Cultura Mapuche en el Curriculum Nacional: El Pulso de la Interculturalidad en Chile
¿QUÉ SIGNIFICA SER MAPUCHE HOY? Desentrañando factores relevantes en el juicio de identificación...
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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
INSTITUTO DE SOCIOLOGÍA
¿QUÉ SIGNIFICA SER MAPUCHE HOY?
Desentrañando factores relevantes en el juicio de
identificación mapuche en adolescentes de la Región
Metropolitana
por
MARIEL MATEO PIÑONES
Tesis presentada al Instituto de Sociología de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, para optar al grado de magíster en
sociología
Profesor guía:
EDUARDO VALENZUELA
Comisión Informante:
DAVID BRAVO
SOLEDAD HERRERA
EDUARDO VALENZUELA
Marzo, 2015
Santiago, Chile
©2015, Mariel Mateo Piñones
2
©2015, Mariel Mateo Piñones
Se autoriza la reproducción total o parcial, con fines académicos, por cualquier medio
o procedimiento, incluyendo la cita bibliográfica que acredita al trabajo y a su autor.
3
AGRADECIMIENTOS
Son muchas las personas que han contribuido a esta tesis. Quisiera agradecer
especialmente al profesor Eduardo Valenzuela, a Belén Unzueta, Francisco Olivos,
Álvaro Riquelme y a los integrantes de mi comisión de tesis por su permanente
disposición a apoyarme en el proceso de investigación y por su generosidad al enriquecer
desde sus diversos puntos de vista este trabajo. Asimismo, manifiesto mi gratitud al
Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (ICIIS) y al Instituto de
Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile (ISUC) por becarme en el
desarrollo de mis estudios de magíster.
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CONTENIDO
INDICE DE TABLAS .................................................................................................... 6
RESUMEN ..................................................................................................................... 7
1 INTRODUCCIÓN .................................................................................................. 8
2 JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA .................................................................. 11
3 MARCO TEÓRICO .............................................................................................. 14
3.1 Categorías sociales ........................................................................................ 14
3.2 Categorías e identidad social: ¿cómo se transmite el conocimiento
categorial? ................................................................................................................. 18
3.3 Identidad étnica: ¿una identidad en riesgo? .................................................. 21
3.4 Sobre definiciones de identidad racial, étnica y mapuche ............................ 24
3.5 Ser mapuche hoy: entre factores objetivos y subjetivos ............................... 27
4 METODOLOGÍA ................................................................................................. 37
4.1 Fuente de datos ............................................................................................. 37
4.2 Método .......................................................................................................... 37
4.3 Estrategia de análisis y modelos ................................................................... 44
5 RESULTADOS METODOLÓGICOS ................................................................. 52
5.1 Eficiencia del diseño factorial ....................................................................... 52
5.2 Análisis del instrumento................................................................................ 54
5.2.1 Dificultad del instrumento .................................................................... 54
5.2.2. Dificultad del instrumento según habilidades cognitivas ..................... 55
5.3 Comportamiento del respondiente ................................................................ 58
5.3.1 Evaluación del uso de Rating Task ....................................................... 58
5.3.2 Evaluación de la consistencia de los juicios ......................................... 59
6 RESULTADOS ..................................................................................................... 63
6.1 Árbol de decisión: La lógica detrás del juicio de identificación mapuche .... 63
6.2 Regresiones logísticas multinivel: El rol de lo social e idiosincrático sobre
los juicios .................................................................................................................. 66
7 DISCUSIÓN ......................................................................................................... 78
7.1 Ser mapuche hoy: más voluntario que obligatorio ........................................ 78
7.2 Ser mapuche hoy: según los “lentes” de los estudiantes ............................... 80
7.3 Limitaciones y proyecciones de este estudio ................................................ 81
8 CONCLUSIONES ................................................................................................ 84
5
9 BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................. 86
10 ANEXOS .......................................................................................................... 91
10.1 Eficiencia del diseño factorial ....................................................................... 91
10.2 Test de asociación entre rendimiento esc. y dificultad al responder viñetas . 92
10.3 Test de asociación entre no respuesta y características de los estudiantes .... 92
10.4 Intervalos de confianza para datos de Gráfico 8 ........................................... 93
10.5 Modelo con mejor ajuste ............................................................................... 94
6
INDICE DE TABLAS
Tabla 4-1. Modelo de viñeta ......................................................................................... 39
Tabla 4-2.Operacionalización de “Identificación mapuche” ........................................ 41
Tabla 4-3. Análisis descriptivo de variables al nivel (2) de estudiantes, muestra final 50
Tabla 5-1. Descriptivos de niveles por dimensión, según tipo de viñeta ...................... 53
Tabla 5-2. Número de viñetas en blanco por estudiante, según tipo de viñeta ............. 61
Tabla 5-3. No respuesta en viñetas dicotómicas y ordinales según características de los
estudiantes ................................................................................................... 62
Tabla 6-1. Modelo 0: No condicional, Logaritmo de las odds de considerar al otro
como mapuche ............................................................................................ 66
Tabla 6-2. Modelo 1: Odds Ratios de identificar al otro como mapuche ..................... 68
Tabla 6-3. Modelo 2: Odds ratios de identificar al otro como mapuche; Interacciones
de Nivel 1 .................................................................................................... 72
Tabla 6-4. Modelo 3: Odds ratios de identificar al otro como mapuche según
características de los estudiantes ................................................................. 74
Tabla 6-5. Modelo 4: Odds ratios de identificar al otro como mapuche según factores
objetivos y subjetivos contemplados en las viñetas y características de los
estudiantes ................................................................................................... 77
Tabla 10-1.Matriz de correlaciones (Viñetas Dicotómicas) ......................................... 91
Tabla 10-2.Matriz de correlaciones (Viñetas Ordinales) .............................................. 91
Tabla 10-3.Test de asociación entre variables "rendimiento escolar" y "dificultad al
responder viñetas" ....................................................................................... 92
Tabla 10-4. Pruebas de chi-cuadrado de Pearson para asociación entre no respuesta y
características de los estudiantes ................................................................. 92
Tabla 10-5 Intervalos de confianza para probabilidades predichas para educación de la
madre y clase social ................................................................................... 93
Tabla 10-6. Modelo 5: Odds ratios de identificar al otro como mapuche según factores
y características de los estudiantes (Sólo efectos significativos) ................ 94
7
RESUMEN
Los mapuches son el grupo indígena más importante en Chile ¿Pero qué significa ser
“mapuche” hoy? Existe una discusión en el país acerca del sustento de la identificación
mapuche, ya que los rasgos que tradicionalmente se han asociado a “lo mapuche” como la
lengua, práctica de sus costumbres, vínculo con su tierra ancestral e incluso su comunidad de
sangre, se han visto erosionados por diversos procesos contemporáneos entre los que destacan
la pérdida de su territorio histórico, su migración hacia centros urbanos y la profundización
de la exogamia y mestizaje. En este contexto, esta investigación busca desentrañar cuáles son
los factores que hoy sostienen la identificación mapuche, a través del estudio de los juicios
de identificación étnica de una muestra de estudiantes de la Región Metropolitana de
Santiago. Con este objetivo, se utiliza una metodología innovadora, conocida como “método
de encuesta factorial” que permite iluminar los factores subyacentes en los juicios de
identificación étnica. Los resultados muestran que la auto-identificación mapuche es el
criterio que los estudiantes consideraron más relevante para fundar sus juicios de
identificación mapuche, no obstante que este factor no es independiente de las características
que tradicionalmente se han asociado a la figura del mapuche: como los apellidos y el color
de piel. En este sentido, se ha encontrado que existe entre los jóvenes una noción compleja
de lo que es “ser mapuche hoy” que contempla factores subjetivos de forma simultánea con
factores objetivos. Documentar la confluencia de la dimensión subjetiva (puesta de relieve
por la perspectiva constructivista) con la objetiva (defendida por el enfoque primordialista)
es relevante ya que la teoría ha insistido en entenderlas como disociadas. Estos hallazgos
además contrastan con la forma de identificación étnica de sociedades como la
norteamericana, donde se impone un estricto criterio de consanguinidad, y también con la
sociedad brasileña, donde se ha documentado que el abanico del color de piel es el rasgo más
fundamental para realizar la clasificación étnica.
8
1 INTRODUCCIÓN “Somos mapuche de hormigón
Debajo del asfalto duerme nuestra madre (…)
Somos hijos de los hijos de los hijos
Somos los nietos de Lautaro tomando la micro
Para servirle a los ricos
Somos parientes del sol y del trueno
Lloviendo sobre la tierra apuñalada (…)”
Mapurbe, David Aniñir1
No cabe duda que los mapuche son el grupo indígena más grande en nuestro país,
pero en la actualidad se mira con preocupación la erosión de varios de los que se consideran
elementos esenciales de su identidad, tales como su lengua y tradiciones culturales que casi
no son practicadas por las nuevas generaciones, lo que se suma a la conocida pérdida de
gran parte de su territorio histórico y a la abierta exogamia que va progresivamente
debilitando su comunidad de sangre (Valenzuela, 2007; Irarrázabal & Morandé, 2007).
Estas nuevas condiciones hacen obligatorio considerar que el significado de categorías
sociales como la mapuche, así como los atributos que las definen, están sujetos a
transformaciones dadas por el contexto sociocultural y por reinterpretaciones de los actores
sociales.
En este sentido, se han documentado varios procesos sociales que han dado forma a un
nuevo escenario inter-étnico. Quizá el más importante es la migración del pueblo mapuche
a las grandes ciudades en busca de mejores condiciones de vida, que aunque suscitó
intranquilidad por la pérdida de su cultura en el espacio urbano, lo cierto es que su
asentamiento prolongado en este espacio más que provocar su asimilación desató un
proceso de recomposición de la identidad mapuche, pues nuevas generaciones de hijos y
nietos nacieron en la urbe, y aunque debieron poner en práctica una lengua distinta a la de
su grupo y también enfrentar cotidianamente al estilo de vida metropolitano, muchos
continuaron identificándose como mapuche (Antileo, 2007; Kropff, 2004). Ya en el año
2002 la mitad (53,3%) de la población mapuche de Santiago de Chile no era migrante sino
que nacidos en la capital (Thiers, 2013), de manera que “la identidad étnica no desaparece
en el proceso migratorio hacia los centros urbanos, sino que se transforma y se redefine
en un proceso de construcción, de recomposición y de adaptación a los imperativos de la
sociedad moderna” (Aravena, 1999, pág. 17). Otro fenómeno importante, iniciado en las
últimas décadas, es el resurgimiento del movimiento indígena en el continente
1 Poeta mapuche
9
latinoamericano, que en Chile se expresó a través de la agudización del conflicto mapuche
que dio urgencia a sus demandas históricas al Estado chileno, principalmente por la
restitución de su territorio histórico y por el reconocimiento de sus derechos, lo que
consiguió hacer visible a este grupo dentro de la sociedad chilena actual (Bengoa, 2007;
Saiz et al., 2008). Justamente por lo anterior, han surgido una serie de políticas públicas
focalizadas en este grupo, que han tenido el efecto no deseado de marcar las diferencias
entre mapuches y no mapuches, pues algunos sectores sociales han reaccionado de forma
crítica a estas medidas (Merino & Quilaqueo, 2003; Saiz et al., 2008).
Pero no se debe pasar por alto que se ha producido también una re-valorización de la cultura
mapuche en la sociedad, sobre todo entre las generaciones más jóvenes (Antileo, 2007;
Aravena, 1999; Kropff, 2004; Peyser & Chakiel, 1999; Quilaqueo et al., 2007; Unzueta
&Valenzuela, 2015). En efecto, sorprendió que más de un millón de personas se
identificaran como mapuche en el último Censo 2012, generando un debate nacional por el
sustento de tal identificación tal como ha ocurrido con datos censales anteriores2
(Irarrázabal & Morandé, 2007; Oyarce, Pedrero, & Pérez, 2005): ¿son quienes practican
sus tradiciones, su lengua? ¿es gente que simpatiza con su cultura o causa política?, y a fin
de cuentas, ¿ser mapuche continúa ligado a características adscritas?, ¿o más bien,
actualmente está ligado a una elección, de manera que es suficiente con la identificación
subjetiva con este grupo?
De ahí que cuando nos enfocamos en los adolescentes mapuche, se ha mostrado que pese
a que los rasgos adscritos son considerados por éstos relevantes para definirse como tales–
lamentando incluso “fallar” en aprender su lengua y practicar sus tradiciones–, también es
válido que sus experiencias muestran una apropiación de lo que es ser y sentirse mapuche,
que da paso a prácticas genuinas y heterogéneas (Course, 2013; Kropff, 2004; Merino &
Tileagă, 2011; Oteíza & Merino, 2012; Webb, 2013). Esto evidencia que por más que aún
sea importante en el imaginario social la idea del ‘mapuche pretérito’, lo cierto es que el
contexto rural no es el único lugar posible para la permanencia y reproducción de su
2 De hecho, este tema ha sido bastante controversial en Chile, ya que mientras el Censo de 1992
contabilizó 928,079 mapuches (un 9,8% de la población total), el censo de 2002 sólo contabilizó
604,349 (4,6% del total), lo que se atribuye a los cambios en la manera de preguntar por la
identificación étnica, pero que fue denunciado por las minorías como un “genocidio estadístico”.
A esto debemos sumar el reciente debate que cuestiona la validez del último Censo poblacional
(2012), por lo que todos los datos acerca de la cuantificación de la población mapuche
mencionados, pese a que son los datos oficiales, deben tomarse con cautela.
10
identidad, pues el mapuche contemporáneo sigue abriéndose lugar en nuevos espacios y
haciendo propias nuevas características, tal como se puede advertir en las palabras de David
Aniñir.
Las consideraciones anteriores evidencian la complejidad de la pregunta ¿qué significa ser
mapuche hoy? Y aunque la definición compartida acerca de lo que se entiende por ser
mapuche parece no estar establecida en ninguna parte, ésta tiene efectos concretos en los
encuentros cotidianos entre mapuches y no mapuches, estableciendo expectativas y
atribuciones de características que son reconocidas por todos los miembros de la sociedad,
y que se hacen especialmente patentes en el juicio de las personas al categorizar al otro
como mapuche: desde ahí se puede avanzar en reconocer qué atributos o factores son
compartidos por los chilenos a la hora de ‘identificarse con’ e ‘identificar a’ esta etnia
particular. Los fundamentos en los que se basan las evaluaciones o juicios de las personas
suelen ser “una caja negra” para las ciencias sociales, pero existen metodologías que
permiten esclarecerlos, como el método de encuestas factoriales – definido como un
híbrido entre una encuesta convencional y un experimento social– que será la herramienta
utilizada para abordar el problema de estudio.
Así, esta investigación se propone iluminar qué es lo que se entiende por “mapuche” desde
el punto de vista de la construcción social compartida de esta categoría, para lo cual
desentraña los factores que son relevantes en los juicios que comparten los adolescentes de
la Región Metropolitana al identificar al otro como mapuche. Los datos se recogen
principalmente del módulo referente a identificación étnica del “Estudio Longitudinal de
Tabaco, Alcohol y Drogas en población escolar” (ISUC, 2013). Con este propósito, en las
próximas páginas se presenta la justificación del problema de estudio (segundo apartado)
seguido del marco teórico en el que se definen los principales conceptos y antecedentes que
sustentan las hipótesis de investigación (tercer apartado). En el cuarto apartado se exponen
las características de la metodología a emplear. El quinto apartado se dedica a los resultados
metodológicos que buscan validar el instrumento utilizado y establece la confiabilidad de
los datos en estudio. Finalmente, se presentan los resultados que responden a la pregunta
de investigación (sexto apartado), para luego exponer la discusión y conclusiones de este
estudio.
11
2 JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
El estudio de los factores determinantes en el juicio de identificación mapuche de los
adolescentes de la Región Metropolitana de Santiago es relevante, al menos por tres
razones fundamentales:
1. Transformaciones de la identidad mapuche: En primer lugar, en la actualidad los factores
implicados en el juicio de identificación se han vuelto poco evidentes debido a las
transformaciones históricas de la identidad mapuche. Por eso es primordial considerar
algunos de los principales procesos históricos de transformación política, cultural y social
que ha sufrido este pueblo. Los mapuches– llamados también araucanos– se asentaron
históricamente en las regiones del sur de Chile (entre el río Bio-Bio y Chiloé), pero una vez
que la campaña militar de ocupación de la Araucanía, liderada por el Estado chileno,
concluyó hacia fines del siglo XIX, el territorio mapuche se fragmentó y redujo a una
mínima parte de su territorio histórico (Antileo, 2007; Unzueta & Valenzuela, 2015). Como
consecuencia, los mapuche entraron en un creciente proceso de empobrecimiento y
descampesinización, lo que no se puede disociar del desmantelamiento de los regímenes
productivos artesanales, la intensificación de los procesos de salarización y del potente
atractivo que significan las ciudades en estas condiciones de precarización (Bello, 2002).
Junto con esto, se ha planteado que la migración urbana también ha sido facilitada por “la
falta de programas de desarrollo rural e indígena y [por] las políticas asimilacionistas e
integracionistas impulsadas por el Estado de Chile” (Varas, 2005, pág. 6). De este modo,
el dilema que plantea la urbanización radica en el desafío de conservar la expresión cultural
mapuche en la sociedad contemporánea, principalmente a raíz del impacto que esto
representa para la mantención de su lengua y sobre todo, por la pérdida de contacto con la
tierra (Antileo, 2007; Di Giminiani, 2012). Esto porque la afirmación identitaria de la tierra
surge como una categoría clave en la formación del discurso etnopolítico mapuche al
constituir el sostén material de su economía, pero principalmente, el fundamento simbólico
y patrimonial de su comunidad histórica y sustento de su autodeterminación como
mapuches (Antileo, 2007; Di Giminiani, 2012; Valenzuela, 2007). Así mismo, se ha
observado un profundo debilitamiento de la lengua (mapudungún) de manera transversal en
la sociedad mapuche, incluso llegando a perderse casi completamente entre los jóvenes
mapuches urbanos, a lo que se debe agregar que la identidad mapuche no se fundamenta en
una comunidad de sangre, puesto que es tolerante a la exogamia (Valenzuela, 2007). De
manera que parece evidente cómo los factores asociados a la identidad tradicional mapuche
12
actualmente son profundamente inestables, por lo que la posibilidad de sustentar la
identificación étnica en éstos, hoy parece restringida. Pero esta realidad no es excepcional
de esta etnia, sino que es compartida en nuestro continente, pues tal como reconocen Peyser
y Chakief “(…) las que eran consideradas como características constitutivas de la identidad
indígena del siglo pasado, por ejemplo, en el presente se estiman como obsoletas dando
lugar a la emergencia de nuevos elementos que son producto de la interacción y de los
procesos sociales e históricos acontecidos” (1999, pág. 355). De ahí que apremie la pregunta
¿En qué (factores) nos basamos actualmente cuando identificamos al otro –o a nosotros
mismos– como “mapuche”?
2. Estigmatización mapuche: Se debe mencionar que desentrañar los factores relevantes en
el juicio de identificación mapuche es importante para iluminar la estigmatización que ha
sufrido este pueblo. Como tendencia general, se ha sostenido que en Latinoamérica los
indígenas han sufrido desacreditación y desprecio, situación que se vio intensificada en el
espacio urbano por el contacto entre distintas culturas (Aravena, 1999). Para Unzueta y
Valenzuela (2015) la identidad mapuche puede ser enmarcada bajo el concepto de “identidad
deteriorada” planteada por Goffman (2006), debido a la minusvaloración social de sus
atributos, que ha terminado por excluir a este grupo de la sociedad “normal”. Esto es
preocupante porque varios estudios han mostrado que el logro de la identificación étnica, está
asociado a una autoimagen satisfactoria, mayor bienestar, autoestima y capacidad de
integración social (French, et al., 2006; Huang & Stormshak, 2011; Kiang, et al., 2010; Tajfel,
1984). Es urgente entonces el estudio de la estigmatización, pero éste debe situarse en el
contexto específico donde surge, ya que no todos los atributos son igualmente indeseables en
distintas sociedades, de ahí que en un sistema de clasificación racial más abierto como el
latinoamericano, la discriminación no se ha manifestado de igual forma que en países como
Estados Unidos, donde la segregación racial fue llevada al extremo (Telles, 2004). Por esto,
se debe reconocer también elementos locales que van en una nueva dirección: i) como la
creciente simpatía de parte de la población latinoamericana hacia la causa indígena y la
valoración de su cultura, especialmente entre los jóvenes; ii) el surgimiento de varios
movimientos reivindicativos de la identidad étnica; y iii) la implementación de políticas
públicas de discriminación positiva, que están operando actualmente en nuestro país, y que
más allá de sus debilidades o fortalezas muestran al Estado con un nuevo trato hacia el sector
indígena, por lo que también es posible que hubiera un giro hacia una re-valoración del pueblo
mapuche (Antileo, 2007; Aravena, 1999; Kropff, 2004; Peyser&Chakiel, 1999; Quilaqueo et
al., 2007; Unzueta & Valenzuela, 2015.). De manera que reconocer los factores presentes en
13
los juicios sobre identificación mapuche entre los más jóvenes, puede orientar acerca de la
valoración subyacente que hoy se comparte por esta etnia.
3. Aporte a la investigación y políticas públicas: Por último, aproximarnos a qué nos
referimos como sociedad a la hora de identificarnos e identificar al otro como mapuche
contribuye al avance de la investigación y políticas públicas orientadas a este grupo. La
importancia que ha alcanzado el tema indígena a nivel latinoamericano en los últimos
tiempos, explica el gran interés de los gobiernos por contar con datos cuantitativos que
permitan atender las crecientes demandas por políticas sectoriales orientadas a sus
necesidades específicas (Peyser&Chakief, 1999). Sin embargo, el problema es que pese a los
esfuerzos por lograr mejores indicadores que capten la identidad étnica, las medidas
utilizadas en la mayoría de las encuestas y censos poblacionales utilizan indicadores únicos
(como el de autoidentificación/autopercepción de pertenencia o el idioma hablado) que no
logran captar la multidimensionalidad de la identidad indígena, dejando velado su sentido
social compartido, que opera al momento de la identificación étnica3 (Burton et al., 2010;
White, 1989). En este sentido, esta investigación utiliza una metodología distinta–
denominada usualmente “método de encuesta factorial” –, ya que permite acercarse al estudio
de la identificación mapuche contemplando una multiplicidad de factores subyacentes que
podrían estar operando en el juicio de los adolescentes al categorizar al otro como mapuche.
Esta herramienta metodológica entonces, brinda la posibilidad de mirar dentro de la “caja
negra” en la que han permanecido para las ciencias sociales los fundamentos del juicio de los
actores. Así, el presente trabajo intenta abrir un precedente para la comprensión de las
categorías sociales a través del análisis del juicio de identificación étnica en el contexto
particular de nuestro país.
3 La identificación y auto-identificación étnica son medidas ampliamente criticadas, debido a sus
limitaciones para captar la complejidad de la identidad étnica, sin embargo, se debe rescatar que
éstas “ofrecen un marco de auto-comprensión y orientación que tiene consecuencias en la vida
social” (Unzueta & Valenzuela, s.f., pág. 9, traducción propia).
14
3 MARCO TEÓRICO
3.1 Categorías sociales “Porque una mirada verdaderamente ingenua
creerá que siempre ha habido «indígenas». No
pensará, ni sabrá, que esa es una clasificación
que «otros» han realizado” (Bengoa, 2007,
pág. 10).
