Lenguas y pueblos tupí-guaraníes en las fuentes de los siglos xvi y xvii

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M MÉLANGES de la Casa de Velázquez Dossier Lenguas y pueblos tupí-guaraníes en las fuentes de los siglos xvi y xvii Guillaume Candela, Bartomeu Melià .......................................................................................................................................................................... Avertissement Le contenu de ce document relève de la législation française sur la propriété intellectuelle et est la propriété exclusive de léditeur. Le contenu de ce document peut être consulté et reproduit sur un support papier ou numérique sous réserve que ce soit strictement réservé à un usage soit personnel, scientique ou pédagogique, excluant toute exploitation com- merciale. La reproduction devra obligatoirement mentionner léditeur, le nom de la revue, lauteur et la référence du document. Pour plus de détails, consultez www.casadevelazquez.org. Toute autre reproduction est interdite sauf accord préalable de léditeur, en dehors des cas prévus par la législation en vigueur en France. .......................................................................................................................................................................... © Casa de Velázquez Ce document est le fac-similé de lédition papier. Langues indiennes et empire dans l’Amérique du Sud coloniale Lenguas indígenas e imperio en la América del Sur colonial 2015 NOUVELLE SÉRIE TOME 45-1 Coord. Juan Carlos Estenssoro et César Itier

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MMÉLANGESde la Casa de Velázquez

Dossier

Lenguas y pueblos tupí-guaraníes en las fuentes de los siglos xvi y xvii

Guillaume Candela, Bartomeu Melià

..........................................................................................................................................................................AvertissementLe contenu de ce document relève de la législation française sur la propriété intellectuelle et est la propriété exclusive de l’éditeur.Le contenu de ce document peut être consulté et reproduit sur un support papier ou numérique sous réserve que ce soit strictement réservé à un usage soit personnel, scientifique ou pédagogique, excluant toute exploitation com-merciale. La reproduction devra obligatoirement mentionner l’éditeur, le nom de la revue, l’auteur et la référence du document. Pour plus de détails, consultez www.casadevelazquez.org.Toute autre reproduction est interdite sauf accord préalable de l’éditeur, en dehors des cas prévus par la législation en vigueur en France...........................................................................................................................................................................

© Casa de VelázquezCe document est le fac-similé de l’édition papier.

Langues indiennes et empire dans l’Amérique du Sud coloniale

Lenguas indígenas e imperio en la América del Sur colonial

2015NOUVELLE SÉRI E

TOM

E 45

-1

Coord. Juan Carlos Estenssoro et César Itier

Sommaire

Dossier

langues indiennes et empire dans l'Amérique du Sud colonialeIndian Languages and empire in colonial South America

Pr senta de Juan Carlos Estenssoro César Itier 9-14

Juan Carlos ESTENSSORO

Las vías indígenas de la occidentalización. Lenguas generales y lenguas maternas en el ámbito colonial americano (1492-1650)Indigenous pathways to westernisation. Common tongues and mother tongues in colonial America (1492-1650) 19-44

César ITIER

«Quechua» y el sistema inca de denominación de las lenguas«Quechua» and the Incaic system of denominating languages 37-56

Guillaume CANDELA, Bartomeu MELIÀ

Lenguas y pueblos tupí-guaraníes en las fuentes de los siglos XVI y XVIITupi-Guarani languages and peoples in 16th and 17th century sources 57-76

Charlotte de CASTELNAU L’ESTOILE

« En raison des conquêtes, de la religion et du commerce ». L’invention de la langue générale dans le Brésil du XVIe siècle«Concerning conquests, religion and trade». The invention of a lingua franca in 16th-century Brazil 77-98

Cândida BARROS

«Em razão das conquistas, religião, commercio». Notas sobre o conceito de língua geral na colonização portuguesa da Amazônia nos séculos XVII-XVIII«Concerning conquests, religion and trade»: notes on the concept of a língua geral in Portuguese colonisation of the Amazon region in the 17th and 18th centuries 99-112

Luís Filipe THOMAZ

De l’autre côté du monde. Langues véhiculaires et communication interethnique dans l’océan Indien à l’époque de la découverte portugaiseOn the other side of the world. Vehicular tongues and inter-ethnic communication in the Indian Ocean at the time of the Portuguese discoveries 113-131

Contrepoint

Bernadette MAJORANA Lingua e stile nella predicazione dei gesuiti missionari in Italia (XVI-XVIII secolo). Alcune riflessioniLanguage and style in the preaching of the Jesuit missionaries in Italy (16th-18th centuries). Some thoughts 133-151

Lenguas y pueblos tupí-guaraníes en las fuentes de los siglos xvi y xvii

Guillaume Candela — Bartomeu MeliàUniversité Paris 3 Sorbonne-Nouvelle (CRIAL-CRAEC) — Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (ISEHF)

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dossier langues indiennes et empire dans l’amérique du sud coloniale

Juan Carlos Estenssoro, César Itier (coord.), Langues indiennes et empire dans l'Amérique du Sud coloniale

Dossier des Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 45 (1), 2015, pp. 57-76.

ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez.

Los lingüistas Čestmir Loukotka, Antonio Tovar y, más específicamente, Aryon Rodrigues, concuerdan en que las lenguas de la familia tupí-gua-raní muestran hoy muy poca diferenciación a pesar de su enorme disper-sión geográfica que abarca desde la Guayana francesa hasta las cuencas de los ríos Paraguay y Paraná, pasando por la cuenca amazónica y zonas de los actuales Perú y Bolivia1. Cabe preguntarse por qué, cuándo y cómo se llegó a distinguir dos lenguas, tupí y guaraní. Trataremos de recorrer aquí la primera etapa de esta historia que permanece hasta hoy oscura2. Veremos que el uso del etnónimo y el glotónimo tupí aparece primero en las fuentes españolas. Como lo subraya Charlotte de Castelnau L’Estoile en su artículo3, el nombre tupí nunca aparece en las fuentes portuguesas o francesas del siglo xvi para referirse al idioma hablado en las costas del Brasil. Éste era entonces conocido como «língua do Brasil», «língua geral do Brasil», «língua brasílica» o «língua mais usada na costa do Brasil». Seguiremos minuciosamente las primeras percepciones que los conquista-dores españoles tuvieron de la realidad étnica, cultural y lingüística de la región, gracias a una documentación en parte inédita. Guillaume Candela4

1 Loukotka,1968; Tovar, 1961; Tovar y Larrucea, 1984; Rodríguez, 1986, p. 32. Agra-decemos a Capucine Boidin y Juan Carlos Estenssoro cuyas numerosas sugerencias han contribuido mucho a mejorar el contenido y la forma de este artículo.

2 Wolf Dietrich formula la hipótesis según la cual la adscripción del tupí al territorio brasi-leño y del guaraní al territorio paraguayo pudo ser una consecuencia de la guerra de la Triple Alianza (1864-1870) durante la cual la nación paraguaya fue identificada y se identificó como guaraní. Véase Dietrich, 1994-95.

3 Véanse pp. 77-98 de este volumen.4 Para la elaboración de este estudio recurrimos a un corpus de 21 cartas redactadas

por conquistadores y misioneros de principios del siglo xvi. En su mayoría, esta valiosa documentación permanece inédita, probablemente debido a la estructuración todavía nacional de las comunidades académicas. Los investigadores especializados en la costa del

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comentará una selección de documentos que abarca el período 1527-1578 y Bartomeu Melià analizará fuentes misioneras posteriores.

