La mujer como botín de guerra en América Latina

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La mujer como botín de guerra en América Latina. Un análisis interdisciplinario a partir de la lectura del libro de Jueces 19 a 21. María de los Ángeles Roberto ISEDET Buenos Aires Argentina 2013

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La mujer como botín de guerra en América Latina.

Un análisis interdisciplinario a partir de la lectura del libro de

Jueces 19 a 21.

María de los Ángeles Roberto

ISEDET

Buenos Aires

Argentina

2013

TABLA DE CONTENIDOS

Pág.

ABREVIATURAS ...................................................................................................... 1

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 2

PRIMERA PARTE .................................................................................................... 5

1. Exégesis de Jueces 19 a 21 a partir del análisis de Phyllis Trible .................5

1.1. Estructura del acto uno ..........................................................................5

1.2. Introducción: Jueces 19,1-2 ...................................................................5

1.3. Escena uno: Jueces 19,3-10 .................................................................6

1.4. Interludio: 19,11-15 ................................................................................7

1.5. Escena 2: Jueces 19, 15 b-28 ...............................................................8

1.6. Conclusión: Jueces 19,29-30...............................................................11

1.7. Acto dos ..............................................................................................12

1.8. Acto tres ..............................................................................................13

SEGUNDA PARTE ................................................................................................. 15

2. Las metáforas bélicas sobre el cuerpo de la mujer ..........................................15

2.1. La violencia sexual como arma de guerra en América Latina .......................16

2.2. La conquista insoportable .............................................................................19

2.3. El infierno en movimiento: el desplazamiento interno ...................................20

2.3.1. La violencia de género y el desplazamiento ...........................................21

2.4. El infierno en la quietud: el caso Manta en Perú ...........................................22

2.5. El silencio en Guatemala ..............................................................................24

2.6. Las muertas de Juárez .................................................................................26

2.7. El Estado Torturador en el Cono Sur ............................................................27

TERCERA PARTE.................................................................................................. 31

3. En el umbral de la puerta ................................................................................31

3.1. ¿Qué hay del otro lado del umbral? A modo de conclusión ......................35

ANEXO ................................................................................................................... 38

BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................... 48

ABREVIATURAS

ACNUR: Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los

Refugiados

ALC: América Latina y el Caribe

APRODEH: Asociación Pro Derechos Humanos

CICR: Comité Internacional de la Cruz Roja

CODHES: Consultoría para los Derechos Humanos y el

Desplazamiento

Corte IDH: Corte Interamericana de Derechos Humanos

CVR: Comisión para la Verdad y Reconciliación

ONG: Organización No Gubernamental

ONU: Organización de las Naciones Unidas

OEA: Organización de Estados Americanos

OXFAM: Por sus siglas en ingles, Oxford Committee for

Famine Relief

REMHI: Recuperación de la Memoria Histórica

RV60: Reina Valera 1960

SCJ: Suprema Corte de Justicia

VSBG: Violencia Basada en Género

2

INTRODUCCIÓN

El tema de este ensayo surge de la lectura del texto de

horror de Jueces 19, texto que se encadena con los capítulos 20 y

21 del mismo libro. El relato del levita y su concubina es

escalofriante. No hay cuentos de Poe o de Lovecraft que se

parezcan a esta narración bíblica estructurada sobre un sistema

patriarcal, dominante y feroz. La mujer del levita es esclava sexual,

víctima de violaciones reiteradas, tortura y asesinato. Al

descuartizamiento de la protagonista silenciada le sigue una

llamada a la guerra como venganza por un crimen en el que el

único responsable es el levita. Estos tres capítulos de la Biblia

muestran todas las atrocidades que se cometen contra las mujeres

y que actualmente están tipificadas como violencia sexual basada

en género (VSBG), femicidio y feminicidio.

La metodología de esta investigación es interdisciplinaria,

abarca la exégesis bíblica feminista, los estudios de género y las

investigaciones antropológicas y sociológicas desarrolladas por

organismos internacionales sobre la violencia contra la mujer en

situaciones de conflicto. Desde esta perspectiva múltiple se analiza

la problemática de la mujer como botín de guerra en América

Latina.1 El análisis está impregnado por las lecturas previas e

insoslayables de la narrativa latinoamericana del siglo XX y XXI.

¿Cómo se interpreta Jueces 19 a 21 hoy? ¿Se leen estos

textos en los ámbitos eclesiásticos? ¿Existe el término “la mujer

como botín de guerra”? ¿A qué situaciones se aplica? ¿Suceden

estos hechos en América Latina? ¿Por qué no se visibilizan? ¿Hay

bibliografía sobre el tema? Si es así ¿por qué no se difunde?

¿Cuál es el rol de la iglesia en situaciones de violencia sexual

basada en género? ¿Figura este tema en las agendas de las

1 Tanto Yepes como Rouquié problematizan el concepto de América

Latina por inespecífico y porque se presta a confusión. Los análisis que ambos realizan coinciden en confrontar la disparidad geográfica, cultural, social y lingüística del continente. Para esta investigación se adopta la denominación de América Latina para designar a todos los territorios del hemisferio occidental que se extienden al sur de los Estados incluyendo los países donde no se hablan lenguas romances. Alan Rouquié, América Latina: introducción al Extremo Occidente, Siglo XXI, México, 1989.

3

iglesias? Estas son algunas de las preguntas que vertebran este

trabajo.

En la primera parte se realiza una exégesis de los capítulos

19 a 21 del libro de Jueces tomando como base el modelo de

análisis del libro de Phyllis Trible, Texts of terror.2 La traducción y

adaptación del texto es propia. Trible fue la primera biblista

feminista que sacó a la luz un texto tan invisibilizado como el de

Jueces. Le siguieron autoras como Mieke Bal, Cheril Exum,

Corinne Lanoire, Violeta Rocha, Gale A. Yee, Jones- Warsaw

Koala, Mercedes Navarro Puerto y Mercedes García Bachmann.3

Cada una de ellas -con enfoques diferentes pero con una

hermenéutica feminista en común- se animó a poner en el tapete

temas de los que todavía no se habla. Ni en las academias

teológicas, ni en los hogares, ni en las iglesias.

En la segunda parte se presentan las definiciones de los

organismos internacionales sobre la mujer como arma o botín de

guerra, se reflexiona sobre la violencia ejercida contra las mujeres

en situaciones de conflictos armados y posconflicto en América

Latina y se caracteriza a la violencia sexual basada en género, al

femicidio y al feminicidio. También se señalan las dificultades que

los organismos de derechos humanos tienen para juzgar a los

perpetradores de violaciones en masa.

Se hace una referencia sincrónica a la violación como uno

de los métodos de conquista y aplastamiento de los pueblos

originarios en América Latina. No es la intención de este trabajo el

relevamiento histórico y cronológico de los crímenes sexuales en

el continente, es por eso que de la mención del siglo XVI se pasa a

la presentación del drama de los desplazados en el siglo XX en

Colombia. Se indaga hasta qué punto en situaciones de

desplazamiento interno forzado la violencia de género se agudiza.

Como contraposición al movimiento de la población se toma el

2 Phyllis Trible, Texts of terror, “An Unnamed Woman: The Extravagance

of Violence”, Fortress Press, Philadelphia, 1984, pp. 65-92.

3 Agradezco a Mercedes García Bachmann por su generosidad para

compartir bibliografía y conocimientos.

4

caso del establecimiento de bases militares con el fin de cometer

violaciones y torturas sexuales para diezmar a las comunidades en

Perú.

Se identifica el problema de la subdeclaración entre las

víctimas de VSBG durante el genocidio ocurrido en Guatemala

entre 1960 y 1996, en el marco del conflicto armado interno, con la

muerte y desaparición forzada de 200.000 personas. Se introduce

el concepto tomado de la teología feminista del binomio machismo-

marianismo como una categoría propia de América Latina y como

una de las causas de los feminicidios de Ciudad Juárez que

empezaron en los años noventa y que siguen cometiéndose en la

actualidad. En el apartado “El Estado Torturador en el Cono Sur”

se examina desde una perspectiva antropológica y en un mismo

bloque los casos de VSBG durante las dictaduras militares en

Argentina, Chile y Uruguay.

En la tercera parte se retorna al texto bíblico de Jueces 19

para pensar el lugar de la iglesia frente a situaciones de violencia

sexual en nuestro país, Argentina, y en nuestro continente. El

umbral es el lugar desde donde el levita echó a su mujer a las

fieras hambrientas de sexo. Venían por un hombre y el hombre les

entregó a su mujer. A modo de conclusión se repasa el camino

que los movimientos de mujeres junto con los organismos

internacionales realizaron para nombrar lo innombrable, para

luchar por la judicialización de los crímenes de violencia sexual

basada en género y para que se derogue la figura legal de la

prescriptibilidad con el fin de juzgar a los perpetradores por delitos

de lesa humanidad y no como a delincuentes comunes.

En el anexo se presentan testimonios directos y se indican

las fuentes de donde fueron tomados. Hay datos de países, de

pequeñas y grandes comunidades, de historias mínimas y de

grandes tragedias que no figuran en la investigación pero que

están latentes en cada uno de los relatos seleccionados para el

anexo. Este es solo un intento por afirmar que sí, que en América

Latina la mujer fue y sigue siendo botín de guerra.

5

PRIMERA PARTE

1. Exégesis de Jueces 19 a 21 a partir del análisis de Phylis Trible

1.1. Estructura del acto uno

Trible organiza el texto en una introducción (19,1-2), dos escenas (19,3-10 y

19,15 b-28) con un interludio que las separa (19, 11-15a) y una conclusión (19,29-

30). En este relato, la mayoría de los personajes son masculinos: un levita, su

criado, un padre, un anciano, un grupo de hombres. Hay dos mujeres: la concubina

del levita es central y la hija virgen del anciano recibe escasa atención. Ninguna de

ellas tiene nombre. Los hombres hablan, incluso el criado, pero las mujeres no

dicen nada.

1.2. Introducción: Jueces 19,1-2

Se presenta a los dos personajes principales a través de las polaridades de

sexo, estado y geografía: Hay un hombre que es un levita, de la región montañosa

remota de Efraín y que se opone a una mujer, que es concubina y de Belén de

Judá. La región montañosa remota y no especificada de Efraín en el norte equilibra

con la ciudad accesible y conocida de Belén en el sur. El levita tiene un lugar de

honor por encima de otros hombres. Una concubina tiene estatus inferior a otras

mujeres. Ni legal ni socialmente es equivalente a una mujer, es una esclava.

La gramática y la sintaxis de la frase inicial explotan la desigualdad.

“En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá.” (Jueces19, 1, RV60)

Él es Sujeto, ella, Objeto. Él es su dueño. Trible indaga a lo largo del texto

sobre la palabra hebrea que puede traducirse como “amo” y como “señor”.

Primer problema

Hay una inversión gramatical en 19, 2: El sujeto y el objeto están a la

inversa. La concubina realiza actos condenables. La versión hebrea (TM) y siria

afirman que "su concubina cometió adulterio" contra el levita, mientras que el griego

y el latín sostienen que "la concubina se enfadó con él." Está en juego la identidad

de la parte ofendida. Una de las preguntas clave que hace Trible es si ella le era

infiel a él o él causó su enojo.

6

Las acciones que realiza la mujer son las de ser infiel o estar ofendida

(según qué traducción se elija) y la de dejar al levita por "la casa de su padre en

Belén de Judá, y estuvo allí unos cuatro meses" (19,2; cf. 19,3 b.). Al volver a su

tierra natal, la mujer aumenta la distancia entre ella y su amo. Aunque él llamó a su

concubina, ella lo abandona. Hay oposiciones entre los roles masculinos:

Amo/Padre y los femeninos: Concubina/Hija.

