Boletín Informativo 004

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BOLETIN INFORMATIVO Grupo de Historia de Tauste N úm ero gosto del 2002 N úm ero gosto del 2002 4 N o v i e m b r e Sumario Editorial La restauración de los lunetos de la Capilla de la Virgen Esther Arrieta Molinos Un texto desconocido sobre el general Ortega Enrique Galé Casajús La iglesia de San Antón, arquitectura e historia Esther Arrieta Molinos Antonio Germán Un personaje taustano Javier Nuñez Tafalla Noticias de la biblioteca LA RESTAURACIÓN DE LOS LUNETOS DE LA CAPILLA DE LA VIRGEN “El Grupo de Historia ha mantenido una conversación con D. Rafael Rosales Torres, restaurador que ha llevado a cabo la intervención en las dos pinturas murales situadas en los lunetos enfrentados de un tramo de la Capilla de la Virgen de Sancho Abarca de la Iglesia Parroquial de Santa María de Tauste.” ANTONIO GERMAN UN PERSONAJE TAUSTANO “Felipe V resultó letal para Aragón. Para asegurarse el trono de España no dudó en ceder la mitad del Imperio e incluso territorios españoles como Menorca y Gibraltar en el tratado de Utretch. En lo que no cedió fue a las presiones para que se mantuvieran los fueros y privilegios de Cataluña y Aragón, que fue- ron derogados. Para entonces Don Antonio Germán ya llevaba unos cuantos años en la tumba. ¿Se hubie- ra plegado a los intereses de Felipe V o habría prevalecido aquel carácter indómito que le llevó a la hor- ca?. ¿Habría mantenido su fidelidad al rey o hubiera luchado por la defensa de los Fueros de Aragón?.” LA IGLESIA DE SAN ANTÓN DE TAUSTE: ARQUITECTURA E HISTORIA “La fábrica de la Iglesia de San Antón –originariamente bajo la advocación de San Miguel- de Tauste, poco tiene que ver con el resto de la arquitectura de las Cinco Villas, de cantería. Ciertamente, la construcción se inició usando la piedra, tal y como puede verse en la parte inferior externa del ábside.” UN TEXTO DESCONOCIDO SOBRE LA MUERTE DEL GENERAL ORTEGA “La personalidad histórica del general D. Jaime Ortega y Olleta es, sin duda, la de mayor relevancia nacional de las que ha dado nues- tra villa. Por ello creemos que cualquier nuevo documento relaciona- do con su figura política y los acontecimientos que provocaron su muerte merece nuestra atención..”

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BOLETIN INFORMATIVO

Grupo de Historia de Tauste

N ú m e r o 3 A g o s t o d e l 2 0 0 24 N o v i e m b r eN ú m e r o 3 A g o s t o d e l 2 0 0 24 N o v i e m b r e

Sumario

Editorial

La restauración de los lunetos de la Capilla de

la Virgen Esther Arrieta Molinos

Un texto desconocido sobre el general Ortega Enrique Galé Casajús

La iglesia de San Antón, arquitectura e historia Esther Arrieta Molinos

Antonio Germán Un personaje taustano Javier Nuñez Tafalla

Noticias de la biblioteca

LA RESTAURACIÓN DE LOS LUNETOS DE LA CAPILLA DE LA VIRGEN

“El Grupo de Historia ha mantenido una conversación con D.

Rafael Rosales Torres, restaurador que ha llevado a cabo la

intervención en las dos pinturas murales situadas en los lunetos

enfrentados de un tramo de la Capilla de la Virgen de Sancho Abarca

de la Iglesia Parroquial de Santa María de Tauste.”

ANTONIO GERMAN UN PERSONAJE TAUSTANO

“Felipe V resultó letal para Aragón. Para asegurarse el trono de España no dudó en ceder la mitad del

Imperio e incluso territorios españoles como Menorca y Gibraltar en el tratado de Utretch. En lo que no

cedió fue a las presiones para que se mantuvieran los fueros y privilegios de Cataluña y Aragón, que fue-

ron derogados. Para entonces Don Antonio Germán ya llevaba unos cuantos años en la tumba. ¿Se hubie-

ra plegado a los intereses de Felipe V o habría prevalecido aquel carácter indómito que le llevó a la hor-

ca?. ¿Habría mantenido su fidelidad al rey o hubiera luchado por la defensa de los Fueros de Aragón?.”

LA IGLESIA DE SAN ANTÓN DE TAUSTE: ARQUITECTURA E HISTORIA

“La fábrica de la Iglesia de San Antón –originariamente bajo la

advocación de San Miguel- de Tauste, poco tiene que ver con el resto

de la arquitectura de las Cinco Villas, de cantería. Ciertamente, la

construcción se inició usando la piedra, tal y como puede verse en la

parte inferior externa del ábside.”

UN TEXTO DESCONOCIDO SOBRE LA MUERTE DEL GENERAL ORTEGA

“La personalidad histórica del general D. Jaime Ortega y Olleta

es, sin duda, la de mayor relevancia nacional de las que ha dado nues-

tra villa. Por ello creemos que cualquier nuevo documento relaciona-

do con su figura política y los acontecimientos que provocaron su

muerte merece nuestra atención..”

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EDITORIAL LA VERDAD DE LA HISTORIA

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Descripción

La forma de las pinturas es una media circun-ferencia que se adapta al elemento arquitectónico. Las dimensiones, iguales en los dos frescos, son de 5.04 x 2.07 metros.

