(Paper) SANZ, J. y GARCIA, C. (2012) La pluralidad y heterogeneidad de las migraciones...

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LA PLURALIDAD Y HETEROGENEIDAD DE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES: PROYECTOS MIGRATORIOS POR RAZONES EXTRAECONÓMICAS. APORTACIONES A PARTIR DEL ESTUDIO DE LAS MUJERES MIGRANTES CUBANAS Y ECUATORIANAS EN ESPAÑA Jesús Sanz Abad Universidad Complutense de Madrid Cristina García-Merino Universitat Rovira i Virgili

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LA PLURALIDAD Y HETEROGENEIDAD DE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES: PROYECTOS MIGRATORIOS POR RAZONES EXTRAECONÓMICAS. APORTACIONES A PARTIR DEL ESTUDIO DE LAS MUJERES MIGRANTES CUBANAS Y ECUATORIANAS EN ESPAÑA

Jesús Sanz Abad Universidad Complutense de Madrid Cristina García-Merino Universitat Rovira i Virgili

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LA PLURALIDAD Y HETEROGENEIDAD DE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES: PROYECTOS MIGRATORIOS POR RAZONES EXTRAECONÓMICAS. APORTACIONES A PARTIR DEL ESTUDIO DE LAS MUJERES MIGRANTES CUBANAS Y ECUATORIANAS EN ESPAÑA1 Jesús Sanz Abad* y Cristina García-Moreno** Universidad Complutense de Madrid* y Universitat Rovira i Virgili**

La mayor parte de los enfoques teóricos vinculados al estudio de las migraciones, han basado sus explicaciones en los factores desencadenantes de la migración centrándose fundamentalmente en los aspectos económicos. En ello, tal vez influye un cierto “econocentrismo”, ya que buena parte de la literatura migratoria ha puesto su mirada en lo que sucedía en los países de destino de los migrantes y no en los de origen y, por tanto, se ha centrado fundamentalmente en los factores de atracción de la migración. Sin embargo, un análisis meramente económico de las migraciones internacionales en el contexto de la globalización oculta otras motivaciones y deja en segundo plano otras razones no menos importantes para migrar: razones profesionales, políticas, familiares, de género, de orientación sexual o de ampliación de horizontes vitales. Más aún en un contexto caracterizado por la creciente interconexión entre capitales, bienes y mensajes y donde ha aumentado la movilidad de los actores que se trasladan entre países y culturas, ya sean migrantes, turistas, estudiantes y/o ejecutivos. Partiendo de estas consideraciones generales, en este texto, queremos reflexionar sobre dos aspectos. En primer lugar, pretendemos visibilizar y mostrar la pluralidad de motivaciones que llevan a las personas a migrar. Así, sin desdeñar la importancia que juega el factor económico en el fenómeno migratorio, pretendemos mostrar que esta importancia debe ser al menos matizada, reconociendo la heterogeneidad de razones que conducen a la migración, y la existencia de múltiples factores que van más allá de lo económico y que están en el origen de las migraciones internacionales. Para ello, partimos de los resultados de una investigación empírica de carácter cualitativo realizada con mujeres migrantes cubanas y ecuatorianas residentes en España, a partir de la cual pretendemos reflexionar sobre la amplia gama de situaciones y desencadenantes que conducen a la migración. En segundo lugar, y a nivel teórico, queremos reflexionar sobre la utilidad analítica del concepto de “proyecto migratorio” en el estudio de las trayectorias migratorias y como concepto central de nuestra investigación.

1. LAS EXPLICACIONES TEÓRICAS SOBRE LAS MIGRACIONES INTERNACIONALES. RECORRIDO Y BREVE ESTADO DE LA CUESTIÓN

La mayor parte de las teorías explicativas vinculadas al estudio de las migraciones internacionales tienen como denominador común haberse centrado en los aspectos económicos como principal motivo desencadenante de estos movimientos de población. Así ha sucedido desde los trabajos

1 Esta comunicación forma parte de los resultados de tres investigaciones: de un lado las realizadas por Jesús Sanz

Abad y Cristina García-Moreno en el marco de sus tesis doctorales (ver bibliografía final) de otro la realizada a raíz del Proyecto Nacional de I+D+I (con ref. SEJ2006-10691) titulado “Trayectorias transnacionales y procesos glocales: familia, red social y formas de mediación” y dirigido por el Dr. Joan Josep Pujadas.

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iniciales de Ravenstein y de Thomas y Znaniecki y con enfoques tan variados como la teoría neoclásica, la teoría de los sistemas duales, la Nueva economía de las migraciones, o la teoría histórico-estructural. Haciendo un breve repaso por algunos de estos enfoques, en el caso de la “teoría neoclásica de las migraciones”, la migración se presentaba como resultado de las disparidades entre los niveles salariales de los distintos países, que a su vez reflejan diferencias en niveles de ingresos y de bienestar. De este modo la migración se explicaba por decisiones individuales en las que un individuo procede a “saltar” de su espacio nacional a otro espacio nacional, basándose en cálculos racionales sobre los factores existentes de “expulsión” (push) de su lugar de origen, y de “atracción” (pull) del lugar de destino. En un enfoque similar, la denominada “Nueva Economía de las migraciones” enunciada por Stark (1993) complementó esta propuesta. Esta teoría aceptaba la idea de la elección racional, aunque añadía que la decisión de migrar recaía en el ámbito del hogar y no tan solo en el migrante individual, de ahí el papel decisivo que juegan las familias en las estrategias migratorias. Sin embargo, como señala Arango (2003), esta teoría adoleció de algunas insuficiencias como, por ejemplo, no saber explicar la migración diferencial (por qué algunos países tienen tasas de emigración altas y otros similares no las tienen), o no contemplar la dimensión política a la hora de explicar las migraciones, algo fundamental en un contexto caracterizado por políticas restrictivas migratorias que dificulta el movimiento de la mano de obra.

