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ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
"Libertad, tradición, consenso: la reconciliación en las discusiones sobre La Reforma en
Niqeto de Zamacois y José María Vi~il"
TESIS PARA OPTAR POR EL GRADO DE:
MAESTRO EN HISTORIA-ETNOHISTORIA
Presenta: Arturo Luis Alonzo Padilla
Director de Tesis Dr. José Antonio Ibarra Romero
MEXICO, D.F. JUNIO 2001
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índice.
JNTRODUCCIÓN .............. ., .... ,..., .... .,. ......................................... "'''""""'""'"" 1
~AlÍfUW 1 ORI~INAIJllAD Y CIENCIA. LA LECTURA DE NICETO DE ZMfACOIS Y j() MARIA VIGILEN LA ACTUALIDAD ............. ·-···-·· .......... ,.1
A) NICETO DE ZAMACOIS ENLA OBRA HISToRIOGRAFíA MEXICANA DEL DH-UNAM.....l B) UN ANÁLISISIDSTORIOGRÁFICO Y JOSÉ MARíA VIGIL..,,,_,,_,_,,,,,..,,.,,. ...... ,.5
e )OBSERVACIONES A LA VISIÓN HISTORIOGRÁFICA. ,,,..,,..,,._,,,,.,,,"'"""""""'"'"'8 o) PROBLEMA METODOLÓGICO ............... , .... , ....... ..,, .. ,,,,,, .... .., .... , •• H .................... 10
A) PRODUCCIÓN DE HisTORIA: EL PRESENTE Y EL PASAD0-..... ..,,..,,,,..,,..,,,,,,,23 B }METAHISI'ORIA, LA IMAGINACIÓN mSTóRICA DEL SIGLO XIX,,,,,..,..,,,,,,,,,,..,,49
e) EL AMBIENI"E »E LEcrURA-·····-··-·--·-··--··-···-···········-·······-··-····-·······-···-·····'1 ~APÍTUW m NICETO DE ZAMACOIS Y JOSÉ MARÍA VIGH.., DOS HISTORIADORES QUE EVALÚAN LA REFORMA DE 1857 ................................. 68
A )JosE MARiA VI GR. Y SU m.IACIÓN AL BANDO LlBERAL .............................................. 69 B) NICETO DE ZAMACOIS, LA CONCILIACIÓN DESDE EL CONSERVADURISMO., .............. 70 e) Los PRINCIPALES PROBLEMAS DE CONTEXTO DEL SIGLO XIX PARA LA LECTURA DE
ESTOS DOS AUI'ORES ........................................................... ..,, .... , .................................. 75
CAPÍTULO IV LA HISTORIA DE LA REFORMA Y SU LECTURA. ................... 106
A) Jost MARíA VIGIL Y MÉXICO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS ............... ,,,.,,..,,,, .......... 106 B) NICETO DE ZAMACOIS Y LA RESPUESTA DEL CONSENS0...,,,,.,,,.,..,,.,..,,,..,,,,,..125
C) LADISCUSIÓNBISTORIOGRÁFICAENLASPROFUNDIDADESDELDISCURSO •• , .......... l4l
CONCLUSIONES ....... w ..................................................... , ....................................... 151
BffiUOGRAfÍA: .................................................................... n: .................. .,. ............. 167
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Introducción
Hoy la discusión en tomo al dilema de si las leyes deben ser creadas por consenso
en la población o si las deben decidir los mejores, los que tienen el estandarte del
progreso, los entendidos, es un debate nacional que enfrenta a los más diversos
actores de los partidos políticos y que entretiene a más. de un analista La elección
de una persona no garantiza hoy que el programa por el que se comprometió y
ganó el apoyo popular sea cumplido. Se habla de plebiscito y referéndum popular,
para suplir la imperfección de la consulta a la población.
La nación está integrada por un tipo determinado de personas, los ciudadanos,
respetar la voluntad de las personas, respetar la tradición o avanzar hacia algo que
se considera mejor ¿no pasa por la continua consulta de los organismos sociales
representativos en una época determinada?. Esta discusión que se plantó ante mi
precisamente cuando terminaba este trabajo que se había prolongado muchos
años, cuando los neo zapatistas del EZLN lo decían en el recinto del Congreso,
vino a esclarecerme que era un tema muy importante que debe ser debatido y que
al finalizar esta tesis llegó a la conclusión de que es el tema central que se
encuentra en las entrañas del sangriento enfrentamiento del México decimonónico.
En términos de Ley los zapatistas no podían. como dijeron los panistas, hablar ante
la representación nacional a la que no fueron electos; pero evidentemente, la
necesidad de resolver la problemática del México diverso y profundo, en el
concepto de Bonfíl, requería la sensibilidad de un dialogo, cara a la nación.
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Ubertad individuai - consenso, facultad para decidir de los individuos o facultad
de decidir por parte de las comunidades, comunidades o individuos, ¿decisiones
contrapuestas? ¿La tolerancia está en el respeto a la libertad individual o los
individuos tienen el derecho de colectivizar sus decisiones? Estos no son
problemas nuevos, son preocupaciones que se encuentran en las dos ideologías
que se enfrentaron durante la Reforma. En la construcción de dos obras
monumentales para exponer la historia patria, la historia nacional.
Sólo con los instrumentos de la lingüistica era posible acercarse al corazón de los
planteamientos. La lectura literal o comparativa, arroja simplemente las referencias
correctas o incorrectas de un devenir histórico, sin embargo, el lenguaje mismo, el
planteamiento discursivo de la historia es asf mismo un devenir, que no sólo parte
de la correspondencia mecánica a una realidad, sino que expresa los sentimientos
internos, los deseos, las pasiones, la vida de quienes los hacen. La realidad es un
todo concreto que es complejo, no es un solitario sin vida sino una sucesión de
resultados vivos, el saber la cosa en sí es la construcción misma de la verdad.
Y es que la vida, esa premisa básica de la obra hegeliana, el absoluto que en la
lectura de Labardier, no es otra cosa que la realidad en devenir y por realidad no
puede entenderse sino las figuras que devienen como un todo, sólo entendiendo la
realidad como una sucesión de resultados, se puede entender o comprender que la
certeza sensible no está en el sujeto sino en la relación Sujeto - Objeto.
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Partiendo precisamente de que al comunicarse, los individuos ponen en juego
actos de habla en los que se superponen muchos rasgos como el tema, el fin, el
plan, marcos normativos específicos, nociones de tiempo y espacio y elementos de
contexto. Se ponen en juego los contenidos proposicionales, sus fuerzas
elocusionarias y los sujetos mismos. Cuando un individuo expresa en un discurso
histórico su punto de vista y lo defiende, no sólo pone en juego empíricamente
verdades documentadas o basadas a la manera positivista. Pone en juego
argumentaciones que pretenden validez y una reacción por parte de aquellos a los
que va dirigido, los lectores y los que escuchan a su alrededor.
Los argumentos, las razones, que ahora pueden ser vistas desde el horizonte
amplio de lo que ha sucedido después, desplazan ahora el tema hasta nuestros y
días y constituyen nuestro saber actual. Comprender a nuestros autores, pasa por
interpretar sus razones, por reconstruir sus argumentos a la luz de una lectura y
permitir un potencial critico hada nuestro entendimiento.
Sus razones no han desaparecido, sino siguen vivas entre nosotros. Leer la historia
que nos presentan no es comprender sólo los sucesos que nos relatan y su
interpretación, es también traer a discusión si las democracias modernas están lo
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suficientemente legitimadas sólo por el ejercicio de la representación popular,
aunque la sociedad civil, al margen de ellas se manifieste en contra de sus
J decisiones. O es respetar la decisión popular aún en detrimento de los individuos,
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de su libertad de conciencia, de la decisión en libertad de no optar por lo que la
mayoría dice.
No me parece una decisión fácil en el siglo XIX y mucho menos ahora. No he
querido darle una solución, sino corresponde a una sociedad que debe de manera
muy importante practicar la tolerancia, el respeto, las reglas que se ha dado aún a
sí misma. Y mi escepticismo interno, lo más íntimo de interior aún me grita ¿y se
podrá esto hacer en la sociedad del valor, en el criterio de la ganancia y el dinero?
En todo caso, el movimiento social es quien lo plantea a quienes vivimos en este
país.
La presente tesis es la búsqueda por tratar de encontrar un estilo diferente en el
tratamiento de las obras historiográficas. No seguir sólo poniendo los datos del
autor, destacando como lo hacen los biógrafos aquél pasaje de su vida que es muy
significativo y que define de una manera contundente, predestinada, lo que se
concretizaría en él como adulto y como autor. Para luego pasar a entender las
grandes influencias intelectuales que han pesado en él, los paradigmas a los que se
ha acogido, las aportaciones que tiene a la luz de las estaturas intelectuales de
todos los tiempos. Enlazar con una precisión cronométrica las influencias causales
del contexto en el autor.
El presente trabajo busca algo mucho más modesto que todas estas
reconstrucciones respetables. Esto es tratar de abrir los oídos, por la lectura los
ojos, para escuchar con atención lo que el autor nos dice, y lo que nos dice en torno
V
al problema de la manera que se legisló, por ejemplo, para crear la Ley de
tolerancia de cultos y la Ley de desamortización de los bienes eclesiásticos que la
acompaña Escuchar su lenguaje superficial y aplicar análisis para encontrar el
lenguaje profundo en sus estructuras.
Era necesario apuntalar, por lo tanto, para que merezca el nombre de tesis, la
fórmula clásica entre doxa y epistéme, para desentrañar la lectura superficial y entrar
en sus profundidades, pues la realidad, bien lo sabemos, no esta dada
inmediatamente al pensamiento o para decirlo más poéticamente, a la manera de
Antoine de Saint Exupery: La verdad es invisible a nuestros ojos.
Para ello se buscaron teorias que permitiesen la interpretación de los textos, como
la hermenéutica de Paul Ricouer o la propuesta de Gadamer. Se nos atravesó en el
camino, por así decirlo, el planteamiento de Hayden White y finalmente la
comprensión general de lo que es La teorúl de la acción comunicativa de Jürguen
Habermas. En un principio se buscaba saber lo que pasaría si utilizamos cada uno
de estos métodos y escogimos tres: la hermeneútica, la semiótica y la metahistoria.
En los ejercicios realizados, a riesgo de cometer una herejía, encontramos que los
métodos en su aplicación y sobre todo en sus resultados no se contraponen entre sí,
que en general obtienen cosas muy diferentes e incluso poco comparables y que
vistas en conjunto son muy complementarias entre sí.
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La aplicación se dificulta, sin embargo, porque cada una de estas propuestas son en
sí mismas especializaciones que requieren la dedicación de muchos años y cuyos
parámetros sólo pueden resolver personas que se han formado en la lingüística.
Al principio la lectura se centró en Niceto Zamacois, sobre quien recaería el trabajo
totalmente, pero al leerlo y profundizarlo, surgió de inmediato una gran cantidad
de dudas. Es como si un miembro de un partido contara lo que sucedió y expresara
sus razones, las que pesarían puramenie en relación a la fuerza unilateral de sus
argumentos. Así que surgió la pregunta ¿quién puede dar otra versión que permita
comparar la primera?
Desde luego México a través de los siglos obra coordinada por Vicente Riva Palacio,
era en términos de significación el polo liberal que podría contrastar una obra
conservadora, era la obra de historia nacional cuya importancia en el siglo XIX y
dimensión historiográfica podría ofrecernos la otra versión del debate. Al leerla
encontramos los conceptos que nos darían el otro ángulo que se necesitaban para
entender el debate. La Reforma, en el tomo V, fue escrita precisamente por José
María Vigil que tiene la estatura intelectual para encarar un debate de este tipo.
Así que procedimos a aplicar el mismo tratamiento a los textos de Vigil con
resultados que me sorprendieron, pues no sólo existían ideas muy contrastantes,
sino que las bases y la argumentación diferían del primero de nuestros autores. La
magia de este descubrimiento es lo que siguió motivando el trabajo.
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Es importante, pues, no sólo mostrar las conclusiones ya que produce siempre el
efecto de quitar su brillo, pues se desconocen los términos en que fue basado.
Frente al estilo de realizar monumentales revisiones, conectar biografías
intelectuales y contextos, propios quizás de un trabajo de doctorado, presentar el
resultado de una lectura profunda parecería pues irrelevante. Además el peligro de
toda exposición así, genera tantas dudas, que llueven toda clase de
descalificaciones; las que por fortuna llovieron cuando en eventos o mesas
redondas nos las lanzaron a la hora de exponerlas. Debemos agradecer estos
comentarios muy críticos pues lejos de debilitar la razón profunda que contiene la
lectura, remitieron a explicar cuestiones.
En primer lugar , se tuvo que argumentar problemáticas como el autor, la obra
histórica, su escritura, la lectura, la institucionalidad y la metodología que se exigía
eran un tanto anacrónicos si se revisaba el contexto del siglo XIX. Además que hoy
en día estas cuestiones estan en un debate que difícilmente se ha resuelto. Es
centralmente a lo que se dedica el capítulo l.
Así mismo, se trataba de presentar el debate que viene desde la tercera generación
de la Escuela de los Anuales, en los términos de cómo se producía la historia y cuál
era la relación de ésta con la problemática de la narración histórica. Terna que
cuando yo lo estudié estaba muy de moda y que por cierto centralmente basó la
formación en el Taller de Historiografía de Siglos XVI-XX de la maestría de
vili
Historia-Etnohistoria en la ENAH, bajo la conducción del Dr. Guillermo Zermeño
Padilla y el Mtro. Jesús Alfonso Mendiola Mejía.
El resultado es a grandes rasgos una toma de distancia con la historia positivista y
la reflexión historiográfica, de la historiografía de Michel De Certau, que define a la
historia no como la duplicación de la realidad en el discurso, sino en la
construcción reflexiva de la realidad a través de la estructura de la narración y sus
profundidades.
Ofrezco aqui disculpas a mis maestros por no haber seguido ortodoxamente esta
formación y haber enlazado la rama de la semiótica y la semiótica de la cultura,
pero esto es culpa sobre todo de la influencia que tuvo este trabajo de los cursos del
Dr. Roberto Flores y del Mtro. Abilio Vergara quienes me mostraron que hablar de
lenguaje es realmente compenetrarse con el texto.
Había una parte que finalmente salió del trabajo y es la teorización del problema
de la Lectura, que trabaje fundamentalmente en los textos de Roger Chartier. La
razón es que era necesario entrar a la lectura de los autores y que mejor
oportunidad que enlazar el problema de la lectura en el siglo XIX que con ellos
mismos.
El Dr. Antonio lbarra es quien empujó el final y de hecho es quien lo logró por la
siguiente razón. No se puede hablar del siglo XIX, si por lo menos nos se tiene en
mente sus problemas centrales. Los tropiezos de quien elabora el presente trabajo,
nunca se hubiesen destrabado sin su ayuda.
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El capítulo primero, es entonces el que se dedica a tratar el problema de la escritura
de historia en el siglo XIX, como base de una lectura que se pretende. La
problemática de la producción historiográfica como un concepto que propuso
Michel De Certeau en los años 70 y que ha influenciado el quehacer historiográfico
de la Historia que se produce en la ENAH.
El discurso histórico como medio de discusión y combate político, que era
producido como propuesta que se pretendía poner en práctica y que era debatido
en un ambiente donde la oralidad y la lectura en voz alta, provocaron e invitaron a
la respuesta, a la reflexión, al debate ... El paso de esa historia como Magistra vitae a
una historia inmersa en la noción del progreso y de la prueba del proceder político.
Allí se sitúa la lógica de la historia mexicana del siglo XIX en la exposición de
varios de los más importantes autores y los rasgos en los que se puede situar la
Reforma como fenómeno histórico y práctica social.
Lo que dos individuos dicen puede ser su opinión, pero bajo premisas dialécticas,
lo que los individuos dicen y piensan no es sino el resultado de su devenir social,
lo singular está en lo total y lo total en lo singular, cuando estos individuos
participan en dos de las principales obras historiográficas del siglo XIX,
compilando, reflexionando y construyendo una historiográfica no es cuestión de
sólo opinar, sino que son expresión en singular de las profundidades de lo que ha
acaecido en el momento histórico.
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Encontrar sus afirmaciones, analizarlas en profundidad (su discurso implícito),
contrastando sus dichos y las bases de ellos, sus pretensiones de validez, para
encontrar la valoración interna de esos ángulos y reflexionarlas, nos permite un
acercamiento importante, en un vector distinto que puede ser complementario a
los trabajos de construcción de la historiografía que se ha hecho hasta hoy.
En ello se realiza en el capítulo ll, una reflexión sobre problemáticas como la
originalidad y la construcción de una historia que no era una disciplina
institucional, sino que representaba un quehacer cercano a la política, un capital
cultura que servía para la argumentación.
Sobre la base de los presupuestos lanzados en los capítulos uno y dos, el tercero
aborda a los historiadores elegidos, sus perfiles y sus lugares de producción
historiográfica; así como los principales problemas de contexto del siglo XIX en los
que se inserta la discusión que construyen, sobre todo a su objeto referido.
A partir del cuarto, se analizan los textos y fragmentos de la obra en los que se dan
con profundidad propuestas. Se aplica el análisis técnico e historiográfico que nos
lleva a la reflexión de estos problemas.
Así en el capítulo quinto se hace una recapitulación para encontrar las principales
conclusiones de este trabajo.
Leer con atención, tolerancia, apertura intelectual, permite hacer un aná1isis
profundo del texto nos lleva a evitar diluir argumentos minimizándolos y luego
declarando que no eran tantas las diferencias entre conservadores o liberales. Si se
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enfrentaron, si murieron, si tuvieron la fuerza de la intolerancia, existen razones
que debemos encontrar en profundidad. Esas razones las podemos reflexionar hoy
para nosotros y comprenderlas en eJlos, establecer ese puente es creo yo uno de los
objetivos de los historiadores.
***
Es necesario aquí dejar plasmadas las observaciones que se hicieron en el curso de
los votos aprobatorios de la presente tesis y darles una respuesta temprana
independientemente de las que podría dar en el examen de grado. Son
observaciones importantes pues en ellas se da razón y fuerza al contenido
..;, expresado en la tesis.
El presente trabajo sostiene el siguiente hilo argumental. Inicia en una lectura de
los textos más relevantes que se han escrito sobre José María Vigil y Niceto de
Zamacois, para entender el tratamiento y la valoración que Jos estudios
historiográficos han hecho de ambos autores. Nos encontramos con un vacío
enorme en el caso de Niceto de Zamacois pues los únicos trabajos que pudimos
conocer en nuestra exhaustiva búsqueda son una tesis de licenciatura y un ensayo
en la obra Historiografía mexicana de la UNAM, pudiese existir algo más, pero ni la
analista de Zamacois, ni ninguna otra publicación consultada nos dio la referenria.
A pesar de haber trabajado la tesis de Licenciatura de Judith de la Torre, basamos
la síntesis de la lectura de Zamacois en su ensayo "Niceto de Zamacois" aparecido
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en el tomo N del libro Historiografia mexicana. Esto con el objetivo de presentar lo
mejor y más reciente de las lecturas historiográficas sobre el autor.
En el caso de José María Vigil, por las características de su obra intelectual, los
textos en tomo a él se dispersan en estudios sobre su obra filológica, de
bibliotecología, sus obras literarias y desde luego su Historia. En torno a su obra
Histórica encontramos tres textos que lo estudian. Un ensayo de José Ortega y
Medina de los m1os 50, los Cuadernos de Trabajo de Florescano sobre la
historiografía del siglo XIX en el INAH y recientemente la tesis de licenciatura de
Maricela Aguilar Villaseñor. Los liberales y los conservadores en la obra La reforma de
fosé Maria Vigil : un análisis historiográfico. También de la ENEP Acatlán. Obra que
por el tiempo de salida del presente trabajo no se vio a fondo. Así que escogimos a
José Ortega y Medina quien en su análisis de Vigil, logra encontrar los conceptos
profundos de esta obra historiográfica, y sobre todo en su pertinencia.
Pueden existir más ensayos, esa es una constante de la vida de los historiadores, se
han buscado pero no se han encontrado al menos en las bibliotecas más
importantes de la Ciudad de México. Pero en todo caso, al ser este trabajo un
intento de lectura de los autores y sus obras, difícilmente otras lecturas podrían
descartar lo que aquí se lee en los textos originales. Ello no quiere decir que no
existan divergencias válidas, pero en la medida en que la retlexión y !a objetividad
no están supeditadas al documento como en la historiografía positivista, sino a la
construcción de una lectura profunda y comprensiva del texto original, se duda de
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que encontrar un libro más pueda modificar lo que es una comprensión en
construcción de nuestro objeto de estudio. En todo caso, será una aportación más
muy digna de ser conocida.
Una vez situada la lectura de quienes han leído en profundidad las obras de
nuestros autores, se hace una reflexión teórica sobre el problema de la construcción
del texto histórico que busca encontrar un camino diferente al de la reconstrucción
minuciosa, biográfica, de compendio que busca comparativamente nominar los
j aspectos importantes del autor y la obra para posteriormente en un método
1 comparativo, enlazar los aspectos significativos de vida y obra, presentando las
1 conclusiones de la observación entre ambas. Si hiciera esto, sería inconsecuente con 1 •
lo que he planteado en la reflexión del capítulo ll, pues sería innecesario mostrar la
producción del discurso histórico en autores como Michel de Certeau, Hayden
White, Danto y otros. La complejidad de problemas que tienen que ver con el
discurso histórico, los análisis que se han intentado resultarían pues inútiles para
nuestros propósitos. En todo caso el análisis de este tipo esta ya en Judith de la
Torre y en Maricela Aguilar, quienes lo han hecho puntal y eficientemente.
Por n1otivos de exposición, para introducir al lector a los autores que tratamos,
referimos de manera general sus biografías, las circunstancias de los autores como
datos monográficos que no son fundamentales para la lectura que realizamos, pues
por contexto no entendemos aqui sino el contexto de construcción lingüístico y
cultural que propone la práctica hermeneútica. La solidez del presente trabajo,
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deviene más que de la exposición exhaustiva de datos, del intento real de
comprensión y búsqueda de la sustancia del texto en sus contextos de escritura.
Por ello, fundir la exposición de los historiadores que han elaborado
historiografías, las observaciones a la construcción historiográfica, y las cuestiones
de método (Capítulo 1) con los datos de los autores tratados (Vigil y Zarnacois) con
el contexto, entendido a la manera de la nueva reconstrucción historiográfica, es
desarticular el trabajo en un sentido que no se intenta aquí y que para nuestros
objetivos resulta irrelevante.
El trabajo puede ordenarse de varias formas para exponerse y hacer más
comprensible al lector mismo, los puntos que se quieren resaltar. El orden de la
exposición cambió varias veces a sugerencia del director de tesis, pues en un inicio
los capítulos se descomponían en 3, el problema de la originalidad, luego la
escritura, la lectura y la interpretación del texto. La segunda versión arrancó con el
contexto del siglo XIX y con las biografías de los autores, la teoría sobre la lectura y
la escritura, luego este problema en el siglo XIX para arribar a la interpretación de
los textos.
Si bien como algunas sugerencias que se hacen, el trabajo pudiese exponerse en
tomo a temas y puntos, la reorganización en tal sentido llevaría mucho tiempo y
probablemente rompería la panorámica del proceso de reinterpretación del siglo
XIX por la historiografía contemporánea. Existe además un riesgo, que al caer en
definiciones sobre cuestiones como libertad, o libertad política entraríamos en el
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tempestuoso debate en torno a él, que han ocupado a pensadores tan importantes
como Croce, Hegel, Kant o Spinoza. Seguimos en tal sentido el criterio de Sartori
que dice que la libertad no se ajusta necesariamente a definiciones denotativas,
como lo plantea en su Teoría de la democracia (p. 366). En este sentido y como se verá
en el texto, el análisis fino de cuestiones como la lucha contra el corporativismo o la
desamortización se articulan en el momento en que se encuentra la interpretación
de los textos trabajados. Esta es la modificación que es más pertinente y el
señalamiento coadyuva a fortalecer la argumentación del texto. Sin retomar las
afirmaciones de conservadores y Hbera!es para rehacer un cuadro de debate, lo que
sería motivo de otro trabajo, el presente trabajo si resalta la importancia de los
puntos del debate que va proponiendo Zamacois y Vigil, por lo que estos puntos
en particular fueron finalmente enlazados entre el capítulo lli y el capítulo N del
presente trabajo de tesis. Así de esta forma seguimos los propósitos que durante
meses trabajamos el director de la tesis y un servidor.
***
Todo trabajo tiene una historia particular, el presente estuvo a punto de ser
abandonado definitivamente hace poco menos de un año, cuando muy decidido
penetré en la oficina de la Jefe ijefa] de Postgrado de la ENAH y le dije que me
inscribiera en la maestría de Antropología Social, para cursar de nuevo toda la
maestría. Gracias a ios sabios consejos de laDra Marganta Nolasco Armas este
trabajo no fue abandonado y encontré un director que fue definitivo para que yo lo
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terminara. A Margarita Nolasco, a Catharine Good, la ex jefe del programa integral
de maestría doctorado de historia y etnohistoria, y al Dr. José Antonio Ibarra
Romero irían mis primeros agradecimientos, sin su ayuda este trabajo nunca
hubiese sido concluido.
Quiero agradecer también a Marina Llanos Hernández y a Juan Hernández López
por haberme ayudado a sostener el ritmo de trabajo y lecturas que requería el
presente para su finalización.
A los profesores Dr. Roberto Flores y al Mtro. Abilio Vergara por haber sido fuente
de inspiración, formación y apoyo. Al Mtro. Jesús Alfonso Mendiola quien me
aconsejó, me escuchó pacientemente, todas la veces que yo le pedí platicar sobre el
trabajo. Y me acompañó como profesor a lo largo de los cursos entre 1992-1994.
Aunque el trabajo contiene sólo fragmentos del las obras trabajadas, la lectura se
extendió mucha más allá en la consulta de las principales obras de Niceto de
Zarnacois y José María Vigil en la Biblioteca Nacional, así como los periódicos en
que escribieron en el siglo XIX nuestros autores y que están resguardados en el
Fondo Reservado de esa institución. Allí siempre hubo gran atención en las largas
horas que pasé en la lectura.
La Escuela Nacional de Antropología e Historia ha sido generosa en términos de
darme soporte y asiento. Me lastima mucho la forma en que hoy se arremete contra
ella con objetivos mezquinos, intereses individuales o facciosos; por lo que no me
xvii
queda sino esperar a que el diálogo, la academia, la tolerancia y el amor por ella
prevalezcan. Espero prepararme más y poder dar por ella lo que ella necesita.
El presente trabajo no contó con el apoyo financiero de CONACYr a pesar de que
se encontraba la maestría, en aquél entonces admitida en el padrón de excelencia,
esto se debió al criterio de que una maestría que ingresa sólo les da beca a la
siguiente generación.
Así que el financiamiento que la hizo posible, salió enteramente de las arcas
familiares, gracias a toda mi familia por su apoyo, su paciencia, su resistencia en
momentos claves y por darse el lujo de apoyar un trabajo de postgrado como si
fuesen responsables instituciones de nuestro país, para mi esta institución es la más
valiosa.
A aquellos que leyeron comentaron el trabajo y me dieron consejos, mis
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agradecimientos, espero que les haya sido agradable lo que humildemente trabajó
un servidor de manera lenta y durante años. Así mismo agradezco a todos aquellos
que han creído en mi, me han acompañado y han dado palabras de aliento,
destacando su gran solidaridad en momentos difíciles.
Cuicuilco DF, vera.11o de 2001.
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Capítulo 1 ORIGINALIDAD Y OENCIA. La Lectura de Niceto de Zamacois y José María Vigilen la Actualidad.
El presente trabajo pretende abordar el tema de la reflexión y la lectura de
dos historiadores de posturas encontradas en el siglo XIX, en torno a la
significación de La Reforma como proceso clave en las transformaciones
que el país sufrió en la segunda mitad del periodo decimonónico. Si bien,
hoy en día se tienden a hacer relativas las diferencias conceptuales entre
conservadores y liberales, el tono de los escritores refleja el lamento de quienes
vivieron una guerra fratricida y decidieron realizar una obra que presentara
conclusiones racionales de esta etapa histórica tan crucial para México.
La lectura y el Estudio de los autores que trabajamos en la presente investigación
se encuentra actualizada en la obra coordinada por Juan A. Ortega y Medina,
titulada Historiografia mexicana 1, trabajo financiado y editado por el Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Este
trabajo es un esfuerzo importante por establecer los ejes centrales de la
historiografía mexicana del siglo XIX.
Los autores que estudiaremos en la presente tesis se encuentran situados en
Historiografía mexicana, de la siguiente forma:
• La obra de Zamacois es situada en el volumen IV titulado "En busca de un
discurso integrador de la nación", coordinado por Antonia Pi-Suñer
Llorens. Y el artículo corre a cargo de Judith de la Torre Rendón.
" La obra de José María Vigil esta situ.ado en el volumen V con el títu.lo: "La
etapa fundacional de la escuela histórica mexicana" coordinado por Gloria
Villegas.2
1 Ortega y Medina Juan A. Rosa Camelo (coord.). Historiografia mexicana, México UNAM 1997 2 Tomo que hasta la fec..;,a_ no ha sido editado y par lo tanto no se encuentra a disposición.
2
Tornarnos esta obra porque es uno de los trabajos más recientes, además de que fue
elaborado por una de las instituciones más respetables e influyentes de Ja
comunidad histórica mexicana. En él se refleja en muy buena medida el nivel
alcanzado por el análisis historiográfico en México. Así exploramos los
comentarios que existen en tono a los autores que ocupan nuestra elaboración.
A) Niceto de Zamacois en la obra Historiografía mexicana de/1/H-UNAM.
Hasta hoy ha existido un casi total abandono de la obra de Niceto de Zamacois, al
grado de que se han escrito sólo dos textos de análisis historiográfico por un solo
autor, Judith de la Torre Rendón del Colegio de
México. Su primer trabajo fue su tesis de
Licenciatura en la ENEP-Acatlán y el segundo es su
trabajo reciente en la obra Historiografía mexicana
y que es el que retomamos centralmente para el
presente trabajo. 3
En tomo a la obra de Zamacois dice que es muy
difícil ubicarla en una corriente historiográfica,
debido a que se acogió a la influencia de varias
corrientes interpretativas, sin que 5'2 digan cuáles
son.4
Se ocupa de tratar de situar la concepción histórica
del escritor vizcaíno y las razones de su filiación
conservadora. Esta concepción se estudio sobre todo en el análisis biográfico y en
los pasajes significativos de su vida que motivaron su posición, esta se debe,
concluye, a su circunstancia.
3 Cf. Torre Rendón de la, Judith. "Niceto de Zamacois" en Juan A. Ortega y Medina (coordinador) Historiografía mexicana, México, UNAM, 1996. Volumen IV "En busca de un discurso integrador de !"nación 1848-1884" ~ Ver: Ibídem p.564
3
Bajo el principio de conservar es progreso, alaba los periodos de paz como aquellos
que son necesarios para el florecimiento de las naciones. Esta concepción, como
veremos, no sólo es de él, sino del espíritu liberal que horrorizado por la
inestabilidad social de las revoluciones, se acogen a un esquema más conservador.
En México la influencia de Benjamín Constant en Mora, nos indica que estos
sentimientos distan de estar aislados en un Zamacois.5
Frente a la crítica historiográfica que se le practica al historiador vasco, la opinión
de la investigadora de la Torre en materia literaria se convierte en un alud de
elogios, presentándolo más capacitadamente como literato, que como un
historiador de calidad. Así el autor es presentado como un autodidacta que se" ... se
encuentra bastante apartado de ser ( ... ] consistente, riguroso y sistemático en la
aplicación de un método histórico."6
En la obra Historia de Méjico, nos refiere el estudio de la UNAM, no obstante que se
pretenden utilizar fuentes primarias y secundarias, y que trató de profundizar en
el estado del arte de los temas, a pesar de tener en cuenta a autores mexicanos y
extranjeros que hablan de los temas " ... es claro, que no los leyó y que únicamente
tuvo noticias de sus interpretaciones gracias al registro que hicieron otros
rustoriográfos"7
Así la obra del español en buena parte está basado en el material hemerográfico
que el mismo compiló, y que se encontraba convencido de que era la forma de
aproximarse al conocimiento exacto de las ideas que animaban a la sociedad.
Sobre todo, nos dice, en la parte de la obra donde aborda el II Imperio.
La autora del estudio más acabado sobre Zamacois, nos consigna que su
importancia radica en haber sido testigo de muchos de los acontecinüentos que
narra, aunque:
5 Ver: Capítulo Il, inciso e de la presente tesis. 6 Ibídem. 7 Ibídem.
4
" ... tuvo limitantes, ya que en muchas ocasiones recurrió al recuerdo, el cual
se nutrió de toda una serie de fantasías procesadas en su mente romántica"s.
No obstante que se podría encontrar en el autor vasco, el intento de criticar con
severidad sus fuentes, tratando de identificar a los autores en tiempo, espacio e
ideología, ese ejercicio fue en realidad " ... esporádico y poco riguroso".9 Existió
crítica de fuentes y conciencia de las limitaciones de reconstrucción del
conocimiento histórico, tratando incluso de comparar las fuentes de información
con el propósito de esclarecer la verdad histórica.
El autor, dice de la Torre, no sigue al pie de la letra a los historiadores de más alta
reputación y se atreve a refutarlos en su obra, tales como Lucas Alamán o
Arrangois.
En general la obra es calificada como un trabajo sin profundidad ni agudeza en el
análisis de la interpretación de los hechos, repitiendo constantemente sus
explicaciones, por lo que su Historia, " ... se abocó a enlazar cronológicamente,
describir y narrar una cadena de acontecimientos."1°
En cuanto a la narración, se nos dice, que esta estuvo sembrada de citas textuales
en las que se consignó ocasionalmente al autor y otras donde si bien se
entrecomilla, se omiten en las notas a pie de página, las citas bibliográfica. A pesar
de ello, en la obra se " ... supo darle un uso adecuado al aparato critico de su
obrá'.11
La exposición de la Historia de Méjico se ubica por
" ... su sencillez y claridad, y porque la estructura de las oraciones es muy
simple, lo que no significa que no estuviera exent3 de graves errores de
sintaxis. Como resultado de la vocación literaria aflora su placer por
8 Ibídem. 9 !bídem. p. 365 10 Ibídem 11 Ibídem. p. 366
S
describir paisajes y la fisonomía de lo que considera principales
protagonistas de la historia de México. Es evidente que las descripciones de
la naturaleza le sirvieron para desarrollar el escenario en el que se
ambientaron los hechos. Por su parte, los retratos que hizo de los personajes
están cargados de adjetivos que proyectan no sólo rasgos físicos sino
también las virtudes y los defectos, pretendiendo despertar en el lector
sentimientos de simpatía o desprecio hacia ellos. [ ... ] En suma, el estilo en
que Niceto de Zamacois redactó su magna obra da cuenta de su formación
de novelista y dramaturgo, y más aún, eHo viene a confirmar que la
corriente romántica encauzó los haceres y decires de su fructífera
existencia".12
De la Torre concluye en su artículo que Zamacois buscaba unificar la intención de
Conservadores y Liberales por materializar su idea de nación. En tal sentido, se
distancia de la idea de que unos son héroes, mientras los otros son traidores,
diluyendo por lo tanto el enfrentamiento de los bandos. El episodio de
Maximiliano apoyado por los conservadores no es una acto de traición pues se
perseguía la estabilización del país y la aspiración a entrar a una " ... era de ventura,
de prosperidad y de grandeza"13
En torno al concepto de la historia que subyace en la obra estudiada, de la Torre
nos sintetiza en dos palabras el concepto político e histórico de Zamacois:
"conservar es progreso", que lo situaba en una tradición de escepticismo frente a
los cambios revolucionarios violentos.l4
B) Un análisis historiográfico y José María Vigil. Los estudios de Vigil son escasos al menos en la biblioteca del Instituto de
Investigaciones Históricas de la UNAM y en la Biblioteca Nacional de la misma
12 Ibídem. 13 Zamacois, Niceto. Historia de Méjico ... t. X\IH p. 187. Citado por Judith de la torre. Op. Cit. p. 571 14 Ver: De la Torre, Judith. Ibídem. p., 561
6
institución. Tenemos en efecto sus obras y algunos textos dedicados a su obra que
se remonta a los años 20.
Existe curiosamente un escrito de 1970, de Juan Ortega y Medina, el mismo
coordinador de la obra Historiografía mexicana, que con el título "Un olvidado
ensayo histórico de José María Vigil" aborda el ensayo del jaliciense que se llama
"Necesidad y conveniencia de estudiar la historia patria."15
Además de reflexionar sobre el ensayo del historiador decimonónico, Ortega y
Medina se dedica a subrayar la importancia de la obra de Vigil, sus caracteristicas
y su lugar en la historiografía mexicana de una forma sintética y breve.
La importancia de José María Vigil, de acuerdo al análisis, radicaría en que en su
visión de historia patria, dotó al devenir mexicano de un carácter mestizo. Historia
hispánica e historia indígenas no son sino dos polos opuestos, históricos y políticos
de nuestro ser nacional. Así se afirma:
"El mérito de Vigil consiste en haber sido a caso el primero en definir la conciencia
nacional en términos de comprensión mestiza."16
En torno a su relevancia nos dice:
" ... se plantea el estudio de la historia nacional como instancia de salvación de lo
esencial y propio. Vigil fue uno de los primeros y de los pocos mexicanos de aquél
entonces que en su formación humanista clásica sumaba unos fundamentos
filosóficos y unos conocimientos lingüísticos modernos (Alemán, inglés, francés e
italiano) de primer orden excepcionales"17
1s FR UNAM: Ortega y Medina Juan. "Un olvidado ensayo histórico de José Maria Vigif' en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México Vol. m, México 1970. R/082.1MIS.l94. 16 Ortega y Medina, Juan. Un olvidado ensayo ... p.67 17 Ibídem. p. 69-70
7
La visión histórica de nuestro autor, encajaría en la postura de la historia como
rnagistra vitae, pues de acuerdo a la opinión de Ortega y Medina:
"Los pueblos, nos dice Vigil, y esta en lo cierto, no pueden prescindir de su pasado
puesto que este es la única base segura para conocer el presente y preparar el
porvenir."18
También se señalan diferencias entre el positivismo y el colaborador de México a
través de los siglos:
"En lugar del camino enajenante emprendido por el positivismo barrediano, él
propone el único que hará posible salvar el desnivel cultural que separa México de
los Estados Unidos y de la Europa avanzada.
La instrucción útil en general y en particular la instrucción histórica inutópica"19
En torno a la tendencia política a la cual se adscribe, se apunta:
"Observa además las dos tendencias o escuelas históricas, de carácter destructivo
que se combaten en México infructuosamente con resultados negativos: la española
(negadora del pasado indígena) y la mexicana (condenadora del pasado español).
Con esta adjetivación caracteriza a Vigil la posición histórica existente entre la
escuela preservadora y la liberal o progresista. Vigil actúa dentro de la corriente
liberal moderada, evolucionista, y por lo tanto posee una comprensión de la
historia que es ajena, si no es que adversa a la concepción liberal antitradicional."20
1~ JbídiW. p.72 19 lbídem. w Ibídem. p.72-73
8
En el contexto de su contribución a la obra coordinada por Vicente Riva Palacio
nos dice:
"La contribución de Vigil al México a través de los siglos, así como sus prólogos y
otros trabajos históricos nos indican que él consecuente con su programa asentaba
sobre sólidas bases históricas el desarrollo de la nación. El tiempo ha venido a
darle la razón a Vigil, una vez que el forzoso necesario despertar revolucionario
nos ha permitido una interpretadón dialéctica de nuestra historia, en donde las
dos posibilidades irreductibles y polarizantes son subsumidas."21
Otro lugar donde se dedican comentarios a la obra del autor que nos ocupa, es el
Trabajo de Enrique Florescano22, donde se dedica a reseñar el trayecto de la
historiografía mexicana. Coincide con Orozco y Berra en el intento de Vigil por
equilibrar el conflicto entre una historiografía que niega el pasado colonial y
repudiaba las antiguas civilizaciones, y el otro extremo que trataba de negar el
pasado colonial. En general se reconoce el esfuerzo por intentar recuperar el
pasado mexicano, haciendo énfasis en que esta recuperación daría identidad
nacional y conduciría a afrontar el sentimiento de inferioridad del pueblo
mexicano.
Es de estacar que el mencionado escrito de Florescano no incluye a la obra de
Niceto de Zamacois, mientras que a José María Vi gil le dedica un lugar importante
en su escrito.
C)Observaciones a la visión historiográfica.
En la investigadón sobre Niceto de Zamacois prevalece e14 el comentario implícito
de que el valor de su obra es menor, en términos historiográficos, porque "no es
rigurosa'' y porque en gran medida, se ie acusa, de prácticamente no haber referido
n Toídem p. 73 22 Depar+.amento de Investigaciones históricas. Cuadernos de traba}o # 5. INi\H 1977
9
adecuadamente a los autores que leyó, lo que implica lecturas inadecuadas de los
autores en que se basa de la Torre.23 Enrique Florescano lo ignora simplemente,
dedicando un lugar muy importante a la obra coordinada por Riva Palacio.
Las críticas en Historiografía mexicana también se centran en la desproporcionalidad
de la obra, en el hecho de que haya dedicado un sólo tomo al México prehispánico,
tres a la conquista, dos a la colonia, cinco al movimiento de la independencia y
nueve al México independiente (cuatro de los cuales son a La reforma), porque
trabajó más donde tuvo mayores documentos. Porque le faltó la lectura de historiadores de
su momento y porque se permitió fantasear dentro de la historia, sin tener "rigor
metodológico".
El presente trabajo partirá la consideración, de que en la lectura de un texto, si bien
es importante la epistemología que se empleó para descubrir verdades, también el
escritor es del siglo XIX, expresa no sólo los resultados de sus datos, sino una
lectura de los acontecimientos que se enlaza y funciona como parte del discurso
político que será utilizado en una contienda política viva.
En torno a la exigencia de aparato crítico, crítica de fuentes, constatación de los
hechos, verdad o fantasía; ello es una lectura de ese autor del XIX mediado por las
exigencias actuales, por nuestras nociones científicas de lo que debe ser un trabajo
fundamentado.
Pero, centrar el trabajo sólo en la metodología, deja de lado el intento de análisis de
la construcción narrativa e intencional de una historia, cuya lectura profunda, nos
revela más del contexto histórico y cultural del autor, que lo que probablemente
refiere la historia que se encuentra en sus textos, pues nos remite a
funcionamientos culturales, al intE'nto de pretensiones de validez de un discurso
que se expresa comunitariamente en colectivos de liberales.
23 De la Torre RendónJudith (1996) p. 264.
10
Los comentarios a la obra de Vigil lo premian, pues le consideran innovador al
introducir una propuesta de cultura mestiza, por vincular una noción filosófica
humanista contrapuesta al positivismo de Barreda y por utilizar la lingüística, con
más precisión, la filología, al terreno de la investigación histórica.
Es por una parte la metodología y por otra parte las condiciones de validez que le
darían a su propuesta originalidad. Aquí tenemos que si bien estos comentarios
son válidos, la lectura de la propuesta de Vigil, no pone en juego su confrontación
de ideas con el bando conservador. Sólo en su oposición literal al hispanismo
exacerbado.
D) Problema metodológico.
Al exigir una metodología con rigor a los autores del siglo XIX, no se toma en
cuenta que esos textos son producciones de Lugar que nos revelan prácticas,
sentidos culturales y morales que significan y nos descubren el funcionamiento de
otras épocas.24
"¿Qué fabrica el historiador cuando 'hace historia' ? ¿En qué trabaja ? ¿Qué
produce? Interrumpiendo su deambulación erudita por las salas de los
Archivos, se aleja un momento del estudio monumental que lo clasificará
entre sus pares, y saliendo a la calle, se pregunta: ¿ De que se trata en este
oficio ? Me hago preguntas sobre la relación enigmática que mantengo con
la sociedad presente y con la muerte a través de actividades técnicas.
Gertamente, no hay consideraciones, por generales que sean, ni lecturas por
más lejos que queramos extenderlas, que sean capaces de borrar la
particularidad deJ lugar desde donde hablo y del dominio donde prosigo mi
investigación. Esta marca es indeleble."25
Cualquier investigación histórica, agregaría de primera o segunda calidad,
mantiene un estrecho ví.'lculo con el lugar de producción donde vio la luz. Ese
24 Ver. "La operación historiográfica" de Michel De Certeau. En La escritura de la Historia, Op.cit. 25 Ibídem. p 71
11
lugar de producción y el producto mismo nos revela lo que el propio De Certeau
menciona como "una topografía de intereses" que elabora un discurso, escoge los
documentos, prescinde de los "no importanles"26 y resaltan los que tienen
"descubrimientos" y "trascendencia", actos de valoración de las fuentes que se
circunscriben a prácticas convencionales que varían según las épocas.
En el siglo XIX los historiadores mexicanos no ejercían académicamente la escritura
de la historia_ Por lo regular, vivian de otros oficios, escribían en periódicos
artículos en los que estaban involucrados políticamente, incursionaban en la
literatura y en algunos casos alternaban esta vida especial y poco rentable con
puestos públicos. 27
Si recorremos las trayectorias de historiadores como Lucas Alamán, Carlos María
de Bustarnante o Joaquín García Icazbalceta, sus biografías nos muestran
formaciones académicas que nada tenían que ver con la historia como la química o
mineralogía, la filosofía o incluso el haber sido autodidacta. Vicente Riva Palacio
por ejemplo fue abogado de profesión.
Otros autores como José María Vigil, Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero y Julio
Zárate fueron seleccionados por Vicente Riva Palacio, en el siglo XIX, para que
escribiesen la magna obra de Historia, México a través de los siglos.