Cuatro etapas pueden distinguirse en el acercamiento europeo a los pueblos de la familia lingüística que nos interesa. Durante la fase explo-ratoria, que corre de 1527 a 1541, los conquistadores se refieren a aspec-tos culturales (antropofagia), económicos (alimentos) y políticos (alianzas potenciales). Identifican una serie de grupos (carios, guareníes, guaraníes y topís) que comparten con sus numerosos enemigos de poblaciones vecinas un mismo ethos guerrero pero no en cambio la misma lengua. A partir de 1541, conforme va concretándose la conquista militar y espiritual, se vuel-ven más prolijos en sus observaciones lingüísticas. Cario y guaraní surgen entonces como dos denominaciones diferentes de una misma población de habla guaraní que constituye «una misma gente y lengua» aunque siempre opuestos a sus enemigos chané que hablan diferente lengua. Desde 1556, al hacerse más apremiante la necesidad de legitimar la dominación española sobre los territorios descubiertos, se consolida la distinción entre los gua-raníes vasallos del rey de España y los tupíes vasallos del rey de Portugal. En su labor misional, franciscanos y jesuitas mencionarán explícitamente las muchas semejanzas existentes entre el guaraní y la lengua hablada en las costas del Brasil, a la cual llaman tupí. Paralelamente, algunos empiezan a aplicar el calificativo general al guaraní.

Fase exploradora (1527-1541): carios, guareníes, guaraníes y topis

La primera referencia a los etnónimos tupí y guaraní aparece en 1527, en la descripción que el explorador portugués Diego García de Moguer hace de la costa de Brasil entre la isla de Santa Catalina (actual Florianópolis) y el fuerte de Sancti Spíritus (actual ciudad argentina de Puerto Gaboto), sobre el río Coronda:

Esta una gente allí […] que comen carne humana y es muy buena gente amigos mucho de los cristianos que se llaman topies […] ale-gamos a un río que se llama el río de los patos [isla de Florianópolis] hay una buena generación que hacen muy buena obra a los cristianos e llamase los carios […] la fortaleza de Santi Spiritus [al borde del río Coronda, brazo del río Paraná, hoy en Argentina] se llamaba esta gene-ración guareníes e estos mantenían a los cristianos de la fortaleza […]

Brasil no han utilizado la documentación española para reconstruir su pasado. Los histo-riadores y etnohistoriadores de las tierras bajas de Bolivia han dedicado mayor importancia a las fuentes provenientes del Virreinato del Perú. En cuanto a los estudiosos del Paraguay, se dedicaron a analizar las fuentes provenientes del Archivo Nacional de Asunción y de las colecciones de documentos como la de García Viñas basada en la Biblioteca Nacional en Buenos Aires. Sin embargo, suelen hacer hincapié en el periodo jesuítico abarcando docu-mentos de los siglos xvii y xviii.

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este río lo navegábamos hasta dentro a Santa Ana e al Paraguay que es otro río que entra en el Parana e viene de las sierras, y en este río Para-guay hay muchas generaciones […] descubrimos e descubrió Sebastián Gaboto, hasta nueve leguas por el Paraguay arriba […] dos lugares le mataron la primera gente que traía […] que por su causa veinticinco o treinta hombres […] habitan en las islas otra generación que se llama los guaraníes estos comen carne humana como arriba digo tienen en tan mucho pescado e abaties siembran e cogen abatís e calabazas5.

Según Diego García, los topies se ubicaban en el litoral atlántico a la altura de San Vicente, los carios habitaban la isla de Santa Catalina, los guarenyes vivían sobre el río Coronda (brazo del Paraná) y los guaranyes se hallaban en algunas islas sobre el río Paraguay (véase mapa 1, p. 61). Esta descripción no indica semejanzas, enemistades o alianzas entre los tres grupos, pero otro miembro de la misma expedición, el marinero Luis Ramírez, los compara y relaciona en una carta de 1528 a su padre:

El señor capitán general fue informado de que tierra era donde es-tábamos e dijo como se llamaba peranabuco e que el rey de Portugal tenía allí una fatoria para el trato del brasil […] estos indios de esta tierra se llaman tupisnambo tienen guerra con otros comarcanos; En la comarca de la dicha fortaleza [Sancti Espiritu] hay otras na-ciones las cuales son carcarais y chanaes y beguas y chanaes tinbus y tinbus [que son] de diferentes lenguajes […] Aquí con nosotros esta otra generación que son n[uest]ros amigos los cuales se llaman guarenis […] estos andan derramados por esta tierra y por otras muchas como corsarios a causa de ser enemigos de todas estas otras naciones y de otras muchas […] son gente muy traidora […] estos señorean gran parte de esta india y confinan con los que habitan en la sierra estos traen mucho metal de oro y plata en muchas planchas y orejeras y en hachas con que cortan la montaña para sembrar. estos comen carne humana6.

Esta descripción completa de manera considerable el testimonio ante-rior. Los topies descritos por García son ahora tupisnambo y estos parecen tener una relación conflictiva con todos los demás grupos presentes en el

5 Abati es «maíz» en guaraní. «Navegación y derrotero de Diego García de Moguer habiendo salido de La Coruña en 1526. Fecha de 1527», Archivo General de Indias (AGI), Patronato 44, Ramo 2. Diego García de Moguer se reunió en tierras americanas con Sebas-tián Caboto (piloto mayor de Indias) que estaba explorando los ríos Paraná y Paraguay. Caboto decidió no cumplir con las capitulaciones firmadas con la Corona, o sea alcanzar las especerías de las Molucas, sino más bien explorar las tierras del interior en busca de las riquezas de la Sierra de la Plata. En 1530, ya de vuelta, en la metrópoli, Diego García y Sebas-tián Caboto enfrentaron procesos judiciales y fueron sometidos a varios interrogatorios por no haber respetado las capitulaciones. Algunos marineros o miembros de su expedición pidieron a las autoridades indianas reparaciones judiciales y financieras por no tener res-ponsabilidad en la decisión de Caboto.

6 Carta del 10 de julio de 1528. Publicado en Ramírez, 2007.

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litoral cerca de Peranabuco7. Asimismo, observamos la presencia de los guaraníes en la fortaleza de Sancti Spíritus, sobre el río Coronda. De ellos se dice que confinan con las poblaciones de la sierra, es decir los Andes. Los guaraníes de esta región comparten características comunes con los tupisnambos: comen carne humana, son enemigos de las demás comuni-dades de la región y señorean sobre «gran parte de esta india». Aquí apa-rece la primera alusión a las lenguas de la región: se subraya la diversidad etnolingüística de los enemigos de los guaraníes, es decir los carcarais, chanaes8, beguas, chanaes timbus y timbus, quienes usan «diferentes len-guajes». De hecho, entre 1526 y 1527, los primeros españoles que pasaron por el río Paraguay para llegar al pie de los Andes fueron considerados como enemigos por los guarenyes9. Y ser enemigo de los guaraníes signi-ficaba, en caso de captura, volverse esclavo y objeto de antropofagia. Esta práctica permitió que portugueses y españoles desarrollaran un comercio de esclavos con los guaraníes. Diego García, que se había llevado a esclavos indígenas para su servicio personal, trató de justificarse alegando que los libraba así de una muerte segura:

