Paleosismología y arqueología de terremotos. Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia (Tarifa,...

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VIII Reunión de Cuaternario Ibérico, La Rinconada - Sevilla (2013) PALEOSISMOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA DE TERREMOTOS. Conjunto Arqueológico Romano de Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz) P.G. Silva (1), J. L. Giner-Robles (2), M.A. Rodríguez-Pascua (3), K. Reicherter (4), C. Grützner (5), R. Pérez-López (3), I. García-Jiménez (5) (1) Dpto. Geología, Escuela Politécnica Superior de Ávila, Universidad de Salamanca. 05003-Ávila. (Spain). [email protected] (2) Dpto. Geología y Geoquímica. Fac. Ciencias. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, (Spain). [email protected] (3) Instituto Geológico y Minero de España, IGME. Madrid (Spain). [email protected], [email protected] (4) Institute of Neotectonics and Natural Hazards, RWTH Aachen University, 52064 Aachen (Germany). [email protected] aachen.de, [email protected] (5) Conjunto Arqueológico Romano de Baelo Claudia, Junta de Andalucía, Cádiz (Spain). [email protected] Abstract (Paleoseismology and Earthquake Geology:The Ancient Roman Site of Baelo Claudia, Cádiz, South Spain): This work illustrates the state of the knowledge on Archaeoseismology of the ancient Roman city of Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz). A journey to an ancient roman site affected by two earthquakes in the years 40-60 AD and 260-290 AD which promoted important urban and architectural changes and eventually the destruction and further abandonment of the city in 365-390 AD. Earthquake Archeoseismological Effects (EAE) are catalogued, described and mapped in the entire monumental sector of the city mainly witnessing the last earthquake occurred in 260-290 AD. A Earthquake Damage Map of EAEs (Giner et al., 2013) is complementary to this text. Small inset maps of the most outstanding damaged sector of the city are included in the following pages. Palabras clave: Archeoseismology, Earthquake Archaeological Effects (EAEs), Baelo Claudia, Gibraltar Strait. Key words: Arqueosismología, Efectos Arqueologicos de los Terremotos (EAEs). Baelo Claudia, Estrecho de Gibraltar. La ciudad romana de Baelo Claudia fue fundada en el siglo II AC como un lugar estratégico para el tránsito de personas y mercaderías entre Europa y el norte de África (Sillères, 1997). El Geógrafo Griego Estrabón describió este asentamiento (Belon) como el principal puerto para alcanzar Mauritania Tingitana. Las excavaciones arqueológicas en la ciudad ponen de manifiesto tres periodos bien diferenciados, los cuales estámn separados por importantes discontinuidades en el registro arqueológico. Desde las primeras investigaciones estas dicontinuidades arqueológicas fueron ligadas a la ocurrencia de eventos sísmicos (Meanteau et al., 1983; Sillères, 1997). Estudios más recientes (Silva et al., 2005; 2009) claramente indican a la ocurrencia de dos terremotos (40-60 AD y 350-390 AD) como los sucesos más decisivos en la historia de esta antigua ciudad romana. HISTORIA DE LA CIUDAD. Los registros arqueológicos claramente indican que la ciudad fue fundada en el siglo II AC como un importante centro industrial pesquero y de “garum”. El antiguo asentamiento romano es sustituido por una antigua ciudad durante la primera mitad del siglo I AD. La antigua población adquirio el rango de Ciudad romana (Oppidum Latinum). Así desde la segunda mitad del siglo I AD la ciudad experimentó un importante crecimiento urbanístico con la construcción de importantes edificaciones públicas, como Foro, Basílica, Termas, etc… (Sillères, 1997). Según este autor las primeras murallas de la ciudad fueron levantadas en los años 10-20 AD. El primer periodo de destrucción de la ciudad se encuentra datado entre los años 40-60 AD (Sillères, 1997. El análisis geoarqueológico de los sondeos geotécnicos realizados en la ciudad indican que ese primer periodo de destrucción puede ligarse a un evento sísmico que destruyo la parte baja de la ciudad (Silva et al., 2005). Estos autores identifican un horizonte de demolición romano, sobre el cual se re-edifica y expande la antigua ciudad romana. Los trabajos de reconstrucción de la ciudad y renivelación del terreno afectaron a no menos de 500 m 2 de la antigua ciudad. Muchos de los antiguos elementos estructurales y decorativos fueron re- utilizados para la reconstrucción de la ciudad (Sillères, 1997). El caso, es que bajo el mandato de Claudio, la ciudad adquirió el rango de ciudad romana y el apellido de Claudia. La estatua del Emperador fue encontrada entre las ruinas de la Basílica. En este periodo (segunda mitad siglo I AD) la ciudad fue enteramente remodelada, datando de esta época el sector monumental de la misma (Basílica; Foro; Teatro; Templos etc.). Durante esta segunda mitad del siglo I y el entero siglo II AD la ciudad experimentó un auge en actividad comercial y prosperidad. Entorno a los años 260 - 290 AD la antigua ciudad romana sufre un nuevo periodo de destrucción que diferentes autores (Sillères, 1997; Silva et al., 2005; 2009; Grützner et al., 2012) atribuyen a un fuerte terremoto de intensidad mínima VIII MSK que afecto a todo el conjunto amurallado y zona monumental de la ciudad. Las deformaciones generadas en Monumentos y edificaciones por este segundo evento son las que se pueden observar claramente en la actualidad y el foco de este trabajo. A partir de este periodo se destruyen y abandonan la mayoría de los edificios monumentales de la ciudad y la actividad comercial prácticamente se detiene. El declive comercial y urbano es patente a partir de esta fecha y finalmente la presencia romana en la zona llega a su fin entre los años 365 -390 AD, tal y como lo atestiguan anomalías numismáticas registradas en las excavaciones arqueológicas (Menanteau et al., 1983; Sillères, 1997). Finalmente a finales del Siglo IV la ciudad es abandonada y se genera un nuevo pero discreto espacio urbano que

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PALEOSISMOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA DE TERREMOTOS.

