Liberalismo y sociedad

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LIBERALISMO

El liberalismo y la sociedad

01/11/2014

Rogelio Gutiérrez

ContenidoIntroducción.....................................................2

Fundamento teórico...............................................5Contexto histórico de la idea liberal...........................5

Políticas Públicas...............................................8Propuesta de Descentralización Profunda.........................8

Prohibición Al Banco Central De Otorgar Créditos Al Gobierno...12Gobiernos Liberales.............................................14

Personajes......................................................15Adam Smith:....................................................16

John Stuart Mill...............................................17Ludwig von Mises...............................................18

Wilhelm Röpke..................................................18Friedrich von Hayek............................................19

Qué si y qué no es el liberalismo...............................20El Liberalismo y la Sociedad....................................22

Introducción

Una bienaventurada tarde tuve una larga y constructiva

discusión con unos colegas sobre los problemas a los que día

a día nos enfrentamos los mexicanos como sociedad, y me

refiero a situaciones tan cotidianas, y por ende tan

perversamente solapadas, como lo son el sistema de salud

insuficiente; la falta de seguridad en espacios públicos, y

la falta también de esa seguridad que es tarea del estado

procurar a través de sus distintos mecanismos e

instituciones; a los deficientes sistemas de transporte

colectivo y a la pésima calidad de los servicios que nos

brindan; al desabasto de agua y a la mala planeación de

infraestructura productiva y de desarrollo social, tanto de

la urbana, cuanto de aquella destinada al desarrollo rural; a

la desigualdad; a la corrupción; a la terrible calidad de la

educación, que tan absurda, intransigente, y tristemente

limita a lo más preciado que tenemos en tierra mexicana,

nuestros niños y jóvenes; a los grandes grupos de poder que

hasta hoy han dominado el país y lo han mantenido sometido

bajo su influencia; al clientelismo; al paternalismo, y a las

implicaciones de las políticas públicas regresivas tan

frecuentes en la administración pública mexicana; a la

impunidad; a la falta de igualdad en la impartición de

justicia; a la falta de representatividad en los congresos; a

la burocracia costosa, incapaz e insuficiente; es decir y

para resumir, a nuestra progresiva y continua pérdida de

libertades. Hablábamos de que bajo las condiciones actuales

no se justifica la soberanía cedida al estado Mexicano para

salvaguardar el bienestar de quienes integramos esta gran

Nación, al contrario, es evidente que tenemos una monumental

y dignificante tarea por delante para construir una sociedad

y un gobierno como los que somos capaces de ser y de crear.

Pero la conversación no sólo fluyó en ese sentido negativo,

por el contrario, y por eso mi adjetivo inicial para

describir la bienaventurada tarde, también hablamos

largamente sobre las posibles soluciones a estos problemas, y

desde luego, como no fue sorpresa para ninguno de nosotros y

no lo será para nadie, todos confluimos en las ideas de la

necesidad de mejorar la educación, de reformar las

instituciones para legitimarlas ante una sociedad en

constante autodeterminación, de la imperante necesidad de

revisar los impactos de los programas para determinar su

utilidad pública, de revisar los programas intersectoriales

para hacer más eficiente el sistema, y de todas las

soluciones que resultan obvias para cualquier administrador

público, independientemente de la orientación de su

ideología.

Sin embargo fue precisamente en el momento en el que hablamos

de una ideología cuando todo comenzó a tomar sentido, fue

entonces cuando el problema y la solución se miraron de

frente por primera vez para comenzar a entenderse.

Necesitamos ser libres, debemos ser iguales ante la ley

independientemente de cualquier condición, no necesitamos que

para todo nos digan qué sí hacer y qué no hacer, cómo hacerlo

o cómo no hacerlo, como si no fuéramos capaces de tomar

nuestras propias decisiones, entorpeciéndolo y encareciéndolo

todo; necesitamos limitar el poder de aquellas fuerzas

generadas por el sistema democrático de gobierno, que dan pie

a una cadena de corruptelas que ha sido transgeneracional y

que ha creado una clase social de élites privilegiadas,

perpetuando así las condiciones imperantes de desigualdad

social y económica en el país. El liberalismo se asomaba como

una respuesta lógica a nuestras exigencias políticas y

sociales.

Al final de la tarde un gran amigo me brindó la oportunidad

de expresar mi opinión de forma escrita para poder hacerla

llegar a más personas, a aquellas interesadas en los asuntos

de carácter público, pero también a aquellas que el día de

hoy no tienen la confianza necesaria en las instituciones y

en el proceso democrático. El objetivo es sumarlas a quienes

comparten nuestra visión, para fortalecer el tejido social

desde el ámbito de acción de cada uno de los actores

políticos que conformamos este gran sistema mexicano.

El devenir democrático de nuestra sociedad contemporánea me

ha brindado la oportunidad de llegar a sus ojos el día de

hoy, y con un poco de suerte, a sus vidas. Trataré de ser, en

retribución, la expresión de lo que como jóvenes esperamos

de este país, de su gente, de su gobierno, y de la forma en

la que hay que contribuir para lograrlo. Hay que actuar para

construir ese México mejor que todos queremos.

