Avivando la chispa divina. Almas, reencarnación y mitzvot de la persona judía en Jabad Lubavitch
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Avivando la chispa divina Almas, reencarnación y mitzvot de la persona judía en Jabad Lubavitch
Ionathan Meir Yablonka1
RESUMEN
Este artículo analiza cómo la agrupación judía ortodoxa Jabad Lubavitch establece el límite y
la diferencia entre las personas judías y las que no lo son, focalizando en el trabajo que
realizan los rabinos para promover el casamiento interreligioso entre jóvenes judíos que no
pertenecen a este movimiento religioso.
Propongo que la relación entre cuerpo y alma que le da al judaísmo de Jabad un
carácter espiritual y físico puede complementar y ampliar los análisis centrados en la
identidad social. Considero que la noción de persona (relaciones cuerpo/alma/acción/emoción)
puede ayudar a comprender esta marcación esencialista de la diferencia con el Otro.
En un nivel más general, este trabajo se pregunta también por la religiosidad judía en
el horizonte de las llamadas nuevas espiritualidades de la clase media urbana e indaga sobre
los procesos de negociación entre lo religioso, lo étnico y los estilos de vida en el contexto de la
diversidad religiosa argentina contemporánea.
Palabras clave: Identidad – persona – judaísmo – religión – mesianismo
ABSTRACT
This article gives an analysis on how the jewish orthodox group Jabad Lubavitch establishes the
limit and the difference between jewish and non-jewish people, focusing on the rabbi’s work to
promote inter-religious marriage on young jewish who don’t belong to this religious movement.
I propose that body-soul relations that give Jabad’s judaism a spiritual and physical
characteristic may complement and broaden social identity centered analyses. I consider that
the notion of person (body/soul/action/emotion relations) may be helpful in understanding the
setting of this essentialist difference with an Other.
In a more general level, this work also explores jewish religiosity in the horizon of the
so called ‘new spiritualities’ of urban middle classes and asks about negotiation processes
between religiosity, ethnicity and life-style in a contemporary Argentinian religious diversity
context.
Key Words: Identity – Person – Judaism – Religion – Messianism
1 Profesor en Ciencias Antropológicas (UBA). Mail: [email protected]
1
En este artículo analizo la forma en que la agrupación judía ortodoxa Jabad Lubavitch establece el
límite y la diferencia entre las personas judías y las que no lo son, sobre todo a partir del trabajo
que realizan los rabinos de la comunidad para promover el casamiento interreligioso entre jóvenes
judíos2 que no pertenecen a este movimiento.
A través de la Cabalá, los miembros de Jabad consideran que el alma, su reencarnación y
su misión en el mundo dentro de un cuerpo específico, son quienes definen a la persona judía.
Este trabajo muestra cómo la relación entre cuerpo y alma que le da al judaísmo de Jabad un
carácter espiritual y físico, puede complementar y ampliar los análisis centrados en la identidad
social. Considero que la noción de persona (relaciones cuerpo/alma/acción/emoción) puede
ayudar a comprender esta marcación de la diferencia con el Otro y, a la vez, la conexión entre la
persona y el mundo que la rodea. Conexión que, en este caso, se establece a través de acciones
normadas que transforman el mundo y lo preparan para la llegada del Mesías.
En un nivel más general, este trabajo se pregunta también por la religiosidad judía en el
horizonte de las llamadas nuevas espiritualidades de la clase media urbana que reivindican una
perspectiva encantada, holística e intramundana. Asimismo, indaga en el lugar del judaísmo en el
contexto de la diversidad religiosa argentina contemporánea y los procesos de negociación entre
lo religioso, lo étnico y los estilos de vida.
Esta problemática es parte de las investigaciones de mi tesis de maestría y las
aproximaciones que aquí realizo están basadas en el trabajo de campo en torno a las actividades
de la sede de Jabad Lubavitch en el barrio porteño de Palermo. Considero que la ubicación
geográfica de este Beit Jabad3 y el público que recibe es importante para comprender la forma en
que los rabinos de esta sede transmiten sus ideas y prácticas sobre lo que es ser judío a un público
específico: jóvenes no ortodoxos que, por diversas razones, se acercan y participan de las charlas,
cursos, eventos y fiestas que organiza la institución.
“El Lazo te enlaza”. Alma judía y casamiento endogámico. Una de las primeras cosas que llaman la atención al entrar en el Beit Jabad de Palermo, también
llamado Centro para la Juventud o, simplemente, El Lazo (por estar ubicado en el pasaje que lleva
ese nombre), es una cartelera colgada en una pared del ambiente central titulada “El Lazo te
enlaza”. Bajo el título están pegadas decenas de fotos de parejas contrayendo matrimonio: el
2 Tomo la noción de campo, atribuida por la organización. Joven, aquí tiene un rango preciso: hombres y mujeres judíos de 20 a 35 años, y esta es la condición etárea para asistir a los eventos (aunque el límite para abajo suele correrse hasta los 18 años). 3 “Casa de Jabad”, en español.
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novio siempre con traje y kipá y la mujer de blanco. En casi todas aparecen acompañadas por la
persona que los casa, Shlomo, el rabino principal de este Beit Jabad y, a veces, también por su
esposa y algunos de sus numerosos hijos. Estas parejas retratadas no son miembros de la
comunidad ortodoxa sino judíos que podemos llamar, por lo pronto, no ortodoxos4 pero que
mediante un progresivo acercamiento a Jabad fueron adoptando algunas de sus costumbres o, al
menos, empezaron a circular por circuitos donde los rituales de la religión están dirigidos o
guiados por ellos. El paso del tiempo en las fotos se puede rastrear por el color de la larga barba
de Shlomo: va pasando del negro en las fotos más antiguas a un completo blanco en las más
recientes. “Estas son parejas que se armaron acá y se casaron acá. Varias de ellas en los viajes [a
Nueva York o Israel que organiza la institución]”, cuenta Shlomo a un grupo de jóvenes en una
charla introductoria a comienzos del 2014. La cartelera aparece como uno de los orgullosos
productos de los casi 20 años de trabajo del rabino en este Beit Jabad, fundado en 1995 sobre lo
que ahora es un videoclub abandonado de la cadena Blockbuster.
El casamiento entre judíos y su contraparte, evitar el casamiento mixto, ha sido una
preocupación del judaísmo en general en la diáspora y no siempre por cuestiones netamente
religiosas. Rosana Guber (1984) ha explorado la preocupación por el matrimonio endogámico a
través de varias generaciones de judíos en Buenos Aires, constatando la importancia central de
esta problemática: “(…) yo ya tengo la mezcla en mi casa (…)” (Guber, 1984: 273) dice, por
ejemplo, uno de sus entrevistados, refiriéndose a sus hijos que se han casado con no judíos o
judías. Sin embargo, Guber muestra que el grado de importancia que reviste el casamiento
endogámico va disminuyendo a través de las generaciones, siendo la de los nietos de los
inmigrantes judíos aquella generación que ya parece no necesitar “(…) contar con la aprobación
de los padres —como representantes de un grupo de pertenencia— [así como] tampoco lo es para
éstos contar con el beneplácito de sus paisanos. La lealtad interétnica —dice Guber— se ha visto
diluida en el nuevo contexto” (Guber, 1984: 281). Esto no significa que a esta tercera generación
no le preocupe el casamiento mixto, pero no parece responder al mismo imperativo que sus
padres y abuelos.