Según Phyllis Trible la identidad femenina está en el centro de la oposición,

según Violeta Rocha y Corinne Lanoire,4 quienes basan su análisis en el de Mieke

Bal, el enfrentamiento yerno-suegro simboliza el cambio del patrilocalismo (patrón

de residencia posnupcial) al virilocalismo.

1.3. Escena uno: Jueces 19,3-10

A. Episodio 1: viaje del amo a Belén (19,3).

B. Episodio 2: visita a la casa del padre (19,3-9).

C. Episodio 3: salida (19,10).

A. Episodio 1: 19, 3.

Ella se fue y él la busca. Pero su búsqueda no resuelve la ambigüedad de

su deserción. Fue tras ella, dice el texto hebreo, para "hablar a su corazón, para

traerla de vuelta." La duda sigue latente. ¿Por qué lo abandonó ella?

B. Episodio 2:19,3 d-9

Los períodos de tiempo se reducen, van desde tres días, a un día y la noche

hasta un día final. En cada uno de ellos el suegro domina, aunque con disminución

de poder. Cuando deja de prevalecer, termina la visita. A medida que decrecen los

tres períodos de disminución, la cuenta de ellos incrementa de modo que cuanto

más cerca está la salida, más largo es el retardo. La expansión narrada

corresponde a la acumulación de tensión. Este patrón prefigura la segunda escena,

el corazón del terror, en el que el período de tiempo más corto produce el relato

más largo y la mayor tensión.

Segundo problema

4 Corinne Lanoir y Violeta Rocha, “La mujer sacrificada: reflexiones sobre

mujeres y violencia a partir de Jueces 19”, Xilotl, revista nicaragüense de Teología 10 (1992) pp. 49- 62.

7

El padre saluda al amo con alegría. A medida que ellos dos conversan, la

mujer que los unió desaparece de la escena que es una versión de la hospitalidad

oriental, un ejercicio de vinculación masculina. Pero: ¿Dónde está la mujer mientras

ellos comen, beben y duermen? Mercedes Navarro Puerto considera a la escena

donde los hombres comen y beben como una grieta que evidencia el alcoholismo

del levita y del padre de la muchacha.5

Las diferencias entre los hombres aparecen en el período final, hay dos

discursos del padre, cada vez más largos, que complementan el discurso narrativo

(19,8-9). A diferencia de su actuación del día anterior, los dos hombres no se

levantan juntos. La unidad entre los hombres comienza a disolverse. El suegro

detiene a su invitado y le pide que se quede para fortalecer ahora su corazón. Su

petición inicia una discusión que dura casi todo el día. Al final, los dos comen

juntos, sin la mujer. El amo es el vencedor porque se lleva a la mujer de regreso a

esa zona indefinida de las montañas de Efraín.

C. Episodio tres: 19,10

Está yuxtapuesto al primer episodio, coincide en concisión, pero contrasta

con él en el contenido.

El amo antes viajó a Belén, ahora se va. Deseoso de salir, se arriesga al

peligro del viaje. El narrador establece distancia con Jebús (es decir, Jerusalén).

Junto con él fueron un par de burros, su concubina y su criado. Al llegar por primera

vez a Belén tenía dos posesiones: su siervo y un par de asnos (19,3 b). Cuando el

amo aparece en Jebús tiene tres posesiones: el criado, los burros y la mujer que ha

sido puesta en esta categoría. Así concluye una escena.

1.4. Interludio: 19,11-15

El viaje de regreso comienza tarde, los viajeros no pueden completar el viaje

a Efraín en un solo día. El relato ofrece un interludio para la toma de decisiones.

Comienza cerca de Jebús y termina en Gabaa, que era de la tribu de Benjamín.

5 Mercedes Navarro Puerto, “El sacrificio del cuerpo femenino en la Biblia

Hebrea: Jueces 11 (la hija de Jefté) y 19 (la mujer del levita)”, Ciudad de Mujeres, 20, disponible en www.ciudaddemujeres.com/articulos/IMG/pdf/SacrificioCuerpoFemBibliaHebrea- (Consulta: 8 de junio de 2013).

8

Una conversación entre el siervo y su amo cubre la distancia (19,11-13). Hay una

violenta ironía en la decisión del amo. En su intercambio, estos dos hombres

ignoran una vez más a la mujer. No preguntan sobre su preferencia para pasar la

noche. Es igual que los asnos. La “animalización de la víctima humana” empieza a

consumarse en este relegamiento.6 El escenario está listo para la segunda escena.

1.5. Escena 2: Jueces 19, 15 b-28

El tiempo de esta escena es una sola noche en Gabaa, y sin embargo, la

longitud supera con creces la totalidad de la cuenta de los cinco días, en Belén. El

elenco de personajes aumenta, aunque el amo sigue dominando. Al igual que la

escena inicial, este es un estudio de la hospitalidad oriental. Resulta, sin embargo,

una saga de la violencia. Dos episodios organizan la acción: los primeros pasos

desde la plaza pública a una casa en Gabaa (19,15 b-21), el segundo, desde la

casa hacia el exterior y viceversa (19,22-28).

A. Episodio 1: 19,15 b-21

En este episodio la narración (19,15 b-17a y 19,21) rodea una

conversación entre los hombres (19,17 b-20). A su vez, el diálogo repite el

patrón: dos discursos del anciano (19,17 y 19,20 b) circundan las palabras

del amo (19,18-19). Ambos son extranjeros en Gabaa.

B. Episodio 2:19,22-28

Comienza en la casa, se desplaza fuera, y luego regresa. Estos tres

movimientos organizan su contenido. Una característica distintiva es el

juego entre las palabras casa, puerta y umbral. Estructurado con la

narración en discurso directo, la primera sección se abre con una fiesta.

Dentro de la casa, los viajeros "estaban gozosos" (19,22), una frase que

recuerda los días de la hospitalidad en Belén cuando el padre de la joven

instó al amo a "dejar que se alegre tu corazón" (19,6, 9). A su vez, este

6 La “animalización de la víctima humana” es un concepto propio para designar la

transformación del ser humano en un animal. Se observa en algunas narraciones bíblicas del Antiguo Testamento. No es un cambio pacífico como el que se da en los cuentos maravillosos. En este pasaje abrupto y obligado de persona a animal se rompen los vínculos que caracterizan a las personas. El Sujeto poseedor violenta al Otro hasta tal punto que no importa lo que sienta o piense porque es un animal al que se lo usa como víctima propiciatoria. Observo lo mismo en el relato de Abraham e Isaac (Gn 22). Abraham deja de ser padre para convertirse en sacrificador, el levita deja de ser concubino para ser un sacerdote en función ritual. Estos Sujetos ejercen tanta violencia simbólica o real sobre el Otro-Otra que violentan hasta la esencia y transforman al Objeto en un animal. A Isaac se lo lleva al sacrificio como a un animal y después se lo suplanta por un carnero (Gn 22:13). A la concubina se la considera igual a un animal. En el Nuevo Testamento a Jesús también se lo animaliza cuando se reemplaza su figura por la de "cordero".

9

recuerdo lleva de nuevo a la motivación del amo para ir a Belén: "hablar al

corazón de su concubina" (19,3). Hasta ahora, en la historia él no ha

hablado con ella en absoluto, solo dirigió su atención a otros hombres, a su

suegro, su criado y ahora al anciano de su territorio de origen.

En medio de esta comida (¿otra vez la bebida?) en la que se estaban

gozando, los hombres de la ciudad, catalogados por el narrador como perversos,

rodearon la casa, golpearon a la puerta y le exigieron al anciano dueño de la casa

que les entregara al hombre que había entrado allí para que lo conocieran. El

peligro llama a la puerta de la fiesta. Las extensas descripciones de los dos grupos

presagian su lucha. Los hombres de Gabaa son "hombres de los hijos de la

iniquidad "; el viejo hombre es "el señor de la casa." El poder masculino confronta al

poder masculino. "Saca al hombre que entró a su casa para que lo conozcamos"

(19,22). Aunque la frase "para conocerlo" puede ser ambigua en sí misma en los

labios de los hombres perversos presagia lo peor. Ellos desean violar sexualmente

al invitado. El hombre, el señor de la casa, responde con decisión:

“Y salió a ellos el dueño de la casa y les dijo: No, hermanos míos, os ruego que no cometáis este mal; ya que este hombre ha entrado en mi casa, no hagáis esta maldad.” (Jueces19,23, RV60)

El anciano les ofrece dos alternativas, su hija virgen y la concubina del

levita. Dos objetos femeninos que él brinda para proteger a un hombre de un grupo

de malvados "hermanos." Una de estas mujeres es hueso de sus huesos y carne

de su carne, su propia hija. La otra pertenece a su invitado. Por otra parte, como

señala Trible, estas dos mujeres pueden satisfacer toda la gama de preferencias

heterosexuales. Una de ellas es virgen y la otra, con experiencia. Ambas son

sacrificables para las demandas de los hombres perversos. De hecho, el señor de

la casa va a entregar a estas mujeres. El protector masculino se convierte en

facilitador. Ningún hombre será violado. A todos los hombres, incluso los malvados,

se les conceden sus deseos. Los conflictos entre ellos se resuelven a través del

sacrificio de las mujeres.

El diálogo se detiene; la negociación cesa; el viejo hombre y su hija virgen

desaparecen. Aquel a quien el narrador antes retrató con simpatía, el que iba en

busca de su concubina "para hablar a su corazón", se vuelve al enemigo para

salvarse a sí mismo.

10

“Mas aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina, la sacó; y entraron a ella, y abusaron de ella toda la noche hasta la mañana, y la dejaron cuando apuntaba el alba.” (Jueces19,25, RV60)

Cuando el levita empuja a su concubina al exterior se marca el paso a la

sección central del episodio. A través del distanciamiento del discurso narrado, se

desarrolla el cuento de terror. El crimen en sí mismo recibe pocas palabras. La

brevedad de esta sección sobre la violación femenina contrasta con los extensos

informes sobre las comidas y las deliberaciones masculinas que la preceden.

Sorprendentemente, la siguiente acción pertenece a la propia mujer:

“Y cuando ya amanecía, vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día.”

(Jueces 19,26, RV60)

Por primera vez desde el comienzo de la historia, la mujer es el sujeto de los

verbos activos, a pesar de que ya no es un sujeto con poder para actuar. En

cambio, ella es la propiedad violada del hombre que la traicionó. El levita fue a

buscarla, la recuperó y después la entregó en manos de otros hombres que

golpeaban a la puerta de la casa (19,22). Ella cae delante de la puerta, su estado

físico encarna su posición servil. Mientras tanto, el amo se ha mantenido a salvo en

el interior de la casa durante toda la noche.

En lugar de disipar la oscuridad, la luz de la mañana presagia su presencia

abrumadora. Contra toda lógica, el descubrimiento del crimen conduce a más

violencia contra la mujer. El levita será el único responsable. Aunque los hombres

de Gabaa violaron la concubina durante toda la noche, él llevará a cabo su acto

despreciable “por la mañana":

“Y se levantó por la mañana su señor, y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino; y he aquí la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral. Él le dijo: Levántate, y vámonos; pero ella no respondió. Entonces la levantó el varón, y echándola sobre su asno, se levantó y se fue a su lugar.” (Jueces 19,27-28, RV60)

La frase, "por la mañana ", continúa las referencias de tiempo de la segunda

sección (19,25-26). El amo se levanta por la mañana, abre la puerta de la casa y

sale para seguir su camino. Él se salvó a través de un acto de cobardía que

transfiere el peligro a su concubina. Ahora el levita debe hacer frente a la víctima.

Ella estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral,

esta imagen dramatiza su dolor e impotencia y su terrible situación. ¿Esta mujer,

violada y descartada, provoca compasión o remordimiento en su amo? Dos verbos

11

en imperativo dan la respuesta: " Levántate y vámonos”, ordena él, dirigiéndose a

ella por primera y única vez. ¿Dónde están las palabras con las que le hablaría a su

corazón?

