Juan Bernier o la compasión pagana

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PRÓLOGO

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P R Ó L O G O

JUAN BERNIER O LA COMPASIÓN PAGANA

Halle tu gran afán enajenadoEl puro amor de un dios adolescenteEntre el verdor de las rosas eternas;Porque este ansia divina, perdida aquí en la tierra,Tras de tanto dolor y dejamiento, Con su propia grandeza nos advierteDe alguna mente creadora inmensa, Que concibe al poeta cual lengua de su gloriaY luego le consuela a través de la muerte.

LUIS CERNUDA

SE recopila por vez primera en este volumen la poesía completade Juan Bernier (La Carlota, 1911 - Córdoba, 1989), miembro fun-dador del grupo Cántico de Córdoba, sin duda, uno de los refe-rentes ineludibles en la poesía española de posguerra. A pesar dela altura y la importancia de su poesía, resulta incomprensible elabandono que la obra poética de Juan Bernier ha sufrido por par-te de críticos –salvo honrosas excepciones– y editores. Es inexcu-sable el largo tiempo en el que gran parte de la obra poética deJuan Bernier ha permanecido descatalogada, al margen de los cir-cuitos comerciales, viéndose tan sólo reducida a ciertas antologíasparciales y a un difícil acceso en bibliotecas. Con esta edición desu poesía completa se salda una deuda pendiente con el poeta enel año de su centenario. Esperamos que una suerte de «justiciapoé tica» acompañe esta obra para que la personalísima lírica denuestro autor –con la modernidad y la vigencia de los clásicos quela inspiraron– pueda llegar al lector de hoy sin dificultad, un lec-

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tor activo que desprenda su espíritu vital y pagano, su miradacompasiva ante la insoportable levedad del ser humano: la injus-ticia e hipocresía social, la muerte, Dios o la angustia existencialdel hombre ante el interrogante de sí mismo.

El protagonismo cultural de Juan Bernier en la ciudad de Cór-doba no cesó desde que en 1936 formara ya parte, junto a otrosintelectuales, de la pionera revista Ardor, revista que vería tan sóloun único número en la primavera del fatídico año. Con RicardoMolina y Pablo García Baena fundó en 1947 la revista Cántico, enla que también participaron desde un principio Mario López y Ju-lio Aumente. Además de artículos de crítica literaria o de sus en-sayos y estudios sobre arte, historia y arqueología, Juan Bernierpublicó los siguientes libros de poesía: Aquí en la tierra (1948),Una voz cualquiera (1959) y Poesía en seis tiempos (1977) –don-de se recoge un buen número de inéditos junto a los poemas pu-blicados en revistas y en sus dos primeros libros–. Por último, ter-minará su producción con el libro En el pozo del yo (1982) y conalgunos poemas sueltos en revistas.

Antes de introducirnos en la producción lírica de Bernier pa-rece interesante establecer cuáles fueron las influencias literariasy filosóficas más destacadas del escritor. Para ello remitimos alprofesor Carlos Clementson,1 quien señala la incorporación dedeterminados autores 2 que llegan a constituirse en referentes espi-

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1 Publicado anteriormente en distintas ocasiones, citamos el siguiente artícu-lo de Carlos Clementson sobre este aspecto: «Juan Bernier: poesía y pensamien-to», Cántico 2010, Ministerio de Cultura, 2010, pp. 63-78.

2 Baste citar la universalidad de los autores traducidos en la revista Cántico:W.H. Auden, Czeslaw Miłosz, André Gide, Louis Aragon, Pier Paolo Pasolini,Thomas Stearns Eliot o Eugenio Montale, junto a los poetas chinos o la voz de laslenguas peninsulares, poesía en catalán o en gallego.

rituales o estéticos del grupo cordobés, tales como «la revelaciónde un nuevo evangelio liberador, que les ofrece Gide;1 la avasa-lladora paganía solar del teatro de D’Annunzio, muy leído porBernier; y ya en la esfera concreta de nuestra literatura, el testi-monio vital y literario de Luis Cernuda,2 el cordial magisterio deVicente Aleixandre, o bien, el prestigio sensual del lenguaje y elmundo litúrgico de Gabriel Miró, entre otros». Por lo que a JuanBernier se refiere, encontramos además una serie de figuras de laliteratura universal que abarca desde los clásicos grecolatinos (Pe-tronio, Apuleyo, Luciano),3 los europeos (Pepys, Shakespeare,Boccaccio, Aretino), los rusos de los siglos XIX y XX (Dostoievsky,Tolstoi) o los franceses (Gide, Pierre Louys, Rimbaud, Verlaine,Proust, Zola, Rachilde, Sartre, Claudel). Asimismo se aprecia lainfluencia de grandes pensadores alemanes (Schopenhauer, Spen-gler, Hartmann, Freud), británicos 4 (E. Brönte, D. H. Lawrence,

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1 La admiración por André Gide por parte de Bernier es realmente compren-sible, ya que podemos ver en los dos autores muchas concomitancias no sólo lite-rarias sino vitales. Son las mismas preocupaciones religiosas y existenciales las queambos abordan. Incluso la confección del Diario de Bernier tiene un claro prece-dente modélico en el de Gide.

2 Bernier escribe en el número homenaje a Cernuda su artículo «La antifan-tasía poética y Cernuda», Cántico, n.º 9-10, 2.ª época, agosto-noviembre, 1955. Enél, al hablar de la poesía cernudiana, refleja su propia poética. El citado artículoconstituye la única poética de Bernier conocida, una poética que trata de enten-der la poesía como un género en el que lo que se dice no parezca inverosímil o fan-tasioso, es decir, una poesía que se desarrolle «aquí en la tierra», como el título desu primer libro.

