Poesía y vida. Jorge Guillén

15
FRANCISCO DíAZ DE CASTRO (Ed.) UNIVERSIDAD DE VALLADOLID JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN 2003 UNIVERSIDAD DE VALLADOLID i.·"--···Jt .. ,J & de Castilla y León

Transcript of Poesía y vida. Jorge Guillén

FRANCISCO DíAZ DE CASTRO (Ed.)

UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN

2003

UNIVERSIDAD DE VALLADOLID

i.·"--···Jt .. ,J

& ~Junta de

Castilla y León

POESÍA Y VIDA

Francisco Díaz de Castro

Si la biografía de Jorge Guillén es uno de los mejores ejem­plos de una dedicación central a la poesía como pasión de vida, Aire nuestros, la poesía total del poeta vallisoletano, se nos pre­senta también como un modelo excepcional de coherencia cre­adora, de sentido orgánico en la construcción de una obra uni­taria como expresión de una "vida extrema" poética: el resultado de una creación que se extiende durante seis décadas, desde 1918 hasta la muerte del poeta en 1984.

El significativo título de Aire nuestro organiza con-una trabada arquitectura los cinco libros -Cántico, Clamor, Homenaje, Y otros poemas y Final- que Jorge Guillén publicó a lo largo de una vida rica en experiencias y fecunda en creación. La obra, así, responde desde el arte a las distintas facetas y etapas de la vida de un ciuda­dano inserto en la realidad histórica y que además trata de revivir su experiencia -Fe de vida se subtitula la edición definitiva de Cántico- multiplicando sus perfiles, sus formas y sus tonos al hilo de la biografía del poeta sin perder el horizonte de la coherencia estética ni del rigor constructivo (con dos modelos iniciales, decla­rados por el poeta: Les fieurs du mal, de Charles Baudelaire, y Leaves of grass, de Walt Whitman, con el precedente remoto de la Commedia de Dante).

5. Véanse, para más amplio comentario, los prólogos respectivos a la edición del cente­nario guilleniano: Jorge Guillén, Aire nuestro (ed. y prólogo de Francisco Díaz de Castro), Madrid, Anaya & Muchnik, 1993, 5 vols.

40 FRANCISCO DfAZ DE CASTRO

Sin lugar a dudas, Cántico. Fe de vida es la obra maestra de Jorge Guillén, la que hubiera bastado para consagrarlo como uno de los mayores poetas de nuestra literatura. Pero Cántico, ampliado en ediciones sucesivas a lo largo de treinta años -los centrales de la existencia de su autor, de los veintitantos a los casi sesenta-, es sólo una parte de la aventura creativa de este poeta. Primero, los tres libros que componen Clamor. Tiempo de historia (Maremágnum, ... Que van a dar en la mar y A la altura de las circunstancias) y luego los títulos sucesivos que integrarán Aire nuestro suponen una progresiva ampliación del proyecto unitario inicial. En ese proceso asistimos a construcción de la autobiografía sucesiva de un personaje poético que busca incan­sablemente estar "a la altura de las circunstancias" y, a la vez, dar cuenta de un mundo íntimo, de su propia experiencia inte­lectual y sentimental, de sus esfuerzos por mantener a salvo en una realidad conflictiva su esencial afirmación de existente.

Cántico. Fe de vida

Cántico fue acreciéndose (así lo dijo Pedro Salinas) a lo largo de más de veinte años. Más variado y denso en cada una de sus ediciones siguientes -1936, 1945, 1950-, fue acumu­lando sentidos y reflexiones sobre la experiencia vivida, sobre las "maravillas concretas" de la realidad; incorporó nuevos enfoques y búsquedas formales y se abrió, en suma, a un dis­curso más abarcador, más autorreferente, más alejado también de la extrema depuración verbal de sus orígenes6.

Jorge Guillén publicó la primera edición de Cántico en 1928, a los treinta y cinco años. El libro había ido gestándose a lo largo de casi una década mientras el poeta, primero en Francia y

6. Acertaba en su pronóstico Juan Ramón Jiménez cuando, antes de su distanciamiento personal, auguraba en el borrador de una de sus caricaturas líricas: "¿Demasiada perfección para su juventud? Pero el giro será a la inversa. En vez de ir apretando, como casi todos, de fácil a difícil, de abierto a cerrado, él se irá cansando de tal carga primera y abrirá su mano para dejar en más libertad -en la libertad suya, con tallo y espinas- a la rosa".

l'OF.SfA Y VIDA 41

luego en España, forjaba un estilo en verso y en numerosísimos textos en prosa publicados en distintos periódicos y revistas7•

Estudioso de Góngora (se doctoró en la universidad de Madrid en 1925 con una tesis, recientemente publicadas, sobre el poeta cordobés) y a la vez convencido, como sus amigos del grupo del 27, de la necesidad de una renovación del lenguaje de la poesía, Guillén asimiló a su manera las aportaciones de Paul Valéry y de Juan Ramón Jiménez: la palabra esencial, el hodiernismo poé­tico. Su primer fruto maduro fueron los setenta y cinco poemas del primer Cántico, un libro depurado, de pulidos perfiles verba­les y, sobre todo, un libro de sólida afirmación vital que canali­zaba el entusiasmo inteligente ante la realidad por medio de una rigurosa y variada creación de ritmos y formas, y eso en unos momentos en que algunos de los prinCipales valores de la joven poesía española habían ido derivando hacia libros de crisis espi­ritual e ideológica: Sobre los ángeles, Poeta en Nueva York, Un río, un amor, etc.

Inteligencia frente a irracionalismo, precisión verbal frente a escritura más o menos automática, contención y exactitud siem­pre: esa es una de las claves de este libro en el que todos los recursos de la palabra poética extreman la expresión del goce ante la realidad natural y ante el lenguaje. La palabra del poeta recrea la densidad de las cosas y los seres reales como creación interminable de ritmos y formas. En su gran variedad métrica ya el primer Cántico devuelve el reflejo de toda la riqueza del mundo hecha formas poéticas fruto del entusiasmo inteligente de la obra de arte cuidadosamente trabajada: cada poema se constituye como una unidad con tono y ritmo propios y, al mismo tiempo, se integra en un conjunto cuyo objetivo es dar cuenta del cántico de su protagonista, el hombre elemental

7. Estos textos fueron recogidos por Kathleen Sibbald en jorge Guillén. Hacia "Cán­tico". Escritos de los años veinte, Barcelona, Ariel, 1980. Véase mi edición de Jorge Guillén, Obra en prosa, Barcelona, Tusquets, 1999.

