Post on 01-Mar-2023
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
1
“MEMOR IA S D E LA S JO RN AD AS DE R EF L EXI ÓN ACE RCA D E L OS PAI SAJES C ULT URA L ES D E
AR GEN TIN A Y C HIL E, EN E S PEC IA L LO S SIT U ADO S
EN L A RE GIÓN P ATA GÓNICA”
1 3 A L 1 5 D E J U N I O D E 2 0 1 2 - R Í O G A L L E G O S - S A N T A C R U Z –
A R G E N T I N A
Lic. Viviana Navarro - Dra. Silvana Espinosa (compiladoras)
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
2
Paisajes culturales: Memorias de las Jornadas de reflexión acerca de los paisajes culturales de Argentina y Chile, en especial los situados en la región Patagónica, Río Gallegos, 13 al 15 de junio de 2012 / Compilado por Viviana Navarro y Silvana Espinosa. - 1a ed. - Río Gallegos: Universidad Nacional de la Patagonia Austral, 2012.
CD-ROM.
ISBN 978-987-1242-71-9
1. Patrimonio Cultural. 2. Turismo. 3. Patrimonio. I. Navarro, Viviana, comp. II.
Espinosa, Silvana, comp.
CDD 363.69
Fecha de catalogación: 11/09/2012
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
3
Indice
Índice………………………………………………………………………………………………... 3
Prólogo……………………………………………………………………………………………… 5
Las jornadas……………………………………………………………………………………….. 6
Conclusiones………………………………………………………………………………………. 10
Disertantes Invitados……………………………………………………………………………… 13
DISERTACIONES
Del paisaje natural al cultural, una historia de 4 siglos. Consideraciones sobre Buenos
Aires, Paisaje Cultural Evolutivo. Arq. Carlos Moreno…………………………………. 18
El paisaje cultural: hacia una integridad sostenida en la gestión del patrimonio. Lic.
Roberto Molinari – APN……………………………………………………………………. 35
Arquitectura rural menor: un rasgo distinto para comprender el paisaje cultural en la
estepa austral. Dr. Mateo Martinic Beros – UMAG……………………………………… 44
La protección del territorio como paisaje cultural: el caso de la Quebrada de
Humahuaca en Jujuy. Olga Paterlini de Koch - Universidad Nacional de Tucumán... 48
Patrimonio intangible. De la compleja diversidad cultural a la unidad metodológica.
Mabel Ladaga……………………………………………………………………………….. 72
Los paisajes culturales en Chile y sus desafíos. Ángel Cabeza M., Carlos Weber B.,
Mireya Danilo B. – Universidad de Magallanes…………………………………………. 76
Paisaje cultural y turismo: tendencias y desafíos. Lic. Viviana Navarro (UNPA-UARG).. 87
PONENCIAS
Nº 1 - La construcción de un paisaje cultural: el aporte del Convento de San Carlos en
San Lorenzo. Dr. Arq. Roberto De Gregorio; Dra. Arq. Analía Brarda………………... 94
Nº 2 - Territorio Mapuche Lleulleuche: naturaleza territorial y conflicto con el estado
chileno. Sebastián Llantén Rivas; Jimena Hevia Riera………………………………… 107
Nº 3 - Rastreando huellas: la dinámica del paisaje en La Paciencia, Tierra del Fuego.
Macarena Paz Fernández Génova………………………………………………………. 133
Nº 4 - La impronta de la migración chilena durante el siglo XX en el paisaje urbano de
la ciudad de Río Gallegos. Los barrios Belgrano y Nuestra Señora del Carmen
como paisaje cultural urbano. Cristian Ampuero; Mónica Norambuena; Martín
Segovia……………………………………………………………………………………… 162
Nº 5 - Identidad y territorialidad en un paisaje ritualizado. Las sierras de Lihué Calel,
La Pampa, Argentina. Mónica Alejandra Berón; Rafael Pedro Curtoni………………. 180
Nº 6 - El litoral atlántico fueguino como paisaje arqueológico. Vázquez Martín; Myrian Álvarez;
Ramiro Barberena; Karen Borrazzo; Luis A. Borrero; Jimena Oría; Monica Salemme;
Fernando Santiago…………………………………………………………….. 195
Nº 7 - Paisajes con araucarias en Sudamérica: construcciones culturales pre-
colombinas y del presente para producción de alimento. Maurício Sedrez Dos Reis;
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
4
Ana Ladio……………………………………………………………………………………. 224
Nº 8 - El uso de la piedra en el paisaje cultural de Somoncurá. Débora Finkelstein;
María Marta Novella………………………………………………………………………… 245
Nº 9 - Patrimonio arqueológico rupestre y turismo. Mag. Mónica Beatríz Gelós………... 262
Nº 10 - “Para mí… esto es patrimonio”: construcción discursiva del paisaje cultural en
la Quebrada de Humahuaca, Provincia de Jujuy. Vanesa Civila Orellana…………… 289
Nº 11 - La percepción en las sensaciones de vacío. Aporte de Victoria Hammar y Andriana
Opacak a la comprension del paisaje patagónico austral. Graciela Ciselli; Daniela Ciancia;
Aldo Enrici……………………………………………………………….. 300
Nº 12 - La transformación del paisaje a través de una actividad antrópica
descontrolada y sus efectos sobre el componente social involucrado en la ciudad
de Mercedes, Corrientes. Prof. Carlos Baldassarre…………………………………….. 316
Nº 13 - Políticas públicas para fomentar la recreación rural en las estancias
magallánicas. Caso: corredor patrimonial entre los mares de Otway y Skyring,
Provincia de Magallanes, Región de Magallanes y Antártica Chilena. Patricia
Jiménez………………………………………………………………………………………. 339
Nº 14 - Identificación del patrimonio cultural y natural y su puesta en valor para el uso
recreativo y turístico. María Collueque; Laura Quintana; Luis Asencio………………. 366
Nº 15 - El Parque Saavedra como paisaje cultural protegido. Graciela Ciselli………….. 392
Nº 16 - Aportes para la elaboración de un proyecto de integración de las propuestas
turísticas de patrimonio cultural del Noreste de Santa Cruz. Los paisajes culturales
como soporte. Alicia Renée Tagliorette; Patricia Sampaoli; Ana María Ibarroule;
Elio Reynoso; Angélica Castro …………………………………………………………… 409
Nº 17 - Aproximaciones al territorio pampeano-patagónico a través de las nociones de
“paisaje cultural” y “paisaje patrimonial”. Laura Aylén Enrique……………………….. 421
POSTERS
La ruta de los campamentos petroleros en Comodoro Rivadavia. Arq. Liliana
Carnevale…………………………………………………………………………………… 444
Paisaje cultural urbano de Río Turbio en el Siglo XX, Patagonia Austral Argentina.
Prof. Mónica Norambuena; Prof. María Eugenia Muñoz Sesnic; Lic. Alicia Cáceres. 445
Paisaje cultural urbano y tipologías de viviendas en Río Turbio entre 1942 y 1969.
Prof. Daniela Ciancia; Dr. Aldo Enrici; Mg. Graciela Ciselli……………………………. 446
GALERÍA FOTOGRÁFICA……………………………………………………………………….. 447
196
Nº 6 - EL LITORAL ATLÁNTICO FUEGUINO COMO PAISAJE ARQUEOLÓGICO
VÁZQUEZ MARTÍN71; MYRIAN ÁLVAREZ72; RAMIRO BARBERENA73; KAREN
BORRAZZO74; LUIS A. BORRERO75; JIMENA ORÍA76; MONICA SALEMME77; FERNANDO SANTIAGO78
Resumen Entendiendo a los paisajes como el producto de la relación dialéctica entre el hombre y su
entorno, relación en la cual el entorno se constituye en paisaje, los paisajes fósiles fueguinos
71 Museo del Fin del Mundo-CADIC. vazquez_martin@speedy.com.ar 72 CADIC-CONICET. myrianalvarez@gmail.com 73 CONICET, FFyL, UNCu. ramidus28@gmail.com 74 CONICET-IMHICIHU. kborrazzo@yahoo.com.ar 75 CONICET-IMHICIHU. laborrero@hotmail.com 76 CADIC-CONICET. jimenaoria@hotmail.com 77 CADIC-CONICET. monica.salemme@gmail.com
78 CADIC-CONICET. ersant2@gmail.com
197
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
presentan una interesante variabilidad desde el punto de vista arqueológico. Al hablar de paisajes
fósiles o arqueológicos entramos en una dimensión particular del concepto paisaje, lo situamos en el
pasado. Un paisaje ancestral al que sólo es posible acceder a través de la arqueología o los relatos
mitológicos.
En Tierra del Fuego las investigaciones arqueológicas desarrolladas durante más de cuatro
décadas a ambos lados de la frontera, ponen de manifiesto una larga historia de presencia humana,
así como la coexistencia de dos trayectorias culturales bien definidas: los cazadores pedestres y los
canoeros. Sus representantes recientes, Selk’nam y Haush para el caso de los primeros y los
Yámanas canoeros, son bien conocidos a través de la literatura etnográfica. Los cazadores
recolectores tienen mitos para explicar la formación del relieve actual, sobre todo de las formas más
salientes o visibles, aquí la información etnográfica juega un papel muy importante a la hora de
rescatar significados.
El litoral atlántico fueguino, presenta una serie de particularidades que lo posicionan como
un paisaje arqueológico singular, albergando gran riqueza y variabilidad de configuraciones en sus
dimensiones naturales y culturales. La creciente actividad antrópica y diversos agentes naturales
amenazan la preservación de este valioso registro. El potencial científico y la ausencia de
relevamientos intensivos del estado del registro arqueológico en esta región motivaron una acción de
relevamiento y puesta en valor destinada a la preservación de registro y su significación.
