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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE PSICOLOGÍA MAESTRÍA EN PSICODIAGNÓSTICO Y EVALUACIÓN PSICOLÓGICA TESIS DE MAESTRÍA ADAPTACIÓN DEL INVENTARIO DE FRASES REVISADO (IFR) PARA SU USO EN SANTIAGO DE CHILE. MARÍA FERNANDA BURR BUSTAMANTE Directora de Tesis: Dra. Rosa Inés Colombo Cohorte 2011 Buenos Aires, Noviembre, 2016. *correo electrónico: [email protected]

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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

MAESTRÍA EN PSICODIAGNÓSTICO Y

EVALUACIÓN PSICOLÓGICA

TESIS DE MAESTRÍA

ADAPTACIÓN DEL INVENTARIO DE FRASES REVISADO (IFR)

PARA SU USO EN SANTIAGO DE CHILE.

MARÍA FERNANDA BURR BUSTAMANTE

Directora de Tesis: Dra. Rosa Inés Colombo

Cohorte 2011

Buenos Aires, Noviembre, 2016. *correo electrónico: [email protected]

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A mi papá, quien me enseño que los buenos tratos se vuelven eternos/internos.

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INDICE

1.- Introducción

2.- Objetivos

2.1.- Objetivo General

2.2.- Objetivos Específicos

3.- Marco Teórico

3.1-. Las Infancias en Chile

3.2-. Historia y Teoría del Maltrato Infantil

3.3.- Tipos de Malos Tratos

3.4.- Daño Psíquico

3.5-. Psicología Jurídica

3.6-. Evaluación psicológica y psicología jurídica

3.6.1-.Instrumentos de Evaluación de Daño Psíquico

3.6.2-.Instrumentos de Evaluación de Daño Psíquico en Chile

3.7.- El Inventario de Frases Revisado (IFR)

3.7.1.-Trastornos

4.- Método

4.1.- Diseño

4.2.- Tipo de estudio

4.3.- Muestreo

4.4.- Descripción de la muestra

5.- Procedimientos

5.1.- Fase de Pre – aplicación

5.2.- Adaptación Lingüística

5.3.-Adaptación Conceptual

5.4.-Forma de aplicación del Instrumento

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6.- Análisis de datos

6.1.-Análisis de Validez

6.1.1.- Validez de Contenido

6.1.2.-Validez de Constructo

6.2.-Propiedades de Confiabilidad

6.2.1.-Propiedades de Confiabilidad Escala Trastorno Emocional

6.2.2.-Propiedades de Confiabilidad Escala Trastorno Conductual

6.2.3.- Propiedades de Confiabilidad Escala Trastorno Cognitivo

6.2.4.- Propiedades de Confiabilidad Escala Trastorno Social

6.2.5.- Propiedades de Confiabilidad Escala Trastorno Físico

6.2.6.- Propiedades de Confiabilidad Inventario de Frases Revisado

6.3.- Capacidad Discriminativa (Diferencia entre medias)

6.3.1.- Capacidad Discriminativa Escala Trastorno Emocional

6.3.2.- Capacidad Discriminativa Escala Trastorno Conductual

6.3.3.- Capacidad Discriminativa Escala Trastorno Cognitivo

6.3.4.- Capacidad Discriminativa Escala Trastorno Social

6.3.5.- Capacidad Discriminativa Escala Trastorno Físico

6.3.6.- Capacidad Discriminativa Inventario de Frases Revisado

7.- Conclusiones

8.- Discusión

9.-Limitaciones y Sugerencias

10.-Referencias

11.-Anexos

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1.- INTRODUCCIÓN

La familia, como centro neurálgico donde se instalan dinámicas de buenos tratos,

convivencia, respeto y establecimiento de límites, tiene un rol fundamental a la hora de pensar

en los aprendizajes sociales esenciales. De no introducirse y/o respetarse dichas dinámicas,

surge la violencia como vía ante la resolución de conflictos a nivel familiar (Perrone &

Nannini, 2007). En palabras de los mismos autores:

Ésta (la familia) puede ser tanto una unidad social que le permite crecer a sus

miembros y desarrollar sus capacidades, su potencial y las habilidades necesarias para

lograr su autonomía, como también un lugar de sufrimiento, arbitrariedad, injusticia,

opresión, pena, amenaza, violencia y abusos sexuales (p.21).

En la infancia, uno de los derechos primordiales es que las necesidades de todo niño y niña

sean satisfechas y así, puedan desarrollarse sanamente en los diferentes ámbitos. Sin embargo,

esta tarea no es responsabilidad únicamente de los padres y/o de las principales figuras de

cuidado, sino más bien, es responsabilidad de toda la sociedad siendo central el rol que

cumple la comunidad y el Estado (Barudy, 1998).

Dicha labor consiste en propiciar las condiciones necesarias para que los niños y niñas tengan

acceso a la educación, protección y cuidado para llegar a la vida adulta de manera íntegra y

saludable. De ser así, niños y niñas pudiesen llegar a ser ciudadanos con una postura ética que

permita el establecimiento de relaciones humanas arraigadas bajo el alero de dinámicas de

respeto y buenos tratos tanto para sí mismos como hacia los otros (Barudy, 2001; Barudy &

Dantagnan, 2005).

Sin embargo, y a pesar que en la actualidad las decisiones judiciales buscan resguardar el

interés superior de todo niño y niña en el marco de la Declaración Universal de los Derechos

de éstos, el maltrato infantil ha seguido estando presente transversalmente en la sociedad.

Durante los últimos años el maltrato infantil ha sido ampliamente estudiado debido su

significativa prevalencia y por lo impactante de sus consecuencias en los infantes afectados.

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En estos términos, urge mencionar que a pesar que la tasa conocida de maltrato infantil es

muy alta, es posible sospechar que los números conocidos representan sólo una porción

bastante pequeña de los casos que acontecen realmente (Azevedo & Guerra, 2005).

Esta falta de visibilidad del maltrato infantil, en términos de cifras, puede estar relacionada

con diversos factores, tales como: vínculo afectivo con el/los agresores, temor de venganza,

vergüenza asociada al estigma social que implica la victimización, culpabilización, auto

responsabilización y desesperanza por no encontrar una posible salida a su situación. Se suma

a lo anterior, el hecho de percibir al sistema judicial como un referente no válido en la

resolución del conflicto (Cantón & Cortés, 1997; Cortés, Cantón-Cortés & Cantón, 2011;

Colombo, 2008).

Todos estos elementos tienen un efecto disuasivo en las víctimas ante una eventual denuncia,

lo que dificulta, por ende, la posibilidad de garantizar la seguridad y protección del infante

frente a posibles nuevas agresiones. A su vez, estos elementos maximizan, –junto a otros

posibles factores- el daño producido por los eventos traumáticos vivenciados (Huerta, Maric

& Navarro, 2002).

Respecto a las cifras de maltrato infantil a nivel mundial, es relevante indicar que una cuarta

parte de todos los adultos menciona haber sufrido maltrato físico durante su infancia mientras

que una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres refiere haber sido víctimas de

abuso sexual (OMS, 2014).

Según el Cuarto Estudio de Maltrato Infantil en Chile realizado por la UNICEF (2012), si

bien ha habido un avance en la mejora del trato en los niños y niñas, la disminución del

maltrato infantil ha sido moderada entre el primer estudio realizado en 1994 y este último. Lo

anterior se ve reflejado cuando se compara las cifras de violencia física grave la cual en 1994

afectaba a un 34, 2% y en el año 2012 al 25, 9% de los niños y niñas (UNICEF, 2012).

Cabe agregar, que a lo largo de los cuatro estudios realizados por la UNICEF se ha constatado

que en Chile la familia vive una relación de violencia ya sea entre padres, y/o la que éstos

ejecutan hacia sus hijos y/o hijas. Frente a este escenario, es que se vuelve fundamental la

promulgación y el cumplimiento de leyes que prohíban el maltrato infantil en todas sus

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formas (físico, psicológico, negligencia y sexual) como también, políticas públicas

preventivas de apoyo parental (UNICEF, 2012).

Es de esta forma que en el quehacer diario de la psicología jurídica, específicamente en el

ámbito de familia e infancia, se hace indispensable contar con instrumentos que nos acerquen

de forma valida y confiable a: a) el diagnóstico de una situación de vulneración de derechos

contra niños y niñas b) el impacto que lo traumático pudo haber producido en el psiquismo de

los infantes afectados por tal situación.

Ahora bien, se vuelve imprescindible para la implementación de cualquier política,

intervención preventiva y/o tratamiento en víctimas de maltrato infantil el hecho de contar

con un diagnóstico valido y confiable de la situación en cuestión. De este modo, es de alta

relevancia hoy en día la existencia de instrumentos que busquen aportar en esta misión

Con el fin de hacer frente a este desafío, es que fue construido en Argentina el Inventario de

Frases Revisado (IFR) con el objetivo de ayudar en la labor de psicodiagnóstico y tratamiento

en niños, niñas y adolescentes que sufrieron algún tipo de maltrato infantil en contexto

intrafamiliar (Beigbeder de Agosta, Barilari & Colombo, 2009).

Este Inventario es una prueba cuali-cuantitativa, que fue elaborado a partir de las propias

expresiones verbales espontáneas de niños, niñas y adolescentes maltratados entre los 6 y 16

años de edad. Se estima que el IFR no sólo es un aporte en relación a la clarificación de la

posible ocurrencia de hechos investigados en el ámbito judicial, sino que además, contribuye

a la evaluación del daño psíquico y a los respectivos trastornos derivados de éste los cuales

pueden afectar las áreas social, cognitiva, emocional, física y conductual (Beigbeder de

Agosta, Barilari & Colombo, 2009).

En relación a lo anterior, es que el presente estudio pretende ser una contribución en la

detección de malos tratos a niños y niñas a través de la adaptación del Inventario de Frases

Revisado (IFR) para su uso en población de Santiago de Chile. Este estudio busca el

establecimiento de las equivalencias lingüísticas, conceptuales y métricas necesarias que

hagan válido y confiable el Inventario para usarse, específicamente en este caso, en niños y

niñas entre 6 y 11 años.

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Ante este escenario, es fundamental preguntarse: ¿Será el instrumento Inventario de Frases

Revisado válido y confiable para su uso en niños y niñas entre los 6 y 11 años en Santiago de

Chile? El Inventario de Frases Revisado, ¿permite discriminar niños y niñas maltratados y no

maltratados entre 6 y 11 años en Santiago de Chile?

Se hipotetiza que el Inventario de Frases Revisado presentará propiedades de validez y

confiabilidad en Santiago de Chile similares a las que mantiene en Argentina y Brasil.

Además, se postula que el Inventario de Frase Revisado discriminará entre niños y niñas

maltratados y no maltratados entre 6 y 11 años en Santiago de Chile.

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2.- OBJETIVOS

2.1.- Objetivos General

Evaluar las propiedades psicométricas del Inventario de Frases Revisado (IFR) para su uso en

niños y niñas entre 6 y 11 años en Santiago de Chile.

2.2.- Objetivos Específicos

a. Determinar evidencias de validez del Inventario de Frases Revisado para su uso en niños y

niñas entre 6 y 11 años en Santiago de Chile.

b. Establecer evidencias de confiabilidad del Inventario de Frases Revisado para su uso en

niños y niñas entre 6 y 11 años en Santiago de Chile.

c. Evaluar la capacidad discriminativa del Inventario de Frases Revisado a través de comparar

un grupo de niños y niñas maltratados y otro de niños y niñas no maltratados entre los 6 y 11

años en Santiago de Chile.

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3.- MARCO TEÓRICO

3.1.- Las Infancias en Chile

La infancia como temática social, política y cultural es una idea más bien reciente. Por mucho

tiempo, la infancia fue visualizada como un período de corta duración hacia la vida adulta en

donde los niños y niñas no poseían la capacidad para construir su propia historia ni tampoco

para organizar su memoria. La infancia era concebida desde un total adultocentrismo

distinguiéndose recién ésta, como una categoría específica, a partir de la creación de los

Estados Modernos (Marchant, 2015).

En Chile, la cosmovisión sobre la infancia ha variado a lo largo de los años. En gran parte, la

responsabilidad de dicho cambio recae en las distintas instituciones que crean la noción de

infancia y junto a esto, implementan programas de intervención que se emplean sobre ésta

(Morales, 2014).

Es decir, la noción que se posea acerca de la infancia y las políticas que se implementan en

relación a ella no es algo neutral ni aleatorio, sino más bien, tiene estrecha relación con las

instituciones colaboradoras del Estado responsable de este período. En este sentido, cobra

vital importancia que el discurso anclado a nivel estatal sobre la infancia no sea algo

naturalizado, sino más bien, que cuando hablemos de infancia justamente seamos capaces de

problematizar dicha noción; ser conscientes desde el lugar en que es promulgada dicha visión

particular.

Específicamente, en Chile se produce un cambio significativo en cuanto a la cosmovisión de

la infancia a partir de la ratificación de la Convención Internacional de los Derechos de los

Niños (CIDN) ocurrida en 1990. Los niños y niñas dejan de ser concebidos como objetos de

protección y tutela y pasan a ser visualizados como sujetos de derechos definiéndose a partir

de esta concepción, los lineamientos del Estado respecto a dicha temática (Morales, 2013).

No es coincidencia que la ratificación de la Convención Internacional de los Derechos

del Niño acontezca en el contexto del retorno a la democracia y, junto con ello,

devenga la manifestación simbólica de que el Estado, luego de ser un agente activo en

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la violación sistemática de los derechos fundamentales del ser humano durante el

contexto de la dictadura militar, asuma el desafío, emanado de la convención, de

garantizar la protección especializada de los niños y niñas del país (Morales, 2013, p.

10).

Esta nueva cosmovisión sobre la infancia posiciona a los niños y niñas en un lugar diferente y

de este modo, la relación que tienen con la familia, escuela, consultorio, etc., también se

modifica. El concebir a los niños y niñas como sujetos de derechos posee implicancias en

cuanto al rol que asume el Estado respecto a esta temática. Es el Estado quien ahora se

responsabiliza por la protección y garantía de sus derechos, siempre y cuando, ocurra una

falla en la familia respecto a las funciones de parentalidad, crianza y buenos tratos (Morales,

2013).

Los mecanismos sistematizados de control y supervisión que utiliza en la actualidad el Estado

Chileno, en post de mantener visibilizados a los niños, niñas y adolescentes dentro del país,

son las organizaciones colaboradoras de la llamada red proteccional nacional de la Infancia

SENAME (Servicio Nacional de Menores). Éste último, propone dentro de sus objetivos la

prevención de los malos tratos y la intervención biopsicosocial en la infancia vulnerada

buscando el bien e interés superior de los menores de 18 años.

Ante este escenario, se hace visible una relación de asimetría entre los entes encargados de la

protección de la infancia y las familias a las que pertenecen los niños y niñas. Esto, debido a

que cuando la familia falla (determinación asignada según el ente de protección), éste último

posee la facultad de intervenir sobre las formas de crianza y parentalidad en el núcleo más

íntimo familiar no teniendo el mismo rol al momento que padres e hijos presentan otro tipo de

dificultades (Morales, 2013).

El Estado vuelca su preocupación al interior de la familia y la transgresión de los derechos

hacia los niños y niñas que suceden ahí. Sin embargo, cabe preguntarse de qué modo este

enfoque de vigilancia por parte del Estado hacia la familia ignora y/o invisibiliza las

vulneraciones de derechos preexistentes de acuerdo al contexto social (Morales, 2013). A su

vez, cabe preguntarse de qué manera la comunidad, las instituciones y el Estado participan de

forma activa, y no sólo la familia, ante la recuperación de los derechos de niños y niñas.

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En relación al compromiso ético de hacernos cargo de la infancia y dejar de insistir en volcar

netamente la responsabilidad en la familia, Marchant (2015) agrega:

Se trata de un desafío mucho más importante, de una verdadera revolución en las

formas de pensar la infancia. Significa la obligación de proteger a los niños con la

dignidad que merecen, pero además, de darles un lugar donde la memoria de cada uno

de ellos sea escrita y recordada, para así conocer las causas o condiciones familiares,

comunitarias, sociales, económicas y culturales que dieron lugar a la vulneración de

sus derechos. Este no es un asunto privado que compete a algunas familias: es un

problema colectivo (p. 19).

3.2.- Historia y Teoría del Maltrato Infantil

Antiguamente los derechos del padre de familia sobre sus hijos eran ilimitados, mientras que

los niños, niñas y adolescentes carecían completamente de ellos. No es hasta los años 60,

luego de una serie de movimientos internacionales y con la publicación del trabajo “Síndrome

del niño golpeado” de Kempe, que se reconoce el maltrato infantil como entidad diagnóstica

(Medina, Aracena & Bilbao, 2004).

Por tratarse de un fenómeno que ha atravesado la historia de la humanidad, el maltrato infantil

se encuentra cercado de mitos y tabúes. Es por esto, que abordar la temática presenta una serie

de complejidades difíciles de sortear, sobre todo y en tanto, se constituye en un delito sigiloso

y configurado a partir del secreto familiar, además de estar envuelto en aspectos ideológicos

arcaicos (Fresno & Spencer, 2011).

En relación a lo anterior, es que autores como Fresno y Spencer (2011) adhieren a una

perspectiva ecológica transaccional la cual propone que la ocurrencia del maltrato se debe a la

interacción de diversos factores protectores y de riesgo en distintos niveles: cultural,

comunitario y familiar. A su vez, estos factores de riesgo están asociados a estresores propios

de la pobreza, tales como: bajo nivel de ingresos, cesantía, peligrosidad del barrio,

condiciones habitacionales inadecuadas (hacinamiento), entre otros.

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Los malos tratos se dan con mayor frecuencia en ambientes socioeconómicos bajos, en

familias monoparentales, en familias numerosas conviviendo en un espacio reducido y/o en

situaciones de aislamiento social. El desempleo es igualmente un potente factor

condicionante. Estas características socioculturales están relacionadas, sobre todo, con los

malos tratos físicos. En cambio, el mal trato psíquico y emocional se presenta en todos los

grupos sociales en igual medida (San Juan & De Paúl, 1996).

Durante mucho tiempo el desconocimiento de las necesidades de niños, niñas y adolescentes

estuvo normalizada, sobreviviendo hasta la actualidad los malos tratos como vestigio de

aquello. Dichos malos tratos se basan en las siguientes premisas: a) los menores de edad son

propiedad de sus padres y se estima que éstos tienen total derecho a tratarlos como consideren

conveniente, y b) los castigos físicos son necesarios y ayudan en la mantención de la

disciplina, orden y respeto (Lachica, 2010).

Estas creencias comienzan a modificarse a comienzos del siglo XIX, produciéndose en los

países desarrollados una gradual toma de conciencia social de las nefastas consecuencias de

los malos tratos proporcionados a los niños y niñas. Uno de los primeros movimientos se

realizó en EE.UU. con el llamado “Child Welfare Movement” (Movimiento para el Bienestar

del Niño), constituyéndose desde entonces otras asociaciones con objetivos similares en

diversas partes de Estados Unidos y Gran Bretaña. Sin embargo, hasta entonces, permanecía

en desconocimiento la auténtica magnitud del problema y rara vez éstas situaciones eran

detectadas, diagnosticadas y denunciadas (Lachica, 2010).

El Síndrome del niño golpeado fue descrito por primera vez en 1860 por Augusto Ambrosio

Tardieu, catedrático de Medicina Legal en París, basándose en los hallazgos obtenidos en las

autopsias de 32 niños y niñas golpeados y/o quemados. Años más tarde Henry Kempe en

1959 introdujo en la Sociedad Americana de Pediatría el término “Battered Child Syndrome”

(Síndrome del niño golpeado), lo cual en la actualidad se establece como un hito para la lucha

contra el maltrato contra niños, niñas y adolescentes. En su descripción, Kempe no sólo

presentó los aspectos pediátricos, psiquiátricos, radiológicos y legales de dicho Síndrome, si

no que por primera vez estableció cifras de incidencia correspondientes a los Estados Unidos

(Lachica, 2010).

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A partir de aquel hito, la sistematización de la información y los avances científicos han

contribuido en gran medida al conocimiento y abordaje de los malos tratos en la infancia. La

Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha preocupado de hacer un continuo llamado a

seguir adelante con los estudios acerca de los malos tratos en la infancia con el objetivo de

poder entregar pautas diagnósticas claras y eficaces que aporten al enfrentamiento de dicha

situación. En la actualidad la OMS (1999), define el maltrato contra niños, niñas y

adolescentes de la siguiente manera:

Toda forma de maltrato físico y/o emocional, abuso sexual, abandono o trato

negligente, explotación comercial o de otro tipo, de la que resulte un daño real o

potencial para la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño en el

contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder (p.15).

En cuanto a la magnitud del problema, la incidencia del maltrato contra niños, niñas y

adolescentes es muy difícil de precisar, siendo su frecuencia sólo estimable. Investigadores y

expertos del área calculan que los casos denunciados sólo representarían el 10% de los

acontecidos realmente (UNICEF, 2010).

De acuerdo a Briere & Runtz (1990), años atrás existía una idea simplista sobre las

consecuencias de los malos tratos, siendo asociado el maltrato sexual a los problemas

sexuales, el maltrato físico al descontrol de impulsos y el maltrato psicológico a la baja

autoestima.

Recientes investigaciones dejan en evidencia cómo niños, niñas y adolescentes afectados por

situaciones de maltrato presentan mayor riesgo de presentar problemas emocionales,

comportamentales, índices más elevados de abandono escolar, obesidad (y otros trastornos

somáticos), problemas psiquiátricos, droga dependencias, dificultades para inhibir impulsos y

conductas antisociales (Bouchard et al., 2008; Higgins, 2004; Ireland & Smith, 2009; Holt,

Buckley, & Whelan, 2008).).

