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El origen del apellido LÓPEZ
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LÓPEZ APELLIDO ESPAÑOL
Enrique Cabrejas Iñesta © 2014
© 2012 Enrique Cabrejas Iñesta
© 2012 e-nstitut ideal nol
© 2012 fuentes gráficas de íbero Juan-José Marcos
La investigación y estudio presentado trata de los apellidos castellanos más comunes y
que finalizan con el sufijo EZ. Fijo la patronímica y recupero el origen etimológico del
ilustre apellido español LÓPEZ.
Cabrejas Iñesta, Enrique (Enero 2013) KARUO - EL SECRETO ÍBERO - ISBN 978-
84-9030-665-9. Colección: Investigación. Editorial Círculo Rojo. Almería. DEPÓSITO
LEGAL: A 1185-2012.
Cabrejas Enric, 2014 Karuo – the Iberian Secret (Book review). ISSN 2311-8822.
Scientific Journal. Kiev. Future Human Image 1(4) 19 © International Society of
Philosophy and Cosmology 2014 © Bazaluk O. A. (Ch. Editor), 2014 © Matusevych T.
V. (Ch. Editor), 2014.
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LÓPEZ
APELLIDO ESPAÑOL Enrique Cabrejas Iñesta © 2014
¿Por qué los apellidos españoles más comunes terminan en EZ?
Los patronímicos más comunes en español se derivan del nombre del padre mediante
desinencias tales como EZ y se afirma que este afijo significa “hijo de”, pongamos el
caso de López hijo de Lope, etc. Empero los eruditos han admitido que no queda claro
el origen de esta terminación y algunos investigadores han opinado de qué se trata de un
sufijo de origen prerromano, y están en lo cierto. Piensan fue heredado por los visigodos
y en eso tampoco les falta razón pero en cambio no nos han dicho de quien lo
heredaron, por lo cual se lo atribuyen de manera general al idioma gótico y no obstante
no lo encontrarán en ninguna lengua germánica. ¿Por qué? Se lo explicaré en estas
páginas con todo detalle, porque resulta que este sufijo fue una DECLINACIÓN común
y usual para nuestros CELTÍBEROS cuando querían indicar una pertenencia cierta. Es
FRIGIO. En realidad si somos prudentes debiéramos mejor aplicarlo así: López de
Lope, Fernández de Fernando, González de Gonzalo, Martínez de Martín, Rodríguez de
Rodrigo, etc., ya que incluso estupidez “de” estúpido, y no en cambio “hijo de”,
convendrán conmigo. Sí, heleno frigio y en la actualidad podríamos aceptar que el
sufijo “ez” simboliza “hijo de” porque es una derivación que bien pudiéramos denotar
pero es más apropiado entender que originariamente para los pueblos helenos significó
lo mismo que es hoy nuestra preposición “de” – propiamente – sobre la procedencia
verdadera. Miren, pero nuestra lengua dejó de lado las declinaciones frigias de los
celtíberos con la romanización, y más tarde pasó a ser una lengua preposicional. Pero
esta declinación residual es una prueba de que el celtíbero es nuestra propia lengua, y
ese patronímico castellano “EZ” es el fósil lingüístico que así lo confirma. Mírenla, ¿no
les parece castiza y más chula que un 8? esta magnífica letra celtíbera “F” responsable
de que ustedes hoy se llamen Gómez, González, López o Hernández...
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ORIGEN ETIMOLÓGICO
Y ciertamente celtíbero y heleno son términos que no casan bien, estaríamos de acuerdo.
Es por ello tan delicada y ardua mi tarea de rehacer y rehabilitar en su justa medida esa
relación, dado el vacío onomástico y mayor desatino etimológico que ha sufrido la
lengua española hasta la actualidad. Verán, la lengua ibérica anterior al periodo romano
es irreconocible en la lengua española, tanto que los lingüistas de todo el mundo y toda
época han sido incapaces de llegar a leerla. Tiene una explicación, es porque la escritura
ibérica es una lengua con una ortografía suficientemente rara que se resistía a ser
desentrañada pero afortunadamente el año 2012 fue la fecha término, un servidor de
ustedes pudo desencriptarla finalmente y reparar en aquello que anteriores epigrafistas
no tuvieron oportunidad.
Verán, el 21 de Abril de 2012 pude descifrar la escritura ibérica tras transcribir el texto
completo de “El bronce de Luzaga” y para mi sorpresa, descubrí que las tesis y las
publicaciones de los eruditos avalados por toda la comunidad científica en pleno y que
dieron validez a un supuesto origen, ritos y lengua celta de los iberos y los celtíberos
tuvieron que hacerlas sin la necesaria comprobación. Son un AXIOMA, pues advertí
que no eran auténticas transcripciones sino simplemente transliteraciones fonéticas sin
significado. Como ustedes saben, todo idioma se sustenta en una filosofía del lenguaje
que explica su mundo y también todos los mundos posibles, por ello es tan triste perder
un lenguaje, porque todo un universo explicado se extingue con él, y pude comprender
que aun parezca sorprendente la escritura de los iberos y los celtíberos se trata de
ESCRITURA HELENA, está construida con diversos alfabetos epichorikos, es decir
cada comunidad lingüística usaba caracteres propios de su territorio, por esa razón los
lingüistas jamás pudieron encontrar coincidencias grafológicas en otro lugar que no
fuera en ese territorio específico. Esa escritura es anterior al alfabeto griego de Mileto
pero no obstante se trata de una misma lengua hablada, aunque dialectalmente fuese
distinta. Y pude comprobar que para los íberos septentrionales se trataba de la lengua
proto-griega Frigia, y para ser más concreto empleada en sus modalidades dialectales
frigia-lidia-doria de la península de Asia Menor. En realidad, la lengua de los celtíberos
y la griega frigia es la misma lengua pero escrita de otro modo, con otros caracteres.
Pero lo más sorprendente se lo diré ahora, a continuación: Nuestras palabras, las que
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usamos hoy en español, pude comprobar son las mismas que usaban ellos, tantas
otras por supuesto se extraviaron en el tiempo y no son de uso actual en nuestra lengua,
pero no obstante podemos encontrarlas todavía en griego antiguo, incluso muchas en el
griego actual, ahora bien, actualmente nosotros las conocemos escritas con ortografía de
patrón latino. ¡Sorprendente!