Los resultados obtenidos en el marco del Programa Arqueológico Costa Atlántica (PACA),
ponen de manifiesto la riqueza arqueológica del litoral atlántico fueguino su densidad y diversidad le
otorgan gran importancia patrimonial, científica y comunitaria. El Programa fue desarrollado por el
Museo del Fin del Mundo de Ushuaia, con la participación de diversas instituciones del ámbito público
y privado. Los trabajos de campo se iniciaron en la temporada estival 2009-2010, hasta el momento
fueron realizadas ocho campañas, cubriendo aproximadamente un total de 160 kilómetros de costa.
Las evidencias sugieren un patrón de ocupaciones relativamente extendido a toda la
fachada atlántica fueguina y donde parece afirmarse algunas tendencias propuestas previamente.
Esto es, la presencia en determinados sectores litorales de sitios de grandes dimensiones o
concentraciones de yacimientos, que denotan una cierta redundancia ocupacional, donde la
abundancia de recursos marinos indica la importancia de los espacios costeros en la cultura de los
grupos humanos que habitaron Tierra del Fuego. En este sentido, los objetivos de esta presentación
son la interpretación de estos resultados de campo, en conjunción con la información etnográfica
disponible.
Palabras Clave: Tierra del Fuego, litoral atlántico, paisajes arqueológicos, patrimonio.
198
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
Introducción
Desde nuestra perspectiva los paisajes son el producto de la relación dialéctica entre los
seres humanos y su entorno y es precisamente en esa relación en la cual este último se constituye en
paisaje. Los paisajes fósiles fueguinos presentan una interesante variabilidad desde el punto de vista
arqueológico. Al hablar de paisajes fósiles o arqueológicos entramos en una dimensión particular del
concepto paisaje, lo situamos en el pasado. Un paisaje ancestral al que sólo es posible acceder a
través de la paleoecología, la arqueología y/o los relatos mitológicos recuperados en las fuentes
escritas.
En Tierra del Fuego las investigaciones arqueológicas desarrolladas durante más de cuatro
décadas a ambos lados de la frontera, ponen de manifiesto una larga historia de presencia humana,
así como la coexistencia de dos trayectorias culturales bien definidas: los cazadores pedestres y los
canoeros. Sus representantes recientes, Selk’nam y Haush para el caso de los primeros y los
Yámana canoeros, son bien conocidos a través de la literatura etnográfica. Los cazadores
recolectores tienen mitos para explicar la formación del relieve actual, sobre todo de las formas más
destacadas o visibles, aquí la información etnográfica juega un papel muy importante a la hora de
rescatar significados (al menos para los momentos más tardíos de ocupación regional).
El litoral atlántico fueguino presenta una serie de particularidades que lo posicionan como
un paisaje arqueológico singular, albergando gran riqueza y variabilidad de configuraciones en sus
dimensiones naturales y culturales. La creciente actividad antrópica actual y diversos agentes
naturales amenazan la preservación de este valioso registro. El potencial científico y la ausencia de
relevamientos intensivos del estado del registro arqueológico en esta región motivaron una acción de
relevamiento y puesta en valor destinada a la preservación de ese registro y su significación.
Los resultados obtenidos en el marco del Programa Arqueológico Costa Atlántica (PACA)
ponen de manifiesto la riqueza arqueológica del litoral atlántico fueguino; su densidad y diversidad le
otorgan gran relevancia patrimonial, científica y comunitaria. El Programa fue desarrollado por el
199
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
Museo del Fin del Mundo de Ushuaia, con la participación de diversas instituciones del ámbito público
y privado. Los trabajos de campo se iniciaron en la temporada estival 2009-2010 y hasta el momento
fueron realizadas ocho campañas, cubriendo aproximadamente un total de 170 kilómetros de costa.
Las evidencias sugieren un patrón de ocupaciones relativamente extendido a toda la
fachada atlántica fueguina y donde parecen afirmarse algunas tendencias propuestas previamente.
Esto es, la presencia en determinados sectores litorales de sitios de grandes dimensiones o
concentraciones de yacimientos, que denotan una cierta redundancia ocupacional. La abundancia de
recursos marinos podría explicar la importancia de los espacios costeros en la cultura de los grupos
humanos que habitaron Tierra del Fuego. En este sentido, el objetivo de esta contribución es
presentar distintas líneas de evidencias, tanto arqueológicas como etnográficas, a partir de las cuales
avanzar en la caracterización de la costa atlántica fueguina como un paisaje cultural.
La costa atlántica fueguina: ambiente e historia
La Isla Grande de Tierra del Fuego es la de mayor tamaño del archipiélago fueguino,
ubicada aproximadamente entre los 52º y 55º de latitud sur y los 66º y 74º de longitud oeste y está
dividida políticamente entre las Repúblicas de Argentina y Chile. Se encuentra separada del
continente por el estrecho de Magallanes (Figura 1). La más notoria de las características de la Isla
Grande es la zonación ecológica resultante del interjuego entre el clima y la topografía. A modo de
barrera, los Andes Fueguinos generan el desvío ascendente de los fuertes vientos del oeste,
produciendo la descarga de la humedad transportada por estos últimos -bajo la forma de
precipitaciones- en la vertiente pacífica de las montañas. Como consecuencia, el ambiente
representado en la vertiente atlántica es mucho más seco (Frederiksen 1989).
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
200
Figura 1: mapa de ubicación con las principales localidades referenciadas en el trabajo
Desde el punto de vista geológico la Isla Grande está formada por dos placas tectónicas
(Sudamericana y de Scotia) separadas por la Falla de Magallanes, la cual discurre en sentido E-W
por el lago Fagnano o Kami. Al norte la Placa Sudamericana, formada por rocas sedimentarias
marinas de edad correspondiente al Terciario tardío y al sur la Placa de Scotia, compuesta por rocas
metamórficas con edades entre el Paleozoico tardío y el Cretáceo medio (Menichetti et al. 2008,
Rabassa et al. 2000). Durante el Cuaternario (aprox. últimos 2 millones de años) se sucedieron
reiterados avances y retrocesos glaciales, así como ascensos y descensos del nivel del mar,
procesos que fueron modelando la actual configuración geográfica fueguina (Coronato et al. 1999,
Rabassa et al. 2000, Bujalesky 1998, 2007).
La costa atlántica de la Isla Grande de Tierra del Fuego discurre en sentido NW-SE, hasta
aproximadamente la desembocadura del río Irigoyen, desde donde torna paulatinamente a una
orientación E-W hacia Península Mitre. En general se trata de una costa baja, en la que se combinan
extensos acantilados o barrancas de escasa o mediana altura formados por depósitos glacigénicos y
terciarios; alternados con amplias playas de grava y arena gruesa. El litoral atlántico fueguino
presenta un régimen macromareal, lo que expone amplios sectores de plataforma de abrasión o
restinga y está expuesto a fuerte oleaje (Rabassa et al. 2000, Bujalesky 1998, 2007) (Figuras 2 y 3).
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
201
Figura 2: costa atlántica fueguina. Izq: desembocadura del río Irigoyen, al fondo cabo Malengüena. Der: Punta
Gruesa, al fondo cabo San Pablo.
Figura 3: costa atlántica fueguina. Cabo San Pablo.
En la actualidad la costa atlántica fueguina alberga una importante diversidad de especies
animales, aunque sin lugar a dudas su distribución y el tamaño de estas poblaciones dista mucho del
que seguramente existió en épocas previas a la explotación industrial de mamíferos marinos y
recursos pesqueros y la instalación de los establecimientos ganaderos. Según un censo realizado
hacia mediados del siglo XX y posteriores investigaciones (Carrara 1952, Lanata y Winograd 1988,
Schiavini et al 2004), la mayor frecuencia de apostaderos de lobos marinos se registra en la zona de
Península Mitre, mencionándose la existencia de solo una colonia en el área de Punta Páramo. No
obstante, recientemente se han observado signos de recolonización de espacios más meridionales
por grupos de pinnípedos.
Las primeras referencias históricas a la costa oriental fueguina pueden rastrearse en las
crónicas de las expediciones navales de inicios del siglo XVII, entre ellas se destacan la de los
flamencos W. Schouten y J. Le Maire y la española de los hermanos Nodal. Durante los dos siglos y
medio siguientes se sucederán diversas exploraciones y contactos esporádicos con los grupos que
habitaban estas costas, entre los cuales posiblemente el más destacable sea el naufragio del navío
Purísima Concepción ocurrido en 1765 en Caleta Falsa. Sin embargo, no fue hasta fines del siglo XIX
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
202
cuando comenzó la instalación permanente de los establecimientos ganaderos, mineros, religiosos y
la consecuente reducción y segmentación de los territorios originarios.
Hasta el momento sólo un área de la costa atlántica está definida como Área Protegida: la
Reserva Costa Atlántica de Tierra del Fuego, definida como Reserva Provincial Natural, forma parte
del Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas desde 1998. Asimismo está incluida en la Red
Hemisférica de Reservas para Aves Playeras; reconocida como Humedal de Importancia
Internacional por la Convención RAMSAR e identificada como un área de aves endémicas por Birdlife
International. Su extensión es de unas 28.600 ha y abarca el sector de costa comprendido entre Cabo
Nombre y la desembocadura del Río Ewan. El sitio es importante por su gran variedad de especies de
aves, muchas de ellas migratorias, que nidifican, se reproducen o alimentan en estos ambientes. Por
su parte, al menos 21 especies de cetáceos visitan las aguas de la Costa Atlántica de Tierra del
Fuego, en algunos casos para reproducción o alimentación en áreas de marea.