…problemas que van desde el aislamiento y la apatía, en un intento por apartarse de la

sociedad que les rodea, hasta la impulsividad, agresividad y negatividad. En la

adolescencia el maltrato se ha relacionado con el consumo de drogas, con conductas

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autolesivas y suicidas, y también con un menor rendimiento académico, así como con

problemas interpersonales y emocionales, como la ansiedad y la depresión. Estos

problemas para desarrollar una identidad personal, y la dificultad de interaccionar con

otros menores, en la adolescencia pueden producir como resultado el desarrollo de

conductas ilegales (López, Hernández & Carpintero, 1995, p. 64).

En relación a lo anterior, diversos investigadores relevan el maltrato como fenómeno

transgeneracional, presentando los menores de edad victimizados tendencias a replicar

relaciones con presencia de malos tratos en su vida adulta. Es por esto, que se vuelve

fundamental cortar con el ciclo de la violencia mediante intervenciones psicosociales

profundas (Noll et al., 2009; Paradis & Boucher, 2010).

En síntesis, se podría establecer que experiencias de malos tratos en niños, niñas y

adolescentes pueden formar/deformar de manera irrevocable y nociva tanto la experiencia que

tienen estos de sí mismos (como se definen a lo largo de la vida), como también la forma en

que conciben y establecen relaciones con otros.

Es importante destacar que autores como Buckley y Whelan (2008) y Fergusson, Boden &

Horwood (2008) han concluido que los efectos/consecuencias de los malos tratos infantiles

suelen perdurar en el tiempo a pesar de que el niño, niña u adolescente deje de ser victimizado

y que se hayan tomado las medidas necesarias para garantizar su seguridad. En relación a

esto, es que los autores refuerzan la necesidad de crear medidas preventivas y respuestas

oportunas, adecuadas y adaptadas a cada necesidad particular en el caso que el tipo de

intervención sea más bien reparatoria. Es decir, para el tipo de respuesta recientemente

mencionada, se vuelve fundamental una adecuada evaluación y diagnóstico.

En cuanto a las posibles consecuencias de los malos tratos, Echeburúa y Guerricaechevarría

(2002) confeccionaron una tabla (Tabla 1) que establece, por una parte, las áreas afectas

(efectos) y por otra, los posibles síntomas propios de aquellas áreas que pudiesen surgir en un

determinado período del proceso evolutivo (niñez u adolescencia).

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Tabla 1.

Efectos y síntomas de los maltratos en NNA

Efectos Síntomas Periodo evolutivo

-Trastornos del sueño (pesadillas).

-Trastornos alimentarios.

-Infancia y

Adolescencia.

Físicos

-Pérdida de control de esfínteres. -Infancia.

-Abuso de drogas y/o alcohol.

-Fugas de casa.

-Adolescencia. Comportamentales

-Conductas autodestructivas o suicidas.

-Bajo rendimiento escolar

-Infancia y

Adolescencia.

-Temor generalizado

-Hostilidad y agresión.

-Culpa y vergüenza.

-Depresión y ansiedad.

-Baja autoestima y sentimiento de

estigmatización.

-Vergüenza del propio cuerpo.

-desconfianza y resentimiento con los

adultos.

-Infancia y

Adolescencia.

Emocionales

-Trastornos de estrés post traumático. -Adolescencia.

-Conocimiento sexual precoz e

inadecuado para su edad.

-Infancia.

-Masturbación excesiva.

-Excesiva curiosidad sexual.

-Infancia y

Adolescencia.

Sexuales

-Conductas exhibicionistas.

-Confusión de identidad sexual.

-Adolescencia.

-Déficit de las habilidades sociales.

-Aislamiento.

-Infancia y

Adolescencia.

Sociales

-Conductas antisociales. Adolescencia.

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Se considera de particular relevancia esta tabla para la presente investigación, principalmente

por dos puntos los cuales aluden a elementos teórico clínicos por una parte, y técnicos por

otra. En cuanto a los aspectos teórico clínicos, la tabla deja en evidencia la pluralidad de las

consecuencias que pueden generar las experiencias de malos tratos. Al mismo tiempo, logra

generar cierto orden en aquellas consecuencias/síntomas estableciendo áreas afectadas.

Por otra parte, en cuanto a los aspectos técnicos, la presente tabla es coherente con los

planteamientos de las autoras de la técnica a adaptar (IFR), estableciendo ellas las mimas

áreas afectadas las cuales en su caso son denominados como trastornos (trastorno físico,

emocional, social, sexual y comportamental). Dichos trastornos serán abordados en

profundidad con posterioridad en la presente investigación.

3.2.- Tipos de Malos Tratos

A continuación se abordarán las cuatro modalidades de malos tratos descritas por la teoría y

establecidas por la OMS en 1999, haciendo particular hincapié en el maltrato físico y sexual,

de los cuales son víctimas el grupo experimental del presente estudio.

Es importante mencionar que los tipos de malos tratos se superponen en muchas ocasiones,

siendo incluso difícil de pensar, por ejemplo, un maltrato físico que no implique maltrato

emocional.

Respecto al maltrato emocional o psicológico, éste puede definirse como un patrón

fallido que provee el padre, madre y/o cuidador de un niño, niña o adolescente a lo

largo del tiempo el cual no logra generar un entorno apropiado para su desarrollo

(Fernández & Perea, 2004). Los malos tratos de este tipo incluyen: “la restricción de la

movilidad; patrones de menosprecio, culpabilización, amenazas, la generación de

terror, discriminación o ridiculización y otras formas no físicas de rechazo o trato

hostil” (OMS, 2014, p. 10).

El maltrato emocional o psicológico también incluye omisiones y conductas verbales

intencionadas que buscan dañar y/o denostar al otro. Esta modalidad de maltrato se da en

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aquellas situaciones en las que los sujetos significativos de quienes depende el niño, niña o

adolescente lo hacen sentir mal, descalificándolo/a, humillándolo/a, discriminándolo/a,

ignorando o menoscabando sus sentimientos, sometiendo su voluntad en distintos aspectos de

su existencia que incidan nocivamente en su dignidad, autoestima o integridad psíquica y

moral (Moreno, 2006).

El tipo de maltrato emocional o psicológico infantil, alude a:

…el daño que de manera intencional se hace contra las actitudes y habilidades de un

niño, afectando su autoestima, su capacidad de relacionarse, la habilidad para

expresarse y sentir, deteriorando su personalidad, su socializacio ́n y, en general, el

desarrollo armónico de sus emociones y habilidades (Organización Panamericana de

la Salud, 2013, p. 10).

En cuanto a la negligencia, considerado como otro tipo de maltrato infantil, la UNICEF

(2012) la define como:

La falta de protección y cuidado mínimo por parte de quienes tienen el deber de

hacerlo. Existe negligencia cuando los responsables del cuidado y educación de los

niños, niñas y adolescentes no satisfacen sus necesidades básicas sean estas físicas,

psicológicas o intelectuales (p.19).

A esta definición, se estima relevante agregarle la propuesta de Martínez (1997) quien define

negligencia como “… la desatención de un aspecto crítico del cuidado del niño tal como falta

de protección o abandono de sus necesidades evolutivas” (p. 21). Esto, debido a que dicha

definición instala la necesidad de una continua adaptación de los padres/cuidadores a las

necesidades propias del estadio de desarrollo que cursan los niños, niñas y adolescentes bajo

su cuidado.

De acuerdo a la propuesta de la OMS (2006) la negligencia se podría instalar en las siguientes

áreas: salud, educación, desarrollo emocional, nutrición y refugio/seguridad. Otros autores

como Fernández y Perea (2004) agregan a estas áreas la negligencia en la supervisión y el

abandono.

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Las negligencias médicas y/o en el área de la salud pueden tomar formas muy variadas, sin

embargo estas suelen estar relacionadas con la negación o demora en la consulta médica y/o

en el cumplimiento del tratamiento indicado y/o la no asistencia a las citas o consultas de

seguimiento establecidas (Saavedra, 2014).

Por su parte, la negligencia educacional se relaciona con la falla en el aseguramiento de la

asistencia del niño, niña o adolescente a la escuela, prevenir tanto el ausentismo como los

atrasos reiterados. Es decir, es no asegurar y resguardar que el niño, niña o adolescente

cumpla con los requerimientos educacionales establecidos (Saavedra, 2014).

Las negligencias nutricionales hacen relación con el establecimiento de hábitos alimenticios,

el cuidado de una sana alimentación y la supervisión de ella de ser necesario (Saavedra,

2014). Hoy en Chile no sólo el bajo peso y desnutrición caben dentro de este tipo de

negligencias, si no que también la obesidad infantil se instala como posible síntoma de esta

área.

Los niños con mayor riego a ser víctimas de negligencia son aquellos que no han logrado el

habla y por tanto, no pueden comunicar lo que les esta aconteciendo. Los indicadores más

frecuentes de negligencia en estos casos serían (los que se repiten también en los otros

momentos del desarrollo): falta de higiene, ropa inadecuada para las condiciones climáticas,

retraso del crecimiento y desarrollo, hábitos de alimentación y horario inadecuados,

problemas de aprendizaje escolar, etc. (Fernández & Perea, 2006).

De acuerdo a la propuesta del programa nacional Chile Crece Contigo, la negligencia es:

...un tipo de maltrato infantil, ejercido por los padres y/o adultos responsables,

sostenida en el tiempo que priva a los niños y las niñas del cuidado, protección y

efecto que deben recibir de los adultos responsables que le rodean para un óptimo

desarrollo integral. Para tener claridad en lo planteado, entenderemos la negligencia,

como el abandono, la apatía, el desgano o la indolencia que a veces nos lleva a

descuidar el bienestar y el bien superior del niño y la niña… (Basoalto & Díaz, s.f,

citado en Chile Crece Contigo).

20

En lo que acontece al maltrato físico, esta ha sido la modalidad de maltrato más ampliamente

estudiada a lo largo de la historia. De acuerdo a la OMS (2006), este se define como:

El uso intencional de la fuerza física contra un niño que se traduce en - o tiene una alta

probabilidad de resultar en - un daño para la salud, la supervivencia, su desarrollo o

dignidad. Esto incluye golpear, patear, sacudir, morder, estrangular, quemar,

envenenar y sofocar (p.10).

El castigo físico es un tipo de maltrato ampliamente utilizado como método disciplinar,

siendo muchas veces la intención de corregir a sus hijos lo que moviliza a los padres

golpeadores (en el mejor de los escenarios). Estos padres, en algunos casos, desconocen que

los golpes son poco eficaces para educar y que producen daño real y/o potencial sobre la

salud, desarrollo, dignidad y autoestima del niño/a-adolescente víctima. Posiblemente,

muchos de ellos aún no caen en cuenta que sus propias conductas violentas guardan estrecha

relación con los golpes que estos recibieron por parte de sus propios progenitores,

normalizándose así, el castigo físico como forma de maltrato (Mazadiego, 2005).

Como se mencionó en un comienzo, las manifestaciones corporales por maltrato físico se

caracterizan por su multiplicidad, por ser de diferente intensidad y en las más variadas

localizaciones siendo las más frecuentes las realizadas directamente por el adulto sin el uso de

objetos externos. En ocasiones, el maltrato físico lleva hasta la muerte (Mazadiego, 2005).

La Organización Mundial de la Salud (1999) estima que 40 millones de niños sufren maltrato

en el mundo. Lo anterior resulta alarmante y ha generado que la detección e intervención en

estos casos sea prioridad a nivel salud de manera internacional. Bajo este escenario se estima

que, por ejemplo, el 90% de las familias en los EE.UU. hace uso de alguna forma de castigo

corporal en la educación de sus hijos.

En América Latina y España por su parte, el estudio ACTIVA (Actitudes y normas culturales

frente a la violencia en ciudades seleccionadas de América Latina y España) encontró que

entre el 3% y el 27% de los niños y niñas habían recibido castigo físico con algún objeto por

parte de uno de sus padres y un 34% habían sido golpeados con las manos en los últimos doce

meses (McAlister, et al., 1999).

21

Otras características que se destacan en este estudio, es que las víctimas de malos tratos suele

ser con mayor frecuencia el primer hijo, ya sea por ser un niño o niña no deseado y/o por

venir a romper el precario equilibrio económico de la pareja. Por último, también son

mayormente víctimas de malos tratos los niños y niñas prematuros, con bajo peso,

enfermedades crónicas, hiperactivos y/o discapacitados (Fournier, et al., 1999).

En cuanto a quienes ejercen los malos tratos, el estudio señala que entre el 80-90% de los

casos son los padres de las víctimas, siendo más frecuente los hombres jóvenes. Se trata de

personalidades poco estables, deficitariamente adaptados a las responsabilidades que lleva

consigo la paternidad. Con bastante frecuencia, éstos presentan problemas derivados de su

situación de abuso de sustancias psicoactivas, han sido educados en ambientes de

promiscuidad sexual y/o fueron víctimas de tratos similares en su niñez por lo que han

asumido la violencia como una forma de relación y de educación. Los resultados mostraron

que los padres o familiares jóvenes y con menor educación son los más propensos a

considerar al castigo físico como método disciplinario (Fournier, et al., 1999).

Otros factores de riesgo para la aparición del maltrato físico hayados por Fernández & Perea

(2006) son: desarmonía familiar, pobreza, drogas, madres solteras y/o jóvenes, aislamiento

social, baja autoestima, enfermedades psiquiátricas (madre deprimida), y la propia historia de

malos tratos en los padres.

Respecto al maltrato sexual, y como último tipo de maltrato a desarrollar en la presente

investigación, este será abordado principalmente de acuerdo a la propuesta de Kempe (1978)

la cual ha sido ampliamente utilizada por diversos autores/investigadores del asunto en

cuestión. Kempe definió maltrato sexual como:

La implicación de un niño o un adolescente menor en actividades sexuales ejercidas por

los adultos que buscan principalmente la satisfacción de éstos, siendo los menores de

edad inmaduros y dependientes y por tanto incapaces de comprender el sentido radical

de estas actividades ni por tanto de dar su consentimiento real. Estas actividades son

inapropiadas a su edad y nivel de desarrollo psicosexual y son impuestas bajo presión –

por la violencia o la seducción- y transgreden tabúes sociales en lo que concierne a los

roles familiares (p. 43).

22

Los malos tratos que vulneran la libertad e indemnidad sexual de las personas producen un

alto grado de conmoción pública, viéndose más afectados las mujeres, niños, niñas y

adolescentes (población más vulnerable). La libertad sexual alude a la facultad de la persona

de autodeterminarse en materia sexual sin ser compelido o abusado por otro y la indemnidad

sexual por su parte, se refiere a la seguridad que deben tener todos los sujetos en el ámbito

sexual para poder desarrollarse de un modo adecuado (Duarte & Arboleda, 1997).

En Chile, el maltrato sexual de niños, niñas y adolescentes es un tema cada vez más presente

en el imaginario social. Esto, ya sea por un aumento en su denuncia y/o prevalencia o por su

constante mención en los diversos medios de comunicación. Se destacan las diversas

campañas de prevención de este tipo de maltrato que hoy en día se llevan a cabo en

instituciones sociales (colegios, consultorios, organización de protección de derechos, etc.)

(Pereda & Gallardo-Pujol, 2011; Echeburúa & de Corral, 2006).

Las reales dimensiones de este problema permanecen ocultas debido a que el maltrato sexual

suele ser un proceso que se perpetúa en el tiempo, incluso pudiendo llegar el niño, niña o

adolescente a acomodarse a lo que esta viviendo. Es así, que en la presente modalidad de

maltrato nos encontramos frente al escenario de la cronicidad de muchos de los casos, la

transmisión transgeneracional de las dinámicas maltratantes sexuales y la permanencia del

daño en las víctimas lo que las lleva muchas veces a no poder pesquisar indicadores de riesgo

para sus hijos y/o menores de edad a su cargo y/o a minimizar las consecuencias de éste

(Summit, 1983; Intebi, 1998).

Si bien los estudios internacionales coinciden en las dificultades para estimar con certeza la

incidencia y prevalencia del maltrato sexual infantil, Finkelhor (1994), luego de revisar de

forma sistemática diversas encuestas retrospectivas de prevalencia en adultos realizadas en

Estados Unidos y Canadá, concluyó que entre un 20% y un 25% de las mujeres y entre un 5%

y un 15% de los hombres refieren haber experimentado maltrato sexual a lo largo de sus

vidas. Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud (2003) realiza una estimación

similar consignando que un 20% de las mujeres y entre un 5% y un 10% de los hombres han

sido maltratados sexualmente en todo el mundo.

23

Inquietante resulta el hecho que casi un 90% de los casos de maltrato sexual en Chile son

perpetuados por un familiar -44%- o por un conocido -45%- del menor de edad agredido.

Esto, dificulta en gran medida que la justicia conozca los hechos y así castigue y repare

respectivamente a los victimarios en el primer caso, y a las víctimas y victimarios en el

segundo debido a la paradójica posición en la que queda puesto el niño, niña o adolescente

(Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales de la Policía de Investigaciones de

Chile, 2011; Servicio Médico Legal, 2011).

En relación a lo anterior, la prolongación en el tiempo es parte del fenómeno del maltrato

sexual en sí mismo. En un comienzo, muchas veces estos malos tratos son presentados por el

agresor en una lógica comunicacional que genera confusión en la/s víctima/s. Es así que el

agresor puede incorporar contactos abusivos en las labores de higiene y cuidado, en contextos

lúdicos y/o a través del uso de estrategias de seducción. Lo anterior, dificulta a los niños,

niñas y adolescentes a percibir la transgresión de sus límites personales y conceptualizar los

hechos como maltratantes, encontrándose ya atrapados en dicha relación cuando logran

percibir lo que está aconteciendo. En otros casos el agresor utiliza estrategias para la

mantención del secreto, tales como: amenazas, manipulación afectiva, culpabilización y

chantaje. Por una parte estas estrategias le permiten la concreción de las agresiones y por otra,

la mantención del secreto (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2005; Summit, 1983).

Al respecto, Ernst (2007) manifiesta que el espacio de mayor inseguridad para las víctimas

sería su propio hogar y entorno inmediato pues en ellos residen sus potenciales y principales

agresores. Este fenómeno además, estaría presente y atravesaría todas las clases sociales sin

distinción, siendo las edades de mayor riesgo entre los 7 y los 11 años de edad. En relación a

lo anterior, Barbero (2006) menciona:

La victimización es una forma de aprisionar la voluntad y el deseo de los niños y

niñas, de someterlo al poder del adulto de quien éste depende a fin de satisfacer los

intereses, expectativas o pasiones de éste último. Como esta violencia interpersonal

constituye una transgresión de las normas que regulan la función disciplinaria del

adulto, éste exige que la víctima sea cómplice en un pacto de silencio donde el vínculo

aprisiona y posibilita la agresión. La víctima tiene, por lo tanto, no sólo restringido su

poder de acción y reacción, sino también censurada su palabra viviendo bajo el miedo.

24

El niño o niña sólo podrá rescatarse de este cercenamiento de su libertad y de su

autonomía en la medida que pueda recuperar el poder de su propia palabra. Y esto, lo

consigue tornando pública la violencia de la que ha sido víctima lo cual en muchos

casos resulta muy difícil e incluso imposible (citado en Sierra, 2010 p.14).

3.4.- Daño Psíquico

Para hablar de daño psíquico, es pertinente remitirnos en primer lugar a la noción de aparato

psíquico. De este modo, se enfatiza el concepto introducido por Sigmund Freud de aparato

psíquico el cual se refiere a “una cierta disposición u organización interna” y a su capacidad

para “transmitir y transformar una energía determinada y su diferenciación en sistemas o

instancias” (Laplanche & Pontalis, 2006, p. 30).

Por medio del texto “La Interpretación de los Sueños” (1900-1901), Freud utiliza la figura y

el trabajo de los sueños para explicar el funcionamiento del aparato psíquico. A partir de lo

anterior, elabora el modelo topográfico el cual señala la existencia de tres sistemas

psicológicos: Consciente, Preconsciente e Inconsciente (estos sistemas no pretenden ser en

ningún caso un dibujo de la mente en términos anatómicos, sino más bien, sirven como

formas de representación). Dicho modelo, enfatizaría la actividad dinámica del aparato

psíquico reflejado en los conflictos entre los tres sistemas psicológicos. Aparato psíquico

dinámico, en el sentido que no sólo los sueños sino también los síntomas neuróticos pasan a

ser expresiones de deseos inconscientes reprimidos.

En 1923, a través del texto “El yo y el ello”, Freud propone el modelo estructural para

comprender el funcionamiento del aparato psíquico en el cual el análisis del yo y los

mecanismos de defensa obtienen importancia. Esta vez, Freud no hablará de sistemas

psicológicos, sino más bien de tres instancias- yo, ello y superyó- donde consciente,

preconsciente e inconsciente serán concebidos como cualidades psíquicas. De este modo, el

yo deja de estar asociado exclusivamente a una cualidad preconsciente y/o consciente, sino

también estaría presente una cualidad inconsciente en esta instancia.

La noción de aparato psíquico pareciera estar siempre vinculado, en las distintas propuestas

de Freud, a un trabajo de elaboración en términos de ligar y/o asociar los excesos de energía

existentes. Ya sean sistemas o instancias como formas de representación del aparato psíquico,

25

pareciera que existe una idea continua en relación a la importancia de establecer asociaciones

para poder transformar e integrar los montos de energía.

Bajo este escenario, es que el concepto de daño psíquico podría vincularse a la noción de

trauma. Lo anterior, en el sentido que el trauma aludiría justamente a un exceso de energía

que es inasimilable para el sujeto y que por ende, no podría ser elaborado en una primera

instancia por el aparato psíquico.