3 Hay una predilección por la literatura clásica que satiriza ciertas costumbressociales, como vemos en estos autores, predilección que continúa en Boccaccio oAretino.

4 Ricardo Molina, al comentar los gustos literarios de Bernier en su Diario, ex-presa su sorpresa por el rechazo de aquel hacia la novela inglesa. Éste es el testi-monio: «Bernier es demasiado refractario a la influencia de la novela inglesa. Veoclaros sus caminos: la primera etapa: Dostoievsky; la segunda: Gide, Proust, etc.

Thomas Hardy) y españoles de la generación del 98 (Baroja, Una-muno) o los coetáneos del 27 (Dámaso Alonso, Aleixandre y Cer-nuda), quienes proyectarán sobre el poeta cordobés una magnífi-ca luz reveladora de concomitancias que ayudarán a matizar yconformar su propia creación literaria.

Al abordar la obra poética de Juan Bernier, es interesante es-tablecer, en primer lugar, dos sólidos principios sobre los que sefundan su mundo poético: una concepción humanista y unaheterodoxa visión del mundo. Estos aspectos articularán una se-rie de temas con los que el propio poeta organizó toda su obraen 1977, bajo el título de Poesía en seis tiempos. Así, puede reco-nocerse cómo interceden en los distintos poemas los siguientes seisnúcleos temáticos o tiempos bajo el doble denominador común deun paganismo vital y de una moral existencial y compasiva haciael ser humano: «Tiempo de Sur», «Tiempo de deseo», «Tiempodel hombre», «Tiempo de muerte», «Tiempo de Dios» y «Tiem-po de ahondar».

EL SUR

El Sur, como ámbito de la dicha, espacio paradisíaco dondetiene lugar la culminación del deseo humano, el encuentro sexualy sensual que la Naturaleza auspicia. Para ello el lenguaje se car-ga de imágenes naturales, metáforas sensoriales y sinestesias o

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Rusos y franceses. ¿Cómo es posible que no guste de Dickens, Austen, Fielding yotros tantos?» (en R. Molina, Diario (1937-1946). Edición, introducción y notas deJosé María de la Torre, Fundación Cultura y Progreso, Córdoba, 1990, p. 44).

verbos que aluden a los sentidos (incluyendo creaciones léxicascomo tactar, columnar, verdescente...). El espacio del Sur es ensu primera etapa un lugar indeterminado, exótico (tu letra bajoel paralelo 38 con una aguda flecha cortante / desde las torresde Córdoba a la azul espuma de Cnosos) y natural («Tierra deamor», «Sierra») que se contrapone al mundo de la ciudad («Ciu-dad») donde tiene lugar la hipocresía generada por las reglas so-ciales que gobiernan a los hombres e impiden la expansión natu-ral de los instintos y deseos. En la segunda etapa de la producciónpoética de Bernier, a partir de Poesía en seis tiempos, puede ob-servarse cómo la indeterminación de este espacio mítico se con-creta en la geografía de la ciudad y la costa malagueña («Parque»,«Templo», «Catedral de Málaga», «Costa de Málaga», «Málaga,abre tu espejo»…). Estos poemas además intensifican un erotis-mo más explícito generado a través de imágenes naturales y unléxico eminentemente sexual (Despliega Málaga bosques de fa-los…; Ábrete al macho marino que hiende tus orillas / y chorreaespuma seminal de deseo…). Como contrapunto a la ciudad deMálaga, Córdoba no deja de ser ese espejo donde cualquier ciu-dad puede mirarse / y ver teñido su rostro del reflejo púrpura delodio / o de la blanca lividez que dice el rencor que se describía enel poema «Ciudad», aunque ahora interesa más referirse a ellacomo espacio donde tiene lugar el pecado (concepto judeocristia-no que frustra e impide la voluntad sexual del sujeto creyente):Córdoba ciudad de los pecados gratos. / ¡Córdoba de hendidu-ras y de heridas!

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EL DESEO

El deseo, concepto que se aleja relativamente del anterior, puessi en el Sur tienen lugar los deseos cumplidos, fuera de él, los de-seos no se cumplen, serán siempre un anhelo inalcanzable, un mo-tivo de frustración e insatisfacción. No obstante, el deseo vital seenfrenta a la realidad del hombre, es lo que le impulsa, la volun-tad que lo mueve a ser quien es por encima de convencionalismossociales o ideológicos. De hecho, el poema «Deseo pagano» con elque se inicia su primer libro no deja de ser uno de los más em-blemáticos del autor, precisamente porque en él encontramos lavoluntad pagana que hace posible su universo poético. Los nue-vos poemas de este espacio en Poesía en seis tiempos dejan de serambiguos en referencia al objeto del deseo para enfocar abierta-mente su erotismo hacia la belleza masculina en poemas como«Nocturno adolescente» o «Presencia» (El muchacho era tan be-llo, que no era de este mundo).

EL HOMBRE

El hombre, que ensombrece con sus leyes y sus injusticias elhermoso espectáculo de la Naturaleza, es el símbolo que articulala mirada compasiva del poeta, el hombre capaz de todo lo bue-no y todo lo malo, un elemento ambivalente sobre el que Bernierconstruye todo su discurso social, la denuncia de un monstruosomundo («Los suplicantes», «Los monstruos») dirigido por el po-der de la injusticia o la hipocresía socio-política («Poema de lagente importante», «Los políticos», «Ayer y hoy»…).

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LA MUERTE

La muerte, realidad que se quisiera esquivar sin mirarla, esuna amenaza para el mundo pagano dominado por la lujuria (Per-mitid, Señor, un poco de lujuria en este mundo), y por el mismomotivo es una liberación para el reo torturado del poema «Pero élllamaba a la muerte». En el poema «Nadie merece morir» conti-núa esa oposición contra la pena de muerte y se reafirma la mo-ral compasiva del poeta sobre el hombre.