Como respuesta a las teorías neoclásicas a partir de los años setenta y ochenta aparecerán un conjunto de modelos que partirán también de los factores económicos para explicar la migración pero, en este caso, centrándose en los aspectos estructurales y en las conexiones y relaciones de dependencia existentes entre los espacios nacionales de origen y destino. En este grupo encontramos la denominada “teoría de la dependencia”, o la “teoría histórico-estructural” de los sistemas migratorios. Ambas teorías vinculan las migraciones con el orden internacional generado por el capitalismo y con la existencia de relaciones desiguales y asimétricas entre países, así como con la actuación de los países de destino sobre las economías de los países de origen. De forma complementaria a estos enfoques, también desde la “teoría de los mercados de trabajo duales” de Piore (1979), las migraciones internacionales son presentadas como resultado de la demanda permanente de mano de obra en las sociedades industriales avanzadas que tienen su origen en ciertas características intrínsecas de éstas, y que a su vez producen una segmentación en sus mercados de trabajo. Desde esta perspectiva, existen trabajos inestables y de baja calidad en las economías industriales avanzadas que, dada la negativa de los trabajadores autóctonos a ocuparlos, suponen un nicho de empleo para los trabajadores extranjeros. Sin embargo, esta teoría presenta algunas limitaciones. Como señala Arango (2003) se ignoran por completo los factores que operan en las sociedades de origen, así como el hecho de que la mayor parte de los migrantes actuales lo hacen por iniciativa propia o inducidos por otros actores, y no necesariamente para ocupar puestos de trabajo preexistentes. Otro enfoque que se enmarca en esta perspectiva es la llamada “Teoría del sistema mundial”. Partiendo de los trabajos de Wallerstein (1979) sobre el “moderno sistema mundial”, desde este enfoque se presentan las migraciones como un producto más de la dominación ejercida por los países del centro sobre las regiones periféricas en un contexto de estructura de clases y conflicto. La explicación de las migraciones desde esta teoría se basa en los desequilibrios generados por la penetración del modo de producción capitalista de los países del centro a la periferia. Una penetración que origina un conjunto de dislocaciones entre las que destaca el desplazamiento de

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trabajadores que pierden sus modos de vida tradicionales, así como la generación de un excedente de mano de obra que a su vez se ve atraído por la demanda en los países centrales ocasionada por sectores laborales que precisan de una mano de obra barata. Enfoques similares a los planteados por esta teoría han sido adaptados también por Castles y Kosack para realizar un análisis estructural de las migraciones europeas de posguerra, o posteriormente por otros autores como Sassen (1998) en su análisis de las denominadas “ciudades globales”. Sin embargo, según Arango (2003), este conjunto de teorías enmarcadas en la perspectiva estructural constituye una interpretación unívoca y reduccionista de la historia al considerarse que todos los países atraviesan por procesos similares. Solo ha sido más recientemente cuando han aparecido otros enfoques que buscan explicar las migraciones más allá de las razones económicas, sobre todo, ante la incapacidad de algunas de las teorías mencionadas para explicar cuestiones como la emigración diferencial, o el mantenimiento de los flujos migratorios a pesar de que varíen las condiciones económicas que los originaron. Así, la “teoría de las redes migratorias” expuesta inicialmente por Taylor (1986) y desarrollada y difundida posteriormente por Massey (1989) propone que son las redes de contactos entre los emigrantes y su entorno de procedencia los que animan, y mantienen los flujos migratorios basándose en relaciones familiares, de amistad o de vecindad existentes. Por su parte, en un enfoque análogo, la “teoría del capital social” ha intentado responder a por qué algunos individuos emigran y otros no. Con ello, las migraciones pueden llegar a constituirse en un fenómeno autosostenido donde existen factores que pueden ayudar a la autoperpetuación de las migraciones, como la expansión de las redes, el desarrollo de una cultura de la emigración o una distribución perversa del capital humano. Finalmente, desde mediados de los años noventa, ha surgido la denominada “perspectiva transnacional” a partir de los trabajos iniciales de autores como Glick Schiller, Basch y Szanton Blanc (1992), Guarnizo y Smith (1998) o Kearney (1995). Desde esta perspectiva se conciben las migraciones como procesos complejos que articulan espacios geopolíticos y culturales, a la vez que se recogen algunas aportaciones de enfoques anteriores como el importante papel de las redes en las migraciones, o la importancia de los vínculos y la conectividad existente entre los diferentes espacios nacionales. También se realiza una crítica al excesivo acento puesto en las teorías sobre migración sobre los aspectos económicos y de los mercados de trabajo. De la misma forma, desde la perspectiva transnacional se ha enfatizado la necesidad de prestar más atención a los contextos de partida de los migrantes con el fin de entender mejor las lógicas y motivaciones que se esconden tras la migración. Con ello, se recoge lo planteado por autores como Sayad (1999), para quien la migración debe ser vista como un todo que para ser entendido no debe realizar separaciones rígidas entre el “antes” y el “después” de la migración, o entre el país de origen y el país de llegada.

