IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ
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IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE
MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ Nicole Coffey Kellett*
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Resumen
Los programas de microfinanzas han crecido
exponencialmente alrededor del mundo en su búsqueda por reducir
la pobreza a través del acceso a capitales en pequeña escala. La
expansión de los programas de microfinanzas frecuentemente ha
encajado en la implementación del ajuste de las políticas
estructurales, las cuales han fomentado la expansión de la economía
informal. Como resultado del crecimiento de la economía informal
en el Perú, tenemos la expansión de los programas de
microfinanzas a través de todo el país. Considerando los portafolios
financieros de las instituciones de microfinanzas pueden ir en
aumento, es menos claro como tales programas impactan en sus
clientes, particularmente, los que se ubican en la zona rural del sur
del Perú. Este artículo explora el tema del éxito de los programas
de microfinanzas en la región de Andahuaylas; además, mitiga la
seguridad financiera de sus prestatarios y tiene el potencial para dar
crecimiento a la inequidad económica dentro de las comunidades
rurales. También llama la atención la importancia de evaluar el
impacto de los programas de microfinanzas sobre un nivel más
grande que solo individuos prestatarios y el valor de los ahorros
comunitarios y los programas de seguros.
Introducción
Los programas de microfinanzas son, frecuentemente,
engrandecidos como los salvadores de un sistema económico con
pocos trabajos formales desde que este provee acceso individual al
capital y eso significa sobrevivir en el sector informal (Yunus 2003;
véase también Bayulgen 2008; Khandker 1998; Mayoux 1998;
Morduch 1999). Hernando De Soto argumento, “La verdadera
clase revolucionaria en el Perú está compuesta por los
empresarios de la micro, pequeña y medianas empresas… quienes
* Universidad de Maine – Farmington, Maine, EEUU
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representan la mayoría – alrededor del 60-80 por ciento de la
población nacional” (1989: xvii). Siguiendo el razonamiento de De
Soto, quien promueve la economía informal, la microfinanza puede
teóricamente proveer la clave para detener la pobreza en el Perú. El
actual impacto de los programas de microfinanzas en las zonas
rurales de los Andes, sin embargo, es más complejo, debido a que
la competencia va en crecimiento en el mercado. El crecimiento de
la competencia, en conjunción con la habilidad diferencial de
utilizar los préstamos exitosamente y los crecientes costos de los
insumos, potencialmente podría exacerbar la desigualdad
económica dentro de las comunidades rurales de las alturas. Tal
proceso dirige la atención a la necesidad para evaluar el impacto de
los programas de microfinanzas dentro de un mayor contexto que el
del prestatario individual y resaltar la importancia de la expansión
de los servicios financieros que incluyen los ahorros comunitarios o
a los programas de seguros.
Antecedentes de los Programas de Microfinanzas
Las microfinanzas empezaron con el trabajo de Muhammad
Yunus, un economista de Bangladesh, quien recibió un premio
Nobel a la Paz en el 2006, porque desarrollo programas de
microfinanzas durante la creación del Banco Grameen. Los
programas de microfinanzas proveen pequeños préstamos a grupos
individuos (principalmente mujeres) quienes, por lo general, no son
aptos para recibir préstamos de los bancos tradicionales (debido a la
falta de capital o a su analfabetismo) o sujetos a las altas tasas de
interés de los prestamistas informales (Hermes y Lensink 2007;
Yunus 1995). Las microfinanzas, como una estrategia de
desarrollo, se pueden remontar al movimiento de los 1970’s
Mujeres en Desarrollo (Women in Development [WID]) que en
última instancia, afirma que las mujeres no
sólo necesitan desarrollo, sino que el desarrollo necesita de las
mujeres (Chant y Gutmann 2005; Fernando 1997). Las tres
principales razones por las cuales los programas de microfinanzas
sirven a las mujeres son: 1) Es conocido que las mujeres tienes
mayores desventajas de obtener crédito que los hombres (igualdad);
2) las mujeres tienden a compartir los beneficios de las
microfinanzas con la familia y la comunidad (impacto); y 3) las
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mujeres han demostrado ser mejores en cuanto a riesgos de crédito
(buen negocio) (Coyle 2001; véase también Khandker 1998, 2003;
y Mayoux 1998).
Las microfinanzas en un principio empezó a extender su
popularidad a finales de la mitad de la década de 1980, al igual que
las instituciones de desarrollo del Banco Mundial y la Fundación
Monetaria Internacional para las agencias no gubernamentales y
pequeñas organizaciones de base han implementado programas de
microfinanzas a lo largo de Asia, África, Latino América, Oeste de
Europa, Canadá y los Estados Unidos, especialmente en países
tales como Bolivia, Bangladesh e Indonesia (Coyle 2001; Morduch
1999). En 1997 hubo 618 instituciones microfinancieras (MFI), las
que sirvieron a 13.5 millones de prestatarios y hacia el 2005 el
número de MFI llego a 3133 con un total de 113.3 millones de
prestatarios, 84% de los cuales fueron mujeres (Daley-Harris 2006).
Los programas de microfinanzas emergieron cuando los
países en desarrollo incrementaron e implementaron sus políticas
de ajuste estructural (por ejemplo: privatización, desregulación de
mercados, reducción de barreras comerciales) destinadas a reducir
los desajustes fiscales. Si bien el Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial han argumentado que los costos sociales de las
reformas representan los síntomas de la crisis económica, por las
cuales, las políticas de ajuste estructural fueron diseñadas para
menguar o curar, estas políticas condujeron a una drástica
reducción en el gasto social, el alto desempleo y la ausencia de
redes de seguridad social (Fernando 1997) efectiva profundización
en lugar de reducir las brechas sociales y económicas entre el Norte
y el Sur (Stiglitz 2002). Los costos de las políticas de ajustes
estructurales han demostrado tener un impacto desproporcionado
en las mujeres pobres, en particular, política que conducen a reducir
los ingresos para alimentación y la falta de servicios de salud
(Fernando 1997).
Los programas de microfinanzas emergieron como un
nuevo enfoque de lucha contra la pobreza; ya que, no parecen ser
una amenaza para el orden institucional existente, sino para crear
un espacio flexible en el que las mujeres pueden interactuar, son
capaces de poner en marcha programas educativos, y tienen el
potencial para promover el cambio social. Las ONG se convirtieron
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en las instituciones preferidas para iniciar las reformas de las
microfinancieras debido a sus típicas operaciones a gran escala que
suelen ser pequeñas, con enfoques flexibles y el acceso a los
conocimientos indígenas y las redes sociales (Fernando 1997;
Kabeer 1996, 1999). Consecuentemente, las ONG de todo el
mundo comenzaron a adoptar a las microfinanzas como la mejor
estrategia para reducir la pobreza. Sin embargo, los intermediarios
financieros formales están empezando a superar a las pequeñas
ONG en la creciente profesionalización y comercialización de los
programas de microfinanzas, especialmente en América Latina
(Christen 2000; Jansson 2001).