DIOS

Dios, cuya existencia ha de admitir para imprecar o implorarjusticia y cordura. El hombre tiene que enfrentarse a su propiamaldad, pero también a la que genera un Dios castigador judeo-cristiano que, frente a los dioses paganos, se opone al pensamientoy a la libertad humana.

EL YO

El yo, como última y radical realidad, ese pozo oscuro, ese la-berinto de espejos donde a veces toda claridad se ahoga. Son poe -mas metafísicos, de indagación personal que se caracterizan poruna introspección donde lo que importa es el camino de la bús-queda, no tanto el hallazgo.

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La poesía de Juan Bernier expresa, en definitiva, el íntimo con-flicto del hombre (heterodoxo, pagano, homosexual) con la so-ciedad en la que le tocó vivir. En una primera etapa –constituidapor sus dos primeros libros– lo hará a través de un lenguaje to-rrencial; de forma más breve, explícita y conceptual en sus dos úl-timos libros.

Bajo el membrete la compasión pagana trazamos en este pró-logo una dicotomía que siempre estará presente en la obra de Ber-nier: compasión / paganismo, como fuerzas aparentemente con-tradictorias y sentidas antagónicas, pero unificadas en la miradaescindida del poeta. Bernier se complace así, por un lado, en el pa-ganismo, es decir, en todo aquello que desde la libertad del sujetoexalta la belleza y proclama su indeclinable voluntad de vivir enel imaginario que conforma el Sur, ese mundo, al margen de todopensamiento y preocupación social, donde se satisface todo deseo.He aquí, el Bernier más vinculado a la estética de Cántico. Pero,por otro lado, el poeta no puede sustraer su mirada de una moralcompasiva, es decir, no es indiferente al mal y al dolor, a la injus-ticia y a la muerte, a lo sórdido y a lo caduco de la naturaleza hu-mana que se alzan como poderosas fuerzas destructoras de aque-lla pulsión vital. Estos dos aspectos antagónicos y complementariosserán constantes en toda su obra. Se producirá un primer cambiode tono a partir de Una voz cualquiera en una actitud que va desdela indignación y la rebeldía de su primer libro a una progresiva yresignada desesperanza. A partir de Poesía en seis tiempos el cam-bio afectará especialmente al estilo formal produciéndose un pun-to de inflexión que separa su obra en dos etapas.

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PRIMERA ETAPA POÉTICA (1947-1959): LOS POEMAS DE «CÁNTICO» Y

OTRAS REVISTAS, AQUÍ EN LA TIERRA Y UNA VOZ CUALQUIERA

Podemos dividir la obra poética de Juan Bernier en una pri-

mera etapa que se corresponde con la más vinculada a los pre-

ceptos de la revista Cántico, ya que poemas como «Canto del Sur»

o «Tierra de amor» inauguran la base del nuevo esteticismo que

identificará, de alguna manera, a todo el grupo. Hablamos, pues,

de una poesía hedonista e hímnica que celebra el paganismo y la

sensualidad. En ella se manifiesta la herencia del Gide de Los ali-

mentos terrestres o el Cernuda de Invocaciones entre otras in-

fluencias. Será el Sur la tierra deseada donde se colman los deseos.

Esta poesía vital de los sentidos se corresponde igualmente a un

estilo caudaloso, al verso libre sin contención, lleno de imágenes

sinestésicas que revelan un mundo sensual muy palpable. Estos

efectos se proyectan también a través del ritmo del versículo (pa-

ralelismos, anáforas, etc.), que adquirirán un valor más oscuro en

los siguientes libros. Así, si en los poemas sueltos de Cántico el

versículo cumple un papel luminoso, conforme avancemos en la

obra veremos cómo se van oscureciendo paulatinamente para con-

vertirse en un recurso salmódico de imprecación o denuncia. Por

ejemplo, en el primer libro de Bernier, Aquí en la tierra (1948),

podemos observar la ansiedad y el dramatismo provocado por el

ritmo de poemas como «Miro, ansiosamente miro…» o «Pero él

llamaba a la muerte».

En esta primera etapa de Bernier predomina, pues, el ritmo

paralelístico, de pensamiento, basado en figuras repetitivas de raíz

bíblica. Posiblemente sea Vicente Aleixandre el primer poeta es-

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pañol que usa esta estructura con notable rendimiento en Espa-

das como labios (1930). Es imprescindible citar la influencia igual-

mente de Dámaso Alonso y su obra Hijos de la ira (1944). El ver-

sículo usado por Bernier es el medio para representar el tono bíblico

que el poeta pretende subvertir en cuanto que trata de exponer su

concepción personal de un mundo occidental judeocristiano, cu-

yos cimientos basados en dogmas y falacias de la fe merma la fe-

licidad del hombre aquí en la tierra, trata así de desarticular la

escritura sagrada haciendo uso de sus propios mecanismos for-

males.

Resaltemos la dualidad significativa que tiene el término tie-

rra en su primer libro y en el simbolismo de la obra bernieriana.

