MASAJE PARA

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MASAJE INFANTIL 1. LA IMPORTANCIA DEL TACTO. Instintivamente, una mujer al segundo de conocer que va a ser madre, lo primero que hace es acariciar su barriga con una sonrisa llena de dulzura dibujando su rostro. Y esto no es un hecho casual y momentáneo; a lo largo del embarazo no puede evitar acariciar a su bebé a cada instante, a través de su propio cuerpo. Ni siquiera sabe si su bebé puede sentirla, pero sigue haciéndolo… En la 17º semana de gestación todas las zonas de la piel del bebé están desarrolladas… siente totalmente. Y cuando, por fin, lo tiene posado en su pecho después del parto, no puede dejar de seguir acariciándolo, ahora piel con piel, intentando hacerle saber, sin palabras, que todo fue bien y que estará siempre a su lado ayudándole, escuchándole, comprendiéndole, respetándole y amándole… y todo esto a través de sus caricias… ¿Es esto casual? No, no lo es. Se sabe sin que nadie nos informe y de forma instintiva que los hijos/as deben ser acariciados, mimados, mecidos, abrazados… y que ésta es una manera natural de comunicarnos con el bebé. Fijémonos, también, en la naturaleza… “… Desde un punto de vista físico, el masaje (empezamos con las caricias) actúa en los seres humanos como lo hace el lamer en los animales. Los animales lamen frecuentemente a sus pequeños y mantienen un estrecho contacto cutáneo con ellos. Los animales que no han sido lamidos, acariciados o que no se han agarrado a sus padres durante su infancia, crecen más flacos y son más vulnerables al estrés. Tienden a luchar entre sí, a abusar y descuidar a sus propios pequeños. El acto de lamer sirve para estimular los sistemas fisiológicos y para unir a la cría con la madre. Ascendiendo por la escala animal nos encontramos con perros, caballos, vacas, delfines y muchos otros animales que también muestran diferencias notables por el hecho de haber sido tratados amorosamente durante la infancia. Las caricias suaves y los contactos cutáneos mejoraron el funcionamiento de casi todos los sistemas importantes (respiratorio, circulatorio, digestivo, excretor, nervioso y endocrino), cambiando drásticamente los patrones de comportamiento, reduciendo los umbrales de miedo y excitación, y aumentando la mansedumbre, amigabilidad y audacia…” (Vimala Schneider. “Masaje infantil, guía práctica para el padre y la madre”).

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Y es la misma naturaleza la que inicia el masaje en el bebé mucho antes de su nacimiento. Al principio, el feto se balancea y flota; más tarde, el mundo que lo rodea va acercándose y comprimiéndolo cada vez más. El suave contacto del vientre materno se va haciendo más intenso, hasta que llega el momento de las contracciones que comprimen y empujan al niño/a con una forma rítmica, provocando una estimulación muy grande en la piel y sistemas orgánicos. Y es que el/la bebé progresa con los estímulos. Una gran cantidad de investigaciones confirman ahora, las ventajas de mantener, no menos, sino más contacto físico con el/la recién nacido/a. Incluso pequeñas cantidades de atención adicional durante la etapa que sigue al nacimiento potencia la salud, el crecimiento y el aprendizaje del recién nacido/a. 2. BENEFICIOS DEL MASAJE INFANTIL. Las palabras Masaje Infantil engloban una serie de técnicas de tacto, voz y mirada, que se han ido entrelazando, dando una estructura suficientemente acertada como para constatar unos beneficios para padres y madres y/o cuidadores y sus niños. Estos beneficios no se quedan tan sólo en el ámbito fisiológico, sino que llegan más allá, donde las fibras sensibles del sistema emocional son estimuladas y fortalecidas para poder crear un marco de confianza, seguridad y aceptación emocional. Esto favorecerá un crecimiento más equilibrado en todos los ámbitos de su persona. Los beneficios se producen a los siguientes niveles: -Nivel fisiológico -Placer sensorial -Equilibrio tensión-relajación. Función liberadora -Vínculo afectivo 2.1. Nivel fisiológico Sistema nervioso: La piel es el mayor y más poderoso sistema de comunicación de que dispone el bebé; a través del tacto se transmiten infinidad de mensajes del medio externo al interno (el cerebro). Estos estímulos externos, durante gran parte de la vida del niño se reciben principalmente vía tacto (hasta los 12 años sigue siendo el sentido predominante para integrar información del mundo exterior). El tacto favorece el proceso de mielinización. Sistema hormonal: -Reducción del ACTH (hormona adrenocorticotropa productora del cortisol) y las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina); ambas se elevan en situaciones de estrés.