Conjunto Arqueológico Romano de Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz)

P.G. Silva (1), J. L. Giner-Robles (2), M.A. Rodríguez-Pascua (3), K. Reicherter (4), C. Grützner (5),

R. Pérez-López (3), I. García-Jiménez (5)

(1) Dpto. Geología, Escuela Politécnica Superior de Ávila, Universidad de Salamanca. 05003-Ávila. (Spain). [email protected] (2) Dpto. Geología y Geoquímica. Fac. Ciencias. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, (Spain). [email protected] (3) Instituto Geológico y Minero de España, IGME. Madrid (Spain). [email protected], [email protected] (4) Institute of Neotectonics and Natural Hazards, RWTH Aachen University, 52064 Aachen (Germany). [email protected]

aachen.de, [email protected] (5) Conjunto Arqueológico Romano de Baelo Claudia, Junta de Andalucía, Cádiz (Spain). [email protected] Abstract (Paleoseismology and Earthquake Geology:The Ancient Roman Site of Baelo Claudia, Cádiz, South Spain): This work illustrates the state of the knowledge on Archaeoseismology of the ancient Roman city of Baelo Claudia (Tarifa, Cádiz). A journey to an ancient roman site affected by two earthquakes in the years 40-60 AD and 260-290 AD which promoted important urban and architectural changes and eventually the destruction and further abandonment of the city in 365-390 AD. Earthquake Archeoseismological Effects (EAE) are catalogued, described and mapped in the entire monumental sector of the city mainly witnessing the last earthquake occurred in 260-290 AD. A Earthquake Damage Map of EAEs (Giner et al., 2013) is complementary to this text. Small inset maps of the most outstanding damaged sector of the city are included in the following pages. Palabras clave: Archeoseismology, Earthquake Archaeological Effects (EAEs), Baelo Claudia, Gibraltar Strait. Key words: Arqueosismología, Efectos Arqueologicos de los Terremotos (EAEs). Baelo Claudia, Estrecho de Gibraltar. La ciudad romana de Baelo Claudia fue fundada en el siglo II AC como un lugar estratégico para el tránsito de personas y mercaderías entre Europa y el norte de África (Sillères, 1997). El Geógrafo Griego Estrabón describió este asentamiento (Belon) como el principal puerto para alcanzar Mauritania Tingitana. Las excavaciones arqueológicas en la ciudad ponen de manifiesto tres periodos bien diferenciados, los cuales estámn separados por importantes discontinuidades en el registro arqueológico. Desde las primeras investigaciones estas dicontinuidades arqueológicas fueron ligadas a la ocurrencia de eventos sísmicos (Meanteau et al., 1983; Sillères, 1997). Estudios más recientes (Silva et al., 2005; 2009) claramente indican a la ocurrencia de dos terremotos (40-60 AD y 350-390 AD) como los sucesos más decisivos en la historia de esta antigua ciudad romana. HISTORIA DE LA CIUDAD. Los registros arqueológicos claramente indican que la ciudad fue fundada en el siglo II AC como un importante centro industrial pesquero y de “garum”. El antiguo asentamiento romano es sustituido por una antigua ciudad durante la primera mitad del siglo I AD. La antigua población adquirio el rango de Ciudad romana (Oppidum Latinum). Así desde la segunda mitad del siglo I AD la ciudad experimentó un importante crecimiento urbanístico con la construcción de importantes edificaciones públicas, como Foro, Basílica, Termas, etc… (Sillères, 1997). Según este autor las primeras murallas de la ciudad fueron levantadas en los años 10-20 AD. El primer periodo de destrucción de la ciudad se encuentra datado entre los años 40-60 AD (Sillères, 1997. El análisis geoarqueológico de los sondeos geotécnicos realizados en la ciudad indican que ese primer periodo de destrucción puede ligarse a un evento sísmico que destruyo la parte baja de la

ciudad (Silva et al., 2005). Estos autores identifican un horizonte de demolición romano, sobre el cual se re-edifica y expande la antigua ciudad romana. Los trabajos de reconstrucción de la ciudad y renivelación del terreno afectaron a no menos de 500 m2 de la antigua ciudad. Muchos de los antiguos elementos estructurales y decorativos fueron re-utilizados para la reconstrucción de la ciudad (Sillères, 1997). El caso, es que bajo el mandato de Claudio, la ciudad adquirió el rango de ciudad romana y el apellido de Claudia. La estatua del Emperador fue encontrada entre las ruinas de la Basílica. En este periodo (segunda mitad siglo I AD) la ciudad fue enteramente remodelada, datando de esta época el sector monumental de la misma (Basílica; Foro; Teatro; Templos etc.). Durante esta segunda mitad del siglo I y el entero siglo II AD la ciudad experimentó un auge en actividad comercial y prosperidad. Entorno a los años 260 - 290 AD la antigua ciudad romana sufre un nuevo periodo de destrucción que diferentes autores (Sillères, 1997; Silva et al., 2005; 2009; Grützner et al., 2012) atribuyen a un fuerte terremoto de intensidad mínima VIII MSK que afecto a todo el conjunto amurallado y zona monumental de la ciudad. Las deformaciones generadas en Monumentos y edificaciones por este segundo evento son las que se pueden observar claramente en la actualidad y el foco de este trabajo. A partir de este periodo se destruyen y abandonan la mayoría de los edificios monumentales de la ciudad y la actividad comercial prácticamente se detiene. El declive comercial y urbano es patente a partir de esta fecha y finalmente la presencia romana en la zona llega a su fin entre los años 365 -390 AD, tal y como lo atestiguan anomalías numismáticas registradas en las excavaciones arqueológicas (Menanteau et al., 1983; Sillères, 1997). Finalmente a finales del Siglo IV la ciudad es abandonada y se genera un nuevo pero discreto espacio urbano que

