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Bogotá, septiembre de 2011 Señores BIBLIOTECA GENERAL Pontificia Universidad Javeriana Ciudad Respetados Señores, Me permito presentar el trabajo de grado titulado NATURALEZA DE LA POLÍTICA: UNA TEORÍA BIOPOLÍTICA DEL ESTADO EN LA HERENCIA CULTURAL COLOMBIANA, elaborado por el estudiante Ingrid Marisol Ortiz Acosta, identificado con la Cédula de Ciudadanía No. 1.010.178.923, para que se incluya en el catálogo de consulta. Cordialmente, Alejandra Monteoliva Programa Ciencia Politica
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Bogotá, D.C., septiembre de 2011
Señores Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J. Pontificia Universidad Javeriana Cuidad Los suscritos:
Ingrid Marisol Ortiz Acosta , con C.C. No 1.010.178.923 , con C.C. No , con C.C. No En mí (nuestra) calidad de autor (es) exclusivo (s) de la obra titulada: NATURALEZA DE LA POLÍTICA: UNA TEORÍA BIOPOLÍTICA DEL ESTADO EN LA HERENCIA CULTURAL COLOMBIANA
(por favor señale con una “x” las opciones que apliquen) Tesis doctoral Trabajo de grado x Premio o distinción: Si No cual: presentado y aprobado en el año 2011 , por medio del presente escrito autorizo(autorizamos) a la Pontificia Universidad Javeriana para que, en desarrollo de la presente licencia de uso parcial, pueda ejercer sobre mi (nuestra) obra las atribuciones que se indican a continuación, teniendo en cuenta que en cualquier caso, la finalidad perseguida será facilitar, difundir y promover el aprendizaje, la enseñanza y la investigación. En consecuencia, las atribuciones de usos temporales y parciales que por virtud de la presente licencia se autorizan a la Pontificia Universidad Javeriana, a los usuarios de la Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J., así como a los usuarios de las redes, bases de datos y demás sitios web con los que la Universidad tenga perfeccionado un convenio, son:
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NOMBRE COMPLETO No. del documento
de identidad FIRMA
Ingrid Marisol Ortiz Acosta 1.010.178.923 FACULTAD: Ciencia Política y Relaciones Internacionales PROGRAMA ACADÉMICO: Ciencia Politica
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BIBLIOTECA ALFONSO BORRERO CABAL, S.J.
DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO FORMULARIO
TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO
NATURALEZA DE LA POLÍTICA: UNA TEORÍA BIOPOLÍTICA DEL ESTADO EN LA HERENCIA CULTURAL COLOMBIANA
SUBTÍTULO, SI LO TIENE
AUTOR O AUTORES Apellidos Completos Nombres Completos
Ortiz Acosta Ingrid Marisol
DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO Apellidos Completos Nombres Completos
Roa Castellanos Ricardo Andrés
FACULTAD Ciencia Política y Relaciones Internacionales
PROGRAMA ACADÉMICO Tipo de programa ( seleccione con “x” )
Pregrado Especialización Maestría Doctorado
x Nombre del programa académico
Ciencia Política Nombres y apellidos del director del programa académico
Alejandra Monteoliva TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE:
Politólogo PREMIO O DISTINCIÓN (En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):
CIUDAD AÑO DE PRESENTACIÓN DE LA
TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO NÚMERO DE PÁGINAS
Bogotá 2011 96 (incluye anexos y bibliografía)
TIPO DE ILUSTRACIONES ( seleccione con “x” )
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ESPAÑOL INGLÉS
Cooperación Cooperation
Teoría del Estado State theory
Indígenas precolombinos Pre-colombine Indigenous
Conducta humana Human behavior
Política Politics
RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS (Máximo 250 palabras - 1530 caracteres)
Resumen: La conducta humana oscila entre el altruismo y el egoísmo, siendo el primero de ellos el más difícil de explicar desde una perspectiva natural. Al respecto, las ciencias de la vida pueden aportar a las ciencias sociales, conocimientos que ayudan a entender el fenómeno de la cooperación en grupos de animales gregarios. Estas explicaciones se pueden resumir en: selección por parentesco, selección de grupos y teoría de reciprocidad condicionada. Sin embargo, al estudiar el caso de la cooperación humana, que abarca miles de individuos, es necesario tener en cuenta tanto lo biológico, como el desarrollo histórico-cultural. Desde esta perspectiva integrada, se entiende a la cultura como resultado de la evolución del sistema cognitivo humano, que permite dar soluciones adaptativas a los problemas que enfrenta el hombre con su entorno. Así, el Estado es una solución artificial para resolver el problema de la cooperación en grandes grupos. La cooperación entonces se convierte en una Estrategia Evolutivamente Estable para la especie, lo que se traduce en Eficacia Biológica. De este modo, si el Estado surgió como adaptación artificial para lograr cooperación en grandes grupos humanos cuando las formas naturales de cooperación no fueron efectivas, entonces dicho fenómeno es aplicable a la organización política indígena precolombina. Abstract: Human behavior swings between altruism and egoism, with the former being the most difficult one to explain from a natural selection perspective. In this respect, the life sciences can contribute information, theories and methodologies to the social sciences that help to explain the idea of cooperation among individuals from different gregarious species. These aforementioned theories are: Kin Selection, Group Selection and Reciprocity Theory. However, when studying the idea of cooperation among large groups of humans, it is necessary to consider both the biological aspects of human behavior and the historical and cultural development of human beings. From this integrated point of view, culture is understood to be the result of cognitive evolution in humans which allows individuals to find
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solutions based on the environmental problems that they as a species may face. Thus the concept of a State is an artificially created solution for resolving the cooperation dilemma that faces large groups of humans. Hence the concept of cooperation becomes an Evolutionary Stable Strategy which ultimately means inclusive fitness for the population. Therefore if the concept of a State emerged as something artificial to achieve cooperation among large human groups because natural cooperation mechanisms were ineffective, then this concept could be considered as a way of explaining the traditional pre-Colombine indigenous political organization that existed in Colombia.
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NATURALEZA DE LA POLÍTICA: UNA TEORÍA BIOPOLÍTICA DEL ESTADO EN LA
HERENCIA CULTURAL COLOMBIANA
INGRID MARISOL ORTIZ ACOSTA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ 2011
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NATURALEZA DE LA POLÍTICA: UNA TEORÍA BIOPOLÍTICA DEL ESTADO EN LA HERENCIA CULTURAL COLOMBIANA
INGRID MARISOL ORTIZ ACOSTA
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR EL TÍTULO DE POLITÓLOGO
DIRECTOR DE TESIS RICARDO ANDRÉS ROA CASTELLANOS
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES CARRERA DE CIENCIA POLÍTICA
BOGOTÁ 2011
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TABLA DE CONTENIDO
PREÁMBULO EXPLICATIVO DEL ANÁLISIS BIOLÓGICO DE LA POLÍTICA ...................................................1
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................................................................10
OBJETIVOS.....................................................................................................................................................................13
METODOLOGÍA..............................................................................................................................................................14
ENFOQUE METODOLÓGICO: ..........................................................................................................................................14 TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN Y DATOS (METODOLOGÍA): ................................................................14
1. INDIVIDUO Y COMPORTAMIENTO ..................................................................................................................16
1.1. CARACTERÍSTICAS PSICO-BIOLÓGICAS. .........................................................................................................16 1.1.1. Evolución encefálica................................................................................................................................19 1.2.1. Castigo a los no cooperadores ..............................................................................................................23 1.2.2. Bases químicas de la generación de confianza..................................................................................24
2. COOPERACIÓN EN LAS SOCIEDADES HUMANAS....................................................................................33
2.1. ¿QUÉ ES LA COOPERACIÓN?..........................................................................................................................34 2.2. ¿CÓMO SURGE LA COOPERACIÓN?................................................................................................................36
2.2.1. Selección por parentesco .......................................................................................................................37 2.2.2. Teorías de reciprocidad ..........................................................................................................................38 2.2.3. Selección de grupo..................................................................................................................................40
2.3. LA COOPERACIÓN EN GRANDES GRUPOS Y EL ESTADO.................................................................................43 2.3.1. Modelo de retroalimentación..................................................................................................................44 2.3.2. Origen científico de la cultura ................................................................................................................49
3. DISCUSIÓN Y ANÁLISIS: COLOMBIA PRECOLOMBINA ...........................................................................52
3.1. HISTORIA VERSUS MODELO ............................................................................................................................52 3.1.1. Cooperación intragrupal .........................................................................................................................54 3.1.2. Conflicto intergrupal ................................................................................................................................57 3.1.3. Cálculo costo-beneficio individual .........................................................................................................61
3.2. VESTIGIOS CULTURALES .................................................................................................................................63 3.3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES ..........................................................................................................66
BIBLIOGRAFÍA ...............................................................................................................................................................72
ANEXOS...........................................................................................................................................................................83
ANEXO 1. JUEGO DE LA CONFIANZA .............................................................................................................................83 Gráfico 1. Formalización juego de confianza Kosfeld, 2007 ...........................................................................83
ANEXO 2. SEÑALES DE COMPORTAMIENTO HUMANAS COMPARTIDAS CON OTROS ANIMALES ...................................84 Cuadro 1. Comparación de medidas utilizadas generalmente para evaluar el miedo en animales y las utilizadas en DSM-III* para evaluar la ansiedad generalizada en humanos.................................................84
ANEXO 3. DILEMA DEL PRISIONERO..............................................................................................................................84 Gráfico 2: Dilema del prisionero ..........................................................................................................................84
ANEXO 4. TRAGEDIA DE LOS COMUNES........................................................................................................................85 Gráfico 3. Tragedia de los comunes. Ronda corta – añadiendo 1 vaca ......................................................85 Gráfico 4. Tragedia de los comunes. Ronda larga – añadiendo X vacas ....................................................85
ANEXO 5. COEFICIENTE DE PARENTESCO EN HUMANOS E IMPLICACIONES PARA LA INTERACCIÓN ...........................86 Cuadro 2. Coeficientes de parentesco (r) entre pares de parientes en humanos y hymenoptera ............86 Gráfico 5. Dilema del prisionero parientes .........................................................................................................86
ANEXO 6. EMOCIÓN Y ACCIÓN ......................................................................................................................................86 Cuadro 3. Emociones y tendencias ....................................................................................................................87
X
XI
ANEXO 7. TRIBUS CONQUISTADAS O AÑADIDAS VOLUNTARIAMENTE ...........................................................................87 Cuadro 4. Comunidades Chibchas principales y dominadas..........................................................................87
NOTAS..............................................................................................................................................................................88
PREÁMBULO EXPLICATIVO DEL ANÁLISIS BIOLÓGICO DE LA POLÍTICA
El entendimiento del comportamiento humano y de sus productos, entre ellos la política,
no constituye un paradigma hermético para las ciencias sociales, ni para los enfoques que
privilegian el entorno cultural de los individuos como variable independiente de análisis. El
Modelo Estándar de las Ciencias Sociales no es viable como única forma de explicación
para el estudio del hombre, de su comportamiento y de sus creaciones. De esta manera,
los desarrollos de las diferentes ciencias, tanto las duras como las blandas, durante los
últimos años, han llevado a repensar un Modelo integral1 (Cosmides, et al. 1992: 20-23) a
fin de explicar la condición humana. Condición caracterizada por la interacción entre el
entorno en el que se desenvuelven los individuos, la herencia genética de la especie, las
historias personales y el desarrollo histórico-cultural (Casas, 2009: 6).
La interdisciplinariedad en el estudio de lo humano, ha contribuido a un mayor
entendimiento de los fenómenos relativos a este en la etología, la psicología, la economía,
la sociología, la ecología aplicada, la psiquiatría, la primatología, los estudios culturales, la
antropología, entre otros. La incorporación de estos conocimientos, antes especializados y
cerrados en extremo; debido a las constantes discusiones epistemológicas de objeto y
métodos de estudio (Dogan y Pahre, 1994), ha llevado a establecer sinnúmero de
conexiones entre variables biológicas, genéticas, evolutivas, fisiológicas y neurológicas,
con el desarrollo social y cultural de los individuos humanos, a nivel micro y macro2 (Black
1 Un modelo de causalidad integrada propone entender el sistema computacional humano como el instrumento por el cual podemos entender el mundo y la cultura, los mecanismos provenientes de la mente para adaptarse al ambiente surgen como formas de adaptación que enfrentan los problemas de un entono cambiante. Así, el arquitecto de todas esos mecanismos se puede denominar evolución, de modo que entender este proceso implica llegar a comprender la naturaleza humana y todos mecanismos del procesamiento de la información que suceden en la mente humana. Para entender lo anterior, es necesaria la revisión de la evolución humana como un proceso especial, en el cual se dio selección natural y deriva genética en los diferentes homínidos (Cosmides, et al. 1992: 20-23). 2 En cuanto a las corrientes que tiene la biopolítica, hay dos clasificaciones a saber. La primera de ellas es la visión Macro, también denominada “ethological and socibiological approaches (evolutionary biopolitics)”, que versa principalmente sobre las colectividades y los sistemas. La segunda es la visión Micro, también denominada: “Physiological influences on political behaviour (biobehavioural biopolitics)” que versa sobre las explicaciones del comportamiento político individual (Black y Hines, 2001: 21).
1
y Hines, 2001: 21). En este orden de ideas, las ciencias de la vida, con sus métodos,
conceptos y descubrimientos, tienen mucho que aportar al estudio de los fenómenos
políticos, de la conducta política individual y la creación de formas de organización social.
En el presente preámbulo, se pretende describir de manera general las conexiones que
existen entre biología, política y comportamiento; cómo se ha desarrollado este enfoque
interdisciplinar en la ciencia política; los principales productos teóricos a los que se ha
llegado; y los problemas recurrentes para el análisis. Así, este preámbulo pretende ser una
introducción a la temática planteada en la tesis de grado, que explorará un fenómeno
político a nivel macro, como es la creación de una organización social que asegure la
cooperación en grupos grandes y las bases biológicas y evolutivas que permiten que esto
suceda.
En primer lugar, al hablar de una aproximación interdisciplinar a la ciencia política,
debemos establecer la pertinencia de las conexiones entre las variables de tipo biológico y
de tipo cultural, que nos permiten llegar a una explicación articulada del comportamiento
humano a nivel político. La naturaleza humana, antes considerada desde dos posturas
antagónicas, una empirista y la otra racionalista3 (Black y Hines, 2001: 16), es ahora
concebida como la interacción de ambas, es decir, una condición que no es sólo de tipo
innato, pero que tampoco se limita a lo culturalmente aprendido. Estas dos concepciones
son complementarias ya que, muchas de las reacciones, actitudes, comportamientos y
percepciones de los individuos sobre situaciones dadas son universales, en consecuencia,
genéticamente heredadas. Sin embargo, estas predisposiciones cambian ligeramente de
acuerdo a la cultura en la que se desenvuelven los individuos (Masters, 1989: 52-53). En
este sentido, se concibe al comportamiento humano como la interrelación entre cerebro;
sistema nervioso central; información filogenética seleccionada y transmitida por los
genes; información histórica transmitida por el lenguaje y los símbolos culturales; e
información individual aprendida (Black y Hines, 2001: 108).
3 O lo que es igual, una que consideraba al individuo como tábula rasa, en la que la explicación del comportamiento de los individuos residía únicamente en la experiencia y el aprendizaje; y de otra parte, una explicación que privilegiaba los comportamientos, rasgos y actitudes innatos (Black y Hines, 2001: 16).
2
Teniendo en cuenta que el repertorio conductual humano no se limita a lo aprendido, es
necesario hacer uso de la biología para establecer las causas últimas que permiten la
evolución y mantenimiento de este. Por ello, se hace indispensable la teoría evolutiva,
para entender por qué la especie adaptó cierto tipo de comportamientos en lugar de otros,
y cómo dicha selección ha llevado al hombre al éxito reproductivo que se refleja en la
expansión de la especie (Tingley, 2003).
No obstante, el hecho de que el comportamiento humano sea en parte innato, no significa
que éste no pueda ser modificado moderadamente. Por el contrario, la misma evolución
humana permite que los individuos puedan adaptarse rápidamente a nuevas condiciones
en el ambiente, llevando a cabo un proceso no sólo fisiológico, sino cognoscitivo, de
retroalimentación con el ambiente, lo que conlleva una nueva estructuración de
comportamientos a partir del aprendizaje (Damasio, H. et al. 2005; Llinás 2001;
Mantzavinos, et al. 2004; North, 2005; Pinker, 2001).
En este punto, es donde la ciencia política puede intervenir para asegurar cierto tipo de
comportamientos que son deseables a nivel social. De esta manera, los adelantos en las
ciencias biocomportamentales4 (Casas, 2009) para entender, explicar, describir y predecir
los comportamientos humanos y las creaciones que el hombre ha diseñado5 para resolver
los problemas de interacción, cooperación, coordinación y conflicto que se presentan en
su entorno, son útiles para comprender los eventos que se presentan de forma diaria en el
mundo político.
La ciencia política no ha sido renuente a la incorporación de conocimiento de las ciencias
de la vida, que ayuda a comprender de modo integral los fenómenos del mundo político,
estableciendo qué variables de tipo orgánico moldean la conducta de los seres humanos,
y qué variables de tipo sociopolítico pueden ser utilizadas para modelar esos impulsos
4 Conjunto de disciplinas dedicadas a comprender los procesos biológicos subyacentes en el comportamiento e interacción humanos , entre las que se incluyen: la psicología evolutiva, la neuropsicología, la ciencia cognitiva, la etología comparada, etc. (Casas, 2009). 5 Diseñados por el hombre de modo intencional para “atar a otros”, es decir, para modelar la toma de decisiones individual solucionando problemas de adaptación al entorno y a los recursos. Un artificio de este tipo es el Estado (Elster, 2002).
3
naturales. Sin embargo, en los inicios de esta apropiación conceptual la disciplina hizo un
uso moderado de los conocimientos de la biología, además de darle una aplicación
meramente metafórica6. Asimismo, debido al uso de la teoría darwiniana para justificar los
abusos de poder, de violencia o las conductas agresivas, este tipo de enfoque ha sufrido
cierta discriminación en el campo académico por ser considerado un enfoque determinista
de la conducta y que obvia muchas variables que afectan el comportamiento de los
individuos.
Es de aclarar que, una lectura desde la biología del comportamiento político como la que
se promueve en este texto pretende solamente, enriquecer el conocimiento que existe en
torno a la condición humana y sus antecedentes evolutivos, ya que hay una firme relación
en la manera en cómo el hombre se comporta y la historia natural de su desarrollo como
especie. Un estudio científico interdisciplinar de la naturaleza humana, permite entender
cómo nuestra estructura orgánica interactúa con el ambiente en el que nos
desenvolvemos, y cómo desde ese ambiente se modifica la forma en la que los individuos
humanos actúan dentro de un conjunto de oportunidades de acción, que conduce a
ciertos resultados que afectan el mundo político. Esta visión no pretende ser determinista,
simplemente intenta esclarecer ciertos condicionantes básicos que explican fenómenos
en el mundo político, como mecanismos evolutivos que desencadenan una serie de
eventos, cuya interacción con la cultura, el aprendizaje y la historia, permiten dar
explicaciones tentativas a ciertos acontecimientos7.
En la actualidad, con los avances investigativos de las ciencias de la vida, se han podido
establecer conexiones reales entre los comportamientos políticos y fenómenos genéticos,
6 No son pocos los autores que utilizaron la metáfora biológica para referirse al cuerpo político. Ejemplos de estos son Maquiavelo, Hobbes, Burke, Malthus, Hegel, Spencer y Sumner, Engels y Marx; Kropotkin y Bookchin, Masters, Ford, Mussolini, Hardin, entre muchos otros (Casas, 2009; 10). 7 Dado lo intrincado de la naturaleza humana se hace difícil establecer leyes de tipo si X luego Y. En el caso del enfoque biopolítico, el reduccionismo ha aparecido con fortaleza tanto en la ciencia política como en la biología a partir de la revolución biológica (o de la explicación química y física de la biología). En este sentido, tanto las consideraciones micro (causas próximas - cómo) como las macro (causas últimas – por qué) son importantes para el entendimiento del fenómeno, ya que este queda insatisfactoriamente explicado sólo por una de ellas (Black y Hines, 2001). No obstante, en este estudio en particular, las variables propuestas son tentativas a pesar de referirse a la especie, no pretender ser la única explicación viable para los fenómenos aquí explicados, muy a pesar de la fortaleza explicativa que tienen las leyes reduccionistas (Elster, 2007: 258).
4
biológicos y neuronales, demostrables a nivel científico. Estos mecanismos innatos
evolucionaron para dar solución a problemas adaptativos que enfrentaba la especie, en
particular son importantes para la ciencia política, porque solucionaron problemas de la
vida en grupos, es decir, problemas de interacción social y política.
La biopolítica8, concebida como un enfoque que retoma conceptos y técnicas de
investigación de las ciencias de la vida para explicar eventos políticos, inicia formalmente
a finales de los años 60, con el desarrollo paralelo de nuevos hallazgos en otras
disciplinas. Los focos de estudio emergentes para la ciencia política, producto de los
nuevos hallazgos de las ciencias de la vida, se pueden clasificar en cinco, según Corning,
Losco y Wiegele (1981: 590-591).
El primero de ellos, consiste en ver los procesos sociales, los comportamientos sociales y
las instituciones bajo la mirada biológica del problema de la supervivencia y del éxito
reproductivo; esta investigación está guiada por la temática de la adaptación y de las
necesidades humanas. Un segundo foco, son las investigaciones del comportamiento a
nivel micro, aplicando teoría, hallazgos y herramientas metodológicas de las ciencias
naturales al estudio del comportamiento político. Dentro de este tipo de estudios se
encuentran los etológicos –a través de la observación de registros-; psico-fisiológicos –
presión arterial, respiración, pulsación, etc.-; fisiológicos –estrés-; de comportamiento
genético –agresión, ayuda-; o sociobiológicos –teoría de eficiencia biológica inclusiva- . Un
tercer foco es el de teoría social a nivel macro, que incluye explicaciones sobre evolución
política y organización sociopolítica. El cuarto foco se compondría de las políticas públicas
en concordancia con preceptos biológicos. Esto trata sobre problemas poblacionales, de
salud y ecológicos. Y por último, la filosofía política, que incluye perspectivas de la biología
a conceptos propios del pensamiento político, como la autoridad, el nacionalismo y la
justicia. Ya para los años 80’s estos estudios tenían bastantes seguidores, así como
aplicaciones para los campos de la política pública, el futuro del Estado-nación, la
participación política, el liderazgo político, la cognición y actitudes políticas, entre otros.
8 El enfoque biopolítico aquí explicado es diferente al enfoque biopolítico francés desarrollado por Foucault (1979), en este prima como variable explicativa la historia.
5
De este modo, al ser la investigación en biopolítica acogida e investigada, fue reconocida
como un subcampo de la ciencia política por parte de la Asociación Internacional de
Ciencia Política en 1970. Otra demostración de la madurez que tomó esta subdisciplina
fue el reconocimiento por parte del presidente de la APSA John Walhke en 1978, de la
importancia de la investigación de los procesos bio-conductuales que guían la conducta
humana. En 1980, surge la Asociación por la Política y las Ciencias de la Vida (Association
for politics and the life sciences [APLS]) y tres años después, bajo las orientaciones de
esta última, la revista Politics and the Life Sciences (Losada y Casas, 2008: 257). Hoy en
día, universidades de Norteamérica y Europa han incorporado la enseñanza de la
biopolítica en sus programas académicos.
Según Somit y Peterson (1987: 107-108. Citados por Casas 2008: 12) quienes trabajan
dentro del enfoque biopolítico comparten tres presupuestos: a) el comportamiento humano
en política está influenciado en un alto grado por los rasgos biológicos y el legado genético
de la especie; b) el comportamiento social y político puede ser modificado por cambios en
el funcionamiento biológico inducidos por la enfermedad, el estrés, los fármacos, el dolor,
la fatiga, la malnutrición, entre otras causas; c) las mediciones fisiológicas (e.g. las
respuestas de la piel, cambios en el ritmo cardiaco, pestañeo, la tensión muscular, las
posturas corporales, y alteraciones en la presión arterial) pueden ser utilizadas para
conseguir, directa o indirectamente, estados emocionales o predisposiciones
comportamentales.
A grandes rasgos, el enfoque biopolítico aporta conocimiento en dos campos amplios de la
disciplina. El primero se refiere a la política pública con relación a los determinantes del
entorno que pueden afectar el comportamiento político de los individuos; y el segundo, es
el enriquecimiento de la teoría y filosofía política con base en evidencia biológica.
En primer lugar, la biopolítica abarca los desarrollos en biotecnología y neurociencias, y
sus implicaciones para la política pública; la destrucción del medio ambiente, la escasez
de agua, las hambrunas y otros temas de seguridad alimentaria, las epidemias, el cambio
6
climático y su influencia en política. Así mismo, con base en la teoría evolutiva se evalúa la
conveniencia de los controles de natalidad, la preservación del medio ambiente, los
alimentos transgénicos, entre otros temas. Dentro de los autores que trabajan estas
cuestiones, en lo relacionado a la ecología encontramos a Hardin (1968), Masters (1977),
Connolly (1988), Cohen (1995), Ophuls (1977, 1997), Hayward (1998), y, Brown, Gardner
y Halweil (1999).
En lo que respecta a las políticas públicas que afectan directamente la toma de decisiones
de los individuos, con respecto a problemas societales como la intervención genética y
reproductiva; la salud; el crecimiento poblacional; conductas adictivas; el control de
poblaciones; cuestiones de sexo y raza; y manejo de problemas de natalidad,
encontramos a Caldwell (1979), Dupont (1997), Nadeau (1996), y Leshner (1997).
