Estudio económico sobre la importancia del flamenco en las ...
Ornamentation and microtonality in Debla (flamenco style)
Transcript of Ornamentation and microtonality in Debla (flamenco style)
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA de MADRID
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Departamento Interfacultativo de Música
Programa de doctorado en Historia y Ciencias de la Música
Ornamentación y microtonalidad en la debla: análisis
y procedimientos semiográficos.
MEMORIA PARA OPTAR AL TÍTULO DE DOCTOR
PRESENTADA POR
Miguel Gil Ruiz
Bajo la dirección de la doctora Joaquina Labajo Valdés
Madrid 2014
!
Agradecimientos
Agradezco en primer lugar mis padres por el soporte incondicional y a mi hija Martina, sin
cuyo motor esta investigación no se hubiera materializado. Gracias también a los siempre
sabios consejos de mi directora Joaquina Labajo, a todos los cantaores que sin saberlo han
posibilitado esa investigación, a las indicaciones de Moisés Prieto, cuya flamencura ha sido
siempre un referente, así como a la colaboración de Rafael Reina y María Auxiliadora Gálvez.
Dedicada a todo lo que se perdió en el camino.
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ÍNDICE
1 PRESENTACIÓN (P.5)
1.1 DELIMITACIÓN DEL OBJETO DEL ESTUDIO (P.6) 2 INTRODUCCIÓN TEÓRICA
2.1 ESTADO DE LA CUESTIÓN
2.1.1 BREVE INTRODUCCIÓN A LA BIBLIOGRAFÍA (P.13)
2.1.2 ASPECTOS CUANTITATIVOS DE LA BIBLIOGRAFÍA (P.14)
2.1.3 ASPECTOS CUALITATIVOS DE LA BIBLIOGRAFÍA (P.21)
2.1.4 PROBLEMAS TERMINOLÓGICOS EN LA BIBLIOGRAFÍA PRECEDENTE (P.27)
2.1.5 RESISTENCIA TRADICIONAL A LA PARTITURA (P.32) 2.1.6 TRANSCRIPCIÓN: UNA PARTITURA ADAPTABLE ACTUALIZADA (P.37)
2.1.7 TRANSCRIPCIÓN AUTOMATIZADA Y ETNOMUSICOLOGÍA COMPUTACIONAL (P.46)
2.1.8 CONCEPTOS DE TONO, MODO Y ESCALA (P.58)
2.1.9 EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LA DEBLA (P.60)
2.1.10 ORNAMENTACIÓN Y MICROTONALIDAD: LA VISIÓN ESENCIALISTA (P.62)
2.1.11 ORNAMENTACIÓN Y MELODÍA EN LA INVESTIGACIÓN DEL FLAMENCO (P.68)
2.1.12 MELISMA, ORNAMENTO Y MICROTONALIDAD (P.73)
2.1.13 VIBRATO, ANTECEDENTES EN SU ESTUDIO (P.78)
2.1.14 RESUMEN DEL ESTADO DE LA CUESTIÓN (P.80)
2.2 HIPÓTESIS (P.83)
2.3 OBJETIVOS (P.85)
2.4 RELEVANCIA DE LA INVESTIGACION (P.87)
3 METODOLOGÍA
3.1 INTRODUCCIÓN (P.89)
3.2 VALOR METODOLÓGICO DE LA PARTITURA EN EL ESTUDIO DE LA DEBLA (P.90)
3.3 ANTECEDENTES METODOLÓGICOS EN EL FLAMENCO (P.95)
3.4 RECOPILACIÓN DE FUENTES (P.99)
3.5 SELECCIÓN DE DEBLAS PARA EL ANÁLISIS (P.101)
3.6 BREVE CONTEXTUALIZACIÓN DE LOS CANTAORES ANALIZADOS (P.107)
3.7 RELEVANCIA DE LA LETRA EN LA METODOLOGÍA (P.109)
3.8 FORMA DE LA DEBLA (P.112)
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3.9 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS (P.114)
3.9.1 ESTRUCTURA DEL ANÁLISIS (P.114)
3.9.2 PROGRAMAS INFORMÁTICOS UTILIZADOS (P.116)
3.9.3 PREPARACIÓN DE LOS ARCHIVOS (P.121)
3.9.4 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE DURACIONES (P.122)
3.9.5 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS FORMAL (P.123)
3.9.6 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE LAS DINÁMICAS (P.126)
3.9.7 METODOLOGÍA DE ANALISIS DE AFINACIÓN (P.128)
3.9.8 METODOLOGÍA DE DETECCIÓN Y EXPORTACIÓN DE ALTURAS (P.135)
3.9.9 METODOLOGÍA DE ANALISIS EVOLUTIVO DE GRADOS Y ANÁLISIS MODAL (P.147)
3.9.10 ASPECTOS RÍTMICOS (P.152)
3.9.11 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS COMPARATIVOS (P.153)
3.10 METODOLOGÍA DE ANALISIS DE ORNAMENTACIÓN Y
MICROTONALIDAD (P.154)
3.11 METODOLOGÍA DE TRANSCRIPCIÓN (P.157)
3.11.1 NIVELES DE TRANSCRIPCIÓN (P.159)
3.11.2 CRITERIOS RÍTMICOS. NOTACIÓN EMPLEADA (P.160)
3.11.3 CRITERIOS METODOLÓGICOS GENERALES RELATIVOS A LA TRANSCRIPCIÓN DE LAS ALTURAS (P.166)
3.11.4 RECURSOS NOTACIONALES RELATIVOS A LASDINÁMICAS Y EL TIMBRE (P.167)
3.12 REPRESENTACIÓN DE VIBRATO, ORNAMENTACIÓN Y MICROTONALIDAD (P.170)
3.13 ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS EN EL CD ADJUNTO (P.177)
4 ANALISIS DEL OBJETO DEL ESTUDIO
4.1 ANÁLISIS MACROSCÓPICO
4.1.1 ANÁLISIS DE DURACIONES (P.179) .
4.1.2 ANÁLISIS DE FORMA (P.182)
4.1.3 LA LETRA EN RELACIÓN CON EL RESTO DE PARÁMETROS MACROSCÓPICOS (P.184)
4.1.4 ANÁLISIS MACROSCÓPICO DE CONTORNO MELÓDICO (P.185)
4.1.5 ANÁLISIS DE AFINACIÓN GLOBAL (P.188)
4.1.6 ANÁLISIS DE PESO MELÓDICO (P.195)
4.2 ANÁLISIS INTERMEDIO
4.2.1 ANÁLISIS DE DURACIÓN DE TERCIOS Y SECCIONES (P.207)
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4.2.2 ESTRUCTURA INTERNA DE LOS TERCIOS (P.212)
4.2.3 ESTRUCTURA INTERNA DE LA SECCIÓN Ma (P.215)
4.2.4 ANALISIS DINÁMICO INTERMEDIO (P.218) 4.2.5 ANÁLISIS INTERMEDIO DE CONTORNO MELÓDICO (P.224)
4.2.5.1 SECCIÓN A1 (P.224)
4.2.5.2 SECCIÓN MA (P.231)
4.2.5.3 SECCIÓN A2 (P.235)
4.2.5.4 SECCIÓN B1 (P.239)
4.2.5.5 SECCIÓN MB (P.243)
4.2.5.6 SECCIÓN B2 (P.247)
4.2.5.7 SECCIÓN C1 (P.251)
4.2.5.8 SECCIÓN MC (P.255)
4.2.5.9 SECCIÓN C2 Y CODA (P.261)
4.2.5.10 EL TEMPLE EN LA DEBLA (P.270)
4.2.5.11 PAPEL DE LAS BORDADURAS EN LA DEBLA (P.271)
4.3 ANÁLISIS MICROSCÓPICO (P.276)
4.3.1 CONSIDERACIONES RÍTMICAS (P.277)
4.3.2 MICROORNAMENTACIÓN (P.284)
4.3.2.1 MICROORNAMENTOS SIMPLES (P.285)
4.3.2.2 MICROORNAMENTOS COMPUESTOS (P.290)
4.3.2.3 BORDADURAS MICROTONALES (P.294)
4.3.2.4 MICROTONALIDAD CROMÁTICA (P.296)
4.3.2.5 ORNAMENTOS TÍMBRICOS (P.297)
4.3.3 VIBRATO (P.299)
4.3.3.1 TIPOS DE VIBRATO DETECTADOS (P.300)
4.3.3.2 VIBRATO Y DINÁMICA (P.305)
4.3.3.3 COMPONENTES TÍMBRICOS DEL VIBRATO (P.306)
4.3.4 DEDUCCIONES DEL ANÁLISIS MICROSCÓPICO (P.308) .
4.4 ASPECTOS ESTILÍSTICOS EN LA INTERPRETACIÓN DE LA DEBLA (P.312)
4.4.1 LAS DEBLAS DE RAFAEL ROMERO (P.313)
4.4.2 LA INFLUENCIA ORNAMENTAL DE TOMÁS PAVÓN (P.323)
4.4.3 CUESTIONES DE ESTILO EN LA DEBLA DE VICENTE ESCUDERO (P.332)
4.5 LA MODALIDAD EN LA DEBLA (P.337)
4.5.1 MODALIDAD EN LOS TERCIOS A Y B (P.342)
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4.5.2 MODALIDAD EN EL TERCIO C Y CODA (P.345)
4.5.3 MODALIDAD Y ANÁLISIS MICROSCÓPICO (P.349)
4.5.4 LA ARMADURA EN LA DEBLA (P.353)
4.5.5 APUNTES MODALES FINALES (P.354)
5 CONCLUSIONES
5.1 INTRODUCCIÓN (P.357)
5.2 CONCLUSIONES REFERENTES A ORNAMENTACIÓN Y MICROTONALIDAD (P.358)
5.3 CONCLUSIONES REFERENTES A MELISMAS Y MODALIDAD (P.364)
5.4 CONCLUSIONES REFERENTES AL RITMO (P.369)
5.5 CONCLUSIONES REFERENTES A FORMA, DURACIÓN Y DINÁMICA (P.370)
5.6 CONCLUSIONES GENERALES (P.373)
6 FUENTES DOCUMENTALES
6.1 LIBROS, ARTÍCULOS Y TESIS (P.379)
6.2 PARTITURAS (P.391)
6.3 AUDIO Y VÍDEO (P.391)
ANEXOS
ANEXO I: HISTOGRAMAS (P.iii)
ANEXO II: TRANSCRIPCIONES (P.vii)
ANEXO III: ANÁLISIS INTERMEDIO DE GRADOS (P. xxi)
ANEXO IV: TABLA RESUMEN DE NUMERACIÓN Y FECHAS DE LAS
DEBLAS ANALIZADAS (P.xxiii)
CONTENIDOS DEL CD
CARPETA 01 DEBLAS ORIGINALES PRE-EDICIÓN (P. xxv)
CARPETA 02 DEBLAS ANALIZADAS (P. xxv)
CARPETA 03 SECCIONES ANALIZADAS (P. xxvi)
CARPETA 04 LISTADO DE IMÁGENES USADAS (P. xxvi)
CARPETA 05 ORNAMENTOS Y MICROTONOS EN AUDIO (P. xxvi)
ÍNDICE DE CONTENIDOS (FORMATO PDF) (P. xxvi)
TESIS (FORMATO PDF) (P. xxvi)
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1 PRESENTACIÓN
Debido a los años ejercidos de profesión como compositor, a mi formación en
distintos ámbitos de la música y por haber crecido en un entorno próximo al
flamenco, la presente investigación gira en torno a los nexos de unión y las zonas de
transferencia entre la transcripción del cante con la música contemporánea y, en
menor medida, el jazz y la música carnática. Más que en los aspectos armónico-
escalísticos del flamenco, abordados ya con profusión desde el mundo académico y la
mirada exótica del jazz, siempre he confiado en que el potencial expresivo del cante
radicaba en lo minúsculo, en el interior del melisma, subconsciente y misterioso,
esperando a ser desvelado. Intentaré desde estas páginas establecer un acercamiento
científico hacia una realidad poética, aportando criterios para admirar la belleza del
flamenco en otra dimensión. El objetivo último consiste en que las conclusiones que
se obtengan, al mismo tiempo sean puntos de partida de futuros caminos en los que
cada enigma resuelto sugiera nuevas ideas por explorar.
Los esfuerzos que este trabajo exige se centran en la mejor comprensión de
aspectos musicales descuidados en la investigación del flamenco, que en muchos
sentidos sostienen una fuerte relación con el pensamiento contemporáneo. Por ello
defenderemos a lo largo estas páginas la utilización de herramientas de notación
actualizadas en la transcripción de la debla, ya que los fenómenos horizontales de
fluctuación microtonal melismática y el uso del vibrato, territorios vírgenes en la
investigación flamencológica, son procesos con equivalencias previamente
abordadas en la música contemporánea. Este último lenguaje ha sabido responder a
los retos notacionales que dichos fenómenos presentaban, por lo que la traslación de
herramientas de un estilo a otro resulta en principio lógica. Los comportamientos
ondulares del vibrato, así como las inflexiones microtonales, son características
perfectamente asimilables a conceptos establecidos en corrientes contemporáneas de
pensamiento, enmarcadas desde la composición musical hasta la arquitectura, que
postulan una recuperación del papel esencial del ornamento.
A través de un prisma actual, no parece plausible un concepto cerrado del
flamenco. Desde la rumba más callejera hasta las selectas óperas contemporáneas
de Mauricio Sotelo se desarrolla un continuo de influencias, en cuyo epicentro se
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sitúa el cante más tradicional. Los palos en sí, tal y como están definidos hasta el
momento, no constituyen más que estructuras que pueden materializarse muy o muy
poco flamencas en función de cómo se revistan. Si bien cualquier hecho musical
se conforma tanto con parámetros sonoros como contextuales, partiremos de la
convicción de que microtonalidad y ornamentación detentan un peso específico
muy importante en la construcción imaginaria del estilo flamenco, considerándolos
inductores del “duende” y corresponsables del “aflamencamiento” musical. Es por
ello que se planteará una redefinición de la modalidad en la debla, que trascienda el
concepto de escala estática compuesta de alturas fijas temperadas. A la par, se
revisará el modelo rítmico instaurado tradicionalmente en la clasificación de aquellos
palos sin acompañamiento considerados como rubato.
Junto a la notación contemporánea, otro de los principales aliados de esta
investigación se encontrará en el trabajo desarrollado en diversos campos de la
etnomusicología, especialmente en su vertiente computacional. Se alternarán métodos
de análisis tradicionales en esta disciplina, con la propuesta de la utilización de una
aplicación de corrección de afinación para los procesos de transcripción. Esta
aportación metodológica podrá servir para promover una mayor accesibilidad a la
labor de transcripción etnomusicológica.
1.1 DELIMITACIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO
En el momento en el que comenzamos a plantear el tema de esta tesis, una
primera y fundamental decisión consistió en la elección de un cante que fuese
representativo del flamenco, contuviese ornamentación y microtonalidad y al mismo
tiempo resultase asequible a las posibilidades de esta investigación. Como resultado
de este conjunto de factores se tomó una primera decisión determinante: debería
ser un cante “a palo seco”, es decir a capella.
Esta directriz venía determinada por varias razones fundamentales: de cara al
análisis sonográfico y de detección de alturas, resultaban más precisos, y por tanto
interpretables, los resultados de los análisis de archivos monofónicos que los
polifónicos. El análisis monofónico podía realizarse por medio de un amplio
repertorio de programas informáticos especializados, con distintas opciones de
análisis y representación gráfica, siendo mucho menor la cantidad de aplicaciones
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informáticas que trabajaban polifónicamente. A día de hoy esta distancia se ha
reducido considerablemente aunque el análisis monofónico sigue proporcionando
resultados más fiables.
Por otro lado este palo, por su naturaleza, sirve bien a aquellos propósitos
centrados en el estudio de la ornamentación, tal y como se ve reflejado en las
palabras de Molina y Mairena referidas a la debla: «La ornamentación
melismática es más profusa que en cualquier otra toná» (Molina y Mairena
1971:167).
En los cantes “a palo seco” no se ha producido una evolución con la misma
aceleración que en otros palos, manteniéndose una relativa homogeneidad en el
género (Adamo 1982: 95-151), lo cual contrasta con los palos acompañados con
guitarra. Muchos de estos últimos han sido progresiva y patentemente influenciados
por acordes prestados del jazz. Otros géneros han evolucionado a la par con el
baile, entre ellos se encuentra la seguiriya, que ya fuera el palo fundamentalmente
representativo del flamenco en los escritos de Falla (1972 :140-142).
La debla se considera un cante perteneciente al grupo de las tonás. Las tonás
son una categoría de cantes “a palo seco”, dentro de los que se encuentran los
martinetes, las carceleras, las deblas y las propias tonás. El hecho metonímico de que
tanto el grupo de cantes como uno de sus subtipos se denominen igual (tonás)
induce a una cierta confusión a la hora de tratar el tema, ya que no siempre
quedará claro a cual de ellas se hace referencia, dependiendo habitualmente del
contexto. En algunos métodos se encuentra la diferenciación entre tonás (el grupo)
y toná (el cante), pero, evidentemente, sigue apareciendo el conflicto en las
referencias al cante (la toná) en plural. Existen otros cantes “a palo seco”, más o
menos cercanos a los de este grupo: las saetas, las nanas o las trilleras, estas últimas
también conocidas como cantes de ara, siembra y trilla.
A continuación se exponen algunos de los motivos por los que se ha elegido la
debla frente a otros cantes a palo seco, apuntando secundariamente algunos
elementos de contraste con determinados palos acompañados:
- Unicidad en la forma: En la literatura flamenca se han puesto en
cuestión distintas formas de martinete y de saetas. Para estas últimas se reconocen
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dos tipos: la antigua y la moderna, de las que pudiera ser interesante para los
propósitos de análisis ornamental la “saeta moderna” ya que la “saeta antigua” -
siguiendo la terminología de Turina- era un cante «sin gorgorismos ni jipíos» (Turina
1982:36).
En el caso de las tonás, existen multitud de tipos, con orígenes diversos y una
cierta confusión a la hora de catalogarlas. Esto no sucede con la debla que se
presenta en una forma única, aunque en ocasiones se hibride con melodías de tonás o
martinetes, en un equilibrio en el que resulta difícil establecer denominaciones,
utilizándose esporádicamente alguna como "Toná de Triana" como en la grabada en
Londres por Antonio Mairena bajo el título "Martinete y toná de Triana" dentro de un
disco no comercial, y reeditada más tarde como "Martinete y toná de Triana, por
cumplí con Dios" (Mairena 2004).
- El repertorio. Aunque limitado, existe un número suficientemente
representativo de grabaciones de deblas, por distintos intérpretes y en diferentes
décadas, sin el peligro de caer en la superabundancia de material, facilitando de esta
manera su selección. Un mayor número de grabaciones implicaría un proceso de
selección más complejo o un análisis sobre una muestra mayor que la que podemos
manejar en el presente estudio, dada la profundidad de cada análisis. También el
hecho de disponer de más ejemplos sonoros puede conllevar una mayor discrepancia
musical entre ellos. Esto podría darse en el caso del martinete, palo con un amplio
repertorio discográfico y varias posibles formas. Incluso comparando la debla con
alguna de las variantes de otros palos, como la bulería de Jerez o las soleares de
Triana, las grabaciones de la debla son mucho más acotables y proporcionales a los
medios de nuestra investigación.
Por otro lado, las grabaciones de las tonás como palo son aún más escasas que
la debla en el repertorio discográfico, pocos intérpretes las dominan, manifiestan
un gran variabilidad y, por lo tanto, resultaría difícil establecer una metodología
comparativa de haber escogido este palo.
- Representatividad: La mayoría de los cantaores que abordan la grabación
de la debla son de solvencia reconocida, algo que no puede generalizarse a otros
palos como el martinete, mucho más popularizado. Este hecho, unido al amplio
repertorio anteriormente mencionado, obliga a un proceso de selección más estricto
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de cara a conseguir una representatividad metodológica. En el caso de las saetas,
éstas son frecuentemente cantadas por especialistas exclusivos en el género, si bien
esto no es óbice para que se encuentren grabaciones de cantaores reconocidos como
Manolo Caracol, la Niña de los Peines, Manuel Mairena o la Perla de Cádiz. En el
caso de analizar grabaciones de cantaores profesionales de la saeta, las conclusiones
de la investigación resultarían menos extensibles a posteriori a otros cantes, ya que se
bloquearía la posibilidad de establecer nexos comparativos entre palos distintos
interpretados por el mismo cantaor o cantaora.
- Mayor facilidad y fiabilidad del análisis: el martinete a menudo se graba
acompañando la voz con yunque, lo que altera (aunque no de un modo drástico) el
análisis sonográfico y de alturas con los inarmónicos provenientes de los golpes de
percusión. De cara al análisis, la presencia del yunque implicaría que, o bien se
deban eliminar los golpes percusivos intentando no alterar el contenido de la voz,
asumiendo la distorsión que implica la presencia del yunque, o bien se apliquen
métodos de transcripción polifónica, con resultados posiblemente menos exactos que
los monofónicos.
En el caso específico del polo y la caña, no siendo cantes “a palo seco”,
sin embargo presentan características peculiarmente atractivas para un estudio de la
misma índole que el aquí efectuado, por tener una sucesión de alturas melódicas
que en ciertos fragmentos no sufre prácticamente variaciones entre las distintas
interpretaciones. Los inconvenientes surgen por el acompañamiento de guitarra,
que, de momento, complica el análisis automatizado. Hemos de añadir que, además,
las fuentes grabadas del polo son, desafortunadamente, demasiado escasas.
- Cuestiones armónico-melódicas: el martinete, junto a una cantidad
importante de cantes acompañados, se interpreta alrededor de la tonalidad mayor (o
del modo jónico1) mientras que la debla recorre los intrincados caminos de la
segunda menor y los dos tipos de tercera de una manera acotada, con, a priori,
mayor enjundia para el análisis de los aspectos modales de la investigación. En las
saetas aparecen varias posibilidades modales distintas, más allá de la división entre
1 Para consultar una tabla resumen de las tonalidades o modalidades de los palos flamencos desde la perspectiva tradicional véase Fernández 2004:125-126
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saeta antigua y moderna, dadas las diversas maneras de abordar este palo, resultando
más complejo concretar unas conclusiones que sinteticen el análisis. También la
diversidad de las tonás, en este caso desde el punto de vista de la modalidad, juega en
su contra, por la dispersión de resultados que produciría su análisis.
- Contexto: En el caso de las saetas, por cantarse en un ámbito temporal y
emocional muy concreto, la grabación en estudio atenuaría componentes emocionales
fundamentales en este palo. De querer registrarlas sobre el terreno, aparecerían
dificultades técnicas en la obtención de material grabado en condiciones óptimas
para la aplicación a posteriori de los métodos de análisis que proponemos.
- Estructura formal: la de la debla es cerrada y bastante homogénea
comparada con otros palos. No se trata de un conjunto de coplas adheridas entre sí
de un modo libre, con múltiples posibilidades combinatorias, como en la bulería.
Esto permite que las comparaciones entre distintas grabaciones se puedan efectuar
con mayor facilidad para localizar fragmentos de letra que se encuentren situados en
un mismo contexto armónico, en el caso de los cantes con acompañamiento .
- Duración: la duración neta de la debla se sitúa entre uno y dos minutos
salvo excepciones, lo cual representa una ventaja de cara al minucioso análisis
microscópico que se propone. Si bien es similar a la de otros palos sin
acompañamiento, resulta más asequible al análisis que la, en general, mayor
extensión de los palos acompañados.
Sin entrar en la diatriba sobre los orígenes de la debla, en estas páginas se
estima, como se ha apuntado anteriormente, que existe una menor posibilidad de
dispersión estilística en este palo, debido al escaso número de intérpretes que la han
abordado.
Desde el punto de vista del análisis se considera fuera del ámbito de esta
investigación lo que sucediera antes de que Tomás Pavón continuara, rescatara,
inventara o recombinase lo que hoy conocemos como debla. Bien fuera la debla una
toná de carácter religioso en sus orígenes (Molina y Mairena 1971:166), un invento
de Tomás Pavón, o un cante de mediados del XIX, se estudiará su forma actual,
entendiéndola como aquella de la que disponemos a través de los registros sonoros.
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Así pues, al menos desde que la grabara Pavón bajo el título de "Martinete y
debla. En el barrio de Triana"2, la debla puede cantarse anexa a otro palo, duplicarse
con una segunda letra o extenderse con una coda. Existe la posibilidad de que estas
duplicaciones y extensiones se deban a una convergencia con las duraciones
habituales de temas o canciones en los formatos de música grabada y que antes se
cantaran separadamente, pero no tenemos datos que avalen esta teoría. Por otro lado,
independientemente de que ésta fuese o no la causa, ha de hacerse hincapié en el
hecho de que los cantaores hace ya décadas que estudian de los discos, es decir que
hay una relativización de la transmisión "oral", como ya dieran cuenta Pedro Calvo y
José Manuel Gamboa donde después de hacer referencia a la conferencia de Ortiz
Nuevo en 1989 en el XVIII Congreso Nacional de Actividades Flamencas en Jerez de
la Frontera, los autores comentan: «Por algún absurdo, continuamente se quiere restar valor a quienes aprenden y
perfeccionan su conocimiento mediante las grabaciones pero todos los buenos
profesionales utilizan el disco como un medio de trabajo. No hay otra manera. La
aparición del vídeo por su parte ha venido como agua del cielo para bailaores y
guitarristas.» (Calvo 1996:20),
El palo acompañante de la debla (tanto en grabaciones como en vivo) suele ser
el martinete y, en un menor número de ocasiones, la toná, enlazándose la debla
sin su remate (si ésta comienza la secuencia) con el palo anexo. Cuando la debla no
es la primera, lo habitual es que se prescinda de su temple (aunque pueda cantarse
un temple en el martinete o en la toná iniciales). Se ha encontrado alguna excepción
a lo anterior (Lobato 1998) en la que el temple se inserta entre los dos cantes, que sin
embargo se presentan como un solo corte discográfico.
La voz en la debla tradicional no lleva acompañamiento, aún así existen
numerosas versiones que añaden el yunque, consecuencia de una influencia del
martinete (Trini, El 2001; Ortega 1997; Moreno 1997C; Chocolate 2006; Heredia
2000; Mairena 1959; Mairena 1960). También se ha localizado una interpretación de
la debla acompañada por una caja, emulando el ambiente de Semana Santa
presente en la letra (Piñana 2003) y algunas versiones con guitarra, como por
2 El orden del título no se corresponde con el grabado, donde se comienza con la debla. (Pavón 2004).
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ejemplo la de Jacinto Almadén (1989).
El análisis que se realizará, será sobre grabaciones comerciales,
mayoritariamente de cantaores con relevancia histórica. Esto permitirá un acceso a
una variedad mayor de fuentes, dentro de un abanico temporal y estilístico más
abierto que efectuándose grabaciones ad hoc con los cantaores actuales que puedan
prestarse. Ciertamente, además de posibilitar la investigación a nivel pragmático,
tanto en lo económico como en sincronización de calendarios y viajes, de esta manera
se obtendrá una perspectiva general de la debla desde 1948 (fecha de la primera
grabación) hasta nuestros días. De esta manera será posible observar distintos
recorridos musicales de cara a una descripción global de los comportamientos de la
afinación, ritmo, ornamentación, microtonalidad y modalidad, si bien, aplicar esta
metodología conlleva asumir dificultades o limitaciones en otros aspectos del
análisis. En cualquier caso, como se expondrá más adelante, el objetivo del estudio
no radica en la elaboración de un árbol filogenético de interpretaciones o cantaores,
los resultados en este sentido serán observaciones que permitan apuntar criterios
metodológicos para futuras investigaciones.
El proceso de selección del material, así como los criterios empleados, se verán
ampliamente desarrollados en la metodología.
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2 INTRODUCCIÓN TEÓRICA 2.1 EL ESTADO DE LA CUESTIÓN
2.1.1 BREVE INTRODUCCIÓN A LA BIBLIOGRAFÍA
Antes de abordar una revisión crítica de la bibliografía relativa al flamenco,
resultará conveniente ordenar y explicar las categorías en las que se han
conceptuado las fuentes consultadas:
- Un primer grupo, que conforma el grueso de la bibliografía empleada,
está integrado por publicaciones relacionadas directamente con el flamenco, que
albergan un contenido analítico musical. Dentro de este conjunto, se observan
distintos puntos de vista respecto a la metodología y a la línea de investigación, en
función de la formación o el área de especialización de cada uno de los autores.
Algunas aproximaciones a la teoría musical del flamenco nacen del prisma de la
armonía académica, tal y como se enseña en los conservatorios, otras desde el jazz o
la etnomusicología. Semejante pluralidad se traduce en diferencias al abordar
cuestiones como la modalidad, así como en general en la terminología empleada, en
la notación o en la persistencia de intentar llevar los fundamentos del flamenco al
terreno instrumental, ya bien sea pianístico o guitarrístico.
En los últimos años, a esta diversidad de acercamientos se ha sumado la
participación de investigadores especializados en matemáticas, etnomusicología
computacional o informática, revertiendo sus conocimientos en el flamenco a través
de equipos de investigación multidisciplinares. Esta variedad ha producido una
amplitud de miradas enriquecedora, aunque desde una perspectiva global el carácter
científico de la bibliografía flamenca pueda considerarse en sus comienzos.
Son comunes los casos en los que por no poseer el investigador
conocimientos específicos que le permitan transcribir, se apoya en un coautor
para elaborar análisis y ejemplos en partitura, como en los estudios en los que
filólogos e historiadores incluyen en sus textos ejemplos con fragmentos
analizados. Por otro lado, algunos autores poseen formación en diversas áreas,
aportando una interesante perspectiva híbrida. A pesar de lo que pudiera parecer, el
hecho de poseer una formación musical académica no ha garantizado en absoluto
la objetividad ni el rigor de algunas investigaciones flamencológicas.
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A continuación se detallan los autores relacionados con el flamenco que más
peso han tenido en la presente investigación, bien por suscribir sus teorías y/o
metodología, como por tratar de matizarlas o, en ocasiones, refutarlas: Berlanga,
M.A; Blasco, J.A; Cabrera, J.J; Donnier, P; Díaz Báñez, J.M; Fernández, L;
García Matos, M; Gómez, E; Gómez, F. Hurtado, D; Merchán, F; Mairena, A;
Molina, R; Mora; J. Navarro, J.L; Núñez, F; Pérez, E; Ojesto, P. y Rossy, H. Un
grupo altamente heterogéneo, difícil de clasificar en compartimentos estancos.
- En segundo lugar, se han consultado fuentes de investigaciones que, desde el
campo de la etnomusicología, y sin hacer una referencia expresa al flamenco, han
tocado temas afines a los tratados en esta tesis, especialmente aquellos referentes a
microtonalidad y ornamentación. Los autores más relevantes en esta categoría son:
Abraham, O; Adamo, G; Hood, M; Hornbostel, E.M; Nettl, B; Nijenhuis, E; Reina,
R; Seashore, C; Seeger, Ch. y Will, U.
-En tercer lugar, se ha recurrido a la bibliografía especializada en notación
contemporánea, tanto en forma de manuales como de partituras. Los autores más
destacables serían: Berio, L; Murail, T; Read, G; y Stone, K.
- Por último, aunque solapada con las categorías anteriores, quedan por
mencionar las fuentes relacionadas con la etnomusicología computacional o la
acústica no relacionadas directamente con el flamenco, en este caso realizadas por
investigadores como Guyot, P; Klapuri, A; Pollastri, E; Rossignol,S; Ryynänen, M;
Tzanetakis, G; o Weisser, S.
2.1.2 ASPECTOS CUANTITATIVOS DE LA BIBLIOGRAFÍA
Uno de los motivos del arranque de nuestra investigación sobre el flamenco -
allá por el año 1997- fue una reacción frente a la escasez de textos analítico-
musicales publicados en aquel momento, parcos en comparación con el conjunto de
publicaciones que abordan el flamenco desde perspectivas históricas, poéticas
antropológicas o socioculturales, así como transcripciones y métodos de guitarra
flamenca. Un marco teórico reducido, incluso parangonando el análisis musicológico
del flamenco con la atención que otras músicas como el gamelán indonesio, las
polirrítmias africanas o los videoclips de Madonna concentraban. A día de hoy esta
situación ha mejorado, pudiendo considerarse que el problema actual no se centra
15 "
tanto en la cantidad de publicaciones, como en la falta de rigor, el cainismo
imperante y la dispersión de corrientes predominante en parte de ellas, que hacen
imposible incluso sentar unas mínimas bases terminológicas. Se añora la
consolidación de un texto, certero, consensuado, enciclopédico y generoso, que
baste para clarificar la comprensión del flamenco desde el análisis musical.
Al iniciar el escrutinio del repertorio de las partituras vocales flamencas,
publicadas se encontró que eran (y siguen siendo) residuales. En gran medida esto
se debe a que la partitura no se utiliza en el contexto de la enseñanza flamenca
tradicional del cante. Las partituras vocales existentes responden en su mayoría a
transcripciones incluidas en publicaciones analíticas, sin una notación específica
consensuada.
La publicación de partituras de guitarra (ya sea la partitura tradicional, o más
comúnmente la cifra) coincidiendo con la popularización de la guitarra flamenca
solista, se ha infiltrado progresivamente en la pedagogía del instrumento a nivel
nacional e internacional. Muchas veces estos textos son métodos utilizados en un
aprendizaje en solitario por parte de personas sin acceso a un profesor de flamenco.
También se han multiplicado los métodos de percusión, implementando éstos una
notación apropiada a sus propósitos didácticos. Sin embargo, al nivel del cante, la
partitura permanece como una escritura ajena al cantaor, con lo cual queda campo
abierto para debatir y argumentar sobre el papel de la partitura en el flamenco, ya
que no existe una homogeneidad entre las publicaciones para voz, guitarra y otros
instrumentos.
La bibliografía flamenca comienza a escribirse en 1881 con recopilaciones de
cancioneros o estudios lingüísticos. A pesar del tiempo transcurrido desde entonces,
sigue existiendo una necesidad de profundización en aspectos melódicos, armónicos,
rítmicos y tímbricos, incluso quedando todavía algunos flecos de los aspectos
formales por definir, aunque en los últimos años se hayan producido -como
veremos- avances en todas estas áreas. En este sentido, el Centro Andaluz de
Flamenco (CAF) ha convocado y subvencionado proyectos de investigación,
muchos de ellos de carácter histórico o antropológico, mediante las ayudas a la
investigación del “Observatorio del Flamenco”. Algunos de estos proyectos versan
sobre temas cercanos al que nos ocupa.
"16
Es lógico que a principios de siglo XX surgieran reclamaciones apuntando a
la falta de estudios musicales sobre el flamenco, quejas como las que manifestara en
su día el compositor Manuel de Falla (Falla, 1922). Menos lógico resulta que,
cincuenta años después, R. Molina y A. Mairena escribieran:
«De capital importancia y por estudiar son la estructura melódica de los cantes, la
tesitura o región de la voz en la que cada cante se desarrolla, el estilo melódico
propiamente dicho o procedimiento usado para dar expresividad y perfil a la melodía»
(Molina y Mairena 1971:81).3
Desde la aparición de este texto de Molina y Mairena, y en especial en los años
postreros del siglo XX y lo que va de XXI, se han publicado nuevos libros y
artículos interesantes, así como abierto vías de investigación que han ayudado a
arrojar luz sobre comportamientos musicales no formulados o esquematizados
previamente, permitiendo a los profesionales entender y explicar mejor el flamenco.
Se cuenta con músicos y/o investigadores como Phillipe Donnier, el proyecto
COFLA (del que se tratará más adelante), Lola Fernández o Miguel Ángel
Berlanga, que han dado una nueva mano de pintura a la publicación flamenca; pero
aun así, incluso después de este empuje inédito, cada tanto sigue apareciendo
repetidamente en la bibliografía la misma queja de antaño:
«Sin embargo, el estudio técnico-musical del flamenco ha sido, a mi parecer, el aspecto
más abandonado. Salvo excepciones, flamencólogos, críticos y estudiosos han dedicado
su sabiduría, que es mucha, a estudiar el flamenco desde otros puntos de vista y cuando han
abordado el análisis específicamente musical ha sido, la mayoría de las veces, a través de
un vocabulario no técnico, insuficiente para definir hechos musicales concretos, hechos
para los que existe una terminología musical específica» (Fernández 2004:11)
A día de hoy, si se reune lo ya publicado en torno al flamenco, mayormente se
recopilan biografías, libros de introducción a sus orígenes y clasificaciones de los
palos (entre polémicas, exageradas y, en algunos casos, estrambóticas opiniones
divergentes, que abarcan posibles orígenes del flamenco desde los esclavos africanos
3 Nos gustaría subrayar la referencia a estudiar el procedimiento usado para dar
expresividad y perfil a la melodía, ya que concuerda plenamente con el objetivo de nuestra
investigación.
17 "
hasta los toreros). También abundan los métodos y partituras de guitarra, tal vez
simplemente debido a la proliferación de este instrumento en general, y no
específicamente de la guitarra flamenca.
Como ejemplo ilustrativo, y sin pretender que este aspecto adquiera relevancia
en esta investigación, se ha realizado un sondeo rápido, para ayudar a definir el
estado de la cuestión al respecto. Para mostrar cual es la situación de la bibliografía
que la sociedad demanda y a la que la comunidad flamenca tiene un acceso directo y
sencillo se ha llevado a cabo un estudio de dos librerías representativas cuyo catálogo
se halla expuesto en internet. La primera especializada en música en general, “El
Argonauta”4 es, en el momento del estudio, la única librería musical en Madrid,
abasteciendo a numerosas provincias españolas. La segunda librería, especializada en
flamenco, “Flamenco Vive”5, también se encuentra radicada en Madrid, tratándose de
una librería con gran reconocimiento dentro de la comunidad flamenca.
Este sondeo tan solo pretende dar una idea aproximada y no se le concede el
valor de un estudio riguroso del mercado o del estado de las publicaciones, que
sería merecedor de una tesis en sí mismo. Una aproximación de esta guisa implicaría
una revisión exhaustiva de los fondos de la Biblioteca Nacional y otras instituciones
relacionadas con el flamenco, así como publicaciones digitales y artículos
internacionales que tengan que ver con un tema tan amplio como el flamenco en
todas sus facetas.
Un estudio como el realizado servirá para ilustrar el estado de la bibliografía
utilizada por la comunidad musical, permitiéndonos al mismo tiempo una
comparación entre la bibliografía musical general y la específica de flamenco
(nacional e internacional) a la que el aficionado tiene acceso, algo que no es posible
circunscribiéndose al entorno exclusivo de las bibliotecas. En cualquier caso, las
publicaciones del ámbito académico directamente relacionadas con la debla, o con la
transcripción en el flamenco se explorarán a lo largo de las siguientes páginas.
4 www.elargonauta.com Última consulta 18-08-2013 5 www.elflamencovive.es Última consulta 18-08-2013
"18
La primera librería (“El Argonauta”) como se apuntó anteriormente, no se
encuentra especializada en flamenco, pero sí en música, con lo que los resultados que
se obtengan serán representativos de cómo se encuentra insertado el flamenco en el
seno de la publicación musical. Para hacer una comparación rápida y sencilla se ha
reducido la búsqueda a aquellas publicaciones etiquetadas con la palabra clave
"flamenco". En la página web6 de esta librería aparecen 210 títulos en la búsqueda.
De los 210, tan solo 132 están directamente relacionados con éste, el resto mantienen
una prudente distancia con el tema7.
De cara a la estadística que se derivará posteriormente, se parte de estas 132
publicaciones concretas. De ellas hay seis títulos que son libros de teoría y análisis
musical del flamenco, que abordan aspectos armónicos, melódicos o rítmicos, con
una terminología específica musical. Éstos no son de carácter divulgativo, ni están
escritos concretamente para guitarristas u otros instrumentistas, sino que se dirigen
-en castellano en la mayoría de los casos- a cualquier persona con unos
conocimientos musicales básicos que desee aproximarse al flamenco, sin importar el
lugar del mundo donde se halle, siempre y cuando sea capaz de entender el
castellano. Es decir, libros que permiten profundizar sobre las estructuras, las
reglas implícitas y los comportamientos del flamenco y que han sido escritos por
un total de cinco autores distintos: Lola Fernández, Manuel Granados, los hermanos
Hurtado (David y Antonio) y Pedro Ojesto.
Los seis libros de teoría musical del flamenco (en gris en la imagen) a los
que se hacía referencia en el párrafo anterior, suponen aproximadamente un 5% de
los 132 totales de la librería, habiendo, por otro lado 27 biografías, 25 libros de
carácter general sobre el flamenco y otros 25 de historia del flamenco. Nueve de
las publicaciones restantes abordan distintos aspectos relacionados con la guitarra y,
finalmente, seis tratan del baile.
6 Este muestreo se finalizó el día 19-08-2010, a pesar de que más adelante se haya producido la última consulta, para verificar la continuidad de la página. 7 Evidentemente, la búsqueda no resulta actualizada. El número de publicaciones desde la fecha en la que se elabora la estadística se incrementa a un ritmo de 2% anual aproximadamente.
19 "
Fig 01. Temática de los libros sobre flamenco encontrados en “El Argonauta”
Observemos a continuación, qué sucede con estas proporciones en un librería
específica de flamenco, en este caso en la tienda “El Flamenco Vive” donde el
número de publicaciones (libros y revistas) en su catálogo en internet es de 464.
Debe tenerse en cuenta que en esta tienda los métodos y partituras para baile y
guitarra se encuentran en una categoría aparte, sumando un total de 400 títulos, a
añadir a los 464 mencionados anteriormente.
De las susodichas 464 publicaciones, 86 son revistas, quedando como cifra
final 378 libros que forman el conjunto a analizar.
Fig 02. Todas las publicaciones de la tienda “Flamenco Vive”: porcentaje y valores absolutos
En " Flamenco Vive" los libros pertenecen a la categoría anteriormente
descrita como teoría y análisis musical del flamenco se reducen a cuatro (el 1,1%).
Es decir, las proporciones no se mantienen con respecto a la estadística anterior,
bajando de un 4,55 a un 1,1%.
"20
Fig 03. Temática de los libros sobre flamenco en “Flamenco Vive”
En resumen:
- El perfil de la tienda “El Flamenco vive” es distinto al de “El
Argonauta”, en primer lugar por esa inclusión en una categoría aparte de métodos
(y partituras) de guitarra y baile dirigida a intérpretes, categoría que no se
encontraba en “el Argonauta”. Además esta nueva categoría posee mayor cantidad
neta de métodos y partituras que de libros, lo cual indica un perfil de clientes
guitarristas, bailaores y percusionistas.
- Un segundo factor diferencial de “El Flamenco Vive” con respecto a “El
Argonauta” es el aumento, a más del doble, del número de publicaciones dedicadas
a cancioneros, letras y relación con la poesía en general.
- De lo anteriormente enunciado se desprende que el público de las dos
tiendas apunta a ser distinto: parece que el de “El Argonauta” es un perfil de persona
interesada en la música en general, que entra en el flamenco probablemente
desde un interés etnomusicológico, mientras que el de “El Flamenco vive” se
corresponde en mayor medida con un perfil de aficionado, estudiante o
profesional de la interpretación del flamenco. Sin embargo, la existencia de un
perfil comercial de cliente “no intérprete de flamenco” aunque se trate de un
músico, profesional o aficionado que se acerca a este género -incluso consumiendo
en mayor cantidad que el profesional- proporciona un objetivo final para la
publicación de determinado rango de estudios analíticos: un lector capaz de descifrar
en alguna medida las partituras. Esta conclusión, colateral al presente trabajo, sin
embargo proporciona un marco de acción fuera del ámbito académico a futuras
21 "
investigaciones de índole menos especializada, que puedan aplicar la metodología
aquí empleada.
- Las publicaciones de libros de teoría y análisis del flamenco en ”Flamenco
vive”, no ya en porcentaje, sino también en cantidades netas, son incluso más escasas
que en “El Argonauta”, siendo la cantidad total de libros de “Flamenco Vive” más
del doble, lo que parece indicar que el interés por los aspectos técnico-musicales
responde más al perfil de un público no especializado en flamenco, aunque
interesado en la música. En la estadística no se contabilizan, por no comercializarse
en tiendas, las tesis doctorales, los libros sin salida al mercado publicados por
fundaciones o entidades, ni tampoco los artículos de investigación que se
publican en revistas de ámbito musicológico general o en páginas especializadas de
internet, que representan una gran parte del conocimiento existente en la actualidad
en el ámbito académico.
De cara a la transcripción, los datos anteriores serán relevantes en la medida
en que la mayoría de las partituras de cante flamenco (no las instrumentales) se
encuentran insertadas en publicaciones de teoría y análisis. Al demostrarse que éstas
representan un porcentaje muy bajo de las publicaciones generales, puede
afirmarse que no sólo las publicaciones son escasas, sino también las
transcripciones del cante en este ámbito.
2.1.3 ASPECTOS CUALITATIVOS DE LA BIBLIOGRAFÍA
Entendiendo que un trabajo con carácter crítico se basa en el contraste y la
refutación de ideas ajenas, en esta investigación no se evitará debatir abiertamente
afirmaciones y teorías expuestas previamente por otros autores
Gran parte de la investigación flamencológica hasta los años 90 no se ha basado
en parámetros estrictamente musicales -al margen de ocasionales menciones- sino
en criterios geográficos, antropológicos, históricos, líricos u otros, manifestando el
divorcio existente entre el mundo flamenco y el académico musical, quién a
menudo ha tratado al flamenco desde la prepotencia. El pensamiento
postmodernista ha tardado más de la cuenta en aterrizar en los conservatorios,
pudiendo constatarse que aún no lo ha hecho en todos. Por otro lado el mundo
flamenco, no siempre sin razones, ha mirado con recelo al “músico de conservatorio”
"22
que se acercaba a sus puertas, si bien es cierto que en contadas ocasiones se han
entreabierto a pianistas con intenciones teorizantes.
Con estas palabras se expresaba Hipólito Rossy, aun siendo en su momento uno
de los pocos investigadores del flamenco con una formación musical académica:
“No voy a hablar en músico más que lo estrictamente indispensable” (Rossy
1966:10). De este modo el autor manifestaba una clara intención divulgativa o de
acercamiento a los miembros de la comunidad flamenca, bastante impermeable a los
intentos.
La obra de Rossy, de carácter analítico, es una de las más emblemáticas y
respetadas en una temprana literatura musical jonda. En ella se produce una
reflexión que ocupa un lugar importante entre los estímulos que han dado lugar
a la presente tesis: «La afinación en el flamenco ni gusta ni se exige» (Rossy
1966:104). A cualquier músico con una formación académica esta afirmación le
resulta provocativa y chirriante, sin embargo, estas palabras pueden inducir a una
reflexión sobre la relatividad del concepto de afinación, en la que se profundizará a
medida que avancen las transcripciones y los análisis de la debla.
En el discurso de Rossy, con frecuencia ciertas expresiones resultan
excesivamente sesgadas, como al definir el mirabrás como «alegrías degeneradas»
(Rossy 1966:100), o el exceso de pasión nacionalista en: «Los ritmos del flamenco
son fascinantes. No hay en el mundo canto y baile folklórico que posea su riqueza
de ritmo, tan expresivo y variado. Su belleza solo es comparable a la de sus
melodías» (Rossy 1966:106), obviando la música de tantas otros lugares, desde
Tanzania a Karnataka, objetivamente mucho más elaboradas en determinados
aspectos rítmicos. En esta misma línea de patriotismo exacerbado, coinciden ciertas
expresiones en su obra: «Lejos de haber sido los árabes quienes enseñaron a cantar a
murcianos y andaluces, el hecho ha sido al revés;» (Rossy 1966:47). Las
afirmaciones parecen provenir de la línea de pensamiento españolista de Felipe
Pedrell: «La música pues, no debe nada esencial a los árabes ni a los moros. Existía
antes de que ellos invadieran el suelo ibérico» (Pedrell 1958: 87 citado en Labajo
1996:265)
De manera similar García Matos sentencia: «Semejante rasgo (la armonía)
está y siempre estuvo ausente de la música de los árabes y de los moros africanos,
23 "
quienes, según ha llegado a comprobarse, son muy negados para la armonía o
polifonía (...)» (García Matos 1984:127) desmarcando la guitarra flamenca de
cualquier posible origen norteafricano.
