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50 AÑOS DE LA ALIANZA PARA EL PROGRESO EN COLOMBIA: LECCIONES PARA EL PRESENTE Relatoría del evento DOCUMENTOS DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA 11 Septiembre 2011 Centro de Estudios de Estadounidenses Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de los Andes Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), Universidad de Nacional de Colombia

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5 0 A Ñ O S D E L A A L I A N Z A P A R A E L P R O G R E S O E N C O L O M B I A : L E C C I O N E S P A R A E L P R E S E N T ERelatoría del evento

DOCUMENTOS DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTIC A 11

Septiembre 2011

Centro de Estudios de Estadounidenses

Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales,

Universidad de los Andes

Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI),

Universidad de Nacional de Colombia

C O N T E N I D O

EL SIGNIFICADO DE LA APP EN LA POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS HACIA AMÉRICA LATINA. Jeff rey Taff et 5

COLOMBIA COMO “VITRINA” DE LA ALIANZA PARA EL PROGRESO. Diana Rojas 6

EL LIDERAZGO COLOMBIANO FRENTE A LA APP: PERFIL DE ALBERTO LLERAS CAMARGO. Carlos Caballero Argáez 8

LA ECONOMÍA COLOMBIANA AL INICIO DEL FRENTE NACIONAL: EL PAPEL DE LA APP. Gabriel Misas 9

LA ALIANZA PARA EL PROGRESO Y LA CEPAL: ENCUENTROS Y DESENCUENTROS. Juan Carlos Villamizar 11 LA REFORMA AGRARIA EN LA APP Absalón Machado 13

EL PAPEL DE LA CIENCIA Y LOS CIENTÍFICOS EN LAS DINÁMICAS DE LA APP Camilo Quintero 15

LAS EXPERIENCIAS DE LA APP EN OTROS PAÍSES (BRASIL, CHILE Y REPÚBLICA DOMINICANA) Jeff rey Taff et 17

LA PROBLEMÁTICA INTERNACIONAL EN LOS AÑOS 60 Álvaro Tirado Mejía 20

ANTECEDENTES DE LA APP: LA OFICINA DE ASUNTOS INTERAMERICANOS (1940-46) Y EL PRIMER ENSAYO DESARROLLISTA PARA AMÉRICA LATINA. Gisela Cramer 21

EL ANTICOMUNISMO EN COLOMBIA Susana Romero 23

MESA REDONDA 24

ANEXO 1. PERFILES DE LOS PANELISTAS Y MODERADORES 29

ANEXO 2. AGENDA DEL DÍA 30

4 DOCUMENTOS DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTIC A 11

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Relatoría del evento*

En el 2011 se cumplen los 50 años de la Alianza para el Progreso, un programa de ayu-da externa propuesto por Estados Unidos para América Latina con el fi n de crear condiciones para el desarrollo y la estabilidad política en el continente durante los años 60. Colombia jugó un papel importante en esta experiencia ya que en su momento fue considerada como la “vitri-na” del programa y un laboratorio para poner a prueba las posibilidades de fomentar el desarro-llo en los países atrasados a través de la ayuda externa entre 1961 y 1973. El Centro de Estudio Estadounidenses (CEE) realizó este seminario con el propósito de incentivar la refl exión y el análisis de esta experiencia histórica a la luz de las perspectivas y las problemáticas actuales.

El evento comenzó con las palabras de bienvenida del vicerrector de investigaciones de la Universidad de los Andes, Carl Langebaek; se-guido por las palabras del Embajador de Estados Unidos en Colombia, Michael McKinley. En su discurso, el Embajador afi rmó que América La-tina vive actualmente un momento de cambios

profundos y que Colombia fue muy importante para la Alianza para el Progreso (APP) porque se evidenció el desarrollo democrático incluyente y la gobernabilidad democrática. Adicionalmente, las instituciones democráticas habían sido for-talecidas, y hubo inclusión, lo cual contribuyó a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. En Colombia se dio entonces un proceso que fortaleció y veló por la seguridad, la justicia, la inclusión social y el desarrollo socioeconómico. Aunque el progreso es evidente, sigue siendo desigual. Cuando John F. Kennedy vino a Co-lombia, fundó la Ciudad Techo en Bogotá, que luego se convirtió en Ciudad Kennedy. Kenne-dy buscó, con su visita, fortalecer el Estado y promover actividades económicas alternas para combatir los cultivos ilícitos; retos que aún siguen vigentes. En cuanto al desarrollo inte-lectual del CEE, el embajador explicó que su objetivo es contribuir al análisis de la política exterior estadounidense en Colombia y de las relaciones bilaterales. Se trata entonces de un encuentro entre el ámbito académico y el go-bierno y la cooperación en materia de ciencia y tecnología, así como en la promoción y la protección de los derechos humanos. Finalmen-te, desde la perspectiva de la APP, la ayuda se ha enfocado en el fortalecimiento de la demo-cracia, en el apoyo a los gobiernos locales, a la

* Esta relatoría fue elaborada por : María Paz Berger y Carlos Castillo, asistentes del CEE y estudiantes de la maestría en Ciencia Política; junto con Diego Bena-vides y Paola Cala, voluntarios del CEE y estudiantes del Departamento de Ciencia Política de la Universi-dad de los Andes.

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trasparencia y a la lucha contra la corrupción.

EL SIGNIFICADO DE LA APP EN LA

POLÍTICA DE ESTADOS UNIDOS HACIA

AMÉRICA LATINA.

Jeff rey Taff et - U.S Merchant Marine Academy

En términos de la APP, la experiencia colombiana fue mejor que en otras partes de América Latina. En efecto, Estados Unidos hizo un trabajo mejor en Colombia, en donde los resultados que se dieron fueron mejores que en otros países. En este sentido, se puede afi rmar que se trató entonces de un caso excepcional. Adicionalmente, Colombia continuó recibiendo una ayuda importante por parte de Estados Unidos después de que terminó la APP. La idea es entonces ver la visión sobre Latinoamérica y la forma en la que fue aplicada esa política con respecto a esta región. Es necesario resaltar que la APP es fundamental para entender las relacio-nes de Estados Unidos con América Latina, con la excepción de Cuba en los años sesenta ya que ilustra el encuentro entre idealismo y pragmatis-mo en la forma en que el país norteamericano se relacionó con la región.

La APP es un programa de desarrollo que fue implementado a partir de 1961, bajo la administración Kennedy, con el propósito de promover el desarrollo en la región. Además, fue una idea que cambiaba constantemente para fomentar el desarrollo. Las ideas sobre lo que se debía hacer en América latina estuvieron en constante metamorfosis y, por tanto, no fue un programa en sí, sino que fue más bien un con-cepto de desarrollo. La visión de Kennedy sobre la APP inspiró a los latinoamericanos: en su discurso, el entonces presidente estadounidense comenzó con un poco de historia y recurrió a la exaltación de los valores democráticos. Para ese entonces era evidente que Estados Unidos había cometido varios errores en Latinoamérica, pero Kennedy aseguró que las cosas cambiarían a través del programa de la Alianza. En términos

generales, la idea era fomentar el desarrollo económico, social y combatir la ignorancia para mejorar las condiciones de vida de los ciudada-nos. Por tanto, se puede ver que se mostraba entonces el idealismo de la teoría de la moderni-dad, a través de una visión pragmática de lo que debía hacerse en América Latina para evitar que el resto de la región siguiera el ejemplo del mo-delo cubano. Adicionalmente, se mostraba un fuerte rechazo al comunismo europeo buscando un programa americano para el desarrollo.

Estados Unidos tenía un programa basado en el idealismo y el pragmatismo, y era necesa-rio que ambas condiciones se dieran simultá-neamente, para mostrar cómo se debía luchar contra el comunismo en la región. La lucha contra el comunismo consistía en un trabajo en conjunto, pero donde cada país debía desarro-llar sus propios planes de desarrollo. El fondo era de 500 millones de dólares destinados a la educación, la salud y el crecimiento sostenible. Sin embargo, es difícil determinar la cantidad de recursos que se dieron para la APP y todo el dinero enviado en esa época fue parte de la APP que en realidad fue un programa a corto plazo. Se trataba entonces de un plan para transfor-mar los años sesenta en los años de desarrollo democrático en Latinoamérica. El plan estaba dedicado a la educación, a los programas eco-nómicos, democráticos y tecnológicos y, de ese modo, se buscaba tener a los latinoamericanos inmersos en este proceso. Además, las naciones latinoamericanas debían desarrollar sus propios planes a futuro y ambas visiones debían traba-jar juntas. Valga aclarar que si bien Kennedy les entregó el dinero, también se preocupó por dar instrucciones precisas sobre cómo y en qué gastarlo. En este sentido, el plan de la APP se impondría más adelante sobre los planes locales.

Es conveniente agregar que, para ese en-tonces, nadie lideraba el programa de la APP en Estados Unidos y, de hecho, tampoco tenía una burocracia propia; por lo cual fue abando-nada a su suerte. La APP era una prioridad a la cual, paradójicamente, no se le prestó la debida

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atención y tampoco había una estructura clara que le permitiera convertirse en un proceso individual. No hay que olvidar que la APP se convirtió en un nombre de todo lo que hacía Estados Unidos en América Latina, a la vez que se volvió la forma de solucionar los problemas de los países de la región. En otras palabras, la APP representaba el conjunto de las percep-ciones de Estados Unidos sobre el hemisferio latinoamericano a la vez que fue diferente en cada país y se conformó como una política dis-tinta a las ya existentes en la región, hasta que se convirtió en una política más. Por tanto, hay que mirar a la APP caso por caso dado que fue distinta en todas partes.

Para concluir, la APP fue usada de mane-ra diferente en todos los países y con distintos fi nes; así como también fue la forma central de Estados Unidos de abordar la cuestión lati-noamericana. En un principio, la APP fue una gran idea. Sin embargo, en el camino –de la teoría hacia la práctica– hubo una desviación. No sólo no se lograron las metas originales de la APP sino que, además, se apoyaron dic-taduras. Por tanto, no queda duda de que el programa de la Alianza es fundamental para entender relación entre el país norteamericano y América Latina durante los años sesenta.

COLOMBIA COMO “VITRINA” DE LA

ALIANZA PARA EL PROGRESO.

Diana Rojas - IEPRI, Universidad Nacional

de Colombia y CEE.

El propósito de este trabajo es determinar cuál fue el lugar que Colombia ocupó en la APP, cuáles fueron las circunstancias del caso del país en la implementación de este programa, y porqué la Alianza es de gran relevancia para las relaciones entre los dos países. En una grá-fi ca que muestra la serie histórica de ayuda de Estados Unidos a Colombia, se puede observar que hay dos periodos que sobresalen, que son entre 1961 y 1973, y entre el 2000 y 2008 o

2009 donde hay una caída. Además, se puede ver que el último pico corresponde al Plan Co-lombia, mientras que el primero ilustra la época de la APP. La pregunta que surge entonces es la siguiente: ¿qué suscita este cambio signifi cativo de la ayuda de Estados Unidos hacia Colombia durante esos dos periodos? Es claro que Co-lombia ha ocupado un lugar importante en la lista de países a los cuales Estados Unidos envía ayuda económica. Sin embargo, Colombia no estaba en esa lista antes de la Alianza. Durante el periodo de la Alianza, Colombia ocupó el tercer lugar, y a partir del 2000, se ha encontrado en los primeros lugares de América Latina. A fi na-les de los cuarenta, la ayuda fue muy pequeña y empezó a aumentar a partir de los cincuenta. El 90% de esa ayuda fue económica y sólo el 10% estaba compuesto de asistencia militar. El contraste con las cifras a partir del Plan Colom-bia es importante: el 80% de la ayuda ha sido militar y sólo el 20% es ayuda económica.

