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Cotidianidad, miedo y militarización en la Guerra contra el Narco.
Tampico.
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Tesis de Licenciatura en Antropología Social
Cecilia Barrientos G.
Dir. Ma. Adriana López M.
Matrícula 200700602
Enero 2014
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A Lalocura, al Tío, y a todxs lxs demás.
Agradecimientos
Gracias primero por su confianza a todas las
personas que participaron en esta tesis, sobre
todo a aquellas que pusieron tiempo o esfuerzo
en ella o que aceptaron compartir una parte de
su vida con nosotrxs otorgándonos su
valiosísima confianza.
Este espacio es también para señalar que sin el
apoyo de la banda y de mi familia no hubiera
podido concluir esta tesis y este ciclo: chido a
todxs junto con lxs que he caminado y han
pasado dejando huella.
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Índice
Cotidianidad, miedo y militarización en la Guerra contra el Narco.
Tampico.
Introducción……………………………………………………………… 5
I Antecedentes y contexto. Tampico, y los negocios de la Guerra
contra el narco…………………………………………………………….11
Tampico, Tamaulipas………………………………………………………11
La violencia………………………………………………………………… 14
La clase política-empresarial…………………………………………….. 20
Antecedentes del Narco………………………………………………….. 23
La militarización de Tamaulipas…………………………………………. 24
Las estadísticas de la muerte……………………………………………. 29
Guerra y negocios: antecedentes directos de la guerra……………… .32
Estrategias psicológicas y de descomposición social………………… 41
II La normalización de la violencia y la rutinización del miedo…………. 46
La libertad de pensamiento y expresión……………………………………………. 48
Rumores…………………………………………………………………………………………. 49
Medios virtuales………………………………………………………………………………. 52
Medios comerciales…………………………………………………………………………. 58
Violencia y miedo…………………………………………………………………………….. 62
El testimonio……………………………………………………………………………………. 64
El derecho de vivir en paz: la cotidianidad…………………………….. 68
4
La psicosis y la rutinización del miedo…………………………………. 78
El derecho a la ciudad: la descomposición del tejido social…………. 81
Migración violenta y desapariciones……………………………………. 85
III La militarización y la construcción del enemigo que criminaliza la pobreza
……………………………………………………………………………….91
Breves conclusiones…………………………………………………….. 116
IV Dominación, libertad y resistencia………………………………. 119
La libertad y la resistencia creativa………………………………………120
La resistencia en las calles……………………………………………….126
Conclusiones………………………………………………………………..134
Bibliografía…………………………………………………………………..137
Anexos……………………………………………………………………… 156
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Cotidianidad, miedo y militarización en la Guerra contra el
Narco.
Tampico.
Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo
que se condena si no se dice nada contra el capitalismo
que lo origina? Una verdad de este género no reporta
ninguna utilidad práctica.
Bertolt Bretch
7
Introducción
Este trabajo es un esfuerzo realizado para tratar de aclarar (aclararme) cuáles son
las motivaciones y las consecuencias de la llamada “guerra contra el narco” que
ubica al narcotráfico como un problema de carácter nacional y que ha sido
causante de ríos de desgracias y catástrofes humanas que en algún visible
momento despedazaron, justo como una detonación lo haría, a varias regiones
del país.
Este tema no es nuevo: surgió desde la guerra fría cuando la supuesta lucha
contra el tráfico de estupefacientes se pasó a caracterizar como “guerra”. Pilar
Calveiro ejemplifica el caso con la invasión a Panamá en 1989 que se presentó
bajo el concepto madiático del combate al narcotráfico: ”librada por los Estados
Unidos en el contexto de una política de unilateralidad.” (Calveiro, 2012: 166),
Más recientemente se han resaltado algunos problemas en lo que a este
concepto de guerra se refiere. Calveiro expone una fuerte vinculación con la red
corporativa de los negocios legales que se refleja en la articulación entre redes
legales e ilegales y que se “verifica también en los ámbitos político y económico”,
así como en el cultural, como nos muestra la ciudad de Tampico y prácticamente
cualquier otra en el país. En el 2010, el gobierno federal calculó que los ingresos
percibidos en este tipo de negocios triplicaban los generados por el petróleo,
aunque en “Estados Unidos esta cifra se multiplica más de siete veces, poniendo
en evidencia dónde se realizan las mayores transacciones y se reciben, en
consecuencia, las mayores ganancias del negocio de las drogas” (Calveiro, 2012,
ídem), mientras que la población mexicana -principalmente la pobre- recibe los
impactos sociales y culturales que este tipo de negocios ocasionan.
Para mí, es indispensable hacer un gran énfasis en el origen de esta guerra. Esta
inquietud surgió desde antes de haber pensado la tesis, pero se volvió una
cuestión apremiante cuando tuve la oportunidad de conocer a varios jóvenes que,
no precisamente por azares del destino, tuvieron que integrarse a las filas de las
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mafias, o mejor dicho de los “Cárteles” mexicanos. Y es por ello que desde tan
temprano en la lectura de este trabajo deseo iniciar con este tema, tratando de
acomodar las responsabilidades donde corresponden sin con ello pretender eximir
a nadie ni mucho menos jugar a la juez, sino más bien tratando de entender las
motivaciones económicas y políticas detrás de la guerra para poder entender una
parte de sus efectos.
Estudiosos como Marcelo Colussi (2010) han caracterizado al narcotráfico como
una red de negocios que tiene implicaciones oscuras relacionadas con la salud y
la violencia. Por medio de ella, nos indica Colussi, se controla, primero, política y
culturalmente a ciertos colectivos, los más "molestos" para la lógica del poder, es
decir, a los jóvenes y a otros sectores marginales, y en segundo lugar, se controla
militarmente a grandes poblaciones, usándole como coartada para “invadir y/o
tener presencia para, al menos en forma oficial, "combatir"” esta “nueva plaga
bíblica” que yace junto a la amenaza terrorista.
Colussi afirma también, que fueron los mismos elementos de poder que mueven
el aparato social del capitalismo global los que crearon la oferta y la demanda de
narcóticos, y que “sobre la base de ese circuito tejieron el mito de unas maléficas
mafias súper poderosas enfrentadas con la humanidad, causa de las angustias y
zozobras de los honestos ciudadanos, motivo por el que está justificado una
intervención policiaco-militar a escala planetaria.”
Mafias que –sostiene sin restarles con ello responsabilidad- son solamente una
pequeña parte de toda una cadena pues cual comerciantes no alcanzan poder de
decisión sobre los términos macros de la cuestión. Para él, quienes cargan con la
responsabilidad más grande son los banqueros.
Así, según Colussi el narcotráfico es “una herramienta del imperialismo
estadounidense en su estrategia de hegemonía global con el que controla los
países y sociedades que necesita”, manejando además enormes cantidades de
recursos económicos que “oxigenan la economía capitalista mundial”. Aquí
también habría que recordar a Nordstrom cuando nos señala que las estructuras
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de poder se reproducen por medio del proyecto sociopolítico y así es como el
poder se sostiene (Nordstrom y Robben, 1995: p. 8).
Pido a quien lea, que mantenga estas ideas en mente durante la, quizá un poco
tortuosa, lectura de esta tesis. Para ello, me apoyaré en el trabajo periodístico de
Marcela Turati, que me ayudará a tener presente la dimensión nacional del
problema, así como en el trabajo sociológico de Calveiro para recordar la
dimensión global.
Esta tesis es oscura debido a la naturaleza del tema que trata, y sería difícil que
mostrara luz, pero al final, ésta siempre aparece. Esta tesis es difícil, pues
muestra en parte algunas de las aristas más inhumanas que nuestra especie es
capaz de tocar. Esta tesis es también muy personal, y rompe todo esquema que
hubiese yo podido concebir sobre aquella supuesta objetividad que las y los
antropólogos “debemos” mantener durante nuestras investigaciones, porque la
violencia es así, subjetiva, y porque la antropología en un contexto como el
Tampico actual implica una confrontación del sentido del ser propio con la vida de
personas que sufren y resisten el peligro cotidiano, que incluso ha sido ya
caracterizado en algunos estudios como los de la antropóloga Carolyn Nordstrom.
(en Nordstrom y Robben, 1995: 13) Tampoco estuve exenta de la ofuscación y el
sentido de alienación que –comprobé- experimentamos la mayoría de los y las
antropólogas (o estudiantes de antropología) en estos contextos.
Esta tesis puede ser incluso depresiva, como lo son ya la mayoría de sus
participantes, y supongo que en algunos casos puede incluso desembocar en la
reproducción de la psicosis que en un principio pretendía combatir, por lo que le
pido a quien sea que la lea, que tome sus precauciones, ya que esta tesis
también tiene momentos muy explícitos que he tenido que incluir para tratar de
demostrar el impacto brutal que la violencia de una guerra como esta puede
alcanzar a nivel cultural.
El trabajo de campo se basó en entrevistas abiertas, semi-estructuradas y en
observación participante, así mismo se llevó un diario de campo en todas las
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visitas. La tesis, durante campo, también fue complicada porque como argumenta
Green refiriéndose a Guatemala (en Nordstrom y Robben, 1995: 105-128), es
difícil realizar un trabajo de campo “en sitios donde el miedo, la sospecha, el
secreto y el silencio son componentes esenciales y crónicos de la memoria e
interacción social.” Sin embargo, la enorme abundancia de historias alrededor del
miedo y la violencia finalmente hicieron posible el trabajo, además de una
inesperada disposición para participar en la tesis por parte de varias personas,
pero nunca sin que las mismas colaboraran bajo la garantía del anonimato que les
prometí, y es por ello que nombres, lugares y/o tiempos están modificados o
difuminados con la intención de proteger a toda esta gente; sin embargo, esta
cautela ha procurado no incidir en su interpretación.
El trabajo de campo se realizó entre el 2011 y el 2013; no está ubicado
específicamente en una colonia o en un área de la Zona Metropolitana de
Tampico (ZMT), porque de ese modo pensé que, primero, podía brindar más
resguardo a mis colaboradores y colaboradoras, y segundo, porque retomo la
propuesta de Nordstrom en la que asegura, una guerra no puede estudiarse así,
de forma tan particular. En su aproximación (en Nordstrom y Robben: 1995: 139)
el tema de la guerra se sitúa en el estudio, y no puede ser localizado de forma
específica. “El proceso y las personas suplantan el lugar como el “sitio
etnográfico” y se extiende desde las urbes hasta “las instituciones de los agentes
del poder”, que ella identifica como los lugares donde la guerra es formalmente
definida, debatida y dirigida. Pero aunque las personas con las que trabajé no
compartieron más características que su residencia y su experiencia, sí existe una
mayor participación de jóvenes de entre 17 y 33 años. Por otra parte no trabajé
con niños o niñas. Finalmente, este trabajo se caracteriza como una aproximación
etnográfica de la guerra dejando ver que “una de las formas más precisas para
identificar la manera en que la cultura se encarna en las guerras” es mediante el
seguimiento del ejercicio de la violencia que se acerca a ella “–más que un
seguimiento a la guerra misma- es un seguimiento a su cotidianidad. (Blair,
2005:25)
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Es por todo esto que en el primer capítulo, además de abordar introductoriamente
la región tampiqueña, también desarrollo brevemente las políticas globales que
han influido directamente sobre el curso de los últimos acontecimientos en el país.
La dimensión antropológica no abunda en esta sección, sin embargo a mi ver, es
esencial partir de estas bases para posteriormente poder ocuparnos del tema
desde la perspectiva antropológica.
En el segundo capítulo abordo el tema de la violencia y el miedo, en su extensión
cotidiana, tratando de describir y analizar cuáles han sido sus repercusiones en la
vida de las y los habitantes de la ZMT a nivel del día a día. Es importante recalcar
que a pesar de que ocupo la categoría de “víctima”, me preocupa al igual que a
Nordstrom, (Nordstrom y Robben, 1995: 7) que de ese modo se conciba a la
población expuesta a la violencia como indefensa o “como masas
indiferenciadas”, por lo que ha de tenerse esta consideración presente. Tampoco
deseo encerrarme “en una dicotomía distorsionada de víctima versus perpetrador
como si uno fuera, por definición, pasivo y el otro activo.” Los capítulos 3 y 4
demostrarán que ni lo pasivo ni lo activo son jamás absolutos y que siempre
tienen matices y dependen, al igual que la forma de la violencia misma, del
contexto.
En el tercer capítulo analizo la militarización de la región, desde la perspectiva de
las narrativas que se han construido alrededor de ella en contraste con el discurso
oficial y el discurso mediático proyectado en la construcción de identidades
alrededor de la violencia. El cuarto capítulo busca recobrar la sanidad haciendo
un recuento de algunas formas de resistencia a este proceso bélico para terminar
brindando las conclusiones finales.
A lo largo de este trabajo he intentado recuperar los testimonios de las personas
que han tenido que vivir y sobrevivir esta violencia, pero probablemente se pierde
una gran parte de lo transmitido durante las entrevistas y que no resulta para
nada prescindible:
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“Se puede contar a los muertos y medir la destrucción de la propiedad pero las
víctimas nunca pueden transmitirnos su dolor y su sufrimiento de otra forma
que no sea la distorsión de la palabra, la imagen o el sonido. Cualquier
interpretación de las contradictorias realidades de la violencia impone orden y
razón en lo que ha sido experimentado caóticamente. “En vista de que la
violencia es “resuelta” en la narrativa, el evento violento parece también perder
su particularidad –su realidad- una vez que es escrito”. Aunado a su realidad,
pierde su parte absurda e incomprensible; paradójicamente, las cualidades
mismas que nos gustaría transmitir“. (Young citado en Nordstrom y Robben,
1995: p. 11)
Finalmente, antropólogos como Allen Feldman, han lanzado una pregunta
importante, ¿por qué alguien querría escribir sobre cosas tan macabras? La
respuesta, dice él, es simple: porque nuestro trabajo puede fungir como una
especie de intermediario, puede alzar la voz “en nombre de quienes han
atestiguado y vivido lo macabro (…) Las monografías pueden convertirse en
“sitios de resistencia”, en “actos de solidaridad”, en una manera de “escribir
contra el terror”. La antropología misma es empleada como un agente de cambio
social.” (Nordstrom y Robben, 1995: 108) O, al menos, esta era la intención
inicial de este trabajo que, aunque posea el corto alcance de una tesis y las
grandes limitaciones metodológicas y demás, de quien la escribe, siquiera alguna
palabra más, algún testimonio más, algún sentimiento más, será transmitido y
documentado como evidencia y protesta en contra de las injusticias del negocio
de la guerra.
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I. Antecedentes y contexto. Tampico, y los negocios de la Guerra contra el
narco.
Debido a que en la antropología se requiere indispensablemente del contexto
para lograr explicar los fenómenos sociales y culturales, en este capítulo
expondré primero una descripción básica e introductoria del estado de
Tamaulipas y de la ciudad de Tampico, ubicada dentro de la Zona Metropolitana
de Tampico (ZMT en adelante) para después abordar el auge de la violencia que
ha trastornado a la ciudad y al país desde hace algunos años, para, a la postre
abundar en las formas de violencia que han acontecido en la región
particularmente desde la declaración de la “Guerra contra el Narcotráfico”.
También abordaré de manera muy breve, la historia del narcotráfico así como un
poco de los antecedentes de la militarización en la región.
Tampico, Tamaulipas
Tampico cuenta con un enorme sistema de lagunas que influye en el clima, el
ecosistema y la biodiversidad de la ciudad. El clima predominante es de tipo
tropical subhúmedo, cálido y extremoso, con temperaturas promedio anuales de
24°C, alcanzando las más altas un promedio de 36.8°C, de lo que se puede
entender que en esa ciudad, para una defeña como yo, normalmente hace
muchísimo calor. Los vientos predominantes en otoño e invierno son los
denominados "nortes" y son comunes los ciclones y los vientos huracanados, que
en más de una ocasión han afectado seriamente a los habitantes de la región
causando accidentes e inundaciones graves.
La ciudad de Tampico es uno de los 43 municipios del estado de Tamaulipas
donde la escolaridad promedio es de nivel secundaria concluida mientras que el
73% de la población profesa la religión católica.
Tamaulipas es un estado multicultural en el que además del español se hablan el
náhuatl, el huasteco, el totonaca e incluso el zapoteco. Tampico ocupa 92. 73
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km2 de los 80 243 km2 de Tamaulipas y se encuentra a 243 km de la capital del
estado, Ciudad Victoria.
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Al norte del histórico Antiguo Puerto de Tampico ubicado sobre el río Pánuco, se
encuentra la Playa de Miramar a la que llegan miles de turistas, principalmente
provenientes de Nuevo León con una notoria presencia de “regios”; aunque
durante el alza de la violencia los turistas despejaron las playas. En la ZMT
pueden encontrarse otros hermosos recintos naturales como la Laguna del
Chairel y la Laguna del Carpintero de la que en varias ocasiones, han escapado
grandes cocodrilos para terminar en las colonias aledañas monopolizando la
atención del Departamento de Bomberos.
La ZMT se extiende a lo largo del río Pánuco en la vertiente del Golfo de México
y abarca en el lado tamaulipeco los municipios de Tampico, Altamira y Ciudad
Madero, mientras que del lado veracruzano abarca los municipios de Pueblo Viejo
1 Mapa extraído del blog de noticias “México informado” http//www.mexicoinformado.com201304federales-aseguran-2-toneladas-de.html [visitado por última vez el 12 de abril de 2013].
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y Pánuco. Según el INEGI2, el flujo migratorio del estado de Tamaulipas mana
principalmente desde y hacia Nuevo León, a la ciudad de Monterrey, y el
municipio de Tampico no es la excepción.
En Tampico existen infinidad de rutas para el transporte de la población. Cada día
más de 800 000 personas necesitan moverse por distintos puntos de la zona
metropolitana. Tampico cuenta con un sistema de tránsito rápido constituido por el
Expreso Urban Hidalgo y Expreso Urban UAT y el Metrobus Hidalgo aunque su
uso es costoso pues en la ciudad el pasaje mínimo era de $5.503 en el 2010,
alcanzando hasta los $13 pesos para llegar al municipio aledaño de Altamira
mientras que en los últimos tres años el mínimo se ha alzado hasta los $8 pesos.
Tampico tiene aproximadamente 297 554 habitantes, de los 859 419 que habitan
la Zona Metropolitana de Tampico (ZMT), de los cuales más de la mitad -600 000
aprox.- indica el censo del 2010 del INEGI4, son oriundos del estado
de Tamaulipas. Según la Secretaría de Hacienda, Tampico se encuentra en la
zona geográfica “B”, donde, al menos hasta marzo del 2013, se percibía un
salario mínimo de 61 pesos con 38 centavos.5 Pero la realidad es que no existen
grandes oportunidades laborales; en general, con pocas excepciones, los trabajos
disponibles son muy mal pagados y de un alto nivel de explotación pues es
común que los turnos laborales sean de 11 o 12 horas, sin prestaciones legales, y
con un pago de $100 pesos por día.
Por su posición geográfica y por la importancia económica y portuaria, Tampico
es una ciudad eminentemente comercial. En ella se localizan grandes centros
comerciales y de abasto y también cuenta con infraestructura hotelera y
restaurantera. Las grandes industrias de la ZMT se ubican dentro de los ramos
textil, alimentario, metalúrgico, naviero y pesquero mientras que una de las
actividades económicas más notorias de la región es la petroquímica.
2 http://cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/tam/poblacion/m_migratorios.aspx?tema=me&e=28 3 http://www.inegi.org.mx/sistemas/consulta_resultados/iter2010.aspx?c=27329&s=est 4 Ídem. 5 http://tamaulipas.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/5d81e36b3748c0a13716e1cdb9090736
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En el municipio de Ciudad Madero se encuentra la Refinería Francisco I. Madero,
justo al margen izquierdo del río Pánuco, casi en su desembocadura con el Golfo
de México. Desde ahí parten 2 importantes oleoductos: uno que sube hacia la
frontera norte del país y otro que atraviesa Veracruz hasta llegar a Chiapas; por
otra parte en la zona también existen dos plataformas petroleras: Arenque I y
Arenque II. Aunque se considera que la región -aun rica en petróleo- ya no es
económicamente productiva en términos de extracción esta industria incide de
manera importante en la vida laboral y cotidiana del área metropolitana debido a
las y los empleados de PEMEX afiliados a la Sección 01 del Sindicato de
Trabajadores de Petroleros de la República Mexicana, quienes cuentan con un
Centro de Salud poblando varias unidades habitacionales y cuyos hijos e hijas
llenan los salones de varias escuelas.
En particular, la vida de los trabajadores de plataforma adquiere una dinámica
especial debido a que las jornadas laborales van de 15 a 30 días sobre plataforma
contando con la misma cantidad de días “en tierra”. En la ZMT se dice que
cuando estos trabajadores terminan su jornada cobran solo para “bajar” a gastar
su salario en muchas ocasiones, sobresalientemente, en bares y otra variedad de
espacios y actividades de esparcimiento que comúnmente involucran bebidas y/o
drogas.
La violencia
En la terminal de autobuses de Tampico es posible encontrar todo tipo de
“recuerditos” o souvenirs que van desde conchas, llaveros y dulces “típicos”
hasta llaveros de AK 47 y otras armas pesadas en tamaño miniatura.
Y es que en la última década las armas se han convertido en una parte muy
importante del imaginario sobre Tamaulipas. Si bien ya estaban presentes con
respecto al imaginario general del norte como región cultural –heterogénea pero
comúnmente homogeneizada desde la perspectiva del “centro” que desde la
época colonial le miraba como un territorio ajeno e impenetrable-, las constantes
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noticias sobre la multiplicación y la gravedad de las Situaciones de Riesgo (SDR
de ahora en adelante, por como son llamadas desde las redes sociales) que se
han difundido ampliamente, han construido un halo de peligrosidad sobre la
región, vista desde fuera. Sin embargo este hecho no carece de fundamentos. En
Tamaulipas se ha asumido ya esa identidad. Aquí, cito textualmente algunos
posts publicados en la cuenta de Facebook “Valor por Tamaulipas” de la que
hablaremos más en el siguiente capítulo.
Lo normal aki en Tamaulipas, [comentando el post de una balacera] si no hay balacera
no duermo agusto jajjaa [sic.]”, ”Esta diciendo Tamaulipas es un lugar de Paz, y le
contestan de paz? Y dise si de paz, paz, paz y paz jejeje. [sic.]”, “Antes se decía en
tamaulipas avanzamos ahora es en tamaulipas balaceamos. [sic.]”, “Balazos por aquí por
aya un reynosense te saludara jajaj [sic.].
Lo que no extraña a nadie ya que la violencia se extendió por todas partes. Los
sitios de esparcimiento incluidos cines, “discotecas”, bares, boliches, billares,
etc… fueron uno de los blancos preferidos desde el 2007 hasta, al menos, el
2011. México nunca había visto nada comparado con el recrudecimiento del
crimen que siguió a la declaración de guerra con la que el ex presidente Felipe
Calderón inició su fraudulento mandato, y que por cierto, militarizó a todo el país.
Según Marcela Turati, en el momento más álgido de la guerra (2009-2011) se
libraron siete disputas territoriales simultáneas entre cárteles por el control
estratégico del mercado negro. “La estrategia de recuperar territorios mediante el
ejército y la policía atomizó la violencia primaria, algunas veces por poner o
eliminar cargamentos o eliminar capos, porque eso desata purgas dentro de los
grupos para eliminar traidores o pelear por la sucesión”. (Turati, 2010: 26) Entre
otros mecanismos para iniciar y dar cuerda a una espiral de venganza y violencia
que enrojeció al país.
En Tamaulipas un mal día la gente empezó a encontrarse con ejecuciones
sumarias y desapariciones masivas entre las que se pueden encontrar
documentados múltiples casos de trata de personas y leva. La sociedad
tampiqueña conoció también los toques de queda, las narcomantas amenazantes,
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las casas de seguridad vecinas, y otras situaciones que afectarían su cotidianidad
como el cambio de horarios en actividades institucionales por motivos de
seguridad.6
Así mismo, actividades económicas legales fueron invadidas por el “crimen
organizado” que comenzó a incursionar en nuevos mercados buscando construir
monopolios. Según el autor anónimo del capítulo tamaulipeco “La conjura del
silencio” de El México Narco (2010: 160), los taxis piratas (sin placas), la venta de
pollo y la invasión de predios urbanos se integraron a la lista de los negocios
ilícitos de los cárteles que operan en la región. Además, “traspasaron los límites
sociales” cuando empezaron a vender sus servicios como cobradores y como
“ejecutores de venganzas” a quien quisiera y pudiera pagar sus servicios
(solicitados principalmente por empresarios).
A pesar de ello, el sector empresarial ha sido uno de los más afectados en la
región. En Tampico se habla mucho sobre el caso de un empresario gasolinero
local que fue secuestrado en 2008 después de ignorar la orden de cerrar su
gasolinera, dicen que al no hacerlo los “malosos”7 volvieron un día después
llevándoselo a él y a una de sus empleadas sin que se volviera a saber del
paradero de la segunda.
En El México Narco (Op. Cit, 2010: 163) se hace mención de más de cien casos
similares y esta notoria cantidad fue el motivo por el que muchos empresarios
salieron de la región, migrando principalmente hacia Texas, “como lo hicieron los
Fleishman, propietarios de Grupo Tampico, la primera franquicia que operó la
Coca Cola en el país; los Grossman, del Grupo Continental; los Rodríguez,
dueños de refaccionarias; los Lárraga, propietarios de una compañía de
transporte de carga, y los Ramírez, de Gas Universal.”
6 Por ejemplo, en octubre del 2010 se modificaron los horarios de salida en las instituciones educativas por instrucciones del secretario de Educación del estado; las primarias de turnos vespertinos -cerca de 40- salían a las 17:30 horas, y con esta medida, decían las autoridades, el objetivo era mantener a salvo a los estudiantes tras una fuerte ola de violencia que sacudió la urbe en días anteriores. s/a “Tampico recorta
horas de clases por violencia” en periódico El Universal, viernes 15 de octubre de 2010. 7 O “malos” y “mañosos” son términos generalizados usados para referirse a los narcotraficantes.
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Podría considerarse, a partir de lo comentado por la gente de la región, que el año
2010 fue el más violento desde el inicio de la guerra hasta el momento, aunque
muchos pobladores piensan que el actual periodo de aparente calma es tan solo
temporal mientras otros consideran que todo está igual pero menos mediatizado.
Entonces, dicen, era aún más común tener experiencias y/o escuchar rumores y/o
testimonios sobre balaceras, ejecuciones y desapariciones, e incluso de casos de
desaparición de camiones de pasajeros completos. Encontrar estadísticas
precisas al respecto es muy difícil puesto que la población del estado tendió a
cerrar sus bocas y sus puertas a cualquier desconocido, incluyendo al personal
del INEGI.
Un taxista de unos 27 años cuya familia se dedica a rentar la “banana” y otros
inflables en la playa, opinaba que la situación “ya” estaba más tranquila en el
verano de 2012, desde hacía aproximadamente un año. Recordando la
concurrencia de turistas principalmente regiomontanos en la playa, comentó que
en el verano anterior las visitas turísticas cesaron.
Hubo muchísimos muertos, hubo colgados en los puentes, cadáveres…
por eso mucha gente se fue, porque daba miedo… todavía hay miedo… y
no hay trabajo, hay unos cuantos trabajos muy mal pagados: te pagan
unos 900 pesos a la semana… ¿qué haces con eso? Yo no hago nada…
estoy casado y tengo una niña de tres meses, por eso me entrego al taxi,
trabajo de 6 de la mañana a 8 de la noche diario, para poder sostener a mi
familia, porque no hay trabajo.
Además, la guerra ha forzado a miles de personas a abandonar sus hogares y
comunidades. Hay pueblos enteros vacíos que ahora son conocidos como
“pueblos fantasma”, y existen cálculos que llegan a hablar de hasta un millón de
desplazados a nivel nacional (BBC Mundo, en línea, 19 de octubre, 2012) aunque
el promedio estadístico se encuentra en algún número entre los 150 mil y los 300
mil.
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En el caso de Tamaulipas, hay municipios que se están despoblando por las
amenazas de los cárteles, como ocurre en Ciudad Mier, donde centenares de
personas se han visto obligadas a huir al municipio de Miguel Alemán por la
extrema situación de violencia que sufren (Publicaciones Noreste, 25 de
noviembre, 2010). Así, caminar en la ZMT y encontrar casas abandonadas es tan
común como encontrar historias sobre gente que ha abandonado su patrimonio
para resguardar la seguridad de su familia8; a la vez, casos de desaparición son
fáciles de ubicar, aunque también es común que la gente sea desconfiada y en
ocasiones encontrar formas de hablar sobre el tema puede ser complicado. Sin
embargo una anécdota contada por una joven que migró al D.F. a estudiar señala
la constancia y el nivel de cotidianidad de esos eventos:
Una navidad estábamos cenando “con toda la familia” en Tampico y alguien
sacó el tema, de ahí toda la noche nos la pasamos hablando de eso. Todo el
mundo contaba lo que le había pasado, a todo el mundo le había pasado
algo o conocían a alguien a quien le había pasado algo: le tocó una
balacera, secuestraron al cuñado, los soldados se metieron a su casa…
Otras personas de su familia que radican en la ZMT confirmaron el hecho. A una
tía “le tocó” que los militares realizaran un operativo en su colonia; detuvieron a
varios muchachos en la esquina pero “uno se les escapó” –suponía-, había
helicópteros volando muy bajo y se podía escuchar las botas de los soldados
corriendo en la calle, se escucharon balazos y hasta una explosión; llegaron más
soldados y un camión militar se estacionó en su “cochera”. Ella le llamó a su
marido por teléfono y siguiendo su consejo se acostó en las escaleras donde no
había ventanas. Mientras tanto su madre enferma yacía en el piso de arriba, en
cama. La señora me contó la historia con indignación y a la vez con miedo
mientras su sobrina y yo bebíamos un vaso de agua que nos había ofrecido al
llegar. Una segunda tía se había tenido que encerrar en el baño, contaba otro
familiar:
8 Según la periodista Leticia Díaz, México se encuentra entre los países con mayor movilidad humana por violencia. (Revista Proceso, abril, 2012)
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…mi cuñada, acuérdate que te dije, ahí se metieron a la casa, namás estaba
ella y mi sobrina, se encerraron en el baño, porque se metió el ejército, se
metieron los malosos. Porque esos iban huyendo y se metieron por una
casa, entonces se brincaron de un solar de una casa que estaba atrás, y
como el ejército iba tras ellos pues también se metió… y se metieron a la
casa, y cuando el ejército se mete así pues se lleva algo que pueda haber
ahí “mal puesto” ¿no?, como dicen, creo que se llevaron una computadora, y
poco... y destrozaron una puerta y eso, ¿no? pero sí se asustó.
Llama la atención que el delito del robo por parte de los militares se minimice, lo
que recuerda a Nordstrom cuando contrasta el robo con la violación o el asesinato
(Op. Cit.). Pero sobresale más aún, el hecho de que simultáneamente la misma
familia estuviera en medio de otra SDR:
Y al mismo tiempo que pasaba eso, otra sobrina iba hacia su trabajo, y en el
camino hubo una balacera entre narcos, y en el camión donde iba –el
camión de la empresa donde llevan los empleados- pues murió una
compañera de trabajo, le tocó una bala de esa balacera, le entró al camión,
y pues ahí murió. En el mismo momento en que estaba pasando en su casa,
lo de los soldados, en ese mismo momento estaba pasando allá, en otra
parte, lo del camión. Eso fue hace año y medio más o menos.
En realidad entre todas las personas con quienes recuerdo haber hablado sobre
el tema en esa temporada de campo –julio de 2012- solo puedo recordar a un
joven, que a la defensiva, afirmaba que a él no le había pasado nada ni había
escuchado historias al respecto más allá de las que difundían los medios; sin
embargo Tamaulipas, efectivamente, ha sido uno de los 9 estados más golpeados
por la violencia de la guerra en el país.