La pérdida de las tradiciones, supuestas diferencias morales entre el judío y el goy5 y
cuestiones de derecho6, son varias de las razones que dan los sujetos en el trabajo de Guber y,
4 Esta definición es problemática incluso para el campo mismo. Se llama ortodoxos a los rabinos de Jabad, pero éstos rechazan es división, al menos frente a este público, diciendo que “somos todos judíos. Nadie es más o menos”. 5 Se llama goy al no judío. En la práctica se utiliza para nombrar al cristiano. 6 Derecho sobre patrimonio como también el reconocimiento que el Estado de Israel hace de la persona, pasando por la posibilidad de acceder a agrupaciones mutuales como AMIA y sus servicios, desde bolsa de trabajo hasta los cementerios. El certificado de enterramiento de antepasados (generalmente de la abuela materna) en un cementerio judío es, a la vez, prueba de la propia judeidad y tanto Jabad como otras instituciones solicitan estos papeles en ciertas ocasiones especiales.
3
como dijimos, dada la progresión de las generaciones, la preocupación por el casamiento mixto
parece ir diluyéndose a medida que pasa el tiempo. Sin embargo, en mi experiencia de campo, he
encontrado un renovado interés por recuperar la endogamia en jóvenes que pertenecen a lo que
sería una cuarta generación, si seguimos la cronología de Guber. Considero que este interés tiene
que ver tanto con un proceso interno dentro del judaísmo como con lo que algunos investigadores
llaman el “reencantamiento del mundo”7. Estos jóvenes son quienes asisten a las charlas, eventos
y festividades que organiza El Lazo de Jabad Lubavitch para “jóvenes judíos que tengan entre 20
y 35 años”8.
El alma y la persona judía
La preocupación de Jabad con respecto al casamiento mixto no es, entonces, una novedad
dentro del judaísmo. Lo que resulta particular de esta mirada ortodoxa es la explicación de por
qué no debería realizarse y de las consecuencias que conlleva. Es una explicación basada en cierta
interpretación de la Torá9 a través de los conceptos místicos de la Cabalá y de la tradición
jasídica. A continuación intentaré exponer estas ideas utilizando fragmentos de observaciones de
campo junto con fragmentos del Tania, uno de los libros troncales para el pensamiento y la acción
dentro de Jabad10.
Existen ciertas ideas fundamentales para comprender las explicaciones del Tania11 y la
forma en que Jabad ve el casamiento mixto. En primer lugar, la existencia de un alma en el cuerpo
de cada persona, alma que es creada por Dios. En segundo lugar, el hecho de que las almas
reencarnan en diferentes cuerpos a través del tiempo. En tercer lugar, que la cantidad de almas
original es finita, pero que cada alma puede subdividirse en varias sin perder su esencia. En cuarto
lugar, que el alma del judío tiene una cualidad especial diferente a la de los no judíos: que
7 Ver Berger, Peter L. (2005) y Barabas, Alicia (2002). 8 Como dije antes, esta es la leyenda que aparece en todas las publicidades de sus eventos. 9 El Pentateuco. Sin embargo, en términos nativos también hace referencia a la Torá oral, no escrita, y que se dice que fue transmitida hasta hoy a través de comentarios, explicaciones e interpretaciones de diferentes sabios. Esto permite, a veces, dar prioridad a ciertas interpretaciones en detrimento de otras, lo cual suele ser parte de lo que genera la división entre ramas dentro del judaísmo (ortodoxos, conservadores y reformistas, para nombrar las más reconocidas en Argentina). 10 Ambas fuentes no son equivalentes. El Tania es un texto escrito, el mismo para cada miembro de Jabad en el mundo, pero la forma en que es transmitido, parece ser algo particular de cada rabino o centro de Jabad. 11 El Tania es un texto escrito en el siglo XVIII por Rabi Shneur Zalman de Liadi, fundador y primer Rebe de Jabad (rabino líder de la comunidad), quien difundió sus enseñanzas en el oeste de Rusia. Siguiendo las ideas del creador del jasidismo, utilizó interpretaciones cabalísticas para producir “(…) una obra acerca de la ética religiosa judía (…) interesado en las fuerzas del bien y del mal en la naturaleza humana y el mundo circundante (…)”.El objetivo de su autor, según cuentan los rabinos, fue hacer llegar la mística profunda judía a aquellos a quienes les era negada por los sabios de la época: la gente común, no estudiosa de la Torá. Por eso, el Tania también lleva el nombre Sefer Shel Beinonim (libro de los intermedios), dado que es a ellos a quienes está dirigido, “(…) el tipo intermedio cuya posición moral se encuentra entre las del tzadik (‘hombre justo’) y la del rashá (‘hombre malvado’)”. En su mismo momento de fundación, entonces, Jabad posee una cualidad proselitista que veremos más adelante. (citas de Introducción al Tania de Rabi Nissan Mindel, en Material de lectura II. Cuadernillo que Jabad entregaba en los cursos de Morashá. Año 2005. pg. 7 y pg. 10).
4
proviene de una parte de Dios y por ello posee una parte de él. En quinto lugar, que esa alma se
transmite por línea materna. Luego, que cada alma judía está conectada a las demás dado que
parten de una misma esencia y, finalmente, como premisa principal, que Dios es todo lo que hay,
hubo o habrá.
Dice el Tania: “La segunda alma [exclusiva de la persona] judía, es ‘una parte de Dios en
lo alto’, tal cual, como está escrito: ‘Y Él [-Di-s-] sopló en sus fosas nasales un alma de vida’”12
Una nota al pie dice: “Génesis 2:2. El versículo se refiere a Adám, el Primer Hombre, cuya alma
era una neshamá klalit (‘alma general’) que contenía en sí misma a todas las almas judías
individuales de las generaciones siguientes”.13 Entonces, Adam poseía un alma que luego se va a
subdividir en varias otras. Pero el momento de origen del judío poseedor de esta segunda alma es
ubicado en el Éxodo, en el momento en que la Torá es entregada al pueblo de Israel a través de
Moisés14. Explica el rabino Shlomo en una charla: “el judaísmo existía desde Abraham y en ese
momento se pasaba por línea de padre. Es en el Monte Sinai que les dio [Dios] el alma judía [y
entonces empezó la transmisión materna]. Por ello ser judío es esencia, no es creencia… si viene
con creencia, mejor.”15. Esta alma judía es aquella que vimos en la cita del Tania más arriba. Es
un alma que tiene este segundo componente que es ser una parte literal de Dios y que, por ello,
proviene de otro lugar diferente a la de los no judíos. La entrega de la Torá se festeja en Shavuot,
una festividad que viene 49 días después de Pesaj, los 49 días en que el pueblo de Israel atravesó
el desierto hasta llegar al Monte Sinai. “(…) Antes éramos Bnei Israel, hijos de Israel. Hubo
identidad en Egipto [antes de la liberación], no asimilación, a través de la vestimenta, el idioma.
Pero pasar de ser persona a ser divino… ¡esto es Shavuot! El cambio de ser Bnei Israel a tener un
alma judía. Un alma con una misión: traer divinidad en cada acción y cosa material”16.
Aquí empezamos a vislumbrar aquello que para Jabad define al judío y cierta idea de sus
límites. En otra charla, Shlomo contó que se le acercó una mujer que quería convertirse en judía.
Él la intentó desanimar y le explicó: “Dios creó un alma judía y otra no judía. Eso no te da más
mérito. Vos tenés tus obligaciones y los judíos tienen que cumplir mucho: 613 mitzvot”17. Dado
que el alma judía es vista como un tema de esencia, la conversión es muy difícil de llevar a cabo y
desde la comunidad ortodoxa se argumenta que se la suele desalentar. Para poder realizarla se 12 Capítulo 2 del Tania, en Material de lectura II. Pg. 26. Corchetes en el original. El uso de Di-s tiene que ver con el hecho de no escribir el nombre de Dios en vano. 13 Ibíd. Cursiva, aclaraciones y traducción en el original. El Tania tiene muchísimas notas al pie dado que el texto original es bastante oscuro, escrito en un hebreo en el que incluso casi carece de puntuación, además de hacer referencia a textos que se encuentran por fuera de esta obra. 14 Junto con los diez mandamientos, se comprende que en ese momento el pueblo judío recibe toda la Torá. Tanto la escrita como la oral. 15 Charla de Shlomo sobre Pesaj, en El Lazo. 2014. Corchetes míos. 16 Charla “El propósito de la vida” de Shlomo en El Lazo. 17 Charla sobre Pesaj de Shlomo en El Lazo. 2014 Sobre las mitzvot hablaremos más adelante.