El tema representado en los lunetos, referido

en ambos casos a la aparición de la imagen de la Virgen de Sancho Abarca a un pastor roncalés el día 7 de abril de 1569, Jueves Santo, está dispues-to del siguiente modo:

En el luneto de la izquierda la Virgen aparece en un romero florido al lado del castillo de San-cho Abarca, tal y como relatan los Gozos y tam-bién Basilio Iturri del Roncal (1). Avisados los de Tauste por un cazador al que le había comunicado la aparición el pastor, se apresuran a formar pro-cesión y salen a buscar a la Virgen con una larga comitiva formada por los 16 racioneros, monagui-llos y otros personajes civiles (jurados, magistra-dos....). Llegan al lugar de la aparición y confir-man la noticia; al poco aparecen los de Fustiñana, montados a caballo, con perros y fusiles, elemen-tos que también podemos ver en este luneto. Los de Tauste reclaman la imagen para sí, aun estando en jurisdicción navarra, puesto que no podían per-mitir que se la llevasen sin ir a buscarla en las de-bidas condiciones cristianas, en procesión y bajo palio. Además, según relata Basilio Iturri del Roncal (2) los de Tauste aconsejan a los de Fusti-ñana que si no están conformes pueden “incoar pleitos en el Arzobispado de Zaragoza”. El cual, como ya sabemos, resuelve posteriormente a fa-vor de Tauste.

En el luneto de la derecha el tema es la llega-da de la Virgen a Tauste, traída en esa misma pro-cesión que aparecía en el otro. Entran por la puer-ta de Tauste situada en la antigua muralla -aproximadamente entre las casas actuales de D. Gabriel Larrodé y D. Félix Clemente-, para llegar, se supone, a la Iglesia. En esta pintura aparece reflejada también la primera curación milagrosa de la Virgen: María de Sola, natural de Ejea pero casada con un taustano, se encontraba en el Hos-pital (edificio que se ve en la pintura con dos pi-sos y un pequeño campanario, situado aproxima-damente en lo que es actualmente el tanatorio de Avda. de la Constitución) y solicitó ser sacada a las puertas, para recibir a la Virgen. De este modo

LA RESTAURACION DE LOS LUNETOS DE LA CAPILLA DE LA VIR-GEN DE SANCHO ABARCA DE TAUSTE

El Grupo de Historia ha mantenido una conversación con D. Rafael Rosales Torres, restaurador que ha llevado a cabo la intervención en las dos pinturas murales situadas en los lunetos enfrentados de un tramo de la Capilla de la Virgen de Sancho Abarca de la Iglesia Parroquial de Santa María de Tauste. La restauración de estas obras murales ha sido financiada por la empresa HORCONA, S.L., para la que trabaja el citado restaurador, y la parte técnica supervisada por otro profesional, D. Iván Senosiain Bellart. Labor encomiable la realizada, que nos permite conocer estas pinturas que hasta ahora eran una mancha negra. Sin duda este esfuerzo es un ejemplo a seguir, con el convencimiento de que es preciso recuperar y conservar nuestro patrimonio artístico.

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María de Sola sanó de sus males. Al fondo aparecen dos ele-mentos que cree-mos que hay que comentar: Un cas-tillo, que muy bien podría ser, por su disposición en la obra, el de Sancho Abarca, donde se apareció la Virgen, aunque en la fecha de la aparición es-taría en ruinas, ya que en 1512 fue derribado (3). También se ha apuntado que po-dría ser el castillo de Tauste, situado aproximadamente en la calle López de Arbizu, derribado en 1706, fecha muy próxima a la realización de las pinturas (4). Los autores pudieron conocer este castillo pero posiblemente no sería como el que aparece en la pintura, ya que era de yeso y adobe y sin una estructura de torres defensivas como las que apa-recen (5). El otro elemento a comentar es un mon-tículo situado detrás de la imagen de la Virgen, que podría ser la representación del Santuario, precisamente al lado de donde se situaba el casti-llo de Sancho Abarca. También se ha sugerido la posibilidad de que correspondiera a la zona del Casino, que en el s. XVIII contaba con 16 metros más de altura que los que tiene actualmente. Esta hipótesis resulta bastante improbable por su ubi-cación en el cuadro y porque es más correcto pen-sar que al autor no le interesaba representar cómo era el pueblo en aquella época, sino incluir en un espacio muy reducido como es el luneto elemen-tos simbólicos y relevantes en la tradición trans-mitida (el castillo de Sancho Abarca y el Santua-rio) además de preocuparse en dejar constancia de todos los personajes que iban en la procesión, ra-cioneros y políticos.

Los autores y la época

La imagen, una vez en Tauste, fue de-positada en la capi-lla del Rosario de la Iglesia Parro-quial hasta que en 1714 se concluyó la capilla de la vir-gen de Sancho Abarca y fue tras-ladada la imagen, fecha en la que se podrían datar estas pinturas. Según D. Rafael Rosales, en los lunetos trabaja-ron dos autores bien distintos: En el luneto de la iz-quierda parece ser que hay dos tipos de pintura o dos estilos, sobre todo

en la parte de los personajes de Fustiñana, mucho mas remarcados los contornos y más redondeadas las formas que en el resto de la pintura, que sin duda, guarda relación con la del otro luneto, ca-racterizado por una pintura a pinceladas sueltas y sin contornos. Es posible que originariamente, esa parte del fresco no tuviera estas formas redondea-das y se aprovechara el momento de la restaura-ción de la cúpula de la Capilla en 1895 (6) o de la restauración del retablo, cuando se pintan los án-geles que lo coronan, fechados en 1905, para reto-car esta zona, que pudiera estar estropeada. Sin embargo, esto es pura hipótesis sin base docu-mental.

