LA APOCALÍPTICA DE GÜNTER GRASS

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LA APOCALÍPTICA DE GÜNTER GRASS Consideraciones en torno a La ratesa V ÍCTOR A RTEA GA V ILLA * Resumen: Sin lugar a dudas, Günter Grass se yergue como la más poderosa de las voces de la tradición literaria en lengua alemana de la última mitad del siglo XX. Joven escaldado por los horrores de la máquina nihilista de destrucción nacionalsocialista, Grass, con su “ Trilogía Danzig”(El tambor de hojalata , El gato y el ratón y Años de perro), contravino el tácito acuerdo de la primera generación germana de posguerra, comprometida con el silencio, y obligó a un acto de reparación moral acusando la complicidad de todos y desenmascarando la bufonada silente: “ ¡Hubo una guerra y de ella todos los alemanes somos no sólo responsables, sino culpables, y de ella sí tenemos que hablar!” . Desde su tribuna artística, en la que se funden el dibujante, el escultor y el escritor, Grass, laureado con el premio Nobel de literatura en 1999, asume la causa del hombre y advierte sobre la tentación de la aniquilación. La ratesa , su novela apocalíptica y quizá la más lograda de las que suman su producción, al tiempo que especula sobre el fin de la humanidad, dogmatiza un credo poético para profesar la fe en el hombre, contra las heréticas estéticas de la desaparición y los falaces cánones del desvanecimiento. Palabras Clave: Auschwitz, Günter Grass, Literatura Apocalíptica, Novela Alemana, Premio Nobel. A bsgtract: Without question, Günter Grass, stands as the most powerful voice in the German literary tradition of the second half of the twentieth century. Scalded as a youngster by the horrors of the nihilist machine of nationalist destruction, Grass, by means of his “ Danzig Trilogy”(The Tin Drum, Cat and M ouse and Dog Years) contravened the unspoken pact of the first German postwar generation, linked with silence, and made an act of moral fixing, pointing out everyone’s complicity and taking off the mask of silent clowning: “There was a war; and we Germans are not only responsible, but guilty of charge. Of this war we surely have to talk!” From his artistic platform, in which the painter, the sculptor and the writer unite, Grass, granted with the Nobel Prize in 1999, takes on the human cause and warns everyone of the temptation of annihilation. The Rat, his apocalyptic novel, and perhaps the most well achieved of his works, both speculates about the possible end of humanity and dogmatizes a poetical creed to profess faith in man, against the heretic aesthetics of disappearance and the deceptive canons of fading. Key W ords: Auschwitz, Günter Grass, Apocalyptic Literature, German Novel, Nobel Prize. * Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor interno de la Escuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la misma Universidad, y Profesor de Cátedra en el área de Literatura, de la Universidad de Antioquia. Artículo recibido el día 29 de julio de 2004 y aprobado por el Consejo Editorial el día 01 de septiembre de 2004. Dirección del autor: [email protected] Create PDF with PDF4U. If you wish to remove this line, please click here to purchase the full version

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LA APOCALÍPTICA DE GÜNTER GRASSConsideraciones en torno a La ratesa

VÍCTOR ARTEAGA VILLA∗

Resumen:Sin lugar a dudas, Günter Grass se yergue como la más poderosa de las voces de la tradiciónliteraria en lengua alemana de la última mitad del siglo XX. Joven escaldado por los horrores de lamáquina nihilista de destrucción nacionalsocialista, Grass, con su “Trilogía Danzig” (El tambor de

hojalata, El gato y el ratón y Años de perro), contravino el tácito acuerdo de la primera generacióngermana de posguerra, comprometida con el silencio, y obligó a un acto de reparación moralacusando la complicidad de todos y desenmascarando la bufonada silente: “ ¡Hubo una guerra y de

ella todos los alemanes somos no sólo responsables, sino culpables, y de ella sí tenemos que hablar!” . Desde sutribuna artística, en la que se funden el dibujante, el escultor y el escritor, Grass, laureado con elpremio Nobel de literatura en 1999, asume la causa del hombre y advierte sobre la tentación de laaniquilación. La ratesa, su novela apocalíptica y quizá la más lograda de las que suman suproducción, al tiempo que especula sobre el fin de la humanidad, dogmatiza un credo poético paraprofesar la fe en el hombre, contra las heréticas estéticas de la desaparición y los falaces cánones deldesvanecimiento.

Palabras Clave: Auschwitz, Günter Grass, Literatura Apocalíptica, Novela Alemana, Premio Nobel.