Me pidió este amigo que les escribiera sobre el liberalismo y

la sociedad, que lo hiciera siguiendo un formato que

conservara cierto rigor académico, y que fuera muy cuidadoso

en la definición de lo que sí es el liberalismo, en un

análisis comparativo con lo que no es, pero que erróneamente

se cree que sí. Esto último para evitar cualquier confusión

entre lo que significa la ideología liberal, que postula la

libertad individual y la igualdad de los individuos ante la

Ley sobre todas las cosas, a través de la limitación del

poder; y la aplicación de políticas orientadas a satisfacer

intereses económicos de grupos particulares, que malamente se

han llamado liberales por su carácter privatizador. Nada más

equivocado.

Para lo anterior les presentaré a continuación la

fundamentación teórica de la ideología, así como un breve

resumen del desarrollo del contexto histórico de la idea

liberal, para culminar con el análisis de la pertinencia de

la adopción de la idea liberal como timón de la

reorganización social para reconstruir el tejido.

Finalmente compartiré con ustedes una serie de apartados

relacionados con el liberalismo y la forma en la que está

presente en el mundo, en la sociedad del día a día. Con

ejemplos de políticas públicas liberales aplicadas en otros

países, y mencionándoles algunos de los personajes más

representativos de la historia del pensamiento liberal.

Ser libres implica ser responsables, y es nuestra

responsabilidad social participar de los asuntos públicos

para hacer de nuestro espacio un lugar mejor, nadie lo va a

hacer por nosotros.

Fundamento teórico

Contexto histórico de la idea liberal

La idea del liberalismo nace aproximadamente hace 400 años en

la Europa de los Siglos XVI y XVII como un esfuerzo político

para dar respuesta a las guerras religiosas Europeas,

apoyadas y muchas veces comandadas por los regímenes

absolutistas de la época.

En el año 470 el Imperio Romano se dividió en una serie de

reinos, y la única constante que permaneció para dar a la

nueva Europa una cierta sensación de unidad y estabilidad fue

el cristianismo. Este dio al mundo europeo un sentido de

propósito y dirección, a saber, la Iglesia dotó a los reyes y

reinas de la autoridad para gobernar, mientras que estos

últimos propagaron el mensaje de la fe cristiana y

legitimaron las fuerzas cristianas sociales y militares.

Los momentos hegemónicos de la iglesia duraron siglos, pero

los acontecimientos externos y las luchas internas

paralizaron su poder. En el siglo XV, con el surgimiento

del Renacimiento se debilitó la sumisión de la sociedad a la

Iglesia y se revitalizó el interés por la ciencia y el mundo

clásico. Se comenzaba entonces a ver la Iglesia como una

orden opresora dominante demasiado involucrada en la

estructura feudal y señorial de la sociedad europea.

En respuesta, y como una de las mayores y más inmediatas

consecuencias de la situación política de la Europa del Siglo

XVII se llegó a la conformación de la primera monarquía

limitada y constitucional en Inglaterra, dando así pie a

grandes debates que resultaron en el origen de la idea

Liberal.

El fundador del pensamiento liberal como una ideología, y a

menudo identificado como el padre del liberalismo, es John

Locke, médico y filósofo inglés que prefería el

parlamentarismo como sistema de gobierno. Argumentaba que

este encarnaba la voluntad del pueblo, dando así sentido a la

forma de gobierno respecto a la característica fundamental de

la Democracia de que el gobierno requiere del consentimiento

de los gobernados en su forma de gobernar. En él se expresa

la soberanía popular y se hacen las leyes que se deben

cumplir, tanto por el rey cuanto por el pueblo. Hace una

separación del poder legislativo del ejecutivo, ya que dice

que el poder no debe ser absoluto, sino que este ha de

respetar los derechos humanos.

Postula que la vida, la libertad y el derecho a la felicidad

son derechos naturales de los hombres, incluso anteriores a

la constitución de la sociedad.

Al Estado le confiere funciones de decisión en controversias

entre los individuos, en el contexto de la pluralidad y la

tolerancia, puesto que se dan diversidad de opiniones e

intereses entre los hombres, fruto de las distintas vías

individuales de la búsqueda de la felicidad, por lo que el

desacuerdo y los conflictos son inevitables.

Postula que los hombres salen del estado de la naturaleza a

través del pacto social porque no existe allí justicia

imparcial que asegure los derechos naturales. El ingreso a la

sociedad civil es a través del contrato. Si es violado por la

autoridad pública que resultó de la voluntad de los

ciudadanos, se vuelve al estado de naturaleza. La autoridad

se sostiene en tanto asegure los derechos naturales que el

individuo buscó proteger al entrar en la sociedad.

Escribió la obra Dos tratados sobre el gobierno civil

en 1660, texto fundacional de la ideología liberal en el que

expresó de forma general uno de sus principales postulados

"Lo que comienza y, de hecho, constituye toda sociedad política no es más que el

consentimiento de cualquier número de hombres libres capaces de alcanzar una

mayoría para unirse e integrarse en una sociedad. Y esto es lo único que hizo o

pudo dar inicio a cualquier gobierno legítimo en el mundo".