Los programas de microfinanzas, generalmente, siguen el
modelo de reducción de la pobreza adoptada por Yunus o unos
sistemas financieros, o enfoque de auto sostenibilidad financiera
(Matin, Hulme and Rutherford 2002; Robinson 2001). El modelo
de reducción de la pobreza se centra en aliviar la pobreza del hogar
y la vulnerabilidad, y aumentar el bienestar de los más pobres
mediante la acción colectiva de la comunidad y una variedad de
servicios financieros, tales como ahorros, préstamos no-directos, y
el interés bajo o del subsidio del crédito de manera selectiva. El
modelo de reducción de la pobreza se basa en un pequeño equipo
bien versado en los programas de desarrollo y bienestar, y ofrece
una gama de servicios gratuitos acerca de nutrición, salud, etc. Por
el contrario, el enfoque de los sistemas financieros o el auto
sostenibilidad financiera, se centra más en el acceso a los servicios
de microfinanzas para los empresarios pobres, a través de los
programas minimalistas basados en una amplia gama de modelos
de banca. Este enfoque hace hincapié en la importancia de la
autosuficiencia financiera, el personal profesional y la rentabilidad
para los clientes.
Los enfoques para combatir la pobreza sistemas financieros
tienen defensores y críticos, quienes citan diversas posiciones
acerca de la independencia financiera y las tasas de interés
subsidiadas, al mismo tiempo que se cuestionan a quién le sirve
cada modelo (Cull, Demirgüc-Kunt and Morduch 2009; Mayoux
1998; Milgram 2001; Vyas 2001). Como el creciente número de
instituciones microfinancieras fluctúan entre los enfoques de
reducción de la pobreza y los sistemas financieros, los
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investigadores se han preguntado si existe una relación entre la
rentabilidad y profundidad de alcance a los pobres, dado que
algunas instituciones se alejan de servir a los segmentos más pobres
de la sociedad, conocido como “Desvío de su misión” (Cull et al.
2007).
Investigación acerca de las Microfinanzas
Las investigaciones tempranas promovieron el éxito
naciente de las iniciativas microfinancieras, los que dicen que
siempre es rentable el desarrollo sostenible mediante el aumento de
los ingresos a los ciudadanos mas pobres, lo cual les permite
mejorar su calidad de vida (Khandker 2003, 2005; Todd 1996; Von
Pischke 1992; Yunus 1995). Sin embargo, la literatura reciente
acerca de las microfinanzas no halla al microcrédito como un
camino seguro para salir de la pobreza y la brecha que existe entre
la “retorica y la realidad” de las microfinanzas parece ser más
amplia (Isserles 2003). Los estudios han demostrado que muchos
programas de microfinanzas no llegan a los más pobres (Chowdury
2000; Copestake et al. 2005; McKee 1989), no mejoran el estatus
de las mujeres (Hashemi, Schuler, and Riley 1996), no amplían los
ingresos del hogar (Wood and Sharif 1997), ni atienden las causas
sociales y sistemáticas (como opuestos de los síntomas) de la
pobreza (Rogaly 1996). Los programas de microfinanzas también
han sido criticados por su instigación de un ciclo de deuda (Karim
2011; Kellett 2009; Olteanu 2011), de no hacer frente a los costos
que prohíben la logística de acceso al crédito (Brett 2006) y no
logran llevar productos al mercado (Mahmud 2003).
Microfinanzas en el Perú
Bolivia representa uno de los primeros países en adoptar a
las microfinanzas como una estrategia de desarrollo y se ha
convertido en un modelo para las microfinanzas en América Latina
(Navajas et al., 2000). Las microfinanzas también se han convertido
en una importante estrategia de desarrollo en el Perú, en gran parte
debido a la falta de crecimiento en la economía del país. El sector
informal crece a medida que aumenta la mano de obra excedente en
los puestos de trabajo, que se agrava con la retirada del sector
público como empleador neto y las medidas de reducción de
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
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personal aplicadas en respuesta a las políticas de ajuste estructural
para reducir el déficit fiscal y promover la privatización (Tokman
2007). Esto suele ocurrir al mismo tiempo que los movimientos
para introducir sistemas productivos más flexibles y una
descentralización de los procesos de trabajo. Tales procesos,
primero, se apoderaron del Perú en la década de 1980, y el número
de personas que trabajaban en el sector informal aumento
enormemente.
Actitudes favorables y políticas hacia la economía informal
en el Perú fueron impulsadas en gran medida por el influyente libro
de Hernando de Soto, “El otro sendero”, publicado en 1989, en el
cual se resalta la importancia del sector informal. El gobierno del
Perú, bajo el primer gobierno de Alan García (1985-1990)
reconoció la importancia del sector informal y estableció el
Instituto para el Desarrollo del Sector Informal (IDESI), a través
del cual los fondos del gobierno y otros podrían ser canalizados. El
Fondo de Garantía del Sector Informal (FOGASI) también se
estableció para apoyar los préstamos a las microempresas. Sin
embargo, sus esfuerzos fueron limitados, ya que se basan en el
gasto de las reservas internacionales de cambio del Perú y de hacer
pagos de la deuda internacional (Creevey 1996).
El gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) también tuvo
una actitud favorable hacia el sector informal y fue capaz de hacer
algunos avances en la estabilización de la economía; sin embargo,
en última instancia se enfrentan a restricciones, debido a las
denuncias por corrupción (Creevey 1996). Sin embargo, las Cajas
Rurales de Ahorro y Crédito se establecieron y llenaron el vacío
dejado por el cierre del Banco Agrario, así como empresas
especializadas en microfinanzas, Microempresas y Empresas de
Desarrollo de la Pequeña y Microempresa (EDPYMES), diseñado
para incorporar el número creciente de organizaciones no
gubernamentales que ofrecen servicios financieros a los pequeños
productores en el sector regulado (Pait 2009; Valdivia and Bauchet
2003). Los gobiernos de años posteriores en el Perú (Alejandro
Toledo 2001-2006 y Alan García (2006-2011) continuaron con las
eliminación de las barreras que dificultaban la creación de
microempresas y simplificaron algunos trámites, lo que permitió
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más créditos que están disponibles para las empresas de micro-
crédito.