Para resolver qué significa ser mapuche en la actualidad, necesitamos volvernos hacia la
comprensión de las categorías sociales. La psicología ha sido la disciplina que se ha
encargado de explicar, desde hace varias décadas, por qué es que los seres humanos
agrupamos los diversos estímulos del mundo en categorías. Y la respuesta ampliamente
compartida, es que la categorización nos permite reducir la complejidad del flujo de
información (es decir, simplifica el mundo), y al mismo tiempo, posibilita ir más allá de la
información provista por una instancia nueva, en el sentido de que las nociones que aporta
una categoría hace viable inferir información de casos (estímulos, eventos, personas)
particulares. Es así que si se nos presenta, por ejemplo, una especie de pájaro que
desconocemos, podemos deducir que éste probablemente puede volar, dado nuestro
conocimiento general acerca de la categoría “pájaro”.
Si bien existe consenso sobre la razón que suscita la formación de categorías, hay
discrepancias en la literatura sobre por qué es que agrupamos el mundo de la manera en que
lo hacemos. Según Wittenbrink et al. (1998), se ha postulado comúnmente que el principio
de similaridad está a la base de la categorización, es decir, los estímulos serían agrupados
simplemente porque aparecen como similares entre ellos, de modo que las categorías serían
el reflejo de agrupaciones existentes– o naturales– en el medio ambiente.
Este último argumento ha sido sostenido por la perspectiva cognitiva, que ha sido bastante
influyente en la teoría sobre categorización social. No obstante, han sido criticados dos de sus
supuestos: i) que la similaridad es un principio de ordenamiento objetivo o evidente; ii) que
algunas categorías– y sus atributos– sobresalen porque existiría una atención automática en
infrecuencias relativas o desemejanzas excepcionales entre las categorías
(Blanz&Aufderheide, 1999). Ya que ambos asumen que tanto lo ‘similar’ como su opuesto
(lo ‘infrecuente’, ‘distintivo’) son independientes del significado o valoración social
compartido acerca de las categorías y atributos que las definen, y aún más importante, este
15
enfoque afirma– riesgosamente– que si las categorías mapean una co-variación entre atributos
existente en el mundo, entonces todas ellas se basarían en una fuente de verdad.
Pero los supuestos de la perspectiva cognitiva poseen varias dificultades. En primer lugar,
salta a la vista que el número de atributos o características que potencialmente describen a
cualquier estímulo es infinito: incluso cuando nos enfocamos en objetos disímiles, como
pueden ser un anillo y una pizza, siempre es probable que compartan varios atributos (ser
circulares, bienes de consumo, etc.). Por lo que se ha hecho notar que esta perspectiva no
permite entender cómo es que las personas, sin restricciones externas, pueden establecer un
criterio de ‘evidente’ similitud entre las infinitas posibilidades de correlación entre los
atributos del medio. De manera más fundamental, se ha cuestionado el supuesto de verdad u
objetividad en que se basarían las categorías, pues varios estudios experimentales han
permitido demostrar que los patrones de similaridad establecidos no tienen asociación en
muchos casos con el agrupamiento de ellos en categorías: por ejemplo, se ha atribuido a los
‘hombres’ la capacidad de ser asertivos, aun cuando no han sido probadas diferencias
significativas entre ambos sexos en lo referente a esta capacidad (Wittenbrink et al., 1998).
Desde las críticas anteriores, podemos entender el valor del trabajo del psicólogo social Henri
Tajfel – particularmente, en Grupos Sociales y Categorías Sociales (1984) – que reconoce
que la valoración social compartida de los atributos es central en el análisis de la
categorización social, afirmando que “a través de la experiencia cultural y personal,
dimensiones como «inteligente», «perezoso» o «sincero» están asociadas subjetivamente con
clasificaciones de la gente en grupos” (pág. 161). De manera que es el conocimiento
categorial compartido concerniente a grupos sociales lo que permite sentar un criterio básico
que guía y/o constriñe la percepción de similaridad subjetiva atribuida a un conjunto infinito
de similaridades (o categorías) posibles, reconocimiento que permite dar un gran paso teórico
en la comprensión del contenido de las categorías sociales.
La centralidad del conocimiento social categorial, también ha sido subrayada por el
sociólogo Erving Goffman (2006), quien sostiene que la sociedad establece las categorías que
se pueden encontrar en el mundo, generando así un conocimiento previo que hace posible la
fluidez de las interacciones sociales cotidianas, haciendo que posibles extraños, sean de
alguna manera ‘anticipados’ por categorías que nos previenen de dedicarles un cuidado o
atención inusual. De manera que cuando nuestro conocimiento de un individuo es escaso, a
16
falta de información particular, le imputamos características que derivan del conocimiento
socializado acerca de los miembros de su clase o grupo humano.
Pero lo cierto es que los individuos no pertenecen sólo a una categoría social, sino a muchas.
En efecto, cuando nos enfrentamos a un desconocido, rápidamente obtenemos información
para guiar nuestra interacción basándonos en las diversas categorías sociales a las que tal
individuo pertenece, pero de todas las categorías disponibles ¿cuáles son más relevantes para
hacernos un juicio del extraño? Para quienes abrazan la perspectiva cognitiva, la respuesta
estará dada por la automática atención puesta en membresías grupales distintivas, siendo
claves la edad, sexo y raza del individuo, según algunos estudios dedicados a develar las
categorías sociales prominentes en la clasificación de individuos (Blanz&Aufderheide, 1999;
Pattyn et al., 2013). Pero si reconocemos que la atención por ciertas categorías, más que
automática, está fundamentada en criterios sociales compartidos, se puede tomar en cuenta
que es la estigmatización de ciertos grupos sociales, su asociación a estereotipos, lo que
explica que la categoría de raza o etnia sea particularmente relevante al momento de clasificar
a las personas (Kosic et al., 2012).
Los estereotipos resultantes del proceso de categorización social, se pueden entender como
imágenes mentales muy simplificadas de alguna categoría de individuo, que es compartida
en sus características esenciales por un gran número de personas. Para Tajfel (1984), los
estereotipos “Introducen simplicidad y orden donde hay complejidad y variación casi al azar”
(pág. 160) y estarían estrechamente vinculados a prejuicios, en la medida que hacen posible
una evaluación previa que no recoge la información pertinente, sino que afirma una
predisposición desfavorable o favorable hacia los miembros de la categoría. En efecto, para
Goffman (2006) merecen especial atención aquellos estereotipos marcados por una carga
negativa.
Por eso, el estudio del estigma es crucial para entender las implicancias de la categorización
étnica. Según Goffman (2006), el estigma hace referencia a un atributo reconocido
socialmente como profundamente desacreditador de la persona que lo detenta, abarcando
desde atributos explícitos (como defectos físicos), hasta otros más bien implícitos, asociados
al comportamiento a nivel individual (como enfermedades mentales, orientación sexual, etc.)
y también a nivel de grupos humanos – denominados estigmas tribales como “la raza, la
nación y la religión, susceptibles de ser transmitidos por herencia y contaminar por igual a
17
todos los miembros de una familia” (pág.14) –. Por ‘profundamente desacreditador’ debemos
entender que la (des)valorización del atributo es tal, que logra justificar el menosprecio, la
inferioridad e incluso negar la humanidad de la persona o grupo estigmatizado. Pero más allá
de dar cuenta de la particularidad de esta categoría social, quizá el aporte más importante de
la propuesta de este autor es la conclusión de que también los estigmatizados manejan
perfectamente el conocimiento social acerca de su propia categoría, así como de todas las
otras, debido que:
“(…) el estigma implica no tanto un conjunto de individuos concretos separables en
dos grupos, los estigmatizados y los normales, como un penetrante proceso social de
dos roles en el cual cada individuo participa en ambos roles, al menos en ciertos
contextos y en algunas fases de la vida. El normal y el estigmatizado no son personas
sino, más bien, perspectivas” (Goffman, 2006, pág. 160).
Y dado que son perspectivas, ambas con acceso al conocimiento social categorial, es que se
explica que todos los individuos puedan desarrollar técnicas de control de información, que
pueden consistir en enmascarar, ocultar o hacer menos evidente su estigma. Es interesante
notar que este conocimiento se extiende por el tejido social, aun cuando no sea necesaria la
experiencia de interacción con la persona o grupo percibido como distinto, de ahí que Tajfel
(1984) destaque que las actitudes hacia los ‘otros’ están determinadas no por el contacto con
ellos, sino más bien por el contacto con la actitud dominante hacia ellos. Asimismo, pareciera
que tampoco es relevante establecer las características del propio grupo de pertenencia, sino
que éste se define de manera negativa con el exogrupo, a quienes sí son atribuidas
características específicas que buscan construir una diferenciación social clara entre lo que
se considera parte del “nosotros” en contraste a “ellos”. Es por eso que Goffman (2006)
enfatiza en que para comprender las categorías sociales, es crucial no centrarse tanto en los
atributos por sí mismos (tener un determinado acento, color de piel) como en su relación con
el contexto particular en que éstos se hacen sobresalientes, dado que la categoría surge
siempre dentro de un marco de comparación: el significado de un grupo emerge de su
diferencia (construida) con otros grupos sociales.
Según Hagendoorn (1993) las ciencias sociales, desde sus distintas disciplinas, han aportado
diversas explicaciones a las actitudes negativas en torno a grupos étnicos o raciales: la
antropología ha enfatizado en que el desconocimiento cultural lleva a evaluar a los miembros
del exogrupo en base a los significados y valores del endogrupo; por su parte, la sociología,
ha mostrado cómo las diferencias de poder entre los grupos son justificadas ideológicamente
18
a través de las categorías, y finalmente, el aporte de la psicología social es haber resaltado las
funciones de la categorización social, logrando así brindar un marco de referencia que permite
integrar los esfuerzos analíticos de las distintas disciplinas.
Y es que desde la psicología social, no sólo se problematiza el posicionamiento de grupos
humanos en desventaja, sino que también, se da cuenta de las implicancias positivas de las
categorías sociales. Así, la propuesta de Tajfel (1984), denominada perspectiva funcional4,
propone que la afirmación de las categorías grupales tiene el valor (o función) de permitir
una diferenciación social que puede – además de causar conflictos intergrupales– otorgar
distinción, dignidad y valor a los grupos, así como una “autoimagen satisfactoria” a sus
miembros. Por esto, la claridad de los límites establecidos posibilita que emerjan grupos
étnicos que defiendan su diferencia y capacidad de autodefinirse como tales, resistiendo a las
definiciones impuestas externamente. De hecho, las demandas contemporáneas de las
minorías étnicas se sustentan en su derecho a decidir ser diferentes, conservando su
individualidad como grupo, según sus propias significaciones. De ahí que ya en los años 60,
Tajfel (1984) hacía notar: “Mas bien que consistir en desviaciones de la «norma», los criterios
que ahora comienzan a desarrollarse reflejan intentos de afirmar una identidad de grupo
positivamente valorada de forma que su «existencia aparte» no vaya unida a los diversos
estigmas de supuestas inferioridades” (pág. 358).
3.2 Categorías e identidad social: ¿cómo se transmite el conocimiento
categorial?
Hemos visto que la defensa de la diferenciación de grupos étnicos radica en que ésta sustenta
parte del valor y dignidad tanto del colectivo como de las personas que se identifican con
éste. Y es que la identificación con un grupo está a la base del concepto de “identidad social”5
que refiere a “aquella parte del autoconcepto de un individuo que deriva del conocimiento de
su pertenencia a un grupo (o grupos) social junto con el significado valorativo y emocional
asociado a dicha pertenencia” (Tajfel, 1984, pág. 292). Goffman (2006) recoge igualmente
4 Específicamente, el autor reconoce tres funciones: “1) El intento de comprender
acontecimientos a gran escala, complejos y normalmente dolorosos (…) 2) La justificación de
acciones cometidas o planeadas contra exogrupos 3) Una diferenciación positiva del endogrupo
respecto a exogrupos(…)”(Tajfel, 1984, pág. 184). 5 Término acuñado por Morris Rosenberg (White, 1989).
19
este concepto, subrayando que en éste se “incluyen atributos personales, como la
«honestidad», y atributos estructurales, como la «ocupación»” (pág. 12). Por lo tanto, esta
noción hace evidente cómo la estructura social establece expectativas a través de categorías
sociales particulares, y cómo esta atribución incentiva la internalización de estos significados
en la base de la identidad de los individuos, siendo capaz de ubicar el lugar o status de éstos
en la sociedad a través de contactos casuales y rutinarios (White, 1989). El vínculo entonces
entre categorías sociales e identidad se vuelve más claro cuando nos detenemos en las
palabras de Peter Berger:
“Cada sociedad contiene un repertorio de identidades que es parte del
«conocimiento objetivo» de sus miembros… La sociedad no solo define sino que
también crea la realidad psicológica. El individuo se da cuenta de sí mismo en la
sociedad, esto es, reconoce su identidad en términos socialmente definidos y estas
definiciones se convierten en realidad en la medida en que el individuo vive en
sociedad” (1966, pág.106, en Tajfel, 1984).
Ciertamente, no sería apropiado reducir la complejidad del individuo– y su agencia– a las
determinaciones de la estructura social, pues sería caer en un obstáculo que detuvo el avance
de la teoría social respecto a la comprensión de los fenómenos sociales (Luhmann, 2009). Es
por eso que se debe reconocer que, tal como ha indicado una extensa literatura, la identidad
es un fenómeno multidimensional que exige un arduo esfuerzo analítico (Burton et al., 2010;
White, 1989), que excede las líneas de este trabajo. No obstante, el aspecto6 de la identidad
ligado a las categorías sociales que es capturado por el término identidad social, es el foco
fundamental de esta investigación. Haciendo esta salvedad, debemos rescatar que la cita de
Berger suscita la interrogante por cómo es que este conocimiento percibido como ‘objetivo’
–dado su trasfondo consensual– se transmite a los miembros de la sociedad.
Para ello nuevamente es útil guiarnos por Tajfel(1984), pues propone que la asimilación del
conocimiento categorial es un proceso clave que tiene lugar tempranamente en la vida de los
miembros de un grupo, debido al prematuro incentivo a la identificación del niño con su
propio grupo y a la transmisión de información sobre grupos sociales percibida por los
infantes como ‘verdades incontrovertibles’, mediante lo cual, se abre paso al aprendizaje de
las evaluaciones o preferencias endogrupales. De esta manera, el autor concluye, a partir de
un conjunto denso de evidencias experimentales, que “los niños son muy sensibles a las
evaluaciones socialmente dominantes de los grupos nacionales y étnicos” (pág. 236)
6 Sin negar que existan otros aspectos implicados.
20
descubriendo que esto es cierto incluso cuando tales valoraciones son contrarias a los
mecanismos que refuerzan la identificación de los niños con su grupo: los pertenecientes a
grupos minoritarios mostraban una falta de estima por las características asociadas a su etnia,
a la vez que valoraban los atributos del exo-grupo, aun reconociéndose ajenos a él. Esto
permite afirmar a Tajfel (1984) que “Las bases duraderas de futuros prejuicios y conflictos
se sientan en la infancia de manera crucial. Y como cabría de esperar, la sensibilidad al
contexto social continúa a lo largo de toda la vida” (pág. 164).
Detenernos en el proceso de asimilación del conocimiento categorial se vuelve
particularmente relevante para nuestro caso de estudio, que se centra en cómo los
adolescentes definen lo que entienden por la categoría “mapuche” hoy. En este sentido, hay
una amplia literatura que respalda que la adquisición de nociones acerca del propio grupo y
los otros, juega un papel central en el proceso de socialización, reconociéndose a la familia
como un agente importante y fuente principal de información acerca de la etnicidad desde la
infancia, lo que incentivaría luego la exploración de este aspecto en la conformación de la
identidad en el periodo adolescente (Kiang et al., 2010; Umaña-Taylor, et al., 2013; Tajfel,
1984). Particularmente, se ha afirmado que las madres, al estar usualmente a cargo del
cuidado de los niños, son más responsables que los padres de la enseñanza en general y por
lo tanto, juegan un rol central en la transmisión del conocimiento étnico a sus hijos (Hughes
et al., 2009; McHale et al., 2006).
Otro aspecto importante en la socialización étnica, es que debido a las expectativas (o
estereotipos) de género, se ha estudiado que los padres hacen diferencias en el conocimiento
transmitido a hijas e hijos. Así, debido a que los padres esperan que las mujeres tomen el rol
de madre y sean futuras transmisoras de la cultura a sus hijos, refuerzan en ellas el
conocimiento de las tradiciones, lengua y valores culturales; mientras que en los niños,
consideran probable que sean vistos por otros como una amenaza– debido a la confluencia de
la categoría etnia y masculinidad–, por lo que se los prepara para enfrentar la discriminación
étnica7(Hughes et al., 2009; McHale et al., 2006). De manera que para comprender la
transmisión del conocimiento étnico, también es relevante tener en cuenta otras categorías
sociales, como el género de las personas, para dar cuenta cómo se entregan a los adolescentes
7 De hecho, se ha encontrado que los hombres reportan más discriminación que las mujeres en
varios contextos (Hughes et al., 2009; McHale et al., 2006).
21
las claves que ayudan a cimentar las nociones e interpretaciones compartidas socialmente
acerca de la etnicidad.
3.3 Identidad étnica: ¿una identidad en riesgo?
La literatura coincide en que es durante periodo de la adolescencia donde se desarrolla la
tarea clave de explorar, establecer y eventualmente comprometerse con el sentido de la
identidad personal y social. Dentro de esta búsqueda, existiría una predisposición cognitiva a
descubrir la propia diferencia o singularidad, que llevaría a indagar y hacerse conscientes de
la existencia y significado de las categorías sociales, grupos étnicos y orígenes culturales a
los que se pertenece, lo que es válido para todos los adolescentes, pero especialmente para
los pertenecientes a minorías étnicas, pues tienden a considerar la etnicidad como un rasgo
central en su auto-concepto (Erikson; 1968; French, et al. 2006; Hughes, et al.,2009: Kiang,
et al., 2010; Webb, 2013). Así mismo, varios estudios dentro de la psicología social, han
mostrado que el logro de la identificación étnica, está asociado a una autoimagen satisfactoria,
mayor bienestar, autoestima y capacidad de integración social (French, et al., 2006; Huang &
Stormshak, 2011; Kiang, et al., 2010). Pero en el contexto multicultural actual, se ha
cuestionado el logro de la identidad étnica en las nuevas generaciones.
Es por eso que ha surgido recientemente el estudio de las trayectorias de identificación étnica
entre la adolescencia temprana y la tardía. Algunos de ellos sugieren que la identificación
étnica suele incrementarse en las últimas etapas de la adolescencia, seguido de un gran
porcentaje que mantiene niveles estables de identificación en el tiempo, según la experiencia
de las minorías estudiadas (Huank & Stormshrk; 2011; Kiang, et al., 2010). Este
cuestionamiento acerca de cómo la identificación étnica puede ir variando en la etapa
adolescente, permite reflexionar que si bien el conocimiento categorial parece ser asimilado
sin mayores cuestionamientos durante la infancia (Tajfel,1984), luego en el periodo
adolescente, la crisis identitaria parece resolverse reconciliando la identidad impuesta por las
expectativas sociales con la propia satisfacción y ajuste con ellas (Erikson,1968), por lo que
durante este periodo habría más conciencia, re-evaluación y negociación, que en etapas
tempranas de la vida, acerca del significado de las categorías sociales (Hughes et al., 2009).
Pero no sólo ha habido preocupación en torno al logro y estabilidad de la identidad étnica por
parte de la psicología social, sino que también en la sociología se ha problematizado esto más
22
allá del marco temporal de la vida de los individuos, sino que en torno a su persistencia a
través de las generaciones. Por eso es que para avanzar en la comprensión del conocimiento
categorial vigente en torno a la etnicidad, es fundamental recoger distintas perspectivas
sociológicas que han intentado analizar las proyecciones de la identificación grupal en una
sociedad cada vez más globalizada, multicultural y compleja.
Una de las primeras perspectivas desarrolladas en esta materia es la teoría de la asimilación,
impulsada por la sociología norteamericana entre 1920 y 1960. Desde esta mirada, se concibe
a la etnicidad como un fenómeno cultural, por lo tanto, se entiende que la diferencia de los
grupos étnicos radica en sus atributos culturales y como la cultura es parte de lo maleable por
la sociedad, se concibe a la etnicidad como variable, sujeta a cambio. Por esto, eventualmente,
se espera la desaparición de la diferencia étnica –o proceso de aculturación– en el contexto
de contacto con una cultura dominante, como es el caso frecuentemente estudiado de los
inmigrantes en Estados Unidos. Como es sabido, esta perspectiva ha sido arduamente
criticada por la literatura contemporánea, principalmente debido a: i) proponer un diagnóstico
determinista, en tanto que la aculturación sería un proceso unidireccional e inexorable; ii) ser
limitada en la explicación de por qué algunos grupos parecen resistir más que otros al proceso
de asimilación; iii) generalizar la experiencia de inmigrantes a la experiencia de todo grupo
étnico fuera del contexto norteamericano; iv) y finalmente, no ser capaz de detenerse en la
experiencia de grupos étnicos que no han sido asimilados durante milenios, así como de otros
que han resurgido con el tiempo (Anderson, 2001).
Pero para Gans (1979) el resurgimiento de los grupos étnicos no es una evidencia que entre
en contradicción con la teoría de la asimilación. Esto porque para el autor, lo étnico habría
adoptado una nueva forma de comportamiento y afiliación que denomina ‘etnicidad
simbólica’ que es caracterizada por una nostálgica lealtad a la cultura originaria, así como por
un amor y orgullo por las tradiciones étnicas que pueden ser sostenidos por sus miembros sin
tener que incorporarlos a su vida diaria. Y es que finalmente, el término apunta a la conciencia
de las nuevas generaciones de grupos minoritarios, de que ni la práctica de la cultura, ni la
participación de comunidades étnicas son esenciales para ser y sentirse de una etnia, pues
éstas buscarían formas expeditas e intermitentes de expresar su identidad a través de símbolos
visibles y claros en cuanto a su significado, conciliando así su etnicidad con el estilo de vida
de ‘las mayorías’, absteniéndose de prácticas culturales muy demandantes de la rutina
cotidiana. Según el autor, este proceso de reconfiguración de la identidad étnica en una
23
etnicidad simbólica hace que lo étnico se vuelva menos adscriptivo y más voluntario,
expresado de manera heterogénea por las personas, como un fenómeno cada vez más
individual en la medida que se desprende de las redes endogrupales. Esta tendencia es
proyectada por Gans como la forma dominante de la identidad étnica en el contexto secular,
por lo que concluye que debido a que cada vez se puede ver menos a ‘grupos étnicos’ y más
a ‘agregados de individuos identificados con una etnia’, es esperable el declive y desaparición
de lo étnico en las nuevas generaciones, con lo que se confirmaría lo predicho por la
perspectiva asimilacionista.
No obstante lo anterior, surgieron luego dos nuevas respuestas que intentaron subsanar las
limitaciones de la teoría de la asimilación. Por un lado, surge la perspectiva primordialista
que propone que la ‘sobrevivencia’ de los grupos étnicos contemporáneos se debería a que lo
étnico estaría profundamente situado en la experiencia humana, pues correspondería a rasgos
(percibidos como) ‘fijos’ o ‘dados’ por el lugar de nacimiento en la sociedad. Desde este
enfoque, se formula que la experiencia de congruencia dada por compartir lazos sanguíneos,
costumbres, lengua, entre otros, hace que éstos se experimenten como ‘naturales’ o
‘inherentes’ a un grupo y sus miembros, más que como arreglos o logros sociales (Anderson,
2001; Webb, 2013). Por otro lado, surgió la propuesta circuntancialista, que explicó la
persistencia de los grupos étnicos en el tiempo, debido a la radical flexibilidad o maleabilidad
de la etnicidad, por lo que, dependiendo de los escenarios sociales y de los intereses de los
miembros, la membresía grupal puede modificarse y resurgir en distintos periodos. No
obstante, las teorías anteriores tampoco estuvieron exentas de puntos débiles: al
primordialismo se le ha criticado caer finalmente en una visión apriorística de la etnicidad
que va en contra del esfuerzo de análisis sociológico; y frente al circunstancialismo, se ha
advertido que termina por dar cuenta de lo étnico como un evento completamente
intercambiable en la identidad de las personas, sin dar créditos a la importancia que puede
tener para la auto-comprensión de los sujetos (Anderson, 2001).
