Espacio público y protesta magisterial: la disputa por el centro histórico de la ciudad de México

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1 Revista Digital Estudiantil de Ciencias Sociales IISUABJO Enero - Julio 2015 Revista Digital Estu- diantil de Ciencias So- ciales Miradas Críti- cas IISUABJO-COMECSO Año I N°0 | Publicación semestral Enero-Julio 2015

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Revista Digital Estu-diantil de Ciencias So-

ciales

Miradas Críti-

cas

IISUABJO-COMECSO

Año I N°0 | Publicación semestral

Enero-Julio 2015

DirectorioDirector del IISUABJO

Dr. Eduardo C. Bautista Martínez

Consejo Editorial

Dra. L. Charlynne Curiel Covarrubias

Mtro. Manuel Garza Zepeda

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Investigaciones Sociológicas de la UABJO.

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4. Espacio público y protesta

magisterial. La disputa por el centro

histórico de la ciudad de México

Noelia Ávila Delgado33

Resumen: El objetivo de este trabajo es realizar un acercamiento a los eventos ocurridos durante la jornada de protesta que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) llevó a cabo en la ciudad de México el año 2013. La idea central se orienta a demostrar que el centro histórico fue un espacio estratégico desde el cual la CNTE pudo dar salida a su amplio repertorio de acciones de protesta, por lo que éste puede ser comprendido como un espacio de disputa, es decir, como un espacio de constante interacción y lucha entre prácticas de apropiación, dominación y resistencia.

Palabras clave: espacio público, protesta social, centro histórico

Introducción

A partir del mes de febrero de 2013,

la Coordinadora Nacional de Trabajadores

de la Educación (CNTE), organización

magisterial que aglutina a las distintas

secciones disidentes del Sindicato Nacional

de Trabajadores de la Educación (SNTE),

decidió trasladar su más reciente Jornada de

lucha a la ciudad de México, ello en el marco

de la aprobación de las Leyes Secundarias

a la Reforma Educativa propuesta por el

Ejecutivo Federal en el mes de diciembre de

2012.34

La magnitud de las acciones de

protesta llevadas a cabo por la CNTE

capital y a buena parte de sus habitantes,

particularmente por el número de maestros

que se trasladaron de diversas entidades

federal en la derogación de la mencionada

reforma.35 Hacia la tercera semana de

agosto algunos cálculos publicados por

diversos diarios de circulación nacional

anunciaban que a ese momento se habían

trasladado a la ciudad de México alrededor

de 19 mil docentes (otros hablaban de 12 mil)

principalmente de los estados de Oaxaca,

Michoacán, Tabasco, Chiapas y Veracruz,

esto luego de que el 19 de ese mismo

labores en defensa de la educación pública”

y la consecuente instalación del “plantón

masivo nacional” en el Zócalo de la ciudad

de México.36

33 Estudiante del séptimo trimestre del Doctorado en Ciencias Sociales, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, adscrita al Área de “Sociedad y Territorio”. Correo electrónico: [email protected] No es intención de esta propuesta realizar un análisis sobre la Reforma Educativa y todas las implicaciones que ésta supone para el gremio docente, lo anterior rebasa por mucho los objetivos propuestos. Varios trabajos rigurosos y con un enfoque crítico se han publicado al respecto, a continuación remito a varios de ellos para los interesados en el tema. Aboites (2013); Aboites y González (2014); Silas-Casillas (2014); sugiero particularmente la consulta de la Revista El Cotidiano no. 179 publicada en 2013, dedicada expresamente al tema de la Reforma Educativa. 35 Sobre el asunto es importante anotar que no es la primera vez que el movimiento magisterial y la CNTE trasladan sus jornadas de lucha a la ciudad de México. Existen antecedentes importantes. En 1980, 1989, 2007 y 2008.

36 http://www.jornada.unam.mx/2013/08/26/politica/007n1pol

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Una semana después, es decir, a

principios de septiembre, la propia CNTE

informaba que más de 30 mil maestros se

encontraban ya en la capital del país para

continuar con las movilizaciones y reforzar

anteriores revelan el poder de convocatoria

de la CNTE que al día de hoy cuenta

aportaron a la jornada de lucha de 2013

fueron Chiapas, Michoacán y Oaxaca, ésta

última con más de 20 mil docentes, de su

base de 70 mil.