Otro ejemplo de expresiones flamencológicas apocalípticas: «El flamenco
comercial es ese conglomerado de desechos con mucho color que ha conseguido
(...) roer la plataforma del flamenco puro, causando su decadencia y casi colapso».
El responsable de estas palabras no es precisamente de Jerez de la Frontera sino,
curiosamente, de los Estados Unidos: Mr. D.E. Pohren que a través de sus páginas
proporciona una perspectiva purista y proféticamente antiglobalizadora (Pohren
1962:43). Mr. Pohren, guitarrista y flamencólogo, insistió abundantemente en la
paulatina extinción del flamenco puro que él había experimentado, causada por la
traslación de la fiesta al escenario, reflexión en una línea paralela a la de
Hurtado y Hurtado (1998:28): «En los últimos años ha hecho su aparición un
elemento que sin duda alguna es el que más daño ha provocado al Flamenco: nos
estamos refiriendo a la fusión.»
Podríamos seguir aportando numerosas citas para definir el contexto en el que se
han desarrollado durante décadas gran parte de las publicaciones sobre el flamenco.
Sin embargo, cerraremos con una anécdota representativa, publicada en Hoces
(1982:157) la cual relata (de enésima mano, recordemos su aparición en Falla
1972:148-51) el encuentro del renombrado compositor Mikhail Glinka con un
guitarrista flamenco murciano, del que se afirma "no sabía música" (¿qué concepto
de música finalmente subyace en los propios defensores del flamenco?). Sabas de
Hoces intenta convencernos de la gran virtud que supone la imposibilidad por
parte del guitarrista flamenco de repetir dos veces un mismo fragmento de manera
literal. Por las mismas, de Hoces destaca la ineptitud del “Mozart ruso” para entender
que en el flamenco no se repite nada literalmente, adoptando un cierto tono de mofa
por la aplicación en cantidad y calidad de esas influencias españolas en la música
del compositor. En lo que no repara es que si bien Glinka mostró el suficiente
interés para desplazarse, preguntar e intentar -infructuosamente- anotar algunos
compases de guitarra flamenca, el guitarrista flamenco probablemente nunca
demostró el menor interés por la música del ruso, o al menos de ello no ha quedado
anécdota.
"24
Si el hecho de que se encuentren estas actitudes reaccionarias en la literatura
divulgativa resulta chocante, el que aparezcan otras del mismo calado en tesis y
artículos de investigadores, doctores universitarios, en el siglo XXI, da una idea del
panorama que aún impera en algunos círculos académicos.
Como muestra, las palabras de J. Blasco:
«Por supuesto, si tomamos ejemplos del serialismo integral podemos apreciar que el
dislate que enjuicio empieza a ser monumental. La utilización de este tipo de
escrituras, absurda a todas luces menos para el que la usa y para sus epígonos, quizás
tenga una explicación en el mantenimiento a ultranza de la idea de necesidad de
desarrollo y de progreso de la música que habita en las cabezas de muchos
compositores denominados contemporáneos y esto es lo que me parece importante
plantear en este artículo. Dichos compositores y sus seguidores no digamos, parece
que se han visto obligados a continuar dichas ideas –en muchos casos ellos lo
afirman de manera explicita (sic) en sus escritos– porque las creen un símbolo de
distinción artística y de originalidad estética, cuando en su gran mayoría solo son
un signo de sumisión a los poderes culturales existentes, cuando no pura y simple
manifestación de incapacidad para escribir otras cosas, por ejemplo, música.»
(Blasco 2012:310).
Para, a continuación, enlazar la idea anterior con el flamenco:
«Debo añadir, por último, que no habría sacado a colación ciertas “estéticas
contemporáneas”, ni las ideas de “desarrollo” y “progreso” aplicadas a la música
(puesto que nada tienen que ver aparentemente con el flamenco) si no pensara que
son las causantes de la deformación de los pensamientos musicales que al respecto
del pulso, del ritmo y del compás, mantienen muchos músicos y musicólogos
clásicos y también de un gran número de teóricos y de músicos flamencos» (Blasco
2012:311)
Se observan distintas manipulaciones dialécticas, dirigidas a generar una
conclusión preconcebida: en primer lugar, se asigna una importancia
desproporcionada al serialismo integral, una práctica experimental concreta que
ocupa un espacio muy reducido en la producción de la música contemporánea y de
la mayoría de los autores que la han practicado, aunque a nivel teórico se incluya
frecuentemente en los programas de estudio como ejemplo de un sistema de
composición extremadamente organizado. Cargado de inquina, Blasco descalifica de
un plumazo a compositores como Messiaen, Boulez o Stockhausen, usuarios de estas
técnicas, calificándolos de sumisos e incapaces, saltando por encima de su unánime
25 "
valoración internacional. Pero el punto álgido se alcanza a continuación, en un acto
hiperbólico sin precedentes, al culpar a estos compositores de que en España se
confundan los compases de 6/8 y 3/4, como si la música contemporánea se hubiese
constituido en algún momento de la historia en una imposición abductora en la
educación musical nacional. Nada más lejos de la realidad. Por otro lado, en la
tesis doctoral de Blasco se encuentran apreciaciones teóricas francamente rebatibles,
expuestas como verdades absolutas: «Es sabido que sobre el acorde de Dominante del V grado del modo Mayor se
pueden usar diferentes escalas para componer melodías, empezando por el modo
diatónico correspondiente, que en el modo mayor es la llamada escala “Mixolidia”, y
siguiendo por las escalas “Disminuida simétrica”, la “Lidia dominante” o la
“Alterada” entre otras. Pero la más apropiada cuando se usa el III grado del modo
mayor como dominante del VI grado de la tonalidad (como se hace en los cantes
flamencos) es precisamente la escala “Frigia”» (Blasco 2008:54)
En el caso del dominante V7/VI, la escala aceptada en los tratados de armonía
moderna suele denominarse como Mixolidia b9b13, que incluye la tercera mayor
del acorde (por ejemplo, en castellano, puede consultarse Herrera 1988:103). El uso
de la escala frigia sobre un dominante, en el lenguaje de jazz es tan solo una
simplificación práctica y colorística, que obvia la tercera mayor.
La falta de rigor en los datos musicológicos hace tambalear asimismo la
fiabilidad de otras publicaciones: Ricardo Molina y Antonio Mairena usan muy
esporádicamente la terminología musical, pero en uno de estos excepcionales
momentos sentencian: «Las bulerías llevan tan sólo el ritmo base 6/8. Su carencia
de ritmo interno es motivada por la rapidez del tempo (...)» (Molina y Mairena
1971:80). Aunque nos refiriésemos a la bulería más antigua, de acentos menos
marcados, las bulerías se desarrollan, o al menos se representan mejor dada su
distribución irregular de acentos, en un compás de amalgama de 6/8+3/4, que
ocasionalmente puede permanecer en 6/8, o en 3/4 en el medio compás. La
afirmación de Molina y Mairena no tendría mayor trascendencia si éste no fuera
uno de los libros básicos de referencia de la década de los 70, a pesar de la
polémica que levantan sus afirmaciones sobre la racialidad del flamenco, como: «Y,
finalmente, siendo expresión radical de Andalucía es esencialmente gitano» (Molina
y Mairena 1971:16).
"26
Las transcripciones de la publicación anterior fueron realizadas por Mauricio
Ohana (suponemos que la idea del 6/8 en las bulerías sería suya), reputado
compositor contemporáneo, lo cual hace suponer que los autores del texto (Molina y
Mairena, poeta y cantaor respectivamente) y sus editores no poseían cualificación
para cotejarlas. Es un ejemplo de la distancia que separa la flamencología tradicional
de la musicología. En el interior del libro de Molina y Mairena, tan solo aparecen
cuatro ejemplos transcritos en partitura, correspondientes a esquemas rítmicos,
firmados por Mauricio Ohana (aparentemente consensuados con Narciso Yepes y
Odón Alonso). En uno de ellos (Molina y Mairena 1971:173) se define la seguiriya
como un cante en 7/8 en polirrítmia con la guitarra en 6/8. Parece que los autores
confiaron ciegamente en el compositor, presentando una información, que en el
mejor de los casos sería muy matizable. No aparece ninguna transcripción melódica
a lo largo del texto, a pesar de su queja expresa sobre este mismo asunto.
Con respecto a las incursiones etnomusicológicas en la bibliografía flamenca,
se encuentran equivocaciones como las de H. Rossy, que insiste por dos veces en
que la escala indostánica está dividida en 17 grados y la árabe en 22 (Rossy 1996:
25; 104). Así lo heredan y repiten los hermanos Hurtado (Hurtado y Hurtado
1998:23) y Ojesto (2008:19), demostrando un efecto epidémico de los errores, si
bien, por otro lado, se encuentra correctamente expresado en autores como Romero
Jiménez (1996:Vol I:47), Hoces (1982) o Cruces (2003:21). Sin embargo, en
estas mismas páginas, Romero Jiménez indica que la escala fundamental de la
India es la “armónica”, (Cruces lo hará también) cuando tanto el indostánico como
el carnático son sistemas no temperados constituidos por ragas, cuyo concepto dista
bastante del occidental de escala y en el que se producen distintas combinaciones,
con distintos número de grados, dentro de los 22 posibles8.
A pesar de éstos y otros deslices, el interés de los flamencólogos por las
culturas ajenas denota un cambio de actitud en el mundo de la investigación que - 8 Aunque el concepto más ampliamente aceptado es el de 22 srutis, existe diatriba al respecto en ámbitos especializados, al menos dentro de la música carnática, en general con la posibilidad de que se produzcan más dentro del sistema, que no de cada raga, que podrá manejar un subconjunto de éstos, pero también con la reducción a 12 swarasthanams (Krishnawamy, A. 2003 y 2004b). Este autor, en cualquier caso, parte en sus investigaciones de la flexibilidad de estos grados (Krishnawamy, A. 2004a). En nuestra opinión esta reducción, en el mejor de los casos, no responde a la forma en la que se estudia la música carnática, ni a la imagen sonora de los intérpretes.
27 "
como denuncia F J. Núñez- se encuentra plagada de etnocentrismo: «Las investigaciones musicológicas sobre el flamenco, generalmente construyen
hipótesis a partir de análisis etnocentristas, contando con pocas transcripciones
fidedignas, propagando consecuentemente interpretaciones erróneas.» (Núñez,
Molina y Espín 1991: Apéndice B).
Habría que subrayar la amplia formación multidisciplinar de F. Núñez, que
le aporta una visión especial de la escena flamenca.
Desde otro prisma, y en palabras de J. Labajo: «Spain-Andalusia, romanticism- present time become a unit whose unfathomable
resistance to analysis is attributed to its mysterious and arcane origins in the life
side by side of Arabs and Gypsies. The mystery and the myth continue, even
nowadays, for the delight and benefit of many, used by some politically in the past
(Washabaugh: 1996), and by others economically in the present. (Poutet: 1995)»
(Labajo 1997:1)
Entre toda esta multiplicidad de enfoques y desenfoques, se intentará aportar un
punto de vista novedoso, tanto por las influencias del mundo de la música
contemporánea, cuanto por centrarse en aspectos poco estudiados hasta el momento,
como la ornamentación y la microtonalidad.
2.1.4 PROBLEMAS TERMINOLÓGICOS EN LA BIBLIOGRAFÍA
PRECEDENTE
Es patente la necesidad de una terminología unificada en el flamenco. El caso de
la denominación de los modos es especialmente representativo, con el consabido uso
del término “modo de Mi” (Berlanga 2002, Donnier:1998, Pérez 1996 o Núñez,
Molina y Espín 1991) incluso haciéndolo equivaler en ocasiones al “modo
dórico”, con una terminología arcaica que provoca una tremenda confusión.
Todavía se complica más cuando los autores intentan trasplantar las propiedades de
los antiguos modos a los actuales. Por ejemplo, en la propuesta de Hoces (1982:6),
en la que citando a Dionisio Preciado, aduce que la cadencia andaluza debería
denominarse dórica, ya que es descendente como la antigua escala dórica
preambrosina, mientras que los modos gregorianos son ascendentes. Finalmente se
enmaraña una cuestión que, debiendo ser muy simple, ya se encuentra rodeada de
abundante niebla.
"28
Uno de los términos más discutibles de la musicología flamenca ha sido la
acepción de “bimodalismo”. El significado que se le suele conferir a este concepto en
la literatura flamenca es el de la alternancia entre dos modos distintos, sin embargo
en la acepción de José Romero Jiménez, pianista y compositor proveniente del
ámbito académico leemos: «En realidad toda la estética musical flamenco es bimodal, es decir que se mueve
simultáneamente en dos modos distintos. En efecto, se nutre tanto del Sistema
Arábigo-Andaluz como del Modo Menor (Modalidad armónica) del Sistema Musical
Europeo» (Romero Jiménez 1996: Vol I:86).
Es evidente que existe una contradicción entre ambas ideas: alternancia y
simultaneidad.
Términos similares como polimodalidad, politonalidad, o menos frecuentemente
bimodalidad y bitonalidad, aparecen en la literatura precedente de análisis
musical, más frecuentemente refiriéndose a situaciones de simultaneidad, sin
embargo en otros ámbitos indica alternancia (Magrini 2004:182). Parece que el
término bimodalidad ha llegado trasplantado para permanecer en el flamenco con
esta segunda acepción. La cuestión es cómo denominar a los casos de bimodalidad
simultánea cuando estos aparecen.
Entre las principales características diacríticas del flamenco, presentes en los
llamados “palos modales” desde la seguiriya hasta la taranta9, se encuentra el
hecho de que la tónica, que melódicamente sigue una escala principal con tercera
menor, se armonice con un acorde mayor. Aunque, aparentemente, esta peculiaridad
armónica no debiera influenciar el análisis de un palo sin acompañamiento como la
debla, lo cierto es que entre las notas que aparecen en la melodía de ésta se
reproducen comportamientos similares, haciendo uso tanto de la tercera mayor
como de la menor.
En la bibliografía precedente se localizan distintas teorías acerca de cual es el
contexto escalístico y/o modal que propicia esta dualidad entre mayor y menor,
planteando diversas escalas e interpretaciones:
- Eric Pérez aporta como ejemplo una seguiriya en “Modo de Mi sobre La”
es decir, La frigio, aunque sin señalar específicamente que el acorde de tónica es
9 Véase Fernández 2004:125-26 para una clasificación armónica exhaustiva.
29 "
mayor. La aparición de notas ajenas al modo frigio se contempla como la de
apoyaturas.
También, dentro de los análisis efectuados por este autor, aparece el modo locrio,
no así escalas artificiales de más de siete grados. (Pérez 1996:66).
- Romero Jiménez exhibe numerosas escalas y cadencias que contienen tanto
el tercer grado menor como mayor, haciendo referencia a la tónica modal del
acorde mayor, en este caso de dominante (E7). Sin embargo, explica dicho acorde
como resultado de una interacción entre su función como dominante de La (tocar por
el medio en la guitarra) y tónica modal de Mi (tocar por arriba en la guitarra), lo que
parece sugerir que provenga de una solución ergonómica guitarrística. (Romero
Jiménez 1996 Vol I:145).
- Pedro Ojesto se refiere a un “modo primitivo flamenco” (coincidente con
la escala frigia descendente) con una armonización divergente, también cita la
escala flamenca (o quinto grado de la menor armónica, o mixolidia b9b13, o "frigia
mayor" en otras denominaciones) que páginas después aparece como modo flamenco
y más tarde como tono flamenco (Ojesto 2008:36-46). Denomina como modo
“frigio mixto“ de ocho notas, al frigio con el añadido de la tercera mayor, para
finalmente introducir la “tonalidad flamenca”10.
- Con respecto a los modos, Lola Fernández (Fernández 2004:58-71) hace una
distinción por la que los modos griegos, en concreto el jónico y el frigio, se
presentan como modos exclusivamente melódicos, así como el " frigio mayorizado"
(el modo que detenta las mismas notas que las anteriores "escala flamenca",
"escala andaluza"…) pasa a llamarse "modo flamenco" cuando incluye melodía y
armonía.
El origen del acorde de tónica mayor (en este caso triada) simplemente surge,
en opinión de Fernández, al mayorizar la escala frigia, como parte de la cadencia
flamenca sobre el primer grado (I), cadencia que se diferencia de la andaluza que
reposa sobre el V (Fernández 2004:81-83). Esta misma distinción aparece planteada
por Herrero Rodes (2008:248-49). 10 Esta última, para Ojesto, posee las notas de la escala flamenca, pero aclarando, que los acordes de la tonalidad flamenca no son los que se forman a partir de los grados diatónicos de la escala, sino de una mezcla entre acordes resultantes de la escala flamenca y acordes resultantes de la tonalidad mayor (en el mismo caso Fernández (2004:77) nos dice que la mezcla es con la frigia).
"30
-Julio Andrés Blasco centra una parte importante de sus esfuerzos en
demostrar que la cadencia andaluza es de origen tonal y no modal, para justificar el
acorde mayor de tónica en el flamenco modal, estableciendo un paralelismo con las
resoluciones de cadencia frigia en piezas de J.S. Bach o Joachim a Burgk11.
Blasco extrapola las conclusiones de la cadencia frigia a la andaluza y a su vez a
la flamenca, si bien el acorde V6 no denota una sonoridad excesivamente flamenca,
a diferencia del bIII, que se produce originalmente en la progresión IVm; bIII; bII;
I(7). (Blasco 2008:72; Blasco 2009:82).
De las teorías de J.A. Blasco, se deduciría que todos los toques por el medio ya
no se considerarían en La, sino en Re menor y los toques por arriba pasen a ser en La
menor, lo cual no podría provocar más que perplejidad en los intérpretes flamencos.
-Sustentan los hermanos Hurtado (Hurtado y Hurtado 1998:24) que la
armonía flamenca se basa en la escala frigia (con alteraciones ocasionales) o
“modo de Mi”, más los modos mayor y menor (el uso de los términos modo mayor
y menor es literal), afirmando erróneamente que estos dos últimos son los únicos
que se practican actualmente en la música occidental, obviando el uso del modo
dórico en el Jazz, en la denominada música celta, o en el grupo The Police, por no
hablar del modo Lidio en melodías como las de la famosa serie televisiva Los
Simpson (a menos que esto no se considere música occidental). Los hermanos
Hurtado definen el llamado bimodalismo como «una mixtura de modo frigio y la
tonalidad mayor, que tiene como tónica el sexto grado del modo» (Hurtado y
Hurtado 1998:25) que suponemos se entiende como la causa de la aparición del
acorde mayor sobre el primer grado en la armonía, ya que no aparecen referencias
específicas al hecho. Matizan años más tarde la terminología, sosteniendo con
rotundidad que el modo frigio en el flamenco no tiene nada que ver con el antiguo
modo griego (Hurtado y Hurtado 2009:17).
En resumen, la denominación de las escalas es bastante confusa: la escala
andaluza se encuentra como escala “Frigia Mayorizada” para Fernández, "Frigia
Flamenca" en Castro (2010:24), “Escala flamenca” y base del “Modo Frigio Mixto”
en palabras de Ojesto, “V modo de la menor armónica” para Blasco, así como para 11 Autor de finales del siglo XVI. La fecha está errada en De La Motte 1989:19, al menos en la edición en castellano, y consiguientemente en Blasco 2008:73 y Blasco 2009:84.
31 "
Díaz-Báñez es el "modo frigio dominante" (Díaz-Báñez et al. 2010: 33). Esta escala
se compone de un primer tetracordo armónico (el segundo de la escala armónica) y
un segundo tetracordo frigio (el primero de la escala frigia). En otros estilos
musicales se denomina "frigia alterada", "Freygish" (para los intérpretes de Klezmer)
o "frigia dominante".
Fig 04. Escala “Andaluza de Mi”, por Romero Jiménez
La siguiente escala, de aparición ocasional en el ámbito armónico, proviene de
la alteración de la escala frigia. Se podría asimismo contemplar como una escala de
Re menor armónico, comenzando en su segundo grado (Mi).
Fig 05. Escala propuesta por los hermanos Hurtado (Hurtado y Hurtado 1998:25)
Fig 06. Síntesis de la escala “escala autóctona andaluza” expuesta por Romero Jiménez (1996 Vol
I:108-9)
La “escala autóctona andaluza” contiene en la forma ascendente el grado III y en
la descendente el bIII. Es una escala de ocho notas con tercera mayor y menor, que,
además de Romero Jiménez también postula Lola Fernández (2004:62), explicándola
como suma del modo frigio y el modo frigio mayorizado, pero sin adjudicarle un
nombre específico. En la teoría de Pedro Ojesto (2008:37) aparece como “Modo
frigio mixto”.
Otro ejemplo de terminología compleja y ambigua, que provoca confusión o
escepticismo en el lector es la famosa expresión ”enarmonismo como medio
modulante” (Falla 1972:143), que define oscilaciones microtonales y/o tímbricas,
usando el término modulación, cuyo significado musical está tradicionalmente
asociado a un cambio de tono y/o modo, como ya contempla Falla. Heredada de
"32
autor en autor, esta expresión se subraya en los textos de Ojesto (2008:18), Núñez
(Núñez, Molina y Espín 1991: Apéndice B), Cruces (2003:20) y, parcialmente, por
Batista (1985:10). Otros ejemplos, algunos de ellos menos cultistas, son los
términos utilizados por Romero Jiménez: "grito supremo", "sonido mágico
supremo", "melopeas disonantes" o “comacromatismo“ (Romero Jiménez 1996:Vol
I:33).
En general, este cúmulo de teorías ha generado diferentes terminologías para
los mismos fenómenos. Al no existir un ámbito académico unificador, de momento
no se vislumbra una solución rápida a esta dispersión y a la confusión que produce.
2.1.5 RESISTENCIA TRADICIONAL A LA PARTITURA
La resistencia a la notación musical nace de una desconfianza sobre la capacidad
representativa de la partitura, rastreable hasta el siglo VII con San Isidoro de
Sevilla. Cada vez que se plantea una renovación notacional importante (llámese
neuma, pentagrama, partitura gráfica o notación proporcional) suele generarse una
fuerza de oposición a la introducción de nuevos elementos que distorsionen la rutina
de lectura adquirida. Sin embargo, los cambios notacionales responden a
necesidades evolutivas, compositivas o de transcripción de la propia música, que se
imponen inexorablemente a lo largo de los tiempos, situándose libremente en
distintos puntos sobre el continuo dado entre lo prescriptivo y lo descriptivo.
Estos términos fueron introducidos primeramente por el musicólogo C. Seeger,
constituyendo en principio la notación prescriptiva una herramienta orientada para
el intérprete, que ejecutará el código en ella impreso, y la notación descriptiva,
aquella que reporta cómo una determinada pieza ha sonado a nuestros oídos
(Seeger 1958:168), es decir, de carácter analítico. Estos mismos conceptos aparecen
en Nettl (2005:79), así como también encontraremos referencias a la dicotomía entre
prescripción y descripción en el ámbito flamenco en Donnier (1998) y Berlanga
(2002).
Los símbolos que surgen de la necesidad de representar una nueva técnica
interpretativa en un contexto musical específico, son susceptibles de reutilizarse
en partituras de situaciones musicales similares. Paralelamente, resulta habitual la
extracción de ideas compositivas a partir de análisis y transcripciones de
33 "
interpretaciones que incluyen este tipo de aspectos novedosos. Se trata, pues, de un
proceso multidireccional, en el que, al mismo tiempo que evoluciona la notación
conforme a la interpretación, también se expande la paleta creativa del creador
mediante la investigación musicológica. La renovación notacional implica el
reconocimiento y la incorporación de nuevos conceptos, aunque nazcan basados en
elementos preexistentes; dichos conceptos a su vez impregnan en una larga cadena a
otras situaciones de composición o transcripción.
Bruno Nettl hace referencia a las posibilidades que la notación tiene para
adaptarse a las distintas situaciones: «Transcription is used to solve specialized problems, and for this many kinds of
techniques mechanical and manual, have been developed, included notation based on
a culture’s own notation system, or simplifications as a solmization or various sorts
of graph arrangements. The point is that a transcription or notation system may be
developed to solve a particular problem in the music of a specific culture.» (Nettl
2005:89).
Causa y efecto de la carencia de base teórica de análisis en la que durante años
ha nadado la musicología flamenca, es la dificultad de adaptar la notación
musical occidental a la transcripción de fenómenos sonoros que, siendo comunes
en el flamenco, lo son menos, o no lo son, en la tradición académica occidental.
Fenómenos en numerosas ocasiones asociados a la voz, a sus inflexiones y
ornamentación, aunque también a cuestiones rítmicas y armónicas. Con respecto a
este tipo de situaciones declara José Luis Navarro: «Sabemos que no existe ningún
código que sea capaz de atrapar por completo entre sus signos ese mundo tan sutil
que puede crear la voz humana» (Navarro e Iino 1989:5). A pesar de que con estas
palabras pareciera cuestionar la funcionalidad de la partitura aplicada al cante,
Navarro salpica su libro sobre los cantes de las minas con numerosas
transcripciones de voz, realizadas por Akio Iino. En sus páginas, el autor parece
apoyarse gráficamente en ejemplos en partitura con un estilo de notación que
denominaremos “notación neutra”.
Esta “notación neutra” puede definirse como aquella que utiliza los mismos
códigos, independientemente del estilo musical transcrito. Es decir: se trata de un tipo
de escritura musical básica con vocación universal en sus símbolos, en la que se
presupone el conocimiento del repertorio y sus técnicas por parte del lector, de cara
"34
a poder recrear peculiaridades estilísticas no específicamente transcritas (en especial
las ornamentales, aunque no en exclusiva); de este modo, el receptor de la
partitura la completará en función de su experiencia del género musical transcrito.
Como ejemplo de estas características en las partituras de Navarro, en uno de los
ejemplos aparece la siguiente expresión sobre el pentagrama: con vibr. flam. (con
vibrato flamenco). Una indicación verbal que circunvala cualquier descripción
concreta del vibrato, dejando libertad para una plétora de posibles interpretaciones
en cuanto a amplitud y frecuencia, siempre y cuando se consideren estilísticas.
Éste es el tipo de notación común en la tradición occidental prescriptiva.
Paradójicamente, al mismo tiempo, en el texto de Navarro en el que se aboga
por la simplificación notacional, el autor propone la creación de dos nuevos
signos específicos para el flamenco “en aras de una mayor precisión” (Navarro e Iino
1989:5).
En ocasiones, tras el argumento de la falta de representatividad de la partitura
puede subyacer tanto la idea de la presencia de fenómenos sonoros no
transcribibles, como la de elementos emocionales, del ámbito de experiencial, que en
realidad lo que son es difícilmente verbalizables, más allá de su transcripción
musical. A lo largo de la bibliografía flamenca se observa una voluntad
investigadora frenada en lo relativo a los aspectos ornamentales, tanto por una visión
conservadora de las posibilidades de la transcripción, como por una falta de
herramientas precisas. Sin duda, la integración del repertorio simbólico
contemporáneo permitiría resolver efectiva y elegantemente numerosas situaciones
de transcripción conflictiva o insuficiente.
Décadas antes que J.L. Navarro publicara sus “Cantes de las minas”, texto al que
se hacía referencia anteriormente, D.E: Pohren, refiriéndose a la enseñanza del
flamenco ya afirmaba:
«El magnetófono es muchísimo mejor que cualquier sistema de notación
musical, pues es la única forma en que puede conservarse el aire de un toque»
(Pohren 1962:164) o «…aunque uno no puede aprender de un papel ninguno de los
aspectos importantes del flamenco» (Pohren 1962:166). Al igual que Navarro,
tampoco Pohren reniega totalmente del uso del pentagrama, aunque lo relega a un
papel sustitutivo, de emergencia, en una especie de competición con la transmisión
35 "
oral. Es curioso que los mismos principios que se esgrimen en los foros flamencos
para criticar la partitura como un código estático y rígido, concebido para repetir
la misma pieza lo más literalmente posible en cada interpretación, de manera
esterilizadora para la creatividad del intérprete (acusaciones no carentes de sentido
circunscritas a ciertos períodos y estilos) no se apliquen a la imitación de una
“escritura” literal absolutamente inflexible como la grabación sonora.
La actitud de Pohren frente a la partitura denota un concepto de ésta como una
herramienta fundamentalmente prescriptiva, destinada fundamentalmente a la
interpretación. Una partitura prescriptiva flamenca se construiría en base a un
conjunto de reglas de notación, tácitas o expresas, dirigidas a la ejecución por
parte de un hipotético intérprete, algo completamente inusual en el mundo del
cante, si bien no tanto en el de la guitarra. Frente a esta noción prescriptiva se
encuentra la de partitura descriptiva, de la que J.L. Navarro se sitúa más cercano, y
que trata de reflejar fielmente mediante la transcripción una música previamente
escuchada.
Existen muchas formas y grados de prescripción y descripción. Apoyándose en
una imagen actual, un tipo de partitura prescriptiva, pero al mismo tiempo abierta,
similar en algunos aspectos a la que se encuentra generalmente en los libros de
teoría musical del flamenco, sería el guión de jazz. En éste, la partitura sirve de un
modo esquemático al intérprete, que puede modificar la melodía y la armonía
dentro de los parámetros del estilo y elaborar un solo sobre los cifrados y la forma
descrita. Una notación prescriptiva de estas características no trataría de congelar el
flamenco, de hecho, desde que existe la grabación, la supervivencia del flamenco
tradicional no depende de la partitura.
Para resumir una de las líneas de opinión más comunes de la literatura
flamencológica acerca de este tema, mostramos estas palabras de F. J. Núñez :
«(...) poco interesa editar una partitura que refleje con exactitud la tonada de un
determinado cante, que esté repleta de signos no convencionales como indicadores de
cuartos de tono, modulaciones no enarmónicas, y otras muchas características de la
que (sic) melodía flamenca» (Núñez, Molina y Espín 1991: Apéndice B).
Desde un punto de vista actual, la no convencionalidad de la notación de los
cuartos de tono es bastante discutible, al menos en este lugar y momento de la
"36
historia. Pero además, si los cuartos de tono existen convencionalmente en la música
¿porqué ha de resultar no convencional su transcripción? (Nótese que vuelve a
rondarse la terminología de “enarmonismo modulante”, ya comentada
anteriormente).
Más adelante en el párrafo, este mismo autor comenta:
«Los modelos melódicos, tipos de inflexiones, glosolalias, ripios, etc. como
elementos básicos de la melodía flamenca sí podemos transcribirlos a la hora de
reconstruir la melodía flamenca, a fin de aclarar los orígenes e interacciones entre
géneros.» (Núñez, Molina y Espín 1991: Apéndice B).
En este fragmento de texto asistimos a una distinción subyacente entre los usos
de una partitura prescriptiva y otra descriptiva, ya que parecería contradictorio
hablar de microtonalidad como un fenómeno ajeno a las inflexiones. Para Navarro,
la ornamentación es considerada más relevante que la microtonalidad, diferenciada
de ésta y no lo suficientemente importante para compensar la entrada en juego de
nuevos símbolos.
En general, en la transcripción vocal del flamenco se observa una tendencia a la
simplicidad notacional "neutra", paralela al pensamiento de que la simbología
académica tradicional no termina de ser capaz de representar el flamenco.
La necesidad o no de partitura en el ámbito flamenco y su grado de definición,
no deberían manifestarse como verdades absolutas. Para la transmisión del cante
tradicional, es evidente que la partitura no ha sido ni es necesaria desde el punto
de vista prescriptivo. Sin embargo, este género ha evolucionado exponencialmente en
las últimas décadas del siglo XX y la primera del XXI, con influencias externas que
hacen que la partitura ahora sea un elemento favorecedor del diálogo con
músicos de otros estilos. Por otro lado, desde el punto de vista descriptivo, que
responde a la naturaleza humana de interesarse por la cultura propia o ajena, la
partitura occidental es una herramienta importante de comunicación. Por esto, si
se quiere comprender el flamenco desde fuera, o incluso desde dentro con una
óptica distinta, es relevante considerar un apoyo en la partitura (a falta de otro
código mejor), que permita desgranar los mecanismos musicales en un lenguaje
propio, por no mencionar los beneficios profesionales que puede aportar a cierto
perfil de intérprete flamenco la posibilidad de apertura a otros repertorios.
37 "
Al contrario que otros autores, no se observa en la notación un peligro para
la conservación del flamenco, sino una oportunidad para su desarrollo.
2.1.6 TRANSCRIPCIÓN: UNA PARTITURA ADAPTABLE
ACTUALIZADA
El uso de las partituras en la transcripción musicológica puede darse en distintos
niveles, que responden tanto a posicionamientos estéticos, como a la meta que
persigan éstas. Por ejemplo, unos de los investigadores más destacados del flamenco,
Miguel Ángel Berlanga, alejado de las posiciones puristas, apuesta por la
simplificación de la partitura. Partiendo de principios afines a los del etnomusicólogo
Sihma Arom, Berlanga defiende la idea de que cada transcripción puede y debe ser
distinta en función -entre otras cosas- de su finalidad, construyendo su trabajo
alrededor del concepto de pertinencia de los rasgos de un repertorio. (Berlanga
2002:150-151). Mientras S. Arom, aboga (al menos teóricamente) por representar los
rasgos pertinentes de un repertorio tras consensuarlos con los intérpretes (Arom
1985:220). Posteriormente tanto Berlanga (2002:150-152), como el etnomusicólogo
Ramón Pelinski matizan posteriormente esta cuestión (Pelinski 1995:8).
Usando la misma terminología que propone Berlanga, esta investigación
intentará demostrar la estricta pertinencia de la microtonalidad y la
ornamentación en numerosas situaciones de análisis, si bien, por razones implícitas
en la metodología empleada, no se cotejarán con la opinión de los intérpretes, en su
mayoría fallecidos. Dicha valoración de microtonalidad y ornamentación se separa de
la de la mayoría de las posiciones flamencológicas previas, para las que sólo las
notas estables en el tiempo se consideran pertinentes, incluso cuando en ocasiones
dichas notas puedan tener una duración neta menor que el conjunto ornamental
que “las acompaña”.
Uno de los autores que históricamente ha ejercido más influencia en el ámbito
de la transcripción en partitura ha sido Erich von Hornbostel, específicamente a
través de su artículo Suggested methods for the transcription of exotic music
(influencia que creemos reconocer en Berlanga de manera directa o indirecta). El
texto original de Hornbostel data de 1909 (Abraham y Hornbostel 1994).
Evidentemente, el estado de la notación musical en 1909, aunque se hubieran
"38
desarrollado el uso de ciertas herramientas e incorporado el concepto de notación
gráfica, estaba aún por sufrir una revolución simbólica importantísima. En esos
momentos Hornbostel abogaba por la claridad de la notación, así como por su
simplicidad, pero pronto surgiría el cambio en los recursos gráficos que habían de
expresar las ideas musicales de generaciones de compositores posteriores, desde la
línea más ortodoxa hasta la más experimental. En 1909, en ausencia de una
simbología contemporánea aún por definir, una partitura que transcribiera fenómenos
complejos se hubiese convertido en un cúmulo de anotaciones verbales o en una
suma de símbolos improvisados, probablemente poco acertados.
Aun así, es relevante la atención que presta Hornbostel a la existencia y
transcripción de ornamentos y microtonalidad, así como a la posibilidad del no
temperamento (cuestión tan minusvalorada hasta entonces como obviada después).
En su momento, primera mitad del siglo XX, el compositor Béla Bartók ya afirmó
que el hecho de representar los melismas con los signos tradicionales de trémolo,
trino o grupeto, no abarcaba ni definía la ingente cantidad de matices existentes
en la música popular (Bartók 1979:209), situación extensible actualmente al cante
flamenco. Dichos signos únicamente muestran la presencia de melismas pero no la
manera concreta en que se ejecutan, ya que su lectura está asociada (con todos los
debates inherentes al tema) a los usos ornamentales de cada estilo.
Existen numerosos casos de técnicas notacionales que, habiendo resultado
muy prácticas en los albores del siglo pasado, devienen insuficientes hoy en día.
Limitar los recursos de transcripción al repertorio simbólico de Hornbostel resulta
insuficiente a la hora de describir con precisión un fragmento de cante.
Otro punto de posible interés para el flamenco que toca Hornbostel se trata de
la cuestión de las armaduras, abordando el uso de armaduras artificiales que no se
rigen por el orden tradicional de sostenidos y bemoles, herramienta que no
utilizada suficiente ni coordinadamente en el flamenco.
Dentro de los clásicos de la etnomusicología, junto a la gran influencia de Béla
Bartók, tal vez sea Mantle Hood uno de los autores que mejor ha planteado estas
cuestiones, aportando soluciones a algunos problemas notacionales con los que el
flamenco lleva décadas lidiando (Hood 1971). En primer lugar, advierte de los
peligros de la transcripción a velocidades de reproducción del sonido ralentizadas,
39 "
preparando la posterior definición de lo que él denomina "línea G-E" (general-
específico). Hood critica la limitación de las actitudes a la hora de realizar una
transcripción, a dos posturas contrapuestas y excluyentes (general y específico),
proponiendo la existencia de un continuo de posibilidades que debe adecuarse a las
circunstancias (Hood 2001:85) siendo éste el concepto que subyace en Berlanga
2002 y el que sustenta nuestro trabajo. De la misma manera, Hood relaciona la línea
G-E con el concepto de “modo”, que tantas confusiones ha generado en el análisis
del flamenco, reflejando esta controversia en un espejo internacional. El autor
recomienda transcribir en distintos niveles en paralelo, presta especial atención a
la transcripción ornamental de la voz y profetiza las posibilidades de la
transcripción automática (con medios mucho más rudimentarios que los que hoy en
día existen). Sus reflexiones acerca de la transcripción de músicas no occidentales
con notación occidental son lúcidas por provenir de una amplia experiencia y un
sólido conocimiento del tema, utilizando ejemplos de notaciones contemporáneas o
ancestrales, exóticas u occidentales allá donde son necesarios. Por supuesto que
desde 1971 su obra ha recibido revisión y crítica, pero creemos que muchos
conceptos mantienen su vigencia aplicados a la transcripción del flamenco.
Cuestiones importantes que trata este investigador son la interdependencia de los
símbolos y el conocimiento del estilo en las músicas de tradición oral (si bien
podría matizarse que en todas las músicas existe un cierto grado de tradición oral o
aural): «La traslación correcta de los símbolos en sonidos musicales depende de la
familiaridad con la tradición oral que la sustenta. Es preciso un conocimiento de la
tradición oral porque: 1) ciertos símbolos pueden resultar ambiguos, esto es, pueden
no cumplir los requisitos básicos de claridad de representación para un sistema de
notación eficaz; 2) a lo largo de su desarrollo, cada tradición ha enfatizado sobre
determinados aspectos de la expresión musical y, al reflejar este énfasis, su notación
habrá ido haciéndose demasiado rígida como para acoger una variedad de otras
prácticas conocidas en la interpretación real.» (Hood 2001:108).
Las palabras anteriores subrayan la cuestión fundamental en toda diatriba sobre
el uso de la partitura: hasta qué punto puede profundizarse en la notación
dependiendo de que su función sea prescriptiva o descriptiva. A este respecto,
resulta adecuada la opinión de F. Merchán, colaboradora del grupo COFLA en el
análisis informatizado del flamenco: «All these possibilities are valid. The reader
"40
of a score should be able to discern among all these levels of detail. It is just a
matter of abstraction.» (Merchán 2008:5). Aún así, se estima que está por producirse
un debate en profundidad sobre el principal argumento en contra del uso de la
partitura en el flamenco: la ilegibilidad.
Si se ha planteado la diferencia entre prescripción y descripción respecto a las
capacidades del lector, ha sido porque, en nuestra opinión, bajo el argumento de la
ilegibilidad, en el flamenco subyace la presunción de una obligada lectura a primera
vista. De manera automática se asocia una necesidad de simplicidad prescriptiva a la
partitura, que, por extensión, acaba escatimando mayores niveles de complejidad para
aquellas de carácter descriptivo. En el ámbito musical académico no se sobreentiende
la lectura a primera vista para la partitura prescriptiva, de hecho, la gran mayoría de
éstas, incluso aquellas aparentemente simples, suelen estudiarse de un modo
progresivo, terminando en muchos casos memorizadas.
Sirvan como ejemplo los siguientes fragmentos prescriptivos:
Fig 07; Bussotti 1965 La Pasion selon Sade
41 "
Fig 08; Ferneyhough 1985a m.m 1-2
Es obvio que la lectura (especialmente la repentizada) de estos compases no está
al alcance de cualquier intérprete, aunque, a pesar de ello, se ejecutan correctamente
con cierta frecuencia en salas de concierto, lo cual indica que, aún necesitando
preparación musical especializada adecuada, resulta factible una lectura prescriptiva,
así como su interpretación. Las diversas capas que conforman la partitura se
desvelan paulatinamente a través del estudio, al igual que puede suceder en una
transcripción que ostente complejidades similares.
Como se puede observar, ambas partituras son muy distintas en aspecto y en
funcionalidad. La primera hace gala de numerosos recursos gráficos,
transformaciones del pentagrama a sistemas de una o tres líneas, cabezas de nota sin
plica, ausencia de compás, etc. En el caso de la segunda, la notación se corresponde
con la de la simbología tradicional, pero se profundiza en el grado de complejidad.
En concreto, encontramos el uso de grupos irregulares dentro de otros grupos
irregulares y las figuras rítmicas intrincadas, así como el detalle en la escritura
dinámica, muy elaborado, amén de la dificultad técnica del fragmento.
Siendo ambas partituras prescriptivas, no solo su aspecto visual, sino también
sus puntos de partida son lejanos: en la de Bussotti existe lugar para la improvisación
controlada, determinándose ciertos parámetros gráficamente, para producirse
resultados sonoros que no podrían conseguirse si se intentara prescribir con notas de
una manera tradicional.
En la partitura de Ferneyghouh se busca un control máximo de la identidad
entre lo que se escribe y lo que se interpreta, de manera que el papel de la
improvisación sea mínimo y la reproducción instrumental sea lo más similar a la
imagen concreta que provee el compositor. Esto implica que debería existir muy poca
diferencia -aparte del timbre individual- entre dos interpretaciones distintas, sin
"42
embargo, en el caso de la partitura de Bussotti, el compositor busca diversidad entre
las interpretaciones, aunque dentro de unos márgenes delimitados. Es decir, puede
afirmarse que, si bien las dos partituras poseen la misma función, el tipo de
prescripción es distinto en cada una. Basándose en esta apertura de los
significados de la notación, significados reversibles al ámbito descriptivo, se operará
en adelante con el propósito de encontrar las herramientas adecuadas para la
transcripción de la debla.
En principio, una notación altamente sofisticada como las anteriores parece
inexorablemente ligada a la música contemporánea, a sonidos rítmicamente
intrincados y probablemente atonales, tal vez porque nuestro punto de vista se
encuentra vinculado a la función prescriptiva desde una perspectiva histórica. Por el
contrario, la partitura, en un contexto analítico-descriptivo, no tiene por destino la
interpretación instrumental, y menos aún la lectura a primera vista. Las dificultades
iniciales de comprensión, derivadas de la inclusión de nuevos símbolos o de
gráficos, no deben resultar un impedimento para su utilización, sobre todo si estos
elementos nuevos se organizan en distintos estratos notacionales. De esta manera
cabe concentrar la atención independiente o conjuntamente en una o varias capas,
como expresa Nijehuis (Nijehuis 2004), citando la transcripción ornamental de
Subarama Diksitar (Diksitar 1904) en la música clásica del sur de la India, o
pueden disponerse los estratos (niveles) notacionales elaborados por Mantle Hood
(Hood 2001:90) apilados y alineados verticalmente de manera que puedan
compararse.
A diferencia de Hood y otros autores que posteriormente han empleado la
terminología emic-etic en el flamenco, como los hermanos Hurtado, M. Manzano o P.
Donnier, en lugar de acudir a la dualidad fonémico-fonético, se utilizarán en estas
páginas los conceptos descriptivo y prescriptivo (Seeger 1958:168). Personalmente
se estima que la terminología emic-etic añade una capa innecesaria de metáfora al ya
ambiguo lenguaje metamusical, además de encontrar cierta acumulación de
significados distintos bajo este mismo concepto, coincidiendo con el etnomusicólogo,
(también neurólogo y sociólogo) Udo Will, en su opinión sobre la imposición que el
punto de vista emic-etic y, en general, la etnosemiología ha supuesto en el desarrollo
de la etnomusicología (Will 1998b:175). Dicho autor demuestra sus afirmaciones a
43 "
través de ejemplos en la música de los aborígenes australianos, evidenciando la falta
de universalidad y la deficiencia de los planteamientos semiológicos, dada la
existencia de elementos no verbalizables en todas las culturas. Dicha cuestión será
fundamental en la constitución de cualquier metodología, determinando el peso que
se le deba dar a la identificación por parte del intérprete acerca de los fenómenos
musicales pertinentes en la transcripción de cada estilo.
Dado lo visto anteriormente, el hecho de profundizar en el detalle de la
transcripción no parece necesariamente asociado a un mayor carácter prescriptivo, a
diferencia de una de sus asociaciones con el concepto fonético. De hecho, una
partitura altamente elaborada no solamente podrá responder a un ímpetu prescriptivo
contemporáneo, sino que será la solución para condensar un alto poder descriptivo
allá donde sea necesario, dependiendo del contexto musical, la forma de ser
presentada y la simbología utilizada.
En lo relativo a la posibilidad de utilizar conceptos de la notación de la música
carnática, paralelamente a Nijehuis, uno de los autores que ha estudiado en mayor
profundidad la transcripción de los patrones microornamentales es el compositor
español Rafael Reina. Profesor en el Conservatorio de Ámsterdam, tiene a su cargo,
dentro del Bachelor’s Degree y del Master en Composición Contemporánea, la
asignatura Contemporary Music Through Non-Western Techniques.
A lo largo de los últimos 20 años, este compositor ha trasladado la teoría de la
música carnática (música clásica del sur de la India) al lenguaje musical occidental,
incluyendo la transcripción de los gámakas, un complejo sistema organizado y
catalogado de ornamentación, que presenta semejanzas con determinadas
situaciones de transcripción en el flamenco. Este lenguaje se ha adaptado tanto para
intérpretes como para compositores, sin que necesariamente su música deba
desprender un "color" étnico, sino incorporando técnicas compositivas y recursos
musicales (que no de técnica instrumental) al lenguaje occidental. Las conclusiones
notacionales de este autor supondrán una importante influencia en las propuestas
simbólicas de transcripción que aportaremos.
El repertorio gráfico propuesto por Reina (1995) se desvía parcialmente de la
línea propuesta por el musicólogo C. Seeger, en cuya opinión la solución para una
"44
mejor transcripción de músicas "exóticas" no pasa por incrementar la cantidad de
símbolos, sino por el uso de elementos gráficos, ya que Reina aumenta el repertorio
simbólico ornamental occidental considerablemente. Sin embargo, de esta manera,
Reina contrarresta uno de los peligros que Seeger considera anidan en la partitura al
transcribir dichas músicas, consistente en limitar las posibilidades de la propia visión
de lo musicalmente importante, por falta de recursos notacionales adecuados (Seeger
1977:170-171). En cualquier caso, los nuevos símbolos incorporados mantendrán una
estrecha correspondencia gráfica con los fenómenos sonoros representados.
A día de hoy, con la expansión no sólo simbólica sino conceptual de la propia
partitura, las limitaciones a las que hacía referencia Seeger quedan, al menos,
amortiguadas. Al fin y al cabo, la partitura no es más que un papel o un fichero
informático (pautado o no) sobre el que se escribe, siendo las barreras las de la
propia escritura en sí, y no las del pentagrama. Fenómenos como microtonalidad,
afinaciones no temperadas o complejidades rítmicas, quedan en gran medida
habilitados para su escritura, al menos en lo tocante al flamenco, si bien con
respecto a otras músicas menos occidentalizadas tal vez no podríamos afirmar lo
mismo. Cabe hablar, por lo tanto, de una partitura “en sentido amplio”. De hecho, las
limitaciones más importantes a la hora de transcribir muchas veces residen en
nuestro modo de concebir la música y no tanto en las herramientas utilizadas. En
palabras de Udo Will:
«Having a better understanding of what notation actually is and how it
determines the way we think about music may help us to conceive of a different
way of describing, analyzing, and finally understanding music, a way that may
avoid many, if not all, the pitfalls of the current methodological approach» Will
1999:12.