En parte por lo anterior, es que se entiende otro intento teórico por comprender el problema:
el constructivismo. Desde este enfoque se busca retomar los avances de las perspectivas
anteriores, en la medida que se recoge la centralidad que cobra la etnicidad desde la mirada
primordialista, pero agregando a esto el margen que deja para la agencia de los individuos–
de construir y reconstruir su identidad étnica– la mirada circunstancialista. La perspectiva
constructivista entonces, es capaz de concebir a la identidad étnica como un constructo fluido,
24
que emergería del proceso de interacción dinámico entre las circunstancias que enfrentan los
grupos y la capacidad de éstos de adoptar distintas estrategias para enfrentarlas, de manera
que el aporte de este enfoque radicaría en comprender a los grupos étnicos como agentes
activos en la construcción (y re-construcción) de sus identidades, en la definición de su propia
categoría, enfatizando en que esta construcción/definición nunca está completamente lograda
o cerrada a re-actualizaciones (Anderson, 2001; Webb, 2013).
Anderson (2001) enfatiza en que estas cuatro perspectivas centrales que hemos revisado han
estado sujetas recientemente a nuevas interpretaciones que vuelven a considerar sus
argumentos, sintetizándolas de manera de comprender “la nueva etnicidad” en el escenario
cada vez más complejo de globalización. Podemos ver entonces cómo detenernos en algunas
de las perspectivas sociológicas en torno a la comprensión de los grupos étnicos, permite
preguntarnos por su papel en la actualidad y sus perspectivas.
3.4 Sobre definiciones de identidad racial, étnica y mapuche
Las construcciones sociales particulares de cada contexto sociocultural definen las categorías
étnicas y raciales. De ahí que en distintos países se hayan estudiado criterios diferentes de
clasificación de personas por su raza o etnia. Estados Unidos ha sido particularmente
estudiado, al ser considerado un caso paradigmático para la comprensión sociológica de la
raza, resaltando su regla de descendencia (‘one drop rule’) que asigna a las personas la etnia
o raza del ancestro perteneciente al grupo étnico o racial más subordinado, o en palabras de
Burke y Kao (2013), postula que cuando una persona multirracial debe elegir una identidad
racial, es socialmente más aceptable que se identifique con la minoría racial que la antecede.
Pero como ha dado cuenta Telles (2004), a través de su trabajo de comparación de Estados
Unidos y Brasil como sociedades racialmente estratificadas, en el país brasileño ocurre que
un importante número de personas que son clasificadas y que se identifican a sí mismas como
‘blancas’, tienen ancestros africanos, puesto que la raza para los brasileños refiere al color de
piel y a la apariencia física más que a los ancestros. Aún más, mientras el sistema de
clasificación estadounidense es bastante polarizado (blanco/negro), para los brasileños la
clasificación es más amplia, abarcando categorías intermedias como ‘moreno’ (pardo) y
‘mulato’ (mestiço). Para el autor, las distintas concepciones raciales se sustentan en disímiles
25
ideologías y sistemas de relaciones raciales, pues mientras en Estados Unidos ha operado una
explícita ideología de segregación, en Brasil el racismo ha operado de manera más subrepticia
debido a la exaltación de la idea de mestizaje−común al continente sudamericano− que genera
la ilusión de una completa inclusión de las diferencias raciales y étnicas a través de la mixtura
biológica que quitaría la importancia de las diferencias raciales, aun cuando en la práctica,
las relaciones sociales en Latinoamérica han sido construidas sobre la ideología de la
supremacía blanca. Es por eso que Telles (2004) enfatiza en que si bien el racismo es un
fenómeno ampliamente extendido, se debe reconocer que sus manifestaciones varían
ampliamente.
Resulta necesario entonces estudiar las particularidades de la categoría ‘mapuche’ en nuestra
sociedad. Es preciso mencionar que esta categoría no es estrictamente homogénea, puesto
que la noción de los mapuche como un ‘grupo étnico’, no se corresponde con la experiencia
histórica, anterior a la invasión española, de los distintos grupos indígenas organizados como
comunidades autónomas que residían de forma dispersa en el área centro y sur de (lo que hoy
es) Chile, y que sólo luego del contacto con Incas y españoles, comenzaron a desarrollar un
sentido de similaridad dada su relativa proximidad geográfica. Posterior a estas invasiones,
este grupo tuvo que soportar sucesivos ‘otros’ represivos en su localidad, como lo fueron las
intrusiones militares comandadas por República de Chile hacia el siglo XIX y el trato de
gobiernos militares y de compañías transnacionales en la época contemporánea, por nombrar
algunos que incentivaron la identificación colectiva de este grupo heterogéneo, que se
construyó como tal a partir de su diferenciación con el otro no-mapuche. De ahí que, en la
lengua mapuche –el mapudungún8– habrían dos categorías vitales para la delimitación de su
identidad, éstas son la de ‘winka’ que refiere al extraño, al no-hombre y la de ‘reche’, referida
a sí mismos, al hombre verdadero (Di Giminiani, 2012; Webb, 2013). No obstante, la
categoría ‘mapuche’ aún es considerada por muchos una generalización impuesta, ya que no
son pocos los que defienden su auto-denominación como mapuche-williche o williche-
chilote, por ejemplo (Oyarce et al, 2005).
Volviéndonos a la perspectiva de la mayoría, la categoría ‘mapuche’ ha sido cargada de un
sentido peyorativo a lo largo de la historia, pues la estigmatización mapuche, que asocia a
8 Se debe mencionar que los ‘mapuche’ lograron tener una lengua común, gracias a la poligamia
entre las distintas comunidades y al rol femenino, pues “el mapudungun fue propagándose por
boca de las mujeres y su descendencia, hasta llegar a ser hablado en un vasto territorio” (Olea,
2010, pág. 26).
26
este grupo atributos como ‘flojos’, ‘salvajes’, ‘terroristas’ y ‘anarquistas’, es ampliamente
reconocida en el discurso dominante, según una extensa documentación (Aravena,1999;
Merino & Quilaqueo, 2003; Oteíza & Merino, 2012; Quilaqueo et al., 2007; Saiz et al., 2008;
Webb, 2013). Este imaginario social del ‘mapuche’ sería heredado de la ideología racista
difundida durante la colonización española y complementada luego por nuevos prejuicios
creados a través de las relaciones interétnicas e interculturales desde aquella época (Merino
& Quilaqueo, 2003; Quilaqueo et al., 2007). En el desarrollo de tales representaciones, el
periodo de la República marcó un hito, ya que en éste se condenó toda discriminación legal
y política y al mismo tiempo, se levantó la imagen positiva del mapuche como ‘guerrero’,
como miembro de una raza brava y fuerte que resistió a la invasión española y fue partícipe
de la independencia de la nación, lo que creó un significado contradictorio que contribuyó a
fundar la idea de Chile como una nación racialmente ‘homogénea’. Pero tal valorización pudo
conjugarse con la estigmatización, ya que el mapuche que se valora –el ‘verdadero’ mapuche–
es el pretérito, mientras que los mapuche contemporáneos, son vistos muchas veces como
una degeneración de la raza o como producto de una mixtura racial de la que todo chileno es
parte9 (Saiz et al., 2008). Frente a la invisibilización de su diferencia, los mapuche han
resistido levantando demandas públicas al Estado chileno por el reconocimiento de sus
derechos y por la devolución de su territorio histórico, entre otras complejas disputas todavía
en desarrollo (Antileo, 2007; Di Giminiani, 2012; Quilaqueo et al., 2007).
Aunque durante algún tiempo la diferencia entre mapuche y no-mapuche, permaneció como
un trazo limpio, lo cierto es que ha habido una serie de procesos contemporáneos que han
llevado a cuestionar esta distancia. Uno de ellos fue la migración de este grupo a las grandes
ciudades, en busca de mejores condiciones de vida, que desencadenó por un lado, el
cuestionamiento de los lugares que pretendían ser reservados a la modernidad por parte de
las mayorías y, por otro lado, en la experiencia de las minorías, dio inicio a un proceso de
recomposición de su identidad, en el que tuvieron que distanciarse del protagonismo de
rasgos esenciales (ruralidad, lengua, prácticas culturales) para auto-comprenderse en este
nuevo escenario (Aravena,1999). Quizá también se pueda atribuir a esta cercanía espacial,
que se esté dando lugar a un reconocimiento de la causa indígena y a una revalorización de
su identidad en la sociedad, especialmente entre las generaciones más jóvenes (Quilaqueo et
al., 2007).
9 Para revisar el desarrollo histórico del estereotipo mapuche en detalle, ver Merino y Quilaqueo
(2003).
27
Pese a que la emergencia de ciudades multiculturales puso en contacto a grupos distintos, no
se puede desconocer que el nuevo milenio trajo consigo un movimiento de emergencia
indígena en nuestro continente, que en Chile dio paso a una agudización del conflicto
histórico por las demandas mapuche, con la consecuencia de pronunciar la escisión entre
mapuches y no mapuches en los últimos años (Di Giminiani, 2012). Junto con lo anterior, el
Estado ha implementado políticas de discriminación positiva, que buscan reconocer el valor
de los pueblos originarios estimulando la identificación indígena, pero han contribuido sin
quererlo, a aumentar el rechazo indígena en algunos sectores de la ciudadanía que las
consideran injustas (Merino & Quilaqueo, 2003; Saiz et al., 2008). Todo lo anterior forma
parte de un nuevo escenario intergrupal que agrega complejidad a la pregunta por el
significado social de ser mapuche hoy.
3.5 Ser mapuche hoy: entre factores objetivos y subjetivos
El primer artículo de la Ley Indígena 19.253 del Estado de Chile– instituida en el año
1993– reconoce como pueblos originarios a “los descendientes de las agrupaciones
humanas que existen en el territorio nacional desde tiempos precolombinos, que
conservan manifestaciones étnicas y culturales propias, siendo para ellos la tierra el
fundamento principal de su existencia y cultura”, lo que resulta paradojal si se considera
que el mismo Estado chileno “(…) ha sido históricamente la fuerza mayor en el despojo
de dicha tierra” (Di Giminiani, 2012, pág. 91). Pero más allá de tales contradicciones,
parece plausible suponer que la definición institucionalizada en la ley materializa parte
del conocimiento compartido acerca de los grupos originarios, ¿pero es éste el
conocimiento vigente acerca de los mapuches en particular?
La pregunta debe entenderse en el marco en que la conexión de los mapuches con su
tierra se ha visto amenazada por la modernidad, tal como ya hemos adelantado. Basta
agregar que el censo 2002 mostró que un 62,4% del total de mapuches residían en áreas
urbanas, así como un 30,3% del total de ellos se concentraba en la Región Metropolitana
de Santiago, tendencia que se agudizó según los últimos datos poblacionales, que
estiman que actualmente cerca de medio millón de mapuches viven en la capital, lo que
corresponde a la mitad de la población total de esta etnia. Y en efecto, la migración hacia
los centros urbanos es considerada por los mismos indígenas como la causa de la pérdida
de su identidad, ya que siguiendo el trabajo etnográfico de Di Giminiani (2012), la tierra
28
ancestral tiene un rol preponderante en la autodeterminación de los mapuches como
tales. Para este autor la relevancia del vínculo con la tierra10 emerge claramente cuando
se considera el etnónimo ‘mapuche’, que significa literalmente “gente (che) de la tierra
(mapu)”, y aunque éste término es relativamente reciente en la historia (atribuida al siglo
XVIII), se plantea que ‘mapuche’ alude al conocimiento de un “lugar de origen” o tuwün
que sería un factor de autoctonía de este grupo en la medida que los diferencia del otro
canónico, los winka, provenientes de lugares no identificables. Por lo tanto, mientras
los mapuches tienen la capacidad de trazar claramente sus raíces geográficas, lo que
define al winka es su falta de enraizamiento, conexión y conocimiento de su tuwün,
desarraigo que es asociado por los mapuches a un carácter impredecible. El tuwün
entonces, aparece como el elemento fundamental en la determinación de mismidad y
otredad para los mapuche, permitiéndolos diferenciarse de dos tipos de otros: del otro
próximo atribuible a mapuches con otro tuwün y del otro lejano, el winka. Para el autor,
la importancia de la tierra para la autodeterminación de este grupo, no debe entenderse
desde una visión esencialista, como un factor de continuidad estable con los antepasados,
ya que la tierra ancestral continúa siendo en la actualidad un elemento significativo del
ser mapuche, pues les permite establecer una auto-comprensión dinámica de unión pero
también de ruptura con el pasado. Esto permite inferir que:
Hipótesis 1.1. El vínculo con la tierra podría ser un criterio más relevante en la
formación del juicio de categorización mapuche para los adolescentes mapuche que
para no mapuches.
Pero según Oyarce et al. (2005) al indagar en los criterios de identificación étnica
utilizados por indígenas y no-indígenas chilenos habitantes de áreas rurales y urbanas,
no se debe pasar por alto que el contexto urbano afecta los juicios, en el sentido que el
componente de tierra ancestral para los que residen en áreas urbanas, se hace un factor
menos decisivo para definir lo étnico. Para las autoras, esto no quiere decir que los
mapuches urbanos dejen a un lado el significado de la tierra para su identidad, pero su
experiencia en la urbe los hace proponer criterios adecuados a esta realidad. Por lo tanto,
si bien es esperable que para los mapuches sea más importante el vínculo con la tierra
que para los no mapuches, es plausible plantear también que, dada la locación urbana
10 Según Di Giminiani (2012), la ‘tierra ancestral’ –espacio geográfico asociado a los antepasados
mapuche–, no debe confundirse con el ‘territorio’ o Wallmapu, que es reconocido como la región
de providencia por los mapuches que fue perdida por las ocupaciones militares, por lo que este
último es un concepto más político.
29
en la que se sitúa este estudio, esta característica no resulte la más determinante cuando
otros factores se tienen a la mano en la elaboración de los juicios. Entonces:
Hipótesis 1.2 El vínculo con la tierra no será el más relevante de los factores en los
juicios de los adolescentes de la Región Metropolitana de Santiago.
Otro factor central en la definición de mapuche según Di Giminiani (2012), es la
descendencia o küpal, que debe entenderse en estrecha relación con el tuwün, ya que
ambos términos se entienden como componentes dados (u objetivos) de la persona
mapuche. Para aproximarnos a esta relación debemos considerar que quienes comparten
el mismo tuwün son aquellos individuos que pertenecen a uno de los linajes enraizados
dentro de un lugar. La pertenencia a un linaje generalmente se establece a través del
patrilinaje que es reconocido a través de los apellidos paternos, debido a que luego de
la introducción de apellidos recién en el siglo XIX, los mapuches que compartían la
misma ascendencia (kiñe küpal) se agruparon en torno a sus apellidos paternos. Se debe
entender que tanto el tuwün como el küpal son elementos decidores de la otredad, pues
éste último marca diferencias entre residentes de una misma comunidad indígena dadas
por la pertenencia a un grupo específico de descendencia. Así, ambos conceptos tienen
implicancias para los individuos: por un lado, el tuwün es considerado un elemento
estable de la persona ya que los rasgos topográficos del lugar de origen, como la
presencia de cerros, mar y tipo de producto agrícola cultivado, reflejan un
comportamiento y conocimiento compartido para una comunidad, de manera que para
los distintos asentamientos mapuches el tuwün tiene un significado profundo que los
distingue; por otro lado, el küpal se hace visible en las predisposiciones del
comportamiento y características de la personalidad que son heredadas desde abuelos y
padres. Es por eso que según el autor, generalmente los mapuches dan cuenta de su
mismidad a través de la expresión “gente de la misma sangre” (2012, pág. 99) lo que
refuerza la importancia de la consanguinidad y descendencia como factores
determinantes del ser mapuche.
En la misma línea, varios estudios enfocados en la formación y sustento actual de
estereotipos en torno a los mapuche coinciden en mencionar que los elementos de su
ascendencia, como el apellido y aspecto físico, aparecen como marcas que están a la
base de la identificación de este grupo (Merino & Quilaqueo, 2003; Oteíza & Merino,
30
2012; Quilaqueo et al., 2007; Saiz et al., 2008). Aún más, para Quilaqueo et al. (2007)
el apellido “es una clave notoria que establece la «diferencia» entre la persona mapuche
y el no mapuche” (pág. 96), ya que fonética y lingüísticamente las palabras en
mapudungún son distinguibles del español. La relevancia especial del apellido paterno
como un marcador de lo mapuche, debe entenderse bajo la regla general en Chile de
que el apellido en primer orden es el del padre (y luego el de la madre), lo que se vuelve
especialmente sobresaliente en la adolescencia ya que es usual que en esta etapa los
jóvenes se llamen entre ellos por su primer apellido (Unzueta & Valenzuela, 2015). La
marca decisiva del apellido paterno parece lógica si se considera además que ésta es la
información usualmente más a la mano cognitivamente al momento de tener contacto
con el otro. Por esto, es viable plantear que:
Hipótesis 2. El apellido paterno más que el materno es un criterio clave que guía el
juicio de identificación del otro como mapuche por parte de los adolescentes.
Resulta interesante que los apellidos aun en la actualidad se consideren importantes como
criterio de identificación étnica, ya que los mapuches son reconocidos como una comunidad
de sangre debilitada dada a su abierta exogamia, pues históricamente los arreglos
matrimoniales preferidos por este grupo eran con otras comunidades de sectores rurales
lejanos. Luego, el contacto con los winka hizo que progresivamente se hicieran más
frecuentes los matrimonios entre winka y mapuches (Di Giminiani, 2012). El estudio de
Unzueta y Valenzuela (2015), a partir de los datos censales de 2002, destaca que la mitad
(49.1%) de los mapuches casados tienen una pareja no mapuche, ya que este escenario de
matrimonio intercultural es excepcional si se compara con el caso norteamericano e inclusive
el brasileño, ambos con tasas mucho más bajas de este tipo de uniones. Pero lo más atractivo
es que la investigación de estos autores muestra que solamente la mitad (46.7%) de las
parejas mixtas (mapuche-no mapuche) transmiten la identidad mapuche a sus hijos, por lo
que se descartaría la aplicación en nuestro país de una estricta regla de clasificación étnica
como la norteamericana (one drop rule), a favor de criterios más fluidos de identificación
étnica.
Considerar la extensión de los matrimonios interculturales en Chile, y el consecuente
mestizaje, nos permite hacernos una idea de lo difuso del aspecto físico como marcador de
diferencia entre mapuches y no mapuches. Si bien no se puede negar que en el imaginario
31
social está patente la diferencia de los rasgos y color de piel oscuro de los indígenas en
contraste a las facciones y color de piel blanco de los colonos, lo que va de la mano con una
valoración de las segundas características (develando lo subterráneo de la ideología racista
en el país), es más cierto que esta diferencia está cada vez más disuelta y no se actualiza sino
de manera simbólica. Pues como plantea Magnus Course (2013), muchos mapuches señalan
que con la migración a la ciudad ellos corren el riesgo de “volverse blancos” (becoming
white) lo que se refiere a adquirir el comportamiento, modo de vida y moral del winka. De
todas formas, el estudio de Oteíza y Merino (2012), destaca que para los jóvenes mapuches
lo ‘realmente’ mapuche sigue ligado a factores estáticos, dentro de los cuales, los rasgos
físicos (el ‘parecer’ mapuche) aflora con frecuencia en sus discursos. Y es que no se puede
negar la centralidad dada a la consanguinidad por este grupo, que se hace manifiesta en la
existencia del término mapuche ‘champurreado’ (de sangre mezclada) para identificar a los
hijos de parejas mixtas que pueden (o no) tener la piel más clara, no obstante que tanto Course
(2013) como Di Giminiani (2012) muestran que a los champurreados no se les niega en
absoluto la posibilidad de ser considerados mapuche. Por lo tanto:
Hipótesis 3. Dado el escenario de mestizaje, el aspecto físico no es un criterio que guía la
identificación mapuche.
Otro elemento que no se puede omitir es cómo la clase social se liga a la identificación
mapuche. En primer lugar, son de conocimiento público las alarmantes cifras de diversos
indicadores sociales –tales como bajas tasas de alfabetización, educación, empleo y esperanza
de vida– que muestran la posición desventajada de los mapuches, a lo que se debe sumar el
hecho de la marginalidad que ha caracterizado su asentamiento en las zonas (por lo general)
periféricas de los centros urbanos. Esta vulnerabilidad es desde luego reconocida por los
mapuches y entendida como una consecuencia de la pérdida de su territorio y mal trato por
parte del Estado. De ahí que, según la Encuesta de Relaciones Interculturales 2012, un 46%
de los mapuches se identifiquen con la clase trabajadora y un 22% con la clase baja (Thiers,
2013, pág. 156). Para los jóvenes mapuches urbanos, esta posición ha suscitado la búsqueda
de sus historias familiares para comprender su lugar en la sociedad, descubriendo las
problemáticas que comparten con el pueblo mapuche y como resultado de esto, muchos
erigen su auto-identificación con este grupo (Kropff, 2004).
32
La desigualdad social sufrida enfáticamente por los mapuches en Chile ha estimulado la
investigación sobre la movilidad social intergeneracional de este grupo. Cantero y
Williamson (2009) evidencian que la condición de etnicidad predice una menor movilidad
social en Chile, ya que las personas con dos padres mapuches tienen menos ‘movilidad
ascendente’ (elevación en la escala social) que las con sólo un progenitor mapuche, los que a
su vez se quedan atrás de la movilidad presentada por quienes no tienen padres indígenas, por
lo que habría un ‘efecto de cuna’ que llevaría a que no pocos mapuches perpetúen la posición
de clase de sus padres. Sin embargo, los mismos autores hacen notar un paso positivo en los
últimos años, pues observan que “los(as) jóvenes mapuche van ampliando lentamente sus
oportunidades y accediendo a posiciones superiores” (pág. 38) que es atribuible en parte a las
políticas públicas focalizadas a indígenas (por ej. Beca indígena de educación) y en mayor
medida a la resiliencia y movilización social de este grupo. Lo anterior permite plantear que
la clase social baja puede estar menos enlazada que antes al “ser mapuche”, lo que hace
plausible esperar que:
Hipótesis 4. La clase social no será un criterio relevante en la formación del juicio de
identificación mapuche.
Queda más claro entonces que los factores objetivos que podrían fundamentar la
identificación mapuche, están muy lejos de ser claves evidentes en la sociedad chilena
contemporánea, en la que el avance de la migración, exogamia, mestizaje y movilidad social,
han ido desdibujando lo que se tomaba por sentado en la definición de la categoría mapuche.
Por esto Valenzuela(2007) advierte que los factores reconocidos como sostenes de la
identidad mapuche, como la lengua – que entre los jóvenes se ha perdido casi
completamente–, la tierra y la práctica de sus costumbres, hoy se encuentran profundamente
erosionados, dejando en una nebulosa la continuidad de este grupo. De hecho, las discusiones
nacionales acerca de en qué parámetros puede basarse la identificación de los pueblos
originarios, parece resurgir luego de cada censo o encuesta representativa que intenta
describir a esta población (Irarrázabal & Morandé, 2007; Oyarce et al., 2005). Es por eso que
diferentes estudios cualitativos han explorado en el significado vigente de ser mapuche.