Por otro lado, si analizamos los inicios 37

(así como su evolución en el tiempo), es

posible observar que su repertorio de acciones

de protesta no ha variado, en todo caso se ha

las marchas masivas o “megamarchas” como

ellos las llaman, los bloqueos de carreteras

y avenidas y, por supuesto, los “plantones”,

siguen siendo la columna vertebral de sus

distintas jornadas de lucha y movilización.

En los últimos años, estas acciones se

han combinado con otras tales como: la

peaje y, más recientemente, el bloqueo a

centros comerciales, bancos y medios de

comunicación, además del acordonamiento

recurrente al Aeropuerto; particularmente en el

caso de la sección XXII del estado de Oaxaca.

En las movilizaciones del año 2013, todo este

repertorio fue trasladado por la CNTE a la

ciudad de México.

Un esfuerzo de reconstrucción mínima

de los acontecimientos sucedidos durante los

meses de agosto y septiembre nos permite

observar no sólo la evolución y desenlace

ciertos eventos que resultan sumamente

socio-espacial Así, en un primer momento, los

miles de maestros y maestras llegados de

varios estados del país tuvieron la capacidad

de acordonar y paralizar las cámaras alta y

baja del Congreso (Diputados y Senadores),

obligando a los legisladores a trasladarse a

una sede alterna; el centro Banamex. También

fueron capaces de bloquear en tres ocasiones

los accesos al Aeropuerto Internacional de

la Ciudad de México, y cerrar día tras días

y por horas las principales avenidas de la

ciudad capital. De igual modo realizaron

manifestaciones frente a las instalaciones

de Televisa y Televisión Azteca para exigir

su derecho de réplica; además cerraron

varias tiendas departamentales, bloquearon

los accesos a la Bolsa de Valores y a varias

embajadas.

En una segunda etapa, luego de la

aprobación de la Ley General del Servicio

Profesional Docente, a partir del 1 de

septiembre las protestas de la CNTE se

(la más importante hacia la residencia

presidencial de “Los Pinos”), bloqueos

de avenidas y vialidades principales,

(incluyendo insurgentes y periférico) así

de gobierno; en algunos casos con duros

37 En la segunda mitad de la década de 1970 surgieron diversos movimientos magisteriales en estados

Asamblea Nacional de Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas del SNTE, realizada en la capital chiapaneca los días 17 y 18 de diciembre de 1979. Esta asamblea es considerada como el momento fundacional de la CNTE.

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enfrentamientos con la policía. Para ese

momento los paros magisteriales habían

alcanzado a 22 estados del país. Mientras

tanto los maestros anunciaban que

mantendrían su plantón en el Zócalo de la

ciudad de México hasta que el gobierno

atendiera sus demandas y abrogara por

completo la Reforma Educativa.

Finalmente, en este escenario de

intensas movilizaciones, el 13 de septiembre

es implementado el “operativo de desalojo”

que de acuerdo con las autoridades locales

y federales tenía como objetivo permitir la

este evento, sin duda de signo represivo

y autoritario, el plantón fue trasladado al

Monumento a la Revolución, hasta que el 6

de octubre, tras 49 días de paro, la CNTE

decidió reanudar clases, aunque mantuvo

contingentes de distintos estados en la

ciudad de México.

