UNA MIRADA PSICOANALÍTICA SOBRE LA VIOLENCIA CONYUGAL, EN LA CINTA TE DOY MIS OJOS DE ICÍAR...

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UNA MIRADA PSICOANALÍTICA SOBRE LA VIOLENCIA CONYUGAL, EN LA CINTA TE DOY MIS OJOS DE ICÍAR BOLLAÍN http://www.edualter.org/material/cineiddssrr/ojos.htm

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UNA MIRADA PSICOANALÍTICA SOBRE LA

VIOLENCIA CONYUGAL, EN LA

CINTA TE DOY MIS OJOS DE

ICÍAR BOLLAÍN

http://www.edualter.org/material/cineiddssrr/ojos.htm

NACIONALIDAD:Española

GÉNERO:Drama psicosocial DIRECCIÓN:Icíar Bollaín

PRODUCCIÓN: Santiago Garía de Leániz(Producciones La Iguana)

Enrique González Macho (Alta PC)

PROTAGONISTAS:Laia Marull como Pilar

Luis Tosar como Antonio

Kiti Mánver como Rosa

GUIÓN: Icíar Bollaín

Alicia Luna

FOTOGRAFÍA: Carles Gusi

MÚSICA: Alberto Iglesias

DURACIÓN: 106 minutos

En una macro-encuesta sobre la violencia contra la

mujer en el 2015, se calculó que un 12,5 % de

mujeres mayores de 16 años, que viven en España ha

sufrido violencia física o sexual de sus parejas o

exparejas a lo largo de la vida, indagación que,

en el 2011, arrojaba un porcentaje de 10.8%,

mientras en el 2006 era de un 6.3%; pero, hay que

advertir que esta última pesquisa incluyo

adolescentes de dieciséis y diecisiete años.

Y se distribuía así:

Pero, en búsquedas más amplias, como la elaborada

con la colaboración del Centro de Investigaciones

Sociológicas, siete de cada diez víctimas no

denuncia, lo que equivale a un 67.8%, porque un

44.6% le restan importancia a lo sucedido o no lo

consideran suficientemente grave; un 26.6% deja de

hacerlo por miedo o temor a las represalias y un

21% por vergüenza, de tal modo que una de cada

cuatro mujeres, un 23.4% continúa la relación pese

al maltrato, que incide en los hijos y aún se

consulta a profesionales de las ciencias ψ por

este motivo en un 29%, en la medida que se valora

bien este servicio, según nos informa Elena G.

Sevillano. 1

Pero Alba Mareca 2 nos alerta sobre la cantidad de

feminicidios durante el 2015, nada más que medio

centenar, cuando lo ideal sería que no hubiera

ninguno.

1

? Sevillano, E.G. Violencia machista: Un 12,5% de las mujeres ha

sufrido durante su vida en España. El País – España 30 de marzo

del 2015.

http://politica.elpais.com/politica/2015/03/30/actualidad/1

427722209_303241.html

2 Mareca, A. Medio centenar de feminicidios durante 2015. La Marea,

18 de julio del 2015.

http://www.lamarea.com/2015/07/18/medio-centenar-de-

feminicidios-durante-2015/

Gabriela Atencio, directora de Feminicidio.net,

citada por Mareca, nos dice que este número grande

de asesinatos de mujeres, nos permite ver otras

violencias machistas que se invisibilizan, sin

tener en cuenta la definición de la ONU de que

violencia contra las mujeres es el maltrato en el seno de las

relaciones de pareja, agresión sexual en la vida social y acoso

en el medio laboral, en la cual el feminicidio sería

apenas una de sus categorías clasificatorias, como

forma particular de violencia.

Esto señala que los mecanismos de prevención ante

este problema de Salud Pública son insuficientes y

debe ponernos alerta, a sabiendas de que ha habido

todo un retroceso en los últimos años en la

calidad de la atención de la violencia a la mujer,

tanto en el campo preventivo, como en el procesal,

en el punitivo y en la protección, dada la

fractura que se ha dado en el Estado de Derecho y

en el Estado de Bienestar, con las políticas

neoliberales, ahora imperantes.

Es muy posible que en la actualidad se esté

desmintiendo la existencia de feminicidios en

España, problema que se proyecta al Tercer Mundo,

como si aquí no se diera en grande.