Actualmente, los programas de microfinanzas están bien
establecidos en el Perú. A finales del 2004 cuarenta instituciones de
microfinanzas en el Perú contaban con activos de EE.UU. de 1.2
mil millones que representan el 5.8% del total de activos de todo el
sistema financiero peruano (Ebentreich 2005). A partir del 2005, el
sector de la micro y pequeña empresa representa un estimado del
42% del producto bruto interno del Perú y el 74% de su población
económicamente activa (INEI 2005). Mientras el sector informal a
menudo es elogiado por su potencial económico, también se le
conoce cada vez más como una “economía de supervivencia” con
su falta de seguridad y sin beneficios. En el 2009, el 51% de todos
los puestos de trabajo en el Perú se han generado gracias a la
economía informal con un 60% de mujeres forzadas a trabajar en la
economía informal y solo el 15% tiene cobertura de salud y el 4% a
las prestaciones de jubilación (Asencios 2009), una tendencia
significativamente mayor en las zonas rurales regiones.
La investigación acerca del impacto de los programas de
microfinanzas en el Perú sigue creciendo. Si bien existen
investigaciones sobre la industria de las microfinanzas, cada vez es
mayor en las regiones rurales del Perú (Creevey 1996) y una
selección de exploraciones etnográficas acerca de cómo funcionan
los grupos de prestatarios (Wright 2005), gran parte de la
investigación actual sobre los programas de microfinanzas en el
Perú cuenta con una perspectiva macro y tiende a mirar sobre todo
a las regiones urbanas (Dunn 1999; Olteanu 2011; Trivelli et al.,
2004). Gran parte de las investigaciones que se enfocan en las
microfinanzas en el Perú también se centran en temas como el largo
alcance (Copestake et al. 2005; Fernando 2003; Tedeschi 2008;
Zeller and Johannsen 2006), la rentabilidad (Gregoire and Tuya
2006), el aumento de la comercialización (Christen 2000; Jansson
2001), y los esfuerzos para incrementar la regulación de la industria
(Ebentreich 2005; Jansson 2001; Janvry et al. 2003).
Los individuos en la zona rural de los Andes se enfrentan a
limitaciones particulares distintas a las de los habitantes de las
ciudades que en gran medida afectan su capacidad para salir de la
pobreza a través del micro-crédito. La mayoría de las mujeres, de
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las zonas rurales de las tierras altas de los Andes Sur Centrales, que
acceden a un crédito viven de ingresos fluctuantes según las
temporadas, con una baja densidad de población, condiciones en las
cuales Johnathan Morduch (1999) argumenta que las microfinanzas
han tenido un éxito limitado. Además, se diferencia de los modelos
tradicionales de crédito agrícola, los hogares en estas zonas por lo
general no tienen una fuente de ingresos, lo cual hace difícil
examinar el impacto de los programas de microfinanzas en
términos cuantitativos utilizados tradicionalmente (Hulme and
Mosley 1997).
Kriten Ghodsee afirma que las instituciones de
microfinanzas han sido examinadas “a través del lente de la
economía, las finanzas, o por medio de un marco de desarrollo más
orientado a las políticas”; sin embargo, anuncia el valor de la
etnografía y la observación de los participantes en el estudio de las
microfinanzas “debido a que el entendimiento de los éxitos y los
fracasos de estos programas dependen en gran medida en la
compresión de las experiencias vividas por aquellos que requieren
y utilizan los prestamos (Ghodsee 2003: 65; véase también Kobb
1997). Debido a la escasez de investigaciones de calidad acerca de
los programas de microfinanzas en las zonas rurales de las tierras
altas del Perú, así como la cantidad de dificultades inherentes en la
evaluación del impacto de los programas de microfinanzas en la
región, he tratado de explorar el impacto de los programas de
microfinanzas en el centro-sur de las zonas rurales, a través del
empleo de la investigación etnográfica exhaustiva.
Métodos
Llevé a cabo la investigación de mi tesis en los alrededores
y en la misma ciudad de Andahuaylas, una ciudad que tiene
aproximadamente 32.000 habitantes ubicada al noroeste del
Departamento de Apurímac (Instituto Nacional de Estadística e
Informática [INEI] 2006) a partir de Junio del 2005 a Julio del
2006. El departamento de Apurímac, junto a los departamentos de
Huancavelica y Cajamarca, tiene la mayor concentración de
pobreza en el Perú (INEI 2006). Como resultado, existe un enorme
crecimiento en el numero de organizaciones de microfinanzas que
intentan atender a estos departamentos (Trivelli et al. 2004).
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Trabaje en colaboración con una institución de microfinanzas no
gubernamental, SOAR (una de las cuatro instituciones de
microfinanzas en Andahuaylas), y se centro específicamente en el
programa SOAR, Madres Unidas, enfocada en las mujeres, basada
en los grupos de préstamos de las zonas rurales.¹
Mi investigación se basa principalmente en Andahuaylas y
la pequeña comunidad rural de Sacclaya, que se encuentra a una
hora y media de Andahuaylas, y fue una de las primeras
comunidades en participar en el programa “Madres Unidas”.
Conduje mis trabajos preliminares en Andahuaylas durante los
inviernos del 2003 y 2004, lo que me permitió acompañar a los
empleados del SOAR a dar charlas educativas (talleres locales) en
las comunidades que rodean Andahuaylas y a diseñar un plan de
investigación en colaboración con los empleados del SOAR.2
Durante los primeros meses de mi investigación de mi tesis,
residí en Andahuaylas y acompañé a los empleados del SOAR en
las charlas, presentaciones públicas, programas de alfabetización y
liderazgo, eventos especiales, conferencias regionales y talleres
locales, durante las cobranzas a los prestatarios y en la oficina.
También lleve a cabo entrevistas formales con diez de los,
aproximadamente, 15 empleados de tiempo completo del SOAR.
Gracias a mi participación en el SOAR pude observar las
interacciones de los empleados de esta institución y las maneras en
que llevaban a cabo sus trabajos con las comunidades rurales y
también tuve abundantes oportunidades para hablar con las mujeres
de diferentes comunidades de la región. Luego, me mude a la
comunidad de Sacclaya y solo regresaba a Andahuaylas por 3 días
cada semana o algunas veces cada dos o tres semanas. Este
programa me permitió realizar observaciones participativas y
entrevistar a los residentes de Sacclaya, así como seguir
participando en los eventos patrocinados por la SOAR.
Sacclaya es una comunidad remota que se ubica a 3600
m.s.n.m. con aproximadamente 250 habitantes. Tienen pocos
servicios, su economía se basa en la agricultura, su idioma es el
Quechua, aunque los hombres mayores y los hombres y mujeres
jóvenes son bilingües (hablan Quechua y Español). Durante mi
estancia en Sacclaya llevé a cabo observaciones de los participantes
en su vida diaria (sus trabajos, la hora a la que duermen, cocinan,
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limpian, cuando pastorean sus animales, la cosecha y la plantación
de los campos de cultivo) asistí a fiestas, reuniones y diferentes
eventos junto a la familia con la que vivía y con otros Sacclayinos.
