Exportaciones corianas: el grano de oro (1875-1935)

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1 Exportaciones corianas: el grano de oro (1875-1935) Prof. Blanca De Lima Publicado en Tierra Firme. Revista de Historia y Ciencias Sociales. Caracas, Venezuela. Año 19, Vol. XIX, Nº 74. Pp. 285-300 Caesalpinia coriaria El Falcón agroexportador estuvo marcado por la presencia del dividive (Caesalpinia coriaria), árbol de entre tres y diez metros de altura, corazón negro, duro, compacto e incorruptible; tanto que fue usado para hacer ruedas de maquinarias y durmientes de ferrocarril; de albura blanca y gruesa, flores pequeñas blancas o amarillas, muy fragantes y atractivas a las abejas. Pero el encanto que tuvo este árbol, característico de bosques muy secos estaba en su fruto, altamente cotizado en la industria de la curtiembre, consistente en una vaina corta, encorvada o torcida, ligeramente ancha y amarilla que le hizo ganar también el nombre de grano de oro, y en cuyo interior hay semillas que se procesan para su uso en la industria del cuero. Los taninos vegetales, abundantes en el fruto del dividive, dieron a este entre los especialistas el nombre de fruto tánico. Los curtientes vegetales fueron y aún son de importancia e interés comercial debido a que al ser absorbidos por las pieles desolladas las

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Exportaciones corianas: el grano de oro (1875-1935)

Prof. Blanca De Lima

Publicado en Tierra Firme. Revista de Historia y Ciencias Sociales. Caracas, Venezuela.

Año 19, Vol. XIX, Nº 74. Pp. 285-300

Caesalpinia coriaria

El Falcón agroexportador estuvo marcado por la presencia del dividive (Caesalpinia

coriaria), árbol de entre tres y diez metros de altura, corazón negro, duro, compacto e

incorruptible; tanto que fue usado para hacer ruedas de maquinarias y durmientes de

ferrocarril; de albura blanca y gruesa, flores pequeñas blancas o amarillas, muy fragantes y

atractivas a las abejas. Pero el encanto que tuvo este árbol, característico de bosques muy

secos estaba en su fruto, altamente cotizado en la industria de la curtiembre, consistente en

una vaina corta, encorvada o torcida, ligeramente ancha y amarilla que le hizo ganar

también el nombre de grano de oro, y en cuyo interior hay semillas que se procesan para su

uso en la industria del cuero.

Los taninos vegetales, abundantes en el fruto del dividive, dieron a este entre los

especialistas el nombre de fruto tánico. Los curtientes vegetales fueron y aún son de

importancia e interés comercial debido a que al ser absorbidos por las pieles desolladas las

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transforman en cuero, además de aplicarse en la industria de los tintes, vinícola y otras. Los

más cotizados en el lapso que nos ocupa poseían no menos de 30% de taninos, exigiendo

los mercados compradores un mínimo de 33% que el fruto venezolano rebasaba con

facilidad, alcanzando un 38% e incluso más (Ortiz, H., 1925: 2705).

Los taninos vegetales han acompañado a la humanidad en su largo camino de

vestirse, calzarse y elaborar múltiples objetos. Hasta el siglo XVIII el conocimiento sobre

esta materia se transmitió por oralidad. Francia inició el manejo científico del tema cuando

Colbert, ministro de Luis XIV, encargó a Des Billetes en 1708 la obra Curtiduría y

preparación de los cueros. En el siglo XIX, gracias a los avances en la investigación

química aplicada a la industria, surgieron otros curtidos: al aluminio, al cromo y el de sales

de hierro, y se registraron una serie de patentes. También comenzó la investigación sobre

taninos sintéticos, siendo descubiertos los primeros en el año 1871, aunque no se mostró

entonces mayor interés por ellos. Con el tiempo, el curtido al cromo marcó el fin de la

hegemonía de los curtientes vegetales; pero a su vez vino a representar una de las más

peligrosas fuentes de contaminación ambiental heredada de la revolución industrial, cuya

producción de metales pesados aumentó la presencia de éstos en los ecosistemas, siendo

que no pueden destruirse y se acumulan en plantas y animales.

El dividive venezolano crece de forma espontánea en el plano costero, desde el Zulia

hasta la isla de Margarita. El dividive falconiano provenía de la península de Paraguaná y

en menor medida de otros puntos del plano costero árido, como Urumaco y Zazárida hacia

el occidente; y La Vela, Cumarebo y Sabanas Altas hacia el poniente. Competía en los

mercados extranjeros con otros provenientes de puntos como Río Hacha y Cartagena

(Colombia), México y Curazao. Las propiedades del dividive lo hacían preferido por sobre

otros curtientes vegetales: «Ningún otro astringente se acerca siquiera a este tan poderoso.

La encina róbur y mangle son muy débiles comparados con él y no dan a las pieles ni el

color ni la suavidad ni el peso que el dividive» (Apuntes Barquisimeto, 1876: 316).

La demanda internacional de esta materia prima durante la segunda mitad del siglo

XIX y las primeras décadas del siglo XX, se relacionó con la expansión de los mercados

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internos de los países industrializados y el incremento y diversificación de sus niveles de

consumo. Falcón aportó, en ese momento, tanto pieles de chivo como el dividive.