Desde fines de la década de 1980, se han desarrollado diversas propuestas que tienen por
objetivo el reconocimiento de la Península Mitre como un área protegida. Entre ellas: la denominada
“Propuesta Mitre” del año 1987, consultoría encargada a la Organización de Estados Americanos por
el Gobierno del entonces territorio Nacional de Tierra del Fuego; una propuesta elevada por el Museo
del Fin del Mundo, elaborada por O. Zanola en 1989 y la más reciente el proyecto de creación de
área protegida elaborado por la Secretaría de Planeamiento y Desarrollo Provincial en 2002. Si bien
diversas en su naturaleza y concepción todas se fundamentan en los valores ecológicos, culturales y
científicos que conjuga la porción oriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego (Loekemeyer 2002).
Antecedentes arqueológicos
El litoral atlántico fueguino es una zona de gran relevancia desde el punto de vista
arqueológico por su riqueza en yacimientos de cronologías prehistóricas e históricas, entre estos
últimos destacan particularmente los restos de naufragios. Por un lado, las poblaciones humanas
originarias han hecho uso intensivo y recurrente de los recursos costeros durante los últimos 6000
años; las evidencias de estas actividades se encuentran diseminadas ampliamente a lo largo del
litoral atlántico fueguino (Borrero y Barberena 2004; Salemme y Bujalesky 2000; Lanata 1995; entre
otros). Por otro lado, las dificultades para la navegación propias del Atlántico Sur y la gran cantidad de
naves que lo surcaron antes de la apertura del Canal de Panamá, contribuyeron a la conformación de
uno de los registros de naufragios más densos del planeta (Galdeano 2005; Vairo 2000).
Hasta el momento, las investigaciones arqueológicas han tenido mayor desarrollo en el área
norte, estas se iniciaron en la década de 1970 y han seguido objetivos específicos, incluyendo el
estudio de evidencias costeras o cercanas a la costa (Borrero et al. 1981; Borrero y Barberena 2004;
Horwitz 1995; Salemme y Bujalesky 2000; Salemme et al. 2007a y b). No es el objetivo en esta
ocasión hacer una revisión exhaustiva de los antecedentes, por lo que sólo se mencionarán algunos
de los yacimientos estudiados más relevantes y sus particularidades.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
203
Alero Cabeza de León, ubicado en el área de Bahía San Sebastián y con un fechado
radiocarbónico de aproximadamente 1100 años AP, se ha identificado como un sitio donde se
realizaron actividades vinculadas a la explotación de recursos terrestres, específicamente a la caza
de guanaco (Borrero 1979). Muy cercano al anterior y de unos 700 años radiocarbónicos se
encuentra Bloque Errático 1, un contexto ubicado al reparo de un bloque errático de granito, definido
como un sitio de procesamiento de guanaco (Borrero y Casiraghi 1980).
Sobre la costa sur de bahía San Sebastián, se ubica la localidad arqueológica Los
Chorrillos. Dos de los sitios allí identificados, San Genaro 1 y 2, fueron estudiados por Horwitz (1995).
Uno de ellos, San Genaro 1 datado en unos 1000 años antes del presente, es una importante
acumulación de restos de moluscos, artefactos líticos y restos óseos de animales consumidos; el sitio
se encuentra en avanzado estado de destrucción.
Aparte de los estudios realizados en cada una de las localidades arqueológicas registradas
en Bahía San Sebastián, este ambiente fue analizado desde distintos enfoques complementarios, por
ejemplo: estudios distribucionales de artefactos líticos (García 1993-4); investigaciones
geoarqueológicas (Favier Dubois y Borrero 2005); estudios tafonómicos (Martin 2004, Borella y Favier
Dubois 1994-95; Borrazzo 2010). También en esta zona se recuperaron, a partir de rescates
arqueológicos, varios enterratorios humanos (Guichón et al. 2000; Salemme et al. 2007b).
Inmediatamente al sur, en la cuenca del río Chico-Avilés próxima a la costa atlántica, se
detectaron numerosos sitios (Salemme y Bujalesky 2000; Santiago et al. 2007). Fueron excavados
dos de ellos: La Arcillosa 2 y Río Chico 1, ambos concheros emplazados sobre un acantilado
relativamente alejado de la costa actual, correspondiente a una línea de costa antigua o paleocosta.
El aspecto más destacable de estos sitios es que representan los contextos más antiguos de la costa
atlántica fueguina. En La Arcillosa 2, con eventos de ocupación fechados entre los 3700 y 4500 años
antes del presente, también fue recuperado un enterratorio humano de unos 5200 años de
antigüedad, uno de los esqueletos humanos más antiguos y completos de Patagonia (Salemme et al.
2007a). Por su parte, en Río Chico 1 se obtuvieron dataciones cercanas a 5900 años antes del
presente (Santiago et al. 2007).
Al sur de Río Grande, entre Cabo Peñas y Cabo San Pablo la única localidad trabajada
sistemáticamente es Punta María. Está compuesta por varios concheros relativamente continuos
entre sí, algunos de ellos muy afectados por las obras de construcción de la Ruta Nacional N° 3 y
recientemente por la instalación de un obrador de una compañía petrolera y el tránsito de visitantes
ocasionales. Los fechados obtenidos para estos yacimientos evidencian ocupaciones entre los 2300 y
los 300 años AP (Borrero 1986; Borella et al. 1996).
En la zona de Cabo San Pablo, se registraron siete sitios y se excavaron tres de ellos: San
Pablo 1, 4 y 7 (Borrero 1986). Los tres sitios están datados entre 300 años radiocarbónicos y épocas
históricas. Todos ellos se encuentran hoy en el límite del bosque y la estepa, y parecen haber sido
formados en relación con la explotación tanto de guanacos como de recursos marítimos.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
204
El Museo del Fin del Mundo (MFM) posee una larga tradición de trabajos de relevamiento e
investigación arqueológica en la zona de Península Mitre. Entre los años 1984 y 1988, fue
desarrollado el Programa Extremo Oriental del Archipiélago Fueguino (PEOAF), patrocinado por esa
institución. Este programa, si bien de carácter multidisciplinario, puso un especial énfasis en la
arqueología, aportando datos para un área prácticamente en blanco para el conocimiento de esta
disciplina. A partir de los trabajos desarrollados en la porción septentrional, se conoce la existencia de
sitios arqueológicos en diversos sectores: Ea. María Luisa, Río Luz, Rancho Donata (Caleta
Policarpo), Caleta Falsa, Laguna Centenario y Bahía Thetis (Lanata 1986, 1995). En el marco del
PEOAF se llevaron a cabo excavaciones en tres localidades, María Luisa, ubicada en el límite norte
de Península Mitre y Rancho Donata, en caleta Policarpo y en bahía Tethis (Lanata 1986, 1988,
1995; Savanti 1994; Muñoz y Belardi 2011). Asimismo pueden destacarse algunos trabajos que
abordaron aspectos más específicos: el estudio de las aves (Savanti 1994); trabajos sobre material
lítico (Nami 1992); o los estudios de cetáceos (Borella 2000).
Además de los sitios arqueológicos vinculados a ocupaciones humanas, un rasgo
destacado en la costa atlántica lo constituyen los restos de naufragios de épocas históricas. Entre los
naufragios más conocidos se encuentran: el Purísima Concepción, navío español naufragado en
Caleta Falsa en 1765 (Belza 1974) y el Duchess of Albany, nave británica que encallara en las
cercanías de Caleta Policarpo en 1893 (Zanola 1986). En la costa atlántica las fuentes históricas
registran casi una veintena de naufragios, muchos de estos se concentran en la zona de Península
Mitre. Al igual que en caso de la arqueología prehistórica, desde el MFM se desarrollaron proyectos
que incluyeron relevamientos y/o rescates de restos de naufragios, fundamentalmente en el área de
la Península Mitre, gran parte de ellos bajo la dirección de quien fuera su director, Oscar P. Zanola
(Cornejo 1987, Ms; Piana 1989, Ms; Zanola 1986, 1990, Ms.).
Si bien las investigaciones ponen de manifiesto el gran potencial de esta zona, estos
estudios se han desarrollado en forma dispar. Existen segmentos de la costa con estudios
sistemáticos muy abarcativos y localidades o yacimientos con trabajos intensivos y puntuales. Por el
contrario, otros importantes sectores nunca han sido estudiados, lo que genera espacios “en blanco”
en el conocimiento arqueológico regional. En este sentido, los objetivos específicos del PACA
tuvieron como propósito aportar nuevos datos para este sector, en el cual, salvo espacios acotados,
no cuenta con información exhaustiva y actualizada sobre la existencia y el estado del patrimonio
histórico-arqueológico.
En síntesis, los antecedentes disponibles sobre la arqueología prehistórica en la zona
denotan un significativo valor potencial del registro costero. Como se dijo, la ocupación humana del
litoral atlántico se remonta a casi 6000 años de antigüedad y los datos arqueológicos más recientes
muestran, efectivamente, una utilización muy intensa y reiterada de la costa.
El Programa Arqueológico Costa Atlántica (PACA)
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
205
El PROGRAMA ARQUEOLÓGICO COSTA ATLÁNTICA tiene por meta efectuar un
relevamiento de la localización y estado de yacimientos arqueológicos prehistóricos y restos de
naufragios históricos en un amplio segmento de esta región. El programa fue desarrollado
institucionalmente por el Museo del Fin del Mundo (MFM), con la participación de investigadores y
becarios del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), el Instituto Multidisciplinario de
Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU) y el Programa de Arqueología Subacuática del Instituto
Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (PROAS-INAPL). Cuenta con el auspicio
de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Tierra del Fuego y es financiado desde el sector privado
por Apache Energía S.R.L. y Total Austral S.A.
