Sesión! i30.a extraordinaria en martes 10 de noviembre de 1931

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Sesión! i30.a extraordinaria en martes 10 de noviembre de 1931 (Sesión de 16 a 19 horas) PRESIDENCIA DEL SEÑOR MONTECINOS INDICE GENERAL DE LA SESION: I. Sumario del debate. II. Sumario de documentos, m . Acta de la sesión anterior. IV. Documentos de la cuenta. V. Te^to del debate. I.—SUMARIO DEL DEBATE 1. Los señores Pradeñas y Cataldo solicitan la inclusión 'en la convocatoria del pro- yecto de estanco a los fósforos. 2. El <señor Jorquera don Francisco pide se siga tratando del proyecto de reorganiza- ción de los servicios públicos, que quedó en votación en la sesión anterior. "3. El señor Bravo se refiere a la ausencia de algunos nombres de Diputados en la lista de la votación nominal del proyecto que estableció la Cosach. Se deja testimo- nio en el acta de la declaración del señor Bravo. Tercian en el debate los señores Sepúlveda Leal y Cruzat Vicuña. •4. La Cámara se ocupa en la admisibilidad de la VII acusación constitucional contra el ex-Presidente Ibáñez y varios ex-Minis- tros de Estado. Se da por terminado el debate en cuanto la acusación concierne al ex-Presidente y ex-Ministro de Estado, señor Ibáñez del Campo. Se da lectura a la defensa del ex-Ministro inculpado se- ñor Frodden. Usa de la palabra el señor Lois. Se da lectura a la defensa del ex- Ministro inculpado señor Charpín. Se da por terminada la acusación en cuanto concierne a estos dos señores ex-Minis- tros de ¡Estado. Se da por terminada igualmente esta acusación en cuanto con- cierne al ex-Ministro de Estado, señor Edgardo von Scihroeders. Hace eu de- fensa el ex-ÍMinietro inculpado, señor Edwards .Matte dan Guillermo. Tercian en el delbate los señares González don Ga- briel, E'Cihaivarría, Pradeñas, del 'Canito, lErrázuriz y Silva Román. 5. Se acuerda la simple urgencia para un proyecto sobre primas a la exportación. 6. Se acuerda enviar al archivo una comu- nicación de la Comisión Investigadora de los actos de la Dictadura. 7. Se vota la V acusación constitucional contra varios ex-Ministros de Estado. _i II.—SUMARIO DE DOCUMENTOS 1. Mensaje que reforma la ley sobre Junta de Exportación Agrícola.

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Sesión! i30.a extraordinaria en martes 10 de noviembre de 1931 (Sesión de 16 a 19 horas)

PRESIDENCIA DEL SEÑOR MONTECINOS

INDICE GENERAL DE LA SESION:

I. Sumario del debate. II. Sumario de documentos,

m . Acta de la sesión anterior. IV. Documentos de la cuenta. V. Te^to del debate.

I.—SUMARIO DEL DEBATE

1 . Los señores Pradeñas y Cataldo solicitan la inclusión 'en la convocatoria del pro-yecto de estanco a los fósforos.

2 . El <señor Jorquera don Francisco pide se siga tratando del proyecto de reorganiza-ción de los servicios públicos, que quedó en votación en la sesión anterior.

"3. El señor Bravo se refiere a la ausencia de algunos nombres de Diputados en la lista de la votación nominal del proyecto que estableció la Cosach. Se deja testimo-nio en el acta de la declaración del señor Bravo. Tercian en el debate los señores Sepúlveda Leal y Cruzat Vicuña.

•4. La Cámara se ocupa en la admisibilidad de la VII acusación constitucional contra el ex-Presidente Ibáñez y varios ex-Minis-tros de Estado. Se da por terminado el debate en cuanto la acusación concierne

al ex-Presidente y ex-Ministro de Estado, señor Ibáñez del Campo. Se da lectura a la defensa del ex-Ministro inculpado se-ñor Frodden. Usa de la palabra el señor Lois. Se da lectura a la defensa del ex-Ministro inculpado señor Charpín. Se da por terminada la acusación en cuanto concierne a estos dos señores ex-Minis-tros de ¡Estado. Se da por terminada igualmente esta acusación en cuanto con-cierne al ex-Ministro de Estado, señor Edgardo von Scihroeders. Hace eu de-fensa el ex-ÍMinietro inculpado, señor Edwards .Matte dan Guillermo. Tercian en el delbate los señares González don Ga-briel, E'Cihaivarría, Pradeñas, del 'Canito, lErrázuriz y Silva Román.

5. Se acuerda la simple urgencia para un proyecto sobre primas a la exportación.

6. Se acuerda enviar al archivo una comu-nicación de la Comisión Investigadora de los actos de la Dictadura.

7. Se vota la V acusación constitucional contra varios ex-Ministros de Estado.

_i II.—SUMARIO DE DOCUMENTOS

1. Mensaje que reforma la ley sobre Junta de Exportación Agrícola.

1118 CAMARA I>E DIPUTADOS

2. Oficio del Ministerio de Hacienda, dando respuesta a observaciones del señor Véliz, acerca de la aplicación de la ley 4,982.

3. Moción de los señores Francisco Jorque-ra, Orresgo y Pradeñas, que deroga el im-puesto a los sueldos de los empleados pú-blicos solteros y lo reemplaza por aumen-to de contribución a la renta.

4. Moción de los señores Retamales y Na-varrete, que establece un desahucio para el personal de los Ferrocarriles del Esta-do.

5. Moción de los señores Cataldo y Prade-ñas, que establece el estanco del fósforo.

6. Petición de oficio de los señores Prade-ñas y Cataldo.

7. Asistencia a Comisiones.

III. — ACTA DE DA SESION ANTERIOR

El acta de la sesión 29.a, extraordinaria, celebrada el día de hoy, de 14.30 a 16 ho-ras, quedó a disposición de los señores Di-putados.

Dice así:

Jorquera r . , Francisco. Jorqnera O., Manuel. Labbé, Hermógenes. Lagos, Miguel Luis. Iiavin TT., Arturo. Letelier del C., Luis. Lezaeta A., Eleazar. Lira Infante, Alejo. Lira U., Enrique. Lisoni, Tito V. Lois Fraga, Arturo H. López F. , Anaclicio. Lorca, José M. Mandujano Tobar, Luis. Manquilef, Manuel. Mariones Q., Humberto. Mejías Concha, Eliecer. Meléndez, Héctor M. Merino F . , ' Roberto. Montané U., Francisco. Montero, Enrique. Moreno Fontanes, Luis. Muñoz C., Manuel. Muñoz Monje, Luis. Muñoz Moyano, Luis A. Muñoz Boj as, Pedro. Navarrete M., Pedro P. Opazo Letelier, Miguel. ,

Ortega M., Budecindo. Orrego Puelma, Jorge. Ponce, Galvarino. Pradeñas Muñoz, Juan* Quevedo V., Abraham. Quiroga Arenas Littré. Ramírez N., Carlos. Retamales, Nicasio. Bivera Baeza, Gustavo* Rojas del C., Ernesto. Euiz de O., Arturo. Salinas F. , Pedro. Salvo K., Miguel A. Sánchez Mejía, Carloi. Sepúlveda Leal, Bamta* Sepúlveda O., Bartolo*

mé. Silva A., Santiago. Soto Bunster, Alfredo* Tagle Buiz, Joaquín. Toro Muñoz, Leoncio. Torres C., Isauro. TJgarte B., Rogelio. Urrutia M., Ignacio. Véliz F. , Francisco. Venegas S., Arturo. Vergara L., Carlos. Vicuña, Angel Custodio*

El Secretario señor Errázuriz Mackenna y el Prosecretario señor Echaurren Orrego.

Sesión 29.a extraordinaria en 10 de no-viembre de 1931. — Presidencia del señor Monteemos.

Se abrió a las 14 horas 45 minutos, y asis-tieron los señores:

Acuña Bobert, Benigno. Alamos Lamas, Víctor. Alvarez A., Héctor. Araya Z., Francisco. Armas B., Bodolfo. Azócar, Horacio. Banderas L., Leónidas. Bravo, Alfredo Gmo. Canto, Rafael del. Cárdenas A., Nolasco. Carvajal Euth, Bené. Cataldo M., Alejandro. Omz Concha, Ernesto. Cruzat Vicuña, Manvel. Cuéllar V., Javier.

Se dió cuenta:

l . o De dos oficios del señor Ministro dfr Fomento:

Con el primero, recomienda el pronto des-pacho de un mensaje que introduce algunas modificaciones al Presupuesto con el objeto de atender a los gastos que demande la pro-secución del camino de Concepción a Bul-nes.

Se mandó agregar a los antecedentes dei proyecto.

Con el segundo, da respuesta al oficio que acordó la Cámara con respecto a la adquisi-ción de durmientes por la Empresa de loa Ferrocarriles del Estado.

Quedó a disposición de los señores Dipu-tados.

2.o De un oficio del señor Ministro d« Bienestar Social, con el que da respuesta a las observaciones formuladas por el señor

Durán B., Florencio. Errázuriz, Elias. Echavarría B., Enrique. Elgueta, Carlos B. Elguín, Serafín. Escobar F. , Fernando. Estévez G., Carlos. Fuentes, Domingo. Gallo, Alejandro. García H., Ignacio. Garrido S., Prudencio. González V., Gabriel. González E., Gnillermo. González S., Cardenio. Jara, Bené de la.

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Navarrete, relacionadas con la construcción de las poblaciones de las sociedades "Igual-dad y Trabajo" y "Fermín Vivaceta".

Quedó a disposición de los señores Dipu-tados.

3.o De un oficio del Honorable Senado, con el que manifiesta que ha tenido a bien acoger la acusación entablada por esta Cá-mara en contra del ex-Ministro de Hacien-da, señor Carlos Castro Ruiz, por infraccio-nes a la Constitución Política del Estado.

Se mandó al axchivo. 4.o De un informe de la Comisión de Le-

gislación y Justicia, recaído en el proyecto que incluye en el grado l . o de la escala de sueldos del Estatuto Orgánico de los funcio-narios civiles del Estado, a los Ministros y al Fiscal de la Corte Suprema de Justicia.

Quedó en tabla. 5.o De tres informes de la Comisión de

Presupuestos y Decretos Objetados, recaí-dos en los siguientes proyectos de ley:

Proyecto que traspasa la suma de 160,000 pesos de un ítem a otro del Presupuesto del Ministerio de Justicia;

Proyecto que traspasa la suma de 1 mi-llón 475,000 pesos al 10]01|02|e del Presu-puesto del Ministerio de Marina; y

Proyecto que traspasa de un ítem a otro del Presupuesto Extraordinario la cantidad de 4.500,000 pesos.

6. o De una solicitud del señor Manuel Je-sús Erazo Dnrán, en que pide pensión de gracia.

Se mandó a Comisión de Vías y Obras Pú-blicas.

7.o De una comunicación de los señores Manquilef y Vicuña don Angel Custodio, en la que piden que se dirija oficio al señor Ministro de Hacienda a fin de que, si lo tie-ne a bien, se sirva enviar a la Cámara los siguientes datos:

Nómina completa del personal del Raneo Central indicando los sueldos, gratificacio-nes y participaciones de que gozan;

Sueldos, gratificaciones y participaciones del Presidente y Consejeros; y

Respecto a la participación por utilida-des, establecerla en relación al último ba-lance.

del señor Montecinos (Presidente), se acor-dó tratar sobre tabla diversos proyectos que modifican los Presupuestos Ordinarios y Extraordinario.

Sin debate y por asentimiento tácito, se dieron sucesivamente por aprobados los si-guientes proyectos de ley:

PROYECTO DE LEY:

"Artículo único. Traspásase la suma de un millón cuatrocientos setenta y cinco mil pesos ($ 1.475,000), al ítem 10¡01|02)e del Presupuesto de Marina de los ítem que se detallan a continuación:

Del ítem 10]01|02|e $ 130,000.00 Del ítem 10|01|02|b . . . . . 120,000.00 Del ítem 10|01|02|f 600,000.00 Del ítem 10|02|01 400,000.00 Del ítem 10|01|04|a . . . . . 25,000.00 Del ítem 10|01¡04|b 200,000.00

$ 1.475,000.00

PKOYECTO DE LEY:

"Artículo l . o Redúcese en la suma de cuatro millones quinientos mil pesos, ($ 4.500,000), el ítem E|06|01|h del Presu-puesto Extraordinario para el año en cur-so.

Art. 2.o Traspásase la suma de cuatro millones quinientos mil pesos ($ 4.500,000) indicada en el artículo precedente al ítem E¡14¡03|k del mismo presupuesto, que^con-sulta fondos para el camino de Concepción a Bulnes, pudiendo invertirse los recursos de este ítem en el pago de las obras reali-zadas y en la prosecución de los trabajos, según lo convenido en conformidad al de-creto supremo número 1,351, de 31 de agos-to de 1931.

Art. 3.o La presente ley regirá desde su publicación en el "Diario Oficial".

PROYECTO DE.,LEY:

Dentro de la orden del día, a indicación "Artículo l . o Redúcese en las .sumas que

1120 CAMARA I>E DIPUTADOS

se indican, el ítem. E|09f01 del Presupuesto extraordinario para 1931:

b) Regimiento Exploradores . $ 200,000 c) Regimiento Maipo . . . . 350,000 d) Regimiento Coraceros . . . 200,000 e) Regimiento Buin 500,000 f ) Destacamento Andino N.o 2 500,000 g) Polvorines de Peñalolén . . 50,000 i) Regimiento Chirrillos . . . . 50,000 1) Regimiento Chaeabuco . . . 100,000

$ 2.100,000

guientes cantidades que se deducirán de loa ítem que se indican:

Dos mil pesos ($ 2,000), de 8¡14|a. Once mil trescientos catorce pesos cin-

cuenta centavos ($ 11,314.50, de 8|14|j; y Cincuenta mil pesos ( 50,000), de 8|l|4¡v. El1 total de sesenta 'y tres mil

trescientos catorce pesos cincuenta centa-vos ($ 63,314.50), se aplicará al pago de las adquisiciones para el Instituto Médico Legal de Santiago, adeudadas a la firma Paeile y Finat Ltda.

Art. 2.o La presente ley regirá desde la fecha de su publicación en el "Diario Ofi-cial".

Art . 2 .o Traspásase la suma de dos mi-llones cien mil pesos ( 2.000,000) a que se refiere el artículo anterior, al ítem del Pre-supuesto Extraordinario para el año en curso, E|14[05|e.

Art . 3.o Redúcese en la suma de un mi-llón quinientos mil pesos ($ 1.500,000), los fondos puestos a disposición del Director General de Obras Públicas por decreto nú-mero 11, de 23 de enero de 1931, de Obras Públicas, con cargo al Presupuesto Extra-ordinario vigente, ítem E|14|05|g.

Art . 4.o Traspásase la indicada suma de un millón quinientos mil pesos ($ 1.500,000) del ítem E|14|05¡g al ítem E|14¡05|e, del mencionado presupuesto.

Art . 5.o Redúcese el ítem E¡14|04¡d del Presupuesto Extraordinario para el presen-te año, en la cantidad de ochocientos mil pesos ($ 800,000) que se traspasará al ítem del mismo presupuesto E|14|05|b".

PROYECTO DE LEY:

"Artículo l . o Traspásase a 08|08f04|i|l la suma de ciento veinte mil pesos ($ 120,000) que se deducirá de 08|05|04|j.

Art . 2.o Esta ley comenzará a regir des-de la fecha de su publicación en el "Dia-rio Oficial".

PROYECTO DE LEY:

"Artículo l . o Traspásase a 8|7|4|w, las si-

Se entró a considerar, en seguida, el pro-yecto devuelto con modificaciones por el S'enado, que fija los sueldos de los emplea-dos públicos. .

Continuó la discusión de estas modifica-ciones y usaron de la palabra los señores Tagle, Jorquera don Manuel, del Canto, Araya don Francisco, Pradeñas," Orrego y Lezaeta.

El señor Tagle formuló indicación para que se acordara continuar el debate modi-ficación por modiifcación y no hubo acuer-do para ello.

El señor Jorquera don Manuel formuló y posteriormente dió por retirada una in-dicación para que se acordara enviar este asunto a la Comisión Mixta Especial Eco-nómica.

El señor Lezaeta, con la venia de la Cá-mara, solicitó que se dirigiera oficio a los señores Ministros de Hacienda, Fomento, Bienestar Social y Tierras y Colonización, a fin de que, si lo tienen a bien, se sirvan enviar a la Cámara una nómina de los suel-dos, honorarios de Consejeros, etc., mayores de 24,000 pesos anuales, de las instituciones semifiscales.

Usaron de la palabra, en seguida, los se-ñores Sepúlveda Leal, Retamales, Ortega, Jorquera don Francisco, Lois y Merino.

Cerrado el debate se pasó a votar las en-miendas.

Por 39 votos contra 2, se dió por aproba-da la enmienda que consiste en haber reem-plazado por otro el artículo l .o , conjunta-mente con lo propuesto por la Comisión de

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Hacienda, a su respecto, o sea, consignar co-mo inciso último del artículo, el inciso 3.o del artículo 3.o del proyecto aprobado por la Cámara que dice:

"Los sueldos del personal docente de la enseñanza primaria, no podráti ser inferio-res a 3,600 pesos anuales líquido".

El artículo del Senado es del tenor si-guiente:

"Artículo 1. o Los sueldos del personal de los servicios del Estado, serán pagados a contar del l . o de noviembre de 1931, de acuerdo con la siguiente escala:

Grado l.o $ 42,000 Grado 2.o 37,800 Grado 3.o . . _ 34,200 Grado 4.o 30,600 Grado 5.o 27,000 Grado 6.o . . . . . . . . 24,000 Grado 7.o 21,000 Grado 8.o 18,000 Grado 9.o 16,200 Grado lO.o 14,400 Grado ll.o 12,600 Grado 12. o 10,800 Grado 13.o 10,200 Grado 14.o 9,600 Grado 15.o 9,000 Grado 16.o 8,400 Grado 17.o 7,800 Grado 18.o 7,200 Grado 19.o 6,600 Grado 20.o 6,200 Grado 21.o 5,700 Grado 22.o 5,200 Grado 23.o 4,800 Grado 24.o 4,400 Grado 25.o 3,900 Grado 26.o 3,300 Grado 27.0 2,800 Grado 28.o 2,400

Por haber llegado la hora de término de la sesión, se levantó ésta a las 16 horas, que-dando pendiente la votación del resto de las enmiendas.

IV.—DOCUMENTOS DE LA CUENTA

1) Mensaje de S. E. el Vicepresidente de la República.

Conciudadanos del Senado y de la Cámara de Diputados:

La experiencia que proporciona la apli-cación de la ley' número 4,912, sobre primas a la exportación de productos agrícolas, mueve al Ejecutivo a someter a vuestra consideración un proyecto de reforma de algunas disposiciones de aquel cuerpo le-gal.

El Gobierno cree necesario mantener el mecanismo de primas a la exportación de productos agrícolas en consideración a que subsisten las condiciones anormales de pre-cios en los mercados extranjeros y a la agu-da criéis agrícola de nuestro país, lo cual impone la necesidad de fomentar y robuste-cer las fuentes de producción.

En el proyecto se faculta a la Junta de Exportación Agrícola para acordar la con-cesión de primas de transporte dentro del territorio nacional a productos agrícolas o derivados con el objeto de permitir su ven-ta o exportación en condiciones económi-cas; se le autoriza para instalar Almacenes Generales de Depósito; para fijar precio de venta de trigo, previa autorización del Presidente de la República y se perfecciona el procedimiento de recaudación de fondos.

Estas y otras modificaciones de detalle, permitirán a la Junta de Exportación Agrí-cola, ampliar eu eficiencia y corregir los de-fectos inherentes a la aplicación de una ley nueva en nuestro país.

Con el mérito de fas razones anteriormen-te expuestas, someto a vuestra considera-ción para que pueda ser tratado en el ac-tual período de sesiones extraordinarias y en el carácter de urgencia, el siguiente

PROYECTO DE LEY:

"Artículo l.o Modifícase la ley número .4,912, de 18 de diciembre de 1930 en la si-guiente forma:

Art. 2.0 Agrégase al artículo 2.o: e) Acordar la concesión de primas de

transporte dentro del territorio nacional a productos agrícolas o derivados caracterís-ticos de una región, siempre que se cumpla con las siguientes condiciones:

l.á Que no sea posible obtener una reba-. 71.—Extraord.