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-Liberación de endorfina, oxitocina y prolactina. Cada vez que una persona ríe, se estimulan unas hormonas llamadas

endorfinas, conocidas también como "hormonas de la felicidad". Son las responsables de las sensaciones satisfactorias, ya que combaten el malestar y disminuyen las sensaciones dolorosas.

La oxitocina es la “hormona del amor materno”, relacionada con las conductas maternal y paternal. Se asocia con la afectividad, la ternura... Influye en funciones tan básicas como el enamoramiento, el parto y el amamantar.

La prolactina es la encargada de la producción de leche y tiene una misión fundamental en la relación madre-hijo. Esta hormona facilita la creación de la conducta maternal: las ganas de atender, de cuidar de acariciar al bebe… La prolactina no sólo se desprende en la madre sino también en el padre o hermanos cuando contactan afectuosamente con el bebé vía tacto. Sistema inmunológico: Una situación de tranquilidad mantiene en equilibrio el sistema inmunológico y mejora su funcionamiento. El estrés, por el contrario, lo debilita. La seguridad emocional que podemos ofrecer al bebé a través de un contacto corporal amoroso y continuado, así como el hecho de favorecer un estado de tranquilidad y relajación, fortalecerán su sistema inmunológico. Sistema gastro-intestinal: El masaje durante los primeros meses ayuda a madurar el sistema gastro-intestinal, y después a regularlo. El masaje ayuda en situaciones de cólicos y gases a disminuir el dolor y las incomodidades, así pues, favorece a la creación de un ambiente más distendido en la familia facilitando una mejor relación entre padres e hijos desde los primeros días de vida. Sistema respiratorio: El masaje en la zona del pecho, espalda y hombros ayuda a regular el sistema respiratorio. Sistema circulatorio: A mayor aporte de oxígeno mayor limpieza de la sangre. Los movimientos de vaciado venoso (los de entrada) ayudan al retorno de la sangre al corazón y producen un efecto tonificante. Los de salida ayudan a la sangre a llegar hasta los extremos (manos y pies) y producen un efecto relajante.

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Sistema linfático: Ayuda a drenar el sistema linfático suavemente. Sistema muscular: El masaje tiene un efecto relajante y tonificante de la musculatura. Ayuda a disolver nudos de tensión física y emocional, que el niño va acumulando a lo largo de los días. En el niño, las tensiones físicas se acumulan en diferentes zonas musculares según la fase motriz en la que se encuentre. En resumen, físicamente, el masaje contribuye en el bebé a: -Estimular el sistema inmunitario del bebé (inmaduro en el momento de nacer). -Estimular la circulación sanguínea del bebé (inmadura en el momento de nacer). -Mejorar el sueño. -Madurar el sistema gastro-intestinal, y después a regularlo. -Regular el sistema respiratorio. -Limpiar en profundidad los poros de la piel, mejorar visiblemente su textura y ayuda a mantener su elasticidad y consistencia. -Fomentar la coordinación muscular. -Inducir un estado más relajado en el/la niño/a. -Producir alivio en todo el cuerpo. -Reconfortar el cuerpo y alivia el dolor. -Coordinar los movimientos y la movilidad. -Drenar el sistema linfático suavemente. -Relajar y tonificar la musculatura. 2.2. Placer sensorial El placer sensorial es importantísimo para poder vivir el cuerpo y el ser con libertad, sensualidad, sensibilidad y autonomía. El masaje es una muy buena herramienta que nos permite tomar conciencia de forma placentera de las dimensiones y el espacio de nuestro cuerpo en relación al espacio externo. Nos permite conocer nuestros límites corporales, que en el futuro nos ayudarán a conocer nuestros límites respecto a los demás y a respetarlos. Si este conocimiento ha sido placentero, implica una aceptación buena de uno mismo, factor importantísimo para la seguridad, confianza y autoestima. Esta seguridad es la que nos mantiene en equilibrio emocional y nos permite abrirnos al mundo aceptando a los demás.