Con respecto a lo anterior, éstas serían las preguntas principales que habría que formular-se: ¿Cómo y por qué Colombia se constituyó en la vitrina de la APP? y ¿Por qué Colombia jugó un papel tan importante en la Alianza si en el país no había una amenaza comunista sig-nifi cativa o un partido de izquierda importante, ni un movimiento fi nanciado desde el exterior que pudiera generar una revolución? La prime-ra razón fue el alineamiento de Colombia con Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. La segunda, fue la participación de Colombia en la Guerra de Corea, convirtién-dola en el único país de América Latina que lo hizo. La tercera razón es que Colombia fue uno de los primeros países de América Latina en recibir ayuda económica por parte del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. El liderazgo de Alberto Lleras jugó un papel fundamental en la implementación de la Alian-za en Colombia, ya que en concordancia con un grupo de élites colombianas modernizantes –que estaban convencidas de que se debía cam-biar el modelo de sustitución de importaciones

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existente, y que se debía apoyo económico-, impulsó la idea de que Colombia necesitaba de la ayuda de Estados Unidos. Adicionalmen-te, Colombia cumplía con los requisitos de la Alianza, ya que había formulado un programa de reformas importantes. Además, contaba con un liderazgo muy importante, por lo cual fue uno de los primeros países en presentarse para ser tenido en cuenta para el programa.

Es importante resaltar que el programa se lanzó en enero de 1961, y la reunión se llevó a cabo en agosto. En 1962, fueron muy pocos los países que se presentaron, y fueron aún menos aquellos que estuvieron dispuestos a cumplir todas las condiciones. La idea era encontrar un país que pudiera mostrarse como ejemplo para que incentivara a los demás estados a unirse a la Alianza. La APP surgió en Estados Unidos como una buena solución a la mala imagen de éste país que se tenía en América Latina. Inicial-mente, la APP se planteó como un programa de ayuda económica y política y se inició con el otorgamiento de créditos atados a condicionali-dad donde Colombia se debía comprometerse a alcanzar una estabilidad económica. Adicio-nalmente, la bandera de la APP en Colombia fueron las reformas agraria, laboral, arancelaria, tributaria y social (en vivienda, educación, salud y planifi cación familiar). Durante este proceso de reformas, se creó el INCORA y se creía que Colombia lograría dar un salto al desarrollo si lograba desarrollar el programa. Lo anterior se dio en las siguientes tres etapas: la primera etapa fueron los años de las expectativas con el gobierno de Alberto Lleras y fue una época de optimismo e idealismo durante la cual imple-mentó del programa. Durante este periodo exis-tían grandes expectativas dentro de la población acerca de cuáles serían los resultados del pro-grama. La segunda etapa comprende el periodo de los años 62 y 63, y el gobierno de Valencia. Durante esta época hubo un fraccionamiento entre el liberalismo y el conservadurismo, ade-más de una gran división en el Congreso y un défi cit económico signifi cativo. El gobierno de

Estados Unidos tenía una visión negativa de Va-lencia por lo cual exigió al país implementar un programa de devaluación que podría afectarlo negativamente. Durante este periodo, el gobier-no de Carlos Lleras Restrepo logró desarrollar un margen de maniobra en el tema de política y mantuvo el programa de préstamos con ayuda de Estados Unidos hasta el fi nal de su gobierno.

Para concluir, se puede afi rmar que aun-que en cada país tiene su propio contexto, la eliminación de la insurgencia ha sido vista como parte de la APP. Desde un inicio, este progra-ma se pudo ver como una ayuda para evitar la propagación de las ideas comunistas en América Latina. Igualmente, se desarrollaron estrategias contra la insurgencia, con la ayuda militar de las boinas verdes de Estados Unidos que ayudaron a la inteligencia colombiana en la batalla de Marquetalía. Algunas preguntas que surgen so-bre el tema: ¿Cuáles fueron los resultados de la Alianza para el Progreso en Colombia? ¿Fue un éxito o un fracaso? ¿Por qué Colombia no pudo ser el “show case”, la vitrina exitosa, que Estados Unidos quería? ¿Por qué termina teniendo una mala muerte? ¿Por qué ocurrió lo anterior si había tanto optimismo? ¿Qué tanto contribuyó la Alianza en el avance del proceso de armoniza-ción de las instituciones con la inserción del país en la política internacional? ¿Porque la Alianza proporciono ayuda en el frente Nacional? ¿Cuál fue el impacto político de lo anterior? Se puede evidenciar muy bien en las diferencias entre el corto y el largo plazo. La condicionalidad del inicio estaba muy atada a estas diferencias y el contexto político de cada momento de la histo-ria estaba muy relacionado con la aprobación o no aprobación de préstamos. La Alianza fue de gran apoyo para el Frente Nacional ya que su triunfo futuro era bueno para las políticas que buscaba Estados Unidos. Pero, ¿de qué manera infl uyó el Frente Nacional en la erradicación de la violencia política y en el tránsito hacía el régimen del Frente Nacional? ¿De qué manera se transformó el contexto del confl icto arma-do en Colombia con la Alianza? ¿Hasta qué

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punto contribuyó la APP a interpretar de cier-ta manera las dinámicas de confl icto armado?

EL LIDERAZGO COLOMBIANO FRENTE

A LA APP: PERFIL DE ALBERTO LLERAS

CAMARGO.

Carlos Caballero Argáez (Escuela de

Gobierno, Universidad de Los Andes)

Para empezar, es muy importante recor-dar lo que fue el año de 1961: la relación entre Alberto Lleras Camargo y John F. Kennedy fue fundamental desde ese año hasta el asesinato de Kennedy, y puede ayudar a resolver algunas de las preguntas que se hacen hoy en día. Conside-ro que la Alianza no fue algo que se empezó el 13 de noviembre, sino que fue un proceso que tomó determinado tiempo antes de poder ser implementado.

Hasta ese momento, y en términos gene-rales, la relación entre Estados Unidos y Amé-rica Latina había sido mala. De hecho, Estados Unidos había intervenido, a través de la CIA, en el derrocamiento de un gobierno en 1954. Entre el 28 abril y el 15 mayo de 1958, Nixon realizó su visita catastrófi ca de a América Latina, durante la cual fue mal recibido. Este hecho fue muy importante porque le mostró a Estados Unidos que sus políticas eran tenían muy poca acogida en América Latina, y fue los que los impulsó a generar un cambio en la forma de actuar con respecto a la región. Desde el día del regreso de Nixon a Estados Unidos, el Congreso estudió las causas del rechazo a su país, y fue entonces que se creó una reunión donde se debatió acep-tar una agenda con reformas que benefi ciaran a América Latina.

Más adelante, en ese mismo año, la rela-ción comenzó a cambiar, donde el presidente de Brasil jugó un papel importante ya que al ver que Eisenhower verdaderamente quería ayudar, motivó a los demás países latinoamericanos a re-cibir positivamente la ayuda de Estados Unidos. Se citó entonces una cumbre de ministros de

relaciones en Washington – la cual se conoció como el Comité de los 21. En esta reunión se trataron temas de cooperación internacional, y se creó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El 1 de enero de 1959, Castro entró triunfante a la Habana y el dictador Batista huyó hacia República Dominicana, lo que au-mentó la tensión entre los países de América La-tina que vieron el evento con buenos ojos y los que no. Después, en 1960, el entonces Senador John F. Kennedy fue elegido como presidente, venciendo a su contrincante Richard Nixon.

Por su parte, Lleras Camargo había des-empeñado durante los años cuarenta en labores en la Embajada de Colombia en Washington y también fue el primer Secretario General de la OEA. Lo anterior le permitió recoger todo tipo de conocimiento sobre de Estados Unidos, el cual le fue muy útil durante se periodo presi-dencial. La primera reunión de los 21 se dio en septiembre de 1960 en Bogotá y fue ahí que se fi rmó el Acta de Bogotá con la cual se sentaron las bases de la APP. En su discurso de instala-ción, Alberto Lleras habló de la situación de Es-tados Unidos, y hay que resaltar de este discurso su aproximación a los problemas del desarrollo económico y social; su preocupación por la ex-plosión demográfi ca que exigía más recursos de diversa índole para atender a la población y, por consiguiente, producir más bienes y servicios para lo cual se requeriría capital, maquinaria, energía eléctrica, y recurso humano preparado, en circunstancias en las cuales los países de América Latina enfrentan una carencia de aho-rro interno y externo para impulsar la inversión y la producción.

El 19 enero, 16 días después de haberse dado inicio a la Alianza, se dio la invasión de las fuerzas anticastristas en Cuba, y es entonces que Kennedy se vio obligado a hacerse responsable. Hernando Agudelo Villa, Ministro de Hacienda y Crédito Público del Gobierno Lleras, sufrió un golpe; y a causa del mismo, Kennedy tuvo que crear una nueva y revolucionaria propuesta de apoyo al país. Esta situación creó la oportunidad

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para que Colombia, con Lleras en el mando, se convirtiera en el principal aliado de Estados Unidos en contra de Cuba. Colombia convocó una reunión, y el mandatario colombiano escri-bió un memorando a la OEA pidiendo que la organización se lo presentara a Estados Unidos en caso de que éste lo solicitara. Dicho memo-rando hizo un recuento de lo ocurrido en Cuba y narra cual es la actitud de América Latina en lo que hace referencia a este suceso. Concluye diciendo que en América Latina se debe convo-car a una reunión para poder dar una solución a este problema. Colombia le solicitó a Estados Unidos dejar de actuar bilateralmente en Cuba; y Estados Unidos debía controlar la situación, ante lo cual dijo: si Cuba no quiere estar en el sistema interamericano, entonces debe salirse. Para Lleras, la prioridad de Colombia debía ser la APP y no Cuba. Más adelante, Lleras envió un segundo memorando donde ofreció una acción para promover y ampliar la consulta de estado y cualquier proposición aceptada por la OEA debía rechazar cualquier intervención unilateral en Cuba. Entre el 5 y el 17 de Agosto se reunieron los Ministros de Economía y Ha-cienda de los diferentes países en Uruguay y el ‘Che’ Guevara, quien asistió a esta reunión en calidad de representante del gobierno cubano, votó negativamente la Carta de Punta del Este. Por su lado, los demás países, votaron a favor y es entonces que se acabó la iniciativa cuba-na. El 17 de ese mismo mes, Lleras y Kennedy intercambiaron cartas congratulándose por la eliminación de la amenaza cubana.

A mediados de diciembre, Kennedy realizó una gira por América Latina durante la cual in-tentó “vender el evangelio de la Alianza para el Progreso”, y durante la cual visitó países como Colombia, Puerto Rico y Venezuela, antes de asistir nuevamente a otra reunión en Punta del Este. La razón por la cual Kennedy visitó Bogotá fue por petición directa de Lleras. En ese mo-mento de la historia, los recursos de la Alianza estaban fi nanciando la construcción de ciudad Techo en Bogotá, que más tarde se convertiría

en Ciudad Kennedy, y donde el presidente es-tadounidense asistió a la inauguración. Durante la reunión, se acordó que no se usaría la palabra “sanciones”, por petición de Colombia, ya que podría ser mal recibida en América Latina. Es-tados Unidos se comprometió a entablar diálogo con Brasil y con Chile. Así mismo, Colombia hizo énfasis en que la relación de Cuba con China Soviética no debía ser utilizada como una razón para romper relaciones. Finalmente, Cuba fue expulsada de la OEA luego de la reunión que se realizó en Uruguay. La expulsión tuvo como justifi cación que las ideas de Cuba no eran compatibles con las de los demás países y la votación para la expulsión fue de 14 votos a favor y 1 en contra.

Es entonces queda la pregunta: ¿y de la Alianza qué? En un artículo publicado en el 63 -un mes antes de la muerte de Kennedy- , Lleras defendió el acuerdo de Punta del Este el cual implicaba cambios positivos en términos de progreso para Colombia. En ese momento la reforma era muy mal recibida por la pobla-ción. Los intereses y las presiones que Lleras denunció en el 63 terminaron por dar al traste con la APP. A eso se sumó el cambio de go-bierno en Colombia en 1962, cuando el Lleras dejó el poder, y también se sumó el asesinato de Kennedy a fi nales de 1963. Actualmente, tenemos un presidente que quiere renovar esta iniciativa, pero no es posible determinar si Es-tados Unidos aún está interesado en hacerlo.

LA ECONOMÍA COLOMBIANA AL INICIO

DEL FRENTE NACIONAL: EL PAPEL DE LA

APP.