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es ocupado discontinuamente por paleocristianos, visigodos, musulmanes y castellanos, en diferentes épocas, re-utilizando espacios urbanos de la parte baja de la ciudad (factorías de Garum) y enterrando la antigua zona monumental y parte de su recinto amurallado. EL PROBLEMA DEL TERREMOTO. En la actualidad las ruinas de la antigua ciudad romana muestra claras señales de la causa de su deterioro en la segunda mitad del siglo III AD (evento sísmico) y de su posterior abandono a finales del siglo IV AD (estado de ruina). El declive del imperio romano allá por el siglo IV AD no permitió la reconstrucción de la ciudad, como ocurrió en su época de esplendor a partir de la segunda mitad del siglo I AD. En un principio, Menanteau et al. (1983) y Silva et al. (2005) atribuyen el segundo evento sísmico al periodo 365 – 395 AD. Estos autores ligan el declive y abandono definitivo de la ciudad a terremotos ocurridos entre los años 365 AD (Mediterráneo) y 390 AD (Atlántico). En concreto, estas interpretaciones se basaban en las descripciones de los catálogos de Galbis (1932; 1940), basadas en la trascripción de los textos del historiador romano Amiano Marcelino (330 – 378 AD). “En el año segundo del reinado de Valentiniano y Valente (21/05/365), al rayar el alba de dicho día, se sintió en las provincias granadinas y en otras del imperio un violento terremoto. Las olas del Mediterráneo hirvieron como en la más deshecha borrasca. A muchas varas de distancia de Málaga y Adra, quedaron en seco las playas, que siempre habían estado bañadas por las aguas: los pescados, faltos de su natural elemento, eran cogidos a mano sobre la arena sin redes ni anzuelo. Absortos los habitantes de la costa, vieron la profundidad de los abismos, que colmatados de agua estaban quizás desde el principio del mundo. Al cabo de algunas horas retrocedió la mar con ímpetu furioso; los buques, que habían encallado en la arena, fueron lanzados con irresistible empuje dentro de tierra, y estrellados algunos contra los edificios de las ciudades cercanas. Las aguas inundaron los pueblos de la ribera, ahogando a multitud de familias”. El nuevo catálogo de terremotos históricos en la Península Ibérica (Martínez Solares y Mezcua, 2002) no incluyen este evento, que supuestamente identifican con el gran terremoto-tsunami de Creta (365 AD) del que se tiene constancia documental que asoló las costas del Mediterráneo oriental, pero del que no existe ningún dato que apoye efectos importantes en el mediterráneo occidental (salvo la descripción realizada en el tercer tomo de la obra “historias” de Amiano Marcelino). Resulta curioso que la transcripción del texto de este autor realizada por Galbis (1932) utilice como unidad de longitud las varas, unidad inexistente en el sistema de medidas romano. No obstante una vara equivaldría a una distancia de algo menos de un kilómetro, sugiriendo zonas más o menos cercanas, a muchos kilómetros de Málaga y Adra. No se utiliza las unidades de leguas o millas romanas (o sus equivalentes castellanos) que nos indicarían cientos o miles de kilómetros de distancia. Esto, junto con la mención expresa al litoral cercano a Adra (Almería), Málaga y provincias granadinas por parte de Amiano Marcelino, hace pensar que muy posiblemente el

terremoto-tsunami de Creta del 365 AD pudo afectar en menor o mayor medida a las costas del Arco de Gibraltar. De ser así este evento no provocó la destrucción de Baelo-Claudia, pero incluso con un pequeño oleaje de 1-2 que azotara la Bahía de Bolonia pudo ser la puntilla que acabara por destruir y arruinar las pocas maltrechas edificaciones que quedaran en la ciudad después del 290 AD. De hecho tanto en la Bahía de Bolonia (Alonso-Villalobos et al., 2003) como en la antigua ciudad de Carteia en la Bahía de Algeciras (Arteaga y González Martín, 2004) se registran niveles energéticos litorales de época romana, cuyas edades estimadas podrían corresponder a cualquiera de los eventos aquí relacionados de los siglos I AD, III AD o IV AD. En cualquier caso, los estudios realizados en la zona y el hecho de que de estos terremotos no se tenga mención histórica expresa de que afectara a Baelo Claudia o a cualquier otra ciudad próxima, podría indicar que los eventos de los siglos I AD y III AD podrían deberse a fuentes sísmicas situadas en campo cercano. Estas podrían corresponder con la prolongación offshore de fallas próximas como la de Cabo de Gracia; Cantera Carrizales o la Laja (Silva et al., 2005; 2009). Estudios de sísmica de reflexión realizados offshore han localizado fallas de dirección aproximada N-S afectando a los depósitos cuaternarios y suelo marino de la misma (Grützner et al., 2012) en la parte central y oriental de la Bahía. Estos autores proponen estas fallas, localizadas hasta una distancia de 20 km offshore, como las fuentes sísmicas más probables que generaron estos eventos. Por otro lado, las estimaciones realizadas en la zona urbana de Baelo en base a datos geotécnicos existentes (Borja et al., 1999) indican un más que posible efecto sitio, pudiéndose alcanzar en la zona aceleraciones sísmicas entorno a 0,26 - 0,33 g por la ocurrencia de un terremoto cercano y superficial (Silva et al., 2009). EFECTOS ARQUEOLÓGICOS DE TERREMOTOS (EAE´s) Los efectos arqueológicos de terremotos (Earthquake Archaeological Effect´s, EAE´s) son todos aquellos efectos asociados a la ocurrencia de un sismo y que se pueden analizar a partir del registro arqueológico y geológico dentro del contexto de un yacimiento arqueológico. El principal interés en la caracterización de estos efectos es documentar y caracterizar daños producidos por terremotos destructivos en el intervalo histórico definido por el yacimiento arqueológico, ya sea en la Península Ibérica, o en cualquier parte del mundo que posea un rico patrimonio arqueológico. Estos efectos pueden estar documentados por otras fuentes, como por ejemplo el terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755). También pueden ser terremotos de los que no se tiene constancia histórica ni instrumental, por ejemplo los terremotos que afectaron entre los siglos I y III AD a la ciudad romana de Baelo Claudia (Cádiz) (Silva et al., 2005, 2009). La caracterización de terremotos desconocidos o poco documentados en el registro histórico son una fuente importante de información que puede ser incorporada a los catálogos sísmicos para el estudio de la peligrosidad sísmica.

