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REPRESENTACIONES DE LAS ÉLITES URBANAS EN ESPACIOS FUNERARIOS: INTERACCIONES, COINCIDENCIAS Y CIRCULACIÓN DE MODELOS A AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO Julio J. Polo Sánchez Universidad de Cantabria RESUMEN En los territorios peninsulares de la Monarquía Hispánica, durante la Edad Moderna, el ente- rramiento en el interior de los templos estuvo regulado por las constituciones sinodales de los obispados y, respectivamente, en América por los correspondientes decretos de los concilios provinciales; en ambos casos su ubicación, estructura y ornamentación se ajustó a los cam- bios que promovió el Concilio de Trento. En Castilla los principales monumentos fúnebres que se labraron desde finales del siglo XVI acogieron, en el interior de lucillos de gusto clasicista, los retratos esculpidos en actitud orante de algunos destacados miembros de las élites sociales (no- bles, militares, caballeros o hidalgos). Sin embargo, en el virreinato de Nueva España, frente al modelo escultórico, se prefirió el uso del retrato pintado, conformando nuevas tipologías repre- sentativas que se mantuvieron a lo largo de toda la etapa colonial; entre estos últimos destacan los de varios comerciantes, mineros y militares de origen vasco o montañés. Palabras clave: Escultura funeraria. Retrato. Pintura. Virreinato de Nueva España. Siglos XVII- XVIII. ABSTRACT Within the peninsular territories of the Spanish Monarchy during the Modern Era, the practices for burial within churches was governed by the synod constitutions while in America these were regulated by the de crees of ecclesiastical provincial councils; in both cases, the location, struc- ture and ornamentation of funerary art and monuments were subject to the changes implemen- ted by the Council of Trent. In Castile, the principal funerary monuments sin ce the late 16th cen- tury were located in arcosolia ornamented in Classical style with sculpted portraits (members of the nobility, military officers and social elites) in the act of prayer. However, in the Vice royalty of New Spain, painted portraits were preferred over funerary sculpture, creating new forms of re- presentation which endured throughout the colonial period; the persons thus represented were generally prominent local merchants, miners and military personnel of Basque or Cantabrian origin. Keywords: Funerary sculpture. Portraits. Painting. Viceroyalty of New Spain . XVII-XVIII centuries.

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REPRESENTACIONES DE LAS ÉLITES URBANAS EN ESPACIOS FUNERARIOS: INTERACCIONES, COINCIDENCIAS Y CIRCULACIÓN DE MODELOS

A AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO

Julio J. Polo Sánchez Universidad de Cantabria

RESUMEN En los territorios peninsulares de la Monarquía Hispánica, durante la Edad Moderna, el ente­rramiento en el interior de los templos estuvo regulado por las constituciones sinodales de los obispados y, respectivamente, en América por los correspondientes decretos de los concilios provinciales; en ambos casos su ubicación, estructura y ornamentación se ajustó a los cam­bios que promovió el Concilio de Trento. En Castilla los principales monumentos fúnebres que se labraron desde finales del siglo XVI acogieron, en el interior de lucillos de gusto clasicista, los retratos esculpidos en actitud orante de algunos destacados miembros de las élites sociales (no­bles, militares, caballeros o hidalgos). Sin embargo, en el virreinato de Nueva España, frente al modelo escultórico, se prefirió el uso del retrato pintado, conformando nuevas tipologías repre­sentativas que se mantuvieron a lo largo de toda la etapa colonial; entre estos últimos destacan los de varios comerciantes, mineros y militares de origen vasco o montañés. Palabras clave: Escultura funeraria. Retrato. Pintura. Virreinato de Nueva España. Siglos XVII­XVIII.

ABSTRACT Within the peninsular territories of the Spanish Monarchy during the Modern Era, the practices for burial within churches was governed by the synod constitutions while in America these were regulated by the de crees of ecclesiastical provincial councils; in both cases, the location, struc­ture and ornamentation of funerary art and monuments were subject to the changes implemen­ted by the Council of Trent. In Castile, the principal funerary monuments sin ce the late 16th cen­tury were located in arcosolia ornamented in Classical style with sculpted portraits (members of the nobility, military officers and social elites) in the act of prayer. However, in the Vice royalty of New Spain, painted portraits were preferred over funerary sculpture, creating new forms of re­presentation which endured throughout the colonial period; the persons thus represented were generally prominent local merchants, miners and military personnel of Basque or Cantabrian origin. Keywords: Funerary sculpture. Portraits. Painting. Viceroyalty of New Spain. XVII-XVIII centuries.

384 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

Uno de los principales tratadistas religiosos de comienzos del siglo XVII es­pañol que se ocupó de los modos de acompañar y enterrar a los muertos, Martín Carrillo, al tratar de las sepulturas en su Explicación de la bula de los difuntos, se hizo eco del beneficio que representaba para las iglesias la costumbre de ente­rrar en su interior a cualquier persona que hubiese llevado una vida ejemplar, pues con ello "se conseruan y augmentan tantas Hermandades y Cofradías, se edifican Capillas, y Altares, se instituyen Missas, y sufragios a los difuntos" 1

• En el interior de tales espacios sagrados los difuntos se beneficiaban de las oraciones y sufragios de los vivos, así como de la intercesión de los santos que protegían aquellos templos, congregaciones o hermandades que les acogían y les acom­pañaban en su última morada. A la vez, conseguían que sus restos estuviesen a salvo de la furia del demonio, a quien, según la creencia popular, gustaba pro­fanar las tumbas poco vigiladas o situadas en espacios sin culto. Paralelamente, la presencia de sepulturas en los templos, con sus piadosas recomendaciones grabadas en sus lápidas, granjeaban grandes beneficios a los fieles, pues les in­citaban a orar, les proponían modelos de conducta, les recordaban la futilidad y fugacidad de la vida y la esencia igualatoria que suponía la muerte.

El concilio de Trento, que consagró la existencia del purgatorio en su se­sión XXV (3/4-XII-1563), dejó establecido que las almas detenidas en él recibían alivio con el sufragio de los fieles, por lo que exhortó a los obispos a mantener­se vigilantes para que las ofrendas que se solían hacer por los difuntos (misas, oraciones, limosnas y otras formas de piedad) se ejecutasen con diligencia, pero sin superficialidad. Dado que el Concilio no dedicó decreto alguno en relación con los modos en que se debían realizar los enterramientos en el interior de los templos, los sínodos diocesanos se vieron en la necesidad de dictar normas que evitasen algunos excesos que hasta ese momento se habían cometido, manifes­tándose, especialmente, contra el lujo excesivo que se había empleado en los últimos años en la decoración de algunos sepulcros, así como contra la costum­bre de colocar elementos profanos de identificación de los fallecidos y de exal­tación de sus linajes (escudos o paveses). Muchos de los principales obispados

1 CARRILLO, M.: Explicación de la bula de los difuntos en la qual se trata de las penas y lugares de Purgatorio; y cómo pueden ser ayudadas las Ánimas de los difuntos, con las oraciones y sufragios de los vivos, Alcalá de Henares, luan Gracián, 1615, segunda parte, capitulo cuarto, fol. 87. <http:/ /www.bivizar.es/i18n/consulta/registro.cmd?id=44.> [Consultado: 3-11-2014] Texto citado y comentado por MARTÍNEZ GIL, F.: Muerte y sociedad en la España de los Austrias, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 2000, p. 437.

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emprendieron la reforma de sus constituciones sinodales pocos años después de finalizado el Concilio; por lo general, utilizaron todo aquello de las antiguas constituciones que no contravenían los cánones tridentinos, adaptando aque­llos capítulos que entraban en conflicto. Las de los obispados que primero se reformaron sirvieron de modelo a las de los siguientes, contribuyendo a definir y homogeneizar la doctrina.

Si utilizamos como referencia las constituciones sinodales del arzobispa­do de Burgos, una de las diócesis de mayor tamaño y rentas en la España del momento, realizadas bajo el mandato del cardenal Pacheco de Toledo (1575)2 comprobaremos que en el capítulo tercero de su tercer libro, dedicado a las se­pulturas, se ordenó "quitar las tumbas y estrados, y que no se haga sepulturas más altas que el suelo". Se destacaba el beneficio que producían las oraciones, los sufragios, los ayunos y limosnas en la salvación de las almas del purgatorio, contrastándolo con la escasa rentabilidad espiritual que se obtenía de las "se­pulturas altas y pintadas, y tumbas y estrados, que parece que son echas mas por apariencia de los biuos que provecho de los muertos". Principalmente por este último motivo se decretó que:

·: .. todas las tumbas y estrados que estuuieren sobre las sepulturas de las yglesias de este nuestro arcobispado se quiten dentro de nueue días, y de aquí adelante no se consientan poner, si no fuere al que tuuiere capilla propia dentro della; y los días de nouenario della y honrras que por el tal difunto se hizieren, y el día que se hiziere el cabo de año o aniversario [ ... ] Y mandamos ansi mesmo que los enterramientos que estuuieren leuantados del suelo se abaxen y queden ygual de la tierra .. :'

Como causa inmediata de este decreto muchos de los enterramientos monu­mentales que poblaban la superficie de las naves de los templos y capillas mayores hubieron de ser desmontados, trasladándose al interior de los muros perimetrales de los templos, en los que se volvieron a abrir nuevos lucillos, del modo como se había acostumbrado durante la Alta Edad Media. Otros optaron por adquirir nuevos espacios de enterramiento privado, donde poder mantener la ostentación que creían les exigía su preeminencia socioeconómica o nobiliaria. Finalmente,

2 Constituciones synodales del arzobispado de Burgos, copiladas, hechas y ordenadas agora nuevamente conforme al Sancto Concilio de Trento por el Illustrissimo y Reuerendissimo señor don Francisco Pacheco de Toledo, cardenal de la Sancta Yglesia de Roma, del titulo de Santa Cruz de Hierusalem, primer arzobispo y perpetuo administrador de dicho arcobispado, en la Synodo que por su mandado se hizo y celebró en la ciudad de Burgos, año de MDLXXV. Impresso en Burgos en casa de Phelipe de Junta. Año de MDLXXVII.

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Representaciones e identidades

aquella abundancia de tumbas más populares, cuyos montículos de tierra se cu­brían con paños enlutados o con estrados de madera y se alumbraban con lu­minarias, tal como se nos indica en las fuentes impresas que analizamos, fueron definitivamente allanadas y pavimentadas con losas, en su mayor parte mudas, manteniendo el anonimato del difunto, cuya ubicación acabaría siendo sólo reco­nocible por los familiares o accesible a través de los registros parroquiales.

En este sentido resulta excepcional la conservación de algunas plantas de iglesias parroquiales reflejando la distribución de tumbas e, incluso, el precio de ellas, variable en razón de su mayor o menor cercanía al altar mayor. Muy expresivo en este sentido es el rasguño de la iglesia de Santa María de Salvatierra (Álava), conservado en el Archivo de la Chancillería de Valladolid (1562), donde el costo de las sepulturas, entre 4.000 y 200 maravedís, dependía directamente de la hilera o "renque" en que se situaba. La notoriedad de este dibujo radica preci­samente en este hecho, en mostrar, sin ningún reparo, la venta de estos espacios de enterramiento, sistema de trasmisión considerado simonía por las constitu­ciones sinodales, que sólo contemplaban su concesión o dación a cambio de li­mosnas voluntarias3

• [Lám. 1] Frente a las tumbas populares, excavadas en el suelo de las iglesias, desta­

caron las que utilizaron los muros de los templos. En la escultura funeraria es­pañola, a partir del último tercio del siglo XVI, y durante las centurias siguientes, pasó a ser predominante la tipología orante, frente a la yacente o recumbente, ex­hibiéndose habitualmente estos retratos fúnebres en el interior de lucillos sepul­crales cuya estructura constructiva evolucionó en paralelo a las usos arquitectó­nicos de cada momento, predominando, no obstante, el austero gusto clasicista, muy propio de la gravedad que exige la función que desarrollan. Pero el modelo orante no se popularizó ahora exclusivamente por condicionantes espaciales o por las exigencias de la moda, sino que tal tipo representativo responde tanto a

3 ARCh V (Archivo de la Real Chancillería de Valladolid), Mapas y Varios, Desglosados, 498. Salvatierra de Álava, Iglesia de Santa María, Distribución y costo de las sepulturas, 1562. Extraído del Pleito entre Juan Fernández de Vicuña y la iglesia parroquial de Santa María de Salvatierra de Álava, sobre la posesión de una capilla. PL Civiles. Masas (F), Caja 0799.0001. El término "renque" es un localismo agrario característico de la comarca riojana, que hace referencia a las hileras de cepas. Sobre la prohibición que establecen las constituciones sinodales sobre la venta de tumbas en el interior de las iglesias cfr. MARTÍNEZ GIL, F.: Muerte ... , op. cit., pp. 207-209. Planta citada por GÓMEZ MARTÍNEZ, J.: El gótico español de la Edad Moderna: bóvedas de crucería, Valladolid, Universidad de Valladolid, 1998, p. 215.

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una nueva manera de entender la muerte\ como a la consideración de que esta tipología se adaptaba mejor que ningún otro a la doc­trina católica postridentina, pues permitía llevar a cabo la interce­sión por los difuntos a través de la oración perpetua, reflejando, a su vez, la forma de rezo propuesta en los Ejercicios Espirituales igna­cianos5 • Este nuevo modelo fue el elegido por el mayor defensor de la ortodoxia contrarreformis­ta, Felipe 11, por lo que no ha de extrañar que, a partir de la cons­trucción de los cenotafios reales de El Escorial y, al menos durante el seiscientos, en los vastos terri­torios que ocupó la Monarquía Hispánica, a uno y otro lado del Atlántico, su influjo clasicista se mantuviese vigenté.