Rastreando al dividive en las fuentes escritas

Los registros sobre el dividive datan de comienzos de la época colonial, siempre

relacionados con el noroccidente del país. Ya en 1579, la Relación geográfica del Tocuyo

daba cuenta de la fabricación local de cordobanes y suelas, que eran comerciados incluso

con mercaderes procedentes de Cartagena (Altolaguirre y Dovale, 1909: 151). La Relación

de Coro y su jurisdicción, escrita en 1768 por Pedro Felipe de Llamas a solicitud del

gobernador y capitán general José Solano, menciona a este producto como de uso local y

también alude a un comercio de dividive: «El dividive que en la tierra únicamente se

aprovecha para las curtiembres de los cueros para suela, y cordovanes, de cuya especie

produce mucha el terreno caliente, y en la mayor parte se pierde, hasta ahora que los

pobres se han aplicado a recogerlo, por los terrenos y montes inmediatos, para

comerciarlo con los mercaderes del puerto de la Guayra, para donde han cargado porción

de esta especie» (Altolaguirre y Dovale, 1909: 207). Ese mismo 1768, la Relación de

Carora elaborada por José Vicente de Tarbe dejaba constancia del uso que hacían los

talabarteros y zapateros caroreños del dividive «para adobar los cordobanes» (Altolaguirre

y Dovale, 1909: 173).

Si bien Venezuela no tuvo una importante industria de curtiembre -su explotación

fue más bien artesanal- para comienzos del siglo XIX el valle de Carora mantenía la

actividad del aderezo de pieles usando el fruto del dividive como elemento base, aunque

con deficiencias, siendo el soporte de un comercio importante que incluía la exportación:

«Los cueros y pieles que aderezan en Carora sirven, la mayor parte de ellas, para hacer

botas, zapatos, sillas, frenos, etc., para vender en la misma ciudad. El restante del consumo

local se extiende por la provincia, o va a Maracaibo, Cartagena y a la isla de Cuba»

(Leandro Miranda en Vila, M., 1966: 223).

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En la Venezuela independiente el dividive se hizo de un nicho como producto de

exportación, superando su carácter de materia prima de uso local. En orden secuencial,

Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos fueron los principales mercados para el

producto, que se negoció a través de los puertos de Liverpool, El Havre, Hamburgo, New

York y New Orleans. Los años setenta del siglo XIX marcaron el inicio del comercio

exterior para el grano de oro. Vila registra en el año fiscal 1876-1877 un egreso de 96 Tm.,

cifra que ascendió vertiginosamente en años posteriores, promediando anualmente 7639

Tm. De igual forma, Vila registra los mejores momentos de exportación en los periodos

1908-1909, 1912-1913 y 1919-1920. Disentimos sólo en lo que respecta al lapso 1912-

1913, apoyándonos en cifras del Boletín del Ministerio de Fomento de enero de 1921, que

indican una brusca baja del año once al año doce, baja que se mantuvo hasta el fin de la

primera guerra mundial. Se registró entonces el pico de 1919 y desde allí tendió a bajar. Se

le ubica por última vez en el año fiscal 1936-1937 con escasas 452 Tm. Para finales de los

años treinta ya no representaba un renglón generador de divisas (Vila, M., 1981: 32 y 388;

Álamo, F., 1920: 58; BMF, 1921: 157-159).

Junto al café, el dividive representó la diada agrícola de exportación falconiana, que

además marcó la actividad económica paraguanera. Maracaibo también fue improntada por

este fruto, y ambas regiones participaron en el mercado internacional, como se verá más

adelante. Carora no corrió con la misma suerte, no logró convertir al fruto tánico en

producto de exportación debido a su lejanía de los puertos, por lo tanto, quedó restringido

al uso para la industria local (Apuntes Barquisimeto, 1876: 316).

Pese a que Vila fecha el inicio de exportaciones en 1876, con certeza hubo

movimientos en Falcón y Zulia antes de 1875, ya que los Apuntes Estadísticos de Falcón

de ese año registran al entonces departamento Falcón como único productor de dividive en

el estado: «de que se hace gran comercio», y reseña el comercio de exportación en el lapso

1873-1874, incluyendo al dividive enviado a Curazao con 264 597 kilos. Por su parte,

Francisco de Paula Álamo aporta cifras de exportación desde Maracaibo que incluyen el

año 1874 (Apuntes Falcón, 1875: 83 y 157; Álamo, F., 1920: 58). Cuando menos desde

1880, la prensa local coriana lo incluía entre los productos de exportación, mencionando

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también el fruto marabino. Para 1890 la naviera D Roja lo incluía en los productos de

exportación de su ruta La Vela de Coro-New York, acompañado del café, cacao, pieles,

maderas, aloes y otros; y Manuel Landaeta lo enlistaba junto al guayabo silvestre, el yapo,

el cují, el mangle blanco y el curtidor como plantas aplicables a curtimientos (1).

El producto y su explotación

Escribió Pedro J. Sierraalta, comerciante paraguanero, intermediario en operaciones

con dividive entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, que no había gobierno

que organizara la recolección del fruto. Veamos por qué. Había dos formas de manejar la

producción del dividive. Una era la recolección en sementeras cercadas; por este sistema se

obtenía un producto de clase superior: «grano grande, grueso y lindo color» (2). Siempre

era mejor el producto de las sementeras, probablemente en esos casos se cuidaba que los

chivos no se comieran el fruto, que se recogiera en buen tiempo y se le diera algún tipo de

cuidado a las plantas, como mencionó Pittier cuando escribió: «en muchos lugares se

protegen y se cuidan hasta cierto punto los pies que nacen espontáneamente» (Pittier, H.,

1971: 236). El otro sistema era la recolección de dividive silvestre, que arrojaba un

producto de menor calidad, pero que prevaleció en la región coriana.