En ausencia de una tradición académica, la pregunta en términos epistemológicos,
que surge es si los historiadores del siglo XIX tenían un método unificado o sus
trabajos eran un conjunto de investigaciones en las cuales se seguía un heterogéneo
repertorio de métodos y técnicas de investigación. Lo que observamos es que a
pesar de que la preocupación de los compiladores y eruditos es el encontrar
nociones objetivas del método, aparece una heterogeneidad de procedimientos y
26 Cada época tiene una valoración diferente de las fuentes, dependiendo de las preguntas desde donde parten_ el avance de formas de revelar tópicos nuevos y el propio funcionamiento social n La actividad de escribir textos fue en el siglo XIX, si no poco rentable, una actividad totalmente riesgosa donde el autor por lo regular salía perdiendo más de lo que ganaba. Esto lo llustra perfectamente el diario del siglo XIX Ver: El Renacimiento Tomo H, 23 de enero de 1869 México.
12
fonnas de concentrar un elemento central que es el documento. Ello revela que
comienza una cultura de búsqueda y tratamiento de los documentos que dista de
ser incorporada en un método.
Por lo menos lo que encontramos en una vista general es una heterogeneidad de
propuestas en la investigación, formas diferentes de conceptuar el quehacer
historiográfico, propuestas de Método y valoración de fuentes diferentes.
Así por ejemplo, un historiador tan prestigiado como Lucas Alamán tiene un
concepto de la historia como genealogía de las naciones en donde se intercalan Jos
grandes acontecimientos y los grandes hombres que cambian el destino de las
naciones. Su método consiste en consultar todo lo escrito en torno a los hechos que
estudia, haciendo una revisión crítica de fuentes buscando a quienes vivieron y
tratando de mostrar que los documentos son fidedignos. Se preocupa por citar con
exactitud los documentos. Sus fuentes son documentos, crónicas y hasta la
literatura. 28
En cambio Carlos María de Bustamante recupera la historia como un patrimonio y
una memoria importante. Trabaja documentos que considera originales y
testimonios, así como obras que le ayuden a situar la veracidad de los hechos
referidos.29
Un García Icazbalceta tiene pretensiones de reconstruir la verdad y los hechos tal y
como fueron. Descubrir el pasado a través de los documentos en una óptica
rankeana para determinar su procedencia, autenticidad y veracidad, empleando el
?.S Ver: Plasencia de la Parra Enrique. "Lucas Alamán" en Ortega y Medina, Juan A. Historíograf.a mexicana. México UNAM, 1997 Volumen lli. El surgimiento de la historiografía nacional pp. 307-349. 29 Ver: Oaps, María Eugenia. "Carlos María de Bustamante" en Ortega y Medina, Juan. Op. Cit. pp. 109-128
13
método comparativo. Su rrabajo fue de compilación de documentos, traductor de
obras y editor de las mismas.30
Esta diversidad de formas y estrategias de trabajo son sólo una muestra de la
diversidad de criterios. Las historias mexicanas en el siglo XIX y sus "autores"
fueron procesos que se gestaron en el impulso de la tradición cultural europea; y
en la constante preocupación por reflexionar el tiempo histórico, una reflexión que
así mismo se alteraba como la propia noción quP fue constituida por la tradición de
la modernidad.31
México era además, desde el punto de vista mundial en el siglo XIX, un país
"provincial'' sujeto a las influencias y los parámetros que la cultura europea
irradiaba.32 Era a la vez, como país "provincial", un lugar donde el ambiente
cultural mantenía más del pasado y la tradición que la adopción de nuevas fuentes
de reflexión. De ahí, quizás, la exasperación de un reducido círculo de alfabetos
que convivía con una tradición basada en la cultura oral de una aplastante mayoría
analfabeta, más apegada a los usos y a los funcionamientos coloniales que a las
ideas de cambio que fueron impulsadas mediante el proceso de secularización.
Desde un punto de vista meramente empírico, la exigencia de originalidad de un
autor no se encuentra reflejado en las normas de los siglos anteriores. La cual seria
muy vulnerable a las formas actuales de plagio intelectual de las obras. 33
30 Ver: Montoya Rivero, Patricia. uuJoaquín García Izcabalceta" en Ortega y Medina, Juan A. Histariografia mexicana. México UNAM, 1997 Volumen rv. En busca de un discurso integrador de la nación. pp. 387-406 31 Al respecto el texto de Reinh<Lrte Kosselleck. Futuro pasada, [frd. Norberto Smilg], Paidós, Barcelona 1993, nos introduce a las formas como la noción del tiempo histórico han ve:rüdo cambiando hasta la modernidad. y como estas nociones son fundamentales para entender los C11Dlbios en la Historia y su función social. 32 De aquí sus fuertes dificultades para encontrar como pais independiente una nueva legitimidad política y social, que se ha traducido con conceptos como República barroca y los propios seftiilarr.ieiitos de Fran¡;ois Xaviei Guerra sobre la persistencia del "'a..,tiguo ~~.amen,., en ~1éxico. 33 El significado de plagio varia. Para el diccionario tiene 3 acepciones: 1. comprar a un hombre y retenerlo en servidumbre o utilizar como propio a un siervo ajeno. 2. Copiar en lo substancial (ideas, palabras, obras, etc. de un autor) 3. Apoderarse de una persona para obtener rescate por su libertad. Diccionario actual de la Lengua española VOX, Barcelona, 1990 p.1250 (Q. Con la cita de la Enddopedia más adelante).
14
No presentaba un autor una obra como suya que era obra de otro, más bien se
reproducía sin permiso del autor, su librero y su editor el texto para venderlo sin
pagar los derechos.34 Se trataba más bien de una producción ilicita donde se debe
distinguir entre los libros plagiados y los libros prohibidos.
Los libros plagiados son definidos por la Enciclopedia francesa como: "impresos
por alguien que no tiene derecho a hacerlo, en perjuicio de aquél que lo tiene por
haberle cedido el autor su propiedad; propiedad hecha pública y auténtica por
Privilegio del Rey o por otros documentos judiciales equivalentes"35
La legislación francesa del siglo XVIII contra el plagio va dirigida precisamente
contra los libreros que se dedican a comerciado, pues constituye un buen negocio
la reproducción de los textos. Otra parte de esa legislación se dirige contra textos
prohibidos, que se destruyen bajo el cargo de atentar contra la moral convencional
de la época.
Las preocupaciones sobre la originalidad entendidas desde el siglo XX no se
reflejan en las legislaciones que sobre la materia de derechos de autor se dieron en
el siglo XIX. Por lo que una obra pertenecía al autor durante su vida y a lo sumo 30
años.. después para sus herederos, pasando posteriormente a ser del dominio
público.
Así las primeras leyes sobre derechos de autor vienen en la pragmática 1764, que
Carlos III impone a los territorios españoles. Esta consistía en el privilegio al autor
de una obra intelectual y a sus herederos. Igualmente son las Cortes de Cádjz
quienes reconocen el derecho a la propiedad intelectual del autor sobre sus obras y
por lo tanto el derecho de reimpresión de por vida y 10 años a sus herederos.
La Constitucion mexicana de 1824 reconoció los derechos de autor por un tiempo
determinado para el mismo. En un decreto el año de 1846 se otorgaban de por vida
34 Ver: Roger Chartier. Espacio público, crítica y dcsacralización en el siglo XVIII. Los origmes cuíturales de la Revolución francesa. [Trd. Beatriz Lonné] Colección Historia, Gedisa, Barcelona, 1995 35 Loe. cít. Chartier Roger. Op. cit. p.87
15
los derechos al autor y 30 afios más a sus herederos, no haciéndose distinción entre
lOS mexicanos y Jos extranjeros.36
Finalmente los derechos de autor se garantizaron en el Código civil de 1870 y las
características de estos eran más o menos los mismos: derechos vitalicios para el
autor y derechos limitados en tiempo para los herederos.
La obra del autor que nos ocupa, Niceto de Zamacois fue editada en España por
Parres el año de 1885 bajo una noción jmídica en la cual se le ra:onoda ai autor ei
derecho a la reedición de su obra de forma vitalicia, tal y como había prevalecido a
Jo largo del siglo.
No existía, por lo tanto, una noción tan desarrollada del derecho de autor como se
supondría existen en las recientes legislaciones que tanto preocupan a los
empresarios hoy y al parecer la preocupación por la copia de ideas o concepciones
no aparece en las leyes. El criterio que podernos aplicar aquí es que las leyes
subrayan lo que es más transgredido o conceptúa convencionalmente como la
acción grave.
En un sentido más reflexivo, la propia aparición de la problemática de la
propiedad de los textos fue posterior a la penalización de los autores. Ello es
porque el discurso no fue originalmente un producto o un bien sino un acto que
podía ser lícito o ilícito y colocarse en el campo de lo sagrado y lo profano.37 Esto
colocó al acto de escribir en algo cargado de riesgos.
Como hemos visto las reglas de propiedad instauradas posteriormente generaron
los llamados derechos de autor y regularon la relación entre autores y editores. Se
deben distinguir los derechos de propiedad intelectual sobre el libro de los
derechos sobre la distribución de! libro.
En esta ¡¡tmósfera ¿que es tm autor como A.!amán, Riva Palacio o Za.'!lacois ?¿qué
es la obra histórica?
36 Diccionario Porrúa, historia, biagr:lfía y geograf.a de México. Porrúa México 1964. 37 Ver el texto de Foucault qwo> tratamos en el siguiente apartado p. 61
16
El autor aparece como una función social que ejerce en sitios históricos
determinados, su irrupción coincide con el proceso de individuación de las ideas38
de la sociedad moderna, preocupada en crear un sistema de valoración y de
autenticidad de los autores y de sus obras. Es la Historia del momento en que la
vida de los autores comenzó a contar en relación a los textos, la relación del autor y
su obra, por fuera de lo que el propio texto construía en su seno.
Para Michel Foucault en su ensayo ¿Qué es un autor ?39 la única relación del texto
con el autor es una relación que en principio es exterior y anterior al menos en
apariencia. Para él uno de los principios éticos fundamentales de la escritura
contemporánea se resumen en la sentencia de Beckett sobre "Qué importa quien
habla, dijo alguien, que importa quien habla" lo importante es probablemente lo
que se dice. En este sentido el texto escrito no es una exaltación del gesto de
escribir, ni de atar la relación de un sujeto a un lenguaje, es la apertura donde: " ... el
sujeto escritor no deja de desaparecer".40
En el mundo contemporáneo podemos encontrar la relación del parentesco entre
cultura y muerte. La inmortalidad hoy se obtiene mediante la obra por lo que ésta
ahora recibe el derecho de matar, de ser la asesina de su autor para preservar su
inmortalidad, de la misma forma en que el héroe antiguo se hada al morir joven.
Quizás esta noción moderna tiene relación con los cambios seculares de la gloria y
la muerte tal y como lo proponen Romano-Tenenti en Los fundamentos del mundo
moderno.41 Otra consecuencia que nos señala el propio Michel Foucault es " .. .la
desaparición de los caracteres individuales del sujeto escritor; mediante todos los
ardides que establece entre él y lo que escribe, el sujeio escritor desvía todos los
signos de su individualidad particular; la marca del escritor ya no es más que la
.'8 rvlichel Foucault. "¿ Qué es un autor ?" en Dialéctica, número 16 Año IX, Diciembre tle 1984 Universidad Autónoma de Puebla, P.u.ebla, P.uebla p.54. 39 Michel Foucault. "Ob.dt. 40 Ibídem. p.55 tl Romano Ruggiero- Alberto Tenenti. Los fundamentos del mundo moderno. Edad media ta:rdía, reforma, renadmienlo. [Trd. Marcial Suárez], Colección Historia Universal Siglo XXI# 12 _r..,léxico, ,1971 pp. 104-127.
17
singularidad de su ausencia; tiene que representar el papel del mue1to en el juego
de la escritura."42
La base de la desvalorización de los textos de Niceto de Zamacois, por de la Torre,
se intuye por la exigencia de lo que se espera de una obra de historia y se dSOman
en general los parámetros que un medio disciplinario como el nuestro, plantea de
la propia obra. Pero la pregunta en torno al autor nos lleva a las preguntas por la
obra. ¿Qué es una obra?, Foucault se plantea:
"La palabra 'obra', y la unidad que designa son, probablemente, tan problemáticas
como la individualidad del autor".43
Existiría otra observación que sería pertinente plantear: si bien el mantener la
consideración de lo que es el "autor" como una fuente definida y un nombre
propio, queda la imposibilidad de tratar al autor como mero propietario y
responsable de los textos ya que es problemático, tratar de reconocer su ausencia y
la de la obra. Intentar una escritura original del texto nos conlleva a un problema
más.
Encontrar una escritura original del texto es intentar una vez más perpetuar en el
limite la existencia y la función del autor como un acto trascendente y garantizar
su acto creador.
Entonces, ¿ qué es un autor como Alamán, Riva Palacio o Zamacois? ¿qué es la
obra histórica? En primer lugar la función del autor establece una relación social de
filiación con sus obras, lo que en una cultura le da cierto estatuto. En este sentido:
"El nombre del autor no se sitúa en el estado civil de los hombres, ni se sitúa ~" b
ficción de la vbra, se sitúa en la ruptura que instaura un cierto grupo de! discurso y
su modo de ser singular. Podría decirse que en t.ma civilización como la nuestra
42 Michel Foucault. Op. cit. p. 56. 43 ihídem. p. 57
18
hay un cierto número de discursos dotados de la función de 'autor' mientras que
otros están desprovistos de ella. ( ... ) La función autor es, entonces, característica del
modo de existencia, circulación y funcionamiento de ciertos discursos en el interior
de una sociedad"44
Los textos no siempre han tenido la exigencia de la firma del autor, incluso el
anonimato h1e un funcionamiento sin dificultades, la antigüedad de los textos era
más apreciada. El autor en la Edad Media, fue la marca para considerar la
autoridad de un texto su verdad.
Para el siglo XVII y XVIII la función de un discurso y su relación con el autor
garantizaban una verdad establecida y un método científico sistemáticamente
ordenado. Cuestión que se desvanecerá en la medida en que aparece el inventor (el
Propietario de patente).La legitimidad del texto literario requiere en esta época de
ya la marca del autor.
En una primera conclusión, entonces, nos indica que en la actualidad el "autor''
tiene la función específica de indicamos la fiabilidad de un texto, poner una
especie de etiqueta de calidad, más importante que indicar la fuente misma de los
textos. Ello tiene relación con las técnicas y los métodos seguidos en los trabajos.
Las operaciones que realiza el autor que va transformando su obra, su unidad de
escritura en tanto desarrolla y resuelve las cuestiones que se encuentra realizando
y que se manifiestan a lo largo de su vida como creador.
Sin em.bargo, esta concepción se circunscribe a nuestro mon1ento, la validación del
autor, su práctica ha sido diferente a través del tiempo y de acuerdo al género de
escritura, por lo que e! nombre o el autor es insuficiente cua.'ldo nos dirig'.mos a la
tradición textual.45
« fmdern. pp. 60-61 45 Ibídem. p.64
19
En el plano propio del texto, no es posible encontrar al autor como el narrador,
como el pronombre en primera persona de un escrito, pues en cada parte esto sólo
nos remite a la función necesaria que requiere el texto mismo.46
La primera duda sobre los comentarios en torno a esta obra sería: ¿ Es válido
considerar la originalidad en una obra impresa en el siglo XIX como un elemento
que le otorga legitimidad o validez ?
En este sentido el anáiisis de una Historia como la de Zamacois no se encuentra
exenta de dificultades y no es tan sencillo descartarla, más aún si tomamos en
cuenta que tan problemático es encontrar una supuesta unidad en cualquier obra,
como tan problemático es compenetrarnos con la individualidad del autor. Para
ello Foucault nos advierte:
"En el estatuto que ach1almente se le da a la noción de escritura, no se trata,
en efecto, ni del gesto de escribir, ni de la marca (síntoma o signo) de lo que
alguien hubiese querido decir; hay un esfuerzo extraordinariamente
profundo por pensar la condición general de todo texto, la condición a la
vez del espacio donde se dispersa y el tiempo donde se despliega"P
En el sentido anterior ¿ qué caso tiene detenerse en la búsqueda de originalidad del
autor o de su obra ? En esa búsqueda que se da, además, como una comparación
empírica con otros autores, las fuentes utilizadas, sus primeros registros y el
cumplimento cabal de las reglas convencionales que impone una disciplina
académica.
La disciplina :histórica por cierto, no estaba institucionalizada y se ejerció como un
género más entre novelistas, políticos, ensayistas que se dedicaron a la elaboración
de historias. Debemos cuestionamos, entonces, si el autor no se desvanece en ia
escrirura o si es importante considerarlo como un ausente del texto.
46 Ibídem. pp. 65--66 47 Ibídem. p. 57
20
El hecho de que la crítica de los especialistas del siglo XX desdeñe la obra por
considerarla poco metodológica y original es ya motivo, corno se ha reiterado, de
una reflexión profunda en torno a la obra. Hasta hoy, el método científico ha
consistido en la búsqueda documental y en la comparación de las partes del texto
con lo que se tiene por la realidad. Se confronta el texto con otras obras
historiográficas y cronológicamente se marcan las ideas, los párrafos, las citas. De
aquí se derivan conclusiones sobre la originalidad de las ideas o el plagio de las
mismas.
No se considera que aunque tengamos en cuenta el contexto, que "aunque sea una
perogrullada, es necesario recordar que una lectura del pasado, por más
controlada que esté por el análisis de los documentos, siempre está guiada por una
lectura del presente."48
Suponiendo, sin conceder, que un autor del siglo XIX retoma párrafos completos
de otras obras y las presenta en la suya propia, ¿ está calcando las ideas de otros
para presentar una obra hecha de fragmentos ?. El hecho de ordenar, presentar y
añadir comentarios ¿no dota, acaso, a la obra de un sentido diferente, de la que el
propio autor es responsable?
Por el contrario, la práctica común era retomar textos de otros libros para las obras
de los escritores y construir con ellos discursos que se presentan en la arena de
discusión de la sociedad.
Por otra parte, criticar a un autor por su espacio referencial, por citar de memoria o
construir las pa.rt.es no docmnentadas con la deducción e imaginación, ¿ no es
omitir las posibilidades de producción de un historiador de sus ideas del contexto,
el reflejo de sus inquietudes culturales, de su retroalimentación con un medio oral
que le comenta sus textos, que confronta sus ideas, que le avala o le rechaza, que le
48 De ü:rteau Michel. Op. Cit. p.37.
22.
Capítulo 11 EL PROBLEMA DE lA ESCRITURA EN UNA OBRA DE IIISTORIA EN EL SIGLO XIX.
La conexión entre la narrativa de una obra histórica y la de una obra
literaria ha ocupado a algunos especialistas contemporáneos que buscan
más allá del análisis de la pertinencia del dato histórico, el reflejo de la
conciencia de la historia en las propias obras del historiador. En efecto, el
interés por profundizar en la reflexión de la obra historiográfica en México se
motivo por la aparición en nuestro país de los textos de Michel de Certeau La
escritura de la historio. en 1985; o el de Arthur C. Danto, Historia y Narración en 1989;
el de Hayden White Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX
en 1992; la compilación de Dietrich RaU En busca del Texto en 1993; o el de Roger
Chartier El mundo como representación en 1995 y el de Paul Ricoeur Tiempo y
narración ese mismo año; que retoman a la obra histórica desde el punto de vista de
su escritura.
Pioneras en este tipo de reflexión lo constituye las obras de Michel de Certeau y el
de Jorge Lozano, El discurso histórico. A partir de la búsqueda de la obra histórica
en sus estructuras de narración, en la hermeneútica del discurso o en el análisis
semiótico se abrieron nuevas vías de investigación historiográfica en México, al
grado que se produce una doble significación ya en la palabra historiografía:
1. La que designa los estudios del autor y la obra, la recopilación bibliográfica,
hemerográfica, documental y los cruza con todos los datos existentes en tomo al
autor evaluando sus partes más importantes.
2. La que estudia la obra desde su propia lectura e interpretación, buscando
encontrar en la problemática de la escritura y 1a lectura los sentidos culturales y
sociales del ámbito que los produce.
El presente trabajo busca situar, entre otras cosas, la importancia de emprender un
estudio con las características de la segunda forma de estudio historiográfico.
23
A) Producción de Historia: El presente y el pasado.
floy cuando los historiadores, producen historia lo hace desde un lugar de
producción, es decir, una tradición, una institución, una disciplina, una práctica,
una época, una sociedad y una estructura de escritura. Lo mismo que los autores
de la obra Historiográfica mexicana parten del contexto presente, de la situación
mexicana, con prácticas disciplinarias sistematizadas por la formación
inStitucional; la obra de Niceto de Zamacois, Vicente Riva Palacio o Alfredo
Chavero parte de singularidades propias y tradiciones disciplinarias en
construcción. La fabricación de métodos que permiten resolver preocupaciones y
sobre todo las preguntas que se realizan al objeto reflexionado, a su acercamiento a
la historia como devenir.
Hoy en día, parecen superados, al menos en la historia, el positivismo y el
historicismo por la crítica. Es algo común en la construcción de nuestro que hacer
historiográfico, la distancia que los investigadores toman con respecto a estas
tradiciones. En gran parte, lo anterior es por la conclusión de que el
acontecimiento como organizador de fechas y sucesos, requiere de la erudición
como única exigencia crítica, lo que redujo a la historia al ordenamiento empírico
de hechos con una pretensión objetiva ligado al documento. En el movimiento
operado por la Escuela francesa de los Anales la superación del positivismo de los
hechos históricos objetivos, abrió paso a dejar de privilegiar los hechos singulares
aislados, sin articulación alguna; por una búsqueda de construir relaciones
articuladas en los terrenos del movimiento económico, político, social y cultural de
las distintas épocas.49
Esta superación positivista sería motivo de un balance historiográfico permanente
para establecer hasta que punto los historiadores mexicanos hemos en nuestros
trabajos, logrado ampliar en nuestros trabajos la reducción de los acontecimientos
y las pruebas "objetivas", hasta que punto la "erudición" por el detalle, la precisión
49 Ver "Acontecimiento, suceso" en Le Goff et al La Nueva Historia, diccionario del saber moderno. Bilbao, Ediciones Mensajero, 1988, p.19
24
de la prueba y la verificación de la fuente, es la norma máxima de nuestra
comprensión de la lústoria. Si hemos dejado de tener en cuenta el posible nexo
entre las ontologías culturales y subjetividades de los historiadores en el pasado,
sus nexos filosóficos y preocupaciones éticas, con la construcción de su discmso
escritO.
La muestra de este reacio positivismo que ronda en los investigadores se revelaría
en sus prácticas para mostrar al medio que "lo he investigado", ello se traduce en
recursos contra sus colegas: " ... mis indicios es que murió de apoplejía y no de
pulmonía" o bien "el periódico tal revela que aún estaba en México cuando otros
suponían que había emigrado". "La caída del 'niño héroe' no pudo ser en ese
lugar, la trayectoria física de un cuerpo lo tiró metros más acá". Lo cual significa
"Lo he investigado más ... " cuando lo único indeleble es el presente de la
preocupación de quien lo escribe. Ello mismo nos muestra más el discurso del
presente y la situación de la institución donde se produce, que el pasado al que
hace referencia.
La disciplina actual configura círculos que interponen sus prácticas, métodos,
técnicas, presiones personales y políticas, desde una postulación epistemológica.
Desde ella se construyen discursos o productos.
Esto no es privativo del tiempo presente de hecho así fue construyéndose la
institucionalidad desde los siglos XVII y XVill en Europa.50 En esta construcción
apareció la neutralidad o el intento de despolitización:
"La relación entre una institución social y la definición de un saber, insinúa
la figura, ya desde los tiempos de Bacon y Descartes, de lo que se ha
llamado la despolitización de los sabios. Es preciso entender por este
término, no un destierro fuera de la sociedad, sino la fundación de 'cuerpos',
como el de 'ingenieros', de intelectuales necesitados, pensionados, etcétera.,
50. De Certeu Michel Op. Cit., p. 76
25
en el momento en que las universidades se estancan al volverse cada vez
más intransigentes."51
En las instituciones también se integran grupos, círculos, tendencias que expresan
la construcción de una base paradigmática o disciplinaria52• Estos grupos que se
fonnan en las instituciones son la autoridad, los que disciplinan, en el término más
literal, sancionan o reconocen, estimulan, lo que tiene por consecuencia una
influencia real en la forma en que se moldean las obras historiográficas, establecen
criterios de pertinencia, verdad y calidad de las obras. Lo que no sólo es común a la
historia sino a otras ciencias. Así nos dice De Certeau:
"El público no es el verdadero destinatario del libro de historia, aún cuando
sea su apoyo financiero y moral. Como el alumno que dirige la palabra a
toda la clase, pero tiene atrás a su maestro, una obra es menos apreciada por
sus compradores que por los 'pares' y los 'colegas' que la juzgan según
criterios diferentes a los del público, y decisivos para el autor desde el
momento en que pretende hacer una obra historiográfica."53
El juicio de los colegas establece una verdadero vigilante disciplinario, parece
decirnos De Certeau que establece "Leyes de trabajo" por las cuales un texto
histórico puede no ser bien recibido por el grupo y cuyo rechazo lo hará caer en la
desgracia del ostracismo académico, la crítica.
¿ Quién establece hoy el juicio de calidad sobre la obra ? Los historiadores actuales
que lo miden desde sus propias producciones. Es decir, la valoran desde su lugar y
no desde el propio lugar en que fue producida la obra. Al pedir proporcionalidad,
51 Ibídem. p. 77 52 En el término de Kuhn. Thomas S. [Ver: La estructura de las revoluciones cienlifictJ.5 México, Brev'..arios de Fondo de Cultura &onómica núm. 213 1995]. Si bien Margaret Mastennan hace una critica a la amplitud dei término paradigma., es pert.inente corno analogía a las estrategías del conocimü;nto en la Historia. [Ver: Masterman M. "La naturaleza de los paradigmas" en el texto de Lákatos & Musgrave La crítica y d desm-rol/o del conocimiento Barcelona, Grijafuo, 1975].El témtino de construc;::ión de disciplina lo podemos encontrar en Lakatos lmie. Histur.a de lu ciencit'. y sus reconstrucciones rací<lTlales. Madrid, Editorial Tecnos, 1937 53 Michel De Certeau. La escritura de la historia .... p. 80
26
objetividad, uso crítico de las fuentes documentales, un estado de la cuestión que
agote toda la bibliografía creada hasta el momento, fuentes de más valor que el
recuerdo y la reconstrucción a la distancia, etc. Por el contrario, ese mismo lugar
premia la "originalidad", el uso de fuentes documentales, el aparato crítico y los
procedimientos y técnicas de verificación. Se impone el honor de lo "erudito" al
autor que llega al símil de una convención de colegas.
¿los historiadores del siglo XIX habían establecido unas prácticas y métodos
similares a los presentes? Obviamente no, la historia tenía más bien la finalidad de
jugar un rol importante en la construcción de un discurso político, de servir como
base argumental, como recurso a las propuestas vivas de la acción militante. Pero,
además, esta pregunta tiene que ver con la percepción de la investigación de lo que
es un historiador mexicano en el siglo XIX. El círculo en el que se mueve dicho
personaje entre sus producciones y sus lectores. Las características de lo que
produce y la función de los que lo leen, quizás sea el camino que nos de la clave.
La propia historicidad de la disciplina tiene que ver con el Lugar de producción y
este determina los criterios de pertinencia, de tal forma el propio De Certeau
afirma:
"Antes de saber lo que la historia dice de una sociedad, nos importa analizar
como funciona ella misma. Esta institución se inscribe en un complejo que le
permite solamente un tipo de producciones y le prohibe otras. Así procede la
doble función del lugar. Vuelve posibles algunas investigaciones, gracias a
coyunturas y problemáticas comunes. Pero a otras las vuelve imposibles;
excluye del discurso lo que constituye su condición de momento dado;
desempeña el papel de una censura en lo referente a los postulados
presentes (sociales, económicos, políticos) del análisis. Sin duda alguna esta
combinación dei permiso con ía prohibición es el punto ciego de la
investigación histórica y la razón por la cual no es compatible con cualquier
27
cosa. Y precisamente sobre esta combinación debe actuar el trabajo
destinado a modificarla."54
Entre la obra de Zamacois o de Vigil, y los oficios y técnicas actuales existe una
diferencia de más de 100 años. En esta distancia se ha construido una práctica
inStitucional, se afianzaron valores prácticos de una disciplina (positivistas,
historicistas, u otros), se trató de romper con la reducción del documento como
evidencia "objetiva". Y se pensó avanzar hacia una historia más social, económica
0 cultural, siempre en la práctica colectiva del lugar de producción, aunque
algunos conservan el costume make.
La disciplina histórica tiene su propia historia: ésta nos remite a cambios
constantes de técnicas, preocupaciones, preguntas, inserción de nuevos campos
disciplinarios e interconexiones. Estos elementos provocan cambios en las formas
de hacer historia que acompañan el funcionamiento cultural de las sociedades.
Ahora bien, la duda que surge siempre es si es útil tratar a un historiador como
Zarnacois, Alamán o Riva Palacio con parámetros contemporáneos, pregunta
básicamente hermenéutica, pues nos lleva a tratar de tomar distancia entre las
prácticas del pasado y el presente, tratar de encontrar los parámetros con los que
esos historiadores escribían sus historias. Quizás además de lo que nos revelen en
sus historias, nos revelarán un tiempo, unas prácticas y un funcionamiento cultural
que tenernos que reconocer o tratar de entender.
Si esto es así, las compilaciones que existen sobre los autores del siglo XIX, si bien
son esfuerzos importantes, inician apenas la labor titánica de emprender un
análisis historiográfico, que sólo se puede acometer desde nuevas preocupaciones
y de una forma colectiva, es decir con trabajos que vaya.11. aproximando a la
reconstrucción del ambiente de lectura y escritura de estas obras.
54 De Ce1teau, r..1ichel Op. Cit. pp. 86-87
28
"Así pues, el tener en cuenta el lugar donde se produce, permite al saber
historiográfico escapar a la inconciencia de una clase que se desconocería a
sí misma "55
Hacer historia, por otra parte, es ante todo una práctica que se relaciona con
técJÚcas de producción determinadas. Un autor en el siglo XIX reconstruye desde
la base de informaciones y sucesos que son patrimonio común y que el propio
historiador se agencia cuando lo que tiene a mano dentro de sus posibilidades. Y
también desde los albores de la reconstrucción de bibliotecas que apenas arranca
con una orientación de divulgación,, que es la nueva característica que marca a la
modernidad de ese siglo. Tiene que ver con la integración de colecciones no sólo
para eruditos, sino también para un acceso más general. 56
Es importante y debe de ser considerado porque en caso de José María Vigil, fue
un profesor universitario, que posteriormente se encargó de organizar bibliotecas
en ei estado de Jalisco y fue también Director de la Biblioteca Nacional, por lo que
en su elaboración se encuentra un conocimiento importante de las obras
publicadas y difundidas en México en el siglo XIX57.
Pero este arranque de integración se presenta sobre todo en las últimas décadas del
siglo XIX, a mediados de siglo, tanto conservadores como liberales compartía la
misma necesidad de obtener datos para el estudio de la realidad nacional. s
conservadores y liberales, por ejemplo sesionaban en una habitación del Pal cío
Nacional, para hacer estudios de geografía y estadística. Sus diferencias no e an
obstáculo para poder escucharse con respeto. 58
55 Ibídem. 56 Ver: Dahl Svend. Historia del libro. [Trd. Alberto Adell] México, Alianza Editorial -CONP.:~.CL1l,Ti\., 1982 uEl siglo XIX y comienzos dtl siglo XX". 57 (Ver, presente trabajo Capítulo lli inciso a) José María Vigil y su filiación al bando liberal. ss Ver: Civeira Taboada, Miguel. Benito Juárez en la Sociedad mexicana de geografía y estadística. México, Costa Amic, 1968. En él reseña los nombres de las personas que asistían: Lucas alamán, Juan N. Almonte, Rafael Calvo, Rafael Camargo, José Antonio Escudero, Pedro García Conde, Rodrigo García, Isidro R Gondra, Manuel Herrera, Juan José Miñón, José Monín, Andrés Quintana Roo,
29
historia, como se afir:mórnos remite al- principio de su lugar de producción y
de su práctica. Al acudir a las fuentes, los historiadores articulan un proceso que
parte de sus elementos "naturales" archivos, libros, vestigios, etc. a la
configuración de productos culturales, las historias. Elementos útiles a la sociedad
en que habita.
Al producir su libro, su historia que lo hará acreedor al reconocimiento
disciplinario, crea para su sociedad un producto cultural consumible. En él
tranSforma los vestigios y los ordena configurando una narración inteligible, un
discurso en tomo a lo que el pasado fue.
Los vestigios son a su vez producciones determinadas que fueron puestas en
circulación por los hombres. Desde ellas, el historiador les despoja de su
funcionamiento inicial y las ordena como evidencias desde un nuevo discurso.
La producción historiográfica es hoy "una industria" 59 que tiene principios propios
de producción y que se articula por la herencia de un pasado. Cuando a un
historiador como Niceto de Zamacois se pudiera pensar, es un escritor que
recupera el pasado de manera memorística y por lo tanto nos presenta un producto
adulterado no se dará razón a De Certeau cuando afirma:
Andres del Río y Manuel Robles entre otros. Juárez ingresó en 1849, siendo gobernador de Oaxaca. Fse año tomó el nombre, el grupo, de Sociedad Mexicana de Geografía y estadística. 59 Ver: M. De Certeau. Op. Cit. p. 12 " ... el sistema actu;ü de la 'industria' historiogr<í.fica, que sirve de base a un lugar socioeconómico de producción, a las reglas científicas de una pericia, y a la construcción de un relato o texto." Ello tiene que ver con la noción de transformación natural que percibe el discurso de la práxis, donde existe un discurso mediado que transforma la naturaleza, humanizándola, es decir dotándole de sentido. Esta misma percepción ocupa a Hay den White en su respuesta a Chartier. White responde a la pregunta de si no escontradidoria la visión determinista de la est.···uctura postsaussu..--eana con el posible juega de posibilidades tropológicas de 1os historiadores con la frase de Marx. 'Los hombres hacen su propia ltistoria, pero no la hacen a su antojo; no la hacen bajo circunstancias escogidas por ellos, sino bajo circunstancias surgidas, dadas y trasmitidas por el pasado'. White agrega: "Esto mismo es verdad, diría yo, para la forma en que se hacen los discursos". Loe. Cit. Hayden White "Respuesta a las cuatro pregu.."ltas del profesor Chartier" en Historia y Grafía. núm. 4, UIA, México 1995 pp.317 y 318.
30
"Cuando el historiador supone que un pasado dado se revela en su texto, se
pone de acuerdo con el comportamiento del consumidor. Recibe
pasivamente los objetos distribuidos por los productores."60
La propia historia como práctica requirió del establecimiento de reuniones
documentales, su organización, jerarquizar las informaciones y procedimientos de
autentificación, lo que hoy conocemos por las fuentes primarias. Ello implica todo
un procedimiento de reunión documental en colecciones. Significa que la propia
construcción de los acervos documentales trajo consigo una producción, con un
lugar, prácticas, sujetos y productos. Estas colecciones aparecieron también en el
XIX mexicano.
El establecimiento de las Fuentes, creadas paulatinamente como sistemas
regionales y trasmitidos desde lugares particulares hasta la generalización de
procedimientos de investigación en la actualidad fue extendiéndose primero en
Europa y luego hacia las zonas provinciales como la mexicana, que acogen también
en tiempos posteriores la práctica histórica61• Si bien el desarrollo europeo
· '; transcurre entre el siglo XVII y el siglo XIX, en zonas provinciales tenemos intentos
bastante tardíos.
En Nueva España entre los siglos XVI y XVII abundan las crónicas, será hasta el
siglo xvm cuando a raíz de la influencia del pensamiento ilustrado y en reacción
al determinismo geográfico, los escritores coloniaJes comenzaron a construir una
historia que pretendía tener una base de evidencias, alejándose de la construcción
discursiva basada en la retórica. La obra características de este periodo es la
Historia Antigua de Méjico de Francisco Javier Oavijero.
La característica común a las historias del siglo XIX en Europa y posteriormente en
América será esta actividad de recolección-colección de todo lo que era posible.
60 Ibídem p. 94 61 Ver: Michel De Certeau. Op. Cit. p.97
31
"Es verdad que la historia se había fragmentado en una pluralidad de
historias (biológicas, económicas, lingüísticas, etcétera). Pero entre estas
positívidades dispersas, como entre los ciclos diferenciados que
caracterizaba a cada una de ellas, el conocimiento histórico restauraba lo
mismo gracias a la común relación con una evolución. Él volvía a unir todas
estas discontinuidades al recorrerlas como figuras sucesivas o coexistentes
de un mismo sentido (es decir de una orientación) ... " 62
La acción de coleccionistas corno Icazbalceta nos dice que la historia mexicana se
encuentra supeditada o con una influencia decisiva de la tradición historiográfica
Europea. El historiador debe traducir las particularidades en base a los vestigios
organizados (por las colecciones y los archivos) que encuentra o que el contribuye
a organizar; y elaborar con ellos un discurso, un saber.
Ahora bien, en el tratamiento de una obra historiográfica del siglo pasado ¿ qué
seria recomendable hacer ?
Desde la irrupción de la reflexión etnológica en la historia en el siglo XX el estudio
historiográfico debe establecer lo que De Certeau denomina una escenificación de lo
otro. Es decir establecer una distancia del pasado como una alteridad, como un
ámbito donde existen diferencias. Ese "otro" el pasado, tiene una distancia con
respecto al presente, ello confirma nuestra propia historicidad.
Este aspecto es el que en una buena cantidad de ocasiones es dejado de lado y en
su lugar se construyen consideraciones de juicio del pasado, basándonos
exclusivamente en el presente, sin tener la apertura de percibir el funcionamiento
mismo de la Historia, su lugar, sus prácticas y sus resultados o productos para una
época o ámbito cultural determinado. Al hacer esto confirmamos la tradición
occidental de apropiarnos del otro, en este caso la historiografía anterior,
negándolo.
62lbidém p. 107
32
LoS juicios sobre los historiadores del pasado tienen mucho de esta forma de
reconstrucción sobre el pasado. Podemos exigir de ellos, las consideraciones que
tenemos sobre la práctica historiográfica en el presente, pero al hacerlo, poco
}lariamos por entender su propia dinámica discursiva y por lo tanto acercamos a
una interpretación de la forma como los historiadores pretendieron su lectura, es
negar a ellos en una forma menos violenta de interpretación.
Al lugar y las prácticas, se sucede un tercer elemento que determinan a la
producción historiográfica: el producto. El historiador produce un texto, una
escritura que refiere a un mundo pasado con un funcionamiento.
La diferencia sustancial entre una construcción literaria y una histórica es que en la
escritura histórica pretende referirse a un hecho pasado, mientras que en la
construcción literaria eso no es importante. Para construir su referente es
indispensable un lugar social como ya se expuso en relación a De Certeau.
El historiador del XIX no traspasa la realidad calcándola de los documentos,
mediante procedimientos transforma los vestigios culturales que tenían otro
sentido y los traduce en nuevos sentidos significativos o culturales. Esta acción es
estimulada no sólo por el hambre de conocer el pasado sino por la preocupación
siempre presente del porvenir, del que siente un sujeto.
Al concluir la investigación, el historiador debió autentificar su práctica por el
marco convencional de su oficio, la constitución de una representación del pasado
sobre el cual reflexiona y la traducción de su investigación a una escritura El paso
del ordenamiento de los vestigios a la construcción de su texto escrito, de la
representación a la escritura no es la mera proyección objetiva de un pasado, el
traspaso comtiano de los hechos lo más exacto y objetivo posible a una escritura
que nos informa de ellos. Tras la traducción de la representación a la escritura, se
produce una especie de difracción, en la cual la información tiene que tras plantarse
al texto bajo reglas diferentes que logran someter la representación al relato y la
narración. En esta "servidumbre" de la práctica de investigación a las nuevas
33
regias que impone la escritura " ... el discurso parece imponer una ley contraria a las
reglas de la práctica."63
ve Certeau señala que existen coacciones del discurso sobre la traducción de los
resultados de la investigación, estos son:
"Que mientras en la investigación se parte de la actualidad de un lugar social, la
exposición tiene que seguir un orden cronológico.64
" La investigación no concluye, sigue aportando datos, generando nuevas
preguntas y apunta hacia los espacios que no han sido resueltos. El texto debe
tener para ser coherente una conclusión.
rr La escritura del texto debe tener una coherencia determinada, se basa en
conceptos, una unidad designada. Ella tapa desde luego las lagunas que
presentan las insuficiencias propias de la investigación. Vuelve el pasado hacia
un lenguaje presente.
Si bien la servidumbre a las reglas que impone la escritura son siempre una
mediación ineludible, las prácticas no pierden tampoco su influencia. Pero estas
prácticas ya no son históricas exclusivamente " ... sino políticas y comerciales, pero
al servirse de un pasado para negar el presente que están repitiendo, ponen aparte
algo extraño a las relaciones sociales actuales, producen algo secreto en el lenguaje;
sus juegos evocan una imagen del pasado que puede contarse con leyendas que
invierten las conductas del trabajo y toman su lugar. [ ... ] ... es ilusoria únicamente
en la medida en que, al ignorar lo que ella hace, identificamos su secreto con lo que
pone en el lenguaje y no con lo que quita. [ ... ][es) ... una práctica social que fija a su
63 Ibídem p. 110 64 Los intentos por elaborar programas de estudio de la Historia desde el presente hacia el pasado siempre se han tropezado con la cronología y la imposibilidad de exponer la historia hacia atrás. Los que han logrado hacerlo por lo regular siguen un movimientos de saltos hacia atrás y recorridos hacia adelante como en una retrospectiva. El movimiento se sigue imitando la propia trayectoria de la costura, con movimientos hacia atrás y luego hacia adelante.
34
Jector un lugar bien determinado al redistribuir el espacio de las referencias
siJrlbólicas, imponiendo así una 'lección': ella es didáctica y rnagisteria1."65
El historiador al escribir, si bien basa sus contenidos en las informaciones que ha
investigado traduce sus ideas en el texto conforme a las reglas convencionales de
su época y su lugar social. Tiene que ordenar su relato histórico bajo una secuencia
cronológica desde un corte determinado, un lugar de partida, un punto cero.
Traslada al lector a su punto de partida para atraerlo hacia el presente. Al realizar
esta operación dota de un sentido que no es el de actualizar lo pasado, sino
presenta el pasado corno el sentido de todo.
La construcción del pasado en un relato puede difícilmente prescindir de las formas
narrativas del discurso, se funda, sin embargo, en una apariencia racional:
" ... cuando explica es entimemático, 'aparenta' raciocinar. De esta manera el
relato, al mantener la relación con una razón con lo que pasa fuera de ella,
en sus orillas, conserva la posibilidad de una ciencia o de una filosofía
(puesto que es heurístico), pero como relato, ocupa el lugar del silogismo y
oculta su ausencia. Puede uno preguntarse que es lo que autoriza a la
historiografía para constituirse en síntesis de los contrarios, como no sea un
rigor racionalista. En efecto, si aceptamos las distinciones de Benvéniste
entre 'discurso' y 'relato', la historiografía es de hecho un relato que
funciona de hecho corno discurso organizado por el lugar de los
'interlocutores' y fundado sobre el lugar que se da el'autor' respecto a sus
lectores."66
Para narrar los hechos investigados, el historiador deberá insertarlos en una
cronología que supone la creación de periodos determinados. Oea un recomienzo
que apunta hacia un destino, el presente. Éste último es el lugar del lector. Cabría
decir que para la reflexión que nos inicia, la historia del siglo XIX, el objetivo de la
65 Michel De Certeau. Op. Cit. p. 111 66 Ibídem p. 114
35
· cronologfa que Zamacois o de José María Vigil establecen en su narración no es
¡gual al de un escritor de hoy, sino de 1880, un lector con una diferencia de ciento
veinte años. Al establecer las obras que nos ocupan el origen en la colonia o el
México prehispánico ambas obras trazan una temporalidad cronológica que ubica
un origen que tiene corno función establecer el punto cero ó inicial para definir la
orientación del relato. Lo anterior obedece a que la historiografía del siglo XIX
privilegia el suceso político para otorgarle una significación, un símbolo
determinado que es valorado también desde las percepciones políticas del amplio
espectro de las subjetividades.
En este sentido es importante, comprender la temporalidad sería tratar de ubicar
una diferencia sustancial entre la historiografía del siglo XIX y la historiografía del
siglo XX. Veamos:
Para autores como Reinhart Koselleck, la historia anterior al estudio de estructuras
de larga duración, que inician con autores corno Braudel, era una historia de
acontecimientos. Las historias de las estructuras recurren a la descripción mucho
más que a la narración. En cambio la presentación de los acontecimientos tienen a
la forma narrativa corno el agua que requiere el pez. 67
Esta es una de las fronteras que marca una diferencia que quizás es sustancial en la
escritura de la Historia en ambos siglos. La historia del siglo XIX que nos ocupa es
una historia que centra su preocupación fundamental en los acontecimientos
políticos. Por oposición a ella, la historiografía del siglo XX se alejó de los
acontecimientos criticando duramente el quehacer anterior. Los Annales en la
época braudeliana se preciaron de haber abandonado esta historia y de que
construyeron una que tenía en cuenta los fenómenos de corta, mediana y larga
duración.
67 Cf. Reinhart Koselleck. "Representación acontecimiento y Estructura" en Op. Cit. pp. 141-153. Ver también en el presente trabajo la parte de Metahistoria, donde Hayden White parece estar de acuerdo en que las formas de la historia de estructuras corresponde más bien a la anatomía, descripción o epítome.
--- ·--------------------
36
J¡acer un discurso bajo la forma de narración, el relato ordena cronológicamente
iJiidando desde un punto cero, un límite que no tiene otro objeto de ser el lugar de
partida en la escritura. El propio establecimiento de este límite separa la práctica de
)a escritura de la historia, de la práctica de la investigación, pues mientras la
investigación no deja de detenerse, reproducirse, mutar; la escritura detiene el
proceso y coloca la exposición y su coherencia en un primer plano. El producto, el
¡¡bro, representa un todo coherente de ese pasado.