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2.3. Equilibrio tensión-relajación. Función liberadora Ventajas emocionales del masaje infantil: Tensión o Activación: Porque el estímulo táctil, auditivo, visual, emocional... que "juegan" en el masaje, ponen al bebé en estado de alerta, y lo abre a procesos de memorización y aprendizaje. Relajación: Porque reduce la tensión excesiva cuando se canaliza. Ayuda a autorregular y procesar las experiencias vividas y permite al bebé liberar las tensiones acumuladas del día con la persona en quien más confía, en un clima cálido, tranquilo, de amor y acogida. Con el masaje, el bebé aprende a responder a la tensión con la relajación. El masaje diario aumenta el umbral para soportar los estímulos en la mayoría de los bebes. Los bebés con problemas de aceptación del tacto (prematuros, hipersensitivos...), van aumentando gradualmente la tolerancia de forma suave y cuidadosa. La escucha del niño es básica al dar el masaje. El contacto corporal, vivido de forma positiva, ayuda al niño a disolver tensiones corporales-emocionales, ya que le permite una vía de canalización y salida de sus angustias. A veces, cuando tocamos a un niño durante el masaje, se desencadena el llanto. Este llanto puede no estar relacionado a una razón fisiológica concreta, ni al rechazo a nuestro contacto. Podemos haber facilitado una vía de salida a una situación estresante. Este llanto es positivo y bueno que se produzca. Saber escuchar y acompañar este llanto es una necesidad que acerca y fortalece la relación y la confianza. Por lo tanto podemos decir que el masaje en los niños tiene dos funciones liberadoras: -Liberadora de tensiones físicas producidas por la tensión excesiva. -De liberación emocional. 2.4. Vinculo afectivo Ventajas afectivas del masaje: Ayuda a crear y a nutrir los lazos entre madre/padre/bebé, que tan importantes son en la relación y comunicación entre ellos.

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"Los vínculos afectivos son la capacidad humana para desarrollar afectos intensos, ante la presencia o ausencia, disponibilidad o indisponibilidad del otro ser humano en específico, así como las construcciones mentales, individuales y sociales que de ellos se derivan. Desde el momento en que las personas saben que van a ser padres y madres se empieza crear un vínculo afectivo con su bebé que se va a ir fortaleciendo a medida que pase el tiempo. Si bien es cierto, que los vínculos afectivos no aparecen de forma espontánea y automática, en cuanto los/as padres/madres pueden tener a su bebé en brazos el vínculo se hace más intenso. Existen sistemas que fortalecen este vínculo: la sonrisa, el mamar, la mirada mutua, el llorar, el contacto físico (toda comunicación). A lo largo de toda nuestra vida iremos intensificando estos vínculos, aunque tendremos que tener cuidado para no pasar de éstos hacia el apego emocional” Cuanto más vinculados estén los padres respecto al niño: -Más vinculado estará el niño con los padres, convirtiendo esta relación comunicativa tan fuerte en la base sobre la que se ira construyendo el desarrollo positivo de su persona. -Este vínculo no solo se puede establecer con la madre. La función del padre es básica en el nuevo núcleo familiar. El masaje diario, permite al padre encontrar una relación intensa con su pequeño desde los inicios. -Menos probabilidad habrá de abandono físico, psíquico o emocional del niño, y por lo tanto, disminuye el riesgo de maltrato infantil. Cuando hay unos vínculos afectivos fuertes, hay una buena base para un mejor conocimiento mutuo. Aunque las condiciones no hayan sido favorables y no se haya podido establecer una vinculación inicial, el masaje infantil puede ser una vía para potenciar este vínculo.

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3. EL RITUAL DE PREPARACIÓN. Cuando nos disponemos a dar masaje a un bebé es necesario que éste sea un momento especial, que se cree un entorno adecuado para favorecer los vínculos con él/ella. Pero para poder llevar a cabo este propósito hemos de tener en cuenta varios factores: 3.1. Espacio: Debemos adecuar un espacio lo suficientemente amplio y ordenado para que no nos sintamos, en ningún momento agobiados. Por otro lado, procuraremos tener todo lo que vayamos a necesitar a mano. 3.2. Temperatura: La temperatura ambiental debe de ser alta, ya que se ha comprobado que los bebés están mucho más relajados y tranquilos. 3.3. Elementos necesarios: Necesitaremos aceite vegetal, toallas y/o mantas, pañales, toallitas, protectores. 3.4. Iluminación: Vamos a procurar no tener ningún tipo de iluminación que pudiera resultar molesta para el bebé. Pensemos que éste va a estar tumbado boca arriba y las luces del techo le darán directamente en sus ojos. Para evitar esta molestia, vamos a intentar encender alguna luz indirecta. 3.5. Música, aromas, etc.: Para crear un ambiente reconfortante muchas veces, recurriremos a poner una música relajante, emplear quemadores con esencias aromáticas… No hay problema en hacerlo, pero puede suponer una distracción externa en el momento del masaje, al menos en los inicios del mismo. Para el bebé no hay mejor sonido relajante que la respiración y la voz de los padres, y no hay olor más satisfactorio que el olor natural del los mismos. 3.6. Relajación: Algo muy importante es que la persona que vaya a aplicar el masaje esté relajada y centrada en el momento del masaje. Es mucho mejor que el bebé reciba sólo un masaje a la semana, pero dado por una persona al 100%, que un masaje diario estando con la mente en lo duro que ha sido el día o lo que se tiene que hacer mañana.