Desde el psicoanálisis, el concepto de trauma ha sido abordado desde diferentes

aproximaciones. Sin embargo, dicho concepto ha estado presente desde la teoría de la

seducción propuesta por Sigmund Freud en 1893. A partir de dicha teoría basada en “Estudios

sobre la histeria” (1895), Freud junto con J. Breuer proponen el concepto de trauma vinculado

a una experiencia traumática real en donde la presencia de síntomas se relaciona con un

evento traumático específico y donde la represión, impide el recuerdo de dicho evento.

Sin embargo, en 1897, Freud reformula este concepto al darse cuenta que muchos de los

recuerdos sobre experiencias traumáticas no estaban vinculados necesariamente a un hecho

específico, externo y real de seducción por parte de un adulto en la infancia, sino más bien,

que muchos de estos recuerdos tenían relación con las fantasías de los pacientes (Sandler,

1997).

Luego de la Primera Guerra Mundial, el estudio de la neurosis traumática adquiere relevancia.

Al respecto, Freud postula al trauma vinculado con excesos externos que serían incapaces de

ser elaborados por el aparato psíquico por las vías habituales (1920). Específicamente, en

“Más allá del principio del Placer” (1920), Freud incorpora el término compulsión a la

repetición el cual está asociado a la pulsión de muerte. De este modo, las repeticiones de los

eventos traumáticos, independiente de provocar displacer, son visualizadas como un intento

por dominar y ligar psíquicamente las excitaciones externas que traspasaron la “protección

antiestímulo” de esta “vesícula viva” que Freud propone al comparar el aparato psíquico con

un organismo (p.27).

Por último, a través del texto “Inhibición, Síntoma y Angustia” (1926), Freud le adjudica un

rol fundamental a la angustia respecto al trauma. Esto, en el sentido que la angustia surgiría

como una reacción ante una situación traumática.

26

Dicho sea que la noción de trauma fue cambiando a lo largo de la obra de S. Freud, este

concepto posee continuidad desde una perspectiva económica, ya que se refiere a “…un aflujo

de excitaciones excesivo, en relación con la tolerancia del sujeto y su capacidad de controlar y

elaborar psíquicamente dichas excitaciones” (Laplanche & Pontalis, 2006, p. 447).

Siguiendo esta perspectiva económica del trauma es que las autoras del Inventario de Frases

Revisado (IFR), refieren:

El daño psíquico puede pensarse como una conmoción de tal envergadura que,

bloqueando el esperado desarrollo evolutivo, lleva al niño a un crecimiento deficiente

que involucra tanto trastornos del comportamiento, como cognitivos, físicos, sociales

y afectivos (Beigdeber et al. 2009, p.16).

Aún cuando diversas investigaciones en el área han determinado que se aprecian ciertas

dinámicas psicológicas habituales en un número significativo de niños y niñas víctimas de

malos tratos, las cualidades y expresiones del daño psíquico adquieren dimensiones

específicas en cada afectado, no pudiendo establecerse una respuesta única al trauma. Es por

esto que cada caso debe ser analizado en totalidad y profundidad, contemplando el

funcionamiento previo del evaluado (Muñoz, 2013).

En estos términos, no hay manifestaciones sintomáticas y/o cuadros clínicos particulares

atribuibles a la presencia y/o ocurrencia de algún tipo de maltrato. Sin embargo, una

evaluación psicológica exhaustiva y profunda del niño o niña, junto con otros antecedentes,

pudiesen llevar al evaluador a concluir la posible ocurrencia de vivencias de esta naturaleza.

Dichas hipótesis deben ser sostenidas con herramientas técnicas consistentes que permitan

valorar y complementar la información y antecedentes de otras fuentes (Muñoz, 2013).

A pesar de esto, estudios han encontrado que un número significativo de los niños y niñas

víctimas de malos tratos no presentarían síntomas o indicadores de daño psíquico al momento

de ser evaluados. Una posible explicación de ello, de acuerdo a la propuesta de Finkelhor y

colaboradores, es que estos niños, niñas y adolescentes, a pesar de encontrarse asintomáticos

al momento de la evaluación, pudiesen desarrollar síntomas en otro momento de su vida. Otra

posibilidad ante esta situación, es que aquellos niños y niñas estén o muestren estar menos

27

afectados de lo que realmente se encuentran (consciente o inconscientemente) en post de

mantener la homeostasis familiar y/o proteger a otros miembros de la familia (Maffioletti et

al., 2010).

En relación a lo anterior, es que en algunos casos es particularmente relevante la distinción

entre la personalidad basal del sujeto y la respuesta adaptativa de este ante las experiencias

traumáticas. En este sentido es que el maltrato y el respectivo trauma que se genere en el

sujeto pudiese “gatillar aspectos patológicos previos o generar desajustes en una personalidad

que ya es vulnerable o reforzar aspectos negativos del funcionamiento psicológico previo”

(Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales de la Policía de Investigaciones de

Chile, 2004, p.78).

3.5.- Psicología Jurídica

La relación entre los fenómenos psicológicos y la ley, y la ley y los fenómenos psicológicos

ha sido ampliamente estudiada desde tiempos pretéritos, siglos antes que la psicología se

instalara como disciplina científica. Es así que desde la antigua Grecia, los asuntos de ser en

sociedad/cultura y el comportamiento individual/grupal necesario para ello, han sido y son

asuntos en continua revisión.

Posiblemente en relación con esta larga historia es que no existe una única definición de

Psicología Jurídica, usándose muchas veces distintas denominaciones para nombrarla y

asociando a ella, como parte o como subgrupo, diversas áreas del saber. Es así, que incluso ha

sido cuestionada la denominación Psicología Jurídica dada su amplitud y ambición en cuanto

a sus objetivos (Fariña, Arce & Jokuskin, 2000).

En este sentido, resulta interesante revisar algunas definiciones a lo largo de la historia. Según

Mira & López (1938), la psicología jurídica es concebida como la “psicología aplicada a un

mejor ejercicio del derecho” (citado en Gutiérrez, 2010, p.228). Por su parte, Munne (1980)

hace alusión a la psicología jurídica del siguiente modo:

Psicología social como interdisciplinar jurídica, debido a que el derecho, que

contempla una conducta social, tiene tres dimensiones: una psicológica, una

psicosocial y una sociológica. Y esta conducta social es una conducta cuya plataforma

28

básica esta constituida por la interacción. Esta interdisciplinariedad implica que el

nivel de observación prioritario que ha de inspirar cualquier análisis de las mismas ha

de venir dado por la perspectiva psicológica social. Así, de los campos

interdisciplinarios resultantes al relacionar el derecho con las tres ciencias generales

de la conducta antes señaladas, el que puede exigir una primacía de tratamiento que

sirva de marco de referencia para los otros dos es el que corresponde a la psicología

social del derecho (p. 119).

Años más tarde, Garrido (1982) agrega: “La Psicología Jurídica es una unión entre la

psicología general y la criminología, en la que se tratan de aplicar los conocimientos y la

metodología de la psicología a la resolución de los problemas del derecho” (citado en

Gutiérrez, 2010, p. 229).

A pesar de la dificultad para establecer una definición de la Psicología Jurídica, para la

presente investigación consideraremos la propuesta realizada por Clemente (1995):

El estudio del comportamiento de las personas y de los grupos en cuanto tienen la

necesidad de desenvolverse dentro de ambientes reglados jurídicamente, así como de

la evolución de dichas regulaciones jurídicas o leyes en cuanto que los grupos sociales

se desenvuelven en ellos (p. 25).

Las áreas y espacios en los que se desenvuelve hoy la Psicología Jurídica de manera

internacional no es coincidente, en tanto en cada país y/o localidad existen diversas

peculiaridades culturales, científicas y legislativas (Cárcamo, 2006).

En el año 2000, Escaff propuso 6 áreas en las cuales se desempeñaría la Psicología Jurídica en

Chile:

a) Psicología jurídica del menor y la familia: En este dominio, el psicólogo suele ser parte de

un equipo multidisciplinario el cual se encuentra al servicio de velar y proteger los derechos

de los niños, niñas y adolescentes (resguardar el interés superior del niño/a).

Muchas veces este objetivo requiere de la evaluación psicológica de los menores de edad y/o

sus cuidadores y/o otros integrantes de sus familias. La idea en estos términos, es asesorar al

29

juez o fiscal acerca de cada situación particular –individual y familiar- en post de tomar las

medidas necesarias y pertinentes para restituir el/los posibles derechos vulnerados de los

niños, niñas y adolescentes y o para mediar situaciones familiares de conflicto potencial

(divorcio, adopción, alimentos, cuidados personales, etc.) (Gutiérrez, 2010).

b) Psicología penitenciaria: El psicólogo en este ámbito es parte de la justicia penal junto a

otros profesionales, siendo sus funciones principales la evaluación y tratamiento con el

objetivo de “atender, vigilar y asistir a las personas que por resolución de las autoridades

competentes, fueron detenidas, privadas de libertad o con libertad restringida, contribuyendo a

su reinserción social” (Ley Nº 2.859, 1979).

c) Psicología policial: Las principales funciones de los psicólogos en la policía o cuerpos de

investigación y seguridad hacen relación con la selección, capacitación y formación

especializada de las personas que trabajan en ellas. En la actualidad, los psicólogos y

psicólogas además se han incorporado a equipos de investigación en la elaboración de perfiles

criminales y unidades especializadas de atención a víctimas (Gutiérrez, 2010).

d) Psicología de la víctima: Esta área, muchas veces denominada también victimología, se

aboca al estudio científico de las víctimas pudiendo establecer sus orígenes en la década de

los 50. Es en este momento histórico, que a favor de la mejor y mayor comprensión de los

fenómenos delictuales, deja de ser único y exclusivo objeto de estudio el victimario dándosele

el espacio pertinente y necesario a la víctima.

Se entenderá por "víctimas" las personas que, individual o colectivamente, hayan

sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida

financiera o menoscabo sustancial de los derechos fundamentales, como consecuencia

de acciones u omisiones que violen la legislación penal vigente en los Estados

Miembros, incluida la que proscribe el abuso de poder (ONU, 1985, p.1).

La víctima de un hecho delictivo que reclama encontrarse afectada psicológicamente puede

ser examinada por psicólogos y/o psiquiatras. Estos últimos serán los encargados de

determinar la naturaleza y el alcance del sufrimiento emocional a consecuencia del hecho

30

como también, de establecer el estado de salud mental pre-mórbido y la relación de

causalidad entre el hecho victimizante y la psicopatología emergente (Esbec, 2000).

De acuerdo a Tamarit (2006), se puede plantear la victimología como una ciencia

multidisciplinar que se ocupa del conocimiento relativo a los procesos de victimización lo que

implicaría: 1) Modo en que la persona deviene víctima (victimogénesis); 2) Dimensiones de

la victimización (primaria, secundaria y terciaria); 3) Estrategias de prevención y, 4)

Respuestas sociales, jurídicas y asistenciales tendientes a la reparación y reintegración social

de la víctima.

e) Área de docencia e investigación: Formación especializada de profesionales e investigación

en las diversas áreas mencionadas.

f) Psicología forense: Este ámbito responde a las actividades del psicólogo como perito y

asesor de la administración de justicia. De acuerdo a Urra y Vázquez (1993), esta área la

podemos definir como:

La ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la Psicología ante

las preguntas de la Justicia, y coopera en todo momento con la administración de

Justicia, actuando en el foro (tribunal), mejorando el ejercicio del Derecho. Establecen

sus límites, por un lado, los requerimientos de la Ley; y por otro, el amplio rango que

tiene la Psicología (p.60).

La peritación o prueba pericial es una opinión fundada de una persona especializada en ramas

del conocimiento que el juez no está obligado a conocer. La participación del psicólogo como

perito, está fundamentada en la aceptación del informe como medio de prueba en un juicio

(Maffioletti et al., 2010).

Una de las principales funciones del psicólogo forense en el proceso civil y/o penal es la

valoración pericial del daño psíquico, lo que en Chile hoy es parte de todo protocolo de

acción en casos de niños, niñas y adolescentes víctimas de malos tratos.

31

3.6.- Evaluación Psicológica y Psicología Jurídica

De acuerdo a lo propuesto por Mikulic (2011), la evaluación psicológica consiste en integrar

diversos aportes de múltiples enfoques psicológicos con el fin de dar respuesta a las crecientes

demandas del medio para dar solución a diversas problemáticas humanas utilizando los

últimos desarrollos técnicos puestos en juego para dicha labor.

Fernández Ballesteros (1995), define la evaluación psicológica como:

… aquella disciplina de la psicología científica que se ocupa de la exploración y el

análisis del comportamiento (a los niveles de complejidad que se estima oportunos) de

un sujeto humano o grupo especificado de sujetos con distintos objetivos básicos o

aplicados (descripción, diagnóstico, selección, predicción, explicación, cambio y/o

valoración) a través de un proceso de toma de decisiones en el que se encarnarían la

aplicación de una serie de dispositivos, tests y técnicas de medida y/o

evaluación…(p.17).

En relación a la necesidad de una evaluación psicológica adecuada para el área de la

psicología jurídica, particularmente en función de la evaluación del daño psíquico, es que el

año 2010 se genera una mesa de trabajo interinstitucional en la que participan el Ministerio

Público en colaboración con el Servicio Nacional de Menores, el Servicio Médico Legal,

Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones de Chile, Ministerio del Interior, la

Corporación de Asistencia a Víctimas, etc. Como resultado de esta mesa de trabajo se

presenta el libro “Guía para la evaluación de daño en víctimas de delitos sexuales” el cual

desarrolla algunas de las ideas mencionadas con posterioridad en el presente apartado.

Es importante considerar que en el contexto jurídico, la relevancia de los síntomas y signos

evaluados se basa en su consistencia con el resto de los antecedentes del proceso de

evaluación. De esta forma, no es posible vincular directamente un síntoma o síntomas

psicológicos con la ocurrencia de un hecho. En cada caso investigado, será el contexto social,

espacial, situacional, familiar, la declaración de la víctima y el resto de los antecedentes

disponibles, lo que al evaluador le sirva de contraste y de sustento a sus conclusiones

(Maffioletti et al., 2010).

32

En el contexto penal la evaluación pericial de daño consiste en valorar las

consecuencias sociales y psicológicas (secuelas o lesión psíquica) del delito, y en

establecer y demostrar el nexo causal entre la situación investigada y el daño presente

en el sujeto (Maffioletti et al., 2010, p. 33).

Resulta fundamental a la hora de trabajar en el ámbito de la justicia, particularmente con

víctimas, el considerar las complejidades del proceso de victimización comprendido como

aquel por el que una persona sufre las consecuencias de un hecho traumático. En estos

términos, es que se vuelve primordial el reconocimiento de la victimización secundaria la cual

atañe principalmente a la salud mental y otros servicios que inician su marcha tras la

vulneración (Álvarez & Smith, 2007).

En el plano de la salud mental, la existencia de daño psíquico o lesión psíquica debe

acreditarse utilizando la misma metodología diagnóstica que para cualquier otro

cuadro psicopatológico. Se considerará una dimensión clínica-diagnóstica, una

dimensión psicopatológica (insistiendo y valorando tanto el proceso como el

desarrollo), una dimensión vincular (estableciendo el nexo causal entre la situación y

las consecuencias psicológicas), una dimensión práxica (que se refiere a cualidades,

habilidades y aptitudes mentales de la víctima, y a su conservación, disminución o

pérdida), y una dimensión cronológica o temporal en la que se pretende determinar la

transitoriedad o cronicidad de las secuelas o trastornos psicológicos diagnosticados

(Maffioletti et al., 2010, p. 34).

A este respecto, Castex (1997) aclara:

No siempre en las peritaciones se requiere de un diagnóstico preciso, sino tan solo

acreditar una limitación, una disfunción, un debilitamiento, una perturbación o similar,

careciendo de un interés la precisión del diagnóstico, en la medida que se acredite la

existencia de una alteración morbosa, una disminución de facultades, o una

perturbación de conciencia, capaz de producir alteraciones en las funciones valorativa

y volitiva del psiquismo (p.34).

Las evaluaciones periciales en el ámbito de la salud mental se han trasformado

paulatinamente en un recurso relevante a la hora de aportar al esclarecimiento de los hechos

33

investigados y a la evaluación del impacto que éstos instalan en la vida de las personas. Por

ello, la evaluación pericial de daño psíquico es recurrentemente solicitada por los fiscales en

el contexto de la investigación de los delitos, volviéndose necesario un permanente desarrollo

y perfeccionamiento de las metodologías utilizadas por los profesionales (Maffioletti et al.,,

2008).

Si bien, la evaluación pericial de daño psíquico en víctimas de delitos responde a una práctica

muy extendida en la realidad Chilena hace más de 20 años, poco se ha escrito específicamente

sobre ella. Pasa a ser importante, por ende, dar un paso adelante para contribuir en esta área

particular.

3.6.1.-Instrumentos de Evaluación de Daño Psíquico

Hasta la actualidad, los instrumentos más ampliamente utilizados para la detección y

diagnóstico de la presente temática han sido las pruebas gráficas, en tanto el dibujo ha sido

considerado el sistema de comunicación natural de los niños y niñas (Maganto, Garaigodobil

y Etxeberria, 2007; Vázquez, 1995).

De acuerdo a Beigbeder de Agosta, Colombo y Barilari (2013), en las técnicas gráficas

aparecerían signos observables del fenómeno. Dichas autoras proponen que: “En todo menor

que fue sometido al maltrato intrafamiliar crónico se produce un daño psíquico que se expresa

a través de sus representaciones gráficas y de su comportamiento. Estas manifestaciones están

correlacionadas y son verificables desde la clínica” (p.8).

Las técnicas proyectivas tienen como sustrato teórico el psicoanálisis, ya que parten del

supuesto de la existencia de aspectos inconscientes de la personalidad de los cuales

tendríamos novedad a través de la proyección. La proyección podría ser definida como una

operación por medio de la que el sujeto expulsa de sí y localiza fuera (en una cosa o persona)

cualidades, sentimientos, deseos que no reconoce y rechaza en sí mismo (Celener, et al.,

2004).

El examinado proyecta sus necesidades y tensiones, su mundo emocional, sus concepciones

privadas del mundo físico y social, sus esfuerzos por organizar sus pensamientos, su conducta

34

y las relaciones con esos mundos. De esta forma, expresa el modo personal de establecer

contacto con la realidad interna y externa dentro de una situación vincular específica que está

configurada por la lámina o por la consigna entregada (Celener, et al., 2006).

Si bien la utilidad de los test proyectivos gráficos en la evaluación infantil no es una materia

controversial en el ámbito clínico, su uso en contexto pericial no está exento de críticas. Estas

últimas, se fundamentan en la falta de apoyo empírico y en las posibilidades de que ciertas

instrucciones, que son dadas a los niños y a las niñas para realizar los dibujos, pudiesen ser

inductivas.

Esencialmente estas críticas cuestionan la premisa de que el daño emocional provocado por el

abuso sexual se refleje en el dibujo de los niños y las niñas, en forma tal, que sea posible

diferenciar un dibujo de un niño o niña víctima de abuso sexual y un dibujo de uno o una que

no lo ha sido.

Independientemente de las críticas, se evidencia que han escaseado acercamientos

psicométricos a la problemática propuesta siendo fundamental la construcción y adaptación

de este tipo de instrumentos que permitan, de acuerdo a Cliff (1973):

Desarrollar modelos, principalmente de índole cuantitativa, para la transformación de

los hechos en datos y, fundamentalmente, proporcionar métodos idóneos para la

aplicación de esos modelos, con objeto de asignar valores numéricos generalmente a

los sujetos, sobre la base de sus respuestas, y/o a los estímulos presentes en la

situación (citado en Martínez Arias, 1996, p.21).

Es así, que la adaptación del Inventario de Frases Revisado se considera un aporte para el área

en cuestión, en tanto no se dispone de un instrumento único capaz de diagnosticar el daño

psíquico consecuencia de malos tratos. En este sentido, es que el IFR puede contribuir no sólo

a hacer más breve el proceso diagnóstico, sino también a evaluar las áreas más dañadas en el

caso a caso (Cury & Pinto, 2010).

El IFR fue adaptado al contexto Brasilero el año 2010 por Leila Salomao de La Plata, Cury

Tardivo y Antonio Augusto Pinto Junior, quienes aplicaron el instrumento a más de 1000

35

niños y niñas. En el contexto Brasilero, el instrumento mostró su capacidad discriminante

presentando significativas diferencias en los resultados de su aplicación a la muestra de

menores de edad maltratados y no maltratados.

Recientemente, además, se ha iniciado la adaptación del instrumento al contexto Uruguayo

siendo aún muy incipiente el proceso para dar cuenta del mismo. Finalmente, es dable decir

que en Argentina el IFR se encuentra en su tercera edición siendo utilizado hace más de doce

años en diversas zonas del país. El IFR amplió sus muestras y marcos de aplicación

mostrando satisfactorios resultados.

3.6.2.- Instrumentos de Evaluación de Daño Psíquico en Chile

Se hace relevante instalar la complejidad técnica que ha significado para la realidad chilena la

escasa producción de conocimiento local formal referido a la adaptación y validación de

herramientas de evaluación asociadas al campo clínico - pericial especializado en el fenómeno

del maltrato infantil y el consecuente daño psíquico generado por este.