Al recolectar, los interesados tenían como costumbre general mezclar todo tipo de

fruto, sin separar calidades: «... se recoge todo y al decir todo allí entra el grano malo o

negro y la broza de los bosques, que recolectadores poco escrupulosos introducen como si

fuese dividive de buena calidad para su mayor peso, trayendo como consecuencia lógica la

disminución en el precio y descalificación en los mercados de Europa y Estados Unidos»

(Pittier, H., 1971: 236). Esto quizás tenga su explicación en la escasez de clases superiores,

que iban asociadas a algún tipo de cuidado en los dividivales y al momento más alto de la

cosecha. Y de la misma manera que se mezclaba el dividive fino con el ordinario, igual se

hacía con el dividive de última cosecha y el almacenado, cuya calidad había demeritado,

mermado su peso y presentación. Esto se hacía para disminuir pérdidas, pues el producto

almacenado perdía precio y era poco cotizado en el mercado: «los Salima compran

[dividive] bueno y lo ligan con el malo a razón de una tercera parte y de por mitad el

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regular» (3). A nivel nacional, una vez recolectado el fruto se consignaba en casas

comerciales que lo exportaban o vendían a curtidores nacionales, siendo los principales

mercados de consignación, en orden oeste-este: Maracaibo, La Vela, Puerto Cabello, La

Guaira, Guanta, Carúpano y Porlamar (Álamo, F., 1920: 58). En Falcón el producto era

vendido, según el lugar de extracción, bien puesto a bordo o en tierra en los puertos de

Adícora, Los Taques, Zazárida, La Vela o Cumarebo (4).

El ensacamiento y embarque del dividive exigía una serie de cuidados. Las mezclas de

dividive tenían proporciones estimadas que jugaban a alcanzar la mejor calidad de la

muestra aun no siendo 100% fino, por ello, la pre-clasificación al comprar el intermediario

debía ser muy precisa, apartándose el dividive sucio del limpio, el viejo del nuevo, el

ordinario del fino, a los efectos de combinar adecuadamente los distintos productos y lograr

una homogeneización aceptable al mercado y que dejara la mayor ganancia.

Al respecto de la cosecha, la información primaria señala que en Paraguaná se

cosechaba este grano en forma permanente, aunque cada sitio tenía su propia época de

recolección: «... la cosecha aquí es todo el año, dándose en una época aquí [Pueblo

Nuevo], otra en Santa Ana y Moruy y otra en Jadacaquiva y Los Taques,...» (5). La

primera recolección del año se asociaba a la floración de los dividivales, que ocurría hacia

marzo, cuando el negociante esperaba lluvias que permitieran una buena producción. Si la

cantidad de agua excedía levemente lo requerido la producción se afectaba, también si no

caía el agua exacta que los árboles necesitaban y en el tiempo preciso de la floración. Bajo

tales circunstancias comerciales y naturales, prácticamente se carecía de controles que

garantizaran la calidad del producto.

Pero más grave aún fueron los estilos agresivos que llegaron a emplearse para recolectar,

y que solían verse en momentos de alta demanda, como ocurrió en el año 1905. Entonces

los dividivales eran sometidos a un verdadero saqueo que muy probablemente haya

incidido en su disminución, y que consistió en recoger el fruto verde y apaleando el árbol,

sin esperar a que cayera (6). La atrasada –y por momentos agresiva- forma de recoger el

fruto fue uno de los soportes de clasificación en los mercados internacionales. Así, por su

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calidad hubo dividive fino, bueno, bueno regular, regular y ordinario. Otras clasificaciones

hablaban de dividive ensacado y dividive sano, mojoso y averiado (7). El dividive coriano

se desplegaba en las diferentes calidades. Pero es preciso acotar que dada la constante

adquisición del producto paraguanero por exportadores de otros puntos del país y de las

Antillas holandesas, es seguro que no puede hablarse hoy –como sí se hizo entonces- de

dividive coriano, curazoleño o de Maracaibo, pues en realidad los lotes, dependiendo de las

circunstancias, pueden haber sido en su totalidad de esos puntos, una mezcla de frutos

antillanos y de tierra firme o el producto coriano presentado como curazoleño o marabino

(8).

Del vendedor al agente consignatario

El sistema de adquisición del fruto tánico tenía cuatro personajes: el vendedor, el

intermediario, el exportador y el agente consignatario en el puerto extranjero. El vendedor,

personaje oculto a los documentos, solía ser dueño de un comercial al detal. Organizaba la

recolección del fruto en los montes. Ensacado el producto, era traslado a lomo de bestias a

algún punto de concentración para su posterior negociación con el intermediario o su venta

directa a la casa comercial. Este «productor» no tenía mayor compenetración con el rubro

que explotaba. Quizás su carácter de recolección, lo imprevisible de las cosechas, la

ausencia de propiedad y la inexistencia de una relación de trabajo constante en torno al

fruto, se configuraron para hacer de este un negocio de ocasión, con muy baja inversión.

El intermediario era el agente local de alguna firma interesada en el producto. Era el

hombre de confianza, un experto en la materia, conocedor de la zona y de los recolectores,

con buenas relaciones y capacidad administrativa que le permitía llevar aspectos contables.

Se ubicaba en puntos estratégicos de las zonas productoras, trabajando por comisión por

compra y embarque, y además tenía otras prebendas, como el que su dividive –porque el rol

de intermediario y vendedor se sumaban- le fuera comprado al más alto precio pagado en el

momento, y el recibir crédito comercial de la firma.

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El exportador que convergía en la zona del dividive falconiano provenía no sólo de

Falcón, sino también de Puerto Cabello y Caracas, e incluso Curazao y Aruba. Los

comerciantes sefarditas de Curazao mostraron particular interés por el dividive, entre ellos

las firmas Moses Maduro, Maduro Jr. & Co., Chumaceiro & Co., Edwards, Henríquez &

Co. y Próspero Baiz & Co. (9). A la huella curazoleña deben sumarse los comerciantes

nacionales, casas de importancia de Maracaibo, Puerto Cabello y Caracas interesadas en el

grano de oro, bien para exportarlo o para la industria local, como Kolster & Co., R. & O.

Kolster & Co., Duchari, Federico Groos (Puerto Cabello) y Boccardo & Co. (Caracas).