Problema tres

“Levántate y vámonos." Pero no hubo respuesta. ¿Ella está viva o muerta?

La Biblia griega, dice, "porque ella estaba muerta", y por lo tanto convierte a los

hombres de Benjamín en asesinos, así como en violadores y torturadores. El texto

hebreo calla sobre esta cuestión, lo que permite la interpretación de que esta mujer

maltratada vive todavía. El silencio de la mujer, ya sea por agotamiento o muerte,

no disuade al levita. Lo que se propuso hacer a la luz de la mañana, lo hace. La

sube a su burro y se va a su casa. ¿Cómo habrá sido ese viaje para esa mujer en

caso de que estuviera viva? No hay palabras ni siquiera para imaginarlo.

1.6. Conclusión: Jueces 19,29-30

Con los objetivos radicalmente alterados, la conclusión de la historia juega

con la introducción (19,1-2). La narración se inició en la región montañosa de

Efraín, con el levita, pero luego se alejó con la búsqueda de la concubina a la casa

de su padre en Belén de Judá (19,1-2), los versículos finales comienzan en la casa

del levita en Efraín (19,29) y luego se alejan con la concubina por todo el territorio

de Israel (19,29-30). Pero la diferencia entre el principio y el final es que la

concubina estaba viva cuando se alejó del levita para ir a la casa de su padre y

después fue objeto de violencia y de una muerte espantosa.

Al llegar a su casa, el levita en una rápida sucesión de cuatro verbos, realiza

estas actividades: tomar, apoderarse, cortar, y enviar.

“Y llegando a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel.” (Jueces 19,29, RV60)

Violada, torturada y muerta o viva, esta mujer se encuentra todavía en el

poder de su amo. Su cuerpo maltratado evoca brutalidad, hay una escalada del

horror. Ningún agente, humano o divino (como en el caso de Isaac), interviene. Ella

está sola en un mundo de hombres. Ni los otros personajes ni el narrador

reconocen su humanidad. Ella es la propiedad, objeto, herramienta y recurso

literario. Sin nombre, sin discurso, sin poder, no tiene amigos para ayudarla en vida

o para llorar su muerte. Los hombres de Israel la han borrado totalmente.

12

Capturada, traicionada, violada, torturada, asesinada, desmembrada y dispersa,

ella no es más que los bueyes que Saúl cortó en trozos y envió a lo largo de todo el

territorio de Israel como un llamado a la guerra (1 Sam 11,07). En este texto, el

mensaje del cuerpo fragmentado lleva la consigna de la guerra:

1.7. Acto dos

Los capítulos 20 y 21 de Jueces constituyen una respuesta inmediata al

desafío lanzado por el levita. Todo el pueblo, desde Dan hasta Beerseba se reúne

“como un solo hombre”. Es una respuesta inmediata e impactante. Incluso Dios,

que estuvo ausente por completo en el capítulo anterior, es nombrado por primera

vez en el versículo 2:

“Y los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada.” (Jueces 20,2-3, RV60)

Los cuatrocientos mil soldados exigen una explicación al levita. Su

respuesta comienza de una manera directa y en primera persona:

“Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche.

Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió.” (Jueces, 20,4-5, RV60)

El levita continúa con una interpretación diferente a los hechos relatados por

el narrador en Jueces 19,22. Sus palabras ocultan la verdad. Según su propia

versión los hombres de Gabaa querían matarlo a él, violaron a su concubina y ella

está muerta. Omite por completo su contribución en la entrega de la mujer. Por el

crimen de silencio, se absuelve a sí mismo. Por otra parte, su admisión

cuidadosamente redactada, "de tal manera que murió” más que " la mataron",

refuerza la sospecha de que es asesino y traidor. El levita justifica el

desmembramiento de su mujer:

“Entonces tomando yo mi concubina, la corté en pedazos, y la envié por

todo el territorio de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y

crimen en Israel”. (Jueces 20,6, RV60)

Él no teme represalias ni castigos por haber mutilado el cuerpo de esta

mujer. Ese acto es una llamada aceptable para la venganza. Por lo tanto, la ira de

todo Israel se vuelve contra los hijos de Benjamín. La indignación estalla por el

13

intento de daño causado a un hombre a través de su propiedad, pero no tiene en

cuenta la violencia ejercida contra la mujer. Una vez más, después de haber

conseguido lo que quería, el levita sale de la historia.

1.8. Acto tres

Posteriormente, las tribus de Israel demandan que la tribu de Benjamín

entregue a los hombres perversos. Pero los hijos de Benjamín se niegan, y

comienza la batalla. Con gran detallismo, el narrador describe un conflicto de

proporciones increíbles, al mejor estilo de la épica grecolatina. Miles y miles de

hombres participan. Yahweh también se une a la lucha contra Benjamín. Después

de dos derrotas iniciales, las tribus obtienen la victoria por un ardid. La matanza

está en todas partes. Más de veinticinco mil hombres de Benjamín perecen en un

día. En primer lugar la ciudad de Gabaá y después todas las ciudades de Benjamín

son incendiadas. Ni una sola mujer, niño o animal sobrevive. La tribu de Benjamín

está prácticamente aniquilada, solo se salvan seiscientos hombres que huyeron al

desierto. Este derramamiento gigantesco de violencia provoca dudas entre los

protagonistas. Los vencedores no pueden vivir con la idea de que falte una tribu de

Israel. Lloran y gritan durante toda una noche delante de Jehová (otra gran ironía

del relato) y a la mañana ofrecen holocaustos y ofrendas de paz. Arrepentidos, se

dan cuenta de que para reponerse, la tribu de Benjamín debe contar con mujeres

para los seiscientos hombres sobrevivientes. Un juramento complica el objetivo de

reponer la descendencia porque habían prometido no dar a sus propias hijas en

matrimonio con Benjamín, las otras tribus también habían jurado destruir a

cualquiera que no fuera a ayudar en la guerra. En consecuencia, atacan la ciudad

abandonada de Jabes de Galaad, asesinan a todos los habitantes a excepción de

cuatrocientas jóvenes vírgenes:

“Entonces la congregación envió allá a doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron, diciendo: Id y herid a filo de espada a los moradores de Jabes-galaad, con las mujeres y niños. Pero haréis de esta manera: mataréis a todo varón, y a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón. Y hallaron de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán.” (Jueces 21,10-12, RV60)

Estas mujeres son entregadas al remanente masculino de Benjamín, de la

misma forma que el levita entregó a su concubina a los hombres malvados de

Benjamín. La violación de una mujer se ha convertido en la violación de

cuatrocientas. Aún así, los hijos de Benjamín están desconformes porque

14

cuatrocientas mujeres no pueden satisfacer las demandas de los seiscientos

soldados. Esta vez las hijas de Silo deben pagar el precio. Para complacer los

deseos de los hombres, los hombres de Israel permiten y avalan el ardid para el

secuestro de dos centenares de mujeres jóvenes cuando salen a bailar en el

festival anual de YHWH. En total, la violación de una se ha convertido en la

violación de seiscientas. Encomendada a los hombres de Israel, la historia de la

concubina justifica la expansión de la violencia contra las mujeres. Lo que estos

hombres dicen aborrecer, lo han multiplicado con la venganza. Ellos han capturado

traicionado, violado y dispersado a cuatrocientas vírgenes de Jabes-galaad y a

doscientas jóvenes de Silo. Además, han torturado y asesinado a todas las mujeres

de Benjamín y a todas las mujeres casadas de Jabes-galaad. Tal como afirma

Trible, los varones israelitas de este relato, desmembraron el cuerpo colectivo de

las mujeres israelitas.

15

SEGUNDA PARTE

2. Las metáforas bélicas sobre el cuerpo de la mujer

El término “la mujer como botín de guerra” aplicado a las

violaciones en masa de mujeres se acuñó durante las Guerras de

Yugoslavia (1991-2001). En la primavera de 1993 un comité de

investigación de la Comunidad Europea afirmó que las violaciones

en masa y la tortura sexual de las mujeres en Bosnia-Herzegovina

eran actos sistemáticos, actos ordenados secuencialmente y que

formaban parte de la estrategia de guerra serbia. A partir de este

informe de la Comunidad Europea el supuesto de que los ataques

a las mujeres constituyen acciones militares deliberadas se

convirtió por primera vez en un tema de discusión altamente

difundido en círculos internacionales.7

Las violaciones en masa y la tortura sexual de las mujeres

en tiempos de crisis y de guerra no son fenómenos nuevos pero

fue a partir de los sucesos de la ex Yugoslavia y de Ruanda que

llamaron la atención internacional, el análisis se centró en la

búsqueda de una respuesta para explicar estos hechos

aberrantes.8 El establecimiento de campamentos o bases militares

con el fin explícito de torturar sexualmente marca una nueva etapa

en la escalada de la violencia contra las mujeres.

Ruth Seifert, socióloga alemana especialista en teoría de

género y rehabilitación posbélica, considera que las explicaciones

a la violencia sexual contra las mujeres en la vida civil, así como

en la guerra, con las que tanto la comunidad académica como el

público han quedado satisfechos por mucho tiempo, ya no son

sostenibles porque se insertan en dos categorías. Una de ellas es

la del impulso sexual y otra es la del argumento de la testosterona.

7 Ruth Seifert, “El segundo frente. La lógica de la violencia sexual en las

guerras”, Isis Internacional, Ediciones de la Mujer, 15 (19962), Chile, pp.

31-42. 8 Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), entre 250.000 y

500.000 mujeres fueron violadas durante el genocidio de Ruanda en 1994, Informe de Médicos Sin Fronteras, Vidas destrozadas, marzo de 2009, p. 9.

16

Pero tal como indica esta socióloga “la biología no impulsa a

ningún hombre a violar.”

El botín de guerra era la recompensa que el guerrero

tomaba en el caso de que su bando ganara esa batalla. El uso del

término se lee en todos los textos de historia y también en la Biblia.

Los líderes -o a veces el mismo YHWH- permiten o prohíben que

se tomen determinados botines como resultado de una victoria. Al

usar esta expresión, la mujer es cosificada a través de la metáfora

del botín o del arma.9 Si es un arma, es un objeto, un objeto que se

usa contra sí misma y contra los hombres de su raza o de su

comunidad para que el enemigo gane una batalla. Otras de las

metáforas de referencia son las del cuerpo de la mujer como

“campo de batalla” o la del perpetrador como el “enemigo”. La

guerra es el campo semántico donde se entrecruzan todas las

palabras relacionadas con la violación en situaciones de conflicto.

2.1. La violencia sexual como arma de guerra en América Latina

La línea argumental de Jueces 19 a 21 se replica en

América Latina, la violencia ejercida contra las mujeres en

situaciones de conflicto armado y posconflicto está registrada en

documentos elaborados por los organismos internacionales

públicos, ONG y movimientos de mujeres.

Según lo describe el Programa de las Naciones Unidas

para el Desarrollo (PNUD) la violencia sexual y basada en género

incluye cualquier acto que cause daño o sufrimiento físico, mental

o sexual, la amenaza de tales actos, la coerción y otras formas de

privación de la libertad.10

La violencia sexual en guerras o conflictos armados es

definida por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los

Refugiados (ACNUR) como:

9 Lakoff, George y Johnson, Mark, Metáforas de la vida cotidiana, Cátedra, Madrid, 1995, pp.

39-41. 10

En:

http://www.undp.org/content/undp/es/home/ourwork/womenempowerment/overview.html, (Consulta: 30 de octubre de 2013).

17

“(...) Crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra de naturaleza sexual, incluyendo la violación, esclavitud sexual, aborto o esterilización forzada o toda otra manera de evitar embarazos, embarazos forzados, maternidad forzada y cuidado de niños forzado, entre otros. La violencia sexual como método de tortura se define como cualquier acto o amenaza de naturaleza sexual a través del cual se inflige un daño o sufrimiento severo, ya sea mental o físico, con el propósito de obtener información, forzar una confesión o castigar a la víctima o una tercera persona, intimidar a la víctima o a un tercero o destruir en todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso (…)”.