El capitán Diego García […] dijo […] que en el galeón en que este testigo vino ahora del río de Solis, que son libres, que son de la gene-ración de los atambures, e por tales libres los tiene este testigo […] e que estos tres indios los compraron en el dicho río de Solis por es-clavos de otros indios enemigos suyos que son los guaraníes que los comen […] y […] que este testigo lo tiene para lengua para volver a la dicha tierra […] el tesorero Juan Lopez […] trajo tres indios escla-vos que los compró en el puerto de San Vicente de unos portugueses los habían comprado de unos indios que los tenían por esclavos que

7 Nombre de la actual unidad federativa brasileña de Pernambuco.8 Los chanaes o chané son conocidos en la literatura antropológica por su origen amazó-

nico, su pertenencia al tronco lingüístico Arawak y su incorporación a sociedades guaraníes (Combès y Villar, 2008, pp. 32-56). En efecto, algunos indios chanés esclavos de los guara-níes podrían haber estado presentes sobre el río Paraná ya que los guaraníes dominaban gran parte de los pueblos ribereños de los afluentes del Paraná y del Paraguay llevando a indios cautivos como botín de guerra.

9 Es la primera expedición documentada hasta ahora, puesto que de los viajes de Solís y Alejo García, tan frecuentemente citados, no tenemos constancias directas. «Iten si saben […] que en todo el tiempo que subieron en el dicho río el dicho capitán general e el dicho Antonio Ponce e sus consortes […] fueron flechados de los indios muchos heridos muy gravemente de que derramaron mucha sangre e algunos fueron muertos […] Dijo […] después fue un ber-gantín para el río de Paraguay el río arriba […] el […] bergantín fuera en unas caserías de los indios guarenis e allí […] indios mataron diecisiete hombres […] supo este testigo que había enviado […] otros tres hombres por la tierra del quirandis por la tierra adentro para descubrir aquella tierra e la sierra donde estaba el metal […] que habían visto en algunas partes plata e oro e que tienen noticia que de donde allegaron hasta tres jornadas adelante estaba la sierra donde había mucho metal blanco e amarillo e que habían visto piedras de colores turquesas finas e otras piedras de colores» («Relación de la probanza hecha por parte de Antonio Ponce, por cédula de Su Majestad, sobre el sueldo que pide. Interrogatorio y declaraciones 17v-fin. Relación del viaje de Sebastián Caboto desde 12 enero 1525 hasta 14 agosto 1530», AGI, Patro-nato 42, n° 1, Ramo 12, Probanza, Pieza 12.

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los habían tomado en la guerra e por tales esclavos los vendieron los dichos portugueses y […] entre toda la gente del dicho su galeón tra-jeron obra de otros veinte esclavos comprados en el dicho puerto de San Vicente por esclavos de la misma calidad de esos otros10.

Mapa 1.— Expediciones de Sebastián Caboto y Diego García de Moguer (1526-1530) [realización: Damien Rietz, con ArcGis]

10 Fragmentos de la información levantada en Sevilla para averiguar los indios que Diego García y Sebastián Caboto habían llevado a España desde el río de la Plata el 4 de diciembre de 1530. En Medina, 1908, pp. 268-278.

GUARENYS

GUARENIS

GUARANIESATAMBURES

CABO DE SANTA MARÍA

FUERTE DE SANCTI SPIRITU

ISLA DE SANTA CATARINA

río P

aran

á

río de la Platarío de Solis

río P

arag

uay

TOPYS

TUPISNAMBO

Hacia el Pernambuco

fatoria de trato del Brasil

Hacia São Vicente

(colonia portuguesa)

CARCARAISCHANAES

TINBUS

TUPYSCARIGESCARAIAS

ACUSIBUCAS

CARRIOSTOPIES

GUARANIESATAMBURES

GUARENIS

Sierra

0 237,5 475 km GUARANIES Etnias indígenas dominantesTOPYS Subgrupo indígenaTOPIES Indígenas aliados y convertidosATAMBURES Indígenas esclavizados Expedición de Caboto y García

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Mapa 2.— Conquista de la cuenca del río de la Plata (1541-1578) [realización: Damien Rietz, con ArcGis]

Observamos que tanto el río de Solís como el puerto de San Vicente, antes de volverse capitanía en 1532, aparecen ya, a fines de los años 20, como una plataforma portuguesa de comercio de esclavos. Asimismo, Diego García apunta que son los indios guaraníes, presentes en ambos lugares, quienes organizan la venta de esclavos indígenas a los europeos.

Los relatos de las expediciones de Diego García y Caboto dibujan un país poblado por carrios, carives y cariges, en el río de los Patos (isla de Santa

SAN MIGUEL DE TUCUMÁN

ASUNCIÓN

SANTA CRUZ DE LA SIERRA

PUERTO DE YTATIN

ISLA DE SANTA CATARINA

CIUDAD REAL

ONTIVEROS

MBIAZA / SAN FRANCISCO / EL CAMPO

río P

aran

á

río de la Plata

río P

arag

uay

río Taquary

río Pa

raná

río Paranapanema

río Piquirí

GUARANYES

GUARANIS

KARIOS

TOPISTUPINIQUINS

CARIJOS

CARYOSCARIJOS

GUARANYS

CHANES

CARIOS

CHIRIGUANOS

TUPINAMBAS

Hacia São Vicente

y Cananéia

0 250 500 km

Expedición de fray Bernardo de Armenta y Alvar Núñez Cabeza de Vaca (1542) Exploración del río Paraguay por Domingo Martínez de Irala (1542-1543)CARIJOS Indios vasallos de la Corona de CastillaCARIOS Indios vasallos de la Corona de Castilla y antropófagosTOPIS Indios vasallos de la Corona de PortugalCHANES Indios esclavosCARIJOS Indios

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Catalina) —desde donde partieron—, por topies o tupys hacia el norte y por guaranies o guarenies en el interior, hacia los ríos Paraná y Paraguay. Según los testimonios hasta ahora analizados, todos estos grupos eran antropófa-gos. Sin embargo, para Roger Barlow (miembro de la expedición de Caboto y posteriormente cosmógrafo del rey de Inglaterra), al describir su viaje ameri-cano en 1541, sólo los tupis lo eran:

Isla de Santa Catarina [...] Sus armas son arcos y flechas, y en toda la costa hasta el cabo de Santa María se llaman topys. Y en el paraje de la costa, en la tierra, hay diversas lenguas y costumbres, como las caraias, las acusibucas y las cariges, los cuales no se (comen) los unos a los otros como los tupys lo hacen, pero cuando agarren a su enemigo lo matan11.