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LÓPEZ
Lo que voy a exponerles ahora y especialmente a todos los LÓPEZ, es francamente
muy importante. Ustedes merecen conocer la verdad, todos lo merecemos, pero más si
cabe en su caso porque necesitan saber porque recibieron el nombre, su nombre. Y lo
que voy a transmitirles ahora no es fácil de comprender, por ello nunca se conoció antes
pero cuando puedan discernirlo se abrirá ante ustedes una vasta planicie de certezas que
nunca jamás se borrarán, por mucho que pase el tiempo. Miren, López, ¿de dónde viene
el nombre? Y conocemos lo que se ha dicho y quienes lo hayan dicho, es la versión
oficial pero ahora se trata de conocer, y en mi modesta opinión, la verdad de aquello
entendido como un hecho cierto o al menos lo más aproximado a ello, más verdad que
aquello que nunca lo fue aunque se diera por cierto sin comprobación. Cómo se hizo,
cómo se construyó, cómo se diseñó, como se pensó. Y cómo se transmitió de generación
en generación, y esta vez de modo cierto hasta nuestros días el apellido de López.
Miren, al descifrar la escritura ibérica me di cuenta que las palabras no son como aun
hoy se perciben y piensan quienes estudiaron todos estos asuntos. Al principio, las
palabras no eran palabras como las conocemos hoy. Y no me estoy refiriendo a que con
el tiempo se alterasen o derivasen en otras, no, sino que opino que fueron pensadas de
otro y distinto modo a como la ortodoxia oficial de la lingüística actual las entiende.
Pues entonces ¿Cómo sucedió? Se produjeron como simples sonidos, fonemas, y eso
tiene una lógica porque las palabras eran y son la representación de una lengua que es
hablada y pero que luego se transmitirá también escrita, sin embargo todo inicio nace de
una mínima expresión para luego crecer y más tarde con el tiempo seguir
evolucionando. La lógica es aplastante y los lingüistas nunca lo han entendido como
quien suscribe estas palabras, al menos aquellos que siguen pensando que no es posible
que pudiera hacer el “milagro”, y en eso tienen razón, sólo Dios los hace. Pero los
epigrafistas que estudian estos temas todavía buscan palabras cuando les informé que
para tener éxito no han de hacerlo de ese modo sino que deben encontrar las raíces y en
su significación anterior o primaria. Pues resulta que las palabras aun sean tan breves o
cortas como puedan ser, se formaron y están compuestas incluso por otras inéditas
partículas aún menores y a la vez plenas de significado. Conceptualmente es un estudio
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novedoso y apasionante, pues se trata prácticamente de un pensamiento atómico. Es
extraordinario porque es bastante parecido al inicio de la vida o de los primeros trazos
de la pintura de un cuadro o del inicio de una partitura musical en la cual se van
añadiendo más y nuevos instrumentos. Es el inicio de la vida de las palabras. Y nuestra
lengua, se creó formada de diminutas partículas de sonido significado y unidas a otras
crearon nuevas palabras. Y así camino hacia la eternidad...
López es un acrónimo más, como todas las palabras ibéricas y partió de primarios
lexemas. No es un vocablo que es y nació tal como ahora lo ven. Y han de saber que en
lingüística un acrónimo, del griego ἄκρος, transliterado como akros “extremo” y ὄνομα
trasliterado como “onoma” significa “nombre”, pueden ser siglas que se pronuncian
como una palabra pero también son vocablos formados al unir parte de dos o varios
términos. Este tipo de acrónimos es el tipo de nombre y actualmente apellido que es
“LÓPEZ” y es el modo común de uso de la sintaxis íbera y celtíbera, y que justo aquí se
complementa de dos elementos léxicos. El significado de un acrónimo es la suma de las
partes que lo generan: LOPE · EZ. En un acrónimo no se repiten las letras que son
iguales y es curiosamente la misma regla que sigue la lengua española. Los celtíberos
no doblaban las letras, es decir no tenían letras doppia “dobles” y así ha seguido siendo
hasta nuestros días también en nuestra lengua española. El caso de la letra “ll” es
distinto porque es un sólo carácter y no dos que se comparten entre dos sílabas, anterior
y posterior, tal y como hacen otros idiomas como el griego o el italiano por poner e
caso. La “rr” sigue siendo una sola letra, incluso se fracasó con la pretensión de la doble
“n”, puesto que cada vez que aparecía una “n” doblada, como por ejemplo: Anno, lo que
hacían los castellanos antiguos era poner una tilde sobre una “n” y obviar la otra, ese es
el verdadero origen del nacimiento de nuestra original y particular letra “Ñ”: Año. Los
castellanos hoy tampoco repiten las letras del mismo modo que lo hicieron los celtíberos
en su escritura. Y naturalmente ahora aun difícilmente pueden comprender una división
LOPE · EZ que sin duda pudiera parecerles inconexa, la verán poco coherente.
Ciertamente lo es, desde el punto de una lógica sintáctica silábica común, pero es que
parto de otra base y de auditada proposición, sea esto dicho en participio. Es semántica,
y en definitiva la que puede dilucidar y explicar todo esto.
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LOBO
El término LOBO no deriva del latín LUPUS como se ha venido sosteniendo hasta hoy.
Ciertamente la traducción de nuestra palabra Lobo al latín indudablemente será Lupus
sin embargo nuestro nombre “lobo” no proviene de Lupus ni tampoco del latín.
Curiosamente en algún retrato como es el caso de nuestro ilustre dramaturgo y poeta
Lope de Vega podemos ver su nombre Lope traducido al latín: LUPUS DE VEGA. Pero
el señor Arturo Félix Lope de Vega y Carpio no se llamaba “lobo” y aun así es tal el
afán de derivarlo todo del latín que eso ni siquiera importó. Y es que se afirma que el
nombre de Lope deriva también de Lupus y es que en el siglo de oro ya se daba por
entendido que todo derivaba del latín, y esa creencia persiste en nuestros días todavía.