Reparando en el incremento continuo de complejidad, desde las partituras de W.
A. Mozart hasta las de Brian Ferneyhough, resulta evidente que la lectura musical
es una habilidad que se desarrolla mediante conocimiento del lenguaje y
entrenamiento. Esta evolución, tangible en la lectura musical prescriptiva, resulta
igualmente aplicable a la descriptiva.
Cabe concluir que, a día de hoy, puede avanzarse en la especificidad de la
notación del cante, entre otras, ya que se han destilado nuevos símbolos que
45 "
representan con claridad y precisión fenómenos que antaño resultaban indefinidos, y
además se ha desarrollado una metodología de lectura musical que permite
desentrañar partituras cada vez más complejas. Esto exige que el lector (no
necesariamente intérprete) que se adentre por la vía pautada del flamenco, desarrolle
y actualice sus capacidades hermenéuticas musicales.
Sorprende que en las publicaciones actuales que incluyen transcripciones de
flamenco no abunden los símbolos de la notación occidental contemporánea,
notación que, como veremos, resulta idónea para reflejar muchos de los rasgos
diacríticos del flamenco. Paradójicamente, en la literatura flamenca se observa una
tendencia ocasional a inventar símbolos y terminologías de nuevo cuño, sin
justificación alguna, allá donde redundan con otras previas, o incluso la reaparición
de técnicas de escritura añejas y otrora descartadas, como la recuperación de la
notación neumática (Donnier 1996 y Donnier 1998).
Del mismo modo, si bien en las bibliografías de los estudios sobre el
flamenco se incluyen citas de libros y artículos relativos a la transcripción -en
general de autores provenientes del campo de la etnomusicología-, no se encuentran
referencias a publicaciones que versen sobre notación contemporánea, ni siquiera
en las publicaciones más tardías. Textos clásicos de Gardner Read (Read 1980,
Read 1969) o Kurt Stone (Stone 1980) no aparecen en las bibliografías del flamenco.
Tampoco se detectan referencias a partituras contemporáneas de autores que han
desarrollado un trabajo significativo en la escritura de las técnicas vocales o
guitarrísticas contemporáneas, a su vez influenciadas en muchos casos por las
músicas populares. Una muy relativa excepción es la de Lola Fernández, que cita a
Persichetti y a Schöenberg por sus tratados de armonía (Fernández 2004:134),
siendo esta autora prácticamente la única que induce al uso de la notación
contemporánea en la transcripción. En sus trabajos, Julio Blasco emplea una
bibliografía más extensa acerca de la música del siglo XX (Blasco 2008), donde se
encuentran textos de Walter Piston, Aaron Copland, Béla Bartók, Igor Stravinsky o
Joaquín Turina, si bien su carácter es de muy limitada contemporaneidad, no
centrándose en aspectos notacionales. Al igual que J. A. Blasco, M.A. Berlanga,
(Berlanga 2002:160) cita a Bartók por sus escritos sobre música popular.
"46
Se añora una indagación en los elementos de la nueva notación surgida la
segunda mitad del siglo XX, constatándose pues, una distancia de criterio con
respecto a investigadores como Mantle Hood, quien incorpora fragmentos de
partituras de Penderecki, Stockhausen (Hood 2001:96-97) o Ralph Vaugham
Williams (Hood 2001:105), en un ejercicio de multidisciplinareidad consecuente con
su propia idea de lo que debe ser un etnomusicólogo.
En cualquier caso, el mundo de la transcripción está a las puertas de una posible
revolución: un avance de la tecnología que ha comenzado a irrumpir con fuerza
es la escritura multimedia, en la que la partitura así como otras representaciones
gráficas, pueden sincronizarse con el sonido, como plantea Chemiller (2003). La
integración del vídeo digital y de los equipos home theatre con la tecnología
multimedia posibilitan una experiencia audiovisual de gran calidad, que debería
aplicarse a la publicación de nuevos formatos audiovisuales en los que, aunque sea
simplemente, la partitura discurra paralela a la música y/o al vídeo de la
interpretación, potenciando su poder descriptivo.
Quisiera concluir subrayando la importancia que puede atribuirse a la
flexibilidad de la notación, fluctuante en el continuo entre lo prescriptivo y lo
descriptivo, para amoldarse tanto a su objetivo como al objeto analizado.
2.1.7 TRANSCRIPCIÓN AUTOMATIZADA Y ETNOMUSICOLOGÍA
COMPUTACIONAL
Desde los comienzos del siglo XXI, la tecnología musical digital ha depredado
prácticamente a la analógica. Entre los procedimientos digitales más rústicos se
encuenra la ralentización de la escucha de un fragmento, que permite distinguir y
transcribir fenómenos que a la velocidad grabada resultan difíciles de precisar. En el
ámbito digital, a diferencia de los formatos analógicos anteriores (vinilos y cintas),
modificando la velocidad de reproducción de un fragmento de música no se altera
automáticamente su altura tonal. La calidad de esta transformación depende de los
métodos y algoritmos usados (revirtiendo a menudo en el precio de los programas),
así como de la magnitud del cambio.
Esta técnica, discutible cuando se utiliza como metodología básica de
transcripción, no representa más que el principio de una lista de posibilidades
47 "
directa o indirectamente relacionadas con el análisis y la transcripción, que a día
de hoy nos ofrecen las distintas aplicaciones informáticas del mercado.
Actualmente existen herramientas de detección y representación de alturas, ritmos,
timbre, dinámica y agógica, aplicaciones para la transcripción automatizada en
partitura de alturas y ritmos, la conversión de audio a midi, la transcripción fonética,
así como múltiples tipos de representaciones gráficas de frecuencia, tiempo e
intensidad. Los ordenadores son una constante en nuestras vidas y, como no puede
ser de otra manera, juegan un rol central en la musicología actual.
Por lo tanto, parece interesante aportar la definición de una de las principales
funciones de estos sistemas dentro del campo musicológico, la de la transcripción
automatizada, expresada acertadamente en las palabras de George Tzanetakis:
«In its broadest sense, automatic transcription is any process that converts recorded
sound into a symbolic and/or visual representation with no or relatively little work on
the part of a human supervisor. Naturally the institutional biases in the study of music
mentioned in section 1.1 have affected the history of automatic transcription by
privileging the output of Western music notation. Aside from the many possible
discrete symbolic representations of musical material, another large category is graphs
in which one axis is time, which can avoid some of the thorniest technical and
epistemological issues in discretizing musical sound. » (Tzanetakis et al 2007:8)
Si bien resulta cuestionable la idea de que los gráficos que representan el sonido
se encuentren desprovistos de un sesgo cultural, es cierto que éstos resuelven algunos
de los más serios problemas de continuidad y visualización de datos, a los que la
representación en notas separadas se enfrenta. Lo importante en cada caso resultará
determinar qué métodos de representación se ajustan mejor a la consecución de los
objetivos de la investigación, combinando la notación musical y la representación
gráfica cuando sea necesario.
A lo largo de la última década se ha producido un avance exponencial en los
procesos implicados en la transcripción automatizada. Este desarrollo se ve reflejado
en trabajos como los de Clarisse et al. (2002), De Mulder et al. (2003), Raphael
(2005) o Zhou et al. (2008) en lo relativo a los mecanismos de detección de alturas en
el audio. Autores como, E. Pollastri (2003:85) han investigado en torno a la
resolución de errores en la detección, así como Maestre y Gómez (2005) lo hacen en
el campo de la segmentación de las notas legato.
"48
La evaluación de los sistemas de detección e interpretación transcriptiva se
realiza con melodías, bien instrumentales, véase el resumen de los sistemas de
transcripción en Klapuri (1997:4), bien con vocales cantadas con boca cerrada -
Humming- (Clarisse et al. 2002), o, por último, de melodías cantadas con letra (De
Mulder et al. 2003). Todas estas aportaciones cuajarán en herramientas de utilidad
para el musicólogo y el etnomusicólogo, si bien aún se reconocen las dificultades
específicas de la transcripción vocal (Gómez et al. 2012a)
Una de las cuestiones a las que no se ha conferido posiblemente la suficiente
importancia, es la de la incorporación del contexto musical y cultural a los
mecanismos de análisis computerizado, presuponiéndose en numerosas ocasiones la
objetividad e infalibilidad de la transcripción automatizada por el hecho de no ser
realizada por un ser humano y sí por una máquina "objetiva":
«To clarify this, two publications that examine the problem of transcription will be
contrasted, one publication from the field of ethnomusicology and one from the field
of music information retrieval (MIR). This comparison is important especially because
the problem of transcription is often considered as a solely technical problem, while its
complexity as a cognitive process is disregarded». (Holzapfel 2010:3)
Evidentemente, existe una cuestión de proceso cognitivo inicial, ya que las
máquinas responden a parámetros preprogramados por humanos. Por ejemplo, para
poder evaluar los mecanismos de transcripción propios, la aplicación necesita
disponer de modelos musicológicos previos:
« (...) For testing retrieval methods, the results of the methods are compared to an a-
priori established set of results that is considered as the correct outcome (the ‘ground-
truth’, or ‘golden standard’). The quality of the method is indicated by the extent to
which the method under consideration is able to reproduce this ground-truth data.
However, a fundamental issue of this approach is the assumption that the correct
outcome is known, which is often not the case. (Volk, Wiering, P y van Kranenburg
2011:142).
Dichos modelos serán necesarios, tanto para el desarrollo de los algoritmos
generales, como los de estilos musicales concretos, e incluso para la evaluación
individual de casos particulares, dependiendo del objetivo del análisis. A este
respecto cabe destacar no solamente la escasez de dichos modelos, sino la propiedad
de éstos:
49 "
(...)As a successful example of the creation of a musicologically informed ground-
truth, we refer to an annotation method on melodic similarity of Dutch folk song
melodies introduced by Volk et al. (2008). The annotation method allows to make
implicit criteria for human perception of melodic similarity explicit and to study their
relative importance. The criteria for the annotations were established together with the
musicological specialists and the results of algorithmic processing led to reconsidering
of the annotations (Van Kranenburg 2010, section 6.5). Hence, the ground-truth of
the human similarity annotations was not considered as a static truth, but as a starting
point of the investigation of melodic similarity. (Volk, Wiering, P y van Kranenburg
2011:142).
Requiriendo este proceso un previo estudio musicológico en profundidad de los
materiales que servirán para formular el modelo, de cara a establecer un modelo
holístico, de mayor amplitud que aquellos restringidos a parámetros concretos:
(...) A major challenge for developing computational methods is the formalization of
music. For algorithmic processing, musical data have to be formalized into appropriate
data structures. Since such a data structure can be considered a model of the musical
data, this formalization is a research topic in itself. Obviously, musicological
knowledge is necessary to determine, in which way aspects of music can be described
by formal models. In the area of music theory and analysis, complex musical
phenomena have been deconstructed into different components through computational
modeling, such as melodic, rhythmic or harmonic components. Through the
computational modeling, these components have been described and analyzed in
unprecedent details. Yet, the musical structure of a piece is a complex entity arising
from the interaction of these components. The integration of isolated components of
music into a holistic model of musical structure through computational modelling is a
challenge for future research.» (Volk, Wiering, P y van Kranenburg 2011:142).
Dichos modelos, al fin y a al cabo, se construyen desde una selección y un
análisis de material musical previo, donde el criterio humano es el determinante, ya
que de otro modo caeríamos en un proceso de autorecursividad sin límite, desafiando
los teoremas de incompletitud de Kurt Gödel.
De esta manera, las melodías elegidas para la evaluación de los procesos de
detección de alturas implementadas en las aplicaciones informáticas suelen ser
temperadas, sin presencia de microtonalidad volitiva y con escasa complejidad
ornamental. Las muestras seleccionadas poseen un componente rítmico claro y
sencillo, independientemente de si han sido interpretadas con o sin un pulso estable
"50
de referencia. Desafortunadamente, la debla y otros palos flamencos no responden a
las mismas características, ya sea temporal, rítmica, tímbrica o melódicamente, dada
su complejidad, por lo que la validez de los macanismos de transcripción
automatizada puede, de entrada, ponerse en entredicho.
Tanto en lo relativo a las cuestiones de ritmo, como a la segmentación de
notas o la detección ornamental, la necesidad de profundizar en los modelos
musicológicos, se encuentra asimismo expresada en los trabajos de Klapuri o
Ryynänen:
«The task is here understood as a transformation from an acoustic signal into a MIDI-
like symbolic representation. Algorithms are discussed that concern three
subproblems. (i) Estimation of the temporal structure of acoustic musical signals, the
musical meter. (ii) Estimation of the fundamental frequencies of concurrent musical
sounds. (iii) Higher-level musicological modeling to resolve otherwise ambiguous
situations. » (Klapuri 2003: 1)
«The proposed framework for music transcription enables utilizing musicological
knowledge in the transcription in a straightforward manner by assigning probabilities
for the transitions between notes and rests. The proposed methods use this feature by
first estimating the musical key of the piece and then using key-dependent transition
probabilities, trained with note sequences from MIDI files. The following sections
briefly introduce the key estimation and the training of the note-transition models, with
a discussion about chord transcription. » (Ryynänen 2008: 38).
Conviene destacar que dichos modelos resultan diferentes dependiendo de su
función: un proceso de reconocimiento de canción o estilo, habituales en las
investigaciones de la comunidad MIR (Music Information Retrieval), requerirá
mucha menos información específica -distribuyendo sus datos en incipits o puntos
clave de la estructura- que la elaboración de la definición de un estilo a través de su
análisis computacional.
Por otro lado, la cuestión de los modelos vuelve a poner en tela de juicio el
eurocentrismo latente en las investigaciones musicológicas, como se aprecia en las
dos siguientes citas: «Until now, MIR research has mainly focused on the analysis of music from the so-
called “Western tradition”, given that most of MIR systems are targeted toward this
kind of music. » (Gómez y Herrera 2008:141)
51 "
«The vast majority of existing work in MIR has focused on Western music. Computer
technology itself has no intrinsic bias towards Western music, but since using
advanced computer tools to study music tends to happen in universities, and since
universities tend to be oriented towards European and European-derived art music
traditions, these biases have crept into the field. » (Tzanetakis et al. 2007:6)
Esta situación no solamente afecta a los modelos específicos, la transcripción
automatizada también porta un germen eurocentrista, aunque solo sea por el hecho de
que los parámetros que se analizan informáticamente son los mismos que ocupan a la
transcripción aural occidental: frecuencia, intensidad y tiempo. Como ejemplo,
cabría señalar que la representación temporal de los gráficos de análisis, en la
mayoría de los casos sigue una distribución gráfica “a la occidental”: horizontal de
izquierda a derecha, y no de arriba a abajo o de derecha a izquierda, propia de
otras culturas. Es posible, pues, afirmar que las aplicaciones informáticas dedicadas
al análisis y la transcripción musical no garantizan per se una objetividad
intercultural. Sin embargo, por las mismas razones que las expuestas previamente con
respecto a la partitura, reconociendo sus limitaciones y sesgos, en la presente
metodología el uso de programas de detección y análisis de audio constituye un pilar
fundamental de la transcripción, siempre matizado por el filtro de la escucha
contextual, como parte de la transcripción semiautomatizada.
Respecto a las especificidades rítmicas de la debla y palos similares, la
transcripción automática de grabaciones musicales de carácter rubato no ha recibido
una atención específica en la programación de los algoritmos de detección y
segmentación de las aplicaciones, debido, seguramente, a la dificultad en el
establecimiento de modelos de contraste. Los ingredientes de la determinación de un
modelo son expuestos por Anja Volk:
«Significant amounts of musical works have already been encoded in various formats,
maybe nearly enough to address contextualization. From a music-structural point of
view, contextualization is a matter of shared high-level patterns between pieces. Such
patterns include chord sequences, melodic motives, rhythmic structure, timing,
ornamentation and instrument choice and are often the ingredients of musical styles.»
Volk, Wiering, P y van Kranenburg 2011:143.
Dicha argumentación se subraya en palabras de Díaz-Báñez en el contexto de un
estudio específicamente flamenco, al tratar de las similitudes melódicas entre
"52
interpretaciones de un mismo palo, o entre palos distintos: «Quién pensase que las variables musicológicas, esto es, de alto nivel, melódico-
formales, podían resolver ellas solas el problema dela similitud melódica se ha
equivocado. Este caso nos enseña que es necesario también el análisis de grano fino.
En suma, la distancia melódica ideal ha de ser una que combine variables globales
junto con variables locales; dicho de otra forma, macrocaracterísticas con
microcaracterísticas. » (Díaz-Báñez et al. 2010:37)
Ya que, para el autor, los resultados de las variables musicológicas
implementadas en su investigación «(...) son buenas para distinguir entre estilos, pero
tienen poca resolución dentro de un mismo estilo.» (Diaz-Báñez et al. 2010:39).
Este mismo autor, colabora en la investigación dirigida por Francisco Gómez
(Gómez, F. et al. 2011) en la que comienzan a establecerse modelos y a refinar
algoritmos para la detección ornamental en los cantes a capella. Éste puede
considerarse como un paso fundamental en la investigación flamencológica.
No queda sin embargo clara la metodología de las distintas investigaciones sobre
los cantes "a palo seco" en lo tocante a la corrección del proceso paulatino de
desviación del cante de su afinación inicial, que provoca la confusión de grados
modales identificados con distintas alturas contiguas al superarse la distancia de
cuarto de tono. A continuación se recoge una de las alusiones metodológicas al
respecto: «As we analyze singing voice performances, the reference frequency used by the
singer to tune the piece is unknown. In order to locate the main pitches, we perform an
initial estimation of this tuning frequency assuming an equal tempered scale. We also
assume that this reference frequency is constant for the analyzed excerpt. We estimate
it by computing the maximum of the histogram of f0 deviations from an equal-
tempered scale tuned to 440 Hz. This histogram represents the mapping of the f0
values of all frames into a single semitone interval with a one cent resolution. In our
approach, we give more weight to frames where the included f0 is stable by assigning
higher weights to frames where the values of the f0 derivative are low. In order to
smooth the resulting histogram and improve its robustness to noisy f0 estimations,
instead of adding a value to a single bin, we use a bell-shaped window that spans
several bins. The maximum of this histogram (bmax) determines the tuning frequency
deviation.
(...) Tuning frequency refinement: In a previous step, tuning frequency was estimated
from the fundamental frequency contour. However, once notes have been segmented,
53 "
it may be beneficial to use the note segmentation to refine the tuning frequency. For
this purpose, we compute a pitch deviation for each voiced note, and then estimate the
new tuning frequency from a one-semitone histogram of weighted note pitch
deviations. Weights are determined as a measure of the salience of each note, giving
more weight to longer and louder notes.» (Gómez et al. 2012a:202-204)
Dicha metodología avanza la problemática de trabajar con piezas que traspasen
un ámbito de desviación crítico, algo más que común en la práctica, que en el caso de
la debla que nos ocupa ha intentado resolverse de una manera más artesanal, no
automatizada, para asegurar la correcta identificación de los grados.
Como referencia de otras aproximaciones, Emilia Gómez trabaja con fragmentos
de 30 segundos de media, manifestando eliminar la microtonalidad de los resultados
obtenidos (Gómez et al. 2012a:204). En sus palabras parece traslucir una
intervención manual para la corrección de estas desviaciones:
«We start by analyzing the f0 and note transcription outputs from a cappella singing
(i.e. monophonic). The first thing we note is that there is a small detuning between the
outputs of the algorithm when using different monophonic f0 estimation algorithms,.
This occurs since the tuning frequency is estimated based on the f0 values. This
detuning in turn results in small transpositions between the estimated transcriptions. In
addition, the algorithm assumes a constant tuning with respect to 440 Hz. We observe
that, for some excerpts, the tuning varies along time, meaning this assumption does not
hold. This results in further detuning in the transcriptions. For these reasons, it is
important to compare the obtained representations considering this small detuning.»
(Gómez et a. 2012a:205)
A colación con lo anteriormente expuesto, se muestra en la literatura precedente
una preocupación metodológica a la hora de distinguir entre los errores de
interpretación musical y los de los procesos de detección, análisis y transcripción
automatizada, expresada con claridad en Pollastri (2003:82-85).
Guillory et al. (2010), proponen la creación de modelos de detección específicos
para cada cantante, argumentando que estos intérpretes mantienen unas tendencias
constantes a cantar determinados grados siempre bajos o altos. Dicha línea de
investigación resulta apropiada para melodías sencillas y temperadas (como la de Old
Mac Donald Had a Farm empleada como ejemplo en dicho artículo) pero resulta del
todo intransferible a la debla. Parece restringida la aplicabilidad de esta línea
metodológica, donde los modelos se establecen al margen de cualquier armonía o
"54
nota pedal acompañante, y se limita el corpus analizable al proporcionado por los
sujetos disponibles. Resulta, sin embargo, necesario encontrar estrategias funcionales
para implementar modelos en investigaciones donde ciertos eventos o gestos sonoros,
considerados como errores desde una perspectiva academicista, pueden ciertamente
representar los rasgos diacríticos de un intérprete o estilo musical determinados.
Las melodías utilizadas en los análisis musicológicos, en consonancia con
aquellas empleadas en el desarrollo de las aplicaciones informáticas de transcripción,
han sido en su mayoría extraídas de repertorios occidentales, con recientes
excepciones, como la del siguiente estudio:
«Until now, MIR research has mainly focused on the analysis of music from the so-
called “Western tradition”, given that most of MIR systems are targeted toward this
kind of music. Nevertheless, we might ask if the available descriptors and techniques
are suitable when analyzing music from different traditions.
(....) The goal of the present study is to provide an empirical approach to the comparative
analysis of music audio recordings, focusing on tonal features and a music collection from
different traditions and musical styles. These descriptors are related to the pitch class
distribution of a piece, its pitch range or tessitura and the employed scale and tuning
system, being the feature extraction process derived from mathematical models of Western
musical scales and consonance. We provide our initial but promising results obtained when
trying to automatically distinguish or classify music from Western and non-Western
traditions by means of automatic audio feature extraction and data mining techniques.
Having in mind this goal, we analyze which features might be relevant to this task and
study their distribution over a large music collection. We then apply some data mining
techniques intended to provide an automatic classification of a music recording into
Western and non-Western categories. From an applied point of view, we investigate if it is
possible to automatically classify music into Western and non-Western by just analyzing
audio data.» (Gómez y Herrera 2008:141)
Desafortunadamente, en el caso de la investigación anterior los resultados
manifiestan limitaciones que impiden extraer conclusiones de cierta proyección, ya
que el corpus analizado se define por el lado occidental con categorías relativamente
concretas como rock, reggae, country, etc. que poseen un sistema básico de afinación
temperado común, mientras que las no occidentales como "África", "China" o
"Centralasia", se categorizan con una magnitud mucho más general, elegidas en base
a criterios geográficos. En estas últimas categorías, los sistemas de afinación son
completamente diferentes unos de otros. Las conclusiones de este estudio, pues, no
55 "
serán de utilidad para el de la debla, no pudiendo desde estas páginas suscribir la
generalización que los autores proponen al establecer una identidad entre temperado
y occidental.
Otros estudios que incluyen objetos de la investigación fuera de la tradición
occidental se encuentran en las investigaciones de Krishnaswamy en la música
carnática, o las de Lartillot y Ayari. Estas últimas aportan una interesante perspectiva
de cómo la percepción musical a nivel de estructura y segmentación difiere entre
distintos grupos de personas en función de su familiaridad con el repertorio analizado
(música tunecina en este caso): «Both European and Arab listeners could perceive parts of the composition process
developed in the maqam, but the modulation from one jins to another was more
strongly perceived by expert listeners as provoking a segmentation in the musical
grammar: most modulations – even subtler ones – were detected by at least 3 and up to
7 Tunisian participants for each modulation, while the majority of these modulations
were not detected by European participants.» (Lartillot y Ayari 2011: 97)
Conclusiones similares fueron obtenidas previamente por autores como Steve
Larson (Larson 2004) en entornos tonales, aunque en el caso de este autor
refiriéndose específicamente a las expectativas melódicas y no al reconocimiento de
alturas. Los experimentos de expectativas melódicas, sin embargo, suelen realizarse
fuera de un contexto estilístico, donde dinámica o articulación, por poner un ejemplo,
intervengan, por lo que podemos extrapolar su resultado general (que la expectativa
melódica cambia con la experiencia). Como expresan Elisabeth Margulis y William
Levine: «Musical expectancy is a complex phenomenon, with multiple levels of
processing and multiple musical domains involved.» (Margulis y Levine 2004:3).
Una metodología semejante a la empleada por Lartillot es aplicada con
posterioridad por Emilia Gómez (Gómez et al. 2012b) para los cantes flamencos a
palo seco, principalmente martinetes, con conclusiones similares.
Cuando se realizan análisis de este tipo de melodías ornamentadas, no solamente
se encuentran diferencias notables de percepción en un nivel de fraseo melódico, sino
también en la elemental separación de notas: «It should be noted however that what we called “low-level heuristics”, such as those
based on local discontinuities along pitch and time dimensions, are not completely
independent from cultural background. In particular, the symbolic representation that
"56
is used as input for the analyses is already a product of acculturation, inducing
particular categorizations of time and pitch dimensions.» (Lartillot y Ayari 2011: 98)
O en otras palabras: «Quien pensase que las variables musicológicas, esto es, de alto nivel, melódico-
formales, podían resolver ellas solas el problema de la similitud melódica se ha
equivocado. Este caso nos enseña que es necesario también el análisis de grano fino.
En suma, la distancia melódica ideal ha de ser una que combine variables globales
junto con variables locales; dicho de otra forma, macrocaracterísticas con
microcaracterísticas.» (Díaz Báñez et al 2010: 37)
Con lo que se retorna a la cuestión de la programación de los modelos en las
aplicaciones de análisis y transcripción, asunto central en la etnomusicología
computacional.
A este respecto Melucci y Orio (2002) indican cómo la transcripción más precisa
es en cualquier caso la manual, debido al conjunto de parámetros concurrentes
culturalmente condicionados, mientras que la utilidad de la automática recalará en
contextos de repertorios en los que deben ser procesadas cantidades ingentes de
datos, sacrificando la detección de las complejas interacciones entre la melodía y
otras dimensiones musicales: «The perceptual nature of melody segmentation would suggest that the "best"
segmentation result would be reached through manual work. The superiority of manual
segmentation can be due to the different dimensions of music, like rhythm and
harmony, that interact with melody to form the content representation of a music
document and that can be detected by humans. In order to reach levels of effectiveness
being comparable with manual segmentation, the automatization of segmentation
would imply the detection of the different dimensions of music, which is a very
difficult task. » (Melucci y Orio 2002:8)
Las mencionadas dificultades y límites de la transcripción automatizada quedan
reflejadas en otros muchos títulos de la bibliografía, tales como Gómez et al (2003),
Gómez et al (2012a) o Benetos et al (2012).
Una de las limitaciones, característica de determinadas investigaciones que
emplean la transcripción automatizada como herramienta metodológica, radica en el
hecho de que el proceso de transcipción apunta desde el principio hacia una partitura
final neutra, basada en una notación genérica e independiente del estilo transcrito, en
la que se producce una importante reducción de la información obtenida, siendo
57 "
causa y efecto de que la escritura musical "neutra" sea la más habitual en el campo de
la etnomusicología, produciéndose una realimentación. Los resultados filtrados del
análisis se presentan, en la mayoría de los casos, en un contexto temperado y carente
de ornamentación. Un ejemplo concreto se encuentra en el tratamiento del vibrato: la
altura representada para cada nota en las aplicaciones de transcripción automatizada
es el resultado del valor obtenido tras calcular la media de las inflexiones producidas
por su vibrato (Pollastri 2003: 61). El lector, para poder interpretar correctamente la
partitura neutra, debe previamente conocer cómo se produce el vibrato dentro del
estilo al que pertenece la pieza, lo cual limita el ámbito de representatividad de la
notación.
En el caso concreto de la debla, como se verá a lo largo del desarrollo de este
trabajo, el vibrato se reconoce como un parámetro de especial relevancia para la
identificación del pulso subyacente, por lo que el hecho de no transcribirlo supone
una merma fundamental de información relevante.
Como ya se expuso anteriormente, la objetividad de la transcripción
automatizada es cuestionable, en tanto en cuanto sus resultados dependen
fundamentalmente de los criterios con los que se hayan elaborado sus modelos de
análisis y transcripción. Asumiendo que no existe la solución transcriptiva única
perfecta, especialmente en el caso de situaciones musicales complejas, la respuesta
que proporcione el ordenador estará, finalmente, en función de los criterios del
programador del algoritmo, tan subjetivos como los del transcriptor tradicional, no
suponiendo una solución físico-matemática incuestionable. Para añadir un mayor
componente de incertidumbre transcriptiva, al cotejar los resultados proporcionados
por distintas aplicaciones musicales específicas para la transcripción disponibles en
el mercado, se constatan fallos evidentes bajo ciertos supuestos, detentando en
ocasiones una fiabilidad mínima.
Por estas cuestiones, y como se abordará específicamente más adelante, el tipo
de transcripción que se utilizará en el análisis de la debla en esta investigación será la
semiautomatizada, la cual requiere una intervención y supervisión importante por
parte del musicólogo de la partitura sugerida por los medios automatizados. Esta
opción se encuentra suficientemente respaldada en textos recientes como en Benetos
et al. (2012), mencionado anteriormente. A falta de modelos musicológicos
"58
específicos para la debla o para el cante flamenco en general, se ejercerá un mayor
grado de intervención en los procesos de automatización, de cara a evitar errores y a
interpretar los datos de manera que encajen con el concepto musical del flamenco.
Aún así, el presente estudio no hubiera podido producirse ajeno a las herramientas y
metodologías de la etnomusicología computacional.
2.1.8 CONCEPTOS DE TONO, MODO Y ESCALA
Tras siglos de vaivenes en el uso de la terminología musical, los conceptos de
tono, modo y escala siguen entremezclados, mostrándose disparidad y confusión -no
sólo en la bibliografía flamenca- a la hora de denominar situaciones melódicas y
armónicas concretas.
A continuación se exponen distintas visiones actuales del significado de
tonalidad y modalidad:
-En la armonía occidental actual, tal y como se enseña en conservatorios y
escuelas de jazz, se entiende que la tonalidad, más allá de la escala mayor o menor y
del conjunto de intervalos característicos entre sus notas diatónicas, se caracteriza por
una serie de cadencias o relaciones entre acordes, entre las que la cadencia
perfecta, resumida en el movimiento dominante-tónica, se reporta como la más
definitoria. En la tonalidad mayor, por ejemplo, el repertorio de acordes diatónicos
se expande progresivamente con otros acordes de dominante, acordes prestados de
la tonalidad menor, acordes disminuidos y otros recursos que pueden emplearse sin
que se produzca modulación.
La música modal, para la armonía moderna de jazz, tiende, sin embargo, a
ser diatónica, evitando utilizar notas ajenas a la escala, resistiéndose al empleo de
las cadencias armónicas propias de la tonalidad, en especial la perfecta. En este
contexto, los términos jónico, dórico, frigio, lidio, mixolidio, eólico y locrio hacen
referencia a un conjunto de siete notas, cada uno con su interválica y cadencias
características.
-Una manera distinta de abordar este concepto es la que propone
Persichetti (1961:31): «A central tone to which other tones are related can establish
tonality, and the manner in which these other tones are placed around the central
tone produces modality». Siguiendo esta idea, la modalidad se definiría como las
59 "
relaciones de polarización entre las notas de la escala, independientemente del
contenido interválico entre ellas.
-En el caso de la música carnática del sur de la India, al concepto
anterior de modo se le añade un conjunto de reglas de ornamentación para
constituir el raga, si bien el significado real es más complejo, debido al uso
microtonal de distintas notas para el mismo grado, la inserción de la coma
pitagórica o la simbología asociada a cada raga. Éstas relaciones pueden intentar
extrapolarse parcialmente para ampliar el concepto de modo en la debla.
-Una visión más amplia, ligada a la etnomusicología, aborda los modos
considerándolos como el grupo de motivos melódicos posibles dentro de la escala,
más sus interrelaciones dentro de una determinada pieza o estilo musical.
En palabras de Powers: «When modes (or their equivalents) are construed as primarily scalar, they tend to
be used for classifying, for grouping musical entities into ideal categories. When
the melodic aspects of modality are its predominant features, then modes are seen
as guides and norms for composition and improvisation» (Powers 1980:377).
Según este criterio, es posible establecer unos patrones generales de
comportamiento melódico en la debla como parte de su naturaleza modal.
Así pues, en distintos ámbitos se entiende que tanto el modo como el tono son
conceptos más amplios que la propia escala. De hecho, las palabras de Powers poseen
un enorme ámbito de acción potencial en la teorización de los palos y sus variedades.
Sin embargo, no todos los investigadores concuerdan con esta idea. En opinión
de Guyot los conceptos de modo y escala son otros, Guyot entremezcla las
definiciones de escala y de sistema de afinación tal y como se entienden
tradicionalmente, volviendo a una concepción recortada de la modalidad: «Nous traiterons dans cette section des notions d’échelles et de modes. L’échelle
musicale est définie comme une segmentation d’un intervalle cadre, en général
l’octave, et représente l’ensemble des notes possibles à l’intérieur de ce cadre. Le
mode représente les notes choisies sur cette échelle pour constituer de façon
partielle ou totale une pièce musicale (Fernando, 2003). Ainsi dans le système
occidental le plus couramment employé, souvent appelé tempérament égal, l’échelle
est composée de douze demi-tons qui découpent l’octave de façon
logarithmiquement égale, et le mode de Do majeur est constitué des notes Do Ré Mi
Fa Sol La Si. » (Guyot 2010:8)
"60
A menudo en la literatura musical se mencionan la “escala india” o la “escala
árabe”, a costa de una reducción conceptual, puesto que tanto el raga como el
maqam (Yöré 2012) representan realidades asaz más complejas. No existen tales
escalas árabe o india en sus respectivas músicas, sirviendo estas denominaciones
para identificar una sonoridad producto de una simplificación occidental
metonímica, fenómeno que con suma facilidad puede trasladarse al caso del
flamenco.
En gran parte de los ejemplos que aparecen a lo largo de la bibliografía
flamenca, surgen modulaciones, ambigüedades entre modos o escalas distintas, así
como escalas estructurales con más grados que los tradicionales de siete notas.
Incluso el hecho de que en un palo se emplee estrictamente un conjunto limitado a
siete alturas, no quiere decir que éstas pertenezcan a un solo modo o puedan
explicarse desde una sola escala, sino, en ocasiones, a partir de un comportamiento
doble o ambiguo de la tonalidad (modalidad), por ejemplo, en los casos de la caña o
los fandangos. Se manifiesta, por lo tanto, necesario en la flamencología un acuerdo
sobre la terminología modal y escalística, en el marco de una teoría armónica propia
y unificada, hecho que, de momento, parece improbable.
2.1.9 EL ESTADO DE LA INVESTIGACIÓN SOBRE LA DEBLA
La debla sigue siendo actualmente un palo poco cantado y aún menos conocido
por el gran público. En el plano de la atención prestada por la flamencología no
puede compararse el peso de la debla con el de los fandangos, las seguiriyas, las
malagueñas o las saetas. Hasta la aparición del estudio de J.J Cabrera (Cabrera et al.
2011), la debla ha sido incluso ignorada en algunas clasificaciones de los palos,
como en las catalogaciones de Ojesto (2008) o Hurtado y Hurtado (2009), aunque
generalmente es registrada dentro de los grupos cantes a palo seco, de los rubato o
incluida en las tonás. Resulta común encontrar menciones a sus orígenes, como en
las publicaciones de Álvarez (1994:52-54; 247-248) o Molina y Mairena (1971:166-
167).
Menos frecuentemente aparece este palo en estudios que aborden aspectos
teórico-musicales específicos y/o lo transcriban. En los textos de Fernández
(2004:62-64) y Pérez (1996:49-50) se analiza modalmente, considerándose como
61 "
un palo en modo frigio, donde el cuarto grado tiene una importancia especial, y
alguna referencia a comportamientos modales o cuestiones de estilo en su cante, se
abordan en Castro (2010).
Una de las líneas de investigación de etnomusicología computacional relativa la
flamenco, surgida en los últimos años, parte del proyecto COFLA (COmputational
analysis of FLAmenco music) bajo la dirección de José Miguel Díaz Báñez, de la
Universidad de Sevilla, en colaboración con el grupo MTG (Music Technology
Group) de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y la Universidad Politécnica
de Madrid. El grupo COFLA pone en común distintas áreas del conocimiento, con
un acercamiento interdisciplinar al flamenco desde las matemáticas, la informática
musical, la literatura o la musicología, entre otras. En distintas comunicaciones,
tesis y otros escritos, afloran ideas y técnicas sólidas, relativas a la transcripción, que
prestan atención a los elementos ornamentales, reafirmando una metodología
científica, ya apuntada por P. Donnier.
Aunque las investigaciones relativas a la transcripción, dentro de este proyecto,
se encuentran dirigidas hacia objetivos distantes de los nuestros, como el desarrollo
de un sistema automático de reconocimiento de estilos musicales de interés
comercial, sin embargo, el proceso previo de establecimiento de parámetros de
análisis y la evaluación de éstos es metodológicamente una referencia. Algunos de
los investigadores de este proyecto que más profusamente han abordado el tema de
la transcripción automática del flamenco son José Miguel Díaz-Báñez, Francisco J.
Escobar-Borrego, Emilia Gómez, Francisco Gómez y Joaquín Mora.
Los estudios de dichos autores han sido los primeros en delimitar un corpus
formado por deblas y martinetes, apuntando parámetros como el centro tonal para
cada cantaor y analizando contornos melódicos de cara a establecer relaciones
filogenéticas12. Aunque por vías separadas -esta investigación comienza antes de que
aparezcan las primeras publicaciones del COFLA- existe un paralelismo en parte del
corpus analizado y en muchos de los fines a nivel general. Dichos fines se encuentran
12 La metodología utilizada en los procesos de filogénesis se encuentra detallada en Mora et al.
2010.
"62
expuestos con claridad en Díaz-Báñez 2010:4-6. Sin embargo, a pesar de las
similitudes, tanto la metodología como los resultados se resuelven diferentemente en
estas páginas con respecto a las diversas propuestas metodológicas del COFLA.
Un ejemplo de las convergencias entre ambos enfoques se puede concluir a partir
del siguiente fragmento: «Una mirada crítica a los anteriores árboles muestra enseguida que las variables
musicológicas definidas son buenas para distinguir entre estilos, pero tienen poca
resolución dentro de un mismo estilo. Tal resultado no nos sorprende; antes bien,
confirma nuestras teorías. Las variables musicológicas fueron diseñadas para la
distinción inter-estilos. Recordemos que elegimos en su momento un subconjunto
común de entre las variables de los tres estilos para tal fin. El paso futuro es, pues,
repetir el estudio para cada estilo con sus variables peculiares más probablemente otras
que sean necesarias para añadir capacidad de resolución. » (Díaz-Báñez et al 2010: 39)
2.1.10 ORNAMENTACIÓN Y MICROTONALIDAD: LA VISIÓN
ESENCIALISTA
A lo largo de esta investigación se ha corroborado la escasa atención que la
flamencología ha dedicado a dos fenómenos consustanciales del cante: la
ornamentación y la microtonalidad (algo que igualmente sucede en otras muchas
canciones populares). En la bibliografía específica, generalmente, o bien se han
sobreseído ambas cuestiones, tal vez por parecer demasiado obvias, o bien se ha
efectuado un rodeo metodológico tras reconocer su importancia, acaso por intuir las
dificultades que implica su estudio.
La ausencia de estos parámetros en las transcripciones puede estar causada por el
ánimo sintético predominante en la transcripción melódica, algo constatable en
muchos de los textos que transcriben fragmentos vocales con o sin acompañamiento.
En general, la simplificación de la melodía está dirigida a representar tan solo lo que
se considera fundamental o pertinente: las notas supuestamente esenciales,
desposeyendo a la línea transcrita de ornamentos y notas breves, que se
consideran secundarias. No se trata de una tendencia musicológica exclusiva del
flamenco, sino que se enmarcaría dentro de una corriente de pensamiento occidental
rastreable, incluso fuera del ámbito de la música. Esta tendencia se retrata en el
artículo del importante arquitecto Adolf Loos "Ornamento y delito", enmarcado en
63 "
una estética modernista, donde este autor expresa: «Tenemos el arte que ha borrado el ornamento. Después del trabajo del día vamos al
encuentro de Beethoven o de Tristán (...) La carencia de ornamento ha conducido a las
demás artes a una altura imprevista. Las sinfonías de Beethoven no hubieran sido
escritas nunca por un hombre que fuera vestido de seda, terciopelos y encajes. El que
hoy en día lleva una americana de terciopelo no es un artista, sino un payaso o un
pintor de brocha gorda. Nos hemos vuelto más refinados, más sutiles.» (Loos 1908:6)
Desde la influencia de dicho contexto estético y filosófico, resulta comprensible
que las transcripciones musicológicas de cualquier índole sigan patrones de
eliminación del ornamento, viendo como a partir del siglo XVIII, en la práctica de
la música académica europea se ha reducido drásticamente la presencia del
"adorno". La ornamentación ha llegado a ser considerada en algunos ámbitos incluso
como un manierismo, en la búsqueda de una estructura principal subyacente. Dado el
origen occidental de la etnomusicología, es lógico que el concepto de melodía
sintética se perpetúe. Resulta habitual pues, que tanto las metodologías como las
herramientas concretas de análisis y representación releguen a un papel secundario el
estudio del melisma o el microtono. En este proceso de transcripción que podríamos
denominar como “esencialista”, se favorecen conceptos céntricos para la música
occidental, en los que la melodía se contempla desde una perspectiva escalística,
separada del acompañamiento, y sin embargo analizada bajo el prisma de las
funciones armónicas.
Es cierto que gran parte de la música folklórica y popular de occidente
proviene de sistemas tonales y modales, con contenidos muchas veces
esquematizables en relaciones escala-acorde. A diferencia de estos sistemas, existen
otros más complejos, como por ejemplo los ragas de la música carnática. Éstos,
no solamente pueden adoptar varias formas usando distintos grados en cada una de
ellas (de manera similar, pero mucho más elaborada que las dos formas de la escala
menor melódica, ascendente y descendente) sino que además comprenden una serie
de reglas que regulan la ornamentación y los trayectos entre las notas. Sería
impensable un concepto del raga desde la armonía, por dos razones: la primera es
que el sistema de afinación no es temperado, la segunda -conclusión directa de la
anterior- es que la armonía estrictamente no existe, ya que tan solo se da la
verticalidad entre la nota pedal y la melodía. En cualquier caso, el hecho de que no
"64
aparezcan acordes (ni de tónica, ni de subdominante ni de dominante) no quiere decir
que no surjan polaridades entre los distintos grados. No es tarea de esta tesis
profundizar en cuestiones armónicas, ya que la debla es una cante sin
acompañamiento, aunque sí convenga mostrar cómo el análisis melódico tradicional
se ha focalizado estrictamente sobre las notas de unas hipotéticas escalas modales
preexistentes, que muy relativamente se pueden aplicar al caso actual.
Un punto de vista de la melodía, entendida como estructura es expuesto de la
siguiente manera por Charles Seeger: «On the one hand, lets us agree, melody may be conceived (verbally it must be
remembered) as a succession of separates sounds, on the other, as a single
continuum of sound- as a chain or as a stream. Conception as a chain tends to
emphasize structure and entities that move; conception as a stream, function and
movement itself as a transmission of energy. Neither, of course, tells the whole
story as the musician knows it.» (Seeger 1977:169)
Abundando en el primer concepto de cadena (chain) del texto de Seeger, es
interesante anotar que tradicionalmente se ha dejado a un lado aquello que se sitúa en
los intersticios de la escala y/o de lo temperado y que permite que la melodía suene
como un fluido con características propias, en lugar de una mera yuxtaposición de
alturas estáticas. Sin renunciar a una visión estructural, es importante rescatar los
elementos que unen las notas de la cadena mencionada, para acceder a una
representación más objetiva.
El orden escalístico establecido por la música occidental, que considera las
notas de la escala como grados estáticos, potenciales generadores de armonía
(cuando menos implícita), ha sido determinante para la teoría analítica a la hora de
fundar los conceptos de material musical principal y secundario. Estos términos
que también se encuentran bajo sinónimos como significativo y fortuito o pertinente
y no pertinente, responden a conceptos jerárquicos que no se han limitado a
aplicarse a la música transmitida tradicionalmente en los conservatorios, sino que
se han extendido al análisis de otros estilos musicales, cuya génesis y regulación
interna es muy distinta, entre ellos el flamenco.
La búsqueda de una escala o modo que de por sí explique las funciones
melódicas y armónicas del flamenco, ya sea desde la teoría de la música académica
del XVIII-XIX o desde el jazz, ha impedido establecer un sistema propio e
65 "
independiente. Las consecuencias de este enfoque afectan directamente a la
consideración (y percepción) de la ornamentación y la microtonalidad melódicas,
abordadas, cuando lo son, como souvenirs musicales.
De la bibliografía contemporánea del flamenco se destilan referencias
esporádicas a la importancia de la microtonalidad, no tanto con respecto a la
ornamentación, que por distintas razones ha sido generalmente descartada como
objeto de análisis.
En lo tocante a la microtonalidad, valga el siguiente ejemplo:
«Pues bien, el cante flamenco usa unidades melódicas más pequeñas todavía,
hallándose los tercios, los cuartos, sextos... de tono, sin que hasta la fecha se haya
dispuesto nadie a investigarlo, precisando cuáles y cuántos.
No debería ser éste un problema técnicamente insoluble a estas alturas, si tenemos
en cuenta que la acústica electrónica controla ya multitud de intervalos fraccionarios
diversos, de antiguos sistemas -el apótome, la limma, la diesis, el pyknon, la comma,
la parve, el schisma...- y los mide todos ellos con diminutas unidades logarítmicas
modernas como el savart, el cent o el prony. Así por ejemplo, una octava tiene 300
savart o 1.200 cents (el prony = 100 cents) mientras que el mismo intervalo de los
ocho tonos diatónicos occidentales sólo equivale a 24 cuartos de tono casi
correspondientes a los 22 srutis de las escalas hindús. La construcción, al respecto, de
un "estroboscopio de análisis horizontal" -debidamente amplificador- lo que no debe
ser muy difícil para la actual ingeniería electroacústica -sería tan valioso
instrumento de investigación para la musicología, como el microscopio lo ha sido
para la etiología clínica» (Hoces 1982:154).
Refiriéndose a la ornamentación, entendemos en este caso tímbrica, en la
siguiente cita puede trazarse una línea de opinión Falla- Preciado-Hoces: «Aporta Dionisio Preciado el juicio de Falla -de quien incorpora parte de su tesis
flamenca- por el que sagazmente nos descubre cómo tales géneros ornamentales,
sugeridos por un arrebato emotivo, deben ser tenidos mejor por especie de "amplias
inflexiones vocales", es decir, cante hablado desgarradamente fuera de toda posible
pentagramación, en la que nosotros occidentales estamos siempre tratando de
traducir y meter nuestras percepciones musicales, sin darnos cuenta que es, además
de una simpleza pretenderlo, una falsificación de esos pasajes paroxísticos que
dejan, por instantes, de ser mero canto y simple música, para pasar a mostrarse como
un ancestral rugido fisiológico, resumidor fonéticamente de toda la angustia humana
hecha exorcismo, arte y catarsis.» (Hoces 1982:156)
"66
El texto parece sugerir que, a pesar de toda la angustia, pasión, intuición
primitiva y desgarro ancestral, no estemos trabajando con sonidos emitidos desde
unos códigos culturales determinados, así como que estas “amplias inflexiones
vocales”, no son analizables de la misma manera que el resto de la interpretación
vocal (ese resto al que el autor sí considera música). Se observa como en las citas
anteriores del mismo texto, el lenguaje y la actitud frente a la microtonalidad es
diametralmente opuesta a la de la ornamentación, aunque musicalmente resulte difícil
separarlos. Estos párrafos representan dos tipos de acercamiento al flamenco: el
intuicionista (desgarros, duendes, arte, catarsis…) y el científico, expuestos por un
mismo autor.