1122 CAMARA I>E DIPUTADOS

ja de fletes de las empresas de transportes interesadas en el acarreo de los referidos productos;

2.a Que los precios de ventas o de expor-tación de dichos productos sean tales que aún con las rebajas de fletes y los gastos de venta mínimos, no puedan comerciarse en condiciones económicas o competir con los similares importados; y

3.a Que la concesión de estas primas re-querirá el asentimiento unánime de los miembros asistentes a la reunión en que la prima sea acordada y la. aprobación del Presidente de la República-

f) Instalar almacenes generales de depó-sitos de productos agrícolas en conformidad a la ley, quedando exceptuadas a este res-pecto de la exigencia del artículo l.o de la ley número 3,8%, de 13 de noviembre de 1922-

g) Fijar precios para la venta de trigo, con aprobación del Presidente de la Repú-blica ,

Art. 3.0 Substituyese el artículo 3.0 por el siguiente:

"Créase un fondo destinado a otorgar primas para el fomento de la exportación y del consumo interno de productos agrícolas o derivados, que será administrado por la Junta de Exportación Agrícola.

Artículo 4.o Agrégase al artículo 4.0: h) Con el producto de las alzas de los de-

rechos de internación que se impongan de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 9.0 de la presente ley.

Art. 5.o Substitúyese el artículo 8.o, por el siguiente:

Los tesoreros provinciales depositarán, directamente, a la orden de la Junta de Ex-portación Agrícola, en una cuenta especial que abrirá la Junta en la Caja Nacional de Ahorros, las cantidades percibidas en con-formidad al artículo 4.o y harán las deduc-ciones a que se refiere la letra d) del citado artículo.

De las sumas percibidas informarán men-sualmente a la Tesorería General de la Re-pública.

Art. 6.o Substitúyese el artículo 15 de la lev. por el siguiente:

Las infracciones a la presente ley se pe-

narán con multas de 20 pesos a 3,000 pesos, pudiendo aumentarse al triple en caso de reincidencia.

Los reglamentos darán las normas para la calificación de las infracciones y estable-cerán una escala de multas dentro dé los lí-mites indicados.

Las multas se aplicarán administrativa-mente en la forma que determine el regla-mento, y deberán pagarse en el acto del re-querimiento o consignar su monto dentro del plazo de 15 días contados desde la fe-cha de la notificación.

Si no se pagare la multa o no se consig-nare su mondo dentro del plazo indicado, la resolución que la impuso tendrá mérito ejecutivo, contra 'la cual sólo se podrá opo-ner la excepción de pago.

Una vez pagada la multa o efectuada la consignación, el infractor tendrá el plazo de 15 días para reclamar de. la resolución que la impuso, a la justicia ordinaria, la que procederá breve y sumariamente.

La sentencia que se dicte en estos casos, no será susceptible del recurso de casación.

Art. 7.o Autorízase al Presidente de la República para refundir en un solo texto las disposiciones de la ley número 4,912, de 18 de diciembre de 1930, del decreto con fuerza de ley número 32, de 12 de marzo de 1931, y de la presente ley.

Firmados.— Manuel Trueco. — Enrique Matta.

2) Oficio del Ministerio de Hacienda:

Núm. 703. — Santiago, 10 noviembre de 1931. — En sesión extraordinaria celebra-da por esa Corporación el 14 de octubre del presente año, el honorable Diputado, señor don Francisco Véliz formuló diversas ob-servaciones sobre la aplicación de la ley número 4,982.

A este respecto, la Tesorería General de la República ha manifestado a este Minis-terio lo que sigue:

"El abuso de que da cuenta el señor Di-putado don Francisco Véliz, en realidad no existe, pues los Receptores de las Tesore-rías no han hecho más que cumplir con su deber de notificar las demandas entabladas

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1123

contra los morosos. Por otra parte, la Te-sorería General ha estado en todo momento preocupada de aliviar cuanto es posible a los contribuyentes en los cobros judiciales, y, al efecto, realiza un control constante sobre los Receptores por medio de servicio judicial autorizado por el decreto de ese Ministerio número 945, del 2 de febrero próximo pasado, y ha rebajado el Arancel considerablemente.

Creo oportuno insistir a US. sobre lo ex-presado en mi oficio número 496 en cuanto a la necesidad de restringir el plazo de la condonación de los intereses y multas fija-do por la ley número 4,982, o resolver la condonación definitiva de los devengados hasta la fecha, en vista de que de otra ma-nera ocurrirá que el Fisco se verá privado de sus rentas provenientes de los impuestos que deben cubrirse en noviembre próximo, pues ningún contribuyente pagará antes del término del plazo concedido por esa ley y el Erario Naeional sufrirá serios trastor-nos.

Finalmente me permito manifestar a US. que el Consejo de Defensa Fiscal ha coinci-dido con las ideas anteriores".

Dios guarde a V. E.— A. Prat.

3) Moción de los señores Francisco Jor-quera, Orrego y Pradeñas:

Honorable Cámara:

Las diversas disposiciones legales que han rebajado los sueldos de los empleados de la administración o impuéstoles contri-buciones, reclaman una revisión, porque no responden con exactitud al principio de la igual repartición de las cargas públicas es-tablecidas por la Constitución del Estado, ni reflejan los principios de equidad' en que de-ben fundamentarse las leyes. Entretanto que se procede a esa revisión, se hace nece-sario -corregir los defectos más salientes de las disposiciones de nuestra referencia, en-tre las cuales se señalan, por su excepcio-nal gravedad, los sueldos de los empleados civiles solteros en un quince por ciento.

Después de determinar la escala gradual de sueldos, en relación con los grados de ios empleos, el Estatuto Administrativo di

vide dichos sueldos, en efecto, en dos par-tes : el 85 por ciento que es el sueldo base y el 15 por ciento que es asignación para casa. Esta asignación no se paga a los em-pleados solteros o viudos sin ¡hijos, salvo que el Presidente de 'la República lo acuer-de respecto de los empleados que vivan con ascendientes, descendientes o colaterales y tengan a su cargo la mantención de ellos. En la práctica, estas justas excepciones no se han acordado.

Son injustas estas reglas legales, porque sólo afectan al personal de la administra-ción civil del Estado que queda afecto, res-pecto de los solteros, a una contribución ex-cepcional .

Dentro ,de la idea de equidad de que los cargos públicos deben gravar en mayor proporción a los que se encuentran en me-jores condiciones para soportarlos y reco-giendo las prácticas y experiencias de otros países, nos parece atendible la imposición de mayores tributos a los solteros; pero ello iha de hacerse en forma que asegure la ge-neralidad de la contribución.

El proyecto de ley que sometemos a vues-tra consideración, obedece al propósito de establecer una situación de justicia, dentro de los conceptos fundamentales ya expresa-dos, y se.ha elaborado sobre la base de no producir reducciones de las rentas nacio-nales, las cuales, por el contrario, experi-mentarán un notable incremento. Propone-mos, en efecto, la supresión de la contribu-ción excepcional del 15 por ciento sobre los sueldos de los empleados públicos solteros, y su reemplazo por un impuesto general del 1 por ciento sobre las rentas de los contribu-yentes solteros y del uno por mil sobre el avalúo a beneficio fiscal de 'los inmuebles de solteros para el ipago del impuesto terri-torial.

Explicado el proyecto en su aspecto mo-ral y constitucional, lo examinaremos en su aspecto financiero.

El número total de empleados públicos tyviles, es alrededor de 25,000, que perciben sueldos por valor de 220.000,000 de pesos al año, y la cuota de solteros es de alrede-dor del 18 por ciento, que representa un to-tal de 4,300 empleados con sueldos que pro-porcionalmente debieran ser de 39.000,000 de pesos. El quince por ciento de con tribu-

1124 CAMARA I>E DIPUTADOS

ción representaría un total de 5.490,000 de eos, que tpercibe o deja de pagar el Fisco.

Sin embargo, informaciones fidedignas que obran en nuestro poder, nos permiten asegurar que el rendimiento efectivo de la contribución, no es muy superior a tres mi-llones, lo que se debe, seguramente, a que la proporción de los célibes es menor entre los empleados, públicos que en la generali-

dad de los contribuyentes y a que los em-pleados solteros tienen, por lo general, me-nores sueldos que los casados.

La contribución que proponemos rendiría, en cambio, la cifra total de 6.190,000 pesos como aparece de manifiesto por el estudio detenido que se tha practicado de las decla-raciones de rentas, que arrojan los siguien-tes resultados:

(A base del rendimiento del impuesto en 1930)

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2.a Categoría $ 28.318,062.99 23,5% $ 6.650,000.00 $ 7.750,QOO.00

3.a Categoría '.. 38.38S,512.93 14,4% 5.530,000.00 6.640,000.00

'4.a Categoría. Sólo corresponde a personas jurídicas. No se considera.

3.a Categoría 12.386,983.44 19 % 2.360,000.00 3.540,000.00 6.a Categoría 1.277,125.07 21 % 268,000.00 358,000.00 Complementario 23.038.209.87 14 % 3.230,000.00 4.350.000.00

$ 18.038,000.00 $ 22.638.000.00 !Mayor rendimiento que significa e'l aumento de tasas 18.038,000.00

En un uno por ciento, (Ley de la Renta) $ 4.600,000.00 Aumento de rendimiento del impuesto de bienes raíces, por eleva-

ción de la tasa en uno por mil . . 1.590,000.00

$ 6.190,000.00

Proponemos, pues, el restablecimiento de una situación de justicia, en condiciones de 110 "producir perjuicios, sino que benefi-cios al erario.

E11 esta virtud, tenemos el liónor de pro-poner a vuestra elevada consideración, «el siguiente

PROYECTO DE LEY:

"Artículo l . o Auméntase en uno por

ciento el impuesto sobre las rentas de las categorías segunda, tercera, cuarta, q u i n t a y sexta, que establece la Ley de I m p u e s t o a la Renta, para los contribuyentes m a y o -res de 21 años j menores de c i n c u e n t a y cinco que no acrediten haber contraído ma-trimonio.

Art. 2.0 Auméntanse en uno por ciento cada una de las tasas de la escala progresi-va del impuesto global complementario que establece la misma ley, respecto de los con-

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1125

tribuyentes a que se refiere el artículo an-terior.

Art. 3.o Auméntase en uno por mil sobre el avalúo a beneficio fiscal, el impuesto es-tablecido por la ley general de contribucio-nes a los Bienes Raíces, respecto de los in-muebles cuyos propietarios sean solteros, mayores de 21 años y menores de 55.

Art. 4.o La asignación para casa, que es-tablecen las leyes vigentes en beneficio de los funcionarios públicos casados, pasará a formar parte integrante del sueldo, tanto respecto de los empleados casados, como de los solteros.

Art. 5.o La presente ley regirá desde la fecha de su promulgación en el "Diario Oficial".

Santiago, 10 de hoviembre de 1931. — Francisco Jorquera.— Jorge Orrego.— Juan Pradeñas Muñoz.

4) Moción de los señores Retamales y Na-varrete.

Honoraible Cámara:

Las circunstancias extraordinarias y la forma no ajustada a las normas regulares seguidas por la Empresa de 'los Ferrocarri-les del Estado, para eliminar del servicio a su personal, desde 1927 adelante, indujeron

la misma 'Empresa y al Supremo Gobier-no a remediar la situación anormal produ-cida, dictando la ley 4,886, la cual solucio-nó' la situación de sólo una parte de los 6,212 cesantes ferroviarios, ley cuyos gas-tos han sido íntegramente pagados con los recursos ordinarios de dicha Empresa.

El proyecto de ley adjunto tiendo a sub-sanar esas omisiones y los gastos que él de-mande serán pagados, no con los recuroos propios de la Empresa, como en el caso de la ley 4,886, sino que con recursos extraor-dinarios.

Con referencia al financiamiento, debe-mos declarar en el período ordinario se presentó a la Honorable Cámara un proyec-to de ley con el mismo objeto.

Sefeún la Dirección de los. Ferrocarriles, las indemnizaciones otorgadas por dicho proyecto, le costarían a la Empresa veinti-trés millones de pesos, incluyendo al perso-nal dejado cesante hasta la fecha y dándo-les una indemnización de 30 días de Bala-

rio por sño de .servicio al personal a jor-nal.

Pero, como el presente proyecto sólo se refiere al período de 1927 a 1930, y otorga sólo quince días de indemnización a los em-pleados a jornal, habría que deducir de los 23.000,0(00 de pesos, las sumas de 1.400,000 pesos y 7.000,000 de pesos, quedando los 23.000,000 de pesos reducidos a 14.000,000 de pesos. Sin embargo, como ya han jubila-do. y están ocupando puestos fiscales los ser-vidores que obtuvieron los más altos desa-hucios (hombres con 20 a 35 años de servi-cios y jefes bien rentados), habría que de-ducir, además, de estos 14.000,000 de pesos, más o menos 3.000,000 de pesos, quedando, entonces, el gasto total del presente proyec-to, reducido a 11.000,000 de. pesos, loe que en el cálculo se han elevado a 12.000,000 de pesos, para tomar un gasto global máximo.

Esta suma de doce millones, corno se com-prenderá, puede ser fácilmente pagada por la Empresa, si contrata un empréstito, con los recursos extraordinarios qde se consul-tan en el mismo proyecto de ley y que po-drán arrojar un rendimiento anual máximo de 2.800,000 pesos, según lo declara la mis-ma Emipresa en oficio número 3,632, de 19 de octubre próximo pasado, dirigido al Mi-nisterio de Fomento. Pero, si sólo rindieran dichos recursos la mitad de lo indicado por la Empresa, o sea, 1.400,000 pesos, siempre darían para servir holgadamente el emprés-tito indicado.

Es a base de estos cálculos y de este fi-nanciamiento que el proyecto primitivo ha sido transformado y se presenta este nue-vo proyecto de ley, cuyo pronto despacho sería la salvación de 4,000 conciudadanos que representan más de 20,000 personas que hoy se (hallan en la anás absoluta miseria y sin ninguna expectativa para el porvenir.

PROYECTO DÍE ¡LEY:

"Artículo l.o Dadas las circunstancias extraordinarias que han rodeado su elimi-nación del servicio, concédese al personal a contrata <y a jornal de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, que hubiere que-dado cesante o que hubiere renunciado vo-luntariamente entre el l.o de enero de 1907 y el 31 de diciembre de 1930, una indemni-zación única y final de un mes de sueldo y

1126 CAMARA I>E DIPUTADOS

quince días de salario, respectivamente, por cada año completo y fracción de más de seis meses de servicio en didha emjpresa.

Las indemnizaciones en referencia no po-drán ser, en ningún caso, superiores a quin-ce mil pesos y deberán serle pagadas a los beneficiarios de una sola vez.

Los empleados a contrata y a jornal ce-santes que, a la fecha de la promulgación de esta ley estén sirviendo en cualquier ra-ma de la administración pública, sólo ten-drán derecho a la indemnización a que se refiere el presente artículo, cuando hayan ingresado al servicio fiscal con posteriori-dad al 31 de agosto de 1931.

Estos derechos podrán ejercitarse dentro de un plazo de seis meses, contados desde la fecha en que la presente ley entre en vi-gencia .

Art. 2.o Los gastos que demande el cum-plimiento de la presente ley se financiarán con los siguientes recursos:

a) Con un dos por ciento sobre los suel-dos, jornales, gratificaciones, pensiones y jubilaciones que sean de cargo a la Empre-sa.

b) Con un dos por ciento de contribución sotbre el monto total de las propuestas por materiales, contratos diversos, .etc., acep-tadas por la Empresa.

c) Con el dos por ciento sobre el apor-te de la Empresa al Estado.

Art. 3.o Serán inembargables las indem-nizaciones otorgadas por esta ley y será nu-la toda venta, cesión o constitución de de-rechos que recaiga sobre ellas y que im-pida su libre disposición por los beneficia-rios.

Art. 4.o Para pagar las indemnizaciones que concede la presente ley, se autoriza a la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, para contratar un empréstito hasta por la suma que sea necesaria.

Art. 5.0 Esta ley principiará a regir des-de su publicación en el "Diario Oficial".— (Fdos.) — Nicasio Retamales. — Pedro Pa-blo Navarrete.

5) Moción de los señores Cataldo y Pra-deñas .

Honorable Cámara:

En la sesión ordinaria del 27 de enero del

presente año, hice una exposición a esta Honorable Cámara, dando a conocer en for-ma bastante amplia un presupuesto ascen-dente a la suma de 4.000,000 de pesos, para instalar una fábrica de fósforos para una producción de cuatro mil gruesas diarias, tomando en cuenta sus edificios, maquina-rias, fuerza motriz, materia prima (álamo), ingredientes químicos, etc., y del estudio de estos antecedentes llegué a la conclusión de que el precio máximo de una gruesa de fósforos es de un peso ochenta centavos, lo quese expendía al comercio a un precio de 5 pesos 50 centavos y que evidentemente acusa para la Compañía Sueco-Ohilena de Talca, una ganancia de un 200 por ciento sobre el costo de producción.

De este mismo proyecto que presenté a la Honorable Cámara, se desprende el hecho que para una producción igual de fósforos, la Compañía de Talca hace aparentar un capital de 26.000,000 de pesos. Doy a cono-cer, igualmente, en forma detallada, cómo dicha Compañía ha abultado sus capitales, amparada por la proteccipn aduanera.

En varias ocasiones en que me he referi-do a los procedimientos de explotación de la Compañía de Talca, aduje una serie de con-sideraciones y de detalles, para que los ho-norables colegas de esta Cámara pudieran estudiar en conciencia la forma cómo las industrias particulares usufructúan desme-didamente con los consumidores. Creo y es-timo, a mi juicio, que ha llegado el momen-to de poner freno a estas especulaciones in-debidas del capitalismo, por lo cual hay en poder de esta Honorable Cámara, un pro-yecto presentado por mí, que propone la creación de una gran oficina de control in-dustrial para que el Estado, respetando los intereses privados y colectivos, éntre a con-trolar 'todas las industrias particulares es-tablecidas en el país. Como se trata de un proyecto de aliento y que requiere un pro-lijo estudio, que no sería posible por el mo-mento hacerlo hasta que no pasen las sesio-nes destinadas a la acusación de personajes que actuaron en la administración pasada, oportunamente recabaré su inscripción en la tabla y cuando las circunstancias lo permi-tan.

Sólo anhelo, Honorable Cámara, procu-

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1127

rar una verdadera y justa organización in-dustrial del país. Corregir algunos graves errores, errores que han hecho caso omiso de mi proyecto sobre gravamen a la indus-tria forforera que presenté a esta Honora-ble Cámara y que tenía por objeto restar a favor de 1 Erario Nacional la desmedida utilidad de la Compañía de Talca, dictan-do en cambio, los decretos-leyes números 156 y 270, de 13 y 29 de mayo de 1931, es-tableciendo el actual impuesto de cinco cen-tavos en el expendio de cada cajita sobre el antiguo precio de venta de cinco centa-vos, recargo que sólo afecta al consumidor. De este gravamen sólo se reservan cuatro centavos para el Fisco y un centavo para el fabricante e intermediario. Un centavo más, Honorable Cámara, sobre una producción anual de 250.000,000 de cajitas, importa pa-ra la fábrica una utilidad de dos millones y medio de pesos. Lo que implica un nuevo cargo para la responsabilidad funcionaría del ex-Ministro de Hacienda, don Carlos Castro Ruiz.

La Honorable Cámara tiene la obligación de corregir este grave error y como el Di-putado firmante no tiene el deseo de privar al Gobierno de esta renta, vengo en propo-ner la creación del estanco del fósforo por cuenta del Estado. En esta forma, el pueblo de Chile, después de cierto tiempo, podrá tener el precio del fósforo a 5 centavos ca-jita y el Gobieron obtendrá la misma renta que hoy día percibe, por cuanto las utilida-des de la Compañía que ascienden a ocho mi-

llones de pesos, pasarían a ser utilidad del Estado.