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Numerosos trabajos han puesto de manifiesto diferentes daños asimilables a la ocurrencia de terremotos en diversos contextos arqueológicos (Stiros y Jones, 1996; Guidonobi et al., 2000; Ambraseys, 2006; Marco, 2008). No obstante, existían pocos trabajos de recopilación y clasificación de los diferentes efectos que se podían observar en yacimientos arqueológicos. Normalmente los efectos descritos en la literatura son efectos muy concretos y específicos, referidos únicamente a los yacimientos analizados, y como consecuencia de ello las

metodologías de análisis aplicadas por los autores era difícilmente exportable a otros yacimientos. Rodríguez-Pascua et al. (2009, 2011) desarrollaron una clasificación de los diferentes efectos de terremotos que pueden aparecer en el contexto de un yacimiento arqueológico, definiendo una estructura de análisis para poder abordar su estudio conjunto aplicando las metodologías más coherentes para su análisis en cualquier yacimiento arqueológico (Fig. 1). El inventario y análisis de este tipo de efectos nos permite establecer las direcciones de máxima deformación que los han producido. Si estas deformaciones están producidas por diferentes procesos, o por procesos de carácter muy local, no presentarían orientaciones homogéneas. La homogeneidad de estas direcciones, junto con la eliminación de otros procesos que puedan producir esas deformaciones homogéneas en todo el yacimiento, nos permitir establecer su posible origen sísmico. Es evidente que este tipo de análisis debe estar apoyado y corroborado por otros datos provenientes de otras disciplinas científicas: arqueología, geomorfología, geología estructural, historia, geofísica, etc… No obstante es importante insistir en que hay que realizar un análisis exhaustivo de las deformaciones para poder interpretarlas adecuadamente, en el caso de este yacimiento hay ejemplos de deformaciones que están condicionadas por la presencia de estructuras arquitectónicas, como por ejemplo drenajes subterráneos, o la presencia de antiguas cimentaciones que condicionan el desarrollo del plegamiento de pavimento de argamasa. En el mapa del yacimiento de Baelo Claudia adjunto a este documento se puede observar el inventario, cartografía y análisis de estos efectos arqueológicos. LAS DEFORMACIONES DE ORIGEN SÍSMICO DE BAELO CLAUDIA

Fig. 1: Tabla de clasificación de los Efectos Arqueológicos de Terremotos (EAE´s: Earthquake Archaeological Effects) (modificado de Rodriguez-Pascua et al., 2009 y 2011): a) efectos cosísmicos, efectos producidos directamente por el evento sísmico (geológicos y en la fábrica de las construcciones), b) efectos post sísmicos, efectos indirectos producidos por las consecuencias del terremoto, ya sean visibles en el registro geoarqueológico (efectos de registro), o en las construcciones posteriores al evento sísmico (efectos constructivos). En la ciudad de Baelo Claudia se han utilizado principalmente los efectos en las fábricas de las construcciones presentes en el yacimiento.

Fig. 2: Mapa esquemático de la ciudad de Baelo Cluadia con las diferentes paradas previstas.