2. MIGRACIONES FEMENINAS: UN BREVE ESTADO DE LA CUESTIÓN Y ALGUNOS APUNTES TEÓRICOS

Más allá de la diversidad de enfoques que han ido surgiendo para explicar las migraciones, también ha existido una clara evolución sobre la forma en que se han representado las migraciones femeninas en la literatura relacionada con este tema. Así, la invisibilidad que las primeras teorías sobre la migración prestaban a esta cuestión, donde se presentaba a las mujeres como meras acompañantes de sus esposos, ha ido dando paso a un cuerpo de trabajos que

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prestan atención a la importancia creciente de las migraciones femeninas, al reconocimiento de proyectos migratorios autónomos entre éstas, y a la existencia de algunas motivaciones propias que animan a las mujeres a migrar. En este sentido, Phizaclea (1983) y Morokvasik (1984) fueron pioneras en la consideración de las mujeres migrantes como sujetos independientes. Sus trabajos abrieron el camino a posteriores y enriquecedores enfoques que han aportado luz sobre la posición de las mujeres migrantes trabajadoras en las sociedades receptoras, o sobre las explicaciones a la migración femenina no solamente como consecuencia de la penetración del capitalismo, sino también en interacción con estructuras patriarcales de la sociedad de origen (Gregorio, 1998). Más recientemente, diversos trabajos han explorado la nueva división internacional del trabajo reproductivo que se produce en un contexto mundial marcado por la globalización, donde la migración laboral de mujeres para asumir tareas de reproducción social en los países de destino ha dado lugar al surgimiento de las denominadas “cadenas globales de cuidado”2 (Ehrenreich y Hochschild, 2003). También son relevantes aquellos trabajos que se han centrado en los roles ligados a la maternidad y las familias transnacionales (Pedone, 2006; Wagner, 2008). Igualmente, algunas investigaciones, como las realizadas entre otras por Donnecker, 2005; Piscitelli, 2008; Gregorio, 1998, han resaltado cómo la decisión de salir, de migrar, puede ser para las mujeres un símbolo de transgresión, de autonomía y de decisión, lo que contribuye a mostrar cómo el espacio transnacional permite la transformación y la renegociación de las relaciones de género y cómo, además, esto influye en el contexto local. En definitiva, cada vez son más los estudios que prestan atención a la variable género en el ámbito de las migraciones y cada vez hay más investigaciones que resaltan el papel de las mujeres migrantes no sólo como esposas “dependientes” de sus maridos, sino también en su rol de migrantes autónomas con proyectos migratorios en los que ellas aparecen como proveedoras económicas y cabezas del hogar (Ramírez, García y Mínguez, 2005; Gregorio, 1998; Pedone, 2006). Nos referimos aquí a aquellos proyectos migratorios que se inician para asegurar la subsistencia del grupo familiar lo que, sin duda, condicionará no sólo su proyecto migratorio sino la forma de plantearlo y llevarlo a cabo. Por otra parte, encontramos estudios en los que se recoge la tendencia hacia una migración individual, de proyecto profesional independiente e incluso de búsqueda de familia en destino (Bodoque y Soronellas, 2010; Parreñas, 2010). En cualquier caso, y valorando de forma positiva las contribuciones que se han realizado sobre las migraciones femeninas, como señalan Oso (2007) y Gregorio (2009), la mayor parte de los trabajos que han estudiado las migraciones desde una perspectiva de género han abordado aspectos como la maternidad3, las transformaciones en el seno del hogar u otros aspectos relacionados con la reproducción social (y, por tanto, enclaustrando a las mujeres en el rol reproductivo). En cambio, son mucho más escasos los trabajos que han abordado aspectos relacionados con su contribución en la esfera productiva, o con otras motivaciones más personales.

2 Expresión con la que se hace mención a las transferencias en torno a los cuidados que se da entre el sur y el norte a

partir de los procesos de mercantilización de los mismos. 3 Más concretamente la visibilización de las mujeres migrantes como “madres transnacionales” dentro de la “cadenas

mundiales de cuidado y afecto”

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3. EL PROYECTO MIGRATORIO

En este estado de cosas, y desde nuestro interés por acercarnos a la pluralidad de razones y motivaciones que se esconden detrás de la decisión migratoria, en este trabajo partimos del concepto de proyecto migratorio como un elemento central de análisis. En este sentido, entendemos por “proyecto migratorio” la decisión concreta de migrar y la perspectiva temporal definida o indefinida que el migrante (o éste y sus familiares) tiene de retornar al país de origen o de permanecer en el país de acogida. Al hablar de proyecto migratorio partimos de una idea básica: un proyecto migratorio no se acaba en el momento en que se sale del país de origen, sino que está presente a lo largo de todo el recorrido e incluye también el retorno, en caso de plantearse. De ahí que pensemos que esta noción deba entenderse desde una perspectiva procesual que lleve a considerar la migración como un hecho social total, que admita la existencia de acontecimientos que suceden tanto en el país de origen como en el país de destino, y que pueden condicionar y redefinir el proyecto inicial. Siguiendo las aportaciones de Antonio Izquierdo, el proyecto migratorio representaría:

“una disposición de ánimo que cubre todo el periplo y que se va creando través de “un conjunto de actitudes, expectativas e imágenes que se traen y que se llevan los migrantes. (...) puede estar cargado de ensoñación o contener una alta dosis de información veraz sobre el punto de llegada” (Izquierdo, 2000: 226-227).

por lo que el encuentro con la realidad que reciben de aquí y de allá, tendería a moldear y redefinir el proyecto inicial:

“El proyecto migratorio no se consume en el movimiento de salida. La emigración no es el proyecto, es el principio”. (Izquierdo, 2000: 226-227).