En consecuencia, someto a vuestra consi-deración el siguiente

PROYECTO DE LEY:

"Artículo l.o Créase el estanco de la in-dustria del fósforo por cuenta del Estado, para cuya implantación se autoriza al Pre-sidente de la República contratar un em-préstito hasta por la suma de treinta millo-nes de pesos; este empréstito será financia-do con las entradas que actualmente pro-porcionan el impuesto establecido por de-cretos-leyes números 156 y 270 de mayo de 1931.

Art. 2.o Conforme a las disposiciones le-gales vigentes, autorízase, igualmente al Presidente de la República, para la expro-piación de los edificios, maquinarias, insta-laciones, etc., con que cuenta actualmente la Compañía de Fósforos Sueco-Chilena de

• Talca, conforme inventario y tasación que se hará por una comisión de expertos y téc-nicos designados por iguales partes entre el Gobierno y la Compañía en referencia.

Art. 3.0 La vigencia del impuesto actual al expendio de este artículo conforme las leyes enumeradas, sólo durarán hasta la cancelación del empréstito autorizado por la presente ley .

Artículo final. La presente ley se regirá por el Reglamento que sobre el particular, dicte el Presidente de la República".

Santiago, 10 de noviembre de 1931. — (Fdos.)— Alejandro Cataldo. — Juan Pra-deñas.

6) Petición de oficio:

Señor Presidente:

Solicitamos se dirija oficio al señor Mi-nistro de Fomento, a fin de que, si lo tiene a bien, se sirva recabar de S. E . el Vice-presidente de la República, la inclusión en la convocatoria de la moción relativa al es-tanco del fósforo.

(Fdos.)— Alejandro Gataldo. — Juan Pradeñas.

7) Asistencia a Comisiones:

La Comisión de Vías y Obras Públicas, citada para el 'día de: hoy, miércoles 4 del presente, a las 11 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores González don Car-denio (Presidente), Lorca, Araya don Fran-cisco, Araya don Manuel, Dabbé, Sepúlve-da don Bartolomé y Ugarte.

No asistieron los señores Cataldo, Cru-zat Vicuña, Hevia y Lezaeta.

Santiago, 4 de noviembre de 1931.— J. Villamil Concha, Secretario de Comisiones.

La Comisión de Industria y Comercio, ci-tada para el día marte 3 del presente, a las 15 horas, celebró sesión.

1128 CAMARA I>E DIPUTADOS

Asistieron los señores Retamales (Presi-dente), Dussaillant, Hevia, Navarrete, Pe-ña y Lillo, Rojas Rojas, Ruiz de Gamboa y Salvo. Asistieron, también, los Diputados señores Figueroa Unzueta y Lezaeta.

No asistieron los señores Alamos Lamas, Hoffman y Torres don Luis.

Santiago, 3 de noviembre de 1931.—Ger-mán del Sol, Secretario.

La Comisión de Industria y Comercio, ci-tada para el día miércoles 4 del presente, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Retamales (Presi-dente), Alamos Lamas, Dussaillant, Nava-rrete, Peña y Lillo, Rojas Rojas, Ruiz de Gamboa y Salvo. Asistieron, también, los Diputados señores Lagos, Lezaeta y Orrego Puelma y el señor Müller (Director del De-partarntento de Mihas y Petróleo del Minis-terio de Fomento) .•

No asistieron los señores Hevia, Hoffman y Torres don Luis.

Santiago, 4 de noviembre de 1931.—Ger-mán del Sol, Secretario.

La Comisión de Educación Pública, ci-tada para el día 5 de noviembre, a las 15 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Ortega, Azocar, Fi-gueroa Unzueta y Venegas.

No asistieron los señores Banderas, Gon-zález don Guillermo, Leyton, Lira Urquie-ta, Morales don Aurelio, Núñez don Domin-go y Silva Román.

Santiago, 5 de noviembre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 15 de octubre, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores (Moreno Fomtanes, Mariones, Lagos, Vicuña y Montero.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, López, Pradeñas, Ruiz Tagle y Sepúl-veda Leal.

Santiago, 15 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo j Previsión So-cial, citada para el día 16 de octubre, a las 10 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanés, Mariones, Montero y Vicuña.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, Lagos, López, Pradeñas, Ruiz Tagle y Sepúlveda Leal.

Santiago, 16 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 16 de octubre, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fomtanes, Mariones, Montero y Lagos.

No 'asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, López, Pradeñas, Ruiz Tagle, Sepúl-veda Leal y Vicuña.

Santiago, 16 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 17 de octubre, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fomtanes, Mariones, Correa, Sepúlveda Leal y Monte-ro.

No asistieron los señores Carrasco, Lagos, López, Pradeñas, Ruiz Tagle.y Vicuña.

Santiago, 17 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 20 de octubre, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanes, Mariones, Montero, Pradeñas y Ruiz Ta-gle.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, Lagos, López, Sepúlveda Leal y Vicu-ña.

Santiago, 20 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 21 de octubre, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanés, Mariones, Montero, Ruiz Tagle y López.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, Lagos, Pradeñas, Sepúlveda Leal y Vicuña.

Santiago, 21 de octubre de 1931.— G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1129

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 22 de octubre, a las 17 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanes, Montero, Mariones, Correa y Vicuña.

No asistieron los señores Carrasco, Lagos, López, Pradeñas; Ruiz Tagle y Sepúlveda Leal.

Santiago, 22 de octubre de 1931.— G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 26 de octubre, a la« 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanes, Mariones, Ruiz Tagle, López y Montero.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, Lagos, Pradeñas, Sepúlveda Leal y Vicuña.

Santiago, 26 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 27 de octubre, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanes, Mariones, Montero, Ruiz Tagle y López.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, Lagos, Pradeñas, Sepúlveda Leal y Vicuña.

Santiago, 27 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 28 de octubre, a las 17 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Fontanes, Hartones, López y Montero.

No asistieron los señores Carrasco, Co-rrea, Lagos, Pradeñas, Ruiz Tagle, Sepúlve-da Leal y Vicuña.

Santiago, 28 de octubre de 1931. — G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Trabajo y Previsión So-cial, citada para el día 30 de octubre, a las 17 horas, celebró sesión. • Asistieron los señores Moreno Fontanes,

Mariones, Montero y Vicuña. No asistieron los señores Carrasco, Co-

rrea, Lagos, López, Pradeñas, Ruiz Tagle y Sepúlveda Leal.

Santiago, 30 de octubre de 1931.— G. Montt Pinto, Secretario de la Comisión.

La Comisión de Legislación y Justicia, citada para el día martes 3 del presente, a las 19 horas, no celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Bruce (Pre-sidente) y Bravo.

No asistieron los señores Acuña Concha, Alegría, del Canto, Estévez, González Vi-dela, Hernández, Moreno Echavarría, Quiro-ga y Ramírez Novoa.

Santiago, 3 de noviembre de 1931.—Ger-mán del Sol, Secretario.

La Comisión de Legislación y Justieia, citada para el día miércoles 4 del presente, a las 19 horas, celebró sesión.

Asistieron los señores Moreno Bruce (Pre-sidente), Alegría, Estévez y Moreno Echa-varría. Asistió, también, el señor Wilson (Ministro de Bienestar Social).

No asistieron los señores Acuña Concha, Bravo, del Canto, González Videla, Hernán-dez, Quiroga y Ramírez Novoa.

Santiago, 4 de noviembre de 1931.—Ger-mán del Sol, Secretario.

V.—TEXTO DEL DEBATE

1.—PETICION DE OFICIO.—INCLUSION EN LA CONVOCATORIA

El señor Secretario.— Los señores Pra-deñas y Cataldo, solicitan se dirija oficio al Ministerio respectivo, pidiendo la inclusión en la convocatoria de la moción presentada por Sus Señorías, sobre estanco de la in-dustria de los fósforos por cuenta del Es-tado.

El señor Monteemos (Presidente). — Se dirigirá el oficio a nombre de los seño-res Diputados.

2.—PREFERENCIA PARA CONTINUAR LA VOTACION DEL PROYECTO SO-BRE REORGANIZACION DE LOS SER-VICIOS PUBLICOS.

El señor Jorquera (don Francisco). — ¿Me permite, señor Presidente?

1130 CAMARA I>E DIPUTADOS

El señor Monteemos (Presidente). — Con la Tenia de la Cámara, puede usar de la palabra Su Señoría.

El señor Jorquera (don Francisco).— Es solamente para rogar a Su Señoría solicite el asentimiento de la Cámara, a fin de con-tinuar en la votación del proyecto que tra-tábamos en la sesión anterior. Sería cues-tión de cinco minutos.

El señor Montecinos (Presidente). — Solicito el acuerdo...

El señor Mandujano.— Habría sido con-veniente haber pedido esto antes de ter-minar la otra sesión, porque hay muchos Diputados que tienen interés en participar en la votación de ese proyecto y que se han ausentado de la Sala.

El señor Monteemos (Presidente). — No hay acuerdo.

El señor Jorquera (don Francisco).—En-tiendo que no hay oposición, señor Presiden-t e . . .

3.—A PROPOSITO DE LA VOTACION NOMINAL EN QUE SE APROBO EL PROYECTO DE LA COSACH.

El señor Bravo.— ¿Me permite una pa-labra, señor Presidente?

El señor Montecinos '(Presidente). — Solicito el acuerdo de la Cámara para con-ceder la palabra al honorable señor Bravo.

Acordado Puede usar de la palabra Su Señoría. El señor Bravo.— Señor Presidente, me

acabo de dar cuenta de una situación per-sonal, digamos así, que necesito exponer an-te la Cámara.

Revisando las actas que inciden en los de-bates sobre la Compañía de Salitre de Chi-le, me he encontrado con que en la vota-ción, cuyo resultado dice el acta, que fué de 21 votos en contra y no sé cuántos a fa-vor, aparecen sólo 19 señores Diputados vo-tando en contra del proyecto y entre és-tos no está mi nombre ni el de los señores Gustavo Rivera y Littré Quiroga.

Puse estos hechos en conocimiento del se-ñor Secretario y se ha enmendado el acta. Revisando los borradores originales e in-cluyendo los nombres de los señores Quiro-ga y Rivera, se llega al número de votos que se dice fueron los votos contrarios, es

decir, 21. Entre tanto, el Diputado que está hablando, votó también en contra, como al-gunos señores Diputados deben tal vez re-cordarlo, sobre todo, por ésto: porque en el mismo debate hay un discurso mío que termina, precisamente, declarando expresa-mente que votará en contra de este proyec-to; de manera que apareciendo como pre-sente en la sesión no aparezco votando ni a favor ni en contra del proyecto.

Yo atribuyo esto a un error o confusión en los originales del copista, y es por eso que ruego a la Cámara que se autorice al señor Secretario para que incluya el voto en contra del Diputado que habla. . .

El señor Sepúlveda Leal.— ¿Quiere per-mitirme una interrupción?

El señor Bravo.— Era todo lo que yo te-nía que decir.

El señor Montecinos (Presidente). — Con la venia de la Cámara, puede usar de la palabra el honorable señor Sepúlveda Leal.

El señor Sepúlveda Leal.—Puedo hacer una aclaración a este respecto.

Referente a esa votación, señor Presiden-te, hay una cuestión que encierra cierta gra-vedad para los elementos que no aparecen votando en ella.

La Cámara debe saber que a las 5 de la tarde del día en que se votó este proyecto, estábamos en plena y agitada discusión de él. Esto ocurrió el 24 de junio, si mal no recuerdo, y salimos muchos Diputados de la Sala, en la confianza de que la votación no se efectuaría hasta las 7 de la tarde o has-ta el otro día; pero cuando estábamos fue-ra de la Sala—yo estaba en uno de los Mi-nisterios—los representantes de un parti-do político pidieron la clausura del debate, en una forma intempestiva. En esta forma se clausuró el debate, y muchos Diputados, tal vez unos 4 o 5 que habíamos combati-do ardientemente este proyecto, quedamos sin venir a votar, por una precipitación del partido que pidió la clausura del debate.

A este respecto, yo hice una aclaración en la sesión siguiente y en la prensa del país.

El señor Silva Román.— ¿ Qué partido fué ese?

El señor Sepúlveda Leal.— Yo no hago recriminaciones de los hechos pasados; por-

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1131

que estimo que es lo peor que se puede ha-cer, ya que a nada práctico conduce, hono-rable colega. Pero cada uno debe salvar sus responsabilidades. En aquella ocasión fui víctima de un procedimiento no sentado has-ta la fecha en la Cámara. Nunca en la Cá-mara se había procedido así, porque siem-pre se sabía cuando se iba a efectuar la vo-tación de un proyecto. Pero para este pro-yecto se pidió la clausura inmediata y se votó en esa mala forma. Cuando llegamos aquí ya se había votado.. .

El único Diputado que protestó públi-camente, fué el que habla; porque, en rea-lidad nos sorprendieron con ese acuerdo pa-ra clausurar el debate sobre un asunto tan importante.

El señor Cruzat Vicuña.— Podríamos vo-tarlo de nuevo...

El señor Sepúlveda Leal.— Nó, señor; pe-ro esto debe servir de enseñanza para los que no usan de los procedimientos más co-rrectos en la discusión de asuntos de tan transcendental importancia para el país.

El señor Monteemos (Presidente). — ' Respecto de la^ declaración del señor Bra-vo, se dejará constancia en el acta. Si a la Cámara le parece, se dejará esa constancia en el acta de la presente sesión.

Acordado.

4.—VII ACUSACION CONSTITUCIONAL CONTRA EL EX-PRESIDENTE IBA-ÑEZ Y VARIOS EX-MINISTROS DE ESTADO.

El señor Monteemos (Presidente). — Corresponde seguir ocupándose de las acu-saciones contra varios señores ex-Ministros de Estado.

El señor Prosecretario Corresponde co-nocer de la 7.a acusación que va dirigida contra don Carlos Ibáñez del Campo, ex-Presidente de la República y contra los ex-Ministros de Estado don Carlos Ibáñez del Campo, don Enrique Balmaceda, don Car-los Prodden L., don Alejandro Lazo, don David Hermosilla, don Enrique Bermúdez, don Aquiles Vergara, don Julio Velasco, don Arturo Alemparte, don Conrado Ríos, don Isaac Hevia, don Emilio Ortiz Vega,y don Bartolomé Blanche, don Pablo Ramírez,* don

Pedro Charpin, don Edgardo von Schroe-ders y don Guillermo Edwards M.

El informe de la Comisión está impreso en el Boletín número 394, y va incluido en la cuenta de la sesión 20,a, del lunes 2 de noviembre del presente año.

El señor Monteemos (Presidente). — Ofrezco la palabra a algún honorable Di-putado que quiera abogar por la admisibi-lidad de la acusación propuesta contra el ex-Presidente y el ex-Ministro señor Ibá-ñez.

Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra a algún señor Dipu-

tado que quiera combatir esa acusación. Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. El señor García Henríquez.— i Quién eos-

testó la acusación al señor Balmaceda? El señor Monteemos (Presidente). —

La defensa del señor Balmaceda fué leída en la sesión de ayer.

Ofrezco la palabra a algún señor Diputa-do que quiera abogar por la admisibilidad de esta acusación.

Ofrezco la palabra. Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. El señor García Henríquez. — ¿No hay

contestación respecto a la citación del señor Ibáñez?

El señor Secretario.— Sólo hay un OÍÍGÍO

del señor Ministro de Relaciones Exteriores, manifestando que hará llegar a los señores Ibáñez, Bermúdez y Pablo Ramírez, las ci-taciones acordadas por la Cámara.

El señor García Henríquez. — Entiendo que ha llegado algo al Senado...

El señor Prosecretario.— Las presentacio-nes del señor Prodden dicen así:

—Da lectura a las presentaciones que fi-guran en la 'cuenta de la sesión 24.a de 4 de noviembre y en la cuenta de la sesión 26.a de 5 de noviembre.

El señor Montecinos (Presidente).—Ofrez-co la palabra a algún honorable Diputado, que abogue por la admisibilidad de la acu-sación.

El señor Lois.— Debo agregar un antece-dente a los que ya se han expuesto en esta acusación.

1132 CAMARA I>E DIPUTADOS

A fines de abril del presente año, fué vio-lentamente detenido al doctor Luis Prunés distinguido miembro de la Sociedad Médica de Chile y miembro del Directorio. Días an-tes lo había sido sólo por ir a dar despedida a los jóvenes Ale&sandri, echados también violentamente del país.

Se reunió la Sociedad Médica y acordó pedir al Ministro del Interior, señor Fród-den, por su Directorio, la libertad del señor Prunés por no haber razón para detenerle.

Ei sp^cr Miiü'tio del Interior ,:aíior r ró-deu, recibió al Directorio de U So-iola'1" compuesto del señor Presidente, doctor Al-dunate, doctor Montenegro, doctor Mesa, doctor Espíldora, varios y el que habla.

Al pedir al señor Ministro la libertad del doctor Prunés, manifestó que estudiaría la forma de hacerlo, pero hizo la siguiente ad-vertencia que tengo encargo de hacerla pre-sente y que escuché de los labios del señor Ministro en esa ocasión.

"El orden público sobre todo y advierto que si hay necesidad de cegar 5,000 vidas, se hará. También nos advirtió que lo que to-dos y cada uno hacía, para el Gobierno era facilísimo conocerlo..."

Días después de la advertencia no se cega-ron 5,000 vidas, pero se hacían 'caer cobarde-mente vidas de valiosos ciudadanos y de obreros honrados por los cuales todo un pue-blo no pudo detener sus lágrimas.

Con estos antecedentes y mis convicciones personales apoyo la acusación contra el señor Frodden.

El señor Monteemos (Presidente).—Co-rresponde ocuparse de la acusación al ex-Ministro de la Guerra, Pedro Charpín.

El señor Prosecretario.— Dice la defensa del señor Charpin:

"Honorable Cámara: Diez señores Diputados han creído del

caso subscribir y hacer suyos en forma de acusación, los cargos contenidos en un me-morial presentado por el general en.retiro, don Enrique Bravo Ortiz, a la Comisión de-signada para investigar los actos de la ad-ministración recién pasada.

En el cargo número 6, de ese memorial y bajo el epígrafe de "Atropellos judiciales", se señala mi nombre como el de uno de los responsables de los hechos que allí se expo-nen. No di'ce la presentación en qué forma

se produjo mi intervención; pero es el caso que aquellos honorables Diputados, han en-contrado mérito para extender su acusación también respecto a mi persona.

En estas circunstancias, me presento ante la Honorable Cámara con el objeto de formu-lar algunas consideraciones destinadas a de-mostrar mi absoluta irresponsabilidad en ac-tos totalmente ajenos a mi jurisdicción gu-bernativa, y en los cuales no me tocó inter-vención de ninguna especie.

El citado cargo sexto, comprende los si-guientes hechos:

1) Haberse mantenido preso al recurren-te. a bordo del destróyer "Almirante Rive-ros" y no en la cárcel pública, durante la substanciación de la causa seguida en su contra por rebelión militar;

2) Habérsele impedido durante sesenta días, a partir desde septiembre de 1930, te-ner contacto alguno con miembros de su fa-milia, ni encomendar su defensa a un abo-gado;

3) Habérsele embarcado en la corbeta "Baquedano" y enviado a la Isla de Pascua, antes del fallo definitivo del proceso; y

4) Habérsele mantenido eh dicha isla, A pesar de que la sentencia dictada en aquella causa, lo condenó a la pena de extrañamien-to.

La sola enunciación de estos puntos bas-tará para demostrar a la Honorable Cáma-ra la improcedencia de la acusa'ción en mi contra, ya que ellas se refieren a materias que están fuera del campo de acción del Mi-Ministro de Guerra.

Por otra parte, yo me hice cargo de ese Mi-nisterio, el 8 de noviembre de 1930, cuando ya el proceso por las incidencias del Regi-miento Chacabuco, iniciado el 22 de sep-tiembre, to'caba a su término. Los reos se en-contraban bajo las órdenes de la autoridad judicial militar, que tiene facultades propias, independientes en absoluto del Ministerio y detenidos a bordo de un buque de 1a- Arma-da, también fuera de toda jurisdicción del Ministerio de Guerra.