Bajo la óptica de esta investigación, puede afirmarse que, en una clasificación
en la que primen los criterios histórico-geográficos, el ornamento es un parámetro
a tener en cuenta a la hora de diseñar un mapa del cante. Incluso si, como se supone,
está íntimamente asociado a la creación personal, esto ayudaría a trazar las rutas de
transmisión y aprendizaje del cante, aunque éstas no fueran estrictamente
geográficas.
En esta línea, Emilia Gómez incluye la ornamentación dentro de las
transformaciones de alto nivel de la melodía, para la que se debe definir un descriptor
a la hora de producirse la identificación melódica automática: «Ornamentation and reduction: here, the user is able to modify the “melodic density”
descriptor. Ornamentation consists in defining macros for the typical ornamentations
such as trill, mordant, cadence, etc, following their definition in music theory
textbooks [14]. These macros can be applied in a sensible manner to notes selected by
the user.» (Gómez et al. 2003:4).
Esta participación en la definición de macros, implica adjudicar a la
ornamentación un papel de primer orden, tanto en la construcción melódica como en
la de los rasgos del estilo musical.
Un estudio específico de la ornamentación en los cantes a palo seco, orientado en
la dirección de la detección automatizada, se localiza en la investigación de Francisco
Gómez (Gómez, F. et al 2011), que será abordada en el próximo capítulo.
Generalmente, cuando se intenta definir un palo a través de su melodía se
buscan las notas comunes en distintas interpretaciones. Estas melodías, no suelen
67 "
coincidir plenamente entre las distintas versiones, así que las notas se resumen en
un mínimo común denominador esencial que obvia, de manera inevitable, los
caminos menos transitados. Al no contemplarse la ornamentación dentro de dicho
esqueleto melódico, no se establecen categorías ornamentales, por lo que se
desconoce el grado de repetición o de variación de los ornamentos entre las
distintas interpretaciones (y/o los diversos palos); Sin categorías de referencia, el
ornamento permanece en una nebulosa en la que todo parece lo mismo porque no se
identifica nada. Entendiéndose los ornamentos como un producto de la improvisación
individual, variación constante personal e irrepetible, su transcripción se considera
estéril, evitando de esta forma múltiples complicaciones. De una manera tácita o
expresa, la ornamentación no se considera habitualmente necesaria a la hora de
definir las características fundamentales de un palo, de un estilo o, incluso, de un
cantaor. Las peculiaridades ornamentales, por no haber sido reconocidas, ni por lo
tanto contrastadas, resultan prescindibles.
Aunque, efectivamente, nos situemos ante un fenómeno de variación libre y
personal, éste es relativizable, dado que los mecanismos creativos del ser humano
se fundamentan en la modificación de patrones previamente fijados. Hasta el
momento no parece existir ningún estudio que demuestre o refute hipótesis alguna de
pautas de comportamiento ornamental en el flamenco.
Si la ornamentación, como parece lógico, no se encuentra sometida a una
variación perpetua o aleatoria, resultará factible detectar patrones, agruparlos y
nombrarlos y, por lo tanto, transcribirlos. Pero aun suponiendo que los ornamentos
cambiasen constante, notable y aleatoriamente entre las distintas interpretaciones
(posibilidad muy poco probable en una ejecución humana), lo cierto es que siempre
se encuentran presentes y que su ausencia de la transcripción produce una
falsificación de la realidad, al obviar elementos perennes que inevitablemente
contribuyen a la formación de las características del estilo.
Cuando se establecen únicamente perfiles melódicos “esenciales” se propician
clasificaciones establecidas al margen de parámetros variables pero diacríticos e
imprescindibles; El ánimo taxonómico sugiere que las investigaciones partan de
definir lo común dentro de un cante, para poder establecer a posteriori las
diferencias con otros (por ejemplo, una soleá en contraposición a una seguiriya). Al
"68
emplear la mayoría de las investigaciones esta metodología, se ha relegado la
búsqueda de la diferencia (la variación) dentro de cada palo, aparcando sine die
numerosos estudios de estilo, así como el análisis de sus elementos improvisatorios.
Una alternativa al punto de vista esencialista está representada, por ejemplo, en
la investigación de J.J. Cabrera (Cabrera et al. 2011:72), quién indaga en las
variaciones melódicas, con herramientas como el cálculo del “grado de similitud
melódica”13.
Convendría pues, reforzar el concepto de “la diferencia”, entendido como de
fundamental importancia, ya que liga lo oral y lo escrito, e intrínsecamente unido a
los límites de la representación (Derrida 1967). Evidentemente, denotar diferencias
es un proceso paralelo al de establecer similitudes, ya que lo uno no puede definirse
sin implicar lo otro, pero es destacable que enfocar la investigación desde la
diferencia, permite abordar, por ejemplo, cómo el flamenco se distingue de otras
músicas en las que se usan escalas, acordes o cadencias similares (por ejemplo
algunos estilos de pop español o ciertos temas de jazz y piezas de música
académica), redescubriendo el papel de los aspectos microtonales y ornamentales en
el lenguaje flamenco. En esa dirección apunta la investigación de Francisca
Merchán (Merchán 2008:19) que será objeto de estudio a continuación.
2.1.11 ORNAMENTACIÓN Y MELODÍA EN LA INVESTIGACIÓN
DEL FLAMENCO
Encuadrada en una metodología taxonómica de carácter esencialista, cabe
destacar la trayectoria investigadora del también guitarrista Phillipe Donnier, siendo
uno de los investigadores con enfoques más originales de los dedicados al género
flamenco. Este autor ha dado un paso adelante respecto a la bibliografía flamenca
precedente, al analizar los distintos tipos melódicos dentro de un mismo palo (por
ejemplo soleares de la Serneta, de Alcalá, de Cádiz, etc. (Donnier 1998). En sus
publicaciones, Donnier excluye sistemáticamente el melisma y el ornamento de la
transcripción y el análisis. A lo largo de una serie de pasos secuenciados, desecha
adornos, melismas, repeticiones de notas, dobles aproximaciones diatónicas y
13 El mismo parámetro es denominado en inglés como “correlation coefficient between note histograms” (Cabrera et al. 2008:7)
69 "
cualquier tipo de recurso ornamental que pudiera enmascarar el esqueleto melódico
perseguido. Establece un criterio de melodía común, limitada a aquellas notas que
permanecen estables entre las distintas versiones, priorizando esta radiografía
melódica sobre cualquier otro aspecto musical.
La estructura subyacente, por tanto, se alza metodológicamente como el
elemento relevante e idiosincrásico de la melodía. Puede observarse, a grandes
rasgos, cierta afinidad con el espíritu Schenkeriano, en la intención de esquematizar
la música en los mínimos elementos posibles, en este caso con objeto de obtener
una definición de palos y estilos14.
En el proceso de búsqueda de este chasis melódico, Donnier utiliza dos tipos de
notaciones:
−Notación con neumas medievales para soslayar la cuestión de la compleja
relación de flexibilidad de la melodía con el marco temporal.
Si bien la notación contemporánea lleva décadas transcribiendo los fenómenos
rítmico- temporales con éxito, Donnier rescata la notación neumática, abandonada
hace siglos por falta de claridad y precisión. Esta notación manifiesta evidentes
problemas de legibilidad y tipográficos, pero es precisamente su ambigüedad es la
que sirve al autor para proponerla.
En la música actual existen multitud de herramientas diseñadas para funcionar de
manera flexible respecto al tiempo: la notación de distintas cabezas de nota sin plica
se encuentra estandarizada, así como la notación proporcional, ya utilizada en la
transcripción del flamenco, como por ejemplo en Blasco (2010:7-52), la medición del
tiempo en segundos y no en compases, o la escritura con pulso pero sin compás. De
hecho, si todas estas posibilidades notacionales son habituales hoy en día en la
escritura occidental, es en gran parte debido a la influencia de las músicas populares.
14 Evidentemente en una dirección distinta a la de Schenker ya que éste último se centra en los aspectos formales y armónicos, “despreciando” la melodía. Además Schenker trabaja en un mundo en el que la partitura delimita una forma cerrada precompuesta y es de carácter prescriptivo, a diferencia del cante flamenco cuya forma puede sufrir variaciones y la partitura es, en este caso, descriptiva.
"70
Fig. 09; Transcripción de Soleá de la Serneta por Tomás Pavón. Etapa 2. Fragmento de imagen
(Donnier 1998:113).
−La segunda notación a la que Donnier recurre, consiste en reducir los
contornos melódicos a triángulos, prescindiendo de una inserción temporal precisa,
consiguiendo una representación que, al igual que la de la forma de onda, elimina
cualquier posibilidad de lectura musical.
Fig 10; Reducción del patrón melódico de la Soleá de la Serneta. (Donnier 1998:112).
Precisamente, una de las virtudes que atribuye Donnier a esta notación es la
de excluir la posibilidad de repentización, es decir, el hecho de que se trata de una
escritura absolutamente no prescriptiva: «Las transcripciones se resisten a cualquier
tipo de repentización, evitando así cualquier interpretación folklorizada» (Donnier
1998:110). Este análisis se sitúa en uno de los extremos del continuo prescripción-
descripción, renunciando a cualquier nivel de capacidad prescriptiva, como
Donnier expresa abiertamente, justificado por la presunción del peligro que ofrece
la prescripción sobre la tradición oral. En este sentido, resulta necesario puntualizar
que la finalidad de esta investigación no pasa por la conservación ni la destrucción
del repertorio, sino simplemente el reconocimiento de signos de identidad
diacríticos, evitando el uso de términos como “aflamencamiento”, por las
connotaciones que encuentra J. Labajo en otros contextos:
«"Aflamencar" is a verb used in current Spanish language that has also been
adopted by certain researchers to express the adaptation of any song to the spirit
peculiar to the musical production classified as flamenca. In so doing, they aim at
preserving the "traditional" repertoire from innovation.» (Labajo 1997:2)
Una representación abstracta como la de los triángulos de Donnier, en la que se
evita una correspondencia unívoca entre escucha y representación, resulta de una
aplicación circunscrita a fines musicológicos fuertemente específicos. La pérdida de
71 "
capacidad prescriptiva, paradójicamente, conlleva una merma en la descriptiva. El
autor argumenta que «el fin analítico perseguido en este nivel de análisis es poner en
evidencia de manera rápidamente perceptible las oposiciones entre las distintas
formas melódicas» (Donnier 1998:111).
En una dirección paralela a la de Donnier, y, sin embargo, en algunos aspectos
puntuales casi contrapuesta, destacaremos el estudio de Francisca Merchán
(Merchán 2008). La metodología empleada en su investigación, como vimos
anteriormente, abre las puertas para la comprensión de la importancia del ornamento
en la formación de la identidad sonora del flamenco. Merchán, realiza diversos
análisis de un mismo tema cantado a capella en distintos estilos musicales, es decir,
una misma melodía versionada, concentrando la atención justamente en los
parámetros que menos suelen representarse en la partitura flamenca: timbre,
dinámica, vibrato y melismas (no incluye separadamente el glissando o los
portamentos). Los temas musicales analizados son, tal y como expone Francisca
Merchán: «Son montuno, Gloria Estefan, Cuban folk; Guantanamera, José Fernández Díaz, cuban
folk; Pañuelo Moruno, Manuel de Falla, classic; Fuego fatuo, Manuel de Falla, classic;
Sometimes I’m happy (sometimes I’m blue), Vincent Youmans and Irving Caesar, jazz» (Merchán 2008:14)
La autora estudia lo que sucede con los parámetros anteriormente descritos
cuando estos temas se cantan en estilo flamenco, para determinar de este modo las
peculiaridades estilísticas, concluyendo, entre otros puntos, que el vibrato no es
esencial, que existen patrones en los melismas, y que éstos suelen implicar
microtonalidad.
Cabe plantearse que el experimento debiera haberse realizado grabando la voz
sobre acompañamientos instrumentales, en lugar de hacerlo a capella. De esta
manera se ofrecería un contexto estilístico real (las canciones son originalmente
acompañadas) y un marco rítmico y de afinación, proporcionando una referencia a
la microtonalidad, sin correr el riesgo de desnaturalizar la relación melodía-armonía
implícita, al cantarse en la abstracción de la soledad. La interpretación vocal “a palo
seco” es diferente a la que se produce cuando tenemos un conjunto de instrumentos
acompañantes, variando los resultados, no sólo en los diseños melódicos, sino
también a nivel rítmico y de intensidad sonora.
"72
Merchán resuelve que el vibrato no es inherente al cante flamenco
(Merchán 2008:19), conclusión que en la medida de nuestro campo de acción
rebatiremos, ya que, como se verá, en todos los casos estudiados la debla se
interpreta con vibrato. Éste se halla íntimamente ligado a la microtonalidad, y el
estudio de su amplitud y frecuencia proporcionará resultados imprescindibles para
extraer conclusiones acerca de la ornamentación. Si bien en la presente investigación
el análisis del vibrato se restringe a la debla, en lugar de llevarlo a cabo con una
sola cantaora, los datos estadísticos se obtienen a partir de un conjunto
representativo de intérpretes, por lo que los resultados serán significativos dentro de
las estrechas fronteras de este palo.
Al respecto de este tema, Seashore realizó los primeros estudios, detallando
parámetros tanto del vibrato como del glissando a través de representaciones
gráficas. La importancia musical del vibrato viene definida claramente en las
palabras del autor: «The vibrato is the most important of all the musical
ornaments because it occurs so frequently and because it contributes flexibility,
tenderness and richness of tone to tone quality» (Seashore 1947:55).
Otros investigadores que han abordado el tema de la ornamentación en el
flamenco son el grupo dirigido por Francisco Gómez, junto a Aggelos Pikrakis,
Joaquín Mora, José Miguel Díaz-Báñez, Emilia Gómez y Francisco Escobar. En su
texto "Automatic detection of ornamentation in flamenco" proponen la
implementación del algoritmo de Smith-Waterman para la detección automática de
ornamentos (Gómez, F. et al. 2011), afirmando: «In general, ornaments in flamenco styles strongly depends on the style itself, the vocal
technique of the particular cantaor (singer), and the singing school (compare, for
example, Mairena (Seville) to Agujetas (Jerez))
For this work a total of 30 different ornaments were defined. Selection criteria were
mainly grounded on melodic movement and interval type. The selected ornaments can
be classified in the following broad categories: mordents, double mordents, trills, turns,
3-note movements, and 4-note movements. For example, within the category of
mordents, we can find upper and lower mordents; depending on the type of scale, the
ornament can be at a distance of a tone or half-tone. The 3-note movement consists of
three consecutive notes in the established scale; the 4-note ornaments are defined
similarly. These ornaments can be regarded as the building blocks of more complicated,
longer ornaments occurring in flamenco music.» (Gómez, F. et al. 2011: 01).
73 "
Este trabajo, simultáneo a la elaboración de estas páginas, ofrece unos resultados
muy interesantes y prometedores para un estudio a gran escala de la ornamentación,
en algunos aspectos paralelos a los que se obtendrán a lo largo de los próximos
capítulos, aunque muestran diferencias sustanciales en sus puntos de partida:
mientras que la investigación de Gómez, F. et al. se centra en la detección automática
de ornamentos previamente catalogados y en como mejorar estos algoritmos, en la
metodología que se presenta, más cercana al mundo de la composición, prevalece el
uso de procesos semiautomatizados que combinan operaciones manuales en la
detección y segmentación de alturas, así como en la identificación ornamental,
realizada a posteriori de la detección.
Entre sus resultados Gómez, F. et al. reconocen las dificultades actuales de una
detección ornamental automática: «Our preliminary results showed that fine-tuning the algorithm was somehow delicate.
Several combinations of threshold were tested, ranging from values allowing strict
matches or allowing looser matches. We are still exploring more combinations to
determine the best trade-off among the parameters. Location of ornaments was good in
general, although they can substantially improved in several directions, one of the
most important being the adequate discrimination between ornaments and melody
itself in certain cases. » (Gómez, F. et al. 2011: 02)
En el desarrollo de los próximos capítulos se constatará cómo la descripción
gráfica y la renovación notacional resultan objetivos fundamentales, paralelos a la
catalogación.
En cuanto a las categorías ornamentales establecidas por Gómez et al (2011), si
bien coinciden parcialmente con las nuestras, subyacen discrepancias importantes al
respecto, ya que en el presente trabajo trabajo se han evitado aquellas categorías que
por evoluciones históricas puedan dar lugar a distintas interpretaciones, por ejemplo
categorías tales como mordentes, dobles mordentes o trinos, expuestas aún hoy a
diatribas sobre su realización, y cuyos símbolos consideramos demasiado amplios y
ambiguos. Además, en la definición ornamental utilizada, participa de una manera
irrenunciable la microornamentación, con portamentos, glissandos y vibrato; Por
consiguiente, la microtonalidad se ha involucrado indisolublemente en los criterios de
realización ornamental.
"74
Por otra parte, el corpus analizado es distinto (sólo deblas, frente a las tonás en
general del estudio de Gómez, F. et al.) por lo que el foco resulta más estrecho y
concentrado, frente a las mayores posibilidades comparativas entre palos del estudio
de Gómez, F. et al.
2.1.12 MELISMA, ORNAMENTO Y MICROTONALIDAD
El melisma consiste en una evolución melódica ornamental desarrollada
generalmente sobre una vocal. Sin embargo, al definirlo como tal es necesario
transmutar el significado común de ornamental como algo superfluo o accesorio. Al
igual que en una catedral barroca, se asume que el ornamento en el flamenco es
trascendental y que sin él no sobrevive plenamente su esencia sonora.
Resulta muy interesante la reflexión de G. Adamo relativa al melisma:
«Melismi. Sotto questa dicitura possiamo raggruppare un’amplia gamma di fenomeni,
dalle variazioni di altezza che per rapidità e profilo appaiono vagamente simili agli
abbellimenti della tradizione colta (i vari gruppetti e mordenti descritti dai libri di
teoria e solfeggio) alle variazioni di altezza che si presentano come successioni di
note ben definite, che nella musica vocale vengono eseguite su una stessa sillaba,
e che corrispondono più propriamente al termino melisma della musicologia “colta”.
Conviene utilizzare in tutti i casi lo stesso termini, al meno in questa sede, perché è
molto difficile stabilire in senso generale nette linee di demarcazione tra i vari
fenomeni, e ancor più, come già accennato precedentemente, stabilire gerarchie
fra note più importanti e note “di contorno” (il che non significa ovviamente che
all’interno di un determinato repertorio non si possa prevenire alla definizione di
tipologie più definite).» (Adamo 1985:165)
Totalmente de acuerdo con las afirmaciones anteriores en lo relativo a la
aplicación del término académico melisma, la dificultad de distinguir entre los varios
fenómenos que pueden suceder bajo dicho término y, sobre todo, lo inapropiado de
establecer jerarquías entre notas principales y “de contorno” como las denomina
Adamo.
En el contexto de la debla, el hecho de que ciertos elementos sonoros no se
repitan exactamente igual cada vez que se interpreta una melodía, es decir, el que
estén sujetos a variación, improvisación o creación personal, no determina que un
elemento sea fortuito o secundario. La asociación de lo improvisado (o de lo no
75 "
reglado) a lo secundario sólo se entiende desde un prisma etnocéntrico, cuyo eje
principal son las notas incuestionables de una partitura prescriptiva, destinada a
reproducir la idea de un compositor con una ambiciosa fidelidad.
Continúa Adamo:
«Questi melismi sono spesso legati ai glissandi/portamenti appena trattati, e non
sempre risulta chiaro dove finisce un glissando e dove inizia un melisma o
viceversa; ciò nonostante è utile, da un punto de vista descrittivo, distinguere ove
possibile tra variazioni di altezza dalla direzione unica (glissandi/portamenti) e
variazioni di altezza che mutano di direzione disegnando contorni a saliscendi
(melismi, appunto) anche se, ove si riscontra l’un tipo di fenomeno, è frequente
che capiti di rilevar anche l’altro. » (Adamo 1985:165)
Con estas palabras Adamo define el melisma, en contraposición al glissando y el
portamento, como una ornamentación de cambio de altura que varía de dirección,
ascendente y descendentemente. Desafortunadamente, en el flamenco no se ha
producido hasta el momento un análisis de los comportamientos ornamentales
melismáticos, tal vez debido a la enorme variación de éstos y a la dificultad de
medición. Existen numerosos acercamientos a la notación del melisma: desde la
notación neumática en Donnier (1998:110) hasta la representación gráfica propuesta
por Cabrera (Cabrera et al. 2011:66). Este último autor centra parcialmente su
estudio en la debla y, sin embargo, a pesar de constatar en su artículo la gran
presencia ornamental (Cabrera et al. 2011:62), no se considera su transcripción,
enfocándose estrictamente en las “notas fundamentales”.
De hecho, J.J. Cabrera propone la eliminación de las ornamentaciones en los
primeros pasos de la transcripción. Al mismo tiempo afirma, que entre los recursos
expresivos que se deben tener en cuenta y que caracterizan al flamenco, está la
microtonalidad (dentro de la cual crea tres apartados: intervalos de ¼ o ⅓ de tono,
melismas, ornamentación y vibrato) así como los portamentos.
Al prescindir de las notas ornamentales melismáticas y de los microtonos
estratégicos, como también de la relación entre letra y música, sus resultados
filogenéticos están limitados a un solo parámetro: los intervalos entre “notas
fundamentales”, aparcando la pertinencia de otros rasgos diacríticos musicales. Sin
embargo, dentro de sus conclusiones propone una línea de investigación que analice
"76
ornamentaciones o melismas, así como la idea de complementar este análisis con el
de la letra (Cabrera et al. 2011:81).
Aunque alejada del campo del flamenco, podemos citar la investigación de
Puiggròs (Puiggròs et al. 2006); En su artículo estudia, entre varios aspectos, la
interpretación de los trinos en el fagot: duración de las notas, regularidad, etc. Es
muy interesante su diferenciación entre trinos controlados y no controlados, que
acepta ser contemplada en paralelo con el concepto de vibrato mesurado expuesto
más adelante en esta páginas.
Por lo general, a la hora de reducir la melodía a las notas en las que desembocan
los melismas, no se considera la posibilidad de que existan unos patrones de
organización o distribución del ornamento, excepcionalmente dichos patrones son
apuntados por Merchán:
«Melisma is a very special element in flamenco singing. It is the ornamental
resource that gives place for improvising (in general, improvisation is not allowed
in flamenco singing). There are some patterns that the singer can follow to build
his/her melisma. Normally the melisma melodic contour flows in microtones, so it
cannot be expressed by a semitone scale.» (Merchán 2008:19)
Como puede verse, la definición de melisma de Merchán está intrínsecamente
relacionada con su función en el cante flamenco y su carácter volátil, improvisado.
Sin embargo Merchán apunta las dos premisas fundamentales de esta tesis: la
existencia de patrones o modelos para la construcción del melisma y la pertinencia
de la microtonalidad. Recientemente, la investigación liderada por Francisco Gómez
(Gómez, F. et al. 2011) considera oportuna la catalogación de dichos ornamentos, de
cara a su reconocimiento automático.
El papel de la improvisación en el cante es una cuestión que necesitaría una
extensa matización, partiendo de que en el flamenco y otras músicas populares, en
las que la figura del compositor no existe o no tiene gran relevancia, las cuestiones
de reproducción literal de un hipotético modelo son relativizables y, probablemente,
de muy distinta índole en los casos de la guitarra y la voz, incluso cuando la fuente de
transmisión para ambos sea oral e imitativa. Conceptos como el de "plan de grupo"
utilizado por Tulia Magrini (Magrini 2004:169), no son aplicables a la debla, aunque
tal vez sí a otros palos, ya que, evidentemente no existe tal grupo, ni las
77 "
connotaciones lúdicas y sociales del contexto del canto lírico italiano, objeto del
estudio de la etnomusicóloga.
En lo relativo a la microtonalidad, existen en la literatura previa algunos intentos
de establecer una notación (Hurtado y Hurtado 1998:79-80, Pérez 1996:40) partiendo
de la concepción del microtono no mesurado. También Lola Fernández alude al tema
(Fernández 2004) aunque no se vea reflejado en sus transcripciones, así como
Emilia Gómez (Gómez y Bonada 2008) en sus menciones a escalas enarmónicas.
En la obra de los Hermanos Hurtado se aborda el microtono, primero como
concepto (Hurtado 1998:23) y más tarde desde su notación (Hurtado y Hurtado
1998:80; Hurtado y Hurtado 2009:308), también aparecen referencias a la
ornamentación (Hurtado y Hurtado 1998:35, Hurtado y Hurtado 2009:161). En
otros textos se ha tratado el uso de la microtonalidad a través del vibrato (véase
Romero Jiménez 1996:Vol I:78 o Merchán 2008:16)
Para formar una idea de la atención concentrada en estos recursos, a lo largo de
uno de los pocos libros sobre teoría musical del flamenco, el de Lola Fernández -
Premio de Investigación del Festival Internacional de Cante de las Minas de La
Unión- el punto dedicado al microtonalismo ocupa catorce líneas, lo cual deja
entrever que, a pesar de entenderse esta cuestión como una característica
inequívoca del flamenco, se relega su estudio y su teorización. El tema se
resume con la siguiente frase: «...la voz flamenca se caracteriza por el uso de un microtonalismo no sistematizado
en forma de apoyaturas y floreos de un cuarto o tres cuartos de tono, que dotan a las
melodías flamencas de esa estética tan peculiar» (Fernández 2004:73)
La incursión de Lola Fernández en el campo de la microtonalidad nos deja
algunos datos interesantes: reconociendo la relevancia de la microtonalidad, al
expresar que es la que dota a las melodías flamencas de su estética peculiar. Es
decir, se apunta, como en estas páginas, que los mecanismos microtonales
constituyen un rasgo distintivo del estilo.
Por otra parte, resalta la afirmación de la no existencia de una sistematización de
la microtonalidad en el cante, pudiendo referirse a la ausencia de una situación
concreta del microtono en la melodía, a su inserción en la estructura formal, a la
organización de sus intervalos, o bien a todo ello. Si bien afirma que los intervalos
"78
son de cuarto y tres cuartos de tono, cabe plantearse si en su opinión estos intervalos
son aproximados o intentan ser exactos. Otra cuestión es si se producen en ciertos
grados, posibilitando una armadura. En otro párrafo la autora puntualiza lo siguiente: «Las transcripciones melódicas flamencas realizadas con notación tradicional
semitonal no resultarán siempre del todo exactas. Existe la posibilidad de aplicar el
sistema de alteraciones de otras músicas microtonales como las de la música turca
o árabe, o cualquiera de los recursos utilizados en la escritura de músicas
contemporáneas o para la transcripción de músicas tradicionales que, como el
flamenco, utilizan este tipo de afinación. En cualquier caso, todo recurso
utilizado para representar la ambigüedad de afinación de estos sonidos puede ser
válido, siempre que facilite la comprensión de la transcripción» (Fernández 2004:73).
La referencia a la ambigüedad de estos intervalos contrasta con la afirmación
previa de una interválica de un cuarto y tres cuartos de tono. Tal vez se pretende
indicar que existen unas intenciones conscientes del cantaor de producir un
efecto microtonal, aunque el intervalo resultante sea improvisado y no mesurado.
Por otro lado, si bien en las transcripciones de la música clásica turca y árabe se
presentan estas alteraciones, también es cierto que se encuentran sistematizadas en
la modalidad.
En cualquier caso, el criterio que se empleará de aplicar la notación
contemporánea en la escritura microtonal flamenca, queda reforzado con las
anteriores palabras de Lola Fernández.
2.1.13 VIBRATO, ANTECEDENTES EN SU ESTUDIO
Contrariamente a las metodologías de síntesis melódica, algunos autores han
profundizado en los detalles de la ornamentación, dentro de la cual se incluye el
vibrato. Uno de los tratados clásicos que abordan el tema del vibrato desde una
perspectiva científica es el de Seashore (1947:55-71). En él, el autor clasifica el
vibrato en tres tipos: pitch, intensity y timbre, que pueden aparecer simultánea o
separadamente. Además propone una solución gráfica para la notación del vibrato,
directamente derivada de la transcripción automatizada, grafía en la que la altura de
la curva representa el intervalo tonal del vibrato.
79 "
Fig 11 Representación gráfica (Seashore 1947:117)
Fig 12. Curvas de vibrato por Seashore (1947:68)
Seashore realiza una descripción específica a través de medios numéricos y
gráficos, que combina un eje temporal horizontal con un eje de alturas tonales
vertical (al igual que la partitura). En otras gráficas de este mismo libro, el
parámetro intensidad se refleja con una curva añadida, situada en la parte inferior
(Seashore 1947:57-58).
Este tipo de representación ha constituido un punto de partida para el estudio
analítico de vibrato y glissando, si bien desde 1947 la tecnología ha avanzado
considerablemente con el desarrollo de la informática, proporcionando gráficos
mucho más accesibles.
La notación de las fluctuaciones de entonación (y de otros parámetros) a través
de curvas es adoptada también en la música contemporánea, aunque la mayoría de
las veces éstas se encuentran situadas encima del pentagrama.
Ejemplos de otras investigaciones sobre el vibrato son las de Pacholczyk (1974),
en el ámbito de la voz, así como numerosos estudios del vibrato en los cantantes
clásicos y otros contextos (ver Nettl 2005:89). También se han realizado análisis
específicos del vibrato en instrumentos musicales como el violín o el fagot (Puiggròs
et al. 2006).
"80
Respecto al vibrato en el flamenco, Francisca Merchán aporta algunas
observaciones interesantes: «Vibrato is an interesting issue in flamenco, because flamenco vibrato differs from other
styles. It is hardly distinguished from a melismatic ornament. It is very unstable. It may
be modeled as a micromelisma instead of a frequency modulation.» (Merchán 2008:16).
En estas palabras Merchán anticipa dificultades y conclusiones que
aparecerán en la transcripción y notación del vibrato, en concreto al resaltar el
importante concepto de micromelisma.
Otra afirmación extraída del mismo estudio: «The vibrato ornament is basically
used to maintain a note or to move between scales. Many cantaores do not use
vibrato, so it is no inherent to flamenco singing» (Merchán 2008:19). Estableciendo
así un principio que, a lo largo de los análisis, no parece ser aplicable a la debla,
como ya se expuso anteriormente.
Debido a que el concepto de vibrato vocal a menudo se ha identificado en
occidente con su interpretación operística, fijando unos márgenes en velocidad y
altura ligados al uso de la impostación, algunos autores prefieren nombrar las
oscilaciones equiparables que se producen en otras músicas con un término más
amplio como shake o batido, concepto que por lo general suele referirse a
fluctuaciones más definidas que el vibrato.
Reina (1995) propone shakes en su partitura que consisten en una o dos batidas
aisladas, abriendo las puertas al concepto de control del número de batidas en el
vibrato flamenco, así como a su representación gráfica.
En laa opinión aquí mantenida, se pueden considerar el shake y el vibrato
como dos polos del continuo de la variación microtonal ondulatoria de una nota,
definidos por el grado de articulación de los extremos de la ondulación, continuo en
el que existen zonas intermedias difíciles de denominar.
2.1.14 RESUMEN DEL ESTADO DE LA CUESTIÓN
A modo de breve sumario de lo referente al estado de la cuestión en las
distintas vertientes que se han abordado, puede afirmarse que, si bien en un marco
general etnomusicológico se han realizado avances importantes en muchos aspectos,
incluidos los relacionados con la etnomusicología computacional, en este último
campo, la investigación dedicada específicamente al análisis del flamenco acaba de
81 "
comenzar un nuevo y excitante camino por recorrer, paralelo al de los estudios de
carácter antropológico.
Tras un exhaustivo estudio de las partituras vocales flamencas publicadas, es
posible afirmar que a lo largo de la literatura existente, la gran mayoría de los
transcriptores han usado técnicas neutras (sin ornamentación), útiles a la hora de
analizar la dirección y/o el sentido armónico de una melodía, o como potencial
guión prescriptivo. Sin embargo, esta escritura se revela insuficiente cuando se
pretende reflejar con nitidez el contorno melódico del cante, marginando el papel de
ornamentación y microtonalidad al revelar una genealogía, trazar la historia o
diseñar un mapa geográfico del cante, donde estos parámetros dicen tanto como la
melodía, la armonía o el ritmo. Por otro lado, se constata un incremento paulatino en
la aplicación de representaciones gráficas al análisis del flamenco.
Cabe destacar en los últimos años, entre otros trabajos, la aproximación
neumática de Phillipe Donnier (Donnier 1998), así como los diversos artículos de
Emilia Gómez en torno a la transcripción automática (Gómez y Bonada 2008,
Gómez y Herrera 2008), la labor de transcripción de los Hermanos Hurtado
(Hurtado y Hurtado 1998, Hurtado 2005b, Hurtado y Hurtado 2009), la incursión
matemática-computacional dirigida por Díaz-Báñez (Díaz-Báñez et al. 2005, Díaz-
Báñez et al. 2010) o el estudio sobre los fandangos de M.A. Berlanga (Berlanga
1998), y de Lola Fernández (2011), además de las aportaciones de Faustino Núñez,
la misma Lola Fernández o Pedro Ojesto.
La aplicación de la informática a la transcripción y representación gráfica de
la música flamenca, entre otros intereses paralelos de la etnomusicología
computacional, representará en breve, si no ya, un papel fundamental en el estudio
del flamenco. Con seguridad, en los próximos años se obtendrán conclusiones
importantes en lo concerniente a su transcripción, así como en lo relativo al análisis
y desarrollo de un sistema descriptivo de los palos. Este capítulo se cierra con el
deseo expreso de que en un momento cercano comiencen a abordarse aspectos
relativos a la ornamentación y microtonalidad, en la lista de futuras tareas de otras
líneas de investigación.
83 "
2.2 HIPÓTESIS
Basándose en la interdependencia de las técnicas de transcripción aural e
informatizada, la hipótesis principal de la presente investigación consiste en
comprobar la existencia de comportamientos ornamentales y microtonales
recurrentes, catalogables en la debla, proponiendo unos modelos de carácter
paradigmático. Dichos comportamientos no han de aparecer en el cante
necesariamente de una manera consciente o preplanificada, sino que el cantaor los
escogería de entre un conjunto de opciones estilísticas, pertenecientes a un lenguaje
musical adquirido e integrado por imitación. La definición de dichos modelos llevaría
siempre pareja la consolidación de un repertorio simbólico apropiado.
Como subhipótesis se comprobará si es factible integrar la ornamentación y la
microtonalidad en la debla en un nuevo paradigma metaescalístico de modalidad.
85 "
2.3 OBJETIVOS
Los objetivos de esta tesis, interdependientes entre sí, pueden concentrarse en
los siguientes puntos:
-Identificar un repertorio de comportamientos ornamentales y microtonales en
la debla. Este conjunto no pretende ser exhaustivo, constituyéndose como un work
in progress, abierto a ampliaciones futuras. Si bien debería demostrarse fuera del
ámbito de estas páginas, resulta muy poco probable que los microornamentos
empleados en la debla sean radicalmente distintos que los usados en otros palos
flamencos, por lo que a medida que otras investigaciones aborden este tema, ya sea
en la debla o en otros palos, el repertorio se irá actualizando.
-Consolidar y ampliar el conjunto de símbolos de transcripción actual con
aquellos basados en la notación contemporánea. A través de una revisión crítica
de las propuestas semiográficas preexistentes se ofrecerán distintas posibilidades de
notación, flexibles pero definidas, que constituyan herramientas adecuadas para
reubicar el papel del ritmo, la ornamentación y la microtonalidad en una
transcripción polivalente de la debla.
-Establecer un nuevo concepto, preciso y exhaustivo, de la modalidad en la
debla, extensible a otros palos flamencos. Trascendiendo los modelos académicos
de la tradición occidental, así como los de la armonía de jazz, ambos con carácter
escalístico, se practicará un acercamiento a la modalidad desde un punto de vista
etnomusicológico, implementando distintos niveles no estancos de transcripción y
análisis.
-Identificar los procesos, finalidades y limitaciones de la transcripción
automatizada de la debla, poniéndola en valor con respecto a la aural.
-Proporcionar herramientas y conceptos metodológicos que permitan en futuras
investigaciones profundizar en el análisis de los orígenes y las relaciones
filogenéticas en la debla, así como definir cuestiones de estilo en el cante.
87 "
2.4 RELEVANCIA DE LA INVESTIGACION El trabajo desarrollado en estas páginas incide en las bases del estudio de la
ornamentación y la microtonalidad, proporcionando fundamentos metodológicos
específicos para la transcripción vocal semiautomatizada en contextos similares a la
debla. Al mismo tiempo, en dicha metodología de análisis y transcripción se han
integrado procedimientos ya utilizados en investigaciones precedentes, sumándolos a
las aportaciones propias. Uno de los resultados característicos del proceso empleado
consiste en la generación de partituras en distintos niveles de complejidad, de manera
que se refleje en una adaptabilidad al objetivo de la transcripción, con evidente
proyección en otros contextos musicales. En los niveles más detallados de
transcripción se producen partituras más elaboradas que las precedentes en el ámbito
flamenco, al incluir la representación de microtonalidad y ornamentación, así como
una descripción del vibrato.
Ornamentación y microtonalidad (tras el timbre) conforman una huella
estilística que sirve para reconocer, identificar, diferenciar y “rastrear” un estilo o
un cantaor determinado. El estudio de ambas características aporta nuevos datos a
la hora de establecer los rasgos que definen a un cantaor, las distintas escuelas y
regiones del cante o su evolución histórico geográfica. Tras estas líneas se modela
una metodología semiautomatizada, amigable desde el punto de vista técnico y
asequible a investigadores que se aproximen ocasionalmente. Las herramientas
metodológicas son practicables en cuanto a la accesibilidad comercial y
perdurabilidad de las aplicaciones informáticas utilizadas. Los procesos realizados
son fácilmente trasladables a otros estilos de música vocal ornamentada, ya se
pretenda elaborar transcripciones minuciosas, recolectar repertorios ornamentales o
trazar mapas de comportamiento modal.
En el ámbito del análisis armónico-melódico, el concepto de modalidad
propuesto para la debla, de mayor complejidad y detalle que los actualmente
vigentes, es susceptible de ser formulado también sobre otros cantes flamencos a
palo seco, entrelazando modalidad con comportamiento ornamental y trascendiendo
el concepto estático de correspondencia de cada palo con una escala.
La aplicación de este modelo en cantes acompañados es plausible, si bien
"88
requeriría de modificaciones ad hoc.
Desde la óptica de la composición, las conclusiones de nuestro estudio
ahondan en dos de los aspectos más relegados y sin embargo idiosincráticos del
flamenco: la ornamentación y la microtonalidad, complementando los modelos
armónicos y rítmicos ya explorados por otros compositores y proporcionando un
repertorio de gestos idiomáticos en la debla, así como una metodología para compilar
los repertorios de otros palos. Se abren pues las puertas a la posibilidad de nuevos
estudios de estilo comparativos entre palos, escuelas y cantaores, que incluyan los
elementos microtonales y ornamentales, así como la interacción de éstos parámetros
con la modalidad.
89 "
3 METODOLOGÍA
3.1 INTRODUCCIÓN La metodología que se ha empleado en la transcripción de la debla nace desde el
concepto de trabajo en proceso.
Se ha partido de la consideración rítmica de este cante como oscilante entre el
rubato y el pulso reconocible, ya que aparecen indicios de pulso subyacente. Al
mismo tiempo, la debla muestra características modales y microtonales complejas. La
interpretación por parte del transcriptor de algunas de dichas características puede
subrayar hipótesis concretas sobre su origen o posibles influencias musicales.
La subjetividad inherente a cualquier transcripción, ampliamente probada por
otros autores, implica que distintas soluciones al mismo problema puedan ser
igualmente válidas, incluso aunque conlleven interpretaciones musicológicas
diferentes. Así, una misma transcripción puede adaptarse, evolucionar o corregirse
a lo largo del tiempo, siempre abierta a debate, constituyéndose como un work in
progress, carente de la pretensión de convertirse en la llave de la música flamenca.
Por esta razón se ha desarrollado en estas páginas un continuo en la gradación de la
complejidad de las transcripciones, abiertas a numerosas notaciones distintas del
mismo fragmento musical, todas indistintamente correctas.
El orden de los procesos que realizados en el análisis de la debla se corresponde
en buena medida con los expuestos por Holzapfel, al referirse al trabajo de Doris
Stockmann: «The procedure of a transcription process is in general as follows:
1. Establishing a general structure, e.g. A-B-A-B’...
2. Choosing a characteristic starting point for transcribing, which is typically
NOT the beginning.
3. Which is the tonal extension, which is the general morphology and metric
structure 4. Pitch annotation:
(a) determining the central tone
(b) determine the transposition
(c) determine the key
(d) preliminary melody annotation
5. Determination of durations
6. Determination of structure:
"90
(a) finding verses, pauses, accents;
(b) setting the bars
7. Analysis of performance characteristics
(a) Ornaments, dynamics, register changes etc.
(b) Decision if these elements are assigned to the performer or the
structure of the music performed. » (Holzapfel 2010:5)
En el caso concreto de la debla, el "punto característico" de comienzo del análisis
ha sido la primera sección melismática, a la que se ha denominado Ma (más adelante
se explicará la estructura formal establecida), si bien la presentación del análisis en
estratos provoca que el guión anterior de Holzapfel haya sido tan solo parcialmente
aplicable.
El carácter técnico-musical de la presente investigación no resulta
contradictorio con otros avances de orientación antropológica en el terreno del
flamenco, puesto que la evolución en cada campo se apoya en los avances del
resto. De esta manera, cunde el convencimiento de que tanto la metodología como
las conclusiones plasmadas en estas páginas podrán ser útiles en posteriores
estudios sobre la transmisión del repertorio, la improvisación en el flamenco o en el
diseño de vectores de influencia entre escuelas de cante.
Es probable que el uso de un programa comercial de corrección de afinación,
como el empleado para realizar una parte importante de los análisis, resulte poco
habitual en el mundo académico en una investigación de estas características, cuando
no chocante a primera vista. Se intentará, a lo largo de los próximos capítulos, que
quede demostrada la propiedad y corrección de esta particular elección.
3.2 VALOR METODOLÓGICO DE LA PARTITURA EN EL
ESTUDIO DE LA DEBLA
No parecería necesario a estas alturas reivindicar el rol de la partitura en una
investigación etnomusicológica, sin embargo, en el caso específico del flamenco, más
allá de la indiferencia de los intérpretes al respecto, han existido reticencias históricas
a su uso por parte de los flamencólogos. Actualmente, tras un proceso de
oficialización y titulación mediante su inclusión en los conservatorios, ciertos miedos
y resistencias hacia la transcripción se han reavivado, haciendo eco de las críticas de
P. Donnier (Donnier 1998), acerca de la responsabilidad de la transcripción en el
91 "
riesgo de desaparición de los mecanismos de transmisión oral, por lo que, en su
opinión, se amenaza la esencia misma del flamenco.
No resulta procedente entrar en la diatriba sobre la incidencia de la grabación en
el peligro de desaparición de dichos mecanismos, puesto que no es un objetivo de
este trabajo. La naturaleza de la transmisión oral, y sobre todo el aprendizaje a través
de la imitación, determinan que ciertos elementos sonoros, místicos o simplemente
emocionales, se transmitan durante la experiencia musical genuina fuera del marco
teórico académico tradicional. Esto no significa que posean un carácter mágico,
encontrándose más allá del alcance de nuestra razón, o que mediante el lenguaje no
podamos -aún con grandes dificultades- acercarnos a una descripción de ellos o de
sus consecuencias, por más que los intérpretes no hayan necesitado en su momento
definirlos para incorporarlos en el proceso. Al respecto de estas cuestiones, el
etnomusicólogo Udo Will argumenta que dichos elementos no verbalizables tienen
un reflejo en la música que sí que puede ser analizado (Will 1998b) y -extendiendo su
afirmación- de alguna manera transcrito.
Si bien la partitura se ha contemplado por gran parte del colectivo flamenco
como una amenaza más para la continuidad del flamenco tradicional, no ha sido
ésta una opinión unánime. En el extremo contrario se sitúa el discurso representado,
entre otros, por los hermanos Hurtado, por el que la partitura cobra un valor central
en el conocimiento del flamenco (Hurtado 2005a), donde a lo largo de su exposición
se ofrece una clasificación de los tipos de transcripción.
A diferencia de A. Hurtado (o P. Donnier), y por razones esgrimidas con
anterioridad, no se recurrirá terminológicamente al paradigma emic/etic que sirve de
sostén a su argumentación. Desde éste y otros aspectos, el discurso de Hurtado sigue
la estela de Miguel Manzano, quién afirma: «...sólo lo que está escrito en signos
musicales se puede comparar.» (Manzano 1993:4). En la línea de investigación que
se presenta, a pesar de concederse gran importancia metodológica a la partitura, se
considera que desde posiciones como las de Hurtado y Manzano aparece el riesgo de
terminar situando la representación por delante del objeto representado. Partiendo de
un profundo respeto por el intérprete (en este sentido A. Hurtado parece valorar sus
conocimientos del flamenco por encima de los de los éstos), el uso del análisis, y por
tanto de las herramientas utilizadas, la partitura entre otras, se han empleado al
"92
servicio de una comprensión del hecho desde un ángulo alternativo y abierto a aquel
que quiera acercarse.
Por último, con respecto al rol de la partitura en el flamenco, existe otra línea de
pensamiento que aduce, mediante la comparación, cómo la codificación y
enseñanza metodizada del jazz ha cambiado positiva y sustancialmente ese estilo,
sin menoscabo de que se conserven sus expresiones tradicionales. Javier Limón,
intérprete y productor, propone que el camino a seguir para el flamenco sea
similar al del jazz (Limón 2012:2). Sin embargo, a la hora de establecer
comparaciones, trascendiendo el ámbito estrictamente sonoro, el contexto
sociocultural en España es complejo, añadiéndose cuestiones políticas a las
culturales que deben tenerse en cuenta. Además de la peligrosa presencia subyacente
de la idea de dignificación de la música popular a través de los símbolos de la música
“culta”, desde el punto de vista político se han reforzado los sentimientos
nacionalistas/regionalistas, convirtiendo la partitura en un arma más de patriotismos
varios (nada nuevo en la historia de la musicología). No cabe tampoco extenderse en
estos aspectos ajenos a la investigación en curso, merecedores en sí de una tesis.
En lo referente a la representación gráfica, el objetivo primario abordado
consiste en que el uso de la notación musical tradicional occidental, complementada
con la notación contemporánea y del jazz, más un conjunto de símbolos específicos
que sea necesario adaptar o crear, propicien un análisis fronterizo capaz de revelar
nuevas perspectivas. Dicha notación puede aplicarse directamente a la debla, ya que
la interpretación de ésta se mueve estrictamente en el ámbito de lo sonoro,
descartándose elementos ajenos a las posibilidades representativas del pentagrama: el
cantaor ejecuta la debla para un público, aunque sea virtualmente por medio de una
grabación, es decir, no se trata de una música al servicio de otra actividad social,
como en la llamada al rezo del Adhan, ni está asociada a un ritual religioso, como la
saeta. Tampoco es una creación colectiva, ni se encuentra ligada a una labor (como
en su origen, por ejemplo, el martinete las trilleras o el gamelán balinés), a una
celebración específica (como las alboreás cuando se cantan en bodas) o a elementos
místicos, que impliquen intenciones interpretativas más allá de los aspectos
emocionales del propio cante y su letra, como pudiera suceder en los ícaros de las
ceremonias medicinales de Ayahuasca de origen incáico, o en ciertos cantos de los
93 "
aborígenes australianos (Will 1998b). Tampoco es la debla una música integrada en
un contexto multimedia o dentro de otra expresión artística, que obligue a analizar las
diferencias conceptuales en un nivel distinto. A semejanza de otras canciones
populares, tanto folklóricas como de la música académica occidental, en la debla se
encuentran claramente delimitados dos roles diferenciados: intérprete y público; No
entran en juego conceptos paralelos que pudieran exigir un replanteamiento del
análisis, como en una ronda de bulerías festeras, donde se implicarían las jerarquías
sociales, las incitaciones y otras circunstancias e interacciones que condicionan el
desarrollo de la música.
