Índice
PrólogoNotas de autoraIntroducciónI.: Una exposición y sus raíces científicas, estéticas yartísticas Neofiguración y semejanzaLuz de sí misma Ser eterno un instante, patrones áureos y arte brutoAlrededor de la nueva figuraciónII. El espacio. De la similitud entre fondo y formaLuz de sí misma, el dilema entre forma y fondo El espacio como campo magnéticoLa Gestalt y Fluxus Influencias Plásticas Luz y color: arte, ciencia y tecnologíaEcos del psicoanálisis en Luz de si misma Mitos e historias, Soporte y superficie , su lenguaje III. Ante la vida nadaContexto histórico, el espacio tiempo que lo mandataIconos y mitos en las instancias del poder.
IV. Abre y arma su desnudez V. Arte correo, revisión de sí mismoVI. Ser eterno un instante Relatividad de la magiaVII. Vuelve al origen. Futurismo y simultaneísmo. Arte para el pueblo Objetos y collagesHippismo y fluxusFuerzas dinámicasExpresionismo oriental
VIII. Ante la vida NadaArte Total y ProcesosConclusiones
Adenda
El libro que el lector tiene en las manos es una visión por
demás rica, diría desbordante, del pintor mexicano Arnaldo
Coen.
Celia Fanjul Peña, su autora, artista visual y Maestra
en Historia del Arte, partió del estudio de la gran
exposición del artista intitulada: Donde empieza el silencio en el
espacio tiempo, llevada a cabo hace trece años, en México. Todo
un acontecimiento cultural pues, como conjunto, esa muestra
fue una síntesis de los caminos que Coen ha explorado a lo
largo de su carrera.
Los historiadores del arte que precedieron a Celia
Fanjul vincularon al artista tanto a la generación de la
“Ruptura” como a una abstracción geometrizante,
exquisitamente resuelta a nivel pictórico, a veces con tintes
surrealistas, otras, las menos, con un afán de abrazar una
postura estético-política. Así, pocos incluyeron en sus
comentarios la inclusión de figuras de la historia como
Emiliano Zapata, imagen frecuente en su producción de 1992 y
2001, año éste último en que se llevó a cabo la exhibición
que, para Celia Fanjul, fue toda una revelación pictórica y
escultórica, dada su propia calidad y por las tendencias del
arte que hacen eco en cada una de las obras que la
conformaron. Celia desafió visiones antiguas de la obra del
artista, quizá unilaterales, aunque bien escritas. Su
análisis nos entrega un rico panorama de las circunstancias,
las razones, el entramado estético-artístico e intersubjetivo
que determinan ese rico universo de orden y diseminación que
apela, por momentos, al esplendor del caos en asimilación
perfecta con el color y los potenciales de la geometría. Se
valió de la cita crítica de la filosofía y la ciencia al
igual que de algunas concepciones que sobre el pintor
aparecieron a lo largo del tiempo en su fortuna crítica.
Conjuga tramos, zonas conceptuales, territorios históricos
para abordar su cometido: el silencio, el espacio y el tiempo, por medio
de una metodología rizomática, apoyada en “conceptos valija”
(aquellos que pueden abrazar territorios disímbolos y
otorgarles un sentido en su configuración), propuestos por
Deleuze en sus estudios sobre cine (lo verá el lector). Es
decir, la autora presenta la totalidad de Donde nace el silencio…,
pero especificará sus dispositivos analíticos para cada obra,
trayendo a colación al “criterio de semejanza”, la
multiequivocidad de la significación y el sentido en la
cultura contemporánea, configurando su texto cual compleja y
minuciosa estructura que nos lleva y trae entre la
singularidad y especificidad de los problemas planteados y el
abordaje de cuestiones generales, importantísimas, del arte,
por ejemplo, el convocar, contener y proyectar en incesante
renovación simbólica, el amasijo idescifrable de pasado y
presente.
El camino trazado para llegar a mostrar la estructura en
movimiento de aquella revelación que es la obra de Coen, para
la Celia Fanjul, está contenido en su bien pensado índice,
que inicia anunciando la infaltable introducción y luego
alude, sólo a través de las nominaciones de los apartados, a
los problemas generales ligados de manera amplia y
contundente a varias ramas del conocimiento contemporáneo. La
física cuántica, la geometría euclidiana y la trigonometría
(el maestro Coen ha sido un pintor de amplia formación
multidisciplinaria), la historia del arte misma, el
posestructuralismo francés y, por supuesto, la literatura,
son manejadas por la autora con la misma holgura que el
maestro las asimiló a sus campos de trabajo. En su develador
estudio, Celia Fanjul supo introducir la importancia que la
música tuvo en la formación espiritual de Coen y cómo los
ecos de ese arte se advierten en la cohesión del fragmento y
la totalidad en sus obras, resolviendo aporías visuales en su
estética.
Son siete las obras que figuran en el índice y anuncian
el camino posible de la actitud analítica y metodológica de
la estudiosa, siempre en movimiento e intensificación
conceptual multidisciplinaria de sus enfoques ante las obras:
“Ser eterno un instante”, “Luz de sí misma”, “Ante la vida,
nada”, “Abre y arma su desnudez” y “Vuelve al origen”. El
“criterio de Semejanza”, las visiones de la ciencia como los
fractales, los espacio-tiempos quánticos, el estudio de la
sección áurea para aquilatar su revivificación, los patrones
áureos y el arte bruto, un recorrido teórico sobre el
conflicto, al mismo tiempo que coincidencia, entre el fondo y
la forma, el hermetismo y su misteriosa exactitud, el espacio
como campo magnético y lugar donde las figuras se
descomponen, se desdoblan dejando estelas de vibraciones
cromáticas, la gestalt y Fluxus, los mitos y las historias, el
papel que juegan algunos movimientos de las vanguardias
europeas en el sutil oficio de composición y
conceptualización de Arnaldo Coen, son la red de dimensiones
y categorías que afloran en el texto, manejadas en el texto
por una capacidad de observación y análisis muy entrenados
en el placer del pensar y analizar. En otras palabras: frente
al índice del libro –no un enlistado cualquiera--, el lector
tiene, de pronto, una evidente visión enunciativa de los
contenidos, su orden y la posibilidad de imaginar los
márgenes de indeterminación (“abismos”, “recodos”, “huecos”,
“fugas”, parajes figurales sólo presentibles, no visibles, y
otros) que vuelven tan interesante como imprescindible toda
investigación libre y rigurosa, desafiante y cuidadosa en
todos sentidos, como ésta.