Gabriel Misas (IEPRI, Universidad Nacional

de Colombia)

En el marco en el que se contextualizan las relaciones entre Estados Unidos y América Lati-na, durante los años de posguerra, resaltan varias fechas y acontecimientos importantes. Entre las más destacadas, se encuentra la conferencia de

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Chapultepec (México), durante la cual Estados Unidos señaló que percibía un cambio general en las economías latinoamericanas. Este cambio consistía básicamente en la mayor participación del estado en procesos económicos. De igual manera, en 1948, durante la conferencia de Bogotá, Estados Unidos anunció que no habría plan Marshall para América Latina, contrario a lo que se había estipulado en la conferencia de San Francisco cuando se creó la Organización de Naciones Unidas (ONU). Lo anterior resultó en que durante la conferencia que diò vida a la CEPAL, Estados Unidos rechazara el modelo de Industrialización por Substitución de Importa-ciones (ISI) para Latinoamérica. Consecuente-mente, una vez culminadas las negociaciones, quedó plasmada una propuesta de modelo de cooperación permanente de largo plazo en el Acta de Bogotá. Insumo que, en 1960, John F. Kennedy utilizaría para anunciar la idea de la APP durante su campaña electoral.

El entonces candidato presidencial, junto con un equipo de economistas, hicieron un primer borrador del modelo de cooperación internacional, que había prometido implemen-tar durante la campaña. En dicho proceso par-ticiparon dirigentes de la OEA y del recién creado el BID, en equipo con los economistas norteamericanos en la campaña de Kennedy. Las recomendaciones de este grupo de trabajo fueron fundamentales en los criterios técnicos del proyecto además de ser incorporados en el discurso de lanzamiento de la APP en 1961.

Una vez establecido el contexto histórico previo, en el que surgió la APP como proyecto, es preciso revisar la situación del país durante los años sesenta. En 1958, hubo dos acontecimientos trascendentales: la creación del Frente Nacional y la revolución cubana. Para ese entonces, el Frente Nacional tenía dos objetivos y dos retos. En cuanto a los objetivos, se trataba cambiar la cultura política del país para superar la Violencia y modernizar la economía colombiana. Por su parte, los mayores retos fueron la ley de las dos terceras partes, que les dio un gran poder de

veto a los conservadores, y los fraccionalismos dentro de ambos partidos; fuente continúa de inestabilidad política.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta son las demandas sociales que se hicieron pre-sentes en la sociedad colombiana. Entre las más reiteradas por parte de la población se encuen-traban el crecimiento no planeado de las zonas urbanas, los altos índices de morbilidad y morta-lidad, el analfabetismo y la recesión económica. Estas demandas sociales, que no encontraron respuesta alguna, generaron movilizaciones masi-vas, inspiradas en las revoluciones latinoamerica-nas, con la consigna ‘educación, comida y techo’. En 1960 se dieron los primeros paros bancarios y de maestros en el país, así como también fue la primera vez que la clase media hizo huelga en Colombia. Esta situación de precariedad social, más la reducción del comercio, llevó a un estado en el que la falta de divisivas hacía insostenible el modelo ISI, pues los recursos públicos nomi-nales eran insufi cientes. Lo terminó por abrir una ventana de oportunidad para el gobierno de Alberto Lleras, al poder justifi car el acceso a fondos internacionales de cooperación bilateral como fuente de crédito. Hasta ese momento, Colombia solo había tenido acceso menor a la deuda externa y casi todo era con instancias multilaterales, más no de manera bilateral con otro país. En síntesis, fueron justamente las tensiones infl acionarias en la década de 1950, más las reclamaciones sociales, las circunstan-cias que obligaron a los gobiernos de turno a tomar medidas reformista, además de la ayuda de la APP, para mantener el ritmo acelerado de desarrollo al tiempo que la cantidad necesaria de importaciones. Paralelamente, la crisis eco-nómica también tuvo que ver con el efecto del modelo ISI. Una vez se sustituyó la importación de bienes de consumo, el crecimiento indus-trial quedó atado al aumento de la demanda que nunca llegó. Se necesitaron entonces nue-vos recursos e inversionistas para estimular los sectores económicos que pudieran demandar más productos y de tal forma hacer crecer a la

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economía. Las reformas llegaron esencialmente a través de la diversifi cación del campo y de nue-vos acuerdos arancelarios lo cual resultó en un aumento en la cantidad de las exportaciones de bienes primarios a un 55 % en 1976, de apenas un 20% en el 1955. En síntesis, se buscó mayor tecnifi cación, planeación así como la consoli-dación del Banco de la República. Las medidas de reforma al estilo de los grandes proyectos de organizaciones multilaterales (FMI, BM, BID), no tenían en cuenta las reclamaciones políticas de la población. Hubo entonces un choque entre la consolidación de la tecnocracia y la necesidad de dar respuesta a las demandas sociales; además de grandes proyectos de infraestructura que no tenían en cuenta las necesidades específi cas de las clases obreras y campesinas.

En conclusión, se pasó de un gamonalis-mo informal rural a un clientelismo tecnocráti-co. Esto signifi có un cambio fundamental de la cultura política en términos del tipo de modelo desarrollo que llegó al país. En otras palabras, fue una noción tecnocrática en el diseño de la macroeconomía, sumado a una mentalidad clientelista en la ejecución de los recursos públi-cos. En cuanto a la herencia que le dejó la APP a Colombia, se puede afi rmar que se instauró una burocracia, entes descentralizados y altamente jerarquizados que permitían macro proyectos tecnocráticos en materia de infraestructura, y al tiempo un manejo clientelista de sectores económicos claves para las políticas públicas como la educación, la salud, las obras públicas, etc. que representaron los primeros nichos de corrupción.

LA ALIANZA PARA EL PROGRESO Y LA

CEPAL: ENCUENTROS Y DESENCUEN-

TROS.

Juan Carlos Villamizar (Departamen-

to de Historia, Universidad Nacional de

Colombia)

Para comprender la relación entre la APP y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) es necesario plantear pre-guntas en términos de puntos de encuentro y desencuentro entre ambas instancias. Durante los años sesenta, la CEPAL había sido acusada de comunismo por el Departamento de Esta-do de Estados Unidos. Si ese era el caso ¿por qué aceptaron entonces la participación de la CEPAL en la APP, sobre todo en el comité técnico tripartito, comité de los nueve y comité interamericano de desarrollo agrícola? Por otro lado, tener trabajando juntos a la OEA y a la CEPAL en esa época era muy extraño, dadas las esferas de infl uencia de los Estados Unidos, cuya presencia era mucho más clara en la OEA. ¿Por qué sucede esto en los 60? La CEPAL había de-fendido un modelo de desarrollo muy diferente al propuesto por la academia, los tomadores de decisiones en Estados Unidos y, por extensión, por la OEA.

El primer punto de análisis es la relación entre universalismo y regionalismo que parte del hecho que existiesen la ONU y la OEA como espacios de agenciamiento de propuestas diferenciadas de desarrollo. Recordemos que del Consejo Económico y Social de la ONU se des-prenden las comisiones regionales entre ellas la CEPAL de 1951.

En términos políticos hubo una pelea permanente entre Estados Unidos y la CEPAL: para Estados Unidos no debía haber nadie que disputase su infl uencia política y económica en América Latina; posición que fue defendida por el país en cuestión desde el sistema interameri-cano. Su postura siempre fue que la OEA era sufi ciente como espacio de interlocución técnica en el diseño de estrategias de desarrollo y, por lo tanto, las comisiones regionales como la CEPAL constituían una intromisión. Sin embargo, en 1951, en México se consolidó un acuerdo de cooperación de manera permanente e interins-titucional, y se decidió hacer un foro conjunto de trabajo entre CEPAL y OEA. Más específi ca-mente, la OEA hace reunión de ministros

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de hacienda y le pide a la CEPAL que redacte un plan para el desarrollo de América Latina. La CEPAL elaboró un plan muy parecido al plan Marshall, reclamando los 12,000 millones de dólares y el poco plazo que se invirtió en la reconstrucción de Europa. Si Estados Unidos, lo hizo con Europa, pues entonces había que hacerlo también con América Latina. La CEPAL propuso entonces que Estados Unidos invierta mil millones anuales en capital público (cuestión que nunca fue aceptada), justo en el momento que se empezaban a ver las repercusiones de la creación en 1959 del BID y el discurso ofi cia-lista de Estados Unidos de no trabajar con la CEPAL. Sin embargo, los cables internos del gobierno norteamericano reconocen el trabajo técnico de algunos funcionarios de la CEPAL, lo cual evidencia ambigüedades en el discurso y la formulación de los programas de cooperación por parte de Estados Unidos.

El segundo punto por abordar es el de la tensión entre estructuralismo y modernización. El estructuralismo, de origen Cepalino, consiste en una visión de centro/periferia, de las regiones industrializadas en contraposición a los países en vía de desarrollo. Desde esta perspectiva se aboga a favor de la creación de un mercado común latinoamericano, ejemplifi cado por la iniciativa de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). En este sentido, el mul-tilateralismo es central en la concepción de la CEPAL, en la que los países subdesarrollados o periféricos necesitan grandes fl ujos de capital del centro industrializado para lograr el desarrollo de manera acelerada. Al respecto, llama la aten-ción que el secretario general de la CEPAL entre 1961 y 1963 reafi rmó la dimensión multilateral de la APP y su concordancia con la propuestam cepalina. Desde la perspectiva de la teoría de la modernización, se hizo énfasis en el modelo del bilateralismo comercial. Es decir, uno ‘no’ rotundo al multilateralismo en la negociación en conjunto, mientras que se privilegió el he-cho de que Estados Unidos negociara con cada país de manera bilateral y por aparte. En esta

concepción del desarrollo, instancias de crédito como el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), el Fondo Monetario Inter-nacional (FMI) y la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) fueron claves en el proceso de negociación y diseño de programas. A diferencia de la aproximación estructuralista, no se trataba de una concepción de polaridad centro/periferia, sino de una noción de procesos por etapas. Lo curioso es que el modelo para el desarrollo pro-puesto consistía en 3,500 millones en préstamos al mundo en desarrollo (2,000 provenientes de Estados Unidos y el dinero restante de Europa). Es decir, aproximadamente 17,500 millones en 5 años. De esta partida presupuestal le tocarían 1,000 millones anuales a América Latina, lo cual coincide con las cifras Cepalinas. Esta propuesta no pasó en el Congreso estadunidense, dado que no cumplió con el umbral de votos necesario para su aprobación.

Una nueva ruptura se dio, entre la CEPAL y el Departamento de Estado de Estados Uni-dos, a raíz de la propuesta que consistía en que los planes de desarrollo de los países latinoame-ricanos pasasen directamente a los técnicos del Departamento de Estado en lugar de ser evalua-dos con antelación por el comité de los nueve. Por otro lado, Plan Prebisch pretendía crear una instancia multilateral donde tuvieran lugar todas las agencias de crédito, más los países europeos, con el objetivo de quitarle toda la responsabili-dad de encima a Estados Unidos y presionar a los países latinoamericanos para hacer las refor-mas y no malgastar las transferencias de capital. Dicho plan no funcionó y se quedó apenas en la creación del comité interamericano de la APP. En este comité, que estaba asociado al grupo de consulta, se agrupaban un conjunto de bancos para fi nanciar los países que estuvieran mal en la balanza de pagos de la deuda, herramienta macroeconómica que terminó siendo la APP, en lugar de lograr cambios estructurales de fondo.

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LA REFORMA AGRARIA EN LA APP

Absalón Machado (Facultad de Ciencias

Económicas, Universidad Nacional de

Colombia)

Tanto los logros como las limitaciones en materia de reforma agraria en el país, tienen que ver más con factores internos. Sin embargo, no se puede desconocer los elementos externos como la APP. Otro acontecimiento externo im-portante fue la revolución cubana, que cons-tituyó una alarma sobre la necesidad de dar respuesta a los reclamos sociales para evitar las revoluciones armadas. Sobre todo aquellos re-clamos y demandas que vinieran de los sectores agrícolas, que eran muchos más numerosos que aquellos de los obreros en América Latina.