El cantaor de la debla organiza su cante con elementos conscientes en mayor o
menor medida, a través de alturas y duraciones, aunque puedan existir diferencias en
los procedimientos de conexión del fluido melódico con respecto a los de otras
músicas occidentales. En este palo se ha comprobado la existencia de al menos un
centro modal, respetando el sistema de organización de alturas por octavas, aunque
las cuestiones relativas al temperamento son más delicadas, como en otros folklores
mediterráneos. La cuestión del ritmo subyacente, que aparecerá a lo largo de los
análisis, fuerza al repertorio simbólico a actualizarse, incorporando los elementos
necesarios para su transcripción.
En cuanto a la transmisión oral o el aprendizaje por imitación, estos factores no
deberían influir en la anotación en partitura de la debla, aunque puedan tenerse en
cuenta para su análisis.
En cualquier caso, trascendiendo el concepto tradicional, la partitura de hoy ya
no responde necesariamente a un escueto pentagrama sobre el que se colocan valores
estáticos de alturas, duraciones y silencios; A lo largo de la segunda mitad del siglo
XX se produjo una revolución notacional, una expansión del procedimiento
tradicional de simbolizar, que aportó gran flexibilidad ante nuevos conceptos que
surgían. Aparecen enfoques que abarcan, entre otros aspectos, la indeterminación
temporal, de alturas, duraciones, timbres o dinámicas, entremezcladas con la notación
tradicional. La partitura actual puede incluir, al fin y al cabo, todo elemento
representable sobre un trozo de papel o una pantalla. Es un código que ni siquiera
necesita de pautas, siendo susceptible de contener texto, dibujos, gráficos,
"94
fotografías, números, colores, etc.
Se ha planteado en el ámbito flamenco la pregunta de por qué la grabación no
sustituye a la partitura. En la línea de Hornbostel y Bartók15, sugiere Donn E.
Pohren: «El magnetófono es muchísimo mejor que cualquier sistema de notación
musical, pues es la única forma en que puede conservarse el aire de un toque»
(Pohren 1962:164). Sin embargo, la presunción de inocuidad y neutralidad de la
grabación ha sido cuestionada más adelante, por ejemplo por Tzanetakis: «However,
both audio and visual records turn performed music into an artifact, ignoring the
process of making music that is so important to learn and preserve tradition.»
(Tzanetakis et al 2007:16), mostrando una carencia que ni partitura ni grabación
consiguen suplir, que justamente las relaciona con los procesos de transmisión oral e
imitación supuestamente amenazados.
Por otro lado, la partitura concentra determinadas ventajas: la lectura musical
transforma las notas en experiencias íntimas y personales, en una vivencia individual
y activa (Manzano 1993:5). Nos permite crear una imagen sonora a la velocidad
deseada, sin imposiciones condicionantes de los tiempos externos. La partitura pues,
aporta una vivencia activa y personal distinta e irreemplazable. Distinta, sí, pero no
sustitutiva de la interpretación, una experiencia que en el fondo está directamente
relacionada con el análisis. Además, la posibilidad de anotar sobre la partitura,
estableciendo relaciones de una manera no lineal, subrayando motivos, dibujando
flechas, marcando con colores determinados elementos, a diferencia de las
anotaciones que pudiéramos realizar sobre un audio o un vídeo, conllevan las
ventajas propias de la plasmación de la música en un código no regulado por el
tiempo real16. Otro tipo de escrituras (en sentido amplio) como el oscilograma, el
sonograma, o el espectograma son notaciones puramente descriptivas (resulta una
tarea imposible recrear una debla por su forma de onda), distintas en su ámbito de
15 «In 1928 Von Hornbostel, one of the founders of ethnomusicology, wrote “As material for study, phonograms are immensely superior to notations of melodies taken down from direct hearing; and it is inconceivable why again and again the inferior method should be used” (Von Hornbostel 1928:32, quoted by Carterette and Kendall 1999). Bartok agreed: “The only true notations are the sound-tracks on the record itself” (Bartok and Lord 1951:7).» (Tzanetakis et al 2007:5). 16 Existe la posibilidad de insertar gráficos y notas sobre otras representaciones gráficas, como el espectograma. Uno de los programas informáticos que implementa esta función es Acousmographe, del Groupe de Recherches Musicales ina-GRM.
95 "
representación a la partitura.
Es por esto que, no solamente la partitura constituye una herramienta adecuada
para la metodología empleada, sino que ocupa un lugar central en ésta. La
potencialidad de organizar la transcripción por estratos de complejidad y capacidad
representativa, resulta un fin en sí mismo para esta investigación. La posibilidad de
realizar alineaciones verticales entre distintas deblas, no exclusivamente en función
del tiempo sino, gracias a la notación proporcional contemporánea, también de
parámetros como texto o función melódica, deviene una herramienta de análisis
fundamental. Esta capacidad de simultaneidad resulta imposible en aquellos códigos
regidos por el tiempo real. A la hora de elaborar un repertorio de ornamentos
idiomáticos en la debla, también ha resultado de gran utilidad poder resumirlos
gráficamente alrededor del pentagrama. Si bien es cierto que dicha representación
conlleva siempre una reducción de la información, por otro lado permite agrupar
categorías entre fenómenos similares, ya que, en ausencia de un corpus teórico,
observadas detalladamente no sucederan realizaciones estrictamente iguales.
3.3 ANTECEDENTES METODOLÓGICOS EN EL
FLAMENCO
Dentro del ámbito del flamenco se encuentran antecedentes de metodologías con
puntos en común con la aquí desarrollada, concretamente en publicaciones de
Philipe Donnier, Francisca Merchán, J.J Cabrera y el grupo COFLA.
En el caso de P. Donnier, el autor ha realizado transcripciones de unas
malagueñas de La Trini con grafías proporcionales y mediante sonogramas,
comparándolas entre ellas en el ámbito temporal, para finalmente buscar y
encontrar trayectorias melódicas idénticas en versiones diferentes, a pesar de lo
cual presentan duraciones muy distintas (Donnier 1998). Desecha las notas no
comunes, para extraer la estructura melódica compartida, cotejando de cinco a diez
versiones de entre más de cuarenta formas melódicas diferentes (versiones de E.
Morente, G. Moreno, T. Pavón, A. Chacón o Niña de los Peines). Donnier se apoya
en los medios informáticos con el objetivo de encontrar dicha estructura común.
En el trabajo que nos ocupa, a diferencia del de Donnier, si bien la estructura
melódica es relevante, la construcción del ornamento, con notas comunes y
"96
diferenciales no lo es menos. Tampoco lo es el uso de la microtonalidad,
independientemente de que se concrete sobre notas comunes o diferenciales.
Realmente, cuando se ha reducido la melodía a un conjunto de notas a nivel analítico
el objetivo no ha consistido en definir una melodía sintética de la debla, sino en
establecer sus comportamientos modales. Además, como se expondrá más adelante,
debe puntualizarse que el sonograma no constituye la herramienta óptima en la
representación melódica lineal. Salvo que se quieran poner en relevancia aspectos
tímbricos, resulta innecesario representar el conjunto de armónicos de un
determinado fragmento vocal, en especial si lo que se persigue es determinar una
sucesión de alturas. En el sonograma, la lectura de las alturas de las fundamentales
no se define de una manera nítida, como se comprueba en las gráficas que el autor
incluye (Donnier 1998:107).
Una de las referencias metodológicas principales, dentro de las líneas de
investigación actuales, es la desarrollada por el grupo COFLA y sus colaboradores,
presentados previamente en el capítulo relativo a la transcripción automatizada.
Los objetivos del COFLA se encuentran principalmente orientados hacia una
taxonomía de los cantes, por escuelas y geográfica, de cara a conseguir un
reconocimiento automatizado de estilos. Algunas de sus investigaciones también
apuntan hacia la idea de construir un sintetizador que “suene flamenco”. En esta
línea se incluiría el trabajo de Merchán (2008), antigua colaboradora del grupo. En
su metodología, Merchán entiende que “la flamencura” no se limita al
ordenamiento de ciertas notas consideradas estructurales (las comunes a distintas
interpretaciones) contemplando la posibilidad de la transcripción de
microtonalidad y ornamentación como parte del lenguaje flamenco. Dicha autora
observa el melisma y la entonación a la par que la dinámica y el timbre, con el
objetivo de construir el mencionado sintetizador (Merchán 2008:03). Otro punto
parcialmente en común entre la metodología de Merchán y la aquí empleada, reside
en la comparación analítica de distintas versiones de la misma pieza por el mismo
intérprete, si bien en su caso cantada en diversos estilos musicales con la idea de
efectuar una destilación de los parámetros que definen al flamenco. Sin embargo,
los objetivos y la metodología difieren con los de su trabajo en aspectos concretos:
Merchán, dados los objetivos de su investigación, construye su metodología
97 "
partiendo de material interpretado por una sola cantaora, lo cual inevitablemente
resta universalidad a sus conclusiones, aunque aporte una homogeneidad
metodológica incuestionable en otros aspectos como el análisis tímbrico y el
dinámico. A diferencia, durante los próximos capítulos, las deblas analizadas
pertenecerán a grabaciones de distintos intérpretes relevantes en diversas épocas;
Combinando esta variedad de fuentes con un contraste entre deblas interpretadas por
el mismo cantaor, se obtienen resultados representativos para este palo, si bien se han
de sacrificar algunas certezas analíticas presentes en el estudio de Merchán.
J.J Cabrera es otro de los investigadores que han colaborado con el proyecto
COFLA, abordando el análisis informático de los cantes “a palo seco”. En su proceso
de investigación el autor ha seleccionado un repertorio de deblas y martinetes, ya
que el análisis computerizado resulta más fiable en cantes a capella que en música
polifónica (Cabrera et al. 2011). El trabajo de Cabrera et al. constituye una referencia
para la metodología empleada en estas páginas, dentro del marco de las
investigaciones sobre el flamenco. Cabrera narra su proceso de análisis informático
de estos palos al detallar los programas que usa y los pasos que sigue. También
resulta interesante la posterior elaboración de un árbol filogenético con los resultados
obtenidos, en la búsqueda de una identificación taxonómica automatizada.
En su trabajo, Cabrera et al centran su estudio en martinetes, tonás y deblas,
enfocándolo en el análisis melódico de los cantes a capella, definiendo los
siguientes propósitos: «El objetivo central del trabajo aquí expuesto será el de realizar un análisis
automático de las formas flamencas, centrándonos principalmente en sus
características melódicas, para poder definir las similitudes y diferencias entre estilos e
interpretaciones» (Cabrera et al. 2011:61)
Los objetivos mencionados anteriormente difieren de los de la presente
investigación, donde el análisis automatizado es un medio, complemento del
tradicional, y no un fin en sí mismo. Además, el interés melódico de los próximos
capítulos se concentrará en los fenómenos de modalidad, microtonalidad y
ornamentación, para definir comportamientos y no de cara a distinguir palos ni estilos
e interpretaciones entre ellos, aunque se puedan extraer conclusiones colaterales al
respecto.
"98
La selección del corpus analizable en la investigación del grupo de J.J. Cabrera
es tanto de deblas como de martinetes: se parte de 135 piezas entre martinetes,
tonás y deblas, de las cuales realiza un estudio piloto con 24 para luego extenderlo
a las demás (en realidad estas 24 piezas son doce grabaciones, compuestas cada una
por una debla y un martinete). Trabaja sobre la primera frase, a la que denomina
“corte”. Maneja once cortes de debla, de un total de 77 sobre los que se realiza el
estudio. Los cantaores que ha seleccionado no son necesariamente especialistas en
debla, sino intérpretes importantes que han abordado los tres palos. En la lista de
voces no están incluidas, por ejemplo, la de Rafael Romero o Gabriel Moreno,
siendo aquellos que más veces han grabado la debla junto con Antonio Mairena. Por
otro lado, a la hora de establecer el vector filogenético no se tiene en consideración
el hecho de que la primera debla grabada sea la de Tomás Pavón (polémicas
aparte sobre el origen de este palo). Las letras de las deblas, asimismo, no han
incidido en la metodología, pudiendo constituir un parámetro a considerar, como se
expondrá más adelante.
Al igual que para Donnier, uno de los primeros pasos en la metodología de J. J.
Cabrera consiste en la eliminación de la ornamentación, determinada de nuevo por
los objetivos de búsqueda de una estructura melódica común, que permita una
clasificación, en este caso filogenética, de los cantes. El enfoque detenta una
orientación estadístico-matemática más compleja y profunda que la aquí
empleada, utilizando las llamadas estructuras de Narmour17, en concreto un
modelo denominado Melodic expectations.
A pesar de las diferencias, algunos de los procedimientos que aplica Cabrera son
susceptibles de extrapolarse a este trabajo.
En un ámbito distinto del flamenco, existen, por supuesto, otros estudios con
metodologías paralelas a la aquí desarrollada. De entre ellos puede destacarse el de
Patrice Guyot y Flavia Gervasi:
«Le travail de terrain de Flavia Gervasi révèle qu’au delà des hauteurs précises de
notes, il est important de s’attacher également aux attaques, aux inflexions, aux
17 E. Narmour es un investigador de gran relevancia en el ámbito cognitivo de la música, en concreto de las expectativas melódicas, donde aportó el modelo implicación-realización (I-R). (Narmour 1990 y 1992)
99 "
micro-intonations, et à toutes les ornementations, que nous désignerons d’une façon
globale par geste vocal. Ce geste peut être considéré au niveau macro-structurel, par
l’analyse de la mélodie. Nous pouvons ainsi considérer le découpage en strophes, et
le contour de la mélodie au sein de ces strophes. Par ailleurs, le geste peut être étudié
de manière plus précise, au niveau micro-structurel, en considérant par exemple le
type d’inflexion produit lors de l’attaque d’une note» (Guyot 2010)
En el trabajo anterior se muestra claramente la división entre niveles de análisis,
desde una estrofa completa, hasta el ataque de una nota, en sintonía con los
implementados a lo largo de estas páginas.
En resumen, cabe afirmar que la metodología que se ha empleado, aun aportando
elementos novedosos, se halla integrada dentro de las corrientes de investigación
actuales, tanto relativas al flamenco, como etnomusicológicas en general.
3.4 RECOPILACIÓN DE FUENTES
La recopilación de la bibliografía y discografía básica se ha efectuado en la
Biblioteca Nacional y el Centro Andaluz de Flamenco. En éstos se ha verificado la
mayoría de la literatura precedente a nuestro trabajo, así como la existencia de un
amplio repertorio de deblas, si bien gran parte de ellas se encuentran en formatos no
digitales, como cintas de casete, cartucho y vinilos y, por lo tanto, dada la
metodología empleada, no han pasado a ser analizadas posteriormente.
Dicho material se ha completado mediante la búsqueda en bibliotecas y
fonotecas privadas, así como en bibliotecas universitarias, tanto en la indagación de
materiales publicados fuera de España, como en la localización de tesis doctorales.
Se han revisado in situ, los fondos de la Universidad de Oviedo, Universidad
Complutense de Madrid, Universidad Autónoma de Madrid y Universidad de Alcalá
de Henares, así como a través del catálogo on line o por medio de REBUIN (red de
bibliotecas universitarias españolas) del resto de universidades nacionales que
albergan estudios de musicología, historia y ciencias de la música u otros
relacionados específicamente con el flamenco, como la Universidad de Granada con
la existencia del grupo HUM-263. También se han revisado las bibliotecas de
conservatorios, como el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid
(RCSMM) u otros con estudios de flamenco, como el Rafael Orozco de Córdoba. A
"100
través de internet se ha consultado material de la Universidad Internacional de
Andalucía y algunas universidades extranjeras, fundamentalmente italianas, entre
ellas las de Bologna y Roma, en las que se han realizado estudios sobre folklores
vocales con concomitancias musicales con el nuestro.
Debemos destacar los artículos y la información encontrada a través de la
Universidad Pompeu Fabra, en concreto los artículos relacionados con el MTG
(Music Technology Group). En concreto se ha recopilado información tocante al
grupo COFLA, perteneciente a la Universidad de Sevilla, en el que también
participan investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid. Tanto en la
Universidad de Sevilla como en la Junta de Andalucía se ha recabado información
complementaria a través del INFLA y de la revista digital "Música Oral del Sur".
Otra parte de la búsqueda bibliográfica se ha producido en bases de datos y
repositorios de artículos como Teseo, Jstore, Dialnet, Mendeley, Refdoc.fr, Scribd,
Academia.edu o Wiley entre otras. También se ha recabado importante material de
páginas de sociedades de musicología como SIBE (en su Revista Transcultural de
Música, de la Sociedad de Etnomusicología) o ISMIR (International Society for
Music Information Retrieval) y en menor medida de MTO (Society of Music Theory),
Sbam (Société Belge d'Analyse Musicale) ó revistas de audio on line como SOS
(Sound on Sound).
Se han consultado innumerables páginas web y revistas digitales especializadas
en flamenco, entre otras muchas: Vaivenes flamencos, La Madrugá (Universidad de
Murcia), Triste y azul, JondoWeb, Flamenco-world, deFlamenco.com, Horizonte
Flamenco o El arte de vivir el flamenco, así como páginas de aficionados al
flamenco, de cara a cotejar informaciones específicas sobre cantaores, grabaciones o
letras concretas de deblas.
Parte del material de audio analizado se ha adquirido a través de portales de
venta on line (Spotify, iTunes…). En lo relativo al material audiovisual utilizado,
algunos vídeos se han localizado en el archivo de TVE, así como ciertas grabaciones
en directo y programas de televisión se han conseguido a través de los portales
genéricos YouTube y Vimeo.
Asimismo, se ha consultado directamente al Profesor Rafael Reina del
101 "
Sweelinck Conservatorium en Ámsterdam, acerca de la ornamentación (gámakas)
en la música carnática y su transcripción en partitura.
Se han visitado decenas de webs de programas dedicados al análisis
automatizado, descargando estas aplicaciones, ya sea en modo completamente
funcional o demo, para evaluarlas previamente a la selección de las herramientas
metodológicas a emplear. Una parte importante de ellas se citan en los capítulos de
metodología.
3.5 SELECCIÓN DE DEBLAS PARA EL ANÁLISIS
En total se han localizado 86 grabaciones distintas de deblas, sin contar las que
están repetidas en distintas ediciones discográficas, bajo el mismo o distinto nombre.
Algunas son dobles, otras se presentan con un martinete o una toná adyacentes.
De este conjunto no todas son analizables; Dada la exhaustividad de los procesos
de análisis y transcripción, se ha seleccionado un grupo limitado de deblas
representativas, adecuadas para los propósitos de la investigación.
En la discografía, en numerosas ocasiones se utiliza un íncipit del texto al
titular los cortes. En los casos en los que aparecen dos o más cantes anexos, la debla
puede quedar nombrada con una letra de martinete o de toná. Por otra parte, los
títulos de las canciones no siempre se conservan entre las distintas reediciones de los
mismos discos, incluso intercambiándose el orden de los palos en los créditos
anexos, por ejemplo en Marchena 2002, donde reza: “debla y martinete” cantadas
justo en el orden contrario.
Los criterios de selección para decantar las deblas objeto de análisis han
sido los siguientes:
- Se han priorizado aquellas grabaciones que se encuentran en soporte digital,
descartándose en principio LP’s y cassettes por depender del deterioro de los
soportes, con los problemas inherentes de ruido de fondo, velocidad del motor y
fluttering, ya que estos factores pueden afectar al análisis microtonal de manera
decisiva. En el caso de grabaciones históricas, originalmente grabadas y publicadas
en formatos analógicos, se han seleccionado aquellas producidas por casas
discográficas, debido a consideraciones técnicas: las digitalizaciones se habrán
"102
realizado desde los masters originales y no desde un disco o una cinta con los
problemas anteriormente mencionados. De este modo, las fuentes que se muestran
en la bibliografía con la indicación [CD] pueden responder a grabaciones antiguas,
incluso de discos de pizarra, en ediciones actuales remasterizadas de sucesivas casas
discográficas, mostrándose con la fecha de la publicación digital a la que se ha
tenido acceso.
Excepcionalmente, las fuentes que aparecen en la discografía como [LP
digitalizado] se han obtenido a partir de originales impecables.
- Se han excluido aquellas grabaciones con baja calidad, descartando las
versiones que, aún en formato digital, presentan un nivel de ruido de fondo, viento o
público que distorsionan el análisis.
- Se han evitado, en la medida de lo posible, los casos de ciertas
grabaciones realizadas por cantaores a edades avanzadas, en las que se emplea un
vibrato muy profundo y exagerado, dado que la afinación también resulta afectada
por la inestabilidad melódica.
- Se han desechado las deblas con cualquier tipo de acompañamiento
instrumental, deblas con yunque u otra percusión, percusión sobre la guitarra, guitarra
acompañante, sintetizadores, etc. Ejemplos: Almadén 1989, El Cabrero 2006,
Heredia 2000, Lobato 1998, Moreno 1967C, Piñana 2003, Robin 1993, Reverte
2010 etc. Paradójicamente, en un cante a capella que tradicionalmente no lleva
ninguna clase de acompañamiento, éste es el criterio que más versiones ha obligado
a filtrar.
- Sin deberse a ningún tipo de prejuicios estéticos que reprueben la fusión o la
experimentación musical, sin embargo se ha prescindido de las deblas cuya melodía
sea claramente un híbrido con martinete, toná u otro palo (por ejemplo: Mairena
2010, Marchena 2001 ó Mijita Hijo 2002). Este criterio responde a la necesidad de
partir de puntos cercanos a una forma central, generalmente reconocida como debla,
para poder identificar más adelante las distintas evoluciones. También se han
descartado las interpretaciones de cantaores no reconocidos, no por ello de mejor o
peor calidad.
El resultado de la selección bajo estos cuatro primeros filtros ha sido un grupo
103 "
de 44 deblas al que denominamos “muestra general”. Éstas son el objeto de estudio
del nivel de análisis macroscópico.
- Para los niveles más detallados, se ha comenzado el proceso de selección
escogiendo deblas que compartan la misma letra y/ o sean interpretadas por el mismo
cantaor.
El resultado de este filtro ha sido un grupo inicial restringido a nueve piezas, que
abastece el nivel de análisis intermedio y microscópico, grupo al que se ha nombrado
como "núcleo central de análisis".
A la hora de seleccionar las deblas, se ha valorado que los cantaores sean
reconocidos en la historia del flamenco y que tengan una experiencia relevante en
los cantes “a palo seco”. Como excepción se ha incluido la debla de Vicente
Escudero con la letra: Ya no soy yo quien era, porque, partiendo de que la letra es
común con otras del núcleo central de análisis, si bien Escudero no fue estrictamente
un cantaor profesional, sí un bailaor de prestigio con conocimiento profundo de los
palos. Aunque se ha localizado otra debla de Escudero con la letra En el barrio de
Triana, en ese caso la ejecución resulta demasiado alejada de la melodía tradicional,
como sucediera con A. Mairena, Marchena o Mijita Hijo.
En este tipo de análisis, melódico, rítmico y ornamental, además de tratar cada
debla como un objeto completo de análisis independiente en los aspectos
macroscópicos de forma o duración, las deblas se han fragmentado, comparándose
entre ellas a nivel de tercios, secciones y subsecciones.
- Finalmente, para cotejar aspectos específicos que necesitan de mayor
contraste en el análisis microscópico, se han añadido cinco deblas (que,
evidentemente, cumplen los requisitos anteriormente expuestos). Éstas son
interpretadas por cantaores relevantes como Gabriel Moreno o Antonio Mairena, en
cuyas carreras discográficas ha tenido una presencia relevante la debla, y una
más de Rafael Romero, grabada con el sello Orfeón en México, doble debla, cuya
segunda parte responde a la letra Soy caló de nacimiento.
La relación entre las deblas analizadas, en función de la letra y el cantaor,
queda representada en el siguiente gráfico, donde los círculos concéntricos
representan el núcleo central de análisis.
"104
Fig13; Esquema representativo de la relación entre las letras de las deblas analizadas.
En resumen, el proceso de selección puede concretarse gráficamente como sigue:
Fig 14; Esquema de selección de deblas
105 "
Las ediciones de las deblas elegidas, en ocasiones distan incluso décadas de sus
grabaciones originales. De cara a poder manejar los datos sin confundir la
percepción histórica, facilitando una comprensión rápida de las posibles influencias
de unos cantaores en otros, se han reenumerado las catorce deblas sobre las que se ha
realizado el estudio intermedio y microscópico (las nueve del núcleo central y las
cinco deblas de contraste añadidas), ordenándose y nominándose en función de la
fecha de grabación y no de publicación:
NOMBRE DE
ANÁLISIS EMPLEADO
NOMBRE
ORIGINAL DE EDICIÓN
AÑO DE
GRABACIÓN
LETRA
Pavón 01
Pavón 2004
1948
Ya no hay pluma ni tintero
Romero 02
Romero 1991
1949-195x
Soy caló de nacimiento
Romero 03
Romero 1988a
1954a
Ya no hay pluma ni tintero
Romero 04
Romero 1988b
1954b
Ya no soy quien era
Romero 05
Romero 1989b
1958
Soy caló de nacimiento
Escudero 06
Escudero 2009
1961
Ya no soy quien era
Mairena 07
Mairena 1966
1966
En alta voz
Romero 08
Romero 1971
1971
Soy caló de nacimiento
Moreno 09
Moreno 1997a
1970
La fragua de mi “pare”
Moreno 10
Moreno 1997c
1972
Murió Tomás
Mairena 11
Mairena 1973
1973
En el barrio de Triana*
Heredia 12
Heredia 2001
2001
Ya no hay pluma ni tintero
Mercé 13
Mercé 2004
2004
Ya no hay pluma ni tintero
Mercé 14
Mercé 2010
2010
En el barrio de Triana*
Fig 15; Tabla de reajuste de numeración de las deblas analizadas.
"106
En negrita, en la figura anterior, se muestran las deblas añadidas al núcleo central
de análisis. Esta tabla se encuentra también recogida en el anexo IV para facilitar su
consulta.
En total hay siete cantaores distintos que interpretan el material a analizar.
Puntualmente se ha utilizado un fragmento de una debla de El Chocolate (Chocolate
2006) para contrastar e ilustrar aspectos que en este cantaor son extremos, como el
vibrato o los cambios de timbre, con respecto a los de los cantaores analizados.
Aunque se contempló la posibilidad, realizando un seguimiento inicial de las
deblas, finalmente no se ha tenido en cuenta la estabilidad en la evolución de la
afinación como filtro de selección. Al ser un cante “a palo seco”, desde el
principio hasta el final del cante pueden suceder considerables desviaciones de la
afinación de partida. En un principio se pensó cribar los casos en los que se observase
una desviación entre el punto inicial y final igual o mayor al semitono. Con los
primeros preanálisis se encontró que algunos de los cantaores importantes, aunque no
llegaban al semitono de desviación entre el comienzo y el final de la debla, lo
superaban en subidas y bajadas de afinación durante el desarrollo de ésta, por lo que
se ha contemplado la posibilidad de estudiar si esta desviación constituye un rasgo
estilístico, observando si aparecen comportamientos concretos al respecto con
carácter general o individual.
En el caso específico de la debla Romero 02, si bien la edición que se ha
manejado (El cante flamenco. Antología histórica Vol I ) data de 1991, la
publicación original es de 1967. Esta debla se incluye dentro del primer volumen
denominado Orígenes, cantes básicos 1800-1850. Aunque es factible que se
registrara en la década de los 50, según fuentes como Lefranc 2000:87, - cuando se
supone que comienza a grabar Rafael Romero- se ha encontrado una imagen de
una cinta de cassette, que hace referencia a grabaciones de este cantaor en los años
1940-50, por lo que a priori es posible que se produjese incluso antes de 1950, si
bien, en cualquier caso, se ha considerado que habrá sucedido después de la
grabación de Tomás Pavón (1948).
107 "
Fig 16; Imagen del cassette El cante flamenco de R. Romero, extraída de Sánchez (1998:131).
3.6 BREVE CONTEXTUALIZACIÓN DE LOS CANTAORES
ANALIZADOS
En este capítulo, sin pretender entrar en biografías individuales, se tratará
someramente de entrelazar algunos datos relativos a los cantaores seleccionados, que
puedan ayudar a una mejor interpretación de los resultados de los análisis,
contextualizándolos.
Los cantaores cuyas deblas han sido estudiadas en los niveles intermedio y
microscópico, pertenecen a distintas épocas del cante. Ordenando
cronológicamente las fechas de nacimiento, se obtiene la siguiente relación:
Vicente Escudero: 1888; Tomás Pavón: 1893; Antonio Mairena: 1909; Rafael
Romero: 1910; Jesús Heredia: 1933; Gabriel Moreno: 1941; José Mercé: 1955,
abarcando de esta manera distintas épocas y generaciones de la historia del
flamenco, contando 68 años de diferencia entre V. Escudero y J. Mercé.
Todos los cantaores seleccionados son profesionales del cante, menos Vicente
Escudero que es bailaor profesional, pintor, cineasta y cantaor ocasional. Éste
intérprete es también el único que no es gitano ni andaluz, sino vallisoletano.
Tomás Pavón Jesús Heredia y Antonio Mairena son sevillanos, como la debla
(cante de Triana). José Mercé es gaditano (de Jerez de la Frontera), Rafael Romero
nació en Andujar y Gabriel Moreno en Linares, ambos de la provincia de Jaén.
Tanto Romero como Mercé, emigran jóvenes a Madrid a cantar en tablaos, a
donde Mercé llega en 1968, solapando así su estancia en esta ciudad con la de Rafael
"108
Romero que canta en el tablao “Zambra” hasta 1975.
Gabriel Moreno canta primeramente en Málaga, aunque finalmente acaba
pasando por Madrid, como prácticamente todos los cantaores. Dado que no se ha
orientado este estudio desde una perspectiva estilística geográfica de las escuelas
de cante, el lugar de origen no será una variable en la investigación, quedando
abierta para posteriores estudios la cuestión de establecer un mapa geográfico de la
interpretación ornamental. De cara a profundizar en este sentido, sería necesario
ampliar el cuerpo de análisis.
En su relación con la debla, en numerosos textos se reconoce a Tomás Pavón
como el padre de la debla actual, aunque no existe unanimidad a este respecto, con la
atribución de distintos orígenes en función de las fuentes consultadas.
Rafael Romero es uno de los especialistas en este cante, como se constata en
la discografía por las numerosas grabaciones realizadas. La relación de A. Mairena
con la debla, aunque estrecha, resulta difícil de clasificar, dada la heterodoxia de
alguno de sus registros. Por otro lado, G. Moreno presta una especial atención a este
palo, al igual que a las tarantas, abordándolo desde la tradición. La presencia de la
debla en el repertorio de Jesús Heredia está ligada a la influencia de Tomás Pavón,
con el que Heredia comparte el espíritu de recuperación de cantes. En el caso de José
Mercé, la debla parece un cante menos consolidado y al grabarla la asocia siempre
con el martinete o la toná.
Elaborar un vector de influencias entre cantaores resultaría complicado con la
metodología empleada, dada la cantidad de factores a tener en cuenta y el número de
muestras necesarias. En la bibliografía flamenca, a menudo se leen influencias que
los propios cantaores reconocen, debiendo valorarse en que grado y hasta que
punto, una vez adentrados en el mundo de los egos, lo que se calla no es de mayor
relevancia que lo que se expresa, por no hablar de un nivel de imitación
inconsciente. La única posibilidad de concretar estas influencias sería midiéndolas
objetivamente, pero la cantidad de parámetros a comparar resulta tan abrumadora,
como subjetiva su jerarquización.
En determinados estudios se ha priorizado la importancia de la secuencia de
intervalos melódicos en una interpretación concreta a la hora de definir un mapa de
influencias, como en la metodología del grupo de J.J Cabrera (Cabrera et al. 2008)
109 "
pero, posiblemente, el hecho de intentar deducir datos estilísticos generalizables de
variables tan restringidas secuestra de la ecuación cuestiones absolutamente
relevantes de la interpretación musical, como los factores dinámico, tímbrico y
ornamental. En cualquier caso, lo que se realmente mide en el estudio de Cabrera es
la similitud melódica entre interpretaciones concretas y no entre cantaores.
3.7 RELEVANCIA DE LA LETRA EN LA METODOLOGÍA
El hecho de cantar la misma letra podría implicar cantar “la misma debla”,
dado el proceso de aprendizaje por imitación característico del flamenco, es decir, a
la hora de aprender una debla, el cantaor ensayará un número indefinido de
realizaciones iniciales de aquella a la que imita, con la misma letra, hasta memorizar
su melodía. En ocasiones se encaja una letra nueva, o trasplantada de otro palo, sobre
un modelo melódico de debla. Si bien todo esto supone un modelo simplificado de
recreación, sin embargo, a priori puede considerarse que existen más posibilidades
de que las interpretaciones basadas en una misma letra o en pequeñas variaciones
posean un mayor parentesco melódico.
A nivel estructural, se estudiará si existe una mayor incidencia de inflexiones y
melismas en lugares constantes de la melodía. Se comprobará si el hecho de cantar la
misma letra induce a que las variaciones melódicas achacables a factores expresivos
se reduzcan con respecto a los casos en los que se cantan letras distintas.
Por consiguiente, el proceso de análisis en función de la letra queda definido
en los siguientes puntos:
-Análisis de versiones de la misma letra cantada por el mismo cantaor:
teóricamente aquí deben producirse menos variaciones en la melodía, ya que se
minimizan tanto las divergencias estilísticas entre cantaores como las producidas por
la imitación de distintos modelos por el mismo cantaor.
Las variaciones de los perfiles melódicos entre las versiones, no tendrán pues
un componente geográfico o de escuela, ya que, en principio, no se imitan
versiones distintas de distintos cantaores. En las variaciones, teóricamente
predominará el factor improvisatorio, así como la evolución gradual del cante del
intérprete, dependiendo del tiempo transcurrido entre las fechas de grabación. De
este modo puede destilarse lo que es común a las interpretaciones -lo estructural e
"110
invariable para el cantaor en cuestión- separándolo de lo mutable, susceptible de
variación e improvisación. Es importante subrayar que esta diferenciación no
responde a los criterios tradicionales en los que la melodía queda reducida a un
esqueleto inmutable y la ornamentación automáticamente incluida en a la categoría
de lo variable, como se observará a lo largo de los análisis posteriores.
-Al efectuar una intersección de los resultados obtenidos en el punto
anterior (mismo cantaor, misma debla) con los procedentes del análisis de deblas
diferentes interpretadas por el mismo cantaor, se verifica la existencia o no de
especificidades asociadas al cambio de letra (zona A en la imagen) y, por lo tanto, de
modelo a imitar. En cierta manera se hablaría también del procedimiento con el que
el cantaor filtra las influencias de otros, suponiendo que los modelos a imitar
provengan de cantaores distintos para cada debla.
Fig 17; Esquema de la metodología en función de la letra
-Cuando se analiza la misma debla cantada por intérpretes distintos, las
variaciones que se encuentran (las que se añadan a las que aparezcan en los puntos
anteriores) se deberán en gran medida a las características estilísticas personales de
cada cantaor, ya que se elimina la posibilidad de achacarlas a un soporte estructural,
silábico, fonético o semántico distinto. Al cotejar las conclusiones de este punto
(representado en la zona B del diagrama de la figura 17) con las del primero (la
misma debla en dos versiones del mismo cantaor) será posible matizar las
conclusiones previas.
En el plano flamencológico, y de cara a otros estudios, determinar estas
111 "
diferencias estilísticas puede ayudar a diseñar un mapa del cante.
-La imaginaria zona C de la imagen, de intersección entre los resultados
parciales de los puntos anteriores (en verde en la Fig 17), representaría una
destilación final de las conclusiones, guiada por la relación entre letra, melodía,
ornamentación y microtonalidad en la debla.
Las letras de las deblas analizadas a un nivel intermedio y/o microscópico son:
L1: Ay soy jeray en el vestir soy caló de nacimiento Yo no quiero ser jeray con ser caló estoy contento
L2: Ay en el barrio de Triana ya no hay pluma ni tintero “Pa” escribirle yo a mi “mare” que hace tres años que no la veo
L4: Ay en el barrio de Triana y u n a m a ñ a n a “ m u ” temprano. Mataron a Curro Monge la honra de los gitanos
L7: Ay en el barrio de Triana se escuchaba en alta voz penas de la vida tiene ay “to” aquel que sea caló
L3: Ay yo ya no era quien era ni quien yo solía ser Soy un árbol de tristeza Ay pegaito a la pared (Y deblica barea)
L5: Ay En el Cristo de los gitanos de penitencia he salido Porque esta buena gitana Ha vuelto al “laíto” mío
L6: Ay los herreros de la cava ellos lloraban primero cuando se murió Tomás el mejor del mundo entero
Fig 18; Colección de letras de las deblas analizadas.
L1 Es la conocida como “Soy caló de nacimiento”, cantada por Rafael
Romero en versiones distintas (Romero 02, Romero 05 y Romero 08).También existe
una versión de esta letra, cantada por Antonio Mairena bajo la denominación "Toná
de Triana", en la que la melodía responde parcialmente a la de la debla, insertada
entre otras.
L2 “Ya no hay pluma ni tintero”, estas deblas comienzan con “En el barrio
de Triana” Pavón 01, Romero 03, Heredia 12, Mercé 13. Pero dado que existen otras
"112
variaciones de esta letra con el mismo íncipit, se han denominado de este modo.
Se asume que las variaciones (L4 y L7) provienen de la debla de Tomás Pavón
grabada en 1948 (Lefranc 2000:87). Los primeros versos comunes se utilizan en
análisis comparativos, aunque la continuación sea distinta. Dentro de las deblas
con esta letra, se ha incluido una pequeña variación de J. Mercé (Mercé 13) que
sustituye “a mi mare” por “a mi niño Curro”, esta letra se ha denominado L2*.
L3, Cantada por Rafael Romero y Vicente Escudero “Ya no soy quien era”
(Romero 04, Escudero 06).
L4 Son las variaciones de L2 interpretadas por Antonio Mairena (Mairena
11) y José Mercé (Mercé 14).
L5 Este la debla titulada “La fragua de mi pare” (Moreno 10)
L6 Es la letra de la debla llamada “Murió Tomás” (Moreno 09)
L7 En la versión de A. Mairena titulada “En alta voz” (Mairena 07)
En el caso de la debla se producen frecuentemente modificaciones parciales
de la letra, desviándose en mayor o menor medida de la original, no limitándose a
un simple cambio de artículo, pronombre o una palabra aislada del texto, sino que
generan una variación semántica consciente.
3.8 FORMA DE LA DEBLA
Para poder referenciar un número importante de operaciones metodológicas en la
debla, se definirá una primera estructura ideal, completa e independiente, aunque no
siempre se siga en todas ellas. En esta metodología, la debla queda dividida
primariamente en las siguientes partes:
a) Temple (compuesto generalmente por ayes). En terminología académica
equivaldría a una introducción, si bien sus funciones difieren en ciertos aspectos de
la noción tradicional de ésta. Los ayes iniciales, que sirven al cantaor para calentar
y establecer tono (entre otras funciones) pueden no estar presentes, ya sea porque
se ataque directamente la letra, o debido a que la debla este precedida de un
martinete o una toná previa anexa. Por esta razón la sección del temple no se incluye
en algunos de los tipos de análisis que se realizarán.
b) Letra o estrofa. Compuesta por tres tercios (versos). Se ha denominado
“cuerpo de la debla” para evitar confusiones semánticas entre la estructura y la letra o
113 "
estrofas propiamente dichas.
Por ejemplo: 1erTercio: Ay en el barrio de Triana // 2ºTercio: Ya no pluma
ni tintero // 3er Tercio: “Pa” escribirle yo a mi “mare” que hace tres años que no la
veo.
Dentro de la división en tercios A, B y C, en que la letra articula la debla, se
ha subdividido cada tercio conforme al criterio de separar las partes del cante en
las que predomina la letra, de aquellas en las que lo hace el melisma. Por lo
tanto quedan subdivididos en tres secciones: una sección central melismática (Ma,
Mb y Mc) sobre vocales largas, cada una de ellas flanqueada por dos secciones con
letra (A1-A2; B1-B2; C1-C2), ofreciendo la siguiente estructura, aún susceptible de
ser elaborada en mayor profundidad, como podrá verse:
Fig19. Segmentación formal de la debla
La posterior subdivisión de las secciones en subsecciones se ha efectuado por
criterios más relacionados con la estructura del fraseo musical que con los de la
métrica poética.
No cabe definir la forma de la debla siguiendo la estructura de versos, estrofas y
estribillos propia de las formas tradicionales de canción.
Todos los análisis se realizarán encuadrados en la estructura de la figura 19, ya
sean formales, melódicos o rítmicos.
c) Coda (o cierre). La coda propia y exclusiva de la debla es la denominada
“Deblica Barea”. En numerosas interpretaciones la debla se cierra con un
fragmento prestado de otro palo afín (martinete o toná), que resultaría como una
coda anexionada.
Varios ejemplos de letra de versiones que terminan con un remate (o una
transición hacia otro palo) de martinete o toná:
- Si no es verdad/ que dios me mande la muerte/ si me la quiere mandar.(Lobato
1998)
- Y a la verde oliva/ y a mi me están doblando las fatigas. (Mairena 2010)
- Por la libertad, buscando voy aquel destino, esperanza en el presente y un sueño
pa ser vivido. (Gil 2007)
"114
La coda prestada de otros palos se excluirá de los análisis macroscópicos, es
decir, solamente se incluirá la coda cuando ésta rece “Deblica barea”, por resultar la
conclusión melódica del tercer tercio (C).
3.9 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS
«Aunque utilizáramos instrumentos absolutamente objetivos para medir la tonalidad y
la velocidad, nunca podríamos pensar en la existencia de instrumentos capaces de
conducirnos en la presentación de nuestros juicios» (Bartók 1979:217)
El musicólogo M. Hood apuntó tres posibles métodos para resolver los
problemas de transcripción de una música “exótica” (Hood 1971:90). Dos de ellos
resultan inaplicables en el caso de la debla: utilizar las notaciones de la cultura
estudiada y la notación simultánea de baile y cante. El tercero consistía en el uso
de la transcripción automatizada (en su momento el melógrafo).
Las aplicaciones informáticas dedicadas a la transcripción o a la corrección
melódica, a día de hoy no están capacitadas para identificar automáticamente de una
manera infalible el amplio mundo ornamental y microtonal, en su imbricación con los
recursos tímbricos, propio del flamenco. Sin embargo, dichos programas pueden
utilizarse como herramientas para la transcripción, combinando detección automática
con la edición manual al cotejar los resultados generados por el análisis con la
transcripción aural.
Para poder llegar a automatizar la transcripción del cante flamenco, o en este
concreto la de la debla, será necesario catalogar previamente los comportamientos
modales, ornamentales y tímbricos del palo, e incluirlos en los parámetros de
detección y separación de notas de la aplicación.
3.9.1 ESTRUCTURA DEL ANÁLISIS
La observación de cada fenómeno requiere tomar la distancia apropiada. En la
presente investigación el foco último se centra en objetos pequeños: la ornamentación
y la microtonalidad, pero para poder abordar holísticamente dichos eventos
musicales, necesitaremos conocer y comprender las estructuras en las que éstos se
desarrollan. Para ello se ha jerarquizado la primera parte del análisis en tres niveles
concéntricos, dependiendo del grado de enfoque y los parámetros estudiados. Estos
niveles de análisis no son estancos, puesto que interactúan entre ellos,
115 "
conformándose de la siguiente manera:
1 ANÁLISIS MACROSCÓPICO
2 ANÁLISIS INTERMEDIO
3 ANÁLISIS MICROSCÓPICO
Número de deblas analizadas
44 deblas
9 deblas (“núcleo central de análisis”)
9 deblas (núcleo central) + 5 auxiliares (total de 14 deblas)
Marco del estudio
Deblas completas
Secciones y
subsecciones
Frases y giros concretos
Áreas de estudio
- Duración - Forma - Afinación
global
- Duración - Forma - Afinación - Alturas - Modalidad - Ornamentación
-Microornamentación -Microtonalidad
Fig 20; Esquema y tablas descriptivas de los niveles de análisis
Los tres niveles se exponen de manera consecutiva a lo largo de los capítulos
de análisis, desarrollándose en cada uno las áreas mencionadas en el cuadro.
En el nivel intermedio se proporcionan resúmenes del análisis de cada
sección, estructurados de la siguiente manera:
• Presentación de la letra separada en sílabas.
• Transcripción en partitura de la sección.
• Observaciones relativas al proceso de transcripción.
• Observaciones melódicas, tímbricas, de afinación y de introducción y uso de
los grados por los distintos cantaores.
• Conclusiones parciales de la sección.
• Conclusiones parciales del tercio (para la última sección de cada tercio).
MACRO"INTERMEDIO"
MICRO"
"116
Tras completar estos análisis, se establecen conexiones estilísticas entre los
objetos estudiados, formuladas en tres dimensiones: comparación de las deblas de
Rafael Romero entre sí, corroboración de la influencia de la debla de Tomás Pavón
en otros cantaores y, finalmente, estudio de cuestiones interpretativas en la debla de
Vicente Escudero.
Finalizadas las disquisiciones estilísticas se propone una interpretación
exhaustiva de la modalidad en la debla, producto de los resultados de los capítulos
anteriores. A los capítulos de análisis les sigue el de las conclusiones, ordenadas de
más específicas a más generales, de manera que se entienda mejor el vector de la
influencia de los descubrimientos en el campo de lo ínfimo proyectado hacia los
niveles más globales.
Todas las deblas analizadas están incluidas en un CD adjunto. Las partituras
de los análisis se encuentran en los anexos, en muchos casos en un formato más
legible que el que acompaña al texto, junto con una recopilación de los resúmenes del
análisis modal para todas las secciones.
3.9.2 PROGRAMAS INFORMÁTICOS UTILIZADOS
La informática musical ostenta un largo historial de servicio a los procesos de
transcripción. Hace más de una década, en el desarrollo del DEA relativo a la
notación contemporánea y el flamenco, se utilizó el programa informático Hibridans
para realizar los análisis pertinentes. Éste era un software de detección de alturas
desarrollado por el ingeniero Fernando Rubio, con el apoyo del C.D.M.C. (Centro
para la Difusión de la Música Contemporánea). En concreto se trataba de una
versión orientada específicamente para el análisis de melodías de voz. Hoy en día
este programa no existe comercialmente, ni puede utilizarse en los ordenadores
actuales, ya que no se ha actualizado. Los análisis archivados de por entonces no se
han podido recuperar en su forma original. Esto da una idea de la fragilidad de las
herramientas con las que se trabaja, a expensas de un desarrollo tecnológico
hiperveloz, alejado de la perdurabilidad de materiales como el papel o el lápiz, y
dependiente, tanto del mercado, como de los cada vez más inestables presupuestos
de investigación de administraciones y universidades.
Es evidente que entre las aplicaciones informáticas disponibles se ofrecen muy
117 "
distintas calidades, así como la confrontación con diversos entornos gráficos, de los
que algunos puedan resultar más propicios que otros a los fines de una investigación
determinada. La variedad de las aplicaciones es considerable: algunos programas
están creados para desempeñar varias funciones, otros diseñados específicamente
para un solo cometido, los hay gratuitos y de pago, mono y multiplataforma… de
manera que la elección de la herramienta adecuada se revela una cuestión compleja.
El nivel de acierto en los análisis computerizados depende de varios factores:
complejidad del material analizado en múltiples niveles (instrumentación,
armonía, densidad…), calidad de la grabación, adecuación de los algoritmos de
análisis al material y/o el ajuste correcto de los parámetros de análisis, entre
otros. Una consideración inapropiada de estos elementos planteará dificultades
importantes a la hora de situar la transcripción automatizada en el lugar adecuado
dentro de una determinada metodología de trabajo.
