Registros Enfermeros. Reflexiones sobre su implementación
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TRABAJO FIN DE GRADO ENFERMERÍA
REGISTROS ENFERMEROS:
REFLEXIONES SOBRE SU
IMPLEMENTACIÓN
Alumna: Gema Escuredo Martínez
Tutor: Ramón del Gallego Lastra
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
3
ÍNDICE
RESUMEN................................................................................................................................................ 5
INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................................... 6
Justificación .......................................................................................................................................... 6
Objetivos .............................................................................................................................................. 7
Metodología.......................................................................................................................................... 7
Antecedentes y estado actual del tema ................................................................................................. 9
DESARROLLO DEL TRABAJO............................................................................................................... 12
Evolución histórica de los registros en Enfermería .............................................................................. 12
Motivos para la existencia de los RE. Valorar su importancia. ............................................................. 15
Legal .............................................................................................................................................. 15
Asistencial ...................................................................................................................................... 15
De calidad ...................................................................................................................................... 16
De investigación ............................................................................................................................. 18
De docencia ................................................................................................................................... 18
De gestión ...................................................................................................................................... 18
De reconocimiento social ................................................................................................................ 18
RE de la teoría a la práctica. Realidad de los RE en el trabajo cotidiano.............................................. 19
Priorización del «cuidado directo» sobre la documentación de dicho cuidado.................................. 21
Elevado número de pacientes por enfermero. Mucha carga asistencial ........................................... 22
Registros entendidos como formularios .......................................................................................... 22
Desconocimiento del lenguaje enfermero ....................................................................................... 22
Pertinencia de los registros informatizados en Enfermería .................................................................. 25
Pautas para la elaboración de mejores RE .......................................................................................... 29
Inmediatez y simultaneidad ............................................................................................................ 30
Inteligibilidad .................................................................................................................................. 30
Precisión ........................................................................................................................................ 31
Objetividad ..................................................................................................................................... 32
CONCLUSIONES ................................................................................................................................... 33
BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................................... 34
ANEXOS ................................................................................................................................................ 38
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
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RESUMEN
El registro del plan de cuidados todavía hoy continúa siendo un asunto de actualidad. Si bien es cierto que durante la etapa de pregrado, desde las instituciones académicas tiende a insistirse animosamente en la puesta en marcha de cada una de las fases del plan de cuidados, al llegar a la «vida real» del quehacer enfermero, parece que toda esta teoría queda difuminada en el fragor de la práctica asistencial. Podríamos decir que existen valiosas razones que justifican la existencia de unos registros enfermeros de calidad. La duda que se plantea actualmente es si la puesta en marcha de nuevas aplicaciones informáticas para el manejo de la documentación ayudará en la consecución de esos estándares. El presente trabajo, a través de la revisión de la literatura existente, tiene por objeto analizar éstas y otras cuestiones relevantes en relación con los registros enfermeros.
Palabras clave: registros en enfermería, registros electrónicos enfermeros, documentación enfermera
ABSTRACT
Planning care records still remains a current issue. While it is true that during the undergraduate stage, from academia tends to boldly emphasize in the implementation of each stage of the planning care, to get to the «real life» of the nursing task, there seems to be that all this theory is blurred in the heat of clinical practice. It seems to be reasons which justify the existence of quality nursing records. Currently the question is whether the implementation of new applications for handling the documentation will help in achieving those standards. This paper aims to examine these and other topics in relation to nursing records through a review of the literature.
Key words: nursing records, electronic nursing records, nursing documentation
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INTRODUCCIÓN
Justificación
Como se verá más adelante, existen multitud de normas que dan cuenta de la gran
importancia del registro en enfermería. Sin embargo y pese a todo ello, durante mi período de
estancias clínicas he podido observar por parte del personal asistencial un rechazo general
hacia el registro del denominado como Plan de Cuidados o Proceso de Atención Enfermera (de
aquí en adelante, PAE). Es habitual que Enfermería considere este aspecto como un punto
adicional a su labor asistencial, no sintiéndolo integrado como una función más de su tarea,
equiparable por ejemplo a otra serie de actividades como serían la administración de
medicación o la extracción de pruebas sanguíneas. En algunas ocasiones las enfermeras
sitúan la justificación a este rechazo en la elevada carga de trabajo «a pie de enfermo». En
otras, uno de los alegatos esgrimidos en contra del registro es lo engorroso de las aplicaciones
informáticas, con numerosos apartados e ítems diferentes a la hora de digitalizar el plan de
cuidados. Del mismo modo, la frustración generada por el empleo de formatos cerrados, que
no permiten abarcar las características específicas del paciente, suele dar lugar a registros
inexactos e incompletos.
Si bien es cierto que durante la etapa de pregrado, desde las instituciones académicas
tiende a insistirse animosamente en la puesta en marcha de cada una de las fases del plan de
cuidados, al llegar a la «vida real» del quehacer enfermero, parece que toda esta teoría queda
difuminada en el fragor de la práctica asistencial. Este conocimiento a pie de campo de la
realidad de la situación acostumbra a generar en el espíritu del alumnado, incluso desde antes
mismo de obtener la cualificación oficial, la idea de una metodología de trabajo alejada de la
realidad de la profesión. Estas percepciones no son nuevas. En una revisión bibliográfica
publicada en 1994, su autora, Serrano Sastre1, hacía referencia a estos hechos. Decía así:
“Los planes de cuidados se han utilizado más en la educación de las enfermeras que en la
práctica clínica”. Referencia también la misma autora a Farmer, para el cual esta desatención
en el registro de la actividad enfermera ha privado a la teoría de la concreción y abundancia
propias de la práctica.
Gracias a las nuevas aplicaciones informáticas puestas a servicio de los hospitales y
demás centros sanitarios, se ha logrado la integración de la historia clínica en un único archivo.
Este formato electrónico favorece el acceso rápido y a priori, sencillo, a toda la información
relativa al paciente. Además es vital para la comunicación entre distintos profesionales,
pertenecientes incluso a diferentes centros. No obstante, ¿aprovechan realmente los
enfermeros todas las potencialidades que estos nuevos programas ofrecen? ¿Supone
realmente una ayuda al registro o la falta de familiaridad del personal con estas herramientas
no es más que una nueva piedra en el camino de la documentación enfermera?
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Inan & Dinç haciéndose eco de varios estudios, afirman que los enfermeros
documentaban un 37% de las valoraciones y un 45% de las intervenciones.2 Por su parte, el
trabajo de Silva et al,3 también ofrece bajas tasas de documentación. En relación con el
llenado completo de los procedimientos enfermeros sólo se alcanzó un valor del 39,3%.
Con todo esto, ¿qué se entiende por registrar?, y más exactamente, ¿qué se entiende
por registros en enfermería? Registrar es,4 según la acepción recogida en el DRAE, y que está
en relación con el contexto que nos ocupa, Poner una señal o registro entre las hojas de un
libro, para algún fin. Anotar, señalar. Contabilizar, enumerar los casos reiterados de alguna
cosa o suceso. Jiménez Fernández & Cerrillo Martín,5 citando a Ruiz-Hontagas, dicen que se
entiende por registros enfermeros el soporte documental donde queda recogida toda la
información sobre la actividad enfermera referente a una persona concreta, valoración,
tratamiento recibido y evolución. Para otros autores como Deghan et al,6 la documentación
enfermera se define como el registro del cuidado enfermero, que es planeado y dado a
pacientes y clientes individuales por enfermeros cualificados u otros profesionales del cuidado
bajo el control de un enfermero cualificado. Ramos-Silva et al,7 citando a Ortiz & Chávez, dicen
que el registro de enfermería es el documento médico-legal en el que se plasma la atención
que se brinda de forma completa, basándose en una planificación y administración de las
necesidades de la persona para que se lleven a cabo las intervenciones de enfermería. Afirman
también que este documento es la base para mejorar la calidad del cuidado.
Objetivos
Valorando todos estos aspectos, la presente revisión bibliográfica pretende llevar a
cabo un análisis de la literatura publicada sobre los registros enfermeros –a partir de ahora,
RE– y de su actual implementación en la práctica clínica. Así, los objetivos a abordar son los
siguientes:
Realizar una aproximación de la evolución histórica de los RE.
Recopilar los principales motivos que justifican –o no– la existencia y la utilización de
los RE. Valorar la importancia de los RE.
Evaluar cómo se traducen los RE de la teoría a la práctica, cuánto de real tienen en el
trabajo cotidiano.
Analizar la pertinencia de los registros informatizados en enfermería.
Compendiar los criterios que hacen de los RE, registros de calidad.
Metodología
La metodología empleada para este análisis bibliográfico se compone, en primer lugar,
de la búsqueda en diversas bases de datos procedentes de las Ciencias de la Salud. Por otra
parte, y con el fin de estructurar la información seleccionada, organicé los diferentes contenidos
de los artículos por su relación con los ejes principales de este trabajo (detallados en el
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apartado Objetivos). Se descartaron aquellos artículos que, tras leerlos en profundidad, no
ayudaban a responder a las cuestiones planteadas. La lista de los artículos que pasaron la
criba se puede ver en el epígrafe Bibliografía. Por último, se puso por escrito el análisis de la
literatura.
Con respecto de la búsqueda de artículos, se realizó durante los meses de febrero y
marzo de 2014. Los criterios y estrategias que se manejaron para la búsqueda fueron
seleccionar cuidadosamente determinados descriptores y, en función, del título y del abstract,
escoger aquellos artículos que se ajustaban al interés de este TFG. Para acotar la búsqueda se
utilizaron las siguientes palabras clave o descriptores: registros de enfermería, registro
enfermero, nursing record, nursing records, historias clínicas en enfermería, historia clínica
electrónica, sistemas de información. Cabe señalar, además, que la mayoría de información
seleccionada ha sido publicada en inglés, si bien esta revisión también recoge documentos en
castellano y portugués. La imposibilidad de acceso a documentos con carácter de pago (los
encontrados en Cochrane y algunos otros de las mismas bases antes mencionadas) ha
supuesto una limitación a la búsqueda de artículos, y un factor insalvable para descartarlos.
Las bases de datos y otros repositorios consultados fueron Pubmed, Cinahl, Scielo,
Enfispo y Cochrane. También, gracias a Google académico se ha dispuesto de la información
contenida en una tesis doctoral, relevante en el epígrafe Evolución histórica de los registros en
Enfermería. Por último, a través del catálogo Cisne de la Universidad Complutense se ha
podido acceder a libros relacionados con el tema de este TFG. En la base de datos Pubmed, el
descriptor nursing record volcó 6308 resultados. En Cinahl, la palabra clave nursing records dio
acceso a 1192 artículos; y en Cochrane, a 20. Por su parte, a través de Scielo, con la palabra
clave registro enfermero se obtuvieron 22 resultados. En Enfispo, a través del descriptor
registros de enfermería, se tuvo acceso a 58 resultados; a través de historia clínica electrónica,
a 11; y con los descriptores sistemas e información, a 44. El descriptor historias clínicas en
enfermería, aportó algunos de los artículos destinados al apartado Evolución histórica de los
registros en Enfermería. Para ello se acotó la búsqueda marcando el período comprendido
entre 1980 y 1999. Se obtuvieron 16 hallazgos.
La criba de los artículos que se conservaron para la revisión se basó en los siguientes criterios:
En primer lugar, el año de publicación. Sólo se seleccionaron artículos pertenecientes a
los diez últimos años, esto es, de 2004 en adelante (los resultados que aparecen más
arriba ya están incluidos dentro de esta horquilla). Si bien es cierto, para los apartados
Introducción y Evolución histórica de los registros en Enfermería se modificó este
criterio. La intención no fue otra que abordar dicho contexto desde artículos coetáneos
al inicio de la puesta en marcha de los RE.