Lo contradice otro miembro de la misma expedición, el marinero Fran-cisco de Rojas, pues señala que «la dicha Isla de Santa Catalina […] es poblada de indios carives que comen carne humana12». Más allá de estas diferencias de pareceres, notemos que el único etnónimo que parece tener un origen externo es el de carios ~ carives ~ cariges: los primeros indios con los que Diego García y Sebastián Caboto habían entrado en contacto en la isla de Santa Catalina. El hecho de que practicaran la antropofagia puede explicar que se les haya aplicado el nombre de otro pueblo cono-cido por esa práctica, los caribes. En efecto, en el mundo hispano, los caribes de las Antillas eran los antropófagos por excelencia, mientras que para los portugueses y los franceses del siglo xvi, los caníbales eran ante todo los tupíes de las costas atlánticas13. Para proseguir su viaje por el interior del continente, podemos imaginar que los exploradores españo-les hubiesen llevado consigo tanto marineros de expediciones anteriores, ya hábiles en la lengua y geografía locales, como indios baqueanos de la isla de Santa Catalina. Estos baqueanos serían los que habrían llamado en su lengua a los guarani, guareni y topis/tupis, tupinambo, compartiendo con los exploradores su conocimiento de una región (véase mapa 1, p. 61) por cierto muy extensa14. Durante esta primera fase, los conquistadores

11 «Yle of S. Katerin […] Ther wepons is bowes and arowes, and in all this cost unto cape sent marie thei be calles topys. And in the parage of this cost within the land be drivers tunges and customes, as the caraias te acusibucas and cariges wich doth not (ete) one an another as the tupys do, but when thei take ther enemie thei kyll him». Brief somme of Geographie Roger Barlow at King Henry VIII [British Library, Londres, Ms. Royal 18 B XXVIII], en D’Avila de Mello, 2005, p. 163. Las cursivas son nuestras.

12 Autos entre Francisco de Rojas y Sebastián Caboto, 1530, AGI, Patronato 41, Ramo 6.13 A favor de esta interpretación se puede citar el testimonio de Francisco de Villalta quien

escribió lo siguiente en 1556: «hasta que llegaron a esta tierra donde al presente estamos que es tierra de los yndios carios que en otras yndias se llaman caribes» («Relación de Francisco de Villalta solicitando provisión de regidores», Asunción, 2 de junio de 1556, Archivo Histórico Nacional [AHN], Colecciones de documentos de Indias, 24, n° 10).

14 Nos inspiramos aquí del trabajo de Richard, 2011, sobre los etnónimos del Chaco.

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observaron que tupíes, carios y guaraníes tenían el mismo ethos guerrero antropófago pero no especificaron que hablaran la misma lengua. Sólo uno de ellos, Luis Ramírez, subraya la diversidad étnica y lingüística de los enemigos de los guarenyes.

Hemos visto la muy temprana presencia del etnónimo guaraní. Sin embargo, habrá que esperar varios años antes de que designe también la lengua. Paralelamente a la instauración de alianzas con los españoles, los etnónimos cario y guaraní pasan a ser considerados equivalentes. El ejemplo más esclarecedor se encuentra cuando Domingo de Irala en 1541 argumenta acerca de la necesidad de despoblar la primigenia Buenos Aires:

Puramente han de saber que en el Paraguay […] está fundado y po-blado un pueblo en que estaban […] como vasallo de su majestad los indios guaranís si quiere carios […] los cuales sirven a los cristianos así sus personas como con sus mujeres en todas las cosas del servicio necesarias y mando para el servicio mejor de los cristianos trescientas mujeres para que les sirvan en sus casas y en las rozas15.

Después de quince años, los guaraníes presentes en las riberas del río Paraguay pasan de enemigos capitales a vasallos de la Corona de Casti-lla. La mejora de las relaciones hispano-indígenas tuvo por consecuencia directa la elección de Asunción como centro de operaciones militar en esta parte del continente. Un año después de haber reunido a todos los españo-les en dicha ciudad, el gobernador Alvar Núñez Cabeza de Vaca mandó a su lugarteniente, Domingo de Irala, a efectuar un reconocimiento geográfico y estratégico del territorio río Paraguay interrogando a los indígenas. En una carta —redactada entre diciembre de 1542 y enero de 1543 aproxima-damente, en la confluencia de los ríos Paraguay y Taquarí, a la altura de la actual ciudad de Corumba (Mato Grosso do Sul, Brasil)—, Irala transcribe las palabras de un indio, llamado Jaguani o Maraoma dependiendo de la lengua de sus interlocutores:

Entró en el bergantín donde el estaba un prinçipal con otros tres yndios que hablaban la lengua guaraní ni más ni menos que los mismos guaranís […] dijo que se llamaba Xagoany y los guaranís le llamaban Maraoma […] el dicho principal y toda su casa no era del dicho puerto y que ellos eran los que se nombraban chanes.[…] Preguntado que cómo hablaba guaraní y donde conoció al di-cho García. Dijo que la causa porque hablaba guaraní era que en tiempos pasados antes que García viniese del Brasil a los dichos guaranís se hizo una gran junta de los dichos guaranís en el puerto que llaman de Itatin para ir a buscar el metal y que pasando por su tierra de ellos de noche dieron en sus casas y mataron muchos de los suyos e prendieron a sus mujeres e hijos y a ellos y los trajeron

15 «La relación que dejo Domingo Martínez de Yrala en Buenos Aires al tiempo que la des-pobló», 1541, AGI, Justicia 1131, Pieza 13.

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al dicho puerto de Itatin y que estando ellos en el dicho puerto por esclavos de los dichos guaranís pasó por allí el dicho García con el cual el y otros dos hermanos fueron en busca del dicho metal con los dichos guaranís16.

El testigo chané, además de su nombre en chané, tiene otro nombre en guaraní y habla dicha lengua. En la documentación quinientista, los chanés aparecen casi siempre como esclavos de los guaraníes y como plurilingües17. En este testimonio clave, la lengua guaraní desempeña la función de lengua vehicular entre las diferentes comunidades que poblaban el territorio del actual Mato Grosso y del Pantanal. En la pregunta que se le hace a Maraoma (por qué «habla guaraní»), guaraní ya no aparece como etnónimo (se habría dicho en tal caso «la lengua de los guaraníes»). El hecho es significativo por-que en las fuentes posteriores guaraní se generaliza como glotónimo. Este panorama contrasta con los casos contemporáneos de Perú y Brasil donde no se utilizó etnónimos para designar el quechua y el tupí18.

En un documento redactado en 1544, los oficiales reales de Asunción presentaban a «Antonyo Correa lengoa de la generaçion caryos que es de los yndios guaranys19». La frase confirma lo dicho por Domingo de Irala en 1541: la existencia de más de un etnónimo para designar grupos con características lingüísticas y culturales semejantes, y la equivalencia entre cario y guaraní.

Paralelamente, el fraile franciscano Bernardo de Armenta —que había efectuado en 1542 con Cabeza de Vaca el viaje por tierra desde el litoral atlántico hasta Asunción— da una imagen muy distinta a la proporcionada por la documentación anterior al tipificar toda la región como monolingüe: «desde la dicha costa hasta este paraguai que son mas de 300 leguas toda una misma gente y lengua20». Según Armenta, la lengua debía esta vasta difu-sión a que sus hablantes eran «una misma gente», impresión que compartía Cabeza de Vaca:

Por el mes de enero del año de 1542 llegué a un río que se llama Piquiri que es tierra donde hallé mayor población de gente […] toda la

16 «Diligencia y preguntas que hace Irala a ciertos indios», 18 diciembre 1542, AGI, Justicia 1131, Pieza 2, fos 118rº-122vº.

17 Las relaciones chané-guaraní empezaron a ser estudiadas en la década de 1980 por his-toriadores y antropólogos. Véase Saignes, 1981, 1990, 2007; Combès y Saignes, 1991; y Combès y Villar, 2008. Este último artículo se preocupó por la influencia cultural y lin-güística chané sobre los indios guaraníes del Chaco boliviano y del noroeste argentino, en la frontera con Bolivia.