En segundo lugar, el enfoque también abarca la temática de la herencia genética de los
comportamientos y actitudes políticas, indagando hasta dónde es posible explicar la
violencia, el liderazgo, la cooperación, la intolerancia, la dominancia (organización
jerárquica de las sociedades), las conductas rituales, el altruismo, y otros comportamientos
similares, desde componentes genéticos y evolutivos. El estudio pionero al respecto es el
de Wilson (1975). Sin embargo, con el desarrollo de las ciencias del comportamiento, la
investigación en estas áreas es cada vez más vasta.
Con relación a las emociones y el comportamiento político-social, el lector se podrá remitir
a: Willhoite (1977), Campbell y Paller (1989), Kinder, (1994), Damasio, A. (1996), Marcus,
et al. (1998), Gintis (2000, 2002, 2003), Elster (2002, 2004, 2007), Fehr y Reninger (2004),
Lupia y Menning (2007), Marcus, Neuman y Mackuen (2007), Fowler, et al. (2007) y
Kosfeld (2007). En cuanto al tema de las conductas sociales y su base neurológica,
tenemos a Pinker (2001) y Knafo et at. (2009). Con relación al dilema de cooperación-
conflicto, y altruismo-egoísmo, tenemos a Hamilton (1964), Corning (1971, 1988), Axelrod
y Hamilton (1981), Axelrod (1987), Masters (1989), Ostrom (1990), Cartwright (2000),
Clutton (2002, 2009), Rachlin (2002), Rosas (2002), Sober y Wilson (2002), Boyd, et al.
(2003), Tingley (2003), Bowles, (2004), De Quervain et al. (2004), Fehr (2004), Henrich, et
7
al. (2004), Fehr y Fischbacher (2005), Rosenberg y Linquist (2005), Dugatkin (2007),
Bowles (2008) y Burkart y Van Schaik (2010).
El segundo campo de estudio, al que se hizo referencia con anterioridad, comprende tanto
la teoría del biocomportamiento, como la teoría de la evolución (Black y Hines, 2001: 21)
En la primera, se estudia la interacción y el comportamiento humano tanto a nivel
individual, como de grupos pequeños. La segunda, se remite a una teoría general de
evolución social de los sistemas políticos, tanto desde la etología, como desde la
sociobiología. Esta última incluye el estudio de la evolución institucional, biocultural y de
estructuras.
En esta categoría se encuentra el estudio de la naturaleza de la cooperación y la
competencia a nivel social, que es el dilema social9 al cual se hará referencia en los
capítulos siguientes. Los estudios que se han llevado a cabo en este aspecto, revelan la
complejidad de la cooperación y de la no cooperación, como resultado de la competencia
natural (las estrategias individuales y de especie) condicionada por circunstancias del
entorno, que convierten las estrategias cooperativas en factores significativos y exitosos a
nivel individual y grupal.
Este dilema es importante para el desarrollo de esta tesis, debido a que proporciona las
bases biológicas necesarias para la explicación del origen del Estado, como organización
social existente únicamente en la especie humana. La creación de este artificio, se
entenderá entonces como una solución diseñada para lograr la cooperación cuando los
grupos fueron demasiado grandes para que los individuos se pudieran controlar entre ellos
mismos. Así, el Estado, como otras instituciones10, emerge como respuesta a condiciones
9 Los problemas de acción colectiva permanecen (latentes o manifiestos) a la base de las interacciones humanas debido a que estos se producen y reproducen de manera permanente a manera de dilemas sociales (Ostrom, 2007: 187). Esto se refiere a arreglos (situaciones) en los que los participantes eligen acciones en situaciones de interdependencia, en las que por lo menos un resultado ofrece altos pagos para todos los participantes, pero frente a las cuales existe la tentación individual de maximizar egoístamente beneficios materiales de corto plazo (Casas, 2009: 11). 10 Las instituciones son normas de juego de la sociedad, o limitaciones de la estructura humana de interacción. Las instituciones humanas informales se crean en procesos espontáneos de interacción, como resultado de la evolución humana, pero no de un proceso de diseño humano (Ferguson, 1966: 118). Mientras que las instituciones humanas formales contienen un tercero que media en el mecanismo, esta es
8
históricas y ambientales que sirvieron como estímulo, para la creación de estrategias
alternativas para sobrevivir y para la realización de otros valores y metas de la naturaleza
humana.
Es de recordar que hay sociedades sin Estado que alcanzan niveles importantes de cooperación,
sin embargo, esta tesis indagará por la cooperación a gran escala como el problema que solucionó
la creación del Estado central. El Estado será entendido bajo los supuestos webberianos, como el
monopolio de la violencia legítima que detenta territorio, población y soberanía.
la explicación de la existencia del Estado. Para profundizar en el enfoque institucional revisar North (2001, 2005).
9
INTRODUCCIÓN
Para entender integralmente lo humano, es necesaria una exploración interdisciplinar de
los problemas que atañen a la naturaleza del hombre y sus productos, entre ellos la
política. Esta exploración de la política no se limita a los enfoques humanistas, sino que
contempla los conocimientos de las ciencias de la vida en función de explicar el intrincado
comportamiento humano en sociedad (Cosmides, et al. 1992: 20-23).
La incorporación de métodos y conocimiento de las ciencias de la vida a las ciencias
sociales es reciente. En la ciencia política, este enfoque interdisciplinar es la biopolítica.
Esta denominación concierne a dos enfoques diferentes; el primero, parte de la filosofía
política francesa y toma elementos histórico-hermenéuticos para su análisis (Foucault-
sXX); el segundo, inicia en la década de 1960 dentro de la escuela norteamericana,
proponiendo un nuevo paradigma para el estudio de los fenómenos políticos, usando
conceptos y técnicas de investigación de la biología (Black y Hines, 2001; Casas, 2009;
Corning, 1971; Losada y Casas, 2008; Rubin, 2002; Scott, 1984; Somit, 1972). Este último
enfoque se usará para este proyecto.
Desde esta visión, la concepción de la naturaleza humana es dual: por un lado, el hombre
actúa dentro de instituciones, normas, sistemas morales, o conductas aprendidas; de otro
lado, el hombre es material biológico, expuesto a cambios en el ambiente, en su
composición genética y proclive a la selección natural. En otras palabras, para utilizar la
jerga propia de este enfoque, el hombre es naturaleza retroalimentada1. En consecuencia,
las acciones ejecutadas, día a día, por los seres humanos también se encuentran entre lo
aprendido y lo innato. En este sentido, muchas de las construcciones culturales humanas
podrían ser analizadas bajo los preceptos de la biología; por ejemplo, la construcción del
Estado y la vida en grandes grupos. Por consiguiente, el reto que aborda esta propuesta
es comprender algunos fundamentos biológicos y cognoscitivos que han guiado esta
evolución comportamental a nivel colectivo, llegando a conformar en la actualidad una
10
organizada estructura política, así como una serie de comportamientos compartidos por
los miembros del Estado.
De este modo, para el presente análisis partimos de dos supuestos fundamentales: 1. El
homo sapiens sapiens es una especie animal, por ello mucho de su comportamiento es de
carácter orgánico y obedece a funciones biológicas específicas que garantizan su
supervivencia. 2. El ambiente, entendido como los condicionantes externos que pueden
modificar la biodiversidad y las especies –llevándolas a la extinción o la adaptación-; los
condicionantes biológicos del comportamiento humano; así como el desarrollo histórico-
cultural de los pueblos, son aspectos importantes para explicar lo político a nivel micro y
macro, en este último caso se enmarca la teoría del Estado.
La emergencia del Estado como institución, facilita los intercambios entre individuos que
conforman grandes grupos. Surge ahí el dilema social2 de cooperación-competencia, ya
que los individuos se encuentran constantemente frente al problema de qué decisión es
mejor para ellos en términos individuales o grupales. Masters (1989) analizó este
problema desde la biopolítica. Su estudio establece una relación causal entre eventos
particulares de la evolución humana y la aparición de comunidades más grandes, con la
necesidad de una institución de control social. Este análisis evolucionista, concluye que
para que los comportamientos cooperativos en grandes sociedades pudieran prosperar,
tuvieron que coincidir tres eventos: conflicto intergrupal, cooperación intragrupal y
estrategias de comportamiento individual.
Así, el propósito principal de la tesis se puede resumir en dos preguntas, por ello la tesis
estará dividida en dos grandes partes. La primera parte (capítulos 1 y 2) pretende
establecer los supuestos biocomportamentales, de los que partirá la segunda parte
(capítulo 3) para explicar el análisis de caso.
La primera pregunta que busca contestar este estudio es: ¿Cuál es la naturaleza de la
política?, entendiendo a la política como un comportamiento natural, en el sentido del
Zoon politikon de Aristóteles. Esta concepción está enmarcada en la naturaleza gregaria
11
de los seres humanos, entendida como un tipo de simbiosis, en la que es común la
interacción entre los miembros de la especie, y la política retomando a Dahl (2003: 22-26)
se establece como influencia dentro de dichas interacciones sociales. Esta influencia
implica la capacidad de imponer los deseos y preferencias de alguien, sobre los deseos o
preferencias de otros, modificando así su conducta observable. A partir de la explicación
evolucionista del comportamiento humano a nivel político, se llega al problema de la
cooperación, como una dificultad adaptativa para las comunidades humanas. Por ende, se
hace una revisión explicativa de este dilema social, llegando al libro de Masters “The
Nature of Politics” (1989), centrándonos en su tesis de cómo se da la cooperación en
grandes grupos humanos.
En consecuencia, la segunda pregunta que busca contestar esta tesis es: ¿cuáles de los
elementos teóricos en cuanto al origen del Estado, según Masters (1989), se cumplen en
el caso de la organización política precolombina? A partir del análisis del texto de Masters,
es puesta a prueba su hipótesis de trabajo acerca del origen del Estado para el caso
colombiano, acorde con la historia antropológica de los Chibchas y Muiscas durante el
periodo precolombino. Así, el presente estudio ayuda a entender diversas prácticas
políticas que se mantienen en la actualidad nacional y que afectan la arena política, del
mismo modo, que los intercambios normales entre los individuos dentro del Estado.
Por esta razón, la hipótesis de esta tesis de grado es que, si el Estado surgió como una
adaptación artificial para lograr cooperación en grandes grupos humanos, cuando las
formas naturales de cooperación ya no fueron efectivas, entonces dicho fenómeno es
aplicable a la organización política indígena precolombina.
12
OBJETIVOS
Objetivo General:
Analizar la propuesta de Masters (1989) en su obra “The Nature of Politics” acerca de la
formación del Estado y la cooperación en grandes grupos humanos, contrastándola tanto
con nueva evidencia teórica, como con el desarrollo de la organización socio-política
Chibcha y Muisca precolombinas y su herencia cultural.
Objetivos específicos:
1. Probar la aplicabilidad de las hipótesis de Masters (1989), contrastándolas con
investigaciones contemporáneas acerca del comportamiento sociobiológico.
2. Problematizar y resumir los hallazgos acerca del dilema social de cooperación-
competencia en el repertorio conductual humano, desde el enfoque biopolítico.
3. Explorar el alcance explicativo que tiene la propuesta de Masters (1989) con respecto
a las vivencias de los Chibchas y Muiscas en Colombia, que impliquen la identificación
de fenómenos propios en la política nacional.
13
METODOLOGÍA
Enfoque metodológico:
El presente estudio es de carácter cualitativo. Se realiza un análisis de tipo exploratorio, ya
que no se han encontrado estudios anteriores que traten la cooperación en indígenas
desde la biopolítica. Por esta razón, el estudio toma elementos históricos para la
descripción comparativa entre un caso particular y un modelo teórico, en el que no se
pretende dar resultados deterministas, sino solamente poner a prueba el modelo. Es un
estudio ex post facto, en el que no hay control sobre las variables que se están
analizando, ya que se parte de un grupo natural, ya formado, que corresponde a las
comunidades Chibcha y Muisca precolombinas.
A partir del estudio longitudinal de la organización social de dichas culturas, se pretende
establecer correlaciones entre las variables propuestas por Masters (1989) y los hechos, a
manera de (X O) (Campbell & Stanley, 1978). Esta investigación por tanto, es un primer
acercamiento al fenómeno en cuestión, que puede iluminar aspectos que expliquen la
aparición de instituciones políticas en los casos mencionados. El estudio implica
supuestos sobre comportamiento humano y social, que están sustentados en investigación
biopolítica reciente.
Al ser un estudio exploratorio, no pretende probar nada de manera definitiva, sino iluminar
posibles fenómenos que resulten importantes para estudios posteriores sobre el tema.
Técnicas de recolección de información y datos (Metodología):
La metodología de este estudio cualitativo, está enmarcada en la investigación histórica ex
post facto. La técnica de recolección de información es la Revisión Documental. Este
estudio hizo una aproximación teórica al fenómeno a partir de la revisión y recolección de
información de fuentes primarias y secundarias. Las fuentes primarias soportan
14
teóricamente los preceptos de Masters (1989); y las fuentes secundarias, aportan
evidencia histórica con respecto a los casos analizados. Esta indagación implica una
minuciosa consulta bibliográfica de carácter histórico, sometida a reflexión y análisis
sistemático.
Para los hallazgos históricos y antropológicos acerca de las formas de vida de las
comunidades prehispánicas, se prefirió la consulta de fuentes secundarias, debido a que
las fuentes primarias resultaban de difícil acceso y además de ello eran sesgadas, ya que
muchas de ellas corresponden a las crónicas de historiógrafos de la conquista. La
recolección de información histórica acerca de la convivencia de los indígenas, resulto
difícil y limitada, dada la escasez de información sobre las interacciones cotidianas en el
mundo indígena. Para trabajos posteriores sobre el tema, es recomendable la elaboración
de una base de datos de fuentes y con ello, la formulación de hipótesis rivales que puedan
evidenciar eventos históricos que pudieron intervenir en los hechos registrados.
15
1. INDIVIDUO Y COMPORTAMIENTO
La evolución es una respuesta adaptativa de las especies frente a cambios en el medio. En el caso
humano, la evolución filogenética y cognitiva posibilitó la cooperación en pequeños y grandes
grupos, estableciéndola como una Estrategia Evolutivamente Estable en la especie.
Este capítulo estudiará en primera medida, las características biológicas, psicológicas y
genéticas que evolucionaron en la especie humana, con base en el término función
biológica. Estos apartados pretenden iluminar las características innatas del hombre, que
inciden en su comportamiento observable tendiente a la supervivencia. Tras esta
explicación, una segunda parte tratará las características antropológicas de los individuos
en su desarrollo social evolutivo, resaltando primordialmente el origen de la división del
trabajo y la defensa contra los enemigos, así como las conductas rituales, las costumbres,
la religión y la organización social antes del Estado; en otras palabras, las primeras
señales de cultura.
1.1. Características psico-biológicas.
El Homo sapiens sapiens es una especie animal. Por ello, mucho de su comportamiento
es de carácter orgánico y obedece a una función biológica específica. “La función se
define como la satisfacción de un impulso orgánico por medio de un acto apropiado”
(Malinowski, 1975: 100). Para que ésta sea efectiva, debe considerar la condición
originaria del organismo, el ambiente físico en el que se desenvuelve y el resultado último
de los actos. De este modo, las acciones cambian de acuerdo a como se transforma el
ambiente, para así lograr la satisfacción de la función.
Por tanto, el hombre debe cumplir las funciones vitales de respirar, comer, dormir, procrear
y excretar, esenciales para su supervivencia. Pero además de ello, el ser humano enfrenta
una serie de necesidades, que para su satisfacción, deben ser realizadas de forma
mancomunada con otros individuos de su especie. En consecuencia, la evolución ha
16
hecho que el hombre se organice en grupos para llevar a cabo muchas de sus
necesidades vitales. Esto significa, que al igual que otras especies de primates3, el
hombre es un animal gregario.
El gregarismo, constituye una estrategia social de carácter adaptativo seleccionada por la evolución,
para maximizar la eficacia biológica4 de los individuos que la practican (Colmenares (ed.) 1996:
341). Dicho comportamiento se debe, en términos de la biología funcionalista, a que el individuo
escoge una estrategia5 óptima para maximizar6 la función biológica que persigue, teniendo en
cuenta las opciones que tienen los demás participantes en la interacción y la situación particular en
la que se desenvuelven. De este modo, los individuos han sido diseñados7 por la selección natural8
para “escoger” la opción más rentable y conveniente en unidades de eficacia reproductiva,
fisiológica, emocional o social. Por esta razón, el hombre necesita de la vida grupal.
La formación de grupos humanos, asegura la satisfacción de necesidades ecológicas y
sociales-individuales. Las necesidades ecológicas son por ejemplo, el acceso al alimento,
la recolección de recursos y la defensa contra los depredadores. Las necesidades de tipo
social se refieren fundamentalmente a las relaciones entre los individuos, una más fácil
selección de pareja y el cuidado de las crías, entre otros (Morris, 2000: 138).
La aseveración anterior significa, que otro mecanismo, además de la selección natural
clásica, tuvo que haber evolucionado para promover conductas tendientes a la
cooperación entre individuos de grupos gregarios. De otro modo, la especie no habría
sobrevivido hasta nuestros tiempos, dadas las condiciones ecológicas que tuvo que
enfrentar, cuya solución residía solamente en escoger la mejor forma de actuar en
conformidad con el grupo, pese a un potencial sacrificio individual.
Esta observación disipa muchas afirmaciones realizadas desde la filosofía y la teoría
social clásicas, por cuanto la ayuda mutua cooperativa no es concerniente de manera
única al ámbito cultural. La forma de vida gregaria implica comunidades simbióticas
parcialmente organizadas en torno a metas comunes, cuyo logro implica la adopción de
estrategias cooperativas a nivel comportamental. Es decir que, ni el homo economicus, ni
17
el estado natural de guerra observado en la formación del Leviatán hobbesiano (Hobbes,
1651/2004) son del todo ciertos para el caso humano. Podríamos decir, que los grupos
humanos compiten entre sí para la consecución de sus formas de vida, a nivel biológico y
adaptativo; pero cada uno de los individuos no necesariamente está en conflicto o es
egoísta con los demás en estado de naturaleza.
Ahora bien, para que los individuos pudieran convivir en grupo, fue necesaria la
colaboración de todos a fin de alcanzar la supervivencia. Es decir, que en ciertas
situaciones, los individuos tendrían que sacrificarse, en términos de eficacia biológica, por
el bienestar total de los individuos del grupo. Ello supuso una nueva función vital para los
hombres, que implicó cambios en las conductas observables y por tanto, selección de
mecanismos concretos tendientes a la realización de actos cooperativos. Sin embargo, las
conductas individuales avocadas al incremento de la eficacia biológica individual, no
desaparecieron totalmente con la formación de grupos.
De este modo, los individuos conviven con la necesidad de incrementar su bienestar
individual, al tiempo que precisan de cooperar en la vida grupal para alcanzar metas
comunes. El problema reside, en que muchas veces estos dos tipos de necesidad se
hallan contrapuestos, haciendo que los individuos no sólo actúen de modo egoísta –como
supondría la selección natural-, sino que adopten conductas cooperativas dentro de los
grupos. Este comportamiento en humanos es particularmente llamativo, debido a que son
los únicos primates que viven en comunidades de millones, hecho que ha resultado
paradójicamente exitoso en términos de eficacia biológica de los grupos. Este
comportamiento tiene un trasfondo evolutivo innegable ya que se ha constituido como una
Estrategia Evolutivamente Estable9 para la especie.
Para el presente estudio, se parte de que una vez los organismos evolucionan, también
evolucionan comportamientos concretos (mecanismos próximos). De esta forma se tiene
una cadena causal de tres enlaces. Primero: el proceso evolutivo; segundo: el mecanismo
interno; y tercero: el comportamiento observable (Sober y Wilson, 2002: sección II). Por tal
18
razón, el comportamiento se hace posible porque fue biológicamente seleccionado,
desarrollando un mecanismo interno motivador.
Así, la evolución de la mente humana, posibilitó la emergencia de comportamientos
aprendidos (culturales) que permitieron la modificación intencional10 de ciertas conductas
dentro de las sociedades humanas. Los tres mecanismos11 que emergieron con la
evolución humana, permitiendo comportamientos cooperativos a gran escala son de
carácter cognitivo: el lenguaje, las emociones y el aprendizaje.
De este modo, tanto el egoísmo12, como el altruismo13 entre humanos son, en parte innatos y en
parte aprendidos.14 A continuación, se describirá la importancia de la evolución de los tres
mecanismos cognitivos enunciados, para dar paso a la explicación de cómo estos interactuaron con
el entorno natural en el que se desenvolvieron los individuos en cierta etapa de la historia evolutiva,
para convertir a la cooperación en una estrategia evolutiva exitosa, metodizada en la organización
política.
1.1.1. Evolución encefálica La evolución del cerebro humano diferencia al Homo sapiens de las demás especies. La
selección hacia un encéfalo grande se dio como resultado de interacciones más complejas
entre el ambiente y los individuos, aunque su proceso selectivo no ha sido del todo
clarificado15. No obstante, el cerebro se desarrolló hasta los 1400 c.c., con una estructura
neurológica compleja que permitió mayor adaptabilidad16, ampliando la capacidad de
almacenamiento y procesamiento de datos. Fue así como, el cerebro se desarrolló
modularmente como formato innato para la clasificación de información, que al enfrentar
diferentes desafíos del ambiente, conjetura soluciones desde experiencias pasadas,
estableciendo probabilidades (Cosmides, et al. 1992; Gelperin, 1975; Gigerenzer 2000:
168).
En este sentido, la especie pudo adaptarse fácilmente, tomando datos sensibles de su interacción
con el ambiente para producir comportamientos específicos en cada situación particular (Cosmides,
19
et al. 1992: 20). Por esta razón, la mente contribuyó a la adaptación social de la especie, ayudando
a la discriminación de comportamientos aceptables e inaceptables dentro de la vida en comunidad,
generando relaciones interpersonales complejas que involucraban la cooperación. Las capacidades
innatas para el lenguaje y el aprendizaje avanzado, modelaron los cursos de acción para resolver
problemas de índole individual y social. Dahl (2005: 11-12) asume que la naturaleza nos dotó de un
cerebro apto para el desarrollo de procesos cognitivos complejos, donde el ambiente modela la
forma de razonar, a través de procesos de aprendizaje (nurture), que pueden llegar a conformar
cultura.
Por tanto, las capacidades cognitivas que ayudan a explicar cómo aparece el comportamiento
cooperativo en humanos, en especial en grandes grupos, son el lenguaje; la capacidad de
aprender; y las emociones, que tienen el poder de cambiar los comportamientos individuales y las
preferencias temporales (Elster, 2007: 145-161).
Cuando se hace referencia al desarrollo del lenguaje en los seres humanos, debemos remitirnos al
periodo de la evolución de los homínidos denominado Fase Humana Antigua17, en esta comenzó a
aparecer un lenguaje articulado, que permitió relaciones sociales complejas entre los individuos. Se
desarrollaron el hemisferio izquierdo, el lóbulo temporal, y las áreas de Wernicke18y De Broca19,
asociadas con el habla, el lenguaje escrito y las capacidades comunicativas. Estas estructuras
cerebrales datan de hace 500.000 años, pero el desarrollo mismo del lenguaje se dio hace 100.000
(Kandel, et al. 1997: 679).
El lenguaje se constituyó como forma de pensamiento abstracto20, que evolucionó de acuerdo a las
circunstancias que se presentaron en el entorno. El origen de esta habilidad, precisa de la mímica o
la imitación de expresiones motoras que emergen de estados mentales determinados21. Este
proceso de ensayo y error, se aprende a través de la construcción de identidad o diferenciación
dentro de los grupos gregarios (Taussig, 1993. Citado por Martínez, 2009: 46). La abstracción por
tanto, corresponde a la asociación de patrones internos de conocimiento frente al mundo exterior.
“El desarrollo del lenguaje es una adaptación a la complejidad de la comunicación humana y del
pensamiento; para sobrevivir los patrones motores se deben recordar y adaptarse a esos cambios”
(Llinás, 2001: 281).
20
Con la creciente complejidad del lenguaje verbal y el surgimiento de las emociones, ocurre la
pérdida del pelaje, así como la disminución del arco superciliar que dejó al descubierto la esclerótica
de los ojos. El primero de estos cambios, permitió un contacto más directo entre los individuos y con
ello, la sensación de afecto se volvió más fuerte; con el segundo cambio, junto con la pérdida del
pelaje en la cara, se logró mayor expresividad, lo que permitió poder intuir los estados emocionales,
sensaciones y creencias de los otros a través de sus posturas faciales (Teoría de la mente/ leguaje
no verbal). Dicho en otras palabras, la capacidad de representar los estados intencionales de otros.
(Scheiber, 2007: 53). Por consiguiente para la vida social de los homínidos, esto significó poder
distinguir entre individuos confiables y no confiables, por tanto, decidir con quién interactuar.
En consecuencia, el lenguaje contribuyó al establecimiento de normas para el comportamiento
individual deseable dentro de los grupos (Scott J. P, 1984: 615), es decir, para intercambiar y
comunicar estrategias de juego cooperativo (Dahl, 2005; Rosenberg, Linquist, 2005). Éste también
amplió la cantidad de sus receptores, al no necesitar una comunicación cara a cara, sino sólo una
consigna lingüística de la idea que se quiere comunicar, de modo que se puede transmitir
generacionalmente, como ocurrió con respecto a las normas sociales22 aceptadas y rechazadas
dentro de la vida social de los homínidos (Masters, 1989: 78).