Puede afirmarse que, a día de hoy, si bien existen múltiples aplicaciones de
análisis y transcripción con un nivel de fiabilidad general suficiente, está por
desarrollarse una específicamente adaptada para el flamenco, a los vibratos, el
timbre o el uso de la microtonalidad de este género, aunque existen investigaciones
en curso orientadas en esta dirección.
En los preludios de la presente investigación se han realizado pruebas de análisis
de fragmentos de deblas con las siguientes aplicaciones, la mayoría en la plataforma
Mac y otras en PC o en ambas: Peek, Audiosculpt, Praat, Melodyne, Sonic Visualiser,
Logic Pro, Speer, Acousmographe, iAnalyse, WaveSurfer, Kyma X, Autotune,
Wavestune, Max, Pareto, Audacity, Adobe Audition, Amazing X, AudioScore, Widi
Recognition System, Widi Audio to Midi Plugin, Amazing Slow Downer, Transcribe,
Capo, Quick Time, Voice Composer, Tarsos, Wav2midi, Sibelius y Finale.
Finalmente, mencionar la existencia de dos programas muy interesantes que no
se han testado: el desarrollado por Patrice Guyot para la Universidad de Montreal
(ver Guyot 2010) y las SMSTools2 usadas por Emilia Gómez y otros investigadores18.
Esta investigación se ha desarrollado finalmente en el entorno Apple,
18 Nótese lo desafortunado del nombre de esta aplicación que coincide con la abreviatura de los mensajes de texto en teléfonos móviles y, por lo tanto, con numerosas aplicaciones de nombre similar.
"118
comenzando bajo el sistema X.5 y finalizando bajo el X.6 (esporádicamente se ha
utilizado el X.7). Algunos de los programas seleccionados como herramienta para los
análisis corren igualmente bajo Windows, habiéndose revisado éstos en dicha
plataforma.
No es el cometido del presente trabajo ahondar en cuestiones de programación,
ni elucubrar sobre la conveniencia o no del uso de determinados algoritmos. Para
efectuar la selección de las herramientas metodológicas óptimas para el análisis de
los cantes flamencos “a palo seco” se ha priorizado la fiabilidad de los resultados,
la funcionalidad de la aplicación, una representación gráfica pertinente y un manejo
sencillo, combinando estas características con un respaldo que en cierta medida
garantice su continuidad en el mercado19. El problema se resume brevemente en
palabras de Nicholas Cook: «That this has not happened, and that the potential of the approach has not been fully
realized, reflects the cost of translating academic research projects into software
products for the real world, and illustrates an all-too-familiar pattern in musicological
software: a sustained burst of initial enthusiasm is followed by running out of money,
resulting in software that is sometimes less than fully functional, often less than fully
documented, rarely properly supported, and usually soon obsolete.» Cook 2004:107
Como ejemplo ilustrativo de esta situación, la última actualización para MacOS
del programa Hudrum Toolkit, desarrollado por la Ohio State University y abordado
profusamente en el texto de Cook (2004:113) data del 2001.
Las aplicaciones informáticas utilizadas, distribuidas en función de las áreas de
trabajo en las que se aplican son:
-A) La preparación de ficheros se realiza en el programa de edición de audio
Peak, con las funciones de edición y normalización.
-B) En la transcripción aural, en casos puntuales, si se aplica ralentización, ésta
se efectúa a nivel microscópico, nota por nota, con Melodyne 3.2.
-C) El análisis melódico, con un proceso de intervención manual en la
separación de notas que produce una transcripción semiautomatizada, se practica
con Melodyne 3.2.
Dado que esta última decisión puede sorprender en algunos ámbitos académicos, 19 Conceptos expresados con claridad por Weisser (2012:194).
119 "
se esgrimirán las razones que la justifican en esta metodología: El análisis de alturas
en Melodyne es estable. Resulta suficientemente flexible dentro de su simplicidad
de ajuste de parámetros. Presenta un interfaz gráfico muy claro para la lectura e
interpretación, que muestra simultáneamente la curva de alturas, la separación entre
notas detectadas y una referencia gráfica de la amplitud de éstas. Su rapidez, así
como su acierto en análisis de fragmentos de prueba de debla ha resultado en todo
caso igual o superior a otros programas más comunes en el ámbito de la investigación
académica, tal y como reconoce Andrew Guillory: «Finally, we note there are many commercially available systems for automatic
transcription from audio. We found Celemony’s software to be, subjectively, the most
reliable system of those we evaluated. We in fact found that many available programs
do not give reliable transcriptions on real-world voice recordings.» (Guillory et al.
2010:7)
La capacidad de este software para guardar cada análisis como archivo
independiente agiliza y clarifica mucho la organización del material, sin necesidad
de volver a analizar los fragmentos cada vez que quieran ser retomados.
Por otro lado, especialmente en tiempos de crisis económica, se estima que existe
una mayor garantía de continuidad en el mercado para una aplicación de éxito
comercial que para muchas otras aplicaciones desarrolladas por universidades o
centros dependientes de presupuestos gubernamentales, tal cual se mostró
anteriormente en el caso del programa Hybridans. También se ha observado cómo el
desarrollo de algunos de estos programas se ve a menudo comprometido en plazos y
limitados a ciertas plataformas. Adicionalmente, la herramienta de trabajo dentro del
ámbito de la investigación etnomusicológica obtiene un plus en su valoración cuando
resulta accesible al usuario ocasional, del mismo modo que si se evita un interfaz
complejo o se implementa en sistemas operativos convencionales.
Pero, sobre todo, el principal argumento para la elección de Melodyne radica en
la flexibilidad para editar las separaciones de notas tras los resultados del análisis,
determinado este hecho la elección de esta aplicación como herramienta de trabajo.
La etapa de transcripción y en concreto la de reconocimiento y separación de
notas (concepto diferente al de alturas) es, actualmente, extremadamente delicada
en el caso de la debla. Esto se debe a la ausencia de modelos de análisis
específicos para el cante flamenco que incluyan los aspectos subjetivos de la
"120
escucha, capaces de discriminar notas distintas tal y como se entienden
musicalmente, con sus respectivos ornamentos, vibratos, trinos, portamentos,
glissandos, etc. Por esta razón es imprescindible retocar los resultados preliminares
de cada análisis, ajustándolos idiomáticamente al estilo. En este punto es donde la
flexibilidad de ciertas aplicaciones de corrección de afinación, entre las que se
incluye Melodyne, marca la diferencia frente a la rigidez de otras, que
proporcionan resultados no editables.
-D) Los datos analizados en Melodyne se exportan como archivo midi hacia
una aplicación de notación musical (en este caso Sibelius7), programando la
cuantización rítmica y el tempo. El sistema midi no contempla la transmisión de
alturas microtonales como tales, sino mediante el uso del Pitch Bend, con lo que la
transcripción de éstas se realiza tanto auralmente como a través de la observación del
interfaz de Melodyne, es decir no se ha producido una transcripción totalmente
automatizada de la microtonalidad.
-E) Los análisis de comparación de curvas de amplitud y de frecuencia entre
fragmentos, se efectúan con el programa Praat, exportando los resultados como
archivos de texto (txt.) a la aplicación Datagraph, la cual genera los gráficos de
curvas de afinación, histogramas de alturas, etc. Excepcionalmente se ha producido
algún gráfico con Wave Surfer (función Power Plots) o una superposición de curvas
con Sonic Visualiser. La visualización general apilada de las formas de onda de
varios fragmentos simultáneamente se genera desde el secuenciador Logic Pro, como
podría realizarse con cualquier otro secuenciador de audio.
-F) Se ha elegido la aplicación Audiosculpt para estudiar aspectos tímbricos, por
su simplicidad, claridad, rapidez y flexibilidad en la generación de sonogramas, si
bien existen otros muchos programas capaces de realizar esta función con solvencia.
121 "
3.9.3 PREPARACIÓN DE LOS ARCHIVOS
El proceso de adecuación de los archivos, ejecutado con el programa Peak, ha
consistido en los siguientes pasos:
-Conversión de cualquier formato previo al formato AIFF 44100Hz, 16bits (o
24bits) estéreo.
-Normalización de los ficheros: Este es un proceso de maximización de la
amplitud sin compresión, de manera que el punto más alto del audio tratado
coincida con el cero digital o con un nivel determinado prefijado. Por lo tanto todas
las versiones quedan teóricamente en “igualdad de condiciones” dinámicas. En
realidad esto no resulta completamente cierto por diversos factores de compresión
previos que han alterado la producción de picos y amplitud media en los procesos
de grabación, mezcla y masterización del disco. Sin embargo, aunque la
homogeneización de los archivos tras la normalización no resulta perfecta, sí
supone una mejora para poder establecer comparaciones dinámicas, además de
proporcionar un entorno de trabajo más cómodo, reduciendo la necesidad de
cambios en el volumen de escucha al pasar de unos archivos a otros.
Al efectuar la normalización surgen indicios de que probablemente se aplicó
compresión al grabar, mezclar, masterizar o remasterizar algunas de las deblas, por
la forma de onda con pocas dinámicas. No siempre queda claro hasta qué punto
la forma de onda resultante (la amplitud que escuchamos) se debe completamente al
estilo del cantaor o está mediatizada por procesos de compresión:
FIg 21 Formas “romboidales” y “rectangulares” entre deblas de José Mercé y Rafael Romero.
-Edición del silencio inicial y final, si los hubiere, eliminándolos. De este
modo, a la hora de cotejar las duraciones estadísticamente, los resultados se
"122
corresponderán con el tiempo estricto del cante.
-Segmentación de los fragmentos analizables:
• Primera separación de la debla de tonás y martinetes adyacentes.
• Acotación del cuerpo de la debla, sin los ayes ni codas de martinete o
toná, estableciendo un mínimo común a todas las versiones, de cara
tanto al análisis de duración como al melódico. Se incluye el remate
deblica barea, propio de la debla, cuando éste aparece.
• Separación en tercios y secciones para los análisis de nivel intermedio.
• Edición de los ayes (introducción) para su análisis independiente.
• Selección y edición posterior de ornamentos y microtonalidad relevantes
para el análisis microscópico.
3.9.4 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE DURACIONES
El análisis de duraciones se efectúa sobre distintos niveles de la forma, tanto a
nivel de la debla completa, como de las secciones que la componen.
-A nivel macroscópico: es el primer tipo de análisis que llevamos a cabo,
proporcionando información para cotejarla posteriormente con otros resultados.
Se miden los tiempos de las deblas del núcleo central de análisis, calculando la
Media Aritmética y la Media Armónica (H) y comprobando si son similares a las
del resto de las deblas seleccionadas. Una desviación grande de la media, dada una
distribución relativamente homogénea, nos sugiere que priman características
personales en el cante. La duración influirá en la realización de la ornamentación.
La Media Armónica, respecto a la aritmética, está menos influenciada por
valores muy altos (y sin embargo más influenciada por valores bajos). Es interesante
calcularla para el núcleo central de análisis, donde una de las deblas (Heredia 12)
destaca singularmente sobre las demás por su exagerada duración.
Dada la heterogeneidad de las estructuras de las distintas deblas, a la hora de
establecer las partes del cante sobre las que se miden los tiempos a comparar,
resulta indispensable tener en cuenta que, si bien todas las deblas poseen en
común una estructura central -lo que se ha definido previamente como cuerpo de la
123 "
debla- no todas comienzan con el temple inicial, en algunos casos porque se atacan
directamente y, en la mayoría, por estar incluidas en una secuencia tras otro palo
(martinete, toná o incluso otra debla). El remate (o coplilla o coda) puede ser propio
de la debla (“deblica barea”) o prestado de martinete o toná. El remate prestado no se
tendrá en cuenta en el análisis por no ser estrictamente parte de este cante y
modificar sustancialmente la duración.
El remate propio sí será contabilizado dentro de la debla, pues forma parte
necesaria de la resolución melódica modal. Así pues, propondremos una medida de la
duración de la debla:
Tiempo neto comparativo = Duración del cuerpo de la debla (+ “deblica
barea”).
Esta medida representa la duración de los elementos que interesa contrastar: el
cuerpo de la debla, fundamental para el análisis, más la coda -cuando ésta es propia
e independiente de concatenaciones-.
-A nivel intermedio se realiza un análisis comparativo, entre la duración
de los tercios y las secciones, tanto entre deblas distintas, como dentro de la misma
debla, expresado en gráficos demostrativos.
3.9.5 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS FORMAL
En el proceso de análisis de la forma musical, en primer lugar se efectúa una
segmentación visual de la debla en sus tres tercios con el programa secuenciador
Logic Audio, obteniendo una representación gráfica simultánea de las distintas
deblas en tercios.
Una vez seccionados los fragmentos, se mide su duración, comparando sus
proporciones con las de la primera debla de la que tenemos grabación, Pavón 01. No
supone un objetivo de esta tesis el establecer un árbol filogenético20 entre
cantaores, pero sí cabe situar el foco sobre ciertos fenómenos que han sucedido a lo
largo de la existencia de la debla.
20 Como se expresó anteriormente, a diferencia de la metodología empleada en Cabrera et al. 2011, se estima que basar las relaciones estilísticas en una estadística de patrones de los dos intervalos musicales dados entre tres notas, en una sola debla de cada cantaor, descartando cuestiones temporales, estructurales y cualquier relación con la letra, resulta insuficiente para llegar a conclusiones irrefutables.
"124
Debido a la metodología de análisis, una parte relevante de esta investigación
se centra en la deblas de Rafael Romero, si bien se considera a Tomás Pavón como
punto de partida cronológico, para llegar hasta José Mercé como representante de una
línea actual de cante.
A partir de la estructura de la debla, dividida previamente en tres tercios (con
coda propia), se procede a la subdivisión de cada tercio en secciones. Los criterios y
las observaciones específicas para dicha fragmentación son:
a) Para delimitar el comienzo y fin de los fragmentos, se consideran la
respiración (o silencio), la letra y las cadencias melódicas.
b) En la definición de las secciones se prioriza el tiempo de la emisión
cantada, excluyendo el silencio al final de frases y/o melismas, si lo hubiera, pero
conservando los silencios que se producen en el interior de cada fragmento.
Este momento del análisis se centra en delimitar la estructura y aislar los
contenidos musicales de cada sección. Los silencios se editan independientemente en
archivos separados para su tratamiento estadístico.
c) En las deblas en las que la grabación se presenta con mucha reverberación
se recorta la cola de reverberación final, especialmente si ésta muestra un tiempo
largo, como por ejemplo en Mercé 13, Escudero 06, Romero 03/04. Este
procedimiento viene determinado por las siguientes razones:
- La manera de igualar criterios de duración de frases para todas las deblas
consiste en seleccionar estrictamente la emisión del cantaor, sin la cola de
reverberación final.
- No sabemos cuál ha sido la reverberación que se monitorizaba por los
auriculares del cantaor al grabar. Desconocemos, pues, la influencia de la
reverberación en la interpretación, que puede afectar a la longitud de los
silencios tras las frases. Se intenta, con este método, independizar la medida
temporal de un factor desconocido como la intención del intérprete al
respecto.
- La reverberación no es del agrado de los programas de detección de
alturas, provocando errores.
La sección Ma (sección melismática central del primer tercio) acapara la mayor
parte de la atención del análisis microscópico, por lo que se convierte en objeto de
125 "
un estudio más detallado al llegar al nivel intermedio, permitiendo cruzar
conclusiones posteriormente entre ambos niveles. Estructuralmente, como se verá
más adelante, la sección melismática del primer tercio, Ma, está subdividida en dos
frases (subsecciones) separadas por un silencio. La proporción formal entre ellas
varía según la interpretación del cantaor. Tras determinar la existencia de un pulso
subyacente, si bien esta proporción podría haberse medido en tiempo absoluto, sin
embargo se ha escogido realizar una medida alternativa, contando los pulsos
efectivamente cantados, para de esta manera intentar representar la idea del tiempo
subjetivo del cantaor, independiente del tempo al que se cante.
Con el fin de que el resultado de este procedimiento refleje al menos
parcialmente la densidad interpretativa, a diferencia de una mera duración en
unidades de tiempo, se incluye la ornamentación en el recuento de esta última
medida comparativa entre subsecciones. El procedimiento se rige por los siguientes
criterios, que, aunque resulten metodológicamente subjetivos, son capaces de
proporcionar una idea más relacionada con la percepción de la densidad musical:
• Se contabiliza individualmente cada nota, independientemente de la
subdivisión a la que pertenezca (pueden alternarse distintas subdivisiones en
la misma debla). Para valores de mayor duración que la semicorchea (la cual
es el pulso básico en las transcripciones efectuadas) se cuenta el número de
pulsos dentro de la subdivisión (una corchea serán dos pulsos). Se
contabiliza hasta la subdivisión de fusas (éstas como medio pulso).
• En caso de duda, si se detectan notas largas dentro de un contexto de
subdivisión mixta, se cuentan sus pulsos en la subdivisión principal más
frecuente.
• Las apoyaturas con altura contabilizan como 1/4 de nota. Las apoyaturas sin
altura y los silencios no se cuentan.
Finalmente se calcula un cociente de duración en pulsos entre ambas
subsecciones (Ma1 y Ma2) teniendo en cuenta la posibilidad de alternancia de
subdivisiones distintas, no disfrutando de prevalencia la binaria necesariamente. El
análisis de los valores absolutos y de estas proporciones generan parámetros para
moldear una idea imaginaria de los procedimientos de construcción del melisma en
cada cantaor, si bien siempre subordinada al contraste ente los perfiles melódicos.
"126
3.9.6 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE LAS DINÁMICAS
El análisis de las dinámicas solamente permite una comparación, en términos
equivalentes, entre fragmentos de la misma debla, ya que las dinámicas de una
grabación pueden estar alteradas por factores técnicos como la distancia del
micrófono y la aplicación de compresión o limitación al grabar, mezclar y/o
masterizar. Estos fenómenos son difícilmente reversibles y cuantificables a posteriori,
aún menos sin una información directa, por parte del ingeniero de grabación y
mastering, de las condiciones originales en las que se registraron. Se trata de un
inconveniente asociado al empleo de fuentes pregrabadas, a diferencia de las
investigaciones con grabaciones realizadas ad hoc, si bien en estas últimas, por las
mismas razones, resulta necesario ser extremadamente metódico durante las sesiones
de grabación.
Si para igualar dinámicamente secciones de distintas deblas, se usara
compresión o limitación de un modo que recortara picos significativos aislados,
elevando la dinámica media de una manera más homogénea y paralela al discurso del
cantaor, se alteraría el fichero original en una proporción distinta para cada
grabación, o incluso para cada fragmento, ya que dichos picos se presentan de forma
diferente en cada debla.
Existe la alternativa de normalizar los fragmentos en lugar de las grabaciones
completas, pero de este modo los fragmentos delicados pasan a tener una dinámica
desproporcionada y, de nuevo, un pico aislado dentro de un fragmento suave
frenaría la subida del resto. En semejantes condiciones de heterogeneidad el
análisis comparativo de las dinámicas dista de ser completamente objetivo.
Aunque la situación ideal consistiría en realizar la investigación con varios
cantaores bajo idénticas condiciones, supervisadas y registradas audiovisualmente,
esto conllevaría inconvenientes importantes, no sólo por los recursos económicos y
humanos necesarios, sino porque limitaría el estudio a los cantaores
contemporáneos que se presten, disminuyendo la posibilidad de que los resultados
sean avalados como representativos por la comunidad flamenca y desechando
cualquier perspectiva cronológica. Inevitablemente, la elección de cada
metodología implica sacrificios en determinados aspectos del análisis.
127 "
El hecho de no poder cuantificar objetivamente comparaciones dinámicas entre
deblas distintas no implica que no sea factible la posibilidad de establecer
conclusiones estilísticas de índole general -macroscópico o no- en torno a este
parámetro. Asumiremos que cualesquiera que sean los factores que pueden
comprimir la amplitud de la forma de onda tal cual es emitida por el cantaor, en
principio no deberían hacerlo de un modo drástico, ya que en el flamenco
tradicional no suelen utilizarse procesos extremos de modificación de la señal, a
diferencia de otros estilos musicales contemporáneos, salvo la reverberación.
La dinámica de una grabación puede representarse a partir de un contorno
dinámico o de un oscilograma.
Fig. 22 Oscilograma y contorno dinámico de un fragmento de la debla Mercé 13
Los contornos resultan útiles gráficamente al superponerse unos sobre otros, los
oscilogramas se comparan mejor apilándose.
En una apreciación estilística general, sin pretensiones de exactitud
cuantitativa, se cotejan visualmente las formas de onda prestando atención a los
principios y finales de nota y de frase, así como a los contornos dinámicos.
Localizados los objetivos de análisis, se comparan superponiendo los perfiles
escogidos.
La visualización de la forma de onda puede ser engañosa en ciertos casos,
para los que se ha calculado la curva de intensidad media (Mean energy) con el
programa Praat. Estos datos son aplicables en el contexto de la comparación entre
secciones de la misma grabación, pero no tanto entre grabaciones distintas.
Para determinar qué grado de influencia han podido suponer los procesos
de compresión y limitación, se han contrastado grabaciones de los mismos
intérpretes, preferiblemente de la misma época, sin cambios sustanciales en estilo
y/o facultades y que hayan sido efectuadas en sesiones de grabación distintas.
"128
3.9.7 METODOLOGÍA DE ANALISIS DE AFINACIÓN
Los procesos de análisis relacionados con la afinación se han efectuado en
distintos niveles, pudiendo resumirse en los siguientes:
A) Análisis de afinación dinámico (nivel macroscópico):
Previamente a un análisis y detección de alturas detallado, resulta
conveniente enmarcar las tendencias de afinación de los cantaores observando la
ejecución vocal21 de la debla completa. De este análisis preliminar se desprenden
datos que a cotejar con otros con el mismo carácter global, contextualizando así los
posteriores análisis de carácter intermedio y microscópico. Los resultados del
estudio de afinación en el nivel macroscópico no son definitivos ni concluyentes,
sino orientativos, y serán corroborados o matizados en los siguientes niveles.
El análisis de afinación dinámico se realiza estudiando la afinación de
determinadas notas claves en la estructura de la debla. Es un análisis no
automatizado, ya que los criterios para elegir las notas clave no se han implementado
en algoritmo alguno que permita su automatización.
Durante este proceso se elabora una curva a partir de seis o siete puntos
escogidos, que responden a notas estables, de carácter cadencial.
En el siguiente ejemplo se muestran seis puntos de referencia, señalados como
P1 a P6. Se ha retomado un análisis preexistente efectuado por Lola Fernández, que
resume el discurso melódico de la debla a valores iguales de negra, para así explicar
los criterios de selección de los puntos de referencia de afinación con claridad en un
contexto previamente definido, aplicándolo más tarde sobre las deblas propuestas,
antes de su transcripción en partitura.
Se ha dividido la debla transcrita por Fernández en seis segmentos de distinta
duración, que responden a las frases musicales que aparecen, separadas por silencios
intermedios. Los finales de dichas frases comprenden las notas cadenciales,
coincidiendo parcialmente con la estructura del texto. Cada uno de los puntos (P1-P6)
se sitúa sobre notas estables, marcadas en la figura 23 con un círculo y numeradas.
21 Como apunta Bartók (1979:111-12), en la música de los Balcanes existe una tendencia a la bajada de la afinación progresiva, que se interpreta como una característica del estilo. En la debla, como se demostrará a lo largo de estas páginas, no se produce un fenómeno similar.
129 "
Los cinco primeros puntos resultan ser descansos en finales de frase alrededor del
cuarto grado. Si bien en la representación de Lola Fernández no queda constancia
estricta de las duraciones, sí que aparecen respiraciones indicando silencios. No todas
las respiraciones se han utilizado como puntos cadenciales.
Fig 23 Transcripción de la debla “Murió Tomás” cantada por Gabriel Moreno en Fernández
(2004:64).
Pueden existir algunas notas breves entre el punto señalado y el final de la frase
como en P3 y P5, pero se han elegido dichos puntos por una mayor estabilidad de la
nota, salvo con una excepción: en el final de frase de P3 el reposo es sobre el tercer
grado, aunque actuando a modo de sensible del cuarto.
El último punto (P6) es la tónica, su frecuencia en Hertzios se ha calculado
multiplicando por 4/3, para equipararse al cuarto grado.
Estos puntos no se sitúan por igual en todas las deblas, habiéndose localizado y
seleccionado de modo manual para cada una de ellas.
El análisis de afinación dinámico se ha realizado previamente a los análisis
intermedios y a la fragmentación de la debla en secciones, por lo cual es menos
"130
exacto y se utiliza para aportar indicios de comportamientos de evolución de la
afinación a nivel estructural. Las mediciones de las frecuencias de los puntos
escogidos se realizan con el programa Melodyne, que proporciona un acceso
directo visual rápido y eficiente a los fragmentos a analizar, mostrando la altura de
cada nota en hertzios o cents. Estos valores son medias de cada nota con su
vibrato e inflexiones correspondientes, pudiendo recortarse ataques o caídas finales
que alteren la medición de la parte estable de la nota.
Se ha definido una medida representativa del comportamiento melódico, que se
ha denominado ”Desviación Máxima” (DMax), como la diferencia en valores
absolutos de la afinación entre el punto más bajo y más alto de la muestra,
representados en cents. También se introduce el parámetro “Afinación Media”, como
el punto intermedio entre la afinación más baja y la más alta del fragmento
analizado.
La “Velocidad de Desviación” (Vd) representa el cociente que resulta de dividir
la desviación máxima obtenida, entre la duración total de la debla. Este valor resulta
útil al extender las comparaciones entre deblas con marcadamente distintas
duraciones.
A continuación un ejemplo de análisis, encuadrado en un sistema de alturas
temperadas, en el que A4=440Hz, y Dmax= 49,46 cents
Fig 24 Curva de afinación de Mercé 13
Los valores de Dmax se confrontan posteriormente con la edad del cantaor, la
duración de la debla y otros parámetros. Sin embargo deben tenerse en cuenta las
limitaciones propias de esta desviación máxima, como, por ejemplo, que no mida la
desviación anterior a P1, o que su grado de definición sea discreto y no continuo, no
131 "
representando lo que sucede entre punto y punto. Por otro lado también debe
contemplarse la posibilidad de que en ciertos momentos el cuarto grado pueda verse
alterado microtonalmente de manera intencionada en la interpretación, incluso como
grado modificado de la escala, en cuyo caso la desviación calculada sería errónea.
Este último supuesto se aborda en el nivel intermedio, donde, como se expuso
anteriormente, pueden matizarse o comprobarse los resultados del nivel
macroscópico respecto al cálculo de la desviación de afinación.
-B) Reajuste de afinación (nivel intermedio):
En el nivel intermedio, la afinación estructural se ha abordado con la finalidad
de reajustar la altura de secciones y subsecciones, de manera que se mantenga
una coherencia en la identificación de los grados modales a lo largo de la debla, de
manera especial, pero no exclusiva, en el análisis automatizado.
En este nivel, los fragmentos a analizar son más breves. Cada uno de ellos se
reajusta en afinación hacia el centro temperado de partida, con la finalidad de poder
comparar posteriormente aspectos de microtonalidad y ornamentación con
simplicidad y precisión. Dado que las desviaciones de la afinación pueden superar el
cuarto de tono ascendente y/o descendente, se ha decidido dirigir el proceso de
reajuste hacia el centro modal sugerido en la primera frase de la debla, considerando
ésta como la intención original del intérprete. Dicho reajuste puede mostrar
discrepancias con los resultados de los análisis reflejados en los histogramas de
alturas que aparecerán posteriormente, principalmente en la detección de la tónica,
que aparece al final de la debla, en ocasiones a considerable distancia de la
hipotética afinación inicial que le correspondería22, llegando incluso a superar el
semitono.
Cuando una debla comienza en una afinación practicamente equidistante en
cuartos de tono de dos alturas temperadas, se observará la evolución inmediata de
la afinación, estimando hacia cuál de las dos alturas tiende. Ésta se convierte en el
punto de referencia del reajuste.
A la hora de reajustar un fragmento a partir de la altura de una nota
22 La tónica, siempre y cuando no se considere ningún tipo de modulación, no aparece hasta el último tercio. La afinación hipotética a la que nos referimos se calcula a partir del cuarto grado.
"132
determinada, en general el resto de las notas circundantes deben reubicarse más
cercanas a posiciones temperadas tras el reajuste. El proceso se acomete arrastrando
una selección de todo el fragmento y recolocándolo globalmente en función del
desplazamiento que requiera la nota que sirve de referencia. Al efectuar este
reajuste con el programa Melodyne, éste indica el número de cents desplazados al
centrar dicha nota e informa visualmente de la nueva posición del resto. Para que
dicha reafinación fuera perfecta, teóricamente, desde el punto de vista temperado,
todas las notas deberían mostrar la misma tendencia (aparecer bajas o altas de
afinación) junto con la nota estable escogida, para acabar todas centradas tras el
reajuste. Ahora bien, esto en la práctica es muy poco probable debido a la
microtonalidad -volitiva o no- presente. Por lo tanto ha de estudiarse cada fragmento
a reajustar detalladamente, para poder determinar la nota óptima de referencia, y con
ello el mejor sentido del desplazamiento.
Fig 25 Reajuste de Romero 01, sección A1, en Melodyne
Como se observa en el ejemplo de la figura 25, al reajustar la nota de
reposo final, resultan algunas notas anteriores con afinación alta y otras con
afinación baja. Éste es el caso más común. Las alturas temperadas de destino se
muestran con un perfil azul hueco, mientras que las originales en amarillo y rojo.
Al final del proceso, puede que algunas alturas hayan cambiado su nombre,
por ejemplo, si estando ya altas previamente, se han desplazado ascendentemente
a una nota superior.
En ningún caso se plantea un reajuste individual nota por nota, que deformaría la
interpretación.
Debe tenerse en cuenta que el grado de desviación de la afinación para una
sección determinada será el valor absoluto de la resta de su valor de reajuste,
menos el valor del reajuste practicado en la sección A1, que se considerará como
133 "
referencia.
Los reajustes de afinación en el análisis de nivel intermedio responden a un
criterio más musical que los que suceden a nivel macroscópico, por contemplar el
contexto de la nota a reajustar, con efectos directos en la transcripción en partitura.
-C) Histograma de alturas:
El histograma representa la duración total de las frecuencias que se presenta en
el fragmento analizado. El análisis es automatizado, los datos se extraen con el
programa Praat, exportándose al editor de gráficos Datagraph.
Este tipo de análisis estático puede aplicarse en distintos niveles con
diversas funciones, aunque resulta más preciso y significativo cuanto más corto es el
objeto analizado.
Observando el contorno de la curva generada se extrapolan conclusiones
respecto a la afinación de la interpretación analizada. En fragmentos cortos, el
histograma proporciona información certera sobre la presencia de alturas concretas
(lo que también se denomina "peso melódico"). Cuanto más largo es el fragmento,
en el caso de los cantes “a palo seco”, la desviación paulatina de la afinación
propia del cante podría interferir de mayor manera en los resultados. Si se supera un
total de 50 cents o más de desviación de la afinación a lo largo de la debla, tal como
fueron cantados en su contexto modal, las alturas reflejadas en la curva no
equivaldrán necesariamente a los grados de la escala.
Fig 26; Histograma de la presencia de frecuencias en Romero 04
En la curva, los picos estrechos denotan mayor precisión en la afinación. Cuanto
más redondeada y ancha, implica una menor definición para cada altura,
desdibujándose éstas hasta el punto de que en ciertos registros no se puede delimitar
"134
gráficamente una diferencia entre notas adyacentes. En una situación "ideal", cada
grado se correspondería con una línea vertical. El hecho de que esto no suceda así
puede ser causado por una menor precisión de afinación en cada nota, pero
también por un vibrato amplio, presencia de microtonalidad o por la desviación
paulatina de la afinación general. Debido a este abanico de posibilidades, resulta
más aventurado realizar una interpretación de la gráfica cuanto más extenso sea el
fragmento analizado.
El uso sistemático de un grado y de una alteración de este mismo grado con un
microtono de altura fija, debería producir un pico paralelo cercano a la nota base.
Un vibrato amplio constante engordaría la curva por igual en su base que en su
cima si la afinación se mantuviese constante, sin embargo se observa como todas
las bases de los grados son anchas. Esta forma triangular puede deberse tanto a la
desviación paulatina de la afinación como a un vibrato irregular, a la imprecisión
del cantaor o al uso de microtonos sin una altura precisa.
Un pico más alto implica mayor presencia de una determinada nota, aunque el
valor absoluto obtenido está en función de la duración de debla, por lo cual los
valores resultantes para un determinado grado sólo pueden interpretarse en el marco
de una debla o de deblas (o fragmentos) de similar duración y no directamente en la
comparación de sujetos con duraciones marcadamente distintas, a menos que se
igualen proporcionalmente.
Por lo expuesto anteriormente, resulta práctico establecer comparaciones gráficas
entre curvas independientes compensándolas verticalmente, de manera que en todos
los casos el pico máximo toque el techo de la gráfica (a modo de "normalización"
visual).
En los ejemplos próximos, los valores absolutos se mantienen cuantificados
con sus valores originales en el eje de ordenadas, pero en la imagen, la duración de
los fragmentos se ha representado igualando la proporción con el punto máximo. Las
gráficas pueden representar las frecuencias en Hertzios o en cents, en estos
casos se ha preferido usar los cents (señalando los semitonos) o su equivalencia con
una escala logarítmica de Htz.
135 "
Fig 27; Histograma de Romero 03: Ma (Sup. Izda), Mb (Sup. Dcha), Mc (Inf. Izda.) y C2 (Inf.
Dcha.).
Si bien la presencia (duración de cada grado) y definición (o indefinición)
varían según las secciones, siempre se produce indefinición en una u otra medida
en distintos grados en cada sección. Comparando los histogramas de las secciones
entre si, se obtendrán conclusiones relativas a la evolución de la afinación.
3.9.8 METODOLOGÍA DE DETECCIÓN Y EXPORTACIÓN DE
ALTURAS
«Hay que tener en cuenta que la obtención de una melodía a partir de un archivo de
audio es, hoy en día, un problema de investigación abierto (…) pero siempre debemos
considerar que el nivel de perfección que llegan a conseguir no es total, incluso
tratándose de música monofónica (un único instrumento, una voz, etc.).» (Cabrera et
al. 2011:68)
La transcripción directa y automática desde el sonido de la debla al
pentagrama, eliminando el criterio contextual, en efecto no parece factible, dado
que implica tomar decisiones subjetivas, mayormente relativas a la separación de
notas, ornamentación y microtonalidad, que ningún software conocido está aún
preparado para interpretar. Por esta razón se ha empleado una transcripción
semiautomatizada o asistida por ordenador, coincidiendo con la usada y justificada
con claridad en Díaz Báñez et al.(2010:41).
"136
Debido a la sinuosidad melódica presente en el cante flamenco (en gran parte
producto de vibratos y ornamentos), puede suceder que una nota que en el contexto
de una frase musical se identifica automática y auralmente como un grado concreto
perteneciente al modo establecido, al audicionarse por separado, concentrando la
escucha en ella y las más inmediatas, se entienda auralmente como una altura
diferente en este contexto reducido.
En la detección automática, cualquier nota se representa gráficamente como el
valor medio de las frecuencias que ésta recorre, comprendiendo su vibrato, ya que
difícilmente se encuentran notas absolutamente planas, sin ninguna oscilación, que
sean producto de la interpretación humana. Si el vibrato de una determinada nota es
amplio y su duración es breve, dicha nota escuchada en el contexto de la frase puede
percibirse auralmente como una nota independiente, en ocasiones identificada con la
altura del punto más bajo o más alto de su curva, dependiendo de si alguno de
estos puntos se corresponde con un grado diatónico al modo. También podría, de cara
a la escucha, o a la transcripción automatizada, agregar su valor al de la nota
siguiente, (con)fundidas en una sola altura de mayor duración. Sin embargo, al
escucharse separadamente del resto, aislada junto a las notas adyacentes, a menudo
se entiende como un ornamento, con una altura diferente de la que inicialmente se
percibió.
Por ésta y otras razones, la transcripción aural y la automatizada son
complementarias en nuestra metodología, influyéndose mutuamente. La percepción
inicial de las alturas se basa no solamente en lo que el individuo escucha, sino en lo
que espera escuchar, siguiendo sus expectativas culturales. Nuestro oído (nuestro
cerebro) espera reconocer unas alturas determinadas en función del contexto
musical. Las expectativas melódicas son claras en el sistema tonal occidental (un
resumen de esta cuestión puede encontrarse en Bigand et al 2008:49-51). En el caso
que nos compete, conclusiones derivadas de otros estilos, como la música árabe,
deberían poder transferirse al contexto modal y microtonal de la debla. «Tonal acculturation might represent a beneficial configuration: musical events
appearing frequently together are also linked acoustically since they share (real and
virtual) harmonics. To investigate whether convergence with acoustical features
represent a facilitating or even necessary condition for statistical learning, Tillmann
and McAdams (2004) systematically manipulated acoustical similarities between
137 "
timbres so that they either underline the statistical regularities of the timbre units,
contradict these regularities or are neutral to them. The outcome showed that listeners
learned the statistical regularities of the complex auditory material and that the
manipulated surface characteristics did not affect this statistical learning. The surface
characteristics only affected grouping and overall preference bias for the different
materials.This outcome suggests that tonal acculturation does not necessarily need the
convergence between statistical and acoustical regularities. Supporting evidence can
be found in acculturation to Arabic music, which is lacking the convergence between
statistical and acoustic features (Ayari and McAdams,2003). Together with the
implicit learning study on twelve-tone music (see below), the data emits the rather
encouraging hypothesis about the possibility to learn regularities of new musical
styles.» (Bigand et al 2008:54)
Fundamentalmente, la aparición de dichas expectativas estará asociada a la
familiaridad (léase experiencia o conocimiento) del oyente con el género, mediante la
asimilación mental de una red de relaciones entre alturas dentro de la modalidad,
como ya se ha visto en el capítulo dedicado a la detección automática. Pueden
añadirse a las ya aportadas, referencias a los estudios de Ayari y McAdams (2003) o
Lartillot y Ayari (2008) en lo relativo a la percepción de la música árabe por oyentes
de distintas culturas, donde se demuestra cómo el grado de afección a un repertorio
determinado es un parámetro evaluable de primera magnitud en el reconocimiento de
los contenidos musicales de un estilo. Por lo tanto cabe pensar que también lo serán
de sus expectativas melódicas, puesto que no sería razonable aguardar algo que no se
es capaz de reconocer.
En ocasiones, la fracción diatónica23 de una nota en la que a lo largo de su
duración confluya una parte "afinada" con desviaciones microtonales, es la de menor
duración, rodeada por diversas fluctuaciones de su altura como glissandos,
portamentos…. Sin embargo, en la escucha inicial se produce una identificación
aural básica que ajusta el reconocimiento de la nota al de la altura esperada o
deseada, es decir, a la parte diatónica, escatimando el resto. Por otro lado, a este nivel
de nota individual, los programas de detección automática nos muestran gráfica o
numéricamente lo que realmente suena, de manera descontextualizada y a menudo
distinta de lo que en una primera escucha se detecta. Al simultanear la escucha aural 23 Diatónica al modo o la escala correspondientes en ese momento, por oposición a cromatismos fuera de la escala que puedan ser sorpresivos para el oyente.
"138
con la lectura de la transcripción automática, la percepción comienza a cambiar su
foco y a prestar atención a fenómenos ornamentales de los que previamente se
desentendía. Observando la transcripción automática mientras se practica una
escucha analítica, se encontrarán discrepancias entre ambas, por ejemplo en la
segmentación de las notas. Evidentemente, existen límites para este aprendizaje,
pero siempre dentro de un amplio margen para aprovechar las sinergias entre ambos
tipos de transcripción.
La labor del transcriptor consiste en decidir en cada momento la solución
más apropiada dependiendo del contexto musical y de la función de la
transcripción. En caso de conflicto irresoluble entre lo percibido y lo detectado, se
ha hecho prevalecer la transcripción aural, hasta que puedan programarse las
distintas variables tanto fisiológicas como culturales que marcan la interpretación del
transcriptor. Por tanto, los resultados finales, a pesar de la asistencia del ordenador,
siguen basados en la percepción, aunque más contrastados.
La fiabilidad en los resultados del análisis melódico está en mayor o menor
medida intrínsecamente relacionada con la flexibilidad en el establecimiento y
reajuste de los parámetros de análisis, de cara a conseguir un ajuste fino de los
procesos. Si bien su preestablecimiento correcto es relevante para mejorar ciertas
funciones de análisis, la elección resulta siempre aproximativa, ya que no existen
fórmulas exactas para establecer parámetros óptimos cuando no se tienen
modelos preestablecidos de referencia, por lo que los resultados finales nunca se
encontrarán exentos de un mínimo grado de imprecisión supuesto. Por otro lado,
como expresa muy bien Howard, en muchos métodos de extracción de alturas no se
incluyen todos los parámetros que afectan a la percepción subjetiva de la altura
tonal, sino solamente aquellos que atañen a la fundamental, excluyéndose los
cambios en la intensidad y en el timbre:
«The perceived pitch of the singing voice indicates which note is being sung, how
in-tune it is, and the nature of any variation, such as vibrato or flutter, that is being
applied by the singer. the prime acoustic change that cues pitch variation is
fundamental frequency (f0). However, it is important to note that f0 is not solely
responsible for pitch changes, particularly when considering fine degrees of
intonation or subtle tuning differences, because timbre and loudness can also have
an effect, albeit small.13 At present, it is not possible to quantify the secondary
139 "
small effects on pitch relating to timbre and loudness; these require the active
judgement of a human listener. Pitch is therefore a subjective judgement made by a
human listener, and f0 measurement is an objective measurement that can be made
algorithmically by a computer. the term pitch extraction is commonly used in the
literature, and pitch detection algorithm is used throughout the highly
comprehensive work on the subject by Hess,14 when what is actually meant is f0
estimation.» Howard 2009:61.
Los parámetros más comunes a preestablecer en un análisis automatizado de
alturas son: el rango de frecuencias sobre el que se detectará la fundamental, los
umbrales (threshold) de voz, ruido y silencio, así como determinadas opciones para
el tratamiento de los saltos de octava, ya que resulta un error habitual del análisis
el de la detección de saltos de octava falsos, por fallos en la medición de los
armónicos o la fundamental.
Respecto al ajuste de parámetros, se incluyen algunas recomendaciones en los
manuales de dos de los plug-ins más reputados de corrección de alturas, Autotune y
Wavestune: «In order to accurately identify the pitch of the input, Auto- Tune Evo requires a
periodically repeating waveform, characteristic of a voice or solo instrument. The
Tracking control determines how much variation is allowed in the incoming
waveform for Auto-Tune Evo to still consider it periodic. If you are working with a
well-isolated solo signal (e.g., tracking in a studio or off of a multi- track master)
you can typically set the Tracking control to 50 and forget it. If, on the other hand,
your signal is noisy or not well-isolated (as might be more common in a live
performance situation) or you are dealing with a particularly breathy or guttural
voice, it may be necessary to allow more signal variation (higher Tracking numbers).
However, under these circumstances tracking is not guaranteed and a too “relaxed”
setting may introduce distortion and popping.» (Antares 2011:17-18)
Ninguna de las deblas estudiadas encajan con una voz limpia, fácilmente
analizable, como la que sugiere el manual de Autotune, por lo que es necesario
reajustar parámetros en función de los factores tímbricos.
El programa Wavestune, maneja parámetros parecidos a Autotune, y al igual que
éste, muestra parámetros dedicados específicamente al vibrato. En la sección
denominada segmentación (segmentation) presenta la posibilidad de detectar el
“vibrato natural”.
"140
Al respecto el manual advierte:
«The detection of natural vibrato is not always perfect and some false detection
might occur. If you apply vibrato re-segmentation onto a section that does not have
natural vibrato, it might cause artifacts or clicks. Try using Natural Vibrato for
selections in which you think there is vibrato to detect and see whether Tune’s
vibrato segmentation is helpful. Working with vibrato is as much an
art as a science.» (Waves 2010:6)
Definitivamente, en la debla el vibrato se presenta como un parámetro complejo,
con irregularidades, alternando distintas formas en un mismo fragmento, lo cual
implica una dificultad añadida en la detección.
Se ha constatado en qué medida afecta la variación de los parámetros
programables del análisis a los resultados24, mediante la realización de una
prueba comparativa A/B alterando las frecuencias de análisis Pitch floor (frecuencia
de la fundamental) y Pitch ceiling (frecuencia máxima) en los programas Praat y
Audiosculpt, con un fragmento de la debla Romero 03:
Análisis en Praat:
Rango: A 250-400/ B 100-500 (A en negro y B en rojo, superpuestas)
Fig 28 Análisis de fundamental en Praat (1)
24 Respecto a la detección y estimación del vibrato ver Rossignol et al. 1999.
141 "
Análisis en Audiosculpt:
Rango: A 250-400/ B 100-500;
Freq. Máxima: 2000; Freq. Fundamental: 32.
Fig 29 Análisis A/B de fundamental con distintos parámetros
Los resultados al comparar las gráficas de Praat con las de Audiosculpt no
coinciden plenamente en picos y valles, en concreto en el segundo 3.1 de la
gráfica de Audiosculpt se muestra una bajada que es subida en Praat,
correspondiente a una consonante: la rr de “Barrio”. Aparecen también diferencias
al principio y final del archivo, debidas tanto al establecimiento del tono por el
cantaor, con notas sin altura tonal definida, como al ruido de fondo de la
grabación en el final. Puede afirmarse que las discrepancias en la detección entre
este rango de parámetros se concentran en las zonas con mayor “ruido”.
A continuación se exponen los ajustes utilizados en la transcripción de la
debla seleccionadas en los programas Praat y Melodyne:
- Praat:
• Se ha situado la frecuencia más grave de análisis en 75hz, ya que en
las pruebas produce mejores resultados que muy cercana a la
fundamental más grave del cante (en lo sujetos analizados nunca por
debajo de los 180Hz).
• Ajustar la nota más aguda del análisis ayudaría a un proceso más rápido y
teóricamente más preciso, sin embargo se ha permitido un margen amplio
estableciéndola en 800Hz, ya que en las pruebas realizadas no aparecen
diferencias en los errores de salto de octava. Ambos parámetros se
han retocado cuando los resultados ofrecían problemas, como los
mencionados saltos de octava incorrectos.
"142
• El método de análisis escogido, dentro de las opciones que proporciona
el programa, es de autocorrelación.
• Se utilizan los semitonos como unidad de medida, como opción frente a
los Hertzios.
• El resto de parámetros se ajustan de la siguiente manera: Silence
treshold= 0.04; Voicing treshold=0.45; Octave cost= 0.01; Octave jump
cost=0.9; Voiced/unvoiced cost=0.5. Se ha activado la opción Very
accurate (ventana gaussiana con valor 6).
Tras exportar los datos desde Praat se realiza una superposición de curvas de
análisis e histogramas, ya sean de alturas, dinámicas o afinación, para
observar las diferencias entre versiones de fragmentos.
- Melodyne:
• Los rangos de frecuencia a analizar vienen expresados como notas
musicales, pudiendo cubrir el espectro entero, aunque cuanto más se
ajusta el rango al del audio analizado, menos saltos de octava se
producen.
• La representación del tiempo en las secciones sin compás de la
debla, transcritas con notación proporcional, se ha efectuado en
segundos, estableciendo el tempo de la detección en 120bpm.
• En las secciones con pulso se permite al programa detectarlo, aunque se
retoca manualmente al cotejarlo con el sugerido en el fragmento.
• En todos los supuestos se ha definido una rejilla en un compás de
16/32, donde cada unidad es 1/32 (fusa). En las secciones rubato, con
ajuste del tempo de detección a 120, 1/32 de segundo representa 31ms.
• Se ha configurado un preset de análisis denominado “debla” con un
algoritmo básico de detección de alturas melódico. El programa tiene
prefijado el tamaño de ventana y su solapamiento.
