Declaraciones románticas

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Transcript of Declaraciones románticas

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Declaracionesrománticas

Nocturno Cantar

Mauricio PrietoRojas

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¿Han perdido alguna noche en desvelo?- yo laspierdo a menudo. Esta es mi noche colorida,inundada de pensamientos que suspiran, decorazones irreverentes, y de heridasproferidas bajo un manto de ascuas decorado. Esaquí donde revuelan los presagios comomensajeros en el ulular nocturno, el espacioque pertenece a quienes viven en el lugar delos que juegan a estar muertos.

I

A menudo pienso que la noche está más viva y es más rica encolores que el día.

Vincent Van Goh

..En esta noche que no cede…

Son tus besos, hoy, mis terroresnocturnos, que al no tenerlos mi almase desvela, pues es la soledad,curiosa compañía, que trae por lasnoches fragancias impregnadas a tunombre... ¡Tu nombre!, dulce melodía,basta pronunciarlo para emanar cualsortilegio una ráfaga de ilusiones quese adhieren al cálido suspiro, demisterio y de nostalgia, que ululandoprotestan tu lejanía.

Esta noche, singular evento en que sedesvelan los soñadores, y en la que enella duermen los despiertos. Nocturnay eterna aparición, te prolongasignorante al haz lumínico esculpidopor el sol, que revoca tu licencia

para concederles a los vivos, el carizde quienes están ya muertos.

Arriba, muy alto y oscuro el cielo. Seviste en su inmenso y perdurablesayo, de estrellas y fulgores,decorado, el oscuro heraldo, cuyomensaje vaticina inusitados doloresdisfrazados de esperanzas. Ruboresfebriles del sentir truncado.

No me avergüenzo al decirlo, pero minoche, es una soledad enamorada de tusdeseos, encaprichada con tu cuerpo,extraviada en tu presencia, inflamadapor tus ganas y embriagada desuspiros. En tu ausencia, cobijada enlas sombras del intelecto, juega laimaginación a verte desnuda; turgentelos pechos, nívea la tez, comogranadas encendidas, tus labios derubí. Austeras letras pintan elretrato, en combadas e imprecisasformas, que por majestuosas, noconsiguen revelarte – Ni yo poseerte.

No frunzas la mirada, a estepunto del relato ya lo habrásadivinado. Querida mía, eres tú elcaos interno que me azota, que deesperar un beso de lisonja no desisto,pues la indeleble impresión que dejael amor inconcluso, en laefervescencia del beso nocorrespondido, es llaga nazarena en eldestino.

… y mis noches son eternas, y su claridad escegadora.

II

Si mis frases y conductas te parecenflecos de oropel, me parece bien,entonces, mujer acércate, si no teconvence, duerme tus oídos en mi piel.Mas a aquél compás apresurado queescuchas ligado a mi ser, ¡por favorcréele a él!

III

Como dije que me costaría, no heconciliado fácilmente el sueño desdeentonces, no por el peso del argucia,sino por lo dulce de nuestroencuentro. De mi desvelo han surgidocomo lobos hambrientos, sentires quese elevan al encuentro del intelecto yque atados los dos, me han arrojado aescribir aquí lo que te cuento:

Ayer, ¡sí!, Ayer… podría jurar un año,si no más… -creo haberla visto austed, en salones cubiertos de oro,adornados con gente galante de buentono, digo adornos pues tú sin duda,criatura, eras el foco, el espírituque exalta y estremece, que estalla yembriaga de divina inspiración, que

dota al cuerpo de tan curiosaactividad que no halla en queemplearse más que en subyugar con suentereza al músculo perezoso que dabríos a éste corazón.

La casta luna, único y veraz testigodel encuentro, podrá afirmar que de tulabio tembloroso, en ese instante, dospalabras turbaron el silencio – ¡medijiste con que exquisita gracia! -¿tegustó? Mis ojos perdidos en tu boca derubíes, fallaron a voz de la inusitadacuestión, y se encontraron con lostuyos, firmes centellas estelares,bellas ascuas abrasadas en pasión. -¿Cómo explicarte?, no precise aresponder a tan difícil aclaraciónhasta hoy, aquí permíteme describir elmomento por el cual me esmero a darrespuesta a tan prioritario asunto. -Cuando de súbito durmió en silencio turespiración y tus ojos entornados,fieles pórticos celestes, augurarontus labios próximos a quebrar junto alos míos, juré que por vivir dos veces

el momento, diera yo cuanto me esperay cuanto tengo, pues como tú alma mía,no hay dos que yo conozca.

IV

Cielo debo pedirte disculpas al noatender a vuestras heridas en el mismoinstantes que lo requerís. ¡Qué másdesearía yo! Pero confío en que enalgún momento ha de ser así.Mientras, cavilo y remonto esos sueñosblancos, de los que, el revolucionariohace ídolo de adoración. Sepa ustedque el verdadero revolucionario estáformado por los más puros sentimientosde amor, no supongas, musa mía, que depolítica pretendo hablaros, es deamor, del más puro amor, esaconvicción que nace del sentimientoguerrillero, del que hablan con vozde oro los poetas… quiero que sepáis,más bien reiteraros que eres mi oasisen medio de la batalla, que no hemuerto porque tu presencia lo impide,que ninguna espada puede herirmeporque estoy cubierto por el peto detu dulzura. ¡Eres mi escudo!, blindado

ante los subterfugios de las “hadas”que pretenden atraparme.

Mira como son las cosas, heme aquícon la cabeza loca, el pechoentorpecido y una rauda plumainventando nuevas artes con las cualesamarte, es que ya no sé cómo decirteque te amo, he decidido que deberéestudiar la escritura cuneiforme, paradibujar en las paredes un nuevoabecedario con la soterrada intención,de que dentro de muchos siglos, cuandoya no quede nada y la maldad lo hayabarrido todo; cuando los nuevoshabitantes se empeñen en descubrirnuevos dioses creadores para averiguardonde empezó todo, lean mis escritos ypuedan decir que hubo un hombre queamo a su dama por encima de“conveniencias” y disposiciones.

Cielo mío, amada mía, solo mía ysiempre mía… se que en este sábadoabsurdo de soledades, me sientes,porque yo te siento dentro, muy

dentro. Hablo, río, lloro en silencio,con esas lagrimas que no se ven porqueson internas y duelen como la espermahirviente… Quiero amada, en medio detus quebrantos, regar tus jardines conel amor de mi brote; musitar a tuoído, en el lenguaje de losruiseñores, cuantos versos yoraciones, por el deseo hechorealidad. Quiero sentir tu cuerpohirviente, y tu bella presencia, enella besar los confines de tuexistencia.

Hoy es sábado amor, un sábado absurdoen el que te tengo, y no te veo, en elque soy tuyo y no me posees, pero diossabe que no por mucho.

Te amo y cuando tú me lo dices, te amocon un ídem.