"La ausencia que da comienzo a toda literatura invierte (y permite) la
manera de llenar el relato de sentido y fijar en el discurso un lugar para el
destinatario"68
Nos dice Michel De Certeau. Este sentido que se imprime al texto, en el cual el
presente pretende comprender el pasado, es también un cierto acto de negación de
ese pasado mismo. La obra histórica no pretende sólo actualizar la comprensión de
sucesos pasados sino que impone el sentido presente a1 pasado.
Como observamos en la parte del presente trabajo, donde tratamos la cuestión del
autor y la obra, el escritor no crea sino una discursividad que se produce en un
medio y que lo trasmina en la escritura, como veremos más adelante. La
historiografía construye relatos que son discursos en el marco de una
temporalización cronológica que presenta las contradicciones sin tener que
resolverlas. En tal sentido, de forma literaria, el texto histórico tiene una doble
característica:
1. Combina una semantización con una selección.
2. Ordena una inteligibilidad junto con una narmatividad.
Al combinar la semantización con la selección, el historiador presenta la
construcción de un sistema de sentidos que elabora a partir de elegir desde el
presente los elementos del pasado. Un relato que construye un discurso que por su
611 De Certeau ~1ichel. Op. Cit. p. 117 (Subrayado nuestro)
37
, , Jlivel y la organización de sus contenidos la hace funcionar como un discurso
JJrirlO· Es Mixto porque se sitúa entre el contenido y la expansión de la narración y
del disCurso lógico. Entre la Literatura y la Oencia.
"Combinando sistemas heteróclitos, este discurso mixto (hecho de dos y situado
entre dos) [Narración y discurso Jógico]va a construirse según dos movimientos
contrarios: una narrativización hace pasar del contenido a su expansión, de modelos
acrónicos a una cronologización, de una doctrina a una manifestación de tipo
narrativo; por el contrario, una semantización del material hace pasar los elementos
primitivos a un encadenamiento sintagmático de los enunciados y a la constitución
de secuencias históricas programadas." 69
La presentación de la historia como obra, como texto que se difunde se construye
desde la narrativa, se presentan en ella desde base que tienen que ver más con la
verosimilitud que con ]a propia verdad, en la confianza del rango de quien escribe
y la investidura que lo soporta. 70
Para el presente trabajo, es muy importante reconocer los principios sobre los
cuales se construye la narrativa de la Historia y sus fundamentos. En una primera
inquietud nos preguntamos sobre la validez de la originalidad de un autor y una
obra en el siglo XIX. Hasta los autores consultados, hemos visto que tanto el
escritor como la obra son funciones sociales que aparecen de forma histórica y que
cubren una actuación social necesaria. Por lo que es relativo tenerlos presentes
como nombres propios pues tienen más bien una función en el discurso.
En la parte de la escrihrra, a partir de ~lichel De Certeau se ha sugerido el acto de
la escrihrra de la historia como una función mediada por una complejidad de
69 Ibídc."m p. 119 70 Una obra que es presentada ante los pares, soportada en un programa de investigación, se mueve dentro de una institución. Autores como Foucault o De Certeau insisten en que pueden haber niveles de verosimilitud, es decir de la integración textual convincente de acuerdo a las prácticas y las reglas que enmarca la institución. Ahora por institución no sólo se entienden las universidades contemporáneas, sino el Jugar de producción: Grupo social, político o cultural.
38
(aCtores como el lugar, las prácticas y la constitución de un discurso. Se observa en
ese autor como la construcción de un discurso histórico de¡x:>nde de o¡x:>raciones de
traducción de una práctica social de investigación a la presentación de un discurso,
como acto de escritura, que se aparece como un saber del pasado. La relatividad
como se podría suponer el paso llano de los hechos a las narraciones y más bien la
construcción limitada de la historiografía en un producto final que se ordena
cronológicamente, debe conservar coherencia y debe presentar conclusiones. Esa
escritura, por último, tiene un destinatario: un lector.
Las preguntas que nos hacemos ahora son: ¿ por qué las historiografías del siglo
XIX debieron traducirse en narraciones ? ¿ Traducir hechos en narraciones es un
acto sólo literario ? y ¿ Qué importancia tienen los efectos que producen las
historiografías si se estructuran como artefactos que pudieran pensarse como
literarios ?
Las primeras dos preguntas las reflexionaremos en el presente apartado, mientras
que la última será abordada en el último apartado del presente capitulo.
Antes de la aparición en Francia, de La escritura de la Historia de Michel De Certeau
la inocencia de pensar que la reconstrucción del sentido de los acontecimientos
históricos obedece sólo al acto de su recuperación fue demoledoramente criticado
por el trabajo de Arthur C. Danto, aparecido en 1%5 bajo el titulo muy sugestivo
de Historia y Narración.71 Hoy se sabe que el sentido que se imprime al texto
histórico depende de la conciencia retrospectiva de aquellos que interpretan los
hechos y de ia forma como estos construyen sus formas narrativas.
Para demostrar que la recuperación de los hechos y su reflexión no otorgan el
sentido a las historias, Danto se valió de un modelo imaginario que se denominó el
'TI Danto Arthur C. Historia y narrací6rL Ensayos de filosofía analítica de la historia. [Trd. Eduardo Bustos]. Pensamiento Contemporáneo# 5 Cerusa-Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, 1989.
39
r.-..nJsid Ideal que seria una persona o un instrumento capaz de registrar todos los
Sdcesos acontecidos de forma instantánea, de modo que ninguna evidencia
documentada quedaría al margen. Este precepto seria la utopía que persigue, el fin
últimO al que aspira el trabajo del historiador; siempre angustiado porque otro
encuentre un documento que derribe su discurso. Aunque desconfiados y
relativistas, como son los más inteligentes historiadores, anunciarán siempre que el
ideal de ese conocimiento perfecto, verdadero y detallado del pasado es algo que
no se puede alcanzar.
Sin embargo, el problema es que el devenir histórico colocaría al Cronista Ideal en
una situación de realizar su labor siempre de una manera incompleta, dada la
permanente contemporaneidad en relación a los hechos relatados. " ... no podría
usar aquellas expresiones que son el rasgo mútimo de cualquier discurso histórico
las «oraciones narrativas>>"72
La explicación de Danto parte del hecho de que los historiadores tratan no sólo de
elaborar enunciados verdaderos del pasado, cosa que si bien pueden no
conseguirlo hasta el límite, desde la perspectiva de Danto logran hacerlo, al menos,
en sus afirmaciones. Esos enunciados además de construirse, intentan mantener
una relación lo más detallada posible sobre los acontecimientos.
"A veces se arguye que el propósito de los historiadores no sólo es el de
hacer enunciados verdaderos acerca del pasado sino proporcionar
idealmente el enunciado lo más detallado posible acerca del pasado. Y la
cuestión que me ocupará es la de si pueden, al menos en principio, tener
éxito en este extremo del rango, teniendo en cuenta que teníamos razón al
concluir que pueden tener éxito con los enunciados del otro extrerno."73
72 Birulés Fina "Donde no hay narrador no hay historia" dentro de la "Introducdón" en Danto Arthur C., Op. Cit. pp. 22-23 73 Danto Arthur. Historia y Narración p. 54
'' ., •'·
40
SI problema central_ en el que Danto nos sitúa, es el propio objetivo de lo que él
denomina es el intento por alcanzar el conocimiento perfecto: una visión Baconiana
y platónica de los historiadores.
"Si tenemos dificultades para decir lo que significamos con la expresión
«conocimiento perfecto» de objetos que nos son contemporáneos, la queja de
que no tengamos un conocimiento perfecto del pasado no resulta muy
sorprendente. Porque el problema no tiene que ver con el carácter de pasado
o de presente, sino con la noción de conocer perfectamente algo."74 :
El máximo detalle posible se dificulta porque la historia como actualidad se basa
en la existencia de un stock de historia como registro (vestigios, documentos, etc.).
Aunque se persigue el ideal de obtener lo máximo posible de historia-como
registro, la historia dista de tener un conocimiento histórico perfecto del pasado
pues los documentos se reducen a lo que los historiadores mantienen como la
información a su alcance. Alcance que puede verse limitado por grandes vacíos.
El planteamiento de Danto, entonces se centra en la cuestión de que si pudiésemos
alcanzar el ideal del historiador, la totalidad de los datos, el conocimiento perfecto
sobre los hechos del pasado, como definiríamos ese "modelo ideal", podríamos
planteamos entonces los problemas correctos de la definición de esa utopía del
historiador empírico.
"Lo que Beard no consigue comprender es que, incluso si pudiéramos
contemplar la totalidad del pasado, cualquier relación que diéramos de él
supondría una selección, una insistencia, una eliminación, y presupondría
criterios de relevancia, por lo que nuestra relación no podría incluir todo a
menos que quisiera fracasar teniendo éxito. Por supuesto que existen huecos
en el registro, cuestiones sobre las que nos gustaría tener respuestas, que no
74 Ibídem pp. 55-56
41
tenemos, porque nos faltan datos. Pero este hecho incontrovertible lo único
que hace es cubrir la queja auténtica de Beard. De igual modo, un hombre
puede desear desesperadamente pintar, pero no puede hacerlo porque
llueva o porque esté cerrada la tienda de pinturas. Sin embargo sería
prácticamente irrelevante mencionar esos hechos en relación a un artista que
concibe la pintura como la duplicación real de sus objetos. Sus limitaciones
son lógicas y no contingentes, porque no quiere hacer arte, quiere ser
Dios."75
La noción de que la historia es la reconstrucción del pasado, una duplicación lo
más perfecta posible de lo sucedido conlleva un problema profundo de concepción
teórica sobre el conocimiento mismo. Si a ella le agregamos que el historiador no
sólo hace crónica, sino que se distingue por una interpretación lo más cercana
posible a los hechos, tenemos ya un doble problema.
Si partiésemos del presente y exigiésemos a un autor del XIX la construcción de un
Estado de la cuestión y un estado del arte, que el historiador del s. XIX hubiese
leido toda la historiografía importante de su tiempo, hubiese consultado todos los
documentos de todos los archivos o si incluso no se le hubiera escapado ningún
detalle de su objeto de estudio en el siglo XIX, ¿cómo podría haberle dado sentido
a los acontecimientos? El problema de una critica de este tipo, en sentido de la
necesidad de tener una visión abarcadora contiene ya el problema mismo de una
noción de historia que no puede" ... darse cuenta de que la historia, como imitación
o duplicado del pasado es irnposible."76
Por otra parte, si todos los historiadores del XIX hubiesen perdido la mayoría de
los documentos reduciéndose estos a 50, de los cuales 30 sólo tienen calidad clave y
20 SOil de relleno, e! hecho de que un historiador taviese, pcr ejelT' .. plo, acceso a 20
75 Ibídem p. 57 76 Ibídem p. 58
42
de los clave y 10 de los de relleno ¿ invalida su obra ? ¿ cuál sería el criterio de
eficiencia histórica de la investigación ? ¿ no estarían aquí descalificados todos por
no tener acceso a los más de 2 mil que se hubiesen perdido ? De hecho las historias
se realizan con los vestigios que sobrevivieron o bien con la que se tuvo acceso.
Los niveles de información y capacidad para explicar las informaciones son para
Danto las diferencias cuantitativas que dan calidad a la Historia y a la Crónica. Sin
introducirse a la problemática de estudiar la diferencia entre crónica e historia, a la
cual Danto dedica una buena parte de su libro, resumiremos una de sus
conclusiones importantes para el interés que nos ocupa.
El historiador a pesar de basarse en sus fuentes para elaborar la historia, traslada la
información (evidencias empíricas) y sus conocimientos disciplinarios (evidencias
conceptuales) a la construcción de una narración que articula su historia. Ello
imprime un proceso distinto a las evidencias referenciales en las que se basa.
"En mi opinión, estamos autorizados a suponer que una teoría es
lógicamente distinta a los datos en que se basa. Y entonces podríamos decir
también que una narración es lógicamente distinta de los datos en los que se
basa; las notas a pie de página no son parte propia de un relato, sino más
bien fundamentan el relato mediante datos. Es cierto que los historiadores
dudarían en publicar una narración que son incapaces de fundamentar en
todos sus puntos. Los historiadores podrían decir, en un cierto punto, que
hacen uso de conjeturas; pero esto supondría una ruptura en los pies de
página y no en la narración. En modo alguno una narración es un resumen
de su propio aparato critico. En vez de ello funciona como una hipótesis,
que podría sugerir un apoyo en favor de sí misma, no disponible en un
principio~ [ .... ] .. .la relación entre una Ilarración y el material que !a sustenta
es abductiva, en un sentido que resultará familiar a los estudiosos de Peirce.
Y en cierto sentido, que es importante no podemos dar sentido a
43
cualesquiera fragmentos o piezas que poseamos de «historia como registro»
hasta que hayamos encontrado una narración a la que fundamente. En
realidad hasta que no dispongamos de una narración a la que puedan servir
de base, denominarlas evidencias resultaría equivocado".77
La narración en la obra de un historiador del siglo XIX, como la del siglo XX, tiene
una base de evidencias, pero se construye sobre una estructura. Para Danto las
evidencias empíricas son necesarias para ia historización de las explicaciones. De lo
contrario las narraciones estarían encerradas en una comprensión eternamente
presente, es decir ahistórica. El autor lo refiere de la siguiente forma:
" .. .la importancia final de la historia-como-registro. Sin ella viviríamos por
completo en el presente y no se nos ocurriría que el pasado hubiera sido, o
podría haber sido diferente. Y esto conecta con nuestro provincianismo
también con respecto al futuro. Porque nuestra evidencia conceptual ha de
ser modificada a la luz de la evidencia documental, o más bien, las
narraciones que se basan en la primera precisan ser modificadas a la luz de
esta clase de evidencia, cuando se puede encontrar."78
Si se partiese del supuesto de que las fuentes del historiador son falsas, que su
investigación no existió y que sólo se basó en conjeturas de otros y en sus propias
observaciones, tendríamos que su narración de los hechos de La Reforma o el II
Imperio estarían atrapadas en su presente, según lo que podemos inferir de la obra
de Danto. Ello significa poco quizás para un sujeto de nuestra época, si no
partiésemos del hecho de que Zamacois o Vigil son testigos del siglo XIX, que
vivieron al mismo tiempo que los hechos que relatan. Sus evidencias conceptuales
nos remiten al lugar de funcionamiento de su época y por lo tanto representan una
narración válida en tanto se encuentra sumergida en su momento y habla de su
77 Ibídem pp. 68-69 78 Ibídem p. 77
44
. Jl!Omento. No sólo sería sólo una historiografía, sino que sería una fuente válida.
·. LOS autores que abordamos en la presente tesis, sin embargo se basaron en fuentes
d()CU1llentales y en las historiografías que pudo leer en su momento.
para Danto:
" ... una narración es una estructura que impone a los argumentos
agrupándolos y prescindiendo de otros como irrelevantes. Por lo que no
puede haber una característica de una clase de narración que haga tal clase
de narración. Si se quiere formular de forma trivial, se puede decir que una
narración sólo menciona los acontecimientos significativos: pero, en cuanto
a esto, cualquier narración está interesada en el hallazgo de significación de
los acontecimientos, idealmente cualquier narración quisiera incluir sólo las
cosas relevantes con respecto a otros acontecimientos, o significativas en
cuanto a ellos. Difícilmente podríamos dividir las narraciones en clases, con
este criterio, quizás, en malas y buenas, siendo las malas las que no
contienen detalles significativos."79
La significación, finalmente, es dividida por Danto en varias clases:
Consecuencialista, teórica, pragmática y reveladora_llO Ya vimos como la escritura y
la historia encuentran significados y estos no permanecen al margen del propio
lugar desde donde se escribe.
El acto de representar la realidad, como ya vimos, está mediado por la
construcción de una estructura narrativa que dota de significación a la obra. El
modelo propuesto por Danto en torno a la Crónica Ideal nos muestra que la
elaboración de la Historia es la construcción de oraciones narrativas en las cuales el
suceso posterior significa al suceso anterior. La crónica ideal fracasa en la medida
79 Ibídem pp. 83-84 80 Ver Danto Arthur. Ob.Cit. pp. 85-89
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45
en que no puede otorgar significación a los sucesos, puesto que la significación de
JOS sucesos se explican en los actos posteriores.
flídalgo es el "padre de la patria11 en la medida en que un historiador en su
perspectiva y a la luz de las acciones durante la vidn del héroe, marca su persona
corno el iniciador de la Nación. Esta significación es imposible por los datos de su
nacimiento o por las excelentes calificaciones que obtuvo en la escuela. El acto de
significar es un acto propio de la historiografía. Esta significación proviene de ia
construcción de estas oraciones narrativas, de la construcción de un relato que
secuencia o periodiza la realidad e impone fronteras textuales con un inicio y un
final.
La construcción del texto no es por lo tanto la reproducción fiel o más cercana de la
realidad, sino la valoración significativa de los hechos a partir de consecuencias o
resultados en los que desemboca el escritor sus percepciones y conforme a la
disciplina con la que se formó.
La formación de oraciones narrativas es entonces el acto de construcción de la
escritura que distingue a la obra histórica en el siglo XIX. El historiador traduce el
tiempo humano en una narración, este acto es muy importante según Paul
Rocoeur:
" ... entre la actividad de narrar una historia y el carácter temporal de la
existencia humana existe una correlación que no es puramente accidental,
sino que presenta la forma de una necesidad transcultural. Con otras
palabras: el tiempo se hace humano en la medida en que se articula en modo
narrativo, y la narración alcanza su plena significación cuando se convierte
en una condición de existencia temporal."81
31 Paul Rocoeur. Tiempo y narradón.[ Trd. Agustín Neira], Siglo XXI, México, 1995 p. 113
46
! a acto de la escritura de la historia, la producción historiográfica no es la
duplicación de la realidad en la escritura, es la mimesis del tiempo humano en la
narración, la elaboración de narración implica la formación de oraciones narrativas
que se encadenan en una trama hasta configurar un discurso del pasado.
Al iniciar su obra, tanto José María Vigil como Niceto de Zamacois tenían una
precomprensión del mundo de la acción. Eran habitantes de estructuras
inteligibles, conocían los recursos simbólicos y estaban conscientes de su carácter
temporal. Su práctica en la escritura los había llevado por el manejo del lenguaje y
en el caso del propio Zamacois, incluso había incursionado en el mundo literario.
Soportados por una red conceptual de su hábitat cultural, estos autores habían
emprendido la acción de la escritura, colocando agentes, personajes, acciones de la
trama con motivos determinados. Los resultados de estas acciones condujeron
siempre a los personajes a la felicidad o a la desgracia
Los autores están obligados a seguir las reglas propias de la estructura de la
narrativa, aunque no las conozcan, de la misma forma en que un ciudadano común
que desconoce la gramática sigue sus reglas.s2
Al retomar del orden paradigmático de la acción y pasar al orden sintagmático de
la narración, el escritor transfiere los términos de la acción integrándolos de nuevo
y por lo tanto actualizándolos. Los pasa de un orden en que poseían una
significación virtual y reciben otra significación a partir de la articulación de una
trama narrativa. Este nuevo orden imprime nuevas finalidades, articula agentes,
motivos y circunstancias diferentes refuncionalizándolos para la nueva cultura.
82 Para Paul Ricoeur la relación entre el conocimiento de la red conceptual y las reglas de la composición narrativa están relacionadas con la articulación del orden sintagmático (relacionado con la narración) y el orden paradigmático (relacionado con la acción). El orden paradigmático se vincula con el orden sincrónico del discurso, mientras que el orden paradigmático con el orden diacrónico del mismo. Por lo tanto " ... comprender lo que es la narración es dominar las reglas que rigen su orden sintagmático" PaulRicoeur. Loe. Cit. p.l19
47
. por Jo tanto, una escritura como la de Zamacois no sólo nos habla de su referente
siJtO también de la forma de funcionamiento social del historiador. En palabras de
}Ucoeur: "Comprender una historia es comprender a la vez el lenguaje del 'hacer' y
la tradición cultural de la que procede la tipología de las tramas."83
Esta tradición cultural, lo que aquí definimos como el hábitat cultural del autor,
nos lleva a descubrir que las formas propuestas en los textos no se derivan sólo del
campo de observación del autor, sus evidencias documentales por ejemplo, sino de
laS formas simbólicas del funcionamiento cultural (que operan de forma lógica),
formas que constituyen parte de las evidencias conceptuales.
Estas formas simbólicas tienen un precedente clave anterior al acto de la escritura.
Los símbolos culturales tienen un carácter público y determinan en gran parte la
acción de los seres humanos. Esto quiere decir que antes de escribir su obra, Vigil
se encontró sumergido en una sociedad que poseía claves simbólicas y culturales
en su acción, que influyeron o determinaron el propio acto de ia escritura.
Al desconocer los principios del " ... conjunto de convenciones, creencias e
instituciones que forman la red simbólica de la cultura."84 la historiografía
contemporánea intenta la lectura literal que violenta el espacio de significación de
símbolos culturales pasados. Pasan inadvertidos detalles que fueron producidos
para un espacio cultural diferente al nuestro, que tienen una acción muy distinta y
que comprendieron los lectores que habitaron ese hábitat culturaL La antropología,
en este sentido pude mostrar una actitud más crítica al recomendar la observación
y la distancia para tratar de entender esos funcionamientos.
El problema de no hacerlo es el mismo del antropólogo que se inserta en la aldea y
comienza por calificar las prácticas rituales con elementos del contexto cultural del
que proviene. Los gestos, nos dice Oiford Geertz, pueden tener significados muy
distintos en una tribu que en nuestra sociedad, incluso puede existir polisemia,
83 Paul Ricoeur. Op. Cit. p. 119 84 Ver: Ibídem p. 121 y el Texto de Clifford Geertz. La interpretación de las culturas. [Tr. Alberto L. Bixio]. Gedisa, Barcelona, 1992
48
un guiño puede ser una clave secreta, un "no te preocupes", un coqueteo 0 un
mentira". La convención funciona entre quienes lo efectúan y pueden dejar
La significación de la acción a través de los comportamientos rituales y los
súnbolos culturales son prácticas que se debe tener en cuenta para la interpretación
teXtUal- Estos símbolos culturales son codificaciones que no sólo nos hablan de
contextos y funcionamientos rituales, sino que pueden explicarnos los motivos
profundos de la conducta humana en los hábitats culturales que estudiamos. Por
ello un texto de historia del XIX no sólo es una escritura que refiere hechos de
tiem.pos pasados, muestra también los funcionamientos culturales de su presente y
quizás los muestra mejor que su propia representación narrativa del pasado.
Dicho en otras palabras, la obra de Riva Palacio no es hoy una "buena" página de
historia comparada con los análisis estructurales de autores contemporáneos. Es
más bien una buena muestra de las preocupaciones y funcionamientos culturales
del siglo XIX.
La historia es además de una narrativa, la ordenación de una estructura o
construcción de representación, en la que el uso del lenguaje puede ser ingenua,
pero que expresa una forma que no es para nada neutral. La construcción de un
personaje histórico, su descripción, el relato de los sucesos, la articulación de
adjetivos, sustantivos y la forma de tramar la historia, construyen una
representación de la misma. Los elementos centrales de la trama están allí, pero la
forma de presentarlas o representarlas contienen la carga del autor en términos de
su posición, su opinión y sus intenciones concientes e inconscientes. Para un
director de teatro la puesta en escena de una misma historia puede presentar
variantes, cambios parciales, arreglos que dotan de un estilo diferente a la obra o al
guión de un autor, siendo induso textualmente el mismo. ¿No sucede io mismo
con las referencias culturales, simbólicas o rituales que en su funcionar nos
49
formas simbólicas son procesos culturales que
LaS formas rituales nos remiten a los motivos de la conducta. Este elemento es
profundamente cambiante. Los códigos de conducta y cultura de las sociedades
catnbian, ello motiva la preocupación histórica. Se puede decir que las historias
pasadas no se reconocen en los funcionamientos culturales actuales y por ello
algunas tienen menor éxito. Aquellas que se recodifican al tiempo moderno o que
tienen elementos que podría suponer esa relectura moderna tienen mejor
aceptación. La historia del siglo XIX retrata en cierto sentido sus códigos culturales
y éticos, nos explican las normas de conductas, los criterios de aceptación y las
formas de valoración, nos introduce a la mentalidad de ese hábitat cultural. Al
intentar imitar la realidad, al traducirla a la narración de una obra histórica el
historiador produce una escritura que representa a su tiempo.
B)Metahistoria, la imaginación histórica del siglo XIX.
En este contexto, la publicación del citado libro de Hayden White y
posteriormente, con su libro El contenido de la forma se viene a alimentar la reflexión
historiográfica a partir del análisis de la estructura narrativa del texto histórico.
En este primer texto, Hayden White, investigador británico de la lengua, busca
familiaridades del discurso histórico occidental o sólo como mero producto de
Occidente85; estas familiaridades que aparecen, según White, en distintos autores o
concepciones que elaboran obras históricas, desde los ilustrados hasta Hegel,
Herder, Michelet, Marx, etcétera, los historiadores y filósofos más importantes del
siglo XIX.
Por esto, sostiene White, es posíble reunir a historiadores como Michelet, Ranke,
Tocqueville y Buckhadt o filósofos como Hegel, Marx, Nietzche y Croce. Esta
as " ... es posible ver la conciencia histórica como un prejuicio específicamente occidental por medio del cual se puede fundamentar en forma retroactiva la presunta superioridad de la sociedad industrial moderna." nos dice Hayden \'\!hite. Op. Cit. p.14
50
que la forma de representar la imagen de los
acontecimientos históricos, no depende de la precisión del "dato histórico", o del
marco conceptual o teórico utilizado para explicar las generalizaciones elaboradas;
sino por el contrario, dependen más bien del producto final construido, el texto,
que posee coherencia, consistencia y la fuerza esclarecedora que imprime el relato
a sus respectivas visiones en tomo al campo histórico.
En consecuencia, por las distintas formas en que se construye el relato, es inútil
refutarlas o impugnar sus generalizaciones sobre la base de acumular mayor
información empírica o por medio de la construcción de nuevas teorías de
interpretación de los datos.
El camino es, entonces, encontrar la naturaleza preconceptual y, específicamente,
de poética; es decir, analizar, con base a la construcción narrativa del texto, la
forma en que se imprime la conciencia histórica, y para lo cual es menester utilizar
los elementos del análisis literario.
Es aquí, donde White, siguiendo la tradición lingüística, establece dos niveles de
análisis: la estructura superficial -llamada por algunos lingüistas como el nivel
explídto del discurso - y la estructura profunda - a la que llaman el nivel implídto o
contenido en sus estructuras - Así, su objetivo es el de describir los elementos
comunes que se encuentran en las principales obras del siglo XIX, para lo cual es
necesaria la elaboración de una teoría sobre la obra histórica cuyo propósito sea
esclarecer la forma como se produce la conciencia histórica occidental.
Si la conciencia histórica es el reflejo de estructuras profundas que tienen que ver
con la propia estructura de la lengua, la propuesta de White resulta novedosa, y no
es fortuito que algunos analistas de historiografía mexicana busquen este enfoque
como modelo de análisis historiográfico.
51
teoría sobre la obra histórica comienza cuando conceptualiza en ella varios
~es: la crónica, el relato, el modo de tramar, el modo de argumentar y el modo
de ünplicación ideológica. Crónica y relato son elementos de materia prima para la
. narración histórica, por ende la obra histórica "[ ... ]representa un intento de mediar
entre lo que [llama] el campo histórico, el registro histórico sin pulir, otras
narraciones históricas y un público"86
Las narraciones primitivas se transforman por selección y discriminación, se
codifican los acontecimientos imprimiéndoles motivos y se elabora una estructura
diacrónica de sucesos que pueden ser vistos como si fuesen una estructura
sincrónica. De esta forma, los relatos históricos aparecen como secuencias de
sucesos que parten de inauguraciones y arriban a terminaciones, momentáneas o
no.
Esta forma emparenta a la literatura con la historia, pues ambas formas narrativas
se construyen con los mismos principios del lenguaje.87 Lo que separa a las
primeras de las segundas es que la historia, aparentemente, postula como
verdadero el hecho que relata, mientras que la literatura aparece como ficción
creativa no necesariamente apegada al acontecimiento.
Este punto toca la vieja discusión pendular del siglo XIX en la cual se ha movido la
historia, pues a la verdad objetiva propuesta sobre todo por el positivismo
comtiano, el historicisrno le ha propuesto siempre la mediación siempre incómoda
que la imaginación o invención también desempeña en la obra histórica. El
historiador una vez que ha recogido su material debe ordenarlo para después
explicarlo con una forma narrativa determinada. Este elemento es insoslayable, en
el texto, nos dice White.BB
16 Ibídem, p. 16 tu Esta misma posición la mantiene Paul Ricoeur en su texto Tiempo y Narración. La diferencia entra la Historia y la Literatura es la u dimensión referencial" de la narración en la Historia, pero la estructura narrativa mantiene rasgos totalmente comunes. 18 Al respecto, el propio White parece revisar su afirmación: u[ ... ] consideraré la obra histórica como la más manifiestamente que es, es decir, una estructura verbal en forma de discurso de prosa
52
r.os estilos historiográficos occidentales del siglo XIX se ven condicionados por el
tipo de preguntas y respuestas que el historiador debe hacerse en el curso de la
construcción narrativa de su obra. Ello determina, de acuerdo con White, las
"tácticas" narrativas, es decir los estilos. Estos pueden ser hallados en el análisis de
la explicación, por la forma de argumentar y la de implicar una ideología.
La trama histórica se encuadra en las formas estilísticas de la literatura como el
romance, la sátira, la comedia y la tragedia. White parece proponer moldes duales
y opuestos, aunque no descarta la posibilidad de encontrar moldes heterogéneos.
Lo importante aquí es destacar que toda historia debe ser tramada de alguna
manera. Una vez concluida la investigación, el historiador debe ordenar sus datos
e imponerle una trama determinada.
La forma de tramar una historia bajo la forma de romance -donde los héroes se
imponen sobre el mundo- parece contraponerse a la sátira -donde el mundo
termina imponiéndose sobre los actores o personajes- De la misma forma, la
comedia -donde los personajes se reconcilian con el mundo- parece enfrentarse con
la tragedia -donde existe una imposibilidad marcada por el destino-.
La elección no es tan fortuita sino que refleja la forma profunda con la cual el
escritor proyecta su concepción del mundo y nos permite "[ ... ] caracterizar los
distintos efectos explicativos que un historiador puede esforzarse por alcanzar en
el nivel de la trama narrativa."89 Sus nociones se reflejan en la trama; por ejemplo,
en una historia trazada bajo la forma de romance lo que puede estar atrás es la
narrativa ."[Subrayado nuestro] Afirma en su texto El contenido de la forma: los historiadores no tienen que relatar sus verdades sobre el mundo real en forma narrativa. Pueden optar por otras formas de representación no narrativas e incluso antinarrativas, como la meditación, la anatomía o el epítome. Tocquevile, Burckardt, Huizinga y BraudeL por citar sólo a maestros más señalados de la historiografía mcdenn, recha:c ... 1íOn en alg-unas de sus obras historiográficas, p:r€smibl~nttnte a partir de la suposición de que el significado de los acontecimientos que debe relatar no era suceptible de representación del modo narrativo", Véas H.White, El contmido de la formo, Narrativa, discurso y representación histórica. [Trd. Jorge Vigil Rubio], Colección Paidos Básica # 58, Paidos, Barcelona, 1992 p.18 89 White, La ll1etahistoria ... p .21
53
de inmovilidad o transformación, mientras que en la tragedia puede estar la
de inmovilidad o continuidad.
, /.este nivel de elección, inconsciente en el caso de los historiadores, se implica en
laS "operaciones cognoscitivas" desde las cuales el historiador busca "explicar'' lo
que sucede en la "realidad". Implicar significa aquí, con toda probabilidad, que
existe cierto nivel de determinación entre esta noción inconsciente de tramar y el
acto consciente de lo que -White opina- es una operación nomológica-deductiva. es
decir, operaciones lógicas y "silogismos".
Estos marcos argumentativos lógicos o nomológicos-deductivos se encuentran
sumamente determinados por la situación de la historia como una protocienda que
no ha logrado obtener el estatuto propio de las ciencias naturales. Este terreno poco
consolidado y movedizo de la historia lo hace moverse entre dos campos: el del
arte y el de la ciencia
A partir de los estudios de Stephen C Pepper, White intenta hacer la misma
operación que en el caso de los estilos: encuadrarlos en grandes rubros. Estos
grandes bloques o modelos de explicación son; el modo formista, el modo
mecanicista, el modo organicista o el modo contextualista.
El modo formista puede identificarse más con el método "objetivista" o "empirista"
de basar los datos en la realidad ajustándose a bases objetivas, propio de las
escuelas nacionalistas o positivistas del siglo XIX -Niebuhr, Mommsen y
Treyvelan-. Este movimiento sumamente detallista de los hechos históricos nos
lleva necesariamente a la elaboración de historias dispersas en los datos y poco
integradas en sus resultados. Los románticos y los historiadores prefieren este
modo de argumentar sus historias.
El modo organicista, por el contrario, resulta ser más integrativo sin llegar a ser
sintético. Las particularidades que recogen resultan ser más vinculadas a los
procesos que resumen en sus totalidades, pero en las cuales las particularidades
resultan como suma.
S4
El interés por el dato que los formistas tienen emerge en contraposición al interés
de la vinculación de lo particular con lo general. Los organicistas, de acuerdo con
Wbite, no buscan las leyes de los procesos, entendidas dentro del marco natural,
sino más bien detectan principios o ideas que nos permiten explicar el terreno de
las particularidades y su inserción en superficies más generales. Estas ideas no se
comportan como agentes causales, sino como términos de explicación. Esta es la
distinción entre estos y los mecanicistas, quienes reconocen agentes causales en los
procesos.
El modo mecanicista es integrativo, pero su tendencia es reductiva en vez de
sintética. Tienden a ver agentes causales -manifestación de agencias
extrahistóricas- insertos en un escenario determinados como los actores en los que
se desenvuelven en su narración.
"La teoría mecanicista de la explicación gira en tomo a la búsqueda de leyes
causales que determinan los desenlaces de procesos descubiertos en el
campo histórico. Los objetos que piensan habitan en el campo histórico son
construidos como existiendo en la modalidad de relaciones de parte a parte,
cuyas configuraciones específicas son determinadas por las leyes que se
presumen gobiernan sus interacciones. 90
Finalmente, tenemos el modo contextualista de explicación que se aplica cuando se
ligan los elementos particulares con el contexto, porque, según la noción, dichos
elementos particulares sólo pueden explicarse en su contexto. Proceden por lo
tanto con:
" ... algún (en realidad cualquier) elemento del campo histórico como sujeto
de estudio, ya sea un elemento tan grande como la 'revolución francesa' o
tan pequeño como un día en la vida de una persona específica. A
continuación procede a recoger los 'hilos' que unen el suceso para explicar
con diferentes áreas del contexto. Los hilos son identificados y seguidos
90 Ibídem, p. 27
55
hacia afuera, hacia el espacio natural y social circundante dentro de los
cuales el suceso ocurrió, tanto hacia atrás en el tiempo, a fin de determinar
su "efecto" e "insuficiencia" en los sucesos 'subsiguientes'"
EstoS modelos, según White, son formas de explicación formal utilizados en las
obras históricas. Mecanicistas y organicistas no han gozado de tan buena
aceptación entre los historiadores que entienden más al formismo y al
contextualismo. Esto se fundamenta en la propia situación protocinetífica de la
historia.
La decisión sobre las formas de tramar y explicar se encuentran correlacionadas o
precondicionadas por los criterios, que el autor tiene, en torno a la manera como
producen las ciencias del hombre y la sociedad. Esta forma, a su vez, se adopta en
virtUd de criterios y opiniones de carácter ético, que White equivale a razones
ideológicas.
Los principios elegidos sobre como debe actuarse en sociedad se transfieren a la
narración de los textos. Así por ejemplo, a un "radical" le interesa la
transformación social y busca leyes que se adapten a dicho interés, mientras que,
por el contrario, lo que le interesa al conservador es resaltar las leyes que marcan la
continuidad. La elaboración de las leyes de esta forma le parece sospechosa a
White. Procede a operar con la ideología de la misma forma que con los otros
niveles. Establece un marco conceptual basado en la revisión de Karl Mannheim:
anarquista, radical, conservadora y liberal. Dentro de la opción radical encuadra a
las ideologías socialista y comunista.
De esta forma, se establece un cuadro de modos de implicar ideológicamente que
varían segú-n su propósito social de cambio y la intensidad de cómo éste se exige.
Los radicales y anarquistas buscan un cambio estructural "cataclísmico", mientras
que los liberales y conservadores ansian un perfeccionamiento estructural. Por otro
lado, los conservadores, si acaso, desean que el cambio sea paulatino, los liberales
56
que sea por la vía democrática y parlamentaria, y los anarquistas y radicales lo
qt~ieren violento.
una vez establecidos estos niveles de trama, argumento e ideología, White parece
haber completado su teoría de analisis de los discursos históricos y procede a
recorrer la obra de cada uno de los autores propuestos. Estos niveles establecen el
estilo narrativo y argumental del historiador. Estos parecen_ también, tener una
estructura de correspondencia o afinidad en Jos niveles. Así, por ejemplo, u_na
forma de tramar cómica no puede ser compatible con una argumentación
mecanicista; por lo que se propone el siguiente esquema de afinidades:
'""Modo de Tr.unar Argumentación Implicación ideológica
Romántico Formista 1\narquista
Trágico Mecanicista Radical
1
Cómico Organicista Conservador
' Estas afinidades, aclara White, " ... no deben tomarse como consideraciones
necesarias de los modos de un historiador determinado. Por el contrario, la tensión
dialéctica que caracteriza la obra de todo historiador importante surge
generalmente del esfuerzo de casar un modo de tramar con un modo de
argumentación o de implicación ideológica que no es consonante con él".91 Sin
embargo, esta tensión se encuentra delimitada por las afinidades que dotan al
autor de la fuerza, coherencia y consistencia, que se encuentran en una naturaleza
poética, propiamente lingüística.
Para exponer sus argumentos, e! lüstoriador prefigura el campo en que lo
constituirá conceptualmente. Esto lo determina en los terrenos poético y
lingüístico. Por esta razón la operación que se propone White es distinguir entre el
terreno del léxico, el gramatical y el sintáctico. Estas caracterizaciones
91 V\lhite. Op. Cit. p.39
51
prefigurativas se proyectan en una forma que se pueden caracterizar en las cuatro
figuras tropológicas básicas.
¡,as estrategias argumentativas no son infinitas, nos dice White y se pueden
encerrar en esos tropos básicos de ]a poética: metáfora, metonimia, sinécdoque e
jronía. basado en las propuestas de Jakobson y sus implicaciones psicológicas
vinculadas al análisis de Lacan, el tropo sería es proyección áel inconsciente sobre
la forma argumentativa del autor, los recursos indirectos y figurativos de los cuales
se echa mano para la elaboración de una obra.
La metáfora es la figura tropológica en la cual se sustituye analógicamente una
cosa por otra: mujer por "pétalo de rosa", lágrima por "rocío de la mañaná',
etcétera. Como metonimia se considera la relación causal en la cual el todo se
puede representar con una parte "cincuenta velas" por "cincuenta barcos", "ruge
P: la noche" por "existen truenos en la noche". La sinécdoque es la representación de
la suma de las partes en un todo; por ejemplo, la expresión "es todo corazón" que
sustituye a tiene "bondad y buenos sentimientos". Aquí el corazón implica la
totalidad de la persona. Metáfora, metonimia y sinécdoque son tropos ingenuos
para White, porque sólo captan la naturaleza de las cosas a través de nociones
figurativas mientras que la ironía es un tropos más consciente porque es
esencialmente dialéctico y autoconsciente, que establece la negación de lo que se
supone es la afirmación; por ejemplo, la alusión a un perezoso como el individuo
más trabajador de la ciudad.
El lenguaje no directo utilizado en la obra de historia puede analizarse en una
teoría tropológica o de la figura. White emparienta los cuatro tropos con las formas
de argumentar de la siguiente manera: metáfora - formismo, metonimia -
mecanicismo, sinécdoque organicismo, ironía pensamiento
autocrítico(contextualisia). Aunque se advierte que ia ironia perecería ser
transideológica y, por lo tanto, utilizable por cualquier ideología.
para White, esta nociones figurativas aparecen en el seno de un curso histórico. El
proyecto ilustrado, representado por Gibbon, Voltaire, Hume, Kant y Robertson,
veían la historia en términos irónicos. Esta corriente fue enfrentada por los
ilustrados prerománticos (Rosseau, M6ser y Burke) con una historia
deliberadamente ingenua, es decir metafórica. Ello marco una crisis - según White -
con respecto al pensamiento histórico.
A pri_ncipios del siglo XIX, Augusto Comte inauguró la forma mecanicista de ver la
historia y, con ella, el tropos metonímico. Esta primera fase del siglo XIX es
caracterizada por White como inmadura en contrapartida a la segunda fase, que
considera más madura y con historiadores y filósofos de la historia más
importantes. El eje de la producción histórica se encuentra en la constitución de
tres formas de construir una historia desde el punto de vista realista (metafórico,
metonímico y sinecdótico). La recaída del pensamiento histórico a finales del siglo
XIX está marcado por el regreso a la forma irónica.
Estas propuestas de Hayden White bien pueden pensarse para los historiadores
mexicanos, en el marco de elaboración de la historiografía mexicana del siglo XIX.
En términos generales la obra de Zamacois, podría ser clasificada sin mucha
dificultad en un género Cómico. Durante toda la exposición, sobre todo en La
Reforma, intenta la reconciliación de las partes, reflexionando siempre sobre la
posibilidad de un mundo tolerante.92 Esta percepción de la obra, al parecer, es
compartida por Judith De la Torre Rendón_ quien tituló sugestivamente su tesis de
Licenciatura: Niceto de Zamacois y la búsqueda de la remnciliación de la sociedad
mexicana. 93
92 Niceto de Zamacois. Historia de México desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días, escrita en rtisla de lodo lo irrecusable han dado á luz los ú5 caracterizados historiudores, y en virtud de documentos auténticos, no publicados todavía, tomados del Archivo Nacional de Méjico, de las bibliotecas públicas, y de los preciosos manuscritos que, hasta hace poco, existían en los conventos de aquel país. Barcelona, J.F. PARRES Y COMP." EDITORES, 1880. Ver en especial tomo XIV. 93 Ver. Judith de la Torre Rendón Niceto de Zamacois y la búsqueda de la reconciliación de la sociedad mexicana, Tesis UNAM, ENEP-Acatlán, México 1990
59
Quiere decir que sus personajes históricos se mueven siempre en una trama de
conflictos y desacuerdos donde siempre resalta la posibilidad de Hegar a
entenderse y formar una nación con mayor armonía.
su método de argumentar es organicista, siempre está integrando los sucesos
particulares que va mezclando para reflexionar y explicar los procesos de la
totalidad social. Son los individuos, sus actitudes, sus gestos, sus incapacidades los
que impiden que la reconciliación se produzca. Sus incapacidades que se derivan
del protagonismo individual, de su ambición y de su falta de apertura para
entender a los otros y de respetar sus deseos.94 Existe sin embargo, la esperanza de
que siempre se pueda recapacitar y encontrar en el hecho de que los mexicanos son
hermanos, lo mismo que los españoles, la búsqueda de una marcha unificada y
noble para el país. Esta forma de argumentar se empata desde luego con el tropos
de la sinécdoque.
Para ser totalmente coherente su modo de tramar y su forma de argumentación, de
acuerdo al modelo teórico de White, Zamacois tendría una ideología conservadora.
Los trabajos de De la Torre parecen coincidir en esto también situándolo más cerca
de los conservadores y con la actitud de conservar, que la de emprender grandes
cambios.
Enmarcarlo en una ideología conservadora es hoy en día, movemos aún por el
terreno arenoso y accidentado de la división cada vez menos clara entre
conservadores y liberales en el siglo XIX95• Al menos por la forma en que presenta
,f., su narración y a los propósitos que busca, su intención era la de conservar.
94 La preocupación por las ambiciones de los políticos, de su obsesión por vivir del erario público y de su corrupción se encuentra sistemáticamente argumentada en su ensayo Testamento del gallo pitagórico. 95 Ver. Jorge Adame Godd.ard. El pertSatnicnto político y social de los católicos ;nexicanos 1867-1914. México, UNM1, 1981. En la página 7: "Durante la primera mitad del siglo XIX algunos católicos mexicanos sostuvieron un pensamiento político calificado como 'conservador' en tanto que procuraba la subsistencia del orden social y polftico antiguo, inspirado en los principios doctrir.ales de la Iglesia católica (por lo que sería más correcto calificar a ese pensamiento de 'tradicionalista', y se oponía a las reformas intentadas por el h"beralismo. Al grupo de católicos que pensaba así, se le
60
este hecho, nos marca ya la importancia de su lectura, por representar una de
)as formas del sentido que se presentó en el siglo XIX, bajo la forma de Historia de
}Aéjico.%
El poco aprecio a la obra histórica de Zamacois97, también puede bien responder,
en el plano de la narrativa, a la afirmación de White en el sentido de que las obras
de carácter organicista y mecanicistas son despreciadas en general, porque se
acogen más bien a las formas contextualista y formista de argumentar.
Si los historiadores retoman inconscientemente sus formas narrativas de
estructuras preexistentes, y si esa elección revela más bien el sentido profundo de
la conciencia histórica occidental; Entonces en el juicio valorativo de las historias,
¿no estaremos proponiendo una forma de narración por encima de los caracteres y
las personalidades que derivan las otras?, ¿no será esta una forma de intolerancia
académica? ¿Por qué un método formista, se juzga, es el auténticamente histórico?
