In crescendo. Arte para el mañana. En In Crescendo. Incorporaciones recientes a la Sección de...

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In crescendo. Hrte para el mañana El 2 de agosto de 1917, sólo unos pocos meses después de haber sido creado por Real Decreto el Museo de Cáceres, se reunían en el despacho del Gobernador Civil de la provincia las personas que formaban la Comisión Provincial de Monumentos; presidía el Marqués de Colomi- na, a la sazón titular del Gobierno Civil, y el listado de los vocales que asistían impresiona, por tratarse de personajes fundamentales en la cultura cacereña: Publio Hurtado, vicepresi- dente de la Comisión y académico correspondiente de la Real de Bellas Artes de San Fernan- do; Juan SanguinoMichel, académico correspondiente de la Real de la Historia y conservador- director del Museo; Gustavo Hurtado, profesor de Dibujo del Instituto, académico correspondiente de Bellas Artes e hijo de Publio Hurtado; Eloy Sánchezde la Rosa,académico correspondiente de la Real de la Historia, senador del reino y uno de los principales valedores en la Corte del proyecto de creación del museo, y Antonio C. Floriano Cumbreño, profesor de la Escuela Normal, académico correspondiente de la Real de la Historia e inspector de Monu- mentos, que actuaba como secretario de la Comisión Provincial. En aquella ocasión, se deba- tía algo tan importante como el carácter, contenido y futuro del Museo de Cáceres, y de aquella discusión salió la institución que hoy conocemos. Como sabemos, el Museo había comenzado su andadura en el Instituto de SegundaEnseñanza con el impulso de la Comisión Provincial de Monumentos, y desde sus comienzos había tenido un marcado carácter arqueológico dado por las características de las primeras piezas ingresa- das. De hecho, la intención inicial había sido llamarle "Museo Arqueológico Escolar", aunque el segundo calificativo rápidamente desapareció del título por iniciativa de la Comisión, reti- cente a que el proyecto se limitara a una pequeña colección académica, ya que había vislum- brado la posibilidad de constituir un verdadero museo provincial. A pesar de esa decantación por la Arqueología, ya desde los primeros momentos el museo incorpora pinturas, grabados y fotografías por adquisición o donación, lo que amplía evidentemente su campo de interés a las Bellas Artes y va gestando de hecho un museo de amplio espectro que aspira a presentar el Patrimonio histórico y artístico de la provincia. No obstante, para la creación oficial del Museo, la Comisión Provincial de Monumentos se había acogido al Real Decreto de 24 de julio de 1913, que ordenaba la creación de Museos provinciales de Bellas Artes en aquellas capitales de provincia que aún carecieran de ellos.

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In crescendo. Hrte para el mañanaEl 2 de agosto de 1917, sólo unos pocos mesesdespuésde haber sido creado por Real Decretoel Museo de Cáceres, se reunían en el despacho del Gobernador Civil de la provincia laspersonasque formaban la Comisión Provincial de Monumentos; presidía el Marqués de Colomi-na, a la sazón titular del Gobierno Civil, y el listado de los vocales que asistían impresiona,por tratarse de personajes fundamentales en la cultura cacereña: Publio Hurtado, vicepresi-dente de la Comisión y académico correspondiente de la Real de Bellas Artes de SanFernan-do; Juan SanguinoMichel, académico correspondiente de la Realde la Historia y conservador-director del Museo; Gustavo Hurtado, profesor de Dibujo del Instituto, académicocorrespondiente de Bellas Artes e hijo de Publio Hurtado; Eloy Sánchezde la Rosa,académicocorrespondiente de la Real de la Historia, senador del reino y uno de los principales valedoresen la Corte del proyecto de creación del museo, y Antonio C. Floriano Cumbreño, profesor dela EscuelaNormal, académico correspondiente de la Real de la Historia e inspector de Monu-mentos, que actuaba como secretario de la Comisión Provincial. En aquella ocasión, se deba-tía algo tan importante como el carácter, contenido y futuro del Museo de Cáceres, y deaquella discusión salió la institución que hoy conocemos.

