La geopolítica China: una cuestión global

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La geopolítica China: una cuestión global

Miguel Ángel Moreno Casaus

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Contenido EVOLUCIÓN Y CONTEXTO INTERNACIONAL .......................................................................................... 3

LA GEOPOLÍTICA CHINA: UNA CUESTIÓN GLOBAL ................................................................................ 4

CAPACIDADES ECONÓMICAS Y MILITARES ......................................................................................... 13

BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................................................... 15

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EVOLUCIÓN Y CONTEXTO INTERNACIONAL Con el fin de la Guerra Fría, Rusia descendía a un nivel secundario y EEUU tomaba

el liderazgo internacional; una hegemonía no vista hasta entonces, de alcance

global, con un poder solo igualado bajo una gran coalición; pero su atracción

ideológica y cultural era tan atractiva que las potencias del momento, Japón y

Alemania caminaban bajo su órbita con lo que el cambio de la distribución de poder

en la estructura waltziana, anunciado por los neorrealistas, tendría que esperar. Los

neorrealistas afirmaban que tras el cambio de un modelo internacional bipolar a uno

unipolar, la tendencia natural de la distribución de capacidades tendería hacia el

multilateralismo y a la búsqueda de equilibrios de poder frente a EEUU. Ante las

evidencias opuestas de la realidad, Walt añadía la variable de la amenaza (al que

habría que añadir el cultural) para explicar por qué EEUU mantenía su estatus

hegemónico y países como Japón o Alemania no buscaban convergencias de

equilibrio contra aquel. La diplomacia estadounidense aludía al multilateralismo y a

la seguridad colectiva en lo político, es decir, contaba con sus socios en el gobierno

internacional y estos no se sentían amenazados; mientras que en el ámbito

económico se comportaba como un poder hegemónico tradicional. Los atentados

del 11 de septiembre (11S) marcan el punto de inflexión de tal escenario a la vez

que van surgiendo potencias regionales

Si el 11S es una inflexión, la segunda mitad de los 2000 señala un retroceso de la

influencia política y económica global estadounidense vinculado a la invasión de Irak

y a la entrada en recesión de la económica nacional, y el ascenso de potencias

regionales cada vez más contestatarias. Rusia encuentra un rumbo con Putin y

vuelve a fijar con firmeza su área de influencia en el antiguo espacio soviético.

China proyecta sus largos tentáculos comerciales y financieros a todo el globo y

empieza a mostrar su propia visión del mundo.

China, que en la década de los 80 había empezado a expandir su economía,

comprende tras la primera Guerra del Golfo que ha de modernizar sus capacidades

militares si quiere aspirar a ser una potencia regional y luego global. En los 2000

China empieza a involucrarse en la comunidad internacional y sus organizaciones

con una visión más waltziana que institucionalista. Ya, en la siguiente década, China

puede calificarse como una potencia regional con aspiraciones globales.

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LA GEOPOLÍTICA CHINA: UNA CUESTIÓN GLOBAL Atendiendo a las tesis de Brzezinski y a la percepción geopolítica de las diferentes

dimensiones de la geografía, China juega en un tablero global, continental, regional

y nacional. El nivel global está protagonizado por la hegemonía estadounidense y su

presencia en el continente asiático; la amplitud continental euroasiática presenta

cuatro áreas geográficas de distribución de poder: Oeste, Este, Sur y Espacio

medio, cuyo posicionamiento a favor o en contra influirá en las aspiraciones chinas;

el área regional representa la disposición de China en su entorno y la proyección

inicial de sus capacidades hacia el exterior, en donde se entrecruzan zonas de

influencia y estados pivote recelosos de las intenciones chinas y que podrían ser

considerados aliados estadounidenses; finalmente la dimensión nacional expone las

dificultades internas como el crecimiento demográfico, el abastecimiento energético

o los movimientos independentistas en las regiones del Tíbet y de Xinjiang.