5
necesitaría un largo proceso que transforme a la persona en otra. Convertirse, en este caso, no es
aprender sobre la religión sino transformar a la persona haciéndole adquirir un alma judía, que se
suele graficar como una chispa interior divina. Cuando el judío se acerca a Dios, cuando cumple
los preceptos, esa chispa crece, y se va convirtiendo en un fuego interior. Pero el no judío no la
posee y adquirirla implicaría una transformación que podríamos incluso llamar ontológica18.
El judío aparece entonces como un tipo de persona diferente. Cada alma, a su vez, va
reencarnando. En el monte Sinai, en la entrega de la Torá, se dice que estaban las 600.000 almas
originales del pueblo judío. Ese es el stock finito de almas.19 Hoy en día algunos rabinos dicen no
saber cuántas son exactamente porque muy de vez en cuando pueden venir almas nuevas “como
la del Baal Shem Tov que se dice que era un alma nueva y que por eso venía fresca y pudo armar
toda esa revolución [del jasidismo]”20, me explica Zalmi, uno de los hijos de Shlomo, también
rabino y encargado de varias de las charlas de El Lazo21. Como cada alma tiene una misión,
según Jabad su reencarnación va a terminar cuando esa misión esté cumplida, y cuando todas las
almas cumplan su misión va a llegar el Mesías. “Por eso tenemos tantos hijos”, remata Zalmi,
riéndos
ica y biológica a
la vez,
durante nueve meses, descendiendo de grado en grado, transformándose continuamente hasta que
e.
Ahora bien, el alma judía es transmitida por línea materna, de madre a hijo, y es una
condición obligatoria para considerar si una persona es o no es judía. Esta idea es compartida por
todas las ramas del judaísmo, así como por el judaísmo no religioso e, incluso, por ciertas leyes
del Estado de Israel22. Lo singular de Jabad, nuevamente, es la explicación de este fenómeno que
refuerza la esencialización de la persona y, particularmente, un paralelismo entre la forma en que
Dios crea a las almas y las trae al mundo con la forma en que un hombre y una mujer crean un
hijo y éste se forma en el útero de la madre. El resultado es una explicación míst
dado que para Jabad no existe lo material sin presencia de energía divina.
El Tania explica: “[El descenso del alma] es análogo a un niño que se deriva del cerebro
de su padre, [donde] aún las uñas de sus pies cobraron existencia de esta mismísima gota de
semen [procedente del cerebro del padre] –por medio de su permanencia en el útero de la madre
18 Aunque se suele explicar también que si la conversión se logró con éxito, entonces eso significa que antes de la conversión ya existía una chispa oculta. La transformación sólo revelaría ese estado. De una forma, hay transformación y al converso se le exige aceptar lo mismo que aceptaron los judíos en el monte Sinai, mientras que en la última explicación al parecer no hay transformación sino solamente revelamiento de algo que ya existía. 19 Para un análisis de las ideas de reencarnación en relación a almas finitas ver: Bloch, Maurice y Parry, Jonathan (1996) También es interesante comparar esta idea con la del espíritu baloma en Malinowski, Bronislaw (1985). 20 Charla con Zalmi, 20/02/2014. Corchetes míos. 21 El Lazo está organizado de manera familiar. Shlomo y Zalmi dan charlas y tienen contacto con los jóvenes, y otro de sus hijos, Iosi, organiza los eventos y la logística. La mujer de Zalmi a veces realiza charlas para mujeres. Además, trabajan dos secretarias contratadas y eventualmente personal de cocina para los eventos. 22 La ley del retorno, por ejemplo.
6
[incluso] las uñas se han formado de ella.”23 La explicación de esta idea se desarrolla en pie de
páginas y en fragmentos posteriores y vendría a ser la siguiente: el alma se origina del
pensamiento de Dios24 y debe bajar a un cuerpo. Para ello atraviesa cuatro mundos espirituales:
Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá para finalmente llegar a Asiá físico, el mundo material. Durante ese
descenso el alma va recibiendo impactos25 que la transforman en un alma con características
particulares. De la misma manera, la gota de semen que el padre otorga en la gestación se origina
en su cerebro. Los 9 meses de la gestación en el útero materno dan forma al niño de la misma
manera que los diferentes mundos impactan al alma. Este proceso es el que va a imprimir la
característica judía en el niño, además de sus atributos particulares que lo diferencian como
individuo de cualquier otro.
Esta idea no siempre aparece explicitada así en boca de los rabinos de El Lazo, excepto
cuando se habla de ciertas formas de conducta moral que debe poseer un buen judío. En una de
las charlas, Zalmi explicó la relación entre el acto sexual y el tipo de hijo que resulta de ésta: — ¿Cuándo empieza la educación de un niño? —pregunta Zalmi
— Desde que nace —le responde una chica.
— No sólo desde que nace, sino desde el momento de concepción. Cómo uno lo hace, lo que piensa,
influye en cómo es formado y cómo está educado. ¿Los padres tienen relaciones brutas? Los hijos son
brutos… o en el alma de ellos hay cierta brutalidad. Si los padres pensaban en otra persona… luego no se
puede concentrar en el aula.
Aquí aparece la conexión entre la cabeza y el producto de la relación. Si bien el Tania
utiliza la palabra “analogía”, en Jabad se entiende que esa relación es algo real, no sólo una
metáfora, sino que existe una correspondencia entre lo que sucede en este mundo y lo que sucede
a nivel divino.
Podemos empezar a analizar esta definición de la persona judía a partir del concepto de
racialización que propone Claudia Briones (2002). La autora utiliza los conceptos de
racialización y etnicización para diferenciar formas de marcar la alteridad. Primero, dado que la
palabra “raza” y sus derivados poseen una carga tan grande, aclara que “(…) cuando operan como
nociones del sentido común, ‘raza’ y ‘etnicidad’ tienden a ontologizar diferencias sociológicas,
como si éstas estuvieran efectiva y respectivamente basadas en ‘divisiones en la naturaleza’, o
bien en ‘divisiones de la cultura’” (Briones, 2002: 3). El camino que habría adoptado el discurso
científico para eliminar la palabra raza y sus consecuencias ontologizantes, dice Briones, llevó
23 Capítulo 2 del Tania, en Material de lectura II. Pg. 31. Corchetes en el original. 24 JaBaD es un acróstico de Jojmá, Binaá y Daat, que significa “sabiduría”, “entendimiento”, y “comprensión”. Representan el intelecto divino. Hay otras 7 cualidades que representan niveles emocionales. Idem pg. 28, (nota nº 20). 25 Idem pg. 32 (nota nº 37).
7
también a olvidar que raza es efectivamente una forma de marcación utilizada históricamente por
los mismos sujetos que estudiamos.
Por esa razón, en vez de raza y etnicidad va a desarrollar los conceptos de racialización y
etnicización. Dice Briones: “(…) veo al concepto de racialización como metatérmino útil para
circunscribir analíticamente aquellas formas sociales de marcación de alteridad que niegan
conceptualmente la posibilidad de ósmosis a través de las fronteras sociales, y censuran en la
práctica todo intento por borronear y traspasar tales fronteras” (Briones, 2002: 5. Cursiva en el
original). En este sentido, entonces, se trabaja para mantener el límite con el otro y creo que uno
debería esperar que existan discursos, prácticas y creencias en el campo que refuercen esta idea.
