Las monedas nacionales de los doce primeros países que utilizaron el euro

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GACETA NUMISMATICA 160 MARZO 2006 LAS MONEDAS NACIONALES DE LOS DOCE PRIMEROS PAÍSES QUE UTILIZARON EL EURO JULIO TORRES Durante el siglo XIX y principios del XX, además de ir accediendo paulatinamente al sistema decimal, las monedas europeas asistieron a ciertos vaivenes en el uso del patrón metálico (oro, plata o bimetálico), para dar paso en el XX, tras las dos guerras, a unas monedas acuñadas en metales industriales y a una circulación generalizada del billete de banco tal y como lo conocemos hoy, unos y otras respaldados, no por sus valores intrínsecos, sino, primero, por las propias reservas, como siempre lo fueron los billetes, y luego por el conjunto de la actividad económica de cada país. Por tanto, las monedas y billetes que han cedido su lugar al euro, como el euro mismo, eran objetos que simbolizaban un valor, y que sólo conservaban de las antiguas monedas la idea de transmitir un mensaje visual en su iconografía y unas características técnicas que dificultaban su falsificación, el principal enemigo del dinero fiduciario. Las monedas europeas se cambiaban entre sí, y las fluctuaciones de unas, sobre todo de las más fuertes, influían sobre las otras. Por ello, estos dos siglos se han caracterizado por los continuos intentos de controlar la situación monetaria, frente a una realidad que tendía a desestabilizarla. En 1865 se creó la Unión Monetaria Latina, que reunía una serie de monedas nacionales (Francia, Bélgica, Italia y Suiza, y posteriormente Grecia) en torno al sistema del franco, definido como el equivalente a 0,29 g de oro, y cuyas directrices fueron seguidas extraoficialmente por unos veinte países, entre ellos Austria, España y Finlandia. Fueron unos años idílicos en que las monedas de plata y oro de la misma denominación eran intercambiables. Pero el carácter bimetalista del acuerdo (relación fija entre ambos metales) hizo que entrara en crisis en los años setenta, cuando la gran producción de plata de Nevada hizo bajar su valor en el mercado. Ocho años más tarde, los países escandinavos (Dinamarca, Noruega y Suecia) tomaron una decisión similar, pero basada en una divisa de oro. Ambos acuerdos sobrevivieron muy brevemente a la I Guerra Mundial, con la desmonetización del oro y la pujanza del billete de banco. En 1957 se firmó en Roma el tratado para la creación de una Comunidad Económica Europea, que incluía a Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Italia y Luxemburgo. El oro deja de ser el respaldo de la moneda circulante, la fortaleza de la moneda empieza a ser calibrada mediante un conjunto de indicadores económicos, y se valora la paz entre los estados 47

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GACETA NUMISMATICA

160 MARZO 2006

LAS MONEDAS NACIONALES DE LOS DOCE PRIMEROS PAÍSES QUE UTILIZARON EL EURO

JULIO TORRES

Durante el siglo XIX y principios del XX, además de ir accediendo

paulatinamente al sistema decimal, las monedas europeas asistieron a ciertos vaivenes en el uso del patrón metálico (oro, plata o bimetálico), para dar paso en el XX, tras las dos guerras, a unas monedas acuñadas en metales industriales y a una circulación generalizada del billete de banco tal y como lo conocemos hoy, unos y otras respaldados, no por sus valores intrínsecos, sino, primero, por las propias reservas, como siempre lo fueron los billetes, y luego por el conjunto de la actividad económica de cada país. Por tanto, las monedas y billetes que han cedido su lugar al euro, como el euro mismo, eran objetos que simbolizaban un valor, y que sólo conservaban de las antiguas monedas la idea de transmitir un mensaje visual en su iconografía y unas características técnicas que dificultaban su falsificación, el principal enemigo del dinero fiduciario. Las monedas europeas se cambiaban entre sí, y las fluctuaciones de unas, sobre todo de las más fuertes, influían sobre las otras. Por ello, estos dos siglos se han caracterizado por los continuos intentos de controlar la situación monetaria, frente a una realidad que tendía a desestabilizarla. En 1865 se creó la Unión Monetaria Latina, que reunía una serie de monedas nacionales (Francia, Bélgica, Italia y Suiza, y posteriormente Grecia) en torno al sistema del franco, definido como el equivalente a 0,29 g de oro, y cuyas directrices fueron seguidas extraoficialmente por unos veinte países, entre ellos Austria, España y Finlandia. Fueron unos años idílicos en que las monedas de plata y oro de la misma denominación eran intercambiables. Pero el carácter bimetalista del acuerdo (relación fija entre ambos metales) hizo que entrara en crisis en los años setenta, cuando la gran producción de plata de Nevada hizo bajar su valor en el mercado. Ocho años más tarde, los países escandinavos (Dinamarca, Noruega y Suecia) tomaron una decisión similar, pero basada en una divisa de oro. Ambos acuerdos sobrevivieron muy brevemente a la I Guerra Mundial, con la desmonetización del oro y la pujanza del billete de banco. En 1957 se firmó en Roma el tratado para la creación de una Comunidad Económica Europea, que incluía a Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Italia y Luxemburgo. El oro deja de ser el respaldo de la moneda circulante, la fortaleza de la moneda empieza a ser calibrada mediante un conjunto de indicadores económicos, y se valora la paz entre los estados