Además de las exhaustivas observaciones a los participantes
y un sinnúmero de conversaciones informales, llevé a cabo
entrevistas formales con cuarenta y seis personas en Sacclaya (26
mujeres y 20 hombres). Los entrevistados fueron elegidos por la
técnica de muestreo de bola de nieve (Bernard 2011; Schensul y
LeCompte 1999), también conocida como “selección de casos por
reputación”. Teniendo en cuenta cómo las relaciones
interpersonales operan en Sacclaya, el muestreo de Bola de nieve
resultó ser la estrategia más eficaz. Busqué dentro de una amplia
gama de edad y la experiencia con préstamos para la elección de los
entrevistados.
Para comparar los resultados con otras comunidades, llevé a
cabo grupos de entrevistados en nueve comunidades rurales de los
alrededores de Andahuaylas. Las comunidades fueron elegidas en
base al tiempo que tenían los clientes en el SOAR (largo, corto y
mediano plazo) y su ubicación (en diferentes partes del valle de
Andahuaylas). Además, llevé a cabo entrevistas formales con dos
enfermeras en Sacclaya, el alcalde de Andahuaylas, los
representantes de cada una de las otras instituciones de
microfinanzas en Andahuaylas, y me reuní con muchas otras
personas que trabajan en diferentes ONG en Andahuaylas, los
maestros de Sacclaya, los individuos de numerosas comunidades
que rodean Andahuaylas, y otros peruanos que aportaron
conocimiento muy útil para las preguntas de mi investigación.
Análisis de Datos
Durante las entrevistas individuales y los grupos de enfoque
tomé notas detalladas, y dependiendo de la comodidad de los
participantes, las entrevistas fueron grabadas en audio digital y
luego fueron transcritas en español. Obtuve por escrito el
consentimiento de los participantes alfabetizados y el
consentimiento verbal de los participantes analfabetos de cada una
de las entrevistas formales. El explicar completamente la
investigación tiene como objetivo el protocolo y las medidas
adoptadas para mantener la confidencialidad individual (con la
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ayuda de un traductor de Quechua al Español, según fue necesario).
También tomé una vasta cantidad de notas de campo de las
observaciones de mis participantes. Al final de la investigación para
mi tesis doctoral, presenté los resultados preliminares de mi
investigación a la comunidad de Sacclaya y al SOAR con
recomendaciones sobre cómo modificar las políticas y programas
para abordar las necesidades establecidas y los deseos de los
prestatarios como parte del discernimiento realizado durante mi
trabajo de campo.
Resultados
Aumento de la competencia
Andahuaylas recibe al segundo mercado regional más
grande del Perú. Los pobladores de todo el valle, de los
departamentos vecinos, e incluso de la Costa y Selva tropical a
kilómetros de distancia, llegan al mercado de Andahuaylas cada
domingo para vender, comprar e intercambiar sus productos. De
hecho, las personas en Andahuaylas en repetidas ocasiones
hablaron de cómo el mercado continúa creciendo de manera
exponencial en tamaño año tras año. De acuerdo con una mujer de
Andahuaylas, hace diez años el mercado tenía pocas cuadras de
largo; sin embargo, mientras yo estuve en Andahuaylas en el 2005-
2006, el mercado se extendió a lo largo de toda la ciudad,
aproximadamente unos cuatro kilómetros.
Mientras el SOAR proporciono gran parte del capital
necesario para la compra de animales y ampliar la producción de
los campos de cultivo, dando así respuesta al enfoque de lucha
contra la pobreza, su éxito en atraer a los clientes provocó una falla
generalizada en el éxito económico global, debido al aumento de
competencia. Tanto en el SOAR, como en las otras organizaciones
de microfinanzas en el valle han aumentado el número de personas
a las que servían, un mayor número de personas empezó a vender
más de los mismos productos en el mismo lugar, haciendo que los
precios y las ganancias vayan en caída. Una mujer que trabajaba en
una base contractual del SOAR, Susana, describió una discusión
que las mujeres tuvieron sobre el aumento de la competencia
durante una charla, la cual señalé en mis notas de campo
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
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“En el camino, Susana dijo que: las mujeres
estuvimos hablando acerca de cómo no había tanta
competencia, cuando las mujeres tenían más préstamos.
Ahora todo el mundo está metido en la venta de cuyes,
gallos, etc. en el mercado y la competencia es demasiado
para obtener ganancias” (Notas de campo 22-7-05).
En general, cuando una persona toma un préstamo en un
grupo de endeudamiento, el grupo entero se penaliza a la persona
que no paga. Así, cada prestatario en cientos de grupos en el área
tiene que dar parte de sus ganancias a fin de asegurar su propia
amortización para evitar que el grupo entero pierda sus privilegios
de préstamo. Debido a que tantos prestatarios hacen y venden los
mismos productos, las mujeres se pusieron en posición directa o
indirecta, en la competencia con los otros. Por lo tanto, el modelo
de colaboración en grupo se convirtió en un modelo competitivo
individual. Como una participante del grupo declaró lo siguiente:
“Antiguamente, cuando invertíamos cualquier
cantidad de dinero, podíamos ganar algo de dinero, pero
ahora hay mucha competencia. Todo el mundo trabaja con
préstamos ahora y hacen negocios con los que no se gana
nada. Antes no había muchas mujeres en el SOAR, pero
ahora hay más de 2000. Todos estamos haciendo lo mismo,
y así, nadie puede ganar nada de dinero” (Participante del
grupo de enfoque).
Otra joven que no tuvo los préstamos mencionó:
“He hablado con mucha gente que recibió
prestamos aquí y dicen que no hacen nada con los
prestamos dados. Ellos gastan todo en pesticidas,
fertilizantes, etc. para los campos de cultivo o para
comprar y vender animales o iniciar un negocio o tienda de
artesanía, pero debido a la competencia no pueden hacer
nada. Así es como sucede para nosotros cuando no tenemos
un negocio establecido. A veces vamos al mercado a vender
un cerdo, pero ese día los precios son bajos” (Nancy
Merino, 28 años).
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Debido a que toda la competencia, hombres y mujeres, ya
han discutido ampliamente sobre la incapacidad que tienen para
vender sus animales y otros productos a un precio lo
suficientemente alto como para obtener alguna ganancia.