Pero la presencia de estas firmas nacionales nunca tuvo el peso ni la asiduidad que los

curazoleños, más bien se reflejó por épocas, dependiendo de la demanda internacional del

producto. Finalmente estuvo el exportador local, entre los que se incluyen a Isaac A. Senior

e hijo, Salomón López Fonseca, Henríquez & Co., Quiterio Henríquez y la firma Caribbean

Trading Corp., con sede en La Vela de Coro, en la cual tuvo intereses el general León

Jurado, su asociado estadounidense Harold G. Foss y Víctor Lovera (10).

Finalmente está la figura del agente comisionista. Estas firmas se presentaban y

ofrecían sus servicios por correspondencia, especificando sus cualidades y reforzando su

imagen con datos adicionales como la antigüedad de la casa y las firmas para las cuales

trabajaba o había trabajado. En el caso de Isaac A. Senior e hijo se ha detectado recepción

de correspondencia enviada por Roberts, Evans & Woodhead (Liverpool, Ing., 1899), A.

Wm.Laue, Magdeburg u. Hamburg (Hamburgo, 1908), Selma Mercantile Corporation

(New York, 1921), Marais & Cie.(Martinica, 1924) y N. V. Handelmaatschappy

«Quebracho» (Holanda, 1925) (11).

El negocio del dividive y la Casa Senior

Por las fuentes primarias sabemos que distintos comerciantes corianos exportaban

dividive hacia finales del siglo XIX, entre ellos Salomón López-Fonseca, Herman Leiva y

la firma Guillermo Cook e hijos. Este inciso detalla las operaciones que en torno a este

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producto realizara Isaac A. Senior e hijo, seguimiento que ha sido posible gracias a la

documentación que reposa en el Fondo Senior-Archivo Histórico de Coro (UNEFM) (12).

El negocio del dividive fue tardío y complementario para la Casa Senior, aunque no

por ello menos importante en los lapsos en que se estimuló. El interés de los Senior por este

artículo se detecta en la última década del siglo XIX, a través de ofrecimientos del fruto por

comerciantes paraguaneros. Es factible inferir que el uso inicial se canalizó hacia la

industria de suelas que la firma Senior Hermanos tenía en Coro.

Su agente en Hamburgo, Sigismundo Weil, siempre pendiente de los buenos

negocios, le estimulaba a exportar el fruto, animándolo a enviar consignaciones cuando los

precios eran favorables. En el transcurso del año 1900 Sigismundo Weil envió

correspondencia, indicando que el mercado hamburgués para el grano de oro presentaba

oscilaciones. Fuertes arribos del producto y la quiebra de uno de los más importantes

compradores lo habían aflojado. Había una fuerte competencia en los diferentes puntos de

Venezuela que comerciaban el fruto y, pese a todo, el balance no debe haber sido

desfavorable, ya que le sugirió a Senior enviar consignaciones y «extender más este ramo

de negocios» (13).

Hasta ese año, el interés de la Casa Senior por el dividive se había centrado en sus

necesidades de materia prima y en facilitar negociaciones que con este fruto hacía la firma

curazoleña Maduro Jr. & Co. Pero al año siguiente, quizás abriéndose nuevas opciones

comerciales, Senior inició exportaciones del fruto tánico. El inductor de este proceso fue el

ya mencionado Pedro J. Sierraalta. Al comenzar 1900 avisó a la casa coriana que tenía

dividive comprado y puesto en Adícora. Se ofreció además como intermediario cobrando

comisión de compra y embarque. Para tornar atractiva su oferta agregó que podía conseguir

grandes lotes e informó sobre precios y competencia. Pedía precios para negociar. La

respuesta de Senior fue un acto de confesión: «Nosotros no conocemos el negocio de

dividive y no tenemos una idea del precio que se pueda pagar. Único medio para entrar en

la especulación es pagar el precio que otro paga. Sin hacer la competencia aumentando.

Así pues compraríamos uno o dos cargamentos al precio corriente allá puesto a bordo en

10

Adícora y Ud. Nos dirá cuál sería la comisión que Ud. Cobra por tonelada. Caso convenga

el negocio y la calidad sea buena, según el resultado podríamos entrar en compra de

alguna consideración» (14).

Senior tardó casi un año en reaccionar a las propuestas de Sierraalta, quien durante

cada cosecha enviaba cartas desgranando sus conocimientos sobre la materia y ofreciendo

dividive que tenía en diversos puntos: Pueblo Nuevo, Adícora y Sabanas Altas (15). Es

factible pensar que con la cosecha de marzo de 1901 se haya efectuado algún envío exitoso,

pues en mayo de ese año Senior escribió a Sierraalta: «Como nuestro deseo era hacer un

embarque para experimentar prácticamente el resultado y habiéndolo ya conseguido,

esperamos recibir correspondiente cuenta venta para seguir en la compra» (16).

Tras el desastroso año 1902 Senior avanzó sobre las exportaciones del grano de oro,

haciendo negocios a cuenta mitad con la firma curazoleña Maduro Jr. & Co., con quien a lo

largo de 1903 efectuó remisiones a Sigismundo Weil, en Hamburgo, y a New York,

dependiendo de qué mercado reaccionaba mejor (17). El intermediario fue Pedro J.

Sierraalta, que en su abultada correspondencia seguía muy de cerca los devenires del

negocio.

Para 1904 las miras fueron más ambiciosas. Las operaciones con Maduro Jr. & Co.

desaparecieron. Sierraalta y Senior se propusieron crear una extensa red comercial en

Paraguaná sobre la base de dos movimientos: la adquisición de una goleta para hacer los

envíos a Curazao y el control de Los Taques y Adícora, puntos clave para la captación del

grano de oro. No tardarían en avanzar hacia Maracaibo. Con esta división peninsular sobre

la base de los principales puertos occidental y oriental, Senior facilitó a sus intermediarios

la cobertura de los centros productores del grano de oro y agilizó el traslado del fruto tánico

hacia el mar. La península prácticamente quedó dividida en dos grandes áreas: una que

enlazó con Los Taques y otra con Adícora.