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La conciencia y las manos de la persona que da el masaje han de danzar en el cuerpecito del bebé como si fuera parte del mismo. 3.7. Preparación personal: Es importante que nada estorbe a la hora de hacer el masaje (anillos, relojes, pulseras, etc.) y que la temperatura de las manos sea templada–caliente; si no es así, habrá que frotarlas entre sí. Hay que procurar llevar ropa cómoda y adoptar una postura adecuada para hacer el masaje y no sentiros incómodos a mitad de éste. 4. ACEITES DE MASAJE. Una de las herramientas básicas es el aceite. Éste se utiliza, básicamente, como lubricante con el fin de conseguir, durante el masaje, unos movimientos más fluidos y gráciles. En el mercado existen infinidad de aceites que, a primera vista, parecen adecuados para nuestro propósito; pero es esencial saber conocerlos y distinguirlos, para poder elegir el mejor para el niño/a. Existen dos tipos de aceites: Minerales y Vegetales. La gran mayoría de aceites para niños están hechos básicamente de aceite mineral. Para la fabricación de este aceite se procede a calentar el crudo de petróleo para extraer la gasolina y el queroseno, mediante la llamada destilación funcional. Luego se procede a extraer los hidrocarburos y otras sustancias químicas mediante un tratamiento elaborado con ácido sulfúrico, la aplicación de absorbentes y el lavado con disolventes. Al aplicar este aceite en la piel del niño/a, éste será absorbido por el cuerpo y circulará por el mismo transportado por la linfa, el líquido encargado de limpiar el cuerpo de toxinas y desechos… Entonces… ¿No sería mejor aprovechar aceites que sean naturales y aporten alimento? Hemos de pensar que este aceite va a ser absorbido por los poros de la piel del niño/a y que, además, ante su juego constante de descubrimiento de su entorno, se va a meter sus manitas y pies en la boca. De modo que, quizás sería bueno buscar una alternativa mucho más saludable. Los aceites vegetales suelen obtenerse mediante la expresión de frutos oleaginosos y de frutas (oliva, almendra, avellana, girasol, caléndula, coco, etc.). El aceite que se considera de mejor calidad es el primer aceite que se obtiene (aceite virgen). Después se sigue prensando o calentando la masa para obtener más cantidad, obteniéndose aceites de inferior calidad. Los primeros, obtenidos en frío, contienen todos los principios activos, vitaminas, minerales y enzimas, que los caracterizan. Si lo aplicamos en la piel, debido a su excelente afinidad, se absorben rápidamente (a diferencia

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de los aceites minerales artificiales) y aportan a nivel subcutáneo una importante cantidad de nutrientes muy beneficiosos para el organismo. Una vez elegido el aceite adecuado, y antes de comenzar el masaje, vamos a poner una gota del mismo, en el antebrazo o parte trasera del lóbulo de la oreja del niño/a, para comprobar que no tenga ninguna reacción alérgica al mismo. Esperaremos 30 minutos y si existe cualquier reacción (suele consistir en manchas rojas que desaparecen al cabo de un par de horas), probaremos con otro aceite. En el caso que cualquier aceite le produzca alergia al bebé, tendríamos entonces que consultar a su pediatra. En el caso de que no produzca alergia, ya podremos empezar con el masaje. 5. POSTURAS PARA EL MASAJE. Mantener una postura adecuada mientras estemos dando masaje al niño/a, es un factor muy importante a tener en cuenta. Ante todo, porque hemos de estar muy cómodos/as para dar el masaje, ya que si tenemos molestias durante el mismo, el bebé lo va a notar y no a poder disfrutar de este momento tanto como debiera… y nosotros/as tampoco. No existe una única postura adecuada y os daréis cuenta que a medida que vuestra confianza en lo que estáis haciendo vaya creciendo, veréis que podéis adoptar tantas posiciones como vuestro cuerpo os permita y además, disfrutaréis mucho más. Sólo existen unas reglas que seguir en cuanto a las posiciones: Para el que aplica el masaje: -Posición cómoda. -Espalda recta y protegida con cojines si se realiza en el suelo. Para el bebé: -Su espalda debe estar recta, sobre todo a la hora de realizar el masaje en la parte delantera de su cuerpo. -Durante las primeras semanas de vida, es bueno hacer masaje al bebé en nuestro regazo. Sobre todo, para que su espalda y cabeza se sientan cobijadas y bien apoyadas. Esto le dará una sensación de seguridad. Podemos además, apoyar al bebé perfectamente sobre nuestro abdomen y nuestros muslos.