Una mayor competencia en el mercado también alentó una
mayor producción. Los productos de mejor calidad necesitan
mayores cantidades de agroquímicos caros, lo que exige un gran
capital. Los hombres y mujeres han discutido la necesidad de
utilizar productos agroquímicos (fertilizantes y pesticidas) para
producir suficientes productos y en un tamaño competitivo para
venderlos en el mercado. Los hombres y las mujeres de Sacclaya
han descrito cómo hasta cerca de 12 a 14 años antes de que se
utilice productos químicos, solo se usaba guano de corral
(estiércol), no se tenía problemas con los insectos y se seguían
produciendo frutas grandes. Pero luego se introdujeron los
agroquímicos en la comunidad para hacer crecer más grandes y
mejores productos para vender en el mercado. De acuerdo con
Flora y otros hombres y mujeres en Sacclaya, los agroquímicos han
sido necesarios “porque el terreno es malo para usarlo” y si no se
utiliza productos agroquímicos se fracasaría totalmente, debido a
que tendrías una infestación de gusanos e insectos. Además, si no
se usa agroquímicos no podrían con la competencia. Como un
joven de Sacclaya declaró: “Actualmente, es necesario utilizar
productos químicos para producir para el mercado porque se
necesita grandes productos, bonitos y sin gusanos para poder
venderlos en el mercado. Para el consumo esto no es importante”
(Yoder Merino, 18 años). Una mujer de Sacclaya tuvo problemas
con los gusanos y afirmó que: “Al llegar los gusanos a los campos
de cultivo, todo es un completo fracaso y esos productos para
prevenir las plagas ya no funcionan” (Flora Merino Pocco, 30
años).
Muchas familias no podían pagar los fertilizantes ni
pesticidas y han discutido la falta de apoyo gubernamental para
obtener esos insumos. En consecuencia, las mujeres al igual que los
hombres a menudo obtienen préstamos para pagar los productos
agroquímicos, con el fin de ser competitivos en el mercado, pero la
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
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creciente competencia a menudo no les deja ganar suficiente dinero
para pagar sus préstamos con intereses ni obtener una ganancia
significativa. Una mujer de una comunidad cercana a Sacclaya
habló sobre este dilema:
Casi todo el capital que me prestó lo he invertido en
comprar fertilizantes para la siembra. Cuando cosecho
algunos productos de los campos los llevo para vender en
Andahuaylas. No siempre gano con la agricultura, a veces
pierdo. Cuando esto sucede, no preocupa mucho nuestra
responsabilidad para pagar los intereses (Miriam).
El aumento de la competencia tampoco permite a los
individuos abandonar la tierra barbechada debido a la cantidad de
tiempo adecuada. Si bien muchas personas cultivaban sus campos
en una determinada época diferentes productos para sacar ventaja
de los nutrientes de la renovación de los suelos, tales como primero
las papas, luego oyuco o cebada o avena y después habas y
nuevamente las papas. Debido a la presión para producir
continuamente productos para la economía de mercado, así como
para el consumo, no todos podían permitirse el lujo de dejar la
tierra en barbecho. Una mujer en Sacclaya describió el dilema
actual:
Si no se usan fertilizantes la tierra no produce lo
suficiente. Antes no eran necesarios, pero ahora lo son. Si
la tierra descansa por un tiempo es mejor, pero a veces no
se puede dejar la tierra descansando –necesitamos
alimentos… un año no pusimos suficientes fertilizantes para
uno de nuestros campos, gaste alrededor de 400 soles en la
tierra, pero solo pude producir suficiente para vender el
valor de 200 soles en papas, así que hemos perdido 200
soles… cuando usted tiene un préstamo que es peor usted
no tiene dinero para devolver el préstamo… (Juana Pocco
Huaraca, 36 años).
¿Quiénes acceden al Microcrédito?
No solo el número real de personas que acceden a un
crédito contribuyen a la competencia y a la vez instigan a una
creciente necesidad de insumos costosos, pero las características de
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aquellos que acceden a un crédito también tienen el potencial para
aumentar aún más la desigualdad económica. Los hombres y las
mujeres en repetidas ocasiones mencionaron que los que pudieron
tener acceso a un préstamo, o ya tenían suficientes recursos en los
que podían invertir o no tenían prácticamente nada para cubrir sus
gastos básicos. Los que se encuentran en algún punto entre los dos
extremos del espectro socio económico generalizado de aquellos
que no necesitan ni quieren prestamos, ya que sus necesidades se
han satisfecho y que no cuentan con recursos sustanciales para
poder invertir.
Las personas con mayores recursos (por ejemplo, los
dueños de grandes terrenos, el acceso a remesas, y los dueños de
sus propias empresas) acceden al crédito para ampliar su
producción actual –para invertir en grandes cantidades de
fertilizantes y pesticidas, alquilar un tractor, pagar a los
trabajadores, o alquilar un camión para llevar sus productos a un
mercado de venta más elevada como en Lima, Nazca o Cusco. 3
Estas personas fueron capaces de producir una cantidad
relativamente grande de productos y los venden a un precio
relativamente alto. 4
Las personas con pocos bienes (por ejemplo; pequeños
terrenos, y no reciben remesas) también acceden para invertir en
sus terrenos, pero a menudo no pueden pagar el transporte para
sacar sus productos hacia la costa o a algún centro urbano y
tuvieron que quedarse a competir en el mercado regional. Ellos
tienden a invertir en ganado de corral (pollos, patos, cuyes) para
engordar y venderlos en el mercado, compran materiales para tejer
suéteres o mantas y luego los venden, o acceden a préstamos para
poder cubrir sus necesidades de consumo básico. Una mujer casada
de 22 años de edad, con dos niños, de Sacclaya describió esta
situación: “Las personas que buscan prestamos lo hacen porque no
tienen suficiente dinero para cubrir sus gastos” (Dina Huaraca
Merino). Otra mujer de Sacclaya también menciono lo mismo:
“Las personas buscan dinero solo cuando es muy necesario –
cuando no tienen capital propio [o] cuando algo falla en los
campos de cultivo y no hay animales para venderse y necesitan
dinero para sembrar” (Flora Merino Pocco).
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
202
Generalmente, las personas que se ubican en algún lugar del
centro del espectro socio económico en Sacclaya argumentan que
ellos no necesitan acceder a préstamos, ya que ganan lo suficiente
para sobrevivir y/o no tienen suficientes bienes en los que invertir.