11

Las VSBG empeoran la condición de las mujeres que la

padecen y que sufren la experiencia de la discriminación, no solo

por el hecho de ser mujeres sino por pertenecer a otras

poblaciones históricamente discriminadas en razón de su raza,

etnia, edad, discapacidad u orientación sexual.

Uno de los patrones sociales y culturales que construye y

sostiene esta violencia es la consideración de la violencia sexual

como una infracción menor, esta visión se sustenta en imaginarios

sociales y relaciones de poder verticales en las que los hombres

comunican y ratifican su superioridad mediante el ejercicio

naturalizado de la violencia sobre las mujeres, pensadas como

inferiores y débiles y que se refuerza a través de la posesión. El

cuerpo de las mujeres no les pertenece a ellas sino a ellos. En

tiempos de guerras, la mujer como botín sexual es una manera

también de humillar al enemigo varón poseyendo lo que se piensa

es de otro.12

En el Perú, por citar un ejemplo que se desarrollará en otro

apartado, las autoridades de la Comunidad de Manta se oponen al

trabajo de las ONG con las mujeres víctimas del caso emblemático

de este distrito. Por medio de este trabajo las mujeres de Manta

están ganando en autonomía. Sin embargo, las actividades se han

tenido que realizar fuera de la comunidad. La Asociación Pro

Derechos Humanos (APRODEH)13 patrocina los casos de las

11

Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

(ACNUR), Violencia sexual y por motivos de género en contra de personas refugiadas, retornadas y desplazadas internas, Guía para la prevención y respuesta, mayo de 2003, pp. 17-20. 12

La teóloga y biblista nicaragüense, Violeta Rocha, llamó mi atención

sobre este punto. Agradezco su lectura minuciosa de este trabajo. 13

http://www.aprodeh.org.pe/ (Consulta: 5 de septiembre de 2013).

18

bases militares de Capaya, Santa Rosa y Abancay, sedes militares

donde se comprobó que las mujeres fueron violentadas con un

patrón sistemático. APRODEH se asegura de que los casos

denunciados ante el Ministerio Público de Perú tengan el mismo

curso ante el poder judicial para lograr la sanción a los

perpetradores, así como justicia y reparación para las mujeres

víctimas de violación sexual que forman parte del Caso Capaya.

Los movimientos de mujeres, los organismos

internacionales como la Organización de las Naciones Unidas

(ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y los

grupos de Derechos Humanos como Amnistía Internacional

fomentaron que este fenómeno criminal universal se visibilizara y

deslegitimizara. La teoría feminista acuñó dos nuevos vocablos

para nombrar la muerte de las mujeres por violencia: femicidio,14

equiparable al homicidio referido al asesinato de mujeres por ser

mujeres, y feminicidio que es el exterminio sistemático de mujeres,

equiparable al genocidio, como en el caso de Ciudad Juárez y de

Guatemala. Si bien estos términos actualmente se usan como

sinónimos es importante destacar la creación de terminología con

el objetivo de darle un nombre a los sucesos. Es uno de los

principios para romper con el discurso del silencio.

14 El término “femicidio” comenzó a utilizarse en 1960 a partir del brutal

asesinato, cometido el día 25 de noviembre, contra tres mujeres dominicanas, las hermanas Mirabal, Patricia, Minerva y María Teresa, por el Servicio de Inteligencia Militar de su país. Diana Russell lo utilizó públicamente por primera vez ante una organización feminista que fue denominada Tribunal de Crímenes contra la Mujer y que se celebró en Bruselas, en 1976. En esta conferencia, inaugurada por Simone de Beauvoir, alrededor de 2.000 mujeres de 40 países diferentes dieron su testimonio y refirieron las múltiples formas en que se manifiesta la violencia sobre la mujer. Russell, junto a Jane Caputi, definió el femicidio como "el asesinato de mujeres realizado por hombres motivado por odio, desprecio, placer o un sentido de propiedad de las mujeres", y más tarde, en 1992, junto a Hill Radford, definió el femicidio como "el asesinato misógino de mujeres cometido por hombres".

19

2.2. La conquista insoportable

Ya desde la América conquistada por los españoles la

mujer fue botín de guerra. Las mujeres perdieron los privilegios

que tenían en el marco de las culturas ancestrales y fueron objetos

de venta, dominación, violación, abandono y rapto. La violación de

las mujeres indígenas ante las miradas de sus maridos, hermanos

e hijos se consideraba legítima. Tzvetan Todorov en La conquista

de América: el problema del Otro recopila la cita de Bernal Díaz del

Castillo, uno de los cronistas que atestiguó estos hechos:

“Todos aquellos pueblos (…) dan tantas quejas de Moctezuma y de sus recaudadores que les robaban cuanto tenían, y las mujeres e hijas, si eran hermosas, las forzaban delante de ellos y de sus maridos y se las tomaban, y que les hacían trabajar como si fueran esclavos, que les hacían llevar en canoas y por tierra madera de pinos y piedra y leña

y maíz y otros muchos servicios”.15

El modelo de guerra según el cual el cuerpo de las mujeres

es el territorio en el que los hombres libran sus batallas sigue

vigente. Se han cometido y se cometen crímenes contra las

mujeres a quienes se las usa como arma de guerra pero no se

visibilizan estas situaciones. Las mujeres enfrentan obstáculos

para obtener justicia, debido al estigma que marca a las

sobrevivientes de la violencia sexual, a las profundas

consecuencias físicas y psicológicas que las condicionan16 y a la

posición de desventaja que tiene la mujer en la sociedad.

15

Tzvetan Todorov, La conquista de América: el problema del Otro, Siglo Veintiuno, Madrid, 1982, p. 65.

16 Trastorno de estrés postraumático: Suele aparecer en sujetos que han ido al frente en la guerra o que han sido prisioneros de guerra, que han estado expuestos a ataques personales como asalto o violación, que han sido secuestrados o tomados como rehenes, que han sido torturados o han estado en campos de concentración, que han participado en accidentes automovilísticos siendo el accidentado o habiendo sido testigos de la amputación de otra persona, que han presenciado un asesinato, que han visto cuerpos fragmentados en accidentes o en explosiones de bombas o trenes y que han presenciado o han sido víctimas directas de actos terroristas.

En los niños las experiencias sexuales

inapropiadas para la edad (aunque no haya habido violencia o daño físico real, sólo abuso) se incluyen entre los acontecimientos traumáticos que provocan el TEPT. Cuando el agente estresante es obra de otro ser humano el trastorno es de mucha mayor gravedad que cuando es producto de un acontecimiento natural.

20

2.3. El infierno en movimiento: el desplazamiento interno

La novelista colombiana Laura Restrepo describe el éxodo

de los desplazados en una geografía imprecisa que puede ser

Colombia o el mundo.17 El relato está enmarcado en el

desplazamiento, la emigración, la marginación de los emigrados, la

inclemencia de las fronteras, el peregrinaje de quienes huyen del

hambre y la violencia. La intertextualidad con el Antiguo

Testamento, con el Éxodo y con la búsqueda de la tierra prometida

se explicita a lo largo de toda la novela y forma un paralelo con la

historia de todos los desplazados, desde los que aparecen en la

Biblia hasta los que protagonizan las grandes migraciones

contemporáneas.

Colombia es el país con mayor cantidad de desplazados

internos en el mundo.18 El documento de los Principios Rectores

de los Desplazamientos Internos emitido por el Comité

Internacional de la Cruz Roja (CICR) expresa en el punto 2 de la

Introducción:

“se entiende por desplazados internos las personas o grupos de personas que se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que no han cruzado

una frontera estatal internacionalmente reconocida.”19

Los personajes de ficción de la novela de Laura Restrepo y

los datos de los organismos internacionales coinciden. Se registran

más de 3,7 millones de desplazados internos en ese país. La

Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento

(CODHES) considera que la cifra real de desplazados por el

Pierre Pichot, (coordinador general), DMS IV, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Masson, Barcelona, 1995.

17 Laura Restrepo, La multitud errante, Alfaguara, Madrid, 2009.

18 Ver documento de ACNUR en

http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/7694 (Consulta: 20 de agosto de 2013). 19

Principios Rectores de los Desplazamientos Internos, http://www.icrc.org/spa/resources/documents/misc/5tdmhb.htm (Consulta: 20 de agosto de 2013).

21

conflicto armado interno desde mediados de los años 80 supera

los 5 millones de personas.20 Los desplazados internos lo pierden

todo, se ven forzados a abandonar sus hogares, bienes y medios

de vida y están en constante peligro, ya sea porque temen a las

represalias o porque un nuevo brote de violencia los obliga a

desplazarse nuevamente. La población más vulnerable es la de los

campesinos, los pueblos indígenas, los afro descendientes, las

mujeres, niños y niñas.21

2.3.1. La violencia de género y el desplazamiento

Las personas desplazadas son el mayor grupo de víctimas

del conflicto en Colombia, y entre ellas, las mujeres son mayoría.

Según el séptimo informe de la Comisión de Seguimiento a la

política pública sobre el desplazamiento forzado, (octubre de

2008), el 43% de las familias desplazadas tienen jefatura

femenina, y en 68 de cada 100 casos, esas mujeres desplazadas

cabeza de familia están solas.22 Según el informe del ACNUR el

conflicto tiene para las mujeres riesgos específicos basados en el

género. Entre ellos se destacan cuatro:

i) el riesgo de violencia, explotación o

abuso sexual;

ii) el riesgo de explotación o esclavización

para ejercer labores domésticas;

iii) el riesgo de reclutamiento forzado de

hijos e hijas -agravado en casos de mujeres cabeza de

familia- ; y

iv) obstáculo en el acceso a la propiedad de

la tierra. y en la protección de su patrimonio.

20

En la página oficial de CODHES están disponibles los documentos con las cifras de desplazados por departamento y por año http://www.codhes.org/index.php?option=com_docman&task=cat_view&gid=55&Itemid=51. (Consulta: 4 de noviembre de 2013). 21

El orden de la enunciación del sintagma sobre vulnerabilidad es el mismo en todos los documentos leídos: campesinos, indígenas, afro-descendientes, mujeres, niños y niñas. 22

http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=biblioteca/pdf/7269

(Consulta: 4 de noviembre de 2013).

22

La VSBG constituye uno de los riesgos más alarmantes de

las mujeres en todas las fases del desplazamiento forzado. Según

el Informe Defensorial de 2008, el 15,8% de las mujeres en

situación de desplazamiento han sido víctimas de violencia sexual.

De ellas, el 18 por ciento identificó la violencia sexual como causa

directa del desplazamiento. El riesgo es mayor entre las mujeres

más jóvenes: el 39,4% de las víctimas de violencia sexual

reportadas son niñas menores de 14 años de edad.

La teóloga colombiana Maricel Mena López en su artículo

“Violencia sexual y desplazamiento forzado a la luz del libro de los

Jueces” afirma que:

“El libro de los Jueces presenta abiertamente relaciones de violencia, muerte y sexualidad para demostrar la peligrosidad de mujeres y varones. No obstante, los varones salen victoriosos, puesto que, una de las estrategias del patriarcado es provocar el miedo femenino a la agresión masculina. Es mediante la espada y la fuerza como ellos vencen el poder femenino. Vemos claramente en estos relatos tres estrategias androcéntricas del control patriarcal sobre las mujeres sus cuerpos y su peligroso poder: la amenaza de agresión física, la recompensa, la dicotomía entre mujeres malas y buenas. Estas estrategias dan por sentado los derechos de los hombres y su poder sobre la sexualidad de las mujeres y asumen que las acciones masculinas son de algún modo análogas al comportamiento de Dios. Por esto, el cuerpo femenino es siempre un punto central de dominio y poder.