En el caso colombiano en particular, la política agraria siempre estuvo muy infl uencia-da por las agencias gubernamentales estadouni-denses. Desde 1947 hasta los años sesenta (con la creación del ICA), no se puede desligar la historia de la política agraria en el país de un apoyo solicitado a Estados Unidos por parte del gobierno colombiano. Por lo tanto, el análisis de la APP y la reforma agraria debe centrarse en el diseño general de política agraria, que incluso se podría afi rmar, ya hace años estaba siendo infl uenciada por Estados Unidos. Para esa época ya existían una serie de informes y misiones de organizaciones de crédito subsidiarias a las polí-ticas macroeconómicas de Estados Unidos. Por ejemplo el Banco Mundial y el Informe Kerry, entre otras instancias, hicieron un diagnóstico negativo de la economía del país señalando atraso y desigualdad en las zonas agrícolas. De allí que fueron dos los temas en el discurso de la APP durante la Conferencia de Punta del Este: la necesidad de reestructurar la tenencia de la tierra en América Latina y la necesidad de mo-dernizar la industria agrícola; puntos fundamen-tales y necesarios para lograr el desarrollo según la concepción que se tenía en ese momento. Para cumplir con estos dos objetivos era indispensable

que se les prestara a los países latinoamericanos pre-industrializados asistencia técnica, créditos y que se crearan nuevos modelos de mercado. Lo cual se esperaba llegara de la mano con más educación y salud para la población en las zonas agrícolas.

Una vez establecidas las expectativas de la APP, es posible identifi car los elementos que llevaron al fracaso de la reforma agraria. Sin embargo, es preciso establecer y clarifi car el con-texto en el que la APP pretendía catalizar una reforma agraria. Es decir, el proceso de consoli-dación del Frente Nacional, parecía ser un espa-cio óptimo para impulsar la reforma agraria. En concreto, el Frente Nacional signifi có una nueva mirada a los confl ictos por la tierra derivados de la lucha partidista. Los cuales para ese entonces se habían convertido en un problema de orden público en el país. Ya para los años sesenta, los liberales pensaban que la necesidad de modifi car la estructura agraria, era un obstáculo para subs-tituir las importaciones y lograr el desarrollo.

Entonces ¿qué había que reformar? Una aglomeración de minifundios, la poca produc-tividad y la concentración de la propiedad que generaba desocupación crónica. Para Lleras, esta estructura aberrante de la tenencia tendría que cambiarse para lograr un óptimo económico. Lleras creía fi rmemente que para lograr cambios estructurales debía evocar la noción de justicia y no del miedo a la desestabilización política. El presidente señaló en repetidas ocasiones que era necesario proclamar que el interés individual, por más noble o legítimo que fuera, no debía primar sobre el proceso colectivo del desarrollo. Estas visiones de Lleras fueron implementadas en el acuerdo bipartidista en el que se basó el Frente Nacional, razones por las que el alcance y los límites de la reforma agraria se explican mejor por factores domésticos que por presiones externas. Hay que empezar por la razón de la pérdida de control político sobre la población rural, asumido por los grupos comunistas y liberales armados en las regiones. De hecho, la principal reclamación de las FARC en 1965 fue

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la cuestión agraria. El orden político se había alterado durante los cincuentas en las regiones y fue tarea del Frente Nacional asumir la respon-sabilidad de restablecerlo. Las luchas campesinas y la invasión de fi ncas fueron el resultado de la poca efectividad del gobierno para regularizar los procesos de parcelación y apropiación de tierra. Además, era urgente administrar el desarrollo del capitalismo en el campo, el cual había estado mediado hasta el momento por una dinámica ar-caica de explotación, generando acumulación y pobreza extremas. Los indicadores del momento -como por ejemplo los informes de ministros de agricultura- mostraron las precarias condi-ciones del campo y la desigualdad latente en la época. El censo agropecuario de 1960 mostró nuevamente una desigualdad y una normati-vidad inoperante. Es pertinente reiterar que el problema no fue el latifundio en sí mismo, sino muchos minifundios inoperantes y la pobreza extrema. Fue bajo estas circunstancias que la re-forma agraria y el desarrollo obtuvieron un papel central en las políticas del Frente Nacional. Sin embargo, haciendo una evaluación -y a juzgar por los resultados- el efecto fue de moderniza-ción pero no se logró una redistribución real de la riqueza agrícola.

En los años setenta se vio el fracaso de la reforma por primera vez. Políticamente, el con-servadurismo la obstaculizó a pesar de haberla aprobado en el Congreso. En la práctica, fue la ideologización extrema en el movimiento campesino y los intereses económicos los que llevaron al pacto de Chicoral que marcó el fi n prematuro de la reforma. Paralelamente, la pre-sión internacional cambió: se pasó de presionar por reformas estructurales para el desarrollo al combate efectivo del comunismo a través de la cooperación militar. A pesar del auge de la APP, le presión internacional para la reforma agraria se vio obstaculizada por fuerzas políticas domés-ticas e intereses encontrados.

¿Cuáles fueron los factores determinantes en el fracaso de la reforma? No hay una sola razón sino que hay muchas causas articuladas

entre sí. Para empezar, no hubo una decisión o voluntad política de transformar la realidad del campo en dicha coyuntura. El Frente Nacional fue excluyente y fomentó el domino de elites tradicionales en el campo. En este sentido, no hubo apoyo social ni participación por parte de la población en el proyecto de reforma. El pro-ceso terminó por excluir a los campesinos, a los cuales estigmatizó como guerrilleros que debían ser eliminados con una estrategia militar, en lugar de neutralizar su movilización a través del desarrollo y de la ejecución de políticas contra la pobreza.

Otro factor que llevó al fracaso de la reforma agraria, fueron las precariedades de la institucionalidad pública sin experiencia para emprender cambios estructurales. Ninguno de los partidos se apropió del proceso, y sólo lo hizo Lleras Camargo a título personal. Final-mente, primó la lógica de clase sobre el interés común; lo cual se vio refl ejado en los pocos me-dios legales del INCORA para la expropiación de tierras. La ley contenía muchos privilegios a los derechos de los propietarios originales que difi cultaban la expropiación. En otras palabras, se instauró un ambiente legal de contrarreforma en todo el país.

¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas? En síntesis, el fracaso se le puede atribuir a toda la sociedad en conjunto que no pudo ejercer una democracia e implementar un proceso de modernización incluyente. Es claro que el país desperdició una de las mejores coyunturas para resolver el problema agrario, lo cual le generó grandes costos en las décadas siguientes. Es nece-sario hacer una refl exión en retrospectiva de esta coyuntura para entender la presión externa que constituyó la APP, los factores internos y la falta de voluntad política en la sociedad colombiana. Por más presión externa que hubiese, ésta no fue sufi ciente. Los objetivos estipulados por la APP fueron ilusorios porque la presión externa no pudo garantizar la continuidad en las reformas y el auge de la reforma agraria se apagó muy rápidamente. Para que funcionase, el cambio

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¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas? En síntesis, el fracaso se le puede atribuir a toda la sociedad en conjunto que no pudo ejercer una democracia e implementar un proceso de modernización incluyente. Es claro que el país desperdició una de las mejores coyunturas para resolver el problema agrario, lo cual le generó grandes costos en las décadas siguientes. Es ne-cesario hacer una refl exión en retrospectiva de esta coyuntura para entender la presión externa que constituyó la APP, los factores internos y la falta de voluntad política en la sociedad co-lombiana. Por más presión externa que hubiese, ésta no fue sufi ciente. Los objetivos estipulados por la APP fueron ilusorios porque la presión externa no pudo garantizar la continuidad en las reformas y el auge de la reforma agraria se apagó muy rápidamente. Para que funcionase, el cambio debió venir desde adentro y refl ejar un proceso de negociación donde los sectores socia-les demostrasen una real convicción por lograr cambios estructurales en el mediano y largo pla-zo. Un cambio estructural profundo requiere de una gran solidez institucional, que permitiera la el establecimiento de una tecnocracia consolidad y responsable. Es decir, un aparato burocrático la que se le pudiera atribuir reformas parale-las, políticas económicas, técnicas adicionales y responsabilidad por proceso de ejecución de políticas públicas.

En conclusión, no se puede desconocer la incidencia de la APP, pero los factores que explican la emergencia y eventual fracaso de la reforma agraria, son más de carácter interno o doméstico.

EL PAPEL DE LA CIENCIA Y LOS CIENTÍFI-

COS EN LAS DINÁMICAS DE LA APP

Camilo Quintero (Departamento de Histo-

ria, Universidad de Los Andes)

Es muy poco lo que concomemos en las dinámicas de relación entre América Lati-na y Estados Unidos en términos de ciencia y

tecnología. El énfasis que las Relaciones interna-cionales, como disciplina, le han dado al análisis ha sido en las dinámicas políticas y económicas. Sin embargo, desde hace unas décadas se ha ve-nido reconociendo la relevancia de los factores tanto culturales como científi cos: dos elementos de norteamericanización innegable en América Latina.

Entonces, ¿por qué es importa estudiar las dinámicas científi cas en Relaciones Internacio-nales? ¿Cuál fue el papel de la ciencia en la APP? Éstas, y otras preguntas, constituyen elementos para futuras investigaciones en el campo. En todo caso, la idea de pensar la ciencia en Re-laciones Internacionales no es del todo nueva. Desde hace tres décadas, se planteó la pregunta sobre cuál ha sido el papel de la Ciencia. Al res-pecto, los historiadores han concluido que sí ha jugado un papel muy importante. Discernir cuál fue ese papel es la agenda abierta para investigar.

El primer caso de estudio que se abordó, fue el expansionismo europeo en los siglos XVI al XX. La ciencia fue un factor clave en el la consolidación de la hegemonía política de oc-cidente. La medicina, la cartografía, la biología, la medicina, la ingeniería constituyeron avan-ces determinantes que facilitaron la conquista de numerosos pueblos así como dominación y ocupación europea de las colonias. Este mismo análisis podría ser aplicado para el caso del im-perialismo norteamericano -si es que lo hay- en América Latina. ¿Tiene la ciencia un papel en el proceso mediante el cual Estados Unidos se convierte en una potencia mundial? La respuesta preliminar es que sí. Al parecer, el expansionis-mo norteamericano no se limita a la política y la economía, y de la mano vienen la cultura y la ciencia. La política del buen vecino podría ser un buen ejemplo de esto: el crecimiento del cooperativismo en América Latina sumado a la Doctrina Monroe, llevaron a una concepción de los países latinoamericanos de niños que deben ser educados. En otras palabras, un territorio que está por desarrollar su potencial bajo la tutoría norteamericana. Para Estados Unidos fue muy

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importante acercarse y estrechar vínculos con Latinoamérica desde el periodo entreguerras, tras la consolidación de las utopías de la modernidad (fascismo y comunismo). Una de las estrategias disponibles fue la de expandirse culturalmente a su zona de infl uencia, mediante el uso de la cien-cia y la tecnología. El Departamento de Asuntos Interamericanos, institución del gobierno nor-teamericano, asumió esta misión de acercar los pueblos mediante asociación de símbolos, por ejemplo de la naturaleza, comunes que pudieran representar la unión entre las sociedades latinas y la estadounidense.