Por un lado, un sentido que se vincula al paganismo, al símbolo

del Sur, paraíso de libertad pagana y sensorial, y, por otro lado,

la palabra tierra alude también a la realidad dura de la existen-

cia, la tierra que queda fuera del paraíso (el Sur) expatriado, don-

de el hombre sufre la angustia de ser vivo, los problemas, el ham-

bre, la supervivencia. Vemos, pues, una poesía comprometida y

existencial que será más intensa cuanto más se aleje de la posibi-

lidad de realizar el deseo que rezuma la vida, cuanto más se ale-

je, en fin, de ese «Deseo pagano», título del poema liminar de Aquí

en la tierra. Habría que añadir al valor de la tierra el alejamien-

to de la Naturaleza que supone la ciudad, convirtiéndose ésta en

un lugar represivo, donde el individuo anula su libertad y su iden-

tidad homologada en una voz cualquiera. Una voz cualquiera

(1959) continúa la línea maestra del primer poemario, aumen-

tando la denuncia y crispación por la injusticia social en detri-

mento de un esteticismo vitalista caracterizador del grupo Cánti-

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co. La denuncia de los poderosos, la voz de los menesterosos seaprecia en poemas como «Poema de la gente importante», «Lospolíticos» o «Los suplicantes». Se conjuga de este modo una sun-tuosa retórica formal que va disminuyendo paulatinamente conun fondo de horror y denuncia social cada vez más evidente.

SEGUNDA ETAPA POÉTICA (1977-1982): POESÍA EN SEIS TIEMPOS Y EN

EL POZO DEL YO

En la década de los setenta se abre un lugar para la poesía deBernier habilitado, sin duda, por el poeta y estudioso GuillermoCarnero que ya el año anterior a la salida del volumen había pu-blicado su estudio sobre el grupo Cántico.1 La resurrección de lapoesía de Bernier probablemente tenga su explicación en la res-puesta del propio poeta a sus admiradores lectores poetas de estosaños. Ciertamente, la estética de Bernier simpatiza con la tenden-cia novísima, especialmente, su primera gran composición «Can-to del Sur», aparecida en el número 1 de la revista Cántico juntocon otras como «Tierra de amor» o «Deseo pagano». Cuenta Ber-nier con la admiración testimonial de Vicente Aleixandre, una ad-miración recíproca que es un aliciente para los nuevos poetas quesurgen en los setenta influidos en gran medida por el maestro su-perviviente de la generación del 27. El lugar de la poesía de Ber-nier en 1977 se revaloriza, sin duda, con la obtención de VicenteAleixandre ese mismo año del Premio Nobel de Literatura.

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1 Guillermo Carnero: El grupo Cántico de Córdoba. (Un episodio clave de lahistoria de la poesía española), Madrid, Editora Nacional, 1976.

En la nueva etapa, Bernier va reduciendo el cómputo silábicoy, por consiguiente, el poema se hace mucho más breve, aunqueesto no significa que desaparezca el recurso estilístico más carac-terístico de Bernier, transformado ahora en paralelismos léxicos ysintácticos fundamentalmente. Ahora el verso libre sustituye alversículo bíblico. Bernier descarga de retórica su verso para des-nudarlo, para afinarlo y escapar así de la necesaria morosidad dela contemplación.

Dieciocho años después de la publicación de Una voz cual-quiera (1959), Poesía en seis tiempos (1977) supone, por un lado,la recopilación y actualización del legado lírico de Bernier y, porotro, un paso más en su trayectoria creativa, con nuevos poemasescritos entre 1974 y 1975. Gracias al testimonio de Rafael PérezEstrada sabemos que fue en Málaga donde se gestaron la mayo-ría de los nuevos poemas del libro:

Puso mucha pasión Juan Bernier en la publicación de Poesía

en seis tiempos. La preparación del poemario coincide con su más

frecuente presencia en Málaga: «La Ciudad del Paraíso» será una

constante en el primer tiempo de la obra: «Parque», «Templo»,

«Puerto en la noche», «Catedral de Málaga»…1

Estos poemas que forman parte del «Tiempo del Sur» alusi-vos a la costa malagueña se caracterizan por una actitud libera-lizadora del deseo homosexual auspiciado por la Naturaleza.

La ordenación temática de Poesía en seis tiempos responde alconcepto de su propia obra como un todo orgánico. Desde la dis-

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1 Rafael Pérez Estrada: «Un gran heterodoxo andaluz, Juan Bernier», en Cin-cuenta años de Cántico. Estudios críticos, Diputación de Córdoba, 2003, p.72.

tancia de los años, Bernier contempla su obra atendiendo a moti-vos o claves que se repiten o se conjugan como constantes desdeel inicio de su producción lírica. Así, a través de seis ejes estruc-turales (el sur, deseo, el hombre, muerte, dios, ahondar) reorde-na en un volumen su obra antigua y su nueva producción que,igualmente, se ubicará en cada una de esas seis casillas ya exis-tentes y equivalentes a seis poemarios unidos precisamente a tra-vés de la palabra tiempo. Esta visión de conjunto no es en abso-luto caprichosa. El poeta quería dejar constancia de su nuevaproducción y diferenciarla de la anterior. Para ello, utiliza un cri-terio de ordenamiento, dejando para el final de cada sección lospoemas ya conocidos que además son destacados a través de lamarca tipográfica de un asterisco. En esta edición presentamos elvolumen Poesía en seis tiempos sólo con los poemas inéditos, yaque el resto ocupa su lugar original en el libro correspondiente, obien, en el último apartado de esta obra donde se incluyen los po-emas publicados aisladamente en revistas.

El siguiente paso hacia la introspección le lleva a una esencia-lidad destacada cinco años después, en 1982, cuando aparece suúltimo libro En el pozo del yo.1 El título se lo presta el poema conque se abre la obra, aunque esos sintagmas ya estaban disemina-dos en versos antiguos, como motivo recurrente. Baste citar losque aparecen en el poema «Interrogación»:

– pregunta dirigida a nadie, acaso al pozo oscuro de mí mismo (v. 9)

– y toda claridad se ahoga en el profundo pozo de la reflexión.

(v. 14)

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1 Señalamos la influencia del poema de Vicente Aleixandre «En el fondo delpozo» con subtítulo «(el enterrado)» del libro Espadas como labios (1931).