Absgtract:Without question, Günter Grass, stands as the most powerful voice in the German literary traditionof the second half of the twentieth century. Scalded as a youngster by the horrors of the nihilistmachine of nationalist destruction, Grass, by means of his “Danzig Trilogy” (The Tin Drum, Cat and

Mouse and Dog Years) contravened the unspoken pact of the first German postwar generation,linked with silence, and made an act of moral fixing, pointing out everyone’s complicity and takingoff the mask of silent clowning: “There was a war; and we Germans are not only responsible, butguilty of charge. Of this war we surely have to talk!” From his artistic platform, in which thepainter, the sculptor and the writer unite, Grass, granted with the Nobel Prize in 1999, takes on thehuman cause and warns everyone of the temptation of annihilation. The Rat, his apocalyptic novel,and perhaps the most well achieved of his works, both speculates about the possible end ofhumanity and dogmatizes a poetical creed to profess faith in man, against the heretic aesthetics ofdisappearance and the deceptive canons of fading.

Key Words: Auschwitz, Günter Grass, Apocalyptic Literature, German Novel, Nobel Prize.

∗ Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. Profesor interno de laEscuela de Teología, Filosofía y Humanidades de la misma Universidad, y Profesor de Cátedra enel área de Literatura, de la Universidad de Antioquia.Artículo recibido el día 29 de julio de 2004 y aprobado por el Consejo Editorial el día 01 deseptiembre de 2004.Dirección del autor: [email protected]

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¡Se acabó!, dice. Vosotros fuisteis. Habéis sido, se os recuerda como una ilusión. Nuncamás señalaréis fechas históricas. Se han extinguido todas las perspectivas...1.

Al escribir ‘La ratesa’, no quise, ni mucho menos, escribir una obra siniestra queanunciara la destrucción. En mi obra hay también pasajes que hacen reír mucho...Porque la comicidad, la comicidad desesperada, es a menudo la expresión más exactaincluso de la desesperación. Cuento también con ella en mi obra2.

Era el mejor de los tiempos y también el peor; la época de la sensatez, y de la tontería;era la época de las creencias y, de igual modo, de la incredulidad; era la estación de laluz y, al mismo tiempo, de la oscuridad; era la primavera de la esperanza y el inviernode la desesperación; ante nosotros teníamos cuanto se pudiera apetecer, pero tampocohabía nada; todos nos encaminábamos directamente al cielo y, asimismo, seguíamos elcamino opuesto...3.

1. La causa del hombre: razón de ser de la literatura

Fue en la época infantilmente romántica de la fiebre socialcomunista cuandose acuñó el discurso del compromiso del artista y del intelectual con la causa. Lacausa, el insubstancial, ignorante, etéreo y amorfo pueblo, se hacía coincidir con elPartido, en virtud de sus intereses convertibles. Afiliación nominal y juramentada,militancia testificada y defensa apasionada eran las modestas demandas con lasque se requería al camarada, quien todo lo recibía del Partido a cambio de tanpoco. Pero lentamente, por el peso tan contradictorio de su propio impacto, elcompromiso del artista y del intelectual devino contra la causa. ¿De que vale unaración de pan negro y duro si no se tiene libertad? El pan sacia, la libertadembriaga. Y la ebriedad de la libertad narcotiza frente a las mordeduras delhambre. Que lo digan, o lo contradigan, Pasternak o Solhenitzin o Brodsky... Unasuperficial mirada a la historia enseña que las estructuras nunca cambian, sólo lascoyunturas. Y las coyunturas no son más que campos de resemantización, segúnBourdieu, o juegos de lenguaje, desde Wittgenstein, del yugo: del absolutismo a larepública, de la dictadura a la democracia, del alzamiento a la revuelta, del lager algulag, del garrote a la guillotina... Ante la golosina del poder, el disfraz corderil dellobo, la transferencia pactada entre los enemigos públicos que son los mejoresamigos íntimos, el desplazamiento temporal del embrujo autoritario que recurre aestratagemas tan sutilmente emocionales que van desde el énfasis disfémico(Claudio) y el superlativo gesto parlante (Hitler) hasta el laconismo craso(Adenauer). El sino eterno de Cronos es el sesgo propio del ejercicio político: elpadre redentor tiene que devorar a su pueblo filial. La revolución, en un comienzo,para los artistas y los intelectuales, auténticos voceros del pueblo. La revolución,luego, contra los artistas y los intelectuales, inescrupulosos traidores del pueblo.