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LÁMINA l. Salvatierra de Álava. Iglesia de Santa María. Distribución y costo de las sepulturas, 1562 (España. Mi· nisterio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Planos y Dibujos, Des­glosados, 498).

4 ARIES, PH.: El hombre ante la muerte, Madrid, Taurus, 1983 [1977]. pp. 173-281. Para el arzobispado de Burgos véase POLANCO MELERO, C.: Muerte y sociedad en Burgos en el siglo XVI, Burgos, Exma. Diputación Provincial, 2001, pp. 267-335 .

5 OSTEN SACKEN, C. von der: El Escorial. Estudio iconológico, Madrid, Xarait, 1984, pp. 50-52. Véase también REDONDO CANTERA, M. J.: El sepulcro en España en el siglo XVI. Tipología e iconografía, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987, pp. 11-21. PANOFSKY, E.: La sculpturejunéraire. De L'Ancienne Egypte au Bernin, París, Flammarion, 1992 [1964], pp. 79-122.

6 BUSTAMANTE GARCÍA, A.: "Las estatuas de bronce del Escorial. Datos para su historia'; 1-V, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, (1), 5 (1993), pp. 41-58; (II), 6 (1994), pp. 159-178; (III) 7-8 (1995-1996), pp. 69-86; (IV) 9-10 (1997-1998), pp. 153-168; (V) ll (1999), pp. 129-144; BUSTAMANTE GARCÍA, A.: "Las tumbas reales del Escorial'; en MARTÍNEZ MILLÁN, J.; MARÍAS FRANCO, F. : BUSTAMANTE GARCÍA, A. et al., Felipe ll y el arte de su tiempo, Madrid, Fun­dación Argentaría-Visor, 1998, pp. 55-79; BUSTAMANTE GARCÍA, A. : "El grupo sepulcral de Felipe 11'; en SCHRODER, S. F. (ed.), Leone & Pompeo Leoni, Actas del Congreso Internacional, Madrid, Museo del Prado, cat. exp., octubre de 2011, pp. 149-159.

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Representaciones e identidades

Espacios y modos de representación fúnebre en el Virreinato de Nueva España

Cuando se ponen en relación las formas de religiosidad moderna y las mani­festaciones artísticas, tratando de sistematizar su estudio, a menudo se tiende a analizar en exclusiva y separadamente las realizaciones arquitectónicas (capillas particulares), escultóricas (tumbas monumentales y escultura en bulto) y pic­tóricas (proyectos para catafalcos, piras o exequias reales, retratos fúnebres ... ). En el caso del virreinato de Nueva España, el estudio de la escultura funeraria, por su escasa relevancia numérica y exigua calidad artística, suele prácticamente obviarse en las obras generales sobre la historia del arte coloniaF. Así, por ejem­plo, Jorge Bernales Ballesteros, al referirse a la media docena de piezas del siglo XVII que enumera en su Historia del Arte Hispanoamericano como significativas afirma que "las pocas composiciones que restan en México reiteran la ya men­cionada influencia de Montañés': Creemos que tal comparación, justificable en muchos casos de la escultura en madera policromada de retablos e imágenes de devoción, es menos apropiada en el caso de la escultura funeraria, pues en tan sólo un caso de los bultos orantes que se han conservado en México, como lue­go veremos, encontramos alguna relación formal con las obras de esta tipología asignadas al citado del escultor sevillano, los bultos oran tes de don Alonso Pérez de Guzmán y doña María Alonso Coronel, ejecutados en 1609 para presidir la capilla mayor del monasterio de Santiponce (Sevilla), encargados con ocasión del tercer centenario del fallecimiento de Guzmán El Bueno8 • Tallas de madera

7 BERNALES BALLESTEROS, J.: Historia del Arte Hispanoamericano, 2. Siglos XVI al XVIII, Madrid, Alhambra, 1987, p. 125. Este autor, por lo que respecta al siglo XVII, cita media docena de representaciones, entre ellas las de Pedro Ruiz Ahumada (Tepotzotlán), Melchor de Cuéllar (Te­nancingo ), Melchor de Covarrubias (iglesia de La Compañía de Puebla), Jorge Cerón Zapata (Santa Mónica de Puebla) y la pareja formada por Diego del Castillo y Elena de la Cruz (1683, exconvento de Churubusco ). Por su parte Juana Gutiérrez en el capítulo dedicado a esta manifestación en una de las obras colectivas de mayor repercusión historiográfica no incluye obra alguna de escultura funeraria en el arte colonial novohispano. (GUTIÉRREZ, J.: "Escultura novohispana'; cap. XI de GUTIÉRREZ, J.: Pintura, Escultura y Artes Útiles en Iberoamérica, 1500-1825, Madrid, Cátedra, 1995, pp. 205-227).

8 MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: Escultura barroca en España. 1600-1770, Madrid, Cátedra, 1983, p. 134; Véase también las obras de HERNÁNDEZ DÍAZ, J. : Juan Martínez Montañés, Sevi­lla, Universidad de Sevilla, 1949; MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: Martínez Montañés {1568-1649) y la escultura de su tiempo, cat. exp., Casón del Buen Retiro, Madrid, Dirección General de BB.AA., 1969. PROSKE, B. G.: Juan Martínez Montañés, sevillian sculptor, Nueva York, Hispanic Society of America, 1967.

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policromada, de un realismo idealizado, las esculturas de Montañés están ancla­das en los gustos renacentistas, tal vez por representar a personajes heroicos, de un lejano y glorioso pasado, como si se tratase de un intento de cita anticuaria.

Tampoco la más tradicional historiografía mexicana ha dado transcenden­cia a esta modalidad escultórica. José Moreno Villa, en uno de los escasos estu­dios monográficos tempranamente dedicados a la escultura colonial novohis­pana (1942), llega a afirmar, tajantemente, que "la escultura funeraria, que tanto abundó en la Península, se desconoce aquí, pues un par de ejemplos bien pobres no valen''9, participando, por tanto, de la opinión anteriormente expresada por Manuel Romero de Terreros10

• Como análisis de conjunto hasta hoy ha segui­do estando vigente el estudio que Manuel Toussaint dedicó a esta tipología en 1967n. Justificaba entonces este historiador que la escasez de tal clase de repre­sentaciones en el México colonial se debió a las prohibiciones establecidas por los sucesivos concilios provinciales celebrados desde mediados del siglo XVI. Si­guiendo esta línea argumental, creemos que se ha de tener en cuenta que ya en 1555, es decir, con anterioridad a la publicación de los decretos tridentinos, en el capítulo XXIV del Primer Concilio Provincial celebrado en la ciudad de México, en tiempos del arzobispo Alonso de Montúfar, se ordenó en todo el arzobispado novohispano "Que no se hagan sepulcros altos, ni haya tumbas'; por lo que se determinó que:

a [ ••• ] todas las sepulturas dentro de las Iglesias, y en ninguna manera sea dispensa­do para hacer Sepulturas altas, y en las Tumbas se haga lo mesmo, si no fuere el día de Horas, así de el Entierro, como de el Cabo de año':

Aún de mayor calado fue la prohibición, establecida en este mismo primer sínodo provincial, de vender sepulturas en los templos o de permitir la erección de capillas particulares, sin que mediase la autorización expresa del prelado, tal como se recoge en su capítulo XIII:

"Otrosí mandamos, que no se vendan las sepulturas, ni enterramientos, ni se haga pacto, ni conveniencia sobre ello, sino que enterrado el cuerpo, se dé a la Iglesia la limosna conforme a la costumbre, que en tales casos se ha tenido, y tiene, la qual

9 MORENO VILLA, J.: La Escultura Colonial Mexicana, México, FCE, 1942 [reed. 1986], p. 11. lO ROMERO DE TERREROS, M.: Arte colonial, México, Tercera Serie, 1921, pp. 63 a 77. 11 TOUSSAINT, M.: 11 La escultura funeraria en La Nueva España'; Anales del IIE, 28 (1944),

pp. 41-58.

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costumbre los Fieles Christianos han tenido, y tienen en dar limosnas a las Iglesias para sus fábricas, en descuento de sus culpas, y pecados, y por ello la Iglesia le es obligada a rogar a nuestro Señor por ellos, y les dar sepultura según sus méritos, y las limosnas, que le hacen, y cerca de esto el Juez de la Iglesia haga guardar la costumbre, que en el ello viere por la orden, y so las penas, que en la Constitución próxima arriba se contiene; y porque ninguno sin el Prelado pueda dar derecho de sepultura perpetuo, ni conceder Capilla, o lugar cierto, y perpetuo en la Iglesia ... "12

Poco después, en 1585, en tiempos del arzobispo Pedro Moya de Contre­ras13, se celebró el tercer concilio mexicano, en cuyo título X se redactaron varios decretos sobre las sepulturas. En su capítulo VI, apoyándose en lo establecido en las constituciones de Pío V, se volvió a reiterar la prohibición de que se erigieran túmulos en las iglesias y se insistió en que "no se coloque túmulo en el sepulcro de cualquiera persona, sea el estado y graduación que fuere, exceptuando los días que se hace el entierro, las exequias y los aniversarios correspondientes': Y lo que aún pudo influir más en la ausencia de la tipología escultórica funeraria fue que se dictaminó que:

"Ni se construyan en las iglesias sepulcros de piedra y de madera cuyo pavimento sobresalga. En caso de contravención sean castigados por el obispo los seculares que cometieren este delito, atendiendo a la cualidad del mismo; y el ministro de la iglesia que lo consintió, sufra multa de diez pesos ... "14

12 Concilios provinciales primero, y segundo, celebrados en la muy noble, y muy leal ciu­dad de México, presidiendo el Illmo. Y Rmo. Señor D. Fr. Alonso de Montúfar, en los años de 1555, y 1565. Dalas a luz el Jllmo Sr. D. Francisco Antonio Lorenzana, arzobispo de esta Santa Metropoli­tana Iglesia. Con las licencias necesarias En México, en la Imprenta de el Superior Gobierno de el Br. D. Jospeh Antonio de Haga!, en la Calle de Tiburcio, año de 1769. Durante la etapa colonial se celebraron cuatro concilios provinciales en la Archidiócesis de México: 1555, 1565, 1585 y 1771. Cfr. ALEJOS GRAU, C. J.: "El más allá en los Concilios Mexicanos del ciclo colonial (1555-1771)'; en WOBESER, G. y VILA VILLAR, E., Muerte y vida en el más allá. España y América. Siglos XVI-XVIII, México, UNAM, 2009, pp. 125-132.

13 POOLE, S.: Pedro Moya de Contreras. Catholic Reform and Royal Power in New Spain, 1571-1591, Berkeley, UCP, 1987. GONZÁLEZ GONZÁLEZ, E.: "Pedro Moya de Contreras (ha. 1525-1592 ), legislador de la universidad de México'; en Doctores y escolares. JI Congreso internacional de la universidades hispánicas (Valencia 1995), Valencia, Universitat de Valencia, 1998, vol. I, pp. 195-219.

14 Concilio III Provincial Mexicano, celebrado en México el año de 1585, confirmado en Roma por el Papa Sixto V, y mandado observar por el gobierno español en diversas reales órdenes ... Publicado con las licencias necesarias por Mariano Galván Rivera. Primera edición, en latín y cas­tellano, México, Eugenio Maillefert y Compañía, editores, 1859. Cfr. Decretos del concilio tercero provincial mexicano (1585), edición histórico crítica y estudio preliminar por Luis Martínez Ferrer, prólogo de Alberto CARRILLO CÁZARES, 2 vals., México, El Colegio de Michoacán-Universidad

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Tal amenaza directa de reprensión tanto al promotor de las obras como a los eclesiásticos que lo contraviniesen parece que resultó muy efectiva. Los fieles que deseaban dejar constancia de su magnificencia en la fundación de templos o conventos optaron por desviar su representación personal a otras manifestacio­nes artísticas menos invasivas del espacio religioso que los monumentos funera­rios yacentes y oran tes, por ejemplo, al retrato pintado.

En el caso Peninsular, la mayoría de las constituciones sinodales postriden­tinas se pronuncian también en contra de la ostentación que manifestaba la exis­tencia de monumentos funerarios en el interior de los templos, aunque dejaron abierta la puerta a la construcción de tumbas monumentales a quien contase con capilla propia o la construyese a sus expensas15

• Desde finales del siglo XVI y hasta bien entrado el XVIII, en la España peninsular el influjo clasicista de los cenotafios escurialenses se mantuvo vigente. Por lo que afecta al México colonial, de las catorce estatuas que recogió Toussaint, diez corresponden al siglo XVII y las cuatro restantes al XVIII. No parece que hayan existido estatuas yacen­tes, pues todas las conservadas pertenecen a la tipología orante. Entre ellas pre­dominan las realizadas en madera policromada, frente a la piedra o el mármol. No obstante, considera el historiador mexicano que las fuentes documentales apoyan la existencia de otros muchos ejemplos, realizados a finales del XVI o a lo largo del siglo XVII, pero desaparecidos tras la remodelación o reconstrucción de los templos16

• Apoya tal afirmación en referencias documentales en las que

Pontificia de la Santa Cruz, 2010. Los autores de la edición crítica consideran que este concilio "significó la adaptación definitiva de las pautas tridentinas a la legislación canónica novo hispana'; actualizando lo establecido en el de 1555. Los decretos de 1585 estuvieron vigentes más de tres siglos, hasta 1896 en la diócesis de México y más tarde aún en el resto de obispados mexicanos (hasta 1918). También fueron aplicados, por extensión, a las Filipinas (desde 1626) y a la diócesis de Guatemala, que los mantuvo incluso después de independizarse de la provincia eclesiástica de México, en 1742.