Un hombre en Sacclaya describió cómo él no utilizó los prestamos,
porque no tenía nada en que invertir e hizo lo suficiente como
obrero, reclamando que los préstamos son para las personas que
tienen un montón de tierras para invertir en sus campos. Un número
de personas también expresaron estar convencidos de que los
prestamos, efectivamente, han obstaculizado su capacidad para
poder salir adelante, como un joven de Sacclaya que afirmó: “La
gente con su propio dinero puede hacer más porque los que se
prestaron dinero tienen que devolver el dinero además de los
intereses” (Yonas Aparco Pocco, 19 años). Una mujer de Sacclaya
describió la situación en la que se encontraba su vecina:
La madre de Teodora trabaja todo el día y noche
para poder pagar a la [SOAR] oficina, pero a veces las
gente no tiene otra elección –ella no puede cubrir los
gastos escolares ni otros gastos sin un préstamo, pero gran
parte del dinero por el que trabaja tan duro para ahorrar
se pierde en pagar los intereses… Cuando hay un interés
que pagar, no hay suficiente dinero para la comida de los
niños, todo se va. La gente trabaja por los intereses” (Paula
Nancy Huaraca Huamán, mujer prestataria del SOAR, 43
años)
Además, de pagar los intereses, los prestatarios también
deben pagar los costos logísticos de acceso a los préstamos, es
decir, los costos de transporte hacia y desde la oficina del SOAR
para acceder y poder efectuar los pagos. Dependiendo de la
ubicación de la comunidad, las personas pagan hasta siete soles o
más para el viaje de ida y vuelta hacia Andahuaylas. Para el
contexto, la tarifa diaria que pagan por el trabajo en el campo era de
10 soles. Una joven de Sacclaya expresaba un sentimiento común
que escuche mientras estuve en Sacclaya:
“Necesitamos trabajar más para pagar el préstamo
y cuando tienes un préstamo debes pagar parte de tu dinero
a la institución. Cuando trabajamos con nuestro propio
IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ
203
capital podemos quedarnos con todo. Nos alegra mucho
cuando no necesitamos un préstamo. Es mejor que cuando
se necesita algo, se debe trabajar y ahorrar para ello y no
obtener un préstamo (Vilma Rosales Pocco, 20 años,
Sacclaya).
Ciclo de la Deuda
Los prestatarios se enfrentan con una gran presión para
permanecer en un buen estado financiero con las instituciones
microfinancieras. Si una persona no pudo pagar su préstamo, esta
persona al igual que todos los miembros de su grupo de
prestatarios, ya no podrán acceder a un microcrédito.5 Cuando los
prestatarios del extremo inferior de la escala socio económica con
poca o ninguna falla financiera o gastos inesperados, como los
gastos médicos imprevistos, gastos escolares, malas cosechas, o la
muerte de un animal, ellos se ubican a si mismos en una situación
precaria. Debido a la intensa presión social para reembolsar los
prestamos, los individuos en estas situaciones con frecuencia se
prestan dinero de algún familiar o vecino para pagar su deuda con
el SOAR, y luego sacan otro préstamo para pagar a su familiar o
vecino. Como una mujer de Sacclaya describió: “Una gran
cantidad de personas que tienen prestamos de un banco o de una
ONG sacan prestamos de otras personas para pagar sus
préstamos. Luego se tiene que sacar más dinero del banco para
pagar a sus prestamistas” Nancy Huaraca Huamán, mujer de 28
años, sin prestamos). Yo tome nota de este problema en mis notas
de campo, “Flora me dijo que con los problemas de salud de
Lucho y Miriam había tenido que pedir dinero prestado a otras
personas para pagar sus préstamos del SOAR y pagar sus gastos
médicos. Esto los puso en una situación muy difícil” (Notas de
campo 2/8/06). Tales procesos ilustran la presión social para
conseguir dinero por parte de los que más necesitan. De hecho, una
mujer dijo que no podía pagar su préstamo del SOAR, porque ella
había prestado el dinero a un primo que lo necesitaba, por eso ella
me pidió dinero prestado para poder pagar el SOAR. El préstamo
de dinero por las vías de la formalidad o informalidad es común y
representa una manera para poder sobrevivir. La expectativa para
prestar dinero a los necesitados, independientemente, de la propia
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
204
situación financiera de cada persona o de la carga de la deuda,
podría obstaculizar la capacidad de una persona o familia para salir
adelante económicamente.
La gente también vende sus animales para pagar sus
préstamos en situaciones de emergencia, pero a menudo se ven
obligados a vender el animal en un momento inoportuno, como
cuando los precios eran bajos o cuando el animal no había
engordado lo suficiente como para ganar más en los animales que
ya han invertido, así que al final el dinero se pierde. Una mujer de
Sacclaya explicó: “Si uno tiene un préstamo para pagar, a veces
tenemos que vender –productos derivados y los animales-, cuando
los precios son bajos, a veces menor de lo que se pagó por el o
menor a lo invertido en ello, entonces tenemos un completo
fracaso” (Nancy Huaraca Huamán, mujer de 29 años, sin
prestamos). Una participante de un grupo de enfoque también
discutió el problema:
En realidad se tarda bastante tiempo para pagar un
préstamo del SOAR con solo trabajar, por lo que a menudo
tienen que vender un animal. También por lo general nos
prestamos dinero de algún familiar o algún vecino. Sin
embargo, con esto se tiene que pagar de vuelta, entonces
tenemos que sacar otro préstamo del SOAR para poder
pagar, pero luego no tenemos dinero para invertir, lo que
crea un fracaso total” (Participante del grupo de enfoque).
Un hombre de 39 años con dos hijos, describió su necesidad
de vender sus animales para pagar su préstamo durante una
emergencia, “Mi hijo se enfermo y necesitaba una cirugía que
costaba 450 soles. Le pregunte al SOAR si mi familia podría tener
una extensión de 6 meses. Dijeron que no, así que tuve que vender
nuestros cerdos y otros animales para poder amortizar el precio a
pagar del préstamo” (Yuder Rosales Pocco, 39 años, Sacclaya).
Una mujer en Sacclaya describió cómo cuando no se tiene dinero
para pagar los prestamos, “el SOAR y los otros bancos dicen que es
culpa de uno mismo y que tenemos que pagar, [que] no se dan
extensiones por cualquier cosa” (Juana Huamán Quispe). En
algunos casos, la gente saco préstamos de la institución
microfinanciera que tiene las tasas de interés más bajas para poder
IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ
205
pagar sus préstamos con el SOAR. Un participante del grupo de
enfoque declaró lo siguiente:
En las charlas escuchamos a otras mujeres que
hablaban acerca de cómo obtener préstamos de [persona
X] para pagar sus préstamos del SOAR, porque no pueden
pagar sus préstamos del SOAR con todo el interés y luego
tienen un montón de deudas… mucha gente saca otros
préstamos para pagar al SOAR y luego sacan nuevos
préstamos del SOAR para pagar los otros prestamos
(Temas de participación en grupos).
Un hombre de Sacclaya apoyó esta declaración, revelando,
“algunas personas sacan prestamos de una ONG como SOAR o
[persona X] que no pueden pagar, por lo que toman un préstamo
de otra organización para pagar y se quedan atrapados entre el
pago de unos y otros” (Agapito Huamán, 29 años). En
circunstancias anteriores, las personas ya no tenían dinero para
invertir en sus campos, animales, tejidos, u otros negocios. Luego
ellos se encontraron en un ciclo de deuda casi imposible del cual
escapar. 6
A menudo la gente tiene vergüenza por estas
circunstancias y no tratan esos temas con los empleados del SOAR.