En un informe presentado justo

una semana antes del desalojo (y cuya

menos lo anunciaba), el Secretario de

Seguridad Pública del DF, Jesús Rodríguez

Almeida, señalaba que: “Desde el 19 de

agosto la Coordinadora ha efectuado 38

concentraciones, 18 mítines, 40 bloqueos,

29 marchas, una caravana, dos plantones,

cinco bloqueos de acceso de inmuebles y

una asamblea informativa, en las cuales

se han concentrado un total de 396 mil

personas”. Asimismo, señalaba respecto a

la celebración del “Grito de Independencia”:

“no se tienen aún previstos escenarios

posibles, pero siempre se usará la fuerza

pública como último recurso”. (El Universal,

06/09/2013)

Por su cuenta, en el mismo tono de

desaprobación de las acciones de protesta

del magisterio, el presidente de la Cámara de

Comercio, Servicios y Turismo de la ciudad

de México (CANACO), Ricardo Navarro

Benítez, señalaba que “sólo en el corredor

Centro Histórico-Reforma se registra una

afectación económica de 171 millones 813

mil pesos”. (El Economista, 29/08/2013) En

un informe presentado la última semana de

CANACO daba a conocer que el plantón

del Zócalo había causado un impacto

negativo y una afectación económica en

los negocios relacionados con el turismo

por más de 34 millones 375 mil pesos; en

tanto que en el corredor Centro Histórico-

Reforma se percibía un impacto directo en

7, 368 empleos relacionados con las 1, 700

empresas que operan en la zona, en la cual

se encuentran los hoteles que representan

la mayor actividad turística de la ciudad. (El

Economista, 29/08/2013)

Más allá de la polémica que causa

el tema de las afectaciones económicas

de las acciones de protesta de la CNTE,

es innegable que a través de ellas el

movimiento magisterial pudo dar muestra de

una gran capacidad de organización interna

y del control efectivo que mantiene sobre

las bases magisteriales, materializado en

términos prácticos en una habilidad notable

para agruparse y apropiarse en tiempos

mínimos (y por lo menos transitoriamente)

de algunos de los espacios más importantes

y estratégicos de la ciudad. Uno de esos

espacios es justamente el Zócalo capitalino,

cuya apropiación permitió la instalación del

“plantón masivo”, el cual funcionó como

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epicentro desde donde miles de maestros

mantuvieron el control no sólo de la principal

plaza pública de la ciudad, sino de buena

parte del corredor Centro Histórico-Reforma.

La decisión de instalar su “plantón

masivo” en el Zócalo de la ciudad, el cual

por el número de maestros desde la tercera

semana de agosto tuvo que extenderse a

varias calles aledañas, sin duda convirtió

a este espacio en el punto neurálgico de

la lucha magisterial, no obstante, al mismo

tiempo lo hizo aparecer como un espacio de

disputa frente a los actores gubernamentales

(tanto locales como federales), que durante

26 días (del 19 de agosto al 13 de septiembre)

perdieron por completo su control, logrando

recuperarlo hasta el “operativo de desalojo”

implementado para la realización del “Grito

de Independencia”.

De aquí en adelante y como un primer

ejercicio de acercamiento a las jornadas de

protesta que recién pude ilustrar en trazos

gruesos, me ocuparé de realizar una breve

descripción y explicación tanto del plantón

masivo del Zócalo como de su respectivo

desalojo; ello por cuanto he considerado

que ambos eventos resultan particularmente

socio-espacial. Dando prioridad a dicho

enfoque, a nivel teórico-analítico se parte

necesidad de destacar que los fenómenos

una relación inescindible con el espacio

público. Esta situación me obliga a presentar

de manera introductoria algunas cuestiones

importantes sobre dicho concepto, con miras a

explicar la forma en que aquí es comprendido.

A partir de esta premisa básica se intenta dar

respuesta a diversas interrogantes: ¿Qué

importancia tiene el espacio público para el

movimiento magisterial de la CNTE a la hora

de plantear sus reivindicaciones? ¿Cuáles

fueron las principales formas de apropiación

del espacio público llevadas a cabo por la

CNTE durante las jornadas de protesta de

2013? ¿Qué estrategias de intervención

utilizan los gobiernos en sus distintos órdenes

protestas del magisterio en espacios públicos

primordiales tales como los centros históricos?

