La evolución estelar

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Índice

Prólogo 1

El origen de las estrellas 3

Tras la Gran Explosión 3

La Teoría Nebular 5

El colapso primigenio y la energía 12

Estabilidad de la estrella 15

Tipos estelares según composición 18

Reacciones nucleares 19

Conservación del número de nucleones 20

La energía de defecto másico 21

Reacciones Previas 23

El Ciclo del Hidrógeno 24

Estrellas de masa menor que la solar 24

Estrellas de masa solar o mayor 28

Ciclo del Helio o Proceso Triple Alfa 30

Procesos S 32

Procesos R 34

Mecanismos de transmisión del calor 35

La vida de las estrellas 37

Evolución de la vida de la estrella 37

Pérdida de masa en una estrella 40

Luminosidad de la estrella 42

Magnitud absoluta y aparente 47

Color y Temperatura 50

Los espectros estelares 57

Clasificación espectral de Secchi 61

Clasificación espectral actual 62

Clasificación por luminosidad 72

Diagrama de Hertzsprung-Russell 77

Volumen estelar 80

Evolución de una estrella 81

Masa inicial inferior a la masa solar 81

Masa inicial media (0.4 a 8 Ms) 84

Nebulosa planetaria 98

Límite de Chandrasekhar 99

La enana blanca 108

Supernova tipo Ia (sin líneas de H) 114

Estrellas de masa media (de 8 a 10 Ms) 117

Estrellas de gran masa (entre 10 y 30) 119

El tránsito final 126

La estrella de neutrones 130

Púlsares 134

Supernova tipo II (con líneas de H) 148

Estrellas de más de 30 masas solares 152

Supernova tipo Ib 154

Los agujeros negros 155

Agujeros negros neutros y estáticos 156

El agujero negro de Kerr 163

Anexo I Científicos y evolución estelar 167

Anexo II Glosario 181

Anexo III Ejercicios propuestos 204

Anexo IV Balances energéticos globales 213

Tablas y Otros Datos 216

Anexo V Masas Isotópicas 226

Anexo VI Bibliografía 229

1

PRÓLOGO

Para comprender de un modo general qué es el inquietante

objeto astronómico denominado agujero negro o qué hace que una

estrella pueda cambiar de color a lo largo de su vida de un modo tan

variado, es indispensable no sólo enfrentarnos a la teoría que explica de

manera convincente la naturaleza estelar, sino que a su vez resulta

necesario realizar un completo análisis que abarque desde su primitivo

origen hasta su muerte como enana, estrella de neutrones o agujero

negro. El largo recorrido nos obligará a detallar las fases del desarrollo

estelar, con las diferentes posibilidades que abre la variabilidad de su

masa inicial. Este necesario acercamiento a la estrella como origen del

agujero negro o de la supernova exigirá un estudio del nacimiento de la

estrella, de su estructura y de su funcionamiento fisicoquímico, que

resultará indispensable para explicar posteriormente el mecanismo de su

muerte.

A veces el concepto de estrella en sí mismo suele pasar

desapercibido ante la curiosidad general, que acaba siendo atraída

por el agujero negro del mismo modo que supuestamente lo hace

cualquier materia que gira a su alrededor; por la llamativa luminosidad

de una supernova recientemente descubierta; o por la particular señal

rítmica del púlsar. La estrella en cambio, apenas nos ofrece artículos de

periódicos o algunos segundos como noticia de telediario, los cuales

suelen dejarla al margen como si no tuviese nada que ver con estos

otros objetos, aparentemente tan alejados de la estática, pacífica e

incluso romántica visión general que se nos da de lo que es una estrella.

A pesar de todo, al mismo tiempo que nos centraremos en el

estudio de este objeto, se prestará la atención debida a otra serie de

2

astros tan singulares como los agujeros negros, las supernovas, las

enanas rojas, blancas, marrones… que merecen ser tratados con detalle

para poder apreciar la extraordinaria diversidad de la naturaleza.

He procurado desarrollar un tema tan complejo como es la

evolución estelar a un nivel accesible para cualquier lector interesado

en la astronomía del cielo profundo, pero especialmente lo he escrito

teniendo en la cabeza el nivel correspondiente al alumnado de

Segundo Curso de Bachillerato con las miras en la asignatura de Física,

ya que este tema tiene una importante relación con aspectos básicos

del currículo de la asignatura, como es precisamente la descripción del

modelo gravitacional newtoniano, los aspectos más elementales de la

física relativista y de la gravitación de Einstein, así como una aplicación

de los conceptos de la física nuclear a la fuente primaria de energía

estelar.

Precisamente para el alumnado de Física de 2º de Bachillerato se

acompaña una colección de problemas que pueden servir como

ampliación de determinadas unidades didácticas de la asignatura, a

pesar de que, como es lógico, superan los contenidos propios de la

asignatura, que no el grado de dificultad ya que los problemas son de

gran sencillez y que permiten una familiarización con los conceptos de

astrofísica que no sólo es instructiva sino a su vez emotiva y apasionante.

En líneas generales he intentado escribir un volumen conciso y

claro que aclare dudas acerca de esta apasionante parcela del

conocimiento humano, esperando dejar al menos al lector la necesidad

de conocer más en el futuro la ciencia astronómica y un mayor respeto

y aprecio por la labor de los verdaderos conocedores de esta materia

tan compleja, los astrofísicos, a quienes debemos agradecer el esfuerzo

que hacen por desentrañar los misterios del espacio.

Calañas, 2008

3

El origen de las estrellas

Tras la Gran Explosión

Es probablemente muy conocida para todos los lectores la teoría

que se usa de modo oficial para explicar el origen del universo. Si bien

esta teoría para muchos no se encuentra aún constatada

completamente o presenta deficiencias, por lo que se debería

degradar a hipótesis, es la única que explica con coherencia la mayor

parte de los datos recavados por los astrónomos.

Los primeros indicios de que el universo se encuentra en continua

expansión fueron aportados por Alexander Friedman y por Georges

Lamaître que en la década de los 20 demostraron mediante el

concepto einsteiniano de espacio-tiempo que éste debía estar en

constante expansión. Sin embargo la constatación no llegó hasta que E.

Hubble corroboró lo anterior, demostrando que las galaxias se alejan

unas de otras con una velocidad directamente proporcional al

cuadrado de la distancia que las separa.

Sería George Gamow en el 1948 el que enunciase por vez primera

la hipótesis que encerraría toda la masa, el espacio y el tiempo en un

punto a partir del cual todo se generase tras una explosión repentina.

Hoy en día el registro de una radiación de fondo de baja energía

(microondas) que se puede detectar desde cualquier punto del

espacio y en cualquier dirección, se considera el eco procedente de

esa Gran Explosión inicial y la prueba más concluyente que convierte a

la hipótesis en teoría.

Desde que George Gamow la desarrollara a finales de la primera

mitad del s. XX la teoría ha sufrido bastantes cambios. Para Gamow la

4

materia se encontraba en una especie de esfera de escaso radio en la

que las leyes de común aplicación en el universo actual no podían

emplearse dado que ni tan siquiera resultaban definibles conceptos tan

esenciales como el tiempo. En su interior no existiría más que una masa

de neutrones a la que denominaría “ylem” (materia) a una temperatura

de 1010K y una enorme densidad, que necesariamente resultaría

inestable. Las cuatro fuerzas básicas de la naturaleza que se pueden

diferenciar actualmente se encontraban unidas en una única fuerza

vinculante que acabaría abriéndose poco a poco en cada una de las

fuerzas actuales, pocos instantes tras la Gran Explosión.

La razón por la que explotó el llamado huevo cósmico resulta

difícil de conocer. Si bien las condiciones en las que se encontraba el

“ylem” resultaban extremas, por lo que esa enorme densidad sobre

partículas de cierta inestabilidad como son los neutrones puede

esgrimirse como argumento, la búsqueda en sí de una razón implica un

análisis de los momentos previos a esa explosión, lo que resulta absurdo

ya que el tiempo no está definido sino con posterioridad a la explosión.

Será por tanto más adecuado basarnos en el concepto empleado por

los astrónomos Fang Li Zhi y Li Shu Yan para sellar la fisura, es decir que si

el tiempo surge con la explosión, cualquier pregunta que nos hagamos

sobre qué había antes de la explosión y cuáles fueron las causas de

dicha explosión dejan de tener sentido en tanto en cuanto el tiempo no

existe. En general se considera válido que la explosión se llevó a cabo

hace 13.7·109 años.

Tras la explosión la materia-energía “ylem”, se desintegra,

expandiéndose y creando el espacio y el tiempo por vez primera. Al

pasar estos primeros instantes que se conocen como época de Planck,

con una duración de 10-35s, el universo continúa expandiéndose a un

ritmo exponencial y generando en el último momento un plasma de

quarks y gluones que es estable sólo a esa temperatura. A menor

temperatura los gluones comienzan a fusionar los quarks entre sí

dándoles las características de partículas confinadas que les son

5

propias. A partir de entonces se convierten en bariones (protones y

neutrones) al disminuir la temperatura inicial, y permitirá la formación de

los núcleos de Deuterio y Helio. Con la aparición de los electrones al ir

disminuyendo la temperatura, la materia “condensa”, y se comienzan a

formar los primeros elementos químicos que serán los más ligeros de la

tabla periódica, el H (en su isótopo Deuterio) y sobre todo el He (la

cuarta parte de la materia).

Lentamente se fue generando hidrógeno en su isótopo más

habitual, llamado Protio, y por atracción gravitatoria se fueron

agrupando el nubes de H y He que acabarían por formar las estrellas.

La teoría nebular

El H y el He generados en el proceso anterior comenzaron a

colapsar por gravedad agrupándose en nubes diferenciadas dentro de

estructuras mayores más complejas. A partir de estas pequeñas nubes

que tendrán una rotación propia como consecuencia de la

combinación del movimiento de expansión (hacia el exterior del punto

donde se llevó a cabo la explosión) y del movimiento de caída hacia un

centro gravitatorio común en torno al cual comenzará a rotar la nube

protoestelar.

La contracción del material nebular se producirá a lo largo del

tiempo aumentando con ello la velocidad de rotación del conjunto,

permitiendo poco a poco su resolución en un núcleo de simetría

esférica en cuyo interior la temperatura irá aumentando a medida que

aumenta la presión y la densidad y que será el núcleo generador de la

futura estrella.

Esa energía que se libera a lo largo del proceso de colapso

gravitatorio procede directamente de la energía potencial del gas en

colapso. De este modo, considerando la reducción progresiva del radio

6

de la esfera se puede calcular el valor de la energía liberada a lo largo

del proceso de contracción. De este modo, denominando ρ a la

densidad, podemos escribir:

3

3 3

4

3

4rm

r

m

V

m

Si diferenciamos en ambos miembros para ver cómo cambia el

valor de la masa a medida que va cambiando el radio tendremos:

drrdm 24

Podemos calcular la energía potencial que se transforma por

acreción a la masa m de la protoestrella del dm anteriormente

determinado. De este modo la variación de la energía potencial puede

escribirse como se indica, sustituyendo dm por su valor:

r

drrGM

r

GMdmdE potencial

24

Si al mismo tiempo sustituimos M por su valor en función de la

densidad y el radio 3

3

4rm , entonces nos queda:

drrG

r

drrrG

dE potencial

42

23

)4(3

4)3

4(

Si integramos en ambos miembros se obtendrá la energía

potencial gravitatoria perdida por la masa que se invierte en aumentar

la energía calorífica, y con ello la presión y la temperatura, de la estrella

en formación.

7

drrG

dERE

potencial

42

00)4(

3

Lo que resolviendo da el valor de la energía que resulta una

aproximación bastante aceptable de la energía que se transforma en la

realidad.

R

GME potencial

5

3 2

Esta teoría de la acreción gaseosa tan simple como efectiva fue

enunciada como hipótesis por Kant y Laplace, y ha sido corregida de

manera que se adapte de modo más conveniente a los datos

procedentes de la observación espacial.

En principio para que una nebulosa pueda condensar debe

satisfacer la condición de masa mínima del sistema nebular para que

pueda colapsar por gravedad y que se establece en 0.08 veces la

masa solar. Básicamente estas nubes estelares se consideran hoy

englobadas en grandes conjuntos nebulares en los cuales la

condensación estelar se produce a partir de subconjuntos de materia

dentro de la nebulosa madre (que suele tener una masa media de un

orden de magnitud de 104 masas solares con una densidad tan baja

que es del orden de 2·10-21g/cm3). Estos núcleos de condensación, a

partir de los cuales se van a generar las estrellas, son puntos oscuros más

o menos concentrados que se denominan glóbulos de Bok los cuales

irán logrando su forma esférica definitiva y acabarán encendiéndose si

tienen una masa mayor de la masa crítica de encendido.

Cada glóbulo de Bok acabará generando una estrella en cuyo

interior la temperatura será tan alta que permitirá la fusión nuclear entre

dos núcleos de hidrógeno para formar un núcleo de He, generando una

gran energía lumínica y calorífica que será responsable de la

luminosidad de la estrella.

8

Esta teoría nebular explica convenientemente la formación de

sistemas planetarios en translación alrededor de la estrella central, tal y

como ocurre con el Sistema Solar. La rotación de la masa nebular

acaba formando un disco de materiales densos y más pesados que los

materiales de la estrella. Este disco en rotación estará constituido por

pequeñas partículas de materia que acabará cohesionándose por

gravedad, formando planetas rocosos. Algunas agrupaciones de

materia gaseosa se unirán de manera análoga a como se describió en

la génesis estelar y crearán planetas gaseosos o incluso estrellas

pequeña masa (si tienen masa suficiente para autoencenderse)

generando sistemas múltiples.

El periodo que va desde que la nebulosa comienza a colapsar

para formar la estrella hasta que la estrella se puede finalmente

considerar estable es muy largo y va de los 10 a los 15 millones de años

a lo largo de los cuales la estrella va pasando por diferentes

conformaciones como son la de nube en rotación, la de glóbulo de

Bok, la estrella aún inestable bajo las formas de T Tauri (menores que dos

veces la masa solar), los Objetos Herbig-Haro (de mayor masa y que aún

no han estabilizado su fuerza de colapso y su fuerza expansiva, por lo

que expulsan materia en forma de chorros a lo largo de su eje de

rotación, manteniendo así un característico trazado nebular) y

finalmente la fase final con la estrella estable, que se incorpora según su

masa a las diferentes líneas de evolución estelar establecidas en el

Diagrama Hertzsprung-Russell y que analizaremos más adelante. El

colapso gravitatorio hace que la velocidad angular de la nube en

retroceso aumente, de modo que al final, como estrella definida, la

velocidad angular es muy alta.

El colapso es tan lento que resulta difícil de explicar su mecánica

de caída. Para lograr una explicación coherente hay que recurrir a la

acción de una fuerza magnética que se oponga al colapso, causada

principalmente por las partículas del gas ionizado que gira a alta

velocidad en el seno estelar y que genera un campo magnético que se

9

opone a un aumento de la intensidad del propio campo magnético, tal

y como ocurriría para cualquier sistema de bobinas electromagnético.

Es el llamado freno magnético. Además, las partículas neutras, que son

independientes de la fuerza magnética, se encuentran retenidas

parcialmente por la red móvil que generan las partículas cargadas, las

cuales tienden a mantener su posición en la nube rotatoria sin que

colapsen. Esta traba aún siendo muy efectiva no impide el colapso que

con el paso de los años llega a ser lo suficientemente importante como

para que se genere una fuerza de atracción gravitatoria suficiente para

que la estrella se acabe formando. A pesar de todo, la acción del

campo magnético es tan importante, que acaba acoplando la

rotación del núcleo (con velocidad angular alta) con la rotación de la

nube (con velocidad angular más baja), y que como resultado final

presenta una ralentización de la estrella. Por ello las estrellas rotan

mucho más lentas de lo que la conservación del momento angular

implicaría.

Tras la formación de una protoestrella la materia nebular se va

acumulando por tanto en un proceso muy lento sobre el núcleo de la

estrella. Pasados los primeros momentos, las estrellas se encuentran en

una fase que se denomina objeto Herbig-Haro. En realidad la formación

de estos objetos es una consecuencia del encendido del deuterio (ya

que en el interior la temperatura alcanza los 105 K) en el centro de la

protoestrella. Como el disco de acreción presiona sólidamente en el

plano ecuatorial de la estrella (presión que no presenta una simetría

radial como la presión gravitatoria) y la materia estelar tras el encendido

sufre una presión de expansión, la materia tiende a salir por los dos polos

en forma de chorros de gas a alta temperatura. Estos chorros de

materia no tienen porqué desligarse en su completitud de la gravedad

estelar, de modo que cayendo sobre la estrella aumentan el radio de la

protoestrella en las regiones polares, si bien es cierto que un porcentaje

se pierde.

10

A medida que en la estrella se van equilibrando las presiones del

disco y de expansión, la estrella se va redondeando y el viento estelar se

va abriendo a partir de los polos, barriendo y eliminando gran parte del

disco y de la nube en la que la estrella se halla inmersa. En esta situación

cercana ya a la de estrella convencional, donde la protoestrella

mantiene una parte del disco, pero se encuentra más cohesionada y

esférica, es donde tenemos las estrellas T Tauri.

Las estrellas T Tauri presentan un aspecto semejante a la letra que

les da nombre por los restos del disco de acreción que aún

permanecen visibles. Debido al Li que existe en su interior se puede

comprobar que se encuentran en una fase de vida muy reciente. De

hecho su luminosidad procede directamente de la energía térmica

adquirida por la pérdida de energía potencial y de la energía nuclear

primigenia procedente de la fusión del deuterio, lo que unido a la

progresiva conformación de su esfericidad hace que la luminosidad sea

muy variable e irregular.

La teoría nebular se ha desarrollado a lo largo de los últimos años

estableciendo cómo una estrella puede formarse a partir del colapso

gravitatorio de una nube que posea suficiente masa sin que fenómenos

externos tengan que participar en dicho proceso. Así, además de

buscar el origen de la estrella en una desestabilización externa de la

masa de H (por ejemplo por el estallido de una supernova cercana o el

choque con otra nube que provoque un aumento de densidad y

temperatura) podemos aceptar una causa intrínseca provocada por la

gravedad de la propia nube de H. De este modo una nube original fría,

a una temperatura que puede ir de 10 K a 30 K y que en un principio

pudiera considerarse perfectamente estable, comenzará a sufrir

fenómenos de fragmentación y reorganización de su masa. El H en

condiciones de baja temperatura prefiere completar su capa de

valencia mediante un enlace covalente consigo mismo en vez de

permanecer aislado, por lo que la especie química existente es la

molécula H2. Esto es interesante de considerar puesto que será en estas

11

nubes frías donde se pueda encontrar el dihidrógeno como tal,

disociándose en átomos individuales a medida que la temperatura

aumenta.

Será James Jeans quien realice el cálculo correspondiente a la

masa mínima que debe tener una nube para que sufra un colapso

gravitatorio que posteriormente permitirá que se den las condiciones

adecuadas para el encendido de la estrella. La masa crítica calculada

por Jeans exige una baja temperatura inicial y una densidad

suficientemente alta, de modo que halla la suficiente masa como para

que el factor gravitatorio acabe lentamente llevando a toda la materia

a un disco de acreción que será el germen de la futura estrella. El

proceso de colapso gravitatorio y de formación de la estrella necesita

un largo tiempo que dependerá de la masa de la nube. Así para nubes

menores a 0.08 veces la masa del Sol el tiempo de colapso será 8·108

años hasta lograr la estabilidad, mientras que para nubes de masa solar

el tiempo se reduce a unos 107 años. Si la compresión se ve motivada

por el estallido de una supernova cercana, estos tiempos se verán

acortados dependiendo de la cercanía y potencia de la explosión.

La masa de Jeans es una función que establece la masa mínima

requerida para el colapso en función de la densidad de la nube y de la

temperatura de la misma, de modo que para tales condiciones la

presión de expansión del gas que constituye la nube no es suficiente

para frenar el colapso. Una de las expresiones más empleadas de las

varias que se pueden usar para determinar la masa de Jeans es la que

hace depender la masa crítica de la velocidad del sonido en el gas, a

una temperatura concreta, y de la densidad de la masa gaseosa.

2

1

2

3

3

6

G

CM s

crítica

12

En esta expresión tan simplificada se tiene que G es la constante

de gravitación universal y que Cs representa la velocidad del sonido en

la masa de gas frío que se considera. La densidad ρ de la masa, es el

parámetro que caracterizará cada nube que se encuentre en

condiciones de colapsar, en ella se encierra el valor de temperatura

que es de gran importancia para la evolución de la nube, dado que la

densidad es una función de la temperatura. Así se puede comprender

que a menor temperatura el colapso se logre antes. De hecho a alta

temperatura, la densidad de un gas disminuye ya que su masa no

cambia y el volumen en el que se distribuye aumenta. De este modo

disminuirá la raíz cuadrada de dicha densidad, reduciendo el peso del

denominador, y aumentando la masa de Jeans, lo que quiere decir que

la masa mínima de colapso aumenta, dificultando el colapso

gravitatorio con el aumento de temperatura.

Cuando las masas de materia, a partir de la cual se generan las

estrellas, son de un gran tamaño, el proceso de acreción es mucho más

rápido así como el encendido del hidrógeno de la estrella. De hecho la

acreción es aún muy importante cuando la estrella se enciende en el

ciclo de H y continúa aumentando su masa hasta que alcanza una

masa específica que puede lograr valores en torno a la centena de

masas solares (acreción que se ralentiza y acaba por cesar a medida

que el viento estelar barre la nube de gas en acreción). La luminosidad

es tan grande, así como la temperatura, que estas estrellas presentan un

color azul característico con una intensa radiación ultravioleta.

El colapso primigenio y la energía

Durante el proceso de colapso gravitatorio la energía potencial

gravitatoria se va transformando en energía radiante que, como

consecuencia de la baja temperatura y baja densidad, no se puede

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absorber en el H2 de la protoestrella. La energía atraviesa la materia de

la nebulosa y escapa en forma radiante sin que dicha energía aumente

la temperatura de la nube. A medida que el colapso progresa la

densidad va subiendo y así la temperatura del núcleo, lo que permitirá

que poco a poco el material absorba parte de la radiación procedente

de la pérdida de energía potencial gravitatoria (básicamente el 50% de

la energía gravitatoria perdida se invierte en energía calorífica). Esta

energía gravitatoria se transformará a medida que el H2 se vuelve

opaco en energía calorífica, que se empleará sobre todo en elevar la

temperatura de la nube. Las moléculas de H2 acabarán por disociarse

al aumentar la temperatura, para después ionizarse y acabar

absorbiendo una buena parte de la radiación. La opacidad en esta

nueva situación es mucho más importante. A pesar del aumento de la

opacidad, la contracción de la estrella se produce de un modo tan

rápido que la cantidad de energía potencial que se transforma en

energía calorífica por unidad de tiempo y finalmente radiante, es

enorme, lo que hace que una estrella en fase de formación sea mucho

más luminosa de lo que posteriormente será cuando entre en la

Secuencia Principal, aunque sea una radiación de baja energía y en la

zona roja del espectro visible.

A medida que la energía térmica o calorífica se va consumiendo

(lo cual ocurre con rapidez habida cuenta que la estrella es aún poco

opaca) el radio disminuye al mismo tiempo que lo hace la luminosidad

(por una disminución de la intensidad de radiación y por la reducción

drástica de la superficie radiante). El tiempo que dura la estrella en esta

fase de consumo de energía térmica (denominada también tramo de

Hayashi en el diagrama HR) es del orden de unas decenas de millones

de años, como veremos más adelante.

La estructura química en la que se presenta el H cambiará a partir

de que la temperatura de la nube sobrepase los 2·103 K puesto que las

moléculas de H2 se disocian a esta temperatura en átomos libres. Este

proceso se lleva a cabo al tornarse la materia opaca a la radiación.

14

A partir de ahora la estrella pasa a una fase de gran importancia.

Al aumentar la temperatura del núcleo, aparece una fuerza de

expansión del gas que se opone a la fuerza de colapso gravitatorio.

Cuando ambas se igualen el cuerpo habrá llegado a un equilibrio,

equilibrio que analizaremos más adelante. El término cuerpo resulta

especialmente significativo ya que para que la estrella se encienda

debe cumplir el criterio de masa mínima que permita una temperatura

nuclear de 105 K, considerada la temperatura óptima para las

reacciones previas al encendido.

Para concluir este apartado nos queda por establecer qué

ocurriría con masas mayores a la masa solar. En realidad el proceso es

semejante cuando la masa no es mucho mayor pero para masas

superiores a las 50 masas solares, el proceso es más oscuro. El tiempo de

colapso se reduce sustancialmente a medida que la masa del sistema

aumenta. Además si la masa es lo suficientemente grande es posible

lograr temperaturas de encendido del núcleo antes de que la estrella se

haya estabilizado, lo que complica mucho el análisis de la dinámica de

acreción. Si la estrella se enciende, la aparición de la fuerza de

expansión de gases se acompañará de la aparición de un viento

estelar, que acabaría eliminando la mayor parte de la masa en

colapso.

Como ya veremos más adelante el tiempo de vida de la estrella

es inversamente proporcional a la masa de la misma. En general

estrellas muy masivas tienen un tiempo de vida muy corto, y todas

aquellas que se pudieron formar tras la Gran Explosión debieron morir

hace mucho tiempo (se estima un tiempo de vida de 106 años). Apenas

se encuentran estrellas de masas superiores a 100 masas solares, y

siempre son estrellas de reciente formación.

Los límites superiores al colapso hay que buscarlos en la

temperatura de encendido de la estrella. Cuando el núcleo estelar

alcanza los 105 K entonces la estrella se enciende y esto provoca la

aparición del viento estelar y de una gran fuerza de expansión que

15

frena el colapso gravitatorio y pone fin a la acreción estelar. Para

determinar los valores de masa máximos habrá que buscar nubes que

sean lo menos densas posible y que permanezcan transparentes a la

radiación el mayor tiempo posible. El requisito anterior exige que las

nubes en colapso carezcan de elementos de número másico mayor al

He, puesto que los “metales” absorben radiación. Así a menor sea la

metalicidad de la nube más tiempo tardará en hacerse opaca a la

radiación. Para buscar grandes nubes en colapso carentes de metales

habría que ir a los primeros momentos tras la Gran Explosión, pero estas

nubes o protoestrellas no están ya, y cálculos matemáticos les suponen

masas entre las 200 y las 400 masas solares. Actualmente, con un 2% de

metales en cada estrella de la Población I (porcentaje que queda fijo

durante el ciclo de H), las masas máximas que pueden alcanzar las

estrellas se sitúan en torno a las 150 masas solares, siendo muy difícil que

puedan logran masas superiores a las 200.

Estabilidad de la estrella

Al mismo tiempo que la fuerza de la gravedad contrae la esfera

de gas que acabará con la formación del astro, la fuerza de expansión

interna aumenta a medida que lo hace su temperatura al convertirse la

energía potencial en energía calorífica tras la acreción. El equilibrio de

fuerzas es muy parecido al que actúa sobre un volumen de agua que

se encuentra incluido en el interior de un volumen de agua aún mayor,

lo que justifica que se denomine equilibrio hidrostático. De este modo, la

fuerza que atrae al gas hacia el centro se iguala a la que lo impulsa

hacia fuera. Aplicando la segunda ley de Newton se tiene:

amFF ansióngravedad

·exp

16

Si dividimos por el área superficial de la estrella (sabiendo que la

razón entre fuerza y área es una presión) y consideramos que se

encuentra en equilibrio, se tiene:

0exp

A

F

A

F ansióngravedad→ ansióngravedad PP exp

Donde se comprende que las dos presiones son iguales y

proporcionales a las fuerzas correspondientes, por lo que a partir de

ahora se hablará de fuerzas o presiones de modo indiferente.

Usando de nuevo la segunda ley de Newton para una esfera

gaseosa en equilibrio de colapso podemos escribir:

gravedadansiónansióngravedad FFFF expexp 0

Si dividimos por el volumen tendremos la fuerza que actúa por

unidad de volumen (considerando no el volumen de una esfera sino el

volumen de un cilindro teórico que contuviese una parte de la materia

estelar), lo que nos deja la expresión anterior del siguiente modo:

2

expexp

·

·

· rV

mGM

rA

F

V

F

V

F ansióngravedadansión

En la ecuación anterior se ha sustituido el volumen del primer

miembro por el valor del área multiplicado por la altura, que se le

denomina r. Con un nuevo arreglo se obtiene:

2

exp

r

mG

r

P ansión , que diferenciando para ver cómo varía la presión

con el radio y sustituyendo la masa por la densidad de la estrella

(considerada constante), se puede escribir como queda más abajo.

Hay que considerar que la dependencia entre presión y radio es inversa,

17

es decir que a medida que aumenta el radio la presión disminuye, al

igual que si comprimimos la estrella, la presión aumenta. Eso justifica que

se añada el signo negativo en el segundo miembro.

2

3

exp

)3

4(

r

rG

dr

dP ansión

Resolviendo la integral que queda podemos obtener el valor de

presión en el centro de la esfera, que permite que se logre en cada

punto un equilibrio hidrostático, considerando que para el radio máximo

R el valor de presión es cero.

drrG

dP

R

p

ansión 0

20

exp3

4→

3

2 22 RGPcentro

Si se cambia la ρ por los valores de masa y radio de la estrella se

tiene la ecuación de presión en términos útiles y fáciles de usar.

4

2

8

3

R

GMPcentro

Valores de presión en las capas más externas de la estrella

también se pueden calcular, usando para ello otra fórmula de fácil

aplicación, en función a la masa y al radio de la estrella, con el único

inconveniente de tener que conocer el valor de la opacidad. Así la

presión de la fotosfera, nombre por el que se conoce a la capa visible

más externa de la estrella y responsable último de su radiación, es:

23

2

kR

GMPfotosfera

18

Tipos estelares según composición

Las estrellas pueden diferenciarse según tengan en su interior o no

elementos más pesados que el He. Las estrellas que carecen de éstos

están formadas exclusivamente por H y He y son denominadas estrellas

de Primera Generación (Población II), ya que obligatoriamente son

anteriores a las otras al no incorporar elementos pesados que se

generarían con posterioridad. En realidad poseen los elementos

pesados que van generando en los procesos nucleares que

acompañan a la combustión estelar, pero siempre en una proporción

muy inferior a las estrellas de Segunda Generación (en torno a 10-3%).

Estas estrellas de Primera Generación son estrellas viejas, localizadas en

la parte exterior del plano en el que se desarrolla la galaxia.

Las estrellas de Segunda Generación (Población I) son las que

poseen una mayor cantidad de elementos más pesados que el He

llamados “metales” como son Li, Be, B, C o N, que aparecen en

porcentajes de entre 2 y 4%. Como puede observarse tan sólo el Li y el

Be se pueden denominar con propiedad elementos metálicos desde el

punto de vista químico, pero en Astronomía se hace extensivo el término

a todo elemento más masivo que el He. En este caso son estrellas

jóvenes que se encuentran localizadas principalmente en el plano de la

galaxia. Su abundancia es mucho mayor que la de las estrellas de la

Primera Generación y se caracterizan por su brillo intenso de color

blanco o azulado. Muchas de ellas son tan jóvenes que se encuentran

en los primeros estadios de vida, por lo que aún se pueden encontrar

rodeadas de las capas de gas en las que se han gestado, puesto que

aún la presión de radiación no ha expulsado completamente el gas de

los alrededores.

Una de las diferencias más interesantes existentes entre ambas

poblaciones consiste en la velocidad de las estrellas que pertenecen a

las mismas. Así las estrellas de la Primera Generación tienen unas altas

19

velocidades que se acercan a los 100Km/s en tanto las de la Segunda

Generación apenas superan los 30Km/s. Estas diferencias de velocidad

se explican analizando el tiempo en el que estas estrellas se generaron.

Así las más viejas aparecieron cuando la galaxia no se había aplanado,

y como consecuencia, no había perdido momento angular al

concentrarse toda la masa en un menor espacio. Al evolucionar la

galaxia y distribuirse su masa a lo largo de un mayor espacio, la

velocidad de sus partículas disminuye, de modo que las estrellas

jóvenes, generadas en esta segunda fase, mantienen unas velocidades

mucho menores.

Es evidente que para que una estrella de Segunda Generación se

pueda constituir tiene que utilizar material procedente de una estrella

de Primera Generación que haya podido sintetizar en su núcleo los

elementos pesados. Esto explica la nomenclatura de Primera y Segunda

Generación.

Reacciones nucleares

Con el colapso gravitatorio se termina formando la estrella, que

acabará con el tiempo adoptando una forma esférica. A lo largo de

ese proceso de colapso, las condiciones del interior estelar serán cada

vez más extremas tanto en lo que se refiere a presión como a

temperatura.

Podemos considerar que prácticamente cualquier estrella, sea de

Primera o Segunda Generación, contiene en su interior una pequeña

cantidad de hidrógeno en su isótopo deuterio que ha quedado como

resto del principal elemento que se generó en las primeras etapas del

nacimiento del universo. Este deuterio está formado en su núcleo por un

protón y por un neutrón, pudiéndose escribir como H2

1 (donde el

20

superíndice es el número másico indicador del número de nucleones, es

decir protones más neutrones, existentes en el núcleo; el subíndice es el

número atómico que permite distinguir los elementos al mostrar el

número de protones de cada núcleo).

La mayor parte de la materia existente en la estrella es no

obstante H1

1 , o lo que es lo mismo, el hidrógeno más común en la

naturaleza, también denominado protio. Su porcentaje en una estrella

oscila entre el 72 y el 77%, del mismo modo que el porcentaje de He en

la estrella oscilará entre el 22 y el 28%.

Conservación del número de nucleones

Una de las reglas más importantes que se han de cumplir de

manera inexorable en las reacciones nucleares es la ley de

conservación del número de bariones (nos centraremos en los

nucleones, es decir el número de neutrones y el de protones). Su

importancia es tal que nos permite conocer si falta o sobra alguna

partícula a la hora de establecer una reacción nuclear.

Veamos cómo se comprueba esta ley en una reacción nuclear

cualquiera.

BeHeHe 7

4

4

2

3

2

La reacción de formación del 7Be nos permite comprobar cómo

se cumple la ley anterior. El número atómico Z de cada He es 2 por lo

que el número de protones es 4 en la parte de los reactivos. Valor éste

que se corresponde con el número atómico del Be que posee 4

protones. De igual modo el número másico A para cada He es de 3 y 4

respectivamente lo que nos da un valor de 1 y 2 neutrones para cada

isótopo. Estos 3 neutrones del miembro de la izquierda se encuentran

igualados por los 3 neutrones que aparecen incluidos en el número

21

másico del Be (7 nucleones menos 4 protones hacen 3 neutrones). Esta

sencilla regla se va a cumplir en todas las reacciones que se dan en el

núcleo estelar y que escribiré en las secciones posteriores.

La energía de defecto másico

Las reacciones nucleares generan energía cuando se producen

debido a que convierten una parte de la masa en energía. De hecho al

sumar la masa de los núcleos que reaccionan y la masa de los núcleos

formados en las reacciones de fusión, se comprueba que la masa final

es ligeramente menor que la masa de partida. La masa que falta se ha

transformado en energía por la relación conocida de Einstein:

2cmE

Esta ecuación nos permite saber cuánta energía se obtiene a

partir de una fusión determinada. Si la masa en defecto es 1uma (la

duodécima parte del átomo de C) entonces podemos calcular la

energía generada. Para ello basta tener en cuenta que 1uma son

1.66·10-27Kg para así obtener el resultado en Julios sabiendo que la

velocidad de la luz en el vacío es de 3·108 m/s.

JE 102827 1049.11031066.1

El Julio, a pesar de ser la unidad del Sistema Internacional

para la energía no es en cambio la más usada para expresar la energía

intercambiada en las reacciones nucleares. Se prefiere una unidad

menor, el electronvoltio (eV), que no es otra cosa sino la energía a

disposición de un electrón cuando es colocado en un punto de un

22

campo eléctrico en el que el potencial eléctrico es de 1 voltio. De este

modo 1eV serán 1.6·10-19 j.

En el caso anterior tras aplicar el factor de conversión obtenemos

una energía de 931MeV.

De este sencillo modo podemos calcular cuánta energía se

genera en cualquier reacción nuclear de las que veremos a

continuación. Para ello basta conocer la masa isotópica de cada uno

de los isótopos que participen en la reacción. Además resulta útil

conocer la masa de un protón (1.007276 uma) y la masa de un neutrón

(1.008665 uma), despreciando la masa del electrón por ser mucho

menor a las anteriores. Apliquemos el proceso a un ejemplo:

MeVHHeHeHe 86.1221

1

4

2

3

2

3

2

008.12002.4016.32)(2)()(2 1

1

4

2

3

2 HmHemHemm

amum ..014.0

Este valor es la masa que desaparece de los núcleos de partida

para convertirse en energía, energía que será la que sirva de motor a

toda la termodinámica de la estrella.

Como 1 uma genera una energía de 931 MeV, entonces los 0.014

uma de esta reacción crearán 13.034 MeV, valor aproximado al valor

real, cuyo error es adjudicable al redondeo que he utilizado en el

cálculo.

De este sencillo modo se pueden calcular todas las energías

nucleares para cada reacción que tenga lugar en una u otra fase de la

estrella. Para que cualquier lector interesado pueda comprobar los

valores de energía para estas reacciones he añadido un anexo con

todas las masas isotópicas de diferentes elementos.

23

Reacciones Previas

Cuando la materia del interior estelar alcanza la temperatura de

5·105 K solamente el H2

1 o deuterio es capaz de desestabilizarse y

fusionarse, venciendo la repulsión electrostática, con un H1

1 . En esta

reacción nuclear se lograrán temperaturas suficientes que permitirán

encender la estrella y provocarán que los H1

1 se puedan fusionar entre sí

logrando que la estrella comience a quemar su principal combustible.

Así la cadena de reacciones nucleares comienza por la fusión

entre el deuterio y el protio, con una temperatura en torno a los 105 K.

fotónHeHH 3

2

2

1

1

1

El fotón que se desprende es el responsable de que la estrella se

“encienda” y sea un cuerpo con luz propia.

Al desprenderse energía en la reacción anterior la temperatura se

eleva hasta los 3·106 K, lo que provocará la aparición de nuevas

reacciones nucleares que serán de especial importancia en las estrella

de Segunda Generación.

fotónHeHLi 4

2

1

1

7

3 2

De nuevo la reacción acaba generando He y un fotón, junto a

una gran cantidad de energía que se sumará a la que genera la

primera reacción. En particular esta reacción que aparentemente es

otra más perdida en el gran conjunto de reacciones nucleares de la

estrella, es de gran trascendencia debido a las características del Li. De

hecho, cualquier estrella de tamaño solar o superior que acceda al

ciclo de H, eliminará el Li antes que el H ya que la temperatura

requerida para ello es ligeramente inferior (3·106 K). Así una estrella que

presente litio, o es muy joven, o no tiene masa suficiente para lograr las

24

condiciones necesarias para poder quemarlo. La presencia de este litio

será por tanto de gran importancia para definir cuándo una estrella es

una enana marrón, la cual mantendrá litio en su atmósfera, y cuándo

una enana amarilla o roja, que evidentemente lo habrá quemado

mucho tiempo atrás.

Hay que indicar para terminar que el litio es relativamente estable

para temperaturas muy altas, por lo que curiosamente, si la estrella es

masiva, se puede almacenar en su interior. Si existe algún tipo de

convección que acabe por arrastrar al litio acumulado del interior al

exterior, se consumirá rápidamente y dejará de estar presente en la

estrella.

El Ciclo del Hidrógeno

A) Estrellas de masa menor que la solar:

Las cadenas de reacciones de este ciclo también se denominan

cadenas de reacción protón-protón.

A partir de ahora la temperatura aumentará hasta el valor de 107

K, que es suficiente para que el isótopo de hidrógeno más abundante,

el protio, reaccione consigo mismo para generar He y así comenzar a

quemar el verdadero combustible estelar.

Históricamente esta serie de reacciones a partir del H1

1 es la

primera que se propuso para explicar la fuente de energía de las

estrellas, que ya se intuía debía basarse en reacciones nucleares. Sería

Arthur Eddington quien propondría una solución viable de fusión

nuclear, que es la que aún se considera correcta, con la adición de las

reacciones que sirven de percutor para activar la estrella. No obstante

25

habrá que esperar a que Hans Bethe, unos veinte años más tarde,

estableciese su ciclo CNO para comprender con una base sólida la

mayor parte del proceso por el que nuestro Sol se ilumina, así como la

mayoría de las estrellas.

A 107 K el H1

1 se fusionará como se indica:

MeVveHHH 442.12

1

1

1

1

1

En esta reacción se generará un átomo de deuterio y dos

partículas de gran interés cosmológico. Es una reacción muy lenta, con

un tiempo promedio de 7·109 años, ya que un protón se tiene que

transformar en un neutrón. La primera partícula que se genera es un

positrón e+, partícula idéntica al electrón, pero con diferente carga, por

lo que se considera su antipartícula. La segunda partícula es un neutrino

ν (con una energía promedio de 0.26 MeV), que básicamente es

necesario para que se conserve el momento lineal, pero que

prácticamente carece de masa. La mayor o menor cuantía de su masa

permitirá resolver qué modelo de universo es el correcto. Los tres

modelos principales: abierto (el universo se expande hasta su muerte

térmica final, que se caracteriza por la carencia de suficiente masa

para que por gravedad pueda frenar la expansión y provocar un

colapso y contracción del universo), plano (con equilibrio final entre

expansión y colapso gravitatorio, lo que generaría una paralización del

universo) y cerrado (en el que la materia sea suficiente como para

provocar un colapso gravitatorio). Es en este último caso en el que el

neutrino tiene una importancia crucial ya que si se cuantifica su masa, al

ser la partícula más abundante del universo, su masa, por ínfima que

sea, aseguraría la superación del valor de densidad crítica (Ω) del

universo, lo que dirigirá inequívocamente a un modelo de universo

cerrado.

26

Los positrones e+ generados en la reacción se aniquilan con su

antipartícula, el electrón e-, cediendo al medio energía radiante.

fotonesee 2

La reacción de fusión nuclear anterior no es más que el comienzo

del ciclo del hidrógeno, durante el cual la estrella quemará ese

combustible y pertenecerá a la Secuencia Principal (donde están todas

las estrellas que están quemando hidrógeno principalmente) del

Diagrama de Hertzsprung-Russell. A ese ciclo pertenecen también:

MeVfotónHeHH 493.53

2

1

1

2

1

Reacción que coincide con la reacción observada para los primeros

estadios de vida estelar y que presenta un tiempo de vida medio de

4.4·10-8 años.

Una vez que se han generado los núcleos de 3He, éstos pueden

pasar a 4He (que será el combustible principal del Ciclo del He)

continuando la serie de reacción protón-protón a través de cuatro

finales de reacción diferentes.

Para cada final las condiciones de optimización y de máxima

probabilidad son diferentes.

La reacción protón-protón I acaba con la siguiente reacción que

genera ya He4 :

MeVHHeHeHe 859.1221

1

4

2

3

2

3

2

Válida para temperaturas mayores de 10 o 14·106 K y con un

tiempo de vida medio de 2.4·105 años.

La cadena protón-protón I globalmente genera una cantidad de

energía igual a 26.729 MeV.

27

La cadena de reacciones protón-protón II se produce en estrellas

con rango de temperaturas de 14 a 23·106 K:

fotónBeHeHe 7

4

4

2

3

2

)8.0(7

3

7

4 MeVvLieBe

HeHLi 4

2

1

1

7

3 2

La cadena protón-protón III es la de mayor importancia para

temperaturas estelares superiores a 23·106 K lo que la restringe a estrellas

de alta temperatura, que preferirán el Ciclo de Bethe por lo que tendrá

que competir con éste a la hora de consumir el hidrógeno. Su aporte a

las estrellas de menor temperatura se puede considerar despreciable y

por tal razón no se suele usar en los cómputos energéticos, si bien para

las estrellas de mayor temperatura la cadena sí será digna de

consideración:

fotónBeHeHe 7

4

4

2

3

2

fotónBHBe 8

5

1

1

7

4

)2.7(8

4

8

5 MeVveBeB

HeBe 4

2

8

4 2

La cadena protón-protón IV que escribo a continuación, es

realmente He-protón:

eHeHHe 4

2

1

1

3

2

Una reacción semejante a estas series protón-protón es la protón-

electrón-protón la cual es muy poco común (1 de cada 400 reacciones

del ciclo del Hidrógeno) ya que exige el choque simultáneo de las tres

partículas, con la energía necesaria para fusionarse:

28

vHeH 2

1

1

12

Entiéndase que se conservan las leyes de conservación de

bariones y leptones, ya que el electrón actúa con un valor de número

atómico -1.

B) Estrellas de masa solar o mayor:

La otra posibilidad de combustión del H estelar es el Ciclo CNO o

Ciclo Carbono-Nitrógeno-Oxígeno en el que el H se transforma en 4He

que como ya hemos indicado es el único combustible del Ciclo del He.

El Ciclo CNO fue establecido por Hans Bethe en la primera mitad

del siglo XX y fue la primera explicación plausible del origen de la

energía en la estrella. Este ciclo es complementario del anterior ya que

las cadenas protón-protón son mayoritarias y más viables para estrellas

de masa solar o menor, o para estrellas de Primera Generación con

escasos metales, en tanto que el ciclo CNO es más importante para

estrellas más masivas que el Sol, ya que las temperaturas necesarias

para generar los catalizadores C, N y O son más altas de lo que una

estrella de menor masa que el Sol puede conseguir, así como para

estrellas de Segunda Generación. Las reacciones de este ciclo por tanto

tienen la misma finalidad que las de las reacciones protón-protón y

pertenecen igualmente al Ciclo de Hidrógeno de la estrella. Las

cantidades de catalizadores que se necesitarán serán mínimas y habrán

de proceder evidentemente de la síntesis de estos elementos durante la

formación de la estrella (lo que es un problema ya que la temperatura

decayó tan rápido que durante la fase de condensación de la materia

no había una temperatura suficiente como para que se formasen C, N u

29

O) o lo que es más probable, a partir del Ciclo del Helio que en

pequeña proporción se puede llevar a cabo durante la fase de

consumo del H en estrellas de gran masa, con temperaturas superiores a

las necesarias para quemar el H y permitiendo así que se sinteticen

pequeñas cantidades de C, N y O que puedan catalizar la combustión

de H, la cual pasará entonces desde las reacciones protón-protón a las

del Ciclo CON, mucho más favorecidas por la alta temperatura y la

catálisis, sin que por ello se dejen de producir las otras.