En adición a las y los actores sociales que constituyen la sociedad civil que han
sufrido las consecuencias de la violencia, existen varios actores más que por su
importancia también deben ser tomados en consideración: el narco, las élites
entre las que se cuentan las clases gobernantes y empresariales, y las milicias –
en más de una ocasión comprobadamente a su servicio- como el ejército, la
22
marina, la Policía Federal y los mercenarios, entre otros. Estos actores forman
grupos multisectoriales que no están unificados y que se encuentran en conflicto
permanente constituyendo grupos de poder estratificados y no monolíticos que
accionan en relación a sus intereses.
La clase política-empresarial
El puerto de Tampico se desarrolló –en términos capitalistas- en gran medida
durante la dictadura de Porfirio Díaz -dicen- porque se casó con Carmen Romero
Rubio, una joven de 16 años oriunda de la región que llevó al dictador a poner
especial atención sobre el desarrollo del puerto como exigencia de su suegra.
Sin embargo, cronistas de la región han documentado parte de la historia del
despojo en la Huasteca: desde los años veinte, cuando las petroleras extranjeras
despojaban a los campesinos de sus territorios ricos en pozos por medio de
guardias blancas (famosas en Tampico). Estas zonas de pozos constituían una
especie de protectorado estadounidense y británico. Narran que el General
Cárdenas trabajaba en la Huasteca atestiguando esto. (El Sol de Tampico, 3 de
diciembre, 2010 y Voltaire Net, 20109)
Años después, ya constituido PEMEX, se ubicó la refinería con dique seco y con
muelles propios en la costa de Cd. Madero. Luego se encontraron los yacimientos
petroleros en el sur del Golfo de México y Tampico perdió el protagonismo;
además, el puerto de la ciudad de Altamira con su enorme corredor industrial fue
ganando terreno, dejando al puerto de Tampico en una posición menos
productiva, aunque se reconoce que los dos puertos permiten que la región
continúe teniendo gran influencia en ciudades como Matamoros, Nuevo Laredo,
Monterrey, San Luis Potosí y Guadalajara.
A pesar de estos factores, en Tampico otra opinión pesa mucho más entre los
habitantes de la región que achacan el declive de Tampico a un hecho histórico
9 http://www.voltairenet.org/article123072.html
23
particular que tuvo una envergadura de nivel nacional: la detención de Joaquín
Hernández Galicia "La Quina", líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana, la mañana del 10 de enero de 1989, en Ciudad Madero.
La detención fue ilegal pues la realizó el ejército sin orden de aprehensión. Se le
acusó de homicidio calificado, acopio y almacenamiento de armas para uso
exclusivo del Ejército; evasión fiscal por más de 3 mil 500 millones de pesos,
introducción ilegal de aviones con valor superior a los 10 millones de dólares y por
atentar contra la seguridad nacional. “Entre las propiedades del sindicato que
Hernández Galicia manejaba se contaban: 30 edificios en Tampico, 30 granjas
"proletarias", más de 134 tiendas populares, 300 carros tanque y una flota naval
de 15 unidades.” 10
A pesar de ello “La Quina” fue uno de los líderes más queridos del sindicato así
como uno de los personajes de la ZMT con mayor popularidad, pues era –y sigue
siendo entre las generaciones veteranas - descrito como un líder muy preocupado
por sus empleados y por la gente del pueblo, aún a sabiendas del nivel de
corrupción del que participaba puesto que creó tiendas de consumo con los
precios más bajos del mercado; campos de cultivo de hortalizas que –cito a más
de un tampiqueño- “regalaba” a la gente. “Cuando estaba la Quina todo estaba
bien” dicen, sosteniendo también que intervenía en problemas familiares si se le
solicitaba, en favor de las esposas de los petroleros, además de poseer fábricas
de ropa, de jabón, clínicas dentales, cines, gasolineras, funerarias, talleres
mecánicos, refaccionarias, balnearios, hoteles y –mi favorito- un hospital
vegetariano, todo, según una variedad de tampiqueños y tampiqueñas, en
beneficio de su pueblo. Efectivamente, con la entrada del neoliberalismo salinista
el declive abrazó la región, aunque es bien sabido que “La Quina” no fue en
momento alguno, una inocente palomita aunque probablemente pueda
considerarse como uno de los últimos bastiones del Estado de Bienestar.
Otro argumento recurrente entre la población para justificar el declive de Tampico
se refiere a la corrupción de los gobernadores y presidentes municipales: “antes
10 http://memoriapoliticademexico.org/Efemerides/1/10011989.html
24
eran profesionistas… trabajadores, ahora son puros empresarios”. Ciertamente
podemos remontarnos hasta Marte Rodolfo Gómez, un ingeniero agrónomo, y
diplomático mexicano -eso sí, priista-, que en los años cuarenta participó
activamente en el “desarrollo” del estado como gobernador; fue un teórico de la
cuestión agraria y un presunto luchador por el reparto de tierras, que antes de su
gubernatura llegó incluso a participar en la lucha zapatista, contrastando
radicalmente con gobernadores contemporáneos tales como Tomás Yarrington
(1999-2004) que es un empresario de bienes raíces acusado de lavar dinero
para Los Zetas y el Cártel del Golfo (CdG en adelante) así como por complicidad
en el homicidio del candidato a la gubernatura Rodolfo Torre Cantú en el 2012.
(Washington Post, 10 de febrero de 2012) Señalado también por ofrecer a la
policía estatal como protección para el CdG y el Cártel de Juárez (CJ en adelante)
(Periódico El Universal, 29 de agosto de 2012) y por participar como supervisor
de un acuerdo entre varios ediles del estado y el CdG para que el último tuviese
libertad de elegir a los jefes y comandantes de la policía. (Revista Proceso, 22 de
agosto de 2012)
Otro caso es el de Eugenio Hernández Flores (gobernador de Tamaulipas del
2005 al 2010), acusado junto a Tomás Yarrington de lavado de dinero en favor del
narco, este era un empresario de la industria constructora. Otro empresario de
esta industria es el actual gobernador priista Egidio Torre Cantú (2010-2015),
cuya empresa Cantu Constructions ha sido señalada en varias ocasiones por
recibir la licitación de diferentes contratos por obras gubernamentales
beneficiando a Egidio con sumas exorbitantes sin que hasta el momento se haya
reconocido oficialmente ni este crimen ni otros que le vinculan con el crimen
organizado. (Milenio Diario, 25 de enero de 2010) Finalmente Cantú sustituyó en
el cargo de la gubernatura a su hermano Rodolfo Torre Cantú quien fue
asesinado el 28 de junio justo antes de asumir el cargo. (Periódico El Universal,
30 de junio de 2010).
25
Estos hechos no son los primeros en arrojar a la luz vínculos entre funcionarios
públicos y el narco. Anabel Hernández, José Reveles, Rafael Rodríguez y un
buen número de periodistas han expuesto múltiples historias que a nivel federal,
vinculan a personajes del tamaño de Genaro García Luna, Raúl Salinas de Gortari
o hasta al mismísimo ex presidente Felipe Calderón con narcotraficantes tales
como el Chapo Guzmán, los Beltrán Leyva, los Gallardo, los Arellano Félix,
Vicente Carrillo Fuentes o Caro Quintero. Y para muestra basta un botón.
Antecedentes del Narco
“...no hay mafia, no hay organización criminal que pueda tener una expansión, que pueda tener un
crecimiento sin la complicidad del poder. Política y narcotráfico siempre han estado ligados a lo
largo de la historia...” José Reveles
En los setentas y ochentas existían pequeños grupos de productores y
distribuidores de drogas que trabajaban libremente y sin mayores problemas. En
aquellos entonces aún no existían los cárteles ya que en el contexto de la guerra
fría, con su modalidad de guerra sucia en Latinoamérica, el gobierno de México
se limitaba a regular la producción y a supervisar las rutas por donde la
marihuana y la heroína llegaban hasta la frontera norte sin permitir la venta de
estas sustancias dentro del territorio mexicano, y por supuesto, cobrando una
tarifa. Según Anabel Hernández en su libro Los Señores del Narco (Hernández,
2010), una parte de esa tarifa era utilizada para solventar parte de los gastos de la
contrainsurgencia. Con la entrada del neoliberalismo el pago de estos impuestos
se transformó en dinero que llegaba directamente a las bolsas de funcionarios
públicos y fuerzas de seguridad pública.
Con estos cambios fueron naciendo estructuras organizativas; la primera de
importancia sería la de los hermanos Arellano Félix que controlaban Tijuana,
luego la de Juan García Ábrego que controlaba Nuevo Laredo, y posteriormente
la del Cártel de Juárez.
26
La CIA llegó a un acuerdo con grupos de narcotraficantes mexicanos que con el
apoyo del gobierno federal de Miguel De la Madrid transportarían cocaína de
Colombia a México y posteriormente a Estados Unidos. Así que la coca fue un
elemento importante en la institución de los cárteles.11
Para 1989 se consolidaba el Cártel del Pacífico de Amado Carrillo “el Señor de los
Cielos” así como las redes de corrupción por donde, por ejemplo, Raúl Salinas
cobraba “derecho de piso” a todos los grupos privilegiando en un inicio al CdG,
que hoy disputa el territorio tampiqueño contra los Zetas12. Pero con el asesinato
de Colosio y la llegada de Zedillo se privilegió al Cártel del Pacífico de Joaquín “el
Chapo” Guzmán. (Reveles, 2011)
La militarización de Tamaulipas
Por otra parte la ZMT ha sido una región con presencia militar constante a lo largo
de su historia. La base de la fuerza aérea mexicana más cercana se encuentra en
Apodaca, Nuevo León, pero Tampico es sede de la Primera Zona Naval de
México que encabeza las 13 Zonas del Golfo pertenecientes a la Secretaría de
Marina (SEMAR) y que cuenta con un hospital naval; así también tiene ubicado
cerca del centro de la ciudad al Campo de la Octava Zona Militar y también
cuenta con un hospital militar perteneciente a la Secretaría de la Defensa
Nacional (SEDENA).
La Octava Zona tiene seis Unidades de Base repartidas en el estado de
Tamaulipas en los municipios de Mier, Reynosa, Nuevo Laredo, Matamoros,
11 Subrayando el nexo histórico que el narcotráfico ha tenido siempre con la contrainsurgencia, las ganancias de estos negocios que crecían rápidamente también sirvieron para financiar la contrarrevolución sandinista. Ídem. 12 Los Zetas son una organización criminal que se dedica al narcotráfico, el secuestro, el tráfico de personas,
el asesinato, el robo de autos y que en lugares como el Puerto de Veracruz –según testimonios- buscan el monopolio de negocios menos oscuros como la piratería. Sus miembros originales pertenecían –o pertenecen- a una élite militar del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), al Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales (GANFE) y a la Brigada de Fusileros Paracaidistas (BFP) del Ejército Mexicano entrenados entre otras cosas, en contrainsurgencia por la CIA, la Sayeret Matkal israelí y la GIGN francesa durante el levantamiento zapatista de Chiapas en 1994.SCI Marcos, Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Mensaje La Cuarta Guerra Mundial para Conferencia “Liberando los medios de comunicación”, Nueva York., 2005.
27
Ciudad Victoria y la ZMT. Cada Unidad cuenta normalmente con 600 o 700
elementos de diversos grados que suman un total de 4 200 soldados de tropa
comisionados de planta a la Octava Zona, a los que habría que sumar a los
elementos de base de la Marina y a los 1 500 marinos más, enviados en el
201013(Periódico El Universal, 26 de noviembre de 2010), los 600 militares
llevados desde Chiapas en 2011 (La Jornada, 27 de diciembre de 2011:11), los
13 mil refuerzos y el considerable aprovisionamiento de equipos y transportes de
combate que recibió tan sólo en el 2013 (Periódico El Mañana, 29 de diciembre
de 2011). Todo esto en el marco del “Operativo Conjunto Noreste” y el “Operativo
Alto Impacto Tamaulipas” (SEMAR, 09 de febrero de 2012).
El incremento de elementos militares y de marinos suscitado en el sexenio de
Felipe Calderón no tiene precedentes. Hoy la ZMT se encuentra altamente
militarizada gracias a los operativos puestos en marcha desde el 2010 (Milenio
Monterrey, 17 de enero de 2011), que implican, siendo redundantes, el aumento
de la presencia de soldados, marinos y policías federales en ambos estados,
además de la coordinación entre las autoridades de nivel federal y estatal tanto de
Tamaulipas como de Nuevo León.
En la ZMT, durante la ola de violencia del 2010, los efectivos policiacos de nivel
estatal y municipal, incluidas la Policía Metropolitana y la Policía de Tránsito,
desaparecieron temporalmente de sus funciones después de varios ataques a sus
elementos o a sus comandancias entre los que destacaron el cometido en contra
del cuartel de la Metropolitana. (Periódico La Jornada, Viernes 24 de diciembre de
2010:9).
En Tampico se pueden escuchar diversos testimonios que hacen referencia a la
retirada de las fuerzas policiacas. Uno que llamó mi atención por la imagen que
genera la alegoría que incluye, y que implica un alto nivel de vulnerabilidad para
esos elementos, fue el de una mujer que con energía expresó “…en todos lados
13 Sin embargo la SEMAR ha rechazado brindar transparencia en esta materia objetando que es poco estratégico señalar con exactitud la cantidad y la ubicación de sus elementos. (SEMAR, 09 de febrero de 2012.)
28
los mataban [a los policías], los agarraban como soldaditos de plomo, pam-pam-
pam, les disparaban”.
Entonces militares y marinos asumieron el cumplimiento de las funciones de
seguridad pública. A la fecha las fuerzas armadas continúan en esas funciones
pero ahora se desempeñan en coordinación con la Policía Metropolitana de la
ZMT.
Actualmente existen 22 municipios en Tamaulipas donde la Policía Militar realiza
las funciones de las policías estatal y municipal. En el caso de la ZMT no existen
planes o disposición para la desmilitarización: “Los elementos de las fuerzas
armadas, tanto de la marina como del ejército nacional, permanecerán en esta
ciudad [ZMT] realizando sus labores de vigilancia, sin que hasta el momento se
cuente con alguna notificación en relación a un posible retiro de la zona sur de
Tamaulipas” declaró Magdalena Peraza Guerra, la actual presidenta municipal
panista de Tampico (La Función, 24 de noviembre de 2012). Efectivamente, las
fuerzas armadas han continuado realizando operativos en Tampico por ejemplo,
durante el periodo vacacional de Semana Santa. (Televisa Del Golfo, 27 de marzo
de 2013).
14
14 Fotografía de Monserrat Calderón para Milenio Noticias.
29
Oficialmente los operativos desplegados a nivel nacional son una respuesta al
incremento de los actos delictivos de los cárteles que incluyen crímenes
mencionados en la sección de “violencia” que puede encontrarse arriba, además
del secuestro –y en más de una ocasión la masacre- de indocumentados, y los
presuntos ataques directos a la policía y al ejército como el realizado a las
instalaciones de la Octava Zona en abril de 2010 que consiguientemente justificó
el incremento de la “seguridad” del campo militar y de la zona en general.
Según declaraciones oficiales de Poiré (Secretario de Gobernación, 2011-2012),
en la región el incremento de la violencia se debe a una "... pugna (que) ha
llevado a romper alianzas históricas (entre) el cártel del Golfo y 'Los Zetas'".
(Publicaciones Noreste, 25 de noviembre de 2010) La misma versión explicativa
circula entre la población.
En el marco de este tipo de operativos varios líderes o personajes clave de los
cárteles han caído detenidos o asesinados sin que estos hechos parezcan
disminuir el grado de violencia que azota al país. Dos “renombrados”
narcotraficantes fueron detenidos por la SEMAR en septiembre del 2012 dentro
de la ZMT: en Altamira se detuvo a Mario Cárdenas Guillén “el Gordo”, líder de
una de las dos fracciones en las que está dividido el CdG (Periódico La Jornada,
04 de septiembre de 2012); días después detuvieron a Jorge Eduardo Costilla
Sánchez, alias "El Coss", presunto jefe del CdG en Tampico, Tamaulipas (Milenio
Noticias, 13 de septiembre de 2012), sin que estos eventos resolvieran la
violencia en la región, sí coincidieron con el hecho de que los medios de
comunicación perdieran interés en cubrirla, al menos de la manera totalmente
amarillista y escandalosa en la que lo hicieron en el 2010 y el 2011 cuando
reportaban gráfica y constantemente la masacre que estaba ocurriendo en las
calles. En parte esto se debe a que los medios de comunicación locales han sido
coaccionados por medio de amenazas y/o violencia para que manejen la
información de una u otra manera, pero esta no ha sido la única razón.
30
No es coincidencia que las fuerzas armadas, sus allegados y simpatizantes se
esmeren en fortalecer su imagen con estrategias mediáticas y de aproximación a
la población regalando suscripciones electrónicas a revistas militares o
elaborando campañas a nivel nacional como la intitulada “La Gran Fuerza de
México” que mantuvo una exposición militar masiva en el Zócalo de la Ciudad de
México en marzo de 2012, conformándose por tres áreas: armamento, equipo y
planteles militares. La exposición llegó a Tampico desde julio de 2012 y se
mantuvo en la Plaza de Armas (centro de Tampico) y en el primer piso del Palacio
Municipal. El Sol de Tampico, uno de los periódicos más leídos de la región sur de
Tamaulipas, señala:
La finalidad de esta exposición, que ya ha recorrido varias ciudades del
país, es que los mexicanos conozcan la identidad del Ejército Mexicano;
asimismo se brindan pláticas sobre las carreras profesionales que se
imparten en los diferentes batallones y uso del equipo. En las áreas antes
indicadas se exhiben armas de diferentes calibres, además los asistentes
pueden colocarse el equipo (chalecos, cascos, rodilleras, etc.) (El Sol de
Tampico, 23 de julio, 2012).
Posteriormente, en el marco del centenario del ejército mexicano, la SEDENA
realizó otra exposición con demostraciones en la misma plaza en marzo de 2013.
(Agencia NT / ANTAM, 26 de Marzo de 2013).
A la vez debemos considerar el peso de otros medios, para conformar opinión,
utilizados en esta estrategia: heroicos comerciales televisivos y series como “La
Teniente” que posicionan al ejército entre una serie de principios relacionados con
el valor, el patriotismo, el honor y el deber. En el capítulo sobre la cotidianidad de
la violencia profundizaremos más en este elemento por su recurrencia e
importancia particular.
También es digno de mención el despliegue espectacular que se hace alrededor
de esas fuerzas armadas con, por ejemplo, gigantescas mantas en las
respectivas sedes institucionales, donde las fotografías de super policías, agentes
31
y militares son expuestas. Con personajes que, siempre solidarios, ayudan a la
gente o están a punto de involucrarse en una emocionante aventura heroica.
Estas estrategias parecen funcionar aunque contradictoriamente, muchos de los
crímenes ocurridos durante la guerra son achacados a las fuerzas federales.
Las estadísticas de la muerte
A pesar de todo este esfuerzo la Guerra contra el Narcotráfico ha sido
fuertemente cuestionada y rechazada por las organizaciones sociales y por la
población civil en general, debido al altísimo índice de muertes violentas de civiles
registradas en el sexenio de Calderón, catalogadas por su gobierno como “daños
colaterales” (Periódico La Jornada, 13 de abril de 2010), así como por un alto e
impreciso número de desapariciones y por el desplazamiento masivo de la
población que se ha visto atrapada en las zonas más conflictivas como el caso del
pueblo de San Fernando, en el norte de Tamaulipas. (Audiovisual, El Universal,
2010)
La Base de Datos de Fallecimiento Ocurridos por Presunta Rivalidad
Delincuencial registró 47 515 asesinatos vinculados a enfrentamientos violentos
de diciembre de 2006 a septiembre de 2011, sin embargo esta instancia detuvo
su conteo debido a fuertes controversias en cuanto a la calidad de su información.
(Aristegui Noticias, 2012) Por su parte, en un cuadro comparativo realizado por
Aristegui Noticias se muestra que la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH) reportó 46 015 personas ejecutadas, con 15 921 cadáveres no
identificados y mil 421 cuerpos sepultados en fosas clandestinas; según
organizaciones civiles que participan del Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad la cifra asciende a 70 mil muertes entre 2006 y 2012; mientras que
algunos medios de comunicación han hecho sus propias estimaciones siendo que
el periódico Reforma cuenta con 44 412 muertes de diciembre de 2006 a agosto
de 2012, la revista Proceso con 88 361 de diciembre de 2006 a marzo de 2012,
32
Milenio con 57 449 de diciembre de 2006 a octubre de 2012 y el semanario Zeta
con 71 mil muertes de enero de 2007 a abril de 2012. De acuerdo con la Red Por
los Derechos de la Infancia en México se han calculado hasta el 2010 un total de
1 226 niños, niñas y adolescentes asesinados por ataques directos o fuegos
cruzados. (Ídem.)
Las desapariciones forzadas ascienden, según la CNDH, a 2 126 casos bajo
investigación, con 5 397 personas reportadas como extraviadas de 2006 a 2012;
según la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) se trata de 2 044 casos, mientras
que la Procuraduría General de la República cuenta 4 800 expedientes. También
existen documentados más de 18 mil casos de "levantones".15 La misma CNDH
afirma que la cantidad de personas desplazadas por la violencia en el país supera
las 150 mil. (Aristegui Noticias, 2010)
Soldados, marinos y miembros de cuerpos policiacos han sido señalados como
perpetradores de muchos de estos crímenes no solo por las víctimas y la
sociedad en general, sino por organismos internacionales de Derechos Humanos
como Human Rights Watch y Amnistía Internacional sin encontrar por ello justicia
alguna por los abusos cometidos por las fuerzas armadas del país. (Periódico La
Jornada, 27 de mayo de 2010, p. 2, y 4 de febrero de 2011, p. 7)
Además, la intervención militar en el área de seguridad pública también ha sido
constantemente señalada debido a otras violaciones a los derechos humanos
cometidas por policías federales y soldados que incluyen arraigo, cateo, detención
preventiva automática, tortura, tratos crueles y violaciones sexuales, entre otras.
(Amnistía Internacional, octubre 2012.) Las víctimas han sido amenazadas por
soldados en muchas de estas ocasiones: “Si nos denuncian les va ir peor y a
nosotros no nos hacen nada porque somos militares.” (Amnistía Internacional,
noviembre 2009, p. 5)
15 Personas “levantadas” se refiere a “secuestros donde los captores no piden rescate” (Periódico La Jornada Lunes 31 de enero de 2011, p. 2)
33
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) afirma que en 2006
recibió 182 quejas contra la Secretaria de Defensa Nacional (SEDENA); en
2007, 367 quejas; en 2008, 1.230, y durante los seis primeros meses de 2009
la cifra ya ascendía a 559. En 2006, la Comisión no formuló ni una sola
recomendación contra la SEDENA respecto a violaciones de derechos
humanos. En 2007, formuló 6 (tres casos relacionados con tortura y malos
tratos y uno con una ejecución ilegal o extrajudicial), en 2008, 14 (6 relativas
a tortura y malos tratos y 4 a ejecuciones ilegales o extrajudiciales) y al
acabar octubre de 2009, otras 25 (15 relacionadas con tortura y otros malos
tratos y una con desaparición forzada). (Ídem.: 9)
Basta participar en o visitar una sola vez alguna de las muchas marchas, actos y
caravanas por la paz o por la presentación de desaparecidos que se han
realizado desde el 2006 hasta la fecha, para comprender que estas cifras son sólo
un reflejo ínfimo de la realidad del país.
Así también, desde el 2006 las violaciones a los derechos humanos han
registrado un aumento alarmante en eventos de represión política a
organizaciones y movimientos sociales, documentándose también en más de una
ocasión a comandos armados y encapuchados que han atacado a defensores y
defensoras de derechos humanos. (Human Rights Watch, 2011)
Organizaciones y activistas consideran que estos ataques han sido perpetrados
también por fuerzas de seguridad pública o militar, y por paramilitares que se han
formado en el seno de los cárteles. Personas muy representativas de
movimientos ambientalistas así como diversos activistas han sido ejecutados
extrajudicialmente o se encuentran en calidad de desaparecidos o desaparecidas.
Resalta el caso de la desaparición forzada de Marcial Bautista y Eva Alarcón,
ecologistas de la sierra de Petatlán y de Coyuca de Catalán, Guerrero, que fueron
“levantados” de un camión de pasajeros en diciembre de 2011.16 (La Crónica,
16 Mismo mes en el que J. Trinidad de la Cruz Crisóforo, dirigente comunal, fue ejecutado cerca del pueblo nahua de Santa María Ostula, Michoacán, en diciembre de 2011, mientras acompañaba a la Caravana de
34
enero 2012)
Guerra y negocios: Antecedentes directos de la guerra17
“…el negocio de la destrucción puede dar paso al negocio de la reconstrucción”
SCI Marcos
Según el Instituto Internacional de Estudios de Prospectiva y Estrategia, (IIEPE)
para que un conflicto armado pueda considerarse un conflicto mayor –léase
guerra-, éste debe superar las mil muertes anuales, por lo que a pesar de las
declaraciones oficiales que desdicen la dimensión bélica del conflicto, es posible
afirmar que México vive actualmente en medio de una guerra.
En el 2006 Felipe Calderón declaró la Guerra contra el Narcotráfico como
estrategia de Seguridad Nacional contra el “crimen organizado” que, según sus
números, crecía incesantemente poniendo en riesgo a la población civil. Sin
embargo esta guerra registra más bajas civiles que las documentadas durante las
dictaduras de los años 70´ en el cono sur (La Jornada, 2 de agosto, 2011, p. 5).
Cuando Calderón y su gente tomaron el poder ejecutivo por medio de un fraude
electoral, uno de los primeros compromisos públicos que realizaron fue el de
gobernar con “mano dura” (El Mundo, 2 de diciembre, 2006)18, a lo que seguiría la
declaración de guerra contra el narcotráfico. La guerra se inició formalmente el 11
de diciembre del 2006 con el “Operativo Conjunto Michoacán” en el que 7 mil
elementos del ejército, la marina y las policías federales lanzaron una ofensiva en
ese estado (La Jornada, 20 de diciembre de 2006.).
Observación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, cuando fue interceptado por un grupo paramilitar. 17 Para conocer el tema en términos económicos ver http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32520935010 18 Además Wallerstein nos dice al respecto: “... (los)...grupos de derecha (belicosa, cínica y descarada) van a
renegar abiertamente del liberalismo, defendiendo en todas partes la política de “mano dura” y las posiciones
conservadoras, aliándose con la Iglesia más reaccionaria y con los grupos más retardatarios para la
conquista abierta del poder político...” (Aguirre Rojas, 2003: 89)
35
Por sorprendente e increíble que pueda parecer, la razón por la cual declaró esta
guerra es la misma por la que E.U. declaró la impopular “guerra contra el
terrorismo” en Irak y en el mundo entero: negocios.
En América, E.U. y las corporaciones multimillonarias que mueven los hilos
interestatales, mandaron que había que organizar planes contra el narcotráfico y
el narcoterrorismo en varios países. Y los planes se hicieron.19
En México el camino de pistas que puede ayudar a comprender los negocios
detrás de la “Guerra contra el Narco” puede tomarse tras los telones de la firma
de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) -
también conocida como TLC-Plus- y en la Iniciativa Mérida que funge como su
complemento financiero. Estas incluyen en sus haberes la planeación y la
construcción de una enorme infraestructura para impulsar la guerra que no se
limita a las fronteras mexicanas.
La Alianza se firmó a puerta cerrada en un rancho de la familia Bush en Waco,
Texas el 23 de marzo del 2005 por los presidentes Vicente Fox de México,
George Bush de E.U. y el primer ministro Paúl Martin de Canadá.20 La ASPAN no
es un tratado porque el poder ejecutivo no está facultado para firmarlos sin la
previa revisión del Congreso, sin embargo sí puede realizar firmas de alianzas
libres de obstáculos constitucionales o filtros; a pesar de esto la ASPAN también
es conocida como TLC Plus ya que llena lagunas en ámbitos de privatización y
militarización que dejó el Tratado de Libre Comercio (TLC) de 1994. (CIEPAC y
RMALC, tríptico, 2006)
El contenido de la ASPAN es revelador pues se trata de “recomendaciones” que
buscan modificar los marcos legales que protegen a la sociedad de un monopolio
–aún mayor- de mercados por parte de las multinacionales en los tres países, así
19 Ante tal situación se dificulta no recordar los principios de la doctrina Monroe como plan de
neocolonización original.
20 Apartado sobre ASPAN En: http://www.rmalc.org.mx/aspan/index.htm
36
como los que la protegen en lo que a sus derechos civiles respecta. La Alianza se
divide inicialmente en dos apartados.
El primero trata sobre “Prosperidad” y a nivel discursivo busca:
…promover el crecimiento económico, la competitividad y la calidad de vida
en América del Norte, a través de una agenda concreta enfocada a
aumentar la productividad; reducir los costos del comercio y los costos de
transacción; (…) la creación de una oferta de alimentos más confiable y
segura, facilitando a la vez el comercio de productos agrícolas; y la
protección de nuestra población contra enfermedades.21
Esto, partiendo de una mayor desregulación económica y la privatización de
servicios y empresas públicas que señala como “ineficientes” (RMALC, abril
2007) como ocurrió en el caso de la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro
que sufrió un decreto de extinción por parte del ejecutivo, que de un día para otro
dejó en la calle a más de 40 mil trabajadores y trabajadoras; otro caso implicado
es el de la reforma de PEMEX, aunque es mucho más controversial para la
sociedad en general debido a la historia de la expropiación petrolera y al
imaginario construido en torno a ella.
Ambos casos se encuentran bajo los términos de la “Integración Energética
Transnacional” (Ídem.) que “propone” la ASPAN. (SRE, julio, 2006, p. 20), y
desde esta propuesta se presionó hasta la privatización total de petróleo, lograda
en el 2013.
Ha de recordarse que Torre Cantú, gobernador de Tamaulipas (2011-2016),
apoyó sin tapujos la reforma energética, reconociendo que Tamaulipas tiene una
posición estratégica dentro del sector “ya que con la infraestructura (…) de
PEMEX en la entidad, se genera una quinta parte del producto interno bruto total
del país”. (La Jornada, 11 de octubre de 2013, p. 14)
21 “Boletín SRE En: http://www.sre.gob.mx/eventos/aspan/faqs.htm
37
La Alianza es realmente muy abarcadora, también se fija en otros aspectos que
aún no se han aterrizado en los hechos o que se encuentran en proceso, entre los
que se enlistan nuevas regulaciones para reducir los costos de las exportaciones
e importaciones; la modificación de reglas de origen y aranceles, la “facilitación de
negocios”, el hacer más compatibles las medidas sanitarias y fitosanitarias, el
impulso de la biotecnología agrícola, la “regulación” del comercio electrónico y la
tecnología de la información, la creación de súpercorredores multimodales, el
incremento y la mejora del transporte –de mercancías-, la facilitación del acceso a
los servicios financieros por vía electrónica, la mejora del costo y beneficio del
sector energético, incrementar la “eficiencia” -léase privatización- de todo el sector
salud, así como el desarrollo del capital humano (Op. Cit, p. 12) y el desarrollo de
Ciudades Sustentables (muy criticadas debido a las consecuencias en la calidad
de vida de las personas que son obligadas a habitarlas y al daño ambiental que
provocan) (Ídem. p. 17), entre otras cosas. Las iniciativas anteriores van todas
enmarcadas en la búsqueda de ganancias por parte de las empresas que
desarrollan o desarrollarían los proyectos.
El segundo apartado es la Agenda de Seguridad. Esta incluye la planeación para
instrumentar estrategias de seguridad fronteriza y bioprotección; “mejoras” en la
seguridad aérea y marítima, la “lucha” contra amenazas extra-regionales; la
mejora de las alianzas en materia de información de inteligencia y la agilización
fronteriza para mejorar el movimiento legítimo de personas y mercancías, entre
otras cosas. (Ídem. p. 16) Vistos a profundidad prácticamente todos sus puntos
violan la soberanía y/o los derechos civiles de las y los mexicanos, de forma
proporcional a la manera en la que la Agenda de Prosperidad busca privatizar y
vender lo que nos queda.