Como sabemos, el Museohabía comenzado su andadura en el Instituto de SegundaEnseñanzacon el impulso de la Comisión Provincial de Monumentos, y desde suscomienzos había tenidoun marcado carácter arqueológico dado por las características de las primeras piezas ingresa-das. De hecho, la intención inicial había sido llamarle "Museo Arqueológico Escolar", aunqueel segundo calificativo rápidamente desapareció del título por iniciativa de la Comisión, reti-cente a que el proyecto se limitara a una pequeña colección académica, ya que había vislum-brado la posibilidad de constituir un verdadero museo provincial. A pesar de esa decantaciónpor la Arqueología, ya desde los primeros momentos el museo incorpora pinturas, grabados yfotografías por adquisición o donación, lo que amplía evidentemente su campo de interés alas Bellas Artes y va gestando de hecho un museo de amplio espectro que aspira a presentarel Patrimonio histórico y artístico de la provincia.

No obstante, para la creación oficial del Museo, la Comisión Provincial de Monumentos sehabía acogido al Real Decreto de 24 de julio de 1913, que ordenaba la creación de Museosprovinciales de Bellas Artes en aquellas capitales de provincia que aún carecieran de ellos.

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Este texto legal estaba redactado con la suficiente ambigüedad como para dejar abierta lapuerta a que los museos que se creasen pudieran ser no sólo de Bellas Artes, sino tambiénarqueológicos, ya que incluía entre las colecciones que podían ingresar en ellos "las obras dearte y objetos históricos propiedad del Ayuntamiento, Corporaciones oficiales, eclesiásticas,civiles y particulares que las cedan en propiedad o en depósito". Pero a pesar de ello, enaquella crucial sesión de la Comisión a que nos hemos referido, don Publio Hurtado manifes-taba sus dudas de que la recién nombrada Junta del Patronato del Museo "pudiera extendersu acción a lo arqueológico que comprendía el [museo] fundado por la Comisión"; es decir, nose trataba ya de un museo arqueológico que incorporaba obras de arte, sino al contrario, unMuseo de Bellas Artes reconocido legalmente del que se debatía si podía o no continuar consu tarea de acopio y difusión del Patrimonio Arqueológico de la provincia. La discusión quesiguió a tal intervención ha marcado la historia del Museo de Cáceres durante los últimosnoventa años, porque el propio director del mismo, Juan Sanguino Michel, expuso:

... que las gestiones de ésta (la Comisión) se encaminaron siempre a que alcanzaran losbeneficios a nuestro Museo que se señalan en el Real Decreto de 24 de julio de 1913, ycomo se enviaron informes de cuanto contenía, y se recibió visita especial de Inspec-ción, era para él claro que el Museo era indivisible y que todo él debiera ser entregado ala Junta de Patronato cuyo nombramiento había sido hecho por el Ministerio con plenoconocimiento del carácter artístico y arqueológico del Museo.

La idea de Sanguino, que fue apoyada por los demás miembros de la Comisión, es la que diseñapara el futuro un museo que comprende colecciones arqueológicas y artísticas, las cuales van aconvivir en el espacio museográfico inicial del Instituto de Segunda Enseñanza y, desde 1933hasta 1972, en la Casa de las Veletas. De hecho, cuando se inicia el libro de actas de la Junta delPatronato del Museo, éste queda titulado "Museo Provincial de Bellas Artes de Cáceres", deno-minación que se mantiene en los documentos internos de la institución hasta que a principios delos años sesenta del siglo XX comienza a imponerse la denominación de "Museo Provincial", queexplica mejor el amplio abanico de intereses en lo que se refiere al crecimiento de sus coleccio-nes, las cuales ya no sólo abarcaban lo arqueológico y lo artístico, sino también lo etnográfico.En ese museo, ninguna de las secciones es más importante que la otra, pero tampoco menos.