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como factor de crecimiento. El dólar estadounidense es la moneda fuerte de referencia. Con el objeto de crear en Europa una zona de estabilidad monetaria reduciendo las fluctuaciones entre las monedas nacionales, se estableció, en diciembre de 1978, el Sistema Monetario Europeo. El sistema incluía, entre otras cosas, el abandono del dólar como moneda de referencia y la creación de una unidad de cuenta común a la que reducir el valor de todas las otras divisas y que actuaría como eje para limitar las fluctuaciones. Esta unidad fue el ECU, antecedente del euro. Con esta denominación, los estados europeos han acuñado monedas conmemorativas que también desaparecen con la entrada en vigor del euro. Como el Sistema no llegaba a cumplir totalmente los objetivos esperados, en 1988 se comenzó a trabajar en la creación de una moneda común que unificara la política monetaria y eliminara los costes de conversión de unas divisas a otras. En 1990 se liberalizó el movimiento de capitales. Tras el Tratado de Maastricht de 1992, y el esfuerzo de todos por cumplir las condiciones que allí se estipularon, el euro nació virtualmente en 1999 y se puso en circulación en 2002. El uso del papel moneda, ya iniciado durante el siglo XVII, comenzó su imparable ascensión en el XVIII y se ha ido imponiendo paralelamente con la pujanza de la banca. Los periodos de crisis, que han sido muchos, han potenciado su uso, que ha terminado por convertirse en algo habitual. En el cuadro adjunto podemos ver la unidad monetaria de cada uno de los estados que participan en la moneda común, junto con el nombre y siglas de sus unidades monetarias, sus divisores y la equivalencia en euros de cada una de ellas. País Unidad monetaria Siglas Divisores 1 EUR = Francia Franco (Franc) FRF 100 centimes 6.55957 Alemania Marco (Deutsche Mark) DEM 100 Pfennig 1.95583 Austria Chelín (Schilling) ATS 100 Groschen 13.7603 Italia Lira ITL 100 Centesimi 1936.27 Holanda Florín (Gulden) NLG 100 Cents 2.20371 Bélgica Franco Belga (Franc) BEF 100 centimes 40.3399 Luxemburgo Franco (Franc) LUF 100 centimes 40.3399 Irlanda Libra (Pound) IEP 100 Pence 0.787564 Finlandia Marco (Markka) FIM 100 Pennia 5.94573 Grecia Dracma (Drachma) GRD 100 Lepta 340.750 Portugal Escudo (Escudo) PTE 100 Centavos 200.482 España Peseta ESP 100 Céntimos 166.386

