Excavación arqueológica del nº 13 de la Avenida de Navarra en Alfaro

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~ 141 ~ J. M. MARTÍNEZ TORRECILLA, J. P. DEL FRESNO BERNAL, “Excavación arqueológica del nº 13 de la Avenida de Navarra en Alfaro”, Graccurris 18, Alfaro 2007, pp. 141-165.

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J. M. MARTÍNEZ TORRECILLA, J. P. DEL FRESNO BERNAL, “Excavación arqueológica del nº 13 de la Avenida de Navarra en Alfaro”, Graccurris 18, Alfaro 2007, pp. 141-165.

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J. M. MARTÍNEZ TORRECILLA, J. P. DEL FRESNO BERNAL, “Excavación arqueológica del nº 13 de la Avenida de Navarra en Alfaro”, Graccurris 18, Alfaro 2007, pp. 141-165.

Aprovechamos la oportunidad que nos brinda la “Revista de Estudios Alfareros

Graccurris” para continuar con la difusión de los resultados obtenidos en las

excavaciones arqueológicas que venimos desarrollando en el yacimiento de Graccurris,

situado en la zona conocida como eras de San Martín.

En este sentido, en el pasado número, realizamos una breve síntesis de los

trabajos desarrollados entre el año 2000 y el 2005 en el área 16 del yacimiento, dentro

de una parcela de propiedad municipal1, donde se centra fundamentalmente nuestra

investigación desde su inicio en el año 1993.

Sin embargo, por circunstancias ajenas a la programación de nuestros trabajos,

algunas campañas han debido desarrollarse fuera de dicha parcela: en 1997 y 1998

debimos realizar dos campañas de sondeos en los sectores C y E del yacimiento, tras

verse detenidos los trabajos de campo durante la campaña de 1996; en el año 2003

debimos acometer una campaña de excavación en un solar urbano situado en el

yacimiento arqueológico ante el grave peligro que suponían las obras de construcción de

una vivienda particular en ese lugar, tanto para el

1 Polígono 21, parcela 76.

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conocimiento del desarrollo de asentamiento en uno de sus límites como para la

propia conservación de los restos. El presente artículo recoge las actuaciones realizadas

durante el año 2003 en la parcela afectada. Los trabajos de esta campaña de

excavaciones arqueológicas se completaron con la limpieza y protección de los restos

del área 16, para evitar su deterioro hasta la siguiente intervención, el vallado de la

parcela donde se encuentra esta área y la limpieza de los restos de conjunto hidráulico

del Burgo.

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1. Situación del solar.

El solar se sitúa en el nº 13 de la Avenida de Navarra de Alfaro, en el lado

izquierdo de la calle en dirección a Castejón y ocupa una extensión aproximada de 1473

m2.

Se encuentra dentro de terreno calificado como urbano consolidado dentro del

Plan General de Ordenación Urbana. Sin embargo, es adyacente a la zona de protección

arqueológica nº 1 dentro de este mismo plan, denominada Graccurris, con grado de

protección 1, definido como de uso exclusivamente arqueológico con retirada paulatina

de otros usos.

Pese a no encontrarse incluida en la zona de protección arqueológica del PGOU,

esta parcela es parte del yacimiento y en superficie existían restos arqueológicos

evidentes. Podían observarse alineaciones murarias así como abundante material

cerámico perteneciente a los diversos momentos de ocupación del yacimiento, desde la

Primera Edad del Hierro hasta la Edad Media.

2. Antecedentes de la actuación.

En el ángulo sudeste del solar se iniciaron obras de nivelación para la

construcción de una vivienda, con el correspondiente permiso de rebaje a cota 0. Ni los

propietarios ni los constructores dieron aviso de la aparición de restos arqueológicos y

de su consiguiente destrucción, siendo conocidos los hechos por la comunicación que

nos hizo un vecino de la localidad el día 30 de agosto de 2003. Puesto en conocimiento

del Ayuntamiento de Alfaro y del servicio de Patrimonio del Gobierno de La Rioja, el

día 1 de septiembre se paralizó la obra, que por otra parte ya había concluido casi

totalmente la fase de nivelación para la que tenía el permiso.