De este modo podemos resumir las reacciones del ciclo en dos

cadenas de diferente probabilidad. La que se da con una mayor

probabilidad a lo largo de la vida de la estrella es la reacción que

acaba generando O a partir del carbono con la catálisis del N en tanto

que el segundo mecanismo requiere además el concurso del F para

llevarse a cabo:

MeVfotónNHC 954.113

7

1

1

12

6

MeVMeVveCN 221.2)71.0(13

6

13

7

MeVfotónNHC 550.714

7

1

1

13

6

MeVfotónOHN 261.715

8

1

1

14

7

MeVMeVveNO 761.2)1(15

7

15

8

MeVHeCHN 965.44

2

12

6

1

1

15

7

Proceso éste que produce globalmente una energía de 26.734

MeV, una energía muy parecida a la que se produce en la primera de

las cadenas protón-protón y que será la base energética de la gran

mayoría de las estrellas pertenecientes a la Secuencia Principal, habida

cuenta que es el mecanismo más favorecido en las condiciones de

presión y temperatura que encontramos en las estrellas de orden

semejante al solar o superior.

30

La otra opción tiene una probabilidad de tan sólo el 0.04% de

producirse por lo que no es significativa y la reseñaremos simplemente

de un modo testimonial:

fotónOHN 16

8

1

1

15

7

fotónFHO 17

9

1

1

16

8

veOF 17

8

17

9

HeNHO 4

2

14

7

1

1

17

8

Ciclo del Helio o Proceso Triple Alfa

Una vez que se ha agotado todo el hidrógeno la estrella buscará

aumentar la temperatura para lograr que el helio, elemento mayoritario

en esta nueva etapa, sea el nuevo combustible. La estrella ha quedado

tras agotar su H como una esfera de He rodeada de una cierta

cantidad de H. Como veremos más adelante, la estrella decae en

actividad al no tener la temperatura necesaria para que se puedan

fusionar los átomos de He y por ello se enfría al principio levemente y la

fuerza gravitatoria se sobrepone a la fuerza de expansión y la estrella se

comprime, aumentando la temperatura hasta alcanzar los 108 K.

En esta nueva situación se dan las condiciones oportunas para

que el He se convierta en el combustible principal de la estrella, la cual

se saldrá de la Secuencia Principal del Diagrama de Hertzsprung-Russell

y comenzará una línea evolutiva diferente.

Las reacciones nucleares que se desarrollan durante este ciclo

implican la fusión de tres núcleos de He (llamados desde los estudios de

la Radiactividad de Becquerel, partículas alfa) para formar C. En el

proceso se generará energía (netamente 7.275 MeV), pero en menor

cantidad que en el ciclo del H (netamente 26.7 MeV), por lo que la

31

estrella tendrá que quemar combustible a un mayor ritmo, lo que tiene

como consecuencia que la duración de este periodo sea de 1/10 del

periodo de combustión del H.

La cadena de reacciones que se da en el Ciclo del Helio

comienza por la fusión de dos átomos de He para formar un intermedio

inestable, que le permita pasar a la reacción que será el motor

energético del ciclo:

MeVBeHeHe 092.08

4

4

2

4

2

En esta primera reacción el isótopo de 8Be es inestable, presenta

una vida media de 2.6·10-16 s, y reacciona inmediatamente con otro He

para dar C, liberando además la energía lumínica responsable de la luz

de la estrella.

MeVfotónCHeBe 366.712

6

4

2

8

4

La energía ahora es menor y las longitudes de onda

correspondientes, más largas, por lo que la estrella pasa a tener una luz

rojiza.

Si a medida que se genera C la cantidad de He es apreciable, en

determinadas condiciones, se puede provocar la nucleosíntesis del

oxígeno (este proceso se da en las supergigantes rojas). Esta reacción

aumenta su probabilidad a medida que lo hace la temperatura. Por ello

la producción de O es mayor cuando la temperatura es muy alta.

MeVfotónOHeC 161.716

8

4

2

12

6

El siguiente paso, una vez que la estrella ha quemado todo el He

que tenía a su disposición es de difícil realización debido a que los

núcleos no pueden crecer indefinidamente a consecuencia de que las

32

reglas de espín nuclear prohíben los aumentos de número atómico por

encima del correspondiente al del átomo de O.

De este modo se cierra el proceso de combustión estelar

generando como resultado final de la combustión del H y He primitivo

tan sólo una gran cantidad de C y de O. Los únicos elementos de mayor

número atómico que parecen generarse a través de esta cadena de

reacciones son el Ne y el Fe, siempre en cantidades muy inferiores a las

de C y O. Otros elementos más pesados no se pueden sintetizar

mediante estas cadenas de reacciones nucleares y requieren diferentes

procesos de nucleosíntesis que igualmente encuentran cabida en la

estrella y que se dan paralelamente a las reacciones del Ciclo del Helio

aunque en una proporción muy reducida.

Procesos S

La combustión del He no se produce en todo el volumen de la

estrella sino sólo en la parte exterior en contacto con la capa más

externa de H. La cantidad que se fusiona por unidad de tiempo no es

suficiente para generar una fuerza de expansión que pueda levantar la

capa de H. El ritmo de combustión del He es mayor que el del H, pero la

energía que se genera por unidad de tiempo es menor, por lo que

apenas pasa a las capas superiores, absorbiéndose en la zona de

combustión y aumentando mucho la temperatura local.

Al aumentar la temperatura en las zonas donde se da la

combustión del He, ésta aumenta su efectividad al optimizarse el

proceso por el aumento de temperatura, provocándose un pulso de

temperatura que dura cientos de años y que provoca incluso una

deformación pulsante del volumen de la estrella.

Durante estos pulsos de alta energía se dan las condiciones

necesarias para que estos Procesos S se produzcan convenientemente.

33

La denominación de Procesos S se explica mediante la letra inicial

de la palabra inglesa slow que hace referencia a que estos procesos

básicamente consisten en la absorción de neutrones lentos con una

velocidad media de 2200 m/s por parte de los núcleos atómicos

generados durante el Ciclo del Helio y a que estos procesos requieren

cientos e incluso miles de años para llevarse a cabo.

Estos neutrones lentos (1n0) se producen como consecuencia de

dos reacciones nucleares con el O y el C, residuos del Ciclo de He,

como protagonistas.

nOHeC 1

0

16

8

4

2

13

6

La mayor parte de los neutrones generados proceden de esta

reacción nuclear, aunque otra pequeña cantidad procede a partir de

la absorción de neutrones por parte de mínimas cantidades de Ne,

generadas en a partir del C por absorción de núcleos de He.

nMgHeNe 1

0

25

12

4

2

22

10

El flujo de neutrones que se genera en estas reacciones es muy

escaso, del orden de 105 a 1011 neutrones por cm2 y s, por lo que es

realmente incapaz de generar por absorción nuclear elementos más

pesados que el Th. Por ello el Proceso S sólo explica la aparición de

elementos de masa intermedia como Bi, Po y sobre todo Pb.

Las reacciones nucleares que dirigen a la síntesis de estos nuevos

elementos son las siguientes:

fotónBinBi 210

83

1

0

209

83

Este fotón anterior es invisible, al ser de alta energía, y se

denomina habitualmente como radiación γ.

34

El isótopo así obtenido se descompone rápidamente:

01210

84

210

83 PoBi

Siendo la partícula β- un electrón procedente del núcleo por

descomposición de un protón en un neutrón que saldrá expulsado

hacia fuera del núcleo por la fuerza nuclear débil.

El 210Po se descompone igualmente, generando finalmente el

206Pb que será el producto final mayoritario de los Procesos S.

HePbPo 4

2

206

82

210

84

Procesos R

De modo parecido a los Procesos S, los Procesos R deben su

nombre a la velocidad con que los núcleos absorben los neutrones de

alta velocidad, con una velocidad promedio de 20000Km/s, y toman la

letra “R” de la expresión en inglés rapid neutron capture que identifica

claramente la naturaleza de este tipo de reacciones nucleares.

La mayor parte de los elementos estelares más pesados que el Fe

tienen su origen precisamente en este conjunto de reacciones, siendo el

Fe el átomo que capturará los neutrones y acabará generando los

nuevos elementos. Para que se produzca estos procesos son necesarias

unas condiciones adecuadas de temperatura y presión que se logran

únicamente en el núcleo de una supernova colapsada. En ese caso se

logran grandes flujos de neutrones de alta velocidad (en torno a 1022

neutrones por cm2 y s) que se absorben por los núcleos de Fe en unos

intervalos de tiempo del orden del segundo, por tanto mucho más

rápido que en los Procesos S.

La creación de nuevos núcleos no es siempre permitida por las

reglas de estabilidad nuclear, y así para núcleos con una configuración

35

estable, la absorción de neutrones es prácticamente inexistente.

Igualmente cuando el número másico es superior a 270 los núcleos son

inestables por el elevado número de partículas constitutivas, que hacen

que el radio nuclear supere el alcance de la Fuerza Nuclear Fuerte, por

lo que se fisionan espontáneamente. Los procesos de estabilización de

los núcleos inestables creados generan las líneas de decaimiento

natural que se han observado en numerosas estrellas.

Mecanismos de transmisión del calor

En las estrellas podemos encontrar dos mecanismos principales

por los que la energía que se genera en el núcleo a causa de las

reacciones nucleares puede transmitirse a las capas más externas y

acabar saliendo al exterior en forma de radiación electromagnética. En

las estrellas más masivas un mecanismo importantísimo para eliminar

energía consistirá en la producción de neutrinos, tal y como ya dedujo

W. Pauli.

Como ya se conocerá, la convección es el mecanismo más

propicio para que el calor se propague en los medios densos, en tanto

la radiación es preferida en los medios de menor densidad. Sin

embargo, este criterio es demasiado simple para usarlo de manera

general en las estrellas. De hecho variables tan importantes como la

opacidad deben ser consideradas.

El criterio fundamental que permite saber si la transmisión se

realizará por convección o por radiación es el llamado criterio de

Schwarzschild. Este criterio dice que la energía se transmitirá por

radiación si la variación de temperatura sin intercambio de calor con la

materia atravesada (adiabático) con respecto al radio es mayor que la

variación de temperatura con el radio de forma no adiabática. Es decir

36

que se repartirá mejor el calor mandándolo fuera de la estrella que

repartiéndolo por su volumen.

Cuando la densidad es baja, la temperatura alta y la opacidad

baja, esta condición anterior se cumple, por lo que la radiación se

prefiere en tales circunstancias. Pero si la opacidad aumenta

(porcentaje alto de metales) o lo hace la densidad, o disminuye la

temperatura (siempre por encima de un valor mínimo por debajo del

cual la materia vuelve a hacerse transparente al no interactuar con la

radiación) el caso es justo al contrario, prefiriéndose la convección.

La materia en estado neutro apenas interacciona con la energía

electromagnética por lo que las nubes frías o las capas externas de

estrellas con baja temperatura se hacen completamente transparentes

al enfriarse por debajo del valor de ionización de sus elementos

constitutivos, los cuales pueden llegar a formar incluso compuestos

moleculares.

De este modo para que la atmósfera de una estrella no sea

transparente y se dé la convección la temperatura debe encontrarse

entre un valor mínimo frío (por debajo del cual la materia se hace

transparente) y un valor máximo (que hace que la radiación sea muy

energética y no se pueda absorber). Así en una misma estrella es normal

que podamos encontrar capas con condiciones adecuadas de

radiación y capas con condiciones propicias de convección, tal y

como ocurre en la mayoría de las estrellas de la Secuencia Principal.

37

La vida de las estrellas

Evolución de la vida de la estrella

Dependiendo de cómo midamos el tiempo en una estrella

tendremos un valor u otro en lo que a la duración de una fase se refiere.

Una estrella de tamaño medio o superior, que quema su combustible a

un ritmo muy alto, tiene un tiempo de vida condicionado precisamente

por el tiempo que tarda la estrella en consumir su combustible. Es lo que

se denomina tiempo nuclear y en líneas generales constituye la fase

más estable de vida de la estrella.

La estrella evolucionará teniendo en cuenta la masa que posee y

el tipo de material que emplea como combustible. El combustible

básico y elemental para todas las estrellas es el H, pero a lo largo de la

vida de la estrella y una vez que el H se ha acabado éste se puede ver

sustituido por toda una serie de elementos cada vez más pesados y que

a la hora de consumirse completan nuevas fases de vida estelar más

cerca de su final. Cada nuevo combustible se encuentra en menor

cantidad que el anterior, genera menos energía y debido a que el ritmo

de quemado suele mantenerse y la duración de su fase es menor en

consecuencia.

De igual modo, toda estrella quema su materia a una velocidad

tal que es proporcional a su masa. Así estrellas muy masivas queman

más rápido su materia que estrellas menos densas por lo que las estrellas

de gran masa suelen tener una vida mucho más corta.

Relacionando tanto el tipo de combustible, como el tamaño de la

estrella, podemos crear una tabla donde se ponen de manifiesto las

relaciones existentes entre las diferentes magnitudes. La simple

inspección de las mismas nos permite relacionar la densidad, el tipo de

38

elemento, la temperatura de combustión y el tiempo de vida estimado

para una fase, según el combustible que se queme, en una estrella

madura de masa inicial superior a 10 masas solares.

Material Densidad

(Kg/cm3)

Temperatura

(K)

Tiempo

(años)

H 0.0045 10 a 40·106 8·106

He 0.97 1 a 1.88· 108 1.2·106

C 170 8.7·108 1000

Ne 3100 15.7·108 0.6

O 5550 19.8·108 1.25

Esta tabla es sencilla y muy general, por lo que no se puede

analizar de un modo absoluto, teniendo en cuenta que sólo estrellas

muy masivas podrán pasar por todas y cada una de las fases señaladas.

De este modo, el cuadro refleja cómo varia el tiempo de quemado

para cada elemento en una estrella de más de 10 masas solares como

masa inicial.

Se puede analizar fácilmente cómo la densidad va aumentando

de elemento a elemento dado que la masa se va localizando en

núcleos más masivos en vez de estar repartida en diferentes unidades.

La estrella menos densa es la de H, siendo la que necesita menos

energía y así menos temperatura para mantener el proceso de fusión

nuclear. Al mismo tiempo a mayor densidad más se optimiza el proceso

de consumo del material estelar por lo que los ciclos vitales para cada

elemento se reducen enormemente.

Tenga más o menos masa, la medida del tiempo nuclear nos da

prácticamente la medida del tiempo de vida de la estrella. La estrella

muere al dejar de tener reserva de combustible, por lo que se apaga.

39

Podemos calcular el tiempo nuclear en años para el combustible

hidrógeno mediante la siguiente fórmula:

5.2

910·9

SolSol

nuclearM

M

X

Xt

Ecuación que nos permite calcular cuánto durará una estrella en

la Secuencia Principal en relación a su masa estelar y a su tanto por uno

de hidrógeno X, que se puede calcular al igual que en el Sol, sabiendo

que éste tiene un 71% de hidrógeno, lo que nos da un 0.7 como tanto

por uno, que será lo que habrá que poner en lugar de XSol.

Una vez que hemos considerado el tiempo nuclear, vamos a ver

las otras dos escalas de tiempo que nos permiten analizar cómo la

estrella evoluciona.

El tiempo térmico es aquel que mide el tiempo que una estrella

puede estar manteniendo una luminosidad determinada a expensas de

su energía potencial gravitatoria. Así a medida que la estrella agota su

combustible comienza a contraerse lo que conlleva una conversión de

la energía potencial de la masa gaseosa de la estrella en energía

calorífica y finalmente radiante. Este tiempo es mucho menor que el

nuclear pero del orden del millón de años. Las estrellas que se están

formando se iluminan precisamente por esta fuente de energía. Un

cálculo aproximado del tiempo térmico en años para una estrella se

puede realizar aplicando la siguiente ecuación, para valores de

luminosidad, radio y masa referidas a los valores solares:

112

710·2

SolSolSol

térmicoL

L

R

R

M

Mt

Por último, otra fase interesante, con una escala de tiempo

diferente, de hecho mucho menor, es aquella en la que la estrella sufre

40

desequilibrios entre la fuerza de expansión y la fuerza gravitatoria, lo que

ocurre cuando la estrella cambia de combustible o cuando la estrella se

apaga definitivamente. En dicho caso, el tiempo necesario para

reajustar el equilibrio perdido momentáneamente es muy pequeño, del

orden de segundos. Una medida del mismo en segundos viene dada

por una expresión análoga a las anteriores:

31

310·6.1

SolSol

dinámicoR

R

M

Mt

También se puede conocer rápidamente a partir de los valores

característicos de la propia estrella, mediante una expresión

sumamente sencilla:

2

1

3

GM

Rtdinámico

Pérdida de masa en una estrella

Una estrella puede perder masa de dos modos muy diferentes:

mediante la combustión y mediante su expulsión por viento estelar o

convección, siendo ambos de gran importancia para analizar su

evolución posterior.

La masa que se pierde al transformarse en energía es

relativamente poco significativa (en el caso del Sol representa el 0.7%

de la masa de partida en la fusión nuclear de los H al año). Si se aplica

al Sol la relación de Einstein obtenemos un cálculo de la masa solar

perdida a lo largo del tiempo, pudiéndolo referir al año:

2cmE

41

En esta fórmula donde m es la masa que se transforma en energía

y c es la velocidad de la luz en el vacío, obteniéndose la cantidad de

masa que quema el Sol por segundo. Sabemos que la energía emitida

por el Sol en cada segundo es de 3.82·1026 J, lo que implica una

potencia de 3.82·1026 W. Si se despeja de la fórmula anterior la masa

representaría 4.24·109 Kg, siendo la masa del Sol de 1.98·1030 Kg. Al

calcular la masa que el Sol pierde al año resultará 1.33·1017Kg por año,

lo que permitiría al Sol continuar quemando H durante unos 1013 años si

no perdiera materia por otros procesos.

Esa potencia de combustión del material estelar que encontramos para

el Sol (3.82·1026 W) es mucho mayor para estrellas más masivas, del

mismo modo que la masa que se consume por unidad de tiempo.

El segundo factor que provoca una pérdida de masa en la estrella

es el denominado viento solar que es una corriente de partículas

cargadas de alta energía procedente de la estrella y que puede llegar

a ser de gran importancia. El viento solar, descubierto por Eugene N.

Parker es una corriente de electrones, núcleos de H (protones) y núcleos

de He (partículas alfa), estos últimos en un porcentaje del 4%, que parte

del Sol o de cualquier estrella con una temperatura muy alta que

disminuye gradualmente a medida que se aleja del foco central. La

pérdida de temperatura para una estrella de tipo solar es de 6.68·10-5

K/Km, lo que hace que un viento solar que en la superficie del Sol tiene

una temperatura de 2·106 K, pase a tener 105 K a la distancia de la Tierra

y 104 K a la distancia de Saturno. La velocidad promedio de las

partículas es muy alta debido a la temperatura, siendo de unos 1.62·106

Km/h en el caso del viento solar.

Así el Sol pierde 10-14 masas solares cada año lo que representa un

valor significativo ya que es un orden de magnitud menor a lo que

quema para mantenerse encendido. La masa solar que se pierde en

forma de viento es por tanto de 1.98·1016 Kg al año, lo que unido a los

1.33·1017 Kg al año dan una pérdida de masa de 1.53·1017Kg. Estrellas de

mucho mayor tamaño que el Sol pueden llegar a perder de 10-7 a 10-5

42

veces su masa al año por la presencia del viento estelar por lo que su

vida media disminuye correspondientemente, lo que unido a su mayor

potencia de quemado provoca una aceleración en la llegada del fin

de la estrella. A mayor es una estrella, mayor es la presión que se genera

en su núcleo, lo que conlleva un aumento de la temperatura interior y

así una mayor efectividad a la hora de quemar el material. Este

aumento de temperatura permite la existencia de otras reacciones que

no se darían a temperaturas inferiores, aumentando la combustión.

La pérdida de masa de una estrella se puede estimar en función

de su masa, radio y luminosidad mediante la fórmula de Reimers que

nos da la tasa de pérdida por año:

Solperdida MM

LRm 1310·4

Luminosidad de la estrella

Una vez que se da el encendido de la estrella, su evolución

dependerá casi exclusivamente de su masa. De este modo la masa de

la estrella será el único factor a considerar para analizar no sólo el

tiempo de vida que la estrella tiene por delante sino también el tipo de

muerte que sufrirá dicha estrella.

Todas las estrellas desde el momento en el que alcanzan la

temperatura suficiente para encenderse comienzan a quemar H y

tratan de mantener una razón de combustión constante, que en el caso

del Sol es de 1.33·1017 Kg/año. Lo que produce un flujo de energía de

3.9·1033 erg·s-1. De este modo se deduce que por cada gramo de

hidrógeno se producen unos 9.25·1020 erg. Para mantener la razón de

combustión constante durante todo el ciclo del H, ya que cada vez va

quedando menos H y la estrella va aumentando en densidad al ir

43

convirtiendo todo el H en He (al principio la relación en porcentaje entre

el H y el He es de 70% de H y 28% de He pero acabará siendo de 35% de

H, 63% de He y un 2% de “metales” cuya proporción permanecerá

constante), la presión interna aumentará y la temperatura interna del

núcleo también. Esto provoca que a lo largo del ciclo de H las estrellas

aumenten en su luminosidad debido al aumento de temperatura

interna, de hecho parece ser que la luminosidad del Sol ha aumentado

en un 40% de la luminosidad que tenía en sus inicios.

La luminosidad de la estrella sólo depende de la temperatura de

las capas externas de la misma, pero resulta evidente que esa

temperatura será mayor si la temperatura del núcleo estelar, donde se

dan las reacciones de fusión, aumenta. Abundando en lo anterior

podemos tomar como ejemplo el propio Sol. En su núcleo es donde se

llevan a cabo las reacciones nucleares que encienden toda la estrella,

con un radio de 1.4·105 Km y una temperatura de 1.5·106 K, el núcleo es

el corazón de la estrella y el único punto en el que la temperatura y la

presión (5·108 atm en el Sol) permiten que la densidad sea lo

suficientemente alta (0.158 Kg/cm3) como para que se produzcan las

reacciones de fusión nuclear del ciclo del H para generar He. En estas

reacciones nucleares se producen, como ya hemos visto, fotones

gamma, que tendrán que atravesar el interior de la estrella hasta llegar

a su superficie.

Un cálculo bastante aceptable para la luminosidad de una

estrella puede ser realizado usando la siguiente expresión, que no es

más que la ley de Stefan-Boltzmann, despejando la luminosidad:

424 efectivaTRL

La capacidad de penetración de estos fotones es muy grande,

debido a su alta energía y pequeña longitud de onda. Aún así, en la

capa que sucede al núcleo (en el caso del Sol de 3.56·105 Km) los

44

fotones serán continuamente absorbidos y reemitidos con menor

energía. La temperatura en esta capa desciende mucho (de 8·106 K a

5·105 K) así como la densidad (de 0.02 Kg/cm3 a 10-5 Kg/cm3) lo que

impide que se den las condiciones adecuadas para la fusión nuclear.

Toda la energía que atraviesa esta capa lo hará por tanto dirigida

desde el núcleo y la transmisión se llevará a cabo por una radiación

pura debido a la alta energía de la radiación que apenas puede ser

absorbida, al igual que debido a la caída de la densidad. Los 2·105 Km

de la última capa del Sol así como ocurre en la última capa de la

mayoría de las estrellas presentan la menor temperatura (6600K en

superficie) y una menor densidad (4·10-10Kg/cm3). La disminución de la

temperatura hace que el material aumente su opacidad a los fotones

que han atravesado la capa precedente y así se produce una gran

diferencia de temperatura entre los estratos inferiores y los exteriores ya

que el material se calienta desde dentro hacia fuera por la absorción

de gran parte de dichos fotones. La diferencia de temperatura crea

corrientes de convección circulares que permiten una

homogeneización de la temperatura de los estratos externos de la

estrella. Dichas corrientes de convección serán el motor principal de los

cambios existentes en la superficie de las estrellas y están directamente

relacionados con otros fenómenos de gran importancia como el

magnetismo.

A partir de esta capa la energía se irradia al exterior y es a esa

energía electromagnética considerada en su conjunto a lo que se

denomina luminosidad.

La radiación que de este modo parte desde la superficie de la

estrella presenta un alto poder de arrastre que de hecho es el

responsable de la eliminación de cualquier resto de gas que aún

permanezca en torno a la estrella tras su nacimiento y encendido. Esta

radiación que surge del núcleo, constituida por fotones, logra atravesar

todas las capas de forma directa o indirecta (convección) de modo

45

que el núcleo es el verdadero motor de la estrella, a pesar de que sea la

superficie de la misma la fuente térmica de radiación.

La presión de esa radiación se puede calcular directamente a

partir de la temperatura, lo que representa una ecuación fundamental

para comprender el concepto de barrido por radiación en estrellas con

alta temperatura, señalando la fuerte dependencia de la presión con la

temperatura.

4

3

1aTPradiación , donde a es una constante denominada densidad

de radiación, que se calcula dividiendo la constante de Stefan

multiplicada por cuatro entre la velocidad de la luz, lo que da un valor

de 43

1510·56.7Kcm

erg .

La presión de radiación depende de la temperatura

enormemente, tanto, que puede llegar a ser tan alta que contrarreste a

la presión gravitatoria. Cuando esto ocurre, la radiación barre

literalmente el espacio impidiendo que colapse más gas en dirección al

centro. La luminosidad que posee una presión que contrarresta la

acción de la gravedad se denomina luminosidad de Eddington, que

acaba poniendo límite a la masa de las estrellas. De hecho las estrellas

de más de 60 masas solares presentan ya valores de luminosidad tan

altos que difícilmente aceptan más masa. Considerando lo anterior es

fácil comprender que las mayores estrellas apenas superen las 100

masas solares.

Podemos calcular la luminosidad de Eddington en función de la

masa de una estrella y de su opacidad como únicas variables.

k

GMcLEddington

4

El concepto de opacidad estelar es tan importante que requiere

que se le dedique al menos una parte de este manual. La opacidad

46

representa la fracción de la radiación que es absorbida por la materia a

medida que la radiación la atraviesa. Esta energía absorbida se puede

emplear en varios procesos que permiten capturar la radiación para

lograr cambios en la naturaleza electrónica de los átomos o electrones

implicados.

El primer proceso se denomina enlace-enlace y no es más que la

absorción de un fotón por parte de un electrón en un átomo para pasar

a un estado excitado. El fotón absorbido habrá de tener exactamente

la misma energía que la diferencia entre ambos estados.

El segundo proceso se conoce como enlace-libre y consiste en la

absorción de un fotón lo suficientemente energético como para

arrancar al electrón de su vinculación con el átomo. Esta absorción es

importante cuando el porcentaje de metales en la estrella es alto.

El tercer proceso es libre-libre y como puede deducirse son

absorciones por parte de electrones libres que pasan a estados

energéticos superiores. En este proceso es necesario que un átomo

“metálico” participe en dicha absorción para que el momento lineal se

conserve, lo que explica que se dé especialmente en estrellas de

Segunda Generación.

En los procesos “enlace-libre” y “libre-libre” la opacidad se puede

estimar de una forma análoga. Tanto en una como en otra la opacidad

se puede calcular mediante una expresión que depende directamente

de la densidad e inversamente de la temperatura, lo que evidencia por

qué la opacidad aumenta a medida que disminuye la temperatura

(hasta el punto en que la materia vuelve a asociarse y deja de

interactuar con la radiación):

2

T

Ak

47

En esta expresión A no es una constante sino una función que

dependerá de los porcentajes de metalicidad existentes en el medio

estelar. Este valor podrá cambiar a lo largo de las diferentes capas de

una misma estrella, lo que explica que la opacidad a lo largo del radio

de la estrella no sea siempre la misma.

El cuarto proceso a considerar es el proceso de dispersión de la

radiación. Los fotones cambian de dirección al interaccionar con los

electrones, lo que funciona globalmente como una barrera más o

menos efectiva al paso de los fotones. La dispersión es independiente

de la temperatura por lo que a valores altos de la misma será el único

proceso viable de absorción, debido a que todos los otros son

aproximadamente cero en condiciones de muy alta temperatura y baja

densidad. Es por ello por lo que todos los cálculos de la opacidad para

alta temperatura se restringen a la dispersión fotónica por parte del

medio.

Magnitud absoluta y aparente

Las diferentes estrellas presentarán cuando se las observa desde

la Tierra una luminosidad particular que dependerá de la luminosidad

real de la estrella y de la distancia a la que se encuentre dicha estrella.

De este modo, el Sol parece ser la estrella de mayor luminosidad, pero

esto no es más que el efecto de tenerlo muy cerca en relación a la

distancia a la que se encuentran otras estrellas de la Tierra.

El concepto de magnitud aparente es por tanto un concepto que

ha de ser considerado siempre teniendo en cuenta que las distancias

estelares respecto a la Tierra no son las mismas y dicha magnitud no nos

informa acerca del ciclo estelar en el que nos encontramos. A pesar de

todo se ha empleado y se sigue empleando para caracterizar las

estrellas.

48

La clasificación de estrellas en razón a su luminosidad es una

operación tal natural que nosotros mismos la hacemos cuando en una

noche oscura discernimos y prestamos más atención a las estrellas más

luminosas, en tanto muchas otras permanecen completamente

desapercibidas. La primera clasificación la llevó a cabo Ptolomeo en el

s. II d.C. y distribuyó las estrellas en 5 órdenes de magnitud. Para tratar

de encontrar un sistema más rígido, en el s. XIX se trató de buscar una

diferencia cuantitativa entre las magnitudes aparentes de los diferentes

astros. De este modo se pensó en establecer una diferencia de 100

entre las cinco primeras magnitudes, considerando así que la magnitud

0 será 100 veces más brillante que la de magnitud 5. Para establecer

cuánto es la diferencia de un orden de magnitud habrá que hacer la

5 100 para saber el valor que nos permita calcular las intensidades

relativas. El número es un irracional que se puede redondear a 2.512 y

que es la base para comparar diferentes intensidades de magnitud.

Como ejemplo podemos comparar una estrella de magnitud 3 y otra de

magnitud 5, presentan entre sí una diferencia de 2 magnitudes, por lo

que 2.5122 = 6.31, que implica que la estrella de magnitud 3 es 6.31

veces más brillante que la de magnitud 5. En el caso de una estrella de

magnitud 2 y otra de magnitud 7 la diferencia es de 5 y así tendremos

que 2.5125 = 100 por lo que la estrella de magnitud 2 es 100 veces más

brillante aparentemente que la de magnitud 7. Incluso se han debido

ampliar las magnitudes a números negativos para las estrellas más

brillantes, el Sol, la Luna o los planetas en posición cercana.

Una fórmula muy interesante que permite calcular la diferencia

entre magnitudes sabiendo la razón de luminosidad, o lo que es lo

mismo cuántas veces es más brillante un cuerpo que otro, es la fórmula

de Pogson:

1

2log5.2L

LDm

49

Aquí la diferencia de magnitudes Dm se puede calcular mediante

el logaritmo decimal de la relación de intensidades colocando la

intensidad de la más brillante aparentemente en el numerador y la de

menor intensidad en el denominador.

De este modo dos estrellas que tengan una razón de intensidades de

200, siendo la estrella 1 doscientas veces más brillante que la estrella 2,

tendrán una diferencia de magnitudes de 5.75.

El cálculo de la magnitud absoluta es mucho más complejo ya

que debe apoyarse en estudios espectroscópicos y estudios de

distancia para poder afirmar qué magnitud tendría una estrella a una

distancia determinada de la Tierra. La distancia que se toma fija para

todas las estrellas son 10 pc (1pc es un pársec que representa 3.26 años-

luz). Considerando que la luminosidad recibida disminuye al cuadrado

de la distancia entre el foco emisor y la Tierra, entonces se puede

buscar qué luminosidad presentaría a 10 pc.

Un ejemplo de este procedimiento lo podemos hacer para una

estrella que se encuentre a 100 pc y que tenga una magnitud de 12. Si

la acercamos hasta los 10 pc su distancia se habrá reducido 10 veces

por lo que su intensidad habrá aumentado 100 veces (ya que aumenta

al cuadrado de la distancia y si lo hemos acercado 10 veces se habrá

intensificado 102). Es decir que la estrella nueva tendrá una intensidad

100 veces mayor que la original y gracias a la fórmula de Pogson

podemos calcular cuál será la magnitud real de la estrella.

5100log5.2log5.21

2 L

LDm

Implica que la estrella tendría 5 magnitudes menos de la que

aparenta a causa de la distancia a la que se encuentra, por lo que su

magnitud absoluta será de 7.

Esta magnitud absoluta es de una gran utilidad y nos presenta

situaciones muy reveladoras. Por ejemplo el Sol posee de magnitud

50

aparente -26.7 pero tras alejarlo a 10 pc su magnitud absoluta resulta de

+4.83, es decir, quedaría como una estrella cercana a la 5 magnitud. Si

tenemos en cuenta que el límite de percepción visual desde la Tierra se

extiende hasta la sexta magnitud en las mejores condiciones, nos

encontraríamos con un Sol que desaparecería en el espacio en la gran

mayoría de las ocasiones. Por el contrario, la estrella Antares de la

constelación Escorpión tiene una magnitud aparente de 0.96 por lo que

el Sol resulta aparentemente 2.512(0.96+26.7) = 1.16·1011 veces más brillante

que Antares lo que puede ser calculado igualmente despejando el

término 1

2

L

L de la fórmula de Pogson. Sin embargo el Sol tiene como

magnitud absoluta 4.83 mientras que la magnitud absoluta de Antares

es de -2.16 lo que aplicando nuevamente la misma fórmula nos da un

valor de 2.512(4.83+2.16) = 625.4 que nos muestra que Antares es más de

600 veces más luminoso que nuestro Sol.

En general este sistema de magnitudes absolutas es de gran

importancia a pesar de que conlleva el problema de la imperiosa

necesidad de conocer las distancias a las que se encuentran los astros,

lo que no siempre es posible.

Entre las estrellas más brillantes destaca Rigel (de la constelación

de Orión) que presenta una luminosidad de unas 4500 veces la

luminosidad del Sol o Canopus (de la constelación de la Quilla) con

14000 veces la luminosidad solar. Un caso extremo y recientemente

descubierto es la luminosidad de LBV 1806-20 que presenta una

luminosidad de 5·106 veces la luminosidad del Sol.

Color y Temperatura

Para poder entender en qué fase de su vida se encuentra una

estrella es preciso determinar la temperatura a la que se encuentra y

51

para ello el análisis del color de la estrella es lo más importante. Entre las

longitudes de onda λ visibles, las más energéticas son las que son

interpretadas por nuestro cerebro con el color violeta y las menos

energéticas las que corresponden al rojo. De esta manera las estrellas

de color rojizo serán estrellas de una temperatura muy inferior a las

estrellas de color azul.

La percepción de los colores no obstante es algo tan subjetivo

que no resulta un método adecuado para realizar una clasificación

precisa de la temperatura de las estrellas. Algunas de las más eminentes

por el inequívoco color de las mismas son Vega (constelación de Lira)

de color blanco, Arturo (constelación del Boyero) color amarillo o

Betelgeuse (constelación de Orión) de color rojo.

Para tratar de hacer una medición objetiva del color de las

estrellas habrá que trabajar con las longitudes de onda de la luz

recibida por parte de cada estrella. Al mismo tiempo resulta evidente

que el ojo humano, a pesar de poder percibir todas las longitudes de

onda de la radiación visible, no es lo suficientemente sensible como

para discernir las menos intensas (de hecho sólo alcanza hasta la

magnitud 6) por lo que se recurre a la fotografía en blanco y negro, que

presenta una sensibilidad de hasta la magnitud 15 e incluso hasta la

magnitud 22 en los grandes telescopios y con tiempos de exposición

elevados. El uso por tanto de la fotografía complementa al ojo, pero

presenta la desventaja de ser ciega para las longitudes de onda que

van del verde al rojo, lo que elimina a muchas de las estrellas del

firmamento. Para extender el rango de detección se pueden usar filtros

o nuevos pigmentos añadidos a la lámina fotosensible (películas

pancromáticas) capaces de reaccionar con las longitudes de onda

menos energéticas.

Para determinar los colores de las estrellas se van a usar las

magnitudes de las mismas obtenidas por método “visual” y por método

fotográfico. El método visual, que permite obtener un valor de magnitud

visual para una estrella, se lleva a cabo mediante la exposición de una

52

placa fotovoltaica a la luz de la estrella. Usando una combinación de

filtros cromáticos adecuados se pueden eliminar todas las longitudes de

onda que no pertenecen al visible y realizar por tanto una medida muy

parecida a la que realizaría un ojo humano, que presenta su máximo de

sensibilidad para las longitudes de onda asociadas al amarillo y rojo. El

valor por tanto de la magnitud visual caracterizará a estrellas que

presenten a nuestros ojos una tonalidad amarillenta o rojiza. En cambio

la magnitud fotográfica, ciega para esas longitudes, presenta su

máximo de sensibilidad para los colores azules, por lo que caracterizará

a estrellas azuladas, muchas de ellas menos perceptibles para el ojo

humano.

Para establecer un parámetro objetivo que nos sirva para

establecer el color de la estrella se usa la resta entre ambas magnitudes

mph – mv que se denomina índice de color y que será fundamental para

establecer posteriormente la temperatura de la estrella. Si el índice de

color es cero implica que las magnitudes coinciden por lo que las

longitudes de onda del rojo y las del azul se encuentran en la misma

proporción, lo que indica que el color de la estrella es el blanco. Si el

valor del índice es positivo entonces la magnitud fotográfica es mayor

que la visual, por lo que la intensidad del azul es menor (recordemos

que magnitud y luminosidad tienen una relación inversa) por lo que la

estrella tendrá un tono predominantemente rojizo. Análogamente si el

índice de color es negativo, entonces la magnitud visual será mayor que

la magnitud fotográfica, y así la estrella tendrá un color azulado.

Del mismo modo podemos desarrollar un método parecido si en

lugar de emplear la fotografía y la placa-ojo fotovoltaica empleamos

dos placas fotovoltaicas, la placa-ojo y otra placa con sensibilidad

centrada en el azul. De este modo se obtendría un índice de color ma –

mv con una interpretación idéntica a la anterior.

Una estrella conocida, como nuestro Sol, presenta un índice de

color de 0.65, positivo, y por tanto en el marco de tonalidades rojizas

(cuyos tonos más intensos se encuentran algo por debajo del índice de

53

color 2), una estrella blanca como Sirio presenta un índice de 0 y la

famosa estrella azul Rigel (constelación de Orión) presenta un índice de

-0.09.

Para relacionar el índice de color con la temperatura de la estrella

tendremos que recurrir a las leyes del cuerpo negro. El cuerpo negro

recibe este nombre por ser aquel capaz de absorber toda la radiación

que le llega y que por tanto no deja escapar nada, a nivel experimental

se puede representar por una oquedad esférica cuya superficie interna

se ha recubierto por tintura de negro de humo y con una única y

pequeña apertura por donde le llega la luz, la cual, rebotando por el

interior de la oquedad, se absorbe completamente. Un cuerpo negro al

mismo tiempo es aquel que presenta una intensidad de emisión de

radiación proporcional a su temperatura, al tiempo que el máximo de

intensidad se desplaza hacia longitudes de onda más cortas o más

energéticas. Esta última parte constituye la ley de Wien y es la base

para asignar a cada estrella una temperatura.

Las estrellas se comportan como cuerpos negros en lo que a

emisión se refiere, por lo que la ley de Wien se cumple con coherencia.

La fórmula que relaciona la temperatura con el color empleando esta

ley es muy sencilla, aunque evidentemente contiene errores, ya que

considera la longitud de onda del máximo de intensidad de la radiación

como único valor representativo de la radiación procedente de la

estrella. En esta fórmula la λ vendrá dada en centímetros:

max

2898.0

colorT

El valor obtenido para la estrella habrá de ser comparado con el

obtenido por otros medios que pueden estar basados en medidas

igualmente relacionadas con el color estelar. Así, como hemos

comentado anteriormente tenemos la relación entre el índice de color y

54

la temperatura de la estrella en K, que se puede calcular mediante una

expresión tan sencilla como la ley de Wien anterior.

64.0)(

7300

VBTcolor

Esta nueva fórmula tampoco nos permite precisar mucho el valor

de la temperatura pero es muy interesante para poder comparar la

temperatura obtenida por otros métodos.

Las propiedades del cuerpo negro también permiten calcular la

temperatura de la estrella mediante un estudio de la radiación total

emitida por la estrella. La intensidad de radiación emitida depende de

la temperatura según hemos visto, por lo que a una temperatura mayor

la emisión también será mayor. La ley que establece esta relación es la

ley de Stefan-Boltzmann por la que podemos determinar que la energía

irradiada por un cuerpo negro por unidad de superficie j, es

proporcional a la temperatura absoluta de dicho cuerpo:

4Tj

Las dos constantes de proporcionalidad son ε que representa la

emisividad, que es el tanto por uno de la radiación que se puede

potencialmente emitir y que en el caso de un cuerpo negro es 1 (es

decir que emite el 100% de la radiación posible) y σ, también llamada

constante de Stefan-Boltzmann, que no es más que la agrupación de

una serie de constantes habituales y que tiene el valor aproximado de

5.67·10-842 Kms

J

. A partir de estos valores se puede establecer la

temperatura de las estrellas partiendo de una medida del valor de

luminosidad. Así la ley de Stefan-Boltzmann se reescribe para los astros

del siguiente modo:

55

4

1

24

R

LTefectiva

La complicación que presenta este método radica en la

dificultad de conocer la totalidad de la radiación emitida. Con un

bolómetro que mide el flujo de radiación recibida se puede conocer la

intensidad de radiación que llega a la Tierra, pero esta cantidad es tan

sólo una pequeña parte de la cantidad total emitida. Las dimensiones

de la estrella como foco emisor y la lejanía a la que se encuentra son

datos indispensables para obtener un valor realista de la intensidad total

de la radiación emitida por la estrella. Estos datos no se conocen para

un gran porcentaje de estrellas por lo que el método no es muy usado,

prefiriéndose el anterior.

Como la luminosidad de la estrella es un valor difícil de calcular

para la mayoría de las estrellas se prefiere transformarla en una

magnitud más fácil de estimar empleando para ello el flujo radiante

medido fuera de la atmósfera (tomado desde los satélites artificiales

mediante el bolómetro) y el radio angular de la estrella (calculable

mediante un telescopio) por lo que la fórmula anterior queda como

sigue:

4

1

2

recibido

efectiva

FT

El espectro de absorción de los átomos existentes en la zona que

va de la fotosfera a la cromosfera de una estrella también se puede

usar para conocer su temperatura. La estrella emite en la práctica

totalidad de las longitudes de onda del espectro. Los elementos que se

encuentran en esa última capa de la estrella están sometidos a un

rango de temperaturas muy amplio, lo que dificulta el análisis, ya que la

superficie de la estrella suele estar a una temperatura muy inferior que la

posterior cromosfera, de hecho en el Sol la fotosfera se encuentra a

56

5800 K, la cromosfera a 105 K y la corona a 106 K. Los elementos de esta

atmósfera solar se encuentran más o menos excitados dependiendo de

la temperatura existente en esta zona, que depende claramente de la

temperatura existente en las partes más internas del astro. Según sean

las absorciones que estos elementos realicen sobre el espectro continuo

de la luz blanca estelar así se podrán establecer las temperaturas

existentes.

Las estrellas de menor temperatura (inferior a los 3500 K y de color

rojizo) presentan múltiples bandas de absorción por la gran cantidad de

metales neutros que existen en la atmósfera estelar. Estos metales no se

encuentran ionizados ya que la temperatura no es suficiente para ello y

por tanto las bandas de absorción de los metales ionizados no son

características de estas estrellas.

Las bandas correspondientes a los metales ionizados comienzan a

ser comunes en torno a temperaturas de 5500 a 6500 K, propias de

estrellas de color amarillo. Aquí muchas líneas de absorción

corresponderán a iones de los metales alcalinos, como es el caso de

potasio, que poseen los potenciales de ionización más bajos del sistema

periódico.

Las estrellas de mayor temperatura son también más jóvenes y en

general no poseen metales por lo que el continuo suele ser más limpio.

Las estrellas del rango entre 6500 y 15000 K suelen tener un color más o

menos blanco y sus espectros se caracterizan por las líneas de absorción

del H neutro e H ionizado. Entre 15000 y 20000 K las líneas más

abundantes se corresponden al He neutro. Finalmente en las estrellas

azules con un rango superior de temperatura, serán las líneas de

absorción del He ionizado las que caractericen los espectros obtenidos

desde la Tierra.

De este modo tan sencillo podemos obtener un rango de

temperatura válido para una estrella. Al tratar de buscar una

temperatura concreta por este método siempre se correrá el riesgo de

57

tener alta incertidumbre pero eso es algo común para cualquier intento

de determinar una temperatura a tan larga distancia.

Los espectros estelares

La luz procedente de las estrellas es en realidad un conjunto muy

completo de radiaciones donde cada una de ellas posee una energía

concreta que implica una longitud de onda específica para cada una,

así como una frecuencia inequívoca.

De este modo podemos escribir la ecuación de Planck de varias

formas:

chhE

Siendo h la constante de Planck con un valor de 6.626·10-34 J· s, ν

la frecuencia de la radiación, c la velocidad de la luz en el vacío y λ la

longitud de onda de las diferentes radiaciones.

Si hacemos pasar la luz a través de un prisma podemos

descomponerla en las distintas radiaciones que la forman, cada una de

ellas con una longitud de onda propia. El Sol, como una estrella más,

emite ese conjunto de luz blanca, luz que podemos separar mediante

un prisma, lo que permite desplegar ante nosotros los diferentes colores

del arco iris. Sin embargo estos colores son sólo una parte del conjunto

global, la parte visible, mientras que la mayor parte de las radiaciones se

puede analizar de la misma manera empleando para ello unos

receptores adecuados.

El espectro correspondiente a la luz, que está constituida por

todas las radiaciones posibles, se denomina espectro continuo y es la

base de muchos de los estudios sobre las estrellas. Cuando de ese

espectro continuo faltan algunas longitudes de onda concretas se

58

pueden obtener interesantes datos acerca del foco emisor y del medio

que atraviesa la radiación.

Los espectros discontinuos son pues los de mayor interés en el

caso estelar. Para comprender estos espectros hay que analizar cómo

interaccionan los átomos con la radiación lumínica y particularmente los

electrones vinculados a los núcleos atómicos. Según el modelo de Bohr

los electrones giran en órbitas estacionarias separadas entre sí por

valores exactos de energía de modo que los electrones que circulan por

dichas órbitas deben absorber exactamente el valor de energía que las

separa para poder pasar de una a otra. Cada elemento tiene unas

diferencias de energía que le son exclusivas entre sus órbitas por lo que

las radiaciones que absorben sus átomos forman una especie de huella

dactilar que permite reconocerlo entre otros.