1 GRASS, GÜNTER. La ratesa, Alfaguara, Madrid 1988, 18.2 Grass, GÜNTER. Conversaciones con Bernhardt Pinkerneu, Gedisa, Barcelona 1990, 132.3 DICKENS, CHARLES. Historia de dos ciudades Porrúa, México 2003, 3.

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Entonces, ¿con qué comprometerse el artista y el intelectual? ¿Por Stalin o contraStalin? ¿Por la Larga Marcha o contra la Larga Marcha? ¿Por los húngaros o contralos húngaros? ¿Por la Primavera de Praga o contra la Primavera de Praga? ¿Por elcastrismo o contra el castrismo? ¿Cuál es el bando del arte? ¿Cuál es la tribuna dela inteligencia? ¿Cuál es el escaño del artista? ¿Cuál es el lado del intelectual? Sólouna cosa es segura: el de la política es el peor de los mundos posibles. Por tanto,para el artista, para el intelectual: no alinearse, no alistarse, no polarizarse, noparcializarse, no asumir la causa del Partido, el pueblo, ni siquiera tomar partido.La causa sola del artista, el arte; el compromiso único y posible del artista, elhombre. Y en el caso concreto de la literatura, el hombre: el hombre de aquí yahora, a guisa de León Felipe, así como el hombre apostado a la puerta del futuro,abrumador y amenazante, pero también liberante y esperanzador. Avocamos aGünter Grass para que nos dé cuenta de los perfiles de este hombre: entre elpresente y el porvenir.

¿Qué es la literatura? La literatura es la vida, la vida del hombre. Esa vidaque es la catapulta que dispara al más noble y al más sublime de cuantos ejerciciospueda el hombre acometer; pero, también, al más difícil y al más hermoso: laescritura. Porque, el hombre escribe para justificar su vivir, su vivir intenso, suvivir con sangre, su vivir con espíritu; a la manera como el aforismo nietzscheanolo sostiene: sólo la escritura con sangre, la escritura con espíritu, da razón de la

existencia4. La literatura es un humanismo. Como tal, es el registro histórico delhombre que, siempre con una intención premeditada, nunca inocente, jamásingenua, testifica del mejor modo lo que éste es, lo que ha sido y lo que será. Laliteratura es un arco del tiempo, un panóptico de los siglos, una garita de los años,una atalaya de los días, un inspector de las horas... Porque, el hombre escribe paraganar la batalla al raudal del cronos que se sucede sin clemencia y a la fugacidaddel kairós que se escapa con la agilidad lisa del pez inatrapable. Günter Grass,cuando acudió a Estocolmo a recoger el premio Nobel de literatura, definió alescritor como a ese “alguien que escribe contra el tiempo que pasa”5. La literaturaes la más genuina aventura humana que, superando los horizontes y lasgeografías, atravesando los calendarios, prorrogando los plazos y dispensando losvencimientos, dice, como el arqueólogo frenético y auscultador de las eras delcámbrico, todo lo permitido del pasado paleozoico, mesozoico y cenozoico; escribe,al modo de la doncella soñadora y reciente en pubertad, las intimidades delpresente; y, especula, como epígono del futurólogo clarividente y astrológico, elporvenir. Porque, la literatura es el hombre peregrino de a pie descalzo quetrasiega por los caminos de la historia. La literatura derrumba los olvidadizosconfines inmanentes de los determinismos humanos para instalarse en lasmemoriosas moradas trascendentes, donde el hombre estrena para siempre la

4 NIETZSCHE, FEDERICO. Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid 2000, 164.5 GRASS, GÜNTER. Continuará. El Mundo, Madrid, diciembre 9 de 1999, 9 - 11.

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novedad de su libertad. Porque, la literatura es el canto victorioso de Nemosineque no se deja sumergir en las aguas turbulentas de Leteo; es el triunfo de laeternidad sobre la muerte, de la esperanza frente a la fatalidad.

