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Doble jornada y bienestar subjetivo: ¿Afecta la doble jornada en el bienestar de las mujeres?
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Doble jornada y
bienestar subjetivo
¿Afecta la doble jornada en el bienestar de las mujeres?
Paloma Del Villar
30/10/2012
1. PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA
La situación de las mujeres en los países occidentales ha cambiado notablemente en el último
siglo. Los cambios observados han sido fruto de un proceso socio histórico complejo, que tuvo
como consecuencias la incorporación masiva de la mujer al trabajo, la expansión del acceso a la
educación escolar y universitaria, la conquista de derechos políticos, las bajas en las tasas de
fertilidad, entre otros (Stevenson y Wolfers 2009). Todos estos fenómenos generaron un cambio
tanto en términos de derechos adquiridos por la mujer, como en la estructura de la vida cotidiana
y familiar de los individuos en el siglo XX. Uno de los ámbitos de la vida cotidiana que ser vio
afectado, fue la distribución de los roles productivos en el hogar. De un modelos basado en la
figura del hombre como proveedor de ingresos adquiridos fuera del hogar (en forma de salario) y
la mujer a cargo de las tareas domésticas, se generó un modelo mixto, en que tanto hombres
como mujeres contribuyen al ingreso monetario del hogar (Breen & Cook, 2005).
Algunos autores han señalado que este modelo tiene como consecuencia una sobrecarga de las
mujeres. De acuerdo a predicciones de ciertas teorías, la inserción en el trabajo remunerado de la
mujer debía aumentar la contribución del hombre al trabajo doméstico. Sin embargo la
investigación ha comprobado que este proceso es más lento de lo esperado (Coltrane 2000).
Según Robinson & Godbey el tiempo total que se invierte en trabajo doméstico no pagado es
similar al tiempo invertido en trabajo remunerado (Robinson & Godfrey 1997 en Coltrane 2000),
pero la responsabilidad de este recae principalmente en la mujer. La mujer invierte más tiempo
que el hombre en las labores del hogar y toma responsabilidad de monitorear y supervisar la
ejecución de éste incluso cuando se externaliza. Sumado a esto, se ha encontrado evidencia de
que las mujeres realizan una mayor cantidad de trabajo doméstico cuando se casan y cuando
tienen hijos y los hombres reducen su cuota de trabajo doméstico en ambas situaciones (Coltrane
2000). Encuestas en Estados Unidos han permitido estimar que en promedio las mujeres casadas
realizan tres veces más trabajo no remunerado en el hogar que los hombres casados. Todo esto
indica que la mujer se llevaría la porción más grande de las responsabilidades domésticas, incluso
cuando está inserta en el mercado. Hoschild nombró este fenómeno como la “segunda jornada”.
Las mujeres trabajadoras serían finalmente las responsables de las tareas domésticas, y también
de traer parte de los ingresos al hogar. Esto ha sido comprobado por diversos estudios empíricos
que concluyen que las horas de trabajo doméstico femenino han disminuido, pero que aún las
mujeres (incluso las que trabajan) son las principales encargadas de las tareas del hogar.
A pesar de que distintos autores y organismos internacionales avalan una distribución más
igualitaria del trabajo doméstico por un principio normativo de equidad de género (Hausmann, y
otros 2006), cabe preguntarse si efectivamente ¿Tiene la inserción laboral beneficios para la
mujer cuando esta desarrolla otros roles en el hogar? ¿Se ve afectado el bienestar subjetivo de
las mujeres con la “segunda jornada”? La evidencia empírica al respecto es escaza y no ha sido
concluyente. Mencarini y Sironi (2012) detectaron en un estudio comparado que en países con
valores tradicionales, el hecho de que existan desigualdades entre hombres y mujeres en la
repartición del trabajo doméstico no necesariamente repercutiría en menores niveles de bienestar
subjetivo de las mismas. Mediante análisis multinivel llegaron a la conclusión de que las mujeres
que se ven involucradas en un porcentaje mayor de actividades domésticas tienen menores
niveles de bienestar subjetivo, esto mediado por el contexto nacional en que se ubican. Existen
otros estudios que han explorado en la relación entre el rol que cumple la mujer y los niveles de
felicidad. Un estudio comparado que examinó la realidad de las mujeres en 28 países europeos
llegó a la conclusión de que -controlando por ingreso, percepción de igualdad en las tareas
domésticas, conflictos familiares y otras variables relevantes- las mujeres dueñas de casa poseen
niveles de felicidad más altos que las mujeres que trabajan (Treas, y otros 2011). Stevenson &
Wolfers analizaron las diferencias de bienestar subjetivo entre hombres y mujeres en Estados
Unidos y 12 países europeos1. Los autores llegaron a la conclusión de que los niveles de bienestar
subjetivo han disminuido entre las mujeres en el último tiempo. Si bien en estos países el punto de
partida ha sido favorable generando una brecha positiva a favor de la mujer, en los últimos años
incluso se ha observado una brecha de bienestar subjetivo negativa. Estos hallazgos son
generalizados para los distintos grupos etarios, mujeres casadas y no casadas, mujeres que
trabajan y no trabajan. Por lo mismo, las diferencias de bienestar subjetivo no son factibles de
atribuir al aumento de jornada laboral (doméstica y fuera del hogar) de las mujeres (Stevenson y
Wolfers 2009).
2. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN Y FUENTE DE DATOS
En el presente estudio se analizará la influencia que tiene el trabajo remunerado en el bienestar
de las mujeres que están a cargo del hogar. Esto, prestando especial atención a la influencia que
puede tener rol de la mujer en las tareas domésticas y en el cuidado de hijos. Se intentará resolver
1 Bélgica, Dinamarca, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Irlanda, Italia. Luxemburg, Suecia, Portugal, España y Alemania
Oriental.
a la pregunta por la influencia diferencial que puede tener el trabajo, la realización de tareas
domésticas y la “segunda jornada” en el bienestar subjetivo de las mujeres. La importancia de
indagar en estos temas es dar cuenta, más allá de los juicios normativos, si existe una repercusión
en el bienestar la inserción de la mujer en el trabajo y si existen diferencias significativas con a
mujeres que no se encuentran insertas en el trabajo, o que no se ven cargadas por una segunda
jornada en el hogar.
Para ello, se analizarán datos de mujeres que sean jefas de hogar o cónyuges2 del jefe de hogar.
Además, se incluirán en el estudio a aquellas personas que llevan la jefatura del hogar sin
necesariamente tener pareja. Esto, debido a se busca incluir a jefas de familias monoparentales,
puesto que reflejan la situación de una gran parte de mujeres en Chile. La fuente de datos
empleada es la “Encuesta de la Felicidad 2012” realizada por el Instituto de Sociología de la Uc y el
Instituto Cocacola de la Felicidad. Esta encuesta es representativa de los habitantes de zonas
urbanas a nivel nacional. El número de casos de jefes de hogar o cónyuges mujeres es de 578, lo
que asegura errores muestrales aceptables, de 4,1% a un 95% de confianza.
La encuesta contiene varias preguntas de satisfacción subjetiva, módulos sobre familia, trabajo y
trabajo doméstico. En particular en este informe se empleará una pregunta de felicidad global3
como proxy del bienestar de las personas. Se analizará la relación entre la felicidad global
declarada por las personas y las variables de interés que tienen que ver con la participación en el
trabajo remunerado y la porción de trabajo doméstico realizado por las mujeres. A continuación se
presentan los principales lineamientos teóricos empleados para este trabajo, seguidos por las
hipótesis de trabajo.
3. MARCO TEÓRICO ¿AFECTA LA INSERCIÓN LABORAL DE MANERA DIFERENTE A LOS
HOMBRES QUE A LAS MUJERES?
Una de las teorías mediante las cuales se ha intentado explicar cómo la entrada al mundo laboral
puede afectar el bienestar de las mujeres de una manera distinta a como afecta a los hombres, es
la teoría de los roles. Los planteamientos asociados a esta teoría, toman en consideración la
2 Se incluyen a los cónyuges de los jefes de hogar debido a que muchos de ellos aportan un segundo ingreso.
La jefatura de hogar en estos casos es una categoría que no necesariamente refleja el rol desempeñado en el hogar. 3 “Tomando todo el conjunto, usted diría que es ¿Muy Feliz, bastante feliz, no muy feliz, nada feliz?”
existencia de roles sociales y roles de género que, en primer lugar explican la sobrecarga de las
mujeres4 y por otro lado, tienden puentes para revelar de qué manera las mujeres se pueden ver
beneficiadas o afectadas en su salud mental y percepción de bienestar por el trabajo fuera del
hogar. La multiplicidad de roles sería una consecuencia del ingreso de la mujer al mundo laboral.