Uno de los énfasis más remarcados de este segundo apartado está en la lucha
contra amenazas como el terrorismo, el crimen organizado y el narcoterrorismo
por lo que proyecta un “sistema compatible” entre los tres países que permita el
intercambio y almacenamiento de información de terroristas “y personas”; y
también subraya la importancia de la seguridad energética en América del Norte
38
que incluye la protección de infraestructura crítica así como zonas agropecuarias
libres de inspección y estrategias para combatir la piratería y las imitaciones
ilegales de productos originales.
Aunque el marco legal en México no permitía llevar a cabo lo estipulado en esta
Alianza, desde el 2005 hasta ahora se han venido aprobando y modificando poco
a poco legislaciones referentes al caso. En noviembre de 2005, el Poder
Ejecutivo, presentó el Proyecto del Reglamento de la Ley de Seguridad Nacional
–enmarcado en la ASPAN- en donde se establecían los siguientes lineamientos:
1. El seguimiento, vigilancia, intervención de comunicaciones privadas y la
realización de evaluaciones psicológicas y poligráficas a funcionarios
públicos.
2. Otorga al Centro de Investigación y Seguridad Nacional CISEN
facultades de Ministerio Público.
3. Autoriza acciones de investigación como auditorías por parte de la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, así como el inicio de actividades
de vigilancia.
4. Se exceptúa de las medidas de carácter general que se emitan para la
Administración Pública Federal a la Secretaría Técnica del Consejo de
Seguridad Nacional y al CISEN.
5. Faculta al CISEN para emitir opinión sobre las concesiones y permisos
de los medios de comunicación. [Entre otras curiosidades igual de
perversas] (Ídem. p. 28)
Aunque su primer paquete importante de reformas fue aprobada (La Jornada, 23
de abril, 2009, p. 5) exactamente cuando el gobierno paralizó al país en abril del
2009 debido a la supuesta epidemia letal de influenza; posteriormente durante la
guerra, las agendas de la Alianza se han venido asegurando pacientemente.
Otras leyes tales como la Ley de la Policía Federal publicada en el Diario de la
Federación el 1ro de junio del 2009, que legaliza la intervención telefónica a
civiles, así como la intervención de correos electrónicos y que además, entre otras
cosas, en su artículo 8vo faculta a la policía federal para realizar trabajos de
39
inteligencia sin regulación alguna, se enmarcaron en la iniciativa general de la Ley
de Seguridad Nacional. Esta ley ha sido ampliamente criticada y considerada
como un riesgo serio para los derechos civiles del pueblo mexicano pero no ha
sido detenida. (La Jornada, 26 de abril, 2011, p. 2)
Particularmente, otro dato muy interesante que brinda sentido a la trama de esta
Alianza es que su organismo regulador es decir, quien da las ordenes, es un
“comité” de 30 empresarios “importantes“ de Canadá, EU y México, denominado
Consejo de Competitividad de América del Norte (CCAN)- integrado
principalmente por altos directivos de grandes corporaciones como Suncor
Energy Inc., The Home Depot , Campbell Soup Company, Chevron, Chrysler
LLC, ExxonMobil, FedEx Corporation, General Motors Corporation,
NBCU/General Electric, Procter & Gamble, UPS, Whirlpool Corporation, MABE,
Kimberly-Clark de México, S.A. de C.V., Grupo Modelo, Grupo BIMBO S.A. de
C.V., Aeroméxico, Avicar de Occidente, etc…, aunque algunos miembros han
cambiado en varias ocasiones. El consejo se reúne anualmente con las cabezas
de las secretarías, departamentos o ministerios encargados de las áreas incluidas
en la ASPAN. (Boletín Electrónico Alternativas, 30 de mayo, 200822)
Con la ASPAN a la dimensión neoliberal se le agrega el ingrediente militar. Según
Ana María Ezcurra el neoliberalismo supone un curso intervencionista en toda
Latinoamérica, donde los “ajustes estructurales” son “reformas de segunda
generación”:
y abarcan asuntos como el acceso a “mercados clave”; (…) “recursos
estratégicos”, la protección de “infraestructura crítica” (...), la “vitalidad y
productividad de la economía global”” así como la prevención de
“dominación hostil” en “áreas críticas”, entre otros asuntos. En este proceso
se ha militarizado el concepto de seguridad. (Revista Pasos, ene-feb, 2003:
1-8)
22 En este boletín también se encuentra una lista de los primeros 30 empresarios que conformaron el CCAN.
40
El apartado de “Seguridad” de la ASPAN está financiado por la Iniciativa Mérida
que en cifras asciende a 1, 600 millones de dólares otorgados por el gobierno de
E.U. como “ayuda” a México para detener el flujo de drogas hacia su país.23
Según Ana Esther Ceceña la Iniciativa Mérida o Plan México:
…se perfila como el soporte financiero a las actividades de readecuación de
policías, militares y cuerpos híbridos mexicanos por parte de los instructores
de operación e inteligencia norteamericanos, de su equipamiento, pero
también de actuación directa de los cuerpos de seguridad estadounidenses
en territorio mexicano. Adicionalmente, la Iniciativa Mérida abarca la zona
de Centroamérica, de modo que perfila una actividad de vigilancia y control
integrada, con bancos de datos comunes y acciones supranacionales,
contradelincuenciales y contrainsurgentes. Y, tomando en cuenta la manera
como se han modificado las concepciones de terrorismo o de criminalidad
en los códigos penales recientemente modificados en toda la región, se
podría afirmar que lo que prevalece en iniciativas como la Mérida es el
carácter contrainsurgente, aunque sigan apareciendo como iniciativas
antinarcóticos. (Ceceña en Gasparello y Quintana, 2009: 177)
No es casualidad que la Guerra contra el Narco se esboce con claridad en la
Alianza justo después de establecer los lineamientos de un tremendo avance en
el establecimiento de -en toda la extensión de la palabra- un “régimen” neoliberal.
Otro antecedente de la Guerra y de la misma ASPAN, puede rastrearse hasta el
11 de septiembre de 2001; con la matanza de las Torres Gemelas:
…cambió el escenario internacional -de los noventas- que se estaba
consolidando en la era posbipolar, donde el factor económico funcionaba como
catalizador de las relaciones de poder en el sistema internacional en
detrimento del factor militar acelerando los procesos de “integración” y puso
énfasis en la atracción de inversiones mediante la consolidación de reformas
estructurales internas. Con ello aumentó la interdependencia y se presuponía
el principio fundamental de “libre comercio, democracia y DH” que ha
23 “Iniciativa Mérida” Embajada de E.U. en México, en: http://spanish.mexico.usembassy.gov/es/temas-bilaterales/mexico-y-eu-de-un-vistazo/iniciativa-merida.html
41
caracterizado a la política exterior estadounidense y que le ha servido para
intervenir en distintas ocasiones en el pasado en “defensa” de alguno de estos
valores. ”En ese mismo tono la cooperación antidrogas reforzaba el conjunto
de valores compartidos por las Américas representando la nueva modalidad de
“intervención justificada” en el subcontinente latinoamericano. (Preciado y
Hernández en Gallardo y Moreno, s/a: 81)
El énfasis se puso en la seguridad. La ASPAN parte del hecho de que, hoy en día,
la seguridad y la prosperidad son mutuamente dependientes y complementarias.
De esto puede interpretarse que los negocios y la militarización van de la mano. Y
por mucho, no sería la primera vez.
Ana Esther Ceceña reconoce 3 momentos en los planes estratégicos para la
reestructuración capitalista. El primero abarca los planes estratégicos
directamente económicos como el TLCAN, el CAFTA-RD o el TLC Chile-E.U.
“…precedidos por profundas transformaciones de los marcos constitucionales
nacionales que desprotegieron los acervos patrimoniales y la soberanía de las
naciones sobre los bienes que por naturaleza, geografía e historia les
pertenecían.” El segundo abarca los planes de control militar y el tercero se ocupa
de los dos megaproyectos de infraestructura articulados en el año 2000: el Plan
Puebla Panamá (PPP) -modificado y ahora renombrado como Proyecto
Mesoamérica- y el proyecto de Integración de Infraestructura Regional de
Sudamérica (IIRSA). (Ceceña, 2009:170)
Las ayudas “antidrogas” por parte de E.U. se jactan de ser la parte financiera de
una lucha contra los altos niveles de adicción que existen en su país, sin embargo
existen numerosos ejemplos que demuestran que esa lucha no es en contra del
tráfico y el consumo de drogas justo como la guerra antiterrorista no ha tenido
efectos contra el terror sino a la inversa. Ambas guerras, como hemos visto, no
son más que justificaciones para hacer negocios, y de los más perversos. Pilar
Calveiro, en su excelente libro “Violencias de Estado” explica que los ingresos
multimillonarios por venta de drogas se depositan en el sistema bancario
occidental y la mayoría de los grandes bancos internacionales con sus sucursales
42
filiales en los paraísos bancarios son quienes verdaderamente lavan las enormes
cantidades de narcodólares, lo que convierte al tráfico internacional de narcóticos
en “un negocio multimillonario de la misma magnitud que el comercio
internacional de petróleo. Desde este punto de vista, el control geopolítico de las
narcorrutas es tan estratégico como el control de los oleoductos (Chossudovsky,
2002: 27). En México, país petrolero, los ingresos derivados del narcotráfico en
2010 triplicaron la renta petrolera; fueron cuatro veces superiores a las remesas
del extranjero y superaron siete veces los ingresos por turismo, según datos
difundidos por las propias autoridades. “ (Calveiro, 2012: 71) Mientras reconoce
que
La violencia estatal desempeña un papel central en el proceso de
reconfiguración hegemónica; a su vez, ella misma se reorganiza y lo hace
principalmente bajo dos modalidades, que ha caracterizado como guerras:
la antiterrorista y la anti crimen organizado (…) en ambos casos la
violencia estatal es ejercida al mismo tiempo por organismos públicos y
privados, ya que se ha ido produciendo tanto la proliferación como la
privatización de los medios de destrucción y violencia. (Calveiro, 2012: 59)
Otro factor siempre presente en la guerra, como vimos en el caso de las FARC
y como ha ocurrido en el caso del EZLN, es el desarrollo y el reforzamiento de
redes de contrainsurgencia y de inteligencia que trabajan en contra de las
guerrillas, los movimientos y las organizaciones sociales que buscan
defenderse de la embestida neocolonial.
Estrategias psicológicas y de descomposición social
Un último elemento considerado en esta tesis con respecto a las
características de la guerra se refiere a la destrucción social. Si bien esta
embestida imperial busca hacer negocios por medio de la construcción, la
destrucción y la reconstrucción de infraestructura material, así como de la
43
monopolización violenta de mercados, otra estrategia indispensable para
comprender este conflicto es el desencadenamiento de este mismo proceso
pero en términos específicamente sociales.
Naomi Klein señala que en todo el proceso de la guerra de Irak, una de las
estrategias más utilizadas fue el ataque a la identidad iraquí (Klein, 2013: 254-
287), la situación bastó para que Klein realizara lo que se puede clasificar
como un estudio de caso sobre la Doctrina del Shock, según la cual el Estado
y las corporaciones paralizan a la población con dosis recurrentes de terror
por medio de violencia sin sentido mezclada con mensajes sutiles como los
que se leen en un cadáver mutilado, descomponiendo lazos sociales, y
abriendo camino para los negocios.
En Colombia y en México el desplazamiento forzado, las ejecuciones
sumarias, la tortura, la violencia extrema, el terror infundado y las
desapariciones -todo ampliamente explotado por los medios- ha sido parte
integral de esta misma estrategia. La identidad colectiva es vulnerada
mientras otra se introduce. Esa otra es el número: nos convierten en soldados,
víctimas, “daños colaterales”, etc…, que ahora, después de vivir como
mercancías y de reproducir relaciones sociales basadas en la competencia y
la búsqueda de ganancia, logrando sobrevivir la guerra, reconstruimos esas
relaciones interiorizando una cultura del miedo; la intención es que la
reconstrucción de esas relaciones sea, además, a base de desconfianza.
Las formas en las que nos relacionamos cambian constantemente, pero
incluso para esto, existen ya tecnologías humanas que el capitalismo ha
desarrollado para transformar el tejido social a su favor (Ceceña en
Gasparello, Giovanna y Quintana, 2009: 166), tal como la antropológica
“ingeniería de conflictos” ofrece. (La Jornada, 20 de abril de 2012, p. 23.)
Sí, las guerras ahora no se conforman con conquistar un territorio y recibir
tributo de la fuerza vencida. En la etapa actual del capitalismo es preciso
destruir el territorio conquistado y despoblarlo, es decir, destruir su tejido
44
social. Hablo de la aniquilación de todo lo que da cohesión a una
sociedad… De manera simultánea, se opera la reconstrucción de ese
territorio y el reordenamiento de su tejido social, pero ahora con otra
lógica, otro método, otros actores, otro objetivo. (SCI Marcos, 2011)
Ceceña argumenta que la apropiación de territorios funciona como una doble
estrategia pues sirve para el reposicionamiento frente a la competencia y a su vez
también funciona como mecanismo de control poblacional en proceso, y de
sometimiento o desestructuración.
Deshacer sujetos, individualizar, aislar para fragilizar y facilitar la
apropiación. Es así como el capitalismo avanza en su camino: rompiendo el
camino de los otros; negando cualquier posibilidad de organización
colectiva. La territorialidad capitalista es la de la objetivación. (Op. Cit., 167)
Movimientos y organizaciones sociales que se han posicionado en contra de la
guerra han hecho explícitos los medios capitalistas para la destrucción del tejido
social, sin embargo el tema se tratará aquí a profundidad hasta el siguiente
capítulo. En cualquier caso la ocupación militar de un territorio implica el control
de sus recursos estratégicos así como de sus otros recursos naturales y
humanos, además de sus mercados, justo como se plantea en la ASPAN.
El objetivo final, según Klein, es lograr “la construcción de modelos de Estados
corporativistas libres de toda interferencia” (Klein, 2007: 438).
Lo que estamos viviendo en México, entonces, no es un hecho aislado. No solo
se trató de “las políticas de Calderón”, sino de políticas internacionales que
surgen a partir de la contradicción de intereses privados. Tampoco es una
particularidad ni de nuestro país ni de nuestro tiempo la insistencia en legalizar
todas estas formas de destrucción social para imponer las condiciones que les
permitan alcanzar los objetivos del capital.
Prácticamente es una forma de ocupación neocolonial que por medio de
empresas, sean militares o no, busca controlar el territorio –incluyendo en él a las
45
personas-; se trata del Imperio caracterizado por Antonio Negri y Michael Hardt,
como una entidad sin límites, que abarca la totalidad espacial, y que no se
presenta a sí misma como un régimen histórico originado en “la conquista”. Es
una práctica bañada continuamente en sangre cuyo concepto siempre está
dedicado a una paz universal, perpetua y fuera de la historia. (Negri y Hardt, 2000:
6) Negri y Hardt se refieren al proceso de descomposición social de la siguiente
manera:
El mando del Imperio opera sobre todos los registros del orden social,
extendiéndose hacia abajo, a las profundidades del mundo social. El Imperio
no sólo maneja un territorio y una población, sino que también crea al mundo
que habita. No sólo regula las interacciones humanas, sino que también
busca, directamente, regir sobre la naturaleza humana. El objeto de su mando
es la vida social en su totalidad, y por esto el Imperio presenta la forma
paradigmática del biopoder. (Ídem.)
Foucault dijo que "La vida se ha vuelto ahora... un objeto del poder”,
refiriéndose al biopoder, una forma de poder “que regula la vida social desde
su interior, siguiéndola, interpretándola, absorbiéndola y rearticulándola.” Si el
poder se torna una función integral, “vital”, que cada ser social activa y
reincorpora con su “acuerdo”, puede lograr un control sobre la población
extremadamente efectivo. (Ídem.: 25)
Para esta tesis es importante evidenciar que no es ya desde “E.U.” sino desde las
élites políticas que en el arriba construyen “el Imperio”-personas de carne y hueso
y redes entre personas de carne y hueso- desde donde las sangrientas
estrategias neoliberales son arrojadas como bombas de muerte hacia nuestros
pueblos.
La actual fase de acumulación capitalista se sostiene en las grandes
corporaciones transnacionales. Ellas son las redes y el tejido conectivo –de
acuerdo con la expresión de Antonio Negri- de un mercado constituido
realmente como único, que ha alcanzado la antigua aspiración del
46
capitalismo. Aunque las corporaciones instalen sus matrices en los países
centrales y drenen sus ganancias hacia ellos, no son estructuras de carácter
nacional sino que utilizan este nivel como subterfugio para obtener mayores
ganancias y privilegios.
…ahora el tráfico adquiere un papel primordial para permitir y facilitar
circulaciones de todo tipo de productos y servicios: armas, drogas, pero
también personas, niños, órganos, semen, la vida misma; nada escapa a la
condición de mercancía que se vende-servicio que se presta.
La privatización de lo público, que abarca nada menos que los aparatos de
seguridad y bélicos –en los que ya operan grandes corporaciones privadas-
hace que el extraordinario poderío militar -corazón de la soberanía estatal-
se acople con la gran red corporativa perdiendo autonomía. (Calveiro, 2012:
59 y 69)
Si bien en este capítulo los soldados y las víctimas parecen reducidas a un
número, los siguientes capítulos se dedicaran a entender como sobreviven a la
guerra las personas que la sufren en Tampico. El reto de esta tesis es concretar
en base a la experiencia tamaulipeca, sustentar y describir con la etnografía, que
los procesos aquí expresados, en relación a las políticas internacionales
genocidas y fascistas, se viven a nivel concreto y experiencial en el día a día de
nuestro país.
47
II. La normalización de la violencia y la rutinización del miedo.
El miedo es más temible cuando es difuso, disperso, poco claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin
anclas, sin hogar ni causa nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que
deberíamos temer puede ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible de ver en ningún
lugar concreto. Miedo es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con
respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer -a lo que puede y no puede hacerse- para
detenerla en seco, o para combatirla, si pararla es algo que está ya más allá de nuestro alcance.
Zygmunt Bauman
En el mes de abril del 2009 el gobierno de Calderón impulsó una campaña
de emergencia basada en la afirmación de que había gente enfermando en
todo el país de Influenza H1/N1 señalándola como una infección letal y en
voraz avanzada contra la salud y la vida de la sociedad mexicana. En ese
contexto surgieron misteriosos rumores sobre el primo de un amigo
internado en algún hospital, y las noticias reforzaban estas historias; sin
embargo era extremadamente difícil encontrar casos concretos que no
pudiesen descartarse como confusiones, ya que la influenza tiene
síntomas muy similares a una gripe común.
Ernesto, un joven migrante de 21 años, proveniente de un pueblo mestizo
de la Huasteca comparte su impresión del primer rumor psicótico de este
milenio lanzado a nivel nacional:
…tenían mucho miedo los potosinos porque según había empezado
en San Luis Potosí, en el lugar más contaminado. Pero a mi ver, y de
toda la gente con la que he hablado, según esto fue namás para el
gobierno esconder algo que habían hecho. Sí, [dice mientras cruza
los brazos sonriendo perspicazmente] porque yo nunca conocí a
nadie que estuviera infectado… Tipo lo del chupacabras, para ocultar
algo: o algo habían tramado o algo tenían tramado hacer…
Aunque en efecto, la estadística benefició la teoría de Ernesto y no a la
versión oficial ampliamente difundida por los medios ni a los rumores que
demostraron su alcance colaborando a la paralización del país, muchas
instituciones cerraron sus puertas durante el periodo de cuarentena. La
48
gente estaba lo bastante asustada como para quedarse en casa evitando
el riesgo de contagio o como para, en caso de verse forzada a salir,
extremar precauciones.
Así, toser o estornudar en público te hacía objeto de rechazo, y ciudades
enteras se cubrieron con tapabocas24 que los militares armados salieron a
las calles a repartir. Con sus excepciones, las personas suspendieron sus
derechos constitucionales y permitieron ser registradas y obligadas a usar
tapabocas en escuelas, hospitales y oficinas gubernamentales.
Pero las críticas a esta jugada no se hicieron esperar. Se sugería que era
un ejercicio o un experimento social que calaba la respuesta de la
población ante una emergencia inminente, y también se aseveraba que la
estrategia provenía de las más altas esferas del poder, ya que incluso la
Organización Mundial de la Salud respaldaba la campaña, ¿hasta qué
punto podría la gente, aceptar medidas de excepción en favor de su propia
seguridad en tiempos de emergencia?
La veracidad de estas afirmaciones es difícil de comprobar, aunque un
hecho es claro: durante la cuarentena se aprobaron importantes
modificaciones al Código Penal Federal que fueron expuestas brevemente
en el capítulo anterior.
Del mismo modo, este episodio trasciende si es considerado como un
referente en cuanto a los alcances que el miedo puede tener, pues la
confusión y la parálisis de ese momento son dignas de atención. Poco más
tarde la Guerra contra el Narco se intensificaría a nivel nacional. La
difusión mediática y los rumores alrededor de los hechos volverían a
escena para atemorizar a la población, pero esta vez, las historias
difundidas se convertirían en una realidad tangible.
24
Los tapabocas son relacionados simbólicamente con el callar.
49
Si repetimos la pregunta, pero ahora en el contexto de la Guerra, ¿hasta
dónde podría la gente, aceptar medidas de excepción en favor de su
propia “seguridad”? Veremos que la banalización de la violencia y la
rutinización son factores determinantes para responder este
cuestionamiento.
La libertad de pensamiento y expresión
“Todo empezó con los rumores…” me cuenta Dionisio, un historiador ya
entrado en sus cincuentas mientras bebemos un té en el centro de la
ciudad de Tampico. En algún momento entre el 2007 y el 2008 los rumores
comenzaron pequeños y aislados: “dicen que hubo una balacera en tal
lado…” “me dijeron que mataron a 2 en la playa…” “escuché que
levantaron a un señor en tal esquina…”, así podía escucharse al principio,
entre otra gama muy variada de hechos escabrosos. Entonces la gente
empezaba a desconfiar, pero luego la televisión se pintó de rojo y la gente
pasó de la desconfianza a la psicosis.
Para entonces los rumores ya habían ingresado a la red, y ésta los
expandió viralmente. La información alrededor de la violencia fue (y sigue
siendo) caótica y confusa. La veracidad de la misma es difícil de
comprobar.
Yadira, una joven docente y estudiante de maestría da una muestra muy
representativa de los medios a los que la gente en Tampico atiende para
informarse sobre la guerra en la que se encuentra atrapada:
….hasta el periódico está un poco amedrentado, se puede decir.
Pero sí, sí publican algunas cosas de interés… Sobre todo la
misma gente de aquí pues buscamos en internet y otros medios
para informarnos. O las noticias de la televisión. Que no hay aquí
precisamente del Estado porque no (…) hablan abiertamente
50
(sobre la violencia), pero pues te enteras de la misma gente. Y la
misma gente es la que cuenta la verdad, casi siempre. Hay
rumores, pero si tú lo vives tú lo dices. Que claro, también hay
quien le agrega de su cosecha, siempre pasa. Hay gente que
aprovecha para: “¡no-hombre, yo vi como lo hacía!” Y ya no es tan
creíble. Pero de quién (sí) sabes… por ejemplo, (del) caso de este
hombre que te platico que mutilaron… tú lo ves en el Blog del
Narco aparte. Pero su esposa yo la tengo en “Face”, es mi amiga,
convivimos… entonces ahí directamente supe, y fuimos al funeral.
Así, los rumores, los medios virtuales y los medios comerciales constituyeron (y
constituyen aún) las principales fuentes de información sobre los acontecimientos
relacionados con la violencia.
Rumores
Según Ana Simmons, (Simmons en Nordstrom y Robben, 1995:199) los rumores
juegan un papel esencial en los momentos de crisis puesto que componen
conocimiento, y también porque de hecho, la gente confía en ellos para
informarse. Al final generan conjeturas y nuevas lógicas por medio de las
preguntas que responden: cómo, dónde, quién, por qué o cuándo. Y aunque
puedan parecer convincentes y puedan impulsar a la gente a actuar, reduciendo
las posibilidades sobre qué pensar, sobre en qué dirección mirar para el futuro,
los rumores más que ser ciertos, son en parte ciertos. Sin embargo, no por ello
son menos efectivos.
Simmons reconoce: “pueden usarse y dispararse como armas para controlar
multitudes”. (Ídem.:43 y 52) De ese modo las historias sobre narcomantas y
toques de queda, los rumores sobre el peligro atroz que asecha en las calles o
sobre retenes “pirata”, incidieron gravemente, al igual que los medios, sobre la
vida de las y los tampiqueños, hasta el grado -igualmente atroz- de que las
personas intimidadas, suspendan todavía, sus propios derechos constitucionales
en busca de una sensación de seguridad.
51
Los rumores pueden ser enormemente poderosos, y según Dionisio, al menos en
Tampico, estos llegaron a ser incluso muy exagerados. “Un día hubo balacera
aquí en la Plaza de Armas, llamé a un amigo que andaba por aquí y me dijo
alterado: “¡sí, hubo balacera en la Plaza de Armas, hay 30 muertos!” pero no, no
era así, esa vez no hubo muertos. También pasa lo mismo con estos del Blog del
Narco, suben información exagerada que genera psicosis.”
El caso del rumor que buscaba explicar el robo de niños y niñas en la región con
la teoría de que les abducían para extraer y comerciar sus órganos es una
muestra. Una mañana Yadira me visita para contarme:
¿Qué crees? Que ya se están llevando muchos niños… estábamos
platicando a puerta cerrada (en la iglesia) que tiraron cadáveres de niños
con una rajada en la espalda. Les quitaron sus órganos… Eso no pasaba
antes. Yo creo que por eso se llevaron a mi tía que iba con los 2 niños… El
padre de la iglesia nos dijo que cuidáramos a nuestros hijos y que no los
sacáramos más que para lo indispensable… ¡Y ya van a empezar las
clases! [Expresó con notable preocupación.]
Así empezó todo… (la violencia) eran puros rumores: “que hubo una
balacera en tal lugar”… y luego” que hubo una balacera en tal otro”, y luego
¡pum!, por todos lados… [Dice, insinuando que los casos de niños robados
se van a multiplicar] Es que yo me pregunto… ¿cómo puede haber tanta
maldad?
Yadira estaba asustada y preocupada mientras me comentaba esto, y
aparentemente la respuesta de otros miembros de su congregación fue similar.
Concluyeron que los raptos de niños y niñas se multiplicarían y aceptaban y
reproducían la versión de los hechos que transmitía el rumor.
La tía de Yadira desapareció en Ciudad Victoria desde el segundo lunes que
estuve en Tampico por última vez en el 2013, junto con su hijo e hija menores de
8 años. Dos días después, Yadira me visitó por la noche con la noticia, la cual,
precisamente, acababa yo de ver en la página de Facebook (FB) “Esperanza por
52
Tamaulipas”, sin saber que eran parte de su familia. A ella por el mismo medio, le
acababa de avisar una de sus primas que residía en Cd. Victoria.
Poco después surgió el rumor sobre los raptos. Este rumor brindaba una posible
explicación: “…la gente usualmente construye sus propias explicaciones
generales de la violencia para brindar un marco de referencia para sus turbulentas
vidas”, explica Nordstrom (Nordstrom y Robben, 1995:5). Probablemente su
credibilidad se relacionaba también con su alcance: además de andar de boca en
boca, estaba presente dentro de las redes sociales, e incluso fue objeto de
discusión tras reportarse, vía usuario, el caso de un niño que había sido
desplazado a otra ciudad para evitar su abducción; aquí reproduzco únicamente
dos comentarios sobre el suceso:
-Admr. de cuenta “Valor por Tamaulipas”: ”Tampico por favor ya no me reporten ese
tema de los supuestos niños robados y sin órganos(,) por Dios gente no se dan cuenta
que es la misma estrategia del crimen organizado de generar ruido con cosas
inexistentes como ellos lo manejan para que la gente no denuncie los crímenes que
cometen, sólo pónganse a pensar si (…) no se llevaría a un menor de edad solo
porque la mamá lo movió para un lado y no se que más.[sic] Sólo vean las cosas que
hacen corriendo a más de 600 personas de sus pueblos, (¿)se detendrían por que
movieron a un menor de un lado al otro? … Lamentablemente cuando el crimen
organizado va a secuestrar a alguien lo hace y no se detiene. Lo que deberíamos de
estar (haciendo) es cuestionando las pobres medidas de seguridad y de justicia que
han permitido que los delincuentes se adueñen de áreas completas de comercios
como la Playa miramar [sic], que tengan bajo cuota al centro de Tampico, que impidan
a una cervecera vender en medio municipio, cuotas a tianguis y mercados de Madero,
falta de autoridad que han permitido que el CO25 inclusive venda concesiones a
secuestradores, y controle el penal de Altamira...”
-Usuario: “Los órganos de niños, no sirven para donarse a un adulto, sólo se puede
donar a otro niño, además se debe de tener demasiada asepsia, ya que si el Órgano
[sic.] se contamina, ya no sirve, esta práctica sólo se puede hacer en un quirófano y
25
En todos los medios virtuales CO es la abreviatura escrita para “Crimen Organizado”.
53
además, se debe hacer una prueba de compatibilidad previa a la donación, [¡]no se
dejen engañar!”
Un estira y afloja puede percibirse entre estos comentarios y los rumores
esparcidos entre la población. Esta lucha por el significado de los hechos que
permanecen como grandes interrogantes, más allá de la veracidad de las historias
contenidas en los rumores, (en este caso las desapariciones son un hecho, y
sobre su objeto se hablará más adelante), disputa la interpretación particular de la
realidad cuestionando la información, su origen y sus fines.
Los cuestionamientos, sin embargo, parecen ser realizados únicamente en
contextos más o menos seguros, como en círculos sociales de confianza o a
través de medios que permitan algún nivel de anonimato como el que brindan los
medios virtuales.
Medios virtuales
La constante referencia a estos medios no es coincidencia. Sitios de noticias
como el Blog del Narco y un enorme y constante flujo de información que circula
en las redes sociales han sido una fuente de indagación muy importante en este
proceso. Aunque la información de muchos sitios web pueda no ser confiable,
algunos medios han sido reformulados y apropiados por la gente para servir
durante la emergencia no sólo al pueblo tamaulipeco.
Twitear o mensajear la ubicación del peligro es una práctica común en todas
las ciudades, lo mismo que usar Facebook para convocar a marchas u
oraciones por la paz. En Youtube se dio a conocer un nuevo Cártel, el Cártel
de Twitter (CDT), que invita a la gente a unirse contra el crimen organizado y
crear cuentas anónimas para denunciar sus movimientos. Hasta en los
municipios más pequeños surgen blogs de noticias cuyos posts parecen
botellas con mensajes de auxilio enviados al mar, los cuales nunca parecen
tener destinatarios en el gobierno. (Turati, 2010: 254)
54
Iniciativas como “Valor por Tamaulipas” o “Esperanza por Tamaulipas” en
Facebook (FB) han hecho la diferencia. La primera funciona como un foro de
información y discusión donde se pueden encontrar reportes de personas
desaparecidas, reportes de “STR” o “situaciones”26, aclaraciones o
cuestionamientos que buscan enfriar la psicosis (como los antes expuestos),
denuncias, reclamos al gobierno como responsable de la inseguridad,
recomendaciones, información para identificar grupos armados referente al tipo de
uniformes, armas, ubicación, etc…-incluyendo grupos gubernamentales-, lo
mismo con los retenes, e incluso información sobre los derechos de la población,
además de bendiciones, porras, humor negro, acusaciones hacia personajes
públicos, apoyo entre deudos, debates, discusiones y otro tanto. Definitivamente,
en estos espacios abunda el interés y la participación.
Yo soy ora sí que… un aficionado al Facebook, y pues es una red social
dónde pues sí se dice: “una balacera en la colonia fulanito de tal”. Y ya
dices: “¡Ay! Vamos a ver qué hay.” Te metes, –“¡Ah…! No, dos heridos,
un muerto; un atraco de una casa…” o lo que sea… [Dice mientras
teclea en el aire jorobándose un poco, un jovial y entusiasta padre de
familia de alrededor de 38 años que responde por Pepe] Se sigue
difundiendo. Se sigue uno enterando. Y ya no sé si lo hacen en forma de
chisme o en verdad lo hacen por difundir la noticia, pero de cualquier
forma te enteras de lo que sucede. Y ya uno empieza a especular “oh...