V

Dama mía, tenga presente que elinicio de esta misiva, es el final dellaberíntico ardid de palabras queaclaman vuestro nombre. Pensarás queson precarias las razones que convocanesta maña, más aún que carecen delcolosal Atlas, que es el doctoargumento, pero aquí haré el esfuerzode esbozar el mapa de esta alma quellorara la ausencia, la vuestra.

Sé bien, que en el pasado(presente) transitaste el caminooscuro de la desesperanza que esproducto de las heridas del desamor.Los perversos se solazaron en el dolory hundieron (hundí) los dedos en lasheridas resistentes a cerrar. Surostro sonriente se recreaba en losjuguetes que no conoció. Se alegró conla alegría de los demás y esperó,porque segura de que algún día eseDios que miraba y complacía a todo el

mundo, tendría la amabilidad defijarse en vos, aunque fuese por unmomento. Erigiste un mundo de cristal,y allí en silencio, encerrada en laesperanza, comenzó a tejer hermosossueños, quimeras que tomaban cuerpo dehumano y aspecto de hombre. El ávidoamor que exuda vuestro pecho esinfinito, el cual deambula por elespacio sin destinatario alguno, solopor el deleite que produce el anhelo,del roce de dos ideas gemelas… algunavez os lo dije, ni tú ni yo somosdiferentes, la fuente de nuestro amorsucede del reflejo de un sentir,supongo, eso es parte del misterio quenos ata (ó). Solo al hallazgo delestimulo que satisface al anhelo, unose percata de las callosidades delalma que le otorga el vagar-interprete esto último como parte dela premisa que conduce la oración,expelida en nuestras últimas horas deayer –“Me canse”. Las armaduras que

portamos son banderas del temoranquilosado en nuestras huellas.

Le hablare también del presenteque no tengo con usted, con la mujerque amo, la que me espera con ansia yconsuela mis angustias. Permítamedecirle, con el respeto y amor que leprofeso, que cuando mis órganosvisuales se posan entornados en sufigura, la ven heridos por el sabor dela disculpa, que deja en sus papilasel desacierto de haberle conocido entan imprudente hora de mi vida. Elprecio de besarla en estascondiciones, subyugado a mis deberes,han creado una brecha más profunda yextensa de las que el acróbata corazónes capaz de sortear. El irracionalcomponente que acarrea el amor y ledota de pasión y entusiasmo, el quealgunos nombran locura, terminó porser obstáculo de nuevas siembras en lafértil tierra de nuestro amor. - Me hequedado pequeño a martillazos desúplicas de perdón. Estar en sus

brazos, primor, es una muerteenlentecida por el hálito de subelleza. Cuanto más cerca te tuve, máslejos te he tenido.

Del futuro, no puedo hablaros,pero si puedo asegurar que usted debeser feliz, aunque tenga yo quecombatir con todos los fantasmas queacechan en la penumbra. La felicidad,no seré el primero en decirlo, noexiste en su totalidad. Es arenamovediza que devora, puñal de aceroque hiere, pero se es feliz cuando nosgolpea el ramalazo del amor, y TÚ, miTÚ amas.

No me esperes. Te he dicho, nosoy diferente a ti, sufro y exhalolamentos igual que vos, y mis heridashan hecho jirones de mi cuerpo y de miespíritu. No esperes, porqueextraviare el camino de tu regreso. Tupetición no puede ser más justa. Hoyen este adiós que se me extiendeinverosímil, tanto como lo fue vuestra

belleza algún día, tenga por ciertoque la he amado desde que os vi.

VI

Hace ya muchos años, estaba yo aún enmi ciudad natal. Como era ya decostumbre para mí en ése entonces, mehabía escapado de las urbes, y de lasalgarabías de la muchedumbre. El solestival, y las plateadas olas querompían en cristales contra las rocas,

me hacían de su compañía. Desde elfondo de mi alma se elevaba, como unagasa bañada en perfumes de lejanía,como los fuegos fatuos de las ánimasperdidas, una irreverenteincertidumbre. - Aunque no quierohacer del sentimiento que mealbergaba, algo burdo y simplón, puedodecir que se asemejaba a un vacío, unoen medio de todo mi ser, era unaúlcera, una aflicción que me habríaherido de muerte, una fatiga muygrande, esas que se cantan y de lascuales las lágrimas no salen, como dela nota, que se arranca de un arparota, se me reveló entonces, por quese llora y por qué se muere… Es que estan frágil la vida y tan pronunciadanuestra muerte… Esta era la realidadde mí ser, estaba famélico, sin saberde qué nutrientes podría mi espíritucarecer. Reconozco que he olvidadocuanto habré demorado en obtener larespuesta, mas no podría ni ensegundo, olvidarla a ella, cada

elemento que la constituía solo lohacía más bella, en su sonrisa, en sucabello en cada parte de ese cuerpo,encontraba yo un enigma cautivante…Cuando mis ojos se posaron sobre esosdos posos infinitos, me devolvió, ellala mirada y como soy algo ágil, pudeatar mi alma al cuerpo para que noflotara libre al quemante firmamento,de modo que preferí, en gestofrenético, perderla de vista y mevolqué al cielo para fijar la miradaen algo conocido – Puedo jurar que vial sol, eterno artista de arreboles ypaisajes maravillosos, opaco yenvidioso. Cuando recuperé el aire,que la visión me robaba, navegóentonces, errante mí mirada, hasta darnuevamente con esas dos joyas deébano, las cuales pintadas por tresfulgurantes estrellas, asemejaban alcielo de mi pampa norteña –vasta ypreciosa, desafiante al cálculohumano, y aún a la descripción delpoeta. Luego te alejaste, como el

fantasma que eras, una quimeraproducto de la soledad, pero dejasteparte de tus bártulos, como ofrenda alfantástico momento, como virgenbondadosa como disculpa de tu agenda;Fue una estela impregnada de tu aroma,henchida por tus sueños y quemante detu vida, que prendían las fibras de micorazón -músculo perezoso. Entoncesdescubrí porque se vive, porque seríe, aunque fugaz va la vida, su pasomarca huellas más hondas que lamuerte, para aquél que te quiere.

VII

¿Y es que no lo entiendes? Esto esalgo que me arroja a diario a vivir

abandonado entre mis pensamientos eilusiones… Ese día parecíascomprenderme. El sol ya habíadesaparecido, es mas ya deseabaaparecer. Lo que turbaba al silenciono era el ruido ni de las urbes, nidel “montón”, sino del monótonochasquido de las aguas al coronar lospenachos de las rocas, y el confusorumor de esas personas. Mis deseoshervían y se levantaban en vapor defantasías, lo que de seguro meotorgaba un aspecto serio y apartado.Tu volteabas a rato tu cabeza, no sési a fin de escuchar lo que pensaba, opara dedicarme una mirada; los rubiosrizos de tus cabellos, esos cabellosque tan bien sabes dejar a su antojosombrear tu perfil con un abandono tanartístico, pendían de tu sien ybajaban rozando tu mejilla hastadescansar en tu seno; En tu sublimemirada, placida y oscura como el cielode esa noche, chispeaba un puntoindeleble de luz, y tus labios se

entreabrían ligeramente, al impulsocadencioso de tu respiración perfumaday agitada, con cierta frecuencia parahacerme compañía. Mis ojos que, aefecto sin duda de la turbación queexperimentaba, habían errado uninstante sin fijarse en ningún sitio,se volvieron instintivamente hacia lostuyos, y pensé: “mi amor, mi amor erestú”.