El hilo de la argumentación se

orienta a demostrar que el centro histórico

(y particularmente el Zócalo) fue un espacio

estratégico y fundamental, desde el cual la

CNTE pudo dar salida a su amplio repertorio

de acciones de protesta. A partir de estas

ideas éste puede ser comprendido como

un espacio de disputa, es decir, como un

espacio de constante interacción y lucha

entre prácticas de apropiación, dominación

y resistencia. El reconocimiento del centro

histórico de la ciudad de México como un

espacio de disputa, nos indica la importancia

de prestar atención a la dimensión espacial

Breves notas sobre el concepto de

espacio público

Para comenzar es necesario señalar

tarea especialmente compleja. Este es un

concepto impreciso, confuso y vago, razón

por la que hoy día se encuentra inmerso en

un intenso debate que intenta ir más allá de

las imprecisiones y el caos que normalmente

lo acompaña.

Por cuestiones de espacio no me es

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posible detenerme aquí a profundizar estos

debates, no obstante, resulta cardinal por

lo menos señalar el hecho de que estas

múltiples concepciones comparten en el

fondo una raíz común, en tanto se sustentan

en un par de discursos dominantes que

de manera generalizada recuperan los

heredados de la Filosofía y la Teoría Política.

Desde este ámbito y a partir de la segunda

mitad del siglo XX, destaca en primer

Arendt (1958), mientras que la segunda

Jürgen Habermas (1962).

Ambas visiones fundamentan

los actuales debates sobre el espacio

público desde una consciencia política

asociada fuertemente a los discursos de

la democracia liberal, en la cual desde mi

opinión, éste aparece como una categoría

retórica, es decir, como un espacio “abierto”,

de accesibilidad universal, ideal para el

despliegue de las libertades ciudadanas.

Considero que esta retórica actualmente

dominante (tanto en el ámbito académico

como en el de las políticas urbanas), en los

hechos reales y concretos está muy lejos de

cumplirse. En el escenario contemporáneo

de América Latina caracterizado por la

imposición del patrón de acumulación

capitalista neoliberal sus condiciones de

posibilidad han quedado canceladas.

En este escenario resulta pertinente

preguntarnos ¿de qué espacio público

podemos hablar en América Latina?, ¿es

posible seguir recurriendo por inercia a las

concepciones que hoy dominan los análisis?

contrapartida pienso urgente y necesario

someterlas a juicio crítico y a la evidencia

empírica que en muchos casos contradice

las idealizaciones de las teorías dominantes

de Arendt y Habermas.

En este sentido me permito aclarar

que la concepción de espacio público que

de ambas propuestas teóricas. Hasta el

momento es en el ámbito de la tradición

marxista, particularmente en la teoría de

la producción social del espacio propuesta

1974); así como en la perspectiva relacional

de la teoría sobre las Geometrías del poder

desarrollada por la geógrafa Doreen Massey

(1985, 2005) que he encontrado algunas

posibilidades de superación de las actuales

concepciones dominantes.

Sobre el tema debe destacarse que

Lefebvre fue particularmente crítico de

al espacio público con la construcción

de ciudadanía y con el lugar donde

idealmente acontece la democracia. Desde

su perspectiva autores como Arendt o

Habermas, en realidad estarían partiendo

de un “falso histórico” al imaginar una ciudad

compuesta no ya de ciudadanos, sino de

ciudadanos libres, liberados de la división

del trabajo, de las clases sociales y de la

lucha de clases, asociados libremente para

la gestión de una comunidad.

estas visiones componen el modelo de la

ciudad ideal y se representan la libertad en

el siglo XX según la libertad de la ciudad

griega, no obstante, ésta es retocada por

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una ideología que a primera vista parece

trascender el tiempo histórico. “Piensan por

tanto la ciudad moderna según el modelo

ciudad ideal y racional a la vez. El ágora,

lugar y símbolo de una democracia limitada

a los ciudadanos, que excluía a mujeres,

esclavos y extranjeros, pero que a pesar de

de la ciudad que ha logrado instituirse como

símbolo de la sociedad urbana en general”.

(Lefebvre, 1968: 121)

De acuerdo a Lefebvre esta es

una extrapolación típicamente ideológica.

entre clases y las contradicciones múltiples

de la sociedad se plasman en la estructura y

forma urbana. Se elabora así una estrategia

de clase que apunta a la remodelación y

dominio de la ciudad, prescindiendo de su

de la reproducción del capital. “Así se

hace patente que hoy en día el espacio es

político e ideológico. Es una representación

literalmente plagada de ideologías”.