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MURALLA DE LA CIUDAD y ACUEDUCTO La muralla que rodeaba a la ciudad fue construida con propósitos representativos y no con fines defensivos. En los extremos del Decumanus Maximus se encuentran las dos puertas principales: la Puerta de Gades en el oeste, y en la zona oriental la Puerta de Carteia. La muralla presentaba torres de vigilancia separadas (Fig. 2). En general, las murallas se encuentran en muy mal estado. Hay partes que no están excavadas o que han colapsado, otras muchas se han perdido por su uso posterior como cantera. Durante la excavación de la muralla se han encontrado restos de una antigua muralla de la ciudad, estos restos están coronados por un horizonte de demolición con grandes bloques de esa muralla anterior. Este horizonte puede corresponder con terremoto de año 40-60 AD (siglo I) (Silva et al., 2005). La muralla este de la ciudad y algunos de sus bastiones se excavaron y se conservan lo suficiente como para que sean visibles algunas deformaciones. Los mayores daños se observan a los largo de toda la muralla este, que presenta basculamientos principalmente hacia el OSO entre 15º y 20º, llegando a los 25º en algunos casos (Fig. 3). Este basculamiento suele estar acompañado de una intensa fracturación y por la rotación de algunos segmentos del muro en sentido antihorario. Esta fracturación es muy evidente en el bastión mejor conservado de esta parte de la muralla (Fig. 3b) en el que se llegan a observar desplazamientos decimétricos. Muchas de esas grietas fueron reparadas por los romanos (Menanteau et al., 1983). En la zona adyacente a este bastión se puede observar una puerta de uno de las torres de vigilancia de la muralla que presenta una estructura de reparación por el hundimiento de la clave del arco de la puerta (Fig. 4). Este hecho, unido a la presencia de restos de una muralla anterior en un horizonte de destrucción, y a las reparaciones en época romana de grietas y fracturas, nos permite corroborar la hipótesis de Silva et al. (2005) de la destrucción de la muralla de la ciudad en el terremoto a mediados del siglo I, su posterior reparación y reconstrucción a finales del siglo I, siendo la mayoría de los daños visibles en la actualidad consecuencia del terremoto del siglo III.

Aunque la zona oeste de la muralla, esté menos excavada y peor conservada, son evidentes los mismos daños que se observan en la muralla este sobre todo en las proximidades del teatro (basculamientos hacia el oeste, desplazamientos, fracturación, etc…) (Fig. 3a). El acueducto este de la ciudad, situado fuera de las murallas cruza un pequeño arroyo orientado aproximadamente N-S. La parte oriental aparece colapsada en el sentido de la pendiente, mientras que la occidental colina abajo, formando siete fragmentos bien diferenciados (Fig. 5). Algunos de los arcos muestran un desplazamiento rotacional según un eje horizontal, hecho que puede ser interpretado como una deformación lenta originada probablemente por una serie de pequeños desplazamientos paralelos, posiblemente asociados a la reactivación de deslizamientos cosísmicos es esa área (Silva et al., 2009).

Fig. 3: Aspecto de los basculamientos y desplazamientos de la muralla de la ciudad. A) muralla oeste de la ciudad. b) muralla este.

Fig. 5: Vista desde el este del acueducto. Al fondo es se observan la serie de planos paralelos que han producido la rotura y desplazamiento del acueducto.

Fig. 4: Posible estructura de reparación de daños producidos por uno de los sismos que afectaron a la ciudad (efecto post sísmico constructivo). Hundimiento de la clave central del arco en la puerta de uno de los bastiones de la zona este de la muralla: A) posición original B) daños sísmicos y posible reparación: eliminación de parte de la clave para ajustar el arco en la puerta. C) estado actual (fotos 1 y 2).

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TEMPLO DE ISIS Silva et al. (2009) indican que la mayor parte del daño estructural y arquitectónico que se observa en esta zona es el resultado de un efecto geológico secundario: un deslizamiento con la cabecera en la zona NE del Templo de Isis (Fig. 6). En este templo las paredes presentan diferentes orientaciones de colapso, con desplazamientos decimétricos (Figs. 7 y 8). También se observan columnas y pilares colapsados hacia el SO.

Prospecciones de tomografía eléctrica realizadas en la parcela inferior del Templo de Isis (Fig. 9), muestran claramente la geometría del deslizamiento y estructuras murarias basculadas en su parte inferior. Dataciones C14 en el Templo de Isis (Grützner et al., 2012) sugieren que la destrucción parcial del Templo y el deslizamiento corresponden al primer evento sísmico (siglo I AD) que indudablemente se reactivo durante el evento del siglo III AD afectando a todo el sector oriental del Foro (Fig. 6).

Fig. 8: Mapa de EAE´s en el Templo de Isis en la zona NE de la ciudad. Parte de estas deformaciones están relacionadas con un deslizamiento cosísmico (efecto geológico secundario) que llega a afectar a la zona del Foro (Silva et al., 2009) (ver leyenda en mapa adjunto) (Base cartográfica cedida por el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, Junta de Andalucía). .

Fig. 6: Mapa de detalle de la localización del deslizamiento con cabecera en el NE del Templo de Isis (Silva et al., 2009) (ver leyenda en mapa adjunto) (Base cartográfica cedida por el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, Junta de Andalucía). .

Fig. 7: Deformaciones en el Templo de Isis. Izquierda: muro colapsado sobre los escombros de la parte occidental del Templo Isis mostrando la estratigrafía de los horizontes de la destrucción. Derecha: Basculamiento hacia el norte del muro frontal del templo.

Fig. 9: Tomografía eléctrica del sector sin excavar situado inmediatamente ladera abajo del Templo de Isis. En su zona inferior a partir del punto métrico 48.0 se observan claras estructuras murarias basculadas ladera abajo. En la parte superior se observa la lengua principal del deslizamiento que se desarrolla hasta los 5 m de profundidad.

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FORO y BASÍLICA La zona del Foro y de la Basílica fue reconstruida a finales del siglo primero y comienzos del II AD (Fig. 10), con posterioridad a la ocurrencia del primer terremoto (mediados del siglo I AD). En la zona del Foro las deformaciones están concentradas en el pavimento de la plaza y en las tiendas de la zona oriental de este conjunto monumental (Fig. 11).