Mi esposa asistió hace varios años a un curso, que

dio la socióloga Sofía Laiz, sobre violencia de

género, donde los alumnos tuvieron la oportunidad

de ver la cinta de Icíar Bollaín, Te doy mis ojos,

que siempre quise ver; pero que ahora sólo pude

ver parcialmente, porque Youtube está vedada la

transmisión de las últimas dos partes de la cinta,

que si bien no me parece de la calidad de También

el agua, pese a contar con actores de la talla de

Luis Tosar, pues pareciera no pasar de ser un

documental moralizante, sobre ese asunto tan

complejo que es la violencia dentro de la pareja,

con afectación de los hijos.

El guión me resulta bastante simplón, ni siquiera,

diría yo, que llega a ser una sonata, una pequeña

oda a la liberación femenina; más bien he tenido

la impresión de estar ante un documental

pedagógico, cuya utilidad no niego, pero que dista

mucho de ser una verdadera obra artística.

Ambos protagonistas están en paro, un problema

cada vez más grave en España, - por más que se

maquillen las estadísticas - después del 2008, con

la crisis financiera mundial, que tanto ha

afectado al país ibérico.

Pilar trata de buscarse la vida en algo que

resulta de su agrado, el enseñar las obras de arte

del Toledo, donde viven; pero, Antonio es un

hombre inseguro, celoso, que da por cierto la

coquetería de su mujer, con unos celos cuasi-

delirantes, que le hacen estar seguro de que ella

va a allí a exhibirse y seducir a los hombres, por

lo cual en el acmé de una crisis de celos, que

termina en un franco maltrato, tratado con

bastante sutileza por la directora

cinematográfica, el marido la saque al balcón

semidesnuda, para ponerla en la picota y castigar

con la ley del Talión, lo que él supone que es un

pecado.

Así las cosas, pienso que estamos ante un hombre

enfermo, no me atrevería a decir si en sí mismo o

en la situación de vínculo conyugal, que vive en

un momento, en el que en el macrocontexto social,

hay una realidad ominosa: El desempleo, de donde

Antonio se convierte de víctima en victimario.

Un asunto, que desde el punto de vista del

psicoanálisis de parejas, dentro de esa

especialidad del psicoanálisis, que se ha dado en

llamar psicoanálisis de las configuraciones

vinculares, Elina Aguiar 3 nos habla de la

violencia en la pareja, como parte de esa

violencia constitucional, que todos llevamos

dentro y que tenemos que tramitar en el día a día;

pero, que en determinadas situaciones se

desencadena y, entonces, habrá que abordarla en un

eje diacrónico, longitudinal, histórico, para

3

? Aguiar, E. Violencia y pareja. http://www.vivilibros.com/excesos/10-a-06.htm

emplear la terminología de Ferdinand de Saussure 4,

muchas veces trasmitida por los antepasados, como

sería en el caso de Pilar, cuya madre aguantó el

autoritarismo de hombre machista y estaba decidida

a continuar, aún en lo consciente, ese discurso de

sometimiento y Antonio alude a una interpretación

del psicólogo, que apunta a su intolerancia a las

frustraciones, por haber sido un niño mimado por

la vida.

Aunque la cinta de Icíar Bollaín parece predominar

el eje sincrónico, del aquí y ahora, que más

interesa a los psicólogos cognitivo-conductuales.

Pero esa violencia se da en distintos espacios

psicológicos. Así, en los:

4 Saussure, F. de Curso de lingüística general. Akal, Madrid, 1991, 320 pp.

Espacio intrasubjetivo, en el interior del

sujeto, en su realidad psíquica más íntima.

Espacio intersubjetivo, en el mundo de las

relaciones con el otro.

Espacio transubjetivo, el cual incluye el

contexto sociocultural en el que se vive.

Y es preciso entender que agresión no es igual a

violencia; la agresión, para Konrad Lorenz 5, es un

pretendido mal, porque es lo que nos permite

oponer resistencia a las influencias del medio, al

adaptarnos de una manera activa, en la que nos

transformamos y obligamos al medio a hacerlo, sin5

? Lorenz, K. Sobre la agresión: un pretendido mal. 8ª. Ed. Siglo XXI, México, 342 pp.

una pasiva y deformadora acomodación, como bien lo

resalta Jean Piaget 6.