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Tras un informe enviado al Servicio de Patrimonio con fecha de 12 de

septiembre de 2003 se decidió que continuasen las obras en la zona ya rebajada, donde

se habían destruido completamente todas las estructuras existentes y solamente se

conservaba parcialmente una nivelación de época romana que colmataba un barranco.

En esta zona se realizó un seguimiento de la apertura de las zanjas de cimentación con

el objetivo de recoger materiales que pudiesen datar la nivelación y situar las cotas y, en

lo posible, el perfil del terreno antes de la nivelación de la ciudad romana.

Por otra parte se decidió realizar una intervención arqueológica en el resto del

solar, en el que aunque también se habían iniciado nivelaciones, se observaba todavía la

existencia de estructuras, suficientes para conocer la ordenación de la ciudad romana y

quizá para datar la época en que se realizó la nivelación del terreno y la construcción de

dichas estructuras.

La licencia de obra para el resto del solar se supeditó a la ejecución de esta

intervención arqueológica y a sus resultados.

Esta intervención debía realizarse durante los meses de noviembre y diciembre

de 2003 dentro de las campañas de excavaciones programadas de Graccurris,

financiadas por la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, el Ayuntamiento de

Alfaro y el Servicio Riojano de Empleo.

3. Programa de actuación.

Para la actuación se propuso realizar una excavación en área abierta de toda la

parte del solar que no se encontraba totalmente destruida, con el propósito de obtener un

conocimiento lo más completo posible de la ordenación de los edificios que se

asentaban en la zona, ya que al haber sido arrasados hasta la cota de cimentación antes

de iniciar la

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excavación, como era evidente por la observación tanto de la superficie de la parcela

como de los cortes creados por las nivelaciones, pocos podían ser los datos que la

excavación arqueológica aportase sobre otros aspectos de estas edificaciones.

Una vez concluida la excavación en área se procedió a realizar una trinchera en

los rellenos de nivelación con el fin de obtener materiales arqueológicos que

permitiesen datar lo que considerábamos una importante obra para el desarrollo urbano

de Graccurris, reflejo de un periodo de especial importancia dentro de la amplia

diacronía del asentamiento.

Para estas intervenciones se consideró necesario un periodo de al menos 1 mes,

que quizá pudiera ampliarse hasta cinco semanas. Finalmente la excavación se realizó

en el periodo comprendido entre el 3 de noviembre y el 5 de diciembre de 2003.

4. Metodología.

Para esta intervención se utilizó la misma metodología de excavación y registro

que para el resto de las que se vienen realizando en el yacimiento desde 1993.

Fundamentalmente se trata de excavación en área abierta siguiendo la

estratificación real, con individualización y excavación de unidades estratigráficas que

quedan incluidas en un registro textual, gráfico y fotográfico basado en esas unidades

estratigráficas. Todos estos registros generados por la excavación quedan incluidos

dentro de las bases de datos y planimetrías generales del yacimiento.

El registro textual, fichas de unidad estratigráfica y listados, se integra dentro de

la base de datos general del yacimiento, realizada a partir del programa de gestión de

bases de datos FileMaker Pro.

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El área de intervención quedó denominada como área 20 y la numeración de las

unidades estratigráficas se inició a partir de la 20000, siguiendo el mismo criterio que se

ha utilizado para el resto del yacimiento a partir de 1993.

El registro fotográfico se realizó a partir de fotografía digital y diapositivas,

posteriormente digitalizadas y guardadas en formato jpg para facilitar su gestión, que

quedan enlazadas a la base de datos anterior.