Aspectos técnicos

Se trata de un tipo de pintura sin apenas

perspectiva y sin relieve, muy lamida, que se sir-ve de los surcos originados al lavar la argamasa para dar volúmenes. Como en todas las represen-taciones marianas hay movimientos de cielos y de nubes mediante tonos violetas y ocres. Los auto-res, nos comenta el restaurador, han realizado ver-daderos retratos de época, ya que aparecen con las imperfecciones que pudieron tener en la realidad, personajes calvos, con barba, ancianos...

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La argamasa, hecha de cal y arena fina lavada, sobre la que descansa la capa pictórica fue alisada con un haz de esparto, por lo que presenta una textura irregular, a modo de surcos, realiza-dos de derecha a izquierda y de izquierda a dere-cha. De esta manera la pintura se adhiere mucho mejor a la pared, aunque no sea una textura muy común para el tipo de pintura mural.

La técnica ejecutoria que se siguió fue un temple a cola aplicado sobre la argamasa de cal y

arena, que no es propiamente técnica de pintura mural, en el que ésta se aplica sobre un mortero fresco y húmedo, sino que se aplica la pintura so-bre un mortero seco usando pigmentos en polvo naturales aglutinados en una cola orgánica de ani-mal como el conejo, aplicado a pincel. Pasados los años, y ante la suciedad depositada en ellas, se decidió “refrescar”, según D. Rafael Rosales, todo el estrato pictórico, aplicando una resina natural, tipo gomalaca, ofreciendo en principio una pelí-cula brillante pero fijando a la pintura toda la su-ciedad que contenía el muro. Del mismo modo, se sabe que la capilla estaba alumbrada por lám-paras de petróleo y gran número de velas, que desprendían gran cantidad de residuos o negros de humo, lo cual, sumado a la oxidación de la goma-

laca, volvieron a ésta frágil y oscura, propiciando sin duda el oscurecimiento total de la obra.

En el estado conservación, que se puede considerar regular según los restauradores, apare-ce de forma persistente una gran acumulación de suciedad, polvo, negro de humo, excrementos de insectos y gotas de pintura ajena, todo ello fijado a la capa pictórica mediante la gomalaca oxidada, algo propiciado sin duda por la textura rugosa e irregular de la superficie.

La zona de mayor complicación para los restauradores fue la de la gran grieta que recorre de forma vertical el luneto de la izquierda. La ar-gamasa presentaba abolsados y levantamientos, pudiéndose desprender parte de la pintura. Tam-bién, debido al movimiento de elementos del in-mueble, por el derrumbe de la abadía, añadidos y las continuas humedades que tanto están afectan-do a los cimientos, se ha producido pérdida de policromía de manera puntual y agrietamiento de la superficie pictórica.

Tratamientos de Conservación:

Realización de pruebas de solubilidad de los

pigmentos para comprobar la estabilidad de los medios acuosos.

Consolidación superficial de la policromía a fin de dar consistencia a los pigmentos.

Consolidación de la argamasa al muro en las zonas con peligro de desprendimientos, prote-giéndolas mediante papel japón y adhesivo acríli-co en disolventes de rápida evaporación y propor-ción alta.

Inyección de consolidante en la grieta a base de caseinato cálcico disuelto en resina acrílica tipo Primal AC33 y fungicida Preventol.

Los restauradores decidieron no tapar total-mente la grieta por la posibilidad de producirse escorchones de la pintura al no cesar el movi-miento del edificio. Sí se ha consolidado la grieta para que mueva todo a la vez.

Tratamiento de Restauración:

Con la finalidad de devolver al conjunto su luminosidad y cromatismo se procede a eliminar el sustrato de suciedad adherido, usando medios mecánicos e hisopos, ayudados por impactos de papel japón para reblandecer algunas zonas. Tras

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realizar un test de disolventes se optó por utilizar un tensioactivo tipo oleato de potasio aplicado al 6% en agua destilada, agregándose a esta mezcla, en algunas zonas, una pequeña cantidad de aceto-na. Otro punto de la restauración fue la reintegra-ción cromática (donde había escorchones y no queda pintura), usando técnicas al agua, acuare-las, y tempera a modo de veladuras o de técnica de puntillismo, bajo un criterio ilusionista. Para finalizar y garantizar la conservación de la obra se aplicó una protección al conjunto.

Los restauradores:

Rafael Rosales ha sido, como a él le gusta de-

cir, la mano ejecutora de Iván Senosiain, sobre el que ha recaído la labor de supervisar la parte téc-nica.

Iván Senosiain es licenciado en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, además de Diplomado en Conserva-ción y Restauración y Diplomado en Estudios Ar-tísticos. Su experiencia profesional parte de tra-bajos diversos para el Museo de Navarra, Museo Diocesano de Lleida y numerosas intervenciones en Navarra, Zaragoza y Estados Unidos.