Permíteme explicarme, y antes de quecontinúe quiero afirmarte que yo nadasé, no he estudiado nada, he leído unpoco, he pensado bastante y sin dudahe sentido mucho, por lo tanto paraentenderme, no se precisa de ningúnconocimiento adquirible sino más biende uno interno.

El amor es extraño. Todo en el sonsucesos inexplicables; Todo en elcarece de razón, todo en el es absurdoy vago. La rabia, la melancolía, latristeza, aún la alegría, todas lasdemás pasiones tienen su explicación e

incluso su objeto, menos la queconcibe el sentimiento y lo alimenta.

Yo no obstante lo comprendo; locomprendo, como disciernes unmisterio, como una chispa extraviadaque se enciende en tu interior yabrasa la razón, e interrumpe elintelecto, pero que te sirve de guía einvita a la aventura, para clavarpoemas en la luna.

Tal vez si vuelcas tus sentidos alconfín de tu alma, y prestas atencióna los vagos murmullos que se elevan deella, acaso lo comprenderás como yo.

Eres tú mi amor, porque tú eres elfoco desde donde se desprenden susrayos, Porque eres tú ese tesoro,fuente inagotable de sentimientos eilusiones. ¿Te ríes? De todos modos,eres mi amor, porque tú haz obrado elsingular milagro de despertar estecorazón aletargado, con el sublimearte de tu sonrisa.

VIII

Dirás, quizá, que la distancia es un problema, perodama mía, créame que he estado con usted todosestos días, pues no hay presencia más presente quecuando se está en la ausencia de quién se desea…

¿Habrás sentido, acaso, en el tenor dela noche, mi manto de sueños cubrirlos tuyos de rosas?

¿Habrás visto quizá con tus lumbrerasde avellana al ruiseñor agazapado a tuventana?

¿Habrás visto quizá, en cual díasoleado, una gaza brillante flotandoen el aire, o tal vez a un ruiseñorrecitar poemas de amor en tu alcoba?

¿No sintió tu oído de virgen, de lalira arrancada, el batir de las alas?

¿No sintieron esos labios jamásbesados, estallar contra los míos, yhaber encontrado juntos su destino?

Pues yo juro por ti, vida mía, queentre quimeras la vi a usted perderseentre mis brazos, miedosa; que sentísu aliento de jazmín y nardo y su bocapegada a mi boca.

IV

How impossible is to find quiet inlove. The heart beating, crazy yourmind, really above in the skies...Should I live in such a fail? Prayingto realize how one of your kisses,could taste on my lips? -God should behuman, to get how I feel. Whyoverseas? I don’t care the distance,not the pain, it is always less when Irealize you will be there, deeplyburied in this human chest. Shall Ibelieve I won’t meet the one I seek?But, I’ve never learned how to quit. I

don’t know your eyes, but i bet aworld glow inside, an engrossing lookthat can bargain whit kings and godssmiles. That’s why I won’t give up, inthis way i choose to love you, till mylast breath, this body exhales.

X

¿Qué es el amor?, me dijiste: Norecuerdo con qué propósito había yohablado minutos antes, o la pasión que

me habría embargado para hablar deello, para tan inusitada aclaración,por tu parte.

Habías ya guardado el silencio,esperando oír mejor mis palabras, yacercado tu rostro junto al mío; Entus pupilas, tórridas y bellas,bailaban dos haces de luz que nadaenvidiarían al fulgor de lasestrellas, tus labios dos líneas deperfecta y dulce sincronía, me hacíanhervir en vapor de fantasías. Micuerpo inerte, olvidado del mundo delos arquetipos de Platón, divagabaperdido en el perfume cadencioso de turespiración. Recuerdo haber respondidoinstintivamente, en medio del soporque me aquejaba -Acaso ¿Puede el soldefinirse así mismo? o ¿comprender sucalidez?, o el mar ¿apreciar losalobre de su piel?, ¿puede el vientodiscernir su libertad? Yo aun tengo elrecuerdo de la graciosa expresión detu curiosidad burlada, tus cejasfruncidas mezcladas con un tono amargo

pidiendo mi seriedad - ¿habrás creídoque te tomaba el pelo?. Cuandoplaneaba explicar mis palabras, yllegado a este punto, nuestro diálogose vio interrumpido. Han pasadoalgunos días y ni tu ni yo hemosvuelto a renovar nuestra conversación,sin embargo yo no he dejado de pensaren ella. Tu creíste, sin duda que mispalabras a tan extraña interrogaciónequivalían a una evasiva galante, pueste equivocas, ¿por qué no hablar confranqueza?. Como yo nunca he sidobueno, para esto de las explicaciones,trate de que comprendieras como yo loveo; El amor es un suspiro, es unaidea. Aún para mí, que me he dedicadoa darle forma a las cosas que pienso,resulta una tarea titánica, pues nohay tantas definiciones como sobreaquellas cosas que son indefinibles,pues ninguna satisface, ninguna esprecisa. No puedo definirlo, peropuedo asegurarte que el amor respira,si de eso estoy seguro. Es algo vivo,

que cambia y secunda la emoción, quehace vibrar las moléculas del alma, yque tiene un legajo de papelesemborronados a su nombre. El amor notiene medida absoluta, ni puede sersujeto a disección, pero bajo susombra el hombre se deshace, yconstruye caminos a la luna. Porúltimo, el amor es una conviccióníntima, que sin razón de lógica, esmas cierta y pura que cualquier ideaque pudiera fraguar el razonamiento.Es una convicción íntima dije, puesnace de la ideación copérnica, de quelas bondades del universo encuentransu polo en tu hermosura.

XI

Del pecho colmado arrancaré, en suálgido y

Profundo momento, el corazón aún vivo,Latiendo.

En la tierra esparciré su sangre,

En la tierra guardare su espectro.

Así cultivare para el mundo, el árboldel amor eterno.

XII

Bestial agitación que estalla y destroza la razón.Relámpago encendido de fuegos celestesdecorado.Vendaval furioso que deprisa va descontrolado.Indómito caballo que da bríos a éste corazón.

Hechizo plutónico irreverente y milagroso.Sublime sustancia que embriaga la conciencia Revelación copérnica que ciñes la sentenciaAscua abrasada del cenit precioso.

