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FRENO AL PROGRESO Y DESARROLLO SOCIAL EN EL CARIBE HISPÁNICO EN
EL SIGLO XX; GASTO MILITAR Y POLÍTICAS DE EXCEPCIÓN.
Madrid, 12-13 de julio 2012
Prof. Dr. Francisco Manuel Silva Ardanuy
Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España).
INTRODUCCIÓN
Desde el inicio de la década de los treinta del pasado Siglo XX, Los ejércitos
nacionales pasaron a desempeñar un papel protagónico en la orientación de la política
nacional1. La relación entre los ejércitos y la política fue descrita por Klausewitz como “La
guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a
acatar nuestra voluntad. La fuerza, para enfrentarse a la fuerza, recurre a las creaciones del
arte y de la ciencia. Se acompañan éstas de restricciones insignificantes, que apenas merecen
ser mencionadas, las cuales se imponen por sí mismas bajo el nombre de usos del derecho de
gentes, pero que en realidad no debilitan su poder. La fuerza, es decir, la fuerza física (porque
no existe una fuerza moral fuera de los conceptos de ley y de Estado) constituye así el medio;
imponer nuestra voluntad al enemigo es el objetivo. Para estar seguros de alcanzar este
objetivo tenemos que desarmar al enemigo, y este desarme constituye, por definición, el
propósito específico de la acción militar: reemplaza al objetivo y en cierto sentido prescinde de
él como si no formara parte de la propia guerra”2 .Los continuos vaivenes políticos de los
países del área Caribe llevan al Ejército a defender una posición política basada en garantizar su
supervivencia como institución. Los Institutos Armados no son aparatos pasivos ni apolíticos,
estos atraviesan por conflictos de clase debido a su heterogeneidad, donde los miembros de
origen burgués entran en conflicto con aquellos componentes de origen campesino u obrero. En
ocasiones la inestabilidad política se traslada al ámbito militar debido a la cercanía entre ambos
poderes. El papel del Ejército como una de las partes burocráticas del aparato estatal y órgano
de violencia de este, le facilita el acceso a los ámbitos de decisión política.
Generalmente el militarismo como concepto se emplea, para significar el predominio
del elemento militar en el gobierno del Estado. Los privilegios y desviaciones de poder que este
sistema genera, desembocarán en el advenimiento de regímenes dictatoriales. En el caso
concreto de la sociedad cubana la alternativa militarista3 aparece como solución a la situación
1ARRIAGADA HERRERA, Genaro; “El pensamiento político de los militares”, Santiago de Chile:
Editorial Aconcagua, 1986 .CARRANZA, Mario Esteban: “Fuerzas Armadas estado de excepción en
América Latina”, México: Siglo XXI, 1978.Pag.94 .CHANG, FEDERICO: “El ejército nacional en la
República neocolonial 1899-1933”, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1981, pag.23-45...
LOMBARDO TOLEDANO, VICENTE: “Escritos sobre Cuba. Análisis de su proceso político 1928-
1967”, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales, 2003, Pag.345-402. PINA Y
ESTRADA, Rogelio: Los presupuestos cubanos, La Habana: Cultural S.A., 1936, pág. 12-14.
ROUQUIE, Alain: El Estado Militar en América Latina, México: Siglo XXI, Editores S.A., 1984.Pag.78-
122. 2 KLAUSEWITZ, Karl Von: De la guerra, Madrid: Editorial La Esfera de los Libros, 2005. 3 Dicha opción tuvo concreciones anteriores al 10 de Marzo de 1952 cuando el 4 de septiembre de 1933
se produjo un alzamiento militar, la llamada “Sublevación de los sargentos” quienes a través de la
“proclama al pueblo de Cuba” que dotaba de coherencia al golpe militar se pronunciaban a favor de la
organización de tribunales para juzgar a los militares y civiles culpables de delitos cometidos durante el
gobierno de Machado, por el establecimiento del orden y la justicia, por la instauración de un régimen
democrático, convocatoria de una Asamblea Constituyente, la creación de la Agrupación Revolucionaria
de Cuba, y una Junta Cívico Militar encargada de supervisar y controlar el gobierno provisional. Esta
2
que se daba en el país entre el posible ascenso de los sectores de la mediana y pequeña
burguesía4 y el frustrado proceso revolucionario. Esta situación colocó al ejército como la única
fuerza que podía imponerse al resto de agrupaciones políticas y restablecer la estabilidad del
régimen neocolonial. Los valores inherentes a la institución castrense y la disciplina fueron
aprovechadas de manera favorable por el ejército5.
Las primeras interpretaciones en relación al papel de los golpes de Estado de origen
militar provienen de la década de 1970 a partir de la interpretación de los historiadores
norteamericanos. Desde una versión liberal E.Lieuwen como en la visión desarrollista de John
Johnson se partía de analizar la diferencia entre la sociedad tradicional frente a la sociedad
moderna situando a las Fuerzas Armadas en un contexto de aislamiento de la formación social.
Se afirmaba en ambos autores que la toma de iniciativas golpistas respondía a la necesaria toma
del poder ante un vacío político existente en el país. Para desarrollar esta primera visión
aportada por E.Lieuwen6 y John Johnson los autores Gino Germani y K.Silvert
7 desarrollan un
modelo de desarrollo del golpismo militar y su evolución de carácter unilineal en seis etapas:
1.-Revoluciones y guerras por la independencia nacional.
2.-Anarquía “Caudillismo” y guerras civiles.
3.-Dictaduras unificadoras.
4.-Democracia representativa con participación limitada.
5.-Democracia representativa con representación ampliada.
6.-Participación total a través de revoluciones “nacional populares”.
Asimismo construyeron una tipología abstracta de las relaciones civiles militares:
1.-El Estado guarnición militar clásico.
2.-El Estado guarnición totalitario moderno.
3.-Las relaciones político-militares totalitarias.
4.-Los militares como gobernantes institucionalizados.
5.-Los militares-gobernantes fideicomisarios.
6.-Los militares como orientadores de la política nacional.
7.-Los militares como grupo de presión con poder de veto.
8.-Los militares como grupo de presión simple.
9.-Los militares como simple fuerza de policía completamente subordinada al Gobierno.
10.-Los militares como brazo político del Estado.
Partiendo de ambas tipologías la hipótesis sobre el por qué de los golpes militares en el contexto
latinoamericano podría formularse así:
acción que continuaba las luchas iniciadas el 12 de agosto de 1933 que originaron la caída del gobierno
de Gerardo Machado Morales, tuvo como respuesta una nueva asonada militar el 15 de enero de 1934. 4 La pequeña burguesía encabeza desde finales desde la caída del gobierno de Gerardo Machado un
bloque oligárquico con base de apoyo popular. IBARRA CUESTA, Jorge: Cuba 1898-1958. Estructura y
procesos sociales, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1995. Véase del mismo autor Sociedad de
amigos de la República. Historia de una mediación 1952-1958, La Habana, Editorial de Ciencias
Sociales, 2003. 5 ALBA, Víctor: El militarismo, México: UNAM, 1959. 6 ELIEUWEN Edwin: Armas y política en América Latina, Buenos Aires, Editorial Sur, 1960.Pag.19.
JOHNSON John: Militares y sociedad en América Latina, Buenos Aires: Editorial Solar, 1966.Pag.24-
31. JOXÉ. Alain y CADENA, Cecilia: El armamentismo de los países dependientes. El caso
latinoamericano, Santiago de Chile, Estudios internacionales número 14 septiembre 1970, 1970. NUN,
José: América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo Económico, Buenos Aires,
1966. 7BELTRAN, Virgilio Rafael: El Papel Político y Social de las Fuerzas Armadas en América Latina,
Caracas, Monte Ávila Editores, 1970. GERMANI, Gino y SILVERT, Kalman: Structure and military
intervention in Latin America, Cambridge, European Journal of Sociology, 1961. pag.62-81
3
a) El golpismo es inherente a países con estructuras sociales duales fuertemente
subdesarrollados.
b)La intromisión del poder militar en la estructura del poder político siempre indica, por
supuesto, al menos una relativa incapacidad de otras instituciones sociales para manejar
eficazmente su poder y a lo sumo, un estado avanzado de descomposición institucional.
c) Los militares serán reducidos a sus cuarteles y a sus funciones profesionales sólo cuando los
países latinoamericanos desarrollen estructuras de poder suficientemente complicadas y una
sociedad suficientemente flexible e integrada; cuando las discontinuidades sociales y
geográficas hayan sido reducidas de manera notable y las masas aisladas o marginadas hayan
sido incorporadas al cuerpo nacional; cuando los conflictos económicos y sociales hayan
encontrado un modo de expresión institucionalizado dentro de un marco común de normas
compartidas.
Dicha teoría en relación al papel del golpismo militar en América Latina se vio
modificada por la tendencia de las Fuerzas Armadas golpistas de permanecer en el poder una
vez tomado el mismo y la sucesión de nuevos golpes que reaccionaban ante la usurpación del
poder por parte de los militares. Así José E. Miguens8 afirmaba que la decisión de tomar el
gobierno y las formas y modos de gobernar resultan de los aspectos estructurales de la
organización y sus procesos internos, Su tesis guiada por la “Teoría de la acción” de Talcott
Parsons9 le llevaba a considerar por un lado que los llamados “militares sociales” son
originadores de su propio comportamiento y por otro lado el enfoque mecanicista según el cual
el sector militar no solo tiene permanentes transacciones con los otros subsistemas, sino que
todo cambio en uno de los subsistemas modificará los otros y el funcionamiento de la sociedad
en general. Las Fuerzas Armadas no son objetos pasivos ni estáticos; por el contrario cambian
constantemente al igual que la formación social global. Miguens explica el comportamiento
político de los militares en términos de la agudización del conflicto de valores entre la
“sociedad militar” y la “sociedad civil”.
Para poder conocer en definitiva la actitud que los militares tomaran en la coyuntura
política ante el vacío de poder o ante supuestos de “autoridad en crisis” debe observarse que el
estado de la organización militar es una variable cuyas variaciones deben ser estudiadas a lo
largo del tiempo, porque son un elemento fundamental para la explicación y predicción de su
comportamiento político. Podría afirmarse que la alta modernización por una parte, tiende a
resultar en pretorianismo10
de masas y, por otra, a introducir cambios “profesionalizantes” en la
8 HALPERIN DONGHI, Tulio: Historia contemporánea de América Latina, Madrid, Alianza Editorial,
1969, edición española 2001.MIGUENS, José E.:”Una nueva metodología para el estudio de los golpes
militares en Latinoamérica” en Estrategia, Buenos Aires, Ed. EUDEBA, 1969. NUN, José: América
Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo Económico Buenos Aires, 1966. 9 Tiene su origen en la obra de Max Weber sobre la acción social. Parsons escogió el término acción
porque tenía una connotación diferente a la de conducta. Conducta implica una respuesta mecánica a los
estímulos, mientras acción entraña un proceso mental activo y creativo. Parsons tuvo la precaución de
distinguir explícitamente la teoría de la acción del conductismo .En PARSONS, Talcott, BALES, Robert
F. y SHILS, Edward A.: Apuntes sobre la teoría de la acción, Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1970. 10 El pretorianismo emerge cuando los niveles de participación y movilización política exceden
marcadamente de la institucionalización política. En un sistema social pretoriano las fuerzas sociales se
enfrentan entre sí; No hay instituciones políticas ni un cuerpo de dirigentes políticos profesionales que
sean reconocidos como intermediarios legítimos para la moderación de los conflictos grupales. No existe
acuerdo entre los grupos sobre los medios legítimos y autoritarios para resolver conflictos. En una
sociedad pretoriana, sin embargo, no sólo son diferentes los actores, sino también los métodos para
decidir sobre la ocupación de posiciones gubernamentales y sobre la adopción de políticas públicas. Cada
grupo social emplea los medios que refleja su naturaleza existiendo por tanto en la sociedad pretoriana un
poder militar, un poder sindical, un poder estudiantil etc. En esta sociedad dicho poder militar tendrá una
función manifiesta; la defensa nacional y una función latente; la defensa de los interese de la “clase
media” de la que provienen sus cuadros. COSTA PINTO, Luis A.: Nacionalismo y militarismo, México,
Ed. Siglo XXI., 1970.
4
organización militar. Estos últimos, a su vez, determinan cruciales cambios en los medios y
objetivos con los que los militares intentan actuar sobre el contexto social del que son parte. En
una primera etapa, las preocupaciones centradas en la propia organización militar inducen un
exitoso esfuerzo de profesionalización. En una segunda etapa, la misma motivación contribuye a
la ejecución de un Golpe de Estado, que inaugura un tipo “burocrático” de autoritarismo
político característico de las naciones altamente modernizadas que han sufrido un periodo de
pretorianismo de masas. Este golpe de Estado un grado de participación política de los militares
y de militarización de los problemas sociales que exceden en mucho todo lo que pudo haber
sido intentado por oficiales pertenecientes a una institución escasamente profesional. Por lo
tanto, en condiciones de alta modernización, tiende a ser logrado un grado relativamente alto de
profesionalización militar.
Todas las interpretaciones mencionadas tienen en común una serie de supuestos;
a) El dualismo sociedad tradicional-sociedad moderna.
b) La noción compartimentada del poder político.
c) El supuesto de que existe una contradicción entre civiles y militares.
d) El supuesto de que la institución militar, con sus valores específicos, esta parcial o totalmente
aislada de la formación social.
e) El supuesto de que se pueden comparar los golpes militares en abstracto sin distinguir lugares
ni momentos históricos.
f) La ausencia de la dependencia como variable explicativa y del contexto de expansionismo
militar mundial.
g) La supuesta contradicción “totalitarios-democráticos” en la cual se asigna el rol de agente
democrático a la sociedad civil frente a los agentes militares que se inscribirían en un rol
totalitario.
En el marco del dualismo “sociedad tradicional-sociedad moderna” las sociedad
cubana pertenecería, siguiendo el esquema anteriormente señalado de Germani-Silvert, a la
“sociedad tradicional” aunque en tránsito modernizador que le llevaría en la década de los
cincuenta a un modelo social dual en la que convivían la vieja oligarquía de la sacarocracia
ligada a los intereses de potencias económicas extranjeras que operaban en Cuba, y un sector
emergente vinculado a la lucha por la soberanía económica y política del país y los derechos
civiles de los ciudadanos de Cuba. Situación esta, el dualismo estructural en lo social, que
generaría la suficientes tensiones internas como para iniciar una descomposición de las
estructuras del Estado cubano, lo que haría emerger a las Fuerzas Armadas como la única fuerza
social cohesionada suficientemente organizada como para llenar el “vacío de poder” generado
por el Estado en crisis11
.
En segundo lugar, la compartimentación del poder político, consecuencia inevitable del
dualismo estructural, originará de manera sucesiva periodos de “vacío de poder” derivados de la
“indecisión social” marco aprovechado por las Fuerzas Armadas para consolidar su posición
preeminente dentro de la frágil estructura social cubana. La debilidad que caracterizaba al
sistema de partidos en la República de Cuba en la cual se abrigaba la sensación que podían
darse situaciones diversas en el proceso electoral convocado, llevó a una mitigación de la
inestabilidad mediante una asonada golpista derivada de los planteamientos realizados en el
seno de las Fuerzas Armadas que consideraban que la inestabilidad sólo hacía peligrar su papel
preponderante dentro de la sociedad cubana, poniéndose al tiempo en riesgo sus intereses como
cuerpo.
11 DIEZ ALEGRIA, Manuel: Ejército y Sociedad., Madrid, Editorial Alianza, 1972.
5
En relación a la contradicción “civiles-militares”, esta suele ser observada como el
centro del problema de los Golpes de Estado de origen militar en tanto se entiende dicha
contradicción desde una visión de “suma cero”; es decir, en la medida que aumenta el poder
militar disminuye el poder civil. En la escena política cubana aparece una contradicción entre
las Fuerzas Armadas y los partidos políticos (poder civil).Pero no podemos afirmar que existan
los “civiles” en abstracto, de la misma forma que no existen los “militares” en abstracto. Existen
los partidos políticos y los movimientos cívicos por un lado y las Fuerzas Armadas-aparato
represivos del Estado por otro12
.
I.- República de Cuba: el desarrollo del militarismo y la limitación al progreso en la
antesala golpista cubana (1952).
Independientemente de que hubiera elecciones o no en la República de Cuba, la lucha
por el poder no enfrentaba en el país a los dos poderes, el civil y el militar. Pero la experiencia
de la irrupción de los militares en la escena política explicitada en el Gobierno de Gerardo
Machado alentaba a Fulgencio Batista a recuperar la fórmula empleada ya en la década de los
treinta para alcanzar, que era la vía más cómoda para sus intereses personales que venían a
coincidir con los intereses individuales y colectivos de la oficialía Cubana de 195213
. Para que
sus acciones en favor de sus intereses fueran legitimadas por la oligarquía nacional connivente
con los intereses norteamericanos en la isla, Fulgencio Batista dio en retomar el papel de las
Fuerzas Armadas de “autoridad de crisis” llamada a llenar un vacío dejado por el ineficaz
sistema de partidos políticos. Batista decía así al pueblo de Cuba que los militares estaban
legitimados para intervenir la democracia cubana cada vez que los civiles pudieran en peligro, al
gobernar ineficientemente, “los grandes objetivos nacionales”. El objetivo doctrinario de
Fulgencio Batista funcionaría de la siguiente forma: El país se ha fijado unos objetivos
nacionales, que en circunstancias normales deben ser procurados por un sistema democrático.
Pero la democracia tiene sus deficiencias y entonces las Fuerzas Armadas, como ultima reserva
de la nación, intervienen el poder civil. Esta intervención se vincula a un periodo transitorio si
bien su último objetivo era preservar los intereses de la oligarquía nacional mediante un sistema
unipersonal que al tiempo atendiera los intereses de la cúpula militar cubana. Partiendo de que
todo golpe de Estado es producto de una crisis política y esta, a su vez, es el efecto de una
división entre los estamentos sociales14
que se expresan en las alianzas civiles entre partidos y
en la relaciones “civiles-militares”, Fulgencio Batista advirtió la existencia de un factor
diferencial en el momento político de Cuba en 1952 como era la fractura de base entre el poder
ejecutivo y los diferentes estamentos sociales ya que de otra manera le habría sido imposible a
las Fuerzas Armadas formar una coalición golpista poderosa. Sin duda fue esta visión una de las
características predominantes durante la llamada “era Batista” que no abarcaba solamente al
periodo que precedió al Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 pues la figura de Fulgencio
Batista estuvo presente como hombre fuerte de los distintos intereses económicos desde la
década de los treinta. En 1934 asumió la comandancia del ejército y en 1940 fue elegido
12BELTRAN, Virgilio Rafael: El Papel Político y Social de las Fuerzas Armadas en América Latina,
Caracas, Monte Ávila Editores, 1970. JOHNSON, John: Militares y Sociedad en América Latina. ,
Buenos Aires, Ediciones Solar Hachette, 1966. MOSKOS, Charles Jr. & Jenkens, G. H. Las Fuerzas
Armadas y la Sociedad. Madrid, Alianza Universidad, 1984. JOXÉ. Alain y CADENA, Cecilia:”El
armamentismo de los países dependientes. El caso latinoamericano” en Estudios Internacionales número
14 septiembre 1970, Santiago de Chile, 1970. 13 LE RIVEREND, Julio: La República, dependencia y Revolución, La Habana: Editorial Ciencias
Sociales, 1975. 14 El golpismo militar gana inteligibilidad si se lo vincula con el carácter inestable de la clase media y
con su incapacidad para trascender la crisis hegemónica oligárquica. En NUN, José:
"América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo Económico" Buenos Aires, 1966.
Véase VALADÉS, Diego: La dictadura constitucional en América Latina, México: Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 1974. Pág 99-104.
6
Presidente de la República. Al terminar su mandato, se trasladó a Estados Unidos de donde
regresaría en 1948 ocupando el cargo de senador por Santa Clara. En 1952 perpetró el Golpe de
Estado lo que le aupó no sólo a la Presidencia del país sino a la jefatura de las Fuerzas
Armadas15
.
Tomando como referencia la teoría de Irwing Horowitz16
en la que se considera a los sistemas
institucionales en crisis, como el sistema cubano, como sistemas en los que múltiples elites se
pretenden neutralizar mutuamente por el control de los recursos del Estado, podemos afirmar
que la usurpación del poder mediante el golpe militar perpetrado el 10 de marzo de 1952
permitió a las Fuerzas Armadas superar las tensiones entre elites del país gracias al
desplazamiento que las Fuerzas Armadas realizan de los partidos políticos representantes de los
sectores en lucha, quedando las Fuerzas Armadas convertidas mediante un mecanismo de
ilegitimidad en la nueva clase política. La norma de la ilegitimidad queda garantizada por un
contexto político regional donde los Estados Unidos de Norteamérica concebirán esta acción
como beneficiosa para sus intereses en Cuba. Horowitz resume su tesis en tres conclusiones:
a) La causa principal de la politización de las Fuerzas Armadas es la coincidencia de intereses
entre las “necesidades de los sistemas sociopolíticos” y las “necesidades estratégicas” de
Estados Unidos
b) Asimismo esta politización está condicionada por las estructuras sociales y políticas del
sistema Cubano, fundado en la marginalidad política de las masas y en un conflicto permanente
e insuperado entre las elites de la oligarquía por el control de los recursos del Estado.
c) Dicha politización estaría dominada por la política internacional de los Estados Unidos que
según Horowitz quiere reforzar el papel político “distributivo” de los militares y convertirlos en
aliados incondicionales de su política de contención anticomunista.
En relación a la contradicción “totalitarismo-democracia” hemos de observar el estado de
opinión de la oficialía Cubana en la década de los cincuenta. Muy probablemente, la oficialía
intermedia deseaba el retorno de las Fuerzas Armadas a sus tareas profesionales, pero aunque
rehuían la compleja tarea de dirigir el Estado, sin duda creían ser una fuerza política de reserva
que tenían el derecho y el deber, cuando las circunstancias lo justificarán, de regresar al centro
de la escena política17
.
.-Un proceso de reconversión: De Ejército rebelde a Ejército regular al servicio de la
república de Cuba.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba responden a una génesis distinta al resto de
Fuerzas Armadas del Cono Sur debido a su naturaleza original como guerrilla insurgente, su
fase de adaptación y probatura mediatizada por la lucha contra unidades contrarrevolucionarias
y su final periodo de adaptación a la teoría militar del Pacto de Varsovia.
15 CHAPMAN, Charles E.: History of de the Cuban Republic, New York, Hippocrene Books, 1970.
SANTAMARÍA GARCÍA, Antonio : Sin azúcar no hay país. La industria azucarera y la economía
cubana (1919-1939), Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC). Diputación de Sevilla (ed.), 2001.Pag.268. 16 DIEZ ALEGRIA, Manual Ejército y Sociedad. Madrid, Editorial Alianza, 1972. HOROWITZ, Irving
Louis: “La norma de la ilegitimidad; hacia una teoría general del desarrollo político latinoamericano”,
en Revista Mexicana de Sociología, Vol.30, número 2, Abril-Junio 1968. JOXÉ. Alain y CADENA,
Cecilia:”El armamentismo de los países dependientes. El caso latinoamericano” en Estudios
Internacionales número 14 septiembre 1970, Santiago de Chile, 1970.MILLS, C. Wright: La élite del
poder, México: Editorial Fondo de Cultura Económica, 1957. 17 HOROWITZ, Irving Louis: “La norma de la ilegitimidad; hacia una teoría general del desarrollo
político latinoamericano”, en Revista Mexicana de Sociología, Vol.30, número 2, México, Abril-Junio
1968.
7
Las leyes que enmarcan este proceso vienen subordinadas a la promulgación el 7 de febrero de
1959 de la llamada “Ley Fundamental” que organiza las competencias de los Ministerios, así
como los instrumentos y organismos de los que se dota el Estado en materia de seguridad y
defensa, centros especializados de formación, escuela de oficiales, organizaciones cívicas para
la defensa nacional así como las estructuras políticas de orientación y dirección de las FAR.
La consolidación de un sistema defensivo basado en la regularidad que transformará las
estructuras irregulares anteriores ha dependido, en gran medida, en el apoyo mostrado por la
sociedad civil que asumieron la defensa como obligación colectiva y por el imprescindible
apoyo de la URSS.
Esto posibilitó que desde 1961 comenzara un proceso reorganizativo en las FAR que permitiera
en caso de ataque por parte de un tercer Estad, ofrecer una fuerte resistencia que se tradujera en
un coste humano y material inasumible por parte de los agresores, lo que convierte a las Fuerzas
Armadas en un instrumento disuasorio de primer orden.
En su origen, el Ejercito rebelde estuvo compuesto por 82 hombres que partieron la noche del
24 al 25 de noviembre desde Tuxpan (México) y que arribaron a la zona conocida como Las
Coloradas el 2 de diciembre de 1956. Dichas tropas debían enfrentar a un ejército regular que
contaba con 82.000 hombres sobre las armas repartidos en las tres armas de ejército, además de
los miembros de la Policía Nacional, El servicio de Inteligencia Militar, el Buro de represión
actividades comunistas y diversas organizaciones paramilitares al servicio del Gobierno. En su
primer enfrentamiento con las tropas del ejército regular cubano en el combate de Alegría de
Pío, el Ejercito rebelde quedo reducido a doce supervivientes. A partir de ahí comenzó un
proceso de reorganización sobre la base de la población campesino y combatientes procedentes
de distintas ciudades. SE trataba de un ejército compuesto por columnas, dirigidas por un
comandante y dividida en pelotones. Posteriormente, y con la agrupación de columnas, se
crearon frentes guerrilleros. Cuando el 31 de diciembre de 1958, el Ejército Rebelde puso fin a
la guerra contaba con siete frentes y dos columnas guerrilleras.
Era un ejército irregular, de alta movilidad, sin línea de suministros y escasas reservas
estratégicas, hecho éste derivado de su táctica combativa que se basaba en la acción y el
repliegue. Se aprovisionaba de armamento arrebatándoselo al ejército regular. Si bien el grueso
de los combatientes pertenecía al Movimiento 26 de julio, contaba con grupos pertenecientes al
Directorio 13 de Marzo y del PSP que operaban en Las Villas.
El mando unificado de dirección estratégica de todos los frentes y columnas recaía en la
Comandancia General.
En diciembre de 1958, el Ejército rebelde se extendía por seis provincias, apoyado por los
movimientos de resistencia cívica, frentes obreros y estudiantiles así como el campesinado
cubano. A finales de diciembre de 1958 una poderosa ofensiva del ejército rebelde en el oriente
del país hace caer Yagüajay Santa Clara y pone cerco a Santiago de Cuba. El 31 de diciembre
de 1958, el dictador Fulgencio batista abandona el país poniendo fin a la etapa dictatorial
iniciada el 10 de marzo de 1952.
El 1 de enero de 1959, el coronel José María Rego Rubido, jefe del cuartel Moncada rinde la
guarnición a Raúl Castro y el regimiento Leoncio Vidal de Santa Clara se rinde al Che Guevara.
Por su parte, el General Eulogio cantillo que había sido designado por Batista antes de su huida
como Jefe del Ejército, comenzaba a formar una junta Cívico Militar. Para el 8 de enero de
1959, con la llegada de Castro a La Habana quedaba efectuado el traspaso del poder militar del
país.
8
El ejército rebelde se estableció en los antiguos cuarteles del Ejército regular de manera
transitoria hasta que dichos cuarteles fueron empleados como centros educativos.
De manera inmediata se procedió a un licenciamiento masivo de clases, incoándoseles procesos
a todos aquellos que tenían cargos por crímenes o violaciones de Derechos. Otros oficiales y
clases que no tenían delitos de sangre se mantuvieron dentro del nuevo ejército donde fueron
reasignados. Se trataba fundamentalmente de mandos con alta competencia técnica que
complementaban así los déficits de un ejército naciente con solventes fuerzas de Infantería pero
con escaso cuerpo técnico.
Así habría de irse conformando un primer ejército más equilibrado a pesar de las dificultades
iníciales en el Arma de aviación y en la marina donde hubo de mantenerse a un gran número de
oficiales por los específicos requerimientos técnicos que tiene la Marina de Guerra.
Entre las primeras medidas de reorganización de la política defensiva del país, se encaminaron a
suspender la misión militar permanente de los Estados Unidos en Cuba, a la creación del
MINFAR, a la integración de la masividad en la política defensiva del país a través de la
fundación de un genuino instrumento de defensa como fueron las MNR que daban cabida y
mayor eficacia organizativa a las milicias de campesinos, estudiantes y obreros que habían
surgido durante el periodo de insurrección armada contra la dictadura.
De la forma en que se puso fin al enfrentamiento armado entre el ejército regular y el ejército
rebelde podemos concluir que la nueva estructuración del ejército no se hizo sobre la base de la
unificación de los dos ejércitos contendientes. Hubo un ejército que consiguió la victoria y otro
que fue derrotado. Sin embrago, eran numerosas las carencias del ejercito irregular vencedor
que debía afrontar su propia reorganización. No se trataba ya de actuar en base a una estrategia
de liberación de territorio, de adhesión de la población civil, de acciones de avance y de toma de
objetivos militares. Se trataba de implantar un ejército a lo largo de todo el territorio nacional
para poder garantizar una buena respuesta defensiva en caso de ataque.
Ni el ideario, ni la competencia o función del anterior ejercito podía ser asumida por el ejército
rebelde. Para construir la nueva política de seguridad y defensa, el nuevo gobierno debía
preservar oficiales cualificados y suboficiales técnicamente competentes, al tiempo que ponía en
marcha expeditivos procedimientos de licenciamiento, de regulación de estructuras, de
amortización de plazas y de racionalización de mandos, si bien hubo de apoyarse sobre el
andamiaje del ejercito anterior, pues objetivamente dichas estructuras respondían a un análisis
racional de la necesidades defensivas de la isla.
Así y ante el dilema sobre la liquidación completa del ejercito vencido comenzó a imponerse
una tesis de contención y aprovechamiento de los medios y recursos humanos útiles; ni se podía
organizar un ejército sobre la base de oficiales derrotados ni se podía aspirar a una política
defensiva solvente sobre la base de rebeldes victoriosos pero sin adiestramiento militar reglado.
La singularidad de la transición entre los dos ejércitos radica en la no existencia de un
protocolo establecido, en la existencia de una dialéctica de la gestión de la derrota por parte de
los vencedores que imponía de manera universal la tesis manejada por la dirección militar del
ejército rebelde de “inclusión permanente” basada en forjar alianzas con los que estaban
llamados a protagonizar el futuro de Cuba; se incluyo a los prisioneros de guerra dispensándoles
un trato ecuánime y conforme al Derecho de la Guerra; se incluyeron a los campesinos
empobrecidos no sólo a través del discurso político que mostraba a las claras, las desigualdades
de un sistema que les sometía a una severa tasa de explotación, sino mediante una legitimación
moral en el hacer cotidiano de los rebeldes que no cometían abusos contrala población
campesina, que no tomaban ningún producto si no podían pagarlo; se incluyo a las clases
medias a través de los movimientos de resistencia cívica; se incluyo a obreros y estudiantes a
través de frentes amplios. Sólo así pudo construirse una base social de apoyo de carácter
interclasista para afrontar las tensiones que habrían de darse a partir del 1 de enero de 1959.
9
Ni unificación ni superposición ni liquidación serían los 3 rasgos que caracterizaron la gestión
de los mandos rebeldes como base para la organización del tipo de ejercito que los comandantes
rebeldes habían teorizado; un ejército regular sobre la base de un patrón socialista de desarrollo
y una fundamentación teórica consecuente con los lineamientos políticos que el proceso cubano
asumiría a partir de 1961.
En aquel momento la principal característica de la estructura política cubana era su extrema
difusión; no existía una clara separación entre las tres instituciones básicas del Estado como
eran el Ejército, el Partido y la administración estatal. Fidel Castro se arrogaba un gobierno
personalista dominado por su carisma donde la nota predominante era la concentración de
poderes, debido a la falta de institucionalización. El Consejo de Ministros concentraba las
funciones ejecutivas, legislativas y orientaba al poder judicial, siendo el nivel de concentración
de funciones en los mandos del ejército rebelde muy acusado. El caso de Fidel castro era muy
llamativo pues era Primer Ministro, Primer secretario del Partido Y Comandante en Jefe de las
Fuerzas Armadas en un segundo periodo.
El 23 de enero de 1959 se promulgó la Ley nº100 que dispone las adscripciones de órganos y
competencias al Ministerio de Defensa en el proceso de reorganización que había señalado la
Ley nº13 de 13/1/1959. Mediante esta Ley las Fuerzas Armadas quedaron integradas por el
ejército rebelde, la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra y la PNR.
El 10 de Marzo de1959 mediante la Ley nº147 se constituyó la Fuerza Aérea Rebelde, mientras
el 20 de abril de 1959 se crean las Fuerzas Tácticas de Combate bajo el mando del Comandante
Felix Duque Guelmes.
El 16 de Octubre 1959 se aprobó la Ley nº600 que daba origen a la creación del MINFAR
sustituyendo al anterior Ministerio de Defensa Nacional que fue disuelto mediante la Ley nº599
de 16 de octubre. Los Departamentos del anterior ministerio que no fueron trasladados al
MINFAR fueron adscritos al INRA (creado en mayo de 1959).
La ley nº600 será el marco normativo por el que se regirá el MINFAR, el cual será el encargado
de dirigir y ejecutar la política de Estado y el Gobierno encaminado a garantizar la integridad
territorial, la soberanía nacional, preservar el trabajo creador del pueblo cubano. A través del
MINFAR se ejerce el mando sobre las FAR y se normativiza la vida de la actividad de las
tropas. Su órgano principal será el EMG y contara desde el )/11/1959 con 10 departamentos.
El 6/6/1961 el Ministerio de Gobernación se convierte en el MININT y algunas dependencias
del MINFAR pasan a dependen del Nuevo ministerio como el Departamento de Inteligencia, la
PNR y la Policía Marítima.
En enero de 1962, el MINFAR se organiza ya bajo la fórmula de EMG+17 direcciones
siguiendo el modelo soviético. En febrero de 1962 se crea la dirección de la defensa Popular
(DP) que en abril de 1962 pasa a denominarse Estado mayor central de la DP.
El 16 de Abril de 1962 se declara el carácter socialista de la revolución.
No será hasta 1965 cuando las antiguas Brigadas Militares de ayuda a la Producción (UMAP) y
las divisiones de Infantería permanente (DIP) su fusionaran con las brigadas de trabajo crenado
el llamado Ejercito Juvenil del Trabajo (EJT), el cual fue estructurado como un organismo
premilitar del MINFAR, pero separado del ejército regular, procediéndose así a una
centralización que evitara la proliferación de pequeñas columnas dispersas, paralelas a las
estructuras administrativas del MINFAR.
10
Se institucionaliza así el proceso selectivo de reclutamiento militar, a fin de robustecer la
creciente profesionalización.
De manera paralela se impulsara una línea de adiestramiento y capacitación que superara la
etapa en la que solo se aspiraba a impartir una formación básica para dar paso a una formación
normalizada en centros y escuelas, tanto para oficiales como para clases. Así, el 2 de marzo de
1959 comenzaban los primeros cursos de especialización en la Escuela Militar de Managua, en
la Escuela de San Antonio de los baños y en Ciudad Libertad en La Habana.
El 15/6/1959 se inicio el primer curso de cadetes en la Escuela Militar de Managua y de manera
paralela comenzó a funcionar la primera escuela para capacitación de oficiales en Managuaco,
provincia de Holguín. En mayo de 1960 se crearía la escuela de responsables de milicias que
daría preparación a las MNR.
No será hasta abril de 1962, cuando comenzaron a llegar los primeros instructores del campo
socialista, especialmente soviéticos y de manera reciproca, la URSS empiece a recepcionar los
primeros oficiales cubanos a las escuelas militares soviéticas.
Para el 31 de diciembre de 1960 se podía realizar ya la primera movilización conjunta del
ejército rebelde y las MNR que se extendió por espacio de 20 días.
Para finales de 1963, el proceso de conversión de reorganización, conversión de las FAR había
alcanzado un alto grado de perfeccionamiento.
Para completar el proceso de diseño y desarrollo de las FASR según lo dispuesto en el pacto de
Varsovia, se promulgó la Ley nº1129 de 26 de noviembre de 1963 de servicio militar
obligatorio para varones entre 17 y 45 años por un periodo de tres años, disponiéndose que era
prerrogativa del Ministro de las FAR decretar la desmovilización 6 meses antes o 6 meses
después de la fecha de cumplimiento. Se creó una reserva para todos los mayores de 45 años
con experiencia combativa y una segunda reserva que incluía a toda la población civil. La
aprobación de esta ley significo el paso desde la voluntariedad a la obligatoriedad, en el paso
normado a la regularidad de las Fuerzas Armadas del país.
Para tener unas Fuerzas Armadas con capacidad de contener una acción ofensiva, debían contar
con efectivos permanentes, lo que fue posible gracias a la integración del Ejercito Rebelde y las
MNR en un solo cuerpo armado regular. En 1960, Cuba contaba con 40.015 efectivos. En 1961
tenía 138.132 hombres sobre las armas con el objetivo de situar en 98.000 los efectivos en
tiempo de paz.
Como resultado, las Fuerzas Armadas, en el arma de Infantería pasaron de una estructura de
compañía-batallón a la de división-brigada-ejército. Sobre la base de este nuevo concepto
organizativo, a partir del segundo trimestre de 1961, se crearon tres ejércitos:
El 4 de abril de 1961 queda constituido el Ejército Central (Camaguey-Las Villas-Matanzas):
Cdte Juan Almeida Bosque siendo Jefe de Estado Mayor: Raúl Menéndez Tomassevich
A finales de 1961, la estructura orgánica del ejército del centro quedaba conformada por 13
divisiones de infantería, 4 batallones independientes y 1 grupo de artillera antitanque además del
cuerpo de ejército para atender las unidades dislocadas en Camagüey. En total 18.693 efectivos
y 29.000 reservistas.
El 21 de abril de 1961 se crea el llamado Ejército Oriental comandado por el Ministro Raúl
Castro Ruz siendo su Segundo jefe Calixto García Martínez y el Jefe de Estado Mayor
Belarmino Castilla Mas.
Formado por 12 divisiones de infantería, 3 batallones contradesembarco, 1 brigada de artillería,
5 sectores serranos y un batallón de frontera
11
Los efectivos pertenecientes/permanentes del ejercito oriental ascendían a 22.215 efectivos y
55.000 reservistas.
El 14 de abril de 1961 quedo constituido el Ejército Occidental (Matanzas, Pinar del Río, La
Habana) dirigido por Guillermo García Frías, siendo Jefe del Estado mayor Oscar Fernández
Mell.
Estaba formada por 18 divisiones de Infantería, 5 batallones contradesembarco, 5 batallones de
aseguramiento y un grupo independiente de artillería. En total 26.164 efectivos permanentes y
85.000 reservistas.
El 15 de marzo de 1962 se creaba la región militar de Isla de Pinos al mando del Comandante
William Gálvez Rodríguez con 3314 efectivos permanentes.
El 17 de abril de 1961: Se crean la DAAFAR. Las tropas radiotécnicas (TRT) de la Fuerza
Aérea. Tenían además un grupo independiente de artillería antiaérea y 22 baterías más. En total
5464 efectivos.
La Marina de Guerra Revolucionaria contaba con 5000 efectivos repartidos por los tres ejércitos
del país apoyando su capacidad esencialmente sobre lanchas torpederas y buques
cazasubmarinos.
.- Modificaciones de las estructuras defensivas ante el hostigamiento militar
norteamericano.
La Brigada invasora 2506 estaba liderada por José San Román y apoyada por el coronel
de la Fuerza Aérea norteamericana Stanley Beerli, estaba formada por 1511 hombres repartidos
en 7 batallones. La escolta dispuesta por los EEUU para la brigada estaba formada por 6000
hombres. La formación de la brigada 2506 se impartió en Usseppa, Guatemala y Panamá.
La operación de desembarco comenzó el domingo 16 de abril de 1961 en la ciénaga de Zapata,
que se extiende por 4520 kilómetros de, siendo las playas una lengua de 12 kilómetros de tierra
firme. Está situada en la actual provincia de Matanzas. Los americanos llamaron a esta
operación, operación “PLUTO”.
A las 17:30 horas del 19/4/1961 la invasión había sido derrotada. Las FAR sufrieron 176 bajas y
300 heridos mientras los mercenarios sufrieron 115 bajas, 150 desaparecidos y 181 prisioneros.
El 4 de agosto y el 30 de septiembre de 1961 se suscribieron los primeros convenios cubano
soviéticos para el abastecimiento de equipos y medios bélicos. El primer convenio, el de 4 de
agosto de 1961, indicaba que la URSS vendería equipos bélicos por valor de 48.5 millones de
dólares y ene l segundo convenio, el suministro seria de 149.55 millones de dólares. Cuba
pagaría a la URSS un total de 73.55 millones de de los 198.05 totales con un interés del 2%
anual.
El 13 de julio de 1962 se firmaría un tercer convenio en Moscú rubricado por Raúl Castro que
saldaba la deuda anterior y que establecía el suministro durante dos años de armas y municiones
de manera gratuita a Cuba.
En 1962 quedó constituida la llamada Defensa Popular (DP) para el aseguramiento de enclaves
socioeconómicos estratégicos sobre la base de las unidades de milicias integradas en la
Organización militar Industrial.
12
Así, para finales de 1962, el MINFAR y el EMG contaban con una estructura que garantizaba la
concentración de todo el trabajo operativo y movilizativo del EMG así como la dirección
efectiva de la preparación combativa de las tropas.
La etapa final de esta última etapa de desarrollo configuro las nuevas escuelas militares sobre la
base de la experiencia de los cursos de responsables de milicias de la Escuela de Oficiales de
Matanzas “Ignacio Agramonte”.
El 8 de mayo de 1961 fue inaugurado el primer curso de la escuela de instructores
revolucionarios “Osvaldo Sánchez Cabrera”
El 1 de diciembre de 1961, mediante la Orden Numero 1 firmada por Fidel castro se analizaba el
desarrollo organizativo de las FAR. El 1 de junio de 1962, mediante la orden numero dos
firmada por Raúl Castro se planteaban las bases para la mejora del marco formativo y de
organización de las FAR.
El 6 de junio de 1961, el Consejo de ministros cubanos aprobó una ley mediante la cual se
disolvía el antiguo Ministerio de Gobernación creándose el MININT adscribiendo a este el
departamento de Información (G2) la PNR y la Policía Marítima. Para la dirección del G2 y
mediante Decreto presidencial 3007 se designaba al comandante Ramiro Valdés Menéndez
como jefe.
La reconversión y reorganización de las Fuerzas Armadas en Cuba se realizó en varias
direcciones, entre ellas la creación de una adecuada estructura de las tropas y los órganos de
dirección; la formación de un ejército con técnica de combate, armamento y el equipamiento
necesario; el fortalecimiento de la disciplina consciente y el reforzamiento del trabajo político
educativo con el personal; el desarrollo de la cohesión combativa de la unidades y la
transmisión a éstas de la experiencia combativa.
La necesidad de la creación de unas Fuerzas Armadas de manera inmediata con capacidad
combativa, tarea extremadamente compleja, exigía suficiente experiencia en la construcción de
un ejército de nuevo tipo, condicionó la decisión de formar en una primera etapa un Ejército
Rebelde sobre la base de una estructura reglamentaria orgánica heredada del viejo Ejército,
aunque el núcleo para comenzar fueron las columnas rebeldes, las cuales ocuparon los cuarteles
de las instituciones armadas existentes.
El Gobierno soviético se apresuró a reconocer el gobierno encabezado por Fidel Castro. El 11
de Enero de 1959, el nuevo Gobierno de la República de Cuba era reconocido y saludado por la
URSS.
El 8 de mayo de 1960 se establecieron definitivamente relaciones diplomáticas entre ambos
países. La URSS, igual que otros países socialistas, estableció con Cuba desde un principio una
batería de medias de cooperación económica mutuamente ventajosas. Ejemplo de dichas
relaciones de justicia económica fue el incremento de la venta de azúcar Cubana a la Unión
Soviética que en 1959 se situaba en 132.500 toneladas. En la visita que el Vicepresidente de
Consejo de Ministros de la URSS, Anastas I. Mikoyán, realizó a Cuba en febrero de 1960 se
firmaron acuerdos sobre circulación de mercancías y pagos, y un convenio sobre la concesión
de créditos. Atendiendo al convenio suscrito, la URSS se comprometió a comprar un millón de
toneladas de azúcar a la República de Cuba anualmente durante cinco años (1960-1964) según
los precios del mercado internacional. El gobierno soviético se comprometió a pagar el 20% de
la compra de azúcar en dólares lo que permitía que Cuba obtuviera quince millones de dólares
para emplearlos en la compra de otros productos en mercados a los que solo podía acceder con
divisas.
13
El convenio cubano-soviético garantizaba no solo que Cuba tenia colocado en el mercado
exterior el 20% de su principal bien exportable sino que los suministros técnicos que necesitaran
serian provistos por la URSS durante cinco años como forma de pago del azúcar enviado. El
convenio contribuyó a ampliar la geografía del comercio exterior de Cuba y por consiguiente de
su independencia económica.
En 1960 y sobre la base del convenio del 13 de febrero de 1960 y otros acuerdos posteriores, la
URSS comenzó a prestar a Cuba ayuda financiera, técnica y económica con el objetivo de
desarrollar sobre una base industrial moderna, las principales ramas de la economía cubana y
crear nuevos objetivos industriales, energéticos, mineros y agropecuarios. De entre los
principales aportes realizados por las URSS soviética al joven Gobierno de la República de
Cuba tuvo especial incidencia la asunción de las necesidades energéticas del país tras la
negativa norteamericana a seguir suministrando petróleo y otros derivados18
.
De manera paralela y en virtud de los convenios inter-gubernamentales, los especialistas
soviéticos comenzaron a ayudar a la República de Cuba en el dominio de nuevas técnicas
industriales y en la preparación de sus cuadros, tanto en el terreno de la economía y la ciencia,
como en las nuevas necesidades defensiva19
.
El 9 de julio de 1960, el gobierno de la Unión Soviética previno al gobierno de los Estados
Unidos de que la URSS no estaría ajena y ofrecería al pueblo Cubano la ayuda necesaria,
incluyendo la militar, si se diera el caso de que Cuba sufriera una agresión ya fuera procedente
de las Fuerzas armadas norteamericanas o de terceros ejércitos patrocinados por la
Administración de EE.UU.
El 16 de julio de 1960 se indicó también que no sólo la URSS, sino otros países de la
comunidad socialista prestarían la ayuda necesaria a Cuba en su lucha por su soberanía
nacional. Esta firme posición de la Unión Soviética demostró a Cuba el respaldo internacional
que su proceso revolucionario estaba consolidando lo que estimulo al Gobierno cubano a
realizar la llamada “Primera Declaración de La Habana” que expresaba en su cuarto punto:
“la Asamblea General nacional del Pueblo de Cuba declara, que la ayuda espontáneamente
ofrecida por la Unión Soviética a Cuba, en caso de que nuestro país fuera atacado por fuerzas
militares imperialistas, no podrá ser considerado jamás como un acto de intromisión, sino que
constituye un evidente acto de solidaridad y que esa ayuda, brindada a Cuba ante un inminente
ataque del pentágono yanqui, honra tanto al gobierno de la Unión Soviética que la ofrece,
como deshonra al Gobierno de los Estados Unidos sus cobardes y criminales agresiones
contra Cuba”20.
En el marco de la apertura de relaciones bilaterales, en julio de 1960, el Ministro de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias, Raúl Castro Ruz, visitó la Unión Soviética. En su viaje analizó un
gran número de cuestiones relativas a las relaciones cubano-soviéticas y sobre la capacidad
combativa de la República de Cuba. En el comunicado resultante de la visita se reiteraba la
voluntad de ambos gobiernos por desarrollar relaciones amistosas, y la decisión de la Unión
Soviética de dar la ayuda y el apoyo necesario al pueblo cubano.
En el mes de Diciembre de 1960 una delegación cubana de alto nivel encabezada por el
comandante Ernesto Guevara visitó la URSS
18 CEPERO BONILLA, Raúl: Convenio Cubano-soviético, La Habana: Editorial Echeverría, 1960. 19 En 1990 había 7700 asesores soviéticos en Cuba (2800 asesores militares, 2800 en un destacamento
militar y 2100 técnicos en Lourdes)
En 1987 la URSS suministraba Cuba el 100% del petróleo, el 91% de los fertilizantes, el 94% del grano,
el 70% del hierro y otros metales ferrosos, el 70% de los automóviles y el 77% de los autobuses.
Los proyectos de asistencia técnica pasaron de 3.78% en 1970 a 8.56% en 1988.
Las relaciones comerciales soviéticas se finiquitaron tras el acuerdo soviético cubano de 31 de diciembre
de 1990 y el anuncio de la retirada de las tropas soviéticas el 12 de septiembre de 1991. 20 Declaraciones de La Habana y Santiago de Cuba, La Habana: Editora Política, 1965.
14
Características Periodo de liquidación de
las instituciones
prerrevolucionarias
(1959-1960)
Primera aplicación
de los parámetros
de organización
soviéticos (1961-
1963)
Periodo de
implementación de
modificaciones sobre
el sistema de
orientación socialista
cubano.
Relaciones con la
URSS
Se procede a un
restablecimiento de las
relaciones con la URSS
quien concede los
primeros créditos
comerciales a Cuba y
absorbe parte de la cuota
azucarera que los Estados
Unidos suprime a Cuba
La URSS se
convierte en el
primer cliente
comercial y primer
acreedor de Cuba.
Se produce la
primera
confrontación en el
ámbito de la Guerra
fría por la
instalación de
misiles soviéticos
en Cuba en 1962.
Se producen dos
visitas oficiales de
Fidel Castro a la
URSS tras las
tensiones vividas tras
el desmantelamiento
de los misiles
soviéticos de Cuba.
Desde la victoria el 1 de Enero de 1959 del proceso revolucionario cubano, la institución de
mayor presencia e importancia en el país fue la militar. El Ejército Rebelde transitó desde una
fuerza insurgente irregular eminentemente adscrita al arma de Infantería hasta la conformación
de un ejército regular de tres armas (Infantería, Marina y Fuerza Aérea) inserto en la estructura
del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionaria donde se aglutinaron hasta un total de
375.000 soldados, 100.000 miembros de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), 15.000
miembros de los organismos de Seguridad del Estado y 100.000 miembros del Ejercito Juvenil
del Trabajo (EJT) que siguieron un proceso de perfeccionamiento y adaptación a los cambios
que se produjeron en la República de Cuba desde enero de 1959.
Desde su creación las Fuerzas Armadas han respondido al mando unipersonal de la
Comandancia ejercida por Fidel Castro Ruz y del entonces comandante y posterior General de
Cuerpo de Ejército Raúl Castro Ruz. En este ámbito la ayuda militar soviética fue esencial para
el mantenimiento de la dirección militar y política del país. Dicho apoyo sirvió inicialmente
para combatir enemigos internos, para posteriormente servir a una estrategia de defensa contra
los intereses estratégicos de los Estados Unidos de Norteamérica y los miembros de la OTAN.
El papel de la doctrina militar soviética en Cuba respondía a una estrategia de aproximación al
área de influencia de su rival político, los EE.UU. De esta manera, se convirtió en una zona
estratégica parecida a Berlín para las fuerzas militares soviéticas. A pesar del creciente
militarismo soviético en el Caribe, desde 1960, la República de Cuba nunca formó parte del
Pacto de Varsovia como país miembro. De tal manera que la URSS no podía ofrecerles las
mismas garantías a Cuba que las que podía brindar a los países integrantes del pacto si los
Estados Unidos atacaban la isla. La URSS se enfrentaba a un debate complejo pues iniciar un
conflicto con los EE.UU. en aras de la defensa de Cuba a riesgo de desencadenar una
conflagración militar o exponerse a que Cuba sufriera una explícita humillación política y
militar debido a la desigualdad de fuerzas existentes entre EE.UU. y Cuba.
15
.- Efecto en la organización defensiva de la República de Cuba de la “Operación Anadyr”.
El comité Central del PCUS aprueba Anadyr el 21 de mayo de 1962. Alekseyev consigue el
visto bueno de Castro a la operación. El Presídium soviético manda a una delegación compuesta
por el mariscal Serguei Biriuzov, el Tte. general Serguei Ushakov, el general mayor Piotr
Ageyev, Sharaf Rashídov y Alexander Alekseyev. El 10 de junio de 1962 se aprueba
definitivamente ANADYR.
El Mariscal Rodion Malinovsky caracterizó la “Operación Anadyr”, consistente en la
implantación en Cuba de una división estratégica de misiles (24 misiles intermedios R-14, con
un alcance de 2.200 millas náuticas y 48 misiles medios R-12, con un alcance de 1.100 millas
náuticas armados con cabezas nucleares 3-megatón), dos secciones de misiles anti-aéreos, 4
regimientos de infantería motorizados, dos regimientos de cohetes nucleares con un alcance
mayor de 25 millas, un regimiento de helicópteros, un regimiento de avión de guerra, un
regimiento de avión bombardero, un escuadrón de aviones de transporte, un regimiento de
misiles paracaídas, un regimiento de comunicaciones, dos tanques de batalla, un batallón de
reconocimiento, un batallón de ingenieros expertos, una brigada de misiles de lancha motora,
siete misiles submarinos y un número de otras unidades. Un total de unos 45.000 hombres
(41.902 hombres cuando Kennedy impuso el bloqueo naval) alistados y oficiales con
municiones y otras municiones para 30 días de combate se iban a enviar a Cuba.
Estados Unidos encaro la llamada “crisis de los misiles” con un total de 85.000 combatientes de
Marina, de los cuales 45.000 eran infantería de marina (Marines Corp); movilizó 148.000
efectivos de la Fuerza Aérea; 100.000 de las Fuerzas terrestres y 14.500 paracaidistas. En total
350.000 hombres.
Los cubanos tenían 400.000 combatientes con el apoyo de la población civil. 113.320 efectivos
eran de las defensas populares y 104.000 efectivos regulares.
El 22 de octubre de 1962, la Comandancia general ordeno ALERTA DE COMBATE. A las
17:35 del 22 ordeno ALARMA DE COMBATE.
El domingo 28 de octubre de 1962, el Gobierno norteamericano recibió la respuesta del
Gobierno soviético en la cual los líderes del Kremlin ordenaban a los oficiales soviéticos que
operaban en Cuba que detuviesen la construcción de las instalaciones militares, desmantelarlas
y devolverlas a la URSS. Las autoridades soviéticas estaban en posición de afirmar que el 1 de
Noviembre de 1962, los misiles estarían desmantelados y enviados a los puertos de embarque.
A pesar de que el 29 de Octubre aún no había comenzado el desmantelamiento de los mismos,
hecho que intentó ser aprovechado por la Junta de Jefes Militares de los Estados Unidos para
intentar mostrar dicha dilación como un engaño de las autoridades soviéticas y proceder a atacar
las posiciones soviéticas en Cuba, el proceso se ejecutó con celeridad.
Lo que más le ofendió a Castro fue que no se le consultara nada sobre el acuerdo con Kennedy.
Todo había sido coordinado por los Gobiernos de Estados Unidos y la Unión Soviética, que
acordaron que la retirada debería haber sido igual. Los soviéticos alegaban que no había
posibilidad de perder tiempo ante la posibilidad de acuerdo y que el fin de semana del 27-28 de
octubre no hubo tiempo para consultar con La Habana si bien subyacía de fondo la voluntad de
los Estados Unidos de dejar fuera a Cuba de las negociaciones de cara a poder ejercer mayor
presión a los dirigentes soviéticos.
16
.-Repercusiones en la política defensiva del país del deterioro de las relaciones cubano-
soviéticas.
La Unión Soviética parecía casi indefensa para reducir los signos de insatisfacción que
Cuba estaba expresando y restablecer las relaciones cordiales con ella. A primeros de noviembre
de 1962, Anastas Mikoyán había sido enviado a La Habana donde, durante más de tres semanas,
trabajó para recomponer la situación. El viaje a Cuba del Ministro de Asuntos Exteriores
soviético en 1963 no fue fructífero. Sin embargo, fue sin duda durante su visita cuando se
decidió el viaje de Fidel Castro a la URSS desde el 27 de abril al 5 de junio de 1963. Fue su
primer viaje a la Unión Soviética. Durante este viaje se restablecieron los lazos cubano-
soviéticos.
Cole Blasier afirma que la URSS y Cuba no eran aliados en el sentido militar estricto, sino más
bien eran socios, pues a diferencia de lo que ocurría en otros países socialistas los militares
soviéticos no controlaban Cuba. Los dirigentes soviéticos fueron muy cuidadosos de no
establecer un compromiso formal de defensa de Cuba en caso de ataque. La dependencia era
grande pero beneficiosa para ambos; Cuba modernizo su ejército y la URSS pudo llevar su
poderío militar hasta el umbral de los EEUU.
Los errores cometidos acerca de la determinación norteamericana de impedir la implantación de
misiles en Cuba por parte de los soviéticos y su creencia en poder librar y salir airosos de un
conflicto con los Estados Unidos en una situación de disparidad de fuerzas en el campo de las
armas tácticas no exculpa a la dirección militar norteamericana al no considerar seriamente la
relación militar soviético-cubana hasta que los hechos fueron evidentes21
. Los Estados Unidos
apenas pudieron darse cuenta del cambio estratégico concerniente al Caribe. Había indicaciones
de que la Marina soviética estaba interesada en establecer instalaciones en la isla que hubieran
permitido a los submarinos soviéticos nucleares mantener su presencia permanente en la zona22
.
Los campos aéreos cubanos eran usados por los aviones soviéticos. La base militar de
comunicaciones soviéticas en Lourdes, cerca de La Habana, se convirtió en una fuente
importante de información militar sobre el principal enemigo de Moscú, y algunas tropas
soviéticas permanecieron en la isla. Además, la Unión Soviética no sólo dio a Cuba fuerzas
armadas con armas modernas y oficiales cubanos entrenados, sino también ayudó a los cubanos
a comenzar su propia estrategia defensiva. Sino que dotaron a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias cubanas (FAR) de la industria necesaria para la producción de armas ligeras y
municiones para poder apoyar a organizaciones de terceros países de su entorno que asumieran
el compromiso de la vía revolucionaria23
.
Una característica importante de la ayuda militar soviética a Cuba había sido, casi desde el
principio, que le dieron libertad para todo y un trato preferencial en comparación con la relación
que la URSS mantenía con cualquier país socialista, excepto Vietnam y Corea del Norte. En
noviembre de 1962, Castro informó al pueblo cubano de que la Unión Soviética había anulado
la deuda por armas soviéticas y serían abastecidos de manera ventajosa en el futuro. Esto
permitió al Gobierno cubano desarrollar una maquinaria militar poderosa y eficiente a un costo
relativamente bajo para la economía del país. En cuanto al número de tropas y equipamiento
militar, las fuerzas armadas de Cuba se desproporcionaron en cuanto a población y recursos
materiales limitados. Para 1965, momento de finalización de este estudio, las Fuerzas Armadas
21VV.AA.: El conflicto USA-Cuba, La Habana: Editora Política, 1994.Pag.47-61. 22 DISMUKES, Bradford: Soviet Naval Diplomacy, Pergamon Press, New York, 1979, pag.7-28. 23 Sobre el papel de los emplazamientos permanentes de la URSS en territorio cubano tras la crisis de
octubre de 1962 y hasta la disolución de la Unión Soviética y finalización de los acuerdos de ayuda
militar cubano soviéticos véase TAIBO, Carlos. Las fuerzas armadas en la crisis del sistema soviético,
Los Libros de la Catarata, Madrid, 1993.Bloque I, pag.13-52. NEWSON, David: The soviet Brigade,
Bloomington: Indiana University Press, 1987, pag.22-24.
17
Revolucionarias Cubanas, habían protocolizado un ejército regular que se situaba como el
segundo ejército mejor cualificado de América Latina sólo superado por el ejército brasileño.
Hay una base para pensar que el hecho de que Brezhnev aceptara a regañadientes confirmar el
pacto de la Unión Soviética “de defender la libertad y la independencia de la República de
Cuba por todos los medios” pues el hecho de hacerlo con la República de Cuba obligaba a la
URSS a dar el mismo tratamiento a otros muchos países que ya fuera dentro del campo de
estados socialistas o no, se alineaban con las tesis defendidas por la URSS en política
internacional24
. Para no desvincularse de los acuerdos suscritos en el periodo de Khrushchev,
tan sólo se acudió a una renovación de los acuerdos de ese periodo. De hecho la URSS y Cuba
habían realizado docenas de acuerdos intergubernamentales sobre ayuda militar, económica y
técnica; comercio y cooperación; e intercambios científicos y culturales25
. Desarrollaron una
cooperación política extensiva y actuaron como aliados en el campo internacional. A pesar de lo
cual, no tenían un acuerdo político que formalizara su alianza, pues lo que el Gobierno de Cuba
quería tener era un tratado de amistad y ayuda mutua del tipo que la Unión soviética hizo con
países socialistas europeos del este, China y Mongolia, que garantizaba ayuda soviética militar y
un “paraguas nuclear”26
. En 1962 casi lo consigue, un acuerdo de “cooperación militar y
defensa mutua”, que esperaba firmar en La Habana durante la visita planeada de Khrushchev a
Cuba en noviembre de 1962. A medida que pasaron los años, los representantes soviéticos, por
medio de debates en Moscú y La Habana, intentaron sondear la opinión de los cubanos sobre la
expedición de un tratado político. Al menos en una ocasión, los oficiales cubanos indicaron que
esperaban un trato igual hacia Cuba como país socialista y que no estaban interesados en nada
que no fuera un tratado de amistad o asistencia mutua. Les dijeron que no había discriminación
hacia Cuba, la que trataban como a Vietnam como país socialista que no tenía una frontera
común con la URSS y estaba lejos geográficamente. Por esa razón una cláusula de ayuda militar
hubiera tenido poco significado práctico.
Para el Gobierno cubano y sus autoridades militares ha sido un elemento esencial el
acantonamiento de tropas soviéticas en la isla, de hecho ha intentando durante mucho tiempo
garantizar la presencia de combatientes soviéticos en Cuba. Al estar fuera del Pacto de Varsovia
y no tener tratado de defensa bilateral con la URSS, el Gobierno cubano ha querido otra garantía
que no fueran afirmaciones públicas de que los soviéticos saldrían en ayuda de Cuba si ocurriera
un conflicto armado con los Estados Unidos. De hecho, Fidel Castro Ruz en varias ocasiones ha
elevado la capacidad de combate y las intenciones del personal militar soviético en Cuba para
dar la impresión de tener una garantía segura. La presencia de una unidad de combate soviética
organizada en Cuba garantizaba que ésta se enfrentaría a las Fuerzas Armadas norteamericanas
en el caso de que los Estado Unidos contemplara el ataque. En líneas similares, la unidad de
combate sirve como fuerza auxiliar ante cualquier eventualidad que pueda surgir dentro del país.
Era propio de Brezhnev que mientras se resistía a los intentos de Fidel Castro de que firmara el
tratado de defensa hacia Cuba, no podía decirles explícitamente a los cubanos que la URSS no
les defendería militarmente. Sus evasivas hicieron que los cubanos se preguntaran cual era la
postura real soviética sobre el asunto pues la única muestra real de compromiso en la defensa de
Cuba en caso de invasión por parte de la URSS era una unidad motorizada, instalada con otras
tropas soviéticas en el verano-otoño de 1962, y que permaneció en la isla tras la Crisis de los
Misiles por petición del Gobierno de Cuba. Los hombres alistados y oficiales de la brigada
soviética, unos 3.000, eran virtualmente la única garantía que poseía la dirección militar del
24 De hecho en ninguno de los convenios que la URSS suscribió hasta su desintegración en materia de
cooperación y asistencia mutua, incluyendo convenio suscritos con países socialistas como la República
Popular de Vietnam contenía ninguna obligación para la URSS de acudir al rescate de estos regímenes en
caso de agresión.
18
país, cuya presencia aseguraba que la URSS cumpliría su promesa de acudir al rescate de Cuba
en caso de ataque
Campo de
análisis
Periodo de reorganización
de las estructuras del
Estado (1959-1960)
Introducción del
sistema de
organización soviético
(1961-1963)
Adaptación e
implementación del
sistema soviético con
la doctrina política y
militar cubana (1963-
1965)
Ejército y
Cuerpos
Paramilitares
El Ejército rebelde liquida
las estructuras del anterior
ejército regular y
comienza su
reorganización. El
Ejército rebelde apoya el
desarrollo de la reforma
Agraria. El 26 de octubre
de 1959 se fundan las
MNR
Se establece el
MINFAR. El ejército
es equipado y
entrenado por la
URSS. Se consigue
derrotar junto a las
MNR a la brigada
2506 en Playa Girón
Aumento de la
profesionalidad del
Ejército.
Establecimiento del
Servicio Militar
obligatorio de 1963.Se
les retira las armas a la
MNR y comienza su
integración en las
Fuerzas Armadas
Técnicas de
Movilización
Grandes actos
multitudinarios en defensa
de las medidas y políticas
del Gobierno.
Comienza la
movilización laboral
voluntaria en 1962
para apoyar la zafra
azucarera por el déficit
de fuerza de trabajo.
Se aumenta la
movilización laboral y
se sigue trabajando el
aumento de la
productividad
Relación con la
URSS
Restablecimiento de
relaciones.la URSS
concede créditos y
absorbe gran parte de la
cuota azucarera de los
Estados Unidos.
La URSS se convierte
en el primer cliente
comercial y el primer
acreedor de Cuba.
Grave enfrentamiento
por la Crisis de
Octubre de 1962
Fidel castro viaja en
dos ocasiones a la
URSS. Acuerdo
comercial a largo
plazo entre los dos
países
La creación y el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias como un ejército de
nuevo tipo han de encuadrarse en el proceso de construcción de una sociedad establecida sobre
nuevos parámetros de organización económica, productiva y de concepción de las relaciones
sociales y de producción. Para cumplir integralmente la modificación de las bases de la sociedad
cubana, la dirección política y militar del país utilizó la experiencia combativa del pueblo de
Cuba, la rica experiencia combativa que podía aportar el campo socialista y las aplicó a las
condiciones concretas que Cuba debía enfrentar a partir de 1959.
En abril de 1961, las Fuerzas Armadas Revolucionarias se encontraban ante la asunción de
cambios cualitativos; era necesario abandonar la organización y práctica irregular y dar el paso
definitivo hacia el principio de “regularidad”27
.
27 El 1 de julio de 1962, durante la ceremonia de graduación de un curso para jefes de unidades y
pelotones, el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro Ruz afirmaba en relación a la
conversión de las estructuras irregulares en fuerzas encuadradas bajo pautas de regularidad.”Vamos
dejando atrás las actividades guerrilleras, la mentalidad militar guerrillera; que si bien jugaron su
papel y fueron muy útiles en nuestra guerra de liberación, son inútiles en los actuales momentos, pues
nuestras Fuerzas Armadas se preparan para combatir y vencer frente a fuerzas que tratan de
arrebatarnos la soberanía nacional y de agredir a nuestra Patria”.
19
Las transformaciones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias se iniciaron mucho antes del de
la invasión anfibia que se produjo en Playa Girón en abril de 1961. Para ese momento ya se
llevaba a cabo el proceso de perfeccionamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias sobre
la base del paso al principio de la regularidad, los cambios cualitativos en el equipamiento de las
tropas, el establecimiento de un sistema de preparación de cuadros de mando y el aumento de la
influencia ideológica del modelo defensivo soviético en la construcción militar cubana.
Por indicación de la dirección militar del país, fueron fundados los Ejércitos de Oriente, Centro
y Occidente y dos cuerpos de ejército. En abril de 1961, bajo la dirección del Comandante Juan
Almeida Bosque, se creó el Ejército del Centro. A la vez comenzó la formación de batallones de
combate, los cuales se unieron en composición de divisiones. También por esos días quedó
integrada la primera división del Ejército de Oriente bajo la supervisión del comandante Raúl
Castro Ruz. En septiembre de 1961 se instituyó la primera división del Ejército de Occidente.
Como rasgo de las unidades y grandes unidades eran completadas por los combatientes de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias y de las Milicias Nacionales Revolucionarias mejor
preparados política y militarmente al tiempo que se captaban voluntarios de industrias y
cooperativas, centros de enseñanza y otras dependencias.
A medida que fueron aumentando los suministros de armamento procedentes de la URSS y
otros países del campo socialista se tornó más importante el papel de pequeñas unidades
técnicas y de combate que formaban parte de las grandes unidades. El 8 de octubre de 1961, el
Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz afirmaba en relación al proceso de modificación de la
estructura defensiva del país:
“Ya no somos una pequeña guerrilla […] cada uno de esos ejércitos se está organizando con
sus estados mayores, con sus transportes, con sus abastecimientos, y con todos los medios
necesarios para el combate y para la guerra moderna”.
El paso de la estructura en batallones a la de ejército que responde a una estructura de cuerpo-
división-batallón corroboró que las Fuerzas Armadas Revolucionarias habían alcanzado un nivel
superior de organización y fue de especial importancia para el establecimiento de un ejército de
nuevo tipo en Cuba. En aquel momento decenas de milicianos de las MNR pasó a engrosar las
filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, produciéndose la fusión de las estructuras
defensivas de manera definitiva.
En el proceso de conversión organizativa de las FAR tuvieron lugar considerables cambios
relacionados con el paso de las unidades de milicianos a la reserva del ejército, así como con la
creación de los batallones de la Defensa Popular para proteger y defender las empresas y llevar
a cabo la instrucción militar de los trabajadores.
La formación y preparación de estas unidades fueron encargadas al Estado Mayor de la Defensa
Popular creado en 1962. De manera paralela, se desarrollaron también otros tipos de fuerzas
armadas y especialidades, estimuladas por los cambios radicales operados en el equipamiento
técnico-militar del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea Rebelde. En el mes de junio de 1961,
comenzaron a recibirse las primeras dotaciones de aviones soviéticos de combate modelo MIG,
helicópteros y aviones de transporte de fabricación soviética. Durante el primer semestre de
1961 se enviaron a la URSS, Checoslovaquia y otros países del campo socialista al primer
grupo de pilotos para que se adiestraran en el manejo de la moderna técnica de aviación. La
llegada de este conjunto de equipamientos procedentes de la URSS así como los medios de
defensa antiaérea mediante misiles tierra-aire llevo a la necesidad de cualificar a ingenieros y
técnicos para su correcto manejo y empleo. Dichos técnicos se capacitaron en las escuelas
militares soviéticas y otros países socialistas conjuntamente con las unidades de artillería
antiaérea y radiotécnicas ya existentes. De esta forma se conformó la unidad de Defensa
20
Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria (DAAFAR).Desde mediados de 1961 numerosos
grupos de oficiales y suboficiales Cubanos llegaron a la URSS para cursar estudios. En 1962, la
Academia “M.V.Frunze” y otros centros militares de la Unión Soviética iniciaron la
preparación de cuadros altamente cualificados para Cuba.
Estos mismos factores facilitaron la conversión de la Marina de Guerra Revolucionaria, cuyos
primeros cuadros fueron enviados a la URSS en 1961 para estudiar y asimilar la técnica que
sería enviada a Cuba desde la Unión Soviética en 1962. La cooperación entre la Marina de
Guerra Revolucionaria (MRG) y la Marina Soviética se intensificaron al intercambio durante
procesos instructivos impartidos por oficiales soviéticos en la Escuela Naval donde formaban a
los oficiales Cubanos en el manejo de los equipos suministrados por la Unión Soviética. En
julio de 1969 arribó por primera vez a Cuba un destacamento de buques soviéticos fruto de la
citada política de intercambio.
El 3 de agosto de 1963 fue entregada la primera flotilla de coheteras soviéticas que permitió
consolidar ampliamente la estructura de la Marina de Guerra Revolucionaria.
El constante desarrollo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el crecimiento de sus efectivos
y la complejidad de las misiones defensivas asignadas, requirieron el perfeccionamiento de los
órganos superiores de dirección y mando. La estructura del Ministerio de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias dependía principalmente de las tareas que se le plantearan y de los cambios
operados en ella. La incorporación de gran cantidad de técnica blindada y de transporte de
origen soviético, condicionó la creación de la Dirección de Tanques y Transporte, el 21 de mayo
de 1961. La necesidad de pasar a un sistema de preparación política y combativa planificada
determinó la creación el 15 de junio de 1961 de la Sección de Preparación Operativa y
Combativa convertida en 1962 en Dirección de Preparación combativa.
Para el perfeccionamiento de la dirección de las tropas y el trabajo del Ministerio de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias (MINFAR), en mayo de 1963 se instituyeron cinco Viceministerios
de Defensa. El comandante Juan Almeida Bosque fue nombrado Viceministro Primero de
Defensa y el comandante Sergio del Valle Jiménez fue designado Viceministro Jefe del Estado
Mayor.
A finales de 1963, el Ministerio de las Fuerzas Armadas revolucionarias tenía una estructura
que correspondía plenamente al nivel de desarrollo que habían alcanzado las Fuerzas Armadas y
garantizaba la dirección efectiva de la organización defensiva del país del país. Manteniendo la
base de la capacidad militar sobre las fuerzas terrestres, las cuales tenían su asiento sobre tropas
de infantería, de infantería motorizada, unidades blindadas, de artillería e ingenieras dotadas de
gran movilidad y maniobrabilidad que las capacitaban para poder ejecutar largas marchas y
efectivos reagrupamientos. La DAAFAR se encontraba dotada de cazas de combate modelo
MIG de procedencia soviética, sistemas de defensa antiaérea, artillería antiaérea y sistemas de
radiolocalización.
El aparato militar central, apoyado en las correspondientes direcciones y estados mayores de las
tropas, no sólo aseguraba la dirección efectiva del proceso de construcción de las Fuerzas
Armadas y la instrucción de las tropas de la etapa dada, sino que, además posibilitaba el
desarrollo progresivo de la organización militar y permitía establecer el Sistema Militar
Obligatorio. Su estructura garantizaba la concentración de todo el trabajo operativo y
organizativo-movilizativo en el Estado Mayor General, así como el adiestramiento combativo
de las tropas y la preparación de la reserva.
Los procesos de perfeccionamiento de la estructura de las tropas y de los órganos de dirección
se producían acompañados por los reglamentos de organización interior, Así el paso gradual de
un número cada vez mayor de fuerzas a vida de unidad se fortaleció con la implantación, en
julio de 1962, del reglamento de Servicio Interior, que regulaba la actividad de las tropas en sus
21
áreas de ubicación permanente. La puesta en vigor, en febrero de 1962, del Reglamento de
Combate de Infantería tuvo gran importancia para el paso a actividades planificadas en la
preparación combativa, y en febrero de 1963 se aprobó el Reglamento de Infantería.
Sobre la base una adaptación de la experiencia soviética a la realidad defensiva de la República
de Cuba, entre 1962 y 1963 se editaron varias regulaciones relacionadas con la preparación, el
contenido y el empleo combativo de las tropas.
El 21 de septiembre de 1963 se aprobó en el Consejo de Ministros de la República de Cuba la
Ley 1123 mediante la cual se implantaba un sistema único de grados militares y el orden de
subordinación en las tropas terrestres. El nivel de preparación combativa y táctica, de
aseguramiento y organización determinaba la necesidad de implantar el sistema de grados en el
Ejército rebelde en virtud del cual se establecieron los siguientes grados; Comandante en Jefe,
Comandante de Ejército, Comandante de cuerpo, Comandante de división, Comandante, Primer
Capitán, Capitán, Primer Teniente, Teniente, Sub-teniente, Sargento de primera, Sargento de
segunda, Sargento de tercera, Cabo y Soldado.
Si bien excede del marco temporal del estudio es necesario para establecer el proceso de
asimilación de las estructuras organizativas soviéticas en el ámbito de las Fuerzas Armadas,
referimos el proceso que se puso en marcha a partir de 1973 mediante el cual la oficialidad de
las Fuerzas Armadas volvió a reorganizar su sistema de grados según una jerarquía más
parecida a los grados y “status” que se manejaban en las Fuerzas Armadas de la URSS.
Durante el periodo insurreccional contra la dictadura de Fulgencio Batista como repudio a la
proliferación de grados militares de la dictadura, la dirección del Ejército Rebelde decidió que
el rango más alto que habría en las fuerzas insurreccionales sería el de Comandante. Si bien
todos los dirigentes del Ejército Rebelde ostentaban el rango de comandante existían mandos
que ostentaban más poder que otros a pesar de tener igual grado, hecho que fue corregido con la
reforma de grados en 1973. En el ejército se crearon tres tipos de oficiales, cada uno de ellos
con entre tres y cuatro grados, que eran superior, primero y subalterno. La categoría “oficial
superior” incluía cuatro grados; desde “comandante de ejército” que equivalía a un general de
cuatro estrellas, rango que sólo ostentaba Fidel Castro Ruz hasta “comandante de brigada”
equivalente a un general de una estrella. Raúl Castro Ruz se convirtió por sus méritos militares
en “Comandante de División” equivalente a un General de dos estrellas. La categoría de “oficial
primero” incluía tres grados; desde coronel a comandante como grado más alto y la categoría de
“oficial subalterno” incluía cuatro grados, desde capitán a subteniente. La Marina de Guerra
revolucionaria también tenía tres categorías, que incluían diez grados, desde Almirante hasta
Contralmirante, desde comodoro a teniente de navío y desde teniente de navío a alférez. Dicha
modificación en los grados de las Fuerzas Armadas fue acompañada posiblemente de una
mejoría salarial lo que pudo convertirse en un estímulo material para los principales oficiales de
las Fuerzas Armadas.
Esta jerarquía de transición desarrollada en 1973 conservaba aún el grado de “comandante” para
los oficiales superiores del ejército y algunos oficiales primeros y subalternos de la Marina de
Guerra Revolucionaria. En la práctica sin embargo, se establecieron equivalencias entre los
grados cubanos y los grados militares universales; en el caso de Raúl castro, por ejemplo, dada
su condición de “Comandante de División” se le designaba como “Teniente General”. En
cualquier caso subyacía la demanda existente desde hacía unos años entre la oficialía de
regularizar los grados de los militares cubanos, quienes cada vez tenían un contacto más fluido
con otras Fuerzas Armadas y requerían poder tener una nomenclatura de grados ajustada al
rango de cada uno de los oficiales.
En el objetivo de institucionalización de las Fuerzas Armadas tuvo gran importancia el proceso
gradual de absorción de las estructuras de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR). Esta
organización paramilitar integrada por obreros y campesinos armados jugó un importante papel
22
en la consolidación defensiva del país cuando aún no se contaba con un nivel de
profesionalización de las Fuerzas Armadas como el que se tenía para 1963 y gracias a su papel
como vehículo para la participación de amplias capas de la sociedad cubana en la defensa del
país su pudo obtener el tiempo necesario gracias a conseguir contener las agresiones recibidas
desde 1959, para formar y adiestrar a los oficiales y clases que integrarían las Fuerzas Armadas
profesionalizadas a partir de 1963. La medida que dio paso definitivo a la integración de las
MNR en las estructuras de las Fuerzas Armadas fue el establecimiento del Servicio Militar
Obligatorio. En 1964 las armas en posesión de los milicianos fueron recogidas por las FAR. A
partir de enero de 1962, sólo los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias tenían
derecho a vestir el uniforme militar, así como los milicianos al efectuar la guardia o ser
movilizados. En diciembre de 1963 se aprobó un Reglamento Provisional de Vestuario. En
relación a la imposición de grados de oficiales, éstos eran impuestos el 26 de julio de cada año
en presencia de las autoridades del Estado. Los demás ascensos se efectuaban el 2 de
Diciembre, Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
En las nuevas condiciones de desarrollo de las Fuerzas Armadas en 1963 era necesario
establecer una correspondencia entre éste, y el sistema de preparación y educación de los
cuadros. Hasta entonces, el núcleo del personal de mando de las unidades lo constituían los
oficiales del Ejército Rebelde que habían participado en la lucha contra el Ejército Regular de la
dictadura de Fulgencio Batista.
El proceso de movilización para repeler la invasión anfibia realizada sobre Playa Girón en Abril
de 1961 supuso la paralización de las escuelas militares, que tras el proceso de participación en
dichas acciones combativas volvieron a su actividad de perfeccionamiento y capacitación
técnica de los mandos, al tiempo que formaba a nuevos oficiales. Entre los años 1961 y 1963 el
papel de las escuelas militares fue básico para conformar las nuevas estructuras de la oficialía.
Por parte de la dirección política y militar del país se preveía que las nuevas escuelas militares
garantizarían la formación mediante programas acelerados de técnicos medios al servicio de la
estructura defensiva de la República. El 3 de julio de 1963, el Ministro de las Fuerzas Armadas,
Raúl Castro Ruz emitió una directiva en correspondencia con la cual, el 14 de agosto de 1963 se
instituyeron los cursos superiores para oficiales, surgiendo así la Escuela Básica Superior
“General Máximo Gómez”. En dicha escuela debería concluirse la formación de los oficiales de
mando de las tropas terrestres, de los miembros de la DAAFAR y de la Marina de Guerra
Revolucionaria rematando así la formación adquirida en su proceso formativo.
Todo el personal docente y cuerpo de instructores de la Escuela Básica Superior “General
Máximo Gómez” fue aportado por la Unión Soviética. Dichos instructores se ocuparon de la
formación del futuro cuerpo de docentes, que quedaría ya integrado por oficiales Cubanos que
comenzarían su impartición de docencia en 1964.
En previsión de la necesaria preparación de los jefes de nivel medio, en correspondencia con la
Directiva del Ministro de las FAR del 17 de Diciembre de 1962, se creó la Escuela Inter-Armas
“General Antonio Maceo” inaugurada el 7 de Febrero de 1963. Para garantizar la primera
incorporación de cadetes, en cada ejército se establecían puntos de concentración y comisiones
examinadoras, que seleccionaban los candidatos que tuvieran nivel cultural no inferior a sexto
grado.
En abril de 1963, se impusieron las insignias a los primeros cadetes aceptados en el primer
curso. En noviembre de 1963 dichos alumnos fueron licenciados. El programa de formación de
la Escuela Inter-Armas que se diseñó para ser ejecutado en tres años, preveía la formación de
oficiales de nivel medio en las especialidades militares siguientes:
-Infantería
-Comunicaciones
-Ingeniería militar
23
-Exploración
-Retaguardia
Junto con las dos anteriores Escuelas se creó la Escuela de Oficiales “Ignacio Agramonte”
situada en Matanzas sobre la base obtenida en la antigua Escuela de Responsables de Milicias.
Dicha Escuela se ocupaba de formar en seis meses a jefes de batallones y pelotones. A finales
de 1961 se produjo la graduación de la primera sección.
.- Reconversión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en ejército regular de tipo
socialista
Debe señalarse que el concepto de reconversión es un instrumento metodológico para ayudar al
estudio de las cambiantes relaciones cívico militares que se daban en Cuba desde el momento
del Golpe de Estado en marzo de 1952.
La reconversión militar debería ser un proceso que tendería a disminuir, restringir y precisar el
desempeño futuro de las Fuerzas Armadas en la vida política del país. Sin embargo, aunque
dicha reconversión en Ejército de nuevo tipo ha adecuado a las FAR al patrón organizativo de
las Fuerzas Armadas integrantes del Pacto de Varsovia, no ha minimizado su papel en la vida
política del país. Si la dirección política del país inicio una reconversión de las Fuerzas Armadas
con el objetivo de que estas sirvieran a la edificación de la sociedad socialista cubana y para ello
mutaron su base integrante, es decir, crearon un ejército de extracción popular, la consecuencia
fue que todo el país fue ejército y que todo el ejército influía en todas las esferas de la vida del
país. Para abordar el proceso de reconversión de las FAR en un ejército de nuevo tipo era
indispensable clarificar por parte de la dirección política y militar del país si los cambios a
operar en las FAR responderían a un proceso de redimensionamiento o de reconversión. Para
ello la dirección del país ateniéndose a la doctrina militar soviética siguió el siguiente marco:
Tras el proceso de conversión de las Fuerzas Armadas regulares que sirvieron al Gobierno
dictatorial de Fulgencio Batista, la dirección política y militar del país asumió la necesidad de
reconvertir las embrionarias estructuras del Ministerio de las Fuerzas Armadas en una fuerza
regular de nuevo tipo al servicio de un nuevo Estado que había declarado su orientación
socialista. Un ejército que por su naturaleza social, designación, lugar y papel en la sociedad se
diferencian radicalmente de los ejércitos de los estados occidentales. En el proceso histórico
donde se dio el binomio conversión-reconversión objeto del presente estudio y que llevó a un
contingente guerrillero a convertirse en una fuerza miliciana insurreccional para terminar
encuadrado en un ejército regular subordinado a un Ministerio de Defensa quedaba aún por
alcanzar el grado de adecuación a los requerimientos que el nuevo carácter del Estado cubano
requería y que las eventuales agresiones militares externas recomendaban adoptar; La República
de Cuba transitaba en apenas seis años de un fuerza revolucionaria irregular a un ejército de
nuevo tipo socialista pasando de una organización en frentes a una organización en pelotones,
divisiones y batallones. Este paso de un ejército de comandantes a un ejército de generales se
sustancia en el nuevo momento histórico que la República de Cuba debe afrontar y las nuevas
amenazas a las que su soberanía está expuesta. De la necesidad de nuevas salvaguardas
defensivas a su integridad como país y la idoneidad de realizar dicha reconversión en base a los
parámetros que sus nuevos aliados en el marco del conflicto militar de la “Guerra Fría”
responde el proceso de adaptación vivido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
El ejército socialista pasara a ser un elemento central en la nueva sociedad socialista cubana que
se comenzó a diseñar a partir de 1961, que cumplirá la función de defender al Estado frente a
pretensiones de agresión de terceros Estados. Apoyándose en las capacidades materiales del
24
Estado defenderá a la nueva clase sociopolítica que desde 1959 ostentará el poder político en la
isla28
.
En el marco del Estado socialista se conjugarán la actividad de los organismos del poder, la
administración, la justicia, el control, la defensa de las conquistas sociales logradas a través de
los programas impulsados por el Gobierno de la República. Junto al ejército todas las
administraciones del Estado sirven al fortalecimiento defensivo del país.
La necesidad de garantizar la segura capacidad defensiva del Estado socialista y de crear y
fortalecer el Ejército se debe a la constante amenaza exterior sufrida por la República de Cuba.
La República de Cuba había asumido desde el inicio de las hostilidades, primero de carácter
diplomático y después a través de la acción armada de la administración norteamericana que
todo sus sistema defensivo debía cumplir inexorablemente la doble condición de sistema
defensivo interior y exterior y en consecuencia debía organizar sus planteamientos doctrinarios,
planes, programas de formación e instrucción y estructuras orgánicas al servicio del objetivo de
defenderse de una agresión exterior al tiempo que garantizando el orden interno se preservaran
las conquistas sociales que los programas aprobados por el Gobierno de la República están
logrando en el campo de la sanidad, educación, tenencia de tierras y acceso a los servicios
públicos básicos para el conjunto de la población Cubana.
Junto con la amenaza exterior la necesidad de organizar el ejército de nuevo tipo respondía a
la urgencia de disolver los restos de las clases burguesas existentes en el país que ante el
proceso de modificación de las estructuras sociales y de las instancias del Estado oponían
resistencia a las orientaciones del Gobierno revolucionario cubano.
Las Fuerzas Armadas de nuevo tipo eran el medio fundamental para evitar el proceso de
intervención exterior, así como los conatos de contrarrevolución interna. Su formación habría de
efectuarse sobre la base de los principios generales de la construcción militar socialista que
responden a los siguientes parámetros:
-Desenvolvimiento del ejército socialista sobre la base de las organizaciones militares
desarrolladas por las clases populares del país, que en el caso de la República de Cuba
correspondía al Ejército Rebelde.
-Transformación del ejército guerrillero revolucionario en ejército regular al servicio del Estado
socialista.
-Integración de las estructuras del anterior ejercito burgués en la nueva estructura del Ejército de
orientación socialista.
Junto con estos principios relativos a la organización interna de las Fuerzas Armadas se sitúan
lo relativo a la construcción política de las fuerzas militares de la República de Cuba:
-Enfoque clasista respecto a la construcción del ejército.
-Unidad entre las Fuerzas Armadas y la sociedad civil.
-Lineamiento con las tesis del internacionalismo proletario.
-Organización regular del ejército.
-Perfeccionamiento constante de las estructuras organizativas.
-Desarrollo armónico de las tres armas integrantes de las Fuerzas Armadas.
-Mando unido y disciplina militar consciente.
-Mantenimiento permanente de la disposición combativa.
El ejército socialista se caracteriza por varios rasgos que le diferencian radicalmente de todos
los demás tipos de ejército en tanto es un instrumento más dentro de los mecanismos de
28 LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, and RICH Donna : The Cuba Reader:
The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988, pag.74-79
25
transformación social hacia la construcción de una sociedad de tipo socialista29
. En las
sociedades de orientación capitalista, las Fuerzas Armadas como parte de la superestructura
política, como organismo del Estado, presta servicio a la causa de aplicar la política de la clase
gobernante. El ejército en los Estados socialistas no adquiere un perfil de neutralidad sino que
se alinea con las tesis políticas defendidas por la dirección política y militar del país, ello
sumado a su carácter popular hace del ejército un instrumento de autodefensa de las clases
sociales que apuntalan el proceso revolucionario cubano asignándose por tanto una función
social dado que además de las tareas de defensa el ejercito de nuevo tipo tiene la
responsabilidad de contribuir en las tareas de carácter cultural educativo y económico técnico en
tanto en cuanto son asuntos que afectan y preocupan a unas Fuerzas Armadas integradas por
soldados de las clases populares. En cuanto al aporte a las tareas culturales-educativas el
ejército de nuevo tipo incluye en su programa de instrucción elementos relativos al
adoctrinamiento en las tesis que sustentan la creación del ejército de nuevo tipo en base a lo
aprobado por el partido único (PCC) rector de la sociedad cubana en todas sus esferas. Sobre las
tareas económico-técnicas no se entiende la capacidad de optimizar el proceso de
industrialización nacional de Cuba sin el aporte de las Fuerzas Armadas a la economía nacional
donde el ejército se convierte en uno de los principales suministradores de cuadros técnicos al
servicio de la industria del país al formar profesionales que prestaron sus servicios en las
distintas armas de las Fuerzas Armadas y que una vez concluido su proceso de servicio militar
se reincorporen a la actividad civil como profesionales cualificados al servicio de los nuevos
sectores productivos que bajo un diseño planificado socialista se implementaban desde 195930
.
La importancia del papel clasista de las Fuerzas Armadas fue acentuado de manera reiterada por
la dirección de las Fuerzas Armadas y por los jefes de unidades y pelotones. Mantener el
carácter clasista garantizaba la permanente interacción de los efectivos de las Fuerzas Armadas
con el conjunto de la sociedad civil cubana. El carácter popular de las Fuerzas Armadas no lo
determinaba sólo su misión de defender el Estado sino también los principios de
completamiento, instrucción y en la participación de los militares en el trabajo y en la vida
político-social del país. Si la población civil se encontraba involucrada en todas sus esferas en la
defensa de la República, los miembros de las Fuerzas Armadas se encontraban involucrados en
los retos que como sociedad, la Nación cubana se establecía31
. Cada acción guiada por las
necesidades defensivas del país se convertían en un ejercicio educativo para miles de
ciudadanos que veían su papel esencial junto a las Fuerzas Armadas en la defensa del proyecto
revolucionario iniciado en enero de 1959.
-Regularidades del desarrollo del ejército socialista.
El proceso de creación de la sociedad socialista abarca varias etapas; la fundación de las bases
del socialismo; la construcción de la sociedad socialista desarrollada y su evolución posterior
hacia la teórica sociedad sin clases. En este proceso se operan profundos cambios cualitativos en
todas las esferas de la vida económica, social, política e ideológica. Dichos cambios se
manifiestan también en el ejército, manifestándose en las regularidades de su desarrollo.
29 LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, and RICH Donna : The Cuba
Reader: The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988, pag.11-16 30 SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y
fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag85-93.
31 GOTT, Richard: Cuba; Una nueva historia, Madrid: Editorial Akal, 2007, pag.12-18. RODRÍGUEZ
GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1989. PÉREZ
Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales,
2006, pag.18-22.
26
El proceso de regularización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias viene determinado por el
proceso de institucionalización del conjunto de órganos e instituciones de la República de Cuba.
El proceso de “sovietización” de las estructuras de dirección del país no tuvo una aplicación
puntual dentro de las Fuerzas Armadas, aunque sería en las FAR donde dicho proceso fue más
acabado, y que llegó a todas las esferas organizativas del Estado32
.Los cambios que se han
producido en las distintas esferas no son independientes entre sí y no han sido originados por
causas separadas e inconexas sino que los cambios están interrelacionados entre sí y responden
a un objetivo como que camina hacia la institucionalización de la administración central del
Estado cubano. Entre los rasgos que empezaban a consolidarse dentro de las instituciones
cubanas a partir de 1961 podemos apuntar las siguientes:
-Despersonalización del Gobierno a través de la delegación de poder. Parece haber cierta
sustitución del régimen personalista carismático, prevaleciendo desarrollándose una
administración técnico-burocrática que se asemeja mucho a la de la URSS33
.
-Fortalecimiento de la legalidad mediante la promulgación de la Ley de Organización de la
Administración Estatal Central.
-Separación de funciones entre la Administración Central, el PCC y las Fuerzas Armadas. Estas
tres instituciones fueron controladas directamente en el cumplimiento de sus competencias y
facultades por Fidel Castro Ruz y la dirección militar del país, dando como resultado la ausencia
de delimitación en sus funciones. En 1961 existiría ya una clara tendencia a separar estas
instituciones y a asignarle funciones específicas a cada una de ellas.
-Dentro de la Administración central del Estado separación de los poderes legislativo y
ejecutivo que anteriormente recaían en el Consejo de Ministros asignándoles estas funciones a
la Asamblea Nacional del Poder Popular y al Consejo de Estado cuando estos fueron creados34
.
-Fortalecimiento del anteriormente estancado Partido Comunista de Cuba (PCC) para que
desempeñe tareas de organización rectora en lo político.
-Especialización, jerarquización y concentración de los distintos funcionarios y técnicos en los
distintos Ministerios para dotar a la dirección política de una plataforma técnico-administrativa
capaz de desarrollar las medidas de impulso legislativo que permitieran el desarrollo de los
planes para el desarrollo de la República dictada por la dirección política y militar del país35
.
Si bien todas estas medidas acercaron la estructura político-militar del país a un modelo
parecido al de la URSS, eran numerosas las singularidades que mantenían la personalidad
32 AZICRI, Max: The Institutionalization of the Cuban Revolution: A Review of the Literature, Cuban
Studies. La Habana, 1979.BEKAREVICH, A.: El Gran Octubre y la Revolución Cubana. La Habana:
Editorial Ciencias Sociales, 1982. CARBONELL, Néstor T.: And the Russian stayed; the sovietization of
Cuba. New York, Morrow, 1989. MESA LAGO, Carmelo: La sovietización de la revolución cubana y
sus consecuencias para el hemisferio occidental En World Affairs, nº136. Pag.3-25, 1973. 33 GONZALEZ, Edward : Cuba under Castro; The limits of carisma, Boston: Houghton Mifflin
Company, 1974, Pag.217-222.Véase la posición de las organizaciones anticastristas en SUCHLICKI
Jaime: The Cuban Military under Castro, Miami, University of Miami, 1989.Pag.17-62. 34 GARCÍA BRIGOS, Jesús P.: Gobernabilidad y democracia; los órganos del Poder Popular en Cuba,
La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1998, pag.14-17
35 BAUDISSIN, Gr.Wolf Graf: El caso de la “Bundeswehr alemana como ejemplo de una
democratización de las Fuerzas Armadas en países industrializados, en “Cambios en el papel político y
social de las Fuerzas Armadas en América Latina”, CEDAL, San José, Costa Rica, 1971, pág.1-27.
27
primigenia del proceso revolucionario cubano; dirigencia carismática, movilización, predominio
de las Fuerzas Armadas en la sociedad, mentalidad guerrillera para abordar los retos
económicos y defensivos del país, desagrado frente a los técnicos, igualitarismo y sólido
compromiso con la revolución continental latinoamericana. Entre 1964 y 1965 Cuba se
aproximó aún más a la URSS mediante la introducción parcial de medidas como la
autofinanciación y descentralización que dieron como resultado unos índices de producción más
realistas en algunos sectores de la economía. Junto a estas medidas en la esfera ideológica el
PCC alanzaba acuerdos con partidos comunistas latinoamericanos filo soviéticos para no
desarrollar estructuras guerrilleras en dichos países.
Las Fuerzas Armadas sería el mejor exponente de la aplicación de protocolos para alcanzar la
regularidad organizativa tomando como referencia la construcción militar de la URSS. El
sistema de regularidades en el desarrollo de las Fuerzas Armadas incluye las regularidades
sociopolíticas, las cuales conciernen al ejército como elemento de la superestructura política de
la sociedad socialista como elemento del Estado; las regularidades organizativas, técnicas en el
perfeccionamiento del ejército, su base técnica, de organización y su potencial científico-militar.
La principal regularidad de desarrollo de las Fuerzas Armadas de un Estado socialista como el
cubano, consiste en que el Partido Comunista de Cuba (PCC) dirige la solución de todas las
cuestiones fundamentales concernientes a la organización del ejército, la dirección de las tropas
y las fuerzas de la Marina de guerra; el reclutamiento, instrucción y educación de los efectivos.
Al ponerse al frente de la organización de las Fuerzas Armadas, el Comité Central, y el Buró
político del Comité Central se mantienen siempre en el centro de atención de las cuestiones
defensivas del país.
Otra de las regularidades del ejército de tipo socialista es su progresiva adecuación para
transitar desde un ejército irregular que consiguiera el objetivo militar de precipitar el cambio de
Gobierno y el derrocamiento del sistema dictatorial imperante en la República de Cuba desde
marzo de 1952, a unas Fuerzas Armadas de masas, conformadas por las clases trabajadoras del
país. Ese tránsito desde la vanguardia a la masividad no puede darse sin crear la base material y
técnica que precisa este nuevo tipo de fuerzas armadas lo que permite así convertir a las Fuerzas
Armadas en instrumento al servicio de la nueva mayoría política que gobierna los designios de
la política de Cuba. Para ello se tuvo que operar junto con la modificación estructural un
proceso de reconversión de la mentalidad militar, junto con una modificación de la mentalidad
de la sociedad civil que terminaría siendo quien nutriría de soldados a las Fuerzas Armadas, de
la conciencia militar, de la cultura militar y de la moral militar en cuatro grandes áreas:
a) Principio de “limitación imperativa”
El principio de “limitación imperativa” puede definirse como el conjunto de limitaciones en el
comportamiento de las Fuerzas Armadas y de sus miembros, impuestas por el bloque de normas
de obligado cumplimiento que pesa sobre ellos. Normas que van, desde la Ley Fundamental,
pasando por el resto del ordenamiento jurídico del país. Se trata por tanto de normas legalmente
establecidas a las que todos los militares están sometidos y por tanto están obligados a cumplir y
que van acompañadas de su correspondiente aparato coercitivo para reprimir a quienes las
quebranten. Esta limitación imperativa haría de tener dos límites dentro de la nueva
configuración estatal cubana:
-Subordinación de la institución militar al poder popular y a los lineamientos del Partido
Comunista de Cuba.
-Definición clasista de la institución militar y de todos sus miembros mientras permanezcan
ligados a las Fuerzas Armadas.
28
b) Principio de “Autolimitación moral”.
El concepto de “autolimitación moral” puede definirse como la limitación de los
comportamientos de los militares surgida de sus convicciones morales, resultantes del proceso
de formación y adiestramiento surgido de las academias y escuelas militares así como de los
cursos de perfeccionamiento y capacitación recibidos durante su vida activa como militares.
La formación de orientación socialista se produce en sociedades en transformación como la
cubana de tal forma que configura en el ánimo y en la conciencia de los militares una fuerte
autolimitación; la de renunciar a toda acción que sea contraria a los derechos de la mayoría de la
población y a los derechos que les son inherentes a los ciudadanos de Cuba a los que prestan
defensa, a todo intento de Golpe de Estado, a toda violación de derechos individuales o
colectivos. Y lo harán no ya porque así lo disponga la Ley Fundamental de la República o sus
posteriores leyes orgánicas o decretos sino precisamente porque las propias convicciones de los
militares y sus propios principios políticos, les impiden cometer cualquier acción contra los
elementos que conforman su código como defensores del proceso social abierto en Cuba desde
1959.
Hay que señalar que para conseguir que las relaciones cívico-militares sean las correctas, la
dirección política y militar del país debió ocuparse de gestionar ambos principios a un tiempo;
se ocuparon de situar a sus Fuerzas Armadas dentro de una correcta limitación operativa,
establecida por la Ley Fundamental y demás leyes y se ocuparon de dotar a sus militares de una
adecuada autolimitación moral, inculcándoles unas convicciones morales y un tipo de concepto
de Nación basada en una alta valoración de las conquistas sociales alcanzadas y de la obra
colectiva que todos los integrantes del cuerpo social cubano estaban llevando adelante como
valores superiores que el Ejercito debe asumir, respetar y defender.
c) Recto concepto del honor militar.
En las sociedades socialistas el concepto de honor se vincula estrechamente a la defensa de los
intereses de clase, al valor de lo colectivo y al necesario altruismo por sostener la soberanía
colectiva conquistada. Esta vinculación entre la llamada “Obra de la Revolución” y el honor
lleva a los militares a asumir que toda acción contraria a los intereses colectivos de la sociedad
cubana es un grave quebrantamiento del honor militar. Si aquello que los militares defienden es
aquello que otorga derechos a sus ciudadanos se estaban sentado las bases para una correcta
relación entre las Fuerzas Armadas y la sociedad cubana generando un amplio respaldo y apoyo
de los ciudadanos hacia su institución militar que, desposeída de lógica corporativa alguna, se
convierte en servidores públicos de los intereses colectivos y de las conquistas entre todos
logradas.
d) Recto concepto de la disciplina militar.
Las Fuerzas Armadas de los ejércitos socialistas superan el concepto de obediencia debida que
en el periodo 1959-1965 imperaba como mecanismo de funcionamiento en gran parte de las
Fuerzas Armadas del entorno geográfico cubano donde la impunidad de la jerarquía militar y la
desafección de la sociedad hacia las Fuerzas Armadas obligada a un alto grado de
discrecionalidad dentro de la cadena de mando castrense. Para ello, la República de Cuba
adecuó sus planes de estudios e instrucción de las escuelas militares y academias al servicio de
impartir un concepto de mando y disciplina que no sólo prohíba a los superiores dar órdenes
contraías a los lineamientos políticos establecidos por la fuerza rectora de la sociedad que es el
Partido Comunista de Cuba, sino que en virtud de lo dicho faculta al subordinado a no cumplir
órdenes que afecten a las orientaciones políticas del PCC, siendo este mecanismo un eficaz
freno a cualquier divisionismo ideológico que se presente dentro de la cadena de mando. Cuba
transita así de un modelo de Ejército que sirvió a las ordenes de la dictadura de Fulgencio
Batista donde se hacía imprescindible crear mecanismos basados en la obediencia ciega para dar
29
paso a un ejército basado en la disciplina estrictamente situada en los parámetros ideológicos
propugnados por el Estado36
.
Este concepto repercutirá significativamente en el marco de las relaciones cívico-militares que
se estaban forjando en la República de Cuba. Si la sociedad civil cubana sabe que sus Fuerzas
Armadas están educadas en la obediencia ciega esto generaría una situación de temor y recelo
hacia los comportamientos de sus militares. Sin embargo cuando la sociedad conoce de los
protocolos de actuación de sus Fuerzas Armadas y que estos se cimentan en la defensa de los
intereses de clase según preceptúan las tesis oficiales de la República y que estos están
sometidos al ordenamiento del país, el nivel de identificación entre las partes es elevado.
El carácter popular del ejército socialista cubano es un factor que eleva aun más su unidad e
integridad sociales; conduce a la cohesión ulterior y más estrecha entre el ejército y la sociedad
civil. Tras convertirse en Fuerzas Armadas de todo el pueblo, el Ejército de tipo socialista
Cubano, al igual que el resto del Estado, son ya la expresión acabada de los intereses del pueblo
trabajador cubano, dotándose como hemos mencionado de una concepción clasista. Para ello y
esta es otra de las regularidades básicas del ejército de nuevo tipo es la permanente necesidad de
fortalecer los vínculos con la sociedad civil cubana para garantizar así la comprensión del papel
de las Fuerzas Armadas por parte del pueblo al que sirve, garantizándose de esta manera el
permanente reemplazo mediante promociones de ciudadanos dispuestos a servir al Estado
mediante la profesión militar. En contraprestación, las Fuerzas Armadas garantizan las
condiciones de paz necesarias para el desempeño de la sociedad civil en los campos productivos
de la economía cubana. Para alcanzar este nivel de entendimiento entre ejército y sociedad es
necesario elevar la conciencia política de ambos, reforzando la participación constante de las
fuerzas armadas en la consecución de los objetivos del pueblo, entregando todas sus
capacidades al servicio del mejoramiento de la calidad de vida de sus defendidos.
Los efectivos que integran las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas son ciudadanos con
plenos derechos, que participaban activamente en la vida política, social, cultural de sus países.
Junto al resto de la sociedad cubana eligen y sus elegidos en los procesos internos de las
instituciones del Estado y ejercen su papel determinante en los órganos del Partido Comunista
de Cuba (PCC).
Por definición, el ejército de nuevo tipo socialista que fruto de una reconversión de las
estructuras anteriores se desarrolló en la República de Cuba es un organismo sociopolítico y
técnico militar que se desarrolla de manera armónica con la base material y técnica que se
implementaba en el país con una doble función de carácter interno-externo al servicio de los
intereses del Estado y conformado por las clases populares que ocupaban las distintas esferas de
las Fuerzas Armadas desde la oficialía hasta los soldados que formaban las distintas unidades.
Su acción se enmarca en la construcción de la nueva sociedad participando activamente en la
construcción y desarrollo de la sociedad socialista con nítida conciencia de pertenencia a una
clase y condicionadas por el contexto en el que la República de Cuba se inscribiría a partir de la
declaración del carácter socialista de su proceso revolucionario37
.
En el marco de la adaptación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y del Ministerio
de las Fuerzas Armadas al concepto de ejército de nuevo tipo que se adecuara a las directrices
organizativas del Pacto de Varsovia se realizaron numerosos estudios para la reconversión de
las distintas direcciones del MINFAR que surgieron a partir de la reorganización llevada a
36 SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y
fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag.226-228
37 LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, and RICH Donna: The Cuba Reader:
The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988, pag.77. SHKADOV, Ivan,
ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y fraternidad, La Habana:
Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag.112-145.
30
cabo en enero de 1962 en la que se establecieron catorce direcciones dentro del Ministerio
además de dos departamentos, el Jurídico y el de Instrucción Revolucionaria, además de la
Sección de Claves y Códigos que junto con la Secretaria y el Estado Mayor General vinieron
siendo la estructura central del Ministerio hasta la siguiente modificación operada el 23 de abril
de 1962 cuando fueron creados los cinco Viceministerios que albergarían las distintas secciones,
direcciones y departamentos bajo su dirección militar. De dichos estudios se concluyó la
necesidad de abordar una nueva remodelación que se plasmó en la Directiva Nº 022 de 8 de
Octubre de 1968 que suscrita por el Ministro de las FAR en la que se afirmaba:
“El rápido desarrollo de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, las experiencias
acumuladas durante estos últimos años, su participación no sólo en la defensa del país, sino
también en la consolidación económica, requieren de una reorganización del Ministerio de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias, con el fin de hacer una mejor distribución de las tareas
encomendadas al mismo, lograr un método de trabajo que facilite la planificación,
organización y dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como una mejor
coordinación del trabajo que permita el estudio y toma de decisiones acertadas frente a las
tareas cada vez más complejas”.
La nueva estructura pasaba a organizarse por grupos de trabajo de acuerdo a su especialidad y
coincidencia de trabajo. Quedaba implícita la creación de direcciones y secciones aparejadas a
los grupos de trabajo.
En el proceso de reconversión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba en unas
fuerzas armadas de tipo socialista jugó un importante papel la construcción de unas relaciones
internacionales al servicio del mantenimiento y expansión de la influencia socialista. La
República de Cuba aspiraba en la esfera internacional a construir unas relaciones internacionales
no controladas ni al servicio de los intereses estadounidenses. Para ello y en el marco de la
integración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en el seno de las Fuerzas Armadas de los
países del campo socialista, deberían ser el punto de apoyo que permitiera mediante las acciones
militares en el exterior alcanzar a Cuba un lugar en la escena internacional un papel muy
superior al que correspondería a un Estado insular del Caribe de reciente independencia y con
una economía aquejada por la herencia del monocultivo económico de origen colonial al que fue
sometida.
De ahí su necesidad de participar en conflictos en el exterior, para sostener en el escenario de
la política nacional cubana el deber de mantener dichas empresas militares altamente costosas
fuera de las fronteras de Cuba. Ello hacia a su vez imprescindible el soporte militar soviético
que pertrechara a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba de los recursos necesarios para
expandir la llamada “diplomacia verde olivo” que Cuba alentaba en el mundo. Para la URSS,
Cuba tuvo un carácter geoestratégico y para la República de Cuba, la URSS tuvo un carácter
político estratégico, de tal manera que Cuba ha logrado resaltar su política exterior con la ayuda
soviética y el resto de los aliados de la URSS. Dicha alianza permitió a Cuba multiplicar sus
recursos garantizando que la administración norteamericana sostendría una política de no
intervención hacia la isla en tanto en cuanto la dirección política de Cuba siguiera contando con
el apoyo militar soviético38
.
Entre los rasgos que se observan en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba que en su
proceso de reconversión en ejército de tipo socialista asumía los postulados de acción
internacionalista encontramos que las FAR incorporaban ya en 1962 los siguientes objetivos
militares que reproducían fielmente los de cualquier ejército del campo socialista:
38 SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y
fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag.86-88.
31
-Consolidar el poder interno del Gobierno revolucionario cubano en términos defensivos.
-Internacionalizar el fenómeno cubano de forma ofensiva para romper el aislamiento continental
y hacer inviable o altamente costosa una intervención militar norteamericana contra Cuba.
-Crear Estados de orientación socialista y promover movimientos de Liberación Nacional.
-Obligar a los Estados Unidos a hipotecar recursos militares en el área Caribe a fin de facilitar
áreas de mayor movilidad al Pacto de Varsovia en especial en los escenarios asiáticos y
africanos.
-Separar a países del Sistema Interamericano de Defensa que se encontraba bajo dominio
norteamericano.
-Promover su prestigio e influencia internacional creando a su vez un amplio espectro de países
favorables a las tesis de la República de Cuba que respaldaran las demandas del Gobierno de La
Habana en la esfera internacional.
-Obtener de la URSS altos niveles de ayuda económica, política y militar.
-Crear un espacio político propio para la República de Cuba dentro del marco de la bipolaridad
proyectando a Cuba como una potencia tercermundista de escala internacional39
.
-Mantener la legitimidad entre las corrientes de opinión y grupos que se conforman dentro del
sistema.
.-Sobre la construcción alternativa de las Fuerzas Armadas cubanas en el contexto
caribeño.
Analizado el contexto donde se inserta el alzamiento armado de los rebeldes del “Movimiento
26 de Julio”, sus postulados políticos, su expresión pública cuando alcanzaron el poder el 1 de
enero de 1959, su desempeño como ejecutivo con capacidad legislativa al frente de la República
de Cuba, su toma de decisiones para desarrollar la estructura de un nuevo Estado mientras
encaraban graves riesgos militares, podemos alcanzar una visión ajustada de cómo se produjo la
reorganización en un primer momento de las fuerzas defensivas del país a partir de un ejército
victorioso, Ejército Rebelde, y un Ejército derrotado, Ejército Regular al servicio de la
dictadura, para ahormar un ejército que asumiera la defensa del territorio nacional y su
soberanía en una primera etapa. La reorganización se produjo encabalgando elementos que
sobreviven del viejo régimen y que son de utilidad a la construcción de la nueva realidad
nacional cubana y las nuevas fuerzas rebeldes que no contaban con la formación ni el
adiestramiento necesario para acometer los nuevos retos defensivos que Cuba habría de
demandar en un periodo breve de tiempo. Una segunda fase ligaría al primer proceso de
transformación organizativa la segunda fase de reconversión a partir de la declaración del
proceso insurreccional cubano como un proceso de naturaleza socialista que haría que la
dirección política y militar del país regularizara sus Fuerzas Armadas siguiendo un patrón
dictado por la Unión Soviética a partir de 196140
.
39 En algunas ocasiones la República de Cuba mantuvo relaciones formales con los gobiernos de diversos
Estados mientras armaba y entrenaba a grupos que aspiraban a un cambio de gobierno. Los métodos
utilizados por la República de Cuba en su línea de apoyo a movimientos de Liberación Nacional
transitaba desde el entrenamiento de guerrillas, entrenamiento de milicias, formación de miembros de la
seguridad del Estado, entrenamiento de unidades militares o formación política de cuadros. 40 SOTO JIMÉNEZ, José Miguel A.: Defensa, Seguridad y Democracia; estudio comparado y análisis.
Apuntes profesionales para la modernización y la reconversión militar en América Latina. Grupo 5,
Santo Domingo, 1998, pag.30-35
32
Para poder situar los hechos que influyeron en el proceso reorganizativo cobraba especial
importancia el papel jugado por la expresión directa y el testimonio de los dirigentes
revolucionarios de la época pues los cambios que sus directrices operaban en el país iban más
allá de los que el ordenamiento del país expresaba. Durante un periodo prolongado de tiempo no
existirá más basamento legal donde cimentar los cambios estructurales que el Gobierno de
Cuba realizaba que la Ley Fundamental de 1959 que recoge en gran medida el espíritu de la
Constitución de 1940. En materia de política defensiva no existe más instrumento que la Ley
600 de Defensa Nacional promulgada del 16 de octubre de 1959 y publicada en la Gaceta
Oficial el 17 de octubre de 1959 y los nombramientos de los responsables militares hechos para
1959. Desde ese momento y hasta que la consolidación del Ministerio de las Fuerzas Armadas
del país permita a éste iniciar una política ordenada de dirección militar no existe más fuente
legítima que la expresión de Castro sancionada posteriormente por el Consejo de Ministros de
la República. Será él, quien en calidad de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y líder
moral del proceso insurreccional entable un diálogo directo con organizaciones populares y con
el pueblo de Cuba. Será Castro quien, tras la ratificación de su posición política por la sociedad
cubana, y en calidad de Primer Ministro lleve dichos acuerdos de reforma al Consejo de
Ministros para su sanción.
El proceso de reorganización de las estructuras militares heredadas en base a la nueva ética
militar impulsada desde el inicio de la lucha armada contra la dictadura, permitió recoger,
incorporar y aprovechar las capacidades técnicas de un amplio grupo de oficiales que
permitieron el tránsito interno de unas fuerzas rebeldes con un concepto operativo alejado del
manejado por un ejército regular, hasta la posibilidad de desarrollar centros de formación y
adiestramiento que serán el espacio de donde surgirán las futuras clases y oficiales. Todos
aquellos oficiales que no tuvieran delitos de sangre o no hubieran participado activamente a
favor de las políticas del Gobierno dictatorial de Fulgencio Batista podrían incorporarse al
nuevo ejército, y lo harían en pie de igualdad con los soldados y mandos rebeldes y se
valorarían los meritos de aquellos que se hubieran conducido de manera honesta durante el
desempeño de sus funciones militares; oficiales como Ubineo León, Rodolfo Villamil, el primer
teniente Fernández Álvarez o el comandante Quevedo Pérez son ejemplos del tránsito ordenado
para proceder a la conversión del ejército que el “Movimiento 26 de Julio” necesitaba hacer
para comenzar a ordenar el siguiente paso tras la guerra de Liberación Nacional y la disolución
parcial de las antiguas estructuras de las Fuerzas Armadas que era, encaminar la organización
defensiva del país hacia una nueva doctrina, la “Guerra de Todo el Pueblo”, lo que requería
unas nuevas Fuerzas Armadas41
. La dualidad reorganización-reconversión no fue un proceso
41 “[…] contamos con la colaboración de un número de oficiales –del viejo ejército- porque había
oficiales presos por conspirar contra Batista y muchos de esos oficiales, después del triunfo de la
Revolución, se unieron a nosotros. Hubo oficiales que habían luchado contra nosotros, pero que eran
hombres caballerosos, hombres decentes, se unieron a nosotros. De modo que un número de oficiales del
antiguo ejército colaboró con nosotros, pero muchos no pudieron ser salvados, puesto que la
desmoralización y desintegración fue total. Y no eran las mejores condiciones para contar con la
colaboración de muchos de estos oficiales. […] pero realmente surge un ejército nuevo. Y creo que de
ninguna forma se habría podido realizar la revolución si no se sustituye al viejo ejército por un nuevo
ejército revolucionario y popular, un nuevo ejército que hoy tiene mucha más preparación técnica de la
que tuvo jamás el ejército de Batista.. porque hoy nosotros tenemos diez veces más oficiales ,
incomparablemente mejor preparados de lo que nunca había contado nuestro país […] es un ejército
revolucionario, constituido por tropas regulares […]por la reserva, fundamentalmente de obreros y
campesinos entrenados, un ejército popular, cuya fuerza radica, no tanto en su profesionalidad o en su
técnica, como en su identificación con los intereses del pueblo, y en su enorme reserva de obreros y
campesinos que constituyen su masa de combatientes en caso de guerra”. CASTRO RUZ, Fidel:
Entrevista concedida a Gaetano Pagano, días 6 a 8 de julio de 1976, publicada en la Revista Casa de las
Américas nº109, Julio-agosto de 1978, pag.31. ROS, Enrique: Cuba en el tránsito al socialismo. 1959-
1963, La Habana: Editora Política, 1979. QUEVEDO PEREZ, José: Oficial de Academia, La Habana:
Editorial Verde Olivo, 2001, pag.143-152
33
diferido ni separado. No se produjo una fase y como consecuencia de los resultados obtenidos y
del contexto histórico y político en que se desarrollaba se dio la siguiente fase forzado por la
coyuntura. Para el Alto Mando Militar el proceso es un sólo acto, en el que se comienza por la
depuración organizativa, se prosigue por el reforzamiento defensivo mediante la creación de
organizaciones de masas que extiendan el deber de defensa del proyecto político a amplias
capas de la sociedad cubana para concluir en unas Fuerzas Armadas regularizadas bajo el
parámetro de ejército de tipo socialista como culminación del proceso diseñado con antelación
de un Estado que rompiera con las anteriores bases de organización social que existían en Cuba
desde su independencia.
La dirección militar del país, que a su vez ejercía hegemónicamente como dirección política, no
encadenó una secuencia de actos en virtud de la coyuntura o improvisando su reacción. La línea
de acción fue invariable a pesar de la agudización del escenario en que estos cambios se
producían; el proceso de modificación de la propiedad de la tierra era un hecho irreversible que
podría darse con mayor o menor grado de conflicto interno y externo, pero habría de hacerse; el
proceso de aumento del peso del sector estatal en los renglones estratégicos de la economía
nacional sería una determinación desde el 1 de enero de 1959, más allá de que este pudiera
acelerarse por la actitud adoptada por parte de la administración americana. Probablemente cada
paso que se ejecutó respondía a una visión preconcebida de Estado, a una política defensiva para
defender ese Estado y a un objetivo final que era una redefinición del concepto de soberanía de
una pequeña República subordinada en lo político y dependiente en lo económico.
En el marco del binomio reorganización-reconversión nunca se produjo una anteposición de la
Ley o del ordenamiento jurídico con el que contaba el país o del que se estuviese dotando a la
determinación política de Fidel y Raúl Castro de crear un Estado nuevo sirviéndose de unas
nuevas Fuerzas Armadas que aunaran lo más representativo e inspirador de su movimiento
rebelde y a su vez que adquiriera la capacitación técnica para poder resolver los severos riesgos
militares a los que la joven República estaba dispuesta a exponerse en el periodo 1959-1965.
Muchos fueron los condicionantes que modularon, intensificaron o amortiguaron los parámetros
de dirección con los que los mandos militares cubanos se condujeron; sin embargo existen dos
constantes que están presentes de manera continuada en la toma de decisión de los dos
principales líderes del país. Para Fidel Castro Ruz, esa constante es su alianza con el pueblo
cubano, para el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Cuba esa constante es su
alianza militar con la URSS. Para los dos comandantes a su vez existía un hecho incuestionable
desde su alzamiento armado en Sierra Maestra; habrían de librar una guerra, regular o irregular,
declarada o encubierta con los Estados Unidos. El 5 de junio de 1958, Fidel Castro escribía
desde su Comandancia General una carta a Celia Sánchez Manduley donde adelantaba en años
el conflicto inevitable que la Nación habría de asumir años después:
“Celia:
Al ver caer los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a
pagar caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una mucho
más larga y grande: la guerra que yo voy a echar contra ellos.
Me doy cuenta de ese va a ser mi destino verdadero
Fidel”.
El líder rebelde no sabía cuál sería el resultado de la lucha contra el Ejército Regular cubano
que por esos días encaraba, pues aún faltaban seis meses para el final de la guerra. Pero Castro
sabía cuál era el objetivo real de su empresa; se trataba de establecer un nuevo Estado que
subvirtiera el destino histórico de Cuba, alejando la dominación de Estados Unidos del país a
través de una política radicalmente opuesta a los intereses estadounidenses en la mayor de las
Antillas. Este planteamiento hecho por Fidel Castro no tenía aún andamiaje sobre el que
34
soportarse más allá del pilar que representaba el Ejército Rebelde y no estaba entre los
presupuestos de la Nación enfrentarse a los Estados Unidos, país con el que la gran mayoría de
la población tenía lazos culturales o sociales de algún tipo. Construir un nuevo imaginario
colectivo donde el nuevo enemigo estuviera a 145 kilómetros de las costas de Cuba pasaba por
situar los objetivos del nuevo ejecutivo cubano en la tesis antagónica de la administración
norteamericana42
.
No se trataría de ejercer una práctica ofensiva, dado que la República de Cuba ha mantenido
siempre una posición flexible hacia todos los Estados de su contexto, incluyendo a los Estados
Unidos. Se trataba de organizar la defensa de la soberanía en base a los posicionamientos
políticos y económicos más explícitos y divergentes que se pudieran hallar en coincidencia con
los intereses de la mayoría social cubana. Y en ese empeño, la teorización de ese nuevo
imaginario que se presentaría a la sociedad cubana correspondería a Fidel Castro, mientras que
la viabilidad de ese presupuesto en la práctica habría de corresponder al comandante Raúl
Castro. Es de suponer, que en su perfil organizativista, Raúl Castro que adquirió una formación
marxista con anterioridad a que lo hiciera Fidel Castro43
, advirtiera de que el único camino para
poder resistir la presión que la administración norteamericana ejercería sobre un Gobierno
transformador como el que pensaban establecer era alcanzar un acuerdo con el contrapoder
militar existente en la época; la Unión Soviética. El encuentro entre el que fuera acompañante
del Ministro de Asuntos Exteriores Anastas I. Mikoyán, Nikolai Leonov y el propio Raúl Castro
en el marco del Encuentro Internacional de la Juventud y el tiempo que pasaron juntos habría de
ser clarificador para el que llegaría a ser el Ministro de las Fuerzas Armadas de Cuba,
comprendiendo que solo a través de una revolución nacionalista no podrían sacudirse el peso de
la dominación económica y militar que los sistemas integrados de defensa que se desarrollaban
en el hemisferio bajo la cobertura estadounidense. Por ello era necesario ir más allá, profundizar
en la modificación de las bases sociales, productivas, ideológicas del pueblo de Cuba. Y sólo un
sistema antagónico podría hacerlo. Y sólo un apoyo como el que representaba la Unión
Soviética, permitiría a Cuba hacerlo en el breve tiempo del que disponía y a 90 millas de las
costas del futuro adversario.
Del mismo modo, Raúl Castro, analizadas las potencialidades y riquezas de Cuba, alcanzaría la
misma conclusión en lo relativo al desarrollo material e industrialización de su país; sólo podían
alcanzar el nivel de desarrollo y de superación de las desigualdades que habían comprometido
en su programa político a través de un acuerdo con la Unión Soviética.
El Ministro de las Fuerzas Armadas cubanas conocía la realidad física y material de su país;
Cuba es una isla que carece de muchos recursos vitales para evolución autónoma, tenía un bajo
nivel de desarrollo y de manera tradicional había dependido económicamente de una potencia
extranjera. La fuente principal de divisas era el azúcar que representaba cerca del 80% de las
exportaciones en 1959. El país carecía de fuentes de energía al no tener petróleo, ni gas ni
capacidad de generar una industria hidroeléctrica pues los ríos de Cuba son cortos y de escaso
caudal. No contaban con una base industrial y la que existía era de origen norteamericano por lo
que dependían de insumos y repuestos que debían ser importados. Los productos
manufacturados también debían ser importados. A pesar de las condiciones favorables y de la
expansión de las infraestructuras agrícolas, los factores climatológicos, la falta de una
42 IBARRA GUITART, Jorge Un análisis psicosocial del cubano, La Habana: Ciencias Sociales,
1985.RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias
Sociales, 1989. PÉREZ Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial
de Ciencias Sociales, 2006, pag.105-112.
43 QUIRK, Robert E.: Fidel Castro, New York: W. W. Norton and Company, 1993.Pag.67.
RODRÍGUEZ MOREJÓN, Gerardo: Fidel Castro, Biografía, La Habana: Editorial P. Fernández, 1959,
Pag.89-102.. RAMONET, Ignacio: Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, La
Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2006, pag.112-14.
35
planificación correcta, la dependencia del monocultivo azucarero impedían el
autoabastecimiento de alimentos teniéndose que importar ingentes cantidades de productos
básicos44
. Era necesario, dado que el enfrentamiento con la potencia americana era inevitable en
la medida que comenzaran a aplicarse las medidas de reforma comprometidas y que lesionaban
los intereses económicos de las firmas comerciales e industriales estadounidenses radicadas en
Cuba, disponer de un nuevo socio comercial y proveedor de capital. Y sólo la Unión Soviética
tenía esa capacidad.
La historia del periodo 1956-1965 no es la historia de una Nación, un movimiento político, el
“Movimiento 26 de Julio”, y unos dirigentes, que tuvieran que recorrer el camino que se les
impuso. Dicho periodo habrá de ser el tiempo de organizar el objetivo que como movimiento se
marcaron y para el que necesitaban el concurso de toda una Nación en armas, identificada con
sus postulados ideológicos, cohesionados en los lineamientos políticos, encuadrados en
organizaciones de masas, en comunión con el ejercicio carismático de su líder militar45
.
Probablemente esos nueve años de la Historia contemporánea de la República de Cuba no
fueron, como en periodos anteriores, trazados fuera de las fronteras de Cuba, sino por primera
vez fueron determinados por la mayoría de la población cubana en su propio terreno de juego.
La reorganización de las Fuerzas Armadas no fue un hecho impuesto, sino un reto asumido; la
declaración del carácter socialista del proceso cubano no fue la consecuencia de una invasión,
que sin duda ayudó en su decantación, sino una decisión propia que respondía a la necesidad de
forjar una alianza estratégica con la Unión Soviética; el diseño defensivo del país no respondió a
que no existiera otra salida, sino que se trato de la salida voluntariamente elegida. Y este
ejercicio de autodeterminación se necesitaba un instrumento y un enemigo que hicieran factible
el deseo común del pueblo cubano; si el enemigo habría de ser los Estados Unidos, que por
voluntad propia también asumieron el compromiso de no permitir la existencia de un foco
insurreccional socialista en el hemisferio occidental, el instrumento para hacer real la tesis
política de los rebeldes en el poder habrían de ser unas Fuerzas Armadas de tipo socialista.
Más allá de conocer los elementos que hicieron posible el binomio reorganización-reconversión
de las fuerzas defensivas de la República de Cuba, cobra especial importancia el carácter poder
discutido que asumen las Fuerzas Armadas en la Cuba revolucionaria a partir del 1 de enero de
1959. La sociedad cubana terminó desarrollando una visión de sus Fuerzas Armadas como un
contingente que debía refrendar su papel frente a la sociedad que defiende y obtener su
legitimidad en el accionar cotidiano, no en vano se trata de las únicas Fuerzas Armadas de
Latinoamérica que desde su fundación siempre ha tenido que asumir una agresión militar o un
combate en defensa de las posiciones políticas del proyecto revolucionario cubano; desde la
defensa del territorio nacional frente a intentos de agresión por parte de terceros países hasta la
asunción de los compromisos de carácter ideológico asumidos por la dirección política y militar
del país fuera de sus fronteras; desde la posibilidad de enfrentamiento con armas atómicas con
las Fuerzas Armadas norteamericanas a raíz del emplazamiento de misiles soviéticos en el país
en Octubre de 1962, hasta su concurso en la instrucción de grupos insurreccionales de América
Latina.
44 HOROWITZ, Irving Louis. Ideological radicalization and Economy Policy in Cuba, en Cuban
Communism. New Brunswick, New Jersey, 1972.LATASTE HOFFER, Alban: Cuba ¿hacia una nueva
economía política del socialismo?, Editorial Universitaria, Santiago de Cuba, 1968, pag.23. MESA
LAGO, Carmelo: Breve historia económica de la Cuba socialista: Políticas, resultados, y perspectivas,
Madrid: Alianza Editorial, 1994. Un estudio sobre Cuba, Miami: Miami University Press, 1963, pag.45-
62. Sobre los mecanismos de corrección que se introducen en base a la planificación económica sobre
plantillas quinquenales véase KALECKI, M.: Bosquejo hipotético del Plan quinquenal 1961-1965 para
la economía cubana, La Habana: Biblioteca Archivo Nacional, 1960, pag.13-19.
45 RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias
Sociales, 1989, pag.298-307.
36
Los líderes militares del país siempre han tenido que defender su posición a partir de ser un
instrumento que fuera percibido como de utilidad social Se trata sin duda de un modelo peculiar
de Fuerzas Armadas en el contexto caribeño y latinoamericano tanto por su composición como
contingente nítidamente transformador como por los objetivos que defiende, que con el paso del
tiempo y partiendo de ese “poder discutido” se ha convertido en el único “poder indiscutible”
dentro de la sociedad cubana.; un poder participado por todos, pero sobre el que sólo una
dirección limitada decide y sobre la que recae el peso de la defensa de la soberanía,
independencia y proyección de los objetivos políticos del país revolucionario; un poder que
siempre ha encarado un enemigo, ya fuere un ejército regular o un conjunto de medidas de
presión económico financieras o militares pero que ha logrado mantener siempre la paz en una
República con enormes dificultades para superar sus turbulencias sociales y políticas desde que
accediera a su independencia.
En definitiva, un poder constituido a partir del proyecto político de doce sobrevivientes que, en
1956 abrieron paso a un esquema de defensa nacional inédito en el área Caribe y en el
continente latinoamericano y que pretende hacer realidad el planteamiento de “invulnerabilidad
militar” que preside hoy la política defensiva de Cuba. Las Fuerzas Armadas Cubanas, a
diferencia del fluido proceso que constituye la Revolución Cubana, han estructurado de manera
eficaz los cambios en el tiempo, aplicados las reformas con antelación suficiente y capacidad
preventiva como para ser el pilar insustituible de la sociedad cubana contemporánea y el sostén
de la dirección política del país. Si una regularidad se puede constatar dentro de la Revolución
en Cuba es que dicho proceso no se ha desarrollado de manera estable y en la misma dirección,
sino que se ha desorientado en determinados momentos históricos, estando sometido a
numerosos cambios en las esferas ideológicas y políticas. Frente a dicho carácter cambiante, las
Fuerzas Armadas tras su reorganización y posterior reconversión a los parámetros soviéticos de
organización han mantenido inmutable su naturaleza, ampliando sus dimensiones o capacidades
partiendo de la misma estructura de mandos y gobierno. Cabe decir que durante el periodo
sometido a estudio y hasta la actualidad son la institución más solvente, fiable y capaz de los
distintos poderes del Estado cubano.
El Gobierno de la República de Cuba cimenta su política exterior en una eficaz paradoja;
funcionar como oposición a los Estados Unidos a nivel internacional al tiempo que desarrolla
mecanismos de control mediante la lógica de partido único dentro de sus fronteras. Esta
paradoja de un Estado disidente mundial es construida sobre una guerra simbólica permanente
con los Estados Unidos lo cual tiene un enorme impacto sobre la visión que se adquiere de Cuba
a nivel internacional como Estado rebelde y soberano que no permite ni injerencias ni presiones
sobre su independencia como país. La intensa política exterior de la República de Cuba se ha
fundamentado en la autopromoción simbólica de su papel como pequeña nación resistente a la
hegemonía de los Estados Unidos organizada socialmente desde patrones no capitalistas y no
democráticos según el concepto de democracia capitalista46
.
La resistencia de la diplomacia simbólica cubana hace de la isla una suerte de pequeño imperio
moral, que afirma su hegemonía en el terreno ideológico, que transita desde su poderío militar
hacia su dimensión como potencia médica, cultural, educativa o deportiva en la región.
Lo expuesto en este estudio viene a demostrar la hipótesis que se formuló en la que se planteaba
rechazar los conceptos de unas Fuerzas Armadas cubanas que se debatían entre la continuidad
de aquellos que fueron derrotados en el periodo 1956-1958 y la ruptura que en teoría se habría a
partir del 1 de enero de 1959. Las Fuerzas Armadas de la República de Cuba vivieron entre
1956 y 1965 una catarsis donde el binomio reorganización-reconversión fue un sólo proceso,
no fruto de la casualidad y las circunstancias coyunturales sino de una decisión política clara,
46 DOMINGUEZ, Jorge I.: Cuba: Order and Revolution; Cuban´s Foreign Policy, Cambridge, The
Belknap Press of Harvard University Press, 1978, pag.139-47. RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba,
la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1989, pag.345-67.
37
que de manera flexible se adecuaba al contexto en que se abría paso, pero que se ejecutó de
manera invariables hasta alcanzar su grado óptimo en 1965. El aprovechamiento de un parte de
la estructura del ejército derrotado no fue una decisión sobrevenida o fruto de la inmediatez; se
hizo así porque era lo que se había teorizado, proclamado y decidido hacer; la reconversión en
Fuerzas Armadas regulares no es fruto del hostigamiento, la presión o la necesidad de aumentar
las competencias defensivas del país; era lo que se había diseñado, previsto y determinado llevar
a la práctica. Asumir las tesis del campo socialista no fue una salida de emergencia, una
solución desesperada o una salvaguarda que garantizara la supervivencia del proceso
revolucionario cubano; era lo que garantizaba cumplir el objetivo de dar a la Nación cubana una
segunda independencia47
. Si Castro habría de declarar con su entrada en Santiago de Cuba tras
la victoria de 1959 que por fin los mambises entraron en Santiago, la dirección militar del país
por él encabezada abrazaron la idea de devolver la independencia plena a una Nación que
siempre vio truncada su capacidad de gobernar su destino en el contexto de las Estados
existentes y dieron los pasos necesarios para que dicho objetivo se ejecutara. En este sentido, el
periodo 1956-1958 puede entenderse como el periodo de la declaración de los objetivos
políticos nacidos a raíz del programa político del Moncada, mientras que el periodo 1959-1965
puede entenderse como el periodo de las realizaciones y toma de decisiones. Del ensamblaje
entre lo que se dijo que se haría y lo que efectivamente se hizo habrá de surgir el basamento de
coherencia que aportaría el argumento definitivo para que la sociedad cubana se sumara
mayoritariamente a la ejecución de lo que conocemos como la “Obra de la Revolución”. El
gobierno de las nuevas realidades se distinguía de los demás gobiernos que rigieron los destinos
de Cuba en la corresponsabilidad de los actos que ejecutaba; dijo que se repartiría la tierra y
sancionó una Ley en este sentido; afirmó que se rebajarían los alquileres urbanos y legisló en
ese sentido. Se comprometió en tener unas Fuerzas Armadas que garantizaran la
invulnerabilidad militar y organizó un corpus legal que diera base a las decisiones organizativas
para alcanzar dicho objetivo. Explicar cómo se transita desde lo proclamado hasta lo ejecutado
en el ámbito concreto de las Fuerzas Armadas, desposeyendo las decisiones tomadas de la tesis
que fiaba las decisiones tomadas en materia defensiva a la coyuntura o los hechos que se
sucedieron en esos nueve años, mostrando cómo se ordenaron los mecanismos de cambio que
llevaron a un ejército irregular que desembarcó el 2 de diciembre de 1956 a transformarse en
unas Fuerzas Armadas regulares de alta capacidad combativa organizada mediante el protocolo
del Pacto de Varsovia, ha sido el objetivo de la presente comunicación.
II.-La superación del caudillismo totalizador en la República Dominicana
El instrumento militar ha sido en la historia de América Latina y el Caribe, un
componente central a los procesos de formación del Estado en su objetivo de “construir
capacidades y autonomía” por la vía de controlar los mecanismos de coerción dentro de un
territorio específico2. Entonces y ahora, dicho instrumento constituye el último recurso de
intermediación entre los Estados. En tal virtud, el uso de las fuerzas armadas se ha
sustentado en la protección de la soberanía nacional y en garantizar la integración nacional.
Ocasionalmente, la defensa del territorio ha involucrado la respuesta armada a los fines de
preservar las autoridades constitucionales y la forma de vida de una sociedad nacional
Pese a ello, en el contexto caribeño pos independencia, el rol preponderante que solían tener
los militares en los conflictos inter-estatales se redujo considerablemente, llegando sus
47 PÉREZ Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial de Ciencias
Sociales, 2006, pag.221-45.
38
ejércitos no solo a contraerse en tamaño, sino también en sus capacidades ofensivas y
disuasivas.
De hecho, pocos países en el Caribe han contado o cuentan con ejércitos significativos,
descansando muchos de ellos, para los fines de garantizar la seguridad de sus fronteras
marítimas, en el despliegue de efectivos e infraestructura proporcionada por poderes
extranjeros y ex metrópolis.
Como señala Michael Laguerre en su libro The Military and Society in Haiti, hasta los 60s
solo Haití, Cuba y la República Dominicana (y más tarde Jamaica), podían considerarse
como los únicos países con un sistema militar propio en rigor4. Para el resto de países de la
región la fórmula predominante fue y en muchos casos continua siendo una especie de
fuerza constabularia, una suerte de guardia nacional con funciones policiales48.
.-El caudillismo como matriz organizativa.
Como sucediera con la mayoría de los ejércitos caribeños configurados como
fuerzas constabularias, desde su constitución el Ejército dominicano asumió conceptual y
pragmáticamente el objetivo de garantizar la integridad territorial en respuesta a los temores
por parte de las élites políticas y gobernantes de eventuales fraccionamientos provenientes
de las luchas intestinas. Más tarde se conformaron como fuerzas de choque y
contrainsurgencia frente a los movimientos sociales, huelgas y fuerzas de oposición que se
asumía atentaban contra el Estado10. Todo ello enfatizó desde muy temprano su rol como
mecanismo de control a lo interno de la nación.
La trayectoria descrita dibuja desde su fundación la evolución de las Fuerzas Armadas
dominicanas, cuya transformación como ya dijimos, se explica, en primer lugar, a partir de
los procesos internos de alternancia autoritaria que tuvieron lugar hasta mediados de los 60,
hacia la lenta consolidación democrática, desde finales de los años 70 hasta el presente. En
segundo lugar, a partir de los cambios y factores externos, cuya reflexión a lo interno se
asumió como un asunto de seguridad: especialmente el influjo de la revolución cubana en
los movimientos nacionales de oposición política que contrapuntearon las preocupaciones e
intervenciones de los EE.UU. en la región; la siempre presente “cuestión haitiana” vista
como un desafió a la seguridad nacional, y más recientemente el creciente reto de las
amenazas transnacionales. De esta suerte, los procesos de reconfiguración militar han sido
empujados mas por momentos de rupturas políticas y crisis sociales que por imperativos
institucionales, lo cual es corroborado por la prolongada ausencia de una explícita política
de defensa, la inexistencia de una burocracia civil al interno de la institución y la aletargada
actualización de la doctrina militar. Al respecto, como lo destacara el ex Secretario de
Estado de las FF.AA49.
El progresivo deterioro de las condiciones sociales de amplios sectores poblacionales y el
auge de la criminalidad y la violencia especialmente en las zonas urbanas del país,
sobredimensionaron tanto a los gobiernos como a unas fuerzas policiales con serias
limitaciones para manejarse en los nuevos escenarios. De cara a ésto, los gobiernos han
recurrido de nueva vez al recurso militar, involucrándolos en actividades de patrullaje,
48 LAGUERRE, Michel: Bussines and corruption; framing the Haitian military question en Lilian Bobea
Soldados y ciudadanos en el Caribe, FLACSO, Santo Domingo, 2002.
49 KEPLAK, Hal: Cuba´s military 1990-2005: Revolutionary soldiers during counter-revolutionary times.
New York. Palgrave/Macmillan, 2005.
39
desarticulación de redes y puntos de micrográfico urbano y en acciones de desarme de la
población. Sin embargo, esta decisión no está exenta de implicaciones, especialmente para
el aun incipiente proceso de profesionalización de las FF.AA. y más aún el de la propia
Policía. Como ha sido recurrentemente argumentado en múltiples foros de debate, ello deja
entrever en buena medida las deficiencias y dificultades de los gobiernos para garantizar la
gobernabilidad, alimentando aun más el cansancio y la incredulidad ciudadana.
De suerte que, los militares nunca han dejado de tener una presencia activa en la vida
pública. Durante los gobiernos balagueristas, los militares desempeñaron con frecuencia
funciones administrativas en las instituciones del Estado, controlaron los aeropuertos y
puertos nacionales, comandaron acciones de desalojo de tierras y de patrullaje interno,
especialmente en áreas donde las restantes instituciones del Estado tenían poca incidencia.
De esta suerte, galvanizaron una presencia que permeó la vida pública del país, lo cual
también abrió un espacio para que algunos oficiales se enriquecieran ilícitamente. Sucesivas
elites políticas y gobernantes dieron continuidad a componente de ese patrón, utilizando la
infraestructura castrense para elevar su perfil social, a través de campañas de vacunación,
mejoramiento ambiental y actividades deportivas en las zonas urbanas marginadas. Aún en
momentos de conflictos con sectores sociales sindicalizados, algunos gobernantes echaron
mano al recurso militar para sustituir a médicos y maestros en huelga.
El desempeño de estas funciones pocas veces fue sujeto de cuestionamiento ya fuese por
parte de los actores estatales (Congreso) o de los políticos (partidos), menos aún por los
propios militares a quienes la constitución les niega el derecho a deliberar, en la medida en
que la propia Carta Magna les otorga a los militares las funciones de garantes de la
soberanía y del orden público, atribuciones que ejerce especialmente cuando las
capacidades policiales son superadas por la magnitud de los eventos. De igual manera
aparece consignada en el artículo primero de los principios fundamentales de la Ley
Orgánica de las FF.AA:
“El objeto de su creación es defender la independencia e integridad de la República,
mantener el orden público y sostener la Constitución y las leyes. Podrán intervenir cuando
así lo solicite el Poder Ejecutivo, en programas de acción cívica y en planes destinados a
promover el desarrollo social y económico del país”.
Por lo tanto, es bajo la responsabilidad del Ejército que se ejerce el control fronterizo
terrestre y marítimo, así como la supervisión del espacio aéreo, especialmente en lo relativo
al combate al narcotráfico en el territorio dominicano. De esta suerte, las FF.AA.no han
cesado de ejercer funciones no militares, abocándose a llenar el vacío no cubierto por las
agencias responsables del Estado y en esa misma medida, continúan posibilitando por la vía
de la lealtad al liderazgo en el poder, la legitimidad e integridad de los gobiernos. Esto no
ha estado sin embargo exento de costos, el contra efecto de ello ha sido la obstaculización
de su propia institucionalización y profesionalización, un proceso inacabado en el cual las
FF.AA. han estado embarcadas por más de una década.
Con sus aproximadamente 9 millones de habitantes, la nación dominicana cuenta con unas
fuerzas armadas relativamente voluminosas en comparación con el resto del Caribe, la cual
oscila entre 40,000 y 45,000 hombres y mujeres uniformados activos, distribuidos en tres
fuerzas: la Fuerza Aérea, el Ejercito y la Marina de Guerra, bajo el comando del Secretario
de Estado de las Fuerzas Armadas16. La dirección de toda la fuerza es delegada por el
Presidente de la República en el Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, por lo tanto,
no existe aún un ministerio de defensa civil ni tampoco una burocracia civil integrada a la
estructura de planificación de políticas, a excepción del Ejecutivo. Las decisiones son
asumidas por un Estado Mayor General que sigue las directrices del Ejecutivo y cuyas
40
funciones están consignadas en la Ley Orgánica de las FF.AA. la cual está pendiente de
revisión50.
La estrategia de seguridad y defensa contiene los componentes y procesos de Reformas del
Sector de la Seguridad, al partir de una visión integral del sector, y de su diseño conjunto.
Dentro de este marco se determinan y se ajustan las funciones de cada institución y agencia,
es decir, las funciones policiales, migratorias, judiciales, aduaneras y de la armada bajo un
concepto de articulación flexible, de alistamiento, de elasticidad operativa y de
coordinación para enfrentar las amenazas.
Las FF.AA. identifican como sus intereses vitales y estratégicos de la Nación, los cuales se
proyectan a la institución, los siguientes:
- La soberanía, independencia e integridad de la República Dominicana
- El ordenamiento constitucional
- La libertad y el bienestar de los dominicanos
- El mantenimiento de la identidad nacional
- El mantenimiento de buenas relaciones con el entorno internacional y con la República de
Haití
-La contribución a la estabilidad regional
-La garantía de la disponibilidad de insumos para el funcionamiento de la economía
nacional.
Trascendiendo los intereses nacionales, la institución ha declarado tener un rol en la
prevención de conflictos y en contribuir a la consolidación de un ambiente internacional de
seguridad y solidaridad.
-Dimensión presupuestaria de las Fuerzas Armadas dominicanas.
Contrario a la muy esparcida creencia que comparte el público dominicano, el gasto militar
en este país se ha mantenido como un componente relevante del presupuesto general de la
nación. Para un total de 213 millones, 117 mil 635 pesos, el mismo representa el 4.49% del
presupuesto global del Estado. Además, pese a colocarse por debajo del promedio del gasto
con respecto al PIB Latinoamericano (1.31%) con su0.87% de orientación presupuestal, es
comparativamente superior a la distribución porcentual del PIB para el resto de los países
de Centroamérica y aun México: Nicaragua0.72%; El Salvador 0.61%; Guatemala 0.48% y
México 0.44%.
Para determinar el significado de esta inversión, en función de la relación costo-eficiencia
hay que confrontarla con la estructura del gasto: La distribución del presupuesto de Defensa
en el 2006 consagro 76% al gasto en el personal, incluyendo retiros y pensiones, un
porcentaje desproporcionalmente mayor que lo que se invierte en equipamiento,
apertrechamiento, formación y reemplazos.
Otra dimensión del gasto relacionada a las misiones llama la atención sobre el hecho de que
República Dominicana es en efecto el país que menos ha contribuido y/o participado en
50 OLZAK, Oscar: El Estado democrático en América Latina: Hacia el desarrollo de nuevas líneas de
investigación. Revista Nueva Sociedad nº2010, Venezuela, Julio-Agosto,2007, pp.42-62
41
misiones de paz a nivel mundial, con apenas cuatro oficiales posicionados en la Costa de
Marfil. Su más relevante despliegue el envió de un batallón de 300 efectivos para el
combate en Irak en 2003.
.- Objetivos en el desarrollo de las Fuerzas Armadas al servicio del progreso de la
Nación dominicana.
El sector de la defensa y la seguridad de la República Dominicana se encuentra en un
momento de transición y reformas. Por primera vez, prácticamente desde su fundación,
tanto las Fuerzas Armadas como los cuerpos policiales se encuentran readecuando sus
doctrinas, revisando sus misiones y replanteando sus estructuras al contexto de las
preocupaciones y de los desafíos nacionales e internacionales. En este tránsito ineludible
hacia la reforma integral del sector de la seguridad, el sector militar ha ido pausadamente
articulando una relación más horizontal con la sociedad dominicana, debido en gran medida
a los cambios generacionales del liderazgo militar, a la voluntad y conducción de un
liderazgo político democrático y a la mayor madurez de la sociedad civil dominicana.
En este contexto, es válido preguntarse, ¿cuál es la función que cumplen las fuerzas de
seguridad en el marco de una gobernabilidad democratizante?. La respuesta a esta cuestión
es compleja, pero ella involucra la aceptación por parte de los militares del mandato por
alcanzar un control civil ampliado de los aparatos y de las políticas estratégicas de
seguridad como un requisito básico de la gobernabilidad democrática.
Por otro lado, el diagnóstico presentado aquí pone en evidencia la necesidad de replantear
un sistema de seguridad que se perciba capaz de articular políticas de defensa en un espacio
complejo, problematizado social, étnica y genéricamente en un contexto de amenazas de
carácter intermODAL. Por lo tanto, en la República Dominicana se vislumbran una serie de
desafíos en el campo de la seguridad y particularmente en los agentes centrales y
concomitantes a él.
El principal desafío que enfrentan las fuerzas armadas dominicanas como parte del sistema
de seguridad nacional es encontrar y explorar estrategias para lograr diseñar e implementar
políticas gubernamentales de seguridad y defensa con los elementos humanos y materiales
que se tienen a la mano, los cuales de por sí son escasos y nunca van a ser suficientes para
el tamaño de las amenazas.
En segundo lugar, superar el insularismo. Hay factores de vulnerabilidad que enfrenta el
país en el contexto de su inserción regional. Amenazas derivadas de los procesos de
globalización a los cuales no escapan los pequeños Estados insulares de la región como en
el caso de la República Dominicana, las cuales proyectan un nuevo perfil, que cuentan con
un poder acumulado (como es el caso del crimen trasnacional organizado) y que se
expresan con una violencia sin precedentes en la región. Es seguro que estos fenómenos no
pueden ser neutralizados solamente con estrategias nacionales y de corto plazo. Por lo
mismo, colocan al liderazgo político y social de estos países en la disyuntiva de identificar
mediaciones entre las implicaciones de la globalidad y los esfuerzos por preservar la
soberanía. Un toque de realismo lleva a reconocer que en el siglo XXI no se llega sólo a
ningún lado. Por ello, buscar aliados, cooperar con otros países igualmente necesitados
urgentemente de ayuda –como es actualmente el caso de Haití-, intercambiar experiencias
con otros países, con otras fuerzas militares, y recibir ayuda resulta clave para enfrentar
estos desafíos. En consecuencia, se requiere de una explícita cooperación trasnacional,
42
intracaribeña y con otras naciones dentro y fuera del hemisferio. Esta orientación a su vez
debe reflejarse en sus misiones y roles. La institución debe avanzar hacia la integración a un
modelo cooperativo de defensa y seguridad -dado que prácticamente todas las fuerzas en la
región están en la misma tónica- lo que coadyuva el logro de este objetivo. Ello a su vez
implica, la implementación de un modelo cooperativo de defensa y seguridad que descanse
en mecanismos funcionales de coordinación sub-regional, lo cual no supone la eliminación
del protagonismo de los Estados nacionales, sino más bien la acentuación e
interdependencia entre agencias e instituciones, con la meta de alcanzar consensos en sus
políticas respectivas.
En tercer lugar, evitar perpetuar la decepción histórica. Como señalamos al inicio de este
artículo, resulta imposible separar la historia del país de la de sus fuerzas armadas, tan sólo
por el hecho de que más allá de su rol institucional, ellas han sido históricamente una fuerza
detrás de los poderes fácticos y en esa misma medida han sido un actor crucial a los
procesos de transición y de definición identitaria. Por lo tanto, les toca precisamente a las
fuerzas armadas dominicanas asumir el reto de conducir lo que podría llegar a ser una de las
organizaciones burocráticas más profesionales y organizadas del país, en condiciones de
democracia. Por lo tanto, es responsabilidad del Estado, de sus gobiernos y de la ciudadanía
definir los ambientes y coyunturas en los cuales participan las diferentes fuerzas de
seguridad, amparándose para ello en reglas del juego claras, en normativas y consensos
nacionales. Así han evolucionado los sistemas políticos en muchos de nuestros países en los
últimos 20 años. Sin embargo, la conducción democrática de las fuerzas armadas es una de
las falencias más comunes entre las nacientes democracias de la región. La falsa disyuntiva
que contrapone democracia y gobernabilidad oblitera el hecho de que la democracia
realmente existente logra la gobernabilidad sin sacrificar la esencia de aquella, o termina
más temprano que tarde debilitándose, dejando eventualmente de ser democracia. El peligro
son hoy los nuevos autoritarismos.
No pueden darse el lujo las nuevas generaciones de ciudadanos civiles y uniformados de
ceder a la tentación autoritaria por no haber resuelto los problemas y las demandas de largo
alcance de la población, las cuales no se prestan a salidas rápidas. Esta ecuación entre
gobernabilidad y democracia es sin lugar a dudas estratégica.
En cuarto lugar, compatibilizar las reformas estatales a los requerimientos societales. En el
pasado reciente latinoamericano y caribeño, la administración de la defensa y por ende la
contribución de las fuerzas armadas a la seguridad nacional, se produjo en medio de
procesos socioeconómicos de reforma y en un contexto de globalización política que
complejizó el escenario en el cual se adoptaban decisiones, mientras que la sociedad
quedaba sin canales a través de los cuales pudiera expresar el interés colectivo. Sin embargo
en el pasado reciente. se registran avances importantes: por ejemplo, la redacción de Libros
Blancos de Defensa, o el ingreso de mujeres a las fuerzas armadas, de los cuales la
República Dominicana es un ejemplo. De igual forma, los sistemas educativo-militares se
abren poco a poco a la interacción con la academia civil.
Evitar que este proceso sufra retrocesos supone un difícil rejuego de la relación triangular
entre seguridad, democracia y derechos humanos. Crecientemente las Fuerzas Armadas se
ven confrontadas a nuevos retos relacionados a la expansión temporal o estructural de sus
misiones y roles, especialmente en lo atinente al ámbito de la seguridad pública, de cara a
las tendencias transnacionales y complejizantes de la criminalidad, las cuales desafían las
capacidades de los gobiernos y de los instrumentos policiales de control. Estas atribuciones
ameritan ser dimensionadas y a la vez diferenciadas en aras de la profesionalización y la
43
institucionalización, no sólo de los cuerpos preventivos y de control, sino también de las
propias políticas públicas de defensa y de seguridad ciudadana en el marco de los procesos
de consolidación democrática y de reformas estatales. En ese entrejuego, los militares son
una institución más entre los múltiples organismos e instancias que conforman la nación y
el Estado moderno en el que prima la división del trabajo. Son estratégicos, razón de más
para no ser expuestos a los vaivenes de las coyunturas políticas, de la misma manera que no
pueden actuar en función de su propia interpretación de las reglas de gobierno
III.-Control militar y papel estratégico para el control del área Caribe por los Estados
Unidos; el caso de Puerto Rico.
Mediante la suscripción del Tratado de París el 11 de abril de 1899, que puso fin a la guerra
Hispano-norteamericana, España cedía el control de Puerto Rico a Estados Unidos. Con la
ocupación por parte de Estados Unidos, la isla perdió su personalidad jurídica y el resto de
garantías propias de un posible Estado soberano.
La dominación estadounidense de Puerto Rico siempre ha tenido un carácter militar si bien
pueden distinguirse dos fases; una primera etapa entre 1898 y 1900 donde la isla es gobernada
por un miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y una etapa civil, entre 1900 y
1947, en la que el gobierno local es ejercido por un ciudadano estadounidense designado por el
Presidente de los Estados Unidos. Desde 1947 hasta la actualidad el Gobernador de la isla, debe
ser un civil elegido por los propios puertorriqueños.
En sus casi 80 años de dominio sobre la isla, EE.UU. ha dictado los siguientes estatutos a fin de
regular sus relaciones con la misma:
La Ley Foraker (1-V-1900) que declaró a Puerto Rico territorio norteamericano y, aún cuando
creó una Legislatura local, concedió al Congreso estadounidense la facultad de anular las leyes
aprobadas en la isla y de dictar leyes obligatorias para la misma en todas aquellas materias que
no fueren localmente inaplicables (y que conserva hasta hoy).
La Ley Jones (2-III-1917) impuso colectivamente a los puertorriqueños una "ciudadanía
norteamericana" tan peculiar que no les otorgó el derecho a votar en las elecciones de EE.UU.,
pero les obligó a prestar servicio militar en las Fuerzas Armadas de ese país. Este estatuto legal,
por otro lado, al equiparar nominalmente a los puertorriqueños con los norteamericanos, otorgó
a éstos últimos los importantes derechos de sufragar en plebiscitos y elecciones de la isla y de
desempeñarse como gobernadores, legisladores y jueces de la misma, por el sólo hecho de
residir en ella.
La Ley Pública Nº 600 (3-VII-1950). En virtud de esta ley el Congreso
Norteamericano declaró unilateralmente establecido un Convenio entre Estados Unidos y Puerto
Rico e impuso a este último la calidad de Estado Libre Asociado (E.L.A.). Autorizando,
también, a los puertorriqueños para decidir si deseaban darse o no un gobierno republicano de
acuerdo a la Constitución que ellos mismos adoptasen, pero que debía ser aprobada por el
Congreso Norteamericano.
No obstante que los esfuerzos desplegados a fin de disfrazar la situación colonial de Puerto Rico
provocaron una serie de levantamientos armados en diversos puntos de la isla; Estados Unidos
convocó a una "Convención Constituyente" que se encargó de redactar la constitución de 1952.
Carta Fundamental que, luego de ser sometida a un Referéndum - en el que no se dio
44
posibilidad de pronunciarse a favor de la independencia - y de ser modificada por los
parlamentarios estadounidenses pasó a regir la isla.
Sin embargo, EE.UU., sólo en 1967, organiza un Plebiscito a fin de que los habitantes de Puerto
Rico eligieran entre el E.L.A.; la estadidad (o sea, la anexión a Norteamérica) o la
independencia. Consulta que fue realizada el 23 de julio de 1967 con la participación de más de
60.000 norteamericanos y otros tantos extranjeros residentes que votaron junto a los
puertorriqueños y en la cual resultó ganadora la fórmula del E.L.A.
.-Situación Militar de Puerto Rico bajo administración norteamericana.
Puerto Rico constituye un importante eslabón dentro del sistema global de defensa
norteamericano. Por su estratégica situación geográfica, la isla cumple funciones relativas a la
seguridad nacional de Norteamérica pues permite proteger la costa sur de este país y asegurar el
control que él ejerce sobre el Mar Caribe y la Zona del Canal de Panamá (Sede del Comando
Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses que controla la América del Sur). Lo que explica el
por qué, desde 1898, el destino de Puerto Rico y sus habitantes ha estado supeditado a las
decisiones del Pentágono, aún cuando la isla, desde 1930, dejó de depender del Departamento
de Guerra norteamericano para quedar adscrita al de Interior. Puerto Rico cumple la función
estratégica que el Pentágono le asigna, especialmente, por medio de las numerosas bases que la
Fuerza Aérea, la Marina, el Ejército y el Servicio de Guardia Costera de EE.UU. mantienen en
su territorio.
De las 13 bases que, se calcula, han funcionado en la isla, dos cuentan con instalaciones para
cohetes nucleares y una con equipamiento para el entrenamiento de tropas de desembarco en
condiciones difíciles Aproximadamente, unos 100.000 acres, es decir, más del 13% de las
tierras cultivables; son usadas por el Pentágono sin pagar renta alguna ni haber consultado a los
puertorriqueños al respecto. La Sección de de Bombas Nº 72 de El Comando de Estrategia
Aérea ocupa 4.000 acres en la base de la Fuerza Aérea de Ramey, donde se almacenan y desde
donde se trasladan bombas atómicas (hoy parcialmente desmantelada); el Comando de Las
Antillas del Ejército, que reside en la misma capital, mantiene en su poder más de 14.000 acres
de tierra diseminados por toda la isla. La Marina, por su parte, posee 44.000 acres que forman
parte del Décimo Distrito Naval y mantiene la base de Roosevelt Roads, una de las más grandes
del mundo, que conforma todo un complejo con las bases de la isla Vieques (utilizada para
masivas maniobras anfibias en que participan naciones centroamericanas y europeas); de la isla
Culebra y de sus islotes (usados como zona de maniobras bélicas y de prácticas de bombardeo
aéreo y naval).
Valiéndose de los amplísimos poderes de expropiación que Washington se ha conferido a sí
mismo en relación a Puerto Rico, el Pentágono ha procedido a masivos desalojos de la
población y al enajenamiento continuo del territorio; sembrando toda la isla con cientos de
destacamentos, fortines, puntos estratégicos y campos de ensayo para la fuerza química y
bacteriológica.
La forma como las Fuerzas Armadas norteamericanas han dispuesto de la vida y de la muerte
del pueblo puertorriqueño está sintetizada en el caso de Culebra Isla que, a pesar de estar
habitada por 900 civiles, ha sido utilizada por la Marina como campo de prácticas de tiro de la
Flota del Atlántico, siendo sometida a continuos bombardeos diurnos y nocturnos; a prácticas de
45
tiro con bala viva y de artillería de grueso calibre; a lanzamientos de cohetes de fuego y, de
bombas de napalm. A consecuencia de lo cual no sólo se extinguieron las aves y peces de la
zona si no que se produjeron numerosas muertes y heridos.
Las instalaciones bélicas de Culebra se encuentran, sin embargo, actualmente abandonadas a
raíz de la gran movilización popular que, en 1970, se desató en contra de las anunciadas
intenciones del Pentágono de ocupar la totalidad de la isla.
Las 13 bases militares que funcionan en la isla y los 20.000 hombres que se cree se acantonan
en las mismas (se ignora cuántos son exactamente) significan una serie de limitaciones para la
nación boricua. En efecto:
- Puerto Rico carece de libertad para decidir sobre su destino político. Al margen de la función
que desempeñan en relación a Estados Unidos y América del Sur, los militares norteamericanos
se encargan de "mantener el orden interno" y de estabilizar la escena política.
De esta manera, las elecciones, plebiscitos y referéndums organizados en la isla no pueden ser
calificados de libres pues, además de ser llevados a cabo dentro de un sistema electoral
administrado por Norteamérica, se realizan en presencia de su inmenso poderío bélico.
Dentro del propio recinto de la Universidad de Puerto Rico, los militares han mantenido, como
parte integrante de los cursos ofrecidos, un Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva
del Ejército Norteamericano (R.O.T.C.) que contando con un edificio especial dentro del
claustro, ha llevado a cabo continuos ejercicios, paradas y actividades de proselitismo militar.
- Puerto Rico carece del derecho a mantener Fuerzas Armadas propias. La Guardia Nacional
existente en la isla se encuentra incorporada dentro del Sistema de Defensa Norteamericano.
- La paz, la salud y la subsistencia de la Nación se ven expuestas a graves peligros por la
existencia de las bases militares, de las instalaciones termonucleares e instalaciones análogas
material de guerra que en ellas se almacenan y de las maniobras que en su torno se realizan.
Tales bases, asimismo, exponen a Puerto Rico a sufrir los ataques de todos los eventuales
enemigos de Estados Unidos.
No existen posibilidades inmediatas de que las instalaciones nucleares existentes en la isla son
desmanteladas puesto que, aún cuando diversos sectores de opinión puertorriqueños exigieron
que la misma fuese incluida dentro de las disposiciones del Tratado del Tlatelolco sobre no
Proliferación de Armas Nucleares en América Latina (1967); Puerto Rico no quedó
comprendido dentro de este por la decisión de Washington de no suscribir el Protocolo Nº 1 9.
Grandes esperanzas en este sentido han suscitado, sin embargo, las declaraciones que el
Presidente estadounidense Jimmy Carter formulase, en abril de 1967, anunciando su decisión
de firmar el mencionado Protocolo N° 1.
- Puerto Rico ha perdido su potencial agrícola y pesquero a consecuencia del uso que las
Fuerzas Armadas estadounidenses hacen de sus tierras, costas y mares. Razón por la cual, la
isla, que antes era una nación eminentemente agrícola, se ve obligada a importar los alimentos
que consume mientras que miles de campesinos y pescadores han sido desalojados de sus
pueblos y despojados de sus fuentes de trabajo.
De 1939 en adelante se intensifica la presencia militar en la Isla. La Segunda Guerra Mundial
había comenzado en Europa. Se expropiaron terrenos para crear las bases de Vieques, Culebra y
Roosevelt Roads. Se construyó la Base Ramey en Aguadilla. Se reinstaló el Servicio Militar
Obligatorio (SMO) y se amplió el Fuerte Buchanan. Luego de la guerra, la política militar
hegemónica de Estados Unidos se estructura frente a la supuesta amenaza del comunismo y la
Unión Soviética. Durante los años de la “Guerra Fría” Puerto Rico se convierte en la llave del
Caribe y el Atlántico. La Isla se constituye en un eslabón en la estructura estratégico-nuclear.
46
Entonces el Océano Atlántico era un área de intenso patrullaje de submarinos soviéticos y
norteamericanos, equipados con misiles de potencia nuclear. En la Base Roosevelt Roads, que
abarcaba un área de 200,000 millas cuadradas – que incluía a Vieques y a Culebra - se
almacenaban bombas anti-submarinas B-57 y armamentos con capacidad nuclear, junto a
aviones P-3C de patrullaje marítimo.
Puerto Rico fue puntal en la intervención y golpe de estado de Guatemala en 1954, en la
invasión frustrada a Cuba en 1961, en la diversas ocupaciones a Santo Domingo y Haití en la
década de los años sesenta y después, en las maniobras para derrocar el gobierno Sandinista en
Nicaragua durante la administración de Reagan y en la invasión a Granada en 1983. Desde
Roosevelt Roads, el 11 de abril de 2002, se enviaron buques de guerra para apoyar el fracasado
golpe de estado al presidente venezolano Hugo Chávez.
En septiembre de 1989 el ejército norteamericano le reclamó al gobierno de Puerto Rico
terrenos adicionales para ejercicios militares en 16 áreas forestales de la Isla, incluyendo áreas
adyacentes al campamento Santiago en Salinas. (Esta petición sigue vigente.) Entonces el 13%
del territorio del archipiélago boricua estaba ocupado militarmente.
En 1999, luego del acuerdo que puso fin al control estadounidense de la zona del Canal de
Panamá, parte del componente militar que allí ubicaba, conocido como Comando Sur, fue
trasladado al Fuerte Buchanan. A la base de Roosevelt Roads, se trasladó la sede del
Componente Naval del Comando Sur. Se instalaron costosos y enormes sistemas de radares en
Vieques y en Fuerte Allen en Juana Díaz. A ese sistema se le llamó “Radar Relocalizable Más
Allá de Horizonte” (ROTHR). Eran mecanismos de vigilancia electrónica sobre un área
geográfica desde México hasta las selvas de la Amazona. Se fortalecieron la Guardia Nacional y
la Reserva, como fuerzas auxiliares del Ejército Sur. Vieques era usado intensamente como base
de entrenamiento y prácticas navales y militares de todo tipo. A toda esta reorganización se le
llamó “nueva arquitectura militar de la región.” En parte, estaba diseñado para ser usado en la
guerra contra el narcotráfico en el Caribe. Entonces los oficiales de la Marina y los congresistas
decían y repetían que Vieques, como base de entrenamiento, era único e indispensable. Entre
1999 y 2002 todo parecía indicar que Puerto Rico sería reforzado como base estratégica, centro
de entrenamiento, área de vigilancia electrónica y cuartel principal del Comando Sur. No
obstante, En 2001, el Almirante Robert Natter expresó que sin Vieques, a la Marina no le
interesa mantener la Base Naval de Roosevelt Roads, ya que se convertiría en obsoleta.
Al igual que la emigración masiva hacia los Estados Unidos a partir de la década de los años 40,
el reclutamiento militar de los puertorriqueños funciona como “válvula de escape.” Para miles
de jóvenes, ingresar en el “US ARMY” es una manera de mejorar sus condiciones de vida. Ello
es así en un país donde cerca del 60% de la población vive en la extrema pobreza, la
desigualdad social es 20% mayor que la de Estados Unidos.
En la Primera Guerra Mundial participaron 18,000 soldados puertorriqueños. Mueren 36 y hubo
5 heridos. En la Segunda Guerra Mundial participan 65,034 soldados de origen boricua. Pierden
la vida 133 soldados y 165 fueron heridos. En el conflicto de Corea, entre 1950 y 1951,
participan 61,000 puertorriqueños. Hubo 756 muertos y 3,049 recibieron heridas. En la guerra
de Vietnam, entre 1961 y 1973, se estima que, entre los muertos y mutilados, hubo 3,000
puertorriqueños. Entre los que regresaron vivos o heridos el 56% sufre desordenes mentales.
Para la guerra de Vietnam se reclutaron 72,177 jóvenes puertorriqueños.
Hasta el mes de noviembre de 2008 se registran 90 soldados puertorriqueños caídos en las
guerras de Irak y Afganistán. En esta guerra “contra el terrorismo” se ha utilizado, distinto a
otras intervenciones, una cantidad nunca antes vista de reservistas y miembros de la Guardia
Nacional.
47
El militarismo se vehicula en Puerto Rico a través de intensas campañas de promoción del
reclutamiento en las escuelas secundarias y en las universidades. El Pentágono invierte al año
más de tres mil millones de dólares en propaganda de reclutamiento militar, alrededor de 14.000
dólares por recluta.
Las fuerzas armadas buscan reclutar, cada año, no menos de 65.000 jóvenes para sus diversas
ramas o divisiones. Antes, en tiempos de paz o cuando ir a la zona de guerra era improbable, en
Puerto Rico se reclutaban entre 4.000 y 5.000 personas anualmente. En estos tiempos, el
número se ha reducido a cerca de la mitad.
La ley federal “No Child Left Behind” - que se aplica a Puerto Rico - exige que los funcionarios
de las escuelas provean información privada de los estudiantes a los reclutadores de las Fuerzas
Armadas, sin que sea necesario obtener el consentimiento expreso del estudiante, padre o
madre. Ello es contrario a las disposiciones y garantías de privacidad contenidas en FERPA, ley
federal conocida como “Family Education Rights and Privacy Act” de 1974. No se informa
adecuadamente que la ley federal (NCLB) contiene una disposición para que el padre, la madre
y el estudiante puedan negarse a que la información sea divulgada a los reclutadores militares.
Esta alternativa es conocida como “OPt Out”. Mientras se niega el acceso a las escuelas a los
sectores de la sociedad civil que se oponen al servicio militar y a la guerra, se abren de par en
par las puertas de los planteles escolares a los reclutadores militares.
Otra forma de intervención militar es a través de la Ley federal Solomon de 1995, según
enmendada, la cual otorga ayuda financiera a las universidades que mantienen los programas de
enseñanza militar (ROTC) y permiten reclutadores en sus recintos. La Universidad de Puerto
Rico (UPR) es recipiente de los fondos de dicha ley. Si las universidades no cumplen con la ley
se arriesgan a perder beneficios de una docena de agencias federales. Esta ley surgió como
respuesta a las luchas estudiantiles de los años de los sesenta por erradicar los programas de
ROTC de las universidades. (En 1969 la Universidad de Harvard eliminó el ROTC por sus
prácticas discriminatorias.)
En la actualidad, los objetivos de control de la Administración estadounidense en Puerto Rico
pasan, mediante el empleo de una legislación diseñada ex profeso, por la “federalización” total
del bosque tropical El Yunque y la apropiación perpetua, exclusiva e irrevocable del Carso
Norteño. Esta zona del Carso comprende 110.000 acres de bosques, playas y diez cuerpos de
agua dulce, que incluye ríos subterráneos. En el aspecto militar, conservan al Fuerte Buchanan y
al Campamento Santiago para los cuarteles y área de entrenamiento de la Guardia Nacional y la
Reserva.
CONCLUSIONES
Tomando como referencia lo afirmando por Ivelaw L. Griffith y asumiendo que del total de 29
Estados que componen el área Caribe sólo Antiguo y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice,
Cuba, República Dominicana, Guyana, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago poseen una
fuerza defensiva propia, debe reconocerse que en el Caribe insular hispánico está capacidad
queda circunscrita a la República de Cuba y a la República Dominicana51
. La evolución del
gasto militar y de la propia construcción defensiva aparejada a este son diametralmente opuestas
en ambas islas debido, singularmente a la esfera de influencia en que se situaron ambas
repúblicas en su contexto caribeño. Mientras las Fuerzas Armadas de la República Dominicana
se convertían de la mano de la dictadura militar de Rafael Leónidas Trujillo en el más firma
51 GRIFFITH, Ivelaw L.: Caribbeam Security on the eve of the 21st Century. INSS, Washington, 1996,
pp.75.
48
baluarte de la defensa de los intereses norteamericanos en el área, la evolución de las Fuerzas
Armadas cubanas a partir de 1959 separo al ejército cubano de un rol muy similar al que las
Fuerzas Armadas dominicanas venían desempeñando. Tanto Rafael Leónidas Trujillo como
Fulgencio Batista Zaldívar era oficiales que alcanzaron el poder mediante una asonada golpista
y que reprodujeron fielmente lo dispuesto por la Organización de Estados Americanos e
interpretaron los Tratados de Asistencia y Ayuda Mutua en orden a las posiciones más
favorables a los intereses de las Estados Unidos en el área.
Sin embargo, el triunfo del “Movimiento 26 de Julio” comenzó a modificar lo que parecían que
serian historias paralelas en materia de Fuerzas Armadas.
En materia de freno al desarrollo y progreso social debe situarse que si bien la necesidad de
aumentar su capacidad defensiva ante las amenazas de intervención militar, ejecutada
definitivamente en abril de 1961, llevo a Cuba a un aumento de su consignación presupuestaria
en materia defensiva, el apoyo de la URSS permitió aliviar los costes de los insumos recibidos
que eran compensados con productos de carácter agrícola o mediante un sistema de
compensación de deuda nítidamente favorable a los intereses cubanos. La República de Cuba
acentuó la inversión de sus recursos, a pesar de dictarse un bloqueo comercial, económico y
financiero sobre la isla que se traduce en un coste de 96.000 millones de dólares, en
programas de carácter socio educativo que permitieran elevar el índice de desarrollo humano del
país. En este sentido y tomando como referencia los datos del programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) para el ejercicio 2010 se arrojan los siguientes datos:
CONCEPTO REP.CUBA REP.DOMINICANA
Puesto IDH 51 98
Esperanza de Vida 79.1 73.4
IDH (sobre 1) 0.776 0.689
IDH Salud 0.933 0.842
IDH Educación 0.876 0.616
IDH Ingresos 0.572 0.629
Índice Desarrollo
Humano América
Latina y Caribe
0.731
Índice Desarrollo
Humano Mundial
0.676
Índice Desarrollo
Humano Alto
0.741
49
En términos presupuestarios:
CONCEPTO República de Cuba (en
millones de pesos cubanos
convertibles 1 CUC=1$)
República Dominicana (en
millones de dólares)
Ingresos 43.578.5 10.670
Gastos 46.044.9 11.224
Deficit 2.466.4 446
Se determina en cierta medida que el Índice de Desarrollo Humano, y por tanto la indicación
eficaz del grado de progreso en materia social alcanzado por ambas sociedades, y sin la
posibilidad de poder establecer renglones comparativos con el Estado libre Asociado de Puerto
Rico debido a la distorsión que introduce su inclusión en las cifras macroeconómicas de los
Estados Unidos de Norteamérica, no viene dada por la cuantía de los recursos presupuestarios
sino por la orientación en su empleo, en la priorización del gasto y en los objetivos políticos y
metas que cada uno de los ejecutivos se fija. Sin lugar a dudas una progresiva reducción de los
recursos destinados a insumos militares y la disminución progresiva del número de efectivos,
siempre que éstos sean reubicados dentro del sector civil, permite entender que la correlación de
Desarrollo Humano y el gasto militar en el Caribe Insular Hispánico están íntimamente
vinculados y que de producirse un aminoramiento en el capítulo de gastos militares quedaría un
mayor disponible para atender programas de desarrollo sin en ningún caso dejar de atender el
hecho que a pesar de contar con mayores recursos para invertir , este extremo depende en última
instancia de la voluntad política de los gobernantes para anteponer el desarrollo social y la
justicia social a cualquier otro objetivo.
50
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