18 Véase los artículos de Castelnau (pp. 77-98) e Itier (pp. 37-56) en este mismo volumen.19 «Ynformacion de los Oficiales Reales contra Cabeza de Vaca», Asunción, 5 de septiembre

1544, AGI, Justicia 1131, Pieza 14. 20 Carta de Fray Bernardo de Armenta, 10 de octubre de 1544, Asunción, AGI, Justicia

1131, Pieza 15.

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ribera de este río está poblada de mucha gente y toda la tierra y pobla-ción que pase se comunica y se entiende por un solo lenguaje y toda es una generación que se llaman guaraníes21.

En la descripción de su periplo, el conquistador establece nuevamente un paralelo entre el monolingüismo que dominaba en las regiones por él atravesa-das y el carácter monoétnico de las mismas, al mismo tiempo que observaba su fuerte densidad poblacional. De estos testimonios podemos sacar dos conclu-siones sobre los cambios lingüísticos que se estaban produciendo en la región:

— desde el punto de vista de Cabeza de Vaca y del fraile Armenta, hay dos zonas en las cuales son todos «una misma gente y lengua»: las riberas del río Paraguay y las del río Piquirí. La propagación de la lengua se debería a la expansión poblacional de sus hablantes;

— el hecho de que los chanés hubieran sido vencidos por los guaraníes llevó a por lo menos algunos de aquellos a aprender la lengua de estos. Podemos conjeturar que la importancia demográfica de los guaraníes y su poderío militar habían favorecido la difusión de su idioma entre otros grupos de la región y que el guaraní actuaba como lengua vehicular en los márgenes de su espacio lingüístico propio.

Del lado portugués en cambio, los jesuitas que llegaron a San Vicente en 1549 nunca se refirieron a los guaraníes sino solamente a los carios o cari-jós. En agosto de ese mismo año, el padre Manuel da Nóbrega, superior de la Compañía de Jesús en el Brasil, remitió a Coímbra una carta en que observaba:

Los gentiles son de diversas castas, unos se llaman […] carijós. Este es un gentío mejor que hay en esta costa, a los cuales fueron no a mu-chos años dos frailes castellanos a los enseñar […] los que comunican con nosotros hasta ahora, son dos castas: unos se llaman tupeniques, y los otros tupinambas […] 3. Esta gentilidad a ninguna cosa adora, ni conocen a Dios solamente a los truenos llaman Tupana, que es como quien dice cosa divina. Y así no tenemos otro vocablo más convenien-te para los traer a conocimiento de Dios, que llamarle Padre Tupana. […] 9. Dicen ellos que Santo Thomas, a quien llaman Zomé, pasó por aquí. Esto les quedo por dicho de sus antepasados22.

Nóbrega se refiere a tres grupos: carijós, tupeniques y tupinambas. Es el primero en informarnos que los carios son enseñados por frailes cas-tellanos, y por ende son aliados de la Corona española, mientras que los tupeniques y tupisnambas comunican con los portugueses. Sin embargo, Nóbrega sugiere que ambos grupos hablan una lengua parecida a la gua-raní, en la cual el trueno se dice también Tupana y Santo Tomás, Zomé.

21 «Relación de Alvar Núñez Cabeza de Vaca en la corte Madrid», 7 de diciembre de 1545, AGI, Justicia 1131, Pieza 21. Las cursivas son nuestras.

22 Leite, 1956, pp. 148-154.

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Desde los primeros contactos, los miembros de la Compañía se interesa-ron por los carijós y más tarde en 1552 uno de ellos, el padre Leonardo Nuñes, escribió a Nóbrega que:

Después de tener escrito a Vuestra Realísima hablé con unos cas-tellanos que aquí están, y vinieron del Perú hasta aquí por tierra; y después de estos llegaron otros del Paraguay […] Los cuales me contaron la gran perdición de las ánimas que allá hay, e juntamente me dijeron mil bienes de aquellos gentiles adonde están, que son los carijós, y la disposición que tienen para ser buenos cristianos […] Y es que los castellanos que vinieron del Paraguay, antes que yo les preguntase nada andaban por estas poblaciones diciendo cosas de aquella gentilidad de los carios23.

La llegada de españoles del virreinato peruano a la capitanía de San Vicente demuestra la gran movilidad que existía en esa parte del continente. San Vicente se convirtió en un lugar estratégico donde los colonos ibéricos se reunían para abastecerse. Los jesuitas aprovecharon esta circulación para conseguir informaciones sobre los territorios vecinos. Nuñes, en su relato, se detiene sobre el Paraguay y sus habitantes, los nuevos cristianos carijós, criticando la empresa evangelizadora de los doctrineros españoles.

¿Qué estaba ocurriendo en Paraguay? Después de la destitución del segundo adelantado, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en 1544, la colonia sufrió una frac-tura importante entre dos grupos: quienes se mantenían leales a Cabeza de Vaca y los comuneros seguidores de Irala. Esta división afectó de manera muy grave la sociedad asunceña. Se produjeron enfrentamientos abiertos, grandes incendios e intentos insurreccionales. Sólo a partir de 1554 la situación se cal-maría, gracias a la decisión de los partidarios de Cabeza de Vaca de fundar un pueblo en el camino hacia San Vicente: Ontiveros. En esta ocasión aparece el documento redactado por el conquistador Juan Sánchez de Viscaya:

Paréceme que vuestra alteza debe de mandar poner remedio […] que los dichos portugueses no pueblen […] las tierras de vuestra alteza por-que es muy necesario que sea poblada de los vasallos de vuestra alteza […] en los veinticinco grados treinta leguas del dicho pueblo de San Vi-cente está un muy buen puerto que se dice la Cananea, está poblado de indios que llaman topis amigos de los portugueses […] más adelante está otro puerto muy bueno que llaman de San Francisco y es el más cercano al campo y a los indios guaranís amigos de los vasallos de vuestra alteza24.

Viscaya es el primero en describir una relación estrecha entre los guaraníes y los españoles, por un lado, y los grupos tupíes y los portugueses, por otro. Su testimonio nos presenta, dentro de un contexto político tenso entre las dos Coronas, un nuevo juego de alianzas europeo-indígenas. La cita demuestra

23 Ibid., pp. 335-339.24 «Relación de la costa del Brasil e Rio de la Plata fecha por Juan Sanchez de bizcaya», 1554,

AGI, Patronato 28, Ramo 45. Las cursivas son nuestras.

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la necesidad de controlar la frontera de los dos imperios destacando la par-ticipación indígena en este proceso de protección de los límites territoriales establecidos por el tratado de Tordesillas de 1494.

Los escritos provenientes del Paraguay informaron al Consejo de Indias acerca de la situación conflictiva de la zona. En el viejo continente, el deseo de conocer lo que sucedía en América motivó la publicación de algunos rela-tos como los Naufragios y los Comentarios de Cabeza de Vaca. Estos últimos contienen una relación de sus peripecias en tierras paraguayas y detallan las especificidades de los grupos indígenas encontrados durante su viaje entre la costa atlántica y Asunción:

Descubrieron las primeras poblaciones, que dicen del Campo, don-de hallaron ciertos lugares de indios, que el señor y principal había por nombre Añiriri, y a una jornada de este pueblo había otro señor y prin-cipal, que había por nombre Cipoyay, y adelante de este pueblo estaba otro pueblo de indios, cuyo señor y principal dijo llamarse Tocanguaçu […] Esta es una gente y generación que se llaman guaraníes […] tienen ocupada muy gran tierra, y todo es una lengua: los cuales comen carne humana, así de indios sus enemigos con quien tienen guerra25.

