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Los zigurats y la arquitectura
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República Bolivariana de Venezuela
Instituto Universitario Politécnico Santiago Mariño
Escuela 41- Arquitectura.
Semestre VIII
Los Zigurats y la Arquitectura
Para la cátedra Historia de la Tecnología
Profesor:
Arq. Montalvo Visconti
Realizado por:
Andrea Rodríguez C.I. 20.589.001
Caracas, Mayo de 2013
Los Zigurats son las construcciones más
características de la arquitectura en
la Mesopotamia Antigua y tienen la forma de
una torre o pirámide escalonada. El diseño de un
zigurat va desde una simple base con un templo en lo
alto, hasta las maravillas matemáticas y
arquitectónicas con varias terrazas rematadas con un
templo. El Zigurat era un templo donde vivían los
sacerdotes, quienes junto con los escribas,
administraban la ciudad. La base podía ser de forma
rectangular, ovalada o cuadrada construido en forma de
alta terraza, escalonado en varios niveles -tres,
cuatro o siete-, en el último de los cuales se erigía
una capilla o un templo. El núcleo (la parte no
expuesta a la intemperie) se construía con adobes
secados al sol, revestidos con una gruesa capa de
ladrillos cocidos en hornos mientras que la parte
exterior estaba revestida de ladrillos cocidos, los
cuales podían además estar vitrificados en diferentes
colores. El templo en la cima, al que se accedía a
través de escaleras situadas de forma perpendicular a
la fachada o adosadas a ésta o que ascendían en espiral
hasta la cima, era de ladrillos esmaltados.
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Los zigurats no eran el lugar en que se realizaban
actos públicos o ceremonias, sino que se les
consideraba la morada de los dioses. Gracias al
zigurat, la gente podía estar cerca de los dioses. Cada
ciudad tenía su propio dios o diosa, de la cual
era patrón, gobernador, patesi o lugal. Sólo
lossacerdotes tenían acceso al interior del zigurat
para atender a las necesidades de los dioses, lo cual
hacía de ellos un elemento poderoso de la sociedad.
Las gentes de Ur, Asiria y Babilonia llamaban a
los zigurats «fundamentos del cielo y de la tierra» Los
zigurats fueron un tipo de templo común
para sumerios, babilonios y asirios, para ellos eran
una escalera que les permitía comunicarse con el mundo
celestial de los dioses. No muy distintos de los
rascacielos modernos o de las catedrales medievales,
los zigurats de la antigua Mesopotamia dominaban la
silueta de las grandes ciudades. Como focos visibles
desde lejos de un país tan llano como el de los ríos
Tigris y Éufrates, estas torres escalonadas
representaban no sólo el poderío y el esplendor de la
ciudad y su príncipe, sino también la eminencia y
grandeza de su dios patrón. El nombre «zigurat» deriva
del verbo acadio zaqaru, que significa literalmente
«construir en alto»; se trata, pues, de una palabra
meramente descriptiva que no nos revela nada del
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significado y la función verdadera de estos singulares
edificios. A pesar de las fabulosas imágenes que
existen, tanto en la literatura como en el arte, sobre
la famosa torre de Babel (el gran zigurat de la ciudad
de Babilonia, dedicado a Marduk), no se ha encontrado
ningún zigurat de forma íntegra y completa.
Sin embargo, tanto la antigua documentación en
escritura cuneiforme como las imágenes conservadas y
los restos arqueológicos nos permiten reconstruir
algunas de sus características. Este tipo de monumentos
no apareció inmediatamente: los primeros templos
mesopotámicos fueron construidos al nivel del suelo.
Por el carácter numinoso del recinto sagrado (es decir,
por la misteriosa presencia de la divinidad en él), se
levantaron nuevos templos encima de los cimientos de
los edificios antiguos y destartalados, creando
plataformas elevadas. Por otra parte, desde un período
muy temprano, se trató de elevar los principales
edificios religiosos por encima del resto de la ciudad.