De este modo, la imitación, el lenguaje, el pensamiento simbólico y la cultura son formas de
cognición social que emergieron en los primates, no para resolver problemas formales de la política,
sino para enfrentar las relaciones íntimas que se establecen diariamente con otros miembros del
grupo o “everyday politics” (Schreiber, 2007: 56). Adicionalmente, al ser los homínidos animales que
viven en grupo, el lenguaje se desarrolló como estrategia adaptativa que ayudó al aprendizaje23
social acumulado y la creación de la cultura (North, 2005: 27).
Las operaciones mentales que residen bajo la capacidad de aprendizaje individual son flexibles y
creativas, de modo, que la mente es vista como una compleja estructura que interpreta
activamente, al mismo tiempo que clasifica variadas señales percibidas por los sentidos
(Mantzavinos, et al., 2004: 76). Estas clasificaciones son modelos cognitivos24 que se reafirman,
transformándose en creencias; o se rechazan, apelando a la formación de nuevos modelos. En el
21
momento en que se forman las creencias, éstas se conectan con un sistema motivacional,
generando estímulos a la acción ligados con el afecto.25 Este hecho implica, que un cambio de
creencias de manera abrupta sea difícil de lograr26.
Por otro lado, el aprendizaje colectivo se da de tres formas. La primera es a través de la
comunicación entre los miembros del grupo con el fin de encontrar la mejor solución posible a un
problema determinado.27 La segunda es el aprendizaje colectivo inter-generacional, o en palabras
de Mantzavinos, et al. (2004: 76-77) el aprendizaje evolutivo, que consiste en la trasmisión de
conocimiento a través del tiempo gracias a la representación simbólica y el lenguaje (Corning, 1971:
335-336). El último tipo de aprendizaje, se refiere al aprendizaje práctico o por imitación, que se
logra a través de la observación de los demás miembros del grupo al dar solución a problemas
prácticos28. Este último, guarda relación con la evolución de las neuronas espejo, que surgieron con
la competencia entre coaliciones. Éstas tienen la pericia de representar la acción de los otros, es
decir, proveen representaciones mentales de las acciones, lo que permite imitar comportamientos
(Neuman. et al. 2007: 12; Schreiber, 2007: 56). El aprendizaje colectivo es importante para entender
cómo las comunidades cooperaron para la búsqueda de alimento y la protección contra invasores.
Así, el aprendizaje y la memoria son factores que moldean la conducta de los individuos a través de
la retroalimentación con el entorno cambiante (Corning, 1971: 335). La intencionalidad29 del
aprendizaje redunda en que la selección se da por parte de los individuos o grupos, y no sólo por
efecto del entorno ambiental. Esto determina que en algún punto del proceso evolutivo humano, se
haya optado por soluciones adaptativas diseñadas a los problemas de cooperación, que se
presentaron cuando las comunidades de individuos pasaron de aproximadamente 150 habitantes,
a miles de individuos. Sin embargo, no todas las formas de solución a problemas del entorno son
aprendidas. Muchas de las respuestas motoras pertenecen a la naturaleza instintiva, tal es el caso
de las emociones primarias (Damasio, A., 1996: 157). Esta situación sucede con el comportamiento
cooperativo en grupos pequeños, que puede obedecer a la selección natural (Ver capítulo 2).
1.2. Características genéticas
22
Las neurociencias nos permiten ligar comportamientos cooperativos que evolucionaron con los
individuos, con respuestas químicas presentes universalmente en los humanos y heredadas
genéticamente. Por ello, podríamos asegurar que algunos tipos de comportamiento cooperativo son
seleccionados naturalmente. Este documento no profundizará en estos aspectos, pero se
enunciarán hallazgos generales en tres categorías que ayudan a entender un poco más el
fenómeno de la cooperación que nos concierne.
1.2.1. Castigo a los no cooperadores
Altruistic punishment, (Fehr y Fischbacher, 2005) se denomina al hecho de que algunos individuos
que colaboran con los grupos, asuman el costo que implica castigar a los individuos que no
contribuyen al alcance de metas colectivas. Este mecanismo de reforzamiento de conducta, ha
constituido una pieza importante para explicar cómo evolucionó la cooperación en los seres
humanos, puesta a prueba por De Quervain, et al. (2004). En este experimento se utilizaron
tomografías por emisión de positrones H230 para examinar las bases neurales del castigo altruista.
El ejercicio consistía en que los individuos tenían la posibilidad de castigar simbólicamente o
efectivamente, a los no cooperadores dentro de juegos de interacción. Cuando se presentó el
castigo efectivo, el cuerpo estriado31 de los castigadores, que está relacionado con procesos de
recompensa y acciones encaminadas a metas, reaccionó proporcionando placer a estos últimos
(De Quervain, et al. 2004).
Con estos hallazgos, se puede establecer que la reacción del cuerpo estriado evolucionó en
conjunto con las emociones32, lo que significa que hay tendencia a la selección de
comportamientos cooperativos como los más adecuados33, por cuanto brindan satisfacción a los
individuos que los ejercen (Casino y Lodge, 2007: 105-106). En este sentido, el desarrollo de esta
respuesta cerebral frente a problemas del común, contribuye a la formación de grupos sociales
complejos y al establecimiento de coordinación entre las acciones de los individuos. Un mecanismo
fisiológico que actúe en pro de la cooperación, asegura que siempre haya individuos dispuestos a
reforzar las normas sociales creadas en los grupos, así como los comportamientos adecuados en la
vida comunitaria.
23
1.2.2. Bases químicas de la generación de confianza
Hay mecanismos que activan la confianza en situaciones sociales, como la reputación y la
reciprocidad en interacciones pasadas (Ostrom, 2007: 200). Sin embargo, a nivel cerebral hay sólo
una explicación para confiar en los otros, la oxitocina. Este neuropéptido es conocido por promover
el comportamiento social, en especial generando acoplamiento con respecto a las normas sociales
(Kosfeld, 2007: s44; Schreiber, 2007: 61).
La acción de esta sustancia es conocida por promover comportamientos sociales, lazos afectivos,
comportamiento maternal y conducta sexual. Experimentos en animales han demostrado que la
oxitocina promueve la aparición de apego social. En humanos, Kosfeld (2005, 2007) ha
administrado pequeñas dosis de oxitocina intranasal a individuos que se encuentran jugando el
juego de la confianza (Anexo 1). Los hallazgos de estos experimentos comprueban que hay un
vínculo entre la confianza que depositan los individuos en el juego y la dosis de oxitocina que era
administrada. El experimento contempló la comparación de individuos con suministro de oxitocina y
otros sin él. En conclusión, este experimento demuestra que mayores niveles de oxitocina
contribuyen a aumentar la confianza y el riesgo en situaciones sociales, en interacción con
desconocidos.
Es probable, que esta sustancia haya estado presente en la formación de grupos humanos más
grandes y complejos, producto del proceso evolutivo. Ello pudo contribuir a que se lograra
cooperación a nivel de estos grupos, en el sentido en que algunos individuos cooperaban de forma
unánime con los otros –first movers-, mediante vínculos de confianza, y los receptores pudieron
haber respondido a estas acciones mediante reciprocidad (Falk y Fischbacher, 2006). Este proceso
pudo haberse mantenido durante buena parte del desarrollo social humano, estableciéndose como
un repertorio conductual fijo ante situaciones de orden similar. Sin embargo, cuando se llega a
convivir con poblaciones tan grandes como las del Estado actual, es la autoridad y el poder del
Estado los que brindan la confianza a los ciudadanos para interactuar con desconocidos en
diferentes situaciones, ya que los riesgos y costos se ven minimizados con castigos y premios que
imparte el monopolio de la fuerza estatal.
24
1.2.3. Genética de la cooperación
Mediante la aplicación de un experimento de Teoría de Juegos en el que también se tomaron
muestras de ADN, Knafo, et al. (2007) establecieron la relación que existe entre el comportamiento
cooperativo y un gen concreto llamado AVPR1a. Se comprobó que cuando hay variación de este
gen, los comportamientos tienden a ser más cooperativos. El AVPR1a codifica un receptor que
libera arginina vasopresina en el cerebro; la vasopresina es conocida por su influjo en la creación de
vínculos sociales.
1.3. Características antropológicas
En este apartado se pretenden relacionar las variables biológicas anteriormente descritas,
con la evolución antropológica y social del hombre, para posteriormente explicar cómo se
pudo dar la cooperación en grupos humanos y la creación del Estado. Para este propósito,
se clasificará el desarrollo antropológico humano, según la tipología provista por Weber,
A. (1991).
1.3.1. Primer hombre: Hombre Neandertal
El hombre neandertal, a pesar de no pertenecer a la línea evolutiva del homo sapiens,
comparte muchas de sus características. Este hombre, ya provisto de lenguaje, emociones
y aprendizaje, comienza a establecer complejos sistemas sociales que involucran
creencias y rituales (Weber, 1991: 18). El neandertal ya tiene conciencia de sí y es capaz
de pensar que hay algo similar a él, inmaterial y superior que controla las cosas del
mundo. En este sentido, su organización social era jerárquica -macho alfa-34, pero
incorporaba elementos místicos acerca de la proveniencia del poder. En este punto,
todavía las comunidades neandertales son reducidas poblacionalmente, de modo que
mediante las creencias religiosas y el control social, era fácil alcanzar metas comunes.
25
Estos conglomerados homínidos se dedicaban a la recolección y la caza, variando de
localización de acuerdo a la situación climática. De este modo, al cambiar de localización y
de ecosistema, las herramientas que se utilizaban variaban, así como la forma de
recolectar los recursos (Weber, A. 1991: 20). Esto es relevante ya que, las difíciles
condiciones medioambientales pudieron contribuir a que la cooperación entre los
miembros de las comunidades se diera frecuentemente, debido a que permanecer solo,
reducía las posibilidades de supervivencia.
1.3.2. Segundo hombre: Homo Sapiens
El Homo sapiens es un individuo social capaz de vivir en grandes conglomerados. Para explicar
este fenómeno, es preciso remitirse al periodo comprendido entre finales del Pleistoceno y
principios del Holoceno, que abarca la aparición de la agricultura y con ello, el sedentarismo y los
sentimientos pro-sociales fuertes.
Para Cosmides, et al. (1992: 49-50), la estructura de la mente humana fue adaptada acorde al
modo de vida en el Pleistoceno, ya que con la agricultura, cambiaron las costumbres de las
comunidades humanas que habitaban África. Con el aseguramiento de recursos alimenticios
estables, las poblaciones de homo sapiens se volvieron sedentarias, desembocando procesos
complejos de organización social. Al principio, estos grupos no superaban 100 individuos (Masters,
1989: 153), y estaban constituidos por familias, es decir, que los miembros de estas poblaciones se
encontraban emparentados entre sí. De este modo, las interacciones sociales se limitaban a
miembros del mismo clan familiar, lo que facilitó la acogida de ciertas costumbres, que con el
tiempo, serían importantes en términos de coordinación35 y cooperación del accionar colectivo de
estas comunidades.
Los cambios más importantes que implicó la nueva organización social en los clanes humanos se
muestran a continuación. Estos eventos son tomados en cuenta por Masters (1989) en su obra The
Nature of Politics, para explicar las condiciones que se debieron cumplir para la cooperación en
grupos grandes y el surgimiento del Estado como forma de organización social (Ver capítulo 2).
26
División del trabajo
Un cambio significativo en la forma de vida de las comunidades humanas prehistóricas fue la
división del trabajo (Masters, 1989: 191-194). Dentro de los clanes que se establecieron gracias a la
agricultura, las mujeres ejercieron labores de siembra y crianza de los niños; mientras que los
hombres se encargaron de la caza, proveyendo contenidos proteicos para el desarrollo cerebral de
los miembros de la comunidad. La ayuda de todos los individuos fue importante para lograr
mayores beneficios colectivos, aunque la no cooperación era una estrategia llamativa
individualmente. Así, tanto la recolección de alimentos y la crianza, como la caza, implicaban
procedimientos tendientes a estimular la cooperación entre individuos.
Al tiempo que hacían labores de recolección de alimentos, las mujeres cuidaban de los niños, labor
que se extendía aproximadamente hasta los 10 años. En este sentido, apareció la crianza
cooperativa como consecuencia de sentimientos pro-sociales,36 en especial porque existía
intencionalidad compartida en la enseñanza de la nueva generación de individuos (Burkart y Van
Schaik, 2010) -los clanes guardaban parentesco-. No obstante, este tipo de comportamiento no era
del todo desinteresado ya que, cada una de las hembras, podrían estar esperando reciprocidad por
parte de las otras madres para la crianza de sus crías.
Debido a que las crías pasaban mucho tiempo con las madres, se reafirmó el aprendizaje por
imitación, haciendo que mucho del comportamiento adulto tuviera relación con este
procedimiento. Los jóvenes del clan eran partícipes del ambiente cooperativo que se
manejaba en el trabajo de recolección; en términos de crianza cooperativa, al ser pocos individuos
trabajando juntos, era más fácil el control y castigo de los sujetos que no cooperaban. Por esta
razón, los genes ligados al aprendizaje por imitación37 persisten a través del paso del tiempo como
genes dominantes para la supervivencia de la especie (Rosenberg y Linquist, 2005: 22-23). Estos
genes, también se encuentran ligados con la Teoría de La mente, en el sentido en que son las
madres, las que retroalimentan las tendencias naturales de los niños en lo que se refiere a la
gesticulación y a las emociones. Al interactuar los infantes con sus progenitoras, éstas ajustan los
signos o señales comportamentales de sus hijos de acuerdo al contexto en el cual se desenvuelven
los individuos (Masters, 1989: 35). En síntesis, las madres enseñan a las crías a través de sus
27
gestos y emociones, el despliegue y significado de comportamientos socialmente cognoscibles o
aceptables, de modo que estos comportamientos sean comunicables y entendibles dentro de la
especie (Llinás, 2002: 275).
Por otro lado, los gestos y la expresión no verbal son innatos y universales, son respuestas
neuronales a estados internos o a estímulos emocionales38 que sirven como signos sociales dentro
del grupo. La misión de la madre aquí, es reafirmar a través de sus reacciones, la función social que
tienen determinados gestos. Desde el punto de vista evolutivo, las expresiones pudieron
evolucionar como una forma de lograr coordinación para el comportamiento social (Darwin, (1872)
1965, citado por Masters, 1989: 41).
En adición, la caza colectiva, actividad realizada por los hombres, además de proporcionar proteína
necesaria para el rendimiento cerebral de los individuos, constituía un ritual social en el que estaba
en juego la reproducción de los machos. Estudios similares en chimpancés y tribus de cazadores-
recolectores actuales soportan esta aseveración (Rosenberg y Linquist, 2005). En primer lugar, la
función nutritiva de la caza se incrementaba en épocas de escases o desastre ecológico (mega
extinciones), estableciendo a la presa como un recurso común. El periodo aquí estudiado,
contempla la era glaciar, por lo que las labores de siembra y recolección fueron imposibles debido a
la inestabilidad climática. Así, al estar los hombres confinados en un clima con pocos recursos,
éstos debieron organizarse para la caza colectiva de animales grandes, asegurando alimento y
abrigo. Las presiones ecológicas extremas modifican la biodiversidad, ya que si una especie no se
adapta, se extingue (Musacchio, 2004: 5). En consecuencia, el hombre tuvo que adaptarse a
trabajar en grupo durante dicho periodo, porque de otra manera no habría sobrevivido.
Sin embargo, ¿porqué los cazadores exitosos compartirían su alimento con otros miembros del
grupo, que no contribuyeron a la caza? Por un lado, el fomentar la reputación39 como altruistas,
genera mayor atracción por parte las hembras, dada la generosidad en especial con las crías
(Morris, 1967: capítulo 1). Esto significa, que los machos con mejor reputación incrementarían las
posibilidades de reproducción (Gilby, 2006). Asimismo, la reputación hace más fácil el
establecimiento de coaliciones con otros machos para trabajos como la defensa. Por otro lado, este
comportamiento altruista, explicado desde una dinámica de selección de grupo, también podría
28
significar que los machos se sacrifican –en tiempo y esfuerzo- con el fin de incrementar las
posibilidades de supervivencia de la especie, basándose en un equilibrio pro-social.40
En este punto, recordemos que las comunidades de cazadores recolectores estaban asentadas en
un vínculo familiar, situación que pudo incentivar las tendencias cooperativas de los individuos, al
tiempo que aminoraba las motivaciones egoístas.41 Complementariamente, las sociedades de
humanos primitivos, tuvieron contacto frente a frente con cada uno de los individuos de la tribu,
razón por la cual los demás miembros de la comunidad controlaban el comportamiento no
cooperativo de los otros, identificando a los desertores. Gintis (2002: 20) observa que en las
sociedades de cazadores-recolectores, los grupos eran lo suficientemente pequeños para que los
miembros se pudieran vigilar entre ellos, sin embargo, se presentaban episodios de oportunismo,
donde el ostracismo era la forma más recurrente de castigo. Así, diversos estudios han
profundizado en el castigo y castigo altruista, como otra forma de ganar reputación y confianza por
parte de los machos que lo ejercen, o como mecanismo que permite la extinción de los individuos
egoístas al interior del grupo.
Con respecto al castigo altruista, condiciones biológicas y culturales sustentan su aparición. Por un
lado, diversos estudios comprueban que al ejercer una acción considerada justa (en este caso, el
castigo a los que no colaboran con las metas del grupo) provee al agente de satisfacción a nivel
emocional, liberando endorfinas. Esta estructura biológica, se va reforzado mediante la
retroalimentación de dichas acciones en la vida social de los hombres, al generar cooperación
(Boyd, et al. 2003; Gintis, 2000, 2003; Frank, 1988). El castigo a los egoístas, a nivel social forja
reputación, lo que significa una ventaja para el individuo en términos de poder, capacidad de
intercambio (ya que hay más confianza) y eficacia biológica.
Adicionalmente, la construcción de asentamientos semi-permanentes configuró un sistema
social complejo bajo la organización jerárquica de macho alfa. Esto, aseguró que los
individuos tuvieran responsabilidades con los otros (en términos grupales), además de
establecer algunos cánones de comportamiento, que variaban entre la sumisión y la
agresión, dependiendo de la posición social de los individuos. El control de este tipo de
29
conductas, que aseguraba la coordinación de las acciones, era sencillo debido a que los
conglomerados eran pequeños (Weber, A. 1991:21).
Intercambio de favores entre individuos de la comunidad
La reputación y la confianza, también eran tenidas en cuenta a la hora de elegir con quien hacer
intercambios cooperativos (Ostrom, 2007: 200). De este modo, un agente que poseyera reputación
confiable podría establecer intercambio de favores con otros individuos de manera más simple.
Este aspecto es importante en el sentido en que, si existe la capacidad de elegir solamente
miembros cooperadores para los intercambios, esto aseguraría el mantenimiento de
comportamientos cooperativos, ya que se aislarían a los individuos desertores (McNamara, J.,
2008: 191). En las sociedades humanas prehistóricas, dicha fórmula fue de gran utilidad para
asegurar la reciprocidad en los intercambios que no fueran inmediatos. Por ejemplo, cuando un
grupo de cazadores conseguía una buena presa, mientras que otro no, debido a las posibilidades
nulas de almacenamiento, era más beneficioso entregar la comida a otro miembro del grupo, que
perderla (Rosenberg y Liquist, 2005: 6, 9). Este intercambio generaba un juego de reciprocidad no
inmediato, en el que sí, el beneficiario estuviese en la situación contraria en el futuro, daría al
cooperador parte del botín de caza también.
Defensa contra los enemigos
Los animales luchan por dos razones, por jerarquía social o por defender sus derechos
territoriales. En el momento en el que se presenta la agresión, se emplean señales
particulares como, respiración más fuerte y profunda; erizamiento de los vellos de la piel;
dilatación de las glándulas sudoríparas; flujo sanguíneo más intenso con miras a una
mayor provisión de sangre al cerebro; proceso de coagulación más rápido de lo normal;
retención de las excreciones; y, actividades de dispersión42 (Kandel, et al. 1997: 637;
Morris, 2000: 91). Estas son algunas señales de agresión que compartimos con los
animales, frente a una amenaza en la seguridad (Anexo 2).
30
Dentro de los impulsos de agresividad humana se encuentra la defensa del territorio y de
la unidad familiar dentro del grupo-unidad mayor. Tal como en otras especies de animales,
el territorio familiar es defendido y respetado por los diferentes miembros del grupo.43
Durante el periodo de estudio seleccionado, los grupos se constituían primordialmente de individuos
emparentados. Debido a esto, las comunidades humanas de entonces eran semi-cerradas44, lo
que generaba cohesión entre los miembros del grupo, que al enfrentar un enemigo común, daba
como resultado mayor cooperación en las acciones. La cooperación en este escenario, fue crucial
para el mantenimiento de los recursos, de las hembras y la supervivencia de las crías, ya que
trabajar juntos por una causa común, significaba el éxito del grupo y de los genes compartidos
(eficacia biológica). Para Bowles (2008) la cooperación y la identificación grupal son procesos
conjuntos que aseguran el éxito de un grupo sobre el otro.
Para probar esto, Bowles (2008) generó simulaciones computarizadas de enfrentamientos entre
grupos tolerantes y “con espíritu de pertenencia”, así como de grupos egoístas y altruistas, en
condiciones muy parecidas a las que se presentaron en el Pleistoceno. Sus modulaciones dieron
como resultado que los grupos más altruistas y con mayor espíritu de pertenencia, ganaron la
mayoría de las luchas.
Asimismo, evidencia arqueológica ha comprobado que la competencia entre grupos se incrementó
debido a la inestabilidad climática, durante el Pleistoceno tardío, forzando a la competencia por
recursos y a la migración45 (Bowles, 2008: 37). Por tanto, este tipo de sucesos pudo haber
contribuido a una mayor cooperación a nivel grupal, debido a que ésta representaba los mayores
beneficios a nivel individual y colectivo en términos de supervivencia.
Expansión de los nichos ecológicos
Entre las teorías que han surgido para explicar el fenómeno de expansión territorial humano, se
encuentran la Teoría Multiregional46 y la Teoría del Origen Africano47, siendo esta última la más
aceptada y la que se presume como verdadera. Ahora bien, la conquista de nuevos territorios por
parte del homo sapiens, implicó que éste se encontrara con comunidades de otras especies
homínidas mientras migraba. De manera tal que, muchas veces la extinción de otras especies
31
homínidas es explicada mediante la teoría que el homo sapiens expropió a las demás especies de
su nicho ecológico y de sus recursos, llevándolas a la extinción (Rosenberg y Linquist, 2005: 16-17).
Para lograr este cometido, los grupos migrantes humanos debieron establecer lazos de
cooperación fuerte para defenderse durante la lucha territorial, así como para compartir la
información de armas y técnicas de lucha. Estas aseveraciones implican que los comportamientos
de tipo cooperativo surgieron desde la aparición de la especie, lo que significa que son en parte
innatos y han sido reforzados con el aprendizaje acumulado de las experiencias que han tenido que
enfrentar los grupos humanos desde entonces.
Todas estas presiones ambientales jugaron un papel decisivo en la selección de individuos,
afectando la selección sexual por parte de las hembras. En consecuencia, estos procesos
influyeron a nivel grupal en términos de dominancia genotípica, ya que los individuos con mejores
aptitudes fueron seleccionados con el tiempo, y con ello, características hereditarias específicas
colmaron la especie.
1.3.3. Tercer hombre: Homo sapiens sapiens.
El tercer hombre es el hombre dominador. Con él surge la agricultura y los animales
domésticos, así como el sedentarismo. Cuando se cambiaron los hábitos de primate y se
adaptó una vida similar a la de los carnívoros (Morris, 2000: 11-25), se obtuvo la variedad
omnívora de la dieta de los simios y el valor nutricional del consumo de carne. Es así,
como las primeras formas de agricultura se desarrollaron de manera mixta, dando lugar a
la siembra de alimentos y a la crianza de animales (Weber, A. 1991: 21). En este punto,
las poblaciones humanas comienzan a crecer de forma acelerada, debido a que los
recursos alimenticios están asegurados y se establecen asentamientos permanentes.
El crecimiento de los grupos humanos trae consigo problemas de cooperación entre los
individuos, ya que no hay mecanismos suficientemente fuertes para controlar las
conductas intercomunitarias. Sin contacto personal con todos los miembros, ni relaciones
32
de parentesco, se hace mucho más difícil vigilar que todos los integrantes del grupo estén
actuando colectivamente para lograr los beneficios que el conglomerado necesita.
En este punto la religión, se establece como la solución más efectiva de control social y de
identidad grupal. Esta serie de ritos y costumbres para honrar algo superior a los hombres,
logra apaciguar a la sociedad y regularizar la agresión. Culturalmente, la religión pudo
haber surgido como figura que sustituye al antiguo macho alfa (Morris, 2000: 102-103). En
las sociedades, se han dado diferentes “dioses” cuya misión es mantener la calma y el
orden social, a través de premios y castigos. De ahí que las primeras organizaciones
políticas eran de carácter teocrático y hereditario.
En este orden de ideas, la institución cultural de la religión parcialmente controló los
impulsos naturales egoístas de los individuos, haciéndolos contribuir con los beneficios del
grupo. Sin embargo, a medida que la complejidad de las relaciones sociales fue
incrementando, se hizo necesaria la creación de una institución de control social capaz de
coaccionar a los individuos hacia la cooperación grupal. Esta institución es el Estado.
2. COOPERACIÓN EN LAS SOCIEDADES HUMANAS La cooperación en pequeños grupos humanos es un comportamiento natural, seleccionado por la evolución,
que puede ser explicado por la selección por parentesco, la teoría de reciprocidad o la selección de grupos.
El Estado se establece como una adaptación artificial a los problemas de cooperación en grandes grupos
debido a que la selección natural fue ineficaz para enfrentar el crecimiento desproporcionado de las
poblaciones y los desafíos sociales que ello implicó.