De ahí que, en su opinión, los puntos sobre los que se apoya el proyecto migratorio sean básicamente tres: 1) los motivos aducidos para migrar hacia un destino concreto; 2) los planes para establecerse; 3) las expectativas (cuando las hay) de retorno. Por otro lado, en muchas ocasiones la perspectiva temporal en la cual se enmarca el proyecto migratorio está ligada a un objetivo o meta que el migrante se ha propuesto alcanzar y puede alcanzar aspectos tan diversos como saldar deudas, ayudar y atender a familiares dependientes económicamente, construir una casa o iniciar una nueva relación sentimental (Sanz Abad, 2009). Pero hay otro tipo de cuestiones a tener en cuenta y que es necesario delimitar y matizar, ya que inciden directamente a la hora de definir y desarrollar cualquier proyecto migratorio. Entre ellas, destacamos las siguientes: 1. La redefinición de los proyectos migratorios se ve influenciada por ciertos factores que pueden

llegar a condicionar las decisiones de los migrantes, por ejemplo, el marco normativo y los cambios que se pueden dar en él (nuevas imposiciones de visado, regularizaciones extraordinarias, etc.) y/o la situación económica existente tanto en el país de origen como en el destino.

2. A menudo, la decisión migratoria y el proyecto migratorio en sí, traen consigo una intensa

negociación que atañe a menudo a varios actores (migrantes, núcleo familiar o incluso a la familia extensa) y afecta a cuestiones como la provisión de recursos necesaria para emprender la migración, los contactos establecidos en el país de destino o las cuestiones relacionadas con el cuidado de las personas dependientes, de ahí que, en ocasiones, este proyecto presente un carácter colectivo.

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3. Por otro lado, más allá del carácter que puede tener la migración como respuesta a cuestiones

puramente económicas y/o como una estrategia de reproducción o movilidad social, a veces ésta puede ir asociada a otras motivaciones: evasión de una sociedad patriarcal, huida a episodios de violencia doméstica, la posibilidad de vivir una determinada opción sexual con más libertad o incluso huir de determinadas situaciones de descontento vital personal.

Finalmente, en el análisis del proyecto migratorio consideramos que hay varios factores que hacen que exista una experiencia migratoria diferenciada de las mujeres respecto a los hombres por razones como la configuración de un mercado laboral considerablemente diferenciado en el país receptor, y/o la responsabilidad casi exclusiva que se asigna a las mujeres ante el ámbito reproductivo. A estas cuestiones, hay que sumar otros factores extraeconómicos que pueden estar en la raíz de las migraciones y que a veces no son tan visibles como los conflictos familiares (Herrera y Martínez, 2002), la violencia doméstica (Camacho y Hernández, 2005) o la discriminación étnica o por orientación sexual (Ruiz, 2002). 4. MOTIVACIONES EXTRAECONÓMICAS DE LA MIGRACIÓN: UNA MIRADA A PARTIR DE LAS NARRATIVAS DE MUJERES CUBANAS Y ECUATORIANAS

En este estado de cosas, nuestra intención es adentrarnos en la pluralidad de razones y motivaciones que se esconden detrás de la decisión migratoria. Para ello, hemos partido de un amplio trabajo etnográfico que nos ha permitido recoger y analizar distintos testimonios de mujeres migrantes cubanas y ecuatorianas en España quienes, desde un contexto social y político de partida distinto, nos han explicado cuáles han sido sus motivaciones para migrar y con qué objetivos, y bajo qué circunstancias han construido su experiencia migratoria. El hecho de utilizar para la realización de este artículo testimonios de mujeres migrantes de dos contextos tan diferentes como Cuba y Ecuador, obedece a la adopción consciente de mostrar la pluralidad de motivaciones que existen para migrar independientemente de cual sea el contexto de partida. En este sentido, esta elección nos permite prestar atención a cuestiones como hasta qué punto inciden en su migración aspectos políticos o sociales o el papel asignado a la mujer en sus respectivos países y en el núcleo familiar. De igual forma, con esta elección por la perspectiva comparada buscamos realizar un posicionamiento crítico que nos prevenga de cierto “nacionalismo metodológico” que, como se ha criticado desde la perspectiva transnacional, tienda a considerar las fronteras del Estado-nación como elemento delimitador y definidor de las unidades de análisis en los estudios sobre migración (Wimmer y Glick Schiller, 2003). Por su parte, dado el objetivo del trabajo, se ha considerado que el enfoque teórico-metodológico más apropiado para la investigación era el biográfico a través de la realización de entrevistas en profundidad en las que se priorizaron una serie de ejes temáticos: motivación a la salida, forma de emigrar, redefinición del proyecto migratorio y perspectiva de retorno4. Asimismo, bajo estos planteamientos se han considerado las siguientes variables como principales: edad, formación, situación familiar (considerando si se siguen proyectos migratorios individuales o familiares), situación legal y antigüedad en España. La influencia que ejercen estas variables ante la configuración de las trayectorias migratorias nos llevó a considerarlas como elementos clave a la hora de seleccionar, de forma no aleatoria, a las informantes que han formado parte de este estudio. Así, de un total de 45 entrevistas 4 En esta comunicación únicamente nos centraremos en el proyecto migratorio y en las motivaciones para migrar.