Entre los casos concretos en los que se puso la ciencia y la tecnología al servicio de la política exterior fue el de la biología y la medi-cina. La biología sirvió al interés de mediar las relaciones internacionales, a través de un men-saje claro: ‘compartimos más cosas de las que creemos’. Expediciones y museos llevaron hasta Norteamérica la biodiversidad latinoamericana y le dieron un puesto entre la opinión y la cultura popular. Otro ejemplo fueron las campañas de prevención médica de la Fundación Rockefeller para erradicar la fi ebre amarilla; nuevamente, con el auspicio de la Ofi cina para Asuntos Inte-ramericanos que había servido para coordinar las expediciones de diversos naturalistas. El impacto en las relaciones bilaterales de ayudar a América Latina con la erradicación de enfermedades, debido al conocimiento científi co previo de Es-tados Unidos sobre una enfermedad endémica muy grave y trascendental en la sociedad lati-noamericana, tuvo un impacto signifi cativo en la población latinoamericana. Paralelamente, los museos de historia natural utilizaron espacios como la APP para agenciar un discurso de acer-camiento del pueblo estadounidense con otras sociedades a partir de su entorno natural. El resultado de este patrocinio del gobierno esta-dounidense fueron conclusiones científi cas con un impacto simbólico como cuando los natura-listas norteamericanos decidieron que Colombia es el país con más variedad de aves en el mun-do, cuyo efecto simbiótico fue el de publicitar

a Colombia en Estados Unidos y esto llenó de orgullo a los colombianos pues los hizo fi gurar internacionalmente. Otro ejemplo fue que La-tinoamérica sólo aparece en el panorama de la conservación de recursos naturales en la década de los cuarenta, tras la labor de concientización por parte de los técnicos, científi cos y naturalis-tas estadounidenses. De igual manera, se esta-blecieron espacios de intercambio entre ambas sociedades que fueron catalizados por los avances en ciencia y tecnología. En el caso concreto de la APP no sabemos mucho pero eso no quiere decir que no haya pasado nada. La agenda de investigación sigue estando abierta. El mismo presidente Kennedy dijo en el discurso inaugu-ral de la APP que todos los pueblos del mundo deben ser participes de los adelantos científi cos que permiten el progreso y que, por eso, invita a todos los científi cos latinoamericanos a colaborar con los de Estados Unidos para lograr un mejor futuro por medio de los avance tecnológico para ambas sociedades.

En el marco de la APP podemos afi rmar que no fue sino hasta los sesenta que las institu-ciones de conservacionismo se consolidaron con sus seccionales para Latinoamérica. Colombia creó la mayor cantidad de parques naturales en estos años. También en los sesenta, -además de la campaña para erradicar la malaria y el uso de la ciencia para la transferencia de tecnología al servicio de una política exterior de acercamiento entre pueblos- creció exponencialmente el uso de productos farmacéuticos importados desde Estados Unidos. De 10 millones en 1955 a 120 millones en el 1965.

En conclusión, los intercambios académi-cos y científi cos empezaron en los cincuenta y crecieron sustancialmente durante los sesenta. La transferencia de tecnología para la infraestruc-tura también fue tremendamente infl uyente. La necesidad de transferir tecnologías es inclusive un discurso que maneja el DNP actualmente. La APP fue, en muchos casos, precisamente la transferencia de conocimiento. Es decir, diseño,

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maquinaria y técnica en muchos sectores de la formulación de política pública.

LAS EXPERIENCIAS DE LA APP EN OTROS

PAÍSES (BRASIL, CHILE Y REPÚBLICA

DOMINICANA)

Jeff rey Taff et (U.S Merchant Marine

Academy)

Para empezar, es necesario aclarar que no es posible hablar de un modelo general de la APP que pueda ser aplicado en todos los países, ya que el proceso fue diferente en cada uno de ellos. Para el caso de Colombia, por ejemplo, se puede decir que la experiencia fue mucho mejor y que, adicionalmente, fue una especie de mode-lo a seguir en términos del programa. El proceso en Colombia fue positivo en términos generales, aunque en los años 60 tuvo algunos problemas. Se puede decir entonces que la Alianza fue utili-zada como una herramienta política.

Por su parte, en el caso de Chile, se gasta-ron 743 millones de dólares en el programa (ocu-pando el tercer lugar detrás de Colombia donde el gasto fue de $762 millones de dólares). Este país tiene algunas similitudes con Colombia, y también fue considerado por Estados Unidos como un modelo para el desarrollo de la APP durante los años sesenta. Estados Unidos en ese entonces tenía dos preocupaciones principales en lo que concernía a la APP: La primera, que Salvador no ganara las elecciones; y la segunda, era buscar la forma de que la Alianza realmente funcionara en Chile. Mientras que en Colombia Lleras tenía grandes esperanzas y expectativas para la Alianza en Latinoamérica; en Chile Jorge Alessandri –quien era muy conservador y repre-sentaba a las élites que no querían una reforma agraria en su país- no apoyaba la Alianza ya que ésta hacía necesaria una reforma que afectaría la estructura del sistema de gobierno chileno.

En 1960, tras el fuerte terremoto del 22 de Mayo, Chile necesitaba ayuda monetaria para su reconstrucción, por lo cual Eisenhower autorizó

un préstamo de 100 millones de dólares para ayudar con dicho proyecto. Sin embargo, con el paso del tiempo fue en realidad Kennedy quien tuvo que decidir si se le entregaba o no el dinero a Chile. Finalmente, Estados Unidos otorgó a Chile sólo una porción del préstamo, y lo hizo bajo la condición de que este país debía cumplir con una serie de requisitos que ayudarían a su desarrollo. Entre estos requisitos también se le garantizaría a Estados Unidos que sí existían las condiciones necesarias para el préstamo tuvie-ra efecto. Dado que Alessandri mostró poco interés en la APP, Estados Unidos se limitó a entregar solamente 20 millones de dólares, de los 100 acordados inicialmente. Un tiempo después Alessandri comenzó a darse cuenta de que necesitaba la ayuda monetaria de Estados Unidos, pero en el país norteamericano persistía un sentimiento de desconfi anza hacia el manda-tario chileno, ya que se creía que él no estaba lo sufi cientemente comprometido con la Alianza. A fi nales del año 61 e inicios del 62, el embajador de Estados Unidos en Chile anunció que no se le daría el dinero a Chile. Sin embargo, el gobierno decidió cambiar de estrategia y entregó el dinero, permitiendo que el cambio se generara después. Un poco antes de las elecciones del 64, Estados Unidos comenzó a estar muy interesado en lo que pudiera pasar en Chile ya que políticos de corte marxista tenían altas posibilidades de llegar al poder a menos de que éstos fueran detenidos. Fue entonces que Estados Unidos encontró, en la APP, una forma de combatir este problema. Salvador Allende -el candidato de corte marxis-ta que ya había estado muy cerca de ganar las elecciones anteriores- entró en el panorama en ese preciso momento. Lo anterior se convirtió en una nueva amenaza para Estados Unidos durante las elecciones del 64. Ésta fue sin duda una de las principales razones por las que Esta-dos Unidos decidió enviar la ayuda monetaria a Chile. El objetivo era claro y directo: había que detener a Allende. Sin embargo, había otro objetivo que consistía en ayudar a Eduardo Frei

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a crear las condiciones necesarias para mantener una estabilidad a largo plazo en Chile.

En 1962, la ayuda monetaria fue enviada a Chile, y aunque Alessandri se comprometió a llevar a cabo las reformas que Estados Unidos pidió, éste fi nalmente no cumplió su promesa. En respuesta a esto, Edward Martin afi rmó que Chile era el país de América Latina que había presentado los peores resultados en términos de APP. Después, Charles Cole -el entonces embajador de Estados Unidos en Chile- dijo que Estados Unidos debía tener una fl exibili-dad táctica frente a la Alianza, y agregó que el país norteamericano debía tener claro que los problemas de corto plazo son más importantes que aquellos que pertenecían al largo plazo. Esta nueva posición hizo que Estados Unidos enviara fl ujos de dinero signifi cativos a Chile entre el 62 y el 64.

En ese entonces, existían tres tipos de ayuda: 1. Préstamos para proyectos: Fon dos desti-

nados para ayudar en proyectos específi cos. 2. Préstamos para programas: Préstamos que

no tenían un fi n específi co (sólo Chi-le, Colombia y recibieron este tipo de préstamo).

3. Préstamos de impacto: Pequeños présta-mos entregados en zonas especifi cas en las cuales habían una preocupación en torno a los resultados de las elecciones (es decir, básicamente zonas donde Allende tenía mayor apoyo). Este tipo de prés-tamos se utilizaban para la construcción de hospitales y de cooperativas alimen-tarias, en la reparación de calles, entre otros. El propósito era dejar en claro que Estados Unidos estaba contribuyendo económicamente con el desarrollo de la zona, y que dejaría de enviar la ayuda si Allende llegaba a ganar las elecciones.

Pero los cientos de millones de dólares enviados por Estados Unidos realmente no cum-plieron con su propósito inicial. Eduardo Frei

obtuvo el 56% de los votos y ganó las elecciones, venciendo tanto al candidato de derecha como a Allende. Estados Unidos decidió que si no podía convertir a Chile en un modelo, entonces no podría haber una Alianza, ya que aunque habían intentado ayudar al país con fondos para infraes-tructura y con apoyo para la reforma agraria, este no había respondido como debía.

Algún tiempo después, se dio un salto en el precio de cobre en el mundo; y hay que tener en cuenta que Chile es un país que depende en gran medida del cobre. En efecto, el mundo se vio afectado por la crisis del cobre del 62, la cual afectó fuertemente a Estados Unidos quien necesitaba de éste para la creación de armas para la Guerra de Vietnam –y un aumento del precio del cobre haría la guerra más costosa y podría aumentar la infl ación. En ese momento, Estados Unidos era el primer productor no-comunista de cobre en el mundo, seguido por Zambia y Chile. Dada la alta porción en la producción de cobre de Chile, Estados Unidos necesitaba de su apoyo para poder lograr bajar el precio del cobre que comerciaba, y con éste, el precio interna-cional de este material. Lo anterior terminó por convertirse en una especie de “requisito” para al APP. Estados Unidos ofreció darle a Chile 90 millones de dólares y, a cambio, Frei fi rmó un acuerdo donde se comprometió a bajar el precio del cobre. Lo anterior fue producto de la necesi-dad del estado chileno porque necesitaba urgen-temente del dinero de la APP. Después de haber fi rmado el acuerdo, Frei cambió de opinión fren-te al mismo ya que dice que lo consideraba una herramienta imperialista y que llevaría al control de la independencia de Chile. Durante los años 68 y 69 Chile ya no necesitaba del dinero de Es-tados Unidos, y es por esto que la Alianza llegó a su fi n. Adicionalmente, se puede afi rmar que la APP de los años sesneta fue sólo una de las múltiples alianzas que se ha fi rmado entre estos dos países a lo largo de su historia.

El caso de Brasil es diferente al de Chile, y tal vez peor. Brasil fue el receptor más grande de ayuda monetaria proveniente de Estados Unidos

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en América Latina). Durante ese periodo de tiempo recibió aproximadamente 1.8 billones de de dólares. Si se da una mirada a la historia de Chile, se puede obtener un panorama de lo que fueron los altibajos de la APP; pero es ne-cesario saber que cada dólar que fue prestado a Brasil tiene una historia detrás, y de estudiarlo, se podría entender todas las negociaciones y el contexto político en el que se encontraba este país. En esta historia hay dos tipos de dinero a los cuales se debe hacer referencia: las sumas de dinero que realmente fueron entregadas, y las sumas de dinero que fueron prometidas pero que fi nalmente no fueron entregadas. Desde la perspectiva de Estados Unidos, hay una lógica detrás de cada decisión que se tomó frente al hecho de entregar o no dichas ayudas moneta-rias. Una de las razones principales para decidir entregar el dinero en varias ocasiones fue que el país del norte quería evitar que el comunismo triunfara en América Latina.

En un inicio, Brasil también tenía algunos problemas tanto económicos como políticos. El presidente Jânio Quadros se posesionó once días después de Kennedy, y lo hizo en un momento en el cual Brasil tenía un gran défi cit fi scal. Su predecesor había tomado grandes préstamos de Estados Unidos (aproximadamente 3.8 billones de dólares), y los había usado para crear in-fraestructura. Hasta ese momento, para Estados Unidos tenía sentido ayudar económicamente a Brasil. Sin embargo, la visita de Quadros a Castro en el año 61 le dio a Estados Unidos la idea de que Brasil no estaba interesado en una alianza. La primera oferta en materia de ayuda monetaria que le hizo Estados Unidos a Brasil fue de 100 millones de dólares, ante lo cual el se-gundo le respondió al primero que deseaba 500. En marzo de 1961, Quadros entabló relaciones con Hungría y con Rumania, y apoyó a China en el debate de si ésta debía ser incluida o no en la ONU. Eventualmente Kennedy decidió darle un préstamo de 500 millones de dólares a Quadros con la intención de lograr que éste cambiara su opinión acerca del acuerdo.