En la concepción liberal, no hay ciudadanos en el régimen que

puede pretender gobernar por derecho natural o sobrenatural,

sin el consentimiento de los gobernados. Los fundamentos

intelectuales del liberalismo cuestionaban las viejas

tradiciones de las sociedades y los gobiernos en el siglo

XVII, y estas nuevas tendencias se unieron en poderosos

movimientos revolucionarios que derrocaron regímenes arcaicos

en todo el mundo. Siendo la primera agitación liberal

la Revolución francesa, marcando el curso para el futuro

desarrollo de la historia humana.

Los liberales clásicos dominaron la historia un siglo después

de la Revolución francesa, y dieron pauta a las tendencias

iniciadas en la Gran Bretaña a finales del siglo XIX,

el social liberalismo.

El liberalismo propone el establecimiento de un Estado de

derecho con poderes limitados, cuya principal función sea la

de administrar los recursos del pueblo y proveer de seguridad

a la ciudadanía.

Sin embargo el liberalismo no es una idea estática, ha tenido

ciertas variaciones en sus características que lo han

diferenciado a lo largo del tiempo, y han contribuido a

orientar grandes movimientos sociales en la historia de la

humanidad, continuación algunos ejemplos:

En el siglo XVIII la Revolución Francesa da inicio al

movimiento Liberal como sistema político y económico.

La guerra de independencia de las colonias americanas tiene

su fundamento en las ideas liberales de la época.

El establecimiento del estado laico es una consecuencia de la

libertad de culto, que promueve el liberalismo filosófico.

El liberalismo radical establece que la libertad del ser

humano sólo puede tener lugar entre iguales, y que el

progreso social sólo es posible lograrlo a través del

ejercicio de la libertad de los individuos.

El social liberalismo permite la intervención limitada del

estado en la economía con la finalidad de evitar los

monopolios, y otras prácticas que pervierten la libre

competencia en los mercados.

Los países con sistemas políticos democráticos y

constitucionales son un ejemplo de liberalismo político.

Incluso los países bajo un régimen monárquico parlamentario,

a pesar de tener la figura de rey, tienen un sistema liberal,

pues sus leyes protegen las libertades individuales de sus

pobladores (España e Inglaterra son ejemplos de estos

sistemas).

Políticas Públicas

Propuesta de Descentralización ProfundaLa primer política liberal que les presento como ejemplo es

la propuesta de descentralización profunda: un esquema para

sociedades más exitosas (o cómo pasar del republicanismo

constitucionalista al localismo libertario para preservar las

libertades); expuesta por Juan Fernando Carpio en el libro

Políticas Liberales Exitosas II, Soluciones para superar la

pobreza. Publicado en 2008 por la Red Liberal de América

Latina (RELIAL) y la Fundación Friedrich Naumann para la

Libertad.

El análisis que da pie a la propuesta postula que Los

Estados–Nación son aparatos muy eficientes para tres tareas:

propaganda adoctrinadora, la guerra y la expoliación masiva,

pero nada más. Sostiene que la concentración de poder,

alejado de toda posibilidad de control o indiferencia

concreta por parte de los individuos, volvió al aparato una

entidad que vivía en sí y para sí. (Juan Fernando Carpio,

2008)

Y que desde que una élite se hace con el poder, necesita

mantener al público a raya, desde el fervoroso entusiasmo

hasta la desesperanza paralizante. Es por eso que los medios

y los intelectuales juegan un rol tan importante al colocarse

al servicio del Estado. Al ser juez y parte en el diagnóstico

de los problemas de la sociedad, no harán otra cosa que

recetar más intervención del estado en todo lo que sea o

parezca una crisis.

Se convierte en un problema (conflicto) de interés en el cual

el trabajo de los medios y de los intelectuales depende

directamente del mismo estado que critican, dando pie a un

círculo vicioso en el que se determina la necesidad de tener

una mayor participación del estado en los momentos de crisis,

puesto que esto permitirá tener más problemas qué resolver

para el estado, por lo tanto para los intelectuales;

privilegiando así la necesidad de justificar la intervención

del estado, su existencia y crecimiento, sobre la

implementación de políticas adecuadas que permitan la libre y

adecuada interacción en los mercados.

Para lograr gobiernos más efectivos, responsables y

competitivos, Carpio propone sistemas tales como el de

Alemania, que antes de volverse centralizada, se componía de

300 comunidades jurídica y administrativamente

independientes, que, sin embargo, compartían una historia,

lengua y modos culturales comunes; o el actual y poco

conocido caso de la región de Baarle en el condado de Baarle–

Hertog, belga, y el de Baarle–Nassau, holandés, colindantes

en calles, tiendas y viviendas de la misma ciudad, que pueden

elegir bajo qué jurisdicción funcionar con una declaración

formal y según su conveniencia.

Lo anterior lo fundamenta en que las categorías “familia”,

“ancestro”, “historia” o “nación”, no son construcciones

deliberadas como el Estado. En la actualidad la familia se

entiende como un grupo de personas unidas por vínculos de

parentesco, ya sea consanguíneo, por matrimonio o adopción

que viven juntos por un período indefinido de tiempo, y

constituye la unidad básica de la sociedad. Sin embargo tiene

otras características derivadas de productos genéticos, y de

su función en la seguridad de los individuos que la componen

(familiares). El hecho de que la convivencia social original

se desarrollara en familias les permitía protegerse de los

peligros ambientales y sociales a los que estaban expuestos.