En Chile, se releva los esfuerzos de los autores Escaff y Sagües los cuales en 1994 llevaron a

cabo estudios orientados al reconocimiento de rasgos y particularidades de niños y niñas

sometidos a agresión sexual. Sin embargo, dichos estudios no evaluaron en profundidad la

especificidad de las técnicas ocupadas, en cuanto a la posibilidad que éstas distinguiesen

indicadores diferenciales entre niños y niñas sometidos a vivencias de malos tratos físico y/o

sexual y otros que no los hubiesen vivenciado (Centro de atención a victimas de la Policía de

Investigaciones de Chile, 2004).

Por su parte, Antivilo y Castillo (2004) buscaron determinar a través de la aplicación del Test

de Apercepción Temática Infantil CAT – A la presencia de indicadores diferenciales que

permitiesen tanto en un contexto clínico - pericial distinguir a niños y niñas

institucionalizados que hubiesen sido víctimas de agresiones sexuales de otros que no lo

hubiesen sido.

El grupo a cargo de este estudio delimitó diez variables asociadas al fenómeno de las

agresiones sexuales: actitud de sometimiento, dificultad en el manejo de la agresión,

36

dificultad en el control de impulsos, sobre adaptación, trastornos en la esfera psicosexual,

niveles perturbadores de angustia (o ansiedad), autoestima disminuida, dificultad

interpersonal, alteración en la lógica del pensamiento y sentimientos depresivos (Antivilo &

Castillo, 2004).

Es así, como se evaluó a 48 niños y niñas institucionalizados cuyas edades

fluctuaban entre los 5 y 10 años y de los cuales 24 habían sido víctimas de

agresión sexual intrafamiliar. Dicho grupo fue considerado como grupo de

estudio y los otros 24 niños y niñas que no habían sido víctimas de agresión

sexual intrafamiliar fueron considerados como grupo control (Antivilo y Castillo,

2004, p.2).

En cuanto a los resultados, el estudio logró encontrar diferencias en tres variables: dificultad

en el manejo de la agresión, niveles perturbadores de angustia y alteración de la lógica del

pensamiento. Sin embargo, dichas variables diferenciales no siempre lograron ser

significativas (Antivilo y Castillo, 2004).

En este orden de ideas es que sus autores concluyen:

El Test de Apercepción Infantil de Bellak y Bellak presenta una limitada capacidad

para diferenciar menores institucionalizados víctimas de delitos sexuales de aquellos

que no lo han sido. No obstante, dicho instrumento si entrega valiosa información

respecto a las características psicológicas de los menores evaluados. De hecho, los

resultados de ambos grupos permiten afirmar que el desarrollo de estos menores

(agredidos sexualmente) ha sido alterado (Antivilo y Castillo, 2004, p. 201).

Es pertinente mencionar como límite de esta investigación, el hecho que la muestra

seleccionada correspondía en gran mayoría a niños y niñas separados de sus familias de

origen debido a resolución del Juzgado de Familia. Es por tanto, que dichos resultados se

pudiesen haber vistos matizados de manera significativa por las vivencias de abandono y

desarraigo familiar.

37

Girardi y Pool (2005) por su parte, desarrollaron un estudio descriptivo comparativo que

buscaba apreciar la distinción de indicadores gráficos diferenciales asociados a agresiones

sexuales en la prueba gráfica “Persona Bajo la Lluvia”. Esta prueba fue aplicada a niños y

niñas entre 9 y 11 años que presentaban denuncia por agresión sexual como también, a otros

niños y niñas de los que no existían sospechas al respecto.

Este estudio cobró relevancia debido al incremento significativo en Chile del uso de pruebas

gráficas para las evaluaciones clínicas y periciales de niños y niñas sometidos a vivencias de

abuso sexual.

Para el desarrollo de dicha investigación, se analizaron 39 dibujos de niños y niñas

pertenecientes a Centros de Atención a Víctimas de Abuso Sexual (CAVAS) y otros 39

dibujos de una muestra de niños y niñas pertenecientes a un establecimiento educacional de la

comuna de la Pintana, Santiago de Chile (Girardi & Pool, 2005).

A partir de los resultados de este estudio, se concluyó, en base al análisis de las

pruebas gráficas, que fueron siete los indicadores que se posicionaron como

diferenciales asociados a agresiones sexuales infantiles. Estos indicadores se pudieron

distinguir a través del análisis de la frecuencia de aparición entre las producciones

gráficas realizadas por el grupo de estudio y el grupo control. Éstos fueron: ausencia

de piso, sonrisa maniaca, lluvia sectorizada, ausencia de paraguas, cabeza grande,

ausencia de entorno y brazos cortos (Girardi & Pool, 2005, p.156).

En conclusión, los autores proponen:

…existen indicadores gráficos diferenciales en niños/as víctimas de agresiones

sexuales y niños/as de los que no se tenga sospecha que hayan sido victimizadas

sexualmente, sin embargo éste número es limitado (…) El que el poder de

discriminación sea limitado, no hace sino confirmar la idea de que este test por sí solo

no puede ser utilizado ni para corroborar ni para descartar una posible agresión sexual,

ya que a sus resultados deben incorporarse necesariamente la información

proporcionada por otras herramientas diagnosticas…(Girardi & Pool, 2005, p. 157).

38

Finalmente, cabe destacar el estudio de Opazo y Rivera (2010) que buscó determinar a partir

de la prueba del Dibujo de la Figura Humana (DFH) la existencia de indicadores gráficos

diferenciales entre adolescentes entre 12 y 16 años que hayan sufrido una agresión sexual

crónica intrafamiliar o por parte de un conocido extrafamiliar, y aquellos en los que no se

sospeche de aquella agresión.

Para llevar a cabo dicho objetivo, se evaluaron 130 indicadores gráficos en 76 adolescentes,

38 parte de un grupo experimental y 38 parte de grupo control. Como resultado de la

investigación se estableció que 17 de los indicadores evaluados discriminan de forma

estadísticamente significativa entre los grupos mencionados. Es importante destacar también,

el esfuerzo que se realiza en este estudio al evaluar de forma conjunta y separada los

indicadores diferenciales entre hombre y mujeres (Opazo & Rivera, 2010).

De esta forma las autoras concluyen:

…los indicadores gráficos diferenciales de adolescentes, hombres y mujeres de 12 a

16 años, que hayan sufrido una agresión sexual crónica intrafamiliar o por parte de un

conocido extrafamiliar, serán distintos de los indicadores gráficos diferenciales de

adolescentes, hombres y mujeres de 12 a 16 años, que no se sospeche hayan sufrido

dicha agresión. En este sentido, esta afirmación daría cuenta de una tendencia de los

adolescentes hombres y mujeres a realizar el DFH de manera distinta cuando

interviene la variable agresión sexual, es decir, la situación abusiva afectaría de forma

diferente a los hombres y mujeres agredidos sexualmente (Opazo & Rivera, 2010,

p.104).

Pese a que todos los estudios mencionados son importantes aportes para aumentar la

especificidad de la labor técnica profesional en el campo de la detección del maltrato infantil,

se aprecia como una limitante el tamaño de las muestra seleccionada. Lo anterior, dificulta la

posibilidad de posicionar los resultados como concluyentes y ser éstos proyectados a la

realidad nacional.

Por otra parte, y en relación a todo lo referido en el presente apartado, queda en evidencia el

escaso número de estudios nacionales que busquen validar y/o adaptar técnicas de evaluación

39

clínico periciales para la valoración del daño psíquico asociable a situaciones de malos tratos

infantiles.

En esta misma línea, más sorprendente y preocupante aún, resulta el hecho que todas las

investigaciones nacionales apuntan única y exclusivamente a pruebas graficas y/o

proyectivas, quedando por fuera cualquier otro intento de acercamiento al daño psíquico de

niños, niñas y adolescentes victimas de maltrato.

3.7.- Inventario de Frases Revisado

Por su parte, y tal como se mencionó anteriormente, el Inventario de Frases Revisado –IFR-

(Beigbeder de Agosta et al., 2009) es un instrumento construido en Argentina a partir de las

expresiones verbales espontáneas de niños, niñas y adolescentes víctimas de malos tratos

intrafamiliares que fueron recogidas por psicólogos clínicos y peritos expertos en el área de

vulneración de la infancia (Beigbeder de Agosta et al., 2009)

El propósito del Inventario es evaluar los trastornos en el área emocional, física, social,

cognitiva y comportamental padecidos por niños, niñas y adolescentes en relación al daño

psíquico causado por situaciones de malos tratos (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Este instrumento es una prueba cuali-cuantitativa de 50 ítems, fácil de administrar, adaptada

para niños, niñas y adolescentes entre 6 y 16 años. El cuestionario presenta una forma de

respuestas cerrada y dicotómicas (SI y NO), lo cual se relaciona con la ausencia o presencia

del síntoma propuesto de forma predeterminada por las autoras (Beigbeder de Agosta et al.,

2009).

Se propone que el IFR puede ser útil a la hora de: a) discriminar entre muestras de niños niñas

y adolescentes agredidos sexualmente y/o maltratados y aquellos que no, b) denotar las áreas

más afectadas del niño, niña o adolescente, c) mostrar posibles cambios a lo largo del

tratamiento, en tanto la sintomatología disminuya, d) proporcionar criterios de alta y e) servir

de disparador de temas importantes a abordar en el trabajo terapéutico.

40

El instrumento (ver anexo nº 1), utiliza como variables a medir los diversos trastornos

desglosados en síntomas, los cuales serían reflejo del daño psíquico en los niños, niñas y

adolescentes víctimas de maltrato. Dentro de los 50 ítems, encontramos 37 relacionados con

los trastornos mencionados y 13 distractores. Éstos últimos, habrían sido incluidos por las

autoras con una doble función: a) añadir la respuesta NO a la prueba para compensar la gran

cantidad de respuestas SI, b) agregar frases inofensivas y distractoras que desvíen al niño,

niña o adolescentes de la problemática promoviéndolo a pensar en las distintas áreas de su

vida cotidiana (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

El IFR en Argentina ha presentado diversos tipos de validez, destacando por ejemplo la

validez de constructo, en tanto el instrumento en sus planteamientos es coherente con el

corpus teórico de maltrato infantil y sus respuestas consistentes con el modelo que validan la

operacionalización de las variables (los trastornos propios del daño psíquico generado por

situaciones de malos tratos) (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Por su parte, en cuanto a la validez de contenido la técnica descansa tanto sobre el juicio de

expertos como sobre la experiencia clínica, en tanto los ítems responden a frases

seleccionadas de niños niñas y adolescentes maltratados en contexto clínico – pericial por

años (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Además, el IFR ha presentado una altísima capacidad discriminante presentando el

instrumento en Argentina un nivel de confianza del 99% en 49 de sus 50 ítems (Beigbeder de

Agosta et al., 2009). Finalmente, el instrumento se ha estimado confiable en contexto

Brasilero presentando un satisfactorio coeficiente de precisión (Cury & Pinto, 2010).

Se estima pertinente mencionar que el Inventario de Frases Revisado ha sido utilizado en

Argentina en diversos contextos y con diferentes muestras durante 12 años, como también en

Brasil desde el año 2010, presentando resultados similares tras su adaptación.

41

3.7.1.- Trastornos

Las variables a medir por el instrumento en cuestión (IFR) son denominados por la autoras

como trastornos, los cuales a su vez aluden a distintos síntomas. Las autoras del Inventario

definen a los trastornos como: “…algo que no funciona bien. …aquellas dificultades de

comportamiento, relación, sentimientos y quejas, escuchadas en consulta de niños

maltratados” (Beigdeber et al. 2009, p.14).

De acuerdo a su experticia clínica, los trastornos se dividen en: emocionales, físicos,

conductuales, cognitivos y sociales.

Los trastornos emocionales son aquellos que tienen que ver con “las emociones, las pasiones

y los sentimientos”, estando los estados de ánimo estrechamente vinculados a estas

experiencias (Beigbeder de Agosta et al., 2009, p.18). Los miedos que vivencian los niños y

niñas victimizados no son injustificados, sino más bien, se forman desde los sentimientos de

angustia e inseguridad que sus padres les proporcionan (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Por su parte, en estos niños y niñas se fue generando una baja autoestima debido a los

mensajes discordantes y desvalorizantes oídos por sus padres y/o figuras de cuidado hacia

ellos. Lo anterior, los posiciona en un lugar de completo desamparo y ante una ausencia de

criterios reales creyéndose culpables de todo lo ocurrido (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Además, los niños y niñas victimizados pueden presentar anestesia emocional la cual es

imprescindible para poder sobrevivir ante un contexto de agresión reiterativa. Esta anestesia

emocional se traduce en serias dificultades para percibir y distinguir lo que ellos

experimentan. Bajo este escenario, los sentimientos de malestar que no pueden ser analizados

toman protagonismo y se extienden hacia todas las áreas (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

En cuanto a lo que respecta a los trastornos físicos, las autoras proponen que estos se

relacionan con problemas de alimentación los cuales se ven reflejados en la falta de apetito o

en la alimentación compulsiva. A su vez, los trastornos físicos incluyen: “dolores crónicos de

cabeza, de estómago, enfermedades psicosomáticas tales como la alergias, dificultades en el

control de esfínteres, enuresis y encopresis” (Beigbeder de Agosta et al., 2009, p.19).

42

Dichos síntomas se vinculan con problemas de desarrollo y madurez que estarían presentes en

estos niños y niñas. En otras palabras, es dable decir que sus cuerpos estarían expresando

aquello que es incapaz de ser nombrado o que no ha tenido la oportunidad de ser significado

y/o inscrito desde otro lugar que no sea el mismo cuerpo (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Los trastornos conductuales por su parte, son definidas por las autoras como: “…el resultado

del uso de defensas primarias, tales como la disociación y la negación” (Beigbeder de Agosta

et al., 2009, p.19). El niño o la niña al experimentar un evento traumático vivencia montos de

angustia que lo o la impulsan a comportarse compulsivamente en post de identificarse con el

maltratador. Lo anterior, es posible de ser comprendido como un esfuerzo por parte del niño o

de la niña de ligar lo que no pudo ser significado ni tampoco tramitado (Beigbeder de Agosta

et al., 2009).

Existirían diversas modos de lidiar con el conflicto, por una parte exteriorizándolo bajo la

“impulsividad, hiperactividad y baja tolerancia”, y por otra, desplegándolo sobre sí mismo a

través de la “sumisión, introversión, apatía y desgaño, además de conductas autodestructivas”

(Beigbeder de Agosta et al., 2009, p.19). En nuestro contexto, muchas veces es posible

asociar dicho repertorio a diferencias de género, soliendo ser más frecuente la exteriorización

del conflicto en varones y el despliegue sobre sí mismo en mujeres. Esta dificultad en el

control del comportamiento conduce al niño o niña irremisiblemente al fracaso y de esta

forma, los sentimientos de frustración y falta de asertividad gatillan, en los otros cercanos,

conductas de rechazo y sanción hacia ellos o ellas llevándolos muchas de la veces al

aislamiento en términos sociales (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

En cuanto a los trastornos cognitivos, es preciso señalar que en éstos se ven comprometidos

procesos cognitivos tales como: “la percepción, la memoria, el lenguaje, el razonamiento y la

inteligencia” (Beigbeder de Agosta et al., 2009, p. 20). Sin embargo, el niño y la niña posee

un criterio de realidad que apela a su juicio de realidad el cual le permite buscar su adaptación

tras lo acontecido (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Los niños y niñas víctimas de maltrato podrían presentar distorsiones perceptivas producto del

uso reiterativo de sus defensas primarias, lo cual se reflejaría en un mal uso de sus

capacidades cognitivas (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

43

Si consideramos que los niños y niñas que fueron maltratados son frecuentemente parte de

familias disfuncionales en las cuales diariamente se convive con mensajes contradictorios,

entonces es posible comprender cómo dichos niños y niñas han tenido que ser capaces de

crear una lógica propia para sobrevivir ante un escenario donde las percepciones no

concuerdan con los sentimientos y donde los roles no están claramente definidos. Dichas

confusiones conducen al niño y niña a crearse una auto imagen y auto concepto equivocado,

como también, a poseer una distorsión en algunos de sus sentimientos y en el concepto acerca

de sus figuras de cuidado (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

Por último y en relación a los trastornos sociales, como se mencionó anteriormente, las

familias de los niños y niñas maltratados son en su mayoría disfuncionales lo cual se traduce

en: distanciamiento social y escasos recursos sociales y redes de apoyo. De este modo, el

sistema parental presenta dificultades para satisfacer y entender las necesidades de sus hijos e

hijas (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

En la mayoría de los casos, se tratan de familias transgresoras que emplean la defensa de la

negación para ocultar sus acciones. Los miembros de estas familias encubren su mal

funcionamiento, el cual está inmerso en dinámicas abusivas y violentas (Beigbeder de Agosta

et al., 2009).

Dichas formas de ser en familia conducen al niño y niña a experimentar una falta de confianza

en el mundo de los adultos. De este modo, vivencian un rechazo a crecer y una dificultad por

proyectarse a largo plazo por temor a no repetir los mismos patrones de sus padres. Su

silenciamiento ante los hechos ocurridos los llevan a presentar dificultades en términos

sociales, tales como: aislamiento, escasez de contacto y poca comunicación (Beigbeder de

Agosta et al., 2009).

En variadas ocasiones estos niños y niñas cumplen roles de adultos que no les conciernen, lo

cual en términos clínicos se presenta como indicador de seudo madurez. Otras veces, cuando

el incesto es protagonista del maltrato, el niño y niña se percibe estigmatizado ya que

reconoce la condena social que implica éste (Beigbeder de Agosta et al., 2009).

44

4.- MÉTODO

4.1.- Diseño

El presente estudio presenta un diseño no experimental en tanto no hubo manipulación de las

variables, ni se realizó una elección aleatoria de sujetos para su ejecución. El trabajo presenta

además, un diseño transversal habiendo sido los participantes evaluados en una sola

oportunidad con el fin de describir y analizar las variables a investigar en un momento dado.

Por otra parte, es posible precisar que la presente investigación es de tipo cuantitativo toda

vez que utiliza la recolección y análisis de datos para abordar los objetivos propuestos.

4.2.- Tipo de Estudio

La presente investigación se inscribe como un estudio descriptivo en cuanto se planteó como

objetivo describir, en post de su adaptación, el funcionamiento del instrumento Argentino

Inventario de Frases Revisado -Beigbeder de Agosta, Barilari & Colombo- para su uso en

población de niños y niñas de Santiago de Chile.

El estudio además, puede instalarse como una investigación exploratoria, ya que a través de

esta adaptación preliminar, se buscó explorar el daño psíquico presente en la población de

niños y niñas víctimas de malos tratos en santiago de Chile.

4.3.- Muestreo

El muestreo fue de tipo no probabilístico e intencional, en tanto no buscó que todos los

sujetos del universo tuviesen la posibilidad de acceder a ser parte de la muestra, sino que los

grupos (experimental y control) de sujetos fueron seleccionados de acuerdo a los

requerimientos de la investigación en cuanto a la especificidad de sus características –niños y

niñas maltratados, y niños y niñas no maltratados- (Hernández Sampieri, Fernández Collado

& Baptista, 2000).

45

De esta forma los criterios de inclusión hicieron relación tanto con lo mencionado

recientemente, como con la escolarización de los niños y niñas y el rango etáreo propuesto: 6

a 11 años. Los grupos en cuanto a su condición social y económica fueron variados, estando

los participantes entre las clases medias y bajas.

4.3.1.- Descripción de la Muestra

Los participantes de la investigación pertenecieron a dos grupos. El primero de ellos (grupo

experimental), estuvo compuesto por 54 sujetos, 15 niños y 39 niñas, entre 6 y 11 años,

escolarizados y que habían sido víctimas de maltrato físico y/o sexual. Se accedió a dicho

grupo a través de programas de diagnóstico ambulatorio (DAM) y de reparación de maltrato

(CEPIJ) de la corporación OPCIÓN en diversas comunas de Santiago, la cual ofrece

asistencia al Servicio Nacional de Menores de Chile (SENAME).

El segundo grupo (grupo control), estuvo conformado por 105 sujetos, 78 niños y 27 niñas,

entre 6 y 11 años, escolarizados y no maltratados. A este grupo se tuvo acceso por su relación

a establecimientos educacionales, siendo excluidos todos aquellos que presentaron

antecedentes judiciales y/o señalaron explícitamente ser o haber sido maltratados.

La muestra total estuvo conformada por 159 niños y niñas, hombres (93) y mujeres (66), entre

los 6 y 11 años, escolarizados y que no presentan discapacidad intelectual. El propósito de los

grupos fue analizar la capacidad discriminativa del instrumento a través de grupos

contrastados.

Tabla 2. Distribución de la muestra por edad y género

Hombre Mujer Total Edad

N % N % N % 6.00 0 0,0% 2 100,0% 2 1,3% 7.00 23 74,2% 8 25,8% 31 19,5% 8.00 15 57,7% 11 42,3% 26 16,4% 9.00 28 62,2% 17 37,8% 45 28,3%

10.00 17 56,7% 13 43,3% 30 18,9%

11.00 10 40,0% 15 60,0% 25 15,7% Total 93 58,5% 66 41,5% 159 100,0%

46

La 2 muestra cómo se distribuye la muestra según género y edad. La mayor proporción

(28,3%) de los niños tienen 9 años, y la menor (1,3%) tienen 6 años. En la muestra un 58,5%

son hombres y un 41,5% mujeres.

Tabla 3. Distribución de la muestra por tipo de tratamiento y género

Hombre Mujer Total

N % N % N %

Control 78 74,3% 27 25,7% 105 66,0%

Grupo experimental 15 27,8% 39 72,2% 54 34,0%

Total 93 58,5% 66 41,5% 159 100,0%

La 3 presenta la distribución de la muestra por género y por tipo de tratamiento (grupo control

y experimental). De un total de 159 niños y niñas, 105 (66%) son del grupo control y 54

(34%) del grupo experimental. Dentro de los grupos la distribución por género no es

equitativa, ya que dentro del grupo experimental solo el 27,8% son hombres (15), mientras

que en el grupo de control el porcentaje de hombres alcanza el 74,3%.