El pavimento enlosado de la plaza del Foro está afectado por numerosas estructuras de deformación, fundamentalmente: plegamientos (anticlinales y sinclinales), estructuras en pop-up e impactos de caída de bloques. Los pliegues son las estructuras más desarrolladas en esta zona (Fig. 12), y sus ejes presentan una orientación media según ONO-ESE, y si bien esta orientación está condicionada por el enlosado regular que conforma el pavimento de la plaza, la dirección de máxima deformación deducida es coherente con las deducidas en otras zonas del yacimiento. Otra de las estructuras visibles en el enlosado de la plaza son las estructuras en pop-up (Figs. 12 y 13). Estas estructuras se producen como consecuencia de la rigidez de las losas del pavimento del enlosado frente a la deformación producida por el terremoto. En principio se forman los pliegues, pero cuando la deformación aumenta, la falta de espacio y la rigidez de las losas producen la imbricación de las losas formando este tipo de estructuras. Este tipo de estructuras, al presentar mayor grado de libertad de movimientos permite establecer como mayor exactitud la dirección de máxima deformación (ey), en este caso según NE-SO).

Fig. 12: Estructuras de deformación en la zona de la plaza del Foro. En primer plano se observan los pliegues que afectan al pavimento formando series de anticlinales y sinclinales. Al fondo se observa estructuras en pop-up.

Fig. 11: Mapa de EAE´s en la zona de foro y la Basílica. Parte de estas deformaciones están relacionadas con el deslizamiento cosísmico (s. III AD) (efecto geológico secundario) que afecta al Templo de Isis (ver leyenda en mapa adjunto) (Base cartográfica cedida por el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, Junta de Andalucía).

Fig. 13: Fotografía anterior a la reconstrucción de las columnas de la basílica (modificado de Sillères, 1997), en el que se observa el colapso de las columnas en estilo dominó.

Fig. 10: Reconstrucción virtual del foro vista desde la Basílica (spqr9715, http://www.balawat.com).

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Otro de los tipos de estructuras presentes en el Foro son las marcas de impacto por caídas de bloques (Fig. 14). Estas estructuras permiten establecer las orientaciones preferentes de colapso de las fachadas de las edificaciones. Como ya hemos comentado existen otras estructuras de deformación presentes en esta zona. Las más evidentes son los pliegues y basculamientos de los muros en la zona oriental de la plaza del Foro (Figs. 11 y 15).

Silva et al. (2009) relacionan gran parte de las deformaciones presentes en el Foro con la reactivación del deslizamiento cosísmico que afecta a la parte NE de la zona excavada del yacimiento durante el sismo del siglo III AD. La mayor parte de las deformaciones inventariadas en la Basílica (Fig. 16) han sido extraídas de la documentación de las diferentes excavaciones previas a su restauración (e.g. Sillères, 1997). Esta documentación a permitido reconstruir la posición original de caída de las columnas (orientación que puede observarse en la figura 11 y en el mapa adjunto a este documento) (Fig. 17). La tipología de la caída de las columnas (Fig. 17) en fichas de dominó es considerada por muchos autores como resultado de un movimiento sísmico, siendo el vector de caída de sentido contrario a la dirección de propagación principal de las ondas (Giner et al., 2012). Los vectores de caída de las columnas tienen un azimut hacia el SO, coherente con el resto de las orientaciones de deformación deducidas de otros efectos.

Fig. 15: Deformaciones por plegamiento de los muros orientales de las tiendas del Foro.

Fig. 17: Fotografía anterior a la reconstrucción de las columnas de la basílica (modificado de Sillères, 1997), en el que se observa el colapso de las columnas en estilo dominó.

Fig. 14: Ejemplos de estructuras de impacto por caídas de bloques en el pavimento de la plaza del Foro. La fotografía superior muestra el impacto con el bloque que lo ha producido. En la fotografía inferior se identifica únicamente la marca de impacto, sin el fragmento que la ha producido. Esta estructura se encuentra muy próxima a la fachada norte de la basílica.

Fig. 16: Reconstrucción virtual del foro y la basílica vista desde el norte. (spqr9715, http://www.balawat.com).

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MERCADO (MACELLUM) En el mercado de la ciudad (Macellum), se observan numerosas estructuras de deformación, tanto en pavimentos como en los diferentes muros que lo conforman (Fig.18). En los muros se observan numerosos bloques de columnas desplazados hacia el SO, orientación coincidente con la de otras estructuras similares en otras zonas del yacimiento (Fig. 19). También es posible observar numerosas roturas de las esquinas de los bloques que conforman los muros interiores del mercado (Fig. 20). Estas roturas son debidas al movimiento oscilatorio inducido por las ondas sísmicas, que produce el golpeo de los bloques forzando la rotura de sus esquinas y son un buen efecto indicador del origen sísmico de las deformaciones (Marco, 2008; Giner-Robles et al., 2011).

Otro de los efectos muy presentes en el mercado son los pliegues que se pueden observar en el pavimento de argamasa (opus signinum) que recubre el suelo de este edificio (Fig. 21). Aunque las orientaciones de estos plegamientos son similares a las analizadas en otras zonas del yacimiento, existen otro tipo de estructuras plegadas en este edificio que parecen estar condicionadas por una cimentación anterior (Fig. 21b).

Fig. 18: Mapa de EAE´s en la zona del mercado (Macellum) (ver leyenda en mapa adjunto) (Base cartográfica cedida por el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, Junta de Andalucía).

Fig. 21: a) Vista general del mercado desde el Decumanus Maximus. En esta imagen se pude observar el pronunciado plegamiento visible en el pavimento de argamasa de este edificio. b) Detalle de uno de los pliegues del pavimento condicionados por la presencia de estructuras de cimentación (zona central).

Fig. 19: Bloques desplazados en las columnas que establecen la separación de las diferentes tiendas del mercado.