En la violencia, en cambio, como lo señala Janine

Puget, la opción de decisión del otro es anulada,

de tal manera que se lo manipula para invalidar su

posibilidad de pensar, como si se pretendiera

crear un agujero mental, algo que vemos de una

forma muy palpable en la siguiente escena:

https://www.youtube.com/watch?v=60VCU3deBhw

Así, la persona violentada se aliena, en una

situación que, si se vuelve crónica, se deja de

desear, aún, sexualmente; lo que puede exponer a

la violación, en el caso de la mujer, con la

6 Ferreira, E. Piaget. Colección Los Hombres de la Historia,

169 , Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1995,

s.p.

provocación de un agujero en la mente del otro,

para arrebatarle la identidad a la pareja.

Para Janine Puget e Isidoro Berenstein, la violencia

sería un acto vincular cuyo objetivo es el deseo de matar, de

eliminar psíquica o físicamente al otro como sujeto… lo

humano en el otro, para transformarlo en un no sujeto, al

privarlo de todo posible instrumento de placer y, por ende, de

existencia.

Ahí, en el violento sólo impera el deseo de uno de

los sujetos, constituyentes del vínculo, de

transformarse en soberano, sin admitir la

existencia del otro 7; entonces, lo que se pretende

anular es a un polo del vínculo de pareja, en la

7

? Puget J. y col. El status psicoanalítico de la violencia social. 38th

International psychoanalytic Congress. Amsterdam, Julio

1993. 

medida que la diferencia entre los miembros es

generadora de conflicto; de lo que se trata es de

desconocer al otro como sujeto singular y

autónomo, como una manifestación narcisista del

agente violento, que busca una fusión, donde no se

diferencien el yo-objeto del amor narcisista y el

yo-del otro, objeto de amor erótico, como objeto

distinto del sí mismo.

Icíar Bollaín se mete en la cotidianidad de la

vida de sus protagonistas y los presenta como a

cualquier hijo de vecino, no podríamos decir que

Antonio sea un monstruo, en apariencia es un

hombre común y corriente, aquejado por el paro,

inhibido en la búsqueda de alternativas, cosa que,

quizás, envidia en su mujer, quien pareciera

enfrentar el problema de una manera distinta, en

un proceso de subjetivización; Antonio es un

hombre al que vemos ubicado en la psicopatología

de la posición esquizo-paranoide 8; pero, que porta

algo ominoso dentro de él. Al menos si lo miramos

desde una perspectiva individual.

Pero creo que es pertinente detenerse en los

efectos de la desocupación de la pareja, que me

parece un eje fundamental del conflicto; ya que

ella busca una salida para dicho problema, incluso

con la posibilidad de llevarse su familia a vivir

en Madrid, como guía de exposiciones, para el

conocimiento del arte pictórico en alguna galería

e ir de una ciudad pequeña a la capital, con la

ilusión de que todos tengan allí más

posibilidades, como vemos en la siguiente escena:

8 Segal, H. Introducción a la obra de Melanie Klein.

https://psicologiadeldesarrollo1.files.wordpress.com/2012/0

7/h-segal-posicion-esquizo-paranoide.pdf

https://www.youtube.com/watch?

v=y00W1NU_vec&index=6&list=PL8B3D67CD275A082A

Y es que el paro es una forma de violencia social,

que atenta contra los Derechos Humanos, porque el

Derecho al Trabajo hace parte del Derecho a la

Vida y su pérdida puede implicar diversas formas

de muerte, con una angustia letal, con miedo a la

muerte bio-psico-social, que pone al sujeto en un

absoluto estado de desamparo, que impide la

búsqueda de proyectos de vida, porque todo queda

condenado a la más cruel de las incertidumbres.

Esta situación de angustia es descrita muy bien en

su libreta de notas:

El corazón se acelera y parece como que se nubla la cabeza,

que te ahogas; te parece que se te llena el cuello y la nuca de

hormigas, que te secas por dentro, se para el aire, el ruido, se

para todo.

Ello impide la ubicación en una temporalidad,

porque pareciera ser, que por delante, sólo queda

un No futuro, tal como nos lo presentara el

cineasta colombiano Víctor Gaviria en su magistral

película Rodrigo D. – No futuro, aunque, en este caso,

trascendería la situación de la adolescencia

colombiana; puesto, que el futuro, tanto en el

caso de Rodrigo D., como en el de Antonio, implica

desesperanza y el temor a quedar atrapado en esa

catástrofe social, lo que hace tambalear el marco

en el que se apoya la pareja.