(Lefebvre, 1972: 47)

Por otra parte, pero en el ámbito de

la geografía política, Doreen Massey (1985)

destaca igualmente ese carácter político del

espacio. Para la autora el espacio urbano

forma parte de las estrategias políticas

de los grupos movilizados y sus luchas,

pues las confrontaciones no se desarrollan

indiferenciado; dichas estrategias están

inscritas en el espacio. (Massey, 1985: 11)

Opino que el reconocimiento de ese

carácter político del espacio destacado tanto

por Massey como por Lefebvre, permite ir

más allá de las concepciones tradicionales

comprensión del espacio público. En estos

términos (aunque más para Lefebvre que para

antes que consenso, ya que la vida urbana

supone encuentros y confrontaciones de

diferencias, lo que implica el enfrentamiento

ideológico y político sobre las maneras de

vivir que coexisten en la ciudad. Desde esta

perspectiva el espacio público adquiere

un sentido profundo que trasciende por

día, ya que supone ante todo la posibilidad

de apropiaciones y usos múltiples, que si

efectivamente incluyen el encuentro y el

reforzamiento de los lazos de solidaridad y

convivencia (vivir, jugar, conversar, caminar,

etc.), al mismo tiempo suponen disputas y

confrontaciones, así como distintas prácticas

de dominación y control.

Lo anterior, revela que históricamente

la construcción de espacios públicos por

parte de las clases hegemónicas no siempre

ha estado relacionada con el fomento de

la sociabilidad y el encuentro social, sino

más bien con la necesidad de contar con

un espacio en el cual pudieran expresar el

poder que detentan. Considero que esta

conceptualización de espacio público se

acerca más a las realidades -cada vez

menos democráticas y más autoritarias- que

vivimos en países como el nuestro.

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La disputa por el centro histórico

de la ciudad de México

El interés de este apartado es realizar

una breve descripción y explicación tanto

del plantón masivo del Zócalo, como de su

respectivo desalojo.38

Instalación del “plantón masivo nacional”

en el zócalo de la ciudad de México

En el marco del estallamiento del

de agosto dio inicio la jornada de lucha

nacional por la abrogación de los artículos

3º y 73º constitucionales y contra la

Reforma Educativa. Ese día fue instalado

formalmente el plantón masivo en el Zócalo

de la ciudad de México. De acuerdo con

las dirigencias seccionales de Oaxaca y

Michoacán, en esta jornada se trasladaron

por lo menos 15 mil docentes y se anunciaba

que para el martes 20 de agosto llegarían

intención del arribo masivo de los docentes

a la ciudad de México era justamente la de

para evitar el inicio del período extraordinario

de sesiones del Congreso de la Unión que

tendría lugar del 21 al 23 de agosto, y en el

cual se votarían las Leyes Secundarias de la

Reforma Educativa.

El martes 20 de agosto tal como

anunciaron los dirigentes de Oaxaca y

Michoacán, el plantón del Zócalo se extendió

ante la llegada de aproximadamente 6,000

maestros de la Sección XXII de Oaxaca

y otros 3, 000 de Guerrero, Michoacán

y Chiapas; esta situación causó que el

plantón se ampliara a las calles aledañas al

Zócalo. Los campamentos de los docentes

que arribaron este día fueron instalados

en dos puntos medulares, uno frente a las

la Nación (SCJN), ubicada sobre avenida

Pino Suárez, y otro en el Circuito Plaza de

la Constitución, justo frente a la sede del

Gobierno del Distrito Federal.

Desde las primeras horas, miles de

maestros arribaron a la Plaza de la Constitución

para instalar sus casas de campaña y sumarse

a las jornadas de protesta. De acuerdo a la

Secretaría de Trasporte y Vialidad del D.F.,

con estas acciones el plantón de la CNTE se

extendió al circuito vial adyacente a la plancha

del Zócalo, además de que también fueron

ocupadas las calles 5 de mayo desde Isabel

la Católica hasta el Zócalo, Avenida 20 de

Noviembre, desde Venustiano Carranza hasta

el Zócalo y Avenida José María Pino Suárez,

desde Venustiano Carranza hasta el Zócalo.

