CONFLICTOS INDO-PAKISTANÍES EN TORNO A JAMMU Y CACHEMIRA

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CONFLICTOS INDO-PAKISTANÍES EN TORNO A JAMMU Y CACHEMIRA Alcalde María Celeste Ateneo de Estudios Internacionales (AEI) Facultad de Ciencias Humanas Universidad Nacional de Río Cuarto

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CONFLICTOS INDO-PAKISTANÍES

EN TORNO A JAMMU Y

CACHEMIRA

Alcalde María Celeste

Ateneo de Estudios Internacionales (AEI)

Facultad de Ciencias Humanas

Universidad Nacional de Río Cuarto

Introducción

Actualmente, la zona de Jammu y Cachemira en la Unión India se enfrenta al acuciante

problema del terrorismo separatista que tiene sus raíces en la misma creación de la India

y Pakistán como Estados y naciones completamente separadas.

Desde sus inicios estas dos naciones han estado confrontadas ideológica, política y

culturalmente y se han visto envueltas en innumerables conflictos que dejan entrever

una feroz competencia. Uno de las cuestiones que más reflejan esta histórica rivalidad

es el territorio de Jammu y Cachemira, disputado por ambos países hasta la actualidad y

que configura uno de los conflictos históricos por los que India y Pakistán son

conocidos.

Este trabajo intentará analizar sucintamente el devenir de los conflictos indo-pakistaníes

por el territorio mencionado desde el momento de la partición hasta la actualidad,

tratando de centrar la atención en aquellos conflictos en los que los actores principales

fueron India y Pakistán. De esta manera no se analizará la guerra chino-india de 1962 y

se tratará muy brevemente la independencia de Bangladesh de 1971.

Es propósito de este trabajo servir como base de futuras investigaciones sobre las

relaciones bilaterales entre India y Pakistán que no se circunscriban solamente a los

conflictos por el territorio de Jammu y Cachemira.

La partición

El 15 de agosto de 1947 finalizaron 300 años de gobierno británico y el subcontinente

indio se divide en dos partes, Pakistán e India. La independencia de ambos países puede

explicarse en el marco del agotamiento de las potencias coloniales tras la Segunda

Guerra Mundial que dio inicio al proceso de descolonización.

En el proceso de independencia de India y Pakistán se vislumbra la incidencia política

de Gran Bretaña a la hora de definir el destino de ambos Estados. En este sentido, el

último virrey de India, lord Mountbatten, persuadió tanto a hindúes partidarios de no

partir el subcontinente como a musulmanes temerosos de la creación de un solo país de

mayoría hindú, de la necesidad de dividir el territorio para evitar conflictos futuros.

Tanto Nehru como Mahatma Gandhi pertenecían al Partido del Congreso, fuerza

política que había liderado el movimiento por la emancipación del subcontinente del

yugo británico, que abogaba por la independencia de la India británica como Estado

único no confesional. Sin embargo, el Partido del Congreso no había podido

contrarrestar la efervescencia, por una parte, de los nacionalistas hindúes agrupados en

torno al Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS) que deseaban una India Hindú y, por

otro, el separatismo de la Liga Musulmana.

La Liga Musulmana fue fundada en 1909 en la ciudad de Dacca (en la actual

Bangladesh); una de sus figuras más importantes fue Mohammed Ali Jinnah quien se

une a la Liga alrededor del año 1913. Jinnah se erige como fiel defensor de la “teoría de

las dos naciones” (ideada por Allama Iqbal). En opinión a Díaz Criado y Vacas

Fernández, Jinnah estaba ya profundamente convencido de que la única opción para

mantener los derechos de los musulmanes frente a la mayoría hindú era crear un Estado

musulmán (2006). De esta forma, la Liga Musulmana estimaba que los musulmanes del

subcontinente constituían una nación en sí misma por lo que preconizaban la formación

de un Estado (Pakistán) como entidad propia y separada.

“Al acabar la Segunda Guerra Mundial el enfrentamiento entre el Partido del

Congreso y su defensa de una India unida, independiente, pluralista y laica, de un lado;

y la Liga Musulmana, enormemente fortalecida en sus posiciones y en el apoyo de la

población musulmana, y su apuesta por crear un Estado musulmán separado del resto

de India, de otro, era más enconado que nunca” (Díaz Criado & Vacas Fernández,

2006:20) y en ocasiones alentado por el poder colonial británico para debilitar al

movimiento de liberación nacional del Partido del Congreso de la mano de Gandhi, de

allí que la presencia de lord Mountbatten hace inevitable la partición.

El conflicto ideológico entre ambos grupos desembocó en una guerra civil, iniciada el

27 de julio de 1946 cuando la Liga Musulmana realiza un llamamiento a la acción

directa a todos los musulmanes, generando disturbios en distintos puntos geográficos,

por lo que la respuesta por parte de los hindúes no se hizo esperar. Como resultado de la

presión social derivada de los enfrentamientos, el proceso de descolonización de la

India británica se llevó a cabo con relativa rapidez.