Echar mano de la ciencia y de una metodología que oscila
entre la sucesión de lo general a lo particular y de lo
particular a lo general en un contrapunto que asimila y
acomoda aglomerados simbólico-históricos, aleatorios,
coincidentes y de oposición entre sí, desplazando variables a
pesar de un hilo que hilvana súbita o lenta en sentido
asimétrico el todo, constituye el meollo y cometido
metodológico y epistemológico de la Maestra Fanjul. En pocas
palabras: logra poner en escena, así como lo hiciera Coen en
sus cuadros, todos sus elementos técnico metodológicos y sus
conocimientos generales, de amplísimo espectro, para
demostrar que el pintor mexicano logró resolver en su pintura
y escultura el debate sesentero del conflicto figuración-
abstracción. Cómo lo logra en un complejo vaivén entre el
maremagnum social y político, que en el texto está trabajado
con un dinamismo quasi teatral. Sí: el silencio empieza en un
nuevo espacio-tiempo cuando la frontera figuración-
abstracción desaparece a consecuencia de la prestidigitación
plástica coeniana que fusiona las dimensiones de ese binomio
mimetizándolas en su expresión cromática y dibujística única,
todo lo cual proviene también del esplendor de la imagen-
tiempo en el cine. De esa fina e intensa manera, Celia Fanjul
nos hace sentir el servicio metafísico que los símbolos
ofrecen al espacio social desde la intimidad de las obras de
arte, en este caso las que formaron Donde nace el silencio en el
espacio tiempo.
La investigación y la narrativa de la historia del arte
en México adeuda a la Maestra Celia Fanjul Peña la traza de
este gran libro-mapa, dador de una visión amplísima y
contundente de uno de los mundos pictórico-escultóricos más
interesantes de nuestro medio artístico de la segunda mitad
del siglo XX en México. Y de ahí, en consecuencia, ofrece un
contraste tácito de la pintura –que se ha creído muerta--,
con el arte como argumento conceptual, el que rechaza sus
materiales, el que enaltece el proceso de la factura y no la
obra finita, el que convierte al cuerpo en su punto de
partida más allá de la danza, ese arte que brota de otros
artistas hoy día, lejano del enfrentamiento al mágico plano
bidimensional milenario.
La lectura de este libro aviva el disfrute del debate
actual del arte y enriquece nuestro potencial conceptual e
imaginativo, pues nos informa a la vez que nos convoca a
fabricar nuevos discursos y conocimientos para vislumbrar la
complejidad del arte, tan inmediato y lejano siempre, cuyo
“contenido” (¿la significación última? ¿la inmensidad
apasionada de la forma y la imagen?) escapa, inalcanzable:
nosotros mismos.
Notas de la autora
A Ximena
A mis estudiantes
A los artistas plásticosA los historiadores del arteA los diseñadoresA las amigas y amigos
El presente libro surgió de mi necesidad de mostrar otra
manera de ver, interpretar y entender algunas obras
artísticas del siglo XX, diferente a la historia oficial que
se repite en muchos textos, así como de evidenciar algunos
elementos del proceso creativo, cuando éste busca
interrelacionar la realidad social y tecnológica, filosófica
y científica, cultural y afectiva, política y económica,
plasmados sintéticamente en una obra plástica para, quizá,
proponer otra manera de leer el lenguaje visual de la segunda
mitad del siglo pasado en el que se resaltan las diferencias
entre el arte figurativo, el abstracto, o entre el
surgimiento del arte no objetual y el referencial. Es un
viaje desde las vanguardias artísticas del siglo XX hasta la
posmodernidad, que me llevó a una aventura a las entrañas del
arte transitando por el camino de la historia.
Arnaldo Coen ha sido clasificado oficialmente como
perteneciente a la Generación de la ruptura. No obstante el peso
del canon, me parece he logrado sustentar su insuficiencia ya
que no abarca la riqueza de su obra, puesto que ésta ha ido
transformándose en franca relación dialógica con sus colegas
de la plástica internacional, en sus diversos desarrollos.
Este libro también surgió de mi necesidad de completar el
ciclo académico que permaneció inconcluso por más de 20 años,
pospuesto debido a mi triple condición de madre, artista
plástica y profesora universitaria de dos medios tiempos.
Confrontada entre la teoría y la práctica, algunas veces
pensaba que “la falta de tiempo“ solo era excusa que me daba
y que en realidad un cierto miedo me habitaba, porque ver
plasmadas plásticamente mis ideas críticas sobre la realidad
y la corriente oficial del arte mexicano era una cosa, pero
expresarlas claramente por escrito me paralizaba, consideraba
que me acarrearía muchos descalabros y críticas y que al
final solo cosecharía enemigos, por ello prefería hacerlo
plásticamente, oralmente y hasta performáticamente, ya que
son muy pocos los que se detienen a reflexionar sobre lo que
ven, conformándose con decir es bueno o malo, me gusta o no
me gusta, y solo algunos de los que nos dedicamos al arte
plástico y visual queremos entender mas allá de la belleza,
revelar lo no enunciado, lo censurado, lo inacabado, lo
irracional, lo invisible, aunque seamos tachadas y tachados
de complicadas o locos. Considero por ello, que este libro
también se convirtió en mi batalla contra el silencio surgido
del miedo, es una suerte de lucha contra la censura y mi
autocensura. Es así un libro-espacio silencioso, hecho de
tiempos artísticos contra el silencio.
El proceso fue tortuoso y fascinante, ya que escribir es un
arte difícil y arduo que me pegó a la silla y a la
computadora durante muchas horas. Me abrió la imaginación
enormemente permitiéndome relacionar arte y sociedad, arte y
ciencia, arte y tecnología, me ayudó a comprender los saltos
discursivos entre disciplinas hsitoricamente semicerradas que
nos han ido transformando física y espiritualmente y me hizo
mas cuidadosa de la forma y de la teoría. Tuve que inventar
formas inteligibles para los otros, argumentar y defender mi
visión y posición filosófica y política para poder
interpretar las metáforas y señales, los signos y símbolos
del mal llamado arte de la ruptura, de Arnaldo Coen.