En cuanto a lo que refleja la tabla anterior, es importante vincular la información aportada con

la teoría. Si bien el número de la muestra es pequeño, los datos de la tabla se corresponden

con la teoría en tanto el género es un factor de riesgo para convertirse en víctimas de malos

tratos, siendo las mujeres más propensas a padecer dinámicas maltratantes.

Tabla 4. Distribución de la muestra por tipo de tratamiento, género y edad

Control Grupo experimental

Hombre Mujer Total Hombre Mujer Total

N % N N % N % N % N % N 6 0 0,0% 2 7,4% 2 1,9% 0 0,0% 0 0,0% 0 0,0% 7 18 23,1% 3 11,1% 21 20,0% 5 33,3% 5 12,8% 10 18,5% 8 13 16,7% 5 18,5% 18 17,1% 2 13,3% 6 15,4% 8 14,8% 9 26 33,3% 9 33,3% 35 33,3% 2 13,3% 8 20,5% 10 18,5% 10 14 17,9% 4 14,8% 18 17,1% 3 20,0% 9 23,1% 12 22,2% 11 7 9,0% 4 14,8% 11 10,5% 3 20,0% 11 28,2% 14 25,9% Total 78 100,0% 27 100,0% 105 100,0% 15 100,0% 39 100,0% 54 100,0%

47

La Tabla 4 presenta la distribución de género y edad en los grupos experimental y control,

llamando la atención que en el caso del grupo experimental la edad en los hombres, a

excepción de los 7 años, sería relativamente pareja, mientras que en el caso de las mujeres a

mayor edad tendríamos mayor número de casos.

Tabla 5. Distribución grupo experimental por tipo de violencia y género

Hombre Mujer Total Tipo de violencia

N % N % N % Abuso sexual 6 40,0% 27 69,2% 33 61,1% Maltrato físico 9 60,0% 12 30,8% 21 38,9% Total 15 100,0% 39 100,0% 54 100,0%

Como se observa en la Tabla 5, la mayoría (61,1%) de los niños y niñas dentro del grupo

experimental sufrieron maltrato del tipo sexual, versus un 38,9% que sufrió maltrato físico.

En el caso de los hombres, el 60% sufrió violencia física y el 40% maltrato sexual, mientras

que en el caso de las mujeres el 69,2% sufrió maltrato sexual y un 30,8% maltrato físico.

Es importante relevar, a pesar que la muestra sea pequeña, que esta descripción también se

encuentra en sintonía con lo establecido por la teoría, donde las mujeres tienen mayor riesgo

de ser victimizadas sexualmente.

Tabla 6. Distribución grupo experimental por tipo de violencia y edad Abuso sexual Maltrato físico Total

Edad N % N % N %

7 7 21,2% 3 14,3% 10 18,5%

8 6 18,2% 2 9,5% 8 14,8%

9 5 15,2% 5 23,8% 10 18,5%

10 9 27,3% 3 14,3% 12 22,2%

11 6 18,2% 8 38,1% 14 25,9%

Total 33 100,0% 21 100,0% 54 100,0%

La Tabla 6 presenta la distribución del grupo control por edad y tipo de violencia y género,

siendo llamativo el aumento de casos de maltrato físico a los 11 años.

48

Tabla 7. Distribución grupo experimental por tipo de violencia, edad y género

Abuso sexual Maltrato físico

Hombre Mujer Hombre Mujer Edad

N % N % N % N % 7 2 33,3% 5 18,5% 3 33,3% 0 0,0% 8 1 16,7% 5 18,5% 1 11,1% 1 8,3% 9 0 0,0% 5 18,5% 2 22,2% 3 25,0% 10 2 33,3% 7 25,9% 1 11,1% 2 16,7% 11 1 16,7% 5 18,5% 2 22,2% 6 50,0% Total 6 100,0% 27 100,0% 9 100,0% 12 100,0%

La Tabla número 7 pone nuevamente en evidencia que el género es un factor de riesgo para

los diversos tipos de malos tratos, presentando las mujeres un número mayor de casos en

ambas modalidades: maltrato físico y sexual.

De forma previa a la recolección de datos, cada niño o niña y su respectivo adulto responsable

debieron aceptar participar voluntariamente del proceso investigativo. En este sentido, se

informó de forma amplia y clara los alcances y objetivos del estudio, asegurándosele a cada

participante su anonimato y la confidencialidad de la información aportada. Fue

especialmente relevante, recalcar el hecho que la información entregada no tendría ningún

impacto en la evaluación pericial que se estaba realizando (de encontrarse siendo evaluado en

programas de diagnóstico ambulatorio).

De esta forma, se solicitó la firma de un consentimiento informado –anexo nº 3- el cual hace

hincapié en la libertad de abandonar el proceso en el momento que se desee, si es que así se

estima pertinente.

Es importante mencionar, que a pesar que el instrumento haya sido diseñado para niños, niñas

y adolescentes entre los 6 y los 16 años, el presente estudio adaptó la prueba para niños y

niñas entre los 6 y los 11 años.

49

Este recorte etáreo, en relación a la prueba original, hace relación principalmente con tres

motivos:

1.- Restringir el rango etáreo para poder comparar un mayor número de casos dentro del

mismo momento del ciclo del desarrollo. Se realiza la elección de este rango ya que este se

relaciona con el estadio de operaciones concretas descrito por Jean Piaget.

2.- La accesibilidad de la muestra, en tanto los programas mencionados que prestaron su

apoyo a la presente investigación presentaban mayor acceso a dicho rango etáreo.

3.- La escasez de herramientas particulares para dicho rango etáreo en Santiago de Chile para

valorar situaciones de malos tratos.

50

5.- PROCEDIMIENTOS

5.1.- Fase de Pre-aplicación

Es importante mencionar que la realización de la adaptación del Inventario de Frases

Revisado a Santiago de Chile siguió el orden lógico establecido para la adaptación y

construcción de pruebas psicológicas, el cual integra las normas de la comisión internacional

de los test ITC (International Tesi Comission, 1999).

En un primer momento, se agregaron al actual Inventario de Frases Revisado (en su 3era

edición argentina) 6 ítems del pool inicial de su construcción. Esto, en relación a que la

dimensión de trastornos físicos se encontraba representada solamente por una frase/ítem.

Dicha condición actual del instrumento en Argentina responde al hecho que en el análisis

estadístico de las autoras en su primera edición, estos ítems no habrían mostrado variabilidad

significativa entre niños, niñas y adolescentes maltratados y no maltratados. Lo anterior, es

posible de ser pensado en tanto: 1) resulta complejo para niños, niñas y adolescentes

reflexionar sobre la posible relación existente entre lo psíquico y lo somático, 2) la

normalización de un malestar físico por su prolongado padecer y/o por la dificultad de

compararlo y medirlo en relación a otros (desconocimiento de cuanto es normal que suceda).

A pesar de lo anterior, y en relación a la decisión de incorporar los 6 ítems mencionados, se

considera que en Santiago de Chile pudiesen aparecer diferencias significativas en dichos

ítems originales o al menos, se estima valioso valorar dicha posibilidad.

5.2.- Adaptación Lingüística

En un comienzo se realizó la adaptación lingüística del cuestionario, ya que a pesar que el

Inventario de Frases Revisado había sido construido y validado en el idioma español, se

consideró fundamental una revisión profunda de modismos y usos del lenguaje propios de

cada cultura, proponiéndose así en algunos casos una redacción alternativa del ítem 1, 4 15 y

30. Estas modificaciones contemplaron tanto lo ético como lo émico del constructo en

51

cuestión y del instrumento (Fernández, Pérez, Alderete, Richaud, & Fernández Liporace,

2011).

Este proceso fue realizado por 3 psicólogos con amplios conocimientos en el ámbito de la

familia y la evaluación psicológica, para así certificar una correcta adaptación lingüística. A

partir de sus observaciones, se elaboró la versión adaptada preliminar del instrumento

procurando que en éste quedara reflejado el significado original de cada ítem ajustado al

contexto de Santiago de Chile (Fernández Ballesteros, 1995; Cohen & Swerdlik, 2001;

Coolican, 1994; Muñiz & Hambleton, 1996; Martínez Arias, 2005).

A cada juez se le entregó un protocolo que constaba de: 1) la invitación/solicitud a participar

como juez experto; 2) una descripción general del proyecto de investigación y la explicación

de su función para aportar en ella y, 3) el Inventario de Frases Revisado para su aplicación en

Santiago de Chile, en el cual debía realizar los comentarios que estimase convenientes para su

posible modificación lingüística.

Luego, en post de reconocer si el instrumento modificado resultaba comprensible para niños y

niñas, se realizó una aplicación piloto a 10 niños y niñas con las mismas características de la

muestra (5 grupo control y 5 grupo experimental). A estos niños y niñas se les solicitó, tras la

aplicación del instrumento, que comentaran sobre la consigna, el contenido, los materiales y

el lenguaje del inventario, siendo particularmente relevante si algún ítem les había sido

confuso o poco comprensible. Ante la favorable respuesta de los niños y niñas del pilotaje a lo

anterior, el instrumento finalmente se modificó para su aplicación tal como se aprecia en el

anexo nº2 (Mikulic, 2006).

5.3.- Adaptación Conceptual

Posteriormente, dicha versión fue entregada a cinco jueces expertos para determinar la validez

de contenido de los reactivos. Entre los jueces, se contó con cuatro expertos en infancia y

familia y un metodólogo con conocimientos en el mismo ámbito quienes evaluaron la

coherencia teórica del instrumento y estructura del cuestionario. Además, de clasificar las

52

relaciones ítems-variables que han sido consideradas en su construcción con el fin de

establecer la equivalencia conceptual (Van de Vijver & Tanzer, 2004).

El reporte de estos informes fue entendido como un porcentaje de adecuación de contenido

del ítem y se utilizó el coeficiente de Aiken con un valor de 0.80 (4 de 5 expertos) para

estimar adecuado el ítem.

A cada juez, se le entregó un protocolo que constaba de: 1) la invitación/solicitud a participar

como juez experto; 2) una descripción general del proyecto de investigación; 3) la definición

propuesta por las autoras del constructor a medir y sus respectivas dimensiones; 4) el

Inventario de Frases Revisado para su aplicación en Santiago de Chile y, 5) una tabla de

triple entrada que incluía por una parte los ítems del instrumento en un listado, por otra un

espacio para que el experto indicara a qué trastorno suponía que el ítem respondía y por

último, un espacio de observaciones sobre cada ítem (el vaciamiento de las respuestas de los

cinco jueces se encuentra en el anexo nº4).

5.4.- Forma de aplicación del Instrumento

Como se mencionó con anterioridad, previamente a la aplicación del instrumento se tomó una

prueba piloto a 10 niños y niñas pertenecientes a ambos grupos en cuestión -5 maltratados y 5

no maltratados-. A dichos sujetos se les solicitó que realizasen todos los comentarios que

estimaron pertinentes del cuestionario, a fin de generar, a partir de estos, la versión adaptada

final del cuestionario.

La administración del instrumento, tanto en su versión piloto como final, se realizó de forma

individual por un psicólogo experto en el área, quien le leyó a cada niño o niña las frases en

voz alta, registrando todo aquello significativo –conductas, gestos y expresiones no verbales-

que aparecieron durante la aplicación. En caso que el niño o niña no comprendiera las frases,

estas fueron reformuladas en segunda persona singular como indica su versión original. No se

estableció un tiempo fijo de duración de la aplicación, en tanto, por una parte, el instrumento

no busca medir rendimiento y por otra, se vuelve necesario respetar el tiempo para contestar

de cada niño o niña ya que de lo contrario, esto puede generar diversas respuestas

emocionales en ellos y ellas.

53

La administración al grupo de niños y niñas no maltratados se realizó en las respectivas

instituciones académicas de las que forman parte como alumnos y alumnas regulares, luego

que los apoderados de los sujetos seleccionados y estos mismos firmasen el consentimiento

informado que les fue enviado como comunicación a sus domicilios por sus profesores

titulares.

En los casos de los programas de diagnóstico ambulatorio (DAM) y de reparación de maltrato

(CEPIJ), el instrumento fue instalado como parte de la batería de instrumentos que el perito

utilizó para la valoración del caso. Sin, por supuesto, que los resultados de éste tuviesen

incidencia en las conclusiones periciales.

Es importante mencionar que en función de asegurar el menor error posible en la selección de

los casos del grupo experimental, se instaló como norma de inclusión un criterio externo que

respaldase la sospecha de malos tratos. Este criterio fue la judicialización del caso con relato

de los hechos del niño o niña víctima en Carabineros de Chile y/o el Servicio Medico Legal,

y/o pruebas físicas (incluyendo exámen sexológico) de los mismos.

54

6.- ANÁLISIS DE DATOS

Los datos fueron almacenados en una base de datos que constituyó el material básico de

investigación, siendo los análisis de carácter cuantitativo y estadístico realizados mediante el

software IBM® SSPS® Statistics versión 19, orientados a identificar las características

psicométricas (validez, confiabilidad y discriminación) del instrumento en cuestión.

6.1.- Análisis de Validez

Un índice de validez indica el grado en que un test mide lo que se propone medir

cuando se lo compara con un criterio aceptado (…) La selección de los criterios de

validez satisfactorios y la demostración de un grado de validez, son los aspectos

fundamentales en la evaluación psicológica y educativa (…) En realidad deberíamos

hablar de valideces, más bien que de validez (Cortada de Kohan, 1999, p. 63).

6.1.1.- Validez de Contenido

Para Muñiz et al. (2005), la validez de contenido expresa el grado en que el contenido de un

test constituye una muestra representativa de los elementos del constructo que pretende

evaluar, es decir que los elementos/ítems representen adecuadamente el contructo en cuestión.

En estos terminos, es que se busca la relevancia y representatividad de cada uno de ellos.

Es así que se estima que los ítems deben ser relevantes para el uso que se les dará y

representativos del dominio de ítems de interés, teniendo en cuenta que muchas veces, aunque

los ítems se ajusten a los requisitos y dimensiones, estos no pueden representar

adecuadamente el dominio. “El dominio de conductas a evaluar debe ser sitemáticamente

analizado para estar seguros de que todo los aspectos importantes están cubiertos por los

ítems del test y en las proporciones adecuadas” (Martínez Arias, 2005, p. 336).

El reporte de los informes de los jueces (cinco) fue entendido como un porcentaje de

adecuación de contenido del ítem, utilizándose el Coeficiente de Aiken. Este coeficiente

puede obtener valores entre 0 y 1, y a medida que este sea más elevado el ítem tendrá una

mayor validez de contenido. Se establece para la presente investigación un valor de .80 para

55

dicho coeficiente, cumpliendo con él todos los ítems a excepción de los números: 18, 53, 36 y

56 (el vaciamiento de las respuestas de los cinco jueces, como se mencionó con anterioridad,

se encuentra en el anexo nº 4).

Es importante mencionar que en algunos ítems los jueces expertos respondieron que

correspondían a 2 dimensiones, lo que refleja la dificultad de subdividir en dimensiones

excluyentes el constructo en cuestión. Esta dificultad es expuesta también por las autoras del

Inventario y la teoría, en cuanto algunos indicadores/síntomas pueden responder a más de una

dimensión/trastorno.

6.1.2.- Validez de Constructo

De acuerdo a los planteamientos de Martinez Arias (2005) en relación a lo propuesto por la

Asociación Americana de Psicología (APA) el año 1985, existiría una dificultad de separar

validez de contenido de validez de constructo. Posiblemente dicha dificultad puede

relacionarse con que la validez de constructo asume la relevancia y representatividad de los

contenidos. “La validación de constructo, entendida como las evidencias que apoyan que las

conductas observables del test son indicadores del constructo, es el aspecto escencial de la

validez y permite unificar las otras categorias” (p.348).

Por su parte Nunnaly (1970) en Beigbeder de Agosta et al., 2009, la validez de contsructo

seria:

Bosquejar un constructo consiste en esencia en enunciar lo que uno quiere decir con

determinadas palabras (…) el bosquejo por lo general se limita a una definición de la

cual se relaciona la palabra que designa el constructo con palabras de un nivel más

bajo de abstracción (p.16).

En este sentido, lo que pudiese dar luces sobre la validez de constructo del Inventario de

Frases Revisado es que los ítems del instrumento son frases propias de niños, niñas y

adolescentes maltratados, recogidas en la evaluación y clínica con ellos y ellas durante años.

56

De todas formas y en post de valorar estadísticamente la validez de constructo, se realizó un

análisis factorial exploratorio para estudiar posibles patrones de interrelación del conjunto de

variables. Es fundamental mencionar que este análisis tuvo dos limitaciones significativas: el

número reducido de participantes y las variables dicotómicas.

Para el análisis factorial exploratorio en un primer momento se aplicó tanto la prueba KMO,

que mide las correlaciones parciales entre variables, como la prueba de esfericidad de Bartlett,

la que contrasta la hipótesis nula (la matriz de correlaciones es igual a una matriz de

identidad). Los resultados de ambas pruebas se presentan en el siguiente recuadro:

KMO y prueba de Bartlett

Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin. .774

Chi-cuadrado aproximado 2151.546 gl 861

Prueba de esfericidad de Bartlett Sig. .000

El instrumento arrojó un índice KMO de .774 (el cual varía entre 0 y 1) siendo entonces

pertinente realizar un análisis factorial. Por su parte la prueba de esfericidad de Bartlett, que

necesita que la significación de la prueba sea menor a .05 para rechazar la hipótesis nula,

resultó de manera favorable lo cual significa que existen correlaciones suficientes entre

variables.

En cuanto a las comunalidades, todos los factores del instrumento cumplen con la saturación

necesaria de .50. La tabla de comunalidades se presenta en el anexo nº 5.

En cuanto a la extracción de factores, es posible referir que emergen del análisis factorial 14

factores, lograndose el 60% de la varianza en el factor 12. En relación a lo anterior es posible

mencionar, que las autoras del instrumento proponen 5 factores, estos de acuerdo al análisis

mencionado explicarian solo un 38,6% de la varianza.

Se estima en relación a lo anterior, que una posible explicación para la emergencia de un

mayor número de factores, puede tener relación con que, además de las limitaciones

57

explicitadas en un inicio del presente apartado (variables dicotomicas y un número reducido

de participantes), la técnica analizada es una técnica cuali-cuantitativa. En este órden de ideas,

es que los factores propuestos pertenecen al área cualitativa del instrumento en tanto la

sospecha de la presencia de daño psiquico se funda en el puntaje total del instrumento y no de

las sub escalas/ factores, cumpliendo más bien estos (factores/trastornos) la función de

orientar en el trabajo psicoterapeutico reparatorio de las posibles victimas de malos tratos.

6.2.- Propiedades de Confiabilidad

El grado de fiabilidad de la medida es un aspecto muy importante, tanto para las

situaciones en las que se utilizan los test para la toma de desiciones, como en las

investigaciones en las que se aplican estos instrumentos. En el primer caso, a menor

fiabilidad, menor probabilidad de lograr una desición correcta acerca de un sujeto. En

el segundo caso, no podemos hacer predicciones ni inferencias a partir de un

instrumento no fiable, ya que entre otras cosas, la fiabilidad del instrumento limita el

valor de la correlación entre dos medidas que podemos alcanzar y afecta a los

diferentes estadísticos calculados con los datos. Determinar el grado de fiabilidad de

un instrumento será pues uno de los objetivos más importantes de la psicometría

(Martínez Arias, 2005, p. 74-75).

Al analizar la consistencia interna, lo que se pretende esencialemnte es identificar errores

causados por el muestreo de contenidos (Martínez Arias, 1995). Así, si los resultados son

consistentes se puede concluir que los reactivos del instrumento son homogeneos. Se resalta

que esta técnica no prueba que realmente todos los ítems midan lo mismo. En este sentido

esta interrelación sirve para apoyar, pero no para probar la unidimensionalidad de la prueba.

Para determinar la confiabilidad de la prueba se usó como medida de consistencia interna el

alfa de Cronbach, el cual indica el grado en que los ítems del test convergen o se

intercorrelacionan. Se porpone como criterio, la sugerencia de Nunnally & Berstein (1995) y

Streiner (2003), de índices aceptables de .70 que resultan adecuados si el objetivo de la escala

es la investigación, o mayores de .80 cuando el objetivo del test es el diagnóstico o

clasificación.

58

En esta sección se presenta, para cada tipo de trastorno, el análisis de confiabilidad de la

escala y los estadísticos descriptivos de cada ítem. Luego se presenta un análisis del

instrumento en su totalidad.

La medida de la confiabilidad mediante el Alfa de Cronbach asume que las variables miden

un mismo constructo y que están altamente correlacionadas. Cuanto más cerca se encuentre el

valor del alfa a 1, mayor es la consistencia interna de los ítems analizados. A partir de .7 se

considera aceptable la confiabilidad de la escala.

6.2.1.- Propiedades de Confiabilidad EscalaTrastorno Emocional

En la Tabla 8 se presenta el Alfa de Cronbach para la escala de trastorno emocional el que es

de .79. Por su parte, en la Tabla 9 se presenta para cada ítem el estadístico Alfa de Cronbach

en el caso que el ítem fuese eliminado de la escala. Si el Alfa aumenta, significa que el ítem le

resta consistencia a la escala. Este es el caso de los ítems 48 y 54.