En agosto, la situación se complicó ya que Quadros renunció con la esperanza de obtener más poder de parte del Congreso para poder cambiar la Constitución. Sin embargo, Quadros no lo consiguió y quedó fuera del poder. Fue entonces que Goulart tomó el cargó y anunció que continuaría con una política exterior inde-pendiente como la de Quadros. Estados Unidos estaba seriamente preocupado por el ascenso del nuevo mandatario dados sus vínculos pasados con el comunismo y con partidos que se opo-nían fuertemente al poder norteamericano. Sin embargo, Estados Unidos decidió continuar con la ayuda prestada a Brasil, pero manteniendo altos niveles de desconfi anza frente a Goulart. La zona de Brasil que más preocupaba a Estados Unidos era la del Noreste, una de las regiones más pobres y más vulnerables ante la amenaza comunista. Es por esto que decidió entregar préstamos especiales sólo a esta zona. Kennedy fi rmó un acuerdo mediante el cual se compro-metió a prestar a Brasil 131 millones de dólares por cuatro años. A mediados de diciembre de 1962, Robert Kennedy realizó una visita a Bra-sil durante la cual hizo énfasis en que Goulart debía cooperar más en temas internacionales, y en que no debía tolerar el comunismo en Bra-sil. Un año más tarde, el embajador de Estados Unidos en Brasil -quien había estado involucra-do en la etapa inicial de la Alianza- dijo que el presidente brasilero estaba muy inclinado hacia el comunismo y afi rmó que no está seguro si podría ser convertirse en una dictadura comu-nista. Acto seguido, declaró una política llamada ‘Islands of Administrative Sanity’, la cual era una aproximación hostil frente a la situación de los dos países. El escenario político de Brasil des-mejoró sustancialemente cuando los militares, opuestos al presidente, se dieron cuenta de que serían recompensados si lograban derrocarlo. El presidente se quedó sin otra alternativa que la de empezar a oponerse más y más a Estados Unidos y volverse cada vez más nacionalista. Lo anterior empeoró aún más la relación entre ambos países. Estados Unidos creó entonces

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un equipo de emergencia el cual se encargaría de enviar recursos a Brasil con el propósito de apoyar a los militares en su estrategia. Hasta ese punto, Estados Unidos no estaba seguro de qué tipo de gobierno militar estaba apoyando con sus recursos. Durante los años del 64 y el 65, el nuevo gobierno continuó con la existencia del Congreso, y siguió permitiendo libertades como la de prensa. En sus inicios dicho gobierno fue apoyado por Estados Unidos en la búsqueda de estabilidad política y de control de la infl ación. Sin embargo, en Estados Unidos nació la creen-cia general de que el nuevo gobierno militar brasilero no tenía interés en cumplir con las promesas que había hecho; sin embargo, siguió dándole apoyo económico. A partir del año 68, Estados Unidos ya estaba un poco menos cómo-do con la suma de dinero que estaba entregando a Brasil y éste fi nalmente se convirtió en una dictadura militar. Fue en este punto que Estados Unidos se dio cuenta que debía dejar de darle apoyo económico. Taff et afi rma, sin embargo, que realmente no hay una razón para pensar que en realidad existió una dictadura militar.

Finalmente, República Dominicana era el cuarto mayor receptor de dinero de Estados Unidos durante la década de los sesenta. Antes de la gran intervención monetaria de 1965, ya había muchas otras intervenciones en el país. La APP que se fi rmó con República Dominicana fue fundamentalmente distinta a las de otros países.

LA PROBLEMÁTICA INTERNACIONAL EN

LOS AÑOS 60

Álvaro Tirado Mejía (Profesor Emérito de la

Universidad Nacional de Colombia)

En primer lugar, hay que tener en cuenta el contexto bajo el cual se creó la APP: se trata-ba de un mundo bipolar donde ambos sistemas que se disputaban el control del mundo. Por un lado, estaba el mundo libre, y por el otro, el mundo comunista. La lógica de dicho sistema

sugería que la ganancia del uno signifi caba la pérdida del otro. Existía en ese entonces una competencia en todos los niveles, en especial nivel militar, propagandístico y tecnológico. Por otra parte, se dieron las descolonizaciones entre 1957-1962. En África se fundaron veinticinco países y los ingleses negociaron caso por caso, mientras que los franceses lo hicieron partiendo de unas reglas generales –hasta De Gaulle que permitió la independencia de Argelia. Fue en-tonces en ese periodo surgió la APP, periodo en el que también se dio la independencia de India y de otros países asiáticos. Durante ese periodo, estaba latente la amenaza de la guerra atómica y fue cuando otros países comenzaron a armarse: Francia en 1960 con la bomba atómica y China en 1964 y en 1967, con la bomba atómica y la bomba hidrógeno respectivamente. El peligro nuclear fue más que un incidente. Con el caso de la Crisis de los Misiles en Cuba, se percibió que el mundo se iba a acabar, que estaba al bor-de de la hecatombe atómica y después vino en una era de distención.

Antes de eso, en los años cincuenta, la Guerra Fría estaba en su punto más álgido y Eisenhower afi rmaba que “por cualquier cosa que me haga yo lo ataco”. Se vería más tarde que Kennedy, por su parte, era más moderado y su respuesta era proporcional al ataque. Se partía en ese entonces del supuesto de que los confl ictos periféricos no se solucionaban con bombas ató-micas. La respuesta a los confl ictos periféricos tenía contenido ideológico, humanista-altruista; y un ejemplo de esto son los cuerpos de paz y las Boinas Verdes. La respuesta militar fue un factor modernizante en la política de Kennedy, pero no era exclusivo, había democracia y otra serie de medidas consideradas más amigables. En esos años se presentó la descolonización de Asia como en el caso de India y de Indonesia. Por su lado la República Popular de China se unifi có con Mao e Indochina-Vietnam inició su proceso de descolonización. En cuanto a América Latina, fue en los años sesenta que se inició la última ola de descolonización en las islas caribeñas que

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los ingleses. Más adelante, llegó el Movimiento de los No Alineados en Belgrado en donde par-ticiparon Neru, Tito y Nasser. Sólo fue un país ofi cialmente (Cuba) y tres observadores (Bolivia, Brasil y Ecuador). Cuba pidió en esa reunión que Guantánamo regresara a sus manos. Más adelante, en 1976, fueron 16 estados latinoa-mericanos a la conferencia del Movimiento de los No Alineados; Lo cual fue determinante en cierto tipo de pronunciamientos en la Asamblea General de la ONU.

En materia de confl ictos militares, se presentaron varios en el mundo periférico: el Congo belga comenzó a luchar por su indepen-dencia; China e India entraron en confl icto por el Tíbet (en este caso los soviéticos tomaron el lado de India); India y Pakistán se disputaban la región de Cachemir; y también se presentaron enfrentamientos entre China y la URSS, Alba-nia y Yugoslavia, y la división de Vietnam, entre otros. Lo anterior muestra un quiebre ideológico dentro del mundo comunista.

En cuanto al bloque occidental, después de 1962, Charles De Gaulle se sacó el clavo que tenía desde la Segunda Guerra Mundial y los franceses crearon su primera bomba atómica en 1960. En 1963, De Gaulle le envió una carta a Kennedy sobre el funcionamiento y dominación de la OTAN, indicando que necesitaban su pro-pia defensa en contra de la URSS. Francia no fi rmó entonces el tratado de proliferación de armas atómicas. En 1965, Francia propuso reto-mar el patrón oro y se opuso a que el Reino Uni-do se integrara al mercado económico europeo. Para ese entonces las relaciones entre Estados Unidos y América Latina eran difíciles y Eisen-hower no quería otrogar ayuda, sino fortalecer ejércitos. Adicionalmente, el Comité de los 21 creó el BID y Cuba estaba en el centro de todo el contexto internacional dado que se convirtió en un verdadero problema para Estados Unidos.

Por tanto, se puede afi rmar que la APP surgió en ese entonces con excelentes buenas in-tenciones, dado que el propósito era el de mejo-rar relaciones con América latina. Pero por otro

lado, Estados Unidos necesitaba otro tipo de políticas. El pragmatismo de Kennedy lo hacía actuar por varios fl ancos, por lo que su gobierno apoyó, directa o indirectamente, golpes militares en Argentina, Ecuador, República Dominicana y Honduras entre 1962-1963. Finalmente, el cambio al gobierno de Johnson representó un momento de quiebre durante la Guerra Fría porque era la muestra de que el contexto político interno de Estados Unidos estaba muy agitado por la muerte de Kennedy y de Martin Luther King. La enseñanza para Estados Unidos fue que la política exterior tiene responsabilidades glo-bales y que tiene que jugar en muchos tableros. Adicionalmente, América Latina no términos generales no ha representado una mayor preocu-pación para Estados Unidos.

ANTECEDENTES DE LA APP: LA OFICINA

DE ASUNTOS INTERAMERICANOS (1940-

46) Y EL PRIMER ENSAYO DESARROLLIS-

TA PARA AMÉRICA LATINA.

Gisela Cramer (Departamento de Historia,

Universidad Nacional de Colombia)

La Ofi cina de Asuntos Interamericanos fue una agencia de guerra de Estados Unidos que sólo existió durante seis años en la Segunda Guerra Mundial y la APP se diseñó en ese mo-mento. En los años 1941-1942, América Latina fue de mayor importancia para Estados Unidos por el peligro que representaba la inminente intromisión Nazi. La idea de que no se le puso atención a América Latina sino hasta 1960 es parcialmente cierta, pero algunas de esas ideas se desarrollaron desde antes. Una de esas era la llamada diplomacia del dólar que consistía en establecer un orden monetario y fi scal. Se puede ver que en era necesario ordenar el sistema ban-cario y fi nanciero de algunos países. Adiconal-mente, se buscaba la refi nanciación de la deuda externa en algunos lugares, principalmente en América central y el Caribe; y es por esto que se envió la misión Kemmerer a Colombia y a

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otras partes como Chile y México. Era enton-ces necesario anclar esas regiones dentro de la órbita latinoamericana. La idea era también la de marginalizar la infl uencia europea, pero esa estrategia no funcionó.

Durante la Segunda Guerra Mundial, en los años 1940 1941, existían varias preocupa-ciones como la desestabilización económica en América Latina que a su vez producía desestabi-lización política. Esto generaría que los intereses de los bancos americanos y la inversión se vieran perjudicados. Por ejemplo, las exportaciones lati-noamericanas iban hacia Europa y se seguía un modelo mercado céntrico de la ASKI (modelo nazi) y las economías de la región que dependían de Europa se verían perjudicadas donde además se redujeron los volúmenes exportados. Como el excedente de los productos no exportados no podía vender, los precios de éstos colapsaron, y mantener el ritmo de las importaciones impres-cindibles era muy difícil. Fue entonces que se produjo una crisis económica.

Las perspectivas en 1940 eran que la gue-rra terminara pronto, y se encontraban bajo condiciones que favorecerían al Eje, a la vez que Europa continental quedaría sin duda bajo do-minio nazi. Sin embargo, la guerra continuaría y el Reino Unido seguía resistiendo. Lo anterior, tuvo efectos sobre el comercio internacional y donde los fl ujos de capital siguieron perturban-do a las económicas latinoamericanas. Pero éstas, por su parte, se reajustaron relativamente bien por la adaptación del Modelo de Industrializa-ción por Sustitución de Importaciones (ISI).

Los objetivos de la Comisión Interameri-cana de Desarrollo eran estimular intercambio comercial en el hemisferio, desarrollar nuevos productos de exportación no competitivos y lograr la industrialización de América Latina. La forma de blindar al hemisferio americano era formando un cartel económico en donde todos los países ponían su excedente no exportable y Estados Unidos estabilizaría los precios.