Fig. 20: Ejemplo de algunas de las roturas de esquinas de bloques que se pueden observar en las columnas de separación de las tiendas del mercado.

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DECUMANUS MAXIMUS Al sur de la basílica se encuentra la calle principal de este asentamiento: el Decumanus Maximus, orientada aproximadamente E-O. Esta vía de la ciudad esta pavimentada con grandes losas irregulares. Estas losas permiten reconocer una gran cantidad de deformaciones.

Entre estas deformaciones podemos encontrar estructuras de plegamiento (sinclinales y anticlinales), impactos entre losas y marcas de impacto por caídas de bloques. En el enlosado del Decumanus se puede observar numerosas estructuras de impacto entre losas que define el sentido de la deformación inducida por el movimiento de las ondas sísmicas (Fig. 23). También se observan numerosos impactos de caídas de bloques en la zona frente al mercado, relacionadas con el colapso hacia el SO de la fachada de este edificio. Las deformaciones más representativas son los pliegues que afectan a las losas (Fig. 24), muy similares a los que se desarrollan en la el pavimento enlosado del Foro. Los pliegues están extendidos a lo largo del Decumanus, y la mayoría de ellos presentan orientaciones similares a las definidas en el mercado y en la plaza del Foro. Asociadas a estos plegamientos aparecen zonas que con subsidencias muy marcadas hacia el SO. Al igual que en el mercado es posible observar estructuras plegadas y subsidencias condicionadas por la presencia de estructuras subterráneas, en este caso es evidente en tres zonas del Decumanus bajo las cuales existen drenajes de la ciudad hacia la costa (Fig. 26). Estas estructuras condicionan la orientación de los pliegues que se desarrollan alrededor de los drenajes, induciendo cierta dispersión en los resultados del análisis de las orientaciones de pavimentos plegados. Estas deformaciones no están limitadas al pavimento si no que se pueden observar en las estructuras que limitan con el Decumanus, como pueden ser los restos de la puerta oeste de la ciudad (Puerta de Gades) donde se observan fracturas penetrativas en los sillares inferiores (Fig. 22), o en las escaleras de acceso a la Basílica desde esta vía, cuyos escalones aparecen plegados con orientaciones similares a las del enlosado (Fig. 25). En las últimas excavaciones realizadas en la zona este del Decumanus, en las inmediaciones de la Puerta de Carteia, se ha encontrado niveles de colapso de las edificaciones sobre la vía (horizontes de demolición), que fueron removilizados únicamente en las entradas para permitir el acceso a los edificios colapsados, y que en principio se pueden relacionar con las labores de recuperación de enseres inmediatamente posteriores al terremoto del siglo III AD.

Fig. 25: Escalones de acceso a la Basílica desde el Decumanus plegados de forma similar a las losas del pavimento.

Fig. 24: Pliegues en el pavimento del Decumanus, algunos de estos pliegues están relacionados con los drenajes.

Fig. 22: Fracturas penetrativas en la estructura de la puerta oeste (Puerta de Gades).

Fig. 23: Estructuras de impactos entre losas por el movimiento de las ondas sísmicas por el sustrato.

Fig. 26: Efecto condicionante de parte del plegamiento en el Decumanus Maximus por la presencia de canalizaciones subterráneas.

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TEATRO En el sector norte de la ciudad, el principal resto arqueológico es el teatro del siglo I AD (Fig. 27), construido durante la segunda fase de expansión de la ciudad (finales del siglo I AD y principios del II AD) y directamente cimentado sobre el sustrato arcilloso. Esta construcción muestra muchas estructuras de deformación, no obstante su origen queda poco determinado debido al continuo uso que ha tenido en épocas posteriores a su construcción, como por ejemplo la construcción de una torre de vigilancia por parte de los musulmanes en la zona este del teatro, e incluso reutilizado como viviendas, o como cantera en épocas posteriores. Por ese uso múltiple a lo largo del tiempo es muy difícil asignar un origen sísmico de las deformaciones observadas.

Además las restauraciones realizadas (Fig. 28a), utilizando en algunos casos hormigón, hace aún más difícil la identificación y análisis de estructuras de deformación asociadas a actividad símica (EAE´s). No obstante algunas de las estructuras observadas pueden ser interpretadas como deformaciones producidas por diferentes procesos.

Existen deformaciones que se pueden interpretar como resultado de la acción de procesos lentos (baja energía), como fracturas penetrativas en algunos muros (Fig. 28b), o paredes basculadas a favor de la pendiente del terreno. No obstante existen otras estructuras que pueden ser asignadas a la ocurrencia de alguno de los dos sismos que han afectado al yacimiento (Menanteau et al., 1983; Sillères et al., 1997; Silva et al., 2005; Silva et al., 2009). Se puede observar en la parte alta del teatro una escalera colapsada in situ hacia la parte central (SO). También son visibles otras estructuras muy similares a las observadas en el Foro y en el Decumanus Maximus como son los daños en los pavimentos enlosados observándose plegamientos con orientaciones similares a los analizados en otras zonas del yacimiento (Fig. 29).

Por otro lado, también se observan caídas hacia el SO de grandes bloques de los niveles superiores que se pueden atribuir a daños cosísmicos (Fig. 30).

Fig. 27: Plano del Teatro situado en la zona NE de la ciudad (Base cartográfica cedida por el Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia, Junta de Andalucía).

Fig. 29: Plegamiento en el enlosado de uno de los laterales del teatro, las orientaciones de estos plegamientos son similares a las observadas en otras zonas pavimentadas del yacimiento (Foro, Decumanus, Mercado, etc…).