En su generalidad, la mujer estaría determinada a cumplir con un rol doméstico que tiene que ver
con la crianza de hijos y desarrollo de tareas domésticas y además un rol en el mundo laboral y de
asegurar ingresos a la familia.
La multiplicidad de roles podría tener efectos positivos en el bienestar de las mujeres. Esto, ya que
podría generar mejores condiciones psicológicas y sociales para quienes los desempeñan. Los
múltiples roles permitirían a los individuos tener distintos ámbitos desde los cuales obtener
gratificaciones, que podría compensar con aquellos que generan un aumento del stress o
reducción del bienestar. Por otro lado, en el caso de las mujeres, existirían beneficios sociales
asociados al desempeño de múltiples roles. Se ha señalado que las mujeres se pueden obtener
réditos de la entrada al mundo laboral debido a que incorporarían en su repertorio de roles un
ámbito de mayor valoración social. El trabajo doméstico generalmente goza de poco
reconocimiento institucional y prestigio social. A su vez el trabajo fuera del hogar proporciona
beneficios en cuanto a ganancias materiales y prestigio, reconocimiento externo, autonomía
personal, entre otros, que beneficiaría a quienes se integran a él. Finalmente, el trabajo sería una
fuente de autoestima y poder de negociación en la pareja (Glass y Fujimoto 1994). Sin duda esta
explicación debe ser moderada por el tipo de trabajo que desempeñan los individuos. Existen
trabajos que generan mayor bienestar y mejores retribuciones que otros. Por otro lado, el trabajo
doméstico y la crianza de hijos también generan retribuciones en términos de relaciones
interpersonales (Glass y Fujimoto 1994).
Esta visión positiva de los beneficios de los múltiples roles, debe ser contrastada por la influencia
de otros mecanismos que influyen en el bienestar de mujeres que trabajan. La literatura diferencia
entre sobrecarga de roles y conflictos de roles (Glass y Fujimoto 1994) (Coverman 1989). Coverman
(1989) señala la importancia de diferenciar estos dos elementos. Muchas veces la confusión entre
ambos ha llevado a la investigación empírica a resultados contradictorios. La sobrecarga de roles
tiene que ver con la cantidad de demandas de roles y el tiempo disponible para responder a ellas.
Tener múltiples roles implicaría tener menos tiempo para cumplir con las tareas que cada uno de
4 Es decir, la realización de múltiples roles tanto dentro del hogar como fuera del.
ellos requiere y por ende estaría asociado a un aumento del stress, a mayores niveles de depresión
y a una menor satisfacción con la vida. Las mujeres serían las principales afectadas por este
mecanismo, ya que en general, la entrada al mundo laboral aumenta su sobrecarga en horas de
trabajo (doméstico y remunerado). Según Glass y Fujimoto (1994), la clave de la sobrecarga de
roles no está en cuantos roles debe cumplir una persona, sino en determinar las presiones de
tiempo y la sobrecarga de trabajo que el estar involucrado en múltiples roles supone. Las medidas
de sobrecarga tienen que ver con indicadores objetivos, como las horas semanales que las
personas trabajan de manera remunerada, la porción del trabajo doméstico, la responsabilidad
sobre algún hijo, entre otras. Por otro lado, el conflicto de roles tiene que ver con la medida en que
una persona experimenta presiones debido a incompatibilidad de roles. Este concepto es
operacionalizado en términos subjetivos, preguntando a los individuos si perciben que las
demandas de los roles que desempeñan son incompatibles5. Los términos, sin duda están
relacionados, la sobrecarga de roles lleva al conflicto de roles. Sin embargo esta relación no
siempre es unidireccional y puede estar mediada por los recursos o mecanismos alternativos que
ayudan a las personas a cumplir los roles de manera adecuada (Coverman 1989). Por ejemplo las
alternativas de cuidado de niños que poseen las madres en una determinada sociedad o los
sistemas de valores de las mismas pueden moderar los efectos de las sobrecarga de roles sobre el
conflicto de roles.
Como se puede observar, desde la teoría de los roles las explicaciones apuntarían en dos
direcciones contradictorias. Por un lado la inserción al mundo laboral de la mujer podría traer
beneficios en términos de bienestar debido a la posibilidad de realizarse en distintos ámbitos y
adquirir una mayor valoración social y recursos para negociar en la pareja (Glass y Fujimoto 1994).