15 Constituciones ... op. cit. 16 Manuel Toussaint se refiere a las siguientes sepulcros con posible presencia de retra­

tos escultóricos: la familia Cervantes en la sala De Projundis del convento de San Francisco, y los condes de Santiago en la sacristía del mismo convento (ROMERO DE TERREROS, M.: Arte ... op. cit., p. 63). Otros dos sepulcros poseían los López de Peralta, uno de ellos en la iglesia de Santa Clara y el otro en la sacristía de San Agustín. En la misma iglesia de San Agustín tenían sus sepul­cros don Martín de Ircío y don Juan Jaramillo. Otros muchos sepulcros acogía la iglesia de Santo Domingo, tal como se refleja en el dibujo publicado por Angula (ANGULO ÍÑIGUEZ, D.: Planos de Monumentos Arquitectónicos de América y Filipinas Existentes en El Archivo de Indias, Sevilla, Lab­oratorio de Arte de la Universidad de Sevilla-Archivo General de Indias, Gráficas Afrodisio Aguado, 1933-1939, Plano 234).

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Representaciones e identidades

tan sólo se cita la presencia de "enterramientos'; y no se emplean términos como "bultos'; "retratos'; "simulacros" u otros semejantes, denominaciones habituales en las fuentes peninsulares para indicar la presencia de estatuas yacentes y oran­tes. También incluye como posible referencia a monumentos sepulcrales desapa­recidos un dibujo de la capilla mayor del convento de Santo Domingo de México, fechado en 159017

, que lo que parece probar es justamente lo contrario: que el anónimo autor de esta traza, en un encomiable empeño por dejar constancia de hasta los más mínimos detalles de la ornamentación de la capilla, tanto en planta como en alzado, puso un enorme cuidado en señalar que las tumbas que allí ha­bía no contravenían la normativa recientemente expresada en el concilio de 1585.

Marco Dorta consideró este dibujo como "muy interesante y de gran va­lor histórico ya que constituye la única representación gráfica que se conserva de la primitiva iglesia de Santo Domingo" 18

• [Lám. 2] La ausencia de escala y

17 ANGULO ÍÑIGUEZ, D.: Planos ... op. cit. Sobre la construcción de este templo deben consultarse las crónicas de orden dominica, en especial, las de DÁVILA PADILLA, A.: Historia de la fundación y discurso de la provincia de Santiago de México de la orden de Predicadores por las vidas de sus varones insignes y casos notables, Segunda edición, Bruselas, Casa de Juan de Meerbeque, 1625¡ OJEA, Fray Remando de: Libro tercero de la historia religiosa de la provincia de México de la orden de santo Domingo. México, 1607¡ FRANCO, Fray Alonso: Segunda parte de la historia de la provincia de Santiago de México, México, 1645¡ CRUZ Y MOYA, Fray Juan José de la: Historia de la santa y apostólica provincia de Santiago de Predicadores de México de la Nueva España, México, 1756 [México, Ed. Porrúa, 1954]. En orden cronológico, entre otros, se han ocupado de este edificio y del dibujo conservado en el Archivo de Indias, además del ya citado Angulo Íñiguez, MARCO DOR­TA, E.: Fuentes para la historia del arte en hispanoamericano. Estudios y documentos, Sevilla, CSIC, 1951¡ REYES VALERIO, C.: "Los constructores de santo Domingo de México': Boletín del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, UNAM, 39 (1970), pp. 42-44¡ BERLIN, H.: Kirche und kloster von Santo Domingo in der Stadt Mexico, Stockholm, Almqvist & Wiksell, 1974¡ LAZCANO, M• E.: El templo de santo Domingo de México. Tesis de licenciatura, México, UNAM, 1978¡ HALCÓN, F.: "La arquitectura en sus imágenes'; en BÉRCHEZ, J. (coord.), Los siglos de oro en los virreinatos de América 1550-1700, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los centenarios de Felipe 11 y Carlos V, 2000, pp. 256-257¡ CUESTA HERNÁNDEZ, L. J.: Arquitectura del Renacimiento en Nueva España. "Claudia de Arciniega, Maestro Maior de la obra de la Yglesia Catedral de esta Ciudad de México: México, Universidad Iberoamericana-A.C., 2009, pp. 136-148¡ CUESTA HERNÁNDEZ, L. J.: "El mudéjar en la obra de Claudia de Arciniega. 'Doscientas tablas de Taugel para la Armadura de la Yglesia"; Quiroga. Revista de Patrimonio iberoamericano, 2, julio-diciembre, 2012, pp. 30-38.

18 MARCO DORTA, E.: Fuentes ... op. cit., p. 6. El dibujo está clasificado en el Archivo Gen­eral de Indias de Sevilla con la signatura MP-MÉXICO, 562, y hasta hoy día no se ha localizado el documento que justifique la intención de su elaboración, pues se encuentra asociado a un legajo de cartas del entonces superior de la orden dominica en México en las que no se alude a él. Agra­decemos a nuestro compañero, el profesor Juan Clemente Rodríguez Estévez esta conclusión, ex­traída del expurgo de tales cartas.

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pitipié, así como algunas incorrecciones representativas han llevado a Luis Ja­vier Cuesta a suponer que no se trata propiamente de una traza de ejecución de obra, como resulta evidente, sino más bien como un "dibujo de presentación" que, en su opinión, pudo ser enviado a la Corte bien para solicitar una prórro­ga en la financiación por parte de la Real Hacienda o como "pieza de convicción para el comitente" 19

Parece plausible la segunda posi­bilidad, no sólo porque el edificio ya estaba finalizado en 1590, sino, especialmente, por los textos y ele­mentos ornamentales que incluye. Entre los objetos, el autor del di­bujo reproduce numerosas piezas del mobiliario (retablo, escaños, asiento de la reja ... ), así como, do-minando la composición, un escu­do coronado con la leyenda armas

reales, indicando, por tanto, la de­pendencia del edificio (o su capilla mayor) del patronato real, que se afianza también con la presencia de collar del toisón en lo alto de la representación. Además, en el cen­tro de la planta, sobre el título que marca la Capilla Mayor se incluye un texto que define la intención fundamental del dibujo al señalar:

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LÁMINA 2. Plano de la iglesia de Santo Domingo de México. Planta y vista interior de la capilla mayor, 1590 (España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Indias, MP-MEXICO, 562).

'~ .. esta capilla mayor cerrada con sus escaños está reseruada a voluntad de V[ uestra] M[agestad] y sirue de choro baxo. Sobre los arcos della, y en el retablo, rexa, cuer­po, y portadas de la iglesia están los reales blasones en reconocimiento de q(ue) suya es':

19 CUESTA HERNÁNDEZ, L. J.: "El mudéjar..." op. cit., p. 35.

394 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

Por tanto, creemos que la intención de este dibujo era la de demostrar al Rey que, como edificio acogido a su patronato, sólo sus armas estaban presentes, a pesar de que algunos representantes de las élites coloniales hubiesen sido allí

enterrados. El principal personaje a quien, según el dibujo, se había reservado un lugar

privilegiado de enterramiento era a don Luis de Velasco (Carrión de los Con­des, 1511-México, 1564), segundo virrey de Nueva España (del25/XI/1550 al31/ Vll/1564). En el dibujo se contempla su sepultura en el lado del Evangelio, junto al retablo mayor, sin que en el alzado sea representado ningún lucillo. Además, en la planta, se justifica la reserva de espacio en tan señalado lugar cuando se indica entierro del virrey Don Luis de Velasco, con particular licencia de V.M. Tam­bién en la cabecera del templo, a ambos lados del altar mayor, se sitúan las capi­llas particulares de don Diego de lb arra (en el lado del Evangelio) y de don Luis de Castilla (en el de la Epístola). Don Diego de !barra (Éibar, 1520-México, 1576), el conocido fundador de Zacatecas, era yerno de don Luis de Velasco, pues había contraído matrimonio en 1556 con su hija, doña Ana de Velasco y Castilla. Por su parte Luis de Castilla, caballero de Santiago y regidor de la ciudad, era primo segundo de doña Ana de Castilla, la mujer del Virrey Luis de Velasco; natural de Valladolid, era, a su vez, hijo del regidor de Zamora, don Pedro de Castilla, y de doña Francisca de Osario. Este Luis de Velasco, hombre rico e influyente, fue uno de los principales consejeros de los sucesivos virreyes que gobernaron Nueva España a mediados del XVII. Dorantes de Carranza dice de él que:

'~ .. sustentó gran casa, porque lo era como de un gran señor, muchos caballos, cria­dos, armas, gente y acompañamiento, con tanta grandeza, que lucía tanto como casa muy grande; y fue tanta la riqueza que tuvo de aquella mina de Tasco, que pudo hacer muestra conforme a su corazón y deseos, porque hasta los vasos servi­les de cocina y otros servicios eran de una fina pasta de plata; y dio más en esta vida a pobres e hidalgos que un Rey muy liberal pudiera dar"20

20 Sumaria relación de las cosas de la Nueva España, con noticia individual de los descendi­entes legítimos de los conquistadores y primeros pobladores españoles [c. 1604], por Baltasar Doran­tes De Carranza. Museo Nacional de México, paleografiada del original por el Sr. D. José María de Ágreda y Sánchez. Imprenta del Museo Nacional, México, 1902, pp. 289 y 302. Texto recogido en RUBIO MAÑÉ, J. I.: El virreinato: Orígenes y jurisdicciones, y dinámica social de los virreyes, México, FCE, 1983, p. 229.

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En el dibujo que comentamos, en los muros norte y sur del crucero, se re­presentan los altares y los huecos de los ventanales y, sin embargo, no aparece rastro de lucillos funerarios, aunque hubo al menos dos, tal como señalan sen­das leyendas situadas en la capilla abierta en el crucero, en el brazo del lado del Evangelio, con expresiones tales como: "entierro de Luis Suárez Peralta, señala­do con un arquillo embebido en la pared, entierro de Manuel de Villegas, señala­do con un arquillo en la pared, o armas del g0

'. estrda': Además, en esta capilla del lado del Evangelio, se añaden otros textos que indican que el"entierro de Angel de Villafañe, no tiene piedra ni señal'; lo que claramente indica que este perso­naje se encontraría enterrado bajo una lápida o lauda, sin inscripción ni escudo. Al otro lado del crucero, en el brazo de la Epístola, se abrió otra capilla colateral, de las mismas proporciones alargadas, como lugar colectivo de "entierro de la nación viscayna y montañesa'; en la que con clara intención justificativa se seña­la "en esta capilla colateral o brac;o del cruzero no ay armas, letrero ni señal de particular': Estas anota­dones contribuyen a conformar una justificación, o prueba, ante el Rey de que nadie osaba hacer os­tentación de su poder o linaje en este edificio, cuya capilla mayor era de patronato regio.

Una de los ejemplos de escul­tura funeraria del siglo XVII más significativos debió de ser el erigi­do en honor de don Juan de Chava­rría Valera, aunque en realidad no sabemos si llegó a ejecutarse, pues tan solo conservamos un dibujo, posible traza para su ejecución, que fue dado a conocer por Tous­saint. [Lám. 3] La obra se proyectó para la iglesia del exconvento jeró­nimo de San Lorenzo de México. El convento había sido fundado, en 1598, bajo la regla de San Agustín,

LÁMINA 3. Dibujo o traza para la tumba de don Juan de Chavarría Valera, iglesia del exconvento de San Lorenzo de México, ca. 1680-1684. Publicado por M. Toussaint (1944).

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con dos monjas de San Jerónimo y dos de Jesús María, aunque sufrió una amplia remodelación a partir de 1639, momento en que se construyó una nueva iglesia a expensas del matrimonio formado por el capitán Juan Fernandez de Riofrío y doña María de Gálvez. Ante el fallecimiento sucesivo de los promotores, en 1641 ella y en 1642 él, se encargó de continuar y finalizar las obras el sobrino de am­bos, don Juan de Chavarría y Val era, quien finalmente sería designado como pa­trono del convento. La obra de la iglesia responde a un diseño de Juan Gómez de Trasmonte, maestro mayor de la catedral de México en esos momentos (1643), encargándose de su ejecución el también maestro de arquitectura Juan Serrano, que se comprometió a finalizarla en el plazo de tres años y medio, aunque en realidad no se terminó hasta comienzos de 165021

Don Juan de Chavarría Valera fue un acomodado criollo, nacido en Méxi­co el4 de junio de 1618, dedicado a la cría de ganado que pastaba en diversas estancias ganaderas, de su propiedad, situadas en Hidalgo, minas de Taxco y de Fresnillo, Zacatecas y otros lugares del norte de Nueva España. En 1648, a los 30 años, contrajo matrimonio con doña Luisa de Vivero y Pereda, hija del segundo conde del Valle de Orizaba, don Luis de Vivero e Hircio. Este mismo año el virrey Juan de Palafox y Mendoza le nombró capitán de una de las milicias urbanas de la ciudad. Poco después, en 1652, le fue concedido el hábito de caballero de San­tiago, que recibió en el convento jerónimo de San Lorenzo. Don Juan falleció el primero de diciembre de 1684 y en su sermón fúnebre el predicador se encargó de ensalzar su labor como promotor de la edificación del convento22

, indicando

21 ROSELL, L. E.: Iglesias y conventos coloniales de México, [2• ed.] México, Lauro. E. Rosell, 1961, pp. 333-335; BAZARTE MARTÍNEZ, A.; CAMARENA GALLARDO, A.; MORENO MORENO, O.C.A., y TOVAR ESQUIVEL, E.: "Investigación Historiográfica: La Mística Colonial de la Prim­era Sede de la ESIME'; Científica, 13 (1999), pp. 9-16. <http:/ /www.cientifica.esimez.ipn.mx/ volumen03_1999/N13_1999_09_16.pdf> [Consultado: 14-XII-2012]; BAZARTE MARTÍNEZ, A.; TRONCO ROSAS, M.A. y TOVAR ESQUIVEL, E.: "Herencia artística de una religiosa lorenzana del siglo XV1I'; Boletín de Monumentos Históricos, Tercera Época, 19, mayo-agosto (2010), pp. 214-217; BAZARTE MARTÍNEZ, A; TOVAR ESQUIVEL, E. y TRONCO ROSAS, M. A.: El convento jerónimo de San Lorenzo (1598-1867), México, IPN, 2001, pp. 269-290.

