente dos cosas. Por un lado,
conceptualizar qué comporta una sentencia en términos de
validez. Por otro, denotar el marco continente que supone la
28 SCBA, Ac. 83.265, del 10/12/03: “Si bien el Código hace referencia a otro Tribunal, en realidad lo que corresponde es que entienda el mismo órgano, aunque integrado hábilmente” -art. 39 de la Ley N° 5827-.29 Art. 298 CPCCBA. Contenido de la sentencia. Cuando la Suprema Corte lo acogiera, se declarará nula la sentencia recurrida y se remitirá la causa a otro tribunal para que la decida nuevamente. En este supuesto se aplicará a cada juez deltribunal una multa idéntica a la establecida por el artículo 45°, siempre que, a juicio del tribunal, existiera manifiesta oinexcusable infracción a los preceptos constitucionales aludidos. Cuando la Corte estimare que no ha existido infracción a las precitadas disposiciones de la Constitución, así lo declarará, desestimando la impugnación y condenando al recurrente en las costas causadas. Ver SCBA, Ac. N° 72890, 19/2/2002, “G., F. s/Adopción”.
responsabilidad de su dictado en términos de corrección con
miras a la concreción de un proceso razonablemente justo.
Veamos.
Luego de haber transitado la ardua fatiga de la
litigación, que seguramente habrá consumido varios años vida de
los justiciables, llega el momento más importante no sólo para
los legítimos contendientes que enrostran desavenencias sino
para el servicio de justicia y la sociedad toda que confía en el
monopolio que rectamente administra el Estado, su eficacia y
efectividad30. La ocasión en que el Juez o los, deberán dirimir
en justicia la fortuna del pleito: la sentencia.
Simplificando quizás en demasía31, podemos postular
que ésta es el acto procesal institucionalizado en virtud del
cual el órgano jurisdiccional competente del Estado, sujeción
al debido proceso mediante, decide -conforme el plexo
imperante- sobre la suerte (justicia) de la admisibilidad y
procedencia de la pretensión impetrada y la oposición a la
30 Razón que justifica(ría), la cesión de trozos de libertad por un cometido superior. En otras palabras, la propia existencia de éste.31 Para un estudio acabado véase ROCCO A., La sentencia civil, traducción Rafael Greco, Valletta Ed., Bs. As., 2005; CHIOVENDA, G., “Instituciones de Derecho Procesal Civil”, traducción de E. Gómez Orbaneja, Revista de Derecho Privado, T. III, p. 325, Madrid, 1940; CHICHIZOLA, M.I., Requisitos constitucionales para una sentencia válida, La Ley, 1981, D, p. 1138; SMITH, J. C., El principio lógico de razón suficiente y la sentencia judicial, El Derecho, T. 72, p. 717;PASSI LANZA, M. A., Elaboración de los conceptos de sentencia “fundada” y “motivada” y “autosuficiente” o “autónoma”, La Ley, T. 131, p. 64; SOSA, G. L., Recaudos constitucionales para una sentencia válida. Contenido y motivación, Jurisprudencia Argentina, 1981, T. III, p. 781; TESSONE, A.J., El deber de motivación (con especial referencia al proceso civil y comercial), Jurisprudencia Argentina, 1991, T. I, p. 864; PALACIO,L.E., ob. y lugar cit..
misma -thema decidendum/principio de congruencia-, a través de
la creación de una norma jurídica individual aplicable, en
principio, sólo al caso32.
Es decir, esto -la sujeción a lo normado en los
artículos 168 y 171 de la Constitución Provincial y 163 y
concordantes del CPCCBA-, el anverso de la existencia del
propio REN, configuraría una sentencia válida.
Sin embargo, eso no es todo. Como magistralmente
se nos enseñase, el acto de sentenciar se constituye e integra
dinámicamente a través de dos momentos metódicos esenciales:
uno cognositivo, en el cual el juez accede gnoseológicamente a
una realidad social constituida por el factum generalmente
litigioso que las partes someten a su consideración, y otro,
normativo, consistente -en líneas generales- en el ideal antes
intentado33.