Esta auténtica maravilla la fabricó un ver-dadero artista local: Arturo Diez, “el hojalatero”, y se puede considerar una obra de arte, por la difi-cultad de realizar los diamantes en bajo relieve y de soldar el hierro con el latón hasta darle toda la gracia y hermosura de esta obra que hoy contem-plamos en todo su esplendor.

Se realizó una limpieza y eliminación del aceite de linaza que año tras año se aplicaba, pro-ducto que tarda mucho tiempo en secar, lo que propiciaba el pegado de polvo, tierra, etc. Para proceder a su restauración se hizo alguna cata me-diante abrasivos, pero no dio resultado y se con-cluyó realizando la limpieza mediante chorro de arena. Para finalizar se le dio barniz de japón con el fin de protegerla de las inclemencias del tiem-po.

Rafael Rosales estudió Arte en Barcelona y su conocimiento y buen hacer se debe sobre todo a una gran experiencia en el banco de trabajo du-rante muchos años. Posee dos medallas de oro fruto de su trabajo y varios primeros premios en Alemania y Valencia; asimismo ha realizado la restauración de varias imágenes en Barcelona y más recientemente la reproducción de una talla robada en Huesca.

NOTAS:

(1) ITURRI, B.: Historia de Nuestra Señora de Sancho Abarca. Reed. de Victor Angoy, Tauste, 1992, pag. 56.

(2) Idem, pag. 57. (3) PALLARÉS, M. A.: “Territorio y sociedad:

La carta de Población de Tauste de 1138”, Tauste en su Historia. Actas de las I Jorna-

das sobre la Historia de Tauste. Patronato de la Casa de Cultura-Ayuntamiento de Tauste, Tauste, 1999, pag. 78.

(4) Idem, pag. 80 y pag. 99, nota. (5) Idem, pag. 80. (6) Libro de Actas de la Esclavitud de la Virgen

de Sancho Abarca. Parroquia de Santa María

LA PUERTA PRINCIPAL DE LA PARROQUIA, RESTAURADA

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Los orígenes de la comunidad judía en la península Ibérica fueron pronto motivo de leyen-das que los relacionaban con Nabucodonosor o con el rey Salomón. Pero la realidad los sitúa en el Imperio romano y probablemente en el siglo I de nuestra era, a partir de la destrucción del Tem-plo de Jerusalén. La historia de los judíos se puede dividir en tres grandes períodos: 1) desde los orígenes hasta el siglo VIII; 2) bajo el dominio musulmán, que comprende desde el siglo VIII hasta mediados del siglo XII, en que se produce la Reconquista; y 3) la España cristiana, que abarca desde el inicio de esa etapa hasta la expulsión en 1492. Las primeras comunidades judías se asenta-ron en la costa mediterránea y luego se extendie-ron por el resto de la península. En estos prime-ros siglos, la vida judía en España tendría los mis-mos problemas que en el resto del Imperio roma-no. Con el reino visigodo llegaron los cambios: a partir de la conversión de Recaredo al catolicismo en el año 586, se inició la legislación antijudía. Se sucedieron leyes que obligaban a convertirse al cristianismo o los convertían en esclavos. Pero el desorden general de la monarquía visigoda, hizo que esas leyes carecieran de eficacia. Esto terminó con la invasión musulmana en el año 711. El judaísmo era una religión tolerada por los árabes, y los judíos constituían una mino-ría que pasó pronto a estar a su servicio: auxilian-do a gobernantes, dedicándose al comercio y a las labores administrativas. Pero el renacer de la cultura hebrea comen-

zó en el siglo X, durante el reinado de Abderrah-mán III (912-971) y su cortesano Hasday ibn Sa-prut, médico y diplomático hispanojudío, mece-nas de la cultura. A comienzos del siglo XI el califato cordobés cae aniquilado y surgen en al-Andalus una serie de reinos o taifas, como la de Zaragoza o Granada. Aragón se constituyó como reino en el año 1035 y era un conglomerado de territorios unidos por un soberano común, aunque cada uno de ellos tenía sus propias cortes, su lengua y su moneda. Desde el primer momento los judíos gozaron de una situación jurídica especial puesto que los re-yes los consideraban como una propiedad suya. Los llamados “privilegios de los judíos” eran otorgados por el rey al que tenían un acceso direc-to. Por lo general se trataba de concederles la igualdad jurídica con los cristianos a la hora de valorar su testimonio en los pleitos que se estable-cían. Uno de los rasgos más característicos del siglo XII es la fundación de ciudades. Cuando los reyes cristianos fundaban una ciudad, lo mismo que cuando se trataba de una conquista, asignaban a los judíos, igual que a los cristianos, parcelas de terreno para que construyeran casas y en los ba-rrios comerciales les destinaban lugares donde establecer sus tiendas. Hacia mediados de siglo fue habitual el avecindamiento de judíos en los castillos. Para regir la vida, los reyes les daban fueros, que definían en muchos aspectos cómo habían de ser las relaciones entre cristianos, judí-os y musulmanes, o entre los vecinos y el munici-pio y asimismo con el monarca. El principio ge-neral que guía estos fueros es la igualdad de dere-

ARAGÓN ESPACIO SEFARAD LOS JUDÍOS, UNA HISTORIA OLVIDADA

Fue en España, en Sefarad , donde vivió y se desarrolló la que durante siglos fue la mayor y más importan-te comunidad judía del mundo. Quince siglos de historia forjada en convivencia, unas veces pacífica y otras de claro enfrentamiento con los demás españoles. Hoy de nuevo, tras siglos de distanciamiento, recu-peramos la vida judía en lo que fue su viejo solar e invitamos a reencontrarse a los nuevos judíos con su pasado.