Lo que sucede es que para entonces las procedencias etimológicas y los significados en
general ya se habían extraviado, por desgracia. Ese lapsus llegó de la mano del latín a
nuestra península. Así pues, averigüemos la procedencia del término “lobo” y esta vez
hagámoslo desde su origen legítimo y verdadera etimología.
Verán, cuando hoy decimos “lóbulo” nos estamos refiriendo a unas partes especificas
del cerebro o de la corteza cerebral, deriva del griego antiguo λοβος, “lovos”, pero a la
vez desde antiguo se conoce que también es la denominación que recibe la parte más
carnosa de las orejas. Son lóbulos.
Miren, los iberos y los celtiberos declinaban las palabras porque su idioma era una
lengua que era flexiva. Era una lengua helena frigia para los iberos de la meseta central
y el vocablo λοβος “lovos” y que por supuesto a diferencia de nosotros ellos conocían
bien, lo empleaban a menudo y en su modo acusativo lo vocalizaban dialectalmente
como λοβο “LOBO”, así es exactamente como lo decimos hoy nosotros para mencionar
al “lobo” y también como se ha venido diciendo generación tras generación desde que
los iberos pisaron y poblaron las que son ahora nuestras tierras. Lobo es una palabra
genuina ibérica. En realidad en griego antiguo era preceptivo hubiera sido acentuada
aguda λοβό “lovó” para el singular y λοβούς “lovús” para hacerlo en plural, pero hay
que entender que nuestros celtiberos hablaban griego con acento propio. En realidad lo
que sucedió es que nuestros antepasados llamaban al animal con el mismo nombre de
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“lóbulo” – OREJAS –. Alegóricamente era también “el lobo” por una razón lógica,
sensata y de sentido común, y es que ellos relacionaban a ese carnívoro con algo que le
era tan singular como peculiar y al mismo tiempo propio de su imagen: “las orejas”,
pero no unas orejas comunes sino a una aurícula que mucho les llamaban la atención y
muy característica, precisamente por su “lobulillo” perfilado y puntiagudo. La mayor
evidencia es que ἔλλοβος “El·lobos” significa en antiguo griego “en forma de vaina”. Y
es sorprendente que esa figura simbólica de apariencia aguzada y picuda de sus orejas
fuera tanto para los lobos la igual etimología para las largas vainas de las alubias, pues a
la vez también viene del griego τα λουβιά “Ta luviá”.
Así pues era algo que se desconocía pero hoy presento las pruebas de que el nombre del
Lobo no deriva sino que viene directamente de λοβο “LOBO” y no del supuesto Lupus
en latín. Miren ¿han oído como se pronuncia λοβο? Se vocaliza /Lovo/ con “v” pero eso
es como se dice en griego y nuestros celtíberos como dije hablaban griego con su propio
acento y en cambio vocalizaban Lobo con “B”. Nosotros, sus descendientes también lo
hacemos del mismo modo porque sorpresivamente heredamos su idéntica fonética. Los
iberos y los celtíberos, aunque tenían el carácter o símbolo “V” cuando escribían, éste
era otro fonema, otro sonido, tenía el mismo valor de nuestra actual letra “N” (en griego
es igual) y entonces ellos no distinguían fonológicamente entre unas actuales “B” y “V”
cuando pronunciaban y ¿saben qué? Aquí está lo bueno del asunto y lo que lo prueba:
Nosotros tampoco, los españoles siquiera miles de años después lo hacemos. Miren, si
escribimos una “B” o una “V” deberíamos distinguir los sonidos de una y otra letra ¿no
es así? Sin embargo en español casualmente no lo hacemos ¿por qué no lo hacemos?
Porque no importa sea tanto “b” o “v” la vocalizamos siempre como si fuera el fonema
de una “B”. Es algo extraño y a la vez sensacional que no tiene una clara explicación,
pero ¿No la tiene? Miren, sí que la tiene, y es que no lo hacemos porque aun los
romanos latinizasen el idioma ibérico, nosotros continuamos vocalizando como lo
hicieron nuestros antepasados, y ahí tienen la mejor prueba de que nuestra fonología
castellana la heredamos directamente de los iberos y los celtíberos y no en cambio del
latín tal como se afirma. En latín se distingue entre la letra “B” y la “letra V” pero era
una lengua extranjera y hoy también muerta, porque nadie la hablaba en la península
excepto para uso oficial. Y el latín es una lengua extraordinaria, es un éxito de moderna
tipografía, no obstante lo cierto es que tomó nuestra lengua ibérica y la sustituyó con el
patrón latino. Y es nuestra lengua curiosamente quien provee etimológicamente al latín
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y no al revés. La nuestra era una lengua pre griega, y hay que saber que el latín siquiera
existía cuando la lengua de los iberos y los celtíberos llenaba de significado todas las
estelas de la península ibérica.
Sin duda esto y que no es nada fácil de ver ahora les pondré un ejemplo por el cual lo
verán claro y lo entenderán fácil. Miren, sin duda un lobo tiene muchas partes que lo
caracterizan pero si ustedes se encontrasen en los albores de los tiempos de nuestros
antepasados los iberos y los celtíberos, y se sintieran amenazados por la presencia de un
animal depredador como es el lobo y tuvieran que hacer que alguien de su familia o
algún conocido lo identificase rápidamente ¿cómo lo harían? ¿Qué es lo más
característico de un lobo? ¿Qué les llamaría la atención? Verán, aunque todo esto
quedase velado desde el ancestral pasado hasta nuestros días, y en los cuales tengo el
placer y honor de explicárselo por primera vez, resulta que esa tangible realidad ayer,
cuando se hace evidencia retrospectiva hoy es tan sorprendente que uno se pregunta
perplejo cómo pudo pasar de generación en generación, pero es que hay algo milagroso
en la memoria de los pueblos y que se ha conservado en la tradición oral. Miren,
siempre tuvimos la explicación precisa con nosotros pero nunca le prestamos atención.