En 2010 EEUU anunciaba un giro político hacia Asia; China se estaba volviendo

más ambiciosa y desafiante en cuanto a la interpretación de la libre navegación en

las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE)1 y a los contenciosos marítimos en los

Mares de China Meridional y Oriental. Unas ambiciones que venían acompañadas

de una progresiva modernización de su fuerza naval y de la intención declarada del

entonces presidente chino Hu Jintao de caminar hacia la “democratización de las

relaciones internacionales” y una “multipolaridad global”. La intención de EEUU es

evitar el surgimiento de un hegemón regional que lo expulse de Asia y se convierta

en un competidor global. La estrategia a seguir para evitar el renacimiento chino es

utilizar pivotes geopolíticos o estados tapón que permitan contrarrestar in situ las

actividades chinas. De este modo, Japón, Corea del Sur y las Filipinas conformarían

una especie de cadena defensiva frente a las costas chinas que se extiende hacia

Vietnam y Tailandia y se abre hasta las bases del Índico para bordear externa e

internamente la ruta de la energía China o “collar de perlas”. Para EEUU es esencial

mantener su presencia en esta periferia mediante la diplomacia y la presencia militar

para contrarrestar un eventual revisionismo sino-ruso en el continente euroasiático.

La relevancia de dominar el continente euroasiático o al menos ejercer sobre él una

influencia firme parece evidente. En él juegan la mayoría de los estados

1 Una ZEE es una zona exclusiva de 200 millas náuticas en el que el estado ribereño tiene derecho a explorar y explotar los recursos naturales, y en la que el resto de estados tiene derecho a la libre navegación.

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geopolíticamente activos, a excepción de EEUU, con economías firmes y ejércitos

importantes, algunos de ellos con arsenal nuclear; posee las riquezas energéticas y

materiales más importantes de mundo y cobija cerca de tres cuartas partes de la

población mundial. Para analizar la situación de China respecto al continente

Euroasiático se dividirá éste en cuatro zonas: Unión Europea, Rusia, Golfo Pérsico

hasta Pakistán y la región que va del este al sur asiático. Una posición hegemónica

en el continente abriría las puertas de África, un continente rico en materias primas,

desde donde proyectar sus intereses hacia la supremacía global. La visión de

Brzezinski sobre el continente Euroasiático podría enhebrarse con la concepción

geográfica de Mackinder sobre el área pivote o Heartland. En palabras de éste:

“Quien gobierne Europa Central dominara el Heartland; quien domine el Heartland

dominará la isla mundial; quien gobierne la isla mundial dominará el mundo” Es

cierto que una amplia y ventajosa disposición geográfica desvela nuevos horizontes

y favorece la expansión territorial; pero Brzezinski remarca la transcendencia de la

pericia de quienes habitan una región para gestionar un crecimiento económico

sostenible y transformarlo en innovación tecnológica. Según la percepción

geográfica, la Unión Soviética, junto a su aliado chino, hubiera sido un digno

aspirante a dominar la isla mundial; pero una carrera armamentística y tecnológica

sostenida por un débil crecimiento económico y la temprana pérdida del aliado chino

propiciaron el fracaso de semejante empresa.

La región Occidental está dominada por la Unión Europea, principal socio político y

económico de los EEUU. Comparten los mismos principios sobre la defensa de los

derechos humanos que intentan expandir de modo global. La mayoría de sus

miembros, las cuatro principales potencias europeas, pertenecen a la OTAN. A

China le queda el ámbito comercial y financiero como principal recurso diplomático,

aunque EEUU sigue siendo el principal socio económico. Existe una divergencia

ideológica entre la UE y China, por un lado el discurso de los derechos humanos y

la responsabilidad de proteger, frente al respeto de la soberanía nacional y la no

injerencia. Tras la represión de la Plaza de Tiananmen, estas diferencias afloraron

con el acuerdo de embargo de tecnología de doble uso contra China2.

2 Azcárate, B., Montesa, F., & Estruch, H. (2013). El Atlas Geopolítico de China. Valencia: Ediciones Cybermonde SL. pp. 54.

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La región media corresponde a Rusia. Si Brezezinski esperaba una Rusia

democrática que pudiera ser atraída hacia Europa, el escenario actual es bien

diferente: con una Rusia mirando hacia Asia y en especial a China, enfrentada a

Occidente en Ucrania y alejada del concepto democrático Occidental. Por el

contrario, Rusia comparte con China la defensa de la soberanía nacional y la no

injerencia3, y su desdén hacia la versión Occidental del discurso de los derechos

humanos, cuya apelación consideran cínica y caprichosa. En el plano económico

coinciden las necesidades y los intereses: Rusia obtiene financiación a cambio de la

venta de petróleo y tecnología de defensa a China. Pero no es todo armonía, existe

desconfianza entre ambos países. Existen reclamaciones territoriales de china sobre

zonas costeras del sur de Rusia, la influencia china está ganando terreno en los

países exsoviéticos de Asia Central.