¿qué habrá pasado?” La hace (uno) hasta de perito [ríe orgulloso] “A lo
mejor éste entró por acá, o por allá.” [Dramatiza moviendo sus dedos
índices para interpretar los movimientos de los criminales hipotéticos]
Empieza uno a especular. O sea, así es la gente, es como un futbolista,
está jugando en el estadio y uno por acá en las gradas: “¡te hubieras ido
por el otro lado!”
Empieza uno a sacar sus propias deducciones y dice: “no pues por
aquella colonia ya no me vuelvo a ir, porque en aquella colonia se
escucha que hay muchas balaceras.” Se crea uno un pánico en su
mente. Por una información. Y te vuelvo a repetir: no es mala. Es como
2626
STR, se usa para referirse a “situaciones de riesgo”.
55
uno la toma… por lo mismo que ha sido esto tan recurrente. Con una
consecuencia impresionante. Estamos hablando de unos 7 años para
acá. Esto se ha vuelto cotidiano.
Marcela Turati nos guía para aproximarnos a la comprensión de estas prácticas
comunicativas, que al igual que los rumores, crean espacios en los que las
personas pueden desahogar sus testimonios, ignorados unos, y amenazados
otros, donde se puede jugar detrás del anonimato: “…los ciudadanos de a pie
ensayaron el uso de las redes sociales y testificaron lo que las autoridades no
quisieron reconocer y los periodistas no pudieron informar. “ (Turati, 2010: 252)
[Viene de “Esperanza por Tamaulipas”]
Y es que en estas redes se perfilan los rasgos de una variante virtual del discurso
oculto propuesto por Scott (1990), donde lo que las y los dominados callan en
contra de “los dominadores” puede surgir a la superficie en espacios privados o
que de algún modo proveen de anonimato, como ocurre en los carnavales: en el
contexto tampiqueño el discurso oculto va desde las bromas hasta la denuncia
anónima, como la que se muestra a continuación: "Afuera de casa del migrante
56
"Senda de Vida" siempre están 2 halcones con ropa de camuflaje checando la
entrada y salida de migrantes y las márgenes del rio" [corregido ortográficamente,
viene de “Valor por Tamaulipas”] Realizar una afirmación sin la protección del
anonimato, podría ser castigada con la mutilación o la muerte. Sin embargo el
medio virtual permite, en apariencia al menos, que las personas logren alertar a
su comunidad de los peligros que asechan los alrededores sin riesgo para el
emisor.
Para los administradores de las cuentas de “Valor por Tamaulipas” en FB y
Twitter, el anonimato ha salvado su vida. Uno de los Cárteles que operan en esta
entidad ofreció una “recompensa” por su identificación repartiendo volantes en
varias ciudades del estado; ofrecían 600 mil pesos. (Proceso, 17 de febrero,
2013) Los administradores han logrado permanecer a salvo y poseen el respaldo
de toda la comunidad virtual que sigue sus sitios y que actualmente asciende a
más de 300 mil usuarios.
Pero hay un problema, y es que las redes sociales también extienden rumores y
transmiten mensajes que son usados como armas. Yadira comparte: “Hacen
videos. (el CO, con violencia muy explícita)” Afirma. “Yo una vez vi uno que decía
“tú, que me estás viendo”… y dije “¡ah chirrión!” Sí… te impresionas, te
impresionas. Crear miedo nada más. Saben que si la gente tiene miedo van a
tener poder sobre ella.”
Otro caso lo narra un activista de la ZMT: “El último video que estuvo que
pusieron en Facebook y Youtube... hace como 2 meses. Son 4 mujeres. Las
despedazan con las hachas y los machetes. Me acuerdo que esa noche que lo vi
no pude dormir. Y eso es aquí. [señala con el dedo] En la zona cañera. Uno
conoce el lugar. La gente son mujeres de esta zona entonces: “¡ay güey!”…”
57
Con la reproducción viral de este tipo de prácticas intimidatorias se nutre al terror,
y ese es exactamente el propósito de su publicación; en Juárez, Turati entrevistó
a una mujer que se encargaba de mandar a jóvenes a realizar pintas
amenazantes:
“-Espero que salga la pinta; sí, siempre sale.
-¿Cuál es el fin?
-Nomás, para asustar, asustar a los agentes o asustar a la gente. Mando a un chavo, el
Cholo, el que pone grafiti; le digo que busque una pared, una pared blanca o donde
pueda escribir, y él se encarga de decirme tales calles, verifico si está bien y ya empieza
a ponerlo…” (Turati, 2010: 257)
En distintos contextos históricos la práctica de aterrorizar a la población ha
funcionado para aumentar el control sobre la misma, en Irak, en la Alemania nazi
y en las dictaduras sudamericanas de los años setenta, por ejemplo, se han
instaurado estas prácticas por parte de las milicias opresoras.
Pero no es solo por su contenido sino también por su cantidad y constancia que
alcanzan un alto nivel de efectividad. Pues tras la repetición constante de
información, ésta se va normalizando; poco a poco se vuelve común y cotidiana,
58
lo que en Tampico ha llevado a cierta aceptación de una dimensión muy violenta
de la realidad generando dinámicas sociales y culturales que descomponen de un
modo u otro al tejido social pues:
Se estimula (por medio de las redes sociales) un estrés generalizado que
promueve el terror, la parálisis, la desconfianza hacia los demás, siempre
“potencialmente peligrosos”, se fomenta la discriminación clasista y racista
existente hacía las clases subalternas “obligadas a delinquir”…” (López y
Rivas, 2012: 83)
Y hay otro problema. Es que aunque las personas se sienten libres cuando se
encuentran en espacios de opinión como las redes sociales, donde cierto nivel de
anonimato les protege y donde parece que el peligro es infinitamente inferior,
esto, en algunos casos, es sólo una ilusión.
En septiembre de 2011, en Nuevo Laredo, la periodista Elizabeth Macías Castro,
“La nena de Laredo” quien moderaba y administraba bajo ese nick el chat de un
portal de noticias independiente, también jefa de redacción del diario Primera
Hora, lamentablemente fue asesinada; junto a su cuerpo se encontraron teclados
de computadora, y otros insumos electrónicos con mensaje:
59
Su asesinato “marcó un hito” en las redes sociales para el Comité de Protección
de Periodistas, ya que fue el primero en transmitir que el anonimato virtual ya no
podía considerarse una garantía. (Rafsky, 2011) Este “castigo ejemplar” apuntó
justo a vulnerar ese anonimato, y por ende, el discurso oculto fue privado de él.
Además de la intimidación generada hacia el resto de los usuarios, estos
crímenes también nos recuerdan que la información, en una crisis, es un recurso
estratégico por el que se tiene que luchar.
Medios comerciales
Don Ignacio y su esposa27 recuerdan los últimos años mientras nos sentamos en
su sala a recibir el calor con la puerta abierta:
DI -Aquí matan a uno en la esquina y el periódico no te dice nada.
CH -Pero no sale nada en el periódico ni nada.
DI -¿Qué pasa? ¿Por qué? Porque los mismos medios de comunicación no
quieren…
CH- Tienen miedo.
DI- Los mismos medios de comunicación tienen miedo. Los mismos policías tienen
miedo [dice como llegando a una conclusión antes ignorada para luego pelear con
su esposa, ya a modo de hábito, por una botella de agua mineral] Antes no era así.
CH- Nos amanecíamos de veces en la playa… los columpios y todo.
DI- ¡Uy! ¡Yo me acuerdo! Antes iba uno solo en el tranvía hacia la playa.
CH- Había tranvía… nadie te hacía nada…
DI- Te ibas al mercado…
CH- Nadie te hacía nada.
DI- No pasa de los borrachos de siempre.
CH- Pero no te hacían daño como hacen ahora…
DI- No… no… Antes tú podías andar en la calle. Podías traer tus cadenas, podías
traer tus alhajas. Ya no...
27
CH para la conversación.
60
Las represalias, y otra variedad de medidas contra reporteros y reporteras en una
guerra por el control de la información, han impactado en aquello que los medios
exponen. Muchas personas coinciden en que algunos periódicos e incluso
noticieros, no pudieron decir nada en muchas ocasiones debido a que estaban
“amedrentados”.
Entre otros modos, según Turati “en Tamaulipas los cárteles pagan 500 dólares al
mes, y obsequian licor y prostitutas [mujeres forzadas a la explotación sexual] a
periodistas para que intimiden y silencien a sus colegas.” (Turati, 2010: 36) Ella
también afirma que en el estado fronterizo, al periodista intrépido primero le
advierten lo que no quieren que haga y si desobedece la ponen a un reportero
para que le vigile; si incumple una vez más entonces, se vuelve acreedor de un
“levantón”.
Sabemos que en Tamaulipas, Coahuila, Chihuahua y Michoacán existen los
famosos ´voceros´, [narcoperiodistas] que son periodistas que operan para
la gente del narcotráfico y advierten qué se publica. Éstos controlan a los
compañeros: los llaman, saben dónde viven, a veces cooptan a sus
compañeros pagándoles, los vigilan y no dudaríamos que son los que
llaman a las redacciones a exigir: ´”Léeme lo que vas a publicar mañana´ y
censuran.” (Turati, 2010: 242)
“La percepción de la realidad viene de los medios” me dice Dionisio, mientras
recuerdo a González Casanova (s/f: 114): “... todos los nuevos experimentos
autoritarios fueron precedidos por una planificación moderna y eficiente que utilizó
al máximo las potencialidades de los medios de comunicación social y las
técnicas de guerra psicológica…”
Los medios aparte de difundir, han creado mucho pánico en la sociedad.
Han creado ese miedo y ese temor en mucha gente. Hay gente que no
quiere salir a veces porque ha escuchado que hay balaceras afuera de su
61
casa y creen que todos los días va a ser igual. Y como es normal escuchar
una balacera en la Sarabia, una balacera en la calle Primera de Mayo, una
balacera en la calle Necaxa –estamos hablando de Ciudad Madero-, pues la
gente se crea una imagen de la ciudad que dice: “No. Si salgo pues me va a
tocar una balacera.” Dice Pepe.
Aunque se considere que los medios de comunicación comerciales son
consumidos por un público que es “intérprete activo del material que lee, ve o
escucha… a partir de las perspectivas de nuestras múltiples superficialidades,
que han sido influidas por una multitud de prácticas discursivas”, (Dickey, s/f: 5)
es un hecho que los medios, así mismo, contribuyen a formar subjetividades, “el
ámbito abarcado por cualquiera de estos medios se convierte en objeto de
impugnación y comprende muy diversos participantes con objetivos que suelen
ser contradictorios, pero que pueden coincidir de vez en cuando.”
Sara Dickey analiza el estudio de los medios de comunicación desde la
perspectiva antropológica y sostiene que el mensaje que emiten no debe
buscarse en el texto en sí pura y simplemente, pues por su parte, los
consumidores desempeñan un papel esencial en la producción del significado; si
todos estos participantes se contemplan como un conjunto, entonces, se pueden
percibir plenamente los significados producidos por los medios de comunicación.
Existe un gran interés desde los productores de estos medios, por el desarrollo
de técnicas que aseguren que el mensaje sea interpretado de formas
particulares, ya sea agregando cierto tipo de música, risas, aplausos, colores u
otros activadores que relacionen la escena o el mensaje con la interpretación
deseada, por lo que el tono burlesco con el que se contaban los muertos de la
guerra en El Almohadazo no puede considerarse de ningún modo inocente, esta
producción era un programa nocturno que reportaba las masacres en tono de
mofa llevando a sus televidentes a una importante pérdida de sensibilidad.
“Del mismo modo que los textos paralelos amplían las interpretaciones posibles
de una sola producción, cada medio refuerza y nutre la audiencia de los demás”
62
(Appadurai citado en Dickey, s/f: 11) Por lo que no puede considerarse la
interpretación de un programa aislada de toda una avalancha de producciones
que tocan el tema a profundidad y que abarcan desde los noticieros, los
narcocorridos, las series, las telenovelas, hasta las películas hollywoodenses,
porque tras la repetición constante del mismo mensaje por prácticamente todos
los medios, puede construirse una interpretación que si bien no sea idéntica, sí
conduzca al público por un camino específico, en este caso: el de la expansión
del terror y la desconfianza, como muestra este padre de familia de la ciudad de
Tampico…
Yo tengo vecinos. Pero a mis vecinos yo no les tengo confianza. Por lo mismo
¿no? La televisión te siembra muchas dudas, y ves casos dónde tu veías a tu
vecino normal, regando sus macetas y después resulta que era una casa de
seguridad, o una casa donde tenían niños secuestrados, o que tenían mucho
dinero… Y entonces toda esa información que hay en la televisión, en la
radio, y eso… pues sí te crea ciertas dudas. En donde dices: “no, yo no puedo
confiar en mi vecino; yo no lo conozco más allá de regar la maceta. Lo veo
que sale a regar la maceta. Que sale a caminar. Pero no sé su vida. No
tengo un acercamiento, una comunión con él, tan estrecha para decir: no, es
buena persona; le puedo confiar mi hijo, o le puedo confiar mi casa.” No
puedo hacerlo.
La normalización –y banalización- de la violencia, con consecuencias terribles
para la sociedad alimenta la violencia: “en ocasiones reciben a jóvenes de clase
media (el Ministerio Público)… Los funcionarios creen que ellos ingresan a la ilegalidad
porque les gusta la adrenalina, el dinero en la bolsa, sentirse parte de su grupo o el
poder ilimitado. …educados por películas que glamourizan la violencia, inmersos en
una sociedad que fomenta la impunidad…” (Turati, 2010:112)
Además, nos dice Calveiro,
Desde el videojuego que incita a la violencia hasta las múltiples violencias
sociales que se materializan sobre seres humanos de carne y hueso, todas están
dirigidas y protagonizadas por gente normal –ese es el drama- y tienden a
naturalizarse. En este sentido, potencian rasgos ciertamente patológicos en los
63
individuos, pero principalmente aquellos que los normalizan en relación con la
sociedad específica a la que pertenecen. (Calveiro, 2012: p. 151)
La violencia brutal se hace parte de la cotidianidad y de la rutina. La vida pierde
valor y la muerte se banalizan perdiendo el sentido, o por lo menos
trastornándolo significativamente.
Violencia y miedo
A diferencia de la bomba mediática de la influenza, en Tampico, después de la ola
de rumores y el amarillismo mediático, llegó lo peor: la violencia se convirtió en
una realidad latente. Las situaciones de riesgo comenzaron a ocurrir de manera
masiva. La violencia brutal ya no estaba ocurriendo “por allá en el centro”, o “allá
en la playa”; ya ocurría en todas partes, no sólo en Tampico, Matamoros y Nuevo
Laredo sino en todo el estado, como lo confirmaron las masacres de San
Fernando en las que se encontraron en total más de 250 cuerpos sin vida en
varias fosas clandestinas, una la primera- con 72 migrantes provenientes de
Centroamérica o, como vimos en el primer capítulo, el desplazamiento masivo en
el “pueblo mágico” de Ciudad Mier.
Así, las demostraciones intimidatorias se reprodujeron por todas partes:
Caravanas de camionetas transitaban por todo el estado de Tamaulipas
portando placas con las iniciales “CDG” o “XXX”, que identificaban a los
tripulantes como miembros del Cártel del Golfo o de su escisión, Los
Zetas. Era febrero de 2010… Las balaceras se sucedían a cualquier
hora… Ambos mandos instalaban retenes en las carreteras, detenían e
interrogaban a su antojo. Los enfrentamientos ocurrían en las ciudades
principales, como Reynosa o Tampico, y en los pueblos colindantes con la
frontera. La gente se encerró. Los convoyes paseaban impunes. A su paso
dejaban regueros de muertos. (Turati, 2010: 248-249)
La violencia se expandió rápidamente y de forma muy visible. Pero ¿de qué
violencia estamos hablando? Una definición muy concreta puede resultar
64
riesgosa, por lo que Blair nos dice que “la única violencia medible e incontestable
es la violencia física… el ataque directo, corporal contra las personas, (que)
reviste un triple carácter: brutal, exterior y doloroso. Lo que la define es el uso
material de la fuerza, la rudeza voluntariamente cometida en detrimento de
alguien.” (Blair, 2009:13) Sin embargo la violencia tiene alcances que por mucho,
no se quedan en el exterior.
Ante ello Nordstrom tiene mucho que decir. Ella pregunta ¿cómo se siente la
violencia?” y responde con su experiencia en campo:
…se siente como una crisis existencial, como la desesperanza, como la
pérdida del futuro. Se siente como las contradicciones imposibles de la
resistencia a la opresión, como la lucha de la humanidad contra el terror. La
violencia es sobre la im/posibilidad, es sobre la condición humana y el
significado de la supervivencia. Es por ello que las guerras se pelean de
forma sangrienta, es el por qué la tortura tiene lugar, el por qué ni la
violencia ni la guerra se limitan a la carnicería física del campo de batalla.
(Nordstrom, 2004: 59)
Nordstrom continúa, afirma que la violencia que inicia en el enfrentamiento físico
no se detiene ahí porque reconfigura a las víctimas y al medio social que les
rodea perdiendo así la posibilidad de definirse como un fenómeno pasajero que
altera por un momento a un sistema estable. La violencia deja efectos
permanentes tan solo porque después de ella “ya (se) conocerá la violencia en el
futuro”. Así, si es toda una sociedad la que sufre sus efectos, la violencia dará
forma a la vida de esa sociedad, o al menos contribuirá intensivamente a ello.
A la par, Blair realiza un recorrido por algunas aproximaciones al concepto de
violencia retomando a Semelin, quien por su parte, diferencia entre esa violencia
física, “de la sangre”, de la violencia estructural de Galtung, que proviene de una
situación de dominación mucho más amplia y que resulta en la miseria y la
opresión; y diferenciándola también de la violencia cotidiana integrada en la rutina
de vida; Semelin también distingue “la violencia espectáculo, que atrae la mirada
65
y, a su vez, la desaprobación, y que caracteriza buena parte de la ambivalencia
de la violencia que por un lado asusta, pero por otro fascina.” (Blair, 2009: 14)
En Tampico y en la Guerra contra el Narco podemos encontrar un revoltijo de
estas violencias que puede llegar a ser muy confuso, pues se trata de un contexto
de conflicto armado en el que complejas relaciones se desenvuelven derivando en
un caos sistémico y crónico que se basa en el miedo que la indefensión del
contexto promueve.
La impotencia es otra característica presente en esta trama. Por un momento, se
hizo total en Tampico, justo a la par de la impunidad (que sigue siendo total). Era
(es) común que tomaran represalias contra aquellos que hablasen en contra de
algún Cártel o de la Guerra misma. Actualmente, en instituciones públicas como la
Cruz Roja, por ejemplo, el personal tiene completamente prohibido compartir
información sobre el tema. Pero para la gente en Tampico estas situaciones se
normalizaron pues se integraron en la cotidianidad.
El testimonio
“Como si hubiera explotado algo y te dejara sordo”, dice Ramiro, un diseñador
gráfico en sus veintitantos, para describir lo que ha ocurrido ahí en los últimos
años.
A diferencia de mucha gente en la ciudad, Ramiro no intenta aislarse a sí mismo
de los hechos: se sitúa en medio de la explosión y con ello logra transportarnos
situacionalmente con un sonido onomatopéyico.
Notoriamente, varias personas que participaron en la tesis se localizaban a sí
mismas en otro lugar al narrar los hechos violentos. Aislarse es evadir el “biiiip”,
como decir que no se estuvo mientras explotó pero que sí se supo que algo voló
en pedazos. Es como autodescartarse como testigo presencial, como decir “yo no
sé nada” mientras se acepta indirectamente que sí se sabe algo, “¡a mí no me ha
pasado nada!, pero a fulanito y a zutanito… ”, o que “pues supe que a alguien…”,
“conocidos de conocidos, ¿verdad?”, “por ahí me enteré pero no sé…”, mientras
66
al mismo tiempo se reprime el recuerdo propio y vívido de la experiencia
traumática y por ende, las implicaciones que tuvo y tiene, en sus vidas. Ese
aislamiento está relacionado con la impotencia de vivir en la certeza del riesgo de
vivir en un contexto belicoso, pero también con ese anonimato indispensable en la
comunicación de estos temas.
Han encontrado carros con personas destazadas, y ya se dan cuenta que
lleva 2 o 3 días después que ven ese carro allí y ya se dan cuenta [sic] por el
olor que sale. Pero hemos visto cuando ya han acordonado todo, y ya anda
todo el relajo, que se llevaron los carros… pero nada más.
A mi esposo hace como un mes, poco más, no sé si tú te habrás enterado
de una situación que hubo… por la (farmacia) “Similares”, hubo una
balacera hace como un mes. Entonces mi esposo iba dando la vuelta
cuando empezaron los balazos. Dos carros: un carro blanco y un taxi. Y mi
esposo alcanzó a moverse, a quitarse, corrió pa´ la esquina. Y dice que
hubo una balacera tremenda.
Y dos señoras que estaban paradas ahí (…), no sé si se desmayaron, o les
tocó… pero cayeron así nomás de trancazo las personas. [Expresa mientras
da un tablazo con su brazo.] Y mi esposo corrió…, porque sí se espantó
mucho. Demasiado. Y de hecho sí, él no era diabético… pues se ha sentido
un poco mal, porque sí fue una espantada. Y de ahí ya se fueron por allá…
por República de Cuba, terminaron toda la situación. (…) Las personas
traían cuernos de chivo, y se oyó algo bien tremendo. El nomás oyó, se tiró
al suelo y trató de correr…
Existe miedo, terror, pánico. Porque en realidad tú mientras no te metas en
hablar, en comentar, en opinar; o si viste, no viste nada. Porque lo primero
que piensas es que si tú hablas o dices algo, lo primero que viene es contra
tu familia, contra tu persona. Entonces por eso a veces pasan ciertas cosas
y lo que hacemos: nos metemos en nuestras casas, nos encerramos, no
vemos nada, ni tampoco decimos nada. (…) La gente no podemos hacer
nada…. Porque por el bien de uno, la salud de uno… la familia, pues ora sí
que tenemos que cerrar nuestros ojos, nuestros oídos y nuestra boca, y
67
nada más andar como tengas que andar y lo que no tengas que decir o
hablar pues no decirlo.
Me dice Irma, un ama de casa de 46 años. Cuando apago la grabadora, con
temor, me advierte: “ten mucho cuidado de verdad, porque uno no sabe dónde
vive.” Su referencia a “cerrarse” para evitar problemas no puede hacer menos
que recordar a los tres monos analizados por Nordstrom cuando estudia la
guerra en Mozambique durante 1998. Una tercia de símbolos particulares
disponibles a la venta en todos lados, en una figurilla de 3 monos grabados: un
mono tapaba su boca con una mano y un ojo con la otra mientras veía con el ojo
restante y escuchaba por sus orejas destapadas; otro mono tapaba su ojo con
una mano y un oído con la otra, pero su boca estaba descubierta y como
llorando, pero un ojo y un oído permanecían destapados; el tercer mono tenía
sus manos sobre su regazo, lo que permitía observar en su cara un gesto de
cinismo, estos tres monos eran parte de una simbología popular, que ella define
como “diálogos basados en representaciones simbólicas”, que en este caso,
desde su punto de vista, hablan tanto hacia la guerra como a través de ella y
tienen la capacidad de transmitir la complejidad con la que la violencia “es vivida,
aprendida, subvertida y sobrevivida”. (Nordstrom y Robben, 1995:144).
Irma permaneció asustada durante toda la entrevista: su voz temblaba, y frotaba
sus manos constantemente mientras yacía sentada en una silla de madera en el
salón de una iglesia. A pesar de ello no paró de hablar. Si bien tenía un miedo
casi palpable también es evidente que ella “tenía” que contar su historia.
Linda Green refiere a la necesidad del testimonio, especialmente en medio de
situaciones donde el terror abunda, basándose en Suárez Orozco: “el testimonio
[es] un ritual tanto de sanación como de condena a la injusticia, el concepto de
testimonio contiene tanto connotaciones de algo subjetivo como de algo privado y
algo objetivo, judicial y político.” (Green en Nordstrom y Robben, 1995:115)
“Como está la situación no creo que convenga ir a levantar denuncias o algo.
Capaz y pasa lo mismo.” Muchas personas en Tampico consideran que denunciar
68
es “tiempo perdido”, o peor. Este abandono –cuando no colusión- por parte de las
autoridades aumenta considerablemente el grado de indefensión de la población,
y por ende, nutre el terror que la oprime.
Según Ortega, Veena Das considera al testimonio como una forma de
resistencia de las “víctimas” a inscribir su dolor “en las teodiceas” del poder, en
mayor o menor medida ofreciendo su testimonio, denunciando y narrando
ocupan espacios de resistencia, “y refunden, a menudo de manera gregaria y
anónima, una cotidianidad que les permita momentos que vale la pena mirar por
separado creando historias con una carga política más satisfactoria por medio
del ejercicio testimonial que desmonta la idea de culpabilidad.” Y les permite…
comenzar el proceso de denuncia e impugnación… nombrar la violencia
“no solo refleja una lucha semántica, refleja el punto en que el cuerpo del
lenguaje se vuelve uno solo con el cuerpo del mundo; el acto de nombrar
constituye un enunciado performativo”. En efecto, al nombrar el asesinato
o la desaparición el nominador se adueña de las palabras y se dota de una
nueva identidad, requiere el cuerpo de los responsables, y se le restituye al
ausente (aun cuando solo sea en mínima parte) el sentido de su ausencia.
En un contexto de impunidad generalizada, estas luchas políticas por la
memoria, como Elisabeth Jelin las llama, emergen como respuestas a la
crisis de verdad. (Ortega, 2008: 52)
Robben y Nordstrom (1995:1) sostienen que la experiencia es indisoluble de la
interpretación de la violencia que no puede entenderse sin indagar en las tramas
en las que se representa. “La forma de evitar las distorsiones que la narración
provoca sobre los hechos violentos es permanecer lo más cerca posible del flujo
de la vida cotidiana.” Y es por ello que esta tesis se ha concentrado en la
cotidianidad de las personas que sufren esta violencia.
Un taxista, ya en medio de sus cincuentas, reafirma que las situaciones de
violencia ocurren en cualquier parte y que el terror brota masivamente en el lugar
más frecuentado en el que se pueda pensar.
69
Un día hubo una balacera allá en el mercado, nada más vimos que bajaba
toda la gente corriendo (son como 5 cuadras). Los carros de ruta [camiones
de transporte público] se dieron vuelta. Decían que venían para acá. Todos se
iban; yo me quedé. Todos los negocios iban cerrando, se fueron correteando
hasta el Chedraui y ¡acá abajo lleno de gente… allá arriba no se veía nadie!...
¡Si el miedo no anda en burro!
No fue el único testigo de este combate, varias personas más me hablaron
de esa experiencia desde distintas circunstancias.
El derecho de vivir en paz: la cotidianidad
Las vecinas platican mientras “el abanico”28 les refresca un poco. El sol está a
todo lo que da y el pavimento lo refleja lastimando los ojos, pero puede respirarse
abundante aire limpio proveniente del mar. Por la noche, en la esquina de la
misma calle, algunos juegan futbol y algunos beben: señores, niños y muchachos
platican, ríen y se cuentan chismes. Pero bajo esa normalidad aparente yace la
única certeza posible en ese contexto. La ciudad ha cambiado radicalmente y “de
golpe”.
A continuación expondré varias historias que reflejan de un modo u otro la manera
en la que la cotidianidad se ha visto afectada de forma negativa, sobre todo, en lo
que respecta a ciertas prácticas cotidianas asociadas con la libertad que se
ejercía “antes” de la violencia y el miedo.
Pepe, siempre sonriente, nos dice mientras se mece juguetona y pensativamente
en una silla:
Hay menos gente en los parques. Menos libertad, en el sentido de que antes
la gente podía ir a pasear por ejemplo a la playa –en nuestro caso que
tenemos playa- no se ve ya gente como antes. Sí hay gente porque mucha
gente lo ve ya como parte de la vida –la violencia-, lo ve “parte de” ¿verdad?
Pero como antes no. Tú podías ir con tus niños -en mi caso yo tengo niños- y
yo digo: ¿por qué rayos no puede uno disfrutar ya la vida como la disfrutaba
28
Ventilador.
70
antes? Por el simple hecho de que la violencia ha crecido de tal manera que
no sabes si te van a secuestrar; a quitar un niño; a robar la camioneta; te van
a balacear, te vas a atravesar una balacera. El mismo policía te va a decir que
hueles a alcohol cuando no hueles a alcohol.
Ramiro, arriba citado, platica más sobre su historia.
Ya no puedes por ejemplo, estar “a tales horas” afuera, porque sabes que
puede pasar una camioneta o algo. Incluso ayer, tuvimos una boda, y la
hicimos en el patio de una casa. Entonces estaba (todo) muy normal… y
presenciamos un intento de levantón. ¡Así de plano! Y eran las 10 y media, 11
de la noche. Unos dicen que estaban en la fiesta, otros que iban pasando.
Entonces ya ni siquiera puedes estar en una fiesta porque hay mucho ruido y
se acercan a ver qué hay.
…el chiste es que se vio todo. Intentaron llevárselo pero el chavo se zafó y se
fue en un taxi. Entonces ya para nosotros es algo normal ver cosas así,
lamentablemente. Pero eso te da a entender que ya no es seguro estar en el
patio de tu casa. [Dice mientras ríe con impotencia]
Sí hemos estado muy cerca (de la violencia). Y ayer estuvimos más cerca
todavía de lo que siempre habíamos estado. […]
...recuerdo mucho cuando nos íbamos a la playa –que venían familiares- y
eran las 11 de la noche y: “vámonos a la playa”, y “vamos a comer, o vamos a
comprar unos refrescos”. No sé, nos desvelábamos en la playa. Me acuerdo
cuando la playa estaba llena de carros y todos presumiendo sus “sonidos”.
Ibas a ver los carros, ibas a ver el performance… Y ahora se sabe que toda la
playa ya está comprada. Que ya si vas, no sabes si vas a salir con bien, por
ejemplo en las noches. De día hasta donde sé, hay menos problema. Puedes
ir y todo bien. Pero ya cuando cae la noche sabes que de ley alguien va a
estar ahí o cobrando piso o echándole ojo, o viendo que le gusta para
quitártelo. Entonces… creo que ha cambiado mucho la vida en Tampico. A mí
me gustaba mucho ir al centro, andar caminando en el peatonal, (…) los
domingos culturales. Pero pues ya no sabes si vas a regresar completo o si
vas a regresar con todas tus pertenencias.
71
Y más porque ahora por ejemplo, ya no puedes comprarte un carro nuevo.
Porque sabes que alguien le va a echar ojo y va a decir: “éste tiene dinero y
vamos a caerle”. Ahora todos pensamos en carros usados. Pero incluso ya ni
eso puedes pensar porque ya está la leyenda de que vas y compras un auto
usado y resulta que ese auto era robado, dan el pitazo, te meten a la cárcel,
te quitan el carro, y lo vuelven a vender. Eso acabo de escucharlo hace poco,
de gente a la que le ha sucedido. Sí creo que la vida en Tampico ha
cambiado.
Dan las once y no sé, ya no hay agua en la casa y le digo a mi esposa: “oye,
voy por agua”, y el OXXO está en la esquina y ella me dice “no, mejor en la
mañana, ya no vayas ahorita”. Entonces dices: “Ya no puedes ni cruzar la
calle porque tienes miedo de que algo te pueda pasar”. Incluso, aunque yo
siento que Dios te protege, pero yo siento que la cueva del lobo ya está en
todos lados. Y entonces, sí, bien, “Dios te protege”, pero tampoco te vas a ir a
meter a la cueva del lobo.