Para controlar la península, Sierraalta captó a individuos de confianza,

experimentados en la materia, que desde Los Taques y Adícora se dedicaron a acumular la

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mayor cantidad del grano de oro. Se alquiló una casa en Adícora. Sierraalta, optimista,

escribió: «se procuran las relaciones que ya con los buques como con los tenedores de

dividive y cueros necesita el negocio, y vendrá la bonanza cogiéndonos ya organizados»

(18). Las operaciones del año 1904 tuvieron como enlace europeo a Weil y como agente en

Curazao a Edwards, Henríquez & Co., representante de la navieraHamburg American, a

través de los cuales el fruto era enviado a Hamburgo. Para una segura acumulación del

grano se suscribían contratos con los vendedores peninsulares, por los cuales se obligaban a

entregar determinada cantidad de toneladas en tiempos precisos y puertos especificados,

comprometiéndose todas las partes a apoyar las negociaciones por la buena marcha y

prosperidad del negocio (19).

1905 fue un año particularmente duro. En su plan de inversión y expansión sobre el

dividive los asociados Senior-Sierraalta entraron en negocios con la firma marabina Pinedo

& Co., con la que más pronto que tarde hubo problemas por la clasificación y aceptación

del fruto y la consignación de los buques. El meollo del asunto estribó en que Pinedo &

Co., al enterarse de cambios de precios a la baja en el mercado europeo, se recargaba sobre

los envíos procedentes de Coro, a los que castigaba el precio o simplemente no los quería

recibir, aun habiendo previo acuerdo (20).

Pero más dañinas para Senior fueron las prácticas de Próspero Baiz y algunos

comerciantes paraguaneros, quienes intercambiaban el fruto, incluso el de menor calidad,

por mercancía de contrabando, recibiendo además mejor paga que la ofrecida por la firma

coriana. La mercancía contrabandeada y «lavada» por el dividive era vendida en la

península a precios más bajos que los del mayor en Coro: «... estos señores [Próspero Baiz,

Nicolás Soto y la firma Salima Hermanos] ganan más en su dividive que nosotros, por las

circunstancias del cambio por mercancía, que introducen clandestinamente; y sobre las

cuales obtienen siempre una utilidad de 20 a 25% líquida, pudiendo vender a precios más

ventajosos que los que especulamos legalmente» (21). A lo anterior se sumó la baja del

dividive en Hamburgo. Para finalizar, se decretó el cierre de los puertos venezolanos a las

embarcaciones de las Antillas holandesas, lo cual obligó a triangular los trasbordos La

12

Vela-Puerto Cabello-Curazao. Sin embargo, Sierraalta y la Casa Senior siguieron operando

alrededor del dividive en los años siguientes.

El accionar agresivo de Baiz y las mejores ofertas de otros compradores presionaron

a Senior. La competencia prosiguió en 1906, llegando de los diversos puntos

comprometidos en operaciones con el fruto tánico respuestas negativas, excusándose por no

poder vender a precios tan bajos como los ofertados por Senior, bien porque pagaban más

en la misma Paraguaná o en el occidente del estado, donde la influencia marabina se hacía

sentir ofreciendo pagos más altos por el producto puesto en Maracaibo, mientras Senior lo

exigía puesto en Curazao pagando menos (22). Y por si no bastara, el verano se anunció

con fuerza, afectando la cosecha del dividive. Las cosechas de primavera y verano

mermaron, por fortuna llovió para octubre y la de invierno logró salvarse, aunque con

fuertes pérdidas causadas por las aguas, que unidas a la fuerte presión de los compradores

estimuló el alza de los precios (23).

Para 1907 Paraguaná tuvo excelentes cosechas de dividive. Fue el comienzo de una

espiral ascendente para esta materia prima, que duró hasta 1911 y que se reflejó en las

cifras de exportación. Senior se continuó moviendo en la península a través de Pedro J.

Sierraalta, y en La Vela a través de la agencia comisionista Senior & Brigé. Mantenía su

política de preferir las calidades finas y rechazar las malas. Aproximándose la cosecha de

otoño, Sierraalta lo estimuló a recordar a sus relacionados las promesas hechas sobre

negocios con el grano, que Senior respondió con una carta dirigida a sus clientes (24). La

competencia, como siempre, se centraba en quién pagaba los mejores precios; Sierraalta y

otros relacionados le informaban a Senior en detalle lo que ofrecía cada competidor, para

que sobre esa referencia la firma coriana bajara instrucciones.

1908 inició con buen pie, al lograr la Casa Senior firmar un contrato con Salima

Hermanos, que para entonces se había convertido en un negociador de importancia con el

grano de oro. Posteriormente firmaría otro con Sierraalta Hermanos. Dichos contratos

tenían cláusulas coercitivas, que obligaban al vendedor a recibir el pago en mercancías o

cancelar adeudos (25). Psicológicamente, el efecto de la firma de estos contratos debe haber

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sido benéfico para la casa coriana, pues muchos pequeños vendedores se orientaban a

entregar su producto siguiendo la pauta marcada por los más grandes, como estas firmas

paraguaneras. Al saberse que Senior les había comprado, los más pequeños deben haberse

animado a seguir los pasos de los más experimentados en la materia.