Tabla 8. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno emocional

Alfa de Cronbach

N de elementos

.790 18

Tabla 9. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno emocional

Media de la escala si se elimina el elemento

Varianza de la escala si se

elimina el elemento

Correlación elemento-

total corregida

Alfa de Cronbach si se

elimina el elemento

2. Me da mucho miedo la noche. 6,0503 13,643 ,299 ,785 3. Tengo miedo de contar lo que me pasa.

6,0377 13,037 ,483 ,773

6. Tengo la culpa de todo. 6,1258 13,427 ,420 ,778

10. Me siento distint@ a mis amig@s. 5,9874 13,266 ,389 ,779

16. Me siento suci@ por dentro. 6,1824 13,669 ,394 ,780 20. Tengo miedo que mi papá (*) me lastime.

5,9874 13,481 ,324 ,784

24. Hago todo mal. 6,1384 13,411 ,438 ,777

59

28. Casi siempre tengo pesadillas. 6,0440 13,561 ,321 ,784

31. Muchas veces me siento sol@. 5,9371 12,629 ,566 ,766

32. Cuento mi historia como si le hubiese pasado a otra persona.

6,0252 13,734 ,261 ,788

34. Muchas veces siento ganas de llorar.

5,9371 12,907 ,481 ,773

38. Tengo miedo de lo que siento. 6,0440 12,992 ,502 ,772

43. Tengo miedo que los adultos me lastimen.

5,8050 12,943 ,458 ,774

46. Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía.

5,8805 13,308 ,353 ,782

47. Me asustan los ruidos. 6,0126 13,126 ,442 ,776 48. Me gusta quedarme sol@ con mi papá.

5,9245 14,640 -,010 ,807

52. Estoy triste porque todo me sale mal.

6,0252 12,620 ,611 ,764

54. Mis amigos saben todo de mi. 5,5220 14,871 -,060 ,805

Como muestra la Tabla 9, los ítems que tienen más respuestas positivas en esta dimensión

son: 54 “Mis amigos saben todo de mí”; 43 “Tengo miedo de que los adultos me lastimen”; y

46 “Cuando me pasan cosas malas pienso que es culpa mía”.

Tabla 10. Estadísticos descriptivos escala trastorno emocional (18 ítems)

N Mín Máx Media Desv. típ.

Trastorno emocional 159 1 16 6,33 3,853 2. Me da mucho miedo la noche. 159 0 1 ,28 ,452 3. Tengo miedo de contar lo que me pasa. 159 0 1 ,30 ,458 6. Tengo la culpa de todo. 159 0 1 ,21 ,407 10. Me siento distint@ a mis amig@s. 159 0 1 ,35 ,477 16. Me siento suci@ por dentro. 159 0 1 ,15 ,359 20. Tengo miedo que mi papá (*) me lastime. 159 0 1 ,35 ,477 24. Hago todo mal. 159 0 1 ,19 ,397 28. Casi siempre tengo pesadillas. 159 0 1 ,29 ,455 31. Muchas veces me siento sol@. 159 0 1 ,40 ,491 32. Cuento mi historia como si le hubiese pasado a otra persona.

159 0 1 ,31 ,463

34. Muchas veces siento ganas de llorar. 159 0 1 ,40 ,491 38. Tengo miedo de lo que siento. 159 0 1 ,29 ,455 43. Tengo miedo que los adultos me lastimen. 159 0 1 ,53 ,501 46. Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía.

159 0 1 ,45 ,499

60

N Mín Máx Media Desv. típ.

47. Me asustan los ruidos. 159 0 1 ,32 ,468 48 Me gusta quedarme sol@ con mi papá. 159 0 1 ,40 ,493 52. Estoy triste porque todo me sale mal. 159 0 1 ,31 ,463 54. Mis amigos saben todo de mi. 159 0 1 ,81 ,392

6.2.2.- Propiedades de Confiabilidad EscalaTrastorno Conductual

El Alfa de Cronbach para la escala de trastorno conductual (Tabla 11) es de .689, que si bien

es bajo, está cerca de lo aceptable para que una escala sea considerada consistente. Todos los

ítems aportan a la confiabilidad de la escala con excepción del ítem número 40 (Tabla 12).

Tabla 11. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno conductual

Alfa de Cronbach

N de elementos

.689 9

Tabla 12. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno conductual

Media de la escala si se elimina el elemento

Varianza de la escala si se

elimina el elemento

Correlación elemento-

total corregida

Alfa de Cronbach si se

elimina el elemento

4. Cuando estoy furios@, me descargo con los niños más chicos que yo.

2,79 3,979 ,433 ,651

15. Me castigan por pegarle a mis compañeros.

2,67 3,905 ,387 ,657

18. Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas.

2,47 3,959 ,313 ,674

23. Me enojo mucho cuando me dicen que "no".

2,66 3,859 ,408 ,653

27. Me ponen nervioso los demás. 2,64 3,828 ,415 ,651

35. Me buscan para pelear. 2,81 4,107 ,368 ,663

39. Me molesta que me toquen cuando estoy furios@.

2,52 3,669 ,478 ,636

40. Casi siempre quiero estar callad@. 2,54 4,136 ,222 ,693

44. Cuando tengo problemas en mi casa me arranco.

2,81 4,281 ,258 ,681

61

Dentro del trastorno conductual, como se ve en la Tabla 12, los ítems que tienen las medias

más altas son: 18 “Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas”, 39 “Me molesta que me

toquen cuando estoy furios@” y 40 “Casi siempre quiero estar callad@”.

Tabla 13. Estadísticos descriptivos dimesión trastorno conductual (9 ítems)

N Mín Máx. Media Desv. típ.

Trastorno conductual 159 0 9 2,9874 2,19893 4. Cuando estoy furios@, me descargo con los niños más chicos que yo.

159 0 1 ,20 ,402

15. Me castigan por pegarle a mis compañeros. 159 0 1 ,31 ,466 18. Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas. 159 0 1 ,52 ,501 23. Me enojo mucho cuando me dicen que "no". 159 0 1 ,33 ,471 27. Me ponen nervioso los demás. 159 0 1 ,35 ,479 35. Me buscan para pelear. 159 0 1 ,18 ,387 39. Me molesta que me toquen cuando estoy furios@.

159 0 1 ,47 ,500

40. Casi siempre quiero estar callad@ 159 0 1 ,45 ,499 44. Cuando tengo problemas en mi casa me arranco.

159 0 1 ,18 ,382

6.2.3.- Propiedades de Confiabilidad EscalaTrastorno Cognitivo

Como muestra la Tabla 14, el alfa de Cronbach de la escala de trastorno cognitivo es de .548,

lo que está por debajo de lo que se considera aceptable para una escala. Si se sacara el ítem

50, la confiabilidad de la escala mejoraría a .579 (Tabla 15).

Tabla 14. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno cognitivo

Alfa de Cronbach

N de elementos

,548 7

62

Tabla 15. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno cognitivo

Media de la escala si se elimina el elemento

Varianza de la escala si se elimina el elemento

Correlación elemento-

total corregida

Alfa de Cronbach si se

elimina el elemento

7. Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado.

2,2893 2,296 ,303 ,498

11. Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas.

2,3899 2,531 ,171 ,547

19. Me distraigo fácilmente. 2,1950 2,247 ,322 ,489 36. Muchas veces siento que todos me traicionan.

2,3711 2,235 ,388 ,465

42. Me cuesta mucho escuchar a los demás. 2,3585 2,181 ,424 ,449 50. Pienso que el sexo es algo malo. 2,0755 2,589 ,095 ,579 56. En el colegio me va tan bien como antes.

2,3585 2,409 ,246 ,520

En el trastorno cognitivo (Tabla 16), los ítems con medias más altas son: 56 “En el colegio me

va tan bien como antes” y 50 “Pienso que el sexo es algo malo”.

Tabla 16. Estadísticos descriptivos dimensión trastorno cognitivo (7 ítems)

N Mín Máx Media Desv. típ.

Trastorno cognitivo 159 ,00 7 2,67 1,72655 7. Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado.

159 0 1 ,38 ,488

11. Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas.

159 0 1 ,28 ,452

19. Me distraigo fácilmente. 159 0 1 ,48 ,501 36. Muchas veces siento que todos me traicionan. 159 0 1 ,30 ,461 42. Me cuesta mucho escuchar a los demás. 159 0 1 ,31 ,466 50. Pienso que el sexo es algo malo. 159 0 1 ,60 ,492 56. En el colegio me va tan bien como antes. 159 0 1 ,68 ,468

6.2.4.- Propiedades de Confiabilidad EscalaTrastorno Social

El alfa de Cronbach para la escala de trastorno social (Tabla 17) es de .358, lo que indica una

baja confiabilidad de la escala. Esto podria estar relacionado, al menos en parte, por el escaso

número de ítems que esta presenta en cuanto todos ellos aportan a su confiabilidad.

63

Tabla 17. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno social

Alfa de Cronbach

N de elementos

,358 4

Tabla 18. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno social

Media de la escala si se elimina el elemento

Varianza de la escala si se elimina el elemento

Correlación elemento-

total corregida

Alfa de Cronbach si se

elimina el elemento

8. Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa.

,7233 ,682 ,182 ,304

14. Siento mi cuerpo usado. ,6981 ,642 ,216 ,265 26. Casi siempre me siento incómodo con la gente.

,5975 ,596 ,196 ,290

53. Cuando sea grande quiero tener hijos. ,7170 ,685 ,169 ,318

Como muestra la Tabla 19, las medias del ítem trastorno social son más bajas que en los otros

tipos de trastornos. La media más alta es el ítem número 26: “Casi siempre me siento

incómodo con la gente”.

Tabla 19. Estadísticos descriptivos dimensión trastorno social (4 ítems)

N Mín Máx Media Desv. típ.

Trastorno social 159 0 4 ,91 ,977 8. Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa. 159 0 1 ,19 ,392 14. Siento mi cuerpo usado. 159 0 1 ,21 ,411 26. Casi siempre me siento incómodo con la gente. 159 0 1 ,31 ,466 53. Cuando sea grande quiero tener hijos. 159 0 1 ,19 ,397

6.2.5.- Propiedades de Confiabilidad EscalaTrastorno Físico

La Tabla 20 muestra el alfa de Cronbach para la escala de trastorno físico, que es de .52, lo

que es una baja confiabilidad para una escala. Todos los ítems aportan a la confiabilidad de la

escala ya que al sacarlos, el alfa de Cronbach baja (Tabla 21). Tal como la escala anterior, la

baja confiabilidad se puede deber al reducido número de ítems de la escala.

64

Tabla 20. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno físico

Alfa de Cronbach

N de elementos

,520 5

Tabla 21. Estadísticos de confiabilidad para escala trastorno físico

Media de la escala si se elimina el elemento

Varianza de la escala si se elimina el elemento

Correlación elemento-

total corregida

Alfa de Cronbach si se

elimina el elemento

12. Paso mucho tiempo sin comer. 1,23 1,290 ,209 ,508 22. Tengo ganas de comer todo el tiempo. 1,01 1,025 ,310 ,451 30. Se me escapa el pipi. 1,21 1,220 ,288 ,471 51. Muchas veces me duele la cabeza. 1,03 1,063 ,273 ,476

55. Me cuesta estar quieto. ,88 ,929 ,377 ,400

La media más alta de la dimensión trastorno físico (Tabla 22) es el ítem 55: “Me cuesta estar

quieto”.

Tabla 22. Estadísticos descriptivos dimensión trastorno físico (5 ítems)

N Mín Máx Media Desv. típ.

Trastorno físico 159 0 5 1,34 1,242 12. Paso mucho tiempo sin comer. 159 0 1 ,11 ,318 22. Tengo ganas de comer todo el tiempo. 159 0 1 ,33 ,471 30. Se me escapa el pipi. 159 0 1 ,13 ,333 51. Muchas veces me duele la cabeza. 159 0 1 ,31 ,466 55. Me cuesta estar quieto. 159 0 1 ,46 ,500

6.2.6.- Propiedades de Confiabilidad Inventario de Frases Revisado

El alfa de Cronbach para la escala de puntaje total (Tabla 23) es de .889, lo que indica que la

escala tiene una alta confiabilidad. Los ítems de la escala que no aportan a la confiabilidad

(Tabla 24) son el número 8, 11, 48, 50 y 54.

65

Tabla 23. Estadísticos de confiabilidad para escala puntaje total

Alfa de Cronbach

N de elementos

,889 43

Tabla 24. Estadísticos de confiabilidad para escala puntaje total

Media de la escala si se elimina el elemento

Varianza de la escala si se elimina el elemento

Correlación elemento-

total corregida

Alfa de Cronbach si se

elimina el elemento

2. Me da mucho miedo la noche. 13,9623 64,707 ,289 ,888 3. Tengo miedo de contar lo que me pasa. 13,9497 63,289 ,482 ,885 6. Tengo la culpa de todo. 14,0377 64,150 ,413 ,886 10. Me siento distint@ a mis amig@s. 13,8994 63,927 ,374 ,887 16. Me siento suci@ por dentro. 14,0943 64,542 ,405 ,886 20. Tengo miedo que mi papá (*) me lastime.

13,8994 64,028 ,361 ,887

24. Hago todo mal. 14,0503 63,858 ,471 ,885 28. Casi siempre tengo pesadillas. 13,9560 64,296 ,344 ,887 31. Muchas veces me siento sol@. 13,8491 62,433 ,559 ,884 32. Cuento mi historia como si le hubiese pasado a otra persona.

13,9371 63,996 ,378 ,887

34. Muchas veces siento ganas de llorar. 13,8491 62,635 ,532 ,884 38. Tengo miedo de lo que siento. 13,9560 62,878 ,544 ,884 43. Tengo miedo que los adultos me lastimen.

13,7170 63,192 ,448 ,886

46. Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía.

13,7925 63,811 ,370 ,887

47. Me asustan los ruidos. 13,9245 63,690 ,415 ,886 48. Me gusta quedarme sol@ con mi papá. 13,8365 66,973 -,026 ,893 52. Estoy triste porque todo me sale mal. 13,9371 62,312 ,613 ,883 54. Mis amigos saben todo de mi. 13,4340 67,310 -,071 ,893 12. Paso mucho tiempo sin comer. 14,1321 65,685 ,237 ,888 22. Tengo ganas de comer todo el tiempo. 13,9182 64,088 ,358 ,887 30. Se me escapa el pipi. 14,1195 65,194 ,317 ,888 51. Muchas veces me duele la cabeza. 13,9308 64,217 ,345 ,887 55. Me cuesta estar quieto. 13,7862 63,524 ,406 ,886 4. Cuando estoy furios@, me descargo con los niños más chicos que yo.

14,0440 64,587 ,350 ,887

15. Me castigan por pegarle a mis compañeros.

13,9308 63,774 ,406 ,886

18. Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas.

13,7233 63,075 ,463 ,885

23. Me enojo mucho cuando me dicen que 13,9182 63,329 ,462 ,885

66

"no". 27. Me ponen nervioso los demás. 13,8931 62,539 ,560 ,884 35. Me buscan para pelear. 14,0629 64,439 ,389 ,887 39. Me molesta que me toquen cuando estoy furios@.

13,7799 62,920 ,484 ,885

40. Casi siempre quiero estar callad@ 13,7987 64,554 ,275 ,888 44. Cuando tengo problemas en mi casa me arranco.

14,0692 65,027 ,298 ,888

7. Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado.

13,8616 63,234 ,456 ,885

11. Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas

13,9623 65,606 ,164 ,890

19. Me distraigo fácilmente. 13,7673 63,585 ,397 ,886 36. Muchas veces siento que todos me traicionan.

13,9434 62,560 ,582 ,883

42. Me cuesta mucho escuchar a los demás. 13,9308 63,090 ,500 ,885 50. Pienso que el sexo es algo malo 13,6478 65,280 ,187 ,890 56 (inv). En el colegio me va tan bien como antes.

13,9308 64,786 ,268 ,888

8. Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa.

14,0566 66,294 ,088 ,891

14. Siento mi cuerpo usado. 14,0314 64,372 ,374 ,887 26. Casi siempre me siento incómodo con la gente.

13,9308 62,938 ,521 ,884

53. Cuando sea grande quiero tener hijos. 14,0503 65,466 ,215 ,889

6.3.- Capacidad Discriminativa (Diferecia entre Medias).

…un parámetro importante en la selección de ítems debe ser algún índice que permita

dicriminar de forma efectiva entre los sujetos que son relativamente altos en el criterio

de interés y los que son relativamente bajos. Es decir, un ítem será eficaz en la medida

en que los sujetos altos en el criterio tiendan a responderlo correctamente y los sujetos

bajos en el criterio tiendan a hacerlo incorrectamente… (Martinez Arias, 2005, p. 552).

El procedimiento utilizado para valorar la capacidad discriminativa del instrumento (en su

totalidad, por escala y por ítem) fue la diferencia de medias para muestras independientes

(grupo experimental y grupo control) mediante la prueba T de Student (para muestras

independientes). En relación a lo anterior es que Martinez Arias (2005) propone que analizar

los ítems “puede guiarnos en la construcción y mejora de un test y maximizar así su fiabilidad

y validez” (p. 541).

67

En esta sección se presenta, para cada tipo de trastorno, la comparación de las medias por

ítem entre los grupos experimental y de control, para luego presentar un análisis del

instrumento en su totalidad.

6.3.1.- Capacidad Discriminativa de la EscalaTrastorno Emocional

Tabla 25. Diferencia de medias según tipo de caso – Trastorno emocional

Tipo de caso

N Media Desv típ. Error típ.

media Control 105 5,03 3,168 ,309 Trastorno emocional **

Estudio 54 8,85 3,843 ,522 Control 105 ,20 ,402 ,039 2. Me da mucho miedo la

noche.* Estudio 54 ,44 ,502 ,068 Control 105 ,17 ,379 ,037 3. Tengo miedo de contar lo que

me pasa.* Estudio 54 ,54 ,503 ,068 Control 105 ,14 ,352 ,034 6. Tengo la culpa de todo. *

Estudio 54 ,33 ,476 ,065 Control 105 ,26 ,439 ,043 10. Me siento distint@ a mis

amig@s.* Estudio 54 ,52 ,504 ,069 Control 105 ,06 ,233 ,023 16. Me siento suci@ por

dentro.** Estudio 54 ,33 ,476 ,065 Control 105 ,31 ,466 ,046 20. Tengo miedo que mi papá

(*) me lastime. Estudio 54 ,41 ,496 ,067 Control 105 ,15 ,361 ,035 24. Hago todo mal.

Estudio 54 ,28 ,452 ,062 Control 105 ,24 ,428 ,042 28. Casi siempre tengo

pesadillas. Estudio 54 ,39 ,492 ,067 Control 105 ,33 ,474 ,046 31. Muchas veces me siento

sol@.* Estudio 54 ,52 ,504 ,069 Control 105 ,25 ,434 ,042 32. Cuento mi historia como si

le hubiese pasado a otra persona.* Estudio 54 ,43 ,499 ,068

Control 105 ,28 ,449 ,044 34. Muchas veces siento ganas de llorar.** Estudio 54 ,63 ,487 ,066

Control 105 ,23 ,422 ,041 38. Tengo miedo de lo que siento.* Estudio 54 ,41 ,496 ,067

Control 105 ,44 ,499 ,049 43. Tengo miedo que los adultos me lastimen.** Estudio 54 ,70 ,461 ,063

Control 105 ,42 ,496 ,048 46. Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía. Estudio 54 ,52 ,504 ,069

47. Me asustan los ruidos.** Control 105 ,22 ,416 ,041

68

Tipo de caso

N Media Desv típ. Error típ.

media Estudio 54 ,52 ,504 ,069

Control 105 ,29 ,458 ,044 48. Me gusta quedarme sol@ con mi papá.** Estudio 54 ,62 ,487 ,066

Control 105 ,20 ,402 ,039 52. Estoy triste porque todo me sale mal.** Estudio 54 ,52 ,504 ,069

Control 105 ,84 ,361 ,035 54 Mis amigos saben todo de mi. Estudio 54 ,74 ,44 ,060 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

Al ver las diferencias entre el grupo experimental y el control (Tabla 25), se observa que las

medias son mayores en el grupo experimental que en el de control y estas diferencias entre los

grupos son significativas estadísticamente en todos los ítems con excepción del 24 “Hago

todo mal”, 28 “Casi siempre tengo pesadillas”, 46 “Cuando me pasan cosas malas pienso que

la culpa es mía” y 54 “Mis amigos saben todo de mi”.

6.3.2.- Capacidad Discriminativa de la EscalaTrastorno Conductual

Tabla 26. Diferencia de medias según tipo de caso - Trastorno conductual

Tipo de caso

N Media Desv típ. Error típ.

media Control 105 2,34 1,854 ,181 Trastorno conductual ** Estudio 54 4,24 2,290 ,312 Control 105 ,10 ,308 ,030 4. Cuando estoy furios@, me descargo

con los niños más chicos que yo. ** Estudio 54 ,39 ,492 ,067 Control 105 ,30 ,458 ,045 15. Me castigan por pegarle a mis

compañeros. Estudio 54 ,35 ,482 ,066 Control 105 ,41 ,494 ,048 18. Casi siempre me cuesta hablar de mis

cosas.** Estudio 54 ,74 ,442 ,060 Control 105 ,24 ,428 ,042 23. Me enojo mucho cuando me dicen

que "no".** Estudio 54 ,50 ,505 ,069 Control 105 ,22 ,416 ,041 27. Me ponen nervioso los demás. ** Estudio 54 ,61 ,492 ,067 Control 105 ,14 ,352 ,034 35. Me buscan para pelear. Estudio 54 ,26 ,442 ,060 Control 105 ,41 ,494 ,048 39. Me molesta que me toquen cuando

estoy furios@. Estudio 54 ,57 ,499 ,068 40. Casi siempre quiero estar callad@. Control 105 ,40 ,492 ,048

69

Tipo de caso

N Media Desv típ. Error típ.

media Estudio 54 ,54 ,503 ,068

Control 105 ,12 ,331 ,032 44. Cuando tengo problemas en mi casa me arranco. * Estudio 54 ,28 ,452 ,062 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

En la todos los ítems del trastorno conductual (Tabla 26) la media del grupo experimental es

mayor que la del grupo de control y en 5 de los 9 ítems la diferencia es significativa

estadísticamente.