La ley de Independencia de la India fue aprobada por el Parlamento británico el 1 de

Julio de 1947. Un mes después, el 14 y 15 de Agosto el Reino Unido dio por terminado

su control sobre el subcontinente indio en dos ceremonias separadas. A partir de ese

momento se dieron a conocer dos nuevos Estados soberanos (India y Pakistán) cuya

creación tenía como objetivo final la desaparición de antagonismos y desconfianzas

entre musulmanes e hindúes, para el desarrollo de ambos en un contexto de paz, amistad

y cooperación.

La partición dio nacimiento a dos nuevos Estados que desde su mismo origen “tenían

una concepción antagónica de sí mismos y que, además, tenían cuentas pendientes (…)

que acabarían empañando su futuro hasta confrontarlas en tres guerras abiertas y una

situación de tensión continua (…) Pero de entre todas esas cuestiones sin resolver, la

más importante, por compleja y desestabilizadora, es Cachemira”. (Díaz Criado &

Vacas Fernández, 2006:24).

La cuestión de Cachemira: sus orígenes

La situación de Cachemira ha sido el factor determinante en las relaciones entre India y

Pakistán desde el nacimiento de ambos países. A pesar de ello no es posible

circunscribir o limitar la cuestión a una disputa bilateral sobre la soberanía territorial

entre los dos Estados ya que la complejidad del mismo excede cualquier intento de

análisis reduccionista.

De acuerdo a Díaz Criado y Vacas Fernández, el conflicto en torno a Cachemira es

sumamente complejo y se concreta en tres niveles diferenciados:

- Primero, un nivel internacional en el que se enfrentan dos Estados soberanos con

posiciones totalmente adversas y en el que intervienen actores externos;

- Segundo, un nivel estatal en el que se deben considerar “las relaciones entre las

distintas regiones que conforman Cachemira y los Estados que los controlan,

India y Paquistán, respectivamente, son el elemento central” (Díaz Criado &

Vacas Fernández, 2006:25).

- Finalmente, un nivel interno en el que adquiere relevancia la confrontación entre

los partidarios de que Cachemira continúe bajo la soberanía de India, de

Pakistán o que se declare como territorio autónomo y soberano.

Cada uno de los niveles mencionados se encuentran estrechamente relacionados entre

sí, se influyen y retroalimentan mutuamente de forma tal que no es posible comprender

el conflicto de Cachemira sin tener en cuenta los niveles en forma conjunta.

Pese a lo anterior el presente trabajo centra su análisis en el nivel internacional debido a

que la complejidad del conflicto de Cachemira excede el propósito de esta exposición.

Éste sólo consiste en plantear la temática propuesta como basamento para eventuales

futuras investigaciones.

India y Pakistán han librado tres guerras por la disputada región de Cachemira, por lo

que para entender las bases de este conflicto, es necesario analizar los antecedentes

históricos, es decir, el desarrollo político anterior a la partición en la India británica.

Antes de 1947, Cachemira era un principado gobernado por el maharajá Hari Singh, en

virtud de la firma del Acuerdo de Amritsar en 1846 entre Gulab Singh y el Reino

Unido. En dicho acuerdo el gobierno británico transfería la posesión independiente al

Maharajá Gulab Singh y a sus descendientes varones del Valle de Cachemira.

El Maharajá Hari Singh, un hindú, gobernaba un extenso territorio, cuyos súbditos eran

mayoritariamente musulmanes. De acuerdo al censo británico del año 1941, el 77% de

la población era musulmana, el 20% hindú y el 3% Sijs y budistas (concentrados en el

territorio próximo al Tíbet) (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006).

Cuando India obtuvo la independencia los británicos, de acuerdo a la Ley de

Independencia de la India de 1947, declararon que ningún principado podía sostener el

carácter autónomo e independiente. De esta manera, debían elegir entre ser gobernados

por India o por Pakistán. (Najibullah, 2008).

Cabe destacar que hasta ese momento existían 562 principados gobernados por

príncipes de distintos orígenes (hindúes, musulmanes o sijs) y que representaban el 45%

del territorio del subcontinente indio. Consistían en territorios a los cuales el gobierno

británico les había concedido, al menos formalmente, el derecho de autogobierno.

Ante la existencia de estos principados, el mes anterior a la partición Lord Mountbatten

realiza una reunión con los distintos representantes de dichos territorios. En dicha

reunión sostiene que, ante la inevitable creación de los nuevos Estados de India y

Pakistán, debían optar por pertenecer al dominio de uno u otro, teniendo presentes dos

criterios: la situación geográfica y el deseo de su población.

De acuerdo a estos criterios el principado de Jammu y Cachemira planteaba una

situación compleja ya que, por un lado, compartía una extensa frontera tanto con India

como con Pakistán, por otro, su población sij, hindú, budista y gran parte del 77% de

musulmanes no adherían a la anexión del territorio a Pakistán. (Díaz Criado & Vacas

Fernández, 2006).