El lugar descrito se llama El Campo y está situado en el litoral, al sur del pueblo de San Vicente. Los nombres de los caciques tienen un origen guaraní: Añiriri, Cipoyay y Tocanguaçu. La descripción de Cabeza de Vaca nos da una visión global de la zona donde habitaban mayoritariamente pueblos guaraníes. Estos grupos parecen intercambiar por medio de una lengua única y generalizada y compartir aspectos culturales como la antropofagia. Los viajes de Cabeza de Vaca y del fraile Armenta permiten dibujar un nuevo mapa etnolingüístico (véase mapa 2, p. 62).

Como se puede apreciar en el mapa, los dos imperios ibéricos a media-dos del siglo xvi estaban preocupados por asegurar el reconocimiento legal de sus posesiones ultramarinas y el control de sus fronteras. Domingo de Irala, entonces gobernador del Paraguay, mandó en 1556 una carta al presidente del Consejo de Indias avisándole de una necesaria negociación diplomática entre Castilla y Portugal para arreglar el conflicto territorial:

Su majestad mandase subir a su embajador en Portugal para que el parte [sic] cédulas y provisiones porque las justicias de la dicha isla de San Vicente y de toda la costa del Brasil manden dar libertad a los dichos indios e indias vasallos de su majestad que así hubieren llevado y dejado o vendido en la dicha isla o costa del Brasil y lo mismo a todos los que los portugueses han llevado con engaños metiendolos en los navios en toda la costa que cae en la demarcación de su majestad exceptuando aquellos que no fueren habidos en guerras que los indios topis vasallos del rey de Portugal y carios vasallos de su majestad suelen hacer entre si26.

25 Cabeza de Vaca, Naufragios y comentarios, p. 125. Las cursivas son nuestras.26 «Relación breve con parecer de Domingo de Yrala Gobernador de la provincia del Rio

de la Plata por su majestad para el Illustrisimo señor marques de Mondejar», 1556, AGI, Patronato 187, Ramo 22.

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Ahora bien, esta alianza de los carios-guaraníes con los españoles contra los portugueses unidos a los tupíes operó también muy lejos de la costa del Brasil, en los contrafuertes andinos. El ejemplo más esclarecedor se halla quizás en el exa-men de los méritos y servicios de Ñuflo de Chaves, redactado en Lima en 1561:

El interrogatorio en la ciudad de Los Reyes Perú. […] Iten si saben e que el dicho capitán Nufrio de Chaves por el mes de agosto de 1556 […] por orden del dicho Domingo de Irala gobernador fue el dicho Nufrio de Chaves a defender y amparar a los dichos chiriguanos y así prendió a los portugueses y se hizo justicia de los indios tupíes que se hallaron culpados y en nombre de su majestad se puso padrones por toda la tierra e siempre se han guardado los padrones y limites y en la frontera de la tierra el dicho Nufrio de Chaves fundó un pueblo en nombre de su ma-jestad que se llama el Puerto Real […] sobre el río grande del Parana27.

Los indios chiriguanos parecen haber adquirido el mismo estatus de vasa-llos que los guaraníes de Asunción. A pesar de haber mantenido relaciones conflictivas con el Perú colonial, los chiriguanos destacan como aliados de España en la defensa de la frontera hispano-portuguesa en América. La documentación quinientista los presenta como originarios del río Paraguay y de habla guaraní. Según Jaime Rasquín, una misma lengua, el guaraní, se usaba dentro del amplio espacio que mediaba entre Brasil, Paraguay y Perú:

Del dicho puerto de San Francisco hasta Ontiveros es tierra muy principal sana fértil poblada de indios guaranís que en la costa de la mar les dicen carios […] y están muchas provincias pobladas de dichos indios es a saber el río que se dice Parana Panem que de la costa del Brasil entra en el río de la Plata el río Ubai que nace que se dicen sierras del Ubai […] Y de la ciudad de la Asunción a la provincia de Itatin hay ochenta leguas toda esta tierra está poblada de los mismos indios y de la misma lengua […] pasado Santa Cruz de la Sierra para ir a las Charcas subiendo las serranías están los indios que en las Charcas di-cen chiriguanas son de los mismos indios guaranís que están poblados en la ciudad de la Asunción estos destruyen las fronteras del Perú […] estos chiriguanas que por otro nombre se dicen guaranís, son gente advenediza en aquellas partes que se pasaron en tiempos pasados de la provincia del Paraguay donde nosotros residimos28.

A su regreso en España en 1558, Rasquín se dedicó a redactar cartas sobre la región que nos interesa. La mención a Tucumán, fundada en 1565, permite deducir que fueron escritas después de esa fecha. La cita es decisiva por la acumulación de informaciones que corroboran nuestra hipótesis de que «la misma lengua» era hablada por esos vastos territorios.

27 «Traslado de ynformación que hizo ante el regimyento de Santa Cruz año de 1561. 23 sep-tiembre 1561. En Méritos y servicios del capitán Nuflo de Chaves», 1561-1567, AGI, Patronato 105, Ramo 19, fos 3-32.

28 «Memorial de Jaime Rasquín», 1565, AGI, Patronato 29, Ramo 10.

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También debe mencionarse la crónica del soldado alemán Ulrich Schmi-del publicada por primera vez en 1567 en Alemania. Tras haber pasado casi veinte años en América, Schmidel obtuvo en 1554 la licencia de volver a su tierra. En su viaje de vuelta hacia la costa atlántica, llegó a un pueblo portu-gués donde pudo observar lo siguiente:

Ahora empieza la tierra del Rey de Portugal, a saber, la de los Thopis (Tupí); ahí tuvimos que dejar el Parnau (Paraná) y las cannanon (ca-noas), y marchar por tierra a los Thopis (Tupí) […] tienen idioma pare-cido [al de] los Carios, con los que bien poca es la diferencia que hay29.

Nos proporciona dos informaciones importantes para entender las relacio-nes hispano-guaraníes y luso-tupíes. Primero, aprendemos que el territorio tupí delimita en aquel momento el territorio portugués; luego, Schmidel observa similitudes entre el hablar de los nativos de Asunción y el de los habitantes de San Vicente: «los Thopis (Tupí) […] tienen idioma parecido [al de] los Carios»30.

Finalmente, mencionaremos el testimonio del francés Jean de Léry, publi-cado en 1578:

Karios, esta gente es una generación que habitan más allá de los Tou-ajaire, hacia el río de la Plata. Ellos hablan una misma lengua que los Toúoup. Töupinenquin. [...] Y para empezar los Toüoupinambaoults Toupinenquin, Touajaire, Tenreminon y Kario, hablan una misma len-gua, o sino hay muy pocas diferencias entre todas estas31.