Yo trabajo en una banda cantando en eventos. Nos dan las 12 y todos en
bolita salimos. Nos vamos haciendo filita y nos vamos por lugares que estén
alumbrados y concurridos. Ya no puedes salir tan a gusto como antes…
Hemos visto que da cierta hora y la gente ya se empieza a ir –para nosotros
mejor hasta cierto punto porque trabajamos menos [ríe]-, pero sí, vemos que
la gente empieza a irse… y eso no era así. Era de que te desvelabas y no sé,
te pasabas de la una de la mañana. Te ibas seguro a tu casa.
Y yo (…) junto con mi esposa, hemos escuchado balaceras incluso. Una vez
escuchamos en la esquina de nuestra casa. Escuchamos, en las noches,
cómo las camionetas que queman llanta o pasan recio. Y pues, uno dice: un
ciudadano normal pues no se la pasa haciendo cosas así. Escuchamos aquí,
incluso a unas 3 cuadras -fue muy sonada- una balacera así: en grande.
Íbamos llegando a la casa, -vivimos en segundo piso- entonces mi esposa y
yo estábamos abriendo la puerta y escuchamos balazos. Y nosotros: “¿serán
balazos?” Y de la nada se escucha: “pum-pum”, ¡el calibre grande! Nos
metimos y nos tiramos al suelo -por si sí o por si no- y al siguiente día nos
enteramos que hubo muertos, balaceados y todo eso.
72
Claramente existe en Tampico un antes y un después de la violencia. “antes”
cuando se podía salir en la noche, cuando “nadie te hacia nada”, cuando las
narrativas sobre la violencia eran escasas y sobresalientes.
Una noche cuando viajaba en un coche con una pareja ya en sus cincuentas,
vimos a un grupo de jóvenes de preparatoria que platicaban afuera de una fiesta
en medio de la calle, alrededor de las 8 o 9 de la noche. Al ver a una de las
muchachas parada de espaldas, la mujer me contó la historia: “hace algunos años
un muchacho estaba en una fiesta –eran más o menos de preparatoria, jovencitos
todos- y no se sabe si se peleó con la novia o qué le harían, pero ya estaban
tomados, y se subió a su camioneta; los demás estaban parados así, como esos
muchachos que pasamos ahorita, ahí en la calle, y entonces este chamaquito les
aventó el carro y mató a una muchacha. Los papás se lo llevaron, y no le hicieron
nada. Aquí en Tampico todos saben sobre eso.”
Este evento permeó la memoria colectiva por tratarse de niveles de violencia a los
que la población -aún- no estaba acostumbrada, que no había “rutinizado” o
“naturalizado”. Como Granados Escobar señala,
En las rutinas diarias la gente aprende un conjunto de certezas que ofrecen los
criterios de lo normal y lo natural. En base a esas certidumbres subyacentes,
generalmente no conscientes, se descubre lo extraordinario, problemático y
novedoso (…) a partir de los criterios de interpretación que ofrece la vida
cotidiana. Ella determina el límite entre lo que es obvio y lo que es noticia. Vale
decir, las experiencias de la vida cotidiana sirven de esquemas interpretativos
para distinguir lo que son condiciones de vida normales y lo que son condiciones
problemáticas. (Escobar, s/f: 44).
Este caso me recuerda uno que escuché en Jalapa, Veracruz, durante la
Caravana al Sur programada en el marco del Movimiento por la Paz con Justicia y
Dignidad en el 2011. Una mujer me contó que hacía varios años una amiga suya
había sido asesinada y descuartizada. La brutalidad de la historia, y lo
73
extremadamente inusitado del hecho –afirmaba la mujer- habían expandido la
noticia haciendo del caso uno muy “sonado”.
Cuando se vive día a día en un contexto de violencia extrema, el asombro se
pierde. El recuerdo de los eventos excepcionales se disipa rápidamente. Ninguno
tiene valor propio –excepto los acontecimientos más cercanos- y todos terminan
por confundirse “amontonándose”. “Banalidad y excepcionalidad se mezclan
rápidamente en una trama imprecisa. En el desarrollo ininterrumpido de los
acontecimientos, los referentes se borran y el olvido es constitutivo de la relación
con el instante. Prevalece el “inmediatismo”.” Dice Michael Pécaut al respecto.
(Pécaut, 1999:24)
Un muchacho proveniente del centro del país me hace un comentario interesante
cuando hablamos sobre el miedo: “Se me hace que ya se acostumbraron (la
gente) porque he visto que hay una balacera y ya se lo platican como una plática
normal.” Como comenta, distraído, un abogado laboralista:
…se habla que a veces llegan a ir todavía, uno que otro “malosón”, y a
veces llegan a llevarse a alguna chava. Una cosa así.
Hace poco me estaban platicando que sí, no sé en qué lugar, hace poquito,
hace poco, llegaron, vieron una chava, les gustó la chava y se la llevaron.
No me acuerdo si mataron a alguien… -¡Ah! Ya me acordé-, fue en el
casino… de donde se llevaron a la muchacha…
Este abogado no brindaba gran importancia al suceso ni recordaba los detalles, a
pesar de que era un hecho reciente pues hacía tan sólo diez días de que se había
cometido el “levantón”. Para alguien externa, como yo, el hecho fue impactante,
pues estos eventos no formaban parte de mi normalidad.
Por otra parte, un taxista respondiendo a mi pregunta “¿y sigue el miedo?” dice:
“sí, pero menos, porque se han acostumbrado ya, tienen que salir, así como
usted, a lo mejor no sale hoy pero mañana tiene que salir para comprar. A mí mi
74
señora me decía “no vayas, no vayas!” pero yo le decía “¡pues tengo que trabajar!
Sino ¿qué comemos?”
Aunque la mayoría del tiempo las personas se concentran en su rutina cotidiana
como comer, trabajar o ir a la escuela, la violencia está presente detrás de estas
acciones, o más bien la amenaza de la violencia, el riesgo.
Un tesista de historia afirma que mucha gente dejó de salir a divertirse en las
noches, “y los que son bien pedos siguieron chupando en sus casas, a veces
hasta solitos”, comenta con gracia. Ámbar, una mesera de 22 años también
afirma que mucha gente dejó de ir a “antros” por la situación, pues pasaban varias
cosas, entre ellas, estaban las balaceras recurrentes y otra era que de pronto
llegaban los “malos” a cerrar el antro con todo y gente adentro, sin dejarla salir, y
obligaban a las mujeres que les gustaban a beber con ellos, y a todos los demás
a seguir en la fiesta.
“Las rutinas, como categorías del razonamiento práctico, tienen propiedades de
adaptación” concluye Escobar (Op. Cit,) Las personas cambian su rutina -
acciones cotidianas que tan solo en apariencia carecen de importancia- en pro de
la supervivencia.
Por otra parte la vida diaria de la gente también se vio seriamente afectada en
otros ámbitos cotidianos,
Tampico es un puerto y esta zona son puertos, Altamira, Madero son
puertos; más que hay petróleo, refinería, pesca. Y tenía una gran vida
nocturna. O sea era una vida muy grande –nocturna-, encontrabas
restaurantes, bares, table dance -todo- abiertos toda la noche. Sobre todo
en la zona centro.
Que obviamente en un principio fue bárbaro, el momento más álgido fue
bárbaro. Fue terrible la impresión. No hubo familia, o gente que no hubiera
tenido una experiencia triste, amarga, lamentable. Que la gente se fueron
[sic]. Amigos comerciantes, se fueron. Pues estaban en crisis, incluso la
industria… el negocio de familia, de mi hermano, asociado con la
75
mercadotecnia, publicidad e imprentas –todo eso-, de por sí venía de una
crisis prolongada por la tecnología, pues se fue abajo, el 60-70%, cerraron.
Esto se ha ido recuperando muy poco. Pero también la presencia de las
organizaciones de la delincuencia que tomaron, que le quitaron los negocios
a la gente, a la fuerza, -a veces a la buena- a la mala, siempre quitándolos;
despojándolos.
Negocios que… como el Rey Midas, negocio que agarraron, -sobre todo los
“giros negros”- negocio que hicieron mierda. En algo que se ganaba fácil,
como los “giros negros” de la prostitución, las cantinas… por lo general la
gente que se dedica a eso es gente de “abolengo”, entre comillas. Que
saben manejar eso. Conozco a algunas de estas gentes, son familias… […]
y vienen desde el abuelo, el padre, los hijos… algunos egresados del Tec de
Monterrey… Porque en los negocios, como en todos lados, no se improvisa,
es una cosa cultural: de cómo tratar, de cómo manejar.
Esos negocios están cerrados ahora. Algunos se están levantando. Pero
cerraron. Ve a recorrer las principales avenidas y verás que Tampico está en
renta, está en venta. Un montón de casas cerradas, abandonadas en las
principales. Muchos negocios fueron secuestrados: “levantados” como se
dice aquí. Los principales políticos. La gente de dinero. Los despojaron de
sus bienes, de su dinero. Todo eso.
Cambió la vida radicalmente en la región; totalmente, la vida de la gente.
Hoy, te das una vuelta por Avenida Hidalgo; por dónde estaba la que era la
Zona Rosa… la “Zona Dorada” de Tampico, así se enuncia.
Donde está la discoteque, hay una cierta recuperación de lugares
controlados, allá por alguna parte de esto. Pero la vida aquí ha cambiado
totalmente, no es la misma. La gente no habla […] -Esta gente que domina
en el gobierno del estado es un grupo pro-facho- […] Caja de galletas, la
última letra del abecedario, la letra… etc… La gente aprendió también a
hablar cuando se refería a eso.´
Pero no solo la vida nocturna y los “giros negros” fueron afectados. Todo tipo de
negocios fueron cerrando, o parando, debido a los “impuestos” o “plaza” que
76
tenían que pagar al CO (en ocasiones cobrado por las mismas autoridades
responsables de proteger a la población), trayendo una ola de desempleo y
desplazamiento importante. Además, los imaginarios sociales también se
trastornaron seriamente alrededor del terror.
Trabajando en un restaurante recién inaugurado en Ciudad Madero, una tarde
mientras terminábamos las tareas de limpieza del nuevo local, en una sala anexa
encontramos una bolsa negra de plástico para basura de donde salía un olor
fétido. Lo interesante fue que -aun sabiendo que anteriormente en ese local se
vendía carne- todas: cuatro empleadas, 3 oriundas de la región, pensamos que la
bolsa contenía un cadáver desmembrado. La habitación era un pequeño cuarto
que tenía parrillas, pilas de sillas de plástico, mucha basura y trastes muy sucios,
la pared era de algún tono amarillo que se perdía bajo el cochambre. Algunas
movimos la bolsa con el pie encontrando una especie de masa carnosa, lo que
evidentemente infundía más dudas al respecto. Una de las muchachas abrió la
bolsa con un gesto de heroísmo y cuando miramos encontramos más basura y
una gran cantidad de cebo de puerco en un grado de descomposición avanzado.
Todas empezamos a reír.
El imaginario social se modifica significativamente, porque es en la vida cotidiana
donde éste se forma. “No hubo familia o gente que no hubiera tenido una
experiencia amarga, triste, lamentable”, nos dijo el activista; “Todos conocemos a
alguien…“; “Todo el mundo tiene un familiar o un amigo que haya pasado por
esto…”, comentan otras personas.
En cualquier círculo social es posible encontrar estas historias. Las frases
anteriores, o variaciones de ellas, son muy comunes, aunque no siempre se
reconozca la cercanía de quien brinda la historia, con la misma.
Nordstrom plantea que la violencia es culturalmente construida y que es también
una dimensión de la vida de la gente, y no algo externo a la sociedad y a la
cultura que “le sucede a” la gente. La violencia y el miedo en Tampico realmente
han permeado todos, o casi todos los rincones de la vida.
77
Turati una vez más enriquece este acercamiento al haber documentado que en
las escuelas de Tamaulipas llegó el punto en el que se cambió el recreo, los
deportes y los honore-9++s a la bandera por simulacros para saber qué hacer
ante las balaceras (Turati, 2010:195) mostrándonos también, algunas de las
profundidades que la violencia y el miedo alcanzan:
En casi todos los lugares se esfuma el aprendizaje. Según la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la violencia
amenaza el éxito escolar: “si el niño no se siente seguro y protegido le será
difícil concentrarse en el aprendizaje”. (Turati, 2010:296)
A pesar de la diversidad de interpretaciones culturales que pueden encontrarse
alrededor de una sola práctica en la urbe, como polarizar los vidrios, ir a la playa,
salir de noche, acercarse a la reja de la primaria o incluso poner un negocio, con
la transformación de los imaginarios sociales a raíz del miedo, las significaciones
van homogeneizándose –aunque jamás completamente, sino más bien
tendencialmente- siendo que entonces estas prácticas se interpretan ahora como
riesgos. Por lo que la gente está aprendiendo a maniobrar entre las posibilidades
más “seguras”, haciendo del miedo una rutina de malabares nunca antes
ensayados.
La psicosis y la rutinización del miedo
Si bien la particularidad de los casos se pierde por su abundancia y variedad, las
consecuencias sociales que generan no se diluyen tan fácilmente. No es solo la
violencia la que es banalizada y normalizada. También lo es el terror. Linda
Green, en su investigación sobre el miedo en la Guatemala maya de la guerra
civil, encontró que “el poder del terror, su materialización es parte de hacer
dudar la percepción de la realidad de uno mismo. La rutinización del terror
es lo que alimenta su poder. La rutinización permite que la gente viva en un
estado del miedo crónico con una fachada de normalidad al mismo tiempo
que el terror permea y deshila el tejido social.” (Green en Nordstrom y Roben,
1994:108)
78
“¿Me acompañas a mi camión manita? Ahí pasa el tuyo también.” Me dice Mari,
una mujer de unos 55 años que entonces, trabajaba de ayudante de cocina en el
mismo restaurante que yo.
Ella, al igual que nuestras otras 2 compañeras de trabajo, ha vivido varias
balaceras, entre otras situaciones y es por eso que también le preocupa bastante
que el lugar donde trabaja tenga una salida de emergencia funcional, “oigan, no
hay que poner cubetas ahí” porque “no vaya a haber un desmadre aquí (en el
restaurante) y ¿pa donde corremos? No vaya a haber un zafarrancho y ¿qué
hacemos?” Diario sale a las 10, casi suplicando para no tener que caminar sola
hasta su parada.
Gracias a la constancia y la “familiaridad” de estas situaciones, las personas van
aprendiendo a acostumbrarse al terror y al miedo. Este se convierte en lo que
Green (Op. Cit.:108-109) llama un “pánico de baja intensidad” que se queda en la
consciencia; pero, como para nuestra especie no es posible vivir en estado de
alerta constante, el temor se proyecta a través del cuerpo, de diversas formas que
van desde las pesadillas hasta las enfermedades.
Yadira y yo caminamos por la calle regresando del centro cuando se escucha una
detonación cerca de nosotras. Ella brinca del susto, y rápidamente, se fija bien en
los alrededores: fue el mofle de un auto que pasó nuestro lado. El sonido en
realidad no fue muy estruendoso ni particularmente llamativo pero ante la
situación Yadira dice: “¡Ay! ¡Creí que eran los balazos otra vez!...” Contesto que
yo no sabría que hacer… y ella dice “Pues te agachas… y te escondes… porque
luego te confunden, aunque vengas así de civil…” Seguimos caminando y todo
sigue “normal”.
El miedo -como el dolor- está “abrumadoramente presente” para la persona que
lo está experimentando, pero puede ser apenas perceptible para cualquier otra
persona y casi desafía la objetivación. Subjetivamente la experiencia mundana
del miedo crónico va deteriorando la sensibilidad hacia él. La “rutinización del
miedo” socava la confianza en la interpretación propia del mundo. (Ídem.: 105 y
106)
79
Ya instaladas y sentadas en una terraza protegida del sol, en un segundo piso,
Yadira se prepara para contarme una historia muy difícil. Inicia hablando sobre los
“Cárteles”. Primero, en voz muy baja, como tanteando la libertad con la que puede
hablar. Luego ya conforme transcurre la conversación, se desenvuelve y conversa
sin más contención que la de sus emociones,
…mataron a un amigo hace poco. En internet está: en el Blog del Narco. Un
amigo muy cercano a mí: se llama… se llamaba Marvin; estaba su hijo de un
año ahí. Llegó el crimen organizado.
Ellos acababan de comprar una casa […] allá en Victoria. Y ellos venían
regresando de la iglesia como a las 7 de la noche -en Victoria es donde se
ha desatado (la violencia) y en Victoria sigue, te digo porque allí está mi
abuela, mis tíos: familiares- ; y me platicó la esposa que (compañeros de la
congregación dijeron): “¡Vámonos a cenar a casa de Marvin y Josi!” y se
fueron.
Y pues ella le dejó al papá al niño en la casa. A dos cuadras estaba la
tienda. Ella fue a traer Sabritas, fue a traer refrescos: “Ahorita vengo” ¿no?
Habían encargado unas pizzas; de hecho el de las pizzas llegó después, y
presenció la balacera. Pero dice que hasta se orinaron. Fue una cosa
tremenda. Era una muchacha y 4 señores, ya casados de hecho. Estaban
conviviendo…. y después alegaron que había sido una confusión de casas,
de domicilio. Y ya así lo juraron, nada más.
Pero orinaron y dejaron un cartel que [decía] que eran las primeras 5
cabezas y que faltaban 5 más. Que si el gobierno no accedía a lo que les
habían exigido, que los iban a matar a otros 5 al azar. Pero si se
equivocaron de casa entonces… ¿por qué ponen “al azar” en una manta? Y
de casualidad al niño no lo mataron… o por lo que haya sido.
Y ensangrentadas las paredes, o sea fue algo impresionante para ella. Tú
ves ahora al niño y lo ves… no sé… una mirada… ya pasaron dos años…
Fue un 14 de abril que lo mataron a él, pero su cabeza… en la cama de
matrimonio. Ella no pudo seguir allá y se vino a vivir (aquí). Y la veo muy
80
continuamente. De hecho llegaron a creer que había sido ella. Le
investigaron a sus primos, a sus tíos, a sus hermanos, todo. Pero no, resulta
que namás pasó así. Lo dijo la policía, la ministerial que fue la que investigó.
“Sólo fue un accidental domicilio.”
Ella tuvo que tomar varias terapias. Se adelgazó demasiado. Con su hijo
cambió de lugar. A veces va a Victoria. Allá enterró a su esposo. De hecho
su esposo era hijo único. Es… tremendo.
Y tú lo buscas en el Blog y vas a ver. Porque ahí está la noticia. La mayoría,
todos, nos enteramos por ese Blog del Narco aquí en Tampico…. Hasta te
anuncian qué es lo que van a hacer ahí -¿Tú entras?- , “Ahora vamos a ir a
Reynosa porque allá tenemos quién nos debe unas cuentas” y así. No creo
que ellos sepan de dónde sale exactamente... no creo que tengan el ingenio
para saber de qué computadora sale todo eso que les escriben. Porque creo
que ellos se dedican a hacer el amarillismo. A asustar a la gente. Pero uno
pus a veces entra y ve y ya.
Cuando Yadira narraba la masacre de su amigo sus ojos se llenaron de lágrimas
aunque se esforzó por no mostrarlo. Mientras la escuchaba, yo sentía una
opresión en los hombros y mis pelos se erizaron.
Victoria Uribe (2004), una antropóloga que ha trabajado el tema de “la
inhumanidad” en Colombia, afirma que las masacres son muertes colectivas que
se traducen como actos devastadores que afectan profundamente a toda la
comunidad en la que se desarrollan. Uribe afirma que en los testimonios de
quienes atestiguaron directa o indirectamente estos eventos, se entrelazan
emociones, recuerdos e interpretaciones que ponen en evidencia la ruptura
traumática que dejan, justo como ocurrió en el caso de Yadira.
“En efecto aquello que un dispositivo de poder marca sobre los cuerpos que
atormenta es lo mismo que intenta marcar, de otras maneras, sobre el cuerpo
social en su conjunto” (Calveiro, 2012:141), como ocurrió durante el periodo
histórico colombiano de “La Violencia” a mediados del siglo pasado: la castración
fue una práctica común en la que a los hombres se les arrancaban los testículos
81
que luego eran reubicados dentro de su propia boca. La castración, en contextos
dónde la disidencia política está generalizada, se relaciona con la castración de la
resistencia y su “infertilidad”.
Uribe precisa una diferencia importante entre “las tecnologías del terror” y las
alteridades sobre las cuales se aplican dichas tecnologías. “Lo que buscan las
primeras es precisamente desnaturalizar a las personas y tender sobre ellas un
manto de indiferenciación que facilite su destrucción.” (Uribe, 2004)
Todo depende del objetivo que se persiga. En este caso, como hemos venido
argumentando, nos encontramos ante la producción de una ausencia de sentido
que es acompañada indispensablemente por confusión e incertidumbre que
derivan en el trauma social.
La violencia se emplea para crear aquiescencia política; con ella se pretende
crear terror, y entonces inercia política; con ella se pretende crear jerarquías de
dominación y sumisión basadas en el control de la fuerza. (…) Es la violencia
que un individuo voluntariamente ocasiona a otro lo que causa esa poderosa
reacción. Es el contenido emocional de la violencia. (Nordstrom, 2004: 61 y 62)
Como vimos la violencia y el miedo pueden constituirse como motores del cambio
social mientras se conforman como parte de la cotidianidad. En el caso de
Tampico, por medio de estos fenómenos violentos, y de su amenaza latente, se
nutren prácticas culturales basadas en la desconfianza que, tras su reproducción,
conllevan a un desgastamiento y una descomposición del tejido social.
El derecho a la ciudad29: la descomposición del tejido social
Green define al miedo como una respuesta al peligro que cuando penetra en la
memoria se convierte en una condición crónica. Ella afirma que desestabiliza las
29
El «derecho a la ciudad: ” Lefebvre lo definió como el derecho a una vida urbana transformada y renovada donde se
recobren e intensifiquen las capacidades de integración y participación de sus habitantes. (1978: 138). Otros autores, como
Ansay y Schoonbrodt (1989:38), lo definieron como el derecho a la reivindicación legítima de cada individuo de ser
partícipe de una forma de vida colectiva cada vez más socializada, reclamando del pacto social los recursos institucionales
necesarios para su desenvolvimiento en la ciudad. “El derecho a la ciudad es, en principio, el derecho a acceder y
participar de la ciudad en tanto escenario que posibilita el acceso a los derechos políticos…“ (Romero, 2005:218)
82
relaciones sociales dividiendo una zanja de desconfianza entre miembros de
familia, entre vecindades y entre amistades; dividiendo comunidades “a través de
la sospecha y la aprensión”. Porque, gracias a la ambigüedad de la que se rodea
en este tipo de contextos, nadie puede estar seguro de quién es quién. El miedo
es un “estado de emergencia oculto”. (Op. Cit.: 105 y 106)
Yadira participa de su experiencia vecinal:
(Los vecinos) ya no se saludan tanto como antes. Es que no sabes…
Resultaba que se escuchaba de los mismos rumores que te digo… que a
dos casas (de donde vivía antes) había una casa de seguridad, o en la casa
de a lado la señora o sus hijos eran unos narcos… Según tú conocías a tus
vecinos y no, resulta que son criminales... ¡Mamás que encubrían a sus
hijos! Entonces ya la gente no sabe si saludar… si no… Si prender las luces
de tu carro…. (si) hacer señalamientos. Nada. De hecho dejaron de
polarizar muchos carros a raíz de todo eso. Es una cosa bastante fuerte.
La hermana de Yadira, Rosi, complementa la historia:
Haz de cuenta en la esquina de nuestra casa, en una colonia normal, de
petroleros. Es una zona no muy baja, es una zona media alta. Y nos tocó.
Tuvieron que llegar rápido también los militares a protegernos. Pero era
tirarse al piso. Porque nosotros estábamos viviendo en una casa normal,
común y corriente, y a espaldas de la casa tenían una casa de seguridad,
dónde tenían a gente secuestrada. Y uno ni sabía. No sabíamos nada.
Entonces me acuerdo que esa ocasión nos tiramos al piso, nosotros ya
adentro de nuestra casa, y nos tocó que mis papás y todos tirados en el
piso. Y afuera se oía la balacera y se oía que andaban brincando de casa
en casa esas personas. Huyendo. ¡Eran mis vecinos!
En varias ocasiones durante el trabajo de campo escuché sobre casas de
seguridad, en algunas colonias me enteré de hasta dos de estos refugios
criminales. La recurrencia del fenómeno es alta e incide bastante en el nivel de
desconfianza que se ha generado. “Caras vemos, corazones no sabemos…”
83
Escobar (s/f) define al tejido social como la reproducción y consolidación de los
lazos que unen los diferentes intereses individuales y les dan un sentido colectivo.
Estos lazos se consolidan en las relaciones sociales. Él proyecta que la
descomposición del tejido encamina a la sociedad hacia varios problemas graves
que pueden alcanzar dimensiones culturales, como deficiencias en la resolución
de conflictos, que derivan en el incremento de la criminalidad y la desconfianza
social; poca organización social para hacer frente a los problemas;
descomposición de una “ética-moral” que conduce hacia una desintegración de la
comunidad; identidades endebles, y principalmente, una debilidad política en la
sociedad civil que agrava aún más las violaciones a los derechos humanos, etc…
Ya desconfías hasta del vecino. Ya no puedes hacer convivencia ni con los
que están a tu lado. Ahora es entrar a tú casa y ya o sea… Igual tu
educación, tu cortesía de decirle (…) un saludo: “buenas tardes, buenas
noches” ¿no? (…) y si se ocupa pues cooperas en algo, ¿no? Pero lo
menos que te puedas involucrar porque ya no puedes… es difícil. No sabes
con quien… Y eso no era así. Claro que no, antes podías convivir, hasta
entre vecinos. Te invitaban a su casa. Era otra cosa. Ahora ya no, ahora ya
hay mucho temor por ese lado.
La desconfianza yo creo que ya no se va a quitar. Yo creo que ya es algo
que ya la gente ya está protegiéndose de todas formas. Yo no creo que
aunque hubiera mucha tranquilidad la gente volviera a actuar de manera
común y corriente. Ya ahora la gente está más a la defensiva. Está más
alerta a cualquier situación. Y realmente ya estás listo para protegerte…
hasta para esconderte… no sé. Ya nos enseñaron a cómo actuar cuando te
pasa eso. Y ya nos enseñaron a tener miedo... [Dice, con tristeza y
resignación] Lo que no sentías ahora lo sientes.
Igual, ya ahorita puedes ir, siempre y cuando sea, a lugares muy selectos, y
solamente tu familia o súper conocidos para poder realmente… (Convivir)
“Atomizarse” es la palabra que usa Dionisio. Debido a que la violencia es
formativa y modifica la percepción de las personas que la sufren (Nordstrom y
84
Robben, 1995), la dinámica de la ciudad de Tampico está en medio de un proceso
de cambio importante y drástico.
Esta atomización se da en parte por que las personas llevan a cabo prácticas de
protección o de aislamiento y reclusión, que terminan deteriorando los lazos
sociales en detrimento de prácticas culturales de contacto, difusión y préstamo
culturales, gracias a las cuáles una cultura se nutre y fortalece; presentándose
como un fenómeno grave en el seno de las sociedades y culturas que sufren esta
experiencia.
A todos nos ha cambiado la vida. La vida empezó a cambiar
significativamente: acostumbrábamos en las noches, ya muy noches ir a
visitar a nuestras familias por cuestiones del trabajo de mi marido…
pues yo a veces me iba sola o “x”,…ha cambiado mucho porque ya no
ando tan noche. Y por mi hijo, ya no lo puedo dejar que ande en la calle,
porque nos dicen que andan personas afuera investigando dónde hay
niños. Rumores que se hacen, que “se los roban” y todo eso. Sí ha
cambiado mucho nuestra vida porque no la sentimos segura.
Comparte Mercedes, otra ama de casa que vive en Tampico. El aislamiento
de las familias que no pueden procurarse debido a la amenaza del peligro
también es común, o, el joven hijo adolescente que se ve limitado en cuanto
a la convivencia social debido al temor de su madre muestra otra arista de
este problema. Las familias comienzan a separarse pues conviven con
menor regularidad y en ocasiones cuando lo hacen, la convivencia está
enmarcada en las dinámicas que impone el terror:
En Monterrey todos los días había balacera cuando nos fuimos de
vacaciones a visitar a mi hija. Encerrados en el cuarto más seguro “hasta
que se aplacaba”, y ya cada quién se iba a dormir.
Cuenta otra madre y esposa tampiqueña. En otra ocasión a su familia le tocó
otra balacera cerca de su casa, y, al igual que la historia del primer capítulo de
este trabajo, los tres miembros de la familia que residían ahí se mantuvieron en
el piso del baño durante horas.
85
Y eso no es todo, el proceso de fragmentación de las comunidades también gira
en torno a divisiones de clase, etnia, religión, procedencia, etc… Estos son
factores culturales que antecedían ya al proceso de normalización de la violencia
y que han servido como base para los prejuicios y desconfianzas que se han
desencadenado en los últimos años.
Tendencias nocivas para la sociedad tales como el individualismo, la envidia, el
egoísmo y el manejo del rumor mal intencionado para obstaculizar al otro se
exacerban cuando el tejido se encuentra vulnerado. (Romero, 2005:224)
Incluso los estigmas sociales que solo pueden contextualizarse en medio de la
guerra lastiman a las víctimas más directas: tener familiares asesinados o
levantados, en medio de la enorme campaña mediática y oficial criminalizadora,
es motivo de prejuicios que guían a la desconfianza y la sospecha, así, pueden
escucharse comentarios como: “quién sabe en qué andaría el muchacho ese, por
algo lo mataron”, “seguro era un “malosillo” o andaba en el “jale””, aunque no se
trate de una regla.
Migración violenta y desapariciones
Pero en ocasiones el proceso de rutinización no es exitoso, por así decirlo, y la
gente termina por cansarse y buscar otros espacios más tranquilos para vivir.
Este tipo de migración también puede ocurrir bajo amenaza directa o indirecta o
por despojo.
Así, otro factor importante que incide de manera muy notoria en la
descomposición del tejido social es el desplazamiento forzado o la “migración
violenta”.
Una mujer de 48 años, que se dedica al comercio informal de comida oriunda de
la zona, afirma que conoce casos en los que “a la gente que tiene tierra y
siembra… van y les piden sus tierras, y si no se las quieren dar los matan…”
Entre esos casos se encuentra el de unos familiares de su esposo que tuvieron
86
que salir de su predio porque fue invadido por “la maña”. Esta parece ser una
práctica recurrente, sobre todo, del otro lado del río en Veracruz.30
Dionisio cuenta que un amigo suyo era dueño de un table y tuvo una horrible
experiencia cuando le cerraron el bar y lo secuestraron para quitárselo. “Yo me
enteré sin hablar con él, por un rumor. Luego lo veo y me detalla”: Lo levantaron
como a las 11 de la mañana, y lo subieron a un coche vendado de los ojos, lo
trajeron dando vueltas hasta las 8, siempre amenazándolo con respecto a su
familia. “Cuando lo sueltan había patrullas cerca, viendo y protegiendo a sus
captores”, afirma. Hay varios casos similares en lo que al despojo de negocios por
el CO se refiere, que en ocasiones concluyen con las “víctimas” huyendo hacia
otras regiones. Aunque la amenaza directa no es indispensable como factor para
decidir este cambio.
Ámbar dice que varias compañeras suyas –que trabajaban con ella en Telcel- se
han ido de Tampico por temor y que varias personas migran hacia Veracruz. Y
hay una gran gama de causas para este desplazamiento, todas, eso sí, por causa
de la violencia.
De aquí hubo gente que se fue, y no ha regresado ni regresará. Se fueron
los de Artelli, fíjate, el de Artelli fue presidente municipal de Tampico. Él se
fue porque a su mujer creo que 2 veces la secuestraron. Y otro que fue
presidente municipal antes del de Artelli, que es un agente aduanal
importante, de una agencia muy muy importante, también se fue de aquí, sí
para EU.
Hubo uno aquí que vivía en la esquina que también lo secuestraron que se
fue a vivir… creo que se fue a vivir rumbo a Veracruz, rumbo a Xalapa, por
allá se fue a vivir. Ese vivía ahí en la esquina, y sí, se lo llevaron; ese no
tenía tanta riqueza, nada más su casa.