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En segundo lugar, se descartaron aquéllos que tras la lectura del abstract no
respondían con especificidad a los objetivos de este estudio. Por ejemplo, el artículo
titulado Paper-free future (Carlisle, 2010) quedó descartado por su carácter divulgativo.
Se prescindió también de documentos con formato de editorial, como Enfermería:
sistemas de información (Lobato, 2009); o de cartas al director, como Referrals of poor
record-keeping give the problem due prominence (Beach, 2013).
Antecedentes y estado actual del tema
No es posible entender la importancia de los RE sin atender al gran avance que,
durante las últimas cuatro décadas, ha experimentado la Enfermería en nuestro país como
entidad profesional independiente dentro del ámbito sanitario. Para Jiménez Fernández &
Cerrillo Martín, el punto de partida en este camino se sitúa, junto con la aplicación de los planes
de cuidados, en la creación del título de Diplomado en Enfermería.5 La existencia de un campo
propio de actuación, alejado de la antigua subordinación a otras disciplinas sanitarias, ha
comportado este valioso impulso. El experto enfermero ya no puede ni debe excusarse en esa
arcaica imagen de su labor, sino que ha de responder ante la sociedad con el nivel de calidad
que en alguien con su cualificación académica se espera. Es aquí cuando entra en juego el
concepto de Pensamiento Crítico.
Se entiende por Pensamiento Crítico en Enfermería al pensamiento informado, que
tiene un objetivo y está orientado a los resultados.8 Es decir, Enfermería ha de saber dar réplica
a las preguntas de por qué hace lo que hace (cuál es su objetivo) y cómo lo hace (qué
actividades implementa). De igual modo, ha de recoger la evidencia de la investigación para
justificar sus actuaciones. Hoy en día no se concibe una Enfermería autómata.
Para dejar constancia probada de su trabajo en el cuidado del enfermo, los
profesionales cuentan con la documentación de su actividad. Inan & Dinç consideran la
documentación como un componente capital de todas las fases del Proceso Enfermero.2 Según
estos mismos autores, el Proceso Enfermero se puede describir como “una aproximación
racional y sistemática de resolución de problemas utilizada como marco científico para
organizar los cuidados de enfermería individualizados mediante la identificación, prevención o
tratamiento de actuales o potenciales problemas de salud a través de las fases de valoración,
diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación”.2 Dice Alfaro-LeFevre8 que el Proceso
Enfermero es una herramienta para el Pensamiento Crítico. Y dentro de este Proceso
Enfermero, en su apartado de valoración, tiene cabida la recogida y registro de datos. De
acuerdo con la misma autora, este recoger y registrar aporta información para predecir,
prevenir, detectar, manejar y resolver problemas, preguntas y riesgos. Ayuda también a aclarar
cuáles serán los resultados que podemos esperar de nuestros cuidados, así como a reconocer
intervenciones personalizadas para cada paciente con el fin de conseguir alcanzar nuestros
objetivos.
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Por otra parte, el análisis de la historia clínica (y dentro de ella, del registro enfermero)
supone uno de los instrumentos utilizados frecuentemente por las agencias internacionales
certificadoras de calidad para evaluar la eficacia de la atención asistencial ofrecida.7 La
relevancia de esta transcripción es tal que ha derivado en la máxima de «Si no está registrado
no está hecho», de cara a hacer frente a procesos judiciales. Resulta cuanto menos curioso
que sea lo contrario a la misma lo más propio de la realidad del cuidado.9 El personal de
enfermería efectúa más acciones de las que documenta, de manera que los registros todavía
no se pueden considerar un buen instrumento con el que valorar la calidad de la atención.7 No
son pocos los autores que reconocen que la documentación enfermera es incompleta o de baja
calidad (Ver apartado RE de la teoría a la práctica. Realidad de los RE en el trabajo cotidiano).
La legislación vigente ha contribuido, sin duda, al registro de toda información relativa a
la salud del paciente. La Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía
del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica10,
conocida popularmente como «Ley de Autonomía del Paciente» recoge varios puntos de
relevancia en el tema que nos ocupa. En su artículo 3, dedicado a las definiciones legales, se
refiere a la documentación clínica como “el soporte de cualquier tipo o clase que contiene un
conjunto de datos e informaciones de carácter asistencial”. En el mismo artículo, describe la
historia clínica como “el conjunto de documentos que contienen los datos, valoraciones e
informaciones de cualquier índole sobre la situación y la evolución clínica de un paciente a lo
largo del proceso asistencial”. Esta ley también define la información clínica, de la que dice ser
“todo dato, cualquiera que sea su forma, clase o tipo, que permite adquirir o ampliar
conocimientos sobre el estado físico y la salud de una persona, o la forma de preservarla,
cuidarla, mejorarla o recuperarla”. Dentro del artículo 14, «Definición y archivo de la historia
clínica», establece que todos los profesionales que hayan intervenido en los procesos
asistenciales del paciente han de quedar identificados en la documentación. En cuanto al
contenido de la historia, en el artículo 15, dice que la cumplimentación de ésta, en los aspectos
relacionados con la asistencia directa al paciente, será responsabilidad de los profesionales
que intervengan en ella. Recoge, además, que ha de concentrar toda la información
trascendental para el conocimiento veraz y actualizado del estado de salud del paciente. La ley,
de igual forma, considera un derecho del usuario que quede constancia de la información
obtenida en sus procesos asistenciales. Agrupa los contenidos mínimos que la historia ha de
incluir, y dentro de los relativos a enfermería, se encuentran: la evolución y planificación de
cuidados de enfermería; la aplicación terapéutica de enfermería y el gráfico de constantes. En
su artículo 23, expresa el deber que los profesionales sanitarios tienen cumplimentar los
protocolos, registros, informes, estadísticas y demás documentación asistencial o
administrativa, que guarde relación con los procesos clínicos en los que intervienen, y los que
requieran los centros o servicios de salud competentes y las autoridades sanitarias,
comprendidos los relacionados con la investigación médica y la información epidemiológica.
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Este imperativo legal obliga a Enfermería a dejar constancia de su labor, ya sea por escrito o a
través de cualquier otro medio.
Tampoco conviene olvidar, que el propio Código Deontológico11 de la profesión en su
artículo 65 establece como deber de la enfermera/o compartir con sus colegas aquellos
conocimientos y experiencias que puedan contribuir al mejor servicio de los enfermos y al
fortalecimiento de la profesión.
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DESARROLLO DEL TRABAJO
A lo largo del siguiente texto se pretende responder a los objetivos planteados en el
apartado Introducción. Para ello, el Desarrollo de este TFG se ha sustentado en los ejes que, a
ojos de la autora, son las principales preguntas que en la actualidad se plantean a tenor de los
RE. A través de las bases de datos mencionadas en el epígrafe Metodología, se ha tenido
acceso a la documentación pertinente que aquí se referencia.
Recogiendo la información publicada en una tesis, algunos libros y diversos artículos se
busca dar réplica a cuestiones del tipo: ¿En qué momento podemos fijar la aparición de los
primeros documentos con cuidados de enfermería?; ¿por qué y para qué es o no importante el
RE?; ¿cuál es el nivel de calidad que alcanzan los RE actuales?; los RE informatizados,
¿incrementan o merman dicha calidad?; y por último, ¿existen recomendaciones o pautas en
favor de la consecución de mejores RE?
Evolución histórica de los registros en Enfermería
A la hora de analizar el desarrollo histórico de los registros en Enfermería sería cuanto
menos extraño dejar a un lado la labor de Florence Nightingale a mediados del siglo XIX. Sin
embargo, previo al trabajo de esta teórica, que mencionaremos más adelante, encontramos
también otros documentos de gran valor.
En este punto cabe señalar la figura de Bernardino de Obregón, fundador de la
Congregación de los Hermanos obregones (desaparecida en la actualidad). El hermano
Bernardino otorgó especial valor a la cultura como forma de desarrollo social. Así, los
enfermeros obregones se caracterizaron por recoger todas sus actividades en distintos libros,
entre los que se encuentran manuales de cuidados y técnicas de enfermería, de apoyo
psicológico y espiritual, normativas o Reglas para el funcionamiento de la Congregación,
etc.12,13
De acuerdo con García Martínez12 en Cuidar el cuerpo y salvar las almas: La Práctica
de la Enfermería según el modelo de la Congregación de enfermeros obregones, “las
Constituciones y Regla de los obregones recogen explícitamente la obligatoriedad de saber
leer, escribir y contar, aunque fuese «medianamente», para integrarse en la Congregación
como enfermero, ya que el trabajo hospitalario y administrativo exigían de las habilidades de la
lectura y de la escritura”. Este mismo autor reconoce que “el afán por dejar escrito todas y cada
una de sus actividades, tareas, funciones y resoluciones, es una constante en la
Congregación”.
La obra Instrucción de Enfermeros del hermano obregón Andrés Fernández se erige
como manual de referencia para conocer y entender la Enfermería de los siglos XVI y XVII.12
La intención del autor con la redacción de este documento incluye no sólo un afán docente
(que el enfermero sepa cómo hacer su trabajo), sino también de organización y recopilación
escrita de todos los conocimientos y técnicas del momento.14 En definitiva, buscaba facilitar la
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realización de las tareas y ayudar a los enfermeros en la priorización de los cuidados.14 En
palabras de García Martínez et al.,15 “La obra viene a cubrir la necesidad de disponer de una
recopilación del saber asistencial organizado, claro, sencillo y amplio, para que con su lectura
asidua el enfermero conociese todo lo fundamental acerca de su oficio”. Podríamos, en
resumen, considerarlo equiparable a una guía o manual de los que manejamos actualmente y
en el que se hayan incluidos diferentes protocolos de actuación enfermera. De la misma forma,
el texto a su vez recoge mucho de lo que posteriormente encuadrarían autoras
contemporáneas como Henderson en relación con la función propia de la Enfermería.14 Los
saberes que incluye el manual abarcan los siguientes puntos15:
Técnicas y procedimientos terapéuticos.
Prestación de cuidados de enfermería en determinadas enfermedades y situaciones de
urgencia.
Preparación, indicación y administración de distintas formas medicamentosas.
Conceptos de anatomía. Descripción de órganos y regiones anatómicas.
Consejos y orientaciones dietéticas.
Tareas y funciones diversas.
Dentro del apartado Técnicas y procedimientos terapéuticos, el hermano enfermero
Andrés Fernández emplea sistemáticamente el mismo esquema, que resulta similar al
empleado en los protocolos actuales12:
Prescripción por el médico.
Indicaciones del procedimiento/técnica.
Su descripción detallada.
Número de veces a utilizar.
Elaboración y forma de aplicación del compuesto que se emplee.