Esta situación sin lugar a duda ilumina la realidad colombiana. La resistencia femenina ante la guerra y la violación sexual anteceden la realidad de desplazamiento forzado de las mujeres en Colombia. La Relatoría de Derechos Humanos constató durante su visita a Colombia que la violencia contra las mujeres es utilizada como estrategia de guerra por los actores del conflicto armado, en su lucha por controlar territorios y las comunidades que habitan.”

23

2.4. El infierno en la quietud: el caso Manta en Perú

En Perú, durante los 12 años de conflicto interno, las

mujeres fueron víctimas de violaciones perpetradas por las fuerzas

23

Maricel Mena López, “Violencia sexual y desplazamiento forzado a la luz del libro de los Jueces”, RIBLA 63, disponible en http://www.claiweb.org/ribla/ribla63/maricel.html (Consulta: 21 de junio de 2013).

23

de seguridad del gobierno y por Sendero Luminoso. El caso Manta

fue investigado por la antropóloga peruana Mercedes A.

Crisóstomo Meza quien denunció los crímenes cometidos por

Sendero Luminoso, el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru,

las Fuerzas Armadas y Policiales, los grupos paramilitares y

algunas rondas campesinas. Su investigación fue asumida por la

Comisión para la Verdad y Reconciliación de Perú (CVR) y sirvió

para la judicialización del Caso Manta ante los organismos

internacionales.

La investigadora recopiló testimonios sobre la violencia

sexual ejercida contra las mujeres de Manta que indican que las

mayores violaciones a los derechos humanos en Manta fueron

responsabilidad de los integrantes del Ejército que se instaló en el

pueblo en 1984. Los militares perseguían y torturaban

sexualmente a las mujeres para sacarles información sobre los

padres, esposos o hermanos. En el contexto de guerra interna,

estas violaciones a los derechos humanos son catalogadas como

crímenes de lesa humanidad. Una de sus características centrales

es su ejecución desde el poder o con la complacencia del mismo:

“Por lo que resulta común, en estos casos, que se asegure la impunidad de los autores de tales hechos a través de la utilización perversa de las instituciones y de los poderes públicos e incluso a través de la propaganda estatal que busca legitimar estas conductas. En este contexto en el país y en Manta en particular los militares (oficiales, sub oficiales y soldados) no usaban sus nombres y apellidos para identificarse; para ello se valían de apodos o seudónimos con los que lograron perennizarse en el recuerdo de la población y con los que han garantizado la impunidad. El uso de apodos, usualmente de animales hacían que el militar torturador se sintiera como Dios, con capacidad y poder para reducir al otro y a la otra a ser su víctima o a decidir sobre su cuerpo y su vida.”

24

En Manta, de la misma forma que en las Guerras de

Yugoslavia y en Ruanda, se instalaron bases militares que

inicialmente ocuparon las instalaciones de la escuela. Después los

24

Mercedes A., Crisóstomo Meza, “La violencia sexual durante el conflicto armado interno peruano. Un caso de las mujeres rurales del Perú”, disponible en http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2011/10/mesa_9/crisostomo_mesa_9.pdf (Consulta: 5 de julio de 2013).

24

militares ordenaron cercar y construir ambientes en el estadio y en

1986 obligaron a los pobladores, mediante el sistema de turnos y

trabajos forzados a construir la Base Contrasubversiva Nº 42

denominada Pircahuasi (casa de piedra) la que permaneció activa

durante catorce años. Allí cometieron las violaciones y torturas

sexuales contra las mujeres de la comunidad.

2.5. El silencio en Guatemala

En el Informe REHMI25 tomo I, capítulo quinto “De la

violencia a la afirmación de las mujeres”, en el parágrafo 2 titulado

“La violación sexual” se reportan 149 víctimas de 92 denuncias de

violación sexual, se incluye la violación como causa de muerte,

como tortura y la esclavitud sexual con la violación reiterada de la

víctima. Sin embargo, también en uno de cada seis casos de

masacres analizados se violó a mujeres como parte del modo de

actuación por parte de los soldados o las PAC.26

El informe REMHI destaca que la violación sexual, por los

ingredientes de culpa y vergüenza que la caracterizan, es poco

denunciada con respecto a otro tipo de hechos de violencia, como

torturas o asesinatos. Los estudios sobre la violación en el mundo

occidental establecen que uno de cada cinco casos de violaciones

sexuales es declarado. La subdeclaración en Guatemala puede

ser mucho mayor que esta proporción.

“Las violaciones sexuales, tanto individuales como colectivas, aparecen en el relato de los testigos como una forma específica de violencia contra las mujeres, ejercida en muy distintas situaciones: en casos de secuestros y capturas, en masacres, operativos militares, etc. Las violaciones no han sido un hecho aislado, sino que –en esta guerra y en otras muchas– han permeado todas las formas de violencia contra las mujeres.

En el interminable listado de vejaciones, humillaciones y torturas que las mujeres padecieron, la violación sexual ocupa un lugar destacado, por ser uno de los hechos crueles más frecuentes, y que reúne unos significados más complejos en cuanto a lo que representa como demostración de poder para el victimario, y de abuso y humillación para

25

Informe de la Recuperación de la Memoria Histórica en Guatemala, http://www.derechoshumanos.net/lesahumanidad/informes/guatemala/informeREMHI-Tomo1.htm#t1c5e2-2, (Consulta: 10 de noviembre de 2013). 26

Patrullas de Autodefensa Civil.

25

quien la sufre. En muchas ocasiones las mujeres pueden sufrir otras consecuencias como embarazos secundarios a la violación y transmisión de enfermedades.”

Los registros del horror del Informe REMHI relatan que “la

expresión pública y abierta del acto sexual violento ejercido contra

las mujeres y realizado por varios hombres, alentaba el espíritu de

complicidad machista, estimulando la exaltación del poder y la

autoridad como valores adscritos a su ‘masculinidad’". Los

testimonios fueron corroborados tanto por las víctimas como por

los victimarios.

Esta utilización del cuerpo femenino es la característica

principal de la violencia ejercida contra las mujeres, expresión que

al mismo tiempo pretende dejar claro quién debe dominar y quién

debe subordinarse. Las diferentes circunstancias y momentos en

que se manifiesta esta violencia, reflejan una concepción y una

práctica social que trasciende el conflicto armado en sí mismo.

A pesar de que las mujeres fueron consideradas objetivos

militares directos por la posibilidad de que participaran en

estructuras o actividades de apoyo a la guerrilla (correo,

información, alimentación, etc.), también fueron utilizadas para

evidenciar una victoria sobre los oponentes: en muchas ocasiones

las mujeres fueron tomadas como valiosas en función de lo que

representaban para los otros.

La violación ha sido considerada en muchos lugares como

una forma para controlar y humillar a las comunidades y familias:

los soldados violaban a las mujeres "enemigas" igual que

incendiaban sus casas, como expresión de desprecio y victoria.

En el ítem “Botín de guerra” del mismo tomo, capítulo y

parágrafo se lee en el informe REMHI que “El hecho de violar

mujeres se consideraba, además, como una especie de "premio" o

compensación para los soldados, como una forma de

"recompensar" su involucramiento en la guerra. En un contexto en

el que la violencia se concibió también como un medio para

26

adquirir poder y propiedades, el cuerpo de las mujeres fue

considerado una propiedad más:

“Encontramos a una señora, llamé a un soldado y le dije: hágase cargo de la señora, es un regalo del subteniente. Enterado mi cabo, me dijo, y llamó a los muchachos y dijo: hay carne, muchá. Entonces vinieron y agarraron a la muchacha, le quitaron al patojito y la violaron entre todos, fue una violación masiva, luego les dije que mataran a la señora primero para que no sintiera mucho la muerte de su hijo.

Informante Clave 027 (Victimario) 1982.”

2.6. Las muertas de Juárez

“Las muertas de Juárez” es una de las expresiones para

referirse a los feminicidios que se vienen cometiendo en la ciudad

mexicana de Ciudad Juárez, estado de Chihuahua, desde enero

de 1993. El número estimado de mujeres asesinadas hasta el año

2012 asciende a más de 700. Las víctimas eran mujeres jóvenes y

adolescentes de entre 15 y 25 años de edad, de escasos recursos

y que abandonaron sus estudios secundarios para trabajar a

temprana edad en las maquiladoras. Antes de ser asesinadas, las

mujeres fueron violadas y torturadas.

La Corte IDH considera que el estado mexicano es uno de

los principales responsables de estos hechos. Hay varias

organizaciones no gubernamentales que brindan apoyo a las

madres y familiares víctimas del feminicidio, entre ellas, Casa

Amiga, Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Justicia para nuestras

hijas, Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez.

Entre las causas de este feminicidio, además del narco

conflicto, el impacto económico de las maquiladoras –máximo

exponente del capitalismo-, se incluye el problema de los roles de

género tradicionales que son un factor sociocultural que ha

impactado fuertemente en México en desmedro de la mujer. La

socióloga Evelyn Stevens clasificó el binomio machismo-

marianismo como una categoría propia de América Latina: “El

machismo se caracteriza por la agresión y fuerza masculina, en

tanto que el marianismo por la subordinación y roles de género

27

doméstico. Como parte de la ideología del marianismo, se espera

que la mujer cumpla con el rol doméstico de mujeres y esposas,

absteniéndose de realizar trabajos remunerados fuera del hogar.”27

En México se considera que las mujeres que dejan sus

hogares para buscar trabajo en la industria de las maquiladoras

comparten directamente como condición femenina el ideal de

marianista y a este ideal deberían sujetarse. Esto desafía la

hipermasculinidad, en la que los aspectos agresivos de la

identidad masculina son exagerados con el fin de preservar su

identidad. Según Jessica Livingston, la violencia de género en

Ciudad Juárez puede ser una reacción negativa en contra de la

mujer que “obtiene una mayor autonomía personal e

independencia, mientras que los hombres pierden su condición de

género dominante.”28

2.7. El Estado Torturador en el Cono Sur

La antropóloga chilena Ximena Bunster compara al Estado

Militar de las dictaduras de Argentina, Chile y Uruguay con un

Estado Torturador.29 En el artículo publicado para el tomo “La

mujer ausente. Derechos humanos en el mundo”, Bunster analiza

la aplicación de las represalias hacia las mujeres y establece

diferencias entre Centroamérica y el Cono Sur. Si bien la

esclavitud sexual como castigo a prisioneras políticas está

presente en toda Latinoamérica, el amedrentamiento armado y

organizado a las mujeres puede ser comprendido mejor en el

contexto de las fuerzas políticas, económicas y sociales presentes

27

Evelyn P. Stevens, "Marianismo: La otra cara del machismo en Latino-América"; en Ann Pescatelo, Hembra y macho en Latinoamérica: Ensayos. México, ed. Diana, 1977, p. 123. 28

Jessica Livingston, “Murder in Juárez: Gender, Sexual Violence, and the Global Assembly Line”, en Frontiers: A Journal of Women Studies, I 25 (2004), pp. 59-76. 29

Ximena Bunster, “Sobreviviendo más allá del miedo”, Isis Internacional 15 (1996

2), Ediciones de las Mujeres, Chile, pp. 45-62. Bunster también

cita a Evelyn Stevens y aplica el binomio machismo-marianismo a las salas de torturas donde las prisioneras eran violadas. Allí había imágenes e íconos de María, a la que los perpetradores aludían para que sus víctimas la tomaran como ejemplo.

28

en una situación histórica nacional determinada. Según la autora la

victimación de mujeres en Nicaragua, El Salvador, Guatemala y

Honduras no tiene las mismas características que las de los países

del Cono Sur como Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia.

En el primer grupo de países, la tortura política de mujeres

es parte del terror cotidiano. En forma más frecuente, las mujeres

son heridas y muertas en contextos de violencia generalizada en

masacres, ataques a iglesias durante las misas o en incendios de

poblados. En los países del Cono Sur las mujeres fueron

identificadas sistemáticamente como enemigas del gobierno, con

nombres, domicilio y composición familiar. Fueron metódicamente

rastreadas y encarceladas. Hubo instituciones al interior del

gobierno dedicadas específica y exclusivamente a esa tarea.