El estudio de Oyarce et al. (2005), muestra que no existe solo un factor que pueda definir de
manera cierta lo étnico, sino que depende de las características y experiencia de quien define:
si es o no indígena, si vive en un área rural, etc. Un ejemplo de estas diferencias es que para
la mayoría de los grupos indígenas el criterio más mencionado de identificación étnica es la
33
mantención de los rasgos culturales, mientras que lo más señalado por las personas no
indígenas es la auto-identificación, lo que coincide con la importancia que otorga a este factor
el grupo mapuche en particular. Por lo tanto, mapuches y no mapuches coinciden en
considerar criterios subjetivos – como la auto-identificación– de forma complementaria a los
factores objetivos para definir la categoría mapuche. Esta ambivalencia se clarifica en las
palabras de Course (2013) que plantea la misma pregunta que guía esta investigación:
“What does it mean to be Mapuche? Not surprisingly, there is no unitary answer
to this question. On one hand, Mapuche appears as an essentialized «ethnic» identity fixed at birth, while on the other, Mapuche is a fluid and transformational
category of becoming. In some instances people attribute Mapuche identity on the
basis of having two Mapuche parents, speaking Mapudungun,and «looking
Mapuche» (…)Yet the same people who define being Mapuche in these
essentialized terms of genealogy, language, and phenotype will equally attribute
the status of Mapuche to somebody who neither appears indigenous nor speaks
Mapudungun if that person has been raised in a Mapuche community, has worked,
lived, and eaten with Mapuche people, and, most importantly, behaves with
respect in the manner of a «true person»11”(pág. 786).
Lo anterior se ve reafirmado por otros estudios sobre las definiciones de ‘mapuche’ desde
la perspectiva de los adolescentes. Según Oteíza y Merino (2012), aunque los factores
adscritos continúan siendo mencionadas por las nuevas generaciones como relevantes, e
incluso, la ausencia de estas características en su propia experiencia los lleva a cuestionarse
su “autenticidad” como mapuche, los jóvenes señalan que no es suficiente tener un apellido
mapuche para ‘ser’ y ‘sentirse’ mapuche, develándose que para los jóvenes existe un
gradiente de afiliación al grupo, que hace que la categoría mapuche no se entienda como
precisa. Esta imprecisión hace posible que pese al sentimiento común de ‘fallar’ con los
requisitos para ser un mapuche “genuino”, los adolescentes se puedan identificar con
orgullo con este grupo. Nos queda avanzar entonces hacia la comprensión de los factores
que pese a no estar ligados a la imagen tradicional del mapuche, dan consistencia y vigencia
a esta categoría.
La centralidad de la “forma de ser” y sistema valórico mapuche (admapu) es destacado por
Villar (2004), que estudia en profundidad cómo la moral e identidad mapuche es transmitida
por abuelos y padres a las nuevas generaciones. La autora destaca que los abuelos suelen
considerar que los jóvenes erran en “la forma correcta de ser mapuche” debido a su
11 El autor destaca en este sentido que los mapuches suelen lamentar que los winka no saben
cómo ser respetuosos: de ahí que sean considerados no-hombres o no personas “verdaderas”.
34
desinterés por conocer y practicar las tradiciones, no obstante que éstos internalizan una
forma de solidaridad y reciprocidad que consideran características profundas de su
identidad como mapuche. En este sentido, no sólo las decisiones parentales acerca de qué
elementos son importantes de transmitir (por ej. el mapudungún, ritos tradicionales)
influencian las concepciones de los hijos acerca de su etnicidad, sino que sobre todo las
actitudes, comportamientos, forma de vivir e identificarse como mapuches que muestran
los padres en el día a día son percibidas como pautas concretas de identidad por los hijos.
Pero ni la transmisión de la cultura, de los valores, del estilo de vida, ni de la forma de ser
se internaliza sin cuestionamiento por los jóvenes. El análisis de Merino y Tileagă (2011)
permite tomar en cuenta que los adolescentes mapuches tienen un rol central en
problematizar, resistir y negociar con el conocimiento categorial que tradicionalmente
define lo mapuche, generando una tensión entre definiciones internas y externas. Según este
estudio, ser mapuche se hace reportable gracias a las características y conocimientos que
definen los límites de la categoría étnica. Dentro de estas características, las más obvias
serían las reconocibles y superficiales (objetivas), pero más allá de lo aparente o declarativo,
habrían características ‘profundas’, como la forma de ver el mundo y el posicionamiento
emocional, que serían claves para distinguirse como mapuche. Junto con esto, el análisis de
Kropff (2004) hace notar el surgimiento de nuevas auto-denominaciones en los jóvenes
mapuche, como ‘mapunky’12, a raíz de su cuestionamiento de la noción ‘folclórica’ del
mapuche y de la necesidad de validación y reivindicación de sus experiencias en espacios
urbanos cotidianos como recitales o las esquinas de los barrios donde se reúnen. De manera
que el ser mapuche puede estar desligado de prácticas culturales tradicionales, porque
habrían factores ‘apropiados’ o subjetivos que se asociarían a una manera auténtica de sentir
la identidad mapuche, y por lo tanto, son vistos como rasgos aún más decisivos de lo
mapuche. Por lo tanto:
Hipótesis 5.1 Los factores subjetivos–la auto-identificación mapuche y la identificación
mapuche de los padres– serán considerados como señas más decisivas (que los objetivos)
en la formación del juicio de identificación del otro como mapuche por parte de los
adolescentes.
12 Palabra que mezcla las categorías mapuche y punky.
35
Hipótesis 5.2 Además, cuando estos factores subjetivos se presentan en conjunto con
objetivos será más clara la identificación del otro como mapuche.
Ser mapuche entonces, ¿se entiende en términos constructivistas más que primordialistas?
La afirmación de Webb (2013) parece la respuesta más acertada a esta interrogante, pues
destaca que: “los participantes [en su estudio] tratan lo mapuche como una categoría social
de «tipo natural» basada en la esencia compartida de sangre o ancestros. No obstante, (…)
esta categoría está abierta a la elaboración y reconstrucción” (pág. 2063, traducción propia).
Esto se entiende porque los individuos perciben los criterios de pertenencia a su grupo
étnico como fijos o dados, pues en la práctica, el hecho de que éstos sean socialmente
construidos no impide que se sean experimentados como reales, como elementos que les
permite a sus miembros encontrar un sentido de quiénes son, de dónde vienen y por qué
pertenecen a su grupo étnico. De manera que para este autor, un gran error teórico ha sido
poner al primordialismo y constructivismo como opuestos dicotómicos, ya que al no
descartar ninguna de estas perspectivas es posible entender que los rasgos adscritos que
definen la categoría mapuche les brinda a sus miembros un sentido de pertenencia y de sí
mismos estable, que hace posible una apropiación de la categoría que es expresada en
formas heterogéneas de ser mapuche por parte de los adolescentes, ya que cognitivamente
las personas requerimos sentirnos similares y validados por nuestro grupo, al mismo tiempo
que necesitamos construir una identidad única, individual. Esto le permite sostener a Webb
(2013) que la juventud mapuche es capaz de desafiar los guiones tradicionales de acción
justamente porque privilegia las construcciones primordialistas del sí mismo (self).
Quizás de manera más sustancial, en este último trabajo podemos encontrar cómo los
factores objetivos y subjetivos se entretejen en la definición de lo mapuche. Por un lado, los
factores objetivos delimitan los bordes de la categoría mapuche: si bien los mapuches
carecen de marcadores étnicos tradicionales (lengua, práctica de sus costumbres) consideran
otros elementos esenciales (sangre, apellidos) para fundar un principio de similaridad como
grupo y distintividad con “los otros” y de esta manera, pueden identificarse como
“mapuches” aunque las diferencias culturales y estilo de vida puedan ser hoy indistinguibles
de los no mapuches. Pero mientras lo anterior sería un requerimiento “mínimo” o esencial
del ser mapuche, los factores subjetivos darían consistencia, espesor a la categoría y serían
entendidos como elementos “ideales”: los adolescentes invocan una moral particular que
los distingue como mapuches y un orgullo internalizado por su etnia, pues finalmente, lo
36
mapuche para ellos sería una manera de sentir más que de actuar. Por eso el autor hace notar
que mediante la transferencia del significado de lo mapuche desde lo externo de las
costumbres y tradiciones, hacia sentimientos internos intangibles, los jóvenes son capaces
de legitimar el desconocimiento de su lengua y falta de participación en ceremonias y pese
a eso, hacer coherente su identificación étnica. Por lo anterior, la identificación mapuche
bien podría entenderse desde la idea de ‘etnicidad simbólica’ (Gans, 1979), pero con la
salvedad de que está sustentada por una base esencialista, que para Webb (2013) continúa
sosteniendo la identidad mapuche en la actualidad.
Finalmente, a lo largo de esta revisión teórica hemos puesto énfasis en cómo la
categorización mapuche se define en términos socialmente compartidos, pero los estudios
sobre la formación del juicio han mostrado que además de este componente social, habría
un componente idiosincrático asociado a cada individuo (membresías de etnia, clase,
género) que también juegan un rol en los criterios que se consideran relevantes en los juicios
(Rossi & Andeson, 1982; Hox, Kreft, & Hermkens, 1991). En este sentido, aunque se ha
revisado en profundidad cómo la experiencia dentro o fuera del grupo mapuche (membresía
étnica) puede dar más o menos importancia a algunos factores que definen “lo mapuche”,
desgraciadamente no existe evidencia sobre cómo otro tipo de sesgos idiosincráticos pueden
motivar la preferencia de ciertos factores por sobre otros al momento de formarse el juicio
de identificación étnica. De los estudios sobre discriminación mapuche podemos rescatar la
evidencia que postula que los hombres tienden a discriminar más a los mapuches (Saiz,
2004) y también, se sabe que “a medida que se asciende en la escala social, más implícita
se realiza la práctica discursiva prejuiciada acerca de los mapuches” (Pilleux & Merino,
2004), lo que nos dice que el sexo y clase social de los estudiantes podrían generar distintos
juicios de identificación, pero no podríamos generar hipótesis acerca de cómo este “efecto
lente” puede afectar de forma puntual la importancia de factores particulares, por lo que es
un campo que se abordará de forma exploratoria en este estudio.
37
4 METODOLOGÍA
4.1 Fuente de datos
Se utilizarán los datos proporcionados por el “Estudio Longitudinal de Tabaco, Alcohol y
Drogas en población escolar” (2008-2013) 13 realizado por el Instituto de Sociología de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, trabajándolos sólo de forma transversal, con foco
en su última ola (2013). Esta encuesta fue de carácter auto-aplicada, y tuvo como población
objetivo a los estudiantes de cuarto año de enseñanza media provenientes de establecimientos
educacionales municipales, subvencionados y privados, que impartieran los niveles desde
séptimo básico a cuarto año de enseñanza media, de todas las comunas de 30.000 o más
habitantes de la Región Metropolitana. Aunque este estudio de panel fue diseñado
originalmente para alcanzar representatividad en la región, en 2013 alcanzó una atrición de
un 67%, que lo deja sin esta capacidad. No obstante lo anterior, el presente trabajo tiene una
finalidad más bien exploratoria y descriptiva, por lo que no perjudica el análisis propuesto.
Queda destacar que para el propósito de esta investigación es de interés específicamente el
último módulo de la encuesta, que gira en torno a la identificación étnica, tema que se aborda
principalmente a través de un diseño factorial.
4.2 Método
Hemos establecido que el objetivo de esta investigación es comprender la categoría
“mapuche” vigente a través de los factores subyacentes más relevantes en el juicio de
identificación mapuche de los adolescentes de la Región Metropolitana, por lo cual se
aplicará principalmente el método de encuesta factorial que permite iluminar la “caja negra”
de los juicios elaborados por las personas. Este método ha sido elogiado porque permite
alcanzar tanto la validez externa de una encuesta convencional– pudiendo llegar a una
muestra importante y/o representativa de personas –, como la validez interna propia de un
estudio experimental– a raíz de un estrategia activa de medición que contempla una
intervención controlada de estudio–, de ahí que se lo considere una técnica mixta o híbrida
(Wallander, 2009). Pese a sus promisorias virtudes, este enfoque está lejos de ser popular ya
13 A excepción del año 2012, en el que no se aplicó la encuesta.
38
que según la revisión de Aguinis y Bradley (2014) acerca del avance de este tipo de método
en la literatura durante los últimos veinte años, se deja al descubierto que aunque ha habido
un modesto incremento de los artículos que se basan en esta metodología, se estima que sólo
un 1% del total de las publicaciones ha utilizado este enfoque durante dicho periodo. Su
escasa propagación se explicaría por las dificultades asociadas al diseño y análisis de los datos
provenientes de encuestas factoriales, así como a la falta de guías o protocolos de buenas
prácticas para su correcta aplicación y análisis, salvo excepciones (Ver los trabajos de Aguinis
& Bradley (2014) y Jasso, (2006)). Considerando entonces lo inusual de esta aproximación,
por un lado es necesario subrayar que este trabajo aporta distintivamente tanto a la
investigación que se ha realizado en nuestro país acerca de la categorización mapuche, como
a sentar precedentes en la aplicación de esta técnica metodológica, y por otro lado, se hace
urgente explicar en qué consiste, exponiendo las características del instrumento en que se
basa este estudio y profundizando en las ventajas de este método para abordar la pregunta de
investigación.
El método de encuesta factorial, llamado también “metodología experimental de viñetas”,
consiste en presentar a los participantes escenarios realistas construidos cuidadosamente por
los investigadores, con el objetivo de estudiar variables dependientes – que pueden ser
intenciones, actitudes, opiniones, creencias y juicios, entre otros14– mediante la
manipulación, control y variación sistemática de las variables independientes o factores
explicativos que se suponen relevantes. No está demás mencionar que se asume que los
respondientes seleccionarán un número acotado de factores para basar sus juicios o
evaluaciones y también, que los participantes siguen reglas o criterios relativamente
consistentes al momento de evaluar, al mismo tiempo que se presume que en los juicios opera
un componente social, representado en los factores propuestos en las viñetas, como una
variación individual –ligada a un componente idiosincrático– que juegan un rol conjunto en
la formación de los juicios (Hox et al., 1991). Es necesario establecer además que el
componente principal de este método son las viñetas, que son breves descripciones
hipotéticas o ficticias de un “objeto social” (persona, situación, etc.) que presentan una
combinación sistemática de características (Atzmüller & Steiner, 2010; Wallander, 2009).
14 Para una revisión completa de los temas y sub-disciplinas en que se ha utilizado este método,
ver Wallander (2009).
39
Así, el módulo indígena de interés en esta investigación fue diseñado en gran medida como
una encuesta factorial, por lo que cuenta con una serie de viñetas, que en este caso, giran en
torno a individuos ficticios que los adolescentes tuvieron que juzgar, determinando si (A) los
consideraban mapuches o no, o en otras ocasiones, (B) cuán mapuches los consideraban, ya
que se presentaron dos formas de calificación (o rating task) de las viñetas, una dicotómica
(A) u otra ordinal(B), tal como se muestra en el ejemplo de la Tabla 4-1. Además, las viñetas
contemplan diferentes dimensiones (apellido del padre, apellido de la madre, aspecto físico,
por ejemplo) que se consideraron teóricamente relevantes en el juicio de identificación
mapuche y que pueden tomar distintas categorías o ‘niveles’ (apellido del padre puede tomar
los niveles ‘mapuche’ y ‘no mapuche’, en el primer caso). De esta manera, en el modelo de
la Tabla 4-1 se subrayan los niveles que representan las distintas dimensiones consideradas y
en la Tabla 4-2, se presenta la operacionalización, indicando todas las dimensiones y niveles
contemplados en este estudio para la identificación mapuche.
¿Pero por qué estudiar la formación del juicio de identificación mapuche a través de este
método? Hace falta destacar que la principal ventaja del método de encuestas factoriales es
que logra la “ortogonalidad de los factores”, que refiere a una perfecta no asociación entre
las variables de estudio, lo que es propio de un diseño experimental, pero que puede ser
obtenido bajo este método utilizando procedimientos muestrales de encuestas convencionales
(Wallander, 2009). Y es que, en palabras simples, la realidad social cuenta con una
‘multicolinealidad’ que es difícil de evitar puesto que, utilizando el ejemplo de Rossi y
Anderson (1982), “etnia” es una variable que está estrechamente asociada con el “estatus
socioeconómico” en muchas sociedades, pareciendo imposible separar ambas variables, sin
embargo, las encuestas factoriales contemplan un diseño que genera que los factores (también
“dimensiones” o “variables”) en una viñeta se conjuguen con absoluta aleatoriedad – y es
justo a esto, a lo que se apunta con la denominada ortogonalidad–. Lo anterior hace posible
Tabla 4-1. Modelo de viñeta
Descripción del sujeto a identificar:
María Teresa Reyes Nahuelpan es una joven de piel morena y ojos oscuros que vive
en una comuna de clase baja. Aunque el primer apellido de su padre no es mapuche,
éste se considera mapuche. Su madre también se considera mapuche. Los abuelos de
María Teresa viven en Santiago y ella no está interesada en las tradiciones mapuche.
Rating Task A (dicotómica): ¿Identificarías a María Teresa como mapuche?
(Valores: “Sí, es mapuche” (1) y “No, no es mapuche”(2) )
Rating Task B (ordinal): ¿Qué tan mapuche consideras a María Teresa? (Valores:
“Nada mapuche”(1) a “Totalmente mapuche” (5))
40
que variables correlacionadas en la vida real no lo estén gracias a este diseño factorial que
construye una realidad experimental y controlada, permitiendo a los cientistas sociales
observar los efectos de cada uno de los factores “descontaminados” de la usual superposición
de efectos que se produce en el mundo real. Metodológicamente entonces, el mundo
experimental que construye este método, permite evitar problemas de multicolinealidad que
puede afectar la precisión de las estimaciones. Además, este método comprende otras ventajas
que es oportuno mencionar considerando nuestra pregunta de investigación. Primero, es
sistemático en la evaluación de condiciones, valoraciones y contextos que afectan los juicios
de las personas, lo que permitirá estudiar la importancia absoluta y relativa de los factores
sobre los juicios, y también, la influencia de ciertas variables en interacción con otras. Al
mismo tiempo, la técnica de presentar a los entrevistados distintas descripciones, con factores
que varían aleatoriamente, conforma una manera de preguntar que puede estar en menos
riesgo de una respuesta acorde a la deseabilidad social, ya que no es evidente para los
participantes el foco del instrumento. Otro aspecto a considerar es que las personas no
siempre están conscientes de la influencia de ciertos factores sobre sus propios juicios,
resultando usualmente complejo explicitarlos frente a una pregunta directa (de encuestas
convencionales), por lo que el enfoque factorial parece lo más apropiado cuando se quiere
estudiar fenómenos complejos, como los determinantes en la formación del juicio
(Wallander, 2009).
41
- Consideraciones sobre el diseño de encuesta factorial
Como esta investigación se basa en datos secundarios, las decisiones metodológicas respecto
al diseño del módulo factorial se mencionan como antecedentes pero no constituyeron parte
de este estudio, sin embargo, adquieren especial interés ya que permiten profundizar en los
fundamentos del método factorial y también, porque serán relevantes luego para un análisis
adecuado de las viñetas. Según el protocolo planteado por Jasso (2006), el diseño de este tipo
de encuestas debe tener en cuenta el universo de viñetas, que son todas las combinaciones
posibles de niveles considerando cada una de las dimensiones, para seleccionar de éste una
muestra de viñetas. Con este fin, los investigadores a cargo del diseño de la encuesta de interés
realizaron un producto cartesiano de todas las dimensiones para obtener el universo de
Tabla 4-2.Operacionalización de “Identificación mapuche” Concepto Dimensión Sub-
dimensión
Dimensiones
en viñeta
Niveles
Identificación
mapuche
Factores
objetivos
Ancestros Apellido
madre
1.Apellido no mapuche
2.Apellido mapuche
Apellido
Padre
1.Apellido no mapuche
2.Apellido mapuche
Rasgos
físicos
Color de piel
y ojos
1.Piel clara y ojos
claros
2.Piel oscura y ojos
oscuros
Vínculo con
la tierra
Lugar de
residencia de
los abuelos
1.Los abuelos de viven
en Santiago
2. Los abuelos de viven
en el sur.
Clase social Clase social
de la comuna
de residencia
1.Baja
2. Media
3. Alta
Género Sexo 1.Nombre masculino
2.Nombre femenino
Factores
subjetivos
Identificación
mapuche de
padres
Identificación
mapuche de
madre
1. “Su madre se
considera mapuche”
2. “Su madre no se
considera mapuche”
Identificación
mapuche de
padre
1.“Su padre se
considera mapuche”
2.“Su padre no se
considera mapuche”
Auto-
identificación
mapuche
Interés en
tradiciones
1. (El o la joven a
identificar) no está
interesado/a en las
tradiciones mapuche.
2. (El o la joven a
identificar) está muy
interesado/a en las
tradiciones mapuche.
42
viñetas, que en este caso corresponde a 2x2x2x3x2x2x2x2 = 384 viñetas posibles. El paso
que se recomienda a continuación es descartar los casos lógicamente imposibles, pero esto
no se consideró atingente. De manera que del universo de viñetas, los investigadores
seleccionaron aleatoriamente 144 unidades o tipo de viñetas, que dividieron en 12 conjuntos
(o deck) compuestos a su vez por 12 viñetas que fueron calificadas con un rating task
dicotómico y las mismas 144 unidades fueron divididas de igual modo, con la única diferencia
de contemplar un rating task ordinal. Así, cada uno de los 24 decks (12 dicotómicos y 12
ordinales) fueron asignados aleatoriamente a los participantes, que debieron enfrentarse a una
sección de la encuesta que incorporó 12 viñetas. Tener en cuenta estos aspectos es relevante
ya que el modo de selección de viñetas y el rating task utilizado no son los únicos posibles, y
traen asociados una serie de limitaciones que son tratadas a través de estrategias
metodológicas en el análisis de los datos.
Respecto a la selección de la muestra o sub-población de viñetas, Atzmüller y Steiner (2010)
hacen un detenido estudio de las distintas estrategias de selección que se han utilizado,
enfatizando en que en comparación a trabajar con el universo de viñetas (que permite la
estimación de todos los efectos principales e interacciones) la selección de una muestra de
viñetas siempre resulta en una pérdida de información que limita la estimación de algunos
efectos e incluso confunde algunos de ellos. Si bien lo más clásico ha sido la estrategia de
selección aleatoria de viñetas (random selection strategy), otra alternativa es la técnica de
fraccionamiento del universo (fractional factorial design), que busca planificar la equitativa
representación de cada uno de los niveles de los factores para poder definir con claridad los
efectos que se confunden, ya que la falencia que conlleva simplemente aleatorizar la muestra
de viñetas es que no existe certeza de que la ortogonalidad de los factores se logre, ya que no
todos los niveles de los factores están igualmente representados, por lo que se habla más bien
de una “ortogonalidad aproximada” (Rossi & Anderson, 1982) que debe someterse a un
cuidadoso escrutinio. Otra técnica reciente que busca evitar estos problemas es el diseño “D-
efficient” o diseño ortogonal balanceado, que busca asegurar la misma frecuencia de los
niveles de cada dimensión en la muestra, al mismo tiempo que vela por la máxima varianza
de los niveles (Auspurg & Jäckle, 2012; Shamon & Dülmer, 2014).