Así el sujeto es atacado tanto en su espacio

intrasubjetivo, como en el intersubjetivo y en el

transubjetivo, en la medida que la civilización no

ofrece otra cosa que malestar, una molestia, que

altera los vínculos con los más allegados y daña

la realidad psíquica del sujeto en sí mismo.

Entonces aparece la amenaza de la marginación

social, se ocasiona una profunda crisis personal y

familiar, que repercute entre otras patologías, en

una patología del vínculo conyugal, por la carga

de tensiones, que pueden encontrar alivio en

actuaciones violentas contra el otro, o contra sí

mismo, con efectos impredecibles, entre los cuales

aparecen como más siniestros, el feminicidio, el

infanticidio y el suicidio.

Y así, Antonio siente herida su autoestima, con un

yo a punto de desintegrarse, que trata de

restituirse a través de la envidia inconsciente y

los celos, sin que pueda escuchar las fantasías

más optimistas de su mujer, porque siente que la

sociedad le ha arrebatado su condición de sujeto,

de donde su intento de fusionarse con su mujer,

quien pareciera estar en uno de esos momentos de

decisión, en que se pone a prueba la subjetividad,

dispuesta a buscar salidas más eróticas, al

servicio de la pulsión de vida.

Es como si la gente empezara a sentir que la

sociedad ya no tiene lugar para ella, que se ha

convertido en una naderías; aún, cuando tienen

algún trabajo; pero, tantas veces, las condiciones

laborales son muy degradantes y precarias, que la

gente empieza sentir que ya no importa, que ya no

interesa, que pertenece a una generación condenada

a un doble genocidio, cuando un hombre de cuarenta

años es rechazado de la vida laboral, por ser

demasiado viejo.

Se entra entonces a hacer parte de una masa

sobrante, en donde el sujeto se convierte en un

número, como pasaría en situaciones de Terrorismo

de Estado; yo diría cuando se está en el

Terrorismo de los Mercados, ese nuevo engendro de

la nueva economía, generadora de la gran

desigualdad, que ha denunciado Joseph Stiglitz 9,

de tal suerte que va in crescendo la gente en

condiciones de exclusión social, con todo el

desconocimiento del sujeto, que ello implica.

Si esta película parte de un falso documental,

entre la realidad y la ficción, con códigos y

convenciones del cine-ojo, pero, al fin y al cabo

una ficción, que pretende crear la ilusión de ser

una realidad, ejecutado por la propia Icíar9

? Stiglitz, J. E. El precio de la desigualdad. El 1% de la población

tiene lo que el 99% necesita. Editorial Taurus

Bollaín sobre psicoterapia de grupo para

maltratadores, en el cortometraje Amores que matan,

considero que ésta no es una estrategia

terapéutica muy aconsejable para estos casos, por

lo estigmatizadora que es y porque ignora que el

maltrato hace parte de una relación vincular,

inmersa en un macrocontexto socio-cultural e

histórico, en un momento dado.

De hecho, en la última escena, que vimos en este

mismo artículo, el hombre, al sentir que Pilar se

va a ir, tira la libreta de notas, que le

aconsejaron llevar como un diario, con lo positivo

en hojas verdes y lo negativo en rojas, al río y,

posiblemente, no volverá a terapia.

¿Qué pasaría si se atendiera a la pareja?

En un curso sobre Psicoanálisis de las Configuraciones

Vinculares, en Odres/Aleph, en Medellín, una de

nuestras profesora fue la psicoanalista Silvia

Gomel, quien nos hablaba de haber trabajado con

parejas, en las que ella, físicamente, tenía que

interponerse con su cuerpo, entre los dos miembros

de la pareja, para detener pasajes al acto

violentos, de la misma manera que nos comentaba

Ignacio Maldonado sobre sus intervenciones con

familias en México, donde impera tanto el

machismo, como en España y quizás en todo el mundo

latino, porque la violencia conyugal, que se

observa en películas anglosajonas, es de otro

tenor, como podemos constatarlo en la La luz que

agoniza o Encaje de media noche; es una violencia

menos brutal, más sutil acaso.