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6. ¿LE APETECE AL BEBÉ EL MASAJE? Cuando comenzamos en la tarea de darles masajes a los bebés, con toda la ilusión que esto implica, hemos de tener en cuenta desde el principio el respeto hacia ellos. Una de las cosas que intentamos fomentar a la hora de hacer masaje es “el pedirles permiso” para realizarlo. ¿Por qué? El bebé se pasa el día comiendo, cambiándose de pañal, bañándose…, todo esto sin ser informado, simplemente se coge al bebé y se procede a la tarea. Hemos de tener en cuenta también, que no siempre a los niños/as les apetece recibir un masaje, de igual modo, que a nosotros no siempre nos apetece hacer cosas, a pesar que sabemos que nos convienen. No siempre están receptivos para recibir masaje, y esto es algo que hemos de tener en cuenta siempre. Hemos de saber respetar su espacio, sus sentimientos y sus momentos. 6.1. Cuándo no dar masaje Es muy importante, tener en cuenta ciertas situaciones en las que no es adecuado hacer masaje al bebé: -Cuando está dormido. -Cuando esté enfermo. -Si tiene fiebre. -Alteraciones o infecciones de la piel. -Cuando se le ha puesto una vacuna, es preferible esperar entre 24-48 horas. Una vez pasado el tiempo, podemos hacer masaje pero sin tocar la zona afectada. 6.2. A tener en cuenta: -No se debe despertar al niño/a para darle un masaje, ni se le debe masajear nunca en contra de su voluntad.

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-Procurar que el contacto sea siempre relajado, suave y delicado, y no forzar jamás un movimiento. -Detenerse siempre que el niño/a se muestre molesto, darle lo que necesita y volver al masaje cuando el pequeño esté preparado y dispuesto. -Cuando el niño/a sepa sentarse y empiece a gatear, podremos masajearle sentado, pero se resistirá enérgicamente, y con razón, si se trata de sujetarle. 6.3. Señales de encanto y desencanto: ¿Cómo podemos saber cuando no le apetece recibir masaje? Es sencillo… Los bebés son realmente muy expresivos y si prestamos atención, seremos capaces de identificar esas señales sutiles que nos darán esta información. -Señales de encanto sutil: Signos de alerta facial, cabeza elevada y ojos hacia nosotros, manos abiertas, dedos relajados y ligeramente flexionados.

-Señales de encanto potente: Sonidos verbales, sonrisa, contacto sostenido con la mirada.

-Señales de desencanto sutil: Gemidos, bostezos o hipo, incremento de la succión, muecas, fruncimiento del ceño, pucheros, cabeza baja y ojos cerrados, ojos desviados de nosotros, cerrados fuertemente o pestañeos rápidos, aumento del pataleo, movimiento de los pies o del cuerpo en general, piernas estiradas fuertemente o brazos estirados a los lados, hombros elevados, brazos sobre el vientre con movimiento de manos sobre el tronco, manos juntas sobre el vientre.

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-Señales de desencanto potente: Llanto, quejidos e inquietud, ahogos o vómitos, arqueo de la espalda y/o encogimiento, movimientos de la cabeza y desvío de mirada, signos de empujarte o movimientos de cabeza diciendo “no”.