Por el otro lado, continúa la autora, “(…) veo al proceso de etnicización como metatérmino útil
para circunscribir analíticamente aquellas formas de marcación que, basándose en ‘divisiones en
la cultura’ en vez de ‘en la naturaleza’ contemplan la desmarcación/invisibilización y prevén o
promueven la posibilidad general de pase u ósmosis (…)” (Briones, 2002: 5. Cursiva en el
original). En esta idea las fronteras no son tan estrictas y, se promueva o no, sí se acepta la
posibilidad de intercambio cultural o incluso genético con los otros.
En Jabad parece haber una presencia muy marcada de la racialización, si seguimos el
concepto de Briones. De acuerdo con las ideas de alma que hemos descrito, el alma de la persona
judía proviene de otro lugar. Esa persona, en definitiva, es otro tipo de persona diferente a las no
judías. Como ya dijimos, uno de los problemas básicos que intenta resolver Jabad es la llamada
“asimilación”, los matrimonios mixtos y su consecuencia: que judíos y no judíos tengan hijos y,
en el caso de que sea una mujer no judía, se corte la descendencia. No se plantea que de esa unión
no pueda salir nada, como si fueran dos especies diferentes, pero sí es cierto que, tal como plantea
la idea de racialización, la posibilidad de ósmosis es casi imposible. Porque por más que esa
pareja sí tenga un hijo, ese niño nunca va a tener alma judía y va a ser otro tipo de persona. El
límite, entonces, se mantiene. No sucede que son judíos más o menos sino que directamente ese
chico no es reconocido como judío. En Jabad, para asistir a algunos de los cursos, te preguntan en
un formulario el apellido de tu madre y el de tu abuela, para comprobar, en un sentido, la pureza
de la línea. Briones nombra la “one drop rule” (Briones, 2002: 7) que se da en Estados Unidos
para asignarle una categoría a un individuo. Aquí, en Jabad, funciona en parte de esta forma, pero
en la práctica se exigen solamente dos generaciones hacia atrás26.
Tu otra mitad y los límites con el Otro. 26 En el caso de los viajes a Nueva York o a Israel piden también certificado de casamiento de los padres realizado por un rabino y, si sus abuelos fallecieron, algún certificado de AMIA que demuestre que su abuela materna está enterrada en un cementerio judío.
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Las almas poseen otra cualidad que le permite a Jabad establecer el vínculo entre esta
esencia y el casamiento endogámico, incluso de la forma adecuada que se debe seguir para la
búsqueda de una pareja: cada alma tiene su mitad en otro cuerpo. Una situación donde
aparecieron condensadas estas ideas es una conferencia para unos 100 jóvenes que dio Shlomo en
el Salón de usos múltiples del edificio Le Park titulada “1+1=1 la psicología positiva para
encontrar tu mitad”:27 Cuando Dios creó el hombre, lo creó a imagen y semejanza de él mismo. (…) Dios es uno. (…)
Pero el hombre era… un ser que era doble. (…) De un lado era hombre, de un lado era mujer. Adam y Eva
fueron creados juntos en el mismo cuerpo. Dios vino entonces y separó a Eva y Adam de la costilla o del
costado, porque estaban juntos (…) ¿Para qué separó? Para que se vuelvan a unir. Con la única
diferencia es… que antes fueron creados de una manera impuesta juntos. Y ahora tienen que volver a
unirse a través de la búsqueda, a través de la curiosidad. Por eso es que el hombre y la mujer se buscan
como cosas perdidas, como una parte mía que era Mí y ahora no está. (…) Esto desde el punto de vista
cuerpo, pero mucho más del punto de vista alma. Los libros de la Cabalá explican que una persona al ser
creada (…) Dios pone una mitad de esta alma en un cuerpo de un hombre y la mitad en un cuerpo de una
mujer. (…) Ya está. Ya está marcado de arriba desde el nacimiento, y desde antes del nacimiento. (…)
Entre paréntesis, cuando hablamos que uno tiene que buscar la mitad de su alma, sólo puede ser
una persona que tiene el mismo tipo de alma de uno. El alma judía es lo que hace a nosotros judíos.
Nosotros somos judíos no por tradición… o por religión… o por fe (…) lo que nos hace judíos es que
tenemos un alma judía. (…) Si no es judía, para uno es igual que no es chica, igual que no es mujer. O sea,
es tan lejos… La persona que conoce su alma, su espiritualidad, su alma judía, es tan lejos conocer a una
chica no judía como conocer un hombre. (…) ‘¿¡Ah, pero es linda y todo esto!?’… no es mi mitad. No es
mi mitad.
Entonces, cada alma tiene su mitad. Todo hombre tiene en algún lugar un alma judía
mujer que es la mitad de su propia alma y viceversa. El objetivo, al buscar pareja, es encontrar a
esa persona y esta explicación aparece constantemente en la relación entre los rabinos y los
jóvenes que asisten a El Lazo, sea en el contexto de las charlas o en conversaciones informales.
Incluso si una mujer judía se casa con un hombre goy, por más que sus futuros hijos sean judíos,
se desalienta28. Como me explicó Zalmi, “uno de los problemas, aparte de la confusión de sus
futuros hijos, es que ella estaría dejando a alguien sin su alma gemela”.
27 Mantengo la literalidad de la forma de hablar de Shlomo porque considero que, no sólo es parte de su peculiar mezcla de español con acento brasilero (nació en Brasil), sino porque es un estilo que los rabinos de Jabad ponen en acto, por más que hayan nacido en Argentina, y no simplemente errores de la oralidad. Por ejemplo, la eliminación de artículos y el intercambio de preposiciones. 28 Existe otra división del alma interna a cada uno y no hay espacio para desarrollarla aquí: el alma divina y el alma animal. La lucha entre éstas dentro del propio cuerpo funciona para establecer conductas morales y para explicar por qué a los judíos les cuesta tanto empezar a practicar el judaísmo como ellos consideran que se debe hacer. El alma divina se encuentra en una constante lucha por dominar al alma animal.
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Propongo que esta larga descripción sobre la forma en que se piensa al judío desde Jabad
Lubavitch nos permite trabajar dos puntos: primero, las posibilidades que retomar el concepto
analítico de persona nos brinda para comprender las categorías nativas de “persona” y “judío” y
cómo, en un movimiento opuesto pero quizás simultáneo, éstas nos permiten redefinir a aquellas.
Segundo, los aportes que esta mirada de la persona puede realizar a problemas antropológicos
como el de la identidad, la pertenencia y las relaciones entre y dentro de los grupos sociales.
Marcel Mauss ha puesto en un lugar prominente a la problemática de la persona en los
comienzos de la Antropología. Propone, en principio, que no se encuentra dada en forma natural
en la constitución del yo, sino que es una construcción social. Trata de “(…) explicar cómo una de
las categorías del espíritu humano, idea que consideramos innata, ha nacido y se ha desarrollado a
lo largo del tiempo (…)” (Mauss, 1979: 309). Andreu Viola Recasens escribe que “(…) Marcel
Mauss nos ha aportado una erudita demostración del proceso histórico a través del cual la persona
se ha llegado a reificar en la tradición occidental, al ser identificada con una esencia individual y
unitaria (…)”(Viola Recasens, 1997: 20). Mauss realiza un movimiento doble en el que
desnaturaliza la idea de persona y, recurriendo a la historia y a registros etnográficos, le otorga un
sentido de dirección en el que la persona se ha tendido a circunscribir a la idea del yo. Encuentra
“(…) lo reciente que es la palabra filosófica el «yo», la «categoría del yo», el culto del «yo» (…)”
(Mauss, 1979: 311).