Este ideal, a un tiempo espiritual y arquitectónico, lo
encontramos reflejado cientos de años más tarde en uno
de los libros adivinatorios más importantes de la
antigua Mesopotamia: Si una ciudad, escrito en lengua
acadia y que cuenta con más de 10.000 presagios.
Encierran la idea de que el hombre no debería vivir en
lugares elevados, puesto que éstos representan terrenos
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numinosos predestinados para el culto. Los primeros
zigurats atestiguados con certeza aparecen durante la
llamada III dinastía de Ur (siglo XXI a.C.). El primer
rey de dicha dinastía, Ur-Nammu, fue un intrépido
constructor de zigurats a quienes debemos no sólo el de
su capital, Ur (el mejor conservado en Mesopotamia
hasta el día de hoy), sino también los de Nippur y
Uruk. Las fuentes indican que desde finales del III
milenio a.C., en casi todas las grandes ciudades había
zigurats habitados por los respectivos dioses, patrones
de la ciudad. Algunos núcleos urbanos disponían de más
de uno de estos monumentos: la gran ciudad de Akkad,
cuya localización sigue siendo hoy en día una
incógnita, albergó al menos tres zigurats. Listas
cuneiformes escritas en acadio citan los nombres de al
menos treinta y cuatro zigurats en todo el país de
Mesopotamia, el actual Irak, así como en tierras de lo
que hoy es Irán.
No obstante, la realidad arqueológica es distinta. En
el sur de Mesopotamia, en Babilonia, se hallaron
vestigios de quince zigurats, entre ellos los de Eridu,
Uruk, Ur, Larsa, Nippur, Kish, Borsippa, Sippar, Dur-
Kurigalzu y Babilonia; al norte de Mesopotamia, en
Asiria, los arqueólogos excavaron partes de cinco
zigurats en Assur, Kalhu, Dur-Sharrukin, Kar-Tukulti-
Ninurta y Qatara (Tell al-Rimah), a los que se suman
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los de Choga Zanbil y Tepe Sialk, en Irán. Estas
investigaciones han permitido establecer que, en el
curso de 1.500 años, la forma principal de tres
escalones se transformó en un complejo arquitectónico
cada vez más sofisticado y más alto. Aunque podemos
señalar algunas funciones del zigurat, nunca seremos
capaces de reconstruir una imagen completa de estas
portentosas construcciones.
Uno de los mejor conservados es el de Choga
Zanbil(Imagen 1) en el actual Irán, en el territorio
que ocupó el antiguo reino de Elam, el cual sobrevivió
a los ocho años de guerra entre Irak e Irán. El zigurat
más antiguo que se conserva es el de Kashan datado en
el III milenio a. C.
Imagen 1. Construido en el siglo XIII a. C. por Untash Napirisha,
Irán.
Un ejemplo de un zigurat sencillo es el Templo
blanco de Uruk, en la antigua Sumeria. El zigurat en sí
sólo es la base sobre la que se levanta el templo blanco.
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El propósito es acercar el templo al cielo, al cual se
accede desde el nivel del suelo por unas escaleras.
Un ejemplo de un gran y complejo zigurat es el
dedicado a Marduk en Babilonia. No ha quedado gran cosa
de esta gran estructura, ni siquiera al nivel del
suelo, pero las prospecciones arqueológicas y las
noticias históricas que de él tenemos nos hablan de un
zigurat de siete niveles pintados de diferentes
colores, coronado con un templo de bellas proporciones.
El templo parece haber estado pintado de
color índigo al igual que el último nivel. Se sabe que
había tres escaleras que llevaban al templo, dos de las
cuales (las laterales) sólo ascendían hasta la mitad de
la altura del zigurat. También era donde le rezaban a
los dioses de Mesopotamia.
Etemenanki, el nombre de la estructura, es una
palabra sumeria que significa la fundación del cielo y la Tierra.
Probablemente construida por Hammurabi, en su base se
han encontrado restos de anteriores zigurats y otras
estructuras. La última fase de construcción consiste en
un revestimiento de 15 m de ladrillo construido por el
rey Nabucodonosor II.