La cooperación es parte del comportamiento humano universal, que posibilita tanto la interacción
social48, como la vida en comunidad; siendo un aspecto indispensable para la construcción del
Estado. Sin embargo, la cooperación no se origina únicamente con la modelación del
comportamiento individual dada por las creaciones culturales, sino que su origen reside en la
evolución biológica49 de la especie, que involucra información genética trasmitida
33
generacionalmente, un entorno cambiante expuesto a selección de caracteres específicos y
capacidades cognitivas propias de los primates.
Para sustentar la hipótesis anterior, este capítulo se dividirá en tres partes. La primera parte
indagará sobre los conceptos de cooperación y competencia. La segunda parte, hará referencia al
origen de la cooperación, tomando como base tres teorías que la explican: selección de grupo,
selección por parentesco y teoría de reciprocidad. En este apartado, se analizará el alcance que
tienen estas teorías para explicar la cooperación humana en grupos de gran tamaño. Por último, se
explorará el origen de la cooperación a gran escala y el surgimiento del Estado, con base en el
estudio de Masters (1989), junto con La Teoría Científica de la Cultura (Malinowski, 1975).
2.1. ¿Qué es la cooperación?
Al hablar del comportamiento humano, tradicionalmente se hace referencia al paradigma
racional, es decir, a la idea de que los individuos toman decisiones50 dado un conjunto de
preferencias establecido a partir de deseos y creencias51, en el que se elegirá la opción
que provea mayores beneficios al agente (Elster, 2007: 214-231). Sin embargo, ¿Por qué
la gente corre para ayudar a desconocidos en situaciones de riesgo? ¿Por qué si se está
incendiando una casa y hay un niño adentro, siempre hay alguien dispuesto a salvarlo?
¿Por qué somos capaces de sacrificarnos por nuestros familiares más cercanos? ¿Por
qué ayudamos a los ancianos a pasar la calle, aún si vamos afanados? ¿Cómo se ha
logrado que los ciudadanos contribuyan al alcance de bienes comunes, sacrificando su
voluntad individual? Este tipo de comportamiento, es el que denominaremos aquí
cooperativo (encaminado a beneficios colectivos) en el que, “los contribuidores incurren en
un costo c para producir un beneficio total b que es compartido igualitariamente entre los
miembros de un grupo”52 (Boyd, et al. 2003: 2).
Por esta razón, la discusión académica sobre la naturaleza del comportamiento humano no se
puede dar en términos dicotómicos de egoísmo o altruismo. La naturaleza del comportamiento
humano a nivel colectivo es oscilante entre estos dos extremos, es decir, que tanto el egoísmo
34
como el altruismo tienen un sustento evolutivo y biológico que los explican, siendo modelados
moderadamente por la cultura.
Desde el enfoque interdisciplinario asumido, el dilema social que se crea a partir de estos dos
impulsos humanos (egoísmo-altruismo) genera tensiones para lograr cooperación y coordinación,
así como para evitar el conflicto53 entre los individuos de organizaciones sociales humanas. Esto
sucede debido a que, para los agentes resulta provechoso evolutivamente conseguir la mayor
cantidad de beneficios a menor costo, ya que ello aumenta su eficiencia reproductiva. No obstante,
los humanos son animales que viven de modo permanente en grupos estables y necesitan de la
vida mancomunada para alcanzar recursos ecológicos y sociales (Morris, 2000: 138), de modo,
que les es preciso cooperar con los demás para conseguir dichos bienes comunes.
En este sentido, si bien es socialmente indispensable la cooperación para alcanzar objetivos
comunes que beneficien a cada uno de los miembros de la comunidad, el individuo se enfrenta a
dos posibles cursos de acción (Anexo 3) (Medina, 2007: 23). El primero de ellos (1), es cooperar
con el grupo, lo que implica un costo individual (ci), que se reflejará en un beneficio colectivo (bc)
repartido entre los miembros del grupo (n), dando como resultado un beneficio individual (bi). El
segundo curso de acción (2), consiste en no cooperar, es decir no incurrir en costos individuales (ci),
pero si participar en los beneficios que consigue el grupo (bc), obteniendo una parte de ese
beneficio (bi)54. La fórmula del beneficio individual neto obtenido sería así: (bc / n) – ci = bi (Aguiar,
1991: 5). Si el número de participantes dentro del grupo fuera tres, el beneficio obtenido
grupalmente fuera 60 y el costo individual fuera 10, los siguientes serían los resultados para los dos
cursos de acción: 1. (60/3) – 10 = 10, 2. (60/3) – 0 = 20.
Si asumiéramos los preceptos de la teoría de elección racional55 o de la teoría darwiniana clásica
de la evolución56, no cabria duda que el resultado de la elección se daría de manera racional, es
decir, se elegiría la acción (2) que proporciona beneficios individuales más altos57. Esto se debe, en
términos de biología funcionalista, a que el individuo escoge la mejor estrategia para cumplir con la
función biológica que persigue, considerando las opciones que tienen él y los demás individuos, así
como el entono en el que actúa.
35
De esta manera, el dilema social de cooperación – no cooperación, puede establecerse como un
conflicto de deseos, entre lo que se quiere de manera personal y el ideal grupal. Esto sucede ya
que, los individuos intentan maximizar sus beneficios personales y es más provechoso para ellos si
no incurren en ningún costo. Sin embargo, los beneficios que se obtienen a nivel colectivo aseguran
una serie de recursos que no se pueden adquirir de manera individual. En otras palabras, el dilema
social que aparece en estas situaciones, es el formalizado por Hardin (1968) bajo la definición de
“Tragedia de los comunes” (Anexo 4).
El problema de la cooperación en este sentido, tiene que ver también con el tamaño de los
grupos58, ya que a mayor número de participantes el beneficio marginal será menor, incentivando a
muchos de los participantes a no cooperar debido a que los costos exceden los beneficios.
Igualmente, a medida que los grupos se hacen más grandes, las interacciones son más riesgosas,
haciendo probable que un mayor número de participantes desista. Esto implica que, si no coopera
alguno de los miembros del grupo, el costo individual a nivel marginal aumenta para los individuos
cooperadores, haciendo que los beneficios obtenidos sean menores que los costos en los que se
incurre. Dicha situación lleva a que no sea rentable la cooperación para ninguno de los individuos
(Aguiar, 1991: 6).
2.2. ¿Cómo surge la cooperación?
La cooperación entre individuos humanos y no humanos59, es un hecho innegable para la biología
y constituyó durante mucho tiempo lo que se denominó “La paradoja de Darwin”60. ¿Cómo pudo
surgir el comportamiento cooperativo? Y ¿Cómo comprender la cooperación, como
estrategia evolutivamente estable a partir de la biología evolutiva? Este apartado expone tres
estudios que explican cómo pudo haber evolucionado la cooperación en animales que viven en
grupo, además de analizar la aplicabilidad de estas propuestas en el caso humano, donde la
cooperación a gran escala, lleva al desarrollo de un Estado central; una forma de jerarquía biológica
y de gobierno, no presente en ninguna otra especie animal.
36
2.2.1. Selección por parentesco
La teoría de selección por parentesco fue propuesta por Hamilton (1964), argumentando
que la eficacia biológica de los individuos, expresada a través del éxito reproductivo, no
depende solamente del número de descendientes directos que tenga el sujeto, sino
también del de los individuos emparentados con él. Hamilton parte de los supuestos
darwinianos clásicos, intentando solucionar el problema que dicha teoría suscitó: la vida
en grupos y el comportamiento cooperativo expuesto por los individuos pertenecientes a
estas especies.
La teoría propone algo denominado eficacia biológica inclusiva, que partiendo de la
genética evolutiva, llega a la conclusión que los individuos que intenten maximizar su
aptitud61, pueden hacerlo ayudando a otros con los que están emparentados. Esto
sucede, porque hay cierto grado de relación genética entre ellos, lo que hace posible que
el éxito reproductivo de alguno de los miembros de la familia contribuya a preservar el
legado genético de todos. Esto significa que, cuando un individuo se comporta de manera
altruista con otro que tiene cierto grado de relación genética con él, está aumentando su
aptitud de modo relativo (Sober y Wilson, 2002: 48). Este tipo de altruismo es considerado
egoísta, en la medida en que su objetivo es aumentar la aptitud relativa del individuo que
lo ejerce; sin embargo, la conducta efectiva se traduce en altruismo, independientemente
de las motivaciones del agente. Este estudio ha sido aplicado a diferentes grupos de
animales sociales, en particular en especies haploides, tales como las abejas.
Adicionalmente, se puede aplicar en individuos diploides, como en el caso de los
humanos, para explicar cierto tipo de conductas que parecieran violar los preceptos de la
racionalidad humana (Anexo 5).
La fórmula para medir los beneficios adquiridos con un acto altruista dirigido a un familiar
es: Ci<rij Bj. En la que C es el costo de un acto altruista por i hacia un familiar j. Bj =
beneficio de j al recibir el acto, medido en incremento reproductivo. Y, rij =la probabilidad
de que algún gen tenga el mismo locus de un ancestro común (Cosmides, et al. 1992). El
coeficiente de parentesco propuesto por Hamilton, explica cómo los individuos ganan con
37
la cooperación, demostrando que este comportamiento es evolutivamente estable si los
beneficios exceden los costos (rb > c). No obstante, para que estos preceptos teóricos
funcionen, se deben tener en cuenta los eventos ambientales en los que se desenvuelvan
las especies, ya que ello afecta el valor del beneficio al que se accede cooperando62. Los
humanos debido a sus capacidades cognitivas superiores pueden explorar todas las
alternativas propuestas por Hamilton en términos de costo-beneficio y elegir la que mejor
convenga individualmente. Es así como, la teoría de la cooperación por parentesco ayuda
a entender conductas tales como el nepotismo y el sacrificio por un pariente.
Tabla 1. Ilustración de Masters (1989) de los tipos de comportamiento según
Hamilton
Jugador A
Gana Pierde
Gana Beneficio mutuo (Aliados) Sociabilidad o virtud* (non-kin)
Jugador
B
Pierde Nepotismo* (Kin) Daño Mutuo (enemigos)
* Cuadro realizado desde la perspectiva de A, modificado por MASTERS (1989), de Hamilton (1964).
Sin embargo, la teoría de Hamilton no alcanza a explicar cómo se da la cooperación en
grupos humanos grandes ya que, no es aplicable a individuos no emparentados, como en
el Estado centralizado. La limitación de enfoque, obedece a que se circunscribe a
relaciones de parentesco.
2.2.2. Teorías de reciprocidad
El comportamiento altruista entre dos individuos que no están emparentados, se puede
explicar cuando estos saben que en el futuro habrá posibilidades de volver a interactuar:
Altruismo Reciproco (Trivers, 1971), formalizado bajo el Tit for Tat de Axelrod y Hamilton
(1981). Este modelo de cooperación, supera la interacción entre dos individuos y entre
individuos emparentados, ya que en él existen observadores del intercambio social, que
más adelante podrán identificar individuos cooperativos o no cooperativos a nivel de
grupos pequeños. El control sobre las interacciones, asegura que sea más rentable para
38
los individuos el cooperar, debido a que no hacerlo podría interferir en sus intercambios
futuros con los demás.
El altruismo reciproco consiste en un juego repetido, donde los jugadores se conocen y
saben que se encontrarán en próximos juegos en el futuro, la estrategia dominante será
cooperar, si el jugador que inicia el juego toma ese curso de acción. La formalización de
esta teoría es el dilema del prisionero de n personas repetitivo o Tit for Tat (Axelrod y
Hamilton, 1981), que tiene como premisa que los agentes siempre colaboran en un juego
repetitivo, a menos que haya deserción por parte del otro jugador; en ese caso, el agente
afectado se vengará, pero podrá fácilmente perdonar al otro agente en los siguientes
intercambios siempre y cuando este adopte una estrategia cooperativa.
La reciprocidad, es una relación diádica en la que en cada intercambio se enfrenta la
decisión de cooperar o no cooperar. De este modo, en una situación dada, el actor A
decide cooperar con el actor B de manera altruista, sólo si el actor B ha también
cooperado con él de manera altruista, y por tanto se tiende a la cooperación como
mecanismo de acción recíproca (reciprocidad directa). O, A puede cooperar con B, si B ha
cooperado con C, (reciprocidad indirecta). Hay que tener en cuenta que existe también
reciprocidad negativa, por ejemplo, A hiere a B, porque B ha herido a C. (Elster, 2007;
sección II). En este sentido, durante intercambios recíprocos, o de cooperación
condicionada, no sólo importan las motivaciones a la acción, sino también las creencias
sobre las intenciones que tiene el actor con el que se está interactuando. De ahí que para
la consecución efectiva de este tipo de juegos, sea importante la reputación de los
jugadores, que sólo se construye con la observación del comportamiento de los mismos
en intercambios pasados (Axelrod, 1984: 97).
Este modelo de cooperación es útil para analizar los intercambios entre individuos pero es
sólo aplicable a grupos apiñados63 ya que en estos, los intercambios son observables, de
modo que los individuos desertores y cooperadores se pueden identificar con facilidad.
Teniendo en cuenta que la estrategia dominante para cualquiera de los jugadores siempre
será no cooperar (ver Anexo 3), en la interacción dentro de grupos pequeños o demos64 la
39
reciprocidad funciona como estrategia cooperativa. Hecho que no necesariamente irradia
a una conducta de especie, donde la estrategia más segura puede continuar siendo la no
cooperación.
En grupos pequeños, el no cooperador suele ser excluido de los grupos. De este modo,
mediante diferentes mecanismos conductuales se obligará, a través de la reciprocidad
indirecta, a que todos los miembros del grupo actúen de manera cooperativa. El problema
surge cuando los grupos son tan grandes que el control social se hace imposible, lo que
exige que un tercero que medie en los intercambios65. Se está hablando de la
organización política.
Otro problema con la teoría de reciprocidad, reside en que no todas las veces los
intercambios recíprocos se dan de modo inmediato. Cuando un individuo A actúa
altruistamente con B, esperando reciprocidad por parte de él en el largo plazo, no tiene
ninguna manera de asegurar que B devolverá el favor en el futuro, ya que no posee los
mecanismos para llevar a cabo amenazas, coacciones, u obligar al cumplimiento
(Schelling, 1960). Esto sucede porque las emociones, tales como lo que se consideraría
justo en un intercambio, van disminuyendo en intensidad a medida que pasa el tiempo66.
Por esta razón, el individuo B no verá más la necesidad de ser recíproco con A en el
futuro, porque no lo considera importante (Elster, 2007: 102).
La teoría de reciprocidad no es capaz de explicar cabalmente la cooperación a gran escala
como la que existe en los Estados burocráticos actuales. Tampoco explica como apareció
este comportamiento en la especie, donde la habilidad cognitiva permite intencionalidad
tendiente beneficio individual.
2.2.3. Selección de grupo
Otra teoría que ha tratado de explicar el origen de la cooperación entre individuos no
emparentados es la selección de grupo. También denominada selección multinivel, esta
teoría considera a la evolución como una serie de transiciones funcionales que van desde
40
un nivel inferior (individuos) hasta un nivel superior (grupos) (Sober y Wilson, 2002). En
este sentido, los grupos constituyen unidades adaptativas funcionales, tendientes a
maximizar la eficacia biológica inclusiva de cada uno de sus miembros. Citando a Fisher
“la selección individual favorece características que maximizan la eficacia biológica para
un individuo o incluso un subconjunto de la población, pero la selección de grupo favorece
características que maximizan la aptitud relativa de grupos enteros”67 (Sober y Wilson,
2002: 41). El argumento dice que, se puede llegar a actuar de modo cooperativo porque
los actos altruistas benefician en cierta medida al agente mismo, pero de modo particular a
cada uno de los individuos del grupo al cual el altruista pertenece. El grupo se hace más
competitivo con respecto a los demás, ampliando la aptitud relativa de cada uno de los
integrantes del conglomerado.
La selección de grupos actúa de forma primordial dentro de los demos. En cada uno de
estos demos, debe haber una proporción de individuos altruistas (A), junto a otros
miembros del grupo que se comportan de forma egoísta (E). La interacción reproductiva
entre los individuos altruistas y egoístas, así como la deriva genética68 que resulte de
combinaciones grupales, debe generar mayor número de altruistas que egoístas, para que
la selección de grupo prospere. Así que, a mayor cantidad de individuos altruistas en un
grupo, mayores posibilidades de reproducción entre individuos altruistas habrán y de este
modo, se colmará la población de individuos dispuestos a sacrificar su beneficio personal
por el aumento de la eficacia biológica del grupo entero, haciendo que su población
prospere (Darlington, P.J, 1975: 3748; Sober y Wilson, 2002: 56-57).
En el caso humano, Sober y Wilson (2002: 116) explican que la evolución de la mente
posibilitó que se hayan desarrollado mecanismos evolutivos, que permiten lograr
comportamientos cooperativos a nivel grupal. Un primer mecanismo, son las interacciones
discriminadas. Estas consisten en seleccionar a los miembros del grupo con los cuales se
desea interactuar porque se piensa que son altruistas, rechazando a los egoístas; con ello
los egoístas se aliaran por defecto no por elección, mientras que los altruistas conseguirán
interacciones más seguras. Esto implica que, los rasgos que identifican al comportamiento
cooperativo serán transmitidos más fácilmente, sea de manera genética o cultural. En este
41
sentido, el hecho de ser cooperativo se convirtió en una estrategia buena en términos de
crear reputación, y en consecuencia ser más proclives a la interacción social.
Un segundo mecanismo que evolucionó paralelamente con el primero, es la aplicación de
premios y castigos para la ampliación del altruismo. Al evolucionar el comportamiento
altruista en conjunto con una serie de premios y castigos, se beneficia el grupo en general,
pero también disminuyen los costos en los que tiene que incurrir el individuo al realizar un
acto altruista. La estructura de premios y castigos que surgió, permite que se mejore la
aptitud de los individuos e impartir estos premios y castigos es poco costoso para el grupo.
Estos dos mecanismos refuerzan69 el comportamiento cooperativo. En los humanos, la
mente se establece como mecanismo próximo para regular el comportamiento, así las
creencias y los deseos son los elementos que se utilizan para producir motivos y por ende,
comportamientos. Por ello, se dice que para todo tipo de comportamiento intencional se
encuentran los deseos y creencias como mediadores de lo que se quiere lograr y las
maneras de alcanzarlo. En consecuencia, si S quiere el bien de O, sólo para obtener un
beneficio para sí, el acto factualmente es altruista aunque la motivación es egoísta. En el
caso en que, S quiere el beneficio de O, como un bien en sí mismo y no sólo porque va a
obtener un beneficio, tanto el acto como la motivación son altruistas (Sober y Wilson,
2001: 178). La explicación de cómo el comportamiento altruista puede ser tanto efectivo,
como motivacional, reside en la evolución de las emociones (Fowler, 2007).
La empatía y la compasión son emociones que con frecuencia incentivan los
comportamientos de ayuda, el deseo de lograr el bienestar de otra persona (Gintis, 2001:
257), modificando el curso de acción individual (Lupia y Menning, 2007, 343). La empatía
permite que el “yo” entre en relación con un “nosotros”, lo que presume cierto tipo de
identificación sea con la familia, el clan o la nación (grupos). Ésta implica compartir las
sensaciones de los otros “ver las cosas desde el punto de vista del otro”, de modo que
requiere la comprensión de que otro está experimentando una emoción: S siente empatía
con la emoción E por parte de O, sólo si O siente E, S cree que O siente E, y esto provoca
que S sienta E por O (Sober y Wilson, 2002: 202). Por otro lado, la compasión implica sólo
42
sentimientos que son negativos, es decir, la emoción que se experimenta es “aversiva”, tal
como la tristeza o la ira: S siente compasión con O precisamente cuando S cree que algo
malo le ha sucedido a O, y esto provoca que S se sienta mal por O (Sober y Wilson, 2002:
203).
Estas emociones surgen de manera frecuente cuando se tiene contacto cara a cara con la
persona que está padeciendo la emoción, así como cuando se tiene una conexión
personal con la misma. En grandes grupos este contacto personal no es frecuente, lo que
dificulta la cooperación a partir de sentimientos pro-sociales únicamente. De otro lado, el
planteamiento de la selección de grupo -en cuanto la cooperación se establece como un
proceso por el cual los individuos contribuyen a la supervivencia de su grupo o población
en el tiempo- no es suficiente para explicar el comportamiento cooperativo en
conglomerados grandes de individuos, en los que no hay intercambios discriminados, pero
si regulables por un tercer agente.
El hecho de que la teoría tenga en cuenta el desarrollo de premios y castigos para reforzar
el comportamiento, nos acerca a una variable importante de consideración para el
entendimiento de la evolución de las formas de organización social humana.
2.3. La cooperación en grandes grupos y el Estado
Tras la breve revisión efectuada, se infiere que ninguna teoría ha logrado explicar
completamente la cooperación humana a gran escala. Sin embargo, eso no significa que
los aportes de estas teorías no sean importantes para entender el repertorio conductual
humano en ciertas situaciones. Hay que tener en cuenta, que el hecho de que la organización
socio-política de los grupos humanos haya cambiado, no significa que factores como la selección
de parentesco o la reciprocidad condicionada en pequeños grupos hayan desaparecido. Una nueva
forma de asegurar la cooperación, no implica que las demás formas de cooperación (limitadas a
grupos pequeños) no continúen ejerciéndose. En lugar de eso, todas las formas de cooperación ya
enunciadas, se mantienen en diferentes esferas de interacción de los individuos.
43
2.3.1. Modelo de retroalimentación
La ineficacia de los mecanismos naturales de cooperación conduce a la formalización de los
comportamientos aceptados por los grupos -instituciones- y al establecimiento de jerarquías políticas, ello
significa la evolución social de la vida comunitaria.
Este capítulo, sintetiza el pensamiento de Masters exhibido en “The Nature of Politics”
(1989). La evolución biológica surge como un proceso de solución de problemas y los
sistemas culturales emergen como mecanismos análogos para este propósito. En este
orden de ideas, la evolución además de moldear la conducta de los individuos a nivel
social, dio al hombre las herramientas cognoscitivas para enfrentar problemas del entono
cambiante (Mantzavinos, 2001: 13).
El aumento acelerado de la población causó problemas adaptativos para la especie, en la
medida en que las comunidades no tenían control sobre la cooperación hacia el grupo o
sobre conflictos durante los intercambios. En consecuencia, el hombre tuvo que crear una
solución institucional adaptativa para dicha cuestión.
En este sentido, la selección natural fue ineficaz para enfrentar el crecimiento
desproporcionado de las poblaciones y los desafíos a nivel social que ello implicaba. Al no
haber contacto cara a cara, ni parentesco, los controles sociales naturales se hicieron más
difíciles, implicando la construcción de una institución encargada de regular las conductas
de los individuos, hacer que estos tendieran a la cooperación, evitar el conflicto, generar
confianza entre ellos y aumentar la identidad grupal como forma de cohesión que
permitiera la consecución de metas colectivas. De esta manera, las sociedades primitivas
sin Estado, tuvieron que pasar a sociedades reguladas por un Estado central. Pero ¿cómo
se da la cooperación en grandes grupos? Y ¿cuál es el origen del Estado, desde esta
perspectiva?
44
Para responder a tales interrogantes Masters (1989), estudia las condiciones evolutivas
que enfrentaron los cazadores-recolectores durante el Pleistoceno con la agricultura y el
sedentarismo, y con ello el crecimiento poblacional. Teniendo en cuenta que los humanos
son individuos gregarios, que necesitan de grupos para la supervivencia, el
comportamiento cooperativo surge de un acuerdo común de beneficio mutuo a través de la
obediencia a ciertas normas sociales. Esta obediencia está enmarcada bajo una ecuación
de costo-beneficio individual de las acciones, en donde se entrega parte de la libertad de
elección de los individuos, a cambio de seguridad y protección por parte del Estado
(Mantzavinos, et al. 2004: 77).
Este aspecto trae a colación un dilema evidenciado por los teóricos de juegos y de
elección racional, y es el problema del “free rider” o el defector egoísta, quien pretende
cooperar pero en realidad está traicionando al grupo y con ello consiguiendo beneficios
adicionales a los que tienen los demás miembros cooperativos del grupo (Aguiar, 1991: 2).
Para solucionar este problema, los teóricos han invocado la figura del policía o del
gendarme cuya función es hacer cumplir dichas normas, así que aparece el castigo legal
para hacer que los costos de no colaborar en sociedad sean mayores a los beneficios de
no cooperar –incentivos- (Olson, 1965: 26). De esta manera, emergen las instituciones
como el Estado para regular el intercambio entre los individuos.
Según Masters (1989: 190), el origen del Estado ha sido explicado tradicionalmente desde
tres diferentes perspectivas: 1. Teoría de balance del poder, en donde el Estado es la
respuesta a un conflicto dentro de un grupo (Hobbes). 2. Teorías económicas o
tecnológicas, en el que el Estado es un modelo de cooperación intragrupal (Marx). Y 3.
Modelo de retroalimentación (Aristóteles o Rousseau).
En la Teoría del balance de poder, el Estado surge para evitar conflictos entre los
individuos, al mismo tiempo que fomenta la competencia entre grupos para un
mejoramiento de las condiciones de vida o eficacia biológica. Al estar las sociedades en
conflicto con otras, se refuerzan los lazos cooperativos ya que se quiere evitar la
45
devastación, la conquista y la invasión. Esto lleva a la formación de ejércitos, debido a que
la conquista trae grandes beneficios en términos biológicos para el grupo conquistador.