8. Jorge Guillén, Notas para una edición comentada de Góngora (Edición de Antonio Piedra y Juan Bravo, prólogo de José María Micó), Valladolid, Fundación Jorge Guillén-Uni­versidad de Castilla-La Mancha, 2002.

42 FRANCISCO DIAZ DE CASTRO

genérico, ante la belleza de un mundo nada idealista, sino con­creto y real en el que la poesía es el tributo gozoso que el ser humano, consciente de su carácter efímero, paga con entu­siasmo. Es lo que expresan, ya en esta primera edición, poemas como "Los nombres", "Advenimiento", "Desnudo" o "Beato sillón", tan mal leído por algunos:

BEATO SILLÓN

¡Beato sillón! La casa Corrobora su presencia Con la vaga intermitencia De su invocación en masa A la memoria. No pasa Nada. Los ojos no ven, Saben. El mundo está bien Hecho. El instante lo exalta A marea, de tan alta, De tan alta, sin vaivén.

Ya en su primer estadio se han cifrado o están en germen las claves del Cántico definitivo y de toda la poética guille­niana: una voz autoconsciente eleva en sus palabras precisas el cántico ante el mundo que los sentidos perciben y en el que el protagonista poético se siente situado como un ser más, y pri­vilegiado por su capacidad de acción. La acción por la palabra se consolida como la vía para ahondar en el propio ser bio­gráfico y también como la de sentirse solidario con los demás seres: primero en la alegría elemental y, poco a poco, a medida que el libro aumenta, en la angustia ante el mundo "mal hecho" de la sociedad humana. El planeta todo se capta en su globalidad para que el aliciente del detalle y de la "maravilla concreta" que es toda cosa tenga su sentido pre­ciso en tan ambiciosa creación poética, como se sintetiza en esta décima del segundo Cántico:

l'OESfA Y VIDA

PERFECCIÓN

Queda curvo el firmamento, Compacto azul, sobre el día. Es el redondeamiento Del esplendor: mediodía. Todo es cúpula. Reposa, Central sin querer, la rosa, A un sol en cenit sujeta. Y tanto se da el presente Que el pie caminante siente La integridad del planeta.

43

También el aire, la luz, la "mecánica celeste" tal y como se perciben por el hombre (días, noches, transcurso vital, vigilia, sueño, los modelos literarios, etc.) son motivos de exaltación, pues sirven de coordenadas vitales en un presente en el que se insiste más cuanto más precariamente se percibe, y en un "aquí" que sitúa el centro de atención en la percepción de lo cotidiano.

En las ediciones sucesivas Cántico crece mucho más que en extensión -hasta los 334 poemas-: crece en variedad de regis­tros y en tonos la organización temática y crece en compleji­dad el protagonista poético primero, el ser humano genérico y abstracto, que adquiere identidad y circunstancias -hasta jus­tificar el subtítulo añadido, Fe de vida- y que expresa, cohe­rentemente, una progresiva tensión existencial con nuevos· tonos irónicos y graves que empiezan a aparecer en la edición de 1936 y que ya son decisivos en las de 1945 y 1950: contri­buyen a plasmar los que llamó Guillén "los claroscuros de Cántico".

A medida que Cántico crece toma consistencia y gana en dimensiones personales el vitalismo esencial de su propuesta fenomenológica9. En la edición de 1936, quizá la perfecta,

9. Véase Robert Havard, "Guillén, Salinas and Ortega: Circumstance and perspective'', Bulletin of Hispanic Studies, LX, 1983 y jorge Guillén. Cántico. Londres, Grant & Cutler-Tamesis Books, 1986.

44 FRANCISCO DfAZ DE CASTRO

Guillén redistribuye los textos en las cinco partes definitivas del libro y añade cincuenta nuevos poemas entre los cuales destacan "Más allá", quintaesencia de toda su poética de la realidad, y "Salvación de la primavera", uno de sus grandes poemas eróticos, que sitúa por vez primera y definitiva el amor como experiencia plena de la integración en el otro y en el mundo. También la concepción afirmativa del existir se matiza con la problemática expresión de la perspectiva tem­poral, entendida en lo histórico-social como el contrapunto violento y desordenado del mundo "mal hecho" de la socie­dad humana frente a la armonía y al orden de la naturaleza y, en lo personal, como conciencia de la finitud:

MUERTE A LO LEJOS

Je soutenais l'éclat de la mort toute pure VALÉRY

Alguna vez me angustia una certeza, Y ante mí se estremece mi futuro. Acechándolo está de pronto un muro Del arrabal final en que tropieza

La luz del campo. ¿Mas habrá tristeza Si la desnuda el sol? No, no hay apuro Todavía. Lo urgente es el maduro Fruto. La mano ya lo descorteza.

... Y un día entre los días el más triste Será. Tenderse deberá la mano Sin afán. Y acatando el inminente

Poder diré sin lágrimas: embiste, Justa fatalidad. El muro cano Va a imponerme su ley, no su accidente.

l'Ol'.SfA Y VIDA 45

Con 270 poemas, la tercera edición de Cántico es decisiva para la consolidación de su sentido global y también para la evolución posterior de la palabra guilleniana. Con las nuevas perspectivas añadidas el libro enriquece y afianza las bases de la relación esencial del protagonista con la realidad, incidiendo cada vez más en la circunstancia histórica del autor. Los ele­mentos existenciales se profundizan y hasta el subtítulo Fe de vida, ahora añadido, indica el interés cada vez más insistente de Jorge Guillén por reclamar una "fe" de y en la vida, como si esa insistencia fuese necesaria para mantener a su protagonista en el equilibrio de su estética.