EL Golfo Pérsico es la principal fuente de abastecimiento de crudo chino con Arabia

Saudí, Iran e Irak como principales actores. El principal valor para China está claro,

a cambio China invierte en infraestructuras, ingeniería y exporta bienes de consumo

de bajo coste. La influencia ha aumentado en todo el Golfo Pérsico, desde Turquía y

Egipto hasta Arabia Saudí e Iran. Los gobiernos de árabes consideran la

ascendencia China como un soporte de equilibrio frente al peso político de EEUU y

la UE. Además, China no condiciona sus inversiones a prerrequisitos políticos, en

contraste con los préstamos y ayudas del bloque Occidental, condicionados a la

aplicación de reformas políticas. El posicionamiento chino junto a Rusia en el

conflicto sirio no ha impedido el flujo estable de las relaciones económicas y

diplomáticas de China con los países sunníes. Este fortalecimiento de China en la

zona coincide con la retirada parcial de la presencia estadounidense en la región.

Las tendencias auguran un equilibrio de poder entre ambos estados extra-

regionales, con inclinación ascendente a favor de China si EEUU mantiene el rumbo

actual.

La zona oriental del tablero de juego es en donde ha nacido y confeccionado la

personalidad china, sus ambiciones, sus temores, sus luchas. Estas se han

3 La injerencia de Putin en Ucrania, antes en Georgia, contradice este principio. China se abstuvo en la votación de la Resolución de la ONU 68/262 (27 de marzo de 2014) que definía a Crimea como territorio dentro de las fronteras de Crimea. Sólo once países votaron en contra. Ver en: Missiroli, A. ,. (2014). A Changing Global Environment. Paris: EU Institute for Security Estudies. pp.41.

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edificado a lo lardo de los siglos, desde la grandeza del pasado imperial, con su

organización burocrática, sus extensiones terrestres, sus estados vasallos

dominados bajo un sentimiento de superioridad cultural, hasta la pérdida del sentido

de superioridad moral del confucionismo, mancillado por las potencias coloniales de

Occidente y más tarde por el imperialismo nipón. Un pasado que da forma a la

situación política actual de China y de la región, porque si China se mueve, el resto

de unidades sigue el movimiento en una dirección o en otra; pero no se mantienen

indiferentes.

China comparte fronteras con 14 estados a lo largo de 20.222 kilómetros. Entre

1960 y 1999 China firmó diversos acuerdos fronterizos, estabilizando los cruces

fronterizos con Birmania, Nepal, Corea del Norte, Mongolia, Afganistán, Laos,

Vietnam, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán. En todos acuerdos, el gobierno chino

fue la parte que mayor porcentaje de concesiones territoriales cedía. Sólo se

mantiene el contencioso fronterizo con India entorno a la región tibetana de Aksai

Chin4. Así mismo, durante este periodo China recuperó relaciones diplomáticas con

Indonesia, Singapur, Corea del Sur, Vietnam y la India5.

A partir de 1998 China se ha ido implicando de forma gradual en la diplomacia

regional y global abandonando su desconfiado mutismo hacia el occidentalizado

dominio internacional. A finales de los 90, en medio de una aguda crisis financiera,

China acude al rescate de varios países del Sudeste Asiático con préstamos a bajo

interés no condicionados a determinadas políticas, en contraste con las duras

peticiones desregularizadoras del Fondo Monetario Internacional. El siguiente paso

es una mayor implicación en la región a través de la Asociación de Naciones del

Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés), la organización multilateral más

arraigada de Asia. Ambas partes firman un tratado de amistad, un acuerdo de buena

conducta en el Mar Meridional de China y diversos protocolos sobre comunicación,

salud pública, recursos humanos, etc. Así mismo, el gobierno Chino impulsa los

foros ASEAN +1 (China) y ASEAN +3 (China, Corea del Sur y Japón)6. En el ámbito

internacional China expande su influencia a través de organizaciones

4 Luttwak, E. N. (2011). Por qué China no será la próxima potencia mundial...pero cómo podría serlo. Vanguardia, 8-15. Pp. 12. 5 Glaser, B. S. (2014). Peoples's Republic of China Maritime Disputes. Washington: Center for Strategic and International Studies. Pp. 66. Obtenido de http://csis.org/files/attachments/ts140114_glaser.pdf 6 Ibidem, pp. 73 y 75.