Este libro sin embargo no lo hice sola, le debo mucho a la
Dra. Elia Espinosa, poeta, amiga y maestra que tuvo la
delicada paciencia de canalizar mis ímpetus, serenar mis
ansiedades e iluminar las cavernas en las que caí muchas
veces y como gran cómplice se burló finamente de algunas de
mis posturas anacrónicas, sin las cuales no hubiese logrado
exponer con orden tantas ideas.
También quiero agradecer muy especialmente al Maestro Alberto
Híjar, ya que sus importantes críticas y observaciones, si
bien fueron como explosiones que abrieron grandes boquetes en
mi muro de resistencia, y aunque fueron muy dolorosas, me
permitieron ver unas interconexiones que yo no había
siquiera prefigurado, impulsándome a investigar
exhaustivamente, obligándome a expandir mi horizonte mental y
cultural. A la Dra. Marta Olivares que con tanta paciencia y
generosidad revisó el manuscrito y me dio todo su apoyo. Y a
mi gran amiga Nina Torres que me ayudó en incontables
ocasiones y con la edición del presente libro. A Trinidad
Alesio, Caty Eibenshutz, Andrés Ruiz, Jaime Kravzov y Marina
Altagracia, Marcela Blum, Araceli Soní, César Espinosa y
Araceli Zúñiga, que me apoyaron generosamente con su amistad
y complicidad. A mis alumnos porque sin sus necesidades
culturales este libro no sería. Y a Mi hija Ximena, muchas
veces piloto crítico de la nave.
Este libro no podría materializarse sin Arnaldo Coen, que me
abrió las puertas de su casa, me regaló su tiempo y me
explicó su vida y obra. Le agradezco las ricas charlas que
tuvimos como amigos sobre el arte, su arte y sobre todo le
agradezco su obra que me permitió comprender algo mas de la
cultura y del arte del siglo XX.
Por último, quiero agradecer a la UAM, a través de la
División de. Ciencias y Artes para el Diseño de la Unidad
Xochimilco, por publicar este libro que espero sirva para
aclarar muchas teorías y posturas del arte y del diseño, y
para contribuir un poquito a construir una sociedad del
conocimiento que ayude a transformar este nuestro mundo y
país tan lastimados por la violencia, la injusticia, la
desigualdad y la ignorancia.
Celia Fanjul Peña,
Ciudad de México, primavera del 2014.
Introducción
Siempre que he ojeado libros de estética hetenido la incómoda sensación de estar leyendoobras de astrónomos que jamás hubieran mirado
las estrellas.
Jorge Luis Borges,
El enigma de la poesía.
Este libro es un ensayo comprehensivo sobre la obra del
artista mexicano Arnaldo Coen (1940-) el más joven de los
pintores mexicanos de la llamada “Generación de la
Ruptura”, cuya producción plástica data desde la segunda
mitad del siglo XX y se continúa en el siglo XXI. Es un
trabajo de análisis, lectura e interpretación, es un
intento de traducir al lenguaje verbal lo que los ojos
contemplan o, como diría Umberto Eco, es una traición, en este
caso a la imagen, ya que ella dice por sí misma y evoca
sensaciones múltiples, y en este ensayo seguramente el
lector encontrará limitaciones y distorsiones. Si bien he
cuidado de relacionar lo más objetivamente posible la obra
con su circunstancia para explicar cómo es que el lenguaje
plástico o la obra se refiere o invoca y evoca al contexto
en que fue generada, asumo que para distinguir los
elementos que constituyen su obra hay que ubicarlos en el
tiempo y en el espacio; por ello el lector encontrará
referencias de la historia de México y del mundo que me
parecieron necesarios para comprender por qué su trabajo ya
es parte del patrimonio cultural de México,1 aunque advierto1 La obra de Arnaldo Coen forma parte de las colecciones del Museo de ArteModerno, del Museo Universitario de Arte Contemporáneo, Museo Abstractode Zacatecas, Museo Rafael Coronel, los Museos de la Secretaría deHacienda y Crédito Público, de la Secretaría de Relaciones Exteriores,del Museo Carrillo Gil, y del Centro Cultural Universitario de
que aún hay muchos temas por estudiar, como los que surjan
del enfoque erótico y del musical, sobre todo lo
relacionado con la ópera.
Actualmente podemos encontrar múltiples artículos
periodísticos, académicos y especializados en artes
plásticas y visuales sobre su obra,2 pero en mi opinión no
se han realizado estudios profundos dedicados a comprender
el valor de su propuesta estética. Este trabajo intenta
llenar este vacío: para comprender por qué la obra de Coen
forma parte de la historia del arte contemporáneo mexicano,
por qué es patrimonial, y por qué es jurado en certámenes
nacionales e internacionales.
En el libro hablaré acerca de las distintas
corrientes artísticas internacionales, que se sucedieron en
la segunda mitad del siglo XX, herederas de otras
corrientes, puesto que la obra de Coen dialoga con las
ideas artísticas locales e internacionales, sin las que
Tlatelolco. Además, forma parte del Seminario de Cultura Nacional desde2008 y, desde 2010, es miembro de número de la Academia Nacional de lasArtes. El Maestro Coen participa como jurado en los certámenes, concursosy bienales artísticas convocadas por diversas instituciones, y formaparte de los jurados del Fondo Nacional de Creadores, FONCA.2 Realizadas por figuras notables como Octavio Paz, Juan García Ponce,Margarita Nelken, Salvador Elizondo, Álvaro Mutis, Federico Cambell, JoséManuel Springer, Santiago Espinoza de los Monteros, notas periodísticaspromotoras de alguna de sus exposiciones, presentaciones en catálogos porescritores y críticos como Javier Moyssen, Luis Cardoza y Aragón, CarlosMonsivaís, Teresa del Conde, Raquel Tibol, Luis Carlos Emerich, JuanBruce Novoa, Sigrum Pass, Jorge Alberto Manrique, Antonio Rodríguez,Guillermo Sheridan, Eduardo Matos Moctezuma, Gerardo Estrada, entreotros.
resultaría imposible discernir los valores estéticos que
proyecta su obra, que ha merecido el reconocimiento de
colegas de gran calado, entre ellos Remedios Varo, Leonora
Carrington, Alberto Gironella, Vicente Rojo y Manuel
Felguérez, quienes lo integraron como el más joven
exponente de la galería Juan Martín desde finales de los
años 50.