Fig. 28: a) Arco reconstruido en el teatro que muestra las dovelas desplazadas, estructura que podría interpretarse erróneamente como resultado de un terremoto. Es importante revisar la documentación de las excavaciones y las rehabilitaciones antes de iniciar el análisis de las deformaciones presentes. b) Fracturas penetrativas que afectan a uno de los muros del teatro y que posiblemente estén producidas por procesos de deformación de baja velocidad.

Fig. 30: En la zona baja del teatro es posible observar colapsos de grandes bloques de materiales de la parte superior del mismo. Estos colapsos son interpretados como el resultado directo de la ocurrencia de un terremoto, más probablemente relacionados con el sismo producido en el siglo III AD.

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ANÁLISIS DE LOS EAE´s Posteriormente, y para comprobar la homogeneidad en la orientación de máximo acortamiento horizontal (ey), se analizaron los resultados obtenidos para cada uno de los EAE analizados, es decir se analizaron conjuntamente todos los datos obtenidos del mismo tipo de estructura o efecto (Fig. 31). Como ya se ha mencionado existen estructuras que pueden condicionar la orientación de alguno de los efectos (drenajes, cimentaciones, etc…), y aunque estos datos introduzcan cierta dispersión en los resultados se han incluido en el análisis ya que posiblemente estén producidos por el mismo evento sísmico que el resto de los efectos inventariados. Los resultados muestran una homogeneidad evidente en la totalidad de EAE´s considerados, mostrando una dirección de ey común según NE-SW. En los casos en los que debido a las características de la estructura se ha podido determinar la direccionabilidad de los daños, esta parece mostrar un sentido desde SO a NE. CONCLUSIONES Si consideramos los resultados obtenidos de forma conjunta para el todo el yacimiento se puede definir una dirección de deformación horizontal máxima para el conjunto arqueológico según N35º-N40ºE (Fig. 31).

Esta orientación homogénea para todo el yacimiento corrobora, de forma cuantitativa, la hipótesis propuesta por otros autores sobre el origen sísmico de las deformaciones presentes en este yacimiento (Menanteau et al., 1983; Sillères, 1997; Silva et al., 2005; Silva et al., 2009). Las dataciones arqueológicas de los diferentes efectos extraídas de volúmenes temáticos (e.g. Sillères, 1997) y de los

diferentes informes de las excavaciones arqueológicas publicadas por la institución francesa de la Casa de Velázquez (Madrid) nos permite establecer la edad de los sismos que han afectado a este enclave romano en los siglos I y III AD (Silva et al., 2005; Silva et al., 2009). La Cartografía arqueosismológica de daños que se viene realizando en el conjunto Arqueológico de Baelo desde el año 2005 (e.g. Silva et al., 2005; 2009; Giner et al., 2009; Rodríguez-Pascua et al., 2011), claramente indica una direccionalidad homogénea de los mismos y su origen sísmico. Este trabajo va complementado por el primer mapa completo de la zona baja de la ciudad, localizando, catalogando y cuantificando los efectos arqueosísmológicos que en ella se detectan (Giner et al., 2013). Los nuevos datos arqueológicos aportados durante las II Jornadas Internacionales de Baelo Claudia (2010), aportan nuevos datos fundamentalmente para la interpretación del evento que afectó a la ciudad en la segunda mitad del siglo I AD y que provocó su posterior expansión y monumentalización. La construcción del Teatro durante la segunda mitad del siglo I AD muestra dos fases constructivas bien diferentes, cambiando estilos, materiales e incluyendo refuerzos y estribos en la segunda fase. Aunque no existe ningún dato conclusivo al respecto, puede interpretarse que la Ciudad adquirió el rango de Ciudad Romana (Claudia) y que durante la ampliación y monumentalización de la misma (40 – 60 AD) ocurrió un terremoto que afectaría en diverso grado a la parte baja de la ciudad y monumentos en construcción (e.g. Teatro). Este evento, que bien pudo no ser excesivamente importante (VIII), facilitaría la demolición de buena parte de la ciudad y la implantación de una nueva planta urbana acorde con su nuevo status. Finalmente como se ha discutido en la parte introductoria, no se descarta que un evento de tipo tsunami de baja magnitud afectara a la zona provocando la eventual ruina y abandono de la ciudad a partir del 365 AD. Agradecimientos: Este trabajo y el mapa de daños arqueosísmológicos adjunto han sido financiados por el proyecto de Investigación CGL2012-37281-C02.01 (USAL-QTECTBÉTICA). Es una aportación del grupo de Trabajo de Tectónica Activa, Paleosismología y Arqueosismología (QTEC-AEQUA). Referencias bibliográficas Alonso-Villalobos, F.J., Gracia-Prieto, F.J., Ménanteau, L.,

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Fig. 31: A partir del análisis estructural geológico de la orientación de los daños observados en el yacimiento, se puede deducir la dirección y sentido de la deformación que los ha producido. La homogeneidad de los resultados (ey) permite inferir el origen sísmico de las deformaciones. En algunos casos es posible incluso establecer la posición relativa del epicentro del terremoto (Giner-Robles et al., 2011). En la figura se puede observar los resultados para algunas de las estructuras analizadas (EAE´s) en el yacimiento, y el resultado del análisis de la deformación para el conjunto del yacimiento. Las flechas azules marcan la orientación de la máxima deformación (ey) deducida para cada tipo de estructura. La relación angular entre la orientación de los datos y la orientación de ey deducida de su análisis depende de la interpretación cinemática teórica de cada una de las estructuras (Giner-Robles et al., 2011).

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