Las Teorías tecnológicas y económicas del Estado, centran su atención en ¿Por qué las
bandas de cazadores-recolectores de cientos de miembros se transformaron el grupos de
miles? y ¿Cómo han hecho los Estados para superar los desincentivos que supone la
cooperación a gran escala? Dos cuestiones son importantes: 1. El incremento poblacional
comenzó después de la formación del Estado al contrario de lo que supone la Teoría De
Balance De Poder. Y 2. Las sociedades se desarrollaron pacíficamente, hasta que su
propio crecimiento, implicó rivalidad con los demás grupos (Hassan, 1983. Citado por
Masters 1989: 192). Esto supone que la primera forma para explicar la cooperación social
no proviene de la guerra, sino del desarrollo económico de las sociedades. De esta
manera, esta teoría explica la construcción del Estado a partir de la economía y la
tecnología, primeramente con el uso y control del agua, aspecto que mejoraría la
agricultura. Esta última en todas las sociedades fue el condicionante para suplir de
recursos tanto a los dirigentes, como a los dirigidos. La explotación y cambio del nicho
ecológico humano, con los beneficios que tiene para cada uno de los miembros el
colaborar con estas labores, explican la cooperación entre miembros no emparentados.
Por último, los modelos de retroalimentación para la formación del Estado, explican este
fenómeno desde la sinergia de múltiples factores (Corning, 1975). Esto es así porque el
proceso evolutivo no es producto de un sólo factor que cambia, sino de una serie de
condiciones que coinciden y se interrelacionan. Para Masters (1989), éste es el modelo
más valido: “the interaction of intergroup rivalry, intragroup cooperation and individual
behavior strategies might thus account for the emergence of the states and bureaucracies
more effectively than any single factor theory” (p.196)70.
De esta manera, tanto la cooperación en grupos grandes, como la formación del Estado,
implican la ocurrencia simbiótica y retroalimentación de tres eventos, cooperación
intragrupal, conflicto intergrupal y estrategias individuales de costo-beneficio, que otorguen
pagos positivos a la estrategia cooperativa. Es decir, se necesitó tener grupos fuertemente
46
identificados y cohesionados en torno a beneficios comunes, dispuestos a enfrentarse con
grupos rivales para defender su territorio o conquistar (Bowles, 2008). Al tiempo en que,
los individuos mediante un cálculo costo-beneficio, encontraron que cooperar
conjuntamente proveía mayores beneficios que el egoísmo. En este orden de ideas, esta
situación supuso la adopción de comportamientos cooperativos a gran escala en lo
subsecuente de la evolución cultural humana, adoptando esta estrategia como
evolutivamente estable, al solucionar funcionalmente el problema de la supervivencia y los
recursos.
En este sentido, otras presiones evolutivas pudieron reforzar la adopción de este
comportamiento, por ejemplo, la formación de parejas sexuales; las normas de conducta
entre los grupos; el reproche social; la función de la reputación; la evolución de emociones
tendientes a la justicia, la empatía y la igualdad; entre otros. De ello se concluye que, la
cooperación a gran escala se dio como resultado de la conjunción de diversos
acontecimientos, que al lograr un beneficio para la especie y para los individuos en
particular, fue adaptada como estrategia de supervivencia, permitiendo selección biológica
y cultural de características que promueven el comportamiento cooperativo. No obstante,
el problema del egoísmo continúa presente debido a que los individuos quieren para sí
mejoras en su condición de vida y la de su progenie. De este modo es que el Estado, es la
solución ideada para modelar el comportamiento oscilante de los individuos entre egoísmo
y altruismo.
El surgimiento del Estado probablemente tenga sus bases en las formas primigenias de
organización social humana. El hombre por naturaleza es un ser social, cuya organización
principal es la familia, tras ella el clan y después la tribu (Malinowski, 1975: 71-75). Cada
una de estas esferas de organización social siempre ha tenido algún tipo de jerarquía. En
el caso de la familia, los padres o abuelos tienen autoridad sobre su descendencia; en el
caso de la tribu o clan, el chamán o los más experimentados (ancianos) tienen la potestad
de legislar e impartir órdenes.
47
Ahora bien, la importancia de los vínculos parentales cuando se pasa del Estado tribal al
Estado centralizado, reside en la consecución de líderes fuertes de un sistema al otro, lo
que hace más fácil establecer normas de comportamiento dentro de las comunidades. En
otras palabras, para la creación del Estado, fue necesaria la instauración de un grupo de
personas que creara códigos de comportamiento compartidos por los miembros del grupo,
así como ejerciera los medios necesarios para hacerlos cumplir. Muchas de las formas de
comportamiento formalizadas dentro del Estado, de hecho son asumidas como sentido
común debido a que ya habían evolucionado dentro de la vida gregaria de los individuos.
“(…) reunió la experiencia de muchas décadas. Esto implica que se apoyó en la
costumbre, que es como se sabe, una de las fuentes de la ley” (Morales, 2007: 149).
Así, las funciones de la jerarquía social son, presumiendo que hay bienes y beneficios
colectivos dentro de los grupos, proveer la coerción necesaria para lograr sociabilidad en
grupos grandes de individuos no emparentados y abogar por cooperación y coordinación
en las actividades de índole socioeconómica que beneficien al grupo. Paradójicamente, al
ser estos individuos los encargados de legislar y detentar el monopolio de la fuerza del
Estado (Weber, 1919/1967), tienen acceso a beneficios selectivos para ellos y sus
parientes, mejorando la eficacia biológica individual.
Sin embargo, la existencia de esta “burocracia” se hace necesaria debido al riesgo de no
cooperadores cuando van creciendo las sociedades y la cooperación no es una actividad
que se puede vigilar en los intercambios normales de los individuos. De aquí se
desprende, que se necesitan normas para establecer los comportamientos y obligaciones
que tiene cada miembro de la sociedad. No obstante, creadas las normas permanece la
tentación de traicionar al grupo, de modo que se instaura una agencia, que sea capaz de
identificar los egoístas del grupo y castigarlos (Mantzavinos, North, y Shariq, 2004: 77),
haciendo al conglomerado eficiente para obtener beneficios colectivos. Así, las
instituciones del Estado requieren de burócratas para gobernar grandes colectivos, sea a
nivel militar, económico o religioso, facilitando la identificación y castigo de los egoístas.
48
Lo importante de una perspectiva biológica para la concepción del Estado, es el hecho que
las instituciones sociales y culturales se vuelven un elemento crítico del ambiente dentro
del que los individuos actúan. La estructura burocrática modifica las opciones de
comportamiento abiertas a todos los miembros del Estado centralizado, a veces en
contradicción con las preferencias individuales que pretenden aumentar la eficacia
biológica.
2.3.2. Origen científico de la cultura
“Los orígenes no son sino la naturaleza esencial de una institución como el matrimonio o la familia, la
nación o el Estado, la congregación religiosa o la organización de la brujería” (Malinowski, 1975: 27). Así, la
cultura entendida como el conjunto de instituciones que enmarca la vida comunitaria del hombre, encuentra
su base en mecanismos cognitivos que evolucionaron con la especie para asegurar su supervivencia.
La teoría de la cultura debe basarse en hechos biológicos argumenta Malinowski (1975).
Los humanos están sometidos a condiciones elementales de supervivencia, necesidades
que en parte son suplidas por la invención de nuevos ambientes artificiales, creados por el
hombre. Esto significa, nuevos imperativos para conducta humana transmitidos
generacionalmente. En esta empresa, la cooperación es muchas veces necesaria,
estableciendo normas éticas y sociales para su complimiento.
Es por ello, que surgen las instituciones (Malinowski, 1975; Mantzavinos, 2001;
Mantzavinos, et al. 2004; North, 2005), definidas por Malinoski como “la serie de valores
tradicionales compartidos por algunos seres humanos” (p. 53). En este orden de ideas, la
cultura se retroalimenta de las instituciones permanentes delimitadas a partir de vínculos
de sangre, contigüidad en el espacio, cooperación, actividades especializadas, y
distribución del poder en la organización política. Resulta claro entonces, que la cultura es
un conjunto de instituciones con funciones. En el trasfondo de estas instituciones, según
nos explican Mantzavinos, et al. (2004: 77-78), se encuentran modelos mentales71 que
surgen a partir del proceso de aprendizaje como soluciones a problemas sociales, que se
reafirman a través de la retroalimentación con el entorno.
49
Las instituciones son el marco de referencia para la toma de decisiones de los individuos,
incorporándose en la herencia cultural. Es de este modo, como la pertenencia a
organizaciones72 y las instituciones modifican las acciones, creencias y respuestas de los
sujetos ante eventos particulares. Estas reglas de juego73 son formales e informales74; las
informales prevalecen en los primeros niveles de organización, que al complejizarse
precisan de formalización.
La primera forma de organización es la familia. Ésta conduce a la formación de grupos
pequeños de individuos emparentados –clanes- en los que la cooperación y la
reciprocidad se dan bajo relaciones de parentesco, reunidos bajo la autoridad de un
patriarca o matriarca. Tras ella, se establece la tribu como organización en la que los
individuos pueden intercambiar servicios, trabajar juntos, defenderse y confiar unos en los
otros, conformando conjuntos cooperativos de recolectores, cazadores, pescadores,
grupos religiosos, místicos y totémicos. Con esto se quiere decir, que la organización
cobija las distintas formas de especialización del trabajo, lo cual tendría vigencia aún en el
orden social actual. En este punto, las instituciones se formalizan, exigiendo un grupo de
individuos con autoridad para hacerlas cumplir.
La autoridad es otro principio de integración, definida como el privilegio y el deber de
tomar decisiones o hacerlas cumplir así sea mediante la fuerza (Malinowski, 1975: 78). La
autoridad hace que la tribu sea unidad cultural y organización política. Es importante
comprender que en el orden de la tribu, hay sentimientos de identificación de cada uno de
los miembros de la comunidad con el grupo funcional al cual pertenecen, es decir,
comparten las mismas, reglas, tradiciones, ritos y metas. En consecuencia, su intercambio
está basado en instituciones comunes.
Es por ello que, en el siguiente capítulo se analizará bajo los preceptos de Masters (1989)
cómo fue el desarrollo de las organizaciones políticas indígenas localizadas en los
actuales territorios centrales de Colombia hasta el periodo anterior a la conquista. En
consecuencia, se pueden rastrear los inicios del Estado aplicando la teoría de Masters, así
50
como identificar las instituciones y prácticas políticas que pueden haber persistido
culturalmente, desde la época precolombina hasta hoy.
51
3. DISCUSIÓN Y ANÁLISIS: COLOMBIA PRECOLOMBINA
3.1. Historia versus modelo
Este apartado indaga sobre la formación de la organización social Chibcha y Muisca,
según el modelo de retroalimentación de Masters (1989: 194) (ver capítulo 2). Para este
estudio se tomará como referencia, la clasificación de las etapas de desarrollo de las
comunidades prehispánicas en el territorio andino75 (Dolmatoff, 1989, citado por Uribe,
1999: 319), asumiendo con mayor trascendencia la etapa del Cacicazgo y de la Formación
de Estados incipientes. Es importante aclarar, que la cuestión religiosa y mitológica en
estos grupos influía de manera determinante en la estructura social y legal de esta
civilización.
Según Villamarín y Villamarín (1999: 14-17) las sociedades prehispánicas se pueden
dividir en dos, en términos de su organización social y política. Por un lado las sociedades
sin Estado, y por el otro, las sociedades con Estado.
La organización de las sociedades sin Estado no es centralizada, sino que el control social
está delimitado en la esfera de la familia y del clan; en los que las relaciones de
reciprocidad ejercen gran influencia en el comportamiento. Estos grupos estaban
compuestos por individuos emparentados, dedicados a las labores de caza y recolección,
con intercambio de productos. Las comunidades eran nómadas y en ellos no existía una
profunda división del trabajo, que estaba determinado solamente a partir del parentesco;
dado el tamaño de los grupos y la cercanía de los individuos, era fácil establecer quien
hizo qué y cómo lo hizo. Asimismo, no había órganos políticos, judiciales, legales o
tributarios muy desarrollados. En este tipo de organización, los controles sociales
naturales de la especie, son efectivos, ya que el tamaño del grupo es reducido –de modo
que la reciprocidad y la selección de grupos es más frecuente-, así como muchos de sus
miembros tienen un vínculo parental, lo que significa que la cooperación, desde la teoría
de selección por parentesco (Hamilton, 1964), tiene mucho sentido.
52
En el caso de las sociedades con señoríos o Estados, el tamaño de los grupos es más
grande. Por esta razón, es necesario el establecimiento de un tercero para mediar los
intercambios, relaciones y verificación de las reglas de juego entre los miembros. Estos
grupos, tienen autoridad centralizada transferida por herencia. Al interior de las
comunidades hay especialización del trabajo, institucionalización de los poderes político,
judicial, y legislativo (Morales, 2007: 149); producción intensiva de alimentos; y,
asentamientos permanentes. La sociedad Chibcha y la Muisca pertenecen a este tipo de
organización por señoríos.
La organización social de los Chibchas y Muiscas se basaba en una jerarquía soportada
por las creencias religiosas (teocrática), donde el Zaque y el Zipa -las mayores
autoridades en el territorio- tenían un poder legítimo y autoritario, proporcionado por su
linaje divino. Como resultado, se comenzó a establecer una especie de burocracia en
torno a las labores propias del incipiente Estado, que en este caso eran la defensa
territorial y el bien común. Se le da la denominación “Estado” a la comunidad Chibcha,
debido a que se había consolidado un territorio; una población con características en
común (idioma, raza y religión), y un conjunto de pautas de comportamiento que se
formalizaron con Nemequene (1450, d. C). Para el cronista Lucas Fernández de Piedrahita
(citado por Morales, 2007: 172), la instauración de una normatividad formal es lo que crea
el Estado Chibcha76, ya que antes había diferentes grupos independientes proclives a
enfrentamientos.
De ello se deduce que el crecimiento poblacional –dado por una agricultura próspera
(Lizarazo, 2006; Tovar, 1980) y la conquista de otras comunidades-, al dificultar el control
de los no cooperadores dentro de la comunidad, propició la creación de instituciones
formales para el control de los individuos, así como de funcionarios encargados de hacer
cumplir dicha normatividad. Esto ocurre porque un limitado contacto cara a cara con todos
los miembros del grupo, hace que los mecanismos naturales utilizados para generar
cooperación e identificación de los no cooperadores dejen de ser efectivos (anomia)77. La
evolución social de conjuntos humanos, conduce a la formación de instituciones como
53
solución adaptativa que satisface la función básica de supervivencia de los grupos
gregarios.
Este tipo de solución adaptativa es mullti-causal, por un lado, se da como resultado de las
presiones adaptativas del medio ambiente, que junto con el aprendizaje, guiaron la acción
colectiva que produjo mayores beneficios para los miembros del grupo. Por otro lado, las
emociones que generan acciones avocadas al beneficio grupal (pro-sociales), pueden ser
el resultado de sentimientos que emergen directamente del individuo, o producto de la
interacción con los otros (Anexo 6). Así como, la aparición de los castigadores altruistas,
indica el posible comienzo de líderes naturales dispuestos a trabajar por el beneficio de los
conglomerados; la evolución de la reacción placentera que se suscita cuando un altruista
castiga a un defector, es de naturaleza instintiva e innata (De Quervain, et al. 2004).
Es así como, el nuevo orden social conservó la estructura gentilicia inicial de las
sociedades indígenas, teniendo como centro de la sociedad a la familia, debido al fácil
control que se podía ejercer allí en términos cooperativos asociados con el parentesco. Lo
mismo sucede con el clan en una escala mucho mayor, en la que todavía actúan
eficientemente los mecanismos para la cooperación de individuo a individuo; además de
contar con la presencia de un capitán (tiba) que monitoreaba el comportamiento de los
miembros del grupo. Ya en la tribu, era necesaria la presencia de caciques o señores,
quienes controlaban que se cumpliera el mandato del Zipa, así como les correspondía la
administración de dichos territorios. La cooperación dentro de estas comunidades, estuvo
ligada por tanto a las creencias de los individuos, y por ende a las emociones que estas
concepciones suscitaban en ellos. Hecho que evidencia la importancia de la cultura en el
orden sociopolítico.78
3.1.1. Cooperación intragrupal
La cooperación intragrupal, será entendida desde una perspectiva biopolítica, como el
condicionante para alcanzar recursos económicos y sociales necesarios para la
supervivencia de una comunidad gregaria humana. Dentro de esta variable se
54
contemplan, la cooperación para el aseguramiento de recursos básicos y la identificación
grupal. Esta variable descrita por Masters (1989) se analizará en este apartado, con
relación a las vivencias de los Chibchas y los Muiscas en el periodo precolombino.
Los estudios de Thomas van der Hammen (citado por Dolmatoff, 1998: 22)79 comprueban
que el hombre estuvo en la sabana de Bogotá por lo menos 10.500 años a. C,
conformando grupos que ocasionalmente se dedicaban a la caza, de modo que eran en su
mayoría recolectores80 (Bushnell, 2007: 25; Chonchol, 1994: 17; Correal 1973, Correal y
Van der Hammen 1977, citados por Dolmatoff, 1998: 22-27). Este hecho, implica que la
cooperación en esta región, se pudo haber dado no como resultado de la caza colectiva,
sino de la siembra y de la recolección de alimentos, tal como lo proponen Rosenberg y
Linquist (2005: 15). En estas actividades también están implícitos mecanismos de control
social de grupos pequeños, tales como condicionantes de parentesco, de reciprocidad
condicionada y de selección de grupos, debido a que en la sociedad Chibcha se mantiene
una estructura social gentilicia.81
Sin embargo, la producción de alimentos en concordancia con el crecimiento poblacional,
implica una intensificación en el trabajo, no sólo en la adecuación del suelo, sino en la
manipulación del ecosistema para lograr mayor rendimiento82 -caminos, desvío de ríos,
campos elevados, terrazas, etc.- (Villamarín y Villamarín, 1999: 25-26). Todas estas obras
implican un cuerpo de individuos grande dispuesto a colaborar con el grupo y supervisar el
progreso del trabajo. Por ende, se necesita mayor cooperación para lograr el desarrollo de
tecnologías necesarias para la producción y conservación de alimentos. Dado el hecho, de
que la reproducción de los medios de supervivencia y el cumplimiento de necesidades
esenciales en el hombre es una empresa colectiva, a medida que va aumentando su
complejidad precisa de un mecanismo externo que regule los intercambios, tanto en las
interacciones cotidianas, como en las de índole económico. Masters (1989) categoriza la
cooperación intragrupal, en términos de economía y tecnología, como una de las causas
del Estado.
Para el 1000 a. C se presentó un cambio en los asentamientos de los grupos que vivían
en Colombia83. Las condiciones climáticas y de suelo del altiplano cundi-boyacense
55
aseguraron a los grupos migrantes, provenientes de la costa y la selva84 (Dolmatoff, 1998:
29-31; Uribe, 1999: 337), asentamientos en los cuales se logró desarrollar eficazmente la
agricultura de tubérculos y maíz. Fue el éxito en la agricultura lo que hizo que muchos de
estos grupos tribales, anteriormente nómadas, se asentaran en aldeas permanentes y
comenzaran a aprovechar la variedad de recursos disponibles en este nuevo ecosistema
(Villamarín y Villamarín, 1999: 26).
El maíz era el alimento primordial en la cultura indígena (Chonchol, 1994: 20; Dolmatoff,
1998: 57; Tovar, 1980: 10). Con la producción del mismo, se pasó de una sociedad
igualitaria tribal a una sociedad jerárquica señorial (cacicazgos), esto significó mayor
complejidad a nivel social, estableciendo categorías sociales que finalizan con la figura del
Zipa y el Zaque (Dolmatoff, 1998: 53-55; Lizarazo, 2006: 56). Con el desarrollo económico
a gran escala, fue necesario aplicar la redistribución y el control de los recursos comunes -
por ello el establecimiento de señoríos, tributos, mercados y depósitos- (Guillén, 1996:
55). En este punto, ya hay especialización en las labores de administración política,
sacerdocio, comercio, artesanía, entre otros. “Una familia monopoliza el acceso al cargo
de jefe o señor, mientras las otras adquieren distintos grados de prestigio según sus
respectivas especializaciones” (Silva, 1985. Citado por Cholchol, 1994:17).
Infinidad de pueblos se desarrollaron en torno a una economía específica, quienes
participando del Zipango llevaban una vida comunitaria que garantizaba a los individuos
protección en el comercio. De esta manera, la división del trabajo era fuerte, ya que
facilitaba los intercambios mercantiles entre comunidades (Tovar, 1980: 18). La división
del trabajo se realizaba bajo la institución familiar, cuyo control social dependía del
parentesco y de controles sociales naturales. Así, se distribuía la tierra para el consumo
familiar y el pago de tributos al cacicazgo85, como retribución a la seguridad que éste
prestaba en los intercambios comerciales entre las diferentes tribus, dedicadas a
productos heterogéneos (Villamarín y Villamarín, 1999: 27).
En consecuencia, se establecieron leyes que permitían la explotación de la tierra y los
recursos por parte de familias y clanes, sin detentar derechos de propiedad (Suescún,
56
1987: 36). El trabajo se especializó de acuerdo a los recursos disponibles en la zona
donde se ubicaba cada tribu. Las relaciones de intercambio comercial se establecieron
bajo preceptos de reciprocidad, es decir, si alguien realizaba un servicio o daba un bien a
otro, éste último debería retribuirle el favor en el futuro (Suescún, 1987: 37). De esta idea
surgió la figura de la minga, “que en términos generales, la norma consistía en dar un valor
igual al servicio que se prestaba” (Suescún, 1987: 38). Este tipo de intercambio era
posible, debido a la intermediación de los caciques, así como al limitado tamaño
poblacional de las diferentes tribus que hacían parte del Estado Chibcha.
De otro lado, el trabajo era considerado por los indígenas como una actividad comunitaria,
así las familias trabajaban en pequeñas parcelas (Guillén, 1996: 48), impartiendo
incentivos para la cooperación de manera directa. A nivel de tribu, quien tenía la
responsabilidad de asegurar que todos colaboraran con el Estado, era el cacique. Éste
también tenía a su cargo, la recolección de todos los tributos, como forma de redistribución
de los recursos disponibles a toda la comunidad. Paradójicamente, a medida que fue
creciendo la estructura política del cacicazgo, muchos de esos recursos fueron detentados
por el cacique y su familia, además de poseer privilegios de tipo legal (Morales, 2007: 144,
148; Villamarín y Villamarín, 1999: 18-20). De esta manera, se percibe el surgimiento del
nepotismo86 como una estrategia egoísta para lograr eficacia biológica individual o de
algún grupo de parientes en particular; el patrimonialismo87 y las oligarquías políticas y
económicas.
3.1.2. Conflicto intergrupal
El conflicto intergrupal está considerado dentro de las teorías de explicación del origen del
Estado, bajo la denominación de Teorías de Balance del Poder (Masters, 1989: 189). En
este orden de ideas, el Estado es la respuesta al conflicto que se presenta entre los
grupos para detentar el monopolio de la fuerza. La lucha por el poder88, tiene que ver
directamente con la satisfacción de necesidades vitales de los individuos; como lo son, la
reducción de amenazas biológicas; la disminución de la depredación; y el abastecimiento
de alimentos e insumos, mediante la apropiación de estos recursos o la conquista de
57
nuevos nichos ecológicos. Cuando se hace referencia al conflicto entre grupos, esté es
suscitado por la necesidad de supervivencia del grupo, logrando así cooperación (Stiling,
1999: 117).
Los recursos no se limitan a elementos físicos o del ambiente, sino que también se
refieren a recursos humanos en términos reproductivos y de mano de obra. De este modo,
al ser los grupos “unidades colectivas que encaran una obra común” (González et al.
2004: 13-14), se convierten en organismos funcionales que actúan en torno al beneficio
colectivo, sacrificando la eficacia biológica individual, por la grupal. Lo que une a estos
grupos, sea una meta común y/o la identidad, hace que estos actúen colectivamente frente
a una amenaza común (interior o exterior) o a la necesidad de supervivencia (Deutsch y
Krauss, 1965. citados por González, et al. 2004: 13-14; Johnson y Johnson, 1987: 8,
Citado por Vaughan, 2010: 269). Como resultado, el conflicto intergrupal se expresa en
términos de conquista o defensa.
En cuanto a la defensa de los grupos enemigos, la guerra jugó un papel importante en la
cooperación del Estado Chibcha (Morales, 2007: 173). Para esta tarea, se construyeron
fortificaciones, con el tributo de servicio de los moxcas –indios del común- (Tovar, 1980:
13), trabajo que era considerado como un deber para el bien de la comunidad. La defensa
de las tierras de alto rendimiento agrícola y otros recursos importantes lleva a la
institucionalización de guerras endémicas; alianzas militares; construcciones para la
fortificación y defensa; y, avances en los escaños sociales por mérito militar. La
movilización de las tribus selváticas a ambientes más propicios para la siembra de maíz,
con ciertas condiciones climáticas y de suelo, hace que la defensa de las tierras del
altiplano cundi-boyacese sea un asunto sumamente importante para los asentamientos
Chibchas (Dolmatoff, 1998: 55).
Los cultivos principales de los Chibchas eran la papa, el maíz, las chuguas, la batata y la
yuca, que se extendían por territorios de clima cálido y templado (Chonchol, 1994: 15). La
posesión de estas áreas hizo que las tribus vivieran en un estado permanente de guerra
58
defensiva, ya que sus tierras fértiles eran muy apetecidas por otras poblaciones
fronterizas.