El análisis de la obra que Arnaldo Coen ha creado
desde los años sesenta del siglo pasado obliga a hurgar en
el ambiente cultural de la ciudad de México y en su sentir,
en el rico debate de ideas (la doxa), así como también nos
invita a relacionar los fenómenos que provocaron los
grandes cambios culturales de la guerra fría, plena de lucha
ideológica y político-social-cultural y de cambios
tecnológicos que aplicaron los nuevos descubrimientos
científicos que trastocaron el imaginario colectivo, el
espíritu y la factura del arte mexicano, los grandes
cambios en el mercado del arte y en el estatus del artista
en México. Ello, para señalar algunas de las contribuciones
de Arnaldo Coen a la construcción del imaginario en el
arte mexicano.
En este texto el lector hallará algo sobre la
“revelación” del lenguaje de Donde empieza el silencio en el espacio
tiempo, exposición de pinturas y esculturas creadas en
México entre 1992 y 2001 (año en que fue exhibida) y que
refleja la visión que Coen ha construido a lo largo de su
vida artística. Para ello explico algunos de sus recursos
teóricos y prácticos, sus posiciones, deseos y ensueños,
sus relaciones y afinidades. El pintor advierte que en su
obra quiere hacer visible lo invisible, por lo que me propuse un
entramado analítico para develar y hacer comprensible esa
visibilidad o, con otras palabras, esbozo hipotéticamente
cuáles son las posibles “invisibilidades” visibles a las
que él nos expone. Por tratarse de una obra realizada en la
última década del siglo XX, me parece que contiene y
sintetiza rizos de su memoria, lo que me permite sugerir
rasgos centrales en todo su trabajo, y del propio artista.
En esta línea, propongo posibles lecturas de
algunas de las obras expuestas, haciendo un esfuerzo de
traducción del discurso plástico al verbal, buscando los
límites de la interpretación de obras abstractas por
derroteros sociales, políticos, cognitivos y científicos
hasta donde la información y el conocimiento me lo
permitieron, con la intención de entender la obra a partir
de ella misma y en diálogo (especular, dicotómico,
heurístico, complejo o dialéctico, a final de cuentas) con
el contexto sociocultural y político que las significa.
Las miradas teórico-históricas son esenciales para
entender la obra de cualquier autor. La de Coen no escapa a
ese principio. Por ello emprendí el análisis de su obra
tomando en cuenta enfoques como el científico- tecnológico,
el emocional, el ideológico, el social y el cultural,
buscando visibilizar las analogías formales y alegóricas
con los contenidos. Explico cómo plantea y resuelve el
paradigma biológico de “la función hace la forma" que
defendió el funcionalismo, así como postulados teóricos sobre
la percepción, que parecen claves para comprender el
funcionamiento de la psique. Por ser fundamentales para
Coen, se abordan temas importantes de la teoría de la
percepción, del psicoanálisis de Sigmund Freud, del papel
de los arquetipos simbólicos de Carl Jung y Erich Fromm,
pero también cómo recurre a símbolos culturales urbanos, al
Diccionario de símbolos y a interpretaciones propias de la
antropología social de James George Frazer y de Claude Levi
Strauss y a conceptos de hierofanías y sacralidad
desarrollados por Mircea Eliade en la Historia de las Religiones.
El lector también encontrará una propuesta
metodológica distinta, quizá un tanto singular por
interdisciplinaria, para abordar la lectura e
interpretación del arte, que deriva de algunas reflexiones
sobre el método iconográfico e iconológico planteado por
Guy de Tervarent, Erwin Panofsky y Sir Ernst Hans Josef
Gombrich, quienes propusieron resaltar las fuentes del
propio artista en su momento o época.3
3 Durante el año 2006 entrevisté a Coen, en varias ocasiones. Misinquietudes fueron desentrañar los intereses objetivos y subjetivos,reales o imaginarios del autor, para establecer los probables simbolismosentre los elementos objetuales, y las circunstancias intersubjetivas en
La revisión de la literatura de la época me
facilitó el abordaje interdisciplinario del enunciado
formal, que constituye el repertorio visual de Coen quien,
como todo artista plástico, ha construido su estilo
personal abrevando en el arte y en la cultura, la
literatura, el cine, la moda, la ideología y la crítica. Y,
como sus colegas, Coen buscó y construyó diálogos y
distancias con sus predecesores y con sus contemporáneos
europeos, estadounidenses, caribeños y latinoamericanos
(mexicanos incluidos).
Para el análisis específico de la obra de Coen del
periodo escogido, el lector también encontrará referencias
documentales y analíticas de las teorías de la
comunicación, de la Hermeneútica de Hans-Georg Gadamer, y
de la Semiótica de Umberto Eco. 4
La descodificación de formas y sentidos implicó un
análisis de las categorías de la forma de Wucius Wong,5 así comolas que se crea la obra. Indagué acerca de su formación artística y desus vivencias circunstanciales, en tanto “llaves” que permiten abrir elámbito de los elementos afectivos, sociales, económicos, políticos de laspersonas y las obras que fueron significativos en su formación y que, seven reflejados en sus creaciones. Este acercamiento me mostró sus puntosde vista con relación al contexto sociopolítico y cultural en el quetanto él como su creación se vieron involucrados. La relatoría de lasentrevistas no es parte de este texto.4 Eco, Umberto, La obra abierta, Seix Barral, Barcelona, 1962 y Los límites de lainterpretación, Lumen, Barcelona, 1992.5 Wong, Wucius, Fundamentos del diseño bi- y tri- dimensional., Gustavo Gili, México,1992. Aunque la obra de Wong es un manual práctico para diseñadores, fuenecesario para abordar, en primera instancia, esta obra puesto que Coenfue publicista y estudió diseño publicitario, y también denota unprofundo estudio de la obra de Klee y los postulados de la Bauhaus, quefueron los primeros en establecer la sintaxis básica para lenguajevisual considerando el tratamiento de las categorías de la forma. Sin
de los planteamientos teóricos de Wassily Kandinsky6 y de
Paul Klee que permitieron analizar formalmente, desde este
enfoque expresionista, la composición de la obra. Considero
que Coen escenifica al objeto, en el sentido de Gilles
Deleuze,7 aunque en algunas de sus obras vislumbro mayor
cercanía a Jaques Derrida.8
Con otro punto de vista, argumento alrededor de la
creación artística de Coen como sistema complejo de signos
y símbolos filosóficos, científicos, tecnológicos,
psicológicos, ecológicos, eróticos, económicos, políticos,
culturales, y míticos.