El nacimiento de los nuevos Estados el 15 de Agosto de 1947 suscitó que el gobierno

del Maharajá Hari Singh realizara un acuerdo de entendimiento con Pakistán, “lo que

normalmente significaba el paso previo a la accesión con Pakistán” (Díaz Criado &

Vacas Fernández, 2006:28). Sin embargo, este precario privilegio hacia el mencionado

país no se mantuvo debido a las reiteradas acusaciones por parte del Maharajá

sosteniendo que Pakistán había roto dicho acuerdo y era el encargado de fomentar

ataques desde el territorio pakistaní hacia Cachemira. El 18 de octubre de ese año las

relaciones entre ambos gobiernos se rompieron definitivamente.

Finalmente, el 21 de octubre un gran número de pastunes de la región noroeste de

Pakistán, atacaron Cachemira, toman Muzaffarabad (la que posteriormente pasaría a

ser la capital de Azzad Jammu y Cachemira en la zona de Cachemira controlada por

Pakistán) y se dirigen directamente al Valle de Cachemira, corazón de la región, frente

a las tropas del Maharajá que observaron impotentes.

A raíz de este ataque, que da inicio al primer conflicto bélico Indo-pakistaní, el

Gobierno del Maharajá Hari Singh declara la adhesión de Jammu y Cachemira a India

el 26 de Octubre y solicita a Nueva Delhi ayuda militar para repeler a los invasores

pastunes.

En opinión a los autores anteriormente citados, la posición de extrema debilidad del

Maharajá (provocada por la invasión organizada por Pakistán) permitió a la India la

integración de Jammu y Cachemira a su territorio por medio de la firma del Instrumento

de Accesión por parte del Maharahá el 26 de octubre de 1947. La condición por parte de

Nueva Delhi consistió en que esta adhesión debía ser ratificada por el pueblo de Jammu

y Cachemira una vez que se hubieran expulsado a los invasores.

Primer conflicto indo-pakistaní

La adhesión de Jammu y Cachemira a la Unión India fue considerada inaceptable por

Pakistán ya que sostenía que debían asignársele aquellos principados que contaran con

mayoría de población musulmana. Por esta razón el ejército Pakistaní procedió a

respaldar las invasiones continuas por parte de bandas tribales (pastunes) hacia el

territorio de Jammu y Cachemira. (Najibullah, 2008). Estos conflictos se extendieron a

lo largo de 1948.

En los momentos iniciales del contencioso, con anterioridad a la intervención india, los

insurgentes se habían hecho con el control de Punch, entrado en el Valle de Cachemira

y empezado a presionar a la población musulmana de la zona Gilghit al norte del

Estado. De esta manera consiguieron el control de aproximadamente un tercio de la

superficie de Jammu y Cachemira. El éxito inicial de estos grupos tribales se debió a la

sorpresa por su desorganización y su escaso número, pero su ventaja consistió en el

apoyo (aunque reducido para evitar la detección) del ejército pakistaní hacia estas

incursiones. En este sentido, el apoyo consistió principalmente en la colaboración de

soldados del ejército regular camuflados de guerrilleros locales que guiaban a las bandas

tribales pastunes. (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006).

Durante el conflicto, en la denominada Cachemira libre se instaló una administración

pro-paquistaní situada en Muzzafarabad. Paulatinamente el combate pakistaní se redujo

a una guerra de guerrillas en la zona controlada por India, con la intención de

interrumpir la línea de comunicaciones que unía Srinagar con Jammu y con el resto de

India.

Posteriormente, India consigue reforzar su posición tanto en el Valle de Cachemira

como en la llanura de Jammu para iniciar una contraofensiva sobre la zona de Punch sin

más resultado que el de incitar a Pakistán a llevar a cabo dos operaciones. La primera de

ellas de forma encubierta (movilizar ejército hacia la zona neurálgica del conflicto) y la

segunda, desplazar fuerzas regulares hacia la frontera con India.

Finalmente, cuando el Ejército indio logró recuperar la ciudad de Punch se iniciaron las

conversaciones entre las partes en conflicto con el objetivo de poner fin al mismo con la

colaboración de Naciones Unidas. Se logra así una declaración de Alto el fuego el 1 de

enero de 1949.

Respecto a la intervención de la O.N.U, cabe destacar que su accionar acaece poco

después de iniciado el conflicto. Esto se debe a que India, luego de las primeras

invasiones pakistaníes en Octubre de 1947, recurrió al Consejo de Seguridad de las

Naciones Unidas y solicitó una intervención para desalojar a los ocupantes ilegales del

territorio indio de Jammu y Cachemira. La Comisión de las Naciones Unidas para la

India y Pakistán (CUNIP), nombrada por el Consejo de Seguridad en agosto de 1948

aprobó una resolución que pedía un alto al fuego y la desmilitarización de la región, así

como un plebiscito sobre el futuro de Jammu y Cachemira organizado por la CUNIP.

Si bien ambos países aceptaron un alto al fuego, ninguno de ellos respetó totalmente la

resolución del Consejo de Seguridad: Pakistán no retiró a sus soldados e India no aceptó

la celebración de un plebiscito organizado por la CUNIP. (Najibullah, 2008).