La sociedad Chibcha, estaba organizada en aldeas y dos grandes federaciones, cada una
bajo el mando de un jefe supremo. Los Chibchas tenían una organización menos urbana y
no se concentraban tanto en caseríos de gran extensión, sino en pequeñas aldeas
dispersas. Estos dos “Estados” incipientes se dieron como resultado de una serie de
campañas de extensión territorial (Dolmatoff; 1998: 92). Ahora bien, la distribución dentro
del territorio, hizo que los Chibchas establecieran un flujo comercial importante, debido a la
diversidad de ecosistemas que compartían el centro y las demás aldeas, por lo que los
mercados se intensificaron y con ello, el intercambio (Dolmatoff, 1998: 95).
En este sentido, fue necesaria la búsqueda de protección contra los pueblos enemigos,
creando ejércitos de individuos cooperadores, que además de contribuir a la supervivencia
del grupo, alcanzaban reputación dentro de las tribus. Es relevante la cooperación de los
miembros del grupo en las labores de defensa, ya que el peor escenario de todos para un
pueblo es el de la conquista. Ello ocurre porque la conquista no sólo implica la apropiación
de los recursos naturales y el territorio, sino también la pérdida de identidad, la esclavitud
y la reducción significativa de la eficacia biológica de todo el grupo.
Las labores de protección y la construcción de tecnología para lograr seguridad, tuvieron
amplia aceptación en la comunidad Chibcha debido a que era considerado bueno desde
su mitología seguir las órdenes del Cacique, en concordancia con el beneficio grupal
(Guillén, 1996: 48). Por esta razón, la institución militar se formalizó y era muy popular, ya
que a través de este trabajo se podía ascender en los escaños sociales Chibchas, incluso
llegar a ser Cacique89 (Triana, 1984: 116). El hecho de que la milicia aumentara el estatus
social de sus participantes, implicaba un incentivo no sólo individual, en términos de
reputación y mayor eficacia biológica (Tingley, 2003); sino también, conllevaba este tipo de
beneficios para las familias de los militantes. Es decir, cooperar con el grupo generaba
eficacia biológica inclusiva en las familias. Asimismo, el aumento del estatus social,
59
brindaba posibilidades de liderazgo grupal, ya que los individuos que lo detentan son
considerados cooperadores y dignos de confianza.
La guerra en las tribus Chibchas fue mayoritariamente de defensa, es por eso que la
institución militar se encargaba de la protección del Zipa, de sus gentes, de las caravanas
de mercaderes y los recursos, frente al saqueo o la invasión -para ello utilizaban terrazas
que permitían divisar las fronteras de la ciudad- (Lizarazo, 2006: 40). La sociedad Chibcha
no tenía afán de conquista, no pretendía ser un imperio, a diferencia de los Incas (Morales,
2007: 173; Von Hagen, citado por Morales, 2007: 175). Sin embargo, las guerras que se
libraron en el territorio Chibcha, no fueron siempre de defensa, también se efectuaron
guerras de conquista. Así, ellos dominaron a muchos pueblos de climas templados y
cálidos con todas las ventajas que esos suelos ofrecen. Por eso encontramos en los llanos
y la frontera con los Paches, importantes comunidades con funciones de defensa lo que
ha llevado a estudiar esta zona como frontera militar (Tovar, 1980: 19).
De otra parte, el pueblo Chibcha se expandió entre los siglos 62 y 900 d. C, en los que
muchas tribus se añadieron al Estado (Anexo 7) (Lizarazo, 2006: 56). Entre las diferentes
aldeas, las conquistadas y las principales, se presentaba jerarquización de las segundas
sobre las primeras. Esto se veía reflejado en términos de tributos al cacicazgo, que en los
territorios conquistados eran más altos90.
No obstante, algunas comunidades resistieron la colonización de los Chibchas. Los
Chiscas una de ellas, se caracterizaban por no estar “sujetos a nadie” pues ellos “hacían
la guerra” y no “se servían de nadie” (Archivo histórico Nacional de Colombia, Bogotá.
Visitas Boyacá. 2, f. 10 r). Igualmente, Saquencipá, era otra comunidad que nunca estuvo
sujeta a “otros caciques ninguno fuera de su pueblo” es más, “todas las comarcas le eran
sujetas a él”. Testimonio de las fuertes relaciones de dominancia que existían en el
altiplano cundi-boyacence (AHNC, visitas Boyacá, 7, f. 570 r) La misma situación aplica a
la comunidad Mama, Támara, y Tecasquirá, que reclamaban su autonomía como pueblos,
defendiéndose de cualquier tipo de dominación por parte de otras comunidades, como los
poderosos señoríos.
60
Los señoríos de Bogotá (Bacatá) y el de Tunja llegaron a ser los más importantes debido a
la expansión que estos lograron a nivel político y militar con respecto a los demás
cacicazgos. De hecho, antes de la conquista estos dos cacicazgos se encontraban en
disputa militar (Tovar, 1980: 12).
Pese a que el Estado Chibcha no pretendía ser un imperio, como sucedió con otros
grupos indígenas (tal como Xochicalco en México, ejemplo de Masters, 1989: 190), el
componente de la guerra pudo haber incrementado la cooperación en el grupo. Sin
embargo, las situaciones de guerra con tribus más alejadas, así como su conquista no se
presentó de manera frecuente, debido a lo complicado de la geografía nacional.
A pesar de no ser un Estado nacional como los europeos, la organización social Chibcha
puede ser considerada un Estado en cuanto tenía, una sociedad organizada; un territorio
definido; y, poder político y legal ejercido de modo soberano (Morales, 2007: 158).
Además de ello, estableció un monopolio webberiano legal de la fuerza, cambiando las
estrategias egoístas de los individuos por estrategias cooperativas.
3.1.3. Cálculo costo-beneficio individual
La variable de costo-beneficio individual, consiste en que dadas ciertas condiciones
ecológicas en un periodo geológico determinado, por ejemplo la glaciación, existen
incentivos provenientes del entorno, que favorecen la cooperación. En consecuencia, las
estrategias individuales de costo-beneficio, son coherentes con las estrategias grupales
para el alcance de la supervivencia. Dicho en otras palabras, los beneficios de colaborar
con el grupo resultan mayores que los costos de cooperar con el conglomerado, en
términos de eficacia biológica; disminuyendo por tanto el riesgo de individuos egoístas
dentro del grupo. Esta tendencia, se ve reforzada con la implementación de incentivos
positivos y negativos para las conductas individuales en sociedad.
61
La pertenencia a una comunidad de tamaño relativamente grande, como la de los
Chibchas y Muiscas, implicó que la normatividad estableciera castigos para los infractores
de las normas, que iban desde la pena de muerte hasta la perdida de la reputación.91 En
cuanto al servicio de milicia, éste era obligatorio y las penas por no cooperar para la
defensa de los asentamientos implicaban asumir un rol femenino -en el caso de no ir- y
muerte violenta -en caso de desertar en batalla- (Morales, 2007: 139). El ostracismo,
también era un castigo frecuente en estas comunidades, dejando a los individuos exiliados
en una situación difícil para la alimentación, la reproducción y la defensa contra grupos
rivales depredadores.
Similarmente, el Zipa que concentraba el poder político y administrativo, diseñó tributos
que dentro del sistema de intercambio eran devueltos a los individuos en las festividades,
ejerciendo redistribución económica de los recursos, o eran pagados con favores futuros
recíprocos en el caso de intercambio comercial. De esta forma, este tipo de
comportamientos, constituyeron incentivos positivos para lograr cooperación a nivel
individual. Igualmente, el desarrollo de la economía se aseguró con el control de los
intercambios en el comercio, la especialización de los trabajos y el aprovechamiento de la
tierra y los recursos, a pesar de no existir derechos de propiedad (Suescún, 1987: 36). En
este sentido, se promovió el trabajo comunitario de las familias para proveer a sus
miembros de alimentación y poder pagar los tributos, bajo la premisa de no acumulación
exagerada de los recursos, sino de beneficio comunitario.
De la revisión parcial de la historia Chibcha en la época precolombina, podemos inferir
diversas relaciones entre las prácticas que se establecían para asegurar la cooperación de
los individuos y las variables que tienen que ver con el desarrollo biológico de los mismos.
La pérdida de reputación o reproche social, por ejemplo, implicaban que las posibilidades
reproductivas de los individuos culpados dentro de la comunidad se reducían notoriamente
–penas hereditarias- (Morales 2007, 139); de modo que, los demás miembros de la
comunidad aprendían por imitación a no realizar estos mismos actos92. De otro lado, el
individuo afectado reduciría significativamente su eficacia biológica y con ello menos
individuos no cooperadores habitarían en el territorio Chibcha.
62
De manera similar, las prácticas que evocaban emociones tales como la vergüenza o la
culpa, se mostraron efectivas dentro de los grupos pequeños para moldear los
comportamientos. También, el tipo de organización por familias, clanes y tribus (Suescún,
1987: 22-25), aseguró que la proximidad y el parentesco de los individuos actuaran como
mecanismos para frenar la no cooperación, en el sentido en que ésta implicaba daño para
el linaje genético de su mismo perpetrador.
Ahora bien, al estar el componente legal ligado íntimamente con la cosmovisión religiosa,
la creación de modelos mentales a nivel cognitivo fue mucho más fuerte, haciendo que las
normas se asumieran como un estilo de vida dentro del territorio Chibcha. Esto sucede así
porque en cualquiera de los casos, el romper una norma traería castigos a nivel espiritual
como efectivo, convirtiéndose estos castigos en disuasorios certeros del comportamiento
egoísta. De este modo, el cálculo costo-beneficio individual, da como resultado que los
beneficios de cooperar con el grupo superan sus costos, manteniendo entonces el
equilibrio cooperativo dentro del grupo.
Las normas de comportamiento Chibcha fueron formalizadas por el Zipa Nemequene93
(1450, d. C) (Morales, 2007: 147-149; Pérez, 1992: 86-88; Tovar, 1980: 12), Los
principales valores éticos que profesaban los Chibchas eran .1. El respeto a la vida, 2.
Rechazo a la violencia, 3. Sentido de dignidad humana, 4. Desinterés por la riqueza, 5. La
honestidad, 6. La laboriosidad, 7. La igualdad, 8. La verdad, 9. El sentido de justicia, 10.
La moderación, 11. La mentalidad comunitaria. No obstante, Bochica fue quien instauró
por primera vez pautas de comportamiento para los indígenas, explicando el origen de la
civilización y la relación del hombre con el cosmos (Silva, 1967: 10).
3.2. Vestigios culturales
A pesar de que el modelo de Masters (1989) parece adaptarse bien a la situación que
vivieron los indígenas en época precolombina y las tres variables que él propone en su
análisis se cumplen, es necesario rastrear cuáles características de este tipo de
63
organización permanecen presentes en nuestra cultura política, como legado cultural, a
pesar de la invasión de los españoles en el territorio colombiano.
En Colombia, la extensión y dificultad del terreno, y la poca población distribuida por todo
el territorio nacional, posibilitó el surgimiento de diferencias culturales marcadas entre
distintos grupos poblacionales y así mismo desigualdad. A causa de esto, se produjo el
aislamiento de los diferentes grupos humanos, y por tanto, se anidaron al interior de los
mismos modelos mentales disímiles correspondientes a la interacción cultural específica.
En palabras de Yunis (2006: 40-42), diferentes tipos de “raza”, encontraron un punto de
apoyo en las estructuras políticas a través de los dirigentes o “gamonales” quienes ponían
los valores regionales como escudo de sus intereses personales o grupales. A diferencia
de lo que sucedió en Mesoamérica, el desarrollo de las diferentes tribus fue discontinúo,
debido al profundo regionalismo de los asentamientos (Uribe, 1999: 337, 341), separados
por la compleja geografía nacional.
De este modo, el aislamiento producto de las condiciones ambientales, significó que una
vez constituido el Estado Colombiano como tal, permanecieran estructuras tribales de
identificación traducidas en regionalismos. Esto permite, que a nivel representativo
(burocracia) se trate de llegar al poder político nacional, mediante “favores”, apoyo o
beneficios, a una sola región en particular –selección de grupos-. Por ejemplo en el
senado, este fenómeno se puede rastrear con estadísticas de concentración del voto
regional, con respecto al origen del candidato (Montilla, 2008).
También, con la llegada de los españoles y la imposición de una nueva religión y ley, los
modelos mentales de los habitantes de Colombia para aquel tiempo debieron variar
bruscamente. Esto hizo que, los grupos indígenas tuvieran que renunciar a su forma de
comportamiento, entre ellas la forma para alcanzar la cooperación.94 A estos pobladores
fueron impuestos los ideales de Europa, entre los que estaba una cultura individualista, en
contraposición con la cultura cooperativista indígena basada en la familia y el clan (Guillén,
1996: 47; Morales, 2007: 166). Esto significa que, probablemente los indígenas adoptaron
no sólo las costumbres que les impusieron, sino también el comportamiento que
64
observaban de los conquistadores. Así, tanto los modelos mentales, como las instituciones
informales de la sociedad se transformaron, en conformidad con lo que se vivió en la
conquista.
En términos de la agricultura, las formas de relacionamiento con la tierra y con los demás
seres vivos cambiaron considerablemente tras la conquista. En las comunidades
indígenas precolombinas, la siembra y la caza estaban contempladas dentro de su
cosmología, asumiendo a la tierra como deidad. De este modo, los métodos que se
emplearon para las cosechas eran sostenibles, utilizando sembrados intercalados de
diferentes especies vegetales, no sólo para asegurar diversidad y con ella evitar la
catástrofe de una eventual pérdida de cosecha, sino para controlar las plagas mediante los
componentes naturales de las plantas. Sin embargo, la agricultura sostenible que ejercían
los indígenas se abolió y las consecuencias que trajo consigo, son visibles en la
inestabilidad climática del país.
Por otro lado, el nepotismo al que muchas veces las comunidades indígenas se vieron
sometidas, continúa presente hasta el día de hoy. Esto sucedió así porque los caciques se
tomaban atribuciones que no les correspondían con respecto a la apropiación de tierras y
tributos, con el objetivo de beneficiar a sus familiares o amigos. El problema de la tenencia
de tierras encontraba así otra fuente de frustración y conflicto a nivel histórico.
Más tarde con la llegada de los españoles y la instauración de derechos de propiedad –
antes no existentes-, se establecieron relaciones de servidumbre y de propietarios.
Aunque, como nos explican Kalmanovitz y López (2007: 129), esto contribuyó más
adelante a la falta de seguridad y de protección de la tierra, ya que en el mercado de
tierras no había derechos de propiedad bien definidos. Ya en el siglo XX, con el proceso
de disolución de resguardos, que en ocasiones fueron entregados a miembros del ejército
o personas influyentes del gobierno, se comenzaron a establecer oligarquías a nivel
económico, que a cambio de favores al Estado, recibían beneficios para su linaje.
65
Por último, es importante considerar el proceso de mestizaje que se dio en América Latina,
como herencia cultural, que mezcló las formas de comportamiento de los indígenas
precolombinos y los conquistadores españoles. En este sentido, la trasmisión de memes,
para utilizar el término de Dawkins (1993: 219), significó la simbiosis y continuación de
tradiciones culturales de estos dos pueblos, y a su vez, implica que muchas de las
características de estas razas a nivel genético, de idiosincrasia y de creencias de los
pueblos, persistan hasta hoy como legado cultural.
En consecuencia, el sistema social de intercambio no lucrativo y de cooperación altruista,
presente en las sociedades precolombinas, se vio afectado en adelante, involucrando las
relaciones políticas poblacionales. Este hecho implicó un cambio en la cultura.
3.3. Conclusiones y recomendaciones
A lo largo de este trabajo se trató de desarrollar un análisis cualitativo ex post facto sobre
la aplicabilidad de una concepción biopolítica del Estado. Lo anterior, a partir de la revisión
bibliográfica referente al comportamiento humano a nivel individual y colectivo que dio
cuenta de aspectos biológicos relevantes al analizar fenómenos políticos observables. El
análisis de caso, se remitió a la historia Chibcha y Muisca precolombinas, contrastándola
con tres supuestos que para Masters (1989), constituyen una explicación a la cooperación
en grandes grupos y la formación del Estado; teniendo en cuenta no sólo la evolución
cultural de la especie, sino también su evolución filogenética. La cooperación intragrupal,
el conflicto intergrupal y las estrategias de costo-beneficio individual, componen la
explicación sinérgica del origen natural del Estado.
Esta explicación, presupone que tanto el comportamiento egoísta, como el
comportamiento altruista en seres gregarios, particularmente en el caso humano, hacen
parte del repertorio comportamental innato de la especie. Dicha presunción implica, que
diferentes mecanismos biológicos propenden el despliegue de estos comportamientos de
acuerdo a las presiones del entorno, ello significa que el comportamiento humano oscila
entre estos dos extremos. Así, cuando los seres humanos viven en sociedad se
66
encuentran en constante conflicto entre lo que resulta mejor para la eficacia biológica
individual y la eficacia biológica grupal. De esta manera, el Estado es la solución
adaptativa intencional y artificial que idearon las comunidades humanas, para asegurar la
cooperación, frente a una forma de vida que hace difícil su control natural.
El estudio mostró que es precisa la incorporación de elementos de las ciencias naturales
en el análisis de fenómenos sociales para llegar a una explicación integral de los eventos
que componen lo humano en su esfera política, trascendiendo las miradas tradicionales
humanistas. Esto a pesar de las debilidades propias del enfoque (Losada y Casas, 2001:
254), dentro de las que se destacan, la difícil incorporación de variables biológicas en
explicaciones causales acerca de lo político; la imposibilidad de realizar estudios a partir
de la biología comparativa; y, lo complicado que resulta utilizar metodología cuantitativa
para medir variables como la eficacia biológica.
Se mantiene la hipótesis que una explicación integral del origen del Estado no puede ser
mono-causal, sino que debe tener en cuenta tanto los condicionantes biológicos y
culturales de los individuos, como la influencia del entorno. Es decir, que la explicación de
los fenómenos políticos observables responde a ciertos mecanismos biológicos que los
hacen posibles.
Por esta razón, el ambiente, no sólo artificial en el caso del Estado, sino de las
condiciones ecológicas del medio, influye en el comportamiento humano. El contexto
natural retroalimenta las intenciones de los individuos, que actúan de acuerdo con un
conjunto de oportunidades y restricciones para resolver problemas de cooperación y
conflicto. Es decir, la cooperación y la no cooperación como comportamientos dirigidos a
fines (resolución de problemas) resultan de la interacción entre el entorno y una condición
entendida como los rasgos compartidos por los miembros de la especie humana. Esta
condición humana, se expresa en los intereses, actitudes, deseos, creencias y acciones
individuales (Casas, 2009: 20), que son motivados a su vez por mecanismos como la
racionalidad, las emociones y las normas sociales o reglas de juego, que constituyen
institucionalidad.
67
La descripción de los rasgos biológicos relevantes que pueden ayudar a explicar el
comportamiento social humano, arrojó que las características cognitivas del hombre –
emociones, aprendizaje y lenguaje- son las que permiten el desarrollo de cultura,
entendiendo a éstas como mecanismos para la solución de problemas adaptativos a nivel
de especie; lo cual, junto con la evolución y el cambio del medio, dan como resultado la
adaptación de la especie y una aumentada eficacia biológica a nivel grupal. El éxito
adaptativo humano, es producto de que la cooperación se estableció como Estrategia
Evolutivamente Estable en las formas de organización humanas, proveyendo mayores
beneficios que la no cooperación en términos de selección natural.
Mediante la revisión de bibliografía especializada, así como la aplicación del modelo de
Masters (1989) se puede inferir que muchas variables deben ser tenidas en cuenta en el
momento de analizar los fenómenos políticos. En el caso del Estado Chibcha
precolombino, las condiciones propuestas por Masters (1989) se cumplieron, a pesar de
que debido a las condiciones geográficas, la lucha entre los grupos era más bien
esporádica. Esto añade una arista adicional a estudios como el de Bowles (2008), quien
establece que el logro de la cooperación en humanos, tuvo que basarse en dos
condiciones; la primera, grupos cohesionados y la segunda, intolerancia y rivalidad entre
los grupos.
Dentro del caso analizado, se pudieron rastrear tendencias innatas de comportamiento
individual que inciden en el devenir colectivo. Ejemplo de ello, son las emociones y sus
correspondientes reacciones. Además de ello, se pudieron identificar comportamientos a
nivel de grupos gregarios, que permanecen presentes hasta hoy, como es el caso de la
defensa contra los enemigos y la búsqueda de alimento. Estos aspectos, cumplen la
función básica de supervivencia, que hace parte del repertorio conductual de todas las
especies animales, y que en el caso humano, propiciaron la adopción de comportamientos
cooperativos. Estos comportamientos, se ven enmarcados en la organización social
humana, que en todas las sociedades es de naturaleza jerárquica, situación que pareciera
68
reemplazar la antigua organización de Macho Alfa característica de muchas de las
especies primates (Morris, 2000).
Por otro lado, la explicación evolutiva de la cooperación permite una interpretación más
profunda del dilema cooperación-competencia, así como la identificación de mecanismos
naturales para el control social de los individuos egoístas. En relación al mecanismo de las
normas sociales, que trascienden cuando los grupos crecen poblacionalmente, éstas
permiten explicar que el establecimiento de ciertas normas como las de reciprocidad,
cooperación y distribución, dentro de los intercambios grupales95, logran incentivar el
comportamiento cooperativo, permitiendo dar solución a problemas de acción colectiva en
los cuales existe un conflicto entre el interés particular y el comunitario.
En el caso Chibcha, las condiciones teóricas enunciadas por Masters (1989) se
cumplieron y fue evidente cómo las variables biológicas inciden en el comportamiento
grupal. Ahora bien, como este estudio es de carácter exploratorio no pretende probar nada
de modo determinista, sino que puso a prueba un modelo en una situación dada, bajo un
análisis cualitativo. Queda para una próxima investigación, profundizar en los aspectos
importantes que iluminó este estudio preliminar, o hacer una base de datos de fuentes
para tratar de falsear los resultados obtenidos aquí y comprobar si los hechos son
producto de la intervención de variables no consideradas en este análisis, es decir, lograr
la comprobación de hipótesis rivales que falseen la tesis defendida en este estudio.
En este análisis no se utilizó la Teoría de Juegos Evolutiva, a pesar de ser la metodología
propia del enfoque empleado, debido a que la formalización de este tipo de
comportamientos en el contexto actual, implica problemas metodológicos porque las
condiciones ambientales vigentes no son iguales a las que se presentaron en el momento
en que los mecanismos evolutivos para la cooperación emergieron para lograr la
adaptación humana a un entorno cambiante, en contraposición a la extinción.
De la misma manera, quedan por analizar otros estudios de caso que puedan dar cuenta
de la emergencia de una institución estatal, en la que no estén presentes todos estos
69
componentes, tales como las tribus de Hadza que presentan un comportamiento pacífico
(Rosenberg y Linquist, 2005: 8).
De otro lado, este estudio permitió rastrear comportamientos vigentes en la cultura política
nacional que pudieron prevalecer como herencia cultural. Nudos gordianos tales como, el
nepotismo (base de las oligarquías); el regionalismo; las deficientes distribuciones de
tierra; el patrimonialismo; el aún llamado cacicazgo territorial; y, la dificultad cultural para
practicar mecanismos de cooperación no dependientes del lucro. Son vestigios
comportamentales que respaldan una institucionalizada cultura del atajo (Yunis, 2006). La
frustración social, el sentimiento de injusticia constante y las reacciones violentas o el
indiferentismo, derivado de aquellas, han influido en las costumbres políticas y cotidianas
del ciudadano colombiano. La falta de reciprocidad y la disminuida confianza a nivel social
ha redundado en desintegración tanto social, como política.
Observando el desarrollo histórico, la herencia cultural indígena no alcanza a llegar pura
hasta la actualidad. La inclusión de costumbres foráneas de manera pacífica, pero también
coercitiva, de forma continua durante los últimos siglos, ha modificado la herencia cultural
que ha caracterizado el liderazgo político en Colombia.
De otro lado, la investigación arroja elementos importantes para el tema de “cambio
cultural”, ya que explora el posible origen de algunos comportamientos que caracterizan el
colombiano actual. Esta información y su método de indagación, pueden contribuir a la
formulación de políticas tendientes al cambio cultural de manera más efectiva.
Así mismo, tras la exploración de las formas de cooperación de los indígenas, se puede
llegar a contrastar dichas formas de vida con las actuales, con el objetivo de realizar
cambios culturales tendientes a una forma de vida más sostenible. Esto, con respecto a
los hallazgos de Ostrom en Governing the commons (1990), ya que las comunidades más
pequeñas, al ejercer un mayor control y forzar a la cooperación, realizan una repartición de
los bienes escasos de forma más equitativa y sostenible, como solución a la tragedia de
los comunes. De este modo, retomando muchas de las costumbres de los indígenas
70
precolombinos con respecto a la relación de los grupos humanos y la naturaleza, por
ejemplo, en aspectos como la agricultura, se puede llegar a un cambio en los modelos
mentales, que favorezca la supervivencia de la especie, en especial teniendo en cuenta la
situación ambiental en la que se encuentra el hombre moderno (cuarta mega-extinción).
De esta forma, se infiere que los cambios culturales pueden llegar a ser más efectivos
cuando tienen en cuenta las necesidades biológicas. Es decir, la relación entre cultura y
rasgos biológicos de la especie es de doble vía; en la que las características innatas de los
seres humanos afectan el desarrollo cultural, así como los cambios en el entorno y en las
necesidades orgánicas de los individuos pueden moldear la cultura (Montealegre, 2009;
67-68).
Finalmente, es necesario enunciar que esta exploración apenas comenzó a analizar desde
la perspectiva biopolítica y cultural, los procesos naturales de desarrollo socio-político para
este estudio de caso autóctono, queda todavía mucho por explorar en investigaciones
posteriores.