Bunster afirma que “La esclavitud sexual femenina, más

generalizada y difusa ejercida a través del estado patriarcal, se ha

cristalizado y se ha materializado –literalmente hablando- a través

del Estado Militar como Torturador.”

En Argentina, al reabrirse los procesos penales por los

crímenes cometidos durante la dictadura, luego de la declaración

de inconstitucionalidad de las llamadas leyes de impunidad,

algunas mujeres que sufrieron distintas formas de violencia sexual

en los campos clandestinos de detención comenzaron a destacar

un rasgo de la represión que había permanecido velado hasta el

presente: las violaciones sexuales y otros delitos de violencia de

género cometidos durante el terrorismo de Estado.30

Pat Finnegan, la protagonista de la novela La batalla del

calentamiento, del novelista, guionista de cine y periodista

argentino, Marcelo Figueras, fue presa política durante la

dictadura. Era la esclava sexual preferida del personaje

ficcionalizado de Astiz.31 Los traumas que arrastra la Pat Finnegan

de la literatura son los mismos que los de todas las mujeres que

30 María Sondereguer (comp.), Género y poder, Violencias de género en contextos de represión política y conflictos armados, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2012. 31

Marcelo Figueras, La batalla del calentamiento, Alfaguara, Madrid, 2006.

29

sufrieron violencia sexual. Pat Finnegan queda embarazada de su

torturador y su hija Miranda, a pesar de haber sido engendrada en

situación de violación y de un padre demoníaco, cobra

características angélicas en la novela, debido a la crianza de su

madre Pat. Con un embarazo no deseado como consecuencia, las

sobrevivientes de esta novela, son forzadas a desplazarse por una

república inventada por el narrador en una zona parecida al

Bolsón, en la cordillera de los Andes. Los traumas que sufre Pat

son los mismos que padecen todas las mujeres sobrevivientes de

VSBG: pánico, insomnio, arousal alterado, hipervigilancia, deseos

de huída, ataques de ira, pesadillas, retornos constantes al lugar y

a la situación de abuso.

En Uruguay, la exmonja Beatriz Benzano, que militó en el

Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN) y estuvo

presa entre 1972 y 1976, promovió junto con otras 27 expresas

políticas, la primera demanda colectiva por violencia sexual

ejercida contra las detenidas en ese período. En octubre de 2011

presentaron una denuncia contra más de un centenar de militares,

policías, médicos y enfermeros que participaron de las torturas y

abusos sexuales contra las detenidas.

Si bien hay unos 15 condenados en los últimos años en

Uruguay por delitos cometidos durante la dictadura -entre ellos los

exdictadores Gregorio Álvarez y el fallecido Juan María

Bordaberry-, todos fueron culpados por el delito de homicidio. Con

el regreso de la democracia en 1985 y la aprobación un año

después de una ley que frenó las investigaciones sobre los

crímenes de la dictadura, los detenidos callaron las torturas. Luego

de que la Corte IDH ordenara en 2011 a Uruguay investigar y

juzgar los delitos de la dictadura, las expresas evaluaron que

ahora sí podían denunciar. Pero se encontraron con una gran

dificultad para hablar del tema:

"Hablamos con más de un centenar de compañeras, invitándolas a hacer la denuncia, algunas que sabíamos que habían sido violadas, y al final quedamos 28 haciendo la denuncia. Hay compañeras del grupo que jamás lo habían

30

hablado con su compañero o durante 30 años de terapia no se lo habían dicho al terapeuta ni a nadie.”

32

Las denuncias están actualmente en la Suprema Corte de

Justicia (SCJ), para que el máximo tribunal resuelva si se pliega al

pedido de la defensa de los acusados, que sostienen que los

delitos prescribieron, basándose en un fallo emitido por la propia

SCJ para otro caso este año.

En novelas como Luna de locos, del boliviano Manfredo

Kempffs, los aristocráticos protagonistas masculinos desvirgan a

las mujeres según la clase social y la etnia. En El tiempo de las

mariposas, de la dominicana Julia Álvarez, se narra la vida de las

tres hermanas Mirabal asesinadas durante la dictadura de Rafael

Trujillo. En el libro De amor y de sombra de la chilena Isabel

Allende, la protagonista, Irene, es una periodista que descubre

cadáveres de desaparecidos en una mina, allí encuentra el cuerpo

de su amiga Evangelina y de otras mujeres del pueblo que fueron

violadas por los militares. Una parte de la literatura latinoamericana

registró los aborrecimientos cometidos en dictadura, la mayoría de

estas obras se escribieron desde el exilio y se publicaron al

regreso de la democracia.

32 Fuente: http://noticias.terra.com.mx/mundo/america-latina/cuerpo-de-las-

mujeres-fue-botin-de-guerra-durante-la-dictadura-uruguaya-dice-

expresa,8317f95c2487f310VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html (Consulta: 17 de

julio de 2013).

31

TERCERA PARTE

3. En el umbral de la puerta

Después de que la mujer del levita fuera violada por

muchos hombres durante toda la noche mientras el marido

descansaba (¿es que acaso pudo dormir?) en la casa de su

huésped, al amanecer

26 vino la mujer, y cayó delante de la puerta de la casa de

aquel hombre donde su señor estaba, hasta que fue de día. 27

Y se levantó por la mañana su señor, y abrió las puertas de la casa, y salió para seguir su camino; y he aquí la mujer su concubina estaba tendida delante de la puerta de la casa, con las manos sobre el umbral.

La escena de las manos de la mujer en el umbral de la

puerta es retomada por todas las biblistas que estudian este texto

debido a la pregnancia de la imagen. La mujer, con las manos en

el umbral, estaba afuera, desplazada forzosamente al exterior, al

lugar del espanto. El hombre se quedó en el adentro, en esa

porción de poder que eligió como dueño.

Esas manos hablan, susurran porque ya no tienen fuerzas,

piden justicia y reparación. Hay hombres y mujeres que no han

dormido ni descansado nunca para abrir todas las puertas de la

verdad, aunque del otro lado estuviera el pavor. Uno de ellos fue el

obispo guatemalteco Juan Gerardi quien participó en la Comisión

Nacional de Reconciliación. A partir de esa experiencia creó la

Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala

(ODHAG), para ocuparse de las víctimas del terrorismo de Estado

y de cualquier violación a los Derechos Humanos. Gerardi fue el

que inició el proyecto interdiocesano Recuperación de la Memoria

Histórica (REMHI) y dirigió personalmente la compilación de

investigaciones y entrevistas para elaborar los reportes para la

recuperación de la memoria histórica durante el período de la

represión militar, tras el final de la guerra civil y la firma de los

Acuerdos de Paz en 1996.

32

El día 24 de abril de 1998, el proyecto REMHI fue

presentado en cuatro tomos con el título "Guatemala: Nunca más".

Dos días después de la publicación del informe, en la noche del 26

de abril de 1998, el obispo guatemalteco Juan José Gerardi fue

asesinado a golpes en la cabeza en el garage de la casa

parroquial de San Sebastián, de la zona 1 de la ciudad de

Guatemala.

Guatemala fue el único país con presencia directa de la

iglesia en la elaboración de las memorias del terror. La iglesia fue

perseguida en todos los países de América Latina.33 Hay

denominaciones que se involucraron más que otras, como es el

caso de la Iglesia Metodista con su participación en el Movimiento

Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH). La teología

feminista ha buscado y busca producir cambios en las estructuras

eclesiales pero no es fácil deconstruir el discurso patriarcal de la

sociedad y de la iglesia. La teóloga feminista Rachel Starr explica

uno de los motivos de estas dificultades en casos de violencia

doméstica:

“En modelos sacrificiales de expiación, Cristo es entendido como un sustituto para la humanidad, cargando la culpa humana. En situaciones de violencia doméstica, se espera que las mujeres, de manera similar, funcionen como sustitutas, siendo sacrificadas en lugar del marido. Solo sacrificándose a sí mismas para salvar su matrimonio, la iglesia patriarcal sugiere que las mujeres obtendrán la salvación. Y solo en la vida venidera encontrarán esta salvación. Su supervivencia física es una vez más ignorada. Hasta que la supervivencia de las mujeres no sea valorada por encima de la supervivencia de un matrimonio, los líderes pastorales seguirán fracasando con mujeres que sufren violencia doméstica.”

34

33

“A partir de la década de 1970, las fuerzas armadas pusieron su mira en los sectores progresistas de la Iglesia católica argentina -considerándolos subversivos. En esa época, tienen lugar frecuentes conflictos particularmente con las diócesis de Neuquén, La Rioja y Goya, cuyos obispos, Jaime de Nevares, Enrique Angelelli y Alberto Devoto-, eran vistos con desconfianza.” Iglesia y Dictadura, por Emilio F. Mignone (Capítulo octavo), en http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/investig/igldict/igldict_cap8.htm, (Consulta: 11 de noviembre de 2013).

34 Rachel Starr, “Cuando la salvación es supervivencia: reflexiones

teológicas feministas sobre la violencia doméstica en Argentina”, Tesis doctoral defendida el 26 de agosto de 2013 en ISEDET. Su tesis ha sido de mucha inspiración para esta investigación.

33

Maricel Mena López no es condescendiente con la

ausencia de estos temas en las agendas de la iglesia

latinoamericana y denuncia que:

“Así seguimos asistiendo a crímenes físicos, psicológicos, simbólicos. Crímenes perpetuados en el cine, en las canciones, en los anuncios, en la literatura. Crímenes que culpabilizan el poder de seducción femenino, crímenes en serie, crímenes pasionales, cuerpos marcados, crímenes silenciados. Silenciados, incluso por aquellos que pregonan ser peritos en humanidad, este es el caso del discurso teológico latino-americano, que no ha tomado muy en serio su papel profético de denuncia en lo concerniente a la realidad de estos cuerpos mutilados y lacerados. Es por esto que al analizar el caso de la concubina violada del libro de los jueces, se quiere contribuir en algo, para llenar ese vacío en el ámbito académico teológico.”

35

El análisis de la teóloga feminista colombiana es muy

certero, hay temas que es preferible no abordar, entonces se niega

la existencia de ellos o se los minimiza con ciertos permisos como

la apertura de espacios para que las mujeres hablen “entre ellas,

de esas cosas”. Pero no es una tarea comunitaria ni

comprometida. Se sigue manteniendo a la mujer en la misma

lógica arquitectónica que tenían las casas en la polis griega: el

androceo era la sala de reunión de los hombres, ocupaba el lugar

central y era el salón principal; en el lugar menos visible y

accesible, en la sala más pequeña de la casa, estaba el gineceo,

donde se reunían las mujeres. En estos gineceos eclesiales,

académicos, sociales, se estudian temas que, en el caso de salir a

la luz o ser publicados, se siguen leyendo o comentando entre

mujeres. Es el caso de la teología feminista o de la teoría de

género. La lectura de Jueces 19 a 21 aún hoy es interpretada por

líderes eclesiásticos varones como “simbólica, como cosas que

ocurrían en esa época”. ¿Qué tiene de simbólico que un anciano

ofrezca a su hija virgen y a la mujer de su huésped para que unos

35 Maricel Mena López, “Crimen de honor, guerra y religión. Memorias de

mujeres violadas en la Biblia Hebraica y en la actualidad”, Universidad de Santo Tomás, grupo Gustavo Gutiérrez O.P: Teología Latinoamericana, Bogotá, Colombia, 2012, p. 8.