Otro aspecto de fundamental importancia en el diseño de las viñetas es su forma de
calificación o rating task, ya que ésta corresponde a la variable dependiente de los modelos
estimados y por lo tanto, determinan la estrategia de estimación de los datos. Jasso (2006)
43
advierte que lo más preferible es contar con la escala que represente más fielmente el continuo
de la variable de respuesta en la “cabeza” de los respondientes y que a la vez, permita el
máximo de libertad a los investigadores para elaborar el plan de estimación. Esto ha llevado
a algunos estudios incluso a proponer formas de calificación sin estándar alguno, lo que
obliga al respondiente a idear autónomamente el dominio de respuesta y puntos de corte,
aunque lo más usado son escalas numéricas estandarizadas y amplias, que poseen gran
sensibilidad a las respuestas. No obstante, dado lo incipiente del despliegue de este tipo de
encuestas en Chile, debemos considerar que no existe un estudio de validación de estas
escalas, por lo que el mero hecho de considerar dos formas de rating task en esta investigación
constituirá un antecedente en esta materia. En este sentido, se tomó la decisión de considerar
sólo a un nivel descriptivo ambos rating task, para exponer cómo se comportan entre los
entrevistados, pero a nivel explicativo sólo se consideró la muestra de viñetas con rating task
dicotómico, en pos de la concisión de esta tesis.
Junto a los puntos anteriores, existen otros aspectos respecto al diseño de este método que
han recibido bastante atención. Siguiendo a Auspurg y Jäckle (2012), se ha estudiado con
bastante intensidad el efecto de la complejidad de la encuesta factorial (en términos de
extensión de cada viñeta y también del conjunto de viñetas asignadas a cada respondiente)
sobre la consistencia de las respuestas, en búsqueda de poder establecer un nivel de dificultad
recomendable que evite la fatiga de los participantes, así como el “efecto de aprendizaje” que
surge cuando los participantes asimilan la información entregada y hacen uso de heurísticas
que sirven de atajo para la tarea de enfrentar cada viñeta, lo que no es deseable en la medida
que puede asociarse a una falta de concentración y reflexión en las respuestas. En este sentido,
el trabajo de estos autores confirma la experiencia de estudios anteriores que han establecido
que alrededor de 8 dimensiones por viñeta y un número de 10 viñetas por respondiente es una
extensión por lo general manejable para los entrevistados15, lo que entrega luces acerca de la
pertinencia de las viñetas con las que se trabaja en este estudio, que cuenta con 9 dimensiones
por viñeta y 12 viñetas presentadas a cada respondiente. De la misma forma, se ha estudiado
el efecto del contexto (priming effect) que “ocurre cuando la información anterior presentada
establece un marco cognitivo o punto de referencia que guía la interpretación de la
información posterior” (pág. 4, traducción propia), lo que podría descartarse en buena medida
15 Sobre esto no hay consenso, ya que según Sauer, Auspurg y Hinz (2011) lo óptimo serían 5
dimensiones y 10 viñetas, pero sin duda que este rango depende de cada contexto sociocultural
particular.
44
en el caso del instrumento utilizado, ya que el módulo indígena se enmarca dentro de un
estudio de drogas y violencia escolar, que afortunadamente no predispone ni entrega
información a la temática de interés. Otros problemas que se han estudiado son el impacto
del rango de niveles por dimensión, el efecto de combinaciones ilógicas de dimensiones y,
en menor medida, el efecto del orden tanto de las viñetas en cada deck, como de las
dimensiones en cada viñeta, aunque no es posible hacer un contraste de estas últimas
consideraciones con las características del instrumento ya que debido a que la encuesta de
interés fue realizada en formato impreso, no se tiene otra opción que contar con un número
fijo y acotado de niveles, así como fijar el orden de las viñetas en cada deck y de las
dimensiones en cada viñeta (lo que además se decide a favor de la fluidez y naturalidad de la
redacción de cada viñeta).
Cada uno de los miramientos que han sido tratados en este apartado serán retomados más
adelante al realizar la evaluación del diseño aplicado a la luz de los resultados (Ver apartado
5 Resultados Metodológicos).
4.3 Estrategia de análisis y modelos
Debido a que cada estudiante debió evaluar un conjunto de viñetas, la estructura resultante
de los datos de una encuesta factorial es, por definición, jerárquica (Hox et al., 1991;
Dulmer, 2014). Si observamos la figura 1, queda claro que las viñetas (v = 12) están
anidadas dentro del criterio y contexto personal de cada uno de los estudiantes (e = 1087),
de manera que las unidades de nivel 1 corresponden a las viñetas indicadas por el término
vji mientras que las unidades de agrupación de nivel 2 están constituidas por los estudiantes
indicados en la expresión ei, donde j (j= 1,2,…,12) corresponde a cada viñeta que ha sido
evaluada por el estudiante i (i=1,2,…, 1087).
Figura 1: Estructura jerárquica de los datos
Nivel 1
Nivel 2 ei
v1i v2i ... v12i
45
Existe bastante consenso en la literatura de que el análisis multinivel es la estrategia más
apropiada y eficiente para analizar datos con estructura jerárquica (Bryk & Raudenbusch,
1992; Dulmer, 2014; Goldstein, 1986; Hox et al., 1991; Jasso, 2006). Lo anterior queda claro
cuando consideramos que los análisis convencionales (lineales, logísticos) al considerar un
solo nivel asumen (i) la independencia de las observaciones y (ii) que los errores estarían no
correlacionados. Pero resulta problemático sostener estos supuestos en un contexto
jerárquico, en el que las observaciones están anidadas en unidades de agrupamiento
superiores, por lo que en el caso de las encuestas factoriales, (i) se viola el supuesto de
independencia de las observaciones toda vez que un conjunto de viñetas son juzgadas por un
individuo que, muy probablemente, responderá de forma consistente, existiendo una
asociación firme entre sus respuestas y los predictores considerados en éstas; y por lo mismo,
(ii) la variación individual de las respuestas puede ocasionar (en grados diversos) la
correlación de los errores dentro de cada respondiente. La transgresión de estos supuestos
resulta en la estimación generalmente insesgada pero ineficiente de los coeficientes y en la
subestimación de los errores estándar, que puede llevar a conclusiones de inferencia
estadística erradas, pudiendo incurrir en el error de afirmar equivocadamente que un efecto
es significativo (Bryk & Raudenbusch, 1992; Hox et al., 1991). Por el contrario, la estrategia
de análisis multinivel reconoce que las observaciones dentro de una unidad superior
(estudiantes) no son independientes entre sí, lo que da paso a considerar que cada nivel posee
distintas fuentes de variación, siendo capaz de acomodar más de un error aleatorio en sus
modelos.
La principal utilidad de los modelos multinivel es que al considerar distintos niveles de
análisis permite estudiar de forma simultánea tanto el impacto de los factores mencionados
en las viñetas (asociados al componente social) como la importancia de las características de
los individuos (componente idiosincrático) sobre los juicios, al mismo tiempo que posibilita
el examen de las relaciones entre variables dentro de cada nivel y entre los niveles de análisis,
abriendo paso a un análisis que puede alcanzar una gran complejidad.
Ahora bien, debido a que la variable dependiente (rating task) de interés es dicotómica, se
realizará un análisis multinivel de tipo logístico que define esta variable con el término ƞij
para indicar el logaritmo de la razón entre la probabilidad de que la persona ficticia sea
considerada por los estudiantes como mapuche (1) y que no lo sea (0). Se escoge esta
alternativa ya que son bien reconocidos los problemas de analizar una variable dependiente
dicotómica a través de un modelo de probabilidad lineal, entre los que se puede reconocer
46
que: (i) con variables de respuesta binaria se viola el supuesto lineal de que los errores estén
normalmente distribuidos;(ii) la varianza residual no es homoscedástica; (iii) el supuesto de
linealidad entre la variable dependiente y la independiente no se mantiene cuando la
probabilidad es cercana a valores extremos (0,1) y finalmente, (iv) es posible que las
probabilidades predichas caigan fuera del rango 0 a 1, haciendo difícil su interpretación. Por
el contrario, los modelos logísticos multinivel al considerar la función de enlace logística,
permiten que las probabilidades se delimiten al intervalo entre 0 y 1, solucionando el
problema de interpretación.
Luego, esta estrategia propone modelos con dos ecuaciones de regresión: una modela los
efectos de la viñeta dentro de cada respondiente y la otra modela los efectos de las
características personales de los estudiantes sobre el efecto de cada uno de los factores que
conforman el juicio. De esta forma, los factores (Xij) mencionados en las viñetas
corresponderán a las variables independientes de los modelos estadísticos en el primer nivel
(Ver Tabla 4-2 para tener en cuenta cada variable considerada). Y en un segundo nivel, dichos
factores serán considerados variables dependientes, introduciendo las características (Zj)
asociadas a los individuos como variables independientes que explicarán el efecto de cada
factor sobre la variable de respuesta. Para esto último, se considerará la información del resto
de la encuesta – diseñada de modo convencional–, que permite identificar características de
los adolescentes que se consideran relevantes para el análisis: sexo, auto-identificación étnica,
percepción de similaridad con mapuches y educación de la madre. Guiándonos por la
notación de Hox et al. (1991), la formulación matemática de cada ecuación es la siguiente:
Modelo nivel 1
ƞij= βi0+ βi1Xij1+ βi2 Xij2 + …+ βim Xijm + εij (1)
Donde:
ƞij = log(𝑃𝑖𝑗
1−𝑃𝑖𝑗 ) , es decir, corresponde al logaritmo de la razón entre la
probabilidad (𝑃𝑖𝑗) de que el estudiante i evalúe a la persona ficticia descrita en
la viñeta j como mapuche, sobre la probabilidad de que no lo considere
mapuche (1 − 𝑃𝑖𝑗 ) ;
Xijm = efecto de la característica (o factor) m de la viñeta j según el estudiante i;
βim = coeficiente de regresión para el estudiante i;
47
εij = error aleatorio o residuo de nivel 1;
Para:
i = 1,…,k estudiantes
j = 1, …, ni viñetas evaluadas por el estudiante i,
m =1, …, p factores (o variables) de cada viñeta
Considerando esta primera ecuación, definimos que los juicios de cada uno de los
estudiantes son predichos por los factores considerados en las viñetas.
Modelo nivel 2
Para cada uno de los coeficientes de regresión (βim ) presentes en la ecuación (1) se
define el siguiente modelo entre los respondientes:
βim= 𝛾0𝑚 + 𝛾1𝑚𝑍1𝑖 + ⋯ + 𝛾𝑟𝑚𝑍𝑟𝑖 + 𝛿𝑖𝑚 (2)
Donde:
βim = coeficiente de regresión para el estudiante i según característica m de la
viñeta ;
𝑍𝑟𝑖 = valores de la característica r de cada estudiante i;
𝛾𝑟𝑚 = coeficiente de regresión que señala el efecto de la característica r de los
estudiantes sobre βim ;
𝛿𝑖𝑚= error aleatorio o residuo de nivel 2;
Modelo mixto
El modelo reducido, que se obtiene luego de reemplazar la ecuación de nivel 2 en la de
nivel 1 es la siguiente:
ƞij = [∑ ∑ 𝛾𝑟𝑚𝑍𝑟𝑖𝑝𝑚=0 𝑋𝑖𝑗𝑚
𝑞𝑟=0 ] + [∑ 𝛿𝑖𝑚𝑋𝑖𝑗𝑚
𝑝𝑚=0 + ε𝑖𝑗] (3)
Una vez expuestos los modelos, se debe notar que éstos permiten diferenciar entre los
“umbrales” de los juicios y el “proceso” en la formación del juicio, ya que si los estudiantes
o un sub-grupo de ellos difiere en sus umbrales, estaríamos en la situación de que –
independiente de las descripciones– las personas ficticias fueron consideradas mapuches en
distinta medida según los estudiantes, de manera que habría una variación en los interceptos
(βi0) de las ecuaciones entre los estudiantes; pero si además, los estudiantes difieren en los
48
factores que consideran relevantes para formar su juicio, entonces habrían variaciones entre
los respondientes respecto a las pendientes de las ecuaciones (βim).
Hace falta especificar que los modelos logísticos multinivel asumen que la variable binaria
ƞij posee una distribución de Bernoulli a nivel 1, con media 𝑃𝑖𝑗 y varianza 𝑃𝑖𝑗(1 − 𝑃𝑖𝑗), de
manera que tanto la media como la varianza están determinadas por la probabilidad de
respuesta, lo que quiere decir que no existen parámetros para la media y varianza separados
de la variable dependiente, a diferencia de lo que ocurre en una distribución normal. Lo
anterior genera que los modelos logísticos carezcan de medidas de ajuste como las de los
modelos lineales (por ej. R2) y en general, que sea difícil interpretar los modelos en términos
de varianza explicada y residual. No obstante, todo modelo no lineal supone una distribución
lineal y normal de la variable dependiente y de sus errores aleatorios (𝛿𝑖𝑚~𝑁(0, 𝜏00)) para
el segundo nivel (Goldstein, 1991).
Los problemas asociados a tratar con la varianza explicada y residual de los modelos
logísticos multinivel, han suscitado el interés de los investigadores y se han propuesto
soluciones que rescataremos. Respecto a la varianza explicada, que indica el ajuste de los
modelos, utilizaremos el pseudo R2 de McKelvey & Zavoina para modelos logísticos
multinivel, ya que se ha considerado la medida de ajuste más adecuada para este tipo de
modelos (DeMaris, 2002; Windmeijer, 1995). Respecto a la varianza residual, se ha
documentado que un inconveniente de este tipo de modelos es que la varianza residual de
Nivel 2 y también los coeficientes, pueden aumentar conforme se introducen nuevas variables
a los modelos, debido a que se supone una varianza fija de Nivel 1(= π2/3), que por lo tanto,
no puede decrecer cuando se incorporan predictores, haciéndose problemática la comparación
entre un modelo y otro. Por esta razón Hox (2010) desarrolló una solución que considera la
magnitud del cambio de la varianza entre un modelo (nulo) y otro, incorporándola en un
factor corrector que re-escala los resultados de los modelos posteriores en base al modelo
nulo y así, hace posible comparar la varianza no explicada entre modelos. Como este estudio
propone distintos modelos logísticos multinivel, todos ellos incorporarán este factor de
corrección.
Pese a las dificultades que presentan los modelos logísticos multinivel, una preocupación
fundamental en este estudio es si existe una variación importante entre los juicios de los
estudiantes o si por el contrario, existe homogeneidad entre los respondientes respecto a los
49
factores que definen los juicios, ya que buscamos identificar la importancia del componente
idiosincrático versus el componente social. Para responder esta inquietud, existen algunos
indicadores que ayudan a estimar la magnitud de la varianza correspondiente al nivel 1 y al
nivel 2: si existiera gran variabilidad de nivel 2 estaríamos frente a un escenario en el que
existirían grandes diferencias entre los estudiantes respecto a sus juicios, mientras que una
gran variabilidad de nivel 1 señalaría que lo más decisivo son las características de las viñetas
en la formación del juicio. Si bien existen varias medidas de ajuste para modelos logísticos
lineales, para modelos logísticos ocurre que al tener niveles que asumen distintas
distribuciones de probabilidad, resultan más difíciles de interpretar en términos de varianza,
por lo que recogeremos distintas alternativas propuestas en la literatura para poder interpretar
la varianza de estos modelos, pues no existe consenso acerca de qué solución es la más
apropiada.
Una alternativa es calcular la correlación intra-clase (ICC por sus siglas en inglés), de forma
similar a cuando se trabaja con modelos lineales multinivel, siguiendo la fórmula:
ICC= VN2/ (VN2+ VN1)
Donde:
VN1 = corresponde a la varianza de nivel 1(viñetas);
VN2 = corresponde a la varianza de nivel 2 (estudiantes).
La interpretación de la ICC debe hacerse con precaución ya que ambas varianzas están en
distintas escalas (logística y lineal). Pero si se recoge la representación de variable latente de
la variable binaria, es posible convertir la varianza (lineal) de nivel 2 a la escala logística de
la varianza de nivel 1. Bajo este enfoque, se asume que la varianza de nivel 1 (VN1)
corresponde a π2/3 (equivalente a 3,29 aproximadamente), resultando que:
ICC= VN2/ (VN2+ 3,29)
Para Raudenbush y Bryk (1992), sin embargo, el hecho de que la varianza sea homoscedástica
(ya que está determinada por la variable dependiente) en un modelo binario, hace no
recomendable estimar la ICC, sino que más bien recomienda la estimación de los valores
plausibles (VP), que indican el rango de variación de las medias (intercepto o umbral) entre
los estudiantes para un nivel de confianza dado. Por lo tanto, esta alternativa también nos
permitirá evaluar la magnitud de la variación entre estudiantes respecto a sus juicios de
identificación mapuche. La fórmula es la siguiente (para un nivel de confianza de 95%):
50
VP𝛾𝑟𝑚=𝛾′𝑟𝑚± 1,96√𝑉𝑁2
Donde:
𝛾′𝑟𝑚 = efecto estimado para 𝛾𝑟𝑚
Respecto al tratamiento de los datos, los modelos presentados serán estimados mediante el
paquete estadístico STATA 12. La muestra final considerada en el análisis explicativo
considera 13.651 viñetas (dicotómicas) anidadas en 1087 estudiantes. En la Tabla 4-3 se
incluye una descripción de dicha muestra final de respondientes, en la que se exponen todas
las variables que serán consideradas en el nivel 2 de análisis, a excepción de la edad, que es
poco variable entre los respondientes, ya que pertenecen al mismo nivel de educación (cuarto
año de enseñanza media). Las decisiones metodológicas respecto al descarte de casos
considerados problemáticos se describen en el apartado (5) de resultados metodológicos.
Adicionalmente, para ilustrar el proceso de la formación del juicio de identificación, se hará
uso de árboles de decisión, ya que es una herramienta estadística que permite resumir de
forma gráfica el comportamiento de los estudiantes, ante la conjugación de distintos factores
en las descripciones que tuvieron que juzgar. El árbol de decisión que se presentará utiliza el
método de división CHAID (Chi-square automatic interaction detector), que consiste en un
algoritmo que permite la detección automática de interacciones mediante el test de
significancia de Chi-cuadrado. Dado que la muestra de viñetas es bastante amplia y el test de
Chi-cuadrado se vuelve muy probablemente significativo en estas condiciones, se decide
considerar una profundidad del árbol reducida (sólo los primeros 5 factores de relevancia), lo
que además permite una interpretación del árbol más expedita (Berlanga, Rubio, & Vilà,
2013). Finalmente, el análisis descriptivo de la sección (5) resultados metodológicos y los
árboles de decisión que se presentarán en la sección (6) de resultados, se apoyan en el
programa SPSS 19.
Tabla 4-3. Análisis descriptivo de variables al nivel (2) de estudiantes, muestra
final
Porcentaje Media N
51
16 Los niveles de educación de la madre corresponden a: 1) Baja: Enseñanza Media incompleta o
menos; 2) Media: Enseñanza media completa; 3) Alta: Educación superior completa o
incompleta. 17 Esta pregunta fue dirigida a todos los estudiantes, como se especifica: “En una escala de 1 a 7
¿Cuán similares o diferentes son los Mapuche y los Chilenos no indígenas entre sí?”, donde 1 es
“muy diferente” y 7, “muy similares”.
Sexo Hombre 49,86 - 542
Mujer 50,14 - 545
Total 100 - 1.087
Identificación Mapuche Si 5,43 - 59
No 94,57 - 1.028
Total 100 - 1.087
Educación de la Madre16 Baja 24,1 - 262
Media 23,64 - 257
Alta 52,25 - 568
Total 100 - 1.087
Edad - 17,8 1087
Percepción de Similaridad(1-7)17 - 3,9 1087
52
5 RESULTADOS METODOLÓGICOS
En este apartado se exponen los principales resultados metodológicos, que buscan
evaluar el instrumento y la confiabilidad de los datos en estudio.
5.1 Eficiencia del diseño factorial
Metodológicamente, el mundo experimental que construye el método de encuesta
factorial, permite (al menos en el primer nivel de análisis) evitar problemas de
multicolinealidad que pueden provocar distorsiones en los signos de los efectos de los
predictores o reducir la significancia de éstos, y aunque ha sido poco estudiado el
impacto de este problema en particular sobre los modelos multinivel, existe consenso
que es un escenario que debe eludirse en lo posible (Shieh & Fouladi, 2003). Por esta
razón, corresponde evaluar si contamos con la ventaja de la ortogonalidad de los
factores, mediante el análisis de la correlación entre todas las dimensiones consideradas
en las viñetas.
Se debe tener en cuenta que aunque las viñetas con rating task dicotómico fueron
diseñadas de forma idéntica a las de rating task ordinal (mismas viñetas y deck), éstas
fueron aplicadas con distintas frecuencias, de manera que a lo largo de todo el análisis
serán tratadas como muestras diferentes.
La matriz de correlaciones entre dimensiones tanto para las viñetas con rating task
dicotómico como ordinal se incluyen en el anexo (Ver Tabla 10-1 y Tabla 10-2). Los
resultados obtenidos muestran que: i) las correlaciones para viñetas dicotómicas son muy
bajas en general– la mayoría menores al 10%–, con algunas excepciones (en torno al
15%), que de todas formas, siguen siendo correlaciones pequeñas; y ii) en la matriz de
correlaciones para viñetas ordinales, nuevamente se puede corroborar que las
correlaciones entre dimensiones son bajísimas, pero también existen algunas
desviaciones a la norma, aunque ninguna de importancia. Por lo tanto, podemos
determinar que el diseño factorial aplicado fue eficiente, ya que disponemos de una
ortogonalidad de los factores bastante aproximada.
53
Luego, queda evaluar cómo se distribuyen los niveles de cada dimensión, tal como se
muestra en la Tabla 5-1. En ésta se puede ver que la mayoría de las dimensiones poseen
una distribución normal, puesto que en términos de sexo, identificación étnica del padre,
de la madre, residencia de los abuelos e interés en las tradiciones, los niveles están
representados en una proporción similar (en torno al 50% de los casos). Las excepciones
son las dimensiones de apellido paterno y apellido materno, pues en ambas, el nivel
apellido mapuche está algo más representado, y lo mismo ocurre con el color de piel y
ojos oscuros. Por último, vemos que la dimensión NSE de la comuna presenta una
distribución balanceada, pese a que el nivel medio está algo más representado que el
bajo y alto.
Tabla 5-1. Descriptivos de niveles por dimensión, según tipo de viñeta
Dimensiones Niveles Viñetas
dicotómicas
Viñetas ordinales
(% columna) (% columna)
Sexo Mujer 47.3 46.7
Hombre 52.7 53.3
Apellido Padre No
mapuche
43.3 44
Mapuche 56.7 56
Apellido Madre No
mapuche
42.2 41.8
Mapuche 57.8 58.2
Identificación étnica padre No
mapuche
51.4 51.8
Mapuche 48.6 48.2
Identificación étnica madre No
mapuche
50.4 50.1
Mapuche 49.6 49.9
Residencia Abuelos Santiago 49.6 49.3
Sur 50.4 50.7
Interés en tradiciones Sin interés 53.1 52.5
Interés 46.9 47.5
Color piel y ojos Claros 41.6 42
Oscuros 58.4 58
NSE comuna Bajo 27.3 27.2
Medio 41.8 42.2
Alto 31 30.6
N total (Viñetas) 15.144 16.572
54
5.2 Análisis del instrumento
Otro aspecto fundamental es el análisis del módulo factorial aplicado desde el punto de
vista de: a) la evaluación que hacen los respondientes respecto a la dificultad del módulo;
y b) si es que existen diferencias estadísticas significativas entre las habilidades
cognitivas de los respondientes al momento de evaluar el módulo factorial, pues se busca
evaluar la correcta comprensión del módulo, para poder así confiar en la coherencia de
las respuestas de rating task ordinales y dicotómicos, sobre las que se fundamentarán los
resultados de estudio.