22 A Juan de Chavarría se atribuye, legendariamente, un acto heroico que consistió en poner a salvo la custodia del Santísimo el 11 de diciembre de 1676, día en que se produjo el in­cendio que destruyó la antigua iglesia conventual. Por tal motivo se le concedió el privilegio de ostentar en su casa una hornacina en la que se incluye un brazo levantando una custodia, que la citada casa llevase su nombre y que, a su muerte, se erigiese en el interior del templo su tumba, con una figura de piedra.

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que "fundó, edificó, lució, alojó, enriqueció y dotó, con casa, mesa, vestuario, iglesia, ropa, plata, ornamentos (y) rentas con que lo dotó"23

• Se conserva tam­bién un breve opúsculo titulado Relación breve de la feliz renovación de la iglesia, y convento del Señor San Lorenzo de esta Corte24 en que se hace referencia a las fases constructivas. Asimismo fray Agustín de Vetancourt, en su conocido Teatro Mexicano (1698), se hace eco de la generosidad desplegada por el patrono, cuan­do afirma:

'~ .. acabó (Juan de Chavarría) la iglesia a maravilla, de oro, y azul tan vistosa, que toda ella es relicario de santos de talla por las paredes en sus nichos y bellas imáge­nes de pincel con un comulgatorio de plata sobredorados y piedras preciosas en­gastadas que se apreció en muchos ducados, echó cerca a todo el convento como padre de familia de aquella vivienda virginal, hizo dormitorio y dejó una hacienda de ovejas para el socorro y sustento de religiosas"25

Este texto es coincidente con otra documentación sobre las donaciones que Juan de Chavarría realizó al convento entre 1671 y 1681, en concreto una custodia de plata y un viril de oro.26 Aunque la tumba de Don Juan desapareció,

23 NÚÑEZ DE MIRANDA, A.: Oración funeral, sermón de honras a las que el muy ilustre señor conde del Valle, etc. Como su principal testamentario, y único heredero hizo al Muy Noble, y piadoso Caballero su Hermano, el señor Capitán Don Juan de Chavaría, Valera, Caballero del Orden de Santiago, etc. En su Iglesia y Convento de San Lorenzo Cuyo Patrón es. Miércoles primero de Diciembre de este presente Año de 1683 ... , con licencia en México, por la de Bernardo Calderón, año de 1684.

24 SANTA CRUZ ALDANA, l. de: Sermón en la festividad de la Presentación de Nuestra Se­ñora. que predicó el sábado 21 de noviembre de 1671 años en el Convento de Religiosas del Señor San Lorenzo de esta corte. El bachiller don Ignacio de Santacruz Aldana, predicador de este arzobispado de México, beneficiado en merced, que fue del Real, y minas de Thesycapan, y capellán más antiguo, que es de el dicho religioso convento del Señor San Lorenzo. Que afectuoso dedica al generoso cabal­lero maestre de campo, don Francisco de Soto Guzmán ... , impreso en México por Juan Ruiz, año de 1672, y Laurel misterioso, panegírico sacro, sermón del ínclito mártir San Laurencio. En su iglesia y fiesta titular, México, herederos de Juan Ruiz.

25 VETANCOURT, A. de: "Tratado de la ciudad de México, y las grandezas que la ilus­tran después que la fundaron los españoles'; en Teatro Mexicano, descripción breve de los sucesos ejemplares históricos, políticos, militares y religiosos del Nuevo Mundo Occidental de las Indias, por fray ... , México por Doña María de Benavides, viuda de Juan de Ribera, 1698. México, Ed. Facsímil, Porrúa, 1971, p. 42.

26 RODRÍGUEZ FONTES, M. y LUCKIE, G. G.: Catálogo de Documentos de Arte 16. Archi­vo de Notarías de la Ciudad de México. Protocolos I, México, UNAM, 1993. Archivo Histórico de Notarías. Ciudad de México. (AHNotCM) Diego de Marchena. 1680/ 05/ 29. México, cd. Escritura de contrato. Diego de Zamudio, maestro platero de oro y Miguel de Pedraza, maestro platero se

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Representaciones e identidades

tenemos constancia de su estructura a través de un dibujo, o traza, que repro­dujo Toussaint en sus estudios. Si, como suele ser costumbre, la tumba se pro­yecta en los últimos años de la vida del promotor o, más comúnmente, por sus herederos o albaceas testamentarios, ha de suponerse para el dibujo una fecha cercana a 1680-168427

• El diseño del lucillo responde a un modelo clasicista, muy retardatario en relación con la fecha de ejecución que proponemos, cuya ins­piración pudiera haber sido un frontispicio grabado en algún libro de la época, incluso de algún tratado artístico, pues encuentra puntos de contacto, por ejem­plo, con la portada de la primera edición del Arte y Uso de Arquitectura de fray Lorenzo de San Nicolás (1639)28

, con una de las portadas de este mismo trata­do e, incluso, con la portada del tratado de Vignola en la traducción de Patricio

Cajés (1593)29•

Aún mayor cercanía estilística demuestra esta obra mexicana con otra traza conservada en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, correspondien­te al sepulcro de los padres del obispo de Sigüenza, fray Mateo de Burgos, obra diseñada en 1620 para la iglesia de San Andrés de Valladolid por el ensambla­dor Francisco Velázquez30

• También aquí, uno de los colaboradores habituales de Gregario Fernández en el campo arquitectónico proyectó un nicho sepul-

conciertan con Juan de Chavarría y Valera para hacer una custodia y un viril para la iglesia de San Lorenzo. Libro 2511, ff. 269-271. lb íd. Diego de Marchena. 1680/07/31. México, cd. Escritura de donación. Juan de Chavarría y Valera regala un viril de oro, una custodia de plata y otras alhajas a la iglesia de San Lorenzo. Libro 2511, fs. 417-419; ibíd. Diego de Marchena. 1681/08/05. México, cd. Escritura de donación Juan de Chavarría y Valera regala un candil de plata a la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, extramuros de la ciudad. Libro. 1512, ff. 531-532.

27 Toussaint supone que la traza, que sólo pudo conocer a través de una fotografía, pro­cedía del archivo parroquial de la iglesia de San Lorenzo de México. Don Juan de Chavarría nació en México en 1618; estuvo casado con doña Luisa de Vivero y Pereda, hija del segundo conde del Valle de Orizaba, don Luis de Vivero, y de doña Graciana Pereda y Acuña. A él se debió la reedifi­cación de la citada iglesia de San Lorenzo, lugar donde en 1625 se le impuso el hábito de la orden de Santiago. Falleció en México el29 de noviembre de 1682. Cfr. GONZÁLEZ OBREGÓN, L.: México viejo y anecdótico, París-México, Vda. De Ch. Bouret, 1909, p. 13.

28 SAN NICOLÁS, Fr. L. de: Arte y Uso de Arquitectura, primera ed., Madrid, Juan Sánchez, 18-Agosto-1639.

29 VIGNOLA, J. de: Regla de las Cinco Órdenes de Architectura de !acame de Vignola. Agora de nuevo traduzido de toscano en romance por Patricio Caxesi, Madrid, En casa del autor, 1593. (Ed. Facs. Valencia, 1985).

30 ARChV, Planos y Dibujos, Carp. 24, no 346, Pleitos civiles, La puerta, Fenecidos, C. 4016-8. Incluido en la muestra Tesoros de la Real Chancillería de Valladolid. Planos y Dibujos de Arqui­tectura, Catálogo de la Exposición, Ministerio de Cultura, Valladolid, 1988, p. 113.

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eral clasicista, con arcosolio entre dobles columnas dóricas, orden apropiado a la función funeraria, elevado sobre alto basamento, con friso de triglifos y metopas, frontón curvo, partido y desventrado, en cuyo centro se sustenta el escudo del obispo, flanqueado por dobles bolas herrerianas. [Lám. 4] En el interior del arcosolio se represen­tan, orantes, a los padres del fun­dador, siguiendo el mismo mode­lo post-escurialense que lucen en esta zona castellana otras piezas conservadas, relacionables con di­versos seguidores de los modelos cortesanos, en especial con Pedro de la Cuadra y Antonio de Riera.

A Pedro de la Cuadra co­rresponden conjuntos como el que forman los bultos orantes de don Antonio Cabeza de Vaca y su mujer, doña María de Castro, del convento de Santa Catalina de Valladolid (1607)31 , obras de ala­bastro que siguen los modelos de

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LÁMINA 4. Francisco Velázquez (ensamblador). Traza para el sepulcro de los padres del obispo de Sigüenza, fray Mateo de Burgos, iglesia de San Andrés de Vallado­lid, 1620. (España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Planos y Dibujos, Desglosados, 346).

Pompeo Leoni. Aunque, desde nuestro punto de vista, las esculturas del dibujo de Chancillería parecen depender, aún más, de los modelos desarrollados por

31 MARTÍ MONSÓ, J.: Estudios Histórico-Artísticos. Valladolid basados en la investigación de diversos archivos, Valladolid, Leonardo Miñón imp., 1901, p. 230; MARTÍN GONZÁLEZ, J,J.: "El convento de Santa Catalina'; BSAA (1945), p. 111; SANTAMARÍA, A.F.: "Iglesia del convento de Santa Catalina'; BSAA (1960), p. 174; BUSTAMANTE GARCÍA, A.: La arquitectura clasicista del foco vallisoletano (1561-1640), Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1983, pp. 318ss.; MAR­TÍN GONZÁLEZ, J.J. y PLAZA SANTIAGO, F. J.: Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid. Segunda Parte. Conventos y Seminarios, T. X.V, Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1987, pp. 49-62.

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Representaciones e identidades

el también escultor cortesano Antonio de Riera32• Nos referimos a piezas tales

como las esculturas orantes de los III marqueses de Poza de la capilla mayor del convento de San Pablo de Palencia (obra de colaboración entre Antonio de Rie­ra, Cristóbal y Francisco Velázquez, y Juan de Miniátegui, 1609-1612)33

, las de los marqueses de Santa Cruz, don Álvaro de Bazán y doña María de Figueroa (1613), hoy depositados en su palacio de El Viso (Ciudad Real) y cuyo diseño arquitectónico correspondió al carmelita fray Alberto de la Madre de Dios34

, o la pareja formada por don Francisco de Guillamas y su mujer Catalina Rois, en San José de Ávila, que han sido atribuidas también a Antonio de Riera por Martín González35

• Aunque hasta ahora no han sido documentados, pueden ser obra de Antonio de Riera también los bultos oran tes de don Rodrigo Calderón y de su mujer, Inés de Vargas, así como los de sus padres, don Francisco Calderón y doña María de Aranda y Sandelín, de la iglesia de Porta Coeli de Valladolid (c. 1615-1619), aunque por su excepcional calidad Martín González propuso atribuírselos a un escultor italiano, Taddeo Carlone36

• Tal hipótesis no puede sostenerse, pues Carlone falleció en Génova el25 de marzo de 161337

, fecha en la que aún no se habían comenzado estas obras38

Volviendo a los ejemplos de escultura funeraria del siglo XVII conserva­dos en Nueva España hay que tener en cuenta que muy pocos ejemplos de los

32 MADURELL MARIMÓN, J.M.: "La labor artística de Antonio Juan Riera en la villa y corte de Madrid'; La Notaría, 80 (1945), 1-19; MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: "Arte y Artistas del siglo XVII en la Corte'; ABA (1958), pp. 125 y ss.; ESTELLA MARCOS, M.: "Los Leoni y la escultura cortesana: Antón de Morales, Alonso Vallejo y Antonio de Riera'; en Madrid en el contexto de lo hispánico des­de la época de los descubrimientos, Actas del Congreso, vol. I, Madrid, 1944, pp. 389-410; MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: "Dos esculturas de Antonio de Riera en la Catedral de Burgos'; BSAA (53), 1987, pp. 360-363.

33 GARCÍA CHICO, E.: Documentos para el estudio del arte en Castilla. Escultores, Valla­dolid, Pub!. del Seminario de Arte y Arqueología, 1941, p. 214; URREA, J.: "El escultor Antonio de Riera; BSAA, 40-41 (1975), pp. 668-672.

34 MARÍAS, F.: "Antonio de Riera en el Viso del Marqués'; BSAA, 44 (1978), pp. 477-478. 35 MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: Escultura ... op. cit., p. 249. MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: "El

convento de San José de Ávila (Patronos y obras de Arte)'; BSAA, 45 (1979), p. 364. 36 MARTÍN GONZÁLEZ, J. J.: "Bienes artísticos de don Rodrigo Calderón'; BSAA, 54 (1988),

pp. 267-308, vid. p. 285. 37 COSTA CALCAGNO, P.: "Carlone (Carloni), Taddeo'; in L'Enciclopedia Italiana. Trec­

cani.it. <http:/ /www.treccani.it/ enciclopedia/taddeo-carlone_(Dizionario-Biografico) > [Con­sultado: 22-XII-2013].