En las estrellas cuyas capas atmosféricas externas no están a muy

alta temperatura los espectros característicos son de absorción. Los

elementos de dichas capas (normalmente en estado neutro) absorben

las radiaciones que tienen la energía existente entre las diferentes

órbitas, eliminando del espectro continuo dichas líneas y generando

espectros discontinuos de absorción. La luz blanca procedente del

interior de la estrella es absorbida por las capas a menor temperatura

llegando hasta nosotros sin las longitudes de onda absorbidas, lo que

permite reconocer la composición química de las mismas.

De forma análoga, en las estrellas cuyas capas se encuentran a

una temperatura elevada, al mismo tiempo que los espectros de

absorción, se pueden generar espectros de emisión. Los átomos, debido

a la alta temperatura están total o parcialmente ionizados, por lo que

sus electrones están excitados por la alta temperatura pasando de

órbitas de superior energía a órbitas de inferior energía mediante la

emisión de radiación (proceso que se denomina relajación electrónica)

emitiendo sencillos espectros discontinuos de unas cuantas líneas

reconocibles.

59

Cada elemento químico presenta espectros discontinuos de

absorción y emisión complementarios, de modo que las longitudes de

onda que faltan en uno son las que se encuentran en el otro. Además

estas longitudes de onda pueden ser clasificables, agrupándolas por

energías, lo que resultó muy útil a la hora de analizar la estructura

interna de los átomos. La propia intensidad de las líneas del espectro

permite estimar la abundancia relativa de los elementos responsables

de la presencia de la línea, lo que es una ayuda inestimable a la hora

de conocer la composición química de las atmósferas estelares.

Además, según sean los espectros, podemos conocer el mayor o menor

grado de cohesión de los componentes estelares, según las líneas sean

más o menos anchas (a mayor anchura menor densidad de gases).

Incluso algunos científicos lograron desarrollar fórmulas

matemáticas que permiten encontrar qué valores de longitud de onda

son esperables para determinados elementos. De hecho J. Balmer

descubrió la relación que permite saber las longitudes de onda para las

transición electrónicas de átomos hidrogenoides (H o He+) facilitando

encontrar las líneas H I y He II para las absorciones o emisiones de ambos

elementos en las atmósferas estelares. La expresión se puede extender a

partir de la original encontrada por Balmer a la siguiente:

2

2

2

1

111

nnRH

Los números adimensionales ni toman los valores enteros desde 1

en adelante y sirven para marcar la órbita de partida del electrón y la

órbita de llegada en lo que sería la absorción o la emisión. Cuando las

líneas se corresponden a las transiciones electrónicas en las que la

órbita 1 (más cercana al núcleo y por tanto de menor energía) está

implicada, entonces forman la serie de Balmer, que es la más

importante de las diferentes series o paquetes de energía que podemos

60

encontrar en los espectros estelares. La constante RH se denomina

constante de Rydberg y tiene el valor de 109677.6 cm-1.

Estas longitudes de onda varían ligeramente con la velocidad de

la estrella aumentando si la estrella se aleja (por lo que se acercan a los

tonos rojizos, denominándose al fenómeno corrimiento hacia el rojo) o

disminuyendo si la estrella se acerca a la posición de la Tierra

(acercándose así a los colores azules y denominándose corrimiento

hacia el azul). Estos cambios se engloban en lo que se denomina efecto

Doppler-Fizeau (no es más que la aplicación a la luz del efecto Doppler,

inicialmente aplicado al sonido) que es de una importancia enorme

para la astronomía ya que permite obtener una medida fiable de la

velocidad de las estrellas y otros objetos estelares. La ecuación

simplificada considerando a la Tierra estática la escribo a continuación,

siendo λ la longitud de onda real de la radiación y λ‟ la longitud de

onda alterada que se recibe en la Tierra:

estrellavc

c

1

'

1

La velocidad de la onda es lógicamente c, la velocidad de la luz,

mientras que la velocidad de la estrella se nota mediante vestrella. El

criterio de signos a emplear asigna el negativo a la estrella cuando se

acerca y el positivo cuando la estrella se aleja de la Tierra. De este

sencillo modo podemos obtener datos fundamentales de objetos

situados excepcionalmente lejos en el universo. Incluso permitirá

conocer la velocidad de rotación de algunas estrellas ya que habrá un

corrimiento hacia el rojo o al azul según la parte de la estrella analizada,

que en general se registra simplemente por un ensanchamiento de la

línea del espectro.

61

Clasificación espectral de Secchi

La primera clasificación seria de las estrellas fue realizada por el

jesuita italiano Angelo Secchi, que empleo por primera vez el

espectroscopio de Kirchhoff para clasificar las estrellas dependiendo del

tipo de espectro que presentasen. Al observar los espectros se dio

cuenta que se podían crear cuatro grupos diferenciados de espectros

semejantes.

El Tipo I respondía a un conjunto formado por los espectros de

estrellas blancas, caracterizados por cuatro líneas de absorción muy

marcadas y vinculadas al elemento H. Algunas de las estrellas más

brillantes del cielo entraban dentro de esta categoría, como la luminosa

Sirio. La mayoría de las estrellas observables a simple vista pertenecen a

este tipo espectral de Secchi, ya que el H tiene absorciones en los

rangos de temperatura media. Este tipo I se corresponde actualmente

con la clase espectral A, clase de temperaturas ya intermedias, propias

de una gran cantidad de estrellas, tal y como veremos en el punto

siguiente.

El Tipo II caracteriza a estrellas con unas líneas de absorción de

hidrógeno menos marcadas que en el caso anterior pero absorciones

adicionales correspondientes a elementos metálicos. Las estrellas de

este tipo tienen un color amarillo y pertenecen a las clases espectrales

actuales G y K. El Sol pertenecería a esta categoría al igual que un gran

número de estrellas en una fase avanzada del ciclo del H.

El tipo III engloba a estrellas con espectros complejos con una

gran cantidad de líneas, con un gran número de ellas correspondientes

a absorciones de elementos metálicos, en muchos casos agrupadas en

bandas. Las estrellas de este grupo son rojizas, de baja temperatura,

coincidentes con el tipo espectral M. A este grupo no pertenecían gran

número de estrellas de todas las analizadas por el padre Secchi, pero

62

entre ellas se contaba la tradicional estrella roja Betelgeuse (de la

constelación de Orión).

El tipo IV es el último establecido, en el que los espectros muestran

bandas de absorción de C entre otras muchas. El número de líneas y

bandas es tan alto que el análisis del espectro se dificulta

enormemente. Este cuarto tipo se relaciona con los tipos espectrales

alternativos englobados en los tipos oficiales K y M, y que se representan

con las letras CR, CN y CJ, según veremos a continuación.

El estudio de estos tipos estelares desarrollados por Angelo Secchi

no tiene actualmente mayor interés que el de poder entroncar la

clasificación espectral actual en una clasificación precedente,

totalmente renovadora, y con un concepto tan sólido como es el

espectro de cada estrella. La extensión y la interpretación de los

espectros en conceptos físicos básicos (temperatura, luminosidad,

composición química) será lo que permitiría a sus sucesores desarrollar el

actual sistema de clasificación estelar.

Clasificación espectral actual

La gran mayoría de estrellas se puede clasificar según su

temperatura y naturaleza espectral mediante una serie de letras

establecidas por el grupo de investigación de Harvard dirigido por

Edward Pickering, donde destacaban las mujeres Williamina Fleming,

Annie Cannon, Antonia Maury y Cecilia Payne-Gaposchkin, que

permitirá distinguir el rango de temperaturas superficiales en el que se

mueve una estrella determinada.

Para ello se dispone de la secuencia siguiente, ordenada de

mayor a menor temperatura:

63

O entre 30000 y 60000 K, para estrellas en torno a 60 masas solares, 15

veces el radio solar y un color característico azul. Es el grupo que

contiene un menor número de estrellas, como puede comprenderse, ya

que poseen un tiempo de vida corto. Algunos ejemplos son las estrellas

δ y λ de la constelación de Orión.

B entre 10000 y 30000 K, para estrellas en torno a 20 masas solares, 18

veces el radio solar y color azul-blanco. Estas estrellas suelen presentarse

agrupadas dentro de la misma zona en la que se generaron donde aún

puede verse la nube de gas desde la que colapsaron. Los ejemplos más

importantes son las estrellas más brillantes de las Pléyades, Rigel de Orión

o Spica de Virgo.

A entre 7500 y 10000 K, para estrellas en torno a 3 masas solares, 2 veces

el radio solar y color blanco. Son ya estrellas muy comunes, fácilmente

distinguibles a simple vista pero no especialmente luminosas. Destacan

entre ellas algunas de las de menor magnitud aparente como son Sirio,

Deneb del Cisne y Vega de Lira.

F entre 6000 y 7500K, para estrellas en torno a 1.7 masas solares, 1.3

veces el radio solar y color blanco-amarillo. Destacan Procyon del Can

Menor o Canopus de la Quilla.

G entre 5000 y 6000 K, para estrellas del orden de la masa solar, radio

solar y color amarillo. De este grupo forma parte el Sol así como otras

estrellas de gran importancia por su cercanía a nuestro planeta, como

es el caso de la alfa del Centauro.

K entre 3500 y 5000 K, para estrellas en torno a 0.8 masas solares, 0.9

veces el radio del Sol y color anaranjado. Ejemplos conocidos y

coincidentes en temperatura pero no en los otros datos son las estrellas

64

Arturo del Boyero (con un radio de 23 veces el radio solar) y Aldebarán

(con 45 veces el radio solar) de Tauro.

M entre 2000 y 3500 K, para estrellas en torno a 0.3 masas solares, 0.4

veces el radio solar y color rojo. Es Betelgeuse de Orión la estrella más

conocida dentro de esta característica aunque su volumen no se

adecue al establecido en la categoría, de hecho posee un radio de

unas 400 veces el radio solar. Desde el punto de vista científico

destacan la estrella de Barnard (con mayor velocidad de

desplazamiento conocida) o Gliese 581.

Como la secuencia de letras no posee un orden fácil de recordar

se han creado una gran cantidad de reglas mnemotécnicas para

facilitarlo. La que históricamente ha tenido mayor éxito, y que

prácticamente todos usan es la oración en inglés O be a fine girl, kiss me

que ciertamente cumple perfectamente su cometido.

Esta clasificación es la estructura básica que permite clasificar la

mayoría de las estrellas, sin embargo en los últimos años han ido

apareciendo estrellas de mayor temperatura que las correspondientes a

O y de menor temperatura que las correspondientes a M, por lo que se

han añadido nuevas letras por ambas partes.

W corresponde al grupo formado por las estrellas Wolf-Rayet que son

estrellas con una temperatura superior a 70000 K, de un color azul y con

únicamente un núcleo de He que ha quedado desnudo al perder los

restos de H por la alta temperatura. Algunos ejemplos son la WR124 o la

WR93B.

L constituye la clase espectral que prosigue el descenso de

temperaturas a partir de la clase espectral M. El rango de temperaturas

superficiales oscila entre los 1300 y los 2000 K por lo que algunas de ellas

no tienen en el núcleo la temperatura necesaria para encenderse. Esto

hace que el nombre de estrella se desaconseje en muchos casos por lo

65

que el de enanas les resulta más oportuno. Su color en cualquier caso es

rojo oscuro, pero aún no de tonalidad marrón. Un ejemplo es VW Hyi.

T es la clase espectral de menor rango de temperaturas, que va de los

700 a los 1000 K, lo que implica que sus núcleos no se encuentran

activos y por tanto la única energía que irradian es la que el colapso

gravitatorio genera en forma de calor, por lo que la radiación infrarroja

es la característica de estas estrellas. Su color varía del rojizo oscuro al

marrón oscuro, lo que es coherente para estrellas, o mejor dicho

enanas, con una temperatura tan baja. A pesar de ser prácticamente

desconocidos son con toda seguridad los astros más abundantes del

universo, y es precisamente su oscuridad lo que nos impide detectarlos

de la manera habitualmente empleada para el resto de estrellas.

La existencia de enanas con temperaturas inferiores a los 700 K

constituye una clase espectral teórica Y de las que todavía no se ha

encontrado ningún representante debido a que la radiación emitida

debe ser realmente escasa e igualmente debe ceñirse al infrarrojo.

La clasificación original basada en la relación entre espectros y

temperaturas se ha ampliado no sólo con los nuevos tipos referidos

anteriormente y relacionados con las temperaturas extremas.

Igualmente han aparecido nuevos tipos que definen situaciones de

cierta particularidad química como corresponde a estrellas con excesos

significativos de determinadas sustancias en sus atmósferas.

Compuestos como el carbono, circonio, titanio, CO o C2 aparecen en

tasas muy altas en algunos espectros de estrellas frías, permitiendo la

aparición de nuevos tipos espectrales que pueden considerarse en

muchos casos subconjuntos o complementos de los anteriores, ya que

en muchos casos se solapan con dos de los ya existentes. El tipo C de

este modo es aquel que caracteriza a las llamadas estrellas de carbono,

estrellas que han producido un porcentaje alto de carbono mediante el

proceso de combustión del He. La gran mayoría de estas estrellas son

66

gigantes rojas que se encuentran en la fase de enfriamiento final y que

gran parte del He se ha transformado ya en C que da a los espectros un

carácter diferenciador. De modo análogo el grupo S está representado

por estrellas con absorciones de metales pesados como Zr y Ti, junto con

CO en forma molecular, que implican una riqueza química muy

diferente de estrellas de temperatura análoga al tipo espectral en el

que se entroncan generalmente, el M. Estos tipos complementarios son

de gran ayuda para matizar las características globales de la

clasificación original.

De un modo análogo, la disquisición entre estrellas y enanas ha

permitido un desarrollo análogo de tipos espectrales diferenciado para

las enanas del establecido para las estrellas, igualmente basado en una

secuencia de letras. Las enanas propiamente dichas, no estelares, son

aquellas estructuras cuyo núcleo no puede realizar la fusión nuclear por

falta de masa o simplemente ha dejado de realizarla por muerte de la

estrella. Estas enanas se pueden incluir dentro del grupo D que formaría

una categoría independiente a pesar del amplio rango de

temperaturas en el que podemos situar las enanas y es por ello por lo

que podemos encontrar la aplicación de ambos sistemas para dichos

astros (D o M).

Un cuadro que englobe todas las características propias para

cada uno de los tipos espectrales es difícil de realizar por la gran

cantidad de variaciones que encontramos en la realidad. A pesar de la

gran cantidad de datos a tener en cuenta, es cierto que el número de

los que se conocen con exactitud o que verdaderamente sean

significativos a la hora de identificar un tipo espectral no es tan elevado

por lo que la mayoría de tablas que se realizan acerca de esta

clasificación suelen coincidir en los mismos valores y magnitudes.

Considerando todo lo anterior, paso a agrupar los datos y

características más significativos a continuación, tratando a su vez de

extender la clasificación a los nuevos tipos aparecidos, sean verificados

o simplemente teóricos.

67

Tipo Temperatura

Notas

Color Masa

(Ms)

Radio

(Rs)

Luz

(Ls)

Atmósfera %

W

WC

WN

WO

> 60000

Riqueza en C

Riqueza en N

Riqueza en O

azul 100 > 20 >107 He

C

N

O

O

OC

ON

OB

30000 - 60000

Riqueza en C

Riqueza en N

Mixto O y B

azul 60 15 1.4·106 He I, He II

Si IV, O III

C III

N III

3.3·10-5

B

BC

BN

OB

10000 - 30000

Riqueza en C

Riqueza en N

Mixto O y B

azul-

blanco

18 7 2·104 He I, H

Mg II, Si II

0.125

A 7500 - 10000 blanco 3.1 2.1 80 H, Fe II, Mg II, Si

II, Ca II

0.625

F 6000 - 7500 blanco 1.7 1.3 6 H, Ca II, Fe I Cr

I

3.1

G

CR

5000 - 6000

De G5 a G9

amarillo 1.1 1.1 1.2 Ca II, CH, Fe I,

Cr I, C

7.7

K

CR

CN

3500 - 5000

De K0 a K6

De K7 a K9

naranja 0.8 0.9 0.4 Mn I, Fe I, Si I,

TiO, C, N

12.5

M

S SC

CN

CJ

2000 - 3500

Destaca la serie CR-

M-S-SC-CN con ↑ de

C hacia CN

rojo 0.3 0.4 0.04 Fe I, Mn I, TiO,

ZrO, CO, C, C2,

N, 12CN, 13CN

80

L 1300 - 2000 rojo

oscuro

Hidruros

metálicos,

alcalinos, TiO,

VO

T

Y

700 – 1000

<700

marrón Metano

Amonio

Se anotan también las características espectrales que se

consideran de mayor relevancia para el conocimiento de las clases, sin

tratar ni mucho menos de ser exhaustivos al respecto, lo que estaría muy

lejos del nivel al que se dirige el libro.

Cada tipo espectral caracteriza sobre todo un rango de

temperaturas, como ya he indicado, por lo que muchas veces los datos

68

relacionados con el tamaño de la estrella no se corresponden con el

que se considera típico dentro de un grupo. De este modo los tipos

espectrales más fríos suelen corresponderse con estrellas de pequeño

tamaño, en su mayoría enanas, ya que bien son estrellas de mediano

tamaño ancianas, que se van enfriando lentamente, bien son

simplemente estrellas de escasa masa que tienen temperaturas bajas al

estar alimentadas únicamente por reacciones del ciclo del H vía protón-

protón o que ni siquiera se han llegado a encender por falta de masa. A

pesar de ello son muy habituales estrellas gigantes y supergigantes rojas

que se adaptan por su temperatura a estos grupos fríos (K, M y L) como

los ya indicados Arturo, Betelgeuse o V838 Monocerotis (en la clase

espectral L).

Otro aspecto de la tabla a considerar son las líneas espectrales

más características de las diferentes clases. Establecen elementos

particulares que se encuentran en la atmósfera de las estrellas y que nos

permiten conocer no sólo datos de temperatura sino del ciclo nuclear

en el que se encuentra el astro. Como es lógico las líneas relacionadas

con las estrellas a muy alta temperatura corresponden a elementos

ionizados, que a medida que desciende la temperatura se convierten

en elementos neutros que incluso para las estrellas frías pueden enlazar

en moléculas simples, que a su vez generan sus correspondientes

señales. Hay que considerar que la notación para las líneas espectrales

correspondientes, se realiza con un código particular que no hay que

confundir con los estados de oxidación del elemento. Según lo anterior

las señales de Fe I serán señales correspondientes al hierro neutro, las de

Fe II serán del hierro con estado de oxidación +1, las de Fe III

pertenecerán al estado de oxidación +2, y así se habrán de entender

para todas las señales indicadas en los espectros de absorción-emisión

estelares.

Los porcentajes calculados en la tabla están calculados sobre el

número de estrellas que forman el grueso de las estrellas del universo, es

decir, aquellas que están en el ciclo de H en su proceso vital. Así se

69

comprende que 80 de cada 100 estrellas que se encuentran en el ciclo

del H pertenezcan a la clase espectral M, o que 3 de cada 100

pertenezcan a la clase F. La razón por la que estos porcentajes se

hacen sobre el número de estrellas que emplean el H como combustible

principal radica en la imposibilidad de conocer el número total de

estrellas pertenecientes a los grupos fríos, siendo de mayor interés su

referencia al número total de estrellas encendidas por el ciclo del H.

Cada una de las clases espectrales puede subdividirse en diez

categorías que describen la temperatura estelar con mayor precisión y

que se concretan con cifras que van del 0 al 9, aplicándose el 0 para la

mayor temperatura y el 9 para la más baja dentro del rango de

temperaturas de la clase espectral. En este sentido la notación B0 se

utilizaría para temperaturas cercanas a los 30000 K mientras que B9 se

aplicaría a las estrellas cercanas a los 10000 K.

Las enanas blancas también tienen un cuadro análogo al anterior

que se puede utilizar de modo complementario o alternativo si se

prefiere. El hecho de que prácticamente todas las enanas blancas se

agrupen en un rango amplio de temperaturas (entre los 40000 y 8000 K)

hace que en esta clasificación se preste más atención a las

características de la química espectral que al valor de temperatura.

Como se indicó anteriormente las enanas en general se pueden

nombrar con las notaciones anteriores, pero las enanas blancas poseen

una serie propia que subdivide la clase espectral D y que se usa

habitualmente y es especialmente útil debido a los datos concretos que

ilustran las características químicas de los espectros. Existe también la

posibilidad de añadir un número tras la notación descrita, que es el

resultado de dividir 50400 K por la temperatura efectiva que presenta la

enana blanca, obteniéndose así un valor indicativo de la temperatura

de la estrella, este número acompaña a la información espectral

deducible de las letras. Esto no es más que una lógica consecuencia de

la ausencia real de correlación entre las letras A, B, O, Q, C, X, Z y Q y los

valores de temperatura de la enana blanca, por lo que los intervalos

70

dados en el cuadro no son más que orientativos y por supuesto mucho

menos apropiados que los correspondientes a la clasificación espectral

de estrellas, que sí guardan una relación estricta con la temperatura.

Clase Atmósfera Temperatura Espectro

DA

DAB

DAO

DAZ

H

H y He

H y He

H, metales

< 10000 K H

He I

He II

metales

DB

DBZ

He

He, metales

30000 a 12000 K He I

metales

DO He 100000 a 45000 K He II

DQ C C I, moléculas

DZ Metales metales

DC

DX

Alguna anterior

No datos

< 12000 K Alguna anterior

No datos

Es interesante remarcar que en cada enana blanca se podrá

encontrar una capa más externa de H o de He y esta diferenciación se

establece mediante las letras A (para el H) y B (para el He). La ausencia

de dicha capa atmosférica de H o He, permitirá la aparición de otros

espectros más complejos dominados por otros elementos, que a su vez

permitirán diferenciar dichas estrellas entre sí, de modo que la presencia

de líneas de C se marca con la letra Q, y la riqueza en metales con la Z.

Cuando la naturaleza de la atmósfera no está clara y hay dudas

acerca del grupo al que pertenece (DA, DB, DZ, DO, DQ, DAB, DAO,

DAZ, DBZ) entonces se recurre a la letra C, que implica a cualquiera de

dichos grupos. Si por el contrario no se tiene la certeza de que pueda

ser alguno de los anteriores, se engloba en el grupo diferenciado con la

X.

Teniendo en cuenta todo lo anterior tendremos un amplio rango

de símbolos para clasificar una estrella desde el punto de vista espectral

(ya se atienda a su temperatura ya a la química espectral). Este

71

conjunto de símbolos se puede incluso ampliar aún más para tratar de

incluir algunos cuerpos celestes particulares que no son propiamente

estrellas pero que en cierto modo comparten el firmamento. La

categoría identificada con P se reserva para las nebulosas planetarias,

que representan estrellas en proceso de muerte con pérdida de

atmósfera. Al conjunto formado por la enana blanca remanente y la

atmósfera que se expande hacia fuera es a lo que se denomina

nebulosa planetaria, como veremos más adelante. El tipo llamado Q se

aplica para las novas, que en cierto modo es una estrella en explosión,

como veremos, pero por un proceso totalmente diferente al que se

corresponde con una muerte estelar.

El conjunto completo de símbolos espectrales es W, WC, WN, WO,

O, OC, ON, OB, B, BC, BN, A, F, G, M, S, SC, CN, CJ, L, T, D, P, Q, DA, DAB,

DAO, DAZ, DB, DBZ, DO, DQ, DZ, DC, DX. A este completo código se

pueden añadir letras minúsculas que añaden informaciones espectrales

en general, que completan el conocimiento espectral de la estrella.

Algunas de estas letras son referidas a continuación y al igual que ya he

comentado con anterioridad, no es más que un simple resumen de las

más importantes, por lo que faltan otras que en un momento

determinado pudieran ser necesarias.

comp: indica que el espectro de la estrella es compuesto, es decir que

está formado por varios espectros simples a los cuales sí serían

aplicables los símbolos de las clases puras anteriores.

e: existen líneas de emisión atómica en el espectro, que tienen su

relevancia ya que los espectros en general son de absorción.

[e]: existen líneas de emisión prohibidas por las reglas de transición y que

a pesar de ello están presentes.

ev: las líneas espectrales de emisión presentan variabilidad

f: presenta emisión de N III y He II.

f+: presenta emisión de Si IV junto a N III y He II.

f*: emisiones de N IV más intensas que N III.

(f): presenta líneas débiles de He.

72

((f)): no tiene líneas de He en el espectro.

m: se observan líneas de emisión de metales.

p: espectro que presenta marcadas líneas metálicas.

pq: espectro parecido al que presenta una nova.

s: las líneas de absorción son especialmente agudas.

ss: líneas muy agudas.

v: espectro variable.

Clasificación por luminosidad

Una clasificación alternativa se establece empleando las

diferencias existentes entre los efectos de luminosidad que aparecen en

los espectros de las estrellas. Estos efectos de luminosidad están

relacionados con el volumen de la estrella y con el valor de gravedad

superficial.

Desarrollado por William W. Morgan y por Philip C. Keenan, se

encuentra basado en la anchura de las bandas y líneas de absorción

en los espectros y su relación con el tamaño del astro. Mientras que en

el sistema de clasificación anterior nos aparecían estrellas con valores

semejantes de temperatura pero con volúmenes muy diferentes y que

estaban caracterizadas con la misma letra (G, K o M), ahora estas

mismas estrellas se diferencian por el valor distinto de sus efectos de

luminosidad. Una estrella tan voluminosa como Betelgeuse presenta un

valor de densidad mucho más bajo que una estrella pequeña del

mismo tipo espectral M como es Próxima Centauri. Esa baja densidad

superficial hace que las absorciones de la radiación de fondo en la

estrella de mayor tamaño sean menos nítidas e intensas que para las

enanas blancas, ya que los elementos absorbentes se encuentran

dispersos en un volumen mucho mayor.

73

De este modo podemos diferenciar las estrellas según su tamaño y

su luminosidad real, logrando formar los 7 grupos característicos de esta

clasificación complementaria.

El Grupo I caracteriza a las estrellas que tienen un gran volumen y

masa al mismo tiempo que una gran luminosidad. Podemos encontrar

representantes que pertenecen a prácticamente todos los grupos

espectrales, por lo que la temperatura superficial varía en todo el rango

posible, desde las estrellas a mayor temperatura a las estrellas más frías.

Debido al gran número de estrellas que se puede encuadrar dentro de

este grupo, podemos a su vez subdividirlo en diferentes variantes según

la luminosidad de la estrella. Un primer subgrupo está formado por las

llamadas supergigantes o subgrupo Ia que como puede comprenderse

son las estrellas más brillantes del universo (luminosidad entre 104 y 105

veces la luminosidad del Sol) con magnitudes absolutas situadas entre

los valores de -5 a -8. Un ejemplo del subgrupo Ia es la estrella Canopus

con una magnitud absoluta de –5.53 y una luminosidad de 1.4·104 veces

la luminosidad solar. Este subgrupo Ia se ha extendido a estrellas

recientemente analizadas y que presentan una luminosidad mayor de

105 veces la del Sol y una magnitud absoluta cercana a -10, para las

cuales se viene usando el nombre de hipergigantes, aludiendo así a sus

valores extremos de luminosidad. El mejor ejemplo de este tipo es la

estrella LBV 1806-20, que a pesar de tener una magnitud aparente

pequeña en relación al Sol, posee una magnitud absoluta de -14.2 y se

calcula que es 5·106 veces más luminosa que nuestra estrella.

El segundo subgrupo de interés es el Ib que engloba a las estrellas

que presentan una luminosidad menor a la del subgrupo anterior. Los

valores de luminosidad entre los que se mueven la mayoría de las

estrellas pertenecientes a este subgrupo están entre las 5·103 y las 104

veces la luminosidad solar. La magnitud absoluta presenta una

oscilación que va de -4 a -5. Ejemplos pertenecientes a este grupo son

también muy variados y conocidos como Rigel de Orión con una

74

luminosidad de 4.5·103 veces la luminosidad del Sol y una magnitud

absoluta de -4.31.

Se puede hablar también de un subgrupo de características

intermedias entre las dos ramas principales del grupo I, y así el subgrupo

Iab mantiene características límite entre ambas tipologías. Los valores

cercanos a las 104 veces la luminosidad solar y a las magnitudes

absolutas en torno a -5, generan siempre una dificultad de clasificación

que se soluciona creando este grupo intermedio en el que podemos

encontrar supergigantes de una luminosidad media.

El grupo II comprende estrellas de tamaño medio pero aún

mucho mayores que el tamaño solar. Se denominan gigantes luminosas,

por lo que se puede tener una idea de los valores diferenciales que

presentan estos astros. Al igual que en el grupo I las estrellas del grupo II

están localizadas en un rango tan amplio de temperatura que abarca

desde el tipo espectral O al M, por lo que la información de

temperatura no es relevante. No obstante el grupo más denso de

gigantes se desplaza ligeramente hacia valores de temperaturas más

bajos, por lo que los colores de las gigantes suelen situarse en la gama

cromática del rojo con mayor habitualidad. De esta manera las

supergigantes suelen ser azules o blancas en tanto las gigantes suelen

ser rojizas en una gran mayoría. Los límites de luminosidad del grupo

están en torno a las 500 veces la luminosidad del Sol y las 5·103 para las

estrellas más luminosas. Las magnitudes absolutas por su parte se

distribuyen entre el valor mínimo de -2 y el valor máximo de -4. Este

grupo, al igual que el resto, se encuentra estructurado en IIa, para las

estrellas más brillantes y IIb para las de menor luminosidad. Se puede

definir un grupo intermedio IIab para todas aquellas estrellas que se

encuentran repartidas en la zona de confluencia de ambas líneas a y b.

El grupo III es uno de los más poblados y característicos del

universo, está formado por las estrellas gigantes normales, que al igual

que las del grupo anterior presentan valores de cromatismo centrados

en el rojo, pero extendidos hacia el amarillo. Se agrupan entre los

75

valores de temperatura correspondientes a los tipos espectrales G, K y

M, aunque la gran mayoría está entre los 5500 K y los 3000 K. Los valores

de la luminosidad se amplían más que en los grupos anteriores oscilando

entre las 500 y las 10 veces la luminosidad del Sol al igual que ocurre con

la magnitud absoluta que del valor -2 cae hasta el valor positivo de +2.

Podemos abrir el grupo en tres sectores diferenciados por luminosidad,

así IIIa para las más luminosas del grupo (estrella ρ de la constelación de

Perseo), IIIb para las de menor luminosidad del grupo (Pollux de la

constelación de Géminis) y IIIab para los casos intermedios entre los dos

grupos anteriores (δ de la constelación del Retículo).

El grupo IV está formado por las estrellas denominadas

subgigantes que poseen luminosidad y masa superiores al Sol pero ya en

escasa diferencia. Son estrellas que han dejado de quemar H en su

núcleo y han iniciado su transformación para convertirse en gigantes

rojas, aunque aún no se han expandido al máximo. Así encontramos

valores de luminosidad que van desde las 3 a las 10 veces la

luminosidad solar y valores de magnitud absoluta entre los 2 y 4

positivos. Las estrellas pertenecientes a este grupo IV suelen estar

caracterizadas por el tipo espectral G, por lo que son estrellas con una

temperatura entre 6000 K y 4500 K lo que les da una coloración amarilla.

Estas subgigantes pueden organizarse en dos grupos análogos a los

anteriores, un subgrupo IVa para las más luminosas (estrella ε de la

constelación del Retículo) y IVb para las menos.

El grupo V es sin lugar a dudas en más importante y el que mayor

número de estrellas contiene. Es el grupo de las enanas, que tienen

masa solar o menor, entre las que está incluido el Sol. Una gran parte de

este grupo se denomina también Secuencia Principal, concepto que

explicaré más adelante al analizar el diagrama de Hertzsprung Russell.

En este grupo V se pueden encontrar por tanto una gran cantidad de

estrellas de mediano y pequeño tamaño. La denominación de enanas

no es aplicada por todos los astrónomos de manera homogénea a

todas las estrellas del grupo, pero su uso se va extendiendo, de modo

76

que el propio Sol se considera una estrella enana. Los valores de

luminosidad del grupo V se establecen entre las 3 veces y las 0.001

veces la luminosidad solar, lo que le convierte en el grupo con mayor

variación de luminosidad de todos los existentes. Igualmente ocurre con

las cifras relativas a la magnitud absoluta, que se reparten entre 4 y 15,

englobando la mayoría de las estrellas del firmamento. Los valores de

temperatura se limitan a los tipos espectrales fríos (G, K y M) lo que ha

permitido que se extiendan las denominaciones de enanas rojas y

enanas amarillas. Este gran grupo se escinde en dos subgrupos como el

resto, repartiendo en dos sectores Va y Vb la totalidad de las estrellas,

atendiendo como corresponde a la diferencia de luminosidad estelar.

El grupo VI consiste en un reducido grupo de estrellas

denominadas subenanas que tienen la característica común de tener

menor temperatura que la enana correspondiente a iguales valores de

luminosidad y magnitud absoluta, o lo que es lo mismo, que presentan

menor luminosidad que una enana, teniendo el mismo valor de

temperatura. La diferencia con las enanas es realmente escasa, salvo

en lo que se refiere a su tamaño, sensiblemente menor y a que se

reparten en una franja de temperaturas muy reducida (entre 4500 y

3500 K) que engloba al tipo espectral K. La magnitud absoluta de las

subenanas tampoco tiene valores muy variables, al menos en

comparación con el amplio arco de las enanas, abriéndose desde 5 a

10.

El grupo VII es el último grupo de estrellas con características

propias, aunque tampoco está formado por muchos ejemplos. El

nombre de enanas blancas que se les atribuye a sus representantes está

basado tanto en su tamaño como en el color que prima en estas

estrellas y que es consecuencia de la alta temperatura superficial de las

mismas (la más alta entre las enanas). Este grupo VII posee una baja

luminosidad, situada entre las 0.01 y las 0.0001 veces la luminosidad

solar, lo que implica que en dicho grupo encontramos algunos de los

objetos menos luminosos del firmamento, junto con las enanas rojas

77

menos brillantes (evidentemente no tendremos en cuenta las enanas

marrones y objetos obscuros). El arco de temperatura, si bien es extenso,

se centra en los grupos espectrales B, A y F, lo que hace que las

temperaturas más comunes oscilen entre los 1.5·103 K o más para las de

mayor temperatura superficial y los 6000 para las más comunes de

menor temperatura. Temperaturas traducidas al color blanco cuando se

interpretan en la escala de color estelar. La importancia de este grupo

VII es enorme desde el punto de vista evolutivo ya que conforman un

grupo de estrellas en su estadio final de vida como veremos más

adelante.

Diagrama de Hertzsprung-Russell

En la clasificación de las estrellas juega un papel importante el

gráfico desarrollado por Ejnar Hertzsprung y Henry Russell. Con este

diagrama se puede seguir evolutivamente la vida de las estrellas

agrupándolas según unos parámetros concretos. A pesar de tener

varias presentaciones posibles, las más extendidas hoy en día son

también las que más información aportan, estableciendo una relación

entre la magnitud absoluta, la luminosidad, el tipo espectral de la

estrella y la temperatura efectiva. Cada una de estas variables se

escribe graduadamente en los lados de un cuadrante en cuyo interior

se van agrupando las estrellas. La representación original de Hertzsprung

consistía sólo en una representación de las estrellas del cúmulo de las

Pléyades ordenadas según su magnitud absoluta y su índice de color.

Dicho diagrama carecía de la versatilidad que posee el diagrama HR

moderno, sobre todo por la descripción visual del proceso evolutivo que

permite el diagrama actual. Sin embargo el diagrama moderno se

debe también a Hertzsprung, que sobre la base anterior supo estructurar

una nueva representación donde ya añadió los tipos espectrales, su

78

movimiento propio, color y errores estadísticos. Será Henry Russell el que

elaborando diagramas independientemente añadió la luminosidad

como magnitud de comparación, y que junto a la temperatura y a las

magnitudes ya empleadas por Hertzsprung, contribuyó a generar el

diagrama definitivo. Podemos realizar por tanto una gran cantidad de

representaciones donde se confronten las variables dos a dos, así

temperatura absoluta frente a luminosidad, clase espectral frente a

luminosidad y otros diagramas por el estilo, pero lo verdaderamente útil

consiste en plasmar la relación existente entre temperatura, tipo

espectral, luminosidad y magnitud absoluta.

Según cómo se distribuyan las estrellas en el diagrama podemos

clasificarlas de un modo u otro atendiendo a las propiedades comunes

de las variables anteriores. Así podemos reconocer sobre todo, un

conjunto muy denso de estrellas en la diagonal del diagrama, que se

denomina Secuencia Principal. Todas las estrellas que queman

hidrógeno pertenecen a la Secuencia Principal donde se encuentran

desde estrellas masivas de alta temperatura, en sus primeras fases

vitales, hasta estrellas ancianas pero pequeñas, de menor luminosidad,

agotando sus últimas cantidades de H. A medida que nos alejamos de

esa diagonal central las estrellas comienzan a tener otros combustibles

diferentes, por lo que la fase vital en la que se hallan también cambia

enormemente. Las estrellas más abundantes de la Secuencia Principal

son estrellas pequeñas, de entre 1 a 3 masas solares, que en muchos

casos presentan tonalidades que van del blanco al amarillo y rojizo, por

lo que se denominan enanas amarillas (el Sol es un ejemplo válido de

ellas). Incluso en el último tramo de la línea las estrellas agotan su

combustible H y presentan superficies más frías cuyas radiaciones son de

longitud de onda larga, por lo que se las denomina enanas rojas.

79

80

Las gigantes y supergigantes aparecen todas en la parte superior

derecha del diagrama. Son estrellas que se han separado de la

Secuencia Principal. Estas estrellas gigantes describen lo que algunos

científicos denominan la Rama de las Gigantes Rojas que es la segunda

mayor aglomeración de estrellas que podemos ver en el diagrama. La

Rama Horizontal está constituida por estrellas que tras la fase de

Gigante Roja pasan a quemar He de modo que expanden su núcleo y

contraen su volumen general. La Rama Asintótica Gigante está menos

poblada que las dos anteriores. Está formada por todas aquellas

estrellas que ya han consumido su He y han formado un núcleo de C y

O. Este núcleo está aún rodeado de dos capas activas, una de H y otra

de He, que mantienen una combustión constante aunque mucho

menos considerable que antes.

Finalmente destaca la línea de las enanas blancas, una línea

relativamente poco densa pero donde encontramos una gran cantidad

de estrellas en su estadio final de vida.

Volumen estelar

En relación a los parámetros anteriores podemos introducir

también el concepto de volumen de una estrella, que resulta

manifiestamente importante para comprender el papel de la densidad,

que posteriormente será clave a la hora de analizar cómo evolucionan

las estrellas para formar agujeros negros.

Desde la Tierra todas las estrellas aparecen puntiformes, en tanto

que el Sol muestra su volumen y se nos presenta enorme, tanto en los

atardeceres como en los amaneceres. En realidad el volumen del Sol es

relativamente pequeño en relación al tamaño que presentan la

mayoría de las estrellas.

El volumen de una estrella está relacionado con su masa, que

provoca una atracción gravitatoria hacia el interior, y con la fuerza de

81

expansión que poseen las capas gaseosas de la estrella al encontrarse

a alta temperatura. Del equilibrio de ambas fuerzas contrapuestas surge

el tamaño final que habrá de tener la estrella a lo largo de gran parte

de su vida. Este volumen sufrirá variaciones según sea el tipo de muerte

que tenga la estrella y por tanto podemos encontrar estrellas que de

repente aumentan mucho su volumen, su luminosidad, o cambian

radicalmente de color.

Así hay estrellas con un tamaño mínimo, como es el caso de las

estrellas de neutrones que tienen un diámetro de 20 a 40Km, por lo que

su volumen podría ser calculado en una cantidad que oscilaría entre los

4189 Km3 y los 33510 Km3, que representan un volumen en torno a 10-14

del volumen del Sol (1.41·1018 Km3). Por el contrario existen estrellas con

un tamaño muy superior y que suelen presentar también bajas

densidades. El caso que mejor ilustra esto último es el de la gigante roja

Betelgeuse, de la constelación de Orión, que posee un volumen 275·106

veces mayor que el del Sol, lo que nos hace pensar que con un radio de

452.4·106 Km, de estar situado en lugar del Sol no sólo se tragaría la Tierra

(que se encuentra a 149.6·106 Km del Sol) sino a Marte ( a 228·106 Km) y

quedaría su superficie en el espacio intermedio entre Marte y Júpiter.

Evolución de una estrella

Masa inicial inferior a la masa solar

Dentro de este título podemos encontrar un grupo de estrellas de

gran importancia, no sólo por sus características físicas, sino porque la

gran mayoría de las estrellas existentes pertenecen a este grupo.

82

Las características de estas estrellas hacen de las mismas los astros

más longevos de todo amplio abanico de estrellas. La masa que

podemos encontrar oscila entre el límite superior de 0.4 masas solares,

hasta el límite inferior de 0.075 masas solares, que marca la masa mínima

para que una estrella se pueda encender. La densidad en el núcleo de

la estrella se estima en unos 73.4g/cm3 en el interior. La escasa masa

provoca que la temperatura interior no llegue a subir por encima de los

108 K necesarios en el núcleo para que el He comience a fusionarse, de

hecho se mantiene en torno a los 7.4·106 K para una estrella de 0.4

veces la masa solar, por lo que las únicas reacciones viables son las

reacciones del ciclo de H en su variante de reacciones en cadena

protón-protón. Esta escasa temperatura en el interior se traduce en una

temperatura muy baja en la superficie, del orden de los 3500 K

generando una radiación visible que queda en el rango de longitudes

de onda correspondientes al color rojo, por lo que el grupo más

característico de esta tipología responde al nombre de enanas rojas.

Estas estrellas se corresponden en la clasificación espectral con los

grupos K y M, es decir, los tradicionales grupos fríos, y es en el sector

correspondiente a las magnitudes más altas, donde podemos

encontrarlas en el Diagrama H-R. La luminosidad como es lógico es de

las más bajas, no sólo por la escasa superficie de radiación sino también

por la baja temperatura, encontrándose en torno a las 0.015 veces la

luminosidad solar.

La energía que se produce en el núcleo de las enanas rojas es tan

baja que el estado en el que queda el plasma del interior estelar

absorbe gran parte de la radiación, la cual no logra atravesar todo el

interior de la estrella. Estas estrellas son en gran medida convectivas o

totalmente convectivas. Al absorberse la energía en el cuerpo de la

estrella, desde el mismo núcleo hasta la fotosfera, se provoca la

aparición de un gradiente de temperaturas de gran potencial, que

obligará al material a desplazarse en flujos desde las zonas de mayor

temperatura a las zonas de menor temperatura. Estos flujos convectivos

83

hacen que todo el He generado en el núcleo se disperse por todo el

volumen interior de la estrella, impidiendo la formación de un núcleo

rico en He diferenciado del resto de la estrella. La convección cuando

el plasma se encuentra a una temperatura relativamente baja (del

orden de 6000 K) y con una densidad baja (en torno a 10-7 g/cm3)

elimina mucha más energía por unidad de tiempo de lo que lo hace la

radiación, por eso la estrella prefiere el transporte por convección al

transporte por radiación en su interior. Es justamente lo que ocurre en la

parte más externa del propio Sol, donde como ya hemos indicado,

aparece el fenómeno de la convección.

La enana roja convierte todo el H que tiene en He mediante las

cadenas protón-protón. Esto hace que el ritmo de combustión del

material sea muy bajo, realizando un gasto mínimo de la masa total de

H, la cual mantendrá encendida a la estrella durante un tiempo

extremadamente largo. La vida de una enana roja se estima en un

tiempo que oscila entre los 2·109 y los 1012 años, dependiendo de la

masa concreta que posea dicha estrella, ya que la velocidad de

combustión depende directamente de su masa. Al tener más masa,

más cantidad se fusiona, y más rápido es el proceso, optimizándose por

el aumento de temperatura.

A medida que pase el tiempo, la estrella irá consumiendo todo el

H y el número de reacciones de fusión nuclear decaerá, provocando un

paulatino enfriamiento del interior y con ello una disminución de la

fuerza expansiva del plasma. La fuerza gravitatoria superará a la

expansiva y la estrella se irá contrayendo al mismo tiempo que se va

enfriando durante un proceso extremadamente lento que acabará

generando una estrella apagada y oscura. A pesar de la contracción y

del aumento de densidad, la estrella no tiene masa suficiente para

volver a encenderse, fusionando el He. La enana roja habrá quedado

reducida a una esfera fría y oscura de H y He que difícilmente podrá ser

detectada al no emitir radiación. No obstante hay que considerar que

el tiempo de vida de las enanas rojas es tan largo (de 2·109 a incluso 1012

84

años) que supera en su gran mayoría el tiempo que se considera tiene

el Universo (se estima entre 1.5·1010 y 2·1010 años), por lo que aún no se

espera detectar ninguna de estas pequeñas estrellas oscuras porque

simplemente no les ha dado tiempo a morir.

Para concluir este bloque resulta especialmente importante

distinguir las enanas rojas, y así los restos oscuros que quedarán cuando

se vayan apagando y comprimiendo, de las llamadas enanas negras o

marrones y de las enanas blancas, que si bien comparten la

denominación de estrellas enanas, tienen un origen, una evolución y

una muerte muy diferente al de las enanas rojas. Es sencillo distinguir una

enana marrón con escasa masa inicial de la enana oscurecida que es

un resto evolutivo, a su vez de escasa masa. La enana marrón con

escasa masa inicial presenta litio en su atmósfera, lo que implica que

nunca ha tenido masa suficiente para poder lograr las condiciones

necesarias para quemarlo.

Masa inicial media (0.4 a 8 Ms)

Para un amplio rango de estrellas cuya masa inicial se encuentra

entre 0.4 y unas 8 veces la masa del Sol, la evolución es diferente y

acabarán formando una gigante roja, perteneciente al grupo III de la

clasificación por luminosidad. En principio llevan a cabo la fusión del H

mediante el ciclo CNO preferentemente, cuando las estrellas tienen del

orden de la masa solar o superior, aunque las reacciones protón-protón

también están permitidas.