Esta situación se mantuvo inalterable has-ta la terminación, del proceso y envío subsi-guiente de los condenados a la Isla de Pas-cua, sin que judicial ni administrativamente me haya cabido intervención en los hechos a

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1133

que se refiere el acusador, todos ellos, repi-to, fuera por completo de la órbita de mis atribuciones y, por consiguiente, de mis res-ponsabilidades.

El artículo 76 de la Constitución Política del Estado dispone que "cada Ministro será responsable personalmente de los actos que firmare, y solidariamente, de los que subs-cribiere o acordare con los otros Ministros".

Ya he demostrado a la Honorable Cámara que no me puede caber responsabilidad en los actos materia de esta acusación, porque esos actos no han sido realizados por mí ni por organismos bajo mi dependencia.

Podría pensarse que ellos me afectan en virtud de la responsabilidad solidaria a que aludo el precepto 'constitucional transcrito.

Desde este punto de vista, afirmo a la Ho-norable Cámara, que no he concurrido a subscribir ni a acordar ninguna de las medi-das a que se ha venido haciendo referencia y, que por ninguna otra parte, hay prueba alguna de una participación mía en tal sen-tido. En consecuencia, no puede tampoco acu-sárseme ni condenárseme en nombre de una solidaridad que no se ha comprobado y que no ha existido jamás.

En mérito de las razones expuestas, soli-cito de la Honorable Cámara, se sirva tener esta presentación como mi defensa escrita en la acusación en que incide, y rechazar di-cha acusación.—(Fdo.) — Pedro Charpin, General de División en retiro."

El señor Monteemos (Presidente) . — Ofrezco la palabra a algún señor Diputado que defienda la proposición de acusación.

Ofrezco la palabra. Cerrado el debate. Corresponde ocuparse, en seguida, de la

acusación contra don Edgardo von Schroe-ders.

No ha concurrido la parte acusada. Ofrezco la palabra a algún señor Dipu-

tado que defienda la proposición de acusa-ción.

Ofrezco la palabra. Cerrado él debate. Corresponde, en seguida, ocuparse de la

acusación en contra del ex-Ministro don Guillermo Edwards Matte.

Tiene la palabra el señor Edwards.

•El señor Edwards Matte. —¡Podría fa-cilitarme el expediente, señor Presidente f

El señor Monteemos (Presidente).—Con todo gusto.

El señor Edwards Matte (don Guiller-mo).—Señor Presidente, el expediente a que se refiere la acusación séptima contie-ne, en varias partes de su texsto, ilusiones referentes a este ex-Ministro del Interior.

La mayor parte de ellas podrían conside-rarse perfectamente abarcadas en las pala-bras que pronuncié con motivo de> la acu-sación que individualmente se dirigió con-trae mí; pero, ocurre una cosa curiosa con este exepdiente: aquellas partes que efec-tivamente están determinadas en relación con mi nombre en algunos antecedentes, son las que no han sido objeto de acusación for-mal y las que han sido: objeto de acusación formal, son las que—puedo decirlo con la misma hidalguía y franqueza con que ya he dicho, que soy responsable de toda la con-ducta que tuve cuando fui Ministro del In-terior—no me afectan personalmente, pues no caen dentro de la acción que realmente tuve durante mi desempeño.

Tengo derecho a ser creído en esta mate-ria.

Me he extrañado verdaderamente al repa-sar este expediente. Por ejemplo, el señor general don Enrique Bravo, en el curso de una acusación que abarca diversos aspectos, dice, con relación a un cargo sobre vejáme-nes de que fué objeto en Buenos Aires, ellos fueron preparados en Chile y acusa al Go-bier de culpabilidad en ellos.

He sido suficientemente franco para de-cir que durante el curso del tiempo en que desempeñé el Ministerio del Interior, tuve en tres o cuatro oportunidades que experi-mentar retroceso en la acción restauradora de una verdadera normalidad institucional, dentro del concepto que sustentaba dentro de mi ideología.

Con esa misma franqueza con que me he referido a casos de excepción que alteran la conducta que uniformemente seguí en un mismo sentido, puedo decir que no .tuve ab-solutamente, no diré (participación, sino que conocimiento de ninguna especie de los he-chos que denuncia el señor Bravo, y que

1134 CAMARA I>E DIPUTADOS

en el caso de ser efectivos esos hechos—co-sa de que dudo por no tratarse de alguno de los diarios más fidedignos de la prensa argentina—(no es "La Nación", "La Pren-sa" ni "La Razón") . . .pero si ello es efec-tivo yo sería el primero en declarar inno-bles los procedimientos adoptados.

Se comprenderá perfectamente que una persona que en esta forma procede en lo que se relaciona con una revolución a la que adhirió con sinceridad y por ideales, se le puede creer cuando después de haber ex-presado con (toda franqueza que pudiera te-ner razón legal ostensible en ciertas acusa-ciones, manifiesta que, en las otras, no le cabe responsabilidad. Y digo esto, señor, con relación a las actuaciones que me cupo desempeñar, porque he visto en el diario que más me ha atacado después que dejé de formar parte del Gobierno y que también me atacó cuando formé parte de él "E l Dia-rio Ilustrado", publicando un editorial en que, refiriéndose a ciertas palabras que he-mos pronunciado ciertos ex-Ministros, y es-pecialmente el que habla, se nos ha califi-cado de "iluminados" y se nos ha dicho que los que no actuaron en forma incorrecta por lo menos tienen la calidad de "visiona-rios", dignos de sanción por su incapaci-dad. Yo declaro que prefiero por mucho el cargo de "iluminado" al de "obscurecido", si por el primero se significa que obedez-co a una doctrina, a un ideal que he procu-rado servir en los momentos en que actué en el poder, y sí, agrego que, por mi parte, esa luz de la iluminación que se me achaca fué de la justicia social; y la ¿prescindencia de toda vinculación que no hiciera perder los objetivos de la revolución a que obedecí y que representaba para mí una nueva orientación patriótica.

La serví lealmente,. sin provecho para raí, ni para mis cercanos, ni para mi familia. No se verá el nombre de parientes míos en-tre los que obtuvieron puestos del Gobier-no : ojalá se siga viendo lo mismo en las ideas austeras que hoy se predican, si no se practican, igual cosa puedo decir respec-to de la lista de personas detenidas durante la época de mi Ministerio que figura en el expediente. Ninguna de ellas es de las que

efectivamente son de mi orden o conoci-miento.

Puedo ser creído porque reconozco que en otros casos comparto toda la responsabili-dad gubernativa con la cual me he solidari-zado. Pero en los casos a que se refiere la lista que acompaña la presente acusación, yo debo decir también con la misma fran-queza que no es efectivo que haya hatbido cumplimiento de órdenes mías ni del Go-bierno de que formé parte. Por otra parte, casi todas son de un período en que no per-tenecí al Gobierno.

Esto se debe haber estudiado con .concien-cia, porque noto que en el informe que ha hecho la Comisión no se me nombra; pero, por mi parte, tengo tanto deseo de velar por mi nombre y por la actuación que me corres-pondió desempeñar en el Gobierno pasado, que yo no sólo me hago eco de las acusacio-nes formales sino de cualquiera alusión en que aparezca aún al incidentalmente nom-brado. Y voy a pedir que se agregue a los antecedentes—aunque no dice relación di-recta con el hecho mismo de la acusación, —el texto de un memorándum que fué he-cho en los tiempos a que se refiere la acusa-ción.

Se trata del caso de personas con las cua-les yo tenía mucha relación de amistad y an-tiguas de partido y hasta algunas vincula-ciones de parentesco.

Se presenta uno de ellos en contra de un intendente del norte de la República y ha-ce notar los atropellos de que fué objeto en sus derechos de agua, por acciones emana-das del Gobierno en contra de los principios más solemnes de respeto al Poder Judicial.

Entre tanto, yo voy a decir en dos pala-bras lo que contiene un memorándum que es-muy voluminoso y que pongo a disposición de los honorables Diputados, y en qué con-siste ese famoso atropello.

La persona a que me refiero, es actual-mente Senador de la República y goza de una entereza moral que soy el primero en reconocer.

El señor Ladislao Errázuriz es dueño de una hacienda en una de las provincias del norte, y pretende, en un juicio que tiene pendiente ante los tribunales, que los dere-

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ehos de agua de esa hacienda comprenden todos los del río Chalinga. Más abajo de su fundo cree tener derecho a la mitad del río, una comunidad compuesta de 5,000 per-sonas de modestos pequeños agricultores.

Este es un juicio que data de muchos años atrás y que hasta el día de hoy, según en-tiendo, no llega a una solución.

Pues bien, en -un año seco, en una época en que se neecsitaba agua, llegó al Gobier-no la noticia de que los señores Errázuriz detenían el agua y no permitían que usaran de ella los comuneros de Coquimbo; porque dentro de su criterio jurídico era de ellos..".

El señor González (don Gabriel). — ¿M.* permite, una interrupción, señor Presiden-te?

Voy a rectificar al señor Edwards Matte. Yo le puedo manifestar al señoT Edwards,

que la justicia ordinaria había ordenado en-tregar el agua a los señores Errázuriz, por sentencia pasada en autoridad de cosa juz-gada; sin embargo, el intendente, de acuer-do con el Gobierno, con el Presidente de la República, no sé si de acuerdo también con el señor ex-|M!inistro, no dió cumplimien-to a esa sentencia, y por .sí y ante sí, arbi-trariamente, hizo un reparto totalmente contrario al establecido por los tribunales de Justicia ordinaria.

Esta es la verdad de lo ocurrido en este asunto judicial de Coquimbo.

El señor Edwards Maftte. — Yo oigo con mucho agrado cualquier interrupción que se me haga; pero, al mismo tiempo, voy a de-jar constancia que en un cuaderno agrega-do al espediente, se. encuentran todos los antecedentes de esta estación y que ahí se verá que el señor González no tiene razón.

Debo hacer presente, en lo que a esta fuestión se refiere, que cuando se ventilaba este asunto, se manifestó al Ministro de entonces, en documentos que están en los archivos del Ministerio del Interior, que la Corte de La Serena era el Tribunal que ha-bía dado el más alto fallo en esta materia, y este Tribunal había reconocido el dere-cho qii£ tenían los modestos habitantes de Ghaliniga, a la mitad del agua disputada.

Esta sentencia estaba recurrida en la for-ma y en el fondo; no era una sentencia de-finitiva a firme, pero, era la más alta que

hasta ese momento se había dictado por los tribunales.

Pero no sólo esto ocurrió. El Ministro del Interior tenía antecedentes de imás im-portancia: la ley de régimen interior esta-blece que el papel de la autoridad adminis-trativa en las cuestiones sobre derechos de agua, es mantener la situación existente; procurar que no se innove mientras no ha-ya sentencia de autoridad competente que mande innovar.

Entre tanto, fuera del antecedente del fa-llo del más alto tribunal, ¿qué antecedentes había?

Voy a decir dos palabras sobre la situa-ción existente: los señores Errázuriz soste» nian que no había derecho de establecer tur-nos, que ellos eran los dueños del total de las aguas, y que los de abajo no tenían, por consiguiente, más derecho que al agua que buenamente les diera 'el fundo, o que se escurriera.

El señor Echavarría. — Yo conozco la zona y los antecedentes de este asunto, y puedo decir a iSu Señoría, que los señores Errázuriz siempre reconocieron que los re-currentes tenían derecho a la mitad de las aguas.

Yo no veo cómo podía pretender apro-vecharse del total de las aguas, coano sos-tiene el señor Edwards.

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — Yo tampoco lo veo.

El señor Echavarría. — Es raro que el se-ñor Errázuriz pudiera sostener lo contrario.

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — Su Señoría va a verlo, porque se lo voy a probar en forma perfectamente clara.

El 13 de junio de 1928, la sentencia de la Corte de Apelaciones de La Serena de-claró limitado el derecho de los señores Errázuriz a la mitad de las agruas. El 15 de septiembre de 1017, se verifica un com-parendo al que asisten, por medio de repre-sentantes, los señores Errázuriz y una gran cantidad de comuneros y acuerdan nombrar repartidor de las aguas, lo que significaba ya reponocer derechos a los regantes infe-riores'.

El 28 de octuibre de 1906, a un nuevo com-parendo en el juagado de Illaipel, asis-ten por sí o por sus representantes, numerosos comuneros y don Darío -Rojas Espoz, por

1136 CAMARA I>E DIPUTADOS

los señoras Errázuriz. Se acuerda nombrar un junta de vigilancia encangada de deter-mina]- el momento de establecer los turnos y de poner en ¡funciones al repartidor.

El señor González (don Gabriel). — i Me permite, señor ex-Ministro f . . .

Me veo en la neecsidad de rectificar he-chos fundamentales; no.es posible que el señor Edwards Matte traiga datos tan erra-dos: ¿.cómo pudo el señor Darío Rojas Es-poz .haber sido representante de los seño-res Errázuriz, cuando era el juez de Illa peí? Si todos los antecedentes que tiene a la mano el señor Edwards Matte son como és-te, creo que lo que él tiene a la vista es un proceso mal copiado.

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — Este memorándum lo (tuvo en su poder el señor Errázuriz. Tal vez sería en otra fecha cuando el señor Darío Rojas ha sido jura de illaipel.

El señor González (don Gabriel). — En esa misma fecha.

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — El hecho es que los señores Errázuriz estuvieron representados por el señor Rojas Espoz; no ha sido jamás objeto de negati-va por parte del señor Errázuriz; él no ha negado en ningún momento esa parte del memorándum que tengo.

El señor González (don G-aibriel). — Pe-ro de ese memorándum se desprende que el señor Errázuriz estuvo representado por el juez. . .

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — Supongamos que hubiera error de las per.sonas. pero si ha existido este error en la persona, no ha sido objetado el hecho fundamental del acuerdo sobre turnos a los cuales concurrieron los señores Errázuriz.

Doy de barato el error sobre el nombre, pero hay un hecho innegable: a esta Junta de Vigilancia se le dió facultad para some-ter al turno las aguas.

Dice así exactamente el acta: "Se acordó también, suspender este tur-

no hasta que la Junta resolviera otra cosa, en atención a que era notoria la existen-cia de aguas sobrantes en el río Chalinga y la permanencia segura de esta situación por un tiempo más o menos largo, a cau-sa de las grandes lluvias del invierno últi-mo. Se estableció que el repartidor y los demás empleados subalternos entrarían en

funciones cuando la Junta volviera a some-ter a turno el r ío" .

Llegó el año 29,'que ya no era año fácil para la agricultura de la región, porque fué un año seco. Se reunieron dos miembros de la Junta, los señores Araiya y Martínez, y acordaron citar por carta certificada a don Hernán Errázuriz, que era el tercer miembro de la Junta. Llagó la hora de la citación y en inasistencia de este caballero, ésta, por unanimidad, acordó someter • las aguas a turno y hacer entrar en funciones al repartidor, señor ¡Sáez.

El señor Errázuriz objetó este acuerdo por considerar nula la reunión por diversos mo-tivos:

En primer lugar, alegó que no se había citado en forma suficiente al señor Errázu-riz. Esltimó que la carta certificada no era forma suficiente; pero, a mí no se me acu-rre qué forma mejor que la de la carta cex-tificada podía emplearse para citar. Por otra parte, no se aleigó que la carta no hu-biese sido recibida. En segundo lugar, ale-gó que a aquella reunión no concurrieron todos los miemibros de la junta, porque ha-bía faltado el señor Errázuriz. Por consi-guiente, decían, la reunión se verificó sin quorum. Mientras tanto, no hay ninguna parte del acta en que se diga que como quo-rum se necesita la unanimidad y yo no sé que jamás pueda presumirse que se necesi-te la unanimidad para que haya quorum en una reunión, porque, en las corporaciones más exigentes, siempre el quorum ha sido el de la mayoría de sus miembros. Por otra parte, es inconcebible que en el acta de una reunión que precisamente tiene por objeto someter a turno la distribución de las aguas del río, vaya a establecerse en una forma tan fácil la manera de eludir los turnos que se pueden haiber establecido, pues bastaría que a la reunión no concurriera el miembro perjudicado con el turno para que todo el acuerdo fuera inútil. iSería infantil.

Se dijo, en tercer lugar, que el reparti-dor, según un decreto del Ministerio de Fo-mento, debía, ser ingeniero y que el señor Sáez, que había sido nombrado repartidor, no lo era, que, por consiguiente, no podía desempeñar el cargo.

El Ministro sabía perfectamente que en la enorme longitud de nuestro país, habría veinte partes donde no se podría tener .un

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1137

ingeniero a cargo de las aguas, por falta de profesionales.

Sabía, por otra parte, que la exigencia era únicamente materia de un decreto.

Y, por último, para extremar los de-seos de corrección del Gobierno, se mandó a un ingeniero de la Sección Regadío a hacerse cargo de la labor de repartición.

El Ministro, por otra parte, tenia que to-mar en cuenta una consideración fundamen-tal que se relaciona con el régimen de las aguas, si se establece como norma que el Gobierno ha de permanecer impasible ante el reparto de las aguas mientras no se fa-llen definitivamente los juicios pendientes sobre ellas, se daría a los regantes superio-res el privilegio de disponer solos de las aguas durante períodos que pueden durar años.

Por eso el Ministro se esmeró en cono-cer todos los antecedentes que se hubieran producido sobre la materia. Y estos antece-dentes los hicieron llegar a la concluión de que era necesario reconocer los derechos de unos y de otros a las aguas y establecer u n f ó r m u l a justa en este sentido.

Fué el deseo de justicia del Ministro del Interior, lo que le llevó a proponer el señor Errázuriz, q.uien, en definitiva, aceptó, aunque, en términos que revelan entereza de carácter, que me hago un deber en re-conocerle, que se reunieran en la Sala del Ministro del Interior el representantes del señor Errázuriz, que lo era el distinguido abogado don Juan Esteban Montero, y los representantes de los regantes inferiores, pa-ra acordar una fórmula que permitiera so-lucionar estas incidencias sin desventaja pa-ra nadie. Pero, entre el día en que el se-ñor Errázuriz visitó al Ministro y el día en que el señor Montero llegó arta reunión, se produjo una incidencia, que es muy cu-riosa para apreciar la psicología del ho-mbrj que a toda costa quiere desconfiar del Go-bierno. Don Ladislao Errázuriz escribió un memorándum del cual éste es una respues-ta y que fué puesto en manos del señor Carlos Balmaceda, quien me lo dió a cono-cer.

El administrador de San Agustín, fun-do de los señores Errázuriz, señor Van der Kraft, volvió a cortar el agua faltando a la situación creada. Veamas cómo cuenta el señor Errázuriz la intervención del Ministro

en esta incidencia, en el memorándum de que hablo:

Dice: "Advertido rápidamente el Minis-tro, dió orden telegráfica al capitán de ca-rabineros de Illapel, en los términos que re-za la carta del administrador señor Van der Kraf.t, que dice: un telegrama del Ministro señor Edwards Matte en el que ordena al señor Bull Sanhueza, capitán de carabineros, para que se traslade a San Agustín, acom-pañado de la fuerza y haga entregar el agua de la hacienda San Agustín a la co-munidad de Ohalinga, proceda a las buenas o a las malas, haga uso de la fuerza, si en-contrare resistencia y en último caso, me apresare y sacara de la hacienda". .

Esto dice textualmente el memorándum. No se trata de algo escrito por mí.

El senor Pradeñas. — ¿Esa fué la orden que dió el Ministro al capitán de Carabi-neros ?

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — Esa es la que dice el señor Errázuriz que. según versión del administrador, fué la orden.

Entre tanto, el Ministro, que conoce su li-teratura. que sabe que no escribió nunca " a las buenas o a las malas", que sabía también que el Gobierno no había ordenado tal arresto en forma tan arbitraria, y no pudiendo reconocer como propio el texto de ese telegrama, llamó a su secretario, y le pidió que le llevara la copia del telegrama que había remitido. Pues bien, después de esta rocambolesca redacción, resultó que el telegrama era el siguiente:

"Gobernador Illapel. — Sírvase Ud. ha-cer cumplir estrictamente turno Chalinga-Errázuriz, en conformidad a lo acordado en visita intendente. — Edwards Matte, Mi-nistro Interior".