¿Qué sería del hombre sin la posibilidad literaturizante de la realidad, de laquimera y del sueño que es la vida, como por boca del atormentado Segismundo loplanteó Calderón de la Barca, en aquel siglo dorado de la furtiva España? Laliteratura es la síntesis acabada de un proceso que convirtió al silencio en balbuceo,que articuló el balbuceo en palabra, que hizo de la palabra narración, que estatuyóla narración como tradición oral, primero, y como costumbre escrita, después. Laliteratura se constituyó en el preliminar desafío cultural humano: obligó a laalfabetización, instó al hablar y al escuchar, convocó al fantasear y al recordar,condujo a la confusión de la oscuridad con el crepúsculo, porque aquellosprimerísimos narradores no dependían de la claridad del día ni de las lámparas dela noche, adjetivó de literaria la hermosa soledad del hombre, en medio de la cualmasticó frases fibrosas para hacer una papilla dócil que, en la palabra pronunciadacon premura o parsimonia o dibujada con ternura o virulencia en el papelinmaculado, inauguró aquello de géneros, escuelas y tendencias... La literatura esla diégesis inagotable que fatigó la mano y demandó los tipos sueltos. La literaturase hizo Gutenberg, se hizo imprenta, se hizo libro impreso, se ha hecho textoelectrónico... La literatura transfiguró la vida humana en mito y en leyenda, enverso y prosa, en cuento y lírica, en tragedia y comedia, en ensayo y panegírico...La literatura, testigo del hombre, es génesis y apocalipsis, es actualidad yescatología, es terrenalidad y celestialidad, es aquí y ahora, es estaticidad ydinamismo... La literatura es el hombre mismo: instante y devenir, palabra ypluma, discurso y tinta, papel y voz.

Si desconocemos esta elemental verdad apodíctica, la literatura carecería desentido: ¿Para qué, entonces, escribir? ¿Para que, entonces, leer? ¿Para quézambullirse en el inmenso mar del exotismo y de la belleza, de la poética y de lafantasía, de la imaginación y del ensueño, de la piedra y del río, del aire y del agua,de las hadas y de los gnomos, de los patriarcas y de las matronas, de los héroes yde los villanos, de las ratas y de los gatos? Si la literatura no es el hombre que seconstruye y se destruye, que se deconstruye y se reconstruye; si la literatura no esvínculo con la vida, pero desde lo existencial, más que desde lo intelectual,menester sería que sobre los grandes maestros, sobre Homero y Cervantes, sobreGoethe y Dostoyevski, sobre Proust y Joyce, sobre Mann y Faulkner, sobre Calvinoy Yourcenar..., quienes han radiografiado al hombre – actor, dramático ymagnífico, al hombre – director, perfeccionista y desvelado, al hombre –espectador, aterrado y excitado, en el teatro del mundo que reviste el escenario deltiempo con el ropaje de la hipérbole y de la metáfora, se arrojara una paletada detierra para esculpir, a guisa de epitafio, sobre la fría losa sepulcral del hombre, lasmismas palabras de la Ratesa apocalíptica de Grass: “ ¡Se acabó!... Vosotros fuisteis.

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Habéis sido, se os recuerda como una ilusión. Nunca más señalaréis fechashistóricas. Se han extinguido todas las perspectivas...”6.

2. Ubicación del estado del arte: lo apocalíptico está de moda

El inicio de las diez “novelas” que integran la espléndida empresa apócrifaque Italo Calvino condensa en “Si una noche de invierno un viajero” , recoge lostópicos más universales de la narrativa, casi al modo como el gran Borgesestableciera que la poesía ha canonizado cinco temas preferentes: el amor, la vida,la muerte, la noche y el día. Calvino escribe, para una decena de autoresimaginarios, “una novela toda sospechas y sensaciones confusas; una todasensaciones corpóreas y sanguíneas; una introspectiva y simbólica; unarevolucionaria existencial; una cínico – brutal; una de manías obsesivas; una lógicay geométrica; una erótico – perversa; una telúrico – primordial; una apocalíptica -alegórica”7. No es gratuito que Calvino concluya su decálogo novelado con untexto de acento apocalíptico8. La emulación de las visiones joaneas en el Patmos dela primera generación cristiana, sesgadas por la fatalidad, pero pobladas deconsuelo e inundadas de esperanza, al unísono, se volvió asunto de la cotidianidadfilosófica, teológica y literaria tras las grandes humillaciones y desilusiones delhumanismo clásico griego, del humanismo cristiano, del humanismo occidental: lade Copérnico (la tierra del hombre no es el centro del universo), la de Marx (elhombre depende de unas relaciones sociales inhumanas), la de Darwin (el hombreproviene de la esfera infrahumana), la de Freud (la conciencia espiritual delhombre se asienta en el inconsciente instintivo)... Hans Küng, el polémico teólogode la Universidad de Tubinga, anota que:

El humanismo ilustrado del honnete homme, el humanismo académico de loshumaniora, el humanismo existencial del Dasein individual arrojado a la nada, todosellos ya han tenido su época. Y no digamos nada del fascismo y del nazismo, que,fascinados por el superhombre de Nietzsche, también al principio se las daban dehumano y social, pero cuya demencial ideología de ‘el pueblo y el Führer’ y ‘la sangrey el suelo’ ha costado a la humanidad millones de vidas y el mayor derrumbamientode los valores humanos de toda la historia9.