Esta ha sido una pregunta que constantemente emerge de la lectura de White y que
fue parte de la polémica que hemos reseñado con Chartier.
denominó: 'partido conservador', la historia de este partido, según la historiografía mexicana terminó con los fusilamientos de Maximiliano, Miramón y Mejía en el Cerro de las Campanas, el mes de junio de 1867." Al respecto, como bien a probado la obra de F. X. Guerra, más que partidos había una existencia traillcional en la sociedad mexicana. Ver. F. Xavier Guerra. México del antiguo régiw.en a la revolución. Tome I Capítulo I'/. #Pueblo ~1odcmo y sociedad tradicional." 96 Sello totalmente conservador e hispanista pues aquí se encuentra la discusión de si México se escribe con 'T o con "x", formalidad que va separando precisamente las dos posiciones encontradas. <n No fue reeditada, se encuentra en pocas bibliotecas públicas, no ha tenido tanta difusión como México a través de los siglos.
61
El ambiente de lectura
reflexión sobre la producción del texto, de sus condiciones y de su liga con los
. JedOres nos remite a un problema dificil de eludir, la cuestión de la recepción de la
)eetllfa· Es un problema complejo al que se le han dedicado muchos estudios
contemporáneos en autores como Hans-Georg Gadham(lr, Rob(lrt Jauss, Wolfgang
JserY Roger Chartier y Roman Ingarden, entre otros.98
~ un asunto muy polémico pues no sólo se trata del modo en el que se lee, sino
cóntO es recibida la lectura, lo que mete de nuevo y de forma central la reflexión de
la interpretación de los textos, asunto vital para la comprensión hermenéutica.
Los actos del habla no sólo comprenden la emisión de los discursos, en el
microcosmos complejo de la producción, sino también la recepción implica algo
más que un proceso de individuación de los contenidos, la acción comunicativa en
el terreno de las relaciones sociales, según nos advierte Habermas.
Por lo menos entre los especialistas, la discusión parece centrarse en la amplitud
como puede darse la interpretación, que tanta libertad tiene el individuo para
entender de formas diversas la lectura de un texto. Esto es a propósito, sobre todo
del texto literario; pero en los 90 se puso de moda también tratar de aplicar estas
problemáticas a la lectura de la historia
¿Cómo lee historia un sujeto del siglo XIX y como la leemos en el siglo XX? La
interpretación del texto que tiene relación también con el nivel de su comprensión.
El texto del siglo XIX fue producido para el funcionamiento de su época, por lo
tanto comprender la lectura en los sujetos de ese momento pasa por profundizar en
las prácticas de lectura y sus ambientes. Ya en sus texlos Mendiola y Rozat99 han
98 Ver: Rall Dietrich et al. En busca del texto. Teoría de la recepción literaria. [Trd. Sandra Franco y otros] México UNAM, 1993 99 Ver: Mendiola Mejía, Alfonso. Berna/ Díaz del Castillo: verdad romanesca y verdad historiográfica. México, Gobierno de Puebla - UIA, 1991; Rozat Dupeyron, Guy. Indios imaginarios e indios reales. En los relatos de la conquista de México. México, Tava, 1993.
62
:...r~1ntJradlO la dificultad de la lectura y comprensión de los textos de la época
por la existencia de mediaciones, funcionamientos y un mundo simbólico
La interpretación es una herramienta fundamental para la comprensión de los
textos, pues estos tienen en general una interpretación amplia, como los
especialistas reconocen, es una particularidad de Jos textos; sobre todo literarios,
tanto por la polisemia del lenguaje, como por el establecirrúento de relaciones de
semejanza.
El propio Eco ha defendido esta amplitud de lectura, a lo largo de sus obras, pero
Ja pregunta que a continuación se hace es si la amplitud de lectura es ilimitada o si
tiene limites más o menos elásticos pero precisos.100
A diferencia de la propuesta de Richard Rorty, para Eco la interpretación no es
ilimitada ni ambigua, sino que está marcada por las propias posibilidades que el
texto permite. En tal sentido, una interpretación extralimitada de una lectura cae en
la sobre interpretación.IOI
Así a pesar de que los seres humanos pensamos por semejanza, nos dice Eco,
tenemos que distinguir que nos movemos entre dos polos: La de las semejanzas
relevantes y significativas contra las semejanzas ilusorias y fortuitas. Así que en el
mundo cotidiano solemos desechar las segundas para interpretar el mundo por lo
menos acercarnos a él. Así que existen en su opinión, interpretaciones sanas e
interpretaciones paranoicas, éstas últimas se suceden cuando obsesivamente se
pretende que todo puede tener secretos no revelados. Así que nos dota de
condiciones que nos permite desechar estas paranoias:
• Buscamos más allá cu~Ttdo n.o pueda explicarse de fornla Irtás econórr.ica
100 Ver: Eco, Umberto. "Interpretación e Historia" en Interpretación y sobreínterpretación. Cambridge Gran Bretaña, Cambridge University press, 1995. 101 Ver: Ibídem. Eco, Umberto "Interpretación y sobreinterpretación".
63
• Cuando apunta a una o más causas limitadas posibles, evitando insertar
causas en un número indeterminado y diverso.
• Que vaya encajando en lo demás.
Ve esta forma, la interpretación de los textos constituye un análisis complejo, pero
1 la vez determinado y preciso, que parte del texto y que no va más allá de él.
La posición de Eco pudiese ser debatida en defensa de la sobre interpretación o
desde una óptica de otro tipo. No pretendemos solucionar el debate, pero en el
presente trabajo se apuntará a retornar la consideración de que la lectura parte del
análisis del texto, que no tiene una interpretación ilimitada, pero que tampoco
tiene una sola interpretación correcta. Esto trae por consecuencia que al analizar la
Iectura en el siglo XIX, debernos encontrar el funcionamiento social para
comprender el fenómeno de la lectura.
En 1895 en México el 17.9 % de la población sabía leer y escribir, cifra que se
incrementó lentamente a 22.3 % en 1900 y 27.7% en 1910.1°2 Así, al momento en
que se escribieron las obras que nos ocupan, en el presente trabajo, menos de una
quinta parte de la población en el país sabía leer.
Lo anterior contrasta muy significativamente con la situación de países como
Francia, Inglaterra y Alemania En Francia por ejemplo, en la época de la
revolución leía prácticamente la mitad de la población masculina.
Así que a pesar del triunfo de las ideas liberales en México, con La Reforma,
tenemos que sólo una núnoría, por lo regular concentrada en las ciudades, han
recibido educación básica y por lo tanto tienen acceso a la lectura.
De esta forma, el círculo de lectores de las obras de las bibliotecas públicas o de las
bibliotecas privadas es bastante reducido, por lo que en México no se operó la
102 1NEG!-INAH. Estadísticas históricas de México. México, INEGI-INAH, 1986 Tomo I, p. 90
1 '
64
revolución de los libros y la lectura que nos refieren los especialistas en los finales
· del siglo XIX para occidente.t03
¿Quiénes leían los libros de Historia Nacional creados tras las luchas de la
Reforma? Al parecer un círculo estrecho de intelectuales, políticos y empresarios
que tenian notoriedad pública en las ciudades y en sus cornunidades.104
Tenernos de esta forma sujetos que son una mezcla de habitantes del siglo XVIII y
aspirantes a la modernidad en el siglo XIX. Su actividad intelectual y política, tiene
que ver con su posición social. Corno curas, abogados, comerciantes o empresarios.
una minoría concentrada en las ciudades o en los cascos de las Haciendas, cuyos
alrededores se veían sumergidos en la más amplia ruralidad y el mundo bucólico.
La política y su acción, el mundo de las ideas se combinaba con las lecturas
colectivas de un ambiente de oralidad. Ello sucedía probablemente como había
sucedido en Europa, región a la cual se le imitaba.
La lectura en voz alta fue como en el antiguo régimen, probablemente una práctica
común. Así en Europa:
"Aunque no sea una práctica ordinaria de una velada comunitaria, la
lectura en voz alta está bien atestiguada en algunas intimidades
familiares. En primer lugar, puede ser la lectura de uno a otro. El
!IX! Ver: CaballoGugliemo et al. Historia de la lectura en el mur.do occidental. Madrid, Tauros, 1998. pp. 475-476 101 la propia obra de Zamacois que fue consultada posee una historia digna de tomarse en cuenta. Los 20 volúmenes de la obra pertenecieron a Crecencio Alonzo Fuentes, comerciante radicado en la Ciudad pwvindana de Tekax, al sur de Mérida- en el Estado de YucatárL Era pa."i:e de una biblioteca más amplia entre las que se recontaban novelas e historias, pues por ejemplo en la misma estaba La historia de Yucatán de Eligio Ancona publicada en 1881. Conforme a los testimonios de Mario Buenfil Alonzo[ Mayo de 1986], quién vivió de nifí.c en la casa de Crecencio, la lectura y la discusión de los libros se hada al atardecer en sobremesa, en la que se recontaba una y otra vez las peripecias de los personajes históricos mexicanos, se discutía y se reflcxicr.aba sobre 1a 1-Jstoria patria y se sacabaü leu:iones para el porvenir. Crecencio Alonzo ocupaba una posición importante en su comunidad, pues su domidlio es una de las casas que dominan la plaza principal y era propietario de la principal tienda de la población. A pesar de su posidón no se metió a la política como funcionario y fue hasta que su hijo Miguel Alonzo Romero, emigró a Mérida, que apareció un político en la familia, durante el periodo del gobernador Salvador .-\!varado. Miguel Alonzo heredó la obra de Crecencio.
65
sirviente lee para el amo: como en el caso de Pepys quien a menudo le
pide a su valet que le lea algún texto, y esto antes incluso de que se
viera afectada la vista.[ ... ] Pero también se lee entre esposos, en un
acto de reciprocidad conyugal [ ... ] Lectura también de sobrina a Tío.
[ ... ] O lectura entre padre e hijo."105
Lo cuál puede ser también una práctica en México entre los alfabetizados y sus
familias. Se sabe, por ejemplo, que leer no era necesariamente una habilidad de la
que adolecieran las mujeres, que no sabían escribir.106 La práctica de la lectura en
voz alta, se inscribe en una fuerte tradición de sociedad de oralidad, donde la
lectura se mete como un accesorio a la charla:
" .. .leer en voz alta para otro o con otro es una práctit:a que puede
darse por múltiples relaciones: el servicio debido al amo, el
intercambio conyugal, la obediencia filial, la educación paterna. Ya
sea ordenada o espontánea, la lectura en voz alta es uno de los
deberes (y a veces, uno de los placeres) relacionados con el lazo
doméstico y familiar. En todo caso, perpetúa la relación con el libro
oído que inscribe lo impreso dentro de una cultura de la palabra y
sitúa la lectura, no como un tiempo privilegiado del retiro solitario
sino la expresión misma de la relación con otro, en sus diversas
formas."107
En la búsqueda por las formas de lectura, tendríamos que remitimos con toda
probabilidad a los pasajes de las novelas, o a obras costumbristas. En la obra Los
mexicanos pintados par sí mismos, llama la atención la referencia a que algunos de
estos personajes leen, pero el carácter cómico de la obra y la despreocupación por
105 Chatier Roger. El mundo como representación. Historia cultural entre práctica y representación. pp. 132, 133. 106 Ver: Ca vallo et al. Historia de la lectura .. p.485 1o1 Chartier R. Op. cit. p. 133
66
·situar la forma de lectura son lo común. Este texto, por ejemplo se leía en voz alta
para burlarse de los personajes populares que están contenidos allí.
En todo caso, la lectura es un vehículo que vincula a colectivos de personas, esta en
la amistad, en la arena política, en las relaciones familiares. Pero este
funcionamiento se reduce a un lector, los que leen y sus allegados.
Por lo menos en Los mexicanos pintados por sí mismos, se consigna la lectura de
novelas entre algunos personajes, la novela era del interés de los lectores y su vida
familiar. Las novelas también jerarquizaban a quienes podían escucharlas, pues
podía excluirse a miembros de la familia, la novela es un vínculo de lectura muy
importante.
"Representado o postulado como una de sus lecturas implícitas por
cientos de textos literarios, leer en voz alta (y escuchar leer) es una
práctica frecuente en las sociedades del Antiguo Régimen. En ella
puede entremezclarse ocio y amistad."108
Pero no sólo están las novelas de los libros, en el siglo XIX mexicano tenemos
historias y noticias en las revistas y en los periódicos, relatos de viajes, historias y
anuncios. Estos textos se leyeron en familia, teniendo al Padre como el lector que
censuraba o relataba a los presentes desde la lectura en voz alta.
La lectura fue un vehículo de la comunidad, pero no sólo de la que sabía leer, sino
incluso con el resto:
" ... las sociabilidades de la lectura oralizada son como una forma de
retiro y de refugio, apartadas tanto de las solicitaciones de la
comunidad de existencia como de las exhortaciones de los poderes,
ya sean el Estado o la Iglesia. Sin embargo, a partir de estas
sociedades voluntarias, reunidas alrededor del impreso leído en voz
Jos Ibídem p. 124
67
alta, se construye al principio en Inglaterra y luego en Francia y en el
continente un nuevo espacio público, designado corno una 'esfera
pública política' por Jürguen Habermas. Frente a la autoridad del
principe, las distintas formas de sociabilidad intelectual (del salón a la
academia, del club al café, del estudio a la sociedad literaria) definen,
en efecto, un espacio de debate y crítica donde, libremente, sea cual
fuere su condición, las personas privadas pueden hacer uso público
de su razón." : t09
Asf, que podemos entender que la elaboración de historias, iba dirigida sobre todo
e. a informar a comunidades oralizadas, desde un lector en voz alta, a una
comunidad reunida en la que estaba la familia amplia, mexicana, pues en la casa
vivían abuelos, tíos, primos, padres, hijos, sirvientes, adoptados y desde luego los
amigos de la casa.
Estos espacios permitían no sólo la escucha pasiva, sino las expresiones de
aprobación y rechazo (dependiendo de la posición en el grupo), la interpelación y
la intervención en la charla, así como revirar y objetar interpelaciones. Era un
medio en que la polémica y los argumentos eran más o menos abiertos.
Ahora bien, no sólo se daba en el espacio privado, como hemos visto, sino que
estas formas de comunicación se celebraban en espacios públicos o en medios
determinados. Los círculos de amistades, la logia, la academia, e incluso como
observamos en la cita anterior en la formación de espacios públicos.
109 Ibídem p. 138
68
· capítulo III NICETO DE ZAMACOIS Y JOSÉ MARÍA VIGIL, DOS JIISTORIADORES QUE EVALÚAN LA REFORMA DE 1857.
Se han elegido dichos autores en razón de que sus obras fueron los intentos
de edificar una Historia Nacional en los momentos en que la transición
hacia los ideales liberales prometía el desarrollo económico y político.
La obra que ha sido considerada desde una interpretación liberal es México a través
de los siglos. Historia ger..eral y mmpleta del desenvolvimiento social, político, religioso,
militar, artístico, científico y literario de México desde la Antigüedad más remota luJsta la
época actual fue dirigida por Vicente Riva Palacio como una obra conjunta en la que
participaron Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero, Enrique Olavaria, el propio
Vicente Riva Palacio, José María Vigil y Julio Zárate.
El Torno V de la obra está dedicada a La Reforma y corrió a cargo de José María
Vigil quien es quien firma la Introducción señalando en su inicio:
"Frescas aún las huellas de la discordia civil; no del todo extinguidas
las pasiones que intereses opuestos encendieron en la sociedad
mexicana, vamos a narrar los hechos que forman una de las crisis más
terribles por las que puede pasar un pueblo, y que sintetizó en rasgos
enérgicos la sangrienta y prolongada lucha sostenida por la República
durante medio siglo. La reforma ... "110
Por su parte la obra que refleja el punto de vista conservador es Historia de Méjico
desde sus tiempos más remotos luJsta nuestros días, escrita en vista de todo lo que de
irrecusable lum dado á luz los más caracterizados historiadores, y en virtud de documentos
auténticos, no publicados todavía, tomados del Archivo Nacional de Méjico, desde las
bibliotecas públicas, y de los preciosos manuscritos que, hasta Jt.ace poco, existían en los
110 Riva Palacio, Vicente. México a través de los siglos. Cumbre, México 17" Edición sin fecha. Tomos IX y X
69
·~tos de aque? país escrita por Niceto de Zamacois.111 Y que abarca los tomos
XJV, XV, XVL XVIT y XVIII.
A)José Maria Vigil y su filiación al bando liberal. 112
José Marta Vigil nació en 1829 en Guadalajara Jalisco, en donde cursó sus estudios
básicos, ingresó al Seminario donde estudio latinidad y filosofía y posteriormente a
la Universidad para estudiar la carrera de Derecho donde no culminó debido a su
vocación juvenil lo llevó a la Literatura y el periodismo.
Desde muy joven, con la caída del dictador Antonio López de Santa Anna, apoyó
la causa liberal desde la tribuna del periodismo. Ocupó diversos cargos como
profesor de Latín y filosofía en el Liceo de Jalisco; diputado federal y profesor de la
Escuela Nacional Preparatoria; Magistrado de la Suprema Corte de Justicia.
Como bibliófilo, colaboró en la formación de Bibliotecas primero en Jalisco y
posteriormente será director de la Biblioteca Nacional, entre 1880 y 1909. Fue el
cuarto director de la sección mexicana de la Academia de la Lengua española.
Su participación en la obra México a través de los siglos fue con el tomo V del original
titulado "La Reforma, la intervención y el imperio".
Fue un incansable compilador de obras literarias entre las que destacan: Poetisas
mexicanas 1893; Reseña Histórica de la literatura mexicana 1894; "Lope de Vega" en la
Academia Mexicana 1905; el estudio crítico y literario "Doña Isabel Prieto de
Lanzáduri" 1880; Una infinidad de traducciones de textos desde Petrarca hasta
Schiller; Publicó obras como la Historia de las Indi.as de Las Casas, la Crónica
mexicana de Tezozomoc y las lv1emorias del 1Vféxico iruiependiente de josé María
Bocanegra. Escribió también obras de teatro como El demonio del corazón y Flores del
Anahuac.
111 Zamacois, Niceto de. Historia de México desde sus tiempos más remotos hasta nuestros días. ]f Parres Y Comp. Editores Barcelona 1880. 112 Estos datos han sido elaborados en la consulta del Diccionario Porrúa. Historia, biografía y geografía de México. Porrúa México 1986; y la Enciclopedia México.
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70
· S) Niceto de Zamacois, la conciliación desde el conservadurismo.
Niceto de Zamacois, un español de origen vasco que vivió en México y presenció
de forma directa los acontecimientos de La Reforma.
Nacido en Bilbao en 1820, Niceto de Zamacois fue atraído al país desde muy joven.
Su . obra -inicial no fue precisamente la historia, sino la novela y la poesía:
Colaborador de la obra Los mexicanos pintados por sí mismos en 1855, escribió en
periódicos del país y posteriormente en algunos de la Península como El mu..'>eo
universal.
Acompañan a sus obras algunas novelas como El mendigo de San Ángel, El capitán
Rossi y el Jarabe. Tiene ensayos como El testamento del ''gallo pitagórico" y hasta
zarzuelas como La muerte del barbero, las que por cierto le dieron prestigio entre el
público de la época.
Un historiador que dedica 18 tomos a la historia de un país, que no es el suyo,
contenidos en 20 volúmenes, abarcando desde la antigüedad mesoamericana hasta
la penúltima década del siglo XIX, es un hombre comprometido y preocupado por
la historia del país; el hecho de que su obra no sea muy conocida por el público en
general sino por coleccionistas le hace ya de por si interesante y atractivo.
Se ausentó de México, sin olvidarlo, le dedicó artículos en periódicos españoles que
le valieron el reconocimiento de la embajada mexicana. De regreso a México
durante el Imperio de Maximiliano, dirigió algunos periódicos conservadores
como El cronista y La sociedad mercantil.
Su obra olvidada hoy por el público general y solamente en algunos casos
publicada en antologías mutilando sus escritos que reseñan higiénicas
descripciones del México deci.--nonónico
Niceto de Zamacois llama la atención porque, al menos en el papeL escribió una
obra mucho más extensa que México a través de los siglos de Vicente Riva Palacio, y
71
cuYa importancia lo coloca entre la intentos realizados por Riva Palacio y desde
Juego Justo Sierra.
Su obra Historia de Méjico no fue producto de un equipo de autores, sino que fue
escrita en su totalidad por él mismo. Posteriormente fue actualizada por Francisco
G. Cosmes añadiendo a la obra una parte de actualización "Contemporánea" .
.zamacois fue un autor cuya obra permaneció en las bibliotecas no sólo de los
políticos del siglo XIX, sino también en las de los comerciantes y hombres de
empresa de la época. Su Historia no fue reeditada como México a través de los siglos;
quizás porque tras la Historia de Méjico no estaba el apoyo de un gobierno porfirista
0 porque tal vez traía el estigma de la ideología liberal-conservadora de su autor, y
porque los autores no centraron en México a través de los siglos, como un sueño
utópico, la reconciliación de los dos bandos que lucharon hasta la muerte en el
periodo de la Reforma del México decimonónico.
Zamacois fue leído en su época como lo consignan los estudios especializados:
"Es innegable que un sinnúmero de familias de aquél entonces
adquirió y leyó la obra. En el caso de los historiógrafos de ese
momento tenemos que el controvertido Francisco Bulnes la consideró
fuente importante de consulta, pero nunca bajó a su autor de
monarquista. Por su parte, en 1884, el filósofo Agustín Rivera y
Sanromán, en su obra Principios críticos sobre el virreinato de la Nueva
España y sobre la revolución de independencia, arremetió contra el
discurso apologético de la conquista de Zamacois. Si embargo, Rivera
no encontró eco en una sociedad tendiente a la reconciliación. En
cuanto a la importancia de la obra en tiempos de la Revolución
Mexicana, sabemos que Francisco Villa aprendió a leer con ella y que
Venustiano Carranza la estimó entre sus clásicos historiográficos. En
nuestros días, la mayoría de los investigadores se apoya en la obra,
72
sobre todo en los tomos correspondientes al imperio de Maximiliano,
por la riqueza informativa que registra."113
para Judith de la Torre Rendón114, nuestra especialista nacional de Zamacois, como
vúnOS en el capítulo anterior , el historiador vizcaíno realmente realizó una
investigación en la que profundizó en fuentes primarias y secundarias. Ello no
obstante que este autor no explotó todos los textos de historia existentes en su
momento y en muchos casos los refirió a través de terceros autores.
Sin embargo se sumergió en documentos y en un vasto materia hemerográfico al
que él personalmente le confirió una singular importancia de análisis.
La lectura de la obra nos brinda la sensación de estar viendo algunos de los
acontecimientos narrados, como por nuestros propios ojos. Este efecto que si bien
es plasmado en la escritura, procede en muchos casos de su carácter testimoniaL
Para Judith de la Torre:
" ... esta característica de testigo ocular le otorga a la obra un inmenso valor,
no debemos olvidar que tuvo sus limitantes, ya que en muchas ocasiones
recurrió al recuerdo, el cual se nutrió de una serie de fantasías procesadas en
su mente romántica."ns
La lectura de una historiografía tradicional incide aquí de manera particular, pues
la veracidad es exigida por un método comparativo, sin detenerse en la
problemática de la lectura y la representación del texto, de la capacidad literaria
del mismo que no parece estar desligada en el siglo XIX Lectura y representación,
las alegorías como recurso ¿ son meras fantasías ? ¿ O son aigo que el texto
interpone como algo central en el discurso ?
Así como algunos imponen derechos de autor del siglo XX, los estudiosos norman
la verdad de un texto a partir de su comparación. Quizás la obra histórica, como la
113 Judith de la Torre Rendón. "Niceto de Zatrulcois" ... p. 572 114 Ibídem. pp.549-572. 115 Ibídem. p. 564
73
literaria contiene su lectura particular, sus propias leyes y su propia verdad.
En ello nos detendremos a lo largo del presente trabajo.
por otra parte, la práctica de buscar la verdad sólo a partir de lo testimoniado o
afjrnlado en el texto parece omitir que:
" ... cuando la historia toma en consideración el'hacer' ('hacer historia'),
encuentra al mismo tiempo sus raíces en la acción que 'hace la
historia'. Como el discurso no puede desolidarizarse hoy en día de su
producción, tampoco lo puede de la praxis política, económica o
religiosa que cambia las sociedades y que, en un momento dado,
vuelve posible tal o cual tipo de comprensión científica."116
La comprensión en el presente de las obras del siglo XIX parece estar mediada por
el efecto producido por la historiografía liberal y la forma como sepultaron a los
conservadores tras el triunfo de la República y la derrota de la Intervención
francesa. En ese sentido los conservadores son el discurso reaccionario y vencido, sin
buscar desde luego la coherencia interna que pudiera tener un conjunto de
individuos que compartieron convicciones llevadas al extremo.
Para autores como Habermas, el lenguaje implica en sí una pragmática de la
acción, los actos del habla comprenden una serie de conexiones con sujetos,
mundos de vida y pretensiones de validez. Analizar los actos del lenguaje y sus
pretensiones de validez es sumergirnos en el mlmdo de los debates, las posiciones
y las sociedades que los están generando, en un sentido de búsqueda de la verdad.
No fue sino hasta finales de la década de los 80 que Judith de la Torre se dedicó al
análisis de la obra desde un punto de vista historiográfico. Es muy importante por
cuanto explora conocimientos en torno a un autor no trabajado y su obra. Son las
116 De Certeau Michel La escritura de la historia ... p.47
¡
1 ! ----------------
74
características de este autor las que impulsan a tratar de analizarlo desde un
enfoque diferente, acorde a los propios avances de la historiografía moderna,
z¡unacois es un escritor que reúne las características generales de un intelectual
conservador del siglo XIX. Historiador, a la vez que conocedor del lenguaje
literario es una excelente muestra de la conciencia del lenguaje en el siglo XIX
como lo subraya Hayden White. Zamacois es además por su estilo un narrador de
las costumbres del siglo XIX, lo que le permite ser una fuente valiosa para el siglo y
un invaluable medio de análisis.117
La extensión de su obra presenta, sin embargo, una enorme dificultad para algunos
métodos de análisis por lo que sólo el trabajo preliminar de Judith De la Torre le
consumió mucho tiempo para situarlo en términos generales. Un análisis
historiográfico debe tener en cuenta a este autor y la dimensión de su obra para
abordarlo en un estudio colectivo en el que podrían participar varios
investigadores. Intentaremos, pues aportar nuestro grano de arena, por el
momento.
Cuando Zamacois culmina sus tomos en 1880, se encuentra reflexionando desde la
perspectiva de un porfirlato triunfante y de la derrota de un partido conservador
que ya es irreversible. Escribiendo desde la República Restaurada y
complementando sus notas en el contexto del triunfo de la revolución de Tuxtepec,
ya tiene una visión de conjunto de lo que pasó. No defiende sus comentarios con la
perspectiva de empujar el triunfo de un partido que ha sido derrotado, sino en la
perspectiva de hacer reflexionar a una elite política dividida y enfrentada, en
donde los derrotados han sido excluidos de las decisiones. No busca un puesto en
el gobierno, puesto que sus biógrafos señalan claramente que le fue ofrecida la
nacionalidad mexicana y puestos públicos, y ambos íueron rechazados. Se quedó
117 White, Hayden. Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX Fondo De Cultura Económica México DF, 1992.
75
. ~ente en ese México que amaba hasta 1885, momento en el que muere en la
JoSé María Vigil, por su parte entrega "La Reforma, la intervención y el Imperio"
para México a través de los siglos en 1889, 9 años más joven que Zamacois, concluye
JOS trabajos a la misma edad que concluyó los suyos. La dictadura de Díaz ya es un
f¡eCho y Vigil será en distintos momentos un funcionario porfirista.
Elegimos primero La Reforma desde la revolución de Ayutla hasta el fusilamiento
de Maximiliano en el Cerro de las campanas. En Vigil esto representa todo el tomo
y de la obra, más de 700 páginas, mientras que en Zamacois son 4 tomos son cerca
de 2000 páginas.
Esta delimitación era inadecuada para el trabajo de análisis historiográfico, pues
nos entrampaba en una cantidad enorme de sucesos, temas y conceptos. Se hizo
por esto una segunda delimitación para determinar problemas que se exponen en
el interior del texto y que son fundamentales. De esta forma precisamos tres
núcleos de problemas: La libertad de cultos y la desamortización de los bienes de
la Iglesia, lo que nos llevó colateralmente a profundizar el concepto de la libertad
de conciencia.
Estos núcleos exigían la elaboración de un estado de la cuestión sobre el
liberalismo en el siglo XIX que nos permitiesen encontrar el sentido más
aproximado de los conceptos que trabajaríamos en el debate, para proceder
después a una exposición de los puntos principales de la obra de nuestros autores
a estudiar y pasar finalmente al problema de la interpretación de su lectura en
ambos.
C) Los principales problemas de contexto dei sigio XIX para ia lectura de estos dos autores.
La lectura de José María Vigil y de Niceto de Zamacois contemplan una serie de
problemáticas complejas que tienen que ver con la comprensión de los cambios
que se vienen produciendo en los siglos XVIII-XIX, con el desarrollo intelectual de
76
· ·¡05 liberales mexicanos en el mismo periodo, que dan sentido y profundidad a los
conceptos que se encuentran a debate y que marcan la dimensión real de sus
diferencias de matiz y de fondo.
En las últimas décadas del siglo XX, los estudios sobre el siglo XIX vinieron
coincidiendo en la construcción del concepto de Antiguo Régimen para
caracterizar los problemas que se presentaron a los primeros liberales mexicanos
en la construcción del Estado nacional moderno, la intención de lograr finalmente
¡0 radicalmente nuevo que:
" ... es la creación de una escena pública cuando este nuevo sistema de
referencias deja los círculos privados en los que hasta entonces había
estado recluido, para irrumpir en plena luz. Triunfa entonces una
nueva legitimidad -la de la nación o la del pueblo soberanos-, una
nueva política con actores de una clase nueva que, por primera vez,
pueden ser llamados políticos, en tanto que se constituyen
precisamente para conquistar esa nueva legitimidad. "118
Del liberalismo se desprenden algunos más particulares como son los procesos de
secularización, el constitucionalismo, el choque real o ficticio en las concepciones
liberales y conservadoras, la formación de espacios públicos dentro de la
secularización119, el dominio del espacio territorial y la formación de las redes
administrativas del Estado y muchas otras más. A estos temas se suma el interés
por comprender la naturaleza del Antiguo Régimen y su fortaleza frente a los
intentos de reforma de los liberales después de la independencia; comprender los
factores que llevaron a los grupos liberales a formarse una conciencia de los
11,s. Guerra Fran<;ois-Xavier. l..,1odcrnidad e indepcndcndas. Ensayes sobre las revoluciones hispánicas, MAPFRE-FCE, México 1992 p. 13 119 Cf. Guerra Fn111.~ois-Xavier, Lempériere Annick et al.. Los espacios públicos en Ibero América, Ambigüedades y problemas. Siglos XVIII-XIX [Tatiana Sule] Fondo de Cultura &onómica-CEMCA, México 1998. Que trata en un conjunto de artículos diversos temas como la educación y la política en los distintos paises latinoamericanos.
77
.· cambios y conectar estas formas de pensamientos con su lucha por transformar a la
sociedad mexicana.
Uno de los estudios pioneros para tratar de aclarar la relación entre el Antiguo
Régimen y su conflicto con el liberalismo fue el que realizó Charles A. Hale.
En este primer estudio120 Hale investiga los orígenes de la ruptura entre liberales y
conservadores, las fuentes del pensamiento liberal mexicano en sus principales
pensadores, la factura del partido iiberal en ei contexto de la guerra de 1847 y la
anatonúa de los principios liberales frente a los problemas que le presenta el
Antiguo Régimen: el desarrollo económico, la cuestión indígena y el modelo
norteamericano.
En 1985, aparece en francés, el trabajo de Fram;ois Xavier Guerra, México: del
Antiguo Régimen a la Reoolución. Un texto que ha sido muy influyente en esa
búsqueda por encontrar los rasgos que permiten explicar las dificultades y las
características del enfrentamiento de los liberales por construir una sociedad
moderna. El trabajo de Guerra, si bien es valioso para ubicar las estructuras y las
redes de intercambio, lealtad, circulación de bienes121, compadrazgo, familiares,
etc. En relación con la formación del poder y el Estado, su centro de atención y de
hecho de estudio se encuentra en el régimen de Porfirio Díaz. Elaborado en el
estudio de biografías de personajes, constituye un enfoque novedoso que dio un
viraje importante, en su momento, a los estudios en torno al siglo XIX.
Guerra se dedica a desmenuzar las bases sobre las que descansa el Régimen
construido por los liberales hasta Porfirio Díaz. 122
120 Hale Charles A. El liberalismo mexicano en la época de Mora (1821-1853) [Traducción Sergio Fernández Bravo y Francisco González], Siglo XXI México 1999. Fue publicado en inglés en 1%8 por la Universidad de Yale; Hale tiene otro estudio titulado: La transformación del liberaiismo mexicano. Vuelta México 1991, que trata más el tema del porfüiato. Y salió en Princenton University Press en 1989. m El concepto circulación de bienes proviene de la Antropología Social y significa la construcción de redes sodales en base a favores o intercambio de servicios y cosas. 122 Guerra Fran~ois-Xavier. México: del Antiguo Régimen a la Revolución. [Traducdón Sergio Fernández Bravo]s Fondo de Cultura Económica México, 1995
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78
• La Constitución como un marco de referencia común que genera una ficción
de funcionamiento político en el que se analiza el significado real de
conceptos como división de poderes, elecciones, federalismo y la
Constitución misma empatada a una realidad mexicana y a unas fuentes de
inspiración liberal que se adaptan y moldean en un estilo de lo posible.
• Las características sociales y personales de los actores políticos del porfiriato
ubicados en los diferentes lugares y niveles del régimen. Su articulación
funcional a través de las redes sociales y su peso en la sociedad.
• La confrontación entre el funcionamiento de las sociabilidades tradicionales
a través de los vínculos sociales y el intento de las sociabilidades modernas
y sus formas de organización.
• La tensión generada por la construcción de un proyecto de modernidad y su
instrumentación y las ficciones frente a una realidad de caudillos y caciques.
La explicación de las razones de porque finalmente el régimen de Díaz logra
una paz social basada en la integración, asimilación y adaptación del
Antiguo Régimen a sus necesidades.
• A pesar de los consensos, la sociedad porfirista se presenta el conflicto de una
situación diferente en las comunidades campesinas que contrastan con la
modernización.
• Ello frente a una realidad donde en efecto el Estado experimenta un
crecimiento administrativo, político y económico que impacta desde luego a
la sociedad dándole características particulares híbridas entre la
modernidad y el Antiguo régimen.
• Finalmente se dedica a plantear las mutaciones culturales.
En la década de los 90 existió una especie de "intercambio" temático de Xavier
Guerra con Charles A. Hale, pues Guerra realizó un trabajo en tomo a la
revolución independencia y la primera parte del México Independiente titulado:
79
· ]rfoderttidad e Independencia. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas. Y Hale realizó
JlJ1 trabajo en torno al periodo porfirista titulado La transformación del liberalismo en
México a fines del siglo XIX. Este último trabajo se centra en el porfiriato dejando un
hueco que va de 1853 a 1867, pues su obra anterior interrumpe precisamente en los
alboreS de la lucha por La Reforma de 1857.
No son los únicos trabajos de hlstoria en torno a estos problemas. Existen más
antiguos como el de Jesús Reyes Heroles (1957) El liberalismo mexicano123 o más
específicos como el de Ernesto de la Torre Villar. La independencia de México.U4
Carmen Vázquez Mantecón La palabra del poder vida pública de José María Tornel; los
artículos de la Histaria general del Colegio de México. Sólo por mencionar algunos.
Estos trabajos revisados si bien nos ayudan a reconocer problemas generales del
siglo XIX y a ubicarnos en torno a acontecimientos, no nos son útiles para entender
los sentidos profundos de la discusión que nos ocupa; obras, autores e incluso a
interpretaciones del XIX mexicano como es el caso de la colección de artículos de
Ciro Cardoso México en el siglo XIX (1821-1910). Histaria económica y de la estructura
sociaP25 nos permiten tener un panorama de los problemas.
Con la orientación de estudiar al Estado liberal como punto de llegada, y sus
relaciones con las regiones como procesos de reorganización del espacio, sobre la
base de los procedimientos del Antiguo régimen como el cobro de alcabalas, así
como el papel de la organización política anterior y particularmente el papel de los
ayuntamientos en el periodo de la lucha de independencia decidimos incluir el
trabajo de Marceno Ca1magnani.126
Para fortalecer a la nación de su debilidad estructural, los objetivos centrales del
liberalismo fueron crear un sistema de libertades individuales e impulsar ellaisscz
123 Reyes Iieroles, Jesús. EllilktalisiiuJ nte.xicano (3 tomos} Fondo de Cultura Econónüca México 1994. 124 De la Torre Villar, Ernesto. La Independenda de México. Fondo de Cultura Económica México 1995. 125 Cardoso Ciro et al México en el siglo XIX (1821-1910). Historia económica y de la estructura sociPJ Fondo de Cultura Económica México 1980. 126 Carmagnani Marcello. Estado y mercado. La economía del liberalismo mexicano, 1850-1911 Fondo d2 Cultuia Económica México 1994.
80
Jaire, atacar el régimen de corporaciones y sus privilegios para crear una nación
moderna, progresista y jurídicamente uniforme. La velocidad de esos cambios, la
forma de instrumentarlos y el camino a seguir fueron los factores que terminaron
dividiendo a la elite intelectual mexicana arrastrando al país, tras la derrota del
caudillo Antonio López de Santa Anna , a una guerra de Tres años entre ambos
bandos, a la aventura de construcción del II Imperio tras la intervención tripartita
de España, Francia e Inglaterra hasta su culminación en el Cerro de las Campanas.
Las bases que erigen el edificio liberal siempre son necesarias para poder
comprender las discusiones de un momento determinado.
Mucho se ha hablado de los parecidos de la situación colonial con los modelos
políticos en España y Francia, pero nos parece útil comenzar con una diferencia
sustancial que marca Charles Hale y que repercutirá en los trabajos de formación
de la nueva República. Las diferencias entre las sociedades francesa y española.
Ambas tenían una nobleza que pensaba en términos de ordenes y estados,
mientras que en Nueva España los únicos órganos pensados en términos de
representación eran los cabildos.127 Las libertades no eran otras cosas que
privilegios fiscales o políticos. Al final en la Nueva España era esta la amalgama
de intereses de todas y cada clase, en donde existía una falta de cohesión
pronunciada por los intereses existentes.
127 lbíd .. p.48
81
Constitución como idea de cohesión y sistema político y la idea de rebelión no
· aparecieron repentinamente en la crisis de 1808; tampoco la llustración, el ejemplo
de la revolución norteamericana y francesa son así, como enunciados, suficientes
para entender como y porque se suscitaron las reacciones de independencia y
libertad ante la crisis de 1808 en México.
Debemos entender la articulación y la emergencia de esta crisis, para comprender
las razones de la ruptura en el pensamiento de esos hombres americanos con su
Metrópoli. La ruptura proviene de las propias ideas con las que habían funcionado
hasta ese momento, del marco conceptual y de las contradicciones que traían como
seres de una colonia y un Imperio.
En este sentido Guerra estaría de acuerdo con Hale al afirmar:
Si queremos explicar la revolución, hay que utilizar tanto una
historia cultural, que capta la especificidad de la ilustración ibérica,
como una historia social y política que analice, en el «tiempo largo»
las relaciones entre el Estado y la sociedad en el mundo ibérico. Este
último examen nos parece particularmente importante, en tanto en
cuanto la ilustración -la Modernidad- no implica necesariamente la
revolución."128
Posteriormente y en base a la diferencia marcada, hallar las dificultades que los
liberales encontraron para construir su República en los inidos del siglo XIX y el
tipo de liberalismo que influyó para postular su proyecto en La Reforma.
128 Guerra F.-Xavier. Op. Cit. P. 20
, 1
82
unos antecedentes interesantes en tornos al problema de la crisis
de 1808, lo confrontaremos a partir de este momento con los
planteamientos de Guerra. Lo retomarnos y lo comentarnos con lo que se conoce de
del liberalismo corno Hobbes, Locke, Voltaire, Montesquieu y
J{ousseau.
Las teorías que daban base al Estado eran el derecho natural o divino del monarca
y el gobierno. La polaridad entre un gobernante tirano y el príncipe justo
provienen nos dice Hale, de estas nociones aún feudales. Un buen gobernante es
divino porque preserva la justicia, el orden natural de las cosas, la armonía social
desde la estratificación y diversidad existente.
Gobernar mal, ser tirano es ir contra el orden natural y por lo tanto divino de las
cosas. La lucha contra el tirano nació en el periodo feudal corno la legitimidad que
surge como derecho de los estratos al orden y la resolución de sus conflictos.
Posteriormente el problema de la tiranía, fue retornada por la reforma Protestante y
finalmente secularizada en los planteamientos de Locke en el Tratado del gobierno
civil. Concluye Hale aquí que por lo tanto el constitucionalismo tiene su raíces en la
herencia medieval y en sus prácticas institucionales.
El absolutismo funda su teoría en la secularización operada a lo largo de las
aportaciones de Maquiavelo, Lutero, Bodino y Thomas Hobbes. La existencia de
instituciones y sectores sociales con jerarquías, estratos y relaciones diversas que
Hobbes reduce en la relación entre el monarca y el vasallo. La tendencia de
' f 83
~..nlllCJluu y antagonismo de la monarquía las corporaciones fue creciendo en su
.· desarrollo. La idea de que gobernantes y gobernados se relacionan en un pacto 0
,cuerdo común donde se establece el compromiso del Estado de respetar los
derechos inalienables, no lastimar a sus súbditos en lo que Dios les dio de manera
natural (vida, propiedad, bienes, trabajo, seguridad, etc.).
El gobierno debe garantizar aquí el bien común, es decir el respeto de estos
derechos básicos, por esto si el rey no cumple o lesiona sin fundamento estas
garantías básicas, los súbditos, sus gobernados están en su derecho de combatir
aquella "usurpación" que va contra el derecho divino y natural.
Las fuentes inglesas del liberalismo fueron entendidas de una forma muy diferente
en Francia, donde se percibió la libertad de forma más abstracta, tendiendo a la
constitución y a la soberanía. Hale explica que el esquema de Guido de Ruggiero
contrapone a las dos formas que son irreconciliables, simplificándolas en forma
extrema, pero que usadas en el modelo mexicano pueden ser útiles.
En Francia el modelo a seguir fue la propuesta de Constitución de Montesquieu,
esta propuesta ampliamente conocida era la de balancear los tres poderes
Ejecutivo, Legislativo y Judicial para poner un freno al poder arbitrario, ignorando
desde luego el poder de la oligarquía privilegiada. Sus ideas de la constitución se
volvieron un clásico sobre todo en los lugares donde el poder soberano era débil o
inexistente. Mora fue un partidario de la lectura de Montesquieu.
84
El estado absolutista, como ya refirió Hale, entró en competencia contra las
corporaciones y sus privilegios en el siglo xvm, fracasando sus iniciativas por
disolverlas o controlarlas. Rousseau atacó a las corporaciones como órganos que no
sólo se confrontaban con la monarquía sino con el pueblo. Oamaba por el
igualitarismo, por lo tanto criticaba las jerarquías. Reclamó la apropiación del
Estado por el pueblo, por lo que rechazaba las representaciones como bárbaras y
primitivas. Inspirado en la antigüedad, Rousseau presagió la confrontación clásica
entre el liberalismo y la democracia. Para Rousseau el gobiemo no podía llamarse
liberal en tmto se basase en corporaciones e instituciones y no en ciudadanos.
Esto parece ser el mismo parecer de Guerra quien afirma:
Las victorias del absolutismo y sus consecuencias es, sin duda, el
fenómeno clave del XVID francés e ibérico. Esta victoria es una de las
salidas posibles de una vieja pugna que viene de la Europa medieval:
la del Estado Modemo en formación con las instituciones
representativas de la sociedad: [ .. .]" ... Al concluir estas crisis, las
relaciones entre el poder real y las instituciones representativas del
reino son de tres tipos: victoria del poder del rey en Francia; victoria
definitiva del parlamento, después de la segunda revolución, en
Inglaterra; empate provisional, statu quo, en la Monarquía hispánica
de los Austrias."I29
La propia declaración de los derechos del hombre y del ciudadano tratan de
recoger las ideas liberales y fundarlas en nociones democráticas, dos tendencias
m Guerra, Franc;:ois-Xav'.er. Op. Cit. p. 22
t¡•' ... l J,~· 1}!
f , 85
que en ocasiones son contrapuestas y que en esta ocasión contradictoriamente
¡,uscan ser complementarias.
A pesar de que España por extensión se podía comparar a Francia en sus
afinidades institucionales, existen también diferencias que son importantes.
La primera es que la sociedad española del siglo xvm adoleció de conflictos cuya
razón ella falta de fortaleza de una clase media profesional y comercial.
Más importante es la adhesión que en España existía por la monarquía pues el
despotismo ilustrado que se construyó en el régimen de Carlos m había
neutralizado los cuerpos constituidos.
Y Hale y Guerra coinciden en la ortodoxia católica:
"La diferencia más importante afecta al campo religioso. A partir del
siglo XVII no hay en el mundo hispánico minorías religiosas
significativas. El catolicismo representa desde esa época un elemento
esencial de la identidad hispánica ( ... )"130
La única amenaza seria, señala Hale, había sido la Iglesia, sin embargo las reformas
borbónicas minaron el poder de la Iglesia y se fortalecieron en la fuerte ortodoxia
católica de los españoles. Las consecuencias, fue la carencia de pensamiento
político constitucionalista que con excepción de Gaspar Melchor de Jovellartos, no
causó una huella profunda entre el liberalismo español de ese periodo. La
independencia de Estados Unidos y su constitución pasaron casi desapercibidos
130 Guerra Ibíd .. p. 34
~*, .. t~l
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J
dividirse en las "dos Españas''.