Los años que median entre esta edición y las anteriores han sido los más angustiosos y decisivos para el poeta: la guerra civil, la cárcel, las extorsiones humillarites, el exilio, la enferme­dad y la muerte de los seres cercanos. Sin embargo todo esto no se trasluce en la narración de Cántico, cuya coherencia Guillén mantiene lúcidamente a salvo, y encontrarán su espacio en Cla­mor. Tiempo de historia. Lo que sí se trasluce, decisivamente, es la reflexión, la conciencia del poeta decidido a integrar en Cán­tico los "claroscuros" de la realidad y su creciente compromiso humanista. Guillén puso en esta tercera edición un empeño artístico decisivo, porque su publicación significaba presentar a los lectores la dialéctica de dos fuerzas enfrentadas: la de su reacción indignada ante la Historia humana ("miserable" la llama en alguna ocasión) y la del entusiasmo afirmativo de la vida y de la naturaleza elemental, esa naturaleza enriquecida por la cualidad creadora del ser humano que se afana en Cán­tico por lograr su mejor tributo poético. Un Cántico, en suma, "más vivido", como le escribe el poeta a Pedro Salinas10, que tiene como resultado la inclusión de poemas más extensos y dis­cursivos, mayor referencia a la Historia, nuevos registros de

10. "El tercer Cántico será el mismo que los otros dos, en cuanto todas las cosas que viven son las mismas que eran por su nacer. Y otro por la perfección que en sí mismo es vivir más, fielmente a lo que se vivió. Hay una palabra que me está tentando y no la encuentro. No es crecer, no es madurar, no es perfeccionar. Quizá lo que pasará al tercer Cántico es que habrá vivido más. Estará más vivido". En Andrés Soria Olmedo (ed.), Pedro Salinas/jorge Guillén. Correspondencia (1923-1951), Barcelona, Tusquets, 1992, p. 273.

46 FRANCISCO D(AZ DE CASTRO

voz, nuevas perspectivas (la intimidad familiar, la conciencia del envejecer, la crítica de la opresión y la violencia) y también un humorismo irónico que eclosionará en los libros siguientes pero que ya es decisivo en poemas como "Cara a cara", "La vida real" o "Muchas gracias, adiós".

Con la edición definitiva de 1950 Jorge Guillén cerraba Cántico reforzando el contraste entre proyecto y realidad histó­rica, instinto afirmativo y convicción humanista. Nuevos textos, del epigrama al poema de amplio desarrollo, amplían la inte­gración de su protagonista en el compromiso solidario y la identificación del protagonista genérico del primer Cántico con el Jorge Guillén biográfico que reflexiona sobre sus orígenes en "Luz natal", sobre la valía y el ejemplo mqral de ciertos mode­los literarios -Cervantes- en "Los balcones del Oriente" o "Noche del caballero", y sobre el sentido de su poesía -"Si del todo vivir, decir del todo"- en "Vida extrema" 11 : "Gracia de vida extrema: poesía".

Treinta años después de iniciar la escritura de Cántico el lector puede comprobar en lectura sucesiva la profundización del poeta en su conciencia de la realidad, la evolución -no necesariamente la superación- de una meditación estética en medio de la vida, la creación de una polifonía de las cuatro edades y de las cuatro voces protagonistas del libro. En los 334 poemas de ese Cántico final estaba ya en germen todo Aire nuestro.

Clamor. Tiempo de historia

La producción poética de Jorge Guillén desde 1950 hasta su muerte en 1984 mantuvo la concepción orgánica de la obra como un bloque unitario. Clamor. Tiempo de historia se publicó en tres libros sucesivos: Maremágnum (1957), ... Que

11. Véase Francisco Díaz de Castro, "Fiel plenitud": "Vida extrema" y la poética de Jorge Guillén'', en Poesía, pasión de vida, Málaga, Centro Cultural de la Generación del 27, 2001,pp. 123-138.

l'<lFSfA Y VIDA 47

van a dar en la mar (1960) y A la altura de las circunstancias ( 1963 ). Vistos estos tres libros como una unidad, resulta admi­rable el cuidadoso designio compositivo con que Clamor se cerraba en 1963, equilibrando en la disposición formal de sec­ciones, métrica y asuntos tanto desorden de la realidad histórica y existencial como abarca. Además la nueva serie viene a com­plementar de una vez por todas la ontología guilleniana del "ser" y el "estar" de Cántico -"Soy. Más: estoy. Respiro"- al plantearse en los términos más existenciales de "vivir" y "ser solidario". Por otra parte, en fin, quedan en minoría las refe­rencias textuales y estructurales a la cultura clásica, al Renaci­miento, al Barroco y a la modernidad para dejar un significa­tivo protagonismo a los ecos medievales: Juan Ruiz, Jorge Manrique, Gonzalo de Berceo, Sem Tob, La Celestina, las Dan­zas de la muerte, las Coplas de Mingo Repulgo, el Cancionero de obras de burlas, el trozo de crónica, la copla popular, el romance, el refrán o el proverbio, por más que Cervantes siga presente y Antonio Machado dé pie al título del tercer libro, A la altura de las circunstancias.

Ni por esta trabadísima composición del libro, ni tampoco por el agresivo recuento de las calamidades del individuo en la sociedad contemporánea, ni por los tonos destemplados de poemas como el antifranquista "Potencia de Pérez", ni por la entrada decidida de los registros satíricos -con la ampliación de registros lingüísticos que atrae, entre ellos el coloquial­Maremágnum podía sorprender completamente al lector, por­que casi todo ello estaba presente, o insinuado, en Cántico. Al contrastado cántico por la realidad elemental, con sus claros­curos, se añade, en primer plano, el enfrentamiento del poeta con los problemas del ser humano genérico inmerso en la rea­lidad histórica. Para Guillén, su nueva empresa consiste en desarrollar Clamor como "el complemento" de Cántico. Pri­mero es la clamorosa protesta contra la guerra y la opresión, el exilio, la injusticia, la alienación y la violencia que eclosiona en Maremágnum. El poeta combina en este libro la voz de su personaje con otras muchas que representan muy distintos

48 FRANCISCO DfAZ DE CASTRO

mecanismos de la condición humana, con lo que al tono uni­tario de Cántico, esencialmente afirmativo, le suceden ahora otros que instalan la ironía, el sarcasmo, la protesta o la alie­nación, al tiempo que se establece el escenario urbano, a menudo el de la gran metrópolis norteamericana, como el lugar del conflicto entre progreso y barbarie antihumanista. Coincidiendo con la corriente social de la poesía de España, este "desterrado" contribuye a la crítica histórica, pero siem­pre desde una dialéctica muy precisa entre dos instancias crea­doras: la protesta ante los elementos negativos del mundo contemporáneo y la irrenunciable expresión de júbilo ante el mundo natural, la afirmación de la belleza y el valor elemen­tal del ser humano. No hay adoctrinamiento, sino ejemplo, a lo largo de cada una de las partes y secciones de este conjunto y los siguientes.