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La moneda de Francia

5 Francos 1946

El franco nació en 1360 como una moneda de oro. Se dice que fue

acuñado para pagar el rescate del rey francés Juan II, que se encontraba en poder de los ingleses, y por eso se le denominó franc (libre). Entre 1575 y 1641 se acuñaron francos de plata. Justo antes de la revolución, las monedas francesas eran el escudo de plata y el luis de oro, además de la moneda de papel: los billets d’escompte y los asignados, estos últimos emitidos por la Asamblea Nacional. La moneda de cuenta era la libra, que se decimalizó en 1793. En 1795 se definió un franco de 100 céntimos como moneda oficial, pero sólo se emitieron monedas de 5 francos, que se acercaban al sistema argénteo internacional del peso hispano. El franco moderno llegó de la mano de Napoleón. Tras la reforma de 28 marzo de 1803 (7 germinal año XI), se acuñó plata (piezas de 5, 2, 1, 1/2 y 1/4) y oro (piezas de 20 y 40) con una relación de 15,5:1. El franco tenía 5 g de plata de 900 milésimas. Se ponía fin a toda la moneda anterior y se identificaba la moneda real con la unidad de cuenta, ambas con arreglo a un sistema decimal. En la misma época se reservó al Banco de Francia, creado en 1800, la facultad de emitir billetes, siempre que se asegurase su convertibilidad en oro a su presentación. Las piezas de oro estaban en principio subvaloradas, por lo que huían al extranjero y se cambiaban con una prima sobre los valores nominales, tendencia que se invirtió a partir de 1848 con el hallazgo de oro en California, Australia y otros lugares, lo que abarató este metal e hizo que la moneda de plata tuviera un valor en oro superior al nominal y huyera a cambiarse por oro en el extranjero. El uso de este franco, que pervivió durante los diferentes regímenes que siguieron al emperador, se propagó por varios estados europeos para, finalmente, convertirse en la unidad sobre la que giró el acuerdo de la Unión Monetaria Latina (1865).

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En 1903 se comenzaron a acuñar monedas en cuproníquel. En 1914 se instauró el curso forzoso de billetes. En 1928, Francia abandonó el bimetalismo, definiéndose el franco como el equivalente a 65,5 mg de oro de 900 milésimas. A finales de 1958 tuvo lugar la última reforma de un franco muy devaluado, cambiándose 100 francos antiguos por uno nuevo. A finales de 2001 circulaban en Francia billetes de 20, 50, 100, 200 y 500 francos franceses, emitidos por el Banco de Francia, y piezas metálicas de 1, 5, 10, 20 y 50 céntimos y de 1, 2, 5, 10, y 20 francos. La moneda de Alemania

5 marcos 1980

El nombre del marco alemán procede del de la unidad medieval de peso de plata, el llamado marco de Colonia, divisor de la libra, que, como tal unidad de peso, se extendió por todos los territorios europeos. La moneda característica de los estados alemanes durante la Edad Moderna fue el tálero (thaler), una moneda de plata de un peso cercano a los treinta gramos que fue acuñada por diversos estados centroeuropeos a partir de finales del siglo XV. La Federación Monetaria del Rhin (Rheinischer Münz Bund) acuñó a finales del siglo XVI un tálero común. Prusia adoptó en 1750 un sistema basado en el reichsthaler, que pesaba 1/14 del marco de Colonia y estaba dividido en 24 groschen de 12 pfennig cada uno. En 1753 se firma la Convención Monetaria entre Austria y Baviera que instaura el llamado ‘thaler de convención’, con un peso de 28,14 g y una pureza de 832 milésimas de plata. Esta moneda era equivalente a 2 florines austriacos y a medio ducado de oro. Se dividía en 120 kreutzer y se aceptó en Austria y en toda Alemania excepto en Prusia. Durante las guerras contra Napoleón circuló por Alemania el kronenthaler austriaco. Los estados alemanes reunidos por Napoleón en la Confederación del Rhin, con objeto de unificar la multiplicidad de monedas circulantes que seguían el modelo del thaler, entraron en el ámbito del