En cuanto a los objetivos de la Ofi cina de Rockefeller, se puede establecer que eran

los siguientes: proteger la seguridad nacional de Estados Unidos, evitar la desestabilización económica de América Latina, diversifi car las economías de exportación, reorientar las ne-cesidades de importación de Estados Unidos hacia América Latina, diversifi car económicas en general para reducir los niveles de vulnerabi-lidad, promover la industrialización, aumentar el bienestar y la capacidad de consumo, facilitar cooperación técnica, científi ca y cultural, pro-mover las inversiones privadas desde Estados Unidos, promover turismo y, fi nalmente, in-tegrar a las economías de América Latina más fuertemente con Estados Unidos. Igualmente, se presentaban condiciones restrictivas de la guerra, entre las cuales se encontraban la tensión entre objetivos de seguridad nacional y las necesidades del desarrollo económico latinoamericano. Otra de ellas era de la de fomentar la producción de materias primas estratégicas para la guerra y diversifi cación con miras al desarrollo a largo plazo. Lo anterior en condiciones caracterizadas cada vez más por escasez (de materiales, maqui-narias y medios de transporte). El trabajo de la Ofi cina de Rockefeller era un esfuerzo para evitar cortoplacismo dictado por las exigencias de guerra por lo que la idea era plasmar estrate-gias de largo plazo. Los proyectos desarrollistas para la posguerra fueron los primeros intentos de calcular necesidades de capital norteameri-cano tanto privado como público. Por tanto, la APP no fue el primer instante en que Estados Unidos empezó a desarrollar ideas sobre cómo modernizar o desarrollar a Latinoamérica. Pero para ese entonces no había una lógica geoestra-tégica y América Latina aún era marginal. Como precursor de la APP la Ofi cina de Rockefeller evidenció las tensiones entre objetivos, el papel del estado y del sector privado, el rol de institu-ciones latinoamericanas en materia de diseño e implementación y los problemas en el trasplante de estilos de capitalismo.

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EL ANTICOMUNISMO EN COLOMBIA

Susana Romero (Departamento de Histo-

ria, Universidad de Cornell)

Es importante resaltar que Alberto Lleras Camargo fue fundamental en el proceso de pro-moción de la APP. El objetivo aquí es mostrar las implicaciones de la APP para Colombia, así como los gobiernos del Frente Nacional eran anticomunistas y que, aunque las élites liberales mantenían una ideología anticomunista, no era contraria a las reformas sociales. El obstáculo a dichas reformas sociales fue la oposición em-presarial y la solución de Lleras a los problemas era la reforma agraria, laboral y tributaria. Para lograr el desarrollo económico, los sectores em-presariales debían apoyar las reformas sociales.

En la primera reunión de gabinete de Lleras, se presentó el Plan de Desarrollo Econó-mico que necesitaba de gente comprometida y entrenada para lograr el desarrollo económico. Se determinó que buscaban tecnócratas de corte cepalino, aunque esto implicaba ir en contra de políticas económicas promulgadas por Estados Unidos. ¿Qué medidas había que implementar? Agudelo decía que era fundamental el manejo moderado de los recursos públicos, aumentar inversión en obras públicas y bienes de capital social. Lleras resaltó que los problemas dinero se iban a profundizar si el gobierno no le ponía atención al problema y afi rmó que la brecha en-tre ricos y pobres aumentaría, lo cual provocaría un profundo problema político. Adicionalmente, con el aumento de población también aumenta-ba la imposibilidad de mejorar las condiciones de vida.

Durante el gobierno de Lleras, se ejecuta-ron programas de Desarrollo que tenían como objetivo lograr la reparación de las víctimas de la época de la Violencia. Para que esto fuera po-sible, era indispensable un clima de estabilidad política, que necesitaba a su vez de un ambiente de estabilidad social. Lleras sostenía que sus proyectos debían servir como sustento o modelo

a seguir durante el resto del Frente Nacional. Igualmente, afi rmaba que si no se hacía “algo” (en alusión a una reforma) en el plano económi-co, estallaría una crisis social.

Por su parte, el año 1958 fue un año de relativa libertad sindical y fue el fi n dictadura en Colombia. Rojas Pinilla apoyó a algunos sin-dicatos y a fi nales de ese año estallaron huelgas sindicales que preocuparon al Lleras Camargo, en especial en los ingenios azucareros del Valle. Gobierno sirvió en ese entonces de mediador en-tre sindicatos y empresarios. Además, era urgen-te aplicar medidas sociales teniendo en cuenta una fuerte infi ltración comunista. La intensidad de los confl ictos sindicales en el Valle revelaba el confl icto social y la solución no era la repre-sión policial sino la vivienda y la educación. En ese mismo año, hubo huelga de los empleados del sector petrolero, el sindicato de Ecopetrol comenzó a hacer demandas políticas que no correspondían a los parámetros contemplados por el Frente Nacional. Así mismo, hubo otra huelga en el sector bancario y el gobierno con-sideraba que los comunistas estaban “metidos por todas partes”. 1958 fue entonces un año de constante agitación social por lo que se buscó la implementación de una política social efec-tiva en donde las clases trabajadoras tuvieran seguridad económica, vivienda, educación y se le dieran tierras para trabajar al mayor número de colombianos. Se hablaba de la necesidad de implementar una reforma agraria. Como con-secuencia de lo anterior, los sectores que eran anticomunistas y también anti Frente Nacional se adhirieron a Rojas Pinilla.

En 1959 hubo una protesta en Bogotá contra el aumento de las tarifas del transporte, gracias a la intervención sindical el gobierno no incrementó el precio del transporte. El gobierno enfrentaba la inestabilidad política y protesta social, ante lo cual surgió la necesidad para con-trarrestar estos fenómenos, razón por la cual el gobierno buscó recursos en el exterior sin impor-tar de donde provinieran (Banco Mundial, Eu-ropa y Estados Unidos). El gobierno consiguió

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unos créditos iniciales con los cuales se hicieron obras en la infraestructura que permitirían el desarrollo económico. Estos créditos estarían destinados específi camente a la construcción de ferrocarriles, puentes, etc. Lleras se vio entonces presionado por los sindicatos y las manifestacio-nes sociales que exigían un cambio. El año de 1960 fue más complejo de todos teniendo en cuenta los antecedentes de los años anteriores. El gobierno Lleras comenzó a hablar de refor-ma agraria, y aunque pasó de reforma agraria a plan de fomento agrario, se moderó el plan de reforma agraria por la oposición de los sectores ganaderos y azucareros, quienes se oponían ve-hementemente a este proyecto. Ambos gremios (ganadero y azucarero) apoyaban el gobierno hasta que este último promulgó el proyecto de reforma agraria y de reforma tributaria. Por el contrario, les interesaban los proyectos de cons-trucción de vivienda.

A lo largo del año 1960, las huelgas conti-nuaron y el gobierno seguía insistiendo en una política en pro de la reforma social. Lleras Ca-margo tenía la idea de que los cubanos estaban infl uyendo en los sindicatos y eso se interpretaba como que la situación política era muy grave. Finalmente, en 1961, el dinero comenzó a llegar a Colombia antes de la aprobación de la APP en Punta del Este. El país se encontraba el aborde de una crisis política y fue por eso que se entregó la ayuda económica. Sin embargo, el problema social se agravó por la instigación de los sectores agrario, azucarero y petrolero.

MESA REDONDA

En la mesa redonda, los ponentes del evento presentaron sus conclusiones fi nales. El primer lugar, Jeff rey Taff et afi rmó que, en cali-dad de historiador, no conoce bien la situación latinoamericana en el presente y que, por tanto, le era difícil hablar del legado de la APP. Sin embargo, resaltó dos cosas al respecto: la primera es que las prioridades latinoamericanas han cam-biado y éstas no son las mismas en términos de

desarrollo para todos los países. América Latina debe superar las cuestiones de falta de capital para el desarrollo, ya no es el caso, ya no es la prioridad. Las economías han evolucionado mu-cho para bien o para mal en cuarenta años. Por otro lado, hay que señalar que para el público en general en Estados Unidos, y lo mismos vale para los tomadores de decisiones, Latinoamérica no es una prioridad. Hay problemas como las migraciones y las drogas asociadas a la región, pero no hay una percepción de amenaza real que requiera la entera dedicación de las agencias gu-bernamentales o funcionarios estadounidenses. El ejemplo perfecto de esto es Venezuela ¿Qué habría hecho Estados Unidos con Hugo Chávez en los sesentas? La realidad ha cambiado. Hoy lo toleran porque no hay una amenaza real, hace unos años probablemente no. La APP fue, en los años sesenta, una estrategia para neutrali-zar la inestabilidad social y el caos que pudiera truncar los intereses de Estados Unidos. Actual-mente, Chávez les sigue vendiendo petróleo a los estadounidenses y, de hecho, tiene que seguir haciéndolo. Sin embargo, en los años sesenta habría tenido otras opciones de venta como la Unión Soviética. Hoy en día hay regiones y temas más importantes en términos políticos para Estados Unidos: Medio Oriente, China y la crisis económica en Europa; y todas estas son amenazas más latentes que el subdesarrollo en América Latina. La APP ha terminado y Esta-dos Unidos ya no cree que deba manipular lo que pasa en América Latina. En efecto, tolera a los países de la región y parece que pueden vivir junto a ellos, a pesar de sus diferencias.

La pregunta sobre cuál es el impacto de la APP no se puede responder dado que es imposible cuantifi car el impacto. De hecho, existen tantas variables para explicar el proceso de transferencia de recursos en un programa de ayuda extranjera, que es muy difícil discernir el impacto específi co de la APP. Sin lugar a duda, hay algún impacto en la vida política y econó-mica de América Latina contemporánea; pero identifi car exactamente que funcionó, y que

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identifi car exactamente que funcionó, y que préstamo sirvió para qué cosa en particular es muy difícil. Colombia es un caso especial, la evidencia es la existencia del Plan Colombia, pero seguramente ocurrirá lo mismo dentro de cincuenta años: nos preguntaremos cuál fue el impacto del Plan Colombia, sabremos que hubo alguno pero será muy difícil identifi car especifi -cidades y relaciones cuantifi cables.

De acuerdo con Gabriel Misas, es necesa-rio considerar, dentro de las consecuencias de la APP, la parte de desarrollo y el Plan Lazo, como iniciativa de seguridad. El impulso de Kennedy con la APP es histórico pero no persistió en el tiempo por no obtener la mayoría en el Congre-so estadounidense, ni a los expertos necesarios para implementar los programas. Adicionalmen-te, es importante tener en cuenta las diferencias entre cada país, para ver efectos diferenciados de la APP. Hay que tener en cuenta que, para Colombia, la reforma agraria y tributaria fueron leyes mal diseñadas que impidieron ejecutar debidamente los fondos y lograra reformas es-tructurales reales; y este es un aspecto que hace falta estudiar a profundidad. Otro vacío en ma-teria de conocimiento es el referente al de cómo se dio el debate en la Comisión de Relaciones Exteriores del senado de Estados Unidos, la cual concluyó que la élite colombiana no logró ni la reforma agraria, ni la reforma urbana o fi scal necesarias para impulsar el desarrollo. En este punto fue clave la ley de las dos terceras partes en el senado colombiano que trunco la ejecución de los recursos. Hoy sería imposible implemen-tar un programa como la APP. Misas no ve que haya la disponibilidad de los años sesentas de los países por al gran desigualdad en el crecimiento económico en la región. Entre Bolivia y Centro América existe un gran abismo, si es comparado con a Brasil, Argentina o México.

Por su parte, Álvaro Tirado afi rmó que es muy importante este tipo de seminarios, y no sólo porque sea una cuestión evocativa o sirva mucho para las relaciones profesionales. Sería muy útil hacer estos seminarios en Estados

Unidos, porque sigue habiendo un gran desco-nocimiento del pueblo y dirigentes de este paí s sobre América Latina. En términos prácticos, América Latina existe y al mismo tiempo no existe. Colombia, por ejemplo, está en el norte de Sur América y en el sur de Centro América; lo a veces le ha servido, y a veces no. En el siglo XIX, las intervenciones de Estados Unidos lle-garon hasta Panamá y actualmente la migración y el comercio hasta Panamá es absolutamente dependiente de este país. De ahí para abajo, hay relaciones importantes con otras regiones como China, India Europa. Adicionalmente, América Latina no es una sola, sino que es diversa, y ha cambiado hacia la multipolaridad con el tiempo; en parte por las crisis de las organizaciones in-ternacionales y de los mercados. Tirado no cree que se pueda –o incluso que se deba- volver a la dependencia absoluta de Estados Unidos. Otro ejemplo que se puede observar es el golpe de estado de Honduras; donde no se esperaba la pasividad de Estados Unidos en relación a la aplicación de la carta democrática. Adicio-nalmente, la cuestión de los derechos humanos como discurso también es un tema importante. Con todos los problemas en el mundo solo hay dos sistemas regionales de protección a los de-rechos humanos, uno es el europeo y el otro el interamericano. ¿Por qué? Porque tienen corte y la corte tiene dientes. Pero hay que resaltar que no son todos los países los que reconocen a la Corte: ni Estados Unidos ni Canadá ni los estados caribeños le juegan a la Corte. Sin em-bargo, hay que reconocer que hay cooperación estadounidense con el sistema interamericano de protección. Por supuesto, éstos también los violan y, por tanto, su política exterior no es del todo coherente. En fi n, hay otras dinámicas en la actualidad, una cuestión masiva como la APP sería imposible de hacerse nuevamente por la gran diversidad que existe en América Latina.