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internacionales y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y su implicación

en las misiones de mantenimiento de la paz7.

Sería la activación de un soft power impulsado por la promoción de la cultura y de

los medios de comunicación en el exterior y por unas relaciones económicas

flexibles. Los institutos Confucio enseñan la cultura y el idioma chino alrededor del

mundo; la agencia gubernamental de informativos Xinhua expande el mensaje del

gobierno chino en los idiomas más importantes del mundo; la geoeconomía del

gobierno chino se ejecuta exclusivamente bajo criterios de interés económica sin

importar el status internacional del gobierno receptor, lo que sin duda aportará

apoyos entre países con dificultades de acceso al crédito. Esta política se

institucionaliza con el declarado principio del “desarrollo pacífico de China”. Un

concepto basado en el multilateralismo, la diplomacia y la comprensión de la raíz de

los conflictos para abordarlos y solucionarlos. El “desarrollo pacífico” busca

esencialmente un escenario internacional estable, sin conmociones que constriñan

el crecimiento económico. La esencialidad de este punto se refleja en las buenas

relaciones comerciales con Washington y en la compra de bonos del estado

estadounidense que han permitido el sostenimiento de la economía de EEUU, a

pesar de las diferencias geopolíticas que comparten8.

Pero a partir de 2008 y coincidiendo con la crisis económica del sistema financiero-

occidental, China ha mostrado una versión más dura de su poder con un discurso

más autosuficiente en los foros internacionales, quizá sabedor de que sus activos

estaban sosteniendo la economía estadounidense, y una revitalización de las

disputas marítimas en los mares de la China. En las aguas meridionales, los litigios

giran en torno a las islas Parcel y Spratley (supuestamente zonas ricas en reservas

de gas y petróleo) y al solapamiento de las ZEE. Hacia el sur, China y Vietnam

compiten por las islas Parcel, situadas aproximadamente a 200 millas náuticas de

ambos países. Más al sureste, China reclama las islas Spratley frente a Filipinas,

Brunei, Malasia y Vietnam. China incluso ambiciona la isla de Natuna a más de

7 García Sánchez, I. J. (2 de Noviembre de 2011). Análisis de la estrategia China de Seguridad. Pp. 3 y 6. Recuperado el 17 de Febrero de 2015, de ieee.es: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_analisis/2011/DIEEEA28-2011AnalisisEstrategiaChinaSeguridadIJGS.pdf 8 Lacoste, Y. (2009). China: un gran enigma geopolítico. En Y. Lacoste, Geopolítica: la larga historia del presente (págs. 169-190). Madrid: Síntesis Pp. 181.

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2000 kilómetros de la costa China. Parece claro que ambiciona el control del Mar

Meridional de China y con él los flujos de petróleo que pasan por el estrecho de

Malaca. Sus reivindicaciones se sustentan en supuestos derechos históricos,

mientras que su disposición expansiva viola claramente el Derecho del Mar. En el

Mar de China Oriental China disputa a Japón las islas Senkaku. Ambos países han

incluido una zona de seguridad aérea que se solapa sobre las islas.

Japón es una pieza clave en el tablero regional por su disposición geográfica frente

al norte de la costa china y su gran potencial tecnológico, económico y demográfico

transformables en poder militar. A pesar de sus amplias capacidades, ha decidido

jugar un papel secundario en el ámbito internacional, contradiciendo la premisa

revisionista de las grandes potencias del neorrealismo ofensivo. Japón encajaría

mejor en la teoría del equilibrio de la amenaza de Walt, por la que Japón no

percibiría la política de EEUU como amenazante. Esto entronca con los procesos

constructivistas que llevan a los estados a definir sus políticas internacionales según

su propia experiencia histórica y los constructos cognitivos de las sociedades que

identifican al otro como aliado o enemigo. La conmoción de la Segunda Guerra

Mundial llevó a la sociedad japonesa a abandonar el militarismo y en cierto sentido a

reprimir el potencial de su papel en el teatro internacional. Pero es ese sentimiento

de amenaza y la percepción de lo chino, lo que podría llevar a Japón a rearmarse,

aunque es muy probable que se le requiera contención. Una militarización pondría a

Corea del Sur bajo alerta y a EEUU no le interesan fricciones entre sus aliados. Y es

que el recuerdo histórico alimenta la hostilidad entre China y Japón y revitaliza el

fervor del nacionalismo chino y japonés. De hecho, Tokio ha anunciado un aumento

del 5% de su presupuesto de defensa para los cinco próximos años.