La zona que abarca este programa es la costa atlántica de la Isla Grande de Tierra del
Fuego, en el sector comprendido desde la desembocadura del río Grande hasta la zona de Península
Mitre, en un tramo de aproximadamente 200 kilómetros entre Cabo Peñas y Cabo San Diego. Dentro
de este marco, los objetivos prioritarios del programa apuntan a obtener información de base
tendiente a evaluar el grado de integridad cultural del registro arqueológico costero, así como
identificar las causas y agentes que comprometen su preservación (Vázquez et al. 2010).
Para el caso de los restos de ocupaciones humanas prehistóricas, se realizaron siete
campañas de prospección en las que se registraron tanto sitios y concentraciones, como hallazgos
aislados de materiales arqueológicos. Estas categorías, fueron consideradas de acuerdo a las
definidas por Borrero et al. (1992):
- Sitio: conjunto de 24 o más artefactos dentro de un círculo de 20 metros de diámetro (o más, ya
que hay sitios encontrados en el área cuya extensión supera esta superficie).
- Concentración: conjunto de 2 a 24 artefactos dentro de un círculo de 20 metros de diámetro.
- Hallazgo aislado: artefacto único en un círculo de 20 metros de diámetro sin otros hallazgos.
Todo lo registrado fue posicionado con GPS y consignado en planillas de diseño único, en
las que se recabó información ambiental, de emplazamiento y características propias de los
hallazgos, tales como sus dimensiones, estructura estratigráfica, tipo de material asociado, etc. Por
otro lado se hizo hincapié en aspectos relacionados al estado de conservación de los mismos y los
potenciales factores de riesgo que amenazan la integridad de los yacimientos, por ejemplo:
alteraciones visibles, cercanía a establecimientos, caminos u obras, accesibilidad, visibilidad, etc. El
relevamiento de datos se complementa con el registro fotográfico de cada hallazgo. Todas las tareas
detalladas se plantearon como no invasivas, esto implica que no se recolectaron materiales ni se
realizaron excavaciones. En futuras campañas solamente se evaluará la posibilidad de efectuar
rescates de materiales en aquellos casos en los cuales su pérdida sea inminente.
Como valoración de los trabajos realizados hasta el momento, consideramos que la
cantidad y calidad de información recabada, en relación a las metas propuestas por el Programa, son
muy satisfactorias. Se registraron 285 emplazamientos (entre sitios y concentraciones) y más de 320
hallazgos aislados.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
206
La gran mayoría de los emplazamientos registrados presentan algún tipo de perturbación
(N=244, 85,6%), en gran parte de los casos causadas por agentes naturales. En relación a estas
alteraciones es necesario hacer dos consideraciones. En primer lugar, claro está, las
transformaciones de origen natural son inherentes a los procesos de formación del registro
arqueológico, no obstante a las que nos referimos aquí son aquellas que amenazan directamente la
integridad de los contextos. A excepción de la acción fosorial de roedores (Figura 4), sólo registrada
en el sector norte, los procesos naturales parecen actuar con similar frecuencia e intensidad a lo largo
de toda la costa atlántica. Entre los más representados, sin lugar a dudas, se encuentran los procesos
erosivos causados por la acción eólica y marina; son comunes en todos los sectores las cubetas o
cicatrices de deflación, así como los procesos de remoción en masa, derrumbes o retrocesos de
barrancos causados por la acción de las mareas (Figura 5). En segundo lugar, cabe destacar que
estos procesos determinan en gran medida el potencial de detección de los sitios registrados;
seguramente existen numerosos sitios en espacios con baja visibilidad donde el registro arqueológico
no muestra perturbaciones notorias. Han sido documentados casos con estas características, pero sin
dudas en mucha menor proporción que sitios afectados de un modo u otro por procesos que exponen
materiales o sedimentos arqueológicamente fértiles.
Figura 4: alteraciones originadas por animales sobre sitios arqueológicos. Izq: cuevas de roedores, localidad
Cabo Peñas. Der: camino originado por el pisoteo de animales.
Figura 5: alteraciones naturales vinculadas a la dinámica ambiental. Izq: deflación eólica, localidad Punta María.
Der: retroceso de barranco costero, localidad El Vasco.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
207
Por otra parte los agentes de perturbación antrópica, si bien menos numerosos, en general
resultan mucho más graves, afectando un total de 76 emplazamientos (27%). Entre las causas más
comunes se registraron la construcción de caminos, el tránsito de cuatriciclos y acciones derivadas de
actividades recreativas como la pesca, campamentos, fogones y hasta el “huaqueo” o destrucción
intencional (Figura 6). Aunque esto último no es muy frecuente, se han detectado varios sitios con
evidencias alteraciones, en algunos casos recientes.
Figura 6: alteración de origen antrópica. Izq: material extraído de la lente de conchero visible en el perfil,
localidad Punta Torcida. Der: pozo practicado sobre sitio arqueológico, localidad Cabo Colorado.
La valoración del nivel de riesgo antrópico o natural al que estaban expuestos los sitios fue
otra de las variables consignadas, la cual se efectuó a partir de la evaluación contextual de los
diversos agentes que, a futuro, podrían amenazar la integridad del registro. Tanto el riesgo natural
como el cultural fue graduado en tres niveles: Alto, Medio y Bajo (Tabla 1) Combinando ambos
criterios, 11 casos (3,8%) presentan estimación de alto riesgo tanto por causas antrópicas como
naturales, lo que los posiciona como firmes candidatos a la realización de próximas acciones de
registro detallado y excavación, a fin de prevenir la pérdida de información.
Riesgo cultural Riesgo natural
N % N %
Alto 72 25,26 80 28,07
Medio 31 10,88 102 35,79
Bajo 169 59,30 89 31,23
No determinado 13 4,56 14 4,91
Total 285 100,00 285 100,00
Tabla 1: riesgo de destrucción antrópica y/o natural estimado para los sitios y concentraciones registradas por el
PACA.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
208
De los 285 registros de localizaciones arqueológicas, 110 fueron determinados como
concentraciones y 175 como sitios (sensu Borrero et al 1992), entre estos últimos son comunes los
“concheros” (depósitos conformados por acumulaciones de valvas de moluscos), habiéndose
registrado un total de 112 casos, algunos con varias acumulaciones discretas. Estos concheros
presentan variabilidad en formas y tamaños, desde pequeñas acumulaciones en forma de lentes de
pocos centímetros de potencia a grandes domos de hasta 8 metros de diámetro y con potencias
estimadas que superan el metro (Figura 7). También presentan amplia variabilidad en relación a su
agregación; se observan pequeños depósitos aislados y agrupaciones de hasta una docena de
domos. En cuanto a la posición estratigráfica de los sitios y concentraciones, 103 de ellos se
registraron en superficie, 131 en estratigrafía y 40 presentan restos tanto en posición estratigráfica
como superficial. En general los sitios son de poca extensión, dominando los determinados dentro del
rango más pequeño y a medida que aumentan el rango de tamaño, disminuye la frecuencia (Tabla 2).
Figura
7: variabilidad en formas y tamaños de sitios registrados. Izq: gran acumulación en forma de domo, localidad
Cabo San Vicente. Der: lente de valvas y material arqueológico distinguible en perfil, localidad Cabo Leticia.
Superficie estimada N %
1 a 25 m2 135 47,37
25 a 100 m2 69 24,21
100 a 500 m2 24 8,42
500 a 2500 m2 12 4,21
> a 2500 m2 9 3,16
n/d 36 12,63
Total 285 100,00
Tabla 2: distribución de tamaños de sitios y concentraciones registrados (n/d: no determinada).
Todas las localidades prospectadas contienen vestigios arqueológicos de algún tipo y su
densidad puede considerarse en general alta. Si bien los hallazgos aislados responden a una
distribución relativamente homogénea en muchos segmentos de la costa, las otras categorías de
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
209
registro (sitios y concentraciones) se agrupan con mayor densidad en determinados puntos del
paisaje y, por ende, con un potencial de pérdida patrimonial muy alto frente a cualquier tipo de acción
u obra que modifique el paisaje. Concentraciones de yacimientos como las detectadas en algunos
sectores de localidades como Punta María, Punta Torcida, Cabo Colorado, Playa La Barca o Bahía
Thetis, entre otras, pueden considerarse zonas de alto riesgo, por el sólo hecho de la densidad de
sitios que poseen. Asimismo, estas agregaciones sugieren un patrón de cierta redundancia
ocupacional, en contraste con segmentos de costa donde la señal arqueológica es claramente más
débil. Este patrón se expresa tanto en la cantidad de sitios registrados, como en sus características,
habiéndose documentado agrupaciones de yacimientos -principalmente aquellos que contienen
acumulaciones de concheros- de gran potencia, con claras evidencia de superposición de
ocupaciones en un mismo punto del paisaje.
Información etnográfica
Hacia tiempos recientes el norte, centro y este de la Isla Grande de Tierra del Fuego estaba
habitada por poblaciones de cazadores-recolectores pedestres, de filiación Selk´nam y Haush. Se
cuenta con fuentes escritas de diversos orígenes: cronistas, viajeros, religiosos, etnógrafos, entre
otros, que aportan descripciones sobre diversos aspectos de sus culturas. En términos generales se
organizaban en pequeños grupos, formados por unas pocas familias, que se trasladaban
asiduamente de un lugar a otro, generando un patrón de alta movilidad y una baja permanencia de
los campamentos establecidos en diferentes puntos del paisaje. La caza, fue sin duda la base de la
alimentación, y el guanaco constituía la presa más importante, tanto por su carne como por su piel,
que se utilizaba para la vestimenta. A su vez la dieta se completaba con la cacería de aves, roedores,
lobos marinos y la recolección de moluscos y frutos silvestres. El arma principal con que contaban fue
el arco y la flecha (Figura 8).