En éste y otros documentos queda patente cómo la Enfermería ejecutada por los
hermanos obregones en los siglos XVI y XVII contiene mucho de la que se desarrolla en la
actualidad. Las funciones desempeñadas por esta Congregación ya incluían los ejes
asistencial, docente, administrativo y de investigación, que se reconocen hoy como específicos
de la profesión.12
Aun entonces la Enfermería daba muestra de la necesidad de un campo de actuación
propio e independiente. La Congregación de los Hermanos obregones no era ajena a esta
situación. Así, en sus escritos se vislumbra no sólo la necesidad de habilidades sino también
de conocimientos teóricos en favor del avance de la profesión.15 Según García Martínez, en sus
Constituciones se manifiesta claramente que “ellos eran enfermeros y su finalidad, la práctica
de la enfermería”.15
Como precursores de los diferentes modelos enfermeros que proliferarían siglos más
tarde, llama poderosamente la atención el empeño de estos enfermeros por ejecutar su
actividad dentro de unos criterios comunes, reglados y estandarizados.12-14 Sus registros
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permitían llevar un control de los enfermos. Apuntaban los datos personales, la dieta prescrita,
el tratamiento pautado y, cualquier acontecimiento relacionado con su proceso. Asimismo,
informaban al facultativo de todo lo necesario. Pasaban visita con él y escribían sus
prescripciones para cumplirlas en el momento requerido. De idéntica forma sucedía con
cualquier tema relacionado con la administración del hospital.12 Por ejemplo, en relación con la
comida proporcionada a cada enfermo, los hermanos obregones se valían de apuntes tomados
según la patología de cada paciente y de las sugerencias proporcionadas por los médicos. En
esta misma línea, la obra de Andrés Fernández hace numerosas referencias a las bondades o
maldades de diferentes alimentos según el malestar que el enfermo padeciera.12
Por último, resulta fundamental el calado de este manual en el campo de la
investigación enfermera. Aunque sin llegar a establecerse como la metodología científica que
conocemos hoy, en las páginas de Instrucción de enfermeros sí hay cabida para la
experimentación. A partir de la observación, valoraban la administración de un determinado
remedio. En caso de que los resultados obtenidos fueran propicios, este conocimiento se
incorporaba al saber de la institución.12,15 Por el contrario, si no lograban el objetivo esperado,
se abría una nueva puerta a la experimentación en favor de la búsqueda de una solución.15
Todas estas conclusiones quedaban recogidas en el manual, que cada nueva edición iba
aumentando su contenido.12
A pesar del valor que entraña toda esta documentación, no es hasta dos siglos más
tarde cuando, gracias a la figura de Florence Nightingale, podemos hablar más propiamente de
RE como tal. La que es considerada como la creadora de la Enfermería moderna llevó a cabo
una completa y extensa recogida de datos. Gracias a observaciones y anotaciones que realizó
durante la guerra de Crimea, pudo aportar resultados estadísticos para la puesta en marcha de
su reforma enfermera. En los cientos de escritos que dejó esta autora encontramos buena
parte de sus conclusiones a todos esos años de reflexión y análisis.
Más recientemente, a finales de los años ochenta del pasado siglo XX, comienzan a
aparecer en España los primeros artículos que hacen referencia a la puesta en marcha de una
historia de enfermería en distintos centros. Dichos textos se refieren a los registros en
enfermería como un asunto novedoso del momento.16 Las enfermeras profesionales de
entonces requieren formación no sólo acerca del Plan de Cuidados, sino también acerca de la
redacción de comentarios y de la forma en que realizar la entrevista clínica.16,17 Sólo este hecho
pone de manifiesto el progreso alcanzado estos años, al menos, en la esfera académica.
Estos autores insisten en el rechazo hacia la mera y superflua recogida de datos.
Buscan en la «novel» historia de enfermería una manera de llevar a cabo una labor organizada,
más coordinada, que favorezca la continuidad de los cuidados y con ello una mayor calidad
asistencial. Conciben el PAE como un método de trabajo.16-18
En resumen, aunque algunas de las órdenes religiosas que iniciaron las tareas de
enfermería ya recogían informaciones pertinentes al cuidado, no es hasta los recientes años
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setenta cuando, a nivel global y tras la puesta en marcha del plan de cuidados, Enfermería
empieza a desarrollar registros con finalidades similares a las que estos documentos persiguen
actualmente.
Motivos para la existencia de los RE. Valorar su importancia.
Al hilo del debate acerca de la pertinencia o no de los RE, la pregunta es,
¿encontramos en la literatura motivos que los justifiquen? Podríamos decir que no existe una
única razón que argumente la utilización de los RE. En realidad éstos se justifican en mayor o
menor medida a partir de distintos frentes cada uno de los cuales, de manera independiente,
les da valor en sí mismos. Y que además, de una forma u otra, éstos se secundan entre sí.
Legal
En la actualidad, si hay un aspecto que dé cabida a los registros como parte del
quehacer enfermero es sin duda, el ámbito legal. Como mencionamos con anterioridad en el
apartado Introducción (Ver Antecedentes y estado actual del tema), el imperativo legal español
obliga a Enfermería a dejar constancia de su labor, ya sea por escrito o a través de cualquier
otro medio.5,10 Esta obligatoriedad no es sólo propia de nuestro ámbito sanitario, sino que
también se da en otros países como México7, Brasil3,18 o Reino Unido19 y en general, a nivel
global. La ley enmarca el RE como un derecho del usuario2,7,10,21,22, y lo transforma por tanto a
su vez en un deber legal y profesional para Enfermería.2,5,21 Además, el RE supone una prueba
objetiva que, en caso de procesos judiciales,5,22,20,23,25 puede ayudar a proteger al
profesional.3,19,20,22 Para algunos autores esta última ya debería ser motivación suficiente que
condujera al mantenimiento de unos buenos registros.21
Bajo el prisma de la ley, un cuidado de excelente calidad se diluye en el marco de un
registro incompleto o impreciso, de forma que puede incluso suscitar recelo sobre su
realización.3,5,20 Afirma Prideaux22 que “Una enfermera no puede defender vacíos en la gráfica
de balance hídrico con el alegato de que como el paciente rechazó beber no había nada que
documentar. El cuidado invisible no es cuidado y puede ser interpretado ante un tribunal legal
como prueba de abandono hacia el paciente”.
Asistencial
Un segundo punto de atención que habríamos de considerar a la hora de valorar la
importancia de los RE es el asistencial. ¿En qué medida plasmar por escrito la actividad que
Enfermería realiza en relación con el cuidado del paciente y la respuesta de éste a dichas
actuaciones puede incrementar la calidad de esa asistencia?
Al hilo de lo que comentábamos anteriormente, podríamos entender que si la misma
enfermera obviara plasmar por escrito que el paciente ha rechazado beber precisamente por el
hecho de que no ha bebido, estaría realizando un cuidado incompleto e insuficiente. Esta
interpretación nace de la concepción del RE como una parte embebida dentro del cuidado,
integrada en el mismo.20,22,23 No es algo separado22,23, al margen, que el profesional pueda
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escoger como una opción, que sólo se entienda si se dan las condiciones idóneas para
dedicarse a ello o, basándose en una interesada o sesgada interpretación de su vertiente legal,
como una elección personal si éste desea proteger su práctica.23 Para Griffith24 el deber [del
cuidado] de una enfermera no se limita al cuidado y tratamiento directos proporcionados a los
pacientes, sino que incluye también elementos indirectos como el intercambio de información y
el mantenimiento de los registros.
Podemos concluir, por tanto, que si como profesional uno desea colmar la inquietud
interna de desarrollar su trabajo con el máximo nivel posible, es irrebatible que esta labor ha de
incluir el registro como uno de sus pilares.
Por otra parte, la enfermería profesionalizada que conocemos hoy está muy lejos de la
atención y el cuidado 24 horas que, en caso de pérdida de la salud de alguno de los miembros
de la familia, se veían obligadas a prestar las mujeres del domicilio en la época de Florence
Nightingale. En la actualidad resultaría irracional imaginar que una misma enfermera viviera las
24 horas de la jornada junto a la cama de su enfermo. Incluso, no tiene por qué darse que la
enfermera tenga que cuidar a los mismos pacientes de la jornada anterior. O que, en caso de sí
conocerlos, éstos sean un número considerable. O quizás no tantos, pero con un estado tan
crítico que requiera retener mucha información para poder ayudarlos a cubrir todas sus
necesidades de forma notable. En esta coyuntura, el buen RE es percibido como un excelente
medio de comunicación entre colegas e incluso, supone una preciada fuente de información
para profesionales de otras disciplinas.3,20,22,25-27 Con las observaciones registradas por los
compañeros en turnos de trabajo o días previos, a la enfermera le resulta más sencillo dibujar
rápidamente una composición global del estado de salud de su paciente, de los cuidados
inmediatos que está requiriendo y, en caso de duda puntual, sabe que dispone a su alcance de
las fuentes para resolverla. Conoce el cuidado que se realizó, el que se lleva a cabo
actualmente y el que se planea en el futuro.23
Podemos afirmar, entonces, que los RE redundan en una mayor calidad en la atención
del paciente. Y esto es así porque favorecen la continuidad de los cuidados al margen de quien
sea el profesional que los administra.3,5,7,21,27 En el caso concreto del informe de enfermería,
éste sirve además para mejorar27 “la capacidad de autocuidado por parte del paciente, y la
seguridad que el paciente tiene sobre su situación de salud, […]” De la misma forma, son
varios los autores que sostienen que los registros incompletos o confusos merman la
comunicación2,3,7 y la continuidad de los cuidados.2,3
De calidad
En el RE las enfermeras documentan cada uno de los pasos del PAE. Quedan
plasmados la valoración, el diagnóstico, la planificación, la ejecución y la evaluación del
paciente en relación con sus respuestas ante los problemas de salud. De esta manera, el RE
es, a priori, una excelente fuente de información, pues recoge todo el proceso del cuidado,
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
17
cómo el enfermero gestiona las distintas eventualidades que a lo largo del tiempo hayan ido
surgiendo y cómo el paciente modifica sus respuestas en función de esa gestión. Pues bien,
tomando como base el concepto de RE como fiel y veraz reflejo de la labor de Enfermería,
podemos considerarlo fuente a partir de la cual valorar la calidad de dicha asistencia.
Son varios los autores que reconocen la importancia de la documentación enfermera
como instrumento para valorar la calidad de la atención que reciben los pacientes.3,9,19 Silva et
al3 reconocen esta, dicen ellas, “correlación positiva entre los registros y la calidad del cuidado”.
Por su parte, Ramos-Silva et al.7 añaden que el RE, como parte incluida en la historia clínica,
es una herramienta empleada habitualmente por las agencias internacionales garantes de la
calidad a la hora de valorar la asistencia.
Hernández Sánchez et al.25 recuerdan la procedencia del concepto «calidad» dentro de
la industria. Relata la transformación de este término, progresando desde la idea de «garantía
de calidad al de mejora continua de calidad». Afirman también que “se basa en la implicación
de todos los trabajadores para poder medir, documentar y evaluar la calidad de todo proyecto
focalizado en el cliente, a través de la identificación de los aspectos de la asistencia en los que
hay oportunidad de mejora.” Siguiendo la estela de lo que comentábamos al inicio de este
subapartado en referencia al proceso de atención enfermera o PAE, estos autores alaban la
organización y planificación del cuidado adoptada través de esta metodología. De acuerdo con
Hernández Sánchez et al., al permitir reevaluar los resultados, el PAE contribuye a la mejora
constante de los cuidados.25
En la literatura disponible encontramos que buena parte de los autores establecen una
equivalencia entre buena calidad del RE y mejoras en el cuidado.3,9,22 De Marinis et al.,9
recogiendo a su vez enunciados de otros autores, manifiestan que “un registro preciso,
completo y orientado al proceso se describe como la base central para la calidad del cuidado
del paciente”. Paralelamente, Inan et al.2 reconocen por su parte que “una documentación
enfermera inadecuada o escasa puede afectar negativamente al cuidado del paciente e impedir
la efectividad, calidad y visibilidad del trabajo enfermero”. En la misma línea, Gomes et al.19
afirman que “la finalización incorrecta y, sobre todo, la falta de periodicidad y continuidad [en la
ejecución de los registros] son factores que de manera irreversible impiden cualquier tipo de
evaluación, la certificación, la creación de indicadores […]”. También para Silva et al.,3 los
registros incompletos merman la calidad del cuidado realizado.