Así pues, el análisis que el lector encontrará en
estas páginas es interdisciplinario, y complejo: antes que
líneas o ejes fijos, encontrará giros, saltos y
vibraciones, parafraseando el anti método propuesto por Edgar
Morin, para expandir el desafío de la complejidad que
impone la comprensión de la obra de arte imbricada con la
apropiación y expresión tanto del conocimiento científico
como de los problemas humanos, sociales y políticos. Este
método, preocupado por mostrar un conocimiento sin
divisiones ni compartimentos, respeta lo plural y lo
embargo Wong fue insuficiente ya que las obras hacen continuasreferencias y paráfrasis a la historia del arte, por lo que se recurrió aella en momentos requeridos.6 Kandinsky, Wassily, De lo espiritual en el arte, Coyoacán, México, 1994.7 Deleuze, Gilles et Guattari, Félix. Mille Plateaux, Minuit, Paris, 1980,Deleuze G. Guattari F., El anti Edipo, capitalismo y esquizofrenia, Minuit, Paris,1975 y Deleuze, G. Rhizomes, Minuit, Paris, 1976.8 Derrida, J. La tarjeta postal, De Sócrates a Freud y más Allá, Siglo XXI, México,1986.
singular considerando su interrelación con el contexto y el
todo. Su concepción de la complejidad antropo-social
incluye las dimensiones de lo biológico y lo imaginario. Se
procede haciendo aglomerados, agrupando en conjuntos
simbólicos aleatorios, o como Umberto Eco señala, “se
piensa como en archipiélagos”. Y como explica Deleuze (a
propósito de la edición de una película): “Donde el corte
no indica solución de continuidad sino repartición de
variables entre los puntos del continuo”.9 Desde la
aparición del cine se aceptó que la imaginación trabaja
como en la edición de una película, como haciendo montajes
o, como decimos en el lenguaje popular, “nos pasamos la
película” de algo, cuando nos referimos a un ejercicio de
memoria.
Coen es consciente de que la intersubjetividad
artística también se mueve en redes imaginarias, en
geometrías no euclidianas. Los espacios imaginados y
representados se conciben como las sonoridades de
diferentes instrumentos en una orquesta: son volúmenes
estratificados o ecualizados que reducidos a planos, a
formas o fragmentos, van generando múltiples vibraciones y
sin embargo mantienen un continuo, que puede distinguirse
como tonada, melodía, como composición temática polifónica.
Como cuando algo penetra en los campos profundos de la
memoria, de los hábitos, se bifurca, se divide, asalta,
9 Deleuze, Gilles, Imagen tiempo, Estudios sobre cine, 2, Paidos, España,2004, pág. 64
excita a los otros escenarios del pasado y puede ser que
ocupe el primer plano, el del presente o algunas veces, el
último, presuponiendo un futuro.
La vida, para Coen, se comprende y se pinta en
función de curvas, que se encuentran y se separan; por ello
pinta los círculos y los discos, objetos donde se guarda la
memoria (evocando el carrete de cine, el rollo fotográfico,
los discos de acetato y las cintas de grabadora, donde se
almacena la imagen, la música y la palabra) de los deseos
que se han realizado, dejando caer uno que otro rizo
figurativo por aquí y por allá, indicando con trazos de
movimientos pendulares cuando no se completa la vuelta,
como un deseo truncado.
Coen pertenece a una generación que creció con el
cine; el aprendizaje les llegó ya no solo de vivencias,
sueños, lecturas, ópera, teatro, música, sino que incluyó la
comprensión del arte de la industria cinematográfica, la
nueva representación tecnológica de objetos y personajes,
espacios y situaciones, es decir las imágenes plasmadas son
el espacio que se ocupa en el tiempo. Si las vanguardias
fueron movimientos artísticos que se ocuparon de representar
al movimiento, la generación de “la ruptura” tuvo que
abordar al espacio-tiempo mas el sonido-silencio.
El arte de Coen -estudioso de Deleuze- refleja
la conciencia de su participación en la construcción de la
escenografía en la que vivimos, de su papel como actor
social que se autoconstruye diferente, para la edificación
profusa de personajes enajenados o sin identidad, máquinas
deseantes en esta sociedad a la que nos sometemos o nos
resistimos, tanto en la alta cultura como en la baja, a las
normas y dictámenes del mercado, como lo planteara Hebert
Marcuse10 en El hombre unidimensional (1964).
En este ensayo he querido caracterizar la
fragmentación y la parcialidad de la verdad, la cancelación
de la verdad por la simulación y la mercadotecnia en la
obra de Coen, quien también coincide con Baudrillard y se
reconoce como hijo del sistema occidental global tan bien
descrito en el Crimen perfecto, de Jean Baudrillard, y en la
Estética de la desaparición, de Paul Virilio. En su obra, el
francés nos revela la virtualidad del Sistema de los objetos,11
aplica La economía del signo,12 emite las señales del movimiento
y de la luz (representando que vivimos con el control
remoto en la mano), y mira la realidad como la Máquina visual13
de esta época altamente tecnologizada, y la cuestiona. Coen
es un pintor consciente de ser manipulado por los medios
que aplican teorías de recepción, de públicos, técnicas
psicológicas de persuasión y sugestión en una época de poca
lectura y mucho consumo, donde se sacrifica la calidad por
la cantidad. Los lectores, como Coen, resultan perceptores10 http://es.wikipedia.org/wiki/El_hombre_unidimensional (julio 2012)11 Baudrillard, J. El sistema de los objetos , Ed. Siglo XXI, México, 196912 Baudrillard, J. Crítica de la economía política del signo, Ed. Siglo XXI, México,197413 Virilio, Paul, La máquina visual, Cátedra, Madrid, 1989.