Es cierto, que la noción “realidad social” recién
citada es utilizada con una significación acotada que se
traduce casi inmediatamente en términos jurídicos: principio
de congruencia.
No obstante ello, no es menor rememorar en tiempo
presente, que seguirá siendo “realidad social”, o en otros
términos, un caro “problema humano”.
En síntesis, la sentencia presupone: a) el
instante más importante de un proceso cuya única razón de ser
es desactivar un conflicto humano en términos de justicia a
32 Excediendo el marco de este bosquejo no haremos alusión a laposibilidad de esgrimir los efectos erga omnes de determinadas sentencias, sus criterios axiológicos y reparos técnicos.33 SMITH J.C., ob. y lugar cit., p. 720.
fin de consolidar la paz social, y, b) una expresión técnica
cuya responsabilidad reposa exclusiva y excluyentemente en un
órgano estadual que dirige el iter del mismo.
Cabría preguntarse entonces. Si el error al
decidir es imputable en términos de autoridad a quien ejercita
la importante misión de juzgar, quién debe cargar con el costo
de ese desatino?. Existen “sanciones” tendientes a mitigar
esas falencias? Se aplican? Porqué?34 Serían de utilidad de
todos modos? Qué hiere más al debido proceso, el tiempo
muerto, la (in)justicia tardía o la mengua plausible de
formalidades en pos de un propósito superior?.
Aquí los primeros cuestionamientos que nos
concitan a adoptar posicionamiento.
III.- 2. Nulidades Parciales en el REN.-
2.- A) Categorías de nulidades e inexistencia. Caracteres de la “afectación
parcial”: el supuesto de la acumulación objetiva de pretensiones como pauta
interpretativa.-
Como vaticinásemos, si prospera el Recurso
Extraordinario incoado contra el edificio jurídico que
pretendía ser la sentencia, la nulidad de la misma deviene
inexcusable y con ella, consecuente legal, su pertinente
reenvío.
Ahora bien, necesariamente el vicio de que
34 CAPPELLETTI, M., La responsabilidad de los jueces, JUS, La Plata, 1988; MORELLO, A.M., BERIZONCE, R.O., HITTERS, J.C., NOGUEIRA, C.A., La justicia entre dos épocas, Librería Editora Platense S.R.L., LaPlata, 1983.
adolezca la sentencia en tanto acto jurídico provocará la
nulidad de toda ella?. Como acto único e indivisible, primae
facie, pareciera que ese es su resultante inmediato. La
injusticia para los contendientes y el gravamen para el
servicio de justicia deviene palmario.
Caso contrario, de no implosionar la arquitectura
sentencial toda, cuáles serían los supuestos y qué los
caracterizarían?. Revestiría esto “real” utilidad?.
De modo pedagógico, diremos que la nulidad que
afecta al acto decisorio puede ser: total, cuando los defectos
alcanzasen a la universalidad de pretensiones que se
dirimiesen en el mismo o cuando se tratase de un vicio rígido, que
la provocase indistintamente de las peticiones litigiosas
resueltas35, y, parcial36, en aquellos casos en que las
cuestiones esenciales omitidas resulten independientes y
perfectamente separables de los demás requerimientos resueltos
en el fallo recurrido37.
Desde otra arista, no siendo baladí, cabe hacer
una digresión conceptual importante.
Parte de la doctrina38 efectúa el distingo entre la
nulidad total de la sentencia y la inexistencia de la misma39,
la cual acaecería en aquellos supuestos en que se omitieran
las formalidades sustanciales del modo de operar la resolución
35 Inobservancia de la solemnidad que le es.36 SCBA, Ac. 50.092, del 15/10/92; Ac. 66.757, del 9/3/99; Ac.88.911, del 7/3/07; entre otros.37 ARAZI R., BERMEJO P., DE LÁZZARI E., FALCÓN E., KAMINKER M.,OTEIZA E. y ROJAS J., ob. y lugar cit., p. 574.38 Con tino a nuestro parecer.39 Posición sostenida por la CSJN. Fallos, 156:283; 308:2188; 312:319; 314: 1846.
o se sucediesen irregularidades en el iter procesal
inconfirmables por transgredir o soslayar normas imperativas,
que hacen al orden público, indisponibles/irrenunciables por
definición para las partes, terreno ávido en definitiva -por
idénticas razones desbrozadas- para la anulación ex officio40.