¿Qué ha quedado de los grandes ideales? ¿Qué ha sido de lo queimaginaron y esperaron los enciclopedistas franceses con su optimismo histórico –filosófico, Lessing con su educación del género humano, Kant con su idea de la pazperpetua, Hegel con su concepción de la historia como el proceso de la concienciade la libertad, Marx con su utopía de la sociedad sin clases, Teilhard de Chardin

6 Idem, nota 1.7 CALVINO, ITALO. Si una noche de invierno un viajero. Siruela, Madrid 2001, 10.8 Idem, 243 – 251.9 KÜNG, HANS. Ser cristiano. Madrid, Cristiandad 1978, 36.

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con su evolución hacia el punto omega...? Frente a la irresolución de esoscuestionamientos y el desvanecimiento de sus propios argumentos, en virtud delposmoderno panorama desolado que los acompaña, no queda más que proponerlo apocalíptico.

En efecto, los títulos apocalípticos son los más prolíficos, desde El programa

suicida. Futuro o decadencia de la humanidad (1968), de Karl Steinbuch, hasta El fin de

la historia y el último hombre (1992), de Francis Fukuyama, seguidor de lapeculiarísima interpretación de Hegel, propuesta por el filósofo ruso AlexandreKojève, en París, quien creyó que con la desintegración del socialismo realmenteexistente en el imperio soviético se iniciaba el “ fin de la historia” , pasando por otrosque podrían rezar así: La confusión planificada; Después de nosotros, la Edad de Piedra;El fin de la era técnica; No hay lugar para el hombre; El suicidio programado; La tierra,

condenada a muerte; El futuro amenazado... Un estudioso tan prominente delcomportamiento como fue Konrad Lorenz nos ofrece, en sus Ocho pecados capitales

de la humanidad civilizada, una serie de factores que han influido para la elaboraciónde la actual cartografía apocalíptica: superpoblación, asolación del espacio vital,carrera de competición consigo mismo, muerte por cremación del sentimiento,degeneración genética, ruptura de la tradición, endoctrinación y armas atómicas.

Alentados y constreñidos por la falsa idea del progreso, que desbordó lasesferas de la filosofía de la historia para afincarse en una única comprensiónsemántica científico - tecnológica, hoy se respira, un aire apocalíptico. Como atrásquedó dicho, los apocalipsis lo cubren todo: desde la literatura, donde bastaría conmencionar a George Orwell con su 1984, el del Gran Hermano de tinte pesimista, y aAldous Huxley con Un mundo feliz, de acento más optimista; hasta la filosofía y lateología, disciplinas donde destacan tanatologías como las de Martin Heidegger,con su anticiparse hacia la muerte; Jean Paul Sartre, con su absurdidad de lamuerte; Karl Jaspers, con su idea de la muerte como realización; Ernst Bloch, consu Principio esperanza; Jürgen Moltmann, con su Teología de la esperanza; Hans Küng,con su ¿Vida eterna? ...

Los apocalipsis no son ahora las exhortaciones de consuelo y esperanzadestinadas a una comunidad humano - religiosa particular, sino un aviso dedestrucción y aniquilación dirigido a todos los hombres. Los actuales Nerón,Galva, Nerva, Decio, Domiciano..., son las ojivas nucleares, las armas biológicas,las epidemias de orígenes extraños, la manipulación genética, las hambrunas, lasincontables migraciones forzadas, las discriminaciones sociales, lasprogramaciones de la vida, la inversión del auténtico sentido de las cosas, losdesplazamientos del ser por el hacer y por el tener...