La realidad actual es que, pese a los intentos que se han llevado a cabo hasta ahora en
favor de unos registros más pertinentes y completos, aún no se logran alcanzar buenos niveles
de calidad en los mismos.3,6,22 Los resultados del estudio publicado por Inan & Dinç2 en el que
se pretendía, entre otras cosas, analizar la relación entre el cuidado relativo a la higiene
proporcionado por 85 enfermeras de unidades de cuidados intensivos de un hospital de
Turquía y la documentación que registraban acerca de ese cuidado, reflejaron que, las
enfermeras documentaban la mayoría del cuidado que realizaban. Sin embargo, aparecieron
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
18
también incongruencias entre las tareas que se llevaban a cabo y las que se registraban, lo que
evidenció una documentación de baja calidad.
A colación de este caso, recalcamos de nuevo que los RE no siempre reflejan la
realidad del cuidado.9 Es importante recordar que mientras que un buen RE conlleva una buena
planificación y ejecución en el cuidado proporcionado,9 un RE pobre, por el contrario, no
significa cuidados de mala calidad. Como analizaremos con detalle más adelante, por norma
general, los enfermeros no otorgan demasiado valor al RE, de manera que hacen más de lo
que luego reflejan sus escritos.7,25 Esto limita al RE de cara a servir de guía para analizar la
calidad de la atención prestada.7 En definitiva,24 “el propio documento en sí no asegura la
calidad en el acto del cuidar. Por tanto, el RE es una condición necesaria, pero no suficiente,
para asegurar la calidad de los cuidados, ya que para cuidar adecuadamente no es necesario
efectuar un buen registro, en cambio un mal RE deja incompleto el trabajo de la enfermera.”
De investigación
Los RE integran toda la información del cuidado diario. De forma que los apuntes y
observaciones contenidos en ellos, sirven de sustento para la investigación enfermera.5,25 A
partir de una evidencia científica de calidad, mediante unos RE elaborados adecuadamente,
Enfermería puede evolucionar hacia el conocimiento de más altos estándares20,23. Esta
información basada en la evidencia orienta así la creación de protocolos y procedimientos de
actuación conjunta.25
De docencia
Y a su vez, como fuente de información, los RE sirven para el aprendizaje tanto de
estudiantes como de enfermeros ya titulados.5 Esto se puede dar de forma directa, a través de
la lectura y el trabajo sobre los propios RE o, como decíamos en el subapartado anterior, a
través de los protocolos y procedimientos creados a partir de ellos.
De gestión
Los RE sirven también para orientar a los gestores en vista de disponer de una prueba
fehaciente que dé constancia de las necesidades reales tanto a nivel de recursos humanos
como materiales.5,25
De reconocimiento social
Cuando Enfermería desarrolla RE enfermeros oportunos y completos, que alcanzan el
nivel que hoy en día se exige a sus profesionales, hace a los demás, tanto a otros compañeros
del sector sanitario como a la sociedad en general, partícipes de su trabajo diario. Por el
contrario, los RE escasos o incompletos impiden el crecimiento de la Enfermería como
profesión,5,7 pues esconden su trabajo.2 Al fin y al cabo, los RE son prueba de la capacidad
profesional20 por lo que realizarlos se convierte en una necesidad.21
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
19
Al reflejar por escrito su actividad, Enfermería la hace patente.19 Así, el RE da muestra
del papel independiente que desempeña la enfermera en la actualidad.5,27 Da muestras de un
campo de trabajo propio que se desarrolla en colaboración con los de otras disciplinas dentro
del ámbito sociosanitario. Y de esta forma, legitima su actividad.3
Todos estos puntos parecen dar razones de peso para apoyar la elaboración de RE de
calidad (Ver Anexo I). Ahora bien, ¿cómo es el día a día en la ejecución de los RE?,
¿adquieren el nivel que a la luz de los motivos aquí analizados se les exige?
RE de la teoría a la práctica. Realidad de los RE en el trabajo cotidiano.
Parece ser que en la práctica, los RE distan bastante de satisfacer los estándares de
calidad que de ellos se espera. Según las afirmaciones procedentes de muchos de los autores
de la bibliografía consultada, una documentación insuficiente no sólo afecta a la calidad del
cuidado prestado (como ya hemos comentado en varias ocasiones anteriormente), sino que
puede comprometer la seguridad del paciente.3 Esta amenaza a la seguridad de los pacientes
es más considerable en las unidades de cuidados intensivos, donde la situación de los
enfermos es crítica.2
Si la documentación no alcanza el nivel exigido, arrastra consigo estas deficiencias en
cada uno de los frentes que la sustentan. Es decir, no facilita la comunicación, ni promueve la
calidad y continuidad de los cuidados ni tampoco cumple con los requerimientos legales y
profesionales.2
Owen,20 tomando la cita del Nursing and Midwifery Council (NMC 2002) en su guía de
directrices para los registros, escribe: “Un buen registro es la marca de un enfermero hábil y
seguro”. Y aunque como vimos en el apartado previo de este trabajo parecen ser varias las
razones que justifican la existencia de RE de calidad, la literatura da pie a pensar que el día a
día de los mismos se aleja bastante de estas buenas intenciones.20 Continuando con Owen,
este mismo autor recurre de nuevo al NMC, para recordar20 que éste, en su informe anual del
curso 2002-2003 sobre la conducta profesional de los enfermeros, publicaba unos datos cuanto
menos preocupantes con respecto al tema que nos ocupa. Según dicho informe, en el apartado
de cuestiones relacionadas con la práctica clínica, el mantenimiento de unos buenos registros
era la falta más acusada llegando a alcanzar un valor del 30% sobre el total. El estudio
publicado en 2010 por De Marinis et al.9 en el que, a través de la observación directa de la
atención prestada y el examen simultáneo de las anotaciones, pretendían analizar la relación
entre el cuidado dado a los pacientes y las actividades recogidas en los registros, arrojó la
conclusión de que los enfermeros hacen más de lo que documentan. De hecho, al examinar la
conexión entre ambas variables, sólo se obtuvo un porcentaje del 40%. La investigación
divulgada en 2011 por Ramos-Silva et al.,7 resolvió que los enfermeros no efectúan un registro
correcto de su trabajo. Estos autores comentan que, o bien directamente el RE es inexistente o
bien, tiene tantas faltas que merma la calidad del cuidado proporcionado a los pacientes (Ver
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
20
Anexo II). De la literatura recogida y analizada por Dehghan et al.,6 se extrae que sólo entre el
5’6-17’9% de la documentación enfermera era buena, y que el contenido de la misma estaba
incompleto. Como ya comentamos en páginas anteriores, el registro inadecuado de las
actividades enfermeras puede generar dudas sobre su ejecución. De forma que, si el RE no
existe, no podríamos asegurar la realización de esas actividades.3
Un inconveniente que Dehghan et al.6 ponen sobre la mesa en cuanto a su propio
estudio, es que no pueden especificar si los huecos en la documentación analizada son
consecuencia de la despreocupación de los enfermeros o, por el contrario, se deben a que no
hay necesidad de completar esa información. Esta traba, quizás a simple vista, podría hacerse
extensible a otros estudios. Sin embargo, entramos aquí en discrepancia con la limitación que
este equipo plantea a su propio trabajo. Entendemos que la mera carencia de información
acerca de que tal o cual aspectos del cuidado no son requeridos, supone una negligencia en sí
a la hora de completar los registros. Y recordamos para ello el ejemplo narrado por Prideaux22y
que ya mencionamos en apartados anteriores (ver subapartado Asistencial).
La bibliografía menciona muchas de las características que llevan a considerar a los
RE carentes de calidad. Se trata de documentos inapropiados, inconsistentes, que además,
olvidan el cuidado de los pacientes y no evidencian sus respuestas. Tampoco se caracterizan
por seguir una secuencia u orden lógicos.2 Para Dimond28 se distinguen por su falta de
claridad, con comentarios ambiguos del tipo “tiene un buen día” y por la ausencia de
información, por ejemplo, olvidar registrar la administración de alguna medicación. Incluso, dice
también este autor, que en caso de que se detecte un problema, la enfermera omite la
intervención que ha llevado a cabo para solventarlo. Añade que se producen importantes
errores ortográficos y de decimales. En el estudio que llevaron a cabo Hernández Sánchez et
al.,25 un 46’6% de las enfermeras reconocieron tener dificultades de forma habitual para leer las
notas de otros compañeros. A otro 33’3%, esto les ocurría en ocasiones. Tarruella21 obtuvo
resultados similares al respecto. Tras examinar 100 páginas de RE pertenecientes a tres
hospitales diferentes, determinó que más de la mitad presentaban dificultades para su lectura e
incluso, muchas de las anotaciones incluían tachones y espacios en blanco (en contra de las
recomendaciones –Ver subapartado Pautas para la elaboración de mejores RE–). Lo mismo
sucedió en la documentación examinada por Ramos-Silva et al.,7 en la que más del 50% de los
RE también contenían tachaduras y correcciones. Mención aparte merece el empleo de
abreviaturas, siglas y símbolos que, a pesar de agilizar la realización de los RE, dificultan la
comunicación y pueden conducir a deducciones equívocas.21 En cuanto a la identificación del
profesional, por sorprendente que pueda resultar, aún hay RE que carecen del nombre, la firma
o el código del enfermero encargado de su redacción. O que, en el caso de sí tenerla, la
presentan de forma inentendible,7,9,21 al igual que a veces ocurre con la caligrafía. En línea con
lo expuesto por Dimond,28 Tarruella21 denuncia también la carencia de neutralidad en la
escritura. Recomienda que junto a asunciones similares a “buen aspecto” o “diuresis
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
21
abundante”, entre otras, las enfermeras aporten los datos objetivos que les han llevado a
sostener tales afirmaciones.
Echando un vistazo a la literatura de los últimos años, parece que las causas que se
aducen con más frecuencia, y prácticamente en exclusividad, para tratar de buscar explicación
al bajo nivel de los RE, se sustentan en cuatro pilares. Esos pilares o puntos son los siguientes:
Priorización del «cuidado directo» sobre la documentación de dicho cuidado.
Elevado número de pacientes por enfermero. Mucha carga asistencial.
Registros entendidos como formularios.
Desconocimiento del lenguaje enfermero.
Vamos ahora a desglosar con un poco más de detalle estas cuestiones.
Priorización del «cuidado directo» sobre la documentación de dicho cuidado
La idea que muchas enfermeras manejan sobre los registros, hace que éstos sean
entendidos como una actividad adicional a su trabajo. Es decir, ven en el RE una mera tarea
administrativa añadida a las que consideran sus verdaderas funciones. Lo perciben como una
carga.26 Así, el no dotar de valor a la ejecución de los RE, hace que la calidad de éstos se vea
mermada.
Prideaux22 se hace eco de un estudio desarrollado por Karkkainen et al. en el año 2005
en el que precisamente se reconoce ésta como una de las causas de la pobreza de los RE. De
Marinis et al.9 defienden también este argumento como origen de la baja calidad de los RE -“el
cuidado del paciente es la prioridad de la actividad enfermera”-, y una vez más, ponen la
atención en lo errado de la idea que dice que lo que no está registrado no está hecho. Si las
propias enfermeras los consideran contraproducentes, no resulta extraño que no se alcance
buena calidad en los registros.22
En el estudio realizado por Hernández Sánchez et al.,25 pese a centrarse más en los
aspectos técnicos de su trabajo, la mayoría del personal entrevistado (un 93’3%) sí otorga
importancia a dejar constancia escrita de su labor. No obstante, algunas de estas enfermeras
reconocen que no registran todos los cuidados que efectúan. A este respecto, la tabla 3
muestra el valor que las enfermeras de este estudio otorgaban a según qué anotaciones25 (Ver
Anexo III).