Pero, como bien lo señala Graciela Kasitzky de

Bianchi, en la vida de pareja pueden haber

desbordes de violencia, que generan muchísimo

malestar y el clima de intimidación se puede

extender a las sesiones psicoanalíticas mismas,

material que puede aprovecharse para hacer

conexiones con la historia de cada uno de los

miembros de la pareja; a pesar de en un encuadre

multipersonal, el clima pueda llegar a ser tan

crudo, en medio de la violencia emocional, los

reproches y quejas, amenazas de divorcio y

abandonos, pero, cuando se le logra mostrar a la

pareja como para cada uno el otro es un

inexistente, no tenido en cuenta como ser

sufriente, dado el desconocimiento del otro y la

falta de un ocultamiento de lo pulsional, cuando

el terapeuta funciona como un tercero.

Ahí, la presencia de lo pulsional puede resultar

un obstáculo para una talking cure; pero hay que

enfrentar la dificultad sin recurrir a un lenguaje

pedagógico por parte del terapeuta. 10

Es necesario que se pueda comprender en el proceso

terapéutico que el exceso, el maltrato y el abuso

pueden ser explicados como negatividades, que se

positivizan. 11

La violencia conyugal es una de las tantas formas

de violencia de la sociedad actual, que, como

contraparte, impone una violencia instituyente del

malestar en la cultura.

10

? Kasitzky de Bianchi, G. Límites del análisis, obstáculos de los

tratamientos. Psicoanálisis de las Configuraciones

Vinculares, Tomo XXXIII, Nº 1, 2010,p. 35-3611

? Ibid, pp. 39-40.

Esas violencias actuales, entre ellas la familiar,

requieren de un abordaje multidisciplinario, que

ponga a interactuar conceptos como los de Poder,

Dominio, destructividad y crueldad, íntimamente

relacionados; pero, no homologables entre sí.

Y en el caso de Te doy mis ojos, vemos como los

Poderes económicos establecen una condición de

desempleo, como telón de fondo, que resulta

exasperante en la medida que no se respetan las

subjetividades sino que son anuladas, mientras las

personas son consideradas prescindibles.

Estos poderes impiden que el sujeto haga lo que

desea, con lo cual lo lleva a una constante

frustración, con toda la ira, que ésta genera y

puede desplazarse sobre la pareja, donde se actúa

el conflicto entre el Poder y el Deseo, sobre

todo, si entendemos el Poder a la manera del

Michel Foucault, quien lo considera como la

multiplicidad de relaciones con un fuerza inmanente, que

ejercen un dominio, constitutivo de las organizaciones sociales,

puesto que el Poder está en todas partes… viene de todas

partes, aunque no sea una institución, ni una estructura, ni una

potencia de gente con ciertas dotes, sino una situación

estratégica compleja en una sociedad dada, que opera de una

manera asimétrica entre las partes, con dominio de un lado y

sometimiento de otro, aunque se den situaciones inversas en

una dialéctica hegeliana del Amo y del Esclavo, en la que

el sujeto subordinado (esclavo) puede terminar por

imponer un modo nuevo de ejercicio del Poder,

mientras para Max Weber era un concepto más

amorfo, el cual permite, en determinadas

circunstancias, que un sujeto se ponga alguna vez

en situación de imponer su voluntad y ¿dónde no

sino en las relaciones más íntimas como en el caso

de Antonio? 12 13

Pero, lo más cierto del caso es que el Sistema se

torna cada vez más excluyente, lo que genera una

rebeldía, una agresividad y una violencia, que no

se sabe muy bien adónde dirigirla.

Para el Heidegger de Ser y Tiempo, el sujeto no es

el que está ahí, en el mundo, pero fuera de sí

mismo, como otra cosa más, sino que es aquél que

está al frente de las cosas, de sí mismo, en una

posición activa, desde donde se lanza al mundo.

12

? Foucault, M. Historia de la sexualidad: 1. La voluntad de saber,

siglo XXI, Madrid, 1977, p.12,

13 Marina, J. A. La pasión del poder – Teoría y práctica de la

dominación. Editorial Anagrama, Barcelona, 2008, p.47.

Para Foucault, es un sujeto sujetado, a una

estructura exterior a él, un ser dinámico y

evolutivo; pero que, a su vez, atravesado por

distintos discursos, que, por momentos, parecieran

hablar por él, en distintos contextos, sean éstos

históricos, políticos o sociales, ya que el sujeto

deseante es histórico, en una constante relación

con el Sistema Político y las formas de Poder.

Así, para Foucault no existiría un sujeto; sino

que lo que se da son técnicas de subjetivación en

cada contexto cultural, con su episteme o sus

maneras de ejercer el Poder.