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franco. Tras el Congreso de Viena se suceden los intentos de unificación o armonización monetaria de los territorios alemanes. En 1821 Prusia adopta un thaler de 30 groschen de 12 pfennig cada uno. En 1834 se formó la unión aduanera alemana (zollverein), que en 1837 adoptó el vereinthaler de 18 gramos y medio de plata. En este último año, unos cuantos estados del centro y del sur reunidos en Munich adoptaron un florín común de 9,5 g, equivalente a 60 kreutzer o 1/2 thaler. Se fabricó una pieza de 2 florines 20 kreutzer (2 1/3) equivalente a las de 5 francos franceses y 5 liras italianas que circulaban por sus territorios. Durante muchos años convivieron el thaler en el norte y el florín en el sur, dando lugar a tratados que establecían las paridades entre uno y otro. En 1857, Prusia impuso en toda Alemania su vereinthaler de plata sobre los florines del sur de Alemania y el austriaco. Se instituyó una nueva libra de 500 gramos que venía a sustituir al viejo marco de Colonia, y se acuñaban 30 vereinthaler por libra. A causa del auge del oro en esos años, también se estableció una krone de este metal, de 1/50 de libra. En 1870, tras la unificación alemana, se implantó el reichsmark de plata, dividido en 100 pfennigs y con una pieza áurea de 10 marcos. Este nuevo sistema venía a reemplazar a una maraña de piezas diferentes, 17 de oro y 66 de plata. Estaba bastante próximo al de la Unión Monetaria Latina. En el periodo de entreguerras del siglo XX, Alemania sufrió una inflación alarmante, imprimiéndose billetes con cifras de cinco ceros y monedas en materiales no metálicos. Fue necesaria la creación de un nuevo marco. El deutschemark inmediatamente anterior al euro fue instituido por los aliados occidentales en 1948, y entre 1949 y 1990, como resultado de la nueva división de Alemania en dos estados, hubo dos marcos diferentes. La época conocida como el milagro económico alemán estuvo acompañada por un fortalecimiento de la moneda en la Alemania occidental. Este marco fuerte se impuso al oriental unos meses antes de la reunificación del país, asumiendo parte del coste que implicaba la diferencia de valor entre ambos marcos. A finales de 2001 circulaban en Alemania billetes de 5, 10, 20, 50, 100, 200, 500 y 1000 marcos, emitidos por el Banco Federal de Alemania, y piezas metálicas de 1, 2, 5, 10 y 50 pfennigs.

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La moneda de Austria

5 schillings 1969

En 1753 se firma la Convención Monetaria entre Austria y Baviera que instaura el llamado ‘thaler de convención’. Esta moneda era equivalente a 2 florines y a medio ducado de oro. Se dividía en 120 kreutzer y se aceptó en Austria y en toda Alemania excepto en Prusia. En 1857 se emitió un florín o gulden dividido en 100 kreutzer. La moneda austriaca se incorporaba así al sistema decimal, pero se separaba del florín que circulaba en los estados de la Alemania del sur. En esa fecha se firmó el tratado entre Austria y Alemania con miras a establecer la coexistencia del sistema del florín y el del thaler. El florín se fue devaluando, y en 1892 se instauró un nuevo sistema, basado en el kilogramo, cuya unidad era la krone de 5 gramos de plata, dividida en 100 heller y que suponía una devaluación de un 15% con respecto al florín. Las monedas con denominación en heller eran de níquel. El schilling, dividido en 100 groschen, fue introducido como unidad monetaria austriaca por la República. Se comenzó a acuñar en 1924 y fue reintroducido en 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, durante la cual Alemania, que se había anexionado Austria, había acuñado marcos en la casa de la moneda de Viena.

1 schilling 1991

Independientemente de su sistema monetario propio, Austria ha acuñado, desde 1780, una moneda de plata conocida como táler de María Teresa. Esta moneda de gran tamaño era utilizada en el comercio internacional, especialmente con los países árabes y del norte de África, y en ocasiones fue acuñada incluso por otros estados, pero siempre con la misma tipología y la fecha 1780.

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A finales de 2001 circulaban en Austria billetes de 20, 50, 100, 500, 1000 y 5000 chelines austriacos, emitidos por el Banco Nacional de Austria, y piezas metálicas de 10 y 50 groschen y de 1, 5, 10 y 20 schilling. La moneda de Italia