• La sensibilidad respecto a la separación de notas se preestablece
eligiendo un 150% como punto de partida, aunque reajustándose en
función de los resultados, así como el umbral de silencio y los saltos de
octava falsos. Estos reajustes se producen en la ventana MDD Editor,
143 "
bajo criterios empíricos, de manera manual y no automática, dada la
complejidad de los factores que entran en juego (altura, intensidad,
timbre y contexto musical).
Cuando surgen resultados inesperados se cotejan los análisis obtenidos con
Praat con los de Melodyne, observándose en todos los casos una similitud muy
considerable:
Fig 30 Curva exportada desde Praat a Datagraph y análisis en Melodyne, del fragmento Mercé 13.
La descripción gráfica de las alturas en Melodyne combina la linealidad de la
curva con la discriminación entre notas, posibilitando la representación detallada de
microtonos, glissandos y otros fenómenos no temperados.
Con Melodyne se han empleado las funciones Separate, Separate as trill y
Compound notes del programa para la separación automática de melismas en sus
notas y el agrupamiento de éstas de cara a la exportación midi como una sola nota
cuando proceda. Sin embargo, en numerosas ocasiones, la diferencia entre trino,
nota repetida y vibrato rítmico es muy sutil, debido a la microtonalidad imperante y
al legato vocal.
En general, gran parte del proceso de separación y agrupamiento de notas
posterior al análisis y previo a la transcripción se realiza manualmente, mediante un
proceso simbiótico con la transcripción aural, en el que ambos se influencian
mutuamente.
La capacidad de resolución del análisis informático es mucho mayor que la
de nuestros sentidos (condicionamientos culturales aparte), pero ni desde el punto de
"144
vista prescriptivo ni desde el descriptivo tiene sentido sobrepasar nuestra
capacidad sensorial. A nivel auditivo y musical los límites deben situarse en la
frontera de las capacidades del ser humano para captar los detalles, tanto al escuchar
como al interpretar.
Para la detección y transcripción de notas cortas, según Gelfand (2009:90), el
intervalo de tiempo más corto perceptible es de 2-3 ms, pero dicho experimento está
realizado mediante el intercalamiento de silencio entre sonidos, en condiciones de
laboratorio muy distintas a las de la transcripción musical. En el caso del
reconocimiento de un tono, si bien condicionado por la energía de éste, se puede
establecer el tiempo en 4 ms para tonos sinusoidales y 10 ms para instrumentos
musicales (Winckel 1967:111). Para este autor, el tiempo de un completo
reconocimiento del timbre (tone color) serían 60 ms (Winckel 1967:112).
En la debla, el reconocimiento de la altura es más complejo por tratarse de
notas entre notas, con glissandos, desajustes en la afinación, vibrato, distorsiones
tímbricas y otros factores que dificultan la identificación de un tono, dependiendo
del contexto.
En la metodología seguida no se propone una duración temporal mínima estática
para la apreciación de la altura de la nota. En cada situación, dependiendo de la
complejidad musical, el tiempo necesario para la identificación cambia, por lo que
parece más adecuado establecer una unidad musical mínima, que ostentará una
duración distinta en función del tempo del cante.
Generalmente, al hablar de límites de la percepción se suelen considerar los
eventos que por dimensión o velocidad no son diferenciables, similares a los que
aparecen en el sostenimiento de la afinación o la dinámica (ver Will 1998a:7). Sin
embargo, también suceden otras situaciones delicadas desde el punto de vista de la
percepción, como el criterio para la división de los melismas legato en notas
separadas o la discriminación entre vibrato profundo y trémolo.
En el siguiente ejemplo, marcadas en rojo intenso, se ha seleccionado un
conjunto de alturas cuya representación gráfica induce a la transcripción como un
trino entre Fa y Fa#, aunque el intervalo es menor al semitono. En Melodyne se ha
obtenido la siguiente distribución artificial de notas por medio de la función
Separate as trill. La alternancia de alturas que propone el programa con esta
145 "
función no coincide con la percepción al escuchar la sonoridad resultante.
Fig 31 Detalle de trino microtonal en Romero 03 Sección Ma, sg 7’’
Auralmente este fragmento se reconoce como una triple repetición de la nota Fa,
en forma de tres notas ligadas sin respiración que las separe, ni ataques ostensibles.
Lo cierto es que si las tres notas estuvieran ligadas y tuvieran exactamente la misma
altura, no se distinguirían separadamente, a menos que se realizara un cambio en la
vocal del melisma; sin embargo, el cantaor introduce una variación microtonal entre
las notas mediante un vibrato amplio, que empuja a transcribirlas
independientemente, respondiendo a criterios musicales no incorporados en el
análisis automático.
En una edición manual del mismo fragmento, se representan estas alturas de una
manera acorde a la percepción descrita: como tres notas autónomas con su vibrato
correspondiente, en lugar de siete o una sola.
Fig 32 Edición del trino microtonal en Romero 03 Ma Sección Ma, sg 7’’
La interpretación y transcripción de estos fragmentos puede ser distinta en
función del transcriptor, por encontrarse la percepción mediatizada culturalmente,
como ya se expuso anteriormente.
Otro ejemplo de discrepancia entre detección y percepción se produce
frecuentemente cuando en pasajes rápidos, un ataque de glotis fuerte provoca que el
análisis automático detecte una nota como más grave que las que la rodean, y, sin
embargo, al escucharla en bucle, se identifica como una altura tonal distinta a la
"146
detectada o con ausencia de altura identificable. Especialmente, en el caso de
glissandos, éstos a menudo comienzan con una nota indefinida de estas
características.
En las gráficas generadas por Melodyne pueden aparecer glissandos que
parten desde notas alejadas de la línea melódica, fruto de errores de detección.
Dichos errores se comprueban auralmente y/o cambiando los parámetros de
detección, corrigiéndose a continuación.
Para concluir, el proceso de detección desemboca en exportación de los análisis
para la notación en partitura. Una vez reafinados los fragmentos, corregidos los fallos
de detección y separadas las notas en función del grado de detalle que se requiera, en
todas las secciones menos en A1 se han exportado las notas desde Melodyne sin
cuantizar como archivo midi al editor de partituras Sibelius, estableciendo los niveles
de cuantización del filtro de entrada de esta última aplicación. Se ha estimado que
para la notación proporcional, con una unidad mínima de semicorchea y una
transcripción en el filtro de entrada de Sibelius en la opción de tresillos, seisillos y
cinquillos moderada, es suficiente, teniendo en cuenta los umbrales de
sobreinformación del lector, así como la finalidad básicamente descriptiva de la
representación de la debla en las partituras generadas.
La sección A1 ha utilizado una herrmienta de Melodyne denominada Variable
tempo editing mode, con la que se han igualado todas las deblas a una misma
duración en compases, alineándolas respecto a la última nota (IV), procediendo a su
transcripción sin la exportación Midi.
147 "
3.9.9 METODOLOGÍA DE ANALISIS EVOLUTIVO DE GRADOS Y
ANÁLISIS MODAL
Antes de proseguir con cuestiones analíticas relativas a la melodía, se repasarán
los criterios empleados para la numeración de los grados de la escala a lo largo
del análisis, por no coincidir éstos con los del sistema académico tradicional
utilizado por otros investigadores del flamenco.
La nomenclatura aquí usada se incluye en el marco analítico de la “armonía
moderna” o de jazz, donde la numeración de los grados expresa la interválica entre
el centro modal y cada grado, evitando consideraciones sobre la escala a la que
dichos grados pertenecen, e indicándolos con números romanos en mayúsculas. Por
ejemplo, una escala menor contiene el grado bIII, mientras que una mayor el III.
Por la misma razón se diferencia entre un sexto grado bemol (bVI) a distancia de
sexta menor y otro sexto grado “natural” (VI), así como el bVII y VII (séptima
menor y mayor). Consecuentemente, esto se aplica al resto de los grados; así, una
escala frigia se compone de: I, bII, bIII, IV, V, bVI y bVII25.
En aras de una mayor claridad, además de sostenidos y bemoles, en ocasiones se
introduce el becuadro como alteración de precaución para señalizar la modificación
de un grado diatónico. Por ejemplo, si en un contexto modal frigio se quiere
nombrar el segundo grado natural, éste puede expresarse como: aunque un
simple II bastaría para indicarlo correctamente.
Dadas estas relaciones, en la acepción empleada en éstas páginas, cabe definir la
escala como un conjunto ordenado de notas, con sus correspondientes distancias
interválicas. Los conceptos de tono y de modo añaden a la definición anterior una
serie de relaciones de jerarquización y direccionalidad de los grados, por encima del
nivel de la escala.
25 En cualquier caso, debe evitarse la mezcla de sistemas de análisis, indicando algunos grados con el sistema tradicional y otros con el “moderno”, como en el caso de Ojesto (2008:42-43), en donde el segundo grado de la escala flamenca (E; F; G#; A; B; C; D) se señala como bII y sin embargo el tercero (G#) se indica como #III (debiera ser III). Es el tercer grado menor (G), de hecho bemolizado dentro de esta escala, el que debería analizarse como bIII, consecuentemente con el análisis del segundo grado.
"148
Respecto a la controversia latente en la bibliografía flamenca, relativa a la escala
frigia, su pertinencia y la oportunidad del término, cabe considerar el vocablo
“frigio” como perfectamente empleable para una comparación, validación o
refutación histórica (véase Steingress 2006 o Romero Jiménez 1996). "Frigia", como
denominación de una escala determinada, resulta también útil, pues detalla una serie
de intervalos para los que no es necesario un nuevo sustantivo, como argumentan
Hurtado y Hurtado (2009:17). Dicho conjunto ordenado de intervalos
transportables, denominados escala frigia, puede coincidir estructuralmente con
otros conjuntos de notas e intervalos idénticos, pero no relacionados
genealógicamente. Sin embargo, y a diferencia de la escala, creemos que el término
“modo frigio” debe limitarse a los casos en los que se produzca una estricta
aparición del conjunto de la escala junto con las cadencias del modo frigio, tal y
como se entiende en la armonía actual, ya que el uso contemporáneo del modo frigio
difiere notablemente del modelo medieval. En palabras de Persichetti (1961:32):
«Most of these twentieth-century modes bear the names given them during the
Middle Ages but the resemblance is one of construction, not usage».
Aunque se emplee el término frigio en términos de construcción interválica, sin
embargo no se usarán las expresiones “frigio mayorizado” o “mixolidia b9 b13”, para
designar los casos en los que aparezca una escala que coincida con la escala frigia
con una tercera mayor añadida (véase Ojesto 2008:40).
La confusión actual imperante en la terminología entre “cadencia frigia”,
“cadencia andaluza” y “cadencia flamenca”, así como las diferentes resoluciones de
éstas, exigen de un consenso, donde tal vez lo importante no sea de donde surgen las
palabras, sino qué representan.
Aunque ciertos elementos de la armonía de jazz puedan aplicarse con buenos
resultados en el análisis del flamenco (el cifrado americano, la nomenclatura de los
grados y el análisis de dominantes secundarios, sustitutos o por extensión) no
parece que este sistema (como tampoco el basado en la música académica occidental
de los siglos XVIII-XIX), alcance a explicar satisfactoriamente la totalidad de
relaciones melódico-armónicas que suceden en el flamenco.
En esta línea resultaría necesaria la definición de los modos específicos para
los palos y sus variedades, comenzando, en este caso, por establecer un modelo para
149 "
la debla. Por esta razón el análisis se ha efectuado en dos niveles relacionados con la
modalidad: por un lado el análisis melódico de los grados que aparecen en cada
sección del análisis intermedio y por otro el análisis modal de los tercios con sus
distintos subniveles:
-A) El análisis evolutivo de grados del nivel intermedio proporciona una
descripción resumida del comportamiento melódico de cada sección, con los grados
ordenados en función de su aparición en el tiempo, orientado a una definición
modal de carácter general de las secciones, es decir, en este caso pretende resumir
los posibles comportamientos de cualquier debla. Resulta, por lo tanto, una
representación de carácter reduccionista, en principio similar a las que
tradicionalmente se encuentran en otros tratados, con el matiz diferencial de que se
hace hincapié en la distinción entre zonas melódicas “obligadas” y zonas
melismáticas “libres”, aportando opciones de trayectorias melódicas potenciales.
En las zonas melódicas “obligadas”, los grados representados son aquellos
comunes a las distintas deblas, mostrándose éstos ordenadamente según aparecen,
aunque en la práctica se intercalen entre ellos otras notas mediante procedimientos
melismáticos variados. Estas zonas "obligadas "suelen coincidir con áreas en las que
prima la letra sobre el melisma vocálico.
Por el contrario, las zonas melismáticas “libres” (aquellas coronadas con una
flecha) responden a fragmentos de una relativa extensión dentro de cada sección,
situados entre dos zonas "obligadas" con letra. Las variaciones melódicas de cantaor
en cantaor en las áreas "libres" son considerables, usándose en cada versión los
grados en distinto orden, con una mayor discrepancia en la presencia o ausencia de
algunos de éstos en las distintas deblas.
Fig 33; Análisis de grados en el nivel intermedio
Las reglas gráficas aplicadas para la representación del análisis melódico de
grados en el ejemplo de la figura 33 han sido:
− Las flechas con dos cabezas (1-rojo) marcan las zonas melismáticas de
"150
desarrollo. Dentro de estas zonas el orden de las notas suele alterarse y
desarrollarse con libertad.
− Las alturas excluyentes entre sí aparecen recuadradas (2-naranja). De las
notas incluidas en el cuadro, sólo una de ellas interviene en la frase
musical correspondiente, no apareciendo nunca ambas juntas.
− Entre paréntesis (3-azul) se muestran aquellas alturas o grados que se
presentan con menor regularidad.
− Cuando un grado aparece sistemáticamente como resultado de una
bordadura y no se mantiene como nota larga ni se repite con
continuidad, sino que su duración es breve, se indica con cabeza de nota
pequeña (4-violeta). Esta diferenciación se justificará más adelante por el
papel específico que, se demostrará, desarrollan las bordaduras en el
fluido melódico. Si se acompaña de una alteración, ésta indica la dirección
en la que tiende a resolver.
− Si un grado concreto detenta en todas las deblas una duración claramente
superior a la media, se representa con una cabeza de redonda (5-verde).
La representación de este tipo de análisis resume las cadencias, con las distintas
trayectorias posibles, tanto mediante las cabezas de nota, como con el análisis en
números romanos.
-B) El análisis modal, consiste en una interpretación de la modalidad
encuadrada en un nivel más profundo y detallado que el análisis de grados. Se enfoca
estructuralmente en los tercios y muestra una ordenación típica escalar que no
prosigue el flujo melódico. En este tipo de análisis se han establecido tres subniveles
no jerárquicos de funcionamiento modal, simultáneos e inalienables, a modo de
abstracciones que permiten explicar los múltiples comportamientos melódicos:
Nivel α: Incluye aquellas notas que aparecen en todas o una amplia mayoría
de las deblas en, al menos, una sección del tercio analizado. Se representan con
cabeza de blanca.
Puede tratarse de notas de paso, de reposo cadencial, o resultado de bordaduras
tonales. También se incluyen las notas que se repiten con insistencia alargando de
esta manera su duración, aunque provengan de bordaduras semitonales, siempre y
151 "
cuando cumplan el primer requisito.
Terminológicamente se ha presupuesto que las bordaduras tonales son
diatónicas, mientras que las semitonales pueden ser cromáticas o diatónicas.
Nivel β: A este nivel se afectan las notas " de color" idiomáticas, que no
perteneciendo al nivel anterior, aparecen con cierta regularidad, aunque nunca en
una mayoría de deblas. Se representan con cabeza de negra.
Estas notas no producen una sensación de salida del modo, si bien tampoco
parecen pertenecer a la tradicional escala que resume los grados diatónicos. Parte de
estas notas serán generadas por bordadura cromática, no pudiendo ser notas largas
o repetitivas ya que estarían incluidas en el nivel anterior y, además, cambiarían la
percepción del diatonicismo del fragmento.
Dado que el cromatismo como nota de paso -como se verá- no resulta idiomático
en la debla, éste no será un procedimiento que se considere, como tal, generador de
notas del segundo nivel (lo cual no quiere decir que, a la inversa, algunas notas del
primer y segundo nivel no puedan participar ocasionalmente en cromatismos).
Para entender la simbología empleada en la representación de este tipo de
análisis se aporta el siguiente ejemplo de análisis modal, que incorpora los dos
primeros niveles recién desarrollados:
Fig 34; Análisis modal en los tercios A y B.
Las reglas gráficas que se han implementado en el análisis modal, indicadas con
la numeración correspondiente en rojo en la imagen, son:
− 1 Cabeza de redonda para las notas del nivel α, con análisis en letra normal.
− 2 Cabeza negra para las notas de nivel β con análisis en cursiva.
− 3 Entre paréntesis notas poco frecuentes. Si una nota a pesar de ser poco
frecuente interviene como nota de paso o con duración larga, la cabeza es de
tamaño normal.
− 4 El tamaño pequeño de la cabeza de la nota indica que aparece
"152
exclusivamente como resultado de una bordadura semitonal.
− 5 Una nota puede escribirse con cabeza grande y al mismo tiempo llevar una
flecha, si esta altura se presenta, tanto como bordadura, como directamente.
− 6 Algunos grados tienen la posibilidad de un doble análisis, según las
funciones que puedan desempeñar.
− 7 Las flechas (con cabeza) indican las tendencias de resolución de los
grados propios de este nivel, apuntando a la nota desde la que parte y hacia la
que vuelve la bordadura.
Nivel γ: Analiza los comportamientos ornamentales microscópicos y
microtonales que aparecen en cada tercio. Nótese que no se está hablando de alturas
microtonales, sino de comportamientos. Este nivel se aborda por separado,
independientemente de los dos anteriores, en el apartado correspondiente de
"Modalidad y análisis microscópico".
Las diferencias entre el análisis modal (escalístico, estático y atento al tipo de
participación de cada altura en la modalidad) respecto al análisis de grados
(secuencial, dinámico y revelador de trayectorias y cadencias melódicas) resultan
sustanciales. En ambos se estudian cualidades específicas distintas, que podrían ser
combinadas de manera diversa, ya que estos dos tipos de análisis no constituyen una
propuesta cerrada, ni pretenden erigirse en un axioma analítico con categorías
cerradas, sino en una herramienta flexible enmarcada en la metodología aquí usada.
3.9.10 ASPECTOS RÍTMICOS
El estudio rítmico de la debla se ha encuadrado dentro del nivel microscópico,
por la alta especificidad con la que se ha acometido, aunque en otras metodologías o
en el análisis de otros palos suele localizarse en un nivel equivalente al que se ha
definido como intermedio.
En los fragmentos transcritos con notación no proporcional, en primer lugar se
busca la presencia de un pulso interno, a menudo evidente en los vibratos de notas
largas. Tras determinar este pulso se ha procedido a identificar la agrupación de
acentos en el fraseo, para, posteriormente, pasar a la descripción transcrita de los
ritmos.
Tras los capítulos de análisis microscópico se han establecido comparaciones
153 "
entre la debla de Pavón y el resto de deblas, dadas las peculiaridades rítmicas que la
primera presenta, que sirven para contrastar ciertas características de estilo entre los
cantaores analizados, focalizándose en el tipo de subdivisión principal y secundaria,
así como en el empleo de grupos irregulares.
Los ajustes del análisis automatizado y la exportación e importación hacia los
programas de notación musical que afectan al nivel rítmico han sido abordados
previamente, en el punto dedicado a la detección de alturas.
Determinados procedimientos específicos relativos a la notación rítmica se
explican más adelante en el capítulo dedicado a la transcripción.
3.9.11 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS COMPARATIVOS
Los primeros análisis macroscópicos (duración de la debla, evolución de la altura
de afinación, contorno melódico y dinámico, etc.) ofrecen una idea del marco general
en el que se desarrolla la debla, proporcionando elementos para comprender algunas
de las diferencias básicas entre las interpretaciones analizadas. Las primeras
conclusiones se extraen al cotejar los datos generados por deblas distintas -del mismo
o de diferentes cantaores-, con parámetros como la edad del cantaor o el año de
grabación.
Se han elaborado cruces estadísticos entre los resultados obtenidos para observar
si aparecen distribuciones significativas que permitan realizar asociaciones entre
dichos parámetros.
Como colofón al análisis microscópico se ha introducido un capítulo en el que
se cotejan:
• Las deblas de Rafael Romero entre sí.
• La ornamentación en Tomás Pavón con la del resto de cantaores estudiados.
• Cuestiones de estilo en la debla de Vicente Escudero que puedan
proporcionar pistas sobre las diferencias entre su interpretación y las de los
demás cantaores estudiados.
La metodología de estos análisis de estilo comienza con una primera
comparación de las proporciones de la sección Ma. A continuación se cotejan los
perfiles melódicos en forma de curva, tanto de Ma1 como de Ma2, entre las distintas
deblas, atendiendo a que tengan la misma letra, sean una variación, o sigan letras
"154
distintas, así como a que estén interpretadas por el mismo o diferente cantaor.
Seguidamente se seleccionan las combinaciones pertinentes, cruzando
estadísticamente dichos parámetros, para deducir posibles influencias y modelos
melismáticos.
Se han superpuesto los contornos melódicos gráficos de una misma sección en
distintas deblas, desplazando las curvas obtenidas en sentido horizontal (tiempo)
o vertical (transporte) cuando ha sido conveniente, para poder comparar fragmentos
concretos, comprobando las coincidencias entre éstas.
También se han superpuesto los histogramas de alturas de las deblas estudiadas,
cotejando sus resultados con aquellos provenientes del análisis de afinación dinámico
realizado en el nivel macroscópico, calculando las desviaciones máximas y la
velocidad de desviación de dichas interpretaciones, tanto a nivel de secciones como
global y observando las diferencias detectadas entre cantaores, o entre las distintas
deblas del mismo cantaor.
A lo largo de los distintos niveles de análisis aparecen resultados que revelan
ciertas peculiaridades interpretativas de los cantaores analizados, a añadir a las
encontradas en los capítulos anteriores, como el ámbito melódico, la subdivisión del
pulso o el uso de las bordaduras.
3.10 METODOLOGÍA DE ANÁLISIS DE
ORNAMENTACIÓN Y MICROTONALIDAD
En el transcurso de esta investigación se han considerado dos categorías de
ornamentación: en primer lugar, una ornamentación melódica situada en el nivel
intermedio de análisis, entendida como procedimiento de generación melódica y
conformada por las tradicionales notas de paso, bordaduras, cromatismos y dobles
aproximaciones (doble bordadura). El segundo tipo se puede denominar como
microornamentación, incluyendo portamentos, glissandos y apoyaturas microtonales.
- Dentro de la ornamentación melódica correspondiente al nivel intermedio de
análisis, se han clasificado las bordaduras en cuatro tipos: semitonal ascendente,
semitonal descendente, tonal ascendente y tonal descendente. Si bien se acostumbra a
establecer una división de las bordaduras entre cromáticas y de grados conjuntos, o
155 "
en otros casos como bordaduras superiores (ascendentes) e inferiores (descendentes),
se ha estimado que, con propiedad, el término cromatismo, más allá de implicar un
intervalo de semitono, hace referencia a un semitono fuera de la escala (de ahí el
color del que etimológicamente nace la palabra). Por tanto, se consideran las
bordaduras semitonales como cromáticas cuando la nota que borda es ajena al
contexto escalístico predominante, a diferencia de las bordaduras semitonales
diatónicas, que basculan alrededor de notas establecidas (o por establecer) en la
escala predominante, por ejemplo entre el tercer y el cuarto grado en la escala mayor
o entre el primero y el segundo bemol en la frigia.
Las bordaduras tonales, a diferencia de las cromáticas, bajo el criterio empleado,
se ejecutan siempre diatónicamente, no por una imposibilidad musical, sino por la
inexistencia estilística de una bordadura tonal que salga fuera de la escala. Nuestra
aproximación difiere asimismo de la de J. Mora quién para estas cuestiones maneja el
concepto de torculus: «A torculus is a neume signifying three notes, the second higher than the others. The value
of this variable indicates how many times this neume is repeated in the second
hemistich.» (Mora et al. 2010:3).
El tórculus comprendería las bordaduras ascendentes, tanto semitonales como
tonales. En nuestra metodología se ha diferenciado entre ambas, debido al
hecho de que una parte considerable de las bordaduras semitonales ascendentes
son cromáticas, produciendo notas “fuera de la escala”, y por tanto susceptibles de
ser analizadas e interpretadas independientemente.
Con los resultados del análisis de las bordaduras presentes, se elabora una
estadística de su empleo en las distintas secciones, de cara a determinar los procesos
más frecuentes de generación melódica.
- El análisis de microornamentación y microtonalidad se ha efectuado sobre la
sección Ma, situada entre las secciones A1 y A2 del primer tercio. Se ha escogido
este tipo de región debido a que los melismas se interpretan mayormente sobre
una vocal (o un cambio de una vocal a otra), sin consonantes que alteren los análisis
automatizados, ni letra que pueda forzar itinerarios distintos de la melodía.
De entre las secciones melismáticas, Ma es la más extensa y la más próxima a la
afinación de partida, por lo que se ha priorizado su análisis sobre el de las secciones
Mb o Mc.
"156
Dentro de conjunto de deblas pertenecientes núcleo central de análisis, hay un
mayor número de aquellas que tienen texto en común en el tercio A, respecto al de las
letras en los tercios B o C, ya que el comienzo “Ay en el Barrio de Triana” es
compartido entre las letras tipo L2, 4 y L7 (ver fig. 18), mientras que las variaciones
de esta letra se efectúan sobre los tercios posteriores.
La microornamentación analizada se ha organizado en: ornamentos simples,
ornamentos compuestos, bordaduras microtonales, microtonalidad cromática y
ornamentos tímbricos. Estas categorías incluyen portamentos, glissandos, apoyaturas
y mordentes, aunque resulte difícil separar unos de otros, dado que se da un alto
nivel de interacción entre ellos.
Gran parte de los ejemplos gráficos incluidos en los puntos dedicados a
ornamentación y microtonalidad en el análisis microscópico, se pueden escuchar
como audio aisladamente, al estar incluidos en el CD que acompaña a esta tesis,
dentro de la carpeta “Ornamentos y microtonos en audio”. Cuando éste es el caso,
aparecen identificados con la indicación (CD) al pie de imagen.
En ocasiones, para describir los ornamentos tímbricos en los elementos que los
forman, ha sido necesario generar los sonogramas correspondientes con el fin de
determinar la influencia de los cambios tímbricos en la emisión vocal. De esta
manera se ha podido observar la intervención del aire (la inarmonicidad) en algunos
patrones, en ataques y efectos tímbricos, o el desarrollo de los formantes a lo largo de
vibratos largos.
Los criterios generales que se han usado en la transcripción microtonal, a falta
de la posibilidad de conocer la intención del intérprete, son los siguientes:
- Se transcribe como microtono aquella nota que se desvía al menos 20
cents con respecto al contexto, diferenciando notacionalmente entre las notas
ligeramente más altas o bajas y los cuartos de tono (cercanos a 50 cents).
- Para ser transcrita como nota independiente, la duración mínima del
microtono se ha establecido en semicorchea, es decir, equivalente al pulso interno,
evitando hacerlo en unidades de tiempo.
- No se describen microtononalmente las alturas por las que pasa un
glissando sin detenerse.
157 "
- En notas (vocales) repetidas pero ligadas, se sobreentiende una pequeña
diferencia microtonal, formando parte de las “imprecisiones” propias de la ejecución
humana. Si dichas notas no están separadas por acentos o golpes de aire evidentes,
la pequeña variación en la afinación es una manera natural de ayudar a
diferenciarlas, por lo tanto, por convención, a menos que la desviación microtonal
sea significativa, exista acentuación o se sugiera una intencionalidad melódica, no
se transcribirán en principio como microtonos. Sin embargo, si, por ejemplo, en una
repetición de notas ligadas, la última se encuentra baja de afinación y precede a un
glissando descendente, puede entenderse el conjunto como un giro musical
premeditado transcribiéndose la última nota microtonalmente.
Los criterios anteriormente expuestos no constituyen normas rígidas
absolutas, sino que deben entenderse y aplicarse dentro de un contexto musical,
en el que coexisten multitud de parámetros que hacen imposible establecer un
marco normativo fijo y estático de análisis.
Los aspectos ornamental y microtonal se abordan dentro del análisis de la
modalidad, donde se concretan las prácticas comunes o más extendidas en las
deblas analizadas.
3.11 METODOLOGÍA DE TRANSCRIPCIÓN
La transcripción en partitura está basada en una escucha y un análisis de
carácter subjetivo, no solamente por el proceso de codificación del transcriptor del
hecho sonoro, sino también por realizarse mediante un conjunto de símbolos abiertos
que permiten diversas interpretaciones del mismo hecho sonoro o escrito. Dicha
ambigüedad procedimental provoca que, en etnomusicología, dos transcripciones del
mismo fragmento difícilmente puedan resultar idénticas, (ideas ya analizadas en
Abraham y Hornbostel 1994 o Holzapfel 2010), del mismo modo que dos
interpretaciones humanas de una misma partitura conllevarán siempre diferencias. «Because of the high subjectivity of the transcription process, two transcriptions of the
same piece by two authors are very unlikely to be exactly the same (...)Another source
of variation in the transcriptions is the intention of the transcriber: when intending to
describe the general form of a piece, a small amount of details of the performance
needs to be transcribed, while when emphasis is placed on the personal style of a
player, each ornament can be of importance. » Holzapfel 2010:4
"158
Sobre este tema, en sintonía con los hermanos Hurtado (2005b) o N. Cook
(1998), se estima que la notación musical esconde tanto como muestra, pudiendo
enfocarse en revelar unos u otros aspectos de la interpretación. Más allá de los
niveles de análisis, algunos autores han propuesto la existencia de distintos niveles o
modelos de transcripción: específicamente para el flamenco, es el caso mencionado
de los hermanos Hurtado (2005b: 254-258).
En esta investigación, las transcripciones en partitura se realizan con distintos
grados de detalle en función del objetivo del análisis, de una manera flexible.
Mostrar la adaptabilidad de la partitura constituye en si mismo una meta, pudiendo
elaborarse un catálogo de aproximaciones analíticas y transcriptivas.
Los recursos semiológicos específicos utilizados en el presente estudio en el
proceso de transcripción a partitura provienen de varias fuentes principales (o al
menos son influenciados por ellas): las transcripciones de flamenco preexistentes, las
transcripciones de otros géneros populares, las partituras de música contemporánea,
los manuales de notación musical contemporánea, los tratados de etnomusicología y
las investigaciones de Rafael Reina y otros investigadores sobre la música carnática
del sur de la India. A lo largo de los capítulos dedicados a la metodología se
expondrán los recursos notacionales utilizados en la transcripción de la debla, así
como algunos de previsible aplicabilidad, específicamente en lo relativo a glissandos
y portamentos, quedando en el tintero otros tantos, susceptibles de ser aplicados en
distintos palos flamencos.
A la hora de adjudicar una notación a un evento musical, se ha priorizado
el uso del repertorio simbólico preexistente. Cuando por las características
especiales de la debla se ha necesitado un símbolo ad hoc, o en los casos en los que
la notación preestablecida ha entrado en conflicto o contradicción con otras, o bien
parecía insuficiente o inadecuada, se han propuesto nuevas notaciones, en la línea de
acción reflejada por McGrain: «Established notation must always be used first; a
newly invented term or symbol must never represent the same thing as an already
established term or symbol» (McGrain 1986:169), si bien se presentarán
modificaciones de determinados símbolos preestablecidos que optimizan la
representación de los fenómenos sonoros respectivos.
159 "
3.11.1 NIVELES DE TRANSCRIPCIÓN
En los capítulos de análisis, las transcripciones aportadas, recopiladas en los
anexos, responden a los distintos niveles de detalle transcriptivo, empleando técnicas
notacionales propias en función de los objetivos perseguidos y de los materiales a
estudiar.
Para mostrar la capacidad de adaptación de la partitura a distintos contextos
analíticos se ha utilizado un repertorio amplio de técnicas y símbolos, algunos aún no
explorados en el ámbito flamenco, incrementándose paulatinamente la especificidad
de la notación según se van sucediendo los distintos tercios de la debla.
A continuación se expone un esquema de las características notacionales
desarrolladas en el transcurso de las secciones: A1! Ma! A2! B1! Mb! B2! C1! Mc! C2!Notación
proporcional Notación mesurada
Notación proporcional
Alineación de sistemas por grados
Alineación de sistemas temporal tradicional
No se transcriben notas repetidas a menos que
porten una sílaba distinta o una alteración microtonal
Se transcriben notas repetidas
Colores por
sílaba
Sin colores
Colores por
sílabas
Sin colores
Escritura sin
microtonos
Escritura microtonal avanzada
Incremento paulatino de la complejidad, de flechas (↑↓) a alteraciones microtonales cuartotonales.
Sin adornos Adornos detallados
gráficamente
Sin adornos
Adornos: cabezas pequeñas sin plica ligadas a las notas principales
Duraciones de notas largas
con cabeza de blanca o redonda
Notación mesurada
Duraciones de notas largas con
cabeza de blanca o redonda
Líneas que indican la duración hasta un silencio. Cada nota dura hasta la
siguiente. Coma sobre el pentagrama indica respiración. Fig 35; Cuadro resumen del vector de complejidad en las transcripciones.
Como puede apreciarse en la tabla anterior, dado que el estudio de la
representación es uno de los objetivos principales de esta tesis, se ha trabajado la
transcripción de manera que a lo largo de las secciones de la debla se vayan
explorando distintas opciones de representación: el uso de notación proporcional y
mesurada, la alineación vertical de los pentagramas por criterios distintos al compás
"160
o al tiempo, la transcripción de notas que se repiten (o no) en la notación
proporcional, el uso de notación microtonal, la aparición de un gradiente en la
transcripción del detalle ornamental, distintas formas de representar los adornos y,
por último, varias posibilidades de expresión de las duraciones en aquellos
fragmentos con notación proporcional. La complejidad, en general, aumenta en la
tabla de izquierda a derecha, a lo largo de las distintas secciones de la debla, con la
excepción de la sección Ma, que, por su estudio exaustivo en los niveles intermedio
y microscópico, exhibe mayor elaboración rítmica y de escritura microtonal a pesar
de pertenecer al primer tercio.
Se han señalado con texto en rojo en la tabla dos técnicas que estimamos resultan
aportaciones novedosas a la transcripción del flamenco: la alineación vertical de los
sistemas en función del análisis modal de los grados y el uso de colores para localizar
la sílaba en la que la melodía se encuentra. Dichas técnicas pueden, o no,
simultanearse en su aplicación, como se observa en la tabla, permitiéndonos realizar
una lectura del conjunto de los fragmentos que se estudian de manera alternativa a la
tradicional.
3.11.2 CRITERIOS RÍTMICOS. NOTACIÓN EMPLEADA
La transcripción del tempo en un cante “a palo seco” presenta importantes retos.
Si bien en la música puede existir un pulso subyacente reconocible, sin ningún
instrumento que lo mantenga, éste se desarrolla de una manera flexible o
intermitente, lo cual dificulta una identificación continuada. La detección del pulso
suele ser más sencilla en las partes melismáticas, que en las que tienen letra, ya que
los juegos rítmicos se realizan más asiduamente sobre notas mantenidas. En este
tipo de secciones (Ma, Mb y Mc), la transcripción mesurada con figuras -valores de
duración de notas- resulta especialmente apropiada, al reflejar las duraciones
ordenadas sobre una red temporal.
El fraseo en las secciones melismáticas se agrupa rítmicamente de distintas
maneras: en grupos binarios, ternarios, de cinco, o en combinaciones de los
anteriores. Estas agrupaciones no implican la existencia de compás, dada la
ausencia de un patrón recurrente estable que agrupe los acentos del pulso en
unidades mayores.
161 "
Ante la posibilidad de transcribir dichos fragmentos con cambios de compás
frecuentes, se considera más apropiada una escritura sin compás por no existir un
patrón común generalizable de cambio de compás para las distintas deblas.
Es importante tener presente que en la escritura sin compás las alteraciones sólo
afectan a la nota que acompañan y a sus repeticiones inmediatas, debiendo vigilarse
con cuidado las alteraciones de precaución, siempre entre paréntesis.
Este tipo de notación se ha usado también en las secciones con letra transcritas
con notación proporcional.
En la figura siguiente se muestran la notación mesurada y la proporcional:
Fig 36; Transcripción mesurada sin compás y transcripción proporcional, en Romero 03 Ma
El pentagrama superior de la figura muestra la transcripción tradicional con
duraciones, con la particularidad de que en este ejemplo no está sujeta a compás
alguno, mientras que la inferior sigue la transcripción proporcional, también sin
compás, pero en este caso sin figuras rítmicas. Ambas denotan cualidades
prescriptivas y descriptivas en distinta medida.
La escritura sin figuras rítmicas ya ha sido utilizada anteriormente en el ámbito
del flamenco, por ejemplo en los análisis de Hurtado y Hurtado (2009:161).
Esta misma notación se usa también en la transcripción de contextos musicales
distintos al flamenco, como por ejemplo en la polifonía tradicional de la música
folklórica italiana por parte de Serena Facci (1985:74). Al respecto del uso de la
notación proporcional pueden citarse las palabras del prestigioso etnomusicólogo
Bruno Nettl: «One issue is the analysis of nonmetric music, in which rhythm and duration cannot
adequately be represented by traditional note values. A possible approach is the
presentation of notation in a time-space continuum, each line of music, for example,
representing ten seconds (Nettl and Foltin 1972), or each inch ones second of
"162
performance (Tsuge 1974). Touma (1968) provided two transcriptions of the
same Arabic nonmetric material, a second-by-second notation using Western note
values as approximations, and lines indicating lenght of notes within a framework
of spaces representing seconds.» (Nettl 2005:89)
Como muestra de lo anteriormente expuesto, un fragmento de la debla Murió
Tomás, transcrito con notación proporcional:
Fig 37; Debla Murió Tomás, en versión de Gabriel Moreno transcrita con notación proporcional
(Moreno 10).
Una manera habitual de introducir temporalidad en la notación proporcional
consiste en incluir una segmentación en unidades de tiempo:
Fig 38; Transcripción proporcional temporalizada
En el caso de las transcripciones realizadas de la debla, para la primera sección
del primer tercio (A1) se ha empleado un criterio no temporal de alineación,
sincronizando verticalmente el grado IV de la modalidad en el final de la sección,
ajustando la duración de todas las deblas al mismo espacio gráfico. La finalidad no
sólo es mostrar otras alternativas de representación gráfica (ver anexos, Fig. AII 01),
sino también trazar un mapa musical, que informe espacialmente de cómo y cuándo
cada cantaor y/o cada debla van llegando a los puntos cadenciales y semicadenciales,
pudiendo establecerse comparaciones en base a estos parámetros de una manera
gráfica sencilla.
En lo relativo a la determinación y notación del tempo, en función de las
subdivisiones se han adoptado los siguientes criterios:
- Cuando el fraseo es mayoritariamente binario, se referencia el tempo a la
unidad de pulso (corchea o semicorchea).
- Si el fraseo es básicamente en tres o cinco, la transcripción de las figuras se
realiza como tresillos o cinquillos, respectivamente, para dar mayor visibilidad al
fenómeno. El tempo puede referenciarse a una unidad superior (la negra, por
163 "
ejemplo) y/o a la unidad de subdivisión (semicorchea de tresillo o cinquillo).
- En los casos en los que el pulso cambia de velocidad (de subdivisión binaria a
subdivisión de tresillo, por ejemplo), por inercia musicológica se ha transcrito a partir
de la binaria, referenciando el tempo a la unidad superior (negra normalmente). No se
trataría de una situación de un tresillo aislado dentro de un pulso binario, sino
propiamente de una modulación métrica, intermitente o definitiva, donde el concepto
tresillo no sería estrictamente de aplicación.
- Si el fraseo se produce en distintos grupos (2,3...5,6,7), manteniéndose el pulso
constante, el tempo se referencia a la unidad de pulso (corchea o semicorchea).
Dada la libertad interpretativa de la debla, en fragmentos con un pulso
subyacente, a menudo se encuentran alargamientos o acortamientos de notas o
grupos de notas sueltas respecto a la subdivisión establecida. Si sucede sobre una
sola nota, la solución puede pasar por la representación aproximativa, característica
de la etnomusicología, usando símbolos que indican un valor “un poco más corto" o
"un poco mas largo” que el que la figura estrictamente representaría.
Sopesando distintas opciones -y no encontrando ninguna totalmente convincente-
se ha optado por reinterpretar en las transcripciones aportadas la notación original de
Bartók (1979:221). Ésta se ha modificado de manera que no entre en conflicto con
los símbolos propuestos para los portamentos y otras evoluciones de la altura de la
nota, reforzando su poder icónico por la similitud con los símbolos matemáticos
mayor-menor, teniendo en cuenta que otros significados previos de estos símbolos
(de acentuación o de dirección del arco en instrumentos de cuerda) no serían
idiomáticos en la debla. Se ha descartado la notación de flechas hacia la derecha
(mayor duración) o la izquierda (menor duración) por la posibilidad de confundirse
con indicaciones de desplazamiento de la ubicación de las notas. Estas mismas
flechas se han empleado en los análisis modales como indicadores de la dirección de
la resolución ornamental, dado que en este contexto no cabe confusión alguna.
La notación escogida también se aplica a grupos irregulares más cortos o
más largos de su duración teórica:
"164
Fig 39; Nota ligeramente más corta seguida de una ligeramente más larga en Bartók (izda.) y en la
propuesta actual (centro). Notación sobre un grupo irregular ligeramente más breve (dcha.)
- Una circunstancia rítmica presente en la debla, y sin embargo impar en el
mundo académico tradicional, se produce al desplazarse el pulso en una medida no
múltiplo de la subdivisión presente, por ejemplo, extendiendo una frase de tres a
cuatro corcheas de tresillo, para luego proseguir con el pulso de negra desplazado.
Así, cuando el pulso oscila entre las divisiones comunes de negra o corchea y una de
sus subdivisiones (como la semicorchea de cinquillo), el pulso puede quebrarse al
aparecer grupos irregulares incompletos o excedentes. La notación rítmica
occidental, si bien posee herramientas actuales sofisticadas para transcribirlo,
mediante la combinación de modulaciones métricas y cambios de compás, no está
originalmente concebida para estos dislocamientos del pulso, ya que fue creada
respondiendo a un contexto rítmico mucho más simple.
A continuación se exponen distintas posibilidades notacionales para simbolizar
las interrupciones del pulso:
A En el caso de presentarse un grupo irregular completo, pero con una duración
total menor de la teórica, se puede usar el símbolo de nota ligeramente más corta, ⋁,
ya visto en el ejemplo anterior, teniendo cuidado de que no exista demasiada
diferencia entre el valor de la nota y el resultado de acortarla “ligeramente”, o de que
pase a ser a un valor asumible, como una figura del tipo 5:3x , 6:5x, etc., en cuyo
caso conviene sopesar la pertinencia de cada solución.
B Cuando el desplazamiento se produce por falta o exceso de figuras en un grupo
irregular podría resolverse de las siguientes formas:
• Una modulación métrica de una escritura sin compás, cuando aparece un
grupo irregular incompleto. Por ejemplo para un cinquillo con sólo cuatro
semicorcheas, pasar a un 4/16 cuya semicorchea es igual a la corchea de
cinquillo precedente, para inmediatamente volver a la escritura sin
compás, donde la semicorchea de cinquillo es igual a la semicorchea
precedente (la del 4/16).
165 "
• Para el ejemplo anterior, cabría intercambiar la figura con una irregular
del tipo 4:3x y asumir un desplazamiento del pulso en una semicorchea.
• Sería factible, aunque menos frecuente, establecer un compás de 4/20 y
volver a una medida sin compás o a un 3/4. (Consultar Ferneyhough
1985b, para este tipo de notación).
• Puede recurrirse a una notación del grupo irregular incompleto as is, como
aparece en la figura:
Fig 40; Detalle de Moreno 10Ma
La presencia de grupos irregulares incompletos (cuatro semicorcheas de
cinquillo donde debiera haber cinco) no está contemplada en la escritura tradicional.
En un nivel estrictamente pragmático, resulta preferible trabajar con un grupo
irregular incompleto. La escritura con los programas de notación musical de
compases complejos del tipo 1/20 deviene complicada (además de su lectura), así
como parece una mejor opción que considerar la semicorchea de cinquillo como
semicorchea regular de un compás de n/16 y realizar modulaciones métrica cada
vez que aparecen tresillos o subdivisión binaria. De todas las soluciones el grupo
irregular incompleto resulta más simple a la lectura (fig 40), con la salvedad de que
pueda confundirse con un error tipográfico, lo que se ha evitado acompañando el
número del grupo irregular con el signo*.
Tal vez por su carácter eminentemente descriptivo, no se ha encontrado esta
notación en tratados especializados, ni en el repertorio contemporáneo consultado. A
pesar de la resistencia a inventar notaciones no estandarizadas, parece la opción que
mejor se adapta, por simplicidad y por concepto, a la transcripción de la debla, si
bien supondrá tenderle una pequeña trampa a algunos programas informáticos de
notación musical. Colateralmente, se complica el uso de plicas y corchetes, ya que
interesa respetar la representación de los grupos irregulares, aunque las acentuaciones
y el fraseo pueden no corresponderse totalmente con ellos.
Cuando el compás no existe, el inconveniente de transgredirlo desaparece. En un
contexto sin compás pero con pulso, el uso de figuras irregulares incompletas supone
"166
romper puntualmente la subdivisión básica del pulso, reflejando con más
precisión una situación rítmica concreta. A modo de ejemplo, una transcripción de
Akio Iino con una segunda versión, en la que la figura en cuestión se mide como
cuatro semicorcheas de cinquillo, evitando la ambigüedad y el corte del fluir rítmico
subyacente que produce el calderón.
Fig 41; Transcripción por Navarro e Iino (1989:6)
Fig 42; Transcripción alternativa del fragmento anterior
3.11.3 CRITERIOS METODOLÓGICOS GENERALES RELATIVOS
A LA TRANSCRIPCIÓN DE LAS ALTURAS
Los criterios empleados en la transcripción y el análisis de alturas son los
siguientes:
- La transcripción melódica de los fragmentos cantados se efectúa en alturas
reales (no transportadas). En ocasiones se señalan con números romanos los grados
de las notas respecto al centro modal.
- Los esquemas de análisis de grados se transportan a una escala común con
centro en Do.
- En las transcripciones previas al establecimiento de conclusiones sobre la
modalidad no se utilizan armaduras. Una vez completado el análisis modal, las
partituras se presentan con armaduras artificiales26 en el anexo II.
- Se utiliza exclusivamente la clave de sol, por criterios de accesibilidad de
lectura no siempre contemplados en la bibliografía precedente27.
26 Al respecto de las armaduras artificiales, consultar Abraham (1994:431), Romero Jiménez (1996:Vol I:125), Romero Jiménez (1996:Vol I:123) y Nooshin y Widess (2006:11). 27 Ver el empleo de claves de Do en transcripciones de Hurtado y Hurtado (1998:133).
167 "
3.11.4 RECURSOS NOTACIONALES RELATIVOS A LAS
DINÁMICAS Y EL TIMBRE
En el caso particular de la debla se ha aplicado un criterio de transcripción
de las dinámicas distinto del académico, aunque frecuente en transcripciones de
música popular. Si bien en otros géneros o palos del flamenco se produce una gran
gama de contrastes dinámicos, en la debla la interpretación gira generalmente
alrededor de un forte con matices ocasionales, por lo cual la dinámica puede
presuponerse como forte a falta de indicaciones. Cuando se produzca una dinámica
diferente a ésta, o cambios significativos, se transcribirán dependiendo de la función
del análisis.