Constituyendo el centro de Clamor, la palabra de Guillén se abre al tono elegíaco en ... Que van a dar en la mar, libro que expresa contenidamente y sin mengua de las condiciones vitalistas de su personaje la angustia del ser humano atena­zado por la conciencia aguda del paso del tiempo, de la sole­dad y de la muerte. La parte central de este segundo libro se torna más personal, identificando las voces del autor y del personaje, en una honda elegía por la muerte de la esposa, que permite al poeta reafirmar el sentido ético de su pensa­miento. El protagonista de Maremágnum se siente propicio a la protesta y a la queja por agentes externos: la guerra, el exi­lio, la dictadura. El de ... Que van a dar en la mar se mani­fiesta naturalmente derrotado por el tiempo y la muerte de los otros y opone a su elegía una resistencia moral que prelu­dia la reafirmación de A la altura de las circunstancias y que, ya en el centro de la elegía por la muerte de su primera esposa, afirma en sus poemas la supremacía del amor -y de la vida- sobre la muerte, con la amargura inevitable que plantea el emblemático poema "Lugar de Lázaro", y que sintetiza el soneto "Del trascurso":

l'OESfA Y VIDA

DEL TRASCURSO

Miro hacia atrás, hacia los años, lejos, Y se me ahonda tanta perspectiva Que del confín apenas sigue viva La vaga imagen sobre mis espejos.

Aun vuelan, sin embargo, los vencejos En torno de unas torres, y allá arriba Persiste mi niñez contemplativa. Ya son buen vino mis viñedos viejos.

Fortuna adversa o próspera no auguro. Por ahora me ahínco en mi presente, Y aunque sé lo que sé, mi afán no taso.

Ante los ojos, mientras, el futuro Se me adelgaza delicadamente, Más difícil, más frágil, más escaso.

49

... Que van a dar en la mar no significa un abandono de la perspectiva colectiva de Maremágnum, sino un paso necesario en el planteamiento de Jorge Guillén para llegar a la conclusión ética de A la altura de las circunstancias. Tras el panorama histórico trazado con fuertes claroscuros en Maremágnum, el poeta pro­fundiza en ... Que van a dar en la mar el tratamiento subjetivo de temas permanentes en la tradición literaria: amor y muerte, la juventud y. el tiempo destructor, la memoria y el olvido. Es en la confrontación con la muerte cuando la vivencia de la plenitud del ser, eje de Cántico, alcanza su máxima intensidad, al asumir explícitamente hasta las últimas consecuencias la experiencia del declinar del ser individual. En este sentido podría decirse que el soneto "Muerte a lo lejos", de Cántico, es el germen de ésta y de toda la poesía guilleniana de la existencia, que se modula con muy diversos matices a lo largo de todo Aire nuestro.

50 FRANCISCO DÍAZ DE CASTRO

En el compromiso humanista de A la altura de las circuns­tancias desemboca dialécticamente el conocimiento adquirido por Guillén mediante la escritura de las dos partes anteriores. Arrancando de Cántico y pasando por el tratamiento de las rea­lidades conflictivas, esta tercera parte elabora una alternativa más sólida, intensamente vitalista también, que hace aflorar a la superficie de los poemas la estrecha relación entre ética y poética que el autor sostiene a lo largo de toda su creación de manera progresivamente más explícita. Así como en Maremágnum introduce brusca y decididamente la historia contemporánea con sus tragedias colectivas, en A la altura de las circunstancias el poeta reafirma su sistema de valores naturales, enriquecidos ahora por la experiencia del mal histórico y de la muerte, así como por la decisión, tomada del lenguaje común y de Antonio Machado, de estar "a la altura de las circunstancias" asumiendo con Séneca el elevado -pero suficiente- precio de la vida.

Simultáneamente, la denuncia de distintas circunstancias concretas de la historia europea y española no deja de impreg­narse permanentemente de un culturalismo vivido que enriquece la escritura. Además, al abordar la sátira, el epigrama, la poesía gnómica, el perspectivismo crítico o muchos aspectos anecdóti­cos de la vida cotidiana, los poemas de todo Clamor se abren a registros de lenguaje necesarios que introducen, junto a la dic­ción tensa y tersa característicamente guilleniana, otras formas provocativas cercanas a la antipoesía postmodernista. Ni el sen­tido de la expresión ni la intención estética encajan, sin embargo, como ya he dicho, con la "poesía social" de que es contemporá­neo Clamor: en toda la poesía de Jorge Guillén al desequilibrio suce_de siempre la restauración de la armonía desde una firme decisión del individuo. Así, Clamor. Tiempo de historia es modé­lico en su unidad temático-formal por cuanto, siendo la serie de Aire nuestro en la que más ampliamente se constata la perviven­cia y universalidad del caos histórico y social, detallado en infi­nidad de motivos concretos, es también el libro estructuralmente más cerrado en sus simetrías y desarrollo argumental.