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chos entre cristianos, judíos y musulmanes, cuyas distintas comunidades formaban entidades separa-das. La carta de Población de Tauste de 1138, constituye las normas jurídicas que regían la villa tras conquistarla a los musulmanes. Era una seña de identidad para todos sus pobladores, a los que igualaba y hacía depender del rey Ramiro II de Aragón, hermano de Alfonso I el Batallador quien, en su avance hacia el sur, había ocupado Tauste en 1105. No hay disposiciones para mino-rías, lo que hace pensar que los musulmanes y judíos que estuvieran o vinieran a repoblar el te-rritorio gozaban de los mismos favores y privile-gios que los cristianos. A partir del IV Concilio de Letrán (1215) se imponen en la Iglesia las ideas de dominicos y franciscanos, que no olvidaban que los judíos eran descendientes de quienes crucificaron a Je-sús. En consecuencia, se precisaba por un lado separar la vida de judíos y cristianos y por otro emprender una campaña misionera para convertir-los al cristianismo. Ya el propio concilio dictaba leyes que obligaban a los judíos a pagar diezmos a la Iglesia y a vestir ropas especiales con un sig-no distintivo. Fernando III de Castilla y Jaime I de Aragón se opusieron rotundamente a aplicar estas medidas y consiguieron del papa una mora-toria. Desde 1363 en los documentos conservados en el Archivo Parroquial de Tauste, se habla de los judíos como vecinos, cuyas casa y viñas están al lado de las de los cristianos. También aparecen judíos de Zaragoza o del Frago, que prestan dine-ro al Concejo de Tauste. Incluso en 1403, la Igle-sia de Santa María arrienda unas casas a un judío y a sus sucesores. Es pues una convivencia de culturas, que viene a romperse en 1492 con el De-creto de Expulsión y que el Archivo recoge en un documento de 1495 en unos albaranes de los pa-gos que el concejo hizo al Rey de por los bienes “de los heréticos condepnados por la heregia por

los senyores padres inquisidores”.

Para entonces los judíos ya vivían segrega-dos del resto. En junio de 1414 Fernando I y lue-go Alfonso V, envían a Frances Ferrer para que

delimite la judería con un encintado de adoba y ladrillo para separar materialmente a judíos de cristianos. No podemos mirar la población medieval con los ojos de nuestro tiempo pero las ciudades medievales eran muy pequeñas. En Aragón la más importante era Zaragoza y tenía unas 200 familias de judíos. En Tauste llegó a haber 28 fuegos u hogares judíos, lo que significa entre 100 y 150 personas. La estructura socioeconómica de estas co-munidades judías no era uniforme y experimentó muchos cambios con el tiempo. En las grandes juderías solían tener su residencia las grandes fa-milias, que formaban la “aristocracia” de donde salían los grandes financieros y acreedores del Estado, pero también los eruditos y los grandes rabinos. La gran masa de las comunidades la for-maban los pequeños comerciantes y los artesanos: comercio de paños, sastre, zapatero, joyero, pele-tero, herrero, especiero, alfarero, joyero, peletero, herrero, especiero, alfarero, tintorero y guarnicio-nero. Unos y otros se dedicaban también muchas veces al préstamo en mayor o menor cuantía. En casi todas las juderías había también algún médi-co que incluso tenía sueldo del propio municipio cristiano. A todo esto hemos de añadir, natural-mente los rabinos y los servidores de la sinagoga, cuyo mantenimiento corría a cargo del conjunto

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de la comunidad, que asimismo procuraba ocu-parse de las viudas, los huérfanos y los pobres. Todos los habitantes de las juderías procuraban adquirir alguna viña o algún terreno cercano a la ciudad donde cultivar verduras para el consumo familiar. Hubiera o no leyes que impidiesen vivir a los judíos donde quisieran, la tendencia natural era a agruparse. El barrio judío se situaba en el corazón de la ciudad, entre la iglesia y el castillo, si lo había. Generalmente consistía en una calle principal y luego en pequeñas calles transversales.

En el caso de Tauste, la elevación donde se asentó el pueblo estaría rodeada de una muralla y tendría un castillo en su interior, alrededor del cual viviría la población judía. Este castillo del que habla el Abbad Ríos desapareció como la ma-yoría de las construcciones de la zona, hechas en adobe y yeso, pero se cree que estaría situado en el extremo de la calle López Arbizu, sobre la calle Veintiuno de Abril. Las casas se apiñaban alrede-dor del castillo y de la iglesia, dando lugar a dos barrios: el del Mercado y el de Santa María. Te-nemos documentado en el Archivo Parroquial el