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individuales realizadas a mujeres migrantes cubanas y ecuatorianas de edades comprendidas entre los 19 y los 56 años y residentes en España, en este trabajo nos hemos centrado en aquellas cuya migración no estaba vinculada expresamente con la reproducción social del grupo familiar, sino con otros deseos o motivaciones. De éstas, se han seleccionado un total de 13 mujeres (7 cubanas y 6 ecuatorianas) tal y como se muestra en la Tabla 1 del Anexo. Esto no significa que en el conjunto total de mujeres entrevistadas no hayan aparecido otras motivaciones alejadas de las económicas, sino que las 13 mujeres seleccionadas reflejan los casos más significativos y son los que mejor recogen esas otras realidades y motivaciones a las que venimos haciendo referencia.

Partiendo de esta muestra y analizando los discursos recogidos, son distintos los elementos que adquieren relevancia a la hora de iniciar la migración y que, de una forma u otra, marcan el inicio de la misma y delimitan todo el proceso posterior. En este sentido, y a diferencia de gran parte de proyectos migratorios en los que la migración femenina aparece vinculada a la reproducción social del grupo familiar, uno de los elementos relevantes en el conjunto de relatos seleccionados es que la motivación económica no es presentada como el principal motivo que pone en marcha el proyecto migratorio sino que, como mucho, en algunos casos ha resultado ser un factor más que incita a salir. De ahí que destaquemos que la migración de estas mujeres no se plantea como una estrategia de supervivencia ligada principalmente a una mejora de la situación económica personal o familiar (a través, por ejemplo, del envío de remesas) o al menos no es el motivo principal que activa la migración. Es más, algunas informantes como Sara o Lucía, afirmaban tener una situación acomodada en sus países de origen, si bien estos casos son minoritarios y no se corresponden con el de la mayor parte de personas entrevistadas que hemos incluido dentro del perfil de mujeres migrantes por razones extraeconómicas.

“Mi situación es un poco atípica porque yo tenía mi trabajo, tenía donde vivir con mis padres, lo tenía todo, trabajaba como auxiliar de importaciones, pero llegó un momento en que me plantee: “voy aquí a quedarme, sin conocer a otra gente, sin conocer a otro país”. Y aprovechando que mi hermano estaba aquí en Lorca, me vine a la aventura.” (Sara, ecuatoriana, 43 años, Técnica de administración, sin hijos). “En casa, mis padres siempre han tenido muy buen trabajo. Dentro de la situación de Cuba… siempre hemos sido de las personas que mejor viven, por decirlo de alguna manera. En mi casa yo no he tenido nunca carencias; a ver, allá en Cuba ya se sabe que hay cosas que aunque tengas dinero no las tienes, (...) pero no he tenido nunca aquello de decir.. (...). No, no he tenido esas carencias” (Lucía, cubana, 42 años, Técnico en Construcción Civil, 1 hijo)

Así, analizando los testimonios recogidos, hemos agrupado las motivaciones para migrar por motivos extraeconómicos de estas mujeres en los siguientes bloques: la búsqueda de realización personal o profesional; la evasión de un marcado control social o político; la curiosidad o interés por conocer otro país, otros contextos; la ruptura de una relación sentimental o el inicio de una nueva y/o; la huída de sociedades patriarcales que siguen reproduciendo los tradicionales roles de género. Desglosando cada una de estas motivaciones para migrar, en algunos de los casos analizados las aspiraciones de realización profesional o de completar la formación académica se presentan como el principal factor que desencadena la migración. Entre el grupo de mujeres seleccionadas, estaría el relato de Karol o el de Marta, ambas con estudios universitarios, para quienes su migración tiene que ver con razones profesionales. Para Karol, su formación académica y su posterior trayectoria profesional se encontraban por encima de cuestiones familiares, incluso aunque su decisión le llevase a separarse de su hijo de nueve

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años. Por su parte, Marta también tuvo claro que sus posibilidades profesionales eran limitadas si permanecía en Cuba, hecho que, junto con un estado vital de desasosiego ante una situación que no podía controlar, le llevó a tomar la decisión de salir de la isla.

“Cuando salí a estudiar a Brasil yo ya tenía al niño. Tendría como dos añitos. Y cuando vine a España estaba ya divorciada y el niño tenía nueve años” (…). Para mí era como una meta a alcanzar, hacer mi doctorado antes de una determinada edad (…) y entonces casi te diría que por encima de cuestiones familiares, ahora hoy te lo digo, y por encima de todo, para mí era prioritario terminar la carrera académica y ubicarme”. (Karol, cubana, 42 años. Bióloga. 1 hijo) “Yo tenía muchas ganas de seguir la carrera profesional y en Cuba me iba a costar bastante seguirla de verdad (...). Estaba en un laboratorio (...) y las condiciones de trabajo eran paupérrimas. El Centro Nacional de Biotecnología, que era el que mejor recursos tenía, pretendía de ti un compromiso personal (que suponía largas jornadas de trabajo), sobre todo teniendo que obedecer a unas pautas políticas muy claras” (Marta, cubana, 36 años, Bioquímica, Sin hijos)

Y es que, en el caso cubano, la situación de aislamiento informativo derivada de las restricciones de acceso a Internet que todavía hoy vive el país, impide a la mayoría de profesionales estar en contacto con las novedades que van apareciendo en cada ámbito. Además, no resulta fácil asistir a congresos o eventos que se organicen fuera de la isla por las autorizaciones gubernamentales que se requieren. Y por si esto no fuese suficiente, la realidad económica y la falta de recursos en los centros de trabajo agravan aún más la situación y dificultan las posibilidades de realización personal de muchas profesionales. En este contexto, la opción de salir del país por razones profesionales supone una opción nada despreciable. Por su parte, en los testimonios de ecuatorianas en las que prevalecen las razones profesionales, el factor que anima más a salir del país es el elevado precio de los estudios de postgrado en el país de origen, lo que anima a emprender la migración para realizar estudios de Máster o Doctorado. Este es el caso de Vanesa, quien vinculó su migración con la posibilidad de ampliar o completar estudios en España debido a que son más económicos que en otros países e incluso más baratos que en Ecuador. Además, según su testimonio esta forma de migración se convertía en numerosos casos en la puerta de entrada al mercado laboral y a la residencia en España.