De igual modo, sobre la plancha del Zócalo, los

maestros ocuparon las carpas que el gobierno

eventos del “Guardián Urbano” y las salas

de cine 3D, las cuales no alcanzaron a ser

desmontadas. Al terminar el día, el plantón de

la CNTE ocupaba prácticamente la totalidad

de la Plaza de la Constitución.

Respecto a la importancia estratégica

que el “plantón” tenía para la CNTE

al momento me es posible aventurar

algunas conclusiones. Sin duda el alto

valor simbólico del Zócalo es parte de las

posibles respuestas. Cómo anota Lorena

de los siguientes diarios de circulación nacional: La Jornada, El Universal, Excélsior, Reforma y Milenio.

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Umaña (2014), en nuestro país las formas de

simbolizar al Zócalo tienen raíces históricas

que han hecho posible la construcción de

parecería siempre han existido. Uno de esos

logra conquistarlo logra de alguna manera

establecer un control, al menos en el nivel

simbólico”. (Umaña, 2014: 80).

No cabe duda que durante esta

primera etapa los maestros de la CNTE

capitalizaron a su favor el alto valor

simbólico de este espacio. De acuerdo con

Hugo Aboites (2014), para los maestros de

la CNTE establecer su campamento en “el

centro más importante de la ciudad y del

país tuvo un importante valor simbólico

de protesta frente a la nación y a sus

instituciones”. (Aboites, 2014: 787) Por otro

lado, en una dimensión más práctica pero, no

por ello menos importante, la importancia del

plantón radica en la posibilidad de dar salida

a las necesidades de reproducción social y

de la vida cotidiana de los maestros que se

ven obligados a abandonar temporalmente

sus lugares de origen. En este sentido, el

plantón cumple las funciones de la “casa”

o “vivienda” -cocina, comedor, recamara

e incluso baño- zonas que a través de un

con claridad en su interior, y que en la

mayoría de los casos son administradas de

manera colectiva.

Por último, es evidente que por sus

características inherentes el plantón también

cumple funciones importantes como un

espacio de reivindicación política. Ante todo,

para los maestros de la CNTE el plantón

fue el espacio de la “visibilidad”, es decir,

de la posibilidad de ser vistos y oídos por el

resto de la sociedad. También fue el espacio

donde pudieron organizarse y discutir, donde

tomaron acuerdos y planearon las estrategias

a seguir. Es por ello que durante la primera

etapa de movilizaciones, el plantón del Zócalo

fue el principal punto neurálgico y estratégico

de la lucha magisterial; el espacio primario

desde donde pudieron organizar sus distintas

acciones de protesta, situación que les permitió

ejercer una fuerte presión diaria frente a las

autoridades federales, por lo menos hasta el

13 de septiembre, día en que fue llevado a

cabo el “operativo de desalojo”.

“Operativo de desalojo” del plantón

El día 13 de septiembre, luego de

varias horas de tensión entre el gobierno

federal y la CNTE, la Policía Federal a cargo

de la Comisión Nacional de Seguridad

(CNS), entró al Zócalo de la ciudad de México

para llevar a cabo el desalojo del plantón de

maestros que a aquélla fecha cumplía 26

días. El operativo policiaco estuvo a cargo

de Manuel Mondragón y Kalb, Comisionado

Nacional de Seguridad y, de acuerdo a

distintos medios, en él participaron 3, 600

elementos de esta corporación, además de

300 policías de la Secretaria de Seguridad

Pública del Distrito Federal.

En las primeras horas del jueves 12

de septiembre, el secretario de Gobernación

Miguel Ángel Osorio Chong había emplazado

a los maestros de la CNTE a abandonar el

Zócalo para permitir que se llevaran a cabo

las festividades del Grito de Independencia el

15 y 16 de septiembre. Las alternativas que

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ofrecía a la dirigencia política del magisterio

para trasladar de manera provisional el

plantón, eran la Plaza de la República

(Monumento a la Revolución) y la Plaza de

Santo Domingo.