l't>ESIA Y VIDA 51

De este proceso necesario de escritura abierta a su tiempo, la poesía de Guillén, gracias a su conciencia implacable del signi­ficado del tiempo histórico y de la propia experiencia del poeta, multiplica sus resortes y el protagonista genérico de Aire nues­tro sale reforzado en su capacidad de lucha y de afirmación vital en el tiempo, siempre desde una perspectiva existencial que no busca otra trascendencia que la del ser humano con el mundo circundante, esa relación entre "el pie caminante" y la "integridad del planeta" en la que cada individuo puede consi­derarse artífice y responsable último de su propio destino. Ahora Jorge Guillén puede volver a abrir su poesía de manera más decidida a los tonos jubilosos, a la celebración de la vida y de la creación artística propia y ajena, pero su lector fiel ha conocido el aprendizaje moral y estético del poeta gracias a que éste decidió poner sobre el tablero del poema sus propias con­tradicciones, su complejo proceso de integración de la Historia en el mundo poético de Cántico. Poner en cuestión conciencia, forma y lenguaje es para Guillén la única forma posible de mantener la coherencia que su planteamiento artístico exigía desde el principio. No extrañan, por ello, ni la deriva estética hacia una mayor sencillez ni la creciente apertura de esta poesía a la especulación metapoética ya abierta en Cántico en numero­sos textos como "Hacia el poema" o el citado "Vida extrema".

Homenaje. Reunión de vidas

Homenaje. Reunión de vidas se publicó en 1967 (sólo cua­tro años después de A la altura de las circunstancias) en Milán por Vanni Shweillier, quien al año siguiente publicaría la pri­mera edición de Aire Nuestro incluyendo Cántico, Clamor y Homenaje. Se trata de un extenso conjunto -el más extenso de los cinco- cuyas "principales fechas" de composición se sitúan entre 1949 y 1966, aunque algunos de sus poemas son anterio­res. Esa precisión de Guillén nos hace ver la complejidad de su

52 FRANCISCO DfAZ DE CASTRO

arte, pues durante un tiempo estuvo componiendo poemas des­tinados a tres conjuntos tan diferentes entre sí como Cántico, Clamor y Homenaje. Aire nuestro se nos ilumina, así, con un designio compositivo muy preciso y Homenaje como una serie escrita, en su mayor parte, en paralelo con Clamor.

Así como Cántico encauzaba con rigor el entusiasmo del poeta ante la realidad elemental, Homenaje rinde en muchos de sus poemas un prolongado testimonio de gratitud a las creacio­nes de los seres humanos, a las grandes obras de arte y de pen­samiento que forman la cultura, esa otra cara luminosa de la desordenada y oscura realidad social. Poemas escritos -desde el acuerdo o el desacuerdo- "al margen" de libros y autores de todos los tiempos, desde el Génesis a sus propios compañeros de grupo y a los escritores más jóvenes, elogios personales, retratos modélicos, un cancionero amoroso a la que sería su segunda esposa, en el centro del libro, versiones de poemas aje­nos y una creciente reflexión metapoética -de la que "Candela­bro" es uno de los poemas emblemáticos- forman este extenso conjunto que atiende en especial a la circunstancia humana del poeta Jorge Guillén: sus afectos, su vida intelectual, sus lecturas, una serie de poemas-comentario a poemas propios y, en suma, la reconsideración, a la altura de los setenta y tres años, de toda su trayectoria vital: legado de un canto renovado de vida, espe­ranza y exigencia ética que abre paso, cerrando el círculo del primer Aire nuestro a una nueva forma de leer Cántico: vida y poesía, poesía y vida.

Por la índole particular de casi todos los poemas del libro, apuntando siempre a otras realidades literarias mediante epígra­fes, menciones onomásticas y citas, Guillén invita al lector a otra aventura más, la de reflexionar sobre el mundo por medio de las reflexiones de otros seres humanos en otros libros, de la misma manera que en Clamor lo había obligado a reflexionar sobre la sociedad mediante sus propios poemas, a menudo formulados en las voces de otros personajes muy distintos y hasta opuestos al protagonista poético de la obra. En Homenaje Guillén abre

l'OFSfA Y VIDA 53

un nuevo registro de su personaje: la voz de un lector implicado y a veces respondón, el escoliasta, el testigo y protagonista de un tiempo privilegiado de la cultura española que ya era historia, el investigador -ahí están los espléndidos estudios incluidos en su Obra en prosa1'-. En este denso diálogo con autores y obras de todos los tiempos Guillén se rodea de casi un centenar de pre­sencias (de las que sólo un tercio son españolas) que abarcan desde el Génesis hasta la literatura del siglo XX, incluido su pro­pio Cántico. No compone sólo una poética "biblioteca perso­nal" extraordinariamente amplia, sino sobre todo un arriesgado ejercicio de diálogo "al margen" y hasta de controversia --con Quevedo sobre todo- con los principales escritores de la litera­tura universal. De ese establecimiento de nexos y de esa con­frontación Aire nuestro sale reforzado en sus valores éticos, pri­mordialmente, y en su compromiso estético y vital.

Y junto a estas voces, en el terreno de la vida cotidiana recre­ada, la voz del poeta nuevamente enamorado, inserto en una rica vida familiar y en una fecunda convivencia intelectual, el viajero incansable. El hombre, en suma, en convivencia: la fami­lia, los amigos, los libros, el planeta. Y es que, en efecto, mucho más que los libros anteriores, Homenaje nos hace pensar cuánto tiene que ver en su génesis una forma de vida en la que partici­pan el ámbito familiar, los amigos y también todo el mundo inte­lectual y creativo de las universidades norteamericanas, de Wellesley, de Harvard. Además, en otra dimensión comunicativa fecundísima en Guillén, el denso mundo epistolar del poeta, los contactos con gentes de la cultura en los continuos viajes por Europa y América. Ese mundo de relación "superior", en el sen­tido literal y en el castizo, que elimina distancias y diferencias y en el que la lectura, la conversación, el intercambio de libros y noticias hace que cada día sea posible abrir un nuevo diálogo multiforme con la vida: ese es el mundo que se nos entrega en la especie de crónica que compone Homenaje, minuciosamente dis­puesta y ordenada a lo largo de muchas páginas.