Pese a un descenso de precios en el inicio de 1908, la situación global debe haber

sido favorable, pues ese año y por única vez se registró la venida de veleros europeos para

recoger el fruto. Entre mayo y diciembre llegaron cuando menos los veleros

danesesMardor y H. C. Christensen, la barca francesa Saint Laurent y el velero sueco Dag,

los cuales fondearon en La Vela, recibieron orden de despacho para alguno de los puertos

peninsulares –Adícora y/o Los Taques- donde botaron el lastre y cargaron el dividive,

retornando a La Vela para salir hacia Hamburgo. Dado que los puertos peninsulares no

estaban habilitados, Senior obtuvo un permiso especial que permitió a estos veleros tomar

los cargamentos. Tras estas operaciones de envergadura estuvo Sigismundo Weil, quien

recibió las cargas y tramitó los contratos con las agencias navieras (26).

La bonanza continuó, alcanzándose el record nacional de 9.907.091 kilos en 1911,

cifra que ni la efervescencia de 1919 logró superar (27). Los años doce y trece fue para la

región coriana de severos problemas climatológicos, veranos prolongados que se sumaron a

un mercado europeo inestable. Los reportes de Weil en marzo de 1913 indicaban una

paralización en los negocios de artículos curtientes y el arribo de cuando menos ocho

cargamentos de Maracaibo y dos de Paraguaná. A esto se agregó la retracción de los tres

más importantes compradores de dividive en Hamburgo, que Weil explicó como una

maniobra para abatir los precios (28). Pero la puntilla fue la primera guerra mundial, que

depreció por completo el artículo y bloqueó los mercados, disminuyendo la exportación en

un 40%: «Cosechas enteras se perdieron porque los gastos eran muy superiores al valor de

la especie. El desaliento general cundió y el labriego buscó una nueva fuente de

producción y la buscó en el algodón y productos mineros» (Ortiz, H., 1925: 2075; Álamo,

F., 1920: 58). Entre 1914 y 1915 las exportaciones continuaron su descenso incluso por

debajo de la crítica cifra del año doce, y la situación se mantuvo inestable hasta el final de

la guerra.

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Pese a las consecuencias de la guerra, Venezuela siguió exportando y a partir de

1918 se dio una recuperación de las cifras, que se vieron impactadas favorablemente por el

final de la conflagración mundial. Para 1918, desde el puerto de La Vela de Coro salieron

hacia Curazao 2.073.187 kilos del grano de oro, y hacia los Estados Unidos un total de

600.000 kilos, lo que representó más del 30% de la producción nacional (BMF, 1920: 59).

Sin embargo, la corta y profunda crisis de 1921-1922 minó el mercado, que se reportó en

Europa y Estados Unidos débil y flojo, con precios a la baja. Los pequeños comerciantes

resintieron rápidamente, tanto la crisis del mercado como el prolongado verano que

coincidió con ella (29).

A medida que avanzaron los años veinte fue disminuyendo la importancia de esa

rudimentaria explotación agrícola, patentándose en la gradual indiferencia de los

comerciantes hacia el producto y surgiendo otros en el horizonte paraguanero, como lo fue

el caso del ajonjolí, que comenzó a acompañar al dividive en los depósitos, y del algodón.

La memoria oral evoca: «De Paraguaná lo que venía era dividive y ajonjolí. Se traía por

tierra, era una carreterita mala, que los camiones se enterraban en los médanos (...) El

dividive salía de varias partes. Chucho Reyes y Zoilo García, de El Hato, mandaban

dividive (...) Se enviaba para Maracaibo a Gustavo Zingg., que lo usaba para curtir cueros

y luego mandaba la suela. Con dividive componía los cueros. El fuerte de los Zingg eran

los cueros» (30). El petróleo también socavó los cimientos: «Los trabajos petrolíferos en

donde la obra de mano se está pagando a precios altos, también ha sido una de las

principales causas de la poca recolección del dividivi. Los potreros para pastos, los

caminos y la desidia han hecho causa común para que la producción del grano de oro se

haya reducido notablemente...» (Ortiz, H., 1925: 2075). Con todo, aún Senior recibía

propuestas para negociar con productos curtientes. En 1924 se aproximaron franceses de la

isla Martinica, interesados en el producto y en el palo de campeche. En 1925 la holandesa

N. V. Handelmaatschappÿ «Quebracho» se interesó por el dividive venezolano. Por su

parte, los compradores se tornaron más exigentes, exigiendo garantía de que el porcentaje

de tanino del producto no fuera menos de 38%. Esto fue el resultado de la aparición en

escena de otros taninos, más económicos (31). Ese mismo año la región coriana fue

afectada por un riguroso verano, particularmente Paraguaná, por lo cual se afectó el ganado

15

y el dividive mermó; comenzando noviembre aún no se había sembrado en la península

(32).

Todo desplazaba no sólo al dividive, sino a los curtientes vegetales, del sitial que

por siglos habían detentado en la industria del cuero. Los avances de la investigación

química sobre el curtido al cromo dieron como resultado un procedimiento sencillo y, sobre

todo, acelerado para curtir las pieles. De las semanas y meses se pasó a los días.

Imaginemos lo que esto representó en la reproducción del ciclo del capital y extraigamos

las lógicas consecuencias. Tras el cromo llegaron el aluminio y el circonio, cuyo uso dio

por resultados los cueros blancos. También se aceleró el estudio de los taninos sintéticos. A

estos avances se agregó la aplicación de la energía eléctrica en la industria del cuero, lo que

aceleró la mecanización, mejoró el rendimiento laboral y coadyuvó a disminuir el tiempo

de adobo de las pieles. El biodegradable tanino no logró seguir el desesperado ritmo que

impuso el vigoroso siglo XX. Tampoco lo lograron otros productos vegetales y animales

relacionados con la industria del cuero, como el campeche y la cochinilla, que fueron

desplazados por los colorantes sintéticos.