Al comenzar la década de los ochenta, en algunas escuelas alemanas desecundaria se les pidió a los jóvenes que se pronunciaran sobre el futuro de la

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humanidad. Muchos de ellos entregaron sus respuestas como elaboracionespoéticas. Son muy significativos los dos siguientes textos, que dejan mucho quepensar y que no precisan de ser comentados. El primero dice:

Los escaparates de nuestra cultura/ de museo se hacen añicos/ con las piedras que nosdieron/ cuando pedíamos pan./ Queremos que nos devuelvan nuestra sangre,/ quenos la han extraído/ para nutrir con ella/ los mercados de consumo./ Que nosdevuelvan nuestro lenguaje,/ que nos lo han negado/ para poder alimentarnos/ consimples palabras./ Que nos suelten las manos,/ que nos las han atado/ paraofrecernos la ternura/ de segunda mano./ Que nos devuelvan nuestro amor,/ que noslo han robado/ para poder así/ violentarnos./ Queremos volver a ver/ con nuestrospropios ojos,/ que nos los han tapado/ para desorientarnos./ Que nos devuelvannuestra paz,/ que nos la han denegado/ para instigarnos/ a unos contra otros./ Quenos devuelvan nuestras canciones,/ que nos las han falseado/ para engañarnos./ Quenos devuelvan nuestra juventud,/ que nos la han quitado/ para envejecernos./ Podéisquedaros con el odio,/ con la hostilidad;/ nosotros, la juventud,/ os devolveremosagradecidos/ nuestro silencio,/ nuestra desesperación./ Y nos solidarizamos/ con elmalestar general” . El segundo es este: “Yo quería leche/ y recibí la botella,/ queríapadres/ y recibí juguetes,/ quería hablar/ y recibí un libro,/ quería aprender/ y recibícalificaciones,/ quería pensar/ y recibí saber,/ quería un panorama/ y recibí unaojeada,/ quería ser libre/ y recibí disciplina,/ quería amor/ y recibí moral,/ queríauna profesión/ y recibí un trabajo,/ quería felicidad/ y recibí dinero,/ quería libertad/y recibí un automóvil,/ quería un sentido/ y recibí una carrera,/ quería esperanza/ yrecibí angustia,/ quería cambiar/ y recibí compasión,/ quería vivir...10.

¿Debe comprometerse el escritor? ¿Hasta qué grado debe hacerlo? ¿Es elescritor la conciencia de la nación? Estas tres preguntas se las plantea GünterGrass11.

Ningún otro pueblo, como el alemán, ha experimentado, a lo largo de suhistoria, el contraste entre la promesa y la cancelación, entre la validación y laanulación, entre la esperanza y el escepticismo, entre la exaltación y la depresión,entre la cordura y la insensatez, entre la lucidez y la demencia, entre la gloria y lapena, entre la afirmación y la negación, entre el cielo y el infierno, entre la ilusión yla tragicidad, entre el sueño plácido y la pesadilla atroz... Alemania acunó losgrandes ideales de la humanidad: la reforma luterana, con su fidelidad alEvangelio; el programa de la Ilustración, con su culto a la Razón y su imperativode salir de la cómoda “minoría de edad” ; la educación del género humano, con suprospecto de cultura universal... Alemania produjo espíritus tan magníficos comoLutero y Herder, como Kant y Lessing, como Beethoven y Wagner... Pero deAlemania también salió Adolfo Hitler, y sus secuaces, con su deicida carrerapangermana de conquista, de destrucción y de muerte. En uno de los poemas de“La ratesa” , se lee:

10 KÜNG, HANS. ¿Vida eterna? Trotta, Madrid 2002, 317 – 320.11 GRASS, GÜNTER. Ensayos sobre literatura. Fondo de Cultura Económica, México 2002, 76.

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Había una vez un país, cuyo nombre era Alemán./ Era hermoso, ondulado y llano/ yno sabía que hacer de sí mismo./ Entonces hizo una guerra, porque quería/ estar en elmundo entero y así se hizo pequeño./ Tuvo una idea que calzaba botas,/ y se fue, consus botas de guerra, a ver mundo,/ volvió como guerra, se hizo el inocente y se calló,/como si llevara zapatillas de fieltro,/ como si por ahí fuera no hubiera visto nadamalo./ Sin embargo, leyendo hacia atrás, esa idea con botas/ podía reconocerse comocrimen: tantos muertos./ Entonces el país, llamado Alemán, fue dividido./ Ahora sellama así dos veces y,/ por hermosamente ondulado y llano que fuera,/ seguía sinsaber que hacer de sí mismo./ Tras corta reflexión, ambas partes se ofrecieron/ parauna tercera guerra./ Desde entonces ni una palabra más, Paz en la Tierra12.