El registro gráfico se realizó en dos niveles diferentes: por una parte se realizan

croquis sin escala en los que se identifican y numeran las unidades estratigráficas para

facilitar la ubicación de cada una de ellas durante el proceso de excavación,

especialmente útil en excavaciones de gran extensión; por otra se realizaron dibujos

manuales a escala de plantas de estrato simple utilizando una cuadrícula implantada

sobre el terreno por el Laboratorio de Documentación Geométrica del Patrimonio de la

Universidad del País Vasco, que sirvieron para la realización de plantas compuestas y

plantas de periodo.

Las labores del Laboratorio de Documentación Geométrica del Patrimonio de la

Universidad del País Vasco incluyen la implantación de la cuadrícula y la toma de las

alineaciones principales al final de la excavación que permitan la corrección de los

posibles errores del dibujo manual.

Finalmente todo el registro, gráfico y alfanumérico, se integra en un Sistema de

Información Geográfica que gestiona toda la información del yacimiento.

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5. Desarrollo de los trabajos.

Los trabajos de excavación se iniciaron con una limpieza de la superficie de la

zona a excavar, retirando las tierras removidas por la acción de la excavadora (ue.

20000). En este proceso se decidió no actuar en la esquina sudeste de la parcela, en la

que se apreció un importante aporte de rellenos contemporáneos, fundamentalmente

compuesto por escombros (ue. 20013), que colmataban una zona más deprimida y que

posiblemente debe relacionarse con la reapertura de barrancos antiguos tras el abandono

de la zona después la Alta Edad Media, rellenados ya en pleno siglo XX con los

escombros procedentes de la construcción de viviendas en los solares adyacentes.

Tras la limpieza de la superficie generada por la acción de la excavadora y del

corte vertical del lateral norte de la finca y la individualización de las unidades

estratigráficas visibles, se inició el proceso de

Foto 1. Vista de la parcela antes del inicio de la intervención arqueológica

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Foto 2. Vista de la parcela tras la eliminación de las tierras removidas por

la excavadora

Foto 3. Colocación de geotextil para la protección de los restos

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excavación, que se desarrolló hasta llegar a las fundaciones de los muros de época

romana.

Finalmente se realizó una zanja en los rellenos de nivelación de 2 m de anchura

y 11,30 m de longitud con orientación norte-sur.

Después de realizadas las labores de excavación y de registro gráfico y

fotográfico de se procedió a cubrir las estructuras documentadas para evitar daños

durante las obras autorizadas en parte del solar.

Para ello se cubrieron con una capa de geotextil sobre la que se aportaron

mecánicamente, pero bajo supervisión arqueológica, los mismos rellenos que habían

sido retirados durante el proceso de excavación.

Foto 4. Cubrimiento final con las tierras extraídas durante la excavación

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6. Secuencia estratigráfica.

La realización de la excavación ha permitido el conocimiento de una serie de

actividades humanas en esta zona del yacimiento, que abarcarían desde los inicios de

nuestra era, es decir la época romana, hasta la actualidad.

6.1 Nivelaciones y construcciones de época romana.

La primera actividad documentada en la parcela es una gran nivelación (uu. ee.

20011, 20012, 20029, 20030, 20051, 20055, 20059, 20060, 20061, 20064, 20066,

20067) realizada con la extensión de sucesivas capas de tierra arcillosa, la más

abundante en el propio terreno, entre la que se encuentran ocasionalmente algunas capas

arenosas. Se trata de la colmatación artificial de un barranco cuyos límites hemos

podido definir en el lateral sur y en el ángulo noroeste de la parcela, donde aflora el

terreno natural. Estos rellenos, por los datos tomados en la parte del solar que ha sido

completamente rebajada para la construcción de la vivienda, alcanzan un espesor de 3

m.

Dentro de ellos se aprecia una gran escasez de materiales arqueológicos.

Fundamentalmente se recogieron fragmentos de cerámica realizada a torno de cocción

oxidante que, por las pastas y las formas que presentan, pueden situarse dentro de las

producciones celtibéricas.