– o el pozo infinito donde el tacto deja de gravitar en el enmas-

carado caparazón de los átomos. (v. 55)

– vueltos también al pozo impenetrable de nosotros mismos (v. 81)

Construye Juan Bernier este último conjunto con poemas quecontinúan el motivo central de la última sección de Poesía en seistiempos, es decir, los que pertenecen al «Tiempo de ahondar». Asílo atestiguan los títulos «En el pozo del yo», «Sin límites» o «Mo-ral». En el pozo del yo se estructura en dos partes desiguales ennúmero de poemas y valor literario. La primera titulada «En elpozo del yo» encierra dieciocho piezas nuevas; la segunda, titula-da «Homenaje», recopila cinco composiciones de otra época pro-bablemente desechados en los libros publicados de las que desta-camos el soneto «A Córdoba» perteneciente al primer Bernier, conel que finaliza el libro. En estos nuevos poemas encontramos unBernier metafísico, misterioso, despojado y desnudo ante sus pre-guntas sin respuestas que trata de buscar y hallar en lo más pro-fundo de su ser.

LA COMPASIÓN PAGANA DE JUAN BERNIER

El discurso de Bernier no dejó de ser social, reflexivo y exis-tencialista, emparentándose así con poetas de la talla del expre-sionista alemán Franz Werfel o con la poesía monstruosa de Dá-maso Alonso en Hijos de la ira (1944). Al igual que Bernier, FranzWerfel fue un pensador que utilizó la poesía como cauce de ex-presión de ideas, no tanto de sentimientos, en cualquier caso, con-tenidos. La similitud de ambos poetas es clara también en la ex-presión, especialmente, de la primera etapa de nuestro poeta. Esta

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relación se evidencia más en concreto en el estremecedor poemade Werfel 1 «Jesús y el camino de las carroñas».2

No obstante, es la figura del filósofo Schopenhauer quien másinfluye en el pensamiento de Bernier.3 Las obras de Schopenhauery Bernier arrancan de una análoga reflexión y experiencia del do-lor; del dolor experimentado de una manera profunda y omni-presente, cargado de oscuras significaciones. El hombre viene adebatirse en un turbio océano de necesidades y pasiones. Por estehecho Cernuda supone un eslabón en esta línea de pensamientoque lo une a Bernier al considerar la dicotomía «realidad y de-seo», términos que corresponderían a los de representación y vo-luntad, según Schopenhauer. Retomando el análisis de Clement-son sobre el pensamiento de Bernier, leemos:

Bernier había leído muy bien al filósofo alemán, y con sinté-

tica claridad expositiva se recrea repitiendo el pensamiento de su

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1 Parece oportuno comprobar la estrecha relación que tiene algunos títulos no-velísticos de Werfel con los poemas de Bernier. Así, La culpa es de la víctima y nodel asesino (1915) en «Pero él llamaba a la muerte» o «Nadie debe morir» o El pla-neta de los nonatos (1946) en el poema «Madre».

2 Se refiere al poema «Jesus und der Äser - Weg» que puede encontrarse enFranz Werfel, Gedichte aus den Jahren 1908-1945, S. Fischer, Gebundene Ausga-be, Frankfurt, 1992. Probablemente, Bernier lo leyó en la única versión bilingüede la poesía de Werfel hasta la fecha realizada por Dorotea Patricia Latz en 1940:Poesías (prólogo, selección y traducción de Dorotea Patricia Latz), Yunque, Col.Poesía en la mano, 18, Barcelona, 1940.

3 De hecho podría relacionarse incluso intertextualmente el pensamiento y lapoesía de Bernier con numerosas tesis como la siguiente de El mundo como vo-luntad y representación, la emblemática obra del filósofo alemán:

…y a este mundo, teatro del dolor de seres atormentados y angustiados, quesubsisten a condición de devorarse los unos a los otros…, a este mundo se le ha que-rido adaptar un sistema de optimismo y presentarlo como el mejor de los mundosposibles. El absurdo clama a gritos.

maestro predilecto: «El hombre […] no es nada más que volun-

tad, deseos encarnados, un compuesto de mil necesidades» que

apenas satisfechos vuelven a renacer. El hombre es un animal,

víctima anhelante y dolorosa de un permanente deseo, que nun-

ca puede ser colmado. De ahí su irredimible necesidad, nuestra

constitutiva carencia, origen de todos nuestros males. Siguiendo

al pensador de Danzig, la única salvación filosófica del dolor,

para Bernier, radicará en la anulación o negación de todo deseo,

en escapar al mundo de la «voluntad» por medio de la abstención

total máxima posible, por la ataraxia, o la misma inercia dioni-

síaca que puede brindarle el vino, el embotar la agudeza de los

sentidos.1

Pero el refugio de Bernier ante el convencimiento pesimista noserá la autodestrucción que se intuye en las palabras anterioresde Clementson, sino el rescate de pequeños ámbitos o parcelas delibertad, de momentánea felicidad y serenidad personales, a losque sí puede tener acceso fácilmente, como el grato mundo de losamigos, las tertulias, los libros, la música, el arte, la arqueología,la Naturaleza o el sexo. En definitiva, será en la representacióndel mundo, en la contemplación reflexiva, en la voluntad artísti-ca o en el deseo de la creación donde resida el poder consolatoriodel arte.