Así es como te siento yo. Me deshago bajo tu presencia, que por ser magnifica y graciosa, no puedo sino rendirme en cuerpo, alma y espíritu ante mi diosa. Eres mi milagro personal.

XIII

Como se arranca un clavo oxidado mesacaré yo tu amor, porque con él se meirá la vida, y trozos del decoro quees la calma ante el pavor.

Temo por vuestro bien, sin duda máspor el mío, por ese afán de necesitarde amores imposibles para aplacaranhelos de egoísmos, en el desplantede avaricias y deseos, que hace de míamar un lío.

XIV

No siempre fuimos fanáticos del gatillo,Ni poetas desvalidos, o trémulos caminantes sin sentido,Tuvimos que ser;Acalorados malabaristas de mil amores,Mitad caballeros y bohemios,Escultores y pintores.

Porque nos surgía algo ahí en medio del vacío,En lo que tú has llamado pecho,Dabas todo por el todo,Porque te nacía un sentimiento desgarrado,Que no sabías como acallarlo.

Así recogimos los pesares,Y guardamos nuestras ansias,De ser astros refulgentes y estrellas caprichosas.Y nos despedimos con sonrisas, De las luces que llamaban a destajo.Y de las promesas de los sueños incumplidos.

Ahora cuando pasan inescrutablesLos anhelos de la vida,Y vamos dejando atrás cuantos dioses caídos.Las cicatrices del olvido,Me persiguen como ideas fantasmales,Disfrazadas de esperanzas y egoísmos.Tendré que ser sastre,Para remendar las venas de mi vida.

Y es que necesito saber que no estoy solo,

En este desbocado caos irremediable.

Tomaremos sueños e ilusiones,Nuestros miedos y rabias personales.Llegaremos dando golpes a luna,Para resquebrajar los suspirosQue se esconden bajo el agua.

Para poder llamar tú nombre, Clavaré en el firmamento,Cuantos soliloquios y poemas,

Te diré:Encontrarás la luz agazapada En un escondite de monólogosCuyas Palabras celebres y pobresHacen del alma un estadio.

Verás, de encontrarla,Cómo el amor y las cariciasVolverán a nacerte inacabadas.

XVI

Heme aquí inventando nuevos argumentosde como esbozar mi vergüenza, comosiempre, por cincel la culpa y poryeso el alma. Debería partir por elinicio que da curso a esta misiva,pero eso me parece algo distante,además tu y yo, sabemos cuál fuenuestro comienzo - Un paraísoprimaveral... Te amé, como no amarenunca jamás a nadie, y creo que esoresume cuanto yo podría aportar desdemis adentros, no obstante no es menosjusto agregar, que por lo demás... fuimuy correspondido. De lo cercano esde lo que pretendo hablar, debes saberque con mi traición he empeñado missonrisas… su motivación podría habermeparecido correcta... pero el daño quelacera un vínculo insondable, se llevaconsigo vestigios de lo que es loconstitutivo de cada persona, puescuando se ama como lo hemos hecho, elamor no se prende del corazon sino delalma. Me he desempeñado desde la

sombra del temor, cobarde por decirmis sentimientos, mis anhelos, rabiasy desconciertos... no puedo negarlo…ni pretendo con mi disculpa siquieraresarcir el menoscabo que le hice anuestra vida, pero sí al menosenmendar algo, acaso, con misdisculpas jamás expuestas. Espero mispalabras en distancia no parezcanabsurdas, ni se impregnen a tus ojosde intenciones galantes, pues no esmás que mi forma, humilde y sincera,de pedir perdón.

Pongamos atención a nuestro hijo, obradel amor y vivamos, te lo ruego, enpaz y comunión. Sabrás que sinecesitas algo de mí siempre estarédispuesto darte mi apoyo y auxilio.

XVII

Insondable misterio que sacudes elintelecto, martillo celeste que hieresel corazón ¿por qué tocas a mi puerta,que te hice yo? Captiva la cordura,subyugada a tu fantástica aparición.¿Estás segura de atraparme? Que cuando

se arma una muralla como ésta, el amorno se prende del corazón, sino delalma. Entonces no seré el cautivo,sino yo tu prisión. Por barrotestendrás mis caricias, por bloques midevoción, por bebida mis labios y porcomida mi admiración. De guardia miscálidos brazos, y de rondín la pasión.Ahora captora, confiesa ¿estás segurade privar mi preciosa libertad? Teadvierto hirviente tortura; quebrarélos huesos de cualquier temor, yhumillaré a besos tus vergüenzas,profanaré tus creencias del humanoamor y lo reemplazare por uno divino.Te advierto, mejor teme conquistarme,que aquella será tu prisión, para tisola será mi edén.

XVIII

¿Cuántos demonios tengo dentro, que deescribir, solo nubarrones aparecen ami encuentro?… vacía la cabeza,despojado de todo intelecto hacen deeste precioso menester un vacio y undescontento.

Cuando se embriaga el corazón, de tanfácil ira, de tan curioso sentimiento,me pregunto a do viaja mi talento.¿Sera que dios quita y da, al mismotiempo?

XIX

A esa hora ya dormían chispeantes enel cielo las estrellas, solo el vahonocturno resoplaba escarchando elespíritu. El murmullo de la noche tandorada se colaba junto al haz de luzque violaba el umbral de la fiesta. Enmis manos descansaban con queexquisita gracia, con que sublimedelicadeza las tuyas preciosas.Entornados en los míos, tus ojoscelestes tiritaban inquietados por losátomos abrazados, que iridiscentesflotaban en la atmosfera. ¡Qué joyaslas tuyas! Cuya capacidad derefracción no corresponde a fractalconocido por lo humano, ¿Sera que su

corona de luz no proviene de estemundo?

Acallada la respiración, eterno elinstante, acalambrados los músculosdel habla, mi arrojo invitó a tusrojos labios a quebrar junto a losmíos. No recuerdo si lo pensé o lodije, pues mis recuerdos nadan, aún,en nebulosas crecientes del majestuosomomento; ¡La vida cabe en un beso! ¡Yqué ardiente, que quemante se siente!

XX

Hay mujeres de elegancia, ladronas deguante blanco que van tomando loscorazones a distancia, hay otras, que

con singular descaro roban a destajoel encanto masculino, seductorasprincesas de labios carmesí, sirenasdel pasado. Hay mujeres, bellezasexóticas de rabias encendidas,llameantes estrellas del tejadocelestial, que con cual colosal podersecuestran la humana razón en su formamás salvaje y bestial... Hay unainfinidad de ellas; mujeres de sedosocabello, por el cual reptan las ideasde Platón, que revelan y embelesan almás cauto de los hombres; Hay decurvas perfectas, de medidasexquisitas que colman las pasiones;Damas de refinada dulzura, de mejillasprendidas y delicados compases. Haymujeres de gustos excéntricos, deencajes negros y agresiva compostura.Una más asombrosa que la anterior, yde todas, tú eres la mejor; Tú norobas la razón, la construyes; Notomas el corazón, es tuyo por defecto;Todas las ventajas femeninas han sidohechas para ti, porque tú, eres la

mujer en su más alta cualidad, unsueño perfecto para mí.