Según Gisela Cramer, existe una idea ge-neralizada de que lo que hace Estados Unidos, o lo que ha hecho, tiene un impacto enorme. En-tonces si algo no salía bien era culpa de Estados

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Unidos y esto no es del todo cierto. Un ejemplo de lo anterior es la reforma agraria, que fue im-portante en el discurso pero que no sirvió en la práctica. Si bien es cierto que la intervención de Estados Unidos tuvo algo que ver, hubo muchos más factores de peso, sobre todo internos y con gran responsabilidad de las élites. En cuanto el impacto, Cramer asegura que es muy importante tener en cuenta lo que está pasando en Estados Unidos -no materia de programas de coopera-ción, que probablemente no se van replicar de la mismas manera. Pero hay que ver cuál es el gra-do de incidencia de los latinoamericanos. ¿Qué hacemos los latinoamericanos para relacionarnos con Estados Unidos? Adicionalmente, desde los noventa, es muy parecido a lo que pasó durante los años veinte: la imposición de la política del dólar y la imposición del orden en América La-tina. Por eso es importante analizar bien lo que está pasando internamente en Estados Unidos, porque puede afectar a Colombia. Las políticas de Estados Unidos tienen un efecto incremental de manera indirecta por medio de mecanismos que no siempre son directos o voluntarios. Por lo tanto, el análisis combinado es necesario si se quiere entender qué están haciendo los mismos latinoamericanos para relacionarse con Estados Unidos y cambiar esa realidad.

De acuerdo con Susana Romero, la APP fue un proceso de dos lados: no se trató de una política impuesta, sino de una política negociada. Hay que dejar de lado el aspecto diplomático de la APP, muy estudiado, y profundizar en las di-námicas regionales y locales de ejecución ¿Cómo le llegó la política y los recursos de la APP a la gente? En cuanto al legado, hay que resaltar la palabra ‘neoliberalismo’. En efecto, si fracasó la APP -porque se tiene esa idea- ¿qué tanto tiene que ver con la implementación posterior de políticas neoliberales? ¿Se puede entender el fracaso del reformismo de los sesenta, como una ventana de oportunidad para el neoliberalismo?

Para Juan Carlos Villamizar el mundo ha cambiado mucho. Por ejemplo, en los sesenta el comunismo era un temor real y esto representó

para Latinoamérica una ventaja en materia de asignación de recursos de la APP. Lo anterior en contraposición a África, donde la división era tan absoluta que eran menos susceptibles de re-cibir ayuda. No se creía que se pudiera reformar los modelos o las ideologías de los regímenes por medio de una intervención o la transferencia de capital. Visto desde otra perspectiva, América Latina se inclinaba más hacia Estados Unidos, pero también podía cambiar y acudir a otros como Cuba. Como se tenía una mayor capaci-dad de negociación, si el pequeño se iba a unir al grande, éste podía exigirle para neutralizar la infl uencia de los soviéticos. En síntesis, en Lati-noamérica había una mejor oportunidad política para que Estados Unidos invirtiera en desarrollo y así neutralizar los movimientos sociales que llevarían eventualmente a los países a la esfera de infl uencia soviética. Otra idea generalizada es que Colombia siempre ha estado del lado de Es-tados Unidos. Sin embargo, no siempre es así de sencillo. Durante la APP, la aproximación a Es-tados Unidos entre los presidentes colombianos fue muy diferente, inclusive entre presidentes del mismo partido, y lo mismo sucedía son Estados Unidos. El anterior es un punto que habría que estudiar con mayor profundidad para cuestionar esa preconcepción de que Colombia y Estados Unidos siempre han ido de la mano.

Diana Rojas expresó que le llama la aten-ción el optimismo frente a la posibilidad de direccionar el cambio social; es decir, la raciona-lidad instrumental aplicada a las perspectivas de progreso. La APP fue, sobre todo en Colombia, un intento por usar la racionalidad instrumental para hacer progresar a los países. ¿Fue acaso la APP el fracaso de la idea que es posible direc-cionar el cambio social, el progreso? Si eso fue así, ¿entonces qué nos queda? Si pusimos a inte-ractuar todas las herramientas de desarrollo y no sirvieron, ¿cuál será la receta para el desarrollo? Esta respuesta puede radicar en el concepto de construcción de estado y de instituciones. Hoy en día creemos otra vez que podemos

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Esta respuesta puede radicar en el concepto de construcción de estado y de instituciones. Hoy en día creemos otra vez que podemos controlar el cambio social mediante los proceso de crear instituciones, democracia y encomia de merca-do, en sociedades más complejas que las que demandaron capitales extranjeros para el desa-rrollo en los sesentas. En defi nitiva, la APP fue una experiencia de intervención social similar a lo que se hace hoy en día con la construcción de estado. Hoy también tenemos una visión de direccionamiento del cambio social, basado en el cambio político más amplio, y no sólo con el desarrollo económico entendido como lo enten-dieron las elites de aquella época. Ya no existe una fórmula general para América Latina dado que los países latinoamericanos han cambiado y es imposible igualar un país a otro. Mientras que los estadounidenses siguen percibiendo a Amé-rica Latina como si todos fuéramos iguales, sus-ceptibles de una sola política, habrá problemas en inconsistencias en el proceso de planeación. Esta es una realidad innegable, y así los expertos lo tengan claro, los tomadores de decisiones y el público en general no lo entienden igual.

Finalmente, Juan Gabriel Gómez pregun-tó sobre cuál fue la responsabilidad de las instituciones receptoras en la implementación y eventual fracaso de los programas de la APP, por ejemplo, frente a la reforma agraria. Esta es una pregunta que aún está por responder. Otro punto clave para la agenda de investigación es la estrategia que han seguido las élites colom-bianas de desarrollo y su intuición de inserción en el mercado internacional. Tal vez lo que frenó el desarrollo, fueron esas mismas divisas transferidas. Esa oferta de dólares evitó que las élites tuvieran que plantear modelos internos de desarrollo, que los hubiera llevado a choques y a la subsecuente necesidad de negociar con los sectores contestatarios.

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ANEXO 1. PERFILES DE LOS PARTICIPAN-

TES DE LA CONFERENCIA

Sandra Borda, Co-Directora del CEE y Pro-fesora Asociada del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes.

Carlos Caballero Argaez, director de la Es-cuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes. Su ponencia se titula El li-derazgo colombiano frente a la Alianza para el Progreso: Perfi l de Alberto Lleras Camargo.

Gisela Cramer del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Su ponencia se titula: Antecedentes de la Alianza Para el Progreso: La Ofi cina de Asuntos Inter-Americanos (1940-46) y el primer ensayo desarrollista para América Latina.

Absalón Machado de la Facultad de Cien-cias Económicas de la Universidad Na-cional de Colombia. Su ponencia se titula: La reforma agraria en la Alianza para el Progreso.

Gabriel Misas del IEPRI de la Universidad Nacional de Colombia. Su ponencia se titula: La economía colombiana al inicio del Frente Nacional: el papel de la Alianza para el Progreso.

Camilo Quintero del Departamento de His-toria de la Universidad de Los Andes. Su ponencia se titula: El papel de la ciencia y los científi cos en las dinámicas de la Alianza para el Progreso.

Angelika Rettberg, Directora del Departamen-to de Ciencia Política y del Centro de Es-tudios Internacionales de la Universidad de Los Andes.

Diana Rojas, Co-Directora del Centro de Es-tudios Estadounidenses y profesora del IEPRI de la Universidad Nacional de Colombia. Su ponencia se titula Colom-bia como “vitrina” de la Alianza para el Progreso.

Susana Romero del Departamento de Historia de la Universidad de Cornell. Su ponencia se titula: El anticomunismo en Colombia.

Álvaro Tirado Mejía, Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Colombia. Su ponencia se titula: La problemática inter-nacional en los años 60.

Juan Carlos Villamizar del Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Su ponencia se titula: La Alian-za para el Progreso y la CEPAL: encuen-tros y desencuentros.

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ANEXO 2 . ORDEN DEL DÍA

50 años de la Alianza para el Progreso en

Colombia. Lecciones para el presente

Seminario Internacional

7, 8 y 9 de septiembre

Lugar: Auditorio A (7 de septiembre) y C (8 de septiembre) del Edifi cio Mario Laserna (Calle 19A #1-82 Este), y Audi-torio Museo Leopoldo Rother (9 de septiembre) de la Universidad Nacional de Colombia

Hora: 8:30am Entrada libre, previa

inscrición en: eventos.uniandes.edu.co/salianzaparaelprogreso

7 de septiembre

8:30 a.m— Ingreso, instalación y confe-rencia inaugural

Carl Langebaek Vicerrector Universidad de los Andes

Michael McKinley Embajador Estados Unidos en Colombia

Conferencia Inaugural

El Signifi cado de la Aliaza para el Pro-greso en la política de Estados Unidos hacia América Latina

Jeff rey Taff et U.S. Merchant Marine Academy

10 a.m — Coff ee Break

10: 30 a.m — Primer Panel, Colombia como “vitrina” de la Alianza para el Progreso

Diana Rojas. Codirectora CEE IEPRI, Universi-dad Nacional de Colombia

El liderazgo colombiano frente a la Alianza para el Progreso: perfi el de Al-berto Lleras Camargo

Carlos Caballero Argáez, Escuela de Gobierno Universidad de los Andes

Modera: Sandra Borda. Codirectora CEE, Departamen-

to de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.

12: 30 p.m—Almuerzo libre

2:30 p.m —Segundo panel

La economía colombiana la inicio del Frente Nacional: el papel de la Alianza para el Progreso

Gabriel Misas, IEPRI, Universidad Nacional de Colombia

La Alianza para el Progreso y la CEPAL: encuentros y desencuentros

Juan Carlos Villamizar, Doctorado en Historia Universidad nacional de Colombia

La reforma agraria en la Alianza para el Progreso

Absalón Machado Facultad de Ciencias Económicas,Universidad Nacional de Colombia

El papel de la ciencia y los científi cos en las dinámicas de la Alianza para el Progreso

30 DOCUMENTOS DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTIC A 11

Camilo Quintero, Departamento de Historia Universidad de los Andes

ModeraAngelika Rettberg, Directora Departamento

de Ciencia Política

8 de septiembre

8: 30 a.m —Conferencia

Las experiencias de la Alianza para el Progreso en otros países (Brasil, Chile, República Dominicana)

Jeff rey Taff et, U.S. Merchant Marine Academy

10 a.m— Coff ee Break

10: 30 a.m — Tercer Panel

Antecedentes de la Alianza para el Pro-greso: La Ofi cina de Asuntos Inter-Ame-ricanos (1940-1946) y el primer ensayo desarrollista para América Latina

Gisela Cramer. Departamento de Historia, Universidad Nacional de Colombia

La problemática internacional en los años 60

Álvaro Tirado Mejía,Profesor Emérito Univer-sidad Nacional de Colombia

El anticomunismo en ColombiaSusana Romero. Departamento de Historia, Cornell University

ModeraSandra Borda, Codirectora CEE. Departamen-

to de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.

9 de septiembre

8:00 — Muestra audiovisual sobre la Alianza para el Progreso

10 a.m — Discusión académica

Las lecciones de la Alianza para el Progreso para el debate actual sobre la ayuda al desarrollo.

Participan los profesores ponentes e in-vestigadores invitados