“Yo en Ecuador (...) siempre había trabajado en un despacho de abogados. No tengo problemas de papeles porque vine a hacer un masterado y en un mes decidí venirme y probar acá. El precio del masterado era conveniente (…). Hay gente que viene acá a estudiar en la universidad. Se lo pagan porque es más barato que en otros sitios. Por ejemplo de mis amigas, de la gente con la que yo me codeaba en Ecuador (...) la mayoría vienen para estudiar, pero después no se quieren ir, se quedan trabajando. La puerta de entrada es esa, hacer un masterado”. (Vanesa, ecuatoriana, 32 años, ecuatoriana, abogada, sin hijos).

Más allá de esta motivación, otra parte de los relatos recogidos aluden al control social o político existente en el contexto de origen, como motivo desencadenante de la migración y como salida ante el descontento personal existente. Esta alusión al control, aparece en algunos de una forma amplia y en ella se pueden englobar diferentes situaciones que provocan malestar y animan a la migración. Así, en primer lugar se alude, de una forma más o menos difusa, a las representaciones sobre los roles de género que hombres y mujeres han de encarnar en el marco de sociedades patriarcales que siguen cauces y pautas tradicionales. Esta realidad puede representar motivos suficientes para poner en marcha un proyecto migratorio, sobre todo, cuando se decide no reproducir determinadas pautas sociales o familiares, iniciando así la huída de una situación que consideran

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poco respetuosa para sí mismas. En este marco estaría el testimonio de Faini, quien nunca se había planteado emigrar (o al menos no por motivos económicos), y quien relataba cómo la existencia de determinadas relaciones no satisfactorias en su ámbito doméstico influyó, en cierta medida, a la hora de optar por la migración.

“(...) adoraba a mi madre, pero mi ámbito familiar ¡me obstinaba tanto!, siempre ver a mi madre y a mi padre peleando. Mi padre siempre borracho, armando espectáculo, mi madre sufriendo y dije ‘pues me voy’ (...). Al ver a mi madre aguantar tanto y a mí a los tres meses (se refiere de casada) engañarme, pues yo no quería ser como mi madre (...). Mi madre siempre ha dicho ‘si tu aguantas la primera las aguantas todas’ y yo dije ‘yo no aguanto ni la primera”(...). Y de ahí viene a lo mejor lo de decir ‘estoy harta de los hombres de Cuba” (Faini, cubana, 41 años, Técnico en Construcción Civil, Sin hijos)

Además, estas representaciones vinculadas a los roles de género no influyen sólo en el espacio privado o familiar, sino que en sociedades patriarcales, como la cubana o la ecuatoriana, también inciden en otro tipo de aspectos condicionando las decisiones personales de algunas de estas mujeres, lo que en ocasiones puede poner en marcha el proyecto migratorio. Por ejemplo, un aspecto de especial importancia en estos contextos es la edad de las mujeres o, mejor dicho, las representaciones existentes de lo que se espera de ellas en función de su edad. Para Sara, por ejemplo, la situación se hacía insostenible en Ecuador por la presión social que sufría al no seguir la pauta social “normalizada” de casarse y tener hijos, a pesar de tener ya 38 años en el momento de la salida del país. Este hecho la colocó en una situación poco agradable, difícil, de ahí que en este contexto la migración se presentase como una vía de escape, y esa fue la opción que tomó.

“También un poco la sociedad machista de mi país, me obligó a salir de ahí. Ya una mujer allí, pasados los 30 años sin casarse empiezan a mirarla “que mira, a esta le gusta otra cosa, entonces todo esto me llevó a tomar esta decisión.”. (...). Aquí a una señora de 40 años nadie le está diciendo “¿Por qué no te casas? ¿Por qué no tienes hijos?”. En cambio allí la sociedad es muy presionante. Yo tenia mucha presión a nivel de trabajo y de familia y llega un punto en que no lo soportaba más y dije, basta, basta, es que me quiero largar de aquí. Entonces eso fue lo que más influenció para que yo tomase esa decisión” (Sara, ecuatoriana, 43 años, técnica de administración, sin hijos).

Finalmente, dentro de aquellos relatos que aluden a la migración como forma de evasión ante un contexto de férreo control social, hay que citar algunos testimonios como el de Soraya que mencionan las motivaciones políticas y el inmovilismo de una situación social y política que no cambia. Con ello, el peculiar contexto social y político cubano también se configura como un motivo más que aparece en algunos relatos como un factor más que anima a la migración.

“...No hay libertad por ninguna parte, siempre nos quieren tener con la venda en los ojos, siempre las mismas novelas, siempre las mismas aventuras, siempre lo mismo de Martí, del Ché... siempre pa’atrás, pa’atrás, pa’lante no da un paso y llega un momento que ya todo el mundo se agobia de eso (...)” (Soraya, cubana, 37 años, Estudios secundarios, 1 hija)

Frente a estas causas, que están motivadas fundamentalmente por los deseos de huida y evasión del contexto local, encontramos otros relatos en los que en la decisión de migrar tienen una mayor relevancia otros aspectos relacionados con las representaciones existentes sobre los lugares de destino o simplemente con el deseo de explorar otros contextos vitales. Un buen ejemplo que va en esta dirección es el siguiente testimonio de Gabriela. En un elocuente testimonio, esta joven ecuatoriana contaba de la siguiente manera cómo decidió venir a España con tan solo 18 años.