Para que veamos que el niño/a realmente no quiere recibir masaje en este momento son necesarias al menos dos o tres de las señales de desencanto sutil. Si percibimos alguna señal de desencanto podemos hacer algunas modificaciones en el masaje: -Incremento o descenso de la presión. -Reducción de la rapidez. -Cambiar la localización. -Cambiar de movimientos. -Cambiar al niño/a de posición. -Utilizar una técnica alternativa de calma (balanceo, canto, posición de relajación, etc.). -Eliminar elementos de estimulación (música, esencia, luz, etc.). -Darle algo que le resulte familiar y agradable (su manta preferida, su juguete favorito, etc.). -Dejar el masaje para más tarde. 7. LLEGÓ LA FRUSTRACIÓN. Muchas veces todas las ideas preconcebidas que tenemos sobre el masaje no se cumplen tal y como imaginamos. Y nos encontramos con niños que quieren comer, que tienen sueño, que no quieren masaje, que quieren jugar, que no paran quietos, ahora te enseño la tripa y ahora te muestro la espalda… Es entonces cuando podemos desesperarnos… El masaje es relajante, ¿no? Entonces, ¿qué está pasando? Ningún bebé es demasiado pequeño, demasiado grande, sólo duerme, etc. Los niños/as son tremendos maestros y ni siquiera nos damos cuenta…, todo lo hacemos según ideas preconcebidas, con expectativas y con una fijeza tremenda y llegan ellos y nos regalan sesiones de masaje llenas de movimiento, de danza, de comunicación sensorial, de juegos, de fluidez, de respeto, de libertad… y desaprovechamos no sólo la lección, sino la oportunidad de conocer a los niños/as desde su realidad.

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Al igual que nosotros hemos de habituarnos a mover nuestras manos en el cuerpo del bebé a la vez que nos fijamos en su lenguaje corporal y a la vez que, mientras sonreímos, les hablamos… ellos han de hacer suyas las sensaciones que el masaje les ofrece, han de acostumbrarse a ese otro modo de comunicación. Todo tiene su ritmo y su tiempo, y hemos de saber respetar el de cada uno. Ante ello, hemos de tener paciencia, porque llegará el día en que el bebé se tumbe en la esterilla, relajado y esperando con ansia la hora del masaje… Hasta tal punto que, cuando acabemos de masajear su pecho, él nos ofrezca sus brazos para que continuemos. Y no tendrán que pasar meses para esto. De modo que, hay que disfrutar de estos momentos. 8. MASAJE. Desvestiremos al niño/a, cogeremos un poco de aceite natural y lo frotemos en nuestras manos, para calentarlo, y seguidamente las mostraremos al bebé. Esto será como una manera de hacerles saber qué es lo que viene… 8.1. Masaje en piernas y pies Vaciado Hindú Una mano sostiene el tobillo del niño/a, mientras la otra hace un vaciado desde la base de la pierna hasta el tobillo. Primero por la parte externa y luego por la interna de la pierna. Medias lunas Deslizamos los pulgares, uno tras el otro, desde el talón del pie hasta los dedos. Si el bebé encogiera los deditos, no vamos a intentar abrirlos, sino que continuaremos con el masaje respetando su posición.

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Caminando Presionamos con los pulgares o el talón de la mano, como haciendo una caminata por toda la planta del pie. Desde el talón hacia los deditos. Vaciado Sueco Una mano sostiene el tobillo del bebé y la otra se desliza desde el tobillo hasta la base de la pierna. Primero la parte externa y luego la interna de la pierna. Integración Con ambas manos cogemos la cadera del bebé y las deslizamos por cadera, piernas y pies. 8.2. Masaje en abdomen y pecho Abdomen Manos que reposan Para comenzar el masaje en el abdomen, lo primero que vamos a hacer para comenzar el contacto, es reposar nuestras manos en él, mientras informamos al niño/a de que le vamos a hacer el masajito en esa zona.

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Arado Deslizaremos nuestras manos por el vientre del bebé desde el alto vientre al bajo vientre. Primero una mano y luego la otra. Debemos utilizar, para ello, toda la palma de la mano y no el borde porque le molestaríamos. Repetiremos unas seis veces esta maniobra. Círculos Ponemos nuestra palma de la mano en el vientre del niño/a y masajeamos, delicadamente, haciendo círculos en el sentido de las agujas del reloj. Caminando Teclearemos con la yema de los dedos por todo el vientre del niño/a, por la zona del ombligo, de izquierda a derecha. Integración Posicionamos ambas manos en el estómago del niño/a y las deslizamos a la vez por estómago, cadera, piernas y pies.