86
francesa que el sistema español comenzó a
Frente a la revolución francesa fue Floridablanca una reacción que se dio en un
rnomento de debilidad de la monarquía con Carlos N. Esta reacción no fue como la
inglesa donde la defensa de las libertades y las instituciones inglesas concentraba
las diferencias con Francia, mientras en España la reacción provenía de un
absolutismo incrementado de la Iglesia y el Estado. Las ideas ilustradas podfan ser
balanceadas y amortiguadas en la división española por el liderazgo y la figura del
rey cuya lealtad imponía la unidad. Por eso, nos dice Hale en 1808, cuando
Napoleón Bonaparte logra las abdicaciones de Carlos N y luego de Fernando Vll;
España cayó en una verdadera crisis constitucional.
El pensamiento de Gaspar Melchor de Jovellanos y sus ideas constitucionalistas
influenciaron al liberalismo mexicano. Jovellanos fue la figura principal de la Junta
Central de Sevilla. Antes de 1808 su constitucionalismo fue académico y
especulativo, pem adquirió gran relevancia con el problema de la abdicación al
trono de Carlos N y Fernando VII en Bayona "La monarquía no era una posesión
privada, sino más bien pertenecía 'a la totalidad del linaje, y en su defecto al
pueblo' " Por ello en ausencia del monarca, el establecimiento de las juntas
respondía a los principios básicos de la legalidad española. Al ser desplazados los
monarcas, ia soberanía correspondía a la nación, en ausencia del rey, por lo que
rechazaba a las autoridades antiguas. Al igual que Constant rechazó la soberania
, ' ' 87
. popular de Rousseau y se adhirió a la idea de instituciones intermedias del tipo
inglés- Jovellanos, sin embargo fue más adicto a la monarquía que Constant por lo
que desde luego no se declaró la República en España. La soberanía, en el modo
• español se entendía sobre todo como un monopolio y atribución del monarca, por
lo que no se declaraba la soberanía de la nación, pero se organizaba en juntas
populares para sostener el gobierno. Defendía la legitimidad de la Junta Central en
armonía con la constitución. La organización del pueblo para gobernarse y su
insurrección respondía al deseo de preservar la cultura y la tradición españolas
frente al usurpador extranjero. Las Juntas eran la preparación de las Cortes como
institución representativa de la Nación.
Pero la convocatoria a Cortes tenía un problema de si debería reunirse por
estamentos o como un cuerpo. La respuesta de Jovellanos fue la integración en dos
cámaras: una para la nobleza y el otro para la representación de las ciudades. La
nobleza desempeñaba en las ideas de Jovellanos un papel constitucional
importante. La creación de un orden constitucional donde la nobleza recobrase su
antiguo papel permitiría establecer un nuevo pacto que no fuese opresivo al
pueblo. Las esperanzas sobre la nobleza fueron una quimera en un sociedad donde
los intereses corporativos eran tan fuertes. Las bases de Constant en Francia eran
débiles en España por lo que la polémica en Esparta se dio en la debilidad de las
propuestas de Jovellanos. Las Cortes de Cádiz sepultaron el constitucíonalismo
histórico de Jovellanos al declarar que la soberanía de la nación reside en el pueblo.
, !
régimen y el nuevo.
88
histórico quedó atrapado entre el antiguo
Para Hale "El régimen de Cádiz, a pesar de lo corto que fue, prosiguió los
esfuerzos borbónicos para dar al país unidad legal y administrativa. Atacó los
privilegios señoriales, las corporaciones y las jurisdicciones locales y especiales. El
nuevo objetivo, apenas percibido por los borbónes, era una nación basada en
igualdad legal y tributación proporcional." Estos esfuerzos liberales que
impactaron especialmente en México fueron suprimidos con el regreso de
Fernando VIL
Constant que fue traducido en España tras la breve restauración constitucional de
1820 atraía porque el lugar de donde escribía reproducía las preocupaciones
españolas de enfrentar a un poder despótico o el despotismo de las insurrecciones
populares.
Las instituciones donde se erigió el constitucionalismo inglés eran más débiles en
España , en Nueva España eran casi inexistentes. Los privilegios corporativos
destruidos en la revolución francesa (sobre todo del clero) estaban intactos en
España y desde luego en su colonia_ El centralismo y supremacía del poder hacían
difícil el establecimiento del régimen constitucional.
Estos factores serán refrendados al construir el nuevo gobierno mexicano, al
experimento de la monarquía prosiguió el establecimiento de la república con un
amargo periodo de caudillismo y la dictadura de Santa Anna. Hale establece que
89
;un salto muy importante, la intervención norteamericana, pues ella le abrió a los
um~rato::<> los ojos sobre los peligros que corría el país, si no se hacía lago por evitar
la ingobernabilidad y fortalecer las instituciones económicas y sociales del país.
'para Hale, la guerra con los Estados Unidos entre 1846-1848 y su resultado
desastroso para México, colocó en la cabeza de los intelectuales el temor de que la
República pudiese desaparecer ya fuese por la embestida de los norteamericanos o
por el caos creciente provocado por ese otro México, el de las rebeliones indígenas.
Esta situación de incertidumbre motivó un auto examen de toda una generación
de liberales para tratar de encontrar el remedio de los males de México, según Hale,
el hecho puede verse sobretodo en la rica producción editorial en los años
posteriores a 1846; que involucró a la intelectualidad mexicana en el problema.
Aparecieron coincidentemente y en relación al problema, diarios importantes como
el Siglo XIX, El Monitor Republicano, El Tiempo y El Universal. En ellos participaron
Lucas AJ.amán, Mariano Otero, Manuel Diez de Bonilla, Francisco Zarco y Manuel
Piña y Cuevas. Se elaboraron en relación al problema, también las historias de
Lucas Alamán, de Cuevas y de José María Tornel.131
Toda esta producción intelectual se da en el país cuando la situación regresa a una
relativa calma. En diciembre de 1847, probablemente Mariano Otero realiza un
balance de la derrota. Esta fue causada por la división del país. Los indígenas no
tenían incentivos para defender la nación, dada su condición miserable, de la cual
el país es el propio responsable. Los sectores productivos estaban lastrados por las
subvenciones y los impuestos por los que han perdido su patrimonio en manos dei
clero, que viviendo en la opulencia no quiere ceder nada, ni en nada. El Ejercito
entró en decadencia tras su derrota frente a los norteamericanos.132
131 Cf. Alamán, Lucas. Historia de Méjico, desde los primeros movimientos que prepararon en el año de 1808 hasta la época presente ICH-FCE Facsimilar México DF, 1985. Tomo V. 132 Hale, Charles A. Op. Cit. P 16
90
· ¡.a conciencia de la división y el fraccionalismo, dieron origen a contradicciones en
la interpretación de las causas de la crisis por las que atravesaba la República. Para
Qtarles A. Hale, la guerra tuvo como consecuencia la división de los liberales con
la presencia cada vez más fuerte del llamado Partido Conservador, encabezado
por Lucas Alamán. Los conservadores se agruparon en tomo a El Universal donde
fuera de lo que se ha creído los conservadores tenían aceptación.
El argumento central de los conservadores, nos expone Hale, intentaba dar
respuesta a la amenaza del 47, se decía que la ruptura con el pasado y la adopción
de ideas extranjeras, habían debilitado el espíritu nacional y la identidad cultural
internas provocando la anarquía y la debilidad frente al exterior. Alamán es la
" . figura fuerte del conservadurismo mexicano. Sus ideas reclaman un cambio, pero
propio y pacifico, alejado de la tempestad y la violencia de las revoluciones.
Alamán introdujo los problemas que preocuparon a los liberales de su generación,
y de las generaciones siguientes en la discusión de los caminos que se deben seguir
para consolidar el establecimiento de un Estado nacional moderno.
Uno de esos problemas tiene que ver precisamente con las llamadas dos
revoluciones de la Independencia. La discusión en torno a si la independencia
mexicana es la continuidad del movimiento de Hidalgo iniciado en 1810 o bien fue
el logro de la conspiración de La Profesa, el Plan de Iguala y las tres garantías. Al
. margen de la polémica de si el día de la independencia es el16 de septiembre o el
27 de septiembre (fecha de entrada del ejercito trigarante a la Gudad de México) y
del resultado de quien ganó las festividades y que todos los mexicanos conocemos,
el problema es importante porque arroja precisamente las bases de una discusión
más amplia que tiene que ver con la concepción liberaL
El significado simbólico que Lucas Alamán intentara rescatar la figura de Hemán
Cortés nos remite al mensaje político de " ... que el curso cultural e histórico de
México no tenia porque ser una ruptura violenta con el pasado". Y mejor aún que
la tradición española estaba presente en las fortalezas y la forma de ser
91
Jllexicanas.133 Esto no venía de un productor de panfletos anónimos aislado sino de
el historiador con más estatura del periodo, que en sus bases ilustradas se apoyaba
en documentos para defender sus dichos. Su posición rechazaba la revolución de
Jlidalgo pues temía lo que para él representaba como caos e insubordinación de las
clase bajas contra la propiedad y lo que él denominó civilización. No obstante
reconocer figuras valiosas del movimiento como Ignacio López Rayón y José
Maria Morelos y Pavón, presagió que de haber triunfado habría sido una
catástrofe.134
La revolución para Alamán que era el climax de la historia mexicana, era la surgida
del Plan de Iguala y las tres garantías, anclada en principios que se alejaban del
anticlericalismo y de las propuestas democráticas de 1812, reactivadas con la
rebelión del coronel del Riego en 1820. La rebelión de Iturbide tenía motivos para
distanciarse de la revuelta de Hidalgo, la cual había combatido como general
realista. La fuente de ambas revoluciones declaraba su calidad, pues mientras el
movimiento de Hidalgo se ligaba al pasado precortesiano e indígena, la de Iturbide
se afirmaba en el pacto de las tres garantías que se enraizaba en la cultura
mexicana formada desde la colonia y unificaba a la nación.
La revolución de independencia como continuidad hispánica se vinculaba al culto
de Agustín Iturbide y apareció con fuerza en los escritos conservadores entre 1846
y 1853. Los conservadores pedían a todos los liberales la elección definitiva de una
de las dos revoluciones. La primera que elevaría la idea de la soberanía popular, o
bien reconocer y evolucionar desde las instituciones sólidas del pasado colonial.
Anteriormente la revolución había sido considerada como un movimiento integral
que tenía como punto de partida en Hidalgo y había sido completado en Iturbide.
El peso de esta tendencia se fue imponiendo agregando que había sido una lucha
133 a. Hale Richard. A. Op. Cit. p 22-23 134 lbíd. Se mezcla.'"\ en el caso de Alamán asuntos personales relacionados con la problemática. Fue gestor de los intereses del Duque de Terranova y presenció las turbas de Hidalgo en Guanajuato.
(' 1
92
· contra 300 años de la "Tiranía Española" .135 Sin embargo tanto José Maria Luis
Mora como Lucas Alamán coincidían en su temor contra las turbas sin control y los
excesos que habían presenciado en la guerra de independencia, y a pesar de sus
diferencias también coincidían en la necesidad de la independencia mexicana.
Estos pensadores recogían el ambiente del siglo XIX y el motivo fundador del
grupo liberal conservador, el temor a la inestabilidad revolucionaria que traían
como consecuencia la fragmentación del país y sus enfermedades colaterales: los
peligros de invasión extranjera y las rebeliones internas.
Resolver la inmadurez del país, su ingobernabilidad, su desunión en la conciencia
de construir una República. Pero, ¿Cómo hacerlo con una economía arruinada por
las guerras y sin un desarrollo mercantil capitalista lo suficientemente fuerte para
cimentar una sociedad civil sólida y de ciudadanos? Hale nos menciona aquí que la
Monarquía liberal constitucional apareció como una alternativa entre los
conservadores.
Después de la guerra con Estados Unidos, las ideas monarquistas volvieron a
aparecer impulsadas por Alamán; pero a diferencia de Gutiérrez de Estrada, ahora
el argumento no era copiar el modelo europeo sino resolver los problemas
mexicanos, desde la naturaleza y: herencias nacionales. A partir del Plan de Iguala,
El Universal conservador se reforzó en El ómnibus y en El arden. Frente al caos y
anarquía existente, escoger entre la República y la Paz colonial, era preferible la
monarquía Constitucional liberal como un gobierno de tránsito. Sin embargo la
restauración monárquica se enfrentaba a su impopularidad en una sociedad que
renunció desde el principio a ella. En 1830, estas ideas le costaron a González
Estrada el exilio.
La base de los conceptos de Gutiérrez de Estrada eran interesantes pues se nutrían
de las experiencias francesa y española que habían enfrentado las calamidades de
los efectos de la revolución. El descontrol que generaron las revoluciones en el
135 Ibíd .. p.24-25
93
siglo XIX y particularmente la de 1848 explican la difusión de las ideas
conservadoras entre los liberales en ambos lados del Atlántico.
Por otra parte, los Estados Unidos habían demostrado después de 1848 de lo que
eran capaces. El sentimiento de rechazo a los Estados Unidos perdura y encontró
un elemento más para el pensamiento conservador que oponía la tradición católica
e hispánica a los herejes protestantes_. nuevos infieles que debería ser resistidos
desde una coalición de naciones católicas americanas.
El monarquismo se volvió la salida para algunos liberales que rehuyeron el caos
interno y consideraron el fortalecimiento de las instituciones internas para
enfrentar la amenaza externa. Pero, nos dice Hale, el sueño conservador de un
monarca local tuvo como expresión la dictadura de Santa Anna, una verdadera
caricatura del monarquismo. Muerto Alamán la alternativa de la monarquía liberal
ya no buscó dentro del país, sino comenzó a buscar un príncipe extranjero.l36
Los resultados de la guerra de 1847 afectó por igual a los bandos. Tras la guerra
ambos bandos, conservadores y liberales, reconocieron la división como factor de
debilidad. Había que fortalecer a la actividad ~onórnica del país reforzando a los
terratenientes de la clase media, por lo que se pensó que la colonización de
inmigrantes europeos era el camino a seguir. En este camino la Iglesia y sus
propiedades territoriales nos dice Hale representaron un serio obstáculo. Los
gobiernos de Herrera y Arista cuidaron la relación con la Iglesia y el debate liberal
con la Iglesia era realmente con una minoría al finalizar la guerra. Pero en 1851los
136 Cf. IUíd. p. 35
f ,,
94
liberales lanzaron a enunciar de nuevo, como lo habían tratado de hacer en 1833,
las leyes liberales.
Llama la atención, que a pesar ae las diferencias entre España y México establecida
por los autores y cuyo eje central es que en España prevaleció la monarquía, la
historia de España en el siglo XIX no haya sido muy distinta a la mexicana: Golpes,
cuartelazos, pronunciamientos y guerras intestinas.
Se ha indicado hasta aquí como la fobia a las rebeliones internas hicieron que los
pensadores liberales temieran el caos provocado por los conflictos internos. No es
casual la adopción de las ideas de Benjamín Constant 137
Constantes un exponente de la defensa de la libertad civil individual en contra del
poder despótico, que tuvo importancia en México sobre todo porque defendía esta
libertad en un país donde las instituciones secundarias o intermedias eran débiles.
Constant reaccionaba en contra de la revolución francesa señalando que en ella
había aparecido dos direcciones o "Impulsos": uno que es favorable a la libertad y
otro que es favorable al despotismo.
La revolución había sido necesaria para romper "las cadenas del pueblo" pero la
tempestad revolucionaria había barrido las instituciones del pueblo y se había
erigido un gobierno atroz que concentraba el poder central. Sin oponerse al
concepto de soberanía popular establecía un crítica al concepto en el que
137 Estas ideas, como las que. hemos presentado atrás, como la que presentamos en este capítulo son la las ideas de Charles A. Hale y hemos ido comprándolas con Guerra. Entresacamos corr.o hemos dicho lo que nos será útil para la lectura de la historiograffa de la seg-..mda mitad-del siglo XIX.
r 1
95
' reconociendo la soberanía popular, le negaba el derecho de involucrarse en las
necesidades de una existencia individual a la que el ciudadano tiene derecho.
Voluntad legítima contra fuerza ilegítima en contra de los individuos. La soberanía
popular debe definirse y establecer sus límites con respecto a la voluntad
individual. La falta de ello convierte la soberanía popular en despotismo.
Opuesto al despotismo de la revolución y luego al del gobierno napoleónico,
admiró en Inglaterra la continuidad de sus instituciones y la preservación de la
libertad por un periodo tan prolongado. Al contrario de una Francia que
proclamaba su libertad y no cumplía con sus leyes. Constant fue partidario de las
representaciones, pero opuesto a las corporaciones. El establecimiento de
organismos intermedios era una necesidad de la sociedad para preservar los
intereses ciudadanos. Así como la defensa de la autonomía y la permanencia de los
organismos judiciales propuso la instauración de jurados populares que
equilibraran al poder.
Así. también veía con descontento el anticlericalismo, si bien no estaba contra la
libertad de cultos y respetaba el principio de separación de la Iglesia y El Estado,
también veía un Estado antirreligioso como un exceso contra la libertad individual.
Fue partidario del fortalecimiento de los poderes locales y municipales como
contrapeso a la uniformidad que pretendía el gobierno central. Un gobierno local
bien constituido se preocupaba por ei desarroiio de su comunidad.
1 ¡'
1
r i í
96
El soporte de la libertad es la propiedad, para Constant pues la indigencia
convierte a los hombres en menores de edad. La propiedad se cualificaba mejor
cnando era territorial y no industrial.
El enfrentamiento de los liberales con una sociedad sólidamente construida sobre
la base de corporaciones, en la que la noción general es sentirse como parte de un
reino, los lleva al intento de destruir las bases de lo que ellos suponen es el
principal obstáculo para una república igualitaria, un igualitarismo en el que
nuestros autores, Guerra y Hale, insisten no se puede asumir totalmente pues
implicaría "igualar'' a los indígenas que son las dos terceras partes de la población.
Además se debe tener en cuenta como nos expone Guerra los propios
rasgos sociales de los liberales:
La revolución, [francesa y vale para las hispanas] es pedagogía
porque ·la sociedad no es todavía el pueblo ideal. [ .. .]" La
radicalización aparece como una consecuencia del nuevo sistema[ ... ].
Surge, por una parte de la pugna dentro de las elites modernas( ... )
Por otra parte, la radicalización resulta también de la difusión de las
nuevas referencias en la sociedad a grupos cada vez más bajos. El
carácter abstracto y no determinado del nuevo lenguaje tiene un
poder movilizador considerable. En algunos casos este lenguaje es
capaz de asumir los agravios y las quejas de los viejos actores
corporativos como, por ejemplo, los pueblos que se manifiestan
durante >>la gran Peur«, la gran revuelta campesina de 1789. En otros,
abre ei campo a ias utopías sociaies y a ias revueitas igualitarias. ( ... )
toda resistencia social no puede venir más que de los enemigos de la
libertad que, por definición, no pueden ser el pueblo."138
EstoS problemas no pudieron ser resueltos aún en el sentimiento general, a pesar
de que el Estado Nacional logró al fin sentar sus reales en el dominio
adnúnistrativo del país. No obstante que el referente es la Constitución como
afirma Guerra en su noción de Antiguo Régimen, y que la idea constitucional se
fue construyendo en el pensamiento de Mora y otros liberales con un optimismo
inicial en donde la fuerza de las leyes bastaban para la transición.
Se pensaba que se requería un sistema de salvaguardas que permitiese la
construcción de un gobierno con contrapesos en los que quedara garantizada la
autoridad el Estado y las libertades de los individuos.
Sin embargo el diseño legislativo se enfrentaba a una construcción sólida y a un
proceso de gobierno que había sido afectado por la municipalización desde 1812, lo
que traía a diferencia de España una fuerte presencia de las regiones en el país. Sin
monarquía y sin elementos de cohesión interna los actores regionales se había
fortalecido con lo que la secesión y la dispersión del país blandieron su espada
sobre los primeros gobiernos, además de la consideración de Guerra en el sentido
de que esos cambios debemos tener en cuenta el problema de los individuos y
colectividades territorial:
.138Guerra. Op.cit. p. ~32
, 98
"El actor social es siempre el individuo o la colectiVidad territorial
moderna en donde reside (el mUIÚcipio, el estado de la federación)."
139
Llegar al establecimiento político de una república140 tuvo que pasar por el proceso
de corúiguración de un pensamiento en el que la lucha contra las corporaciones fue
un eje muy importante.
"Todo lo que se podría turbar con esta igualdad de los individuos
frente a la ley esta prohibido: los títulos de nobleza, las prerrogativas,
los honores hereditarios (articulo 12), no hay pues, ni leyes ni
tribunales particulares, salvo los tribunales y únicamente para
cuestiones de disciplina militar (Artículo 13). Es el final de los restos
de una estructura jurídica del Antiguo Régime0¡ enteramente
fundada sobre la diversidad de estatutos y privilegios garantes de la
libertad."141
El texto de Hale reseña detalladamente el paso del constitucionalismo a la lucha
contra las corporaciones en Mora y se dedica a analizar la influencia del
pensamiento utilitarista que influye en estos planteamientos.
139 Guerra Fran~ois-Xavier. Op. Cit. p. 34 140 Aunque aqui existe también matices pues a pesar del triunfo liberal, la oligarquía no logró al principio concretar las reformas, el programa político de liber..ades füe relativo en la di...-tadura de Porfirio Díaz e historiadores como Antonio Annino se planteaban estudiar como una oligarquía se había podido mantener estable con un proyedo inacabado y excluyendo a la mayoría de la sociedad (Ver: Annino Antonio. "El pacto y la norma. Los orígenes de la legalidad oligárquica en México" en Historias # 5 Enero-Marzo de 1983 México p. 3-32 141 Ibíd.
99
La construcción de la ciudadanía tiene que ver un problema que el texto de
Fernando Gonzalo Escalante trabaja142, el problema de la relación entre el proyecto
representado por los liberales o deber ser y el funcionamiento real que tensa el
proyecto con su aplicación.
A partir de una reconsideración teórica del problema de la moralidad en el
pensamiento clásico y moderno (Pascal, Weber, Durkheim, Bergson, Wittgenstein,
entre otros}, Escalante ha podido tender un puente sobre una herida enorme: las
paradojas y antinomias entre el ser y él deber ser que han caracterizado el discurso
critico y auto crítico de los políticos mexicanos del periodo independiente, y que
han empapado, asimismo, la historiografía de tema mexicano.
Escalante Gonzalbo se propone estudiar "los valores que se manifiestan en las
conductas, a partir del supuesto de que esos valores ayudan a explicar las
conductas"143• Considera que, "en la vida cotidiana, los hombres actúan como si
siguieran reglas", pues, "saben cómo hacer las cosas, y ese saber incluye una
experiencia práctica, una capacidad reflexiva y una orientación normativa"t«. En
fin, asume que "no hay ninguna distancia entre los hechos y los valores. La acción
manifiesta usos, formas de vida que son, inmediatamente, pautas morales."145 .
En esta perspectiva, el autor puede organizar el material historiográfico para
intentar una explicación de la política mexicana del siglo XIX. Y esto es así porque,
al abordar esas pautas morales como una dimensión material de la vida sociai
(pautas que son, de hecho, verdaderos a priori de época}, que da en posibilidad de
142 Escala.t.tte Gonzalbo, Fernando, Ciudadanos i;r..aginarios. lvfc:morial de: los afanes y desvcnt-.1ras de la virtud y apología del vido triunfante en la repríblíca mexicana. Tratado de moral pública. El Colegio de México Cent-ro de Estudios Sociológicos México,., 1992. 143 Ibíd .. p. 22 1« Ibtd .. p. 30 145 Ibtd .. p. 31
100
reconsbuir la "estructura" o, mejor dicho el "orden" interno de una moralidad
yigente, que no es otra cosa que el orden de la política realmente existente.
El de Escalante Gonzalbo es un estudio, parafraseando a Michel Foucault sobre
las condiciones de posibilidad de la política mexicana, sobre su positividad.
Ciudadanos imaginarios recorre buena parte de los tópicos favoritos de la
historiografía, sobre todo de aquella que se ha ocupado del proceso político: el
ejército y la Iglesia; la corrupción, la usura y el contrabando; el orden rural
fluctuante; los desfases entre liberalismo, democracia y ciudadanía; las
sorprendentes reacciones de los líderes políticos en las coyunturas más críticas
imaginables. Se busca la racionalidad inmanente a esos comportamientos de
individuos y, sobre todo, de entidades colectivas.
Un ejemplo: en la indisciplina proverbial de los militares o en 1<. predisposición de
los prestamistas a obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible,
Encuentra no tanto una fatalidad idiosincrásica, sino el resultado lógico de un
"orden" de cosas, de una moralidad específica. Encuentra, en otras palabras, la
evidencia de un modelo político donde la eficacia y los prestigios de la autoridad
se dispersan en múltiples enclaves personales e institucionales, que van del
hacendado y la hacienda al general y sus regimientos; de las comunidades agrarias
y sus diligencias naturales a la liquidez monetaria - siempre envidiable- de los
comerciantes; de la autononúa de facto de los agentes aduanales a un sistema de
reciprocidades políticas no formalizado, pero no por ello menos eficientes.
El Estado no es una cosa, sino un proceso con actores específicos y visibles, lo que
supone- si se me permite el anacronismo- una determinada correlación de fuerzas
en el ámbito político nacional. Porque del texto de Escalante no puede
desprenderse- sugiero- un veredicto sobre la inexistencia del Estado en la primera
parte del siglo XIX. Lo que parece más pertinente señalar es que el Estado, en tanto
que autoridad, enconb·aba su materialidad plena en instituciones y hombres
diversos, no sujetos a las mismas prioridades de acción ni al mismo sistema de
lealtades.
101
Todo lo cual no significa que estemos; y esta es una de las aportaciones de
Escaiante Gonzalbo, ante un ámbito de indeterminación, ante una realidad
iJÚllteligible: el orden en el desorden estaría dado, desde la perspectiva del
bistoriador- por la identificación anaütica de los mecanismos de apelación y
movilización políticas; por la identificación de los códigos básicos de
funcionamiento del sistema en su conjunto, por la reconstrucción de la sintaxis de
un discurso que se repite, casi con independencia del talante ideológico del emisor.
Este es una larga inquisición sobre el fracaso de la figura del ciudadano y de la
dimensión legal del Estado. En la medida en que no se trataba de saber tan sólo por
qué los valores políticos vigentes permitían comportamientos ajenos al
acatamiento de la ley, sino de qué sustancia y cómo estaban organizados los
valores imperantes, en esa medida el trabajo de Escalante resulta apasionante y
esclarecedor.
Quedan sin embargo dos problemas que, me parece, deben señalarse. Uno se
refiere a la caracterización misma del Estado. Asumo que la intención explícita del
trabajo no está directamente relacionada con una descripción y conceptualización
del Estado mexicano en la pos independencia. La suya no es una historia del
Estado, sino una historia de sus condiciones de posibilidad; la suya tampoco es una
historia de la política, sino más bien de sus premisas socioculturales. No obstante,
Escalante Gonzalbo presenta tal cantidad de indicios al respecto, que resulta
prácticamente imposible obviar el asunto.
Veamos una sola de las posibilidades que se desprenden del trabajo de Fernando
Escalante. En la medida en que ninguna facción política triunfó plenamente en
México, quizá hasta el advenimiento del Juarismo146), debemos inferir que el país
vivió por décadas -interpreto- un equilibrio catastrófico entre las fuerzas políticas.
Esto no representa un desorden puro y llano, sino un escenario político específico.
146 Ibíd .. p. 99
102
Y en el origen de este escenario político inestable se encuentra la gran anomalfa
que representó la consumación de la independencia mexicana, que ha sido
analizada por Antonio Annino y que recupera Escalante Gonzalbo. La
independencia fue, en muchos sentidos, "la derrota de la lógica estatal moderna"
147; esto es, la derrota de la centralización y unificación del discurso público por
cuenta de una burocracia o una clase política, y el triunfo de las oligarquías locales
vinculadas a la tierra, a la patria chica, a la lógica de la dispersión del poder.
La evidencia más notable de lo anterior es que, para todo efecto práctico, el Estado
decimonónico estuvo atado, por décadas y sin mediaciones, a los intereses
corporativos o de grupo de sus intermediarios- lo que no es idéntico a afirmar,
insisto, la inexistencia plena del Estado. Ciertamente, México no conoció (quizá
hasta la restauración de la república) una elite política nacional que haya definido
con algún éxito su propio modelo de reproducción y legitimación; no conoció,
tampoco, el hombre providencial, un dictador al estilo de Rosas en Argentina o
Francia en Paraguay. Deduzco, entonces que Santa Anna fue, apenas, una
caricatura de lo que pretendió ser.
Todo el fenómeno anterior define a plenitud el potencial de conflicto político
mexicano de la época. Por un lado, el empate de las fuerzas políticas mexicanas
hada de la disidencia (por vía, sobre todo, del pronunciamiento un ejercicio
razonablemente seguro: si se alcanzaba el éxito, se abrían las puertas de las
instituciones de la República; si se fracasaba, la amnistía era inminente (pp. 129 y
ss.). De otra parte, el equilibrio multiplicaba los actores y sus alianzas; como afirma
Escalan te,
Los puebios, ias hacendados, los militares (esto es, lo intermediarios) buscaban su
espacio en alguna otra parte, en un orden que mantuviera sus püvi]egios y que
147 I!Jíd .. p. 98
r !íS .... ,
103
auntentara su capacidad para obrar. Hacían su politica en contra del Estado en lo
que este tenía de orden cívico, liberal democrático (p.99)
En lo que éste tenía, me parece, de emisor de un discurso hegemónico dirigido
eficazmente a la figura del ciudadano.
Tengo la impresión de que Escalante Gonzalbo no sacó todas las consecuencias de
estos hallazgos, de esas líneas argumentales que prefigura en su libro. Si tal vez no
ha sido el primer historiador en dejar de lado el ídolo del desorden en el primer
México republicano, las argumentaciones y evidencias empíricas de su trabajo
empujan a una reflexión mucho más amplia sobre el problema del Estado, la
cultura política y el poder en esos años. Un poco impresionado por la calidad, el
tono y la contundencia de sus fuentes, Escalan te Gonzalbo parece a veces tentado a
dejarles la última palabra, y se resiste a emprender una explicación que, en rigor, le
pertenece al propio Escalante.
Si el punto anterior no deja de ser, al menos en alguna medida, externo al texto de
Escalante, la otra duda sí parece remitir al universo analítico y metódico de
Ciudadanos imaginarios. ¿En qué medida el discurso civilista, liberal y democrático
tuvo éxito en el México republicano? ¿Cuándo y cómo este discurso pasó a
constituir también una parte fundamental del itnag'•nario poiítico nacional? Porque
al lado de esa concepción y de esa práctica política que se basaba en las lealtades
personales, las soberanías corporativas, la preeminencia de lo local, la
relativización del ámbito de la ley, que sin duda marcó a México después de 1821,
104
uno tendría la impresión de que subsistió siempre una suerte de moralidad
republicana.
El discurso civilista, liberal y democrático - sin equiparar innecesariamente los
términos- tiene también su historia. Quizá no siempre estuvo subordinado a las
otras formas de apelación política. Aun cuando tiene razón Escalante al subrayar
que, sobre todo a partir de Daniel Cosío Villegas, se ha hecho un mito del "orden
cívico" durante la república restaurada (pp. 292-293), y aun cuando algunos
historiadores han encontrado que Juárez y Lerdo se valían lo mismo de la
legalidad que de la ilegalidad, ello no prueba que el verdadero discurso de ambos
personajes fuese otro, distinto al de su vocabulario liberal republicano.
Muestra, en cambio, que aun cuando las acciones evidencia inmediatamente
pautas morales, aun cuando no tenga caso escindir valores y hechos, aun cuando
los hombres se comportan como si siguiesen reglas, aquellos, los hombres, se
mueven y actúan en ámbitos mínimos de libertad. En otras palabras, eligen a partir
de valores, de apremios, de objetivos.
Y no se elige, valga la expresión cuando no hay elección. Se elige en el arco de un
conjunto de valores, pero estos valores pueden ser de distinto origen, y pero aún,
i..'Teeonciliables entre si: Juárez y Lerdo podían pensar que ia división de poderes
era un valor republicano y liberal; pero podían pensar también que la estabilidad y
la obediencia eran igualmente republicanas y liberales. Los actores no siempre
pueden conciliar y sintetizar. Aun así, deciden. Remitir su opción a un solo valor
básico y presuponer que los valores no evidenciados en acciones no existen o son
105
. enteramente prescindibles, resulta peligroso y tal vez injusto. Nos quedartamos
c0n actores sin desgarramientos, sin libertad
' f Capítulo IV lA lllSTORIA DE lA REFORMA Y SU LECIURA..
A) José Maria Vigil y México a través de los siglos
106
Para José María Vigilia Reforma es la consecuencia de procesos de larga
duración que vienen gestándose desde que el país hace su aparición con
la conquista española. Así recorre la historia mexicana de manera
rápida en la introducción al tomo V para ir deteniéndose en los momentos en que
él encuentra signos de antecedentes de la voluntad reformista en los distintos
momentos de la historia mexicana.
Así nos afirma:
"La reforma, planteada en medio de profundos sacudimientos en el
periodo que comienza con la caída del dictador Santa Ana (agosto de
1855), y el establecimiento del imperio que algunos años después con
tan desastroso éxito se ensayó bajo la protección de un gobierno
extranjero, no son hechos aislados, nacidos de circunstancias
pasajeras al calor de preocupaciones poco justificadas, sino
consecuencias de antecedentes que de largo tiempo atrás se habían
hecho sentir en nuestro desenvolvimiento social, pudiendo señalarse
algunos de ellos como la cuna de nuestra civilización, en el momento
solemne en que bajo la espada del conquistador, México se iniciaba
en los misterios de la cultura cristiana."148
Así nos presenta un cuadro donde las disputas de la Iglesia con los conquistadores
y entre la propuesta de cortés de sujetar a la Iglesia a un poder civil son muestras
de la voluntad de Reforma desde los tiempos iniciales de la colonia. Refiere y
148 José María Vigil. Op. Cit. p. ID
-_··"''-·o:•"
107
}\alaga la importancia de la evangelización sobre las costumbres antiguas y la
problemática de la disputa entre españoles y frailes, las conversiones ficticias y la
forma como se fueron entrelazando las costumbres antiguas con las nuevas. Asi
tnismo ubica allí el origen de los primeros conflictos que irán moldeando la nueva
nación que heredamos los mexicanos con la independencia:
"De esta manera hallamos esparcidos desde los orígenes de la colonia
gérmenes de discordia que tarde o temprano debían madurar,
produciendo gravísimas complicaciones. El espíritu de corporación,
fuertemente apoyado por las ideas dominantes de la época, vino a
crear una oposición más o menos latente entre la autoridad civil y la
eclesiástica; ese mismo espíritu, en un sentido más restringido, creó
serias desavenencias entre las órdenes religiosas y el poder episcopal;
descendiendo todavía más, hallamos entre aquellas serias rivalidades
que no podían menos que producir quejas y recriminaciones mutuas,
y por último en el seno de cada comunidad asomaron síntomas
disolvente enérgicamente fomentados por intrigas e intereses que mal
se conformaban con las prácticas de la caridad cristiana. Todo este
conjunto de aspiraciones y tendencias discordantes se desarrollaban
en el seno de una sociedad compuesta de elementos heterogéneos,
bajo la acción directa de un poder remoto que malamente podía
coordinarlos, cuando abrigaba en su seno un principio de conflictos
inevitables que el tiempo se encargaría de despertar.
El Conflicto por el que se suscita la Reforma, tiene en el caso del enfrentamiento
Iglesia - Estado tm origen muy claro en la construcción del espacio colonial en
Nueva España, como momento muy importante en la construcción de la nación
mexicana. Si bien reconoce la labor de los evangelistas en la construcción del
1 108
· espacio de nuestra civilización, la adquisición de poder, riqueza y acumulación de
bienes desvió a las órdenes a otros fines, haciéndose necesario desde la colonia
poner un tope al crecimiento del clero y a la acumuladón de sus bienes. Estos
intentos se muestran vienen desde la reformas borbónicas y en particular con la
expulsión de los jesuitas en 1767. Una Expulsión que fundada en la soberanía
española fue legítima a los ojos de Vigil, sin que no existiese anatema ni
reprobación a Carlos m por ello.149
Este es el primer antecedente de la Reforma, necesaria para la constitución de una
nación. A ello siguió el permiso de la ley española de 8 de septiembre de 1797
permitiendo que se estableciesen en España artistas y fabricantes extranjeros con
otras religiones, garantizando que no fuesen molestados si respetaban las
costumbres públicas. La voluntad de reforma, nos dice Vigil, provenía desde el
gobierno de la colonia como una necesidad de secularizar la relación entre el poder
civil y religioso, sin que necesariamente las pasiones se desbordasen, como lo haría
a los intentos de reforma en México en el siglo XIX.
llama desde luego la atención en el discurso introductorio de Vigilia ausencia del
papel de los jesuitas en la formación de una conciencia nacional y de un
nacionalismo criollo, menciones a jesuitas como Fray Servando Teresa de Mier o
Francisco Javier Oavijero. Su preocupación central al dedicarse a los efectos de la
formación de corporaciones y sobre todo ías impuísadas en la Iglesia omiten
intencionalmente o no la importancia de los jesuitas en el nacionalismo criollo del
149 a. Vigil Op. Cit. p. XIX
109
.. siglo xvm y sobre todo sus no poco importantes aportaciones al pensamiento
jlustrado mexicano.l50
El papel de la Iglesia en la guerra de independencia mexicana no coadyuvó sino a
tratar de preservar un orden de cosas al margen de los cambios necesarios que se
reclamaban-nos dice Vigil-, no obstante que la lucha a través de la prensa permitió
allanar el camino de las reformas y criticar el papel que la Iglesia estaba jugando.
Por el contrario, el partido conservador, que en su retórica, era servil a la Iglesia,
contraatacaba con virulentos libelos a los liberales y a las reformas.
Esta existencia del partido conservador como fuerza y polo está presente desde la
consumación así:
"La consumación de la independencia sobre las bases y bajo
condiciones que se verificó, vino a imprimir al movimiento reformista
un nuevo rumbo, sin que por eso hubiese disminuido la energía que
había dado repetidas muestras el partido que lo encabezaba. Por lo
pronto había logrado el clero paralizar el golpe que de cerca le
amenazaba, y que era demasiado conseguir; pero no era posible
aniquilar al enemigo que tenía adelante; enemigo poderoso que
sacaba fuerzas de exigencias sociales a las cuales no podía satisfacer
con transformaciones puramente políticas."151
Para nuestro autor, el enfrentamiento entre los bandos era ya de por sí inevitable
por lo que la práctica del diálogo y la concertación no podrían darse, dados los
ISO Los silencios pueden ser muy importantes pues los diScursos se encuentran constreñidos como nos dice Michel Foucault en el orden del discurso a prohibiciones, marginación por locura o exclusiones por mentira. En este caso no se debe hablar de las bondades de los jesuitas, simplemente porque son considerados en general como una orden perjudicial en sí misma. tst VigilJosé María. Op. Cit. p. XXI
1 t ! 110
intereses de fondo que la Iglesia católica tenia. Estos se verán agravados por la
Restauración y por la promesa del Papa a Fernando VII para que este pudiese
recuperar sus reinos y que se materializó en un Enciclica donde se recomendaba a
los obispos a que trabajasen para que las diócesis regresasen al dominio español_152
Sin embargo la consumación de la independencia y su consolidación frustraron las
intenciones de Fernando VIL El Congreso emitió una serie de proposiciones a
Roma para operar el patronato de la Iglesia.153 El conflicto de ésta última propuesta
era la intención mexicana de formar un Iglesia nacional, cuestión a la que desde
luego Roma se opondría. Así se paralizó el patronato eclesiástico y se suspendió el
envío de sacerdotes. Las relaciones con Roma se hicieron difíciles por las
pretensiones de España de querer recuperar sus dominios.
La Iglesia que rechazaba las reformas, de principio se tomó en una posición que se
convertía en irreducible.
"Compréndase de esta manera que el estado de las relaciones entre el
gobierno de la República y la iglesia mexicana vino a ser el de una
guerra permanente que pronto se haría sentir en la marcha de los
negocios políticos. Imposible de todo punto era que se realizase el
bello ideal a que aspiraba el clero: erigirse en plena independencia del
poder civil, disputándole y aún negándole la intervención que a título
de patronato pudiera ejercer, al mismo tiempo que le imponía las
obligaciones de una protección forzosa a cuya sobra disfrutase en paz
de todos los fueros y privilegios, era tanto como constituirse en
152 Ibídem p. XXIV 153 Ibídem p. XXV
111
abierta pugna contra el Estado, que no alcanzaba a ver la corporación
que tales aspiraciones abrigaba sino un enemigo poderoso, que era
preciso desarmar a todo trance, por ser una constante amenaza a los
intereses legítimos de la nación."t54
La Iglesia en opinión de Vigil no hacía más que "entorpecer la marcha de la
administración", oponiéndose a las medidas que se tomaban y jugando con el
reconocimiento del patronato por la Santa Sede que nunca se reconoció. La
Reforma era entonces la respuesta a la exigencia de soberanía y libertad, unos
objetivos que eran irreconciliables con los intereses de la Iglesia y con la postura
del Partido Conservador (llamado Partido seroil). Este representará en la
exposición introductoria de Vigil una posición invariante desde el principio hasta
el encuentro con el bando liberal. Encuentro que se postula inevitable porque la
Iglesia, en el discurso de Vigil, había dado señales de una oposición irreducible en
contra de la debilidad de gobierno civil, lo que una vez agotadas las buenas
"'"' voluntades y argumentado a favor de la necesidad de la Reforma, lo llevó a
enfrentar el poder de la iglesia y del partido conservador.
Al menos en el plano del discurso el antagonismo entre la Iglesia y el Partido
liberal tenían fuertes bases de pertinencia, puesto que Vigil va argumentando paso
a paso los intentos de conciliar y los obstáculos de la Iglesia quien contraponía sus
intereses y ejercitaba medidas de presión dada una opinión pública favorable.
lM Ibíd .. p. XXXI
112
Hemos visto particularmente en Charles Hale como se va formando en el
pensamiento liberal mexicano, tras la crisis de 1847, la idea de que la Iglesia era un
serio obstáculo para el desarrollo y la consolidación del país; pues si bien ambos
bandos reconocían la idea del fortalecimiento, la idea de defender la República
frente a los conservadores, por parte de los liberales, esto haria gran polarización y
la forma en que se dieron las medidas de la Reforma,l5S
La polémica en tomo a la libertad y la libertad de creencias, a la necesidad de
minar el poder de la Iglesia tuvo antecedentes muy tempranos como lo reconoce ya
la obra de Reyes Heroles.156 La propia Constitución de 1824 al reconocer a la
religión católica como la única, produjo pena, nos dice Reyes Heroles, retomando a
Fernández de Lizardi, pues ¿cómo puede un extranjero radicar en un país con tal
intolerancia? Desde El Pensadar, la idea era que la Intolerancia religiosa
obstaculizaba la colonización, comenzó a establecerse como una razón muy
importante para proponer la libertad de cultos.
El discurso liberal, anticlerical, tenía varias razones que sintetizaban la idea central
de que la Iglesia era el mayor obstáculo para la consolidación nacional de una
nueva legitimidad y de la libertad.
Desde un punto de vista de la forma del discurso, de su contenido metahistórico,
existe en Vigil una predominancia del tropos metonímico, para él, La Reforma, la
155 Ver: Hale, Charles (1999). Cap.N 156 Reyes Heroles Jesús. El liberalismo mexicano. México, Fondo de Cultura Económica, 1994 (Ver en particular el cap.N Las libertades, y particularmente pp. 259-262
''
113
lucha por ella se halla en los antecedentes de la conquista, es el hispanismo y la
dominación de la Iglesia lo que detiene la rebelión de lo que él denomina W1
México interno. Coherente con esta forma mecanicista su forma de tramar el
discurso es satírica y su forma de argumentar contextualista.
Esta reflexión es importante desde un punto de vista meta histórico, pues el tropos
predominante de la ideología liberal es la ironía y en el caso de Vigil, el tropos
predominante es la metonimia, lo cual acerca este discurso también al positivismo
y esto se revelará con toda su fuerza cuando inicie la definición de progreso. Su
base es la metonimia porque reduce la problemática sólo a las relaciones
causales.157
Los calificativos que Vigil utiliza también para apuntalar los discursos buenos,
positivos son interesante así exalta siempre "la buena fe", "el valor civil", "la
franqueza" que se oponen a lo malo: lo "reaccionario" o los "enemigos de la
libertad" Su sentido argumental pueden condensarse en este movimiento. De la
verdad que devela el engaño, la mayoría permanecen en el engaño, mientras que la
conciencia o los hombres de conciencia les develan la libertad.
Los hombres del pueblo pensaban ver heresiarcas, anti religiosos y se les reveló en
la discusión todo lo contrario. Estaban siendo engañados y al oír la discusión, a
pesar de no haber acuerdo, se produjo nn triunfo para la conciencia.
157 Llama la atención los comentarios de José Ortega y Medina, en el sentido de que Vigil se separa del positivismo en su percepción evolucionista.( Ver: Capítulo III.) Sin embargo, en el plano formal de su discurso utiliza el tropos metonímico en el análisis de White.
114
Por lo menos en términos de escritura se encontró en José Marta Vigil una
recurrencia al uso de formas verbales del modo indicativo, lo que produce en los
lectores una apariencia de mayor objetividad en el relato.
Para José María Vigil, dos son los ejes de argumentación a favor de la pertinencia
de la Libertad religiosa como reforma fundamental de la reforma:
La necesidad de poner la libertad religiosa como un incentivo para la
colonización158; la segunda que aparece en la propia exposición sobre la discusión
de 1856, a la hora de proponer la Reforma por el Congreso, cuando apela en
profundidad al problema liberal de la libertad de conciencia (La libertad religiosa
como una de ellas), como un valor universal que se debe oponer al antiguo
régimen, a pesar de que la mayoría desde un criterio democrático se encuentre a
favor del respeto a una sola religión.