38 El7 de mayo de 1615, en el documento de Fundación y dotación definitiva del patronato del convento se declaraba que "Y para que los patronos no usen más de los dichos entierros, se

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citados por la historiografía histórico-artística se conservan aún en su ubicación original. El más antiguo, la escultura orante de don Pedro Ruiz Ahumanda, ocu­pa un espacio un tanto atípico. Está contenida en una pequeña hornacina en la denominada "capilla de los novicios" del colegio-seminario jesuita de San Mar­tín en Tepotzotlán. Esta capilla, situada en el piso superior del colegio, hizo la funciones de iglesia de prestado mientras se produjo la construcción del templo principal. Don Pedro, en 1606, concedió un generoso donativo de 34.000 pesos con el que se comenzó a construir el colegio y se atendió a la manutención de los padres jesuitas. Gracias a este donativo se acometió la construcción del "claustro de los aljibes'; de la hospedería, el portal de peregrinos y la capilla doméstica (o de los novicios), pues la iglesia, dedicada a San Francisco Javier, con su sacris­tía, cripta y capillas anexas no se comenzó hasta 1670, en este caso gracias a las aportaciones de la familia Medina Picaza. Aún más tardías son otras partes del edificio, que se construyeron entre finales del siglo XVII y 1740, bajo la protec­ción de otros benefactores como Juan Caballero y Ocio (claustro de los naranjos, refectorio, cocinas, alacena, fuente ... )39•

La estatua orante, de madera, aparece policromada con un fuerte realismo, poco habitual en la escultura española del momento (comienzos del siglo XVII), lo que nos induce a pensar que su punto de inspiración pudo estar no tanto en la escultura peninsular coetánea, sino en los modelos de devotos orantes pintados

declara que en las dos paredes del cruzero ha de haber dos nichos con sus bultos de piedra, en la forma en que agora están señalados o en la que el dicho señor marqués los quisiere poner, y en el uno han de estar los bultos de dicho señor marqués y de la señora marquesa su mujer, y en el otro los del dicho señor comendador mayor de Aragón, su padre, y la señora doña Maria Sandelin, su mujer, madre del dicho señor Marqués, con sus armas, y letreros, en la forma que quisieren pon­erlos( ... )'; cfr. MARTÍN GONZÁLEZ, J.J. y PLAZA SANTIAGO, EJ.: Catálogo ... Monumentos religio­sos .. . op. cit., pp. 175-176 y 182-184.

39 ALCALÁ, L.E.: Fundaciones Jesuíticas en Iberoamérica, Madrid, Fund. Iberdrola-Ed. El Viso, 2002, pp. 319-333. El conjunto jesuita de Tepotzotlán se fundó en 1585 con la misión de que los jesuitas aprendieran las lenguas autóctonas y se preparasen para su trabajo misional. Cfr. GANTE, P. de: Tepotzotlán, su historia y sus tesoros artísticos, México, Porrúa, 1958, p. 4; Museo Nacional del Virreinato: Tepotzotlán, la vida y la obra en la Nueva España, México, CONACULTA, 2003; TOVAR DE TERESA, G.: "La iglesia de San Francisco Xavier de Tepotzotlán: eco de la vida artística de la ciudad de México en los siglos XVII y XVIII'; A.E.A., 244, 1988, pp. 355-371; BÉRCHEZ, J.: Arquitectura mexicana de los siglos XVII y XVIII, México, Azabache, 1992; DÍAZ, M.: La arquitec­tura de los jesuitas en Nueva España, México, 1982; Guías de México y su patrimonio, México, INAH y CONACULTA, Museo Nacional del Virreinato y Excolegio de Tepotzotlán. JGH eds., 1996, pp. 56-59; NERI VARGAS, G.: Tepotzotlán, la crónica de mi pueblo. Testimonio de la historia, México, Asociación Mexiquense de Cronistas Municipales, 1996, pp. 48 y ss.; PÉREZ ALONSO, M.l.: Los jesuitas, en Tepotzotlán. La vida y obra de la Nueva España, México, INAH, 1988.

402 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

en las ejecutorias de hidalguía, cuya circulación también se extendió por Hispa­noamérica, de ahí el carácter retardatario de la representación de la armadura, que refleja los tipos característicos de las medias armaduras que estuvieron en uso a mediados del siglo XVI, mientras algunos otros detalles reflejan la moda ca­racterística de tiempos de Felipe III, tales como la gorguera o los gregüescos acu­chillados40. Todo hace situar cronológicamente esta escultura hacia 1610-1620.

[Lám. 5] Encontramos una relación directa de esta pieza orante de don Pedro Ruiz de Ahumada con la escultura de don Pedro Fernández de Córdoba, del reta­blo de San Jerónimo de Granada (ca. 1570), y con la pareja de estatuas sepulcrales de dos caballeros sevillanos que custodia el Museo Frederic Marés de Barcelona, atribuidos por Ma José Redondo a algún seguidor de Juan Bautista Vázquez el Viejo que trabajase en las primeras décadas del siglo XVII en Granada o Sevilla41

LÁMINA 5. Escultura orante de Pedro Ruiz Ahumada. Capilla de los Novicios, colegio-seminario jesuita de Tepotzotlán (México), ca. 1610-1620.

a. Ejecutoria de hidalguía de Alonso González, col. Particular. Valladolid, 1613 (detalle). b. Ejecutoria de hidalguía del capitán Martín de Angula, Madrid, B.N. Vi t. 4.7. Granada, 1567 (detalle).

40 El documento pintado. Cinco siglos de arte en manuscritos, Madrid, M.E.C.-Museo del Pra­do-AFEDA, 2000. Véase también POLO SÁNCHEZ, J.].: "Tan noble como el Rey: Expresiones plásticas del linaje entre los hidalgos montañeses'; en Actas del Congreso Internacional Imagen y Apariencia, Murcia 19-21 de Noviembre de 2008, Murcia, Ediciones de la Universidad de Murcia, 2009.

41 M.J.R.C. (María José Redondo Cantera): "296. Anonim. Estátues sepulcrals de dos ca­vallers'; en GARRIGA RIERA, J. y MARTÍN GONZÁLEZ, J. J. ( dirs. ), Fans del Muse u Frederic Marés. 3. Catáleg d'escultura i pintura deis segles XVI, XVII i XVIII. Época del Renaixement i el barroc, Barce­lona, Ayuntamiento de Barcelona, 1996, pp. 333-334.

Representaciones de las élites urbanas en espacios funerarios

Julio J. Polo Sánchez

403

Frente a la escasez del retrato escultórico funerario, en el seiscientos novo­hispano contrasta la abundancia y calidad del retrato pintado. Es ésta una ma­nifestación de primer orden entre las artes plásticas coloniales, que en muchos casos imita los modelos peninsulares, pero que tiene especificidades propias. Eritre ellas una que, a nuestro modo de ver, no ha sido suficientemente desta­cada: el retrato conmemorativo de connotaciones funerarias. La lectura de las cartelas que acompañan muchos de estos retratos demuestra que una buena parte de ellos fueron encargados para presidir capillas particulares en templos conventuales o para recordar el patronato de los individuos efigiados sobre con­ventos, colegios y hospitales.

Es conocida la importancia de ciertas familias vascas y montañesas dedica­das al comercio o a la minería en la conformación de la élite colonial novohispa­na en el tránsito entre los siglos XVII y XVIII42

, pero, no ha sido suficientemente valorado el papel desarrollado por alguno de estos individuos como promotores artísticos o patronos de la fundación de todo tipo de instituciones benéfico­docentes. En un reciente estudio hemos puesto de manifiesto la importancia del linaje de los Sánchez de Tagle43 y el papel filantrópico que jugó el banco de plata fundado por ellos en la ciudad de México44

• El principal cometido que desarrolló

42 Cfr. BRADING, D. A.: Mineros y comerciantes en el México borbónico (1763-181 O). F.C.E., México, 1975; LAAD, D.: La nobleza mexicana en la época de la Independencia, 1780-1826, México, F.C.E., 1984; LANGUE, F.: Los señores de Zacatecas. Una aristocracia minera del siglo XVIII novo­hispano, México, F.C.E., 1990; BALMORI, D.; VOSS, S.F. y WORTMAN, M.: La alianza de familias y la formación del país en América Latina, México, F.C.E., 1990; SOCOLOW, S.M.: Los mercaderes del Buenos Aires virreina!: familia y comercio (1778-181 O). Buenos Aires, La Flor, 1995; SCHRÓTER, B. y BÜSCH G ES, CH. (Eds.): Beneméritos, aristócratas y empresarios. Identidades y estructuras sociales de las capas altas de la América hispánica, Colonia, Vervuert-Iberoamericana, 1999; NAVARRO GARCÍA, L. (coord.): Elites urbanas en Hispanoamérica, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2005.

43 Sobre los miembros más importantes de este linaje cfr. GÓMEZ MARTÍNEZ, J.: "La épo­ca heroica de los Sánchez de Tagle. La forja de un mayorazgo indiano'; en SAZATORNIL RUIZ, L. (ed.), Arte y mecenazgo indiano: del Cantábrico al Caribe, Gijón, Trea, 2007, pp. 287-316. Sobre la actividad de esta familia en México véase GOYAS METÍA, R.: "Notas sobre la vida de Pedro Sánchez de Tagle'; Estudios de Historia Novohispana, 5, (julio-diciembre 2011), pp. 47-80. Sobre su activi­dad comercial ver VALLE PAVÓN, G. del: "Negocios y redes familiares y sociales de los Sánchez de Tagle, mercaderes de plata de la ciudad de México (1660-1724"), en DOMÍNGUEZ CASAS, R. y CERUTTI. M. (eds.), De la colonia a la globalización, empresarios cántabros en México, Santander, Universidad de Cantabria, 2006, p. 15.

44 POLO SÁNCHEZ, J. J.: "Élites peninsulares en la América colonial. Expresiones de poder y tornaviaje artístico'; en GARCÍA NISTAL, J. (coord.), Imagen y documento. Materiales para con­ocer y construir una historia cultural. León, Ed. El Forastero, 2014, pp. 221-246.

404 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

este banco fue sostener el sistema de crédito que dominaba la economía de la Nueva España, ante la inexistencia allí de instituciones financieras formalmente establecidas, tal como se ha encargado de poner de manifiesto Guillermina del Valle Pavón45

• Entre los principales depositantes de caudales y rentistas de dicho banco se encontraban algunas destacadas corporaciones eclesiásticas, miem­bros de la jerarquía eclesiástica y conventos, masculinos y femeninos, como los de la Encarnación, Santa Teresa y La Concepción, además del convento de do­minicos, a cuya construcción renacentista antes nos hemos referido ya. El primer marqués de Altamira, Luis Sánchez de Tagle, mantuvo una estrecha relación con los dominicos, pues había sido nombrado diputado de la mesa directiva de la ar­chicofradía de Nuestra Señora del Rosario, que radicaba en dicho convento, por lo que fue enterrado en su capilla, tal como solicitó en su testamento46

El convento de Santo Domingo de México contaba desde antiguo con una capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, que fue donada por los frailes a la cofradía de tal advocación ellO de septiembre de 158447

• La capilla se encontraba originariamente entre la portería y la iglesia, bajo el coro, y se comunicaba con la iglesia a través de una reja48

• Por su pequeño tamaño, a partir de 1681, se de­cidió construir una nueva, ocupando el espacio de otra capilla de indios situada en el costado suroriental del atrio conventual. Se contrató a uno de los mejores arquitectos del momento, Cristóbal de Medina Vargas, que proyectó una amplia capilla de 10 varas de ancho y 56 de largo, en dirección norte-sur, es decir, en dis­posición transversal, a los pies, de la iglesia conventual. La capilla contaba con su propia sacristía y, sobre ella, una sala de cabildos para reunión de los cofrades de su archicofradía. La iglesia renacentista del convento de Santo Domingo de México, que se había construido entre 1553 y 1585, perduró hasta 1716, fecha en la que la ciudad sufrió una importante inundación que afectó gravemente a

45 VALLE PAVÓN, G.: "Bases del poder de los mercaderes de plata de la ciudad de México. Redes, control del Consulado y de la Casa de Moneda a fines del siglo XVII'; Anuario de Estudios Americanos, 68, 2, julio-diciembre 2011, pp. 565-598.

46 AHNotCM. Notario 692 Francisco de Valdés, v. 4705, s/f. Testamento de Luis Sánchez de Tagle, México, 28 de Abril de 1714. Cfr. VALLE PAVÓN, G. del: "Negocios .. .'; o p. cit., notas 43 y 45.

47 FERNÁNDEZ GARCÍA, M.: Cristóbal De Medina Vargas y la arquitectura salomónica en la Nueva España durante el siglo XVII, México, IIE, 2002, pp. 237-241.

48 GONZÁLEZ LEYVA, A.: La devoción del Rosario en Nueva España: historia, cofradías, advocaciones, obras de arte, 1538-1640, UNAM, México, 1992, p. 150. Véase también OREJEL AMÉZCUA, l. y GONZÁLEZ BEASCOECHEA, M.: Santo Domingo de México. Ensayo histórico bio­gráfico de 1562 a 1968, México, Jus, 1970, pp. 171-172.

Representaciones de las élites urbanas en espacios funerarios

Julio J. Polo Sánchez

405

su estructura, obligando a su reconstrucción. No obstante, la capilla del Rosario perduró hasta 1861, cuando los decretos de reforma obligaron a derruida para permitir la apertura de una nueva calle. Conocemos su aspecto externo gracias a varias litografías y fotos antiguas en las que podemos apreciar su grandiosidad, amplio volumen constructivo y remate cupulado49

• [Lám. 6]

HCOfiSTRUCCIONHI"'TETTCA!If:lCOHYEHTOOESANTD DOMINGOIIASAD.I.E.IIUNPI.AHOLfVAII'TADOEN IIn i'II.RAEFECTOSOELA I'ENTo\ OEL BliFJCIOAPAATICUI.ARES. o\U.O(RlCHASE.\PMCIAL.API.AZA Df. SAKTOOOMlNGO, CIUESf.~-'lfiiENTE DE LAIGU.SIA.