Abastecido el circunloquio, recapitulemos.
Habíamos mencionado que tomaríamos como pauta
interpretativa el supuesto de nulidad parcial del decisorio en
caso de omisión de cuestión esencial -siempre decisión infra
petita- en la acumulación objetiva de pretensiones41.
Consecuentemente, recordemos que ésta se configura
cuando se reúnen, en una misma demanda, distintas pretensiones
que el actor tenga frente al demandado, realizada con el fin
de que estas sean sustanciadas y decididas en un proceso
único42. Los supuestos abundan. Verbigracia: un ílicito
extracontractual que genere disímiles daños/pretensiones
indemnizables -emergente y moral- o una
desvinculación/distracto contractual que ocasione distintos
agravios: indemnización por despido injustificado, vacaciones
insolutas, SAC proporcional adeudado, etc43.
Así, como también dejásemos entrever, los
caracteres o pautas directrices que definirían la mentada
nulidad en el supuesto en estudio serían:
40 Ver BERIZONCE R.O., ob y lugar cit., p. 6/7.41 Quedan fuera entonces, aquellos casos de nulidades parcialesen materia penal. Verbigracia; omisión de ponderar atenuantes, eximentes, etc. No obstante ello, cabe poner de manifiesto que la lógica estructural y su basamento son idénticos.42 PALACIO L.E., ob. y lugar cit., pp. 114.43 TESSON, A.J., ob. y lugar cit., p. 142/144 y 169/172.
a) la omisión de cuestión esencial, entendiendo por ésta -amén
de las disquisiciones existentes-44 las que han determinado la
plataforma misma de la litis, remitiendo ontológicamente a los
elementos de la pretensión y oposición45. Quedan fuera entonces
las llamadas “cuestiones accesorias”46 y las elucubraciones
respecto de los “argumentos de hecho y derecho”;
b) la independencia/autonomía, consecuencia de las
particularidades del instituto en examen, de las partes
viciadas respecto del resto del fallo, producto de la
separabilidad de las mismas o no gravitación simbiótica47;
c) la admisibilidad de la cuestión, es decir, que se trate de
una de aquellas que el Juez -por imperio del artículo 163
inciso 6-, está constreñido a enjuiciar.
2.- B) La superación de la aclaratoria como medio de impugnación. Facultad,
no carga.
Omitida que había sido una cuestión esencial en el
supuesto de acumulación objetiva de pretensiones, la doctrina
clásica del Máximo Tribunal postulaba que el medio idóneo para
remediar esa falencia era la aclaratoria, en los términos del
artículo 166 inciso 2.
Es decir, bajo el arropo de la unicidad e
incanjeabilidad de los vías impugnaticias, desestimaba los
44 Para un estudio detallado de la cuestión obsérvese GIANNINI,L., ob. y lugar cit., 17/26. 45 SCBA, Ac. 89.298, del 15/7/09.46 Ver costas e intereses y sus particularidades.47 Si bien se podrían postular ciertas objeciones, en línea de principio asumiremos que así es. Por otra parte, es menester argüir que descartamos el (pretendido) caracter de trascendencia postulado en algunos decisorios de la SCBA ya quela omisión de cuestión esencial per se lo implica.
embates que con ese objeto se articulaban a través del REN.