Por otro lado, los registros pobres no suponen un problema para las enfermeras. Si los
registros son incompletos, las enfermeras se valen de los informes verbales como vía
alternativa de comunicación.9
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
22
Elevado número de pacientes por enfermero. Mucha carga asistencial
Otro de los factores esgrimidos para excusar el bajo nivel de los RE es el elevado
número de pacientes que cada enfermera tiene a su cargo.9 Con tantos pacientes sobre los
que priorizar cuidados directos, aparentemente no hay momento para dedicarse a registrar el
trabajo realizado. Claro, esto es en el caso de que se conciba el registro de una actividad ya
realizada, no así la idea del proceso enfermero como método que guíe los pasos de actuación.
Inan & Dinç2 reconocen la importante tarea que supone el RE. Sin embargo, ven en la
intensidad del quehacer cotidiano y en lo agudo del estado de los pacientes, un obstáculo para
elaborar los RE de forma minuciosa y regular. Coinciden con ellos en este aspecto, Silva et al.,3
para quienes los hospitales se enfrentan a la dificultad de mantener una plantilla de enfermería
suficiente que pueda conciliar tareas de atención y de gestión. De Marinis et al.9 comentan que
la documentación es más baja en aquellos días en que las enfermeras tienen que realizar más
actividades de cuidado propiamente dicho, en relación con aquellos otros en los que el ritmo de
trabajo a pie de enfermo es menor. Esta realidad refleja la idea que mencionábamos en el
punto anterior. Las enfermeras entienden el RE como algo burocrático, nunca preferente sobre
las necesidades de los pacientes.9,20 Sí como “algo que hacer si sobra tiempo”.9 Podemos
deducir, por tanto, que las enfermeras no entienden el registro como parte del Proceso
Enfermero, a través del cual deliberar cómo actuar (Juicio Clínico). Al contrario, ocurre que para
ellas el registro supone, como decíamos en el párrafo anterior, la documentación de acciones
ya desarrolladas.
Registros entendidos como formularios
Las pautas proporcionadas por el NMC tienen el objetivo de orientar en la realización
de los RE. Sin embargo, las interpretaciones opuestas que se hacen sobre los mismos
continúan siendo un obstáculo de cara a mejorar su ejecución.20 Hernández Sánchez et al.25
referencian la existencia en la literatura de informaciones que avalan la negativa de los
profesionales enfermeros a registrar como consecuencia de la falta de adecuación de los
documentos, allá a mediados de los años noventa. Los mismos autores afirman también el
cambio que ha desarrollado esta tendencia en los últimos tiempos, de manera que ya se
establecen investigaciones que enlacen los RE con los cuidados prestados. Adquieren así valor
los instrumentos que se ajustan a la realidad y facilitan el RE, pero distan de ser meros
formularios.
Desconocimiento del lenguaje enfermero
La taxonomía enfermera es vista por muchas enfermeras como engorrosa o
complicada. Ello puede ser debido a una falta de costumbre con el uso de esta clasificación
común. Este aspecto, que repercute en la calidad de los RE, se ha hecho más patente con la
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
23
implementación de los sistemas electrónicos (cuestión que abordaremos un poco más
adelante).
Paans et al.29 apuntan que el empleo de estas aplicaciones informáticas basadas en el
proceso enfermero es insuficiente para lograr una documentación adecuada. Las enfermeras
fracasan a la hora de documentar a través de estos sistemas. Y esto es así porque carecen del
conocimiento suficiente acerca de cómo extraer e igualmente, acerca de cómo transmitir, la
información relativa a los diagnósticos y las intervenciones.
Nos planteamos ahora la cuestión, ¿qué sí y qué no registran los enfermeros?
La valoración de los signos vitales parece ser uno de los aspectos que las enfermeras
tienen en cuenta en el momento del registro. De acuerdo con Inan & Dinç, y basándose éstos
en sus estudios, el cuidado individualizado del paciente no se hace palpable en la
documentación enfermera. Dicha documentación, por contra, sí incorpora el registro de los
signos vitales y de la administración de medicación.2 Tanto Ramos-Silva et al.7 como Paans et
al.29 se hacen eco de investigaciones desarrolladas en Estados Unidos, Suiza y Suecia. A partir
de éstas concluyen que, además de los signos vitales, los síntomas correspondientes y los
factores relacionados, los RE evaluados apenas cuentan con un diagnóstico formulado de
forma apropiada. Añaden también que los pormenores de las intervenciones y sus resultados
están documentados escasamente.7,29
En cuanto a la educación sanitaria, pese a que constituye un importante papel en el
desempeño de las enfermeras, en la investigación publicada por De Marinis et al.,9 y según los
mismos autores también en otros artículos divulgados, apenas forma parte de los registros. De
hecho, en su propio trabajo, la relación que se recoge entre la educación sanitaria realizada por
las enfermeras y la documentada, apenas alcanza el 3%.
Algo similar ocurre con los cuidados relacionados con la higiene. De manera que en el
estudio desarrollado por Inan & Dinç2 aunque la mayoría de los cuidados vinculados a la
higiene son registrados, existe también cierta inconsistencia, un 22’6%, entre aquello que se
hace y aquello que se documenta. No obstante, este estudio demuestra que el cuidado de la
higiene de los pacientes está manifiesto en los RE.
Con respecto al dolor manifestado por los pacientes, los resultados volcados a partir de
las investigaciones de De Marinis et al.,8 muestran que la evaluación del dolor apenas se
documenta, si bien es cierto que las enfermeras lo valoran a menudo. Dicen los autores que
estas conclusiones coinciden con las encontradas en la literatura.
De Marinis et al.8 afirman también que las enfermeras registran más datos anormales o
patológicos que psicológicos. Por ejemplo, el día previo a una intervención quirúrgica
documentan el estado de la piel y si se ha llevado a cabo la preparación del intestino. Y durante
los días posteriores, anotan la cantidad de drenaje, el balance hídrico y si hay peristaltismo.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
24
Ocurre de nuevo que las enfermeras, pese a revisar con frecuencia la herida quirúrgica, sólo
registran que han hecho tal valoración cuando se producen infecciones o hemorragias.
Por último, Prideaux22 referenciando a Paans et al., expone que al registrarse en
momentos diferentes, el proceso diagnóstico-resultados-intervenciones apenas está enlazado.
En principio, la evaluación del progreso y de los resultados está relacionada con el diagnóstico.
Pese a ello, parece ser que a la hora de la verdad, las evaluaciones se centran más en
valoraciones generales sobre el estado de salud actual de los pacientes que en reflexiones
basadas en los diagnósticos.29 Por su parte, en la investigación realizada por Gomes et al.,19 se
comprobó que las enfermeras no reevalúan diariamente a sus pacientes. No se tenía en cuenta
la evolución de éstos durante la estancia hospitalaria, sino que se registraba de forma
automática. En el estudio desarrollado por Inan & Dinç,2 las enfermeras directamente no
empleaban planes de cuidados con sus pacientes, ni estandarizados, ni individualizados. Y
esto pese a la insistencia de la dirección de enfermería en la importancia de seguir el proceso
de atención enfermero.
Llama la atención, al hilo de lo que comentábamos antes que, por encima de las
necesidades de los pacientes relacionadas con el cuidado, las enfermeras escriban más acerca
de datos médicos. Esto es, antes que cambios posturales o aspectos relacionados con el
sueño-descanso o con la higiene, las enfermeras documentan aspectos biológicos de la
situación del paciente, que son más próximos a la clínica que a las respuestas de la persona
ante su enfermedad. Exponen De Marinis et al.9 que el origen de esta situación parece situarse
en la idea de un modelo biomédico en relación con el cuidado. De esta manera se explica que
las enfermeras den más importancia a la comunicación de aspectos físicos por encima de la
comunicación de aspectos sobre el cuidado básico. Y de ahí que Enfermería registre sin
problema, por ejemplo, acciones vinculadas a la administración de medicación o a la extracción
de analíticas. En definitiva, por esta concepción histórica acerca de un modelo biomédico del
cuidado, los profesionales enfermeros parecen estar más cómodos al manejar terminología
clínica y no tan seguros cuando se trata de aspectos psicosociales. A este respecto, Gomes et
al.19 reseñan un estudio en el que se analizaron 130 gráficas de pacientes de un hospital
público. Los resultados de este análisis probaron que, en el momento de documentar aquellas
actividades que eran independientes de la prescripción médica, ni siquiera se registraron un
40% del total. Y en la misma línea, mencionan también otro estudio en el que se examinaron
424 gráficas de pacientes y cuyos registros acerca de la evolución en los problemas requeridos
de cuidados, son prácticamente idénticos a la documentación propia de las evoluciones
médicas. En este estudio, sólo 8’7% de las gráficas fueron seleccionadas como buenas; sólo el
45’8% tenía anotaciones relevantes al proceso enfermero; y de éstas, sólo el 2’6% estaban
completas.
A este respecto, Carpenito-Moyet30 recuerda que el conocimiento del profesional
enfermero proviene de varias disciplinas. Afirma que pretender discernir completamente los
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
25
patrones funcionales de salud de la valoración física busca sólo un fin organizativo. Y sostiene
asimismo que cualquier alteración en un patrón funcional puede afectar al funcionamiento de
los sistemas del cuerpo o al funcionamiento de otro patrón funcional porque el ser humano se
concibe como un todo. Esta autora habla de un modelo bifocal de la práctica clínica enfermera:
cuando el enfermero trabaja de forma independiente y cuando lo hace en colaboración con el
médico. Desde esta visión podemos justificar el registro de anotaciones de índole clínica.
Igualmente, éstas no han de excluir las propias de la labor enfermera.
En cuanto a su propia investigación, Gomes et al.,19 recogieron historias clínicas de
pacientes que o bien, obtuvieron el alta o bien, fueron exitus entre los meses de febrero a abril
de 2008. Finalmente la muestra estuvo conformada por 240 (100%) historias. Tanto el apartado
destinado al diagnóstico enfermero, con un 58,7%, como el apartado de evolución enfermera,
con un 64,6%, fueron tenidos en cuenta como no conformes (Ver Anexo IV).
Pertinencia de los registros informatizados en Enfermería
Las conocidas como tecnologías de la información y comunicación o TICs (en inglés,
information and communication technology o ICT31) también han alcanzado la esfera sanitaria.
En mayor o menor medida dependiendo de la institución o incluso, dentro de éstas,
dependiendo del servicio, muchos de los datos referidos a los pacientes se encuentran ya en
soporte electrónico. De hecho, en algunos países han supuesto el intercambio de información
sobre la salud del paciente incluso a nivel regional o nacional.31
A simple vista, la digitalización supone un avance, si tenemos en cuenta la aparente
facilidad en el acceso a datos concretos o siquiera por una mera cuestión de espacio. Ahora
que hemos analizado las razones que justifican (e incluso, obligan -si nos ceñimos al aspecto
legal-) el empleo de RE, y en relación con esta nueva sistemática a la hora de manejar la
información, nos planteamos las siguientes cuestiones: ¿En qué medida la informática ayuda al
registro de datos en enfermería? ¿Y a la puesta en marcha del plan de cuidados? ¿Son estos
sistemas informáticos intuitivos? ¿Los enfermeros realmente emplean todo el potencial que
ofrecen? ¿Qué opiniones recoge la literatura acerca de esta nueva forma de RE?
Los enfermeros, como parte integrante de este contexto sanitario, han de hacer frente a
los avances tecnológicos que imperan en el entorno.32
Zadvinskis et al.,33 se hacen eco de la siguiente definición para el término tecnologías
de la información en salud. De acuerdo con estos autores, consiste en “la aplicación del
procesamiento de la información que incluye tanto el hardware como el software que se
encargan del almacenamiento, la recuperación, el intercambio y el uso de la información de la
atención en salud, los datos y el conocimiento para la comunicación y la toma de decisiones”.