Era el final, pero Próspero Baiz no cejaba. En 1926 I. A. Senior e hijo se hizo con la

representación de la Hamburg American en Coro y La Vela de Coro. El primer vapor que

llegó fue fletado por Baiz para cargar un lote de dividive de Adícora para Hamburgo. Para

este vapor se consiguió un permiso especial, que le permitió cargar en Adícora sin retornar

a La Vela, prosiguiendo con no menos de 200 Ton. del fruto tánico hacia Puerto Barrios

(Guatemala) y puntos intermedios, retornando a Curazao para recoger otras 175 Ton. del

producto y zarpar hacia Hamburgo, su último destino (33).

La crisis mundial que se estrenó con el crack de 1929 en los Estados Unidos vino a

empeorar para 1930 las condiciones para el fruto y en general para todos los productos

exportables, que perdieron precio en el mercado. Los comerciantes se limitaban a vender en

condiciones seguras y a recoger sus acreencias. No era para menos, la capacidad de

consumo había disminuido en los países afectados y los mercados estaban saturados de

reservas, producto de una industria que había recobrado su capacidad productiva. El Boletín

16

de la Cámara de Comercio de Caracas informó al finalizar 1930: «Continúa el mismo

estado de depresión que venimos diciendo en estos artículos desde hace muchos meses: no

puede esperarse que nuestro movimiento comercial se active en medio de una crisis

agrícola, industrial y consiguientemente mercantil en todo el mundo» (34). El informe

sobre Coro, fechado 19 de noviembre, describió la completa paralización del mercado

regional y el comercio al detal, una situación calificada de «alarmante». Un largo verano

azotaba a todos los pueblos, había desempleo y baja del consumo, escaso circulante y

carestía de artículos de primera necesidad: «La situación proveniente de este mal estado

actual es incalculable, pues hay muchos brazos desocupados y, por la sequía reinante, se

completa la falta de trabajo en los campos». El fruto tánico se sumó a este cuadro crítico:

«Igualmente el dividive que se exportaba en grandes cantidades y era muy solicitado ha

sufrido desde hace poco tiempo una depreciación considerable» (35).

El negocio del dividive persistió hasta cuando menos el fin de operaciones del

Ferrocarril La Vela-Coro, en 1938. Todas las tablas de fletes de esta empresa que han sido

ubicadas (1897, 1905, 1909, 1930) lo incluyen como producto de exportación. También

figura en las tarifas de la aduana de Amuay para productos exportables, en 1928 (36). El

dividive vivió el declive y muerte de la economía agroexportadora. Muchos productos

aparecieron y desaparecieron en las listas de exportados, el dividive permaneció firme. Su

seguimiento permite ver los cambios que se fueron operando en el patrón exportador-

importador del estado Falcón y su región de influencia. Lamentablemente, los dividivales

tendieron a desaparecer estimulando la desertificación de la península; quizás haya habido

una suma de factores, entre los que habría que considerar la comentada sobreexplotación de

los árboles, la presencia de ganado cabrío –importante porque se come parte de la cosecha-

y alteraciones ecosistémicas.

Hoy, contradictoriamente, la industria petrolera –que emplea taninos sintéticos e

importados, de costos elevados y que pierden en poco tiempo su potencial químico- posa su

mirada en el dividive y algunas de sus propiedades. De hecho, se usa para dar consistencia

a los lodos resultantes de perforaciones petroleras en terrenos de cohesión mínima. Por otra

parte, las normativas internacionales exigen a la industria de la curtiembre producir con

17

limpieza, lo cual obliga a tomar medidas para procesar las toneladas de cromos que van a

parar ríos, lagos y mares; avanzando la investigación sobre tecnologías de tratamiento de

residuos originados en el procesamiento de las pieles, buscando reducir la concentración de

cromo en los desagües de las fábricas de cuero y mirando hacia los taninos vegetales.

Quizás este sea el comienzo de una nueva época y de un manejo racional de este recurso.

Quizás el grano de oro tenga otra oportunidad.

NOTAS

1 La Industria. Coro, 22 de julio de 1880, p. 1; 4 de julio de 1884, p. 3; 5 de septiembre de

1885, p. 1; El Anunciador Comercial. Coro, 23 de noviembre de 1888, p. 1; 15 de marzo de

1889, p. 1; AHC-UNEFM, FS, caja 103, doc. 173; Manuel Landaeta, Ob. cit., t. I, p. 69.

2 “Carta de Pedro Sierraalta sobre el manejo del dividive [14-02-1901]”, AHC-UNEFM,

FS, caja N° 38.

3 «Informe sobre negocios con dividive [17-10-1907]», AHC-UNEFM, FS, caja 93.

4 «Carta de Pedro Sierraalta a I. A. Senior e hijo sobre el manejo del dividive [14-02-

1901]», AHC-UNEFM, FS, caja N° 38; caja 187, doc. 369.

5 «Informe de Pedro Sierraalta sobre el dividive. [25-03-1904]», AHC-UNEFM, FS, caja

N° 44.

6 «Informe de Pedro Sierraalta sobre el dividive. [15-05-1905]», AHC-UNEFM, FS, caja

N° 68.

7 AHC-UNEFM, FS, caja sin número (1899-1901), docs. 166, 178, 190, 200, 224 y 313;

«Weil envía a Senior cuenta venta de dividive [15-11-1908], [1-04-1909]», AHC-UNEFM,

FS, caja 110.

8 AHC-UNEFM, FS, caja 6, Doc. 110. Es poco factible concluir en una alta producción de

exportación exclusivamente curazoleña, debido a la superficie de la isla, más viable es

pensar en una mezcla de granos.

9 AHC-UNEFM, FS, cajas 6, 44, 74, 93, 157, 187, 247.

10 «Sobre negociación con dividive de Caribbean Trading Corp. [14-10-1925]», AHC-

UNEFM, FS, caja 228.