Por otro lado, la sobrecarga y el conflicto de roles operarían como mecanismos reductores de
bienestar para las mismas. Según Coverman (1989) existen estudios que señalan que no existiría
efecto de estos dos fenómenos en la satisfacción y el bienestar psicológico. Por otro lado, existe
evidencia de que la sobrecarga de trabajo doméstico lleva a un aumento del stress y depresión. El
fundamento de esta relación es que se agota el tiempo y la energía por la multiplicidad de roles.
Esto aumentaría la probabilidad de obligaciones en conflicto, lo que repercute en una disminución
del bienestar. La sobrecarga doméstica aumenta la probabilidad de depresión entre las mujeres
5 Bamett and Baruch (1985) operacionalizan este concepto como “How often do you have to juggle different obligations
that conflict with one another and give you a pulled-apart feeling?"
casadas empleadas, y el conflicto de roles tiene un efecto negativo en la satisfacción con la vida.
Los hallazgos contradictorios muchas veces tienen que ver con distintas formas de medir los
fenómenos y distintas variables dependientes. Sin embargo, lo relevante de este punto es tener en
cuenta los mecanismos que estarían explicando los resultados en uno u otro caso. A continuación
se presentarán las hipótesis de trabajo que se intentarán probar en este estudio, teniendo
presentes los mecanismos que han sido planteados por la teoría de roles.
4. HIPOTESIS
Tomando como referencia la teoría de roles, se intentará dilucidar si las mujeres en Chile se ven
beneficiadas en su bienestar subjetivo por la inserción laboral. Este estudio buscará demostrar si el
trabajo tiene efectos positivos independiente de la multiplicidad de roles o por el contrario, si se
vería afectado su bienestar debido a una sobrecarga de roles. Se consideraran sólo elementos de
sobrecarga, debido a que no se cuenta con variables de conflicto de roles. Respecto del impacto
del trabajo remunerado sostendremos que el trabajo remunerado impacta de manera
diferenciada en el bienestar de mujeres que están a cargo de tareas domésticas y mujeres que no.
El trabajo sería una fuente de bienestar subjetivo dados los mecanismos que se explicaron
previamente (aumento de estima social, poder de negociación y beneficios materiales), sin
embargo, sus réditos se moderarían cuando existe sobrecarga de roles. En este trabajo se
analizará la influencia en el bienestar subjetivo de las mujeres del desempeño de tres roles
distintos: (1) el trabajo remunerado, (2) el trabajo doméstico y (3) el trabajo en el cuidado de hijos.
Se analizará el efecto diferenciado que puede tener el rol de cuidado de hijos y trabajo doméstico
debido a que se considera que ambos poseen gratificaciones distintas. Mujeres que están a cargo
del trabajo de hijos pueden tener mayores gratificaciones que aquellas que sólo realizan labores
domésticas, debido a que el rol de madre también supone una mayor estima social y mayores
beneficios en cuanto a las relaciones afectivas que conlleva.
5. RESULTADOS
i. Descripción de las variables
Felicidad y roles desempeñados.
En primer lugar, es importante señalar que la mayoría de las mujeres que encabezan los hogares
de la muestra no trabajan. Sólo un 36% de las mujeres se encuentra actualmente desempeñando
un trabajo remunerado. A nivel descriptivo, es posible ver que entre las mujeres que trabajan
existe un mayor porcentaje que se declara “Muy Feliz o Bastante Feliz”. A su vez, la diferencia de
las que se declaran “No muy feliz y nada feliz” es de casi 5%. Esto nos permitiría señalar que existe
mayor probabilidad de declararse feliz entre aquellas mujeres que trabajan.
Tabla 1. Nivel de Felicidad según situación laboral (%)
Nivel de felicidad No trabaja Trabaja Total
Muy feliz 27,0 30,0 28,0
Bastante feliz 46,6 50,7 48,1
No muy feliz
/Nada feliz
23,7 18,8 22,0
A su vez el cuidado de hijos también se encontraría relacionado positivamente con la felicidad a
nivel bivariado. Vemos que entre las mujeres que cuidan hijos y las que no, existe una diferencia
de 13% puntos porcentuales de las que se declaran “No muy feliz o nada feliz”. A su vez, Existe un
30% de las mujeres que cuidan hijos que se declaran muy felices, comparado con un 26% de
menos que se declaran muy felices entre quienes no cuidan hijos.