El tipo de materiales debe analizarse en relación con el proceso de formación y

funcionalidad de los estratos en que se encuentran. Se trata de unos rellenos aportados

como parte de un proceso de urbanización y por lo tanto solo tiene sentido su aporte en

el momento en el que se realizan las construcciones que se asientan sobre ellos.

Además se trata de unos aportes de gran volumen, que sin el traslado de tierras

desde áreas ajenas al asentamiento, solamente podían conseguirse con el arrasamiento

de partes más elevadas del propio cerro.

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Así pues, es en el momento en el que se decide iniciar la urbanización de la zona

cuando se realizaría esta nivelación, que arrasaría construcciones anteriores, y

posiblemente, dada la escasez de materiales en los rellenos, profundizaría dentro de

estratos naturales.

La presencia de cerámicas de época celtibérica y la falta de producciones de

época romana lleva a pensar que se trate de un momento temprano dentro del periodo

romano.

La presencia de este tipo de nivelaciones masivas de época romana está

documentada en otras zonas del yacimiento, observándose, en alguna de ellas, la misma

preponderancia en los rellenos de materiales arqueológicos de periodos anteriores (ver

planos 2 y 3).

Concretamente las nivelaciones realizadas para la construcción del edificio

romano actualmente en proceso de excavación en el área 16 del sector B, colmatando un

barranco situado en el interior de la ciudad romana, presentan también un predominio

absoluto de producciones cerámicas de la Primera Edad del Hierro (ue. 15301) y de

época celtibérica (ue. 1529), en rellenos de gran espesor que parecen estar aportados en

un solo momento. En ellos la presencia de producciones cerámicas romanas es

absolutamente minoritaria.

Una situación diferente se da en el barranco situado al este del yacimiento, en el

sector E. En este caso se trata de un barranco de mayores dimensiones, que no llega a

ser completamente colmatado, sino que funciona como una zona de vertidos

continuados. En este caso los rellenos presentan una gran cantidad de materiales

cerámicos, que confirman la amplia diacronía de los vertidos, realizados durante toda la

ocupación del asentamiento.

En el área que ahora nos ocupa, sobre las nivelaciones se apoyan varios muros

dispuestos de manera ortogonal con orientaciones norte-sur y este-oeste.

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La técnica constructiva de dichos muros es en todos los casos similar. Su

cimentación se realiza en una zanja abierta en las nivelaciones arcillosas, en la que se

disponen ordenadamente varias hiladas de cantos rodados que le sirven de base. Estos

cantos rodados conforman una superficie plana, y al mismo tiempo con cierta

elasticidad, sobre la que se construye el zócalo de los muros, realizados con

mampostería regular trabada con tierra, aparejada con fragmentos de arenisca

desbastados para darles una cierta regularidad, yesos naturales y en algunos casos

cantos rodados de mayor tamaño que los utilizados en la cimentación.

Este tipo de zócalos habitualmente sirve de base para alzados de tapial. Ambos

elementos, zócalo y alzado, son enfoscados con estuco de cal que oculta la pobreza de

su construcción. Los zócalos en algunos casos se reducen a una sola hilada, aunque en

el caso de los muros documentados en la excavación de esta zona, al menos dos de ellos

(uu. ee. 20003, 20033), visibles en el corte del norte, mantenían su construcción de

mampostería hasta una altura de 0,50- 0,60 m por encima de la cota del suelo (ver foto

6).

El uso de cimentaciones de cantos rodados es habitual dentro de las

construcciones de época romana tanto en este yacimiento como en todo el valle de Ebro.

Su utilización parece ser independiente del tipo de estructura que vaya a asentarse sobre

ellos, habiendo sido documentados en el yacimiento para mampostería, como en este

caso, para obras de sillería, para encofrados de argamasa y para obras realizadas

exclusivamente con tapial. Únicamente se observa una utilización de diferente número

de hiladas, número que debe ponerse en relación más con los empujes que deben

soportar los muros que con la técnica constructiva empleada en ellos.

