Refutación de algunos errores de Julio Arboleda sobre los Je

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Transcript of Refutación de algunos errores de Julio Arboleda sobre los Je

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REFUTACIONDE

ALGUNOS ERRORESDEL

SOBRE LOS

.."Todos los que quieren vivirpiamente en Jesucristo r",J~·cerán persecucion. Mas l."hombres malos é impostor,· •.iran en peor, errando y lllt'-tiendo á. otros en error"

San Pablo. El'ist. 2" fíTim. Cap. 3;:> ti. 12 Y la

nOGOTA.

lmpr. dl J. A. ClUIlla-1848.

BA:\;CO DE LA REPUBLlCA1l8LJOTECA LUIS-AN"" .EL AIlANr-t"

INTRODUCCION.n.

En el111esde mayo publicb pl Sr. Julio Arboledo rc¡m:-~elltante por la provincia ~e Barbacoas, un cuade;no conel títu:o ùe "Los JesuItas" en el cunl se propll"odemo,trar 1.0 Que no es legal ]a ec~i~teneia de la Com-pañía de J csus e~ la ': lleva Gl"ar~arla 2.0 Que 110 esconvcniente su ecsIstcncl~ en ~I ¡¡HIS, Y3. o que !lO d!'i¡econfiarscle la edueacion o': la .Iuvelltud.

Este último punto e~ el cardillal. Es el que ~iempreven .todas partes ha darlo y dari! ]ugar tÍ. todas las cues-tiones, à todos los odios animosidades y persecucione~contra los J e,uitasj y sus enmlligos saben el por qué () )

N osotro;, cailla católicos, como granadinos arnttnte~ùe nuestra patria y como allligo~ sinceros de la justicia,vamos lÍ conte.'tar á los prineipales cargo~ que el Sr.diputado hace á la Cornpaiiía ¡Jf' Jesus.

Como católieos, porque en !U [lunfldo no solo He

ofende y vilipendia á una órden rclijioSll del catolicismotan recomcndablll por los grande~ servicio~ que ha rf'))-dido a la Iglesia,sino porque seofellde vilipendiaé insultaá la misma Ig-Iesia, puc"to qUI' de ser cierto lo que el::-r.Arboleda afirma, se hubria rie seguir una de dos cosas»saber: ó Clue la Igle~ia Catùlicn se ha engtlfiudo milvcces l'on la mayor torpezu, ó que ella ha sido cómplicede grandes crímcnes.

Como g:nllladino~ amantes de nueptra patria, porqucjuzgamo~ por el convencimiento ùe propia espp,'ienei,t)' sobre el testimonio de grandes ulItoridadt·s, que elprimer cuerpo de enseñanza que haya conocido I'!mundo es III Compañía de Jesu~, y como el mayor bienque Sl) puede desear para nuestra patria es, el de unabuena educacion para la juvcmrud, nos erremos cn el

(1) La MeOllli"

IIdeber de salir al "ncuentro para repeler con las armasde la verdad las J¡.blls aSeJ'ciones y c.pci()~os razona-mientos con que se trata de orrebotarllos la institucioJ).mas útil y benéfica para el pais. La institucion qUi elmismo Federico 2.0 trató de conservar en el.JI!II!fOoontanto empeño despues de su destruccion ..

Fiul\lrnentc como llmigos sinceros de la justicia: Jlo~flue asi lo dicta la conciencia á todo hombr. de hT••.h~à todo bombre cuyo cararon bita indignado al ver 'illtro-ducÍrse en la. sociedad al jenio del mal disfrozndo conel ropaje de la virtud pora flll~t'ar las primeras "erdadllsque sirven de apoyo tí tpdo buen si$temn, y panel' encuestion hasta los mismo principios proclamaùos porlos Rucblos,

¡Ciurladanos de la N uen Granada! l.os dere('ho~ dela justicia nunca son atropellados contra una clD~e deindividuos, sea la que fuere, Bin quedar todos amena-zados. La inocencia ultrajadft y per!leguida no puedeseras indiferente. Su CllU~a es la de t{)do~, porque cuandoen una sociedad son autorizados los procedimientos llrbi-trarios de la injusticia, nadie astil. seguro. Hoi se con-culcan y atropellan los derechos (le unos pobrt's reli-jiosos, y mañana se atropellarán )03 vuestros; porque¿quien os ha dado mejores garantías que IÍ ellos ante laley? ¿ No es una misma la que asegura sus derechos y losvuestros? ••.•

PRI~lERA PARTE.Existencia legal de la Compañía de .J'esus en

la 1Vueva Granada.

ri .....

Despues de haber publicado en La Epoca elSr. Julio Arboleda su carta con Ira los Jesuitas, echóde ver, sin duda, que todo aquello era ya mui usadoy por e~o cOlJoci<Í que convendría atacar el árbolpar la raiz, y hé n'lui ulla nue\'a puhlicacionde la carta de La Epoca COli una advt~rtencia queen realidad no es el accesorio del cuaderno sinola principal, porque su objeto no es otro que decirlo que Cil la carta habia faltado.

N osotros empezaremos nuestra contestacion porla parte primera de dicha carIa, porqne de nada ser-viria demostrar que la institución de los Jesuitases santa y buena, si no probáramos primero quesu existencia es legal en la Hepúulica. La cupstion,pues, quedará resuelta á nuestro favor si probamosque la pragm:ítica sancion de 2 de abril de 17t37que estrañó de los domillios espaiioles la órdcnde los Jesuitas no estaba vijente para la RepÚblicaen el año de 1842; ó que de estarlo, elJa quedótácitamente derogada por el decreto Jejislativo de28 de abril del mismo año.

Decimos la primero. Que la pragmática sancion.;e hallaba derogada en el año de 1842. Entremosen materia.

-2-Los que sostienen su vijencia discurren de este

modo.Ella fué espedida el año de 1767 cuantlp pertenecia

la N1jeva GrrÚw,da a¡dominio español; era, pues,lei de la ReJYlíblita.

En 1815, espidió FC1'nmulo VII Sl¿ cédula de 29 tk1¡¿nyo en que la derogaba, pero COllÚJ en este año 1~]'{ueva GranadaYfl,1w:peTJe:necia á la mOTUlrqu'fa espa-ñola, no pudo ser derogada pam nosotros la pragmáticay ella es lei de la Repúblit.a ..

Veamos si no hai mas que decir sobre esto.La lei 6.· tratado 2. o parte 2 ..••de la Recopilacion

Granadina dice en su artículo 2.8 "Son igualmentevalidas las sentencias que en todo el tiempo de larevolucion política dictaron lo. jueces y tribunalesespañoles en los territorios sujetos á la dominacionespañola. y subsistentes si llegaron á ejecutarse."Sigue diciendo el artículo 3.° "Esceptúanse de laregla jeneral establecida en el artículo anteriorlas sentencias actos 'Y providencias jcnerales dictadasen la época de la revolucion política por los juecesy tribunales españoles contra algunas personasconsiderándolas criminales en razon de sus opi-niones &c." Luego quedan comprendidos en elartículo 2.° otros actos ?I ptomdencias á ll:1as delas sentencias .

.Veamos ahora si hai de aquel tiempo. algunode estos actos y providencias que comprendldos enla validacion que la lei 6." les declara, favorecennuestra causa.

En Il de junio de 1816 el ministro de Madridcomunico á los Sres. Rejente y Oidores de la re~lAudiencia de Santafé la real cédula en qu~ ·.Fer-nanda VII. derogatÍdo la pragmática sarióion de

-3-Carlos Ill. declaraba re¡¡tableciùa en todos sus duminios la Compañía de Jesus; y en su C01JSe~uencja,el tribunal dictó la siguiente providencia "Obetlécese,g¡¿árdese, cúmplase y ejecútes~ lo que S. M ma7ula.Pásese al señor fiscal para su cumplimiento yentiéndase con la corriente.-(Hai tres rúbricas).-Proveyóse por los Sres. Virei, Presidente, Rejentey Oidores de la Audiencia y chancillel'Ía real delreino en Cartajena á 14 de enero de 1817.-Ca1Tas-quüla, secretario.-M. P. S.T-El Fiscal interinodice: que desde 14 del último enero se obedecióy mandó cumplir esta real cédula que ahora se hapasado á su ministerio. Mediante á su obedecimicílto'Y á la ejecucion decretada, se halla ya reconocida laautoridad de la suprema junta que en la Corte ùeMadrid ha creado S. :M. para que entienda en todolo concerniente al restablecimiento de la Compañíade Jesus, y para los demás que diga tend~ncia coneste superior tribunal, le parece al fiscal que esde esperarse el que por el Señor Virei se le pidaá V. A. el voto consultivo que se previene en lacitada real cédula que es de mandarse tener presentepara lo qUtl ocurra.-Santafé octubre 29 de 1817-Tenorio.-Autos.-(Hai dos rúbricas).-Proveyósepor los seíiores V. P. R. Y Oidores·de la Audicnciay chancillería real del reino en Santafé octubre31 de 1817.-Lotero.-Vistos: en atencion á queya se ha, obedecido la real cédula de 29 de mayo de1815 en q'IUS. .1Jf. deroga la pragmática de 1767 quehabia suprimido '!I estrañado de sus dominios la rel~iiollde la Compañía de Je.s1¿s; en consideracion á quepor la mencionada real cédula de 29 de maJocitada ya se halla restablecida la enunciada reliJionde la Compañía de Jesus EN TODOS LOS DO-

-4-MINIOS de su majeslad; ofíçi~e al E. S. Vil'ei delreino para que de acuerdo con est~ llull('rior tribunalse proceda á los arreglos, que (mleaa S. M. para.que así se cumpla .con lo q.u~ Sil l'Qat ánimo ( 1)manifiesta en BU real cé~ulade 29 de mayo.-(HaÎtresrúorÎc;ls.)-:-Proveyóse PQl' los señores Virei,Presidente, Rèje~te. y Oidores de. la Audiencia y<,hancillería real de.! reino en Sanw.fê.á 4 de noviem-bre de 1817.-Loter(J."

Tenemos, pues, estos· actos '!J providencias qU,'fueron dictados y ejecutados por el tribunal españolen tiempo de la· revolucion política. Por ellosquedó derogada la pragmáticà sallcion de CarlosIll. puesto que. se mandó obedecer y cumplir lareal cédula de 29 de mayo de 1815: y p'or 'eUosquedó lejítima y legalmente restablecida la Com-paíiía de Jesus en estos paises; y como estos actosy l'rovidenciasno lueron dictados contra personas

. en odio de la causa de la independencia, que sonlos únicos ecepluados por el artículo 3.· de la lei6.' en que nos apoyamos, se sigue que, elws· hansido válidos y subsistentes. Dejó pues de serleide la República 18 pragmática-SftÎlcioll de 2 de abrilde 176~. desdé J! -aftO de ~8i7.:, .Por ~on~i~ujentee-nel ano de 1M2 no habl8 leI que ImpIdIese alEjecutivo el traer Jesuitas á la Nueva Granada.Luego la conducta del J~jecutjvo en este asuntonada tuvo de reprensible, y por consiguiente laCompaíiía de Jesus existe legalmente en la .NuevaGranada.

Quizá se nos dirá que la lei 6," solodet<J.ata

(l) Aquí tambien tenemos real ánimo áfavoT de 108Jesuitas y ¿será de recibo como el de el ab~lq?

-5-v;iliùas y subsistentes lus Ilèlltencias en suarlículo 2.·Peru ¿ùe flué scrvirá decir ellto si el artículo 3.·rcmueve toda duda y cierra la puerta á los queliuisicrau apeJar á este recurso para nl'gar la valiùezy s\Jhsistem:ia ùe las proviùencias qUlJ anteceden?Tan claro es que la lei declara subsistentes yválidos, además de Jas st'ntcncias, Jus <lemas actoBy providencias que cn el ortlenjudicial y gubernativohúbicl'an dictado 108 tribunales espaiioles en eltiempu á (lue se refiere, que el lejislador se viQI'recisaùo á poner en la lei el artículo 3." de eccp-cion para llue no quedasen comprendidos en lavalidacioll y subsistencia del 2.° los actos y pro.viúencias que en lus mismos dos órdenes hubieransido ùictadas por los tribunales españolcs contralos patriotas.

Peru ll~velIlos aún, la dificultad mas adelante,1,Se dirâ que en la lei las palabras actos y providenciasse toman por senlelu:ias ó significan sentencias ó vic~-versa? N o: porque ademas de qUt: esto repugna albuen sentido y á la intelijeneia del lenguaje, en elartículo de la escepcion fe halla la palabra sentenciasjunto con las de actos y providmcias no en sentiùodisyuntivo sino copulativo; lo que da á conocermui bien á cualquiera que tenga la menor tintura uegramútica castellana que no se toma lo uno por lootro. Ademas, por un principio de lójica se sabeque, la escepcion siempre es de la naturaleza de la regla;y como en la escepcioc tenemos algo mas de sen-tencias, en la regla jeneral dlll artículo .2.• debehallarse ese algo mas que contiene la escepcioudel 3.°

El argumento que acabamos de establecer contrala vijeucia de la pragmática es concluyente en

-6-nuestro concepto. Pero sinembargo DO lo es ménosel que puede tome.rsede·la- conducta observada porel Congrt'so del aoo de 1843,que no improbó ladel Ejecutivo respecto á la llamada de los Jesuitas;de cuyo negocio se dió coel1ta mui circunstanciadaesponiendo las razones que .parta la eleccion de talinstituto habia tenido pr~sentes. t No era aquellala ocasion oportuna para que el Cuerpo lejisla-tivo hubiera rechazado la medida Mmo perjudicialé. improbado la conducta del Ejecutivo como ilegal tSí; aquella era la ocasion; pero- á nadie le ocurriótal cosa, á pesar de hallarse 00 las Cámaras parte delos diputados que en el ano anterior habian votad()contra el proyecto del decreto de 28 de abril, quese discutió y sanciOlló en el concepto de que êlserviría para llamar á ·los Jesuitas, segun puedeverse en los artíeulos de Oongreso que publicóEt Dia en el mes de abril del año de 42.

El Sr. Arboleda que es tan Jene:roso con sus anta-gonistascomo fecundo en buenos argumentos: elSr. Arboleda que cree no haber dejado nada quedeaear en punto á la vijeDeia de la pragmática SaD-CiOD, y que con la misma ré. y cr~ncia está per-suadido de 'que le han slObradoFa2:ooes para dary convidar, como nele decinej este jèneroso senornos hace grácia de un argumentO' queDO nos habíaocurrido; pero qGe ni aI6a 4eMo. ftYffllAdado al mén08,segun su espresion. iPero COlllO ha de ser sisomos tan pobres l•••• ¡TaA 4tBC8flOS de libros! ••••Pero con toda maestra pobreza y COD toda nuestraescasez de. libros, nosotrQ8 reJJ\JDciamos al donque nos haee, porque la manera con que lo formulacarece de huel! sentido:· es· disparatada como vamosá. demost;arJ.D.c .

-7-Dice "Las leyes se t1erogan por hechos contrarios

à ¡¡US disposiciones. El Congreso Gl'anaJino hadado despues de que vinieron lo!! Jesuitas, por elt'~rmino de cinco años las cantidaùes necesariaspara las misiones. Luego ha derogado las leyesque prohiben en la Nueva Granada la existencia dela órden de regulares llamada compañía de Jesus. Il

Las leyes se derogan por hechos contrarios ~ susdisposicionps. dice con toda jencralidad el SeñorArboleda. Esta es la 'mayor del argumento que hatenido la jenerosidad de.formularnos. Mas ella noestá de acuerdo con el buen sentido porque, de sercierta, se seguiría la consecuencia de no haber enel mundo lei que estuviera vijente. Con ella for-mularíamos nosotros el argumento de este modo.

Las leyes se derogan por hochas contrarios ásus disposiciones. Es así que las infracciones delei son hechos contrarios á las disposiciones de laleij luego no puede darse lei vijente, porque nopuede darse lei que no haya sido infrinjida. conalgun hecho contrario á sus disposiciones. Y entón-ces tendremos tambien la consecuencia siguiente:luego la. pragmática sancion quedó derogada desdeque el Ejecutivo la infrinjió con un hecho que leera contrario. iNo será lcjítima esta consecuencia?Véase) pues) porque no aceptamos el argumentodel Sr. Arboleda. Mejor era el del Señor Castro,que ha tomado á taD de veras el Señor Arboleda,DO habiendo sido mas de una pura. chanza. Ensu refutacion ha ocupado una buena parte de sues~rito. Quizá)o habrá hecho para darnos unamuestra de erudicion jurídica.

Hemes creído que con demostrada insubsistencia

-8-de la pragmatica sancion en el año de 42 e~a lo s~fi'ciente para nuestro intento; mas esto no Impediráel que, por via de entretenimiento propongamosotro argumento al Sr. Arholeda que parece gustamucho de recrel\ciones lójicas. Lo hemos tomadode un libro de 108 poquísimos quetl'nemos, y sellama Reco¡rilacionde las leyes de los reinos de lasI,u1ias y tarnhien de la Ici de patTonato ,"

La lei L' del lib. l.0 tit. 3.° pruhibe que en laAmérica españula se establezcan nuevas órdenesrelijiosas sin especial permiso del soberano, y malldaque, si se establecen, sin baberlo obtenido, seandemolidas las casas y templos quehayanedificadopara sus usos. Bien, pues •••• Esta lei está vijeote,esta lei, así corno la pragmática de Carlos Ill, nopudo ser derogada (se~un usled) por el qecretolejislativo de 28 dé abril 'que autorizó al Ejecutivoparll traer misioneros de Europa. Luego el Eje.cutivo tampoco podia traer misioneros de otrasórdenes, porque tan prohibitiva era la lei 1.' deIndias para ellas, como la pragmática sancion paralos Jesuitas. Y entÓnces ¿ para qué habria sido laautorizilcion dada al Ejecuti\'o? < Pal'a traer mi-sioneros de las órdenes que DO tuvieran una lei encontl'a de 1111tras!acion á la Nueva Granada~ En-tónces no hábria podido traerlos de ninguna otrasino precisamente de las permiiidas en el pais porla lei, es decir de las mismas que teniamos enel pais, lo que habria Sido tanto eomo mandartraer de fuera lo que se tiene en casa. L Y seriaesta la mente del Congreso? Lo seria seguramenteuna vez que se sostiene que' el Ejecutivo no pudo-traer Jesuitas por no haberse derogado de ulla

-9-manera esplícita la lei que se supone estaba eucontra de su venida.

Pero como sería un disparate suponer que estahuùÎese sido en efecto la mente de los lejisladores. áno s~'r que i¡{norasen.la existencia dE' la lei de Indias,y de palronato.lo que tampoco es de Sil ponerse en elcuerpo sohprano de In Nacion, se signe que en sudecreto de 28 de abril secontenia la derogatoria tácitade la lei que se opusiese á la medida, que en su eje-cucion, tomase el gohierno. Y no podia ser deotra manera una vez que el Sr. Arboleda nie~a queel Congreso al sancionar su decreto \0 hiciese enel concepto de que se iba á traer cierta y deter-minada órden relijiosa, pues nos asegura se opinótarnbier. por los capuchinos.

Esto la niega para quitar la fuerza al argumentoque se ha opuesto contra la vijencia d(~ la pragmá-tica, ar~umento fundado en el principio ile qUI', elCon~reso habia dictado su disposicion en el conceptode que el gobierno eeharia mano de 108 .J,'suitas paralos cole)os de misiones. Mas la fuerza (lue contal negativa se quita á este argumento, se da alquI' V¡W1(lS á opon"'r fundados en la I~'i de Indillsque prohihe se establf'zean en la Nueva Granadaninguna de las otras reliJiones fuera de las existentesen este pais. Diremos pues. Si al e,~p(~dir elCongr<,so el d",creto de 28 dl' abril no fijó su mentesobre ning"una órden relíjiosa en particular, nopudo derogar esplícitamente en dicho decreto leialguna de las prohibitivas en la materia; porquecomo no sabia á cual elejiria el Ejecutivo, tampocosabia qué lei ó qué parte de la lei debería dcrogars~.

ReduzCllmos la euestíon á términos mail précisasy preguntemos al Sr. Arboleda.

-10-¿ Cuando -el Congreso del año de 42 discutió y

sancionó su decreto de 28 de abril fué en el con.-ceptade que. el gQbierlío iba 'Uamar una dt!ter-minada orden .de relijiosoa, éi n6?~Na senos putdécontestar que sí, po'que; ent6nees, queda ,en· piOel argumento que ha queqdorle&trllusl!jysi seboscontesta qi.le »o., elargumelÍto que ha hecho eJ Sr,Arboleda dicie-ado qlie,no 8('. pudieron tral'r Jesuitassin derogar espl'esamente eD dicho decreto la lei queá eUo se oponía, no vale uda; porqúe se seguiriaentónces, que la autorizacion dada al gobillTnOpara traer los misioneros que quisiese, habia sidoirnplicante, irrisoria é ¡nutil; porque sin- la dero-gatoria de la lei de Indias tampoco halíria podidotraer relijiosos de ningllnaotr.aórden por,tamismarazan que se d.i<leno pudo,traer.Jesuitas;E3 <hl«ir,porque habia una lei vijente que no se lopennitia.

Decimos que habria, sido ¡mplicante irrisoria éinútil la autorizacion porquE', en tal caso habríasido \0 mismo que decir al Ejecutil'o que trajesey no trajese misioneros: habria sido lo mismoque autorizarlo para inÜ'injir la lei: habria sido tantocomo autorizarlo para no haceraada, ó habria sidoautorizarlo paratraflr de Europa de los mismo$relijiosos que t~niamos aquí. Esto era la 'únicoque podia hacer sin infl'&ccionde lei,si ha dei«rcierto que para traer á los Jesuitas se nect'sitaba'que el decttlto de autorizacion contuviese laderogatoria de la pragmática sancion con palahrasCSprEliIlSy terminantes. Pero como no creemosque el Sr. Arboleda: quiera sO&tener esto último(y es la única salida que tielle la dificultad) espreciso que desde hoi convenga con nogotrO$ \.0En que el Congreso no pudo oelogar (eOl1lo.

-li-no derogó) esplícitamente lei alguna prohibitivasobr~ establecimiento de nuevas rclijiones: 2.°que no habiendo podido derogar esplícitulIlPnteninguna de estas leyes sin obrar á ciegas, l'Il evi-dente que ha derogado implícitamente la que resul.tase en contra de la autorizacion que daba; y 3.·que, como la que pudiera hallarse en oposicion conella seria la pragmática sancion de Carlos III, sesigue, que ella quedó dero~ada, y por consiguienteestablecidos legalmente l'nia República los Jesuitas.1<;sto se entiende permitiendo la que no permite lalei 6." trato 2.° part. 2." de la Recopilacioll Gra-nadina que corta la dificultad por la raíz.

De paso diremos tambien al Sr. Arboleda quedabc cunvenir i~uahnente, en que ha andado unpoco precipitado en sus argumentos.- j Por ostentarfacund ia en ellos, se pierde lastimosamcnte! Diceen su cuaderno (páj. 6) "que ha sido costumbreantigm; de nuestros cuerpos lejisJati\'os, al haceruna nueva lei, el <leclarar espresamente derogadas,con palabrns terminantes las leyl's anteriores cuyaexistencia ron el nuevo acto lejislativo no hanjuzgado conveniente." A hora pfl'guntamos á esteseñor: : cn el artículo 9 ¡g ùel CÓdigo penal, Ólei 1." part. 4.' trat. 2.0 de la Recopilarían Gra-naùina, se halla esa derogatoria de las leyes penaleseS¡J1'esa,?J con lJalabras terminantes tales como nosla presenta en la fórrnula de flue dice se han validolos congresos en ll'yes tales? ••• N o la hai. Eldecirse allí que "todos los delitos y culpas que secometan desde 1,° de julio de 1838 se castiguen conlaa penas pn la misma lei estau]er.idas" no quierepues, d(·cir que por este Códi~o quedan derogadaslas otras le.res sino que, fi mas de castigar los delitos

-12-con laa penaa establecidas en eUall, so castigasentambien, con .Ias del nuevo Códíg~. :esto Bé seguiriadel arUculo 9196i.fueraÓíerto el~prIQélpioil~opor el Sr. Arbolerla. Esteartklifu J\og la ~;tBmas adelan.f.epara s~ri?irsedè él en·· otroùiegoCidsin echar de ver quelaoollsecóeDcia que dé élsaca es Co7atf'a p1'Ot'lttee1lU1l1·porque ella vá Ii ecllarlepor tierra el argumento 'lue forma mas atras fun'dado en que para entenderse derogaúa una lei porotra. e8 precÏIilo que esta di~a materialmente que"queda de1'oga,a,., p(}r la 'Jl1't!mIte lei" •••• Es précisoser consecuente en los principios para que la IÓjicasirva de algo. Sin esto, ella no sirve sino paracortarse la cabeza.

Dice el Sr • .AJ:boJeda. que Ulla Jeijt'Dtltahió:ptt6d~derogar á una lél espeCIal, y para esto trae 't:tniiifàmil I\utoridad6ltlJue podia mui bien haber ahorradopue¡¡ que de nada pueden 8èrnr '·00 viniùndo al caso.Deberia haber probado antes que,el decreto lejislativode 28 de Abril era lei jont'ral. ¿De donùe le ocurri-ría tal especíe1 ¿Qué tiene de lei especial lapragmática ¡¡ancion que no tenga aquel decreto! Lasc&posiciOIU". de ella .fO&àï,ijidas con el único ypa~ ~ ., ••••.. UIIà órden· reJ:ijiosay tt)8 del~io':.dfiifjêb'.~.mitir ullll.~areUjiosa¡ la unA eaprOhiblti~ la otra faeu~.;Estos son loa do. objetoa de ambas leyes, '! lasdemae dispoaieiones que en ellas se contienen no sonalno sua consecuencias •.•. Queda, pues, pOT tierla.el argumento del Sr. Arboleda con toùas sus auto-ridades, por cuanto á que no puede ser lei jeneralel decreto del Congreso que solo iba á ser aplicableâ un caso especial como la pragmática •...

No reconoce derogatoria¡ tacitu el SI. repre.