La estructura del interior de estas estrellas es más compleja que en

el caso anterior. La energía del núcleo llega a ser tan alta que la

materia directamente en contacto con el núcleo está en un estado de

plasma que resulta transparente a la radiación nuclear, por lo que el

proceso de transporte de energía se lleva a cabo de forma radiante

85

exclusivamente. Como ya hemos visto, en el caso del Sol, el núcleo

presenta unas dimensiones de 1.4·105 Km de radio con una temperatura

que va de 30·106 K a 15·106 K, lo que permite la existencia de una capa

de plasma transparente a la radiación con un espesor de 3.56·105 Km. A

pesar de la existencia de un gradiente de temperaturas entre la zona en

contacto con el núcleo (8·106 K) y la que está en contacto con la capa

más externa (5·105 K), la temperatura de la capa es en todo momento

lo suficientemente alta como para que no se lleven a cabo absorciones

de energía que pudieran provocar corrientes de convección. Será en la

última capa donde la temperatura baje lo suficiente para permitir la

absorción de gran parte de la energía, provocando que aparezca un

transporte por convección que se prefiere al transporte por radiación.

Para una estrella media de masa inicial igual a 6 masas solares, el

valor estimado para la temperatura de núcleo es de 2.7·107 K y la

densidad se calcula en torno a 158g/cm3.

El hecho de que el núcleo esté separado de la capa de

convección por una capa de radiación tiene una interesante

consecuencia. En el núcleo las reacciones de fusión van acumulando

He en formación que se irá situando justo en el centro por ser más denso

que el H. Al no estar sometido ni el núcleo ni la capa consecutiva a la

convección, todo el He generado se quedará almacenado en el mismo

núcleo, estableciéndose una diferenciación por capas en la estructura

de la estrella que se va a mantener a lo largo de su evolución. Estas

estrellas con núcleo diferenciado tendrán una evolución en el tiempo

muy diferente a las anteriores. Cuando el combustible H se ha

consumido en un porcentaje alto (pasa del 70% al 35% de H) el número

de reacciones por unidad de tiempo cae en el interior nuclear.

A lo largo de toda la Secuencia Principal la estrella quemará la

mayor parte del H que tiene disponible en el núcleo. Curiosamente, a

medida que transcurre el tiempo y va consumiendo el H, la luminosidad

de la estrella aumenta con respecto a la inicial. En realidad, aunque el

ritmo de consumo de H debiera disminuir (al haber menos), la alta

86

temperatura y alta densidad lograda en el núcleo de la estrella, logra

sobrepujar esta caída del número de reacciones nucleares, lo que tiene

como principal consecuencia un aumento progresivo de la luminosidad

de la estrella.

Cuando la mayor parte del H se haya consumido, el núcleo de la

estrella será sobre todo un núcleo de He, en tanto en cuanto el H

remanente formará una capa alrededor de este núcleo. En esta capa

de H que rodea al núcleo de He las reacciones nucleares de fusión de H

se seguirán llevando a cabo, aunque con una cantidad de H a

disposición mucho menor. La compresión de estas capas hace que la

tasa de combustión del H se acelere tanto que la estrella se hace

mucho más brillante (del orden de 103 a 104 veces más luminosa de lo

que era). Esta luminosidad será una de las causas de la lenta expansión

de las capas gaseosas de la atmósfera estelar y así del progresivo

enfriamiento de la misma.

Esta nueva situación tendrá como consecuencia principal el

enfriamiento de la estrella ya que ahora el foco generador de energía

será esa cáscara de pequeño grosor alrededor del núcleo de He. El

núcleo de He se enfría y comienza a contraerse, ya que en el interior del

núcleo la fuerza expansiva retrocede ante el colapso gravitatorio.

Además las primeras acreciones de masa hacen que la gravedad del

centro atractivo aumente, y acelere el colapso del núcleo de He, con la

consecuente expansión del resto de capas. De hecho en el caso de

una estrella análoga al Sol la masa del núcleo al convertirse en gigante

roja sería de 0.58 veces la masa total, por lo que el resto, 0.42 veces la

masa solar, se expandirá. Las capas de atmósfera de la estrella

comienzan a expandirse como consecuencia de la absorción de gran

parte de la energía potencial que se libera por la contracción del

núcleo generando energía calorífica, extendiéndose por ello una gran

distancia, más allá de lo que era su anterior superficie y radio, y

disminuyendo en densidad desde los 10-2g/cm3 hasta incluso los 10-

11g/cm3 en la zona más externa. Además, al disminuir la temperatura al

87

expandirse hacia el exterior, las capas de la atmósfera estelar, que

antes eran transparentes a la radiación, se hacen opacas y absorben

lentamente la radiación, por lo que la radiación que escapa es

infrarroja (por el calentamiento convectivo de esas capas de gas) y de

larga longitud de onda (color rojo). De este modo la estrella ha

aumentado su volumen, se ha enfriado, y su color a pasado de ser

blanco o amarillo (por tener atmósfera transparente a la radiación) a ser

rojo. Se puede decir que a lo largo de esta fase la estrella mantiene una

luminosidad constante ya que si bien el núcleo se ha apagado y las

capas externas se han hecho opacas, la producción de la energía en la

pequeña capa de H es muy intensa y la superficie de radiación ha

aumentado.

El aumento de volumen de la estrella no es únicamente un

proceso que se deba a la contracción del núcleo y por tanto a la

absorción de la energía potencial, con el consecuente alejamiento del

nuevo núcleo y el desligamiento gravitatorio por aumento del radio en

el que se colocan dichas capas. Una causa adicional muy importante

está relacionada precisamente con los fenómenos convectivos que ya

hemos indicado. La parte inferior de la atmósfera que ha dejado de

estar en contacto con el núcleo menguante de He posee todavía una

temperatura y presión suficiente como para que los procesos de fusión

protón-protón o del ciclo de Bethe se sigan produciendo, por lo que la

temperatura en dicha capa es del orden de los 107 K. Sin embargo, a

pesar de que el ritmo de fusión nuclear aumenta en dicha capa por el

aumento de la compresión gravitatoria sobre esta capa de H

yuxtapuesta al núcleo de He, la atmósfera de las capas externas se

enfría, se hace opaca a la radiación, y absorbe radiación de longitud

de onda corta, aumentando lentamente la temperatura de la

atmósfera estelar. Como las capas externas están a baja temperatura

(de 3000 K a 4000 K) se produce una corriente convectiva que lleva las

masas de gas desde el interior a la parte exterior de la estrella. Otro

concepto importante a la hora de explicar cómo se calienta y aumenta

88

la temperatura de las capas gaseosas de la estrella es el de su

metalicidad, o sea, la proporción de metales en su atmósfera. Los

metales aumentan la absorción energía radiante por parte de las capas

atmosféricas, aumentado la opacidad de la misma. Este movimiento

convectivo tan importante favorece mucho el viento estelar, tal y como

ya lo hemos comentado con anterioridad. Es esta convección la que

lleva a la parte exterior de la estrella los intermedios y residuos de la

fusión del ciclo del CNO que posteriormente podrán ser analizados por

los espectrómetros. Durante este periodo, en el que la estrella aún no ha

aumentado hasta su volumen máximo, tenemos lo que se denomina

una subgigante roja, perteneciente al grupo IV de la clasificación

basada en los efectos de luminosidad.

La transición de subgigante a gigante roja se produce cuando la

temperatura de la estrella baja lentamente por la expansión de sus

capas y aumenta su luminosidad enormemente ya que aumenta su

superficie. La pérdida de masa en una estrella en estas condiciones es

bastante importante ya que entre el aumento del viento solar, el

movimiento de convección y la disminución de la atracción

gravitatoria, hace que la cantidad de gas que se desliga de la estrella

pueda llegar a ser del 20 al 30% del valor total a lo largo de su

conversión en gigante roja. Junto con la pérdida de masa se pierde una

gran parte del momento angular de la estrella, lo que hace que

disminuya su velocidad de rotación. Al tiempo que aumenta

poderosamente la acción del viento estelar, el volumen de la estrella se

llega a expandir hasta valores de radio que superan los 108Km,

favorecida dicha expansión por todos los procesos que hemos indicado

(de hecho Betelgeuse es una gigante roja con un valor de radio

promedio de 2.5·108 Km). Teniendo en cuenta lo anterior definir el

concepto de volumen para una gigante roja es bastante complejo ya

que tanto el viento solar, como la convección, como la escasa

densidad de las capas más externas, hacen que la superficie de la

estrella no sea definida sino que el límite sea difuso siendo cada vez

89

menos y menos denso en forma de extensa corona, hasta que se llega

al vacío donde ya no hay gases. Considerando la precisión anterior se

puede decir que en el caso del Sol se estima que el radio promedio

alcanzará los 1.4·108 Km (el 99% de la distancia actual Sol-Tierra) cuando

se convierta en una gigante roja, perdiendo en torno al 30% de su masa.

Esta pérdida de masa provocará la disminución de la fuerza de

atracción gravitatoria entre la Tierra y el Sol lo que se traducirá en un

alejamiento de la Tierra hasta los 2.54·108 Km (distancia a la que

actualmente orbita Marte en su afelio, es decir, en su punto más alejado

del Sol). La fuerte convección que se da en esta fase de expansión

hace que algunos materiales producidos en el interior pasen a las capas

exteriores, lo que se conoce como Primer Dragado. Estas capas son en

la práctica totalidad de carácter convectivo, excepto en la parte

externa en la que la temperatura baja tanto que el plasma llega a

combinarse para formar átomos neutros que ya no presentan una

interacción con la radiación, por lo que la capa se hace transparente.

Al tiempo que las capas atmosféricas se están expandiendo, el

núcleo de He se comprime hasta que la fuerza originada por la llamada

degeneración electrónica (contraria a la compresión) se equipara con

la fuerza gravitatoria, equilibrando el núcleo estelar en unas nuevas

condiciones de densidad, presión y temperatura (desde una densidad

de 0.97Kg/cm3 necesaria para que comience la combustión del He

hasta valores aún mayores, cercanos a los 10Kg/cm3, y una temperatura

no inferior a los 108 K) en las que comienzan a fusionarse los núcleos de

He para generar C. Durante esta compresión su velocidad angular

aumenta para que se conserve el momento angular, sin embargo las

capas atmosféricas de la estrella rotarán a una velocidad mucho menor

lastrando la rotación del núcleo y obligándole a disminuir su velocidad.

Este proceso será común a lo largo de la vida de la estrella y es una

consecuencia de la dinámica rotacional diferenciada que poseen el

núcleo y la atmósfera.

90

La fuerza de degeneración electrónica está basada en un

concepto esencial en la Física de partículas y que resultará

especialmente importante para la definición posterior de las llamadas

enanas blancas y estrellas de neutrones. Para tratar de explicar este

concepto, que en ningún modo resulta fácil de entender, se deben

explicar brevemente algunas nociones básicas de la física de partículas.

Todas las partículas que encontramos formando parte de la materia

(donde los electrones, protones y neutrones, son los representantes más

característicos) pueden pertenecer a dos grupos diferentes, pueden ser

fermiones o bosones. Un fermión es una partícula que tiene como

principal característica la de ocupar un nivel energético concreto

dentro del volumen donde se contiene, pero compartiendo ese nivel

solamente con otro fermión que posea un número cuántico de espín

diferente, de modo que por cada nivel energético encontraremos tan

sólo dos partículas tipo fermión. Además no todos los niveles energéticos

que van desde el más bajo al más alto están ocupados por los

electrones en la materia ordinaria, por lo que las densidades son del

orden de gramos partido por cm3 (4.5 g/cm3 para el núcleo de las

estrellas de H o 5.5 g/ cm3 para la densidad media de la Tierra). Los

electrones que forman parte de los átomos son precisamente fermiones,

por ello podemos colocar únicamente dos de ellos en un mismo nivel

energético. Esta regla, denominada también Principio de exclusión de

Pauli, explica por qué se pueden disponer dos electrones como máximo

dentro de un mismo orbital en cualquier elemento. Como es

comprensible, cada nivel energético, ocupa un volumen diferenciado,

tanto en orbitales como en niveles energéticos pertenecientes a bandas

metálicas, por lo que no podemos comprimir dichos niveles de modo

que coincidan físicamente en el espacio dos de ellos, ya que tendrían la

misma energía y aceptarían cuatro partículas en un nivel energético

único. Cuando dos o más niveles presentan la misma energía se dice

que están degenerados y pueden coexistir si físicamente ocupan

espacios diferentes (esto ocurre con los orbitales p de un átomo

91

cualquiera en estado de aislamiento absoluto, los cuales tienen la

misma energía entre sí pero ocupan espacios diferentes), pero son

incompatibles si se les obliga a coexistir en el mismo espacio. Así si se

comprimen dos niveles energéticos con un espacio diferente y que

están ocupados por fermiones, aparece una fuerza que impide

comprimir en uno ambos niveles (tengan o no la misma energía),

permitiendo la contracción de volumen hasta un valor concreto en el

que la fuerza de degeneración se equipara a la fuerza de colapso

gravitatorio. El concepto de degeneración de niveles energéticos es

diferente al concepto de materia degenerada. Se define la materia

degenerada como aquella materia en la que todos los niveles

energéticos definidos a lo largo del volumen de la materia están

completamente ocupados por electrones, colocados dos a dos en los

diferentes niveles, sin que queden huecos libres desde el nivel menos

energético hasta el de mayor energía ocupado. Esta forma exhaustiva

de empaquetar la materia hace que el volumen en el que se comprime

la masa sea mínimo, por lo que los valores de densidad se disparan (970

g/cm3 en una estrella de He). En esta materia degenerada, cualquier

intento de compresión en estas condiciones, se verá neutralizado por la

fuerza de degeneración que se contrapondrá a la fuerza de la

gravedad impidiendo que se deshaga esta estructura de la materia por

la fusión entre sí de los diferentes niveles de energía por donde circulan

los electrones.

Un símil interesante sería aquel en el que tenemos dos ciudades

interconectadas mediante muchos caminos, que se encuentran

diseminados por la superficie en la que se hallan ambas ciudades. Las

reglas de comunicación entre las poblaciones impiden que en cada

camino se encuentren más de dos caminantes, de modo que el número

de caminantes estará relacionado con el número de caminos

disponibles. Por cada camino se permitirá un viajero en un sentido (espín

+1/2) y otro en el sentido contrario (espín -1/2). Si ahora pudiésemos

comprimir los espacios que quedan entre los diferentes caminos, éstos

92

se podrán acercar entre sí, pero lo harán de tal modo que no se

solapen, pues en el momento en que dos de ellos se coloquen

contiguamente sin que halla límite físico entre ambos, se violaría la

regla, ya que formarían un mismo camino, más ancho, pero en realidad

un mismo camino por el que tendrían que ir tan sólo dos personas.

Como puede comprenderse esta ley natural establece un límite

práctico a la hora de empaquetar la materia en condiciones de baja

temperatura o alta densidad, por lo que las estrellas tendrían un

volumen mínimo que frenaría el colapso gravitatorio. De hecho, esto

ocurre así tal y como analizó Chandrasekhar para núcleos de masa con

hasta un máximo de 1.38 veces la masa solar (sin considerar la materia

perdida por la estrella por viento estelar a través de su vida, lo que

elevaría la masa inicial hasta el valor de 8 veces la masa del Sol).

Comprender exactamente por qué es imposible empaquetar más

de dos fermiones en un mismo nivel energético no resulta fácil a no ser

que lo consideremos una propiedad más de la materia, tal y como

podemos considerar la carga o la masa, pero podemos recurrir también

al Principio de Incertidumbre para tratar de comprender el mismo

proceso desde otra perspectiva diferente pero coherente con lo

anterior.

Como es sabido, el Principio de Incertidumbre de Heisenberg se

puede enunciar tal y como se escribe a continuación:

2

px

Siendo ħ la constante barrada de Planck, o lo que es lo mismo la

constante de Planck dividida entre 2 π, es decir (h/2π), x la posición de

una partícula en un momento determinado y p su momento lineal. El

Principio de Incertidumbre establece que la incertidumbre en la

posición (Δx) por la incertidumbre en el momento lineal (p= m· v) debe

ser siempre mayor o igual a ħ/2. Esto en realidad implica que si

93

conocemos bien la posición de una partícula (por lo que su

incertidumbre de posición será muy pequeña) la incertidumbre acerca

del momento lineal deberá ser grande (lo que conlleva que la

velocidad de la partícula tendrá que aumentar para que así aumente

la incertidumbre global, compensando la certidumbre de la posición).

Esta velocidad extra que deben tener las partículas para contrarrestar

una pequeña incertidumbre de posición se denomina velocidad de

Heisenberg y se puede considerar análoga a la velocidad de un gas

normal, en el que el aumento de la velocidad de cada partícula del

gas provoca un aumento de la temperatura global y así un aumento de

la presión del mismo gas, ya que cada partícula gaseosa golpeará más

veces por unidad de tiempo las paredes del recipiente que las

contiene.

De modo análogo al de las partículas de un gas encerrado en un

recipiente, cuando una estrella colapsa reduciendo drásticamente su

volumen y obligando a que la densidad aumente hasta valores

considerados inverosímiles, el volumen en el que podemos encontrar los

electrones se minimiza tanto que la incertidumbre de posición de los

mismos se hace muy pequeña. Por el Principio de incertidumbre la

velocidad de estos electrones tendrá que aumentar hasta la

correspondiente velocidad de Heisenberg para validar la relación de

incertidumbre, lo que provocará el aumento de la incertidumbre en el

momento lineal p. Al aumentar la velocidad, aumentará igualmente la

presión que provocarán dichos electrones, impidiendo que la estrella se

comprima por debajo del radio permitido por la presión de

degeneración. No obstante y a diferencia de un gas cualquiera, que

aumenta su presión de manera constante con la temperatura, la

presión de degeneración se mantiene inalterada con cualquier cambio

de temperatura (ya que no se origina por razones macroscópicas sino

que tiene un origen cuántico) y a pesar de que la temperatura sea muy

baja (lo que llevaría a una cinética electrónica menor) los electrones

mantienen una alta velocidad que es independiente de la temperatura.

94

Al analizar por tanto la contracción del núcleo y la expansión de

las capas gaseosas nos encontramos con una estrella que pasa de un

radio del tamaño solar a uno nuevo que puede llegar hasta lo que es la

actual órbita de Júpiter (Betelgeuse) con una escasa densidad en las

capas gaseosas y una temperatura superficial también bastante baja

(en el caso de Betelgeuse se tienen los 3400 K) que hace que estas

estrellas presenten su color rojo característico que justifica su apelativo

de gigantes rojas. A pesar de tener una temperatura superficial propia

del tipo espectral M presentan una altísima luminosidad que es

consecuencia de su enorme superficie de radiación (se espera que la

superficie de radiación del Sol cuando se convierta en gigante roja sea

unas 40500 veces mayor a la superficie solar actual).

A partir de este punto la estrella presenta una evolución doble,

por una parte sus capas convectivas alejadas del núcleo de He, y por

otra el núcleo de He en sí mismo.

Cuando la estrella tiene una masa en torno a las 0.5 masas solares

(pero no inferior, ya que no alcanzaría la temperatura necesaria para

encenderse), la presión de degeneración electrónica es capaz de

minimizar el colapso gravitatorio durante un tiempo muy largo (107 años)

por lo que la contracción del núcleo de He de la estrella hasta el

equilibrio entre la fuerza gravitatoria y la fuerza de degeneración

electrónica se demora en esa cifra de tiempo. En las estrellas más

masivas la temperatura del núcleo aumenta lentamente por la

compresión gravitatoria a la que se le somete y acaban logrando los 108

K necesarios para que comience el ciclo de He en la estrella mucho

antes que en el caso de las menos masivas, e incluso no necesita una

degeneración total del núcleo.

El encendido del He de la estrella da comienzo a una nueva fase

en la que el radio de la estrella se contrae (dado que el núcleo de la

estrella aumenta de tamaño y así su acción gravitatoria es más sensible

en las capas más externas). La luminosidad disminuye debido a que el

volumen de la estrella disminuye y la temperatura exterior se mantiene

95

aproximadamente constante durante todo el proceso. La práctica

totalidad de las gigantes rojas con alta metalicidad que se encuentran

en esta fase inicial del ciclo del He se concentran en el Diagrama HR en

un sector compacto que se viene a denominar agrupamiento rojo. El

resto de las gigantes rojas, que tiene una baja metalicidad, lo hace a lo

largo de una línea horizontal en el Diagrama HR, la Rama Horizontal, con

un aumento significativo de la temperatura superficial debido a que la

baja metalicidad permite un mayor porcentaje de absorción

energética en las capas exteriores, ya que no se absorbe en las

interiores. A lo largo de todo el nuevo tramo vital, la combustión de He

que se da en el núcleo será la principal fuente de energía de la estrella.

En general este proceso de encendido comienza estando ya la estrella

en equilibrio, habiendo frenado el colapso la fuerza de degeneración. El

núcleo estelar se encuentra más o menos degenerado y con una

densidad enorme a lo que se suman los efectos del encendido, que

ayudan a impedir el colapso. Si el núcleo de las estrellas se encuentra

en la parte superior del rango de masas dado (en torno a las 2.5 Ms) la

degeneración del He del núcleo no tiene que ser completa por lo que

la densidad del núcleo no será tan alta, aunque la temperatura sí haya

alcanzado el valor necesario para que se dé el proceso triple alfa.

Al encenderse la estrella, el núcleo aumenta repentinamente de

tamaño, apareciendo de nuevo una fuerza de expansión análoga a la

existente con anterioridad a la consunción del H. Esta fuerza de

expansión se suma en un principio a la de degeneración por lo que el

núcleo comienza a aumentar de tamaño al tiempo que la fuerza de

degeneración deja de actuar, a medida que disminuye la compresión

gravitatoria (contrarrestada ya por la fuerza expansiva) sobre los niveles

energéticos del He.

Dependiendo del estado en el que se encuentre el material de la

estrella en el momento en el que comienza la fusión del He

encontramos dos evoluciones diferenciadas que tienen efectos muy

diversos.

96

Cuando la masa del núcleo estelar es del orden de la masa solar,

el núcleo de He se encuentra degenerado en un gran porcentaje. Esto

hace que cuando se enciende la estrella con el nuevo combustible, la

fuerza de expansión aparezca de repente para acoplarse a la fuerza de

degeneración, lo que provoca un aumento repentino del radio del

núcleo de He y una rápida pérdida de la degeneración del He del

núcleo. La pérdida de degeneración provoca el paso de una densidad

enorme a una densidad más moderada, acompañándose la expansión

de un aumento de la temperatura que procede del encendido del

núcleo estelar. Esta onda expansiva de materia y sobre todo de energía

se denomina flash de He y barre todas las capas externas de lo que era

la gigante roja provocando la aparición de un viento estelar, que si ya

era vivo antes, ahora es aún más masivo. La combustión del He durará

en torno a los 106 años, lo que mantendrá a la estrella iluminada hasta

que, al igual que ocurrió con el H, se acabe el He, y el núcleo de la

estrella se enfríe y contraiga nuevamente, formándose de nuevo otra

gigante roja.

Con el núcleo apagado tras consumirse el He, la contracción del

mismo aumenta y se dan las condiciones adecuadas para que la fusión

de He se mantenga en una fina capa que se encuentra sobre el núcleo

de C y O de la futura enana blanca. La capa de He suele encontrarse

bajo otra capa aún más fina de H que aún permanece sin quemar en la

zona más externa y que al estar activa la capa de He se enciende

igualmente. Con la contracción sufrida por el núcleo y la pérdida

constante de masa por el viento solar, algunas capas externas de la

nueva gigante roja, quedarán aún más desligadas de la gravedad que

antes, por lo que la estrella se expande mucho más todavía. La

temperatura exterior cae y así se establece un nuevo gradiente entre las

capas activas de He e H y la lejana superficie exterior, permitiendo

nuevos dragados convectivos que llevan C, O y Mg a las capas

externas. Con el aumento de temperatura interior y la nueva superficie

97

de radiación, la gigante se hace más luminosa que nunca, lo que la

aloja en la Rama Asintótica Gigante en el Diagrama HR.

En estos estertores finales la estrella se desestabiliza como

consecuencia de poseer dos fuentes de energía diferenciadas, tanto en

localización física como en cuantía energética. La convección

aumenta otra vez, pero lo hace en forma pulsante, debido a las

diferencias en los ritmos de quemado entre las dos capas que provocan

flujos convectivos muy efectivos para expulsar la materia en torno al

núcleo. Las capas atmosféricas así impulsadas se desligan de la

atracción gravitatoria del núcleo, continuando la expansión que

comenzaron durante la fase de gigante roja, perdiéndose en forma de

capas concéntricas de gas, dejando al núcleo con algunas capas del

gas atmosférico que habrán quedado ligadas por gravedad y que

inician un lento colapso sobre la estrella. El resto de la materia estelar

(del 40 al 60%, porcentajes donde se engloba la pérdida de masa que

se produce durante el paso de la estrella a gigante roja) se perderá

paulatinamente en esta expansión final, generando lo que se llama una

nebulosa planetaria. Dicha nebulosa no es otra cosa que el resultado

del gas alejándose del centro estelar, que queda como un punto

blanco, con alta temperatura, en el medio de las cáscaras concéntricas

de gas que se enfrían a medida que se pierden en el espacio. Esa

pequeña estrella blanca que centra la nebulosa es una enana blanca,

perteneciente al tipo VII de la clasificación de luminosidad.

Si el núcleo de la estrella posee una masa superior a las 2.5 Ms el

He del núcleo estelar no se encontrará degenerado más que en un

porcentaje bajo por lo que el paso de He degenerado a He no

degenerado se produce sin ninguna ola energética (el flash de He no

ocurrirá en estas condiciones). El resto del proceso es idéntico al

desarrollado anteriormente.

98

Nebulosa planetaria

La nebulosa planetaria es tal y como hemos visto en el apartado

anterior una forma más de las diferentes en las que la estrella se nos

presenta en su ciclo normal de vida. Tras pasar sus fases de estrella

mediana o también llamada enana amarilla, su fase como subgigante

roja y su fase como gigante roja, la estrella acaba perdiendo gran parte

de su materia (del 40 al 60% como ya he indicado) en forma de capas

de gases que concéntricamente se van alejando del núcleo central.

Dicho núcleo estelarmente hablando es una enana blanca, que tras

perder completamente la atmósfera anterior quedará como una enana

blanca solitaria, sin ningún tipo de nebulosidad que le dé el peculiar

carácter que posee durante esta corta fase vital.

El nombre de nebulosa planetaria evoca erróneamente un

componente planetario que no tiene nada de real. Simplemente es una

consecuencia del parecido que presentan al ser observadas mediante

telescopios con los grandes planetas gaseosos Urano y Neptuno. Las

primeras visualizaciones presentaban cuerpos más o menos esféricos y

con un color verdoso y nebular que recordaba claramente el aspecto

que estos mismos planetas presentaban al ocular del telescopio.

Las nebulosas pueden tener una gran variedad de formas

dependiendo de cómo se haya producido el proceso de pérdida de

materia, aunque en general son formas de simetría esférica. Al estar

iluminadas por la enana blanca central que puede estar nuclearmente

activa en el ciclo del He, lo que genera temperaturas superficiales de

hasta 105 K, la nebulosidad de estas capas es visible desde larga

distancia con una variedad de colores que depende del grado y tipo

de absorción que se produzca en los gases. Incluso presentan una

fluorescencia muy característica al ser irradiadas por las radiaciones

ultravioletas procedentes de la enana blanca (las temperaturas

superficiales son tan altas que la estrella emite en aquellas longitudes de

99

onda del ultravioleta permitidas por la cuantización de Planck). La

temperatura de estas capas va disminuyendo a medida que se alejan

del foco central por lo que la naturaleza química de la misma también

va cambiando, forzando a que tanto el H como el O y el N existentes en

su interior se encuentren en forma diatómica, debido a la mayor

estabilidad molecular a baja temperatura, respecto a la mayor

estabilidad de átomos aislados a alta temperatura (la temperatura

crítica de equilibrio para el H son los 2000 K, por debajo de los cuales el

H preferirá la forma H2 antes que la forma disociada).

Resulta también de gran importancia para la evolución de los

sistemas no gaseosos en el universo, la naturaleza química de estas

capas de gases escapadas de la gigante roja. Tanto el C como el O y el

N que aparecen después en pequeñas concentraciones a lo largo y

ancho del espacio (nuestro planeta es un buen ejemplo de ello) se han

sintetizado en las estrellas de mediano tamaño mediante las diferentes

vías de combustión del H, y se han repartido a la muerte de la gigante

roja.

El tiempo que las capas de gas permanecen visibles en torno a la

estrella no es muy largo aunque los valores dependen de la masa, del

grado de degeneración del núcleo antes de volver a su estado habitual

y de otros parámetros. En general se considera que el tiempo de vida

medio para estas formaciones es de 104 años, lo que hace que

aparezcan y desaparezcan en un tiempo cosmológicamente corto.

Límite de Chandrasekhar

La fuerza de degeneración electrónica, como hemos analizado

anteriormente, impide que la fuerza gravitatoria colapse la estrella

comprimiendo la materia y forzando a los diferentes niveles de energía

a ocupar un único volumen. Esta presión de degeneración,

100

interpretando dicha fuerza a modo de presión, no puede superar un

valor crítico, por lo que cuando la presión gravitatoria supera dicho

valor crítico la masa colapsa, reduciendo el radio a valores inferiores a

los que son habituales para las enanas blancas.

Cuando los valores de presión son medios, así como los de

densidad, y cuando la temperatura, aún siendo alta, no supera unos

valores críticos, la materia que constituye la estrella mantiene una

distribución normal según la ley de Maxwell-Boltzmann para un gas

ideal. De este modo las características de la materia pueden ser

conocidas sin problemas usando las leyes clásicas.

Cuando la presión, la densidad y la temperatura son muy

elevadas, entonces se confinan las diferentes partículas de la materia

en un volumen tan pequeño que acaban teniendo propiedades muy

diferentes a causa de las consecuencias que dicho empaquetamiento

genera. La distribución que presenta la materia degenerada será muy

diferente a la de Boltzmann, adaptándose a la de Fermi-Dirac.

El análisis de Subrahmanyan Chandrasekhar se basa en considerar

la esfera de He, C y O análoga a una esfera de fluido donde se pueden

aplicar las ecuaciones de estática de fluido. Para ello tendrá que

considerar a la estrella un sistema de fluido sin movimiento (será por

tanto un valor límite para enanas blancas en ausencia de rotación) y

aplicarle las fórmulas que relacionan la presión de degeneración con la

densidad de la estrella, análogamente a lo que se haría con la presión

de expansión de un gas y su densidad. La densidad se calcula, como es

habitual, mediante la razón entre masa y volumen. Y es aquí

precisamente donde encontramos una primera dificultad ya que la

masa de los electrones, que se mueven en los diferentes niveles de

energía de la materia degenerada de la enana blanca, depende de la

velocidad a la que dichos electrones se desplazan. Tal y como vimos al

tratar de explicar la presión de degeneración, el Principio de

Incertidumbre, hace que los electrones aumenten su velocidad al

disminuir el volumen en el que se les confina. La velocidad de estos

101

electrones será por tanto mayor a mayor sea la fuerza gravitatoria que

colapse la estrella. Cuando la velocidad de Heisenberg de esos

electrones se acerque a la velocidad de la luz, las correcciones

relativistas a las ecuaciones de la hidrostática se hacen necesarias y por

tanto tendremos una ecuación de presión de degeneración para

valores de masa pequeños (que generan velocidades de Heisenberg

no despreciables frente a la velocidad de la luz) y otra para mayores

valores de masa (que permiten el encendido de la estrella antes de que

la materia se degenere totalmente, por lo que los electrones no se

acelerarán a velocidades muy altas al frenarse el colapso por la fuerza

de expansión que aparece con la combustión del He). Si bien es cierto

que en la enana blanca final la materia está degenerada para valores

cercanos al límite.

Igualmente hay que tener en cuenta que los electrones no se

empaquetan en la materia de la estrella de modo que un máximo

número de ellos ocupen el nivel de mínima energía (lo que sería una

distribución estadística de Maxwell-Boltzmann) sino que lo hacen

cumpliendo la regla de Pauli, por lo que deben distribuirse colocando

los electrones en los niveles de dos en dos (lo que sería una distribución

estadística de Fermi–Dirac). Esto implica que al disminuir la temperatura,

los electrones no se colocarán todos en el nivel más bajo de energía, ya

que como máximo cabrán dos de ellos, y así aunque la temperatura

sea muy baja, la energía de los electrones será extremadamente alta al

ir colocándose de dos en dos en orden creciente de energía. Si la

distribución de los electrones siguiese la distribución normal o de

Maxwell-Boltzmann habría un máximo de partículas en el nivel mínimo y

su número decaería exponencialmente a medida que rellenamos los

niveles ascendentes, por lo que la energía de la estrella sería muy baja y

estaría en consonancia con la temperatura de la estrella. La distribución

por tanto de Fermi-Dirac es coherente con el Principio de Incertidumbre,

que da una gran energía cinética a los electrones de modo

independiente a la temperatura. Las propiedades de la materia serán

102

en este caso las de los electrones con mayor energía del sistema,

variando enormemente de lo que se esperaría para la distribución

normal, siendo así la presión de las partículas mucho mayor de la que

por temperatura les correspondería. La presión de degeneración es por

tanto independiente de la temperatura.

La presión de degeneración en una enana blanca se puede

calcular teniendo en cuenta todo lo anterior, considerando que

cuando la presión de colapso no es muy alta (para enanas blancas

poco masivas de 0.5 a 1 masa solar o para núcleos de He en colapso

mayores de 2.5 Ms) entonces la velocidad de Heisenberg para los

electrones de la materia degenerada del núcleo no es tan alta que

requiera una corrección relativista. En tal caso la presión se puede

calcular a partir de la densidad de la enana blanca, lo que permite

considerar su estructura análoga a la de un politropo, donde la presión

sólo depende de la densidad del cuerpo y por tanto se puede calcular

de un modo sencillo:

3

5

13

deg )·(10·991.0

eneraciónP

Se puede observar que la presión de degeneración es una

constante multiplicada por la raíz cúbica de la densidad de la estrella a

la quinta potencia. La presión aumenta con la masa y el radio en el que

se confina se hace cada vez más pequeño. En el caso anterior el cero

se alcanzaría lentamente y el valor máximo de la masa de la enana

blanca sería mucho mayor que el que se considera válido. Cuando la

masa sin embargo es mayor y la presión de degeneración es mucho

mayor, la fórmula de estática de fluidos debe ser corregida, quedando

la siguiente:

3

4

15

deg )·(10·231.1

eneraciónP

103

En ambas fórmulas el valor μ representa la masa molecular media

por electrón en dicho gas. Los valores en ambas fórmulas se deben

introducir en las unidades del sistema cegesimal. Para una estrella

degenerada, la cantidad de H es despreciable y el He es más

abundante, por lo que el valor de μ para estas estrellas está en torno a 2

para un núcleo degenerado de He y a 4 para una enana blanca.

En esta nueva fórmula los valores del radio a medida que la masa

de la estrella aumenta tienden rápidamente a cero. Será precisamente

cuando el radio se iguale a cero, y el volumen de la enana fuese cero

cuando tendríamos el límite posible de masa. Este límite de masa es el

llamado límite de Chandrasekhar y tiene un valor de 1.39 masas solares.

Este valor es el valor máximo que puede tener una enana blanca pero

no el valor de masa inicial de una estrella necesario para acabar sus

días como gigante roja primero y enana blanca después. Dicho valor es

mucho más variable ya que dependerá de las pérdidas de masa totales

que sufra a lo largo de los ciclos de vida previos. Normalmente serán

masas iniciales en torno a las 6 veces la masa del Sol las que acabarán

generando enanas blancas, aunque como es lógico, los rangos de

masas oscilan enormemente dependiendo de las aproximaciones

utilizadas para abordar la resolución de las ecuaciones. Se barajan

valores máximos iniciales de entre 3 a 8 Ms, que acabarían generando

enanas blancas cuya masa final quedaría dentro de los límites

establecidos por Chandrasekhar.

Otro modo de obtener fácilmente el límite de Chandrasekhar

consiste en hacer un análisis energético de los átomos constitutivos de la

enana blanca, tanto en su energía gravitatoria como en su energía

cinética. Así la energía global del sistema será la suma de la energía

cinética y de la energía potencial. Si calculamos la suma total de la

energía por unidad de masa y minimizamos dicha energía

encontraremos la relación de estabilidad para la estrella. Al igual que

antes tendremos electrones cuya velocidad estará o no cercana a la

de la luz dependiendo de la masa de la estrella.

104

Cuando no se requiere un análisis relativístico de las velocidades,

la energía cinética de las partículas se define mediante la siguiente

fórmula.

2

2

1mvEc , siendo m la masa de una partícula y v su velocidad,

que consideraremos igual a la promedio.

Dichas magnitudes se pueden estimar para una cierta masa de la

estrella usando valores medios, es decir, que la energía cinética sería la

suma de todas las energías cinética de las partículas, considerando su

masa idéntica (electrones) y considerando la velocidad de cada una

igual a la velocidad media que determina la temperatura. Como la

energía cinética de las partículas de la enana dependerá básicamente

de los electrones, ya que la velocidad de los núcleos es despreciable

frente a la velocidad de éstos, podemos escribir la Ec en función de los

electrones, obviando a los núcleos.

Así la 2

2

1mvEc , se puede escribir para la enana blanca como

Nm

mmvEc 2

2

1 donde hemos multiplicado arriba y abajo por la masa

de un electrón y por el número de electrones por unidad de masa (N)

de modo que obtendremos la energía cinética por unidad de masa. A

partir de ahora sólo que escribir la ecuación anterior en función del

momento.

Sabiendo que el momento lineal p es la masa por la velocidad

podemos escribir:

m

pN

m

pNEc

22

22

, puesto que el momento lineal según el

principio de Heisenberg lo conoceremos siempre con un grado de

incertidumbre p y así lo podemos sustituir.

Recordemos que el Principio de Incertidumbre se define como:

105

2

px , por lo que despejando y aproximando tenemos que

xp

, por lo que podemos escribir:

2

2

2

22 xm

N

m

xN

Ec

, lo que queda en función de la

incertidumbre en la posición Δx que se puede aproximar fácilmente

teniendo en cuenta que n es el número de electrones por unidad de

volumen. Como tendremos todos los electrones de la enana blanca de

manera desordenada podemos considerar que Δx será justamente la

distancia promedio estadísticamente hablando entre todos estos

electrones. Así podemos concebir la enana formalmente como una

estructura de cubos con los electrones inmóviles separados unos de

otros Δx y colocados en los vértices de dichos cubos. Como los

electrones son indistinguibles, al estar desordenados nos dará igual

considerar que están o no en movimiento ya que la densidad será más

o menos la misma y la distancia promedio entre los diferentes electrones

será precisamente la distancia que separaría a ocho electrones

estáticos en un cubo teórico.

Como n es el número de electrones por unidad de volumen en la

enana, al considerarse homogénea debido al comportamiento

estadístico válido de los electrones, podemos calcularlo dividiendo el

número de electrones por celda unidad entre el volumen de dicha

celda:

3x

kn

, donde k es el número de electrones por celda unidad y

el volumen de dicha celda se obtiene como el volumen del cubo

formado por las distancias promedio entre las partículas.

Cada celda unidad teórica está formada por 8 electrones, uno en

cada vértice, pero a su vez cada uno de esos 8 electrones pertenece a

ocho celdas iguales yuxtapuestas a la que se considera. De este modo

106

cada uno de los 8 electrones participa con 1/8 en la celda que

consideramos, lo que da un total de 1 electrón por celda unidad, lo que

implica que el valor de incertidumbre en el espacio será del orden de:

3

1

1

n

x , lo que sustituyendo en la fórmula de la energía cinética

da una expresión en donde la energía dependerá exclusivamente de la

densidad electrónica y del volumen de la enana:

m

nNEc

2

3

2

2, que se puede volver a transformar considerando

que n es el número de electrones por unidad de volumen y que la

enana blanca es una esfera:

33

3

4 R

totaleselectronesn

R

totaleselectronesnn

oo

, que a su vez podemos

desarrollarla porque N es el número de electrones por unidad de masa,

por lo que el número de electrones total en la enana será N· M, siendo

M la masa de la enana blanca.

3R

NMn

Si introducimos este valor en la energía cinética tendremos una

relación donde aparece el radio y la masa de la estrella:

2

3

2

3

5

2

2 Rm

MNEc

La energía potencial por unidad de masa que posee una estrella

se puede escribir mediante la fórmula conocida donde G es la

constante de la gravitación universal, cuyo valor resulta invariable en

cualquier medio, lo que es una gran ayuda en este caso:

107

R

MGE p

De modo que la suma 0 pc EE nos lleva a la ecuación que se

escribe a continuación:

02 2

3

2

3

5

2

R

MG

Rm

MN

Despejando R obtenemos una dependencia con la masa que

hace que el radio decrezca al aumentar la masa; lo que era evidente al

analizar la fórmula como politropo.

3

1

23

5

2 MGm

NR

Si ahora hacemos lo mismo con electrones relativistas, la energía

cinética por unidad de masa la podemos cambiar sabiendo que

mp 2/2 , cuando la velocidad es la de la luz, se aproxima a cp ,

representando por c la máxima velocidad alcanzable por cualquier

cuerpo.

Sustituyendo en la energía cinética por unidad de masa tenemos

finalmente una expresión en función de las magnitudes estelares

características:

R

cMNncNc

xNcpNcpN

m

pNEc

3

1

3

4

3

12

2

Si igualamos la energía cinética relativista por unidad de masa

con la energía potencial por unidad de masa, igualamos a cero y

despejamos la masa, tendremos el valor de masa límite establecido por

108

Chandrasekhar para las enanas blancas. Límite que puede ponerse en

función de la masa solar y que tiene el valor de 1.39 veces la masa solar.

2

3

2

G

cNM harChandrasek

La enana blanca

La pequeña y densa estrella que permanece tras la muerte de la

gigante roja se mantiene activa mediante reacciones de fusión de He,

para generar C y O en menor proporción, localizadas en una capa

externa al núcleo degenerado. Cuando la masa de la estrella original se

encuentra en el intervalo establecido en este bloque (usualmente por

debajo de 8 Ms) no genera en el núcleo de C que se va creando en el

interior una presión suficiente como para que comience la reacción de

fusión del ciclo del C, que sí se dará para estrellas más masivas. De este

modo la enana blanca será el último estadio de vida para estas estrellas

de masa pequeña, que forman en torno al 97% de las estrellas

conocidas.

Una enana blanca está sometida al límite de masa de

Chandrasekhar por lo que no superará los aproximadamente 1.4 Ms que

he indicado en el apartado anterior. Tan sólo podrían ser valores

mayores para enanas de rotación rápida, ya que el científico hindú

calculó el valor límite para enanas en reposo, y en el caso de rotar la

fuerza centrífuga haría menor el efecto de la presión gravitatoria por

disminución de la fuerza de la gravedad según la latitud del punto, tal y

como ocurre en la Tierra, permitiendo por tanto agrupar más masa de la

establecida. No obstante la mayoría de las enanas blancas

descubiertas tienen una masa de entre 0.5 y 0.6 Ms, lo que es lógico

pensando que el 97% de las estrellas son de un tamaño semejante al Sol.

109

Los radios de estas enanas son semejantes al radio terrestre, entre 0.008

y 0.02 veces el radio solar, lo que nos hace pensar en la alta densidad

que encontramos en el interior de las enanas, que puede llegar a los

1000 Kg/cm3.

Es la alta densidad la principal característica de la enana blanca.

Como hemos visto según las ecuaciones de estática de fluidos, a mayor

masa posea la enana blanca menor será su radio y mayor su densidad,

lo que es muy interesante a la hora de interpretar cómo se dispone el

He, el C y el O en el interior de la estrella. La presión de degeneración y

la presión de expansión debida a las reacciones nucleares del proceso

triple alfa son las dos fuerzas que se oponen a la presión gravitatoria de

la masa de la estrella. De este modo toda enana blanca está parcial

(cuando la masa es mayor y se ha encendido rápidamente) o

totalmente degenerada.

La mayoría de las enanas blancas presentan una luminosidad de

entre 0.01 y 0.0001 veces la luminosidad del Sol lo que hace que posean

magnitudes absolutas de 10 a 15, convirtiéndolas en objetos difícilmente

observables. La baja luminosidad no se debe a su temperatura

superficial ya que la mayoría tiene valores que oscilan entre los 8000 y

los 40000 K sino a la pequeña superficie de radiación que presentan

(recordemos que tienen una superficie semejante a la de la Tierra).

La composición química de la enana blanca es otro de los

asuntos más complejos de analizar ya que depende mucho del

momento concreto en el que se analiza su espectro, que es la única

fuente de información al respecto. Una enana blanca comienza su

existencia como núcleo de He degenerado que se enciende y

comienza a fusionar los átomos de He entre sí convirtiéndolos en C y O

básicamente. De este modo una enana blanca tiene un pasado como

núcleo degenerado de una estrella del ciclo de He, donde estaba

constituida por He exclusivamente, que a medida que pase el tiempo se

irá enriqueciendo en O y C, que al ser más densos se irán acumulando

en el centro. Cuando el núcleo haya agotado aproximadamente todo

110

el He, la estrella será una estrella de C y O con una pequeña capa

externa de He que aún tendrá temperatura suficiente como para seguir

fusionándose, formándose la enana blanca tras la definitiva pérdida de

las capas atmosféricas. A veces la enana blanca mantiene una cierta

cantidad de H procedente de los restos de la atmósfera de la gigante

roja de la que proviene, por lo que el núcleo de C y O se encontrará

rodeado de una capa de He en fusión y de otra capa más externa de H

a alta temperatura. Finalmente la enana blanca se irá apagando y se

convertirá en una estrella de C y O exclusivamente, que poco a poco

generará una enana marrón (término más amplio y que incluye a

estrellas con escasa masa) o enana negra, dependiendo de la

terminología elegida.

Como hemos elegido un margen de masa relativamente

pequeño, las enanas blancas que aparecen a partir de estrellas de

masa inicial inferior a 8 Ms no generarán en el núcleo presión suficiente

para lograr la fusión de los átomos de C entre sí y sintetizar Ne, lo que sí

ocurre cuando las masas superan dicho valor, por lo que la estrella

acaba su vida lentamente a medida que se enfría como una estrella de

carbono. Masas superiores sí lograrán que las estrellas fusionen el C del

núcleo en Ne y el Ne posteriormente en Fe, pero la evolución será muy

diferente tal y como veremos más adelante.