barrio del Cerco, el barrio de la Peña de Pedro Serrano, el barrio de San Miguel, el barrio de San Jorge y el barrio de las Eras. El “cerco de la vi-lla” pasó luego a denominarse Barrio Nuevo, co-mo consta desde 1504. Como es natural, cuando se formaba una comunidad, la primera preocupación de sus habi-tantes era contar con las adecuadas instituciones comunales: la sinagoga, con sus dependencias anejas, el miqwé o baño ritual, la carnicería, el Talmud Torá o escuela religiosa para los niños, el cementerio, extramuros de la ciudad, y todo aque-llo que era necesario para llevar a cabo una vida judía. La institución jurídica que agrupaba a todos los judíos de un lugar y regía la vida interna de la judería recibía el nombre de aljama, equivalente al de municipio entre los cristianos. No todas las poblaciones donde habitaban judíos formaban al-jama. Desde el siglo XIII encontramos constituido e l c o n c e j o o a l j a m a d e Tauste: una aljama de realengo dependiente direc-tamente del Rey. Para ello se requería un cierto número de familias, que estaría en relación con el minyán o número de varones judíos necesarios para la ora-ción colectiva (diez). Las aljamas se regían por sus ordenanzas o estatutos, que ellas mismas se daban, con la aprobación real, lo que daba lugar a diferencias entre unas y otras en el modo de go-bernarse. Tauste, aljama de realengo en el reino de Aragón

a fines de la Edad Media

Los verdaderos dirigentes de la aljama eran los “grandes de la aljama”, es decir, los miembros de las familias más ricas e influyentes en la corte. Eran quienes nombraban todos los cargos que pu-diera haber en una aljama. Los cargos principales eran los adelantados (en hebreo mucaddemin) o secretarios (neemanim) -- como también se les conoce en la Corona de Aragón--, y los jueces. Luego podía haber tesoreros, tasadores de los im-puestos, encargados de beneficencia y delegados para misiones concretas. Pero en realidad en mu-chas aljamas los adelantados cumplían todas las funciones, incluida la de juez o miembro del tri-

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bunal rabínico. El número de adelantados era va-riable, pero nunca había menos de tres, y por el siglo XIII se comenzó a elegirlos anualmente. Las aljamas eran en principio autónomas e independientes unas de otras, pero en Aragón co-mienzan a agruparse en collecta, una organiza-ción superior en razón del pago de impuestos. Muy importante en la vida de toda aljama era el bet dín o tribunal que entendía de los pleitos entre judíos. Juzgaba con arreglo a las leyes judías, asesorándose de los rabinos, y sus sentencias eran reconocidas y ejecutadas por los reyes y los fun-cionarios. La aljama disponía de medios de coerción eficaces para hacer cumplir sus ordenanzas, y sus autoridades atendían a muchos asuntos. Entre ellos, la vigilancia de la conducta religiosa y mo-ral. Vigilaban y castigaban si un individuo hacía algo prohibido en sábado o no observaba este día correctamente, si comía conforme a las leyes judí-as, si tenía una amante, si se peleaba o hería a otro. A quienes cometían una falta de este tipo los castigaban con multas, amonestaciones públi-cas y sobre todo el herem o excomunión. Sobre un rabino de Tauste cuentan una cu-riosa anécdota de comienzos del siglo XIV. El rabino Hacen mantenía la vigilia nocturna en la iglesia de San Bartolomé y ejecutaba una danza, por lo que fue condenado por los propios judíos por participar en un culto extranjero.

La aljama se ocupaba también del manteni-miento de los rabinos, servidores de la sinagoga y de las instituciones comunales así como de la educación religiosa de los niños y de la benefi-cencia. Para todo ello recaudaba sus propios im-puestos, generalmente gravando la venta de carne y de vino, pero también otras cosas, como bodas, viajes y estancias de forasteros. A lo largo del siglo XIII se produjeron en las aljamas españolas diversas luchas sociales y algunas tensiones por motivos religiosos. Ya des-de el principio, sobre todo en la Corona de Ara-gón, se pone de manifiesto la lucha por el poder entre las grandes familias: en Zaragoza fueron famosas las luchas entre las familias Alconstanti-ni y Caballería. Los magnates judíos no se con-tentaban con rivalizar entre sí por conseguir el favor real y, con ello, determinados negocios o ciertas prerrogativas en el reino. También se pre-ocupaban por obtener dentro de las juderías cier-tos títulos de prestigio o ciertas cláusulas en las ordenanzas que les permitieran manejar la vida judía. Así pues, durante el siglo XIII se produje-ron grandes cambios en la situación de las comu-nidades judías. En los comienzos, los reyes y no-bles mantenían una actitud de tolerancia o negli-gencia hacia las cosas religiosas de los judíos; en las postrimerías del siglo, en cambio, el rumbo de la política tendía a un solo fin: convertir y asimi-lar a los judíos. Ahora bien, en esta época la exis-tencia de los judíos y su derecho a vivir como ta-les todavía era algo que no se discutía en ninguno de los reinos españoles.. Aun cuando las grandes conquistas ya habían terminado, los reyes seguían encontrando necesario proteger a los judíos por las rentas que de ellos obtenían. La masa de la población judía, los comerciantes y artesanos, continuaba siendo un factor importante de la eco-nomía, sobre todo en los municipios. A pesar de los pesares, al terminar la centu-ria las relaciones personales de amistad entre judí-os y cristianos eran abundantes. De grupo a gru-po el odio iba poco a poco incrementándose, pero individualmente eran muchos los cristianos que tenían amigos judíos y viceversa. Los cristianos conocían perfectamente cuáles eran las prácticas