Con la creación del Ministerio de Cultura, nuestro museo, ya integrado en el Patronato Nacio-nal desde 1970, comienza a ser designado solamente como "Museo de Cáceres", al igual quesucede en otras ciudades españolas donde los museos mantienen sus tres secciones de Bellas

Artes, Arqueología y Etnografía, ahí tenemos los ejemplos de los Museos de Pontevedra,Zamora, Teruel, Guadalajara, etc. Encontramos también centros que, careciendo de coleccio-nes etnográficas, mantienen sussecciones de Arqueología y Bellas Artes como sucede con losMuseosde Huelva, Lugo, Cuenca, Burgos, Huesca, Navarra y un largo etcétera que sería proli-jo detallar- Todo esto no impide que muchas personasde Cáceres, a veces desconocedorasdelcontenido del Museo, sigan llamándolo de mil maneras incorrectas (Museo ArqueológicoProvincial, Museode las Veletas, MuseoProvincial, etc.) resultando incomprensible la dificul-tad de que arraigue la única denominación oficial de "Museo de Cáceres", que, por otraparte, es la más sencilla,

Sea como fuere, la evidencia es que el Museo de Cáceres es desde su origen una instituciónque funciona no sólo como MuseoArqueológico, sino también Etnográfico, y -con una antiguay decidida vocación- de Bellas Artes, Sus creadores manifestaron de manera palmaria lavoluntad de que fuese una institución "indivisible", y así ha sido en su ya larga historia; laSección de Bellas Artes ha sido siempre, y continúa siéndolo, una de las que encierra mayoratractivo para los usuarios, y también una de las que ha recibido mayor atención por parte delos sucesivos directores, debiendo ser considerada no un apéndice de la institución, sinoparte esencial de la misma. Así, cuando la Sección de Bellas Artes se instaló en la CasadelMono en 1972 nunca dejó de pertenecer orgánicamente al Museopese a su separación física;de hecho, entre ese año y 1976 el despacho del director estuvo en la Casadel Mono a causade las obras de remodelación de la Casade las veletas. Años después, cuando se plasmó enuna feliz realidad el proyecto de Antonio Álvarez, la Sección de Bellas Artes quedó instaladaen la Casa de los Caballos, recobrando el Museo su unidad espacial, de forma que las tressecciones pueden visitarse hoy en día en un solo complejo museístico sin que el usuario tengaque salir a la calle.

No han faltado, sin embargo, intentos de distorsionar la realidad histórica presentando lasección de Bellas Artes como una suerte de añadido apócrifo e incómodo para el Museo, alque se quiso atribuir un carácter exclusivamente arqueológico. En septiembre de 2000, estavisión interesadamente falsa protagonizó una efímera campaña en la prensa local que soste-nía que había existido un MuseoArqueológico en la Casade las Veletas y uno de Bellas Artesen la Casa del Mono, como si se tratara de dos instituciones diferentes, y proponía ladesmembración del Museo de Cáceres, separando su sección de Bellas Artes para crear unnuevo Centro de Arte en la ciudad, lo cual "dejaría espacio para nuevos fondos en el Museo

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Arqueológico". Afortunadamente, tan directo ataque a la esencia misma del Museono prospe-ró -no podía- al ser identificado como la expresión de "intereses y ambiciones personales".Quedó clara la existencia de un solo museo, en el que la Arqueología, la Etnografía y las BellasArtes conviven en perfecta armonía e igual consideración. Por todo lo dicho, no se comprendeque todavía hoy, personasdesinformadas crean y sostengan que Cáceres carece de un museode Bellas Artes, atribuyéndole al nuestro un contenido únicamente arqueológico.

Cada vez que el Museo de Cáceres adquiere una obra está, como cualquier otro, cumpliendouna de sus funciones principales. Según la definición que da el Consejo Internacional deMuseos(ICOM) "el museo es una institución permanente, sin fines de lucro, al servicio de lasociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, difunde yexpone los testimonios materiales del ser humano y su entorno para el deleite del públicoque lo visita". Yaen la propia descripción de la institución se refleja la importancia que parael museo tiene la adquisición de obras nuevas.