Una vez que el He de la pequeña capa exterior se ha agotado, la

enana blanca se encontrará en una situación muy parecida a la que

estaba la estrella antes de convertirse en enana blanca. Como las

reacciones de fusión tan sólo tendrán lugar en la capa más externa de

He que rodea a un núcleo muy desarrollado de C y O, la enana poco a

poco se enfriará y contraerá aún más, lo que dejará en el centro una

pequeña enana blanca de carbono, que mantendrá una altísima

temperatura pero que se irá enfriando paulatinamente a medida que

pasen los años.

La enana de carbono así formada no tiene ninguna fuente de

energía, pero aún guarda una enorme cantidad de energía ya que sólo

111

se puede deshacer de ella en forma radiante. Al tener una superficie de

radiación tan pequeña (del orden de la superficie terrestre) la cantidad

de energía que elimina por unidad de tiempo es mínima por lo que se

mantiene a alta temperatura mucho tiempo después de haber dejado

de fusionar los núcleos de He. Además de la pequeña superficie de

radiación que presenta, persisten capas exteriores de He y a veces de

H, que a las temperaturas a las que se encuentran (de 8·103 K a 1.6·104

K) suelen ser opacas a la radiación (recordemos que las temperaturas

necesarias para que la materia sea transparente a la radiación son del

orden de los 105 K), impidiendo que la enana se enfríe mucho más

rápido por una radiación impedida. De hecho para una enana blanca

de carbono con una masa de 0.6 Ms se estima que en bajar hasta los

5500 K emplearía unos 3.3·109 años, lo que da cuenta de la dificultad

que tiene la estrella para enfriarse.

El rango de temperaturas a las que se encuentran sometidas las

enanas blancas varía enormemente dependiendo de la fase vital en la

que se encuentran. Para comprender esto debemos recordar que la

temperatura necesaria para la combustión del He es de unos 108 K, que

será la temperatura máxima de la superficie interior de la capa de He

bajo fusión, que irá descendiendo a partir de que se haya consumido el

He disponible. Las temperaturas más altas que se miden en la superficie

de la estrella estarán en torno a los 4·105 K, que descenderán más o

menos rápidamente a medida que transcurra el tiempo, dependiendo

de la existencia o no de capas más externas de He e H. Cuando la

capa de He se apaga, se enfría y como la temperatura del interior

estelar es tan elevada, la masa de C y O es transparente a la radiación

e isoterma, lo que provocaría que, de no existir una capa externa

convectiva, la radiación escapase sin trabas y la energía del núcleo

estelar decayese a alto ritmo. En cambio la existencia de capas

convectivas opacas, por muy finas que estas sean (la capa de He suele

ser tan sólo de 0.001veces la masa de la enana y la masa de H de

0.00001 veces) hace que la diferencia entre la temperatura interior

112

estelar y la exterior sea enorme (del orden de 107 K en el interior y 104 en

el exterior) con lo que la radiación emitida será también menor por la

absorción que se produce en estas capas.

Es precisamente ahora cuando podemos comprender la

clasificación ofrecida en el apartado correspondiente para las enanas

blancas, que englobadas bajo la letra D se diferenciaban según las

líneas espectrales de absorción. Así las enanas clasificadas como DA

(presentan líneas de H) serían enanas con una capa exterior de H

superpuesta a una capa de He que a su vez se superpone al núcleo de

C y O, las clasificadas como DB (presentan líneas de He) carecerán de

capa de H, presentando sólo la capa de He no ionizado, He que se

encuentra ionizado para las DO, y finalmente las clasificadas como DQ

(líneas de C) serán núcleos puros de C y O, desprovistos de atmósferas

gaseosas.

El estado en el que la materia se encuentra en la enana blanca

varía en razón a la temperatura existente en el interior de la estrella.

Cuando la temperatura es muy alta, por ejemplo cuando aún el He no

se ha consumido o acaba de consumirse, los átomos se encuentran

ionizados, de modo que los núcleos atómicos están empaquetados

unos cerca de otros y los electrones se mueven libremente por el interior

del material formando lo que se llama plasma. A medida que la enana

se va enfriando comienza un proceso de cristalización que comienza en

el núcleo y se va extendiendo hacia fuera en una proporción que

dependerá de la masa y de la temperatura de la estrella. Se estima que

el porcentaje de cristalización de los núcleos oscila entre el 30 y el 90%

del total. Tanto el C como el O del interior nuclear cristalizan en el

sistema cristalino cúbico centrado en el cuerpo. A pesar de la enorme

presión a la que están sometidos los núcleos atómicos, el

empaquetamiento al que se someten no es de los más compactos, de

hecho presenta un 32% de espacio vacío en vez del 26% libre en un

empaquetamiento cúbico compacto centrado en las caras. El cristal

113

que se forma en la enana presenta una estructura análoga a la

estructura de los metales alcalinos (Na).

Como es lógico en los primeros estadios del enfriamiento, la

temperatura mantiene el interior de la estrella en forma de plasma con

una presión de expansión sensible, pero poco a poco la contracción

aparece y así la fuerza de degeneración electrónica aumenta. En ese

momento tanto en el plasma como en el posterior cristal, los electrones

están degenerados como he indicado en las secciones precedentes. Si

antes el plasma permitía la existencia de una red móvil de núcleos libres

de C y O, hasta cierto punto desestructurada, por la cual los electrones

se desplazaban ocupando diferentes niveles de energía, siempre de dos

en dos siguiendo la distribución de gas electrónico marcada por Fermi-

Dirac, ahora en el cristal, la red se ha hecho rígida pero los electrones

siguen manteniendo una degeneración que les obliga a ocupar todos

los niveles desde el más bajo al más alto, siguiendo la misma distribución

que en el plasma. Por tanto, a pesar del enfriamiento que sufre la

materia de la enana blanca, no hay un cambio sensible en el

movimiento de los electrones. La estrella se torna en un gran cristal de

alta densidad que se irá enfriando lentamente a medida que la

radiación va eliminando la energía térmica acumulada durante los años

de encendido de la estrella. El resultado final será una pequeña estrella

oscura que actualmente se denomina enana negra, que no hay que

confundir con las agrupaciones de gas que no tienen masa suficiente

para encenderse por sí mismas, y que evidentemente, tienen una

historia mucho menos interesante que esta pequeña esfera de cristal

(que también se denomina según algunos autores enana marrón). Estas

enanas negras requieren un periodo tan elevado para crearse que aún

el tiempo de vida del universo no ha llegado a alcanzarlo por lo que

presumiblemente todavía no existen.

114

Supernova tipo Ia (sin líneas de H)

Las enanas blancas que forman parte de un sistema binario

pueden atraer masa de la estrella compañera. Esta masa pasa a

compactarse con el núcleo de C y O de la enana blanca aumentando

tanto la densidad como la presión gravitatoria a la que está sometida la

estrella. No obstante la estrella no colapsará inmediatamente gracias a

la presión de degeneración electrónica que mantiene el equilibrio. Este

aumento continuo de masa provocará eso sí que antes o después se

supere el límite de Chandrasekhar para la enana, lo que desestabilizará

el núcleo y acabaría colapsando la enana blanca en otro tipo de

estrella aún más densa, lo que sin embargo no ocurre debido a que

dicho límite no se supera por acreción de la masa externa, debido a

que antes se da el encendido del C del núcleo de la enana, que

provoca un estallido de la misma. Dicha explosión estelar es lo que se

denomina supernova y suele ser tan poderosa que la mayoría de las

veces desintegra la estrella completamente.

El proceso de acreción de masa de una estrella a otra puede

verse muy favorecido cuando una de las dos estrellas es una enana

blanca y la otra una gigante roja. Es una situación normal en el universo

cuando en un sistema binario, la mayor de las estrella se convierte la

primera en gigante roja y acaba perdiendo su atmósfera quedando

como enana blanca. Más tarde será su compañera menos masiva la

que aumente su tamaño convirtiéndose a su vez en gigante roja. En su

expansión puede incluso envolver a su compañera enana blanca, que

tras el reajuste gravitatorio que las hace girar en torno a un centro

común, empezaría a tomar materia de su compañera fácilmente, hasta

su estallido como supernova.

La enorme presión que comprime la materia en el núcleo estelar,

ocasionada por la degeneración de la materia, no aumenta por la

acreción de materia, ya que dicha materia se encuentra degenerada.

115

Así el núcleo no se expande y por tanto no se enfría, por ello esa energía

gravitatoria perdida se emplea en aumentar la temperatura del núcleo

que así llega a alcanzar la temperatura suficiente como para que la

estrella vuelva a encenderse, transformando el C en Ne. La energía que

se libera por la reacción nuclear es tan grande que provoca una gran

onda expansiva, desestabilizando la estructura de la enana blanca. Esta

desestabilización no sólo se produce por la efusión violenta de energía

radiante y calorífica, sino por la gran producción de neutrinos que se

llevan gran parte de la energía del núcleo. El núcleo se enfría por ello

más de lo que lo hacen las capas superiores, provocándose una

inversión de temperaturas que se coordina con el resto de factores, ya

que el núcleo pasa a contraerse. La reacción nuclear que aparece en

estas condiciones es tal, que en unos segundos consume la escasa

masa de C que posee la enana blanca, generando una reacción

nuclear en cadena que acaba con una explosión de energía que

prácticamente desintegra la enana.

La acreción de masa no hace que se supere el límite establecido

por Chandrasekhar como hemos indicado, al contrario se estima que al

faltar en torno al 1% para las 1.38 Ms el núcleo se enciende y la estrella

estalla expulsando un elevado porcentaje de su masa al exterior. La

explosión es tan vigorosa que la velocidad de la materia estelar alcanza

el 3% de la velocidad de la luz (de 5·103 a 2·104 Km/s).

Este estallido se acompaña por una gran emisión radiante que

hace que la magnitud absoluta de la enana blanca pase del intervalo

de 10 a 15 a los -19.3 lo que implica un aumento de luminosidad

verdaderamente sorprendente (de hecho aplicando la fórmula de

Pogson y teniendo en cuenta que la magnitud absoluta del Sol es de

4.83, se calcula que la luminosidad sería de 4.49·109 veces mayor que la

del Sol). Curiosamente esta luz que procede de la supernova no tiene su

origen en la combustión del C y su posterior explosión. De hecho, el

material de la enana se encuentra a una densidad tan elevada que

para hacerse transparente necesita enfriarse y expandirse (tendría que

116

pasar de los 106 g/cm3 a densidades entre 20 y 0.01 g/cm3 y pasar de

temperaturas de 108 K a temperaturas por debajo de los 106 K) y de

este modo permitir el paso de la radiación lumínica sin que se absorba y

se convierta en energía térmica-cinética.

La radiación observable desde la Tierra tiene origen en los núcleos

radiactivos que se generan durante esta terrible explosión. De hecho

durante el tiempo que sería necesario para que la materia se hiciese

transparente a la radiación, la totalidad de la energía disponible se ha

transformado en energía cinética y por tanto la explosión sería invisible.

La temperatura es tan alta (5·109 K) que los núcleos menos masivos

acaban transformándose en Fe, que será el producto principal de la

explosión. Sin embargo muchos de los núcleos generados son inestables

y al descomponerse emiten radiación lumínica. La vida media de estos

núcleos radiactivos es corta por lo que el brillo de la supernova se limita

a unas cuantas semanas. El Ni56

28 tiene una vida media de tan sólo 6 días

y el Co56

27 , que es el producto del decaimiento natural del anterior, de

unos 77 días. La producción adicional de radiación gamma de alta

energía sí se absorbe en el material expulsado y que ha perdido en la

expansión la energía calorífica, volviendo a aumentar su temperatura

hasta que emite radiación en la longitud de onda del infrarrojo y visible,

por lo que se denomina incandescencia. Esa es la luz que llega a la

Tierra y que nos permite detectar las supernovas, y no la radiación

directamente procedente de la combustión del C.

La supernova se clasifica como I al no presentar líneas de H en su

espectro (en las líneas correspondientes a la serie de Balmer), lo que es

común a todas las categorías de esta tipología. En el caso del tipo Ia se

caracteriza sobre todo por líneas de absorción de Si II (ionizado) a 615

nm.

No hay que confundir la supernova tipo I a con la nova, ya que

aparentemente presentan modelos parecidos, aunque radicalmente

diferenciados en su finalización. Como hemos visto, el final de la estrella

117

tras la supernova es traumático, o se desintegra o como máximo deja

una estrella masiva de masa pequeña como resultado. En cambio, la

nova no es más que una acreción de masa y una explosión que se ciñe

a la masa recibida, en tanto que la estrella en sí queda como estaba,

pudiéndose repetir el aumento de luminosidad debido al estallido en

nova tantas veces como se deposite la suficiente masa. En realidad si el

ritmo de acreción es alto la enana blanca central puede sufrir un

estallido en supernova tipo Ia ya que la temperatura puede subir mucho

y lograr activar nuclearmente el C de la estrella, forzando una evolución

que acabará explosivamente. En cambio si el ritmo de acreción es

lento, el H se acumula sin aumentar la temperatura, y esto acaba por

provocar una diferencia importante entre la presión y la temperatura, lo

que obligará a la reacción nuclear de la capa de H

independientemente, reacción explosiva que sólo afecta a la capa

añadida, y que se ve desde lejos con un aumento grande de la

luminosidad.

La diferencia tanto en luminosidad como en energía liberada

entre ambos procesos es sustancial. Así en una nova la luminosidad

media es de 1038 erg/s mientras que en una supernova es de 1044 erg/s.

Estrellas de masa media (de 8 a 10 Ms)

Las estrellas que nacen con masas entre 8 y 10 masas solares

tienen la misma evolución que las anteriores en líneas generales. A

medida que se consumen los diferentes combustibles generan la enana

blanca correspondiente que debe respetar el límite de Chandrasekhar.

Sin embargo estas estrellas realizan una transición más suave desde el

plasma a la materia degenerada de la enana blanca, ya que al poseer

tanta masa logran que la estrella comience a quemar el C antes de

que el núcleo se haya degenerado. Esto permite que la estrella se

118

reactive quemando C y formando Ne y Mg que se acumulan en el

centro de la estrella. La estrella no es lo suficientemente masiva para

lograr fusionar el Ne a Fe por lo que es el final de la vida activa para las

estrellas de masa entre 8 y 10 masas solares (siempre considerando estas

masas las iniciales de cada estrella y no la que mantienen tras la muerte

de la gigante roja). Tras la combustión de la enana de C y O, lo que

queda es una enana blanca de mayor densidad, que tiene que tener

una masa menor que la masa de Chandrasekhar y que está constituida

por Ne, Mg y O que ha quedado sin reaccionar. Al igual que antes, si la

masa es superior a la masa límite la enana colapsará y formará otro tipo

de estrella. La fusión del C en una estrella de este tamaño no suele ser

tan rápido como en las de menor masa por lo que no tiene por qué

estallar necesariamente como ocurría en el caso anterior como

supernova. Sin embargo, si la energía que se genera al fusionarse el C es

tan grande que no puede ser absorbida por la enana que estalle, la

explosión en supernova será inevitable. Las enanas blancas de Ne, Mg y

O pueden también estallar por acreción de masa procedente de una

estrella compañera, tal y como ocurre con las enanas de C y O.

El intervalo de masa en el que nos situamos a lo largo de este

apartado es el más complejo de analizar ya que supone el límite entre

estrellas poco masivas con un final en forma de nebulosa planetaria, y

muy masivas, con un final mucho más espectacular. Tanto la masa

concreta, la metalicidad, la composición química como la velocidad

de rotación, resultarán elementos fundamentales para ver cómo

evolucionará finalmente la estrella, si lo hará como estrella poco masiva

o como estrella masiva, lo que hace que sea difícil establecer límites

claros para la evolución final de las estrellas pertenecientes a este

intervalo.

119

Estrellas de gran masa (entre 10 y 30)

La evolución que corresponde a las estrellas con una masa inicial

superior a las 10 masas solares es bastante diferente a la seguida por

estrellas de menor masa. Sobre todo es el ritmo con el que las estrellas

de este rango de masas queman el material (del orden de 1000 veces

más rápido que las estrellas de masa solar) el responsable de la

trayectoria que siguen y de su relativamente corto tiempo de vida.

Estas estrellas cuando comienzan a quemar el H poseen una

luminosidad en torno a 105 veces la luminosidad solar, lo que es el

resultado de una enorme superficie de radiación, y al mismo tiempo, de

una temperatura superficial también muy alta que se encuentra en

torno a los 3·104 K, por lo que espectralmente se clasifican con la letra B

e incluso la O. Al tener tanta temperatura y presión, las condiciones del

núcleo se presentan inmejorables para quemar el H a un gran ritmo y de

hecho el tiempo que una estrella de esta masa permanece en la

Secuencia Principal es muy corto, del orden de 104 años, saliendo a

continuación de la Secuencia a las líneas de evolución laterales.

Como corresponde a masas tan elevadas, los volúmenes

generados por estos grandiosos astros resultan a todos los efectos

sorprendentes, siendo los cuerpos individuales más grandes de todo el

universo. De hecho los radios más comunes de las estrellas gigantes que

se generan a medida que se van consumiendo llegan a tener de 200 a

800 veces el radio del Sol. Al hablar de volumen de las estrellas siempre

hay que considerar que no se tiene una esfera definida con nitidez,

sobre todo cuando las estrellas tienen un radio muy desarrollado o

cuando poseen corrientes de convección acuciadas o vientos estelares

intensos. En estos casos la atmósfera se difumina de tal modo que

presenta un continuo de dispersión, desde una densidad alta en las

capas internas hasta prácticamente el vacío a muchos kilómetros lejos

del punto de densidad media inicial. Las Supergigantes de este tipo,

120

ante todo las que tienen unos valores de temperatura altos y la fuerza

expansiva y el viento estelar intensos, sufren un caudal de pérdida de

masa tan elevado que resulta imposible establecer un límite concreto

para el radio de la esfera.

Al acabar la fusión de H, el He creado y acumulado en el centro

por su densidad, superior a la del H, comienza inmediatamente a

fusionarse sin que sea necesario que la estrella se contraiga para

aumentar las condiciones de presión y temperatura en el núcleo estelar.

La temperatura interior alcanza los 108 K necesarios para la fusión del He

y la densidad de 0.97Kg/cm3. La masa de la estrella es tan grande que

no sólo no existirá dilación en su encendido sino que comenzará el

proceso triple alfa antes de que el ciclo de Bethe se haya agotado

completamente. La estrella se enciende y la fuerza de expansión

aumenta mucho provocando que la estrella aumente su volumen tal y

como ocurría para masas menores. La salida de la estrella de la

Secuencia Principal la dirige hacia la formación de una gigante roja (en

cuya fase perdurará unos 1.2·106 años), pero que debido a la gran

masa pasa a denominarse supergigante roja, aunque estructuralmente

sea idéntica. A pesar de estar encendida, la distancia entre el núcleo y

la superficie es tal que la temperatura superficial cae hasta irradiar en

las longitudes de onda del rojo.

Las diferencias de temperatura entre el núcleo y la lejana

superficie exterior son considerables, lo que unido a la enorme presión

de radiación procedente del núcleo, genera un viento estelar de una

potencia muy superior al de las estrellas de masa menor, por lo que la

pérdida de masa es continua a lo largo de toda la vida de la estrella. Es

una pérdida por arrastre debido al alto ritmo de quemado en el núcleo

del combustible nuclear que no sólo afecta a la estrella en su fase de

combustión de H sino a lo largo de todos los cambios de combustible

posteriores.

Cuando la fusión del He comienza a agotarse porque el elemento

empieza a escasear, la estrella se comprime por la disminución de la

121

fuerza de expansión, que cede terreno a la fuerza de atracción

gravitatoria. La disminución del volumen provoca un aumento de la

presión y un aumento de la temperatura de la capa exterior, que puede

llegar a subir hasta los 2·105 K generando una luz azul-blanca que hace

que denominemos a la estrella supergigante azul. A lo largo de todo

este proceso la luminosidad permanece prácticamente invariable en

torno a las 1000 veces la luminosidad solar.

Al acabarse la fusión del He, en el núcleo de C comenzará a

producirse energía por la fusión de los átomos de C para dar Ne. Tras

cada cambio de combustible siempre queda una parte del elemento

más ligero del cual procede y que permanece sin quemar. Al poseer

una densidad menor se va acumulando en una capa externa que se

sostiene sobre el núcleo del elemento más pesado.

En la reacción nuclear de fusión del He el producto principal es el

C, sin embargo la reacción de síntesis del O se produce igualmente por

la fusión entre C y He, aunque con una probabilidad menor, lo que

hace que el núcleo que se genera a partir del He sea de O recubierto

de una capa de C que al requerir menor temperatura para encenderse

será el próximo combustible de la estrella.

Para que se lleve a cabo la reacción de fusión del C se deben

alcanzar los 6·108 K en el núcleo, lo cual se logra sin ningún problema

debido a la enormidad de la masa y a la presión interior que genera. De

igual modo podría haber comenzado a fusionarse el O pero posee una

temperatura de fusión más alta, por lo que el C será el siguiente. La

densidad nuclear será de unos 2·108 Kg/m3 que es suficiente para que

los núcleos venzan las repulsiones electrostáticas y se fusionen. La etapa

de combustión del C dura relativamente poco y en unos 1000 años la

estrella habrá agotado el C y volverá a contraerse para formar una

supergigante azul, tras haber aumentado su volumen por reactivación

de la fuerza de expansión con el encendido del C y pasar unos 1000

años de supergigante roja (en torno a los 4000 K) o amarilla (unos 6000 K

122

de temperatura en la capa más externa) según la masa inicial que

tenga.

Al fusionarse el C para crear Ne, la capa de oxígeno (que es más

denso que el Ne en las condiciones de temperatura y presión estelares)

sigue ocupando el interior del núcleo sirviendo de lecho al Ne recién

formado, pasando a ser la capa de C una capa más de la estrella. De

este modo y dispuestas por densidades diferenciadas unas capas sobre

otras, la estructura de la estrella pasa de ser homogénea a estar

constituida por capas concéntricas. Así para una estrella en la fase de

quemado del C las capas del interior al exterior serán: O, Ne, C, He e H.

Al tiempo que se genera el Ne a partir del C, otras reacciones de

menor probabilidad pero coexistentes se dan en la estrella favorecidas

por las condiciones de temperatura y presión, aumentando la

variabilidad de los elementos químicos en la atmósfera estelar. Es por

otra parte lógico que al ser más críticas las condiciones, el número de

reacciones nucleares accesibles aumente debido al exceso energético.

Las dos primeras reacciones que escribo a continuación son las que se

dan en mayor proporción, en tanto el resto son mínimas.

HeNeC 4

2

20

10

12

62 (44% de probabilidad)

pNaC 1

1

23

11

12

62 (56% de probabilidad)

)(2 24

12

12

6 energíaaltafotónMgC

nMgC 1

0

23

12

12

62

HeOC 4

2

16

8

12

6 22

Las masas anteriores que se generan de Na se eliminan por

transformaciones nucleares absorbiendo protones, neutrones y núcleos

de He. Como el O generado pasa a engrosar la cantidad sintetizada en

la fase de quemado del C, los porcentajes del núcleo de Ne quedan

como sigue: 59% de O, 28% de Ne y 5% de Mg, siendo el resto de otros

elementos.

123

Una vez que se contrae la estrella tras la consunción del C se

logran temperaturas de 1.2·109 K en el núcleo al tiempo que asciende la

densidad a valores tan altos que superan con creces los necesarios con

anterioridad 3100 Kg/cm3. Son estos valores tan extremos los

responsables de que la combustión del Ne no se dé por debajo del

intervalo que va de 8 a 10 masas solares. La tasa de fusión para esta

reacción es tan elevada que el material disponible se agota antes de

llegar a un año, según condiciones de mayor masa a unas pocas

décadas, con lo que comienza la aceleración final que concluye con la

muerte de la estrella.

El Ne no sufre realmente una reacción de fusión sino que se

descompone por la absorción de fotones procedentes del núcleo,

generándose productos que sí crean energía, que supera la que se

absorbe en la primera fase. Así la fotodesintegración del Ne que

debiera estar prohibida por ser endotérmica, es viable al acoplarse con

la siguiente:

)()73.4( 4

2

16

8

20

10 aendotérmicHeOMeVfotónNe

)()31.9(24

12

4

2

20

10 exotérmicaMeVfotónMgHeNe

Ambas reacciones consumen el Ne, la primera por

descomposición por radiación y la segunda por una fusión nuclear

análoga a las anteriores.

Al consumirse de nuevo la fuente de energía, la estrella vuelve a

comprimirse por disminución de la fuerza de expansión, lo que acabará

por subir la temperatura del núcleo hasta valores que van de 1.5·109 K

hasta los 2·109 K y lograr densidades en torno a los 107g/cm3 que

permitirán la fusión del O existente. La fase de la estrella bajo el ciclo del

O dura aproximadamente 1 año bajo el cual la estrella vuelve a

expandirse logrando unas dimensiones tales que la estrella pierde un

gran porcentaje de masa de manera continua.

124

La reacción de fusión del O para generar Si no es única sino que

se encuentra acompañada de toda una serie de reacciones nucleares

laterales que complican enormemente la naturaleza química de la

atmósfera estelar. Como en el caso del C las diferentes reacciones no

se llevan a cabo con la misma probabilidad, lo que provocará una

heterogeneidad que es característica de estrellas en tan avanzado

estado vital. Las reacciones son las siguientes:

fotónSO 32

16

16

82

nSO 1

0

31

16

16

82 (18% de probabilidad)

pPO 1

1

31

15

16

82 (61% de probabilidad)

HeSiO 4

2

28

14

16

82 (21% de probabilidad)

HeMgO 4

2

24

12

16

8 22

La gran producción de P no implica que permanezca en la

atmósfera estelar. De hecho estos productos a su vez acaban formando

otros compuestos entre los que destacan la producción de 30Si, 34S, 42Ca

y 46Ti procedentes de las capturas de los neutrones, protones y núcleos

de He generados también en la combustión del O.

Al consumir el O la estrella estará en su momento más delicado.

La temperatura que obtiene por la última contracción se eleva hasta los

2.7·109 K en el núcleo lo que aunado a la densidad de 3·107 g/cm3 hace

que el número de reacciones permitidas sea muy elevado,

complicando enormemente el análisis de lo que ocurre durante la

agonía de la estrella. Es el Si no obstante el principal elemento que

actúa como fuente de energía, que apenas si durará unos cuantos días.

El 28Si se modifica vía fotónica mediante un bombardeo continuo que

acaba transformándolo en 27Si y en 24Mg. De modo análogo a lo que

ocurría en los procesos anteriores, la emisión de neutrones, protones y

partículas alfa es una constante. Muchos de estos se reabsorben

provocando cambios en los elementos existentes, lo que genera una

125

gran cantidad de núcleos pesados que van a ser de gran importancia

para después explicar la variedad de elementos que encontramos en el

universo. Estas reacciones finales son de hecho tan importantes para la

nucleogénesis que apenas se puede entender la evolución global del

universo sin las mismas (conjuntamente con la producción de neutrinos).

A la temperatura y densidad indicada el 28Si comienza a

fusionarse generando 56Ni, que es inestable y acaba

descomponiéndose parcialmente a 56Fe.

)(2 56

28

28

14 energíaaltafotónNiSi

eeCoNi 56

27

56

28

eeFeCo 56

26

56

27

Siendo e la notación que representa al antineutrino electrónico o

lo que es lo mismo, la antipartícula del neutrino.

Cuando la estrella obtenga la última cantidad de energía a

través de este complejo mecanismo entrará en el proceso final de

muerte. En estos momentos finales la estrella sería la unión de un

conjunto de capas con una cierta independencia entre sí y que se

superponen desde lo que sería un núcleo mixto de Fe y Ni. Dichas capas

todavía pueden estar activas nuclearmente, convirtiendo el He en C y

O o el C en Ne y Mg y desestabilizando así a la estrella con la existencia

de muchas superficies que actúan como fuentes energéticas.

El hierro sería el elemento encargado de continuar con el proceso

de fusión nuclear de la estrella pero la energía necesaria para quemar

dicho elemento es mayor que la que se obtendría a partir de la fusión

nuclear del mismo por lo que es un proceso inviable desde el punto de

vista energético. De este modo la estrella cesa en su escalada de

síntesis para apagarse definitivamente.

126

El tránsito final

Dependiendo de la masa de la estrella el final de la misma va a

tener un diferente camino. En general, al final del proceso anterior, la

estrella queda como una estructura con un núcleo de Fe a una

temperatura de 8·109 K en su centro, que disminuye hasta los 5·109 K en

el punto de contacto con la siguiente capa de Si y S, que alcanza los

3·109 K precisamente en su superficie de contacto con la capa de O y

Mg, que mantiene una temperatura constante a lo largo de toda su

extensión, muy parecida a la de la capa siguiente de Ne y O. Esta capa

de Ne y O que comienza a un radio menor con una temperatura de

3·109 K acaba por tener 2·109 K cuando se une con la última capa de

He e H, donde se produce la combustión del H en la parte exterior y la

combustión de He en la interior.

Como consecuencia del enfriamiento del núcleo al quedar

inactivo, se produce la compresión consecuente, que provoca un

aumento de la temperatura en el interior nuclear la cual llega a superar

los 109 K lo que tiene una terrible consecuencia.

A pesar de que el núcleo tenga una temperatura tan elevada, no

presenta una presión de expansión comparable a la que tenía cuando

estaba activo. Al no existir flujo de radiación hacia el exterior la presión

decae y la presión gravitatoria se apodera de la estrella comprimiendo

el núcleo de nuevo. Por momentos los electrones se degeneran y frenan

la comprensión por colapso de la estrella. Sin embargo la enorme masa

que se encuentra vinculada al núcleo, hace inútil la fuerza de

degeneración electrónica. El núcleo comienza a recibir tanta masa en

proceso de colapso que pronto supera el límite de Chandrasekhar, por

lo que la presión de degeneración electrónica cede cuando la presión

sobre el núcleo alcanza los 109 g/cm3 y la temperatura alcanza los 5·109

K en un tiempo que apenas abarca un segundo (1/10 de segundo).

127

A esta temperatura los núcleos de Fe sufren una

fotodesintegración como consecuencia de la acción de los fotones que

surgen para eliminar la pérdida de energía gravitatoria que se consume

con el colapso. Estos fotones son tan energéticos que descomponen los

núcleos en pequeñas unidades de gran estabilidad (núcleos de He) que

tampoco lograrán mantenerse a la brutal presión provocada por un

colapso imparable. Los núcleos de He se descomponen igualmente al

superar la energía fotónica a la energía de la fuerza nuclear fuerte que

permite la unión de los nucleones de modo que el núcleo anterior de Fe

queda reducido en décimas de segundo a un estado de plasma de

partículas con electrones, neutrones y protones. Como la masa provoca

una compresión tan grande, los electrones comienzan a tener una

velocidad de Heisenberg cercana a la de la luz lo que les hace

presentar una menor resistencia a la fuerza gravitatoria. Pronto los

electrones son aplastados contra la masa de partículas, sin que puedan

salir, superando la fuerza gravitatoria a la fuerza de degeneración y

comprimiendo a los electrones contra los protones logrando la

conversión de estos últimos en neutrones, por lo que el núcleo se queda

sin cargas.

El proceso de formación de neutrinos tiene una gran importancia

en este momento debido a la gran cantidad que se liberan en un solo

instante, absorbiéndose en parte en las masas de gases de la estrella y

esparciéndose otra parte por el universo.

La reacción de formación de neutrones en estas circunstancias es:

nep

Siendo ν la letra empleada para designar a esta partícula

descubierta teóricamente por Pauli cuando analizaba la estabilidad de

las partículas elementales. Cuando se descubrió experimentalmente en

128

los años 40 del pasado siglo, la partícula encajaba perfectamente en la

teoría de partículas y la corroboraba.

Sin embargo, lo más importante a lo largo de todo este proceso

de contracción nuclear se produce al convertir electrones y protones en

una sola partícula, lo que provoca una drástica disminución de volumen

en el núcleo. Sin embargo, lo que es esencial es el carácter de la

partícula resultante que vuelve a ser un fermión con un espín

semientero. Esto establecerá la obligatoriedad de empaquetar los

neutrones en un volumen con un valor mínimo por debajo del cual se

infringe el Principio de Exclusión de Pauli. De este modo, tal y como

ocurría con los electrones, los neutrones se empaquetarán de dos en

dos desde los niveles de energía más bajos hasta los más altos, con la

limitación que ello conlleva en lo que a contracción se refiere. Así,

aparece una presión de degeneración neutrónica que puede frenar el

colapso ya que los neutrones no pueden violar dicho principio.

Todo lo dicho con anterioridad para la enana blanca es válido

para la estrella de neutrones. Los neutrones aumentarán su velocidad

para aumentar la incertidumbre global, ya que la incertidumbre en la

posición ha disminuido mucho al reducirse el volumen en el que se

mueven, creciendo así la incertidumbre en el momento lineal. Esto

genera una presión de degeneración neutrónica que es capaz de

frenar el colapso gravitatorio para valores de masa inicial inferior a 30

masas solares. Es muy difícil establecer un valor límite de masa debido a

que las condiciones de temperatura y rotación influyen mucho en la

cantidad de masa que se perderá a lo largo de la vida de la estrella.

Cuando la metalicidad es alta (en torno al 2% solar o superior) la

pérdida de masa es muy alta, tanto, que llega a la fase final de vida

con una masa inferior a la que provocaría procesos con colapsos

superiores a los que vemos, por lo que las estrellas de alta metalicidad

terminarán como mucho generando estrellas de neutrones del tipo que

estamos viendo.

129

La velocidad de rotación es otro factor de gran trascendencia en

la evolución estelar, sobre todo para valores superiores a los 200Km/s. A

mayor sea la rotación de una estrella mayor será la deformación de su

simetría esférica, lo que provocará una ruptura del equilibrio de capas

interior, mezclándose más de lo habitual el material en el interior de la

estrella. Por otro lado la deformación de la esfera se traduce en la

aparición de un gradiente de temperaturas que puede llegar a ser

enorme, tal y como ocurre en Vega (de la constelación de Lira) que

presenta 7900 K en el ecuador y 10150 K en los polos, lo que hace que la

estrella tenga una temperatura media superior a lo habitual y que

incluso consuma más combustible del que debiera a menores

velocidades de rotación, ya que la afluencia de combustible nuevo a

las superficies y volúmenes de reacción es considerablemente mayor.

Además si las velocidades de rotación de una estrella son

demasiado altas pueden perder grandes cantidades de materia por

fuerza centrífuga de modo que habrá una velocidad crítica a partir de

la cual la estrella expulsa materia desde el ecuador, que será donde las

velocidades lineales serán más altas. Esa velocidad crítica se puede

escribir en función del radio y de la masa de la estrella:

R

GMvcrítica

Como se ha indicado, la alta rotación hace que la estrella queme

el combustible más efectivamente. Esta mayor tasa de combustión

junto con la deformación de la esfera hace que la luminosidad de la

estrella aumente, convirtiéndola en un objeto singular. Así encontramos

las estrellas de Wolf-Rayet que debiendo ser gigantes o supergigantes

rojas, son por temperatura, gigantes azules de gran masa, luminosidad y

temperaturas (pertenecientes a una nueva categoría espectral notada

con W).

130

De igual modo resulta difícil de predecir cuándo la estrella va a

perder una masa menor de lo que suele ser lo normal en una estrella

perteneciente a este rango. Entonces la estrella llega a su final de vida

con una masa gigantesca que precipita su final en un modo tan

sorprendente que desafía el sentido común más coherente, pero que

tiene evidencias ciertas. Con valores de masa superiores, la materia

colapsa de modo ineluctable generando un agujero negro.

La estrella de neutrones

La solución final para la vida de una estrella masiva es una estrella

de neutrones si la masa que colapsa no supera en el núcleo un valor

límite que se encuentra en torno a las 2 o 3 masas solares, entendiendo

estos valores anteriores como masas finales, resultado de perder a lo

largo de la evolución una gran cantidad de la masa inicial, que se

estima en un rango amplio que oscila entre las 10 y las 30 masas solares.

Cuando la masa final que colapsa tiene en torno a las 2 o 3 masas

solares el colapso puede detenerse por la presión de degeneración

neutrónica que se equilibra con la presión gravitatoria logrando formar

un nuevo tipo estelar estable. El límite de masa crítica por encima de la

cual la estrella seguiría colapsando no es un límite definido, como lo era

anteriormente el límite de Chandrasekhar. Ahora el valor fluctúa entre

los valores indicados sin que pueda establecerse un límite definido. Este

nuevo límite se denomina límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff y se

calcula de un modo análogo al establecido para el de la estrella de

electrones degenerados (buscando cuáles son las condiciones de

rigidez máxima para el interior de la estrella de neutrones, que se sabe

es un superfluido, y buscando las condiciones de masa máxima para la

capa externa de la estrella neutrónica que se sabe tiene densidades del

orden nuclear y por tanto son analizables en la Tierra).

131

La teoría incluso permite establecer la posibilidad de que una

estrella pueda colapsar más allá de la estrella de neutrones y aún así

detener el colapso si la masa de la que parte es de entre 3 y 4 veces la

masa solar. En tal caso se podría considerar la generación de una

estrella de quarks, que todavía no ha sido detectada e incluso las

hipótesis que conducen a su formación no están confirmadas. Los

únicos candidatos posibles hasta ahora son dos estrellas de alta

densidad que aparentemente no deben tener neutrones estables bajo

una presión y densidad que se les supone intermedia entre la de una

estrella de neutrones y un agujero negro. Así tanto RX J185635-375 como

3C58 deben contener materia en estado de quark ya sea en su

totalidad o en parte. La fuerza de unión entre los quarks aumenta a

medida que lo hace la distancia que los separa (al contrario que

cualquiera de las dos fuerzas centrales tradicionales) por lo que a

medida que se comprimen los neutrones entre sí (se pueden acercar

como máximo hasta 10-13cm) los quarks se acercan, disminuyendo la

fuerza de unión entre los mismos, de modo que a una presión suficiente

deben formar un material desestructurado basado simplemente en

quarks más o menos vinculados, sin que lleguen a formar nucleones.

Básicamente, en la estrella de neutrones, la densidad es tan alta

que los protones empiezan a fusionarse con los electrones para generar

neutrones, que pasarán a ser el principal constituyente de la estrella.

Este proceso comienza a la densidad de 107g/cm3. En un principio se

esperan fases en equilibrio entre neutrones por un lado y los protones y

electrones por otro, pero este equilibrio al superarse la densidad crítica

de 4·1011 g/cm3 se deshace a favor de la fase neutrónica.

La reacción que se produce debido a la alta densidad ya ha sido

comentada con anterioridad y aquí la volvemos a reseñar debido a la

importancia que tiene para comprender que las partículas no gozan

más estabilidad que la que la energía del medio les permite, de modo

que cuando se alcanzan valores de densidad superiores al anterior, se

interconvierten unas en otras sin problemas. En este caso dos partículas

132

aparentemente tan antagónicas se combinan para dar un neutrón en

la reacción denominada descomposición β inversa que genera junto al

neutrón un antinetruino, que es la antipartícula del neutrino y que surge

para mantener el momento lineal constante.

npe

En general las estrellas de neutrones suelen tener una masa media

en un intervalo reducido, entre 1.35 y 2.1 masas solares, comprimidas en

un radio que va de los 10 a los 20 Km. Esto genera unas densidades muy

superiores a las existentes en las enanas blancas y que alcanzan valores

entre los 8·1013 y los 2·1015 g/cm3, los cuales resultan tan difíciles de

imaginar que son del mismo orden de magnitud que la densidad que

tendría el resultado de encerrar todo el agua de los océanos en una

lata de refresco.

Al mismo tiempo que gran parte de la materia colapsa hacia el

núcleo para formar la estrella de neutrones, otra gran parte de la masa

se desvincula de la gravedad por lo que se da una situación análoga a

lo que ocurría durante el proceso de formación de la enana blanca. La

explosión de supernova en este caso es muy diferente al anterior, como

ya veremos en el apartado siguiente.

La estrella de neutrones disminuye su radio a una velocidad

enorme quedando finalmente caracterizada tan sólo por su masa, su

radio y su velocidad de rotación (muy relacionada con su momento

angular que se mantiene intacto a lo largo del colapso) que tiene una

singular importancia a la hora de analizar los diferentes tipos de estrellas

de neutrones existentes. La velocidad de rotación de la estrella

alrededor de su eje es tan grande que llegan a tener periodos de

rotación del orden de segundos (siendo los más bajos medidos de

1.4·10-3 s).

133

La estructura real de la estrella de neutrones es difícil de conocer

sobre todo en el interior, ya que los datos analizables pertenecen a la

superficie exterior. Parece ser que la estrella está formada de un

material donde los neutrones degenerados se encuentran en el interior

en un estado de agregación semejante al fluido en lo que se refiere a

sus interrelaciones pero que aumenta su carácter cristalino a medida

que se avanza hacia la superficie de la estrella. El fluido que

encontramos en el interior es mucho más denso que la estructura

cristalina que debe cerrar la estrella como si fuese una corteza sólida,

debido a la paulatina caída de la densidad. Desde el centro de la

estrella con una densidad de 1013g/cm3 la densidad disminuye

progresivamente hasta los 1012g/cm3 que cerraría un núcleo interno con

características de superfluido constituido por neutrones libres, sin

viscosidad interna, que tendrían un comportamiento particular ya que a

densidades como las reseñadas presentarían una movilidad análoga a

la de un gas. Sobre dicho núcleo superfluido parece probable la

existencia de un manto sólido y cristalino de neutrones degenerados

que estarían sometidos a presiones que provocarían densidades que

oscilan entre los 1013g/cm3 y los 1010g/cm3 que como hemos referido

anteriormente se correspondería con densidades parecidas a las que

tendría el interior de la enana blanca. En dicho caso no es sorprendente

que la estrella se cierre con una corteza sólida de hierro de 1Km de

grosor que hace de retículo a un gas de electrones degenerados que

tendrían una densidad mínima de 106 g/cm3 en su superficie.

La extrema densidad que encontramos en el interior de la estrella

neutrónica es especialmente importante para analizar el estado de

agregación en el que se encuentra la materia en dicho interior. Tanto

los neutrones como los protones parecen poder descomponerse a

semejantes energías, por lo que muchas hipótesis son viables en este

punto. La posibilidad de que los neutrones estén acompañados por

otras partículas no es desdeñable, ya que a estos valores de energía se

desligan de su confinamiento. Los piones y los kaones podrían

134

acompañar a los neutrones en el plasma elemental de partículas que es

el medio más probable en semejantes condiciones. Los quarks podrían

también encontrarse como ya hemos indicado, dando lugar a

complejas estructuras que se encuentran en condiciones de equilibrio

límite. Estos núcleos de materia varia y difícilmente analizable se suelen

agrupar bajo la denominación de estrellas extrañas.

Púlsares

Un púlsar es eminentemente una estrella de neutrones con gran

velocidad de rotación que emite una radiación característica a pulsos

muy cortos que puede tener una gran variedad en lo que a energía se

refiere. Tanto su estructura, como su densidad, como su alta rotación le

convierten en un tipo más de los objetos galácticos que se producen

como consecuencia del colapso de una estrella masiva tras la explosión

de una supernova.

Lo que verdaderamente caracteriza al púlsar es su corto periodo

de rotación, tan corto que una estrella de neutrones normal se puede

considerar estática en comparación con el púlsar. Cualquier estrella de

neutrones sufre un proceso de aceleración de su velocidad angular

como consecuencia de su contracción lo que no es sino una simple

consecuencia del principio de conservación del momento angular, que

podemos escribir en función del momento de inercia de un sólido rígido

girando alrededor de un eje que pase por su centro de gravedad. El

momento de inercia I del sólido rígido se puede simplificar desde el

punto de vista matemático mediante un modelo en el que toda la

masa de la esfera se encuentra alojada en un punto que gira con un

radio r alrededor del eje que pasa por lo que es el centro de gravedad

de la estrella. Pero también se puede expresar como esfera real que

gira alrededor de su centro de masa:

135

2rmI 2

5

2MRI esfera

Así al reducirse el radio de la esfera se reducirá igualmente el

radio de giro de la masa puntual, que representa la masa de la estrella,

que puede considerarse constante (evidentemente la masa final tras la

contracción es menor, pero el resultado es válido en líneas generales,

debido a la enorme reducción del radio, que además participa al

cuadrado en la medida de I).

Al aplicar la conservación del momento angular antes y después

de la contracción se tiene:

2211221121 vmrvmrprprJJ

Como la velocidad lineal que posee un punto cualquiera

perteneciente a un cuerpo en rotación se puede escribir como la

velocidad angular del punto multiplicado por el radio de giro de dicho

punto al eje respecto al que gira, entonces:

rv

Valor que podemos sustituir en la ecuación anterior, que se

simplifica al mismo tiempo, considerando que v y r presentan entre sí un

ángulo de 90º, lo que hace que el módulo del producto vectorial

anterior se pueda escribir como:

vmrSenvmrvmr 90

136

El momento angular se conserva en este caso en ausencia de

fuerzas externas, pudiéndose escribir tras el cambio anterior, del modo

que indico más abajo:

22112211 rmrrmrmvrmvr

2

2

1

2

122

2

21

2

12

2

21

2

1r

rrrmrmr

Se ve que la velocidad angular debe aumentar a medida que el

radio de giro disminuye. De este modo la estrella de neutrones que,

como supergigante roja, giraba lentamente, al colapsar pasa a tener

una altísima velocidad de giro, responsable de muchas de sus

propiedades peculiares.

La velocidad de rotación con la que una estrella de neutrones

rota no es constante sino que se ralentiza a medida que va pasando el

tiempo, como consecuencia del consumo energético que tiene dicha

rotación. El ritmo de ralentización varía sensiblemente de unas estrellas a

otras, debido sobre todo a la intensidad del campo magnético de la

estrella de neutrones. Se consideran valores normales de ralentización

los que van de 10-10 s a 10-21 s por cada rotación, lo que permite a la

estrella de neutrones rotar como una peonza durante un tiempo muy

largo sin que se aprecie una disminución.

A pesar de que el ritmo con el que la velocidad de rotación

disminuye se considera generalmente constante, suele ser común que

de cuando en cuando aparezcan aceleraciones repentinas que

provocan un aumento de la velocidad de rotación durante un

pequeño lapso de tiempo. La explicación es sencilla y está relacionada

con la rigidez de la corteza de hierro que rodea el manto de la estrella

de neutrones. Como la velocidad angular del giro aumenta a medida

que la estrella se comprime y ésta se va deformando por la enorme

velocidad angular que la achata por los polos, la estrella solidifica su

137

corteza antes de que la velocidad haya disminuido por la ralentización

de la rotación. Al igual que se deforma al rotar rápido se hace más

esférica al bajar la velocidad angular, lo que hace que la corteza rígida

se rompa y se reajuste a los nuevos valores de velocidad y a la nueva

forma exigida, provocando un pequeño terremoto que disminuye

ligeramente el volumen global de la estrella distribuyendo centralmente

la materia y aumentando así la velocidad angular por disminución del

radio de giro.