Mauss permite alejarnos de la relación entre persona e individuo, pero también es cierto
que plantea una clasificación que relaciona estas nociones con momentos y lugares particulares,
más que la posibilidad de encontrar en todo tipo de sociedades a la persona como un ser total que
excede el cuerpo y el individuo. Sin embargo, Julieta Quirós (2011) rescata una conferencia de
1924 donde Mauss explica que “(…) una concepción de persona ‘total’ (…) caracteriza a ese ser
humano ‘completo y concreto’ que es el objeto de la sociología –un ser humano en el que cuerpo,
alma, y sociedad, se entremezclan, y que el sociólogo debe comprender en ‘todas las fibras de su
ser’” (Quirós, 2011: 30-31). Quizás aquí podamos encontrar alguna idea sobre cómo abordar el
estudio de las personas; una idea que deseo adoptar aquí al intentar comprender de qué forma
cuerpo y alma dan lugar a una persona que no es sólo ella misma, sino que se piensa como
poseedora de parte de sí en otros cuerpos y que se encuentra en conexión con un ser superior de
donde proviene y recibe su energía29.
No trato aquí de proponer que existe una idea occidental de individuo limitado y, a la vez,
autónomo, que se contraponga con una idea no occidental que establezca una continuidad entre
29 Para la noción de persona, ver también Leenhardt, Maurice (1997) y Weber, Max (1989)
10
una persona y la otra30, sino, por un lado, de cómo el concepto de persona como ser total puede
ayudarnos a comprender las dimensiones en que los sujetos entran en relación y constituyen los
grupos (y, con esto también, cómo puede ser pensada la noción de identidad), y, por el otro lado,
cómo los sujetos y los grupos mismos establecen explicaciones nativas sobre sí mismos y los
demás, utilizando y produciendo sus propias nociones de persona. Para Jabad un judío tiene un
alma que es parte de Dios y esa alma está en conexión con los demás judíos pero, a la vez,
consideran que el mundo en el que vivimos, por el contrario, nos muestra que hay que priorizar el
yo limitado, “donde —dice Zalmi— quieren convencernos que el ego es lo que vale”. Esto nos
acerca a otro aspecto del problema y que trataré a continuación: los jóvenes que asisten a El Lazo.
Ir a Jabad: el encuentro de formas variadas de sentir la identidad
¿Quiénes son estos jóvenes y por qué vienen? ¿Cómo es su experiencia en las charlas y
eventos de Jabad? El Lazo, como Centro para la Juventud, ofrece distintas opciones para jóvenes.
Existen cursos vinculados con el judaísmo, que son los dictados por los rabinos y que son
gratuitos31, y luego cursos de hebreo, cocina, maquillaje, barman, y otros que son dictados por
profesores externos pero dentro del Centro. Estos últimos también son gratuitos excepto aquellos
que requieran un gasto en materiales, y rondan los $50 por clase. A la vez, se ofrece a fin de año
un viaje a Nueva York o un viaje a Israel de 10 días con todos los gastos incluidos, donde se
mezcla la visita a lugares vinculados al judaísmo y a Jabad32 con cierto tiempo libre para recorrer
las ciudades. Estos viajes sí se cobran y el precio total varía según el nivel de cursada que tienen
los asistentes. Si acuden dos veces por semana pagan menos que si van una. Existe un conteo de
faltas y si uno excede las disponibles debe abonar un plus en el viaje a fin de año. Los cursos que
cuentan para el viaje son los dictados por los rabinos y aquellos que no viajan pueden asistir igual.
Aparte, realizan fiestas, encuentros nacionales y cenas de Shabat cada viernes a la noche, donde se
mezclan los rituales obligatorios con un ambiente festivo que otorga (y se fomenta
explícitamente) la oportunidad de conocer gente nueva o pasar un rato con un grupo de amigos ya
formado. Todo esto último también en forma gratuita33.
Las razones y formas con las que los jóvenes asisten será un tema a analizar en un futuro
trabajo y es parte de una futura tesis de maestría, pero aquí quiero marcar que el grupo es, en
30 Ver Sökefeld, Martin (1999) para esta discusión. 31 Los cursos se dan una vez por semana y consisten en sentarse alrededor de una mesa provista de masitas, snacks y gaseosas a escuchar las enseñanzas del rabino y preguntar y discutir todas las dudas que uno tenga. Los cursos ofrecidos en la primera mitad del 2014 son: “Curso de Kabala”, “Mejorando relaciones”, “Entender el propósito de la vida”, “Amor y pareja”, “10 maneras simples para vivir en forma más elevada” y “El chip de tu creación”. 32 Por ejemplo, las oficinas del último Rebe en Crown Heights, Brooklyn, y su tumba. 33 Por supuesto, que no exista intercambio de dinero no significa que no exista intercambio diferido de algún tipo. Pero ese análisis excede este trabajo.
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principio, heterogéneo. Hay gente que va hace años y gente que recién empieza, hay gente con
formación en primaria y secundaria judía y hay otros que no. En general, la mayoría proviene de
una clase media o media alta vinculada al comercio y no tanto a las profesiones liberales. Algunos
chicos y chicas ya tienen, incluso, su propio negocio, generalmente porque se lo pusieron los
padres para que empiecen a trabajar34. Varios viven por Palermo y Recoleta, pero hay una gran
cantidad de jóvenes que viven en otros barrios y que, por más que tengan un centro de Jabad más
cercano, asisten a El Lazo.35 El lugar atrae. Como me comentó un chico a quien lo atrae la veta
espiritual de Jabad y que transitó por diferentes centros de la comunidad (tanto de Jabad como de
otras organizaciones): “este lugar atrae, no es como los demás. Tiene algo especial, tiene brajá36”
Las razones por las que van son complejas. Generalmente la definición de por qué vienen
tal o cuales personas es un problema del campo mismo entre los jóvenes, implicando cierta
valoración moral. Se marca a través del rumor a quienes van “por el viaje”, los que van “para
conocer minas”, “para comer gratis”, y se diferencia de quienes “van para estudiar”, “porque les
gusta el ambiente y sienten un vínculo especial” o “porque el lugar tiene algo especial” a nivel
espiritual. En realidad, más allá de las imputaciones morales, tanto en lo que los jóvenes con los
que he hablado dicen cotidianamente como en sus acciones, estas razones se mezclan. Incluso,
creo que hay que otorgar la posibilidad de considerar que, en general, ellos mismos no tienen en
claro por qué van. Esto se relaciona con la noción de persona que trabajábamos antes. Creo que el
sujeto no debe estudiarse únicamente como un ser que realiza acciones racionales y calculadas
sino que hay que dejarle un espacio a los sentimientos, muchas veces incomprensibles y
mezclados y, con ello, a lo que Weber llamaba acciones irracionales.37
Clasificar a los jóvenes como laicos es problemático porque la mayoría de ellos, de una
forma u otra, creen en Dios y realizan algún que otro ritual religioso o están dispuestos a aprender
a realizarlos. Damián Setton, probablemente uno de los pocos que haya estudiado a Jabad en
Argentina, decide llamarlos, por ejemplo, “periféricos” o “no afiliados”38. Los mismos sujetos no
poseen una forma de llamarse a sí mismos, mientras que sí identifican a los miembros de Jabad
como “religiosos” u “ortodoxos”. La distinción se nota visualmente. Los hombres de Jabad usan
34 Nota de campo 2014 35 Hay bastantes personas de Villa Crespo y Once, pero también he encontrado gente que viene, sólo para dos horas de charla, desde Liniers. Podría aventurarme a decir que existe una lealtad al lugar y a los rabinos que no se traduce directamente hacia una lealtad a la institución mayor. 36 Brajá o berajá significa bendición. 37 Esta idea la retomo de Quirós (2011), quien también ha trabajado el problema de la valoración moral, tanto en el campo como por quienes hablan de él, entre quienes participan en la política barrial desde la resistencia o desde el clientelismo, por compromiso o por el choripán. Para Quirós es necesario “(…) rescatar de la indiferencia sociológica aquellos motivos de la acción que Max Weber clasificó en la grilla de la irracionalidad –y vale la pena subrayar: para Weber la ‘irracionalidad’ es también e igualmente ‘social’– (…)” pg. 284. 38 Setton (2008) y Setton (2009), entre otros trabajos del autor.