Escuchen, por favor, han oído en alguna ocasión el célebre refrán: “ver las orejas al
lobo”. Pues, ahí lo tienen. Esta expresión metafórica de “ver esas orejas y encontrarse
frente al peligro” es justo EL LOBO. “Lóbulo” y “Lobo” son intrínsecamente lo mismo
y es que es así como denominaban las cosas los iberos y los celtíberos, por su apariencia
y un gran simbolismo. Al desconocer de qué modo lo hacían nuestros antepasados para
denominar aquellas cosas que formaban parte de su entorno, lamentablemente se
tomaron otras etimologías y desde presupuestos falsos como el caso de derivar “lobo”
desde el latín Lupus. Y naturalmente ahora ciertamente me resultará difícil enmendarlas,
pero mi compromiso es recuperarlas y que con ayuda de todos ocupen su digno lugar en
nuestra hermosa lengua.
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LOPE
Pues bien, ahora que ya conocemos que lobo no viene de lupus, averigüemos que ocurre
con nuestro insigne nombre Lope. Formulemos para ello la pregunta correspondiente.
¿Lope deriva del latín? Y la respuesta es… ¡NO! Lope tampoco se deriva del latín.
Verán, lo explicaré mejor. En realidad Lope también significaría “lobo” sólo que su
procedencia no deriva de esta misma palabra Lobo sino que procede de otra raíz
equivalente pero que habrá que conocerla bien, dado que no sólo Lope sino que a la vez
Lupus también deriva de ella. Dicho de otro modo, tanto el nombre español Lope como
la palabra del latín Lupus derivan de una raíz común y a la vez sinónima de Lobo. Se lo
indico a continuación, miren, tanto Lope como Lupus derivan de un sufijo griego
común para los animales depredadores y que se trata de la raíz λωψ “Lop” o mejor
“LUP” y aprovecho para añadir a la lista ya que en la lengua catalana también en esta
raíz de λωψ tiene su origen “el Llop”, o para el francés su origen “le loup”, o para el
italiano su origen “il lupo”, y por supuesto para nuestro ahora sí dilecto latín “Lupus”,
etc. Así pues, aquí lo tienen, Lope y Lupus tienen una antropología onomástica común
pero en absoluto derivan el uno del otro como se ha dicho hasta hoy.
Pero volvamos a lo que nos ocupa y que es el nombre español de Lope. Verán, desde
tiempos inmemoriales los papás y las mamás de este país tienen la extraña costumbre
de poner a sus descendientes los nombres de sus estimados antepasados. En sus propias
familias posiblemente los tendrán, y así tales como: Alejandro, Alejo, Cristina, Diego,
Eleuterio, Felipe, Helena, Mónica, Simón o Sofía. Les garantizo que no son célticos
como todavía se pretende supuestamente para los orígenes de los iberos y los celtíberos,
siquiera el origen de esos nombres está en el latín, son nombres originalmente helenos.
¿Saben por qué? Porque es en realidad lo que somos o mejor dicho lo que fuimos, pero
por favor entiéndase helenos como cultura y no etnia, pero ¿Por qué decimos LOPE?
Miren, se lo explicaré, Lope no proviene de otro nombre, existía desde los inicios y era
perfectamente conocido por todos, sólo que en un lapsus pasó desapercibido totalmente.
Incluso por llevar lo llevaba una célebre heroína helena ¿Saben a quién me refiero?
Πηνε·λόπη “Pene·Lópe”. Sí, Pene-lópe. Y es que contrariamente a lo que pueda parecer
Penelope no es un nombre sino dos. Se trata de un acrónimo o dicho de otro modo un
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sintagma que se compone de dos palabras distintas. Miren, hay consenso entre los
lingüistas de que se trata de la unión de dos palabras independientes entre sí y que son
PENE·LOPE. Su etimología tiene difícil consenso según admiten los etimólogos, no
obstante no para mí que la tengo determinada con precisión, pero que no es objeto de
este estudio y tampoco voy a extenderme, de todos modos sólo apuntaré porque será
pertinente que lo mencione y es que la raíz πηνε “Pene” significa por su forma “de
punta” y λωψ haría referencia a un concepto próximo a lo “carnoso” o lo “carnívoro”.
El investigador Robert SP Beekes sostiene que el nombre procede del pre-griego
πηνε·λωψ “Pene·Lup”, y de acuerdo con él eso explicaría perfectamente entonces que el
nombre LOPE o LUPE y de raíz pre griega λωψ se conociera en la península ibérica
desde tiempos inmemoriales. Hay que señalar que la desinencia en español del sonido
/e/ final como son los claros casos de Lope o Lupe se lo debemos al profuso empleo de
nuestros celtiberos de esa vocal, ese era su acento, dejo, o mejor dicho deje, mientras
que en latín las desinencias eran diametralmente distintas. Ustedes saben que la vocal
más implicada en latín era la /u/.
Que Lope y Lupe eran nombres muy habituales lo avalaría el hecho de que incluso los
moriscos y eso tiempo después, no sólo los conocieran sino que recogieran el nombre
añadiéndolo a los de un río. Llegó a ser tan importante que dio incluso el nombre a un
conocido municipio de Cáceres, y siendo una virgen declarada patrona de Extremadura,
después no poca cosa, nada menos patrona de México; Nuestra Señora de Guadalupe.
De hecho el acortamiento del nombre ya nos indica perfectamente cual era en su origen
el nombre original: LUPE. Así que de nuevo podemos ver el nombre de Lope o Lupe
añadido a un nombre que otra vez es compuesto: GUAD AL LUPE “El rio Lupe” y que
se traduce por “El río lobo”, aun debo matizar y ahora translitero Guad, no sólo era río
en árabe sino que hacía referencia a cualquier acuífero o sinónimo del mismo. Por otro
lado la declinación en el caso genitivo de Πηνελόπη “Penelópe”, justo aquella que se
empleó con la función del complemento del nombre, y es lo sensacional del asunto
porque de modo natural, y sin tener que hacer ninguna alteración, lo que se obtenía era
Πηνε·λόπης: “PENE · LÓPES”, exactamente como se dice en Portugués este apellido y
que pronunciado por nosotros y también por nuestros celtíberos fue y es el de LÓPEZ,
nótese por favor como la tilde de λόπης recae de igual manera ayer como la hacemos
recaer hoy en nuestro apellido López, aun incluso cuando la métrica griega y la métrica
latina sean bien distintas. ¡Sorprendente!