Por último, Clementson continúa en su artículo desarrollandola vinculación de nuestro poeta con la schopenhaueriana moralde la compasión, línea constitutiva de la personalidad de Berniercomo poeta y como hombre, que se manifiesta en el deseo de jus-

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1 Carlos Clementson, op.cit., pp. 66-67.

ticia y amor a los hombres, en su búsqueda metafísica de la uni-dad cósmica por medio del desinterés y la negación de la volun-tad individual:

En concreto: su profunda piedad hacia la menesterosa y su-

friente condición humana […] Frente al egoísmo y la maldad,

frente a quienes sólo pretenden vivir para sí mismos, indiferentes

al dolor de los otros, frente a quienes postulan el mal ajeno en

aras de violentas ideologías o de su escueto afán de poder, Ber-

nier se adscribe a la moral schopenhaueriana (la que, en su co-

razón de humanista se funde al espíritu evangélico y a la pietas

romana) que nos preceptúa morir a nosotros mismos en un cier-

to estado interior de extinción de todo deseo, y nos invita a ver en

todo hombre y en toda criatura a un hermano, abierto el cora-

zón a una esponjosa simpatía universal.1

En conclusión, la poesía de Juan Bernier postula una regene-ración moral del hombre a partir del desinterés y la negación dela voluntad individual; regeneración que él advierte casi utópica,pero que puede rendir, quizá, sus frutos en una activa limitacióna un círculo pequeño, el de su particular trato cotidiano.

Una amplísima zona de su obra, desde Aquí en la tierra has-ta su poesía última, más que bajo etiqueta social, cívica o políti-ca alguna, cabría inscribirla bajo el signo de la moral, ajena a cual-quier ideología y, por supuesto, a cualquier religión. En este punto,el membrete de «La compasión pagana» utilizado para este pró-logo adquiere completa significación al entender la compasión

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1 Carlos Clementson, op. cit., p. 68.

como un don inherente al ser natural, no impuesto por un dogmareligioso o ideológico. Una compasión, pues, pagana y heterodo-xa. Sobre esta idea quisiera traer a colación una reflexión de LuisGarcía Montero a propósito de Luis Cernuda que bien podemosaplicar también a nuestro poeta. Es la siguiente:

Para que existan los dioses parece obligado que los hombres

no tengan muy buena opinión de sí mismos, que duden de sus in-

tenciones y de su decencia, que sean proclives a sentirse pecado-

res. El individuo religioso se maltrata, alberga una pobre imagen

de su autonomía moral, de su capacidad de resistencia ante las

tentaciones, y necesita una totalidad en la que diluirse.1

Probablemente de esa totalidad en la que el individuo religio-so puede diluirse sin más conflictos surja la voz disidente de esatranquilidad existencial que protagoniza el segundo libro de Ber-nier, titulado precisamente Una voz cualquiera. Recordemos, porejemplo, de este libro la voz excluida socialmente, pero legítima ylibre que protagoniza el poema «Borracho»:

así, aun cuando tu escolta me aparte, indignada de mis harapos

sucios,

yo, un hombre borracho, te gritaré desde fuera,

porque, en verdad, ver claro me ha resultado demasiado amargo

y el vino es para mí, cada día, como un agua para apagar una

hoguera de angustia.

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1 Luis García Montero, Inquietudes bárbaras, Anagrama, 2008, p. 76.

Tanto Cernuda como Bernier supieron que cualquier hombrepuede existir sin Dios, pero que ningún Dios existe sin los hom-bres. Por ello Bernier se enfrentará al problema de Dios como unaentelequia despiadada del hombre. La heterodoxia de Bernier serefleja en una poesía ética, escrita desde el más notable instintohumano, el de la compasión y la magnanimidad al margen de con-fesionalismos ideológicos o recompensas futuras. La plena y sal-vadora justificación humana la encontrará, como su maestro ale-mán Schopenhauer, en esa ya apuntada ética de la compasión,manifestada en la justicia comprensiva y el amor a las criaturas,por encima de credos, de razas, de tiempos o ideologías. Junto alo heterodoxo podemos añadir lo pagano como alternativa posi-ble a cualquier creencia, siempre que sea posible la libertad realdel individuo, su disidencia necesaria, su compasión humana, sugoce vital, su instinto amoroso.

Bernier asumió pronto –como Luis Cernuda en el «Soliloquiodel farero»– la ética del individuo que defiende la soledad de suconciencia, más allá de mandatos partidistas, patrióticos o reli-giosos, para mantener la verosimilitud moral de sus vínculos conlos otros. La paradoja del comediante de Diderot (consistente enque sólo un actor minuciosamente adiestrado en el arte de fingirpuede resultar verosímil en un escenario) es análoga a la funcióndel farero cernudiano. En palabras de García Montero: «el poetaes como el farero que acepta la vida solitaria de su torreón paraevitar que las navegaciones colectivas acaben estrellándose en losarrecifes».1 La luz de este faro es, sin duda, una verdad íntimaque se hace colectiva y se aleja de las inútiles torres de marfil.

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1 Luis García Montero, op.cit., p. 164.

El libro Las nubes (1940 y 1943), de Cernuda, uno de los más

bellos libros de la Guerra Civil, donde lo elegíaco alcanza su ple-

nitud, debió impresionar a Bernier y probablemente inspirar el tí-

tulo de su primer libro. Baste citar la última estrofa del poema

cernudiano «A un poeta muerto (F.G.L.)», una sentida elegía a

su amigo Federico García Lorca. En él hallamos no sólo el título

bernieriano Aquí en la tierra, que entendemos como un enlace in-

tertextual, sino también detectamos las seis constantes de la obra

poética de Bernier tal y como él mismo la estructuró en 1977 con

la edición de Poesía en seis tiempos:

Halle tu gran afán enajenado

El puro amor de un dios adolescente TIEMPO DE DESEO

Entre el verdor de las rosas eternas; TIEMPO DEL SUR

Porque este ansia divina, perdida aquí

en la tierra,

Tras de tanto dolor y dejamiento, TIEMPO DEL HOMBRE

Con su propia grandeza nos advierte

De alguna mente creadora inmensa, TIEMPO DE DIOS

Que concibe al poeta cual lengua

de su gloria TIEMPO DE AHONDAR

Y luego le consuela a través de la muerte. TIEMPO DE MUERTE

A MODO DE CONCLUSIÓN

Como hemos visto, la tendencia literaria de Bernier se dirige

hacia la tradición de la sátira y condena de las desigualdades so-

ciales, por un lado (la compasión humana). Por otro, encontra-

) 28 (

mos una línea dirigida a la expresión de los sentidos en libertad,

del erotismo y de la homosexualidad como conflicto y liberación

(la paganidad). En definitiva, son textos que denuncian, de algu-

na manera, la decadencia de un mundo que es hipócrita desde la

base social donde el hombre se anula a sí mismo con reglas in-

comprensibles que someten al sujeto a un sistema cerrado de va-

lores alejados de la Naturaleza.