Los muros documentados mantenían diferentes relaciones estratigráficas con las

nivelaciones del barranco. Así, mientras que a los muros uu. ee. 20033, 20057 y 20027

se les adosa el estrato 20001, los muros uu. ee. 20003 y 20009 se encuentran apoyados

sobre él. Esta posición, que en principio podía considerarse como signo de una

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diacronía entre ellos, en realidad responde a razones estructurales del edificio que

conformaban.

La falta de suelos conservados en la zona

excavada hace difícil determinar el uso coetáneo de

estos muro, pero en el corte del lado norte se observa

como el muro ue. 20003, que se asienta sobre el estrato

ue. 20001, y el muro ue. 20033, al que se adosa dicho

estrato, en realidad funcionan conjuntamente, ya que

entre ellos se extiende un suelo (ue. 20006) en uso con

ambos, siendo además el primero asociado a cualquiera

de los dos.Esto nos lleva a pensar en el trazado de los

muros del edificio en diferentes fases de obra. Tras la

primera nivelación, que ya había proporcionado una

superficie plana, se construyen los muros principales del

edificio, posiblemente los que delimitarían su superficie

y, dada también la mayor potencia de sus cimentaciones,

los que tendrían las principales funciones estructurales.

Una vez construidos, al menos parcialmente, se

realizaría una nueva nivelación interna, de escasa

potencia, sobre la que se asientan los otros muros, que

compartimentaban el espacio interior.

Foto 6. Zócalo de cimentación del muro ue. 20033. Se observa

su mayor alzado al fondo

Foto 5. Detalle de cimentación de cantos rodados (ue. 20057)

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Sobre la funcionalidad de este edificio nada podemos aportar ya que ha sido

completamente arrasado, no quedando suelos de uso dentro del solar, que han sido

documentados únicamente en el corte del norte.

Foto 7. Vista general de las estructuras documentadas

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6.2. Posibles ocupaciones tardías.

En el mismo corte norte de la parcela se aprecia la existencia de un suelo

posterior (ue. 20039), sobre un potente relleno de nivelación realizado con arcilla (ue.

20036), que todavía funciona con estos muros, por lo que puede tratarse de una reforma

del mismo edificio, y también un encachado de mala factura (ue. 20038), realizado con

materiales reutilizados, situado ya sobre la superficie de arrasamiento de los muros.

Ninguna de estas fases pudo documentarse en el interior del solar.

Sin embargo, la presencia de estas estructuras en el corte y la pervivencia de los

rellenos y estructuras del periodo anterior en esta parcela nos ofrece una valiosa

información sobre el estado de la ciudad tardía. Los barrancos que habían sido

colmatados durante el intenso proceso urbanizador altoimperial van a seguir caminos

diferentes (ver plano 4).

El barranco que había sido colmatado en el área 16 para la construcción de un

gran edificio público vuelve a reactivarse durante la tardoantigüedad, mientras que el

que se encontraba en la zona que ahora nos ocupa se mantiene nivelado.

Creemos que esto no puede achacarse a diferencias de los procesos erosivos

naturales, ni tampoco a la magnitud de las infraestructuras realizadas para colmatarlos,

ya que estas son mucho más potentes en el caso del edificio del área 16. Debe

relacionarse más con la funcionalidad de las áreas que ocupan, y quizá es un indicativo

del proceso de abandono de los edificios públicos, que dejan de tener uso

mantenimiento, convirtiéndose incluso en canteras de materiales de construcción.

El área 20, situada en una zona menos destacada de la ciudad y con unas

infraestructuras de menor entidad, conservaría su uso doméstico, y el mantenimiento de

las construcciones e incluso el aporte de nuevos

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rellenos de nivelación evitarían el arrastre de los materiales y la reactivación del

barranco.