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ANEXOS
Anexo 1. Juego de la confianza
“An important example of a strategic game is the so-called trust game for two players. The first player is the investor; the second player is the trustee. At the outset of the game, both players have an endowment of, in this example, 12 points—where each point is equivalent to real money. The investor decides first. He can transfer any amount, x, between 0 and 12 points, to the trustee. On the way to the trustee, the investor’s transfer is tripled, so the trustee receives 3x points. Therefore, if the investor decides to transfer 8 points, the trustee receives 24 points. After the investor has made a decision, the trustee is informed about the investor’s transfer. The trustee can then return any feasible amount back to the investor—that is, any amount, y, between 0 and 12 + 3x points. After the trustee has made a decision, the game is over and each player earns the number of points held in his or her hands. Therefore, the investor earns 12 – x + y points, and the trustee earns 12 + 3x – y points. By returning twice the investor’s transfer (y = 2x), the trustee could ensure that both players earn the same amount: 12 + x. For example, if the investor transfers 12 points to the trustee and the latter returns 24 points, both players have doubled their initial endowment and earn 24 points. However, the trustee also has the option of returning nothing. If the investor transfers 12 points and the trustee returns 0 points, the investor earns nothing whereas the trustee earns 48 points” (Kosfeld, 2007: s45).
Gráfico 1. Formalización juego de confianza Kosfeld, 2007
* Es un juego secuencial, donde el primero en decidir es el inversor (I), tomando el curso de acción de transferir (trans.) o no transferir (NT). Después el Trustee (T) decide entre devolver (Return) o no devolver (NR). Fuente: Gráfico realización propia. Este juego implica mutua confianza entre los dos jugadores, de modo tal que los dos tengan la seguridad de transferir y recibir luego. Ahora bien, sabiendo que no hay ninguna razón para confiar, en el sentido en que no ha habido interacciones anteriores, la confianza depende meramente en la intuición. En este caso, la confianza recae en el riesgo, a su vez determinado por los niveles de oxitocina de los participantes.
83
Anexo 2. Señales de comportamiento humanas compartidas con otros animales
Cuadro 1. Comparación de medidas utilizadas generalmente para evaluar el miedo en animales y las utilizadas en DSM-III* para evaluar la ansiedad generalizada en humanos
Medidas de miedo en modelo animales Criterios DSM-III para diagnosticar ansiedad
generalizada Aumento de la frecuencia cardiaca Palpitaciones
Disminución de la salivación Sequedad en la boca Úlceras de estómago Trastornos digestivos
Cambios de respiración Aumento en la respiración Exploración y vigilancia Exploración y vigilancia
Aumento del estado de alarma Inquietud, fácil sobresalto Micción Micción frecuente
Defección Diarrea Acicalamiento Impaciencia Paralización Expectación aprehensiva –algo malo va a
suceder- * Diagnostic and statistical manual of mental disorders, 3ª ed. De Davies (1992). Fuente: Kandel (1997: 637).
Anexo 3. Dilema del prisionero
El dilema del prisionero es un juego de suma no nula, donde se lleva a cabo la interacción estratégica entre dos jugadores y en el que se decide si cooperar o no cooperar con el otro. El dilema del prisionero recibe su nombre del siguiente enunciado: La policía arresta a dos sospechosos de un crimen. No hay pruebas suficientes para condenarlos y entonces los separa, visitando a cada uno de ellos y ofreciéndoles un trato. Si uno de ellos confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a diez años, y el otro será liberado. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, serán encerrarlos durante tres años. Esta situación estratégica, siendo éste un juego simultáneo en el que los jugadores no tienen comunicación entre ellos, y suponiendo que los individuos son racionales, da como resultado:
Gráfico 2: Dilema del prisionero
Jugador A
Cooperar Defraudar Cooperar R=3, R=3
Recompensa por mutua cooperación
I=0, T=10 Pago al incauto y tentación
Para no cooperar
Jugador B
Defraudar T=10, S=0 Tentación para no
Cooperar y pago al incauto
P=6, P=6 Penalización por defección mutua.
* Se dan primero los pagos del jugador de fila. Fuente: Axelrod (1984: 20).
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Este es el resultado del juego, debido a que la estrategia dominante para ambos jugadores –racionales- es la no cooperación. Es decir, que independientemente de la decisión que tome el otro jugador, siempre será más provechoso no cooperar que cooperar. Sin embargo, el juego produce un resultado sub-óptimo para los dos jugadores, en el sentido en que éstos estarían mejor si ninguno de los dos traicionara al otro. Ahora bien, en un juego del prisionero de n personas, los actores en juego son muchos más, por ejemplo la sociedad. En este caso, el problema de la no cooperación se soluciona mediante un tercero que media en el juego, impartiendo castigos y premios para guiar al comportamiento deseado, o con reciprocidad.
Anexo 4. Tragedia de los comunes
La tragedia de los comunes se desarrolla de la siguiente manera: hay un pastizal abierto a todos, como es de esperarse, todos los individuos quieren mantener la mayor cantidad de ganado en el área común. Este acuerdo funciona satisfactoriamente por un tiempo, debido a las guerras entre tribus, las enfermedades y la caza furtiva, que mantienen a raya los niveles poblacionales de los animales y los hombres (ronda corta). Sin embargo, con el tiempo este equilibrio tiende a romperse convirtiendo a la situación de los comunes en una tragedia. Como seres racionales, cada uno de los individuos evaluará dos posibles cursos de acción, en los que primará el beneficio individual conseguido. De este modo, se decidirá entre añadir un animal más a los comunes o no añadir el animal. En la primera situación, el beneficio individual para el agente aumenta; mientras que en la segunda situación disminuye, ya que a pesar de que el recurso común está sobrecargado, el hecho de que individualmente se abstenga de introducir a otro animal, hace decrecer su beneficio individual. Ahora bien, como todos los individuos son racionales, todos optarán por incrementar su beneficio individual, añadiendo un nuevo animal al pastizal. Esto significa, que el recurso común se agotará y todos terminarán perdiendo (ronda larga) (Stiling, 1999: 106).
Gráfico 3. Tragedia de los comunes. Ronda corta – añadiendo 1 vaca
Jugador A
No añadir una vaca Añadir una vaca No añadir una vaca A= -1, B= -1 A= +1, B= -1
Jugador B Añadir una vaca A= -1, B= +1 A= +1, B= +1
*Modificado de Masters (1989: 171)
Gráfico 4. Tragedia de los comunes. Ronda larga – añadiendo X vacas
Jugador A
No añadir una vaca Añadir una vaca No añadir una vaca A= X-1, B= X-1 A= X+1, B=X -1
Jugador B Añadir una vaca A= X-1, B= X+1 A= X-100, B= X-100
*Modificado de Masters (1989: 172)
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Anexo 5. Coeficiente de parentesco en humanos e implicaciones para la interacción
Cuadro 2. Coeficientes de parentesco (r) entre pares de parientes en humanos y hymenoptera
Actor Receptor R valor (la probabilidad de que el receptor
contenga alguno de los genes idénticos al actor)
Diploide. Por ejemplo, humanos Padre Individual Individual Individual Abuelo
Cría Hermano Medio hermano Gemelos idénticos (monocigótico) Nieto
0.5 0.5 0.25 1.0 0.25
Haplodiploide. Hymenoptera, asumiendo que las hembras reina están con sólo un macho
Reina Reina Hijo Hermana Hermano Hermana
Hija Hijo Reina Hermana Hermana Hermano
0.5 0.5 1 0.75 0.5 0.25
Fuente: Cartwright (2000: 78) El dilema del prisionero esta aquí equiparado con la estructura de Hamilton (1964), en una situación de parentesco. Suponemos que los individuos son familiares (con coeficiente ½), así que a cada uno de los valores tanto de castigo (CI = 9), como de premio (PI = 9) se le añadirá la mitad del pago del otro jugador en cada celda (4.5). De esta manera, el resultado del juego beneficia la estrategia de guardar silencio ya que esta representa la estrategia dominante de los dos jugadores, en la que reciben un beneficio propio mayor (incluido el de eficacia biológica inclusiva).
Gráfico 5. Dilema del prisionero parientes
Jugador A*
Calla Habla Calla Beneficio mutuo
A= +13.5 B= +13.5
Nepotismo* A= +5 B= -5
Jugador B
Habla Sociabilidad o virtud*A= -5 B= +5
Daño Mutuo A= -13.5 B= -13.5
* Realizado desde la perspectiva de A. Fuente: Masters (1989: 166).
Anexo 6. Emoción y acción
La perdurabilidad de la emoción hace que los individuos se vean más motivados a actuar recién ocurridos los hechos, por lo que es difícil diferenciar la urgencia y la acción emocional.
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Entonces no sólo la urgencia puede inducirnos a actuar inmediatamente, sino también la impaciencia y la anticipación frente a la declinación de la emoción (Elster, 2004: 257).
Cuadro 3. Emociones y tendencias
Emoción Tendencia de la acción Evaluación emocional Enojo / rabia Hacer que el objeto de la
emoción sufra. Es provocada por una creencia negativa acerca de las acciones de alguien hacia un tercero. La rabia es provocada por una creencia negativa de una acción que otro ejerció sobre uno.
Odio Hacer que el objeto de la emoción deje de existir o sea odiado.
Es provocada por una creencia negativa acerca del carácter de otro, la creencia de que el otro es malvado.
Desprecio Ostracismo; evitación. El desprecio está inducido por la creencia que el otro es inferior
Vergüenza “trágame tierra”; huida, evitación, suicidio.
Es provocada por una creencia negativa acerca del propio carácter.
Culpa Confesar, ofrecer reparaciones, lastimarse
Es provocada por una creencia negativa acerca del propio comportamiento o acción.
Envidia Construir el objeto envidiado o a su poseedor
Es causada por los bienes que son deseados por uno pero propiedad de alguien más.
Temor Huir, pelear Es causada por un individuo u objeto que representa una amenaza a bienestar individual.
Amor Acercarse al otro, ayudar al otro, complacerlo
Compasión Consolar o aliviar el sufrimiento del otro
Es causada por un mal no merecido que recibió un tercero.
Gratitud Consolar o aliviar la angustia del otro, ayudar al otro.
Causada por la necesidad de ser recíproco con el otro en una situación difícil.
Fuente: modificado de Elster (2004: 257; 2007: 153)
Anexo 7. Tribus conquistadas o añadidas voluntariamente
Cuadro 4. Comunidades Chibchas principales y dominadas
Comunidades
principales
Comunidades dominadas
AL COCUY: Chita; Ura Cheva Y Ogamora; Pueblo De La Sal; Panqueba.
A BOGOTÁ: Cucunabá Y Bobotá; Caxicá; Chocontá; Pausaga; Siminxaca; Sisátiva; Teusacá;
Tibacuy; Tibaguyes; Ubaté.
A DUITAMA: Ceniza; Chitagoto; Gacha; Guacha; Ocavita; Paypa; Soatá Y Onzagá; Suta; Beteítiva.
A TUNJA: Guata; Motavita; Moniquirá; Pagasicá; Somondoco Y Soracá.
A SOGAMOSO: Betéitiva; Bombaza; Busbanza; Coasá; Gómenza Y Cosquétiva; Coytiva; Chipa;
Chusbita Y Sagara; Chipatá; Chuymite; Mona; Guáquira; Pesca; Pisba; Soacá;
Socotá; Toca, E Ysa.
Fuente: Realización propia. Información. Datos tomados de Tovar (1980).
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NOTAS
1 Del inglés, nurture and nature. 2 Los problemas de acción colectiva permanecen (latentes o manifiestos) a la base de las interacciones humanas debido a que estos se producen y reproducen de manera permanente a manera de dilemas sociales (Ostrom, 2007: 187). Esto se refiere a arreglos (situaciones) en los que los participantes eligen acciones en situaciones de interdependencia, en las que por lo menos un resultado ofrece altos pagos para todos los participantes, pero frente del cual existe la tentación individual de maximizar egoístamente beneficios materiales de corto plazo (Casas, 2009: 11). Los dilemas sociales generan resultados sub- óptimos. Este tipo de resultados implica que existe por lo menos un resultado diferente al racionalmente obtenido, que produciría mayores beneficios para los participantes. No obstante, éste supone altos umbrales de cooperación; el individuo racional, que es estratégico, sólo cooperará cuando sea rentable hacerlo, es decir, cuando el otro se sacrifique primero (Cante y Mockus, 2005: 164). 3 Psicólogos evolutivos como Shantz, D. (1986: 1323) y Shantz, C. (1987: 285) citados por Colmenares (1996: 347) definen conflicto social así: sujeto A acción, sujeto B acción de respuesta por oposición, sujeto A a su vez responde con oposición. (es decir, dos oposiciones al menos en una secuencia de interacciones). Una definición más amplia de la anterior, incluiría a la agresión, la sumisión o la tensión, como elementos detonantes del conflicto social. No obstante, en cualquier definición que se dé acerca del conflicto social hay que considerar la acción del actor y la respuesta del receptor; ello permite identificar si en la interacción social hay intereses encontrados (Colmenares (ed.), 1996: 348). Para profundizar en este tema, en particular en los primates, ver Wrangham (1980, 1987), Van Schaik (1983), Van Schaik y Van Hooff (1983), Dunbar (1998a, 1988b, 1989), Isbell (1991), Steklis (1993) y Lee (1994). 4 Capacidad de un individuo de sobrevivir hasta transmitir sus genes a la siguiente generación. En los seres humanos dicha eficacia es 100%, si al menos dos descendientes alcanzan la edad reproductiva. Fuente: Glosario.net, En línea: http://tecnologia.glosario.net/terminos-tecnicos-internet/si-1502.html. Última revisión: 08.02.10. “The proportion of an individual’s genes transmitted to future generations of the species” (Wilson, 1975. Citado por Masters, 1989: 155) 5 “En general, una estrategia (o regla de decisión) es un sistema completo de reglas que especifica qué hacer en cualquier situación que pueda presentarse (…) Así pues, una estrategia podría ser dar la orden de cooperar tras ciertas pautas de interacción, y de no cooperar después de otras.” (Axelrod, 1984: 25) 6 Retomando a Simon (1985) en términos de racionalidad limitada, el concepto “maximizar” debe ser cambiado por el de “satisfacer”. 7Para una distinción sobre diseño intencional y no intencional, así como de fuentes de variación intencionales y no intencionales ver Elster (2007: 287). 8 La selección natural es el mecanismo propuesto por Darwin para la evolución de las especies. Hoy en día no tiene exactamente la misma connotación que se dio en el Origen de las especies, ésta es considerada como un proceso de reproducción diferencial genéticamente seleccionado, es decir, la reproducción diferencial de los individuos con distintos fenotipos (y por lo tanto variados genotipos) en relación con el ambiente. La selección natural actúa preservando los individuos con genotipos más favorables y eliminando los que poseen genotipos desfavorables. Así, los individuos tienen una ventaja selectiva (aptitud) si son capaces de sobrevivir y producir descendencia fértil, haciendo una contribución genética a las generaciones posteriores. De este modo, se suprimen con el tiempo los fenotipos menos adaptados al ambiente, modificando así la composición del acervo genético de la especie en un sentido favorable para la descendencia. Hay cuatro tipos de selección natural, 1. Selección estabilizadora: en un ambiente estable, las condiciones desfavorables poco frecuentes tienden a suprimir fenotipos inadecuados haciendo una población más uniforme (distribución normal); 2. Selección direccional: Los cambios ambientales favorecen la selección de los fenotipos más estables haciendo que la distribución normal se desplace; 3. Selección disruptiva: los cambios ambientales favorecen la selección de fenotipos más adecuados en ambos extremos de la distribución normal, causando una separación; y, 4. Selección sexual: es condicionada por cualidades fenotípicas de las especies, feromonas, genes o fertilidad (Villee, C, et al. 1996: 389-392). 9 Skyrms toma de Maynard Smith el concepto de estrategia evolutivamente estable (EES) pero llevándolo a su término más coherente: cuando una estrategia invade una población no se trata sólo de reflejar una mejor racionalidad instrumental en un número mayor de “puntos”, sino que éstos, además, redundan en una tasa de reproducción superior” (…)”La reproducción de una estrategia no tiene por qué interpretarse solamente
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como reproducción biológica. Puede tratarse de una difusión de la misma mediante procesos de imitación o refuerzo (evolución cultural)”. (Del Río De Angelis, 2007: 40). 10 La intencionalidad diferencia el comportamiento animal del humano, ya que este último está avocado a metas, más no sólo a lo instintivo. “Una acción intencional es una acción causada por razones. Las razones están compuestas por deseos y creencias; el deseo de X y la creencia de que la acción A conduce a X, es una razón que causa la acción A” (Abitbol y Botero, 2005: 134-135). 11 Los mecanismos funcionan como cadenas causales que ayuda a explicar la transformación de un fenómeno X1, X2, X3… a un fenómeno Y. Entonces, para explicar el comportamiento individual es necesario avocar a los mecanismos que lo suscitaron, “entendiendo por mecanismos a patrones causales que ocurren frecuentemente y son fácilmente reconocibles, que son impulsados bajo condiciones generalmente desconocidas con consecuencias indeterminadas” (p.36) es decir, (…) “un principio general, o situación común, y cuando la dices, todo el mundo sabe exactamente de qué estás hablando”. (p. 37). Por otro lado, para explicar el comportamiento a nivel agregado, debemos ver los componentes del comportamiento individual (Elster, 2007: 36-37). 12 “El egoísmo mantiene que los únicos objetivos remotos de un individuo están dirigidos a sí mismo; las personas desean su propio bienestar y nada más, como un fin en sí mismo. Si les preocupa el bienestar de los otros, sólo es porque piensan que está relacionado de forma instrumental con un beneficio individual (Sober y Wilson, 2002: 193). El egoísmo, despliega una noción más amplia del beneficio a uno mismo, que incluye las recompensas internas (psicológicas), como externas (materiales). 13 “La hipótesis del altruismo sostiene que las personas a veces se preocupan del bienestar de otras como un fin en sí mismo”. El altruismo no niega las conductas dirigidas hacia el beneficio de uno mismo, pero considera que así como estas se presentan, también se pueden dar comportamientos tendientes a beneficiar a los demás. El altruismo, desde lo dicho anteriormente, niega la teoría egoísta en el sentido en que establece que los individuos en algún momento pueden llegar a tener un comportamiento avocado al bienestar de otros y no slo a fines individuales. “Los egoístas desean en último término sólo lo que creen que es bueno para sí mismos; los altruistas poseen deseos remotos acerca de lo que piensan que es bueno para los demás (Sober y Wilson, 2002; 198). 14 Eibl-Eibesfeldt (1971). De tal modo, tanto la naturaleza, como la cultura, influyen en el comportamiento cooperativo humano. 15 Esto debido a que, a pesar de que el desarrollo de un cerebro más grande ocurrió paralelamente al bipedismo y por tanto a la extensión del canal de parto, éste constituyó un riesgo muy alto a la hora del nacimiento ya que se ponía en peligro la vida de la cría y de la madre. El pasar de un cerebro promedio de 800cc en las especies homínidas cercanas, a un cerebro de 1400cc implicó mayor dificultad a la hora del parto, lo que podría haber significado un aumento en la mortalidad y por tanto no sería selectivamente ventajoso para la especie. Sin embargo, a pesar de que en otras especies de primates el parto no constituye un evento social, en los homínidos esto pudo haber ocurrido, de modo que hubiera cierta cooperación por parte de otros miembros del grupo social a la hora del nacimiento de las crías y así se hubiera disminuido los riesgos. Es decir, que hubieran existido motivaciones pro-sociales antes del desarrollo del cerebro, lo que permitió que esta mutación prosperara (Masters, 1989: 22-26). 16 La clave en términos evolutivos para entender el adaptacionismo humano, es mirar el desarrollo cognitivo, como forma de procesamiento de información que permite dar solución a problemas de la vida diaria que persistieron por muchas generaciones, lo que evoca también a una acción repetitiva que responde a esa categorización interna del mundo. De esta manera, las palabras cognitivo y procesamiento de información se refieren a “un lenguaje o nivel de análisis que puede ser usado para describir precisamente cualquier proceso psicológico, razonamiento, emoción, motivación y control motor (…) en la ciencia cognitiva, el término mente se refiere una descripción del procesamiento de información en las funciones del cerebro de un organismo y el sentido en que este puede ser usado” (Cosmides, et al. 1992: 65). 17 La evolución homínida se constituye de cuatro fases sucesivas. La primera es la Fase Prehumana, que comprende a Ardipithecus y Australophitecus; en esta categoría se encuentran las especies de Orrorin Tugenensi, Ardipithecus Ramidus, Australophitecus Anamensis, Australophitecus Afarensis, Australophitecus (Paranthopus zilantropus) Basei H5, Australophitecus (Parantrophus) Robustus y Australophitecus Africanus. La segunda es la fase Protohumana, a partir de la cual los individuos ya no tienen cráneos especializados, en ésta están las especies de, Homo Habilis y Homo Rudolfensis. La tercera es la Fase Humana Antigua, también conocida como la fase del Homo Erectus, aquí se desarrollaron las especies de, Homo Ergaster, Homo Erectus y Homo Erectus Latianensis. Por último, la cuarta es la fase
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Humana Reciente, en la que se encuentran las especies de Homo Antecessor, Homo Heildelbergensis, Homo Neardentalensis y Homo Sapiens (Villee, C. 1996: 446). 18 “La parte del lóbulo parietal izquierdo que se ocupa de la comprensión del lenguaje” (Kandel, et al. 1997: 754). 19 “Una región en la parte posterior del cortex frontal izquierdo que participa decisivamente en la expresión del lenguaje” (Kandel, et al. 1997: 754). 20 “En general la abstracción se refiere a algo que sólo existe en la mente: una idea, un concepto, una representación mental de algo, que puede (o no) existir en el mundo externo (…) es un principio fundamental de la función del sistema nervioso. La naturaleza de estos procesos emana de los patrones filogenéticos del cableado adquirido por el sistema nervioso a lo largo de la evolución” (Llinás, 2001: 261). 21 Durante este proceso de aprendizaje por imitación, fue importante la prolongación de la crianza producto de un desarrollo cerebral más largo (Hasta los 5 años aproximadamente) debido a que las madres son las primeras en enseñar a las crías diferentes gesticulaciones a la hora de interactuar con los infantes (Masters,1989: 64-66). 22 Las normas sociales, incluyen las normas de etiqueta, normas de revancha, y del uso regulado del dinero; estas normas son utilizadas cuando el agente puede observar lo que hace (Elster, 2007: sección II). Las normas sociales por su parte, se constituyen en otro móvil para la acción que guía y moldea el repertorio conductual de los individuos. Éstas se caracterizan por constituirse en un mecanismo irracional que dirige la acción humana en la medida en que “no tienen en cuenta las consecuencias de la acción” (Elster, 1997: 38). En términos generales, las normas sociales pueden lograr que las personas actúen en contra de su propio interés ya que no se encuentran centradas en los resultados. 23 Para mayor información sobre las capacidades de asociación, inteligencia y memoria, mirar Pinker (2001: Capítulo II). 24 Los modelos cognitivos, cumplen la función de guardar nuestro conocimiento, de forma tal que se transforma en una estructura que nos ayuda a entender las situaciones problemáticas que existen en el entorno. De otra forma, un modelo mental puede ser entendido como la abstracción que realiza la mente frente a las situaciones que el individuo enfrenta con su entono, justo antes de un contacto fáctico con el ambiente que le rodea, es decir, una retroalimentación con el entorno respecto a la percepción a priori del mismo. Es así como, en la retroalimentación de dichos modelos con el entorno, los primeros pueden ser reafirmados, reevaluados o rechazados, ya que sus presunciones eran erradas o reales. Así inferimos que, el aprendizaje es el complejo proceso de modificación de los modelos mentales, de acuerdo a la retroalimentación del entorno. Al hacer esto existe un proceso de “reconstrucción representacional” que significa que la solución almacenada de acuerdo a la experiencia anterior del individuo para cierto problema, es reordenada para ser generalizable a otro tipo de problemas. Esto conduce a que, los modelos mentales en sí mismos no siempre lleven a las soluciones acertadas, por lo que el aprendizaje interviene aquí como proceso de ensayo y error (Mantzavinos, et al. 2004: 75-84). 25 Para una mirada más profunda de esta relación (Neuman, et al. 2007). 26 Para mayor información (Mantzavinos, et al. 2004: 75-84). 27 Esta forma de aprendizaje social, es denominada por Mantzavinos, et al. (2004: 76-77) como la dimensión estática del aprendizaje colectivo, que tiene que ver con el hecho de que en una sociedad los individuos tienen que comunicarse para dar solución a problemas comunes que les atañen. Como resultado de este intercambio de información, se producen ciertos modelos metales comunes. De esta manera, se crea una estructura común de interpretar la realidad y de darle solución a los problemas que en ella se presenten, llevando a formas más lejanas de interacción social. 28 El aprendizaje por imitación surge de la creación de nuevas formas de caza o de creación de herramientas, consecuencia del “ocio productivo” que fue causado por el aumento del consumo de alimentos altos en proteínas y por tanto en energía. El proceso de “ocio productivo” se gestó en La Fase Proto-Humana, con la aparición del Homo Habilis y Homo Rudulfensis y con ellos la invención de la industria lítica. 29 La selección social a diferencia de la selección natural, es artificial e implica intencionalidad. La intencionalidad es “(…)a plan of action the organism chooses and commits itself to in pursuit of a goal” (Tomasello, et al. 2005: 8). Es decir, que la intencionalidad implica la toma de decisiones de un individuo o grupo, que debe coincidir lo mejor posible con la meta esperada a cumplir. 30 “La tomografía por emisión de positrones (PET) es una sofisticada técnica empleada en medicina nuclear para el diagnóstico no invasivo de distintas enfermedades. En el PET están fusionadas varias tecnologías para la generación de información cuantitativa, espacial y funcional de los procesos biológicos a través de la
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obtención de imágenes de los eventos moleculares y celulares tomadas directamente de los organismos vivos, empleando radiofármacos PET” (López-Durán, et al. 2007: 26). 31 “Conjunto formado por striatum (el núcleo caudado, el putamen) y el pallidus”. Una masa de sustancia gris -núcleos caudado y lenticular- situada en la base de los de los hemisferios cerebrales, delante del tálamo. Área subcortical del cerebro, parte de los ganglios basales. Esta área es importante en la planificación y modulación del movimiento y el funcionamiento ejecutivo (Bérubé,1991: 110). 32 “Emotions can impact the evaluative process when they are used directly as information. That is, a negative mood can be used as a factor in deciding that an object is bad, regardless of whether the mood has anything to do with the objects (…) Schwartz and Clore (1988) argue that individuals making evaluations simply think about the object being evaluated and ask themselves how they feel: if they feel good they evaluate the object positively” (Cassino y Lodge, 2007: 106). 33 “it is clear that evolutionary pressures would favor, rather than select against, emotional processing that is concurrent with judgment in social contexts” (Spezio y Adolphs, 2007: 81). 34 En animales sociales, el macho o hembra alfa es el líder natural del grupo, al que los demás siguen. En algunos grupos, los machos y hembras alfa alcanzan una eficacia reproductiva considerable, representando genéticamente a la población, al ser los que se reproducen más exitosamente. 35 Weeden (2002: 714) propone que entendiendo cómo se genera el conocimiento común, se puede explicar de mejor manera porque la gente coordina en algunas ocasiones. De este modo, Tingley (2003:19) sugiere que esto sucede como consecuencia de que las mentes humanas están similarmente constituidas. Es decir, nuestra herencia evolutiva puede haber logrado que en muchas ocasiones haya un conocimiento común de las cosas, generando salidas o estrategias especificas en ciertas decisiones. 36 Los sentimientos pro-sociales tales como la empatía, la pena y la culpa, esconden un motivo egoísta de fondo que es el no sentirse mal consigo mismo, o la satisfacción emocional. Gintis (2002: 258) lo explica con un ejemplo de la siguiente manera: “People save babies from fires, then, because they empathize with the plight of the infant and pity the distress of its parents, not because they believe that altruism has a long-run personal benefit. Moreover, people would feel ashamed if discovered in the cowardly act of ignoring the baby’s plight; even if no observer were present, many would engage in the altruistic act to avoid the guilt they would carry with them knowing the selfishness of their behavior”. 37 El aprendizaje por imitación está codificado genéticamente, así lo demuestran enfermedades como el síndrome Asperger y el autismo, que están asociadas con defectos genéticos en los cromosomas 7 y 15 que varían el flujo de serotonina, lo que no permite en el caso del autismo lograr lo que propone la teoría de la mente, que es la capacidad de pensar la interacción con otro individuo teniendo en cuenta las intenciones que puede tener este para la acción (Rosenberg y Linquist, 2005: 25). 38 Las emociones son mecanismos que logran moldear la conducta, pues afectan y modifican las preferencias y las creencias de los actores incidiendo, por tanto, en su acción, Elster ha introducido la importancia de éstas en estudio del comportamiento en las diferentes ciencias sociales. Cuya importancia radica en que, si estas no existieran y los individuos fuesen solamente auto-interesados y egoístas, probablemente los procesos cooperativos no existirían. Del mismo modo, Frank (1988) ha demostrado la importancia de la evolución y las emociones, en cuanto diferentes expresiones físicas se han desarrollado para identificar los cooperadores, de los no cooperadores -Teoría de la mente- (Tingley, 2003: 19). 39 A partir de la teoría evolutiva se identifica al estatus como una característica deseable que posibilita la reproducción del individuo que lo posee, y acorta las posibilidades de progenie al que no lo tiene (Tingley, 2003: 14). 40La interacción con miembros de nuestra misma familia –kin-, tiene matices dramáticamente diferentes a la interacción con desconocidos, ya que el incremento en la eficacia reproductiva de un pariente, al tener mis genes también me beneficia indirectamente a mí, incrementando mis posibilidades de supervivencia. Un acto altruista hacia un familiar bien podría adoptar la siguiente forma: c < rb, donde c es el costo del acto altruista, r es el grado de parentesco entre el actor y el beneficiario, y b es el beneficio recibido por el acto altruista (Rubin, 2002: 24). 41 Jutta Schneider y sus estudiantes, Jasmin Ruch y Lisa Heinrich de la Universidad de Hamburgo, Alemania, en un artículo publicado en el journal BMC Evolutionary Biology encuentran que las arañas Stegodyphus tentoriicola son más eficientes al cazar con individuos con los que están emparentadas, que con individuos desconocidos. En este sentido, como en los humanos y otros animales, el parentesco favorece la evolución de comportamientos menos egoístas y más cooperativos (Biomed Central, 2009: 24).