El nacionalsocialismo, con sus campos infames de muerte y su imposición alos judíos de “ estrellas amarillas” , arrojó al ostracismo, al desprecio, a ladesconfianza, a los alemanes y a todo lo tocado de alemán. Después de Hitler, esdecir, después de la más profunda abyección a la que ha sido sometida la raza delos hombres sapientes, que se llamó Auschwitz, los alemanes sólo pudieroninterrogarse sobre algo fundamental: ¿Cómo escribir después de Auschwitz?

Günter Grass, y con él, toda la generación del “Grupo 47” , inspirado yconvocado por Hans Werner Richter, asumió la tarea inaplazable e intransferiblede reivindicar, desde las letras, la golpeada conciencia alemana. A la manera comoLutero se convirtió en el inventor de Alemania como un proyecto lingüístico, consu traducción del Nuevo Testamento, que armonizó en una expresión de lenguaúnica los dialectos dispersos, Grass, haciendo caso omiso de la brutal sentencia deTheodor Adorno, “ escribir después de Auschwitz es algo bárbaro, y eso corroe también la

conciencia de por qué se hace imposible escribir hoy” , junto con Heinrich Böll, yaconsagrado para la época, Wolfgang Koeppen, Günter Eich y Arno Schmidt, se dioa la tarea de escribir, de escribir después de Auschwitz, de escribir sobre la amargay lacerante herida que Auschwitz abrió en el corazón de los alemanes, a fin dereinventar a Alemania. Y esto, porque las jóvenes generaciones de escritoresalemanes tenían que recuperar su conciencia y su lengua. Así lo expresó Grass almomento de recoger el Nobel de literatura en Estocolmo, en diciembre de 1999:

Contra el fatídico presagio de Adorno, nadie quería, nadie podía callar. Porque habíaque sacar el idioma alemán del paso militar, hacerlo salir de lo idílico y las intimidadesazuladas. Para nosotros, niños escaldados, de lo que se trataba era de renegar de lasmagnitudes absolutas, el blanco y el negro ideológicos. Nuestros padrinos eran laduda y el escepticismo; nos ofrecieron como regalo la gran variedad de grises. Por lomenos yo me impuse ese ascetismo, para descubrir entonces la riqueza de mi lenguadeclarada culpable de una forma demasiado global, su seductora delicadeza, sutendencia cavilosa hacia lo profundo, su dureza sorprendentemente flexible, sí, su

12 KÜNG, HANS. ¿Vida eterna? , o. c., 102 – 103.

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encanto dialectal, su simplicidad y ambigüedad, sus extravagancias y su hermosuraque florece en subjuntivos13.

Grass comprendió que tenía que comprometerse, comprometerse hasta lomás medular, comprometerse para erguirse como la conciencia de su nación. Así,entonces, tenía que escribir. ¿De qué tenía que escribir Grass? Primero, de laexperiencia de la guerra. Después, tarde, pero, después, sin falta, de la apocalíptica.Y así, matriculado en este género, el último dentro de las novelas de Calvino, elapocalíptico – alegórico, se inscribe la sugestiva novela que publicara en 1986, conel título de Die Rättin, traducida al castellano en 1988 como La ratesa.

3. Günter Grass o la excelencia de la actual literatura alemana

Antes de considerar el hilo central de nuestra exposición, la apocalípticagrassiana expresada en La ratesa, de la que ya se ha ocupado Karl – Josef Kuschel14,es necesario que dediquemos unas líneas al escritor.

Un adecuado e inicial sendero que hacia él nos conduce es la trascripción dealgunos de los argumentos capitales que, sobre el hombre y la obra, elaboró laAcademia Sueca en el fallo con que se decidió, el 30 de septiembre de 1999, aconcederle el premio Nobel de literatura. Para los académicos suecos, Grass “esautor de fábulas negras y juguetonas con las que retrata la cara olvidada de lahistoria” . “ ...Se trata de un testigo – espectador del mundo, un apóstol tardío de lalucidez en una era que se ha cansado de la razón, un fabulista y disertante erudito,registrador de voces y monólogos presuntuosos, creador, y al mismo tiempo re-creador, de unos modismos irónicos que sólo él sabe ordenar” . Grass se ubica allado de los grandes maestros alemanes del siglo XX: en su dominio de la sintaxisalemana y su prontitud para aprovechar las sutilezas laberínticas de su lengua,evoca a Thomas Mann, a Alfred Döblin, a quien reconoce como su maestro15, aHeinrich Böll. Su escritura constituye un diálogo con las grandes tradiciones de lacultura tedesca. “En todas sus novelas Grass adopta un acercamiento discursivo almundo y asume una posición de dudas frente al futuro de la humanidad. Su obraha sido motivo de debate público de la historia y la literatura alemanas. Constituyepara esta literatura una fuente de fuerza, de novedad y de irritación. Él está al ladode las grandes figuras de la literatura universal, tales como García Márquez,Rusdhie, Gordimer, Lobo Antunes y Kenzaburo Oe” , advierte la Academia de laciudad de las estacas.