Además, es una manera de demostrar que se trata de una institución viva, en movimiento y,sobre todo, en continuo crecimiento, con interés por actualizarse y por integrarse en la socie-dad, en general, y en la comunidad en la que está ubicada, en particular. No se trata, portanto, de un almacén que conserva la colección de obras con la que se fundó, sino que hay uninterés por actualizarse, a través de las adquisiciones. En todo caso, a la hora de adquirirobras, el museo se rige por unos criterios, no se trata de un "todo vale", sino que se basa enuna política de adquisiciones establecida previamente, cuyo objetivo es mejorar y completarel discurso museológico, bien cubriendo las lagunas que presenta o bien reforzando algunassecciones. Pero siempre de una manera lógica y coherente y, dentro del presupuesto estable-cido, en el caso de las compras.

En general, una obra puede ingresar en el museo de dos maneras, por asignación -pasan aformar parte de la colección estable- o en depósito -ingresan por un periodo de tiempo máso menos largo, pero sin peder su anterior titularidad-o En el caso del Museo de Cáceres, altratarse de un Museo de Titularidad Estatal gestionado por la Junta de Extremadura, losdepósitos pueden ser de dos tipos, estatales o no estatales, siendo, en este segundo grupo,los de la Junta de Extremadura el principal medio de ingreso. Esdecir, es la Junta de Extre-madura la que realiza la compra o acepta la donación de la obra y la asigna al Museo deCácerespara incrementar susfondos.

Dentro de las asignaciones hay varias modalidades: adscripción por decomiso, son bienesrecuperados por el Estado provenientes de decomiso, principalmente excavaciones y exporta-ciones ilegales; compra, que es la principal, en la cual la Administración puede hacer uso delos derechos preferentes de tanteo y retracto; dación, que es la posibilidad de pagar impues-tos con bienes integrantes del Patrimonio Histórico Español; donación, transmisión gratuitapor parte del titular; herencia o legado, según si se trata del conjunto de los bienes o de unbien concreto, señalado en un testamento; excavación, en el caso de los bienes arqueológi-cos; expropiación, la Administración tiene la posibilidad de expropiar Bienes de InterésCultural si el titular no cumple las obligaciones contraídas; ordenación, es la decisión deltitular de modificar la asignación de fondos de su propiedad respecto al museo al que sedestinan; permuta, es un contrato por el cual cada una de las partes se obliga a dar una cosapara recibir otra, la ley sólo las permite entre Administraciones Públicas y con los bienes delEstado con los de otro Estado; premio, las obras premiadas o seleccionadas en un concurso ocertamen; usucapión, adquirir la propiedad de un bien por la posesión continuada, de buenafe, sin que el propietario la reclame.

Cuandoentra una obra nueva en el museo, lo más normal es que -tras su estudio- se destineen un primer momento al almacén. No es frecuente que se instale directamente en la exposi-ción permanente, ya que ésta suele estar montada siguiendo una línea museológica concreta,que no puede estar modificándose continuamente con cada nuevo ingreso. Esto no impide quecada cierto tiempo, y según la importancia de los ingresos, la exposición permanente se actua-lice y se incluyan en ella las últimas adquisiciones. Hasta ese momento, a través de exposicio-nes temporales como la que presentamos, el público puede conocer las obras que han entradoen el museoen los últimos añosy la manera en que cada obra lo ha hecho; en nuestro museo,es práctica habitual la celebración de estas exposiciones, y no es infrecuente que en ellas sepreste una atención especial al arte extremeño. Sin ir más lejos, durante el verano de 2007pudo visitarse la muestra "Artistas extremeños en la colección del Museode Cáceres", y en losúltimos añosse han realizado también, con obras de nuestra colección, las exposiciones "12 deAquí" (1 y 11) y "Objetivo: la luz". En esta misma muestra que presentamos ahora, más de lamitad de las obras son de creadores nacidoso vinculados directamente a Extremadura.