Los franceses entonces presentes en la actual ciudad de Río de Janeiro no se referían a los indios guaraníes sino más bien a los indios tupiniquín, tupinambá y karios, que hablaban la misma lengua que los guaraníes o casi. Los portugueses instalados entre San Vicente y Pernambuco usaban los mis-mos etnónimos que los franceses y también señalaron que la lengua de los carios de Asunción se parecía a la de los tupíes de San Vicente. Los españo-les, que fueron los primeros en describir el litoral atlántico y el piedemonte andino, señalaron la presencia de sus aliados carios/guaraní/chiriguanos y la de los topís/tupís, aliados de los portugueses. Según los testimonios de la época, la lengua guaraní hablada por los carios/guaraníes/chiriguanos y la que hablaban los tupíes eran muy parecidas. Y tanto desde el lado atlántico como desde el río Paraguay, los aliados españoles y portugueses las aprendie-ron y difundieron más aún. Algunos documentos sugieren que los primeros

29 Schmidel, 2009, p. 174.30 Ibid.31 «Karios, Ce sont une autre manière de gens demeurant par delà les Touajaire, vers la rivière

de Plate qui ont un mesme langage que les Toúoup. Toüpinenquin. […] Et premièrement les Toüoupinambaoults Toupinenquin, Touajaire, Tenreminon et Kario, parlent un mesme langage, ou pour le moins y a peu de difference entr’eux». De Léry, Histoire, p. 488.

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exploradores y conquistadores llegaron a tener un conocimiento y un uso de la lengua guaraní en las fuentes32 españolas. Ponemos a modo de ejemplo dos documentos redactados en 1546:

— El proceso judicial contra Alvar Núñez Cabeza de Vaca califica en len-gua guaraní a dos de los más importantes actores españoles de la Conquista:

El dicho Alvar Núñez Yngaypa que en la lengua guaraní quiere decir bellaco y este testigo tomo por remedio con ellos para se salvar de les mostrar un papel de imágenes el cual decía que era una carta que le enviaban a Paiçume que es el padre Fray Bernardo de Armenta33.

— Encontramos en otro proceso34 judicial sobre la muerte de un indio transcripciones de diálogos entre un conquistador y un indio. Jorge de Candía usa como medio de defensa la transcripción supuestamente fide-digna en lengua guaraní de los insultos lanzados por el indio:

Hizo parecer ante si a Jorge Candía carpintero preso […] Dixo que lo que pasa es que veniendo este confesante de su roza […] halló en el camino una poca de ibirá35 blanca y no ha visto a presente indio ni otra persona. / le tomo la dicha ibirá e pasando dos o tres pasos un indio dijo karaí ingaipao36 / y este confesante volvió el rostro e miró para atras a ver si decía a él. / y el dicho indio dijo independe37. / que quiere decir a ti lo digo. / y este confesante dijo por qué / y el dicho indio tornó a decir porque me tomas mi ybira caray yngaipao. / […] despues de pasado esto el jueves siguiente yendo este confesante […] a la roza encontró con el dicho indio y con otros seis o siete que venían […] y entonces dijeron los otros indios / agijite tatan de gatu caray38.

32 Véase el artículo de Candela, 2014, sobre fuentes indígenas en la documentación colo-nial en Paraguay siglo xvi.

33 «Información sobre Cabeza de Vaca y los Indios y actos con los habitantes de Asunción», 1546, AGI, Justicia 1131, Pieza 12.

34 «Confesión del conquistador Jorge de Candía sobre la muerte de un indio cario», 28-30 de julio de 1546, ANA, Nueva Encuadernación, vol. 308, fos 53rº-vº. Las cursivas en el texto citado a continuación son nuestras.

35 La ibirá es una planta que pertenece a la flora paraguaya, de la familia de las Fabáceas. Su nombre completo en guaraní es Ibirá Pitá y su denominación científica es Peltophorum dubium.

36 Según el diccionario en línea iGuarani, karai ingaipao significa literalmente en castellano karai = señor-caballero-español, angaipa = crimen-falta-culpa. Según Ruiz de Montoya en su Tesoro de la lengua guaraní, la entrada de angaipa aparece bajo las definiciones siguientes: pecado; bellaquería; maldad; traición; ruindad. <http://www.iguarani.com/>.

37 Independe se podría dislocar para formar las palabras guaraníes siguientes: nde pénde, que significa literalmente en castellano «por vuestra», según el diccionario en línea iGuarani.

38 Esta última parte en guaraní parece más difícil para entender su significado original. Sin embargo podríamos aproximarnos mediante la traducción literaria de algunas palabras semejantes gracias al uso del diccionario en línea iGuarani: aguije = parabién-felicitación; tata = fuego; katu = pero; karai = señor-caballero-español. Según Ruiz de Montoya en su Tesoro de la lengua guaraní, la palabra aguije es polisémica. En una primera acepción aguije significa: basta; bueno está; salud; cabal; aprobar. En una segunda, esta palabra aparece bajo las definiciones siguientes: vencer; ganar; sujetar; conquistar; acabar; humillarse; rendirse.

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Las primeras percepciones lingüísticas de los misioneros jesuitas

Los padres Manuel Nóbrega y José de Anchieta habían llegado al Brasil en 1549 y 1553, respectivamente. Los franciscanos Luis Bolaños y Bernardo de San Buenaventura entraron al Paraguay en 1575. La comparación de la Doutrina Cristã del padre José de Anchieta (1555) con la Doctrina Chris-tiana en la lengua Guaraní de fray Luis Bolaños (1607) permite suponer que el trabajo de los padres del Brasil fue aprovechado por los francisca-nos39. De estos primeros trabajos se sirvieron también los primeros jesuitas que arriban a Asunción del Paraguay en 158840. Un padre jesuita, conocido como políglota, Alonso de Barzana, que se dedicó al aprendizaje del guaraní, retoma, en una carta de 1591, lo que empieza a ser un lugar común, a saber, la extensión del guaraní desde el Brasil hasta Santa Cruz:

Vamos el padre Añasco y yo, con no poco trabajo y cuidado, componiendo un vocabulario copioso, el cual hemos comenzado en cinco lenguas […] La cuarta lengua de este vocabulario es la guaraní, que es tan general o más que la del Cuzco, porque corre según dicen mil leguas o más hasta el Brasil y hasta Santa Cruz de la Sierra; aquí la hablan pocos, y así por acudir a las lenguas parti-culares de todos estos infieles, nos hemos tomado a pechos el saber del todo esta lengua41.

Es la primera aplicación del adjetivo general a la lengua guaraní y ésta apa-rece por comparación con el quechua, lengua que el padre Barzana domi-naba. Además no sólo menciona el carácter general del guaraní sino también su correlato, es decir la presencia de lenguas particulares, haciendo aceptable la hipótesis de que está trabajando en una zona donde el guaraní es segunda lengua de muchas naciones. El padre Barzana también sería el primero en llamar tupí a la lengua general del Brasil:

La lengua que habla toda esta nación, extendida tan a la larga, es una sola, que aunque la que hablan en el Brasil, que llaman Tupí, es algo distinta, es muy poca la distinción y que no impide nada; lo cual ha sido de mucho efecto para la conversión de esta nación42.