-13-Ilentante¡ él las quiere espresas y terminantes ycomo no encuentra esto en el citado decreto aunquelo tiene a la vista; lo lee y la relee, la escudriña.la medita y nada halla en él que pueda interpretarsecomo derogatorio de una lei preexistente, concluyeque no ha podido derogar la pragmática sanciono

Aunque el Sr. Arboleda no reconozca deroga-torias tácitas en las leyes, esto poco importa, silos mejores publicistas las reconocen. Nosotros.aunG.ue no tenemos tantos ni tan buenos libros COIllOel SI'. diputado, tenemos á la vista á uno de estosbuenos publicistp,s, á Mr. Lepagf'. que dice sobrl:la dC'rogacion de las leyes. "La derogacion tácitase verifica de dos maneras: ó por la publicacionde una lei contraria á otra preexistente, ó por eluso. Una Ici que no contenga sino disposicionescapaces de conciliarse con las de leyes anterioresno les causa alguna alteracion. Mas si la nueva leiSIN PRONUNCIAR ESPRESAMENTE UNADEROGATORIA envuelVt~ principios inconcilia-bles con los que se hallan establecidos, EL SOLOBUEN SENTIDO enseña demasiado que ellaqueda derogada en todo lo que sea contrario á Innuevamente establecido." (1)

¿y una disposicion ll'jislativa que autoriza alEjecutivo para traer á la Nueva Granada unanueva órden relijiosa, no será incJnciliable con lasdisposiciones legales que lo prohiben7 Pues estees el caso del publicista francés.-Diremos, PUf'S,al nuestro:-

(1) Elemens de la cienee du Droit á l' usage de toutesles c"a.~sesde citoyens. Par ]If. P. Lepage. Tom. ~.o

pago 501 et 502.2

-14-Cantar bien 6 cantar mal

En campo, es indiferente:Pero al cantar entre jenteCantar bien ó no cantar. (2)

Para contestar al cargo que se ha hecho al piadoSomonarca por la injusticia y crueldad con que seportó con los Jesuitas españoles, empieza el Sr. Arbo-leda por citar unos cuantos autores (porque él sí quetiene libros) que enseñan lo que nosotros no sa-biamos, ( por falta de ellos). Tal es, que los so-beranos tienen derechos, y por consiguiente, derechoinmanente para cometer injusticias y tropelías. Poraquí se zafa, y variánclonos el estado de la cuestioll,triunfa de sus antagonistas; porque probó que Cárlos3.0 tenia, como todo sobt'rano, derecho para permitiró no, órdenes rdijiosas en sus estados; pero la lástimaes que no era esto lo que,debia probar, porque estano era la cuestionj sino que, Cárlos 3.° usó sin razonni justicia de este derecho. Este es el punto; y estees el cargo que se ha debido contestar derechamentesin apelar á sofismas.

Desde ahora diremos al Sr. Representante deBarbacoas, que una cosa es tener los soberanos de-rechos, y otra cosa es abusai- de ellos. Las facul-tades inherentes á la soberanía no son como laarma puesta en manos de un loco para que hieraá quien le plazca, sino que son como la que seconfia á un hombre prudente, ó mejor dicho, á unpadre pilfa que use de ella en bien de la familia.Los derechos de todo soberano: son para usar de

(2) Pero 81' moderacion n08 Aa advertido que esttlparte corresponde á l~B ])r•• Rojas 1I ZaldÚ4.

-15-e1J09, mas no para abusar. Cuando la razon y Injusticia presentan la ocasio& á un soberano y leexijen que obre, entonces usa del derecho que tienepara aquel caso; mas si obra, no solo sin que larazon y la justicia la demanden, sino cuando la r('-prueban, entonces no usa sitIO abusa de aquel de-recho. Empeñarse en defender lo contrario, como elSr. Arboleda,es empeñarse en defender el despotismoneto, que no consiste en otm cosa que en el abusodel poder. Pero esta mision no corresponde a unelejido del pueblo.

Por otra parte. ¿ Acaso se trataba de permitir, 1)no, en España á los Jesuitas 1 No seITor; porqueellos estaban permitidos y estaban en poscsion delderecho de permanencia hacia mas de doscientosaños. Derecho adquirido y conservaùo con brillantestitulas, y derecho del cual no se les podia des-pojar sin una causa cierta, y de una naturaleza quemereciese aquel castigo. Aquí tambien incurre dSr. Representante en el sofisma anterior, confun-diendo en una dos cosas mui diversas, cuáles son,el tratar de adquirir un derecho y cI estar en 1JOS1'sioltde 'Un derecho. Eu el primer caso el soberano tienemas libertaù; puede hacer 6 dejar de hacer, y aunpuede hacer. gracia. Pt'ro en el segundo no tienelibertad ninguna: su deber es conservar á los ciu-dadanos en la posesion de sus derechos y soJa~mente puede despojar/os de ellos cuando la justicialo demande, porque contra justicia no hai d..red.o.

No debiera hacer tal confusion de las cosas quientan resp~tuosame7tte se toma la libertad de suplica)' ,!Tif

definamos bierl las palabras que puedan se., lIwlivu ,,~disputas. Mas esto se encuentra á cada paso euel cuaderno del Sr. Arboleda. iCuan diferente es

-l~-el caso de conceder ó negar dn derecho al que lopretende, al de, despojar .de ilSte derecho al que lotiene adquirido y está CA posesion de él ! .

Los Jesuitas, como hemos dicho, tellian derechode existir como órden reliJiosa en Espafia, y estabanen posesion de él. Por de contado, no se les podiaarrebatar Bin lejítima causa, bien comprobada enjuicio; pero esta causa DO la hubo, y no solo se lesdespojó Je este derecho por el liberal y justo mo·narca, sino que se apoderó de todos SU8 bienesj ómejor dicho, de los bienes del Ilúblico, porque ellosno se invertian en benefieio de los padres (salvo loneee8ario para la vida ), sino en oolejios, escuelas,misiones interiores y emriores, CD. los gastos clelculto y obras de beneficencia.

Que no hubo motivo para proceder contra losJesuitas es.pañoles, lo está diciendo la misma prag-mática sancion de Cárlos 3.D, y lo está repitiendo.&te Rei en su contestacion al Papa Clemente 13,que lo estrechaba con la mayor bondad. y ternurapIlra que deposita,seen su pecho paternal los motivos~ue hubiera tenido para proscribir así de sus reinosá ona soeiedad entera d•. hombres tSDrecomen.~ablespor 8US servicio~á L.Iglesia yá la monarquíaespañola. Este :Rei no pudodarle otra razon c¡uela de lU pragmática " que ({uedarán para siempreencerrados en su real ánimo los motivos que le hanobligado á dar esta órden (1 )•." y concluye:.( vuestra santidad debe creerme sobre l1li palabra".E~to era lo mismo que "Si non esset hic malefa.ctor

(1) Lei 3l:l. tí! 3, lib. l. de la RecGpilacion castellana. ViSai••el que quiera.

-17-non tihi tradidissemus eum" .•..• El discípulo no esmas que su maestro.

Esta razon ó manera de motivar las leyes seriabuena para los defensores de los déspotas; es decir.para las jentes dd año de 1G06, cuyo mundo en nada separece á nuestm mundo, pero no para el Sr. Arbo-leda que está á la mitad del siglo décimo nono .....t Pero qué dirémos al air en la mitad del siglo dé.cima nono, en boca de un Representante del pueblo,que ha estado previsto para Secretario de Rela-ciones Exteriores, y mui en riesgo de ser presidentede la República, segun vemos andar las cosas; quédirémos al oirlo defeuder y sostener estos procedi-mientos tiránicos 1 Esdamarémos con él mismo.Nos estremecemos, nos hela1lUJs de horror cuo,ndo pen'lamas en las consccllenáas de estas doctrinas! i Te-nemos fa,milia, la idolatra1lUJs &c. " ..... ¿ A dondeirémos á parar con la justicia, con nuestros de-rechos y garantias si ellas dependen de la voluntadde un soherano que dice" no necesitais de saberlos motivos que tengo para castigaras, basta quecreais sobre mi palabra. Esto sí se llama retrocederIi los tiempos de barbarie. Estos principios son losque no están de acuerdo con los del siglo 19, queenseÎÍan no se pueùe imponer pena a ningun hombresin causa justa y lejitimamente comprobada.

Habiendo demostrado el Sr. Arboleda,( á su modo)que no fué injusto el destierro de los Jesuitas porqueCarlos 3," tenia, como todo soberano, derecho per-fecto para hacer lo que le diese gana, pasa á de-mostrar, con sus providenc;as ulteriores, que lahumanidad y clemencia del soberano eran el selloque llevaban todos sus procedimientos. Que los quehemos traido Ii cuenta, eu el negocio, las proscrip-

-18-cioues de moros.y judíos en España no hemossabido la que deciamos; porque estos actos tiránico!é injustos, á su modo de ver •.ninguna comparacionpueden tener con el de la justa y filantrópica prag-mática de CirIos 3.°" Esto es cierto si se toma ensentido contrario al de) Sr. Arboleda. Las mismasleyes e,pañolas que !le citan y la historia, asi locns¡~ñan,

Mui estraño es que un hombre de talento, quetiene tantos y tan buenos libros diga tal cosa, por-que es necesario no haber leido la historia de Es-paña ni las leyes del caso ( j Pero el Sr. Arboledalas cita! ) para sostener que hubo causas para pro-c.eller contra los Jesuitas, y que no las hubo paraprocedpf contra los moros y judíos. E!;to:es lo que Sesostiene cuando se dice que el procedimiento contraaqupllos fué justo y el que se tuvo eonestos injusto.

Parece que se igÚoran enteramente los hechos,que no se comprenden ó que se quieren dl'sfigurar.De otro modo i podl'ia el Sr. Arboleda decir, comoha dicho, que, "No fueroo los hombres los pIOS.crÏtos. rué la sociedad de Jesuitas." iLos Jesuitasn') son hombres! •••• La misma pragmática lo des-miente. Ella dice: " He venido en mandar estrañarde todos mis dominios de España é Indias, é islas:Filipinas y demas adyacentes, á los regulares de laCompañía, así sacerdotes como coadjutores ólegos". En otr'a parte "Nin~uDo de los actualesJesuitas profesos, aunqu,e salga de la órden con li-cencia formal del Papa y quede de secular ó clérigo,ó pase á otra órden 1W podrá tlolver á estos reinossin obtener e!lpecial permiso mio" •••• ¡Aunqueealga de la órden 11••• Esto se llama contar muchoCOll la tolerancia de sus lectores.

-19-Despues de esta disposicion que presenta el Sr.

Arboleda como una muestra de bondad por partedel Monarca, siguen las restricciones para obtcnerel permiso. Restricciones tales y con tales penasque hacian bien miserable la filantrópica medida.

Parece que el señor diputado crep, que cuando latiran ia se ejerce sobre individuos en masa. o for-mando uu cuerpo de asoeiacion, e8tos no la sienten,no es tiran ia. De otro modo no puede esplicarsela justificacion que intenta; porque nadi;) puede fi.gurarse como es que, al imponer una pena á unasociedad entera, no tenga que sufrirla cada uno desus miembros á menos que sea cierto el adajio vulgarde ,¡ mal Je Uluchos consuelo de tontos ". Pero losJesuitas no erau tontos, en concepto del Rei pia-doso.

Aun cuando la pragmática 110 estuviera tanespresa sobre la pena de los individuos, nunca podriadecirse que no eran lo.~ individuos Jos proscritossino la órden •.e1ijiosa por creerse perjudicial ópeligrosa en clase de asociacion, porque entonceshabria bastado la dispersion de ella mandandodisolver sus comunidades y á los individuos que sefuesen para sus casas, así corno cuando se disuelveun cuerpo de tropa del cual se tiene desconfianza.El cuerpo se disuelve y los soldad"s quedan licen-ciados ó incorporados en otros batallones, mas nose les manda salir del pais; ni mucho menos con-fi~carles sus haberes •••• El escritor entiende estomui bien; pero es sordo que no quiere oir.

Hemos dicho que no hai (~omparacion entre lalei de Carlos III contra los Jesuitas y las de losotr03 Reycs de Espai'ia contra los moros y judios.

Para convencerse de esto no hai mas que abrir

-20-la historia de aquellos tiempos. "Des pues de reci-bidos los judios en España con suma benignidad(dice don José de Heidek (1) no dejaron de buscartodos los medios para apartar Il. los fieles de la leidel Salvador; ya por medio de sus conversacionesque siempre se dirijian contra la verdad eterna;ya por medio de BUll supersticiones y tradicionesfabulosas que procuraban introducir aun entre losque no eran de su secta y nacion; ya por mediode donativos y de intereses con que comprabanalgunas personas incautas atrayénclolas á su secta."

Desde entónces se empezaron á tomar medidaspara contenerlos por medios suaves y prudentessin conseguir nada. Elltónces fué que, con talmotivo, se reunió el Concilio de Elvira que decretóvarias prohibiciones sobre ciertas comunicacionesíntimas que DO convenia tuviesen los cristianos conlos judiosj tales como la de no asistir á sus convitesy festines.

Los judíos siempre turbulentos en aquellos tiemposá. mas de estorcionar á los pueblos con las usurascometían mil crímenes llevados de su natural ava-ricia. Compraban los niños de padres cristianospobres, y loa vendian á.106 .bárbaros, y aUIllos robaban para elite ef~o •. Para impedir E\llteescaudaloso tráfico la ReiDa BitheMa de l<"'raucÍlI,viuda de Clodoveo II, lea prohibió bajo penasseveras y rigorosas que en adelante comprasenniíio

(1) En su historia de lo'sjudio8 drndeque c~-"Yon á J. C. Juuta. el Q.esr;u9rifiientt) de la América.Este amor el'ajlUlio COR.v6lidol _~, y"oj6iOrde le:n;guQ,S orùll~les.ea M~ qu'Í.tln ~6 SV {J/n-alÍ. Oá~i a.o , ~ .

-21-alguno de los cristianos, y que reintegrasen á suspadres los que tuviesen comprados, pagando á losjudioll, del erario, las cantidades que hubiesen dadopor ellos. La misma lei, dice don José de Heidek,que estableció el Rei Wamba en Languedoc, queentonces era del dominio español, mas los desobe-dientes judios, añade, favorecidos por el Conde deTolosa, y p,lr el abad Remijio, se opusieron á losdecretos del Rei y se unieron á los rebeldes deaquella provincia y proclamaron otro Rei, queduró poco tiempo, porque habiendo tomado el ReiWamba la ciudad de Nimes, se tuvieron que en-tregar á discresion, }' fueron desterrados todos losjudios de aquel pais.

Hablando el mismo historiador sobre la pros-cricion que Ilufrieron en tiempo de los Reyes cató-licos, que es á la que se ha hecho alucion en lacuestion presente, se espresa así: "Viendo los Reyescatólicos D. Fernando y Doña Isabel, los grandesperjuicios que el trato y conversacion con ks judioshabian causado a los cristianos: que ni la Inqui-sicion: que se acababa de establecer en CastiJIa,ni Ja vijilancia de Jos ministros, ni todos Jos mediossuaves y conducentes de que se habia usado conellos bastaban para contener los en sus tráficos ilí-citos, en sus acostumbradas usuras y en sus per-niciosas máximas, mandaron por edicto jeneral quetodos los judios saliesen de sus dominios en eltiempo de cuatro meses permitiér¡doles llevar co'M'Íg'todos sus bienes."

¿Tiene esto comparacion con lo de los Jesuitas?Aquí hai causas. En el edicto real sa esponentodas ellas y las medidas que se habian agotadosin fruto para evitar á los judiEls el destierro: se

-22-concede tiempo suficiente para su salida y se lesdejan sus intereses. tProcedió así Car/os III COll

los Jesuita:â iHubo los mismos precedentes? ¿ElRei espresa los motivos que tuvo para proscribirlosen 24 horas y confiscarles hasta sus papeles y libros~No: él los rest'l'va á su real áninlO y hemos decreer que tuvo justicia so pena de caer en la indig-na(' ion Jel S. J. A.

~osotros no nos metemos á sostener que esosactos fueran enteramente justos, aunque buenaspruebas nos suministra para ello el caracter de lasjentes de aquellos tiempos; circunstancia que espreciso tener mui presente al juzgar de los hachosremotos, como dice Balmes y como le dijo milveces el abate Guegné á Voltaire; pero sí sostenemosque ellos dejan mui atras en justicia, razon, equidady prudencia á la pragmática de Carlos 1Il Y deconsiguiente que no tienen punto de compal'acioncon ella.

Un hecho histórico que refiere el autor citadoacabará de fijar nuestras ideas sobre el carácter delas jentes con quienes tenian que habérselas losreyes de Espai'ia en aquelws tiempos.

Por causa de )as usuras y de mas estorciones conque los judíos esquilmaban á las jentes del pueblo,estas se levantaron contra varios puntos de laFrancia y )05 empezaron á perseguir donde quieracometiendo crueldades inauditas. Estos motines,que se llamaron de los pastores, iban creciendo portodas partes contra los judios en términos tales queya 110 podian Bentar el pié en ninguna parte. En-tonces el Sumo Pontífice, que residia en AviñonCulminó escomunion contra los perseguidores-delpueblo. deícida;. maa loa amotinados. Bi~ respetar al

-23-Papa siguip.ton en su intento hasta que los Reyesde }<'1'8I1ciay Aragon tuvielOll que disiparlos partn~djo de las armas. Y icomo correspondieronlos judios :i estos benefiei0s1 Con la traicion masinicua que puede imajínarse.

Por este tieIT.po Felipe V. Rei de Francia, lla-mado el largo, proyectó una espedicioll descabelladaá la Tierra Santa, y los judios trataron en secretocon los Reye.o;Mahometanos de Granada y Tunesy les prometieron matar a la jente que dicho Reien"iaba; lo cual pusieron en obra envenenando lasaguas ùe los lugares por donde pasaban. Se des-cubrió la maldaù porque se notó que en la mortandadno caían judíos, ni moros, ni ciertos leprosos queeran los ejccutores inmecliatos de quienes se valianlos traidores. El crímen fué descubierto v los crimi-nales convencidos en juicio fueron casÍígados (1).

N os hemos estendido mas de la necesario refi-riendo est¡>s cirf'unstancias por consideradas muinecesarias para que nuestros lectores miren loshechos bajo su verdadero punto de vista,y no juz~uende I¡jero por la que les quiera coutar cualquieraque trate de cautivar su razono

Vcamas ahora la ocurriùo con los moros deEspaña. Podriamos referir aquí la que dicen loshistoriadores sobre la conspil acion que tenian fra-guada en el tiempo de su espulsion, con los turcosy moros de Berbería y Tunes; pero bástenos copiará la letra las palabras de la pragmática de FelipeIII desterrando á los moros. Esta es la lei 25 lib Stito 2.° de la Recopilacion. Dice así:-

"Y aunque por esto pudiera proceder contra

(1) Véase el autor citado.

-24-ellos con el rigor que SYS culpas merecen, todavíadeseando reducirlos por medios suaves y blandos,m&Bdé hacer en la ciudad y reino de Valencia unajunta del Patriarca y otros prelados y personasdoctas, para que viesen Jo que se podria encaminary disponer; y habiéndose entendido que al mismotiempo que se estaba tratando de su remedio, los deaquel reino y 108 de estos pasaban adelante con sudañado intento y sabiéndose por avisos ciertos yverdaderos, que ban enviado á Constantinopla atratar con el Turco y á Marruecos COll el Rei MuleyFidon, que enviasen á estos reinos las mayoresfuerzas que pudiesen en su ayuda y socorro, asegu-rándoles que hallaria en ellos ciento y cincuenta milhombres tan moros· como los de .Berberia, que losasistirían con las vidas y ha.ciendas, persuadiendola tacilidaù ùe la empresa; habiendo tambien inten-tado la misma plática con herejes y otros príncipesenemigos nuestros; y atendiendo á todo lo susodicho,y cumpliendo con la obligacion que tt'nemos deconservar y mantener en nuel;tros reinos la santaré católica romana, y la seguridad, paz y reposo deetlos, con el parecer y consejo de varones doctosy de otras personas mui celosas del servicio de Diosy mio: mandamoll &e."

Cotéjese ahora esta pragmática con la de CarlosIII. y dígase si hai comparacion entre \tUas. Aquíespresa el Rei las Causas y motivos que tiene paraespulsar á los Moros: una de ellas es la. conspiraciondescubierta, para. esclavizar de n~vo á la Espalia,y es preciso e5tar mui atI"asado de noticias para nocomprender todo lo que habia que temer del poderbtlrbero que otra ve!! la había esel6vizaoo por taRtosaños. Por ignorancia,. ómu .bien. por te~ada

-25-malicia se ha pretendido siempre, por ciertos hombres,hacer creer que los moros y judios fueron echadosde España por causa de relijion solamente, habiendosido mas bien por causas políticas de grave impor-tancia. Por esta lei se dió á los desterrados unmes de término para salir; cuando en la de CarlosIII, solo se dieron a los Jesuitas 24 horas: por estalei se permite a los moros que lleven todos susintereses, cuanùo por la de Carlos III se les con-fiscan los suyos a los Jesuitas, hasta sus papeles ylibros de uso particular: en esta lei, como ya hemosdicho. no solo se da cuenta á la nacion de lasgraves causas que la motivaron, sino tambien detodos los medios qu~ se habian tomado antes paraevitarla, los que habian siùo insuficientes: cuandoen la de Carlos III nada se dice; todo queda reser-vado á su real ánimo •••• iPero para el Sr. Repre-sentante de Barbacoas cstas dos leyes no tienencomparacion por que la de Felipe III es bárbarae injusta y la de Carlos III. justa, liberal y humana!iOh! Y cuanto ciegan las pasiones! •.•. Los prin-cipios liberales del Sr. Julio Arboleda han sidopuestos en claro por la cuestion Jesuitas •••• Nohemos ganaùo poco.

Ahora demos una rápida ojeada sobre la historiade la Compañía publicada recientemente por elhmoso autor de la Vendé 1I'Iilitar, Mr. CretineauJoly, y veamos como refiere este autor, con la conci-sion y rapidez de estilo que le es característica laejecucion de la pragmática del liberal, y piadosoCarlos Ill.

Dice: "La órden del Rei no admitia réplica y lasautoridades militares y civiles la obedecieron sincomprenderla. Hubo en aquel momento sufrimientos

-26-indecibles. amargas p,enas. grandes ultrajes á lahumanidad. Sacrificllbanse seis mil Jesuitas dise-minados por la Espafta y el Nuevo Mundo; se lesdesterraba, insultaba~ encerraba en depósitos yamontonaba en la cubierta de los buques; se leaprecipitaha en la apostasía Ó en la miseria; se lesdespojaba de sus bienes, de sus libros, de 8U corres-pondencia. Jóvenes y viejos todos debían sufrirel ostracismo cuyo secreto naùle conocía. Partianpara un destierro desconocido bajo el peso ùe lasamenaz-lS y de las afrentas; y siu embargo, no seoyó una queja ni se encontró nada en Jospapel~mas secretos que pudiese hacer sospechar que seurdia una trama."

Mas adelante dice: "Los Jesuitas proscritos enel mismo momento, del territorio español, no debiantener comunicacion con nadie hasta su lIe¡;ada áCivitavechia. El Rei los dedaraba despatriados;pero por un resto de humanidad, al apoderarse deS'lS bienes, que eran mucho mas considerables queen Francia, señalaba á cada uno una pension ali-menticia de cien duros anuales, Este acto tenia noobstante. UQ8 limítacKm. Los padres desterradosdebían abst.,nerse de toda apoloJíade su órden, deofender directa ó indirectlimente al gobierno y lafalta de uno solo, falta que podia cometer un estrañoÓ un enemigo suyo, debía ocasionar para los demásla 8upresioll inmediata de la pension mencionada.Estaba probibidoá todo español, so pena de altatraicion, hablar, escribir, reclamar contra esas me·didas y tener correspondencia con los Jesuitas.Deuia aceptarse sin el(ámen esa estraña proscricionque era la ruina moral y material de la España y/lUS coJQDiu •••• Cuando lQS primeros buques do

-27-trasporte, que no debian abordar en uinguna playahasta Ilegal' á su destino, estuvieron á la vista deCivitavechia, los desterraùos, cuyas fuerzas habianacrotado las marchas precipitadas, las privacionelly"toda clase de sufrimif'ntos, respiraron al fin &c."

.Mas este consuelo les duró mui poco, porque nofueron allí admitidos por el gobernador, segun nosrefiere el autor trascribiendo las palahras de Sis-mondi, en su Historia de los franceses (tomo 29) quedice: "El gobernador que no estaba prevl'nido noquiso recibirlos y aquellos infelices, entre los cualeshabía muchos ancianos v enfermos amontonadoscomo criminales á bordo de los buques de trasporte,se vieron reducidos, por espacio de algunas semanasá correr bordadas á la vista de la costa. Muchosde ellos perecieron."

iTienen estos procedimientos comparaeion conlos empleados en el destierro de 10sJudios y Moros?Si estos procedimientos no hubieran sido empleaùO!¡con los Jesuitas sino con ot~a clase de hombres¿ hasta donde llegarian las declamaciones del Sr.Julio Arboleda 1••••• Pero fueron contra los Jesuitasy esto basta,rara que dejen de ser tiránicos, injusto~è inhumanos. i Hasta donde cie~a la pasion fi

El Sr. Arboleda alaba y sublima hasta el mas1;;\tOpunlo la bondad, la jenerosidad, la humanidad,la filantropía del piadoso monarca, porque dice,concedió á los Jesuitas que volviesen á España conpermiso del Rej prestando juramento de fidelidady porque les señaló la pensio.n alimenticill.

En cuanto á lo primero el Sr. Arboleda no esmui exacto. Véase la pragmática y se hallará que,no es de Jesuitas que ella habla en este ltlgar sinode ex·-Jesuitas, y se verá tambien que el permiso

-28-ofrecido para volver á. España está tan lleno derestricciones peligrosas y de graves penas, comohemos dicho en otra parte, que tal parece haberseofrecido este alivio mas bian con ánimo de aparentarjooerosidad qUEl de cumplirlo.

En cuanto al salario permitimos ?I solo permitimos,al Sr. Arboleda, que hubiera jenerosidad, porqueal fin algo bueno hai (pero ya lo permitimos) en nodejar morir de hambre á la jente; es una de lasobras de misericordia. t Pero el Sr. Arboleda per-mitiría que el Gobierno le confiscase todos susbienes y que despues (aunque no lo desterrara) leseñalase una pension de cien pesos al año? iYnos permitiría (como tantas cosas que nos permiteen su cuaderno), que alabásemos la jenerosidaddel Gobierno'? Quizá no permit'iria tanto, y á féque no le faltaria razon porque es jenerosidad bienestraña la del que le quita á otro todo lo que tieney luego le da un pan para que no se muera dehambre. ¡Pero este pan dado á los Jesuitas era bienamargo! Se les daba mas bien para taparles la bocaque para alimentarlo~. Este,beneficio era tiránicoporque se acordaba á costa del honor. ¡No podianvindicarse liiD esponerse á morir de hambre!

¡Ah! pero el Sr. Arboleda! al referirnos actostan jenerosos cree haber dejado mui bien sentadoel crédito de Carlos III. Mas es preciso sacadede esta aprension. Es preciso decirle que si el nohaber sido mas cruel es jenerosidad, bien pudohabernos dicho mas. Podria habernos dicho quepudo echar á. 108 J~suitas á galeras y que no los,echó; (por que los reyes tambien tienen poder paraechar á galeras) que pudo baberlos ahorcado y'DO 108 ahorcó. ¿ Por qué no nos dijo esto tambien

-29-el Sr. Arboleda? ¡Qué! ¿hubo mas justicia paraùestcrarlos? Nada de eso. El monarca obró en virtuddel d ••recho inmanente que tenia para obrar sinrazon ni justicia. ¿ Pues por qué no babía de habrrpodido ahorcarlos con el mismo derpch01 •••• ¡Porque era el prínci pe mas /¡umano,mas liberal y católicoque 1tl¿¡~ca tuvo la Península!