Sin embargo, a partir del precedente “W., A. c/Servicios
Industriales S.A. s/Indemnización por daños y perjuicios”48, el órgano cimero,
bajo el entendimiento de que la precitada doctrina imponía una
gravosa carga a la parte, cercenándole un carril impugnativo
extraordinario expresamente previsto por la Carta Magna
provincial (Art. 168) y por el Código adjetivo (Arts. 296 a
298), constriñéndolo a transitar un sendero que si bien apto
para dichos fines, resultaba tardío y por tanto un exceso
ritual, concluye que la interposición de uno u otro tiene
carácter facultativo (posibilidad, no carga), no importando su
no planteamiento consentimiento ni imposibilidad de deducir la
mentada vía impugnaticia excepcional49.
Por otra parte, si bien como sostiene autorizada
doctrina, la divergencia entre una omisión dirimente y un mero
descuido que genera la necesidad de clarificar lo expresado en
la resolución radica en la aptitud de la reforma peticionada
para alterar lo sustancial de la decisión -aclaratoria-50,
ponderable en cada caso, pareciera que esta especie de
excepción pretoriana al mentado principio de unicidad de los
recursos, tiende definitivamente un halo de justicia sustantiva
superadora de los pruritos ritualistas.
2.- C) Fundamentos de la figura. Insinuaciones de una mutación en clave: un
proceso de rostro más humano.
Si tuviéramos que explicitar las razones que dan
48 SCBA, Ac. L. 70.654, del 10/3/04.49 ARAZI R., BERMEJO P., DE LÁZZARI E., FALCÓN E., KAMINKER M.,OTEIZA E. y ROJAS J., ob. y lugar cit., p. 575.50 Ver GIANNINI, L., ob. y lugar cit., p. 25/26.
basamento a la construcción de la nulidad parcial como un
cuadrante específico en el ríspido territorio del REN, nacida
al calor de la superación de un tecnicismo procesal,
deberíamos esgrimir que:
a) la anulación de la sentencia in totum cuando estamos en
presencia de pretensiones claramente escindibles habiéndose
omitido pronunciamiento sólo respecto de una de ellas, se
constituye en un claro exceso ritual, que palidece y atenta
contra el debido proceso socavando la garantía de afianzar la
justicia;
b) asumir una tesitura de tamaña envergadura implicaría,
además, un inaceptable dispendio jurisdiccional. Tiempo y
recursos perdidos, inútiles, para el justiciable
pretendiente/opositor, para el servicio de justicia. El amargo
sabor de la frustración de la tutela efectiva y oportuna, de
la “privación de justicia”51;
c) es la solución que mejor se compadece con los principios
que nutren el sentido primero del proceso como medio
instrumental para la composición del litigio -celeridad,
economía procesal y conservación de los actos de la ola
51 BIDART CAMPOS G.J. y MORELLO A.M., La Corte Suprema y el tiempo muerto del proceso, Jurisprudencia Argentina, T. II, 1992, p. 137, “Convendría que los jueces cobraran sensibilidad extrema ante este problema del tiempo procesal fuera de los relojes y de los calendarios, vivenciándolo como tiempo en la vida de una persona que les reclama administración de justicia…Se nos dirá queson disquisiciones más propias de la filosofía, seguramente es así. Pero el tiempo existencia de cada ser que vive en este mundo es su tiempo, el único que existe y que dura para él, y cuando se le consume, se le pierde, se le termina, todo eso le acontece para él, a su mismidad única, y no a otro. El tiempo vital, biográfico, existencial, es único de cada uno, de cada yo, y en él se inserta el proceso, que no es impersonal porque lleva dentro de sí a una persona, a esa a la que la Constitución le garantiza la efectividad de la Jurisdicción y la tutela de una decisión oportuna, en tiempo útil”.
invalidatoria-52;
d) la asunción de la nulidad con sentido de trascendencia, de
gravamen efectivo y concreto para el consumidor del servicio,
y no su enarbolamiento en el sólo interés de la ley. A ello se
añade, que las nulidades necesariamente deben ser apreciadas
con pensamiento estricto, prosperando sólo en caso extremos53;
e) la limitación de la reformatio in peius, toda vez que los
capítulos vinculados con cuestiones distintas o ajenas, que sí
habían recibido tratamiento en la sentencia, o bien no habían
provocado agravios, o bien, si los generaron, pueden
examinarse a través del recurso de inaplicabilidad de ley54.