Los Selk´nam, al igual que muchas otras culturas cazadoras recolectoras, explicaban su
presencia en el mundo a través de mitos. Narraban además de la creación de los hombres, la
formación de rasgos topográficos salientes, el origen de los animales y las plantas, de las estrellas,
las nubes así como de los distintos vientos. Los relatos mitológicos dan cuenta sobre las divisiones en
el territorio y aportan datos de suma importancia en relación a la subsistencia del grupo. “Los relatos
son una forma de entender y describir el mundo en relación al accionar humano. Es una forma de
unir lugares, paisajes, acciones, eventos y experiencias como síntesis de un fenómeno heterogéneo”
(Tilley 1994:32, traducción de los autores). En este sentido, la mera existencia de un mito de origen
para un espacio particular demuestra que ese espacio era referenciado y la carga simbólica denota su
relevancia, ya sea en términos económicos, religiosos o sociales.
En estos mitos pueden manifestarse aspectos vinculados a las nociones de territorialidad,
fuertemente arraigada entre estos grupos. Los individuos de un territorio familiar o haruwen podían
disponer libremente de los recursos que existían en su interior y sus límites eran respetados
celosamente, aunque a menudo existían circunstancias en las cuales estas pautas territoriales se
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
210
flexibilizaban, por ejemplo en ocasiones como los varamientos de cetáceos, la caza colectiva de aves,
ciertas reuniones y ceremonias, como Kuash-ketin, el Hain, competencias deportivas o en casos de
duelo (Gusinde 1982, Chapman 1986, Bridges 2000).
Figura 8: fotografías etnográficas de grupos Selk´nam, tomadas por Charles Furlong en 1908.
Particularmente los vínculos entre los individuos y su lugar de pertenencia pueden
observarse en dos mitos fundacionales del orden territorial:
• La batalla entre el norte y el sur
• La división del territorio en haruwens
El primer ejemplo expone rivalidades y diferencias entre los Selk´nam del norte y los del sur,
parcialidades divididas por el río Grande, las cuales se ponen de manifiesto en las descripciones
etnográficas más remarcables (Gusinde1982).
El segundo ejemplo, la división de haruwens explica el carácter de “orden necesario” que
conlleva esta división y ciertas características particulares de cada territorio. Según Gusinde el
territorio Selk´nam estaba dividido en 39 haruwens, 19 de los cuales se ubican en la costa atlántica
(Figura 9).
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
211
Figura 9: mapa de distribución de haruwens, tomado de Gusinde (1982).
Al analizar los relatos mitológicos Selk´nam encontramos referencias claras a la presencia
de determinados rasgos o características de una región y muchos de esos pueden localizarse en el
terreno. Un ejemplo claro es la historia de la “firestone” de Cáskels, un gigante que tenía una piedra
que generaba chispas con la que encendía el fuego rápidamente. Según el mito la piedra provenía de
una sierra cercana a Caleta Irigoyen. Los Selk´nam conocían esa sierra con el nombre de Cáskels.
En la zona de Caleta Irigoyen, entre los ríos Láinez y Vasco, al sur del cabo San Pablo, fue registrada
una cantidad inusual de pirita (Juan Ponce –geólogo-, com. pers. 2007), piedra que por su alto
contenido de hierro tiene la propiedad de producir chispas al ser golpeada y que es usada en muchos
ejemplos etnográficos para encender fuego.
Asimismo, Federico -un informante de Anne Chapman- al referir a la celebración de un
kuash-ketin en la bahía San Sebastián menciona que “Los habitantes de un haruwen del norte,
famoso por la piedra para alisar astiles, ofrecieron esa piedra” Chapman (1986:63). Numerosos
alisadores –arqueológicos y etnográficos – de los que tenemos conocimiento han sido
manufacturados sobre la toba riolítica identificada en las inmediaciones del chorrillo Miraflores, norte
de Tierra del Fuego, Chile (Borrazzo et al. 2010; Prieto et al. 2004). Por otra parte, Lovisato observó
hacia 1883 que para alisar astiles los fueguinos se servían de una “toba roja o un tipo de piedra
pómez” (en Hyades y Deniker 2008:103). La materia prima del alisador de astiles que llevaba Capelo
– nativo procedente de bahía Tethis - en una bolsa de cuero de guanaco en el momento de su
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
212
muerte, fue descrita por Outes (1906: 295) del siguiente modo: “Se trata de un fragmento oval de
asperón, ligeramente amarillo-rogizo (…)”.
Estos ejemplos se ajustan a lo planteado por Tilley: “algunos lugares son expresiones
visibles y tangibles de segmentos de los mitos contados en los relatos o canciones. Esos mitos no
sólo hablan de las actividades de los ancestros, también guardan información sobre lugares vitales
para la subsistencia del grupo, como la localización de fuentes de agua y otras características del
medioambiente relacionadas con su explotación económica” (Tilley 1994:43, traducción de los
autores). De modo que las narraciones pueden ser una herramienta muy útil para hacer visibles
ciertas características del paisaje que a priori no llaman la atención del arqueólogo; pero que
revistieron importancia para grupos con economía cazadora y recolectora en el desarrollo de sus
actividades de subsistencia, entre otras.
En este sentido, la descripción mitológica para la distribución de la tierra en haruwens
explica, además de la organización socio-política del grupo, aspectos vinculados a los distintos
sectores (topografía, recursos, exposición a fenómenos climatológicos, etc.). Los aspectos
fisiográficos del territorio se ponen de manifiesto en la naturaleza de los hechos narrados en cada
mito o en las características de los individuos que encarnarán el rol de “propietario” de los distintos
haruwen. Estos seres son caracterizados como personas, pero al morir encarnarán distintos animales
o accidentes geográficos (como acantilados o cadenas montañosas) (Tabla 3).
Un ejemplo puede encontrarse en la explicación del origen del haruwen Masaks, que fue
otorgado a Oixalá, un hombre poderoso y bondadoso, que protegía a la gente del antes mencionado
Cáskels, su propio pariente. Según el relato, al morir Oixalá se convirtió en una cadena montañosa
cerca de la caleta Policarpo. “Aun pueden verse los huesos de muchas ballenas que hizo varar allí.
Justamente por eso le fue dado este territorio, por su fuerza que le permitía sacar ballenas del mar”
(Wilbert 1975: 66-67). Este y otros ejemplos similares invitan a la exploración en el terreno en
búsqueda de evidencias significativas, por ejemplo las frecuencias de huesos de cetáceo en las
playas de la caleta, y sugieren cómo un mito puede advertir sobre disponibilidad de recursos. Por otro
lado, dada la significación de los varamientos de cetáceos entre los Selk´nam, auspiciando la reunión
de grupos provenientes de distintos sectores, generando incluso las condiciones necesarias para la
celebración de ceremonias importantes, como el Hain, es remarcable la información que aporta este
relato, apuntando un sector de la costa con reincidencia de eventos de varamiento.
Nombre del haruwen
Propietario
Referencia
Koser Wasar Probablemente relativo a Was: el gran zorro (Canis magellanicus)
Elk Elkotélen Hombre pequeño, dotado de un miembro excepcionalmente grande.
Wai Nósten Kasen Semkol Un famoso shaman
Hosi Cánem Esencia del poder de matar que tiene un shaman, la cual es
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
213
enviada hacia sus victimas
Saipoot Tálamsos Era un hombre muy valiente, pero murió en la primer guerra
Nakenk Soikáten El calamar, Loligo subulata
Saremsos Anakláuin El halcón, Circus cinereus
Awa Kótkolen El cisne, Cygnus melanocoryphus
Lolek Kax Águila calva, Buteo poliosomus
Kal Cénuke Poderoso shaman que oprimió cruelmente a la gente. Al morir se convirtió en estrella.
Kaukecen Póta Gran gaviota
Teis Ksamenk El delfín grande
Lasems Keyaisk Cormorán, Phalacrocorax atriceps
Malkac Tamkesaiston Probablemente relativo a Tamhken (Fissurella sp.)
Masaks Oixála Un hombre poderoso y bondadoso, protector de la gente.
Sako Kaper Albatros, Diomedea exulans
Omakas Koriken Bandurria, Theristicus melanopis
Yaiuwa Ascix Inventor de la guerra
Tabla 3: haruwens ubicados en la costa atlántica. Nombre y “propietario”, tomado de Wilbert 1975.
Otro caso interesante lo constituye el paraje conocido con el nombre de Shaiwaal. En
términos geológicos se trata de un afloramiento de unos 7 km de largo ubicado entre el cabo
Viamonte y la desembocadura del río Ewan, corresponde a una paleoplaya marina datada hacia el
Pleistoceno medio (Bujalesky e Isla 2006). Dicha formación, paralela a la costa actual (Figura 10),
está compuesta por gravas y arenas gruesas y su particularidad reside en que a lo largo de su
extensión no se encuentra colonizada por bosque, lo que constituye un extenso corredor libre de
árboles (Figura 11). Su nombre deriva de la lengua Haush y su significado es “el camino de Shai”.
Acerca de su origen una leyenda relata que un experto cazador, conocido por su extraordinaria
fuerza, aunque extremadamente gordo, llamado Shai, era despreciado por un veloz corredor de un
grupo vecino. Shai, a fin de ponerlo en su lugar lo desafía a disputar una carrera, lo que generó la
burla de los miembros de ambos grupos. Un día antes del convenido para celebrar la competencia,
Shai despejó un largo corredor de bosque que desembocaba en la línea de llegada: Najmishk. Así fue
que Shai corriendo por el sendero despejado logró vencer cómodamente a su oponente para la
sorpresa de todos (Bridges 2000:431).
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
214
Figura 10: Shaiwall: imagen satelital donde se aprecia la posición y extensión de la paleoplaya libre de arboles.
11: imagen tomada dentro del “corredor” del Shaiwaal.