Las víctimas suelen tener un discurso brutal, en

muchas ocasiones, que da cuenta de la anulación de

su subjetividad, lo que no es el caso de Pilar,

quien se preocupa por salir adelante como sujeto

deseante, para así poner fin a una situación

onerosa y calamitosa, que pudiera llevarla a la

muerte psíquica o a la muerte real, como lo

demuestran las estadísticas actuales, aún de hoy

en día; pero, es decisión interna suya, no

compartida por el marido, en un acuerdo conyugal,

lo que hace que, finalmente, él caiga en el vacío

más absoluto, que quizás lo lleve al suicidio.

Por ello, en lo terapéutico, se precisan nuevas

estrategias, para combatir la violencia, en su

insistente circularidad, que trata de provocar la

anulación de la palabra, en el terreno minado del

zócalo de la pareja, que de no ser atendido, puede

ocasionar probables traumas demasiado graves, que

pueden tener una transmisión transgeneracional, al

no poder ligar lo imaginario y parte de lo real

con lo simbólico; ese real puede constituirse en

una verdadera transmisión de lo negativo, según

René Käes, aquello que funciona como elementos β

no metabolizados por el Otro, de tal forma que no

se recuerda, por su condición de ausencia de

representación de cosa y de palabra, que deviene

en sufrimiento hasta que un día, sea posible

intentar arañarlo, para convertirlo en palabras,

cuando ambos miembros de la pareja se deciden a

romper el silencio ante un psicoanalista.

Pilar, lejos de caer en la máximas abyección y

degradación objetiva, de la que nos hablara Jean

Paul Marat, con la toma de conciencia de su propia

situación, no se transforma como suele suceder en

los pactos perversos, en una masoquista, cómplice

de un Poder que trata de perpetuar su miseria, su

ignorancia y su humillación.

Esta pareja, sin saberlo, creo que es víctima de

ese horrible sistema, que creó el economista

Milton Friedman, asesor económico de presidentes

republicanos de los Estados Unidos de América, la

economía del libre mercado, con la precarización

de la vida de millones de personas.

Si la depauperación económica y las crisis se

viviesen como catástrofes sociales, Friedman

aconseja una política inmediata de mano dura, con

imposición de una austeridad severa, como política

dolorosa, antes de que la gente se recupere; a esa

estrategia del Poder la llamó tratamiento de Schock,

con el fin de vulnerar las subjetividades, a lo

que se sumaría una aceleración de la carrera

armamentística en pro de la Seguridad, con la

creación de estados de guerra multifocales en todo

el planeta, en especial, en el Medio Oriente.

Todo ello, sumió a muchas personas en depresiones

mayores, que aumentaron la tasa de suicidios, con

un aumento de consultas psiquiátricas.

Y así mismo, los cirujanos de mano empezaron a

observar un aumento de cirugías de su especialidad

para curar los golpes, que muchos daban contra

superficies duras para descargar la violencia, que

albergaban dentro de sí, como una materialización

de la violencia en el propio cuerpo o en cuerpo

ajeno, sobre el que es desplazado el ominoso

Poder.

Esta foto de Anthony Suau, premio World Press

Photo 2008 del Time, da cuenta de la culpa

persecutorio de los generadores de deshaucios, que

muestra el estado cuasi bélico, por el miedo que

se tiene a la rebelión de las víctimas del

sistema, en medio de una crisis económica, que ha

dejado sin casa a una mayoría inmensa de gente,

con un incremento de tasas de suicidio. 14

14

? Merini, M. L. Del atravesamiento discursivo de los cuerpos a las

manifestaciones actuales de las violencias. Psicoanálisis de las

Configuraciones Vinculares, Tomo XXXIII, Nº 1, 2010, pp 173-

213

Creo que así, queda suficientemente demostrado,

como los discursos que nos atraviesan, portavoces

del Poder, afectan la vida conyugal, claro está

sobre la base de una psicopatología singular y

vincular, que hay que trabajar en el espacio

intersubjetivo e intrasubjetivo, que pueden llevar

al maltrato en la vida de pareja y aún al

feminicidio y el suicidio, como expresión de un

enorme malestar en la cultura, situación del

macrocontexto social, que también ha de hacerse

consciente en el psicoanálisis de pareja.

Jesús Dapena Botero

Vilagarcía de Arousa, 9 de septiembre del 2015