Ante la inminente amenaza de

desalojo, durante las primeras horas

comenzó el éxodo de algunos contingentes,

particularmente de la Sección 9 del D.F y

la 18 de Michoacán. Otros más decidieron

reforzar el campamento y resistir hasta el

la Sección XXII de Oaxaca, la cual nutría

mayoritariamente al plantón. Los maestros

que decidieron marcharse comenzaron

a empacar sus pertenecías rumbo al

Monumento a la Revolución que sería la

nueva sede del plantón.

Por su cuenta, el grupo que decidió

quedarse y no ceder al desalojo comenzó

a organizarse para la resistencia, ello sin

impedir la salida de quien así lo deseara.

Este es el momento en el que empiezan

a levantarse las primeras barricadas en

las principales calles de acceso al Zócalo,

particularmente en 20 de noviembre y 5

de febrero. Pasadas las 3:00 de la tarde

la tensión iba en aumento cuando el cerco

instalado en el primer cuadro del Zócalo se

había cerrado por completo. Mientras tanto

los maestros que para ese momento ya se

encontraban acorralados, reforzaban sus

barricadas y prendían algunas hogueras a la

espera de que comenzara el operativo.

Cumplido el plazo comenzó la batalla.

A las 4:15 de la tarde se dio la orden y dio

inicio la operación de desalojo. A esa hora

quedaban pocos maestros en la Plaza y por

lo mismo la Policía Federal tardo apenas 10

minutos en tomar el control; había brotes

de resistencia pero eran mínimos, algunos

grupos aislados les lanzaban piedras y

botellas, y una que otra bomba molotov.

Las columnas de uniformados habían

entrado por la calles de 5 de Mayo, Tacuba

y Moneda, a un costado de la Catedral;

en ésta última los maestros montaron una

barricada con los sanitarios portátiles que

se encontraban al lado Palacio Nacional.

Mientras tanto, las tanquetas de agua

entraban veloces y apagaban las fogatas

arrasando con todo lo que encontraran a

su paso. La policía también lanzó gases

lacrimógenos por lo que los maestros se

vieron obligados a replegarse. El Secretario

General de la Sección XXII, Rubén Núñez,

había pedido garantías a la Policía Federal

para que pudieran salir de la plaza; una vez

supervisada la ruta, el mismo encabezaría

el repliegue de sus bases sobre la Avenida

20 de noviembre.

En el camino comenzaron los

enfrentamientos, uno de los más fuertes se

daría justo en la esquina de 20 de noviembre

y Venustiano Carranza donde estaba

instalada la barricada de los maestros con

una retroexcavadora que intentaba impedir

el paso de los cuerpos policiacos. A partir

de ese momento y, durante las siguientes

dos horas, se darían por lo menos 6

enfrentamientos más. De hecho, las batallas

más fuertes se librarían fuera del Zócalo, en

sus calles aledañas, particularmente en 20

de noviembre, así como en Independencia

y el Eje Central. En esta última avenida

cerca de la Alameda Central alrededor de

las 5:00 de la tarde, el contingente donde

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marchaban los dirigentes de la CNTE fue

encapsulado en menos de un minuto por la

Policía Federal.39

Mientras esto sucedía, en la plancha

del Zócalo elementos de la Policía Federal,

continuaban echando abajo las tiendas

de campaña, carpas metálicas, lonas de

plástico y demás materiales con los que

fueron instalados los distintos campamentos

que conformaban el plantón. Los policías

amontonaban cartones, vallas metálicas,

y todo tipo de objetos a la espera de que

fueran removidos por el personal de limpieza

del Gobierno del Distrito Federal que había

entrado al Zócalo a las 5:00 de la tarde.

A las 9:00 de la noche de ese

mismo día elementos del Ejército Mexicano

arribaron a la Plancha del Zócalo para

instalar las estructuras metálicas que serían

utilizadas en la Ceremonia del Grito de

de septiembre.