“Yo quería ir a Estados Unidos, ¿Por qué? Porque todos los chuncheños (gentilicio de su localidad) tiran para Estados Unidos, inclusive con la mayoría de los chicos con los que yo salía estaban todos en Estados Unidos, 16 años y ya les llevaban, entonces fue ese afán de ver fotografías donde los chicos son todos guapos, todos

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vestidos, todos guays. Y has de ver la diferencia que hay entre la vestimenta de un ecuatoriano que vive ahí a la ropa americana o a la ropa de España, entonces fue el afán ese tal vez económico, tal vez físico de lucirse y tal. El sueño americano, vamos. (Gabriela, 24 años, ecuatoriana, peluquera, sin hijos).

Su testimonio muestra cómo la curiosidad despertada por comentarios, rumores e imágenes existentes sobre otros lugares alimenta las posibilidades de emprender la aventura migratoria, así como el importante papel que puede jugar la imaginación como elemento movilizador algo ya señalado por autores como Appadurai (2001). Más aun, cuando las noticias que llegan conllevan la posibilidad de imaginar alternativas diferentes a la situación de insatisfacción que se vive en el contexto local. En este sentido, en las reflexiones que hace al respecto Vanesa, encontramos un testimonio muy elocuente entre el contraste entre ambos contextos y cómo son representados éstos por la migrante al relatar la conversación que tuvo con sus amigas residentes en Guayaquil.

“Cuando yo llegué (a España) mis amigas me decían, ¿Te vas a quedar? ¿Para que vas a regresar a Ecuador? Te aseguro que si regresas, ves las mismas caras, vuelves con el mismo enamorado que tenías. Y yo le digo ¡que pereza!. Porque no es lo mismo tener 30 años y estar soltera en Barcelona, que estar soltera en Guayaquil (risas)”.Y por Messenger en mi cumpleaños me decían “Vas a cumplir 31 pero ¡en Barcelona!” Y mira, es risa, pero es verdad”. (Vanesa, ecuatoriana, 32 años, ecuatoriana, abogada, sin hijos).

Por otro lado, la búsqueda de nuevos contextos también está vinculada al deseo de alcanzar una mayor autonomía y libertad personal en destino frente a un contexto de partida que es presentado como más opresivo, especialmente cuando la opción vital tomada se aleja de aquello que es considerado como normativo a nivel social. Así, es gráfico el testimonio de Sara, al que hemos aludido anteriormente, cuando señalaba que “aquí (refiriéndose a España) a una señora de 40 años nadie le está diciendo“¿Por qué no te casas? ¿Por qué no tienes hijos?”. O el de Vanesa quien afirmaba que “si vives con papá y mamá y tienes entre 30 o 35 años es otra cosa. Porque es llegar y el papá, “por qué llegas tarde” y eso… (…)“. En el caso de Cuba, las mujeres tampoco están exentas de la presión social asignada a su género, pero la búsqueda de autonomía y/o libertad estaría más vinculada con un marcado control político que, todavía hoy, les dificulta la posibilidad de elegir libremente que hacer con sus vidas. En esta situación, hemos encontrado, por ejemplo, las que han sido acosadas casi a diario por el hecho de tener una relación (del tipo que sea) con un turista o las que dependen de un informe “favorable” y una autorización de su centro de trabajo, para iniciar, por ejemplo, cualquier trámite de estudios o solicitar un permiso de salida del país5. Finalmente, en un último grupo hemos recogido los testimonios de aquellas mujeres que decidieron migrar tras una relación sentimental fallida que había derivado en ruptura, por haberse visto involucradas en situaciones conyugales opresoras o limitantes, o por haber iniciado una nueva relación de pareja. En el primer caso se encuentran Sara y Ana. Para ambas, la migración se produjo por una ruptura sentimental y, tras verse inmersas en situaciones familiares o personales nada fáciles, optaron por venir a España como una forma de huida de una realidad poco amable con ellas mismas. En el caso de Ana, además, esta situación se vio agravada por el acoso a la que le sometía su exmarido, lo que la llevó a tomar la decisión de migrar, llegando a dejar su casa, su trabajo e incluso sus propios hijos:

“Se me complicaron muchas cosas a nivel personal justo en ese año, mi ex novio se casa con otra, mi madre discutía mucho conmigo porque quería que me independizara (...) empecé a tener problemas con mi familia y personales, y entonces todo (...) me obligó a salir de ahí”. (Sara, ecuatoriana, 43 años, técnica de administración, sin hijos)

5 En función de la estricta normativa migratoria.

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“Yo siempre decía me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir... Pero tenía a mis hijos y pensaba pobrecitos cómo se van a quedar. (...) Hasta que un día tuve problemas de tipo personal, me he separado y cosas así y no me dejaba en paz, me molestaba y dije “aquí no puedo hacer nada” y decidí venir (…). Yo tenía un negocio, un bar, que me daba para comer, no tenía que pagar arriendo, pero de forma personal la situación era mala, mala, mala. (Ana, ecuatoriana, 44 años, trabajadora en el servicio doméstico, 3 hijos).