100 liras 1979

Hasta el siglo XIX, Italia estaba dividida en estados relativamente pequeños, aunque casi siempre con una economía poderosa cuya vertiente monetaria, justo antes de la invasión napoleónica de 1796, giraba en torno a unas libras o liras de 20 sueldos o 240 dineros, es decir, una reminiscencia de la libra de Carlomagno, que, en la ya lejana Edad Media, había convertido el sistema romano de unidades de peso de plata en un sistema monetario basado en el denarius o dinero (pequeña pieza de alrededor de 1 gramo de peso). Durante la invasión napoleónica se impuso el sistema decimal del franco, aunque a veces siguiendo denominaciones autóctonas. Tras el Congreso de Viena, en los territorios del norte bajo dominio austriaco, permaneció, junto con la moneda austriaca, la lira, dividida en 100 centesimi. El Piamonte emitió también liras en sistema decimal semejante al del franco. Toscana y las Dos Sicilias reorganizaron sus sistemas monetarios intentando compatibilizarlos con el sistema decimal. En 1859 se crea el Reino de Italia, que en 1861 se anexiona el sur de la península y Sicilia, en 1866 Venecia y en 1870 los territorios de los Estados Pontificios, salvo el Vaticano. Como el primitivo reino de Víctor Manuel, el nuevo reino siguió el sistema del franco, conservando el nombre de la lira, que en 1861 se convierte en la lira italiana, y posteriormente se adhiere a la Unión Monetaria Latina, con las mismas características y valor que el franco. A partir de la primera posguerra mundial comenzó un periodo de inflación y devaluación. En el periodo de entreguerras se introdujo la acuñación de níquel. La recuperación económica llegó en los años cincuenta y sesenta.

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500 liras 1986

A finales de 2001 circulaban en Italia billetes de 1000, 2000, 5000, 10000, 50000, 100000 y 500000 liras, emitidos por el Banco de Italia, y piezas metálicas de 50, 100, 200, 500 y 1000 liras. La moneda de Holanda

2 florines y medio 1980

La moneda holandesa, el gulden, era conocida en las lenguas latinas como florín, o, si se quiere, gulden fue el nombre que recibió el florín en los dialectos alemanes. El florín, como su nombre casi indica, fue una moneda de oro acuñada inicialmente por la ciudad-estado de Florencia a mediados del siglo XIII, pero que fue acuñada también por otros estados, como la Corona de Aragón. El gulden fue, por tanto, en sus inicios una moneda de oro. En 1805 la unidad monetaria de la República Bátava era el gulden de plata, creado en 1680 y dividido en 20 stuivers. Circulaban también el ducatón que valía 3 gulden y el rijksdaler de 2 gulden y medio. Las provincias bajo dominio austriaco adoptaron en 1755 la moneda imperial, el

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kronenthaler de plata y el soberano de oro, pero en 1794 pasaron a integrarse en la República Francesa. En 1806 se creó bajo la órbita napoleónica el Reino de Holanda, que incluía las provincias que en su día pertenecieron a Austria y que fue asimilado al Imperio Francés en 1810, lo que supuso la decimalización del gulden, que se dividió en 100 cents. Tras el Congreso de Viena, Holanda se independiza, y en 1830 Bélgica formó un reino separado. En 1847 se busca una moneda semejante al franco francés, y se instituye un gulden de 10 gramos de plata. En 1877 adoptó el patrón oro, aunque ya se estaban acuñando piezas de 10 gulden de 6,729 gramos con arreglo a la nueva normativa. Como Holanda no pertenecía a la Unión Monetaria Latina, la relación oro:plata se estableció en 1:15,625. La moneda holandesa se mantuvo fuerte durante la Primera Guerra Mundial y su posguerra, pero en 1940, la ocupación alemana trajo consigo la desaparición de las piezas de oro y plata, lo que condujo a la escasez de moneda y la emisión de moneda de necesidad. El gobierno en el exilio acuñó piezas de plata en los Estados Unidos pensando en el regreso. La desaparición de la plata en las monedas usuales, y más concretamente de la pieza de 1 gulden, tuvo lugar en 1967. A finales de 2001 circulaban en Holanda billetes de 10, 25, 50, 100, 250 y 1000 florines, emitidos por el Banco de los Países Bajos, y piezas metálicas de 5, 10 y 25 cents y de 1, 2.5 y 5 gulden. La moneda de Bélgica