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42 (cuando en sistema simpático y parasimpático están compitiendo) ejemplos de ello son el rascarse la cabeza, mirar hacia otro lado, mirar el reloj, mover las manos, etc. (Morris, 2000: 88-90). 43 Lo mismo sucede con el numero de conocidos que tiene cada uno de nosotros, los que no superan el numero de un grupo tribal de nuestros antepasados, en general se evitan los estímulos sexuales, los gestos, las miradas fijas y el contacto con los desconocidos con quienes nos encontramos a diario (Morris, 2000: 48). 44 Comunidades semi-cerradas porque en ellas residía una línea genética específica, que permitió la evolución del parochial altruism. “Altruism is conferring benefits on others at a cost to oneself; parochialism is favoring ethnic, racial or other insiders over outsiders” (Bowles, 2008: 326). 45 “Climatic and archaeological evidence indicate that competition between groups, which underpins the process by which parochial altruism evolves, was rife during the Late Pleistocene, about 126,000 to 10,000 years ago. The extraordinary climate instability recorded in Greenland ice cores would have heightened competition for resources, forcing long distance migrations and frequent encounters among hard-pressed and, in the later part of the period, well-armed groups. Archaeological finds, such as projectile wounds found in the skeletons on the Channel Islands off southern California, suggest that during seven millennia of prehistory, conflict among groups was especially intense during periods of environmental stress” (Bowles, 2008: 327). 46 La teoría multiregional postula que los humanos pre-modernos migraron desde África para convertirse en humanos modernos en otras partes del mundo (Johanson, 2001). 47 La especie humana surgió de una hembra y aproximadamente media docena de machos, que hace unos 144.000 años atrás desarrollaron una población de más o menos 5000 individuos en África (Rosenberg y Linquist, 2005: 17). 48 Colmenares y Rivero (1986: 63) definen las interacciones como: “secuencias de acciones intercambiadas entre diferentes individuos y a menudo implican la participación, activa o pasiva (i,e., presencia), de más de dos individuos”. El etólogo Robert Hinde (1976a, 1983b) identifica tres niveles de complejidad social: las interacciones, las relaciones y la estructura grupal. El nivel más elemental y el único observable es el de las interacciones. De este modo, las interacciones constituyen la materia prima para hacer generalizaciones que permiten analizar y explicar el comportamiento social en cualquiera de los niveles arriba mencionados. Según Hinde, la interacción necesita 1. La descripción de lo que los individuos hacen juntos (contenido) y de cómo lo hacen (cualidad). 2. Puede caracterizarse de dos maneras: el individuo A realiza una acción X al individuo B, o el individuo A realiza una acción X al individuo B, quien responde con una acción Y. 3. Una interacción es temporalmente corta. 4. La “cualidad” de la interacción resulta de la situación en la que esta sucede, las propiedades de esta interacción no están presentes todas las veces en la conducta de cualquiera de los participantes por separado. 49 Aunque la evolución ha sido tema de controversia entre filósofos y naturalistas a lo largo de los siglos, los primeros en hablar de una teoría de la evolución y del mecanismo que la desata fueron Charles Darwin y Alfred Wallace, aunque ideas acerca de la evolución ya habían sido enunciadas en Aristóteles (384-322 a.C) y posteriormente, de manera importante en los hallazgos ya falseados para la biología de Jean Baptiste de Lamark (1809). En el libro el origen de las especies por medio de la selección natural Darwin esbozó muchas de sus ideas acerca la evolución orgánica de los individuos, basándose en su teoría de selección natural que se fundamentaba en cuatro postulados fundamentales: 1. Los individuos que componen una especie difieren entre sí; 2. Se producen muchos más organismos de los que pueden encontrar alimento y sobrevivir hasta la vida adulta; 3. Ocurre una lucha por la supervivencia entre los numerosos individuos producidos, de modo que los provistos de características que les brindan alguna ventaja en la lucha por la existencia tienen mayores probabilidades de sobrevivir que los que carecen de tales rasgos; y 4. Los sobrevivientes transmiten estas características ventajosas a sus descendientes y a generaciones futuras. Aunque en ese momento Darwin no sabía de la existencia del ADN, después de las investigaciones del Mendel que influenciaron el neodarwinismo, se conoce que las diferencias entre los individuos residen en la variedad de genes que codifican sus características y que las fuentes de variación de dichas características son las mutaciones, es decir cambios al azar en el ADN que persisten y son heredables (Villee, 1996: 666-680). 50 El mecanismo que opera en un proceso de decisión, i. e. un proceso de elección de un curso de acción, es la racionalidad. Una acción racional es una acción llevada a cabo, elegida, porque su agente cree que así puede lograr lo que desea. Los deseos son valoraciones de los resultados de las acciones, las creencias son estimaciones de la probabilidad de que una acción conduzca a un resultado y las interpretaciones son
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valoraciones de las acciones consideradas independientemente de los resultados (Abitbol y Botero, 2005: 135) 51 Los deseos son valoraciones de los resultados de las acciones, las creencias son estimaciones de la probabilidad de que una acción conduzca a un resultado (Abitbol y Botero, 2005: 138). 52 Traducción propia. 53 Psicólogos evolutivos como Shantz, D. (1986: 1323) y. Shantz, C. (1987: 285) definen conflicto social así: sujeto A acción, sujeto B acción de respuesta por oposición, sujeto A a su vez responde con oposición. (es decir, dos oposiciones al menos en una secuencia de interacciones). Una definición más amplia de la anterior, incluiría a la agresión, la sumisión o la tensión, como elementos detonantes del conflicto social. No obstante, en cualquier definición que se dé acerca del conflicto social hay que considerar la acción del actor y la respuesta del receptor; ello permite identificar si en la interacción social hay intereses encontrados (Colmenares (ed.), 1996: 348). 54 La interacción cuenta tanto como las reglas del juego y la percepción o balance comparado de las ganancias y pérdidas entre los jugadores. Sin embargo, esta proposición no anula el hecho de que algunos puedan perseguir metas exclusivamente egoístas (Vidal De La Rosa, 2008: 8). 55 “Estos autores, y la mayor parte de aquellos que se valen del enfoque de elección racional, coinciden en cuatro presuposiciones: primera, los fenómenos políticos son básicamente producto de decisiones individuales; segunda, los individuos son capaces de ordenar sus preferencias; tercera, todo ser humano busca satisfacer sus preferencias y, en este sentido, cabe decir que todo ser humano es auto-interesado y egoísta y; cuarta, todo individuo, al elegir un curso de acción para llegar a una meta en lugar de otro, busca maximizar su satisfacción” (Losada y Casas, 2008: 86). 56 “Basada en la lucha por la vida y la supervivencia de los más aptos” (Axelrod, 1984: 84). 57 “La defección es la solución dada por la evolución biológica cuando los encuentros se producen una sola vez. La defección es el resultado producido por tendencias evolutivas inevitables a través de la mutación y la selección natural: si los pagos se expresan en términos de adaptación al medio, y las interacciones entre los individuos son aleatorias y no repetidas, cualquier población que contenga una mezcla de estrategias heredables evoluciona hacia un estado en el cual ningún individuo coopera” (Axelrod, 1984: 93). 58 Para profundizar en este tema: (Aguiar, 1991; Medina, 2007; Olson, 1965). 59 La cooperación entre animales no humanos, en especial en insectos ha sido explicada a través de la selección por parentesco (Hamilton, 1964). (Thayer, 2004: 39). 60 Al formular su teoría sobre la selección natural, Darwin no pudo resolver completamente una falla teórica de la misma, el comportamiento cooperativo entre las diferentes especies. Hizo alusiones al respecto, pero ninguna fue conclusiva. 61 La aptitud (denotada como W en los estudios de genética de poblaciones) es un concepto primordial en la teoría de la evolución. Este concepto describe la capacidad de un individuo con cierto genotipo de reproducirse, lo que corresponde a la proporción de los genes del individuo en el acervo genético de la siguiente generación. Si las diferencias entre genotipos distintos afectan a la aptitud, entonces las frecuencias de los genotipos cambiarán a lo largo de las generaciones; haciendo a los genotipos más adecuados, los más comunes (selección natural). En términos genéticos puede definirse como la contribución promedio de un alelo a las siguientes generaciones: W = (l)(m). Donde W=Adecuación absoluta; l=Supervivencia y m=fecundidad. 62 Por ejemplo en situaciones donde hay abundancia de comida los animales tienden a ser asociales, ya que no hay beneficio para la cooperación (Masters, 1989: 13-15) 63 Término original utilizado por Axelrod (1984). 64 La teoría de cooperación reciproca no está en contravía de los postulados de la selección por parentesco, de modo que se puede asumir que la primera forma de reciprocidad se produce dentro de grupos de individuos estrechamente relacionados, en ese sentido se utiliza aquí la palabra “demo”. 65 El tercero que media en los intercambios puede ser una institución o un “castigador” altruista. Ahora bien, la presencia de alguien que refuerce el comportamiento cooperativo a través de la coerción, añade una variable más para tener en cuenta cuando se analiza la conducta de los individuos. Esta variable es el riesgo de sufrir una penalización (P), que si es suficientemente fuerte puede desincentivar el comportamiento no cooperativo, al proveer mayores costos en el acto de desertar con relación a la opción de cooperar. De estos dos temas se hablará más adelante. 66 La importancia que le asignan los jugadores al resultado del juego, Axelrod (1984) lo denomina W, haciendo referencia al peso que tienen determinadas acciones en el juego presente o en los juegos
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iterativos. Para los jugadores siempre es más importante el resultado del juego presente, que el de los juegos que están por venir. En este sentido, la estrategia no cooperativa se refuerza, ya que los individuos se concentran en obtener mejores pagos de manera inmediata, que pagos óptimos en el largo plazo. 67 Traducción propia. 68 La deriva genética, junto con la selección natural, son las fuerzas evolutivas que hacen cambiar las características de las especies en el tiempo. Se trata de un cambio aleatorio en la frecuencia de los alelos en pequeñas poblaciones, dada por patrones de reproducción específicos. Esto conlleva a la predominancia de ciertos alelos sobre otros, haciendo que la población sea genéticamente menos diversa. Las dos formas en las que se presenta la deriva genética son: el efecto fundador o el cuello de botella, generando cambios que no todas las veces son adaptativos. 69 Reforzar aquí hace referencia a que ciertos comportamientos son motivados por las sensaciones de placer o incomodidad que los agentes experimentan al tomar un curso de acción determinado. Este tipo de reacciones se dan como respuesta a un proceso evolutivo complejo, que hace que los individuos actúen de determinada manera porque ello les genera bienestar interno -psicológico- (Darlington, P. J, 1975: 3750). 70 “La interacción de la rivalidad intergrupal, la cooperación intragrupal y las estrategias de comportamiento individual, pueden dar cuenta de la emergencia de los Estados y las burocracias más efectivamente que una teoría mono-factorial” (Masters, 1989: 196). Traducción propia. 71 Entendidas como estructuras cognitivas flexibles que son el tránsito de la novedad a la rutinización (Mantzavinos, et at. 2004: 76). 72 Mientras que las instituciones son las reglas de juego, las organizaciones son los grupos de jugadores que actúan bajo esas reglas (North, 2003). 73 North (2006) define instituciones como “reglas de juego de una sociedad” que sirven para reducir la incertidumbre y los costos de transacción. 74 Las instituciones se dividen en formales e informales, las primeras hacen referencia a prácticas espontáneas de solución de problemas de interacción tales como las normas sociales. Las instituciones formales son arreglos intencionados que competen al ámbito legal y que disponen de un ente superior para su cumplimiento (Mantzavinos, el al. 2004: 77). 75 Etapas, 1. El Paleoindio (Lítica): Cazadores-recolectores, 2. Formativa: cerámica, agricultura y vida aldeana, 3. Cacicazgo y 4. Federaciones o Estados incipientes. 76 En palabras de Armando Suescún (1998: 27) “entre los Chibchas y, en general las culturas indígenas americanas, la comunidad era una entidad mucho más compleja y profunda que la sociedad en la cultura occidental. La comunidad era no solamente un conjunto de personas sometidas a leyes comunes, sino un grupo social unido por un haz de vínculos –parentesco, étnico, territorio, idioma, religión, normas éticas, leyes y costumbres- que integraban a todos sus miembros en una entidad orgánica y viva”. 77 Es una situación o conjunto de situaciones, que llevan a la carencia de normas sociales o la degradación de las mismas. 78 Para profundizar sobre la importancia del mito y la religión en las costumbres políticas y económicas de los Chibchas Lizarazo (2006); Silva (1967: 10). 79 Estudios acerca de la cronología del pleistoceno y el holoceno en Colombia han arrojado que la industria de las lanzas no está muy ligada a las tradiciones culturales de la zona; se han encontrado complejos líticos más dicientes que consistieron en la producción de instrumentos tallados en lascas, como raspadores de diversas formas, cuchillos, utensilios denticulados, etc. Estas industrias se encontraban en la Costa atlántica y pacífica, el Magdalena medio, y algunas localidades del interior. En El Abra y cerca al salto del Tequendama, se han encontrado diversos utensilios líticos que se pueden datar de la última era tardiglacial en el holoceno y que corresponden a cazadores-recolectores de la época, quienes cazaban animales pequeños como venados, armadillos y pequeños roedores (Chonchol, 1994: 18). 80 Las primeras migraciones de vida humana a las Américas, se efectuaron durante la última era glacial (hace 20.000 años aproximadamente) como resultado de las presiones climáticas. Los grupos que arribaron eran cazadores-recolectores omnívoros. A medida que el tiempo pasó, estos nuevos pobladores debieron adaptarse a las condiciones que se vivían en América y a partir de ese proceso, comenzaron a diferenciarse culturalmente. De esta manera, los pobladores de estas regiones desarrollaron cierto tipo de industria lítica y ósea que se diferenciaba de las demás por su función, tecnología y estructura. Evidencia arqueológica (puntas de proyectil) señala mayor presencia de cazadores en Norteamérica, que en el centro o el sur del continente, en donde se encontró mayor evidencia de actividad agrícola -instrumentos burdos tallados con percusión- (Dolmatoff, 1998: 16-18; Suescún, 1987: 17-18).
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81 La cultura Chibcha tenía una estructura fundamentalmente gentilicia, cuyos principales elementos eran la familia, el clan y la tribu. La organización social comprende varias instituciones, la primera de ellas es el clan o gentilicio, que es un grupo de individuos de más o menos 100 personas, emparentados y que trabajan comúnmente, a este sólo se entraba por matrimonio, y se salía por exilio voluntario o no. La autoridad la tenía un capitán (tiba) –elegido democráticamente- cargo que ejercía de por vida (Morales, 2007) 82 El hombre americano aprovechó al máximo los diversos ecosistemas a los que tuvo acceso, para enfrentar los problemas que representaban los diferentes terrenos. Para ello tuvo que desarrollar diferentes tecnologías y métodos: 1. Almacenamiento de los excedentes de las buenas cosechas para el futuro. Esto condujo al desarrollo de técnicas para la preservación de alimentos. 2. Construcción de almacenes para las reservas. 3. Intercambio de alimentos con otras zonas (mercado). 4. Diversificación de riegos y controles biológicos entre varias especies, de modo que se podían proteger contra los animales y daños climáticos. 5. Dispersión de las parcelas sembradas, de este modo se aseguraba que si había catástrofe ecológica ésta no afectara todos los cultivos. (Chonchol, 1994: 30) 83 El desarrollo de la agricultura en Colombia data del 3.000 a. C con comunidades, de más o menos 2000 personas, asentadas en la costa atlántica. Estas personas cultivaban yuca, maíz y varias cucúrbitas, así como ya existía la manufactura de cerámica. Para esta época se data crecimiento poblacional en los grupos, existiendo evidencia de que en la costa se inició la cerámica para todo el continente, que era utilizada para la recolección, para romper semillas, triturar tallos y procesar todo tipo de alimentos vegetales (Dolmatoff, 1998: 32). El hallazgo de azadas indica que los indígenas ya labraban la tierra y para el 3.000 a. C muchas comunidades vivían en aldeas permanentes, con residencias que se encontraban alrededor de un edificio ceremonial, asentamiento explicado por la variedad de recursos que se encontraban. 84 “(…)se parte de la premisa que la agricultura intensiva, así como la vida aldeana, se desarrollaron primeramente en las selvas amazónicas y que estos modos de vida se difundieron luego –hace unos 4000 a.C hacia las tierras bajas de la costa altántica de Colombia y la costa pacífica de Ecuador” (Dolmatoff, 1998: 30). Así estas culturas, luego emigraron para las zonas centrales del territorio andino. 85 a) Tributo general: cada año asistiendo al cacique. b) Tributo de fiestas: realizar trabajos que el cacique ordenaba en las fiestas o actos religiosos. c) Tributo de cosecha: asistencia de los indios para recoger el maíz y posiblemente otras cosechas. d) Tributo de Correrías: cuando los caciques salían a recorrer las tierras. e) Tributo en servicio militar: la obligación que tenían en las guerras de servir a sus caciques, en contra de los indios que se resistían (Tovar, 1980: 15). 86 Nepotismo. (De nepote). 1. m. Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos. Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. En línea: http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3yLEMA=cultura. Última revisión: 2.11.10. 87 “La estructura patricial de dominación es patrimonial cuando aparece un cuadro administrativo personal del señor y los compañeros se transforman en súbditos. La característica entonces es el reparto de bienes a los miembros del círculo. Cuando la autoridad se ejerce dentro de las organizaciones políticas, se denomina estatal-patrimonial, y su forma es semejante a la establecida en la comunidad doméstica.También es importante rescatar las formas de sostén de los “servidores patrimoniales” que Weber denomina prebendas, es decir “cuando se confieren de un modo renovado, con apropiación individual pero nunca hereditario las asignaciones sobre las existencias del señor en dinero o bienes, otorgamiento de tierras, o mediante apropiación de probabilidades de rentas, derechos o tributos. Y denomina “prebendalismo” a la existencia de una administración mantenida principalmente de esta forma” (Trocello, s.f; 2). 88 El poder es la relación en la que A es capaz de que B haga algo que de otra manera no haría (Dahl, 1957: 203) 89 “El zipazgo era hereditario dentro de un clan determinada, el clan Chía…En cambio para la elección de un Cacique confederado, cuando éste moría sin dejar herederos, su reemplazo se escogía entre los más valientes y de mejor comportamiento…” (Pérez, 1992: 84). 90 “Y la mayor solidaridad organizada de los Muiscas les permite obtener subordinación estable de otras etnias, por medio de la dominación militar y haciendo vasallos permanentes a los jefes enemigos y esclavas a las mujeres del grupo dominado” (Guillén, 1996: 49). 91 “Sólo se establecían la pena de muerte para los asesinos, y para los demás transgresores se imponía el castigo de azotes por la primera vez; el de infamia personal por la segunda y el de la infamia hereditaria por la tercera reincidencia.(…) fue tan eficaz para la moralidad del pueblo que, según el cronista, los indios ignoraban el hurtar y el mentir hasta cuando los españoles se los enseñaron; (…)” (Morales, 2007: 139).
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92 “(…) sufrían castigos con martirios que buscaban extenderlos, para que la comunidad entendiera que si obraban así, no tendrían perdón.” (Morales, 2007: 149). 93 Las leyes moralizadoras se reducían a cuatro: no matar, no hurtar, no mentir, y no quitar mujer ajena. Establecían castigo de azotes a la primera vez, de infamia personal a la segunda, y de infamia hereditaria por la tercera reincidencia. Esto fue así hasta el Zipa Nemequene (1450, d. C), quien añadió penas al incesto, al adulterio, a la negligencia en el parto, a las herencias de no herederos que quedaban al fisco, obligación del servicio militar y sus castigos, arras matrimoniales, etc. Es decir, instauró la legislación civil y política de una civilización en desarrollo. Reunió la experiencia de varias épocas y de este modo pudo edificar una legislación acorde con las costumbres de las comunidades, formalizando e institucionalizando muchas de las estructuras de comportamiento social indígena, como fundamento de la formación del Estado Chibcha (Morales, 2007). 94 “Lo que realmente diferencia al sistema social y político de las comunidades aborígenes respecto de las formas europeas que chocan con su cultura a partir del siglo XVI, es el hecho de que los derechos y deberes de los grupos indígenas y su auto-identificación no surgen del domicilio, no son la consecuencia de un derecho territorial, sino que se vinculan con el sentimiento de consanguiniedad real o ficticia” (Guillén, 1996: 49). 95 Las normas de reciprocidad nos obligan a devolver los favores que otros nos han hecho; las normas de cooperación incluyen lo que podría llamarse “Kantianismo cotidiano”: cooperar si y sólo si fuera mejor para todos que todos cooperaran que si nadie lo hiciera; y las normas de distribución regulan lo que se considera una asignación justa de ingresos u otros bienes (Elster, 1997: 116).