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kipá39 o un sombrero negro, barba larga, pelo muy corto casi rapado y sobretodo negro. Los
jóvenes que asisten en general están todos con la barba afeitada, cada uno vestido de forma
diferente, aunque prolija, y, salvo algunas excepciones, sólo usan la kipá dentro de El Lazo. Las
mujeres ortodoxas usan peluca, polleras largas y mangas largas. Sin embargo, me resulta difícil
plantear que un joven que apoya el movimiento, siente cariño por sus rabinos y asiste y ayuda en
los diferentes eventos no sea de Jabad o no se considere parte de un movimiento. Quizás existan
diferentes grados del pertenecer.
Muchas veces, por más que estos chicos y chicas vengan con una trayectoria de enseñanza
judía, no están familiarizados con la parte cabalística del judaísmo que propone Jabad. Por
ejemplo, la idea de la reencarnación no es algo que aparezca en la Torá escrita directamente ni es
algo que en general se aprenda en los colegios. Entonces, resulta una novedad para muchos de
estos chicos. Lo mismo con respecto al casamiento entre judíos. He encontrado varias personas
que me han comentado que salieron con chicas o chicos goy, pero que siempre les fue mal y que,
“a esta altura de la vida, ya van a buscar a alguien de la colectividad”. ¿Por qué? En general las
respuestas varían entre la forma de criar a los hijos, seguir la tradición y otras razones parecidas a
las que encontramos en el trabajo de Guber citado anteriormente. Entonces, no es que en Jabad
encuentran la idea de que hay que evitar el casamiento mixto sino que, podríamos decir, esa idea
se ve actualizada a través de un concepto nuevo que es el del alma judía. Un concepto que es más
o menos aceptado pero que, en muchos casos, puede servir como confirmación de algo que ya
presentían o quizás una razón para definir totalmente la tendencia a elegir pareja dentro de la
comunidad.
Con el riesgo de caer en un esquematismo inexistente, podemos pensar que estos jóvenes
vienen con ideas (y prácticas) de persona diferentes a la que propone Jabad y que, en parte, esto
genera tanto un atractivo como un límite al acercamiento. Esto que puede parecer una
contradicción cobra sentido si exploramos, más allá de esta comunidad, la relación que los
sectores medios porteños mantienen con lo religioso y lo espiritual. Nicolás Viotti ha trabajado
sobre lo que llama “religiosidades de confort” entre sectores medios de la Ciudad de Buenos
Aires: “Algunas veces identificadas con la auto-ayuda, con las prácticas de cura o perfeccionamiento
físico y moral del reavivamiento católico, lo que llamo aquí religiosidades de confort es una corriente
crítica de las jerarquías y dualismos entre sagrado y secular, las nociones autónomas de cuerpo y alma,
tanto como de la separación contundente entre individuo y sociedad. Entiendo que conforman, como un
todo, un nuevo horizonte de bienestar para los sectores medios de Buenos Aires, caracterizados
39 Pequeña gorra que se pone sobre la cabeza. Al entrar a El Lazo hay una cajita con varias de estas para que los que llegan se las pongan.
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históricamente por la amplia difusión de fuertes procesos de medicalización, psicologización y del
catolicismo romanizado.” (Viotti,2011: 37. Traducción propia).
A la vez, María Julia Carozzi rastrea los orígenes de las llamadas terapias alternativas y
los movimientos New Age en un “(…) macro-moviemiento sociocultural (…) entre las clases
medias urbanas de occidente, particularmente en los sectores con un alto nivel de educación
formal” (Carozzi, 1999: 19) a partir de la década del sesenta que reivindicaba “(…) la autonomía,
el antiautoritarismo y el concomitante rechazo a las jerarquías de autoridad y las normas
institucionales” (Carozzi, 1999: 19). Este movimiento, según la autora, puede ser considerado
como la base del “(…) complejo alternativo informado por las ideas de la nueva era (…) [pero
trasladado] (…) al campo terapéutico alternativo, psicoterapéutico, esotérico y religioso.”
(Carozzi, 1999: 20). Este complejo alternativo, que Carozzi analiza en Buenos Aires, pone el foco
en la autonomía del sujeto aunque “(…) no se concibe, sin embargo, separado, sino como unido a
un todo abstracto, asocial que lo comprende como parte (…), la naturaleza o el cosmos (…).”
(Carozzi, 1999: 31).
Terapias alternativas, meditación, religiosidades vinculadas con el bienestar, parecen ser
las formas en que los sectores medios porteños, tradicionalmente pensados como seculares desde
diversos análisis y también desde el sentido común40, se vinculan con aquello que se ha llamado
“el reencantamiento del mundo”. Al traer esta perspectiva intento vincularla con, por un lado, la
forma en que los jóvenes se acercan a El Lazo y, por el otro, con la forma en que los rabinos de
este Centro utilizan un lenguaje específico al vincularse con los jóvenes.
Jabad no es la única referencia comunitaria a la que se acercan estos chicos y chicas. Otros
grupos más o menos ortodoxos realizan viajes a Israel y Nueva York, además de eventos
comunitarios. La mayoría de los jóvenes, aparentemente, circula entre estas instituciones sin
mucho conflicto de pertenencia, aunque sí le otorgan cierta valorización a cada una de ellas. Estos
movimientos, añadido a las diferentes historias personales, provocan que el acercamiento a Jabad
se realice hasta un punto, con cierto límite. Frente a las ideas de alma, por ejemplo, la actitud en
las charlas suele ser la de ir asintiendo y aceptando las ideas que más o menos estén de acuerdo
con ciertas nociones generales de amor, unión, respeto por el otro o conexión. Pero es un
acercamiento selectivo. Existen momentos en que parece haber un límite. En el campo, esto se
nota cuando en vez de aparentar escuchar pasivamente la charla, de repente los jóvenes empiezan
a criticar ciertos puntos. Por ejemplo, la idea transmitida por Zalmi de que “todo lo que le pasa a
uno es culpa de uno mismo y por eso no se puede culpar al otro, ya que el otro es emisario
solamente de algo que Dios quiere hacer” excedía los límites de lo aceptable por parte de varios
40 Ver Viotti, Nicolás (2011).
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chicos y chicas por más que la idea sea una ramificación lógica de la idea de un Dios que lo es
todo, algo que sí es aceptado en general. Se lo hicieron saber intentando refutarlo con ejemplos
cotidianos hasta que Zalmi, luego de responder tranquilamente desde su posición, logró cambiar
de tema.
Uno podría decir que en esas situaciones y en el hecho de tomar un poco de cada idea y no
la doctrina total puede encontrarse esta autonomía de la que habla Carozzi, que habría traspasado
los límites de la Nueva Era para convertirse casi en sentido común de esta clase media. Pero el
caso de Jabad tiene algunas particularidades. Primero, el lenguaje está vinculado a lo holístico
pero, también, al mundo de los negocios. Así es como frases más cercanas a la autoayuda como
“sacá el Egipto [la esclavitud] que hay dentro tuyo, adentro de cada uno hoy día (…) ¡Revelá lo
oculto, manifestate!” se utilizan junto con frases como “Dios es tu mejor socio” o “lo que hagas
acá es como una caja de ahorro allá arriba que, después [cuando llegue el mesías] retirás”41. Por
otro lado, a diferencia de lo planteado por Carozzi donde se acude a formas alternativas a la
religión hegemónica, los jóvenes que van a Jabad en vez de buscar estas nociones holísticas en
formas alternativas, recurren a la propia religión. Jabad, en este caso, aparece mostrando –y lo
explicitan en su discurso– que no hace falta acudir a otros lugares que te ofrecen una verdad, sino
que en tu mismo judaísmo podés encontrarlas, ya escritas hace tres mil años. Sin embargo, dadas
las ideas místicas de Jabad, para muchos jóvenes la agrupación misma puede ser hasta cierto
punto parte de lo alternativo, sólo que dentro de la propia religión. De todas formas, sigue siendo
un pensamiento revestido de la legitimidad y el respeto que le otorga la ortodoxia y el hecho de
parecer ser, entre todas las comunidades, quienes más respetan las tradiciones42.