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EZ
Y miren, se decía del nombre derivado perteneciente al padre que “aplicado al hijo”
denotaba en éstos la calidad de tales. Así pues “EZ” literalmente en celtíbero entre otros
apelativos y acepciones quiere significar “legítimo” y sorprendentemente podemos
leerlo por primera vez en el texto de “El Bronce de Luzaga” en su acrónimo veintiuno:
&wF es decir Τεκες “Tekez”. Así que aquí es donde leemos ya y por primera vez la
significación “de” o si lo prefieren “hijo de” pero nunca lo supimos y ni siquiera lo
pudimos sospechar. Sin embargo esta es una palabra que sin ser conscientes de ello
forma parte de nuestras propias vidas, de nuestro idioma y también de tantos otros.
Miren, Τεκ (Tec) significa “Joya” “Corona” “Diadema”. Es la palabra que da origen a
nuestra actual “(Tec)nología”. Y según Sophia Pavlakou: “Τέχνη” – αrt – es la antigua
habilidad que en griego significa artificial, sobre todo en la elaboración del metal. La
palabra se deriva, según el historiador Curtius, de la raíz Τεκ al igual que justamente el
verbo τίκτω “dar a luz”, así como las palabras τόκος τέκνον “el que edifica” “la
progenie” y τεύχω “a la fabricación”. Así pues, a nuestros antepasados y que tuvieron
su origen procedentes “de” o “hijos de” TEKE pudo parecerles una nominación
apropiada para una tierra que edificaron y que también dio a luz a su progenie, esa
progenie, esos hijos terminaron por ser nuestros ancestrales abuelos y abuelas y eso
pude observarlo en el segundo acrónimo: porque aquel bronce nos daba la clave en un
nominativo: Cquo es decir Καρυο “Karuo”.
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KAR · YO
Y conocía que la Καρία (La Caría) fue una región antigua griega muy relevante de Asia
Menor. Sabemos que los Καρ, Καρυο, Karyo, que de todos esos modos fueron descritos
llegaron desde los confines del Cáucaso y fueron los reales fundadores de esa región de
La Caría y que luego junto a los Καρικοσ “Karikos” expulsados de Creta por el rey
Minos se unieron a ellos formando junto a los Lycios y Lydios un único pueblo. Durante
su estancia en Creta, los carico y que posteriormente recibieron el mismo nombre
genérico de cario no pagaron tributo a cambio de construir embarcaciones para el rey de
Creta. Se conoce que eran expertos armadores y experimentados marinos. Fueron
definidos por Ἡρόδοτος “Heródoto”, el llamado padre de la historia, como originarios
de la isla de Creta en la época Minoica. Además Heródoto, geógrafo e historiador,
afirmó algo que hoy se nos revela determinante y puedo suscribir plenamente veraz y
que naturalmente yo asombrado constato aquí y ahora, pues fue él quien nos informó de
que los Cario hablaban griego con acento cario. Al fin y al cabo, mejor que nadie
podía saberlo, pues él mismo lo era por parte paterna.
En la guerra de Troya, la mítica ciudad se encontraba en el noroeste de la península de
Teke, no lejos de allí se encontraba La Caría y según Homero los Cario lucharon al lado
de los Troyanos contra los persas (Ilíada). Y en el siglo V a. C., los griegos decían que
los Cario procedían de las islas del mar Jónico, mientras que los Cario siempre dijeron
ser autóctonos de Teke, y es que no se debe confundir las islas jónicas del Jónico con la
región Jonia en el mar Egeo. Homero da la razón a los Cario y confirma su versión, de
acuerdo con él también lo suscribo. A día de hoy, los historiadores no saben que su
lengua era genuinamente helena, tampoco saben que nuestros llamados celtíberos (una
parte sustancial de ellos) de la península ibérica eran justo Cario y por eso desconocen
que nuestros celtíberos la hablaban perfectamente, sólo que la escribieron de otro modo,
con distintos valores y otros caracteres propios ibéricos. Los historiadores siempre se
han inclinado a pensar que la lengua original de los Cario fue la Luvita. Heródoto en
cambio nos observó que “los habitantes de Mileto hablaban un griego con acento cario”
hoy puedo confirmar que Heródoto tenía toda la razón. Pues pude comprobar y
experimentarlo personalmente que esa lengua griega con acento cario era el modo proto
griego Frigio-lidio-dorio que nuestros celtíberos hablaban y originario de la península
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de Teke. Y lo constaté a través de transcribir el bronce de Luzaga y saben qué, lo más
extraordinario, es que ese es el mismo origen del acento castizo que posee la lengua
castellana, con todos sus yeísmos, iotacismos y dejos, digamos dejes dado el profuso
empleo del fonema /e/ en castellano, pero todavía todo esto se ignora en nuestro país,
ahora bien tampoco puedo quejarme, eso me da la ocasión de explicárselo a ustedes.
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AB · UELA
También del valioso bronce de Luzaga debo referirme y reseñar ineludiblemente el
acrónimo nueve: uëla es decir Ουελα “Uela”. En realidad es la palabra más
importante de todas las posibles porque lo relaciona todo y es el eje fundamental sobre
donde todo gira. Al llegar a conocerla y comprenderla, di por hecho que había
conseguido algo que nadie consiguió jamás. Podía leer y comprender la lengua ibérica.
Lo había logrado. Pues Ουελα “Uela” es una palabra que está catalogada en los archivos
Paleo Léxicos como un vocablo muy antiguo, paleontológico y exclusivamente frigio.
Entonces supe que “Uela” en frigio significaba justamente “FAMILIA”. Sí, familia
pero ¡Por favor! ¿Se dan cuenta de su alcance? familia. Si ustedes son avezados y a la
raíz le añaden el prefijo "Ab..." probable se lleven una grata e inesperada sorpresa. ¿Se
han dado cuenta ya? ¿Les parece asombrosa esta relación? Todas esas palabras siguen el
mismo patrón sintáctico. ¿Acaso no es igual para Pat(erna)? Miren, quisiera hacerles
notar que no es extraño, dado que Ab es una preposición latina que significa “de” o
“desde” y en latín precisamente ab aeterno significa justo “desde muy antiguo”. Así
pues, la etimología real y correcta no es la dada hasta hoy sino que la etimología del
sustantivo abuela sería en realidad “De familia”. Los celtíberos usaron raíces que hoy
están presentes en nuestros sufijos y en nuestra lengua española común y a diario. Esa
voz de -uela la tenemos en el idioma español. ¿No consta que es exclusivamente frigio
en los archivos paleo léxicos? Pues eso sí que es muy extraño, ¿A santo de qué entonces
decimos ab·uela, lentej·uela, orej·uela, etc...? ¿De dónde ha salido todo esto? Entonces
todo esto no deriva del latín como se afirma sino que ¡es frigio! ¡Es ibérico! ¡Es nuestra
propia lengua! Nosotros hablamos nuestra lengua derivada de la lengua común de
los celtíberos y no del latín vulgar.