5 francos 1950

Como ya hemos visto al hablar de Holanda, las provincias austriacas de los Países Bajos adoptaron en 1755 la moneda imperial, y en 1794 se integraron en la República Francesa. En 1790, con ocasión de una breve rebelión contra Austria, Bélgica acuñó monedas propias, con un florín de plata dividido en 20 sueldos. Durante la ocupación napoleónica se utilizó moneda francesa, en parte acuñada con plata procedente de piezas autóctonas. Bélgica formó en 1815, junto con Holanda, un reino independiente, del que se separó en 1830, adoptando en 1832 el sistema decimal y

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bimetálico del franco francés, aunque permanecía en la órbita monetaria holandesa de patrón oro, lo que hizo que no se acuñara este metal hasta 1847, a causa del desajuste entre su precio de mercado y su valoración nominal. Ante la escasez de moneda de oro, en 1848 se admitió la circulación del soberano inglés. En 1850, en plena bajada del precio del oro, adoptó el patrón plata para abandonarlo en 1861, en que se aceptó el bimetalismo a la francesa. Bélgica fue el primer estado que acuñó níquel en Europa, en 1859, para las piezas de 5 y 10 céntimos. Desempeñó un importante papel en la constitución de la Unión Monetaria Latina en 1865. En los años siguientes el papel moneda fue ganando terreno sobre la moneda metálica. Durante la Primera Guerra Mundial y su posguerra fue necesario recurrir a medidas especiales. En 1925 se creó el belga con un valor de 5 francos. Tras la Segunda Guerra Mundial, el franco belga se ha movido sucesivamente en las órbitas monetarias de Gran Bretaña, USA y Alemania. A finales de 2001 circulaban en Bélgica billetes de 100, 200, 500, 1000, 2000 y 10000 francos belgas, emitidos por el Banco Nacional de Bélgica, y piezas metálicas de 50 céntimos y de 1, 5, 20 y 50 francos. La moneda de Luxemburgo

100 francos anv.

Como en otros territorios, el franco entró por primera vez en Luxemburgo con la invasión francesa de 1803. Bajo dominación austriaca, Luxemburgo había acuñado moneda propia de cobre.

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En 1815, a raíz del Congreso de Viena, el territorio fue incorporado al Reino de los Países Bajos, por lo que su moneda pasó a ser el gulden, aunque el franco, que había sido muy bien aceptado, siguió teniendo curso legal hasta 1825. En 1832, Luxemburgo adopta el franco belga, recién instituido por sus vecinos. En 1842 se une al Zollverein, lo que suponía la entrada en el ámbito del thaler prusiano. Por esta misma causa, el Gran Ducado no ingresó en la Unión Monetaria Latina. En 1871 circuló en Luxemburgo el recién creado marco alemán. Pero durante toda esta época, aunque se usaba la moneda alemana, los luxemburgueses seguían pensando y entendiéndose en francos. El Banco Nacional se funda en 1873, con el derecho de emisión de billetes, pero desaparece a principios de la década siguiente. En 1914, es el Banco Internacional de Luxemburgo (privado) el que obtiene ese derecho hasta la instauración del euro. Luxemburgo alcanzó la independencia 1890, pero hasta 1901 no acuñó su propia moneda, incorporándose al sistema del franco, que en 1918 es denominado por primera vez franco luxemburgués, y que a su vez se unifica con el belga en 1922, con la constitución de la Unión Económica Belgo-Luxemburguesa, aunque cada país sigue emitiendo sus propias piezas. En 1983 se crea el Instituto Monetario Luxemburgués con el fin de dotar al país de una política monetaria propia. A finales de 2001 circulaban en Luxemburgo billetes de 100, 1000 y 5000 francos luxemburgueses, emitidos por el Instituto Monetario Luxemburgués, y piezas metálicas de 1, 5, 20 y 50 francos. La moneda de Irlanda

20 peniques 1986

Irlanda estuvo unida a Gran Bretaña hasta 1921, por lo que compartió su moneda, la libra, aunque emitía moneda autóctona de cobre y, desde 1729, billetes, mucho antes de la constitución del Banco de Irlanda en 1783. El nombre de la libra, como el de muchas otras monedas, como el marco o el peso, era en origen el de una unidad de peso. La libra, en concreto era una unidad de peso en el mundo romano y fue heredada por los reinos