XXI

¿Será que cuando mis pupilas se clavanen las tuyas, y al aparecer lasonrisa, creerás que me burlo de tugracia?, No, amor, lo que se crispa esel alma, y la mueca infantil su trajede nostalgia. Que al mirarte recuerdasu cielo, y si éste existe, cabe en unbeso. – El tuyo.

XXII

Al observar inmenso el cieloArder a lo lejos,

Tal manto cubierto de sueños,Me parece sentir el candor

De tus ojos de fuego,Y mi cuerpo despegar

Con los arcanos etéreos.Al contemplar insondable el mar,De su negro abismo, sus tiernos

murmullosMe parece sentir temblar

Mis anhelos postreros,Y anegarme en tu luz,Que despides mi cielo.Cuando os veo, aun dudo

Lo que veo:¿Será que dios nació en ti de nuevo?

XXIII

Quiero enseñarte a besar con misbesos, con labios trémulos ysonrojados, tibios, que palpitan conmúltiples anhelos. Son besos quecrispan el alma, que al pronunciarlosse dicta, del amor, su condena. Sonbesos que se quiebran como las olas al

morir en su playa, llenos de confianzay constancia, siempre llegando a sudestino.

Quiero besar tus besos, para aprenderaún siquiera, como es que alentregarlos todo mi mundo se aquieta,tan profundos como la muerte y tanexquisitos como el néctar.Enigmáticos, sinceros y cautivantes.

Quiero saber cómo es que al darlos dasla vida y la abrasas al mismo tiempo.

XXIV

¿Ves esa esfera dorada en elhorizonte? Es el ojo de diosobservándote, que si su espíritu puedeacariciar con la mirada, puede besarcon sus rayos.

XXV

El desamor pone en pugna la vida y deja el alma enpena de cualquier poeta, y ahí en su melancolía es libre, vuelacon alas tan cortas, pero siquiera alcanza un cielo tan alto.

Hoy desperté sin que la vida meimportara. Ojala Durmiera aún y quesoñara un sueño tan profundo que de élno despertara. Soñaría con ella, consus ojos pintados por sus tresestrellas, con sus labios siempredispuestos a quebrar en una sonrisa.Soñaría que la quiero, y que ahí ellame correspondería.

Hoy el sol salió y la luz que escupíamojaba mi cara. ¿Sera que cuandollueve por dentro, el sol alumbra laelegante máscara? Dicen que no importalo que pase, siempre amanece, siquiera

para pintar de color los fúnebrescuerpos.

XXVI

¿Sabes que es fantástico de ti?

Que cuando te pienso, no requiero deexageraciones para definir lo que davaso al poeta o brocha al pintor,porque eres en su justa medida miinspiración.

Que cuando te recuerdo no me rehúyo enfantásticos ardides que exalten tu

grandeza o que exploten algún detalleen específico de tu belleza, puesrespiro el aire que respiras e insuflode tu vida las venas de la mía.

Que no es necesario ningún toque degalantería, ni elocuencia, para decirque tu amada mía, eres en si misma unsol que brilla, un enigmaimpresionante y el día que quierodespués de mis días.

XXVII

Aquella noche de Agosto, fría ymiserable noche; recuerdo del espectrosonriente, plutónico y maravilloso.Angustia colosal, precursora del deseodel nuevo día, búsqueda del nepentesentimiento; analgésico del dolor,dolor por la pérdida de mi amada.Empeñado fútilmente en conciliar elsueño me hallaba; En la negrura de micuarto, permanecí largo rato, dudando,aturdido, melancólico, soñando sueñosponzoñosos, del veneno más letal quealgún hombre podría soportar. Más enla turbada actitud, lo pronuncié, lobalbucee adormilado, su nombre, elnombre que hasta entonces ocupaba eldel más alto sentimiento “¿Amor? –dijepara mí–. Silencio y nada más.

Inundados los ojos, ambos ojosahogados, fijaron su mirada en ellúgubre cielo de mi habitación,penetrando su negruzca espesura,comenzaron azarosamente a descubrir sufigura. Virgen preciosa, prima mía,

fantasma ahora del pasado. Ellasonriendo, mi sonrisa desprendió. Enla vertiginosa escena fabulosa,fantástica, curiosa escena, un dialogoentablamos, pero el único que enverdad habló fui yo. “Señora mía –dije con exaltación– dime pues, ¿a dofluye lo que creamos, donde, cuando elamor muere lo enterramos? –En tono deimploración, musite– Si hay algo quevalga la pena, que pena, es no luchar,¿es eso todo y nada más?

Silenciosa, acallada, la ilusiónfantasmagórica continúo. Mis sabanastapaban mi cuerpo, y vuelta toda elalma, el alma se abrazaba en miinterior. Aunque poco pertinente erala respuesta de un fantasma, pocosignificaba. Pues ningún ser humano obestia ha sido bendecido, con ver talaparición. Desasosegado, trémulo, oséproferir “¡Ay! de nosotros dos, si almenos alguna oportunidad más tuvierayo, de acallar sus labios con los

míos, de silenciar su silencio con mislabios, pudiera éste suplicante quizásaplacar su pavor” Más la imagen de ladama, la figura de su imagen no seinmutó. Hirviendo, efervescente,encendida en un rincón oscuro, rincónenvilecido de mi mente, una simple,potente palabra grabada con tu vozsurgió, “¡No!”. Entonces se esfumo,esfumose entonces de la habitación,con su calma, con su amor, con susbesos, con mi horror, la aparición.Juro desde entonces, que nunca másvolvió. Ni tampoco mi sonrisa, suamor, o el amor de otra, o cualquierotro amor, eso o algo más.

XXVIII

¿Porque tú y no otra? – Recuerdo queme preguntaste, con esa gracia ymalevolencia tan característica quesuele decorar incluso tu sonrisa. Miespíritu turbado, en vela, sabiendolos precipicios que anunciaba laconsulta, pues aún el mismo silenciose torna acantilado cuando eres túquién pregunta. Respondí presuroso enel acto, con todo el sentimiento queme albergaba, todo lo que pudeintelegir… Más suficiente nunca loserá. – ¡Ay! Amor, si vieras como teveo; esas orlas eléctricas quecoquetean en tu mirada, chispeantes alcontacto y explosivas en sus besos. Sisintieras con el torpe corazón quetengo, lo que siento a tu lado; Erescielo, eres edén, si Dios puso sumano, en ti lo reconozco a él… - No meextenderé en ese asunto, pues previo aconfesarlo creo que debiera aclarar,primero, que, no te necesito, no tenecesito en absoluto. No requiero deti para ser feliz, ni de ti para

vivir, ni para soñar, ni para sonreír.No te necesito para ver salir el sol,acompañarlo a dormir, y reír y llorar.No te necesito, no, en absoluto. Tequiero, te amo por algo diferente, muyajeno a la necesidad. Lo hago porqueera libre, y tú me capturaste; Atastemi voluntad, sacudiste el intelecto ydoblegaste con caricias misvergüenzas. Te amo, porque solo en ti,cuando pienso, comprendo todo, y todoparece perfecto. Te amo porque eres elúltimo misterio, podría, por saber quete hace tan perfecta, dedicar de lavida lo que me resta, y de la quesigue, si es que sigue, lo que me tocapor recibir uno más de tus besos en miboca.