Conclusiones. Hacia nuevas rutas de

conceptualización del centro histórico

No cabe duda que en las últimas

décadas el movimiento magisterial agrupado

en la CNTE se ha convertido en una de las

referencias más nítidas de la protesta social

en México. Lo importante en este caso es

que a lo largo de sus 35 años de lucha, el

centro histórico de la ciudad de México (y

particularmente el Zócalo) ha sido uno de los

espacios privilegiados para dar salida a su

amplio repertorio de acciones de protesta.

El uso de este espacio para llevar a cabo su

“plantón masivo”, nos indica la importancia

de prestar atención a la dimensión espacial

decir, a las maneras en que el espacio

público es considerado como un elemento

estratégico por parte de la CNTE a la hora

de plantear sus reivindicaciones.

Es en este sentido que puede

del centro histórico de la ciudad de México

tiene la capacidad de estructurar y dar

sentido a las acciones de protesta del

magisterio. Si consideramos los eventos

reseñados al inicio, las trayectorias o rutas

de las marchas, la selección de calles y

avenidas para realizar marchas y bloqueos;

la ubicación de “blancos” (sedes legislativas,

bancos, centros comerciales, televisoras,

la ciudad afecta las maneras en que dichas

acciones son llevadas a cabo por parte de

los maestros.

Siguiendo a Lefebvre, en el punto más

crítico de esta relación (espacio y protesta),

resulta que las acciones de protesta o

las distintas prácticas de apropiación del

magisterio no sólo tienen lugar en el espacio,

sino que a través de ellas el espacio del

centro histórico también es “producido”.

Bajo esta premisa las acciones de protesta

de la CNTE pueden ser comprendidas como

“prácticas espaciales” que implican ante todo

una práctica de apropiación, esencialmente

porque: “Todo espacio está ya en su lugar

consistente en cercarlos policialmente y moverlos en bloque. La gente queda atrapada e inmovilizada hasta

dando así la imagen falsa de manifestantes violentos que intentan desbordar la línea policial. En ambos

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antes de la aparición de los actores en

él; estos actores son sujetos colectivos

así como individuales considerando que

los individuos son siempre miembros de

grupos o clases que buscan apropiarse

del espacio en cuestión”. (Lefebvre, 1974:

56) Por lo anterior, las categorías de uso

y apropiación adquieren relevancia para el

análisis de este tipo de fenómenos, ya que

nos permiten comprender las formas en que

las acciones de protesta de la CNTE inciden

en la producción social del centro histórico,

dejando sobre él su “huella” social y material.

Por otro lado, el reconocimiento de

estas prácticas de apropiación supone que

espacio público, lo cual refuerza la idea de su

carácter eminentemente político. A partir de

dicho reconocimiento, sugiero entonces que

el centro histórico de la ciudad de México

puede ser comprendido como un espacio

de disputa, es decir, como un espacio de

constante interacción y lucha entre prácticas

de apropiación, dominación y resistencia.

Lo anterior, porque ahí tienen lugar

distintas prácticas espaciales hegemónicas,

como pueden ser los “operativos” y la

instalación de cercos, etc.; pero también

se desarrollan otras diferenciales que

constantemente cuestionan y desafían al

orden social que intenta dominarlo. Entre

dichas prácticas destacaría justamente las

acciones de protesta de la CNTE, que al

apropiarse de este espacio (por ejemplo, a

través del plantón), también lo dota de nuevos

aquellas para las que fue concebido. Los

usos imprevistos de la protesta, muchas

veces opuestos a las representaciones

dominantes, generan nuevas posibilidades

de apropiación.

Finalmente, la potencialidad de hacer

visible el componente político del espacio

público permite el reconocimiento del centro

histórico como un espacio privilegiado en

el que se expresan las contradicciones y

tensiones que vive la ciudad. A partir de

estas ideas es posible dimensionar al centro

histórico de la ciudad de México más allá

de la perspectiva arquitectónica o histórico-

monumental, recuperando así su dimensión

política (pero también simbólica) en la que

destacan los usos o las prácticas espaciales

de la protesta.

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