•La novela inglesa durante el último tiem-po, ha tenido preferencia) por lo que se llama la detección, el misterio, el horror; y es precisamente de esta clase de literatu-ra la versión que el señor Errázuriz hizo en su memorándum.

El señor Bravo. — Con el desaparecimien-to de Casimiro Barrios puede hacerse otra novela de estilo inglés!...

El señor González (don Gabriel). — Lo que el acusado llama literatura inglesa, cons-ta de un recurso de amparo interpuesto en la Corte de La ¡Serena por el administrador

72.—Extraord.

1138 CAMARA I>E DIPUTADOS

de iSan Agustín, por haber sido apresado por orden del señor Gobernador de Illapel. El señor Gobernador, al informar de este hedho, expresó que había recibido instruc-ciones verbales, cuando fué llamado a San-tiago por el Ministro del Interior, para pro-ceder en forma enérgica. . El objeto que se persiguió con esto, fué

el de quitar a la justicia ordinaria el cono-cimiento de este asunto, y anular los efec-tos de las sentencias del juez de Illapel y de la Corte de La Serena, y proceder a ha-cer el reparto de aguas de un ¡modo que el Gobierno consideraba más equitativo y que era absolutamente violatorio de las senten-cias dictadas por los tribunales de justicia.

El señor Echavarría. — Todavía ¡hay que agregar que ese reparto propuesto por el Gobierno no fué aceptado ni por los habi-tantes de Ghalinga ni por los del fundo de San Agustín.

El señor Edwards Matte (don Guillermo). — Voy a dejar bien en claro esito.

Está completamente equivocado el hono-rable señor González don Gabriel en este punto.

El Gobernador de Illapel no fué llamado a íSantiaigo; el que recibió instrucciones fué el intendente de la provincia de Coquimbo.

El intendente recibió las órdenes que he leído en este onemorlánduan que pido se agregue al expediente.

Continuando en mis observaciones ante-riores, debo decir que,-por invitación mía, nacida en visita que me hizo el señor Mon-tero, se reunió en el Ministerio un grupo de personas que representaban todos los in-tereses en juego. El señor Juan Esteban Montero representaba ai señor Errázuriz, don Aurelio del Río y don Tomás Escude-ro, a otros interesados, y el señor (Moreno Echavarría, Diputado de esta Cámara, te-nía también una representación profesional.

Voy a decir soibre qué versó la discusión que hubo en el Ministerio. Es muy curioso y conveniente que la Cámara lo oiga, pues se verá que no hubo parcialidad de ninguna clase.

La discusión empezó por reconocer, des-pués de un corto debate, que correspondía adoptar un procedimiento que diera la mi-tad de las aguas del río a los regantes in-feriores .

En seguida, se estableció para asegurar

esa mitad, el arbitraje del Departamento» de riego.

Al establecer esta arbitraje, hubo una gran discusión. ¿Sobre qué? Los propieta-rios inferiores, los comuneros de Ghalinga, querían que se estableciera en el texto del acta una frase que indicara un turno de cuatro días para cada una de las partea, pero el señor Montero, apoyado en su opi-nión por el jefe del Departamento de Riego, señor Decorcibe, hicieron notar al Ministro que el reparto de cuatro en cuatro días no era equitativo para el señor Errázuriz, por-que significaba una privación de una parte de aquello a que ellos tenían derecho, por razón de liidrláiulieas que no eran de la competencia del Ministro.

Alegó, asimismo, que había procedimientos en el Departamento de Riego que podía servir para repartir en forma verdaderamen-te exacta por mitades estas aguas y que esos-eran los procedimientos que convenía apli-car por el arbitraje que se estaba hacien-do.

Entonces, el Ministro, que sólo quería la estricta equidad, que no tenía ningún mo-tivo, ni -lo tiene ahora, ni lo tendrá nun-ca, para herir los intereses legítimos del señor Errázuriz ni de ninguna otra perso-na que en este asunto haya actuado, apoyó al señor Montero, que no deseaba que el sis-temo de turnos se dejara consignado en el acta, por ser perjudicial a los señores Errá-zuriz .

Nunca se pronució el Ministro sobre el modo de repartir, que estaba totalmente fue-ra de su capacidad profesional. Jamás el Ministro pensó en que otra repartición que no fuera el Departamento de Riego pudie-ra resolver si el sistema de turnos y otro-sistema de aforos.. .

El señor González (don Gabriel).— ¿Me permite una interrupción el señor acusado?

Yo no participo del criterio del señor in-culpado en cuanto, al tratar de cohonestar su actuación, la justifica con un muy acen-drado amor a la justicia y a la equidad. Olvida el señor inculpado que esto* antece-dentes que-está leyendo y su actuación mis-ma en'un asunto de' reparto de aguas dicen relación con cuestiones del resorte exclusi-vo de la justicia ordinaria.

Se trata precisamente de los hechos qua

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1139

más lo acusan como violador de la ley y, sobre todo, como pisoteador del prestigio y la independencia del Poder Judicial. . .

El señor Edwards Matte (don Guiller-mo).—En esta materia, señor Presidente, no tiene absolutamente razón el señor Di-putado.

El señor González (don Gabriel).— Yo me atengo a la ley, señor ex-Ministro.

Donde escasea el agua estos repartos se hacen por medio del Directorio de la So-ciedad de Canalistas que establece una ley de 1908, y cuando los regantes no están constituidos se ciñen a las disposiciones del Código de Procedimiento Civil, que estable-ce un procedimiento sumarísiino para el re-parto de las aguas durante un año. Cuan-do existen incidencias y reclamos, se requie-re el conocimiento de otro tribunal.

Pero lo que ha ocurido en este escanda-loso affaire de las aguas del río Chalinga, es que el Gobierno, abusando de su autori-dad y atropellando la ley, violó las dispo-siciones para la repartición de esas aguas y por sí y ante sí, se abrogó funciones que en la repartición dicha, le corespondían al juez de la localidad y a la Corte correspon-diente.

El señor Edwards Matte (don Guiller-mo).— Eso no es efectivo; el Gobierno no hizo otra cosa que cumplir lo dispuesto en la Ley de Régimen Interior, que encarga a los funcionarios de su ramo el mantenimien-to de la situación existente en materia de aguas.

El señor González don Gabriel).—¿Y po-dría citar las disposieiones a que alude el señor acusado?.. .No existe ninguna dis-posición que faculte a la autoridad adminis-trativa para avocarse el conocimiento de la repartición de aguas: lo que establece la ley es una cosa muy distinta.- la facultad que se da al Gobierno es para supervigilar esas aguas por medio de la oficina de la Di-rección deRiego, pero no para que el Minis-tro "del Interior ni para que el Presidente-de la República, convirtiéndose en jueces, procedan al reparto de las aguas, pasando por sobre las atribuciones de la justicia or-dinaria.

El señor Edwards Matte (don Guiller-

mo).— Permítame, honorable Diputado. Quisiera más bien no ser interrumpido, por-que, precisamente, se me está cortando mi discurso en los puntos principales de mi* explicaciones.

El señor Monteemos (Presidente).—Rue-go a los honorables Diputados no interrum-pir.

El señor González (don Gabriel).— Rec-tificaré, entonces, a continuación.

El señor Edwards Matte (don Guiller-mo).— Muy bien. . .

El Gobierno no se constituyó en juez de aguas; el Gobierno solamente reconoció un hecho que emanaba del más alto tribunal de justicia que hasta entonces se había pro-nunciado y que estaba de acuerdo con to-das las prácticas, y procedió, ¿en qué for-ma? Por medio de la conciliación, citando a una reunión de representantes de los in-tereses de las partes, en el Ministerio del Interior.

El Ministro no tenía ninguna vinculación con los comuneros inferiores; el Ministro había sido vicepresidente de un partido, conjuntamente con el señor Errázuriz; el señor Ministro tenía cercano parentesco con don Hernán Errázuriz.

No hizo nunca otra cosa que prescindir en todo momento de simpatías o cercanías, y dar a cada uno lo suyo, dentro de la más escrupulosa atención de la equidad y de la moral en las resoluciones que adoptaba.

El señor Alvarez.— Me concede la gracia el señor Edwards. . .

El señor Monteemos (Presidente).— El orador ha manifestado su deseo de no ser interrumpido.

El señor Alvarez. — Es que me corres-pondió actuar como encargado de los veci-nos en el sentido que acaba de informar el señor ex-Ministro. Conozco aquella región y la represento por mandato electoral. En este sentido reconozco que lo que dice el señor ex-Ministro es exacto.

El señor Edwards Matte (don Guiller-mo). — ¿Qué ocurre después?...

Que llevado a la práctica el arbitraje con-venido en el Ministerio del Interior, con acuerdo de los representantes del señor Errázuriz, el fallo del Departamento de

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Riego—según un respetable ingeniero, el se-ñor Zegers Baeza—no produce repartición por mitades; pero de eso sólo vino a darse cuenta el Ministro del Interior por el me-morándum que al salir del Gobierno le mos-tró el señor Balmaceda.

Según el acuerdo a que se arribó en el Ministerio para evitar la lucha entre los ve-cinos representantes del valle del Chalin-ga, los representantes de los señores Errá-zuriz debían repartirse las aguas por mita-des. Si después se adoptó un procedimiento que no producía ese resultado, debió refor-marse para equ ello ocurriera.

No estoy haciendo ninguna requisitoria en contra de los derechos del señor Errázu-riz, lejos de mi ánimo este propósito; sólo deseo, como entonces lo hice, que a cada parte se reconociera su derecho sin consi-deración o razones de hostilidad ni de amis-tad.

Agregaba el señor Errázuriz que el fallo del Departamento de Riego lo obligaba a pagar más que los comuneros de Chalinga, en los gastos de repartición. Y dice a este respecto, si a los dos nos toca pagar por mitad, ¿por qué yo pago más?. Me parece que tiene toda la razón; pero el señor Errá-zuriz no reclamó jamás ante mí, yo no tuve oportunidad de ponerme en contacto con el departamento de aguas paar poder impo-nerme de si ocurrió esto o aquello, o de si hay razones valederas .que hayan movido al señor Decombe.

El tiempo pasa y la justicia llega. Confío plenamente en el juicio póstimo

de mi actitud. No i,engo de qué arrepentirme en esta

materia, porque pospuse la amistad, las an-tiguas vinculaciones partidistas, mus rela-ciones de familia, pospuse la comodidad so-cial ante lo que creía la noción verdadera de la justicia, y en definitiva llegué al convencimiento de que por mucha entereza de carácter, por mucha integridad que se tenga, nadie, como lo dice este memodán-dum, es buen juez en causa propia. Este es un buen principio de justicia.

Puede ocurrir que haya algún error ju-rídico en alguna de los detalles, de la acti-

itud que entonces asumí—yo no lo vec.

Los abogados—yo también soy abogado, podrían producir un largo alegato sobre este asunto.

Creo que hasta jurídicamente era conve-niente el procedimiento adoptado y doy mi palabra de que procedí con la más completa conciencia y buena fe.

Esta es la acusación que se quiso hacer, que se inició, pero que no la hicieron los honorables Diputados, ni la Comisión In-vestigadora. Más yo, vigilo por mi nombre y porque en cualquier parte en qme se im-pugne quede en claro mi corrección.

A fin de que quede perfectamente en claro mi actuación—en este asunto, pido a la Honorable Cámara que quiera acordar agregar a mi defensa en el Expediente y en el Boletín, tanto el memorándum como una carta que escribió al señor Claro Sa-las para una defensa del señor Errázuriz.

El señor Monteemos (Presidente.). — Si a la Cámara le parece, se agregarían a los antecedentes los documentos a que se ha referido el ^eñor Edwards.

Acordado. El señor Del Canto.—Yo quisiera saber,

por qué •concurrieron al Ministerio los repre-sentantes del señor Errázuriz y los repre-sentantes de Chalinga, si acaso el Gobierno o el Ministro no habían de resolver esta materia.

El señor Edwards Matte (don Guillermo) —La contestación que puedo darle a Su Se-ñoría es ésta: en conversaciones que tuve con el señor Errázuriz, le sugerí la id'ea de que se reuniera él con los representantes de Chalinga, para resolver en definitiva es-ta cuestión. El señor Errázuriz, no ma-nifestó deseos de asistir a esta reunión, pe-ro dijo que su representante, el señor Mon-tero, asistiría. El señor Montero asistió,, y 110 tuvo entonces noticia de que se hubiera producido dificultad alguna alredero de es-te sunto; imagino que la razón fué única-mente ésta: el deseo que todos tienen de que asuntos en que hay intereses de muchas gentes se resuelva en conformidad a nor-mas de paz, de tranquilidad, de equidad, de justicia.

El señor Del Canto.—Me parece que £i han concurrido las partes a solicitar del Ministerio del Interior una resolución o la han pedido...

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1141

El señor Edwards Matte (don Gmo.).— Está en el acta.

El señor Del Canto. — . . . creo que el se-ñor Ministro ha podido proceder de acuer-do con las propias partes.

El señor Edwards Matte (don Gmo.).— EP telegrama mío decía: "Sírvase US. ha-cer cumplir estrictamente el turno Chalin-ga Errázuriz, en conformidad a lo acorda-do en visita Intendente".

Esta fué la norma permanente que traté de implantar cuando estuve en el Ministe-rio del Interior. Lo dicho en la acusación que individualmente se (refirió a imí, lo repito en ésta: la norma del Gobierno, mientras fui miembro de él, fué la de ir caminando paulatinamente hacia la más. completa normalidad constitucional; pero, conocedor del ambiente en que estaba ac-tuando, esa normalidad no la prometía pa-ra una hora ni para un día determinado, sino que poco a poco, paulatinamente, se iba caminando hacia ella. . .

Tuve la satisfacción de que habiendo en-trado al Ministerio del Interior en momen-tos en que existía un número considerable de deportados, cada diez o quince días esas deportaciones iban disminuyendo, y si aca-so dos o tres veces en el curso de esas in-cidencias se daba un paso atrás, la línea general no se varió un sólo instante. Pero, naturalmente, no habría podido traicionar el ideal mismo que y/> alimentaba al adhe-rirme a la situación revolucionria de en-tonces. si acaso hubiera renunciado en al-guna forma a las normas perfectas de jus-ticia social que, en todo momento, fué la razón de ser del movimiento a que me vengo refiriendo.

Como mi ánimo es de la lealtad absoluta a mi actuación de entonces, he querido ma-nifestar muy claramente que quiero estar siempre en el punto en que estén las res-ponsabilidades.

Por esto es, que agradezco a los que han puesto mi nombre entre los de los acusados, pues me han dado una oportunidad para venir a presentar a la Honorable Cámara, y al pafe. la verdadera fisonomía de todas mis actuaciones ministeriales. -

He dicho. El s?ñor Montecinos (Presidente). —

Ofrezco la palabra, a algún honrable Dipu-

tado, que defienda la admisibilidad de la proposición de acusación. • El señor Errázuriz.—Permítame la pa-

labra, señor Presidente, solamente para de-cir dos, con referencia a las que la Honora-ble Cámara, acaba de oír de parte del se-ñor Edwards Matte.

El señor Montecinos (Presidente). — Tiene la palabra Su Señoría.

El señor Errázuriz.—Acaba de decir el señor Edwards Matte, que él ha estableci-do como norma de su vida estar siempre en el punto en que sus responsabilidades lo lla-men .

Uu momento antes, cuando comenzaba, el señor Edwards Matte, a usar de la pala-bra, nos dijo a los Diputados de esta Cá-mara, que en repetidas ocasiones se habían ejercitado durante el tiern/po de su Minis-terio algunos actos. . .

El señor Edwards Matte (don Gmo.). — Poco repetidas.

El señor Errázuriz.—Acepto la rectifica-ción.. . Actos en los cuales no había ha-bido órdenes directas de él.

Hay que entender, señor Edwards Matte, respecto de las deportaciones que tuvie-ron lugar durante el tiempo en que el señor ex-Ministro desempeñaba sus funciones de tal, según se desprende de las palabras que acaba de oírle la Honorable Cámara, y que no son otra cosa que una repetición de la-i que ya ha dicho, hay que entender, repi-to que Ud. conocía, sabía que dnrante el tiempo que desempeñaba las funciones de Ministro del Interior, tenían lugar depor-taciones y violencias en contra de alsrunos ciudadanos.

Nos decía el señor Edwards Matte. que como Ministro estaba siempre en el punto donde su responsabilidad lo llamaba. Hay que saber cuál era la responsabilidad del ex-Ministro...

El señor Ministro conocía el hecho de las deportaciones y violencias contra las perso-nas; la violación de las garantías individua-les; conocía el hecho de que el Intendente de Santiago, don Manuel Salas Rodríguez y el Jefe de la Sección de Seguridad, Ven-tura Maturana apresaban por la fuerza a las personas y las hacían salir del territo-rio de la República, sin la menor forma de juicio ni respetando las reglas más funda-mentales que consagran las garantías indi-

1142 CAMARA I>E DIPUTADOS

viduales en todos los países civilizados... Y el ex-Ministro nos acaba de declarar con énfasis encantadora que pretendía estar , siempre en el punto en que su responsabi-lidad lo llamaba; pero la verdad es que siempre el ex-Ministro liacía la vista gor-d a . . .

El señor Edwards Matte (don Grao.), —-Si me permite, le contesto inmediatamente. Es muy sensible; no sé que virtud tengo para que el señor Errázuriz me entienda de una manera distinta.

No he dicho en ningún momento que no haya tenido parte de responsabilidad en al-gunas cuatro o cinco actuaciones que se produjeron. Lo que he dicho es que la ten-dencia general del Gobierno fué la de ir •liminando esta clase de incidencias.

—Manifestaciones en las tribunas y ga-lerías .

El señor Montecinos (Presidente). — Llamo al' orden a las galerías y tribunas.

El señor Edwards Matte (don Gmo.).— Hay un hecho perfectamente conocido, y <>s que había deportados liíO o 180 ciudadano?, en el exterior del país, o en las islas y poco a poco fueron eliminándose estas de-portaciones. hasta que pude anunciar que habían terminado.

Es •satisfactorio para mí el haber procedi-do en esta forma, salvo en aquellos casos dolorosos, pero muy contados, cuya respon-sabilidad mía no la niego, pero que ten-dían a arbitrar medidas conducentes a man-tener la tranquilidad que se veía perturba-da .

Lo (|ur- he dicho es que en los hechos que concretamente aparecen enumerados en el expediente, no tengo responsabilidad, por que no me tocó ordenarlos, y qué es curio-so que se haya referido el informe a esos casos y no a los tres o cuatro que tenían ba*' verdadera.

Yo estoy aquí para decir la verdad. No quiero ocultar la verdad. Lo primero que necesito en la vida es decir la verdad.

El señor Errázuriz.—Sólo he querido re-cordar al señor Edwards Matte, las decla-raciones t i * ha hecho. El señor Edwards Matte, se ha (-xcepcionado de responsabi-lidades, hace un momento diciendo: "Yo no di orden directa". No sé si le he enten-dido m.?'.: ha dicho que no dió orden di-

r?-.-ta. Desde que dice que no dió orden di-recta. está declarando que no tuvo respon-sabilidad. Esto so desprende del contexto de todas sus declaraciones.

El señor Edwards Matte (don Gmo.).— No he dicho eso.

El señor Errázuriz.—Celebro macho las declaraciones que acaba de hacer el señor Edwards Matte. . . Y las celebro porque desearía—;si la oportunidad se presenta— que no olvidara que no hay conveniencia alguna en servir jamás a los Gobiernos de dictadura, en los cuales 110 se tiene la plena seguridad de que los actos que entrañan responsabilidad para un Ministro sean o no, en absoluto, obra suya. . .

El señor Edwards Matte (don Gmo.).— No tengo inconveniente en que se debatan estas cosas. Debo decir al honorable Dipu-tado, que los hechos que ocurrieron enton-ces con mi conocimiento, no dieron jamás, ocasión para que me retirara del Gobierno, pues contaba con mi opinión. Recuerdo, por ejemplo, que se trató en cierta ocasión de tomar ciertas medidas, cuando yo era Mi-nistro del Interior, medidas que duraron muy poco, gracias a la acción del Presiden-te del Senado y a la del Presidente de la Cámara de Diputados. Se había insinuado al Gobierno los nombres de algunas per-sonas cuya permanencia en el país se esti-maba peligrosa para la tranquilidad públi-ca. Yo manifesté, con este motivo, que tal apreciación era errónea y que esas personas no podían perturbar la tranquilidad públi-ca. Y las medidas no se tomaron.