Reyes Heroles nos concluye en su texto:
"Si algo caracteriza al liberalismo ilustrado en México es su fidelidad
a las libertades. Entre ellas, papel esencial concede a la de conciencia.
Apenas aparecido El Observador de la República Mexicana, publica
el importante discurso de Mora sobre la libertad de pensar, hablar y
escribir."159
158 Como parte de ese miedo que nos menciona Charles Hale que se fortalece después de la guerra de 1847-48, donde los liberales sienten por primera vez el peligro de la desaparición de la República. La manera de contener la presión de los Lctados Unidos es UP.a barrera de inmigrantes del lado mexicano que ocupe el espacio despoblado a el norte del país. Si esta es la base y la libertad de cultos era el obstáculo que había que quitar, ello es relativo como posteriormente lo mostraron los fracasos en las políticas de colonización del porfiriato. t59 Reyes Heroles, Jesús. El liberalismo ... Tomo lll p. 267 Nota al pie de página: [El observador de la República Mexicana, primer época, Tomo I, número 2, 13 de junio de 1827. México, Imprenta de
liS
Observemos como sé dan las razones de exposición en la primera vía:
"Una de las cuestiones que con más calor se agitaron por la prensa en
aquellos días, fue la tolerancia de cultos, y aunque no se llegó a
ninguna resolución definitiva, no podíamos dejar de mencionarla en
el cuadro general que nos presenta el movimiento reformista. La
cuestión no era nueva: son varias la publicaciones que sobre ella
dieron la luz, tanto en pro corno en contra, de los años 31 a 34 160; pero
asuntos de otra naturaleza, si no de mayor trascendencia si de interés
práctico más directo, la relegaron, por decirlo así, a un segundo
término. Vimos antes insinuada de una manera bastante explícita, la
idea de tolerancia religiosa, el la circular del ministro de la Rosa;
posteriormente ya hecha la paz con los Estados Unidos, algunos
periódicos comenzaron a tocar asuntos de tamaña gravedad, y por
último en el documento oficial sobre colonización e industria ... "16I
En esta referencia citada por Vigil, el motivos fundamental de la tolerancia religiosa
es la colonización, dado que los inmigrantes que en mayor cuantía vendrían a
nuestro país serían de países protestantes. En segundo término, pero no de menor
importancia, se encuentra la atracción de inversiones y capitales a nuestro país con
el establecimiento de inversionistas en la industria, el comercio y las actividades
básicas.
Galván a cargo de Mariano Arévalo. MORA: Obras SUELTAS. París, Librería de Rosa, 1837. Tomo rr pp. 56-67] 160 Tiene una nota al pie el propio texto que dice: "Entre otras mencionaremos las siguientes: Dictamen teológico que el presbítero licenciado José María Guerrero, consultor de la junto y fue aprobada con unanimidad en sesión de 20 del corriente mayo, contra el Ensayo sobre la tolerancia relgiosa, publicado en .México por el ciudadano Vicente Rocafucrtc, en el presente año de 1831.lmpugnación á la nueva secta sublimes cristianos contenida en el Ensayo sobre tolerancia religiosa por el ciudadano Vicente Rocafuerte. México 1832.- Disertación contra la tolerancia religiosa por J. B. M. México, 1833 ,- Disertación sobre la tolerancia de cultos, por un eclesiástico de Durango. Chihuahua, 1834. 161 Vigil, José María. Op. Cit. p. XL VIII
116
Zamacois como veremos más adelante, postulaba al subrayar en el discurso de José
María Lafragua que no era la intoleranda religiosa la causa de la no inmigradón,
sino la inestabilidad política del país. Florescano concluirá más de un siglo después
al sintetizar las investigaciones de los especialistas:
"Los nuevos estudios que tratan los esfuerzos hechos por modernizar
la minería y la industria textil y crear una red ferrocarrilera, muestra
que la primera mitad del siglo estos intentos fracasaron por la
ausencia de capital interno y externo y por las condiciones de
inestabilidad social y política que afligían al país"162
Se subraya que la República nunca rompió su compromiso con la Iglesia católica y
que incluso con la Revolución de 1848, envió fondos al Papa y le ofreció el
territorio para refugiarlo. La respuesta no fue la de facilitar al gobierno civil las
cosas, sino continuar en una obstinada política de protesta y desafio por parte de
los obispos de la Iglesia. Así en esta primera vertiente lo que podemos encontrar
como argumento fuerte contra la Iglesia es un proceder mezquino en tanto terrenal
y alejado de los propósitos generales para los que fue creada como institución y
162 Florescano Enrique. El nuevo pasado mexicano. México, Cal y Arena, 1999 p.56 (Subrayado nuestro) Nota a pie: Fra..'lcisco López Cámara, La estructura económica y social de México en la época de la reforma. México, S.XXI, 1967; Inés Herrera Ca=Jes, El comercio exterior de México, 1821-1875. México, El Colegio de México, 1977; véase también su Estadística del comercio exterior de México (1821-1875) México INAH 1980; Robert A. Potash, El banco de avío de México. El fomento de la industria, 1821-1846. México FCE, 1959; RW Randall, Real del Monte: Una empresa británica en México. México FCE, 1977; David M. Plctcher, Rails, mines and progress; seven American promoters in México, 1867-1911. Port Washington, Kennikat Press 1972; Jesús Gómez Serrano, Aguascalientes: imperio de los Guggenhcim. México, Scp ochentas FCE 1982; Cuauhtcmoc Vclasco A., Eduardo Cómcz C.aiTe, Alma Laura Parra C, y Edgar Ornar Gutierrez L., Estado y minería en México (1767-1910). México FCE-SEMIP, 1988; Jhon Gresham Chapman, La construcción del ferrocarril mexicano (1837-1880). México, Sepsetentas, 1975. Una bibliografía más amplia sobre la historia económica del periodo. 1830-1930, puede verse en Enrique Florescano, "México" en Roberto Cortés Conde y Stanley J. Stein (Ed.) Latin América. A guide to economic history. Berkeley, University of California Press, 1977
117
falta de sensibilidad para entender las necesidades del país, ello por una razón, la
Iglesia trabajaba corporativamente y no podía entender objetivos superiores, como
lo sería el interés nacional.
Sin embargo, en términos generales la colonización por sf misma mostró su fracaso
en las políticas del porfiriato, que no terminaron precisamente con una abundante
población en los terrenos baldíos del norte mexicano, sino más bien como una
modesta partidpación de inmigrantes que se quisieron quedar, puesto que la
mayoría prefería los Estados Unidos, donde el desarrollo era más seguro y sobre
todo más notorio, que el parco crecimiento mexicano.
Es así como el argumento más pertinente dentro del discurso de Vigil comienza a
afianzarse en la segunda vía. La libertad religiosa o tolerancia religiosa proviene de
un principio liberal más sólido, la libertad de conciencia. Esta libertad no viene sola
en el discurso argumentado aquí, se le vincula con una idea que fue muy fuerte y
muy atrayente a finales del siglo XIX, la cuestión del progreso.
Ya en 1973, Jean Meyer, en su enfoque, en su enfoque, advertía este contenido
específico en el enfrentamiento Iglesia-Estado en el siglo XIX:
"La palabra 'reforma' con la que algunos liberales decidieron
designar a su movimiento es significativa; se trata de la reforma en el
sentido luterano, calvinista, del siglo XVI europeo: el combate contra
la Iglesia católica. En aquella época de desastres, la antigua idea
filosófica según la cual el protestantismo es superior al catolicismo,
por representar el respeto y la tolerancia, se cristalizó hasta llegar a
118
ser obsesiva, precisamente porque el vencedor norteamericano era
protestante y el vencido mexicano católico. De ahí encontrarle a la
diferencia religiosa una significación causal no había más que un
paso, pronto franqueado por los liberales, que decidieron entonces
"reformar" su país.I63
La idea interior que mueve esta en el planteamiento del progreso, el progreso que
se encuentra por encima del oscurantismo religioso, la edad feudal dei México
colonial. Esta idea del progreso que se encuentra cobijada ya a finales del siglo XIX
por la influencia del evolucionismo y su adaptación para nuestro país. La
tolerancia religiosa es superior a una sola religión porque en el fondo esta la
cuestión de la universalización planteada también por el positivismo.
Esta cuestión es muy evidente al momento en que Vigil aborda la desamortización
de los bienes eclesiásticos, punto crucial y fundamental en el ataque contra las
corporaciones y la Iglesia164.
La desamortización se funda en la necesidad de establecer un sistema tributario:
" .. uniforme y arreglado a los principios de la ciencia, movilizado la
propiedad de raíz, que es la base de todo buen sistema de irnpuestos"165. Así
como: " ... el impulso que recibirán las artes y los oficios por las continuas
mejoras que se harán a todas las fincas nuevamente enajenadas, desde que
163 Meyer Jean. La cristiada 2. el conflicto entre la iglesia y el estado 1926-1929. Siglo XXI México 1985 pp. 25-26
164 En el tomo IX entre las páginas 150-153
165 Vigíl José María. Op. Cit. p. 152
·'f.
119
se conviertan en propiedad de particulares, objeto ya de libres permutas,
para que se comprendan los buenos resultados que de ella deban
esperarse".16C
En términos de la tolerancia religiosa su base recoge el planteamiento liberal
clásico al reconocer la libertad de profesar una religión como una facultad o un
derecho.
166 Ibíd ..
"El presupuesto filosófico del Estado liberal, [Señala BobbioJ
entendido como Estado limitado en contraposición al Estado
absoluto, es la doctrina de los derechos del hombre elaborada por la
escuela del derecho natural (o iusnaturalismo): la doctrina, de
acuerdo con la cual el hombre, todos los hombres indistintamente,
tienen por naturaleza, y por lo tanto sin importar su voluntad, mucho
menos la voluntad de unos cuantos o de uno solo, algunos derechos
fundamentales, como el derecho a la vida, a la libertad, a la
seguridad, a la felicidad, que el estado, o más concretamente aquellos
que en un determinado momento histórico detentan el poder legítimo
de ejercer la fuerza para obtener la obediencia de sus mandatos,
deben respetar no invadiéndolos y garantizarles frente a cualquier
intervención posible por parte de los demás. Atribuir a alguien un
derecho significa reconocer que tiene facultad de hacer o no hacer lo
que le plazca, y al mismo tiempo el poder de resistir, recurriendo en
última instancia a la fuerza propia o de los demás, contra el
trasgresor ... " 167
167 Bobbio Norberto. Liberalismo y Democracia. Breviarios# 476 Fondo de Cultura Económica México, 1989 p.ll
,:1,i.
120
Elegimos la exposición de José María Vigil donde se expone las discusiones sobre
la libertad de cultos pues en ellas se pueden encontrar valores que mueven el
discurso de nuestro autor.I68
Al hacer una análisis de segmentación del estilo de Julien Greimas, y aplicar
criterios de interpretación de la hermeneútica, quisimos preguntarnos sobre todo
por el valor de la verdad para Vigil, llegando a las siguientes conclusiones.
Para José María Vigilia verdad parece vincularse con el concepto libertad, libertad
entendida como autodecisión personal, libre, no necesariamente en el consenso de
la gente, sino en la meditación interna de un individuo que opta por aquello que en
conciencia cree. En ese sentido la verdad no es el consenso de las gentes, sino la
libertad de conciencia.
Como sostiene la obra de Reyes Heroles, citado unos párrafos más atrás, la libertad
de conciencia, como la capacidad de decidir y de no ser coaccionado el individuo
por sus ideas, es un planteamiento central del liberalismo mexicano del siglo XIX.
En el plano teórico, al menos, los herederos del pensamiento de Mora, o quienes se
reclaman de él, debían postular la libertad de conciencia como un principio
fundamental. Principio con el cual está garantizada ia " .. .la base de la estabilidad
social."169
168 (Capítulo VII y VIII, Tomo IX páginas 87-93) 169 Reyes Heroles, Jesús (1994:269)
121
cuando nuestro autor encuentra la discusión de la tolerancia religiosa, recoge la
intervención del diputado Mata, en él la falsedad no es la falta de consenso 0
ruptura con la tradición, sino sobre todo la debilidad de una decisión interna que
fuerza a sus feligreses y no por el sentimiento ontológico y profundo del ser
humano, la libertad. Una posición eminentemente liberal, en la moderna definición
de Norberto Bobbio o la que nos daría Giovanni Sartori en tomo alliberalismo.t7o
Esto explica porque Vigil desecha un hecho contundente: el rechazo mayoritario de
la población a la libertad religiosa y la popularidad de la unidad religiosa por el
catolicismo mexicano. Para Vigil, por encima de lo que la gente quiera la ley debe
garantizar la libertad de los individuos en cuanto tales. El consenso no vale cuando
se revela en él la ignorancia. La toma de decisión requiere del conocimiento por las
opciones y ésta no puede darse en libertad cuando se prefigura y se sumerge en la
ignorancia.
Así expresa Vigil retomando las voces de otros:
"Discusión del artículo 15. Su significación social y política.
Caracteres distintivos de aquél debate. Declarase el artículo.
Discursos de los diputados Castañ.eda y Mata. Interesantes en gran
manera fueron los debates que se entablaron al discutirse en lo
particular los artículos del proyecto de Constitución, siendo el que
absorbió la atención durante varios días el artículo 15, en el que se
establecía la libertad de cultos. La discusión comenzó el 29 de julio,
17D Sarori Giovanni Teoría de la denwcrada. 2. Los problemas clásicos, Madrid, Alianza Universidad, 1987. pp. 366-369 Para Bobbio Estado, gobierno y sociedad. Breviarios# 487, México FCE, 1994
122
ocupando seis largas sesiones, Es preciso reconocer que la sola
discusión de materia tan delicada, en las amplísimas proporciones
que tomó, fue un triunfo para los principios liberales, sin olvidar el
largo camino que tales principios había hecho en la opinión pública.
Llama en efecto, la atención, que al impugnarse el artículo no se
empleara ningún argumento teológico, sino que se opusiera
simplemente su inconveniencia, supuesto el hecho de la unidad
religiosa y la voluntad general de no romperla, sin que faltaran
algunos que estuvieran por considerarla poco explícita o
redundante."171
Vigil no se apoyará en sus propias definiciones, sino en las definiciones de otros,
en la certeza de otros que no son él mismo y que sin embargo dicen la verdad que
el quiere como una muestra de que lo legítimo no lo digo sólo yo. Pero a su vez
califica el discurso al decir que fue dicho con voz forme y segura:
"Terminado el discurso del señor Castañeda, el señor Mata, que
esperaba en la tribuna que se restableciera el silencio, pronunció con
voz firme y segura un discurso, del que reproducimos lo principal,
que produjo visible sensación. 'El artículo que se discute ha sido
resultado de multiplicadas conferencias en el seno de la comisión ...
La libertad de conciencia, don precioso que el hombre recibió del Ser
supremo y sin el cual no existiría la virtud, ni el vicio, es un principio
incontrovertible que la comisión no podía desconocer ... La libertad de
conciencia es, pues, un principio que bajo ningún aspecto puede
atacarse legítimamente, y la libertad de cultos no puede negarse sin
aquél... Cada vez que la libertad se abre paso entre las tinieblas del
antiguo sistema, los explotadores de la humanidad, los conservadores
m Vigil, José María. Op. Cit. pp 88-89
123
de los abusos gritan: ¡impiedad!... El señor Castañeda nos acusa de
defender un contraprincipio porque no establecemos la coacción para
la conciencia ... Si las religiones pueden merecer el nombre de yugo, el
catolicismo es el más blando de esos yugos.' "172
La libertad de conciencia parece ser el centro de la contraposición con la unidad
religiosa y ya no se apoya en el problema de la colonización expuesto en la
introducción.
El problema de la desamortización tiene una gran relevancia. De hecho dedica tres
páginas completas además de reproducir, a pie de página, completamente la Ley
respectiva.I73
Su texto puede descomponerse en dos partes funcionales: El decreto y la discusión
en tomo al mismo. Su primera parte marca la frontera externa del texto con una
disjunción temporal, conectora con el resto del texto, resalta que el decreto de Ley
es una medida de suma trascendencia que es calificado como una acción que
satisface las más vivas aspiraciones de la Reforma.
Para Vigil, al contrario de Zamacois, la Ley es una parte medular de la Reforma
porque se encuentra de por medio el progreso del país. Frente a esta medida
revolucionaria se encuentra la reacción del partido conservador que quiere tomarla
como pretexto para insurreccionarse, así mismo se encuentran los liberales que
172 Ibídem p. 90 m Ver: Apendices.
124
impacientes quisieran una medida más profunda y una imposición más violenta
de las medidas liberales.
Vigil dedica la primera parte de su texto a fundamentar la noción de progresividad
de la Ley, al equiparar sus efectos con la posibilidad de establecer un sistema
económico y fiscal más "científico". La segunda parte, para argumentar una
especie de conciliación, en la cual rechaza a los liberales radicales, pero también a
los conservadores.
La Ley es progresiva en el contexto de la discusión del liberalismo mexicano,
porque garantiza la libertad de los individuos frente a los abusos de instancias que
como la Iglesia y el estado habían tenido la facultad para coaccionarla ya que no se
puede obligar a los hombres a deponer sus errores y extravíos.l74
Para José Maria, nuestro historiador la imposición radicalizada significa rechazar
las enseñanzas de 1833 y 1847 que llevaron al país a la guerra civil, la tiranía, la
invasión extranjera, la frustración de la reforma, el derrocamiento del partido
liberal y el dominio de una facción retrógrada en nuestro país.
Por ello, la Reforma y su aplicación debe ser gradualista, pues con ello se
garantizaría la estabilidad de la nación y la paz.
Es sumamente interesante que para José María Vigil, en las profundidades de su
discurso, el orden de su narración, se observe la aparición del trinomio de
174 Reyes Heroles, Jesús Op. Cit. p270
125
conceptos PRcx;RESQ, PAZ Y ESTABILIDAD [ORDEN]. Que el progreso se
equipare con el concepto de ciencia, quiere decir que la lectura en la obra México a
través de los siglos tiene fuerte migas con la época porfirista y con el paradigma del
positivismo mexicano, aunque exista un intento de distanciamiento con Barreda,
como lo establece Ortega y Medina.
Así como observaremos que para Zamacois la desamortización es una medida más
que venía a ennegrecer las relaciones fracturadas de una sociedad que se debatía
en el fratricidio; para Riva Palacio es uno de los puntos medulares que le permitiría
al país el progreso.
Las afirmaciones de su trascendencia, pueden apreciarse por la utilización de
verbos en pretérito perfecto de la forma del indicativo. Ello implica que sus
afirmaciones no dan lugar a duda. Cabe destacar que distinto tratamiento recibe la
introducción de las razones del gobierno de Comonfort, en donde la forma verbal
más frecuente es el pretérito perfecto de las formas del subjuntivo. Ello quiere decir
que no existe una afirmación con seguridad sino que permite al lector dudar de lo
que este gobierno dice y de sus razones.
B) Niceto de Zamacois y la respuesta del consenso.
Zamacois propone en su texto una serie de propuestas valorativas que siguen a
una estructura de exposición. La verdad en Zamacois nos permitirá entender
profundamente su propuesta. Para Zamacois el sentido de la verdad puede
encontrarse en una serie de conb·aposiciones que realiza a lo largo de su narración,
126
entre lo que él entiende por verdad y lo que él entiende por falsedad. Verdad y
falsedad están ligados en el texto a los conceptos contrapuestos de legitimidad e
ilegitimidad. De tal forma que enunciar juicios de poca legitimidad tiene por
consecuencia ponerse aliado de la mentira, de lo falso. Aquí tenemos un intento de
definición de lo que para Zamacois sería el concepto Habermasiano de rectitud, es
decir, que para que exista rectitud en las pretensiones de validez tiene que haber
legitimidad. El que no tiene legitimidad no habla con la verdad, de acuerdo al
criterio de Zamacois.
Ahora bien los conceptos contrapuestos de legitimidad o carencia de ella están
ligados al problema de la tradición, que es una aceptación mayoritaria y por lo
tanto consensuada, que son hechos convencionales aceptados, lo que los hacen
descansar en una especie de comunidad natural donde los usos y costumbres
tienen su lugar principal y donde el individuo forma parte de ellos.
Los actos del habla, el discurso se moverá entonces en el marco normativo de la
convención, de lo oral como hemos visto en el apartado de la lectura. Los sujetos
muestran su rectitud y su pertinencia en relación a su rol y a su probada
honestidad dentro de la comunidad.
Consenso y tradición son dos conceptos centrales para entender el discurso de
Zamacois. Así en consecuencia el apego a la tradición !111Lfica a los pueblos,
mientras que lo contrario lo divide. Por ello la política, para el autor vasco, debe
expresar la tradición y no contraponerse con ella, pues ella caerá en la ilegitimidad.
127
Pero tradición no es un concepto ambiguo: la tradición es la Pabia y la religión
católica, la comunidad y sus costumbres, la gente. El acuerdo, la unión en tomo a
los usos y costumbres, su repetición, la defensa que el pueblo hace de ellas refleja
el consenso y su trasgresión produce la ilegitimidad.
Por consenso entendemos el concepto actual, no tratamos de que Zamacois
fabrique una definición de consenso o que él use el concepto. Pero elaborar el
consenso como categoría nos es útil para desde el presente tratar de interpretar
correctamente las ideas que Zamacois tiene por la legitimidad y su conexión con la
verdad.
La verdad, la legitimidad son conceptos que van a ser presentados por Niceto de
Zamacois a lo largo de su narración. Sobre todo cuando el autor refiere lo que
sucedió en 1856 cuando la propuesta del artículo 15 apoyaba la libertad de cultos,
eliminando el exclusivismo de la religión católica, aunque señalando leyes
protectoras para la religión mayoritaria. El desenlace de este acontecimiento fue
una votación contraria al proyecto de artículo de la libertad de cultos y su retorno
para reelaboración en las comisiones legislativas el mismo hecho que nos refirió
José María Vigi..l.
El método propuesto por Julien Greimas en tomo a la segmentación y búsqueda de
las fronteras externas e internos de un texto posibilita el encontrar las isotopías que
son" ... un conjunto redundante de categorías semánticas que hace posible la lectura
uniforme del relato como resultado de las lecturas parciales de sus enunciados y de
128
la resolución de sus ambigüedades, que es guiada por la búsqueda de una lectura
única".
Procedimos a encontrar en los tiempos verbales los posibles embragues que
posibilitan tanto la lectura de discursos directos como de discursos indirectos. En
el texto hemos detectado los cambios espaciales y a la vez temporales, para
posteriormente ver los juegos de veridicción.
Aquí es sobresaliente decir que la verdad aparece como legitimidad y consenso,
" ... todos los sectores de la sociedad" estaban en contra de la libertad de cultos y
quienes se manifestaban a favor o no lo hacían públicamente o lo hacían con
mucha precaución:
"Las representaciones de todas las clases de la sociedad se sucedieron,
pidiendo al Congreso que desechase el artículo, y los periódicos se llenaban
con el nombre de personas de ambos sexos que firmaban ambas
representaciones. En la sesión del congreso del 2 de agosto, se leyó una
representación del vecindario de México contra la tolerancia de cultos.
Dicha representación llevó nueve pliegos de firmas la elevada por las
señoras mas distinguidas de la capital. Dos elevó el bello sexo de Lagos,
una de las cuales estaba suscrita por 550 señoritas. De Guadalajara, de
Toluca, de Puebla, de Veracruz, de Leon, de Guanajuato, de todas la
poblaciones, en fin, grandes y chicas, de la república mejicana, se
129
apresuraban a enviar sus habitantes representaciones respetuosas y
razonadas contra el artículo 15 del proyecto de constitudón."175
Ello implica que los que impulsaban la aprobación del articulo 15 no mantenían
consenso y por lo tanto sus propuestas carecían de legitimidad. Esa falta de
legitimidad se enfrentaba contra quienes se oponían a la libertad de cultos.
"Nunca se ha visto expresada la voluntad nacional de una manera
uniforme y espontánea que entonces. Todas las clases de la sociedad,
la sociedad entera, se manifestaba contra la libertad de cultos. Un
periódico dijo que estaba pronto a poner firmas de los que estuviesen
por el articulo 15, que era el que pedía libertad de cultos, y no hubo
una sola persona que se manifestase por ella."176
Bajo el adverbio "nunca" el autor parece coronar su argumentación reforzando a la
legitimidad y el consenso contra la ilegitimidad y falta de consenso de los que
promovían la libertad de cultos. El nunca se acompaña de un regreso a la
utilización del verbo en presente que cubre todo el pasado. La verdad aquí parece
sustentarse en el conocimiento del tiempo histórico, lo que avala la legitimidad de
los oponentes a la libertad de cultos.
El ambiente social que él narra, se ve precedido de el contexto que se vive en la
representación social que es la Cámara y que sigue en voz de sus representantes
los argumentos del sentir popular. Los argumentos son presentados en el siguiente
orden:
175 Niceto de Zamacois. Historia de Méjico ... Tomo XIV, p. 323 176 Ibídem.
1
- ------- -------'---~~-..........._..
130
El diputado Marcelino Castafieda y el diputado Arriscorreta ratifican lo sugerido
por el autor en sus discursos y agregan la religión católica como el factor de unión
de los mexicanos de mitad del siglo XIX. Sus intervenciones son premiadas con
ovaciones y pasquines de la tribuna popular que se encuentra presenciando el
debate.
Adversamente a esto se señala a los propulsores de la libertad de cultos en la
Cámara, como adverso al discurso legitimo y consensuado. Los diputados Mata,
Zarco y Prieto y "algunos otros" simplemente lucieron sus dotes oratorias. Su
pertenencia a la misma legitimidad parece desprenderse de la propia pertenencia
de estas personas a la religión católica:
"En aquella época, aún los mas exaltados liberales se gloriaban en
manifestar públicamente que sus creencias eran católicas; y la mayor parte
de los diputados que tomaron la palabra en pro de la libertad de cultos, lo
indicaron así de voz muy alta. Esto prueba que la unidad religiosa era
compactada en todo el país y que el único lazo que había mantenido
inquebrantable en medio de convulsiones políticas. "177
En esta parte es asignada a la religión una función muy importante, la de ser el
único lazo entre los mexicanos al margen de sus disputas políticas. Esta me parece
una oposición interesante puesto que la política es aquí presentada como la acción
que desune, mientras que la religión católica es la acción que cohesiona. La política
m l/Jídem. p. 324
131
representa aquello que rompe la armonía y que corrompe las relaciones entre los
hombres. La política puede circunscribirse a la esfera del gobierno liberal en este
momento y a las discusiones en tomo a la libertad de cultos, mientras que la
religión es el elemento que se manifiesta espontáneamente en el consenso de una
sola idea, la unidad religiosa.
Esta es una interpretación que demuestra que la lectura de la desunión puede al
menos ser leída desde dos ópticas: La óptica de que el poder de la Iglesia es un
factor desestabilizador frente a la debilidad del poder civil, tal y como nos lo
expone Vigil. O bien la óptica de Zamacois que por el contrario intenta proponer
que frente a la debilidad del poder civil, que se enfrenta en facciones, el único
elemento que ha permanecido en pie y firme es la Iglesia, cohesionando la
identidad cultural.
La religión católica estaría ligada aquí al ser del mexicano, a su esencia nacional,
valor supremo que se encuentra por encima de las rivalidades políticas y que se
manifiesta en esa entidad natural de la nación, el pueblo. Por ello la intervención
de Francisco Zarco, un buen mexicano, es cuidadosa de no lesionar el concepto de la
religión. La argumentación de Zarco se centro más bien en plantear "su
antagonismo con el clero católico", se des legitima su afirmación de que clero y
religión no son lo mismo como una actitud que recibió la reprobación popular a
través de la burla "(Risas.)". Aquí se manifiesta la falta de consenso.
132
El diputado Gamboa introducía el argumento que mantendrá la atención hasta el
final del debate. Para Gamboa el problema es que la falta de libertad de cultos,
impide la inmigración y el poblar necesario para México. Dentro aún del debate y
prosiguiendo con el verbo en pasado, el narrador pasa a expresar su opinión de
una manera explícita:
"A primera vista parecía ciertamente que con la libertad de cultos, los
hombres de diversos paises marcharían a poblar los vastos terrenos de la
república mejicana, como pasaban a aumentar la población de los Estados
Unidos; pero analizada la verdadera causa de la falta de inmigración á
Méjico, fácilmente llegaba á ver el hombre pensador, que la barrera que se
oponía a ella, era la cadena no interrumpida de revoluciones que se habían
sucedido desde la independencia, en las cuales ningún gobierno había
podido atender á la seguridad de los puntos lejanos, viéndose las
provincias de la frontera devastadas por las continuas irrupciones de los
indios salvajes. Lo primero que busca el hombre que emigra de su patria al
marchar á otra con la esperanza de mejorar su fortuna, es la seguridad de
su vida y de lo que vaya adquiriendo á fuerza de trabajo y de economías. Si
la paz se hubiera establecido en Méjico, sin necesidad de libertad de cultos
se habrían poblado irlandeses, italianos y franceses, que sin duda hubieran
preferido pasar á un país que profesaba su misma religión y presentaba
133
mayores ventajas por la feracidad de sus terrenos, ricas minas, que á los
Estados Unidos."17B
Aquí aparecen de nuevo contraposiciones. Por una parte volvemos a observar la
contradicción entre política es igual a dispersión y religión es igual a unión, pero a
la vez un argumento que aparece como legítimo es una mistificación que oculta la
verdadera causa de la falta de inmigración, la inestabilidad que produce la política,
situación que no aleja a la inmigración por contra de la religión que une siempre y
cuando sean de la misma religión. En tal caso, la libertad de cultos que genera la
política, lo único que hace es que desune al pueblo de México o a otros posibles
inmigrantes católicos.
La acción de desmistificación la resolverá el diputado José María Lafragua, por ello
le dedica una larga cita de seis páginas en el texto. Este proceso de des
mistificación revelará la falsedad de la aseveración del diputado Gamboa y el
ocultamiento de la verdad: la politica como agente de desunión. La inestabilidad,
la guerra se contraponen aquí a dos términos, la paz y la concordia.
Se plantea el artículo no sólo como impulsor de la falta de concordia generada
desde lo político, sino la posibilidad de acarrear males mayores como la
insurrección propia de los indígenas azuzados por los mismos políticos.
178 Ibíd .. pp. 325,326 y 327
134
Los desatinos de los políticos liberales y sus impertinencias prosiguen en la lectura,
siempre reprobados por el pueblo reunido en las galerías de la Cámara.
A los argumentos en contra de la libertad de cultos siguen los del propio Ezequiel
Montes quien redunda en que en territorios donde se permitió la libertad de cultos
esta no había sido motivo de inmigración.
Luego aborda la votación final en la cuál finalmente gana el consenso de la
población y se rechaza el Artículo 15 (de la libertad de cultos) como contrario "á la
voluntad nacional" lo que se convierte en un acto de triunfo de la legitimidad
frente a la ilegitimidad.
La segunda parte, que no reseñaremos ya Aquí, presenta la reacción de la prensa
liberal contra los extranjeros conservadores y la guerra de comentarios,
inconsecuentes con la propia idea de libertad.
La inconsecuencia de la postulación de libertades, como la libertad de prensa, y
una práctica que es poco consecuente, pues Zamacois denuncia los criterios
discrecionales con los que el gobierno aplicó medidas de expulsión a extranjeros
del bando conservador y solapó a extranjeros que comulgando con el bando liberal
lo siguieron a coro, sin aplicar la ley de manera imparcial. Gerto es que la libertad
de conciencia estuvo en el centro de los fundamentos del liberalismo mexicano,
pero también Reyes Heroles reconoció en su momento que su goce fue precario.
Para Zamacois se agregaría arbitrario y discrecional.
135
La tercera parte, habla de la falta de comunicación entre el Papa y el Estado
mexicano como el camino más viable para resolver la disputa entre la Iglesia y el
Estado. Hemos visto, como Vigil demostró con mucho detalle, como la Iglesia
católica estuvo muy lejos de querer arreglar el concordato y que esta institución
religiosa, contribuyó en buena medida con ello a presionar al poder civil
En este acercamiento al texto, es menester profundizar en la teoría de la
enunciación como una de las herramientas fundamentales del análisis.
A pesar de ello, el método de segmentación permite una lectura más cercana al
texto y dota de elementos que permitirán una lectura estructural.
Los valores subjetivos que se mueven en el texto y que tienen que ver con el
cuadrado de la veridicción son precisamente la relación entre verdad y falsedad,
j Ser j Verdad j Apariencia
Secreto 1 1 r--Par-ece-r--,1
1 Falsedad 1 No ser
1 llusión
legitimidad e ilegitimidad, unión-dispersión, religión-política.
En una lectura profunda, operan contrasentidos que son útiles para hacer un
análisis a profundidad de los conceptos. Negar es afirmar, en cierto sentido y
afirmar es negar. Así cuando se afirma, no sólo se está diciendo lo que es, sino que
incluso se está diciendo lo que no es. Hacer un análisis de contraposiciones nos
puede llevar a reflexionar sobre el sentido profundo de las palabras.
136
De tal forma que cuando nuestro autor se encuentra hablando de verdad, el
sentido contrario a la verdad es la falsedad. Ahora bien, debemos buscar lo que
para él lo que es verdad por lo que él dice. Encontramos entonces paralelismo
donde la verdad es lo que es, el ser auténtico cuyo contrario es aquello que parece.
Si lo que es parece ser, es aparente, se acerca a la ilusión, a lo que no es. Si se
aparenta ser y no se es, se oculta la verdadera forma de ser, existe pues secreto.
Secreto e ilusión son parámetros que sólo se develan cuando se descubre los que
es.
Así Zamacois establece un paralelismo entre verdad, legitimidad y religión frente a
sus contrarios falsedad, ilegitimidad y desunión. Pretender la verdad sin
legitimidad, contraponiéndose a lo que todos voluntaria y legítimamente quieren
(preservar su religión}, es entonces un acto ilegítimo que busca la desunión. El
conflicto es entonces resultado de esta posición ilegítima.
Estos contenidos se refuerzan con el análisis del problema de la ley de
desamortización de los bienes eclesiásticos que se encuentra tratado en el capítulo
V del tomo XN de la obra.
A diferencia de Vigil, Zamacois dedica sólo un párrafo a la Ley, lo que revela de
entrada que el problema no parece tener en el historiador vasco una importancia
fundamental, como le da énfasis a la discusión en tomo a la libertad religiosa.
El párrafo se encuentra inser..o en un contexto específico en el que se narran las
continuas acciones del gobierno de Comonfort y del Congreso, en contra de la
Iglesia católica y las acciones de los distintos bandos para tratar de llegar a un
- -~-------~---·-· -----·
137
acuerdo. Es decir, para Zamacois la Ley de desamortización viene a agregar más
elementos negativos a un ánimo excitado entre la mayorfa de la población católica
en ese momento.
A diferencia de otras partes de la obra, este segmento se escribe con un lenguaje
literal, es decir se omite el uso de metáforas, metonimias o ironías. No acude a un
leguaje poético, sino que se conforma con la austeridad de un lenguaje formal.
El párrafo podría ser descompuesto en tres partes funcionales: La primera nos
habla del decreto de Miguel Lerdo de Tejada citándolo; la segunda refiere la
reacción en el público o el pueblo; y la tercera las comunicaciones de las
representaciones de la sociedad.
En la primera parte se refiere:
"1856 Cuando más excitados estaban los ánimos de los católicos, se
dio el 25 de junio, por Don Miguel Lerdo de Tejada, ministro de
hacienda y hermano del que ha figurado como presidente en 1873,
1874 y 1875, el decreto sobre los bienes de la Iglesia Por ese decreto,
el primero que se ha llevado a cabo en aquella república, respecto a la
propiedad eclesiástica, se decía que « todas las fincas rústicas y
urbanas que tenían o administraban como propietarios eclesiásticos
de la república, se adjudicarían a los que las tenían arrendadas, por el
valor correspondiente a la renta que en la actualidad pagaban,
calculada como rédito al seis por ciento anual >> El público creyó que
este no era más que el paso preliminar que conducía al completo
despojo de la Iglesia, y con el cual se trataba de halagar a los
inquilinos. El arzobispo de Méjico D. Lázaro de la Garza, elevó el día
1° de junio una respetuosa exposición al gobierno, suplicándole que
1
1
138
derogase el decreto, y el 7 del mismo mes elevó otra, igualmente
comedida, en que después de manifestar « que su ánimo no era entrar
en disputas con el supremo gobierno, a quien sinceramente
respetaba, se veía precisado a repetir la súplica que había hecho en su
primera exposición sobre que el presidente se dignase a revocar la ley
del 25 de junio ». En términos parecido elevó también el cabildo
metropolitano; el Sr. Obispo de Puebla, Don Pelagio Antonio de
Labastida que tuvo noticia del decreto a bordo del vapor Isabel la
Católica, al hallarse frente al pueblo de Vigo en España, protestó el30
de julio contra el expresado decreto, escribiendo la protesta en el
mismo buque.
Marcado como estaba el sentimiento del pueblo por las disposiciones
tomadas por el gobierno, la prensa afecta a este, que debiera haberse
ocupado a calmar las pasiones, pareció, al contrario, empeñada en
excitarlas."179
La cláusula "Cuando más excitados estaban los ánimos de los católicos ... " actúa
aquí como disjunción espacial y temporal entre el segmento de la desamortización
y los otros elementos que excitaron los ánimos, o sea los sucesos de ataque a la
Iglesia. El segmento cierra con la frase: "Marcado como estaba el sentimiento del
pueblo por las disposiciones tomadas por el gobierno, la prensa afecta a éste, que
debiera haberse ocupado en calmar las pasiones, pareció, por el contrario,
empeñada en excitarlas"180
Luego se aclara que Miguel Lerdo de Tejada es ministro de Hacienda y hermano
de Sebastián, el presidente posterior a Juárez. Este elemento sólo yuxtapone
17'l Zamcois Niceto de. Historia de Méjico ... p. 299 180 Ibíd .. p. 300
... ~
139
información. Finalmente se señala el contenido del decreto de desamortización
citándolo. Lo relevante de esta parte es que califica el decreto corno primero que se
ha llevado a cabo. Ello implica que todo lo que por primera vez se realiza es
imperfecto.
En la segunda parte:
"El público creyó que este no era más que el paso preliminar que
conducía al completo despojo de la Iglesia y con el cual se trataba de
halagar a los inquilinos."181
En este segundo corte, la disjunción inicia recalcando una tercera persona. Esto nos
implica que el autor no necesariamente él piensa lo que el público creyó. El uso del
verbo creer en pasado perfecto nos lleva a la afirmación de que así fue, pero a la
vez que se dio por cierto algo que no estaba comprobado.
Es decir al error que puede darse por una ley no perfeccionada que se decreta por
primera vez, se le suma la creencia popular que prejuiciosamente es de opinión
contraria.182
De acuerdo al análisis semiótico de la verdicción, el creer entraría como un efecto
de "parecer que ... , es decir que parecía ser que se intentaba agradar al público. Ello
estaría en el margen de la ilusión. Tendríamos que la contraposición:
tst Tbíd .. p. 299 este factor tiene que ver con el cambio de legitimidad, pues en !a modernidad, nos expresa Gadhamer, la autoridad que anteriormente era símbolo de sabiduria, ahora es símbolo de desconfianza. 1s2 De acuerdo al análisis semiótico de la verdicción, el creer entraria como un efecto de "parecer que ... " es decir que parecía ser que se intentaba agradar al público. Ello estaria en el margen de la ilusión.
l ' ¡ él -~
140
El público al creer que este no era más que el paso preliminar para el completo
despojo de la Iglesia, convirtió esa creencia en verdad. Sin embargo aquí
subrayamos que tampoco Zamacois cree que con esa medidas se perjudicaría a la
Iglesia, sino que sólo llegó en mal momento. Lo que denunciaría una falta de
sensibilidad e intolerancia del gobierno hacia el pueblo.
Finalmente la tercera parte:
"El arzobispo de México D. Lázaro de la Garza, elevó el día 1 o de
junio una respetuosa exposición al gobierno, suplicándole derogase el
decreto, y el 7 del mismo mes elevó otra, igualmente comedida, en
que después de manifestar « que su ánimo no era entrar en disputas
con el supremo gobierno, a quien sinceramente respetaba, se veía
precisado a repetir la súplica que había hecho en su primera
exposición sobre que el presidente se dignase a revocar la ley del 25
de junio». En términos parecidos elevó también el cabildo
metropolitano; el Sr. Obispo de Puebla, Don Pelagio Antonio de
Labastida que tuvo noticia del decreto a bordo del vapor Isabel la
Católica, al hallarse frete al puerto de Vigo en España, protestó el 30
de julio contra el expresado decreto, escribiendo la protesta en el
mismo buque."183
Esta parte cierra el párrafo porque la parte siguiente a pesar de expresar la
conexión, altera el contenido hacia un asunto diferente. Cit'lmos la parte que
corresponde:
t83 Ibíd .. p.300
141
"Marcado como estaba el sentimiento del pueblo por las
disposiciones tomadas por el gobierno, la prensa afecta a éste, que
debiera haberse ocupado en calmar las pasiones, pareció por el
contrario, empeñado en excitarlas."l84
Aquí tenemos una anfibología, pues no sabemos si la prensa es afecta al gobierno o
al sentirrúento del pueblo, en todo caso se entiende que es un catalizador de las
pasiones.
Las acciones del arzobispo, el cabildo metropolitano y el obispo de puebla eran
peticiones. Los adjetivos respetuosa, comedida son respaldadas por la cita textual
del comunicado del arzobispo. Ello quiere decir que las autoridades de la Iglesia,
así como una representación, pedían cierta moderación. En relación a los dos
primeros errores, para Zamacois las representaciones buscan un diálogo entre el
gobierno y la gente.
Este razonarrúento se presenta a lo largo del obra en el autor. Para Zamacois
acierto es legitimidad. Tener acciones legítimas es contrario al error. Ahora bien, la
cita de las representaciones liga el concepto de legitimidad con el consensos
entendido como la expresión de las representaciones.
Trasladando un poco esa idea al mundo actual: Para Zamacois la única posibilidad
de conciliación es la salida del acuerdo y el consenso, es decir propone una salida
que tome en cuenta a los organismos que han existido hasta ese momento. Lo cual
:j significa el diálogo del gobierno con las corporaciones y sus representaciones en ¡
~
IM Ibídem.
. e': :. J ~ ;'
.!" \',
142
tolerancia y ceder mutuo. La imposición y la falta de sensibilidad de medidas
autoritarias provocaron el rechazo del pueblo.
C) La discusión historiográfica en las profundidades del discurso.
Los conservadores son liberales moderados, frente a los "liberales" mexicanos que
son liberales más radicales. Las propuestas historiográficas de ambos autores
analizados nos llevan a plantear dos perspectivas diferentes, que se encuentran en
el debate en el siglo XIX y que se vuelven a plantear en los problemas mexicanos
en el siglo XX .
Para Niceto de Zamacois la acción política se debe fundar en el consenso de la
población y sus órganos de representación naturales. El mecanismo político de
decisión es tan importante como son las medidas mismas que una nación requiere.
La pluralidad de ideas, su respeto, la responsabilidad al exponerlas es
fundamental. Zamacois es liberal porque es partidario de un sistema de
contrapesos al gobierno y de un manejo imparcial de la libertad de prensa; de la
aplicación de la ley sin distinción y del rechazo de la persecución a extranjeros por
sus ideas.
Pero existe en profundidad un sentido más que debe ser reflexionado. Si bien es
muy visible que Zamacois juega con la contradicción de defender los órganos
intermedios de la sociedad, las corporaciones, lo cual es muy contradictorio con un
régimen de libertades individuales y de la búsqueda por la ciudadanización,
plantear consenso para la toma de decisiones es algo interesante pues muestra un
aspecto agudo de su intuición.
143
La libertad individual y la libertad de conciencia empata difícilmente con un
régimen corporativo, pero paralelamente él observa que las libertades de prensa y
de conciencia no son cumplidas por el gobierno. Esto nos enfrenta con un hecho
realmente importante, pues si es liberal debe postular una política de contrapesos
al Estado, pero el Estado busca aquí disolver las corporaciones.
Giovanni Sartori ha apuntado que en el proceso de disolución de los cuerpos
intermediarios, se generó al menos para el caso europeo, un vacío social que trajo
por consecuencia la concentración del poder del Estado frente al individuo. ¿Cómo
contrapesar al Estado en ausencia de una sociedad sociedad civil activa? La
preocupación de Zamacois no es irrelevante, pues se trata de ser consecuente con
la idea de contrapesar al poder. En ausencia de una organización civil reat se
conforma con las corporaciones como contrapeso al poder, lo que puede ser
cuestionable, pero no se le puede desplazar como un problema irrelevante.
Aquí es donde el consenso se enlaza a la necesidad de una sociedad civil que
contrapese al Estado, es finalmente la búsqueda por resolver el problema y una
elección por la democracia, aunque esa democracia se quíera empatar con un
régimen de corporaciones profundamente antidemocrática.185
En todo caso, estos son los desfases a los que refiere Fernando Escalante, en su
texto, cuando se intenta formar instituciones y ciudadanos con la diversidad de
intereses y un sistema de lealtades heterogéneo.
I85 Ver: Sartori Giovanni Teoría de la democracia. 2. Los problemas clásicos. México. Alianza Universidad. 2000 p. 523
,1_,
144
La obra de José Maria Vigil no coloca al consenso como algo importante. Las
representaciones que se encuentran citadas por todo el texto de Zamacois no están
en México a través de los siglos como algo central, porque son corporaciones y las
corporaciones se deben destruir. Lo más importante es siempre el elemento
abstracto del bien de la nación y el progreso como su motor fundamental.