singulares en esta era digital donde la virtualidad impera
con nuevas connotaciones, en “donde reina la simultaneidad
y la prisa suplanta la historia”.14
Cuando el más apartado rincón del mundo haya sido técnicamenteconquistado y económicamente explotado; cuando un sucesocualquiera sea accesible en un lugar cualquiera y en un tiempocualquiera […] cuando el tiempo sea solo rapidez,instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporalentendido como acontecer histórico […] entonces, justamenteentonces, volverán a atravesar sobre todo este aquelarre, comofantasmas las preguntas ¿para qué?, ¿Hacia dónde?, ¿despuésqué? Heidegger.15
Coen pertenece a la época impuesta desde los
años cincuenta, cuando se esbozaron los principios
estructurales de esta nueva manera de manifestación del ser
mediático “post-moderno” (la guerra fría, el pop art,
Kassel), que se consolidan en la sociedad de mercado global
de los años setenta. Hombre y artista de su generación,
vivió gran malestar en la cultura16 al encontrarse en el duelo y
en las luchas ideológica y corporales de la derecha contra
la izquierda, de donde surgió su necesidad de entreabrir
vías alternas y contraculturales, esbozada entre otros por
Jean Paul Sartre en El Ser y la Nada (1943) y La edad de la razón (1959).
La del medio siglo es una humanidad que no se halla y loslibros que documentan el malestar son los best sellers, antes
14 Bartra, Armando, Tomarse la libertad, Ítaca, México 2010, pág. 4715 Heidegger, Martin, Introducción a la metafísica, Nova, Buenos Aires, 1969, en Bartra, A. Ibíd.2010, pág. 4716 El ensayo titulado El malestar en la cultura donde Sigmund Freud (1856-1939)sentó que nuestra especie ha pagado por el progreso el elevado precio desacrificar la vida instintiva y reprimir la espontaneidad
del tiempo de los best sellers. La condición humana (1958)17 apareceen español a menos de 3 años de su publicación en francés ysus reimpresiones se multiplican, mientras que La edad de larazón se conoce en México cuatro años después que enFrancia.18
En la exposición del año 2002: Donde nace el silencio en
el espacio tiempo, Arnaldo Coen interpreta a su país: el de
antes y el de ahora; es al mismo tiempo artífice fecundo de
este nuevo espíritu que explora, ilustra, traduce y
representa los nuevos conocimientos científicos, las nuevas
tecnologías de comunicación que se manifiestan en nuestro
comportamiento y en nuestra vida, pero sin olvidarse de los
conocimientos ancestrales de raíces indígenas que hacen
vibrar sus deseos, fascinado por el mundo mágico de María
Sabina entremezclado con el conocimiento que se desprende
del Zohar. Insiste en desear y construir su propia utopía,
como Beuys y Jodorowsky, que conciben al arte como medicina
para curar el malestar y las enfermedades del alma de los
17 De Hannah Arendt, La condición humana, Paidós, Barcelona, 199318 “[…] y lo mismo puede decirse de la obra literaria y ensayística deotros compañeros de Sartre (marxistas o existencialistas, fraternos obronqueados entre sí pero todos abismados y vehementes) como Simone deBeauvoir que […] en ensayos como Para una moral de la ambigüedad (1947) dejaconstancia de su relación amor/odio con el marxismo al que, como muchosle reprocha que en su teoría de la historia las voluntades humanas, “noaparecen como libres [pues] son reflejo de condiciones objetivas” Y elmismo ánimo perturbado lo comparten intelectuales franceses como lamalograda Simone Weil, los surrealistas André Bretón y Paul Eluard,además de Paul Nizan, Albert Camus, Maurice Merleau Ponti y Edgar Morin.Bartra, Armando, Tomarse la libertad, Ítaca, México 2010, pág. 47. Cierto, elexistencialismo galo es igualmente una moda pero sus emblemas no seagotan en el Café Flore y las mallas negras de Juliet Grecó. Bartra,Armando, Tomarse la libertad, México, Ítaca. 2010, pág. 42
sujetos de las sociedades urbanas y rurales, de las masas
mediatizadas y como antídoto para escapar de esa realidad.
En este libro sitúo conceptualmente la exposición de 2002,
Donde nace el silencio en el espacio tiempo, en los nuevos conceptos que
subyacen en las nuevas raíces científicas, estéticas y
artísticas.
Describo la composición y el tratamiento que Coen
propone en su obra, separando silencio, espacio y tiempo. Puesto
que son conceptos muy amplios que requieren de una
exposición detallada, tanto desde la teoría como en la
aplicación de la teoría en nuevas técnicas de
representación, ofrezco algunas lecturas e interpretaciones
de ciertas obras, o de fragmentos, y las relaciones que se
pueden establecer entre ellos y con el horizonte cultural.
Desde la aparición del arte conceptual19 todos estos se han
convertido en “conceptos valija”:20 cada concepto contiene
diferentes nociones, con cierta carga simbólica,
filosófica, epistemológica, etcétera. Iré dando cuenta de
19 El arte conceptual como movimiento emergió a la mitad de los añossesenta, en parte como una reacción en contra del formalismo que habíasido articulado por el influyente crítico Clement Greenberg. Sin embargo,es común situar su origen en los ready-mades que el artista francésMarcel Duchamp realizó en las décadas de 1910 y 1920, en los cuales laobra artística ya no es interpretada como un objeto de contemplaciónfabricado por la mano de su creador, sino como un objeto de puraespeculación intelectual. http://es.wikipedia.org/wiki/Arte_conceptual20 Concepto propuesto por Gilles Deleuze a propósito de Alicia en el país de las maravillas, y de Ubu Roi. De Alfred Jarry.
ellos en la medida en que se describe la obra, con el fin
de poder mover la maleta o valija, según avancemos en los
diferentes viajes propuestos para acceder al mundo
imaginario de Coen. O si se prefiere, iremos reconociendo
los archipiélagos, como puntas de iceberg, que nos van
construyendo aglomerados que nos permitan tener un espacio
firme, concreto, para conformar la visión de la realidad de
la obra y de su valor estético.