Lo que verdaderamente hice no lo hice contra mi voluntad. Fué algo que yo acep-té y cuya responsabilidad no pretendo eludií.

El señor Errázuriz.—Celebro haber oído de labios del ex-Ministro del Interior, se-ñor Edwards Matte, la declaración que nos ha hecho, de que tuvo plena responsabili-dad en todas las deportaciones, violaciones de las garantías individuales y vejámenes de que se hizo reo el Gobierno de aquella época.

El señor Edwards Matte (don Gmo.).— Sólo de aquellos hechos de que tuve yo co-nocimiento. Ya he dicho que en este expe-diente hay nombres que por primera vez he oído. Bien sabe Su Señoría, que bajo

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1143

todo Gobierno puede haber delitos de pri-siones arbitrarias, de que los Gobernantes no tienen noticias.

El señor Errázuriz.— Dejo la palabra -despulís de haber liecho este alcance a las que acaba de pronunciar el señor Edwards "Matte.

El señor González (don Gabriel).— ¿Me permite, señor Presidente?

El señor Montecinos (Presidente). —So-licito el acuerdo de la Cámara para conce-•der la palabra al señor Gabriel González.

Tiene la palabra Su Señoría. El señor González (don Gabriel).— El

acusado, ex-Ministro del Interior, señor Ed-wards Matte. reconoce haber violado la Constitución, haber restringido la libertad personal de varios ciudadanos y haber or-denado deportaciones. Pero lo curioso es •que para justificár estos actos delictuosos •apele a su buena fe, a su espíritu de jus-ticia y de equidad y no cite un caso de prisión arbitraria, ordenada fuera de la Constitución y de las leyes, de que él no tuvo conocimiento, y nos agregue que to-

"mó medidas enérgicas en contra de perso-nas a las cuales estaba unido por paren-tesco, amistad y afinidad política.

Lo grave es que en esta Cámara, se oi-gan expresiones de un ex-Ministro de Es-tado, para justificar todas las arbitrarieda-des que cometió en el ejercicio de sus fun-ciones, incluyendo la de atropello al Poder Judicial, invocando como justificación un supremo espíritu de justicia, un supremo interés por salvar el país..

El señor Bravo.—Y que no le resultaron "nunca en nada.

El señor González (don Gabriel).—Com-prendo cómo poco a poco este país fué ro-dando hacia el abismo, hacia la más com-pleta arbitrariedad. Comprendo ahora co-mo en este país se alzó una red de tira-nuelos representados por cada uno de los funcionarios del Ejecutivo.

No era sólo el caso de que una autoridad administrativa atropellara las garantías in-dividuales; tampoco se respetaban las sen-tencias judiciales, arrogándose así el Go-bierno atribuciones que no tenía. No sólo eso ha ocurrido, sino que en la provincia •que represento, muchas arbitrariedades se •cometieron en nombre de estas nuevas

orientaciones ideológicas a que se refiere el acusado.

Voy a citar un solo caso a la Honorable Cámara, para que se vea cómo cuando, los hombres de Estado juran respetar la Cons-titución y las. leyes, como única norma que rige los hombres y a los pueblos, y se vio-lan, se conduce a un pueblo a la degrada-ción y a la arbitrariedad...

Esta red de tiranuelos, como lo ha pal-pado en carnes propias el país y cada uno...

El señor Silva Román.— Yo he leído en un diario de La Serena, un párrafo en el cual se decía que el señor González alaba-ba a esta red de tiranuelos que hoy criti-ca. El señor González habló en un banque-te acerca del Gobierno del señor Ibáñez, aplaudiendo su política.

El señor González (don Gabriel).— La interrupción que me ha hecho el Diputado periodista, que en el mundo de las letras se llama el "Canciller Negro", trata de co-locarme en una situación de parlamentario adulón que aceptó el régimen Ibáñez.

Yo, señor Presidente, agradezco enorme-mente esta interrupción, esta intriga con que trata de salpicarme mi querido colega el Canciller Negro.

El señor Silva Román.— Yo protesto de la palabra que ha empleado el señor Dipu-tado.

El señor Montecinos (Presidente). — Ruego al señor Diputado retire esa pala-bra .

El señor González (don Gabriel).— Se me ha lanzado una diatriba, y tengo dere-cho a defenderme.

Se ha dicho que en un banquete había levantado mi voz para adular al señor Ibá-ñez.

Ante este hecho gratuito y falso con que se trata de calumniarme, yo opongo a la Honorable Cámara mi labor parlamentaria, siempre en la oposición, defendiendo la Constitución y las libertades públicas.

El señor Silva Román.— Durante todo el primer tiempo, Su Señoría acató completa-mente el régimen de la dictadura en esta Cámara.

El señor González (don Gabriel).— Es absolutamente falso. Cuando la mayoría de esta Cámara, encabezada por Su Señoría

Mdeó formar aquel famoso block de adhe-

1144 CAMARA I>E DIPUTADOS

eión incondicional al dictador, yo fui el pri-mero en combatirlo, y esto ocurrió al em-pezar el período parlamentario. Si Su Se-ñoría quiere convencerse de lo que digo, es-toy dispuesto a que se nombre una comisión de parlamentarios de esta Cámara, para que establezca si alguna vez y en alguna oca-sión yo lie levantado mi voz en esta Cáma-ra alabando al Ejecutivo, alabando a la dictadura.

Pero, Honorable Cámara, yo también que-rría que otra comisión estableciera cuán-do y en qué época el Canciller Negro, el parlamentario ilustre, el hombre que gozó de grandes sueldos en la famosa Empresa Periodística, en aquel escándalo del diario "La Nación", levantó su voz—alguna vez si-quiera— para defender el derecho, para de-fender la Constitución, para protestar de los atropellos y vejámenes.

No me alcanza, señor Presidente, esta ca-lumnia gratuita que me ha lanzado el hono-rable colega, señor Silva Román. Yo sólo quiero dejar establecido, honorable Presi-dente, que por muy grande que sea el afán de aquellos hombres tan dóciles y serviles ante la dictadura, para obscurecer mi actua-ción, jamás podrán alcanzarme sus ofen-sas. Por felicidad para el Diputado que ha-bla, su actuación está públicamente impre-sa en los Boletines de Sesiones, y yo de-safío a mi detractor a que me cite públi-camente algún hecho o algún discurso en yo hubiera adulado, en que yo me hubiera arrastrado, como se arrastró Su Señoría...

Continúo, señor Presidente... Voy a citar un hecho que revela cómo,

poco a poco, la desmoralización adminis-trativa y la corrupción se entronizaron en este país, en que la autoridad administra-tiva con fuerza avasalladora, trataba siem-pre de dominar al poder judicial.

En una ciudad de mi provincia, cuyo nombre no .quiero citar, señor Presidente, una solterona, no exenta de encantos, requi-rió de amores a un joven de 21 años de edad. Este joven, que era preceptor de,una escuela, se negó a contraer matrimonio, dando razones, muy atendibles para no unir-se con esta dama ya entrada en años.

Ella recurrió entonces a la justicia, acu-sando al preceptor de haberla seducido y engañado.

La justicia, señor Presidente, no dió lu-gar a la querella. ¿Qué se hizo entonces la coqueta solterona? Se dirigió a la autoridad administrativa, presentando su reclamo; y lo curioso, honorable Presidente, es que siguiendo estas normas, estos nuevos idea-les traídos por los Ministros que llegaban de Europa, se dictó una sentencia adminis-trativa, dándole a este joven un plazo de ocho días para que se casara con la obsesio-nada denunciante.

Así se comprende, señor Presidente, que estos hechos, que hoy mueven a risa, de-muestren hasta donde la autoridad admi-nistrativa tratara de avasallar al Poder Ju-dicial, tratara de disminuir su eficacia. Y yo digo que la culpa, la responsabilidad de todo lo que sufría el país y cada uno de los ciudadanos, se debe a los señores Mi-nistros, a estos hombres que sólo tenían la apariencia de estadistas, que venían de Eu-ropa con un bagaje nuevo de conocimien-tos e idealidades. Fueron ellos los culpa-bles y responsables de haber perturbado al país por este desprecio al Derecho y a la Justicia. Por otra parte, señor Presidente, yo creo que estos males están tan infil-trados en nuestras masas y en la adminis-tración pública, que será muy difícil ter-minar con ellos. Pasaran, quién sabe cuán-tos años, antes de que desaparezcan esas normas y sus efectos y sobre todo, aquellas ideologías que profesa el ex-Ministro acu-sado, del Gobierno fuerte, obrando fuera de la Constitución y de las leyes.

Señor Presidente, el señor Edwards Mat-te, en el asunto de Chalinga, con un can-dor que yo extraño, sostiene que estaba au-torizado . . .

El señor Monteemos (Presidente).—¿Me permite el honorable Diputado?.. Ha lle-gado la hora para proceder, según acuer-do de la Cámara, a la votación de las acu-saciones.

El señor González (don Gabriel).—Con-tinuaré en seguida.

5.—URGENCIA PARA UN PROYECTO DE LEY

El señor Monteemos (Presidente).— Ha-go presente a la Honorable Cámara, que-en la cuenta figura un mensaje del Ejecu-

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1145

tivo, en el cual se inicia un proyecto de ley sobre primas a la exportación.

Este proyecto viene con el carácter de urgente.. Si le parece a la Cámara, se acor-daría la simple urgencia.

Acordado;

6.—NOTA DE LA COMISION INVESTI-GADORA DE ACTOS DE LA DICTA-DURA.—EXTRAVIO DE UNOS DOCU-MENTOS.

El señor Monteemos (Presidente).— Se va a dar lectura a una nota recibida de la Comisión Investigadora de los Actos de la Dictadura.

El señor Secretario Dice así: "Santiago, 5 de noviembre de 1931.—La

Comisión Investigadora de los Actos de la Dictadura, tiene, conocimiento de que, en tiempo oportuno, se inició por algunos se-ñores Diputados, la subscripción de una mo-ción acusatoria de las personas que apare-cen comprometidas en los hechos estableci-dos, entre otros, en los informes que ha evacuado a propósito de los denuncios for-mulados ante ella por los señores: don Ra-fael Luis Gumucio. don Pedro Rivas Vi-cuña, don Cornelio Saavedra y don Julio del Solar Iñiguez.

Ha sido, también, informada de que esa moción, que comprendía un grupo de ocho casos substanciados por esta Comisión, cua-tro de los cuales fueron, felizmente, acogi-dos en otras tantas mociones especiales, no ha sido sometida a la Honorable Cámara y aún más, no ha ingresado a su Secretaría, por haberse antes extraviado el documento mismo en que se la formulaba. Con este motivo, la Comisión Investigadora ha acor-dado dirigirse a V. E.i para rogarle quie-ra, si lo tiene a bien, disponer se practi-quen las averiguaciones conducente al de-bido establecimiento de los hechos anota-dos, \ una vez comprobada, la iniciación oportuna del proceso acusatorio, ordenar, en uso de sus facultades soberanas, se ten-gá por presentada dicha moción dentro de plazo y, consiguientemente, resolver su tra-mitación y prosecución, de conformidad con los preceptos constitucionales y reglamen-tarios pertinentes.

La Comisión investigadora ha adoptado el

acuerdo que cumplo, por medio de este ofi-cio, en interés de los denunciantes, ya ex-presados, cuyos reclamos ha acogido en los informes que, oportunamente, sometió, a la consideración de V. E. y que obran en .vuestro poder.

(Fdos.)— Alejandro Bezanilla.— Alta-mirano, Secretario".

El señor Monteemos (Presidente).— La Mesa ha hecho las investigaciones del caso y contesta al señor Ministro del Interior en la siguiente forma, que propone sea acep-tada :

"La Comisión Investigadora designada por decreto del Ministerio del cargo de US., número 2,676. de fecha 4 de agosto dt; 1931, ha enviado a la Cámara de Diputados la nota que en copia se acompaña.

La Cámara al.tomar conocimiento de es-ta comunicación, acordó dirigir la presente a US., manifestándole que los expedientes a que dicha nota hace referencia y relati-vos a denuncias formuladas por los señores Rivas Vicuña don Pedro, Gumucio don Ra-fael, Saavedra don Cornelio y Solar, se en-cuentran en la Secretaría de la Cámara, a disposición de los señores Diputados, desde el momento en que la Comisión Investigado-ra los remitió.

Respecto de la moción acusatoria a que se refiere, también la referida nota, no ha llegado a la Cámara y, según informacio-nes oficiosas dadas por algunos señores Di-putados en una reunión de comités parla-mentarios. dicha moción existió y aún obtu-vo algunas firmas, pero no prosperó y no se dió curso a ella, por la sencilla razón de que no reunían las firmas necesarias para ser presentada a la Cámara.

Lo que tengo la honra de poner en cono-cimiento de US., a fin de que, si lo estima del caso, lo comunique a la referida Comi-misión Investigadora".

Si a la Cámara le parece, se enviaría es-ta comunicación al señor Ministro del In-terior. i El señor Rivera.— La Cámara no tiene por qué dar estas explicaciones a la Comi-sión Investigadora.

El señor Monteemos (Presidente).— La Cámara las da al señor Ministro del In-terior, no a la Comisión.

El señor Rivera.— ¿Ha venido alguna pe-

1146 CAMARA I>E DIPUTADOS

"tición del señor Ministro del Interior? Creo que nó. Las acusaciones no se pueden tra-mitar aquí, sino con la firma de 10 seño-res Diputados. Y 110 teniendo alguna de ellas las 10 firmas, se acabó.

El señor Montecinos (Presidente).— Los comités acordaron contestar en esta forma, honorable Diputado.

El señor De la Jara.— Yo no la acepto. Varios señores Diputados.— Yo tampoco.

Que se vote. El señor Montecinos (Presidente).— Los

que acepten la nota en la forma concebida, se servirán levantar la mano.

El señor Quiroga.— ¿Me permite, señor Presidente ?

El señor Montecinos (Presidente).— Con la venia de la Cámara, puede usar de la palabra Su Señoría.

El señor Quiroga.— En realidad, la si-tuación aparece clara. La Comisión Inves-tigadora se ha considerado facultada para dirigirse a la Cámara. Esta Comisión que no tiene existencia sinn gracias a una dis-posición de carácter administrativo, entre-ga a la Cámara, como pudo haber entrega-do a los tribunales ordinarios, los antece-dentes que, a su juicio, convenía que cono-ciera la Cámara y. sin la intervención de la Corporación, lo,s pai'lamentarios que tu-vieran interés en conocer los hechos a que se refieren esos antecedentes, estudiarán e intentaron promover las acusaciones cons-titucionales que estimaron del caso.

Las observaciones que hace la Comisión son perfectamente infundadas, porque con las averiguaciones hechas por la Mesa, que-da en claro que no han existido otras acu-saciones.

Por esta información equivocada, los se-ñores miembros de esta Comisión de carác-ter administrativo, se han creído faculta-dos para enviar a la Cámara una nota, pa-ra pedirle un pronunciamiento, procedi-miento absolutamente reñido con la Cons-titución y con nuestro Reglamento.

En esta situación, una Corporación como ésta, no puede, a juicio mío. hacer otra co-sa que guardar el discreto silencio que has-ta ahora ha guardado. Porque, en realidad, ni aún por la vía indirecta del señor Mi-nistro del Interior, a cuya iniciativa se de-be la existencia de esta Comisión, está la

Cámara facultada para dirigirse, para dar explicaciones o tomar conocimiento de una comunicación que no reúne las condiciones requeridas, porque no lia sido presentada a esta Cámara en uso del derecho de petición.

En e.stas condiciones, me parece que es preferible no producir ningún pronuncia-miento al respecto, sino, sencillamente, to-mar conocimiento de la información que el señor Presidente nos ha dado, y mandar es-tos antecedentes al archivo.

El señor Montecinos (Presidente).— De-bo hacer presente que esta nota ha sido acordada unánimemente por todos los co-mités de los partidos, y, en cumplimiento de este acuerdo, la Mesa ha hecho redactar esta nota.

El señor Ortega.— Pero el honorable Di-putado que ha estado haciendo uso de la palabra es, precisamente, presidente de un comité de la Cámara.

El señor Lira (don Alejo).— Eso que ha manifestado el señor Presidente justifica el procedimiento del señor Presidente, pero no justificaría el pronunciamiento de la Cáma-ra.

El señor Montecinos (Presidente).— Yo simplemente doy cuenta de lo que ha ocu-rrido .

El señor Rivera.— Xo es mi ánimo mo-lestar a la Mesa con estas observaciones, pe-ro creo que los miembros de los comités han tomado este acuerdo equivocadamente, y, de acuerdo con las palabras del honorable se-ñor Quiroga, estimo que esta nota debe mandarse lisa y llanamente al archivo, por-que esta Corporación no puede estar dando explicaciones sobre los actos que ella eje-cuta .

El señor Ortega.— Xo tiene sobre qué dar-las . . .

El señor Urrutia Manzano.— ¿Me permi-te, señor Presidente ?

El Ministro de Hacienda señor Pablo Ra-mírez envió hace dos años una nota a ia Honorable Cámara, más o menos en un ca-so anólogo a éste; en la Honorable Cáma-ra pedí que osa nota se devolviera y la Me-sa la mandó al archivo.

El señor Montecinos (Presidente),— Si a la Honorable Cámara le parece, se envia-ría al archivo la nota en cuestión.

Acordado.

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1147

7.—VOTACION DE LA V ACUSACION CONSTITUCIONAL CONTRA VARIOS EX-MINISTROS DE ESTADO.

El señor Montecinos (Presidente).— Se "va a proceder a la votación.

Se va a votar la quinta acusación contra el señor Verga ra Vicuña.

El señor Pradeñas.— ¿Me permite la pa-labra, señor Presidente?

El señor Montecinos (Presidente).—Con la venia de la Honorable Cámara, podría usar de la palabra Su Señoría.

El señor Pradeñas.— Yo solicitaría que «e dividiera la votación de acuerdo con lo establecido en el informe de la Comisión.

El señor Montecinos (Presidente).— Se va a votar si se admite o no la proposición -de acusación de acuerdo...

El señor González (don Gabriel).— Per-mítame, señor Presidente. ¿Se van a votar las acusaciones en conjunto o individual-mente?

El señor Montecinos (Presidente). — Nó, honorable Diputado, se votan individualmen-te.

El señor Pradeñas. —- Porque el infor-me de la Comisión contempla dos puntos ab-solutamente diferentes: elimina de respon-sabilidad al ex-Ministro señor Velase o y a algunos otros colegas, según el propio infor-me.

El señor Muñoz Cornejo. —¿(Me permi-te la palabra, señor Presidente, a proposi-to de lo que ha expresado el honorable se-ñor Pradeñas®

El señor Montecinos (Presidente).—Con la venia de la Honorable Cámara, puede usar de la palabra Su Señoría.

El señor Muñoz Cornejo. — Deseo pun-tualizar qué es lo que corresponde hacer •constitucionalmente a la Honorable Cáma-ra en este momento. Se ha hablado de que la Comisión excluye de responsabilidad a •algunos de los acusados... En realidad, en conformidad a la Constitución y al artículo 136 de nuestro Reglamento, la Honorable Cámara no ¡va a pronunciarse sobre la cul-pabilidad o inculpabilidad de las personas que han intervenido en les hechos que mo-tivan la acusación.

La Honorable Cámara estudia en este mo-«uento, y su veredicto va a referirle a es-

ta sola circunstancia: si esta acusación es admisible, esto es, si está encuadrada ella dentro de las causales que la Constitución señala como motivo inficiente para acusar a un Ministro, Pero, en ningún caso. la Ho-norable Cámara, al aceptar o rechazar la acusación, se pronuncia sobre la culpabili-dad o inculpabilidad del acusado. Por esto considero, señor Presidente, que no hay mo-tivo para dividir la votación.