Se ha sugerido que el zigurat era una
representación simbólica del primitivo terraplén del
cual se creó el universo o como un puente entre el
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cielo y la Tierra. Los sumerios los concibieron como un
eje cósmico, un enlace vertical entre el cielo y la
tierra, y entre la tierra y el mundo subterráneo, así
como un enlace horizontal entre las diferentes tierras.
Siete niveles representan los siete cielos o planos de
la existencia, los siete planetas, los siete metales,
cada uno de ellos asociado a su color correspondiente.
Uno de los zigurats más conocidos es el de Ur
(Imagen 2), situado al extremo sur de Mesopotamia,
actual Irak, descubierto por Leonard Woolley,
arqueólogo inglés en 1920.
Su construcción fue iniciada por el rey sumerio Ur
Nammu, alrededor de 2300 a.C., terminándolo su hijo
Shulgi.
Imagen 2. Identificación de áreas Zigurat de Ur.
Sólo una parte del monumento se ha conservado (fue
parcialmente restaurada a finales de los años 1970),
pero se sabe que originariamente contaba con una base
de 62 m. x 43 m., alcanzando una altura desconocida,
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aunque superior a los 15 metros que hoy se mantienen.
El interior está completamente formado por adobe. Las
paredes del exterior estas hechas de ladrillos cocidos
y como mortero utiliza el betún asfáltico. Se componía
de varias terrazas superpuestas, con el templo en su
cúspide. El acceso a las plantas superiores se
realizaba a través de tres escaleras exteriores que aún
se conservan. (Imagen 3 y 4)
Imagen 3. Vista de escalera de acceso, Zigurat de Ur
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Imagen 4. Identificación de áreas Zigurat de Ur.
El zigurat formaba el núcleo de un recinto sagrado
que se dedicaba a la diosa-luna Nannar. Fue erigido en
sentido diagonal a los puntos cardinales, aunque no muy
exacta. Un muro exterior encerraba éste y otros tres
edificios: Enuma, almacén del templo; Gi-par-ku,
residencia oficial de las sumas sacerdotisas de la
diosa-luna; y E-hur-sag, palacio real que probablemente
se usaba en ocasiones religiosas. En el lado noroeste
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del zigurat estaba la cocina del dios, donde se
preparaban sus comidas.
Ur-Nammu (…) cubrió el suelo de la primera terraza
con una capa de ladrillos cocidos, de 2,5 metros
de espesor. Su soberbia fabricación les ha
permitido durar hasta hoy, y es a esos ladrillos a
los que debemos la supervivencia de la forma
original del zigurat de Ur. (…) Es también el
zigurat más primitivo con terrazas, nichos y
paredes inclinadas tan maravillosamente
conservados. Estas últimas se elevan hasta una
altura de 15 metros sobre el patio en el cual se
alza el zigurat. Les seguían una segunda y una
tercera terrazas hasta alcanzar una altura total
de 21,33 metros. (…).
Apoyadas contra la pared noroeste, dos escaleras
simétricamente opuestas descienden majestuosamente
hasta el patio del templo.
La escalera principal, en el eje central del
zigurat, sobresalía de la estructura y se unía con las
dos escaleras laterales al nivel de la primera
plataforma, donde era coronada por una poterna. A
partir de aquí la escalera central se hacía más
estrecha y conducía a la plataforma superior (Imagen
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5). Todo esto creaba una magna perspectiva para las
procesiones sacerdotales. Un enorme pilar incrustado en
el cuerpo del zigurat soportaba el tramo de escaleras.
(…).
Imagen 5. Perspectiva de escalera de escaleras, Zigurat de Ur
La amplia escalera central se iniciaba muy lejos
del cuerpo del zigurat y continuaba hasta la plataforma
superior. La idea de una escalera entre el cielo y la
tierra quedaba así maravillosamente plasmada. No fue la
satisfacción de necesidades puramente materiales, sino
el deseo de una realización simbólica del vínculo entre
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dios y hombre lo que dio origen a esta nueva y
expresiva forma arquitectónica.