I~OEI..o\.ElU'IIIAOOf1 6cv.tiS1llODf:lOS<lV'OEAAI..ES 105N'ITII.--:IOI'I 2CAI'UADI!I.ATEJ!a:L\OIIOUI 7Cl..AUST110 IIYILI.O.<II:ItiN'Io\ )C""-U<DEI.IIO$AIIIO IC\.AUSTJIO L2Pl.AlAI)f;$NIT01)(lN't(l(l 41QlL5&.\0ESNfl'CIDC»W''QQ 'CAPl.VCIC.SNfTOSO'I.I.OIO

LÁMINA 6. México, iglesia del convento de Santo Domingo (Pedro de Arrieta, primera mitad del siglo XVIII) . Plano de Alonso García Bravo, capilla del Rosario [6] (desaparecida), lugar de enterramiento del I Marqués de Altamira, Luis Sánchez de Tagle.

Del segundo marqués de Altamira, don Pedro Sánchez de Tagle (sobrino y yerno del primer marqués de Altamira) se conservan sendos retratos, en México y Santillana del Mar, aparentemente idénticos, pero que presentan ligeras va­riaciones en la relación de datos incluidos en sus respectivas cartelas. En el que decora el salón principal de su casona en Santillana del Mar, con toda seguridad encargado, posiblemente aún en vida, a alguno de los principales pintores de la colonia -suele atribuirse a Francisco Martínez, c. 1730, aunque su paralelo mejicano se ha relacionado recientemente con un retrato del virrey Duque de Linares, obra de Juan Rodríguez Juárez-50

, se omite tanto el lugar de proceden­cia del retratado (Santillana del Mar) como la labor benefactora que desplegó en México, pues tan sólo se especifica:

49 Las litografías pueden verse en el libro de OLA V ARRIA, R. (comp.): México en el Tiempo. Fisonomía de una Ciudad, México, Excélsior, 1945.

50 BERNDT, B. y MARISCAL, L.: "Todo emana de su persona, a imagen del soberano: re­flexiones a partir de un retrato del virrey duque de Linares'; Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, XXXIII, 99 (2011), pp. 181-235, esp. pp. 196-197. Se recoge en este artículo una noticia de la Gazeta de México (12-Xl-1728) del fallecimiento del segundo marqués de Altamira; se señala que fue enterrado en este convento.

406 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA !SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

"El Señor Coronel y Maestre de/ Campo Don Pedro Sánchez de/ Tagle. Caualle­ro de el Ávito de Calatra/ua, Gentilhombre de voca de su M(a)gestad/ y Marquez de Altamira, Regid(o)r/ perpetuo de la Ciudad de Méx(i)co en/ Nueva España, Gov(ernad)or, Justicia M(aior)/ y Administrador Gen(era)l por su/ Mag(esta)d de los Estados y Marque/zado de el Valle"

En la del retrato póstumo, conservado de este mismo individuo en México, copia exacta del anterior, junto a los títulos y cargos que ocupó, se señala, ade­más, su lugar de origen (detalle innecesario en el retrato conservado en su caso­na), como la fecha de su fallecimiento y el lugar de su enterramiento; extremos estos últimos que se añadieron a la redacción previa, pues se desborda la cartela y se emplea letra de menor tamaño. [Lám. 7] Dice así:

"El Maestre de Campo/ G(ene)ral de la Reales Egerci-/tos D(o)n P(edr)o Sanchez de Tagle/ Cavallero del Orden de/ Calatraua Gentil hombre de/ boca de su M( a) gestad Marquez/ de Altamira, Regid(o)r de esta/ Ciudad y Governador Jus/ticia M(aior) y Administrador G(enera)l/ del estado y Marquessa/do del Valle & Fue na­tur/al de la mui noble Villa de Santillana/ cabeza de sus Asturias en las Montañas/ y Arzobispado de Burgos. Falleció año de/ 1724 de edad 61 años y meses/ fue sin­gular devoto de Nuestra Religión/ y especial bienhechor de este Convento./ Yace en este sepulcro/ y pide lo encomienden a Dios"

LÁMINA 7. Retratos del segundo marqués de Altamira, Pedro Sánchez de Tagle. Atrib. Francisco Mar­tínez o Juan Rodrí­guez )uárez, 1730, Museo Nacional de Historia, CONACUL­TA-INHA, México; y casona de Santillana del Mar

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El modo de redacción de la cartela nos habla de un destinario colectivo, los Carmelitas Descalzos, comunidad elegida por el segundo marqués para que custodiase sus restos y rezase por su eterna salvación, pues solicitó ser enterrado en la sala capitular del convento de San Sebastián de Coyoacán, en las inme­diaciones de la capital mexicana, hoy exconvento del Carmen en San ÁngelY Actuaría, por tanto, el segundo marqués de Altamira como lo había hecho el vi­rrey, duque de Linares, siete años antes (1717)52

• Incluso podemos pensar que el segundo marqués de Altamira pudo ser quien idease la creación en el interior del convento de una galería de benefactores, pues en la contraportada de la obra del panegírico fúnebre redactado por fray Andrés de San Miguel (erudito que también había sido el tracista del nuevo convento), se indica que esa edición se costeó por cuenta de un "bienhechor de la orden muy aficionado al señor duque de Linares" de quien, además se consideraba "el más íntimo afecto"53

Como han señalado Berndt y Mariscal con relación a la ceremonia del cabo de año de virrey, el autor del sermón, fray Andrés de San Miguel, "esbozó un retrato moral del difunto por medio de palabras y frases, mientras que el cuadro expuesto a un lado del sepulcro describió la naturaleza corpórea, la fisonomía y las cualidades políticas del homenajeado" a través de la simbología asociada a los objetos representados: la mesa (símbolo de la justicia y la autoridad), el des­pacho (la acción y el efecto de gobernar), la bengala (las facultades de mando del Capitán General del reino) o el reloj (el rey que encabeza el cuerpo político, sólo ayudado por sus ministros -empresa de Saavedra Fajardo-)54

51 AHNotCM. Notario 392, Antonio Alejo Mendoza, vol. 2605. Testamento de Pedro Sán­chez de Tagle, 18 de diciembre de 1723. Citado por VALLE PAVÓN, G. del: "Los excedentes del ramo Alcabalas. Habilitación de la minería y defensa del monopolio de los mercaderes de México en el siglo XVIII'; Historia Mexicana, LVI, 3 (2007), pp. 969-1016.

52 En el testamento del virrey y segundo duque de Linares ya se había previsto el modo en que se debía desarrollar su velorio y entierro: ·~ .. amortajado mi cuerpo, se ha de pasar al convento de religiosos descalzos de Nuestra Señora del Carmen de esta ciudad, donde estará con seis hachas veinte y quatro horas, y después de ellas se me dará sepultura con los oficios y humildad, que acos­tumbran para si dichos religiosos, sin perjuicio de los derechos parroquiales, y prohíbo expresamente qualquiera pompa funeral, y es mi voluntad se den a dho. Convento de mis bienes, quatro mili pesos de oro común, por via de limosna'; citado por BERNDT, B. y MARISCAL, L.: "Todo .. :; o p. cit., p. 189.

53 SAN MIGUEL, Fr. A. de O. C.D.: Manos desatadas del mejor Abner: El Excmo. Sr. D. Fer­nando de Alencastre, Duque de Linares, virrey. Oración fúnebre que se declamó el mismo día que se cumplió el primer año después de su muerte, el padre fray ... , México, herederos viuda de Miguel de Ribera, 1718.

54 BERNDT, B. y MARISCAL, L.: "Todo .. .'; o p. cit. , p. 233.

408 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

Además del sermón fúnebre, el propio Andrés de San Miguel redactó otro texto en el que se describe el túmulo construido en la capilla mayor del templo para conmemorar este primer aniversario, cuyos contenidos literarios e icono­gráficos él mismo había elaborado y entre los que se encontraban diversos ob­jetos y elementos de la indumentaria militar, un guion enlutado, el escudo de armas del virrey y empresas alusivas a sus virtudes. En el frontal del cenotafio se situaron las efigies de unos muchachos, probablemente tallados en madera y po­licromados, que aparentaban ser de mármol, y que flanqueaban "a un retrato de su Ex[celenci]a que se á puesto, en el sepulchro"55

• Muy probablemente, el retra­to al que se hace allí referencia es al conservado, obra de Juan Rodríguez Juárez.

La galería de benefactores del convento de San Sebastián de México se com­pletó con el retrato de otro de los comerciantes y banqueros más relevantes de la colonia en el tránsito entre los siglos XVII y XVIII, don Francisco de Fagoaga de Iragorri56• El retrato que de él se conserva en el Museo Nacional de Historia del castillo de Chapultepec manifiesta de modo fehaciente que fue encargado para ocupar también un espacio fúnebre en el mismo convento de carmelitas descal­zos de la ciudad de México. [Lám. 8] La cartela recoge la siguiente inscripción:

D( O )N FRAN( CIS )co DE FA/ GOAGA, CAVALLERO DE EL ÜR/DEN DE SANTIAGO. NATURAL

DEL/ M(UY) N(OBLE) Y L(EAL) VALLE DE ÜIAR/ZUM EN LA PROVINCIA DE GUI/PÚZ­

COA; APARTADOR G(E)N(ERA)L/ DE EL ÜRO DE LA PLATA EN EL/ R(EI)NO DELA NUEVA

ESP(A)ÑA; CÓN/SUL Y PRI(O)R EN SU REAL TRI/BUN(A)L DEL CO(N)SUL(A)DO. YACE

EN/ ESTA PRIM(ER)A SEPUL(TUR)A, AV(IEND)O FA/LLECIDO EL 25 D(E) Nov(IEMB)RE,

AÑO DE/ 1736, A LOS 57 AÑOS, Y 5 M(ESE)S Y M(EDI)O/ DE SU EDAD, C(O)N ASISTEN­

CIA DEL(O)S RE/LIGIOSOS DE ESTE CONVENTO COMO/ A H(ERMAN)O QUE FUE DELA

RELIGIÓN/ P(O)R ESPECIAL DEVOCI(ON) Y AMOR/ Q(UE) A ELLA TUVO SIENDO CON/

TINUO Y PARTICULAR BIE(N)HE/CHOR, CUYA MEMORIA (E)SPRE(SAMENTE)/ ESTARÁ

EN N(UEST)RO AGRADECI(MIEN)TO./ R.l.P.

55 SAN MIGUEL, Fr. A. de O. C.D.: Manos ... o p. cit., fol. 31. 56 Francisco de Fagoaga inició sus negocios en Nueva España en 1726, con 28 años. Entre

él y los Sánchez de Tagle se repartieron el negocio del comercio de la plata en la capital del vi­rreinato. Cfr. PÉREZ ROSALES, L.: Familia, poder, riqueza y subversión, los Fagoaga novo hispanos, 1730-1830, México, Universidad Iberoamericana-Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, 2003. SANCHIZ, J.: "La familia Fagoaga. Apuntes genealógicos'; Estudios de Historia Novohispana, 23 (2000), pp. 129-167.

410 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII )

Representaciones e identidades

Este convento del Carmen fue elegido por Francisco de Fagoaga de lrago­rri para inhumar sus restos y los de sus familiares directos. En su testamento, redactado en 1734, se disponían 5.000 misas por su alma y otras mil para sus parientes difuntos, así como limosnas para diversos hospitales de la ciudad, para cinco conventos, para la fundación de dos capellanías, para dotar huérfanas, so­correr a cien viudas y contribuir a la canonización de cinco "venerables siervos de Dios': Sus funerales tuvieron un coste de 25.000 pesos, y los de su mujer, Josefa Arozqueta, fallecida mucho tiempo después, en 1772, fueron asistidos por 114 clérigos y religiosos que acompañaron su cadáver hasta la iglesia del convento del Carmen59

Actualmente casi ha desaparecido en el convento del Carmen la memoria de estos tres personajes. Sin embargo, en fechas recientes (c. 1900), volvió a la iglesia conventual un cuadro, que en origen pudo presidir la sala capitular, re­presentando el Patrocinio de la Virgen del Carmen sobre la comunidad de los carmelitas descalzos, entre los que aparece un donante que ha sido identificado como miembro de la familia Sánchez de Tagle, gracias a la inscripción que se sitúa bajo él y que, aunque parcialmente borrada en su inicio, señala: "[A devo­ción de?] Pedro Sánchez de Tagle, Regidor Perpetuo de la ciudad de México': El cuadro responde al modelo divulgado por el pintor poblano Luis Berrueco (act. 1717-1731)60

59 LANGUE, F.: "4. Prácticas en espejo: estructura, estrategias y representaciones de la nobleza en la nueva España'; en Poder y desviaciones: Génesis de una sociedad mestiza en Mesoa­mérica, siglos XVI-XVII, Centro de estudios mexicanos y centroamericanos, México, 2007. <http: / 1 books.openedition.org/ cemca/ 1574?nomobile=l>; [Consultado: 27-12-2013] LANGUE, F. : "De la munificencia a la ostentación: La nobleza de la ciudad de México y la cultura de la apariencia (siglos XVII-XVIII)'; Nuevo Mundo. Mundos Nuevos (2005), pp. 1-22. <http:/ / nuevomundo.revues. org/642?lang=fr> [Consultado: 15-ll-2013] .