6.3. El poblado altomedieval.

Las únicas actividades posteriores a época romana, si excluimos las

contemporáneas, corresponden a una gran zanja (ue. 20048), de 2 m de anchura y con

una longitud de 34,50 m, orientada este-oeste que atraviesa todo el solar. Esta zanja se

encontraba rellena con tierras arcillosas pero con abundante proporción de cenizas y

materia orgánica (ue. 20047) que aportó materiales cerámicos que pueden situarse en el

periodo altomedieval. Se trata de cerámicas realizadas a mano y a torneta, con pastas

grises, duras y poco decantadas, formas cerradas, fundamentalmente ollas y

decoraciones realizadas a peine en forma de bandas horizontales, que en algunos casos

se cruzan con otras verticales, formando una retícula.

La zanja se encuentra realizada siguiendo un muro del edificio romano (ue.

20057), arrasándolo hasta dejar de él únicamente su cimentación de cantos rodados,

pero sin embargo presenta una anchura mucho mayor que dicho muro.

Parece lógico pensar que la zanja se realizase para la extracción de materiales de

construcción durante la época medieval, para su reutilización en el poblado que se

asienta en el mismo lugar que la ciudad romana. Su mayor anchura sería hasta cierto

punto lógica para facilitar las labores de extracción. Sin embargo es habitual que estos

robos se produzcan adaptándose a la propia anchura del elemento a robar y, por otra

parte, la zanja se prolonga hacia el oeste varios metros más que el muro. También

resulta extraño que no se realizase el robo de los muros perpendiculares que

indudablemente debieron ser vistos por los artífices de la zanja y que estaban

compuestos por materiales similares a los del muro robado.

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Es más, la zanja presenta una superficie bastante plana, llegando a eliminar para

conseguirla incluso varias hiladas de cantos rodados, que dado su pequeño tamaño no

parecen muy aptos para ser reutilizados. Todo ello lleva a dudar que el motivo de

realizar la, al menos el principal, fuese el robo de materiales, pudiendo tener alguna otra

funcionalidad dentro del poblado medieval. Lamentablemente el arrasamiento realizado

al inicio de las obras, además de con gran parte del edificio romano, ha destruido

completamente cualquier estructura posterior que pudiera asociarse a ella.

Sin embargo, es destacable que la zanja en su extremo oeste se conserva a una

cota mucho mayor, al no haber sido arrasada durante las obras. De hecho la cota de

suelo en la que debió realizarse su apertura es similar a la que se sitúa el encachado ue.

20038, que podía marcarnos una superficie de circulación en época medieval.

Foto 8. Vista general de la zanja de época altomedieval.

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La situación de esta zanja, si se pone en relación con otros elementos del

yacimiento, nos lleva a plantear, como hipótesis, que se trate de un foso que delimite

una zona de poblado altomedieval.

En el momento en el que se realiza la zanja el barranco que se había reactivado

en época tardorromana en el área 16 sigue abierto, y junto a él a crecido un barrio que se

a protegido de la erosión del barranco creando una barrera de piedras que al mismo

tiempo le sirven de calle. Si tomamos conjuntamente este barranco con la zanja

documentada en la zona 20 (ver plano 5), se observa como queda delimitada un área que

ocupa el cerro occidental del yacimiento.

Indudablemente no se trata de una delimitación de todo el poblado, sino de un

área preferencial situada en el cerro más elevado del mismo, ya que encontramos

evidencias de ocupación en toda la superficie de las eras de San Martín (ver plano 5).

Posteriormente, dentro del mismo periodo altomedieval, tanto la zanja como el

barranco quedaron colmatados, por lo que ya se había perdido la función que realizaban.

Los dos hechos, la construcción de una delimitación interna en el poblado y su

posterior amortización, son un reflejo de las sociedades que los realizaron. Pueden

deberse a cambios en las necesidades defensivas, o bien ser indicativo de una

jerarquización social diferente, o simplemente necesidad de más espacio. Son cuestiones

que trataremos de resolver con la investigación arqueológica que continúa en curso en el

poblado altomedieval de las eras de San Martín.

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