Figura
En la medida en que sea posible reunir este tipo de referencias –como los relatos mitológicos– y todo
aquel rasgo que pueda vincular características del entorno natural en el cual vivieron estos grupos, tal
es el caso de los topónimos de los rasgos más salientes de la geomorfología y sus significados (Tabla
4), será posible rescatar datos e información que nos remita a la experiencia del grupo en los distintos
lugares.
nombre nombre original
Significado/derivación
raíz
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
215
Mar Argentino Korn Selk´nam
Estrecho de Magallanes
Hatélili-Caln "Caln": angosto o estrecho Selk´nam
Hatélili-Hastrr "Asterr": canal Selk´nam
Cabo Espíritu Santo
Jolwenor punta antigua Selk´nam
Xoiwenor punta de la avutarda colorada Selk´nam
Kcharn Verde Selk´nam
Serranías de San Sebastián Karjei-I (zriejei "Karjé": dar o cambiar Selk´nam
Península El Páramo
Kolmen "Komen": almohada y "Kolsmen": abrazar Selk´nam
Tolxkonskton "Ton": extenso, "Tolx": grava, "Onnen": tener o poseer
Selk´nam
Bahía San Sebastián
Atlsamká lugar en que abunda la pintura blanca. "Atl": pintura y "Samelk": blanca
Selk´nam
Ko:tiken "Ko: ten": collar de huesos y "Kennen": traer Selk´nam
Cabo San Sebastián
Kolenken gaviota grande. Deriva de "Kolen" y "Kaken" Selk´nam
Jarror punta de roca. Deriva de "Jarr" y "Orr Selk´nam
Punta Sinaí
Iartown roca grande o lejana, "Iar": roca y "Town": lejana
Selk´nam
Hoiken punta grande, deriva de "Hóiken": Kolien y Axen
Selk´nam
Hoikoxer tierra elevada que entra en el mar, "Koien": grande o alto y "Kox": mar
Selk´nam
Río Chico o Carmen Sylva Uarrs "Warren": correr Selk´nam
Cabo Domingo
Iarken pedregoso."Iarto", "iar": piedra o roca y "To: o": grande."Jarken"."Kem", ubres
Selk´nam
Cerro de la Laguna (Teetho) Teetho o Teetko
"te: to": lechucita de las vizcacheras
Selk´nam
Río Grande
Jorroskol "Horro" u "Orron": róbalo, así también: Horha o Xorr. “Ovoskl”, “Orroskl”
Selk´nam
Cabo Peñas
Oijei lugar de pesca Haush
Amiskn nombre de los bloques caídos a los pies del cabo, "Ams": abajo
Selk´nam
Punta María
Jasquet o Jasket
cuchillo. "Jas": punta y "Aluske-Ecket" cuchillo
Haush
Arrupen avutarda hembra, deriva de "Arro:wen" Haush
Koipei "Koi": punta y "Peí": cuchillo Selk´nam
TalArrspi "Tal": punta y de "Arspi": vieja Haush
Río Fuego Okeis Juntos Selk´nam
Laguna de Chaipot Shaipot o Chafpot
Selk´nam
Loma de Tausen Tausen "Tausis": no trabajar Selk´nam
Loma de Kaitesh Kaites "Káiten": resbalar Selk´nam
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
216
Cabo Viamonte Kaitr Selk´nam
Shaiwaal Shaiwaal Camino de Shai Haush
Loma de Nakmeish Nakmeis Selk´nam
Río y cabo Ewan Ewan mirador u "observatorio" Selk´nam
Loma Tijnolsh Tixnols "Texen": pecho y "Nol": mal Selk´nam
Cabo Santa Inés
Shilan halcón. Deriva de "Selen" Haush
Tansenk "Kanen": matar y "Senk": honda Selk´nam
Roca Champion Tuckmay o Tokmai
"Tok": roca, piedra y "Mainék": negro o sucio
Selk´nam
Cabo del Medio Koipey o Howen
cuchillo (ambas)
Haush
Cabo San Pablo Tehis "Tehes": paleta u omóplato Selk´nam
Río Azara Kal Lengua Selk´nam
Cabo Irigoyen Ta: I Escalera Selk´nam
Río Irigoyen Onkon "Onk": extranjero y "O: on": diadema Haush
Cabo Malengüena, Malktes Costado Haush
Cabo Leticia Táuhanek "Tau": no y de "Anik": zurdo Selk´nam
Cerro Bilbao Taukank "Tau": espinazo y de "Kank": cortar Selk´nam
Caleta Falsa Nasems "Na": este y de "Semps": barranco Selk´nam
Cabo San Vicente Ojwolp Selk´nam
Bahía Thetis Tastes incendio; deriva de Ta:ten o Tates Haush
Cabo San Diego
Klawelk memoria o recuerdo afortunado, "Kléwel": afortunado y "Klávele"
Haush
Isla de los Estados
Jajus "Jai": región y "Usank": frío Haush
Jaiwesen "Wesem": preparar, construir y "Jai": gruta Haush
KoinHarri cordillera de las raíces Selk´nam
Tabla 4: Toponimia originaria para la Costa Atlántica, datos tomados del Registro de Topónimos de Tierra del
Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur.
La información proveniente de fuentes etnográficas y los datos referidos a la toponimia local
aportan otro matiz desde donde contemplar el paisaje cultural de la costa atlántica fueguina. Si bien
no pretendemos trasladar las características descriptas para tiempos etnográfico al registro
arqueológico, en esta contribución se han empleado estas fuentes como un camino para
conceptualizar el paisaje, ciertas características de cada sector y sus significaciones a partir del
conocimiento de los mitos y topónimos recopilados. Esta información compone un corpus de
patrimonio intangible cuyo valor se incrementa al comprender y reconocer la capacidad de aportar
una mirada diferente –contada desde actores diferentes- en el estudio de los paisajes culturales.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
217
Los paisajes fósiles
En todo el mundo los grupos cazadores recolectores tienen mitos para explicar la formación
del relieve actual (Tilley 1994; Morphy 1995; Taçon 1999; Santos-Granero 2004). Sobre todo de las
formas más salientes o visibles. Santos-Granero (2004) plantea la idea de que ciertos grupos
escriben su historia en el paisaje. Para ello define lo que llama “escritura topográfica”, según él
“basada en la existencia de topogramas y topógrafos (…), elementos del paisaje que en forma
individual o interrelacionada están imbuidos de significado histórico. Estos elementos del paisaje
actúan como mecanismos mnemónicos o memorísticos que permiten recordar eventos y procesos
históricos, particularmente aquellos en los que la dimensión espacial es central” (Santos-Granero
2004:189-190).
En un ejemplo australiano expuesto por Taçon, los rituales y ceremonias más importantes
se desarrollan en este tipo de emplazamientos, referidos en la bibliografía como natural places (por
no tener modificación humana) o bien como sacred places (por su significación, por establecerse una
fuerte conexión con ellos). Según este autor, “cuando una práctica se continua en la misma
localización a través de muchas generaciones, ese espacio y los alrededores se vuelve cada vez más
cargando simbólicamente, modelado y contextualizado” (Taçon 1999:41, traducción de los autores).
En este sentido, siguiendo a Tilley, “si las historias son vinculadas con prácticas espaciales
regularmente repetidas se vuelven mutuamente sustentados, y cuando una historia se “sedimenta” en
el paisaje, la historia y el lugar se construyen y reproducen dialécticamente. Los lugares ayudan a
contar las historias que están asociadas a ellos y los lugares solo existen (como lo nombran los
locales) en virtud de su rol en la narrativa. Los lugares, como las personas, tienen sus biografías ya
que están formados, usados y transformados en relación a las prácticas” (Tilley1994:33, traducción de
los autores).
La significación cargada en el paisaje o en determinados rasgos del mismo, pasan a través
de las generaciones usando como vía todos aquellos mecanismos que los distintos grupos tienen
para preservar su memoria y exaltar su identidad. Taçon al analizar la significación del paisaje en
grupos sin escritura, busca “ciertos paisajes físicos que compartan rasgos comunes que los haga
especiales, sagrados o sublimes, más allá del background cultural” (Taçon 1999:34, traducción de los
autores). El mismo autor plantea una suerte de generalización cuando propone que “en áreas del
mundo donde está disponible la información etnográfica o histórica sabemos que ciertos rasgos del
paisaje evocan respuestas comunes en los seres humanos sentimientos de veneración, poder,
majestuosa belleza, respeto” (Taçon 1999:36-37, traducción de los autores). Esos sentimientos se
darían como respuesta a 4 tipos de lugares:
a- importantes formaciones naturales, como cadenas montañosas, volcanes, cañones o
gargantas
b- en cambios particulares en la geología, hidrografía y vegetación, o una combinación de las
tres, como cambios bruscos en relieve, cascadas, allí donde el bosque se encuentra con otro
tipo de vegetación
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
218
c- donde hay un rasgo inusual del paisaje, como un pico prominente, una cueva o un hoyo en el
suelo
d- lugares que proveen vistas panorámicas y variados rasgos del paisaje (Taçon 1999).
Es posible emplear el caso fueguino para ejemplificar la situación desarrollada por Taçon y
otros autores. La variabilidad geomorfológica y ambiental del litoral atlántico ofrece configuraciones
paisajísticas acordes a las categorizaciones propuestas, en referencia a las cuales las fuentes
etnográficas aportan ricas narraciones. Por otra parte, a partir de la evidencia arqueológica recabada
comienzan a manifestarse tendencias a la recurrencia ocupacional en determinados puntos del
paisaje, así como otros espacios con escasa señal, si bien la exploración arqueológica de la franja
costera en muchos sectores se encuentra en una etapa preliminar.