Esen este rico y variado contexto donde cabe enmarcar el continuo crecimiento de la colecciónartística del Museo de Cáceres; en la tradición iniciada hace más de cien años de acopio deobras de grandes artistas -no sólo extremeños- se ha seguido trabajando en todas las épocas

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de la andadura del museo incorporando nuevas obras a los fondos, no sólo mediante la adquisi-ción, sino también propiciando las donaciones y depósitos, a menudo de los propios artistas.Fundamentalmente desde los años ochenta del siglo pasado el Museo ha visto incrementados susfondos con la magnífica colección de arte contemporáneo español reunida por la Excma. Dipu-tación Provincial en el desaparecido Museo de Arte Contemporáneo que ocupó la Casa de losCaballos hasta mediados de aquella década. Por esos mismos años, se comienza a gestar lacolección de artistas extremeños consolidada ya tras la transferencia a la Junta de Extremadura(1989); de 1983 es el ingreso de la que puede considerarse primera obra de arte de vanguardiaen la colección del Museo de Cáceres: el lienzo "lsaac Cardoso (de la Serie Siberia Extremeña)"de Wolf Vostell; dicha obra fue donada en aquel momento por su esposa, Mercedes Guardado deVostell, e inicia la que hoy puede considerarse como la más numerosa y completa colección dearte contemporáneo extremeño en nuestra provincia,

Fotografia del DiarioHOY reflejando ladonación de la obrade Wolf Vostell alMuseo de Cáceres.

Posteriormente y en la actualidad, los ingresos son mayoritariamente depósitos de la Junta deExtremadura; éstos se verifican de diferentes formas; en el caso de las obras que ahoradamos a conocer, la principal es la compra, que puede realizarse directamente al artista,como ocurrió con las obras de Gastón Orellana "La Peste", las de Abigail Narváez, "On theroad again" e "Identidad colectiva, identidad individual" y con las tres obras de LourdesMuri-llo, "Parangaria", "Azul a punto de convertirse en ángel" y el libro objeto "+ que palabras"junto con el dibujo "Sedería"; es el mismo caso del libro objeto "La Raya. Una invitación alpensamiento expansivo" obra colectiva de seis autores. También se puede comprar a travésde una galería de arte, como se hizo con "Caja 24", de Julián Gómez, "La grúa roja" deDamián Flores, tres dibujos "Sin título" de Manuel Acedo Lavado, dos cuadros "Sin título"(serie Poblenou) de Emilio Gañán, "Negro cielo dorado" y "Nudos y chispazos" de Ruth Morán,y "1 believe I can fly" y "Sisifo con muletas" de Esperanza d'Ors, compradas a Galerías deCáceres y Badajoz. De manera habitual se realizan compras también en ferias de artecontemporáneo, como Foro Sur,Arco, etc.

Un segundo lugar lo ocupan las donaciones. Es frecuente que un artista, tras clausurar laexposición monográfica que le dedica el Museo, done una de las obras que ha formadoparte de la misma. Es el caso de las obras "Sin título" de Joaquín Balsa, "Torso 111"deÁlvares de Sousa, "Alcornoques / Sobreiros" de Joáo Filipe Bugalho y "Sin título" de JoséMárquez Pedrera, cuyas exposiciones se celebraron en 2007, al igual que "Intermedio" deRodríguez Plaza, "Siamesas" de Guillermo Gabardino, "José Antonio" de José MaríaBallester, que participaron en la exposición Tres Miradas Distintas, y "Fernando Pessoa /Álvaro de Campos / Alberto Caeiro / Ricardo Reis" de Joaquim Carvalho, correspondientea la muestra "Ser portugués. Desaguadianadouro de um rio", ambas celebradas en elMuseo en 2006.

Otras donaciones se verifican por propia iniciativa del artista, sin necesidad de exposicióntemporal, como "Sin título", de Luis Rosado, "Paisaje atávico" de Hilario Bravo o "Dríada"del mismo autor, donadas por la Asociación "Adaegina" Amigos del Museo de Cáceres, lasegundade las cuales contó con una interesante explicación en el salón de actos del Museoacargo de Angélica García Manso.