5.2.1 Dificultad del instrumento
La encuesta cuenta con la pregunta “En general, ¿qué tan difícil o fácil fue responder
estas descripciones imaginarias?” que podía ser evaluada con una escala que fluctuaba
entre -5 (Muy difícil) a + 5 (Muy fácil). Las distribuciones de esta pregunta para viñetas
ordinales y dicotómicas (Gráfico 1 y 2), son bastante normales y muestran que tanto para
quienes respondieron viñetas dicotómicas como ordinales, la gran mayoría se ubicó
dentro del rango de facilidad al responder (pues desde 1 a 5, este rango suma 40.6% para
viñetas dicotómicas y 45.8% para las ordinales), seguido por una proporción en torno al
30% correspondiente a quienes les pareció una tarea de dificultad media (ni fácil ni
difícil). El hecho que sea mayor el porcentaje de estudiantes que evalúan como fácil las
viñetas ordinales que las dicotómicas, podría deberse a que un rating task ordinal es más
sensible o fidedigno a la “gradualidad” o “niveles” del razonamiento de las personas
(Jasso, 2006).
55
5.2.2. Dificultad del instrumento según habilidades cognitivas
Está bien documentado que las encuestas factoriales, a diferencia de las encuestas
tradicionales, exigen más trabajo cognitivo a los respondientes (Jasso, 2006; Rossi &
Andeson, 1982; Sauer et al., 2009). De ahí que es un problema de sumo interés al
momento de su diseño, establecer una extensión tanto de cada viñeta como del conjunto
o ‘deck’ de viñetas por respondiente que no produzca fatiga en los participantes del
estudio. Pero una vez aplicada la encuesta, vuelve a ser relevante estudiar cómo fue
recepcionado el instrumento por los estudiantes. Así, según Sauer et al. (2009), es
importante evaluar si la comprensión del instrumento– y por extensión, la fiabilidad de
las respuestas– depende de las “habilidades cognitivas” de los respondientes, las que
4,9 3,7 4,9 5,5 7,1
33,3
4,3 5,5 7,9 6,716,2
0
100
-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5
En general, ¿qué tan difícil o fácil fue responder estas descripciones
imaginarias? (Donde -5= Muy difícil; 5=Muy fácil)
N=1195
Gráfico 1. Distribución de dificultad en responder viñetas
dicotómicas (Porcentaje)
3,6 2,5 3,8 6,3 7,2
30,7
5,7 8,0 9,7 6,815,6
0
100
-5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5
En general, ¿qué tan difícil o fácil fue responder estas descripciones
imaginarias? (Donde -5= Muy difícil; 5=Muy fácil)
Gráfico 2. Distribución de dificultad en responder viñetas
ordinales (Porcentaje)
N=1292
23.4 45.8
26.1 40.6
56
pueden ser capturadas por ejemplo, a través del nivel educativo y edad de los
participantes.
Para replicar el análisis mencionado a los datos disponibles para este estudio, podemos
evaluar la comprensión del instrumento a partir de la pregunta “En general, ¿qué tan
difícil o fácil fue responder estas descripciones imaginarias?”, mientras que las
habilidades cognitivas, mediante el rendimiento escolar de los estudiantes (auto-
reportado), que se obtiene de la pregunta “¿Cuál es el promedio de notas con que
terminaste el año pasado (2012) tu año escolar?(con los atributos: menos de 4,5; entre
4,5 y 4,9;entre 5 y 5,4, entre 5,5 y 5,9; entre 6 y 6,4 ; entre 6,5 y 7).
Con el objeto de testear la asociación entre las variables, fueron realizados test de
correlación de Pearson y Chi-cuadrado. Para este último, las variables mencionadas
fueron recodificadas de manera que quedaran en un nivel de medición categórico. La
pregunta referente a la dificultad en responder las viñetas, fue recodificada en tres
niveles: Difícil (valores -5 a -1); Ni fácil ni difícil (valor 0); Fácil (valores 1 a 5); y la de
‘rendimiento’, en tres niveles (diferenciados según rangos que contienen
aproximadamente 1/3 de los casos): alto (notas 6 a 7); medio (5,5 a 5,9) y bajo (hasta
5,4). Los resultados descriptivos se muestran a continuación y los resultados de cada test
se detallan en el Anexo 10.2.
42 4436
37 33
30
22 2334
0
20
40
60
80
100
Bajo Medio Alto
Rendimiento
Gráfico 3. Dificultad en responder
viñetas* según rendimiento académico
(*V. Dicotomicas)
Dificil
Ni facil ni dificil
Fácil
57
Para las viñetas dicotómicas resultan más marcadas las diferencias entre los grupos de
rendimiento que para las viñetas ordinales (Ver gráficos 3 y 4). Esto porque, contrario a
lo esperado, los estudiantes con mayor rendimiento consideran en menor medida “fácil”
(36%) responder el módulo de viñetas en comparación al resto de los grupos, así como
en mayor medida que los otros grupos lo consideran “difícil” (34%). Lo anterior podría
reflejar un cuestionamiento más crítico del módulo por parte del grupo de rendimiento
alto, pero se descarta el escenario de que las personas con menores habilidades
cognitivas (o rendimiento bajo) sean quienes reporten dificultad para enfrentar la tarea
del módulo factorial. La relación entre ‘dificultad’ (al responder el módulo factorial) y
‘rendimiento escolar’ para quienes respondieron viñetas con un rating task dicotómico
resulta estadísticamente significativo cuando se consideran estas variables como
categóricas (test Chi-cuadrado), lo que probablemente sucede por la marcada relación
entre tener un rendimiento académico alto y evaluar como difícil el modulo factorial. En
cambio, cuando se consideran las variables ‘rendimiento escolar’ y ‘dificultad’ como
escalares, resulta una correlación (de Pearson) muy baja, y no significativa en los niveles
convencionales de confianza.
En el caso de las viñetas ordinales, vemos que todos los grupos de rendimiento (bajo,
medio, alto) consideraron en su gran mayoría ‘fácil’ responder el módulo factorial.
46 48 43
31 3229
23 2128
0
20
40
60
80
100
Bajo Medio Alto
Rendimiento
Gráfico 4. Dificultad en responder
viñetas* según rendimiento académico
(*V. Ordinales)
Dificil
Ni facil ni dificil
Fácil
58
Ahora, si nos enfocamos en quienes encontraron el módulo ‘difícil’, esto parece ser más
frecuente en quienes tienen un nivel de rendimiento alto. Por lo tanto, podemos
nuevamente descartar un patrón problemático, que ocurriría cuando las personas con
menor rendimiento académico, reportan mayores niveles de dificultad al responder las
viñetas, a diferencia de los otros grupos de rendimiento. La relación entre la ‘dificultad’
al responder el módulo factorial y el ‘rendimiento escolar’ para quienes respondieron
viñetas con un rating task ordinal resulta estadísticamente no significativa cuando se
consideran estas variables como categóricas (test Chi-cuadrado). De la misma forma,
cuando se consideran las variables ‘rendimiento escolar’ y ‘dificultad’ como escalares,
resulta una correlación (de Pearson) muy baja, y no significativa en los niveles
convencionales de confianza.
En definitiva, a través de este análisis descriptivo se descarta que los estudiantes con
menor rendimiento escolar hayan experimentado mayores niveles de dificultad al
enfrentarse al ejercicio factorial, lo que sugiere que las respuestas de los estudiantes son
confiables.
5.3 Comportamiento del respondiente
El análisis del comportamiento de los estudiantes proporciona otro insumo importante
acerca de la confiabilidad de sus respuestas, que se consigue evaluando el uso de la
escala de calificación (rating task) de las viñetas por parte de los adolescentes y la
consistencia de los juicios sostenidos.
5.3.1 Evaluación del uso de Rating Task
Debido a que contamos con dos tipos de rating task, uno dicotómico y otro ordinal, es
importante analizar las distribuciones de cada uno. En lo que respecta al rating task
dicotómico, en el gráfico 5 vemos que la mayoría de los adolescentes optó– ante las
distintas descripciones de los sujetos o viñetas– por considerar al otro como mapuche.
Por otra parte, podemos ver que las respuestas del rating task ordinal están distribuidas
de forma normal en torno a las cinco posibilidades o valores, siendo el valor central el
59
de mayor frecuencia (3) y los valores extremos, menos frecuentes (1 y 5), aunque es el
valor “totalmente mapuche” (5) lo menos mencionado por los estudiantes.
Es interesante considerar que las viñetas presentadas fueron idénticas para las muestras
que consideraban rating task ordinales (o viñetas ordinales) y rating task dicotómicos (o
viñetas dicotómicas). La gran diferencia fue justamente el rating task al final de la viñeta
(aunque también fue algo distinta la frecuencia de aplicación de cada tipo de viñeta, tal
como se especifica en el N de los gráficos 5 y 6). Lo anterior es atractivo porque es
plausible proponer que frente a las mismas descripciones de los sujetos, los rating task
utilizados (dicotómicos u ordinales) influencian bastante los resultados obtenidos:
cuando se dieron menos opciones de respuesta a los estudiantes (alternativa dicotómica),
la mayoría tendió a considerar al otro como mapuche, pero cuando se dieron más
opciones a los participantes (viñetas ordinales), las respuestas se matizaron, haciendo
menos frecuente la identificación del otro como mapuche.
5.3.2 Evaluación de la consistencia de los juicios
Resulta también crucial analizar la consistencia de los juicios de los estudiantes, que en
este estudio se entiende tanto en términos de variabilidad de las respuestas, como en el
número de viñetas respondidas efectivamente por éstos.
42,254
3,8
0
20
40
60
80
100
No mapuche Mapuche En blanco
Gráfico 5. Distribución Rating Task Dicotómico
(Porcentaje)
N(viñetas)=15.144
17,8 21,9 25,6 19,1 12,43,2
0
20
40
60
80
100
Nada
Mapuche
2 3 4 Totalmente
mapuche
En blanco
Gráfico 6. Distribución Rating Task Ordinal
(Porcentaje)
N(viñetas)=16.572
60
En primer lugar entonces, el análisis de la variabilidad de las respuestas permite testear
la comprensión del instrumento, en el sentido de que se espera que ante las distintas
descripciones, los estudiantes respondan de diferente forma. El análisis caso a caso de
las respuestas mostró que, contrario a lo esperado: i) en el caso de las viñetas
dicotómicas, existen 74 casos en la muestra que respondieron lo mismo (“si, es
mapuche” o bien “no, no es mapuche”) durante todo el módulo; y ii) en el caso de las
viñetas ordinales, hubo 67 estudiantes que respondieron consecutivamente el mismo
atributo (sólo 1, sólo 2, etc.) frente a las distintas viñetas. Lo anterior sucede aun cuando
por diseño, los factores variaban aleatoriamente en cada deck o conjunto de 12 viñetas
al que se vieron enfrentados los estudiantes. La invariabilidad de las respuestas muy
probablemente demuestra que los estudiantes no hicieron el ejercicio de leer y
comprender el instrumento, por lo que se toma la decisión de descartar estos casos de la
muestra para continuar con el análisis explicativo que se desarrollará en el siguiente
apartado (6), ya que esto permitirá un mejor ajuste de los modelos.
En segundo lugar, el análisis de las no respuestas busca mostrar la magnitud de viñetas
dejadas en blanco por cada respondiente. La distribución del número de viñetas en
blanco por respondiente según viñetas dicotómicas u ordinales se muestra en la Tabla 5-
2. La tasa de respuesta es bastante amplia para ambos tipos de viñeta, pues en torno al
93% de los estudiantes calificaron todas las viñetas, mientras que el porcentaje de no
respuesta para ninguna de las (12) viñetas que se presentaron a los estudiantes es
marginal también para ambos tipos (alrededor de un 3% de los estudiantes). Cabe
destacar que en vista al análisis explicativo, se eliminarán los casos que hayan dejado
más de una viñeta en blanco (48 casos), para proteger la variabilidad de las respuestas
de cada deck y también, para resguardar la consistencia de las respuestas, ya que
suponemos que es comprensible la indecisión frente a una viñeta18, pero frente más de
una, es más difícil reconocer las razones (fatiga, problemas de comprensión, etc.).
18 Como el análisis explicativo se basa en una estrategia multinivel, no resulta problemático la no
respuesta en una de las viñetas, ya que el análisis jerárquico pondera las respuestas y así corrige
el desbalance de los datos.
61
Tabla 5-2. Número de viñetas en blanco por estudiante, según tipo de viñeta
Viñetas dicotómicas Viñetas ordinales
N° viñetas en blanco N Estudiantes % N Estudiantes %
0 1.185 93,9 1.286 93,1
1 29 2,3 48 3,5
2 0 0,0 4 0,3
3 1 0,1 1 0,1
4 1 0,1 1 0,1
5 0 0,0 2 0,1
6 1 0,1 0 0,0
7 0 0,0 0 0,0
8 2 0,2 2 0,1
9 0 0,0 1 0,1
10 1 0,1 1 0,1
11 3 0,2 0 0,0
12 39 3,1 35 2,5
Total 1.262 100 1.381 100
No obstante la satisfactoria tasa de respuesta obtenida, parece fundamental analizar si existe
alguna característica de los respondientes que explique la participación u exclusión del
experimento. En la Tabla 5-3 se puede ver que existe una clara relación entre rendimiento
académico y viñetas sin responder: pues son los estudiantes de menor rendimiento
académico quienes en mayor medida dejaron más de 3 viñetas sin responder, a la vez que
en comparación a los demás grupos de rendimiento, los estudiantes de rendimiento
académico más alto respondieron en una mayor proporción todas las viñetas, lo que es cierto
tanto para las viñetas dicotómicas como ordinales. En efecto, el Test de Chi cuadrado (Ver
Tabla 10-3 en el Anexo) establecen que la asociación entre las variables mencionadas es
estadísticamente significativa a los niveles convencionales de confianza, lo que plantea que
habría un sesgo de autoselección de los estudiantes según rendimiento académico, que
según Sauer et al. (2009) es esperable que ocurra debido a que las encuestas factoriales
requieren de más atención y concentración de los entrevistados. Adicionalmente, se evalúa
si la educación de la madre de los estudiantes– como variable proxy del nivel
socioeconómico –, puede explicar la disposición a responder las viñetas. Para el caso de las
viñetas dicotómicas podemos observar una tendencia de que a mayor educación de la madre
62
los estudiantes tienden a responder más viñetas y viceversa, pero para el caso de las viñetas
ordinales esta relación es menos clara. De todas formas, según el Test de Chi cuadrado, no
existiría una asociación significativa entre educación de la madre y la no respuesta de las
viñetas por parte de los estudiantes. Por último, se evalúa si la identificación mapuche y el
sexo de los estudiantes pueden estar asociados con la participación en el ejercicio del
módulo factorial, pero no se observan diferencias estadísticamente significativas. Los test
de asociación entre la no respuesta y cada una de las características de los estudiantes de
interés se incluyen en el Anexo 10.3.
Tabla 5-3. No respuesta en viñetas dicotómicas y ordinales según características de
los estudiantes
Características de los
estudiantes
Viñetas dicotómicas
(Porcentaje fila)
Viñetas Ordinales
(Porcentaje fila)
0
viñetas
en
blanco
1 a 3
viñetas
en
blanco
Más de
3
viñetas
en
blanco
N
total
0
viñetas
en
blanco
1 a 3
viñetas
en
blanco
Más de
3
viñetas
en
blanco
N
total
Rendimiento
académico
estudiante
5,4 o
menos
90,4 3,7 5,9 492 90,4 4,5 5,1 534
Entre
5,5 y 5,9
95,7 1,6 2,7 371 94,4 3,8 1,8 445
Entre
6,0 y 7,0
97,2 1,5 1,3 391 95,9 2,5 1,5 395
Educación
de la Madre*
Baja 91,6 3,0 5,4 298 92,9 3,4 3,7 350
Media 92,8 2,1 5,2 290 94,2 4,0 1,8 328
Alta 95,4 2,2 2,4 674 92,7 4,0 3,3 703
Identifica-
ción
mapuche
No 93,9 2,4 3,7 1191 93,3 3,9 2,8 1290
Si 94,4 1,4 4,2 71 90,1 3,3 6,6 91
Sexo Hombre 94,3 1,4 4,3 633 92,4 3,8 3,8 707
Mujer 93,5 3,3 3,2 629 93,9 3,9 2,2 674
Nota: *Los niveles de educación de la madre corresponden a: 1) Baja: Enseñanza Media
incompleta o menos; 2) Media: Enseñanza media completa; 3) Alta: Educación superior
completa o incompleta.
63
6 RESULTADOS
6.1 Árbol de decisión: La lógica detrás del juicio de identificación
mapuche
La figura 2 muestra un árbol de decisión que ayuda a ilustrar cómo se desarrolla el proceso
de formación del juicio de identificación mapuche, a través de los factores (o características)
estadísticamente más significativos considerados por los adolescentes. Lo primero que salta
a la vista es que de las 13.651 viñetas (dicotómicas)19 evaluadas por los estudiantes, la
mayoría (56,1%) fueron calificadas con la categoría “Si, es mapuche”. Sin duda, el factor
de mayor relevancia para la elaboración de estos juicios es el interés en las tradiciones de la
persona ficticia descrita en la viñeta: el Nodo 1 muestra que del 46,6% de las personas
ficticias que se describieron con interés en las tradiciones, un 75,3% fue considerada
mapuche por los estudiantes; mientras que del 53,4% de las personas ficticias que se
caracterizaron como sin interés en las tradiciones, sólo un 39,4% fueron calificadas como
mapuches por los adolescentes.
En segundo lugar, el apellido del padre de la persona ficticia aparece también dentro de los
predictores más importantes del juicio, puesto que cuando las personas son descritas con
apellido paterno mapuche además de con interés en las tradiciones, son consideradas en un
84,6% como mapuches, pero cuando existe interés y el apellido paterno no es mapuche, la
identificación del otro como mapuche cae a un 58,9%. Por otra parte, el Nodo 6 muestra
que cuando el interés en las tradiciones y el apellido paterno mapuche no están presentes en
la descripción, la identificación de las personas como mapuche desciende de forma drástica
a apenas un 29,2%.
El tercer predictor de importancia es el apellido de la madre, que cuando se suma al interés
en las tradiciones y al apellido paterno mapuche (Nodo 7), un 86,8% de las viñetas que
mencionaron estas características provocaron la identificación mapuche de la persona
descrita. Luego, el color de piel y ojos aparece como otra de las características tomadas en
cuenta, en la medida que cuando en la viñeta se mencionan interés en las tradiciones, ambos
apellidos mapuches y la característica de piel oscura y ojos oscuros, se alcanza el porcentaje
19 Se debe notar que el N de la muestra considerada en el árbol de decisión es algo mayor que la
de los modelos logísticos multinivel a continuación, ya que solo considera un nivel de análisis (y
no se descartan casos perdidos asociados a variables de nivel 2).
64
máximo de identificación mapuche en el árbol (Nodo 15), con un 88,8% de las personas
ficticias con dichas características consideradas como mapuches. No obstante, se hace
evidente que el color de piel y ojos es un factor que produce un efecto significativo mas no
sustantivo sobre los juicios, pues basta poner su impacto en relación a la influencia del
interés en las tradiciones y apellidos sobre la identificación.
Como contrapunto a lo que se ha descrito, el Nodo 22 muestra que cuando sólo se menciona
interés en las tradiciones, pero ambos apellidos no son mapuches y el color de piel y ojos
de la persona ficticia se describen como claros, la identificación del otro como mapuche
desciende a un 35,4%, lo que sugiere que si bien la auto-identificación mapuche es una de
las dimensiones más importantes sobre los juicios, es un factor que no predice unívocamente
la identificación mapuche, sino que su efecto depende de la interacción con otros elementos.
Otro punto de quiebre en la decisión de identificación mapuche, se representa en el Nodo
27, ya que en circunstancias en que las personas se describen como sin interés en las
tradiciones y sin ninguno de los apellidos mapuches, se hace relevante la consideración de
la identificación étnica de la madre, que cuando tampoco es mapuche, se alcanza el
porcentaje de identificación mapuche más bajo del árbol, con un 11,7% de las viñetas
calificadas como mapuche, bajo estas condiciones.
66
6.2 Regresiones logísticas multinivel: El rol de lo social e
idiosincrático sobre los juicios
Los resultados gráficos presentados en el árbol de decisión permiten introducirnos en la
lógica que utilizaron los adolescentes al formar sus juicios, pero no dan cuenta de la
complejidad en juego a la hora de comprender los juicios de los estudiantes. Los modelos
multinivel en cambio, nos permitirán tratar con la multiplicidad de factores
contemplados por las viñetas, captando así el componente social de los juicios, y a la
vez, considerar que las diferentes características de los individuos, asociadas al
componente idiosincrático, también contribuyen a explicar los juicios de identificación
mapuche.
Tabla 6-1. Modelo 0: No condicional, Logaritmo de las odds de considerar al otro como
mapuche
Constante 0.273***
(0.0250)
Varianza Nivel 2 0.313
Devianza 17605.6
N Viñetas 13017
N Sujetos 1087
Nota: * p<0.1, ** p<0.05, *** p<0.01. Errores estándar entre paréntesis.
El primer modelo de interés es el modelo nulo, también llamado “no condicional” ya
que no posee variables explicativas (Ver Tabla 6-1). Este modelo se estima para
establecer si existe variabilidad significativa entre los estudiantes respecto a los juicios
de identificación mapuche, ya que de otro modo, la homogeneidad de los juicios entre
estudiantes no justificaría el uso de una estrategia multinivel. Siguiendo los resultados
de este modelo, podemos decir que en promedio las chances de considerar al otro como
mapuche para los estudiantes es de 1.3 (=exp(0.273)), lo que corresponde a una
probabilidad de un 56,7%20 de identificación del otro como mapuche. Esto señalaría que
el “umbral” del juicio de los adolescentes es más proclive a considerar al otro como
mapuche que a no hacerlo, dadas las distintas descripciones hipotéticas (viñetas).
20 =1/(1+exp(-.273))
67
Para comprender el rol que juega el componente idiosincrático sobre los juicios de
identificación, debemos estudiar la varianza de nivel 2. Si analizamos la magnitud de la
variabilidad de nivel 2 a través del Coeficiente de Correlación intra-clase (ICC),
obtenemos que la varianza estimada entre los estudiantes respecto a los juicios de
identificación mapuche es de un 8%. Ahora bien, si consideramos el enfoque de valores
plausibles (VP), podemos establecer que el 95% de los estudiantes alcanzarán un
promedio en sus juicios de identificación entre -.823 y 1.36 log de odds21, lo que
transformado a probabilidades quiere decir que los estudiantes caerían entre un 31% y
un 80% de probabilidad de identificar al otro como mapuche. Lo anterior muestra un
gran espectro de variación entre estudiantes, puesto que mientras para algunos
estudiantes es cierto que en casi 1 de cada 3 veces identifican al otro como mapuche,
para otros estudiantes esto ocurre en 8 de cada 10 ocasiones. Ambos indicadores (ICC y
VP) además del LR- test que resulta significativo a favor de la utilización de una
estrategia multinivel en vez de un modelo logístico, justifican la decisión de considerar
dos niveles de análisis.