Esto se complementa con la idea de que tampoco podría -
excepcionando la incanjeabilidad de los recursos- perjudicar a
la contraparte, situación que se configuraría si se derrumbase
íntegramente el fallo sobre los aspectos (pretensiones) ajenas
a toda razón de nulidad55;
f) es el criterio que mejor se ajusta con la télesis
dikelógica de la Casación sin mayores costos adicionales para
el cumplimiento concomitante del rol institucional cardinal en
el que debe inmiscuirse el Máximo Tribunal, esto es, el
quehacer/diálogo institucional en el Estado de
52 MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., pp. 811.53 MARTÍNEZ, J.P., ob. y lugar cit., p. 377. SCBA, L. 79235, del 23/5/07, “Entiendo que en el caso de autos (esta hablando de un supuesto de nulidad parcial), declarar la nulidad de aquellos fragmentos de la decisión que componen las restantes controversias suscitadas entre las partes, deviene innecesariay configura un dispendio jurisdiccional afectando el rendimiento del servicio de administración de justicia…” (del voto de la Dra.Kogan). 54 ARAZI R., BERMEJO P., DE LÁZZARI E., FALCÓN E., KAMINKER M.,OTEIZA E. y ROJAS J., ob. y lugar cit., pp. 575.55 SCBA, L. 79235, del 23/5/07.
Derecho/Justicia. Télesis que por otra parte, no se agota en el
empíreo de la lógica pura, y pretende demostrar que configura más que un
dispositivo del racionalismo iluminístico56;
g) por último, un argumento exegético: el artículo 50 de la
Ley N° 11.653, prevé la posibilidad de que se forme incidente
por separado en el que se tramitará la ejecución del crédito
cuando hubiere quedado firme la condena al pago de alguna suma
de dinero, aunque se hubiere interpuesto, alguno de los
recursos autorizados, demandando entre otros recaudos para la
formación del incidente, copia autenticada de que el rubro que
se pretende ejecutar no está comprendido en el recurso
interpuesto y de que la sentencia ha quedado firme respecto de
él. Es decir que, si la anulación parcial no fuera una de las
alternativas posibles el legislador debió haber excluido la
posibilidad de formar incidente de ejecución parcial cuando el
recurso extraordinario fuera el de nulidad. Sin embargo, esa
facultad le asiste a la parte aún cuando se hubiera impetrado,
respecto de otros rubros no recurridos, alguno de los recursos
autorizados57.
Desde otro cuadrante, cabe poner de manifiesto, que
el fundamento legal -marco jurídico continente- que nutre la
prerrogativa de anular los decisorios que adolezcan de
defectos que los invaliden parcialmente en tanto tales, amén
de la legislación específica58, dimana de los artículos 1039
del Código Civil y su doctrina, 163 del CPCCBA y concordantes,
56 CALAMANDREI, P. La funzione della giurisprudenza nel tempo presente, “Opere Giuridiche”, Nápoli, 1966, pp. 617.57 SCBA, L. 79235, del 23/5/07, del voto del Dr. Negri.58 Como la variante explicitada en relación a materia laboral.
10, 15 y 168 de la Carta Magna Local, 17 y 18 de la
Constitución Nacional.
III.- 3. Un linaje histórico : el reenvío. (De nuevo sobre la)
Propuesta de cambio. Algunas decisiones de la CIDH que nos
invitan a repensar el cuadro de garantías.-
Nos preocupa - y mucho- que la Casación provincial, en el umbral del
siglo XXI, anule un pronunciamiento y reenvíe la causa, escribía hace casi
dieciséis años MARTÍNEZ59.
Hoy el cuadro no ha cambiado si tenemos en
consideración que la mayor conquista que el tiempo alumbró ha
sido el instituto desbrozado, cuyo único mérito es limitar el
reenvío60 parcialmente. El saldo sigue siendo muy costoso.
Veamos sucintamente el origen de esta
rémora/galicismo para reflexionar sobre su “vigencia”.