12. Jorge Guillén, Obra en prosa, op. cit.

54 FRANCISCO DIAZ DE CASTRO

Presidiendo el nutrido panorama de la aventura de leer y de conocer que es la base de este libro, la renovada aventura amo­rosa se instala en el centro de esta reunión de vidas. Como "Sal­vación de la primavera" en Cántico, pero con registros de mayor inmediatez e intimidad a la vez que integrando explícita­mente muy diversos estímulos literarios, este cancionero amo­roso da sentido unitario al conjunto: la verdad de la existencia asumida en versos, de acuerdo con el poeta, porque en esta poe­sía de homenaje universal la realidad, la palabra creadora y el amor se reúnen en el centro del libro en lo que sólo puede ser un homenaje, ya en los umbrales de la senectud, a la culmina­ción de una aventura vital tan ardua como entusiasta, intensifi­cada nuevamente por el amor.

De la mano de la visión amorosa, el protagonista de esta "autobiografía del Hombre, ya no mía" abre también su expre­sión al despliegue entusiasta de los matices más elementales de su percepción: la fauna, la flora, los objetos, los lugares y su his­toria, los cuerpos femeninos, la salvación de la vida en medio de la historia gracias al diálogo con las creaciones del arte de todos los tiempos como vestigios perdurables de la resistencia humana a la caducidad y mediante la serena aceptación de la "sentencia del tiempo".

"Fin", la sexta y última parte de Homenaje, es una especie de epílogo a la obra total, una demorada despedida poética que obliga al lector a una lectura epilogal de todo el conjunto, sobre cuyas distintas partes sintetizan una reflexión metapoética dis­tanciada, extensa y llena de matices, no exenta ni de autoironía ni de se:rena tristeza, pero dedicada a precisar los límites de la poética, el sentido de la propia escritura y, finalmente la despe­dida: los poemas finales propician el tono con que la voz de Jorge Guillén se despide de la poesía en el "Remate" que cierra este prolongado epílogo. Se conjugan en ellos la reflexión pano­rámica de valores simbólicos con la reflexión de senectute y la alusión literaria. La nueva alusión a Quevedo no podía faltar a esa cita, y el poema "Resumen" -"Me moriré, lo sé, Quevedo

POES(A Y VIDA 55

insoportable"- mantiene con humor la afirmación vitalista. En el homenaje final a sus hijos y nietos -Teresa, Claudio, Isabel, Anita, Steve-, don Jorge, como siempre, mantiene el tipo, ele­vando un nuevo epitalamio a Teresa y Stephen Gilman y diri­giendo a su hijo la serena pero patética despedida que es "El cuento de nunca acabar".

El poema "Obra completa" cierra el primer Aire nuestro de una manera tan rotunda como equivocada:

Yo inauguro, Triste, mi paz: la obra está completa.

La vida fue generosa para el poeta, porque durante quince años más Jorge Guillén pudo componer otra impresionante suma de poesía que significa mucho más que un complemento al primer Aire nuestro: las dos series restantes del Aire nuestro definitivo, Y otros poemas y Final.

Y otros poemas

Tanto este cuarto libro como Final, a pesar de todo lo que aportan al conjunto de la obra poética, manifiestan desde sus mismos títulos haber sido compuestos con la conciencia de complementar los tres libros principales. Libros muy extensos también, están escritos entre los setenta y cinco y los noventa años de un Jorge Guillén que se muestra en muchos de sus poemas sorprendentemente dispuesto a seguir la aventura poé­tica con renovados bríos13, con una aguda conciencia de la rea­lidad y con una variedad de registros y de creatividad verbal y métrica insospechable. Con mucho de diarios poéticos, aun­que, siguiendo la exigente dispositio guilleniana, reordenados

13. Véanse los estudios de Francisco Javier Díez de Revenga Poesía de senectud (Guillén, Diego, Aleixandre, Alonso y Alberti en sus mundos poéticos terminales). Barcelona, Anthro­pos, 1988, y Tres poetas ante el amor, el mundo y la muerte (Salinas, Guillén, Larca), Palma de Mallorca, Prensa Universitaria, 1989.

56 FRANCISCO D(AZ DE CASTRO

en cuidadas simetrías con criterios genéricos y temáticos, ambos libros incrementan desde una perspectiva de senectute los registros morales y la reflexión sobre la historia vivida y sobre el mundo contemporáneo, pero siempre reforzando la alternativa vitalista que da coherencia al conjunto de la obra.

Y otros poemas lo publicó, primero, Muchnik en Buenos Aires en 1973, coincidiendo con el ochenta aniversario del autor. Más tarde, en 1979, ya integrado como cuarta serie en Aire nuestro, lo publicaría Carlos Barral aumentados sus poe­mas y corregidas las abundantes erratas. Por más que la génesis de Y otros poemas corresponda a una conciencia de comple­mentariedad, como he dicho, el libro ostenta su propia unidad de visión, su especificidad de significado y su singularidad den­tro de la producción total de Jorge Guillén. El poeta consigue expresar esa singularidad gracias a la división de Y otros poe­mas en cinco partes que se adecuan diversamente a las tres pri­meras series. "Estudios" guarda una estrecha relación temática con el mundo de Cántico, siempre desde la visión del anciano protagonista y remitiéndose a realidades y paisajes concretos, aunque incluye poemas de tono distinto, como "Ariadna en Naxos", los "Nocturnos" y la subsección "De senectute". Por su parte, "Sátiras" amplifica los registros sociales y el humo­rismo ácido de Clamor, aunque se muestra mucho más explícito respecto a la guerra civil y a sus consecuencias. "Glosas" se corresponde con los contenidos literarios característicos de Homenaje: poemas "al margen", reflexiones sobre la poesía, homenajes, retratos y glosas a la propia obra. "Epigramas" recoge en catorce densas secciones esa forma de poemas breves que ya en Cántico adquiría carácter epigramático en algunas décimas, que se desarrolla ampliamente en los "tréboles" y otros poemas de Clamor y que se mantiene en pluralidad de registros en Homenaje. Pero, además, el crecimiento cuantita­tivo de este género y su elevación a un nivel superior de refle­xión ética y estética se constituye en característica diferencial de Y otros poemas. Finalmente, "Despedidas" retoma las líneas

POES(A Y VIDA 57

finales de Homenaje para incluir nuevas traducciones, reflexio­nes al hilo de la circunstancia diaria en torno a reviviscencias -mucho más que recuerdos- de personas, lugares y libros, en torno a la senectud y a la muerte, para cerrar el libro con la ale­goría del extenso poema "La Sibila".