Como se van frenando en su rotación a medida que pasa el

tiempo, las diferentes estrellas de neutrones y púlsares que encontramos

en el universo son el mismo objeto, pero en momentos vitales diferentes,

de modo que las estrellas de neutrones más viejas son las más lentas en

tanto en cuanto las más rápidas en rotación son las más jóvenes. Los

valores más altos de velocidad angular permiten más de 700

revoluciones por segundo lo que para un punto ecuatorial de una

estrella esférica de unos 10Km de radio (sin considerar la deformación

producida por la rotación) nos daría una velocidad lineal de cerca de

4.4·104 Km/s, lo que implica un periodo de rotación de 1.43·10-3 s para

una estrella de neutrones joven.

Para una estrella lenta y por tanto de mayor edad se pueden dar

valores de varias vueltas por segundo, lo que hace que el periodo de

rotación se amplíe enormemente.

El campo magnético para el púlsar es también un elemento

fundamental a la hora de comprender su funcionamiento. En general

todas las estrellas que tienen una zona convectiva ionizada presentan

un campo magnético, pero será en la estrella neutrónica, por su alta

velocidad de rotación, cuando el campo magnético tenga una

importancia determinante.

Cada cuerpo que posea carga, al moverse, genera un campo

magnético que será tanto más intenso como lo será la velocidad de su

movimiento. Los dipolos, al igual que las cargas también presentarán un

campo magnético al girar, aunque sea de menor entidad (la propia

138

Tierra es un muy buen ejemplo a pesar de que el campo de una estrella

de neutrones sea 7·1010 veces más intenso que el de nuestro planeta),

éste será el caso de la estrella de neutrones.

La ley de Biot y Savart nos permite calcular el valor de dicho

campo magnético para un cuerpo cargado en movimiento, tal y como

podemos ver a continuación.

3

··

4 r

rvqB

A partir de esta expresión se puede obtener el módulo de B

escribiendo el módulo del producto vectorial entre el vector velocidad y

el vector posición.

2

···

4 r

SenvqB

Fórmula de mayor sencillez, en la que encontramos la

permeabilidad magnética representada por la letra μ que tiene un valor

de 4π·10-7 N·A-2.

Dicho campo magnético procede del colapso del campo

magnético anterior existente para la supergigante roja que, debido a su

enorme radio de giro, debía ser mucho más bajo. Al colapsar la estrella

en un tiempo muy pequeño junto a la explosión de la estrella en

supernova, las líneas del campo original sufren un colapso análogo que

aumenta el número de líneas de campo por unidad de superficie en los

alrededores de la nueva estrella. Este aumento de líneas de campo por

unidad de superficie se puede entender matemáticamente al analizar

la ley de Biot y Savart o simplemente al ver que tras la contracción

repentina, el número de líneas es constante y se arrastra hasta partir de

un nuevo volumen mucho menor, por lo que el número de líneas que

atraviesan una superficie cercana a la estrella será mucho mayor que el

139

que había antes para otra superficie que contuviese a la supergigante

roja ya que la superficie esférica por la que atraviesan dichas líneas

también se reduce proporcionalmente al cuadrado del radio

(recordemos que la superficie de una esfera es 4πR2). Esto último se

puede comprender comparando el campo magnético de una estrella

supergigante roja con un número de líneas de campo k (por lo que el

número de líneas de campo que saldrán por unidad de superficie será

proporcional al campo magnético) con el que habría para una estrella

de neutrones surgida a partir del colapso de la supergigante.

Para la supergigante roja el campo sería:

24 sg

sgR

kB

Donde Rsg es el radio de la estrella supergigante roja, que puede

ser del orden de 100Rs, aunque es superado con creces por algunas de

las supergigantes roja más conocidas por cualquier aficionado a la

astronomía, como puede ser la estrella de Orión, Betelgeuse.

Para la estrella de neutrones podemos escribir:

24 n

nR

kB

Donde Rn es el radio de la estrella de neutrones, que está en torno

a 10 o 20Km, o lo que es lo mismo, aproximadamente 3·10-5 veces el

radio solar.

Sustituyendo y dividiendo un valor entre el otro obtenemos que el

valor del campo magnético para la estrella de neutrones es unas 1013

veces más intenso que el de la supergigante roja. El valor del campo

magnético en las inmediaciones de una estrella de neutrones puede

llegar hasta los 108 T. La energía asociada a este campo magnético es

140

de gran magnitud y su expresión por unidad de volumen nos permite

comprender cómo es de gran efecto en las estrellas de neutrones:

8

2BE

B

Este aumento de la intensidad magnética acoplado a una

velocidad de rotación a su vez muy alta provoca que las estrellas de

neutrones se conviertan en objetos radiantes de gran importancia.

La estrella de neutrones posee un gran campo magnético

semejante al de un imán que rota con ella, e igual que ocurre en la

Tierra, dicho campo magnético crea una magnetosfera donde van a

quedar atrapadas las partículas cargadas que se van a convertir en

parte importante del sistema generador de energía de la estrella. Estas

partículas al entrar en el campo magnético van a estar obligadas a

moverse en la dirección de las líneas de campo. Como el campo está

obligado a rotar con el púlsar, los puntos más lejanos tendrán una

velocidad enorme, tanto que llegarán a hacerse igual a la de la luz.

púlsar

lineal

línealíneapúlsarlineal

vddv

A una distancia determinada línead la velocidad será igual a la de

la luz, y como consecuencia dejará de tener continuidad la línea de

campo, lo que provocará que todos los electrones que estén obligados

a seguir la dirección de la línea salgan hacia fuera. Estos electrones

serán acelerados a velocidades muy altas a medida que se acercan a

las zonas ecuatoriales, lo que provocará que emitan radiación. Además,

las partículas que se mueven cerca de las regiones polares, donde las

líneas de campo se curvan mucho, están sometidas a fuertes

aceleraciones normales debido a la curvatura de la trayectoria, lo que

provocará igualmente que emitan radiación de alta energía.

141

Esta radiación que continuamente sale de la estrella de neutrones

es la responsable de que el sistema pierda energía lo que se traducirá

en una rotación más lenta en la estrella envejecida. La radiación de la

estrella de neutrones variará desde las longitudes de onda largas

(radiofrecuencias) hasta incluso las cortas (rayos X) aunque los focos de

estas radiaciones de energía tan diferenciada son muy distintos. A pesar

de la alta temperatura existente en la superficie de las estrellas

neutrónicas (aproximadamente entre 107 y 108 K) las longitudes de onda

correspondientes al visible apenas llegan hasta la Tierra, como

consecuencia de la pequeña superficie de radiación, que hace que la

magnitud aparente sea demasiado grande y por ello escasamente

visible, aunque curiosamente como ya hemos dicho, las longitudes de

onda irradiadas por un púlsar sean tan variadas que podamos registrar

todo el espectro.

Si la estrella de neutrones presenta un campo aún mayor de los

108 T (entre 1011 y 1013 T) se caracteriza por unas propiedades diferentes

y se denomina magnetar. El magnetar posee una temperatura mayor

incluso que la de una estrella de neutrones normal por lo que su

superficie estará sometida a una gran agitación por vibración de la

corteza rígida, de hecho la vibración es tal que el magnetar emite

térmicamente en la longitud de onda de los rayos X. Además el

poderoso campo magnético hace que gran parte de las partículas

cargadas de la estrella salgan, generando radiación X, al igual que

haría un púlsar normal. El campo magnético es tan intenso que al

actuar sobre la corteza rígida, que posee separación de carga,

provoca rupturas y movimientos sísmicos que son el origen de las

emisiones de rayos gamma de baja energía, propios de estos cuerpos.

Al parecer, al crearse un magnetar, la velocidad de rotación es mayor

de lo habitual para una estrella de neutrones, sin embargo la fuerte

influencia magnética traba el giro, de modo que en breve el magnetar

gira tan lento que no permite estudiar la periodicidad de sus rotaciones,

142

midiendo los pulsos de radiación en un modelo análogo al que paso a

describir para los púlsares normales.

Tratar de explicar el origen de la radiación de las ondas de radio

en los púlsares no es algo fácil, sobre todo tratando de encajar los

resultados teóricos con los observados. No existe todavía un modelo

aceptado por todos los científicos, ante todo porque no hay ninguno

que explique completamente todos los datos y las observaciones

realizadas en el espacio. Me limitaré por ello a describir el modelo más

aceptado, denominado como cono hueco, y que se basa en la emisión

por la aceleración de las partículas en torno a los dos polos de la estrella

de neutrones. Las estrellas de neutrones presentan superficies a alta

temperatura como ya hemos indicado, por lo que presentan una

radiación que corresponde a la de un cuerpo negro a alta

temperatura, lo que no le da el carácter estelar. La temperatura les

permite emitir en un rango tan amplio que va desde las ondas de radio

hasta los rayos X. Sin embargo el origen de las ondas de radio

detectadas en los pulsos típicos de los púlsares no tiene nada que ver

con las emisiones de radiación debidas a la temperatura superficial y

que llegan con escasa intensidad a la Tierra (dado que la luminosidad

depende de la superficie de radiación que en este caso con un radio

de entre 10 a 20Km es de escasa importancia) y evidentemente de

forma continua.

El origen hay que buscarlo en la interacción entre las partículas

cargadas existentes en la capa externa de la estrella neutrónica y el

intenso campo magnético de la estrella. Como ocurre en la Tierra el

campo magnético que se genera por la rotación de las partículas

cargadas es mucho más intenso en los polos que en las zonas

ecuatoriales. De este modo los electrones y protones que atraviesan

dicho campo se ven arrastrados por una fuerza de Lorentz de gran

intensidad, tanto, que pueden salir de la estrella y seguir una trayectoria

curva hasta que vuelven a caer a la superficie rígida de la corteza de la

estrella.

143

BvqFmag

Siendo en la fórmula anterior q la carga del electrón -1.6·10-

19C, v la velocidad de la partícula y B el campo magnético existente en

el exterior de la estrella neutrónica. El valor de B es tan alto que los

electrones y protones pueden salir y vencer la enorme fuerza

gravitatoria y electrostática que los vincula a la estrella, formando una

capa de partículas cargadas que, análogamente a la que posee la

Tierra, se denomina magnetosfera. Generalmente la fuerza magnética

es de menor entidad que la fuerza electrostática aunque mayor que la

fuerza gravitatoria, pero para valores de velocidad y campo magnético

muy altos, supera a ambas con diferencia lo que explica la existencia

de estos anillos cargados, incluso en objetos tan masivos. En el caso de

los magnetares las magnetosferas llegan a ser tan densas que la

producción de energía por rotación es muy importante.

La fuerza magnética que actuaría sobre un electrón que gire en

un átomo de H alrededor del protón central se puede calcular

aproximadamente y sin tener en cuenta los efectos relativísticos de las

velocidades a las que se aceleran las partículas en semejantes campos

magnéticos (que generan 1016 v) con los datos anteriores, considerando

la velocidad del electrón igual a 2.2·106 m/s para poder comparar así

en condiciones de igualdad el efecto de un campo magnético tan

poderoso con respecto a la fuerza de atracción gravitatoria y

electrostática.

La fuerza magnética sería:

NBvqFmagnética

58619 105.310102.2106.1

144

La fuerza electrostática que actuaría entre un protón y un

electrón, que impediría que la carga saliese de la estrella de neutrones

sería:

Nr

qqKF

protónelectrón

eléctrica

8

210

19199

2102.8

)1053.0(

)106.1()106.1(109

Igualmente podemos estudiar la fuerza gravitatoria que vincula a

un electrón con la estrella de neutrones, usando para ello una estrella

de 20Km de radio y de unas 3 masas solares. Aplicando la ecuación de

la gravitación universal tenemos:

Nr

mMGF electrónestrella

gravedad

17

2

3130

21007.9

2000

10109.91099.1367.6

Comparando los tres resultados en valor absoluto se comprende

que la fuerza magnética sea la más importante en la superficie de una

estrella de neutrones. Las partículas cargadas son impulsadas y

aceleradas hacia zonas por encima de la superficie por una diferencia

de potencial que como hemos indicado supera los 1016 v, formando

una magnetosfera que se alimenta continuamente de estas partículas

cargadas que posteriormente caen sobre la estrella de neutrones. Las

cargas se mueven en unas trayectorias muy curvadas por lo que

generan una radiación muy energética denominada radiación

sincrotrón y que tiene longitud de onda tan corta que se clasifica dentro

de la radiación gamma (normalmente la radiación sincrotrón es

conocida con longitudes de onda mayores o lo que es lo mismo, menos

energética, ya que los campos magnéticos que se pueden crear en la

Tierra son mucho menos intensos).

La fuerza electromotriz creada por el púlsar en su rotación y que

acelera a las partículas cargadas puede calcularse de modo

aproximado mediante la expresión que escribo más abajo en la que

145

todas las magnitudes son conocidas. B es la intensidad de campo

magnético, R el radio del púlsar y ω la velocidad angular del mismo.

2RBpúlsar

La radiación gamma así producida genera partículas atendiendo

al principio de transformación de masa en energía por la cual una

partícula al encontrarse con su antipartícula se desintegra en un fotón

que es su equivalente energético. Inversamente todo fotón puede

convertirse a su vez en una partícula con su antipartícula (en este caso

un electrón y un positrón). Al salir los fotones despedidos en una

dirección radial a la estrella, las partículas procedentes de ellos

continúan hacia fuera de la estrella de neutrones. Rápidamente vuelven

a desintegrarse entre sí, volviendo a generar un fotón de alta energía

que de nuevo se descompondrá en dos masas. Este proceso en

cascada se repite hasta que la radiación escapa de la estrella de

neutrones. Por cada partícula cargada que tiene una trayectoria curva

y sufre gran aceleración en su movimiento alrededor de la estrella, se

producen unos cuantos miles de partículas. Dichas partículas se crean a

partir de la energía del campo magnético de la estrella que poco a

poco se va debilitando y la estrella se va frenando. Este mecanismo de

radiación no tiene un origen térmico y genera una emisión de partículas

a lo largo del eje magnético de la estrella.

El segundo mecanismo de importancia es de origen térmico y

está a su vez relacionado con el alto valor del campo magnético

existente en la superficie del púlsar. Los electrones y protones que se

encuentran libres en la corteza de la estrella neutrónica se aceleran a

medida que migran hacia los polos a velocidades cercanas a las de la

luz. En un punto concreto del polo impactan unos con otros

convirtiendo gran parte de la energía cinética y potencial que tienen

en energía radiante. Esta energía radiante va desde los valores de onda

146

de radio hasta los de la radiación gamma. Las radiaciones que se

producen por este método no son todas de alta energía por tanto, hay

un pequeño porcentaje que pertenece al grupo de las ondas de radio

(las más abundantes están en torno a los 400MHz). Estas ondas de radio

acaban llegando a la Tierra a veces por encima de las otras y

caracterizando a los púlsares de radio.

La recepción de estas ondas de radio no se produce de manera

continua, sino que se registra a intervalos separados por ausencias

cortas. Esta radiación discontinua se explica fácilmente teniendo en

cuenta que el púlsar presenta un campo magnético que forma un

ángulo con el eje de rotación de la estrella. La principal consecuencia

de este hecho es que la radiación, que se produce sólo en torno a los

polos magnéticos, genera dos conos de radiación, uno en cada polo.

Estos dos conos rotan al mismo tiempo que lo hace la estrella, de modo

que cada uno de ellos describe un anillo de radiación a lo largo del

tiempo que gira alrededor del eje central. Cuando la emisión de ondas

de radio (o de rayos X o gamma) se recibe en la Tierra, lo hace siempre

cuando la Tierra está en un punto concreto de dicho cono de

radiación. Cuando al rotar cambia de posición la dirección de la

emisión cambia y deja de recibirse en la Tierra. De este modo, la

frecuencia con que se interrumpe la radiación nos permite calcular la

velocidad de rotación del púlsar teniendo en cuenta que el periodo de

dicha radiación es el tiempo que tarda la estrella en dar una vuelta

alrededor de sí misma.

La radiación gamma procedente de un púlsar no sólo tiene como

origen la radiación procedente de las partículas aceleradas en los

alrededores de las regiones polares con las posteriores conversiones a

electrón-positrón o la intensa radiación que surge de cada polo como

fanal por el choque de las partículas cargadas. Son abundantes los

casos en los que una estrella de neutrones es capaz de absorber

materia de una estrella cercana en lo que sería un sistema binario.

Normalmente y tal como ocurría cuando teníamos una enana blanca,

147

la estrella de mayor masa muere antes y si tiene la masa suficiente

como para generar una estrella de neutrones puede atrapar la materia

gaseosa de la compañera, provocando una acreción que es fuente de

rayos gamma en una cantidad mucho mayor que en el proceso

indicado con anterioridad.

El gas atrapado por el campo gravitatorio de la estrella

neutrónica se acelera fuertemente y al estar ionizado emite energía

radiante en la longitud de onda gamma o en las longitudes de menor

energía de los rayos X. Al final el gas hidrógeno acaba acumulándose

en las regiones polares de la estrella las cuales mantienen la altísima

temperatura por el choque de dichas partículas de alta energía

procedentes de la otra estrella, lo que unido al choque de electrones y

protones de la corteza metálica hace que aparezcan puntos muy

concretos de alta temperatura en ambas zonas, una temperatura

diferenciada de la existente en las regiones de alrededor y ecuatoriales.

El H absorbido se acumula en los dos conos de radiación de acuerdo

con la rotación del eje magnético alrededor del eje de rotación de la

estrella de neutrones. Este efecto sólo se observa para las estrellas

jóvenes puesto que su velocidad angular es muy alta.

Para las estrellas viejas, el hidrógeno se reparte homogéneamente

por la superficie completa de la estrella, por lo que no aparecen los

lóbulos de gas. Cuando el hidrógeno acumulado supera un valor crítico,

la masa de gas se enciende toda a la vez, y con una explosión

termonuclear esparce la materia por el espacio junto a una gran

cantidad de radiación X. Estos repentinos pero rítmicos estallidos,

acompañados de emisión abundante de radiación electromagnética

en la longitud de onda de los rayos X, han sido registrados desde la

Tierra. En general estas explosiones se observan para sistemas binarios

con una estrella de neutrones vieja que haya logrado acumular por

tanto una gran cantidad de masa a partir de la otra estrella.

Tras la absorción de materia la masa global de la estrella de

neutrones aumenta sin que lo haga significativamente el radio, por lo

148

que la velocidad de giro se acelera como corresponde a la

conservación del momento angular.

De un modo global podemos dividir los púlsares dependiendo de

qué radiación es la más característica y si se encuentran solos o tienen

alguna compañera implicada en el sistema de emisión. Podemos por

tanto encontrar púlsares aislados (generalmente caracterizados por

ondas de radio), púlsares constituidos por una estrella de neutrones

joven acompañada por una estrella normal o gigante roja (sistema que

emite rayos X y gamma), púlsares formados por estrella de neutrones

vieja y estrella normal en acreción (genera rayos X de baja energía de

modo continuo y explosiones de radiación X cada determinado tiempo)

y magnetares (con emisiones de rayos X y explosiones de radiación

gamma de baja energía).

Supernova tipo II (con líneas de H)

Cuando la masa de las estrellas supera el valor de 9 veces la

masa solar y es inferior a las 30 masas, la muerte tras la combustión de

los diferentes combustibles nucleares acaba en una gigantesca

explosión que no sólo expulsa un alto porcentaje de la masa estelar

hacia el espacio sino que se convierte en una efusión de energía

enorme con una generación de neutrinos tan profusa que hace de esta

partícula el principal producto de la supernova tipo II.

Al apagarse el núcleo al no poderse fusionar el Fe, la fuerza de

expansión que mantiene a la estrella en equilibrio hidrostático cae de

repente y la fuerza de la gravedad contrae a la supergigante roja a una

velocidad de 7·104 Km/s lo que provoca un aumento de la densidad y

la temperatura interior. Este aumento si bien no permite fusionarse al Fe

sí lo descompone al sobrepasarse el límite de masa de Chandrasekhar,

mediante la fotodesintegración por rayos gamma, tal y como ya se

149

indicó con anterioridad, convirtiendo parte del núcleo de la estrella,

formado por metales pesados, en núcleos de He y una gran cantidad

de neutrones libres. Los protones y electrones de los átomos se fusionan

por captura electrónica generando más neutrones y una gigantesca

cantidad de neutrinos que escapan hacia las capas externas.

Cuando los neutrones se comprimen hasta un nivel máximo

aparece la fuerza de degeneración neutrónica que conforma un

núcleo rígido y denso en unas condiciones tan extremas que resulta

incompresible. Las capas externas de la estrella no han sufrido un

colapso tan repentino y siguen cayendo por gravedad sobre el núcleo

rígido recién formado. Las capas de la atmósfera estelar sufren

entonces un rebote al impactar con el núcleo y ser eyectadas con gran

energía hacia fuera. Al mismo tiempo, continuas oleadas de neutrinos,

expelidas desde el núcleo, apoyan dicho movimiento de expansión de

la mayor parte de la masa de la estrella en lo que externamente se

percibe como una gran explosión. De la energía total que se pierde tan

sólo el 0.01% va en forma de energía radiante, el resto se escapa en

forma de neutrinos.

En realidad el proceso por el que las capas finalmente se desligan

explosivamente del núcleo de la estrella no está completamente

explicado. Al parecer deben absorber una gran cantidad de energía

para que se acaben de escapar, ya que tras el proceso de rebote

comienzan a retrasar cada vez más el avance y no es sino cuando son

impulsadas por los neutrinos (absorbiendo una buena proporción de los

mismos) cuando son completamente expelidas. Estas capas externas

requieren absorber del orden de 1044J de energía para escapar.

Durante la explosión se dan una gran cantidad de reacciones de

nucleosíntesis de gran complejidad que acaban generando elementos

de una masa atómica superior a la del Fe. En principio es Ni56

28 el

principal producto de la explosión, pero rápidamente se transforma el

Fe56

26 , que a su vez se transformará en otros elementos más pesados.

150

Muchos de los procesos implicados son Procesos R y generan grandes

cantidades de la mayoría de los elementos desde el Fe hasta los

transuránicos Pu y Cf.

La explosión genera también una intensa radiación lumínica que

permanece visible más de 200 años, perdiendo luminosidad a un ritmo

de 0.008 magnitudes cada día, lo que es un ritmo de decaimiento

menor que el que sufren las supernovas de tipo I. Según la forma en la

que se produce el decaimiento se tiene un tipo II en variedad de

meseta, donde la luminosidad se mantiene durante un largo periodo sin

disminuir, y que es debido a que la explosión ioniza las capas externas,

que se tornan opacas a la radiación y mantienen la energía durante

más tiempo (decae 0.0075 cada día la luminosidad), dejando escapar

una tasa de fotones menor que el otro tipo. La otra opción es el tipo II

con decaimiento lineal y rápido debido a que el H escapa tan rápido

que no llega a hacerse opaco, dejando escapar toda la radiación de

modo instantáneo, por eso es el tipo más luminoso y presenta una tasa

de apagado de 0.012 magnitudes cada día.

Tras la explosión de la supernova y la condensación de la estrella

de neutrones se verifica que ésta adquiere una gran velocidad lineal

que hace que pasado un cierto tiempo se encuentre muy alejada del

punto en el que estalló la supernova. No obstante si se establece su

velocidad (por efecto Doppler) y se estima el tiempo que lleva

funcionando como estrella de neutrones (lo cual es muy fácil de

calcular cuando el caso es un púlsar, mediante el cálculo de la

velocidad angular) podemos calcular cuánto espacio ha recorrido

desde que estalló la supernova y así verificar que la estrella de

neutrones es un producto de la explosión.

La velocidad de la mayoría de los púlsares o estrellas de neutrones

está en torno a los 100Km/s mientras que la de las estrellas

pertenecientes a su entorno es de 35Km/s en dirección hacia fuera de

la galaxia. Parece evidente que el exceso de velocidad se explica por

un impulso recibido durante la explosión de la supernova. El tiempo de

151

vida de un púlsar se puede estimar dividiendo el periodo del púlsar por

su velocidad de cambio (que no es más que el ritmo con el que se

ralentiza su giro por unidad de tiempo).

Es evidente que el cambio del periodo de rotación del púlsar a lo

largo del tiempo (es decir, la derivada del periodo con respecto al

tiempo) es aproximadamente igual al periodo de rotación medido entre

el tiempo transcurrido desde que el púlsar se creó:

P

PT

dt

dP

PT

T

P

dt

dP

Fórmula que aplicando los datos generales para la mayoría de los

púlsares nos permite obtener un valor de tiempo de vida aproximado

de:

añosP

PTcaract

710

Siendo P el periodo de rotación de un púlsar medido por el pulso

de la radiación recibida en la Tierra y P cuánto se retrasa dicho pulso

por unidad de tiempo, entonces para los valores habituales de la

mayoría de los púlsares el tiempo característico (que es una

aproximación del tiempo que lleva activa la estrella de neutrones) se

puede calcular.

Conociendo la velocidad de los púlsares y el tiempo transcurrido

tras la supernova podemos calcular la distancia que ha recorrido:

Kmss

KmTvd ticocaracterís

1614 101.3101.3100

Valor que está en el orden de magnitud correcto para la

distancia en que la mayoría de los púlsares con altas velocidades

152

lineales se encuentran respecto al lugar desde el que aparentemente se

formaron con la supernova.

Otra cuestión mucho más difícil de resolver es cómo en una

explosión con simetría esférica la estrella que ocupaba el punto central

de la explosión sale disparada a gran velocidad con una dirección y

sentido concreta. La única explicación consiste en asignar una asimetría

en la explosión de la supernova que permita impulsar una esfera de

masa solar a velocidades que oscilan entre los 100Km/s y los 500Km/s.

Hasta ahora no hay ninguna explicación plausible al respecto aunque

parece que complejos mecanismos de convección de calor facilitada

a través de las zonas de mayor metalicidad y con formación incluida de

corrientes intensas de gas, están implicados en la pérdida de simetría de

la explosión.

Estrellas de más de 30 masas solares

A medida que la masa aumenta por encima de las 30 masas

solares saber con exactitud el futuro de una estrella es más complejo,

sobre todo porque la pérdida de masa en estos casos puede tener

valores muy variables dependiendo del caso concreto en el que nos

encontremos. Tanto la rotación propia como la metalicidad estelar

tienen un peso muy importante a la hora de describir su final, ya que la

masa que pierden aumenta a medida que lo hace la masa inicial

llegando a tener valores de pérdida tan elevados que apenas pueden

alcanzar la fase de supergigante roja.

La evolución de estas estrellas no se diferencia grandemente de

la de otras estrellas de menor masa ya que pueden fusionar sin

problemas los elementos nucleares desde el H inicial hasta el Si llegando

a generar finalmente el elemento Fe en el que se rompe la cadena de

combustión del núcleo de la estrella. A lo largo de todo este proceso la

153

enormidad de su masa hace que se pierdan grandes cantidades de la

misma generando al final de la supernova un cuerpo menos masivo,

pero lo suficiente como para vencer la fuerza de degeneración

neutrónica y colapsar la materia a situaciones más increíbles aún,

aunque identificables en el universo.

Estas estrellas presentan tanta masa que la tasa de reacciones

nucleares que soportan siempre es muy alta ya que apenas hay fases

sin combustión. Esto provoca que la temperatura externa de la estrella

siempre esté muy por encima de lo que es habitual para estrellas del

rango de masas anterior y de hecho, en vez de generar una

supergigante roja, acaban convirtiéndose en estrellas supergigantes

azules. Las capas externas de la supergigante azul están poco ligadas

por gravedad al núcleo y sufren la acción de un poderoso y continuo

viento estelar, que acaba por arrancar las capas externas eliminando

gran parte de la masa de exceso de la estrella (hay expulsiones que

llegan a superar la 10 masas solares en una sola eyección). Se conocen

también con el nombre de variables luminosas azules que explica los

cambios propios de luminosidad antes y después de las pérdidas

forzadas de masa.

Estas estrellas que han quemado una gran proporción del H que

formaba parte de sus atmósferas acaban eliminándolo por completo en

la fase de variable luminosa por lo que quedan desprovistas de H (lo

que caracteriza sus espectros cuyas líneas de emisión pertenecen

exclusivamente a elementos tales como He, C, N u O) además de

mantener una temperatura superficial muy superior a la de la mayoría

de las estrellas (más de 70000 K en la superficie). Durante esta fase se

conocen con el nombre de estrellas de Wolf-Rayet y forman una curiosa

variedad de estrellas gigantes, muchas de ellas con masas mucho

menores que las originales, ya que tras perder grandes cantidades de

materia quedan en el rango estelar anterior por lo que acaban

generando en dichos casos, tras la supernova correspondiente, una

estrella de neutrones.

154

Cuando las estrellas comienzan el colapso tras la explosión de

supernova y tienen una masa superior a las 30 masas solares, entonces

al comprimirse hasta la estrella de neutrones, la gravedad es suficiente

para forzar a la estrella a colapsar y a formar el objeto de mayor

densidad existente, el agujero negro. La contracción del núcleo de la

estrella tras la imparable fuerza de la gravedad presenta dos fases. La

primera es muy rápida como ya vimos anteriormente hasta que queda

formada la estrella de neutrones. Durante esta fase el colapso se

detiene momentáneamente hasta que la fuerza de la gravedad es tan

fuerte que tras vencer a la fuerza de degeneración neutrónica consigue

un segundo y definitivo colapso que le lleva hasta formar un agujero

negro. En este segundo colapso la energía potencial gravitatoria

perdida, que no puede convertirse en energía cinética ni calorífica, se

pierde en parte en forma de fotones de radiación gamma.

En este punto de la contracción del volumen estelar nos

encontramos uno de los problemas más difíciles de resolver en lo que a

astrofísica se refiere. El colapso, en principio, debería continuar hasta la

nada ya que no hay fuerza más allá de la fuerza de degeneración

neutrónica que pueda frenar el colapso, por lo que el volumen final

debiera ser cero. Automáticamente se llega a la conclusión de que la

densidad del cuerpo formado será infinita y así nos encontraríamos en

una curiosa situación.

Supernova tipo Ib

Al hablar de las estrellas Wolf-Rayet hemos comentado que

pierden grandes cantidades de atmósfera por lo que quedan sin nada

de H. En estas supergigantes azules la secuencia de consunción de

materiales sigue la misma línea que en el caso de las estrellas de menor

masa inicial ya que al perder un alto porcentaje de la masa se han

155

equiparado a las anteriores. Cuando el núcleo se apaga al no poder

fusionar el hierro la estrella se contrae y se lleva a cabo una pérdida

progresiva de materia de un modo muy semejante al que se efectúa en

una supernova tipo I (caracterizado por la ausencia de líneas de H). Es

tal su semejanza que tan sólo presenta diferencias en los elementos que

caracterizan su espectro de absorción. En el tipo Ib es manifiesta la

ausencia de líneas de Si mono-ionizado (Si II) en el espectro de la

supernova y por el contrario tiene líneas de He neutro (He I) a 587.6 nm.

Los agujeros negros

Todas las estrellas que surgen con más de 30 masas solares son

excelentes candidatas a generar un agujero negro. No obstante, la

masa inicial no es un dato definitivo a la hora de conocer la evolución

final de una estrella de tanta masa, sobre todo porque factores como el

viento estelar serán claves para conocer qué masa real quedará tras la

explosión de la supernova. El viento solar en el caso de estas estrellas es

tan intenso que pierden la mayor parte de la masa, por lo que a veces

dejan de considerarse tan masivas tras pérdidas significativas (lo que

ocurre con las estrellas de Wolf-Rayet). Por tanto el dato más importante

es el de la masa de colapso tras la supernova. Cuando esta masa

supera el límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff, entonces la

generación de un agujero negro es viable. Este límite de masa mínima

de un agujero negro se encuentra establecido de un modo bastante

flexible debido a las aproximaciones consideradas, de 1.5 a 3 veces el

valor de la masa del Sol. A pesar de ello se puede considerar con

absoluta certeza que para masas superiores a las 5 masas solares el

resultado final del colapso es un agujero negro.

La generación de un cuerpo tan extraño puede darse a partir de

otros procesos como puede ser el choque entre dos estrellas de

156

neutrones o enanas blancas que al devorarse mutuamente generen un

astro con una masa que supere el límite soportable por la degeneración

neutrónica. Además de este segundo proceso podríamos describir otros

de mayor entidad que también acaban generando agujeros negros de

un valor de masa muy superior y que se forman a partir no ya de

estrellas sino de galaxias.

Al margen de la diversidad de orígenes sí es cierto que

básicamente tenemos un cuerpo que se forma cuando la masa en

colapso es tan grande que nada puede frenar dicha contracción. Las

características esenciales de estos cuerpos serán la masa, el momento

angular (que debe mantenerse a pesar de la contracción) y la carga

(ya que si bien la mayor parte de los agujeros negros deberán ser

neutros en teoría se pueden estudiar objetos de esta naturaleza con

pequeñas desigualdades de carga).

Dependiendo de estas tres magnitudes claves los agujeros negros

podrán ser analizados como agujeros negros estáticos y neutros

(agujeros negros de Schwarzschild), agujeros negros rotatorios y neutros

(agujeros negros de Kerr), agujeros negros cargados y estáticos

(agujeros negros de Reissner y Nordström) o finalmente agujeros negros

cargados y rotatorios (agujeros negros de Kerr-Newman).

Entre todos los modelos teóricos anteriores será el modelo de

Schwarzschild el que permita un acercamiento más sencillo a la

compleja realidad de estos cuerpos aunque como es fácil de

comprender será el modelo de Kerr el que nos haga una descripción

más precisa del agujero.

Agujeros negros neutros y estáticos

Los agujeros negros que se analizan en esta introducción a la

evolución de las estrellas se forman a partir de estrellas que, como es

157

natural, rotan sobre su eje. Al producirse la contracción tras el proceso

de muerte estelar el radio disminuye y la velocidad angular aumenta

como consecuencia de la conservación del momento angular de la

estrella. De este modo se espera que los agujeros negros roten a

velocidades muy altas.

Sin embargo un acercamiento a estos cuerpos tan abstractos se

puede hacer considerando al agujero negro estático y sin rotación

como ya hemos comentado. Las características de estos agujeros

negros sin rotación son muy diferentes a las que poseen los agujeros

negros rotatorios, debido precisamente a la interacción gravitatoria del

agujero negro con el espacio-tiempo.

La concepción de un agujero negro estático, que sea lo

suficientemente masivo como para poder atraer a la luz e impedirle salir,

es antigua. Al estudiar las velocidades de fuga para diferentes cuerpos

del espacio se obtiene una relación masa-radio crítica por debajo de la

cual la velocidad de escape de los cuerpos debe ser mayor que la de

la luz, lo que no es posible según los postulados relativistas de Einstein. La

concepción de la velocidad de fuga nos da la fórmula para calcular el

radio mínimo por debajo del cual no es posible escapar de la atracción

gravitatoria del agujero. Ese radio se denomina radio de Schwarzschild y

se puede calcular a partir del concepto de velocidad de fuga.

La energía mecánica se conserva si consideramos aislado el

planeta que consideremos (vamos a tomar como ejemplo uno de estos

astros que son más apropiados para es tipo de cálculos de mecánica

newtoniana). Así sobre la superficie del planeta un cohete que quiera

salir de la atracción gravitatoria tendrá que poseer una velocidad inicial

llamada de fuga que tendrá un valor máximo igual a la velocidad de la

luz en el vacío. Como consecuencia de tener una velocidad, el cohete

tendrá una energía cinética en la superficie. Del mismo modo podemos

establecer la existencia de una energía potencial sobre dicha superficie

ya que el origen del campo central se encuentra a una distancia R de

dicho punto. Teniendo en cuenta todo esto se puede escribir:

158

02

1 2

r

mMGmvEEEEEE pBcBpAcAmBmA

Siendo m la masa del satélite y M la masa del planeta. Cuando el

satélite se encuentra en la posición B la energía cinética es 0 ya que la

definición de velocidad de fuga implica la velocidad mínima que

permite escapar de la atracción gravitatoria. Es evidente que al quedar

libre la energía cinética es cero al haberla agotado completamente

para escapar de la atracción gravitatoria. Igual ocurre en el caso de la

energía potencial que se puede considerar cero en el infinito o, a nivel

práctico, en el momento en el que el cohete queda desligado de la

atracción gravitatoria.

Si por el contrario de lo habitual despejamos el valor del R en vez

del valor de la velocidad de fuga y en el lugar de la velocidad

ponemos el valor de velocidad de fuga máximo (la velocidad de la luz

c) entonces tendremos una medida del Radio de Schwarzschild):

RSchwarzschild = 2

2

c

GM

Dicho valor sería de 1Km para una masa equivalente a la solar, lo

que implica que si el Sol se comprimiese hasta tener un radio de 1Km

entonces se convertiría en un agujero negro debido a la alta densidad

que se generaría en su interior. Como por colapso gravitatorio sólo

masas superiores a 3 masas solares (con certeza a partir de 5 masas

solares) generarán agujeros negros, podemos estimar el radio de

alcance de los mismos. Así para una estrella en colapso con 5 masas

solares el radio sería de unos 5Km aproximadamente.

El radio de Schwarzschild nos permite calcular el radio a partir del

cual la estrella se convierte en un agujero negro, pero también marca la

frontera en la que cualquier objeto sufre una atracción tal que una

huida a la velocidad de la luz mantendría en equilibrio inmóvil al

159

sistema. En cierto modo es como si el cuerpo fuese atraído a la

velocidad de la luz de modo que una huída a dicha velocidad reduciría

el avance a valor nulo. Cualquier rayo que partiese desde ese límite

tardaría un tiempo infinito en alcanzar a un observador externo por ello

se dice que en el radio de Schwarzschild el tiempo se congela. Esa

cáscara esférica que aparece alrededor del agujero negro justamente

al radio de Schwarzschild por debajo de la cual la luz desaparece sin

remisión se denomina Horizonte de los eventos. Dentro del horizonte de

los eventos todos los rayos luminosos están dirigidos hacia el centro del

agujero negro sin que puedan salir, impidiendo cualquier tipo de

comunicación con el exterior.

Lo que en un principio se definió como radio de Schwarzschild

implicaba la existencia de un cierto volumen en el cual podíamos

confinar la materia, generándose entonces un agujero negro. Así como

indiqué, una esfera de 1Km de radio y con la masa del Sol, tendría una

velocidad de fuga igual a la velocidad de la luz. Sin embargo, cuando

tratamos de analizar cómo surge el agujero negro a partir de la

imparable reducción de volumen pasando por las fases de enana

blanca y estrella de neutrones, nos percatamos de que un volumen

determinado es incompatible con el proceso de colapso. Al no existir

fuerza alguna que se pueda oponer al colapso gravitatorio, la

compresión se da hasta tener un valor de volumen cero, lo que implica

densidad infinita y una ausencia en la validez de las ecuaciones de la

física.

De este modo dentro del horizonte de los eventos definido por el

radio de Schwarzschild no hay nada. Es un espacio absolutamente

vacío con una simetría esférica perfecta centrada por un punto único

que contiene toda la masa del sistema (única magnitud que en este

tipo de sistemas caracteriza al agujero).

A medida que se produce el colapso el peso de la gravedad es

mayor sobre los rayos de la estrella en colapso. Sea radiación

electromagnética de origen nuclear o sea radiación de origen térmico

160

los rayos se van curvando más y más hasta que acaban siendo

tragados por el agujero en el límite justo de Schwarzschild. A una

distancia ligeramente superior, en torno a las 1.5 veces dicho radio los

rayos de los que se irradian tangencialmente comienzan a doblarse y a

caer sobre la superficie de la estrella la cual empieza a oscurecerse

paulatinamente. Durante este proceso se forma una especie de coraza

luminosa formada por todos aquellos fotones que parten de la estrella

con un ángulo superior al tangente y que se curvan lo suficiente para

rodear total o parcialmente la estrella y que escapando hacen visible a

la estrella por último momento. Tras ello el colapso acaba sobrepasando

el límite de Schwarzschild y la estrella se hace invisible no permitiendo

escapar ninguna radiación.

La estructura que nos queda no puede ser más sorprendente. De

una estrella gigantesca de unas 30 veces la masa solar el resultado tras

perder en torno al 80% de su masa es una singularidad de masa en

torno a 5 masas solares sin volumen rodeada de un espacio vacío

separado por una capa inmaterial del universo “normal”, en el que las

leyes de la física son aplicables. Dentro de ese horizonte de los eventos,

todas las trayectorias correspondientes a los diferentes cuerpos o

radiaciones que caen bajo la atracción del agujero negro se dirigen en

línea recta desde el punto en el que interceptan dicho horizonte y el

punto de singularidad central.

El nombre de singularidad dado a este punto particular donde se

concentra toda la masa implica en particular esa inaplicabilidad de las

leyes de la física, lo que le hace ser especialmente difícil de tratar, de

hecho su entidad es más matemática que real al no poder ser

verificado por observación ni por mediciones indirectas.

A pesar de que como tal la singularidad central no se deja

analizar no podemos decir lo mismo del agujero negro en sí. La

deformación del espacio-tiempo que provoca (en lo que no hemos

entrado con profundidad) afecta a la trayectoria de los rayos que

proceden de otras fuentes luminosas en lo que se denomina efecto de

161

deflexión. Cualquier masa que se encuentra en un punto del espacio

deforma el espacio-tiempo de manera análoga a como una bola de

plomo deformaría una sábana tersa sobre la que se colocase. Así un

agujero negro de Schwarzschild provoca una deformación estática en

el espacio-tiempo que obliga a los rayos de luz a curvarse al pasar

cerca del mismo o incluso a ser atrapados si pasan demasiado cerca

del mismo. Desde este punto de vista el agujero negro tiene una fuerte

interacción con el medio que permitirá detectarlo con cierta facilidad.

Los rayos procedentes de un foco alejado y que llegan paralelos al

agujero negro se desviarán rodeándolo de modo que generarán

múltiples imágenes dependiendo del lugar desde el que se reciban. Así

se dan muy numerosos efectos de estrellas aparentemente iguales en

posiciones diferentes. De hecho si la secuencia estrella-agujero-

observador forma un ángulo recto, las imágenes desviadas procedentes

de ese foco inicial serán detectadas por el observador en dos puntos

diferentes, uno formado tras una vuelta de 90º alrededor del agujero y

otro tras una vuelta de 270º en un sentido contrario al primero. Ambas

imágenes separadas entre sí muestran en realidad el mismo objeto. Si la

línea estrella-agujero-observador es recta entonces la imagen que se

forma es más compleja y puede ir desde los cuatro puntos luminosos

(Cruz de Einstein) hasta coronas de luz (Corona de Einstein) en torno al

agujero negro. Incluso si el observador se encontrase cerca del foco

que ilumina al agujero negro se puede encontrar un “efecto halo” que

corresponde a la deflexión de todos los rayos formando ángulos de 180º

alrededor de la estrella y percibiéndose como una especie de corona

bordeando al agujero.

En realidad la probabilidad de observar estos fenómenos desde la

Tierra es baja pero si en vez de un agujero negro se analizan objetos

extragalácticos, la posibilidad asciende enormemente. De este modo F.

Zwicky extendió el proceso anterior (previsto por Einstein para astros

masivos) a galaxias, lo que ha resultado ser especialmente productivo a

la hora de encontrar ejemplos en la observación (Cruz de Einstein en la

162

G2237+0305 en la constelación de Pegaso o un anillo de Einstein en la

MG61131+0456). En verdad para la detección de un agujero negro es

un método interesante pero de difícil aplicación ya que las

observaciones del cielo profundo se llevan haciendo desde un escaso

tiempo atrás por lo que las estrellas afectadas por agujeros negros se

apreciarán desviadas desde su primer registro sin que se pueda

comprobar el error. Habrá que buscar más bien disposiciones

sospechosamente simétricas de estrellas con espectros iguales, lo que

nos permitirá establecer que la luz de un foco inicial ha sido deflectada

por un agujero negro.

Pero no es este el único sistema válido para detectar la existencia

de un agujero negro. La producción de energía que acompaña a estas

entidades es sin lugar a dudas el mejor procedimiento para su

detección tal y como veremos a continuación.

Cuando un agujero negro se acompaña por otra estrella que

orbita a su alrededor, lo cual ya hemos visto en el caso de las enanas

blancas y de las estrellas de neutrones, la masa de la estrella puede ser

atraída por el agujero negro. Sistemas de este tipo deben ser comunes

en nuestra galaxia de modo que de dos estrellas la más masiva

acabará por morir antes y si su masa lo permite lo hará como agujero

negro en tanto la otra estrella aún está como estrella de la secuencia

principal o como gigante roja. En dichas circunstancias puede ocurrir

que la estrella esté lo suficientemente cerca como para que las capas

externas de la misma (lo que es especialmente accesible cuando la

estrella está en su fase de gigante roja) se liguen por gravedad al

agujero y empiecen a orbitar a su alrededor formando un disco de

acreción. Este fluido de acreción pasa de una temperatura

relativamente baja en la capa externa estelar a una temperatura muy

alta en los límites cercanos al horizonte de los eventos. La pérdida de

energía potencial gravitatoria que sufre el gas cuando se acelera y es

absorbido por el agujero se invierte en energía calorífica que provoca

un enorme aumento de la temperatura del gas hasta valores que

163

permiten la emisión de una intensa radiación de amplio rango de

longitudes de onda entre las que son especialmente significativas las

radiaciones X, que se convierten en uno de los argumentos más sólidos

a la hora de encontrar a estos escurridizos entes. Cualquier fuente

poderosa de rayos X pulsantes es un posible candidato a agujero negro

(no debemos olvidar que los púlsares son los análogos de menor masa a

los agujeros negros y que también presentan una intensa producción de

energía radiante).

Tal vez el ejemplo más recurrido y adecuado sea Cygnus X-1 que

es una fuente variable de rayos X donde una estrella se presenta

vinculada por gravedad a un objeto invisible al que se le estima una

masa superior a 3 masas solares (por lo que es probable sea un agujero

negro). La estrella principal del sistema Cygnus X-1 es una supergigante

azul llamada HDE 226868 que parece perder masa en acreción.

La práctica totalidad de todo lo indicado a lo largo de estas

escasas páginas dedicadas al modelo de agujero negro estacionario

puede ser aplicada al agujero negro en rotación, con la salvedad de

que la propia estructura del mismo se complica al tiempo que lo hace

la estructura del espacio-tiempo.