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ACENTO CARIO
Para comprenderlo mejor permitan que les introduzca en uno de los orígenes de los
celtíberos y que sorprendentemente no se encuentra justo a las puertas, en la vuelta de la
esquina, no, sino que se encuentra en el este. En la Península de TEKE, pues antes lo
ignorábamos y por tanto nos quedaba tan lejos y sin embargo ahora su conocimiento nos
lleva directamente al punto de equilibrio de nuestra propia lengua antigua española.
Ahora nos adentraremos en la historia de La Caría y que estaba situada al suroeste de la
Turquía moderna con capital en Halicarnaso, la actual Bodrum. Originariamente fue
fundada por pueblos Helenos. Los Καρ y Καρικός eran los hermanos mayores de los que
a miles de kilómetros ya en la península ibérica, en la España antigua hemos llamado
íberos y justamente los Cario se mencionan en los textos cuneiformes datados de la
antigua Asiria y en los imperios hititas. Tras estos textos, el primero que sepamos en
mencionar nuevamente a los Cario es el conocido poeta griego Homero. Lo hace en el
Catálogo de Naves y dice de ellos que vivían en Mileto, en la península de Micala a
orillas del río Meandro. Se refiere al río Menderes de la península de Asia Menor y que
desagua en el Mar Egeo. Y está en lo cierto, puedo confirmarlo dado que Menderes
significa en realidad “gran meandro” y efectivamente está situado cerca de la antigua
ciudad jonia de Mileto, tal como él nos dijo. Otro gran meandro baña los lindes de otra
ciudad, una ciudad lejana desde allí y en otra Iberia, la ciudad castellana de Toledo.
¿Piensan se trata de una mera casualidad? De verdad piensan que las cosas que están
relacionadas entre sí son fruto de la casualidad, pudiera ser pero créanme que quienes
abandonan un lugar significado para ellos, trataran siempre de recordarlo, de llevarlo
consigo allí donde sea que vayan, y es obligado respetar esa voluntad y atenderla a
como así la dispusieron. Miren, de los pueblos frigios se ha declarado que no tenemos
mucho conocimiento pero hay tanto que decir que explicarlo en estas páginas no sería
posible, baste que digamos que se convirtió en un reino en la parte centro-oeste de
Anatolia y que fueron famosos por distintos motivos, especialmente por sus reyes
legendarios de la época heroica de la mitología griega: Gordias, cuyo nudo gordiano
cortó Alejandro. El Gran Midas, que todo lo que tocaba convertía en oro. Migdón, que
luchó contra las amazonas. El popular rey Dimas. Y el mausoleo de Halicarnaso
considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo y un largo etc. Nuestros
íberos septentrionales conocidos como celtíberos descendían de esos pueblos helenos
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con avanzada cultura y perfectamente organizada de un mundo moderno de hace miles
de años, y que dejaron una huella imborrable aun quedase velada por tanto tiempo. Los
historiadores señalan el origen del nombre de Kαρία “La Caría” como un epónimo
derivado de un rey cario llamado Κάρ “Car”. Y todo apunta a que los pueblos que
constituían La Caría eran los Κάρυο del Cáucaso unido a los Καρικός de Creta, los
Misios, los Lidios y los Licios, entre otros. Es normal que todos quisieran atribuirse la
fundación de La Caría pero el caso es que en definitiva formaban un sólo pueblo, y éste
son los orígenes posteriores de una España actual.
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CARPE · TANOS
Miren, habrán escuchado en muchas ocasiones la famosa exclamación: Carpe Diem es
decir “disfruta el día”. Está pronunciada en latín pero su origen se encuentra en el
antiguo griego: καρπός “karpós”, que es de donde procede el nombre de Καρυο
“Kar·yo” que significa: FRUTO. Miren ¿A quién dieron culto los celtíberos? A los
Titanes. ¿Quiénes fueron los Titanes? LOS INMORTALES. Es decir justo los Tanos.
Aquí lo tienen, miren, encaja todo: “CARPE · TANOS” y dense cuenta que es un
nombre traducido. Es un exónimo y es lo que pudo dar el geógrafo Estrabón a los
esforzados historiadores: “nombres traducidos” y es con lo que ellos han trabajado hasta
el día de hoy. En cambio un servidor de ustedes trabaja con etnónimos, es decir con
nombres reales, y el de Carpetanos fue el de Karyo, era como se llamaban a sí mismos
pero llamados como celtíberos carpetanos y no les quepa duda que dieron culto a los
dioses Titanes Helenos.
De La Caría se llegó a decir que el país era demasiado pobre para mantener una
gran población, y que los hijos menores viajaron al extranjero para construirse un
nuevo futuro. Ese futuro y ese extranjero como sostengo fuimos nosotros, hoy, los
actuales españoles. Ellos, los Cario conquistaron el que ahora es nuestro país España y
antes de la llegada de los posteriores conquistadores y nosotros los conocemos con el
nombre genérico de CELTÍBEROS, pero les daré otros y distintos nombres que seguro
han oído: KAR, KARYO, KARTVELIANS, CARIANS. Ellos son nuestros antepasados
carpetanos y quienes fundaron nuestras ciudades, especialmente en el Sistema Central.