El segundo modelo estimado incorpora el conjunto de variables de nivel 1, o sea, todos
los factores considerados en las viñetas, pero de forma estandarizada con la finalidad de:
i) establecer una jerarquía de los efectos de cada variable; ii) descartar las variables no
significativas en el análisis; iii) determinar qué rol juega el componente social
(representado en los factores descritos en las viñetas) sobre los juicios de identificación
mapuche. Aunque este modelo considera sólo predictores al primer nivel, no es
equivalente a una regresión logística convencional, ya que considera la varianza
asociada a la anidación de los datos (dentro de los estudiantes). Los resultados se
muestran en la Tabla 6-2, que expone las variables ordenadas de forma descendente
según la magnitud de sus efectos. Tal como adelantamos en el análisis del árbol de
decisión, podemos ver que en el primer nivel, el predictor más importante en el juicio
de identificación mapuche es el interés en las tradiciones, seguido del apellido paterno y
el materno. Más atrás se ubica la importancia del color de piel y ojos, la residencia de
los abuelos, la identificación mapuche de los padres y la clase social de la comuna de
residencia de la persona (ficticia) a identificar, todas ellas con efectos estadísticamente
significativos. Por el contrario, el sexo de la persona no aparece como un predictor
21 =.273±1.96*√. 313
68
significativo en el juicio de identificación mapuche, por lo que no se considera en los
modelos a continuación.
Además, este modelo permite testear varias de las hipótesis planteadas en el marco
teórico. En primer lugar, sorprende que pese al contexto urbano en el que se sitúa este
estudio y la vigencia del “mapuche urbano”, el vínculo con la tierra no aparece como el
factor de menor importancia, sino que su efecto es significativamente más importante
que la identificación mapuche de los padres y la clase social, por lo que los datos
contradicen la hipótesis 1.2, que esperaba que no fuera un factor relevante en los juicios.
Lo que sí podemos confirmar es la hipótesis 2, acerca de la importancia del apellido
paterno por sobre el materno, lo que plantea que ya sea por la importancia dada a la
consanguinidad transmitida patrilinealmente (Di Giminiani, 2012), o bien porque está
más a la mano cognitivamente, tener un apellido paterno mapuche impactará de forma
más sustancial que tener apellido materno sobre la identificación mapuche del otro. Por
Tabla 6-2. Modelo 1: Odds Ratios de identificar al otro como mapuche
Interés en tradiciones 1.970***
(0.0377)
Apellido Paterno 1.667***
(0.0309)
Apellido Materno 1.481***
(0.0274)
Color piel y ojos 1.187***
(0.0214)
Res. Abuelos 1.121***
(0.0207)
Id. Étnica Madre 1.074***
(0.0199)
Id. Étnica Padre 1.061***
(0.0199)
Clase social comuna 0.959**
(0.0175)
Sexo 0.983
(0.0181)
Constante 1.378***
(0.0375)
Varianza Nivel 2 0.453
Devianza 14276,7
R2 McKelvey & Zavoina 0,296
N Viñetas 13017
N Estudiantes 1087
Nota: * p<0.1, ** p<0.05, *** p<0.01. Errores estándar entre paréntesis. Todas las variables
de este modelo están estandarizadas para la comparabilidad de sus efectos.
69
otro lado, pese a que en la hipótesis 3 se esperaba que el aspecto físico no guiara la
identificación mapuche, dado lo común de los matrimonios inter-étnicos (entre
mapuches y no mapuches) y por consiguiente la extensión del mestizaje (Unzueta &
Valenzuela, 2015), los resultados muestran que tener un color de piel y ojos oscuros
aparece como un predictor no sólo significativo, sino que el cuarto de mayor
importancia. Algo parecido ocurre con la clase social, ya que aunque se planteó que el
avance hacia una mayor movilidad social podría hacer que se obviara este atributo para
dirimir sobre lo mapuche (hipótesis 4), lo cierto es que sí se consideró como relevante
por los estudiantes. Por último, este modelo presenta evidencia a favor de la hipótesis
5.1, ya que efectivamente una de las dimensiones de los factores subjetivos– el interés
en las tradiciones– aparece con un efecto más importante que el resto de los factores
adscritos (apellidos, color de piel, entre otros). Sin embargo, podemos ver que dicha
hipótesis se especifica, ya que los otros factores subjetivos– la identificación mapuche
materna y paterna–, tienen un efecto más pequeño que la mayoría de los factores
adscritos.
Finalmente, respecto al ajuste del modelo 1, debemos notar que el (pseudo) R2 de
MCKelvey y Zavoina asciende a un 29,6% que se explica por la introducción de las
variables de nivel 1, por lo que el componente social explicaría casi un tercio de los
juicios de identificación étnica.
El modelo 2 busca indagar en las interacciones entre los distintos factores de las viñetas.
Para la construcción de este modelo se evaluaron todas las interacciones entre factores,
pero se decidió incorporar sólo las significativas, o bien, las que se consideraron
importantes para el análisis. Los resultados de este modelo se exponen en la Tabla 6-3.
Debido a que este modelo no presenta las variables estandarizadas22, se hace más
intuitiva su interpretación, por lo que pondremos atención a algunos efectos principales
además de las interacciones.
En primer lugar, observamos que cuando el interés en las tradiciones mapuches está
presente en la descripción de la viñeta, aún en condiciones en que la persona no presente
apellido paterno mapuche ni sus padres se consideren mapuches, aumenta en 3,6 las
chances (u odds ratios) de identificar al otro como mapuche, lo que equivale a una
probabilidad de un 78%. Por otra parte, tener un apellido paterno mapuche, aún en
22 Por lo tanto, no es posible la comparabilidad de los efectos de las variables.
70
circunstancias que la persona no tenga apellido materno mapuche ni esté interesada en
las tradiciones mapuches, aumenta las chances de identificación mapuche en un factor
de 4,4, asociado a una probabilidad de un 81%. Esto indica que los estudiantes
consideran relevante tanto de la dimensión subjetiva como objetiva de la categoría
mapuche, ¿pero qué ocurre cuando ambas se presentan? Cuando consideramos el efecto
conjunto de los predictores más importantes en los juicios- interés en la tradiciones y
apellido paterno- se refuerzan sus efectos por separado en un factor de 1,14 sobre cada
factor, siendo este efecto significativo sólo a un 90% de confianza, aunque se debe
advertir que este efecto supone que la persona no presenta apellido materno mapuche, ni
sus padres se identifican como mapuche y su color de piel y ojos es claro. De esta
manera, si bien el modelo 1 establece la preponderancia del interés en las tradiciones,
este nuevo modelo muestra que cuando se presenta en conjunto a factores objetivos,
como el color de piel y ojos oscuros, se incrementa su efecto (aumenta en 1,1 las chances
de identificación). Los resultados anteriores son acordes a la hipótesis 5.2, que
pronosticaba que cuando los factores objetivos se suman a los subjetivos se hace más
clara la categorización étnica del otro, complementariedad que se destaca en las
etnografías de Course (2013) y Di Giminiani(2012)
Además, el modelo 2 permite especificar que no sólo la clase social se considera
relevante en la identificación mapuche, sino que vivir en una comuna de clase media o
de clase alta bajan significativamente las chances de identificación del otro como
mapuche, por un factor de 0,92 y 0,91 respectivamente, por lo que la clase social baja
continúa asociada a la concepción de la categoría mapuche por parte de los adolescentes.
Este resultado derriba la hipótesis 4, que proponía que el avance de las nuevas
generaciones mapuches hacia mayores oportunidades (Cantero & Williamson, 2009)
podría haber ocasionado que el vínculo entre clase social e identificación mapuche no
fuera hoy significativa. Otra interacción interesante es cuando las personas son descritas
con ambos apellidos mapuches: el modelo predice que en condiciones que la persona no
presenta interés en las tradiciones, pero ambos apellidos son mapuches, las chances de
identificarla como mapuche bajan en un factor de 0.4, lo que resulta estadísticamente
significativo, por lo que a los estudiantes les bastaría con la información de cada apellido
por separado para formarse el juicio. Al mismo tiempo, con este modelo podemos
descartar el efecto conjunto de los factores subjetivos (interés en las tradiciones e
identificación mapuche de ambos padres) sobre la identificación mapuche, ya que
cuando todos éstos se presentan en conjunto no resultan diferencias significativas sobre
71
los juicios, por lo que comprobamos que el factor decisivo es la auto-identificación del
individuo y no la identificación étnica de sus padres. De hecho, aun cuando se menciona
la identificación mapuche de padre y madre en conjunto, no existiría un efecto sobre los
juicios. De manera que la hipótesis 5.1 se precisa definitivamente con estos resultados.
Respecto al ajuste del modelo 2, se debe notar que aumenta sólo ligeramente el R2 y
disminuye la devianza respecto al modelo 1, debido a que se decidió incluir interacciones
no significativas pues permitían profundizar en el análisis y evaluar en profundidad las
hipótesis.
De forma complementaria al análisis del modelo 2, se calcularon (en base a éste) las
probabilidades predichas para casos emblemáticos, con el fin de exponer desde otro
punto de vista cómo la combinatoria de factores afecta los juicios. La única variable que
se considera fija es la clase social (en su nivel bajo) ya que al poseer tres niveles
complejiza la presentación de los resultados. El Gráfico 7 muestra los siete “casos” o
“personas ficticias” consideradas. El primer caso ilustra cómo el interés en las
tradiciones en conjunto con el apellido paterno mapuche hacen en un 73% probable que
se identifique a las personas como mapuche, pero los casos 5 y 7 muestran que cuando
cada uno de estos factores aparece aislado de los demás, su influencia sobre los juicios
cae drásticamente (a 35% y 30% respectivamente). El caso 2 resulta particularmente
interesante, pues muestra que si una persona presenta todos los factores objetivos (ambos
apellidos mapuches, color de piel oscuro, sus abuelos residen en el sur y su clase social
es baja), aún cuando sus padres no se identifiquen como mapuches y no se mencione el
interés de dicha persona en las tradiciones mapuches, la probabilidad de que los
estudiantes la identifiquen como mapuche es bastante alta: de un 58%. Esta potencia de
los factores objetivos también se muestra en el caso 3 y 4, que muestran que la
probabilidad de ser identificado como mapuche es de un 45% por el hecho de tener
ambos apellidos mapuche (caso 3) y de un 43% cuando sólo el apellido paterno es
mapuche y la piel, oscura (caso 4). Por el contrario, el caso 6 muestra que cuando sólo
aparecen los factores subjetivos (interés en las tradiciones e identificación mapuche de
ambos padres), pero no los objetivos (a excepción de clase baja) la probabilidad de que
la persona sea identificada como mapuche es bastante baja, llegando sólo a un 33%. Por
último, es necesario destacar que la consideración de estos casos nos permiten
determinar hasta qué punto los factores subjetivos u objetivos son importantes por sí
mismos, haciéndose más claro cómo ambas dimensiones no son independientes, sino
que se entretejen en los juicios.
72
Tabla 6-3. Modelo 2: Odds ratios de identificar al otro como mapuche;
Interacciones de Nivel 1
Apellido Paterno 4.481***
(0.312)
Apellido Materno 3.598***
(0.208)
Color piel y ojos 1.368***
(0.0684)
Res. Abuelos 1.178***
(0.0442)
Clase Social Media (Ref: Baja) 0.921*
(0.0422)
Clase Social Alta (Ref: Baja) 0.911*
(0.0443)
Interés en tradiciones 3.632***
(0.275)
Id. Étnica Madre 1.230***
(0.0621)
Id. Étnica Padre 1.232***
(0.0657)
Apellido Paterno Mapuche # Apellido Materno
Mapuche 0.402***
(0.0317)
Apellido Paterno Mapuche # Interés en tradiciones 1.147*
(0.0875)
Color piel y ojos oscuros # Interés en tradiciones 1.150*
(0.0906)
Id. mapuche madre# Id. mapuche padre 1.013
(0.0887)
Id. mapuche madre # Id. mapuche padre # Interés en
tradiciones 0.751***
(0.0730)
Constante 0.129***
(0.0118)
Varianza de Nivel 2 0.457
Devianza 14105,5
R2 McKelvey & Zavoina 0.308
N Viñetas 13017
N Estudiantes 1087
Nota: * p<0.1, ** p<0.05, *** p<0.01. Errores estándar entre paréntesis.
73
El modelo 3 contempla sólo variables de nivel 2, correspondientes a las características
de los estudiantes. Con este modelo ponemos la atención en los umbrales de los juicios
de identificación mapuche, ya que el foco está puesto sobre cómo las características de
quienes formulan los juicios modifican la media (o intercepto) de identificación
mapuche, o sea, cómo cambia las chances de considerar al otro como mapuche entre
estudiantes, a través de las distintas descripciones imaginarias. Como podemos ver en la
Tabla 6-4, la identificación mapuche del estudiante no aparece como significativa sobre
la media de identificación étnica, por lo que no habrían diferencias significativas entre
los umbrales de identificación entre estudiantes mapuches y no mapuches. Así mismo,
cuán similares se perciben los jóvenes a los mapuches y el sexo de los estudiantes,
tampoco cambian de forma significativa la probabilidad de considerar que las personas
ficticias son mapuches. Solo parece relevante la educación de la madre (proxy de nivel
socioeconómico) sobre el umbral de identificación mapuche, pues vemos que mientras
mayor es la educación de la madre disminuye la probabilidad de considerar que la
persona ficticia es mapuche. Esto podría indicar que una mayor educación puede estar
asociada a más claridad o manejo de más información acerca de la categoría étnica
(Unzueta & Valenzuela, 2015).
0,73
0,58
0,45 0,430,35 0,33 0,30
0,0
0,1
0,2
0,3
0,4
0,5
0,6
0,7
0,8
0,9
1,0
Map. Map. Map. Map. Map. No Map. No Map. Ap. Padre
No Map. Map. Map. No Map. No Map. No Map. No Map. Ap.Madre
Claro Oscuro Claro Oscuro Claro Claro Claro Color piel
Stgo. Sur Stgo. Stgo. Stgo. Stgo. Stgo. Res.
Abuelos
Baja Baja Baja Baja Baja Baja Baja Clase
social
Sí No No No No Sí Sí Int.Tradic.
No Map. No Map. No Map. No Map. No Map. Map. No Map. Id.Padre
No Map. No Map. No Map. No Map. No Map. Map. No Map. Id.Madre
CASO 1 CASO 2 CASO 3 CASO 4 CASO 5 CASO 6 CASO 7 FACTOR
Pro
bab
ilid
ad
Gráfico 7. Probabilidades predichas de identificación mapuche
según factores
74
Pero hay dos cosas más en las que debemos reparar respecto a este último modelo.
Primero, que el ajuste del modelo se vuelve mínimo (ver medidas de R2 y devianza), lo
que se explicaría por la importancia de los factores de nivel 1, en conjunto a la baja
significancia de las variables de nivel 2 introducidas. Segundo, debemos considerar que
aunque hemos clarificado que varias de las características de los individuos no cambian
los umbrales de los juicios de identificación, esto no quiere decir que dichas
características no influyen en el proceso de los juicios, que indicaría la distinta
ponderación dada a cada factor de la categoría mapuche.
Tabla 6-4. Modelo 3: Odds ratios de identificar al otro como mapuche según
características de los estudiantes
Id. Mapuche del estudiante 1,004
(0.111)
Percepción de similaridad 1,014
(0.0140)
Educación madre 0.964***
(0.0110)
Sexo 0,944
(0.0468)
Constante 1.255**
(0.126)
Varianza Nivel 2 0,301
Devianza 17587,4
R2 McKelvey & Zavoina 0,00312
N Viñetas 13017
N estudiantes 1087
Nota: * p<0.1, ** p<0.05, *** p<0.01. Errores estándar entre paréntesis. No se incluye en el
reporte la variable de control deck, al nivel 2.
Por lo anterior, el modelo final presentado (Modelo 4) busca enfocarse en el proceso de
identificación mapuche realizado por los distintos estudiantes, por lo que en éste
podemos ver de forma distintiva el aporte de los modelos jerárquicos en el análisis de
encuestas factoriales, ya que se incorporan ambos niveles de análisis. En la construcción
de este modelo fue considerado cómo cada una de las características de los individuos
de interés ponderaba por cada uno de los factores descritos en las viñetas. El modelo
presenta sólo las interacciones significativas o en su defecto, las que se consideraron
relevantes en el análisis (Ver Tabla 6-5).
Respecto a cómo la identificación mapuche del estudiante modifica la consideración de
factores asociados a la categoría mapuche, podemos decir que: i) la consideración del
75
vínculo de la tierra no es distinto entre estudiantes mapuches y no mapuches, ya que el
efecto de la variable residencia de los abuelos aparece sin un efecto estadístico
significativo, por lo que se refuta la hipótesis 1.1; ii) en línea con lo anterior, para los
estudiantes mapuches no habrían diferencias con los estudiantes no mapuches respecto
a la consideración de los factores objetivos (apellidos, color de piel y ojos, ni respecto
ningún nivel de clase social considerado); iii) la única diferencia significativa es que
para los estudiantes mapuches la consideración del interés en las tradiciones aumenta en
1,38 las chances de identificar al otro como mapuche con respecto a un estudiante no
mapuche, lo que apoyaría los hallazgos respecto a la importancia de la auto-
identificación para los mapuches reportado por Oyarce et al. (2005). No obstante, estos
resultados deben ser interpretados con prudencia ya que es posible que no den cuenta
con precisión de la significatividad de las diferencias en los juicios entre mapuches y no
mapuches, debido a que la muestra de estudiantes mapuches es reducida23.
Ahora bien, la educación de la madre de los estudiantes, muy asociada al nivel socio-
económico en Chile, parece explicar varias diferencias en los juicios de los adolescentes:
i) vemos que el aumento en un nivel de la educación de la madre aumenta el efecto del
apellido paterno mapuche en un factor de 1.04 chances de identificar al otro como
mapuche, siendo esta diferencia significativa; ii) mientras que una mayor educación de
la madre de los estudiantes predice que el efecto de la clase social es significativamente
menor sobre los juicios, lo que queda más claro cuando consideramos el Gráfico 824; iii)
Así mismo, mientras mayor es la educación materna se observa un efecto más importante
del interés en las tradiciones sobre los juicios, siendo la última interacción significativa
considerada; iv) Por último, el aumento de la educación de la madre no tiene efectos
significativos en la consideración del color de piel y ojos sobre la identificación
mapuche.
También la percepción de similaridad que tienen los estudiantes con los mapuches
resultó un predictor significativo, pues observamos que por cada punto de aumento en
la escala de similaridad disminuye en un factor de 0,96 el efecto del color de piel y ojos
oscuros sobre la identificación del otro como mapuche, en otras palabras, mientras más
similares se consideran los estudiantes a los mapuches, menos les importa el dato del
23 Esto conlleva a menores grados de libertad para este grupo, que resultan en errores estándares
altos y luego, diferencias estadísticas no significativas. 24 Los intervalos de confianza no se presentan el Gráfico 10, porque entorpecían la presentación
de los resultados pero se incluyen en el anexo 10.4.
76
aspecto físico para determinar si el otro es o no mapuche. Esto muestra que la similaridad
(o diferencia) con los mapuches es entendida en términos físicos por los estudiantes, y
por lo tanto, si es que los estudiantes consideran que su propio color de piel es oscuro,
entonces “mueven” la definición de lo mapuche hacia otros factores como determinantes
de la diferencia. Se deja entrever entonces cómo la definición de la categoría mapuche
es dialéctica, en el sentido que depende de quién traza la diferencia, o sea, es reelaborada
de acuerdo a cómo los individuos se definen a sí mismos.
Respecto al ajuste de este modelo, podemos ver que es similar al del modelo 2, lo que
se explicaría en parte por la gran cantidad de interacciones contempladas que aparecen
como no significativas en la explicación de los juicios de identificación mapuche. Sin
embargo, en el Anexo 10.5 se puede corroborar que cuando se incorporan sólo las
variables e interacciones significativas, el ajuste del modelo sólo aumenta a un R2 de
31,7% y una devianza de 14019, por lo que aunque el argumento anterior es cierto,
también se reconoce que los modelos estimados presentan limitaciones respecto a las
variables de nivel 2 consideradas, ya que se ajustaron a la disponibilidad de datos de la
encuesta que en este ámbito es restringida25. Finalmente, se debe notar la robustez de los
efectos de las variables de nivel 1, que mantienen sus niveles de significancia al incluir
las variables de nivel 2.
25 Se debe tomar en cuenta que la encuesta en la que se enmarca este estudio es acerca de
consumo de tabaco, alcohol y drogas en población escolar y por lo tanto, no está enfocada al
tema indígena.
Gráfico 8. Prob. predicha de identificación mapuche
según educación de la madre y clase social
77
Tabla 6-5. Modelo 4: Odds ratios de identificar al otro como mapuche según
factores objetivos y subjetivos contemplados en las viñetas y
características de los estudiantes
Apellido Paterno 2.864*** (0.112)
Apellido Materno 2.262*** (0.088)
Color piel y ojos 1.426*** (0.054)
Residencia Abuelos 1.254*** (0.048)
Clase Social Media (Ref: Baja) 0.862*** (0.040)
Clase Social Alta (Ref: Baja) 0.886** (0.044)
Interés en tradiciones 3.844*** (0.153)
Id. Étnica Padre 1.122*** (0.042)
Id. Étnica Madre 1.149*** (0.043)
Id. Mapuche del estudiante # Apellido Paterno Mapuche 0.982 (0.164)
Id. Mapuche del estudiante # Apellido Materno Mapuche 0.86 (0.141)
Id. Mapuche del estudiante # Color piel y ojos 0.78 (0.129)
Id. Mapuche del estudiante # Residencia Abuelos 0.885 (0.144)
Id. Mapuche del estudiante # Clase Social Baja 1.068 (0.292)
Id. Mapuche del estudiante # Clase Social Media 1.14 (0.277)
Id. Mapuche del estudiante # Clase Social Alta 1.129 (0.280)
Id. Mapuche del estudiante # Interés en tradiciones 1.385** (0.230)
Educación madre # Apellido Paterno Mapuche 1.044** (0.018)
Educación madre # Color piel y ojos oscuros 1.022 (0.017)
Educación madre # Clase Social Baja 0.888*** (0.022)
Educación madre # Clase Social Media 0.859*** (0.019)
Educación madre # Clase Social Alta 0.901*** (0.021)
Educación madre # Interés en tradiciones 1.136*** (0.020)
Percepción de similaridad # Color piel y ojos oscuros 0.961** (0.016)
Constante 0.186*** (0.023)
Varianza Nivel 2 0,464
Devianza 14175,9
R2 McKelvey & Zavoina 0,308
N Viñetas 13017
N Estudiantes 1087
Nota: * p<0.1, ** p<0.05, *** p<0.01. Errores estándar entre paréntesis. No se incluye en el
reporte la variable de control deck, al nivel 2.
78
7 DISCUSIÓN
7.1 Ser mapuche hoy: más voluntario que obligatorio
El gran peso que dieron los estudiantes a la auto-identificación para categorizar al otro
como mapuche, muestra que en nuestro país la atribución de la identidad étnica es más
voluntaria que obligatoria. Esto es peculiar si hacemos el ejercicio de comparar esta
forma de identificación con la de la sociedad norteamericana, pues siguiendo a Telles
(2004), vimos que allí operaba un sistema de clasificación estricto (one drop rule) que
constriñe a las personas a identificarse con la minoría étnica de sus ancestros; pero
también nuestra forma de clasificación parece más imprecisa que la brasileña, ya que el
aspecto físico no predice de forma directa la categorización del otro como mapuche.