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europeos que la utilizaron hasta la adopción del sistema métrico decimal, y hasta nuestros días en las Islas Británicas. Se considera a Carlomagno como el padre de la libra europea, dividida en 20 sueldos de 12 dineros cada uno, y que, al aplicarse al peso de la plata, fue el origen de los sistemas monetarios europeos medievales. En 1928, seis años después de su independencia, Irlanda comienza a emitir su propia libra, conocida con el nombre de punt, de 20 chelines (shilling), equivaliendo cada chelín a 13 peniques (penny) irlandeses en lugar de los 12 en que se dividía la libra inglesa. El Banco Central de Irlanda se fundó en 1942 y, no obstante su capacidad para variarla, mantuvo en líneas generales la paridad con la moneda inglesa. En 1970 se adoptó el sistema decimal, dividiendo la libra en 100 peniques. A finales de los setenta la libra irlandesa se inscribe en el Sistema Monetario Europeo.

1 penique 1996

A finales de 2001 circulaban en en Irlanda billetes de 5, 10, 20, 50 y 100 libras irlandesas, emitidos por el Banco Central de Irlanda y piezas metálicas de 1, 2, 5, 10, 20 y 50 peniques y de 1 libra irlandesa. Las antiguas monedas irlandesas han sido desmonetizadas en España por empresas privadas. La moneda de Finlandia

1 marco 1973

Finlandia estuvo unida a Suecia hasta 1809, en que fue cedida por Napoleón a Rusia, que le permitió acuñar su moneda interna. En 1864 empezó a acuñar el markka de plata, dividido en 100 pennia a imitación de

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la moneda francesa. En 1877, sin incorporarse, adaptó su sistema monetario al de la Unión Monetaria Latina. En 1917 se independizó como república y comenzó la acuñación en metales sin valor intrínseco. Después de la segunda guerra mundial se acuñaron piezas de hierro. En 1963 el sistema monetario sufrió una reforma parecida a la francesa, conservando la denominación, pero cambiándose 100 markkaa antiguos por uno nuevo. A finales de 2001 circulaban en Finlandia billetes de 10, 20, 50, 100, 500 y 1000 markkaa, emitidos por el Banco de Finlandia y piezas metálicas de 10 y 50 pennia y de 1, 5 y 10 markkaa. La moneda de Grecia

10 lepta 1992

Tras una larga lucha contra el imperio Otomano, Grecia se independizó como reino en 1829. Adoptó como moneda el fénix de plata, dividido en 100 lepta, y la athena de oro. En 1833 el rey Otto I de Baviera implantó un nuevo sistema bimetálico y decimal cuya unidad sería la drachma de 100 lepta. En 1869 se adhirió a la Unión Monetaria Latina, pero el resto de los miembros exigieron que la moneda griega se acuñase en París, como garantía de cumplimiento de las características metálicas. En 1893-94 se acuñaron piezas de lepta en cuproníquel. Tras la segunda guerra mundial, que había llevado a la emisión de papel y una enorme inflación, se introdujo una nueva dracma en billete equivalente a 50.000 millones de las antiguas. La moneda metálica no volvió a circular hasta 1954. La denominación drachma es la más añeja de las que han dejado de usarse con la adopción del euro, pero es incorrecto que se trate de la moneda más antigua, pues no existe ninguna continuidad entre la dracma de la antigua Grecia y la instaurada en el siglo XIX.

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La dracma de la antigüedad, antes de convertirse en moneda, fue inicialmente una medida de peso para metales. Fue usada por todos los griegos, y, aunque no valían exactamente lo mismo, circulaban de acuerdo con un sistema de equivalencias mutuas. En ocasiones se procedió a uniones monetarias entre ciudades para establecer el uso de una dracma común.