Ya que las enfermeras van a ser las encargadas de trabajar con estos sistemas de RE
electrónico, es importante contar con su beneplácito a la hora de implementar dichas
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
26
aplicaciones. Su puesta en marcha va a suponer que este colectivo deba aprender destrezas
para su uso.34 Lo preciado es que éstas se utilicen y que se utilicen bien. Al fin y al cabo, no
dejan de ser una considerable inversión económica por parte de los gobiernos.24
Los sistemas de registro informático deben ser acordes con las múltiples actividades
que realizan las enfermeras y con la cuantiosa cantidad de pacientes que conforman el
acelerado entorno sanitario.33 El interés reside en que las enfermeras mejoren la exactitud de
sus registros.29
De Marinis et al.9 ven en el uso de los RE informatizados y en la utilización de un
lenguaje común enfermero, una vía para posibilitar que los enfermeros registren sus cometidos.
Para ello, Paans et al.29 proponen que la aplicación electrónica, además de estar estructurada
lógicamente, admita la flexibilidad en el uso de las fases del proceso enfermero. Sugiere
también, que ésta esté acompañada con otros recursos de información y guías, de forma que
así pueda ayudar a las enfermeras en la conexión de las diferentes variables del proceso
enfermero.29,37
Por otra parte, Stonham et al.26 comentan que para organizar la información de manera
que aporte datos que sirvan para medir la calidad y el rendimiento de la atención a los
pacientes, se requieren sistemas que incluyan una comunicación eficaz entre profesionales e
instituciones, tanto sociales como del ámbito de la salud.22,26 Al compartir la información
garantizamos la continuidad de los cuidados.34 Esta comunicación permite también que los
datos sean introducidos una vez, pero consultados por diferentes personas,33 desde diferentes
lugares,34 muchas veces. Así se libera de carga al personal de enfermería.26 La historia clínica
electrónica mejora esa comunicación.33 Debe ser comprensible y significativa,32 con la intención
de facilitar la participación del paciente en su propio proceso de salud.22,31 Además, gracias al
registro electrónico los datos se pueden consultar retrospectivamente y también de forma
instantánea, en tiempo real, así como establecer comparaciones.26 Esta organización de la
información además de permitir la comunicación y los exámenes de calidad, ayuda en la
investigación.26
Otro punto a favor de los RE electrónicos es que posibilitan con mayor sencillez el
empleo de un lenguaje estandarizado y ayudan a mejorar la exactitud de los diagnósticos
enfermeros.35 Contar con un lenguaje estandarizado contribuye a que los enfermeros puedan
registrar de forma más clara lo que quieren decir.26 Permite, además, utilizar estos datos en
investigación cotejándolos de igual a igual.26,35 De esta manera ayuda a la interpretación crítica
de la calidad del cuidado dado.26 Aporta, por tanto, un escenario basado en la evidencia que,
junto con los planes de cuidados estandarizados, redunda finalmente en una destacada
atención al paciente.26 En resumen, dotar a la terminología enfermera de una estandarización
otorga solidez a sus registros y asegura el entendimiento entre profesionales.32 Prideaux,22 a
partir de las asunciones de otros autores, va más allá. Reconoce el lenguaje normalizado
enfermero como un punto fundamental para la mejora de la documentación, y añade que la
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
27
ambigüedad a la hora de realizar los RE es una limitación para el avance en la digitalización de
los mismos.
Como decíamos, estas aplicaciones informáticas acompañan en la toma de decisiones
gracias a sus planes de cuidado estandarizados. Ayudan a los enfermeros en el razonamiento
a la hora de establecer los diagnósticos y al reconocimiento de los resultados y de las
intervenciones más precisos.35 De manera que sirven para orientar el pensamiento enfermero y
encauzar su toma de decisiones.32 Si por ejemplo, un paciente es diabético, el sistema orienta
entre la posibilidad de que establezcamos nuevas pautas en su dieta o bien, redirijamos su
caso a la consulta de un nutricionista.8 Sin embargo, varios autores coinciden también al
afirmar que las herramientas informáticas en ningún caso reemplazan las habilidades
necesarias propias de los enfermeros para establecer un razonamiento diagnóstico correcto.8,35
Zega et al.,35 haciéndose eco de las palabras de Gordon, exponen que “la enfermera continúa
siendo la herramienta de medida más sensible”. En esta línea Alfaro-LeFevre8 sostiene que el
profesional es “responsable de asegurarse de que posee la información más actualizada, de
aplicar el pensamiento crítico y de considerar el contexto […] para tomar las decisiones finales”.
Por otro lado, Gomes et al.19 al contrario de lo que hemos mantenido hasta este punto,
referencian en la literatura estudios que muestran que aquellos sistemas que proporcionan a la
enfermera un espacio donde escribir libremente, sin contar con formas estandarizadas, han
facilitado el desarrollo de pensamiento crítico. Y sentencian que no es suficiente con
herramientas informáticas para solucionar los problemas que presentan los RE. Paans et al.29
sostienen también que no está claro si se logran informes enfermeros más exactos con el
proceso enfermero orientado al problema. Entran en discrepancia estos autores con las
asunciones de Alfaro-LeFevre y Carpenito-Moyet. Así, la primera sostiene que los sistemas que
permiten llevar a cabo un registro sistematizado favorecen que la mente ponga su atención en
otros aspectos también relevantes. Con ellos, se elude la ansiedad que otorga el miedo a
olvidar anotar algún dato.8 Asimismo, para Carpenito-Moyet30 ser experto en el cuidado
estandarizado proporciona la libertad para centrarse en otros problemas que requieran de
atención.
Con relación a las diferencias en el consumo de tiempo según se utilice el RE manual o
el RE informático, llama la atención que, al contrario de lo que podría parecer, hay estudios que
afirman que la historia enfermera electrónica aumenta la demanda de horas que las enfermeras
dedican por paciente y día entre 15 y 26%.33 Dicen Zadvinskis et al.33 que la dinámica de
equipo puede verse afectada por dicho aumento de tiempo destinado a documentar y el estrés
que esto genera en los enfermeros. Por el contrario, González Sánchez et al.36 comentan que,
en los estudios que ellos revisaron, o bien parecen no encontrarse muchas diferencias entre un
formato u otro, o bien, los RE electrónicos suponen disminuciones de tiempo destinado a
documentar información de hasta un 21’8% según la diversidad de ítems que se recojan. En
cuanto a los resultados obtenidos a la luz de su propio trabajo, con el RE informatizado
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
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enfermería dispone de más tiempo para el cuidado directo del paciente. Esta ganancia de
tiempo no sólo es una impresión que sienten los propios enfermeros, sino que se debe también
a las aplicaciones que permiten la entrada automática de datos (de esta forma son más
exactos) previa validación por parte de los profesionales. Así se consigue agilizar el trabajo.
Los autores recuerdan, por otro lado, que este incremento en el tiempo disponible podría
igualmente desperdiciarse.36
La literatura también se hace eco de aquellos obstáculos que podemos atribuir a la
implantación de estas nuevas formas de registro. Entre ellas, el tiempo que lleva poner en
marcha esta metodología con programas tecnológicos y además, lo costoso del proceso.20 O la
pérdida de eficacia derivada de los errores en el sistema.24 Según cómo los enfermeros se
adapten a estas tecnologías, y mientras eso ocurre, pueden darse errores accidentales con el
manejo de datos, problemas con la coordinación del cuidado o con la comunicación, o quizás,
si hay demoras a la hora de administrar los tratamientos, pueden aumentar los índices de
mortalidad.33 De hecho, Zadvinskis et al.33 en relación con el empleo de los lectores de códigos
de barras para la administración de medicación, aluden a diversos estudios que reflejan escasa
evidencia en la disminución del error a la hora de utilizar este sistema.
En cualquier caso, y a pesar de estos hándicaps, parece que el paso del RE manual al
RE informatizado no deja de implicar un avance a medio o largo plazo (al menos en el manejo
de datos), una vez se superen estos obstáculos iniciales y se sepa sacar todo el partido a las
potencialidades que estos nuevos sistemas ofrecen. Englebright et al.,32 concluyen que la
historia clínica electrónica supone una ocasión para mejorar los resultados del cuidado y para
la puesta en marcha del trabajo colaborativo. Con todo esto, las enfermeras son las
encargadas de seleccionar datos relevantes que, a partir de los registros informatizados, se
conviertan en conocimiento para mejorar el cuidado. Para Min et al.37 los futuros sistemas de
RE electrónico van a mejorar la calidad de los datos porque apoyan la práctica y
documentación enfermeras. En esta línea se posicionan Zega et al.,35 quienes afirman que con
esa calidad en los datos recogidos se alcanzarán mejores resultados en el cuidado. A su vez
Tarruella,21 pone en aviso sobre el surgimiento de nuevos contratiempos. Ya para aparcar este
punto, González Sánchez et al.,36 aunque confirman que la mayoría de los estudios defienden
el progreso que viene de la mano de los registros electrónicos -en su propio estudio resulta
considerado un método de registro más completo (ver Anexo V)-, mencionan asimismo la
creencia de que para el trabajo clínico es más provechosa la documentación manual, a
diferencia del registro informático que se presenta más ventajoso para la consulta y manejo de
la información. La propia experiencia nos dice que, finalmente, a día de hoy esto último es lo
que otorga la informática. La realidad actual es que una vez concluye el turno, Enfermería
registra las acciones ya realizadas. Esto es, las enfermeras documentan lo que han hecho, no
lo que van a hacer. No se valen de la información y ayuda informáticas para realizar juicios que
les permitan tomar decisiones, sino que simplemente, registran una actividad ya implementada.
De aquí se deduce que el cuidado de ese momento no se ve influido por el registro. Una
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salvedad a esta asunción, más propia de la dinámica de trabajo del hospital, es la actividad en
AP. El trabajo en centro de salud sí parece prestarse más al empleo de la informática como
asistente en el acceso a la información para asesorar al paciente o para sugerir un plan de
cuidados. En apenas un clic cuentan con anexos que resumen las recomendaciones que
quieren aportar a los pacientes.
Lo cierto es que muchas de las afirmaciones de los autores que mencionamos más
arriba están basadas en planteamientos teóricos y poco apoyados en pruebas científicas. De
hecho, estudios como el desarrollado por Herráiz,34 cuyo fin era conocer un poco más acerca
de la adaptación de un equipo de enfermeras comunitarias a la nueva historia clínica
electrónica, se fundamentan a partir de encuestas que proporcionan información acerca de la
satisfacción del personal con estas nuevas herramientas. Son precisamente estudios basados
en la opinión de las enfermeras, pero no dotados de pruebas fehacientes que den lugar a
afirmar la existencia de un paralelismo entre el progreso en el desarrollo de juicio clínico y la
implementación de aplicaciones informáticas. En este mismo sondeo resulta llamativa la alta
puntuación que las propias enfermeras otorgan a la cuestión que relaciona un buen
aprovechamiento de la historia electrónica con el conocimiento del lenguaje enfermero34 (Ver
Anexo VI). Esto parece poner de manifiesto que las enfermeras son conscientes del valor que
adquiere contar con un lenguaje común. Es conveniente tener en cuenta, no obstante, que la
mayoría de las veces, estos estudios cuentan con la participación de personal especialmente
interesado en el tema. La consecuencia que se deriva de ello es que buena parte del grueso de
los trabajadores pueden quedar fuera de dichos estudios, lo que supone un sesgo a sus
conclusiones.
Pautas para la elaboración de mejores RE
Resulta poco realista pensar en un RE universal que responda a los requerimientos de
información de todos los enfermeros.20,22 A pesar de esto, sí existen una serie de
características generales que, de cara a lograr mejores niveles de calidad, es oportuno que se
den en ellos (Ver también Anexo VII).
Para Jiménez Fernández & Cerrillo Martín.,5 “Un buen registro debería ser aquel que
recogiese la información suficiente como para permitir que otro profesional de similar
cualificación asumiera a continuación sin dificultad la responsabilidad del cuidado del paciente”.