Por su parte, en el otro grupo se ubicarían aquellas mujeres que habiendo iniciado una relación con un español deciden dejar su país e iniciar una nueva vida en España. Aunque hemos recogido algunos testimonios sobre esta cuestión entre mujeres ecuatorianas como sucede en el caso de Diana, esta cuestión está mucho más presente en las narrativas de las mujeres cubanas, quienes en múltiples casos destacan cómo esta nueva relación les ofrece la posibilidad de viajar y tener nuevas opciones vitales. Dentro de los testimonios relacionados con esta cuestión podemos señalar el caso de Matilde. Conoció a un español en Cuba, en la boda de una amiga, estuvieron juntos una semana en Cuba y, después, buscaron la forma de seguir juntos. La única vía posible fue el matrimonio por poderes y tras casarse, decidió abandonar la Isla.

“Y allí (en Cuba) nos vimos una semana, una semana y ya está (...). Porque había atracción, sí. Pero yo no estaba enamorada de él ni él de mí” (…). Yo estaba en esa época de la juventud que ya no quieres ni saber de la familia, lo que quieres es volar y salir echando ¿Sabes? Yo tenía 23 años. Lo que quieres es experimentar, volar (Matilde. cubana. 40 años. Licenciada en Educación. 2 hijos).

Así, en su relato es llamativo que se manifieste abiertamente que no fue una cuestión de amor la que la movió a casarse y migrar, sino que más bien, fue el deseo de “experimentar”, de “volar” y de explorar otros contextos fuera de la isla las razones que motivaron su proyecto migratorio. En cambio, en otros casos, sí se hace referencia directa al amor, considerando que la salida de Cuba fue impulsada por una motivación sentimental. Es el caso de Isabel. Licenciada en psicología, iniciando un Master en Cuba y sin ningún propósito de salir de la isla, conoce, a través de una amiga española, a un español que pasaba unos días de vacaciones en Cuba. Estuvieron juntos tan sólo una semana pero el interés mutuo hizo que siguieran en contacto a través de chat y de llamadas de teléfono. Finalmente, tomaron la decisión de casarse.

“Mi situación es un poco diferente a lo mejor a muchas de las que ya has visto. Mi salida fue por amor, bueno por estar con la persona de la que me enamoré. Te encuentras a la persona que se acerca mucho a lo que has estado esperando toda la vida. Y en este ideal de adolescente o lo que sea, decides apostar todo por eso (Isabel, cubana, 26 años, psicóloga, sin hijos).

Finalmente, a través del gráfico 1 mostramos las motivaciones para emigrar que, a nuestro juicio, predominan en cada una de las informantes que componen nuestra muestra.

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GRÁFICO 1. RESUMEN DE LAS MOTIVACIONES ENCONTRADAS PARA MIGRAR

Fuente: Elaboración propia

Como se puede observar en múltiples casos confluyen diferentes factores como elementos que motivan la migración. Además, en dicho gráfico hemos recogido como un posible factor más para migrar las motivaciones económicas. Esta elección obedece a un intento de no caer en una visión romantizadora e idealizadora de las narrativas analizadas que, a su vez, niegue la importancia de los factores económicos en algunos de estos proyectos migratorios. No obstante, como se puede observar en los testimonios recogidos y en el gráfico, la motivación económica únicamente aparece citada como una motivación más para migrar en algunos casos, mientras que en el conjunto de las narrativas ocupa un lugar secundario frente a otras razones que tienen más peso o incluso no es citada como una motivación para migrar.

5. CONCLUSIONES

A lo largo del texto, hemos prestado atención a la diversidad de motivaciones que conducen a la migración por razones económicas partiendo de los discursos de diferentes mujeres cubanas y ecuatorianas y utilizando como noción central ,desde el punto de vista teórico, el concepto de proyecto migratorio. Aunque en algunos de los testimonios recogidos también se citan las motivaciones económicas como un factor más que conduce a la migración, desde nuestra perspectiva existe una cuestión fundamental que diferencia a los proyectos migratorios aquí analizados de otros en los que prevalecen las razones económicas. En los proyectos que aquí se presentan, la migración no es una estrategia de reproducción social o de movilidad social en sí misma, bien para el individuo o

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bien para el conjunto del grupo doméstico, sino que ésta constituye en buena parte de los casos una forma de relocalización vital ante un contexto local que no es satisfactorio para el migrante. A su vez, aunque por razones de espacio no hemos podido detenernos mucho en estas cuestiones, queremos llamar la atención sobre dos características más que son sumamente significativas. Por un lado, a diferencia de otros proyectos migratorios analizados, los proyectos aquí presentados tienen, en gran parte de los casos presentados, un profundo carácter personal, ya que en ellos predominan las razones individuales sobre las del conjunto de la unidad familiar. Por otro lado, en buena parte de las motivaciones que hemos recogido, la situación existente en el contexto de partida pesa más que la situación en el contexto de destino, lo que nos muestra, tal y como ya planteaba Sayad (1999), la importancia de prestar atención a las situaciones existentes en el contexto de origen de los migrantes para entender las motivaciones y lógicas existentes de la migración. Por último, desde nuestro punto de vista consideramos que este tipo de migraciones por razones extraeconómicas ha merecido muy poca atención en la literatura académica por lo que consideramos que es fundamental indagar más sobre aquellos factores diferenciadores que puedan existir entre este tipo de migraciones y aquellas otras migraciones en las que predomina una motivación económica.

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ANEXO I. TABLA 1. Muestra seleccionada de mujeres migrantes por motives extraeconómicos

Fuente: Elaboración propia