Así mismo, la noción de Nación se desarrolló posteriormente

tomando en cuenta los elementos miméticos de los individuos

de las diferentes familias de la región, y la región misma.

De lo anterior se sigue que estos tipos de asociaciones han

aparecido para resolver problemas y facilitar intercambios,

de la misma manera en que aparecen el lenguaje, la ley, el

dinero y la empresa comercial en la historia.

Y para que estas comunidades tengan gobiernos efectivos,

responsables y competitivos deben atender a una tributación,

redistribución y gasto local. El cobro de tasas o tributos y

su correspondiente gasto en una ciudad–estado o una

provincia, es más eficaz, limitado y responsable que la

alternativa centralista. Se asignará un 25%, por ejemplo, de

lo recaudado para el gobierno central, el resto se verá en

obras locales, que si bien no escapan a los perversos

incentivos de la política, tienen muchísimas más

posibilidades de ser ejecutados a favor de la población

tributante, por presión social para empezar.

Identifica también el poder de veto como una ventaja

adicional del sistema de tributación de abajo hacia arriba,

pues no es una declaración formal, un referéndum, sino un

mandato directo y concreto con recursos en la mano. Del “un

ciudadano, un voto” se pasa al “un ciudadano, un mandante” en

la práctica.

En un gobierno centralizado los recursos recaudados por la

tributación se concentran en una bolsa general, centralizada,

y la distribución de los mismos se realiza de igual forma,

centralizada. Lo anterior provoca que los recursos recaudados

en una determinada parte del territorio, en la que hay

necesidades determinadas identificadas, se destinen a

satisfacer las necesidades de una región distinta, si en esta

región hay necesidades que se consideran de atención más

urgente para la Federación. No importa si en la región a

apoyar existe o no una buena recaudación por parte del

Gobierno Local, al ser una decisión centralizada se busca

atender los problemas más urgentes. Al descentralizar las

decisiones, la recaudación y el ejercicio de los recursos se

brindarán mejores condiciones para atender las necesidades de

la población contribuyente con el recurso contribuido. El

político local no tendrá pretexto para no atender las

necesidades locales al contar con todos los elementos

necesarios para gestionar el desarrollo.

El volver localista el cobro de impuestos, genera

irremediablemente competencia tributaria entre territorios

colindantes, y así será la productividad del capital y las

diferencias de salarios las que atraerán inversionistas y

trabajadores de otras regiones, para beneficio de todas en el

mediano plazo, pues ese sí será un verdadero sistema de

contrapesos a los abusos políticos.

Respecto a los servicios judiciales dice que si la justicia

no se genera como un producto praxeológico en vez de

deliberado, o al menos con la prudencia de un sistema de

revocatoria y abolición popular, no es compatible con un

territorio pequeño u homogéneo culturalmente. Los abusos

legales, la inequidad en los fallos judiciales, y la

ineptitud de la justicia se vuelven más evidentes cuando no

hay desincentivos ni excusas provenientes de una fuente

centralista de legislación. Pero sobre todo, dice que cada

comunidad o ciudad–estado puede ajustar sus leyes a

circunstancias reales y cambiantes, para competir por un

mejor entorno jurídico con otras regiones circundantes.

Sostiene también que la competencia tributaria llevará a que

sean los territorios con menos carga tributaria, en especial

para los productores y más ambiciosos, los cuales atraigan la

inversión de manera preferencial. Esto genera un círculo

virtuoso, una espiral de inversión, empleo, consumo y ahorro,

que llevará a su vez nuevamente a la inversión.

La competencia regulatoria llevará a que los territorios con

leyes más modernas, sólidas e internacionalizadas atraigan

también inmigrantes talentosos, empresas ávidas de

estabilidad y transparencia, y en general que retengan una

población joven que no necesite emigrar para hallar

crecientes oportunidades.

Finalmente, el localismo, al permitir lazos de confianza y

comunidades voluntarias, un ejercicio mejor del derecho de

libre asociación y disociación, y dar seguridad para el

futuro, permite que la preferencia temporal sea baja y prime

el largoplacismo. Es por eso que Luxemburgo, Hong–Kong,

Singapur o Liechtenstein poseen altísimos niveles educativos,

culturales, con sociedades amables y respetuosas del derecho

ajeno. Eso, en suma, significa un retorno a los estándares de

civilización que el siglo XIX quiso para el liberalismo.

(Juan Fernando Carpio, 2008)

Prohibición Al Banco Central De Otorgar Créditos Al GobiernoComo segundo ejemplo de política les voy a exponer la

propuesta de Hugo Maul R., Lisardo Bolaños F., y Jaime Díaz

P., también publicada en el libro Políticas Liberales

Exitosas II, Soluciones para superar la pobreza, de la Red

Liberal de América Latina (RELIAL) y la Fundación Friedrich

Naumann para la Libertad, en 2008; y se trata de las reformas

macroeconómicas en Guatemala. Particularmente de la

prohibición al banco central de otorgar créditos al gobierno

para evitar la inflación derivada del financiamiento público

a través de la emisión de moneda.

El desempeño macroeconómico de Guatemala durante el Siglo XX

puede considerarse como conservador. El mantenimiento de un

tipo de cambio fijo durante más de seis décadas muestra una

disciplina monetaria y fiscal sobresaliente para los

estándares internacionales. Sin embargo, no todo el siglo fue

así. Vale la pena mencionar tres momentos críticos.