Concluiremos esta parte de nuestro escritodiciendo algo sobre el último motivo que ha tenido1'1 honorable diputado de Barbacoas para ?'eso/r'ernegatIVamente la 1.- de las tres preguntas que for-muló al princi pio de su ca~ta, (")

Este ha sido el haher coincidido en ideas con unJesuita sobre la vijencia de la pragmática sancionoU nica será esta coinciùencia y no puede ser de-:>tromodo (no es menester que lo diga), Pero \'ea-:uos ¡'n qué consiste ella. Si en efecto la hai, noso-tros no le negaremos al Sr. diputado el balsámicoconsuelo que despa •••• Pero el Sr. diputado noduda sobre la vijencia de tallei: en todo su escrito¡'sta es verdad dt'mostrada; y con todo inos vienet1icit'ndo ahora que duda de ello! L Entónces qué(S lo que ha probndo? i lo que l'st~ en duda?

Esta duda en que coincide el Sr. Arboleda COll elPadre provincial de los J\SuitllS es la que el ilus~trado sacerdote In :nifestú á nuestro Ministro sobresi la pra~ll1álicn de Carlos 3.° se consideraba dero-gada en la Nueva Granada pOl' ci decreto lejislativo.E,~ta duda en nada filvol'l'ce á nuestro represt'lltante,

A/lIlt]ue las pl'cg-¡mtHs no sean ni C7WStiOllf'S aljé-b,Ù!a.<, ?ti 1'eceta,~múdicas, ]JaNI. (Jl'cir con prupiedad flueI'llas se forllllllull; sill em11f/.rgo U preeiso {'charf{r,-mino.y 6 la moda .qeall Ú 1/0 Sl'flIl del f,'(U!O. E~.to es

peol' que ellatin bárbaru del instituto de los Jesuita,.3

-30-porque nada de estraño tiene (lue un t'li'tranjeroresidente en Europa, por ilustrado que sea, ignorelos pormeoores de nuestra leji¡¡)acion. Igual dudapodria haberle ocurrido á M.Guizot ó al ilustradoJ..amartini en las cosas mas cla.ra&. para nosotros.

Triste consuelo es, á la .erdad, el de opinar conlos que uo tienen obJigacion de saber las cosas.

"WIll

SEGUNDA PARTE.

Propónese (>1Sr; Arboleda en la segunda parte desu carta, segun él dice, resolver estas dos cuestionesque enunció en la primera.

tEs conveniente la existenda de la compañía d~Jesus en la Nueva Granada 7

L Debe confiársele la educacion de la JuventudGranadina?

.Como es natural, el escritor las resuelve negativa-mente, no una en pos de. otra, nos advierte, sino deulla t1~Z, No podia ser de otro mQdo.

IlAntes de entrar en materia, nos dice, parécemeque debo hacer una advertencia. ESla cuestion deJesuitas ha sido presentada por nlgunos como cuel<tionrelijiosa. Segun eIJos, sin Jesuitas DO hai rclijioncatólica posible."

Parêcenos á nœoU'os que sí el escritor fucra maslójico al enunciar un concepto de sus contrarios quecontiene dos pal'tf's, de In~ cuales la primera es grave<\eboria haber empezado por contestar á cslaj pero

-31-naùa de esto, él sabe esquivar las dificultades J'safarse por la tanjente. Pasa por alto la primera (luque sentimos porque nos priva de algunas reflexionesimportantes) y se estiende pTOdijiosamente sobre lasegunda para probamos que sí puede existir la relijioncatólica sin jesuitas como existió hasta el siglo 16°.Una ùe nuestras viejas lo habria probado de unmodo mas perentorio y convincente, aunque no tanerudito, diciendo que, hasta el año de 44 fuimos tancatólicos, como ahora y con todo, la existencia de losjesuitas en el país no duta sino desde aquella fecha.

Nosotros no vemos en todo el escrito dcl Sr. Arbo.leda otra cosa que el designio bien estudiado de mo.Ver grandes y poderosas masas, grandes y poderososintereses contra los jesuitas. Tres son sus palancasde accion para el intento.

l." Los sentimientos de amor paterno.2. Los sentimientos de libertlld y progreso.3, Los sentimientos de amor propio) é intereses del

clero.Para la primera de estas tres palancas }HICC «enir

de fulrro ó punto de apoyo la regla del instituto dl'San IgnacIO que manda á ~us relijiosos procurendesprenderse de los sentimientos carnales para COtisus deudos, convirtiéndolos en espirituales. Con e~tualarma Ii los padres de familia. Para la segunda elvoto de obediencia que el mismo instituto prescribeá sus rclijiosos, y la declaracion dll las faltas. Con estoexalta á los republi~anos: y para la tercera se vale de lacalidad de estranjeros que afecta á una parte de losjfsuit8.s y decimos una, parte porque no todos lo son,circunstllnria de que enteramente prescinde el Sr. Ar·boleda. Con esto trata de atraer hácia su causa al clcro

Soùre estos tres puntos de apoyo hace mover 11\1l

-32-tres poderosas p~lancas que hemos dicho? y.á ré quecon ellas movtma todo el globo, como lmaJinó Ar-químedes, si estos tres fulero! fueran sólidos. Peroson tres terrones que no resisten el menor peso: alprimer esfuerzo se demoroDan.

Ditusisimo en estrcmo es el escrito del Sr. Arboledapor la continua repeticion de ideas y de palabras. Loque ha tratado en una pájin8 se halla repetido masadelante, dos, tres, y hasta diez veces/No hace sinodisfrazar una misma cos;\ Ó trllel'la 1i cuenta de di-verso modo para tener ocasion de declinar en todassus partes el nombre estranjeros porque cree que áfuerza de golpear, como el martillo, ha de producirsu efecto. Se estiende y esplaya prodijiosameute porla! rejiones mas aoreas y encumbradas. Aglomeraejemplos sobre una misma cosa. Sus fraces, sus figu-ras retóricas se muhiplican á cada pequeí'io movi.miento como los nvaloríos y vidritos del caleidoscopomultiplican sus figuras. En fio; abunda eo pnluprnsque no cs poca ventaja para un impresor. Habrincabido en cuatro pajinas la que se ha escrito en32! Trabajo cuesta contestar con algun órùencuando se complican y embrollan de tal modo laseosas. Sin embargo el negocio ha debido calcularseasí, una vez que nuestra .ltepública no se compooe!ino de imbé<.:iles,con pocas, pero honrosas esepcionesque forman una minaria ilustraàa. que ha de ser lamayoría nacional soberana.

Con este sistema de embrollo de apariencias JójiCl\3$e coosigue imponer al vulgo de 106 lectores que 00juzga de lo bueno ó malo de un escrito sino por elnÚmero de hojas que contiene y por là abundancia defrases preiiadas y campanudal'l. El del Sr. ArboledaUe1ll1 perfectamente .es~eobjeto.

-33-i Los caros objetos! los estranjeros! las leyes secretas:

que estan en un instituto impreso, los dogmas, elParaguai; vuelta los estranjeros, vuelta la obediencialas deJaaciones &. &. pero siempre con Jas mismasinfidelidades, con las mismas declamaciones, con Jasmismas calumnias en tantas idal y venidas. (")

Nosotros, para no perdemos en semejante laberintoiremos siguiendo, como nos sea posible en la contcs-tacion de esta segunda parte, el hilo que nos presen-tan los tres objetos que hemos indicado, porque elloshacen el todo de los esfuerzos del escritor, y dejaremosá un lado aquellas futilidades que se nos atraviesenal paso. Nuestro designio es desengañar y para elloharemos ver en primer lugar â los padres de familiaque los razonamientosy consecuencias conque dSr. Ar-boleda trata de persuadides que los jóvenes á quieneslos jesuitas educan en sus colejios pierden el afecto áflU familia son falsos for fundarse sobre un principiodobiemente falso cua es, el de suponer que, lasreglas de la Compañía manden aborrecer al padre yá la madre, y doblemente falso porque supone queestas reglas son comunes á los reJijiosos y á los discípulos seculares de la compaYíia.

(.) El Sr. Arboleda, en sus arrap.ques oratorios,no pierde de vista el prograrn.a, de la ardilla deIriarte.

Yo soi vivoSoi activoMe meneoMe paseoYo trabajoSubo y bajoSin elltar qu ieto jamas.

-34-Bo seg~mdo IUglU>.A los republicanos celosos de sus libertades y dere-

chos. Que las consecuencias sacadas por el Sr. Ar-boleda contra los jesuitas oonsider6ndolos hostil6S álos principios liberales son falsaI; porque lo son laspremisas de donde las deduce. FAtas ·son. el f"Iso su~puesto de que la.juventud que educan en sus colejiosse forme por los reglas de 108 relijJosos: que el in8-(tuto mande la obedí~ncÍll eíega é incolsultil; quee3le oblig1le á la delacion. Dichas consecuericia! ámas de ser falsas son ridículas, l'orque riJíc.ulo es pre-tender que en e6t~ siglo una comunidad rehjiosatl'iunfe de toda una República oometírndola á lasreglas monástiqal ..•. Finalmente haremos yer á lo. sl)C6rdot.es: que loselojios que el esc.ritor lel! prodiga no son sinceros, nipuûden serio porque los principios que manifiesta entodo su escrito revelan á las claras que no es mllÍcatólico.

He aquí el objeto principal de. nuestra contestacion.Segun el S,. Arbote<:la el inatituto de los jesuitas es

la ob\'Q m.as ¡n~lll qua se ha podido concebir porcabeza humana.liJlliil leglas son antíccistianas, aflli'snciale!- é iftMOfftle8. Gon Qit38 r&glas se forman losjesuitas Y.&tiaasoo la nOllffiade su&accíonea p.alabrasy pensall1iento.il. Los jesuitas educan la ju lentudgranadina: esta juventud, pues, seguirá las I'eglrlsde los relijiosos de la Corop6ñía: las reglas de lacompanñía mandan que se aborrezca á los padres,que se delate sin mjs~ioordia á los hermanos, á losamigos: que se obedezca sin exámen hasta cuandose manden cometer orÍlMnes: luego la juventnd dela Nue\'a Granada ha de ser delatora: ha de sere~lava: ha de ser traidora: ha de ser esclava de l"oS

-35~siervos del jenerlll de los jesuÎtns. Luego en laNueva Granada se van á perder todos los derechos.Iodas las garantías lodo el progreso todas las virtudes:va á convertirse en una yerma y espantosa soledad endonde todos serán enemigos de lados. Son sus palabras ••

Este es touo el aparato del Sr. Arholeda: á eBlosereduce toJo su cuaderno; pero póngase cada cosa en511 lugar y consiùerense separadamente las constilu-cionp.s que la Compañía tiene para sus relijiosos, ylas que tiene para sus educandos seculares y se ha.lIf1rá qu;~ toda la parte del esnito que refutamos,rnlntiva ri la educucion de los jóvenes, cae por supropio I!t'so. Sí; porque estribnndo toda ella sobre elprincipio falso de que las leyes de los relijiosos dela Compañía son las mismas de SllS colejios al probarque In Compañía tiene leyes separadas y distintasparu unos y otros, toda la m:iquina del Sr. Arboledaviene á tierra. Es falso el principio: luego son [¡¡Jsaslas cOlls('cuencías. ~o hai remedio.

Que la Compañía tiene un código e~pecial paraSllS colejios es un hecho, que no s;1bemos cama hayapodido o~ultarse al Sr. Arboleda que dice h:lber vistosus constituciones, pues que en cilas se encuentra.

E,le código se conoce bajo el nombre de RatioStudiorum, y no hai historiarlor ni enemigo de la corn·pañía que no la conosca y hable de él. Los mIsmosautores que cita el Sr. Arboleda, la mencionan, Mr.Le Bas en su diccionario enciclopédico tomo 9, artí-culo jesuitas, publicado en Paris el año ùe 43 dice:"El nuevo jencral de la brdcn Acuaviva acababa dedar el plan oficial de sus casas de educacion en ellibro tituladoRatia et instituÛo Stwliorum sodetulis Jesuque se había forma.do en 158G, y que contenia aùe-mas do los priucipios de peda.gojín otros mucho mas

-S6-sbanzados para aquella época•••• Cuanto á la opo-sicion de la antigua Universidad contra los jesuitas,ella se esplica suficientemente por el buen suceso deJas casas de educacion que dirijian los padres, quepor una parte se aplicaban á adaptar Sf& programa 'YlUS métodos á las exijencias y aun á los gnstos del diaY pot otra ellos dejaban á un lado la pedantesca riji-dez de los rajentes de la Universidad."

Demos ahora l/na muestra de las reglas que con-tiene el Ratio para los superiores de los colejios.

En el tomo 2.° número 46, se les dice relativamenteá las correcciones. "Para dar mas pe..<oá su autoridadltpóyela en la de los padres de los alumnos; confieracon ellos los medios mas propios PARA FORMARSU CARACTER."-Tienen pues los padres de fa-milia una intervencion directa en la formadon delcarácter de sus hijos en los colejios de los jesuitas.¿ Se les formará ese carácter de estoica indiferenciapal"acon sus padres con acuerdo y consentimiento de&I1S mismos padres?

Sobre las faltas se previene. "En el exámen delas faltas no usará de pesquil.as nimias que inspirandoterror inspiran desconfianza. Acuérdese que, eldisi-mular faltas pequeJias, en algulUIsocasiones, esmedio de evitar grandes yerros" (id (8) ¿ y esto esta-rá de acuerdo con elespiona,e y con las delaciones?¿Habrá desconfianzas, trnicion, hipocresía, con talesreglas?

Ojalá nos fuera posible dar aquí una noticia es-tensa de Jas dispmiciones del Ratio para que todoslos padres de familiá y en especial los católicos cono-ciesen todo lo que vale la educacion que los jóvenesreciben en los colejios de los jeSUlIall. (*)

(.). En los números 123. 124, 125,y 126de El

-37-Baste la autoridad de O' ConneIl p~rn conven-

serse de esta verdad. "Se ha dicho que soi jesuita,dijo en un discurso en el año de 1843, no tengo elhonor de serlo, pero mi~cuatro hijos han sido educa-dos por los jesuitas. y si tuviera veinte y cuatro todoslos educarían los jesuitas." No hai mas que decirsino que hasta los profesores universitarios de ParisMM. Causin y Villemain han tomado de las reglasdel Ratio. Ahí está Mr. Jolyechándosclo en caraen S1l historia de la Compañía.

Antes cie proseguir haremos notar ánucstroslcctoresunacircunstancia que espreciso tener presentepara de-senmarañar los discursos con que el Sr. Arholeda tratade alucinar ~ sus lectorescon el fin de hacet pasar susconsecuenc ias., Este Sr. que, como todos saben, es fecundísímoen palabras, en sus elevados vuelos de imajinacion,y en sus vueltas y revueltas, procura ir inclioando,inst'nciblemente el ánimo de sus lectores á favor desu causa por medio de una serie de verdades jeneralesde ejemplos históricos, de aforismos políticos y hastade refranes, todo interpolado con sus falsas asercÍonesy cuando ya calcula á 8U lector fatigado con ante.cedentes tan vagos y complicados,entónces le presentaun todo formado de tales partes, capaz de sorprenderá cualquiera que descuidado, ú poco reflexivo, nohaya ido con la sonda de la crítica en la mano paradiscernir lo vcrdadero de Jo falso, y al sofista delescritor conciensudo.·

Por medio de este astuto procedimiento es que elescritor llega por último á presentar, con todo desern-baso, á la juventud que se educa en los colejios deDia se encuentra una estensa noticia analítica, delRa#io Studiorum.

-38-l. Compañía, formada y amoldada al instituto comolosrelijiows. Ea las r.kimas pájin8s de su escritoya no .hai diferencia antre see.ulure1l y jeslIitas; todos106 ciudadanos sonjesuÎtas, que siguen kls dogmas dela obediencia, delacion •. y qne dependen del jeneral.

HI-mos df>lnostrado qua la C<lmpañía tiene un<:ódigu especial para sus colejios. mui distinto de elde los jesuitas; como es distinto el hombre del mundoal hombre dd claustro. No se forman plies por lasreglas monÜsticas los jóvenes que se educan en losCQlejios de la Compañia para la gran sociedad civil.Luego los argumentos y declamaciones del Sr. Aabo-leda lIO tienen lugar, pf)r funclar.se aobre un supuesto~lso cual ~s el de que; jas regln& para formar los reli.jiosos son las que sirven para formal' á los jóvenes de10e colejios. ¿ Pero se dirá qn6 10$ jei\litlls amoldadosá su iustitu(o les inculcan ¡US máximas? No; pOl'quO1.11idea queda escluida con la que el Sr. Arboledanos da de la obediencia ciega maquinal é in('onsultade los jesuitas. A estos se les ordena que formen á10$jóvenes por Jas reglas del Rlltio, Y no pOT las deIlU instituto; mal pueden, pues, eslos hombres má-quinlls eo la obediencia, inculcadas otras, Esta escOD~ue(lcia lejltima de los princjpÏ<ls establecidospor el c$Cl'ítor sobre la obedienein. No p(xh-â negada¡¡iu ser jncon¡;eeue~te, y quedár desarmado.

No se neeesita mas para cRlmar â los parlres defamilia á quienes el 6SClito del Sr. Arboleda haYIlpodido inquietar con la suposicion de que las reglasq Ile el instituto contiene para los reJijiosos son Ills querijen en sus colejio$j pero con todo, veamos ahora siesas reglas son iIlles como las p,esenta. V camas si~nas perjudicarian.á lo6jóven~s y á SU8 familias, aundado ca.soque tuvieran al~un influjo enJœeolejiOllJ.

-39-Dice el eser/or en su introduccion "Juzgan losjesUl-

tlS ejemplo consumado de virtud la indif('rencía patacon aqup.llos caros objetos quo Dio~ autor do nu~strafr=licidad ha querido quo honremos. amemos y sIrva-mos de preferencia." t En dónde ha visto esle Sr.consignado tal principio? El no lo dice, pero aiiade"v tomanlo á la letra la espresion del libro divinoe~~eñan que debemos aborrecer á nuestro padre yá nu<;stril madre para amrlr á la c01npañÍfl." Estolo prueba poniendo el testo del institnto pn latin hastadonde le conviene, y omite la demas. Es el siguiente."Cada uno de los que wtran en la compañía; siguien-d,) el consejo de Cristo Nuestro Señor, Qui di1/tise1'Ït1Htlrem &. haga de cuenta que deja al padre, y á lam:ldrc, y hertTl¡wos y hermanas y cuanto tenia en elmundo, ántcs tenga por dicha á sí aquella palahra.':Qi.tÏ n(ln (lrlit palrem et matrem, insuper, et animamsu.um, non lJotest meus esse discipulus." Hasta aquí eltesto del Sr. Arboleda, y omite lo siguiente flue es lacsplicacion del sentido en que toma el instituto laspalabras det Evanjclio. "Y así debe procurar (con-tinua diciendo el t(;sto) de perder toda la aficion car-n(~l y convenirla en espiritual con los deudos, amlÍn.dúlos solamente del amor que la caridad ordena rr.quiereCOlDO quien es muerto al mundo y al nmor propio yvive €. Cristo Nuestro Señor solamente teniendo â ~len lugar de padres, hermanos y de todas las cosas".¿ En dónde se halla eso de "aborrecer al padre y tÍla madre pa.Ta amúr cí la compañía ~ " ¿ No será estouna falsedad?

El sentido del testo es espreso en el instituto'El no es otro que aquel en que todos los asceticosy toda la iglesia, han tomado y toman In palabradel libro divino. ¿ En dónde, pues, la toman los

-40-jesutas á la l~tra para ensp.ñar que debemos abo-rrecer á nuestros padres? t En dónde ~ En el cua-derno del Sr. Arboleda que es donde se halla eltesto del insutnto truncando, para que asi 10 creanlas personas que descansando sobre la honradez ybuena fé del wnciensudo escritor no se tomen eltrabajo de consultar sus citas y lo crean bajo su pa·labra.

La parte suprimida por el Sr. Arboleda distin.gue de amor carnal ó concupicible, y de amor e$-pirítual ordenado por la caridad. Y ¿ qué es lacaridad sino el amor mas puro y desinteresa<1o?No se conformarán los padres de familia con quesus hijos los amen con el amor mas puro y desin.teresado, sin qne en él tengan parte ni enlren loscálculos de su fortuna? Pues eM último es loque el instituto no permite á los que entran en lacompañia. Como el fuego al hierro, no hace sinoquitar la escoria al amor filial, mas no lo destruye.;

Nótese la mala fé en el lugar donde se truncael teslo para decir: "En consecuencia sus disci-puws han de hablar de sus padres, amigos y pa.rientes como si no los tubieran para ellos "-AquÍse aprovecha el comentador, .de la palabra disci·ptdqs, que no es del instituto sino del testo sagradoqne inserta, y que no se reliere á discipulos de losjesuitas sino en jeneral á los de Cristo. Esto es parahacel' creer que el instituto habla de díscipulos delos jesuitas, y que á todos los que pueda compren-der la voz discipuws, comprende tambien el aborre-cimiento de padres, hermanos &a. en el sentidoliteral con que aparece mediante la supresion dela última parte del testO. Nohai duda que comoponiendo unoá Sll gllito las premÍ6aspuede Baur

-41-las consecuancias mui á su sabor •••• Esta es la ló-jica del Sr. Arboleda y otros; pero no es así lalójica jesllitica. Con la de esos señores se podrámui bien engañar á las jentes cuando convengamucho; pero ClJl1 la de los jesuitas se ponen encJaro los cngnño::!.

Dr.spucs ùe un tt>jido de testas truncados y en-trelazados con frases y periodos de comento, paraque digan la que el escritor qUIere que digan, ypara que con taci/i.lad se tome una cosa por otra,como es mili faei! en tan estudiosa confusion( 1) Concluye diciendonos "Estos son hechos con-signados en el instituto." i Hace visto cosa masridícula? NI) señor, esos no son hechos, sino cuan-do mas seriau principios, re~las ó m¡icsimas queson C08a tan diversa oe hechos como la es el pen-samiento de la obra ó el decir del hacer. El ins-tituto es nn libro de reg/as, y no una historia paraque contenga hech ••s •••. ii Y que asi se csprese toooun literato! I !.••• Tendremos por fin que definirrespetuosamente las palabras á nuestro ílustmAo an-tagonista Jill ra economizar tÏt1npo '!J molestias? ( pá-jina 12.)

Han visto ya los padres dr. familia la infidilidadcon qne !le han manejado los testas dd institutopara formar horribles comentarios y probar que enla Compañia ~e estinguED los sentimientos del amorfilial y se petrifica el cora7.an del hombre convir-tieuJolo en pura máquina; pues ahora van á verotro testo de esas mismas constitUCIOnes que corrobora~(T"fZ;;;1I1O sobl-:e-estó tme tantas espl'cies altaandoel illstituto, nu:argamos tÍ los padres de familia quele(J.n el c/utr!e/'1lo titulado" Arboleda y González'!J losJesui(as" publicado en contestacion del primero.

-42-el sentido 'en que el instituto toma el otro de' que DOllhemos ocupado. Se preglinta al que entra en lac<lmpania " Rerulnlempl1t'ClIium pt'111¿f'ia premanl?¿'f ~"es decir t Si !le hallan sus padres en neeesidad ~bienes tcmpora!e$? (Exam. cap. III n.· ~) Yenal nota B. ., Si prœ!e'Jls et e~rema 'Mce.,sitas aX1tili;orum ur/(eret constat Jt11jus11W'di nO? d(hm" a{/milti."

eDice IISi la necesidad fuere urjente es evidente queno se Je debe admitir" .• ,tY esto e2en8êñar quese aborrezca á Jas padres para amar Po la Compa-ñia ~ ¿ No será mas bien enliCY\ar que por amorde los padres se deje la Campanie. ?• Pelo lOi es doctrina de 10$ jesuit!l$ el aborl'eeer:i los padres, para amar á la Compañie~ como lo di·ce nuestro iluetrado antagonista, habrá de baJlarseconsignada en sus ~ologos cftsuistat. Veamos quedicen, y oigamos á UIIO que vale por todos ellos IJorque es con el que ma8 han tenido que hacer Joscasuistas fi/osofos. Es Busembaum que dice: "Estáobligado ai salir de !a relijion el relijioso profesopara socorrer á llUS padres. 1W fOto tu el caso del'strema, sino a.un, ea el de grave necesidad, con laique eUa S'la anterior á la profesion. Que si la nece-sidad les ha ~nido ~ de h..cha ¡a pro.Ce$ion, si CUere t'$tNma, eaIá obligado á socorrer/osaunque sc opoogu 10eslIperiotes; y si solo fuesegrave en que puedan vivir C$Q algun lrll bajo, puede$alir Ii socorrerloa ron el benepl.lcito de los supe·riore!" (Medulla Theolog. moral. L. Ill. 1 ract.III. Cap. n. dubium 1. n. 4 5). Esta es la doc-trina seguida por &o<lœlos teologos jesuitas. Esto sellama enseñar rrat, pin' a.mM de sus padr~s, debe de·jM'se lA Compa1i.io.

V(llltJl08 ahora $i la doctrina eDWlillda por San~

-43-Tomas consulta mejor cI interes patl'rno que la delos tcologos jf)suita~.- Dice el ~anto doctor.1 El hijo que tcnga sus padres cn ncct'sidnd nopuede Cll~rar en rclijion, pero si ya ha profesadono debe abandonarla sino procurar SOCOITcrlos poral ros r:1cdios 'l. (S. Thom. 22 qnleSI. 101 art. 1V.)

Los jesuitas, pnrs, llevan la cosa mas adelant€',porque enseñan que ci hijo debe snI ir (If) la relijionpara socorrer á SllS padrps, aunque haya profesado,COSflque no admite la escuela tomística.

Así son las estremeced oras doctrmas de los jesui-tas, y a<í es la justicia, la imparciablad y la buenafé ('on que se les juzga. Siempre se ha de hallarel mal entrc estos, aunque iguales princ; pins Ó reglnsy aun COllventuja, se hallen entre los otros teólogosy en los demas institutos monásticos.

Hemos considerado hasta aqui la cucstion en cuan-to á principios, Y~o~!a ahora por el lado de loshechos; por que nosotros sí tenemos hechos con quesostener la causa que defendemos.

Es nn hecho que los que han sido e;lucados por losjesuitas son los primeros que ponen á sus hijos en loscolejlOs (le los jesuitas. i Qué quiere decir esto?¿ No saben ellos mejor que el Sr. Arboleda, y me-jor que ninguno otro, cuales son las macsímas y prin-cipios que Jo~ jesuitas inculcan á sus discipulos?¡No sDbcn cllos por propia esperíencia cuales sonlos sentimientos que les inspiran ácia sus padres,y hermanos? ¿ Cúmo, pues, son los mas empeñadosen que sus lujos se eduquen bajo la direccion delos jesuitas, si por propia espericncJa saben quell/s enSf)ñan el olio é indiferencia para con susdeudos, la traicion, el dolo y la perfidia para conSIIS amigos y conciudadanos 1 ¿ Querrán que sus

-44-hijos los aborrezcan: que' sus hijos sean malvado!!•• 1Pues esto deben querer si ha. de se"rcierto Jo queasegura el ~r. Arboleda y los damas que como élpiensan; pero como e~to 8S absurdo; como esto 88imposible signese por lejítíma consecuencia que ~8absurdo é imposible sea cierto lo que dice el Sr,Arboleda.