En el mismo capítulo afirmo que Coen pertenece a la
nueva figuración que expandió la reflexión al criterio de
semejanza vista desde la geometría: las analogías entre
símbolos, las analogías de los significantes y significados
que generan nuevos símbolos para dar cohesión a una
sociedad cambiante. La creación de Coen basa sus
expresiones plásticas, abstractas y figurativas en el
espiritualismo de Vassily Kandinsky y de Paul Klee, y en el
surrealismo, pero también se remonta a otras corrientes
artísticas. Coen se mueve en el espacio pictórico de
tiempos medievales y barrocos, entre vanguardias,
modernidad y posmodernidad; su “tiempo” no le basta, toma
de aquí y de allá, de oriente y de occidente los temas, las
atmósferas, los tratamientos y sobre todo las ideas, porque
esos espacios y tiempos, esos sonidos y esa ausencia
significativa que es el silencio, son la vida misma.
Comento, quizá con cierta largueza, acerca de la
importancia normativa del criterio de semejanza, su historia, y
algunas implicaciones socioculturales, filosóficas,
científicas y tecnológicas para analizar la singular
construcción/composición de Coen que revela la división y
la distribución del espacio, la incorporación del marco a
la pintura y de los elementos objetuales que también
incorpora y cómo los trata. Lo anterior nos plantea
problemas de significantes y significados simbólicos de
signos abstractos, de figuras geométricas, de color, de
textura, de comunicación, de conocimiento, de ciencia y
tecnología que permiten hacer la lectura y la
interpretación del lenguaje de figuración abstracta,
surreal y conceptual, entre otros varios, de la obra
expuesta bajo el título de Donde empieza el silencio en el espacio
tiempo, relacionándolo con otros lenguajes poéticos a los
que él hace referencia, y con nuevos conceptos científicos
del espacio, del tiempo, del silencio, y del espacio-
tiempo.
Consideré necesario abordar los conceptos de espacio,
tiempo y silencio desde la distancia espacio temporal de las
corrientes artísticas internacionales hasta la proximidad
amplificadora de la intimidad objetual. También recreo el
conocimiento adquirido a través de la pintura y de las
prótesis visuales, para permitir comprender la dimensión
compleja de la percepción del espacio, el tiempo y el
silencio en la que se mueve Arnaldo Coen y que nos devela
en su obra, mediante geometrías inusuales.
Eché mano de esos recursos para interpretar la obra
Ser eterno un instante. En primer lugar hice una lectura
geométrica y el estudio de las proporciones áureas del
Nautilus, relacionándola con su propio discurso vertido en
las entrevistas que sostuve con él.21 Mi lectura incluyó un
ordenamiento de lógica matemática entre los distintos
elementos, objetos y sus representaciones, así como desde
la teoría de conjuntos (forma y función), asociando
analógicamente el proceso de crecimiento orgánico con el
espiritual y, dialógicamente, con la teoría de la
percepción de las ciencias biológicas y de la filosofía y
de la estética. Resalté, también, el juego dinámico y
conceptual del objeto, de los criterios de semejanza en
diferentes planos mentales y materiales.
Sugiero otra posible lectura asociándolo con la
danza y la poesía a fin de introducir la música, muy
importante para Coen, donde el sonido y el silencio, el
lleno y el vacío que traza en el papel, expresan su manera
de representar el ritmo con diferentes tiempos, verticales
y horizontales, instantes y eternidades: inercia y
voluntad, azar e intención.
21 Como señalé antes, el texto completo de la entrevista con el maestroArnaldo Coen no forma parte de este libro.
En el capítulo La Nueva Figuración, recreo un marco de
referencia de los movimientos artísticos y filosóficos
europeos de la segunda mitad del siglo XX, que estuvieron
en boga en el contexto mexicano y a los que Coen debe su
formación cultural, desde muy joven, a los que considero
como su “foro” cultural y sobre el cual fue superponiendo o
aglomerando nuevos conocimientos.
Vi la necesidad de explicar la complejidad de los
conceptos el fondo y la forma, que son la llave de la composición
espacial y explicación necesaria para descodificar la
simbología de obras como Luz de sí misma, desde la filosofía,
la hermética, la gestalt, la publicidad, el diseño, la
psicología, la comunicación y la física, para establecer el
nuevo concepto de campo magnético - que había sido abordado
por los artistas surrealistas y por la física contemporánea-
entendido como espacio dinámico donde Coen refleja y
proyecta sus imágenes en tensión dinámica, estableciendo
analogías simbólicas con la mecánica cuántica incluyendo a
los fractales.
Abro otra “valija” que contiene la importancia de
la gestalt en la teoría de la percepción, y de fluxus como el
flujo continuo que mueve el fondo hacia la forma y empuja a
la forma a ocupar el lugar del fondo, estableciendo una
analogía entre la idea como fondo y la forma como lenguaje
y la imagen como lenguaje de formas, utilizadas en la
mediatización de discursos y en la publicidad, pero también
como el flujo que construye el futuro y el pasado.
En Luz de sí misma, propongo el análisis e
interpretación desde el enfoque de las relaciones sociales
e influencias; subrayo el afecto que establece con sus
amigos, como eje de su proceso artístico ya que provoca
diálogos, competencias y complicidades, en donde se
identifica con ellos y compone su obra siguiendo su propia
senda de caminos convergentes y divergentes, preservando su
libertad y su personalidad. Esta interpretación se va
develando a través de la comprensión del tratamiento y del
objeto, pintado o incorporado, por ejemplo, al rodillo
como símbolo de la represión que ejercen los moldes
culturales, transmitidos por la escuela y los medios de
comunicación y algunas veces por las dependencias
emocionales con las figuras materna o paterna, y con
algunos amigos a los que admira y con los que se siente
identificado.
Continúo con las implicaciones de estos intereses
comunes con las condicionantes que el sistema político-
económico traza, imponiendo paradigmas que coartan, limitan
y censuran las “libertades” personales y artísticas y se
muestra el interés de Coen al referirlos también con la
incorporación de ciertos objetos que sugieren asociaciones
a los bloqueos inconscientes: Coen pinta con la intención
de mostrarlos, sirviéndose de la teoría psicoanalítica de
Sigmund Freud en Tótem y tabú, de Michel Foucault en Vigilar y
castigar, y de Carl Jung y Suzuki, con Los signos y símbolos
arquetípicos vertidos en las obras de arte.