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Pecho Manos que reposan Dejaremos reposar nuestras manos sobre el pecho del niño/a, igual que hemos hecho antes sobre el vientre, para que sepa qué vamos a hacer y para que se habitúe al contacto en esta zona del cuerpo. Es importante no presionar el pecho, sino reposar delicadamente nuestras manos en él. Abrir un libro Ponemos ambas manos en el centro del pecho del niño/a, las deslizaremos hacia los lados y seguidamente volvemos a llevar nuestras manos hacia el centro del pecho. Integración Posicionamos ambas manos en el pecho del niño/a y las deslizamos a la vez por pecho, estómago, cadera, piernas y pies.

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8.3. Masaje en brazos y manos Vaciado Hindú Es un movimiento exacto al que hacíamos en las piernas. Sostenemos una muñeca con una mano y con la otra mano hacemos un vaciado deslizándonos desde el hombro hasta la muñeca. Haremos lo mismo con la otra mano, pero esta vez con el lado interno del brazo. Palma de la mano Si el bebé nos deja, deslizamos los pulgares, uno tras el otro, por la palma de la mano. Si cerrara la mano, pasamos al siguiente movimiento y dejaremos este para cuando esté preparado. Presionar-girar Colocamos las manos alrededor del brazo del niño/a y las movemos suavemente en direcciones opuestas, hacia delante y hacia atrás, desde el hombro a la mano, apretando ligeramente a medida que se realiza esta acción. Luego masajeamos cada uno de los dedos.

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Vaciado sueco Hacemos un movimiento de vaciado, cogiendo con una mano la muñeca del niño/a y con la otra efectuamos el vaciado desde la muñeca hasta el hombro. Luego continuaremos con la otra mano por la cara interna del brazo. Integración Posicionamos ambas manos en los brazos del niño/a y las deslizamos a la vez por brazos, pecho, estómago, cadera, piernas y pies. 8.4. Masaje en cara Antes de empezar el masaje en la cara del niño/a, hemos de tener en cuenta que para ellos/as es una zona muy delicada. Ante ello, hemos de procurar no taparles nunca la visión. Abrir un libro Posamos la yema de los dedos de nuestras manos sobre la frente del bebé y las deslizamos desde el centro hacia los lados. Relaja tus ojos Deslizamos nuestros pulgares, sobre las cejas del niño/a, desde el centro hacia fuera. Senos nasales y músculos de las mejillas Presionamos ligeramente con nuestros pulgares, por los lados de la nariz del bebé. Sonrisas Deslizamos nuestros pulgares por el labio superior del niño/a, desde el centro hacia fuera. Seguidamente, hacemos lo mismo con el labio inferior. Relajación de la mandíbula Con las yemas de los dedos, realizamos pequeños círculos sobre la mandíbula del bebé. Nota: No se hace masaje en la cabeza al bebé hasta que el pediatra diga que tiene las fontanelas bien soldadas.

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Integración Posicionamos ambas manos en la cabeza del niño/a y las deslizamos a la vez por cabeza, brazos, pecho, estómago, cadera, piernas y pies. Cuando integramos, no pasamos las manos por la cara, sino que acariciamos cabeza y luego bajamos por el resto del cuerpo. 8.5. Masaje en espalda Manos que reposan Para comenzar el masaje en la espalda, empezaremos por dejar reposar nuestras manos sobre ésta, para hacerle saber que vamos a masajearle por esta zona. Frotando Partiendo del centro, sobre la parte alta de la espalda, en dirección hacia fuera, deslizamos nuestras manos en sentidos opuestos, bajando por la espalda hacia las nalgas.

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Círculos en la espalda Hacemos círculos alternativos con nuestras manos a ambos lados de la columna del niño/a en dirección hacia las nalgas. Peinado Posamos las yemas de los dedos de una mano sobre un hombro y las deslizamos suavemente por toda su espalda, como si fuera una ligera pluma. Integración Posicionamos ambas manos en la cabeza del niño/a y las deslizamos a la vez por espalda, nalgas, piernas y pies.

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9. MASAJE EN CASOS ESPECIALES.

9.1. Tos, resfriados y congestión Presiones-vibraciones 9.2. Gases, cólicos y estreñimiento Círculos-presiones Piernas arriba

Autores de todo el temario: Virginia Sánchez Bermejo Ángel Polín Soriano Celia X. Bonkanka Tabares Ana Josefina Rodríguez-Borrella Hernández

¡ Gracias por el masaje !