CONCLUSIONES
Las microfinanzas como una estrategia de reducción de la
pobreza se capitaliza en el sector informal, lo que son
especialmente adecuadas para los países en desarrollo en el que un
alto porcentaje de la ciudadanía queda excluida de participar en la
política o la economía formal. En reconocimiento al alto porcentaje
de ciudadanos que trabajan en el sector informal y su potencial
económico, Hernando de Soto, abogó por la defensa y la
ampliación de los derechos y la propiedad del sector informal y la
reforma política que reduzca el exceso de regulación y otras
barreras de entrada a la economía formal (de Soto 1989). En
respuesta a la investigación de De Soto, el Perú implementó
políticas que facilitaron la integración de cientos de miles de
pequeñas empresas en la economía formal, lo que contribuye con
los ingresos fiscales generales (López 2005). Los programas de
microfinanzas también surgieron durante este periodo para apoyar a
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
206
la economía informal, ofreciendo el capital necesario a los
ciudadanos que por lo general no son elegibles para los préstamos
bancarios tradicionales. Yo mantengo que, si bien la motivación en
el apoyo al sector informal era llevar a los trabajadores a un sistema
más formal, irónicamente, los programas de microfinanzas han
contribuido a un crecimiento no regulado en el sector informal, sin
proveer el apoyo necesario para asegurar su éxito. En consecuencia,
el sector informal se mantiene a la par y separado del sector formal,
sin mayor seguridad económica y con mayor riesgo financiero,
experimentado de manera más aguda entre los ciudadanos más
pobres.
Como se demuestra en este trabajo, el número de
microempresas no se limita a una región más allá de la cantidad de
su capital disponible y las personas en las que se interesa, la
competencia dentro de un sistema de mercado relativamente
cerrado se eleva hasta el punto en el que hace bajar los precios y los
beneficios individuales, y la mitigación de la capacidad para pagar
sus préstamos.7 Además, mientras que la variación en los recursos
existentes pueden determinar su capacidad para tener éxito en la
economía formal, en el sector informal agrícola, tales diferencias se
agravan. Dado que los préstamos son en gran parte invertidos en los
recursos agrícolas preexistentes (en comparación con el desarrollo
de una microempresa formal) la cantidad de recursos disponibles
para la adquisición de crédito permite a ciertos individuos no solo
devolver el préstamo en un tiempo efectivo, sino también las
ganancias compuestas. Por otro lado, las personas involucradas en
el sector agrícola con pocos bienes al momento de acceder a los
préstamos, son más vulnerables a los gastos imprevistos y están
sujetos a una mayor competencia en la economía local. Ciertas
familias son capaces de utilizar el crédito para expandir la
producción global y adquirir un mayor precio por su rendimiento y
otras familias caen en un ciclo de deuda; el potencial de aumento de
la desigualdad económica en las comunidades rurales es más
elevado.
La presión dentro de Sacclaya y las comunidades
circundantes para ayudar a los necesitados, podrían atenuar la
desigualdad económica dentro de una comunidad, pero también
inhiben el éxito financiero de las familias individuales, con lo cual
IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ
207
dan lugar a algo así como una homeostasis económica. Por lo tanto,
surge la siguiente pregunta ¿Es la afluencia de préstamos en una
comunidad una manera de facilitar el aumento general del bienestar
económico de la comunidad, en comparación con las comunidades
sin préstamo, o no? Tales cuestiones apuntan a la importancia de
evaluar el impacto de los programas de microfinanzas, no sobre una
base individual o familiar, sino más bien a nivel comunitario o
regional.
Creo que la circularidad de los préstamos y las formas no
lucrativas de pago de préstamos en momentos de emergencia
podrían evitarse, en gran parte, si los individuos tienen acceso a
programas de ahorro y seguros. Las mujeres que tienen un capital
disponible para usar en caso de emergencias, y algo menos
probable, para pagar sus préstamos o terminar un ciclo de deuda, en
un intento de permanecer en buenos términos con la institución
crediticia. Consecuentemente, el SOAR podría ganar al asegurar el
pago oportuno del préstamo, proporcionando a la organización una
mayor seguridad financiera. Sin embargo, los programas de ahorro
podrían ser un reto en la zona rural de las tierras altas del Perú,
debido a la estacionalidad y el momento sincrónico de las
actividades agrícolas. Por ejemplo, cuando los que aportan y los
prestatarios son a la vez los que se dedican a los cultivos, es
probable que los que aportan retiren sus depósitos cuando los
prestatarios se esfuerzan por pedir –al comienzo de la temporada de
producción. De la misma manera, los que aportan tienden a hacer
depósitos cuando los prestatarios hacen sus pagos después de las
cosechas (Matin, Hulme and Rutherford 2002). Por otra parte, el
SOAR supuestamente no podía ofrecer programas de ahorro,
debido a las restricciones a las organizaciones no gubernamentales
en el Perú. Por esta razón, los dispositivos de ahorro mutuo, tales
como AACR (Asociación de Ahorro y Crédito Rotativo) y la
ASCA (Asociación de Acumulación de Ahorro y Crédito) podrían
ser una opción practica y fructífera (Ambec y Treich 2007;
Anderson y Baland 2002, Arun et. al. 2005). Estos podrían ser
implementados en lugar de, o en adición, a los programas de
microfinanzas formales. De hecho, una institución de
microfinanzas en Andahuaylas tenía un programa de ahorros que
supuso al prestatario depositar 10 soles mensuales en una cuenta
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
208
que ganó un 0.1% de ganancia y luego, podría ser utilizado para
pagar un préstamo o cubrir otros gastos de emergencia en un
momento de necesidad. 8
Otra institución de microfinanzas en
Andahuaylas también ofrece sus servicios a través de un banco
comunal.
En cuanto a la función global de los programas de
microfinanzas más grandes dentro de los procesos
socioeconómicos, cabe preguntarse si los programas de
microfinanzas no son más que una respuesta a la falta de apoyo a
los ciudadanos más pobres dentro del sector formal. Los programas
de microfinanzas no se refieren a la inestabilidad de empleos, la
cobertura de atención de salud, la jubilación, la necesidad de los
subsidios agrícolas, u otros beneficios que sin duda amplían
sustancialmente la calidad de vida del individuo. Fuera de los pagos
de seguimiento y de divulgación, son más bien no reguladas, las
cuales pueden conducir a la descarga de los mercados y en los
frecuentes ciclos de los préstamos, lo que lleva a un ciclo de
endeudamiento. La pregunta es ¿la microfinanza es un
microcosmos del liberalismo económico mundial, con su impacto
sin precedentes en la desigualdad? y si es así, ¿Cómo se puede
remediar los costos de estos sistemas, la raíz de su impulso
original?