Tabla 2. Nivel de Felicidad según cuidado de hijos (%)
Nivel de felicidad No cuida
hijos
Cuida
hijos
Total
Muy feliz 25,8 30,7 27,8
Bastante feliz 44,1 53,5 48,0
No muy feliz
/Nada fe
27,8 14,5 22,4
Finalmente también se observa una relación bivariada entre realización del trabajo doméstico y
felicidad. Sin embargo, las diferencias están más claras entre quienes realizan menos de la mitad
de las labores domésticas, y quienes realizan la mitad o más de las mismas. Existe una diferencia
de más de 5% en la proporción de quienes se declaran “no muy feliz o nada feliz” entre quienes
desempeñan menos trabajo doméstico y quienes desempeñan más.
Tabla 3. Nivel de Felicidad según porción del trabajo doméstico (%)
Nivel de felicidad Hace
Hace menos de la Mitad
Hace la mitad
Hace la mayoría
Total
Muy feliz 30,2 26,4 27,6 27,8
Bastante feliz 54,7 51,4 46,0 48,0
No muy feliz /Nada fe
15,1 22,2 23,8 22,4
Presencia de doble jornada
La tabla número 4 presenta la distribución del trabajo doméstico entre las mujeres que trabajan y
las que no trabajan. En primer lugar es importante mencionar que el 73% de las mujeres declara
estar a cargo de más de la mitad de las tareas domesticas. Esta proporción se reduce
significativamente para las mujeres que trabajan. A pesar de esto, la mayoría (62%) de las mujeres
que trabaja declara estar a cargo de la mayoría de las labores.
Tabla 4.Porción del trabajo doméstico realizado según situación laboral (%)
No Trabaja
Trabaja Total
Hace menos de la mitad
12,4 18,4 14,5
Hace la mitad 8,6 19,3 12,5
Hace la mayoría 79,0 62,3 73,0
Respecto al cuidado de hijos, vemos que un 41% de las mujeres de la muestra señala estar a cargo
del cuidado de sus hijos en la actualidad. Vemos que este porcentaje es mayor para las mujeres
que si trabajan, lo que podría indicar que aquellas que tienen mayor carga económica (debido a
que tienen hijos que mantener) serían más propensas a salir a trabajar.
Tabla 5.Cuidado de hijos según situación laboral (%)
No trabaja Trabaja Total
No Cuida hijos 65,0 48,8 59,2
Sí cuida hijos 35,0 51,2 40,8
Las relaciones bivariadas observadas nos permiten sostener que si existiría al menos
descriptivamente una relación entre felicidad y trabajo domestico, cuidado de hijos y inserción
laboral, y que a su vez, existiría un porcentaje importante de mujeres que estaría cumpliendo dos
roles (dentro y fuera del hogar). A continuación se analizara la relación multivariada que existe
entre estas variables, utilizando modelos logit para predecir las declaraciones de “Muy Feliz y
Bastante feliz”.
ii. Análisis Multivariado
Tabla 6. Modelo Logit para declaración de “Muy o Bastante feliz”
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
Feliz Feliz Feliz
Edad 1.009 1.009 1.009
(0.00867) (0.00876) (0.00877)
C3 0.252*** 0.250*** 0.248*** (ref=ABC1-C2) (0.0888) (0.0884) (0.0877)
D-E 0.210*** 0.208*** 0.207*** (ref=ABC1-C2) (0.0747) (0.0743) (0.0740)
Tiene Pareja 2.631*** 2.620*** 2.601*** (ref=No tiene Pareja) (0.608) (0.606) (0.603)
Cuida Hijos 2.558*** 2.719*** 2.724*** (ref=no cuida hijos) (0.683) (0.899) (0.900)
Trabaja 1.746** 1.842** 1.941 (ref=no trabaja) (0.428) (0.550) (1.372)
Cuida Hijos * Trabaja 0.858 0.854
(0.415) (0.414)
Mitad del trabajo doméstico 0.507 0.511 0.411 (ref=menos de la mitad del T.D) (0.230) (0.232) (0.242)
Todo el trabajo doméstico 0.531* 0.533* 0.559 (ref=menos de la mitad del T.D) (0.188) (0.189) (0.246)
Mitad del trabajo doméstico*Trabaja
1.570
(1.462)
Todo el trabajo doméstico*Trabaja 0.865
(0.641)
Constant 4.245** 4.129** 4.018*
(2.817) (2.765) (2.853)
Observations 578 578 578
LR chi2(15) 69,51 69,61 70,41
Prob > chi2 0,00 0,00 0,00
Pseudo R2 0,11 0,11 0,11
Log likelihood -282,93 -282,88 -282,49
SE form in parentheses
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
La Tabla 6 presenta los modelos logit que se emplearon para analizar la correlación entre felicidad
y las variables de interés. La variable dependiente es una variable dicotómica, donde el valor 1 es
declararse “Bastante o Muy Feliz” y la categoría de referencia es declararse “poco o nada feliz”.