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religiosas judías, en qué consistían sus fiestas, qué hacían en las sinagogas, lo mismo que los judíos conocían las correspondientes prácticas cristianas. Al judío respetable sus convecinos cristianos le daban el título de “don”. Y por regla general los judíos no se vieron obligados a llevar vestidos especiales, ni señales distintivas. Los judíos se sentían castellanos, aragone-ses, catalanes o navarros, pero en esta época se sentían sobre todo súbditos de su rey, al que debí-an fidelidad y sumisión. El monarca era además la garantía de su seguridad. Con el correr del si-glo, las tensiones y luchas fueron aumentando, lo que puso a las aljamas en un camino peligroso donde había cierta sensación de inseguridad. En el siglo XIV en Aragón ya no había cor-tesanos judíos poderosos. El sistema político de la Reconquista había desaparecido, los judíos habían sido apartados de la administración del Estado y su posición política y económica había decaído enormemente. La campaña misionera proseguía en Aragón y con ella las acusaciones de asesinato ritual y de mofa del cristianismo. Al principio de su reinado Jaime Ii dejó claro que éstos no entraban en la jurisdicción inquisitorial y que sus posibles delitos contra la religión eran asunto de los tribunales reales. Pero con la expul-sión de los judíos de Francia en 1306 las cosas se complicaron. Aragón acogió generosamente a gran número de estos expulsos, pero entre ellos venían también conversos que habían tomado el bautismo para salvarse de males mayores y ahora pretendían volver al judaísmo. Para perseguir a éstos sí estaba autorizada la Inquisición, lo mismo que para procesar a aquellos judíos que les ayuda-ran a volver al judaísmo. Los problemas familiares fueron numerosí-simos. En todas partes había casos en que el ma-rido se había convertido y la mujer no o vicever-sa; o que los hijos habían tomado el bautismo y los padres permanecían judíos; incluso hubo mu-chas familias en que, por ejemplo, el padre, un hijo y una hija se habían convertido y en cambio no lo habían hecho la madre y otros hijos o hijas. La situación era por demás caótica, con amigos y parientes divididos. Además, en los primeros mo-mentos los conversos seguían viviendo en la jude-

ría Pronto las autoridades reaccionaron siguiendo las normas de la Iglesia. Es decir, a nadie se de-bía convertir por la fuerza, pero quien hubiese tomado el bautismo, ya no podía volverse atrás. En consecuencia, se trataba de separar a judíos y conversos, de adoctrinar a éstos cumplidamente en la fe católica y de vigilar a los judíos para que no ayudaran a quienes quisieran retornar al juda-ísmo. Pero la tormenta no cesó y a comienzos del siglo XV, comenzó su campaña misionera san Vicente Ferrer, hombre de una oratoria que arras-traba a las multitudes. Las conversiones aumen-taron y algunas juderías aragonesas desaparecie-r o n . Benedicto XIII, el papa de Aviñón, que residía en el reino de Aragón, interesado en la conversión de los judíos, acogió favorablemente el programa presentado por san Vicente Ferrer, que trataba de conseguirlo por la vía de imposibilitar la vida ju-día. El 2 de enero de 1412 se promulgaban unas leyes durísimas que reducían a los judíos a la con-dición de parias. Se ordenaba el “encerramiento” de los judíos en barrios nuevos, obligándoseles a abandonar los antiguos, y se les prohibía todo contacto con cristianos. Los judíos tendrían que vestir paños oscuros y baratos, llevar la rodela bermeja y dejarse crecer cabello y barba. Los médicos judíos no podrían atender a enfermos cristianos, ni tampoco los farmacéuticos, drogue-ros o especieros. Se prohibía a los judíos arrendar los impuestos y ejercer cargos públicos. Aunque la amenaza de expulsión gravitaba sobre los judíos desde hacía años, es en marzo de 1492 cuando el inquisidor general fray Tomás de Torquemada, y por decreto del rey Fernando, con-siguen que sea efectiva. En torno a cuatro mil judíos abandonaron Aragón, unos cien mil en to-do el país. Dejaron atrás parte de sus pertenen-cias, pero se llevaron una cultura forjada tras quince siglos de coexistencia con cristianos y mu-sulmanes, y el recuerdo de su antigua patria.

BIBLIOGRAFÍA Asunción Blasco, Los judíos en Aragón, Gobier-no de Aragón, 2001 José Luis Lacave, Sefarad, Sefarad (La España Judía), Lunwerg Editores, 1987

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NOTAS

I-Miguel Ángel Pallarés,”Territorio y sociedad: La carta de Población de Tauste de 1138”, Tauste en su Historia, Actas de las I Jornadas sobre la Historia de Tauste, Alcaraván Ediciones, 2001 II- Francisco Abbad Ríos, El románico en Cinco Villas, Zaragoza, IFC, 1979, p. 99 III-Miguel Ángel Pallarés, “Territorio y ...”, p. 80 IV-Miguel Ángel Motis Dolader, Los judíos ara-goneses en la época del descubrimiento de Améri-ca, DGA, 1989, p. 14.

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NOTICIAS DE LA BIBLIOTECA

TAUSTE EN SUESSETANIA (I) Historia de la revista.