A principios de la década de 1920, tras el golpe de Estado en

contra de Manuel Estrada Cabrera, se desató una crisis

inflacionaria producto de la falta de disciplina fiscal de la

administración del Partido Unionista. Esta crisis desembocó

en la creación del Banco Central de Guatemala y la creación

del Quetzal como unidad monetaria nacional.

El segundo período de inestabilidad se dio durante la primera

mitad de la década de los ochenta, cuando la crisis política

y el conflicto armado interno se conjugaron con la pérdida de

disciplina fiscal, alcanzándose un déficit fiscal superior al

7% del PIB en 1982.

Un importante aumento del gasto público financiado con

emisión monetaria, sumado a un importante atraso cambiario,

desembocó en una tasa de inflación cercana al 60% en 1990. La

tasa de inflación más alta en la historia de Guatemala, y el

tercer momento crítico antes de las reformas.

Lo anterior marcó la necesidad de crear nuevas formas que

limitaran el manejo discrecional de la política monetaria y

para ello se implementó la política de crédito cero al

gobierno central.

¿Por qué se eliminó la facultad del Banco Central para

otorgar préstamos al Gobierno de Guatemala?

El monopolio de la emisión de dinero de alta potencia por

parte del Banco Central es una tentación muy grande para

políticos oportunistas deseosos de expandir el gasto público.

Y Cambios abruptos en variables como la inflación, el tipo de

cambio y/o las tasas de interés suelen tener efectos muy

negativos sobre los ingresos reales y el ahorro de las

familias.

Prohibirle al Banco de Guatemala (banco central) financiar

directa o indirectamente al Gobierno buscaba limitar la

posibilidad de explotar el impuesto inflacionario como fuente

de financiamiento del gasto público.

Al tener la ventaja de no necesitar de la aprobación de un

Parlamento o un Congreso, este impuesto reporta “grandes”

ventajas respecto de las impopulares reformas tributarias que

buscan elevar la recaudación de otro tipo de impuestos. Con

la ventaja adicional que, en términos prácticos, los gobierno

casi nunca pagan los préstamos que reciben del banco central.

Esta reforma tuvo múltiples efectos económicos, no sólo

implicó cerrar la llave del financiamiento monetario, sino

también una rebaja importante en la tasa de inflación y en

las tasas de interés.

Gobiernos Liberales

La mayoría de los Estados Occidentales de la actualidad están

vinculados con la idea Liberal, no olvidemos que la

constitución de un estado democrático nace de la necesidad de

terminar con los regímenes absolutistas y tiránicos de la

época, privilegiando las libertades individuales ante estos.

Existen, luego, diversos ejemplos de formas de gobierno

liberal, cada una de ellas adecuada a las exigencias de la

sociedad que las creó o implementó, a continuación algunos

ejemplos.

Monarquías parlamentarias o constitucionales: Es en la que

el rey ejerce la función de jefe de Estado bajo el control

del poder legislativo (parlamento) y del poder

ejecutivo (gobierno), es decir, el rey reina pero no

gobierna. Ejemplos de ellas las encontramos en Europa

Occidental y Algunos Países Asiáticos.

Presidencialistas: Una vez constituida una República se

establece una división de poderes entre legislativo,

ejecutivo , y judicial, y el Jefe de Estado, además de

ostentar la representación formal del país, es también parte

activa del poder ejecutivo, como Jefe de Gobierno. Es elegido

de forma directa por los votantes y no por

el Congreso o Parlamento. Algunos ejemplos los encontramos en

América Latina, África, Estados Unidos, y algunos países de

Medio Oriente.

Semi presidencialistas: Es aquella en la cual el poder

ejecutivo reside tanto en un presidente de la república,

elegido por sufragio directo, cuanto en un primer

ministro elegido por el poder legislativo. Algunos ejemplos

los encontramos en países de Asia, África, y de Medio

Oriente.

En América Latina en la actualidad a miembros activos del

liberalismo los encontramos en países como Argentina,

Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador,

Honduras, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,

Perú, República Dominicana, Venezuela y Uruguay.

Personajes

Ahora bien, respecto a los personajes importantes en el

desarrollo de la idea liberal sucede más o menos lo mismo que

con los Gobiernos de la actualidad. Aquellos personajes que

hayan pensado en la creación/desarrollo de un gobierno

democrático ya están siendo activamente partidarios del

pensamiento liberal, no olvidemos que la democracia moderna

tuvo un gran auge por oponerse a los sistemas de gobierno

monárquicos, enalteciendo la idea de la libertad de los

individuos para autogobernarse. La democracia en sí es uno de

los logros sociales más significativos en el desarrollo de la

historia de la humanidad, y uno de los mayores logros del

pensamiento liberal.

Tomaremos como punto de partida el pensamiento clásico, toda

vez que si bien podría encontrarse un sentido liberal en el

pensamiento antiguo, este no es tan fácilmente demostrable

como precursor de la idea de liberalismo surgida como

respuesta al estado absolutista, dominante durante el auge

del cristianismo. El entendimiento del individuo y de su

participación en la vida de la polis no era el mismo que el

del ciudadano con derechos humanos del día de hoy.