Se fueron quienes pudieron irse. Los demás aquí se quedaron y aquí nos
quedamos. Hubo gente que llegó, de a pie, a irse porque fue extorsionada.
Varios abogados tuvieron que irse. (...) Uno se fue y ya regresó, se fue a
30
He escuchado de casos similares en lugares tan diversos como el Estado de México o pueblos en Jalisco.
87
Tuxpan, aquí cerquita, a Poza Rica, ya tiene como un año que regresó –
menos de un año-. Hubo otro abogado que dijo, “pues irme aquí (en el
mismo país) pues no tiene sentido”. Él pensaba siempre “me voy a Europa,
y ¿a qué lugar?, no puedo irme a Francia ni a Inglaterra, ni nada. Me voy a
un lugar dónde yo pueda hacer algo. Que esté jodido el país, que no esté
muy bueno… me voy a Portugal, porque allá a lo mejor puedo dar clases“, y
como es intelectualón: tiene su maestría, estaba haciendo su doctorado…
es muy buen abogado, y es alguien… pues que pensó que podía dar clases
en una universidad de allá o algo e irse ya con sus hijos, porque aquí veía
que la situación se ponía muy complicada; le habían quitado algunos
asuntos:
-“No te metas en ese asunto, déjalo, piérdelo.”
-“No pero…”
-“¡Déjalo!”
-“Oye pero…”
-“No… déjalo.”
-“Entonces díganme, qué voy a llevar y qué no. Entonces no puedo llevar un
asunto porque tengo que perderlo…”
-“Sí, cámbialo, déjalo, abandónalo.”
Entonces ya no iba ser la cuestión de llevar un juicio, sino que pues es a
perderlo para que alguien tenga que ganar, dependiendo… Sí hubo varios
abogados que tuvieron que irse o que fueron amenazados.
Caminar por las calles de Tampico y no encontrarse con terrenos vacíos, locales
cerrados o casas abandonadas es simplemente imposible. Son un recuerdo
constante de que falta alguien ahí.
Lo que se impone son procesos de desterritorialización, de ruptura de los
referentes temporales y de disociación de la subjetividad.
88
… es preciso señalar que la aprehensión del espacio es inseparable de las
experiencias sociales que resultan de la memoria, de los vínculos sociales,
del trabajo y de los itinerarios de vida.
…allí donde una cierta territorialización se mantiene, ella se vuelve porosa.
Los habitantes han aprendido (...) que un vecino puede transformarse un día
en informador… (Pécaut, 1999: 8, 14 y 19)
Nos dice Pécaut sobre el caso colombiano para referirse al proceso de
desterritorialización al que se someten las personas que son desplazadas. Esta
desterritorialización tiene consecuencias muy profundas. La mayoría de las
personas desplazadas –no así quienes pueden mudarse al sur de EU- viven 'en
un alto grado de vulnerabilidad' (BBC Mundo, 19 de octubre, 2012), porque
pierden sus trabajos y se quedan con escasos o nulos ingresos, y viviendo
siempre bajo el temor de que la amenaza que les desplazó, les alcance;
asimismo, su identidad se ve mermada debido a este proceso.
Las formas de asociarse de los individuos y los grupos sociales tienen en la
identidad el motor por excelencia. Es ella la que está en la base de los
"sentidos de pertenencia", de las formas de cohesión social, de los "valores
compartidos", alrededor de los cuales se estructuran e integran los grupos
sociales. (Blair, 1995)
Además, cuando las familias desplazadas logran reubicarse, se trastoca
demográficamente el nuevo sitio, por lo que los problemas económicos, sociales y
culturales no son fáciles de resolver, sino que incluso pueden agravarse.
Pero de todos los fenómenos disruptores del tejido social, en Tamaulipas
tristemente, el más común, es el de la desaparición.31 “Levantadxs” les dicen,
pero Turati (Op. Cit.) atina en afirmar que se trata solo de un eufemismo para
decir “desaparecidxs”.
31 Tamaulipas tiene el número más alto de personas desaparecidas en México según la PGR (Revista Proceso, 16 de
febrero, 2013)
89
“¿y tu tía? ¿Qué ha pasado?” Pregunto a Yadira mientras caminamos por la Laguna del
Carpintero.
-“No pues no se sabe nada de ella todavía. Fuimos a Padilla y ahí estuvimos llorando con
la familia. Tienen una manta –como la foto que está en internet- así grandota y han
pegado carteles.” Responde mientras estira su brazo hacia arriba para mostrarme el
tamaño de la manta.
Un joven comparte:
Con una familia desapareció un hijo de ella. Yo no lo conocía ni nada pero
me contaron que desapareció de la nada. Ahí decían que llegó todo
borracho a su casa, pero luego creo que ya lo andaban persiguiendo un
carro y el carro lo topó y ya. Yo sabía que él trabajaba normalmente, no era
una persona así… pero no les hicieron caso. Es que está muy difícil. Si
denuncias –te la juegas- algo puede decir alguien y te pueden venir a matar.
La ausencia total de explicaciones puede ser lo más penoso. Green retoma a
Robert Hertz para recordar que el funeral es un ritual que fortalece lazos sociales,
y que el entierro es fundamental para permitir a la familia de la “víctima” el duelo,
sin embargo, sin un cuerpo que enterrar y ante la enorme incertidumbre que
genera una desaparición, las familias no pueden descansar. Su herida no sana.
Pero al mismo tiempo, sin un cuerpo, la esperanza no muere pues siempre existe
la posibilidad de que el ser querido vuelva. Y de cierta forma, nos dice, este hecho
contiene los recuerdos de una historia violenta a través del imaginario. (Op.
Cit.:117)
En Tamaulipas, la esperanza se refuerza porque se sabe que no todas las
“levantadas” y “levantados” son asesinados. Una amiga que estudió en la
Universidad Autónoma de Tamaulipas me contó que un día cuando estaba en el
área de cómputo de su escuela “entraron” a la explanada de la misma. “No sé
decirte “quienes”…no estás para enterarte en ese momento.” Un grupo de
hombres armados se llevaron, cuenta, entre 13 y 14 jóvenes “…Sólo se supo que
se pararon camionetas. A las dos tres horas llegaron camionetas de los militares a
90
investigar pero ya no había casi gente ahí. Todos por el miedo quisieron irse…
Pero no supimos qué les hicieron.”
En algunos casos documentados se ha encontrado que los jóvenes son
levantados en un acto de leva, es decir, se los llevan para obligarles a entrenarse
como sicarios. En otros casos también se ha sabido que son forzados a trabajar
en campos de cultivo de droga o incluso en industrias “legales”, como fue el caso
de Bioparques de Occidente32. Cuando se trata de mujeres o niños también se les
inserta en las redes de la trata de personas, que se ha constituido como un
negocio incluso más rentable que el del narcotráfico. Una persona también puede
ser motivo de desaparición debido al arraigo33, o en ocasiones, debido a un
secuestro que en algún punto salió mal. Una gran cantidad de migrantes,
principalmente centroamericanos, comparten esta suerte.34
Un joven de apenas 20 años llamado Fernando, “El Ferrari”, vivió un tiempo
dentro de las redes delictivas. Me narró una historia espeluznante al respecto del
secuestro de migrantes:
… también hubo un tiempo que… -a ver [se dice como acordando esforzarse
por contar bien la historia]- nos llevaron por dónde se para la bestia, por
dónde pasa. ¡Ahí vimos un chingo de gente migrante! [Enfatiza]
A veces iban y agarraban de ahí. Les ofrecían dinero y ya con el dinero, por la
necesidad de ellos… Nomás iban y les ofrecían dinero. O si los agarraban, -
bueno yo namás me enteré porque yo nunca fui (a esas “misiones”)- que iban
32
“275 jornaleros –hombres, mujeres, niños– fueron liberados de la esclavitud a la que los sometía
Bioparques de Occidente, empresa que desde 2010 recibió 10 millones de pesos en subsidios estatales y
federales y hasta certificación de "empresa socialmente responsable"” (La Jornada, Proceso, junio 2013).
33 …arraigo, es decir, la detención sin presentación de cargos formales (que) opera bajo la custodia y
vigilancia de la autoridad investigadora y persecutoria, la Procuraduría General de la República. El arraigo
suprime parte de las garantías del detenido por la sola modalidad de la detención, que implica el aislamiento
del acusado con respecto a familiares, defensores y conocidos –cuyo acceso es sumamente restringido-, y la
postergación de su presentación ante el juez por un periodo de cuarenta días, con posible prórroga a
ochenta. (Calveiro, 2012: 201) 34
10 mil tan sólo entre abril y septiembre del 2010, según la CNDH. (Calveiro, 2012: 231)
91
y se llevaban un autobús. Ora sí que tenías que decir que sí a la fuerza. O si
no te mataban.
Ora sí que por ejemplo, agarraban uno y le preguntaban: “¿le pasas al
autobús o te quedas?” Sí, y me contaron que ahí dejaron como 10 muertos,
ahí, que los que no quisieron subirse… [dice con un tono totalmente
resignado].
De este modo, los efectos de la violencia extrema en medio de esta guerra
deshumanizadora tienen alcances internacionales. En Tamaulipas
podemos observar algunas de las consecuencias locales, sin embargo,
personas en todo el país e incluso de otras naciones centroamericanas,
estamos pagando con nuestro derecho de vivir en paz, los costos de este
negocio que es la guerra.
En esta guerra los derechos han sido suspendidos, en ocasiones por mano
propia, generando un virtual Estado de excepción, originado por un Estado
terrorista corporativo.
III. La militarización y la construcción del enemigo que criminaliza la
pobreza.
“La consciencia del mundo no es individual aun cuando ilusoriamente se viva así, sino que es
socialmente construida en tanto esta mediada por el mundo de los signos y esta mediación,
inconsciente, corresponde a la esfera ideológica. La lucha por el poder es la lucha por establecer
la significación; en las coyunturas esto es lo que está en juego y el discurso no es una mera
herramienta, es en todo caso el medio pero también el fin.” (Arreola, 2010: 15)
Otro aspecto de la cotidianidad que ha cambiado en Tampico es la presencia
militar. Los elementos castrenses se hacen presentes prácticamente diario:
cruzan la ciudad en convoyes, cierran calles, compran alimentos, resuelven
conflictos vecinales o incluso familiares, patrullan, etc…
En la esquina de la calle donde me quedé en las temporadas de campo, un día
llegaron los militares. Se trataba de una camioneta tipo Hummer blindada y de
92
una pickup verde olivo camuflaje. Se metieron a una casa en la que
permanecieron durante 30 minutos aproximadamente. Mientras tanto elementos
armados permanecieron bloqueando la cuadra a ambos extremos mientras otro
desviaba el tránsito. Después, todos abordaron sus unidades y partieron sin
mayores percances.
Sin embargo el suceso fue noticia en la calle. Varios vecinos permanecían
observándolos desde sus ventanas o puertas. Uno me llamó y me dijo “!Mira! ¿Ya
viste los militares?” Otro vecino de edad avanzada, me dijo: “¿Mire ya vio? Ahí
están los soldados… dice el muchacho que llegó que se metieron a esa casa. Ahí
donde están los árboles”. Tras preguntarle a otro vecino que se asomó, si no le
daba miedo que empezaran a “tirar” respondió, “¡no, que me den un arma y yo los
ayudo!”, (bromea haciéndose el valiente) “cuando te toca te toca” dijo, ya en serio.
“¡Esto es tooooodos los días!”, señaló al final Yadira. Sin embargo, su presencia
en la ciudad no fue ni es fortuita, como hemos venido argumentando, y además
de sus acciones, las narrativas alrededor de ella pueden llegar a ser
desconcertantes.
En una entrevista primeriza a un ama de casa y abogada me encontré con un
hecho que me confundió mucho y fue de esa confusión que surgió este capítulo.
Ella afirmaba primero, que conocía un caso en el que unos soldados habían
asesinado a varios jóvenes mientras pasaban un retén militar nocturno, por no
atender al “alto” que les hicieron a tan solo unos metros; después me contó que
desde que los militares habían salido a las calles (para permanecer en ellas
desde entonces) se sentía más segura porque ellos “de verdad sí cuidan”,
haciendo referencia indirecta a que las instituciones policiales civiles no lo hacían.
Los 2 actos contradictorios que esta mujer compartía, me provocaron la
necesidad de, al menos, lanzar algunas interrogantes: ¿por qué o cómo caben en
una misma persona ambas apreciaciones sobre el mismo actor, siendo estas tan
contradictorias? Y ¿sin excluirse mutuamente? ¿Qué relación tiene ello con el
imaginario construido alrededor de la militarización, la violación a los derechos
humanos y a la violencia de Estado? ¿Cómo se expresan estas imágenes en las
93
narrativas alrededor de la militarización? ¿Cómo se relaciona esto con los
discursos oficiales que explican el fenómeno? Y más importante aún, ¿cómo es
que la gente está siendo influida por estos procesos? Y ¿Qué papel juega en los
procesos de dominación de corte neoliberal?
La abogada y madre de familia podía considerar los hechos como algo aislado,
sin enfrentarles o sin si quiera relacionarles, pero, ¿por qué? ¿Qué clase de
artilugio se escondía detrás de tal contradicción como para permitir que una
persona –o muchas, como veremos- puedan considerar posible que hombres
armados y encapuchados, al servicio del Estado, sean una fuente de protección
mientras que, a la vez, son capaces de asesinar a sangre fría a jóvenes
inocentes?
Uno de los factores a considerar en esta compleja ecuación de la que solo
presento un acercamiento, es que existe una diversidad de actores sociales en
este fenómeno, tales como las Fuerzas Armadas35, la sociedad civil y otros
actores externos con gran incidencia en el país, como lo son las corporaciones
mercenarias o el gobierno de EU, como vimos en el primer capítulo.
“El crimen organizado” (CO) ocupa un papel estelar y se presenta, oficialmente,
en un rol contrario o enemigo de las FA y de la sociedad civil. Por lo que me
ocuparé de contrastar el manejo de los símbolos relacionados con estos actores,
expuestos en estas narrativas. Y mientras que es innegable la calidad criminal de
los Cárteles, este análisis se centra más bien en la imagen construida alrededor
los actores sociales involucrados por parte de la oficialidad, y en los imaginarios
populares que contrastan con estos discursos impositivos. Las imágenes son muy
importantes porque como indica Blair (1995), poseen contenidos simbólicos que
se vuelven referentes de sentido.
Al inicio del capítulo anterior pudimos observar el nivel de influencia que pueden
alcanzar los medios comerciales en un contexto tan desconcertante como el que
35
FA para referirme a todas las milicias del estado mexicano. llámense SEDENA (de la que dependen la Fuerza Aérea y el Ejército) o SEMAR (la Marina Armada).
94
brinda una guerra, a lo que solo agregaremos que “proporcionan medios
simplificados para organizar significados” presentando la información compleja en
forma de “posiciones a favor o en contra”. Contribuyendo a la formación de una
“opinión pública”… (Ayse Öncü, citado en Dickey: s/f: 10)
Ahora bien, a esta incidencia per se debe sumarse el discurso oficial “efectista”
que Melanie Salgado analizó en su tesis de licenciatura:
…apelan mucho más a las emociones que a los argumentos privilegia
estrategias para inclinar hacia una posición a los oyentes sin que realmente
haya recurrido a la exposición de argumentos sólidos para convencer de tal
posición. (Salgado, 2012: 98)
Según lo que Melanie nos dice, por medio de la reproducción del discurso
oficial36 –que señala quién es amigo y quién enemigo- que apela particularmente
al sentimiento del miedo (“Para que la droga no llegue a tus hijos”, por ejemplo) se
logró enviar un mensaje estructurado, caracterizado por una cantidad insuficiente
de información, y que, intencionadamente, privilegió algunos elementos que
resultaron convenientes para sus intereses, opacando o silenciado muchos otros
inconvenientes.(Salgado, 2012:84) Del mismo modo, la forma en la que se comunican,
también ha influido en la forma en que se reciben e interpretan:
…los discursos de seguridad no pretenden comunicar, sino imponer por
medio del monólogo. La relación jerárquica ayuda (…) a que muchas de las
afirmaciones del discurso de seguridad de Felipe Calderón no sólo se
perciban como verdades incuestionables, sino como órdenes que un superior
da a sus subordinados, por lo que el autoritarismo es innegable. Además los
intereses de clase han sido disfrazados en el discurso de intereses generales
lo que implica que a los emisores les son impuestos por medio del eufemismo
y la mentira.
Los símbolos que han acompañado las manifestaciones discursivas que
Calderón ha elaborado con respecto al tema de la seguridad nutren tres
36
Es decir, el discurso del Estado.
95
direcciones estratégicas: símbolos que alimentan y exacerban el patriotismo
mexicano; aquellos que refuerzan y se centran en el ejército como símbolo
de poder y fuerza37, y, por último, aquellos que configuran la imagen del
enemigo o crimen organizado… (Salgado, 212:88)
Además de la manipulación mediática y oficial, en Tampico estos y otros factores
han derivado en un apoyo palpable hacia las FA que se basa principalmente en la
argumentación de que gracias a la intervención castrense los niveles de violencia
disminuyeron considerablemente –que, como se ha mostrado, no coincide con la
estadística ni el análisis (Desinformémonos, 20 de agosto, 2012)-. La gratitud a
sus “servicios” es común a pesar de que está claro que las fuerzas castrenses
han incurrido en gravísimas y recurrentes violaciones a los derechos humanos.
Sin embargo, existen diversas narrativas alrededor de este fenómeno que pueden
ayudarnos a profundizar en estos hechos.
Blanco
La Laguna del Carpintero se encuentra cerca del centro de Tampico. La leyenda
cuenta –al menos una de las variantes- que un carpintero se suicidó arrojándose
al agua tras ser rechazado por la mujer que amaba, otras variantes incluyen
carpinteros y cocodrilos en la historia, y aunque sería muy difícil averiguar de
dónde surgió su nombre, no puede negarse que es muy hermosa y muy diversa
en flora e incluso en fauna pues es posible encontrar varios tipos de garzas,
iguanas e incluso los mismos cocodrilos que de vez en cuando brindan un
espectáculo bien recibido por quienes la recorren andando por uno de sus
costados. Gente de cualquier clase social y profesión se pasea por ella sobre todo
cuando el sol se mete; la Laguna también tiene un área que es popular entre
parejas de todas las edades que se sientan en bancas para compartir el tiempo,
entre otras cosas, admirando la belleza del lugar. La laguna es también un punto
de comercio ya que es posible dar un paseo en lancha o en un clásico camioncito
37
Contra símbolos del poder civil, agrega Salgado (Ídem) como el uso de uniformes militares al presidir actos públicos.
96
turístico o comprar en sus alrededores desde pan y suvenires con motivos de
cocodrilos, hasta “raspas”, “troles” y, por supuesto, “Bon Ice”.
Don Teo, un vendedor de alguno de estos productos fríos viene de la Huasteca
Potosina. Sus dedos están retorcidos debido a que lleva años sometiéndolos a
intensos cambios de temperatura entre el hielo helado y el calor extremo de la
región tamaulipeca. Su origen es campesino, pero como la gran mayoría, se ha
visto obligado a migrar hacia una urbe donde existan mejores oportunidades, y
aunque lleva ya 9 años trabajando en el mismo giro no pierde la esperanza de
encontrar aquella oportunidad que mejore su vida y la de su familia, que, pobre,
permanece allá lejos, en la sierra.
Don Teo participó en la tesis brindando información reveladora sobre la
aceptación de la militarización. Él comienza su relato ubicando a la policía local
como perpetradora de asaltos y delitos graves, revestidos por la impunidad de su
cargo. ¿Crimen? “Claro, los criminales son los policías; los de aquí, y los
Federales también…”. El Don recibió con gusto la ola de militares que chocó
contra la ciudad porque desde donde él lo ve, los militares llegaron a parar los
abusos de las policías. “Detuvieron a varios”.
Es posible escuchar, después de un tiempo en la ciudad, que los policías solían
cobrar “la plaza” antes del estallido de la violencia. Muchas versiones sostienen
que aún es así.
Ya sea que menos más menos es igual a más o que simplemente el impuesto
haya cambiado de tributarios, sobresale el hecho de que los militares sean
aceptados entre la sociedad, en parte, por la noción de que “luchan” también
contra la corrupción de las instituciones “normales” de seguridad que se
encuentran tan absolutamente corrompidas.
Carla, ama de casa de 25 años, indica de manera representativa y no sin cierta
fascinación mórbida:
97
La preventiva” era una bola de rateros y violadores. Los soldados llegaron y
les pusieron un alto. Les daban toques en los genitales a los preventivos…
Pero ellos (los soldados) a uno nomás le meten una putiza, de ahí no pasa.
Pareciera que los años de impotencia ante la Federal “valieron el sacrificio” con tal
de detener los abusos de las realmente detestadas y muy descalificadas PF y
policías municipales, que se han sabido inmersas en múltiples casos de robo,
violación, extorsión, etc…
Otra razón importante para esta especie de “consenso” es el nivel de
reclutamiento en la zona. Debido a la falta de oportunidades muchos jóvenes
aspiran a ingresar en las FA. Por lo que, por todas partes, hijos, hermanas,
parejas, amigos, son miembros de estas instituciones. Aunque no suelen ser
asignados a los lugares a los que pertenecen y se les cambia de zona
periódicamente para evitar que empiecen a conocer y acercarse a la gente local.
Mi novio es policía anti-secuestros y muchos de mis amigos son marinos y de
la SEDENA, aquí quieren mucho a los marinos, uno de mis amigos me visita
mucho, aquí anda a diario casi, luego puedes platicar con él si quieres.
Comenta Yadira, cuyo novio trabaja en la Baja California. “(A) los militares los ves
pasar por aquí diario, entonces ¡estamos bien checadas!, A mí me llaman mis
amigos (militares) y me avisan que no salga o que no vaya a tal o cual parte”.
Completa una amiga suya que responde por Leslie.
Por otro lado, el abogado laboralista comentó:
Aquí el ejército el año pasado hubo bastante. Incluso muchos llegamos a
verlos bien, porque había un problema familiar y hasta el ejército se metía.
O sea en el sentido que: ”traigan a los soldados” ya llegaba el soldado y a
favor de la señora pa´ que sacara sus cosas, y ya llegaban a apaciguar.
Hubo casos así que a una señora la corrieron –la suegra- y sacó a los
chamacos, y el hijo aceptando que se fuera la mujer… y la mujer fue y trajo a
los soldados: “bueno pues sí me voy, pero me llevo mis muebles”, y “bueno
pues sí llévatelos, llévatelos…” [Haciendo una imitación en tono resignado y
temeroso a los soldados]
98
Entonces se dieron casos muy sonados, que nos tocó ver, que nos tocó vivir,
en dónde el ejército –se estaban peleando en una fiesta por áhi [sic] y cosas
así- y pus llegaba.
En Tampico es normal que algunas casas tengan una terraza techada. En una
ocasión algunos amigos y yo nos quedamos dormidos en una de ellas después de
ver una película. Durante la madrugada algunas voces me despertaron: una
familia compuesta por una señora en bóxer y camiseta, 2 niños en calzones y un
hombre también en interiores y descalzo alegaban con otros dos jóvenes no
mayores de 14 o 13 años también vestidos “cómodamente”. Gritaban y discutían
señalando con el brazo hacia una casa vecina; finalmente, el hombre mayor gritó
a uno de los jóvenes: “¡a ver si sí… ve y pártele su madre! ¿O te da miedo? Si no,
mejor hay que llamar a los soldados”.
Este tipo de “propuestas” son comunes. El último día que estuve en Tampico la
Policía Estatal –con poca presencia en la ZMT- estaba en la terminal de
autobuses resolviendo algún problema del que no logré enterarme; sin embargo
en el conflicto estaban involucrados la “seguridad” del ADO así como cuatro
personas más: 3 señoras mayores y un hombre de unos 40 años. Después de
discutir varios minutos los estatales se retiraron y 15 o 20 minutos después
llegaron los soldados -entre 6 y 8 de ellos- que, armados hasta los dientes, se
acercaron a la familia rodeando al hombre. Después, su superior se aproximó a
los representantes de seguridad de la línea foránea y tras 10 minutos de
explicaciones se retiraron. Así, es muy evidente que sus funciones ya están
completamente integradas a la seguridad pública.
Pero en el fondo ésta confianza, en ocasiones, es tan solo una apariencia. Mucha
gente también desconfía de las FA aunque reconocerlo implique un acto de valor
o de confidencia. Así, también llegué a escuchar aseveraciones como: “Antes casi
no se veía (la violencia) pero llegó el ejército (antes su presencia no era notoria) y
¡pum!“ O, “Yo pienso que antes (de que llegara el ejército) era más seguro, de
cierta forma cuando llegaron los militares, hubo psicosis, pánico… aquí en
Tampico”; estas afirmaciones vendrían después de algún halago o reafirmación
99
de seguridad ante la presencia de las mismas FA. Así, la gente, en apariencia, no
le teme al ejército, aunque sus excesos no son desconocidos por la población.
(Sé de)…amigos de conocidos muy cercanos que han sido secuestrados y han
sido golpeados. Incluso escuché, en una de esas, que unos soldados
levantaron a uno y, le echaron la culpa de no sé qué, lo golpearon y lo dejaron
tirado. Pero la fuente es confiable. Porque es una compañera de trabajo, y a su
primo… o sea, su primo se lo contó. ¿No? Así: “me agarraron ayer y que no sé
qué”. Y que él les decía que él no tenía nada que ver, pero igual lo golpearon y
lo lanzaron quién sabe dónde…
Me cuenta un joven recién titulado que previamente, me había hablado sobre lo
respetable que era el trabajo de las FA en términos de seguridad. Sin embargo
existen muchos casos documentados de desapariciones en los que se
encuentran implicadas las FA y los tres niveles de policía. En el norte del país,
incluida Tamaulipas, Human Rights Watch ha documentado varios casos en los
que la Marina ha sido la principal responsable. Lo mismo puede decirse sobre
múltiples casos de homicidio. (Animal Político, 21 de febrero y 10 de julio, 2013)
Como me indica el activista que compartió su perspectiva: “La Armada detiene y
no aparecen. Acuérdate que dicen: “Ah, eres halcón… ¿vuelas?” y así los
avientan… [mientras arroja a un hombre invisible con sus brazos desde el
helicóptero imaginario] Es conocido a nivel nacional que la Armada no tiene
presos.” Después en entrevista con Pepe:
Ellos no andaban (los soldados antes de la guerra) por las calles. Ahorita es
muy común verlos. Ellos, pues a lo que yo veo andan vigilando, dan rondas.
La verdad a mí sí me da un poco más de seguridad verlos. Porque la verdad
es probable que nos toque en cualquier momento un fuego cruzado –Dios no
lo quiera-, sí te puede pasar. Pero el hecho de que estén ellos como que
dices: “bueno a lo mejor ellos se enfrentan por ti”, y pues al menos son dos
personas que traen armas o lo que quieras, pero entre ellos. Si te toca pues
te tocó. Pero si no te toca y te alcanzas a cubrir, pues al menos sabes que
hay una contraparte que te va a proteger. De eso a nada pues yo lo veo
positivo. A mí me da gusto que estén vigilantes. Además no son solamente lo
100
que son los terrestres, los soldados, sino que también están los de la Marina.
No sé, yo he escuchado buenos comentarios acerca de ellos y pues a mí me
dan también mucha seguridad.
(He escuchado) que son más honestos, que sí están buscando apoyar a la
sociedad, que sí están buscando el bien de la sociedad. Que no realmente
son gente tan corrupta como otros. Como la Policías Federales o los que
andan ahí rondando en las calles para pedir una tajada… simplemente. En
cambio ellos como que están más comprometidos con la seguridad. Los
marinos principalmente. Pues hablando aquí de que estamos en un puerto
pues de alguna manera sí nos ayuda. Ellos están en la playa, a ellos de
repente los ves que andan vigilando. Y realmente yo te puedo decir: la gente
los saluda y no son huraños, no son agresivos; no tienen un aspecto
negativo. Sino que la gente los puede saludar; hasta yo he visto a los niños.
Y ellos responden amablemente sin perder su postura ni su lugar.
Los soldados son un poquito más reservados. Los terrestres. Ellos son como
que… a mi ellos si me dan un poquito más de temor porque traen cubiertas
las caras. Pues por seguridad ¿verdad? Pero yo la verdad aun así los admiro
porque sí se exponen bastante. Los admiro. Y sí ha disminuido de repente en
alguna temporadita (la violencia) pero luego otra vez se arrecia. Y pues sí
todavía está uno con temor. Yo espero que realmente esto tarde o temprano
disminuya o por lo menos esté menos alterado a como a veces está. Porque
yo ya tuve la experiencia de una balacera fuerte y es algo horrible. La
gente… es un espanto muy feo, la gente se tira, se avalancha al piso…
desmayados… Es algo muy feo. No puedes vivir así.
Y finalmente me dice en tono de confidencia:
Mira, hace días, mi mamá y un tío venían de Victoria; y había gente
asaltando en un puente, y había “federales” [se refiere a los soldados], a 60 u
80 metros de ellos; simplemente vigilando que sea un asalto. Que no haya
más violencia. A gente que viene en transportes como Transpaís o cosas así,
¿verdad? Y entonces eso, desafortunadamente, pues está mal. En todos los
sentidos. Que tú veas un “federal” y digas, “¡ey!, ¡me están asaltando!” Y que
ellos no se metan. También por temor. Y sí ha pasado, sí ha pasado. Mi
101
mamá nos lo platica y ni modo que le diga a mi mamá: “¡Ay me estás
cuenteando!” Sí le creo a mi mamá… [Ríe con honestidad] sí pasa.
En un inicio Pepe se muestra muy confiado ante los soldados e incluso les califica
de “honestos” pero posteriormente integra a la imagen que tiene del soldado, el
factor del miedo, para finalizar como a modo de revelación, su experiencia
negativa con los soldados.
Este tipo de narrativas se repitieron en más de una ocasión durante las
conversaciones y entrevistas que abordaron el tema. Green indica que una de las
formas en las que el terror se hace difuso es a través de mensajes sutiles y que
de hecho el mensaje es más o menos el mismo cada vez (Op. Cit). En estos
casos el mensaje parece estar íntimamente relacionado con las máscaras, el
uniforme y las armas porque detrás de esta indumentaria se lee: “no sabes quién
soy, no puedes tocarme y yo puedo hacerte lo que quiera”. Este mensaje o sus
correlatos conducen a una enorme impotencia que puede manifestarse, según mi
perspectiva, en una narrativa que defiende al sujeto de la agresión del Estado por
medio de la aparente legitimación de su discurso.
Además los excesos rara vez son aceptados abiertamente como prácticas
sistemáticas y recurrentes, más bien se consideran como acontecimientos
aislados o individuales, lo que, enfrentado al “bien mayor” que las FA cumplen
ante “la nación” luchando contra del “enemigo” que de veras si amenaza a la
población, son abusos que pueden perdonarse, ignorarse o hasta denostarse.
Los soldados se relacionan con la seguridad, aunque también imponen temor e
impotencia. Su imagen intimidadora, más que su presencia, se ha vuelto
necesaria para resolver conflictos cotidianos y aunque se trata de “héroes”
admirados que luchan por el bienestar de la “ciudadanía” al mismo tiempo se
reconoce que cometen injusticias en contra de la población; pero para que la
presencia de las FA alcanzara este nivel de profundidad en la vida de las
personas ha sido indispensable el fortalecimiento de una imagen antagónica que
justificase, desde el principio, su constante irrupción en la cotidianidad.
102
Negro
Un hecho notorio en la zona que ya se ha abordado brevemente es la
identificación de dos bandos únicos que se percibe en las narrativas cotidianas
alrededor de la guerra y que coincide claramente con la polarización impuesta
desde el discurso oficial. Aunque existen muchos “asegunes”, los dos bandos
“únicos” en la contienda son distinguidos como los “buenos” y los “malos”.