Es, pues, la perspectiva del envejecer, presente, por otra parte, en Aire nuestro desde Cántico, pero ahora desde la con­ciencia de la senectud, la que dirige la voz del poeta, ya perso­naje explícito, que mira con los ojos de otra edad más vivida y más sabia la propia obra y la realidad contemporánea. Es esa perspectiva la que incrementa la aparición de un nuevo humo­rismo y de una renovada sátira en torno a la España de la gue­rra ciyil y de la dictadura. En este sentido retoma, ya lo he dicho, algunos de los temas de Clamor pero con la tonalidad epigramática más distante de Homenaje. Junto a la crítica explícitamente política, Guillén se recrea especialmente en el tratamiento de matices y detalles concretos de la vida contem­poránea: los medios de comunicación de masas, la sociedad de consumo, las luchas raciales, el creciente cinismo de los pode­res económicos y la trivialización de los valores. Todo este revuelto panorama histórico encuentra a cada paso el contra­punto de la alternativa vitalista en una confrontación que man­tiene la coherencia básica del mundo guilleniano. Contribuyen a ello la poesía sentenciosa y el humor epigramático, que des­bordan las secciones específicas para impregnar el resto del conjunto: los poemas de la naturaleza, la metapoesía y los poe­mas más intimistas.

La memoria, la conciencia de la finitud y una tensa exigencia testimonial dotan a este libro de algo que no evitan los resortes del humorismo: otra forma especial de elegía en la que el anciano baña su contemplación de la belleza que le sigue ofre­ciendo un mundo esencialmente "bien hecho". Es en los poemas intimistas donde se desarrolla el mayor contraste con las sátiras sociales y políticas: tiernos poemas de amor cotidiano disemina­dos a lo largo del libro, abundantes dedicatorias amistosas y

58 FRANCISCO D!AZ DE CASTRO

retratos literarios1•, además de una honda reflexión acerca de la ancianidad y la muerte en la que Guillén desarrolla una temática imposible en Cántico y que revestía caracteres más generales y literarios en Clamor -salvo la elegía por Germaine Cahen en el centro de ... Que van a dar en la mar-y en Homenaje.

En la escritura de senectud de Y otros poemas el poeta, ya abiertamente como persona, es decir, como personaje de su pro­pia poesía, vuelve sobre la realidad y sobre la propia existencia una mirada nueva que comparte la limpieza de la visión sobre el mundo originaria de Cántico con un distanciamiento y un relati­vismo cada vez más patente, con tintas más contrastadas y más reforzado en el nivel de la expresión. Contribuye a esos registros la poesía sentenciosa y epigramática, que no se limita a los epigra­mas de la parte cuarta, sino que se infiltra en la poesía de la natu­raleza, en la metapoesía, en las glosas y en los poemas intimistas.

Con todo, la distancia crítica de la voz, mediada sobre todo por los variados resortes del humorismo, no implica una situa­ción au dessus de la melée, sino todo lo contrario: el poeta se mantiene cada vez más "a la altura de las circunstancias" en una actitud mantenida de combate contra la dictadura, la vio­lencia, el egoísmo, la estupidez humana, el mal, en definitiva, recurriendo en no pocas ocasiones a la carnavalización más esperpéntica.

Con Y otros poemas entramos en la última etapa de Aire nuestro, una etapa difícil en muchos aspectos, por la misma luci­dez del poeta ante el hecho de la escritura y sus horizontes per­sonales. Son frecuentes los poemas de un alto logro estético, en la línea del Cántico maduro, con irisaciones éticas, pero el poeta es consciente de que hay unas experiencias nuevas que verter en el poema con la misma filosofía de siempre, reafirmada. Se trata de la vejez, del deterioro físico, de los cambios inexorables en la

14. Véase mi estudio "Quedan los nombres": el arte del retrato en la poesía de Jorge Guillén", Jorge Guillén. El hombre y la obra. Actas del I Congreso Internacional sobre Jorge Guil/én (ed. de Francisco Javier Blasco Pascual y Antonio Piedra), Valladolid, Fundación Jorge Guillén-Universidad de Valladolid, 1995, pp. 81-104. Integrado en Francisco Díaz de Castro, "El retrato poético en el 27: Jorge Guillén, Gerardo Diego y Vicente Aleixandre", en Poesía, pasión de vida, op. cit., pp. 57-122.

l'OEsfA Y VIDA 59

vitalidad y en los pensamientos, se trata de la idea de la muerte a la que se va acostumbrando la persona y se trata también, como he dicho, de la necesidad de responder a los estímulos de la sociedad que se tratan con modulaciones humorísticas cada vez más chirriantes. Con todo ello Y otros poemas, como luego Final, contribuye a la relectura de todas las series anteriores como una sola unidad dinámica: las particularidades de Cántico, Clamor y Homenaje son ahora consideradas, por encima de sus diferencias, como facetas de una misma poética desarrollada en el tiempo. A esta luz la vejez del protagonista se ilumina como la edad del encuentro, finalmente, con la vocación realizada y con la culminación vital, como el momento de realización última de aquella posibilidad entrevista en Cántico de alcanzar una con­ciencia de amplitud y elevación suficiente para integrar el mundo exterior y la vivencia íntima, la consagración del instante y el fluir precipitado de la temporalidad en una materia poética que, ahora, paradójicamente, tiende al fragmentarismo a medida que avanza en amplitud.

Este parece ser el sentido principal del extenso poema que cierra Y otros poemas, "La Sibila", donde, como dice Casal­duero1s (1983 ), Guillén, renovando la experiencia de Eneas, "traza el mapa moral sociopolítico de siempre, sin sortilegios de ninguna clase". Ningún final más adecuado a la índole de este libro que este de llevar al terreno abstracto y arquetípico del mito las constantes del vivir y del esperar humano, cuya resolu­ción, para Guillén, es al mismo tiempo la reafirmación de amor y creación como compromiso sin garantías.