El modelo 1 integra 3 variables de control que son la Edad6, el Nivel socioeconómico, y el vivir con
pareja. Todas estas variables se consideran en la literatura como importantes predictores de las
declaraciones de felicidad. Como es esperable, tener pareja versus no tener aumenta
significativamente las chances de declararse “feliz” y ser de nivel socioeconómico medio, y bajo
versus ser de nivel socioeconómico alto disminuye significativamente las chances de declararse
“feliz”. El efecto de la edad no resultó significativo en este modelo.
Además se integran tres variables de interés. La primera es si la mujer está a cargo del cuidado de
los hijos en el hogar como variable dicotómica7, la segunda es la inserción de la mujer en el mundo
laboral8 y la tercera es la porción del trabajo doméstico que dice realizar la mujer. Esta última es
una variable con tres categorías. La categoría de referencia es estar a cargo de menos de la mitad
del trabajo doméstico, y las categorías integradas a la regresión son estar a cargo de la mitad del
trabajo doméstico y del hogar y estar a cargo de la mayoría del trabajo doméstico.
En el primer modelo es posible ver los efectos de estas tres variables sobre la felicidad de las
mujeres jefas de hogar. Controlando por todas las demás variables integradas al modelo es posible
notar que estar a cargo del cuidado de los hijos (versus no estarlo) aumenta significativamente las
chances de declararse feliz. A su vez estar inserta en el mundo laboral también aumenta las
chances de declararse feliz. Respecto al trabajo doméstico, vemos que estar a cargo de la mayoría
del trabajo doméstico versus estar a cargo de menos de la mitad del mismo, disminuye las chances
de declararse feliz.
La tabla a continuación presenta los efectos marginales de estas variables en la probabilidad de
declararse feliz.
6 Variable continua
7 La categoría de referencia es no estar a cargo del cuidado de los hijos.
8 La categoría de referencia es no trabajar.
Tabla 7. Efectos Marginales de las variables sobre Felicidad (base modelo 1)
dy/dx Std. Err. z P>z [95% Conf.
Interval]
Trabaja 0,09 0,04 2,53 0,01 0,02 0,16
Cuida Hijos 0,15 0,04 3,77 0,00 0,07 0,22
Mitad del trabajo doméstico -0,12 0,07 -1,68 0,09 -0,26 0,02
Todo el trabajo doméstico -0,08 0,05 -1,76 0,08 -0,18 0,01
Vemos que todos estos efectos son significativos a un 90% de confianza. Controlando por las
demás variables trabajar aumentaría en un 9% la probabilidad de declararse feliz, cuidar hijos en
un 15%. Por otro lado, hacer la mitad del trabajo doméstico reduciría en un 12% las
probabilidades de declararse feliz, y estar a cargo de la mayoría del trabajo doméstico reduciría en
8% las probabilidades de declararse feliz.
Las relaciones observadas son interesantes a la luz de la literatura. El efecto positivo del cuidado
de hijos y del trabajo son explicables en la medida en que desempeñarse en estas esferas traería
gratificaciones a la mujer. A su vez, las gratificaciones del trabajo doméstico en sí (controlado por
el efecto de cuidar hijos) no serían tales, lo que reduciría el bienestar subjetivo de las mismas. Sin
embargo, con el modelo 1 aún no se ven los efectos de la llamada “segunda jornada” en el
bienestar subjetivo.
Para ello, el modelo 2 y 3 integran interacciones que buscan reflejar la situación de mujeres que
desempeñan más de un rol en el hogar. El modelo 2 integra una variable interacción entre cuidar
hijos y trabajar de manera remunerada. Vemos que la variable no resulta significativa y que la
incorporación de la variable no mejora significativamente el ajuste del modelo9. El modelo 3
incorpora además la interacción entre trabajar y hacer la mitad o todo el trabajo doméstico. Los
coeficientes nuevamente no resultan significativos y el modelo no aumenta significativamente la
bondad de ajuste con respecto al modelo 110. Sin embargo, es interesante analizar los efectos
marginales de estas variables para el modelo 3.