Green retoma a Ignacio Martín Baró que fue uno de los seis sacerdotes jesuitas
asesinados en San Salvador en 1989, cuando caracteriza las percepciones
sociales “reducidas a esquemas simples y rígidos como “mentiras oficiales”, que
condenan al conocimiento social a términos dicotómicos: blanco y negro, bueno o
malo, amigo o enemigo, sin los matices y complejidades de la experiencia vivida.”
(Green, 1994:110) Como lo muestra Leslie: “Estamos del lado de los “buenos”
(ella y sus amigos marinos) “, desde la oficialidad se posiciona a las FA como “los
buenos” que combaten a “los malos”, es decir, el crimen organizado, en favor de
la sociedad (Salgado, 2012: 76).
Sin embargo, la imagen del crimen organizado que se reproduce a nivel oficial
muestra una realidad parcial, ya que estas percepciones son impuestas,
efectivamente, desde la oficialidad y conllevan un alto costo social que está
imbricado con las consecuencias y la reproducción de la violencia:
…(comienzan) a generarse prácticas de indiferencia social ante acciones de
limpieza social o de criminalización de la protesta social y la defensa de
derechos humanos. El fenómeno de configuración del enemigo
prepondera la imagen de gente del pueblo y no de aquellos empresarios
y ricos que dirigen y controlan el crimen organizado... la nominación de
los actores gira en torno a crear una división tajante en la población
misma que de hecho comienza a surtir efectos en las prácticas sociales,
… discurso cuyas implicaciones prácticas no solo atentan contra el tejido
social, sino que pueden comenzar a generar acciones fascistas en contra de
una serie de actores … etiquetados como criminales. (Salgado, 2012:117)
[las negritas son mías]
103
Un padre de familia me contó una conversación que tuvo con un soldado.
Mientras viajaban en el transporte público, preguntó “¿vamos ganando?” y él
soldado le contesto que sí, que “aquí (en Tampico) sí”, pero que en otros lados
iban perdiendo y que en Ciudad Victoria estaban empatados, como si se tratara
de una contienda donde existieran ganadores y perdedores. Este padre de familia
le instó a que se cuidara mucho, ya que “nos estaban cuidando y que se cuidaran
ellos también, porque o era ser soldados, o era ser malosos o era irse a EU”, y
ninguna de las 3 opciones era segura, había peligro en todas, reconociendo que
no había más que migrar, matar, o morir.
Días después en la Plaza de Armas del centro de Tampico, me encontré con un
montón de gente tomándose fotos frente a 2 tanquetas militares. Los niños se
subían y posaban como soldados, jugando a disparar. La exposición militar se
enmarcaba en la campaña nacional llamada “La Gran Fuerza Mexicana”
mencionada en el primer capítulo. Frente a la Plaza, en el edificio de gobierno, se
montó una exposición militar conformada por tres áreas: armamento, equipo y
planteles militares. La exposición fue muy concurrida y tuvo mucha cobertura
mediática. Como vimos al principio de esta sección, éste y otros mecanismos que
ayudan a formar opinión resultan en una especie de “consenso” social que
legitima la presencia militar en las calles así como la usurpación de funciones,
entre otras cosas.
En una ocasión Leslie miraba la televisión mientras yo usaba la computadora. De
pronto me llamó emocionada: “¡Mira Alia!, ¡¡Detuvieron al jefe de los Zetas!! Está
en la tele.” Mientras el noticiero de López Dóriga (Televisa) señala a la marina
como único responsable de la acción en la que –presumen- “no se disparó ni una
sola bala.” Entonces ella dice: “¿ya viste? ¡Tenía que ser la marina! ¡Uhhh! –
festejando-. Después pregunto, mientras en la televisión salen las fotografías del
supuesto jefe Zeta, si ella cree que efectivamente sea él y, para mi sorpresa,
responde molesta: “pues yo digo que sí es”.
104
La construcción discursiva de las acciones se enfoca en polarizar las
acciones prototípicas de los actores para empoderar a la clase que está
en el poder por medio del heroísmo y el sacrificio, para exacerbar el
odio y rechazo al enemigo explícito (que no se ataca) y al implícito (que
sí se ataca), pero sobre todo para invisibilizar y normalizar los ataques
en contra de la población civil, para justificarlos, para darles una
explicación aparentemente lógica, pero sobre todo para esconder que
estos ataques han sido orquestados o permitidos por el Estado
mexicano. (Salgado, 2012: 125)
Así, mientras unos son héroes, otros son villanos. La imagen del enemigo
establece una base común de valores y de concepciones sociales, “…el sujeto
(…) puede proyectar sobre una causa específica, exterior a él, el miedo que
siente interiormente… “ (Spillman citado en Arreola, 2010: 26); esta imagen
genera primero, “desconfianza: toda iniciativa del enemigo es mala, aunque
parezca razonable”, segundo, “el enemigo es responsable del conflicto y de toda
situación negativa”, tercero, una anticipación negativa, “todo lo que él hace tiende
a destruirnos”, cuarto, una asimilación del mal, “él personifica lo contrario de eso
que nosotros somos y de eso a lo que aspiramos; por eso hay que destruirlo”,
también, un razonamiento que se basa en el principio de suma cero, “lo que
beneficia al enemigo, tiende a destruirnos y viceversa”, así mismo un proceso de
desindividualización, “todo miembro de un grupo dado, es automáticamente
nuestro enemigo”, finalmente la imagen del enemigo genera un rechazo de toda
empatía: “nosotros no tenemos nada en común con el enemigo, y es peligroso e
irracional alimentar sentimientos humanos hacia él y aplicarle criterios éticos.”
(Eliade citado en Arreola, 2010: 26)
Sin embargo, a pesar de que en ocasiones la estrategia discursiva logra
exitosamente polarizar a la sociedad en los “dos bandos” en muchas ocasiones
estos mecanismos chocan con un escenario más complejo que problematiza la
situación. Y esto se debe a que la gente como decía Baró arriba, no aísla el
conocimiento de la experiencia todo el tiempo. Como muestra Josué, un
comerciante local y padre de familia:
105
No sabes, la verdad, por dónde te van a llegar “los malos”. Si por la parte
“buena”, que es la gente que se supone que te debe de proteger: la
seguridad, los policías, los militares, los tránsitos; o por la parte “mala” –que
uno le llamaría así, ¿vea?-. Entonces hay gente que prefiere quedarse en sus
casas. Ver televisión. Los niños: videojuegos. Ya no se distraen. Ya nada
más se envician.
Irma reafirma esta percepción:
…ya no te sabes decir quiénes son los buenos y quiénes son los malos.
Porque en realidad de repente tú dices que son “los buenos”, y pus no, te
llevas una sorpresa –porque si nos ha tocado ver- que pensamos que son
“los buenos” y resulta que no.
De que sí hay mucha violencia… de que quien quiere ganar aquí el lugar de
la plaza. Sí la hay. Pero ya ves que de repente la corrupción es tal de que, se
ponen de acuerdo, que “los malos” según se ganan a “los buenos” y que los
buenos están con “los malos”…
Así, también hay muchas personas que relacionan a las policías con “los
malosos”, e incluso en ocasiones dicen que son los mismos y “por eso aunque ahí
esté la patrulla no hace nada si ve un crimen.” También existe la idea de que los
convoyes o camionetas de soldados no transportan soldados sino “malosos”
disfrazados. “También es habitual que los delincuentes usen uniformes y equipos
de las corporaciones policiales o que los policías apoyen a los narcos en
diferentes acciones ilegales, todo lo cual entrelaza y confunde el mundo del narco
con el policial”, refuerza Anabel Hernández. (Hernández, 2010: 520, 521).
Gris
Los malos, yo creo que son el gobierno. Y sigo insistiendo que el gobierno es
el malo aquí. Porque si hubiera más empleo, creo que la gente no tendría la
necesidad de andar matando por dinero. Los “malos”… lastimados desde
niños (resentimiento social). Desesperados (gente que no sería mala si en
nuestro país no todo estuviera en manos de unos cuantos).
Concluye Pepe.
106
En una pequeña fiesta entre compañeros y compañeras de trabajo que laboran en
un supermercado, una chica cuenta un chiste en el que el clasismo y el interés
monetario hacen mella:
-¡papá, papá!, mi novio es un narco…
-¿¿¿un qué???” exclama el padre exaltado.
-un narco…, ten, te regala un Ferrari…
-¡ah ya!… yo entendí “un naco”.
Después de una breve carcajada colectiva, un joven que trabaja en el
departamento de carnes, padre de una niña de 4 años, ya con alcohol encima,
comienza a hablarme tras descubrir que provengo del DF, lo primero que hizo
cuando nos presentaron fue mostrarnos sus botas caras y mostrarnos una gran
cantidad de contactos en el WhatsUp de su costoso celular: “¡ey! No pues yo
conozco Mante, Soto la Marina, Matamoros… viajo mucho porque me voy a
cobrar en los bares por la música que ponen”, “¿Cómo?”, pregunto, “sí, es que
tienen que pagar derecho ellos, si tienen una rocola hay que cobrarles… y
quienes venden piratería... ora sí que como dicen… “o copelas o cuello””, y ríe
para callar repentinamente como dándose cuenta de algo, y baja la voz para
decir: “¡como “los malosos” no eh! Porque lo que yo hago es legal… todo es
legal… por eso se les lleva el artículo…”
Aunque cuando le pregunto de qué artículo se trata no sabe cuál es ni como se
llama ni a qué ley pertenece: “…viene en internet, se llama mmm… ¿Ac..? ¿M…?
tenía una tarjeta pero la perdí… Cobrando por tocar... a los artistas… a ellos sí…
yo les cobraba pero luego vi que estaba mal y me fui, me salí… es que trabajaba
para una comandante de la policía pero ya no. Ellos si eran “malosos”.” Dijo que
también cobra por los derechos de los músicos: “por decir… si tienen sus bocinas
y las ponen en la calle también se les cobra…”
Este joven me asusta un poco. Él vive con sus suegros del otro lado del río
Pánuco, en una colonia conocida por su miseria. Su familia es pobre y él es
107
pobre. Sus botas y su celular contradicen su probable condición. Una amiga me
dijo después que también trabajaba en el supermercado porque “esa gente
disimula”. Claramente, los alrededor de dos mil pesos mensuales que recibe por
sus 8 horas de trabajo, 6 días a la semana, no son suficientes para sostener a su
familia por lo que en sus horas y días libres bien podríamos creer que se ocupa
en un segundo trabajo “flexible”.
Los reclutan con espejitos, con sueldos desde mil pesos a la semana, armas,
vehículos, radios, la libertad de manejarse como quieran. Algunos nos dicen
que fue el único trabajo que encontraron porque en donde viven “no hay”.
Todos comparten historias similares. Aquí no hay distinción entre víctimas y
verdugos; la falsa separación que hace que el gobierno federal entre buenos
y malos. Todos forman parte de una misma comunidad de dolientes y
comparten la tristeza por sus muertos.
En México se está exterminando entre sí una generación de hombres de
entre 19 y 29 años. El muerto y el asesino tienen las mismas características
(hombre, pobre, joven) y el mismo sello de fábrica. Si los jóvenes que
asesinan a sus congéneres llenaran una encuesta o atendieran una
entrevista, como la que el centro de atención comunitario Casa Promoción
Juvenil hizo a 30 líderes de pandillas de la ruda zona poniente de la ciudad
(en Juárez), mostrarían una ruta de vida compartida y respuestas similares a
estas: “Mi papá nos abandonó”, “Nos venimos de Zacatecas, de Durango o
del rancho”, “Éramos varios hermanos”, “Mi mamá se metió a trabajar a la
maquila”, “pasábamos el día en la calle”, “Mi mamá se juntó con otro señor”,
“El señor le pegaba”, “No me gustaba la casa”, “A veces no iba a la escuela”,
“Me corrieron de clases por vago”, “no había dinero para que siguiera
estudiando”, “Me empecé a juntar con los de la pandilla”, “Nos metimos en
broncas”, “La policía nos molestaba”, “Empezamos a robar…” (Turati, 2010:
60 y 108).
Y sí, por una parte Ernesto, que sueña con ser marino, viene de un pueblo
huasteco en el que “no hay trabajo”; por otra parte “el Ferrari”, un ex sicario, se
salió de su casa originalmente porque “no le gustaba estar ahí” después de que
su mamá se volvió a juntar.
108
Elsa Blair, en uno de sus artículos lanza una gran interrogante: ¿Cuáles son esas
formas de representación de los diferentes actores que no encuentran otro
camino que la violencia? (Blair 1995) En la “guerra contra el narco” podemos
encontrar a personas como “el Ferrari”, que fueron atrapadas en un conflicto
espiral. Él se encontró de pronto y sin sospecharlo en medio de una red de
relaciones que le obligaban a comportarse de una manera específicamente
violenta a riesgo de su propia vida, y a pesar de que en teoría escapó de ella, él
sigue compartiendo los mismos valores culturales que le fueron impuestos desde
el capitalismo criminal.
Al momento del trabajo de campo “el Ferrari” trabajaba en una tienda de 24 horas,
el resto del tiempo lo pasaba en compañía de su amigo Ernesto. Fernando no
vivía una doble vida, con su secundaria terminada y a sus 20 años luchaba con
todas sus fuerzas por vivir en paz… Aquí nos narra una parte de su historia38:
…Ya ahí sin hacer nada ya estaba yo hasta adentro. Estando hasta adentro
ya con ellos, estando conviviendo ya con ellos ya estaba yo con los pies ora
sí que con ellos.
Me afectó bastante porque cambió mi forma de estilo de vida y mi forma de
ser… tan sólo me reflejo con mi novia porque con ella no soy cariñoso porque
ahí me hicieron a ser frío; otra cosa: mi estado mental cambió. Ora sí que tú
ves un muerto y ya no sientes nada como la primera vez. Como la primera
vez… sentí bien gacho, lloré, tuve ganas de vomitar. Pero ya la segunda,
tercera ya no, ya al contrario lo hacía yo por coraje. No sé. Lo hacía yo por
coraje nomás, se me venía el puro coraje.
Yo ni en cuenta de que ya estaba yo con ellos, con “los malos”. Ya hasta que
me ofrecieron un kilo de marihuana “véndela” me dijeron. Y ahí namás estás
para obedecer. Ahí ora sí que hay namás dos caminos: la cárcel o la muerte.
No puedes preguntar… si el color es verde le tienes que decir que es rojo
para ellos. Sí. Y te tratan bien feo… Como esclavo, ahí nomás llegas a
38
La entrevista está editada por motivos de inteligibilidad sin que por ello pierda su forma o contenido.
109
obedecer. Ahí no tienes derechos de nada. Hay algunos que entran por
gusto, hay algunos que por necesidad… Es igual. Se atienen.
Todos los que entran se empiezan a comprar cuanta cosa. Se visten con
pantalones a media nalga, playeras aguadas. Ahí depende de cada persona.
Se empiezan a comprar cosas llamativas. Que por eso hay muy pocos que
duran ahí, por ser llamativos. Yo nunca fui de comprarme un reloj de oro o
una cadena de oro. No era para que lo hiciera yo igual. Porque yo me di
cuenta después de que no era nada bueno ser llamativo. Se te queda viendo
toda la gente.
(Entran) más chavitos que yo, lo malo es que empiezan a meterse coca.
Todo lo que venden ellos. Hay algunos que se meten coca para que estén
bien activos y para que hagan las cosas sin pensar. Y es cuando ya es
arrepienten ya cuando ya se les pasó el efecto. Sí hay arrepentimiento. Toda
persona tiene arrepentimiento. Pues tienen corazón. A lo mejor dicen que no
pero por dentro pus sí hay arrepentimiento. Quedan traumados.
…nunca he visto que regresen a su casa… no he visto porque pus si saben
algo de tu familia y haces algo mal se van contra ellos. Ahí cortas todas tus
relaciones. Cuando yo me salí de mi casa nadie sabía, nadien. [Sic] Hasta
que yo hablé por teléfono. También salí en la tele [cuando fue reportado
como desaparecido]. Nadie (se enteró de mi familia), la gente (en “el jale”)
hacía lo mismo… cortan todo, todas las amistades, tu familia. Me daba
miedo. Noche y día, noche y día. Algunos se duermen con la pistola en la
almohada. No puedes vivir tranquilamente.
Yo sí quería yo salirme39, y nos salimos pero –ya lo habíamos planeado
desde seis meses antes- pero ya luego otro bato se arrepintió: “No mames
no, ya estoy bien, mejor hay que quedarnos aquí…” con sus familias, cada
quién allá (en el DF) y le digo “no, pues no ya nomás vamos un mes y nos
regresamos y ya”, “nos vamos y nos regresamos.” …ya no nos íbamos a
venir. Bueno el chiste que uno estuvo insiste e insiste en que nos viniéramos.
39
Fernando se salió de su casa en el Distrito Federal a los 16 y migró hacia el norte del país con otros tres amigos, 2 de los cuales también dejaron a sus familias.
110
Y le hicimos caso a él. Ya estando cerca dijo: “no pues vámonos para tal
lado” y pues nos fuimos para ese lado. Tenía yo seis meses de conocerlo.
Cuando llegaron a Tamaulipas después de pasar unas semanas en Tampico se
fueron a la frontera chica y ahí su reciente amigo les presentó a “su tío” quien
posteriormente los introdujo “al jale” obligándolos, en un inicio, a vender
marihuana y otras drogas.
Vendíamos en congales. O a veces te hablaban por teléfono, ora sí que ya
eran conocidos de ellos, te mandaban a hablar y ya ibas. Yo sí tomaba pero
ora sí que muy distante. Nunca agarraba yo el pedo. Por eso es que me
escapé, un día ellos agarraron el pedo [bebieron y se drogaron hasta quedar
inconscientes] y yo ahí es cuando dije: “hoy es mi oportunidad aquí,
vámonos…” Nos escapamos en la noche. Yo planeé porque me iba a salir yo
solo. (Pero al final escapó con otro de sus amigos del DF) Ora sí que me iba
a escapar yo de ellos. Ahí podías hacer cualquier cosa (un error) y te iban a
matar.
Yo tenía yo dinero… como sobrevivir. Es más yo nunca me robé nada de
“aquellos”, yo se los dejé ahí, todo. Es más, yo me salí sin un peso. Les dejé
todo. Ora sí que yo me salí con mi dinero.
Primero llegué yo a Nuevo León, y de allá ya me vine para la Huasteca.
Porque nos seguían persiguiendo. Porque andaban investigando. Porque yo
traía un celular donde llegaban mensajes de los demás –es que ahí se
hablaban por códigos- y ahí sabías. Y tenía yo miedo en cada retén que
paraba el autobús me fueran a agarrar… los soldados no sé… ora sí que iba
yo en el camino con el Jesús en la boca… Me tocó pasar tres retenes de
soldados, de Federales. Ahí estaban junto (a) los soldados. Hay videos ahí
en Youtube donde conviven con ellos (Federales y “malosos”). Y sí, la misma
policía: la misma gente. Pasaba yo sin ninguna identificación. Nada. No
llevaba credencial ni de estudiante. Ora sí que agarré el autobús y me
invoqué a Dios y… mucho a Dios y… gracias a Dios sigo aquí.
111
Ya no sé nada de él, no sé si siga vivo o muerto (el amigo con el que huyó) Él
era el más grande de todos. Ha de tener como 25 o 26. Al que mataron sí era
de mi misma edad. (El tercer amigo defeño, evento que le provocó huir)
A penas (después) de cinco años voy a ver a mi familia. No duré mucho…
nomás que pasó la muerte de mi amigo, de que lo mataron. Es que ora sí
que él no quiso obedecer una cosa… y lo mataron…
A veces sí tengo miedo de estar aquí, puede ser de que ande alguien aquí,
me conozca alguien, no sé… vaya yo caminando por la calle y pues sí, tengo
miedo. El miedo ora sí que todas las mañanas salgo con la bendición de
Dios de que no me encuentre nadie de ellos. Encontrándome a alguno de
ellos ora sí que ahí quedó….
Tá´ bien feo (el “jale”). Ora sí que sin saber nos llevó con engaños. Conocí a
bastante gente (en esa situación). Casi no se lo cuento a nadie. No.
La mano de Fernando, su dedo tiene una cicatriz.
Al final de la entrevista me muestra su mano: “Es la única huella que me dejaron,
por una pendejada que hice… Con una puerta metálica de baño.”
“No sé por qué no ahorré, o en qué me lo gasté. Eso sí. Me gustaba comer.
Gastaba hasta 3 mil de comida en un solo día. Ganaba más de 10 mil a la
semana y si obedeces puedes subir, pero sí me tocó matar… siempre mañosos.”
112
Termina, justificándose. “Es que a mí me entrenaron para matar (…) ex-
marinos40…”
Una noche mientras bebíamos cerveza en una terraza escuchando corridos y al
Cártel de Santa, Fernando me enseñó “su Feis”; en él se mostraban fotografías
de “trocas”, de un Ferrari, y entre otras que proyectaban una cultura de la
violencia, una de un tipo armado con la carátula de su apodo. El tipo era él, con
pasamontañas, chamarra negra y un rifle. Fernando había escapado de lo que él
consideraba una pesadilla y sin embargo esa imagen de sí mismo lo llenaba de
orgullo. Ese hombre intimidante era “alguien”. Sin embargo la imagen mostraba
un combatiente, por lo que ese “alguien” solo podía ser en la medida en la que se
enfrentara a “alguien” más.
Las partes tienen, cada una con relación a la otra, el sentimiento de ser
forzados a jugar ciertos roles a los cuales no pueden sustraerse. Pasa,
frecuentemente, que un grupo se sienta -mediante esta identificación
proyectiva- empujado a adoptar inconscientemente un comportamiento
dado… (Blair, 1995)
En el caso de Fernando ese “alguien” no era necesariamente las FA, sino
simplemente otros “mañosos”, como él mismo lo indicó. Para él, el que fueran
“mañosos” justificaba la confrontación, sin advertir, aparentemente, que él
también formaba parte de ese “bando” o conjunto de actores sociales.
Lo que es preciso tener en cuenta es que la construcción de actores
políticos pasa por el dominio de una lógica política sobre una lógica de
guerra, donde la vida del sujeto, su razón de ser, depende de la muerte del
otro y todas las relaciones sociales quedan reducidas a la lógica amigo-
enemigo.
Las razones verdaderas del conflicto no son ahora claras y pierden su
importancia mientras que la atención y el interés se centran sobre las
40
Se han realizado acusaciones directas al gobierno mexicano de entrenar sicarios de élite, “entrenados para matar". Colombia y Estados Unidos se encuentran entre algunos lugares donde se realizaron algunos de los adiestramientos. (Luengas, Entre Noticias)
113
características generales del adversario que son designadas cada vez más
y, frecuentemente, con la ayuda de estereotipos colectivos para
despreciarlo. (Blair, 1995)
Para Blair, las percepciones como la de Fernando inciden profundamente en la
intensificación de los conflictos, mediante las proyecciones asignadas al “otro”:
"roles que corresponden exactamente a la imagen proyectada por el adversario"
(ídem). Y el adversario, el enemigo, para él -y para la opinión pública-, no podía
ser más que un “maloso” o “mañoso”.
La percepción de la parte adversa se fija sosteniendo los contornos rígidos de
la imagen del enemigo. (…) El enemigo es rebajado al rango de cosa y
completamente deshumanizado. No hay pues ni relaciones, ni sentimientos
de comunidad; las normas éticas no se aplican más y no hay más escrúpulos
(...). Sin embargo las mismas personas son capaces de funcionar al interior de
su grupo como si fueran perfectamente racionales y normales… en espacios
sociabilizados por y para la guerra. (ídem)
Ernesto, en competencia con Fernando, muestra su propia página de Facebook
posteriormente. Algunas fotografías donde sale armado o con pasamontañas en
medio de una reunión con sus amigos saltan a la vista. “¿Tiene balas la pistola?”
pregunto, “Sí”, dice, “es mía”.
También hay otras fotos. Como la de un escuadrón de “defensa” en
pasamontañas de calavera armado hasta los dientes. Pregunto si son marinos –
ya han expuesto muchas fotos de marinos en el recorrido- “no”, contesta, y
después de un silencio incómodo paso la foto y me burlo de la siguiente que tiene
alguna broma. Otra foto más. “¿Esos sí son marinos?” Vuelvo a preguntar. “No”
me dice.
Ernesto tiene “la puerta abierta” para “entrarle al jale”, pero no lo ha hecho: “Es
una moda meterse al jale, -dice-, es la imagen de las armas. El dinero, las viejas.
Cuando pisteas con “ellos” nunca te piden (dinero) no, nunca andan pidiendo…
114
tengo varios amigos ahí, de 22, 23 años, son de diferentes edades. Sólo tengo un
amigo que sí es sicario. Los demás venden o son halcones.”
“…allá no hay trabajo.” –“aquí tampoco”, le digo- “pues no, pero allá está muy
fuerte la delincuencia organizada. No te voy a decir que soy súper popular pero es
que allá los “malos” quieren que me les una… -“¿y por qué no te obligan?“,
pregunto, “Porque son mis amigos. Los conozco desde la secundaria.” “¿y por
qué no te les unes?”, “porque allá está mi familia… y mis tíos, mis primos… Si
tuviera esa oportunidad acá a lo mejor sí. El riesgo sería solo para mí. Allá no. Y a
“ellos” no les importa tu familia.
Debido a su círculo social, los vecinos Ernesto, en su pueblo, “molestaban” a su
familia; lo señalaban al andar, “pensaban que uno andaba ahí en malos pasos.
Decían que a lo mejor también yo podía andar ahí. Porque tengo amigos que son
de dinero que traían camionetas buenas, carros buenos. Y yo llegaba en ellos. Y
ya por eso pensaban que yo (andaba en eso). Pero créeme que de la gente
nunca he comido, a mí me valía. Mi mamá sí es la que me decía, “¡ey Ernesto!”.
Pero nunca me ha importado eso. Ya saben que yo soy de pocas pulgas. Y que
les iba a responder mal. Aunque fuera su vecino desde hace tiempo. A ella es a la
que le decían. Que si yo andaba en malos pasos y “que no sé qué”, y “que porqué
iban carros lujosos por mí...” Pero mi mamá siempre supo que eran amigos. Que
eran personas decentes.”
Ernesto gana 2, 400 pesos al mes trabajando en una tienda de telas mientras
decide si se enlista en la Armada o en la Nueva Policía de Monterrey. Un día me
encuentro con un soldado verde de plástico en miniatura que está en su mesa
junto a una rosa; cuando pregunto, “¿y esto qué?”, él me dice “soy yo”.
115
Otro día mientras me platica de su indecisión sobre a qué instancia enrolarse, me
dice “Mira ¿ya viste la página? Te la voy a enseñar… trae la computadora y la
dirección ya está registrada en la barra de navegación: La Policía Civil de Nuevo
León. “Estos son los videos“, y me muestra propaganda de la policía militarizada.
Después cuando sale una foto de un policía armado y cubierto del rostro con un
uniforme color arena me pregunta “¿Se ve bien chingón no?”
Cuando le pregunto por qué se quiere hacer marino en vez de estudiar para otra
cosa –le gusta la gastronomía y es buen cocinero- me responde: “El estudio no
es lo mío… a mí lo que me gustan son las armas. No por lo que hacen sino por
cómo se ven. Yo quiero ser marino, o de la Federal en el DF, o si no de la Policía
Cívica de Monterrey, en esa dicen que entras directo… les hicieron pruebas de
confianza a los que estaban, también el antidoping, luego corrieron a madres y
dejaron muy pocos“, “¿Y a dónde se fueron?” Pregunto. “¿A dónde crees?” Me
responde, refiriéndose a “la maña”. Por otra parte me asegura que tanto los
marinos como los soldados… “aceptan al que llegue. Sólo necesito que me
liberen la cartilla.” Ernesto tiene ansias por integrarse a un grupo armado, al que
sea, eso es lo de menos. Pécaut lo explica de este modo:
Para los jóvenes que se adhieren a las organizaciones armadas…afiliándose
a estas organizaciones los jóvenes ambicionan alcanzar un estatus que no
podrían esperar en su vida ordinaria. El “prestigio del uniforme” o el de las
armas se toma en cuenta, pero principalmente cuenta el beneficio de estar
insertado en una organización y en un sistema de autoridad. Es posible que
116
la carencia o la ausencia de la autoridad paterna contribuya a la búsqueda de
los jefes, grandes o pequeños. En vez de “decir es hacer”, prevalece el
“hacer es decir” y el hacer se justifica por sí solo, sin necesidad de una
argumentación elaborada. (Pécaut, 1999:29 y 30)
“¿Y cómo le vas a hacer si eres marino y te toca pelear contra tus amigos que son
“malosos”? “, cuestiono, “Existe un 3% de posibilidad…”, responde como si ya lo
hubiera medido... “No creo…”, “¿y si sí?”, “No lo había pensado, bueno sí pero de
coto nada más… ahí pisteando con ellos… ya sabes: “¡cuando sea marino te voy
a venir a chingar!” me dijo narrando las amenazas que bromeando le hacía a sus
amigos que entre risas respondían que ellos le matarían primero. Ernesto no
relaciona a sus amigos con “los malos” que enfrentaría en caso de entrar en
combate algún día. Para él, lo que importa es la imagen que proyectaría hacia la
sociedad en su conjunto, otro “alguien” con fuerza y poder.
…los estereotipos terminan siendo un mecanismo de cohesión que
contribuye a reforzar las identidades y pertenencias de los militares… en
condiciones de terror, el individuo tiende a hacer referencia de manera
simultánea a normas y valores contradictorios a los cuales estaría expuesto
sin poder decidirse por ninguno…. Lo que quiero formular es la imagen de un
individuo fundamentalmente escindido. Recordando que en ciertos casos, la
participación en la violencia puede ser también una forma de construcción de
sí mismo. (Ídem: 28)
Finalmente, este simpático joven, hijo, hermano, amigo, confiesa: “Quiero ser
marino…. es que quiero matar a alguien”. Turati dice que estos jóvenes quieren
matar para dialogar con la realidad, como una manera de ser en el mundo.
“Ejercer la crueldad para confirmar la propia existencia, para labrar la identidad y
ser aceptado por el colectivo. Matar es su lenguaje y da poder.” (Op. Cit.: 37)
117
Ernesto jugando con sus amigos.
Breves conclusiones
Por una parte, gracias a que la imagen del “enemigo” está completamente
amañada y es parcial, se termina criminalizando la pobreza: las cárceles están
llenas de pobres, las personas desaparecidas y los muertos también son pobres.
Los pobres son mercancías desechables “refuncionalizados para proporcionar
ganancias a los mercados –legales o ilegales-“, aislados y sujetos a “todas las
formas de vaciamiento social, político y subjetivo” (Calveiro, 2012: 238, 239 y
347). A nivel global:
La creciente preocupación por la seguridad se resuelve por esta transferencia
y a través de la creación de dos escenarios de representación bélica: la
guerra contra los enemigos externos (guerra antiterrorista principalmente) y la
guerra contra el crimen. La primera facilita la intervención militar y la segunda
118
justifica la represión interna; las dos se utilizan para ampliar las atribuciones
del Estado mediante figuras de excepción y restringir las garantías.
Asimismo, son actividades de alta rentabilidad económica, que conectan los
servicios de inteligencia militar o policial, la política y los negocios. Ambas se
orientan a la diferenciación entre quienes “merecen” o no la vida y de qué tipo
de vida pueden ser merecedores.
El “terrorista” y el “criminal” son construcciones paradigmáticas para
presentar a los exceptuados del derecho. Esas categorías incluyen a una
serie de sujetos políticos y sociales muy distintos, que en ambos casos se
definen de manera vaga e imprecisa. Esto permite que aquellas categorías
resulten útiles para incluir en ellas, y en las sanciones correspondientes, a
toda clase de disidentes del proceso de reorganización en curso. (Ídem.: 308-
310)
Y por otra parte, mientras la violencia permea el tejido social y el terror avanza,
con “el objetivo (de) lisiar la voluntad política por medio de lisiar toda voluntad,
todo sentido” (Op. Cit.:132), los derechos van reduciéndose; la oposición política
se criminaliza; se mercantiliza y criminaliza a la gente pobre, que somos en sí
mayoría; las FA van unificando fuerzas y organizándose mientras su presencia
en las calles aumenta bajo la justificación de combatir al “enemigo” y en suma, las
libertades van restringiéndose.