Tras la división de la península de corea en 1953, Corea del Sur quedó bajo la órbita

estadounidense con su influencia cultural y seguridad militar. En la actualidad Corea

del Sur es una democracia próspera y es atenazada por la constante amenaza de

su vecino coreano. China y Corea discrepan sobre la interpretación histórica de la

condición jurídica de Corea en época imperial. China considera a Corea una región

imperial más, mientras que Corea interpreta su status de región tributaria

independiente. Corea del Sur mira con preocupación las ambiciones ascendentes

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de China en la región. Una encuesta exponía que el 77% de los encuestados

consideraba las disputas territoriales o marítimas con China graves o muy graves9.

De los países miembros de la ASEAN (Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia,

Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam), Solo Camboya se posiciona

claramente junto a China, mientras que Vietnam y Filipinas se inclinan hacia EEUU.

China no está cumpliendo con el “código de buena conducta” en el Mar Meridional y

varios países miembros han denunciado en el seno de la organización los

hostigamientos militares y las medidas unilaterales chinas y han requirido una mayor

implicación de la ASEAN en los conflictos marítimos. Estas maniobras diplomáticas

representarían el preámbulo de una estrategia de equilibrio de poder, por la que un

grupo de estados buscan alianzas para contrapesar la amenaza del creciente poder

de China. Así mismo, países como Vietnam, Filipinas e Indonesia han incrementado

su presupuesto de defensa.

La India, entre las regiones sur y este del continente, juega una compleja partida

diplomática entre EEUU, Japón, Rusia y China, combinada por diversos vectores

estratégicos, económicos, políticos y de defensa que configuran una diplomacia

flexible y equilibrada. India ha de ser un jugador clave en la región. Cachemira y la

calidad de las relaciones de EEUU y China con Pakistán, y la intensidad de la

estrategia desplegada por China en el Océano Índico para proteger sus bases y

líneas de abastecimiento, que rodean la India, son escenarios y políticas que

determinarán las inclinaciones regionales de la India.

A nivel nacional, los principales retos de seguridad a los que se enfrente el Partido

Comunista Chino son los separatismos, que china identifica automáticamente con el

fundamentalismo y el terrorismo, y el sostenimiento de un crecimiento económico

sostenible. Según algunos expertos, China necesitará mantener el crecimiento de su

Producto Interior Bruto, PIB, en un 7% anual, lo que implica asegurar el

abastecimiento de energía para la productividad industrial y el consumo individual.

Lo contrario supondría la deslegitimación social del Partido.

Las manifestaciones independentistas y movimientos políticos nacionalistas son

reprimidos con dureza, pues son considerados agentes de inestabilidad. De la otra

9 Glaser, B. S. (2014). People’s Republic of China Maritime Disputes. Washington: Center for Strategic and Internacional Studies. Pp. 8. Obtenido de http://csis.org/files/attachments/ts140114_glaser.pdf

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parte, las manifestaciones también han implicado actos violentos, que incluyen

atentados. Aunque el nacionalismo tibetano sea el más mediático, el nacionalismo

religioso de raíz musulmana de los uigures conlleva las implicaciones geopolíticas

más relevantes. Los uigures son turco-hablantes y están ligados étnicamente con

los países centroasiáticos. La provincia Uigur, Xinjiang, linda con varios de esos

países: Kazajistán, Kirguizistán y Tayikistán. Son países de reciente formación con

estructuras institucionales débiles e inestables. El pujante islamismo

fundamentalista, los lazos étnicos y la inestabilidad regional podrían

retroalimentarse de un lado a otro de las fronteras. Además, son países ricos en gas

y petróleo desde donde China obtiene recursos energéticos. El interés de China por

estabilizar la región parece obvio. La fundación de la Organización de Cooperación

de Shanghái10 en 2001 surge como una herramienta para luchar contra el

terrorismo, estabilizar las fronteras y apoyar el desarrollo económico en la región, de

tal modo que se protejan los intereses chinos. Por otra parte, la mayoría de los

uigures solo pretenden que se respete su cultura, lengua y religión; una autonomía

al estilo de Hong Kong: un país, dos sistemas.