El agujero negro de Kerr

Al disminuir el radio por colapso gravitatorio, el momento angular

se conserva, por lo que el agujero negro resultante aumentará

enormemente su velocidad de rotación con respecto a la de la estrella

original. La rotación es tan alta que el agujero negro que se genera

pierde la simetría esférica del agujero de Schwarzschild y se achata por

los polos. De este modo la deformación a la que la masa somete a todo

el espacio-tiempo deberá girar al mismo tiempo que lo hace el agujero

negro por lo que se genera una estructura semejante a la que tiene un

164

remolino de succión en el agua. Dado que la velocidad a la que se

produce el cambio en las líneas de campo por la rotación no es infinita

hay un retraso entre la parte de la línea que está cerca de la superficie

del agujero negro y su continuidad a medida que se aleja del mismo,

donde deja de ser arrastrada con la misma intensidad. Este desajuste

provoca que aparezcan torceduras o codos en las líneas de campo.

La dinámica de rotación así como la simetría y estructura del

agujero negro fue analizada por R. Kerr considerándose la mejor

descripción posible de un agujero negro, ya que poco más puede

hacerse atendiendo a los datos que ofrece.

Básicamente la estructura es muy parecida a la del agujero negro

de Schwarzschild sólo que ahora la rotación provoca una diferente

estructuración de los alrededores del agujero del mismo modo que lo

hace un torbellino inducido respecto a un pequeño desagüe que

apenas presenta cono de absorción. La rotación es tan elevada que se

logran velocidades de unas 5000 vueltas por segundo (estimadas para

agujeros de 3 masas solares) lo que condiciona la estabilidad del

espacio a su derredor. De hecho la aparición de un cono de succión de

simetría radial (lo que no es fácil de visualizar) altera la estructura de un

modo análogo a como lo hace un remolino en la superficie del mar.

Habrá un valor límite en el que la velocidad de giro del espacio-

tiempo alrededor del agujero negro se equipare a la velocidad máxima

de los objetos que se acerquen a dicho límite por lo que la movilidad se

limitará a movimientos en la misma dirección y sentido que el del giro

del agujero, o bien movimientos laterales hacia el centro o hacia fuera

del agujero (muy impedidos estos últimos aunque no imposibles) por lo

que es posible salir del torbellino en dichas condiciones. Esta cáscara

nueva con simetría esferoidal llamada límite estático marca el punto a

partir del cual cualquier objeto que entre en el volumen que encierra

está obligado a girar alrededor del agujero negro en el sentido de

rotación del agujero, y no puede oponerse a ello aunque lo haga a la

velocidad de la luz.

165

Cada uno de los puntos que forman la superficie gira alrededor

del eje de rotación manteniendo una total rigidez por lo que la

velocidad angular de cada punto es la misma.

Más allá del límite estático se abre un volumen inquietante del

que aún es posible escapar pero donde las posibilidades de hacerlo son

realmente escasas atendiendo a la poderosa máquina de rotación que

da vida al espacio-tiempo en el que la propia materia o radiación se

desplaza. Ese volumen se denomina ergosfera lo que responde a las

posibilidades que presenta a la hora de extraer energía del agujero

negro. De hecho si lanzamos un cuerpo de tal modo que después

podamos hacerle salir, dicho cuerpo se habrá acelerado al ser obligado

a girar con la misma velocidad que rota el espacio-tiempo hasta el

punto de, al salir de él, darnos energía cinética en gran cantidad.

El punto de no retorno no obstante está marcado aún más

adentro en lo que sí es un horizonte de los eventos que recuerda al del

agujero negro inmóvil. Sin embargo el único horizonte de los eventos

anterior aparece ahora desdoblado en dos cáscaras esféricas

centradas en la singularidad central, el horizonte externo y el horizonte

interno. El horizonte externo tiene simetría esférica y se une en los polos

con el límite estático que tiene simetría esferoidal como es lógico. Esta

convergencia de superficies es simplemente un efecto de la rotación. Si

pudiésemos estudiar al agujero negro desde un polo de rotación

comprobaríamos que justo en el eje el agujero negro no rota (ya que

sería un punto fijo en la rotación como sólido-rígido) lo que hace que

visto desde esta perspectiva se comporte como un agujero negro de

Schwarzschild y se recobre la simetría esférica para el límite estático.

Al horizonte externo le sucede el horizonte interno de igual simetría

y menor radio que parece cumplir la oscura misión de proteger la

singularidad central del espacio exterior. En realidad confina a la

singularidad de modo que nada pueda salir de la misma ni tan siquiera

por un desequilibrio energético por lo que una repentina explosión o

expansión interna no podría exceder el límite impuesto por el horizonte

166

interno. Ambas superficies límites (horizonte interno y externo) se

acercan a medida que la velocidad de rotación del agujero negro

aumenta formando una sola cuando la velocidad de rotación del

agujero negro es la velocidad de la luz en el vacío. Según el análisis

teórico, a esta velocidad el horizonte de los eventos se desvanecería ya

que la fuerza de atracción gravitatoria sería neutralizada por la fuerza

centrífuga.

La singularidad central que en el agujero negro estático era un

único punto situado exactamente en el centro del conjunto se

complica aquí bajo la forma de anillo que sólo mantiene esas

condiciones de singularidad en cada uno de los puntos que lo

constituyen en donde de nuevo las leyes de la física pierden su

aplicabilidad.

Se pueden extender enormemente los análisis sobre los agujeros

negros rotatorios y sobre las implicaciones de los mismos en el análisis del

espacio-tiempo, lo que sin duda es uno de los temas más apasionantes

de la física teórica. No obstante esto excede los límites de un manual

centrado en el estudio de la evolución de las estrellas.

167

Anexo I

Científicos y evolución estelar

Adams, Walter S. (1876-1956): Se centró en el análisis de espectros

estelares, observando una relación entre las intensidades relativas de las

líneas y la magnitud absoluta de la estrella. Logró aplicar los espectros

en la elucidación del tamaño de las estrellas, distinguiendo entre

gigantes y enanas.

Baade, Wilhelm (1893-1960): Diferenció las estrellas en estrellas de

Población I (más jóvenes y localizadas en el disco galáctico) y de

Población II (de mayor edad y localizadas en el interior de la galaxia).

Logró encontrar una explicación para el origen de las supernovas junto

a F. Zwicky al tiempo que definió el concepto de estrella de neutrones.

Balmer, Johann J. (1825-1898): Analizando los diferentes espectros logra

desarrollar una relación matemática que le permite deducir donde

aparecerán las líneas de emisión de átomos hidrogenoides o donde

desaparecerán las correspondientes de absorción. Este conjunto de

valores de longitud de onda se conoce como serie de Balmer del

espectro.

Becklin, Eric: Estudia las fuentes de infrarrojo procedentes del espacio, lo

que ha acabado por convertirle en uno de los grandes investigadores

de las enanas marrones, de los discos de acreción sobre astros y de las

galaxias activas en el infrarrojo.

Bethe, Hans A. (1906-2005): Descubrió el conjunto de reacciones

nucleares propias del Ciclo de H de las estrellas, corroborado

posteriormente por Eddington.

Blackett, Patrick (1897-1974): Desarrolló la física de partículas, captando

los rayos cósmicos y demostrando la existencia del positrón. Experto en

el complejo concepto de partícula-antipartícula, su trabajo es muy

importante para explicar la cosmogonía.

168

Bok, Bart Jan (1906-1983): Realizó aportaciones en el estudio de la

génesis estelar en las nubes gaseosas. Tuvo un papel destacado en la

separación entre ciencia y pseudociencia a lo largo de la década de

los 70.

Boltzmann, Ludwig (1844-1906): Desarrolló su investigación sobre todo en

la física estadística aplicándola a la termodinámica de sistemas. Su

nombre en Astrofísica viene unido inevitablemente al de Joseph Stefan

puesto que la fórmula que permite relacionar la radiación emitida por

un cuerpo negro con la temperatura se conoce por el nombre de

ambos científicos.

Bondi, Hermann (1919-2005): Estudió la acreción de materia a partir de

nubes gaseosas sobre astros masivos, donde trabajó junto a Raymond

Lyttleton. Al margen de este importante aporte desarrolló el modelo de

universo estacionario conjuntamente con F. Hoyle y T. Gold. Sus estudios

sobre la naturaleza del campo gravitatorio y la definición de la

radiación gravitacional se cuentan entre sus mayores logros.

Burgasser, Adam J.: Desarrolló junto a Tom Geballe sistemas de

clasificación para las enanas con tipo espectral T en el 2005, basándose

en los espectros de estas estrellas en el infrarrojo cercano. Centra su

investigación en las subenanas y estrellas marrones, es decir astros

pequeños a baja temperatura. Igualmente trabaja para caracterizar la

clase espectral L.

Cannon, Annie (1863-1941): Colaboradora del equipo de E. Pickering

encargada de analizar las estrellas una a una para clasificarlas por el

método espectroscópico.

Chandrasekhar, Subrahmanyan (1910-1995): Estableció en 1930 el límite

de masa máximo que puede ser frenado en su colapso gravitatorio por

la fuerza de degeneración electrónica, generándose así la enana

blanca. Realizó estudios importantes sobre la evolución estelar en

función a la masa que sirvieron de ejemplo para resolver sistemas más

masivos y sobre la estructura de las estrellas.

169

Deacon, N.R: Define junto a N.C.Hambly un tipo espectral hipotético de

estrella Y de muy baja temperatura superficial, tan baja que resultaría

difícilmente detectable.

Dirac, Paul (1902-1984): Estableció la función de distribución de los

electrones relativistas que se usará para definir el estado de la materia

degenerada en las estrellas densas. Predijo la existencia del positrón

como antipartícula del electrón lo que será crucial para conocer la

naturaleza de la materia y el origen del universo. Al margen de todo

esto y con otros estudios determinantes es probablemente uno de los

físicos de mayor relevancia de todos los tiempos.

Doppler, Christian (1803-1853): Conocido sobre todo por el efecto que

lleva su nombre, que resulta de enorme importancia para el análisis del

espacio profundo ya que permite calcular las velocidades de las

estrellas. Este efecto se valoró en principio más en la onda sonora que

en la electromagnética.

Eddington, Arthur S. (1882-1944): Trabajó para consolidar la teoría de la

relatividad. Su principal aportación a la astronomía radica en el análisis

de la estructura de las estrellas, su evolución a lo largo del tiempo y su

combustible nuclear, publicado en el 1926. Se opuso a las

concepciones de Chandrasekhar y al concepto de agujero negro con

volumen cero, que presentaría una singularidad desnuda (concepto

posteriormente perfeccionado por Penrose).

Einstein, Albert (1879-1955): Amplía en 1905 el concepto de relatividad

de Galileo adecuándolo a la velocidad límite de la luz, lo que tendrá

importantes consecuencias en el tratamiento de medidas de

magnitudes esenciales como el espacio, el tiempo o la velocidad.

Además formuló en el mismo año la relación entre la masa y la energía

que abría el camino a la explicación de la energía nuclear como

combustible estelar. Posteriormente, en 1915, con la teoría de la

relatividad general, redefine el concepto de gravedad y campo

gravitatorio como una interacción entre la masa y el espacio-tiempo en

el que la masa se encuentra inmersa. Esto será aplicado posteriormente

170

al análisis de fenómenos antes inexplicados como la deflexión de la luz

o a la comprensión de objetos tan abstractos como el agujero negro.

Fermi, Enrico (1901-1954): Definió un nuevo estado de distribución

estadística de las partículas denominado distribución de Fermi-Dirac,

que es el que se emplea para describir el estado de la materia

degenerada. Además descubrió la desintegración β y llevó a cabo las

primeras reacciones nucleares controladas.

Finkelstein, David (1929): Analiza el límite de separación entre el agujero

negro y la realidad exterior definiendo el Horizonte de los Eventos en

1958 para agujeros negros estáticos. Está más interesado en la relación

entre la lógica cuántica y la lógica macroscópica.

Fleming, Williamina (1857-1911): Colaboradora perteneciente al grupo

formado por E. Pickering para el estudio de las estrellas. Con el resto

analizaba las estrellas una a una y las clasificaba espectralmente según

la clasificación que iban a consolidar.

Fowler, Ralph H. (1889-1944): Sus trabajos sobre termodinámica y

mecánica estadística serán empleados en la interpretación de la

estructura de las atmósferas estelares. Junto a P. Dirac estableció en

1926 la conveniencia de usar la distribución de Fermi-Dirac para explicar

la estructura de la materia en las enanas blancas. Del mismo modo,

junto a A. Milne realizó importantes estudios sobre la atmósfera de las

estrellas.

Fowler, William (1911-1995): Descubre los diferentes procesos de

nucleogénesis que se producen en el interior de las estrellas a lo largo

de su ciclo vital. Demuestra junto a Fred Hoyle, en el 1957, que la gran

variedad de elementos químicos existentes se forma a partir del H como

elemento base en las diferentes fases de la vida de las estrellas, tanto en

la combustión como en las supernovas.

Friedman, Alexander (1888-1925): Su labor más importante consistió en

encontrar una solución a las ecuaciones de Einstein para definir la

evolución del universo. La solución de Friedman ayudó a la hora de

establecer un modelo posible de universo en expansión.

171

Gamow, George (1904-1968): Trabajará para dilucidar los orígenes del

universo actual en la teoría de la Gran Explosión. Al mismo tiempo

realizará importantes aportaciones al campo de la física nuclear de las

estrellas.

Geballe, Thomas: Conjuntamente con Adam Burgasser busca desde el

2005 una clasificación posible para las estrellas de tipo espectral T

conocidas. Especialista en enanas marrones cubre un amplio rango de

investigación desde la fase terminal de la vida de las estrellas hasta la

composición del polvo interestelar.

Giacconi, Riccardo (1931): Importante astrofísico cuya labor principal ha

consistido en buscar e interpretar diferentes fuentes de rayos X

procedentes del espacio. Destaca su colaboración con H. Gursky y B.

Rossi.

Gold, Thomas (1920-2004): De gran trascendencia sus estudios sobre

magnetismo permitirán conformar la magnetosfera de las estrellas (y

evidentemente, de cuerpos menores). Es recordado especialmente por

la hipótesis del universo estacionario, concebida con F. Hoyle y H. Bondi.

Gursky, Herbert (1930-2006): Desarrolló su labor buscando fuentes de

emisión de rayos X en el universo, entre las que destaca Cygnus X1 que

tendrá gran importancia para comprender el mecanismo de

funcionamiento de los púlsares.

Hambardzumyan, Viktor (1908-1996): Se dedicó activamente al estudio

de la dinámica de los sistemas estelares. Sus estudios sobre la génesis de

las estrellas le llevaron a deducir que las estrellas T Tauri no son más que

estrellas en una fase de formación. Aportó importantes trabajos sobre la

evolución de las estrellas así como sobre la transferencia de calor por

radiación en el interior estelar.

Hambly, N.C.: Autor de un estudio junto a N.R. Deacon sobre la

existencia de estrellas de muy baja temperatura, difícilmente

detectables debido a su escasa emisión.

Haro, Guillermo (1913-1988): Estudió al igual que Herbig la fase inicial del

desarrollo de las estrellas antes de que alcancen el equilibrio que las

172

permita ingresar en la Secuencia Principal, describiendo los objetos

Herbig-Haro. También descubrió un buen número de estrellas T Tauri.

Hartle, James B.: Ha desarrollado su trabajo sobre en astrofísica tratando

de conocer qué condiciones fueron las que determinaron la evolución

del universo en los primeros momentos tras la Gran Explosión. Sus

conocimientos sobre relatividad le han permitido realizar interesantes

estudios en dicho campo.

Hawking, Stephen (1942): Demuestra en 1967 junto a Roger Penrose que

el agujero negro es una solución viable a las ecuaciones de Einstein.

Lleva a cabo a partir de 1970 una labor importante en el campo de la

Física más abstracta donde sus aportaciones para comprender el

significado de la relatividad einsteiniana, de las relaciones espacio-

tiempo y de las diferentes teorías cosmogónicas son de gran interés. Ha

ampliado sustancialmente el concepto de agujero negro, su geometría,

estudiando su posible generación en los primeros momentos tras la Gran

Explosión.

Hayashi, Chushiro (1920): Comenzó realizando importantes aportaciones

a la teoría de Gamow en lo que a la nucleosíntesis de elementos

durante los primeros estadios de vida tras la Gran Explosión se refiere.

Trabajó para conocer el interior de las estrellas, sobre todo durante los

primeros momentos de su gestación, antes de pasar a la Secuencia

Principal. Finalmente estudió la formación de estrellas de pequeña masa

y enanas marrones.

Heisenberg, Werner K. (1901-1976): Al margen de realizar una

descripción mecanocuántica adecuada del átomo paralelamente a

Schrödinger, su principal aportación al tema que nos ocupa es el

Principio de Incertidumbre que se ha empleado para explicar las fuerzas

de degeneración.

Herbig, George H. (1920): Dedicado a estudiar la evolución de las

estrellas en las primeras fases de su nacimiento, cuando se encuentran

antes de entrar en la Secuencia Principal. Junto a Guillermo Haro ha

definido las estrellas bajo su fase como objetos Herbig-Haro.

173

Hertzsprung, Ejnar (1873-1967): Publica en 1911 un diagrama con las

estrellas organizadas según su magnitud e índice de color. Igualmente

estudió la relación entre luminosidad estelar y densidad, estableciendo

que las estrellas más brillantes son a su vez las menos densas.

Hoyle, Frederick (1915-2001): Colaboró con Fowler en el estudio

publicado en el 1957 sobre los procesos nucleares que se producen en

el interior de las estrellas, y así en el análisis de la síntesis de elementos.

Defendió la hipótesis del estado estacionario del universo junto con

Thomas Gold y Hermann Bondi. Es más conocido por ser el iniciador de

los estudios de los quásares.

Hubble, Edwin (1889-1953): Destaca por haber apoyado por sus

descubrimientos sobre el movimiento de las galaxias el modelo de

origen del universo de Gamow.

Huggins, William (1824-1910): Se dedicó a analizar junto a W. Allan Miller

los espectros estelares, logrando distinguir diferentes composiciones de

sus atmósferas gaseosas.

Jeans, James H. (1877-1946): Desarrolla en 1902 la teoría de acreción

gravitatoria que permite explicar cuál es la masa mínima necesaria para

que una estrella se forme. Hoy en día esa teoría se ha mejorado y

ampliado de modo conveniente.

Keenan, Phillip C.: Conjuntamente con William Morgan desarrolla en

1943 un sistema de clasificación espectral complementario al de

Harvard, basándose en la relación entre tamaño y los llamados efectos

de luminosidad. Relacionando de este modo alta temperatura con baja

densidad y así con mayor anchura de líneas.

Kerr, Roy P. (1934): Realiza en 1963 una descripción completa del

agujero negro rotatorio aprovechando los análisis de Finkelstein,

estableciendo su estructura posible, su simetría y sus características de

campo gravitatorio.

Kirchhoff, Gustav R. (1824-1887): Es el principal científico que desarrolló

la espectroscopia, por lo que su labor es impagable desde el punto de

vista de la astrofísica. Analizó junto a R. Bunsen la atmósfera del Sol

174

mediante el estudio de su espectro, encontrando nuevos elementos y

dando un impulso decisivo al conocimiento de la composición química

de las atmósferas estelares. Sus estudios sobre la radiación de un cuerpo

negro fueron también de gran importancia.

Kirkpatrick, J. Davy: Establece la base de dos nuevos tipos espectrales

de estrellas frías como son L y T que forman parte de la vanguardia de

investigación en Astrofísica a lo largo de estos últimos años.

Landolt, Arlo U. (1935): Importante astrónomo dedicado a la fotometría

estelar. Descubrió la primera enana blanca pulsante en 1965.

Laplace, Pierre Simon (1749-1827): Posteriormente a John Michell

concibió la idea de que la luz pudiese quedar atrapada en sistemas

masivos, expuesta en 1796. La certeza de que la luz no tenía masa y no

era afectada por la gravedad hizo que su análisis apenas se

considerase, al igual que ocurrió con Michell. Su gran éxito consistió en

aplicar la mecánica de Newton al Sistema Solar.

Lemaître, Georges (1894-1966): Resolvió las ecuaciones de Einstein para

el universo llegando a la misma conclusión que Friedman, es decir, que

el universo se debía encontrar en estado de expansión. Al mismo tiempo

concibió la idea de que el origen del universo se podría encontrar en

una gran explosión de materia muy densa, lo que preludiaba el modelo

de Gamow.

Lyttleton, Raymond A. (1911-1995): Uno de los más importantes

astrónomos para la comprensión de la evolución estelar y de la

estructura de las estrellas. Fue colaborador de F. Hoyle, junto al cual

desarrolló la astrofísica teórica. Analizó en 1940 la generación de

energía en las estrellas así como modelos de rotación para las mismas.

Maury, Antonia C. (1866-1952): Colaboradora del grupo de E. Pickering

diferenció entre los espectros de líneas estrechas y los espectros de

líneas gruesas y difusas (1920).

Michell, John (1724-1793): A pesar de ser geólogo fue el primer científico

en considerar en 1783 la posibilidad de que un cuerpo pudiese ser tan

175

masivo que no dejase escapar la luz, lo que es un primitivo concepto de

agujero negro.

Millar, William A. (1817-1870): Sus esfuerzos se dedicaron al estudio de la

composición química de las atmósferas estelares, lo que consiguió con

éxito mediante el análisis de los espectros de absorción de las estrellas.

Milne, Edward A. (1896-1950): Realizó junto a Ralph Fowler en 1929

estudios sólidos para establecer la relación entre el espectro y la

temperatura de la superficie de las estrellas. También trabajó en el

estudio del equilibrio entre presión gravitatoria y presión de radiación, así

como en la elucidación de la estructura interna de las estrellas (sobre

todo en enanas blancas) basada en la termodinámica. A partir de 1932

analizó la cosmología a la luz de la teoría de la relatividad general de

Einstein.

Morgan, William W. (1906-1994): Establece junto a Phillip C. Keenan en

1943 un sistema de clasificación espectral complementario al de

Harvard, que permitirá conocer de mejor manera las características

estelares por el análisis de los efectos de luminosidad.

Newman, Ezra T.: Trabaja para resolver algunas de las cuestiones más

importantes en la física del espacio-tiempo. Sus resultados junto a R.

Penrose son de gran importancia. Además, sus esfuerzos permitieron el

desarrollo de concepciones interesantes acerca de los agujeros negros,

como es el agujero negro cargado y rotatorio. Sus aportes en el campo

de la deflexión de la luz son fundamentales.

Nordström, Gunnar (1881-1923): Físico teórico que desarrolló una teoría

del espacio-tiempo contraria a la de Einstein. Después elaboró una

descripción correcta para un espacio cargado y estático, basándose

en los trabajos de Hans Reissner, lo que forma el espacio métrico

Reissner-Nordström, que es la base para la descripción de los agujeros

negros cargados y estáticos (que evidentemente son una mera

hipótesis).

Oppenheimer, J. Robert (1904-1967): Desarrolló en 1939 junto a Volkoff y

Tolman un límite flexible para las estrellas de neutrones basado en la

176

fuerza de degeneración neutrónica. Al mismo tiempo aceptó la

posibilidad de que se generasen agujeros negros en el espacio, ya que

predijo el colapso gravitatorio de nubes gaseosas frías en el 1939. Pero

es más conocido sobre todo porque bajo su dirección se construyó la

bomba atómica de fisión americana. Sus estudios sobre mecánica

cuántica (positrón) son cruciales para el posterior desarrollo de la Física.

Osterbrock, Donald E. (1924-2007): Su labor abarca desde el estudio de

la formación de estrellas en nubes de gas, la demostración de la

existencia de brazos en la Vía Láctea (junto a Steward Sharpless y

William W. Morgan) y las atmósferas ionizadas por la alta temperatura en

estrellas. También trabajó con la hipótesis de que agujeros negros

pudieran ser el motor central de algunas galaxias especialmente activas

en emisiones.

Pauli, Wolfgang (1900-1958): Autor de la regla que indica cómo se

disponen los fermiones en los niveles cuánticos (Principio de Exclusión), lo

que permitió explicar la existencia de estrellas de neutrones y enanas

blancas. Además estableció la hipótesis de existencia del neutrino,

posteriormente verificada.

Payne-Gaposchkin, Cecilia (1900-1979): Colaboradora del equipo de E.

Pickering logra demostrar en torno al 1920 que la secuencia espectral O,

B, A, F, G, K y M, es una secuencia de temperaturas superficiales. Estudió

las estrellas variables, la abundancia relativa de los diferentes elementos

químicos en la atmósfera estelar, entre otros importantes estudios sobre

magnitudes estelares.

Penrose, Roger (1931): Destaca en Astrofísica por los estudios sobre la

teoría de la relatividad que lleva a cabo junto a Stephen Hawking en

1967, relacionados con la creación de singularidades en los primeros

momentos de la Gran Explosión. También estudia el interior de los

agujeros negros y la singularidad que se aloja en su centro.

Pickering, Edward (1846-1919): Es una de las personalidades más

importantes de la Astronomía a lo largo del siglo XIX y principios del XX.

Desarrolla un sistema para medir magnitudes estelares por comparación

177

con estándares adecuados. Emplea un fotómetro de invención propia

para realizar un proceso de catalogación de todas las estrellas del cielo

que dejó una gran cantidad de datos. Al frente del Observatorio de

Harvard reunió a un grupo de colaboradores (destacando a Annie

Cannon) con el que perfeccionó el criterio de clasificación estelar de

Secchi y estableció el que hoy en día sigue en uso (aceptado en 1910).

Planck, Max (1858-1947): Destaca por haber resuelto el problema que

presentaba la radiación de un cuerpo negro. Sus descubrimientos le

llevaron a describir una concepto nuevo de radiación “cuantizada”

(concepto que no fue desarrollado por el propio Planck) y que sería

utilizado por Einstein para explicar el efecto fotoeléctrico. La

importancia de Planck estriba en sus análisis sobre radiación sin los

cuales sería imposible comprender la radiación de las estrellas.

Pogson, Norman R. (1829-1891): Concibió la escala que permite

clasificar de modo coherentes las diferentes estrellas según su relación

de luminosidades, considerando que una estrella de magnitud 1 es 100

veces más luminosa que otra de magnitud 6.

Rayet, Georges (1839-1906): Conjuntamente con Charles Wolf estudia

en 1913 una estrella azul de alta temperatura y sin líneas de H. Esta

tipología se denominará estrella de Wolf-Rayet con el tipo estelar W.

Reissner, Hans J. (1874-1967): Entre otros trabajos destaca su estudio

sobre la interacción de la materia cargada con el espacio-tiempo,

trabajos que posteriormente fueron ampliados por Nordström,

permitiendo la definición del espacio métrico Reissner-Nordström, sobre

el que se describe la estructura de un agujero negro hipotético estático

y cargado.

Rossi, Bruno (1905-1993): Su principal labor se extendió por el campo de

la física de partículas. Aquí es reseñado por ser el descubridor de la

primera fuente de rayos X no procedente del Sol, destacando su

colaboración con R. Giacconi y H. Gursky. Además estudió el

comportamiento y naturaleza del plasma en el espacio, los rayos

178

cósmicos y partículas de alta energía, de gran importancia para

comprender el fenómeno de viento estelar.

Russell, Henry N. (1877-1957): Paralelamente a Hertzsprung estudia la

relación entre magnitud y densidad. Publica en 1913 un diagrama que

evidenciaba que estrellas del mismo color poseían luminosidades

diferentes. Definirá la Secuencia Principal para las estrellas más densas.

Saha, Megh Nag (1893-1956): Aplica los conceptos químicos de

ionización de átomos elementales y de disociación molecular a las

atmósferas estelares para así comprender mejor los espectros y cuál es

el estado en el que se encuentra la materia en las estrellas. Su trabajo es

fundamental a la hora de analizar los espectros estelares ya que permite

conocer cuál es el estado químico en el que se encuentran esos

elementos.

Schatzman, Hervy (1920): Analizó la estructura interna teórica de las

enanas blancas donde estableció que la materia más densa debía

situarse debajo y una capa fina de hidrógeno tendría que cubrir la

superficie de la estrella.

Schild, Alfred (1921-1977): Colaboró con Roy Kerr en la definición del

espacio de Kerr-Schild básico para la posterior definición de agujero

negro rotatorio realizado por Kerr. Es un físico especialista en relatividad.

Schwarzschild, Karl (1873-1916): Definió en 1915 el concepto de agujero

negro estático, su estructura y características, aplicando las ideas de

Einstein. Estableció el radio límite para un agujero negro que se conoce

por su propio nombre. Realizó importantes estudios sobre la

termodinámica estelar estableciendo el criterio que predice cuándo la

estrella irradiará o cuándo presentará convección.

Secchi, Angelo (1818-1878): Desarrolla la primera clasificación seria de

las estrellas en atención a su espectro, publicada en 1870. Conocido

como padre Secchi (jesuita) se dedica al estudio del universo desde el

Observatorio que la Compañía de Jesús poseía en Roma.

Stefan, Joseph: Estudió termodinámica estadística y la aplicó al

problema de radiación del cuerpo negro. La ley de Stefan-Boltzmann es

179

de gran importancia al permitirnos relacionar la radiación de un cuerpo

con la temperatura de su superficie. Lo que en el caso de las estrellas es

de gran importancia.

Stoner, Edmund C. (1899-1968): El grueso de su investigación se centra

en el magnetismo, de ahí que llegue a aplicarlo a astros en rotación,

definiendo el campo magnético rotatorio para estrellas neutrónicas y

agujeros negros. Estableció en 1930 una masa máxima para una enana

blanca.

Thorne, Kip (1940): Uno de los máximos exponentes actuales en la

interpretación del espacio-tiempo y la relatividad. Sus aportaciones en

el conocimiento de los agujeros negros son de gran interés, analizando

conceptos de gran popularidad como los túneles del espacio-tiempo

(agujeros de gusano de Lorentz), o magnitudes tan importantes como la

entropía del mismo o la demostración de la existencia real de una

singularidad en su interior. También ha trabajado con la mecánica de

acreción de gas sobre los agujeros negros, junto a Igor Novikov y Don

Page. El núcleo de su investigación se centra en el concepto de onda

gravitatoria, que forma uno de los frentes actuales de la Física.

Tolman, Richard C. (1881-1948): Desarrolló su investigación en el campo

de la física relativista y en el de la termodinámica estadística para

sistemas relativistas. Su trabajo serviría de base a Oppenheimer y Volkoff

para establecer el límite de las estrellas neutrónicas.

Van Maanen, Adriaan (1884-1946): Destaca ante todo por ser el

descubridor de la estrella de Van Maanen, la primera enana blanca

descubierta. En otros temas no directamente relacionados con el que

trato en este volumen realizó importantes aportaciones en el análisis del

movimiento interno en las nebulosas espirales.

Volkoff, George (1914-2000): Colaboró con Oppenheimer y Tolman para

estudiar las características teóricas de las estrellas de neutrones

estableciendo un límite máximo para su masa.

Von Fraunhofer, Joseph (1787-1826): Se puede considerar el creador de

la espectroscopia aplicada a las estrellas. Además de construir el

180

espectroscopio, fue el primero en demostrar que los espectros de las

estrellas son diferentes entre sí, lo que implicaba diferentes

características químicas. Además de diseñar y confeccionar los mejores

instrumentos ópticos de su tiempo ideó un retículo de difracción y logró

la medida de la longitud de onda con una precisión sin igual.

Von Weizsäcker, Carl Friedrich (1912-2007): Participó junto a Bethe en la

elucidación de la fuente de energía responsable de la vida de las

estrellas, por lo que el ciclo de Bethe se denominó al principio proceso

Bethe-Weizsäcker. Focalizó su interés en comprender las energías de

enlace nuclear.

Wheeler, John Archibald (1911): Trabajó en el campo de la física

atómica, pero en astrofísica desarrolló importantes ideas sobre el

concepto de colapso gravitatorio que le llevaron a acuñar el término

agujero negro.

Wien, Wilhelm (1864-1928): Realizó estudios sobre la radiación de un

cuerpo negro demostrando que la longitud de onda de la radiación del

cuerpo negro, cuando la emisión es máxima, está relacionada con la

temperatura absoluta del cuerpo.

Wolf, Charles (1827-1918): Estudia un nuevo tipo de estrellas en 1867

junto a su compatriota francés Georges Rayet. Definió este nuevo tipo

estelar en el que una estrella de alta temperatura y luminosidad carecía

de líneas de H.

Zwicky, Fritz (1898-1974): Explicó el origen de las supernovas como

estadio final de la vida de estrellas de cierta masa junto a W. Baade. Del

mismo modo estableció la hipótesis de que algunas estrellas masivas

pudiesen formar estrellas de neutrones. Propuso junto a Baade el uso de

las supernovas como estándares de luminosidad. Trabajó en muchos

otros proyectos no relacionados con la naturaleza estelar que resultaron

de gran interés.

181

Anexo II

Glosario

Acreción: Proceso por el cual una estrella capta materia de otro cuerpo

externo a ella.

Agujero Negro: Objeto tan denso que ni tan siquiera la luz puede

escapar de su acción gravitatoria, de donde le viene el nombre. Su

origen puede ser o no estelar, aunque los agujeros negros que aquí se

analizan son estelares, formados tras el colapso de una estrella de masa

inicial superior a las 30 masas solares.

Agujero Negro de Kerr: Agujero negro rotatorio y neutro. Es el modelo

más realista de los cuatro existentes ya que se espera que todos los

agujeros negros tengan una alta velocidad angular y sean neutros.

Presenta un modelo achatado por la alta rotación, con una simetría

diferente a la esférica.

Agujeros Negros de Kerr-Newman: Modelo también poco realista

debido a la escasa probabilidad de encontrar carga de un agujero

negro. Tiene la ventaja de ser el más general de los cuatro modelos, por

lo que contiene al resto.

Agujeros Negros de Reissner-Nordström: Es un modelo teórico sobre un

agujero negro estático y cargado, algo poco probable.

Agujero Negro de Schwarzschild: Agujero negro estático y neutro. Es un

buen acercamiento al estudio de los cuerpos reales a pesar de que no

considera la rotación del agujero negro. Su simetría es evidentemente

esférica.

182

Antipartícula: Se usa para denominar a todas aquellas partículas que

tienen las mismas propiedades y características que otras, pero que se

aniquilarían en el caso en el que se encontrasen. Algunas de estas

propiedades que tienen la posibilidad de ser positivas o negativas son

iguales en módulo pero inversas en signo, como la carga o el momento

magnético.

Año-luz: Es la distancia que la luz recorre en un año, unos 9.461·1012 Km.

Se usa como unidad habitual para notar distancias estelares y

galácticas.

Átomo Hidrogenoide: Todo aquel que posee un solo electrón.

Barión: Se denomina así a cualquier partícula subatómica de gran

masa. Así tanto el protón como el neutrón son bariones.

Bolómetro: Instrumento usado para medir la intensidad de energía

radiante que procede de una estrella o galaxia y que consta de dos

placas de platino, una de las cuales se somete a la radiación a medir,

aumentando su conductividad y permitiendo de este modo conocer

por diferencia con la otra placa la energía absorbida.

Bosón: Partícula con un espín entero por lo que no cumple el Principio

de Exclusión y pueden ocupar sin límite de número un mismo nivel

cuántico.

Catalizador: Elemento que aparece en las reacciones nucleares

estelares facilitando la reacción principal y participando en el

mecanismo de reacción pero sin consumirse, debido a que es tanto

producto como reactivo.

183

Celda Unidad: Es la unidad mínima que permite representar un cristal

completo. Suele elegirse de modo que contenga al menor número de

átomos posible, de modo que la representación sea lo más simple. En

cada vértice habrá átomos que pertenecerán a 8 celdas análogas. Si

los átomos están en aristas pertenecerán a tantas celdas como celdas

contengan la arista. Si están en una cara pertenecerán a 2 celdas

diferentes.

Ciclo CNO: Es el ciclo de Bethe o ciclo de hidrógeno para estrellas con

masa solar o superior donde la temperatura y presión en el interior

permiten que se lleve a cabo, preferentemente a las cadenas protón-

protón.

Ciclo de H: Etapa durante la cuál la estrella se alimenta de hidrógeno

como combustible principal.

Ciclo de He: Denominado también Proceso Triple Alfa es el

correspondiente a las reacciones donde el He es el principal

combustible. Su nombre procede de la fusión neta de núcleos de He

(partículas α) para dar un núcleo de C.

Colapso: Se denomina así a la caída por gravedad de la masa gaseosa

vinculada hacia un centro común. En el caso de que una estrella posea

ya un núcleo definido este colapso será la caída del gas sobre el núcleo

estelar.

Convección: Es el proceso de transmisión de calor que se da en el

interior de un fluido y que consiste en la homogeneización de la

temperatura mediante movimientos del fluido desde el foco de alta

temperatura al foco de baja temperatura. Es uno de los dos

mecanismos fundamentales en las estrellas y se da cuando la densidad

y la temperatura son altas.

184

Corona: Es la zona más externa de la estrella y se encuentra sobre la

cromosfera. Igualmente a la cromosfera y a la fotosfera, es un nombre

aplicado al Sol debido a la dificultad de extender su estudio a otras

estrellas más lejanas. Es transparente a la radiación y sólo puede

apreciarse en condiciones de eclipse donde aparece como un halo

débil y nebuloso.

Criterio de Schwarzschild: Es la relación entre gradientes de temperatura

que permite distinguir cuándo en una estrella de dará la transmisión de

calor por convección y cuándo por radiación.

Cromosfera: Es una capa externa de la estrella (habitualmente nos

referimos al Sol) y que se encuentra sobre la fotosfera. Esta capa es

transparente a la radiación y es la capa más interesante del Sol para el

observador aficionado debido a la multitud de espectaculares efectos

que permite apreciar durante un eclipse. De hecho esta capa es

fundamentalmente el fino anillo rojizo que rodea a la Luna durante el

eclipse en el que se pueden ver las espículas y protuberancias.

Cuerpo Negro: Se denomina así al cuerpo ideal que absorbe toda la

radiación que le llega al tiempo que emite toda la que puede emitir por

su temperatura. Esto hace que se establezca una relación clara entre

temperatura y luminosidad o entre la temperatura y la longitud de onda

principal. Las estrellas se pueden considerar en buena aproximación,

cuerpos negros.

Decaimiento Natural: Consiste en el proceso de descomposición nuclear

propio de la naturaleza que hace que los núcleos inestables se

conviertan en núcleos más estables por fisión.

Deflexión: Fenómeno por el que los rayos de luz se doblan por la

curvatura del espacio provocada por la presencia de una masa. Según

185

este razonamiento, la luz no sería atraída por la masa, sino que al seguir

el camino se vería obligada a continuar por el espacio deformado.

Degeneración: Estado de la materia en el que el empaquetamiento de

sus fermiones (sean electrones o neutrones) es máximo, colocados de

dos en dos en los diferentes niveles energéticos siguiendo la Regla de

Pauli. La densidad es muy alta y la materia tiene propiedades diferentes

a las que se deducen de una distribución normal (Boltzmann). La

distribución a seguir es de Fermi-Dirac lo que determina una

independencia de la presión respecto a la temperatura.

Densidad Crítica del Universo: Densidad mínima que debe tener el

universo para la masa sea suficiente para frenar la expansión y la

muerte térmica por la atracción gravitatoria.

Deuterio: Isótopo del hidrógeno que posee un neutrón en el núcleo.

Disco de Acreción: Es el anillo de materia que una estrella masiva forma

a su alrededor por atracción de la atmósfera de otra estrella cercana. El

disco que genera a su alrededor va alimentando a la estrella masiva de

modo que altera completamente la dinámica y evolución de la misma.

Dispersión: Proceso por el cual los electrones interaccionan con la

radiación provocando en ésta cambios de dirección que afectan al

porcentaje de radiación que acaba atravesando la materia estelar, por

lo que participa a la hora de calcular la opacidad estelar. Es

independiente de la temperatura.

Dragado: Se denomina así al paso de los materiales generados en el

núcleo estelar por reacciones químicas y que llegan hasta la atmósfera

por la convección estelar. Estos materiales se detectan por los espectros

de radiación de los mismos.

186

Ecuación de Planck: Ecuación que establece que la emisión de energía

en un cuerpo siempre es un número de veces la constante de Planck

por lo que la emisión de energía está cuantizada.

Efecto Doppler: Cambio de la frecuencia a la que se recibe un sonido o

una radiación electromagnética dependiendo de la velocidad relativa

existente entre emisor y receptor. En astrofísica es fundamental para

conocer el módulo, la dirección y el sentido de la velocidad de

cualquier astro radiante.

Efecto Halo: En Astrofísica se conoce como tal a la formación de una

corona de luz alrededor de un cuerpo de alta densidad, sobre todo

alrededor de los agujeros negros. Su formación se produce por la

deflexión que estos cuerpos provocan en la luz.

Emisividad: Tanto por uno de la radiación que puede ser emitida por un

cuerpo negro.

Enana: Cualquier estrella de pequeña masa (menor que la solar,

generalmente, aunque el propio Sol puede catalogarse como enana

amarilla).

Enana Amarilla: Denominación no muy extendida que se aplica a las

estrellas de pequeña masa existentes en la Secuencia Principal de las

que el Sol es un buen ejemplo.

Enana Blanca: Estrella de alta densidad cuyo núcleo se sostiene contra

el colapso gravitatorio por presión de degeneración electrónica. Es el

resultado del estallido en supernova de una estrella cuyo núcleo

colapsa generando una estrella de gran masa y pequeño tamaño,

principalmente de He, C y O.

187

Enana Marrón: Estrella de masa inferior a la de una enana roja que

carece de un encendido nuclear por lo que puede ser un resto final de

enana de la Secuencia Principal o un objeto pseudoestelar que no ha

tenido la masa suficiente para encenderse.

Enana Negra: Resto final de una enana blanca cuando ésta acaba por

enfriarse completamente y deja de emitir cualquier tipo de radiación.

Enana Roja: En general se denominan así las estrellas convectivas de

pequeño tamaño y en fase terminal, con baja temperatura superficial y

con una masa sensiblemente menor que la solar.

Energía Calorífica: Es la energía que posee un cuerpo atendiendo a su

temperatura. En un análisis de termodinámica estadística sería una

lectura macroscópica de la energía cinética promedio que tienen las

partículas que forman dicho cuerpo, conociendo que la temperatura es

proporcional a la velocidad cuadrática media de las partículas.

Energía Cinética: Es la energía que posee un cuerpo que se mueve.

Energía Potencial: Es la energía que posee un cuerpo por el mero hecho

de encontrarse en un campo, poseyendo la magnitud activa que crea

dicho campo. Es decir un cuerpo con masa adquirirá una energía

potencial gravitatoria al encontrarse en un campo gravitatorio, cuyo

origen está en la masa.

Equilibrio Hidrostático: Es el equilibrio de fuerzas existente en un líquido

entre la acción de la gravedad y la resistencia del líquido a ceder a la

misma, lo que se caracteriza por la aparición de un empuje. Este

fenómeno puede ser aplicado a la materia estelar donde el empuje

generado por la presión interior provocada por el encendido se

contrapone a la presión gravitatoria.

188

Ergosfera: Es el espacio que se encuentra entre el horizonte externo y el

límite estático en un agujero negro rotatorio. En dicho volumen se tiene

la posibilidad de salir, aunque a medida que nos acercamos al

horizonte externo, las posibilidades son cada vez menores. Es una región

que según algunos modelos permitiría obtener energía, lo que explica el

nombre que posee.

Espectro: Conjunto completo de todas las longitudes de onda que

constituyen la radiación de una estrella (o de cualquier fuente de ondas

electromagnéticas) y que puede abrirse en cada una de ellas mediante

un espectroscopio.

Espectro de Absorción: Espectro habitual para las estrellas (debido a

que existe para cualquier rango de temperaturas), donde han

desaparecido algunas radiaciones absorbidas por los átomos de las

capas de la estrella.

Espectro de Emisión: Espectro de un cuerpo a alta temperatura que se

caracteriza por la existencia de longitudes de onda concretas, faltando

todas las demás. El espectro de emisión de un elemento es

complementario al espectro de absorción de ese elemento irradiado

con luz blanca. En las estrellas hay que diferenciar entre el espectro

base (que es de emisión dado que procede de la emisión de la

fotosfera alimentada por la energía nuclear) y el espectro de emisión de

los metales existentes en las capas externas que a alta temperatura

superponen su espectro de emisión al anterior.

Espectroscopio: Instrumento que permite descomponer la luz

procedente de la estrella (o de cualquier foco) mediante dispersión,

refracción o difracción, en cada una de las diferentes longitudes de

onda de las que consta.

189

Estrella de Carbono: Resultado de la combustión del He en una enana

blanca que genera un núcleo de C y O que tras la pérdida de la

atmósfera se convierte en una estrella que no puede volver a

encenderse porque le falta masa suficiente para encender el C y

acabará enfriándose lentamente.

Estrella Extraña: Estrella de densidad extrema, más densa aún que la

estrella de neutrones, para la que se postula que la materia debe

encontrarse en estado de plasma elemental, con quarks, piones y

kaones en equilibrio con neutrones. Esta variante estelar aún no ha

podido ser corroborada, debido a lo complejo del concepto.

Estrella de Neutrones: Objeto estelar resultado del colapso gravitatorio

de un núcleo de estrella de gran masa que sólo puede frenar su

contracción mediante la presión de degeneración neutrónica. Se

caracteriza por su alta velocidad angular, por su pequeño radio y por su

alta densidad.

Estrella de Wolf-Rayet: Tipo de gigante o supergigante azul que está

formada por un núcleo de He desnudo desprovisto de hidrógeno, que

ha perdido la atmósfera y las capas internas debido a su enorme

temperatura. Suele proceder de una estrella de masa inicial muy masiva

de modo que acaba quemando pronto el H y perdiendo la atmósfera.

Normalmente su núcleo acabará colapsando en una estrella de

neutrones.

Fermión: Es cualquier partícula subatómica que tenga un espín

semientero lo que la obliga a cumplir el Principio de Exclusión.

190

Fórmula de Pogson: Permite relacionar la diferencia entre las

magnitudes aparentes de dos estrellas con la razón de sus

luminosidades.

Fotodesintegración: Descomposición de un núcleo por bombardeo

continuo de fotones de alta energía que acaban desestabilizando el

núcleo en unidades muy estables (núcleos de He).