Acerquemos mas los hechos:Pregúntese á los padres de familia de Bogotá que

tienen hijos de nO\'icios jesuitas en Popayán, lo quehayan notado en la conducta de estos para conellos y dirán que: aunque desprendidos de ellos entodo Jo mundano los hallan mas afectuosos que an-tes: que á pesar de hallarse á tanla distancia no losolvidan, CQtl10 acontece mui, fr'ecuentementeá loshijos ausentes que no SOD jesuitas; que casi eft tOOll8los correos reciben cartas lIuyas, en que, con· el ma.yor interés, averiguan po/' la salud y bien ~star deellos, de sus hermanos y hermanas: que no olvidan ásus amigos, y finalmente que si estas cartas los (di-tican por el espíritu de piedad que respiran, sn len-guaje puede servir para modelo de amor filial á mu.chos jóvenes qlle se 'precian de tenerlo.

Nosotros citamœ hechos y presentamos los testi-gos i A qQiéndebe creer861 •••• Pero aun hai mas.

Ahi estan los co.lejios de los jesuitas Jlpnos dealumnos internos y esternos en Bogotá, en Medelliny Popayan, Preguntese á sus padl'e~,qué notan en SIlShijos, que ellos responderán. Los encontramos masamorosos mas dóciles y obedientes, mas aplicadosal trabajo, mas amigos del (¡rden en sus co:sus,

Nosotros citamos hechos y presentamos los teg-tigos •••• ¿ A quién debe creerse?

Los jesuitas dirijen é in$truyen t:ongregacioncs

-45-Ile nlIlas. Preguntese c\ sus padres quê han notadoen cLos; y rCl!ponderán. Los jesuitas nos han des-cargado de la instruccion relljiosu de nuestros hijosen gran parte. Nuestros hijos son ahora mas res·pdllOSOS,mas obedientes; frecuentan los Sacramen-tos y en su tierna edad, ed¡Jjcan Ii la familia consu espíritu piadoso.•••• ¡Ah! ••• , ¡Esto es lo malo ...!í Esto la que no conviene 1 aquí t'stá todo el malde los jesuitas, y el que crea otra cosa es un tonto.

Nosotros citamos hechos, V presentamos los tes·tigos •.. iA quién debe creërse?

Los jesuitlls dirijen é instruyen congregacionesde artistas, y la moral de esta clase se ha mejo-raJo inmensamente. (2) Pregúntese á. estos por losprincipios que iuculcan á SIlS hijos, y por )05 re-sultados de ellos y contestarán como los demas. iYno se ha manifestado la benéfica iníluenciu de lacompañia! (Páj. 23).

E,tos sí SOli hechos; presente el Sr. Arboleda otrosen contrario que los destruyan, y le abandonare-mos el campo. Miéntras no lo haga asi, no tiene.derecho para ser creido de nadie que tenga sentidocomun.

Hemos visto la cuestion por el lado de los hechos,vcamosla ahora por el laJo de la autoridad.

í Qué nombre el que se presenta primero á nues-tra vista para tener derecho á ser creidos! Nombreque está al abrigo de la acusacíoll de [¡marismo. EsVoltaire enemigo de )a relijion y por esto de los

( 2) El Avis••puede sc,quÏ1'diciendo lo contrario. A sidebe ser para que sea cierto lo que Ilmotro.~ decimo.•,pu('.~to que tudolJ sabell, que se J¡a hecho un debtrr delmentir.

4

-46-Jesuitas quien escribia en 7 de Febrero de 1764:"En el espacio de siete años que he vivido en la casade los Jesuitas i qué es 1(\que he visto~ la vida maslaboriosa y la mas frugal: todal! las horas repartidasentre los cuidado!! que tenian porn06otroil, y losejercicios de la profesion mas all!'tera. }Ió atestiguoesto con millares de hombres edu<:adoscomo yo, Y es]Jor est!¿ ?"a:on que no me canso di: admirar CO?nOse leslJlœrÚt acusar de enseiïar 1t1Uk ?noral cf>rrupt<Jra." .

¡Voltaire enemigo de los Jesuitas! iVoltaire edu.caùo en el colejío ùe los Jesuitas, habría dado estetestimonio á su favor si se inculcasen en los jóvenesesas estremecedoms doctrinas ~ que habla el Sr.Arboleda !/

Todos saben que Federico II rei de' Prusia áquien se ha dado por algnnosel nombre de el ateoraronado, hizo los mayores esfuerzos para conservará los Jesuitas en sus Estados, despues de la estincionde la Orden. "Ha sido en favor de la educacionde la juventud, escribia este á Voltaire, que los heconservado. El buen Papa franciscano me dejamis queridos Jesuitas que se persiguen por todasparles. Yo conservaré esta preciosa semilla parasuministrarIa á los que quieran cultivar en susEstados esta planta tan rara."

¿ y no sabria Fcderico lo que era buena ó malaeducacion? ¿ bueDa ó mala moral? ¿ tendria. porvirtud esa estoica indiferencia de los hijos para conlos padres que dice el Sr. Arboleda se enseña áaquEllos en los colejios de los Jesuitas? ¿ tendríapor virtud la delacion, la hipocresía, la traicion'

i Qué decia el Canciller Bacon sobre la educa.cion que daban á la juventud? que" en tratándose

-41-de educacion la malS segura se hallaba en las es~cuelas de los Jesuitas."

t Y sp.rÍa para el filósofo inglés la mas seguro esaestoica indiferencia de los hijos para con bUS padres?¿ Ó no sabria Bacon la que decia ?

En su libro De augmentis Scientiarum dice: " Yono puedo mirar la aplicacion y los talentos de estosmaestros para cultivar por tan buenos medios elespíritu de la juventud, sin recordar cI dicho deAgesilao á Farnabazo "siendo como sois i es posi-ble que no seais de los nuestros?" Este dicho apli-caba Bacon por ser él protestante, y los Jesuitas~atólicos. ¿ Y esa estoica indiferencia de los hijospara con los padres, la dclacion y la hipocresíaserian para este filósofo esos medios tan buenos par"-cultivar el espíritu de la juventud 1 6 Bacon nosabia. nada, 6 la que dice el Sr. Arboleda es falso.Pere Bacon sabia.

El historiador protestante Leopoldo Ranke en suhistoria del Papado dice que los buenos suceso.,;eran tales en los colejios de los Jesuitas que losmismos protestantes mandaban sus hijos, á granùesdistancias, para confiarles su educacion." De modoque estos protestantes no saùian tanto como el Sr.Arboleda. No sabian que iban á perder sus hijos-

Parece que estas autoridades de anticatólicos noserán recusables para ciertas personas. Ahoraveremos lo que dicen los católicos.

El Concilio de Trento que aprobó y declarópiadoso el instituto de los Jesuitas sabia mui bienel sentido del testo divino que el Sr. Arboleda diceque se toma á la letra en dicho instituto. iLo habríaaprobado y declarado piadoso no lománJose e.1testo evanjélico en el sentido que Jo tomaba y toma

-=~)a Iglesia católie •.1 tLa Igl.eiía reunida en 8q~nasanta y respetable asamblea habri. ~pl'obad() ydeclarado piadooo UI\ instituto que cootllllia reglliscontraria&á la I~i d~ Dios, taMils C(lIIlO J. de aborrooerlos hijos á los padrell y talœ 00111.0 lail de œ~peç; l'?

Los Papül> que han QQtonzado 11ft SlIS bula •. álos Jesuitas para èducar la juventud ino hahráoreparado lo millRlQ1 •••• El Sumo Pon\ít\ce PioVH. hombre ilustrado, eeglln el testimonio de Losmismos filósofos, y que por $tJpu~to ••abia lo quese hacia, dice en su bula Solli.citudtl O1Im.iu. Eede-sÙ"..U.VIt que "puedell libre y ljcitamen~ didiel\rseá educar la jllvelltoo en los principi06 de la telijioocatólica, á formada 00 l¡)jj ~lAellas COtltumhres &c."Es decir l>('gU[} el Sr. Arboleda, ea la buena C08-tumbre de aborrec('r á SUI' padres &c.

El gmn Bosuet en su sermon de \a Circuncisionconcluye COll esta~ palabras dirijid!ls á los Jesuitas."y \'~ célebre Comp<lôía que no \levais en vanoel nombre de Jesus, a qu~n la grlloÇia lU! inspirado~ ,S"rau. designio de cQllC!l,tCir á 1~ hijos Je Diosdesde su mas tiernu edad ,hl. maÙ\lrez de.!hombreperfedo 611JauCfÍBto,. l\ qui" Dioa ha ¿ado káciael lin dtl 108 tiompOi a~olell y ~vaajelilitas parahacer brillar ~r el uoiV~hO y h4Wta en las rejiuuesmas desconocida8 la gloria dcl EVaf\jeüo. no oe&eÎBde hacer servir ~~ 9ffll1litY'O ~S6 Úts/it¡¡kJ todos10$ talentos Ac."

¿ Con que segUJI BOiSueL la gracï. iDspir,ó el grudesignio de tot:~r á WS i~vene8 61 el abarl'~ci-miento para C6U SUll padres? ¿Coo <Jué es p~ollOun ~itliw que ~lti8iia cosas OOliKrarias .á la ~i4e Dil;\S1 O BOiIiuet n~ sabia W ~\t i16 ~, (, '"'

-4)-Gue el Sr. Arboleda asegura no es cierto. PeroBossuet sabia.

El Conùe de Maistre dice en un grnnde elojioá los Jesuitas que "ellos babian educado todo elsiglo de Luis XIV."

Pero ahora mismo tenpll10S que, los Jesuitasestan mejor estahlecidos en los puises protestantes(de positiva ilustracion) que en los catolicos-EnIng-Iaterra ticnen un magnífic<, col,~jio cprca deLónùres El i\orte-Amel'ica ti(~lle varios, y dos depllos con privilejio de universidad por el gubierno.En unos y otros se disputan Jos puestos parasus hijos protestantes y católicos i Que serfl est01y ¿ en !lue consistirá tanta ceguedad? ¿ será precisomandarles por fin á los ingleses y NOl't,~ amerÍLllnosla cruzada del Sr. Arboleda y de! Dr. G<>llzalezpara que abran los o~o; y se persuadan de que lamoral ùe sus hijos se pelTierte en manos de losJesuitas?

El conde de Maistre dice que los .T'~suitas habianedllcallo todo el ~iglo Je LuisXIV. Esto e¡.;,hablandoS% de la Francia. l\1as si estendt'mos la vistasobre todas las sociedades veremos en aquellostiempos á los jesuitas al frente Je la· educacionpública en toJas partes. Robertson dice q\1e, elluseducaban casi á toda la Europa católica. Y ¿ en laAmerica española, quien ignora que pasaba lomismo?

Ha habido, pues, tiempos en 'lue la sociedadeshan estaùo educadas en su mayoria por los JesuitllllÓ bajo su inl1uellcia. Preguntamos ahora: ¡Sevió eutónees el ejemplo de esa yerma soledaddonde todos son enemi~os de todos, y todos esll'añospara todos? El Sr. Arboleda en su advertencia

-50-(paj. 5) anuncia esto como consecuencia precisade la implicancia de los Jesuitas en la educacionpública, como si ahora fuera la primera vez queel mundo iba á hacer ensayo de los Jesuitas, olvi-dándose de que, por espacio de mas de dos sigloslas sociedades los han tenido al fiente de la edu-cacion pública, sin verse ese trastorno universalque se hace hoi tan temible; y adviértase ladiversidad de las circunstancias; adviértase lo quehan avanzado hoi los pueblos en la carrera delas luces. ¿Sucederá ahora lo que no sucedióentónc~s ?

Ahora vamos á hacer un argumento al Sr. Arbo-leda. Pregunta este señor, en la parte citada, con-siderando en las sociedades estendidos los principiollque atribuye á los Jesuitas por medio de laeducadon"¿ Qué serian ellas (si pudiesen existir siquiera)sino una yerma espantosa soledad, donde todo.' seriant'straños á todos y t(ldos enemigos de todos?

Pues bien.-El Sr. ArboleJa reputa como unimposible, como una quimera la existencia de unasociedad con tales doctrinas; es decir, una sociedadeducada por los Jesuitas; pero es así que ella ha exis-tido y se ha visto, por mas de dos si~los, y rigorosa-mente en el Paraguai,y con todo,layerma soledad endonde todos son enemigos de todos no ha tenido Jugar-Luego \lO son los priricipios IIi la educacion ùe los.J esuitas tales como parece sentirlo ¡·l Sr. Arboleda.No produjeron en aquellos tiempos esos fatalesresultados, ménos los producirán ahora. ¡Ojalá elIlIUIll]O tuviera hoi las buenas costumbres que entón-ces 1 Este ('S un hecho; pero hecho que se niega.Nosotros nos atenemos á Jas estadísticas jenerales.Ellas suministran datos seguros para juzgar del

-51-atrazo ú progresos de lu moral púhlica ùesùe filll'Sdel siglo pasaùo en que la educacion pÚblica salióde manos de los Jesuitas para pasar á otras.

En la eRtadíslica jencral europea que publicÓel diario de La Pren.N en 1.U de octubre de J ~311se halla qne; hasta 1:S36 de aiío (~n aITo ha idocreciendo en pro~resion espantosa el nÚmero tle losparricidios, cuantlo en los siglos de eJucacioll Je~uí-tica eran tan raros. Los ltO'lIlicidios los suicidios,las quiebras fraudulentas, los delitos contra el pudor;las falsificaciones; en fin, toela clase de dt'litos hanmarchado adelante con un aumento r:ípiJo (1).

Este sí que es un hecho estrelntcedar, estos no ~onpronósticos ni cálculos fundaùos en testos mutiladosni en suposiciones falsas.

Esta cs la que ha hecho esclamar á La Mennais:"Hijos desnaturalizados •••• ¿ Qué teneis propio

sino ,"uestra locura, vuestra ignorancia, vuestrasdudas y los crímenes cuya relacion horrorizará álos venideros? Ensalzais sin embar¡?;o el mlôjora-miento de las costumbres, y los calaLozos cSl;inllenos de criminales, y vuestras virtudes canzan alverdugo." (I)

Se ha visto, pucs, que las reglas dd instit'lto (lilecita el Sr. Arboleda no son las que rijen cn loscolejios de 1.\ CompaITía: se ha visto que estas mismasleyes no dicen lo que se les hace decir, ni se tomanpor los Jesuitas en el sentido que se pretende: sehan visto hechos y autoridades intachables quedeponen en contra de todo lo que dice el Sr. Ar-holeda iQué temor, ni qué desconfianza pueùe

( 1)(1)

Véase el diario r'Ítrulo.Lu Mennuis. Caractéres del s~o .~,JX.,

l:3ANCO DE LA RtfL,~)L.ICABllltlOTKA lUIS - ANGU /oRANGO

-~2-queJar en el ánimo de los padres de familia porlo que reipecta á lOB tiernos afectos tUiales? Pareceque ninguna;

§,o 2.0

Pasemos ahora ti ver como es que el Sr. Arboledase maneja para inspirar recelos & los liberales conla permanencia de la Compañía de Je.us en laRepública, y veamos si hai razon para tener los.

Con tal nn, prf'tende producir las mas fuertesimpresiones antipáticas contra los Il.iembros de laCompañía, y para esto tl>m& 106 pinceles y cualotro Velaí'.quez no! hace el retrato del Jesuita.

Este .Jesuita es el quP debe servir como de mUe!l.tra en el plan del Sr. Arboleda, para eoncrcer/os átodos; es el tipo de todos lo. ,Jesuitas p.~dos, pre-sentl'S:Y futuros; por él se ha ,je juzgar da todos.COli tal designio es que el artista h. elercitado SlIStalentos fisonómicos. Los colores de sU paletahan sido preparados con la amalgama de ciertoscorolarios establecidos de llntemano para dar milsrealce á la pintura y producir el efecto dlJlleado;mas este efecto se 'pierde 11/ acercarse .1 cuadro;la ilusil>n desaparece, y no quedan sino atrevidaspinceladas al travez de las cuales se descubren los!tilos de la t.,.ama sobre que se ha trabajado.

Es de advertir que el Sr. Arboleda ha e.lltablecidoC01l\O principio jencral que e'Omo es un Jesuita asíson todos (paj. ~9); porqlle todos son vaciados enun mismo molde, que es su illstltuto, el cual lesimprime un carácter indeleble que nu se )('8 Imedevariar (páj. Ill), yqu~ los reviste de una5e~undauturaleza que absorve y aniquila para él todaa sus

-53-fa(',uHatl,~s, y que hace de sus potencias, potenciasaielJ,\s, del sus bra7.o:>, brazos ajenos, voluntad ajenaa'l su voluntad (paj. 15), y que los cadaveriza entermiilOS de no poder distinguir del bien el mal,(¡¡aj. 16). Como es un Jesuita son todos desdeSan Ignacio hasta el Padre Boada.

S'~l1tado asi el principio, vamos á conocer á losJesuitas por el retrato del Sr. Arboleda y veamosqu,> consecuencias nos suministra.

Es el Jesuita, segun nuestro escritor, un ente de·gl'aLlaLlo por principios, por sistema, por costumbre(y el1101Ilbrp es eSc!dvo de la costumbre) "Sí; elJesuita es una ll1~illuina" (pij. VII). "Sllmetidodt,sde la edad mas tierna (1) á las leyes dp. la obe-diencia l'asil'a, y acostumbrado á ver en su jcfein ll<.~rliatoUllas veces Su pa,lre, y otras su tirano,pcro siempre su señor, no puede distinguir del bienel mal" "p<ij. 1(3).

:::lacamos por primera consecuencia que, como10il J,~nerales y Supt'riores se hacen ùe esos mismosJiJsuitas máluinas que no distinguen del bien'el malla Compañía ha de haber siùo siem pre el cuerpom'ts torpe y estúpido del mundo en todos sus pro~cedimientos; porqne de hombres desnaturalizados yentorpecidos de.,(le la mas tienta edad no puedehaberse sacado nunca cosa buena; no pueden haberse~'\'ido nunca para naùa, porque el hombrc cs esclavo

( 1) Como San Ignacio,!! sus compa1ïeros: como SanFrancisco de llOlja: co/W¡fI parirc Ravignan: (,nmo lospadrcs BIas (á quien conocc el escritor) Vicente, Aloral,Orbegoso, Barragan,4-a, 4-a, 4-11. .... O no son, ni hansido Jesuitas todas estos 'Y otros infinitos, ó cl Sr. A rbo-leda escribe mui de lijero, •••

-54-de la costumbre yel Jesuita que por cos1umbre hasido desde su mas tierna edad degradado y envile-cido hasta revestirse de esta nueva naturalezadegradada l1Q se le puede variar con el cargo deJeneral ó Superior. '

j y que una Sociedad de estupidos inspire tantoscuidados al Sr Arboleda ..••!\ Pero en otras varias partes de su escrito nos

dice que la Compañía de Jesus es una í:lociedadcompuesta de hombres de saber e intelijencia.j Brabo! Y cómo acordar ideas tan contradictOlias?¡Cómo acordar la idea de saber é intelijencia conla de estupidez y maquinismo? ... ó la intelijenciay el saber de nada sirven al hombre, ó es falsoque los Jesuitas, teniendo saber é intelijencia. sepresten sin discernimiento á todo cuanto se lesorùene hasta cometer pecados y toùa suerte decrímenes, del mismo modo que por la virtudhacen el sacrificio de sus vidas entregados á los lilasduros trabajos, y sujetos á las mas crueles priva-ciones ¡y á las calumnias! i

i Y será posible que hayan obrado eomo máquinastodos los Jesuitas desde San Ignacio, San Francisco,Javie.-, San FraRcisco de Borja, San Luis Gonzaga,San Estanislao, San Rejis, San Francisco Jerónimo,y que así hayan obrado tantos sábios como unClavio reformador del calendario, un BaurJalou(',de quien dijo el gran Bossuet:" Este hombre seráeternamente nuestro maestro en todo," un Tourne-mine c~lebre literato maestro del patriarca deFerney: un Belarmino, lumbrera de la teolojía¡ yque así haya obrado entre nosotros un Lainez mártil'de su celo por el bien de los indios, y la gloria deDios en las montañas l\el Caquelá 'consumíup de

-55-trabajos y miseria! y que así obre un Vico famosoastrónomo Jel observatorio romano á quien elojiaArago y que hoi Jescmpeña en Londres una clasede matcmáticas; que así obre un Ravignan y todoslo.• que &e hallan en las mi"íones del Asia y en laAmérica sacrilicandose por el bien de la humanidadpor amor de sus I'rojimos~ ••••• iSin distinguirllel Lien el mal!

Todos aquellos Santos y estos hombres sábioshan siJa Jesuitas formados por ese instituto ygobernlùas por unas mismas leyes. Luego todoshan obraJo como máquinas sin distinguir del bienel mal •••. ¿ Será creible ?

Pero esos Santos han sIdo canonizados por laIglesia. Luego la Iglesia ha canoni7.ado en ellosvirtudes sin mérito, ó el Sr. Aarbolcda no sabe loque dIce; porque las virtudes maquinales no sonvirtudes; porque para ser meritorias las buenas obrases preciso qUI:el que las hace obre libremente, yno por necesidad como obran las máq uinas.

Esos Santos fueron Jesuitas, y como todos losJesuitas son como es 11710, se sigue que, ó toJos hanSil~OSantos, ó todos han ..,idomalos. El Sr. Arboledano cree que todos han siùo Santos, luego crp.e quetodos han sido malos: luego no cree en la Iglesia queha creido en Jesuitas Santos.

Para desenvolVl'rse de tales consecuencias solole queda un recur~o y es abandonar los principio!!que ha establecido sobre las reglas del instituto(¡ue así forman á los Jesuitas; pero entonces todoel edificio se le viene abajo, porque esos princip;osSOli el fundamento de toda su obra. Esto es rigo-rosamentc. lójico ••.• Quizá se dirá que es lójica

-58-esc~Je,y la nuestra \JO lo ticne (ojalá lo hubieratenido). Nuestra República aunque tiene Congresono eseo}e sino que·le escojen SUs representantes.

La República de la Nueva Granada tiene, esverdad, libertad de imprenta para publicar cuantobueno y malo ocurra, para denunciar al públicocuanto se quiera; hai libertad ùe pensar (mal, y deobrar peor); hai libertaù de conciencia; pero t de quéservirá todo esto si la RepÚblica de los Jesuitastiene confesonarios yen estos cOllf€'sonarios "comu-nican en secreto todas sus culpas, todos sus erroreslos hombres, las mujeres (esto es lo peor), losjóvenes, los ancianos, sin faltar nunca á la verdad, yasi se imponen los estranjeros de los secretos nacio-nalt's; y la esposa tiene mas confianza en los estran-jeros (esto se aplica á todos los confesores) que ensu esposo: (1) el esposo les comunica sus massecretas frajilidades, y la virjen (esto es lo masdoloroso) les pide consejo en su amor?

La República de la Nueva Granada tiene tri-bunales de justicia y leyes penales para juzgar ácualquiera anacronismo viviente que falte al órdenpúblico y para hacer ahorcar si fuere necesario;pero ¿de qué serrirá esto si la República de losJesuitas tiene· camándulas y mes de Maria?

Nuestra República tiene, es verdad, oradores yescritores que aman tanto á su patria que por lasantidad del fin, á que aspiran, no reparando en losmedios, asesinan la honra ajena, crm tal que con1!ehga,nucM á la mayor honra y gloria de la patria; ¿pero

(1) Esto mismo dice Michelet contra la confesion ensu impía obra Du pl'i~tre,et de la familie. Por ahoralo aplica el escriror á ws Jesuitas. DeS'JYU€S veremos.

-59-de qué servirá esto si la RepÚblica de los Jesuitastiene quintales de paciencia para sufrir y aguantaren silencio?

Vpase por tanto si bai ó no hastant\'s motivosde temer. Véase si irá I'Tratlo el político que temetanto con tales fundamentos, que nuestra RepÚblicaven,:;-a :í SPI' sojuzgada por la de los Jesuitas: íntro-duc;dos cn la constítucion del estado el voto deobclliencia pasiva, el de castidad, la dclacion de lasfaltas, la cuenta de conciencia, la rcuovacion delespíritu; en fin, com-ertída toda la sociedad en unaycrrna espantosa soledad, <lond!'fodos serán estrañosy todos, todos enemigos Je todos.

Si fuera á decirse verdad, el paraldo de las dosRepÚblicas no seria sino como el que acabamos dehacer. Y ¿ podrá darse cosa mas ridícula? Habi-litando en tales términos á Ir:s otras órdenes reli-¡iosas que tenemos, podría tambien entablarse unbu\'n paralelo entre esas RepÚblicas y la nuestra,porque estas tambíen tienen instituto, tambien tienenespíritu de cuerpo, voto de obedienria, de1acionde -las faltas en algunas, como lupgo veremos, ytambien dependen de sus jeneralt's que están enRoma que son estranjeTos! ¡y estos jenerales estran-Jeros dependen de una autoridad estra'lljera que esel Sumo Pontifiee; autoridad estranjera para algunosgrana¿in3s anticatólicos.

Puede ser que el Sr. Arboleda ignore todo esto,·cosa ticn dificultosa en un escritor que se haimpuesto la tarea de juzgar sobre órdenes relijiosas;pero no es mui cstraño que así sea porque haihombrt'8 que se creen con capacidad de juzgarsobre euanto hai; y por eso desbarran sobre cuanto

-60-hai. Esta e,q enfermedad que Nl nuestro siglo de.luces aqueja al jénero humano.

Hasta ahora parece que han creído nuestrosesclareçidos varones que solo ws JeJliita8 dept>ndende un Jenetal residenw en Roma. No señor, tam-bien dependen de lotil suyos las demas órdl'nes yesta dependellcia no es ilusoria, pUlla que sometená su apl'ohacion el retlultado de SIlS capítuloB. Nobace mucho tiempo que los dominicanos han reei-bido ~ BU Jeneral la aprobacion de uno de ellos.

Pero por ahora lo que importa es hacer la guerrafi. la República de los Jl'suitasj luego estableceránuestro piadoso antagonista otro paralelo tomandopor su cuenta á las Repúblicas fraMiseanas, domi.nic&DM BLe. y DOS probará oon las mismall rllrones,q~ .0 son compatibles con las in~itucione8 libf'-raJes, como ya lo ha dicho I\n las Cámaras un suamigo. Aguarden las tales Repúhlicas que un hayaJ~ui tail,Y entóeees verán en la que se Il's con vit>rteniOO .eiQjiadore:,;.