Siguiendo a Díaz Criado y Vacas Fernández se puede sostener que la primera guerra

indo-pakistaní tuvo también consecuencias jurídico-políticas relevantes en el plano

internacional. En primer lugar, la aparición en escena de Naciones Unidas (a través de

varias resoluciones del Consejo de Seguridad y del desempeño de la CUNIP) supuso un

gran paso para la consolidación del organismo a nivel internacional.

En segundo lugar, y como consecuencia del accionar de la O.N.U., se llegó a determinar

una Línea de Alto el Fuego1 entre las partes. Éstas acordaron que las zonas

denominadas Regiones del Norte (área montañosa y poco poblada de la zona noroeste)

y una franja de Jammu, fronteriza con el Punjab pakistaní (bautizada luego por Pakistán

como “Azzad” Jammu y Cachemira, es decir, Jammu y Cachemira “libre”) quedarían

bajo control pakistaní. Por su parte, la India controlaría la zona de Ladakh, fronteriza

con China, las zonas centrales del Valle de Cachemira y la mayor parte de Jammu.

Segundo conflicto indo-pakistaní

Para el año 1965, Pakistán no había renunciado al reclamo sobre la totalidad de Jammu

y Cachemira. Para ellos, la falta de ese territorio dejaba a su nación incompleta.

Consideraban que el hecho de que un estado con mayoría de población musulmana no

se hubiera integrado a Pakistán, atentaba contra la idea misma de la teoría de las dos

naciones que dio origen tanto a India como Pakistán. “La identidad de Pakistán como la

tierra de los musulmanes del sur de Asia quedaba quebrada ante la existencia de una

mayoría musulmana no integrada” (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006: 50).

En 1955 Nehru ofreció al Primer Ministro pakistaní, Alí Bogra, que se convirtiera la

línea de alto el fuego de 1949 en la frontera definitiva entre los dos países. Esta

propuesta fue inmediatamente rechazada por Pakistán, dado el reclamo que mantenía

ese país sobre el territorio de Jammu y Cachemira.

La India, por su parte, tampoco podía desprenderse de Cachemira. Aunque inicialmente

la cuestión de Cachemira no fue más que una ocasión aprovechada por Nueva Delhi

ante el pedido del Maharajá (para presionar y buscar la accesión del territorio a India),

paulatinamente, la cuestión de la inclusión de Cachemira para la India también se

convertía en un problema de identidad. El objetivo de establecer un estado secular, que

integrara a todas las religiones del subcontinente, se veía reforzado por la presencia de

un estado mixto con una mayoría no hindú. Era una demostración de que la partición

no había sido necesaria y de que el gobierno del Partido del Congreso seguía teniendo

una orientación secular, más allá de la mayoría hindú que lo componía.

1 La línea de Alto el Fuego fue la denominación asignada a la línea trazada como frontera entre India y

Pakistán. Tal denominación fue reemplazada por el acuerdo de Simla del año 1971 por Línea de Control

consistente en un control de naturaleza militar entre ambos países.

En la década del sesenta, pese a los esfuerzos de la comunidad internacional, el

conflicto indo-pakistaní estaba lejos de ser resuelto. Ninguno de los Estados estaba

dispuesto a ceder sus pretensiones sobre el territorio en disputa. Además, el panorama

estratégico militar en la zona cambia a raíz de la invasión del Estado autónomo de

Tíbet2 y luego de la guerra indo-china del año 1962

3 en la que India sufrió una

desastrosa derrota.

La derrota llevó a la India a iniciar un programa de modernización militar que aspiraba

a contar con un millón de hombres en armas y adquirir una capacidad de combate en

montaña de la que había carecido en ocasión al contencioso con China. Esta decisión

fue percibida por Pakistán como una amenaza a sus pretensiones territoriales sobre

Cachemira. Para este país, si la modernización militar se llevaba a cabo, resultaría

prácticamente imposible a sus Fuerzas Armadas medirse militarmente con India.

Esto lleva a Pakistán a considerar que la oportunidad de obtener un resultado favorable

en un enfrentamiento con India, percepción nacida de la debilidad demostrada por India

ante China, se cerraría ante la eventual modernización de las Fuerzas Armadas indias.

De esta manera, en opinión a Díaz Criado y Vacas Fernández, el primer incentivo de

Pakistán para actuar con rapidez era el rearme indio por lo que cualquier operación que

buscara anexionar Jammu y Cachemira debía realizarse antes de que las Fuerzas

Armadas indias se modernizaran. El segundo se basaba en la paulatina pérdida de

autonomía de la Cachemira india ya que a partir de 1963 la India puso en marcha un

proceso que supuso la pérdida de las autonomías regionales en los asuntos políticos que

tenía como fin la plena integración y consolidación de la Unión India y evitar conflictos

regionales.

Por lo anterior, en Pakistán se extendió la confianza en que la población cachemir de

religión musulmana (que anteriormente no había mostrado apoyo alguno a su

pretensión anexionista) había cambiado ante la pérdida de poder político autónomo. Si

bien existió cierto resentimiento de los cachemires ante la progresiva centralización de

las decisiones políticas por parte de Nueva Delhi, éste fue erróneamente percibido como

una actitud pro pakistaní por las autoridades de este país.