60 Patrocinio de la Virgen del Carmen, Luis Berruecos, Capilla del Carmen, Parroquia de la Natividad, Atlixco, Pue. Cfr. ANDRADE CAMPOS, A.: El Pincel de Elías, José Joaquín Magón y la Or­den de Ntra. Sra. del Monte Carmelo, tesis de maestría inédita, México, UNAM, s.a. Éste es un ejem­plo del siglo XVIII, que muestra a la Santísima Virgen al centro, los santos sosteniendo su manto, que a la vez cubre al grupo de los arrodillados, conformado por monjas y monjes carmelitas, así como por un benefactor de la orden apellidado Sánchez de Tagle. En la parte inferior se aprecia una placa que testifica que el cuadro fue donado por la Ilma. Sra. doña Carmen Rincón-Gallardo de Ortiz de la Huerta, condesa de San Bartolomé de Jala. <http: / / genealogianovohispana. blogspot. com.es / 2011 / 09/desprevenciones-y-lamentos.html> [Consultado: 12-12-2013]. María del Car­men Rincón Gallardo y Romero de Terreros, nació en Méjico el8 de julio de 1876 y se casó el12 de octubre de 1900 con Rafael Ortiz de la Huerta y Flores, por lo que la donación del cuadro al con­vento debió de producirse después de 1900.

Representaciones de las élites urbanas en espacios funerarios

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Un caso excepcional en el panorama del retrato novohispano lo representa el retrato yacente del coronel don José Escandón Helguera, primer conde de la Sierra Gorda, militar destacado en tiempos del primer virrey Revillagigedo. Paci­ficador del Seno Mejicano y fundador del Nuevo Santander6

\ nuestro personaje fue retratado por Andrés de Islas después de 177062

, al poco de haber fallecido, se­gún el encargo que hicieron las monjas del convento de Capuchinas de Querétaro en atención a su contribución fundacional 53

• Se trata de un gran lienzo (105 x 198 cm.) que atípicamente representa al personaje muerto, yaciendo en el interior de su ataúd, vestido con uniforme de Capitán General y cubierto con la capa de la Orden de Santiago. [Lám. 9] El retrato fúnebre incluye una inscripción que señala:

V(ERDADER)O R(ETRAT)O DEL SR. CORONEL DN. }OSEF DE ESCANDÓN, CAVALLERO

PROFESO EN EL ÜRDEN DE SANTIAGO CONDE/ DE SIERRA GORGA, THENIENTE DE CA­

PITAN GENERAL EN ELLA, SUS MISSIONES, PRESIDIOS Y FRONTERAS POR( ... )/ N. SR.

CONQUISTADOR, PACIFICADOR Y POBLADOR DE LA COSTA DEL SENO MEXICANO Y Lu­GAR THENIENTE ( ... )/DEL EXCMO. SR. VIRREY. FALLECIÓ EL DÍA DIEZ DE SEPTIEMBRE

DE 1770 DE EDAD DE SETENTA AÑOS SEIS MESES Y SEIS DÍAS./ ANDRES DE ISLAS.

La tipología fúnebre del retrato no encuentra precedentes entre personajes masculinos adultos, civiles o militares, del periodo colonial, a pesar de que la presencia de la muerte en el arte barroco iberoamericano muestre una amplia

61 CANALES RUIZ, J.: José Escandón: La Sierra Gorda y el Nuevo Santander, Santander, Institución Cultural de Cantabria, 1985, pp. 83-91. Joaquín Meade cita concretamente la localidad de Tacubaya, en las inmediaciones de la capital del virreinato, como lugar de su fallecimiento. Cfr. MEAD E, J.: "Don José Escandón. Conde de Sierra Gorda'; Estilo: Revista de Cultura, 9 (1948), pp. 27 -38¡ ZORRILLA, J.F. y GONZÁLEZ SALAS, C.: Diccionario Biográfico de Tamaulipas, Ciudad Vic­toria, UAT, 1984 pp. 135-138.

62 Andrés de Islas es un pintor cuya obra es calificada por Couto como de "menos que me­diano mérito': Cfr. COUTO, J.B.: Diálogo sobre la historia de la pintura en México, México-Buenos Aires, FCE, 1947, p. 26. Toussanint lo incluye entre los "pintores secundarios que florecieron de 1751 a 1800" y recoge su obra conocida en México y Querétaro, cfr. TOUSSAINT, M.: Pintura co­lonial en México, México, IIE, [1965] 3" ed. 1990, pp. 174-175; TOUSSAINT, M.: "Un documento acerca de Andrés de Islas'; Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, vol. II, 8 (1942), pp. 77-78. Su obra se documenta entre 1753 y 1773. El retrato fúnebre de José Escandón se trasladó desde las capuchinas de Querétaro a la capilla de Guadal u pe del Seminario de esa misma ciudad. Poste­riormente ha pasado a formar parte de los fondos del Museo Regional de Querétaro.

63 OBREGÓN, G.: "Algunas consideraciones sobre el retrato en el Arte Mexicano'; Artes de México, 132 (1970), pp. 23-91 [p. 91]¡ AMERLINCK DE CORSI, M.C. y RAMOS MEDINA, M.: Con­ventos de monjas. Fundaciones en el México virreina[~ México, Grupo CONDUMEX, 1995, pp. 209-210¡ VEGA MARTÍNEZ, J.: "El convento de San]osé de Gracia de Pobres Capuchinas de Querétaro, sede del Museo de la Ciudad~ Museo de la Ciudad, México, Secretaría de Educación, s./a. <http:/ 1 museodelaciudadqro.org/?page_id=86> [Consultado: 23-12-2013].

412 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

variedad, desarrollada tanto en catafalcos efímeros, como en pinturas de pos­trimerías, vanitas o jeroglíficos64

• Tampoco esta tipología fúnebre masculina fue habitual en la metrópoli, aunque consideramos que este retrato del conde de la Sierra Gorda podría ponerse en relación con el de Felipe IV muerto que adquirió

LÁMINA 9. Retrato fúnebre de José de Escandón y Helguera, Conde de Sierra Gorda, Museo Regional de Que­rétaro, Andrés de Islas, ca. 1770

a. Anómimo, Felipe IV muerto, Real Academia de la Historia, 1665 b. Anónimo, Retrato fúnebre del Archiduque Alberto, Descalzas Reales, 1621 c. Retrato del niño Mariano Francisco de Cardona, ca. 1768, Museo de Arte de San Antonio, Texas d. Retratos de monjas: Sor Mathiana Francisca de San José (Anónimo) 1 Sor Magdalena de Cristo (Anóni­

mo), 1732, Museo Nacional de Virreinato de México 1 Sor María Josefa Francisca de San Rafael, Anónimo, ca. 1728, Col. Particular.

64 MÍNGUEZ, V.: "Sombras e imágenes de la muerte en la América Virreinal: arte y em­blemática fúnebre'; en Jornadas sobre Antropología de la muerte: Identidad, creencias y ritual, Ma­drid, Museo de América, 2012, pp. 189-218.

Representaciones de las é/ites urbanas en espacios funerarios

Julio J. Polo Sánchez

413

en el año 2000 la Real Academia de la Historia (ca. 1655), e incluso con otro del Archiduque Alberto que se conserva en las Descalzas Reales de Madrid (1621). Ambos retratos áulicos se hallan relacionados con contextos conventuales, el pri­mero por representar al rey Felipe IV como protector de la Tercera Orden Fran­ciscana6S, mientras el segundo lleva por mortaja el propio hábito franciscano y se supone que pudo tener como destino la celda de su hermana, Margarita de Austria, en el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid66

• Creemos que esta es la clave para interpretar el retrato fúnebre del conde de la Sierra Gorda, el es­pacio monástico al que iba destinado (el convento de capuchinas de Querétaro ), pues así era también como se hacían representar las propias monjas fallecidas, con la característica modalidad de monjas coronadas67

También hubo otro tipo de representación fúnebre yacente en el México co­lonial que alcanzó un cierto éxito, el correspondiente a niños difuntos. Se trata de una tipología retratística que alude a la representación de la idea de la muerte de aquellas almas justas y de pureza extrema, que algunos han supuesto tiene como

65 Suponemos que esta escena del rey Felipe IV difunto, vestido con hábito franciscano, nunca llegó a producirse. La exposición pública del rey muerto se realizó así: "el vestido era de cha­melote, color perla, bordado de plata, cabos de lo mismo, con capa, espada y sombrero de castor blanco y, por última insignia de su grandeza, el tusón (sic) de oro con su collar'; cfr. RODRÍGUEZ DE MONFORTE, PEDRO: Descripción de las honras que se hicieron a la catholica magestad de D. Phelipe Quarto ... en el Real Convento de la Encarnación, Madrid, 1666, f. 27 [citado por VARELA, J.: La muerte del rey. El ceremonial funerario de la monarquía española (1500-1885), Madrid, Turner, 1990, p. 81].

66 RODRÍGUEZ MOYA, I.: "Ritual y representación de la muerte del rey en la monarquía hispánica'; Po testas, Religión, poder y monarquía, 5 (2012), pp. 155-191. Sobre el tema de la muerte en el arte español de la Edad Moderna véase, entre otros, SÁNCHEZ-CAMARGO, M.: La muerte en la pintura española, Madrid, Editora Nacional, 1954¡ MARTÍN GONZÁLEZ, J.J.: "En torno al tema de la muerte en el arte español'; BSEAA, XXXVIII (1972), pp. 267-277¡ INFANTES DE MIGUEL, V.: "Literatura e iconografía macabra en la España de los Siglos de Oro. Los jeroglíficos de la muerte'; en Arte funerario: Cuadernos de Historia del Arte, Coloquio Internacional de Historia del Arte, Méxi­co, UNAM, 1987, pp. 105-112.

67 MONTERO ALARCÓN, A.: "Pinturas de monjas coronadas en Hispanoamérica'; en Monjas coronadas. Vida conventual femenina en Hispanoamérica (catálogo de la exposición), México, INAH, 2003¡ MURIEL DE LA TORRE, J. y ROMERO DE TERREROS, M.: Retratos de mon­jas, México, Ed. Jus, 1952, pp. 29-31. Muy cercano al modelo del retrato de José Escandón son los de "La M.R.M. Mathiana Francisca de Sr. Sn. Joseph. Fue electa Vicaria de edad de 35 años" (Col. Particular) y "La Venerable Hermana Magdalena de Christo fund(adora) del Comb(¿) Madre Sta. Monica, en el Combento de Agustinas Ro coletas, delas de Guadalaxara, como lo fue en la Puebla de los Angeles, donde profeso cien do de 20 a(ños) de edad, fue Religiosa 44 y fayesio a 28 de Abril de 1732 a(ños)': (Col. Museo de Santa Mónica, Puebla).

414 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI -XVIII)

Representaciones e identidades

referente iconográfico la representación de la Dormición de la Virgen, todo ello como alusión a la "muerte florida" en un ritual pleno de colorido y dignidad68 •

Entre los relativamente abundantes ejemplos que podríamos invocar en relación con la pintura que nos ocupa, creemos que guarda una evidente relación formal la representación fúnebre del Mariano Francisco de Cardona, lienzo propiedad del Museo de San Antonio de Texas, datable hacia 1768, año del fallecimiento del niño efigiado, de autor anónimo que, por estas coincidencias plásticas, bien pudiera ser el propio Andrés de Islas.

Coincide también en algunos detalles el retrato fúnebre del conde de la Sie­rra Gorda con la representación que hizo el pintor Sebastián Muñoz de las hon­ras fúnebres de la reina María Luisa de Orleans (lienzo propiedad de la Hispanic Society de Nueva York) que, tal como recoge Palomino, fue encargado por el con­vento de Carmelitas Calzados de Madrid, como "simulacro'; para perpetuar la memoria de una reina que había tomado la decisión de enterrarse con el hábito carmelita. [Lám. 10] El texto recogido por Palomino es muy expresivo tanto de la intención conmemorativa del encargo, como de lo inhabitual de esta tipología:

"A esto-se seguió-la inopinada, quanto bien sentida muerte de la Reyna, en lo más florido de sus años, de una cruel apoplexía en el de 1689, y á los veinte y siete de su edad; Y habiendo su Magestad determinado enterrarse con el santo hábito del Carmen, como-se executó, quiso el convento de Carmelitas Calzados de esta Corte dexar·perpetuada esta memoria: y así le mandaron a dicho don Sebastian pintar el quadro de este funeral, en la misma forma, y aparato que estuvo puesto el cadá­ver en-palacio; lo qual executó Muñoz con grande estudio, y acierto, procurando hacerlo todo por el natural; de suerte, que los Reyes de Armas, el Sacerdote, y el Acólito, que están allí, todos son retratos de los mismos sugetos que asistieron en dicha función. Y habiendolo llevado al convento; como el simulacro de la Reyna, ya por difunta, ya por el engaño del trage, ya por lo escorzado, y diminuto, según la distancia en que se suponía, no conformaba con las especies que todos tenían de quando viva, todos á una voz, con el Prior, comenzaron á despreciar el quadro, diciendo que no estaba la Reyna parecida ( ... )"69

68 "El Arte Ritual de la Muerte Niña'; Artes de México, México, Instituto de Investigacio­nes Artes de México, 15, junio 1998; MENDOZA VILLAFUERTE, I.: Estudio de la producción novo­hispana de retratos de monjas muertas, Tesis profesional de licenciatura en Historia del Arte, inédi­ta, Puebla, Universidad de las Américas, 2003, cfr. especialmente el epígrafe "Un género paralelo de producción: retratos de niños muertos'; pp. 55-57. <http: / / catarina.udlap.mx/ u_dl_a / tales/ documentos/ lha/ mendoza_ v _i/> [Consultado: 20-XII-2013] .