Hoy, quiero que sepas, no te culpo, séque no soy realmente lo que esperabaspara llenar tus expectativas, pero nopuedo dejar de preguntarme por qué túllenas las mías cuando lo único queconsigo son lagrimas.

XXIX

No hace mucho al pasear en recuerdos,a usted la vi, vestía su sonrisa, y sucuerpo olía a flores perfumadas. El

sol que la coronaba, cosa rara para unrecuerdo si considero nuestrosencuentros, prendía de oro su cabellodespeinado, el cual siempre luces conese acabado tan artístico quesolamente podría favorecer a una mujertan hermosa como usted. - Aunque séque fantaseaba, sentí toda el alma,que en mi se recogió. Turbada lapupila, en mis ojos, su espacio, enacto de justicia reclamó. Zozobré unrato en la imagen que la ilusión meofrecía, desconozco cuanto tiempotranscurrió, habrá sido un suspiroquizás, ni un minuto o dos, perocuando desperté de la abrasadoravisión, tras la oscura piel de misparpados tu imagen se grabó. Desdeentonces, al chocar los músculosvisuales, te veo entrelazada a misbrazos, y tus delineados labios, comoacólitos ante el altar, crisparse enla mueca de un sublime beso. -De aúnbesarte, podría toda tu luz cegarme,pero quién necesita ver algo más, si

cuando ha visto tu cuerpo suplicante ydescubierto amor en tu mirar, toda lacreación junta no ofrece algo tanespectacular. El amor podrá hacermeciego, pero con él veo hoy mucho más.

XXXI

Yo no sé muchas cosas, he intentadosaberlas, pero solo sé lo que he vistoy sentido, y he visto y sentido mucho:Que la vida de un hombre cabe un beso,Que al recibirnos del vientre materno

la luz nos ofrece su beso,Que el llanto del hombre termina en un

beso,Que las estrellas, y las lunas se

hicieron para la mujer, para darles unnombre, regalarlas y pedirles un beso,Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero

sé que por las noches no duermo afalta de tus besos, y que con un beso

ofrezco el alma y mis huesos,

Y sé, ciertamente, como saben tusbesos.

XXXII

¿Tiemblas? – recuerdo habertepreguntado. En tu espacio iridiscente,vestías de rubor y perfume. Yo asomadoal umbral de mi desvelada alma,temblaba. Las copas gastadas minutosatrás, en un despliegue más deestupidez que de audacia, flotaban,danzaban al compás del vaho

alcoholizado por nuestras cabezas. Hecaminado al cielo, pero nunca por tanherrumbrosas escaleras, y sin embargoahí estabas estática, temerosa, llenade vergüenza, majestuosa, divina. -Sinprisas. No hay prisas en el amor meadelantaste, y yo que soy dado alestudio, no fui sino pupilo delcomando de tu voz construida en divinaforja.

Embriagado de tu amor, me dispuse abeber de tu boca. Tus labioscontraídos hasta entonces por laexpectación, se abrieron de súbito,cual flor conquistada por el amanecery seducida por sus rayos lumínicos. Nitú ni yo rompimos el silencio, de noser por la música hipnótica queproyectaba nuestro hálito extasiado,habría creído que soñaba. Hoy no dudo,fue un sueño, el mío que aún perdura.

En tu piel, hoja de mis besos,recuerdo haber garabateado cada poemasin palabras, empleando de pluma mi

lengua y de tinta tus suspiros. Sihubiera algo que decir del amor, séque sabes como yo, que en tu cuerpofemenino duermen las palabras precisaspara describirlo, bañadas en esmaltede sudor y de perfumes.

Tus piernas casi estiradas, flectadas,diría, en un arco que atentaba contracualquier tenacidad, te mostrabanconvencida del amor, y tus ojosentornados en mis pupilas me invitabana poseerte. Mi pecho elocuente en sudiscurso motivó a todo el torrentesanguíneo para vigorizar mi cuerpo.Fui entonces excursionista de mipropio cielo, creador de milagros yladrón de tu sonrisa.

Hoy qué más quisiera el hombre, quearrancar de tus pechos turgentes,suspiros, como si del harpa, al rozarlas manos la melodía tocara. Qué másquisiera yo, que recrear como esatarde, la partitura dedicada en la queen su tiempo escribí para ti.

Desconozco si lo dije o lo penséaquella tarde, lo que voy a revivircon mis palabras. -Sé que hay pórticosmás galantes y sobrios para atraparmede estrellas, para descubrir a Dios yentender el por qué de la vida que selleva, pero no quisiera jamásdescubrirme bajo ellos. Pues eres túamada mía, la única mujer con la cualesta alma partiría más allá de éstavida.

He pensado, cielo mío, de esosencuentros furtivos que hemossostenido, que, ahora ya nada sé delo qué hablan los poetas, pero cuandodesnuda te veo, comprendo con lenguade oro como Dios pinto imperfecto alhombre y fue tan dedicado en esculpira la mujer. Diría que en el séptimodía de descanso, no guardó reposo sinoque pensó como hacerla a usted moldede su género.

He guardado como tesoro, esasreuniones en que tus manos abrazadas

eran cuerpos de dedos celadoresdestinados a guardar mi piel, y dondeeran las mías lobos hambrientosempecinados en arrancarte de la tuya.Pero debo confesarte amada mía que másque tesoros son esperanzas del mañana.Donde los miedos se comben y mispropuestas no te parezcan insensatas.

XXXIII

Hoy sé que es amar, cuando escucho tunombre, y lo repito, y digo, a quiénlo dice, llorando – Ella… ella es mihogar.

XXXIII

Todo lo que he sentido en verso, no hapodido ser. Dejare ya este placer, queel designio que me empuja, es elimpulso de querer, de querer virtudesmalsanas, que aquello que se profanano es el alma sino la fe, fe en lo quevive, y en lo que yo y tú, más yo quetú, claramente, fuera el amor, el deesta vida, su menester.