La importancia de la auto-identificación manifestaría la vigencia de entender la etnicidad
como una “identidad simbólica” (Gans, 1979) en el sentido de que ser mapuche hoy se
ha vuelto menos adscriptivo y más una decisión que es expresada de manera heterogénea
por las personas, y que no necesariamente está circunscrita a la figura del “mapuche
pretérito”. Como se rescató de varios estudios cualitativos acerca de la experiencia de
adolescentes mapuches, esta auto-identificación lejos de demostrar una identidad étnica
vacía, se entiende más bien como una forma auténtica de sentir y vivir la identidad
mapuche en la sociedad contemporánea que rompe con las definiciones tradicionales de
lo mapuche (Kropff, 2004; Merino & Tileagă, 2011; Oteíza & Merino, 2012; Webb,
2013). Pero también esta centralidad que alcanza la auto-identificación, se entiende
cuando consideramos las transformaciones del escenario inter-étnico, como la migración
que ha provocado el surgimiento del “mapuche urbano”, la formación de muchos
matrimonios interculturales que han intensificado el mestizaje(Unzueta & Valenzuela,
2015) al mismo tiempo que varios de los que se consideraban tradicionalmente
características propias de lo mapuche se han vuelto nebulosas en este contexto (vínculo
con la tierra, tradiciones, lengua, entre otras) (Valenzuela, 2007).
Pero lo anterior no quiere decir que el ejercicio de identificación mapuche no tenga una
dimensión “esencialista”, ya que la consanguinidad y fenotipo también fueron
considerados en la formación del juicio de los adolescentes, a través de la consideración
de los apellidos y color de piel, que aparecen como marcas evidentes u objetivas de la
categoría mapuche a falta de otros marcadores externos (cultura, lengua). Esta dualidad
79
de dimensiones consideradas (subjetivas y objetivas) no refleja la inconsistencia sino la
complejidad del proceso de formación de los juicios de identificación étnica y coincide
con los hallazgos de otros estudios. En efecto, el trabajo etnográfico de Course (2013)
evidenciaba una visión esencialista de la categoría mapuche en los discursos de los
mapuches que en la práctica, se veía contrariada por criterios más profundos, que aludían
a una moralidad que distinguía de manera definitiva al mapuche del no mapuche. Así
mismo, para Webb (2013) esta separación entre lo esencial y lo constructivo para
entender la etnicidad, no es más que una distinción teórica, ya que en la realidad ambos
aspectos se amalgaman: lo percibido como “esencial” haría posible construir formas
diversas de ser mapuche.
Pero el análisis de los resultados no se agota en la operacionalización de factores
objetivos versus los subjetivos. Se hace necesario volver a los argumentos planteados al
comienzo del marco teórico, para aclarar la idea de factores “objetivos” a los que hemos
hecho referencia, ya que por muy “objetivos” o evidentes, éstos no están disociados de
una valoración social compartida que hacen que éstos y no otros atributos sean
sobresalientes para definir lo étnico (Goffman, 2006; Tajfel,1984). De manera que no es
absurdo proponer que la importancia dada al color de piel y ojos oscuros para predecir
lo mapuche, dan cuenta de la vigencia del diagnóstico de Telles (2004), pues aunque se
pretende que lo vasto del mestizaje haga insignificantes las diferencias biológicas, lo
cierto es que la “ideología de la supremacía blanca” se hace notar toda vez que los rasgos
oscuros se atribuyen como característica del “otro” mapuche. De todas formas, el color
de piel no operó en los juicios de los adolescentes como un factor que de forma inmediata
predecía lo mapuche26, sino sólo de forma complementaria a la auto-identificación
étnica.
Otro punto en que debemos detenernos es que aun cuando se podría esperar que la clase
social hoy no sea un criterio para determinar si el otro es o no mapuche, los resultados
mostraron que la clase social baja continúa más asociada que la media y la alta a la
identificación mapuche. Esto evidencia una vez más que pese a la alta ponderación de la
dimensión voluntaria sobre los juicios de identificación étnica de los adolescentes,
también éstos envuelven la consideración de rasgos adscritos como la clase, ya que
26 Las personas sólo por tener piel oscura generalmente no fueron consideradas mapuches por
los estudiantes.
80
pareciera no hacer sentido que una persona de clase alta o media pueda ser considerada
mapuche.
Por lo tanto, aunque hemos visto que la etnicidad en nuestro contexto es más voluntaria
que en otros países, ésta no está desanclada completamente de rasgos adscritos como los
apellidos, color de piel y clase social.
7.2 Ser mapuche hoy: según los “lentes” de los estudiantes
Al explorar cómo el componente idiosincrático de los estudiantes influye en los juicios
de identificación étnica, hemos determinado que la membresía étnica, socioeconómica
y la percepción de similaridad con los mapuches resultan relevantes en el análisis.
Contrariamente a lo que se esperaba, los estudiantes mapuches no se diferenciaron
sustancialmente de los estudiantes no mapuches en el proceso de formar sus juicios de
identificación étnica. A la luz de lo expuesto por Di Giminiani (2012), llama la atención
que el vínculo con la tierra no fuera particularmente saliente para el grupo mapuche en
estudio, aunque es posible comprender esto al considerar que la muestra corresponde a
estudiantes de la Región Metropolitana de Santiago, por lo que efectivamente éstos
pueden concebir su etnicidad en base a criterios adecuados a su realidad urbana cotidiana
(Aravena, 1999; Oyarce, et al. 2005). Al mismo tiempo, aunque no se planteó la hipótesis
explícita acerca de las diferencias respecto a la relevancia del color de piel y ojos para
estudiantes mapuches y no mapuches, era plausible esperar que la discriminación en el
discurso dominante (Pilleux & Merino, 2004; Quilaqueo, Merino, & Saíz, 2007) llevara
a los estudiantes no mapuches a considerar más este factor que los estudiantes mapuches,
pero este escenario se descarta (aunque para mapuches y no mapuches es cierto que el
color de piel y ojos es relevante para definir lo mapuche). La gran diferencia entre los
estudiantes según su membresía étnica aparece en la consideración de la auto-
identificación, que es aún más decisiva en los jucios de los estudiantes mapuches: esto
podría mostrar que la auto-identificación habla de un compromiso e involucramiento
personal y una forma de sentir la etnicidad que se percibe como signo de una identidad
más robusta que una sostenida simplemente sobre elementos adscritos, tal como ha
aparecido en los discursos de los jóvenes mapuches en otras investigaciones (Merino &
Tileagă, 2011; Oteíza & Merino, 2012; Webb, 2013).
81
Respecto a la membresía de clase, se evidenció que ésta es capaz de modelar de forma
distinta los juicios de identificación mapuche, en particular respecto al peso dado al
apellido paterno, clase social y auto-identificación. Los resultados muestran que
mientras mayor es el nivel socioeconómico de los estudiantes menos importancia se da
a la clase social, pero más importancia al apellido paterno mapuche e interés en las
tradiciones.Conjuntamente, encontramos que mientras más similares se perciben los
estudiantes a los mapuches, la información acerca del aspecto físico es menos relevante
en sus juicios. Todo esto muestra cómo más allá del conocimiento social compartido, las
categorías sociales se redefinen de acuerdo a las experiencias, concepciones y “lentes”
de cada persona. En este sentido, pese a que logramos establecer algunas de las
características de los estudiantes importantes para entender los juicios, el ajuste de los
modelos mostró que se deja una gran interrogante en esta materia.
7.3 Limitaciones y proyecciones de este estudio
Por un lado, debemos transparentar falencias asociadas a la disponibilidad de datos. En primer
lugar, la variabilidad no explicada en el segundo nivel de los modelos presentados es alta y
hace evidente que este estudio omitió variables relevantes a nivel de los estudiantes, por lo
que es importante continuar explorando en cómo otras características individuales son
relevantes para explicar los juicios de identificación mapuche, ya que no se logró mostrar con
precisión el rol del componente idiosincrático sobre los juicios. En este sentido, podrían
aportar al análisis variables a nivel individual tales como: i) la experiencia de contacto con
mapuches, ya que ésta es una fuente de información sobre la etnia que es disímil entre las
personas y podría modificar la ponderación de factores al momento de elaborar los juicios de
identificación; ii) luego, resultaría valioso explorar cómo las actitudes de estigmatización
hacia los mapuches podrían explicar la importancia otorgada a factores como el color de piel
o clase social al momento de identificar al otro como mapuche; iii) asimismo, la
consideración de una muestra más amplia que incorpore personas de otras zonas de residencia
(urbano/rural) o regiones del país, podría marcar diferencias en la consideración del vínculo
con el territorio como un factor más relevante sobre los juicios de identificación mapuche de
lo que pudo ser evidenciado en esta investigación. En segundo lugar, no se puede pasar por
alto la posibilidad de que no se haya dado cuenta debidamente de todas las diferencias en los
juicios entre estudiantes mapuches y no mapuches, debido a que la muestra de estudiantes
82
mapuches contemplada es bastante acotada (un 5,4% del total), por lo que los resultados en
esta materia deben tomarse con especial cautela.
Por otro lado, la metodología utilizada en esta investigación permite iluminar de una manera
innovadora el objeto de estudio, pero tal como otras aproximaciones, posee limitaciones que
es necesario explicitar. Así, la principal limitación es que no es posible generalizar los
resultados obtenidos a “los estudiantes chilenos” ni mucho menos a la “población chilena”,
ya que si bien argumentamos que la categoría “mapuche” expresada en los juicios de los
adolescentes santiaguinos está permeada del conocimiento social compartido de este grupo,
se debe reconocer que por la especificidad de la muestra no es posible descartar que
estudiantes de otras regiones del país, de zonas rurales, o bien, personas de otros grupos
etarios, ocupacionales, etc. den cuenta de procesos distintos al momento de identificar al otro
como mapuche. Esta dificultad se ha debatido ampliamente en la literatura de encuestas
factoriales, debido a que usualmente se ha acudido a muestras específicas de estudiantes
(Aguinis & Bradley, 2014), aunque se ha reportado que el ejercicio factorial pese a ser
cognitivamente más demandante que un cuestionario común, puede ser extendido a población
general (Sauer at al., 2011; Sauer et al., 2009). De todas maneras, el valor de este estudio no
está puesto sobre la representatividad y generalización de los resultados, sino que en explorar
cómo esta metodología innovadora puede ser aplicada a través de encuestas convencionales,
para llegar a muestras extensas de población, al mismo tiempo que se ha buscado marcar un
antecedente metodológico en la aplicación del instrumento factorial al estudio de los juicios
de identificación étnica.
Además, al exponer la metodología explicamos que existen decisiones asociadas al diseño de
encuestas factoriales, que deben lograr balancear el objetivo de conocer en profundidad el
objeto de estudio con el saber preguntar lo suficiente y de forma óptima para que los
participantes en estudio no se fatiguen y respondan conscientemente, pero en esta disyuntiva
sin duda que se pierde información valiosa. En el caso de este estudio, los factores
contemplados en la dimensión subjetiva de la identificación mapuche sin duda constituyeron
una mirada estrecha a la complejidad contemporánea de ser mapuche, sobre todo porque en
última instancia, la consideración del factor “interés en las tradiciones mapuches”
(conceptualizado como auto-identificación) vuelve la mirada al mapuche pretérito, a la
valoración de la continuidad con el pasado y no permite indagar en lo que varios estudios
cualitativos han puesto de relieve: los jóvenes han trasladado el significado de lo mapuche
83
desde concepciones folclóricas a procesos internos más intangibles, como la forma de ver el
mundo y una moral particular, por lo que sería fundamental extender la investigación a este
ámbito27.
Junto con lo anterior, en la literatura se han reportado otras dificultades asociadas al método
factorial, que son más complicadas de eludir. Se ha criticado el realismo de los resultados
obtenidos bajo el método de encuesta factorial, debido a que no necesariamente los individuos
juzgan las situaciones hipotéticas de la manera en que lo harían en una situación real, no
obstante, los defensores de esta metodología señalan que son justamente las situaciones más
críticas e incluso las irreales donde puede descubrirse los principios reales detrás del juicio
de los respondientes (Wallander, 2009). Pese al salto que existe entre un juicio sobre una
persona ficticia y una real, hasta ahora no existe una metodología que permita estudiar los
fenómenos sociales sin “apartar” a las personas de su cotidianidad, por lo que debe
entenderse como un problema propio de las ciencias sociales.
Al mismo tiempo, no fue factible aleatorizar el orden de las viñetas en los decks que tuvo que
juzgar cada estudiante, como tampoco, el orden de las características (o factores) dentro de
cada viñeta, lo que puede haber conducido a sesgos inevitables en los resultados de esta
investigación. Pese a que estos problemas del diseño metodológico pueden afectar la calidad
de los datos, han sido abordados en la literatura sólo de forma incipiente (Auspurg & Jakle,
2012), por lo que no está claro cómo medirlos y/o corregirlos.
Otro aspecto metodológico que exige atención, es la discusión acerca de las opciones de
escalas de calificación (rating task), ya que los modelos consideraron sólo las respuestas
dicotómicas “si, es mapuche” “no, no es mapuche”, lo que hace vista gorda del gradiente o
continuo de respuesta que puede operar en la mente de las personas. De hecho, en los
resultados metodológicos obtuvimos que cuando se presentaba la posibilidad de una escala
ordinal (cuán mapuche consideraban al otro) los estudiantes distribuyeron sus respuestas más
frecuentemente en los rangos medios, por lo que sería sumamente interesante poder proyectar
estos hallazgos a estudios más acuciosos respecto a la imprecisión de la definición de la etnia
27 Se debe considerar que otros factores omitidos en la operacionalización de identificación
mapuche, como la lengua y la participación en ceremonias, no corresponden a un olvido, sino
que fue decidido de esta forma para obtener variabilidad en las respuestas, ya que posiblemente
estos factores hubieran sido demasiado determinantes de los juicios, y lo que interesaba era poder
evaluar características que hoy son menos evidentes en la definición de mapuche.
84
mapuche. En este sentido, es interesante notar que en las definiciones de la institucionalidad
chilena operaría una identificación mapuche precisa y dicotómica, pues si tomamos en cuenta
la “acreditación de calidad indígena” establecida por la Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena podemos notar que la atribución es tajante: sólo los hijos de padre o madre indígena
o cónyuges de una persona indígena, son calificados como indígena. No obstante lo anterior,
sería importante investigar cómo en los criterios de los ciudadanos, en el sentido común de
la sociedad chilena, opera más bien una identificación de lo mapuche más gradual y compleja.
8 CONCLUSIONES
Este estudio permite determinar que la auto-identificación con la etnia mapuche es el criterio
que los estudiantes consideraron más relevante para fundar sus juicios de identificación
mapuche, no obstante que este factor no es independiente de las características que
tradicionalmente se han asociado a la figura del mapuche: como los apellidos y el color de
piel. En este sentido, el estudio de la formación del juicio de identificación étnica muestra
que existe una noción compleja de lo que es “ser mapuche hoy” que contempla factores
subjetivos o voluntarios de forma simultánea a los objetivos o esenciales.
Salta a la vista entonces el valor del método factorial, puesto que ha permitido desentrañar
que en los juicios habría una confluencia de dos dimensiones que la teoría ha insistido en
entender como disociadas (Webb, 2013). Resulta interesante notar que lo anterior no sólo es
coherente con lo mencionado en las etnografías de Di Giminiani (2012) y Course (2013),
sino que debemos notar que estos trabajos se centran en las experiencias de mapuches para
abordar el significado de ser mapuche en la actualidad, pero los resultados de esta
investigación muestran que dichos hallazgos son bastante compartidos por los adolescentes
no mapuches estudiados, al menos en el sentido de que éstos no formulan una definición
unidimensional, sino que en sus juicios se hizo notar la complementariedad de lo esencial y
voluntario. Esta rica comprensión de la categoría mapuche entre los jóvenes no indígenas
quizás pueda indicar una revalorización de los pueblos originarios en las nuevas
generaciones, tal como han advertido otros autores (Quilaqueo at al., 2007).
85
Otro hallazgo importante acerca del estudio de la identificación mapuche es que ésta
efectivamente se compone de dos elementos: uno social y otro idiosincrático. El componente
social se hizo evidente ya que la gran mayoría de los factores mencionados en las viñetas
fueron predictores significativos de los juicios de los estudiantes. Así también, los juicios
mostraron una variabilidad importante entre individuos, por lo que el componente
idiosincrático pudo comprobarse a través de la consideración de la membresía de etnia, clase
y percepción de similaridad con los mapuches, aunque se debe seguir investigando porqué
ciertas membresías, como la clase social, ponderan los factores de distinta manera, al mismo
tiempo que queda sin respuesta qué otras peculiaridades de los individuos pueden aportar de
forma más concluyente a la explicación de la identificación mapuche.
Por último, debemos destacar que hemos podido desentrañar factores determinantes en los
juicios que posiblemente no se hubieran evidenciado a través de una encuesta convencional,
por lo que queda más claro lo fecundo del método de encuestas factoriales para su extensión
al estudio de otros campos de investigación que resulten complejos o sensibles. En este
sentido, no está demás incentivar la investigación hacia el estudio de la discriminación
mapuche, que es una problemática sobre la que se pueden encontrar luces sólo de forma
tangencial en esta tesis.
86
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91
10 ANEXOS
10.1 Eficiencia del diseño factorial
La información presentada en las Tablas 10-1 y 10-2 diferencia según “viñetas
ordinales” y “viñetas dicotómicas”, ya que fueron aplicadas con distintas (aunque
similares) frecuencias, lo que explica las distintas correlaciones presentadas.
Tabla 10-1.Matriz de correlaciones (Viñetas Dicotómicas)
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9)
Sexo de persona fictícia
(1)
1
Apellido del padre
(2)
-.03 1
Apellido de la madre
(3)
-.06 .03 1
Identificación étnica padre
(4)
-.18 -.06 .09 1
Identificación étnica
madre
(5)
.11 -.02 -.10 -.16 1
Residencia abuelos
(6)
.00 .07 -.07 -.09 .13 1
Interés en las tradiciones
(7)
-.04 .14 .13 .04 .02 .11 1
Color de piel
(8)
.03 -.01 .06 .07 -.12 .00 .01 1
NSE comuna
(9)
.02 -.09 -.08 .00 -.02 .10 .02 .03 1
Tabla 10-2.Matriz de correlaciones (Viñetas Ordinales)
(1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (9)
Sexo de persona fictícia
(1)
1
Apellido del padre
(2)
-.02 1
Apellido de la madre
(3)
-.07 .04 1
Identificación étnica padre
(4)
-.16 -.06 .07 1
Identificación étnica
madre
(5)
.11 .00 -.12 -.16 1
Residencia abuelos
(6)
.03 .06 -.07 -.10 .12 1
Interés en las tradiciones
(7)
-.03 .15 .12 .01 .03 .09 1
Color de piel
(8)
.05 -.02 .05 .07 -.10 .01 .01 1
Nivel socioeconómico
(9)
.03 -.09 -.07 -.03 -.04 .10 .01 .04 1
92
10.2 Test de asociación entre rendimiento escolar y dificultad al
responder viñetas
Tabla 10-3.Test de asociación entre variables "rendimiento escolar" y "dificultad al
responder viñetas"
Tipo de test V.
Ordinales
V. dicotómicas Nivel de medición
variables
incluidas
Chi cuadrado (X2) X2 6,163 19,862 Categórico
gl 4 4
Sig .187 .001*
Correlación de Pearson
(r)
r -.048 -.046 Escalar
Sig.
(bilateral)
.095 .096
* Asociación significativa a un 99% de confianza
10.3 Test de asociación entre no respuesta y características de los
estudiantes
Tabla 10-4. Pruebas de chi-cuadrado de Pearson para asociación entre no respuesta y
características de los estudiantes
No respuesta, Viñetas
Dicotómicas
No respuesta, Viñetas
Ordinales
Rendimiento
académico
estudiante
Chi
cuadrado
20,845 15,819
gl 4 4
Sig. ,000* ,003*
Educación Madre Chi
cuadrado
8,166 2,488
gl 4 4
Sig. ,086 ,647
Identificación
mapuche
Chi
cuadrado
,349 4,211
gl 2 2
Sig. ,840b ,122b
Sexo Chi
cuadrado
5,898 2,972
gl 2 2
Sig. ,052 ,226
Los resultados se basan en filas y columnas no vacías de cada subtabla más al interior.
*. El estadístico de chi-cuadrado es significativo en el nivel ,05.
b. Más del 20% de las casillas de esta subtabla esperaban frecuencias de casilla inferiores a 5.
Puede que los resultados de chi-cuadrado no sean válidos.
93
10.4 Intervalos de confianza para datos de Gráfico 8
Tabla 10-5 Intervalos de confianza para probabilidades predichas para
educación de la madre y clase social
Educación de la madre Clase social
(viñeta
Prob.
Predicha
Valor
P
Intervalo
(95%)
Min. Máx.
1 0 0,61 0,00 0,57 0,64
2 0 0,60 0,00 0,57 0,63
3 0 0,59 0,00 0,57 0,61
4 0 0,59 0,00 0,57 0,60
5 0 0,58 0,00 0,56 0,60
6 0 0,57 0,00 0,56 0,59
7 0 0,57 0,00 0,55 0,59
8 0 0,56 0,00 0,54 0,59
1 1 0,60 0,00 0,58 0,63
2 1 0,59 0,00 0,57 0,62
3 1 0,58 0,00 0,56 0,60
4 1 0,56 0,00 0,55 0,58
5 1 0,55 0,00 0,54 0,57
6 1 0,54 0,00 0,53 0,55
7 1 0,53 0,00 0,51 0,55
8 1 0,52 0,00 0,50 0,54
1 2 0,57 0,00 0,54 0,60
2 2 0,57 0,00 0,54 0,59
3 2 0,56 0,00 0,54 0,58
4 2 0,56 0,00 0,54 0,58
5 2 0,56 0,00 0,54 0,57
6 2 0,55 0,00 0,54 0,57
7 2 0,55 0,00 0,53 0,57
8 2 0,55 0,00 0,52 0,57
94
10.5 Modelo con mejor ajuste
Tabla 10-6. Modelo 5: Odds ratios de identificar al otro como mapuche según
factores y características de los estudiantes (Sólo efectos significativos) Apellido Paterno 4.679*** (0.323)
Apellido Materno 3.648*** (0.208)
Id. Étnica Padre 1.251*** (0.0525)
Id. Étnica Madre 1.251*** (0.0515)
Res. Abuelos 1.180*** (0.0442)
Interés en tradiciones 3.964*** (0.241)
Color piel y ojos 1.457*** (0.0553)
Clase Social Media (Ref: Baja) 0.925* (0.0424)
Clase Social Alta (Ref: Baja) 0.920* (0.0448)
Apellido Paterno Map.#Apellido Materno Map. 0.390*** (0.0306)
Interés en tradiciones # Apellido Paterno Map. 1.138* (0.0874)
Id. mapuche madre # Id. mapuche padre # Interés en
tradiciones 0.743*** (0.0629)
Educación madre # Apellido Paterno 1.044*** (0.0175)
Educación madre # Interés en tradiciones 1.135*** (0.0195)
Id. Mapuche del estudiante # Interés en tradiciones 1.273* (0.185)
Percepción de similaridad # Color piel y ojos oscuros 0.961** (0.0155)
Educación madre # Clase Social Baja 0.902*** (0.0195)
Educación madre # Clase Social Media 0.871*** (0.0172)
Educación madre # Clase Social Alta 0.912*** (0.0189)
Constante 0.127*** (0.0168)
Varianza Nivel 2 0,469
Devianza 14019,9
R2 McKelvey & Zavoina 0,317
N Viñetas 13017
N Estudiantes 1087
Nota: * p<0.1, ** p<0.05, *** p<0.01. Errores estándar entre paréntesis. No se incluye en
el reporte la variable de control deck, al nivel 2.