Sin dubitación cualquier empresa que pretenda asir
una institución en cabalidad deberá realizar un estudio
historiográfico pormenorizado de la misma.
Es que como se nos legase, aquí el examen
retrospectivo tiene -quizás- mayor trascendencia que en otras
regiones jurídicas si se tiene en cuenta que por un raro
fenómeno (?)61, las cuestiones atinentes a los recursos
extraordinarios han sido legisladas hace mucho tiempo, sin que
se les haya dado por vía legislativa la revitalización que
59 MARTÍNEZ, J.P., ob y lugar cit., p. 376.60 Art. 298 CPCCBA.61 Vale interrogarse: será porque con ello se va la definición de un rol? O porque la ausencia de pautas claras favorece la discrecionalidad en el ejercicio del poder?.
hubiera sido necesaria62.
La historia nos es familiar. Francia, 1790,
Tribunal de Cassation, órgano no judicial cuyo vital mandato
sería interpretar el sentido de las leyes, para mitigar la
recalcitrante desconfianza hacia las bocas inanimadas de la
ley que con sentido histórico contenían/combatían los
iluministas franceses63.
Era de entender la creación de un órgano de control
constitucional de esa envergadura, el cual -con justificación
en la división de poderes- simplemente controlaba la debida
hermenéutica de los textos legales, anulando en su caso la
sentencia en crisis pero sin dictar un fallo positivo que
diere solución al conflicto conforme a derecho, sino
remitiendo la causa a un nuevo judicante para que ejercite
dicha misión, que se entendía propia y exclusiva del Poder
Judicial64 -el que es preciso puntualizar, contaba con los
instruidos hombres del ancien régime-65.
Las críticas de la más avezada doctrina al
62 HITTERS, J.C., Fines de la Casación, p. 29, en El recurso extraordinario de nulidad en Temas de casación y recursos extraordinarios. En honor del Dr. A.M. MORELLO, ob. y lugar cit.63 Si bien respecto del REN la Casación Bonaerense sigue las pautas de la legislación española. Ver MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., p. 802 y subsiguientes.64 GIANNINI, L., ob. y lugar citado, p. 39. Cabe argüir, que en1837 el mentado Tribunal, al equilibrarse las pujas clasistas, muto de naturaleza convirtiéndose en órgano jurisdiccional ejercido por la judicatura.65 Los estudios históricos explican que el motivo de la no remoción de los jueces que ejercían la judicatura fue que la “revolución” no contaba con hombres capacitados para ocupar esos cargos.
mantenimiento de tan vetusto dispositivo se multiplican66.
Con diferentes matices, pero bajo un mismo pulso,
son contestes en prescribir que este obsoleto instituto
contraría la naturaleza actualmente consolidada de la
Casación, debiendo limitárselo al máximo, lo que implica
consecuentemente, extender la competencia positiva de la Corte
hasta el extremo de las fronteras67.