Entonces, una idea de persona holística, total y esencial que existe más allá del cuerpo es
ofrecida por Jabad y, a la vez, es probablemente, hasta cierto punto, buscada por estos jóvenes que
pertenecen a un grupo de los sectores medios urbanos que ve en estas ideas algo más de lo que
puede ofrecer la vida mundana. Van por el viaje, van para conocer gente y hacer sociales (y por
qué no negocios), pero también van para encontrar algo más, para darle un sentido espiritual a la
vida, para, como dicen los rabinos, “avivar la chispa divina”.
Hacer mitzvot: la persona a través de la acción
El éxito de Jabad (porque es un movimiento que ha estado creciendo en número y en
apariciones públicas y continúa haciéndolo), sin embargo, no se podría explicar solamente por
41 El dinero, los negocios y el éxito económico no son valorados negativamente y tampoco se podría decir que “manchan” lo espiritual. En general, el éxito es considerado una consecuencia de la conexión con Dios, por más que abunden ejemplos de grandes sabios que hayan estado más allá de lo material y de que se separe al alma divina del alma animal. 42 Ver Setton, Damián (2012) pg. 112.
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transmitir una idea de persona específica. Aquí nos falta otra parte importante de esta noción de
persona, una parte esencial que hace a su carácter mesiánico, y es la importancia vital de la
acción.
Así como las almas de los judíos tienen una parte de Hashem (como hemos visto), esas
almas volverán a él, y sólo esas porque pertenecen a él (o, mejor dicho, son también él). Cuando
en una de sus charlas al rabino Zalmi le preguntaron qué pasaba con los goy durante la
resurrección, en el día en que llegue el Mesías, lo explicó de esta manera: (…) es como un casamiento. Están la pareja y los invitados. Hashem y los iehudím43 son la pareja,
que tienen intimidad, pero también están los invitados para compartir el momento y celebrarlo. Estos
invitados son los no judíos que cumplieron con las 7 mitzvot generales de Noaj (Noé).
Aquí tenemos varios elementos. En primer lugar, aparece la resurrección. En Jabad, así
como en el resto de las corrientes judías, se espera a un mesías que marque el fin del mundo como
lo conocemos y el comienzo de una nueva era. Para Jabad, ya vimos, el alma reencarna cada vez
que muere un cuerpo. Cada alma tiene una misión particular, propia de esa alma, y una misión
general dada a todas las almas. Esa misión general es santificar y elevar el mundo, las cosas
materiales; hacer de este mundo una morada para Dios. Una vez que las almas cumplen con su
misión particular dejan de reencarnar. Cuando todas hayan cumplido con su función, se dice que
va a revelarse el Mesías y en ese momento va a comenzar la resurrección: vuelven a la vida todas
las almas, pero con sus respectivos cuerpos, y viven una vida eterna en intimidad con Dios (en el
caso de las almas judías) o como espectadores de esa intimidad (en el caso de las no judías que
hayan respetado esas 7 mitzvot generales).
La llegada del Mesías es inminente para Jabad. Como hemos visto antes, el movimiento
comenzó con un líder espiritual, denominado Rebe. Ese puesto de liderazgo ha sido transmitido
en forma hereditaria a través de la familia de este Rebe hasta el séptimo y último, Menachem
Mendel Schneerson, más conocido como “El Rebe”, a secas. Con base en la ciudad de Nueva
York, el Rebe comenzó, desde su asunción en 1950 tras la muerte de su suegro, una campaña de
difusión que llevó a abrir casas de Jabad en todas partes del mundo. Se considera que es la
persona con el nivel de espiritualidad más elevado y se le atribuyen cantidades de milagros y
profecías ejemplificados en pequeñas historias que los rabinos de Jabad cuentan en sus charlas.
Una de estas visiones establece que ésta es la última generación de almas antes de la llegada del
Mesías. En 1994, El Rebe murió sin dejar descendencia y el puesto de líder físico ha quedado
vacante. Esto parece funcionar como parte de la confirmación de la profecía, dado que ya no se
43 Judíos. Esta palabra en hebreo y su singular, iehudí, se utilizan de forma diferente a “judío” o “judíos”. Iehudì parece tener algo más, tiene las características de persona que estamos mencionando. “Judío” se usa para cómo te ven los demás o cuando se dan charlas con jóvenes más o menos nuevos en la organización.
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necesitarían más guías espirituales (y, en todo caso, “El Rebe lo sigue siendo aunque no esté
presente materialmente”44). El slogan de Jabad, dicho y escrito en diversos lugares es: “Mashiaj
Now”.
En términos generales, se podría decir que el judaísmo, y Jabad en particular, es una
comunidad mesiánica y considero que concuerda con la explicación que da Ernst Bloch: su
cualidad concreta. Dice Alicia Barabás, citando a Bloch, que la utopía judía “(…) es, asimismo,
concreta porque la espera-esperanza no está puesta en un Dios trascendente sino en la fraternidad
colectiva y la voluntad de los hombres de acceder por sus propias fuerzas al reino de la libertad
(…)” (Barabás, 2002: 80). Para Jabad, la llegada del Mesías y del mundo venidero solamente se
logra luego de un largo trabajo en el que los hombres transforman el mundo para preparar su
llegada. En Jabad no es el Mesías el que viene a cambiar el mundo sino que es el hombre el que
debe preparar el mundo para convertirlo en apto, sagrado, para Dios.
El mundo puede ser modificado y transformado mediante acciones concretas llamadas
mitzvot. La palabra mitzvá, según Zalmi y Shlomo, significa tanto “conexión” como “precepto”.
Esta idea Jabad la toma del filósofo Maimónides, uno de los referentes principales que posee la
comunidad, aparte de la Tora, el Tania y las enseñanzas de los diferentes Rebes. Existen, según
Maimónides, 613 mitzvot divididas en positivas y negativas. La misión máxima de cada judío,
entonces, es realizar cada una de ellas en la vida diaria (o evitar las negativas). Cada acción de
cada judío en el mundo que represente una de estas mitzvot transforma, en concreto, este mismo
mundo y cuanto más preceptos se pongan en acto, antes va a llegar el Mesías. Para Jabad uno no
debe servirle a Dios como a uno le parezca, juzgando uno mismo las acciones buenas y las malas,
sino que Dios quiere que uno realice esos preceptos y no otros. En el caso de los no judíos, como
en la analogía del casamiento, sólo deben cumplir 7 preceptos generales que han sido dictados por
Noé, en tiempos bíblicos.