En resumen, Paquistán llegó a la conclusión de que debía acelerar la recuperación de

Jammu y Cachemira. Para ello el Ejército pakistaní desarrolló la “Operación Gibraltar”

y la “Operación Grand Slam”. El primero consistía en la infiltración de combatientes

irregulares de origen Cachemir bajo control de Pakistán apoyados por soldados 2La China de Mao anexiona al Tíbet a la República Popular en 1959. Tíbet funcionaba como Estado tapón

entre India y China, definiendo sus fronteras a través de la línea McMahon, por lo que su anexión

significó que China se expande hasta la mencionada línea. La línea McMahon fue el resultado del tratado

firmado en 1914 entre el Estado Autónomo de Tíbet y la India británica para definir su frontera. 3 La india, para contener las ansias expansionistas chinas, estableció puestos militares en zona china, de

esta manera, el conflicto se extendió al norte de la línea McMahon. China venció y logró la anexión de la

región de Aksai Chin. Posteriormente en 1963, luego de la guerra chino-india, Pakistán cedió el valle de

Shaksgam (situado en la Cachemira ocupada por ese país) en virtud de un acuerdo fronterizo chino-

pakistaní. Para Pakistán, esta cesión significó la consolidación de una alianza con China.

pakistaníes. Así se organizaron fuerzas que se infiltraron a lo largo de toda la línea de

control. Pero para sorpresa pakistaní, estas fuerzas no recibieron el apoyo de la

población esperado, “aún más, muchos ciudadanos denunciaron su presencia a las

autoridades indias. Los irregulares se vieron obligados a deambular entre la montaña y

el valle, siendo perseguidos por el Ejército indio en un juego de marchas y

contramarchas de resultado indefinido” (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006:55).

Por su parte, la “Operación Grand Slam” se basaba en la participación abierta de las

Fuerzas Armadas Pakistaníes que tampoco lograron grandes avances debido a la

presencia de observadores de la ONU que comunicaban los movimientos de ambos

bandos del conflicto.

Paulatinamente el conflicto se fue estancando, los errores tácticos y logísticos de ambas

partes, determinaron que ni Pakistán ni India pudieran superar a su oponente. Ante este

estancamiento, las potencias occidentales, la URSS y China, presionaron para la

aceptación de un alto el fuego el 23 de septiembre de 1965. La presión de la URSS

forzó la celebración de una conferencia de paz en Tashkent, en enero de 1966, donde se

aceptó la vuelta a la situación anterior a la guerra4.

Para Najibullah, Pakistán había proyectado su plan sin entender bien los sentimientos

locales cachemires, que se negaron a unirse a la revuelta. A su vez, la operación

Gibraltar permitió al ejército indio reforzar su capacidad militar tras la derrota de la

guerra chino-india y hacer retroceder a los insurgentes apoyados por los pakistaníes

hasta la línea de Alto el Fuego. El resultado final, además de la declaración de Tashkent,

fue la continuación del desacuerdo entre India y Pakistán respecto al estatuto de

Cachemira lo que dejó abierta las posibilidades a conflictos futuros (2008).

Conflictos fronterizos de baja intensidad: 1984-1999

Tras la derrota Pakistaní de 19715, este país consideraba que la estrategia planteada con

anterioridad respecto al reclamo del territorio de Jammu y Cachemira no se podía

4 La tensión de las negociaciones se cobraron la vida del Primer Ministro indio, Lal Bahadur Shastri,

pocas horas después de firmar el acuerdo. Shastri había sustituido a Nehru luego de su fallecimiento en

1964. 5 Desde su creación, Pakistán estuvo dividido en dos territorios (Pakistán Occidental y Pakistán Oriental

habitado por bengalíes), cuyas diferencias creaban permanentes tensiones en sus relaciones. Para Pakistán

Oriental, la guerra de 1965 había demostrado que la parte Occidental tenía poco interés en la defensa de

los territorios y la población bengalí. Por esta razón, surgirán revueltas en el Este con el propósito de

lograr la independencia de Pakistán Oriental respecto de la parte occidental. Las revueltas y desórdenes se prolongaron hasta el momento en que el sector occidental inicia una gran

campaña de persecución a los rebeldes por medio de las fuerzas militares. Producto de ello, se produjo un

éxodo masivo de bengalíes hacia la India (Calcuta) en donde se organizaron política y militarmente en

una organización denominada Mukti Bahini.

Esta entrada masiva de refugiados (alrededor de los diez millones) planteaba un grave problema para la

India. Sin embargo, el desorden pakistaní también fue percibido como una oportunidad para India de

sostener por lo que Pakistán decidió concentrarse en la resolución de sus propios

problemas internos. Durante más de una década la cuestión de Cachemira salió de la

agenda internacional, pero no significó la renuncia por parte de Pakistán de su reclamo.

Pese a ello “decidió mantener la cuestión abierta en los foros internacionales,

alimentando el conflicto de baja intensidad al mismo tiempo para mantener viva su

reclamación” (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006: 64).