Sin embargo, como reflexiona Nordstrom, “si la gente es definida por el mundo en
el que habita, y el mundo es culturalmente construido por las personas que se
consideran parte de él, las personas… entonces, controlan la producción de la
realidad y el lugar que ocupan en ella.” (Ídem.:137) Así, las resistencias también
van extendiéndose.
119
IV. Dominación, libertad y resistencia
Como se ha intentado demostrar en este trabajo, no ha sido ninguna coincidencia
que una guerra militarizadora se haya extendido a lo largo y ancho del país justo
en el momento en el que grandes paquetes de reformas insertas en medio de un
proceso de reestructuración global lanzan sus colmillos sobre la población
mexicana. Incluso de forma sínica se han mostrado nexos entre unos y otros
mundos, como se puede leer en la revista Forbes que muestra a Carlos Slim y al
“Chapo Guzmán” como los más grandes beneficiarios de la reforma petrolera
(Estévez, Dolia, cit. en Aristegui).
Ahora, un nuevo Código Federal de Procedimientos y un nuevo Código Penal
Federal respaldan la “legalidad” del gobierno que va aumentando su escalada
represiva en el contexto de la guerra, dando la pauta para poder afirmar que
avanzamos rápidamente hacia un Estado terrorista ya casi consolidado. (La
Jornada, 24 de septiembre, 2011)
En Tampico aún no están claras las últimas particularidades neoliberales que,
además de los energéticos, han convertido la región en una de las más violentas
y militarizadas del país. Sin embargo es cuestión de tiempo que salga a la luz,
como ocurrió en el Valle de Juárez: “hoy vemos la implementación de
megaproyectos que benefician a sectores empresariales que apoyaron la
estrategia de guerra, como Carlos Slim.” (Cassani, Desinformemonos, agosto 12,
2010) Aunque hay algunas cosas claras, como nos comparte un activista de la
ciudad de Tampico:
Si tú ves Tampico por aire ves que es una zona privilegiada, con un gran
sistema lagunario. Salida al mar, callos… lagunas intermedias… No les
queda más que el despojo. Tenían proyectos totales para esa zona. […] Que
cambiaron por problemas entre ellos… Y esa gente ligada a esas cuestiones.
El grupo este, -en contra de estos proyectos- siempre amenazado, es
levantado ahí. Y (cerca de la Laguna del Carpintero) en el canal tiraron el
cadáver de Ausencio. [Ausencio fue uno de los principales organizadores de
120
la Marcha por la Paz realizada en el 2010 en Tampico, en la que se estima
participaron más de 10 mil personas].
Comenta también que se realizaron diversas marchas en defensa de la Laguna
del Carpintero, sin lograr evitar que destruyeran la zona ecológica, “destruyeron el
mangle… la alcaldesa Paz se la entrega a los judíos…, que son empresarios de
Tampico, que mucho tiempo son y han sido los empresarios que nadie puede
traer un capital aquí sin dejarles algo… que son los Freishman y los Brockman.
Que viven en Texas. Son el famoso Grupo Tampico.”
El activista afirma que la guerra ha servido para legitimar el gobierno de Felipe
Calderón y luego completa la reflexión cuando cuestiono la lógica gubernamental,
¿para qué legitimar un gobierno al que no le importa abusar con descaro?: “La
legitimación del poder es para eso, para abusar del poder”, me dice.
Otro día, en una conversación con Dionisio, el historiador, pienso en la ausencia
de límites en los negocios de la guerra: “¿Pero qué es lo que quieren? (la clase
empresarial) Si ya tienen todo lo que pueden comprar, tienen tanto que no
alcanza a contarse materialmente”. “Es simplemente dominar, eso es lo que
quieren, están enfermos de poder, buscan el dominio, buscan sentirse
emperadores.” Agrega.
Eso tiene sentido se observa que durante las entrevistas y el tiempo en campo,
como se pudo leer en muchos de los testimonios expuestos anteriormente, en la
ZMT, como en muchas otras regiones de México, es la libertad la que está en
juego, siendo la cualidad humana que se ha visto más afectada con la guerra
pues parece ser el objetivo principal del miedo.
La libertad y la resistencia creativa
La(s) libertad(es) entran en restricción, o aún peor, en una “auto-restricción”
“impuesta por el concepto de inseguridad que al mismo tiempo criminaliza la
pobreza, la protesta, etc…” (Calveiro, 2012:170)
121
Varias organizaciones defensoras de los derechos humanos señalan que las
autoridades confunden a la gente generando incertidumbre al, recurrentemente,
realizar amalgamas entre “líderes sociales” y delincuentes, matando dos pájaros
de un tiro: fabrican culpables en el marco de la lucha contra la delincuencia y
silencian las protestas sociales”. Desacreditando a las personas que ejercen su
libertad de expresión, asociación y manifestación, acusándolas de pertenecer a la
“delincuencia organizada”. (ACAT-France, et. al., junio 2012: 27)
Pero como se mostró en las historias anteriores, Nordstrom acierta en sostener
que la violencia debe concebirse “como una dimensión de la vida en vez de verla
como el dominio de la muerte…” Ella usa esta afirmación para ampliar la
conceptualización de la violencia, pues indica que tomando esto en cuenta es
posible “notar que lo que está en juego no es simplemente la destrucción sino
también la reconstrucción, no sólo la muerte sino también la supervivencia.”
(Nordstrom y Robben, 1995)
“El significado centrado” que desarrolla James Scott (1985) en su aproximación
cultural en el estudio del conflicto refuerza el punto, se trata de “un análisis
cultural de las relaciones de clase y de los conflictos”, con el que encuentra que
se refiere a los actos cotidianos de una resistencia a pequeña escala como
“pequeñas armas disparadas en la lucha de clases”. Él sostiene que
La lucha entre ricos y pobres… no es meramente una lucha por el trabajo,
los derechos de propiedad, los granos y el efectivo. Es también una lucha
por la apropiación de símbolos, una lucha por cómo el pasado y el presente
deben ser entendidos y recordados, una lucha por identificar causas y
culpas, un esfuerzo continuo por darle significado propio a la historia local.
(Scott citado en Nordstrom y Martin, 1992: 26)
Es el significado de la libertad misma es lo que está en disputa: su trascendencia
como concepto fundamental de la existencia humana. Y es la cotidianidad la
dimensión donde se define esta disputa; Yadira nos comparte:
122
La gente tiene miedo pero a la vez se ha fortalecido porque, pues tiene que
seguir adelante. Siento que necesita comer, necesita vivir. Necesita irse a su
trabajo día a día. Precisamente eso es lo que ha hecho que siga adelante el
estado (de Tamaulipas) y sobre todo el municipio de Tampico. Por la
necesidad del día a día.
Pero como observamos en el tercer capítulo, ese día a día se resignifica y se
sobrevive no sin dificultades. Sin embargo, Nordstrom nos indica de forma
acertada que si bien el terror de la guerra se esfuerza por destruir el significado y
el sentido, la gente se esfuerza por crearlo. No importa cómo la fuerza bruta sea
aplicada para subyugar a la gente, los comportamientos a nivel local se levantan
para subvertir el yugo que la violencia ejerce sobre la población.
Se trata, por supuesto, de un proceso muy disputado. La situación a nivel local
es compleja y contradictoria. Hay personas trabajando dentro de las esferas
políticas, militares y económicas que buscan beneficiarse de las fracturas
causadas por la guerra. Otros trabajan igualmente duro para resolver las
desigualdades, injusticias y abusos causados por la guerra y por aquellos que
explotan la violencia para su propia ganancia. (Nordstrom y Robben, 1995:
143)
Desde Tampico, mucha gente, a partir de sus experiencias mantiene la dignidad y
la esperanza de un mejor futuro. Un maestro jubilado, de más de 50 años, casado
y con hijos, considera que la educación es la vía para resolver los problemas de
violencia mientras se sostiene de su dignidad para no sucumbir ante la situación:
“si me van a matar; no me van a tener de rodillas.” Él recupera su vida, y la
libertad de decidir cómo vivirla al enfrentar su miedo tan sólo con la actitud. Él
ejerce su libertad, como puede.
La libertad no es algo que se otorga, es una capacidad que tiene el ser humano
para su propia realización, respetando la libertad de otras personas, defendiendo
la igualdad, la justicia; actuando solidariamente, apoyándose mutuamente,
123
siempre conociendo y reconociendo al mundo, construyéndolo y
reconstruyéndolo. Y ésta, no puede ser jamás, completamente oprimida.
“…Te digo que un día el pueblo, en cualquier momento se va a echar en contra y
pus no… nomás están fastidiando de todo lo que está pasando. Lo bueno de mí
es que al menos me metí en el lugar bueno. En el lugar que yo correspondía.
Dónde mi familia me enseñó a ser honesto. Jamás me voltearía contra mi pueblo.
Yo sería yo creo que Iturbide o algo así…“ Me dice Ernesto con un destello de
idealismo cuando le pregunto qué haría si lograse entrar a la Marina y el gobierno
lo manda a reprimir al pueblo. Para él, Iturbide es una referencia de un heroísmo
nacionalista que relaciona con la lucha por la libertad humana; para él, el pueblo
es hermoso y debe protegerse. Nadie está exento de contradicciones, y por ello
no todo está perdido.
Muestras de solidaridad se prenden como luces entre tinieblas por todas partes, y
debe recordarse que la naturaleza del conflicto es dual “puesto que a pesar de
constituirse a partir de una fuerza destructiva o deconstructiva el mismo genera a
la vez creación y construcción.” (Sluka en Nordstrom y Martin, 1992: 28)
Así, la resistencia puede ser codificada en una amplia gama de “prácticas
culturales que son significativas en virtud de su oposición a la cultura dominante.”
(Ídem.: 7) Y en este caso, estos actos solidarios saltan a la vista. Ernesto ilustra:
Ahorita lo que está allá [en su pueblo de origen] es un niño que mataron.
Pero a este niño lo mató un policía. Y a este niño… pus ahorita el gobierno…
ayudó a las personas a no quitar los carteles porque en Facebook había
mucho apoyo. Habían puesto una manta de que agarraran al culpable y la
quitaron. Y luego pusieron varias diciendo que “gracias a Facebook” por
haber ayudado para que hubieran puesto más mantas. Para que se hiciera
justicia del niño. Si le ayudaron a la familia, pero ahí ya tienen meses. Quién
sabe…
También se sabe que tras vivir varias “situaciones” y de por ejemplo, encontrarse
con los escuadrones de la muerte, la gente se acostumbró a llamar y avisar a sus
124
familiares sobre las balaceras y la presencia o la ruta de los “escuadrones de la
muerte” o de “los malos” o “malosos”. También suelen ayudarse en otra
diversidad de sentidos, según las posibilidades, como nos comparte Marisol:
Yo fui a la central y hubo ahí un altercado. Yo no sé si lo anunciaría o no. (el
CO) Pero me tocó ver que la gente se avalanchaba de regreso de los
andenes, y regresaba corriendo. Y fue algo muy feo. La verdad yo traté de
protegerme. Yo estudié medicina, y yo lo que hice fue arrastrarme por el
piso y vi una persona desmayada, y yo casualmente yo traía mi botiquín,
entonces yo lo que hice fue atenderla, o sea, tratar de darle primeros
auxilios, ayudarla a recuperarse. Y a los que veía ahí pues tratar de jalarlos
a una protección. Pero pues sí fue un impacto muy grande. Al momento
traté de controlarme… mis emociones y todo, pero ya después se te sale el
susto que aunque no quieras te pones a llorar; te pones frío; sudas. Es una
cosa muy fea, es algo muy, muy feo.
Las tragedias de la violencia pueden ser contrarrestadas por soluciones increíbles
que la misma gente crea (Nordstrom y Robben, 1995:15), y de ese modo es que
las “víctimas” de la violencia, tienen mucho que hacer y decir ante la supuesta
impotencia que les oprime en medio de un virtual Estado de sitio. Es por ello que
hay tanto que criticar del concepto de “víctima” construido pasivamente.
…hay gente que ya tiene mucho tiempo aquí –lo digo por familiares que
viven aquí de años, de toda su vida aquí en Tampico- y esa es la gente que
todavía cree en Tampico, de ayudar a la sociedad, de protegernos unos a
otros, de solidarizarnos. Y esa es la gente que hace que Tampico… hace
las denuncias, no se quedan callados, porque defienden su estado…“
Concluye Yadira.
Nordstrom (1995:5) también precisa que las vidas de aquellos que sufren bajo la
violencia o que son inmersos en la guerra no están definidas exclusivamente en
los términos de la política global, económica, social o militar sino también en las
acciones pequeñas, usualmente creativas, de la cotidianidad.
125
Otro tipo de acciones pequeñas y cotidianas son posibilitadas, como vimos,
gracias a las redes sociales. Los administradores de Valor por Tamaulipas, tras
recibir amenazas muy latentes, respondieron de forma, que en un contexto como
el de su estado, resulta heroica. Publicaron su respuesta a las amenazas:
Creen que todos los ciudadanos nos tenemos que rendir ante ustedes y eso
no es así (…) En nuestro estado son incontables los casos de quienes se han
resistido a ustedes, en la mayoría de los casos los buenos son los que
terminan perdiendo. Pero por lo menos esa gente tiene más dignidad que
aquellos que deciden agachar la cabeza y aceptar la tiranía y el esclavismo a
que nos tienen sometidos. (Proceso, 17 de febrero, 2013: 7)
“Esperanza por Tamaulipas” se limitó a retirar la mayoría de los teléfonos pero
continuó brindando eso, esperanza. Son actos de resistencia, pequeños, locales,
pero que valen, literalmente, vidas.
Elsa Blair considera que lograr construir nuevos espacios de socialización, otras
formas de sociabilidad, que puedan generar otra cultura política y otra sociedad
con referentes socio culturales donde la fuerza, la violencia y la guerra no sean
los mecanismos privilegiados de relación con el otro, sino que sean resignificados
como mejor convenga a la sociedad puede ocurrir únicamente por medio de una
desmilitarización no sólo de los cuerpos sino también, y sobre todo, de las mentes
y los espíritus. (Blair, 1995)
Turati documenta un caso particular en Ciudad Juárez que recuerda
ejemplarmente las acciones creativas de las que habla Nordstrom, ejemplifica
también la “desmilitarización” que propone Blair: mientras continúan las masacres
y aumenta el número de cárceles y la dureza de las penas, Don Rubén
Velázquez, el chofer de un camión que transporta obreros, y padre de familia en
un barrio pobre en la Ciudad,
…fundó la liga de futbol de su barrio cuando se hartó de la sangrienta guerra
que protagonizaban las pandillas del lugar. Ya lo había intentado todo: colocó
126
una puerta de triplay que resistió cachazos y puntapiés vandálicos; en la
desesperación, bardeó su casa, enrejó ventanas y las forró con plástico para
repeler pedradas. Contra los balazos sólo le quedaba rezar y tirarse con los
suyos al piso…. Hasta que tuvo una idea: limpió un terreno cercano, lo
emparejó y despedregó, le pintó una larga raya blanca hasta formar un
rectángulo e instaló unos fierros en cada extremo. Se puso un silbato al
cuello e invitó, casa por casa, a los pandilleros enemigos a que disputaran el
honor en la cancha improvisada. Ellos le tomaron la palabra: La Liga de
Futbol Siglo 21 es un éxito. Mientras la delincuencia en la ciudad rebasa los
límites de lo imposible (en tres años saltó de uno a nueve asesinatos por
día), la colonia Siglo 21 es ahora más segura. (Turati, 2010:126)
Y, aunque el juego “no les llena el estómago”, estos jóvenes sobreviven lejos de
la muerte y han resignificado los códigos de valores que definen quién es quién
en las calles, ya no por medio de la violencia; han cambiado la mutilación de
miembros o la humillación de cadáveres por goles o porras ingeniosas. Han
logrado desmilitarizarse y combatir al terror con tan sólo una pequeña, pero muy
poderosa iniciativa.
En algunos casos estas acciones son espontáneas, en otros casos son
organizadas. A sabiendas de la participación de las autoridades en la violencia, o,
en el mejor de los casos, de la nula respuesta de las mismas, muchas familias se
han unido para denunciar y señalar responsables, pero principalmente, para
buscar a las personas desaparecidas. En ocasiones las familias son
acompañadas por asociaciones defensoras de los derechos humanos y casi
siempre es de este modo que logran documentarse los casos. (ACAT-France, et.
al., junio 2012: 27)
La resistencia en las calles
La resistencia también salió y sigue saliendo a las calles, y en ellas la creatividad
también está presente. Madres y familiares de víctimas de desaparición o
asesinato entre quienes se encuentran las familias de las y los migrantes
127
centroamericanos desaparecidos en México, periodistas y activistas encabezan
las protestas masivas.
Por teléfono me indican que Ausencio Miranda, el hombre de quien me había
hablado el activista, fue el organizador de la Marcha por la Paz en el 2010 que se
realizó en Tampico. Ausencio fue amenazado, desaparecido y luego asesinado.
Después de comentarme estos hechos me dicen: “pero mejor luego platicamos,
aquí los teléfonos están bien pajareados”.
La marcha se realizó bajo la consigna del “¡Ya Basta!” de injusticias, de
inseguridad, de secuestros, de corrupción y del perjuicio en contra de la población
como consecuencia del comportamiento de los tres niveles de gobierno ante los
crímenes ocurridos en la ciudad. Varias de las personas que participaron en la
tesis también participaron en la marcha, y refieren al hecho con orgullo. “sí, yo fui
a esa marcha, tenía que ir”. Entre las pancartas se podían leer peticiones a las
familias de no detener sus actividades, así como también, que no hicieran caso
de los rumores, así como la exigencia de que las clases escolares no fuesen
suspendidas debido a la inseguridad. La marcha también pidió la reactivación de
comercios y del transporte público. “Nuestros hijos necesitan un ejemplo de paz”,
“Los negocios unidos jamás serán vencidos”, “Que tus hijos no falten a las
escuela”, “Mantener la paz es lo básico”, “Luchemos justos por la paz”, “Todos los
tamaulipecos queremos tranquilidad”, (El Universal, 12 de abril, 2010) eran
algunas de las frases que se podían leer en la marcha. En ello se observa la
fuerte intención de la población tampiqueña de continuar con sus vidas, de seguir
adelante a pesar de todos los peligros.
Al mismo tiempo transcurrieron importantes movilizaciones sociales para detener
la guerra a nivel nacional: la caravana “Paso a paso por la paz” donde abundaron
testimonios acerca de los migrantes desaparecidos; en el centro del D.F. hubo
una marcha de más de 200 familiares de desaparecidos y desaparecidas, sobre
todo en Coahuila con la consigna: “¿Dónde están? ¿Dónde están? Nuestros hijos
dónde están?”; comunidades universitarias marcharon en contra de la
militarización en varias ciudades del país; en Ciudad Universitaria, estudiantes
128
encendieron miles de veladoras en rechazo a la violencia. Se realizaron al menos
tres “Caravanas masivas por la paz” que partieron de la iniciativa del Movimiento
por la Paz con Justicia y Dignidad en las que podían escucharse consignas como:
“Asesinos, asesinos, asesinos son ustedes, en la guerra contra el narco las que mueren
son mujeres,
asesinos, asesinos, asesinos y farsantes, en la guerra contra el narco los muertos son
estudiantes,
asesinos, asesinos, asesinos y culeros, en la guerra contra el narco los que mueren son
obreros,
asesinos, asesinos, asesinos ahora y antes, en la guerra contra el narco los que mueren
son migrantes.”
O “Más música, menos balas.” (en Acapulco) o “La ley de seguridad impone la
dictadura, permite el espionaje, el secuestro y la tortura. “ (Durante algunas
marchas que se realizaron en las caravanas.)
Alberto, un estudiante de Ciencias Políticas que participó en la Caravana al Norte
y la Caravana al Sur nos cuenta sobre su experiencia creativa en contra de la
violencia y la militarización:
En Ciudad Juárez por ejemplo, armamos un poema colectivo, en video, al
estilo de un cadáver exquisito, íbamos con cada persona a que describiera
una frase, luego íbamos con otra persona a que leyera esa frase e incluyera
la suya y así nos fuimos yendo. Para mi ese es un símbolo de lo que yo creo
que se debe proponer como acción concreta que es, primero socializar,
conocernos, saber cuál es nuestra historia, de qué movimientos venimos, qué
hemos trabajado, y luego, cobrando consciencia de nosotros empezar a
concretizar estas relaciones, en acciones aunque sean muy pequeñas y
locales, pero que sean acciones concretas por todos lados.
Por otra parte las madres de las víctimas han tenido una presencia remarcable en
la lucha por la presentación de personas desaparecidas y por el castigo a los
asesinos de sus hijos e hijas, como las que conforman el Cofamide (comité de
129
Familiares de Migrantes Fallecidos o Desaparecidos de El Salvador) y que en
febrero de 2009 “vinieron a México a demostrar que los desaparecidos sí tienen
quien los busque.” (Turati, 2010: 230) Por otra parte los días 10 de mayo se han
constituido como días de lucha. Las madres nacionales –entre las que se
comprueba la presencia tamaulipeca- y extranjeras marchan en el centro de la
Ciudad de México “para exigir al gobierno la creación de mecanismos eficaces de
búsqueda e identificación desaparecidas de personas desaparecidas,
investigación efectiva de los casos denunciados, así como la creación de una
fiscalía especial para la desaparición de personas (…) exigen la creación de
bancos de datos de personas desaparecidas, que no dependan de ninguna
dependencia federal.” (El Universal, 09 de mayo de 2012) También demandan al
gobierno que acate las recomendaciones realizadas a México en materia de
Derechos Humanos realizadas por organismos internacionales. En ocasiones,
estas mujeres, actores centrales de este proceso social, han iniciado ayunos o
huelgas de hambre en frente de las instancias gubernamentales. Más que
denunciando la participación del Estado como responsable directo de “las
violencias”, le señalan como un organismo que no cumple su responsabilidad de
hacer justicia a sus familiares. Al respecto, Francisco A. Ortega apoyándose en el
trabajo de Veena Das, puntualiza:
En efecto, muchos testimonios no proceden a impugnar, sino que insisten
en el carácter irredento de la pérdida, en su inconmensurabilidad que la
deja por fuera de cualquier teodicea, y de ese modo le disputan, de
manera decisiva, las pretensiones de sentido que pudiera tener el acto
violento. Este momento o dimensión del testimonio solicita en forma
desesperada el acto de la inscripción mnemónica como la única posible
respuesta –plausiblemente fútil y de seguro incompleta, pero
absolutamente necesaria– a la pérdida. En segundo lugar los testimonios
se convierten en vehículos para elaborar exigencias políticas más
contundentes. Con frecuencia, escribe Veena Das, las víctimas “tienen la
experiencia del sufrimiento social total y abyecto, pero no detentan el
lenguaje para transformar esta experiencia en formas que tuvieran sentido
en el dominio político… (Ortega, 2008: 51-52)
130
Pero grupos politizados se han sumado a las exigencias de paz y justicia con el
mismo tono de indignación creativa. Miles de bases de apoyo del EZLN
realizaron la Marcha del Silencio en el 2011 en la que durante horas no hablaron
ni una palabra, prestando sus respetos a las y los caídos de la guerra.
Viene de Radio Pozol.
Del mismo modo, cientos de periodistas han salido a las calles a marchar como lo
hicieron en agosto de 2010, cuando “unos 2 mil trabajadores de medios de
comunicación marcharon por la ciudad de México para demandar garantías al
ejercicio periodístico. La manifestación, tuvo réplicas en distintas ciudades y
países; se han realizado impactantes reportajes, y se han organizado en
agrupaciones como “Periodistas de a Pie” en la que participa la misma Turati, en
busca de proteger sus derechos a los largo y ancho de todo el país. También han
echado mano a las redes sociales con iniciativas como la de Twitter
“#losqueremosvivos” en julio de 2010.
131
Viene de www.infolibre.com
También se han organizado por todas partes una serie de foros, debates,
conferencias, seminarios, etc… alrededor del problema, como una forma de poner
el tema a discusión en busca de soluciones; así también, hasta el momento
(2013), se han organizado cinco campamentos de “Jóvenes ante la Emergencia
Nacional”, una iniciativa que también derivó del Movimiento por la Paz.
En este contexto de la violencia e impunidad, las personas defensoras de los
derechos humanos están muy expuestas ante la desaparición forzada y las
ejecuciones extrajudiciales. Por lo que entre los reclamos de justicia se encuentra
también la exigencia de una legislación protectora. La Ley de Protección para
Defensores de DDHH y Periodistas, Ley General para Prevenir, Sancionar y
Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y
Asistencia a las Víctimas de estos Delitos, o la Ley general de Víctimas son
algunos ejemplos sobre propuestas legislativas en torno a la protección de
derechos y libertades, sin embargo, la eficacia de este tipo de iniciativas es
mínima. En un país en el que la ley es letra muerta, no pueden esperarse grandes
resultados desde esta perspectiva.
132
Viene de www.planoinformativo.com
Pero hasta ahora, una de las formas más eficaces de hacer frente al problema es
la construcción de proyectos de seguridad –que mejor si son integrales-
autónomos. Los grupos autónomos de seguridad constituyen una forma, ahora
muy reconocida por su efectividad, para hacer frente al “problema de la
inseguridad”.
Son las llamadas “autodefensas”, que en estos casos, ha constituido un giro
inesperado a los acontecimientos: la violencia retomada por las “víctimas” para
defender a sus comunidades y a sus familias. Armados con lo que sea, algunos
pueblos han repelido los ataques del CO (en toda la extensión del concepto), e
incluso han llegado a retener militares que se han probado en contra de los
intereses de las comunidades en regiones del sureste, gracias a la organización
colectiva.
Respecto al origen de estas experiencias de autoprotección Juan Salgado, un
investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), brinda
una breve aproximación al tema en entrevista con Eugenio Bermejillo:
El investigador explica que la policía de orientación comunitaria no es una
alternativa nueva en el territorio nacional ya que tiene antecedentes históricos
importantes, “el modelo de las policías comunitarias está basado en la
tradición indígena de tequio, es decir, en el trabajo comunitario para distintos
fines. De acuerdo con la raíces de las comunidades indígenas es costumbre
133
realizar trabajo para los demás miembros de la comunidad”. Lo que este tipo
de administración de justicia busca es tener un acercamiento con la
población, quienes ven a esta opción de seguridad como la fuente más
confiable para denunciar los hechos delictivos a los que se enfrentan día a
día.
Algunas de estas experiencias “generaron un sistema de reeducación, en el cual
tienen sus cárceles comunitarias, pero es un sistema muy orientado hacia que los
infractores puedan redimir o reparar el daño a la comunidad a partir de trabajo
comunitario”. Inclusive existen experiencias de autodefensa en comunidades
mestizas o no indígenas, como ocurre en algunos municipios de Chihuahua,
donde se ha integrado a expandilleros a la policía, aprovechando los vínculos de
lealtad que hay entre los jóvenes de una pandilla para orientarlos a un trabajo
positivo. (Entrevista publicada el 1 de agosto, 2013)
Sin embargo, existen impedimentos, principalmente legales, que dificultan el
reconocimiento de estas prácticas de seguridad y que incluyen ya presas y presos
políticos en su haber. Pues evidentemente, no es la seguridad de la población lo
que preocupa al Estado mexicano.
Aún con esto, la organización comunitaria se ha probado como una solución real
ante el desgarre del tejido social. Aunque, evidentemente, constituye toda una
paradoja, pues estas “violencias” de Estado, como les llama Calveiro, buscan
justamente atacar esta posibilidad.
Entre las demandas de los movimientos sociales y las organizaciones que se
posicionan en contra de la guerra se encuentran las del MPJD, con la exigencia
de reparación del daño a las familias de las víctimas; “que se reconozcan,
respeten, refuercen y extiendan en el país las experiencias de autodefensa civil y
pacífica comunitarias; que se desmilitaricen las calles y la administración pública;
que se privilegie un modelo de seguridad humana y comunitaria, empezando por
políticas de apoyo a los jóvenes en todo sentido desde lo educativo hasta lo
laboral” (La Jornada Morelos, 19 agosto 2011); que se respeten los territorios y la
134
autodeterminación de los pueblos originarios; que se ataquen los entramados
financieros del lavado de dinero. Pero sobre todo, que no haya más muertes y
que no haya más casos de desaparición. El mensaje al gobierno es: “no
queremos el negocio de la guerra.”
Conclusiones
Entonces, en el marco del capitalismo criminal, mientras a partir de convenios
internacionales se negocian las ganancias que deja la guerra así como las
modificaciones legislativas correspondientes para permitir tales negocios y su
resguardo, a nivel discursivo se criminaliza la protesta y la pobreza, señalando
como responsables de la violencia y la desgracia a los sectores más vulnerables
de la población que en ocasiones se ve orillada a delinquir debido a causas
estructurales, o literalmente porque es forzada a hacerlo.
La leva, la falta de oportunidades y la moda alimentan a los cuerpos armados,
llámese Fuerzas Armadas o Cárteles. La militarización se expande, por todo el
país, y penetra a la sociedad misma interfiriendo en sus problemas más
cotidianos, cerrando la puerta a la autonomía popular que respecta a la resolución
de conflictos.
A la par, los índices delictivos se disparan, los asesinatos masivos se propagan,
las desapariciones se hacen epidemia. El miedo y la desconfianza ensombrecen
los corazones de la gente y van aislándola poco a poco, hasta de sus vecinos y
de su propia familia.
Las personas restringen sus libertades aferrándose a un concepto amañado de
“seguridad”. El Estado Terrorista se levanta para atormentar a las clases
subalternas. El shock se hace efectivo y la población es empujada a la
aquiescencia política mientras se le coloca entre la pared y el filo de una espada
(o una AK-47).
135
La injusticia y la impunidad prevalecen. La rutinización del miedo y la violencia
desvaloriza la vida y la paz, así como a las prácticas culturales constructivas,
desensibilizando a una sociedad que se encuentra inmersa también, en una
guerra por el control de la información que busca controlar los códigos de
significación que le dan sentido a la vida, es decir, a la cultura. La violencia
reconfigura a la gente y a su medio social.
La identidad se construye alrededor de prácticas nocivas para la sociedad, pero
las contradicciones están presentes por todas partes y a veces, es en ellas justo
donde se puede encontrar la esperanza.
Es el hijo, el amigo, el novio, aquel que se ha integrado a un grupo armado y así
complejas relaciones se desenvuelven dando forma a una constante lucha por la
vida que proyecta una resistencia cotidiana y constante que va desde el
testimonio anónimo hasta la protesta social.
La población civil maneja un doble discurso en torno a la militarización con una
narrativa que protege al emisor de la agresión del Estado por medio de la
aparente legitimación de su discurso. La gente aprende a maniobrar con su
cotidianidad y es en ella donde los actos más sutiles de resistencia tienen lugar:
no oigo pero si veo, no veo pero si hablo, no hablo pero si oigo… dando cuenta de
que lo que está en juego no es nada más la destrucción sino también la
reconstrucción, y las personas tienen poder sobre esa reconstrucción, pues son
ellas quienes verdaderamente producen y reproducen la cultura, como se observó
en esta sección.
No todo está perdido. Existen muchas trincheras en esta guerra desde las que se
pueden construir otros espacios de sociabilización, otras formas de relacionarnos,
y desde donde se pueden generar otras prácticas culturales. Trincheras como la
educación popular, las prácticas de autodefensa, las actividades recreativas, las
economías alternativas, o una gran gama de prácticas autogestivas y autónomas
que somos capaces de desarrollar de forma creativa y que, en ocasiones,
136
verdaderamente, pueden llevar a esta desmilitarización de la mente y por ende,
de la vida.
Nos encontramos inmersos e inmersas en medio de un proceso histórico apenas
esbozado, donde la lucha de clases persiste, y la pregunta no es ¿qué futuro nos
espera? Sino ¿qué podemos hacer hoy? ¿Qué papel vamos a interpretar en esta
historia? Es cuestión de decidir.
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