Como se puede observar, se trata de artistas actuales, en plena actividad, y la mayoríaextremeños y portugueses, ya que el Museo de Cáceres mantiene una estrecha relación

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con este país, no sólo celebrando exposiciones de artistas lusos, sino también organizan-do congresos y jornadas en colaboración con museos y otras instituciones del país vecino.A través de este conjunto de obras, algunos artistas inauguran su presencia en los fondosdel Museo de Cáceres, mientras que otros la refuerzan y enriquecen, ya que al podercontar con varias obras de un mismo artista pero de distintas épocas, se crea la posibili-dad de contemplar la evolución de ese autor. También es interesante observar la varíe-dad de técnicas presentes en este conjunto, que cuenta con pintura, fotografía, grabadoy escultura.

Además de las incorporaciones a que nos referimos, la Sección de Bellas Artes ha tenido lafortuna de recibir bienes tan singulares como las piezas de la cubierta de madera mudéjardel convento de San Vicente Ferrer de Plasencia, fechada a finales del siglo XV, que no seincluye en la muestra por centrarse ésta en las obras de finales del siglo XX y del sigloXXI. No obstante, se expondrá y explicará en detalle como "Pieza del mes" durante juliode 2008.

Como no podía ser de otra manera, las obras que permanecen en nuestras salas de reserva ala espera de su exposición, gozan de las condiciones idóneas de conservación y seguridadque pueden esperarse en cualquier museo, lo que no impide que en ocasiones la prensa localrecoja manifestaciones críticas que hacen referencia a los "húmedos sótanos" del Museo,procedentes siempre de quienes no conocen nuestras instalaciones; tal vez sea comprensibleque la imaginación popular atribuya un cierto carácter romántico a esas covachuelas dondese supone están guardadas las polvorientas maravillas del museo, pero la verdad es que esavisión no se corresponde en absoluto con la realidad actual, y hay que decirlo de una vez. ElMuseo de Cáceres cuenta con almacenes específicos para cada una de las tres secciones,contando el correspondiente a la sección de Bellas Artes con peines para la obra bidimensio-nal enmarcada, estanterías para la obra tridimensional y planeros para la obra gráfica noenmarcada; sus condiciones de temperatura y humedad relativa son las idóneas en este tipode instalaciones merced al funcionamiento continuo del sistema de climatización. Debido aque la mayoría de las obras corresponden al primer grupo, en continuo incremento, elmuseo está llevando a cabo la construcción de un nuevo peine, que quedará instalado estemismo verano.

Almacén de laSección de

Bellas Artes

Afortunadamente, hace tiempo que nuestra institución no es una excepción; además delMuseo de Cáceres, la ciudad posee el Museo de Historia y Cultura CasaPedrilla, claramentedecantado hacia la historia y el arte de la ciudad, con una representación importantísima decreadores cacereños como Caldera, Blasco, Campón, Lucenqui, Pérez Comendador, Narbón,etc., algunas de cuyas obras son depósitos del Museo de Cáceres. y naturalmente, el arteextremeño más reciente tiene su lugar no sólo en las muestras periódicas que se llevan acabo por nuestro museo, sino también por la Consejería de Cultura y Turismo, la DiputaciónProvincial en la Sala "El Brocense" o la Caja de Extremadura en su sala de exposiciones, todoello sin contar, en el resto de la región, con la presencia permanente del mismo en el MuseoVostell Malpartida y en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de

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Badajoz, verdaderas referencias del arte actual en la Comunidad Autónoma a las que muypronto se unirá el Centro de Artes Visuales Helga de Alvear promovido por la Junta de Extre-madura. Todo ello conforma un amplio y variado panorama que permite tener una idea muycertera de nuestra evolución artística en las últimas décadas.

Nuestro museo sigue realizando, en fin, una esencial aportación a la preservación y difusióndel Arte no sólo local, incorporando y conservando las obras claves de cada artista y cadamomento. Todo ello conforma el panorama de un museo que crece, que no se detiene y quereclama para sí y para sus colecciones el protagonismo que merece como referencia impres-cindible en el conocimiento del Arte extremeño y como verdadero y único Museo de BellasArtes en la ciudad de Cáceres.

Ana García MartínTécnico Superior de Arte

del Museo de Cáceres

Juan M. Valadés SierraDirector del Museo de Cáceres