En primer lugar es posible ver que hacer la mayoría del trabajo domestico disminuiría en un 9% la
probabilidad de declararse feliz. Cuidar hijos aumentaría en 15% la probabilidad de declararse
feliz, y trabajar aumenta esta probabilidad en un 9%. Todo esto a un 95% de confianza.
9 Se realizo un test de comparación de devianzas, y no se pudo rechazar la hipótesis nula de que ambos
modelos tienen la misma bondad de ajuste. 10
Idem.
Tabla 8. Efectos marginales de las labores domésticas, cuidado de hijos y trabajo sobre la felicidad
dy/dx Std. Err. z P>z [95% Conf. Interval]
Hace la mitad -0,11 0,07 -1,62 0,11 -0,25 0,02
Hace la mayoría -0,09 0,05 -1,99 0,05 -0,18 0,00
Cuida hijos 0,15 0,04 3,79 0,00 0,07 0,22
Trabaja 0,09 0,04 2,37 0,02 0,01 0,16
La tabla 8. presenta los efectos marginales de tener trabajo remunerado, dada la porción de
trabajo doméstico realizado por las mujeres y si cuidan o no hijos en su hogar. Los intervalos de
confianza no nos permiten sostener que habrían diferencias relevantes entre hacer la mitad del
trabajo doméstico, y hacer la mayoría del mismo. Sin embargo es posible ver que el valor del
parámetro va en la dirección planteada en las hipótesis. El efecto positivo del trabajo sobre la
declaración de felicidad disminuye a medida que aumenta la porción de trabajo doméstico
realizado por las mujeres.
Tabla 9. Efectos Marginales del Trabajo sobre la felicidad según Porción del Trabajo doméstico y Cuidado de Hijos
dy/dx Std. Err. z P>z [90% Conf. Interval]
Menos de la mitad 0,07 0,08 0,92 0,36 -0,06 0,20
Mitad del trabajo doméstico 0,17 0,10 1,71 0,09 0,01 0,34
Mayoría del trabajo doméstico 0,08 0,04 1,78 0,08 0,01 0,15
No cuida hijos 0,11 0,05 2,12 0,03 0,01 0,21
Cuida hijos 0,05 0,05 1,14 0,25 -0,04 0,14
A su vez, vemos que el efecto positivo del trabajo es sólo significativo para aquellas mujeres que
no están a cargo del cuidado de los hijos. Vemos que el trabajo aumenta en 11% las
probabilidades de declararse feliz, para aquellas mujeres que no están a cargo del cuidado de sus
hijos. Para las que si están a cargo de sus hijos, el trabajo no tendría un efecto significativo.
Tabla 10. Efectos Marginales del Trabajo doméstico y el cuidado de hijos sobre la felicidad según situación laboral
dy/dx Std. Err. z P>z [95% Conf. Interval]
Mitad del trabajo doméstico
No trabaja -0,15 0,10 -1,51 0,13 -0,34 0,04
Trabaja -0,05 0,08 -0,61 0,54 -0,20 0,11
Mayoría del trabajo doméstico
No trabaja -0,09 0,06 -1,47 0,14 -0,21 0,03
Trabaja -0,09 0,06 -1,41 0,16 -0,21 0,03
Cuida hijos No trabaja 0,17 0,05 3,28 0,00 0,07 0,27
Trabaja 0,11 0,05 2,21 0,03 0,01 0,21
Sobre los efectos marginales del trabajo doméstico, vemos que este no tendría un efecto
significativo sobre la felicidad, trabaje o no trabaje la mujer. A pesar de esto, es posible ver que los
parámetros estimados son negativos. El cuidado de los hijos tiene un efecto positivo y significativo
sobre la felicidad, independiente de si la mujer trabaje o no. Vemos que la probabilidad predicha
de declararse feliz cuando se está a cargo del cuidado de hijos, disminuye levemente para las
mujeres que trabajan. Esta diferencia sin embargo no es significativa dado que existe una
superposición de los intervalos de confianza.
El modelo 3 nos permite probar parcialmente las hipótesis de que el trabajo aumentaría
diferencialmente el bienestar de las mujeres que están a que cumplen un rol adicional en el hogar.