Bernier es un poeta sensorial y ético, profundamente reflexivo

y comprometido que cultivó la poesía como medio de expresión

de una verdad íntima muy ajena a cualquier postura o impostu-

ra. Una poesía coherente con el individuo que fue, una poesía que

lo define en un aspecto fundamental: el valor de la vida en sí mis-

ma. De ahí nace la moral de la compasión por aquellos que no

pueden disfrutarla y por él mismo, que como todo ser humano tie-

ne que enfrentarse a la muerte. De ahí que sean grandes temas

universales los que acompañan a Bernier en toda su obra: la vida,

el amor, el hombre, la muerte o Dios. En fin, interrogantes tras-

cendentales, conflictos humanos a los que se enfrentan desde la

razón, desde una postura limpia y heterodoxa, indagadora no ya

en el pensamiento de un filósofo, sino en el sentir de un hombre

que escribe poesía. Podríamos decir, por último, que la poesía de

Bernier va adelgazando en la forma y aumentando en aire meta-

físico como una hermosa cuerda que va deshilachándose confor-

me gira en el tiempo de la vida hasta convertirse en una hebra lu-

minosa y esencial.

Para concluir esta presentación de la poesía completa de Juan

Bernier quisiera retomar las palabras iniciales de este prólogo para

reivindicar la figura y la obra de uno de los poetas más singula-

) 29 (

res e interesantes de la posguerra española y, sin embargo, ape-nas conocido por la escasa difusión de su obra. Con esta ediciónrestituimos y ofrecemos la voz de un poeta único y ejemplar y, enese sentido, espero que estas reflexiones hayan estado a la alturade la misma. Ahora el lector tiene la oportunidad de estimar lapoesía de Juan Bernier como realmente se merece.

DANIEL GARCÍA FLORINDO

Sevilla, enero de 2011

) 30 (

E S T A E D I C I Ó N

Se recopila en este volumen toda la producción poética de JuanBernier (1911-1989), una dilatada trayectoria en el tiempo (1948-1982) que conformó sus cuatro libros con largas pausas tempora-les: Aquí en la tierra (1948), Una voz cualquiera (1959), Poesíaen seis tiempos (1977) y En el pozo del yo (1982).

En 1977 Juan Bernier publica Poesía en seis tiempos, donde re-coge la mayoría de sus poemas escritos hasta esa fecha. En lugarde ordenarlos cronológicamente, Bernier optó por agrupar los po-emas en torno a seis temas, proponiéndonos en cada caso una lec-tura inversa, esto es, desde el presente al pasado, desde los poe -mas inéditos a los poemas publicados veinte o treinta años antes.Asumiendo el riesgo de hurtar a los lectores la evolución de su es-critura, el poeta nos ofrecía de esa forma las claves de su mundopoético.

Los poemas aquí presentados son las últimas versiones que elpropio autor actualizó para la reordenación de su obra en el vo-lumen Poesía en seis tiempos. Aseguramos así la voluntad delautor editando la última versión de cada poema, pero siguiendoel orden original de cada libro, por lo que los poemas antiguos re-copilados en Poesía en seis tiempos se extraen de esta obra paracolocarlos en el libro correspondiente. De este modo, los poemasque presentamos aquí bajo el título Poesía en seis tiempos sonlos que en 1977 se publicaron como inéditos. Con respecto a lospoe-mas antiguos no recopilados en libros, sino en revistas los ubi-camos por orden de aparición en Poesía en seis tiempos e indica-mos a continuación su procedencia:

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TIEMPO DEL SUR

Marzo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Almotamid, Larache, julio 1950, n.p.

Primavera . . . . . . . . . . . . . . . . . Alcazaba, núm. 10-11.

Te hablaré . . . . . . . . . . . . . . . . . Revista de literatura, tomo 1, n.º 1, 1952,

pp. 96-97.

Crepúsculo . . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Verano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Alfoz, n.º 4, Córdoba, septiembre-octubre,

1952, n.p.

Agosto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Caracola, n.º 24, Málaga, 24 octubre,

1954, n.p.

Canto del Sur . . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º 1, 1.ª época, octubre 1947,

pp. 6-7 [8-9 ed. facs].

TIEMPO DE DESEO

Amante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Deseo pagano . . . . . . . . . . . . . . Aquí en la tierra.

Miro, ansiosamente miro . . . . . . Aquí en la tierra.

Sierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º 3, 1.ª época, febrero, 1948,

p. 4 [38 ed. facs].

Tierra de amor . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º 5, 1.ª época, junio, 1948,

p. 9 [75 ed. facs].

Deseo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º 5, 1.ª época, junio, 1948,

p. 9 [75 ed. facs].

Unos miran . . . . . . . . . . . . . . . . Revista desconocida.

TIEMPO DEL HOMBRE

Los políticos . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Poema de la gente importante . . Una voz cualquiera.

Los monstruos . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

) 32 (

Ciudad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Los suplicantes . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Oda a Vicente Aleixandre . . . . . Una voz cualquiera.