Para asegurar el abastecimiento energético, China está articulando una ruta de

comunicación marítima que combina bases navales terrestres y de aguas

profundas; el llamado “collar de perlas” que desde los estrechos de Adén y Ormuz

navega hasta Pakistán, circunda la India por las Maldivas hasta Bangladesh y

continua su travesía hacia el sur hasta llegar al estrecho de Malaca, la entrada al

mar de China meridional y a la costa China. Siguiendo a Mahan, la idea sería

asegurar el acceso a los mercados y las rutas comerciales marítimas, es decir, el

90% del comercio exterior chino y el 80% del transporte energético que pasa por el

estrecho de Malaca. El modo de conseguirlo sería a través de la superioridad naval.

El escenario de los mares de China sería un modelo por el que China, mediante el

hostigamiento, los desafíos y las declaraciones seudo-legales, intenta variar el statu

quo del dominio marítimo. De conseguirlo, controlaría los flujos de crudo coreano y

japonés (75% y 60% respectivamente), que transitan por el estrecho. Pero en las

aguas orientales, la marina japonesa y la VII flota estadounidense del Pacífico

bloquea la salida de China a alta mar. El objetivo sería desplazar a Japón y mejorar

10 República Popular China, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Rusia y Uzbekistán. Rusia juega un papel secundario en comparación con las otras organizaciones que capitanea dentro del antiguo espacio soviético.

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su posición geoestratégica respecto a Taiwán y su reunificación, considerada

cuestión de estado dentro del Partido Comunista. Para llevar a cabo tal estrategia, la

armada naval china está aumentando en cantidad y calidad sus capacidades.

A nivel global China padece la oposición de EEUU, único país de proyección global;

pero sin la capacidad de prevalecer en una región por sí mismo. La reacción

estadounidense responde a la natural tendencia a evitar un hegemón regional con

aspiraciones globales que en un futuro pueda discutir la hegemonía mundial y al

temor que suscita el programa de modernización militar chino a los analistas

estadounidenses. Además, es requerido por sus acuerdos de defensa firmados con

países de la región. La dimensión Euroasiática representada en el tablero

geoestratégico de Brzezinski y en la relación entre geografía y poder político de

Mackinder muestra a una China muy alejada de una prevalencia global; pero cada

vez más cerca de adquirir un estatus global, pues dos áreas del tablero muestran

tendencias positivas hacia el poder chino. En Europa es determinante la diferencia

ideológica y la alianza estadounidense. Oriente Medio, en su creciente caos interno,

tiende al equilibrio entre los competidores extra-regionales y se presenta como un

socio económico importante. Rusia se inclina hacia China, a pesar de que ésta no

apoya la anexión de Crimea. En el nivel regional, el cuarto lado del tablero, China

intenta expandirse para proteger sus intereses comerciales, lo que provoca

desconfianza, alimentada por los significantes históricos, entre los vecinos de la

región. A estas alturas del juego, la India podría ser clave en la dirección global o no

de China; una actitud regional excesivamente orgullosa de la segunda, acercaría a

la India a EEUU. El ámbito nacional muestra sus debilidades económicas y políticas;

pero también la forma de solucionarlas: sostenimiento económico y autonomías. En

el conjunto de su política, China muestra dos caras: un soft power cultural,

económico y comunicativo, incluido en su anunciado lema de “desarrollo pacífico” en

un mundo multilateral; y un hard power diseñado para los mares de la China, en

donde la armada, en pleno desarrollo de capacidades, se muestra como un actor

revisionista (o al menos como una gran potencia con aspiraciones de dominio naval

para la protección de sus intereses).