Véamos ahora cuales son los puntos capitalesll()ùr-e qoo el Sr. ATboleda hace consistir todo elríes~ en que nos pitlta á la República con la per-mooencia de· tos Jesuita¡¡ edueando á la jllveetudgrarmdína.

1711 se ha visto que no son las leyes ó reglas delinstituto, de que habla el escritor, las que rijen enlos colejios paTa la educacion de los jóvenes. Conesta /iOla obsel'Taci0n quedan ~in lugar todos su.'lrazonamientos puesto que ellos ruedan !lobre elsupuesto falso de que por e9f06 reglas es que ge formael carácter de los j~enes. Mu como esas <liBro--iÏciooes que el io&timto comPfende p••.a sus ,el •..

-61-jiosos se presentan en el escrito de que nos ocupamos,bajo un carácter enteram~nte maléfico y desfigurado,las haremos conocer á nuestros lectorcs tales comoson, para que de ninguna manera puedan in!lpirarlesdescocnanzas los relijiosos que las observan.

Empezaremos por decir que ellas no han sidoinventadas por los Jesuitas. San Ignacio las tomóde las órdenes anteriores á la suya; así es que laobediencia está impuesta por toùas las reglas mo-násticas,y la delacion de las faltas en muchas. Ambascosas han sido recomendadas y elojiadas por lossantos fundadores, para el buen órden de las reli-jiones: han sido alabadas y mui recomendadas porla Iglesia, por los Santos Padres, y por todos losautores aséticos. Solo las restricciones que estasdos cosas tienen en el in!ltituto de San Ignacio,son de los Jesuitas. Estas restricciones no se hallanen las otras reglas monásticas. ¿ Por qué, pues,Ile ba de hacer un crímen en los Jesuitas lo quehan tomado de los otros, y no se les ha de alabarpor los correctivos que lell pertenecen?

Tratando el Sr. Arboleda de las malas doctrinasde los Padres dice, como de paso, como el qne cojeentre mil cosas malas que se le presentan. "LosJesuitas creen, por ejemplo, que es bueno confor-marse con la delacion." Esta proposicion se sientaen sentido jeneral para hacer creer que entre losJesuitas el principio de la ùelacion es estensivo átodos los casos y á todos los hombres. Continúa,"y la inculcan como mandato, y como virtud envarias partes de sus leyes."

Los Jesuitas no inculcan la delacion como man~dato ni como virtud en ninguna parte de sus leyes.Dice, tambien en sentido jenera), que III inculcan;

5

-62-para que las jentes crean que es á todos los hOl'abres/lue se inculca como doctrina. En todo esto baimalicia refinada ... Véamos el testo del inl'titUto.Diceasí:- ;

"Será preguntado el postulante (el novicio} sipara su mayoraprovechamieuto espiritual, y sobretodo, para adelantar mas en la humildad' y propiahumillacion, consentirá en que todas sus faltas,defectos y cuanto en él se notare, lo sepan los Supe-riores por medio de cualquiera q\le esté informado <leellos fuera de confesion." (Ex. cap. 4. rara~. 8).

La traduccion del Sr. Arboleda dice "Paramayor progreso de su' espíritu" el testo dice,"para mayor provecho espiritual" Lo primeropuede tornarse en sentido jeneral aun con relacion alas cosas temporales, cuando 10 segundo no puedeeDtenderse sino solo de 10 espiritual: el len¡¡;uajedel Sr. Arboleda es profano; el <\el testo es mís-tico. "Para acostumbrarle á la mayor sumision.".traduce. El testo dice: "para adelantar mas enla humildad." Aquí se vé que hai falsificacion enel testo COll la añadidura del verbo acostU11l/;rar-qlAeno se. halla en el oriJinal. ¿ A qué fin estasllupercherias ?¿ Es a~í qU6 se defiende la verdad?¿ O es que la santidad del fin justífica Ùis medios 1Aquí pareC4l que convino muc/w la añadidura de unverbo (1) ¡Vaya! qlle en un exámen cunciensudo

( 1) No es lo pri1/1erOque se hace en esta línea. Todoshan h.ec/w lo mismo. En el Estmcto de (as aserctOnrsde La Chalotais se han hallado 758 falsificaciones yaltç-raciones del Instituto. Véase la obra " Documentosconcernientes á la Compañia de Jesus" dOllde sebaIlan en una tabla jeneral todas elIa.~.

-63-como el que dice el Sr. Arboleda que hac(', nopeg-an cosas de tan poca conciencia.

Por el testo sn vé que los Jesuitas no crep-n que('s bueno conformarse con la delac iou, asi comotoma la cosa el escritor, sino que, creen buena lade!acion de las faltas entre los de su relijion para elmislJlO bien eSIJiritual de los relijio!'os y para elmantenimiento de la buena moral, no dando lugar,con esta practica, á qUI' se vean malos ejemplos.Así la creyó Santo Domingo aJ ,Ji¡;ponpr en S\Iregla qne " eada uno estará obligado á demmciar al~uperior la que haya visto, no sea 'Jlle se le ocultt'll:i ('ste los \'icios" (Constit. Prrcdic. disto V. C. 13).Así lo creyó San Francisco cuando I'n las reglasde los m••nor{>s observanles manda que "los qne$r.lcn del convento debl'1. denunciar, cllando vuelvaná ••J, las faltas consitleral>les que ~e cometierellfuera de la casa." En otra parte ne estas constitu-cioocs se oiee "es prohibido cnSt'liar Ó tlefenJprque 00 hai ohli¡!;acion ùe ,lt-l1unciar las faltas de Sl\,'1lH'rmancs al Superior para qne ponga en ella$remedio." Santo Tomas l'nsdia que se pUtldenha~t'r las denunciaciones al SUjwríor, no conside-r:índolo como juez, sino como persona destinadapara la correccíon del prójimo" (quod. lih. II.)Tamhien se t'nCUl'ntra la delacíoll ('n las Tt'glas yconstituciones de los Carmelitas (I'ap. Jfi). Tan¡}.Ji,·uen la dI' las Vrsulinas, y regla de San Agustin.

Despues de todn esto ¿ qué diremos al air deciral Sr. Arbolc{la con tono de novedad: "La Com-pañía de Jesus obliga á sus nO\'jcios á la df.'lncionde las faltas de sus hermanos ' .•••• " La Compañíade Jesus ¡obliga! ••• , la Compañia de .Iesm. ¡ID

obliga sino que pregunta al que quiere ser recibi.lo

-64-en eUo, si 58 conformara con que Jos otrosdenuneiensus faltas, que es cosa mui diversa, porque prtlfU1IMwno es obligar; poner una cODdiejon a la personaque viene á tratar COll UBO no es obligarla a que laacepte. Ei'to w entiende el mas idiota. Proponerno es obligar"deoia el herrero SolaniUa con suespeton en la mano; y DO era jurista ni lejialador ••••Por lo tanto, es cosa rept1~nante que un hombrede talento haga valer semejantes simplezas. '

La Compañía d~ Jesus 1IV obliga; pero si obligara110 seria ella la primera que impusiese semejanteobligacion á sus r~ijiosos, porque ya se ba vistoque las constitucioAes de otras 6rdenes, que oblig(1,fJá ello, son mas ll.Iltiguas que las de SaQ Ignacio.

¿ A qué quedan reducidas ahora todas esas decla~madones svbre la delacion? ¿Quién DO se ríe aloir al Sr. Arboleda decir con el erntiano piadosodel abate Gioverti. "¡A mí me obligan á denunciará mi hermano, Juego mi hermano me delata á mí!y ¿ quién podrá tener por amigo, comunicar,sus secretos p~nsamientos, sus afanes. sus gozos,sus cuidados á un hombre que se cree obligadoen eODciencia a ser el delator de su confidentey traicionarle, eatregáudo1e á BU superior que puedecastigarle, y q1l8 es, en este Ca8(), su enemigo? (1)

Todo esto es gratuito; todo es de la ecsaltadaimajinaeion .del escritor COncieflZl/,do y nada mas,

. Pero en esto incurre ell contradiccion con sus mismosprincipios; porque si tales son las consecuencias dela delacion, entre los Jesuitas no ha podido haber

. ( 1) Y dice et{ l,z páji1l4 17 qtU los miembros de la~j¡añia viven. comt) hermanas •••••• por Dios Pa~chita U••••

-65-nunca confianza mutua, ni buena armonía; ha dehaber sido la Compañia una compañía de enemigos,una compai'iía de hombres recelosos y de"confiadosentre sí, pero esta idea no solo choca con la queel mismo escritor nos da de los Je~lUitas ~ino quetiene en su contra los IH~chos,porque nunca se hanvisto miembros de una asociacion mas íntimamenteunidos, ni que se lleven tan bien entre sí como losJesuitas. Esto lu saben todo~, y mejor que todosel Sr. Arboleda •••• tEs esto contradesirse? ¿Esesto cortarse la cabeza concienzudamente!

¿y de donde ha sacado este seJÏor aquello deque" el superior ruelle castigarle y que en es/e casoes su enemigo? ••• j En este caso su enemigo! ••••j Oh! •••• La santidad del fin Ú que se dirijen estasinnobles aserciones no puede justificar los medios degra-dantes y reprobados, que para llegar á semejante jil¿se emplean (1).

Veamos lo que pl Instituto dice sobre el modoy objeto de tales delaciones; veamos que datos nossuministra.

Entre las varias precauciones que en él se l'n-cuentran establecidas para salvar el honor, losderechos del secreto &c. se halla una, y es la te rcera,por la cual se dispone que" el inferior que delata,tenga por fin único el bien de la comunidl!.d, y laenmienda del particular delatado j y nada haga ódiga respecto á este objetOque no sepa á la caridad?lUS sincc'ra." (Cong. 6. decreto 31 parag. 6). AISUi)[>riorá quien se hace la delacion se le manda

( 1) Véase la páji na 99 columna 1.' del cuadernodd Sr. Arboleda. Es interesante. No pasen adelane,muestros lectores sin veria..

-66-l}u~ (tno ~mplee, para corrt'jir al culpado sinomedio.> honestos, advertencias secretas, "ijilauciamas particular, cuidados mas paternales, todo loque pueda nwv~rle, naJa que pueda desacreditarle.(Cong. (~ecret, 33 paj. 6.) Adviértest'les tambit'nque "no sean f:íciles en dar oidos á las delacionesy ménos en creerlas: que inquieran dilijentementesobre cada cosa sin perdonar á trabajo, para' ave-riguar la verdad ó falsedad de la delacioll y librarde toda sos¡wcha injul'iosa al acusado inocente, ycasti¡:!;ar severamente al delator falso, (Cong. 7.decret. 1'2) y no solo al que delata cosas falsas, sinotamhien al que delata la verdad á otro que no seaél Superior correspondiente: y no solo al que notiene fiador de su, acusacioll,sillO tambit'Il, .al qoerehusnre manifestarlo" (ibid),

COll tódas estas restrieciOllt's y correcti\"os y conotras que omitimol!, l'Ii que se ha~la la delacioll entrelos Je~\Ii,as, COllsidén!se ahora si esto corrpspondecon la idea que de clla da nUE'slro r.onciellzu.doantagonista que la presl'nta con todo pl cal'áctE'rmaligno que ha podido. Vea:;e si en este ca.W E'lSuperior puede ser enemigo del delatado, Perodebe serio porque el Sr. Arboleda aSl lo dice,aUll'lue el instituto diga todo lo contrario ..

Hasta aquí parece que el escritor ha consideradola ddacion solo con relacion á los relijiosos Jf'-.uitas; pel'o luego va por grados encaminando susdiscursos de tal suerte y encadenándolos con talmaña, que, sin sentido se halla el lector con ladelaeion figurando en la sociedad civil, así como laobediencia, no solo como doctrina sino como dogmapolítico, y todo por medio de los discípulos de 1011Jesui{~. A este terreno era que la qu~ria trali-

-07-plantar el escritor para preguntar mas add'lnt~:¿ y qUI': serán segun esto, en breve tiempo, casitodai los granadinos1 ••.• " y con todo candor secontes~a el concienzudo señor

Serán esclavosSerán delatore,~.

El ,: según esto" del Sr. Arboleda SOIl los antr-cedentes que ha establE'cido del modo que :;e ha ,·jstoanteriormente, es decir, segun sus te~tos truncados óalte raùo'o; segun sus falsas suposirioncs; .<r<,!un susautoridades apasionadas iQué autoridades para juzgará los Jesuitas 'Un protestante como Vattel: nn filóso.fa enemigo de la Iglesia romana como Montclar: otracomo La Cholatais, ambos acumdores de los Jesuitasante los parlamentos de Francia v dc quienes ha to-mado sus notICIas el protestante Robertson de quienlas toma nuestro csnitorj y en esto advertimos queen la pájina 19 nos dice en uoa nota que "los he.Ch0S de que habla los cita bajo la garantía de Mont-clar á quien cita Robertson, y bajo la garantía dela Enciclopedia britrnica; y añade mui satisfecho"las reglas de crítica están á mi fuvor, aunque otroslos nieguen t quién puede asegurar que dicen ver-dad? "

Admirados nos hemos quedado COll esto, por queno parece cosa de un hombre que sepa algo.

¿ I~nora el Sr. Arboleda las reglas de crítica?Permitanos decirle que sí; y vamos á dt:mostrár·

selo.Es regla de critica que en materia de autoridad

ésta debe ser imparcial en la cuestioll ó hechosde que SI) trata. Si la autoridad es tal, hace fl.ler-:la su testimonio es aceptable, si no concurre aigu.na circunstancia por donde se colija. qué Il~ ha

-68-enganado¡ porque eB ne,cesario que aun cUIlAdo laautoridad sea imparcial se sapa que no ha pade.ciùo engaño ó equ.ivocaciou; que conose Ja mater •.

Si la autoridad es parcial por contraria, y ápesar de esto depone á nuestro favor, entonceS sutestimonio tiene doble fuerza que la indiferente óimparcial; por que se supone que la confesiondelcontrario es arrancada por la fuerza de la evidencia.Es el triunfo mas completo de la v.erdad.

Si la autoridad es p"rcial su testimonio es de nin-gun valor, si lo da á favor de su causa. Ahora bten.~y en qué autoridades se apoya el Sr. Arboleda 'L.Ea las que bemos visto de protestantes y de filósofosy en la.del abate Gioberti, enemigo implacable de losJesuitai).pol'que es un fi1ó~ofoanticatólico, herético,como Jo veremos luego. t Estarán las reglas de críticaá favor del Sr. Arboleda? t Serán en buena críticacompetente autoridad. para juzgar á los Jesuitas, losprotestantCil de la En~iclopedia brit,ínica? ¿ Loserá Va.tell, Jo será Robertson, cuando la órdende los Je~uitas, segun esie último, y segun Mr. Gui.sot rué establecida. para combatir el protestantismo?. .Jtob~rtson en la historia de Callos V (tomo 1p. 176) dice" Como la compañia debia su creditoy .~. ab.\t)eo QQll que patroeiaaba á la igle$inromana/l(l1/#tJ ÙJs tiros à6 los '1'1If()fff1fados, 50S in-.dividuos env.anècid08pœ"esta Cistincion se han trata·dg COlno ¡¡n deber ecencial eombatir las. opiniones,JI cortar los adelantos del pTotestantis'TTW." En fa~in" 1&8 dice l.l Son ~Idados escojidosy reunidospara dedica¡stl fI serviIJio de Dios J' III de SQ Vicarioen la tierra d Sumo Pontü2cc. 'fado eU8Ato timdt!:áenseña~ lj.1 ignoran~ todo CIWlnn puede sU" ulilPM!' 1'f&t~ ti g1"e?GiP tk la Iglesia á.los enemigo.

-69-de la Sede apostolica ó rechazar sus ataques, essu principal objeto."

Repetimos: t En buena crítica, servIrá de al~o laautoridad de los protestantes contra los JesUItas?¿ Habrá imparcialidad en ellos ~ t Será el Sr. Arbo·lerla el que puede sacar partido de los testas deRobertson ó seremos nosotros?

Nosotrosj porque tanto en estos lugares de su obracomo en mil otros, hace confesiones de la mayo,importancia á favor de los Jesuitas. Lo malo quede ellos dice es como protestante; y como estas con·fesiones vienen de parte contraria su testimonio esde doble fuerza á favor nuestro. Las reglas de crí-tica están pues, mui á nuestro favorj y con esto, paré-cenos haber demostrado que nuestro Ilustrado anta.gonista las conoce mui poco, pues que ha creido lacontrario.

Pero vamos aun, algo mas adelante en esto decrítica ya que, mas para su mal que para su bien,la nombró el Sr. Arboleda i Cuántas cosas sería me-jor ca;larlas!

Este nuestro ilustrado antagonista, como ya se haVistO,se apoya en la autoridad de Montclar, Robertsony la Enciclopedia Britanica. Pues todas estas au-toridades se reducen á unai Y P. una enteramentetachable en buena crítica. Esta es, la de Montclarpor que la Enciclopedia Britanica, en lo relativoá Jesuitas ha tomado de Robertson sus articulasal pie de In letra,)' como este ha tomado susdatos de los dos abogados francrses Monclat y LaChalotais se sigue que de e:;tos es la que, sobre elnegocio, se halla en la Enciclopedia y asi todo quedareducido á Monclar ;' La Chalotais-Del primero,que es al que nos cita el Sr. Arboleda, vamos á

-70-comparar alguno~ testos .cQntraditllrios para ver si,aun cuando por parcialidad no fuera recusab~ _Il.autoridad, lo sel'i~ p.or susinconse<:uen~jas. '

Dice Ml'. Ripper Je Montdar de las con~litIJcíone~_de los J~suitas. " En ninguna parte de las Bulasse dice <¡ ue se apl'ue ban las constituciones despue8de exámen y discusion (páj. 139. N.)" Segunesto ws Papas no han t'xaminado las constitucio-nes; P(,I'O en otl':1. parte dice: "Las Bulas encierranlo que la Compaîila lIamll sus leyes esenciales y:tus constituciones, (páj. 55. C. )" Los Papas hanexaminado sus bulas luego los Papas han exami.\lado las. constiturjones de los Jesuitas.

En otra parte "Hai una facilidad estraordinarillpara la admi.iion de suj'ltos entre los Jesuitas"( p:íj. 89 ),

En ott'a se contradice diciendo "La nobleza ylas riqueza~, sin Olro mérito, no son suficientes para~er admitido en la compañIa" (paj 228, C. )

En otra "El poder de despedir á los sujetœde la compañia jamas ha sido reconocido ni aprobadopor los P"pas (paj. 189, C.)

_f,.n,9t1'a se contradice asi; El objeto de la BulaCu~i{ls de Gregorio XIII eS de atribuir al Jeneralelj>Qder .w despec1ir hastll· á los profesos" ( 141 N. )

En otra parte, sobre la obediencia ciega "Nadapuede d.,tener el vuelo rápido de la ciega é im-petuoSliobediencia entre los JesllÍtas" ( paj. 13S,.pl.)

En otra .1 Blanchus fué del pequeño númera delos que obedecieron al jeneral Vetteleschi (páj. 235N.) iY nada puede detener el vuelo de la obe-diencia ciega de los Jesuitas él mismo se contradicec~n un luxlt.o!• ~~¡ .otra II Las ~onstitucione¡¡de los Jesuitaa .lOA

-7l-un edificio ¡igarlo en todas sus partl'Sj no se lepUt'de q IILH lllllgunil de. sus ¡¡i"Jaas 11(p.lj. 54. e)

En otl'a. "Las ("OIl~tJtuelOl)(;S de los JesuItas.50n ulla st1ll1l.,ra fujitiva" ( Il~. e) ¡un edifieioes una sOlllora fujltival

En otra. "La Compaiíia es una nacion que nodepende sino de! Papa II (73 fi.)

En otl'il .•• Lu~ J.·suitas hall trabajarlo siemprepara su:;tmCl'5C dlè la ,l\Itoridali del Papa.;' (ô. U. )

i :\'aciou o!/C'l!i'·nte y desobediente al mismo tiempo!Este es ~~lr. nipert de Montclar autoridau en

que s:, ap0Y-l ti Sr. Arboleda; y COll todo, aun nohemos notadu ni la Ct~otéslma parte de SllS contra-dicciunes; de su~ ci isparates.

V t'amus ahora la autoridad predilecta de nuestroilustraclo allta~onista; veamos quien es ese Giobertiescritor pin,to;o y catfJlicv; ('orna ,,1 la llama.

Leemos lo siguit,nte en el U'liverso del miércolcsï ùe Junio de 1848-

"Huma 28 de Muvo.!\Ir. ci ai)ute Gioberti ~stá cn Roma: su entraùa

ha sido triunf,d: nada mas natural: los honores bonde quien tielle ya la realidad del paJel'. MI' Gio-berti reina arl'lí hace mucho tiempo. Ha ~iJo él;ha sido eu palalJf"u la gue, ú pesar de las interce-eioncs públieas, solemnes y reiteradas del SoberanoPont!fice, ha hecho arrojnr de los estados romanosá .,ehjiosos cu.ya cldpa era ver en el cristianismo algomas que 'Una doctrína puramente filoséljù:a y política,llesti nada únicamente á procurar el engrandecimientod:._~aJta\;a.~_.::E )_~ea Y.....:. __ I_~ ~.~ra~~ Ml.

( 1 ) J~sto.~ rdyi,)Sos .'0/1 1(J.~ Je.mitas. ¿ Será-'Oío-bertí. bUella alltorirlad en la cuestion Jesllittu? l La If

reglas de critica estaran á favor del Sr. Arboleda?

-72-Gioberti, contin6a el corr6i!pollsal del Universo, enellas no hai sino filosofía y política; allí no ap~ .rece la fi cri!lialla. 11 Bi 6par«.e es para ser 1nulil/lflQ,_desfigurada 'JIdegradada. Las oraciones, la freeue~:-cia de los Sacramentos, las austeridades de laa pe-nitencia los milagros de los Santos, todo esto, ~-g-un M. Gioberti era bueno para la edad media,mas no para nuestra edad de progreso y de ciriolizacionj porque, plajiario de un hlosofo á quien1ll8ulta M Gioberti. adora bajo el nombre de civili-zacion la fantasma que adora M, el abate Lamen1w,isbajo el nombre de ra:UJn je~rat, 'Y de e~te fUllt«sma.hace un poder real nval de lo Iglesia al cual ÜJ Igle·BÍa debe ob~er. La cimlizaeion, dice él, es una,rmivtrsal, santa é infalible COMO LA IGLESIA.Mal! los órganos de la civilizacion, deben ser losgobiernos de los pueblos civilizl\dos, cuya voz deheoiT y "espemr LA IGLESIA como la voz de lacivilizacion misma •••• ,••• ¿ Qué tal? •.•

Este es el católico y piadoso Gioberti sobre cuyaautoridad se apoya nuestro ilu.~lrado antagonista paraesclamar ~bre la delacwn ., ¡Oh! j qué principios!Sefiores editores, qué prjooipios! ¡ensefíarle -al hom-bre COfIIq icgma de 1fW7à1 á ser traidor, á ser espía !¡, PodraD eetas doctrinas conducimos á cumplir CODel precepto evanjélico que DQS manda amar á nues-troS' projimos como á nosotros mismos 1 ¿ Será esto,por vento1'8, de )a 8probacion del Dios de benevo·leneia de am!)r y de caridad 1 ¿ podrá contribuir ála propagaeion del cristianismo? podra contribuirá III felicidad del jénero humano esta doclrina que.mata en los hoJabres la confianza y destruye enl:l corazan hasta 100 !emi1Ju8 de la cODtianzlI"'?

ftemoS' querid<t tramcribir tod& est~ trazo deela

-73-amtorio de nuestr" ilustre antagonista para que nUC!l-tras lectores comprendan hasta que pun~o llegael ridiculo: en el modo que tiene de vcr una cuestioutan tribial como la de la delacion de las faltas:cuesticn insignificante sobrc una practica usada, antesque entre los .Jesuitas, por otras ordenes monasticas.y cuya importancia y mal carncter solo puedehabcrs~le dado por hallarse entre estosj por quetodo ha dc ser malo y alarmante con solo tocarlolos Jesuitas.

Así ha succdido con las doctrinas de los casuis-tas de la compañia. EIlos se han esplicado segunlos tiempos con.o todos los demas teologos. El mismoVoltaire la ha dicho con estas palabras ,¡ Ellos hantcmdo como las otras ordenes relijiosas, en los tiem-pos de tinieblas casuistas que han tratado el pro yel contra de cuestiones que el dia de hoi se hallanaclaradas ó dadas alolvido; pero, de buena fé, ¿ Serapor la satira injeniosa de las cartas provinciales quedebe juzgarse de su moral? ••• Seguramente queserá por el par]rc Baurdalone, por el padre Cheminais,por sus otr03 predicadores, por sus misioneros" ( 1febricr 1846)

Pero dejando esto aparte ¿ quién no se reirá alair dar e] nombre de doctrina, y ha~ta el de dogma áuna medida adoptada por algunas comunidades parael órd<3ny disciplina de sus relijiosos 1•••. Por doc-trina se entiende una ensei'ianza, un principio jene-raI que se establece paro que á todos sirva de regla.I Pero llamar doctrina la de]acion de las faltas!iL]amar doctrina una medida particular de órden!Entónces tambien llámese doctrina el poner una tablaen la puerta de ]a casa para notar los nombres delos re]ijlOsos porque esto tambien se manda en las

'---74--l'l'glas de Jo!! Jesuitas" y Ilamese lambieri el dOJ!oma de latahlá,y digsse~bien <tue la Rl>púhUœ"a á perdfirsépórque con et tiempo todos habl'émOllaprendido á poner una tabla semejante en las puefi.tas de, nueStras (111585, Hasta allá p1lede condu<.:irnOiSel ridículo de las malas doctrinas, y dogmas de lœJesuitas.\ No por esto creemos que un hombre tan teólogo y

!!abido como el Sr,Arboleda ignore lo que es d()ctl'ina,loque creemos es, qllC, como su objeto es prp.sentar'bajo un carácter maligno hMta las menores cosas.ha querido hacer entender á SllS lectores ( y lo diceclaramente) que la delacion, en su peor sp.oti<.\oes principio que los Jesuitas sostienen é IOclllcan Iitodos los hombres c(jmo ctlalqlliel'a o!ro principiode mOI'al: Si así fuerâ, esto probaria que los .Je-suitas eran buenos, flna vez que oarla temian el es-tender en la sociedad un principio del cllal podian servíctim~s ellos mismos: sicndo t;¡n malo<, como se dice,porque los facinerosos son los que m;¡s temen la policía:no la fomentan. Los enemigos de la Campañíu de Je-SllS, siempre han presentado bajo mal enracter Ills co-SIlS indiferentes; y esto hizo decir al mismo Voltairehablaf!do de;Paseal: ~,Q'Ue se pongan en paralero lascartas pmvinèiales y tos ser,?ones del padre B.a~rd8.-loue, se aprenderá f'nlas:pTlmeras PoI arte de rldlcuh-zar,el de ,/»'e3mtO,1' las c()Sas indijèl'enles b"Oj()faus Cri11ti-'MIes y el de insultar con elocuencia &a. ~

¿ Qué queda pues de todas esas consecuenciasque contra la delacion saca de las leyeR de la Com-pañía el Sr. Arboleda ? ••• Nada •••• Lo hemosprobado con hechos, con autoridades y con Jas mis-mas leyes de la Compaflía que á los superiores éinfètÎOres preyienen fumo deben obrar en eáo,

-75-sinmpl'c cle ac.lIl1rJo con la cariùall; y e~tas leyl"!s~cun el Sr. Arbolcda, son 1,\8 qlle nos suhministranIOS'Ú,IÎt:OS tiatos para jllzgar sail fi ill i'mparrillluZClll tilos Jcsllitus.