XXXIV

…No en vano la gente me pregunta mediosorprendida y con esa cara de sorpresa-¿Escribes?, ¿es qué algún menester requiere ese queme de pestañas? -Ustedno lo entiende, la tinta que gotea es parte del océano que me inunda, las letras que se pintan son cosas del amor y de su azar.

XXXV

Te dejare ahí, en los escollos de micuerpo, donde rompen agitadas las aguasdel deseo, durmiendo, de rodillas, a lasombra de lo que será tu recuerdo,inclinado por la gracia y el respeto, porlo solemne de nuestro encuentro, por lossueños inventados, el ídolo que entre losdos adoramos, y que a fuerza de larazón, con hacha derribamos.

Como yo, espero guardes en tu pecho unespacio, donde aún en lo fugaz delencuentro, éste se mantenga joveny eterno.

XXXVI

Con el tiempo de mi vida me heacostumbrado a conocer esa amarguraque corroe  el corazón, ansioso degoces, goces que pasan a su ladohaciendo mueca del sentir, cuando éstetiende la mano para asirlos; goces queexisten pero acaso nunca podráconocer. No obstante tu boca... tuboca se ha convertido en el dulce imánde mis ideas, el primer pensamiento demi día y el último que me arropa. -aquí te pido perdón por lo majadero yobtuso de mi forma. Pero querida mía,eres tú el caos interno que me azota,y si bien soy "consiente",  como bientu carta lo denota, de lasresponsabilidades que a cada quiénle toca, la de fiel a mi personaespero no fallarla nunca!  ... mira,de amor - perdón, la palabra sedeslizo mientras escribía, pero laencuentro tan necesaria para referirmea la cuestión de mi asunto. ... decía,de amor no se mucho, créeme que casinada, no soy culto como quisiera, niposeo el alma del poeta. Lo que sípuedo asegurar es que siento,  porque

yo siento a montones, quizá esto mepermita aproximarme un poco a lo quedebiera referirme y tú a entenderme,hace mucho intente definirle, mássiempre encuentro una nueva añadiduraa su estructura, pues éste cambia y setransforma, y por más que intentedarle alguna forma, siempre terminoinsatisfecho y extrañado.  Hecomprendido sí, que el amor es unaconvicción, bien digo, pues no es obradel intelecto, ni hijo de la pasión,él es un arcano, una revelacióninterna que aparece en respuesta a tugracia, sonrisa y ternura todas ellasbondades ineludibles de tu hermosura…

XXXVII

Eres tu mujer, el dulce secreto de lalengua poética su languidez. Así comolos átomos que vibran en perpetuomovimiento, lo que yace en el pechodel hombre, solo se agitaperpetuamente al verla a usted.

Es que son tus ojos de cielo, cielomío, dos puertas de luz a tu interior,aunque dices que grises, azules comoel mar en embravecido son. Son ellosel cáliz donde el alma feliz vive ensu pureza, que al volcarse elsentimiento más profundo le besa.

Es tu iris encendido rival a lamateria de la cual compuesta está elsol. Aunque nublados parecen, enellos duerme el misterio, la graciaque confiere al cielo tal admiración.

XXXVIII

Me enamore de ti como adulto, y comotal te amé.Cuando te perdí, desconsolado comocualquier niño te lloré.

Hoy te extraño de la misma forma queun bebé a su madre, Y estoy seguro quea las puertas de mi muerte siendo yaun anciano, de amarte no me habrécansado.

XXXIX

Suspiré cuando me llamaste, y no acabede hacerlo cuando partiste. Si el amores como un punto, quisiera mi vidafuera extensa como el rayo. Para vercuando todo germina, y morir a su vezcuando esto termina.

Como envidio a las plantas tan pocosensitivas, más a la fría roca que nosiente, pues no hay mayor dolor queser vivo, ni mayor fatalidad que deesto ser consciente.

Estar y no poder hacer nada, y elespanto seguro que mañana no te tengoen el futuro. Dios dijo al hombre:-Ama. Y a la mujer que se ama, -escapa.

Es que hemos venido guiados, a estemar de lágrimas, que abate:

¡Yo como el ruiseñor dispuesto a daramor, y tú como león para el combate!

XXXX

...Yo no sé como tu presencia abunda tantoen mis sueños, y sin embargo falta tantoal despertar. Créeme, aún queda para elalba y sin embargo ya despierto, es quedesde temprano ya te espero; Trémulo elcorazón, extraviada la conciencia,divagando con la mirada perdida en elcielo oscuro de la pieza, juega elmisterio y la magia del recuerdo aevocarte; Tersa el manto que te ciñe,eléctrico el contacto de tus labios, dulceel perfume que te cubre y exquisita lagracia que te destaca. Que perfecta eres en recuerdo, y queperfecta eres en verdad! Ruego a Diosconfirme, que lo que vivo, no sea un nuevosueño sino la realidad.

XXXX

Las noches para mí siempre seextienden, no sé porqué, será que enmedio del silencio, cuando las almasvagan, entre el ulular del viento, conel chasquido del reino de Poseidón,vienen entre sueños, deseosfebriles de otroros o posteriorestiempos, que rezan inmortales ecos devotos renovados...esperanzas que sesufren dormidas, que no se satisfacencon el deceso de la fuerza corpórea...¡oh, mi amor! tus besos me colman, mellenan de paz, soy feliz cuando lostengo, cuando te pienso mía, y yo mesiento tan tuyo.

XXXXI

El pasto en mi mundo es de color azul,la tierra tiene olor a algodón deazúcar, y el mar es una jalea dulce.El cielo se baña de múltiples colores,y las nubes nadan en él como hojasmecidas en un río. Las flores huelen apan de pascua, con su característicoolor a anís, recién sacadas del horno.Los perros dan zancadas en las paredesde los edificios y las ballenasdesovan en acantilados. Los hombresoran con el sol de tono frutilla, ypiden por otros que no conocen,olvidando pedir por sí mismos y susfamilias. La gravedad te mantienelevitando, y el peso, cuando sesiente, es la conciencia cargada deideas, amores y pesares. Las ranasreptan los nenúfares mientras estoscuelgan de los arreboles. Dios estápresente, y aunque su forma varía, sucalor es una hoguera. Las manos no son

garras, son sensibles herramientaspara dar caricias. En mi mundo todotiene sentido, una palabra que zumba,un rayo que explota, un chancho quevuela. El smog de las industrias seesparce como la pipa de un ancianoentrenado, dando cabriolas en forma decírculo, donde los niños juegan aesquivarlas. El rumor de los amigos esvino vivo en el torrente de las venas.Yo vivo entre el alma y el pecho,agazapado a la ventana de mis ojos,ventanas fueras de este mundo. Porellas te veo, y cuando te veo, aquítodo cambia, eres el sol color doradoque viste de verde las praderas, decafé los terrones de tierra, deceleste el intenso el cielo, eresquien esponja las nubes como almohadaspara acuñar los sueños. Aunque no eresdel mundo del que vengo, por vertecada día, olvido del que yo mismoprovengo. Me haces crecer, asombrarme,enamorarme. Tu sonrisa celebra lavida, y tu pena alecciona mis

acciones. Te amo esposa mía, miextraterrestre, mi extranjera, miinvitada.