13 GRASS, GÜNTER. Continuará, o .c., 9 – 11. Esta idea, de modo similar, ya la había expresado en suconferencia Escribir después de Auschwitz, pronunciada en 1990, aparecida en Artículos y opiniones.Barcelona, Galaxia Gutenberg – Círculo de Lectores, 1999, 117 – 154.14 KUSCHEL, KARL – JOSEF. “La pesadilla del fin de la humanidad. Estudio sobre la idea delapocalipsis en la obra de Günter Grass” , en Concilium, 277, septiembre de 1998, 23 – 33.15 GRASS, GÜNTER. Ensayos sobre literatura, o. c., 78 – 106.

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Günter Grass nació el 16 de octubre de 1927 en Danzig – Langfuhr, la ciudadque se hizo célebre por servir de detonante a la invasión de Polonia por el ejércitoalemán de Hitler, en 1939. La ciudad, entonces territorio alemán, es hoy posesiónpolaca y lleva el nombre de Gdansk. Grass creció marcado por la ascendencia delnazismo. Su infancia y adolescencia no tuvieron problemas hasta el estallido de laconflagración bélica. Muy joven, hacia 1943, cuando contaba sólo 16 años de edad,se enroló en las filas nacionalsocialistas. En 1945, muy poco antes de finalizar laguerra, fue herido cerca de Kottbus. Transportado a Baviera, fue entregado a lastropas de ocupación norteamericanas, permaneciendo cautivo hasta 1946. Una vezliberado, deambuló, sobreviviendo de la caridad pública, por las calles de suciudad natal. Luego trabajó como jornalero en una granja y más tarde en una minade potasa. En 1948, se traslada a Düsseldorf – Rath e ingresa a una fábrica demarmolerías para sepulturas. Se aloja en el hogar de “Caritas” . Desde finales deeste año y hasta la primavera del siguiente, estudia escultura en el Instituto deArtes de esta misma ciudad. Además de la escultura, se ejercita, por su cuenta, enpintura. Por las noches interpreta el saxofón y la trompeta en una orquesta decabaret. Estas experiencias marcarán indeleblemente y definirán su posteriorvocación literaria. Sus primeros poemas datan de esta época. Lector rabioso desdesus más tiernos años, “ leía de una forma especial: con los dedos índices en lasorejas” 16, Grass confiesa que se convirtió en escritor por el ingreso intempestivo dela política en su ambiente familiar:

¿Cómo me convertí en escritor? La capacidad de soñar despierto durante largos ratos,el gusto por el chiste verbal y los juegos de palabras, la pasión por mentir sin ganarnada con ello, porque describir la verdad hubiera sido demasiado aburrido..., en pocaspalabras, lo que de forma bastante vaga se llama talento, existía ya sin duda, pero fuela brusca irrupción de la política en el idilio familiar lo que dio a aquel talento quenavegaba demasiado ligero un lastre permanente y cierto calado”17. Dice amar suprofesión: “Sí, amo mi profesión. Me proporciona una compañía que se expresa conmuchas voces y quiere ser llevada lo más fielmente posible a mis manuscritos. Lo quemás me gusta es encontrarme con mis libros, hace años extraviados o expropiados porel lector, cuando leo en público lo que, escrito e impreso, encontró su reposo. Entonces,frente a un público joven, destetado pronto del lenguaje, o ante un público anciano,pero no harto todavía, la palabra escrita y expresada se convierte de nuevo en palabrahablada. Y ese hechizo se produce una y otra vez. De esa forma se gana el sustento elchamán que hay en todo escritor. A él, que escribe contra el tiempo que pasa, a él, quemiente reuniendo verdades durables, a él le creen su promesa tácita: continuará...18.

En 1955, se hace miembro del “Grupo 47” , ya referido atrás: asociación deescritores de las dos Alemanias, surgidas tras la conclusión de la guerra,convocada por Hans Werner Richter para reflexionar sobre la propia obra y, en

16 GRASS, Günter. Continuará, o. c., 9 – 11.17 Idem.18 Idem.

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