En consecuencia, la India aprovechó esta oportunidad para impulsar una política que

homogeneizara las relaciones del poder central con todos los Estados de la Unión India,

que afectaría en mayor medida al Estado de Jammu y Cachemira que, pese a intentos

anteriores de Nueva Delhi, seguía gozando de gran autonomía.

Esta política de integración provocó un gran rechazo por parte de la población e incitó

distintos reclamos de los musulmanes del mencionado Estado. Paulatinamente se fue

gestando un movimiento de insurrección que dio lugar al fenómeno terrorista desde

fines de la década de 1980 y principios de 1990, alentado, a su vez, por el gobierno

pakistaní para mantener viva su reivindicación territorial.

Desde esta época se observa un cambio en la estrategia pakistaní en la cuestión de

Cachemira. Ya que no era posible un conflicto abierto contra la India (posición que

asume luego de la derrota de 1971) Pakistán basará su estrategia en el apoyo a los

insurrectos en el interior de la Cachemira. Este apoyo tomó la forma de incidentes

fronterizos para ganar pequeñas ventajas tácticas en torno a la Línea de Control6.

El primero de estos incidentes se produjo en 1984 debido a la indeterminación de la

frontera o línea de Alto el Fuego (posterior Línea de Control) en la zona del Glaciar

Siachen, próximo a la frontera con China. Al momento de determinarse la línea de Alto

el Fuego en 1949, las técnicas de la época no permitieron fijar coordenadas geográficas

en las zonas de mayor altitud. La cuestión fronteriza en esta zona tampoco se revisó en

el acuerdo de Simla de 1972. Por este motivo, en 1984 tanto India como Pakistán se

enfrentarán en la guerra conocida como la de mayor altitud en la historia con el objetivo

de establecer la línea fronteriza.

intervenir en los asuntos internos de aquel país. De esta manera, la Primer Ministro Indira Ghandi, apoyó

las pretensiones bengalíes, colaborando logística y militarmente a los exiliados, sobre todo a la Mukti

Bahini.

Este evidente apoyo de India incentivó a que Pakistán iniciase, el 3 de Diciembre de 1971 una

confrontación bélica de la que no resultó airoso. El resultado de la derrota de Pakistán fue el nacimiento

de un nuevo Estado: Bangladesh.

6 A través del Acuerdo de Simla (julio de 1972) se pone fin a la guerra de 1971 y se sustituye la

denominada Línea de Alto el Fuego por la Línea de Control que no supuso grandes modificaciones

respecto a la anterior.

El segundo incidente si bien no llegó a un enfrentamiento, estuvo cerca de provocar una

guerra abierta entre ambos países. Tras los combates de 1984 la tensión seguía siendo

alta por lo que la realización de maniobras militares indias en 1986, supervisadas por el

entonces Primer Ministro Rajiv Gandhi en el desierto de Rajastán (cerca de la frontera

con Pakistán) fue tomada por el país vecino como una demostración de fuerza

amenazadora. Pakistán respondió con el despliegue de ejércitos de reserva en

Cachemira y el Punjab en actitud defensiva, realizando ejercicios a menor escala en las

cercanías de la frontera. India, por su parte, no esperaba esta reacción pakistaní pero no

sólo no dio marcha atrás con las maniobras militares, sino que aumentó la defensa en la

frontera.

El incremento de la tensión llegó a su punto máximo en enero de 1987 cuando ambos

países pusieron sus ejércitos en el mayor estado de alerta. Ante el riesgo de un conflicto

que no había sido deseado por ninguno de las dos partes, ambos acordaron un plan

específico de “desescalada de la tensión”, con retiradas graduales de las fuerzas de la

frontera y el establecimiento permanente de medidas de confianza en la realización de

ejercicios militares (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006).

Conflicto de Kargil (1999)

Para esa época, tanto Pakistán como India habían llevado a cabo las pruebas nucleares

que los situaban entre los países del mundo en posesión de armas nucleares. En este

sentido cabe mencionar los tres ensayos nucleares llevados a cabo por India en mayo de

1998 que inmediatamente recibieron como respuesta cinco ensayos por parte de

Pakistán. Este hecho fue de suma importancia ya que explica el grado de tensión

existente al momento del conflicto en la zona de Kargil.

La zona de Kargil constituye un punto estratégico ya que es un nudo de comunicaciones

indio y que Pakistán había intentado interrumpir durante conflictos anteriores, sobre

todo durante el conflicto por el Glaciar Siachen (por Kargil circula la autovía que une

Srinagar y Leh, en la que transitaba todo el apoyo logístico indio dirigido a las fuerzas

en Siachen).

Asimismo, la India había logrado detener la infiltración de militantes musulmanes por

los pasos fronterizos habituales por lo que para Pakistán, que seguía sosteniendo las

actuaciones de éstos en la zona de Cachemira, los pasos de montaña como los de Kargil

eran de suma importancia estratégica. De esta forma, con un ataque contra Kargil,

Pakistán lograría dos objetivos simultáneos: facilitar la infiltración de militantes y

obstruir la autovía mencionada.