Son a ellos, a los Carpetanos a quienes debemos nuestros apellidos más comunes en
español pero ahora escritos con grafía latina, también los topónimos de muchas
ciudades y numerosos territorios. Y déjenme alegar en ese sentido que nuestra
Carpetania coincide con La Alcarria, o así debiera quedar establecido si los términos
fueran los adecuados porque verán, el nombre de La Alcarria es una voz que introduce
un elemento árabe como es claro a la vista de todos: “Al-” y una pronunciación enfática
propia de su fonética al pretender imitar el nombre original con el acento puesto en la
vocal “í”. Pero es que en árabe “Al” equivale hoy a los artículos españoles de “el” o “la”
y por tanto lo que obtenemos es una “cacofonia” o repetición: La Alcarria es igual a La
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Carria, y para escribirla correctamente deberíamos hacerlo tal como Al Carria o bien La
Carria, como se prefiera, pero entonces y si son observadores nos encontramos nada
menos que ante la denominación de origen precisa y auténtica, y que no es otra que el
de “La Caría” y que es el sitio de procedencia de los castellanos, los antiguos celtíberos
carpetanos, pues los árabes se limitaron a expresar en su lengua un nombre dado ya, y
no es otro que el que le dieron los conquistadores celtíberos carpetanos a esta región
recordando sus tierras de origen: La Caría. ¿No me negarán es algo excepcional?
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HIJOS DE TEKE
Verán, después de tiempos de los íberos y de los celtíberos nadie conocía ni supo hablar
su idioma, no obstante en Abril de 2012 ocurrió un hecho sin precedentes. Tuve la
oportunidad de descubrir que El Bronce de Luzaga escrito en íbero septentrional tenía
su origen en una lengua pro griega, concretamente en la frigia. Una antigua lengua proto
indoeuropea de Asia Menor. Los celtíberos grabaron el texto usando un alfabeto
epichorikos, quiere decirse en este caso concreto, uno ibérico propio pero los vocablos
guardaban perfecto significado con el griego frigio contenido en las raíces primordiales
del griego Koine. El Koiné recogió distintas maneras dialectales antiguas griegas. Son
ellos mismos, nuestros celtíberos, quienes nos confirman a Heródoto y asombrado doy
testimonio de todo ello. Me resulta sumamente emocionante, como es natural. Son ellos
y no otros quienes nos dicen ser: ΕΛΑΣ... ΚΑΡΥΟ : ΤΕΚΕΣ. Es decir “Helenos, Cario
de Anatolia”, ¡Sorprendente! Y lo hacen de este modo, miren: ëlaF… Cquo : &wF.
Pero éramos analfabetos de la escritura ibérica y no lo pudimos siquiera sospechar. Era
un debate abierto durante siglos y que los historiadores no pudieron resolver. Lo
denominaron el problema insoluble de LAS DOS IBERIAS pero la cuestión quedó
resuelta en el instante que pude leer una lámina ibérica: “El bronce de Luzaga”.
Entonces pude constatar que sencillamente era cierto, que las dos Iberia estaban
relacionadas entre sí y entre esas dos Iberia finalmente se fundó Europa. El mundo
quedó preparado y listo para recibir la llegada de los nuevos conquistadores. Y quizá se
pregunten ¿Quiénes somos los españoles? “Bien, nosotros somos los iberos”. Sí,
efectivamente, pero habrá que dilucidar primero quienes fueron los iberos realmente.
Miren, cuando hablamos de quienes fueron los primordiales fundadores de Europa de
súbito y casi de manera instantánea nos vienen a la memoria y sin dudarlo los griegos y
Roma. ¿Por qué? Obviamente porque su impronta como civilizaciones fueron tan
relevantes para nuestra cultura en occidente que no admite discusión. Sin embargo,
antes de esas dos extraordinarias civilizaciones tan documentadas tuvieron que existir
otras muy poderosas pero que la falta de registros escritos nos impide conocerlas con
exactitud. Nos quedaron veladas. Aun los clásicos nos informan de ellas y suficiente
como para intuir y llegar a comprender de su recia preeminencia. Anteriormente a los
audaces griegos y a los invictos romanos tuvimos a los sobresalientes pueblos frigios.
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Fueron una civilización muy importante, más si cabe en nuestro caso y hablando en
términos genéricos. No en vano son nuestros antepasados: LOS IBEROS.
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ÍBEROS · CELTÍBEROS
Verán, sabemos que buena parte de los habitantes de la Creta minoica emigraron a la
cercana península denominada para entonces Teke, la moderna Turquía. Los cretenses
poblaron regiones de toda Asia Menor como La Caria, Misia, Licia y Lidia entre otros.
Allí, justo en el noroeste peninsular se encontraba Troya. Y en aquellos tiempos a su vez
hasta esas latitudes llegaron otros pueblos venidos del noreste. Procedían del Cáucaso:
Iberia, Colchis y Argveti y fueron llamados por los antiguos griegos con el nombre de
Ίβηρες “Íberes” porque poblaban Ιβηρία “Ibería”. Una Ibería en la península del este.
Coincide con los territorios que actualmente denominamos Georgia y Armenia, y que
estaban estrechamente emparentados con otras poblaciones: Sharmatia, Scytia, Didoya
y Albania. Sobre el particular el historiador Ηρόδοτος “Heródoto”, el llamado padre de
la historia, nos informó de que los nativos de La Caría y auténticos fundadores de la
región no fueron los Carico como se daba por entendido sino lo Cario. Miren, los
Carico llegaron desde Creta expulsados por el Rey Minos y se mezclaron con los Cario
que llegaron de los confines del Cáucaso. También se aunaron a ellos los Lidios y los
Licios formando un sólo pueblo. Toda esa región tuvo costumbres y cultura plenamente
Hellas “Helena”. Y se llegó a decir que esos territorios eran demasiado pobres para
mantener una gran población y que los hijos menores viajaron al extranjero para
construirse un nuevo futuro. Ese extranjero y ese nuevo futuro déjenme anunciar que
como ya saben según sostengo somos hoy nosotros, aun cueste de creer, los españoles.
Ellos buscaron nuevas tierras menos bélicas y se lanzaron a la conquista de nuevos
territorios por toda Europa en una odisea tanto continental como marítima. Cuando
llegaron al confín del mundo conocido se instalaron en una inédita tierra donde se
desplegaron a lo largo y ancho de una nueva Iberia y esta vez asentada en occidente.