En 1854 el cónsul británico en Basora J.E. Taylor
comenzó una excavación en el área del zigurat
perteneciente a la ciudad de Ur. En su base se
descubrieron de 4 cilindros de arcilla (Imagen 6), uno
en cada esquina del zigurat. Estos cilindros fueron
escritos por el rey babilonio Nabonides que reinó entre
555 – 539 a.C. El texto de estos cilindros revela que
el zigurat había sido reedificado por este rey:
'Ahora que el zigurat ha envejecido, se asume que
la construcción de este zigurat sobre las bases
del cual Ur-Namu y su hijo Shulgi lo edificaron
siguiendo el plan original con bitumen y ladrillos
horneados. Yo lo reconstruyo para Sin el Señor de
los dioses del cielo y de la tierra, el dios de
dioses, que vive en los cielos, señor de E-gish-
nu-gal en Ur, mi señor'.
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Imagen 6. Cilindro de Arcilla escrito por el Rey Babilonio
Nabonides, Zigurat de Ur
Otro de los zigurats que han llegado hasta
nuestros días en bastante buen estado es el situado
en Choga Zanbil (Imagen 7), un centro religioso del
Imperio elamita, fundado hacia 1250 a. C. por el rey
Untash-Naprisha en la ruta entre Anshan y Susa, en
Elam, Irán. Estaba dedicado a Inshushinak, uno de los
dioses mayores del antiguo Imperio de Elam y deidad
protectora de la ciudad de Susa.
Construido según un método único: en lugar de
estar formado por terrazas superpuestas, los cuatro
pisos están encajados verticalmente. Los pisos estaban
pintados de diferentes colores y estaban vidriadas las
diversas plantas de la torre. El zigurat ocupa
completamente el recinto interior, y fue construido
sobre un templo cuadrado anterior, también erigido por
Untash-Naprisha. Es uno de los dos zigurats que se han
conservado fuera de Mesopotamia.
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Imagen 7. Zigurat Choga Zanbil
Pero tal vez, la más famosa de estas torres
escalonadas sea la Etemenanqui, identificada como la
bíblica Torre de Babel del Antiguo Testamento.
'¡Vamos! ¡Moldeemos ladrillos y hagámoslos cocer!'
Y cocieron ladrillos hasta volverlos piedra, y
betún hasta volverlo cal. Y dijeron:'Levantemos
una ciudad y una torre cuya cima toque el cielo,
para crearnos renombre. De lo contrario seremos
esparcidos por todos los paises'. (Génesis 11: 10-
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La Etemenanki (en sumerio Casa del cielo y de la
tierra) era la torre del templo de Marduk en Babilonia,
situada en el Esagila, el que levanta la cabeza, un gran
conjunto de templos. No se sabe exactamente
cuándo Etemenanki fue construido, pero probablemente
existía antes del reino de Hammurabi (hacia 1792-1750
a. C.). Originalmente poseía siete pisos de altura,
aunque quedan pocos restos en la actualidad.
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La ciudad de Babilonia fue destruida en 689 a. C.
por Senaquerib, quien dice haber destruido el
Etemenanki. La ciudad fue restaurada por Nabopolasar y
su hijo Nabucodonosor II, quien lo reconstruyó.
El Etemenanki fue representado en una tablilla
cuneiforme en Uruk de 229 a. C., una copia de un texto
más antiguo (ahora en el Museo del Louvre, París). Lo
describe con una la altura de 91 metros, con una base
cuadrada de 91 metros de lado. Esta estructura de adobe
ha sido confirmada por excavaciones conducidas por
Robert Koldewey desde 1913. En estos trabajos se
descubrieron largas escaleras en el sur del edificio,
donde un triple pasillo se conectaba con la Esagila. Un
pasillo más largo, al este, conectaba el Etemenanki con
el camino sagrado proceional. (Imagen 8)
Imagen 8. Etemenanki, Esagilia
En total se conocen 32 zigurats; cuatro de ellos
están en Irán y el resto principalmente en Irak. El
último que se descubrió es el de Sialk, en Irán.
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