Perspectivas de conservación
Partimos de la concepción del patrimonio arqueológico “como aquel que está constituido por
todos los restos materiales de culturas del pasado que puedan ser estudiados mediante metodología
arqueológica, así como la información que se obtenga de dichas investigaciones” (Endere 2000:40).
En este sentido, proteger este patrimonio implica no sólo preservar los bienes que puedan
conservarse, sino también identificar y registrar en un banco de datos aquellos que potencialmente
corran peligro de destrucción, lo que se constituyó en el principal objetivo del PACA.
El registro arqueológico costero de Tierra del Fuego incluye una importante variabilidad de
tipos de yacimientos, que se expresa tanto en cronologías diversas, tipos (estratificados o
superficiales, concheros, enterratorios), condiciones de emplazamiento, etc. Esta variabilidad de
condiciones implica, a su vez, una diversidad igualmente amplia en cuanto a potenciales problemas
de conservación que podrían afectar los sitios. Situaciones similares han sido puestas de manifiesto
en diversos espacios costeros de la Patagonia (ver Caracotche y Ladrón de Guevara 2006). El
incremento de la actividad turística que está experimentando Tierra del Fuego, sumado a la incidencia
cada vez mayor que opera en el paisaje el accionar de las compañías petroleras y forestales, ponen
en riesgo la preservación del patrimonio cultural. La costa atlántica no escapa a este problema y
dadas sus particularidades es uno de los espacios de la isla donde es esperable hallar una importante
concentración de yacimientos arqueológicos. La falta de información sistemática de ese registro
atenta contra las potenciales medidas de preservación.
Diversos casos de destrucción del patrimonio histórico-arqueológico en Tierra del Fuego
pueden citarse como antecedentes importantes y por supuesto irreversibles: Puerto Almanza en el
canal Beagle, a causa del desarrollo urbano, a semejanza de las costas de bahía Ushuaia y bahía
Golondrina (en el ejido urbano de Ushuaia) y algunos sectores en el área de bahía San Sebastián o al
norte de ésta, como es el caso de Cañadón Beta y Alfa, resultado de la explotación petrolera. Esta
perturbación o pérdida masiva de yacimientos e infinidad de otras evidencias puntuales se deben
fundamentalmente a la ausencia de previsión y datos precisos sobre la existencia de estos bienes. La
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
219
detección temprana de los yacimientos es la mejor y más potente herramienta de preservación de
nuestro patrimonio histórico y arqueológico. En tal sentido, este trabajo, así como los desarrollados
recientemente en el marco del PACA (Vázquez et al. 2010), reúnen información que se espera sea de
valor a la hora de diseñar planes de manejo para el área, en los cuales se incluyan los componentes
patrimoniales, previniendo con ello su destrucción.
Las evidencias disponibles hasta el momento ponen de manifiesto la riqueza arqueológica
del litoral atlántico fueguino como un conjunto de bienes públicos que deben ser protegidos. Sin
embargo, la ausencia de políticas de conservación y de programas de investigación regional y en
algunos casos el deficiente estado de conservación, plantean una situación en la que deben
comprometerse distintos actores para asegurar la supervivencia y puesta en valor de este bien
común.
Consideraciones finales
Tanto el registro arqueológico como la información etnográfica aportan una serie de
reflexiones sobre la construcción del paisaje por parte de las poblaciones originarias que habitaron la
costa atlántica fueguina. Es evidente que la escala temporal y los procesos de formación de ambos
registros son netamente diferentes; pero constituyen caminos paralelos que permiten abordar la
relación entre los seres humanos y su entorno.
La información arqueológica recabada hasta la fecha, aunque aún es fragmentaria, muestra
una construcción heterogénea del paisaje que se manifiesta en la variabilidad de sitios y en su
distribución en el espacio (lentes de conchal versus domos de diferentes tamaños y espesor, sectores
con alta densidad de hallazgos versus sectores sin señal arqueológica notable). Esta materialidad
actual probablemente se vincule con distintas estrategias en el uso de los recursos y del espacio, que
pudieron a su vez experimentar cambios a nivel temporal.
Por otra parte, los datos etnográficos reflejan también que el territorio costero tenía una
identidad reconocida por sus habitantes en mitos y toponimias que señalan una jerarquización y
diferenciación interna de los espacios. El análisis de cada uno de estos registros en forma individual
en primera instancia, y en forma complementaria posteriormente, nos permitirán acercarnos a los
paisajes arqueológicos. Sin dudas este escenario constituye un punto de partida promisorio para
profundizar investigaciones futuras y reafirmar el valor patrimonial del registro de la costa atlántica
fueguina.
La suma de las tareas sintetizadas al comienzo de este trabajo y las del PACA nos permiten
disponer de una cobertura relativamente buena de la costa oriental fueguina. Esta cobertura atraviesa
las principales zonas ambientes actualmente distinguibles. Algunos de estos resultados, junto al rico
panorama paleoecológico disponible, que no hemos podido desarrollar en esta ocasión (Heusser
2003, Rabassa 2008, Bujalesky-Isla 2008), entrega materiales que podrán transformarse en
estimaciones de la distribución e inserción ambiental del registro arqueológico en distintos momentos
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
220
del pasado reciente. En función de los criterios que deberán privilegiarse, tales como posición de la
línea de costa, límites del bosque, etc., servirán para delinear algunos cortes temporales de las
variables dinámicas paisajísticas de este sector de la Isla Grande.
Bibliografía consultada
Belza, J. E. (1974). En la isla del fuego. 1° Encuentros. Publicación del Instituto de Investigaciones
Históricas de Tierra del Fuego. Buenos Aires.
Borella, F. (2000). El aprovechamiento de cetáceos en los sitios arqueológicos de Bahía Policarpo,
extremo sudoriental de Tierra del Fuego. Desde el País de los Gigantes Perspectivas
Arqueológicas en Patagonia. I. Editado por Belardi, J. B; F. Carballo Marina y S. Espinosa, 471-
479. Universidad de la Patagonia Austral, Río Gallegos.
Borella, F. y C. Favier Dubois (1994-95). Tafonomía de cetáceos, Bahía San Sebastián, Tierra del
Fuego. Palimpsesto. Revista de Arqueología 4: 9-69.
Borella, F., L. A. Borrero y M. Cozzuol (1996). Los restos de cetáceos del sitio Punta María 2 costa
atlántica de Tierra del Fuego. Arqueología 6: 143-158.
Borrazzo, K. (2010). Arqueología de los esteparios fueguinos. Tecnología y tafonomía lítica en el
norte de Tierra del Fuego. Tesis doctoral. Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
Borrazzo, K.; M. D´Orazio y M.C. Etchichury (2010). Distribución espacial y uso prehistórico de las
materias primas líticas del chorrillo Miraflores en el norte de isla Grande de Tierra del Fuego
(Argentina). Revisa Chilena de Antropología, en prensa.
Borrero, L. A. (1979). Excavación en el sitio Alero Cabeza de León (Tierra del Fuego)” Relaciones de
la Sociedad Argentina de Antropología. Nueva Serie XIII: 255-271.
----- (1986). La economía prehistórica de los habitantes del norte de la Isla Grande de Tierra del
Fuego. Tesis Doctoral. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires MS.
Borrero, L. A. y R. Barberena (2004). Temas de Arqueología. Arqueología del Norte del Isla Grande
de Tierra del Fuego. Editorial Dunken. Buenos Aires.
Borrero L. A. y M. Casirahi (1980). Excavaciones en el sitio Bloque Errático 1 (San Sebastián, Tierra
del Fuego). Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología. Nueva Serie XIV 1: 129-142.
Borrero L. A., M. Casiraghi y M. I. Hernández Llosas (1981). Arqueología del Norte de Tierra del
Fuego. Publicaciones del Museo Territorial 1: 1-23.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
221
Borrero, L. A., J. L. Lanata y B. N. Ventura (1992). Distribución de hallazgos aislados en Piedra del
Águila. En: Análisis espacial en la arqueología patagónica, editado por L. A. Borrero y J. L. Lanata,
pp. 9-20. Editorial Ayllu, Buenos Aires.
Bridges, E.L. (2000) [1952]. El último confín de la tierra. Editorial Sudamericana, Buenos Aires.
Bujalesky, G. G. (1998). Holocene coastal evolution of Tierra del Fuego, Argentina. Quaternary of
South America and Antartic Peninsula. Rabassa y Salemme Eds. A.A. Balkema. Rotterdam.
----- (2007). Coastal Geomorphology and Evolution of Tierra del Fuego (Southern Argentina).
Geologica Acta 4 (5): 337-362.
Caracotche, M. S. y B. Ladrón de Guevara (2006). El registro arqueológico costero de Patagonia:
diagnostico del estado actual y herramientas para la conservación. Arqueología de la Costa
Patagónica. Perspectivas para la Conservación. Editado por S. Caracotche e I. Cruz, pp. 17- 45.
Universidad Nacional de la Patagonia Austral-Subsecretaria de Cultura de la Provincia de Santa
Cruz. Río Gallegos.
Carrara, L. (1952). Lobos marinos, pingüineras y guaneras de la costa del Litoral marítimo e islas
adyacentes de la república Argentina. U.N.L.P. Facultad de Ciencias Veterinarias. La Plata.
Chapman, A. (1986). Los Selk’nam. La vida de los Onas. Emecé, Buenos Aires.
Cornejo, A. E. (1987). Informe de la Campaña Arqueológica Naval, organizada por el Museo
Territorial de Tierra del Fuego en enero-febrero de 1987. Ms. Archivo Museo del Fin del Mundo,
Ushuaia.
Coronato, A., M. Salemme y J. Rabassa (1999). Palaeoenvironmental conditions during the early
peopling of Southernmost South America (Late Glacial-Early Holocene, 14-18 ka B.P.).Quaternary
International. 53/54, 77-92.