La revista Suessetania apareció en julio de 1882, ahora hace 20 años, como Boletín del Centro de Estudios Suessetanos, en el que se reunieron gentes procedentes de varias localidades de las Cinco Villas interesadas por el acontecer histórico y social de esta comarca. Por parte de Tauste, desde este primer nú-mero figuraron como una especie de delegados locales José Longás y Elisa Sánchez. A partir del número 5, de abril de 1884, coincidiendo con la reconversión de la revista como Boletín del Centro de Estudios de las Cinco Villas, Ana Longás sustituyó a José Longás. En el número 9, junio de 1986, el Centro pasó a depen-der de la Institución Fernando el Católico al mismo tiempo que la representación taustana quedaba limitada a A. Longás. Tras el número 10, diciembre de 1988, Suessetania se reestructuró centralizando su dirección en Ejea y prescindiendo de estas delegaciones locales. Este periodo inicial va a ser el ámbito de recopila-ción de nuestro primer artículo. Por otra parte, dados los intereses de este boletín, vamos a limitarnos a dar cuenta únicamente de los textos de contenido histórico-artístico aparecidos en los diez primeros números de Suessetania. 1.- Artículos

- M. Salas, E. Sánchez y A. Longás: “Sender a su paso por Tauste”, ps. 11-12, n.º 4, noviembre del 83.

- Da cuenta de las principales referencias literarias a Tauste en la obra de Sender, profun-dizando en las relaciones personales que el autor estableció durante su estancia en nues-tro pueblo, como Valentina Ventura o Mosén Joaquín Aguilar.

- L. Martínez: “En torno a ‘la Casa de la Cámara’ (Tauste)”, ps. 14-15, n.º 5, abril del 84.

- Breve comentario, fundamentalmente de tipo arquitectónico, sobre la Casa de la Cámara. Incluye una síntesis, falta de documentación, sobre la historia del edificio.

- Ch. I. Navarro: “El aragonés residual en las Cinco Villas”, ps. 27-37, n.º 9, junio del 86.

- Por error, el artículo aparece firmado al final por Ch. Flores, autor de una de las partes. En realidad, como se indica al principio, el texto completo había sido recopilado y publi-cado con anterioridad por Ch. I. Navarro en la revista Rolde, ns. 28 y 29 de junio de 1985. El mismo autor es el responsable del apartado “El aragonés residual en Tauste”, con que concluye el artículo.

2- Menciones:

- C. Rábanos: “Arquitectura popular en las Cinco Villas”, ps. 13-15, n.º 1 (bis por error; en reali-dad, n.º 2), enero del 83..

- Artículo muy general que apenas menciona construcciones taustanas. - J. M. Lacosta: “Cinco Villas de enhorabuena. Inauguración del ferrocarril de Sádaba a Gallur”,

ps. 15-19, n.º 6, diciembre del 84. - Breve introducción histórica acerca de la construcción del ferrocarril y descripción por-

menorizada de los actos del día de la inauguración. - J. Sánchez: “Los cementerios en las Cinco Villas”, ps. 4-7, n.º 9. Incluye fotografía.

- E. Gil: “Evolución de la población de las Cinco Villas”, ps. 14-18, n.º 9.

- Aunque el título no lo indica, el contenido hace referencia exclusivamente al siglo XX. Incluye tablas demográficas.

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3.- Recopilación de textos antiguos

- s.a.: “Las Cinco Villas a comienzos del siglo XVII, según Lavaña”, ps. 7-15. n.º 1, julio del 82. - Registra las notas tomadas por el cartógrafo portugués Juan Bautista Lavaña durante su

recorrido por nuestra comarca en 1610 con la misión de elaborar un mapa detallado del Reino de Aragón. Pasó por Tauste, hacia el Norte, el jueves 11 de noviembre.

- J. Lambán: “Las Cinco Villas en la Historia de la economía política de Aragón de don Ignacio de As-so. Un documento para el debate”, ps. 18-23, n.º 5.

- El texto de Jordán de Asso aparece enmarcado por una serie de comentarios socio-económicos y políticos que tratan de acercarlo al presente del editor.

- “Las Cinco Villas en el Diccionario geográfico, estadístico e histórico de España de Pascual Ma-

doz”. Número monográfico: n.º 8, diciembre del 85.

- Se limita a copiar la información pertinente del citado diccionario decimonónico. Artícu-los sobre Arba de Luesia, Bardenas, Cinco Villas, Ejea de los Caballeros, partido judi-cial, Escorón, San Jorge, Tauste y Tauste, canal de. Incluye cuadros sinópticos y alguna fotografía.

5.- Otros: 5.1.- Breves

- s.a.: “Sobre Archivos. Archivo parroquial de Tauste”, p. 4, n.º 1 (bis). - Descripción sumaria de los fondos existentes en el citado archivo.

- s.a.: “Noticias: Tauste”, p. 25, idem. - Sobre los capiteles encontrados durante la restauración de San Antón.

- s.a.: “Noticias: Tauste: Legajos del s. XIII devueltos a la parroquia”, ps. 40-41, n.º 4. - s.a.: “Noticias: Tauste: Tablas góticas en proceso de restauración”, p. 33, n.º 5.

- Referencia a dos tablas góticas aparecidas durante la restauración de la iglesia de San Antón, que tras ser restauradas por la Diputación Provincial de Zaragoza, habían pasado a formar parte de una exposición temporal

- Maestro Agüero: “Sobre patrimonio histórico-artístico cincovillés”, ps. 46-47, n.º 6, diciembre del 84.

- Breve información acerca del proceso de restauración de la iglesia de San Antón. 5.2.- Entrevista

- J. A. Rayado y A. Longás: “Ángel Betoré, un taustano que ama la historia”, ps. 34 y 42, n.º 4.