Es que si bien es cierto que la razón (presente)
del reenvío estriba en que anulada la sentencia por defectos
propios el Máximo Tribunal, que entonces no tiene sentencia a
juzgar en el mérito, respeta la exigencia de la segunda
instancia, dándole (en abstracto) una mayor garantía al
66 MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., p. 855/869; HITTERS, ob. y lugar cit., p. 9/14, 48/53 y 376/381; GIANNINI, L. , ob. y lugar cit., p. 39/42; MORELLO A.M., La casación. Un modelo intermedio eficiente, ob. y lugar cit., pp. 7/22 y 386/387; TESSONE, A., ob. y lugar cit., p. 184; BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., pp. 14/15; LEVITÁN, J., ob. ylugar cit., p. 183/188; PODETTI, J.R., ob. y lugar cit., p. 61/64; MARTOCCI J.M. y MILLAN G.M., El recurso extraordinario de nulidad en Temas de casación y recursos extraordinarios. En honor del Dr. A.M. MORELLO, LEP, La Plata, 1982, p. 327 y ss.; MORELLO A.M., Los recursos extraordinarios y la eficacia del proceso, T. 2., ob. y lugar cit., p.669/683; MORELLO, A.M., La contribución de la Corte Suprema a repensar la eficacia de las Cámaras de Apelación. La corruptela del reenvío innecesario, La Ley, T. C, 2000, p. 747/750; DE LOS SANTOS, M., El recurso de nulidad(sobre la necesaria eliminación del reenvío en la praxis de las instancias revisoras ordinarias), en Revista de Derecho Procesal. Medios de impugnación.Recursos - II, N° 3, Rubinzal Culzoni, 1999, p. 207/214. A contrario, IBAÑEZ FROCHAM, M., ob. y lugar cit., p. 233. 67 Así como hay autores -IBAÑEZ FROCHAM, M., ob. y lugar cit., p. 233- que han postulado férreamente la Jurisdicción negativa del órgano cimero hubo otros -LEVITÁN, J., ob. y lugar cit., pp.183/184- que han esgrimido el extremo contrario, esto es, lainconstitucionalidad de las normas atinentes a este meandro delCPCCBA.
juticiable68, no menos cierto es también que salvo contados
casos donde le será imposible juzgar69, el estudio realizado
para casar la sentencia en trance, sumado a las críticas que
merece la aplicación rayana de la competencia negativa -
verbigracia; (posibles) nuevas impugnaciones respecto del
decisorio por recaer, imposibilidad material de producir
nuevas pruebas y actos, desidiosa dilación temporal, costos
materiales (no sólo costas) que deberá (n) soportar el/los
justiciable(s) por desatinos imputables al servicio de
justicia con la inconsecuente falta de apercibimiento de los
mismos, insatisfacción/inutilidad para el servicio de justicia
todo, entre otros-, alternativas procesales que resguarden la
no indefensión70 y una nueva reflexión sobre las implicancias
de un proceso justo, donde la tutela sea efectiva y oportuna
en base al dato pragmático y no sólo del dogma71, nos constriñe
68 MORELLO A.M., SOSA G.L. y BERIZONCE R.O., ob. y lugar cit., p. 855/856. A lo cual agregan que “…de actuar como Tribunal de grado, lo haría iura curia novit en lo que hace a la aplicación de normas legales omitidas sin el debido contralor de la parte que resultaría vencida”.69 Pensemos en los supuestos de nulidades que invalidan actos fundamentales como sería por ejemplo el propio veredicto o donde debieran reeditarse actos procesales anteriores.70 Apelación adhesiva acaso?. Otorgará, en abstracto y como línea de principio, algún otro órgano mayores garantías que la propia SCBA?. En última instancia si juzgase a posteriori en virtud del RIL con asidero en la causal de absurdo, claro está que con la limitación de los agravios expresados -lo que no distaría de un supuesto del REN con sentencia de primera instancia-, qué diferencia “útil” existiría?. Aceptamos que todo esto implica mitigar principios que asumimos dogmáticamente son correctos, sin embargo, las garantías en tanto principios deben flexibilizarse en pos del único objeto del proceso: el problema humano que es su razón de ser. 71 VESCOVI, ob. y lugar cit., p. 214, nos enseña que el mentado instituto resulta incompatible con los principios del Derecho Procesal actual, cuyos
a batallar/proponer como solución óptima aquella sabia
(siempre vigente) proposición del Proyecto del CPCCBA de 1998:
Cuando la Suprema Corte acogiera la impugnación declarará nula la sentencia
recurrida y se remitirá a otro tribunal para que la decida nuevamente, salvo que sin
generarse indefensión pudiere resolverse sobre el fondo de la cuestión, en cuyo caso
asumirá competencia positiva (Art. 298).
No hay dudas de que este constituye quizás el
contorno más erizado, donde cunden las zonas grises72, donde
con mayor claridad las garantías y presupuestos se empiezan a
resquebrajar, a tensionar73.