34

“hombres perversos” se conformen (Jueces 19,24)? ¿Dónde está

el símbolo en la entrega que hace el levita de su mujer a la turba

de hombres que la violó y torturó durante toda la noche (Jueces

19,25)? Tanto el anciano como el levita son entregadores y

cómplices directos. No hay simbolismo posible porque eso

resultaría en una excusa, en una habilitación para que los varones

sean justificados de alguna u otra manera. Todavía se leen

comentarios bíblicos que acusan a la mujer del levita por haberlo

engañado –según el texto hebreo esta mujer le fue infiel, según la

traducción griega de la Septuaginta, estaba enojada- y que por ese

pecado mereció el castigo atroz (Jueces 19, 2).36

En los testimonios que se seleccionaron para el anexo hay

informes sobre descuartizamientos de mujeres como el que realizó

el levita con su concubina. Phyllis Trible fue la primera biblista y

teóloga feminista que advirtió en su cuidadosa exégesis y análisis

estructural de Jueces 19 que la mujer del levita no estaba muerta

cuando su marido la descuartizó.37 Esta sospecha que horroriza al

imaginar una situación de esas características, perpetúa el horror

cuando se lee lo que sucede hoy en Ciudad Juárez, México.

En Jueces 21, a partir del versículo 10 se relata la matanza

que realizan los israelitas en Jabes- galaad, ellos tenían la orden

de asesinar a la población de manera selectiva:

“11 Pero haréis de esta manera: mataréis a todo varón, y a

toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón. 12

Y hallaron de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán. 13

Toda la congregación envió luego a hablar a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz.

36

Ver comentario de Mathew Henry sobre Jueces 19 en Bibleworks o el blog http://www.elladofemeninodelabiblia.org/ladofemenino/html/Reprobables/Concubina_del_Levita.htm (Consulta 25 de junio de 2013). 37

Phyllis Trible, Texts of terror, Fortress Press, Philadelphia, 1984, pp.

65-87.

35

14 Y volvieron entonces los de Benjamín, y les dieron por

mujeres las que habían guardado vivas de las mujeres de Jabes-galaad; mas no les bastaron éstas.” (Jueces 21, 11-14, RV60)

Las estrategias de guerra planeadas por lo que los

organismos internacionales llaman hoy “los altos mandos”, incluían

el rapto y la violación sistemática de otras mujeres de la

comunidad. Estas mujeres iban a la fiesta de Silo, a celebrar y a

bailar. No imaginaban que serían entregadas y convertidas en

botín de guerra. Si los padres o los hermanos reclamaban por

ellas, debían ser acallados.

“Y mandaron a los hijos de Benjamín, diciendo: Id, y poned emboscadas en las viñas, y estad atentos; y cuando veáis salir a las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, y arrebatad cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos a tierra de Benjamín. Y si vinieren los padres de ellas o sus hermanos a demandárnoslas, nosotros les diremos: Hacednos la merced de concedérnoslas, pues que nosotros en la guerra no tomamos mujeres para todos; además, no sois vosotros los que se las disteis, para que ahora seáis culpados. Y los hijos de Benjamín lo hicieron así; y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las que danzaban; y se fueron, y volvieron a su heredad, y reedificaron las ciudades, y habitaron en ellas. (Jueces 21,20-23, RV60)

3.1. ¿Qué hay del otro lado del umbral? A modo de conclusión

El silencio es uno de los hilos que atraviesa la trama de la

victimación de las mujeres que han sido violadas en situaciones de

conflicto o posconflicto en América Latina y en todo el mundo. La

violación es el único crimen en el que la víctima se siente más

culpable que el victimario y es, por esencia, vergonzante. El

estigma individual y social es monstruoso. De allí que las

subdeclaraciones sean mayores en casos de VSBG.

Otro de los hilos de este nudo es el temor a la represalia,

muchas de estas sobrevivientes tuvieron que convivir con el/los

agresores, ya que pertenecían a su misma comunidad. O se

desplazaban o callaban. Las mujeres enfrentan un riesgo latente

de estrategias de silenciamiento por parte de los violadores a

través del hostigamiento, amenazas y persecuciones. Por otra

36

parte, el relato y la denuncia de los hechos no les aseguraron a

estas mujeres que sus perpetradores fueran encarcelados.

Los lugares donde se anudan estos entramados de

violencia contra las mujeres como arma de guerra son los

campamentos o bases militares para violar y torturar sexualmente

a las víctimas. El establecimiento de un lugar determinado forma

parte de la estrategia de guerra con el fin de destruir comunidades

enteras.

Las familias cuyos miembros han padecido VSBG se

quiebran porque la pareja no puede volver a ver a la mujer sino es

a través de los ojos de todos los otros hombres que usurparon el

cuerpo de su compañera. Se desencadena la violencia doméstica,

el desprecio. La mujer ingresa al mundo de la locura. El estrés

postraumático se hace crónico y se agrava por la incomprensión

del entorno.

En cuanto al juicio y castigo a los culpables, los organismos

internacionales no se expiden en denominarlos “crímenes de lesa

humanidad”. Las violaciones sexuales basadas en género no son

consideradas como violaciones a los derechos humanos sino

como delitos comunes. Uno de los mayores desafíos a nivel legal

es lograr la judicialización de los crímenes de VSBG contra las

mujeres y de que no prescriban. Es posible concretarlo, mediante

la estrategia de que sean calificados como delito de lesa

humanidad. Esto exige “un mayor esfuerzo probatorio puesto que

se debe corroborar la violación sexual como un patrón de violación

a los derechos humanos de las mujeres durante un período

concreto de tiempo, e identificar a los actores inmediatos y

mediatos (la cadena de mando)”. En Derecho Penal, la

prescripción produce la extinción de la acción (prescripción de la

acción penal) y de la pena (prescripción de la pena). Existe una

excepción a la prescriptibilidad de la acción y de la pena que

permite la persecución de los crímenes internacionales cualquiera

que sea la fecha en la que se han cometido. Esta excepción está

en consonancia con lo previsto en la Convención sobre la

imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes

contra la humanidad del 26 de noviembre de 1968, que entró en

vigor internacionalmente el 11 de noviembre de 1970.

37

También se está evaluando la posibilidad de replantear la

estrategia judicial en la que se recurre al derecho internacional de

los derechos humanos, que considera que la violación sexual en

conflicto armado interno debe ser investigada y sancionada como

forma de tortura. Este replanteamiento se debe a que “la

judicialización por tortura presenta el riesgo de silenciar la violación

sexual en sí misma”,38 porque se ha encontrado una recurrencia en

los juzgados para desestimar la investigación fiscal ya que se

considera que no existen elementos suficientes para tipificar la

violación sexual como tortura porque no se puede demostrar la

forma, las circunstancias y quiénes fueron los perpetradores;

información que es muy difícil de recabar en casos de violaciones

sexuales ocurridas en contextos de masacres, reclutamiento

forzado o esclavitud sexual.

38

Ver documento ya citado: “Impunidad pongámosle fin: Violencia sexual contra las mujeres en conflicto armado y post conflicto en América Latina”.

ANEXO

Los testimonios seleccionados se organizan por orden alfabético de países.

COLOMBIA

Fuente: Amnistía Internacional, citado en “Crimen de honor,

guerra y religión. Memorias de mujeres violadas en la Biblia Hebraica y

en la actualidad”, de Maricel Mena López.

Entre el 18 y el 21 de febrero de 2000, más de 300

paramilitares, atacaron el corregimiento 39 de El Salado

(departamento de Bolívar), en donde mataron a

aproximadamente 49 personas. Según los informes, durante

tres días torturaron, estrangularon, acuchillaron,

decapitaron, golpearon y dispararon a la población. Las

mujeres fueron sexualmente humilladas, obligadas a

desnudarse y a bailar delante de sus maridos. Varias fueron

violadas y sometidas a diversas torturas

A una chica de 18 años con embarazo le metieron un palo

por las partes y se asomó por arriba. La descuartizaron. [...]

A las mujeres las desnudaron y las pusieron a bailar delante

de sus maridos. Varias fueron violadas. Desde un rancho

próximo a El Salado (departamento de Bolívar) se

escuchaban los gritos

En el 2003, paramilitares entraron a una pequeña

comunidad indígena de los Llanos Orientales, violaron a una

joven de 16 años que estaba embarazada. Después de

asesinarla le abrieron el vientre y le sacaron el feto. Los

cadáveres terminaron en el río y después abusaron de otras

tres niñas ante la mirada impotente de sus familiares.

A una mujer del pueblo nasa la descuartizaron, pedacito por

pedacito la abrieron con motosierra, antes la violaron. Una

niña de 14 a la que también violaron se fue para el Ecuador.

También habían violado a la madre de 38 años. Conocí del

caso porque era un caso de duelo y hago curas con plantas.

La niña desde que la violaron no comía, lloraba, y la llevaron

donde el ´taita´ para la limpieza de ´yagé´, (bejuco que se

cocina con otras plantas para curar).

Las muchachas viven acosadas y amenazadas por

milicianos [guerrilleros urbanos] y paramilitares. Las acusan

de relacionarse con los del bando contrario. Entre febrero y

marzo [de 2004] han aparecido en la zona tres cuerpos de

niñas violadas. Marcan su territorio marcando los cuerpos

de las mujeres. Es un terror sin ruido. Por un lado, castigan

a aquellas que usan descaderados, y otras veces, las

obligan a vestirse con escotados y minifaldas para

llevárselas a sus fiestas.

GUATEMALA

Fuente: Informe REMHI

Unos soldados estaban allí enfermos, tenían gonorrea,

sífilis, entonces él ordenó que esos pasaran pero de último,

ya cuando hubiéramos pasado todos verdad. Relaciones

sexuales con prostitutas, como una forma de control

psicosexual. Caso 1871 (Victimario), varios lugares, 1981-

1984.

Seis soldados violaron a la mujer de un amigo suyo, delante

del esposo. Fueron muy frecuentes las violaciones a las

mujeres por parte del Ejército; a la mujer de otro conocido y

a su hija las violaron 30 soldados. Caso 7906, Chajul,

Quiché, 1981.

El Ejército bajaba a la zona patojonas naturales con

chongos grandes en su pelo y aretes de lana. Las traían

porque decían que eran guerrilleras, las violaban y las

desaparecían. Caso 769, San Juan Ixcán, Quiché, 1982.

Había también una pareja, apartaron a ella en un cuarto a la

par donde estabamos el señor y nosotros. Dijeron los

soldados no tenga pena, vamos a cuidar a su esposa. El

pobre señor tenía que estar mirando todo lo que le hacían a

ella, torturando la pobre mujer ya no aguantaba. Los

soldados pasaban uno a uno para violarla. Después de esto

fueron a pedir dinero al esposo para comprar pastillas

porque estaba muy mala. Caso 710, Santa María Tzejá,

Ixcán, Quiché, 1982.

MÉXICO

Fuente: Martínez, Sanjuana, Cuerpo de mujer, botín de guerra.

En http://www.sigueleyendo.es/cuerpo-de-mujer-botin-de-guerra/

Escenas de la narcoguerra feminicida en siete días: una, en el

municipio de Cadereyta rumbo al Palmito, cuerpo de mujer destazado

en seis partes en el interior de un baño de lámina galvanizada. Dos, una

cabeza de mujer tirada en la avenida Gonzalitos y Francisco Rocha, en

la esquina del restaurante El Gran Pastor. Tres, un taxi estacionado

frente a Seguridad Pública del municipio de Guadalupe; en el asiento

trasero, un bote de pintura de 19 litros con cabeza de mujer. Cuatro,

dos costales de plástico tirados en una carretera de la Hacienda El

Alamito con cinco pedazos de un cuerpo de mujer sin cabeza.

En lo que va del año, más de 65 mujeres, nueve de ellas

menores de edad, han sido asesinadas en Nuevo León según métodos

salvajes, primitivos; la mayoría, ultrajadas sexualmente. Se trata del

feminicidio más cruel, el que va unido a la guerra contra el narco y está

invisibilizado; el que mutila, destaza, cuece, descuartiza, desuella.