Si la acusación está fundada en hechos que constitucionalmente son aceptables y admisibles para dar curso a la acusación, no se establece la culpabilidad del funcio-nario que aparece interviniendo en los he-chos: es el Honorable .Senado, como aito tribunal, el que va a pronunciarse sobre la culpabilidad o inculpabilidad de los acusa-dos.

El señor Pradeñas. — ¿.Me permite una palabra más. señor Presidente?

El señor Monteemos (Presidente).—Con la venia de la Honorable Cámara, podría conceder la palabra a Su Señoría.

El señor Pradeñas. — No es posible que se voten conjuntamente todas las acusacio-nes.

El informe de la Comisión es bien cla-ro . . .

El señor Montecinos (Presidente). — La Honorable Cámara acordó votar heparada-mente las acusaciones.

Varios honorables Diputados. — Vote-mos, señor Presidente.

El señor Pradeñas. — Eso es mejor. El señor Prosecretario. — En la quinrta

acusación se vota si se admite o no la pro-posición en contra del señor liWáñaz del Campo como Ministro del Interior. ' El señor Ortega. — ¿En qué Boletín es-

tá esta acusación? El señor Prosecretario. — En el Boletín

número 3í*2. El señor Montecinos (Presidente). — En

votación. —Votada nominalmente la admisibilidad

de la proposición de acusación, en lo que concierne al señor Ibáñez del Campo, como Ministro del Interior, resultó acordada por 48 votos contra 27, habiéndose abstenido de votar 4 señores Diputados.

Votaron por la afirmativa los señores Acu-ña Robert, Alvarez, A raya don Manuel,

1148 CAMARA I>E DIPUTADOS

Azúcar, Banderas. Bravo, Cárdenas, Cataldo, Cruz Concha, Cruzat, Errázuriz, Eehavarría, Escobar don Fernando, Estévez. Fuentes, González don Gabriel. González Echenique, González don Cardonio, Lastra de la, Ley-ton, Lezaetn, Lira clon Alejo, Lois, López, IMandujano. Mejías, Meléndez, Montané, Montero, Moreno don Rafael, 'Muñoz Corne-jo. Muñoz Rojas. Navarreie, Ortega. Prade-ñas, Quevedo. Quiroga, Retamales, Rivera, Ruiz de Gamboa, Ruiz Ta.^le, Sepúlveda Leal, Soto, Tagle, Toro, Varas. Veliz y Ver-gara.

Votaron por la negativa los señores Ala-mos, Canto del. Cuéllar, Elgueta, Eliguín, García. Garrido, -Tara de la, Jorquera don Francisco. Lusos, Lavvín, Letelier. Li.soni, Lorca, Manquilef, Mariones, Moreno Fon-tanes. Muñoz Monje. Oipazo, Orrego, Rivas, Serrano. Silva Román, ürrutiá Manzano, Ve-nenas. Vicuña y Zañartu.

Se abstuvieron de votar los señoreas Dus-saillant. Gallo, Ilevia y Jorquera don Ma-nuel.

—Durante la votación: El meñor Del Canto. — jílle permilte fun-

dar el voto, señor Presidente? E! señor Monteemos (Presidente) • — Re-

glamentariamente, tiene cinco minutos Su Señoría, para fundar su voto.

El .señor Del CaJito. — Se?ún el artícu-lo 39, inciso 2.o, de la Constitución, el pla-zo para acusar es de tres meses, que se contarán desde que el funcionario cesa en sus funciones. La Constitución no autoriza la interrupción o suspensión de este plazo ni aún a pretexto de circunstancias extra-ordinaria^. porque están prohibidas'estas in-terpretaciones por la disposición del artícu-lo 4.o de la misma Constitución, que dice:

"Artículo 4.o Ninguna magistratura, nin-guna persona, ni reunión de personas pue-den atribuirse, ni aun a pretexto de circuns-tancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que. los que expresamente se les hayan conferido por las levas. Todo acto en contravención a'esté artículo, es nulo".

En el derecho público no se ipuede hacer nada más qtie Jo que la,ley autoriza, y aquí no estamos autorizados por" lá Constitución pai-a declarar si este plazo ha estado inte-rrumpido o suspendido.

En consecuencia, votaré en contra de to-das las acusaciones.

El señor Elgueta. — Permítame fundar el voto, señor Presidente.

Me permitirá la Honorable Cámara que dejé constancia de mi voto adverso a esta-acusación y a (todas las demás que se han' presentado en iguales condiciones e¡n con-tra de los Ministros del régimen anterior, por actos contrarios a la Constitución o que significan atropellamiento a las leyes.

Estimo, señor Presidente, que casi todas esas acusaciones y. muy en especial, la que se refiere al ex-Ministro señor Vergara Vi-cuña, se fundamentan en claros hechos de-lictuosos que merecen la más franca y dura sanción; pero, mis convicciones de legisla-dor y de jurado, no ine autorizan para ol-vidar, por una parte, que las acusaciones en contra de los Ministros de Estado solamen-te pueden interponerse mientras el Minis-tro estuviere en funciones y en los tres me-ses siguientes a la expiración del cargo, y por otra, que, ni aún a pretexto de circuns-tancias extraordinarias, es permitido que nadie — personas, magistraturas o poderes públicos — puedan atribuirse facultades o derechos que no están expresamente confe-ridos por las leves.

De modo que no podré otorgar a los se-ñores Ministro* el voto de indemnidad mo-ral que ha impetrado de la Cámara en la sesión de ayer, el señor Vergara Vicuña, pero Jo favoreceré lo mismo que a los de-más Ministros cuyas acusaciones se encuen-tran en igual condición constitucional,, con mi votto contrario a la admisibilidad de la acusación por las razones de carácter jurí-dico que he expuesto.

El señor Elguín.—Porque considero to-das las acusaciones improcedentes y fuera de los plazos constitucionales.

Porque las considero impolíticas. Porque creo que cuando se trata de establecer-sanciones morales, el tribunal que debe apli-car esas sanciones morales debe tener una autoridad moral indiscutible.

Porque no reconozco al Congreso de Chi-le autoridad moral alguna para juzgar a los hombres del pasado Gobierno a los cua-les prestó su apoyo y rindió pleito homena-je.

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1149

forqae estoy en desacuerdo absoluto con la política del actual Gobierno, que des-pués de haber permitido que los grandes culpables se escaparan, rasga sus vestidu-ras y nombra una comisión que investigara los delitos cometidos por el anterior Go-bierno, votaré que "nó", ésta y las demás acusaciones.

El señor Lisoni.—En mi concepto, todas las acusaciones que actualmente exigen el pronunciamiento de la Cámara, son inadmi-sibles por haber sido interpuestas fuera del término constitucional.

Recordarán los honorables colegas que el honorable señor Urrutia Manzano, en sesio-nes pasadas, dejó constancia de que, antes de la caída de la dictadura, en el seno de esta Corporación, invitó a que se le acompa-ñara a interponer una acusación en contra del Gobierno de entonces. Pidió el con-curso del número necesario de Diputados y no hubo quienes quisieran adherir a seme-jante propósito.

Además de esta circunstancia, que de-muestra que pudieron interponerse, con to-da oportunidad, las acusaciones de que nos estamos ocupando, cabe considerar que don Juan Esteban Montero, al entrar al desem-peño del cargo de Ministro del Interior, el 10 de julio, declaró solemnemente que, desde ese momento regían en la República sin limitación, todas las garantías constitu-cionales, lo que fué un hecho notorio en las diversas manifestaciones de nuestra vida

•ciudadana, que se desarrollaron a la sazón. Con este antecedente, en el más extricto

de los casos, cabría contar los términos, para las gestiones acusatorias, a que me ven-go refiriendo, desde el día de esa declara-ción del señor Montero, que él ratificó con la actitud decidida y firme que asumió al ocupar la jefatura del Gabinete.

Fuera de esto, hay otra razón, para mí muy fuerte, de orden moral, que demuestra que no ha existido, en lo que se relaciona con las actuales acusaciones, un criterio de completa justicia.

Mientras se persigue a algunos ex-Minis-tros de Estado por actos en contra de la li-bertad privada o procedimientos que lesio-naron gravemente derechos garantidos por la Carta Fundamental o la Ley, tenemos •que la mayoría de los grandes culpables y beneficiarios del régimen caído gozan de la

más completa impunidad, sin que, respecto de ellos, se haya intentado siquiera ningu-na de las sanciones que merecerían por su enriquecimiento ilegítimo y por la forma dolosa como atropellaron la fe pública, la honra y la tranquilidad de los ciudadanos y el prestigio del país en el exterior.

Voto negativamente. El señor Orrego.—Por las razones ex-

puesta por el honorable señor Elgueta, vo-to que no.

El señor Rivas,—Yo, señor Presidente, voy a votar negativamente esta acusación y todas las demás que se han formulado; aero esto no. quiere decir que mi voto aea de indemnidad para los culpables, sino que ello se debe a un precepto constitucional claro que me impide darles mi voto afirma-tivo .

Por otra parte, no veo la importancia que tenga que la Cámara acuse o no acuse al ex-Presidente o a sus Ministros, desde que es-tas acusaciones no tienen ningún objeto práctico.

En el caso que estas acusaciones sean acogidas, estos funcionarios deben quedar suspendidos de su cargo, y en el caso que sean aprobadas por el Senado, deben quedar separados de su puesto; pero no estando estos señores desempeñando cargo alguno, no veo, digo, el objeto práctico de estas acusiaciones.

Lo que va a ocurrir es algo curioso. Por ejemplo, en el caso del ex-Ministro señor Edwards Matte, sí el Senado aprueba la acusación, no habrá pena que aplicarle, porque la pena que le corresponde, es la privación del cargo de Ministro, y como en la actualidad no lo desempeña, en rea-lidad. la pena no existe.

Ahora, si -los delitos son graves, sim-ples delitos o crímenes, hay libertad abso-luta para acusarlos ante la justicia ordina-ria.

Y la acusación la puede hacer la Cámara o cualquiera de las personas tan interesa-das en esta vindicta pública, recurriendo a los tribunales ordinarios de justicia.

Por estas razones, voto que nó. El señor Serrano.— Señor Presidente

por las razones que ha dado mi honorable' amigo, el señor Lisoni, voto que no

El señor Urrutia Manzano.—Consta en los anales de nuestras sesiones el silencio que

1150 CAMARA I>E DIPUTADOS

se guardó ante los hechos de la dictadura, por algunos parlamentarios que pertenecie-ron al Congreso entre los años 26 y 30. Di-putados de aquel período critican ahora lo que entonces callaron.

Es verdad que aquel Congreso funcionó bajo la amenaza constante de la deporta-ción o prisión, para aquellos que le-vantaran su voz en contra de ese Gobier-no. Sin embargo, a mi juicio ese Congreso debió arrostrando todas las consecuencias atacar la conducta arbitraria y atropellado-ra del régimen del señor Ibáñez. Yo. se-ñor, ataqué al ex-Presidente y a sus Minis-tros, propuse en sesión pública en dos o tres-ocasiones acusarlo, pero no pude hacerlo, porque no haibía ámíbiemte en la mayoría del Congreso.

Los Diputados que actuaron durante el régimen pasado, debieron haberse expueUo a todas las consecuencias que le imponía el cumplimiento de su deíber v acusar al Je-fe del Estado, cuando atropellaba la Consti-tución, cuando deportaba a los ciudadanos y a los parlamentarios.

De los bancos en que se conocían los de-talles de la prisión y expulsión del país del señor Urziúa, jamás se levantó una voz protestando de esos hechos; cuando se pi-dió los antecedentes de otras deportaciones cuando' se presentó un proyecto de acuerdo sobre la libertad de prensa, sólo dos Di-putados de eso sector votaron en contra del Gobierno,

Estimo que aceptar esta acusación des-pués de cuatro años, equivaldría a dejar es-tablecido, que puede un Congreso en fun-ciones faltar a sus deberes, y guardar si-lencio, duranté muchos años, sobre sucesos y atropellos conocidos, para iniciar la acu-sación, por otro Congreso, años también después de estar sesionando, y excediendo, en exceso, el plazo fijado por la Constitu-ción .

Por lo que he expresado, y por otros mo-tivos que expondré cuando pueda hacerlo, .voto que nó.

El señor Errázuriz. — Y ; cómo puso Su Señoría su firma a la acusación?

El señor Urrutia Manzano. — Firmé la acusación, porque contrajimos un compro-miso las Diputados, en orden a aceptar las acusaciones que presentara la Comisión In-vestigadora. Yo, señor Presidente, cumplí

con este compromiso y firmé tres de las diez acusaciones que se me presentaron. Me negué a firmar las otras siete.

Y si firmé fué porque se me expresó quo era escaso el número de Diputados que pu-diera poner sus firmas en estas acusacio-nes. . .

Porque, a mi juicio, señor Presidente, ya que me ha interrumpido el honorable señor Errázuriz, valen las firmas según la acti-tud que asumieron los firmantes en el tiem-po pasado. Un Diputado que no estimó con-veniente firmar o acusar en el tiempo pa-sado, no debería firmar o acusar ahora.

El señor Lois. — Pero cuando las acusa-ciones se presentaron, peleaban por fir-mar . . .

El señor Monteemos (Presidente).—Ter-minada la votación.

Se declara admisible la acusación contra el señor Carlos Ibáñez del Campo, como ex-Ministro de Estado.

Corresponde votar, en seguida, la acusa-ción conjtra' el señor Frodden.

Varios señores Diputados. — ¿ Cuál ? El señor Montecinos (Presidente). — La

acusación al señor Frodden. . . Es el orden en que están los nombres en la

acusación. El señor Retamales. — ¿Qué número tie-

ne?. . . El señor Secretario. — Es una misma acu-

sación para todos. El señor Pradeñas. — El señor Velasco

fué el primer ex-Ministro que hizo su de-fensa, así es que, seguramente, le corres-ponde el primer lugar en la votación.

El señor Montecinos (Presidente). — Si a la Clamara le parece, se procedería desde luego, a tomar la votación que corresponde al ex-iMinistro señor Velasco.

El señor Moreno (don Rafael). — Señor Presidente, yo había . . .

El señor Mortecinos (Presidente). — Si le parece a la Cámara, se procedería a vo-tar conjuntamente las acusaciones que, se re-fieren a los señores Alemparte, Havia y Va- • lasco, que se encuentran en la misma situa-ción.

El señor Rivera. — Y el señor Ráos Ga-llardo también... * El señor Retamales. — Está en las mis-

mas condiciones. El señor García Henríquez. — EH señor Ortiz Veiga, también.

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1151

El señor Montecinos (Presidente). — No hay acuerdo.

Se va a proceder a la votación de la acusación en contra del señor Velasco.

El señor Rivera. — Yo encuentro, que es-tán |todas en la misma situación.

El señor Moreno (don Rafael). — Pido la palabra.

El señor Montecinos (Presidente). — Es-tamos en votación.

Con la venia de la Cámara, podría usar de la palabra Su Señoría.

El señor Moreno (don Rafael). — Cuan-do hablé de la proposición de acusación en contra de los señores Ibáñez y Vengara Vi-cuña, yo hice indicación para que en una sola votación se resolvieran conjuntamente las acusaciones contra los señores Ibáñez y Vergara Vicuña, y en otra votación se re-solvieran, también conjuntamente, las acu-saciones contra los ex-|M!inistros reatantes que, a juicio de la Comisión informante, no tienen responsabilidad.

El señor Quevedo. — Es -que no todos los ex-Ministros están en la misma situación.

El señor Monteemos (Presidente). — La Cámara acordó otra cosa: votar individual-mente, respecto de cada acusado; pero, si la Cámara reconsidera el acuerdo ante-rior. . .

El señor Quevedo. — Nó, señor; que se vote separadamente.

El señor Montecinos (Presidente). — No hay acuerdo.

Se van a votar separadamente las acusa-ciones.

El señor Azocar. — No hay oposición. El señor Montecinos (Presidente). — Ha.

habido oposición, honqraible Diputado. El señor Quevedo se ¡ha opuesto.

El señor Quevedo. — Y me opongo por lo (siguiente: el señor Velasco fué un jugue-te de los acontecimientos, nada más. Y, en mi concepto, no fué responsable.

El señor Montecinos (Presidente). — Se va a votar la acusación respecto del señor Velasco.

El señor Retamales. — E l señor Quevedo ya no se opone a que se voten conjuntamen-te todas las acusaciones.

El señor Monteemos (Presidente) .—Rue-go a los honorables Diputados guardar si-lencio.

El señor Quiroga. — La votación nomi-

nal se solicitó por el señor Vergara Vicuña, sólo pa^a su caso.

El señor Secretario. — El señor Vergara Vicuña no ha solicitado nada, honorable Di-putado.

El señor García Henríquez. — Ni podría solicitarlo, porque no es Comité ni Diputa-do en ejercicio.

El señor Montecinos (Presidente). — Se ha solicitado voltación nominal; pero, si a la Cámara le parece, se procedería a tomar la votación en forma económica.

Él señor Urrutia Manzano. — ¿Que no se pidió votación nominal?

El señor Monteemos (Presidente). — Se solicitó votación nominal; pero, yo he di-cho que si a la Cámara le parece, se proce-dería a votar en votación económica.

El señor González (don Gabriel). — ¡Nó, señor! Me opongo.

Pido que la votación sea nominal. El señor Montecinos (Presidente). — En

votación nominal. —Votada nominalmente, la admisibilidad

de la quinlta acusación en lo que concierne al señor Velasco, resultó desechada por 63 votos contra 3. Se abstuvieron de votar 11 señores Diputados.

Votaron por la afirmativa los señores Li-ra don Alejo, Muñoz Cornejo y Ortega.

Votaron par la negativa los señores Acu-ña Robert, Alamos, Alvarez, Araya don Ma-nuel, Armas, Azocar, Banderas, Bravo, Can-to del. Cárdenas, Cataldo, Cruz Concha. Cru-za t. Cnéllar, Elgueta. Elguín, Escobar don Fernando, Estévez, Fuemtes, García. Garri-do, Gonmilez Eehenique, Jara de la, Jorque-ra don Francisco. Letelier, Leyton, Lezaeta. Lifconi. López. Lorca, Mandujano, Manquilef, Martones, Meléndez. Merino, Montané. Mon-tero. Moreno don Rafael, Moreno Fontanes. Muñoz ¡Monje , Muñoz Rojas, Navarerte, Onazo. Orrego, Pradeñas, Quevedo, Quiroga, Retamales, Rivas, Rivera, Ruiz de Gamboa, Sepúlveda Leal, Serrano, Silva Román, So-to, Tagle, Toro, Urrutia Manzano, Varas, Veliz, Venegas, Vicuña y Zañartu.

Se abstuvieron de votar las señores Dus-saillant, Errázuriz, Echavarría, Gallo, Gon-zález don Gabriel, Hevia, Jorquera don Ma-nuel, Lastra de la, Lavín, Ruiz Tagle y Ver-gara .

—Durante la votación: El señor Muñoz Cornejo. — Puesto que

1152 CAMARA I>E DIPUTADOS

la Honorable Oámara no se pronuncia sobre la culpabilidad de los acusados, voto que sí.

El señor Ortega. — Los ex-Ministros se-ñores Pablo Ramírez, Conrado Ríos G.. Car-los Prodden, Julio Velasco e Isaac Hevia, incurrieron en infracción leigal al declarar, por medio de un decreto, que estimaban necesario proveer una vacante que no exis-tía, al declarar, digo, que se había produci-do una vacante que jurídicamente no exis-tía, como fruto de un atropello a. la Cons-titución y violación de las garantías indi-viduales . . .

En consecuencia, estando comprobada la infracción legal, esitimo que debe declararse la admisibilidad de la acusación, y por esto voto que sí.

El señor Pradeñas. — El informe de la Comisión está firmado por el señor Rafael Moreno Eohavarría, distinguido abogado, el señor Sepúlveda, abogado y miembro del Partido Radical, el señor Montero, abogado-y miembro del Partido Conservador.

,No firmó este informe ningún miembro del Partido Demócrata y en él se dejó constancia de los siguientes hechos:

"Tampoco hay antecedentes de que en es-te hecho tengan responsabilidad los demás ex-Ministros a que se refiere la acusación.