69 PALOMINO DE CASTRO Y VELASCO, Antonio: El Parnaso Español Pintoresco Laurea­do .. . Por Don ... , Tomo Tercero, Madrid, Imprenta de Sancha, 1796, ff. 641-642. Sobre este cuadro

Representaciones de las élites urbanas en espacios funerarios

Julio J. Polo Sánchez

LÁMINA 10. Exequias de la reina Maria Luisa de Orleans, Sebastián Muñoz, 1689, Hispanic Society, Nueva York.

415

El conde de la Sierra Gorda había fallecido el 1 O de Septiembre de 1770 en Tacubaya, villa cercana a la ciudad de México que en la época era lugar elegido por la élite colonial como lugar de descanso suburbano. Don José Escandón se encontraba entonces en la capital del virreinato defendiéndose de ciertas acusa­ciones, instigadas por sus enemigos, en relación con el gobierno del territorio del Nuevo Santander que le llevaron a un juicio de residencia cuyo resultado abso­lutorio no llegó a conocer, pues la causa no se resolvió hasta comienzos de 1775. De ahí que la oración fúnebre que se escribió para él en 1771, en cierto modo, pueda considerarse un acto de desagravio por parte de sus familiares y amigos, anterior a la absolución del conde en el aludido juicio de residencia.

La oración fúnebre en honor de este personaje fue compuesta un año des­pués de su fallecimiento, en 1771, por el doctor Julián Abad y Aramburu, cura de la iglesia de San Sebastián de México, siendo pronunciada el 2 de diciembre de ese mismo año en la iglesia que la Congregación de Nuestra Señora de Gua da­lupe tenía en la ciudad de Santiago de Querétaro, publicándose dos meses des­pués, en febrero de 177270 • Allí se hace expresa referencia a la sencillez con que se desarrolló el funeral, dada la difícil situación procesal en que se encontraba

véase LOZOYA, Marqués de: "El cuadro de las exequias de María Luisa de Orleans, por Sebastián Muñoz'; BSEE, LIII (1949), pp. 201-204; y MARTÍNEZ RIPOLL, A.: "Sebastián Muñoz, pintor de María Luisa de Orleans'; Actas de las JI Jornadas de Arte, Madrid, CSIC, 1984, pp. 322-350.

70 ABAD Y ARAMBURU, DR. D. Julián: Oración Fúnebre que en Sufragio Solemne que ofre­cieron por su Alma de el Señor Don Josef Escandón y Helguera ... , México, Imprenta de José de Jaú­regui, 1771.

416 IDENTIDADES URBANAS EN LA MONARQUÍA HISPÁNICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Representaciones e identidades

Escandón en 1770. Por ello, el autor del sermón fúnebre se preguntaba por qué se había privado a su cadáver de aquellos honores que a otros de inferior jerar­quía y méritos se había dispensado y por qué "¿a un Héroe tan admirable, a un

Conquistador tan insigne, a un Gefe tan valiente, a un Coronel nunca reformado, a un Governador Militar, y Político, a un Teniente de Virrey, y de Capitán General, se enterraba como a un mero Paisano?':

En un primer testamento recíproco de los condes de Sierra Gorda, don Anto­nio de Escandón y su segunda mujer, doña María de Llera y Bayas (que fallecería

después de su marido, el14 de Marzo de 1762), fechado en Querétaro en 1760 ya se establecía la manera en que ambos personajes querían ser enterrados: "y cuan­do acaezca nuestro fallecimiento mandamos se entierren nuestros cuerpos, el de mí dicho don José con el hábito capitular de la orden de Santiago y el de mi la di­

cha doña María con mortaja de nuestro seráfico padre San Francisco"71• El cuadro

fúnebre del conde repite la vestimenta, prácticamente de modo idéntico, de otro

retrato que Andrés de Islas le realizó en vida, formando pareja con el de su segun­da mujer72

• Atendiendo a lo dicho hasta aquí, debemos suponer que el retrato fú­nebre fue encargado a Andrés de Islas por los herederos del conde, para satisfacer

71 ZORRILLA, J.F. y GONZÁLEZ SALAS, C.: Diccionario Biográfico de Tamaulipas, Ciu­dad Victoria (Tam.), Universidad Autónoma de Tamaulipas, Instituto de Investigaciones Históri­cas, 1984.

72 Retrato propiedad de don Antonio Escandón Macia. Obra anónima, cercana al estilo de Andrés de Islas, que la representa de cuerpo entero en un interior con fondo acortinado. Óleo/ lienzo, 196 x 119. Leyenda: "Verdadero Retrato de la Señora Condesa de Sierragorda Doña María Josefa de Llera Bayas, descendiente por línea recta de las Novilísimas Casas de los Condes de Por­se!, Cid Campeador, Siete Ynfantes de Lara y Marqueses de Villacásar. Falleció de edad de 44 años, está sepultada en la Yglesia de el Nuevo Santander". Conocemos otros dos retratos póstumos, tam­bién de propiedad particular (col. Manuel González Macías) que fueron exhibidos en la exposición dedicada a Manuel Toussaint en el Museo Nacional de Arte de México, en 1990: Obras maestras del arte colonial. Exposición homenaje a Manuel Toussaint (1890-1990), México, IIE-UNAM, Museo Nacional de Arte, 1990, pp. 130-133. La pareja formada por don José Escandón y su segunda mujer, María Josefa de Llera, aparece representada de tres cuartos, en el interior de un marco ovalado; incluyen las siguientes inscripciones: "El Sr. Coronel Don José de Escandón y Helguera, Caballero profeso en el Gran Orden de Santiago, Visconde de Casa Escandón, Conde de Sierra Gorda, tenien­te de Capitán General en ella sus Miciones, Precidios y Fronteras por el Rey N.S. Pacificador, Con­quistador y Poblador de la Costa del seno mexicano, y Lugar Teniente en esta del Excmo. Sr. Virrey. Falleció en México ellO de Septre. de 1770 de edad de 70 años, seis meses y seis días': "V( erdadero) R( e trato) de la Sra. Condesa de Sierragorda Da. María Josefa de Llera Bayas descendiente por línea recta de las Novilísimas Casas de los Condes de Parcelo, Cid Campeador, Siete Ynfantes de Sara (sic) [Lara]. y Marqueses de Villalcázar. Falleció de edad de quarenta, y cuatro años. Esta sepultada en la iglesia del nuevo Santander:'

Representaciones de las élites urbanas en espacios funerarios

Julio J. Polo Sánchez

417

la petición de las capuchinas de Querétaro y que el pintor, que bien pudo asistir al sepelio mexicano del conde, repitió su indumentaria y fisonomía en esta nueva interpretación luctuosa, como simulacro conmemorativo, cercano al natural.

Anteriormente ya se ha destacado el importante papel que jugaron entre las élites coloniales los símbolos externos de riqueza, poder y nobleza; sin embargo, el texto que presidía el panteón de los fundadores de la congregación del Santo Cristo de Burgos, en su capilla del convento de San Francisco de México pro­clamaba otros principios. Fue redactado y expuesto en su interior por quien en 1781 era su tesorero, don Manuel José de Bustamante. Se trata de un soneto que, siguiendo el aforismo barroco del memento morí, pone el acento en el carácter igualatorio de la muerte. La paradoja bien puede servir para poner punto final a este capítulo:

En este sitio triste y de amargura en este tan funesto y mísero lugar el luxo, la riqueza han de parar, la nobleza, placeres y hermosura;

esto es de fée, y se palpa tu cordura refleje en esto, y que ha de, Sí, igualar al rico, al pobre, al noble, al popular al Rey con el vasallo, cosa es dura;

medicina corriente, activa, fuerte, enigmática, cierta, esclarecida, aquí la encontrarás, y buena suerte;

teniendo esta lección muy repetida, con olvido, tu vida, será muerte, con memoria, tu muerte será vida.73

73 POLO SÁNCHEZ, J,J.: "Montañeses en la Nueva España durante el siglo XVIII: su pro­moción artística religiosa'; Altamira, LVI (2000), pp. 209-280¡ Ibíd.: "La 'Nación Montañesa' en la Nueva España: retratos de la sociedad colonial'; en Arte y Mecenazgo indiano .. . , op. cit., pp. 193-218¡ Ibíd.: "Tan noble .. :; op. cit.¡ lb íd.: "Montañeses en la Nueva España (II): fray Juan Agustín Morfi y el sermón inaugural de la capilla de la Congregación del Santísimo Cristo de Burgos de la Ciudad de México'; Altamira, LXXVIIII (2010), pp. 129-170¡ Ibíd.: "El sermón sobre 'La nobleza y piedad de los Montañeses' de fray Juan Agustín Morfi: arte, poder y sociedad en el México colonial'; en BALLESTRINO, G. y SOSA, M.B. (eds.), Letras del Siglo de Oro Español. Salta, EUNSA, 2012, pp. 425-434¡ lb íd.: "Élites .. :; o p. cit.

IDENTIDADES URBANAS , ,

EN LA MONAROUIA HISPANICA (SIGLOS XVI-XVIII)

Edición a cargo de

Ofelia Rey Castelao Tomás A. Mantecón Movellán

2015

UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

Identidades urbanas en la monarquía hispánica, (siglos XVI-XVIII) 1 edición a cargo de Ofelia Rey Castelao, Tomás A. Mantecón Movellán. - Santiago de Compostela : Universidade de Santiago de Compostela, Servizo de Publicacións e Intercambio Científico, 2015

441 p.; 24 cm. D.L. C 854-2015.- ISBN: 978-84-16183-91-3

l. Cidades- España- Historia- 16° século 2. Cidades- España- Historia- 17°

século 3. Cidades - España- Historia- 18° século l. Rey Castelao, Ofelia, e d. lit. II. Mantecón Movellán, Tomás Antonio. III. Universidade de Santiago de Compostela. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico, ed.

946.0" 15/17"

© Universidade de Santiago de Compostela, 2015

Ilustración de cuberta Plaza Mayor da cidade de Quito a finais do século XVIII.

Museo de la Moneda (Bogotá), autoría descmi.ecida (escala quite!i.a).

Edita Servizo de Publicacións e Intercambio Científico

Campus Vida usc.es/publicacions

Maqueta Isabel Argüelles

Imprenta Universitaria

Imprime Imprenta Universitaria

Pavillón de Servizos Campus Vida

Dep. Legal: C 854-2015 ISBN: 978-84-16183-91-3

Índice

Los autores .................................................................................................................. 9

Presentación . . .................... ... ........................ . .. . .......................................................... 15

Identidades urbanas en la Monarquía Hispánica: policía y cultura cívica Tomás A. Mantecón Movellán y Ofelia Rey Castelao .... .............................. .................... 17

Formas de ciudad, gobierno y poderes urbanos .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 43

La configuración de la red urbana de la Castilla del Oro, 1508-1522 Jorge Díaz Ceballos ...................................................................................................... 45

Vida municipal y concejil en la época de Felipe 11: vecindad, constitución y

quebranto de identidades comunitarias en Asturias Lorena Álvarez Delgado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67

Ciudades nómadas en las fronteras americanas: la traslación de San Miguel de Tucumán a finales del siglo XVII Benita Herreros Cleret de Langavant .............................................................................. 97

Soldados en la ciudad: la restauración del orden en las villas fronterizas del Norte de España en la Edad Moderna Susana Truchuela García .............. ............ ................. .................................................. 125

Policía y desobediencia cívica .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . ... 155

El cierre de las mancebías y su impacto sobre la prostitución reglamentada y

clandestina en el Madrid del siglo XVII Blanca Llanes Parra...................................................................................................... 157

Asistencia y corrección urbana: las casas de huérfanas y la galera compostelana Ana Sixto Barcia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 189

Servir en los buques correos: oportunidades laborales en A Coruña (1764-1802) José Manuel Vázquez Lijó .................................. ........................ ...... .. .... .. ..................... 213

Ciudad, policía y desobediencia cívica en la España del Antiguo Régimen: experiencias históricas contrastadas Tomás A. Mantecón Movellán ........ ..... ...... ............. ................... ....................... ............. 237

Proyecciones de la cultura urbana .. .. .. ...................... .......... ........ ...... .. .. .. ........... 269

"La misión por las calles": las procesiones de penitencia en ciudades y villas de Galicia (siglos XVII-XIX) Camilo Fernández Cortizo ..................... .................... .... ...... .......................................... 271

El mundo urbano y el control de lo escrito. Luchas entre escribanos en las ciudades gallegas a comienzos del antiguo régimen Beatriz Castro Díaz o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 00 o 00 o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 00 o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 00 o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 293

Las bibliotecas de las Academias de Guardias Marinas en el siglo XVIII Manuel Reyes García Hurtado O OOOO O O O OOO O OO OO OOO OOOOOOOOoOOo o oo oo o oooooo o o o o o oo o oo ooooo o o oo o o o ooooooooo o o o oooooooooo 315

Representaciones e identidades 00 00 00 o o o o o o o o o 00 00 00 00 o 00 o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 00 00 00 00 o o o o o o o o o o o o o o o o o o 347

El debate político en Palermo durante la guerra de sucesión española: ciudad, opinión e información Marina Torres Arce o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 00 o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o o 00 o o o o o o o o o o o o o o 349

Representaciones de las élites urbanas en espacios funerarios: interacciones, coincidencias y circulación de modelos a ambos lados del Atlántico Julio /. Polo Sánchez 00 00 00 o o 00 o 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 o 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 00 383

Alteraciones rituales e instituciones urbanas en las ceremonias episcopales compostelanas Fernando Suárez Galán OO O O O O OOOOOOOOOOOOOO O O O OOOO O OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO O O O OOOOOo o o ooooo o ooo ooooooooo o oooo o oo o oooo 419

Identidades urbanas en la monarquía hispánica

(siglos XVI·XVIII)

Edición a cargo de

Ofelia Rey Castelao Tomás A. Mantecón Movellán

2015

UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA