FRENO AL PROGRESO Y DESARROLLO SOCIAL EN EL CARIBE HISPÁNICO EN EL SIGLO XX; GASTO MILITAR Y...

53
1 FRENO AL PROGRESO Y DESARROLLO SOCIAL EN EL CARIBE HISPÁNICO EN EL SIGLO XX; GASTO MILITAR Y POLÍTICAS DE EXCEPCIÓN. Madrid, 12-13 de julio 2012 Prof. Dr. Francisco Manuel Silva Ardanuy Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España). INTRODUCCIÓN Desde el inicio de la década de los treinta del pasado Siglo XX, Los ejércitos nacionales pasaron a desempeñar un papel protagónico en la orientación de la política nacional 1 . La relación entre los ejércitos y la política fue descrita por Klausewitz como “La guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad. La fuerza, para enfrentarse a la fuerza, recurre a las creaciones del arte y de la ciencia. Se acompañan éstas de restricciones insignificantes, que apenas merecen ser mencionadas, las cuales se imponen por sí mismas bajo el nombre de usos del derecho de gentes, pero que en realidad no debilitan su poder. La fuerza, es decir, la fuerza física (porque no existe una fuerza moral fuera de los conceptos de ley y de Estado) constituye así el medio; imponer nuestra voluntad al enemigo es el objetivo. Para estar seguros de alcanzar este objetivo tenemos que desarmar al enemigo, y este desarme constituye, por definición, el propósito específico de la acción militar: reemplaza al objetivo y en cierto sentido prescinde de él como si no formara parte de la propia guerra2 .Los continuos vaivenes políticos de los países del área Caribe llevan al Ejército a defender una posición política basada en garantizar su supervivencia como institución. Los Institutos Armados no son aparatos pasivos ni apolíticos, estos atraviesan por conflictos de clase debido a su heterogeneidad, donde los miembros de origen burgués entran en conflicto con aquellos componentes de origen campesino u obrero. En ocasiones la inestabilidad política se traslada al ámbito militar debido a la cercanía entre ambos poderes. El papel del Ejército como una de las partes burocráticas del aparato estatal y órgano de violencia de este, le facilita el acceso a los ámbitos de decisión política. Generalmente el militarismo como concepto se emplea, para significar el predominio del elemento militar en el gobierno del Estado. Los privilegios y desviaciones de poder que este sistema genera, desembocarán en el advenimiento de regímenes dictatoriales. En el caso concreto de la sociedad cubana la alternativa militarista 3 aparece como solución a la situación 1 ARRIAGADA HERRERA, Genaro; “El pensamiento político de los militares”, Santiago de Chile: Editorial Aconcagua, 1986 .CARRANZA, Mario Esteban: “Fuerzas Armadas estado de excepción en América Latina”, México: Siglo XXI, 1978.Pag.94 .CHANG, FEDERICO: “El ejército nacional en la República neocolonial 1899-1933”, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1981, pag.23-45... LOMBARDO TOLEDANO, VICENTE: “Escritos sobre Cuba. Análisis de su proceso político 1928- 1967”, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales, 2003, Pag.345-402. PINA Y ESTRADA, Rogelio: Los presupuestos cubanos, La Habana: Cultural S.A., 1936, pág. 12-14. ROUQUIE, Alain: El Estado Militar en América Latina, México: Siglo XXI, Editores S.A., 1984.Pag.78- 122. 2 KLAUSEWITZ, Karl Von: De la guerra, Madrid: Editorial La Esfera de los Libros, 2005. 3 Dicha opción tuvo concreciones anteriores al 10 de Marzo de 1952 cuando el 4 de septiembre de 1933 se produjo un alzamiento militar, la llamada “Sublevación de los sargentos” quienes a través de la “proclama al pueblo de Cuba” que dotaba de coherencia al golpe militar se pronunciaban a favor de la organización de tribunales para juzgar a los militares y civiles culpables de delitos cometidos durante el gobierno de Machado, por el establecimiento del orden y la justicia, por la instauración de un régimen democrático, convocatoria de una Asamblea Constituyente, la creación de la Agrupación Revolucionaria de Cuba, y una Junta Cívico Militar encargada de supervisar y controlar el gobierno provisional. Esta

Transcript of FRENO AL PROGRESO Y DESARROLLO SOCIAL EN EL CARIBE HISPÁNICO EN EL SIGLO XX; GASTO MILITAR Y...

1

FRENO AL PROGRESO Y DESARROLLO SOCIAL EN EL CARIBE HISPÁNICO EN

EL SIGLO XX; GASTO MILITAR Y POLÍTICAS DE EXCEPCIÓN.

Madrid, 12-13 de julio 2012

Prof. Dr. Francisco Manuel Silva Ardanuy

Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España).

INTRODUCCIÓN

Desde el inicio de la década de los treinta del pasado Siglo XX, Los ejércitos

nacionales pasaron a desempeñar un papel protagónico en la orientación de la política

nacional1. La relación entre los ejércitos y la política fue descrita por Klausewitz como “La

guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a

acatar nuestra voluntad. La fuerza, para enfrentarse a la fuerza, recurre a las creaciones del

arte y de la ciencia. Se acompañan éstas de restricciones insignificantes, que apenas merecen

ser mencionadas, las cuales se imponen por sí mismas bajo el nombre de usos del derecho de

gentes, pero que en realidad no debilitan su poder. La fuerza, es decir, la fuerza física (porque

no existe una fuerza moral fuera de los conceptos de ley y de Estado) constituye así el medio;

imponer nuestra voluntad al enemigo es el objetivo. Para estar seguros de alcanzar este

objetivo tenemos que desarmar al enemigo, y este desarme constituye, por definición, el

propósito específico de la acción militar: reemplaza al objetivo y en cierto sentido prescinde de

él como si no formara parte de la propia guerra”2 .Los continuos vaivenes políticos de los

países del área Caribe llevan al Ejército a defender una posición política basada en garantizar su

supervivencia como institución. Los Institutos Armados no son aparatos pasivos ni apolíticos,

estos atraviesan por conflictos de clase debido a su heterogeneidad, donde los miembros de

origen burgués entran en conflicto con aquellos componentes de origen campesino u obrero. En

ocasiones la inestabilidad política se traslada al ámbito militar debido a la cercanía entre ambos

poderes. El papel del Ejército como una de las partes burocráticas del aparato estatal y órgano

de violencia de este, le facilita el acceso a los ámbitos de decisión política.

Generalmente el militarismo como concepto se emplea, para significar el predominio

del elemento militar en el gobierno del Estado. Los privilegios y desviaciones de poder que este

sistema genera, desembocarán en el advenimiento de regímenes dictatoriales. En el caso

concreto de la sociedad cubana la alternativa militarista3 aparece como solución a la situación

1ARRIAGADA HERRERA, Genaro; “El pensamiento político de los militares”, Santiago de Chile:

Editorial Aconcagua, 1986 .CARRANZA, Mario Esteban: “Fuerzas Armadas estado de excepción en

América Latina”, México: Siglo XXI, 1978.Pag.94 .CHANG, FEDERICO: “El ejército nacional en la

República neocolonial 1899-1933”, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1981, pag.23-45...

LOMBARDO TOLEDANO, VICENTE: “Escritos sobre Cuba. Análisis de su proceso político 1928-

1967”, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales, 2003, Pag.345-402. PINA Y

ESTRADA, Rogelio: Los presupuestos cubanos, La Habana: Cultural S.A., 1936, pág. 12-14.

ROUQUIE, Alain: El Estado Militar en América Latina, México: Siglo XXI, Editores S.A., 1984.Pag.78-

122. 2 KLAUSEWITZ, Karl Von: De la guerra, Madrid: Editorial La Esfera de los Libros, 2005. 3 Dicha opción tuvo concreciones anteriores al 10 de Marzo de 1952 cuando el 4 de septiembre de 1933

se produjo un alzamiento militar, la llamada “Sublevación de los sargentos” quienes a través de la

“proclama al pueblo de Cuba” que dotaba de coherencia al golpe militar se pronunciaban a favor de la

organización de tribunales para juzgar a los militares y civiles culpables de delitos cometidos durante el

gobierno de Machado, por el establecimiento del orden y la justicia, por la instauración de un régimen

democrático, convocatoria de una Asamblea Constituyente, la creación de la Agrupación Revolucionaria

de Cuba, y una Junta Cívico Militar encargada de supervisar y controlar el gobierno provisional. Esta

2

que se daba en el país entre el posible ascenso de los sectores de la mediana y pequeña

burguesía4 y el frustrado proceso revolucionario. Esta situación colocó al ejército como la única

fuerza que podía imponerse al resto de agrupaciones políticas y restablecer la estabilidad del

régimen neocolonial. Los valores inherentes a la institución castrense y la disciplina fueron

aprovechadas de manera favorable por el ejército5.

Las primeras interpretaciones en relación al papel de los golpes de Estado de origen

militar provienen de la década de 1970 a partir de la interpretación de los historiadores

norteamericanos. Desde una versión liberal E.Lieuwen como en la visión desarrollista de John

Johnson se partía de analizar la diferencia entre la sociedad tradicional frente a la sociedad

moderna situando a las Fuerzas Armadas en un contexto de aislamiento de la formación social.

Se afirmaba en ambos autores que la toma de iniciativas golpistas respondía a la necesaria toma

del poder ante un vacío político existente en el país. Para desarrollar esta primera visión

aportada por E.Lieuwen6 y John Johnson los autores Gino Germani y K.Silvert

7 desarrollan un

modelo de desarrollo del golpismo militar y su evolución de carácter unilineal en seis etapas:

1.-Revoluciones y guerras por la independencia nacional.

2.-Anarquía “Caudillismo” y guerras civiles.

3.-Dictaduras unificadoras.

4.-Democracia representativa con participación limitada.

5.-Democracia representativa con representación ampliada.

6.-Participación total a través de revoluciones “nacional populares”.

Asimismo construyeron una tipología abstracta de las relaciones civiles militares:

1.-El Estado guarnición militar clásico.

2.-El Estado guarnición totalitario moderno.

3.-Las relaciones político-militares totalitarias.

4.-Los militares como gobernantes institucionalizados.

5.-Los militares-gobernantes fideicomisarios.

6.-Los militares como orientadores de la política nacional.

7.-Los militares como grupo de presión con poder de veto.

8.-Los militares como grupo de presión simple.

9.-Los militares como simple fuerza de policía completamente subordinada al Gobierno.

10.-Los militares como brazo político del Estado.

Partiendo de ambas tipologías la hipótesis sobre el por qué de los golpes militares en el contexto

latinoamericano podría formularse así:

acción que continuaba las luchas iniciadas el 12 de agosto de 1933 que originaron la caída del gobierno

de Gerardo Machado Morales, tuvo como respuesta una nueva asonada militar el 15 de enero de 1934. 4 La pequeña burguesía encabeza desde finales desde la caída del gobierno de Gerardo Machado un

bloque oligárquico con base de apoyo popular. IBARRA CUESTA, Jorge: Cuba 1898-1958. Estructura y

procesos sociales, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1995. Véase del mismo autor Sociedad de

amigos de la República. Historia de una mediación 1952-1958, La Habana, Editorial de Ciencias

Sociales, 2003. 5 ALBA, Víctor: El militarismo, México: UNAM, 1959. 6 ELIEUWEN Edwin: Armas y política en América Latina, Buenos Aires, Editorial Sur, 1960.Pag.19.

JOHNSON John: Militares y sociedad en América Latina, Buenos Aires: Editorial Solar, 1966.Pag.24-

31. JOXÉ. Alain y CADENA, Cecilia: El armamentismo de los países dependientes. El caso

latinoamericano, Santiago de Chile, Estudios internacionales número 14 septiembre 1970, 1970. NUN,

José: América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo Económico, Buenos Aires,

1966. 7BELTRAN, Virgilio Rafael: El Papel Político y Social de las Fuerzas Armadas en América Latina,

Caracas, Monte Ávila Editores, 1970. GERMANI, Gino y SILVERT, Kalman: Structure and military

intervention in Latin America, Cambridge, European Journal of Sociology, 1961. pag.62-81

3

a) El golpismo es inherente a países con estructuras sociales duales fuertemente

subdesarrollados.

b)La intromisión del poder militar en la estructura del poder político siempre indica, por

supuesto, al menos una relativa incapacidad de otras instituciones sociales para manejar

eficazmente su poder y a lo sumo, un estado avanzado de descomposición institucional.

c) Los militares serán reducidos a sus cuarteles y a sus funciones profesionales sólo cuando los

países latinoamericanos desarrollen estructuras de poder suficientemente complicadas y una

sociedad suficientemente flexible e integrada; cuando las discontinuidades sociales y

geográficas hayan sido reducidas de manera notable y las masas aisladas o marginadas hayan

sido incorporadas al cuerpo nacional; cuando los conflictos económicos y sociales hayan

encontrado un modo de expresión institucionalizado dentro de un marco común de normas

compartidas.

Dicha teoría en relación al papel del golpismo militar en América Latina se vio

modificada por la tendencia de las Fuerzas Armadas golpistas de permanecer en el poder una

vez tomado el mismo y la sucesión de nuevos golpes que reaccionaban ante la usurpación del

poder por parte de los militares. Así José E. Miguens8 afirmaba que la decisión de tomar el

gobierno y las formas y modos de gobernar resultan de los aspectos estructurales de la

organización y sus procesos internos, Su tesis guiada por la “Teoría de la acción” de Talcott

Parsons9 le llevaba a considerar por un lado que los llamados “militares sociales” son

originadores de su propio comportamiento y por otro lado el enfoque mecanicista según el cual

el sector militar no solo tiene permanentes transacciones con los otros subsistemas, sino que

todo cambio en uno de los subsistemas modificará los otros y el funcionamiento de la sociedad

en general. Las Fuerzas Armadas no son objetos pasivos ni estáticos; por el contrario cambian

constantemente al igual que la formación social global. Miguens explica el comportamiento

político de los militares en términos de la agudización del conflicto de valores entre la

“sociedad militar” y la “sociedad civil”.

Para poder conocer en definitiva la actitud que los militares tomaran en la coyuntura

política ante el vacío de poder o ante supuestos de “autoridad en crisis” debe observarse que el

estado de la organización militar es una variable cuyas variaciones deben ser estudiadas a lo

largo del tiempo, porque son un elemento fundamental para la explicación y predicción de su

comportamiento político. Podría afirmarse que la alta modernización por una parte, tiende a

resultar en pretorianismo10

de masas y, por otra, a introducir cambios “profesionalizantes” en la

8 HALPERIN DONGHI, Tulio: Historia contemporánea de América Latina, Madrid, Alianza Editorial,

1969, edición española 2001.MIGUENS, José E.:”Una nueva metodología para el estudio de los golpes

militares en Latinoamérica” en Estrategia, Buenos Aires, Ed. EUDEBA, 1969. NUN, José: América

Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo Económico Buenos Aires, 1966. 9 Tiene su origen en la obra de Max Weber sobre la acción social. Parsons escogió el término acción

porque tenía una connotación diferente a la de conducta. Conducta implica una respuesta mecánica a los

estímulos, mientras acción entraña un proceso mental activo y creativo. Parsons tuvo la precaución de

distinguir explícitamente la teoría de la acción del conductismo .En PARSONS, Talcott, BALES, Robert

F. y SHILS, Edward A.: Apuntes sobre la teoría de la acción, Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1970. 10 El pretorianismo emerge cuando los niveles de participación y movilización política exceden

marcadamente de la institucionalización política. En un sistema social pretoriano las fuerzas sociales se

enfrentan entre sí; No hay instituciones políticas ni un cuerpo de dirigentes políticos profesionales que

sean reconocidos como intermediarios legítimos para la moderación de los conflictos grupales. No existe

acuerdo entre los grupos sobre los medios legítimos y autoritarios para resolver conflictos. En una

sociedad pretoriana, sin embargo, no sólo son diferentes los actores, sino también los métodos para

decidir sobre la ocupación de posiciones gubernamentales y sobre la adopción de políticas públicas. Cada

grupo social emplea los medios que refleja su naturaleza existiendo por tanto en la sociedad pretoriana un

poder militar, un poder sindical, un poder estudiantil etc. En esta sociedad dicho poder militar tendrá una

función manifiesta; la defensa nacional y una función latente; la defensa de los interese de la “clase

media” de la que provienen sus cuadros. COSTA PINTO, Luis A.: Nacionalismo y militarismo, México,

Ed. Siglo XXI., 1970.

4

organización militar. Estos últimos, a su vez, determinan cruciales cambios en los medios y

objetivos con los que los militares intentan actuar sobre el contexto social del que son parte. En

una primera etapa, las preocupaciones centradas en la propia organización militar inducen un

exitoso esfuerzo de profesionalización. En una segunda etapa, la misma motivación contribuye a

la ejecución de un Golpe de Estado, que inaugura un tipo “burocrático” de autoritarismo

político característico de las naciones altamente modernizadas que han sufrido un periodo de

pretorianismo de masas. Este golpe de Estado un grado de participación política de los militares

y de militarización de los problemas sociales que exceden en mucho todo lo que pudo haber

sido intentado por oficiales pertenecientes a una institución escasamente profesional. Por lo

tanto, en condiciones de alta modernización, tiende a ser logrado un grado relativamente alto de

profesionalización militar.

Todas las interpretaciones mencionadas tienen en común una serie de supuestos;

a) El dualismo sociedad tradicional-sociedad moderna.

b) La noción compartimentada del poder político.

c) El supuesto de que existe una contradicción entre civiles y militares.

d) El supuesto de que la institución militar, con sus valores específicos, esta parcial o totalmente

aislada de la formación social.

e) El supuesto de que se pueden comparar los golpes militares en abstracto sin distinguir lugares

ni momentos históricos.

f) La ausencia de la dependencia como variable explicativa y del contexto de expansionismo

militar mundial.

g) La supuesta contradicción “totalitarios-democráticos” en la cual se asigna el rol de agente

democrático a la sociedad civil frente a los agentes militares que se inscribirían en un rol

totalitario.

En el marco del dualismo “sociedad tradicional-sociedad moderna” las sociedad

cubana pertenecería, siguiendo el esquema anteriormente señalado de Germani-Silvert, a la

“sociedad tradicional” aunque en tránsito modernizador que le llevaría en la década de los

cincuenta a un modelo social dual en la que convivían la vieja oligarquía de la sacarocracia

ligada a los intereses de potencias económicas extranjeras que operaban en Cuba, y un sector

emergente vinculado a la lucha por la soberanía económica y política del país y los derechos

civiles de los ciudadanos de Cuba. Situación esta, el dualismo estructural en lo social, que

generaría la suficientes tensiones internas como para iniciar una descomposición de las

estructuras del Estado cubano, lo que haría emerger a las Fuerzas Armadas como la única fuerza

social cohesionada suficientemente organizada como para llenar el “vacío de poder” generado

por el Estado en crisis11

.

En segundo lugar, la compartimentación del poder político, consecuencia inevitable del

dualismo estructural, originará de manera sucesiva periodos de “vacío de poder” derivados de la

“indecisión social” marco aprovechado por las Fuerzas Armadas para consolidar su posición

preeminente dentro de la frágil estructura social cubana. La debilidad que caracterizaba al

sistema de partidos en la República de Cuba en la cual se abrigaba la sensación que podían

darse situaciones diversas en el proceso electoral convocado, llevó a una mitigación de la

inestabilidad mediante una asonada golpista derivada de los planteamientos realizados en el

seno de las Fuerzas Armadas que consideraban que la inestabilidad sólo hacía peligrar su papel

preponderante dentro de la sociedad cubana, poniéndose al tiempo en riesgo sus intereses como

cuerpo.

11 DIEZ ALEGRIA, Manuel: Ejército y Sociedad., Madrid, Editorial Alianza, 1972.

5

En relación a la contradicción “civiles-militares”, esta suele ser observada como el

centro del problema de los Golpes de Estado de origen militar en tanto se entiende dicha

contradicción desde una visión de “suma cero”; es decir, en la medida que aumenta el poder

militar disminuye el poder civil. En la escena política cubana aparece una contradicción entre

las Fuerzas Armadas y los partidos políticos (poder civil).Pero no podemos afirmar que existan

los “civiles” en abstracto, de la misma forma que no existen los “militares” en abstracto. Existen

los partidos políticos y los movimientos cívicos por un lado y las Fuerzas Armadas-aparato

represivos del Estado por otro12

.

I.- República de Cuba: el desarrollo del militarismo y la limitación al progreso en la

antesala golpista cubana (1952).

Independientemente de que hubiera elecciones o no en la República de Cuba, la lucha

por el poder no enfrentaba en el país a los dos poderes, el civil y el militar. Pero la experiencia

de la irrupción de los militares en la escena política explicitada en el Gobierno de Gerardo

Machado alentaba a Fulgencio Batista a recuperar la fórmula empleada ya en la década de los

treinta para alcanzar, que era la vía más cómoda para sus intereses personales que venían a

coincidir con los intereses individuales y colectivos de la oficialía Cubana de 195213

. Para que

sus acciones en favor de sus intereses fueran legitimadas por la oligarquía nacional connivente

con los intereses norteamericanos en la isla, Fulgencio Batista dio en retomar el papel de las

Fuerzas Armadas de “autoridad de crisis” llamada a llenar un vacío dejado por el ineficaz

sistema de partidos políticos. Batista decía así al pueblo de Cuba que los militares estaban

legitimados para intervenir la democracia cubana cada vez que los civiles pudieran en peligro, al

gobernar ineficientemente, “los grandes objetivos nacionales”. El objetivo doctrinario de

Fulgencio Batista funcionaría de la siguiente forma: El país se ha fijado unos objetivos

nacionales, que en circunstancias normales deben ser procurados por un sistema democrático.

Pero la democracia tiene sus deficiencias y entonces las Fuerzas Armadas, como ultima reserva

de la nación, intervienen el poder civil. Esta intervención se vincula a un periodo transitorio si

bien su último objetivo era preservar los intereses de la oligarquía nacional mediante un sistema

unipersonal que al tiempo atendiera los intereses de la cúpula militar cubana. Partiendo de que

todo golpe de Estado es producto de una crisis política y esta, a su vez, es el efecto de una

división entre los estamentos sociales14

que se expresan en las alianzas civiles entre partidos y

en la relaciones “civiles-militares”, Fulgencio Batista advirtió la existencia de un factor

diferencial en el momento político de Cuba en 1952 como era la fractura de base entre el poder

ejecutivo y los diferentes estamentos sociales ya que de otra manera le habría sido imposible a

las Fuerzas Armadas formar una coalición golpista poderosa. Sin duda fue esta visión una de las

características predominantes durante la llamada “era Batista” que no abarcaba solamente al

periodo que precedió al Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 pues la figura de Fulgencio

Batista estuvo presente como hombre fuerte de los distintos intereses económicos desde la

década de los treinta. En 1934 asumió la comandancia del ejército y en 1940 fue elegido

12BELTRAN, Virgilio Rafael: El Papel Político y Social de las Fuerzas Armadas en América Latina,

Caracas, Monte Ávila Editores, 1970. JOHNSON, John: Militares y Sociedad en América Latina. ,

Buenos Aires, Ediciones Solar Hachette, 1966. MOSKOS, Charles Jr. & Jenkens, G. H. Las Fuerzas

Armadas y la Sociedad. Madrid, Alianza Universidad, 1984. JOXÉ. Alain y CADENA, Cecilia:”El

armamentismo de los países dependientes. El caso latinoamericano” en Estudios Internacionales número

14 septiembre 1970, Santiago de Chile, 1970. 13 LE RIVEREND, Julio: La República, dependencia y Revolución, La Habana: Editorial Ciencias

Sociales, 1975. 14 El golpismo militar gana inteligibilidad si se lo vincula con el carácter inestable de la clase media y

con su incapacidad para trascender la crisis hegemónica oligárquica. En NUN, José:

"América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo Económico" Buenos Aires, 1966.

Véase VALADÉS, Diego: La dictadura constitucional en América Latina, México: Instituto de

Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 1974. Pág 99-104.

6

Presidente de la República. Al terminar su mandato, se trasladó a Estados Unidos de donde

regresaría en 1948 ocupando el cargo de senador por Santa Clara. En 1952 perpetró el Golpe de

Estado lo que le aupó no sólo a la Presidencia del país sino a la jefatura de las Fuerzas

Armadas15

.

Tomando como referencia la teoría de Irwing Horowitz16

en la que se considera a los sistemas

institucionales en crisis, como el sistema cubano, como sistemas en los que múltiples elites se

pretenden neutralizar mutuamente por el control de los recursos del Estado, podemos afirmar

que la usurpación del poder mediante el golpe militar perpetrado el 10 de marzo de 1952

permitió a las Fuerzas Armadas superar las tensiones entre elites del país gracias al

desplazamiento que las Fuerzas Armadas realizan de los partidos políticos representantes de los

sectores en lucha, quedando las Fuerzas Armadas convertidas mediante un mecanismo de

ilegitimidad en la nueva clase política. La norma de la ilegitimidad queda garantizada por un

contexto político regional donde los Estados Unidos de Norteamérica concebirán esta acción

como beneficiosa para sus intereses en Cuba. Horowitz resume su tesis en tres conclusiones:

a) La causa principal de la politización de las Fuerzas Armadas es la coincidencia de intereses

entre las “necesidades de los sistemas sociopolíticos” y las “necesidades estratégicas” de

Estados Unidos

b) Asimismo esta politización está condicionada por las estructuras sociales y políticas del

sistema Cubano, fundado en la marginalidad política de las masas y en un conflicto permanente

e insuperado entre las elites de la oligarquía por el control de los recursos del Estado.

c) Dicha politización estaría dominada por la política internacional de los Estados Unidos que

según Horowitz quiere reforzar el papel político “distributivo” de los militares y convertirlos en

aliados incondicionales de su política de contención anticomunista.

En relación a la contradicción “totalitarismo-democracia” hemos de observar el estado de

opinión de la oficialía Cubana en la década de los cincuenta. Muy probablemente, la oficialía

intermedia deseaba el retorno de las Fuerzas Armadas a sus tareas profesionales, pero aunque

rehuían la compleja tarea de dirigir el Estado, sin duda creían ser una fuerza política de reserva

que tenían el derecho y el deber, cuando las circunstancias lo justificarán, de regresar al centro

de la escena política17

.

.-Un proceso de reconversión: De Ejército rebelde a Ejército regular al servicio de la

república de Cuba.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba responden a una génesis distinta al resto de

Fuerzas Armadas del Cono Sur debido a su naturaleza original como guerrilla insurgente, su

fase de adaptación y probatura mediatizada por la lucha contra unidades contrarrevolucionarias

y su final periodo de adaptación a la teoría militar del Pacto de Varsovia.

15 CHAPMAN, Charles E.: History of de the Cuban Republic, New York, Hippocrene Books, 1970.

SANTAMARÍA GARCÍA, Antonio : Sin azúcar no hay país. La industria azucarera y la economía

cubana (1919-1939), Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Consejo Superior de

Investigaciones Científicas (CSIC). Diputación de Sevilla (ed.), 2001.Pag.268. 16 DIEZ ALEGRIA, Manual Ejército y Sociedad. Madrid, Editorial Alianza, 1972. HOROWITZ, Irving

Louis: “La norma de la ilegitimidad; hacia una teoría general del desarrollo político latinoamericano”,

en Revista Mexicana de Sociología, Vol.30, número 2, Abril-Junio 1968. JOXÉ. Alain y CADENA,

Cecilia:”El armamentismo de los países dependientes. El caso latinoamericano” en Estudios

Internacionales número 14 septiembre 1970, Santiago de Chile, 1970.MILLS, C. Wright: La élite del

poder, México: Editorial Fondo de Cultura Económica, 1957. 17 HOROWITZ, Irving Louis: “La norma de la ilegitimidad; hacia una teoría general del desarrollo

político latinoamericano”, en Revista Mexicana de Sociología, Vol.30, número 2, México, Abril-Junio

1968.

7

Las leyes que enmarcan este proceso vienen subordinadas a la promulgación el 7 de febrero de

1959 de la llamada “Ley Fundamental” que organiza las competencias de los Ministerios, así

como los instrumentos y organismos de los que se dota el Estado en materia de seguridad y

defensa, centros especializados de formación, escuela de oficiales, organizaciones cívicas para

la defensa nacional así como las estructuras políticas de orientación y dirección de las FAR.

La consolidación de un sistema defensivo basado en la regularidad que transformará las

estructuras irregulares anteriores ha dependido, en gran medida, en el apoyo mostrado por la

sociedad civil que asumieron la defensa como obligación colectiva y por el imprescindible

apoyo de la URSS.

Esto posibilitó que desde 1961 comenzara un proceso reorganizativo en las FAR que permitiera

en caso de ataque por parte de un tercer Estad, ofrecer una fuerte resistencia que se tradujera en

un coste humano y material inasumible por parte de los agresores, lo que convierte a las Fuerzas

Armadas en un instrumento disuasorio de primer orden.

En su origen, el Ejercito rebelde estuvo compuesto por 82 hombres que partieron la noche del

24 al 25 de noviembre desde Tuxpan (México) y que arribaron a la zona conocida como Las

Coloradas el 2 de diciembre de 1956. Dichas tropas debían enfrentar a un ejército regular que

contaba con 82.000 hombres sobre las armas repartidos en las tres armas de ejército, además de

los miembros de la Policía Nacional, El servicio de Inteligencia Militar, el Buro de represión

actividades comunistas y diversas organizaciones paramilitares al servicio del Gobierno. En su

primer enfrentamiento con las tropas del ejército regular cubano en el combate de Alegría de

Pío, el Ejercito rebelde quedo reducido a doce supervivientes. A partir de ahí comenzó un

proceso de reorganización sobre la base de la población campesino y combatientes procedentes

de distintas ciudades. SE trataba de un ejército compuesto por columnas, dirigidas por un

comandante y dividida en pelotones. Posteriormente, y con la agrupación de columnas, se

crearon frentes guerrilleros. Cuando el 31 de diciembre de 1958, el Ejército Rebelde puso fin a

la guerra contaba con siete frentes y dos columnas guerrilleras.

Era un ejército irregular, de alta movilidad, sin línea de suministros y escasas reservas

estratégicas, hecho éste derivado de su táctica combativa que se basaba en la acción y el

repliegue. Se aprovisionaba de armamento arrebatándoselo al ejército regular. Si bien el grueso

de los combatientes pertenecía al Movimiento 26 de julio, contaba con grupos pertenecientes al

Directorio 13 de Marzo y del PSP que operaban en Las Villas.

El mando unificado de dirección estratégica de todos los frentes y columnas recaía en la

Comandancia General.

En diciembre de 1958, el Ejército rebelde se extendía por seis provincias, apoyado por los

movimientos de resistencia cívica, frentes obreros y estudiantiles así como el campesinado

cubano. A finales de diciembre de 1958 una poderosa ofensiva del ejército rebelde en el oriente

del país hace caer Yagüajay Santa Clara y pone cerco a Santiago de Cuba. El 31 de diciembre

de 1958, el dictador Fulgencio batista abandona el país poniendo fin a la etapa dictatorial

iniciada el 10 de marzo de 1952.

El 1 de enero de 1959, el coronel José María Rego Rubido, jefe del cuartel Moncada rinde la

guarnición a Raúl Castro y el regimiento Leoncio Vidal de Santa Clara se rinde al Che Guevara.

Por su parte, el General Eulogio cantillo que había sido designado por Batista antes de su huida

como Jefe del Ejército, comenzaba a formar una junta Cívico Militar. Para el 8 de enero de

1959, con la llegada de Castro a La Habana quedaba efectuado el traspaso del poder militar del

país.

8

El ejército rebelde se estableció en los antiguos cuarteles del Ejército regular de manera

transitoria hasta que dichos cuarteles fueron empleados como centros educativos.

De manera inmediata se procedió a un licenciamiento masivo de clases, incoándoseles procesos

a todos aquellos que tenían cargos por crímenes o violaciones de Derechos. Otros oficiales y

clases que no tenían delitos de sangre se mantuvieron dentro del nuevo ejército donde fueron

reasignados. Se trataba fundamentalmente de mandos con alta competencia técnica que

complementaban así los déficits de un ejército naciente con solventes fuerzas de Infantería pero

con escaso cuerpo técnico.

Así habría de irse conformando un primer ejército más equilibrado a pesar de las dificultades

iníciales en el Arma de aviación y en la marina donde hubo de mantenerse a un gran número de

oficiales por los específicos requerimientos técnicos que tiene la Marina de Guerra.

Entre las primeras medidas de reorganización de la política defensiva del país, se encaminaron a

suspender la misión militar permanente de los Estados Unidos en Cuba, a la creación del

MINFAR, a la integración de la masividad en la política defensiva del país a través de la

fundación de un genuino instrumento de defensa como fueron las MNR que daban cabida y

mayor eficacia organizativa a las milicias de campesinos, estudiantes y obreros que habían

surgido durante el periodo de insurrección armada contra la dictadura.

De la forma en que se puso fin al enfrentamiento armado entre el ejército regular y el ejército

rebelde podemos concluir que la nueva estructuración del ejército no se hizo sobre la base de la

unificación de los dos ejércitos contendientes. Hubo un ejército que consiguió la victoria y otro

que fue derrotado. Sin embrago, eran numerosas las carencias del ejercito irregular vencedor

que debía afrontar su propia reorganización. No se trataba ya de actuar en base a una estrategia

de liberación de territorio, de adhesión de la población civil, de acciones de avance y de toma de

objetivos militares. Se trataba de implantar un ejército a lo largo de todo el territorio nacional

para poder garantizar una buena respuesta defensiva en caso de ataque.

Ni el ideario, ni la competencia o función del anterior ejercito podía ser asumida por el ejército

rebelde. Para construir la nueva política de seguridad y defensa, el nuevo gobierno debía

preservar oficiales cualificados y suboficiales técnicamente competentes, al tiempo que ponía en

marcha expeditivos procedimientos de licenciamiento, de regulación de estructuras, de

amortización de plazas y de racionalización de mandos, si bien hubo de apoyarse sobre el

andamiaje del ejercito anterior, pues objetivamente dichas estructuras respondían a un análisis

racional de la necesidades defensivas de la isla.

Así y ante el dilema sobre la liquidación completa del ejercito vencido comenzó a imponerse

una tesis de contención y aprovechamiento de los medios y recursos humanos útiles; ni se podía

organizar un ejército sobre la base de oficiales derrotados ni se podía aspirar a una política

defensiva solvente sobre la base de rebeldes victoriosos pero sin adiestramiento militar reglado.

La singularidad de la transición entre los dos ejércitos radica en la no existencia de un

protocolo establecido, en la existencia de una dialéctica de la gestión de la derrota por parte de

los vencedores que imponía de manera universal la tesis manejada por la dirección militar del

ejército rebelde de “inclusión permanente” basada en forjar alianzas con los que estaban

llamados a protagonizar el futuro de Cuba; se incluyo a los prisioneros de guerra dispensándoles

un trato ecuánime y conforme al Derecho de la Guerra; se incluyeron a los campesinos

empobrecidos no sólo a través del discurso político que mostraba a las claras, las desigualdades

de un sistema que les sometía a una severa tasa de explotación, sino mediante una legitimación

moral en el hacer cotidiano de los rebeldes que no cometían abusos contrala población

campesina, que no tomaban ningún producto si no podían pagarlo; se incluyo a las clases

medias a través de los movimientos de resistencia cívica; se incluyo a obreros y estudiantes a

través de frentes amplios. Sólo así pudo construirse una base social de apoyo de carácter

interclasista para afrontar las tensiones que habrían de darse a partir del 1 de enero de 1959.

9

Ni unificación ni superposición ni liquidación serían los 3 rasgos que caracterizaron la gestión

de los mandos rebeldes como base para la organización del tipo de ejercito que los comandantes

rebeldes habían teorizado; un ejército regular sobre la base de un patrón socialista de desarrollo

y una fundamentación teórica consecuente con los lineamientos políticos que el proceso cubano

asumiría a partir de 1961.

En aquel momento la principal característica de la estructura política cubana era su extrema

difusión; no existía una clara separación entre las tres instituciones básicas del Estado como

eran el Ejército, el Partido y la administración estatal. Fidel Castro se arrogaba un gobierno

personalista dominado por su carisma donde la nota predominante era la concentración de

poderes, debido a la falta de institucionalización. El Consejo de Ministros concentraba las

funciones ejecutivas, legislativas y orientaba al poder judicial, siendo el nivel de concentración

de funciones en los mandos del ejército rebelde muy acusado. El caso de Fidel castro era muy

llamativo pues era Primer Ministro, Primer secretario del Partido Y Comandante en Jefe de las

Fuerzas Armadas en un segundo periodo.

El 23 de enero de 1959 se promulgó la Ley nº100 que dispone las adscripciones de órganos y

competencias al Ministerio de Defensa en el proceso de reorganización que había señalado la

Ley nº13 de 13/1/1959. Mediante esta Ley las Fuerzas Armadas quedaron integradas por el

ejército rebelde, la Fuerza Aérea, la Marina de Guerra y la PNR.

El 10 de Marzo de1959 mediante la Ley nº147 se constituyó la Fuerza Aérea Rebelde, mientras

el 20 de abril de 1959 se crean las Fuerzas Tácticas de Combate bajo el mando del Comandante

Felix Duque Guelmes.

El 16 de Octubre 1959 se aprobó la Ley nº600 que daba origen a la creación del MINFAR

sustituyendo al anterior Ministerio de Defensa Nacional que fue disuelto mediante la Ley nº599

de 16 de octubre. Los Departamentos del anterior ministerio que no fueron trasladados al

MINFAR fueron adscritos al INRA (creado en mayo de 1959).

La ley nº600 será el marco normativo por el que se regirá el MINFAR, el cual será el encargado

de dirigir y ejecutar la política de Estado y el Gobierno encaminado a garantizar la integridad

territorial, la soberanía nacional, preservar el trabajo creador del pueblo cubano. A través del

MINFAR se ejerce el mando sobre las FAR y se normativiza la vida de la actividad de las

tropas. Su órgano principal será el EMG y contara desde el )/11/1959 con 10 departamentos.

El 6/6/1961 el Ministerio de Gobernación se convierte en el MININT y algunas dependencias

del MINFAR pasan a dependen del Nuevo ministerio como el Departamento de Inteligencia, la

PNR y la Policía Marítima.

En enero de 1962, el MINFAR se organiza ya bajo la fórmula de EMG+17 direcciones

siguiendo el modelo soviético. En febrero de 1962 se crea la dirección de la defensa Popular

(DP) que en abril de 1962 pasa a denominarse Estado mayor central de la DP.

El 16 de Abril de 1962 se declara el carácter socialista de la revolución.

No será hasta 1965 cuando las antiguas Brigadas Militares de ayuda a la Producción (UMAP) y

las divisiones de Infantería permanente (DIP) su fusionaran con las brigadas de trabajo crenado

el llamado Ejercito Juvenil del Trabajo (EJT), el cual fue estructurado como un organismo

premilitar del MINFAR, pero separado del ejército regular, procediéndose así a una

centralización que evitara la proliferación de pequeñas columnas dispersas, paralelas a las

estructuras administrativas del MINFAR.

10

Se institucionaliza así el proceso selectivo de reclutamiento militar, a fin de robustecer la

creciente profesionalización.

De manera paralela se impulsara una línea de adiestramiento y capacitación que superara la

etapa en la que solo se aspiraba a impartir una formación básica para dar paso a una formación

normalizada en centros y escuelas, tanto para oficiales como para clases. Así, el 2 de marzo de

1959 comenzaban los primeros cursos de especialización en la Escuela Militar de Managua, en

la Escuela de San Antonio de los baños y en Ciudad Libertad en La Habana.

El 15/6/1959 se inicio el primer curso de cadetes en la Escuela Militar de Managua y de manera

paralela comenzó a funcionar la primera escuela para capacitación de oficiales en Managuaco,

provincia de Holguín. En mayo de 1960 se crearía la escuela de responsables de milicias que

daría preparación a las MNR.

No será hasta abril de 1962, cuando comenzaron a llegar los primeros instructores del campo

socialista, especialmente soviéticos y de manera reciproca, la URSS empiece a recepcionar los

primeros oficiales cubanos a las escuelas militares soviéticas.

Para el 31 de diciembre de 1960 se podía realizar ya la primera movilización conjunta del

ejército rebelde y las MNR que se extendió por espacio de 20 días.

Para finales de 1963, el proceso de conversión de reorganización, conversión de las FAR había

alcanzado un alto grado de perfeccionamiento.

Para completar el proceso de diseño y desarrollo de las FASR según lo dispuesto en el pacto de

Varsovia, se promulgó la Ley nº1129 de 26 de noviembre de 1963 de servicio militar

obligatorio para varones entre 17 y 45 años por un periodo de tres años, disponiéndose que era

prerrogativa del Ministro de las FAR decretar la desmovilización 6 meses antes o 6 meses

después de la fecha de cumplimiento. Se creó una reserva para todos los mayores de 45 años

con experiencia combativa y una segunda reserva que incluía a toda la población civil. La

aprobación de esta ley significo el paso desde la voluntariedad a la obligatoriedad, en el paso

normado a la regularidad de las Fuerzas Armadas del país.

Para tener unas Fuerzas Armadas con capacidad de contener una acción ofensiva, debían contar

con efectivos permanentes, lo que fue posible gracias a la integración del Ejercito Rebelde y las

MNR en un solo cuerpo armado regular. En 1960, Cuba contaba con 40.015 efectivos. En 1961

tenía 138.132 hombres sobre las armas con el objetivo de situar en 98.000 los efectivos en

tiempo de paz.

Como resultado, las Fuerzas Armadas, en el arma de Infantería pasaron de una estructura de

compañía-batallón a la de división-brigada-ejército. Sobre la base de este nuevo concepto

organizativo, a partir del segundo trimestre de 1961, se crearon tres ejércitos:

El 4 de abril de 1961 queda constituido el Ejército Central (Camaguey-Las Villas-Matanzas):

Cdte Juan Almeida Bosque siendo Jefe de Estado Mayor: Raúl Menéndez Tomassevich

A finales de 1961, la estructura orgánica del ejército del centro quedaba conformada por 13

divisiones de infantería, 4 batallones independientes y 1 grupo de artillera antitanque además del

cuerpo de ejército para atender las unidades dislocadas en Camagüey. En total 18.693 efectivos

y 29.000 reservistas.

El 21 de abril de 1961 se crea el llamado Ejército Oriental comandado por el Ministro Raúl

Castro Ruz siendo su Segundo jefe Calixto García Martínez y el Jefe de Estado Mayor

Belarmino Castilla Mas.

Formado por 12 divisiones de infantería, 3 batallones contradesembarco, 1 brigada de artillería,

5 sectores serranos y un batallón de frontera

11

Los efectivos pertenecientes/permanentes del ejercito oriental ascendían a 22.215 efectivos y

55.000 reservistas.

El 14 de abril de 1961 quedo constituido el Ejército Occidental (Matanzas, Pinar del Río, La

Habana) dirigido por Guillermo García Frías, siendo Jefe del Estado mayor Oscar Fernández

Mell.

Estaba formada por 18 divisiones de Infantería, 5 batallones contradesembarco, 5 batallones de

aseguramiento y un grupo independiente de artillería. En total 26.164 efectivos permanentes y

85.000 reservistas.

El 15 de marzo de 1962 se creaba la región militar de Isla de Pinos al mando del Comandante

William Gálvez Rodríguez con 3314 efectivos permanentes.

El 17 de abril de 1961: Se crean la DAAFAR. Las tropas radiotécnicas (TRT) de la Fuerza

Aérea. Tenían además un grupo independiente de artillería antiaérea y 22 baterías más. En total

5464 efectivos.

La Marina de Guerra Revolucionaria contaba con 5000 efectivos repartidos por los tres ejércitos

del país apoyando su capacidad esencialmente sobre lanchas torpederas y buques

cazasubmarinos.

.- Modificaciones de las estructuras defensivas ante el hostigamiento militar

norteamericano.

La Brigada invasora 2506 estaba liderada por José San Román y apoyada por el coronel

de la Fuerza Aérea norteamericana Stanley Beerli, estaba formada por 1511 hombres repartidos

en 7 batallones. La escolta dispuesta por los EEUU para la brigada estaba formada por 6000

hombres. La formación de la brigada 2506 se impartió en Usseppa, Guatemala y Panamá.

La operación de desembarco comenzó el domingo 16 de abril de 1961 en la ciénaga de Zapata,

que se extiende por 4520 kilómetros de, siendo las playas una lengua de 12 kilómetros de tierra

firme. Está situada en la actual provincia de Matanzas. Los americanos llamaron a esta

operación, operación “PLUTO”.

A las 17:30 horas del 19/4/1961 la invasión había sido derrotada. Las FAR sufrieron 176 bajas y

300 heridos mientras los mercenarios sufrieron 115 bajas, 150 desaparecidos y 181 prisioneros.

El 4 de agosto y el 30 de septiembre de 1961 se suscribieron los primeros convenios cubano

soviéticos para el abastecimiento de equipos y medios bélicos. El primer convenio, el de 4 de

agosto de 1961, indicaba que la URSS vendería equipos bélicos por valor de 48.5 millones de

dólares y ene l segundo convenio, el suministro seria de 149.55 millones de dólares. Cuba

pagaría a la URSS un total de 73.55 millones de de los 198.05 totales con un interés del 2%

anual.

El 13 de julio de 1962 se firmaría un tercer convenio en Moscú rubricado por Raúl Castro que

saldaba la deuda anterior y que establecía el suministro durante dos años de armas y municiones

de manera gratuita a Cuba.

En 1962 quedó constituida la llamada Defensa Popular (DP) para el aseguramiento de enclaves

socioeconómicos estratégicos sobre la base de las unidades de milicias integradas en la

Organización militar Industrial.

12

Así, para finales de 1962, el MINFAR y el EMG contaban con una estructura que garantizaba la

concentración de todo el trabajo operativo y movilizativo del EMG así como la dirección

efectiva de la preparación combativa de las tropas.

La etapa final de esta última etapa de desarrollo configuro las nuevas escuelas militares sobre la

base de la experiencia de los cursos de responsables de milicias de la Escuela de Oficiales de

Matanzas “Ignacio Agramonte”.

El 8 de mayo de 1961 fue inaugurado el primer curso de la escuela de instructores

revolucionarios “Osvaldo Sánchez Cabrera”

El 1 de diciembre de 1961, mediante la Orden Numero 1 firmada por Fidel castro se analizaba el

desarrollo organizativo de las FAR. El 1 de junio de 1962, mediante la orden numero dos

firmada por Raúl Castro se planteaban las bases para la mejora del marco formativo y de

organización de las FAR.

El 6 de junio de 1961, el Consejo de ministros cubanos aprobó una ley mediante la cual se

disolvía el antiguo Ministerio de Gobernación creándose el MININT adscribiendo a este el

departamento de Información (G2) la PNR y la Policía Marítima. Para la dirección del G2 y

mediante Decreto presidencial 3007 se designaba al comandante Ramiro Valdés Menéndez

como jefe.

La reconversión y reorganización de las Fuerzas Armadas en Cuba se realizó en varias

direcciones, entre ellas la creación de una adecuada estructura de las tropas y los órganos de

dirección; la formación de un ejército con técnica de combate, armamento y el equipamiento

necesario; el fortalecimiento de la disciplina consciente y el reforzamiento del trabajo político

educativo con el personal; el desarrollo de la cohesión combativa de la unidades y la

transmisión a éstas de la experiencia combativa.

La necesidad de la creación de unas Fuerzas Armadas de manera inmediata con capacidad

combativa, tarea extremadamente compleja, exigía suficiente experiencia en la construcción de

un ejército de nuevo tipo, condicionó la decisión de formar en una primera etapa un Ejército

Rebelde sobre la base de una estructura reglamentaria orgánica heredada del viejo Ejército,

aunque el núcleo para comenzar fueron las columnas rebeldes, las cuales ocuparon los cuarteles

de las instituciones armadas existentes.

El Gobierno soviético se apresuró a reconocer el gobierno encabezado por Fidel Castro. El 11

de Enero de 1959, el nuevo Gobierno de la República de Cuba era reconocido y saludado por la

URSS.

El 8 de mayo de 1960 se establecieron definitivamente relaciones diplomáticas entre ambos

países. La URSS, igual que otros países socialistas, estableció con Cuba desde un principio una

batería de medias de cooperación económica mutuamente ventajosas. Ejemplo de dichas

relaciones de justicia económica fue el incremento de la venta de azúcar Cubana a la Unión

Soviética que en 1959 se situaba en 132.500 toneladas. En la visita que el Vicepresidente de

Consejo de Ministros de la URSS, Anastas I. Mikoyán, realizó a Cuba en febrero de 1960 se

firmaron acuerdos sobre circulación de mercancías y pagos, y un convenio sobre la concesión

de créditos. Atendiendo al convenio suscrito, la URSS se comprometió a comprar un millón de

toneladas de azúcar a la República de Cuba anualmente durante cinco años (1960-1964) según

los precios del mercado internacional. El gobierno soviético se comprometió a pagar el 20% de

la compra de azúcar en dólares lo que permitía que Cuba obtuviera quince millones de dólares

para emplearlos en la compra de otros productos en mercados a los que solo podía acceder con

divisas.

13

El convenio cubano-soviético garantizaba no solo que Cuba tenia colocado en el mercado

exterior el 20% de su principal bien exportable sino que los suministros técnicos que necesitaran

serian provistos por la URSS durante cinco años como forma de pago del azúcar enviado. El

convenio contribuyó a ampliar la geografía del comercio exterior de Cuba y por consiguiente de

su independencia económica.

En 1960 y sobre la base del convenio del 13 de febrero de 1960 y otros acuerdos posteriores, la

URSS comenzó a prestar a Cuba ayuda financiera, técnica y económica con el objetivo de

desarrollar sobre una base industrial moderna, las principales ramas de la economía cubana y

crear nuevos objetivos industriales, energéticos, mineros y agropecuarios. De entre los

principales aportes realizados por las URSS soviética al joven Gobierno de la República de

Cuba tuvo especial incidencia la asunción de las necesidades energéticas del país tras la

negativa norteamericana a seguir suministrando petróleo y otros derivados18

.

De manera paralela y en virtud de los convenios inter-gubernamentales, los especialistas

soviéticos comenzaron a ayudar a la República de Cuba en el dominio de nuevas técnicas

industriales y en la preparación de sus cuadros, tanto en el terreno de la economía y la ciencia,

como en las nuevas necesidades defensiva19

.

El 9 de julio de 1960, el gobierno de la Unión Soviética previno al gobierno de los Estados

Unidos de que la URSS no estaría ajena y ofrecería al pueblo Cubano la ayuda necesaria,

incluyendo la militar, si se diera el caso de que Cuba sufriera una agresión ya fuera procedente

de las Fuerzas armadas norteamericanas o de terceros ejércitos patrocinados por la

Administración de EE.UU.

El 16 de julio de 1960 se indicó también que no sólo la URSS, sino otros países de la

comunidad socialista prestarían la ayuda necesaria a Cuba en su lucha por su soberanía

nacional. Esta firme posición de la Unión Soviética demostró a Cuba el respaldo internacional

que su proceso revolucionario estaba consolidando lo que estimulo al Gobierno cubano a

realizar la llamada “Primera Declaración de La Habana” que expresaba en su cuarto punto:

“la Asamblea General nacional del Pueblo de Cuba declara, que la ayuda espontáneamente

ofrecida por la Unión Soviética a Cuba, en caso de que nuestro país fuera atacado por fuerzas

militares imperialistas, no podrá ser considerado jamás como un acto de intromisión, sino que

constituye un evidente acto de solidaridad y que esa ayuda, brindada a Cuba ante un inminente

ataque del pentágono yanqui, honra tanto al gobierno de la Unión Soviética que la ofrece,

como deshonra al Gobierno de los Estados Unidos sus cobardes y criminales agresiones

contra Cuba”20.

En el marco de la apertura de relaciones bilaterales, en julio de 1960, el Ministro de las Fuerzas

Armadas Revolucionarias, Raúl Castro Ruz, visitó la Unión Soviética. En su viaje analizó un

gran número de cuestiones relativas a las relaciones cubano-soviéticas y sobre la capacidad

combativa de la República de Cuba. En el comunicado resultante de la visita se reiteraba la

voluntad de ambos gobiernos por desarrollar relaciones amistosas, y la decisión de la Unión

Soviética de dar la ayuda y el apoyo necesario al pueblo cubano.

En el mes de Diciembre de 1960 una delegación cubana de alto nivel encabezada por el

comandante Ernesto Guevara visitó la URSS

18 CEPERO BONILLA, Raúl: Convenio Cubano-soviético, La Habana: Editorial Echeverría, 1960. 19 En 1990 había 7700 asesores soviéticos en Cuba (2800 asesores militares, 2800 en un destacamento

militar y 2100 técnicos en Lourdes)

En 1987 la URSS suministraba Cuba el 100% del petróleo, el 91% de los fertilizantes, el 94% del grano,

el 70% del hierro y otros metales ferrosos, el 70% de los automóviles y el 77% de los autobuses.

Los proyectos de asistencia técnica pasaron de 3.78% en 1970 a 8.56% en 1988.

Las relaciones comerciales soviéticas se finiquitaron tras el acuerdo soviético cubano de 31 de diciembre

de 1990 y el anuncio de la retirada de las tropas soviéticas el 12 de septiembre de 1991. 20 Declaraciones de La Habana y Santiago de Cuba, La Habana: Editora Política, 1965.

14

Características Periodo de liquidación de

las instituciones

prerrevolucionarias

(1959-1960)

Primera aplicación

de los parámetros

de organización

soviéticos (1961-

1963)

Periodo de

implementación de

modificaciones sobre

el sistema de

orientación socialista

cubano.

Relaciones con la

URSS

Se procede a un

restablecimiento de las

relaciones con la URSS

quien concede los

primeros créditos

comerciales a Cuba y

absorbe parte de la cuota

azucarera que los Estados

Unidos suprime a Cuba

La URSS se

convierte en el

primer cliente

comercial y primer

acreedor de Cuba.

Se produce la

primera

confrontación en el

ámbito de la Guerra

fría por la

instalación de

misiles soviéticos

en Cuba en 1962.

Se producen dos

visitas oficiales de

Fidel Castro a la

URSS tras las

tensiones vividas tras

el desmantelamiento

de los misiles

soviéticos de Cuba.

Desde la victoria el 1 de Enero de 1959 del proceso revolucionario cubano, la institución de

mayor presencia e importancia en el país fue la militar. El Ejército Rebelde transitó desde una

fuerza insurgente irregular eminentemente adscrita al arma de Infantería hasta la conformación

de un ejército regular de tres armas (Infantería, Marina y Fuerza Aérea) inserto en la estructura

del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionaria donde se aglutinaron hasta un total de

375.000 soldados, 100.000 miembros de las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), 15.000

miembros de los organismos de Seguridad del Estado y 100.000 miembros del Ejercito Juvenil

del Trabajo (EJT) que siguieron un proceso de perfeccionamiento y adaptación a los cambios

que se produjeron en la República de Cuba desde enero de 1959.

Desde su creación las Fuerzas Armadas han respondido al mando unipersonal de la

Comandancia ejercida por Fidel Castro Ruz y del entonces comandante y posterior General de

Cuerpo de Ejército Raúl Castro Ruz. En este ámbito la ayuda militar soviética fue esencial para

el mantenimiento de la dirección militar y política del país. Dicho apoyo sirvió inicialmente

para combatir enemigos internos, para posteriormente servir a una estrategia de defensa contra

los intereses estratégicos de los Estados Unidos de Norteamérica y los miembros de la OTAN.

El papel de la doctrina militar soviética en Cuba respondía a una estrategia de aproximación al

área de influencia de su rival político, los EE.UU. De esta manera, se convirtió en una zona

estratégica parecida a Berlín para las fuerzas militares soviéticas. A pesar del creciente

militarismo soviético en el Caribe, desde 1960, la República de Cuba nunca formó parte del

Pacto de Varsovia como país miembro. De tal manera que la URSS no podía ofrecerles las

mismas garantías a Cuba que las que podía brindar a los países integrantes del pacto si los

Estados Unidos atacaban la isla. La URSS se enfrentaba a un debate complejo pues iniciar un

conflicto con los EE.UU. en aras de la defensa de Cuba a riesgo de desencadenar una

conflagración militar o exponerse a que Cuba sufriera una explícita humillación política y

militar debido a la desigualdad de fuerzas existentes entre EE.UU. y Cuba.

15

.- Efecto en la organización defensiva de la República de Cuba de la “Operación Anadyr”.

El comité Central del PCUS aprueba Anadyr el 21 de mayo de 1962. Alekseyev consigue el

visto bueno de Castro a la operación. El Presídium soviético manda a una delegación compuesta

por el mariscal Serguei Biriuzov, el Tte. general Serguei Ushakov, el general mayor Piotr

Ageyev, Sharaf Rashídov y Alexander Alekseyev. El 10 de junio de 1962 se aprueba

definitivamente ANADYR.

El Mariscal Rodion Malinovsky caracterizó la “Operación Anadyr”, consistente en la

implantación en Cuba de una división estratégica de misiles (24 misiles intermedios R-14, con

un alcance de 2.200 millas náuticas y 48 misiles medios R-12, con un alcance de 1.100 millas

náuticas armados con cabezas nucleares 3-megatón), dos secciones de misiles anti-aéreos, 4

regimientos de infantería motorizados, dos regimientos de cohetes nucleares con un alcance

mayor de 25 millas, un regimiento de helicópteros, un regimiento de avión de guerra, un

regimiento de avión bombardero, un escuadrón de aviones de transporte, un regimiento de

misiles paracaídas, un regimiento de comunicaciones, dos tanques de batalla, un batallón de

reconocimiento, un batallón de ingenieros expertos, una brigada de misiles de lancha motora,

siete misiles submarinos y un número de otras unidades. Un total de unos 45.000 hombres

(41.902 hombres cuando Kennedy impuso el bloqueo naval) alistados y oficiales con

municiones y otras municiones para 30 días de combate se iban a enviar a Cuba.

Estados Unidos encaro la llamada “crisis de los misiles” con un total de 85.000 combatientes de

Marina, de los cuales 45.000 eran infantería de marina (Marines Corp); movilizó 148.000

efectivos de la Fuerza Aérea; 100.000 de las Fuerzas terrestres y 14.500 paracaidistas. En total

350.000 hombres.

Los cubanos tenían 400.000 combatientes con el apoyo de la población civil. 113.320 efectivos

eran de las defensas populares y 104.000 efectivos regulares.

El 22 de octubre de 1962, la Comandancia general ordeno ALERTA DE COMBATE. A las

17:35 del 22 ordeno ALARMA DE COMBATE.

El domingo 28 de octubre de 1962, el Gobierno norteamericano recibió la respuesta del

Gobierno soviético en la cual los líderes del Kremlin ordenaban a los oficiales soviéticos que

operaban en Cuba que detuviesen la construcción de las instalaciones militares, desmantelarlas

y devolverlas a la URSS. Las autoridades soviéticas estaban en posición de afirmar que el 1 de

Noviembre de 1962, los misiles estarían desmantelados y enviados a los puertos de embarque.

A pesar de que el 29 de Octubre aún no había comenzado el desmantelamiento de los mismos,

hecho que intentó ser aprovechado por la Junta de Jefes Militares de los Estados Unidos para

intentar mostrar dicha dilación como un engaño de las autoridades soviéticas y proceder a atacar

las posiciones soviéticas en Cuba, el proceso se ejecutó con celeridad.

Lo que más le ofendió a Castro fue que no se le consultara nada sobre el acuerdo con Kennedy.

Todo había sido coordinado por los Gobiernos de Estados Unidos y la Unión Soviética, que

acordaron que la retirada debería haber sido igual. Los soviéticos alegaban que no había

posibilidad de perder tiempo ante la posibilidad de acuerdo y que el fin de semana del 27-28 de

octubre no hubo tiempo para consultar con La Habana si bien subyacía de fondo la voluntad de

los Estados Unidos de dejar fuera a Cuba de las negociaciones de cara a poder ejercer mayor

presión a los dirigentes soviéticos.

16

.-Repercusiones en la política defensiva del país del deterioro de las relaciones cubano-

soviéticas.

La Unión Soviética parecía casi indefensa para reducir los signos de insatisfacción que

Cuba estaba expresando y restablecer las relaciones cordiales con ella. A primeros de noviembre

de 1962, Anastas Mikoyán había sido enviado a La Habana donde, durante más de tres semanas,

trabajó para recomponer la situación. El viaje a Cuba del Ministro de Asuntos Exteriores

soviético en 1963 no fue fructífero. Sin embargo, fue sin duda durante su visita cuando se

decidió el viaje de Fidel Castro a la URSS desde el 27 de abril al 5 de junio de 1963. Fue su

primer viaje a la Unión Soviética. Durante este viaje se restablecieron los lazos cubano-

soviéticos.

Cole Blasier afirma que la URSS y Cuba no eran aliados en el sentido militar estricto, sino más

bien eran socios, pues a diferencia de lo que ocurría en otros países socialistas los militares

soviéticos no controlaban Cuba. Los dirigentes soviéticos fueron muy cuidadosos de no

establecer un compromiso formal de defensa de Cuba en caso de ataque. La dependencia era

grande pero beneficiosa para ambos; Cuba modernizo su ejército y la URSS pudo llevar su

poderío militar hasta el umbral de los EEUU.

Los errores cometidos acerca de la determinación norteamericana de impedir la implantación de

misiles en Cuba por parte de los soviéticos y su creencia en poder librar y salir airosos de un

conflicto con los Estados Unidos en una situación de disparidad de fuerzas en el campo de las

armas tácticas no exculpa a la dirección militar norteamericana al no considerar seriamente la

relación militar soviético-cubana hasta que los hechos fueron evidentes21

. Los Estados Unidos

apenas pudieron darse cuenta del cambio estratégico concerniente al Caribe. Había indicaciones

de que la Marina soviética estaba interesada en establecer instalaciones en la isla que hubieran

permitido a los submarinos soviéticos nucleares mantener su presencia permanente en la zona22

.

Los campos aéreos cubanos eran usados por los aviones soviéticos. La base militar de

comunicaciones soviéticas en Lourdes, cerca de La Habana, se convirtió en una fuente

importante de información militar sobre el principal enemigo de Moscú, y algunas tropas

soviéticas permanecieron en la isla. Además, la Unión Soviética no sólo dio a Cuba fuerzas

armadas con armas modernas y oficiales cubanos entrenados, sino también ayudó a los cubanos

a comenzar su propia estrategia defensiva. Sino que dotaron a las Fuerzas Armadas

Revolucionarias cubanas (FAR) de la industria necesaria para la producción de armas ligeras y

municiones para poder apoyar a organizaciones de terceros países de su entorno que asumieran

el compromiso de la vía revolucionaria23

.

Una característica importante de la ayuda militar soviética a Cuba había sido, casi desde el

principio, que le dieron libertad para todo y un trato preferencial en comparación con la relación

que la URSS mantenía con cualquier país socialista, excepto Vietnam y Corea del Norte. En

noviembre de 1962, Castro informó al pueblo cubano de que la Unión Soviética había anulado

la deuda por armas soviéticas y serían abastecidos de manera ventajosa en el futuro. Esto

permitió al Gobierno cubano desarrollar una maquinaria militar poderosa y eficiente a un costo

relativamente bajo para la economía del país. En cuanto al número de tropas y equipamiento

militar, las fuerzas armadas de Cuba se desproporcionaron en cuanto a población y recursos

materiales limitados. Para 1965, momento de finalización de este estudio, las Fuerzas Armadas

21VV.AA.: El conflicto USA-Cuba, La Habana: Editora Política, 1994.Pag.47-61. 22 DISMUKES, Bradford: Soviet Naval Diplomacy, Pergamon Press, New York, 1979, pag.7-28. 23 Sobre el papel de los emplazamientos permanentes de la URSS en territorio cubano tras la crisis de

octubre de 1962 y hasta la disolución de la Unión Soviética y finalización de los acuerdos de ayuda

militar cubano soviéticos véase TAIBO, Carlos. Las fuerzas armadas en la crisis del sistema soviético,

Los Libros de la Catarata, Madrid, 1993.Bloque I, pag.13-52. NEWSON, David: The soviet Brigade,

Bloomington: Indiana University Press, 1987, pag.22-24.

17

Revolucionarias Cubanas, habían protocolizado un ejército regular que se situaba como el

segundo ejército mejor cualificado de América Latina sólo superado por el ejército brasileño.

Hay una base para pensar que el hecho de que Brezhnev aceptara a regañadientes confirmar el

pacto de la Unión Soviética “de defender la libertad y la independencia de la República de

Cuba por todos los medios” pues el hecho de hacerlo con la República de Cuba obligaba a la

URSS a dar el mismo tratamiento a otros muchos países que ya fuera dentro del campo de

estados socialistas o no, se alineaban con las tesis defendidas por la URSS en política

internacional24

. Para no desvincularse de los acuerdos suscritos en el periodo de Khrushchev,

tan sólo se acudió a una renovación de los acuerdos de ese periodo. De hecho la URSS y Cuba

habían realizado docenas de acuerdos intergubernamentales sobre ayuda militar, económica y

técnica; comercio y cooperación; e intercambios científicos y culturales25

. Desarrollaron una

cooperación política extensiva y actuaron como aliados en el campo internacional. A pesar de lo

cual, no tenían un acuerdo político que formalizara su alianza, pues lo que el Gobierno de Cuba

quería tener era un tratado de amistad y ayuda mutua del tipo que la Unión soviética hizo con

países socialistas europeos del este, China y Mongolia, que garantizaba ayuda soviética militar y

un “paraguas nuclear”26

. En 1962 casi lo consigue, un acuerdo de “cooperación militar y

defensa mutua”, que esperaba firmar en La Habana durante la visita planeada de Khrushchev a

Cuba en noviembre de 1962. A medida que pasaron los años, los representantes soviéticos, por

medio de debates en Moscú y La Habana, intentaron sondear la opinión de los cubanos sobre la

expedición de un tratado político. Al menos en una ocasión, los oficiales cubanos indicaron que

esperaban un trato igual hacia Cuba como país socialista y que no estaban interesados en nada

que no fuera un tratado de amistad o asistencia mutua. Les dijeron que no había discriminación

hacia Cuba, la que trataban como a Vietnam como país socialista que no tenía una frontera

común con la URSS y estaba lejos geográficamente. Por esa razón una cláusula de ayuda militar

hubiera tenido poco significado práctico.

Para el Gobierno cubano y sus autoridades militares ha sido un elemento esencial el

acantonamiento de tropas soviéticas en la isla, de hecho ha intentando durante mucho tiempo

garantizar la presencia de combatientes soviéticos en Cuba. Al estar fuera del Pacto de Varsovia

y no tener tratado de defensa bilateral con la URSS, el Gobierno cubano ha querido otra garantía

que no fueran afirmaciones públicas de que los soviéticos saldrían en ayuda de Cuba si ocurriera

un conflicto armado con los Estados Unidos. De hecho, Fidel Castro Ruz en varias ocasiones ha

elevado la capacidad de combate y las intenciones del personal militar soviético en Cuba para

dar la impresión de tener una garantía segura. La presencia de una unidad de combate soviética

organizada en Cuba garantizaba que ésta se enfrentaría a las Fuerzas Armadas norteamericanas

en el caso de que los Estado Unidos contemplara el ataque. En líneas similares, la unidad de

combate sirve como fuerza auxiliar ante cualquier eventualidad que pueda surgir dentro del país.

Era propio de Brezhnev que mientras se resistía a los intentos de Fidel Castro de que firmara el

tratado de defensa hacia Cuba, no podía decirles explícitamente a los cubanos que la URSS no

les defendería militarmente. Sus evasivas hicieron que los cubanos se preguntaran cual era la

postura real soviética sobre el asunto pues la única muestra real de compromiso en la defensa de

Cuba en caso de invasión por parte de la URSS era una unidad motorizada, instalada con otras

tropas soviéticas en el verano-otoño de 1962, y que permaneció en la isla tras la Crisis de los

Misiles por petición del Gobierno de Cuba. Los hombres alistados y oficiales de la brigada

soviética, unos 3.000, eran virtualmente la única garantía que poseía la dirección militar del

24 De hecho en ninguno de los convenios que la URSS suscribió hasta su desintegración en materia de

cooperación y asistencia mutua, incluyendo convenio suscritos con países socialistas como la República

Popular de Vietnam contenía ninguna obligación para la URSS de acudir al rescate de estos regímenes en

caso de agresión.

18

país, cuya presencia aseguraba que la URSS cumpliría su promesa de acudir al rescate de Cuba

en caso de ataque

Campo de

análisis

Periodo de reorganización

de las estructuras del

Estado (1959-1960)

Introducción del

sistema de

organización soviético

(1961-1963)

Adaptación e

implementación del

sistema soviético con

la doctrina política y

militar cubana (1963-

1965)

Ejército y

Cuerpos

Paramilitares

El Ejército rebelde liquida

las estructuras del anterior

ejército regular y

comienza su

reorganización. El

Ejército rebelde apoya el

desarrollo de la reforma

Agraria. El 26 de octubre

de 1959 se fundan las

MNR

Se establece el

MINFAR. El ejército

es equipado y

entrenado por la

URSS. Se consigue

derrotar junto a las

MNR a la brigada

2506 en Playa Girón

Aumento de la

profesionalidad del

Ejército.

Establecimiento del

Servicio Militar

obligatorio de 1963.Se

les retira las armas a la

MNR y comienza su

integración en las

Fuerzas Armadas

Técnicas de

Movilización

Grandes actos

multitudinarios en defensa

de las medidas y políticas

del Gobierno.

Comienza la

movilización laboral

voluntaria en 1962

para apoyar la zafra

azucarera por el déficit

de fuerza de trabajo.

Se aumenta la

movilización laboral y

se sigue trabajando el

aumento de la

productividad

Relación con la

URSS

Restablecimiento de

relaciones.la URSS

concede créditos y

absorbe gran parte de la

cuota azucarera de los

Estados Unidos.

La URSS se convierte

en el primer cliente

comercial y el primer

acreedor de Cuba.

Grave enfrentamiento

por la Crisis de

Octubre de 1962

Fidel castro viaja en

dos ocasiones a la

URSS. Acuerdo

comercial a largo

plazo entre los dos

países

La creación y el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias como un ejército de

nuevo tipo han de encuadrarse en el proceso de construcción de una sociedad establecida sobre

nuevos parámetros de organización económica, productiva y de concepción de las relaciones

sociales y de producción. Para cumplir integralmente la modificación de las bases de la sociedad

cubana, la dirección política y militar del país utilizó la experiencia combativa del pueblo de

Cuba, la rica experiencia combativa que podía aportar el campo socialista y las aplicó a las

condiciones concretas que Cuba debía enfrentar a partir de 1959.

En abril de 1961, las Fuerzas Armadas Revolucionarias se encontraban ante la asunción de

cambios cualitativos; era necesario abandonar la organización y práctica irregular y dar el paso

definitivo hacia el principio de “regularidad”27

.

27 El 1 de julio de 1962, durante la ceremonia de graduación de un curso para jefes de unidades y

pelotones, el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Raúl Castro Ruz afirmaba en relación a la

conversión de las estructuras irregulares en fuerzas encuadradas bajo pautas de regularidad.”Vamos

dejando atrás las actividades guerrilleras, la mentalidad militar guerrillera; que si bien jugaron su

papel y fueron muy útiles en nuestra guerra de liberación, son inútiles en los actuales momentos, pues

nuestras Fuerzas Armadas se preparan para combatir y vencer frente a fuerzas que tratan de

arrebatarnos la soberanía nacional y de agredir a nuestra Patria”.

19

Las transformaciones en las Fuerzas Armadas Revolucionarias se iniciaron mucho antes del de

la invasión anfibia que se produjo en Playa Girón en abril de 1961. Para ese momento ya se

llevaba a cabo el proceso de perfeccionamiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias sobre

la base del paso al principio de la regularidad, los cambios cualitativos en el equipamiento de las

tropas, el establecimiento de un sistema de preparación de cuadros de mando y el aumento de la

influencia ideológica del modelo defensivo soviético en la construcción militar cubana.

Por indicación de la dirección militar del país, fueron fundados los Ejércitos de Oriente, Centro

y Occidente y dos cuerpos de ejército. En abril de 1961, bajo la dirección del Comandante Juan

Almeida Bosque, se creó el Ejército del Centro. A la vez comenzó la formación de batallones de

combate, los cuales se unieron en composición de divisiones. También por esos días quedó

integrada la primera división del Ejército de Oriente bajo la supervisión del comandante Raúl

Castro Ruz. En septiembre de 1961 se instituyó la primera división del Ejército de Occidente.

Como rasgo de las unidades y grandes unidades eran completadas por los combatientes de las

Fuerzas Armadas Revolucionarias y de las Milicias Nacionales Revolucionarias mejor

preparados política y militarmente al tiempo que se captaban voluntarios de industrias y

cooperativas, centros de enseñanza y otras dependencias.

A medida que fueron aumentando los suministros de armamento procedentes de la URSS y

otros países del campo socialista se tornó más importante el papel de pequeñas unidades

técnicas y de combate que formaban parte de las grandes unidades. El 8 de octubre de 1961, el

Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz afirmaba en relación al proceso de modificación de la

estructura defensiva del país:

“Ya no somos una pequeña guerrilla […] cada uno de esos ejércitos se está organizando con

sus estados mayores, con sus transportes, con sus abastecimientos, y con todos los medios

necesarios para el combate y para la guerra moderna”.

El paso de la estructura en batallones a la de ejército que responde a una estructura de cuerpo-

división-batallón corroboró que las Fuerzas Armadas Revolucionarias habían alcanzado un nivel

superior de organización y fue de especial importancia para el establecimiento de un ejército de

nuevo tipo en Cuba. En aquel momento decenas de milicianos de las MNR pasó a engrosar las

filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, produciéndose la fusión de las estructuras

defensivas de manera definitiva.

En el proceso de conversión organizativa de las FAR tuvieron lugar considerables cambios

relacionados con el paso de las unidades de milicianos a la reserva del ejército, así como con la

creación de los batallones de la Defensa Popular para proteger y defender las empresas y llevar

a cabo la instrucción militar de los trabajadores.

La formación y preparación de estas unidades fueron encargadas al Estado Mayor de la Defensa

Popular creado en 1962. De manera paralela, se desarrollaron también otros tipos de fuerzas

armadas y especialidades, estimuladas por los cambios radicales operados en el equipamiento

técnico-militar del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea Rebelde. En el mes de junio de 1961,

comenzaron a recibirse las primeras dotaciones de aviones soviéticos de combate modelo MIG,

helicópteros y aviones de transporte de fabricación soviética. Durante el primer semestre de

1961 se enviaron a la URSS, Checoslovaquia y otros países del campo socialista al primer

grupo de pilotos para que se adiestraran en el manejo de la moderna técnica de aviación. La

llegada de este conjunto de equipamientos procedentes de la URSS así como los medios de

defensa antiaérea mediante misiles tierra-aire llevo a la necesidad de cualificar a ingenieros y

técnicos para su correcto manejo y empleo. Dichos técnicos se capacitaron en las escuelas

militares soviéticas y otros países socialistas conjuntamente con las unidades de artillería

antiaérea y radiotécnicas ya existentes. De esta forma se conformó la unidad de Defensa

20

Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria (DAAFAR).Desde mediados de 1961 numerosos

grupos de oficiales y suboficiales Cubanos llegaron a la URSS para cursar estudios. En 1962, la

Academia “M.V.Frunze” y otros centros militares de la Unión Soviética iniciaron la

preparación de cuadros altamente cualificados para Cuba.

Estos mismos factores facilitaron la conversión de la Marina de Guerra Revolucionaria, cuyos

primeros cuadros fueron enviados a la URSS en 1961 para estudiar y asimilar la técnica que

sería enviada a Cuba desde la Unión Soviética en 1962. La cooperación entre la Marina de

Guerra Revolucionaria (MRG) y la Marina Soviética se intensificaron al intercambio durante

procesos instructivos impartidos por oficiales soviéticos en la Escuela Naval donde formaban a

los oficiales Cubanos en el manejo de los equipos suministrados por la Unión Soviética. En

julio de 1969 arribó por primera vez a Cuba un destacamento de buques soviéticos fruto de la

citada política de intercambio.

El 3 de agosto de 1963 fue entregada la primera flotilla de coheteras soviéticas que permitió

consolidar ampliamente la estructura de la Marina de Guerra Revolucionaria.

El constante desarrollo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el crecimiento de sus efectivos

y la complejidad de las misiones defensivas asignadas, requirieron el perfeccionamiento de los

órganos superiores de dirección y mando. La estructura del Ministerio de las Fuerzas Armadas

Revolucionarias dependía principalmente de las tareas que se le plantearan y de los cambios

operados en ella. La incorporación de gran cantidad de técnica blindada y de transporte de

origen soviético, condicionó la creación de la Dirección de Tanques y Transporte, el 21 de mayo

de 1961. La necesidad de pasar a un sistema de preparación política y combativa planificada

determinó la creación el 15 de junio de 1961 de la Sección de Preparación Operativa y

Combativa convertida en 1962 en Dirección de Preparación combativa.

Para el perfeccionamiento de la dirección de las tropas y el trabajo del Ministerio de las Fuerzas

Armadas Revolucionarias (MINFAR), en mayo de 1963 se instituyeron cinco Viceministerios

de Defensa. El comandante Juan Almeida Bosque fue nombrado Viceministro Primero de

Defensa y el comandante Sergio del Valle Jiménez fue designado Viceministro Jefe del Estado

Mayor.

A finales de 1963, el Ministerio de las Fuerzas Armadas revolucionarias tenía una estructura

que correspondía plenamente al nivel de desarrollo que habían alcanzado las Fuerzas Armadas y

garantizaba la dirección efectiva de la organización defensiva del país del país. Manteniendo la

base de la capacidad militar sobre las fuerzas terrestres, las cuales tenían su asiento sobre tropas

de infantería, de infantería motorizada, unidades blindadas, de artillería e ingenieras dotadas de

gran movilidad y maniobrabilidad que las capacitaban para poder ejecutar largas marchas y

efectivos reagrupamientos. La DAAFAR se encontraba dotada de cazas de combate modelo

MIG de procedencia soviética, sistemas de defensa antiaérea, artillería antiaérea y sistemas de

radiolocalización.

El aparato militar central, apoyado en las correspondientes direcciones y estados mayores de las

tropas, no sólo aseguraba la dirección efectiva del proceso de construcción de las Fuerzas

Armadas y la instrucción de las tropas de la etapa dada, sino que, además posibilitaba el

desarrollo progresivo de la organización militar y permitía establecer el Sistema Militar

Obligatorio. Su estructura garantizaba la concentración de todo el trabajo operativo y

organizativo-movilizativo en el Estado Mayor General, así como el adiestramiento combativo

de las tropas y la preparación de la reserva.

Los procesos de perfeccionamiento de la estructura de las tropas y de los órganos de dirección

se producían acompañados por los reglamentos de organización interior, Así el paso gradual de

un número cada vez mayor de fuerzas a vida de unidad se fortaleció con la implantación, en

julio de 1962, del reglamento de Servicio Interior, que regulaba la actividad de las tropas en sus

21

áreas de ubicación permanente. La puesta en vigor, en febrero de 1962, del Reglamento de

Combate de Infantería tuvo gran importancia para el paso a actividades planificadas en la

preparación combativa, y en febrero de 1963 se aprobó el Reglamento de Infantería.

Sobre la base una adaptación de la experiencia soviética a la realidad defensiva de la República

de Cuba, entre 1962 y 1963 se editaron varias regulaciones relacionadas con la preparación, el

contenido y el empleo combativo de las tropas.

El 21 de septiembre de 1963 se aprobó en el Consejo de Ministros de la República de Cuba la

Ley 1123 mediante la cual se implantaba un sistema único de grados militares y el orden de

subordinación en las tropas terrestres. El nivel de preparación combativa y táctica, de

aseguramiento y organización determinaba la necesidad de implantar el sistema de grados en el

Ejército rebelde en virtud del cual se establecieron los siguientes grados; Comandante en Jefe,

Comandante de Ejército, Comandante de cuerpo, Comandante de división, Comandante, Primer

Capitán, Capitán, Primer Teniente, Teniente, Sub-teniente, Sargento de primera, Sargento de

segunda, Sargento de tercera, Cabo y Soldado.

Si bien excede del marco temporal del estudio es necesario para establecer el proceso de

asimilación de las estructuras organizativas soviéticas en el ámbito de las Fuerzas Armadas,

referimos el proceso que se puso en marcha a partir de 1973 mediante el cual la oficialidad de

las Fuerzas Armadas volvió a reorganizar su sistema de grados según una jerarquía más

parecida a los grados y “status” que se manejaban en las Fuerzas Armadas de la URSS.

Durante el periodo insurreccional contra la dictadura de Fulgencio Batista como repudio a la

proliferación de grados militares de la dictadura, la dirección del Ejército Rebelde decidió que

el rango más alto que habría en las fuerzas insurreccionales sería el de Comandante. Si bien

todos los dirigentes del Ejército Rebelde ostentaban el rango de comandante existían mandos

que ostentaban más poder que otros a pesar de tener igual grado, hecho que fue corregido con la

reforma de grados en 1973. En el ejército se crearon tres tipos de oficiales, cada uno de ellos

con entre tres y cuatro grados, que eran superior, primero y subalterno. La categoría “oficial

superior” incluía cuatro grados; desde “comandante de ejército” que equivalía a un general de

cuatro estrellas, rango que sólo ostentaba Fidel Castro Ruz hasta “comandante de brigada”

equivalente a un general de una estrella. Raúl Castro Ruz se convirtió por sus méritos militares

en “Comandante de División” equivalente a un General de dos estrellas. La categoría de “oficial

primero” incluía tres grados; desde coronel a comandante como grado más alto y la categoría de

“oficial subalterno” incluía cuatro grados, desde capitán a subteniente. La Marina de Guerra

revolucionaria también tenía tres categorías, que incluían diez grados, desde Almirante hasta

Contralmirante, desde comodoro a teniente de navío y desde teniente de navío a alférez. Dicha

modificación en los grados de las Fuerzas Armadas fue acompañada posiblemente de una

mejoría salarial lo que pudo convertirse en un estímulo material para los principales oficiales de

las Fuerzas Armadas.

Esta jerarquía de transición desarrollada en 1973 conservaba aún el grado de “comandante” para

los oficiales superiores del ejército y algunos oficiales primeros y subalternos de la Marina de

Guerra Revolucionaria. En la práctica sin embargo, se establecieron equivalencias entre los

grados cubanos y los grados militares universales; en el caso de Raúl castro, por ejemplo, dada

su condición de “Comandante de División” se le designaba como “Teniente General”. En

cualquier caso subyacía la demanda existente desde hacía unos años entre la oficialía de

regularizar los grados de los militares cubanos, quienes cada vez tenían un contacto más fluido

con otras Fuerzas Armadas y requerían poder tener una nomenclatura de grados ajustada al

rango de cada uno de los oficiales.

En el objetivo de institucionalización de las Fuerzas Armadas tuvo gran importancia el proceso

gradual de absorción de las estructuras de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR). Esta

organización paramilitar integrada por obreros y campesinos armados jugó un importante papel

22

en la consolidación defensiva del país cuando aún no se contaba con un nivel de

profesionalización de las Fuerzas Armadas como el que se tenía para 1963 y gracias a su papel

como vehículo para la participación de amplias capas de la sociedad cubana en la defensa del

país su pudo obtener el tiempo necesario gracias a conseguir contener las agresiones recibidas

desde 1959, para formar y adiestrar a los oficiales y clases que integrarían las Fuerzas Armadas

profesionalizadas a partir de 1963. La medida que dio paso definitivo a la integración de las

MNR en las estructuras de las Fuerzas Armadas fue el establecimiento del Servicio Militar

Obligatorio. En 1964 las armas en posesión de los milicianos fueron recogidas por las FAR. A

partir de enero de 1962, sólo los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias tenían

derecho a vestir el uniforme militar, así como los milicianos al efectuar la guardia o ser

movilizados. En diciembre de 1963 se aprobó un Reglamento Provisional de Vestuario. En

relación a la imposición de grados de oficiales, éstos eran impuestos el 26 de julio de cada año

en presencia de las autoridades del Estado. Los demás ascensos se efectuaban el 2 de

Diciembre, Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En las nuevas condiciones de desarrollo de las Fuerzas Armadas en 1963 era necesario

establecer una correspondencia entre éste, y el sistema de preparación y educación de los

cuadros. Hasta entonces, el núcleo del personal de mando de las unidades lo constituían los

oficiales del Ejército Rebelde que habían participado en la lucha contra el Ejército Regular de la

dictadura de Fulgencio Batista.

El proceso de movilización para repeler la invasión anfibia realizada sobre Playa Girón en Abril

de 1961 supuso la paralización de las escuelas militares, que tras el proceso de participación en

dichas acciones combativas volvieron a su actividad de perfeccionamiento y capacitación

técnica de los mandos, al tiempo que formaba a nuevos oficiales. Entre los años 1961 y 1963 el

papel de las escuelas militares fue básico para conformar las nuevas estructuras de la oficialía.

Por parte de la dirección política y militar del país se preveía que las nuevas escuelas militares

garantizarían la formación mediante programas acelerados de técnicos medios al servicio de la

estructura defensiva de la República. El 3 de julio de 1963, el Ministro de las Fuerzas Armadas,

Raúl Castro Ruz emitió una directiva en correspondencia con la cual, el 14 de agosto de 1963 se

instituyeron los cursos superiores para oficiales, surgiendo así la Escuela Básica Superior

“General Máximo Gómez”. En dicha escuela debería concluirse la formación de los oficiales de

mando de las tropas terrestres, de los miembros de la DAAFAR y de la Marina de Guerra

Revolucionaria rematando así la formación adquirida en su proceso formativo.

Todo el personal docente y cuerpo de instructores de la Escuela Básica Superior “General

Máximo Gómez” fue aportado por la Unión Soviética. Dichos instructores se ocuparon de la

formación del futuro cuerpo de docentes, que quedaría ya integrado por oficiales Cubanos que

comenzarían su impartición de docencia en 1964.

En previsión de la necesaria preparación de los jefes de nivel medio, en correspondencia con la

Directiva del Ministro de las FAR del 17 de Diciembre de 1962, se creó la Escuela Inter-Armas

“General Antonio Maceo” inaugurada el 7 de Febrero de 1963. Para garantizar la primera

incorporación de cadetes, en cada ejército se establecían puntos de concentración y comisiones

examinadoras, que seleccionaban los candidatos que tuvieran nivel cultural no inferior a sexto

grado.

En abril de 1963, se impusieron las insignias a los primeros cadetes aceptados en el primer

curso. En noviembre de 1963 dichos alumnos fueron licenciados. El programa de formación de

la Escuela Inter-Armas que se diseñó para ser ejecutado en tres años, preveía la formación de

oficiales de nivel medio en las especialidades militares siguientes:

-Infantería

-Comunicaciones

-Ingeniería militar

23

-Exploración

-Retaguardia

Junto con las dos anteriores Escuelas se creó la Escuela de Oficiales “Ignacio Agramonte”

situada en Matanzas sobre la base obtenida en la antigua Escuela de Responsables de Milicias.

Dicha Escuela se ocupaba de formar en seis meses a jefes de batallones y pelotones. A finales

de 1961 se produjo la graduación de la primera sección.

.- Reconversión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en ejército regular de tipo

socialista

Debe señalarse que el concepto de reconversión es un instrumento metodológico para ayudar al

estudio de las cambiantes relaciones cívico militares que se daban en Cuba desde el momento

del Golpe de Estado en marzo de 1952.

La reconversión militar debería ser un proceso que tendería a disminuir, restringir y precisar el

desempeño futuro de las Fuerzas Armadas en la vida política del país. Sin embargo, aunque

dicha reconversión en Ejército de nuevo tipo ha adecuado a las FAR al patrón organizativo de

las Fuerzas Armadas integrantes del Pacto de Varsovia, no ha minimizado su papel en la vida

política del país. Si la dirección política del país inicio una reconversión de las Fuerzas Armadas

con el objetivo de que estas sirvieran a la edificación de la sociedad socialista cubana y para ello

mutaron su base integrante, es decir, crearon un ejército de extracción popular, la consecuencia

fue que todo el país fue ejército y que todo el ejército influía en todas las esferas de la vida del

país. Para abordar el proceso de reconversión de las FAR en un ejército de nuevo tipo era

indispensable clarificar por parte de la dirección política y militar del país si los cambios a

operar en las FAR responderían a un proceso de redimensionamiento o de reconversión. Para

ello la dirección del país ateniéndose a la doctrina militar soviética siguió el siguiente marco:

Tras el proceso de conversión de las Fuerzas Armadas regulares que sirvieron al Gobierno

dictatorial de Fulgencio Batista, la dirección política y militar del país asumió la necesidad de

reconvertir las embrionarias estructuras del Ministerio de las Fuerzas Armadas en una fuerza

regular de nuevo tipo al servicio de un nuevo Estado que había declarado su orientación

socialista. Un ejército que por su naturaleza social, designación, lugar y papel en la sociedad se

diferencian radicalmente de los ejércitos de los estados occidentales. En el proceso histórico

donde se dio el binomio conversión-reconversión objeto del presente estudio y que llevó a un

contingente guerrillero a convertirse en una fuerza miliciana insurreccional para terminar

encuadrado en un ejército regular subordinado a un Ministerio de Defensa quedaba aún por

alcanzar el grado de adecuación a los requerimientos que el nuevo carácter del Estado cubano

requería y que las eventuales agresiones militares externas recomendaban adoptar; La República

de Cuba transitaba en apenas seis años de un fuerza revolucionaria irregular a un ejército de

nuevo tipo socialista pasando de una organización en frentes a una organización en pelotones,

divisiones y batallones. Este paso de un ejército de comandantes a un ejército de generales se

sustancia en el nuevo momento histórico que la República de Cuba debe afrontar y las nuevas

amenazas a las que su soberanía está expuesta. De la necesidad de nuevas salvaguardas

defensivas a su integridad como país y la idoneidad de realizar dicha reconversión en base a los

parámetros que sus nuevos aliados en el marco del conflicto militar de la “Guerra Fría”

responde el proceso de adaptación vivido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

El ejército socialista pasara a ser un elemento central en la nueva sociedad socialista cubana que

se comenzó a diseñar a partir de 1961, que cumplirá la función de defender al Estado frente a

pretensiones de agresión de terceros Estados. Apoyándose en las capacidades materiales del

24

Estado defenderá a la nueva clase sociopolítica que desde 1959 ostentará el poder político en la

isla28

.

En el marco del Estado socialista se conjugarán la actividad de los organismos del poder, la

administración, la justicia, el control, la defensa de las conquistas sociales logradas a través de

los programas impulsados por el Gobierno de la República. Junto al ejército todas las

administraciones del Estado sirven al fortalecimiento defensivo del país.

La necesidad de garantizar la segura capacidad defensiva del Estado socialista y de crear y

fortalecer el Ejército se debe a la constante amenaza exterior sufrida por la República de Cuba.

La República de Cuba había asumido desde el inicio de las hostilidades, primero de carácter

diplomático y después a través de la acción armada de la administración norteamericana que

todo sus sistema defensivo debía cumplir inexorablemente la doble condición de sistema

defensivo interior y exterior y en consecuencia debía organizar sus planteamientos doctrinarios,

planes, programas de formación e instrucción y estructuras orgánicas al servicio del objetivo de

defenderse de una agresión exterior al tiempo que garantizando el orden interno se preservaran

las conquistas sociales que los programas aprobados por el Gobierno de la República están

logrando en el campo de la sanidad, educación, tenencia de tierras y acceso a los servicios

públicos básicos para el conjunto de la población Cubana.

Junto con la amenaza exterior la necesidad de organizar el ejército de nuevo tipo respondía a

la urgencia de disolver los restos de las clases burguesas existentes en el país que ante el

proceso de modificación de las estructuras sociales y de las instancias del Estado oponían

resistencia a las orientaciones del Gobierno revolucionario cubano.

Las Fuerzas Armadas de nuevo tipo eran el medio fundamental para evitar el proceso de

intervención exterior, así como los conatos de contrarrevolución interna. Su formación habría de

efectuarse sobre la base de los principios generales de la construcción militar socialista que

responden a los siguientes parámetros:

-Desenvolvimiento del ejército socialista sobre la base de las organizaciones militares

desarrolladas por las clases populares del país, que en el caso de la República de Cuba

correspondía al Ejército Rebelde.

-Transformación del ejército guerrillero revolucionario en ejército regular al servicio del Estado

socialista.

-Integración de las estructuras del anterior ejercito burgués en la nueva estructura del Ejército de

orientación socialista.

Junto con estos principios relativos a la organización interna de las Fuerzas Armadas se sitúan

lo relativo a la construcción política de las fuerzas militares de la República de Cuba:

-Enfoque clasista respecto a la construcción del ejército.

-Unidad entre las Fuerzas Armadas y la sociedad civil.

-Lineamiento con las tesis del internacionalismo proletario.

-Organización regular del ejército.

-Perfeccionamiento constante de las estructuras organizativas.

-Desarrollo armónico de las tres armas integrantes de las Fuerzas Armadas.

-Mando unido y disciplina militar consciente.

-Mantenimiento permanente de la disposición combativa.

El ejército socialista se caracteriza por varios rasgos que le diferencian radicalmente de todos

los demás tipos de ejército en tanto es un instrumento más dentro de los mecanismos de

28 LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, and RICH Donna : The Cuba Reader:

The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988, pag.74-79

25

transformación social hacia la construcción de una sociedad de tipo socialista29

. En las

sociedades de orientación capitalista, las Fuerzas Armadas como parte de la superestructura

política, como organismo del Estado, presta servicio a la causa de aplicar la política de la clase

gobernante. El ejército en los Estados socialistas no adquiere un perfil de neutralidad sino que

se alinea con las tesis políticas defendidas por la dirección política y militar del país, ello

sumado a su carácter popular hace del ejército un instrumento de autodefensa de las clases

sociales que apuntalan el proceso revolucionario cubano asignándose por tanto una función

social dado que además de las tareas de defensa el ejercito de nuevo tipo tiene la

responsabilidad de contribuir en las tareas de carácter cultural educativo y económico técnico en

tanto en cuanto son asuntos que afectan y preocupan a unas Fuerzas Armadas integradas por

soldados de las clases populares. En cuanto al aporte a las tareas culturales-educativas el

ejército de nuevo tipo incluye en su programa de instrucción elementos relativos al

adoctrinamiento en las tesis que sustentan la creación del ejército de nuevo tipo en base a lo

aprobado por el partido único (PCC) rector de la sociedad cubana en todas sus esferas. Sobre las

tareas económico-técnicas no se entiende la capacidad de optimizar el proceso de

industrialización nacional de Cuba sin el aporte de las Fuerzas Armadas a la economía nacional

donde el ejército se convierte en uno de los principales suministradores de cuadros técnicos al

servicio de la industria del país al formar profesionales que prestaron sus servicios en las

distintas armas de las Fuerzas Armadas y que una vez concluido su proceso de servicio militar

se reincorporen a la actividad civil como profesionales cualificados al servicio de los nuevos

sectores productivos que bajo un diseño planificado socialista se implementaban desde 195930

.

La importancia del papel clasista de las Fuerzas Armadas fue acentuado de manera reiterada por

la dirección de las Fuerzas Armadas y por los jefes de unidades y pelotones. Mantener el

carácter clasista garantizaba la permanente interacción de los efectivos de las Fuerzas Armadas

con el conjunto de la sociedad civil cubana. El carácter popular de las Fuerzas Armadas no lo

determinaba sólo su misión de defender el Estado sino también los principios de

completamiento, instrucción y en la participación de los militares en el trabajo y en la vida

político-social del país. Si la población civil se encontraba involucrada en todas sus esferas en la

defensa de la República, los miembros de las Fuerzas Armadas se encontraban involucrados en

los retos que como sociedad, la Nación cubana se establecía31

. Cada acción guiada por las

necesidades defensivas del país se convertían en un ejercicio educativo para miles de

ciudadanos que veían su papel esencial junto a las Fuerzas Armadas en la defensa del proyecto

revolucionario iniciado en enero de 1959.

-Regularidades del desarrollo del ejército socialista.

El proceso de creación de la sociedad socialista abarca varias etapas; la fundación de las bases

del socialismo; la construcción de la sociedad socialista desarrollada y su evolución posterior

hacia la teórica sociedad sin clases. En este proceso se operan profundos cambios cualitativos en

todas las esferas de la vida económica, social, política e ideológica. Dichos cambios se

manifiestan también en el ejército, manifestándose en las regularidades de su desarrollo.

29 LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, and RICH Donna : The Cuba

Reader: The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988, pag.11-16 30 SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y

fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag85-93.

31 GOTT, Richard: Cuba; Una nueva historia, Madrid: Editorial Akal, 2007, pag.12-18. RODRÍGUEZ

GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1989. PÉREZ

Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales,

2006, pag.18-22.

26

El proceso de regularización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias viene determinado por el

proceso de institucionalización del conjunto de órganos e instituciones de la República de Cuba.

El proceso de “sovietización” de las estructuras de dirección del país no tuvo una aplicación

puntual dentro de las Fuerzas Armadas, aunque sería en las FAR donde dicho proceso fue más

acabado, y que llegó a todas las esferas organizativas del Estado32

.Los cambios que se han

producido en las distintas esferas no son independientes entre sí y no han sido originados por

causas separadas e inconexas sino que los cambios están interrelacionados entre sí y responden

a un objetivo como que camina hacia la institucionalización de la administración central del

Estado cubano. Entre los rasgos que empezaban a consolidarse dentro de las instituciones

cubanas a partir de 1961 podemos apuntar las siguientes:

-Despersonalización del Gobierno a través de la delegación de poder. Parece haber cierta

sustitución del régimen personalista carismático, prevaleciendo desarrollándose una

administración técnico-burocrática que se asemeja mucho a la de la URSS33

.

-Fortalecimiento de la legalidad mediante la promulgación de la Ley de Organización de la

Administración Estatal Central.

-Separación de funciones entre la Administración Central, el PCC y las Fuerzas Armadas. Estas

tres instituciones fueron controladas directamente en el cumplimiento de sus competencias y

facultades por Fidel Castro Ruz y la dirección militar del país, dando como resultado la ausencia

de delimitación en sus funciones. En 1961 existiría ya una clara tendencia a separar estas

instituciones y a asignarle funciones específicas a cada una de ellas.

-Dentro de la Administración central del Estado separación de los poderes legislativo y

ejecutivo que anteriormente recaían en el Consejo de Ministros asignándoles estas funciones a

la Asamblea Nacional del Poder Popular y al Consejo de Estado cuando estos fueron creados34

.

-Fortalecimiento del anteriormente estancado Partido Comunista de Cuba (PCC) para que

desempeñe tareas de organización rectora en lo político.

-Especialización, jerarquización y concentración de los distintos funcionarios y técnicos en los

distintos Ministerios para dotar a la dirección política de una plataforma técnico-administrativa

capaz de desarrollar las medidas de impulso legislativo que permitieran el desarrollo de los

planes para el desarrollo de la República dictada por la dirección política y militar del país35

.

Si bien todas estas medidas acercaron la estructura político-militar del país a un modelo

parecido al de la URSS, eran numerosas las singularidades que mantenían la personalidad

32 AZICRI, Max: The Institutionalization of the Cuban Revolution: A Review of the Literature, Cuban

Studies. La Habana, 1979.BEKAREVICH, A.: El Gran Octubre y la Revolución Cubana. La Habana:

Editorial Ciencias Sociales, 1982. CARBONELL, Néstor T.: And the Russian stayed; the sovietization of

Cuba. New York, Morrow, 1989. MESA LAGO, Carmelo: La sovietización de la revolución cubana y

sus consecuencias para el hemisferio occidental En World Affairs, nº136. Pag.3-25, 1973. 33 GONZALEZ, Edward : Cuba under Castro; The limits of carisma, Boston: Houghton Mifflin

Company, 1974, Pag.217-222.Véase la posición de las organizaciones anticastristas en SUCHLICKI

Jaime: The Cuban Military under Castro, Miami, University of Miami, 1989.Pag.17-62. 34 GARCÍA BRIGOS, Jesús P.: Gobernabilidad y democracia; los órganos del Poder Popular en Cuba,

La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1998, pag.14-17

35 BAUDISSIN, Gr.Wolf Graf: El caso de la “Bundeswehr alemana como ejemplo de una

democratización de las Fuerzas Armadas en países industrializados, en “Cambios en el papel político y

social de las Fuerzas Armadas en América Latina”, CEDAL, San José, Costa Rica, 1971, pág.1-27.

27

primigenia del proceso revolucionario cubano; dirigencia carismática, movilización, predominio

de las Fuerzas Armadas en la sociedad, mentalidad guerrillera para abordar los retos

económicos y defensivos del país, desagrado frente a los técnicos, igualitarismo y sólido

compromiso con la revolución continental latinoamericana. Entre 1964 y 1965 Cuba se

aproximó aún más a la URSS mediante la introducción parcial de medidas como la

autofinanciación y descentralización que dieron como resultado unos índices de producción más

realistas en algunos sectores de la economía. Junto a estas medidas en la esfera ideológica el

PCC alanzaba acuerdos con partidos comunistas latinoamericanos filo soviéticos para no

desarrollar estructuras guerrilleras en dichos países.

Las Fuerzas Armadas sería el mejor exponente de la aplicación de protocolos para alcanzar la

regularidad organizativa tomando como referencia la construcción militar de la URSS. El

sistema de regularidades en el desarrollo de las Fuerzas Armadas incluye las regularidades

sociopolíticas, las cuales conciernen al ejército como elemento de la superestructura política de

la sociedad socialista como elemento del Estado; las regularidades organizativas, técnicas en el

perfeccionamiento del ejército, su base técnica, de organización y su potencial científico-militar.

La principal regularidad de desarrollo de las Fuerzas Armadas de un Estado socialista como el

cubano, consiste en que el Partido Comunista de Cuba (PCC) dirige la solución de todas las

cuestiones fundamentales concernientes a la organización del ejército, la dirección de las tropas

y las fuerzas de la Marina de guerra; el reclutamiento, instrucción y educación de los efectivos.

Al ponerse al frente de la organización de las Fuerzas Armadas, el Comité Central, y el Buró

político del Comité Central se mantienen siempre en el centro de atención de las cuestiones

defensivas del país.

Otra de las regularidades del ejército de tipo socialista es su progresiva adecuación para

transitar desde un ejército irregular que consiguiera el objetivo militar de precipitar el cambio de

Gobierno y el derrocamiento del sistema dictatorial imperante en la República de Cuba desde

marzo de 1952, a unas Fuerzas Armadas de masas, conformadas por las clases trabajadoras del

país. Ese tránsito desde la vanguardia a la masividad no puede darse sin crear la base material y

técnica que precisa este nuevo tipo de fuerzas armadas lo que permite así convertir a las Fuerzas

Armadas en instrumento al servicio de la nueva mayoría política que gobierna los designios de

la política de Cuba. Para ello se tuvo que operar junto con la modificación estructural un

proceso de reconversión de la mentalidad militar, junto con una modificación de la mentalidad

de la sociedad civil que terminaría siendo quien nutriría de soldados a las Fuerzas Armadas, de

la conciencia militar, de la cultura militar y de la moral militar en cuatro grandes áreas:

a) Principio de “limitación imperativa”

El principio de “limitación imperativa” puede definirse como el conjunto de limitaciones en el

comportamiento de las Fuerzas Armadas y de sus miembros, impuestas por el bloque de normas

de obligado cumplimiento que pesa sobre ellos. Normas que van, desde la Ley Fundamental,

pasando por el resto del ordenamiento jurídico del país. Se trata por tanto de normas legalmente

establecidas a las que todos los militares están sometidos y por tanto están obligados a cumplir y

que van acompañadas de su correspondiente aparato coercitivo para reprimir a quienes las

quebranten. Esta limitación imperativa haría de tener dos límites dentro de la nueva

configuración estatal cubana:

-Subordinación de la institución militar al poder popular y a los lineamientos del Partido

Comunista de Cuba.

-Definición clasista de la institución militar y de todos sus miembros mientras permanezcan

ligados a las Fuerzas Armadas.

28

b) Principio de “Autolimitación moral”.

El concepto de “autolimitación moral” puede definirse como la limitación de los

comportamientos de los militares surgida de sus convicciones morales, resultantes del proceso

de formación y adiestramiento surgido de las academias y escuelas militares así como de los

cursos de perfeccionamiento y capacitación recibidos durante su vida activa como militares.

La formación de orientación socialista se produce en sociedades en transformación como la

cubana de tal forma que configura en el ánimo y en la conciencia de los militares una fuerte

autolimitación; la de renunciar a toda acción que sea contraria a los derechos de la mayoría de la

población y a los derechos que les son inherentes a los ciudadanos de Cuba a los que prestan

defensa, a todo intento de Golpe de Estado, a toda violación de derechos individuales o

colectivos. Y lo harán no ya porque así lo disponga la Ley Fundamental de la República o sus

posteriores leyes orgánicas o decretos sino precisamente porque las propias convicciones de los

militares y sus propios principios políticos, les impiden cometer cualquier acción contra los

elementos que conforman su código como defensores del proceso social abierto en Cuba desde

1959.

Hay que señalar que para conseguir que las relaciones cívico-militares sean las correctas, la

dirección política y militar del país debió ocuparse de gestionar ambos principios a un tiempo;

se ocuparon de situar a sus Fuerzas Armadas dentro de una correcta limitación operativa,

establecida por la Ley Fundamental y demás leyes y se ocuparon de dotar a sus militares de una

adecuada autolimitación moral, inculcándoles unas convicciones morales y un tipo de concepto

de Nación basada en una alta valoración de las conquistas sociales alcanzadas y de la obra

colectiva que todos los integrantes del cuerpo social cubano estaban llevando adelante como

valores superiores que el Ejercito debe asumir, respetar y defender.

c) Recto concepto del honor militar.

En las sociedades socialistas el concepto de honor se vincula estrechamente a la defensa de los

intereses de clase, al valor de lo colectivo y al necesario altruismo por sostener la soberanía

colectiva conquistada. Esta vinculación entre la llamada “Obra de la Revolución” y el honor

lleva a los militares a asumir que toda acción contraria a los intereses colectivos de la sociedad

cubana es un grave quebrantamiento del honor militar. Si aquello que los militares defienden es

aquello que otorga derechos a sus ciudadanos se estaban sentado las bases para una correcta

relación entre las Fuerzas Armadas y la sociedad cubana generando un amplio respaldo y apoyo

de los ciudadanos hacia su institución militar que, desposeída de lógica corporativa alguna, se

convierte en servidores públicos de los intereses colectivos y de las conquistas entre todos

logradas.

d) Recto concepto de la disciplina militar.

Las Fuerzas Armadas de los ejércitos socialistas superan el concepto de obediencia debida que

en el periodo 1959-1965 imperaba como mecanismo de funcionamiento en gran parte de las

Fuerzas Armadas del entorno geográfico cubano donde la impunidad de la jerarquía militar y la

desafección de la sociedad hacia las Fuerzas Armadas obligada a un alto grado de

discrecionalidad dentro de la cadena de mando castrense. Para ello, la República de Cuba

adecuó sus planes de estudios e instrucción de las escuelas militares y academias al servicio de

impartir un concepto de mando y disciplina que no sólo prohíba a los superiores dar órdenes

contraías a los lineamientos políticos establecidos por la fuerza rectora de la sociedad que es el

Partido Comunista de Cuba, sino que en virtud de lo dicho faculta al subordinado a no cumplir

órdenes que afecten a las orientaciones políticas del PCC, siendo este mecanismo un eficaz

freno a cualquier divisionismo ideológico que se presente dentro de la cadena de mando. Cuba

transita así de un modelo de Ejército que sirvió a las ordenes de la dictadura de Fulgencio

Batista donde se hacía imprescindible crear mecanismos basados en la obediencia ciega para dar

29

paso a un ejército basado en la disciplina estrictamente situada en los parámetros ideológicos

propugnados por el Estado36

.

Este concepto repercutirá significativamente en el marco de las relaciones cívico-militares que

se estaban forjando en la República de Cuba. Si la sociedad civil cubana sabe que sus Fuerzas

Armadas están educadas en la obediencia ciega esto generaría una situación de temor y recelo

hacia los comportamientos de sus militares. Sin embargo cuando la sociedad conoce de los

protocolos de actuación de sus Fuerzas Armadas y que estos se cimentan en la defensa de los

intereses de clase según preceptúan las tesis oficiales de la República y que estos están

sometidos al ordenamiento del país, el nivel de identificación entre las partes es elevado.

El carácter popular del ejército socialista cubano es un factor que eleva aun más su unidad e

integridad sociales; conduce a la cohesión ulterior y más estrecha entre el ejército y la sociedad

civil. Tras convertirse en Fuerzas Armadas de todo el pueblo, el Ejército de tipo socialista

Cubano, al igual que el resto del Estado, son ya la expresión acabada de los intereses del pueblo

trabajador cubano, dotándose como hemos mencionado de una concepción clasista. Para ello y

esta es otra de las regularidades básicas del ejército de nuevo tipo es la permanente necesidad de

fortalecer los vínculos con la sociedad civil cubana para garantizar así la comprensión del papel

de las Fuerzas Armadas por parte del pueblo al que sirve, garantizándose de esta manera el

permanente reemplazo mediante promociones de ciudadanos dispuestos a servir al Estado

mediante la profesión militar. En contraprestación, las Fuerzas Armadas garantizan las

condiciones de paz necesarias para el desempeño de la sociedad civil en los campos productivos

de la economía cubana. Para alcanzar este nivel de entendimiento entre ejército y sociedad es

necesario elevar la conciencia política de ambos, reforzando la participación constante de las

fuerzas armadas en la consecución de los objetivos del pueblo, entregando todas sus

capacidades al servicio del mejoramiento de la calidad de vida de sus defendidos.

Los efectivos que integran las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas son ciudadanos con

plenos derechos, que participaban activamente en la vida política, social, cultural de sus países.

Junto al resto de la sociedad cubana eligen y sus elegidos en los procesos internos de las

instituciones del Estado y ejercen su papel determinante en los órganos del Partido Comunista

de Cuba (PCC).

Por definición, el ejército de nuevo tipo socialista que fruto de una reconversión de las

estructuras anteriores se desarrolló en la República de Cuba es un organismo sociopolítico y

técnico militar que se desarrolla de manera armónica con la base material y técnica que se

implementaba en el país con una doble función de carácter interno-externo al servicio de los

intereses del Estado y conformado por las clases populares que ocupaban las distintas esferas de

las Fuerzas Armadas desde la oficialía hasta los soldados que formaban las distintas unidades.

Su acción se enmarca en la construcción de la nueva sociedad participando activamente en la

construcción y desarrollo de la sociedad socialista con nítida conciencia de pertenencia a una

clase y condicionadas por el contexto en el que la República de Cuba se inscribiría a partir de la

declaración del carácter socialista de su proceso revolucionario37

.

En el marco de la adaptación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba y del Ministerio

de las Fuerzas Armadas al concepto de ejército de nuevo tipo que se adecuara a las directrices

organizativas del Pacto de Varsovia se realizaron numerosos estudios para la reconversión de

las distintas direcciones del MINFAR que surgieron a partir de la reorganización llevada a

36 SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y

fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag.226-228

37 LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, and RICH Donna: The Cuba Reader:

The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988, pag.77. SHKADOV, Ivan,

ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y fraternidad, La Habana:

Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag.112-145.

30

cabo en enero de 1962 en la que se establecieron catorce direcciones dentro del Ministerio

además de dos departamentos, el Jurídico y el de Instrucción Revolucionaria, además de la

Sección de Claves y Códigos que junto con la Secretaria y el Estado Mayor General vinieron

siendo la estructura central del Ministerio hasta la siguiente modificación operada el 23 de abril

de 1962 cuando fueron creados los cinco Viceministerios que albergarían las distintas secciones,

direcciones y departamentos bajo su dirección militar. De dichos estudios se concluyó la

necesidad de abordar una nueva remodelación que se plasmó en la Directiva Nº 022 de 8 de

Octubre de 1968 que suscrita por el Ministro de las FAR en la que se afirmaba:

“El rápido desarrollo de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, las experiencias

acumuladas durante estos últimos años, su participación no sólo en la defensa del país, sino

también en la consolidación económica, requieren de una reorganización del Ministerio de las

Fuerzas Armadas Revolucionarias, con el fin de hacer una mejor distribución de las tareas

encomendadas al mismo, lograr un método de trabajo que facilite la planificación,

organización y dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como una mejor

coordinación del trabajo que permita el estudio y toma de decisiones acertadas frente a las

tareas cada vez más complejas”.

La nueva estructura pasaba a organizarse por grupos de trabajo de acuerdo a su especialidad y

coincidencia de trabajo. Quedaba implícita la creación de direcciones y secciones aparejadas a

los grupos de trabajo.

En el proceso de reconversión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba en unas

fuerzas armadas de tipo socialista jugó un importante papel la construcción de unas relaciones

internacionales al servicio del mantenimiento y expansión de la influencia socialista. La

República de Cuba aspiraba en la esfera internacional a construir unas relaciones internacionales

no controladas ni al servicio de los intereses estadounidenses. Para ello y en el marco de la

integración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias en el seno de las Fuerzas Armadas de los

países del campo socialista, deberían ser el punto de apoyo que permitiera mediante las acciones

militares en el exterior alcanzar a Cuba un lugar en la escena internacional un papel muy

superior al que correspondería a un Estado insular del Caribe de reciente independencia y con

una economía aquejada por la herencia del monocultivo económico de origen colonial al que fue

sometida.

De ahí su necesidad de participar en conflictos en el exterior, para sostener en el escenario de

la política nacional cubana el deber de mantener dichas empresas militares altamente costosas

fuera de las fronteras de Cuba. Ello hacia a su vez imprescindible el soporte militar soviético

que pertrechara a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba de los recursos necesarios para

expandir la llamada “diplomacia verde olivo” que Cuba alentaba en el mundo. Para la URSS,

Cuba tuvo un carácter geoestratégico y para la República de Cuba, la URSS tuvo un carácter

político estratégico, de tal manera que Cuba ha logrado resaltar su política exterior con la ayuda

soviética y el resto de los aliados de la URSS. Dicha alianza permitió a Cuba multiplicar sus

recursos garantizando que la administración norteamericana sostendría una política de no

intervención hacia la isla en tanto en cuanto la dirección política de Cuba siguiera contando con

el apoyo militar soviético38

.

Entre los rasgos que se observan en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba que en su

proceso de reconversión en ejército de tipo socialista asumía los postulados de acción

internacionalista encontramos que las FAR incorporaban ya en 1962 los siguientes objetivos

militares que reproducían fielmente los de cualquier ejército del campo socialista:

38 SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor: Valentía y

fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983, pag.86-88.

31

-Consolidar el poder interno del Gobierno revolucionario cubano en términos defensivos.

-Internacionalizar el fenómeno cubano de forma ofensiva para romper el aislamiento continental

y hacer inviable o altamente costosa una intervención militar norteamericana contra Cuba.

-Crear Estados de orientación socialista y promover movimientos de Liberación Nacional.

-Obligar a los Estados Unidos a hipotecar recursos militares en el área Caribe a fin de facilitar

áreas de mayor movilidad al Pacto de Varsovia en especial en los escenarios asiáticos y

africanos.

-Separar a países del Sistema Interamericano de Defensa que se encontraba bajo dominio

norteamericano.

-Promover su prestigio e influencia internacional creando a su vez un amplio espectro de países

favorables a las tesis de la República de Cuba que respaldaran las demandas del Gobierno de La

Habana en la esfera internacional.

-Obtener de la URSS altos niveles de ayuda económica, política y militar.

-Crear un espacio político propio para la República de Cuba dentro del marco de la bipolaridad

proyectando a Cuba como una potencia tercermundista de escala internacional39

.

-Mantener la legitimidad entre las corrientes de opinión y grupos que se conforman dentro del

sistema.

.-Sobre la construcción alternativa de las Fuerzas Armadas cubanas en el contexto

caribeño.

Analizado el contexto donde se inserta el alzamiento armado de los rebeldes del “Movimiento

26 de Julio”, sus postulados políticos, su expresión pública cuando alcanzaron el poder el 1 de

enero de 1959, su desempeño como ejecutivo con capacidad legislativa al frente de la República

de Cuba, su toma de decisiones para desarrollar la estructura de un nuevo Estado mientras

encaraban graves riesgos militares, podemos alcanzar una visión ajustada de cómo se produjo la

reorganización en un primer momento de las fuerzas defensivas del país a partir de un ejército

victorioso, Ejército Rebelde, y un Ejército derrotado, Ejército Regular al servicio de la

dictadura, para ahormar un ejército que asumiera la defensa del territorio nacional y su

soberanía en una primera etapa. La reorganización se produjo encabalgando elementos que

sobreviven del viejo régimen y que son de utilidad a la construcción de la nueva realidad

nacional cubana y las nuevas fuerzas rebeldes que no contaban con la formación ni el

adiestramiento necesario para acometer los nuevos retos defensivos que Cuba habría de

demandar en un periodo breve de tiempo. Una segunda fase ligaría al primer proceso de

transformación organizativa la segunda fase de reconversión a partir de la declaración del

proceso insurreccional cubano como un proceso de naturaleza socialista que haría que la

dirección política y militar del país regularizara sus Fuerzas Armadas siguiendo un patrón

dictado por la Unión Soviética a partir de 196140

.

39 En algunas ocasiones la República de Cuba mantuvo relaciones formales con los gobiernos de diversos

Estados mientras armaba y entrenaba a grupos que aspiraban a un cambio de gobierno. Los métodos

utilizados por la República de Cuba en su línea de apoyo a movimientos de Liberación Nacional

transitaba desde el entrenamiento de guerrillas, entrenamiento de milicias, formación de miembros de la

seguridad del Estado, entrenamiento de unidades militares o formación política de cuadros. 40 SOTO JIMÉNEZ, José Miguel A.: Defensa, Seguridad y Democracia; estudio comparado y análisis.

Apuntes profesionales para la modernización y la reconversión militar en América Latina. Grupo 5,

Santo Domingo, 1998, pag.30-35

32

Para poder situar los hechos que influyeron en el proceso reorganizativo cobraba especial

importancia el papel jugado por la expresión directa y el testimonio de los dirigentes

revolucionarios de la época pues los cambios que sus directrices operaban en el país iban más

allá de los que el ordenamiento del país expresaba. Durante un periodo prolongado de tiempo no

existirá más basamento legal donde cimentar los cambios estructurales que el Gobierno de

Cuba realizaba que la Ley Fundamental de 1959 que recoge en gran medida el espíritu de la

Constitución de 1940. En materia de política defensiva no existe más instrumento que la Ley

600 de Defensa Nacional promulgada del 16 de octubre de 1959 y publicada en la Gaceta

Oficial el 17 de octubre de 1959 y los nombramientos de los responsables militares hechos para

1959. Desde ese momento y hasta que la consolidación del Ministerio de las Fuerzas Armadas

del país permita a éste iniciar una política ordenada de dirección militar no existe más fuente

legítima que la expresión de Castro sancionada posteriormente por el Consejo de Ministros de

la República. Será él, quien en calidad de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y líder

moral del proceso insurreccional entable un diálogo directo con organizaciones populares y con

el pueblo de Cuba. Será Castro quien, tras la ratificación de su posición política por la sociedad

cubana, y en calidad de Primer Ministro lleve dichos acuerdos de reforma al Consejo de

Ministros para su sanción.

El proceso de reorganización de las estructuras militares heredadas en base a la nueva ética

militar impulsada desde el inicio de la lucha armada contra la dictadura, permitió recoger,

incorporar y aprovechar las capacidades técnicas de un amplio grupo de oficiales que

permitieron el tránsito interno de unas fuerzas rebeldes con un concepto operativo alejado del

manejado por un ejército regular, hasta la posibilidad de desarrollar centros de formación y

adiestramiento que serán el espacio de donde surgirán las futuras clases y oficiales. Todos

aquellos oficiales que no tuvieran delitos de sangre o no hubieran participado activamente a

favor de las políticas del Gobierno dictatorial de Fulgencio Batista podrían incorporarse al

nuevo ejército, y lo harían en pie de igualdad con los soldados y mandos rebeldes y se

valorarían los meritos de aquellos que se hubieran conducido de manera honesta durante el

desempeño de sus funciones militares; oficiales como Ubineo León, Rodolfo Villamil, el primer

teniente Fernández Álvarez o el comandante Quevedo Pérez son ejemplos del tránsito ordenado

para proceder a la conversión del ejército que el “Movimiento 26 de Julio” necesitaba hacer

para comenzar a ordenar el siguiente paso tras la guerra de Liberación Nacional y la disolución

parcial de las antiguas estructuras de las Fuerzas Armadas que era, encaminar la organización

defensiva del país hacia una nueva doctrina, la “Guerra de Todo el Pueblo”, lo que requería

unas nuevas Fuerzas Armadas41

. La dualidad reorganización-reconversión no fue un proceso

41 “[…] contamos con la colaboración de un número de oficiales –del viejo ejército- porque había

oficiales presos por conspirar contra Batista y muchos de esos oficiales, después del triunfo de la

Revolución, se unieron a nosotros. Hubo oficiales que habían luchado contra nosotros, pero que eran

hombres caballerosos, hombres decentes, se unieron a nosotros. De modo que un número de oficiales del

antiguo ejército colaboró con nosotros, pero muchos no pudieron ser salvados, puesto que la

desmoralización y desintegración fue total. Y no eran las mejores condiciones para contar con la

colaboración de muchos de estos oficiales. […] pero realmente surge un ejército nuevo. Y creo que de

ninguna forma se habría podido realizar la revolución si no se sustituye al viejo ejército por un nuevo

ejército revolucionario y popular, un nuevo ejército que hoy tiene mucha más preparación técnica de la

que tuvo jamás el ejército de Batista.. porque hoy nosotros tenemos diez veces más oficiales ,

incomparablemente mejor preparados de lo que nunca había contado nuestro país […] es un ejército

revolucionario, constituido por tropas regulares […]por la reserva, fundamentalmente de obreros y

campesinos entrenados, un ejército popular, cuya fuerza radica, no tanto en su profesionalidad o en su

técnica, como en su identificación con los intereses del pueblo, y en su enorme reserva de obreros y

campesinos que constituyen su masa de combatientes en caso de guerra”. CASTRO RUZ, Fidel:

Entrevista concedida a Gaetano Pagano, días 6 a 8 de julio de 1976, publicada en la Revista Casa de las

Américas nº109, Julio-agosto de 1978, pag.31. ROS, Enrique: Cuba en el tránsito al socialismo. 1959-

1963, La Habana: Editora Política, 1979. QUEVEDO PEREZ, José: Oficial de Academia, La Habana:

Editorial Verde Olivo, 2001, pag.143-152

33

diferido ni separado. No se produjo una fase y como consecuencia de los resultados obtenidos y

del contexto histórico y político en que se desarrollaba se dio la siguiente fase forzado por la

coyuntura. Para el Alto Mando Militar el proceso es un sólo acto, en el que se comienza por la

depuración organizativa, se prosigue por el reforzamiento defensivo mediante la creación de

organizaciones de masas que extiendan el deber de defensa del proyecto político a amplias

capas de la sociedad cubana para concluir en unas Fuerzas Armadas regularizadas bajo el

parámetro de ejército de tipo socialista como culminación del proceso diseñado con antelación

de un Estado que rompiera con las anteriores bases de organización social que existían en Cuba

desde su independencia.

La dirección militar del país, que a su vez ejercía hegemónicamente como dirección política, no

encadenó una secuencia de actos en virtud de la coyuntura o improvisando su reacción. La línea

de acción fue invariable a pesar de la agudización del escenario en que estos cambios se

producían; el proceso de modificación de la propiedad de la tierra era un hecho irreversible que

podría darse con mayor o menor grado de conflicto interno y externo, pero habría de hacerse; el

proceso de aumento del peso del sector estatal en los renglones estratégicos de la economía

nacional sería una determinación desde el 1 de enero de 1959, más allá de que este pudiera

acelerarse por la actitud adoptada por parte de la administración americana. Probablemente cada

paso que se ejecutó respondía a una visión preconcebida de Estado, a una política defensiva para

defender ese Estado y a un objetivo final que era una redefinición del concepto de soberanía de

una pequeña República subordinada en lo político y dependiente en lo económico.

En el marco del binomio reorganización-reconversión nunca se produjo una anteposición de la

Ley o del ordenamiento jurídico con el que contaba el país o del que se estuviese dotando a la

determinación política de Fidel y Raúl Castro de crear un Estado nuevo sirviéndose de unas

nuevas Fuerzas Armadas que aunaran lo más representativo e inspirador de su movimiento

rebelde y a su vez que adquiriera la capacitación técnica para poder resolver los severos riesgos

militares a los que la joven República estaba dispuesta a exponerse en el periodo 1959-1965.

Muchos fueron los condicionantes que modularon, intensificaron o amortiguaron los parámetros

de dirección con los que los mandos militares cubanos se condujeron; sin embargo existen dos

constantes que están presentes de manera continuada en la toma de decisión de los dos

principales líderes del país. Para Fidel Castro Ruz, esa constante es su alianza con el pueblo

cubano, para el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Cuba esa constante es su

alianza militar con la URSS. Para los dos comandantes a su vez existía un hecho incuestionable

desde su alzamiento armado en Sierra Maestra; habrían de librar una guerra, regular o irregular,

declarada o encubierta con los Estados Unidos. El 5 de junio de 1958, Fidel Castro escribía

desde su Comandancia General una carta a Celia Sánchez Manduley donde adelantaba en años

el conflicto inevitable que la Nación habría de asumir años después:

“Celia:

Al ver caer los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a

pagar caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una mucho

más larga y grande: la guerra que yo voy a echar contra ellos.

Me doy cuenta de ese va a ser mi destino verdadero

Fidel”.

El líder rebelde no sabía cuál sería el resultado de la lucha contra el Ejército Regular cubano

que por esos días encaraba, pues aún faltaban seis meses para el final de la guerra. Pero Castro

sabía cuál era el objetivo real de su empresa; se trataba de establecer un nuevo Estado que

subvirtiera el destino histórico de Cuba, alejando la dominación de Estados Unidos del país a

través de una política radicalmente opuesta a los intereses estadounidenses en la mayor de las

Antillas. Este planteamiento hecho por Fidel Castro no tenía aún andamiaje sobre el que

34

soportarse más allá del pilar que representaba el Ejército Rebelde y no estaba entre los

presupuestos de la Nación enfrentarse a los Estados Unidos, país con el que la gran mayoría de

la población tenía lazos culturales o sociales de algún tipo. Construir un nuevo imaginario

colectivo donde el nuevo enemigo estuviera a 145 kilómetros de las costas de Cuba pasaba por

situar los objetivos del nuevo ejecutivo cubano en la tesis antagónica de la administración

norteamericana42

.

No se trataría de ejercer una práctica ofensiva, dado que la República de Cuba ha mantenido

siempre una posición flexible hacia todos los Estados de su contexto, incluyendo a los Estados

Unidos. Se trataba de organizar la defensa de la soberanía en base a los posicionamientos

políticos y económicos más explícitos y divergentes que se pudieran hallar en coincidencia con

los intereses de la mayoría social cubana. Y en ese empeño, la teorización de ese nuevo

imaginario que se presentaría a la sociedad cubana correspondería a Fidel Castro, mientras que

la viabilidad de ese presupuesto en la práctica habría de corresponder al comandante Raúl

Castro. Es de suponer, que en su perfil organizativista, Raúl Castro que adquirió una formación

marxista con anterioridad a que lo hiciera Fidel Castro43

, advirtiera de que el único camino para

poder resistir la presión que la administración norteamericana ejercería sobre un Gobierno

transformador como el que pensaban establecer era alcanzar un acuerdo con el contrapoder

militar existente en la época; la Unión Soviética. El encuentro entre el que fuera acompañante

del Ministro de Asuntos Exteriores Anastas I. Mikoyán, Nikolai Leonov y el propio Raúl Castro

en el marco del Encuentro Internacional de la Juventud y el tiempo que pasaron juntos habría de

ser clarificador para el que llegaría a ser el Ministro de las Fuerzas Armadas de Cuba,

comprendiendo que solo a través de una revolución nacionalista no podrían sacudirse el peso de

la dominación económica y militar que los sistemas integrados de defensa que se desarrollaban

en el hemisferio bajo la cobertura estadounidense. Por ello era necesario ir más allá, profundizar

en la modificación de las bases sociales, productivas, ideológicas del pueblo de Cuba. Y sólo un

sistema antagónico podría hacerlo. Y sólo un apoyo como el que representaba la Unión

Soviética, permitiría a Cuba hacerlo en el breve tiempo del que disponía y a 90 millas de las

costas del futuro adversario.

Del mismo modo, Raúl Castro, analizadas las potencialidades y riquezas de Cuba, alcanzaría la

misma conclusión en lo relativo al desarrollo material e industrialización de su país; sólo podían

alcanzar el nivel de desarrollo y de superación de las desigualdades que habían comprometido

en su programa político a través de un acuerdo con la Unión Soviética.

El Ministro de las Fuerzas Armadas cubanas conocía la realidad física y material de su país;

Cuba es una isla que carece de muchos recursos vitales para evolución autónoma, tenía un bajo

nivel de desarrollo y de manera tradicional había dependido económicamente de una potencia

extranjera. La fuente principal de divisas era el azúcar que representaba cerca del 80% de las

exportaciones en 1959. El país carecía de fuentes de energía al no tener petróleo, ni gas ni

capacidad de generar una industria hidroeléctrica pues los ríos de Cuba son cortos y de escaso

caudal. No contaban con una base industrial y la que existía era de origen norteamericano por lo

que dependían de insumos y repuestos que debían ser importados. Los productos

manufacturados también debían ser importados. A pesar de las condiciones favorables y de la

expansión de las infraestructuras agrícolas, los factores climatológicos, la falta de una

42 IBARRA GUITART, Jorge Un análisis psicosocial del cubano, La Habana: Ciencias Sociales,

1985.RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias

Sociales, 1989. PÉREZ Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial

de Ciencias Sociales, 2006, pag.105-112.

43 QUIRK, Robert E.: Fidel Castro, New York: W. W. Norton and Company, 1993.Pag.67.

RODRÍGUEZ MOREJÓN, Gerardo: Fidel Castro, Biografía, La Habana: Editorial P. Fernández, 1959,

Pag.89-102.. RAMONET, Ignacio: Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, La

Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2006, pag.112-14.

35

planificación correcta, la dependencia del monocultivo azucarero impedían el

autoabastecimiento de alimentos teniéndose que importar ingentes cantidades de productos

básicos44

. Era necesario, dado que el enfrentamiento con la potencia americana era inevitable en

la medida que comenzaran a aplicarse las medidas de reforma comprometidas y que lesionaban

los intereses económicos de las firmas comerciales e industriales estadounidenses radicadas en

Cuba, disponer de un nuevo socio comercial y proveedor de capital. Y sólo la Unión Soviética

tenía esa capacidad.

La historia del periodo 1956-1965 no es la historia de una Nación, un movimiento político, el

“Movimiento 26 de Julio”, y unos dirigentes, que tuvieran que recorrer el camino que se les

impuso. Dicho periodo habrá de ser el tiempo de organizar el objetivo que como movimiento se

marcaron y para el que necesitaban el concurso de toda una Nación en armas, identificada con

sus postulados ideológicos, cohesionados en los lineamientos políticos, encuadrados en

organizaciones de masas, en comunión con el ejercicio carismático de su líder militar45

.

Probablemente esos nueve años de la Historia contemporánea de la República de Cuba no

fueron, como en periodos anteriores, trazados fuera de las fronteras de Cuba, sino por primera

vez fueron determinados por la mayoría de la población cubana en su propio terreno de juego.

La reorganización de las Fuerzas Armadas no fue un hecho impuesto, sino un reto asumido; la

declaración del carácter socialista del proceso cubano no fue la consecuencia de una invasión,

que sin duda ayudó en su decantación, sino una decisión propia que respondía a la necesidad de

forjar una alianza estratégica con la Unión Soviética; el diseño defensivo del país no respondió a

que no existiera otra salida, sino que se trato de la salida voluntariamente elegida. Y este

ejercicio de autodeterminación se necesitaba un instrumento y un enemigo que hicieran factible

el deseo común del pueblo cubano; si el enemigo habría de ser los Estados Unidos, que por

voluntad propia también asumieron el compromiso de no permitir la existencia de un foco

insurreccional socialista en el hemisferio occidental, el instrumento para hacer real la tesis

política de los rebeldes en el poder habrían de ser unas Fuerzas Armadas de tipo socialista.

Más allá de conocer los elementos que hicieron posible el binomio reorganización-reconversión

de las fuerzas defensivas de la República de Cuba, cobra especial importancia el carácter poder

discutido que asumen las Fuerzas Armadas en la Cuba revolucionaria a partir del 1 de enero de

1959. La sociedad cubana terminó desarrollando una visión de sus Fuerzas Armadas como un

contingente que debía refrendar su papel frente a la sociedad que defiende y obtener su

legitimidad en el accionar cotidiano, no en vano se trata de las únicas Fuerzas Armadas de

Latinoamérica que desde su fundación siempre ha tenido que asumir una agresión militar o un

combate en defensa de las posiciones políticas del proyecto revolucionario cubano; desde la

defensa del territorio nacional frente a intentos de agresión por parte de terceros países hasta la

asunción de los compromisos de carácter ideológico asumidos por la dirección política y militar

del país fuera de sus fronteras; desde la posibilidad de enfrentamiento con armas atómicas con

las Fuerzas Armadas norteamericanas a raíz del emplazamiento de misiles soviéticos en el país

en Octubre de 1962, hasta su concurso en la instrucción de grupos insurreccionales de América

Latina.

44 HOROWITZ, Irving Louis. Ideological radicalization and Economy Policy in Cuba, en Cuban

Communism. New Brunswick, New Jersey, 1972.LATASTE HOFFER, Alban: Cuba ¿hacia una nueva

economía política del socialismo?, Editorial Universitaria, Santiago de Cuba, 1968, pag.23. MESA

LAGO, Carmelo: Breve historia económica de la Cuba socialista: Políticas, resultados, y perspectivas,

Madrid: Alianza Editorial, 1994. Un estudio sobre Cuba, Miami: Miami University Press, 1963, pag.45-

62. Sobre los mecanismos de corrección que se introducen en base a la planificación económica sobre

plantillas quinquenales véase KALECKI, M.: Bosquejo hipotético del Plan quinquenal 1961-1965 para

la economía cubana, La Habana: Biblioteca Archivo Nacional, 1960, pag.13-19.

45 RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias

Sociales, 1989, pag.298-307.

36

Los líderes militares del país siempre han tenido que defender su posición a partir de ser un

instrumento que fuera percibido como de utilidad social Se trata sin duda de un modelo peculiar

de Fuerzas Armadas en el contexto caribeño y latinoamericano tanto por su composición como

contingente nítidamente transformador como por los objetivos que defiende, que con el paso del

tiempo y partiendo de ese “poder discutido” se ha convertido en el único “poder indiscutible”

dentro de la sociedad cubana.; un poder participado por todos, pero sobre el que sólo una

dirección limitada decide y sobre la que recae el peso de la defensa de la soberanía,

independencia y proyección de los objetivos políticos del país revolucionario; un poder que

siempre ha encarado un enemigo, ya fuere un ejército regular o un conjunto de medidas de

presión económico financieras o militares pero que ha logrado mantener siempre la paz en una

República con enormes dificultades para superar sus turbulencias sociales y políticas desde que

accediera a su independencia.

En definitiva, un poder constituido a partir del proyecto político de doce sobrevivientes que, en

1956 abrieron paso a un esquema de defensa nacional inédito en el área Caribe y en el

continente latinoamericano y que pretende hacer realidad el planteamiento de “invulnerabilidad

militar” que preside hoy la política defensiva de Cuba. Las Fuerzas Armadas Cubanas, a

diferencia del fluido proceso que constituye la Revolución Cubana, han estructurado de manera

eficaz los cambios en el tiempo, aplicados las reformas con antelación suficiente y capacidad

preventiva como para ser el pilar insustituible de la sociedad cubana contemporánea y el sostén

de la dirección política del país. Si una regularidad se puede constatar dentro de la Revolución

en Cuba es que dicho proceso no se ha desarrollado de manera estable y en la misma dirección,

sino que se ha desorientado en determinados momentos históricos, estando sometido a

numerosos cambios en las esferas ideológicas y políticas. Frente a dicho carácter cambiante, las

Fuerzas Armadas tras su reorganización y posterior reconversión a los parámetros soviéticos de

organización han mantenido inmutable su naturaleza, ampliando sus dimensiones o capacidades

partiendo de la misma estructura de mandos y gobierno. Cabe decir que durante el periodo

sometido a estudio y hasta la actualidad son la institución más solvente, fiable y capaz de los

distintos poderes del Estado cubano.

El Gobierno de la República de Cuba cimenta su política exterior en una eficaz paradoja;

funcionar como oposición a los Estados Unidos a nivel internacional al tiempo que desarrolla

mecanismos de control mediante la lógica de partido único dentro de sus fronteras. Esta

paradoja de un Estado disidente mundial es construida sobre una guerra simbólica permanente

con los Estados Unidos lo cual tiene un enorme impacto sobre la visión que se adquiere de Cuba

a nivel internacional como Estado rebelde y soberano que no permite ni injerencias ni presiones

sobre su independencia como país. La intensa política exterior de la República de Cuba se ha

fundamentado en la autopromoción simbólica de su papel como pequeña nación resistente a la

hegemonía de los Estados Unidos organizada socialmente desde patrones no capitalistas y no

democráticos según el concepto de democracia capitalista46

.

La resistencia de la diplomacia simbólica cubana hace de la isla una suerte de pequeño imperio

moral, que afirma su hegemonía en el terreno ideológico, que transita desde su poderío militar

hacia su dimensión como potencia médica, cultural, educativa o deportiva en la región.

Lo expuesto en este estudio viene a demostrar la hipótesis que se formuló en la que se planteaba

rechazar los conceptos de unas Fuerzas Armadas cubanas que se debatían entre la continuidad

de aquellos que fueron derrotados en el periodo 1956-1958 y la ruptura que en teoría se habría a

partir del 1 de enero de 1959. Las Fuerzas Armadas de la República de Cuba vivieron entre

1956 y 1965 una catarsis donde el binomio reorganización-reconversión fue un sólo proceso,

no fruto de la casualidad y las circunstancias coyunturales sino de una decisión política clara,

46 DOMINGUEZ, Jorge I.: Cuba: Order and Revolution; Cuban´s Foreign Policy, Cambridge, The

Belknap Press of Harvard University Press, 1978, pag.139-47. RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba,

la forja de una Nación, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1989, pag.345-67.

37

que de manera flexible se adecuaba al contexto en que se abría paso, pero que se ejecutó de

manera invariables hasta alcanzar su grado óptimo en 1965. El aprovechamiento de un parte de

la estructura del ejército derrotado no fue una decisión sobrevenida o fruto de la inmediatez; se

hizo así porque era lo que se había teorizado, proclamado y decidido hacer; la reconversión en

Fuerzas Armadas regulares no es fruto del hostigamiento, la presión o la necesidad de aumentar

las competencias defensivas del país; era lo que se había diseñado, previsto y determinado llevar

a la práctica. Asumir las tesis del campo socialista no fue una salida de emergencia, una

solución desesperada o una salvaguarda que garantizara la supervivencia del proceso

revolucionario cubano; era lo que garantizaba cumplir el objetivo de dar a la Nación cubana una

segunda independencia47

. Si Castro habría de declarar con su entrada en Santiago de Cuba tras

la victoria de 1959 que por fin los mambises entraron en Santiago, la dirección militar del país

por él encabezada abrazaron la idea de devolver la independencia plena a una Nación que

siempre vio truncada su capacidad de gobernar su destino en el contexto de las Estados

existentes y dieron los pasos necesarios para que dicho objetivo se ejecutara. En este sentido, el

periodo 1956-1958 puede entenderse como el periodo de la declaración de los objetivos

políticos nacidos a raíz del programa político del Moncada, mientras que el periodo 1959-1965

puede entenderse como el periodo de las realizaciones y toma de decisiones. Del ensamblaje

entre lo que se dijo que se haría y lo que efectivamente se hizo habrá de surgir el basamento de

coherencia que aportaría el argumento definitivo para que la sociedad cubana se sumara

mayoritariamente a la ejecución de lo que conocemos como la “Obra de la Revolución”. El

gobierno de las nuevas realidades se distinguía de los demás gobiernos que rigieron los destinos

de Cuba en la corresponsabilidad de los actos que ejecutaba; dijo que se repartiría la tierra y

sancionó una Ley en este sentido; afirmó que se rebajarían los alquileres urbanos y legisló en

ese sentido. Se comprometió en tener unas Fuerzas Armadas que garantizaran la

invulnerabilidad militar y organizó un corpus legal que diera base a las decisiones organizativas

para alcanzar dicho objetivo. Explicar cómo se transita desde lo proclamado hasta lo ejecutado

en el ámbito concreto de las Fuerzas Armadas, desposeyendo las decisiones tomadas de la tesis

que fiaba las decisiones tomadas en materia defensiva a la coyuntura o los hechos que se

sucedieron en esos nueve años, mostrando cómo se ordenaron los mecanismos de cambio que

llevaron a un ejército irregular que desembarcó el 2 de diciembre de 1956 a transformarse en

unas Fuerzas Armadas regulares de alta capacidad combativa organizada mediante el protocolo

del Pacto de Varsovia, ha sido el objetivo de la presente comunicación.

II.-La superación del caudillismo totalizador en la República Dominicana

El instrumento militar ha sido en la historia de América Latina y el Caribe, un

componente central a los procesos de formación del Estado en su objetivo de “construir

capacidades y autonomía” por la vía de controlar los mecanismos de coerción dentro de un

territorio específico2. Entonces y ahora, dicho instrumento constituye el último recurso de

intermediación entre los Estados. En tal virtud, el uso de las fuerzas armadas se ha

sustentado en la protección de la soberanía nacional y en garantizar la integración nacional.

Ocasionalmente, la defensa del territorio ha involucrado la respuesta armada a los fines de

preservar las autoridades constitucionales y la forma de vida de una sociedad nacional

Pese a ello, en el contexto caribeño pos independencia, el rol preponderante que solían tener

los militares en los conflictos inter-estatales se redujo considerablemente, llegando sus

47 PÉREZ Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial de Ciencias

Sociales, 2006, pag.221-45.

38

ejércitos no solo a contraerse en tamaño, sino también en sus capacidades ofensivas y

disuasivas.

De hecho, pocos países en el Caribe han contado o cuentan con ejércitos significativos,

descansando muchos de ellos, para los fines de garantizar la seguridad de sus fronteras

marítimas, en el despliegue de efectivos e infraestructura proporcionada por poderes

extranjeros y ex metrópolis.

Como señala Michael Laguerre en su libro The Military and Society in Haiti, hasta los 60s

solo Haití, Cuba y la República Dominicana (y más tarde Jamaica), podían considerarse

como los únicos países con un sistema militar propio en rigor4. Para el resto de países de la

región la fórmula predominante fue y en muchos casos continua siendo una especie de

fuerza constabularia, una suerte de guardia nacional con funciones policiales48.

.-El caudillismo como matriz organizativa.

Como sucediera con la mayoría de los ejércitos caribeños configurados como

fuerzas constabularias, desde su constitución el Ejército dominicano asumió conceptual y

pragmáticamente el objetivo de garantizar la integridad territorial en respuesta a los temores

por parte de las élites políticas y gobernantes de eventuales fraccionamientos provenientes

de las luchas intestinas. Más tarde se conformaron como fuerzas de choque y

contrainsurgencia frente a los movimientos sociales, huelgas y fuerzas de oposición que se

asumía atentaban contra el Estado10. Todo ello enfatizó desde muy temprano su rol como

mecanismo de control a lo interno de la nación.

La trayectoria descrita dibuja desde su fundación la evolución de las Fuerzas Armadas

dominicanas, cuya transformación como ya dijimos, se explica, en primer lugar, a partir de

los procesos internos de alternancia autoritaria que tuvieron lugar hasta mediados de los 60,

hacia la lenta consolidación democrática, desde finales de los años 70 hasta el presente. En

segundo lugar, a partir de los cambios y factores externos, cuya reflexión a lo interno se

asumió como un asunto de seguridad: especialmente el influjo de la revolución cubana en

los movimientos nacionales de oposición política que contrapuntearon las preocupaciones e

intervenciones de los EE.UU. en la región; la siempre presente “cuestión haitiana” vista

como un desafió a la seguridad nacional, y más recientemente el creciente reto de las

amenazas transnacionales. De esta suerte, los procesos de reconfiguración militar han sido

empujados mas por momentos de rupturas políticas y crisis sociales que por imperativos

institucionales, lo cual es corroborado por la prolongada ausencia de una explícita política

de defensa, la inexistencia de una burocracia civil al interno de la institución y la aletargada

actualización de la doctrina militar. Al respecto, como lo destacara el ex Secretario de

Estado de las FF.AA49.

El progresivo deterioro de las condiciones sociales de amplios sectores poblacionales y el

auge de la criminalidad y la violencia especialmente en las zonas urbanas del país,

sobredimensionaron tanto a los gobiernos como a unas fuerzas policiales con serias

limitaciones para manejarse en los nuevos escenarios. De cara a ésto, los gobiernos han

recurrido de nueva vez al recurso militar, involucrándolos en actividades de patrullaje,

48 LAGUERRE, Michel: Bussines and corruption; framing the Haitian military question en Lilian Bobea

Soldados y ciudadanos en el Caribe, FLACSO, Santo Domingo, 2002.

49 KEPLAK, Hal: Cuba´s military 1990-2005: Revolutionary soldiers during counter-revolutionary times.

New York. Palgrave/Macmillan, 2005.

39

desarticulación de redes y puntos de micrográfico urbano y en acciones de desarme de la

población. Sin embargo, esta decisión no está exenta de implicaciones, especialmente para

el aun incipiente proceso de profesionalización de las FF.AA. y más aún el de la propia

Policía. Como ha sido recurrentemente argumentado en múltiples foros de debate, ello deja

entrever en buena medida las deficiencias y dificultades de los gobiernos para garantizar la

gobernabilidad, alimentando aun más el cansancio y la incredulidad ciudadana.

De suerte que, los militares nunca han dejado de tener una presencia activa en la vida

pública. Durante los gobiernos balagueristas, los militares desempeñaron con frecuencia

funciones administrativas en las instituciones del Estado, controlaron los aeropuertos y

puertos nacionales, comandaron acciones de desalojo de tierras y de patrullaje interno,

especialmente en áreas donde las restantes instituciones del Estado tenían poca incidencia.

De esta suerte, galvanizaron una presencia que permeó la vida pública del país, lo cual

también abrió un espacio para que algunos oficiales se enriquecieran ilícitamente. Sucesivas

elites políticas y gobernantes dieron continuidad a componente de ese patrón, utilizando la

infraestructura castrense para elevar su perfil social, a través de campañas de vacunación,

mejoramiento ambiental y actividades deportivas en las zonas urbanas marginadas. Aún en

momentos de conflictos con sectores sociales sindicalizados, algunos gobernantes echaron

mano al recurso militar para sustituir a médicos y maestros en huelga.

El desempeño de estas funciones pocas veces fue sujeto de cuestionamiento ya fuese por

parte de los actores estatales (Congreso) o de los políticos (partidos), menos aún por los

propios militares a quienes la constitución les niega el derecho a deliberar, en la medida en

que la propia Carta Magna les otorga a los militares las funciones de garantes de la

soberanía y del orden público, atribuciones que ejerce especialmente cuando las

capacidades policiales son superadas por la magnitud de los eventos. De igual manera

aparece consignada en el artículo primero de los principios fundamentales de la Ley

Orgánica de las FF.AA:

“El objeto de su creación es defender la independencia e integridad de la República,

mantener el orden público y sostener la Constitución y las leyes. Podrán intervenir cuando

así lo solicite el Poder Ejecutivo, en programas de acción cívica y en planes destinados a

promover el desarrollo social y económico del país”.

Por lo tanto, es bajo la responsabilidad del Ejército que se ejerce el control fronterizo

terrestre y marítimo, así como la supervisión del espacio aéreo, especialmente en lo relativo

al combate al narcotráfico en el territorio dominicano. De esta suerte, las FF.AA.no han

cesado de ejercer funciones no militares, abocándose a llenar el vacío no cubierto por las

agencias responsables del Estado y en esa misma medida, continúan posibilitando por la vía

de la lealtad al liderazgo en el poder, la legitimidad e integridad de los gobiernos. Esto no

ha estado sin embargo exento de costos, el contra efecto de ello ha sido la obstaculización

de su propia institucionalización y profesionalización, un proceso inacabado en el cual las

FF.AA. han estado embarcadas por más de una década.

Con sus aproximadamente 9 millones de habitantes, la nación dominicana cuenta con unas

fuerzas armadas relativamente voluminosas en comparación con el resto del Caribe, la cual

oscila entre 40,000 y 45,000 hombres y mujeres uniformados activos, distribuidos en tres

fuerzas: la Fuerza Aérea, el Ejercito y la Marina de Guerra, bajo el comando del Secretario

de Estado de las Fuerzas Armadas16. La dirección de toda la fuerza es delegada por el

Presidente de la República en el Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, por lo tanto,

no existe aún un ministerio de defensa civil ni tampoco una burocracia civil integrada a la

estructura de planificación de políticas, a excepción del Ejecutivo. Las decisiones son

asumidas por un Estado Mayor General que sigue las directrices del Ejecutivo y cuyas

40

funciones están consignadas en la Ley Orgánica de las FF.AA. la cual está pendiente de

revisión50.

La estrategia de seguridad y defensa contiene los componentes y procesos de Reformas del

Sector de la Seguridad, al partir de una visión integral del sector, y de su diseño conjunto.

Dentro de este marco se determinan y se ajustan las funciones de cada institución y agencia,

es decir, las funciones policiales, migratorias, judiciales, aduaneras y de la armada bajo un

concepto de articulación flexible, de alistamiento, de elasticidad operativa y de

coordinación para enfrentar las amenazas.

Las FF.AA. identifican como sus intereses vitales y estratégicos de la Nación, los cuales se

proyectan a la institución, los siguientes:

- La soberanía, independencia e integridad de la República Dominicana

- El ordenamiento constitucional

- La libertad y el bienestar de los dominicanos

- El mantenimiento de la identidad nacional

- El mantenimiento de buenas relaciones con el entorno internacional y con la República de

Haití

-La contribución a la estabilidad regional

-La garantía de la disponibilidad de insumos para el funcionamiento de la economía

nacional.

Trascendiendo los intereses nacionales, la institución ha declarado tener un rol en la

prevención de conflictos y en contribuir a la consolidación de un ambiente internacional de

seguridad y solidaridad.

-Dimensión presupuestaria de las Fuerzas Armadas dominicanas.

Contrario a la muy esparcida creencia que comparte el público dominicano, el gasto militar

en este país se ha mantenido como un componente relevante del presupuesto general de la

nación. Para un total de 213 millones, 117 mil 635 pesos, el mismo representa el 4.49% del

presupuesto global del Estado. Además, pese a colocarse por debajo del promedio del gasto

con respecto al PIB Latinoamericano (1.31%) con su0.87% de orientación presupuestal, es

comparativamente superior a la distribución porcentual del PIB para el resto de los países

de Centroamérica y aun México: Nicaragua0.72%; El Salvador 0.61%; Guatemala 0.48% y

México 0.44%.

Para determinar el significado de esta inversión, en función de la relación costo-eficiencia

hay que confrontarla con la estructura del gasto: La distribución del presupuesto de Defensa

en el 2006 consagro 76% al gasto en el personal, incluyendo retiros y pensiones, un

porcentaje desproporcionalmente mayor que lo que se invierte en equipamiento,

apertrechamiento, formación y reemplazos.

Otra dimensión del gasto relacionada a las misiones llama la atención sobre el hecho de que

República Dominicana es en efecto el país que menos ha contribuido y/o participado en

50 OLZAK, Oscar: El Estado democrático en América Latina: Hacia el desarrollo de nuevas líneas de

investigación. Revista Nueva Sociedad nº2010, Venezuela, Julio-Agosto,2007, pp.42-62

41

misiones de paz a nivel mundial, con apenas cuatro oficiales posicionados en la Costa de

Marfil. Su más relevante despliegue el envió de un batallón de 300 efectivos para el

combate en Irak en 2003.

.- Objetivos en el desarrollo de las Fuerzas Armadas al servicio del progreso de la

Nación dominicana.

El sector de la defensa y la seguridad de la República Dominicana se encuentra en un

momento de transición y reformas. Por primera vez, prácticamente desde su fundación,

tanto las Fuerzas Armadas como los cuerpos policiales se encuentran readecuando sus

doctrinas, revisando sus misiones y replanteando sus estructuras al contexto de las

preocupaciones y de los desafíos nacionales e internacionales. En este tránsito ineludible

hacia la reforma integral del sector de la seguridad, el sector militar ha ido pausadamente

articulando una relación más horizontal con la sociedad dominicana, debido en gran medida

a los cambios generacionales del liderazgo militar, a la voluntad y conducción de un

liderazgo político democrático y a la mayor madurez de la sociedad civil dominicana.

En este contexto, es válido preguntarse, ¿cuál es la función que cumplen las fuerzas de

seguridad en el marco de una gobernabilidad democratizante?. La respuesta a esta cuestión

es compleja, pero ella involucra la aceptación por parte de los militares del mandato por

alcanzar un control civil ampliado de los aparatos y de las políticas estratégicas de

seguridad como un requisito básico de la gobernabilidad democrática.

Por otro lado, el diagnóstico presentado aquí pone en evidencia la necesidad de replantear

un sistema de seguridad que se perciba capaz de articular políticas de defensa en un espacio

complejo, problematizado social, étnica y genéricamente en un contexto de amenazas de

carácter intermODAL. Por lo tanto, en la República Dominicana se vislumbran una serie de

desafíos en el campo de la seguridad y particularmente en los agentes centrales y

concomitantes a él.

El principal desafío que enfrentan las fuerzas armadas dominicanas como parte del sistema

de seguridad nacional es encontrar y explorar estrategias para lograr diseñar e implementar

políticas gubernamentales de seguridad y defensa con los elementos humanos y materiales

que se tienen a la mano, los cuales de por sí son escasos y nunca van a ser suficientes para

el tamaño de las amenazas.

En segundo lugar, superar el insularismo. Hay factores de vulnerabilidad que enfrenta el

país en el contexto de su inserción regional. Amenazas derivadas de los procesos de

globalización a los cuales no escapan los pequeños Estados insulares de la región como en

el caso de la República Dominicana, las cuales proyectan un nuevo perfil, que cuentan con

un poder acumulado (como es el caso del crimen trasnacional organizado) y que se

expresan con una violencia sin precedentes en la región. Es seguro que estos fenómenos no

pueden ser neutralizados solamente con estrategias nacionales y de corto plazo. Por lo

mismo, colocan al liderazgo político y social de estos países en la disyuntiva de identificar

mediaciones entre las implicaciones de la globalidad y los esfuerzos por preservar la

soberanía. Un toque de realismo lleva a reconocer que en el siglo XXI no se llega sólo a

ningún lado. Por ello, buscar aliados, cooperar con otros países igualmente necesitados

urgentemente de ayuda –como es actualmente el caso de Haití-, intercambiar experiencias

con otros países, con otras fuerzas militares, y recibir ayuda resulta clave para enfrentar

estos desafíos. En consecuencia, se requiere de una explícita cooperación trasnacional,

42

intracaribeña y con otras naciones dentro y fuera del hemisferio. Esta orientación a su vez

debe reflejarse en sus misiones y roles. La institución debe avanzar hacia la integración a un

modelo cooperativo de defensa y seguridad -dado que prácticamente todas las fuerzas en la

región están en la misma tónica- lo que coadyuva el logro de este objetivo. Ello a su vez

implica, la implementación de un modelo cooperativo de defensa y seguridad que descanse

en mecanismos funcionales de coordinación sub-regional, lo cual no supone la eliminación

del protagonismo de los Estados nacionales, sino más bien la acentuación e

interdependencia entre agencias e instituciones, con la meta de alcanzar consensos en sus

políticas respectivas.

En tercer lugar, evitar perpetuar la decepción histórica. Como señalamos al inicio de este

artículo, resulta imposible separar la historia del país de la de sus fuerzas armadas, tan sólo

por el hecho de que más allá de su rol institucional, ellas han sido históricamente una fuerza

detrás de los poderes fácticos y en esa misma medida han sido un actor crucial a los

procesos de transición y de definición identitaria. Por lo tanto, les toca precisamente a las

fuerzas armadas dominicanas asumir el reto de conducir lo que podría llegar a ser una de las

organizaciones burocráticas más profesionales y organizadas del país, en condiciones de

democracia. Por lo tanto, es responsabilidad del Estado, de sus gobiernos y de la ciudadanía

definir los ambientes y coyunturas en los cuales participan las diferentes fuerzas de

seguridad, amparándose para ello en reglas del juego claras, en normativas y consensos

nacionales. Así han evolucionado los sistemas políticos en muchos de nuestros países en los

últimos 20 años. Sin embargo, la conducción democrática de las fuerzas armadas es una de

las falencias más comunes entre las nacientes democracias de la región. La falsa disyuntiva

que contrapone democracia y gobernabilidad oblitera el hecho de que la democracia

realmente existente logra la gobernabilidad sin sacrificar la esencia de aquella, o termina

más temprano que tarde debilitándose, dejando eventualmente de ser democracia. El peligro

son hoy los nuevos autoritarismos.

No pueden darse el lujo las nuevas generaciones de ciudadanos civiles y uniformados de

ceder a la tentación autoritaria por no haber resuelto los problemas y las demandas de largo

alcance de la población, las cuales no se prestan a salidas rápidas. Esta ecuación entre

gobernabilidad y democracia es sin lugar a dudas estratégica.

En cuarto lugar, compatibilizar las reformas estatales a los requerimientos societales. En el

pasado reciente latinoamericano y caribeño, la administración de la defensa y por ende la

contribución de las fuerzas armadas a la seguridad nacional, se produjo en medio de

procesos socioeconómicos de reforma y en un contexto de globalización política que

complejizó el escenario en el cual se adoptaban decisiones, mientras que la sociedad

quedaba sin canales a través de los cuales pudiera expresar el interés colectivo. Sin embargo

en el pasado reciente. se registran avances importantes: por ejemplo, la redacción de Libros

Blancos de Defensa, o el ingreso de mujeres a las fuerzas armadas, de los cuales la

República Dominicana es un ejemplo. De igual forma, los sistemas educativo-militares se

abren poco a poco a la interacción con la academia civil.

Evitar que este proceso sufra retrocesos supone un difícil rejuego de la relación triangular

entre seguridad, democracia y derechos humanos. Crecientemente las Fuerzas Armadas se

ven confrontadas a nuevos retos relacionados a la expansión temporal o estructural de sus

misiones y roles, especialmente en lo atinente al ámbito de la seguridad pública, de cara a

las tendencias transnacionales y complejizantes de la criminalidad, las cuales desafían las

capacidades de los gobiernos y de los instrumentos policiales de control. Estas atribuciones

ameritan ser dimensionadas y a la vez diferenciadas en aras de la profesionalización y la

43

institucionalización, no sólo de los cuerpos preventivos y de control, sino también de las

propias políticas públicas de defensa y de seguridad ciudadana en el marco de los procesos

de consolidación democrática y de reformas estatales. En ese entrejuego, los militares son

una institución más entre los múltiples organismos e instancias que conforman la nación y

el Estado moderno en el que prima la división del trabajo. Son estratégicos, razón de más

para no ser expuestos a los vaivenes de las coyunturas políticas, de la misma manera que no

pueden actuar en función de su propia interpretación de las reglas de gobierno

III.-Control militar y papel estratégico para el control del área Caribe por los Estados

Unidos; el caso de Puerto Rico.

Mediante la suscripción del Tratado de París el 11 de abril de 1899, que puso fin a la guerra

Hispano-norteamericana, España cedía el control de Puerto Rico a Estados Unidos. Con la

ocupación por parte de Estados Unidos, la isla perdió su personalidad jurídica y el resto de

garantías propias de un posible Estado soberano.

La dominación estadounidense de Puerto Rico siempre ha tenido un carácter militar si bien

pueden distinguirse dos fases; una primera etapa entre 1898 y 1900 donde la isla es gobernada

por un miembro de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y una etapa civil, entre 1900 y

1947, en la que el gobierno local es ejercido por un ciudadano estadounidense designado por el

Presidente de los Estados Unidos. Desde 1947 hasta la actualidad el Gobernador de la isla, debe

ser un civil elegido por los propios puertorriqueños.

En sus casi 80 años de dominio sobre la isla, EE.UU. ha dictado los siguientes estatutos a fin de

regular sus relaciones con la misma:

La Ley Foraker (1-V-1900) que declaró a Puerto Rico territorio norteamericano y, aún cuando

creó una Legislatura local, concedió al Congreso estadounidense la facultad de anular las leyes

aprobadas en la isla y de dictar leyes obligatorias para la misma en todas aquellas materias que

no fueren localmente inaplicables (y que conserva hasta hoy).

La Ley Jones (2-III-1917) impuso colectivamente a los puertorriqueños una "ciudadanía

norteamericana" tan peculiar que no les otorgó el derecho a votar en las elecciones de EE.UU.,

pero les obligó a prestar servicio militar en las Fuerzas Armadas de ese país. Este estatuto legal,

por otro lado, al equiparar nominalmente a los puertorriqueños con los norteamericanos, otorgó

a éstos últimos los importantes derechos de sufragar en plebiscitos y elecciones de la isla y de

desempeñarse como gobernadores, legisladores y jueces de la misma, por el sólo hecho de

residir en ella.

La Ley Pública Nº 600 (3-VII-1950). En virtud de esta ley el Congreso

Norteamericano declaró unilateralmente establecido un Convenio entre Estados Unidos y Puerto

Rico e impuso a este último la calidad de Estado Libre Asociado (E.L.A.). Autorizando,

también, a los puertorriqueños para decidir si deseaban darse o no un gobierno republicano de

acuerdo a la Constitución que ellos mismos adoptasen, pero que debía ser aprobada por el

Congreso Norteamericano.

No obstante que los esfuerzos desplegados a fin de disfrazar la situación colonial de Puerto Rico

provocaron una serie de levantamientos armados en diversos puntos de la isla; Estados Unidos

convocó a una "Convención Constituyente" que se encargó de redactar la constitución de 1952.

Carta Fundamental que, luego de ser sometida a un Referéndum - en el que no se dio

44

posibilidad de pronunciarse a favor de la independencia - y de ser modificada por los

parlamentarios estadounidenses pasó a regir la isla.

Sin embargo, EE.UU., sólo en 1967, organiza un Plebiscito a fin de que los habitantes de Puerto

Rico eligieran entre el E.L.A.; la estadidad (o sea, la anexión a Norteamérica) o la

independencia. Consulta que fue realizada el 23 de julio de 1967 con la participación de más de

60.000 norteamericanos y otros tantos extranjeros residentes que votaron junto a los

puertorriqueños y en la cual resultó ganadora la fórmula del E.L.A.

.-Situación Militar de Puerto Rico bajo administración norteamericana.

Puerto Rico constituye un importante eslabón dentro del sistema global de defensa

norteamericano. Por su estratégica situación geográfica, la isla cumple funciones relativas a la

seguridad nacional de Norteamérica pues permite proteger la costa sur de este país y asegurar el

control que él ejerce sobre el Mar Caribe y la Zona del Canal de Panamá (Sede del Comando

Sur de las Fuerzas Armadas estadounidenses que controla la América del Sur). Lo que explica el

por qué, desde 1898, el destino de Puerto Rico y sus habitantes ha estado supeditado a las

decisiones del Pentágono, aún cuando la isla, desde 1930, dejó de depender del Departamento

de Guerra norteamericano para quedar adscrita al de Interior. Puerto Rico cumple la función

estratégica que el Pentágono le asigna, especialmente, por medio de las numerosas bases que la

Fuerza Aérea, la Marina, el Ejército y el Servicio de Guardia Costera de EE.UU. mantienen en

su territorio.

De las 13 bases que, se calcula, han funcionado en la isla, dos cuentan con instalaciones para

cohetes nucleares y una con equipamiento para el entrenamiento de tropas de desembarco en

condiciones difíciles Aproximadamente, unos 100.000 acres, es decir, más del 13% de las

tierras cultivables; son usadas por el Pentágono sin pagar renta alguna ni haber consultado a los

puertorriqueños al respecto. La Sección de de Bombas Nº 72 de El Comando de Estrategia

Aérea ocupa 4.000 acres en la base de la Fuerza Aérea de Ramey, donde se almacenan y desde

donde se trasladan bombas atómicas (hoy parcialmente desmantelada); el Comando de Las

Antillas del Ejército, que reside en la misma capital, mantiene en su poder más de 14.000 acres

de tierra diseminados por toda la isla. La Marina, por su parte, posee 44.000 acres que forman

parte del Décimo Distrito Naval y mantiene la base de Roosevelt Roads, una de las más grandes

del mundo, que conforma todo un complejo con las bases de la isla Vieques (utilizada para

masivas maniobras anfibias en que participan naciones centroamericanas y europeas); de la isla

Culebra y de sus islotes (usados como zona de maniobras bélicas y de prácticas de bombardeo

aéreo y naval).

Valiéndose de los amplísimos poderes de expropiación que Washington se ha conferido a sí

mismo en relación a Puerto Rico, el Pentágono ha procedido a masivos desalojos de la

población y al enajenamiento continuo del territorio; sembrando toda la isla con cientos de

destacamentos, fortines, puntos estratégicos y campos de ensayo para la fuerza química y

bacteriológica.

La forma como las Fuerzas Armadas norteamericanas han dispuesto de la vida y de la muerte

del pueblo puertorriqueño está sintetizada en el caso de Culebra Isla que, a pesar de estar

habitada por 900 civiles, ha sido utilizada por la Marina como campo de prácticas de tiro de la

Flota del Atlántico, siendo sometida a continuos bombardeos diurnos y nocturnos; a prácticas de

45

tiro con bala viva y de artillería de grueso calibre; a lanzamientos de cohetes de fuego y, de

bombas de napalm. A consecuencia de lo cual no sólo se extinguieron las aves y peces de la

zona si no que se produjeron numerosas muertes y heridos.

Las instalaciones bélicas de Culebra se encuentran, sin embargo, actualmente abandonadas a

raíz de la gran movilización popular que, en 1970, se desató en contra de las anunciadas

intenciones del Pentágono de ocupar la totalidad de la isla.

Las 13 bases militares que funcionan en la isla y los 20.000 hombres que se cree se acantonan

en las mismas (se ignora cuántos son exactamente) significan una serie de limitaciones para la

nación boricua. En efecto:

- Puerto Rico carece de libertad para decidir sobre su destino político. Al margen de la función

que desempeñan en relación a Estados Unidos y América del Sur, los militares norteamericanos

se encargan de "mantener el orden interno" y de estabilizar la escena política.

De esta manera, las elecciones, plebiscitos y referéndums organizados en la isla no pueden ser

calificados de libres pues, además de ser llevados a cabo dentro de un sistema electoral

administrado por Norteamérica, se realizan en presencia de su inmenso poderío bélico.

Dentro del propio recinto de la Universidad de Puerto Rico, los militares han mantenido, como

parte integrante de los cursos ofrecidos, un Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva

del Ejército Norteamericano (R.O.T.C.) que contando con un edificio especial dentro del

claustro, ha llevado a cabo continuos ejercicios, paradas y actividades de proselitismo militar.

- Puerto Rico carece del derecho a mantener Fuerzas Armadas propias. La Guardia Nacional

existente en la isla se encuentra incorporada dentro del Sistema de Defensa Norteamericano.

- La paz, la salud y la subsistencia de la Nación se ven expuestas a graves peligros por la

existencia de las bases militares, de las instalaciones termonucleares e instalaciones análogas

material de guerra que en ellas se almacenan y de las maniobras que en su torno se realizan.

Tales bases, asimismo, exponen a Puerto Rico a sufrir los ataques de todos los eventuales

enemigos de Estados Unidos.

No existen posibilidades inmediatas de que las instalaciones nucleares existentes en la isla son

desmanteladas puesto que, aún cuando diversos sectores de opinión puertorriqueños exigieron

que la misma fuese incluida dentro de las disposiciones del Tratado del Tlatelolco sobre no

Proliferación de Armas Nucleares en América Latina (1967); Puerto Rico no quedó

comprendido dentro de este por la decisión de Washington de no suscribir el Protocolo Nº 1 9.

Grandes esperanzas en este sentido han suscitado, sin embargo, las declaraciones que el

Presidente estadounidense Jimmy Carter formulase, en abril de 1967, anunciando su decisión

de firmar el mencionado Protocolo N° 1.

- Puerto Rico ha perdido su potencial agrícola y pesquero a consecuencia del uso que las

Fuerzas Armadas estadounidenses hacen de sus tierras, costas y mares. Razón por la cual, la

isla, que antes era una nación eminentemente agrícola, se ve obligada a importar los alimentos

que consume mientras que miles de campesinos y pescadores han sido desalojados de sus

pueblos y despojados de sus fuentes de trabajo.

De 1939 en adelante se intensifica la presencia militar en la Isla. La Segunda Guerra Mundial

había comenzado en Europa. Se expropiaron terrenos para crear las bases de Vieques, Culebra y

Roosevelt Roads. Se construyó la Base Ramey en Aguadilla. Se reinstaló el Servicio Militar

Obligatorio (SMO) y se amplió el Fuerte Buchanan. Luego de la guerra, la política militar

hegemónica de Estados Unidos se estructura frente a la supuesta amenaza del comunismo y la

Unión Soviética. Durante los años de la “Guerra Fría” Puerto Rico se convierte en la llave del

Caribe y el Atlántico. La Isla se constituye en un eslabón en la estructura estratégico-nuclear.

46

Entonces el Océano Atlántico era un área de intenso patrullaje de submarinos soviéticos y

norteamericanos, equipados con misiles de potencia nuclear. En la Base Roosevelt Roads, que

abarcaba un área de 200,000 millas cuadradas – que incluía a Vieques y a Culebra - se

almacenaban bombas anti-submarinas B-57 y armamentos con capacidad nuclear, junto a

aviones P-3C de patrullaje marítimo.

Puerto Rico fue puntal en la intervención y golpe de estado de Guatemala en 1954, en la

invasión frustrada a Cuba en 1961, en la diversas ocupaciones a Santo Domingo y Haití en la

década de los años sesenta y después, en las maniobras para derrocar el gobierno Sandinista en

Nicaragua durante la administración de Reagan y en la invasión a Granada en 1983. Desde

Roosevelt Roads, el 11 de abril de 2002, se enviaron buques de guerra para apoyar el fracasado

golpe de estado al presidente venezolano Hugo Chávez.

En septiembre de 1989 el ejército norteamericano le reclamó al gobierno de Puerto Rico

terrenos adicionales para ejercicios militares en 16 áreas forestales de la Isla, incluyendo áreas

adyacentes al campamento Santiago en Salinas. (Esta petición sigue vigente.) Entonces el 13%

del territorio del archipiélago boricua estaba ocupado militarmente.

En 1999, luego del acuerdo que puso fin al control estadounidense de la zona del Canal de

Panamá, parte del componente militar que allí ubicaba, conocido como Comando Sur, fue

trasladado al Fuerte Buchanan. A la base de Roosevelt Roads, se trasladó la sede del

Componente Naval del Comando Sur. Se instalaron costosos y enormes sistemas de radares en

Vieques y en Fuerte Allen en Juana Díaz. A ese sistema se le llamó “Radar Relocalizable Más

Allá de Horizonte” (ROTHR). Eran mecanismos de vigilancia electrónica sobre un área

geográfica desde México hasta las selvas de la Amazona. Se fortalecieron la Guardia Nacional y

la Reserva, como fuerzas auxiliares del Ejército Sur. Vieques era usado intensamente como base

de entrenamiento y prácticas navales y militares de todo tipo. A toda esta reorganización se le

llamó “nueva arquitectura militar de la región.” En parte, estaba diseñado para ser usado en la

guerra contra el narcotráfico en el Caribe. Entonces los oficiales de la Marina y los congresistas

decían y repetían que Vieques, como base de entrenamiento, era único e indispensable. Entre

1999 y 2002 todo parecía indicar que Puerto Rico sería reforzado como base estratégica, centro

de entrenamiento, área de vigilancia electrónica y cuartel principal del Comando Sur. No

obstante, En 2001, el Almirante Robert Natter expresó que sin Vieques, a la Marina no le

interesa mantener la Base Naval de Roosevelt Roads, ya que se convertiría en obsoleta.

Al igual que la emigración masiva hacia los Estados Unidos a partir de la década de los años 40,

el reclutamiento militar de los puertorriqueños funciona como “válvula de escape.” Para miles

de jóvenes, ingresar en el “US ARMY” es una manera de mejorar sus condiciones de vida. Ello

es así en un país donde cerca del 60% de la población vive en la extrema pobreza, la

desigualdad social es 20% mayor que la de Estados Unidos.

En la Primera Guerra Mundial participaron 18,000 soldados puertorriqueños. Mueren 36 y hubo

5 heridos. En la Segunda Guerra Mundial participan 65,034 soldados de origen boricua. Pierden

la vida 133 soldados y 165 fueron heridos. En el conflicto de Corea, entre 1950 y 1951,

participan 61,000 puertorriqueños. Hubo 756 muertos y 3,049 recibieron heridas. En la guerra

de Vietnam, entre 1961 y 1973, se estima que, entre los muertos y mutilados, hubo 3,000

puertorriqueños. Entre los que regresaron vivos o heridos el 56% sufre desordenes mentales.

Para la guerra de Vietnam se reclutaron 72,177 jóvenes puertorriqueños.

Hasta el mes de noviembre de 2008 se registran 90 soldados puertorriqueños caídos en las

guerras de Irak y Afganistán. En esta guerra “contra el terrorismo” se ha utilizado, distinto a

otras intervenciones, una cantidad nunca antes vista de reservistas y miembros de la Guardia

Nacional.

47

El militarismo se vehicula en Puerto Rico a través de intensas campañas de promoción del

reclutamiento en las escuelas secundarias y en las universidades. El Pentágono invierte al año

más de tres mil millones de dólares en propaganda de reclutamiento militar, alrededor de 14.000

dólares por recluta.

Las fuerzas armadas buscan reclutar, cada año, no menos de 65.000 jóvenes para sus diversas

ramas o divisiones. Antes, en tiempos de paz o cuando ir a la zona de guerra era improbable, en

Puerto Rico se reclutaban entre 4.000 y 5.000 personas anualmente. En estos tiempos, el

número se ha reducido a cerca de la mitad.

La ley federal “No Child Left Behind” - que se aplica a Puerto Rico - exige que los funcionarios

de las escuelas provean información privada de los estudiantes a los reclutadores de las Fuerzas

Armadas, sin que sea necesario obtener el consentimiento expreso del estudiante, padre o

madre. Ello es contrario a las disposiciones y garantías de privacidad contenidas en FERPA, ley

federal conocida como “Family Education Rights and Privacy Act” de 1974. No se informa

adecuadamente que la ley federal (NCLB) contiene una disposición para que el padre, la madre

y el estudiante puedan negarse a que la información sea divulgada a los reclutadores militares.

Esta alternativa es conocida como “OPt Out”. Mientras se niega el acceso a las escuelas a los

sectores de la sociedad civil que se oponen al servicio militar y a la guerra, se abren de par en

par las puertas de los planteles escolares a los reclutadores militares.

Otra forma de intervención militar es a través de la Ley federal Solomon de 1995, según

enmendada, la cual otorga ayuda financiera a las universidades que mantienen los programas de

enseñanza militar (ROTC) y permiten reclutadores en sus recintos. La Universidad de Puerto

Rico (UPR) es recipiente de los fondos de dicha ley. Si las universidades no cumplen con la ley

se arriesgan a perder beneficios de una docena de agencias federales. Esta ley surgió como

respuesta a las luchas estudiantiles de los años de los sesenta por erradicar los programas de

ROTC de las universidades. (En 1969 la Universidad de Harvard eliminó el ROTC por sus

prácticas discriminatorias.)

En la actualidad, los objetivos de control de la Administración estadounidense en Puerto Rico

pasan, mediante el empleo de una legislación diseñada ex profeso, por la “federalización” total

del bosque tropical El Yunque y la apropiación perpetua, exclusiva e irrevocable del Carso

Norteño. Esta zona del Carso comprende 110.000 acres de bosques, playas y diez cuerpos de

agua dulce, que incluye ríos subterráneos. En el aspecto militar, conservan al Fuerte Buchanan y

al Campamento Santiago para los cuarteles y área de entrenamiento de la Guardia Nacional y la

Reserva.

CONCLUSIONES

Tomando como referencia lo afirmando por Ivelaw L. Griffith y asumiendo que del total de 29

Estados que componen el área Caribe sólo Antiguo y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice,

Cuba, República Dominicana, Guyana, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago poseen una

fuerza defensiva propia, debe reconocerse que en el Caribe insular hispánico está capacidad

queda circunscrita a la República de Cuba y a la República Dominicana51

. La evolución del

gasto militar y de la propia construcción defensiva aparejada a este son diametralmente opuestas

en ambas islas debido, singularmente a la esfera de influencia en que se situaron ambas

repúblicas en su contexto caribeño. Mientras las Fuerzas Armadas de la República Dominicana

se convertían de la mano de la dictadura militar de Rafael Leónidas Trujillo en el más firma

51 GRIFFITH, Ivelaw L.: Caribbeam Security on the eve of the 21st Century. INSS, Washington, 1996,

pp.75.

48

baluarte de la defensa de los intereses norteamericanos en el área, la evolución de las Fuerzas

Armadas cubanas a partir de 1959 separo al ejército cubano de un rol muy similar al que las

Fuerzas Armadas dominicanas venían desempeñando. Tanto Rafael Leónidas Trujillo como

Fulgencio Batista Zaldívar era oficiales que alcanzaron el poder mediante una asonada golpista

y que reprodujeron fielmente lo dispuesto por la Organización de Estados Americanos e

interpretaron los Tratados de Asistencia y Ayuda Mutua en orden a las posiciones más

favorables a los intereses de las Estados Unidos en el área.

Sin embargo, el triunfo del “Movimiento 26 de Julio” comenzó a modificar lo que parecían que

serian historias paralelas en materia de Fuerzas Armadas.

En materia de freno al desarrollo y progreso social debe situarse que si bien la necesidad de

aumentar su capacidad defensiva ante las amenazas de intervención militar, ejecutada

definitivamente en abril de 1961, llevo a Cuba a un aumento de su consignación presupuestaria

en materia defensiva, el apoyo de la URSS permitió aliviar los costes de los insumos recibidos

que eran compensados con productos de carácter agrícola o mediante un sistema de

compensación de deuda nítidamente favorable a los intereses cubanos. La República de Cuba

acentuó la inversión de sus recursos, a pesar de dictarse un bloqueo comercial, económico y

financiero sobre la isla que se traduce en un coste de 96.000 millones de dólares, en

programas de carácter socio educativo que permitieran elevar el índice de desarrollo humano del

país. En este sentido y tomando como referencia los datos del programa de Naciones Unidas

para el Desarrollo (PNUD) para el ejercicio 2010 se arrojan los siguientes datos:

CONCEPTO REP.CUBA REP.DOMINICANA

Puesto IDH 51 98

Esperanza de Vida 79.1 73.4

IDH (sobre 1) 0.776 0.689

IDH Salud 0.933 0.842

IDH Educación 0.876 0.616

IDH Ingresos 0.572 0.629

Índice Desarrollo

Humano América

Latina y Caribe

0.731

Índice Desarrollo

Humano Mundial

0.676

Índice Desarrollo

Humano Alto

0.741

49

En términos presupuestarios:

CONCEPTO República de Cuba (en

millones de pesos cubanos

convertibles 1 CUC=1$)

República Dominicana (en

millones de dólares)

Ingresos 43.578.5 10.670

Gastos 46.044.9 11.224

Deficit 2.466.4 446

Se determina en cierta medida que el Índice de Desarrollo Humano, y por tanto la indicación

eficaz del grado de progreso en materia social alcanzado por ambas sociedades, y sin la

posibilidad de poder establecer renglones comparativos con el Estado libre Asociado de Puerto

Rico debido a la distorsión que introduce su inclusión en las cifras macroeconómicas de los

Estados Unidos de Norteamérica, no viene dada por la cuantía de los recursos presupuestarios

sino por la orientación en su empleo, en la priorización del gasto y en los objetivos políticos y

metas que cada uno de los ejecutivos se fija. Sin lugar a dudas una progresiva reducción de los

recursos destinados a insumos militares y la disminución progresiva del número de efectivos,

siempre que éstos sean reubicados dentro del sector civil, permite entender que la correlación de

Desarrollo Humano y el gasto militar en el Caribe Insular Hispánico están íntimamente

vinculados y que de producirse un aminoramiento en el capítulo de gastos militares quedaría un

mayor disponible para atender programas de desarrollo sin en ningún caso dejar de atender el

hecho que a pesar de contar con mayores recursos para invertir , este extremo depende en última

instancia de la voluntad política de los gobernantes para anteponer el desarrollo social y la

justicia social a cualquier otro objetivo.

50

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

ALBA, Víctor: El militarismo, México: UNAM, 1959.

ARRIAGADA HERRERA, Genaro; “El pensamiento político de los militares”,

Santiago de Chile: Editorial Aconcagua, 1986.

AZICRI, Max: The Institutionalization of the Cuban Revolution: A Review of the

Literature, Cuban Studies. La Habana, 1979.

BAUDISSIN, Gr.Wolf Graf: El caso de la “Bundeswehr alemana como ejemplo de una

democratización de las Fuerzas Armadas en países industrializados, en “Cambios en el

papel político y social de las Fuerzas Armadas en América Latina”, CEDAL, San José,

Costa Rica, 1971

BEKAREVICH, A.: El Gran Octubre y la Revolución Cubana. La Habana: Editorial

Ciencias Sociales, 1982

BELTRAN, Virgilio Rafael: El Papel Político y Social de las Fuerzas Armadas en

América Latina, Caracas, Monte Ávila Editores, 1970.

CARBONELL, Néstor T.: And the Russian stayed; the sovietization of Cuba. New

York, Morrow, 1989.

CASTRO RUZ, Fidel: Entrevista concedida a Gaetano Pagano, días 6 a 8 de julio de

1976, publicada en la Revista Casa de las Américas nº109, Julio-agosto de 1978

CARRANZA, Mario Esteban: “Fuerzas Armadas estado de excepción en América

Latina”, México: Siglo XXI, 1978.

CEPERO BONILLA, Raúl: Convenio Cubano-soviético, La Habana: Editorial

Echeverría, 1960.

CHANG, FEDERICO: “El ejército nacional en la República neocolonial 1899-1933”,

La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1981.

CHAPMAN, Charles E.: History of de the Cuban Republic, New York, Hippocrene

Books, 1970.

COSTA PINTO, Luis A.: Nacionalismo y militarismo, México, Ed. Siglo XXI., 1970.

DIEZ ALEGRIA, Manuel: Ejército y Sociedad., Madrid, Editorial Alianza, 1972.

DISMUKES, Bradford: Soviet Naval Diplomacy, Pergamon Press, New York, 1979,

DOMINGUEZ, Jorge I.: Cuba: Order and Revolution; Cuban´s Foreign Policy,

Cambridge, The Belknap Press of Harvard University Press, 1978

51

ELIEUWEN Edwin: Armas y política en América Latina, Buenos Aires, Editorial Sur,

1960.

GARCÍA BRIGOS, Jesús P.: Gobernabilidad y democracia; los órganos del Poder

Popular en Cuba, La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1998.

GERMANI, Gino y SILVERT, Kalman: Structure and military intervention in Latin

America, Cambridge, European Journal of Sociology, 1961.

GONZALEZ, Edward : Cuba under Castro; The limits of carisma, Boston: Houghton

Mifflin Company, 1974, Pag.217-222.Véase la posición de las organizaciones

anticastristas en SUCHLICKI Jaime: The Cuban Military under Castro, Miami,

University of Miami, 1989

GOTT, Richard: Cuba; Una nueva historia, Madrid: Editorial Akal, 2007.

GRIFFITH, Ivelaw L.: Caribbeam Security on the eve of the 21st Century. INSS,

Washington, 1996.

HALPERIN DONGHI, Tulio: Historia contemporánea de América Latina, Madrid,

Alianza Editorial, 1969, edición española 2001.

HOROWITZ, Irving Louis: “La norma de la ilegitimidad; hacia una teoría general del

desarrollo político latinoamericano”, en Revista Mexicana de Sociología, Vol.30,

número 2, México, Abril-Junio 1968.

Ideological radicalization and Economy Policy in Cuba, en Cuban Communism.

New Brunswick, New Jersey, 1972.

IBARRA CUESTA, Jorge: Un análisis psicosocial del cubano, La Habana: Ciencias

Sociales, 1985.

Cuba 1898-1958. Estructura y procesos sociales, La Habana: Editorial Ciencias

Sociales, 1995.

Sociedad de amigos de la República. Historia de una mediación 1952-1958, La

Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2003.

JOHNSON John: Militares y sociedad en América Latina, Buenos Aires: Editorial

Solar, 1966

JOXÉ. Alain y CADENA, Cecilia: El armamentismo de los países dependientes. El

caso latinoamericano, Santiago de Chile, Estudios internacionales número 14

septiembre 1970, 1970.

KALECKI, M.: Bosquejo hipotético del Plan quinquenal 1961-1965 para la economía

cubana, La Habana: Biblioteca Archivo Nacional, 1960.

52

KEPLAK, Hal: Cuba´s military 1990-2005: Revolutionary soldiers during counter-

revolutionary times. New York. Palgrave/Macmillan, 2005.

KLAUSEWITZ, Karl Von: De la guerra, Madrid: Editorial La Esfera de los Libros,

2005.

LAGUERRE, Michel: Bussines and corruption; framing the Haitian military question

en Lilian Bobea Soldados y ciudadanos en el Caribe, FLACSO, Santo Domingo, 2002

LATASTE HOFFER, Alban: Cuba ¿hacia una nueva economía política del

socialismo?, Editorial Universitaria, Santiago de Cuba, 1968.

LE RIVEREND, Julio: La República, dependencia y Revolución, La Habana: Editorial

Ciencias Sociales, 1975.

LEOGRANDE, William M., BRENNER Philip, SIEGEL Daniel, & RICH Donna :The

Cuba Reader: The Making of a Revolutionary Society, New York: Grove Press, 1988

LOMBARDO TOLEDANO, VICENTE: “Escritos sobre Cuba. Análisis de su proceso

político 1928-1967”, México, Centro de Estudios Filosóficos Políticos y Sociales, 2003.

MESA LAGO, Carmelo: Un estudio sobre Cuba, Miami: Miami University Press, 1963

La sovietización de la revolución cubana y sus consecuencias para el hemisferio

occidental En World Affairs, nº136. Pag.3-25, 1973.

Breve historia económica de la Cuba socialista: Políticas, resultados, y

perspectivas, Madrid: Alianza Editorial, 1994.

MIGUENS, José E.:”Una nueva metodología para el estudio de los golpes militares en

Latinoamérica” en Estrategia, Buenos Aires, Ed. EUDEBA, 1969.

MILLS, C. Wright: La élite del poder, México: Editorial Fondo de Cultura Económica,

1957.

MOSKOS, Charles Jr. & Jenkens, G. H. Las Fuerzas Armadas y la Sociedad. Madrid,

Alianza Universidad, 1984.

NEWSON, David: The soviet Brigade, Bloomington: Indiana University Press, 1987.

NUN, José: América Latina: la crisis hegemónica y el golpe militar, Desarrollo

Económico, Buenos Aires, 1966.

OLZAK, Oscar: El Estado democrático en América Latina: Hacia el desarrollo de

nuevas líneas de investigación. Revista Nueva Sociedad nº2010, Venezuela, Julio-

Agosto,2007

53

PARSONS, Talcott, BALES, Robert F. y SHILS, Edward A.: Apuntes sobre la teoría

de la acción, Buenos Aires: Ed. Amorrortu, 1970.

PÉREZ Jr., Louis: Ser Cubano, identidad, nacionalidad y cultura, La Habana: Editorial

de Ciencias Sociales, 2006.

PINA Y ESTRADA, Rogelio: Los presupuestos cubanos, La Habana: Cultural S.A.,

1936.

QUEVEDO PEREZ, José: Oficial de Academia, La Habana: Editorial Verde Olivo,

2001.

QUIRK, Robert E.: Fidel Castro, New York: W. W. Norton and Company, 1993.

RAMONET, Ignacio: Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, La

Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2006.

RODRÍGUEZ GARCÍA, Rolando: Cuba, la forja de una Nación, La Habana: Editorial

Ciencias Sociales, 1989.

RODRÍGUEZ MOREJÓN, Gerardo: Fidel Castro, Biografía, La Habana: Editorial P.

Fernández, 1959.

ROS, Enrique: Cuba en el tránsito al socialismo. 1959-1963, La Habana: Editora

Política, 1979.

ROUQUIE, Alain: El Estado Militar en América Latina, México: Siglo XXI, Editores

S.A., 1984.

SANTAMARÍA GARCÍA, Antonio : Sin azúcar no hay país. La industria azucarera y

la economía cubana (1919-1939), Sevilla: Servicio de Publicaciones de la Universidad

de Sevilla. Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Diputación de

Sevilla (ed.), 2001.

SHKADOV, Ivan, ZHILIN, Pavel, BORNOT PUBILLON Thelma y VOLSKI, Víctor:

Valentía y fraternidad, La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983.

SOTO JIMÉNEZ, José Miguel A.: Defensa, Seguridad y Democracia; estudio

comparado y análisis. Apuntes profesionales para la modernización y la reconversión

militar en América Latina. Grupo 5, Santo Domingo, 1998.

TAIBO, Carlos. Las fuerzas armadas en la crisis del sistema soviético, Los Libros de la

Catarata, Madrid, 1993.

VV.AA.: El conflicto USA-Cuba, La Habana: Editora Política, 1994.

VALADÉS, Diego: La dictadura constitucional en América Latina, México: Instituto

de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 1974.