Vemos que el trabajo efectivamente tiene un efecto positivo en el bienestar, pero que este no
resulta significativo entre las mujeres que están a cargo de cuidado de los hijos. Por otro lado, el
efecto del trabajo sobre la felicidad sería mayor entre aquellas mujeres que realizan una menor
porción del trabajo doméstico.
Conclusiones
El presente trabajo buscó indagar en las consecuencias del trabajo remunerado en el bienestar
subjetivo de las mujeres. Utilizando la teoría de los roles, es posible sostener que este trabajo
avala la hipótesis de que el trabajo remunerado traería beneficios para las mujeres a nivel
subjetivo. A nivel bivariado fue posible constatar que entre las mujeres que trabajan existe una
mayor proporción que se declara “muy feliz” y en los modelos multivariados fue posible ver que el
efecto positivo del trabajo se mantiene a pesar de controlar por nivel socioeconómico y
desempeño de otros roles. A la luz de la teoría, el efecto positivo del trabajo sobre el bienestar
subjetivo de las mujeres, tendría que ver con que este otorga la posibilidad de obtener
gratificaciones desde una esfera distinta que la del hogar, además de aumentar la estima social y
el poder de negociación de la mujer con la pareja. Por otro lado, la realización de trabajo fuera del
hogar daría la posibilidad a las mujeres de delegar las labores domésticas que, como se observó en
el presente trabajo, estarían negativamente relacionadas con la felicidad. Esto es posible de
observar a nivel bivariado, donde la proporción de trabajo doméstico desempeñado se reduce
para aquellas mujeres que trabajan fuera del hogar. El cuidado de hijos también sería una fuente
importante de bienestar subjetivo. Resulta relevante destacar que los beneficios del trabajo fuera
del hogar pierden su significancia para aquellas mujeres que están en etapa de crianza de hijos.
Este hallazgo podría estar avalando parcialmente la segunda visión de la teoría de roles. Ésta
señala que el desempeño de múltiples roles tendría efectos negativos sobre el bienestar de las
mujeres, debido a la sobrecarga. Si bien no se observan efectos negativos, vemos que el efecto
positivo del trabajo pierde su fuerza. A su vez, estar a cargo del cuidado de hijos siempre tiene
efectos positivos sobre el bienestar subjetivo. Este hallazgo nos permite levantar nuevas hipótesis.
Una de ellas puede ser que entre las mujeres chilenas el cuidado de hijos trae mayores beneficios
y bienestar subjetivo que la realización profesional o el trabajo fuera del hogar. Es importante
señalar que estos efectos están controlados por edad, tener pareja y nivel socioeconómico. Otra
explicación es que las mujeres que trabajan y tienen hijos sufren de una mayor sobrecarga, lo que
estaría influyendo negativamente en el bienestar subjetivo. A su vez, la evidencia en torno a la
influencia del trabajo doméstico no es concluyente, los efectos del mismo resultan ser poco
significativos al interactuar con trabajo. A este respecto también es posible hipotetizar que las
labores domésticas no serían una fuente de sobrecarga para las mujeres que trabajan, debido a la
internalización de los roles de género vuelven poco problemática esta labor.
El estudio presentado tiene bastantes limitaciones. En primer lugar el número de casos es bajo.
Sería necesario replicar este estudio con un mayor número de casos para ver si las relaciones
observadas se mantienen. Por otro lado, sería importante analizar cómo operan estas relaciones
entre los hombres, para poder atribuir con mayor certeza los efectos diferenciales a razones de
roles de género. Finalmente, los modelos poseen ajustes bajos, por lo que la inclusión de otras
variables relevantes podría eliminar las relaciones observadas.
Se considera relevante seguir analizando la relación entre el trabajo remunerado y el bienestar,
poniendo atención a los elementos que intervienen en ella. Esto debido a que la inserción de la
mujer al mundo laboral es una condición primordial para el desarrollo socioeconómico de un país,
y para la salida de muchas familias de la pobreza. Sin embargo, la sobrecarga que implica para las
mismas salir a trabajar podría repercutir en que el trabajo no sea beneficioso en términos de
bienestar subjetivo. De esta manera, analizar qué factores intervienen podría contribuir a plantear
de mejor manera mecanismos de apoyo en términos de política pública que considere la
existencia de diferencias de género. Todo con el fin de no producir nuevas fuentes de desigualdad
y de malestar en la población femenina que se incorpora al mundo laboral.
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