100 dracmas 1994

A finales de 2001 circulaban en Grecia billetes de 100, 200, 500, 1000, 5000 y 10000 dracmas, emitidos por el Banco de Grecia, y piezas metálicas de 50 lepta y 1, 2, 5, 10, 20, 50, 100 y 500 dracmas. La moneda de Portugal

25 escudos 1980

Escudo fue el nombre de diversas monedas de oro y plata acuñadas durante las edades Media y Moderna. La denominación fue inicialmente adoptada por Luis IX en Francia y seguida por otros países, entre ellos España, donde dio nombre a la unidad monetaria de oro durante la Edad Moderna. En Portugal, aunque ya se usó esa denominación en el siglo XV, el escudo de oro se empieza a acuñar en 1720 con un valor de 1600 reis, y junto a cruzados de plata de 480 reis. A principios del siglo XIX se comenzó a emitir papel moneda, pero no gozó de curso legal hasta mediados de siglo. En 1835 se introduce un sistema decimal bimetálico similar al francés, con coronas de oro y de plata valoradas en reis, que era la moneda de cuenta. En 1854 se adopta el patrón oro, y se acuña una corona de 16,257 gramos de oro, equivalente a 1000 reis.

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5 escudos 1986

La República restablece en 1911 la denominación del escudo en plata, sobre el patrón de la anterior moneda de 1000 reis, pero con un nuevo fraccionamiento en 100 centavos. En 1928 se emite un nuevo escudo equivalente a 0,06 gramos de oro. Terminada la Segunda Guerra Mundial Portugal emite moneda fiduciaria y billetes. A finales de 2001 circulaban en Portugal billetes de 500, 1000, 2000, 5000 y 10000 escudos, emitidos por el Banco de Portugal, y piezas metálicas de 1, 2.5, 5, 10, 20, 50, 100 y 200 escudos. La moneda de España

500 ptas. 1993

El sistema monetario de la peseta nace en 1868, sustituyendo al efímero del escudo de plata, y al del real de vellón, ambos de base decimal por entonces, y a la más vieja moneda de cuenta castellana, el maravedí. La moneda fuerte desde el siglo XVI venía siendo el real de a ocho, moneda de plata de casi 30 gramos, también conocida como peso o duro, y que fue el origen del dólar norteamericano y el vehículo de la mayoría de las transacciones internacionales de la Europa Moderna. El nombre de la peseta (en catalán “piececita” o “pieza pequeña”) proviene del que popularmente se daba en Cataluña a las piezas de dos reales de plata al menos desde la Guerra de Sucesión de principios del siglo XVIII. Su uso y su nombre se extendieron a toda la península y posteriormente se aplicó a la moneda de cuatro reales de vellón, con lo que el duro (20 reales) fue el equivalente a cinco pesetas.

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Las primeras monedas con denominación en pesetas fueron acuñadas durante la Guerra de la Independencia en ambos bandos. El 19 de octubre de 1868 la peseta, dividida en 100 céntimos, se convirtió en la unidad monetaria oficial. El objetivo, además de culminar el proceso de decimalización monetaria, era el de adaptarse a las condiciones de la Unión Monetaria Latina, equiparando la peseta y el franco, aunque se aplazó la decisión de una incorporación plena al acuerdo europeo.

A principios del siglo XX dejó de acuñarse moneda de oro, y hacia 1914 dejó de circular en España.

Durante la guerra civil de 1936-1939 cada uno de los bandos hizo circular pesetas propias. Desde el fin de la contienda hasta la entrada en vigor del euro, circularon billetes y monedas con denominación en pesetas, pero éstas ya no se acuñaron en metales nobles, con la excepción de la de 100 pesetas con fecha 1966 y las conmemorativas. A finales de 2001 circulaban en España billetes de 1000, 2000, 5000 y 10000 pesetas, emitidos por el Banco de España, y piezas metálicas de 5, 10, 25, 50, 100, 200 y 500 pesetas. Bibliografía El presente trabajo se ha realizado sobre todo con documentación publicada en internet y contrastada con obras generales y guías turísticas. También se ha contado con la colaboración de los Gabinetes de Prensa del Banco de España y de la Real Casa de la Moneda-Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, así como de las embajadas de Alemania, Grecia, Italia, Francia y la Oficina Nacional Austriaca del Turismo en Madrid. Como obras generales de referencia para aspectos numismáticos, pueden consultarse: CLAIN-STEFANELLI, ELVIRA ELIZA y VLADIMIR, Monnaies européennes et monnaies coloniales américaines entre 1450 et 1789, Friburgo 1978. GIL FARRÉS, OCTAVIO, Historia Universal de la Moneda, Madrid 1974.

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