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CAPACIDADES ECONÓMICAS Y MILITARES A finales de los 70, China abandona el colectivismo agrícola y avanza hacia formas

y estructuras capitalistas, que permitan industrializar el país y atraer capital privado;

pero en todo caso un proceso atemperado por el control del Partido Comunista

Chino. China aprovecha la crisis económica en Asia para implicarse en los asuntos

regionales y continentales. En el periodo 2002 2003 China incrementó en un 36,5%

sus intercambios comerciales en Asia, lo que le otorgaba el papel de motor del

crecimiento económico asiático, aunque Japón todavía era el principal socio

comercial del continente. En 2010 China desbancaba a Japón como segunda

economía mundial.

Las relaciones comerciales muestran la interconexión China con Asia y el mundo.

Según datos de 2011, China desarrolla el 53% de su comercio total con los países

asiáticos. Es el principal socio económico de la India, mientras que Japón es el

primer inversor de capital extranjero directo de China. China es el segundo socio

económico más importante de la UE, mientras que EEUU y la UE son los principales

socios económicos de China, de quienes obtiene los principales excedentes de su

balanza de pagos. Estas remesas son reinvertidos en la compra deuda soberana de

los países occidentales, de modo que la influencia China en el entramado

económico Occidental es ascendente.

Si bien China es la segunda economía mundial según el PIB, también es cierto que

el PIB por persona es de 6.791$ (puesto 80), es decir, una economía en expansión,

pero insuficiente para cubrir las necesidades de 1300 millones de personas a

niveles adquisitivos, y supuestamente de bienestar, de sus principales competidores

económicos. La mayoría de la población China viviría en una franja entre la clase

media, unos 300 millones Según estudios internacionales, y el umbral de la

pobreza11. El sector primario es el de mayor ocupación laboral, pero de bajo

rendimiento. Las tasas de productividad se cubren bajo condiciones laborales

desregularizadas12. Estos son factores que apuntan a un mercado interno en

proceso de madurez con necesidades formativas y tecnológicas. Además hay que

señalar la dependencia energética ya mencionada, que el gobierno afronta con la

11 Lacoste, Y. op. cit.: pp. 178. 12 Azcárate, B., Montesa, F., & Estruch, H. op. cit.: pp. 55, 57 y 67.

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firma de acuerdos económicos ventajosos para los países proveedores y una

constante y leve desaceleración económica.

El programa militar chino se puede resumir en una palabra: modernización. El

embargo europeo y estadounidense de tecnología dual y de defensa obliga a los

líderes chinos a comprar material bélico a Rusia y a desarrollar su propia tecnología

militar. Rusia denuncia la imitación China de sus unidades y piezas de defensa

vendidas con anterioridad al gobierno chino. La capacidad operativa del prototipo de

cazabombardero J-20, a la espera de la tecnología adecuada, será una prueba

definitiva de las posibilidades tecnológicas chinas.

El presupuesto de defensa chino ha experimentado un continuo crecimiento hasta

posicionarse por encima de Europa en 2012 y solo detrás de la estela

estadounidense. Aunque la falta de transparencia de los presupuestos del gobierno

chino y la no inusual compra de material bélico fuera del departamento de Defensa

hacen pensar en una disposición de recursos mayor al oficial.

Las autoridades chinas aseveran que su programa militar es de carácter defensivo.

Sería interesante comprobar la autonomía de sus aeronaves, la posibilidad o no de

repostaje aéreo y la tipología de buques desarrollados para comprobar la realidad

de tales aseveraciones. En la Marina, los astilleros trabajan con diligencia en la

construcción de nuevos submarinos y las unidades de alta mar suman 6013; unas

capacidades que bien se podrían tornar ofensivas como en los mares de la China.

Además, existe un programa de modernización nuclear y de especialización

espacial.

Si China mantiene activos su comercio exterior y sus redes financieras a la vez que

mantiene un crecimiento sostenible cercano al 7%, podrá reinvertir sus excedentes

en corregir sus debilidades en los ámbitos formativos, productivos (calidad más que

cantidad y condiciones del trabajo) y tecnológicos (militar y civil). Todo esto solo

será posible si mantiene abiertas las vías de suministro de recursos energéticos. El

gran volumen demográfico sugiere una visión de larga duración, al menos 10 años.

Este desarrollo de los acontecimientos permitiría a China construir una fuerza militar

moderna y sostenible con una tendencia ascendente y no descendente, como el

caso soviético, y de este modo formar un gigante sin pies de barro.

13 Ibidem, pp. 43,

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Miguel Ángel Moreno Casaus

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