Silva et al.3 añaden que “[…] los registros deben verter el máximo de conocimiento sobre las
condiciones de salud de los individuos, incluyéndose tanto aspectos referentes a los
procedimientos como a las necesidades, quejas o evolución […]”.
En la actualidad queda descartada la idea de que, al margen del tiempo y del espacio
destinados para ello, es mejor cuanto más se registre.5 En cambio, prima el planteamiento de
recoger sólo aquella información que sea relevante,23,29 de manera que los RE sean
precisos.2,3,7 Por supuesto, han de ser individualizados a cada paciente y formar parte de su
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historia clínica.7 Han de contar con información veraz2,7,20,21 y actualizada.7,20 También, deben
ser comprensibles2,7,20,29 y estar escritos siguiendo un orden lógico.7,21,29 En cuanto a las
abreviaturas, es conveniente que no se utilicen.20,21 Si no es así, que al menos estén aceptadas
por la institución.5,7,8,21,38 Un aspecto muy importante de los registros es que contengan la firma
e identificación del enfermero responsable de su elaboración,2,5,7,20,21 así como la fecha,5,20,21 y
la hora.5,7 Dimond 23 pone especial énfasis en la necesidad de que la firma del autor del registro
sea fácilmente reconocida. De esta manera, si alguno de los términos anotados no permiten
una clara lectura, poder contactar con la persona que suscribe la información. Sobra decir que
se trata de documentos confidenciales.7
Prideaux21, citando a Hutchinson et al., recuerda que todo lo que escriben las
enfermeras, algún día puede ser visto por el propio paciente. Con esto recomienda que se
eviten juicios de valor o cualquier tipo de expresiones emotivas a la hora de ejecutar los
registros. Siguiendo la línea de esta sugerencia, también Ramos-Silva et al.,7 se valen de otros
autores para recordar aquello que no debe formar parte de los RE. Como ya hemos
mencionado, no se deben incluir calificativos sobre procederes o actuaciones del paciente.
Tampoco es conveniente mencionar si hay poca plantilla o si existen rencillas entre
compañeros.
De manera un poco más detallada, vamos a ver qué aportan algunos autores sobre
varias de estas características que comentamos.
Inmediatez y simultaneidad
Una manera de escapar de posibles errores u olvidos es registrar cualquier
procedimiento que se lleve a cabo siempre inmediatamente después de su realización.5,38 Y en
cualquier caso, nunca antes.5 Si sucede que en ese momento es imposible el registro en la
documentación oficial, es de utilidad tomar nota en una agenda y, en cuanto haya ocasión,
registrarlo como corresponde.38 No obstante, conviene destacar que esta pauta está dirigida al
registro de aquellas acciones que ya hayamos ejecutado y no tanto a la construcción del juicio
clínico encaminado a decidir la acción.
Inteligibilidad
Si hay un aspecto que se exige a los RE para que realmente cumplan su función, ése
es que sean inteligibles y claros.22 Prima que resulten fáciles de leer. Un registro que no puede
ser interpretado por alguien distinto a quien lo redactó o incluso, por esta misma persona
transcurridos ciertos años, pierde cualquier utilidad5 y puede, además, conllevar a errores.22
En caso de tratarse de RE escritos a mano, hay que escribir siempre con tinta5,38 y,
debido a ello, resulta habitual la existencia de correcciones en los textos. Pues bien, en
referencia a este punto, son diversos los autores que desaconsejan el uso de líquidos
correctores. Esto se entiende dentro de la necesidad de hacer patente al lector de dicha
modificación y permitir la visión del dato original. Preferiblemente, tachar las anotaciones
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
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equivocadas con una única línea y ponerlas entre paréntesis acompañadas de la palabra
«error» y de las iniciales del enfermero que lo suscribe.5,23,38 Como el plan de cuidados exige
una revaloración continua, prácticamente diaria, en caso de que ciertos aspectos dejaran de
ser relevantes, se puede utilizar un subrayador amarillo para marcarlos. De esta forma, si fuera
necesario fotocopiar, lo subrayado no dificultaría la lectura.30 Se desaconseja también dejar
espacios en blanco5,21,22,38 y dibujar una línea entre ellos, si los hubiera. Si fuera necesario
registrar algo que se hubiera olvidado previamente, la sugerencia es hacerlo en el mismo
instante en que se recuerde y escribir las palabras «anotación tardía». A continuación, añadir
día y hora de la modificación. En ningún caso, anotar nada entre líneas.5,38
En cuanto a la caligrafía, para Griffith24 una mala escritura supone un peligro para la
seguridad del paciente. Este autor relata diversos ejemplos de casos en los que una letra
difícilmente entendible en las anotaciones enfermeras ha derivado en graves consecuencias
para la salud de los usuarios. Comenta de igual manera los peligros de los medicamentos a los
que la Organización Mundial de la Salud ha denominado SALADs, del inglés, sound alike or
look alike, y cuya traducción al español sería «suenan como o parecen como». El peligro de
estos fármacos es la facilidad que tienen para conducir a confusión en caso de una caligrafía
poco clara. Un ejemplo muy identificativo serían los nombres comerciales de Losec® (cuyo
principio activo es omeprazol) y Lasix® (cuyo principio activo es furosemida). Para evitar tales
equivocaciones, subraya los consejos dados por la Red de Seguridad de Medicación Irlandesa
(Irish Medication Safety Network) en el año 2010. Entre ellos, escribir los nombres completos
de los medicamentos y la dosis exacta.24 También Luis Rodrigo, Fernández Ferrín y Navarro
Gómez aconsejan38 utilizar buena letra o en su defecto, de imprenta, para hacer los RE.
Precisión
Mucha de la información que Enfermería registra en un determinado momento, puede
ser requerida en el futuro por diferentes motivos. De ahí, lo primordial del rigor de ésta.28
Si hablamos del término precisión, podemos desgranarlo desde tres puntos de vista
diferentes. Los RE han de ser precisos en el sentido en que han de reflejar información
verdadera sobre el paciente. Han de proporcionar información que sea completa y exacta. Y
han de ser precisos también en cuanto a la facilidad para la interpretación de sus términos.22
Asimismo, deben rehuir de comentarios vacíos que no aportan ningún significado,22 y de
comentarios repetitivos que sólo acrecientan el tiempo dedicado a registrar.5 En definitiva,
anotaciones concretas y concisas.38 En este sentido, lo recomendable es apuntar solamente
aquellos aspectos que no se encuadren dentro de la actividad habitual o esperable del
servicio.5 Sí se deben referenciar y describir cada una de las etapas del cuidado suministrado22
y no exclusivamente aquellos aspectos relacionados con la fisiología y patología del enfermo.5
Prideaux, haciéndose eco de las recomendaciones de Griffith, aconseja22 seguir un
orden cronológico a la hora de registrar en favor de unos textos más precisos. Jiménez
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Fernández & Cerrillo Martín también subrayan la importancia de estructurar los registros.5 Para
ello proponen la guía a través del patrón «problema-actuación-revisión». Como indicamos en el
apartado Pertinencia de los registros informatizados en Enfermería recogido en páginas
anteriores, actualmente existen diversos programas informáticos que proporcionan estamentos
necesarios para guiar el acopio de datos e incluso, colaborar con el desarrollo del plan de
cuidados. Algunas de estas aplicaciones, permiten ordenar la información relativa a la
valoración, por ejemplo, a partir del modelo de Patrones funcionales de Marjory Gordon, u
otras, a través del modelo de Necesidades de Virginia Henderson.
Aunque es deseable que la precisión forme parte de los RE, parece ser que tampoco
existe un acuerdo global acerca de todos los requerimientos que llevan a calificar de “preciso”
un texto enfermero.22
Objetividad
Tanto con respecto a actitudes del paciente como en la propia escritura.
Como hemos señalado previamente, es fundamental evitar juicios de valor ante
cualquier comportamiento del usuario.22 Dicen Jiménez Fernández & Cerrillo Martín5 que lo
ideal es detallar la actitud del paciente sin añadir comentarios de índole personal. Ponen el
siguiente ejemplo: Es adecuado decir que el paciente consume cocaína en determinados
momentos o situaciones, pero es inadecuado calificarle con el término «drogadicto». Continúan
diciendo que, en caso de que fueran los allegados quienes pronunciaran tales comentarios
subjetivos y en caso de que éstos fueran relevantes, lo ideal sería que los profesionales
tomaran nota de ellos punteándolos entre comillas y referenciando a la persona que ha
aportado esta información.
En cuanto a la escritura, es importante añadir aquellos datos objetivos que realmente
completen las propias conclusiones del profesional de cara a la interpretación que de ellas
puedan hacer otras personas.21 Traemos de nuevo a colación unos ejemplos que ya
mencionamos en el apartado RE de la teoría a la práctica. Comentarios del tipo “tiene un buen
día”,28 “buen aspecto”, “diuresis abundante”, “ingesta oral escasa” o “va comiendo mejor”21 no
aportan datos concretos. Carecen de verdadero significado para el receptor.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
33
CONCLUSIONES
Este trabajo ha tenido la pretensión de poner sobre la mesa ciertas cuestiones en lo
que respecta al RE que, todavía hoy, después de cuatro décadas de planes de cuidados aún
siguen de actualidad. A la luz de las aportaciones recogidas por diversos autores, documentar
el plan de cuidados sigue siendo uno de las asignaturas pendientes de la profesión. A lo largo
de todo este texto queda patente la distancia que los profesionales establecen entre la propia
actividad como tal y el registro de la misma. El origen de que las enfermeras perciban esta
separación puede situarse en el interés que existe por parte de los gestores en documentar las
acciones realizadas por las mismas enfermeras. Esta idea entra en discrepancia con la
concepción misma del Proceso Enfermero. La finalidad de éste sería precisamente guiar la
toma de decisiones. Sin embargo, tal y como se proyecta en la actualidad, pierde su entidad.
Esto es así porque en lugar de promover la toma de decisiones de cara a resolver un problema,
ocurre que recoge el registro de unas intervenciones que ya han sido previamente
implementadas. De esta manera, a ojos de los profesionales enfermeros, los RE no suponen
más que una pérdida de tiempo en su tarea, una mera recogida de datos que en nada ayuda a
su propia actividad. El registro de las propias acciones no derivará tanto en una mejora del
cuidado (que no se verá influido), sino que será el Proceso Enfermero a través de la
deliberación para la identificación y resolución de problemas el que sí favorecerá la toma de las
mejores decisiones de cara a un cuidado de más calidad.
Por otra parte, se ha abierto un nuevo frente con la implementación de aplicaciones
informáticas que han supuesto una revolución en cuanto a las posibilidades de registrar la
información. No sólo en cuanto al manejo de los datos, sino también como parte colaborativa
en el proceso asistencial. Eso sí, en ningún caso como sustituto de la autonomía del
profesional a la hora de tomar cualquier decisión. En lo relativo a cómo la digitalización de la
información puede incrementar o favorecer la calidad del registro del plan de cuidados, aún son
necesarios más estudios que den respuesta a esta pregunta.
En cuanto al presente trabajo, si bien ha pretendido valorar diversos aspectos de los
RE, de cara a futuros proyectos es deseable el abordaje más detallado de esta última cuestión.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
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RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
38
ANEXOS
ANEXO I
Tabla 1. Razones para un servicio eficaz de gestión de registros
Apoyar el cuidado del paciente y su continuidad.
Apoyar las circunstancias del día a día en que se basa la entrega del cuidado.
Apoyar la evidencia basada en la práctica clínica.
Apoyar la gestión administrativa y de toma de decisiones como parte del conocimiento de
base.
Cumplir con los requerimientos legales.
Cumplir con las auditorías médicas y otras.
Apoyar mejoras en la efectividad clínica a través de la investigación y también apoyar
funciones de archivo.