,La obf!diencill I'S otm p:cdra de pscantlulo paranlll'stro crístia7w 11piado.m e~cl'itor. La de los JeslIi.tas, i'l1gun él. es ('Ípga, é inconsulta, p(~r(l no aguar-dcmos flOC para demostrarlo h'lga mejor liSO de lostp,st()S del in~tituto qllC ci emplt'u(lo tocante al JeIamor paterno y dclacíon.

No puede rL·cirse mas sino quc, nos nseg'u1'l\ (confrin imparcialidad) que" el Jeslllta no est:i obligadoÁ comptpr pecado, A NO SER quc el Snperiorse la ordene en virtud oe la obcùl,~ncia qlle deb/',ó A NO SER que el Superior mlll1l!ll cometerpecado en el nombre de l¿rle.ç/ro Señor Jeswri .•to ".-.

Tan f,'liz descl1bl'imiento estaba resern\lln p;lrannes:ro literato concicnzudo que sl~p'lIrnrncnte entienr!emas ,le traducir latin que los nnjistrados y aboga-dos franceses, coma La Chalotais Monclar. Arnaulod,qne para form:1l' las C'Ufu/as drtdas á lo.ç Par/n-?llen/os torturaron pl ¡n~tjtllto ha~ta dando mas TlO

p'ldieron para sacat' de él todo (.[ mal que Sil ma-licia y odio á los Jf'suitas \lnído~ á la ci'~ncia, Icesujer;a. No seiíor, ningnno de ellos ni otro nlg-llnohasta ahora SllpO cncontrar liwmña maldad como laque se contenia en el instituto con el (/Il ]1fcalulH.oóli!!nre •••• i [','ro cn que parte riel institnto ha des-cnbícrto el Sr. Arboleda tal ('osa J ••• , En el ¡n,liN!que ha habilitado de testo •••• Spg'un este señor, nohai duda alguna de qlle el Instituto de San Ignacionutori:>:ll el pecado, manda pecar: el superior p11f~demandar pecar al inferior, y el inferior está tlbli.(ado .í pecar por la obediencia. VcnmO$ C\lllnt~

-76-absurdos resultan de este prinoipio; y segun el ~"sultado jU7.gamos de su esaetitud.

El Concilio de Trento ha lIido la 8!ambleamlls respetable de fa Iglesia, despues de la de losapostoles, tanto por su' número como por los grandesliombresque á ella concurrieron de toda la cristiandadcomo Cardenales, Arzobispos, Obispos, Prelados derelijiones, literatos, juristas, canonistas, teologos, di·plomaticos embajadores de las cortes catolicas &a.Entre todos ellos no hubo uno que conociese,ni que cayese en cuenta de que el instituto de lacompaiiia contenia un prineipio tan inmoral, tancontrario á la lei de Dios, y tan contradictorio consu mismo objeto: no hubo uno que supiese traducirla frase latiM ad peccatum obligare; todos la tradujeronobliga" bajo pena de pccaM•••• y cuidado, que espreciso leer las actas dd Concilio para saber las~serupulosidades con que se andaba: toùas las fraces,toJas las palabras se pesaban, se miraban por di-versos lados: hubo vez que toda la discucion fué ocu.pada por una palabra solamente. Y asi debia deser atendidas, las circunstancias en que se hallabala igiesia que se miraba frente á frente con eljigante de la Jaerejfa qne asechaba por donde quiera laoeasion de acriminurla, "f <lue le echaba tanto encaN los abusos y relajllClon de las órdene$ relijiosas.En estas circunstancias fué que el Concilio mandóla observancia del instituto, deelarllndoJo piadoso, yla herejía que andaba como un Argos sobre lasdecisiones y sobre las palabras del Concilio no Je-echó en cara el haber declarado piadoso el pecado ••El Sr. Arboleda sabe mas que todos los herejes .. Veinte y tantos Papas han aprobado el Instituto.V'\!iMe"1tànto. Papas que no baR sabido tra61ucÎr'

-77-la ¡rase latina del Sr. Arboleda, porque la hanentendido, por obligar en conciencia, 6 bajo penade pecado; veinte y tantos Papas que han con-sentido en que se mand~ pecar. El Sr. Arboledasabe mas que los Papas, incluso el mas santo y res-petable para él, Clemente XIV. que aunqueestinguió á los Jesuitas, no condenó el Instituto.Tampoco supo traducir la frase Ganganeli. Tambiensabe mas que t'ste el Sr. Arboleda.

El clero de Francia reunido por órden del Reiel aEo de 1761 para examinar, puntualmente sobrela obediencia, las leyes dcl Instituto de la Compañía,se espres6 asi por unanimidad de votos: "Des puesde haber examinado con la mas grande atcncionen las constituciones de los Jesuitas, cual sea laautoridad del Jeneral, y su estension, hemos reco-nocido que la obligaeion de obedecerI~ se halla tanrestrinjida en las constituciones de la CompañIacomo en las de Jas otras órdenes relijiosas. "Que la.obediencia en todas sus partes sea siempre perfecta, di"e,(Part. VI. C?p. 1.°) en todas sus p<1.rtesen la ejecu~cion, en .la voluntad, en el entendimiento, haciendo todola que se manda con grande prontitud, con grandealegria espiritual, '!J con perseverancia; persua-diéndonos qu.e todo la que se nos manda es justo, ydejando con una especie de obediencia ciega nuestropropio parecer y nuestro juicio si fuere contrario; y estoen todas las cosas ordenadas por el Superior en laIc:uules NO PUEDA DEFINIRSE, COMO SE HADICHO, QUE INTERVENGA ALGUN JÉNE-RO DE PECADO." Es, pues, cierto, señor, por estetesto del Imtitulo: que los Jesuitas 110 están obltgados áobedecer á su Jeneral, nno cuando, obedectendo, nnpueden cometer algun pecado mortal ó venial." Los

6

-78.-Obispos franceses;que dieron este informe al Rei" despue& de haber examisado con la mas graJJdeatencion " el Instituto, (aunque sin 7CC0T1'crw àte.-tmidizmf1tiej) no supieroD j que el ID8tituto manda.ba,pecar y no pecar! ni tampoco traducir una. fraselatina .•.. ! l!-:Ol Sr. Arbolede entiende mas ~obrepecar y traducir latinque el clero de Francia.

San Cados Borromeo, Santa. Teresa de JMUS,San Alfonso de Ligorio, San Francisco de Sales.Fenelon, Bossuet, y tantos otros santos )' bombr{,!lgrandes que han colmado dt! elojios al Inslituto nohan sabido traducir la frase ad peccatwm obligare, ypor eso no han sabido que el Instituto manda pecar,cuando el Superior lo mande en nombre de N. S.Jesucristo.

El Sr. Arboleda es de conciencia mas delicadaque San Cárlos Borromeo, que Santa Teresa deJesus, mejor tei>logo moralista que San Ligorio, ymejor latino que Bosuett y FeDlO'loo,

En el capítulo 5~", parte 9,' de las constitucioneslie halla la frase ad peccal¡¿1n obligare con relacional Papa. Supone pues el Instituto que el Papapuede .maJldar pecar.

Toda esta multitud de aœurooll forzosamentebabrt qtl.adiaitir, .ANO SER que el Sr. Arboledadiga mentira en nombre de Nuestro Señor JeSu-

, eriato, ó de la. patria.Pero la. quinta. esencia del absurdo está en esto.

Segun er Sr. Arboleda el Jesuita peca por mandadodel Superior. ¿Y en qué CllOsiste la coaccion ena-ste· casar ~qué cosa ]0 apremia para resolverse ácometer el pecado que se le manda? El temor deeael' eft pecado por desobediencia •••• jOh! y quélójico ~8 el Sr. Arboleda';- cuando á- tal absurdo

-79-conduce ~u modo de discurrir! jEl Jesuita pecapara no pecar! pues digamos:

A pecar por no pecarDisque obliga el Instituto,¡Y disparate tan brutoSe in\'enta por calumniar!

Ahora veamos la cosa de otro modo.O¿.zigatio ad peccatum es una frase que entre los

moralistas y canonistas no tiene otro significado queobligacion en conciencia, óbajo pecado. Si ella quisieradl'cir obligar á cometer pecado, no diria ad peccatum,sino ad peccandum. Además, la locucion obligaTead peccMum por obligare sub peceato, bajo pecado,no es tan bárbara, porque la preposieion ad admitediversos significados.

Uu poco mas abaio del testo á que se refiere elSr. Arboleda, con la modifieacion del índice, sedice que se obedezr.a en las cosas donde no se ,-eapecado. "Ubi non cerneretuT peccatum " (C~·nst. part.3 cap. 1.0 parag. 33, vol. 1.0 paj. 373). El! otra\laTte: "Ubi d~/iniri non possit aliquod peccati genus~nterc('deTe." En los casos en que no se puedadefinir que se halle alguna especie ùe pecado."(Const. paj. 6,' cap. 1.0) En otra dice "Ubi Deacontraria non prœcipit homo" en las casas en que elSupmior no ordene nada que pueda desagradar á.Dios ("Ep. 52, S. Ig. de obeo.) Al novicio que entra.á la Compañía se le pregunta: "¿Estais resueltoá obedecer á los superiores que ocuparcn respectoá vos el lugar de Dios, en toùas las cosas EN (¿DENO jDZGAREIS faltar á la conciencia por ELPECADO?" (Examen cap. 4.° part. 29 Costopaj.3.° cap. 1.0 paj. 23.)

El ~r. Arboleda no vio en el exámen esta pre-

-so-gunta que se hace al novicio, y vió la que se le hacesobre delacion, seguramente por un efecto de sufria imparcialidad •.. '

¿Y qué adelantaria este sellor, aun cuandoun testo mandase obedecer hasta cometer pe-cado, si nosotros le citamos cuatro, y pudiéramoscitade mas, en que se manda no obedecer cuandQen lo que se manda haya pecado?

Ahora bien. En el Instituto, segun sus nuevosespositores, se manda obedecer al Superior auncuaudo en lo que manda haya pecado, tal comoseducir á una vírjen) incendiar un establecimiento &y en ese mismo Instituto se manda no ohedecer álos Superiores cuando en lo que manden se adviertasiquiera que haya sombra de pecado, ni cosa quepueda desagradar á Dios. Luego tal Instituto no vier eti ser otra cosa que. un surcido de disparates ycontradicciones; uno de los mas admirables monu-mentos de la necedad humana; pero el Sr. Arboledanos dice en la pájina 13 de su cuaderno que es" unode los mas admirables monu,lIuntos de la intelije'lciahunnana." ¿Y será el Sr. Arboleda admirador deun conjunto de leyes tan detestables como contra-dictorias entre sí ~ ¿Será admi.rador de la maldad?¿Será ndmirador de torpeza$ y necedades? Pareceque sí, sres que ha de ser cierto lo que dice sobreel mandato del pecado; porque ci~rto es que enotros testos del Instituto se manda lo contrario, ycierto es que el 'escritor se hace admirador de esteInstituto en el lugar citado de su cuaderno.

Mejor seria que fuese mas lójico, aunque fuesemenos poético.

Se trata de hacer UDa misma cosa del auuilÍ$fM1 _de la l)~, para echar sobre ma virtud

-81-todo el escarnio que merece aquel ••••• ¡Hemosllegado á tiempos en que Ne haga la apolojía de lainsubordinacion! ASI debe suceder cuando laspasiones de los hombres vienen á cambiar los nom-bres ùe las cosas, llamando lo bue7W malo, y lo malobueno. Pero el sentido de elltas palabras no esarbitrario: su propiedad la tienen en los resultaùos,y estos no engañan, como las palabras.

La obediencia del servilismo se sustenta por laignorancia. La obediencia lejitima por la razonoAsí es que no puede ser mas miserable, ni masridícula la pretension de riesgos para la libertad ygarantías sociales, con la obediencia relijiosa PIl estesiglo de luces, en un pais republicano que tienelibertad de imprenta, y en ùonde todos, lJa~ta losmas miserables, leen cuanto t;e publicil en Europay América, en los periódicos y los libros. Deninguna manera puede tener lugar la obediencia servil:"Estamos á la mitad del s)glo 19" dice el señorArboleda, y desconoce su influencia, cuanùo no leconviene.

Mucho teme este serrar al espíritu de obediencia;pero nosotros tememos mas al espiritu de reueJioll¿ Qué se seguirá á la República de que taJos los ciu-dadanos sean obedientes y sumisos? que todosobedecerán cumplidamente a la lei, al Gobierno,á las autoridades. ¿Y qué son estas leyes esteGobierno estas autoridades en la Nueva Granada?Leyes demGcráticas, Gobierno democrático, auto-ridades democráticas y todo garantías, ¡¡[¡t'rtacl éinJependencia. Luego esa obediencia no puede tenerotro resultado que el sostenimiento ùe las leye~, delGobierno, y de las autoridaùes; el sostenimientodel sistema democrático, y por consiguiente la paz

-a~tlist,m,. actual de li~taa ']y el órdell b.ajoel

g:v.an tías.N o así CQD el eilpídtu de insubordinacion, ~

hoi se llama e¡opíl'itu de libertad, de mde.pendeOOià~parque para i!B~napa bai lejiÛD:\Q,ni que Inerez~au acatamiento, cu¡wdo 110conviene á sus fines pa.:'tieulares. Así se llamó faeCÎionde Bogotá al Go-bierno constitucional en el año de 40 por 105 llamado¡;progresitas, que quisieron sustraerse de su óbe-4liencia para trastornar el órden y hacer su gusto.

Con el espíritu de illsubordinacion no hai sistemani gobierno seguro, ni puede haber progreso, nigarantías. Los trastornos continuos son su resultado,1eom~ de estos De.Ce la anarquía, y de ella el despo-Û6rno,y con éste la pérdida de las libertades públicas,.e~igue que,en la Nueva Granada perderemos todos_os bienes, no por los principios de obediencia,sino por loa de il'lsubordinacion é irrespeto á lasautoridade4>. Pero ¿la obediencia del Instituto habráde· .ser la de los ciudadanos en la sociedad civil?No; esta es otra suposicio11ridícula del Sr. Al'boled~.Ea mas contacto y relacion se halla la milicia conloB> ,~iudadanos de la SOCillàad civj}, y telliendoa~_ley. ae la obediencia mas ciega y ma&tlIltl'ic:taque ')08 Jesuitas, no por eso se diceq'le la República pueda perder todos sus bieneslJooialesportaleausa, aunque haya tamb~ncolejiosmilitares 'donOe se educan unos tantos jóvenes queen nada méllos piensan que enser militare,.;, comohO pieRsan en ser Jesuitas, los que están en loseolejios de los Jesuitas. Mas no ~stá en estosoJo, sino en lo que ya hemos dicho sobre los otrosdw .puntos.de queRemos trata.do,.á ~be<r;. que elSr. Arboleda procede sobre un aonarr.a cre faJaa

-83-SUposlclOn, porque las reglas de la obediencia queprescribe el Instituto, no afectan á los alumnos delos eolejios que tienen las suyas mui diversas, comoatect::m á los alumnos militares las ordenanzas.

El baston del viejo. el caùaver, la letra empezada,ia voz de Jesucristo en la voz del Superior ..•• todasestas son cosas que hielan á nuestro piadoso y es.pantaùizo antagonista, y no le falta razon, porqueél no la tiene para saber que estas no son cosasde invencion jesuítica, que para él es 10 malo,sino que son cosas mui viejas é inventadas porotros de quit'Des las tomó San Ignacio para sudr.1establey admirable monumento de la inteJijencjahumana.

Ml'. de Montclar, àe quien toma sns n oUeias elSr. Arboleda, le dice "Les similitudes de batan etde cadavre ont Hè píeusement employées¡ parquelques mistiques" (rij. 6 n.) Esto lo diriaseguramente el maestro H.irer, porque en las cons-tituciones de las Ursulinas (cap. 2.·) vería <¡ue sedice: á la voz del mandato debe dejarse ci puntoimperfecto; lo que equivale a la le/nI, eill]Jez(1,Ja delos Jesuitas. ¡, Ù 10 diria por haber leido la esposi-cion de los Ovispos de Francia reuniùos en asam-blea en el año de 1760, por órden dd Rci paraexaminar la cuestion de oveùiencia del Instituto 1En ella dicen "Así, por la que hace al voto,todo es igual. Todas esas espre:;iones: quo espreciso estar en la mano del Superior C0l'lO un

. cadáver &a. no admiran ni escandrLl-izan, sÓlor,sino á lo! que no mnocen, C01ll0 nosotros, cllenguaje delos aulores ascéticos, y que no tienen idea alguna d;;la lJeJfeccíon que no es hecha para su estado."

Escánùalo causa al escrupulosQ cristiano del Sr.

-84-Arboleda que en el Instituto de los Jesuitas'se dig~que se obedezca á la voz del Superior corrioáladel mismo Cristo.

Tampoco le falta en esto razoD, porque tampocola tiene de saber que en la Escritura' Sagrada, 108Santos Padres y en todos los ascéticos se diee lomismo. Debe, pues, condenarse desde el Evan-jeJio para ablljo ántcs de condenar al Instituto. Lovamos á ver.

Dice Jesucristo en su Evanjclio: "El que á voso-tros oye á mi oye; y el que á vosotros desprecia ámí me desprecia (Mat. cap. 9.) Esto decia el Sal-vador á sus Apóstoles que eran hombres entre loscuales se hallaba un Judas que se condenó; unPedro que pec6, y un Tomas incrédulo. t Habráescándalo en decir que se. oiga á los superiorescomo á Cristo?

y San Pablo ¿ qué dice? "Obedeced á vuestrossoberanos temporales como á Cristo" (Ad. EJ)h.Cap. 6.· v. 5.) Basten para Sag¡'ada Escritura elSalvador y el Apósto I de Jas jentes. Veamos elsentir de los Santos Padres v fundadores.

San Benito dispone en su·regla que se obedezcaá la órden del Superior con tanta prontitud como¡i fuese la órden de Dios (Reg. S. Benito C. 5.)San Basilio exijia de cada relijioso una plenitud deconvencimiento y adhesion á los mandatos delSuperior, casi igual á la que se. tiene por losdogmas de la ré (Serm. 2. de instit. Monach.)

Se dice que la obediencia prescrita por el Insti-tuto es una obediencia ciega é i?lCOllsulta. Esto esfalso.

En primer lugar el testo no .se espresa aSÍ; suellpreaion es "err,algun modo clega" que es cosa

-8~-mui diferente. Aquí hai restriccion; del ot• ..Jodono la hai; el sentido es absoluto.

A esto se agregan las restricciones que el mismoInstituto pone á la autoridad de los Superiores, yde eIlas hemos hablado poco ántes, citando loslugares donde se hallan. Pero tenemos todavíauna prueba mejor para desmentir la falsedad de laasereion del Sr. Arboleda. Esta es la instruccionespecial que sobre la obediencia dirijió San Ignacioá tocia la Compañía, y ella hace parte de sus cons-titucionps. Dice así: "Sin embargo, si os ocurrierealgun parecer diverso del de los Superiores, y (despuesde consultar humilùemente al Señor) os parcciereque l~ebeis reprcscnlarle, no se os prohibe" (Rpi.st.de virt. ob. p. IG[¡).

lIe UCjuí, permitid:ls á los súbditos las reclama-ciones sobre los mandatos de los Superiores. iPres-criben las reglas ùe los J esuitus la obedienciainconsulta y c{éga cuando se les dice que puedenreclamar cuando les ocurra algun parecer diversoal de los Superiores? N o; porque al decir obe-diencia inconsulta no se da lugar á consultar elpropio juicio, y no consultándose el propio juicio,mal pudrá ocurrir al súbdito cosa en contrario delo que se le manda.

Ahora veamos qué nos dicen los hechos. Vea-mos si los resultados corresponden con la que diceel Sr. Arboleda, 6 con lo que decimos nosotros.

En el año de 1556 fueron llamados á Roma porel Papa Paulo IV. los Jesuitas residentes en España.Felipe Il. quiso que permaneciesen allí, y losJesuitas se quedaron en Madrid por obedeceral Rei.

Eu Fral'lcia, cuando las diseusiones del Papa

-8ft-Inocencio XI. con Luis XIV, estuvieron mas biená las órdenes del Rei que á las del Papa;bacieado

.ver que cuando estltn de por medio las leyes d~lEstado, prùneco sonsúbdjtos del Gobierno qui:.del Papa.

Estos dos herhosbien' conocidos en, la historia,ron de mucha ma.gftitud, por las críticas circunlJ-tancias en que ocurrieron. Nada ménos que endisensiones de los Reyes con los Papas. Otrosmuchos poùriamos citar, pero estos dos bastan paraprobar cuan falso es lo que se dice, que para losJesuitas no hai mas patria, ni maS soberanía que]a de Roma: que los intereses de los Estados dondes~banan, son -para elios indiferentes y cstraños.Pasemos ahora á las autoridades; porque si la obe~dicncla ùe los Jesuitas es tal como la pinta el Sr.Arl)Oleda.sus resultados habrán sido pésimos en la"Sociedad p.n el espacio de mas de dos siglos quetuvieron á su cargo Ja educacion de la juventud, ysiendu asíno habrá hombre sensato que haya deplo-Tado·']a estincíon de la Compañía de Jesuscomoun mal para ,la educacÏon -pública) y su restableci-mienlo como un bien.

Mr. Kern'luterano) y profesor de la Universidadde Gotingue en 'su obra contra el Dr. Tyschermspublicada e] año de 1814 en Ofembach, dice ha-blando dél restablecimiento de los Jesuitas. Elrestlibll'oimieok> de esta 6rden léjos de causarinquietudes y descontento á los hombres de bien (estadistincion es oportuna) y amigos de la tranquilidadp6blica, deberá· por el c<mtrario. llenarlos de sati¡-Taecion considerando· su nuevo aparecimiento enmedio de la socie~ europea, como el mas tèliz

-87-presajio para el siglo que comienza (1), porque simiramos la organizacion y tendencias de este, ella.es el mas poderoso dique (atencion) que pudiera laProvidencia oponer al torrente impetuoso ùe lasdoctrinas irrelijiosas y anárquicas que en él circu-lan libremente. Los Jesuitas atacan el mal eu susprincipios EDUCANDO A LA JUVENTUD ENEL TEMOR DE DIOS Y RESPETO PORLASAUTORIDADES. (Mas atencion) L Habeis vistosalir de los colejios y escuelas de los Jesuitas esasdoctrinas subversivas de todo órden público, y homi-cidas de las buenas costumbres, como las vemoscircular en las escuelas modernas? ••• "

¿Qué dice de esto el Sr. Arboleda? ¿Qué casoharemos de la que diee el loco del abate Giobertien presencia del testimonio de este escritor verda-daderamente concienzudo? Esta sí que es buenaautoridad para nosotros, segun las reglas de crítica,porque en clla no cabe parcialidad á favor de losJesuitas, porque es un protestante el que habla;ni ";ampoco i¡¡;norancia porque es un sabio profesoraleman de mucho aplomo y criterio.

Oigamos á otro protestante. Este es el célebrehistoriador ingles DalIas.

"Las universidades y facultades filosóficas, dice,se apoderaron en todo el continente de los c olejiosde los Jesuitas, y la razon y la fé dejaron de her-manarse en el importante ramo de la educacion;fué adoptada en ellas la razon sola, cou la enormecaterva de errores que la acompañan y preferidos

( 1 ) Para f'.ste historiador protel:itante no SOlianú.cTonismo viviente los Jesuitas i Conocerá el Sr.Arboleda mejot el siglo que éll

-88-á la enseñanza cristiana. Por el contrario fuerondesterrados del ámbito de sus aulas la fé y la teJí-jion que, paestas en ridículo, no fueron conocidasdesde entonces con otro nombre que con el desupersticion. "

Voltaire dice, en el siglo de Luis XIV tratandode las cartas provinciales de Pascal contra 10$Jesuitas. "Se trata en estas cartas de probar queellos tenian el designio ùe corromper las costumbresde los hombres; de~ignio que ninguna sociedadtuvo jamás, ni ha podido tener."

Lalli Tolendal, miembro de la academia francesaescribia en 1806: (1) "Nosotros Creemos pode~confesar desde este momento que en nuestra opiniot\la destruccion de los Jesuitas fué negocio de partidoy no de justicia: que los motivos fueron fútiles:que la· persecucion fué bárbara: que la espalsionde millares de súbditos fuera de sus casas y de supatria, por mct4!oras COlll1lne.~ â todos los institutos7Mllásticos, por folletos relegados al polvo de lasbibliotecas, y de un siglo en que todos los canonistasprofesa han las mismas doctrinas, era el acto masarbitrario y elma. tiránico que se pudiera ejecutar:que de él resulta el desórden que arrastran las!!randes iiljusticias,·yque en el particular abrió unall4ga incurable á la educacion pública" •••• Cuandoel académict¡ francés escribia esto no habia Je~uitasen Francia, ni la Europa se acordaba de ellos.

Juan de Muller, el célebre historiador de la Suiza,hablando sobre el plan de las constituciones de losJesuitas dice que. sus resultados pueden ser corn-perados con los que produjeron las mas importantes

( 1 ) Extrait de la Gtlzctte de Frallce IG de ~"lfai1826.

-89-instituciones de los lejisladores de la antigucilllÙ."

Es digno de notarse, entre otros, el siguientepasaje de Chateaubriand, que seguramente sabiatanto de costumbres, de educacion, y de historiacomo el que mas. Dice:

"La sábia Europa ha hecho una pérdida irrepa---rabIe en los Jesuitas. La educacion no se halevantado de su al¡atimiento despues de su caida ...•Ello~ habian sabido establecer entre sus discípulosIle dif('rentes fortunas una suerte de patronazgo queinfluia en provecho de las ciencias. Estos lazostormados desde la edad en que el corazon se abreoí. los sentimientos jenerosos, no se rompen jamas, ycon ellos establecian entre el príncipe yel literatoestas antiguas y nobles amistades que existian entreScipion y los J.elios •••• Un Voltaire dedicandosu Merope á un padre Paree, á quien llama suquerido maestro, es una de estas cosas amables quela educacion moderna no produce."

¡Y matan en el coraza n del hombre los sentimien-tos jenerosos, acostumbrándolos al chisme, á ladelacion, y á todas las bajezas!

Así la dice nuestro ilustrado antagonista, queseguramente será mejor autoridad que las queanteceden .