Frente al progreso no importa la decisión democrática del pueblo. El "pueblo" al
que tanto se invoca aparece como un elemento que poco interviene en la dirección
de las discusiones. Sólo se expresa en manifestaciones de regocijo o en una especie
de "inconsciente colectivo" que parece presentir lo que el providencial progreso le
tiene deparado al país. Vigillo esta viendo en la construcción de los ferrocarriles,
en la entrada del capital extranjero y en la paz social porfirista. La dudadanización
es el único porvenir, pero la ciudanización es imaginaria como observa Escalante.
El progreso material se encuentra, entonces, por encima de las formas en que la
población establece sus propios mecanismo de discusión. Ese progreso material
delimita de forma polar a las dos tendencias: los partidarios del progreso y sus
opositores, los llamados liberales y los conservadores.
La delimitación de tales campos se permite un juego más. Para la obra de Vigil, el
gobierno de Comonfort, es un gobierno pusilánime. El actuar del gobierno es
calificado como de "mansedumbre genial". El gobierno es, por lo tanto, un
elemento intermedio entre el partido del progreso y el partido del anti progreso.
En ese juego, el gobierno había mostrado poca disposición para amparar a la
145
reacción y la mejor muestra de ello fue "la medida progresista" de la
desamortización de los bienes eclesiásticos.
Para México a través de los siglos, la lectura de los acontecimientos encuadran
perfectamente con el proyecto final, la época del porfiriato, por lo que la función de
esta lectura debería reflexionarse teniendo en cuenta el contexto de esa época.
¿Quién tiene derecho a decidir la libertad de cultos? Esa es la pregunta lanzada por
Zamacois ¿los políticos o los católicos?
La figura central que mueve el segmento de la obra de Zamacois, es una
sinécdoque. Esta conclusión parte de la lectura de la obra y su precisión en los
segmentos analizados. En ellos se presentan algunas pruebas para tratar de
demostrar la totalidad, se pasa como importante una parte por el todo.
"Las representaciones de todas las clases de la sociedad se
sucedieron, pidiendo al congreso que desechase el artículo y los
periódicos se llenaban con el nombre de las personas de ambos sexos
que firmaban esas representaciones [ ... ] No fue menos escasa en
firmas la elevada por las sefwras más distinguidas de la capital [ ... ]
De Guadalajara, de Toluca, de Puebla de Veracruz, de León, de
Guanajuato, de todas las poblaciones en fin, grandes y chicas de la
república mexicana ... [ ... ] Nunca se ha visto expresada la voluntad
nacional de una manera tan uniforme y espontánea que entonces.
Todas las clases de la sociedad, la nación entera se manifestaba contra
la libertad de cultos."186
186 Zamacois, Niceto. Op. Cit. p. 323
146
La estructura de argumentación se define en el análisis del cuadrado de
veridicción. La verdad aparece en el nivel de la evidencia, la mayoría de la
población es católica, a partir de esta evidencia se marca el error o la falsedad, la
pretensión de querer implantar una libertad de cultos en una región donde la
totalidad de la población sólo sustenta el catolicismo. Pero además emerge su
concepto de nación, que es configurada por "todas las clases de la sociedad".
La recurrencia a la figura sinécdoquica centra el argumento, pero las evidencias de
verdad y las evidencias de errores se presenta altemadamente mediante la
utilización de metáforas, sinécdoques, metonimias e ironías que muestran
invariablemente matrimonio con figuras valorativas como las hipérboles y los
lítotes.
" ... de todas las poblaciones, en fin, grandes y chicas de la república
mexicana ... " 187
-En esta figura se expresa lo más por lo menos. Los argumentos que fundamentarán
las sinécdoques se basarán en la exposición de hipérboles.
De esta forma, la verdad es presentada como la evidencia que entiende la mayorfa,
la religión católica Este hecho se califica en el lado de la verdad como unitario,
voluntad nacional, la decisión del pueblo de México, la identidad de la patria, la
nación entera, voz general, la sociedad, etc. Frente a ella se levanta el error, la
política, la división, la exclusión, lo contrario a la unidad nacional etc. 188
137 Ibídem. 133 Un rechazo contundente al significado del político como vividor del presupuesto y de los demás esta expresado en el folleto de Zamacois titulado El testamento del gallo pitagórico. Este texto corona
147
Se delinean, por lo tanto dos campos contrarios: la verdad y el error, la religión y la
politica, la unidad y la fractura, la mesura y el exceso. Esta polaridad permite al
argumento fundamentar la verdad sobre la base del consenso y la democracia.
El debate entre los partidarios de la libertad de cultos y la defensa de la unidad
católica es presentado de forma cuidadosa. No se delimitan drásticamente el
terreno del error y el de la verdad, sino que se otorga sin conceder la buena
voluntad de algunos de quienes se encuentran en el error.
La presentación de aciertos por parte de quienes defienden la verdad es recurrente
en metáforas hipérboles y sinécdoques:
" ... porque la opinión de siete individuos que formaban el gobierno,
no vallan nada aliado de la voz generaL[ ... ] ... que la aprobación [de
la libertad de cultos] conmovería hasta los cimientos a la sociedad ...
[ ... ] ... se habían presentado multitud de representaciones ...... habían
hecho oír su respetable voz ... [ ... ] ... desde el anciano Hidalgo hasta el
padre de la independencia Iturbide, el pensamiento católico se había
proclamado ... "189
Mientras que los que defienden el "error", son expuestos a través de síntesis
irónicas, hipérboles al calificarlos y lítotes al evaluar sus argumentos.
"(Risas) [ ... ] ... que él no comprendía una república con monjas y
frailes profesos a la vez que declaraba defensor de la indisolubilidad
una discusión que inicia Vicente Rocafuerte, en su Ensayo sobre la Tolerancia religiosa en 1831, donde defiende el punto de la hber-..ad de conciencia, posteriormente aparece El Gallo Pitagórico de Juan Morales Bautista, que replantea la intolerancia de cultos y advierte sobre los peligros de la innovación. No obstante es un texto contra la libertad religiosa, Zamacois le dedica su Testamento del Gallo Pitagórico como una muestra de que esta discusión tocó su fin en el encumbramiento burocrático de unos cuantos. ts9 Zamacois Op. Cit. P. 332
1
,·1.:'
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J .. ; ¡
148
del matrimonio (risas) y si las mujeres que habían firmado las
representaciones contra la libertad de cultos, habían recibido permiso
de sus maridos (risas) ... "190
Descalificar argumentos se alterna con la recurrencia a estas figuras y la utilización
de los adjetivos calificativos antes de iniciar la exposición del autor. De tal forma
mientras los opositores a la libertad de cultos son "hombre pensador", "elocuente",
"excelente discurso", etc. Los que favorecen la libertad de cultos son relativizados
con calificativos como: razones "que creían justas", a primera vista "parecía
ciertamente". Hasta descalificaciones más fuertes pronunciaron discursos "en
exceso vulgares", "poco galante", "salpicado de anécdotas escasas de gracia y
oportunidad", etc.
Vigil por el contrario exalta "la buena fe", "el valor civil", "la franqueza" y opone a
sus enemigos los adjetivos de "reaccionario", "'enemigos de la libertad". El
movimiento que sigue para develar la verdad parte del engaño .
En las formas verbales Zamacois recurre más al pasado imperfecto y al pasado
perfecto simple, lo que le permite jugar entre la objetividad y la relatividad.
Algunas veces acomodó gerundios y lo que llama la atención es la abundancia de
verbos con utilización de recíprocos.
Hemos visto como Vigil recurre más a los pasados perfectos y al modo indicativo,
lo que le confiere un efecto de objetividad a sus relatos. El pasado imperfecto
muestra por una parte el deseo de amplitud en la narración sin necesidad de
190 Zamacois Loe. cit. pp. 326 y 332
149
sujetarse a principio o fin y tiene también una función de pasado en conexión con
el presente, lo que es muy útil para la evocación.
La lectura de estos textos y sus efectos, debemos recordar no son para la mera
reflexión individual del lector, sino para la lectura en voz alta que invitaba al
cometario y al debate entre familiares o amigos. Eso es también entre militares:
"El tiempo del ocio militar conoce así diversos modos de lectura y de
relación con el libro que definen prácticas relacionadas y
sociabilidades encartonadas: la lectura individual alimenta el estudio
y la meditación personales, la que se hace en voz alta sugiere el
comentario, la crítica y el debate, y esas conferencias entre amigos,
frecuentes e informales, pueden atraer a otros oyentes, mudos,
instruidos por la escucha de los textos leídos o los argumentos
intercambiados. Según Henri de Campion, el libro, con el juego, es el
pasatiempo de los oficiales en campaña y, como él, promete acuerdos
que no son los de la soledad ni la multitud. Leído en voz alta, por uno
u otro, significa y refuerza a la vez el compromiso de amistad." 191
Así que lo normal era que la lectura de ambos autores se hiciera en voz alta y
provocara la reacción de comentarios en torno a quien tenía la razón y quien no la
tenía. Por ello los recursos de oratoria de Zamacois que son apreciados en el siglo
XIX como una forma de mantener vivo el recuerdo de esa época tan dura como lo
fue el enfrentamiento de la Reforma. Los comentarios en tono de broma, que se
asemejan a los mexicanos pintados por sí mismo, o el tratamiento puntual y serio.
191 Chartier Roger. El mundo como representación. [Trd. Oaudia Ferrari],Gedisa, Barcelona, 1992 p. 125.
150
Los argumentos de ambos serían los que se utilizarían a uno y otro lado de la sala,
recreando y reproduciendo las posturas.
151
CONCLUSIONES.
Los trabajos elaborados por Judith de la Torre Rendón han permitido ubicar a
Niceto de Zamacois de una manera exhaustiva, dada la dimensión de la obra,
como la gran cantidad de datos existentes en la vida del autor-
En el caso de José Maria Vigil, hemos encontrado en la obra de José Ortega y
Medina192, una semblanza muy importante que ubica también al autor y su obra,
dentro de su importancia en el siglo XIX. Este trabajo puede ser complementado
por los datos proporcionados por Enrique Florescano en sus Cuadernos de Trabajo,
~ ~ en torno a la historiografía mexicana de aquél periodo.193
·~ Si bien Florescano omite mencionar los trabajos de Niceto de Zamacois, como parte
de la obra: de construcción de una historiografía nacional, que apoyara, un
discurso de integración de la nación y el contexto en que se produce, como las
pretensiones de Zamacois, le hacen formar parte de ese esfuerzo desde la óptica
del conservadurismo.
Zamacois tiene valores discursivos muy importantes, como destaca el ensayo más
actualizado en torno a su obra, el de la reconciliación de los bandos, el de señalar
que conservar también es progreso, pues las sociedades se desarrollan sobre bases
de estabilidad y paz social. No es simplemente reaccionario, sino se inscribe en
192 Ortega y Medina, Juan. Un olvidado ensaya ... p. 67. Ver al respecto la página 6 del presente trabajo. 193 Florescano, Enrique. Cuadernos de trabajo ... Ver al respecto la página 24 del presente trabajo. También existe una tesis de licenCw.tura de Aguila.I Villaseñor, tvfarisela. Los liberales y lus conservadores en la abra La reforma de fosé Maria Vigil : un análisis historiográfico. Tesis Licenciatura (Licenciado en Historia)-UNAM, Escuela Nacional de Estudios Profesionales Acatlán. Flores Olea, Marina Aurora, asesor; cuya detección fue prácticamente cuando el presente estudio estaba en prensa, es obligado conocer ese trabajo y reflexioruulo con el presente, pues la construcción de ambos corrió paralelamente entre 1996 y 1997.
152
todo el sentimiento de rechazo a la violencia y a la inestabilidad, situación que es
asimilada por autores muy importantes de la época que toman a Constant como un
autor básico.
El estudio de esta construcción historiográfica no puede plantearse desde uno de
los bandos, señalando con simpleza quién se encuentra en el lado bueno o malo,
progresista o reaccionario. En ambos casos existen argumentos que no sólo tienen
pretensión de validez, sino que constituyen verdades que tienen argumentos de
·~ fondo y que representan la voz de grupos que tienen igual derecho a expresar su
i• voz.
Las críticas que realiza de la Torre al texto de Zamacois son muy dignas de tomarse
en consideración para analizar el aspecto disciplinario de construcción
historiográfica, sin embargo, queda por hacer todo un trabajo de interpretación
mucho más profunda, de aspectos de fondo en la obra de este autor. Las razones
que él proporciona no sólo son producto de su mente romántica, sino que
representan posiciones de un sector de la población que fue vencido y que busca la
reconciliación, como de la Torre advierteYl4
Niceto de Zamacois intuye el vacío que la lucha contra las corporaciones dejará
sobre el Estado. La ausencia de una sociedad civil sólida, sólo puede traer consigo
un Estado sin contrapesos que puede ser opresivo contra los individuos. Si bien es
contradictorio que vea en las corporaciones y las representaciones sociales ese
contrapeso, si aspira a una sociedad donde todas las clases sodales puedan
19& Ver: Página 19 de la presente Tesis.
153
contrapesar al gobierno. En tal sentido y de acuerdo con la visión de Sartori, su
concepción puede situarse en la democracia, aunque su democracia es
contradictoria pues las corporaciones son organismos de privilegios contrarios a
ella. Esta antítesis se explica en el vacío social que al desplazar las corporaciones,
no la sustituye con una sociedad civil madura.
El establecimiento de una historia presa del maniqueísmo sólo nos lleva a una
incomprensión simplista, pues pretende resolver mediante la polarización
problemas que requieren un análisis y una reflexión mucho más fina. El
tratamiento de las razones de cada quien nos lleva a establecer las condiciones de
validez de los argumentos. La historiografía es mucho más rica, que resolverse por
algún bando y apoyarlo.
José María Vigil sigue ocupando un lugar muy destacado en la historiografía
mexicana, pues como establece Ortega y Medina, fue precursor de la inserción del
mestizaje en la comprensión del devenir histórico mexicano195• Su quehacer
historiográfico es también muy destacado, ya que aplicó al terreno de la historia
sus principios lingüísticos y filológicos, lo que le hace muy especial en su periodo.
Su comprensión histórica basa la necesidad de recuperar el pasado, pues él esta
convencido que la fuente del "complejo del mexicano" se encuentra en su falta de
reconocimiento de la historia. La historia es magistra vitae, es fundamental para
apuntar el provenir. La historia mexicana, su movimiento se explica en su conflicto
195 Ortega y Medina" Un olvidado ensayo ... p. 67 Ver: página 22 de la presente tesis.
' ...
., !
154
interno, en su fuente española y su fuente mexicana, este conflicto que se dirime
históricamente es lo que lo explica.
Vigil no es un positivista, su filosofía se nutre del evolucionismo. Cree en el
progreso pero se distancia del positivismo barrediano, como apunta Ortega y
Medina, la única manera de salvar el desnivel entre los países atrasados como el
nuestro y los Estados Unidos se encuentra en la Educación y en la enseñanza de la
historia.
1 La construcción histórica del siglo XIX, como es obvio no se realiza desde -:'
instituciones académicas que formaron a los autores en la historia, sino constituyen
más bien el apoyo para la formación de un discurso político que se dirime en aquél
momento.
Encontrar este lugar de producción, es muy importante para entender la
constitución discursiva de las historiografías del XIX. Su lógica nos lleva más a
su presente del discurso en elaboración, que a la formación disciplinaria de la
historia.
Aunque, como bien apuntan los trabajos revisados, los autores de las obras
históricas van aplicando más o menos técnicas de critica de fuentes, trabajos de
compilación, análisis hemerográfico y otros a su quehacer.
No existe una institución en el siglo XIX que forme profesionalmente a
historiadores, estos provienen de otras formaciones académicas y se hacen
historiadores como parte de su búsqueda por apuntalar sus propuestas políticas.
Por lo que el análisis disciplinario de los mismos corre específicamente en el
155
análisis de sus formaciones personales. En este sentido los trabajos historiográficos
del presente han seguido caminos correctos.
La adopción de técnicas de investigación tiene en la influencia de Europa
occidental y a la ilustración como la fuente cuyo eje principal es la militancia en el
liberalismo.
Al parecer, la originalidad no es una preocupación muy importante en el siglo XIX,
como lo reflejan las legislaciones del momento. Existe diferencia entre el derecho
del creador y la comercialización de la obra, cuyo control se centra sobre todo en
ésta última.
La creación del autor, por otra parte, como lo establece Foucault, es un proceso de
individuación de la escritura y la lectura, que tiene un camino más complejo. En
ese camino, no importa mucho quién es el autor realmente sino lo que dice, lo que
propone. En tal sentido, el análisis de la obra historiográfica, debe "borrar'' las
técnicas y el proceso de elaboración, para entrar a otro aspecto importante de la
obra, el reconocimiento de lo que se propone. En tal sentido si no tuviéramos
autor, ¿podríamos borrar lo que se considera en la obra?
Pero además el autor es una función dentro del texto, el papel de quien narra,
quien mueve la historia y la narración, es un aspecto que encuentra en el seno de !a
obra, w1a función específica con legalidades propias. La narratividad no se puede
reducir al análisis de la buena o mala sintaxis, sino sobre todo a la construcción de
una estela compleja de njveles de proposición, sujetos, comprensiones, lecturas,
fundación de valores, isotopías, etc.
1 156
La utilización de fuentes es diversa en el siglo XIX. Si bien existe, como apuntan los
analistas de la historiografía aquí analizados, un buen o mal manejo, lo que se
refiere a la calidad, de dichas fuentes, la percepción es que no existía un criterio
unificado en torno a como darles tratamiento, sino sobre todo, influencias de
autores europeos.
Por lo que el uso de materiales es en muchos casos, la consideración de que las
informaciones son un patrimonio común que es utilizado por el autor en su obra.
La identificación de quienes tienen voz en la escritura, proviene sobre todo de la
necesidad de identificar a los bandos.
Por ello citar de memoria, referenciar hechos, es probablemente un acto de ironía,
donde los presentes en general tienen conocimiento de lo que sucedió, por lo que
pueden reconocer como ciertas las frases estando o no en desacuerdo con su
interpretación. La lectura en voz alta, encuentra aquí la otra parte de la explicación,
pues ésta era la práctica común en el siglo XIX.
Los estudios sobre la narrativa de la obra histórica, tomaron auge especialmente
entre la década de los 80 y los 90, del siglo por conduir. Pues se trataba de
profundizar lo que podía significar la construcción narrativa en el oficio de la
historia.
Estos trabajos abarcaron dos aspectos en general, que fue la producción del texto
histórico y otros, su lectura o recepción. Estos avances del conocimiento, permiten
poner énfasis en el texto como un elemento de análisis, lo que representa una labor
complementaria a los trabajos que había venido haciendo la historiografía anterior.
157
El avance disciplinario de la escuela de los Anuales y las reflexiones de autores
como Foucault, Gadamer, Danto, Chartier, White y otros, le han dado un giro muy
importante al análisis de las obras, pues hoy se profundiza también en el
significado literal y profundo de los textos. El significado de los textos y la
importancia de sus propuestas vuelve a tomar un primer lugar en el análisis.
Desde el Orden del Discurso de Foucault hasta La escritura de la historia de De
Certeau, se profundizan los efectos que la institucionalización que los discursos
tienen en los mismos, es decir que la elaboración del discurso no es meramente
neutral, sino que lleva implícito la forma institucional de quien lo elabora. En
Foucault la propuesta que constriñe al discurso es clara, los silencios, las
prohibiciones, la locura, etc. De Certeau, señala claramente el papel institucional en
el moldeo del discurso histórico.
El señalamiento de estos problemas nos presentan las principales dificultades de
lectura del siglo XIX, pues el reconocimiento del lugar de producción actual y el
del siglo XIX nos establecen obstáculos de incomprensión. Para el siglo XIX la
historia no es una actividad meramente académica, sino es sobre todo un
argumento político, parte del arsenal que se pondrá en juego a la hora de debatir.
Por ello preocupamos sólo por la reconstrucción del "hecho" histórico significa
despojarle de su significado en profundidad. Pero además, hasta la propia
epistemología con la que se construye la historia es un espacio muy rico, cuya
investigación nos permitiría clarificar el proceso de construcción de la disciplina,
tomando en cuenta el funcionamiento de los textos. Esta reconstrucción pasó por la
- .. , .-~
158
formación de bibliotecas, en la que Vigil por cierto tuvo un papel notable, la
formación de acervos, la recopilación y organización de los mismos.
El tratamiento del pasado, corno nos propone De Certeau, implica la toma de
distancia por una otredad, el pasado no debe ser dado por supuesto o manejarlo
con las condiciones o los significados en que nos movemos, en tal caso construir
conceptos que nos ayuden a interpretarlo y a comprenderlo mejor.
Pero la institución debe ser además una ayuda a la hora de la lectura de los textos
del pasado, no pude representar un obstáculo, por lo que tener consciente el
presente desde el que leemos y los puntos de interés es fundamental para poder
realizar un diálogo real con la producción historiográfica.
Ahora bien, la construcción narrativa del texto histórico es una mediación muy
importante que debe tenerse en cuenta, pues la historia no es una calc.a de la
realidad, sino la construcción de una representación desde algún lugar. La historia
en el presente ha rebasado la pretensión de la realidad objetiva del positivismo.
El traspaso de la representación de la realidad pensada, reconstruida en base a los
datos a la narración del texto, se opera con reglas propias de esta construcción.
La significación y la construcción de oraciones narrativas o históricas, valoran el
pasado porque tiene en cuenta el horizonte del devenir. Pero además la tradición
de ruptura con el acontecimiento en la visión precedente a los Annales, nos separa
de la forma como el siglo XIX construyó sus relatos y sus narraciones históricas.
La historia no puede construirse sin estas oraciones narrativas, po!"que son ellas las
que les dan un significado al pasado, permiten valorarlo a la luz del horizonte.
L
.. ~ 4 " t
159
"Napoleón es un gran hombre" en la perspectiva posterior a su historia, porque
hemos valorado su dimensión en la estatura con los demás.
La creación de una epistemología histórica es una construcción.
Independientemente de ella, la valoración histórica de los acontecimientos y sus
juicios, es también un fenómeno que nos revela funcionamientos culturales.
Los funcionamientos culturales implican una lectura que tiene por si sola una serie
de mediaciones que se deben interpretar. Los significados de la cultura implican el
conocimiento del funcionamiento de la sociedad de que se trata. Ello nos permite
evadir equívocos culturales, que son los problemas más comunes a la hora de
abordarlos.
Pero las obras historiográficas no son entonces, sólo buenas o malos acercamientos
a los acontecimientos del pasado, sino páginas abiertas de funcionamientos
culturales de la época si tenemos una adecuado sistema de lectura.
Uno de estos intentos de lectura es el que realiza Hayden White en su propuesta de
la Metahistoria196•
White intenta encontrar el significado profundo de la conciencia histórica del siglo
XIX, a través de un análisis de la forma de las narraciones. Para ello establece los
niveles que hemos explicado en el capítulo Il.
La obra de Zamacois de acuerdo a este modelo corresponde a la modo trama
cómica, pues intenta la reconciliación. Los actores en sus narraciones son
presentados siempre en la búsqueda del entendimiento y de la razón, la cual va
1 ·¡ ~ 196 Ver: página 73 de la presente tésis. ~ .¡ ·l
.~
~60
teniendo dificultades en el curso histórico. Su forma tropológica es la Sinécdoque,
en el sentido de que va encontrando los elementos significativo que otorgan
sentido a todo lo demás. Las expresiones justas, legítimas y verdaderas que van
:-··, ~ - ' entretejiéndose en las dificultades por construir un ambiente armónico en el país.
Por lo menos en el método de clasificación de la meta historia, es un planteamiento
coherente, cuya fuerza se da por el enlace de su ideología conservadora, su forma
organicista de argumentar, la cómica de tramar y su tropos de sinécdoque. Lo que
a la lectura, en su momento le otorgó una fuerza muy particular, probablemente en
el seno de las familias de la época del porfiriato.
Por el contrario José María Vigil nos presenta un forma más metonímica de
argumentar, lo que no da mucha coherencia en términos de forma, porque la figura
más recurrente de la ideología liberal es la ironía. Pertenece más bien a formas
liberales que se acercan a la radicalidad sin llegar a serlo plenamente. Tenemos
entonces en Vigil una forma de tramar más bien trágica, donde el enfrentamiento
·;, es inevitable, no obstante que en su modo de argumentación sea contextualista.
El impacto de la lectura, de ambos autores debe considerarse desde las formas de
lectura del siglo XIX. Hablar, emitir una opinión, escribir un libro e historia se
hicieron para las reuniones y para la lectura en voz alta. La recepción en estos
ámbitos puede ser amplia o diversa pero no tan amplia como para producir
sobreinterpretación. Los juegos de la amplitud del lenguaje, posibilitan no sólo las
lecturas, sino la esencia de la cultura oral, el comentario, ia interpelación, la
manifestación de adhesión o razón al autor.
'1 ..
161
La forma de leer del siglo XIX mexicano, probablemente se acercaba más a la del
siglo xvm europeo que a la de sus contempora.neos en el viejo continente. La
razón es que en México no se produjo una revolución de la lectura, como la
reseñada por Chartier, por los altos niveles de analfabetismo en el país. Aún hoy,
los niveles de lectura son excesivamente bajos.
~ 1 Esta forma se prestaba a un funcionamiento donde la discusión y el debate se I
producía en los círculos privados o en los medios donde fundamentalmente
convivía la clase liberal mexicana.
La elección de José María Vigil y Niceto de Zamacois obedece a que son posturas
encontradas en una misma temporalidad. Por un lado existe una posición
conservadora tendiente a la conciliación, y por el otro una posición liberal
moderada que ve el conflicto como una parte importante del proceso de definición
a favor del provenir del país.
Zamacois es un autor importante por ser un actor y un sujeto incorporado desde
mucho antes en el debate, pero también por ser un autor marginado por su
ideología del índice de la historiografía mexicana. Representa la otredad del
discurso vencido y de las ideas que los vencedores trataron de sepultar.
Vigil tiene además de la importancia que leímos señalada por Ortega y Medina en
el capítulo anterior, el no haber sido un dócil escritor influenciado por el
positivismo, sino representó en el medio intelectual mexicano, una defensa
intransigente del evolucionismo y de la identidad nacional equilibrada.
El contexto general en que se construye esta historiografía tiene que ver con el
cambio profundo en donde se pretende construir nuevas referencias y una nueva
legitimidad.
1 ~.
,, .. -·-::.
162
Los trabajos de Hale, los de Guerra han aportado herramientas y elementos muy
importantes para comprender los problemas que nos presenta el enfrentamiento
del liberalismo con el Antiguo Régimen y la fractura entre el bando conservador y
IiberaP97.
Elementos como la consideración de que la ideología liberal hispánica y la
mexicana son parte de una misma continuidad y que tienen las mismas bases, ha
resultado no sólo para el presente trabajo esclarecedoras sino que nos dado una
mejor comprensión de la construcción del liberalismo mexicano.
La explicación sobre la formación del constitucionalismo mexicano y el papel de la
intervención norteamericana como catalizador de la reforma nos explican la lógica
y la dinámica del enfrentamiento en la reforma y en sus posteriores
interpretaciones, entre el monarquismo y la idea de la república, entre el combate
al sistema de las corporaciones y el establecimiento de las ideas liberales. Todos
estos problemas son el fondo de la discusión que nos ocupa en la presente tesis.
A pesar de partir de problemas básicos comunes, la solución que cada Uilo de los
bando pretende los enfrenta en una guerra que se define en la reducción de uno de
los bandos.
La ficción de la ciudadanización parece contradecir los ideales liberales, del
modelo ideal al funcionamiento real. La dinámica social atraviesa por actores
locales, regionales y por modos específicos, por sistemas de lealtades y por redes
sociales intrincadas. De allí al fracaso de la figura del ciudadano y de la dificultad
del Estado. Las ataduras. a los intereses de las corporaciones son la demostración
de que las pretensiones liberales encontraron gran dificultad.
Dificultad exacerbada por el empate de las fuerzas políticas, lo que produce una
complejidad de alianzas internas y externas, y desde luego un enorme desgaste
que se traduce en enfrentamientos y guerras.
197 Ver pági..na 90 de la presente tesis.
f
t
163
Vigil representa un análisis histórico donde se va presentando una polaridad. Las
contradicciones de la Iglesia se van exacerbando con quienes pretenden construir
un espacio de modernidad basado en el gobierno civil. Enemigo de las
corporaciones y la Iglesia, Vigil construye un discurso histórico donde se pretende
demostrar como la Iglesia significaba un obstáculo al avance de la modernidad y la
perseverancia con la que el gobierno civil trató de remediar la situación, sin
encontrar salida.
Los valores profundos que Vigil intenta promover es la libertad de cultos como
una de las partes esenciales de la libertad de conciencia y de la libertad individual.
Frente a ella no valen la oposición de las corporaciones, ni el sentimiento
generalizado de una población que rechaza la tolerancia religiosa. El valor que se
encuentra por encima de ello es el progreso.
El progreso es superior y por ello la tolerancia religiosa es un medio para atraer
capitales y colonización a nuestro país. Frente a esta necesidad la Iglesia
representaba un verdadero obstáculo para el interés nacional.
En el caso de la desamortización de los bienes eclesiásticos Vigil funda la necesidad
en la instrumentación de un sistema tributario.
Los valores que Vigil mueve en el terreno del discurso es el de la libertad
individual como verdad y legitinúdad en la acción política y excluye un ambiente
de consenso con las corporaciones y desde luego con la población, pues se
pretende la ciudadanización del país. La voluntad de los individuos, no vale
cuando se mueve en ellos la ignorancia
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164
Para Zamacois la opinión de las representaciones de la sociedad existentes, las
corporaciones, se deben tomar en cuenta, pero además apunta a que el ánimo, es
decir lo que la gente apoyaba era la intolerancia de los cultos como una decisión
voluntaria de la población .
Mientras el discurso de Vi gil se presenta en un tono de mayor objetividad, la forma
narrativa de Zamacois con el uso del subjuntivo permite el juego a la reflexión. El
autor vizcaíno parte de un principio de rectitud equiparable a la propuesta de
Habermas, es decir basa su propuesta en lo que él considera es la verdad, una
verdad no oculta.t98 Cuando los liberales tenían que hacer profesiones de fe
católica en sus discursos y luego tenian que jugar con la libertad de creencias, el
secreto de sus intenciones contra la Iglesia católica es ilegitima, pues en opinión de
Zamacois la gente, la población y las corporadones se oponian a ella.
La legitimidad está ligada al problema de la tradición, la cual da identidad. Los
mexicanos son lo que son porque son católicos, son mexicanos, tienen una cultura
determinada. Romper la tradición es romper la legitimidad del pueblo, es sembrar
la desunión. El hecho contundente es que una minoría se opone a la mayoría.
Por otra parte sobresalen las denuncias de Zamacois en torno a la expulsión de los
extranjeros y a un ejercicio discrecional y poco ético al calificar la libertad de
prensa. Pone ejemplos de cómo extranjeros a favor de los liberales nunca fueron
198 Ver: Saettelle Hans. "De validez; Sujeto y Veracidad; Ética discursiva y ética del deseo; Teoría y verificación en sociología" en Muñoz Cruz Hector (coord .. ) Investigaciones Lingüísticas 3 México UAM1996.
165
molestados por su intervención política, prohibida por la ley y como los españoles
fueron expulsados por ejercer su libertad de conciencia.
De tal manera que al debate sobre como las minorías trataban de imponerse al
sentir general, seguía el hecho de que la autoridad era incapaz de conceder el
J principio de la libertad de emitir opiniones, tocando la tradición mexicana de ~
expulsar a extranjeros por esta razón, lo que a criterio de Zamacois es una
violación a los principios liberales.
El énfasis que Zamacois pone por el consenso se sobrepone a la visión de Vigil
basada en el progreso con la adopción de los principios liberales. Un gobierno debe
basarse en el consentimiento de su población, de sus ciudadanos, cuando ello no es
así, cuando el gobierno procede en contra de la voluntad general a la que alude el
historiado vasco ¿no es eso un gobierno despótico? ¿dónde están los principios
liberales de control del Estado?
La respuesta no fue el argumento, según Zamacois, sino el uso de la prensa para
atacar a la Iglesia y la práctica de reprimir a los extranjeros, promoviéndose la
xenofobia por parte de los liberales.
Vigil por su parte expondrá las razones por las cuales estas leyes eran necesarias,
poniendo énfasis en que se enfrentaba a la ignorancia y a los intereses de las
corporaciones que se oponían al progreso.
Hasta donde podemos observar en el tratatniento de estos problemas, que desde
luego no son los únicos que tratan estas extensas obras. La lectura de ambos
' f l· . ''·· r
166
autores es mucho más rica de lo que se puede suponer y nos da elementos para ir
entendiendo la polémica entre liberales y conservadores de la reforma.
Como entienden cada uno las necesidades del país, nos acerca a los presupuestos
básicos de una polémica que culmino con el enfrentamiento. Si bien liberales y
conservadores son liberales, las diferencias que los enfrentaron hasta la muerte, en
¡ muchos casos, no se puede zanjar sino con una lectura más profunda y cuidadosa
~ ¡ de sus presupuestos.
.,~
167
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APENDICES DE LA TESIS
NICETO DE ZAMACOIS. FRAGMENTO DEL CAPITULO VI.. TOMO XIV DE LA lHSTORIA DE MÉJICO (BARCELONA, ESPAÑA 1880) EN TORNO A LA DISCUSION DE LA LmERTAD DE CULTOS EN MEXICO ................................... l
ANÁLISIS DEL lEXTO POR EL MÉTOOO DESEGMENTACIÓN ............................................ l2
SEGMENTACJON. Centro de la polémica. PARTICION Y COMPONENIES. .......... 12
JOSE MARIA VIGIL FRAGMENTO DEL CAPITULO VII Y VIII, TOMO V, DEL COMPENDIO GENERAL MÉXICO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS,. COMPENDIADO POR EL PROFESOR FRANOSCO ROFER. EDITORIAL DEL VALLE DE MEXICO S.A.1974 ................................................................................... 19
NICETO DE ZAMACOIS FRAGMENTO DEL CAPÍIULO V, TOMO XIV DE LA lHSTORIA DE MEJICO DE (BARCELONA, ESPAÑA 1880) EN TORNO AL DECRETO DE EXPROPIAOON DE LOS BIENES DEL CLER0 ..............•...••.•.•.. 22
JOSE MARÍA VIGIL. FRAGMENTO DEL CAPITULO VI, TOMO IX DE MÉXICO A IRA vts DE LOS SIGLOS,, MEXICO D.F. CUMBRE EN TORNO AL DECRETO DE EXPROPIAOON DE LOS BIENES DEL CLER0 .......................... 23
NICETO DE ZAMACOIS. FRAGMENTO DEL CAPITULO VI.. TOMO XIV DE LA ffiSTORIA DE MÉJICO (BARCELONA, ESPAÑA 1880) EN TORNO A LA DISCUSION DE LA LIBERTAD DE CULTOS EN MEXICO.I
e [322]
1856 El anterior artículo, la actitud de D. Santiago Vidaurri y la obligación de poner cubierto los Estados limítrofes de las incursiones de los salvajes parecían
-' que debían fijar con preferencia todo, la atención del gobierno sin provocar nuevos conflictos interiores por asuntos religiosos. Pero no sucedió asi; y las leyes publicadas sobre bienes eclesiásticos, se agregó la cuestión de la libertad de cultos que formaba el artículo 15 del proyecto de constitución que se empezó a discutir en el
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congreso el 29 de Julio. Las representaciones de todas las clases de la sociedad se sucedieron, pidiendo al congreso que desechase el artículo, y los periódicos se llenaban con el nombre de las personas de ambos sexos que firmaban esas representaciones. En la sesión del congreso del 2 de agosto, se leyó una representación del vecindario de Méjico contra la tolerancia de cultos. Dicha
.j representación llevó nueve pliegos de lli-mas. No fu, menos escasa en firmas la i elevada por las señoras mas distinguidas de la capital. 2 Dos elevó el bello sexo de
1 ~ ~
:~
1 Se ha respetado la ortografía original del texto. 2 Véase esta representación, y otra de !as muchas de hombres en Apéndice, bajo el número 21.
2
Lagos, una de las cuales estaba suscrita por 550 señoritas. De Guadalajara, de Toluca, de Puebla, de Veracruz, de León, de Guanajuato, de todas la
poblaciones, en fin, grandes y chicas de la república mejicana, se apresuraban enviar sus habitantes representaciones respetuosas y razonadas contra el artículo 15 del proyecto de constitución. Nunca se ha visto expresada la voluntad nacional de una manera uniforme y espontánea que entonces. Todas las clases de la
· sociedad, la nación entera, se manifestaba contra la libertad de cultos. Un periódico dijo que estaba pronto poner firmas de los que estuviesen por el artículo 15, que era el que pedía libertad de cultos, y no hubo una sola persona que se manifestase por ella. La discusión en las cámaras respecto al articulo expresado, fu, acalorada, y duró por algunos días. Las galerías se hallaban literalmente apretadas de gente que anhelaba oír sobre un punto que afectaba profundamente á la so-
[324]
ciedad. V arios diputados, tanto de los que defendían el articulo, como de los que lo combatían, lucieron su talento y sus dotes oratorias. El diputado D. Marcelino Castañeda, manifestó los males que de la adopción del articulo 15 sobrevendrían a la república mejicana. Hizo notar que el pueblo todo de Méjico, sin excepción de
: clases, se oponía á la tolerancia de cultos, y que los representantes de ese mismo • pueblo no debían autorizar una ley que pugnaba abiertamente con las ideas • religiosas de los mejicanos, y rechazaba de la manera mas explícita la voluntad . nacional. Otras muchas razones emitió el Sr. Castañeda que convencían de la
inconveniencia de admitir la libertad de cultos en un país en que el lazo único que se conservaba de unión, era el principio católico. En el mismo sentido habló el Sr. Ariscorreta en un elocuente discurso, que fue elogiado aun por la prensa contraria sus ideas. Los concurrentes á las galerías aplaudieron al orador repetidas veces y le arrojaron papelitos de colores en que se leía: «jViva la religión católica!» En favor de la libertad de cultos hablaron los señores Mata, D. Francisco Zarco, D. Guillermo Prieto y otros, luciendo, como he dicho, sus dotes oratorias. En aquella época, aun los mas exaltados liberales se gloriaban en manifestar públicamente que sus creencias eran católicas; y la mayor parte de los diputados que tomaron la palabra en pro de la libertad de cultos, lo indicaron así en voz muy alta. Esto prueba que la unidad religiosa era compactada en todo el país y el único lazo que se había mantenido inquebrantable en medio de convulsiones políticas. D. Francisco Zarco, el redactor en jefe de «jEl Siglo XIX!» , el mismo [325]
que influyó con su periódico á que saliese desterrado el obispo de Puebla D. Pelagio Antonio de Labastida, dijo, al tornar la palabra en defensa de la libertad de cultos, en ia sesión con que comenzó ei debate: «¡'fa que en este recinto, que no es un templo ni un santuario, ya que aquí solo debemos ocuparnos de intereses temporales del pueblo, varios señores diputados han creído conveniente exponer cuáles son sus convicciones religiosas, séame permitido también hacer mi
r 3
profesión de fé. Soy católico, apostólico, romano, y me jacto de serlo; tengo fe, en Dios, encuentro la fuente de todo consuelo en las verdades augustas de la
revelación, y no puedo concebir no solo á un ateo, pero ni siquiera á un deísta. El sentimiento religioso es inherente al hombre. La aspiración á otra vida mejor, está en lo mas íntimo del corazón. Los que aquí venimos a decir que somos católicos, lo
; somos, en efecto; si no lo fuéramos, no tendríamos valor de decirlo? ¿Para qué, habíamos de engañar á la sociedad, al pueblo, á nuestras familias? Si, señores, no puedo olvidar jamás que los labios de una madre querida me enseñaron las verdades del catolicismo; que tuve el ejemplo de la virtud de un padre venerable; y que la religión, señores, con sus consuelos y sus esperanzas, daba serenidad al hogar doméstico en los días de mi infancia. » Después de haber manifestado que era católico, entro en la cuestion, exponiendo las razones que creia justas para que se estableciese en el país la libertad de cultos. Sin embargo, en todo su discurso, resaltó su antagonismo contra el clero católico, antagonismo que lo había expresado mucho antes por medio del periódico que redactaba. «¡Entre la religion y el clero, (326]
- dijo- hay una distancia inmensa, porque entre la religion y el clero, yo contemplo un abismo profundo. !» (Risas.) El diputado Gamboa, hablando en pro de la libertad de cultos, dijo que era indispensable ,ésta para que la inmigracion acudiera á Méjico, y la industria, el comercio y la agricultura prosperasen; que sin ella los colonos alemanes no se dirigirían á Méjico, porque nunca marchan á otro país sin llevar un cura de su religión.
1856. A primera vista parecía ciertamente que con el establecimiento de la libertad de cultos, los hombres de diversas religiones de otros países marcharian a poblar los vastos terrenos de la república mejicana, como pasaban á aumentar la poblacion de los Estados-Unidos; pero analizada la verdadera causa de la falta de inmigracion á Méjico, fácilmente llegaba á ver el hombre pensador, que la barrera que se oponia á ella, era la cadena no interrumpida de revoluciones que se habían sucedido desde la independencia, en las cuales ningun gobierno había podido atender á la seguridad de los puntos lejanos, viéndose las provincias de la frontera devastadas por las continuas irrupciones de -los indios salvajes. Lo primero que busca el hombre que emigra de su patria al marchar á otra con la esperanza de mejorar su fortuna, es la segmidad de su vida y de lo que vaya adquiriendo á
fuerza de trabajo y de economías. Si la paz se hubiera establecido en Méjico, sin necesidad de la libertad de cultos se habría poblado de inmigrantes católicos, como irlandeses, italianos y franceses, que sin duda hubieran preferido pasar á un país que profesaba su misma religión y presentaba mayores ventajas por la feracidad de sus terrenos y [327]
sus ricas minas, que los Estados-Unidos. En este sentido se expresaron varios de los que combatieron el artículo en cuestion, siendo uno de ellos Don José María
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Lafragua, no obstante sus ideas conocidamente liberales. En el discurso que pronunció el 1. de Mayo dijo: que desde 1821 se habían intentado varios
JJI.edios para llevar la inmigracion al país y poblar los vastos terrenos de la república; pero causas de que nosotros mismos somos responsables, añadia, «¡han »impedido la inmigracion y cerrado la puerta á los habitantes del mundo antiguo, »que ansiaban por venir á fecundar esta tierra de delicias, donde les esperaba una
1 »naturaleza encantadora, y una sociedad que acababa de conquistar su ·. >>independencia de una manera tan heróica. El congreso sabe muy bien que en
>>aquellos primeros años de nuestra vida política, hubo en Europa, no un deseo, no »Ufl cálculo, sino un verdadero delirio en favor de la colonizacion de Méjico, y es
. »seguro que á la fecha se habría duplicado nuestra población, si nuestros errores »no hubieran formado una barrera invencible entre éste y el antiguo continente. >>Las revoluciones que han agitado a la Europa habrían fomentado la emigración, si »la paz y el progreso hubieran sido los gajes que hubiéramos ofrecido á los »extranjeros, y si la concordia interior nos hubiera presentado como a un pueblo »que trabajaba para hacerse merecedor de los altos destinos á que »incuestionablemente está llamada ésta parte, la mas valiosa del mundo de Colon.
»Varias han sido las causas que mas inmediatas y directamente se han opuesto a la »colonizacion; aisladas la hubieran retardado; reunidas, la han nulificado. La in[328]
»tolerancia religiosa, que segun algunos, han sido la mas eficaz, por s¡ sola no »podía impedir la colonizacion; porque únicamente puede haber servido de »obstáculo á los que no profesan el culto católico; mas no á muchos alemanes y »americanos, ni á los españoles, franceses,
1856 »italianos e irlandeses; de suerte que bien se pudo poblar una gran parte del »territorio, si no hubieran concurrido otras razones mas graves sin duda. El estado »incesante de revolucion en que hemos vivido, y que ha hecho de todo punto »ilusorias las garantías individuales unido al disgusto con que generalmente al »principio y después en algunas partes se ha visto a los extranjeros, es á mi juicio »el verdadero y mas poderoso obstáculo que se ha opuesto a la colonización. Cómo »en verdad podrían los habitantes del antiguo continente decidirse á emprender »una expedicion tan dilatada y expuesta, para venir á un país conmovido >>diariamente por las revueltas politicas, donde durante largos períodos no ha »habido seguridad ninguna en los caminos, donde se ha dado el espectáculo »aterrador de es pulsar á innumerables familias de extranjeros y donde, por último »el comercio sufre de mil maneras, ya con los préstamos forzosos, ya con las »alcabalas, ya con las prohibiciones ? ·· Cómo podían resolverse á abandonar la »patria de sus padres, para venir á poblar un desierto que el dia menos pensado es »invadido por uno de nuestros jefes militares que tan frecuentemente se convierten >>en salvadores de la república ? La inestabilidad de las instituciones, el rápido »cambio del personal del gobierno, los atentados en del ejército y la falta de buenas »leyes secundarias, han sido seguramente
1 1.
5
[329]
»las barreras que han contenido la inmigración y que nos han expuesto a las »usurpaciones de nuestros vecinos y a las incursiones de los bárbaros.
»Es por tanto de inmensa importancia, de absoluta y urgente necesidad, que >>el soberano congreso se ocupe en el arreglo definitivo de la colonización; porque »la seguridad de nuestras fronteras, y por consiguiente la integridad de nuestro »territorio, la paz, los progresos de la agricultura, de la industria y del comercio »dependen de ella. Despues de algunas observaciones respecto de los diversos »cultos y su tolerancia que habia manifestado siendo ministro de relaciones en la »memoria que presentó al congreso en 1846, seguia diciendo. Esto dije hace diez »años; y como en ese período no ha cambiado la faz de la república en los puntos »que entonces sirvieron de apoyo á mi opinion, creo que las razones que alegué, »pueden muy bien aplicarse en el presente caso. No nos hagamos ilusion, señores: »la falta de colonización no consiste en la intolerancia, sino en que no tenemos »buenos caminos, en que no hay seguridad, en que nuestras incesantes revueltas »hacen poco grata la perspectiva para los extranjeros y mientras estas causas »subsistan, a pesar del artículo 15, y veinte artículos de esta clase, la inmigración »será muy corta en número y no de la mejor caJidad. Es cierto que si se quita »alguna de las trabas habrá alguna menos dificultad; pero como la que hoy se »quiere quitar no es la esencial, muy poco ganaremos; al mismo tiempo que nos »exponemos á todos los males de que antes he hablado.