Un monton de rimas e ideas desde aquí y nada mas

Aunque sé que me besaste una tarde de otoño, primavera fue para mí, los frutos que de esa noche nacieron

Las frutos que de esa noche nacieron…Sus manos engarzadas a las mías, su mirada clavada en mi pupila. Recuerdoque el

Amor eterno--- Terminamos… y seguirqueriendo

-No me digas amiga, ya lo sé. La culpaes mía.Bajo la ley que me gobierna, he dadoel corazón. Por misericordia, porperdón y sí, lo admito hasta confervor.

Me he abandonado a los sueños, porquesiquiera los sueños no me abandonan.He podido decorarlos, y en su orlaellos me han adornado. Con sonrisas mehan pagado, cada vez que les heacariciado.

La sonrisa que consigo

Tiempo atrás cuando decidí abandonarmepor completo a este estilo denarración, vi sin mucho

Sobre el monte del recuerdo, afiebradopor el sol,Busco entre el silencio sellar consigomismo un acuerdo.Grito entonces

Dios, si fueras más justo, entonces quizás no pasarías por una ilusión.

Si me has quitado todo, por qué no me quitas lo que ha quedado

Dios, no te cansas de odiarme?

Me siento como el vaho de un suspiro,

No camino, floto, vuelo y me deslizo.

Bajo la ley que me gobierna, he dado el corazón. Por misericordia, por

perdón y sí, lo admito hasta con fervor. Lo he dado,

Si la vida fuera un cuento, un cuento mal contado sería. Si no hay mano que mese la rima, agaje

No pretendo que te quedes, quedarte ser

Al verte he creado un verso, y prontamente en mis labios expiró. Se enjugó de sus ansias, de su altivez desentimiento. Al nacer gritó amor, y almorir vio a dios.

No necesito de un día para honrarte,cuando tengo toda la vida paraadorarte. Si dios te hizo compañera,

para mí eres más que compañía. Pues nohay sol que brille, ni estrella quenos guarde, ni poesía que se cante,que exista sin su gracia o talante.

Lo que nosotros no podemos con todo elpensamiento, ustedes, cuya gracia ysoltura

Aún el hombre con todo su pensamiento,no podrá jamás lo que usted. Cuyagracia y soltura vibra

-o-Sé que un buen día de estos llegare atu puerta, me mirarás con los ojosturbados, inexpresivos como si no meesperaras, pese a mi advertencia.

Debo reconocer en este punto departida, que todo cuanto he dicho yhecho, nada tienen que ver con lo quehasta ahora he sentido. He buscado enmás de una copa beber lo que hoy mebaña. Tantas veces he hablado de amor,que creí sin duda era mi cuentoinventado, algo de autoría propia apartir de una mala referenciaobservada de quiénes han dado un besoy por ésta causa su vida entregado.Adoro desconocer y sorprenderme que mesorprendo, ¡lo que he dicho no escuento, solo no te había encontrado!

Con tanta nostalgia te miro que sinduda en otrora época te habréconocido. -¿Lo dudas? Reconozco en tupupila eléctrica, en los átomosencendidos del iris que le bañan, lasorpresa que guardas, sé que podrás no

creer lo que digo, pero es del cielotu mirada.

No sonrías con la sorna merecida a tanpobre argumento, no es secreto paraalgunos, que Dios del mismo moldeforja tan solo dos almas. Lasustancia fantástica que a ti tecompone por completo, es constitutiva,en parte, de mi alma, porque de lahorma todo lo bueno es tuyo, y yo sucomplemento.

No me mires con esa expresióninquieta, sé que sabes que te conozco,y aun antes de verte, el perfume quete cubre en ese esmalte de belleza quete caracteriza, ha sido siempre elobjeto que a éste corazón vigoriza.

A tu lado soy; vaho de un suspiro, nocamino, floto, me deslizo, bullo enlos vapores de una fantasía; Naufragoperdido en el océano de luz quedespides, mi guía son tus labios, mivela tus besos.

Veo que me comprendes, entonces tediré como te veo:

Es tu piel manto de flores, cuyagracia y perfumes discuten con elargumento de, si la tierra es tierra oparaíso del cielo.

Es tu mirada encendida rival de lasestrellas, tanto brillo tiene que temoverte detenido. Aun cuando sea unpunto abrazas la pupila, en laquemante visión que me queda cuandocaen las pestañas firmes tus ojosaparecen como grabados en el alma.

Si pudieras verte como te veo,admirarías aún los más finos detalles;la forma en que tu cabello cae con eseacabado tan artístico rozando tushombros; la cadencia de tu pechohipnotizante en el vaivén parsimoniosode la inspiración y exhalación, dondeexudas amor; Tus labios entreabiertosaprisionados por los dientes, comoceladores del deseo y el descontrol.

¡Como me encantas! si cuando te veohasta el alma se me acalambra.

Cuando amamos nos entregamos sin pedir nada acambio, por el simple y puro placer de dar. Pero escierto también que esta entrega, este darse,desinteresado, solo se da en el conocimiento. Solopodemos amar lo que conocemos, porque amar implicatirarse al vacío, confiar la vida y el alma. Y elalma no se indemniza. Y conocerse es justamentesaber de vos, de tus alegrías, de tu paz, perotambién de tus enojos, de tus luchas, de tu error.Porque el amor trasciende el enojo, la lucha, elerror y no es solo para momentos de alegría.

Amar es la confianza plena de que pase lo que pasevas a estar, no porque me debas nada, no conposesión egoísta, sino estar, en silenciosacompañía. Amar es saber que no te cambia el tiempo,ni las tempestades, ni mis inviernos.

Amar es darte un lugar en mi corazón para que tequedes como padre, madre, hermano, hijo, amigo ysaber que en el tuyo hay un lugar para mí.

Dar amor no agota el amor, por el contrario, loaumenta. La manera de devolver tanto amor, es abrir

el corazón y dejarse amar.”

-“Ya entendí” - dijo la rosa.

Si tan solo hallará entre estaspalabras, alguna que por sincera dieraen la diana de tu pecho,

“La vida no es milagro ni se produce por magia delos astros, es la suerte de un proceso químicomuy complejo y de un encuentro azaroso.”

Te juro mi amor es imperfecto, no sé que es amareternamente, ni ser fiel hasta la muerte. Nocaminaremos aún casados cada noche de la mano. Espromesa que conmigo habrán tristezas, problemas ydiscusiones. Mirarás hacia a un lado y yo haciael otro.

Te confieso no eres mi todo, ni mi cielo, ni siquiera mi única razón de vivir aunque te extrañe cada día inevitablemente.