. Parece que con todas las razones, hechos yauto-ridades de que nos hemos nUdo en esta parte denuestra contestacion quedarán mas que disipadoslos temores que el Sr. Arboleda hal'a podido inspiraren el ánimo de los republicanos, respecto á la inje-rencia en materias políticas que atribuye á losJesuitas. Pero la demostracion mas perentoria deque esto no puede ser, la sacamos del mismo Ins-tituto y leyes de la Compañía. De ese Instituto

-90-que dice el Sr. Arboleda haber recoT1:idc deteniàa.-mentt: de esas leyes que gobiernan la Compaùía;de esas leyes que, segun nos dice en su advertenciapej, 2." son las que" $Ulninistra7llos únicos DA TOSqut pudieran servirtlos para juzga.rla confria impaf'';'citfflàad " •••• Pues ahí vá uno de esos datos quedeben servir para juzgar todo lo contrario de loqùe juzga el Sr. Arboleda.

'1 En ,'irtud de santa obediencia ( y ya sabemospor este señor lo que quiere dl'cir obediencia entrelos Jesuitas) y bajo pena de inhabilitacion paratodo cargo, dignidad, ó destino superior, y privacionlÙ\ toda voz activa, y pasiva, imponemos á todos-nuestros hermanos la t'Strecha Qb:,ervanc ia del decretoXLIXcuyo tenor es el siguiente: "que nadie:porcusl-quiera razon que sea,se entrDmet8.en negocios públi-eos ó seglares de príncipes, concernientes al Gobíernodel Estado. Y por mas que sean rogados é instadospor cualesquiera personas no se tJtrevan jamás áocuparse de intereses ó de NEGOCIOS POLITICOS.

"Recomiéndase estrechamente á los Su periores dno permitir que ninguno de nuestros llermanos 5Cldedique á esta clase de negocios, y si observan enalgunos cierta propewli<'ll áelIos, deberán adrertirloal provincial para que los separe del lugar en quese hallen, si fuese para ellDs ocasiQn de peligro". ¿Qué dice el Sr. Arboleda de este dato que le

aubministran las leyes de la Compañia parajùzgarlaCODiriaimparcialidad1 ¿La obediencia de los Jesuilases ciega? luego ninguno de ellos puede mezclarseen negocios de política porque se lo prohiben susleyes. Luego no hai tales riesgos para las .institu-Gionesde la Repúbliea con lOAJesuitas. Y ai no haœ80f así, preoiso ~que.elSr. Arboleda renuneje

-91-á los Pl'incipíos Je obediencia ciega, y maquinalque ha establecido; pp]'o:;i los renuncia, todo sueùificio viene abajo, pues que está basado sobreellos •••• Esto es mui lojieo.

Este decreto se dió en la Congr('~acion del tiempod~ Acuaviva. Esta baJo el nÚm.XLIXy fué aprobadobajo el título LXXIX. El Sr. Arboleda no lo vió e~1m detenida recorrida por atender á otros dlitos de quenecesitaba su fria imparcialidad.

§.O 3.0

Veamos ahora si el Sr. Arboleda es hombre de¡n;;pirar confianza al clero granadino para que hagacaso ó se fie de su afectado patrocinio.

¿Cómo ha opinaùo este seiior en el Congreioen materias eclesiásticas? ;Lo sabe el clero? •••Sí lo sabe •••• Pues 110 nec~sitamos de Gecir masso:)re esto.

¿Quiere el clero encontrar el orijinal, l'l modelode; Sr. Arboleda? •.• Pues \'ea la obra de M. M.Michelet, y Quinet Des Jesuites.

Este es el arsenal de nuestro escritor, y Micheletsu modelo.

Allí se encuentra casí todo el cuaderno de nuestroescritor. y en el cuaderno todo la de Michelet,acomodado, por supuesto, á nuestras circunstancias.El estilo declamador con sus arrebatos de poetala patria y sus libertades amenazaùas por la RepÚ-blica de los Jesuitas: la juventud jenerosa quelevanta la voz contra los Jesuitas, y la juventuddegradada, la llueva jeneraclon <:,!ucada en la obe.diencia pasiva, en la delacion: el sacerdote nacionalhumillado, pobre, siu tener quien lo oiga, y el

-92-Jesuita leJion que marcha erguido,que todos la acatan,que todos lo oyen: depositario de los secretos delos franceses; de la confianza de las esposas conperjuicio de la que se debe al marido. Todo esto ytodo la demas que hemos visto en nuestro escritorla encontrarán nuestros lectores en la obra citada.

Estos son los buenos tibros que tiene y de loscuales no carecemos nosotros, como ya la irá cono-ciendo. Esta aut(lridad no se lulla citada en snescrito, es verdad, pero sí está la de Butta con todaslas recomendaciones del caso; mas ella tiene sninconveniente para que la admitamos. Este incon-veniente consiste en estar prohibidas por la Iglesialas obras de este autor sobre la historia de Italia á lascuales se refiere nuelltro escritor. Por lo demasBotta fué un excelente escritor, aunque bien conta-minado de las opiniones de los filósofos franceses.Figuró en París en tiempo Je la convencioo, y obtuvovarios cargos honoríficos. Esto basta.

Michelet y Quinet toman la defensa de los sacer-dotes franceses para concitar/os contra los .Jesuitas;pero el clero francés no eN como el niño, "á qui0/1 montre une pomme pour lefaire venir á soi."

Esto es lo que hace el Sr. Arboleda contandosin duda con la ignorancia en que cree se hallael nuestro.

y ¿que otra cosa hace al venir calificando deestranjeros á los mir.istros de Jesucristo ? ¿No essuponer que nuestro clero ignora que entre ministrosde la relijion no puede haber tal carácter estranjero ?En qué parte de la cristiandad podrá llamarseestranjero un ministro de Jesucristo? Con reIacioDá la política podrá tener lugar esta distincion, perocon ,respecto al ministerio sagrado 06) de ninguna

-93-manera. Hablar pues á nuestro clero, con relucioná esto, de sacerdotes estranjeros, " es ig-norancía ùelos principios e rístianos, a es suponerlo ignorante.Parece que esto último es lo que cree el Sr. Arbo-leda porque eu su cuaderno dice que los .Iesuitas:;011 mas Înstruidos, aunque no lJIas virtuosos quelos l>a(:erdotes nacionales," (paj. 21).

El Apóstol San Pablo no era estranjero entrelos Coríntios, ni entre los Efcsios, ni entre los deRodas siendo judio de nacion. A los Efesios escribia" Estabais en aquel tiempo sin Cristo separados dela comunícacion de Israel y .estranjeros d{~ lostt~stamentos," (cap. 2.· v. 12) y en el Vl'rso 17:"De manera que ya no sois estranjcros, ni advene-dizcs, sino que sois ciudadanos de los santos ydomésticos de Dios." ¿ Ignoran esto nuestros sacer-dotes en quienes cree hace mucho eco el Sr. Arbo-leda con sus sacerdotes estranjeros?

·.EI Sr. Arboleda pone en primer lugar el amOlsi mismo y despues el amor de Dios. ¿Cual es, dic.een la pájina 17, aquel sentimiento noble y desin··terE'sado que eleva al hombre, por una cadenacontinua de afectos tierncs y puros desde el amo'/' desí ,//Ûs,//w hasta el a1nO'r que debe á su criado1'f" ¿ Estees principio cristiano? rEstá esto de acuerdo conaquel mandamiento que dice: "Amaras al Señor tuDios con todo tu corazon, con toda tu alma .v contodas tus fuerzas: E"tará de acuerdo con el Evan-jelio que nos manda despreciarnos á nosotro~ mismo,;hasta el punto de dejamos dar la muerte pf)r damor de Dios? Si los mártires se huhieran amadori sí mismos primero que â Dios, ¿ habrían dado lavida en los tormentos? ;Yesto es ser cristiano?¿Esto inspirará confianza' á nuestros sacerdott's i

7

-94-El Sr. Arboleda cree que el hombre puede com-

prenùer á Dios. "Dios, dice (paj. 17) es demasiadoperfecto, demasiado grande, demasiado bueno yjusto, para que pueda comprenderle naùie, queno haya comprendido antes y sentido profundamentesus beneficios." Un niño de la doctrina no diríaque Dios es demasiado perfecto, demasiado granae &.sino, Dios es infinitamente bueno, sábio, justo,vrincipio y fin de todas lall cosas. Esta cs ladoctrina cristiana. Los hombres sienten los bene-ficios de Dios: luego hai muchos que com-prenden á Dios ¿Es este un principio cristiano?

Podria haber omitido algunas palabras el escritordiciendo que Dios era perfecto; con esto se deciatodo; lo clema" sobra porque sin ser bueno no po-dria ser demasiado perfecto. i Y cabrá ¿emasinen la perfeccion divina 1 ¿ Es es!e un principiocristiano?

-t, Sobre nadie ejerl'en un poder mas ilimitadolos sacerdotes (babla en }~neraJ) que sobre indioviduos piadosos é ignorantes: para ellos es verdadcuanto digan personas revestidas de su carácter"Aquí se olvidó de su táctica. Nótese este len-I:!uujc y digasenos si es el de los nombrf's relijiososr¡ue respetan el sacerdocio.-

El señor defensor del clero nacional impruebay trata con el mayor desacato el sacramento de lapenit"nCl3, y por eso eS(lue, ántes de que se Jo echen•.n cara, se cura con tiempo diciendo "Pero ya0'''0 I'uestrus contf'staciones (aunque no lo Cl'rís)<¡l.; estos son argumellto~ contra la penitencia; queyo soi enemigo cld Sacramcn:o augusto que l'l'.

concilia al hornhrc con su criador •••• í Insensatos!¿ JllLgais por ventura que no tengo esposa: qu~ no

-95-tengo hijos, que no me quiero á mí mismo?" Larazon es convincente, mui lójica; el tener hijos ymujer y quererse á sí mismo prueba bastante quequiere al Sacramento augusto, prueba bastante quela practica. Segun esto, los judios, 10$ mahometanos&a. tambjen quieren al Sacramento augusto, por-que los judios y los mahometanos tambien tienenhijos y mujer, y se quieren á sí m:smos. Y losturcos dehen de querer mas al Sacramento aU6'ustoque el Sr. Arboleda, porque si t'ste amor está enrazon directa del número de los objetos amados,como se infiere de la razon dada por el escrItor,debe ser mayor cn aquellos porque tienen muchasmujeres y muchos hijo~ .. El Sr. Arboleda des\'ió la dificulta,l mt'tiéndonosde por medio á su esposa, hijos, patria &c. y nosqueùamos esperando la que creiamos que !lOS ibaá decir, cuando nos ccho pncima todo aquel ¡in-jensatos! entre un par d" de admiraciones. Creía-mos que nos iba á decir que se confesaba, y hastacon cual de los sacerdotes nacionales! Pero na(lade esto hubo y así con toda nuestra insensatér nosh<>mos quedado creyendo, como ántes, que el Sr.Arboleda no comunicará sus mas serretas fraiilidarle.\à ningul¿ estranjL"fO,ni nacional, par no hac~r mascoufianza de ellos que de su espoba (puj. 21).

"El sacerdote granadino es un homb~e aisladu,dice. que 110 tiene intel'es\'s de comunidad que leseparen de sus compatriotas; que está sujeto a lasmismas l,~yes que yo obedezco y no á otras" ••••A:iendan á esto los relijiosus franciscanos, candela-rias &c. Con Jos frailes no se entienden los requiebrosdel e-critor, porque estas órdenes tienen intere;.;de comunidad, y estan sujetas á las leycs ùe sus

-96-institutos y estas leyes no son las que obedece el,·scritor. No piensen los rdijiosos que hacen mejorpapel para con el :-:;1'. Arholeda que los Jesuitas.Sabemos,y podemos probarlo en caso necesario,queeste señor ha dicho Cil la secretaría del Congreso(¡ue t<;nia \.Iua mision divina cual era la de sacara los J('suitas de la Nueva Granada, y despues delos Jesuitas á los demas frailes .•.• (Dice paj.25y 2G) hablando de la traida de los Jesuitas, <¡uenuestros hombres públicos degradan el ciCl'o gra-nadino, "y despues le humillan á la lJ\'esencia lit'sacerdotes e!'tranjeros que traen para cnseñorearlosde las conciencias. Alta y delicada majistratura,(j majistratural) que no puede ni debe confiœi'se sinoa aquellos cuyas simpatias e!'tén por el pueblo ycon el pueblo" •.•• De manera que como tambicnpuede haber sacerdotes granadinos cuyas simpatiasno sean las que quiere el Sr. Arboleda, no debeperlllítirseles el confesar. Este princi pio quieredecir que la relijion ha de subordinarse á la politicay como á los Obispos no toca el inquirir sobre losprincipios políticos y simpatías de nadie para con-ferir las licencias de confesores, daro es 'lue estaSdeben ser e~pedidas por las autoridades civiles.Claro está que para el Sr. Arboleda el sacramentoaugusto no es Illas que un instrumento cUJo usodebe reguJarse por la política. ¿Y estos son prin-cipios católicos?

Tales principios y tal lenguaje revelan claramenteel interior de quien así se espresa. El Sr. Arboledalo conoce y por eso, vuelve á prevenirse como pocoantes, y dice: ('No faltará ahora quien diga de mique no respeto, ni quiero ni estimo á los ministrosde la relijion de mis padres &c. No faltará quien

-97-se atrem á Ilamarme deista ó ateo .... "Si serateo es no creer que Jos Jesuitas son la rclijion, con-vengo en ello; lo l'ai &c."

El Sr. Aruoleda ha dicho que los partidarios delos Jesuitas creen que" sin ellos no hai relijioncatólica posible" y ahora dice que él no cree quelos Jesuitas son la relijion.

Nosotros no hemos creido nunca en el disparat(·que se nos atribuye; pero sí creemos,y nos atrevemosá decírlo,que el Sr. Arboleda sí cree que sin Jesuita~no pued(! haber relijion católica posible en estostiempos; y no la agraviamos, porque en lo mismohan creido algunos grandes hombres como Voltaire.

Mas adelante: "~le enseñaron (va hablando desus padres) á perdonar á mis calumniadores (y porsupuesto tÍ no calumniar) y á hacer bien a mis ene-migos: me enseñaron que era de mi debc\' morirpor mi patria; pero no me enseñaron á dar cultofi los homùres, ni entr~gar]e mi patria á los estran-jeros." ¿Cual será este culto iL lo~ !WlIIÓl'I'S que noadmite nuestro escritor? ¿Será el de los santos?¿Habrá por aquí algo de protestantismo? Esto nopuede referirse á los Jesuitas porque a ellos nadieles da culto,y de ellos habla inmediatamente con otmcalificac ¡on. "Si esto es, pues, ser ateo, (sigue

't1icienuo) la soi; pero la soi COll la Iglesia, que cree"10 mismo que yo creo" •..• Ya se ha visto la quecree el Sr. Arboleda. ¿Creerá lo mismo la Iglesia?,Vamos á verIo.

La Ig~esia da culto á los ~antos, que han sido yson hombres. Al SI'. Arboleda no le enseñaronsus padres (segun dice) á dar culto á los hombres,luego no cree en el culto de los santos. El Sr.

-98-ArboleJa cree que el Instituto de los Jesuitas esmalísimo, re¡'judicial é impio porque dice qUI\ matalas virtudes, enseña mil vicios, y autoriza el pecado.La I~lesia cree, como la declaró por el Conciliode l'rento, que este Instituto es piadoso, y que scdebe guardar y observar en todas sus partes.

El Sr. Arboleda, persigue a los Jesuitas, detestasus reglas, y la Iglesia por boca del Romano Pon-tíficp su cabcza dispone en la bula Sollicitudo ()Jllniulll

Ecc1esialum: "Ahora nos falta exhortar de todocorazon y ell nomhre del SpÎlor a todos los Supe-riores, provinciales, rectores, individuos y dísâpulosde esta Compañía que en todos tiempos y lugaresse manifiesten fieles imitadores de su padre: g1œobserven con exactitud la regla dada y prescrita poreste ;;rande institutor, y quP. obedezcan con un cclosiempre creciente las advertencias útiles y los con-spjC'S"que dejó a sus hijos.

"Por ùltimo, recomendamos con mucha instanciaen el Señor, la Compañia y todos sus individ,uos anuC'stros estimados hijos en Jesucristo los ilustrt'sy nobles príncipes y señores temporales, como tam-IJien a nuestros venerables hermanos los Arzobisposy Obispos y a todos los que se hallen constituidosen Ji-gnidad (como los diputados del Congreso).Les exhortamos y suplicamos, no solo que no tolerenque esos relijiosos sean molestados de ningunamanera, sino gue viJilen para que sean tratados conbondad y caridad como convicne."

Esto cree la Iglesia; esto manda la Iglesia. ¿Creelo m¡SinO el SI. Arboleda? ••• Respóndanos ëlmismo.

Pero aguarde; que DO es esto todo.

-99-lhla nel Santo Pontífice Gregorio XIII de 21)

de mayo de 1584. (1)"Mandamos, pues, en virtud de santa obediencia

y ba'o la pena de escomuníon, como si fuera impuestapor •~eDtencia. Y tambien de inhabilitacion paraobtener cualesquiera oficios y beneficios secularesy regulares de cualesquiera órdenes en que por elmismo hecho de la contravencion se incurra,y cuyaabsoluciones reservada a Nos y nuestros sucesores,quu nadie de cualquwra estado, grado y preeminenciaque ssa bajo el pretesto de disputa ó de indagacionde la verdad se atreva a impugnar ó contradecirel Instituto de dicha Compañia y .sus constitudone.~ó cualquiera de eUas Ó cuaiqueTa articuw de los arribaduhos concernientes á ellos."

¿El Sr. Ardoleda cumple con lo que manda labula del Papa Pio VII? No; él hace todo lo con-trario porque persigue a la Compañía de Jesus.

El Sr. Arboleda ataca é impugna el Instituto? Sí:luego está incurso en la escomunion fulminada porel Sumo Pontífice Gregorio :XlII. ¿Pero no nosdice él mismo que cree en la que cree la Iglesia?Así lo dicc; pero si esto es cierto habrá de seguirseprecisamente una de dos cosas. Ó este seÍ'ior nosabe lo que cree la Iglesia, 6 no es católico; porque no p-s católico el que no oye á III Iglesia.

Si es lo primero, su escrito merece poco casosupuesto que en él resalta la ignorancia en unpunto tan capital para juzgar sobre materias de moraly relijion.

l:lilo segundo, no 8010 merece poco caso, sinoque merece la indignacion y desprecio de los gra-

(l) Esttz bula está vijente. Véase el Bularío Romano.

-100-nadillos; porque no son los cismáticos los que noshan de venir á dar la lei, ni á poner la cartilla, enmaterias de moral ni relijion. Los granadimoS

somos católicos.1\osotros vamo!' á saber bien pronto si el Sr.

Arboleda es católico; porgue dc serIo deberá re-tractarse de todo lo gue ha dicho en contravencíoná la hula del Papa Gregorio XIII, 6 por lo ménosse abstendrá en lo sUcesi\'o de elicrilJir y hablarcomo hasta ahora. No hai medio; es preciso qui.tarse la máscara. Seamos francos y dejemos lahijlocresia para los que se educan con las máximasde la' delacion, <,sto es indigno de un hombrede bien.

¿ Que es lo que se teme; ¿A los pueblos; Si,á los pueblos que quieren Jesuitas, y una porcionde FlIS rppresentantes no quieran Jesuitas.

El Sr. Arboleda representante por la provinciaùe Barbacoas dice al principio ùe su carta: "Yo,señores, yo presenté á la mui honorable Cámarade Representantes un proyecto de lei que declarailegal la existencia en nuestra R~públíca Je laasociacion de rdijiosos, llamada la CompaiÏÎa deJesus." Mas abajo dice: ¿ Puedo d;lr mas pruebasde la sinceriJad con que procedo? ¿ Pueden misconciudadanos exijir mas de la persona á quienhonl'aron sus sllfrajios?" Estos conciudadanos, susCOiiÚtenles de la provinci? de Barbacoas no exijiantanto de su representante, exijian todo lo contrarioporque exijian no solo la permanencia de la C)rn-paíiía en la RepÚblica, sino que se les mandasenJesuitas á su pro\'incia para establecer un colejioen eJla para la educacioll de sus hijos. Ahí est á1a representacion en la Secretaría de Gobierno:

--101-la rep\'esentncjol~ en que pcdian lo contrario de laque pedia su representante. Esta rl'presentacionvino firmada de gran numero de ciudadanos y apo-yada con informe del gobernador •..• ¿ Puede darel Sr. representante de Barbacoas prueba masevidente de la sinceridad con que procede:

No hai remedio; ó aquí hai que temer de laopi~lion pÚblica en esta materia, 6 no hai (Ine temer.

Si hai ¿por qué se ha de contrariar; ¿N'o esesto contra el sistema: y si no hai ¿:i qué vienenhipocresías?

Es preciso decido claramente.La guerra que se hace á Jos Jesuitas como pre-

Cl~pton's de la educacion, ~omo confesores y comopreùicadorps, no es porque inculquen en las jenteslus IHincípios perniciosos que se atribuyen á suInstituto, es porque inculcan los principios rcli-jiosos; es porque radican en el corazon de loshombn:s los principios católicos. Los mismos queles atribuyen crímenes y malas doctrinas no creentales cosas.

El odio que les tienen no es porque lus creanpeligrosos á las institucioues liberales; no; es porque los Jesuitas combaten de frente la impiedad ybs principios anticatólicos. Es porque cultivan elespíritu de piedad en el pueblo.

Por esto se dice que son anacronismos vivientesaferrados de añejas doctrinas: que su Instituto seha quedado en el año de 1606 •••• Mas atrás Séha quedado el de Santo Domingo, San Agustin,San Benito &c. y sí por la fecha se hubiera dejuzgar de la bondad de las Instituciones morales yrelijiosas, mas atras se ha quedado el Evanjelio, ymucho mas atrás los preceptos del decálogo.

BANCO DE L,A.RCPUBLlCABIBliOTECA lUIS-ANGCl ARANGO

-102-iAnacroismos vivientes los Jesuitas! ¿Y lo creen

así sus calumniadores, ó creen que escriben paraidiotas? ••• No; ellos no creen la primero, masbien creen !o segundo. Por lo mismo que losJ~suitas van con el siglo al nivel de sus adelantoses que se les teme. Porque saben conciliar larelijion con las ciencias, y la ré COD la razono Porque poseedores de esta ciencia preservan á lospueblos de caer en los lazos que les arman los:l06stas impíos con sus es~ritos y sus discursos paraestraviarIos en las verdades de la fé y lanzarlos enel abismo del escepticismo ó en el abandono dela indiferencia. A los Jesuitas no se les desprecia,se les teme, dice Balmes, y esto es demasiadocierto ..

Los que hoi se empei'Ian en erradicar los prin-cipios católicos del corazon del pueblo, tendrán, yojalá que no sea mui pronto, harto de que arrepen-tirse. Ellos clamarán por Jesuitas, por frailes, porclérigos, como está clamando ya en Francia MI'.Thiers por curas, habiendo sido siempre enemigodel clero. Sí: clamarán por el único principio capazde asegurar el órden público, la vida y los interesesde los ciudadanos: clamarán por el principio reli-jioso, pero clamarán en vaDO porqQe BU obra habriasido consumada. Ellos se habrán perdido á símismos perdiéndonos Il todos,

Véase la Francia: véase el) ella el fruto de lasdoctrinas comunistas proùucto inrneùiato y necesariode las doctrinas irrelijiosas.

Véanse ahí los funestos resultados de la8 ideBede Eujenio Sue.

Véanse los frutOll de las doetrin8s dElLa MeBnaisy de e.~09otros a\ltom8 que, pOI uesierrar la relijion

-103-ùe las sociedades humanaf', han concebido esossistemas absurdos y descabellados que deshonranel siglo en que vivimos; y 'lue apagando en lospueblus la luz de la ré los conducirán nuevamenteá la barbarie.

i Qué SE' ha visto en Paris 1 Un monton de masde veinticinco mil cadáveres j monumento espan-toso de debastacion! Mas de cuarenta mil bandidosque asesinan por todas partes y que claman" .si ven-cedores saqueo; si vencidos incerulio" y toda la Franciacon sus negocios comerciales en una completa para-lisis. Sus fábricas arruinadas, sus bancos en quiebra:los ta:leres cerrados, )a agricultura resentida detantos males •••• ¡Y que haya hombres que esténcriando cIJn mil cuidados en la Nueva Granada áesa fiera que devora á una nacion fuerte y poo&--rosa! : y estos hombres tienen hijos; tienen queperder l... ¡Estos hombres se espantan con la sotanade un Jesuita y no se espantan con el puñal deldemagogo comunista! La Francia es destro;¡;adapor la anarquía mas espantosa; muertes, pillajeincendios confusion por todas partes •••• pero no baiJesuitas, y esto basta.

Mr. de Michelet profesor de la Universidad en suprimera leccion contra los Jesuitas esc1amó: "Dien1WS mande diez veces la tiranía política, militar, 'titodas las tiranías ántes que tal policia (de los Jesuitas)ensucie nuestra Francia." Se vé que Dios )0 ha oido.La Francia está limpia de Jesuitas,aunque inundadaen sangre francesa .••••

Esto es lo que se ·lIama UD fanático: estos queprefieren ver a su patria envuelta en desgraciasántes q'Je verIa relijiosa; y de estos, por desgracia,tenemos ffiuchos en nuestro pais.

-104-Llamamos la atencion de nuestros lectort's y

especialmente la de los padres de familia y los sacE'i-~otes, sobre las palabras de Balmes con que vamosól concluir. Ellas acabarán de Iibrir los ojos alclero para que no se crea de aduladores.

" O yo me engaño, dice, ó esta es la mejordemostracion que se puede dar del mérito de losJesuitas.

" Para conocer la verdadera causa dd odio im-placable que se les profesa basta considerar quienesson sus principales cnemigos. Es sabido que losprotestantes y los incrédulos ocupan el primer lugar:Cil el seg-undo vemos á los hombres que, ('on mas órnénos claridad, mas ó ménos resolucion se muestranp.>co afectos ó poco adheridos á la autoridad de laIglesia Romana. Los unos·y los otros en su odiocontra los Jesuitas, son guiados p01' un iILstinto 1/tuiseguro; porque, verdaderamente, jamás han halladoun adversario mas temible. Esta circunstancia esdigna de ser meditcvla por los católicos sinceTos, que, poralguna causa abriguen injustas preocupaciones.Cuando se trata de formar un juicio acertado sobreel mérito y la conducta de un hombre, el medio masseguro para decidirse entre opiniones contrarias, espreguntar quirItes SOl¿ sus mcmigQs."

-105-

APENDICE .• 1I.1I

El órùen que nos propusimos segun en la anteriorcontl'stacion no nos ha permitiùo tratar sobre ciertospuntos que toca el Sr. Arboleda, porque tocándolosnosotros habriamos complicado la materia y ùaùolugar á la confusion de iùeas; cosa que no ha entradoen nuestro plan.