Allí crecieron y se multiplicaron. Las buenas nuevas no tardaron en llegar y corrieron
como la pólvora entre los pueblos del Mar. Desde puertos del Adriático, Egeo, Caspio y
Negro zarparon gran cantidad de naves hacia esas nuevas tierras más plácidas, prósperas
y generosas. Unos llegaron con sus familias, otros sin ellas, y algunos junto a las niñas
huérfanas de los padres muertos en la guerra. Nunca las abandonaron, porque los íberos
y los celtíberos no fueron bárbaros como hasta hoy se nos ha hecho y dado a entender.
Entonces llegaron los entonces conquistadores: los pioneros, los colonos y también los
exiliados y los refugiados. Con ellos, ahora los nuevos íberos, trajeron sus semillas y su
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ganado. También sus métodos para extraer el oro de los límpidos ríos o su experiencia
de moldear metales y de ahí su envidiado acero. Descargaron toda su inmensa cultura y
su lengua que era una indoeuropea y desde entonces lo fue tanto para los íberos del este
como para los iberos del oeste pero no obstante escribirla cada cual lo hizo a su modo;
por ello lingüistas, epigrafistas, no pudieron identificarla. La presencia de los Ίβηρες
“Íberes”o Ιβηρος “Iberos”, y los de hoy, es decir los españoles, los portugueses y una
parte de pueblos mediterráneos somos una combinación prácticamente igual a la de los
cazadores-recolectores del período anterior Paleolítico y Neolítico de ascendencia más
reciente de Oriente Próximo y procedentes de Anatolia. No es algo que presuponga sino
que lo avalan estudios genéticos realizados por distintas universidades estadounidenses.
Por otro lado, el nombre de Ἰβηρία “Iberia” también lo recibió la península de
occidente. ¿Y por qué? Porque se conocía perfectamente que LOS IBEROS del oeste
éramos nosotros mismos, los Ίβηρες “Íberes” o Ιβηρος “Iberos” del este. ¿Quiénes sino?
No se tuvo en cuenta el parentesco étnico entre los íberos occidentales y los íberos del
Cáucaso. ¿Quién se atrevería en occidente a proclamar nosotros somos pueblos del este?
Algunos historiadores de la antigüedad insistentemente así lo apuntaron, si bien es
cierto difiriendo en cuanto a la ubicación exacta. Se sabe que se conocía de un modo
particular en Georgia y Armenia. Hasta el punto que es sabido que algunos historiadores
del este escribieron respecto al deseo de los patricios georgianos de viajar hasta la
península ibérica y con motivo de visitar a sus hermanos de sangre, los íberos del oeste.
Así pues, dejo unas cuantas filiaciones que explican quienes somos realmente. Somos la
selección natural y superviviente de los hijos más jóvenes de la península de Teke:
eolios, jonios, dorios, troyanos, misios, ilirios, cario, caricos, lidios, licios, cilicios,
licaones, pamfilios, pisidios, bitinios, gálatas, medeos, paflagones, colquidios, aerios,
armenios, albaneses, y algunos más. ¿No les parece asombroso?
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CONCLUSIONES
Como ustedes saben todo idioma se sustenta en una filosofía del lenguaje que explica su
mundo y también todos los mundos posibles, por ello es tan triste perder un lenguaje
porque todo un universo explicado se extingue con él y pude comprender que aun
parezca sorprendente la escritura de los iberos y los celtíberos se trata de ESCRITURA
HELENA construida con diversos alfabetos epichorikos, es decir que cada comunidad
lingüística usaba caracteres propios de su territorio, por esa razón los lingüistas jamás
pudieron encontrar coincidencias grafológicas en otro lugar que no fuera en ese
territorio específico. Esa escritura es anterior al alfabeto griego de Mileto pero no
obstante se trataba de una misma lengua hablada, aun dialectalmente fuese distinta. Y
pude comprobar que para los íberos septentrionales se trataba de la lengua proto-griega
Frigia, para ser más concreto en sus modalidades dialectales frigia-lidia-doria de la
península de Asia Menor. En realidad, la lengua de los celtíberos y la frigia es la misma
lengua pero escrita de otro modo, con otros caracteres. Pero lo más sorprendente se lo
diré ahora, a continuación: Nuestras palabras, las que usamos hoy en español, pude
comprobar son las mismas que usaban ellos, otras por supuesto se extraviaron en el
tiempo y no son de uso actual en nuestra lengua pero no obstante podemos encontrarlas
todavía en griego antiguo, incluso muchas en el griego actual, ahora bien, actualmente
nosotros las conocemos escritas con ortografía de patrón latino. ¡Sorprendente!
López es un acrónimo más, como todas las palabras ibéricas y partió de primarios
lexemas. Son vocablos formados al unir parte de dos o varias palabras. Este tipo de
acrónimos es el tipo de nombre que es “LÓPEZ” y es el modo común de uso de la
sintaxis íbera y celtíbera, y que justo aquí se complementa de dos elementos léxicos. El
significado de un acrónimo es la suma de las partes que lo generan: LOPE · EZ. Y las
letras iguales no se doblaban en los acrónimos, en la lengua española tampoco.
Averigüé que no derivaba del latín Lupus como hasta hoy se pensaba y sí de una
antigua raíz pre griega “Lop” usada para describir a los animales depredadores.
Los apellidos españoles finalizados con el sufijo EZ es la consecuencia de que la lengua
de los llamados celtíberos carpetanos, de los cuales en mi modesta opinión debiera
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llamárseles mejor iberos del sistema central, usó declinaciones arcaicas helenas propias
de la lengua Frigia. Nuestra lengua dejó finalmente de lado las declinaciones celtíberas
para pasar a ser una lengua preposicional, pero esta declinación residual es una prueba
más el celtíbero es nuestra propia lengua, y que ese sufijo del patronímico castellano
acabado en “EZ” es el auténtico fósil lingüístico que así lo confirma. Mírenla, ¿no les
parece castiza y más chula que un 8, esta magnífica letra celtíbera “F”? responsable de
que ustedes hoy se llamen Fernández, Gómez, González, López, Martínez...
En Barcelona a 28 de Julio de 2014 comprendí de donde venía el nombre común Lobo y
recupero las etimologías del nombre propio Lope y del ilustre apellido López.
Enrique Cabrejas Iñesta
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Referencias:
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