»El congreso ha visto los bienes y los males que la adop-[330]
»cion del artículo puede producir, y pasándolos en la balanza de la justicia, >>decidirá esta grave cuestion. Yo la he examinado con lealtad: habré cometido »errores, habré incurrido en equivocaciones; pero siguiendo la inspiración de mi »conciencia he manifestado mi opinión con la franqueza que debe hacerlo un »representante del pueblo.»
1856 El orador continuaba manifestando otros varios defectos de que adolecía el artículo en cuestión, haciendo juiciosas reflexiones, y en seguida decía: «Contra el »artículo se han hecho valer otros argumentos que se han considerado de poca »importancia, y en mi concepto es de suma gravedad, sino en el órden religioso, sí >>en el órden social. EJ artículo dice: que ninguna ley ni órden de autoridad »prohibirá ni impedirá el ejercicio de ningun culto religioso. Y como tan culto »religioso es el cristiano como el judío, como el de Mahoma y el de Huitzilopochtli, »de los términos absolutos y generales del artículo resulta, que bien pueden »establecerse en una esquina de Méjico un templo luterano, en otra una mezqtúta,
.. >>en otra una sinagoga, en otra una pagoda y en Santiago Tlatelolco un teocalli. } »Convengo en que lo último no es muy probable, y por lo mismo me abstendré de
»presentar el cuadro horrible que ofrecería en nuestra época el restablecimiento del »culto de Jos antiguos mexicanos; pero como el hecho es posible, el argumento
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>>tiene toda la fuerza que le dá la generalidad del artículo dentro del cual cabe indudablemente el caso que supongo.
»Pero no lo consideremos bajo el aspecto puramente religioso sino bajo el social. [331]
»Parle de nuestros indios, de buena f, o por ignorancia, creerá que puede ejercer el »CUlto antiguo; pero no será esa la idea que domine. Los enemigos de la reforma »adoptando como medio eficaz de destruirla este pretexto, y los directores de los >>pueblos que teniendo una instruccion superficial, se creen sabios y no se ocupan >>mas que en especular á costa de los indios, explotarán sin duda alguna la >>credulidad, el fanatismo y el sentimiento de origen de éstos, para hacerles >>entender, no que se han tolerado los cultos por razones de alta política, sino que á >>ellos se les ha devuelto su religión. Este pensamiento, vestido con el ropaje de la »Supersticion y adornado por el interés, se formulará en un raciocinio funesto; y de >>induccion en induccion los indios que creen que se les ha devuelto su culto,
,. »querrán que se les devuelvan sus bienes, y llegarán á pensar en el trono de · >>Guatimotzin. Esto no es novela, señores; es un peligro y no infundado, porque
»hace años que la república está amagada por la guerra de castas. No se levantará >>el trono antiguo; pero sí tendremos una lucha antisocial, que no hunda en un »abismo de males. ¿Han olvidado los señores diputados la suerte de Yucatan, »devorada hace años por una guerra fratricida ? ¿ Han olvidado lo que consistió la »sublevación de la Sierra en los años de 849 y 850 ? ¿ Ignoran lo que está pasando >>en muchos pueblos del sur de Méjico y Michoacan y muy especialmente en >>Cuautla y Cuemavaca ? Hoy mismo es sabido, aunque de un modo oficial que en »Matamoros Izúcar ha habido un motin, no por causas políticas, sino por tierras, del cual han resultado varias muertes. [332]
>>Esto prueba, señores, que la clase indígena está agitada y es por lo mismo muy »peligroso arrojar en estos momentos un nuevo elemento que será exagerado hasta »un punto increíble por los enemigos de la reforma para envolvemos en una >>anarquía verdaderamente espantosa. >>
Al lado de los bellos discursos que se pronunciaron en pro y en contra de la libertad de cultos, no faltó por desgracia, algun orador entre los primeros que, olvidandose de la gravedad de! asunto, pronunciase frases en exceso vulgares y aún en contradiccion con esa galantería que distingue á los mejicanos y á toda la raza española cu~do se trata del bello sexo. Ese orador, poco galante, fué 1856 el señor García Granados. En un discurso, salpicado de anécdotas escasas de gracia y de oportunidad, dijo que él no comprendía una república con monjas y
: frailes profesos á la vez que se declaraba celoso defensor de la indisolubilidad del ¡ ma~monio; (risas) y si l~s mu~~ que ha_bían firmado ~as rep~ntacio~~ contra ~ la libertad de cultos, hab1an rectbtdo permtso de sus mandos. (Risas) El nurustro de " D. Ezquiel Montes presentándose el último día en que se debía votar el articulo 15, ~ dijo en tLn excelente discurso: que interpelado elwinistro de relaciones para que el ~
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gobierno manifestase su opinión en aquella grave y delicada cuestion, ofreció que lo harta cuando llegase ésta á su término: que el gobierno en aquel
momento por su conducto con toda lealtad y franqueza iba manifestar su opinion: que tres ideas capitales encerraba el artículo: primero, á en un pueblo esencialmente católico conviene y puede introducirse la liber-[333]
tad de cultos ? que le había cabido el honor de manifestar las ideas del Estado, porque la opinion de siete individuos que formaban el gobierno, no valían nada al lado de la voz general: que cuando alguno de los señores diputados había interpelado al gobierno, fué porque deseaba conocer algo mas, porque deseaba saber qué criterio había formado la nacion entera: que por multitud de datos y documentos podía asegurar al congreso (los cuales de ninguna manera podían ser sospechosos, porque habían tomado las armas en favor del gobierno existente) que la aprobacion conmovería hasta los cimientos á la sociedad: que el gobierno contaba con el dato de que en la mesa del soberano congreso se habían presentado multitud de representaciones, entre las cuales Méjico, Puebla, Guanajuato, y otros Estados habían hecho oir su respetable voz en contra: que el gobierno no queria fomentar la discordia: que desde el anciano Hidalgo hasta el padre de la independencia Iturbide, el pensamiento católico se había proclamado: que el gobierno deseaba la inmigración y que la había fomentado de mil maneras; pero que esta no seria el resultado del principio que proclamaba la comisión: que bastaba recordar que Yucatan, en Marzo de 1841 procuró la inmigración; y sin embargo de que ese Estado toleraba el ejercicio libre de los cultos ·· cuántos extranjeros fueron á fijar allá su residencia ? Que no se podria decir que no lo verificaron porque no babia paz, puesto que en 18 meses permaneció en sosiego el Estado: citó lo ocurrido en 1821 diciendo que iba la inmigración por falta de órden, de garantías indviduales y de seguridad entre los mejicanos, de paz, la cual no podía asirse para [334]
hacerla permanecer entre los mejicanos: que al año de 1828, despues del triunfo de la revolucion, los españoles que fueron espulsados no volvieron al seno de sus padres, porque en su patria babia guerra: que esta era la verdadera causa, no la prohibicion del culto externo; que se recordase la historia de Tejas: esa colonia en 1819, en que el país obedecía al gobierno español, no tenia tolerancia de cultos, ni la tuvo despues del tiempo de la república, y sin embargo, en 1836 tenia cien mil habitantes; y ·· cu 1 fu, el pretexto para que esa colonia colonia se sublevase ? ·· La falta de tolerancia de cultos? No; la abolición de la constitución de 1824 en la cual se consignaba que la religión católica, apostólica, romana, era la exclusiva del país; y sin embargo, aquellos colonos se sublevaron porque se derogó: que esto probaba que la tolerancia no había de ser el remedio de los males de Méjico: que el gobierno deseaba la colonización; pero que la queria como resultados de sus propios esfuerzos, mas no como inmigracion casual, porque esto no se realizaria como no
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se realizó en Yucatan; que el clero tendria pecados; pero que ¿quien no los tiene? que todos habian cometido aberraciones; y terminó diciendo que el
gobierno había cumplido con la interpelacion que se le habia hecho, manifestando con toda dignidad los inconvenientes que la intolerancia de cultos produciría.
1856. Como el público tenia noticia de que el dia 5 de Agosto debía votarse el art¡culo, se llenaron las galerias de un gentío inmenso, entre el cual se veían no pocas señoras que habían acudido, impacientes de saber el resultado del debate. Nadie, sin embargo, dudaba de que [325]
el triunfo seria de los opositores á la tolerancia de cultos; y anhelando la multitud manifestarles su aprecio, fué provista de coronas de flores, para arrojarlas sobre ellos la hora de la votación. Declarado suficientemente discutido el articulo 15, se pidió que la votación fuese nominal, y así se acordó. Se procedió en seguida á la votación, y se declaró sin lugar á votar por 65 contra 44, en la forma siguiente:
Señores que estuvieron por la afirmativa:
Anaya Hermosillo, Arias, Arriaga, Auza, Blanco, Buenrostro (D. Miguel), Castellanos (D. Matias), Castillo Velasco, Cendejas, Cerqueda, Degollado (Don Santos), Del Rio, Diaz Barriga, Gamboa, Garda Anaya, Garcta de Arellano, García Conde, García Granados, Gómez (Don Manuel), Gómez Parias (D.Benito), González Paez, Guzmán, Herrera (Don José Ignacio), Herrera (Don Julián), Iniestra, Irigoyen, Jaquez, Langlois, Lazo Estrada, Mata, Moreno, Paez (D.Esteban), Pairó, Peña y Barragan, Peña y Ramírez, Perez Gallardo, Quintero, Ramirez (Don Ignacio), Romero (D. Felix), Romero Rubio, Soto (Don Manuel Fernando), Villalobos, Zarco, y Zetina (Don Jos,).
SeJores que estuvieron por la negativa:
Aguado, Alcaráz, Alvarez (Don José Justo), Aranda (Don Albino), Arizcorreta, Arrioja, Balcárcel, Baranda, Barbachano, Barragan (D.Juan), Barrera (D.Eulogio), Barros, Buenrostro (D. Manuel), Camarena, Castañares, Castañeda, Cortés Esparza, Degollado (D. Joaquín), De la Rosa, Díaz González, Echaiz, Emparan, Escudero (Don Antonio), Escudero y Echanove, Femández (D. Justino), [336]
Fernández Alfaro, Fuente, Gómez Tagle, Goytia, Guerrero, Ibarra (Don Juan N.), Lafragua, Larrazabal, Lemus, López (D.Vicente), López de Nava, Mariscal, Morales, Ayala, Muñoz (D. José Eligio), Muñoz Campuzano, Navarro (D. Juan), Noriega (D. José), Ochoa Sánchez,. Olvera, Ortega, Parras, Prieto, Quijano, Quintana, Ramírez (Don Manuel), Revilla, Robles, Rojas, (Don Jesús), Rojas (D. Nicoiás), Romero Díaz, Rosas, Ruiz, Sierra (D. Ignacio), Teliez, Valiarta, Vargas, Velásquez, Villagrán, Yañez y Zavala.
El resultado produjo en las galerías un regocijo que excede á toda ponderación. Hubo repetidos vivas á la religion católica y á los diputados que declararon sin
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lugar á votar el art 15 como contrario á la voluntad nacional, cayendo sobre ellos una lluvia de flores y de coronas.
El haber desechado el art. 15, dió motivo á que la parte de la prensa que se habia declarado por la libertad de cultos, dirigiese con mas vehemencia sus ataques al clero. decian sus redactores que los sacerdotes habian influido en que las poblaciones hubieran elevado las representaciones declarandose contra la tolerancia religiosa, y les presentaba como azuzadores del descontento que por las anteriores disposiciones del gobierno se notaba contra este. No fueron menos fuertes los ataques de la prensa conservadora que, á su vez, contestaba con vehemencia y sarcasmo. Sensibles eran estas luchas periodísticas que mantenian vivo el antagonismo entre los dos partidos; y se hacian aun mas sensibles, por la circunstancia de que, creyendo la prensa liberal que en conservadora escri-(337]
1856 bian algunos españoles, dirigiendo duras expresiones contra estos, nacionalizando la cuestion, cosa nunca menos conveniente que entonces, en que ambos países tenian pendiente el asunto de la convencion. Los periódicos conservadores contestaron en defensa del derecho que todo extranjero tenia para emitir su opinion, mientras se estuviera en los límites prescritos por la ley de imprenta, y presentaron como prueba al Trait d'Union, periódico francés, que atacaba de una manera virolenta al partido conservador, mereciendo elogios de la prensa liberal. «El Omnibus» decía con este motivo, que los periódicos liberales seguían molestando a los escritores españoles porque emitían su opinion en materias politicas; y agregaban despues: «¡Qué modo tan lamentable de comprender la libertad tienen algunos escritores! Piden tolerancia de cultos y no saben siquiera tolerar las ideas politicas de sus contrarios. » El periódico intitulado El pensamiento, de ideas tambien conservadoras, cuyos redactores eran aludidos por la prensa liberal decían á su vez estas palabras: «Hace dias que los periódicos »que se llaman liberales, están dirigiendo continuas indirectas á El Pensamiento, »sobre si escriben o no en el algunos españoles. Nosotros nos hemos reído á >>grandes carcajadas de los dislates que con ese motivo han dicho, y nos pareció no »merecía la pena que nos entretuviéramos en contestarles, cuando saben ellos »perfectamente que tanto el Sr. Fernandez como el Sr. Rodriguez y el Sr. Perez son >>mejicanos. Si alguno de ellos lo dudare, puede servirse a pasar á esta redacción y »les enseñaremos sus fées de bautismo. Pero la cosa la han empezado á tomar á lo [338]
»serio El Siglo y El Monitor, y siquiera por no afllgir diariamente a nuestros >>lectores con la pintura de los males presentes y de la dificultad de su remedio, >>mientras no adopten una política franca y elevada sobre los mezquinos intereses >>de los partidos de los hombres que nos gobiernan, apartaremos los ojos de la >>política y uno de estos dias por lujo de discusión dedicaremos nuestro editorial, á >>decir alguna cosita, que quiera Dios no vaya a irritar la bilis de nuestros iracibles
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»Colegas, sobre si los extranjeros tiene 6 no derecho de emitir libremente sus »ideas, con sujecion, se entiende, a las leyes del pafs en que residan. »
Pero estas contestaciones y aquellos ataques no hadan mas que indisponer el ánimo, no del país, que siempre ha manifestado su aprecio a los españoles, sino de algunos revoltosos contra los peninsulares pacificos entregados al comercio y la agricultura Hasta El Heraldo periódico liberal, redactado por un hijo de NuevaGranada, olvidandose de que él era tan extranjero como los españoles, se creyó con el derecho para amonestarles á que no se mezclasen en la política del país, presentandoles como fuertes columnas de los que se oponian en Puebla á la ley de desamortización. ¿Qué resultado debía esperarse de todas esas acusaciones de la prensa? Que se repitiese lo que había acontecido pocos días antes, la noche del 23 de Junio en Puebla, en que algunos adictos al gobernador Traconis, que se habían propuesto obsequiarle con una demostracion democrática, recorrieron las calles con música, dando mueras á España, á los españoles y al partido conservador. Cierto es que nínguna persona de la [339]
ciudad les seguía, pues iban «Sin acompañamiento de gente, » como decia una carta e!)frita en aquella ciudad y publicada en algún periódico; pero no por esto debia ser lisonjera para los aludidos. Tambien en Méjico, en los primeros días de Julio, no obstante haberse marchado la escuadrilla española, aparecieron varios pasquines, puestos por algunos exaltados liberales, con estas palabras: «¡Mueran los españoles!» No era esta, no, la expresion del pueblo mejicano, siempre deferente y hospitalario; no era tampoco la idea del gobierno que mandó quitar inmediatamente los pasquines; era sí. únicamente la malquerencia de unos cuantos de unos cuantos que juzgaban hacerse populares de aquella manera, fingiendo un mal entendido patriotismo que les elevara. Sin embargo, aquel era un mal que preparaba otros, y que la prensa en vez de evitarlos, los precipitaba con sus escritos. Solicitaban la libertad de cultos como medio eficaz, decian, para llevar la inmigracion, y azuzaban los enconos y la ira contra los españoles establecidos en el país, que tenian familias mejicanas y que amaban el país casi de la manera misma que su propia patria. No era esto último ciertamente el medio mas á propósito para despertar en los individuos de extranjeros países el deseo de emigrar.
Los escritores españoles Don Cipriano de las Cajigas y Don Federico Bello, á
quienes se les atribuían los artículos que se publicaban en un periódico conservador, salieron desterrados del país, y ambos murieron á poco en la Habana, víctimas del vómito. El segundo era un joven de vasta instrucción, de preclaro talento, de excelente juicio, y de privilegiado estro: era un literato en to-[340]
da la extensión de la palabra, y uno de los escritores mas distinguidos que han marchado á aquél país.
1 -~
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1856 Pero aunque los enemigos del gobierno miraban como arbitrarios aquellos destierros en escritores de principios conservadores, á quienes se les
hacia salir del país como extranjeros perniciosos, cuando se pemútia y se elogiaba á los redactores del Trait d'Union, periódico francés que escribiesen en contra de las creencias religiosas del país, no obstante estar prohibido por la ley de imprenta; aunque causó en el partido contrario disgusto aquella providencia, no afectó sino muy ligeramente. Las cuestiones religiosas que se agitaban tenia preocupado por completo al público católico, que se encontraba atacado en sus mas arraigadas creencias. El Espíritu religioso de las poblaciones se sublevaba contra los actos del gobierno, y pronto empezaron a probarse los efectos de aquel disgusto. En el pueblo de Ameca, en Maravatio, en Chalchicomula y en otros muchos puntos se efectuaron alarmantes motines por motivo de la ley de desamortizacion, motines que se atribuían por la prensa liberal á los sacerdotes católicos, como se les atribuía todas las conspiraciones que se tramaban en las grandes ciudades, por mas que las acusaciones se viesen de continuo desmentidas.
La ley de desamortizacion tenia inquietas las conciencias; y como ni el clero tenia facultades para arreglar por s¡ aquel delicado asunto con el gobierno sin consultar al Papa, ni la mayoría de los mejicanos quería hacer nada al respecto de las fincas del clero sin pemúso de la autoridad eclesiástica, resultaba una oposidon abierta á todo lo que los hombres hallaban en el poder [341]
habían dispuesto. Unicamente algunos extranjeros, no católicos se lanzaron á realizar grandes negocios en la desamortizacion, hallando en esta grandes tesoros y riquezas que nunca habian imaginado alcanzar. Si el gobierno hubiera enviado, como debia haberlo hecho, una persona respetable á la corte pontificia, para arreglar con el sumo pontífice todas las cuestiones eclesiásticas, celebrando un concordato, las conciencias hubieran quedado tranquilas, los mejicanos hubieran entrado sin obstáculo en la compra de las fincas del clero, éste no hubiera tenido nada que oponer á la resolucion del Vicario de Cristo, y los enemigos políticos del gobierno no hubieran encontrado pretexto alguno para sublevarse. Pero nada de esto se hizo, por desgracia; pues aunque el gobierno conociendo las dificultades con las que tropezaría sino mediaba un concordato, nombró en los primeros días del mes de Mayo, ministro plenipotenciario de Méjico cerca de la Santa Sede D. Pedro Escudero y Ecbanove, en quien concurrían las cualidades necesarias para arreglar aquel delicado asunto, no llegó a verificarse su marcha, quedando en consecuencia, los asuntos religiosos en el revuelto estado en que se encontraban.
Que la falta de arreglo con el Papa fu, causa de graves males para el país, está manifestado por varios escritores que se ocuparon en aquellos días del asunto a que me refiero. Entre estos escritores, adictos verdaderamente a la persona de
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Comonfort, se encuentra uno altamente juicioso y de recto criterio, que se expresa en una de sus obras en estos términos.3 «Fué una desgracia para el
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»gobierno de Comonfort, el que Escudero no se encaminara inmediatamente á su »destino; y acaso fué este el primer error 6 la primera falta que cometió aquel »gobierno. En todas parte será considerado como el gobierno desenfrenada »demagogia, que tenia el propósito de saquear los templos y demoler los altares: >>los católicos de todo el mundo compadecían á la Iglesia mejicana, á la cual se »pintaba gimiendo bajo la persecusion de una turba de impíos ..... El representante »mejicano habría dicho la verdad en la capital del mundo católico, y habría evitado >>que mas tarde saliera de los labios del Sumo Pontífice, palabras que fueron como »una sentencia e muerte para la causa liberal, y un germen de vida para sus »enemigos. Apenas se puede disculpar esta falta con las penurias financieras que »afligían al gobierno, y que tal vez fueron la causa de no tener un representante en »Roma cuando mas lo necesitaba. El asunto era de tal importancia y trascendencia, >>que bien merecía cualquier sacrificio, por costoso que fuera cuando tantos otros »hacia la administracion por cubrir sus mas urgentes atenciones. »
1856 A los obstáculos que le oponía la cuestión religiosa, y á la escasez de recursos en que se encontraba la hacienda, se agregaba en aquellos momentos la actitud hostil que se presentaba Don Santiago Vidaurri. Este gobernador de Nuevo-Leon. despreciando las órdenes del gobierno para que entregase el mando al señor Dávila ...
Análisis del texto por el método de segmentación.
SEGMENTAOON. Centro de la polémica. PARTIOON Y COMPONENTES.
El fragmento abarca de la página 322 a la 342 del tomo XIV, como no pudo
fotocopiarse por la profundidad del cosido de la encuadernación y el grosor del
tomo, se tuvo que transcribir.
a) Fronteras externas.
Las fronteras se delimitan con las marcas narrativas de cambio de espacio. De una
explicación sobre la posición del gobernador de Nuevo León Santiago Vidaurri se
3 Gobierno del General Comonfort. Por D. Anselmo de la Portilla
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pasa a la discusión de la libertad de cultos, para posteriormente regresar a la
posición del gobernador Vidaurri. Ello marca el cambio de espacio en la narración.
La frontera del texto inicia en; " ... a las leyes publicadas sobre bienes eclesiásticos se
agregó la cuestión de la libertad de cultos ... " [Página 322, Cap. VI, t XN] y culmina
con una cita de la obra de Comonfort [Página 342, Cap. VI, t XIV], pues a
continuación inicia la marca de otro texto y que dice textualmente: "1856 A los
obstáculos que le oponía la cuestión religiosa y á la escasez de recursos en que se
encontraba la hacienda, se agregaba en aquellos momentos la actitud hostil que
presentaba Don Santiago Vidaurri."
b) Componentes generales.
La parte donde narra la discusión en tomo a la libertad de cultos tiene a su vez tres
partes que podríamos definir como:
- Discusión legislativa en tomo a la libertad de cultos.
- Debate en la Prensa tras el rechazo.
-La falta de relación del gobierno mexicano con el Vaticano.
La discusión legislativa en torno a la libertad de cultos se inicia en la página 322
con la frase " ... a las leyes publicadas sobre bienes eclesiásticos" y culmina en la
pági..'la 336 con la frase " ... cayendo sobre ellos una lluvia de flores y coronas."
, Í'
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El debate en la prensa tras el rechazo de la libertad de cultos inicia en la propia
página 336 con el texto "El haber desechado el articulo 15 ... " y temúna en la página
340 con la frase .. .las acusaciones se viesen de continuo desmentidas."
La falta de relación del gobierno mexicano con el Vaticano inicia con: "La ley de
desamortización tenia inquietas las conciencias ... " en la página 340 y culmina con
" ... cubrir sus mas urgentes atenciones" en la página 342.
Siguiendo el criterio de establecer las marcas narrativas del texto como
demarcadores de espacios narrativos, tiempo y actores se siguió con la partición de
cada una de las partes llegando a lo siguiente.
Cada una de ías partes pudo partirse a su vez en varias partes quedando 3 más
para la primera parte (Discusión Legislativa en tomo a la libertad de cultos), las
cuales a su vez se pudieron partir 3 veces más la primera, 7 veces más la segunda y
2 veces más la tercera.
Por lo anterior, el presente trabajo subdividirá su objeto sólo al análisis de la
discusión legislativa en tomo a la libertad de cultos, abandonando temporalmente,
para la continuación de la investigación las otras partes.
e) Componentes particulares.
La discusión legislativa en torno a la libertad de cultos se pudo dividir a su vez en
tres partes:
' " f• 15
• c.l) Sesión del Congreso del 2 de agosto de 1856. Que inicia en la página
323 donde dice; "En la sesión del congreso del 2 de agosto ... " y culmina en la misma
página donde dice: " ... no hubo una sola persona que se manifestase por ella." Esta
se puede dividir en 3 partes más:
c.l.l) Inicia donde se dice: "Se leyó una representación del vecindario de
México ... " y termina donde dice " ... contra el artículo 15 del proyecto de
constitución."
c.1.2) Donde dice: "La discusión en las cámaras respecto al artículo
expresado ... " terminando en " ... manifestaba contra la libertad de cultos."
c.1.3) Comienza donde dice:"Un periódico dijo ... " y finaliza donde
dice:" ... no hubo una sola persona que se manifestase por ella".
c.2) La discusión en la Cámara. Esta división inicia en la página 323 donde
dice "La discusión en las Cámaras con respecto al artículo expresado ... " y termina
en la página 324 donde dice: " .. .lucieron su talento y sus dotes oratóricas". Esta
parte a su vez puede dividirse en 7 partes:
c.2.1) La parte donde dice: "La discusión en las cámaras con respecto al
artículo expresado ... " hasta donde dice " ... sus dotes oratorias."
c.2.2) La parte donde dice: "EI Diputado D. Marcelino Castañeda
manifestó ... " hasta donde dice« Viva la Religión Católica!»".
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c.2.3) La parte donde dice: "En favor de la libertad de cultos hablaron ... " hasta
donde dice" ... sus dotes oratorias".
c.2.4) La parte donde dice: "En aquella época, aún los más exaltados
liberales ... " hasta donde dice " ... en medio de convulsiones políticas."
c.2.5) La parte donde dice: "D. Francisco Zarco redactor en jefe de <<El siglo
XIX» ... " hasta d~mde dice " ... un cura de su religión."
c.2.6) La parte donde dice: "A primera vista ... " hasta donde dice " ... anarquía
verdaderamente espantosa".
c.2.7) La parte donde dice: "Aliado de los bellos discursos ... " hasta donde
dice " ... habían recibido permiso de sus maridos".
c.3) La parte que refiere el día de la votación del articulo 15 de la libertad de
cultos comienza con la parte donde dice "D. Ezequiel Montes presentándose ... " en
la página 332, y culmina en la página 342 con la frontera misma de este texto. Esta
parte se puede dividir a su vez en dos partes.
c.3.1) Comienza donde dice: "D. Ezequiel Montes presentándose ... " hasta
" .. .los inconvenientes que la intolerancia de cultos produciría."
c.3.2) Desde la parte donde dice "Como el público tenía noticia de que el 5
de agosto ... " hasta donde dice " ... cayendo una lluvia de flores y de coronas."
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EMBRAGUES Y DESEMBRAGUES.
Durante el curso observamos que los textos poseen además de marcas
narrativas que pueden determinarse por el espacio narrativo, el tiempo o el actor,
una especie de funciones que se denominaron embragues enunciativos o
desembragues enunciativos.
Estas funciones pueden ser determinadas por los cambios de discurso, entre el
discurso directo que asume el autor o bien el discurso indirecto que propone el
autor a actores específicos de la obra.
Cualquier discurso inicia con un desembrague enunciativo que crea a la instancia
de narración (enunciación enunciada) lo que comúnmente llamamos "el narrador"
Esta instancia sirve para realizar embrague o desembrague. Estas funciones fueron
buscadas en el texto hallándose de la siguiente forma:
El autor acude constantemente a su selección de citas y en ellas se introducen
comentarios para narrar sus secuencias, acomodando los argumentos. A la entrada
de esta primera parte se inicia con un embrague enunciativo, del cual se desprende
para hacer un desembrague en el momento en que se refiere lo dicho por un
periódico (Ver texto) y luego recupera la narración para regresar a la discusión en
la Cámara. Gta posteriormente a un diputado y hace un paréntesis para mencionar
a quienes estuvieron en contra de la libertad de cultos, volviendo a desembragar en
el momento en que cita a Francisco Zarco. Al final de la cita de Zarco retoma la
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narración mencionando la pertenencia al catolicismo de Francisco Zarco y su
rechazo al clero; para lo cual vuelve a citarlo.
Luego cita en contraposición al diputado Gamboa en una larga cita que suspende
para aclarar la posición de Gamboa como Ministro de Relaciones y reconectar lo
dicho por este diputado en el Congreso de 1846; para lo cual lo cita en ese
Congreso textualmente. Vuelve a suspender para hacer un juicio valorativo y
continuar citándolo.
Retoma la narración para señalar un discurso vulgar que desentonó las
intervenciones para recitar al diputado Ezequiel Montes. Embraga de nuevo para
reseñar la votación final del articulo de la libertad de cultos y su resultado.
Como observamos en el curso de semiótica, existe en estos casos una diferencia y
una relación entre lo que es el enunciador, el enunciado y el enunciatario. En este
caso, el autor elabora enunciados, estos son precisamente la forma de representar
la realidad que se piensa de una manera coherente y estructurada a través del
lenguaje. Esto es la narrativización de los mensajes. Por ello es necesario la
recuperación de la enunciación como proceso a través de una adecuada teoría de la
enunciación.
Por lo anterior, la descomposición del relato nos sirve para observar su
composición y su orden, la interpretación del autor. En tal sentido es que podemos
encontrar dos niveles en el texto, un nivel superficial o explícito y un nivel
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profundo o implícito que nos sirve para reconstruir varios niveles en que se
manifiesta el texto.
JOSE MARIA VIGIL FRAGMENTO DEL CAPITULO VII Y Vlli, TOMO V, DEL COMPENDIO GENERAL MÉXICO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS,. COMPENDIADO POR EL PROFESOR FRANCISCO ROFER. EDITORIAL DEL VALLE DE MEXICO S.A. 1974.
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desgraciada sería la suerte de las naciones, si su buena administración interior y su independencia se propusieran a los cánones de disciplina externa."
Proyecto de constitución. Trascendentales innovaciones propuestas en él. Casi al mismo tiempo (16 de junio) se había dado lectura en el Congreso al proyecto de Constitución, pieza importantísima, acompañada de una parte expositiva que puede considerarse como obra valiósa de derecho constitucional. La inmensa publicidad que se dió a aquél documento lo puso al alcance de todo el mundo, al cual empezó a discutirse en la Cámara el 4 de julio. Trascendentales eran las innovaciones que se proponían, advertíase la tendencia a reducir en estrechos límites al poder ejecutivo; suprimíase el Senado, e introdudanse otras novedades consiguientes al espíritu de la revolución.
La cuestión de la libertad religiosa. Representaciones contra ella. Excitan el sentimiento religioso de las señoras mexicanas. Pero lo que sobre todo causó un verdadero alboroto en todo el país, fue el artículo 15 que decía textualmente: "No se expedirá en la República ninguna ley ni orden de autoridad que prohiba o impida el ejercicio de ningún culto religioso; pero habiendo sido la religión exclusiva del pueblo mexicano la católica, apostólica, romana, el Congreso de la Unión cuidará, por medio de leyes justas y prudentes, de protegerlas en cuanto no perjudiquen los intereses del pueblo, ni los derechos de la soberanía nacional." El arzobispo de México hizo oir su voz, manifestando con calma los inconvenientes de la primera propuesta y las contradicciones que envolvía, al mismo tiempo que llegaron al Congreso multitud de ocursos pidiendo que no se aprobáse el artículo, al igual que numerosas representaciones firmadas por señoras, muchas de ellas pertenecientes a la más distinguida sociedad mexicana.
Discútese el proyecto en lo general. Exageraciones en opuestos sentidos. Al tratarse el proyecto en lo general se emitieron ideas que expresaban los m s diversos matices políticos, pues mientras que por un lado se proponía que se adoptase la Consti-
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tución del 24, por otro se criticaba que la ley fundamental prindpiara con estas palabras: "En nombre de Dios." Agregaremos que tales ideas no hallaban eco
en el pueblo y sólo provocaba la curiosidad de los unos y el escándalo de los más.
Discrepancias del gobierno sobre algunas de las reformas consultadas. Discurso del Ministro de Relaciones. Pero lo que más llamó la atención en aquellos momentos fue la divergencia de miras del gobierno sobre puntos capitales, expresadas en un discurso que pronunció el ministro de Relaciones don Luis de la Rosa. Comenzó por decir que como diputado votaría en pro del proyecto en lo general, porque aunque le perecían defectuosos algunos artículos, consideraba urgentísimo la expedición del código fundamental para calmar la inquietud de los ánimos. Sin embargo, dijo, que combatiría el proyecto en lo general al hablar en nombre del gobierno. El artículo 15 del proyecto establece la tolerancia, y el gobierno está en contra de esta peligrosa innovación, por razones de Estado y por serios motivos políticos. Con respecto ala federación, pregunta el señor ministro si lo comprendemos o no, y cuenta que cuando visitó Estados Unidos y examinó las instituciones de aquél pueblo, exclamó: "O esta no es federación, o los mexicanos jamás la hemos comprendido." Era fácil percibir la peroración del ministro, lo inexacto de algunas noticias y lo especioso de algunos argumentos, todo lo cual facilitó la contestación del diputado Mata, uno de los miembros de la comisión. Nadie, pues, se sorprendió cuando declarado el proyecto suficientemente discutido, hubo lugar a votar por noventa y tres señores contra cinco.
Discusión del artículo 15. Su significación social y política. Caracteres distintivos de aquel debate. Declárase el artículo. Discursos de los diputados Castañeda y Mata. Interesantes en gran manera fueron los debates que se entablaron al discutirse en 1 particular los artículos del proyecto de Constitución, siendo el que absorbió la atención durante varios días el articulo 15, en que se establecía la libertad de cultos. La discusión comenzó el 29 de julio, ocupando seis largas sesiones. Es preciso reconocer que la sola discusión de materia tan delicada,
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en las amplísimas proporciones que tornó, fue un triunfo para los prinCipios liberales, sin olvidar el largo camino que tales principios había hecho en la opinión pública. Llama en efecto, la atención, que al impugnarse el artículo no se empleara ningún argumento teológico, sino que se opusiera simplemente su inconveniencia, supuesto el hecho de la unidad religiosa y la voluntad general de no romperla, sin que faltaran algunos que estuvieran en contra por considerarla como poco explícita o redundante. El clero no tuvo una voz que tomara su defensa directamente, siendo de notar que los impugnadores comenzaban por hacer profesión de fe democrática, lo mismo que los defensores lo hacian de fe católica, extremándose de cada lado hasta un punto inverosímil los argumentos para defender sus respectivas tesis. Se declaró el artículo sin lugar a votar por 65 señores contra 44. Al fin fue preciso levantar la sesión pública, y entrar en secreta, en la que quedó
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acordado, conforme a reglamento, que como el artículo 15 no babia sido desechado, volviera a la comisión para que los presentara en otros términos. A
fin de que el lector se acabe de formar idea de aquel memorable debate, reproducimos algunas partes de los dos primeros discursos, uno en contra y otro en pro del artículo 15. Inició el debate el señor Castañeda, hablando contra el artículo. "En un pueblo en que la unidad religiosa,¿ puede la autoridad pública introducir la tolerancia de cultos ?... ¿ Será conveniente atentar contra un sentimiento tan profundamente arraigado en el corazón de todos los mexicanos? ... La comisión aspira hacer un gran bien con la tolerancia de cultos; pero si el pueblo no la quiere; si esta bien hallado con su voluntad religiosa. ¿ Cómo puede beneficiarse contra su voluntad?" Terminado el discurso del señor Castañeda, el señor Mata, que esperaba en la tribuna que se restableciera el silencio, pronunció con voz firme y segura un discurso, del que reproducimos lo principal, que produjo visible sensación. "El artículo que se discute ha sido el resultado de multiplicadas conferencias en el seno de la comisión ... La libertad de conciencia, don precioso que el hombre recibió del Ser Supremo y sin el cual no existiría la virtud, ni el vicio, es un principio incontrovertible que la comisión no podía desconocer ... La libertad de conciencia es, pues, un principio que bajo ningún aspecto puede atacarse legítimamente, y la libertad de cultos no puede negarse sin aquél... Cada vez que la libertad se abre paso entre las tinieblas del antiguo sistema, los explotadores de la humanidad, los conservadores de los abusos gritan: -Impiedad!... El señor Castañeda nos acusa de defender un contraprincipio porque no establecemos la coacción para la conciencia ... Si las religiones pueden merecer el nombre de conciencia ... Si las religiones pueden merecer el nombre de yugo, el catolicismo es el m s blando de esos yugos." El orador entra en detalles sobre las prácticas religiosas del protestantismo, después de refutar todos los argumentos del señor Castañeda.
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[Continúa después del sumario]
Después de la discusión del Artículo 15. La polémica periodística. Profundísimo fue el sacudimiento en la opinión por los debates del artículo 15. La polémica siguió en la prensa con no menores bríos. No hay necesidad de añadir que los periódicos conservadores se regocijaron con el resultado, no sin dejar de entrever algún temor por lo que m s adelante pudiera suceder, mientras que los liberales proclamaban como un triunfo el solo debate de cuestión tan espinosa, y expresaban, con la fe de una convicción profunda, no estar lejos el dia en que México declarase ante el mundo civilizado el reconocimiento de un derecho que pocos se atrevían, por lo demás, a negar en la esfera de la teoría pura. "El más herido ha sido el clero, decía L'Independant comentando el suceso. Quedó destrozado, salió de la pelea chorreando sangre." El que tal vez sin pensarlo, le dio el golpe más funesto, es el mismo señor Montes, el más hábil y elocuente adversario del artículo 15.
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Fallecimiento de don Juan B. Morales. Tentativa frustrada para que se retractara de sus ideas liberales. Motivo de escándalo y de diversos
comentarios en aquellos días fue la muerte de don Juan B. Morales, anciano respetable por su ciencia y patrióticos antecedentes, acaecida el 29 de julio. Originario de Guanajuato, donde nació el 29 de agosto de 1788; miembro del Congreso Constituyente de 1824, gobernador de su Estado, ~nador en varias legislaturas, don Juan B. Morales
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gozaba de una reputación justamente adquirida que le había conquistado las consideraciones de toda la sociedad mexicana; as¡ fue que al sabe1-se la muerte del ilustre republicano corrieron varios rumores sobre habérsele exigido en la hora suprema una retractación de sus ideas liberales sostenidas en sus escritos. La viuda de Morales informó que el doctor Silvestre Cano había presentado al señor Morales un escrito en el que se retractaba de sus ideas, negándose el moribundo a suscribir tal documento. Este hecho causó un ruido insospechado.
Crece la desconfianza del partido radical sobre la política de Comonfort Por lo demás, a la profundísma impresión que había dejado el debate sobre la tolerancia de cultos, se agregaba la creciente desconfianza con la que el partido radical veía al gobierno por la energía con que había combatido aquella innovación, robusteciéndose más y más la idea de que en Comonfort no contaba la Reforma con el caudillo ardiente y resuelto que las circunstancias exigían.
Trabajos del Partido conservador en los meses de julio y agosto. El partido conservador, por su parte, persistiendo en sus miras exclusivas, seguían activamente en atizar el descontento entre las masas, a fin de preparar un movimiento que diese el golpe de gracia a la revolución. El resumen que a continuación hacemos de los meses de junio y agosto dar una idea de la situación ...
NICETO DE ZAMACOIS FRAGMENTO DEL CAPÍTULO V, TOMO XIV DE LA illSTORIA DE ME]ICO DE (BARCELONA, ESPAÑA 1880) EN TORNO AL DECRETO DE EXPROPIACION DE LOS BIENES DEL CLERO.
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1856 Cuando mas excitados estaban los ánimos de los católicos, se dió el 25 de Junio, por Don Miguel Lerdo de Tejada, ministro de hacienda, y hermano del que ha figurado como presidente en 1873, 1874 y 1875, el decreto sobre bienes de la Iglesia. Por ese decreto, el primero que se ha llevado a cabo en aquella república, respecto de la propiedad ecleciástica, se decía que «todas las fincas rústicas y urbanas que tenían o administraban como propietarios las corporaciones civiles o ecleciásticas de la república, se adjudicarían en propiedad á los que las tenían arrendadas, por el valor correspondiente a la renta que en la actualidad pagaban,
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calculada como rédito al seis por ciento anual». El público creyó que este no era mas que el paso preliminar que conducia al completo despojo de la Iglesia
y con el cual se trataba de halagar a los inquilinos. El arzobispo de Méjico D. Lázaro de la Garza, elevó el dia l. o de Junio una respetuosa exposicion al gobierno, suplicándole derogase el decreto, y el 7 del mismo mes elevó otra, igualmente comedida, en que después de manifestar «que su ánimo no era entrar en disputas con el supremo gobierno, á quien sinceramente respetaba, se veía precisado á repetir la súplica que había hecho en su primera exposicion, sobre que el presidente se dignase a revocar la ley del 25 de junio.» En términos parecidos elevó tambien otra representacion el cabildo metropolitano¡ y el Sr. obispo de Puebla, Don Pelagio Antonio de Labastida que tuvo noticia del decreto á bordo del vapor Isabel la Católica, al hallarse frente del pueblo de Vigo, en España, protestó el 30 de Julio, contra el expresado decreto, escribiendo la protesta en el mismo buque. 4
JOSE MARÍA VIGIL FRAGMENTO DEL CAPITULO VI, TOMO IX DE MÉXICO A TRA vts DE LOS SIGLOS,, MEXICO D.F. CUMBRE EN TORNO AL DECRETO DE EXPROPIAOON DE LOS BIENES DEL CLERO.
0[150]
OLa conducta que el gobierno había seguido con el clero y el obispo de Puebla, asj como la derogación de varios decretos de Santa Anna y el mantenimiento de las leyes expedidas por Álvarez, mostraba con toda claridad, que pesar de la mansedumbre genial de aquella administración, no había que aguardar bajo su amparo el logro de las ilusiones reaccionarias. Confirmación de esto fu, la ley de desamortización promulgada el 25 de junio, medida de suma trascendencia que vino a satisfacer una de las más vivas aspiraciones de la reforma. Cuál haya sido el pensamiento del gobierno al expedir aquella ley, lo hayamos suficientemente expresado en los siguientes párrafos de la circular con que la acompañó:
D"Dos son los aspectos bajo los cuales debe conside-
0[151]
Drarse la providencia que envuelve dicha ley para que pueda apreciarse debidamente: primero, como una resolución que va a desaparecer uno de los errores económicos que m s han contribuido mantener entre nosotros estacionaria la propiedad , impedir el desa.-rollo de las artes e industria que de ella dependen¡ segundo como una medida indispensable para allanar el principal obstáculo que hasta hoy se ha presentado para el establecimiento de un sistema tributario, uniforme y arreglado a los principios de la ciencia, movilizando la propiedad raíz, que es la base de todo buen sistema de impuestos.
D"Bajo el primer aspecto, baja fijar la atención sobre el beneficio que inmediatamente ofrece esta disposición en lo particular los actuales inquilinos ~
4 Véase esa protesta en el Apéndice, bajo el núm. 23
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arrendatarios de las fincas de corporaciones, así como sobre en lo que en lo general producir la sociedad el que se ponga en circulación esa masa enorme
de bienes raíces que hoy se hallan estancados, y por último, en el impulso que recibir n las artes y los oficios por las continuas mejoras que se harán a todas las fincas nuevamente enajenadas, desde el momento en que se conviertan en propiedad de particulares, objeto ya de libres permutas, para que se comprendan los buenos resultados que de ella deban esperarse.
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D"Bajo el segundo punto de vista, independientemente de los recursos que desde luego recibir el erario nacional sobre el impuesto sobre las traslaciones de dominio que en virtual de esta ley deben verificarse, recursos que en el difícil período que hoy atraviesa la República pondrán al gobierno en aptitud de cubrir las preferentes atenciones de la administración pública, sin ocurrir los medios ruinosos que por desgracia se han estado empleando de mucho tiempo esta parte, se propone el Exmo. Sr. presidente formar una base segura para el establecimiento de un sistema de impuestos, cuyos productos, sin cegar las diversas fuentes de la riqueza pública, basten llenar las necesidades del gobierno y permitan a este abolir de una vez para siempre todas esas gabelas que, como una funesta herencia de la ,poca colonial, se conservan hasta el día de entre nosotros, entorpeciendo el comercio, con notable perjuicio de la agricultura, de las artes, de la industria y de toda la nación."
DEI gobierno, como se ve, presentaba únicamente el lado económico de la cuestión, guardando un estudiado silencio sobre su lado político; éste era, sin embargo, el m s sensible, el que mejor fue percibido por la nación entera, y el que era natural que provocara el entusiasmo de unos, y las iras ya harto excitadas de otros. Lejos de que en la circular mencionada se hiciera la menor alusión hostil al clero, principalmente herido por la ley de 25 de junio, se consignaba al contrario, el principio que había guiado al gobierno de conciliar "los grandes intereses que por ella pudieran ser afectados," no adoptando "ninguna de esas medidas violentas que para igual intento se han empleado en otros países, con ofensa de los principios eternos de la justicia y la moral pública." A este fin, en vez de seguir el presidente las ideas que en otras ,pocas se habían pretendido poner en planta con el mismo objeto, "expropiando absolutamente las corporaciones poseedoras de esos bienes en provecho del gobierno, ha querido m s bien asegurar la percepción de las mismas rentas que en ella sacaban; porque bien persuadido SE. de que el aumento de las rentas no puede esperarse sino de la prosperidad de la nación, ha preferido unos ingresos momentáneos en el tesoro público, el beneficio general de la sociedad, dejando que reciba ésta directamente todas las ventajas que resultan de las operaciones consiguientes cuanto se dispone en dicha ley."
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