6.3.3.- Capacidad Discriminativa de la EscalaTrastorno Cognitivo

Tabla 27. Diferencia de medias según tipo de caso - Trastorno cognitivo

Tipo de

caso N Media Desv típ.

Error típ. media

Control 94 2,45 1,630 ,168 Trastorno cognitivo **

Estudio 54 3,35 1,695 ,231 Control 103 ,33 ,473 ,047 7. Todo el tiempo me molestan recuerdos de

cosas feas que me han pasado. * Estudio 54 ,50 ,505 ,069 Control 105 ,29 ,454 ,044 11. Me parecía estar dormido cuando me

pasaban cosas feas. Estudio 54 ,28 ,452 ,062 Control 105 2,32 1,644 ,16041

19. Me distraigo fácilmente. Estudio 54 3,35 1,695 ,23069 Control 105 ,32 ,470 ,046 36. Muchas veces siento que todos me

traicionan. * Estudio 54 ,50 ,505 ,069 Control 105 ,29 ,454 ,044

42. Me cuesta mucho escuchar a los demás. * Estudio 54 ,28 ,452 ,062 Control 105 ,40 ,492 ,048

50. Pienso que el sexo es algo malo. Estudio 54 ,63 ,487 ,066 Control 105 ,25 ,434 ,042

56. En el colegio me va tan bien como antes. * Estudio 54 ,41 ,496 ,067

*Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

Al comparar entre grupo experimental y de control (Tabla 27), las medias son más altas para

los niños y niñas del primer grupo en todos los ítems, con excepción del ítem 11 “Me parecía

estar dormido cuando me pasaban cosas feas”, en que son iguales. Las diferencias son

estadísticamente significativas en los ítems 7 “Todo el tiempo me molestan recuerdos de

70

cosas feas que me han pasado”; 36 “Muchas veces siento que todos me traicionan”; 42 “Me

cuesta mucho escuchar a los demás” y 56 “En el colegio me va tan bien como antes”.

6.3.4.- Capacidad Discriminativa de la Escala Trastorno Social

Tabla 28. Diferencia de medias según tipo de caso - Trastorno social

Tipo de caso

N Media Desv típ. Error típ.

media

Control 105 ,68 ,882 ,086 Trastorno social **

Estudio 54 1,37 ,996 ,136 Control 105 ,18 ,387 ,038 8. Soy el/la que se ocupa de las tareas de

la casa Estudio 54 ,20 ,407 ,055 Control 105 ,12 ,331 ,032

14. Siento mi cuerpo usado ** Estudio 54 ,39 ,492 ,067 Control 105 ,22 ,416 ,041 26. Casi siempre me siento incómodo

con la gente ** Estudio 54 ,50 ,505 ,069 Control 105 ,15 ,361 ,035 53 (inv). Cuando sea grande quiero tener

hijos Estudio 54 ,28 ,452 ,062 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

Todas las medias son más altas en el grupo experimental que en las de control (Tabla 28),

pero solo son significativas estadísticamente el ítem 14. “Siento mi cuerpo usado” y 26. “Casi

siempre me siento incómodo con la gente”.

6.3.5.- Capacidad Discriminativa de la EscalaTrastorno Físico

Tabla 29. Diferencia de medias según tipo de caso - Trastorno físico

Tipo de caso

N Media Desv típ. Error típ.

media Control 105 1,11 1,187 ,116

Trastorno físico * Estudio 54 1,78 1,239 ,169 Control 105 ,10 ,308 ,030

12. Paso mucho tiempo sin comer Estudio 54 ,13 ,339 ,046 Control 105 ,24 ,428 ,042 22. Tengo ganas de comer todo el tiempo

* Estudio 54 ,50 ,505 ,069 Control 105 ,09 ,281 ,027

30. Se me escapa el pipi Estudio 54 ,20 ,407 ,055 Control 105 ,32 ,470 ,046

51. Muchas veces me duele la cabeza Estudio 54 ,30 ,461 ,063

71

Control 105 ,36 ,483 ,047 55. Me cuesta estar quieto **

Estudio 54 ,65 ,482 ,066 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

Las diferencias de las medias a favor del grupo experimental (Tabla 29) que son

estadísticamente significativas son en los ítems 22 “Tengo ganas de comer todo el tiempo” y

55 “Me cuesta estar quieto”.

6.3.6.- Capacidad Discriminativa del Inventario de Frases Revisado

Tabla 30. Diferencia de medias según tipo de caso

Tipo de caso N Media Desv típ.

Error típ. media

Control 105 5.03 3.168 .309 Trastorno emocional **

Estudio 54 8.85 3.843 .522 Control 105 2.32 1.643 .160

Trastorno cognitivo ** Estudio 54 3.35 1.695 .230 Control 105 2.34 1.854 .180

Trastorno conductual ** Estudio 54 4.24 2.289 .311 Control 105 .67 .882 .086

Trastorno social ** Estudio 54 1.37 .996 .135 Control 105 1.11 1.187 .115

Trastorno físico * Estudio 54 1.77 1.238 .168

Control 105 11.49 6.906 .673 Puntaje total **

Estudio 54 19.59 7.877 1.072 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

En la Tabla 30 se observan los resultados para los distintos tipos de trastornos y el puntaje

total para el grupo experimental y el de control. En todos los trastornos la diferencia en las

medias aparece como significativa estadísticamente. En este sentido, el instrumento parece

discriminar entre los distintos grupos de manera efectiva.

72

Tabla 31. Diferencia de medias según tipo de caso - Mujeres

Tipo de caso N Media Desv típ.

Error típ. media

Control 27 6,56 3,965 ,763 Trastorno emocional *

Estudio 39 9,18 4,148 ,664 Control 27 2,63 1,944 ,374

Trastorno cognitivo Estudio 39 3,46 1,683 ,270 Control 27 3,04 2,139 ,412

Trastorno conductual ** Estudio 39 4,49 2,235 ,358 Control 27 ,85 ,989 ,190

Trastorno social * Estudio 39 1,46 ,942 ,151 Control 27 1,15 1,231 ,237

Trastorno físico Estudio 39 1,74 1,312 ,210

Control 27 14,22 8,192 1,576 Puntaje total **

Estudio 39 20,33 8,212 1,315 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

Tabla 32. Diferencia de medias según tipo de caso - Hombres

Tipo de caso N Media Desv típ.

Error típ. media

Control 78 4,51 2,676 ,303 Trastorno emocional **

Estudio 15 8,00 2,854 ,737 Control 78 2,22 1,526 ,173

Trastorno cognitivo Estudio 15 3,07 1,751 ,452 Control 78 2,10 1,695 ,192

Trastorno conductual * Estudio 15 3,60 2,384 ,616 Control 78 ,62 ,841 ,095

Trastorno social Estudio 15 1,13 1,125 ,291 Control 78 1,10 1,180 ,134

Trastorno físico * Estudio 15 1,87 1,060 ,274

Control 78 10,55 6,185 ,700 Puntaje total **

Estudio 15 17,67 6,810 1,758 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza. Al analizar la Tabla 31 y 32 para ver cómo se comporta el instrumento por género, podemos

ver que en el caso de las mujeres la diferencia entre el grupo de control y el experimental deja

de ser significativa para el trastorno físico y en el caso de los hombres, la diferencia deja de

73

ser significativa para el trastorno social. La diferencia entre el grupo de control y el

experimental del trastorno cognitivo deja de ser significativa para ambos sexos por separado,

a diferencia de cuando se analiza la muestra completa.

Tabla 33. Diferencia de medias según género - Grupo experimental

Tipo de caso N Media Desv típ. Error típ.

media

Hombre 15 8,00 2,854 ,737 Trastorno emocional

Mujer 39 9,18 4,148 ,664 Hombre 15 3,07 1,751 ,452

Trastorno cognitivo Mujer 39 3,46 1,683 ,270 Hombre 15 3,60 2,384 ,616

Trastorno conductual Mujer 39 4,49 2,235 ,358 Hombre 15 1,13 1,125 ,291

Trastorno social Mujer 39 1,46 ,942 ,151 Hombre 15 1,87 1,060 ,274

Trastorno físico Mujer 39 1,74 1,312 ,210

Hombre 15 17,67 6,810 1,758 Puntaje total

Mujer 39 20,33 8,212 1,315 *Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza.

Histogramas puntaje total para grupo experimental Hombres/Mujeres

Hombres Mujeres

74

No hay diferencias significativas entre hombres y mujeres dentro del grupo experimental

(Tabla 33 y respectivos histogramas). Sin embargo, es importante considerar que el número

de sujetos de la muestra es muy bajo. A pesar de esto, se puede observar que la media de las

mujeres es más alta para todos los tipos de trastornos y el puntaje total, con excepción del

trastorno físico, donde los hombres tienen en promedio un puntaje más alto.

Tabla 34. Medias según Edad - Grupo experimental

Trastorno emocional Trastorno conductual Trastorno cognitivo Trastorno social Trastorno físico Puntaje total

Media N Desv.típ

Media N Desv.típ

Media N Desv.típ

Media N Desv.típ

Media N Desv.típ

Media N Desv.típ

7 11,30 10 4,45 5,10 10 2,28 3,70 10 2,26 1,60 10 1,17 2,40 10 1,43 24,10 10 9,34

8 10,50 8 2,67 4,13 8 2,17 4,00 8 1,41 2,00 8 ,93 1,75 8 1,16 22,38 8 3,89

9 8,30 10 2,41 4,70 10 2,31 3,80 10 ,92 1,40 10 ,70 1,90 10 1,37 20,10 10 4,91

10 8,58 12 3,18 4,33 12 2,50 2,83 12 1,53 1,00 12 ,85 1,67 12 1,30 18,42 12 7,18

11 6,79 14 4,35 3,29 14 2,13 2,86 14 1,88 1,14 14 1,10 1,36 14 ,93 15,43 14 9,15

En la Tabla 34 se observan los estadísticos descriptivos según edad para cada tipo de trastorno

y para el puntaje total, dentro del grupo experimental. En ésta, se aprecia que en general la

tendencia es que a menor edad, más altas son las medias. Esto significa que a menor edad,

mayor es el puntaje en las escalas de trastorno emocional y en el puntaje total. Si bien las

otras escalas no tienen significancia estadística, todas muestran correlación negativa (a menor

edad mayor puntaje).

Tabla 35. Correlación de Pearson entre edad y tipo de trastorno para grupo experimental

Edad Correlación de Pearson -.414** Sig. (bilateral) .002

Trastorno emocional

N 54 Correlación de Pearson -.236 Sig. (bilateral) .086

Trastorno conductual

N 54 Correlación de Pearson -.245 Sig. (bilateral) .074

Trastorno cognitivo

N 54 Correlación de Pearson -.265 Sig. (bilateral) .053

Trastorno social

N 54

75

Correlación de Pearson -.264 Sig. (bilateral) .054

Trastorno físico

N 54 Correlación de Pearson -.398** Sig. (bilateral) .003

Puntaje total

N 54 **. La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).

*. La correlación es significante al nivel 0,05 (bilateral)

Tabla 36. Diferencia de medias según tipo de Violencia – Grupo experimental

Tipo de caso N Media Desv típ.

Error típ.

media

Abuso sexual 33 9,76 3,77 ,66 Trastorno emocional *

Maltrato físico 21 7,43 3,60 ,79

Abuso sexual 33 3,55 1,77 ,31 Trastorno cognitivo

Maltrato físico 21 3,05 1,56 ,34

Abuso sexual 33 4,52 2,21 ,38 Trastorno conductual

Maltrato físico 21 3,81 2,40 ,52

Abuso sexual 33 1,39 ,90 ,16 Trastorno social

Maltrato físico 21 1,33 1,15 ,25

Abuso sexual 33 1,73 1,23 ,21 Trastorno físico

Maltrato físico 21 1,86 1,28 ,28

Abuso sexual 33 20,94 7,75 1,35 Puntaje total

Maltrato físico 21 17,48 7,79 1,70

*Diferencia estadísticamente significativa con un 99% de confianza. **Diferencia estadísticamente significativa con un 95% de confianza

Al comparar las diferencias en los puntajes obtenidos por los niños y niñas del grupo

experimental según el tipo de violencia recibida (Tabla 36), observamos que para todas las

escalas, menos en el trastorno conductual, la media de los niños y niñas maltratados

sexualmente es mayor que la de los niños y niñas que recibieron maltrato físico. Sin embargo,

la única diferencia significativa estadísticamente es en el caso del trastorno emocional.

76

En relación a lo anterior, es importante mencionar que es posible que los niños y niñas

maltratados sexualmente también estén siendo víctimas de malos tratos físicos. Esto no

solamente en función de la mantención del secreto, si no que también como otra modalidad de

maltrato de la cual los mismos pudiesen encontrarse siendo víctimas.

77

7.- CONCLUSIONES

Para que el progreso científico de la Psicología sea cada vez más una realidad, hemos

de esforzarnos por armonizar la explicación teórica y los procesos de observación

empírica, hasta lograr en muchos casos compatibilizarlos. El proceso científico

depende conjuntamente del modelo explicativo y del metodológico, y por ende del

perfeccionamiento de los instrumentos que permiten la objetivización de los

fenómenos, y del perfeccionamiento de la interpretación teórica de dichos fenómenos,

a través del contraste entre teoría y observación (Mikulic, 2011, p.5).

Tal como se comentó durante los primeros apartados de la presente investigación, esta se

enmarca en un esfuerzo por aportar al progreso cientifico de la psicología, en cuanto busca

adaptar y así proveer a un nuevo contexto una herramienta valida y confiable para su uso en

una población determinada. Por detrás de una adaptación nos encontramos a su vez con el

afán de conocer y reconocer la coherencia teórico técnica de un instrumento y su posible

utilidad en otros espacios y lugares (Fernández, Pérez, Alderete, Richaud, & Fernández

Liporace, 2011).

En relación a lo anterior, los resultados indican que el Inventario de Frases Revisado, al igual

que en sus cuatro ediciones en Argentina y su respectiva adapatción en Brasil, presenta

evidencias de validez, confiabilidad y capacidad discriminativa, en niños y niñas entre los 6 y

los 11 años en Santiago de Chile. Dicha conclusión apoya la hipótesis de la presente

investigación, rechazando a su vez la hipótesis nula.

Es importante mencionar en relación a lo anterior, que la presente investigación, dado el

limitado número muestral, podría más bien ser pensada como una adaptación preliminar del

Inventario en cuestión, o como menciona Martínez Arias (2005), una administración piloto

del test definitivo. Lo anterior permite de todas formas valorar el funcionamiento, normas,

evidencias de validez y confiabilidad del instrumento, además de revisar aspectos técnicos

para su aplicación en contexto nacional.

78

Los objetivos propuestos para la presente investigación han sido abordados, siendo los

hallazgos expuestos en el apéndice de resultados en los distintos segmentos: evidencias de

validez, propiedades de confiabilidad y capacidad discriminativa.

En síntesis, aquellos resultados establecen que el Inventario de Frases Revisado presenta

evidencias de validez tanto de contenido como de constructo, y una confiabilidad adecuada

de acuerdo a todos los parámetros establecidos teóricamente, presentando este una

consistencia interna del .889.

El instrumento también presenta una alta capacidad discriminativa tanto en su conjunto como

para cada una de sus sub escalas (trastornos propuestos por las autoras) entre niños y niñas

que han sido víctimas de malos tratos y aquellos que no, siendo aquello significativo con un

99% de confianza en los trastornos: emocional, social, cognitivo y condultual, y con un 95%

de confianza para el trastorno físico.

En relación a lo anterior es importante mencionar, como se presentó en el apartado de

resultados, que a pesar que ciertos ítems fallan en alguna de las características psicométricas

propuestas, ninguno de ellos lo hace en todas. El único ítem que falla en dos de las

propiedades, evidencias de validez de contenido y capacidad discriminativa, es el ítem 53:

“Cuando sea grande quiero tener hijos”. En relación al hecho que este mismo ítem ha

funcionado en otros contextos (Argentina y Brasil), y dado que el número de participantes de

la presente investigación es limitado, no se sugiere su eliminación del Inventario, pero si su

observación para próximas investigaciones en contexto nacional.

Por otra parte es importante mencionar que a pesar que, en post de la clara presentación de

los resultados, se optó por dividir el análisis en tres apéndices (evidencias de validez,

propiedades de confiabilidad y capacidad discriminativa), dicha división en términos

prácticos resulta irrealizable en tanto cada una de las propiedades se encuntra estrechamente

vinculda y afectada por las demás, aportando cada procedimiento a la adaptación del

instrumento.

Finalmente es importante mencionar que esta adapatación preliminar del Inventario de Frases

Revisado para su uso con niños y niñas entre los 6 y los 11 años en Santiago de Chile,

permite respaldar la hipótesis propuesta inicialmente por las autoras del intrumento:

79

Todo niño que fue sometido a un abuso o maltrato intrafamiliar crónico sufre daño

psíquico. Y por consiguiente, su aparato psíquico se estructurará de una manera

particular que lo lleva a tipos de comportamiento y a distorsiones perceptivas que

dificultan un adaptado y evolutivo desarrollo personal (Beigbeder de Agosta et al.,

2009, p.29).

Se puede concluir en estos términos que las consecuencias de los malos tratos a la infancia,

tal cual como señala la teoría, son nefastas para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes

en tanto estos merman tanto su bienestar actual como su desarrollo y potencial futuro.

En relación a lo anterior, es que la presente investigación resulta un aporte en la medida que

como región (Latinoamérica), país y sociedad enfrentemos con todos los recursos que sean

necesarios la presente problemática, teniendo como objetivo último no solo la reparación del

maltrato y/o incluso la prevención del mismo, si no más bien la generación y establecimiento

del buen trato y dinámicas bien tratantes con la infancia tanto dentro como fuera de la

familia.

80

8.- DISCUSIÓN

A partir de los resultados obtenidos, cabe destacar el hecho que los niños y niñas de menor

edad pertenecientes al grupo experimental, es decir que sufrieron maltrato físico y/o fueron

víctimas de agresiones sexuales, hayan sido los que más puntaje obtuvieron en el Inventario

de Frases Revisado.

Dicho resultado, nos permite instalar la pregunta acerca si el período del desarrollo en que se

encuentra el sujeto al momento de contestar el Inventario resulta relevante o no de ser

considerado a la hora de hacer el análisis pertinente.

Subrayar este resultado abre la discusión por ejemplo sobre en qué medida la variable edad

influye en la capacidad de anticiparse y/o prever las consecuencias de lo que implicaría

realizar una denuncia y/o dar cuenta de los síntomas por parte del sujeto al momento de

contestar ciertas preguntas.

En cuanto a lo que respecta a la discusión de la aplicación de la técnica, resulta de vital

importancia debatir acerca del tipo de relación establecida por el o la evaluadora con el niño

o la niña evaluada antes de la aplicación del Inventario. Esto, en la medida que dicha relación

al basarse en la confianza facilita un espacio seguro y de contención donde el niño o niña

pueda contestar el Inventario de manera tranquila y en relación a su experiencia.

A su vez, y yendo más allá de una discusión técnica, esa confianza experimentada por el o la

niña también está relacionada con el poder confiar en un sistema que le proporcioné

seguridad y una respuesta satisfactoria a sus necesidades y derechos vulnerados.

En relación a lo anterior, cabe preguntarse por el actual rol del Estado chileno en cuanto a las

temáticas infancia y familia. El Estado en la actualidad, a través de SENAME y Tribunales de

Familia, instala a la familia como el foco de toda posible vulneración de los derechos de

niños, niñas y adolescentes. Así, éste se constituye como un ente cuestionador e inquisitivo

de las potenciales malas prácticas y/o fallas en las competencias parentales de los cuidadores.

Lo anterior, si bien puede ser pensado como una intervención por parte del Estado para

garantizar los derechos de los niños y niñas, también instala tres principales preguntas:

81

1) ¿por qué el Estado espera ser un ente activo frente y desde la falla y no cumple funciones

que eviten que estas acontezcan?, 2) ¿Desde dónde proviene el criterio para determinar que se

está frente a una falla? y, 3) Si se estima la presencia de una falla, ¿tiene el estado en la

actualidad la capacidad para hacerse cargo de manera efectiva y satisfactoria de esta?

Ante estas preguntas, cabe mencionar no sólo la importancia que adquiere la familia en la

garantía de los derechos de los niños y niñas, sino también la importancia que posee el rol de

la comunidad, las instituciones y del Estado en este tipo de asuntos. Las dinámicas de buenos

tratos y el respeto no sólo se generan e instalan en la familia, sino que la comunidad, las

instituciones y Estado tiene mucho que decir al respecto en cuanto a generar las condiciones

necesarias para generar dinámicas bien tratantes y así facilitar el desarrollo de los niños, niñas

y adolescentes en los distintos ámbitos.

En relación a lo anterior, cabe destacar la contradicción existente en la actualidad entre cómo

el Estado y las políticas que este genera, las instituciones, la sociedad y la comunidad, por

una parte cuestionan y castigan las prácticas maltratantes en el marco familiar, pero por otra

parte facilitan prácticas del mismo orden.

La situación recientemente señalada se agrava en tanto las respuestas de los mismos entes

ante situaciones de graves vulneraciones de derechos contra niños, niñas y adolescentes no

son suficientes ni satisfactorias, siendo la “protección” Estatal más bien el mal menor (en el

mejor de los casos) ante escenarios que, desde allí, se vuelven desesperanzadores.