Adam Smith: Se le considera por su obra “La riqueza de las naciones” de 1776, el

fundador del liberalismo económico, y el primero de los

economistas clásicos. Su propósito era descubrir la forma de

enriquecer al Estado, como lo demuestra el título de su

libro, y en su análisis concluye que es una condición previa

el enriquecimiento de los individuos.

Postula que cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la

sociedad con más eficacia que si trabajara para el interés

social. Para él es inútil la intervención del Estado en los

mercados, el orden, dice, se establece por sí mismo.

Su base de pensamiento es: el mercado se regula por libre

concurrencia; el trabajador elige libremente su trabajo; la

mano de obra se desplaza libremente; y el contrato de trabajo

es un acuerdo libre entre patronos y obreros.

Su relación con la idea liberal: Como se menciona en la

descripción de sus principales postulados Adam Smith supone

como necesaria la libertad de los individuos para la

generación de la riqueza. Dice que los individuos deben ser

libres de poder comerciar como mejor les convenga a las

partes, siempre y cuando no existan terceros afectados que no

estén implicados directamente en la transacción. Dice que los

trabajadores deben ser libres de elegir trabajar con quien

más les convenga, y de la misma forma los patrones, esto

permitirá que los mercados trabajen de una forma eficiente,

en la que los costos implicados sean únicamente los

determinados por las partes, sin tener que sumarles todos

aquellos derivados de la burocratización dada con la

intervención gubernamental. Con mercados eficientes la

generación de riqueza individual será más barata, accesible,

y equitativa (justa); coadyuvando así a la generación de la

riqueza de las naciones utilizando como medio a la libertad.

John Stuart Mill En Consideraciones sobre el gobierno representativo, propuso varias

reformas del Parlamento y del sistema electoral,

especialmente trató las cuestiones de la representación

proporcional y la extensión del sufragio.

Su obra Sobre la libertad  se dirige a la naturaleza y límites del

poder que puede ser ejercido legítimamente por la sociedad

sobre el individuo. Mantiene que cada individuo tiene el

derecho a actuar de acuerdo a su propia voluntad en tanto que

tales acciones no perjudiquen o dañen a otros.

Definió la libertad social como protección de la tiranía del

gobernante político. Consistía en poner límites al poder del

gobernante, de tal forma que no fuese capaz de utilizar su

poder en beneficio de sus propios intereses y tomar

decisiones que pudieran conllevar perjuicio o daño para la

sociedad.

Su relación con la idea liberal: La relación de Stuart con la

idea liberal se asocia más a un interés político que a uno

económico, como vimos con Smith. Él identifica la necesidad

de la libertad en los sistemas de gobierno, al abordar el

tema del parlamentarismo y la representatividad supone la

libertad política de los individuos para ejercer sus derechos

electorales. En un ambiente privado de libertades electorales

sería imposible participar de las decisiones de gobierno,

estas estarían limitadas al alcance del Rey, o del tirano

correspondiente, por lo tanto, a su voluntad, y no a la de

los individuos gobernados.

Y en un nivel aún más profundo de análisis, Stuart, al

abordar el tema de la representatividad, supone otro tipo de

libertades además de la electoral. El discutir sobre una

representatividad parlamentaria directa o indirecta supone

que el individuo no sólo tiene la libertad de votar a sus

gobernantes, sino que también tiene libertad para determinar

sus prioridades políticas y sociales, y hacerlas públicas.

Incorporando así en su reflexión la importancia de las

libertades individuales.

Ludwig von Mises Tuvo una influencia significativa en el moderno movimiento

libertario en pro del mercado libre. Planteó lo perjudicial

de la intervención gubernamental en la economía, decía que

esta lleva a un resultado distinto al natural y por lo mismo

muchas veces perjudicial para la sociedad.

Es uno de los principales mentores espirituales

del liberalismo libertario, afirmando la vigencia suprema de

la libertad individual, es decir, el derecho del individuo

sobre sí mismo.

Su relación con la idea liberal: En el caso de Von Mises la

asociación con la idea liberal es un tanto más simple, en

cuanto que abordó la idea de la libertad desde el campo de la

economía y la liberación de los mercados (brevemente

mencionada en Adam Smith), y como elemento fundamental en la

naturaleza y en las implicaciones de la acción humana. Pero

al mismo tiempo más complejo, puesto que su reflexión aborda

la libertad del individuo sobre sí mismo, la cual queda en

entredicho cuando el Estado no aporta las libertades

necesarias para el desarrollo individual. Es decir, la

libertad entendida como el derecho del individuo sobre sí

mismo, está supeditada a que el Estado brinde todas las

condiciones necesarias para la existencia y el desarrollo del

individuo. No basta con ser libre de pensar lo que se quiera,

se requieren de las condiciones materiales para eso.

Wilhelm Röpke Apostaba por un orden económico basado en un humanismo

económico, conocido también como la tercera vía. Apoyaba una

sociedad y una política social en la cual a los derechos

humanos se les concediera la máxima importancia, pero creía

que el individualismo debe ser equilibrado por un principio

de sociabilidad y humanidad.

Sostenía que la política social nunca debería sustituir al

mercado libre porque esta ganaría demasiada influencia en la

vida y en la propiedad de sus ciudadanos, resultando en una

forma de sumisión.