Esta autovía estaba al alcance de la artillería pakistaní desde su lado de la frontera pero

no era “posible observar el tiro para lograr suficiente precisión. Batirla se hacía cuestión

más de suerte que de ciencia (…) lo único que faltaba era un pequeño desplazamiento

de la LoC7 hacia el Sur” (Díaz Criado & Vacas Fernández, 2006: 69)

Por lo anterior, fuerzas pakistaníes con el apoyo de militantes cachemires deciden

infiltrarse en territorio indio, ocupando la zona india de la Línea de Control en una

distancia de seis a ocho kilómetros. Ante esto, el por entonces Primer Ministro indio,

Vajpayee, procedió a ordenar al ejército indio la recuperación del territorio tomado por

los pakistaníes. Este fue el inicio de un nuevo conflicto entre ambos países pero

limitado a la zona de Kargil.

El conflicto pudo resolverse gracias a la presión internacional. La intervención del

presidente norteamericano Bill Clinton fue decisiva para que Pakistán cediera en su

posición y retirara su ejército. Pero la responsabilidad del ataque no recayó abiertamente

en el ejército pakistaní propiamente dicho sino en los militantes cachemires tal como

habían previsto los estrategas pakistaníes.

La más reciente confrontación fronteriza acaeció tres años después, pese a no llegar a un

conflicto bélico, como consecuencia del ataque terrorista de Diciembre de 2001 en

Nueva Delhi. Según Diario Clarín en su edición del 14 de Diciembre de 2001 este

atentado terrorista hacia la sede del Parlamento indio fue orquestado por un comando de

cinco hombres, dejando como resultado 13 muertos y 18 heridos8.

En esta oportunidad la India inició un gran despliegue militar que tuvo como respuesta

un igual despliegue por parte de Pakistán en un contexto internacional signado por las

tensiones producidas por el 11 de Septiembre en Estados Unidos.

Además del despliegue militar, la tensión diplomática estuvo a la orden del día. La

India cerró todo tipo de comunicación terrestre en la frontera con Pakistán. Éste último

respondió con la concentración de tres cuartas partes de sus Fuerzas Armadas en la

frontera.

Siguiendo a Díaz Criado y Vacas Fernández, el momento álgido del conflicto se alcanzó

luego de otro atentado terrorista en Cachemira en el que murieron veinte personas entre

mujeres y niños. A principios de junio de 2002 Estados Unidos y varios países

occidentales, recomendaron a sus nacionales abandonar tanto India como Pakistán por

el riesgo de conflicto. Sin embargo, ya había comenzado la “desescalada” en la que las

fuerzas se fueron retirando paulatinamente sin que se hubiera llegado a un combate

generalizado. Desde entonces “se ha vuelto a relajar la tensión militar y se han

7 Línea de Control.

8 Ver http://edant.clarin.com/diario/2001/12/14/i-04401.htm

retomado los contactos diplomáticos, aunque el terrorismo no ha cesado” (Díaz Criado

& Vacas Fernández, 2006:72).

El Problema terrorista

Como se ha mencionado anteriormente, la derrota de Pakistán en 1971 implica un

cambio radical en la estrategia de ese país respecto al conflicto de Jammu y Cachemira.

A partir de ese momento Pakistán consideraba imposible un enfrentamiento militar

abierto con India ya que éste país había demostrado una superioridad técnica y numérica

a la que Pakistán no podría hacer frente. De esta manera, los estrategas pakistaníes van a

optar por un apoyo directo a los insurrectos cachemires.

Para B. Raman el terrorismo hizo su aparición en Jammu y Cachemira por primera vez

en 1971, cuando dos miembros del Frente de Liberación de Jammu y Cachemira (JKLF)

secuestraron un avión de Indian Airlines y lo hicieron estallar después de pedir a la

tripulación la evacuación de la nave. No obstante, el terrorismo no alcanzó su

modalidad violenta hasta el año 1989, una vez finalizada la yihad9 contra las tropas

soviéticas en Afganistán.

Desde ese momento, el servicio de inteligencia pakistaní (ISI) desvió gran parte de los

fondos y efectivos, armas, municiones y explosivos a fin de lograr el objetivo pakistaní

de anexionar Jammu y Cachemira.

Luego de 1989 surgieron innumerables y diversas organizaciones terroristas en el

Estado dicho Estado. Según el autor, estos grupos se dividían básicamente en tres

grandes grupos. El primer grupo consistía en elementos separatistas que aspiraban a la

independencia y autonomía del Estado tanto de Pakistán como de India y prosperaron

entre 1989 y 1991. El servicio de inteligencia pakistaní, alarmada por el gran apoyo que

estos grupos recogían, redujo su apoyo y lo canalizó en un segundo grupo.

El segundo grupo reivindicaba la anexión de Jammu y Cachemira con Pakistán y

justificaba su reclamo basándose en la religión de los habitantes de ese Estado. Sin

embargo, este grupo, integrado también por cachemires autóctonos, no logró abrirse

paso por lo que la ISI comenzó a infiltrar en Cachemira (a partir de 1993) a veteranos de

la yihad afgana que conformarían el tercer grupo.