Final

En continuidad con Y otros poemas pero también con enti­dad propia innegable, Final testimonia admirablemente en sus mejores momentos la persistencia de las dotes creadoras del ya

15. Joaquín Casalduero, "El poeta y la sibila", Ínsula, 435-436 (1983), pp. 1 y 20.

60 FRANCISCO D(AZ DE CASTRO

muy anciano poeta y el impulso vitalista que le llevó a embar­carse en una nueva singladura y a escribir algunos de sus poe­mas más profundamente afirmativos y vitales entre los ochenta y cinco y los noventa años. La primera edición apareció en Barral Editores como quinta serie de Aire nuestro, con abun­dantes errores, y el poeta murió cuando preparaba su revisión, tarea que llevaron a cabo en lo esencial en su edición corregida y aumentada Claudio Guillén y Antonio Piedra en 198716 y éste último en 198917 ,

Los poemas de Final indagan, de nuevo, en la realidad del poeta, en la naturaleza, en la historia y en el destino del hombre con la misma energía vitalista de los orígenes desplegada en una variedad de tonos que va del cántico emocionado del anciano a la sátira política y a la condena moral, y que cobra valor tras­cendente al entreverarse a lo largo de todo el libro con la refle­xión estética y existencial. Los poemas reflexivos y los humorís­ticos son en Final, como en Y otros poemas, elementos centrales de la última etapa, característicos del estilo guilleniano de senec­tud, y otorgan profundo sentido a lo que en esta quinta serie hay de preocupación por aclarar y seguir ahondando en la expresión y los temas de su poesía anterior.

Desde este punto de vista, Final tiene que leerse, más que como una última recopilación de textos, como obra perfecta­mente estructurada en sí misma y, sobre todo, en relación con los libros anteriores: matiza, varía, aclara y, en definitiva, com­pleta la vasta obra del poeta, pero, sobre todo, reafirma y mues­tra ampliamente su voluntad de seguir viviendo plenamente su tiempo y, por ello, de seguir dando respuesta a los estímulos de la vida y del lenguaje frente la naturaleza, que le ofrece su espectáculo renovado y a la vez idéntico, y frente a la Historia, a cuyos acontecimientos responde puntualmente con la misma pasión, energía y actitud ética con que lo hacia ya en Cántico y,

16. Jorge Guillén, Aire nuestro (ed. de Claudia Guillén y Antonio Piedra), Valladolid, Fundación Jorge Guillén, 1987.

17. A. Piedra, "Introducción" a Jorge Guillén, Final, Madrid, Castalia, 1989, p. 46.

l'OF.SIA Y VIDA 61

sobre todo, a partir de Maremágnum: ahí está la parte central de Final, "Dramatis personae", para dar testimonio de que a lo que se refiere en las dedicatorias no es a un cuidado exclusivo y solipsista de la Obra, sino, por encima de todo, al deseo de cul­minar coherentemente el compromiso humanista de vida y poe­sía en el tiempo: "lectura abierta a novedades", por lo tanto.

Libro variado, profundamente inmerso en la intertextualidad de Aire nuestro, Final continúa los temas y los tonos de Y otros poemas en un orden acorde con las correspondencias de cada parte con las series anteriores, pero presta una mayor atención, con serenidad, con agudo sentido del humor y hasta con picardía, a la vida que sigue fluyendo en torno a su personaje. Sensualidad y vitalismo son frecuentes en estos poemas, alcanzando a regis­trarse en algunos el estímulo erótico dé las presencias femeninas de la misma manera que se atiende a todas las demás formas de belleza que los ojos y los demás sentidos perciben.

La expresión reiterada del sentimiento dinámico de la exis­tencia, la advertencia moral, la sátira, las consideraciones meta­poéticas, los homenajes literarios y la descripción de las nuevas "maravillas concretas" que columbra el paseante en su deam­bular cotidiano se van deslizando en unas secuencias de diario poético continuado que desembocan una y otra vez en una reflexión sobre la propia identidad en el tiempo que, más allá de la conciencia de la muerte inminente, remite a la pregunta metafísica en torno al origen y al destino de la conciencia.

La respuesta es el conjunto entero del libro y en particular las dos secciones paralelas "En el mundo" y "En tiempo fechado'', compuestas por poemas que en lo esencial reafirman la poética guilleniana de la realidad y del carpe diem. Como complemento, los poemas metapoéticos presentan una última guía de lectura y un nuevo balance de Aire nuestro. Los poemas que cierran el libro rubrican la serenidad y la entereza últimas del agnóstico que se siente un fugaz habitante del planeta per­manentemente atento a la belleza y a la solidaridad: con la pala­bra "paz" se cierra Final y todo Aire nuestro.

62 FRANCISCO DIAZ DE CASTRO

La aventura poética de Jorge Guillén se constituye, así, como un "deber de plenitud", una mantenida propuesta esté­tica y vital cuyo designio primero se mantuvo durante más de sesenta años de escritura, que muestran la ejemplar tenacidad y la asombrosa potencia creativa del autor. Si para todos los innu­merables estudiosos de la poesía guilleniana Cántico es la obra maestra, también es cierto que el resto de su inmensa produc­ción la completa necesariamente y mantiene en un alto nivel de exigencia y rigor intelectuales la sucesión de una poética acorde con las edades de su protagonista. Aire nuestro es, así, indisolu­blemente, el conjunto que constituyen sus partes, simétricas y trabadas, y debe verse como un proceso en que cada una de las edades del hombre ha ido dejando su huella, de la juventud y la madurez a la ancianidad fecunda de la que se enorgullecía Gui­llén en sus últimos poemas. Sin la poesía escrita entre 1950 y 1983, Aire nuestro no tendría toda su grandeza, y faltaría el complemento necesario de lo que la creación de Jorge Guillén representa para la poesía del siglo XX: Cántico.

!J Juntad Castilla y Le6n

l/NIVI M"lli\11 (1( V1111AIHll111

Qfl Uol1t bt ar nstlllo