Su relación con el pensamiento liberal: Parte del postulado

de los mercados libres para la creación de riqueza que ya

vimos previamente, privilegiando la libertad individual sobre

la intervención gubernamental. Pero él suma a la reflexión

los principios de sociabilidad, haciendo una clara

diferenciación entre lo que es un principio de sociabilidad

de lo que es un gobierno socialista. En el primero serán los

principios individuales los que lleven al individuo a

participar de los intereses de la comunidad, conservando

completamente su facultad (libertad) de decidir su grado de

involucramiento, mientras que en el segundo se pierde toda

libertad de acción o toma de decisiones para que sea el

régimen el encargado de determinar las acciones a tomar.

Friedrich von Hayek  Es conocido principalmente por sus críticas a la economía

planificada y socialista que, como sostiene en su obra Camino

de servidumbre, considera un peligro para la libertad

individual porque conduce al totalitarismo.

Pensaba que el socialismo y la colectividad comunista

implementados por el estado eran inviables por la falta de

precios de mercado; y además, en un plano más filosófico y

político, eran incompatibles con la libertad individual.

Su relación con el pensamiento liberal: En el caso de Von

Hayek sus aportaciones fueron en el mismo sentido que las de

Wilhem, teorizar sobre la pertinencia de desarrollar el

modelo liberal asociado a una conciencia social, sobre la

implementación de un modelo socialista que de inicio

restrinja las libertades de los individuos que conforman el

estado.

Qué si y qué no es el liberalismoUna vez expuesta la idea del liberalismo, ya que hemos

presentado ejemplos de políticas públicas liberales y sus

resultados, y hemos hecho una breve reseña de sus más grandes

exponentes, podemos realizar un ejercicio en el cual

contrastar la implementación de políticas públicas que se

presentan bajo el cobijo de una etiqueta liberal, cuando en

realidad los objetivos poco o nada tienen que ver con la

procuración de libertades por parte del Estado. Por el

contrario, obedecen a intereses particulares que sólo tienen

el objetivo de beneficiar a unos pocos y mantener el estado

de inequidad imperante en la actualidad; de aquellas que sí

los son.

Hemos visto que para que se dé la Libertad dentro de un

estado se requiere de salvaguardar los derechos individuales,

no privilegiar los colectivos. Que para ser liberal hay que

ser justo, defender los derechos de propiedad de cada

persona. Lo que implica que aquellos quienes exceden sus

derechos deben ser castigados, que los privilegios a unos a

costa de quitar a otros son abusos de autoridad. Por lo

tanto, y entramos al ejemplo, las políticas privatizadoras

que tienen el objetivo de beneficiar a un grupo específico de

la población, o incluso a un grupo de inversionistas

extranjeros, no son políticas liberales. Si bien se puede

argumentar que la eliminación o disminución de la

participación del estado en cualquier sector no estratégico

se considera una política liberal, las consecuencias de la

implementación de una política irresponsable, aunque se haga

a través de mecanismos aparentemente liberales, no puede ser

considerada liberal si atenta en contra de las libertades de

alguno de los participantes de ese sector, o de cualquier

otro.

Si bien el pensamiento liberal está de acuerdo con la

apertura al capital privado en muchos de los sectores

económicos, no lo está si esta apertura implica la pérdida de

cualquier tipo de libertad como consecuencia de la

implementación de una mala política pública, que se puede

escudar bajo el ideal liberal por los mecanismos mediante los

cuales busca obtener sus fines, pero que se descubre a sí

misma como lo contrario al beneficiar sólo a un grupo de

personas. Por lo que las consecuencias de la aplicación de

esas políticas alrededor del mundo no están vinculadas con

las consecuencias que se tendrían con el actuar de un sistema

verdaderamente liberal.

En 1990, durante el gobierno del Lic. Carlos Salinas de

Gortari, y bajo una bandera liberal, se implementó una

política de privatización en el Sector de las

Telecomunicaciones, la cual contribuyó a la creación del

monopolio privado en las telecomunicaciones nacionales que

fue fundamental para amasar una de las más grandes fortunas

privadas del mundo, la del Ing. Carlos Slim, al frente de

Grupo Carso, y ahora también de América Móvil; mientras la

calidad del servicio que ofrecía era muy baja, y sus costos

los más elevados de los países integrantes de la OCDE, de

acuerdo con la Comisión de Puntos Constitucionales de la

Cámara de Diputados; beneficiando así sólo a una minoría,

mientras se abusaba de la mayoría, representada por la

totalidad de los usuarios del servicio.

En el caso anterior no se puede considerar la privatización

como política liberal, ya que a todas luces atentó contra la

libertad de los posibles competidores en el Sector, y aún

peor, contra la libertad de los usuarios finales de poder

elegir la opción que les resultara más atractiva o más

conveniente. Para estar en condición de catalogar estas

políticas privatizadoras como liberales es necesario

complementar la acción privatizadora de la infraestructura en

posesión del estado, con un marco regulatorio adecuado, que

brinde las mejores condiciones de competencia para todos los

participantes en el mercado. Lo anterior provocará que los

oferentes participantes comiencen un proceso de competencia

en términos de precio y calidad del servicio que

consecuentemente beneficiará a los usuarios finales. Las

reformas presentadas este año en materia de competencia y de

telecomunicaciones son un ejemplo de las políticas que

debieron implementarse hace 24 años junto con la venta de la

paraestatal para poder decir que se avanzaba hacia la

procuración de libertades de los participantes en el mercado

de telecomunicaciones.