Dicho esto, el impacto económico de los programas de
microfinanzas dentro de una región depende en gran medida del
enfoque adoptado, que normalmente son parte de un continuo que
va desde la reducción de la pobreza con el enfoque de los sistemas
financieros. Yo sostengo que los programas de microfinanzas
tienen el potencial para extender la economía de los individuos, los
hogares y las comunidades, así como llegar a ser financieramente
sostenible, si están adecuadamente regulados (por ejemplo, realizar
un seguimiento de los préstamos pendientes, requieren planes de
activos empresariales) y si incluyen un programa de ahorros
comunales. Mayor regulación y programas de ahorro son,
especialmente, necesarios en las zonas marcadas por la
incertidumbre y la estacionalidad, como la zona rural de la sierra
del Perú.
En conclusión, quiero resaltar que el tiempo de esta
investigación de las microfinanzas en la zona rural andina era
IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ
209
relativamente limitado y mis resultados solo representan la punta
del iceberg, por así decirlo. El impacto de los programas de
microfinanzas (económica, social y de otro tipo) merecen un
escrutinio mucho mayor (para más información sobre los impactos
sociales de las microfinanzas en la región de Andahuaylas, véase
Kellett 2009). Espero que mis contribuciones sirvan al menos a un
conocimiento mayor de las “experiencias vividas por aquellos que
buscan y utilizan los prestamos” (Ghodsee 2003:65) en un valle
particular de las tierras altas centrales del sur del Perú. Por último,
quiero agradecer sinceramente el trabajo de las personas que
trabajan en las instituciones microfinancieras, sin descanso en
busca de la mejora de las vidas de aquellos con quienes trabajan.
Agradecimientos
En primer lugar, quiero agradecer a la gente de Sacclaya y
Andahuaylas. Sin la ayuda de las muchas personas, que
abiertamente compartieron su vida conmigo, esta investigación no
hubiera sido posible. Agradezco a los hombres, mujeres y niños de
Sacclaya por compartir sus historias y sus vidas conmigo. En
particular, agradezco a la familia con quien viví, por su paciencia
dentro de mi ignorancia en muchas áreas de la vida. Agradezco
también a los empleados del SOAR, en particular a los que han
trabajado con el programa de préstamos a grupos. Sin su
comprensión, la cooperación y la voluntad de abrirme sus puertas,
yo no habría sido capaz de completar este proyecto. Les doy gracias
por su amistad y admiro su dedicación para mejorar las vidas de
hombres y mujeres en el valle de Andahuaylas. Agradezco a
quienes me han apoyado en la realización de mi tesis; a mi comité
de sustentación, carole Nagengast, Louise Lamphere, Les Field and
David Henkel y a mis compañeros de postgrado y amigos. También
quiero agradecer a mi familia, mi esposo (Lucas Kellett), y a mis
niños por su apoyo inquebrantable y sus ánimos.
Notas
1. SOAR y Madres Unidas son pseudónimos usados para proteger
el anonimato de la organización. También usé pseudónimos
para los individuos para proteger su confidencialidad.
INVESTIGACIONES EN LOS ANDES SUD-CENTRALES
210
2. Antes de empezar con mi investigación de tesis en el 2005,
recibí el apoyo por escrito de la directora ejecutiva del SOAR
para llevar a cabo investigaciones en colaboración con su
organización. Recibí cartas de apoyo a mi investigación por
parte del director de la Casa de la Cultura de Andahuaylas (el
capitulo local del Instituto Nacional de Cultura), Carlos Pandal,
y la Subprefectura de Andahuaylas, Waldo Velenzuela
Valdivia, el cual fue aprobado por las comisarias de la Policía
en Andahuaylas y las comunidades cercanas de Talavera, San
Jerónimo y Pacucha. También tuve el apoyo y permiso de las
autoridades y los residentes de Sacclaya para llevar a cabo mis
investigaciones en su comunidad.
3. Mientras que algunos individuos en muchas comunidades aran
la tierra con una Taklla Yugo, un aparato que utiliza dos toros
para arar la tierra, otros utilizan los préstamos para alquilar un
tractor para arar la tierra en menos tiempo. Al parecer un campo
que necesitaba 5 horas para ser arado con una Taklla yugo,
tomaría alrededor de 15-30 minutos para ararse con un tractor.
Las familias que podían permitirse el lujo de alquilar un tractor
por 40 soles por día (equivalente a cuatro días de trabajo en los
campos), podrían competir con mayor facilidad con aquellos
que dependen de un Taklla yugo o pico.
4. Aunque las personas pueden obtener un precio mayor por sus
productos en los grandes mercados urbanos, que también se
enfrentaron a un gran riesgo en el transporte a través de las
largas distancias de sus mercaderías y de sus ganancias. Hubo
numerosos informes de personas que fueron asaltadas en las
carreteras después de vender la mayor parte de sus cosechas,
dejándolos en una situación financiera desesperada, sobre todo
si tenían un préstamo que pagar.
5. Si los grupos numerosos de prestatarios de una comunidad no
pueden devolver sus préstamos, las organizaciones de
microfinanzas ponen a la comunidad en “la lista negra”, y se
niegan los préstamos a cualquier persona de esa comunidad. Si
una persona tenía una gran deuda por largo tiempo con una
institución del FMI los amenazan con quitarles sus bienes del
hogar o tomar sus ganados como garantía. Mientras llevaba a
cabo mi investigación, vi a una organización microfinanciera
IMPACTOS ECONÓMICOS DE LOS PROGRAMAS DE MICROFINANZAS EN LA SIERRA RURAL DEL PERÚ
211
(no el SOAR) amenazar con tomar las tierras comunales como
parte de pago de la deuda pendiente de un individuo que su
deuda había aumentado hasta 3000 soles (aproximadamente
910 dólares americanos) con un interés de tres a cuatro años.
6. El proceso de pedir dinero prestado a una institución para pagar
la otra se llama “ciclos de endeudamiento” en la literatura de las
microfinanzas. Para evitar que algunas instituciones
microfinancieras en Andahuaylas puedan dar un préstamo, es
necesario que las personas obtengan un recibo firmado por el
SOAR alegando que no tienen ninguna deuda pendiente con
ellos. El SOAR, por otro lado, no requiere la documentación de
otros registros financieros. Existe una institución en el Perú,
INFOCORP, la que hace un seguimiento a las personas para ver
si adeudan a alguna institución y cuál es. Esta institución existe
desde hace muchos años; sin embrago, esta monitorea a los
prestatarios individuales de grandes sumas de capital que se
ofrecen a través del SOAR en sus grupos de préstamos, Para
más información sobre las agencias de crédito en el Perú, véase
Bauchet 2003; Christen 2000; Janvry et. al. 2003; y Jansson
2001.
7. Para más información sobre cómo el aumento de la
competencia entre los proveedores de microfinanzas en las
zonas rurales contribuye al ciclo de endeudamiento y el papel
potencial de las agencias de crédito ver Janvry et. al. 2003.
8. Esta institución es considerada como una cooperativa y, por lo
tanto, no puede tener tantas restricciones como una ONG
establecida en el Perú.
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