Y si a esto le sumásemos, cosa que obviaremos por
exceder ampliamente los límites de este trabajo, las
decisiones que en materia de garantías la CIDH ha efectuado -
obligatorias a la luz del artículo 75 inciso 22 de la CN74-,
entendiendo entre otras cosas que el derecho al recurso, esto
es la exigencia de la segunda instancia, es exigencia
constitucional/convencional en todos los fueros75, el estado de
cosas se dificulta tanto más.
Ese/este es el panorama.
valores prevalentes en la escala axiológica han llevad a reforzar las contadas garantías judiciales realmente útiles, eliminando o flexibilizando las restantes, a los fines de llegar a la resolución judicial del litigio sin demoras indebidas”.72 Hubo blancos (excepcionales): véase, SCBA, Ac. N° 90.868, del 15/12/04.73 Obsérvese la argumentación sostenida por la SCBA, en la Causa Ac. N° 72890, del 19/2/02, a la luz de lo prescripto en los artículos 10 y 15 de la Constitución Provincial, 18 de la CN, 8 y 25 de la CIDH, entre otros. 74 ARCE, P., El derecho al recurso, ¿sólo una garantía penal?, en Ponencias y Relatos Generales, Congreso Nacional de Derecho Procesal, AADP, Rubinzal Culzoni, Bs. As., 2009.75 Caso BAENA, Ricardo y otros Vs. Panamá, sentencia del 2/2/01, CIDH, entre otros.
IV.- Conclusiones que son nuevas premisas, interrogantes
reconstruidos.
A lo largo, durante el decurso de estas líneas, pusimos en
claro nuestro posicionamiento y los criterios que
axiológicamente consideramos superiores en la búsqueda de un
proceso más justo.
Entre ellas, a modo de colofón, cabe puntualizar:
a)Las nulidades de que adolezcan las sentencias deben ser
interpretadas de modo aún más estricto que las demás que
pudieran suscitarse en el iter procesal, tratando de extremar
al máximo su conservación -principio de
instrumentalidad/finalismo-.
b)La nulidad parcial, a través de la creación pretoriana de
esta suerte de excepcionalidad al principio de incanjeabilidad
de los recursos que implica la admisión de la interposición
facultativa de la aclaratoria o del REN para subsanarla, la
cual se patentiza en los supuestos de omisión de cuestiones
esenciales en la acumulación objetiva de pretensiones, si bien
constituye un instituto superador de la doctrina tradicional
de la SCBA, porque da cabales muestras de que el purismo de la
técnica debe contemplar la realidad/sustancia/justicia de la
litigación, no brinda mayores beneficios ni réditos ya que
simplemente parcela el disvalioso reenvío.
c) La competencia negativa del órgano cimero, cuya vigencia
cala simplemente en un (ya inaceptable) legado histórico,
atenta contra el debido proceso sustantivo, socavando la
garantía de la tutela continua, oportuna y efectiva y
contrariando la télesis contemporánea de la Casación.
Consecuencia de ello es que propugnamos, como modelo a seguir,
la propuesta del Proyecto de CPCC para la provincia de Buenos
Aires de 1998, el cual, acoge la regla de la competencia
positiva, salvo los supuestos en que acaezca imposibilidad
jurídica de pronunciamiento en el fondo sin mengua de la
defensa en juicio.
d) Creemos que no obstante ello, y si bien sólo en supuestos
excepcionalísimos la SCBA ha casado la sentencia resolviendo
positivamente sobre el fondo, con asidero en los motivos
expuestos en el parágrafo décimo del acápite tercero, debería
reverse la posibilidad de extender su aplicación a los casos
que impliquen lisa y llanamente “privación de justicia”,
haciendo operativa a su vez la olvidada manda del artículo
298.
e) Por último, estamos convencidos que las verdaderas razones
que explican la no modificación de los cánones en materia
recursiva extraordinaria, entre ellas, el vetusto reenvío,
tiene más que ver con la (intencionada) indefinición del rol
de la función judicial en el marco de un Estado de Derecho
democrático y la versatilidad en el manejo del poder que ella
genera que con razones de justicia.
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