Fotosfera: Es la capa convectiva de separación entre el interior solar y su

atmósfera exterior (cromosfera). Es la responsable de la luz que nos llega

procedente del Sol (otras estrellas convectivas de tipo solar también la

presentan), lo que justifica el nombre que posee. El origen de la

radiación no es propiamente esta capa pero sí es el lugar donde se dan

las últimas emisiones, responsables de la luz visible de la estrella.

Fuerza Electromotriz: Es la fuerza necesaria que hay que realizar para

movilizar una corriente de electrones. Es especialmente importante en el

caso de las estrellas de neutrones y púlsares ya que en ellos los campos

magnéticos son de gran intensidad y así los flujos electrónicos que

generan son también considerables.

Fuerza de Lorentz: Es la fuerza que actúa sobre una carga en

movimiento en el seno de un campo magnético.

Fuerza Nuclear Débil: Es la fuerza que hace que las partículas salgan

despedidas con una gran velocidad hacia fuera del núcleo cuando

hay una descomposición nuclear.

Fuerza Nuclear Fuerte: Es aquella que mantiene unidos a los nucleones

entre sí. Tiene un radio de acción muy corto de modo que los núcleos

más voluminosos se hacen inestables por escapar de su radio de

acción.

191

Gigante Roja: Estrella con un núcleo activo de He que ha aumentado su

volumen hasta un radio muy superior al original, disminuyendo su

densidad y su temperatura superficial, que pasa a estar en torno a los

3000 K lo que le da una tonalidad roja.

Glóbulo de Bok: Es un núcleo de formación estelar a partir del cual irá

colapsando el gas de la nebulosa primigenia para formar la estrella.

Gluón: Partícula constitutiva de la materia que según la teoría de

Yukawa se intercambia entre los diferentes quarks de modo que

permiten la estabilidad de los protones y neutrones. De este modo los

quarks estarán obligados a intercambiar continuamente gluones lo que

les liga físicamente, manteniéndolos unidos.

Gran Explosión: Nombre con el que se conoce la teoría de cosmogonía

de Gamow en la que toda la materia estaría confinada en un punto o

pequeño volumen, denominado huevo cósmico, y estallaría generando

el espacio y el tiempo, así como la materia.

Hipergigantes: Estrellas de gran tamaño con una luminosidad extrema,

del orden de 106 veces la luminosidad del Sol que aparece para

estrellas supergigantes. Este nombre se usa para notar particularmente

la alta luminosidad de estas estrellas con preferencia a su tamaño.

Horizonte de los Eventos: Superficie de no retorno que separa el universo

normal del absolutamente vinculado al agujero negro. Una vez

superada dicha superficie, el cuerpo que entre no podrá salir de ella.

Horizonte Externo: Es la superficie teórica a partir de la cual el escape de

la atracción gravitatoria de un agujero negro rotatorio es imposible.

Tiene simetría esférica y presenta relación formal con el horizonte de los

eventos del modelo estático.

192

Horizonte Interno: Es la segunda superficie teórica existente en el agujero

negro rotatorio según el modelo matemático. Su función parece estar

relacionada con la protección de la singularidad interior ya que parece

imposible asumir la existencia de singularidades desnudas en el universo.

Incandescencia: Fenómeno por el cual una nube de gas aumenta su

temperatura por absorción de la radiación procedente de un foco,

pasando a emitir por sí una radiación propia, debida a la temperatura.

Es característica de las capas expelidas durante las explosiones de

supernova.

Índice de Color: Resta entre la magnitud visual y fotográfica que

permite conocer qué radiaciones son preponderantes en la estrella y

que resulta clave para conocer la temperatura de color de la estrella.

Isótopo: Variedad de un elemento que posee un número de neutrones

característico en el núcleo y que le hace diferente a otras variedades

del mismo elemento. De otro modo, dos átomos son isótopos de un

elemento cuando teniendo el mismo número atómico presentan

diferente número másico.

Leptón: Partícula subatómica caracterizada por su pequeña masa,

como ejemplo destaca el electrón o el neutrino.

Ley de Biot-Savart: Ecuación que permite calcular el vector intensidad

de campo magnético para una distribución cualquiera de carga en

movimiento.

Ley de Fermi-Dirac: Ley de distribución de las partículas que las agrupa

de dos en dos en niveles crecientes de energía, de modo que las

partículas que caracterizan la materia son aquellas que se encuentran

en los niveles de mayor energía, aunque sean una minoría respecto al

193

resto de las partículas. De este modo la presión no dependerá de la

temperatura ya que la energía cinética promedio es mucho menor que

la que tendría que tener para soportar la presión gravitatoria existente

en una enana blanca o en una estrella neutrónica.

Ley de Maxwell-Boltzmann: Ley de distribución aplicable a la velocidad

de las partículas, así como a muchas otras variables, que hace que el

valor promedio de la magnitud sea el valor más probable, disminuyendo

exponencialmente a medida que los valores van siendo mayores o

menores que ese valor concreto considerado medio. Esto hace que la

presión dependa de la temperatura que a su vez depende de la

velocidad promedio de las partículas.

Ley de Stefan-Boltzmann: Es la relación entre la luminosidad de un

cuerpo negro y su temperatura que establece que la emisión de

radiación es proporcional a la temperatura del cuerpo elevada a la

cuarta potencia.

Ley de Wien: Regla que relaciona la longitud de onda correspondiente

al máximo de intensidad de la radiación con la temperatura de la

fuente.

Límite de Chandrasekhar: Límite superior de masa que puede ser

soportado por el núcleo de una estrella con degeneración electrónica y

que se establece en 1.39 masas solares.

Límite Estático: Superficie que aparece en un agujero negro rotatorio

que establece la línea a partir de la cual el cuerpo que la atraviese está

obligado a girar en la misma dirección y sentido que el agujero negro,

entrando dentro de su torbellino, y dejando una muy mermada

movilidad en sentido perpendicular a la trayectoria del giro, muy

facilitada hacia dentro y todo lo contrario hacia fuera.

194

Límite de Tolman-Oppenheimer-Volkoff: Límite superior de masa que

puede ser soportado por la presión de degeneración neutrónica de una

estrella y que por tanto establece la masa máxima de una estrella de

neutrones.

Luminosidad: Se denomina así a la cantidad de radiación (medida en

energía) que una estrella genera por unidad de superficie y unidad de

tiempo.

Luminosidad de Eddington: Es la luminosidad que debe tener una

estrella para que expulse la masa más externa de su fotosfera

superando la presión de radiación a la presión gravitatoria. Es el factor

clave para limitar a las estrellas su constante acreción de masa a partir

de la nebulosa de partida, de modo que las máximas masas serán de

150 masas solares.

Magnetar: Estrella de neutrones con un campo magnético mucho más

intenso que el de una estrella neutrónica normal lo que hace que

presente propiedades particulares. Su temperatura es tan alta que

puede emitir en la longitud de onda de los rayos X.

Magnitud Absoluta: Es la magnitud que tendría una estrella si se

encontrase a la distancia de 1 pársec del Sol. Este valor permite

realmente saber qué luminosidad real presenta una estrella en

comparación con las demás.

Magnitud Fotográfica: Es la estimada con placas fotográficas normales

sin ningún filtro interpuesto. La placa presenta una sensibilidad marcada

hacia las tonalidades azules.

Magnitud Relativa: Es una medida de la luminosidad que presenta la

estrella, de forma que se establecen órdenes diferentes sobre las

195

potencias de 2.512. Estas magnitudes relativas permiten conocer cuánto

más brillante es una estrella que otra sin hacer alusión a la distancia a la

que dicha estrella se presenta.

Magnitud Visual: Es aquella que se calcula mediante el uso de placas

fotográficas filtrando la luz que le llega a la placa receptora de modo

que no se registren las longitudes de onda invisibles para el ojo humano.

Tiene máxima sensibilidad para el rango amarillo-rojo.

Masa de Jeans: Es la masa mínima que debe tener una nube para que

colapse o la masa máxima que debe tener la nube para que en

determinadas condiciones de presión y temperatura no colapse por

pequeñas perturbaciones.

Metales: Cualquier elemento estelar de mayor número atómico que el

He.

Metalicidad: Porcentaje de metales en una estrella, cuyo valor es

fundamental para establecer la posterior evolución de la estrella. A más

metalicidad mayor opacidad y así mayor convección.

Momento de Inercia: Es una medida de cómo se distribuye la masa de

un cuerpo que rota en relación al eje de rotación. Tiene gran

importancia para analizar la dinámica rotacional de un cuerpo.

Nebulosa: Masa de gas vinculada por gravedad que tiene una

densidad tan baja que presenta un aspecto parecido al que una niebla

o bruma presenta en la superficie terrestre.

Nebulosa Planetaria: Estadio medio en la muerte de una estrella de

mediano o gran tamaño que aparece tras la explosión en supernova de

la estrella. Los restos de la atmósfera estelar generan en torno al núcleo

196

una aureola difusa que recuerda a una nebulosa. Su visión desde la

Tierra recuerda a los planetas gaseosos.

Neutrino: Partícula postulada por Pauli que mantiene el momento lineal

necesario para que las reacciones nucleares en las que participa

cumplan el principio de conservación del momento lineal. No presenta

masa apreciable pero el enorme número en el que aparece en el

universo hace que la evolución final del mismo dependa de la masa

posible de esta partícula.

Nova: Aumento notable de la luminosidad de una estrella por acreción

de materia procedente de fuera, generalmente hidrógeno de una

estrella compañera de mayor volumen. En el proceso de acreción se

desprende una gran cantidad de energía lumínica por explosión del H

depositado sobre el centro de atracción. Tras la explosión la estrella

masiva sigue inalterada.

Nucleón: Se llama así a cualquiera de las dos partículas que forman el

núcleo.

Nucleosíntesis: Formación del núcleo de un elemento a partir de

reacciones de fusión nuclear que se llevan a cabo en las estrellas, en las

supernovas o en las condiciones de los estadios primeros del universo

tras la Gran Explosión.

Número atómico: Número de protones del núcleo.

Número másico: Número de protones y neutrones del núcleo.

Objeto Herbig-Haro: Forma intermedia de la protoestrella en la que la

estrella forma dos chorros de gas a alta temperatura que caracteriza el

aspecto que tienen estos objetos.

197

Objeto T Tauri: Forma terminal de la protoestrella en la que presenta un

aspecto que recuerda a una T y que es la evolución natural de un

objeto Herbig-Haro.

Opacidad: Es el parámetro que mide el tanto por uno de la radiación

que atraviesa la materia y que queda absorbida en la misma.

Importante para establecer los flujos energéticos estelares.

Pársec: Distancia a la que tendría que encontrarse un cuerpo para ver

el semieje mayor de la órbita del planeta Tierra con un ángulo de 1 s de

arco. Un pársec es algo más de 3 años-luz (3.26 años-luz).

Partícula β: Es un electrón procedente del núcleo y que por tanto es

producto de alguna descomposición nuclear.

Película Pancromática: Película fotosensible a la que se le han añadido

pigmentos para hacerla más sensible a determinadas longitudes de

onda.

Plasma: Estado de la materia constituido por restos atómicos, donde

destacan los electrones y protones, y que sólo se presenta en

condiciones de presión y temperatura extremas.

Población I: Ver Segunda Generación.

Población II: Ver Primera Generación.

Politropo: Es una estructura teórica en la que la presión depende sólo de

la densidad. Es un modelo físico-matemático muy adecuado para el

tratamiento de la estructura estelar.

198

Positrón: Antipartícula del electrón con la misma masa y mismo espín

semientero pero con carga positiva. Si se encuentra son un electrón se

aniquilan mutuamente generando una gran cantidad de energía. En

principio el positrón debería ser tan abundante como el electrón en un

universo de antimateria.

Potencial de Ionización: Es la energía que hay que dar a un átomo

neutro (o un mol) en estado gaseoso para arrancarle un electrón.

Presión de Degeneración Electrónica: Es la resistencia a una mayor

compacidad que presentan los electrones de la materia degenerada.

Esta presión se opone al colapso gravitatorio y es la responsable de

equilibrio de las enanas blancas.

Presión de Degeneración Neutrónica: Es la que sostiene a las estrellas de

neutrones contra el colapso y no es más que el rechazo de los neutrones

a sufrir un mayor confinamiento que tendría que romper el Principio de

Exclusión.

Presión de Radiación: Consiste en la presión debida a la emisión de

radiación nuclear procedente del núcleo y que interactúa con la

materia de modo que la impulsa hacia fuera entrando en clara

confrontación con la presión gravitacional. Esta radiación es la

responsable junto al viento solar de que los alrededores de la estrella

queden limpios tras el encendido de la estrella.

Primera Generación: Se dice de las estrellas que no poseen en su

composición más que una porción despreciable de metales (que se

suponen generados a medida que la estrella envejece), se localizan en

las zonas internas de la galaxia, en el plano galáctico. Este término es

análogo al de Población II.

199

Principio de Exclusión: Enunciado por Pauli dice que no puede haber

más de dos fermiones en un mismo nivel energético, o lo que es lo

mismo, que no puede haber más de dos electrones en un orbital.

Principio de Incertidumbre: Se puede enunciar diciendo que no se

puede conocer de forma absoluta el momento lineal de una partícula

al mismo tiempo que su posición, de modo que cuando alguna de las

dos magnitudes se conoce con gran precisión, la otra se conoce con

alto grado de incertidumbre.

Procesos Enlace-Enlace: Son absorciones de radiación por parte de la

materia, de modo que un electrón pasa de un estado fundamental a

otro excitado. Son muy importantes para calcular la opacidad de la

materia estelar.

Procesos Enlace-Libre: Ionizaciones por absorción de fotón que acaba

arrancando un electrón de un átomo, quedando el electrón suelto.

Igualmente es importante para conocer la opacidad.

Proceso Fotónico: Proceso que se produce con el concurso de la

radiación lumínica, generalmente de alta energía.

Procesos Libre-Libre: Son aquellos en los que los fotones son absorbidos

por electrones libres, los cuales pasan a estados superiores de energía

tras la absorción. Requieren metales que catalicen el proceso.

Procesos R: Son reacciones de absorción de neutrones rápidos que

forman nuevos elementos, generalmente más pesados que el Fe.

Procesos S: Son reacciones de absorción de neutrones lentos que

acaban generando nuevos elementos.

200

Protoestrella: Estrella en su etapa primigenia donde aún no ha

alcanzado la estabilidad hidrostática y no tiene la esfericidad necesaria.

A veces aún ni siquiera se ha encendido.

Púlsar: Estrella de neutrones joven que gira con gran rapidez y emite una

radiación de carácter pulsante.

Radiación γ: Radiación electromagnética de altísima energía que suele

acompañar a los productos de muchas reacciones nucleares y que se

produce cuando un núcleo excitado por algún mecanismo se relaja

emitiendo radiación.

Radiación Sincrotrón: Es la radiación que se produce cuando una carga

en movimiento se acelera de modo que emite una radiación blanca de

forma perpendicular a la trayectoria. En las estrellas se producen

cuando los electrones de alta energía giran en el seno de un campo

magnético intenso, tal y como ocurre en los púlsares.

Radio de Schwarzschild: Es el valor de radio que debe tener un astro

para que la velocidad de fuga de un cuerpo en su superficie sea la

velocidad de la luz. Es por tanto una primera definición, algo

rudimentaria, del concepto de agujero negro.

Rama Asintótica Gigante: Nombre que se suele dar a una de las ramas

que parten de la Secuencia Principal y que está formada por aquellas

estrellas que mantienen la combustión de H en una fina capa y la de He

en otra capa alrededor del núcleo de C y O.

Rama de las Gigantes Rojas: Rama paralela a la anterior formada por

las estrellas gigantes rojas que han consumido su núcleo de He y

mantienen una capa externa activa de H.

201

Rama Horizontal: Es la línea que surge cuando las estrellas dejan la

Rama de las Gigantes Rojas y pasan a quemar He por lo que la estrella

se contrae y el núcleo se dilata, desapareciendo la zona convectiva.

Reacción Endotérmica: Aquella que requiere energía para llevarse a

cabo.

Reacción Exotérmica: Aquella que libera energía cuando se produce.

Reacciones Protón-Protón: Es el conjunto de reacciones que tienen lugar

en las estrellas de masa inferior al Sol, evidentemente basadas en el H y

que en estrellas de mayor masa compite con el ciclo de Bethe,

perdiendo protagonismo al aumentar la masa.

Secuencia Principal: Línea diagonal del Diagrama HR en la que

aparecen representadas todas las estrellas que usan por fuente de

energía el H. A medida que se les agota van saliendo de dicha

diagonal.

Segunda Generación: Son estrellas con una concentración

relativamente alta de metales y por consiguiente de mayor edad. Se

encuentran localizadas en las zonas externas de la galaxia. También se

denominan estrellas de Población I.

Singularidad: Región del espacio en la que las leyes de la Física no son

aplicables y en las que el análisis de su naturaleza resulta imposible. El

punto central del agujero negro estático, el anillo central del agujero

negro rotatorio, o el huevo cósmico originario de la Gran Explosión son

singularidades.

202

Subgigante Roja: Estrella que ha dejado la Secuencia Principal y está

aumentando su volumen aunque aún no se ha convertido en una

gigante.

Supergigante Azul: Estrella de gran masa que al consumir todo su He

durante la fase de supergigante roja acaba contrayéndose y

aumentando su temperatura hasta valores tan altos que pertenecen a

la longitud de onda del azul.

Supergigante Roja: Modelo más desarrollado que el de la gigante roja

pero con las mismas características. Su radio es mucho mayor debido a

que la masa de la estrella era inicialmente superior.

Supernova: Explosión caracterizada por una gran luminosidad inicial en

la que una estrella de gran masa pierde parte de su masa y genera una

nebulosa planetaria. Cuando la estrella no se desintegra

completamente, el núcleo de la estrella pasa a formar una enana

blanca o una estrella de neutrones, dependiendo del tipo de

supernova.

Temperatura de Color: Es la temperatura superficial de la estrella

calculada a partir de las magnitudes visual y fotográfica de la estrella

(índice de color).

Temperatura Efectiva: Es la temperatura superficial calculada en función

de la luminosidad de la estrella, según la ley de Stefan-Boltzmann.

Tiempo Nuclear: Es el tiempo de vida de una estrella atendiendo al ritmo

de quemado de combustible nuclear y cantidad del mismo que posee.

Puede entenderse de manera global o aplicarlo a cada combustible

por separado.

203

Tiempo Térmico: Es el tiempo de vida de una estrella teniendo en

cuenta únicamente la energía potencial que tiene disponible para

mantener la luminosidad constante. Es interesante aplicarlo a la fase de

formación de la estrella o a los periodos entre combustibles.

Tramo de Hayashi: Es la línea que describe la estrella antes de entrar en

la Secuencia Principal generalmente como protoestrella y alimentada

por la conversión de la energía potencial en energía calorífica.

Tritio: Isótopo del hidrógeno que posee dos neutrones en el núcleo.

u.m.a (unidad de masa atómica): Es la masa relativa cuya unidad es la

duodécima parte de la masa del átomo de carbono en su isótopo 12.

Velocidad de Fuga: Velocidad que debe tener un cuerpo para escapar

de la atracción gravitatoria del astro en el que se encuentre.

Velocidad de Heisenberg: Es la velocidad que deben tener las

partículas para aumentar la incertidumbre de su momento lineal para

que se cumpla el Principio de incertidumbre, cuando el volumen en el

que están confinadas disminuye enormemente, como es el caso del

núcleo de la enana blanca.

Viento estelar: Flujo de materia que escapa de la estrella por su alta

temperatura, su escasa efectividad gravitatoria o su fuerte empuje

convectivo y que acaba barriendo los alrededores de la estrella.

Ylem: Materia hipotética primitiva de la que estaba compuesta la

singularidad de Gamow antes de estallar para generar el universo.

204

Anexo III

Ejercicios propuestos

1) Calcular la energía potencial que poseerá una nube de gas que

tenga una masa correspondiente a 60 masas solares y que tenga un

radio igual a 200 veces el radio solar. Expresa el resultado en julios.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km.

2) Establecer cuál sería la masa crítica de Jeans para una estrella con

densidad igual a la densidad solar, explicando qué información nos

ofrece dicho valor másico.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km;

Cs = 340m/s.

3) Comparar los valores de presión en el interior del Sol y en el interior de

la estrella Rigel, sabiendo que la masa de Rigel está en torno a las 17

masas solares y que posee un radio que se puede considerar

aproximadamente unas 70 veces el radio solar.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km.

4) Establecer el incremento de presión existente entre el centro y la

fotosfera de la estrella Sirio con una masa de 2.02 masas solares y un

volumen de 5 veces el volumen solar. Se considera que su opacidad en

la fotosfera es de 1000 cm2/g.

Nota: En el centro de las estrellas la opacidad es baja, unos 0.4 cm2/g,

en tanto en cuanto a medida que la densidad y la temperatura bajan,

aumenta, pudiendo alcanzar varios miles.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km.

205

5) Realizar el cálculo correspondiente a la energía en electrones-voltio

que se libera al convertir 3g de 235U en energía por un proceso de fisión.

¿Qué cantidad de masa de H se tendrá que consumir para lograr una

cantidad de energía equivalente a la energía desprendida al

consumirse los 3g en la reacción de fisión de uranio expresada

anteriormente? La energía que desprende la reacción de fusión de dos

H para dar He es de 1.442 MeV.

Datos: c = 3·108 m/s; m(U) = 235 uma; m(H) = 1 uma.

6) ¿Qué tiempo promedio durará una estrella en la Secuencia Principal

con una masa igual a 50 veces la masa del Sol, y una fracción de H en

porcentaje del 89%?

Nota: XSol = 0.7 (es decir el H está en un 70%).

7) ¿Qué tiempo podrá mantener la estrella Deneb su luminosidad

constante usando la energía potencial gravitatoria, conociendo que su

luminosidad es unas 50000 veces la luminosidad del Sol, su masa unas 22

veces la masa solar y su radio unas 250 veces el del Sol?

8) ¿En cuánto tiempo colapsará la gigante roja Betelgeuse al apagarse

tras emplear toda la energía gravitatoria y nuclear, antes de volver a

restablecer el equilibrio hidrostático por cambio de las variables de

presión y temperatura en el núcleo? La masa de Betelgeuse es de 14

veces la masa del Sol y su radio es de 630 veces el radio del Sol.

9) Establecer la tasa de masa que perderá Arcturus en un año para

mantener una luminosidad constante de 110 veces la luminosidad solar,

sabiendo que su diámetro es de 15.9 veces el del Sol y su masa es de 1.5

veces la masa solar. Calcular qué tiempo de vida tendría como máximo

teniendo en cuenta únicamente la cantidad de masa que pierde por

este proceso de expulsión de materia.

206

Nota: La luminosidad L de la fórmula está dada en relación a la luminosidad del Sol

por lo que el valor L es el relativo. Así en este caso L es el número de veces que la

estrella en cuestión es más brillante que nuestro Sol. Lo mismo ocurre para el radio y la

masa de la estrella, donde R es el número de veces que el radio de la estrella es mayor

que el del Sol y M el número de veces que su masa supera a la del Sol.

Dato: Masa solar = 1.99·1030 Kg.

10) Calcula la temperatura efectiva que tendrá Antares en su superficie,

teniendo en cuenta que su luminosidad es de 65000 veces la

luminosidad del Sol y su radio se estima en unas 700 veces el radio solar.

Datos: LSol = 3.9·1033 erg·s-1; Rsolar = 6.96·105 Km y la constante de Stefan = 5.67·10-8

J/s·m2·K4.

11) Determinar cuál será la presión de radiación que existirá en la

superficie de Canopus para la que se estima una temperatura

superficial de 7350 K. Determinar cuál será la presión gravitatoria

existente en el centro de la estrella, teniendo en cuenta que la fuerza

gravitatoria por unidad de masa dividida entre la superficie de la estrella

es un buen valor general para estimar la presión gravitatoria en la

superficie.

Nota: Considerar que la masa sometida a la acción gravitatoria en la superficie de la

estrella se puede considerar el dm(r), teniendo en cuenta que la masa a considerar

depende del radio realizando el cambio de drrrdm 24)( :

R

r

rdmMGF

0

2

)(

La masa de Canopus es de unas 10 masas solares y su radio es de 65

veces el radio solar. Compara el valor de ambas presiones y saca

conclusiones.

Datos: a = 43

1510·56.7Kcm

erg; G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; 1 julio = 10-7 erg.

207

12) Estimar qué valor tendrá que tener la luminosidad de Eddington para

la estrella Altaír, cuyo valor para la masa es de 1.7 veces el valor de la

masa del Sol. Para su cálculo se puede considerar que la opacidad se

puede aproximar al valor obtenido a partir de la metalicidad de Altaír (4

veces más que el del Sol, que tiene una metalicidad del 2%).

Nota: Para estimar la opacidad k en cm2/g podemos aplicar la siguiente

aproximación: Xk 12.0 , considerando que la X es la metalicidad en tanto por

uno.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; c = 3·108 m/s.

13) Determinar cuántas veces es más brillante la estrella Canopus que la

estrella Vega a partir de la expresión de Pogson, sabiendo que la

magnitud absoluta de Canopus es de unos -5.53 en tanto que la

magnitud absoluta de Vega es de 0.58. Calcular a partir de los valores

de luminosidad de ambas estrellas cuánto error contiene la estimación

anterior, conociendo que la luminosidad de Canopus es de 13600 veces

la luminosidad solar y la de Vega es de 37 veces la luminosidad del Sol.

14) Podemos calcular la magnitud absoluta de cualquier estrella

conociendo su magnitud relativa y la distancia en pársec al Sol. La

fórmula que se puede usar de un modo general, considerando la

distancia en pársec, es la siguiente:

dmm aparenteabsoluta log55

Calcula cuál será la magnitud absoluta de Antares si su magnitud

aparente es 0.96 y su distancia a la Tierra de 600 años-luz.

Datos: 1 pársec = 3.26 años-luz = 30.86·109 Km.

208

15) Sabiendo que el índice de color (B-V) para la estrella Altaír es de

0.22, calcular cuánto será su temperatura de color en la superficie, así

como el error asociado a la medida, considerando la temperatura real

de la estrella de 8000 K.

16) La longitud de onda correspondiente al máximo de radiación de la

estrella Alfa Centauri es de 5·10-5 cm. Determinar cuál será la

temperatura esperable según la ley de Wien y compararla con la

temperatura de color, siendo su índice de 0.65.

17) ¿Cuál será el flujo de radiación del Sol si se considera un cuerpo

negro perfecto (lo que hace que la emisividad sea 1) conociendo la

temperatura de su superficie en torno a los 5500 K? ¿Cuánto valdrá la

energía por segundo emitida por la superficie solar?

Datos: σ = 5.67·10-8 J/s·m2·K4; Rsolar = 6.96·105 Km.

18) Calcula de nuevo el valor de la temperatura superficial de la estrella

Altaír a partir ahora del valor de la luminosidad de la estrella con 10.7

veces la luminosidad solar. El radio de Altaír es de 1.7 veces el radio del

Sol. Comparar este resultado con los anteriores.

Datos: σ = 5.67·10-8 J/s·m2·K4; Rsolar = 6.96·105 Km; LSol = 3.9·1033 erg·s-1.

19) Determinar la energía que poseerá una onda electromagnética que

se transmite con una frecuencia de 8·1014 Hz. Determinar qué longitud

de onda sería la que se correspondería con dicho valor de frecuencia.

Datos: c = 3·108 m/s; h = 6.626·10-34 J· s.

20) ¿Dónde cabrá esperar que aparezcan las longitudes de onda

correspondientes a las absorciones de un átomo de hidrógeno neutro

(líneas de H I) para las absorciones que se producen entre el nivel más

bajo y el segundo? ¿Y las emisiones correspondientes a los tránsitos

electrónicos entre el cuarto y el tercer nivel?

209

Datos: RH = 109677.6 cm-1.

21) La estrella de Barnard es una enana roja conocida por poseer una

alta velocidad que la lleva a acercarse al Sol de modo constante. El

valor de la proyección de la velocidad en la dirección hacia el Sol es de

unos 90Km/s, aunque el módulo de la velocidad es mayor. Calcular cuál

será la longitud de onda que se medirá desde la Tierra (considerada

estática) si la radiación que parte de la superficie estelar tiene una

longitud de onda de 9.25·10-5 cm.

Datos: c = 3·108 m/s.

22) Determina cuál será la incertidumbre en la posición para un electrón

que tiene un diámetro de 10-15 m y que se mueve a una velocidad igual

a 1800 m/s, considerando que la medida de la velocidad tiene una

incertidumbre de 10-3 m/s. Establecer qué importancia tendrá este dato

sobre el conocimiento de la posición y sobre el concepto de materia

degenerada.

Datos: ħ = h/2π; h = 6.626·10-34 J· s; me = 9.107·10-31 Kg.

23) Calcular la presión de degeneración para Sirio B, una enana blanca

cuya masa es de 0.978 veces la masa solar y su radio es de 0.0084 veces

el del Sol. Para realizar el cálculo hay que suponer que la densidad es

constante y que la composición química está reducida a He en su

mayor parte. Compararla con la presión gravitatoria que debería

presentar en el núcleo.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km;

μ ≈ 2.

24) Compara la energía cinética de un electrón que viaja a una

velocidad de 3/4 partes la velocidad de la luz, teniendo en cuenta la

corrección de Einstein para la masa, con la energía cinética del mismo

sin considerarla. Para ello considera que la masa depende de la

210

velocidad cuando los valores de velocidad son muy altos según la

fórmula siguiente, donde m0 es el valor de la masa del electrón en

reposo:

2

2

0

1c

v

mm arelativist

Para un electrón a baja velocidad la energía cinética se calcula de

modo diferente a como se hace a velocidades relativistas:

2

2

1mvEc , para velocidades bajas y 2

0

2

. cmcmE arelativistarelativistc , para

velocidades cercanas a las de la luz.

Datos: m0 = 9.107·10-31 Kg; c = 3·108 m/s.

25) Determina cómo será el radio que describirá la órbita de un electrón

que entra perpendicularmente al eje z en los alrededores del polo de un

púlsar donde hay un campo magnético intenso en una dirección

perpendicular de magnitud 108 T.

Datos: m0 = 9.107·10-31 Kg; qe = 1.6·10-19 C.

26) Un electrón penetra en el campo magnético de una supergigante

roja con una velocidad de 105 m/s en dirección del eje X y sufre la

acción del campo magnético de la estrella que tiene un valor de 10-5 T

con una dirección Z y sentido positivo hacia fuera de la estrella. Calcula

la fuerza de Lorentz que actúa sobre la partícula así como el radio de la

circunferencia que recorre.

Datos: m0 = 9.107·10-31 Kg; qe = 1.6·10-19 C.

27) Calcula la pulsación que tiene el púlsar si sabemos que su campo

magnético tiene una intensidad de 5·109 T y su radio es de 14 Km. La

diferencia de potencial que genera el astro durante su proceso de

rotación se puede estimar en 1016 v.

211

28) Determina la energía que posee el campo magnético de una

estrella de neutrones que posee una campo magnético cuya intensidad

es de 3·108 T.

29) Estima de modo aproximado la distancia que ha recorrido un púlsar

desde el lugar en que se generó a partir de una supernova,

considerando que la velocidad del púlsar es de 170Km/s y que presenta

un pulso de 0.0015s con un ritmo de frenado de 1.5·10-10 s.

30) Calcula el radio de Schwarzschild para la estrella gigante roja

Antares, con una masa 15.5 veces mayor que la masa solar y un radio

700 veces el radio de nuestra estrella. A su vez determina el valor del

radio de Schwarzschild para la Tierra.

Datos: G = 6.67·10-11 Nm2/Kg2; Msolar = 1.99·1030 Kg; MTierra = 5.98·1024 Kg;

c = 3·108 m/s.

31) La estrella polar tiene una masa que se corresponde con 6 veces la

masa del Sol. Determina cuál sería su nueva velocidad angular si

manteniendo la masa colapsase hasta la tercera parte de su radio,

sabiendo que posee una velocidad lineal de rotación de 17Km/s y que

su radio es 30 veces el radio solar.

Nota: El momento angular de una esfera que rota alrededor de un eje que pasa por

su centro de gravedad se calcula mediante la siguiente expresión:

2

5

2MRI esfera

Datos: Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km.

32) Determinar la velocidad lineal máxima de rotación que puede tener

Procyon considerando que su masa es de 1.5 veces la masa solar y que

212

su radio es de 1.86 veces el radio solar. Compara los valores con el de la

velocidad crítica de rotación de la Tierra.

Datos: Msolar = 1.99·1030 Kg; Rsolar = 6.96·105 Km.

213

Anexo IV

Balances energéticos globales

Reacciones Previas

(Para cualquier estrella)

MeVfotónHeHH 493.53

2

2

1

1

1

MeVfotónHeHLi 317.172 4

2

1

1

7

3

Ciclo del Hidrógeno

A) Reacciones Protón-Protón

(Para cualquier estrella de masa solar):

Reacciones Protón-Protón I

(Entre 10 y 14·106 K, en estrellas del tamaño solar se da con una

probabilidad del 91%):

)10·7(179.1)263.0( 92

1

1

1

1

1 añosMeVMeVveHHH

)104.4(493.5 83

2

1

1

2

1 añosMeVfotónHeHH

(De 10 a 14·106 K)

)104.2(859.122 51

1

4

2

3

2

3

2 añosMeVHHeHeHe

La reacción global resulta la siguiente:

MeVvfotoneseHeH 7.262224 4

2

1

1

Reacciones Protón-Protón II

(Entre 14 y 23·106 K):

MeVfotónBeHeHe 145.67

4

4

2

3

2

%)10383.0%90861.0(7

3

7

4 elMeVyelMeVvLieBe

MeVHeHLi 317.172 4

2

1

1

7

3

Reacciones Protón-Protón III

(> 23·106 K):

MeVfotónBeHeHe 145.67

4

4

2

3

2

MeVfotónBHBe 262.78

5

1

1

7

4

214

)2.7(8

4

8

5 MeVveBeB

MeVHeBe 5.62 4

2

8

4

Reacciones Protón-Protón IV o He-protón

(0.25% de probabilidad en estrellas del tipo solar):

MeVMeVeHeHHe 297.18)44.1(4

2

1

1

3

2

Reacciones Protón-Electrón-Protón:

MeVvHeH 396.12 2

1

1

1

B) Ciclo Carbono-Nitrógeno-Oxígeno

(Tiempo global 1/10 del tiempo del ciclo de H)

(Para estrellas de tamaño igual o superior al Sol):

)1092.8(954.1 513

7

1

1

12

6 añosMeVfotónNHC

)1076.2(511.1)71.0( 513

6

13

7 añosMeVMeVveCN

)1023.2(550.7 514

7

1

1

13

6 añosMeVfotónNHC

)1082.1(261.7 815

8

1

1

14

7 añosMeVfotónOHN

)1065.5(761.1)1( 615

7

15

8 añosMeVMeVveNO

)1094.7(965.4 34

2

12

6

1

1

15

7 añosMeVHeCHN

Otras cadenas menos probables:

(Probabilidad del 0.04% respecto a la cadena anterior)

MeVfotónOHN 01.1216

8

1

1

15

7

MeVfotónFHO 376.417

9

1

1

16

8

)94.0(17

8

17

9 MeVveOF

MeVHeNHO 117.14

2

14

7

1

1

17

8

Ciclo del Helio

(Estrellas de más de 1 masa solar inicial):

)106.2(092.0 168

4

4

2

4

2 sMeVBeHeHe

MeVfotónCHeBe 366.712

6

4

2

8

4

Globalmente:

215

MeVfotónCHe 2.73 12

6

4

2

Síntesis de O paralela a la de C:

MeVfotónOHeC 161.716

8

4

2

12

6

Procesos S

A) Reacciones de generación de neutrones:

MeVnOHeC 962.91

0

16

8

4

2

13

6

MeVnMgHeNe 262.71

0

25

12

4

2

22

10

B) Procesos S:

fotónBinBi 210

83

1

0

209

83

01210

84

210

83 PoBi

MeVHePbPo 027.54

2

206

82

210

84

Nota: En el cálculo realizado para conocer la energía de las reacciones

nucleares anteriores se ha restado de la energía final la energía

correspondiente a los neutrinos que aparecen en el transcurso de la

reacciones.

216

Tablas y otros datos

Todos los datos siguientes se dan para facilitar la comparación de

algunas magnitudes estelares. Son datos sujetos a una gran variación,

con tantas excepciones que a veces no son representativos de la

magnitud correspondiente. Los valores típicos se notan con una raya

horizontal de promedio X lo que implica que no deben ser tenidos

como absolutos sino con, a veces, amplios márgenes de variabilidad.

Límites evolutivos

Masa inicial Masa final Evolución

0.075 < M0 < 0.08 Ms<0.5Ms Enana marrón

0.08Ms<M0< 3Ms 0.5Ms<M<1Ms Enana roja

3Ms<M< 8Ms M<1.4Ms Enana blanca

8Ms<M<10Ms 1.4Ms<M<3Ms E.b/E.n

10Ms<M<30Ms 3Ms<M<5Ms Estrella neutrónica

30Ms<M<50Ms M>5Ms Agujero negro

Tan sólo cabe destacar que E.b representa enana blanca y E.n

estrella neutrónica, como posible objeto de evolución final para una

estrella de masa inicial situada entre las 8 y las 10 masas solares.

Valores más comunes

M0 R(Rs) ρn(Kg/m3) Tn(K) Tex L t Final

0.075-0.4Ms 0.5 0.0734 7.4·106

3500 0.015 8·108

e.r

Ms 1 -3 0.015 2.7·107

6600 1 107

s.n/e.r

3Ms-8Ms 5 0.45 107

103

100 106

e.b

8Ms-10Ms 6 0.97 108

104

103

105

e.b/e.n

10-30Ms 8 10 8·109

3·105

105

104

e.n

>30Ms 15 >10 >109

1.6·106

>106

104

a.n

217

Datos globales del Universo

añosat dotranscurri

1010 102105.1

st Plancképoca

3510

KTYlem

1010

MsaM máximaestelarteórica 400200

MsaM máximaestelar 150100

Datos de Protoestrella

MsM colapsomín 08.0

MsM madrenebulosa

410

321 /102 cmgmadrenebulosa

KT madrenebulosa 3010

añost llaprotoestre

6101510

Datos de estrella menor que la solar

añost solarmasa

8108

añosatenana

129 10102

Msal inicialmasa 4.0075.0

3/4.73 cmgnúcleo

KTnúcleo

6104.7

KT erficial 3500sup

Datos de encendido

KT previasreacciones

510

KTLi

6103

KaTH

76 10103

218

KTHe

810

KTC

8107.8

KTO

8107.15

KTSi

8108.19

añostH

6108

añostHe

6102.1

añostC 1000

añostO 6.0

añostSi 25.1

3/0045.0 cmKgH

3/97.0 cmKgHe

3/170 cmKgC

3/3100 cmKgO

3/5550 cmKgSi

Datos de estrella solar

KmRnúcleo

5104.1

atmPnúcleo

8105

KTnúcleo

6105.1

KmRmanto

51056.3

KaTmanto

56 105108

KmR erficie

5

sup 10

219

KT erficie 6600sup

KT fotosfera 5800

KTcromosfera

510

KTcorona

610

añost solarmasa

710

añostnuclear

9109

añosttérmico

7102

stdinámico 1600

32 /2010 cmgamanto

3/450 cmgsolarnúcleo

%2SolarMetal

%42 aMetal IPoblación

%10 3IIPoblaciónMetal

%7772 aM Hinicial

%2822 aM Heinicial

%35HfinalM

%63HefinalM

%40LD

%7.0nuclearM

MsañoKgM total

1417 10/1033.1

añoKgM viento /1098.1 16

sJE /1083.3 26

KmKTviento /1068.6 5

hKmvviento /1065.1 6

220

sKmvestrella /35

sKmv IIPoblación /100

sKmv IPoblación /30

65.0SolcolorI

Datos de estrella entre 8 y 10 Ms

añost incipalSecuencia

4

Pr 10

añostSGR

6102.1

añost CCombustión 1000

RsaR 800200

3/970 cmg

38 /102 mKgCCombustión

KTnúcleo

810

KT erficial

4

sup 103

KT SGASuperficie

5102

KT CCombustión

8106

MsaM total

57 1010

LsL 510

LsLSGA 1000

Datos de la gigante roja

totalnúcleo MM 58.0

%4vientoM

KmR 810

221

KmR GRSol

8104.1

3/10 cmKgnúcleo

KTnúcleo

810

31112 /1010 cmgaatmósfera

TB 510

3

)( /970 cmgHenúcleo

Datos para estrella Terminal

añot OCombustión 1

KT CTras

9102.1

KaT NeposiciónFotodescom

99 102105.1

KT OcombustiónTras

9107.2

KT Fenúcleo

9108

KT Feerficie

9

sup 105

KT Sicapa

9103

KT ONeernacapa

9

int 103

KT ONeexternacapa

9102

MgyNeOnúcleonComposició %5%28,%59:

3/3100 cmKgCTras

37 /10 cmgNeposiciónfotodescomTras

37 /103 cmgOcombustiónTras

222

Datos de Supernovas

sKmv nContracció /107 4

sKmav ISNulsión /102105 43

exp

añost IISN 200

JE IISNabsorbida

4410

%01.0IISNradianteE

%99.99IISNneutrinosE

díamagnitudesD IISNL /008.0

díamagnitudesD MesetaIISNL /0075.0

díamagnitudesD LinealIISNL /012.0

sergE ISN /1044

sergEnova /1038

3.1910 am ISN

nmIISiISN 615)(

nmIHebISN 6.587)(

Datos para nebulosa planetaria

añost 410

)(%6040 GRcomoperdidalaincluyendoaM perdida

Datos para enana blanca

Msl harChandrasek 39.1

39 /10 cmgharChandrasekruptura

223

KT harChandrasekruptura

9105

MsMM totaleneraciónconnúcleo 5.2deg

MsaM iniciales 83

MsaM finales 6.05.0

totalHecapa MM 001.0

totalHcapa MM 00001.0

RsaR 02.0008.0

3/1000 cmKg

LsaL 0001.001.0

KTnúcleo

710

KaT erficial 400008000sup

%9030 aCnúcleo

Datos de estrella de neutrones

MsaM inicial 3010

MsaM 1.235.1

Msal rOppenheime 43

KmaR 2010

KaT erficial

87

sup 1010

31513 /102108 cmgacentro

36

sup /10 cmgerficial

37 /10 cmgpeConversión

224

311

%100 /104 cmgneutrones

cmd neutronesentremínima

1310

KmRCorteza 1

saDrotación

2110 1010

sT Periodo

mínimo

3104.1

sciclosmáxima /700

TB 810

TaBmagnetar

1311 1010

VV 1610

sKmv /100

sKmavpúlsar /500100

añost púlsar

710

Datos de agujero negro

MsM inicial 30

MsaM final 54

%80agujeroinicioM

Datos concretos

270límiteA

Kmluzaño 1210461.91

smc /103 8

Jcal 18.41

225

MeVJumaE 9311049.1)1( 10

sJh 3410626.6

2/h

eVergJ 197 106.1101

27 /104 AN

luzañospár 26.3sec1

Cqe

19106.1

16.109677 cmRH

428 /1067.5 KmsJ

Kguma 271066.11

226

Anexo V

Masas Isotópicas

A pesar de que el número de isótopos que es necesario para

comprender el conjunto de los procesos estelares que se han tratado en

este manual es muy reducido. Daré a continuación una lista más o

menos completa los isótopos que aparecen mencionados en el libro, de

modo que se puedan aplicar sus masas relativas al cálculo de la

energía en cualquier reacción nuclear.

Z Isótopo % Masa Z Isóto

po

% Masa

H H1

1

H2

1

H3

1

99.988

0.011

1.0078

2.0141

3.016 0

He He3

2

He4

2

0.0001

99.999

3.0160

4.0026

Li Li6

3

Li7

3

7.59

92.41

6.0151

7.0160

Be Be9

4 100 9.0122

B B10

5

B11

5

19.9

80.1

10.0129

11.0093

C C12

6

C13

6

C14

6

98.93

1.07

12.0000

13.0033

14.0032

N N14

7

N15

7

99.632

0.368

14.0031

15.0001

O O16

8

O17

8

O18

8

99.757

0.038

0.205

15.9949

16.9991

17.9992

F F19

9 100 18.9984 Ne Ne20

10

Ne21

10

Ne22

10

90.48

0.27

9.25

19.99244

20.99384

21.99138

227

Na Na23

11 100 22.9897 Mg Mg24

12

Mg25

12

Mg26

12

78.99

10.00

11.01

23.9850

24.9858

25.9825

Cl Cl35

17

Cl37

17

75.78

24.22

34.9688

36.9659

Ar Ar36

18

Ar38

18

Ar40

18

0.336

0.063

99.600

35.9675

37.9627

39.9623

K K39

19

K40

19

K41

19

93.258

0.0117

6.7302

38.9637

39.9639

40.9618

Ca Ca40

20

Ca42

20

Ca43

20

Ca44

20

Ca46

20

Ca48

20

96.941

0.647

0.135

2.086

0.004

0.187

39.9625

41.9586

42.9587

43.9554

45.9536

47.9525

Ti Ti46

22

Ti47

22

Ti48

22

Ti49

22

Ti50

22

8.25

7.44

73.72

5.41

5.18

45.9526

46.9517

47.9479

48.9478

V V50

23

V51

23

0.250

99.750

49.9471

50.9439

Fe Fe54

26

Fe56

26

Fe57

26

Fe58

26

5.845

91.754

2.119

0.282

53.9396

55.9349

56.9353

57.933

Ni Ni58

28

Ni60

28

Ni61

28

Ni62

28

Ni64

28

68.077

26.223

1.1399

3.6345

0.9256

57.9353

59.9308

60.9310

61.9283

63.9279

Zn Zn64

30

Zn66

30

Zn67

30

Zn68

30

48.63

27.90

4.10

18.75

Ge Ge70

32

Ge72

32

Ge73

32

Ge74

32

20.84

27.54

7.73

36.28

228

Zn70

30 0.62 Ge76

32 7.61

As As75

33 100 74.9216 Pb Pb204

82

Pb206

82

Pb207

82

Pb208

82

1.4

24.1

22.1

52.4

203.9730

205.9744

206.9758

207.9766

Bi Bi209

83 100 208.9803 Po Po209

84

Po210

84

208.9824

209.9828

At At210

85

At211

85

209.9871

210.9874

Th Th230

90

Th232

90

100

230.0331

232.0380

229

Anexo VI

Bibliografía

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- Luminet, Jean-Pierre (1992) ‘Black Holes’. Cambridge University Press.

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