Mas, se debe advertir que la acusación comprende únicamente, como lo dejan esta-blecido los Diputados acusadores, la res-ponsabilidad del ex-Ministro señor Verga-ra, pues el señor Ibáñez firmó el decreto aludido en su calidad de Vicepresidente de la República y, en consecuencia, la respon-sabilidad de este último debe ser materia de una acusación especial".

Por esto voto la no admisibilidad de la acusación, no porque sea mi correligiona-rio... Habría votado en contra, si. hubiera aparecido claramente culpable.

El señor Quevedo. — Como cada .parla-mentario vota en conciencia, yo considero que el señor Velasco está exento de respon-sabilidad. Y yo aprecio la responsabilidad de los ex-Ministros, según la capacidad ju-rídica que tienen. Desde otros puntos de vista, el señor Velasco es mucho más ca-paz que otros exiMinistros. Tengo que con-siderar la capacidad jurídica — repito — que han tenido los acusados y la influencia que tuvieron en los acontecimientos. Por esto creo que el señor Velasco no es res-

ponsable. No me importa que sea demócra-ta, porque yo no pertenezco al Partido De-mócrata, aunque soy un demócrata de doc-trina. . .

El señor Leytion. — Demócrata cristiano. El señor Quevedo. — Si se hubieran in-

terpretado bien las doctrinas de Cristo, si no se huibieran torcido las doctrinas ide Cristo, me sentiría honrado de que llama-ran demócrata cristiano...

El señor Pradeñas. — Para creer en Cris-to hay que creer en Dios.

El señor Quevedo. — Voy a terminar ex-poniendo que jurídicamente el señor Velas-co es culpable, como cualquiera otro de los ex-Ministros; pero, aquí podemos votar en conciencia. Y como capacidad jurídica no tiene el señor Velasco, si es que ¡ha delin-quido, delinquió sin saberlo...

Por este concepto, repito, debe conside-rársele exento de responsabilidad. Es muy distinta la situación del señor Velasco de la de otros ex-Ministros que han estado ha-ciendo alarde de violaciones y de atropellos a la Constitución.

El señor Pradeñas.— Ese- cargo alcanza a los miembros de la Comisión que ha falla-do a favor del señor Velasco, porque no ha violado la ley.

El seííor Silva Román.— Como el señor Velasco fué juguete de los acontecimientos, voto que no.

El señor Monteemos (Presidente) . — Se- declara que no es admisible la acusación en contra del ex-Ministro señor Velasco.

Se va a proceder a votar la acusación en contra del ex-Ministro señor Prodden.

El señor Cruzat Vicuña.— El Comité del Partido Conservador que pidió votación nominal, no tiene inconveniente que se to-me votación económica para los ex-Minis-tros que indica el informe de la Comisión y que están en situación análoga al señor Ve-lasco y retira su petición de votación nomi-nal para estos acusados.

El señor Monteemos (Presidente) . — Si le parece a la Cámara se tomará vota-ción económica en una sola votación para la acusación en contra de los ex-Ministros señores Prodden, Ríos Gallardo, Ramírez, Alemparte y Hevia.

Acordado. —Tomada la votación en forma económi-

ca, se desechó la admisibilidad*de la V acu-

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1153

gación en cnanto concierne a los cinco ex-Ministros nombrados, por 42 votos contra 7.

El señor Monteemos (Presidente) . — En votación la admisibilidad de la acusa-ción contra el ex-Ministro señor Vergara Vicuña.

—Votada nominalmente la admisibilidad de la V acusación en cuanto concierne al se-ñor Vergara Vicuña, fué acordada por 45 votos contra 27 y 6 abstenciones.

Votaron por la afirmativa los señores Acuña Robert, Alvarez, Araya don Manuel, Azocar, Banderas, Bravo, Cárdenas, Catal-do, Cruz Concha, Cruzat, Errázuriz, Esco-bar don Fernando, Estévez, Figueroa, Fuen-tes, González don Gabriel, González Echeni-que, Lastra de la, Leyton, Lezaeta, Lira don Alejo, López, Mandujano, Mejías, Montané, Montero, Moreno don Alfredo, Moreno don Rafael, Muñoz Cornejo, Navarrete, Ortega, Pradeñas, Quevedo, Quiroga, Retamales, Rivera, Ruiz de Gamboa, Ruiz Tagle, Sepúl-veda Leal, Soto, Tagle, Toro, Varas, Véliz' y Vergara.

Votaron por la negativa los señores Ala-mos, Canto del, Cuéllar, Dussaillant, Elgue-ta, Elguín, Garrido, Jara de la, Jorquera don Francisco, Lavín. Letelier, Lorca, Man-quilef, Mariones, Merino, Moreno Fonta-nes, Muñoz Monje, Opazo, Orrego, Rivas, Sánchez, Serrano, Silva Román, Urrutia Manzano, Venegas, Vicuña y Zañartu.

Se abstuvieron de votar los señores Echa-varría, Gallo, Ilevia, Jorquera don Manu;?l, Lisoni y Ramírez.

—Durante la votación. El señor Alvarez.— Honorable Cámara:

durante este período de acusaciones yo he guardado silencio. Quiero ahora decir al-gunas palabras al votar la acusación en con-tra del ex-Ministro señor Vergara Vicuña.

Al hacerlo, debo recordar a la Honorable Cámara que el período de normalidad cons-titucional y legal en el país, data desde el 27 de julio del presente año. De modo que todas las acusaciones formuladas hasta hoy, han sido presentadas dentro del período constitucional hábil de tres meses.

No nos echemos tierra a los ojos: la na-ción entera, desde el 5 de septiembre de 1924, vive en una época anormal. Como l̂ e dicho, hace tiempo, las revoluciones princi-

pian y terminan lentamente. El proceso de la dictadura comenzó antes

del 5 de septiembre de 1924. y se proyectó por espacio muy superior a los tres meses que fija la Constitución para formular las acusaciones en un estado normal de vigen-cia de la Constitución y las leyes.

Somos varios los Diputados que en el pe-ríodo pasado y en el actual dimos 100 prue-bas de que teníamos la suficiente hombría para arrostrar las inquietudes personales y las visicitudes de nuestras familias y ho-gares, y aún nuestras vidas, denunciando los atropellos del jefe del Estado y de sus col!iboradores.

La Cámara desempeña hoy un papel, a juicio mío, de lo más interesante al servi-cio de los principios constitucionales y le-gales de la República.

Yo no veo por qué los honorables Dipu-tados futuros, podrían tener mayor autori-dad moral, podrían cambiar su mentalidad psicológica, por el hecho de que hubieran sido elegidos, dentro de un plazo corto, Di-putados por elección directa en las urnas. No veo tampoco por qué un cincuenta por ciento de los compatriotas que no éstán ocu-pando estos bancos en este Congreso, si hu-biesen sido elegidos Diputado, pudieran llegar premunidos de mayor hombría y de respeto a la Constitución y a las leyes que los actuales Diputados, en estos momentos en que reina por entero la soberanía de la Constitución y de las leyes.

Yo considero, señor Presidente, que es una desgraciada situación la que tiene el señor Vergara Vicuña frente a la causa con-creta que ha servido para acusarlo. He me-ditado mucho acerca de qué habría hecho yo en su caso, revisando, señor Presidente, los ejemplos preciosos que contiene la His-toria y que nos han legado otros hombres que se han encontrado en o.tros casos pa-recidos.

Yo no habría titubeado ni un momento en no quebrar los principios constituciona-les y legales y, por consiguiente, no habría atropellado al magistrado malo ni tampoco a los tribunales encargados de censurar a ese magistrado malo.

Como he dicho, creo que Chile está sir-viendo hoy. por hoy los principios consti-tucionales de la responsabilidad del Presi-

73.—Extraord.

1154 CAMARA I>E DIPUTADOS

dente de la República y de los Ministros de Estado, principios constitucionales tan ama-gados en todas las repúblicas hermanas de la América Latina.

Nuestro papel está indicado ante la evi-dencia de los hechos, no solamente como mandato de nuestras conciencias, sino co-mo una interpretación acerca del derecho que nosotros deberemos transmitir al Sena-do, que es, en este caso, la autoridad cons-titucional, llamada a fallar la existencia del delito, para que, a su vez, esa Corporación cometa el mandato a los Tribunales de Jus-ticia, para la sustanciación de cada una de estas acusaciones, a fin de que estos Tribu-nales de Justicia se hagan cargo de las cir-cunstancias atenuantes, de las circunstan-

7 • cias de orden moral qué han hecho valer los acusados en su defensa. Y estos tribu-nales ordinarios, al aplicar la pena, toma-rán o no en cuenta estas circunstancias ate-nuantes.

A nosotros no nos compete tal papel, ya que no nos está fijado en el contrato so-cial que existe entre los habitantes y sus gobernantes, cuando es posible al parlamen-tario y al ciudadano defender con toda la plenitud de su capacidad ciudadana la ley, como debemos hacerlo. En este sentido, vo-to con gusto esta acusación.

Voto que sí. El señor Figueroa Unzueta.— ¿Me permi-

te, señor Presidente, decir unas pocas pa-labras ?

Yo no he podido terciar en este debate, a causa del mal estado de mi salud, lo que también me ha impedido hacer observacio-nes en la discusión general.

Voy a «votar afirmativamente, señor Pre-sidente, porque se ha declarado por la Cá-mara que no han corrido los plazos que es-tablece la Constitución, para iniciar las acu-saciones sobre las materias correspondien-tes, y a nosotros nos corresponde pronun-ciarnos sobre ellas. Y también voto afir-mativamente, para destruir una afirmación que he oído en reiteras ocasiones... Por al-gunos honorables colegas se ha dicho que en Chile el Código Civil es para los ricos y el Código Penal para los pobres.

Voto que sí. El señor Gallo. — Señor Presidente,

Deseo fundamentar mis abstenciones en las anteriores acusaciones, en la pre-

sente y en las futuras. He vivido por más de 25 años. en Arica, departamento que se encuentra muy distante de los luga-res en que pasaron los acontecimientos que han motivado las acusaciones, por cuyo mo-tivo no me he formado un concepto caba! de los delitos, para dar mi voto en justi-cia.

Por otra parte, según mi criterio, no se ha dejado bien establecido sobre >la vigen-cia o caducidad de los plazos establecidos en la Constitución.

Por estas causas, me abstengo a emitir mi voto.

El señor Lira (don Alejo) .— Yo deseo fundar mi voto, señor Presidente, en dos palabras...

Si la Honorable Cámara en dos ocasio-nes distintas ha acordado que ha lugar a las acusaciones deducidas en contra del ex-Presidente Ibáñez, por actos que han im-portado violación de fe Constitución y de las lejes, yo no sé, señor Presidente, con qué lógica la Cámara pudiera negar lugar a las acusaciones deducidas en contra de los ex-Ministros, por idénticos actos de viola-ción de la Constitución y de las leyes.

A mi modo de ver, señor Presidente, cuanto más ilustrados y más conocedores del derecho los ex-Ministros del Presidente Ibá-ñez, más responsables son de la comisión de esos mismos actos.

El señor Quevedo.— Exacto. El señor Lira (don Alejo).— Por eso,

por una razón de lógica, por haber votado afirmativamente esas otras acusaciones, con dolor del alma, voto también ésta afirmati-vamente.

El señor Quevedo.— Muy bien. El señor Alvarez.— Esa es la tesis del se-

ñor Quevedo. El señor Retamales.— Está en muy bue-

na compañía el honorable señor Quevedo. El señor Quiroga.— Pido que se me per-

mita fundar mi voto, señor Presidente. El señor Montecinos (Presidente).—Con

la venia de la Cámara, puede usar de la palabra Su Señoría.

señor Quiroga.—La separación verda-dera oue existe en o:den a la present° acu-sación. se refiere a la oportunidad Cons-titucional en que ella ha sido presentada.

Mantengo la opinión, ya manifestada y sostengo que este punto entraña una cues-

30.a SESION EXTRAORDINARIA EN 10 DE NOVIEMBRE DE 1931 1155

tión de fondo y que, resolverla, es de la competencia del Honorable Senado.

En cuanto a la acusación misma, sus fun-damentos están justificados en exceso. Las observaciones de la defensa así lo confir-man.

Estimo, señor Presidente, que acto algu-. no de la dictadura ha sido más dudoso para la Nación que este voluntario atropello, co-metido contra la majestad y dignidad del Poder Judicial.

Al realizarlo, quebrantó el señor Ministro acusado la paz social, manifestó que aún cuando nuestras leyes señalaban medios pa-ra evitar el celo de un juez—y ese era el ca-rácter en que actuaba el señor Urzúa—ha-bría un medio propio, peculiar del régi-men que se viciaba. Ese medio era el cri-men de poner mano sacrilega sobre la sobe-ranía y la independencia del referido Po-der Público.

Quien incurrió en tal exceso, sabía lo quí hacía: más, lo ha confesado reiteradamente.

No puedo, en consecuencia, absolverle ni

le«al ni moralmente. En la plena tranquilidad del legislador,

o^igado a emitir opinión como jurado, voto ¿llamativamente la acusación y no puedo sino manifestar mi esperanza da' que este proceso sea apreciado, por la historia en su virdadero carácter: de sanción moral qi-.-c evitaría los daños que hoy sufrimos porque hube gobernantes que olvidaron que los pueblos no pueden hacer su caminí., sino a! amparo del Derecho.

El stñor Rivera.—Se ha traído aquí un caso claro de atropello a la Constitución y a !«> ifves de la República, señor Presidente. Eí hecho está perfectamente comprobado; aun más, ha sido reconocido por el ex-Mi-nistro acusado.

A mí, que me liga una amistad de hace algunos años con el señor Vergara, me due-le en lo más profundo del alma tener que dar mi voto afirmativo en esta ocasión. La misma explicación tuve que dar cuando sp trató la acusación contra el señor Ed-wards Matte; pero creo que colocado ur parlamentario en situación de decidir si ha lugar o no a una acusación, por muy do-loroso que sea, debe dejar a la espalda los sentimientos personales y cumplir con el de-\ ber como lo impone la Constitución y Ir ley.

Por eso, voto que sí. El señor Ruiz de Gamboa.—En dos pala

bras deseo yo también fundar mi voto. Como lo ha manifestado el señor Lira

Infante y lo ha acentuado el honorable se ñor Quiroga, el ex-Ministro señor Vergara Vicuña, es un hombre hábil; lo ha dejado de manifiesto. Es un hombre conocedor de derecho y de quien no se puede suponer, como. decía hace poco el honorable señor Quevedo, refiriéndose al ex-Ministro, seño*-Velasco, que tenía una relativa ignorancia del derecho y que esa ignorancia podía ha-berlo inducido a error en su gestión Minis-terial . No puede esto decirse del señor Ver-gara Vicuña, que ancestralmente pertenece a una familia de hombres hábiles. El sabía bien lo que hacía, y sin embargo, escandali-zó a la República con atropellos-inicuos, que no deben borrarse de la conciencia nacional.

El ex-Ministro señor Vergara Vicuña, atropello al Presidente de la Corte Supre-ma, en forma que agobiaría a la conciencia más endurecida, en forma que precipitó la. caída de aquel bondadoso Presidente de la República, que ya traspuso las fronteras de la vida, a quien hizo pasar años de amar gura, por el atropello que realizó, contra si propio hermano, por el delito de éste de defender la independencia, la inamovilidaJ y el honor del poder judicial.

Este aténtado, esta sola manifestación de cómo entendía el señor Vergara Vicuña, el abuso del poder, bastaría para que se le anatematizara, y yo por eso especialmente lo anatematizo.

Voto que sí. El señor Ruiz Tagle.—Cuando se trata

de juzgar las actuaciones de los hombres públicos en las horas álgidas de una crisis, como en el caso actual de nuestra Repúbli-ca, creen algunos que todas- las opiniones se tiñen con la pasión del momento y no responden, por lo general, al sentido es-tricto de la justicia y de la verdad.

Pero en el caso que nos ocupa, señor Presidente, no ocurre eso.

Yo creo que planteada la actuación del ex-Ministro, señor Vergara Vicuña, durante el pasado régimen dictatorial, bajo sus as-pectos constitucional, legal, político o social, merece la más franca y enérgica condena-ción, porque no es lícito a un gobernante, cualesquiera que sean las circunstancias en que le corresponda actuar, avasallar a

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los ciudadanos, privándolos de los atributos de un pueblo libre, ni mucho menos eje-cutar actos que importen vun atropello a la Constitución y a la ley.

Yo pongo en salvo las buenas intenciones del ex-Ministro, señor Vergara Vicuña, pongo en salvo su amor a la patria, sus talentos, sus virtudes, y valores morales, si se quiere; pero no puedo desoír la voz de mi conciencia, que me manda aceptar una acusación que la vindicta pública re-clama, inspirada en el concepto más claro de la libertad.

De ahí, señor Presidente, que en res-guardo de los principios constitucionales y legales, por el respeto a la libertad, a la justicia y al derecho, por el porvenir de la República, voto que sí.

El señor Urrutia Manzano. — Se há di-cho que durante cuatro años el régimen de Gobierno en el país fué anormal. Si lo fué, la responsabilidad es del Congreso, que ja-más usó los medios que le da la Constitu-ción para volver a la normalidad.

Se ha hablado ahora sobre el ex-Presi-dente de la Corte Suprema exonerado de su cargo por el señor Vergara Vicuña. Yo pro-testé durante la dictadura de esa medida inconstitucional. Si esta acusación se hubie-ra presentado durante el Gobierno del señor Ibáñez, habría votado afirmativamente j hoy voto que no.

El señor Zañartu.— Reconociendo am-pliamente la justicia de la acusación, señor Presidente, debo votarla negativamente porque, en mi concepto, ha sido entablada fuera del plazo constitucional.

El señor González (don Gabriel). — El destino tiene a veces para los hombres, ca-prichos que sirven para poner a prueba la lealtad de sus principios y las consecuencias de sus actos. Debo reconocer que han lucha-do en mi conciencia dos sentimientos en-contrados. Un sentimiento de amistad, de admiración que he sentido siempre por el ex-representante de la provincia de Co-quimbo que hoy yo represento, por un hom-bre que ha estado siempre rodeado del res-peto y del aprecio de mis comprovincianos. Además, siento veneración por un hombre que ha hecho del honor y la hombría una escuela? Fuera de eso, me ha impresionado, como habrá impresionado a más de algún

honorable Diputado de la Cámara, como ha impresionado a la opinión pública, la defen-sa brillante que nos ha hecho no fundada en vana literatura, shio en la confesión sin-cera, que si cometió un error lo hizo con el sano propósito de depurar el Poder Judi-cial y que de una vez por todas hubiese en este país justicia para el poderoso y privi-legiado de la fortuna lo mismo que para el pobre, para el menesteroso.

Por otro lado, mi conciencia me hace sen-tir la voz del Derecho, me invoca el respe-to y adoración que he sentido siempre por el imperio de la Constitución y las leyes, por los principios de libertad por los cua-les he luchado fuera y dentro de la Cáma-ra no obstante la maledicencia y la diatriba de mis enemigos políticos.

Esta acusación ha traído a mi mente el recuerdo de aquel gran tribuno español que encarcelado por la dictadura de Primo de Rivera, dijo lo siguiente:

"La vida más elevada por su inteligencia, es una vida despreciable si no se consagra a reconquistar el derecho perdido y a lu-char permanentemente por la vigencia dé la Constitución y las leyes".

Señor Presidente, yo que conozco la hom-bría de bien, la honestidad, y la caballero-sidad del acusado, que es mi amigo y corre-ligionario, sé que al dar mi voto favorable, en vel alma del señor Vergara Vicuña mi amistad no va a sufrir eclipse y, por el con-trario, el señor Vergara, que ha reconocido haber cometido un error político, no obs-tante ser heredero de padres ilustres, no querrá, en esta ocasión, que un hijo de la provincia de Coquimbo, modesto, pero de padres honrados, traicione sus conviccio-nes e ideales en aras de la amistad o del partidismo político.

Por estas razones, voto que sí. El señor Monteemos (Presidente) . —

Se declara admisible la proposición de acu-sación en contra del ex-Ministro de Estado don Aquiles Vergara Vicuña.

Se levanta la sesión. —Se levantó la sesión a las 19 horas 24

minutos.

Arcadio E. Ducoing, Jefe de la Redación.