Este último grupo tenía como meta la liberación de los musulmanes no sólo de Jammu y

Cachemira, sino de otras partes de India bajo el control de los hindúes. Las

organizaciones que conformaron este grupo extendieron el terrorismo yihadista desde

Jammu y Cachemira a otras partes de India. Posteriormente se unieron al Frente

Islámico Internacional (IIF) formado por Osama Bin Laden en Afganistán en 1998.

Asimismo, apoyan la ideología panislámica de Al Qaeda y promueven la yihad en India

9 Guerra santa que emprenden los musulmanes contra los infieles para defender y extender su comunidad.

(http://www.elpais.com/diccionarios/castellano/yihad).

como parte de la yihad global. Después de 1999 introdujeron la fórmula del terrorismo

siucida en Jammu y Cachemira.

Como sostienen Raman, “antes de 1993, no había terrorismo yihadista en territorio

indio fuera de Jammu y Cachemira (…) los musulmanes indios, en general, resistieron

los intentos de organizaciones pakistaníes (…) en tanto la ideología panislámica que

propugnan Al Qaeda y las organizaciones pakistaníes no ejercía atractivo alguno sobre

ellos” (Raman, 2008: 56).

Sin embargo, lo anterior empezó a cambiar paulatinamente debido al malestar de la

comunidad musulmana india por la demolición de la mezquita de Babri Masjid en

Ayodhya10

por parte de un grupo de nacionalistas hindúes en diciembre de 1992. Desde

ese hecho, jóvenes musulmanes indios comenzaron a acercarse a la ideología

panislámica y a participar de actos de terrorismo yihadista colaborando con la ISI y las

organizaciones yihadistas pakistaníes.

Los atentados terroristas en India se hacen cada vez más frecuentes por lo que India

debería abordar la problemática que concierne al crecimiento del terrorismo panislámico

promovido por organizaciones pakistaníes que ya no se circunscriben solamente a la

región de Jammu y Cachemira sino que han logrado extenderse por todo el territorio

indio, sumando adherentes entre los jóvenes musulmanes que se sienten relegados

frente a un casi 80% de la totalidad de la población hindú.

Por su parte, Pakistán toma una doble posición respecto al terrorismo yihadista. Si bien

las declaraciones del gobierno con sede en Islamabad sostienen que no se permite que

territorio pakistaní sea utilizado para fines terroristas contra la India, no se ha tomado

medida alguna contra la infraestructura terrorista yihadista apoyada por la ISI en ese

país. De esta forma Pakistán sigue “azuzando el terrorismo yihadista en Cachemira

entendido como lucha de liberación, así como el terrorismo yihadista en territorio indio

fuera de Cachemira como fenómeno que escapa a su control.” (Raman, 2008:57).

Conclusión

La existencia de Pakistán e India y la gran divergencia ideológica entre ellos, los dos

nuevos Estados herederos de la India Imperial, serán los condicionantes claves que

definirán el contexto de la política exterior de la región de Asia Meridional desde 1947

hasta la actualidad.

En este sentido se puede afirmar que el conflicto entre India y Pakistán, si bien se

plasmó en una constante pelea por el dominio del territorio de Jammu y Cachemira, es

un conflicto que supera este ámbito para entrar en el plano ideológico y en las nociones

10

Ayodhya, localidad ubicada en el Estado de Uttar Pradesh, al norte de la India, donde se cree nació el

dios indio Rama. En el lugar se asentaba una mezquita que el 6 de diciembre de 1992 fue destruida por

radicales hindúes.

mismas que fundamentan cada uno de los Estados intervinientes. De esta manera, la

contienda erigida en torno a Jammu y Cachemira es la punta del iceberg de un conflicto

mucho más profundo que enfrenta a dos pueblos y sus divergentes concepciones.

Cabe destacar que la evolución de las relaciones entre los países antes mencionados es

de suma importancia internacional: gran parte de la población musulmana del planeta, y

que hoy se encuentra bajo el análisis de la comunidad internacional debido al gran

desarrollo terrorista de los últimos tiempos, se encuentra distribuida entre India,

Pakistán y Afganistán. De allí que las relaciones entre los dos primeros en torno a una

cuestión tan específica como Cachemira resulte de sumo interés internacional.

ANEXO 1:

ANEXO 2:

Fuente: http://soymapas.com/wp-content/uploads/2010/06/mapa_india1.jpg

BIBLIOGRAFÍA

Díaz Criado, E. S. y Vacas Fernández, F. (2006). El conflicto de India y Paquistán.

Conflictos Internacionales Contemporáneos, volumen 5. España: Ministerio de Defensa.

López Nadal, J. (1998). Continuidad y cambio en la política exterior de la India. Afers

Internacionals, volumen 42, pp. 21-38.

Najibullah, H. (2008). Cachemira: la disputa no resuelta del Sudeste Asiático. Revista

Vanguardia Dossier, volumen 27, pp. 69-72.

Raman, B. (2008). Las múltiples caras del terrorismo. Revista Vanguardia Dossier,

volumen 27, pp. 53-57.

Ross, C. (2010). La política exterior india durante la Guerra Fría. Revista Universum.

Número 25, volumen 1, pp. 152-173.