Estas normas y valores se reproducen algunas veces
a través de mitos, sagas y leyendas. Es por ello que abrí
la ventana socio-política, asociando en un mismo capítulo
algunas condicionantes históricas y míticas de México en la
última década del siglo XX, para proponer la lectura e
interpretación de las obras En donde los silencios enmudecen, Ante la
vida nada, Abre y arma su desnudez, y Ser eterno un instante revelando
la intencionalidad de Coen en tratar estas condicionantes
históricas y arquetípicas, por ejemplo en su mirada del
movimiento zapatista y de Emiliano Zapata como ícono. Y de
su revisión de sí mismo a través de su nueva versión, a
manera de relectura, de su participación en Aquí Arte Correo.
Ahondar en el mito me impuso la inclusión de la
lectura de Volver al origen, en donde se representa una carretera
a la manera futurista, el lugar de tránsito, el no lugar,
para recordar que ante todo, él es pintor y sus “héroes”,
si acaso los tiene, son pintores, pues su mundo es la
pintura y con ellos reconoce sus orígenes. Es un lugar de
tránsito, un no lugar, un vacío, por donde hay que ir y
volver, porque el tiempo de Coen es el del siglo XX y del
XXI y su espacio es el mexicano, donde incorpora algunos
postulados de los manifiestos futuristas a favor del
desarrollo industrial como el dinamismo, la velocidad, el
simultaneísmo, entremezclados con los planteados por la
película Easy Rider, de Denis Hopper (1969). Los incorpora, y
los hace suyos: con el uso del papel amatl se transporta a
otros espacios y tiempos, que habían permanecido en
silencio, como si fuesen intervalos, para establecer un
diálogo plástico, con ritmos pre-industriales que van
prefigurando su identidad plástica. Y en ese viaje al
tiempo recordado aparecen personajes como Chucho Reyes, Ana
Mérida y Waldeen, para resaltar aquellos objetos-concepto
iluminados por teorías sociales que cuestionaron la función
del arte, el gran arte y el pequeño que también es arte. El
arte para el pueblo.
Fue necesario aclarar brevemente la transformación del
objeto -por los distintos tratamientos históricos y
conceptuales- que al ser trasladado en el tiempo y en el
espacio, alteran y subvierten la percepción que tenemos
del objeto, se trate de objetos ceremoniales propios del rito
pictórico, o de objetos auráticos o profanos que han sido
tratados por los artistas de diversas maneras.
Objetos y collages nos significan, se interpretan y
cumplen funciones distintas, objetos míticos en los
rituales urbanos o rurales. Objetos de consumo mediático,
triviales del pop art, o trascendentes. En este capítulo se
abordan algunas significaciones y tratamientos de los objetos,
como las “banderas”, pintadas por Jaspers Jones y por
Arnaldo Coen. Uno de estos objetos, la carta o la tarjeta
postal ha merecido una valija aparte, por tener una carga
afectiva mayor ya que representa las relaciones de Coen con
130 artistas y que lo induce a una revisión sobre las
propuestas conceptuales y comunicativas: el Arte correo.
El espacio mágico explorado por Coen a través de María
Sabina, lo llevó a reconocerse con los hippies y con fluxus.
En esta valija se exponen las vertientes contra-culturales
de los años sesenta y setenta del siglo pasado, para
explicar la manera en la que Coen interpreta las propuestas
del pop art superponiéndolas a sus concepciones expresionistas
influenciado por las concepciones de Klee, y en otro
aglomerado titulado el Expresionismo Oriental se muestra su
formación en el taller de Calcagno, donde surgió su interés
por la poesía y la filosofía orientales, y cómo las plasma
en su obra.
Concluyo el capítulo recuperando la influencia, el
afecto y la admiración por John Cage y Alejandro
Jodorowsky, y por Mario Lavista, y las propuestas para un
Arte Total en donde los procesos son más importantes que la
obra terminada, afirmando que el universo es un cubo y que
vivimos confinados en nuestra soledad dentro de una jaula o
caja, representación geométrica del espacio tiempo y de
nuestra libertad.
Por último, le recuerdo al lector que para lograr un
enfoque comprehensivo sobre la obra de Arnaldo Coen quise
construir una mirada tipo “gran angular”, con flash back,
con zoom, travelling, cambiando la profundidad de campo y
usando la deformación de perspectiva sobre los rasgos más
importantes del horizonte cultural al que pertenece este
autor, nacido en México en 1940, quien desde muy joven
formó parte del movimiento cultural mexicano, tratando de
subrayar los paradigmas sociales, políticos y culturales
con los que se identifica, o aquellos a los que se
enfrentó, aceptando y significando su historia, explicando
también cómo llegamos a construir los espacios reales, pero
también los imaginarios y conceptuales y virtuales.
Por ello consideré necesario abrir ventanas, como
él mismo plantea en su obra, como paréntesis explicativos,
a manera de conceptos-valijas, pues contienen
planteamientos estéticos, científicos, filosóficos y
sociales que fueron paradigmas para su generación para que,
desde allí, se pueda entonces emprender el viaje al mundo
libre de la pintura de Coen, desde donde la observación del
proceso creativo visibilice las ideas que encierran estas
maletas, para representarlas o proyectarlas, a fin de
traducirlos al lenguaje verbal para crear, con este
discurso, un símil del proceso creativo de Coen quien, como
he intentado mostrar, trabaja con formas, texturas y
colores, pintando escenografías y personajes. Entre ellos
se discurre dinámicamente sobre fondo y forma, en el espacio
pictórico al que concibe dinámico y por ello utiliza la
geometría curva; el espacio es comprendido como campo
magnético, donde las pulsiones y los deseos pilotean la
observación, y la contemplación de los objetos conceptuales
que crecen como fractales, considerando la introyección y
la experimentación de la percepción propia y la de su
público.
La obra de Arnaldo Coen parece resolver
contradicciones que se habían planteado como insalvables en
décadas anteriores en la práctica artística, como fue el
debate figuración versus abstracción, nacionalismo versus
internacionalismo, abierto versus cerrado, profano versus
aurático, llevando la emoción y la geometría al límite del
juego transgresor entre lo aleatorio y la determinación
contundente de la realidad y la historia. Coen ha
transitado en la multiplicidad de las artes: pintura,
danza, poesía, teatro, escultura, música, novela, cine,
cuento, video, instalación y performance, en la aventura y
la experimentación, para crear un lenguaje integral,
empeñado en crear un arte total en libertad, en donde se
privilegia lo aleatorio.
Espero que este libro contribuya a comprender su
obra, inherente a la plástica y a las artes del México
actual, en su cabal connotación.