En este sentido, pareciera fundamental otorgarle un rol clave a la creación de políticas

públicas preventivas de apoyo parental desde y para las familias. Resulta importante focalizar

las políticas no desde la lógica de la falla, sino más bien desde un foco preventivo y

facilitador de las relaciones familiares en tanto los sujetos no están naturalmente preparados

para ser padres-madres-cuidadores, sino más bien, y particularmente en espacios vulnerables,

aquellos roles se vuelven enormes desafíos.

En palabras de Barudy:

Los padres bientratantes fueron sujetos de dinámicas socio-familiares sanas que les

permitió aprender a responder a las necesidades fundamentales de sus hijos e hijas.

Esto les permite ser capaces de satisfacer un conjunto de necesidades que no

82

solamente son múltiples, sino que además evolutivas, es decir, van cambiando con el

tiempo (2006, p. 4).

En relación a lo señalado en el presente apartado, es que entonces se instala como crucial el

pensar la violencia como un concepto multidimensional en el sentido de considerar que las

familias donde ocurren malos tratos y abusos se encuentran insertas en un contexto particular

(en una comunidad y en una cultura específica).

La familia es un subsistema que se relaciona con otros subsistemas bajo un marco de un

sistema mayor. El ejercicio de focalizarse sólo en la familia para comprender y determinar la

violencia pareciera invisibilizar las múltiples dimensiones que posee esta problemática y los

antecedentes previos de vulneración de derechos a partir de este contexto particular. De este

modo, cobra vital importancia la promoción de intervenciones psicosociales que aborden la

temática en su totalidad.

Bajo esta línea de discusión, el uso del Inventario de Frases Revisado (IFR) para la detección

del maltrato intrafamiliar y el impacto del daño psíquico en los niños y niñas víctimas, cobra

sentido en la medida que se concibe a la familia como un subsistema en interrelación con

otros entes (consultorio, colegio, comunidad, instituciones, Estado) y al maltrato como un

concepto multidimensional.

Por otra parte, y en relación a la dimensión técnica de la presente investigación, es importante

mencionar que lamentable y frecuentemente, se comete el error de suponer que un

instrumento por el hecho de estar publicado y/o ser ampliamente utilizado en determinados

contextos, cumple con los requisitos mínimos de calidad.

Muy por el contrario de esta hipótesis, nos encontramos ante el escenario que muchas veces

los instrumentos no han sido siquiera adaptados a diversos contextos y que son utilizados

desde su fama y/o uso generalizado, siendo un ejemplo de ello el Test de Rorschach en

Santiago de Chile.

En otros casos, nos encontramos frente el hecho que la adaptación no presenta vigencia

alguna, estando las técnicas adaptadas y/o “validadas” hace más de dos décadas. Lo anterior,

83

lleva a cuestionarnos, al menos, la posibilidad-imposibilidad de que algo sea válido

eternamente a pesar de los diversos cambios socio culturales ocurridos.

Finalmente, y en otro significativo número de casos, se observa una insuficiente o incluso

nula información acerca del proceso de construcción y/o adaptación de los test (incluso en

sus manuales de uso). En relación a lo anterior, se vuelve difícil para un investigador obtener

conclusiones rigurosas y válidas si los instrumentos de medición son deficientes o no queda

clara su calidad.

Para y en post de esto, es que todas las investigaciones deberían proveer la información

metodológica y de análisis necesarias y fundamentales para otras posibles investigaciones,

además de las características demográficas completas de la muestra estudiada.

Esto, resulta particularmente relevante en las investigaciones que se plantean como objetivo

principal la construcción y/o adaptación de instrumentos de evaluación, en tanto deben

quedar claras las evidencias de validez, confiabilidad y la capacidad discriminante de la

técnica; además del contexto particular en el que estas conclusiones toman forma.

84

9.- LIMITACIONES Y SUGERENCIAS

Respecto a las limitaciones de la presente investigación, es pertinente señalar el hecho que el

N de la muestra es reducido. Lo anterior, limita la investigación en el sentido que los

resultados obtenidos no logran ser representativos y por ende, no pueden ser generalizables a

otro tipo de sujetos.

Es por este motivo, que es pertinente referirse no a una adaptación del Inventario de Frases

Revisado –IFR- (Beigbeder de Agosta et al., 2009), sino más bien, a una adaptación

preliminar de dicho instrumento para su uso en niños y niñas entre 6 y 11 años en Santiago de

Chile.

A su vez, cobra importancia al momento de mencionar las limitaciones de la investigación, el

hecho que no se cuentan con datos sociodemográficos en el grupo control de la muestra los

cuales hubiesen sido interesantes de correlacionar con los resultados obtenidos. Si bien, el

inventario contaba con preguntas, tales como la comuna en que vivían y/o el curso en que se

encontraban los niños y niñas, en su mayoría no fueron recogidos por los sujetos encargados

de aplicar el test.

Cabe destacar como sugerencia, tal como mencionan las autoras del Inventario de Frases

Revisado, la importancia que los sujetos que apliquen el test sean profesionales capacitados

no sólo en términos de poder aplicar correctamente el instrumento, sino también de poseer la

capacidad de contener a un niño o niña maltratado y crear las condiciones necesarias para que

se sientan en confianza al momento de contestar las preguntas que le realiza el o la

evaluadora. Sin embargo para crear dichas condiciones, es fundamental, tal como hacen

alusión las autoras, la realización de una entrevista previa a la aplicación del inventario para

promover justamente la creación de un vínculo entre evaluador y evaluado.

Es pertinente destacar, en concordancia también con lo que plantean las autoras, el hecho que

esta adaptación preliminar por sí sola, al igual que toda técnica de evaluación, no es

concluyente al momento de diagnosticar si existe o no algún tipo de maltrato en niños y

niñas. Sino más bien, esta adaptación preliminar del Inventario de Frases Revisado (IFR) es

un complemento y/o un auxiliar dentro de un batería de instrumentos en el marco de

85

evaluación psicológica, para el diagnóstico y la evaluación del daño psíquico en niños y niñas

maltratados intrafamiliarmente.

Si bien la presente investigación posee ciertas limitaciones, también es oportuno mencionar y

recalcar sus aportes.

La adaptación preeliminar de este inventario contribuye al hecho de poder contar en el

contexto jurídico de evaluación psicológica con un instrumento valido, confiable y que

discrimina entre niños y/o niñas maltratados y no maltratados entre 6 y 11 años de edad para

su uso en Santiago de Chile. Lo cual a su vez, no sólo aporta al diagnóstico del maltrato sino

que además, da cuenta del daño psíquico que éste provocó en el niño y/o niña.

El hecho que este Inventario pueda ser aplicado en este rango etario (entre 6 y 11 años) y en

este contexto (Santiago de Chile), es un aporte en el sentido que se cuenta con un instrumento

desde y para la cultura latinoamericana construido a partir de las propias expresiones verbales

de niños y niñas pertenecientes a dicho contexto. Esta adaptación preeliminar, en otras

palabras, es un aporte en la construcción de técnicas propias del contexto latino y no

provenientes del exterior, buscando así la promoción de la construcción y adaptación de

ténicas originadas en nuestro contexto social y cultural.

En relación a lo anterior, y para finalizar, se vuelve fundamental promover la construcción y

adaptación de otros instrumentos que aborden la tematica del maltrato infantil, que puedan

evaluar las mismas y otras variables asociadas al fenómeno en post de contribuir a su

prevención, detección, diagnostico y tratamiento.

86

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95

11.- ANEXOS

Anexo N° 1: Instrumento Original.

Protocolo

Inventario de Frases Revisado (IFR)

Autoras: Carolina Beigbeder de Agosta, Zulema Barilari y Rosa Inés Colombo.

Nombre:

Fecha: Edad: Sexo:

Comuna: Escolaridad (escuela y curso):

Institución presente evaluación: Evaluador:

Motivo Pericia (si corresponde):

Resultado Pericial (si corresponde):

Te voy a leer unas frases para que respondas:

Si, cuando te sientes así la mayoría de las veces.

No, cuando NO te sientes así la mayoría de las veces.

TRASTORNOS PUNTOS

Cognitivo

Emocional

Social

Comportamental

Físico

Total

96

FRASES SI NO OBSERVACIONES

1.Me gusta ordenar el cuarto.

2.Me da mucho miedo la noche.

3.Tengo miedo de contar lo que me pasa.

4.Cuando estoy furios@, me descargo con los más chicos que yo.

5.Me aburre la televisión.

6.Tengo culpa de todo.

7.Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado.

8.Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa.

9.Me gusta estudiar.

10.Me siento distint@a mis amig@s.

11.Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas.

12.Estoy triste porque todo me sale mal.

13.Siempre voy a pescar.

14.Siento mi cuerpo usado.

15.Me ponen en penitencia por golpear a mis compañeros.

16.Me siento sucio por dentro.

17.Me divierte salir con mis amig@s.

18.Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas.

19.Me distraigo fácilmente.

20.Tengo miedo que mi papá (*) me lastime.

21.Me gusta la música.

22.Cuando sea grande quiero tener hijos.

97

23.Me enojo mucho cuando me dicen que “no”.

24.Hago todo mal.

25.Los video juegos son aburridos.

26.Casi siempre me siento incomodo con la gente.

27.Me ponen nervioso los demás.

28.Casi siempre tengo pesadillas.

29.Me gusta dibujar.

30.Se me escapa el pis.

31.Muchas veces me siento sol@.

32.Cuento mi historia como si le hubiese pasado a otra persona.

33.Me gusta lavar platos.

34.Muchas veces siento ganas de llorar.

35.Me buscan para pelear.

36.Muchas veces siento que todos me traicionan.

37.Me gusta tener mucha tarea.

38.Tengo miedo de lo que siento.

39.Me molesta que me toquen cuando estoy furios@.

40.Casi siempre quiero estar callad@.

41.Me divierte andar en bicicleta.

42.Me cuesta mucho escuchar a los demás.

43.Tengo miedo que los adultos me lastimen.

98

44.Cuando tengo problemas en casa me escapo.

45.Me gusta ir al dentista.

46.Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía.

47.Me asustan los ruidos.

48.Me gusta quedarme sol@ con mi papá.

49.Siempre me levanto temprano.

50.Pienso que el sexo es algo malo.

(*)Padrastro, pareja de la madre, tutor, u otro.

Otras observaciones:

99

Anexo Nº 2: Instrumento Adaptado.

Protocolo

Inventario de Frases Revisado (IFR)

Autoras: Carolina Beigbeder de Agosta, Zulema Barilari y Rosa Inés Colombo.

Adaptación para su uso en Santiago de Chile: Fernanda Burr.

Nombre:

Fecha: Edad: Sexo:

Comuna: Escolaridad (escuela y curso):

Institución presente evaluación: Evaluador:

Motivo ingreso programa

Criterio inclusión considerado:

Te voy a leer unas frases para que respondas:

Si, cuando te sientes así la mayoría de las veces.

No, cuando NO te sientes así la mayoría de las veces.

TRASTORNOS PUNTOS

Cognitivo

Emocional

Social

Comportamental

Físico

100

FRASES SI NO OBSERVACIONES

1.Me gusta ordenar mi habitación.

2.Me da mucho miedo la noche.

3.Tengo miedo de contar lo que me pasa.

4.Cuando estoy furios@, me descargo con los niños más chicos que yo.

5.Me aburre la televisión.

6.Tengo culpa de todo.

7.Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado.

8.Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa.

9.Me gusta estudiar.

10.Me siento distint@a mis amig@s.

11.Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas.

12.Paso mucho tiempo sin comer.

13. Siempre voy a pescar.

14.Siento mi cuerpo usado.

15.Me castigan por pegarle a mis compañeros.

16.Me siento sucio por dentro.

17.Me divierte salir con mis amig@s.

18.Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas.

19.Me distraigo fácilmente.

101

20.Tengo miedo que mi papá (*) me lastime.

21.Me gusta la música.

22.Tengo ganas de comer todo el tiempo.

23.Me enojo mucho cuando me dicen que “no”.

24.Hago todo mal.

25.Los video juegos son aburridos.

26.Casi siempre me siento incomodo con la gente.

27.Me ponen nervioso los demás.

28.Casi siempre tengo pesadillas.

29.Me gusta dibujar.

30.Se me escapa el pipí.

31.Muchas veces me siento sol@.

32.Cuento mi historia como si le hubiese pasado a otra persona.

33.Me gusta lavar platos.

34.Muchas veces siento ganas de llorar.

35.Me buscan para pelear.

36.Muchas veces siento que todos me traicionan.

37.Me gusta tener mucha tarea.

38.Tengo miedo de lo que siento.

39.Me molesta que me toquen cuando estoy furios@.

102

40.Casi siempre quiero estar callad@.

41.Me divierte andar en bicicleta.

42.Me cuesta mucho escuchar a los demás.

43.Tengo miedo que los adultos me lastimen.

44.Cuando tengo problemas en mi casa me arranco.

45.Me gusta ir al dentista.

46.Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía.

47.Me asustan los ruidos.

48. Me gusta quedarme sol@ con mi papá (*).

49.Siempre me levanto temprano.

50.Pienso que el sexo es algo malo.

51. Muchas veces me duele la cabeza.

52.Estoy triste porque todo me sale mal.

53.Cuando sea grande quiero tener hijos.

54.Mis amigos saben todo de mi.

55.Me cuesta estar quieto.

56.En el colegio me va tan bien como antes.

103

(*)Padrastro, pareja de la madre, tutor, u otro.

Otras observaciones:

104

Anexo Nº 3: Consentimiento Informado.

Consentimiento Informado

Un equipo de investigación está realizando una aplicación, con miras a la adaptación,

del instrumento: Inventario de Frases Revisado (IFR) a población Chilena, instrumento

creado para valorar el posible daño causado por malos tratos a un niño, niña o adolescente.

Con este objetivo, solicitamos tu participación en nuestra investigación respondiendo las

preguntas que encontrarás a continuación.

(Si estás siendo evaluado a solicitud de Tribunales de Familia) tus respuestas no tendrán

relación alguna con los resultados de la evaluación.

Tu participación en el estudio es totalmente voluntaria, por lo que puedes abandonar

el proceso en cualquier momento si así lo deseas.

Así mismo, toda la información que entregues será tratada de manera estrictamente

confidencial y utilizada únicamente con fines estadísticos para nuestra investigación.

Yo, , habiendo sido informado del objetivo

del estudio, acepto formar parte del mismo.

---------------------------------------- ---------------------------------------------

Firma niño o niña Firma Adulto Responsables

Lugar y fecha:

105

Anexo Nº 4: Coincidencias / no coincidencias Juicio Expertos Validez de Contenido.

……… Coincidencias No coincidencias

Frases Trastorno asignado

Experto 1

Experto 2 Experto 3 Experto 4 Experto 5

2.Me da mucho miedo la noche.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional

3.Tengo miedo de contar lo que me pasa.

Emocional Emocional Social

Emocional Emocional Emocional Conductual

Emocional

4.Cuando estoy furios@, me descargo con los más chicos que yo.

Conductual Conductual Conductual Emocional

Conductual Conductual Conductual

6.Tengo culpa de todo.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo

7.Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado.

Cognitivo Cognitivo Cognitivo Cognitivo Cognitivo Cognitivo

8.Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa.

Social Social Social Social Social Social

10.Me siento distint@a mis amig@s.

Emocional Emocional Cognitivo

Emocional Emocional Social Cognitivo Emocional

11.Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas.

Cognitivo Emocional Cognitivo

Cognitivo Cognitivo Emocional Cognitivo

12. Paso mucho tiempo sin comer.

Físico Fisico Fisico Físico Físico Físico

14.Siento mi cuerpo usado.

Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo Emocional

15. Me castigan por golpear a mis compañeros.

Conductual Conductual Conductual Social

Conductual Conductual Conductual

16.Me siento sucio por dentro.

Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo Emocional

Emocional

18.Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas.

Conductual Conductual Social

Social Conductual Social

Conductual Social

Emocional

19.Me distraigo facilmente.

Cognitivo Cognitivo Cognitivo Cognitivo Cognitivo Conductual

20.Tengo miedo que mi papá (*) me lastime.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo

Emocional

22. Tengo ganas de comer todo el tiempo.

Físico Fisico Fisico Físico Físico Fisico

106

23.Me enojo mucho cuando me dicen que “no”.

Conductual Conductual Conductual Emocional

Conductual Conductual Emocional Conductual

24.Hago todo mal. Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo

26.Casi siempre me siento incomodo con la gente.

Social Emocional Social

Emocional Social

Social Social Social

27.Me ponen nervioso los demás.

Social Emocional Social

Emocional Social Social Social

28.Casi siempre tengo pesadillas.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo

30. Se me escapa el pipí.

Físico Fisico Fisico Físico Físico Fisico

31.Muchas veces me siento sol@.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional

32.Cuento mi historia como si le hubiese pasado a otra persona.

Emocional Emocional Cognitivo

Emocional Cognitivo

Emocional Emocional Emocional

34.Muchas veces siento ganas de llorar.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional

35.Me buscan para pelear.

Conductual Conductual Conductual Social

Conductual Conductual Conductual

36.Muchas veces siento que todos me traicionan.

Cognitivo Cognitivo Social

Emocional Social

Social Cognitivo Social

Cognitivo

38.Tengo miedo de lo que siento.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional

39.Me molesta que me toquen cuando estoy furios@.

Conductual Conductual Conductual Conductual Conductual

40.Casi siempre quiero estar callad@.

Conductual Conductual Social Conductual

Conductual Social Conductual Emocional

42.Me cuesta mucho escuchar a los demás.

Cognitivo Conductual Cognitivo

Cognitivo Cognitivo Cognitivo Social

43.Tengo miedo que los adultos me lastimen.

Emocional Emocional Social Emocional

Emocional Emocional

44.Cuando tengo problemas en casa me escapo.

Conductual Conductual Conductual Conductual Conductual Conductual

46.Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Cognitivo

Cognitivo

107

47.Me asustan los ruidos.

Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional Emocional

48. Me gusta quedarme sol@ con mi papá.

Emocional Emocional Emocional Social

Social Emocional Emocional

50.Pienso que el sexo es algo malo.

Cognitivo Cognitivo Cognitivo Social Cognitivo Cognitivo

51. Muchas veces me duele la cabeza.

Físico Fisico Emocional

Físico Físico Físico

52.Estoy triste porque todo me sale mal.

Emocional Emocional Emocional Emocional Conductual Cognitivo

Emocional

53.Cuando sea grande quiero tener hijos.

Social Social Social Emocional Emocional Social

54.Mis amigos saben todo de mi.

Social Social Social Social Social

55.Me cuesta estar quieto.

Conductual Conductual Conductual Conductual Conductual

56.En el colegio me va tan bien como antes.

Cognitivo Conductual

Emocional Cognitivo Cognitivo Social Conductual

108

Anexo Nº 5: Tabla de Comunalidades

Comunalidades

Inicial Extracción

2. Me da mucho miedo la noche 1.000 .562

3. Tengo miedo de contar lo que me pasa 1.000 .704

6. Tengo la culpa de todo 1.000 .662

10. Me siento distint@ a mis amig@s 1.000 .554

16. Me siento suci@ por dentro 1.000 .682

20. Tengo miedo que mi papá (*) me lastime 1.000 .730

24. Hago todo mal 1.000 .680

28. Casi siempre tengo pesadillas 1.000 .660

31. Muchas veces me siento sol@ 1.000 .667

34. Muchas veces siento ganas de llorar 1.000 .546

38. Tengo miedo de lo que siento 1.000 .633

43. Tengo miedo que los adultos me lastimen 1.000 .660

46. Cuando me pasan cosas malas pienso que la culpa es mía 1.000 .679

47. Me asustan los ruidos 1.000 .706

48 (inv). Me gusta quedarme sol@ con mi papá 1.000 .637

52. Estoy triste porque todo me sale mal 1.000 .609

54 (inv). Mis amigos saben todo de mi 1.000 .719

4. Cuando estoy furios@, me descargo con los niños más chicos que yo 1.000 .665

15. Me castigan por pegarle a mis compañeros. 1.000 .516

18. Casi siempre me cuesta hablar de mis cosas 1.000 .703

23. Me enojo mucho cuando me dicen que "no" 1.000 .656

27. Me ponen nervioso los demás 1.000 .682

35. Me buscan para pelear 1.000 .585

39. Me molesta que me toquen cuando estoy furios@ 1.000 .732

40. Casi siempre quiero estar callad@ 1.000 .705

44. Cuando tengo problemas en mi casa me arranco 1.000 .644

7. Todo el tiempo me molestan recuerdos de cosas feas que me han pasado 1.000 .665

11. Me parecía estar dormido cuando me pasaban cosas feas 1.000 .645

19. Me distraigo fácilmente 1.000 .711

36. Muchas veces siento que todos me traicionan 1.000 .612

42. Me cuesta mucho escuchar a los demás 1.000 .572

50. Pienso que el sexo es algo malo 1.000 .728

56 (inv). En el colegio me va tan bien como antes 1.000 .660

8. Soy el/la que se ocupa de las tareas de la casa 1.000 .644

14. Siento mi cuerpo usado 1.000 .776

26. Casi siempre me siento incómodo con la gente 1.000 .737

53 (inv). Cuando sea grande quiero tener hijos 1.000 .777

12. Paso mucho tiempo sin comer. 1.000 .643

22. Tengo ganas de comer todo el tiempo 1.000 .608

30. Se me escapa el pipi 1.000 .567

51. Muchas veces me duele la cabeza 1.000 .646

55. Me cuesta estar quieto 1.000 .597

Método de extracción: Análisis de Componentes principales.