“Una mujer prendiendo velas en Shabat en China tiene un efecto en todo el mundo. Es
como la gota de agua que cae y genera una onda expansiva”, me dijo Zalmi cuando le pregunté
sobre el efecto de las mitzvot. En Twitter, el sitio de Jabad oficial en Estados Unidos puso el 7 de
febrero de 2014 una frase del fallecido Rebe: “el pueblo judío es uno. Un judío poniéndose
tefilim45 en América tiene efectos en la seguridad de un soldado judío en Israel” (traducción
propia, cursiva propia).46 Entonces, no solamente tiene efectos en el mundo al elevarlo sino que
44 Nota de campo 2014. 45 Los tefilim son las cintas de cuero negro que se enrollan en el brazo y en la cabeza para rezar. 46 Sobre el uso de Twitter: Jabad Lubavitch, por más que sea una organización religiosa ortodoxa no reniega de los avances tecnológicos y utiliza todos los medios disponibles para difundir su mensaje. Tienen, además, página de Facebook, canal en Youtube y no es raro que los rabinos agreguen a los jóvenes a aplicaciones de chat como WhatsApp.
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también tiene efectos en los demás judíos, dado que, como vimos, todas las almas provienen del
mismo lugar, están hechas de la misma esencia y, por lo tanto, están conectadas.
Sería injusto, entonces, proponer que el proselitismo de Jabad entre los jóvenes se deba
solamente a la necesidad de evitar el casamiento mixto y la asimilación, como parecía suponerse
al principio de este trabajo. Por detrás, también está la esperanza de que sumando mitzvot el
Mesías llegue aún más rápido y que este mundo se santifique. Es por eso que, además de las
charlas, siempre intentan hacer que los jóvenes que asisten realicen alguna acción concreta en este
sentido. Por ejemplo, algún chico puede empezar a comer las masitas que suelen poner en la mesa
durante las charlas y de repente el rabino lo frena y le pide que repita una oración para bendecir la
comida. O que se pongan tefilim aunque sea una vez: “siempre llevo unos tefilim extra en el auto
para no perder la costumbre” comentó un tercer rabino, mostrando que en cualquier momento
puede cruzarse con alguien a quien hacerle poner las filactelias. Y así con muchas otras acciones.
Cada una de estas pequeñas acciones para ellos tiene un significado y un efecto especial, son
mitzvot que producen la transformación del mundo y la conexión de las almas judías entre sí, así
como la conexión de las almas con Dios.47
La noción de persona en Jabad, entonces, no solamente implica una relación específica
entre cuerpo y alma y una esencialización de la diferencia entre el alma judía y la no judía, sino
que esa persona también está definida por la misión que esa alma posee y que hace al verdadero
ser y objetivo del sujeto. Hacer mitzvá –acciones concretas sobre el mundo material– no es algo
que el judío puede hacer, sino que es parte de lo que el iehudí es. Esta dimensión del hacer es la
que le otorga un dinamismo particular a la relación entre los rabinos y los jóvenes48 y la que pone
en concreto aquellas ideas transmitidas verbalmente. Chicos y chicas, entonces, encuentran un
espacio donde pueden transformar las cosas: “vos, ahora, podés transformar el mundo. Podés
acercar a Mashiaj” es una de las frases con las que Shlomo genera un doble movimiento: incluir a
cada joven dentro de la comunidad (y la frase siempre va acompañada del nombre propio del
chico o chica) y, a la vez, comprometerlo con el objetivo mesiánico. Los jóvenes pueden creerle a
medias, pero eso no quita que sientan que un lugar les pertenece y que, al menos para los rabinos,
ellos son personas indispensables.
47 También parece haber un componente de placer en la realización de las mitzvot. Según Zalmi, es lo más cercano que podemos experimentar a ese momento de intimidad con Dios que vendrá en la resurrección, cuando no sean necesarias las mitzvot ya que la conexión va a ser total y directa. 48 Es interesante notar que la relación en general se da más entre rabinos y jóvenes que entre los jóvenes y la institución. Hay una especie de fidelidad, conexión y simpatía con el rabino que no puede ser reemplazada por cualquiera de Jabad.
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Consideraciones finales
Los rabinos de Jabad y los textos clave del movimiento marcan qué es ser judío: tener un alma
judía con una misión específica que se realiza a través de las mitzvot. Esta idea, hemos visto,
puede ser trabajada analíticamente desde el concepto de persona. Considero que este corte
analítico permite comprender la definición del judío y del judaísmo desde una perspectiva
totalizadora que incluye no sólo el cuerpo y un sentimiento de identidad común sino también
dimensiones del alma, del sentimiento e, incluso, de la acción. A la vez, nos permite comprender
la forma en que los grupos ponen en práctica mecanismos de identificación que pueden ser, en
este caso, esencializantes, como hemos visto con Briones. La persona judía sería, para Jabad, otro
tipo de persona, no un grupo étnico más.
Esta idea de la identidad esencialista parece, por decirlo de alguna manera, ir empujando,
presionando, sobre la idea (heterogénea) de identidad judía con la que vienen los jóvenes. A veces
se encuentra con más resistencias y otras con menos. A veces se la deja entrar de forma selectiva.
A veces “se juega a” seguir las ideas en el contexto de Jabad. Damián Setton, en un estudio sobre
el plan para jóvenes que existía anteriormente, llamado Morashá Universitarios, plantea que la
participación de jóvenes en estos espacios era posible dada la “(…) permanente construcción, a
través de frases, palabras, acciones mínimas, de un espacio periférico desde el cual los seculares
afirman sus distancias frente a los religiosos (…). En este sentido, los jóvenes (…) participaban en
la institución Jabad Lubavitch desde la diferencia” (Setton, 2009: 109). El contexto del estudio de
Setton y el mío son levemente diferentes y esas diferencias no vienen al caso aquí, pero yo
agregaría que esa marcación de la diferencia se da en los momentos en los cuales aquella noción
holística de persona choca contra ciertos valores ya adquiridos en sus respectivas experiencias de
vida, y que el punto en que se resiste va cambiando de acuerdo a este movimiento de presión en el
que se dejan pasar unas ideas y se obstruyen, al menos por un tiempo, otras.
Finalmente, quiero plantear un par de aproximaciones. Considero que mitzvá (así como,
probablemente, iehudí) es uno de esos términos nativos que funcionan como tal y que pierde
fuerza en una traducción. Sigo a Quirós en su lectura del Ensayo sobre el don, de Mauss, “(…)
que atiende a las nociones de híbrido y de hecho social total (…). La forma don desborda nuestra
grilla clasificatoria porque mezcla –y totaliza– aquello que nuestro vocabulario separa –y
compartimenta (…).” (Quirós, 2011: 282). No considero que mitzvá represente un hecho social
total, pero sí me parece que esta idea le otorga a la acción una cantidad de dimensiones que van
más allá de esa acción misma y que los sujetos con los que uno investiga sienten. Ese sentir cobra
importancia porque, por más que no se pueda poner totalmente en palabras, produce efectos
concretos, y de una forma concreta.
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Como seguramente se ha dejado ver en mi trabajo, la forma de comprender los grupos y
las fronteras identitarias no partió de una perspectiva relacional en la cual se presupone que es la
relación con el otro la que genera la definición de lo propio. No descarto totalmente esta
perspectiva, pero creo que pensar en la noción de persona, nuevamente, puede permitir pensar a
los grupos definiéndose por sí mismos, donde la producción de una identidad puede realizarse a
través de características propias que, eventualmente, ordenen el resto de los elementos que no son
ellos mismos.
De esta forma, creo que la noción de persona es importante para pensar las problemáticas
sobre la identidad. Por un lado, cómo esa identidad puede ser construida por los sujetos desde la
definición de un tipo de persona específica, pero por otro lado, también, cómo esa noción permite
explorar analíticamente la identidad (o las identidades) a través de poner en cuestión el alcance de
dimensiones como el cuerpo, lo espiritual, lo sentimental y lo emocional. Estas identidades, a la
vez, pueden estar en disputa. En El Lazo, la identidad judía a través de la definición de quién es y
quién no es judío entra en tensión (pero una tensión blanda, no muy confrontativa) con las ideas
de identidad que traen los jóvenes. Es el lugar de la persona y su vínculo con los demás lo que
está en juego en esta definición de la identidad social judía.
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