Estas dos observaciones del padre Barzana —el carácter vehicular del guaraní y las pocas diferencias con la lengua del Brasil— se repitieron cuando se quiso controlar y fijar las traducciones del catecismo. En 1583, el tercer concilio de Lima pidió que su Catecismo breve para los rudos y

39 Otazú Melgarejo, 2006.40 Melià, 2003, p. 41.41 Carta del padre Barzana al padre provincial, Juan de Atienza, de Matala, provincia del

Paraguay, el 14 de octubre de 1591. Archivum Romanum Societatis Iesu, Roma (ARSI), Perú, 12, fos 56rº-vº. Las cursivas son nuestras.

42 Egaña y Fernández, 1970, p. 589.

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ocupados fuese traducido a las «dos lenguas más generales de estos reinos que son la general de Cuzco, que llaman Quichua y la Aymara». Pidió que se hiciera lo mismo en los principales idiomas de los demás obispados de la provincia eclesiástica del Perú, entre los cuales figuraba Paraguay43. Por eso, en 1603, el primer sínodo de Asunción estipuló en su segunda constitución que:

por haber muchas lenguas en estas provincias y hacer traducción en cada una de ellas fuera confusión grandísima […] además que hubiera pocos sacerdotes que quisieran doctrinar por no saber las lenguas nativas de tantas naciones, ordenamos y mandamos que la Doctrina y Catecismo que se ha de enseñar a los indios sea en la lengua guaraní por ser más clara y hablarse casi generalmente en estas provincias44.

Aquí se oponen las muchas lenguas nativas, que producen confusión, a la lengua guaraní que se habla «casi generalmente» y es más clara. El carácter vehicular del guaraní es reafirmado. En el mismo momento se sigue escri-biendo sobre las semejanzas del guaraní con la lengua del Brasil, la cual sin embargo no se vuelve a llamar tupí. El padre Francisco de San Martín, cuando éste estudiaba la lengua guaraní en 1610, escribía:

Yo he procurado entender algo. Y habrá como ocho días que le di, como dicen, en el chiste a las conjugaciones. Entendí el Arte del Brasil, casi en todo conforme con lo que acá se usa. Voyle a la margen ponien-do sus notillas, para entenderme45.

La conciencia de una gran unidad lingüística estuvo probablemente tam-bién presente entre los mismos guaraníes, cuyas lejanas andanzas se bene-ficiaban de este hecho. Y no solo los indios guaraníes eran conscientes de poseer una lengua común entre sí, sino también otros indígenas, que la aprendían como lengua de uso general: «Hubo vez en que el guaraní fue empleado en una asamblea de indios no-guaraníes, ya que se sabía que no pocos lo conocían46».

Los diferentes testimonios hasta ahora analizados nos permiten pensar que se dieron dos fenómenos sociolingüísticos: el guaraní fue utilizado directamente como lengua materna por grupos en expansión demográfica y geográfica (por conquistas y migraciones), así como también fue lengua vehicular para muchos otros grupos de la región, sometidos o no, para los cuales no era sin embargo la lengua materna. Ello no significa que el guaraní

43 Tercer concilio, Doctrina christiana, p. 17.44 Melià, 2003, p. 66.45 ARSI, Paraquaria, 11, f os 69 rº-vº.46 Melià, 1993, pp. 24-25.

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fuera una lengua homogénea. Se presentaba más bien como un continuum dialectal. Hacia 1632, el jesuita belga-flamenco Diego Ransonnier (hispani-zado en Ferrer), dice de los itatines del norte del Paraguay:

En la lengua tienen alguna diferencia de los demás Guaraníes, aunque poca, acercándose algo al lenguaje tupí, de suerte que algu-nos dicen que no son verdaderos Guaranís ni Tupís tampoco, sino que es una nación entremedia entre los Guaranís y Tupís, que llaman Temiminós47.

Antonio Ruiz de Montoya reconocía en 1639 la extensión geográfica de esta lengua pero con el adjetivo universal:

Tan universal, que domina ambos mares, el del sur por todo el Bra-sil, y ciñendo todo el Perú, con los dos más grandiosos ríos que conoce el orbe, que son el del Plata, cuya boca en Buenos Aires es de ochenta leguas, y el gran Marañón, a él inferior en nada, que pasa bien vecino a la ciudad del Cuzco, ofreciendo su aguas el mar del Norte48.

El calificativo general vuelve a aparecer más tarde aplicado a la lengua gua-raní: en la licencia de impresión de la obra de Juan Eusebio Nieremberg, De la diferencia entre lo temporal y eterno, traducida al guaraní por el padre José Serrano y publicada en 170549. José Bernardino Cerbín, a la sazón deán de la catedral de Asunción, alaba «la traducción del idioma castellano a la lengua guaraní, nativa y general de los Indios de esta Provincia». Sin embargo, la expresión lengua general (que era usual del lado portugués para designar el tupí) utilizada como nombre propio del guaraní sólo aparece mucho des-pués, en la Memoria histórica acerca de la decadencia y la ruina de las misio-nes jesuíticas en la Cuenca del Plata. Su estado actual, [1856], de Martin de Moussy. Escribe el viajero francés:

La gente que conformaba estos pueblos pertenecía exclusivamen-te a la raza Guaraní, raza numerosa cuyas variedades se encontraban esparcidas desde la boca del Orinoco hasta la del Plata, sobre la enor-me extensión de 45 grados en latitud, y ofrecían todavía el fenómeno asombroso de hablar todos el mismo idioma, designado bajo el nom-bre de lengua general por castellanos y portugueses50.

Hemos podido observar el proceso de aparición y generalización del glo-tónimo guaraní en los actuales países de Paraguay y Bolivia, en un periodo comprendido entre 1527 y 1578. Asimismo, hemos subrayado percepciones

47 Moussy, 2011, t. II, p. 30. Temiminó es un término de parentesco que significa «nieto».48 Ruiz de Montoya, Tesoro de la lengua guaraní, f° prel.; véase también Melià, 2003, pp. 22-26.49 Serrano y Nieremberg, De la diferencia entre lo temporal y eterno, 1705.50 Moussy, 2011, p. 28.

g. candela, b. melià lenguas y pueblos tupí-guaraníes en las fuentes de los s. xvi y xvii

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Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 45 (1), 2015, pp. 57-76. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez.Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle série, 45 (1), 2015, pp. 57-76. ISSN : 0076-230X. © Casa de Velázquez.

diferentes entre tres potencias coloniales: los franceses, presentes en la actual ciudad de Río de Janeiro, hablaban de tupíniquin y tupinambá; los portugueses, situados desde el Puerto de San Vicente hasta Pernambuco, usaban los mismos etnónimos que los franceses añadiendo el de carijós; los españoles, primeros en describir el litoral atlántico al sur de Santa Cata-lina, se referían en cambio a carios, guaraníes, topíes y tupíes. Los coloni-zadores notaron similitudes lingüísticas y culturales entre tres grupos a los que daban sin embargo nombres diferentes: tupí, guaraní y chiriguano. Las fuentes históricas no dejan lugar a dudas en cuanto a la vasta difusión de la lengua guaraní, más allá incluso de sus propios hablantes maternos, antes de la llegada de los jesuitas. Del mismo modo, tanto los dos etnónimos-glotónimos, guaraní y tupí, como la semejanza entre ambas lenguas apa-recen en la documentación de la Cuenca del Plata, antes que los jesuitas la observaran a su llegada a mediados del siglo xvi.

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dossier langues indiennes et empire dans l’amérique du sud coloniale

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Palabras claveBrasil, colonización, guaraní, lengua, Paraguay, tupí