El Paraguai es uno de estos puntos sobre que seha queriùo hacer un cargo à los Jesuitas; pero esporque el Paraguai ha realizado lo que realmentepuede llamarse una República cristiana A Jesun

cristo tambien se le hizo cargo por sus milagrosa;;curaciones. Toda la esclavitud del Paraguai hacons:stido en el respeto del pueblo por Jas autori-dades y no en el despotismo de estas para con lospueblos; pero hoi se llama servilismo la subordina-cion y espíritu (le libertad, la insolencia en política ...Los habitantes de aquel pais fueron felices con elGobierno de los Jesuitas en donde la hubo, porqueno cn todo el Paraguai gobernaron ellos. No habíacrímenes, no habia miseria; su códIgo penal podriahaber servido para una escuela de niños: no separecia al nuestro con sus 919 artículos, y estohonrará siempre á los que formaron las costumbresde aquellos puehlos por mas que diga la pedanteriade elgunos que se creen lejisladores porque sesaben algunas teorías, sin tener talento para saberhacer uso de ellas. La Mennais ha dicho que" los Jesuitas realizaron en el Paraguai por primeray ultima vez esas quimeras de felicidad (lue apénas

-106-se perdonan a la imajinacion de los pùetas." ¿ yqué cosas no ha dicho el inmortal aut!)r del Genio delCristianismo 1

Montesquieu ha dicho sobre este asunto (y cuidadoque Montesquieu entendia de Gobierno) "Se haquerido imputar á la Compañía como un crÍmt'1Ique, mira pl placer de mandar como el solo bien dela vida; pero siempre será bello el gobernar á loshombres haciéndolos felices l'I •••• A esto es queIle dirije la ciencia del Gobierno. Pero nuestrosQuinetes y Micheletes piensan de otro modo; suciencia no tiene por base la lèlicidad de 16s pUl'blos,sino el individualismo puro.

Es cierto que los Jesuitas no gustaban de que losindios, que tenian tan puras costumbres, se rosascncon los europeos, teœiendo que estOll los corronl-pit'sen ¡pero es por ventura al ::;r. Arboleda á qui(~ntoca hacer semejante cargo á los Jesuitas? ¿ El Sr.Arboleda que nos ,'iene con los estranjeros arriba yabajo en el mismo cuaderno donde habla de t'~to;y el Sr. Arboleda que no solo quiere que no se 1105permita tratar con los estranjeros Jesuitas sino quequiere se les arroje del pais 1

Con toda 8U fria imparcialidad nos asegnra queel 4.0 voto de los Jesuitas se introdujo en el iu~ti-tuto despues de haber sido presl'ntado al Papa laprimera vez; como si el Instituto hubiera sido pre-sentado dos veces; y lu('go dice que por el intl'resde la añadidura Paulo III. lo aprobó.

Esta falsa especie ha sido tomada del prote~tanteRobertson. lS"osotros lo desmentimos con Mr. deJ~ Chalotais que es un buen Santo Padre para elSr. Arboleda; dice así" El Papa Paulo Ill. desùeluego., habia puesto dificultad parll autorizar esta

-107-Durva Orden. Una Congregacion de Cardenaleshabia juzgado que DO era necesaria á la Iglesia.El Cardenal Cayetano instaba á San Ignacio paraque entrase á la Orden de los Teatinos, mas el deseode fundar prevaleció. El voto de obedecer al Papasolo en todas las cosas y en todos los lugares por lasolud de las almas y la propagacion de la ré; eldeseo que siempre han tenido los Papas de esta-blecer en los diferentes Estados de la cristiandaduna milicia á sus 6rdenes perpetuamente subsis-tente y de subditos inmediatos sometIdos á su solavoluntad, hicieron, en fin, admitir esta Orden en1540, par Paulo Ill." (Comptes rendues des Consti-tution.ç des Jesuites. Páj. 15.) Mr. de La Chalotaisdice simplemente, que el Papa aprobó el Institutopor el interes del voto de obediencia, pero no diceque este voto fuese introducido por San .lgnaeio enlas .:on~tituciones, despues de rechazadas una pri-mera vez para que el Papa las aprobase, como loasegura la fria imparcialidad del lejislador de Bar-bacoas i La Chalotais habria pasado por alto tanbella circunstancia, si en efecto así hubiera !¡u-cedido?

Mr. èe La Chalotais, en clase de acusador de losJesuita~ y sus constituciones, solo dice que, la cami.sion de Cardenales juzgó innecesaria la Orden,pero no mala, como la asegura nuestro Caraduccuando pregunta: "si cs de eslrañarse en fin, queestos piadosos varones (siempre nos ha de andarcon piadosos varones, con santos varones, y conprimeros varones) opinasen que la nueva Orden deregulares cuya creacion se pretendia, no solo erainnecesnr;a sino peligrQsa? "Pero no como quiera sino que el Sr. Arboleda Ilevil

-108-la cosa hasta decir qllt' el 4.° voto se :ntrodujodespues ùe f!ste informe. Hasta aquí le hace ven-taja á La Chalotais, porque este no Jice tanto.En cuanto á decir que el voto de obt·diencia alI'apa es jenerul dánùole poder Ít tan alta JI santaautoridad, en todas las cosas y en todos los lugarestt'ndienrlo á modificar el efecto de las leyes de laCompaîiía, van iguales en la falsedad; porque elvoto Je obediencia al Papa, como puede leerlo elSr. Al'bo!"da en el Instituto, si lo TIXOr'l't Illas de.s-¡lUcio que la primera vez, solo es en cuanto á lasntisiones, y nada mas: es un voto especial sobreéste determinado objeto; no tiene tendencia soLrelas leyes del Instituto, como dice éste, ni es paratodas las cosas, corno dice La Chalotais.

Helnos querido, tambien, apoyarnos en la auto-ridad Je este majistrado para hacer quedar lIlal áRobertson que dice haber tornado sus noticias sobrcJesuitas de La Chalotais, y agrt'ga io que este noJice, como el Sr. Arboleda.

Sobre este punto histórico se puede consultarno solo á MI'. C. Joly, sino tambien la historia ecle-:;i¡ística del varon de Henrion, la de Bercastel ydernas aprobadas por la IgleSia. En ninguna sehallará la introduccion del cuarto voto despues depresentadas las constituciones al Papa.

Este voto y los demas se hicieron por San Ignacioy sus scis primeros compafieros en Paris, antes ¡Jeir á Roma d Jill. 15 de agosto de 1534 en una capillasubterránea de la Iglesia de .Montmartre. (Creti-neau ,Ioly t. l. paj. 29.)

El SI'. Arboleda presenta como una circunstlln~iaparticular que el negocio de las constituciones sepasase á una comision de cardenales, y así dice:

-209-"¿y es de estrañarse que sometiese su exámen tiuna comísion de ilustrados cardenales?" Esto esJo mismo que si para ponderar nosotros la malo delproyecto presentado á la Cámara de Reprc:;cntantespor el Sr. diputado de Barbacoas, contra los Je-suitas dijésemos iY será de estraiiarse que somctie.':wel presidente su exámen á una eomision de ilus-trados representantes?

Si esto liada quiere decir contra su proyecto, nicontra ninguno otro, porque es costumbre hacerlaasí ccn todos, tampoco contra las constitucione::¡de los Jesuitas la otro; porque debe saber el seITorex--<liputado que la ¡nismo es en Roma. Lo mismose ha hecho con todas las órdenes relijiosas. Ydebe t;aber mas, y es que, mas trabajo le costó úSan Francisco la aprobacion de la suya, que á SanIgnacio. Fué necesario un milagro para que elPapa consintiese en apr(lbarla. Lea las crónicas dela órden y quedará satisfecho, y convencido de quees peligroso esto de meterse á dar voto en materíasque no se conocen.

La oposicion del oudenal Guidiccioni para laaprobacion del Instituto no fue por lo que dice elSr. Arboleda, sino porque en aquella época In.herejía hacia progresos, en lo cual tenia parte larelajacion en que habían caido las órdenes moná~-ticas, y el cardenal miraba como una medida nece··saria el supritrúrlas dejándolas reducidas á solocuatro principales. Ko podia, pues, quien así opl..,naba, estar por el aumento de ellas creando una.nueva. Por eso Guidiccioni ni aun se habia tomadoel trabajo de Iocr las constituciones de Sau IgnacioC]ue se habilln sometido á su exámen, porque suresolucion estaba ya tomaùa, y así se Opi.lSO á Sl\

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-110-aprobacion, sin verlas. Mas luego que se empezóá esperimentar el grande celo de San Ignacio)" suscompañeros por la gloria de Dios y bien de las almasy la actividad y buen éxito con que combatian lahert'jia: luego que de todas las partes donde semanifestaban era pedida con instancia al Sumo Pon-tifiee la confirmacion de la nueva órden, el cardenal110 pudo ya resistir á tantas pruebas, y delt'rminadoá ver las leyes que se contenían en el Instituto, tanlut'go como así lo hizo dió su aprohacion y fuéuno de los mas ~randes protectores de la Compañía.(Hist. de la Compañía por MI'. e Joly t. 1.0._Historia cclesiásti('a por MI'. Henrion.-Y si sequiere mas "éanse los otros historiadores eclesiás-ticos que cstán aprobados por la Iglesia y entodos se hallará lo mismo; porque estos son loshechos. Los protestantes no son nuestros historia-dores eclesiásticos para que nos los presente elSI'. Arboleda como autoridad en la materia. Talpretension es contra las reglas de crítica, si es(lue no bastan las del solo buen sentido, como locreemos nosotros.

Mucho habla nuestro escritor de los rápidosprogresos de la Compañía. Esto prut'ba que no esderto lo que dice sobre su mala influencia, porqueentonces el mundo habria presentado en aquellostiempos el horroroso cuadro que nos pres:ljia. Perono hubo nada de eso; á 110 ser que los progresos(leI cristianismo debidos á los Jesuitas, sean esosmales que tanto se temen.

En la pájina 13 del cuaderno,dice el Sr. Arbolednp.n una IlOta: "Hai muchos que atribuyen á SanIgnacio hasta los últimos pormenores en el actualmant'jo económico de la Compañía. Esto no est

-111-·'Cierto •••• " y a se vé que nó, porque San Ignaciohace mas de 200 años que murió y mal puede estaren 103 últimos ni en los primeros pormenores delactual manejo ùe la Compañía •••• Sigue diciendoen la not·.\ "Las reglas de gobierno de la Compañíahan variado con el trascurso del tiempo, c()mo todaslas cosas kUlI¿Ilnus •••• " Esto nQ es cierto, porque elSr. Arboleda ha dicho: "El Instituto ùe la Compa-ñia se ba quedad~ en el año de l60G (paj. 2." Ad,'.)

Dice en la mIsma nota que Acuaviva en ]558resistia que el Instituto volviese á su reputacíonprimi~iva IJar medio de las reformas que pretcnùíaFelipe Il, y que "en 1589 los Jesuitas GasparCoello y Luis Carballo habían dirijido al mismoPontífice una carta quejándose ùe que las leyesde I"nacio btaban pervertidas."

T~do lo confunde el Sr. Arboleda. Ya se ,-é;sus fuentes son tan puras! ¡tiene tan buenos libros!

Estractarernos estas noticias de Mr. Joly á quicnnadie ha contraùicho basta ahora.

Los Jesuitas espalïoles Jerónimo Acosta, Coello,Carballo y el espulso Carrillo, se conspiraron enEspaiía. contra Acua\'iva, y contra el Instituto,cuanùo subió al pontificado Clemente V III en quiensospechjlfOn prevenciones coutra el Jenem1. EstosJesuitas contaban con la proteccion de Felipe JIy COI: la del Duque de Olivares embajador de est&Reí en Roma. Ellos no pretelldian que el Institutovolviese á su antigua forma silla todo lo contrario;la que querian, y así se la hicieron pretender áFeli pe Il, era que se yariase el mado prescrito porSan Igaacio en la eleccion del JeneraI; querianque Cste no durase silla por cierto tiempo, y quecada .,eis años se reuniera la congregacion jcucral:

-21'2-querian sustraerse de la inmediata dependencia deljcneral introduciendo una reforma cual era la deque se les Dombrase un Superior especial ú losJesuitas españoles; cosas todas contrarias á las leyesfuudamentales de San Ignacio. En esta conjura-cion complicaron á la Inquisicion contra Acuavivahaciéndola entrar en celo!! por el privilejio conce-dido á los Jesuitas de examinar los liuros heréticos.El Jeneral habia tratado de sostener las leyes deSan Ignacio intactas; mas por fiu cedió. Con\'ocóla congregacion jeneral como se queria, se sometióá ella y pidió que se le juzgase. l,a congregacionnegó unánimemente las innovaciones que se pre-tendian, y todo quedó como antes, Acuaviva re-nunció al privilejio del exámen de los libros, y fui,declarado inocente por la congregacion que declarótambien que habia llenado sus deberes sosteniendoen su pureza el Instituto. Entonces fué cuandoesclamó el Papa Clemente VIII en presencia de losJesuitas. "Han querido buscar un culpable, y hanhecho aparecer un santo." (Joly tom. 3.° edic.Española).

Tampoco fué al Papa á quien dirijieron el informe,de que habla Arboleda, los Jesuitas refurmadores.:Fue á Felipe 2.· Sobre lo que dice Je haber e'Instituto dispuesto en algun tiempo que entrasen ála Orden los bienes de los que entrasen de Jesuitas,es enteramente falso: jamas ha habido tal dis-posicion.

Nos habla de los negocios del Padre Lavalctey los atribuye á la Compañía como han hechotodos sus adversarios. Ranke dice sobre esto que losenemigos de los Jesuitas: "habrian buscado en vano,en las constituciones de la Orden la raza n de una

-213-prueba judicial, si Choiseul no hubiera hécho causa'comuo con todos los enemigos de los Jt!suitas, ysi madama de Pompadour no hubielle queridoperder la órden por bastantes razones que son ajenasde una historio. jeneral." La luz que este protes-tante unoja sobre el negocio en estas cuatro lineasseria suficiente para formar otro juicio dift'rentedel que forma el Sr. Arboleda. lUas el documentosiguiente lo dice todo.

" Yo el infrllscrito certific~ que reconozco sin-ceramente en todos sus puntos la equidad de lasentencia proferida contra mi, por mas que la faltade conocimiento y reflexion ó una especie de casua-lidad me hayan lI1etidc>en un comercio prof¡lllo,al cual espontáneamente he renunciado al momentode saber las turbulcncias q'le dicho comercio habiaocasionado en la Compañia, y en toda la Europa.Ccrtifico igualmente con jurarnento que ni uno solode los primeros Superiores de la Compaiiía me haautorizado, aconsejado ú aprobado el ejercicio delcomercio que emprendí, ni ha tenido tampocointervcncion ó connivencia en el mismo. Por esto,lleno de arrepentimiento y confusion, pido encare-cidamente á los primeros Superiores de la.Compañía,que manden puùlicar y promulgar la sentenciaproierida contra mí, junto con este testimonio demi falta y de mi arrepentimiento. En fin, pongoá Dios por testigo de que no se me ha inùuciùo ilhacer semejante confesion, ni por fuerza, ni poramenazas, ni por alhagos ú otros artificios; sino queme presto á ella espontámente con libertad enterapara tributar el debido homenaje á la verdad, ypara rechazar, desmentir y pulverizar en cuantoestá de mi parte las calumnias que por causa mia

- 114-han cargado sobm el Instituto.-Dado en la l\Iar~tinica á 25 de abril de t 762-Antonio de Lrtvaletle,de la Compañía de Jesus."

Mr . .Joly que trae este y otros documentos jun-tamente con la sentencia á que se refiere, hace elcomentario siguiente:

" Lavalette espulsado de la Compañía, retirado úInglaterra y libre en sus actos, nunca ha desmen~ti do las confesiones que habia hecho. F:stas perte~nccen á la historia, porque en aquella época yatendido su carácter indudablemente se habrá vistoinstado varias veces para que imputase a los Jesuitasuna parte de sus especulaciOlws. Lavalette hacargado solo con la responsabilidad; no les qneda,pues, otra culpa al Jeneral y á los Provinciales quela de haber olvidado una sola vez la debida y con-tinua yijilancia " •••• Basta esto r.ara formal' juici osobre la imputacion que á toda la 61'den hace el Sr.Arboleda por el negocio del P. La valette.

Repite este señor en mil lugares que las leyesde la Compañía sail j secretas;! y él las ha vistocon sus propios ojos (páj. 4.') Y las ha recorrido dete,nidamente, despues de muchos trabajos (páj. 8.a)

¿ Cos~ará mlUhos trabajos para ver un libroque está en la biblioteca pública? Parece queel Sr. Vicente Nariño no es uu personaje inacce-sible aunque haya atravesado una mesa á laentrada de la biblioteca. Sentimos mucho lostrabajos del Sr. ArbolRda . .Nosotros sclos ha-bríamos ahorrado dándole noticia de di\'ersasediciones yen diversas lenguas. Da risa air recalcartanto sobre que las leyes de la Compañía sonsecretas, al leer en La Chalotais "El conjunto delas leyes, de las adiciones; de jas interpretadones &'1

-115-forma lo que se llama la regla de los relijiosos. ElInstituto de una 6rdon es el conjunto de sus leyes."

Este pretendido secreto se funda en un testo delInstituto que dice: "Ninguno dé cuenta á los de[uera, de la que en casa se hace. ó se ha de har.er, si noentewiiesc que el Superior la tiene á bien: ni tampocoles comunicad, las contitltcioues, ni otl'OS libros, niescritos que traten del Instituto de la ()01IIpalîía, Ó desus JJrivile)ios." Hasta aquí toman los que atacan elInstituto y omiten lo que sigue" Si no fuese confspreso permiso del Superior .... " COll el mismo modode juzgar se podria sostener que el Instituto prohibiaIi sus rE'lijiosos el dar los ejercicios espirituales,porque dice en se~uida: "Ningu1to dé Ó C1wieescritasá pe'rsonvs de dentro ó de fuera de casa instruccionescspi1'ituales 6 meditaciones espirituales, ni dará los ejer-cicios espirituales de la Compañia ci ninguno." ••••Ha~ta aquí tenemos prohibidas las instruccionesespirituales, las meditaciones y el dar ejercicios;pero si le ponemos la conclusion que hemos omitido" sin aprobacion del Superior" se acabaron los se-Cretos y las prohibiciones •••• Pero tampoco mere-cen en esto el diploma de inventores los Jesuitas.Se hallan estos secretos en las otras 6rdcncs (y hastaen las familias, porque á nadie le gusta que los defuera se impongan de lo que se hace y ordena en lac:asa). Las constituciones de Monte Casino, lasde los Camandulenses prohiben comunicar á losestraños los secretos del monasterio (cap. 67) Reg.de S. Bened. Camald. lib. 1.e Cons\. cap. 18.)San Buenaventura recomienda Ii los franciscanos norevelar los secretos domésticos de la 6rden, nimostrar á los de fuera ningun artículo de los esta-tutos (Bonav. apud. Mig.) Cien años despues ùe

-216-San Bnenaventura el Jeneral de la ó'rden prohibiócomunicar las constituciones á los estrafios (Gui-lIelmus Fariner. Const. Gener. C.6.)

En un arrebato poético cn que el Sr. Arboledahabla de ]a misteriosa sa1l.tÙlod del lugar, de la con-cu/'l'em:ia, de la so'emnidad, del 1'eltjwso respeto queinfunde el carácter sacerdotal 4-c. 4·c. cae Juegosobre los eft'ctos del (.lnatU7/I,O en el pueblo y dice:"y si se Je estravia como está sucediendo .... "Tiene razon en decirlo .... Pregúntese en la curiaeclesiástica cuanto ha bajado el nÚmero de lascausas ùe ùivorcio, adulterios, &c. &c. desde quese estableció la Congre,gacion de artesanos por lOBJeiluitas. Pregúntese a los curas, á los jueces,cuantos matrimonios d('s\miùos se han unido; y enespeeial á los curas que digan si desde ent6nces paraacá no ·se han aumentado considerablf'mente elnúmero de los matrimonios entre las jentes del pueblo.Todos saben cuantos usureros han dl'jado Jas usuras,y cuantas restituciones se han hecho <1cpequeñas ygrandes cantidades mal habídas. El Sr. Arboleda yùemns sujetos que Como,él hablan y escriben parael público se pasean de dia y cie noche librementesin que les suceda nada •••• Estos son los efectosdel estravío del pueblo que oye á los Jesuitas ••••PregÚntese cómo se portan los que no los oyen ••••

Nos dice en otro lugar que ellatin del Instituto('8 bárbaro. Nosotros sentimos mucho tener quedecir que el bárbaro es el que se precia de literatoy no sabe que hai traducciones testua]es en las cualesse· sacrifica la belleza y propiedad del idioma á lafidelidad que se debe al orijinal. El de San IgnacioqQefué escrito en español, ès uno de ellos por serla'e!lpr~sion de la wluntad de ·este Santo fundador.

-117-Discurriendo como el Sr. Arboleda tambien podriadecirse que San Jerónimo, que era buen literato ycuya lengua matl'cna era la latina, tampoco sahialatin, porque su latin en la vulgata, al traducir laBiblia no es bueno •••• Tampoco sabia castellano elpadre FeljpeScio, si hemos de juzgar de su lenguajepor ci que usó en su traduccion de la vulgata latina ..•íEstas son ó no son calabazas dadas al estupendoliterato y alquitarado latino de ad peccat'um obligare'?Adelante que es preciso acabar.

Seg:m p.l los usos y costumbrfs de los Jesuitasanacronismos son invariables; ellas no salen delG06. Riper de Monclar su maestro y santo padrele dice: No hijo. "La regla de Los Jesuitas, losobliga a prestr.;,rse.á la profcsion de la doctlina ex~jida,en los paises donde se hallen, con tal que ella no ¡fendaá.la{é, ni á la integridad de las fÁistumbres (]Jaj. 104).Su doctrina debe acomodarse á los tiempos, ú los lugans,á las ci¡'cunstancias (paj. 201).

l\1r. Le Bas dice, hablando de las contiendas dela Universidad de Paris con los Jesuitas." Poruna parte ellos se empeñaban en acomodar suprograma y sus métodos á las circunstancias y auná los gustos del dia (L' Univers. t. 9, p. 713) ••••¿Vé U. como no se quedaron en el año de 16061

Pero U. sí lo sabia, tan bien como lo del sermonde Bossuet cuando dijo otra cosa en la Cámara ....Aqui nos dirá" Fírmese el que me hahla, saque lacara." Nosotros diremos traslado al Nacional nÚ-mero 16 donde se contestó sobre el punto á Ullprí7llCT var@.

Dice por ahí el Sr. literato ad peccatu7Il (paj. 21)."De modo que estos estmT/jeTos vienen en urcvetiempo á ser Jos deposital'iol:i de todol:i lo::;secretos

-118-tle la nacion y de los secretos de cada uno de SUltindi\Oiduos." ¡Qué desgracia! Esto quiere decirque en breve tiempo se eonli~sarán con los Jesuitaslos que andan en los secretos, secretas, y secretaríasde la nacion, y como uno de ellos es el Sr. Arboledase sigue por lójica jesuítica (fiue es )a nuestra)que en breve se confesara este señor, que no sabehacer argumentos contra el sacramento augustoque reconcilia el homhre con su creador, para quelos secretos nacionales que son los de las beatasnacionales vayan á dar á oidos de los estranjerosy de estos á los de la autoridad estranjera de leyessecretas, que no han sido sometidas &c. &c. &c.

Dice en otra parte (paj. 23) "Pero los partidariosde la Compaiiía cle Jesus dicen que no hai quetemer su influencia porque será benéfica. No Johan maliifestaclo ••.. " ¿Mas quiere que lo hayamosmanifestado? Esto no puecle negársenos: se nospodrían negar las pruebas j pero -Ja manifestacionde lo que pensamos, cosa que actualmente estamoshacicnclo! Usemos señor de .las palabras con pro-piedad para evitar molestias ..

Nosotros diremos á nuestra vez: "El Sr. Arboleùaùice que hai mucho que temer de la influencia dela Compañía de Jesus porque ella será malêfica."No lo ha manifestado.

"Esa comuniáad es la Compañía de Jesus, dicedcspues de un bonito pn'ámbulo, cuyas constitu-ciones no han sido I;ometiùas á ninguna autoridadde la República,para que las examine,y cuyas leyesi son secretas!"

Ahora nosotros. Esas comuniclades á quienes hoise afecta defender, son las de franciscanos, domi-nicalloS, agustinos ~c. cuyas constituciones no han

-119-sido sometidas á ninguna autoridad de la Repúhlicapara que las examine, y cl.lyas leyes ¡son secretas!porque no las ha visto el Sr, Arboleda!

Tambien esas ¡entes estranjeras que se hallan cnMariquita trabajando Jas minas de plata, son ùe unacompañia inglesa, cuyas constituciones \lO han sidosometidas á ninguna autoridad de la República paraque las examine y cuyas leyes ¡son seCl'etas.'

Por allá en la paj. 29 dice "Se reclaman enfavor de la Compañía los principios de tolerancia,¿Hai tolerancia en pereced

Ahora nosotros, (volviéndonos fanáticos en estemomento) Se reclama la tolerancia de cultos, lalibertr.tl de conciencia" ¿ Hai tolerancia en perecer ~Así dicen tambien, y deben decir!o, los que creenpeligrosos á los herejes y judios, puesto que el Sr.Arboleda procede en el mismo sentido respecto álos que no le gustan á él,ó creen que 30n peligrosos.

" y se reclama el respeto por las opiniones de lamayoría! dice luego, i D6nde está esa mayoría? .."¡Oh! vea U,qué pregunta en un hombre de tan buenavista que no se le ha escapado el ad peccQ,tum, queha estado tan escondido que hasta ahora se havcnido á conocer. Purs en donde ha de estar esamayoría siM donde U. mismo ha dicho: en la pro-vincia que lo elijió, no para que hiciera lo con-trario de lo que pidieron en la representacion de queya hemos hablado, porque los que elijen, elijen á losque saben que van á promover sus intereses comoellos los tienen concebidos, y no a contrariarlos.l.•a mayoría que debe tener mas presente un diputadoes la de la provincia que lo ha elejido y esto se hacevaler demasiado algunas 'l:eCcs. Sería convenienteque los elejibles suscribieran su programa cada

-120-vez de elecciones para que las provincias nollevaran chascos •••••• Está esa mayoría en lacapital donde reside, que está contra U. (páj. 1.) eIlel canton en que habita que está contra U: en laciudad donde mora que está contra U: en los amigosá quienes ama, y lias ha dicho que hasta en sufamilia. Esto ya pesa algo, y algo mas podríamosagregar; pero la dejaremos aquí para presentaruna cuestíon curiosa. Se pregunta por -algunos deJos que ven las cosas por eneima.

¿ Cómo es que se dice tanto bueno y tanto malode ese Instituto de Jos Jesuitas 1 ¡Cómo es queArboledasaca de él tanto veneno y otros tanto bien?

Resp0ndemos con otra pregunta: i Por qué esque de unas mismas llores sacan las abejas miel ylas arañas veneno? •••• Parece que la ponzoña noestá en la flor, sino en el mal humor de semejalltesbichos .

Bogotá, 15 de Octubre de 1848.