Pero él llamaba a la muerte . . . . Aquí en la tierra.

Aquí en la tierra . . . . . . . . . . . . Aquí en la tierra.

TIEMPO DE MUERTE

Los muertos. . . . . . . . . . . . . . . . Caracola: revista malagueña de poesía,

n.º 88, feb.1960.

El grupo Cántico de Córdoba.

(Un episodio clave de la historia de la

poesía española), Madrid,

Editora Nacional, 1976.

Morir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aquí en la tierra.

TIEMPO DE DIOS

Poema del bien y del mal. . . . . . Una voz cualquiera.

Borracho . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º 11-12, 2.ª época, 1956,

[p. 423 ed. facs].

Una voz cualquiera.

Cristo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

Oración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Raíz, n.2, Madrid, junio 1948, p. 6.

Arcángel, n.º 3, Córdoba, septiembre,

1953, n.p.

Una voz cualquiera.

Elegía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Una voz cualquiera.

) 33 (

TIEMPO DE AHONDAR

Corazón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º4, 2.ª época, octubre-no-

viembre, 1954, [p. 221-222].

Una voz cualquiera.

Interrogación . . . . . . . . . . . . . . . Cántico, n.º 4, 1.ª época, abril, 1948,

[p. 53, ed. facs].

Aquí en la tierra.

En la última sección de este volumen titulada «Poemas recogi-dos en revistas» recopilamos por este orden de aparición las anti-guas composiciones no publicadas en Aquí en la Tierra ni en Unavoz cualquiera. Junto a estos poemas antiguos incluimos en estamisma sección los poemas posteriores a Poesía en seis tiempos yal último libro En el pozo del yo publicados igualmente en revis-tas y que confiere, sin duda, a este conjunto un valor añadido:

«Suicidio», «Belleza sucia la del mundo…» y «Bienaventura-

dos los que no crean…» se publicaron conjuntamente en la revis-

ta jerezana Fin de Siglo 1 en 1983. Por otro lado, encontramos la

versión definitiva del mencionado «Suicidio» bajo el nuevo títu-

lo de «Materia» en la revista murciana Arrecife.2 Por último, pre-

sentamos la «Oda al pequeño Alfonso»3 y un poema aparecido

) 34 (

1 Fin de Siglo. Revista de Literatura, n.º 6-7, Jerez de la Frontera, diciembre1983, p. 72.

2 Arrecife. Revista Literaria, n.º 13-14, Murcia, marzo 1985, p. 31.3 Publicado por primera vez en la Revista de Feria, de Fernán Núñez, 1982.

Trece años más tarde apareció en la antología Los dioses innúmeros (selección ynotas de Carlos Clementson), Cuadernos de Ulía, n.º XLIII, Jorge Huertas ed., Fer-nán-Núñez, 1995, p. 18.

póstumamente («El muchacho, como paloma aleteante…») que

Luis Antonio de Villena aportó a la revista Signos 1 en 1991.

Utilizamos las siguientes ediciones para llevar a cabo esta obra:

– Aquí en la tierra, Cántico (Tercer número extraordinario,otoño), Córdoba, 1948. [Edición facsímil, Diputación de Córdo-ba, 1980.]

– Una voz cualquiera, Ágora, Madrid, 1959.– Poesía en seis tiempos, Editora Nacional, Madrid, 1977.– En el pozo del yo, Arenal, Jerez de la Frontera, 1982.

OTROS CRITERIOS DE EDICIÓN

Entre las dificultades de la transcripción de los poemas se en-cuentran algunas peculiaridades ortográficas que se han someti-do a un proceso de corrección y homologación en todos los textos:

– Se ha adaptado la ortografía a la actual normativa acadé-mica, siendo la acentuación un aspecto comentable. Por ejemplo,en un caso se ha mantenido la palabra *líbido, en lugar de la co-rrecta libido, para no afectar al ritmo del verso alejandrino (ba-chilleres en líbido, carcamales de prisas), concebido por el autor.En los casos del adverbio sólo y de los pronombres demostrativostampoco seguimos la tendencia que indica la Real Academia Es-pañola en su Ortografía de la lengua española (2010), y se man-tiene la ortografía tradicional (anterior a 1999).

– Se ha corregido el uso de las mayúsculas sin tildar.

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1 Signos, 11/12. Madrid, 1991.

– Se ha mantenido el uso de la mayúscula para los meses delaño por ser un rasgo estilístico que el autor utiliza para destacarla prosopopeya.

– Se respeta la puntuación del autor, especialmente en su pri-

mera etapa, que en muchos casos mantiene la pausa versal con

función ortográfica, prescindiendo así de la coma correspondien-

te (Inmóviles escuchas de la tarde / puros dioses de mármol sobre

el verde).

– Igualmente, respetamos las ediciones anteriores donde se

prescinde de la coma que debe separar al vocativo (¡Oh siglos,

volved!) en fórmulas imprecatorias donde también se mantiene

en minúscula la palabra que sigue tras el signo de cierre excla-

mativo (¡Oh! miro, ansiosamente miro).

– Se han añadido los signos de apertura exclamativos o inte-

rrogativos, a pesar de la tendencia anglosajona seguida en las edi-

ciones anteriores.

–Se ha mantenido la preferencia del autor por el prefijo tras-

(trasparentes, traslúcido), en lugar de la forma trans-, especial-

mente en su primera etapa.

–Se ha mantenido el xenismo cocktail, en lugar de cóctel para

respetar en el contexto del poema «Aquí en la tierra» la connota-

ción de esnobismo que el poeta pudo procurar con esa palabra.

En el caso de la palabra ghetto, se ha preferido, sin embargo, el

vocablo adaptado gueto.

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