18

11 AHC-UNEFM, FS, caja 32, Doc. 170; «Se interesan por comprar dividive [24-02-

1908]», AHC-UNEFM, FS, caja 92; «Se interesan por comprar dividive [25-11-1921]»,

AHC-UNEFM, FS, caja 189; «Se interesan por comprar dividive [21-12-1924]», AHC-

UNEFM, FS, caja 249; «Se interesan por comprar dividive [16-10-1925]». AHC-UNEFM,

FS, caja 129.

12 La correspondencia del Fondo Senior y los periódicos locales permiten ver con claridad

a los involucrados en el negocio del dividive en distintos años.

13 AHC-UNEFM, FS, caja sin número (1899-1901), Doc. 298.

14 «Pedro Sierraalta ofrece dividive a Senior [21-05-1900]», AHC-UNEFM, FS, caja 38.

15 La caja 38 del Fondo Senior contiene la correspondencia de Sierraalta entre 1900-1901.

16 «Pedro Sierraalta ofrece dividive a Senior [24-05-1901]», AHC-UNEFM, FS, caja 38.

17 Estas operaciones fueron notificadas desde Hamburgo por Sigismundo Weil. La

documentación reposa en la caja 110 del Fondo Senior, que contiene operaciones de

dividive enviado a Europa durante la primera década del siglo XX; AHC-UNEFM, FS, caja

54, Docs. 156 y 158. Curiosamente, el dividive no fue incluido en el decreto de 5 de enero

de 1901, que sí pechó al café y las pieles mediante el llamado impuesto de guerra. Leyes y

decretos de Venezuela, t. XXIII, p. 4.

18 «Pedro Sierraalta informa sobre negocios con dividive [22-03-1904]», AHC-UNEFM,

FS, caja 44.

19 La caja del Fondo Senior sin número (1905-1912) contiene varios de estos contratos.

20 «Víctor Medina informa sobre dividive rechazado por Pinedo & Co. [1-08-1905]»,

AHC-UNEFM, FS, caja 74; «Informe sobre negocios con dividive [18-09-1905]», AHC-

UNEFM, FS, caja 84.

21 Esta es una de las rarísimas alusiones a contrabando que se ubican en el Fondo Senior.

«Pedro Sierraalta informa sobre negocios con dividive [10-08-1905]», AHC-UNEFM, FS,

caja 84.

22 «Alfredo Medina se excusa por no vender dividive a Senior [31-01-1906]», AHC-

UNEFM, FS, caja 74; «José del Cristo Laguna se excusa por no vender dividive a Senior

[23-06-1906]», AHC-UNEFM, FS, caja 74. «Informan sobre dividive y actividades

comerciales de Salima Hermanos [5-03-1906]», AHC-UNEFM, FS, caja 74.

19

23 «Alfredo Medina & Ca. informa sobre el negocio del dividive [17-04-1906]», AHC-

UNEFM, FS, caja 74; «Víctor Medina informa sobre el negocio del dividive [11-06-

1906]», AHC-UNEFM, FS, caja 74; «Alfredo Medina & Ca. informa sobre el negocio del

dividive [28-10-1906]», AHC-UNEFM, FS, caja 84; «Alfredo Medina & Ca. informa sobre

el negocio del dividive [15-01-1907]», AHC-UNEFM, FS, caja 84.

24 «Informe sobre negocios con dividive [14-10-1907]», AHC-UNEFM, FS, caja 93. Los

relacionados que se citan en este documento son: Augusto Barrios, Adolfo García R.,

Alfredo Medina, Renato Medina, José Ma. García, Eugenio Cayama, V. Manuel Medina y

Eloy Bracho.

25 «Contrato I. A. Senior e hijo-Salima Hermanos para venta de dividive [3-01-1908]»,

AHC-UNEFM, FS, caja sin número (1905-1912); «Contrato I. A. Senior e hijo-Sierraalta

Hermanos para venta de dividive [3-02-1908]», AHC-UNEFM, FS, caja sin número (1905-

1912).

26 «Oficio que autoriza al velero danés H. C. Christensen a tomar carga [30-07-1908]»,

AHC-UNEFM, FS, caja sin número (1905-1912); AHC-UNEFM, FS, caja 103, Doc. 20.

27 Estadística mercantil y marítima del Ministerio de Hacienda en Boletín Ministerio de

Fomento, 1921, pp. 157-159.

28 «Weil informa sobre el mercado de dividive en Hamburgo [3-03-1913]», AHC-

UNEFM, FS, caja 157; «Weil informa sobre el mercado de dividive en Hamburgo [17-03-

1913]», AHC-UNEFM, FS, caja 157.

29 «J. Tomás Ávila avisa cierre de su negocio [20-01-1921]», AHC-UNEFM, FS, caja 183.

30 Entrevista a Victoriano Arión. Coro, 26-12-1998.

31 Los reportes de mercado de R. Desvernine exponen esta nueva exigencia sobre el

porcentaje de taninos. AHC-UNEFM, FS, caja 247.

32 BCCC, diciembre 1925, p. 3067.

33 «Confirman a Senior su representación para la Línea Hamburguesa Americana [23-04-

1926]», AHC-UNEFM, FS, caja 247; «Contrato Hamburg America Line-Próspero Baiz

para enviar un vapor a recoger dividive a Adícora [23-04-1926]», AHC-UNEFM, FS, caja

247.

34 BCCC, diciembre 1930, p. 4963.

35 BCCC, diciembre 1930, p. 4966.

20

36 El Día. Coro, 23 de enero de 1928, p. 4.

BIBLIOGRAFÍA

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3. Fuentes hemerográficas

3.1 Periódicos

Periódicos del estado Falcón que reposan en la Biblioteca Nacional:

El Anunciador Comercial, Coro, 23 de noviembre de 1888.

21

El Día, Coro, 23 de enero de 1928.

La Industria, Coro, 22 de julio de 1880.

3.2 Revistas

Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (BCCC), año XIV, Nº 145, diciembre 1925.

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