Cuando quiera y donde quiera haya una necesidad justificada de información, y en cualquier
medio que sea requerido.
Dimond B. Exploring the principles of good record keeping in nursing. Br J Nurs [Internet]. 2005
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c8963047c2dd%40sessionmgr4001&vid=1&hid=4214&bdata=Jmxhbmc9ZXMmc2l0ZT1laG9zd
C1saXZl#db=c8h&AN=2005113345 Table 2, The reasons for an effective records management
service; p. 461.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
39
ANEXO II
Tabla 2. Resultados de la entrevista a los profesionales de enfermería sobre los elementos de los registros de enfermería
Variable n (%)
Elementos descriptivos de los registros de enfermería
Anotan el nombre y dos apellidos del paciente 90 (100)
Fuente de obtención de la edad del paciente que se registra Hoja de enfermería previa
27 (30)
Historia clínica 21 (23,3)
Edad indicada por el paciente y/o familiar 42 (46,7) Fuente de obtención del diagnóstico médico del paciente
Hoja de enfermería previa
21 (23,3)
Historia clínica 58 (64,4)
Ficha de identificación 1 (1,1)
Médico responsable del paciente 10 (11,1)
Fuente de obtención del número de registro
Hoja de enfermería previa
25 (27,8)
Historia clínica 47 (52,2)
Ficha de identificación 12 (13,3)
Censo de pacientes 6 (6,7) Fuente de obtención de la fecha de ingreso del paciente
Hoja de enfermería previa
30 (33,3)
Historia clínica 25 (27,8)
Ficha de identificación 13 (14,4)
Libreta de control de ingreso y alta del servicio 22 (24,4) Fuente de obtención del estado de conciencia que se registra
Valoración neurológica completa dirigida
65 (72,2)
Sólo el interrogatorio del paciente 9 (10)
Únicamente la observación directa del paciente 16 (17,8)
Documentación de las características de los medicamentos administrados Nombre genérico, horario, vía de administración y dosis
66 (73,3)
Nombre comercial, horario, vía de administración y dosis 2 (2,2)
Utilizando los 10 correctos de la administración de medicamentos 22 (24,4)
Determinación de la fuente del tipo de alimentación requerido Hoja de ordenes médicas
34 (37,8)
El paciente 7 (7,8)
Historia clínica 1 (1,1)
Hoja de órdenes médicas y el paciente 48 (53,3) Momento del registro de la defecación y diuresis del paciente
En el momento del evento
50 (55,6)
Al final de la jornada 10 (11,1)
Durante la jornada 30 (33,3) En la sección de diagnósticos y acciones de enfermería se describe
La valoración del paciente en el momento del registro
72 (80)
Descripción de todo lo previamente registrado 2 (2,2)
La valoración del paciente al final de la jornada 16 (17,8)
Ramos-Silva E, Nava-Galán MG, San-Juan D. Conocimiento y percepciones de la adecuada
cumplimentación de los registros de enfermería en un centro de tercer nivel. Enferm Clínica
[Internet]. 2011 May-Jun [citado 23 mar 2014];21(3):151-8. Disponible en:
http://zl.elsevier.es/es/revista/enfermeria-clinica-35/conocimiento-percepciones-adecuada-
cumplimentacion-los-registros-enfermeria-90020581-originales-2011 Tabla 2, Resultados de la
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
40
entrevista a los profesionales de enfermería sobre los elementos de los registros de
enfermería; p. 155.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
41
ANEXO III
Tabla 3. Importancia de las anotaciones
Importancia
concedida a la hora
de anotar
Poca o ninguna Media Muy importantes o
imprescindibles
Constantes (TA, FC,
Temperatura) 100%
Aspecto psicológico 13,3% 13,3% 73,3%
Medicación
administrada 100%
Aspecto social 19,9% 26,6% 53,3%
Hora del registro 6,6% 6,6% 86,6%
Aspectos fisiológicos 6,6% 20% 73,3%
Parámetros dialíticos 6,6% 93,3%
Hernández Sánchez D, Rodríguez Calero MA, Gutiérrez Navarro MJ, Bolaños Herrezuelo G.
Elaboración de un registro enfermero para hemodiálisis según la norma ISO 9001:2005. Rev
Soc Esp Enferm Nefrol [Internet]. 2007 Ene-Mar [citado 21 abr 2014];10(1):15-22. Disponible
en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-13752007000100003&lang=pt
Tabla 1, Importancia de las anotaciones; p. 18.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
42
ANEXO IV
Tabla 4. Identificación de la conformidad de la sistematización del cuidado enfermero en los registros de los
pacientes ingresados en la unidad de medicina interna de un hospital público, desde febrero a abril de 2008.
Registros Conformidad (nº-%) No conformidad (nº-%) Total (nº-%)
Diagnóstico enfermero 99 – 41,3 141 – 58,7 240 – 100
Prescripción enfermera 212 – 88,4 28 – 11,6 240 – 100
Anotaciones de la
evolución en enfermería 85 – 35,4 155 – 64,6 240 – 100
Gomes Franco MT, Nishio Akemi E, D´Inocento M. Evaluation of the nursing records in the
medical records of patients hospitalized in an internal medicine unit. Acta Paul Enferm
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http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0103-21002012000200002&script=sci_arttext&tlng=en
Table 2, Identification of the conformity of the NCS (nursing care systematization) in the medical
records of patients admitted to the clinical medical unit of a public hospital, from February to
April, 2008; p. 166.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
43
ANEXO V
Gráfico 1. Opiniones de un equipo de enfermería en la comparación de formas de RE
Nota: Se considera el parámetro 1 como mejor valor y el 5, como peor valor.
González Sánchez JA, Cosgaya García O, Simón García MJ, Blesa Malpica AL. Registros de
enfermería: convencional frente a informatizado. Unidad de cuidados críticos. Enferm Intensiva
[Internet]. 2004 Abr [citado 12 abr 2014];15(2):53-62. Disponible en:
http://zl.elsevier.es/es/revista/enfermeria-intensiva-142/registros-enfermeria-convencional-
frente-informatizado-unidad-cuidados-13062964-articulos-originales-2004 Figura 1, Ítems
significativos en la valoración de enfermería comparando registros. (Considerando 1 mejor
valor y 5 peor valor); p. 56.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
44
ANEXO VI
Tabla 5. Respuestas a la encuesta. (Cuestionario Implantación SIA-Abucasis II)
Mediana P25 P75
1.-La historia electrónica de salud de Abucasis es UTIL para el registro de la mayoría
actividades que realiza la enfermera en Atención Primaria. 7 5 8
2.-La Valoración de los Patrones Funcionales de la historia electrónica de salud que
hacen las enfermeras se ASOCIA a la utilización de la metodología enfermera.
6 5 7
3.-Los registros que realizan las enfermeras en la historia electrónica de salud
FACILITAN la toma de decisiones de éstas.
6 5 7
4.-El registro informatizado que realiza la enfermera en la historia electrónica de salud
AUMENTA su carga de trabajo.
8 6 9
5.-Los NIC (Clasificación de Intervenciones de Enfermería) que aparecen asociados a los
Diagnósticos de Enfermería en la historia electrónica de salud DISMINUYEN la
variabilidad en la práctica clínica entre profesionales.
6 5 7
6.-Los registros que realiza la enfermera de Atención Primaria en la historia electrónica
de salud pueden estar relacionados con la CONTINUIDAD de los cuidados entre los
diferentes niveles de atención sanitaria.
7 6 8
7.-Los conocimientos previos que tiene la enfermera de Atención Primaria en la
utilización de las nuevas tecnologías (ordenadores personales, impresora, teléfonos
móviles, PDA, uso de Internet) ESTA RELACIONADO con su disposición a la utilización
de la historia electrónica de enfermería.
7 5 8
8.-La utilización de los Patrones Funcionales, Diagnósticos de Enfermería y los NIC de la
historia electrónica de salud por las enfermeras de Atención Primaria PROPORCIONA
un VALOR ANADIDO al trabajo de estas en comparación con las que no la utilizan.
7 6 8
9.- Los recursos que ofrece la historia electrónica de salud (Escalas de valoración,
Dietas, Recomendaciones generales o Consejos personalizados, Graficas de
seguimiento etc.) ESTAN RELACIONADOS con la CALIDAD PERCIBIDA por los
profesionales que la utilizan.
7 5 7
10.-La enfermera DEBE CONOCER el lenguaje enfermero -Valoración de los Patrones
Funcionales, Diagnósticos de Enfermería, NIC (Clasificación de Intervenciones), para
optimizar la historia electrónica de salud.
8 7 9
11.-La metodología enfermera con los lenguajes estandarizados (Diagnósticos, NIC,
NOC) se RELACIONAN con la calidad de atención que prestan las enfermeras en
Atención Primaria.
6 5 7
12.-Los registros que realiza las enfermera de Atención Primaria en la historia electrónica
de salud MEJORAN la continuidad de cuidados entre diferentes niveles asistenciales. 7 6 8
13.-La utilización del ordenador para realización de los registros en la historia de salud
electrónica DISTORSIONA la comunicación enfermera-usuario/paciente.
6 4 8
Nota: Los parámetros de esta encuesta respondían a valores comprendidos entre el 1 (completamente en desacuerdo)
y el 9 (completamente de acuerdo).
Herraiz Mallebrera A. Actitudes y conocimientos de las enfermeras de atención primaria tras la
implantación de la historia electrónica de Salud-SIA-Abucasis II en la Comunidad Valenciana.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
45
Enferm Integral [Internet]; 2009 Jun [citado 4 abr 2014];86:31-34. Disponible en:
http://www.enfervalencia.org/ei/86/REVISTA-EI-86.pdf Tabla 4, Respuestas a la encuesta.
(Cuestionario Implantación SIA-Abucasis II); p. 33.
RE: REFLEXIONES SOBRE SU IMPLEMENTACIÓN. Gema Escuredo Martínez [2014]
46
ANEXO VII
Tabla 6. Factores que contribuyen al mantenimiento de registros eficaces
Es importante que los registros sean verídicos, congruentes y precisos.
Escribirlos tan pronto como sea posible después de que el acontecimiento haya
ocurrido, proporcionando información actual del cuidado y de la situación del paciente.
Escribirlos de manera clara y de forma que no puedan ser borrados.
En caso de que sean necesarias modificaciones o adiciones, que estén acompañadas
de fecha, hora y firma, y que la anotación inicial se pueda leer claramente.
Fechar de forma precisa, incluyendo la hora y la firma. Ésta ha de estar al lado de la
primera entrada anotada.
No incluir abreviaturas, lenguaje muy técnico, frases carentes de significado,
especulaciones irrelevantes ni afirmaciones subjetivas que puedan ofender.
Los registros han de poderse leer si es necesario fotocopiarlos.
Siempre que sea posible, han de estar escritos con la participación del paciente o de
su cuidador.
Han de escritos de forma que el paciente pudiera entenderlos.
Han de seguir un orden correlativo.
Han de identificar los problemas existentes y las acciones realizadas para rectificarlos.
Han de proporcionar evidencia clara del cuidado planeado, de las decisiones que se
han tomado, del cuidado realizado y de la información compartida.
Dimond B. Exploring the principles of good record keeping in nursing. Br J Nurs [Internet]. 2005
Apr 28-May 11 [cited 2014 Apr 13];14(8):460-2. Available from:
http://web.a.ebscohost.com/ehost/detail?sid=9f921fcf-723c-4a4a-a232-
c8963047c2dd%40sessionmgr4001&vid=1&hid=4214&bdata=Jmxhbmc9ZXMmc2l0ZT1laG9zd
C1saXZl#db=c8h&AN=2005113345 Table 3, Factors which contribute to effective record
keeping; p. 461.