Favier Dubois, C. M. y L. A. Borrero (2005). “Pyas de acreción: cronología y procesos de formación
del registro arqueológico en la costa central de la Bahía San Sebastián, Tierra del Fuego
(Argentina). Magallania 33 (2): 83-98.
Frederiksen, P. (1989). Soils of Tierra del Fuego, a satellite-based land survey approach. Folia
Geographica Danica. Tom XVIII.
Endere, M.L. (2000). Arqueología y legislación en Argentina. Cómo proteger el patrimonio
arqueológico. INCUAPA, Serie monográfica Nº 1. Olavarría.
Galdeano, M. A. (2005). Enciclopedia de los barcos hundidos. Atlántico Sur y Pacifico Sur. Desde el
Golfo San Jorge hasta el Golfo de Penas. Museo Marítimo de Ushuaia. Zagier&Urruty. Ushuaia.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
222
García, M. F. (1993-1994). Las perspectivas de la arqueología distribucional en el noreste de Tierra
del Fuego. Shincal. 4, 103-121.
Guichón, R. A.; L. A. Borrero y A. S. Muñoz (2000). Datos para una tafonomía de restos humana en
Bahía San Sebastián, Tierra del Fuego. Relaciones de la Sociedad Argentina de Antropología
XXV, 297-311.
Gusinde, M. (1982). Los selk´nam. Los Indios de Tierra del Fuego, tomo I (I y 2). Centro Argentino de
Etnología Americana, Buenos Aires.
Heusser, C.J. (2003). Ice Age Southern Andes. A Chronicle of Paleoecological Events. Elsevier,
Amsterdam
Horwitz, V. (1995). Ocupaciones Prehistóricas en el sur de Bahía San Sebastián (Tierra del Fuego,
Argentina). Arqueología 5: 105-136.
Hyades, P. y J. Deniker. [1891] (2008). Los indígenas según Hyades y Denike”. En: Etnografía de los
indios Yaghan en la Misión Científica del Cabo de Hornos, editado por D. Legoupil y A. Prieto, 71-
329. Ediciones Universidad de Magallanes e Instituto Francés de Estudios Andinos, Punta Arenas.
Isla, F.I. y G.G. Bujalesky (2008). Coastal Geology and Morphology of Patagonia and the Fuegian
Archipelago. Developments in Quaternary Sciences 11: 227-239
Lanata, J. L. (1986). Prospección arqueológica del litoral septentrional. Informe PEOAF 84. Museo del
Fin del Mundo, Ushuaia. Tierra del Fuego. Manuscrito.
----- (1988). Informe sobre la campaña arqueológica a Rancho Donata. Museo del Fin del Mundo,
Ushuaia. Tierra del Fuego. Manuscrito.
----- (1995). Paisajes Arqueológicos y Propiedades del Registro en el Sudeste Fueguino. Tesis
doctoral. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires MS.
Lanata, J. L. y A. Winograd (1988). Gritos y Susurros: aborígenes y lobos marinos en el litoral de la
tierra del fuego. En: Arqueología de las Américas. 45º Congreso Internacional de Americanistas.
Pp 227-246. Bogotá.
Loekemeyer, N. (2002). Antecedentes. En: Península Mitre. Proyecto de creación de un área
protegida en el extremo sudoriental de la Isla Grande de Tierra del Fuego, Rep. Argentina.
Secretaria de Planeamiento y Desarrollo. Ushuaia.
Martin, F. M. (2004). Tendencias tafonómicas en el registro óseo humano del norte de Tierra del
Fuego. En Arqueología del Norte de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Editado por L. Borrero y
R. Barberena, pp. 107-134. Editorial Dunken, Buenos Aires.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
223
Menichetti, M.; E. Lodolo y A. Tassone (2008). Structural Geology of the Fuegian Andes and
Magallanes fold-and-thrust-belt, Tierra del Fuego Island. Geologica Acta 6 (1): 19-42.
Morphy, H. (1995). Landscape and the reproduction of the ancestral past, en The Anthropology of
landscape, Hirsch E. y M. O´Hanlon (eds): 184-209, Clarendon Press, Oxford (UK).
Muñoz, A. S. y J. B. Belardi (2011). Nueva información sobre viejos datos: arqueología del norte de
Península Mitre. En: Los cazadores-recolectores del extremo oriental fueguino. Arqueología de
Península Mitre e Isla de los Estados. A. F. Zangrando, M. Vázquez y A. Tessone (comps).
Publicaciones de la Sociedad Argentina de Antropología. Buenos Aires.
Nami, H. (1992). Noticia sobre la existencia de técnica “Levallois” en Península Mitre, extremo
sudoriental de Tierra del Fuego. Anales del Instituto de la Patagonia Cs. Hu. 21:73-80. Punta
Arenas, Chile.
Outes, F. (1906). Instrumentos modernos de los onas. Anales del Museo Nacional de Buenos Aires,
serie III, VI: 287-296.
Piana, E. L. (1989). Prospección Arqueológica de Playa La Barca. Informe presentado al Museo
Territorial de Tierra del Fuego, la Armada Argentina y el CADIC. Ms. Archivo Museo del Fin del
Mundo, Ushuaia.
Prieto, A.; P. Cárdenas; G. Bahamonde y M. Massone (2004). Hallazgo de una fuente de materia
prima en el chorrillo Miraflores, Tierra del Fuego, Chile. Magallania 32:229-232.
Rabassa, J. O. (2008). Late Cenozioc glaciations of Patagonia and Tierra del Fuego. En: J. Rabassa
(ed.), Late Cenozioc of Patagonia and Tierra del Fuego, Developments in Quaternary Science. 11:
151-204. Amsterdam. Elsevier.
Rabassa, J.; Coronato, A.; Bujalesky, G.; Salemme, M.; Roig, C.; Meglioli, A.; Heusser, C.; Gordillo,
S.; Roig, F.; Borromei, A. y M. Quattrocchio (2000). Quaternary of Tierra del Fuego, Southernmost
South America: an updated review. Quaternary International 68-71: 217-240
Salemme, M. y G. Bujalesky (2000). Condiciones para el asentamiento humano litoral entre Cabo San
Sebastián y Cabo Peñas (Tierra del Fuego) durante el Holoceno medio. Desde el País de los
Gigantes. Perspectivas Arqueológicas de la Patagonia II. Editado por Belardi, J. B; F. Carballo
Marina y S. Espinosa, pp. 519-531. Universidad de la Patagonia Austral, Río Gallegos.
Salemme, M.; G. Bujalesky y F. Santiago (2007ª). La Arcillosa 2: ocupación Humana durante el
Holoceno Medio en el Río Chico, Tierra del Fuego, Argentina. Arqueología de Fuego-Patagonia.
Levantando Piedras, desenterrando huesos… y develando arcanos. Editado por F. Morello; M.
Martinic; A. Prieto y G. Bahamonde, pp. 723-736. Punta Arenas.
Declaradas de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Presidencia de la Nación, Resolución Nº 2557/12
Salemme, M.; F. Santiago; J. Suby y R. Guichón (2007b). Arqueología Funeraria en el norte de Tierra
del Fuego. Actas del XVI Congreso Nacional de Arqueología Argentina, Tomo II: 71-77. Jujuy.
Santiago, F.; J. Oría y M. C. Salemme (2007). Nuevo contexto arqueológico del Holoceno Medio. Río
Chico 1. Tierra del Fuego, Argentina. Actas del XVI Congreso Nacional de Arqueología Argentina,
Tomo III: 439-445. Jujuy.
Santos Granero, F. (2004). Escribiendo la historia en el paisaje: espacio, mitología y ritual entre la
gente Yanesha. En Tierra Adentro. Territorio indígena y percepción del entorno, A. Surrallés y P.
García Hierro (eds.): 187-217. IWGIA, Lima, Perú.
Savanti, F. (1994). Las aves en la dieta de los cazadores-recolectores terrestres de la costa fueguina.
Temas de Arqueología. Programa de Estudios Prehistóricos-CONICET. Buenos Aires.
Schiavini, A.C.; E. Crespo y V. Szapkievich (2004). Status of the Population of South American Sea
Lion (Otaria flavescens Shaw, 1800). Mammalian Biology 69(2): 108-118.
Taçon, P. (1999). Identifying ancient sacred landscapes in Australia: from physical to social. En
Archaeologies of landscape, W. Ashmore y B. Knapp (ed) Blackwell, Oxford.
Tilley, C. (1994). A phenomenology of landscape. Places, paths and monument”. Berg publishers
Oxford (UK) y Providence (USA).
Vairo, C. P. (2000). Naufragios en el Cabo de Hornos, Isla de los Estados, Magallanes, Península
Mitre, Malvinas y Georgias del Sud. Museo Marítimo de Ushuaia. Zagier&Urruty. Ushuaia.
Vázquez, M.; M. Álvarez; R. Barberena; K. Borrazzo; L. A. Borrero; D. Elkin; M. Grosso; C. Murray; J.
Oría; M. Salemme y F. Santiago (2010). Programa arqueológico costa atlántica: hacia la
preservación del patrimonio arqueológico costero en Tierra del Fuego. En: Arqueología en el
Bicentenario de la Revolución de Mayo, editado por R. Bárcena y H. Chiavazza, Tomo II, pp. 557-
562. XVII Congreso Nacional de Arqueología Argentina. Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.
Wilbert, J. (1975). Folk Literature of the Selk’nam Indians. Martin Gusinde’s Collection of Selk’nam
Narratives. J. Wilbert (ed.). UCLA. Latin American Center Publications. Los Angeles.
Zanola, O. P. (1986). Otro fantasma en la navegación austral. Informe PEOAF 84. Ms. Archivo Museo
del Fin del Mundo, Ushuaia.