La narcoviolencia afecta más a las mujeres. Sus cuerpos,

convertidos en botín de guerra son utilizados para la explotación sexual,

amedrentar a los rivales, amenazar y ocasionar más daño a los

enemigos. A la agresión sexual se une la saña, la inquina contra el

origen, el desprecio y el odio al género. No es fácil monitorear el horror

feminicida en estos tiempos de guerra y Alicia Leal, presidenta de

Alternativas Pacíficas, lo sabe. Lleva 15 años combatiendo la violencia

de género y sosteniendo dos albergues para mujeres maltratadas. Los

casos que ahora recibe por la narcoviolencia son terribles. Nunca en su

vida había visto lo que ahora sucede: “El cuerpo de las mujeres está

siendo un botín en esta guerra. Hay una mayor crueldad. Es una

violencia extrema en cuanto a coerción y lesiones. Hay un sadismo

impresionante. Las que no mueren y nos llegan heridas, traen huellas

de violación tumultuaria, mujeres que mientras las están violando las

queman con cigarrillos o las cortan con cuchillos. Es como una película

de terror, pero es la realidad”.

Historias de miedo

Se llamaba Perla Elizabeth Campos Garza, tenía apenas 22

años y trabajaba en un servicio de renta de vehículos ubicado en

Cadereyta, a 40 kilómetros al oriente de Monterrey, un empleo donde es

obligatorio usar blusa ceñida mostrando escote y shorts muy cortos

ajustados. Su trabajo consistía en “atraer” a los clientes desde la puerta

del negocio bailando con movimientos cadenciosos. Un sistema de

promoción con dos o tres muchachas, utilizado en los depósitos de

cerveza de Monterrey.

Perla tenía el cabello teñido de pelirrojo. Salió de trabajar a la

medianoche y no llegó a su casa. A las 8:40 horas del primero de junio

la policía recibió una llamada para avisar que una mujer mutilada había

sido abandonada en una brecha. Los oficiales buscaron pero no

encontraron el lugar. Luego a las 12 del día recibieron una segunda

llamada donde precisaban el sitio. Se trataba de la comunidad Palmitos

a tres kilómetros de Cadereyta.

Allí, en pleno monte, encontraron un baño de lámina galvanizada

de 65 centímetros de diámetro por 30 centímetros de altura. Adentro

estaba el cuerpo de Perla cercenado en seis pedazos. Tenía un

mensaje escrito en un pedazo de cartón que decía: “Pantera 6 lenón”.

El suceso fue atendido por policías locales, en lugar de agentes del

grupo de homicidios. El asesinato de Perla ni siquiera fue comentado

por las autoridades de la Procuraduría de Justicia estatal. Su caso no

mereció una mención más en los medios de comunicación los días

posteriores al hallazgo.

Alicia Leal explica que los “crímenes horrorosos” de la

narcoguerra invisibilizan los de las mujeres:”El crimen organizado está

utilizando en las poblaciones semiurbanas mujeres para explotación

sexual o prostitución forzada. Las mantienen amenazadas de que les

van a matar a los hijos, esposos o padres. Y cuando ya no les sirven las

están eliminando. Hemos recibido casos de mujeres forzadas a trabajar

para el crimen organizado y también de mujeres obligadas a pasar

droga por la frontera, incluso en los penales las presas son

amenazadas cuando tienen hijos para forzarlas a la explotación sexual”.

En Cadereyta, siete días después del asesinato de Perla,

concretamente en la comunidad rural de Hacienda El Alamito, en el

kilómetro 14 de la carretera a Allende, había dos costales de plástico

tirados en la calle junto a un depósito de cerveza. Eran las seis de la

mañana y los militares encontraron en el interior de los sacos un cuerpo

de mujer desmembrado en cinco partes, sin incluir la cabeza.

Los casos como este provocan sentimientos de dolor para

quienes como la activista feminista Irma Alma Ochoa, directora de

Artemisas por la Equidad, se dedican a contabilizarlos. Lleva 11 años

comprometida con el tema haciendo el recuento y está convencida de

que el incremento de 168 por ciento de feminicidios registrado en Nuevo

León en los primeros cinco meses de este año tiene que ver con la

narcoviolencia: “Desde que empezamos a hacer este recuento, cuando

nos encontramos con una mujer a la que asesinaron a batazos, otra a la

que decapitaron y la cabeza la metieron debajo de la cama, con

mujeres calcinadas, o heridas con ácido en la cara, nos dimos cuenta

que son casos que demuestran que es mucha la saña, la misoginia, el

odio al origen. Y con la narcoviolencia se exacerba el número de

casos”.

Sin conmiseración

El 6 de junio el cadáver de una mujer asesinada a golpes fue

encontrado en un terreno baldío de la colonia Jardines de Casa Blanca

en Guadalupe. Estaba boca abajo con el dorso desnudo y con pantalón

de mezclilla. La chica de unos 25 años de edad presentaba el rostro

desfigurado por los golpes y tenía contusiones en la espalda. Estaba

con los pies atados y un mensaje que las autoridades se negaron a

hacer público.

Cinco días antes, en el mismo municipio, una mujer destazada

fue encontrada en la cajuela de un taxi junto a su padre a unas calles

del edificio de Policía y Tránsito. Se llamaba Azalia Vanesa Cervantes

Arámbula y tenía 28 años de edad. Sobre los restos, había un mensaje

contra la alcaldesa de ese municipio, Ivonne Álvarez, que decía: “Puta

traicionera”.

A 100 metros del cuartel de la policía fue abandonado un taxi

unos días antes. En el asiento trasero encontraron la cabeza de una

mujer en un bote de pintura de 19 litros. Aún no la identifican.

El 4 de junio, el cuerpo de una mujer de entre 20 y 25 años fue

encontrado. Había sido torturada, asesinada a golpes y posiblemente

quemada viva. Tenía un alambre de púas alrededor del cuello. Eran las

10 de la mañana y en el kilómetro 17 del Libramiento Noroeste, en una

brecha del municipio de Escobedo con los límites de García, en la

colonia Portal del Fraile, cuando habitantes del lugar acudieron a cortar

leña, la encontraron con restos de cinta canela, lo cual hace pensar que

estaba maniatada cuando la arrojaron al lugar y le prendieron fuego.

Sólo quedó una sandalia blanca.

“Cada vez hay mayor crueldad. La práctica de calcinar, por

ejemplo, viene de años atrás. Es muy utilizado en sociedades donde el

patriarcado es más fuerte y se demuestra el poder masculino cuando la

primera persona que aparece colgada de un puente en Monterrey es

una mujer (La Pelirroja)”,dice Irma Alma Ochoa.

La invisibilidad

El mes de mayo ha presentado igual crueldad en el asesinato de

mujeres. El 23 de mayo encontraron en una camioneta con placas de

Texas abandonada en una brecha de la carretera a Colombia a la altura

de Salinas Victoria el cuerpo de una mujer brutalmente torturada y

rematada con tiros de gracia. Estaba esposada y con la boca tapada

con cinta adhesiva.

“Son asesinatos cada vez más deshumanizantes”, dice

Consuelo Morales, directora de Ciudadanos en Apoyo a Derechos

Humanos. “Hechos más salvajes, más lejanos de nosotros. Y cada vez

son más mujeres. Ellas son las que sufren una peor violencia en esta

guerra, al ser más vulnerables”.

El 18 de mayo fue encontrado el cadáver de otra mujer,

torturada y con heridas de arma de fuego. La tiraron en una calle de la

colonia Morelos, en el municipio de Guadalupe, a las 4:30 de la

madrugada.

La saña con la que actúan contra las mujeres quedó de

manifiesto en el asesinato de Kitzia Rebeca Yuriditzia Cansino

Ocañas, de 23 años de edad, quien tenía su domicilio en el barrio Paso

Hondo del municipio de Allende. Estaba embarazada y tenía heridas en

el costado izquierdo y en la parte baja de la cintura. Recibió más de

cinco balazos.

Irma Alma Ochoa lo explica: “Es el odio al origen, el odio a la

madre. Quién sabe qué traigan estos asesinos para odiar incluso a

aquellas que dan vida. Lo que hemos visto es que hay más saña en

estas mujeres. El mayor grupo de mujeres asesinadas pertenece a la

edad reproductiva. Algunas, incluso embarazadas. Y a muchas las

golpean en el vientre”.

El 20 de mayo a las 7:30 de la mañana apareció un cuerpo

desmembrado de una mujer a pocos metros del palacio municipal de

Guadalupe. Estaba decapitada y la cabeza fue colocada encima de una

patrulla con un mensaje que los policías se negaron a hacer público.

Para Alicia Leal está claro que estos son feminicidios de la

narcoguerra: “Tienen un componente de género. En la mayoría de estas

muertes hay violación, hay mutilación de tipo sexual. Eso es violencia

de género. Punto. Aunque al Estado le conviene mantenerlo como algo

generalizado, la realidad es otra”.

Y es que en Nuevo León no está tipificado el feminicidio: “El

Estado sigue sin tener mecanismos para ofrecer a las mujeres

respuestas inmediatas para casos de emergencia. Hay una clara falta

de coordinación interinstitucional porque el gobierno mantiene un

ejercicio monopólico de atención a las víctimas. Y esa no es la solución.

En una semana hemos recibido tres casos de niñas violadas, algo que

nunca habíamos visto en los 15 años de trabajo”.

PERÚ

Fuente: Mercedes A. Crisóstomo Meza, “La violencia sexual

durante el conflicto armado interno peruano. Un caso de las mujeres

rurales del Perú”.

Una de las entrevistadas me narró este episodio:

―Acá está una de los tucos.- dijo. Me agarraron, sacó una

relación de nombres

― ¿Conoces a éste? Yo no los conozco, dije yo.

― ¡Ah, no conoces!, te haces la cojuda, para otra cosa sí eres

buena. Vamos al corralón, dijo. Me metieron adentro y empezó a soltar

humo de su arma que me mareé. Me seguían interrogando, me jalaban,

me golpearon. Dijo ―Ya que no quiere hablar haremos lo que es de

costumbre. Me ha empezado a violar, seis eran, el teniente era Sierra.

―Habla, si sabes habla y te vamos a dejar y si no seguiremos,

decía y toditos me han pasado los seis. Yo no podía reclamarles nada.

Seguro era por lo que mi hermanito [...] ha andado con Sendero.

En las Bases Militares quien tomaba la decisión de violar a una

mujer era el jefe o autoridad superior, después, este ordenaba e

incentivaba a sus subalternos a también hacerlo. Este testimonio así lo

indica:

―Me han maltratado, me tiraban con el arma en el cuello, en la

barriga, en la espalda, me agarraban a patadas. Me decían ―ya terruca

conchatumadre, habla, ¿dónde están las armas y los explosivos?, me

pegaban, me insultaban. Me han abusado varias veces, primero el

capitán y luego pasaba su tropa, esa vez el capitán Papilón y el

suboficial Rutti‖.

URUGUAY

Fuente:

http://www.montevideo.com.uy/notnoticias_204620_1.html

Beatriz Benzano relata que durante la última dictadura uruguaya

"el cuerpo de las mujeres fue utilizado como botín de guerra. Lo que

hicieron los militares con las mujeres detenidas fue un crimen de guerra.

En los cuarteles nos entregaban a la tropa para que hicieran lo que

quisieran con nosotras. Y como campo de batalla, por eso lo hacían

delante de compañeros o esposos. El ensañamiento era mayor por el

hecho de ser mujeres y por ser ellos una institución tan jerarquizada,

autoritaria y machista. No podían tolerar que nosotras nos hubiéramos

salido del rol tradicional de esposas, madres, amas de casa.

La desnudez forzada era lo primero que nos hacían, al llegar al

cuartel nos arrancaban la ropa. En esa situación de vulnerabilidad e

indefensión empezaban a torturarnos y a hacer prácticas de violencia

sexual.”

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