Nuestro segundo ejemplo es la implementación de programas

públicos tales como la sustitución de los servicios de salud

públicos por la prestación de servicios privados. Esto tiene

la finalidad de brindar la posibilidad al individuo de elegir

libremente al médico de su preferencia, en lugar de tener que

asistir a un médico específico, en un horario específico, en

una ubicación específica. Se trata de hacer los servicios más

eficientes eliminando la burocratización y el encarecimiento

que implica involucrar un aparato estatal que monopolice el

servicio, y al mismo tiempo se pretende incentivar la

competencia entre los prestadores del servicio privado (en

términos de precio y calidad), beneficiando nuevamente así al

usuario final.

En el primer ejemplo se eliminó la participación del estado

en la prestación del servicio telefónico, pero no se

complementó la tarea con la implementación de una política

que considerara la apertura del mercado a más competidores,

creando así un monopolio y trayendo consigo las consecuencias

económicas devastadoras para el consumidor, y la deficiencia

en la calidad de los servicios prestados. Mientras que en el

segundo ejemplo se elimina la participación del Estado en la

prestación del Servicio, pero se sustituye con la

participación privada, incentivando así al mejoramiento de la

calidad y a la disminución de los precios del servicio.

El Liberalismo y la Sociedad

Si bien en la actualidad es aún complejo definir el concepto

de libertad, en las sociedades actuales es posible

identificar características comunes que nos permiten darnos

una buena idea de lo que se trata.

Alrededor del mundo impera la idea de la libertad en la

constitución de los Estados, salvo contadas excepciones en

países de África y Asia que son gobernados por Regímenes de

Estados totalitarios. La mayoría de los países del mundo se

rigen por Repúblicas Democráticas, Monarquías Parlamentarias,

y otras formas de gobierno basadas en la idea de libertad.

Esta idea de libertad se asocia a los gobiernos y sociedades

actuales desde formas tan aparentemente simples como la

libertad de hablar de lo que se quiera (de expresión); hasta

formas tan complejas como los mecanismos de representatividad

política. Sin embargo, lo más importante del desarrollo de

estas nociones de libertad no es como tal el desarrollo del

pensamiento, sino la forma en la que día con día la adopción

de este pensamiento en la reflexión del actuar social impacta

en la vida de los individuos.

Las ventajas de un Gobierno liberal frente al de cualquier

otro régimen son todas. Cuando vivimos en una sociedad que

privilegia la libertad por sobre todas las cosas tenemos

consecuentemente la oportunidad de elegir qué hacer, qué

pensar, qué decir, qué creer, con quién asociarnos, con quién

hacer negocios, con quien casarnos, qué estudiar, en qué

trabajar, en fin, siendo libres tenemos la oportunidad de

elegir qué hacer de nuestra vida.

Desde el punto de vista del individuo las ventajas de un

gobierno liberal se reflejan en las oportunidades reales que

tiene para dignificar su existencia. Es decir, cuando tiene

un trato igualitario hacia y de los demás, cuando las

oportunidades de desarrollo que tiene son las mismas

oportunidades que tiene cualquier individuo. No ya en

términos económicos, puesto que esto dependerá de la labor

misma de cada individuo, sino en el sentido de no tener una

fuerza mayor que limite su participación en cualquier mercado

por el conflicto de intereses.

A lo largo de la historia se ha atacado a los gobiernos

liberales por enfocarse en el bienestar individual y

olvidarse de los colectivos. Sin embargo esto no es para nada

cierto, es una manipulación de aquellas personas que por

intereses particulares incentivan la creación de estados

intervencionistas. Por definición misma un gobierno que vela

por la libertad de cada individuo de una sociedad, vela por

la libertad del colectivo, no hay forma de brindar seguridad

a cada una de las partes que conforman una sociedad y al

mismo tiempo no brindarla. Por el contrario, la intervención

de los estados en el acontecer social provoca distorsiones en

los mercados de tal magnitud que lo que comienza siendo la

implementación de programas para beneficiar a los colectivos,

termina por ser la fuente de enriquecimiento de un solo

sector de la población. Ejemplos de estas perversiones hay

muchos, políticos corruptos, enriquecimiento de los

intermediarios a costa de los productores, proselitismo

político, peculado, implementación de políticas regresivas,

por nombrar sólo algunos.

La esclavitud es lo peor que el hombre le ha dado al hombre a

lo largo de la historia de la humanidad. Las luchas por la

libertad han cobrado innumerables vidas de hombres y mujeres

que no tuvieron la oportunidad que tenemos nosotros de elegir

el día de hoy, pero que la anhelaban de forma tal que dieron

sus vidas por ella. Si nosotros el día de hoy elegimos para

dictar las normas de nuestro actuar social cualquier idea

distinta a la de la libertad, por la razón que sea, y bajo el

supuesto que sea, estaremos sin duda dando un paso atrás en

la evolución del hombre como ser pensante, y sobre todo, como

ser social.