En lo relativo al timbre, se estudiará en próximos capítulos la relación
existente entre la dinámica, la acentuación y ciertos efectos tímbricos. Se parte de
notaciones contemporáneas para transcribir los ataques de notas sin altura
determinada, como apoyatura, con o sin glissando y con o sin acento. Si dicho
ataque se realiza con una emisión con aire notable, alterando el timbre, para la
emisión se utiliza la notación con cabeza de aspa, en el siguiente ejemplo sin
acentuación:
Fig 43; Nota sin altura definida
Fig 44; Apoyatura sin altura tonal
Uno de los tipos de voz usados en el flamenco, junto con los que se conocen
como laína, natural y redonda, es la llamada “voz afillá” cuya característica es ser
ronca, con mayor intervención de la garganta en la emisión que en los otros tipos,
como sucintamente detalla Merchán (2008:19). Más que la descripción del timbre
general del cantaor, en este momento interesa delimitar la notación del uso
esporádico de la voz gutural o de la intensificación del efecto de voz afillá y su
emparejamiento con la acentuación de las notas afectadas. En el entorno flamenco,
"168
cuando esto sucede, generalmente en el registro agudo, se conoce como rajo28.
Si bien el aire pertenece a la parte inarmónica de la emisión vocal, el rajo de
la voz puede entenderse como una acentuación en la manera de emitir forzando la
garganta, generalmente acompañada de una mayor expulsión de aire, que hace
distorsionar la nota, incluso hasta el punto de no reconocerse su altura. Esta
percepción tonal no siempre resulta igual en una escucha en contexto que al aislar
las notas: en contexto puede asimilarse la altura del efecto en cuestión a la de la
nota a la que acompaña, mientras que en escucha aislada se percibe como una
distorsión sin altura definida. Es por esta razón que se ha optado por mantener la
notación con cabeza de equis, aunque situada en el pentagrama a la altura de la nota
percibida contextualmente. Puede aparecer en forma de apoyatura o de nota común.
Considerando la gradación de la acentuación, cifraremos dos casos:
• Aumento de la inarmonicidad por mayor presencia de aire y de
participación de la garganta en la emisión, normalmente efectuado a
través de un “golpe de glotis” sin distorsión:
Fig 45; Apoyatura sin altura tonal con glissando y acento regular
En general la altura percibida para la nota ornamental suele ser con un timbre
más grave que la de la nota a la que acompaña.
• "Rajo" de la voz con golpe de garganta fuerte, provocando distorsión:
Fig 46; “Rajo” puntual en la voz
Se ha evitado la notación de marcato, dado que puede confundirse con el
símbolo propuesto para alargar la nota.
28 No se ha encontrado una notación universalmente aceptada para este fenómeno. Aunque el compositor Luciano Berio (Berio y Kutter 1968) en circunstancias similares ha usado un símbolo específico, situado encima de la nota correspondiente, éste no es ampliamente reconocido.
169 "
El sforzando sobre una nota con altura determinada (cabeza normal) tendrá un
efecto dinámico similar, que tímbricamente implicará cierta distorsión o “rajo”,
sólo que no lo suficiente como para desdibujar la altura de la nota.
Otros recursos empleados:
− Un efecto característico del flamenco, es una especie de hipo o sollozo que
entrecorta la línea melódica. En este tipo de efecto, el timbre de la nota producida
es sensiblemente más agudo que el de la que acompaña, aunque su altura no sea
claramente identificable, por lo que su notación, si bien se transcribe con cabeza de
x, no se confundirá con las notaciones de aire o rajo.
Fig 47; Hipo o sollozo breve
La altura de este recurso es transcrita de manera aproximada, ya que
generalmente se encuentra en un punto intermedio entre percibirse sin y con altura
definida, debido al tipo de emisión.
Sin haber realizado un estudio fisiológico detallado, da la impresión de que en el
hipo intervenga la glotis, cerrando parcialmente la boca, mientras que en el efecto
denominado “golpe de glotis” la boca se mantiene en la misma posición, con
mayor o menor intervención de la garganta o rajo.
- Un giro tímbrico característico del flamenco consiste en acentuar las notas
de adorno, insertándolas en el transcurso de una vocal, como mordentes que se
realizan sobre la duración de la nota. La articulación se lleva a cabo por un golpe de
voz y no por una separación en el flujo de aire entre notas. Se produce un salto
ascendente hacia la nota de adorno para volver a descender, pudiendo efectuarse con
distintos intervalos. En saltos largos (por ejemplo de cuarta) se combina a menudo
con un cambio de timbre a falsete. Es similar al hipo descrito anteriormente, pero con
una altura definida. Ejemplos de esta técnica se encuentran en las interpretaciones de
numerosos cantaores, dos de los que lo utilizan con frecuencia son Gabriel Moreno y
Calixto Sánchez.
"170
Fig 48; Efecto vocal.
- Otro recurso tímbrico vocal es el de pasar de boca cerrada a abierta y
viceversa. El símbolo que abrevia la utilización del término boca chiusa (b.c.) es una
pequeña cruz encima de la nota con boca cerrada y abierta con un cerito encima.
Sucede ocasionalmente cuando el cantaor se recrea en una consonante.
Notacionalmente puede expresarse un cambio gradual de abierta a cerrada de la
siguiente manera:
Fig 49; Paso de boca abierta a boca cerrada
3.12 REPRESENTACIÓN DE VIBRATO,
ORNAMENTACIÓN Y MICROTONALIDAD
VIBRATO
Generalmente se contemplan dos parámetros en la representación del vibrato: la
altura tonal y la velocidad a la que se realiza el batido29, aunque en la práctica musical
ambos coexisten con un tercero: la dinámica, mediante la posible acentuación de los
extremos de la fluctuación, modificando la percepción de la altura tonal. El concepto
de vibrato aquí planteado, difiere ostensiblemente del expresado, por ejemplo, por
Regnier y Peeters:
«The term “vibrato” is sometimes used inappropriately to qualify frequency
modulation (or pitch vibrato) and amplitude modulation (or intensity vibrato). Vibrato
only refers to the periodic variation of pitch, whereas tremolo is the term to be used
for the periodic variation of intensity.» (Regnier L. y Peeters, G. 2009)
En opinión propia, tiene un sentido musical limitado separar los parámetros de
29 Se ha evitado el uso del término frecuencia para este parámetro, dadas las confusiones que podría producir con la variación de la altura .
171 "
altura e intensidad con la finalidad de definir vibrato y trémolo, ya que el vibrato no
siempre se limita a una simple modulación de frecuencia. Es posible interpretar el
vibrato vocal con pequeños golpes o incrementos del flujo de aire (aún cuando las
notas sigan siendo ligadas) que evitan una sensación de glissando continuo, sin
tener nada que ver con el trémolo. En algunos casos, estos golpes pueden ser más o
menos abruptos, incluso en momentos en los que la dinámica contextual de la frase es
pianísimo.
Bajo un criterio rítmico, de cara a su representación, se han diferenciado tres
tipos de vibrato: mesurado, no mesurado y mixto. En la música contemporánea, los
vibratos no mesurados se representan gráficamente, especialmente cuando existe
variación ostensible de sus parámetros en el tiempo. Se expresan a través de dos de
los parámetros variables: la velocidad y la altura, en el eje horizontal y vertical
respectivamente. Así la traslación gráfica de esta fluctuación se plasmaría con
curvas que representasen las ondulaciones, como por ejemplo:
Fig 50; Curvas de vibrato
En el caso del vibrato mesurado, con un ritmo interno constante, se ha
propuesto situar el símbolo sobre las notas en las que éste se descompone
rítmicamente, aunando su signo estandarizado por encima del pentagrama, con la
representación de las notas mesuradas del vibrato, escritas con cabeza pequeña.
Cuando el vibrato mesurado se efectúa a la misma velocidad del pulso, se
representará con distinto símbolo que cuando éste lo hace a una velocidad menor o
mayor, como se aprecia en la siguiente imagen:
Fig 51; Notación del vibrato mesurado a velocidad del pulso (izqda.) y más lento (dcha.).
Esta escritura supone una pequeña variación de la notación contemporánea
habitual, que representa las notas del vibrato entre paréntesis o con plicas sin cabeza.
En vibratos cortos (de una o dos batidas) el despliegue con cabezas pequeñas
evita la confusión entre el símbolo superior de vibrato mesurado y el de mordente.
"172
La notas con cabeza pequeña que constituyen el vibrato aceptan la aplicación de
alteraciones microtonales durante su desarrollo. La agrupación rítmica va implícita en
el barrado de las figuras.
Dentro del concepto de vibrato mesurado, atendiendo a la distribución de los
intervalos, la afinación o la colocación de los acentos, puede distinguirse entre
vibrato mesurado, de carácter regular o irregular (u homogéneo y heterogéneo).
Para simbolizar un vibrato muy amplio, igual o superior al semitono, la línea del
símbolo superior se hace más gruesa y con mayor altura:
Fig 52; Notación de un vibrato mesurado profundo
En caso de aparecer acentuación interior al vibrato, cabe transcribir ésta con el
símbolo tradicional de acento:
Fig 53 Vibrato mesurado profundo, con acentos internos
Sin embargo, dicha acentuación debe de haber sido interpretada sin cortar la
continuidad de la vocal, de lo contrario no se considerará a la nota como parte del
vibrato, sino como una nota independiente. De hecho, la diferenciación entre ciertos
vibratos de gran intervalo y los trinos consiste en una cuestión relacionada con la
distribución de la dinámica y el posible corte de la vocal del melisma.
APOYATURAS Y MORDENTES
Dadas las distintas posibilidades encontradas en las partituras de diferentes
estilos musicales, conviene puntualizar que en las transcripciones aportadas se ha
considerado la apoyatura como anticipada al tiempo de la nota “principal”, es decir,
robando el tiempo de la nota anterior30
. Cuando el "adorno" resta su tiempo a la nota
principal se ha transcrito como mordente, con la plica cruzada por una línea diagonal.
30 Tal como se expone en Donington (1980), para el uso habitual de las apoyaturas en el siglo XX.
173 "
Fig 54; Apoyatura y mordente
Las apoyaturas pueden constar de más de dos notas, incluyendo microtonos y
notas sin altura definida.
PORTAMENTOS Y GLISSANDOS
Todo un historial de contradicciones en las definiciones de estos dos términos
precede a esta tesis, diatriba que se refleja en la ausencia de una notación específica y
singular para cada concepto. La controversia se origina tanto desde la diferencia
organológica entre instrumentos y sus posibilidades al respecto de portamentos y
glissandos, como del hecho de que dentro del mundo vocal en realidad no existe una
barrera clara, precisa y objetiva que delimite el glissando y el portamento. Tan solo la
percepción definida del trayecto de la nota apunta a la denominación del glissando,
mientras que la percepción del efecto sin un reconocimiento del trayecto se entiende
como portamento.
A lo largo del análisis se ha empleado la siguiente simbología gráfica:
A) Portamentos:
- Se manejan los tradicionales símbolos de portamentos hacia la nota,
descendente y ascendente, muy característicos en la escritura instrumental de jazz:
Fig 55; Portamento descendente y ascendente para alcanzar la nota.
- Se proponen los siguientes símbolos para los portamentos efectuados sobre
la duración de la nota:
Fig 56; Portamentos bajada-subida y subida-bajada durante la nota
"174
Los símbolos de la figura 56, alineando la nota adornada con el punto central de
la curva que representa el ornamento, se aproximarían a las siguientes alturas:
Fig 57; Transcripción microtonal de los portamentos de las figuras anteriores (fig 55y 56)
Por lo que estos portamentos se entienden como un tipo de bordadura, aunque no
se efectúen a priori en el tiempo.
- Al igual que hacia la nota, también se utilizan los símbolos para
portamentos al final de la nota, recurrentes en la escritura instrumental de jazz. Una
vez establecida la altura se efectúa una rápida y breve subida o bajada, que se percibe
como parte de la nota:
Fig 58; Portamento descendente y ascendente tras la nota
B) Glissandos que implican una sola nota:
Para representar este tipo de fluctuación de la altura tonal se recurre a símbolos
gráficos que describen su contorno:
- Notación de los denominados "Glissandos de bordadura", ejecutados dentro de
la duración de una nota corta. Se interpretan partiendo de la altura principal para
describir una curva que retorna a la afinación original, produciéndose una percepción
definida de la evolución del glissando:
Fig 59; Glissandos subida-bajada y bajada-subida
El símbolo se sitúa a la altura de la nota y no encima del pentagrama, evitando
confusiones con los de acortamiento y alargamiento breve de la nota.
- Se ha empleado la escritura tradicional de glissandos hacia y desde la nota.
En este caso el efecto sonoro se percibe como parte de la nota por su continuidad,
velocidad y/o duración.
175 "
Fig 60; Glissando ascendente y descendente
El glissando hacia la nota se detalla en muchas ocasiones en música
contemporánea como un glissando entre dos notas determinadas, de cara a una
expresión mejor de su ubicación temporal.
- Continuando con las representaciones gráficas contemporáneas, se propone
la posibilidad de usar la siguiente notación para los denominados glissandos
ondulantes:
Fig 63; Glissando de trayectoria ondulante
Como se deduce de la imagen anterior, los glissandos ondulantes se desarrollan
mediante una trayectoria cambiante de dirección, sobre una duración sensiblemente
mayor que la de los glissandos de bordadura, por lo que los trayectos se pueden
ajustar gráficamente a la curva descrita por el cante, en lugar de utilizar un símbolo
estandarizado.
C) Notación empleada en la transcripción de portamentos y glissandos entre
notas:
Fig 61; Portamento entre notas
Como puede apreciarse en la figura anterior, los portamentos entre notas usan la
línea asociada a la notación del glissando31.
Fig 62; Glissando entre notas
31 Existe la posibilidad de descomponer la duración del glissando con figuras rítmicas, para indicar su transcurso. Cuando las dos notas se hallan cercanas, se puede escribir la abreviatura G sobre ella.
"176
MICROTONOS:
En la notación microtonal parece existir una disociación importante entre la
escritura musical con finalidad descriptiva y la prescriptiva. El repertorio de signos
microtonales tiende a ser distinto en la música contemporánea (ámbito prescriptivo)
respecto a la transcripción etnomusicológica32 (ámbito descriptivo).
Durante el análisis y la transcripción en la notación microtonal se apelará a
ambos repertorios, apuntando cada uno hacia distintos niveles de precisión: por un
lado el sistema de flechas de Bartók para intervalos que modifican ligeramente la
afinación, (asociado generalmente a un nivel de transcripción menos preciso) y por
otro, una extensión del sistema de alteraciones de Tartini para la notación de cuartos
de tono como tales.
Fig 64; Alteraciones para cuartos de tono
Al igual que para las alteraciones de semitono, fuera de la armadura las
alteraciones microtonales afectan a las notas posteriores, de igual nombre y altura
dentro del mismo compás, a menos que se utilice otra alteración o un becuadro. De
producirse en el contexto de escritura sin compás, afectan tan solo a la nota adjunta y
a sus repeticiones inmediatas.
A continuación se citan las normas notacionales relativas al uso de alteraciones
microtonales que se emplearán en el desglose del vibrato:
- La flecha situada encima de la nota, a diferencia de las alteraciones
microtonales, no afecta a las notas que la siguen, estén dentro del mismo compás o
no, excepto en los vibratos mesurados, en los que se ha aplicado a todas las notas del
vibrato, siempre y cuando la alteración se encuentre sobre la nota principal.
Fig 65; Vibrato sobre una nota baja de afinación 32 Como ejemplo de notación microtonal, así como de otros aspectos de notación contemporánea, se recomienda la lectura de las partituras de Tristán Murail (Murail 1979 y Murail 1990).
177 "
- Si tras emplear la flecha en la nota principal, a lo largo del vibrato alguna de
sus notas cambia de afinación, se señala con una alteración de precaución:
Fig 66; Alteración de precaución dentro de un vibrato mesurado
3.13 ORGANIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS DEL CD
ADJUNTO En el CD-ROM que acompaña a la publicación escrita de la tesis aparecen
distintos materiales sonoros y gráficos. Con respecto a la organización del material de
audio, se ha considerado que la pretensión de un análisis fino no debe impedir una
visión en contexto, por ello las deblas se presentan en una versión original, tal y
como se encuentran en la discografía, incluyendo martinetes, deblas o tonás anexas,
si así se han recogido.
Más allá de esta visión panorámica, se ha querido proporcionar el objeto de
estudio en distintos niveles:
• Una edición de cada debla por separado, normalizada y ajustada a los
criterios del análisis.
• Independientemente, editadas por separado, se incluyen las secciones
analizadas, para facilitar el acceso a los fragmentos a medida que se avance
en el texto.
• Finalmente, un nivel dedicado al ornamento y la microtonalidad, paralelo al
desarrollo de las imágenes de los capítulos dedicados al análisis. Los
archivos de audio de esta carpeta se han numerado como las figuras del texto
respectivas, comenzando con la figura número 175 del capítulo 4.3.2, en
adelante. Cuando a una figura le corresponde un audio se indica (CD) en su
pie. En el nombre de los archivos de audio se expresa la técnica a la que éstos
se refieren (portamento, bordadura, vibrato…) y el fragmento al que
pertenece el audio, además del nombre del intérprete. Un ejemplo: Sonido
212B port-bord HEREDIA 12Ma, indica el sonido correspondiente a la figura
212B del texto, referente a la técnica de portamento y bordadura, cantado por
Jesús Heredia, debla número 12 del análisis, subsección Ma.
"178
Todas las figuras del texto se han ubicado dentro de otra carpeta como archivos
de imagen, por si quisieran consultarse, ampliándose y/o en una disposición distinta a
la del texto.
Así pues, los contenidos del CD-ROM son los siguientes:
- Carpeta 01 Deblas originales
- Carpeta 02 Deblas editadas
- Carpeta 03 Secciones analizadas
- Carpeta 04 Imágenes usadas
- Carpeta 05 Ornamentos y microtonos en audio (referenciados a
imágenes)
- Índice de contenidos (formato pdf)
- Tesis (formato pdf)
179 "
4 ANÁLISIS DEL OBJETO DEL ESTUDIO
4.1 ANÁLISIS MACROSCÓPICO
Como se avanzó en la metodología, se ha escalonado el análisis en tres niveles
en función del tamaño del objeto analizado, habiendo denominando a estos niveles
macroscópico, intermedio y microscópico. El análisis macroscópico estudia
determinados parámetros globales de la debla desde un punto de vista comparativo.
En este nivel de análisis se elimina de los archivos de audio el ayeo o introducción de
la debla, debido a la irregularidad de su presencia, de manera que se examine la
misma estructura para todas las deblas.
4.1.1 ANÁLISIS MACROSCÓPICO DE DURACIONES
En primer lugar se representan gráficamente las duraciones, tanto de las nueve
deblas seleccionadas en el núcleo central de análisis como de una muestra total de
44 deblas, para después calcular las medias aritmética y armónica (H) de éstas.
Finalmente se pone en relación la duración de las deblas con otros factores como la
edad del cantaor o el año en que fueron grabadas:
Medición del Tiempo neto = Cuerpo de la Debla (+ Deblica Barea):
Fig 67; Tiempo neto de las 9 deblas representadas y sus medias aritmética y armónica.
"180
Fig 68; Tiempo neto de 44 deblas cronometradas y sus medias aritmética y armónica.
La línea discontinua superior roja representa la media aritmética (70sg para las
nueve deblas del núcleo central y 71sg para el conjunto total) mientras que la inferior,
de color verde, muestra la media armónica (68sg en ambas figuras). Nótese que los
análisis de las figuras 67 y 68, proporcionan unas medias aritméticas muy cercanas,
siendo la media armónica igual para ambos grupos (68sg). Esto implica que en lo
tocante a este parámetro, la selección de las deblas del núcleo central resulta
representativa.
Al manifestar la debla Heredia12 una duración considerablemente más larga que
el resto, con una desviación del tiempo neto con respecto a la media armónica de
+35sg, los resultados del análisis ornamental posterior que se llevará a cabo sobre
esta debla han de tener en cuenta esta diferencia, dado que este factor podría influir
en la interpretación de los melismas.
Entre las deblas del núcleo central, la diferencia de la más breve (Romero 02)
con respecto a la media armónica es de -16sg, mucho menor que la de J. Heredia.
Si se llevan a cabo estos mismos cálculos usando el tiempo total (incluyendo la
introducción), las desigualdades aumentarían.
Al comparar la edad del cantaor y la duración de la debla, no aparece una
correlación evidente entre ambos parámetros, aunque se observa que las
duraciones más extremas se producen tanto en los más jóvenes como en los de
mayor edad. Sin embargo, la duración media está representada en todas las
edades.
181 "
Para realizar el cálculo anterior se ha usado una muestra menor, de 29 deblas,
ya que en muchos casos se desconoce con certeza la fecha exacta de grabación33, y
por tanto, la edad del cantaor en ese momento.
Fig 69; Correspondencia entre edad y duración de la debla en una muestra de 29 deblas distintas
por 20 cantaores diferentes.
En general, si se quiere llegar a conclusiones sobre la evolución de las
facultades de un cantaor y su relación con la duración del cante, se necesitaría una
muestra representativa de una cierta cantidad de deblas analizables de cada uno de
ellos, lo cual no ha resultado viable.
En el caso de la debla de Jesús Heredia coinciden la mayor edad y la
duración más prolongada. Al cronometrar una segunda debla de este mismo autor
(Heredia 2000) la duración es de 85sg, con una diferencia de 22sg entre ambas,
existiendo tan solo un año de diferencia entre las grabaciones (en cualquier caso,
85sg es un valor alto respecto a la media del resto). Al no haber localizado deblas
grabadas en su juventud, no sabemos si este cantaor siempre extendió la longitud de
la debla o solamente lo hizo en su última etapa. Una muestra de tres valores no
resultaría en todo caso estrictamente representativa para determinar una evolución.
En lo relativo a la relación entre duración y la fecha de grabación, en la figura 70
se observa como la debla podría manifestar una ligera querencia a la posibilidad de
interpretaciones más largas entre 1980 y 2000 (amarillo), así como más breves entre
1960 y 1980 (verde). A partir del 2000 vuelve a producirse una dispersión en los
resultados.
33 Aunque se conozca la fecha de publicación, ésta no ha de coincidir necesariamente con la de grabación. Especialmente en las antologías, ambas fechas suelen discrepar considerablemente.
"182
Fig 70; Correspondencia entre año de grabación y duración de la debla en una muestra de 29 deblas
distintas por 20 cantaores diferentes
4.1.2 ANÁLISIS DE FORMA
Enmarcada entre los ayes introductorios y la coda ( ambas en gris en la figura
72), la estructura de las distintas letras de las deblas del núcleo central de análisis
pueden resumirse en el siguiente esquema:
DEBLAS A1 Ma A2 B1 Mb B2 C1 Mc C2
L1
ROMERO02 ROMERO08
Ay soy jera y
ay en el vestir
Soy caló de
e--"--"--" --"
nacimiento Yo no quiero ser
jeray --" ay
Con ser caló estoy contento
L2
ROMERO03 HEREDIA12 MERCÉ13 PAVÓN01
Ay En el barrio
o--"--"--"--" --"
De Triana Ya no hay pluma (ni)
a--"--"--" --"
ni tintero “Pa” escribir le yo a mi (a mi niño curro)
“mare” a--"--"--"--"--"--"--"
Que hace tres años que no la veo
L3
ESCUDERO06 ROMERO04
Ay yo ya no era
a Quien era Ni quien yo solí--"
i--"--"--" --"a ser Soy un árbol de tris--"
--"teza a--"--"--"--"--"--(y)
Pegaito a la pare (--"--"--")d + y deblica barea
L L4
MERCÉ14 Ay en el barrio
o--"--"--"--" --"
De Triana Y una maña--"
a--"--"--" --"na “mu” temprano
Mataron a Curro Monge
la honra a--"--"--"--"--"--"--"
De los gitanos
Fig 71;.Segmentación formal de los tercios de las deblas del núcleo central en función de la letra
Así pues, se han subdividido los tercios en función del criterio que atiende al
binomio letra-melisma, concretándose tres secciones internas para cada tercio, que
responden a la ordenación letra-melisma-letra.
183 "
Las secciones con texto se han denominado con una letra que indica el tercio,
más un número que representa el orden que ocupan dentro de éste (A1, B2...).
Las secciones melismáticas se representan con la letra "M", acompañada de la
minúscula que indica el tercio al que corresponden (Ma, Mb, Mc).
En el interior de las secciones melismáticas ocurren, asimismo, fraseos que
permiten la subdivisión de la forma en subsecciones (frases), quedando un esquema
final como el que sigue:
Fig 72;. Esquema formal de la debla
En el que se observan las siguientes subdivisiones:
- Ma: está dividida en dos frases, Ma1 y Ma2, con comienzos melódicos
imitativos, separadas habitualmente por un silencio.
-Mb: al igual que Ma, subdividida también en dos frases con comienzos
imitativos: Mb1 y Mb2.
-Mc: generalmente se distinguen dos frases dentro de esta sección, aunque la
relación entre ambas resulta menos explícita que en los tercios anteriores.
La estructura formal de la letra se cumple a nivel macroscópico en todas las
deblas analizadas, encontrándose en principio dos alternativas: con y sin coda. En
deblas que preceden o prosiguen a otros palos anexos como martinete o toná puede
haber variaciones tomando principios o finales prestados.
Cuando existe la coda propia ( “Deblica barea”) aparece un puente
melismático (señalado como “Mcoda” en la figura) que la une con la sección C2.
"184
4.1.3 LA LETRA EN RELACIÓN CON EL RESTO DE PARÁMETROS
MACROSCÓPICOS
A modo de resumen de la posibilidad de interacción de la letra de la debla con
otros parámetros, se ha comprobado que a nivel macroscópico no se producen
correlaciones con la duración, la dinámica (intensidad) o la desviación de la
afinación.
Resulta difícil buscar una relación letra-tesitura para cada cantaor ya que hay
pocos que tengan un repertorio de tres o más deblas entre las que quepa establecer
comparaciones y sacar conclusiones. Por otro lado, es cierto que existe un número
considerable de versiones de la letra L2 "En el barrio de Triana"34 (se han
contabilizado al menos 14 de 96) pero en el resto de letras o en las variaciones
aparece una gran dispersión, pocas se repiten dos, y menos aún tres veces,
corroborando la existencia de, al menos, 28 letras distintas.
Por esto, el criterio para seleccionar las deblas del núcleo central de análisis ha
llevado a un grupo en el que hay dos letras que pertenecen, según la clasificación de
la figura 71, al grupo L1, cuatro al grupo L2, dos al grupo L3 y una al grupo L4. DEBLAS
L1 ROMERO 02
ROMERO 08 L2 ROMERO 03
HEREDIA 12
MERCÉ 13
PAVÓN 01 L3 ESCUDERO 12
ROMERO 04 L4 MERCÉ 14
Fig 73; Deblas del núcleo central en función de la letra
Sin embargo, ni incluyendo las cinco deblas seleccionadas añadidas al núcleo
central (Romero 05; Mairena 07 y 11; Moreno 09 y 10), ni sobre el conjunto total de
las 42 recopiladas digitalmente se consigue una muestra representativa analizable
34 Debe considerarse el hecho de que letras como "En el barrio de Triana" a menudo se cantan
como martinete, casos que no han sido contabilizados.
185 "
desde este prisma. Es decir: como la lógica dicta, no parece existir una relación
generalizable entre las distintas interpretaciones de una letra y la tesitura escogida
por los cantaores. Empero, al cotejar tesitura y letra dentro de la colección de
deblas de R. Romero, cantaor central en nuestra metodología, se han observado
indicios de una posible relación melódica entre éstas, si bien dichas relaciones no
pueden hacerse extensibles a otros cantaores.
En lo relativo a la tesitura, las dos deblas más agudas de R. Romero (Romero
08 y Romero 02) tienen la misma letra: “Soy caló de nacimiento”; Existe la
posibilidad de que Rafael Romero acometiera esta debla en un tono más alto -en
Do- por alguna razón interpretativa o expresiva. La temática del texto podría apoyar
esta hipótesis, pero dada la imposibilidad de entrevistar al cantaor, este debate
pertenece al limbo de la especulación. Por lo demás, como hemos visto, no
encontramos otras relaciones de la letra con parámetros macroscópicos.
4.1.4 ANÁLISIS MACROSCÓPICO DE CONTORNO MELÓDICO
En las gráficas presentadas en este punto, el análisis de la altura tonal está
medido en semitonos con el fin de obtener una representación de la interválica más
adecuada a la percepción humana de las frecuencias. Las alturas que se producen
entre éstos se calculan con seis decimales, por lo que la gráfica puede
considerarse prácticamente como una curva continua, no escatimándose datos
microtonales.
Fig 74; Contorno melódico de las nueve deblas del cuerpo central de análisis
"186
Como se aprecia, la superposición de las gráficas de contorno melódico de las
nueve deblas resulta bastante confusa y poco informativa, incluso en el caso de
extraer un detalle:
Fig 75; Contorno melódico y detalle de las nueve deblas del cuerpo central de análisis
Sin embargo, pueden derivarse unas primeras impresiones que se confirmarán o
refutarán al analizar combinaciones de conjuntos más restringidos:
-1) Con respecto a la tesitura, las deblas cantadas en registro más agudo son:
Escudero 06, Romero 08, y Romero 02, mientras que las más graves son: Mercé
14, Mercé 13 y Romero 04. En una zona intermedia se hallan Pavón 01, Romero 03
y Heredia 06 .
Esto se observa mejor simplificando las curvas a una función polinómica:
Fig 76; Altura de las deblas del cuerpo central de análisis como función polinómica
187 "
O incluso lineal:
Fig 77; Deblas del cuerpo central de análisis como función lineal
Los resultados anteriores parecen indicar que la tesitura de voz de Mercé (al
menos entre los años 2004-2010) es más grave que la del resto de los cantaores
analizados en este grupo de nueve deblas (centro en La bemol), a falta de una
comprobación exhaustiva en otros palos. Por el contrario, Escudero canta una de las
versiones más agudas (en Do#), confirmando su registro. En el caso de Rafael
Romero, como se ha visto anteriormente, la variación en tesitura elegida para cantar
las deblas (una tercera menor de diferencia entre los centros en La y Do) no parece
guardar relación con su edad.
En conjunto, no parece que la altura tonal esté relacionada la edad o con
estilos o modas impuestas a lo largo de los años.
En el caso de Romero 03 y Romero 04, habiéndose cantado concatenadamente,
la segunda debla está cantada en una tonalidad inferior, fruto de una tendencia
descendente de la afinación.
-2) Los errores informáticos de detección de octava se muestran patentes en
fragmentos sueltos por encima o debajo de las curvas:
-Los errores de detección de una octava superior a la real son menos
frecuentes, encontrándose en: Romero 02, Romero 06, Mercé 14 y Mercé 13.
-Los de octava inferior aparecen en prácticamente todas las
detecciones, incluso al refinar los parámetros de detección, en mayor medida en
Mercé 14 (la más grave).
"188
En ocasiones, los errores de octava se deben a efectos vocales característicos del
cante flamenco. Por ejemplo en Romero 02, en la primera frase, en 3”, una
especie de pequeño hipo simultáneo al cante. En este punto concreto, la detección
en Melodyne es de octava inferior y la de Praat de octava superior a la tesitura
real. Otras veces estos saltos se deben a consonantes prolongadas o especialmente
acentuadas, así como a una distorsión de la nota (rajo).
-3) Al observar las curvas melódicas destaca una importante coincidencia entre
las deblas Pavón 01 y Romero 03, si bien tras reajustar los desfases temporales entre
ellas. Ambas deblas tienen la misma letra, por lo que queda reforzada la posibilidad
de una imitación o influencia:
Fig 78; Perfiles melódicos de Pavón 01 y Romero 03.
Por lo demás, en el nivel intermedio de análisis se abordarán otras similitudes
entre curvas melódicas.
4.1.5 ANÁLISIS DE AFINACIÓN GLOBAL
Como ya expusimos en los capítulos de metodología, la representatividad de los
histogramas de fragmentos prolongados en la debla y otros cantes "a palo seco", es
limitada debido a las desviaciones de afinación. En cualquier caso pueden extraerse
algunas conclusiones lícitas, así como indicios contrastables en niveles analíticos de
más detalle.
En el histograma de la siguiente figura se muestran las nueve deblas del núcleo
central de análisis:
189 "
Fig 79; Histograma global de las 9 deblas del núcleo central de análisis
Se parte de las deblas cantadas por Romero, cotejándolas posteriormente con el
resto, combinando los dos tipos de análisis explicados en la metodología: el estático
(o histograma de alturas) y el dinámico alrededor de unos puntos clave en la
estructura.
Fig 80; Histograma global de las deblas de Rafael Romero
En la figura 80, representando los histogramas de todas las deblas completas de
R. Romero, las curvas de las zonas medias se muestran más picudas
(correspondiéndose esto a una mayor precisión en la afinación). En concreto son
los picos centrales que se corresponden con el cuarto grado de cada debla, siendo
la curva menos definida en las notas más agudas (los grados bVI a VII). Las notas
graves tienen una definición intermedia, a pesar de la presencia de la tónica y de
que ésta no aparece en las primeras secciones y por tanto apriori estadísticamente,
"190
en otros contextos habituales de música tonal o modal, debería mostrar una afinación
clara.
El quinto grado tiene una representación heterogénea, con picos definidos en
Romero 03, una presencia decreciente de picos y definición en Romero 04
respecto a Romero 03, y aún menor presencia y definición en Romero 02. Esto
induce a conclusiones que no solamente competen a la afinación, sino también al
peso de cada grado en la melodía, que se abordarán a continuación.
De manera individual, a continuación un análisis de la debla Romero 04 con
el correspondiente histograma de alturas:
Fig 81; Histograma global de alturas en Romero 04.
Esta debla tiene el centro modal en La3 y su nota más predominante es Re4.
La afinación de Romero parece irregular con respecto al temperamento, tendiendo
a estar más baja en La3 y más alta, paulatinamente, a partir de Do#4. Ya que la
aparición de la tónica se produce en el último tercio, esta descompensación de
afinaciones puede deberse a una simple caída del tono a lo largo de la ejecución.
Se ha observado si esto mismo sucede en el resto de las deblas cantadas por
Rafael Romero, encontrando una diferencia menor entre la afinación del centro
modal y las notas superiores en Romero 03 y Romero 08, y confirmando que no
se produce en Romero 02. Puede afirmarse pues, que no es una característica
definitoria del estilo de R. Romero. Este tipo de observaciones pueden ser relevantes
a la hora de establecer si incluir o no elementos microtonales estables -en la
191 "
armadura- en el comportamiento modal de la debla, si bien el histograma de análisis
de peso melódico debe realizarse sobre fragmentos cortos, debido a la desviación
de la afinación a lo largo del palo.
Comparando el análisis de Romero 04, desde el criterio de la afinación
dinámica, con el de Mercé 13, se aprecian dos tendencias distintas, como muestra
la figura 82: La afinación de Mercé 13 oscila alrededor de un punto central, la de
Romero 04 es continuamente descendente. La posibilidad de una bajada de afinación
con carácter estilístico en la debla como palo no se cumpliría, dado que diversas
deblas manifiestan un comportamiento zigzagueante similar al de Mercé 13.
Fig 82; Curvas de afinación en Romero 04 y Mercé 13
Las interpretaciones que se exponen a continuación en la figura 83 denotan
similitudes en su perfil: todas comienzan bajando y después del quinto punto se inicia
una recuperación ascendente hacia la tónica, más o menos cercana al primer punto en
afinación según los casos. En tres de las curvas, la última nota (la tónica modal) se
sitúa más alta en afinación que el cuarto grado precedente, a pesar de ser éste el
fragmento que incluye un mayor lapso de tiempo entre los distintos puntos de
medición. El mismo resultado reaparecerá en el análisis microscópico.
"192
Fig 83; Curvas de desviación de frecuencia zigzagueante en cuatro interpretaciones
Para comprobar si la bajada de afinación en Romero 04 (fig 82) está
relacionada con la altura tonal del cante, la edad o la letra, se examinarán las otras
cuatro deblas de Romero:
Fig 84; Curvas de afinación (análisis dinámico) en las deblas de R. Romero
Todas las deblas de Romero tienen una tendencia global descendente en la
afinación, si bien de una manera propia para cada una.
La desviación máxima de la afinación se reparte de la siguiente manera:
DmaxRomero 02 = 95.22cents;
DmaxRomero 03= 38.41cents;
DmaxRomero04=70.19cents
DmaxRomero 08 = 49.89cents.
193 "
Recordemos que estos valores no representan una medición continua, sino
discreta, en puntos específicos y por lo tanto tiene un carácter referencial.
La edad del cantaor y la desviación de frecuencia en las deblas interpretadas por
R. Romero no muestran una relación entre sí. En lo tocante a la estabilidad de la
afinación no se aprecia un detrimento por la edad, en todo caso al contrario: la
primera debla es la que mayor caída de afinación plantea, casi un semitono, tal
vez achacable a la inexperiencia, en el supuesto caso de que esta desviación fuese
relevante musicalmente en el estilo.
Tras la comparación de los datos, concluimos que la desviación de la afinación
en Romero no está relacionada con la tesitura y tampoco con la letra, debiéndose a
otros factores.
En cuanto a tesitura, como ya vimos, las dos deblas más agudas de R. Romero
(Romero 08 y Romero 02) comparten la misma letra: Soy caló de nacimiento, aunque
estén separadas por más de veinte años de diferencia, con lo cual la influencia de la
edad estaba también descartada en lo referente a la elección de la tesitura. En otras
palabras, no por ser Romero más de veinte años mayor cantó la debla en una tesitura
más grave.
A continuación se muestran los valores de desviación máxima en el resto de las
deblas:
DmaxMercé 13 = 43.76cents;
DmaxPavón 01 = 59.42cents;
DmaxMercé 14 = 66.08 cents;
DmaxHeredia 12 = 85.95cents;
DmaxEscudero 06 = 122.48cents.
Es importante tener en cuenta la influencia de la duración de la debla. En una
interpretación más larga, a priori debería ser más probable el descenso de la
afinación en mayor medida que en una más corta. Al cotejar duración y desviación
de la afinación de la debla en Romero, no resulta confirmarse esta teoría.
Las deblas grabadas por Romero en 1954, a pesar de estar cantadas
consecutivamente de una sola tirada, son las más largas, pero entre ellas la
fluctuación de la afinación es muy dispar, no debiéndose a motivos de cansancio
"194
vocal, ya que la primera tiene una Dmax muy superior a la segunda, por lo que puede
ser consecuencia de otros motivos, conscientes o no.
Fig 85; Desviación de la frecuencia en todas las deblas, por duración (izqda.) y edad (dcha.).
Observando el conjunto de cantaores, en todo caso podría denotarse una
tendencia a una mayor desviación de la frecuencia en los más jóvenes.
Con las muestras tomadas, los cantaores que más estable mantienen la
afinación son R. Romero (salvo en su primera grabación), Tomás Pavón y la debla
Mercé 13. Los que muestran una desviación mayor son V . Escudero y J . Heredia
y la debla Mercé 14, por lo que vemos que José Mercé se sitúa en ambos polos.
Dichos resultados se rescatarán en análisis posteriores para ser cotejados con otros
datos.
Para calcular la desviación en función de la duración de la debla, se ha
hallado el cociente que resulta de dividir la desviación máxima entre la duración
de la debla, denominándolo Velocidad de desviación (Vd):
Vd Romero 03 = 0.548cents/sg;
Vd Mercé 13 = 0.643cents/sg
Vd Romero 08 = 0.860cents/sg
Vd Pavón 01 = 0.886cents/sg
Vd Heredia 12 = 0.892cents/sg
Vd Romero 04 = 0.899cents/sg
Vd Mercé 14 = 1.016cents/sg
VdEscudero 06 = 1.884cents/sg
Existen muchos factores musicalmente relevantes que no aparecen reflejados
explícitamente en estas gráficas de bajada de afinación, como los glissandos al
final de las notas, el vibrato o la estabilidad de afinación dentro de la misma nota,
perteneciendo al campo del análisis intermedio y microscópico.
195 "
Fig. 86; Representación por orden creciente de edad (rojo), duración de la debla (azul) y desviación
de frecuencia (verde), para cada una de las nueve deblas del núcleo central del análisis.
4.1.6 ANÁLISIS DE PESO MELÓDICO
Este análisis se sitúa entre el ámbito macroscópico y el intermedio, de manera
que pueden contrastarse las observaciones generales de la debla con las propias de
cada sección, preparando un análisis más completo y enfocado para los niveles
intermedio y microscópico.
Notacionalmente, se utilizan las flechas ↑ y ↓ para indicar una desviación
ostensible ascendente o descendente cercana al cuarto de tono, respecto a la altura
que le correspondería en una escala con intervalos temperados entre sí, medidos
desde la afinación del cuarto grado.
-Analizando el histograma de la debla completa Romero 04 (figura 87), las notas
con más presencia, con un pico relevante, por orden de duración, son: Re4 (IV),
Do#4 (III), Mi4 (V), La3 (I), Fa↑(bVI↑) o Fa#↓ (VI↓). De manera menos clara
aparecen Sib3 y Fa#4↓; si bien lo que sucede en el espacio entre Fa y Fa# (bVI y
VI respectivamente) así como entre Do y Do# (bIII y III) resulta confuso.
"196
Fig 87; Histograma global de alturas, Romero 04
Centrando la atención en la nota con mayor presencia, Re4 -el cuarto grado- se
han marcado tres puntos del pico, alrededor del punto medio de duración,
encontrando que en el punto uno (amarillo) el margen de desviación es
aproximadamente de un cuarto de tono en total, entre subida y bajada desde una
afinación central. En el punto dos (naranja) ya se aproxima al semitono (éste es el
valor medio de duración, es decir, entre la mitad de la duración de los Re4 que
aparecen en la pieza puede haber hasta un semitono, cuarto de tono ascendente y
descendente). Por último, en rojo, con un valor de 80’’ sobre un máximo de 200’’, la
diferencia supera el semitono entre extremos. A partir de aquí hay un solapamiento
entre Do#4 y Re4. Obviamente, estas diferencias se deben en gran medida a la
desviación en afinación a lo largo de la debla entre otros factores.
- El cuarto grado muestra el pico más alto en todos los análisis generales de las
deblas, lo cual lo confirma como altura de referencia principal en el análisis que se ha
denominado como dinámico.
Estos datos no son traducibles directamente en un comportamiento escalístico,
debido, como se apuntó anteriormente, a que existe una desviación de la afinación
del cante a lo largo de la debla, que influye en el perfil del histograma, por lo que
aparecen muchas zonas ambiguas. Para extraer una conclusión fiable en lo
tocante al comportamiento modal tendrán que analizarse las deblas fragmentadas
en secciones.
197 "
De los histogramas globales tampoco pueden derivarse conclusiones relativas a
la microtonalidad sin acudir a un análisis musical de nivel intermedio o
microscópico.
En el siguiente gráfico se representan los histogramas de todas las secciones de
Romero 04:
Fig 88; Histograma de cada sección en Romero 04; frecuencia representada en semitonos.
Tras la segmentación se verifican determinados comportamientos: la
indefinición entre V y bVI en B1, así como entre III y IV en la sección B2; También
aparecen las siguientes características microtonales: varios picos para bVI en Ma y
Mb, para III en A2, en la tónica y en el cuarto grado en C2 y para bII en Mc, si bien
las duraciones de algunos de ellos son cortas, con gran contraste con la del cuarto
grado).
Asimismo se observa el cambio de afinación del cuarto grado a lo largo de
la debla, que confirma parcialmente los resultados del análisis dinámico, en cuanto
a la tendencia general descendente (los picos del cuarto grado de color verde del
tercer tercio son más bajos que el resto), a pesar de que la afinación del cuarto
grado en A1 (la de referencia) no resulta muy definida, incluso con un pequeño
ascenso posterior en Ma, desde donde comienza el perfil descendente.
- En el histograma global de Romero 02 (Fig. 89) se observa ambigüedad en
el VI grado y en el bII, sin embargo el III aparece claramente definido en su parte
"198
superior:
Fig 89; Histograma global de alturas en Romero 02
En el análisis por secciones:
Fig 90; Histograma de todas las secciones en Romero 02; frecuencia representada en semitonos.
En este nivel de análisis, la lectura del histograma indica que, o bien la tónica se
debate entre Si y Do, o bien existe una gran presencia de la sensible en el último
tercio (ver imagen AII 21-23). En B1, sin aparición de la sensible a la escucha, la
tónica aparece muy baja de afinación en la gráfica. A lo largo de las secciones, los
cuartos grados se encuentran a gran distancia del que muestra A1, denotando una
bajada de afinación paulatina. Destaca la inusual presencia de bVI en A1 y la
indefinición a lo largo de la sección C1. La aparición de la nota Sib en C2 está
parcialmente justificada por una sensible baja, pero en C1 tan sólo por una bajada de
199 "
afinación (ver fig 84).
- En Romero 08, en el nivel global, la gráfica muestra ambigüedad entre los
grados V y bVI (amarillo), así como entre bII y II (azul). Se identifica netamente el
IIIer grado (indicado con una flecha):
Fig 91; Histograma global de alturas en Romero 08
Al pasar a cotejar estos datos con una análisis por secciones:
Fig 92; Histograma de alturas de todas las secciones de Romero 08; Frecuencia representada en semitonos.
En el conjunto de secciones se observa que, si bien los cuartos grados están
cercanos entre sí, la tónica (Do) presenta una tendencia a descender de afinación en
el último tercio, junto con el quinto grado (Fa) en la sección Mc. Parece haber
una cierta “memoria del cuarto grado” a pesar de la bajada de afinación paulatina,
que no puede contemplarse como la posibilidad de una alteración sistemática del
"200
sistema temperado en la debla, ya que no se produce consistentemente en el resto de
los ejemplos. Se aprecia una destacable presencia del quinto grado (con picos
microtonales en Mb de duración corta, menor de 20"), así como la del bVI↓ en Ma.
- Romero 03, en la gráfica general presenta ambigüedad entre los grados V,
bVI y VI (en amarillo); aparece el III↓(marcado en verde) y un pequeño pico para el
VII↑ por debajo del I, señalado con una flecha.
Fig 93; Histograma global de alturas en Romero 03
A nivel de secciones:
Fig 94; Histograma de todas las secciones en Romero 03; frecuencia representada en semitonos.
Al abordar las gráficas de las secciones independientemente, los picos
paralelos sugieren la presencia de algún tipo de microtonalidad en el Ier grado (Sib)
en C2 (en este caso picos de larga duración). También aparecen picos en el V en Mb,
201 "
en III en B2 y en IV en A2, así como cierta ambigüedad entre bIII y III en C2 y entre
V y bVI en Ma. El IIIer grado (como se vio en la figura 93) resulta bajo en afinación
en C1, a modo de blue note, pero esto no sucede en otras deblas de Romero.
Durante la sección C2 el VII y el bII se difuminan en un continuo junto a la tónica.
De la comparación entre los picos, se deduce un bajada de la afinación en la
tónica en la última sección y un comportamiento similar en general al encontrado en
el análisis dinámico. Si bien la afinación parece subir ligeramente entre B1 y Mb,
la pendiente de bajada del cuarto grado en el último tercio se muestra más suave
que en la tónica. Cabe destacar la presencia definida del sexto grado en A1.
En resumen, volviendo a los análisis globales de afinación de las deblas
completas de R. Romero, en éstos aparecen dos grados más claramente delimitados
que el resto: el I y el IV, y otros que pueden o no presentarse con claridad: III, V y
bVI, este último frecuentemente bajo de afinación. Finalmente, la zona que suele
presentar ambigüedad en sus deblas es la que se encuentra entre bII y II, así como el
séptimo grado, que tiene muy poca representación definida y aparece “pegado” por
debajo de la curva de la tónica.
Realizando una comparación de los datos globales de las deblas de Romero
con las de J. Mercé se observa que en las interpretaciones de Mercé 13 y Mercé
14 hay mayor presencia de la tónica que en las versiones de Rafael Romero, con la
excepción de Romero 02 (a pesar de ser la más corta); Al contrastar esta
distribución dispar de la presencia de la tónica se detecta que:
a) No existe una relación presencia de tónica-letra dentro del conjunto de las
deblas de R. Romero.
b) Al ampliar el contraste presencia de tónica-letra a las deblas de J. Mercé,
tampoco se revela una relación entre éstas.
Estos últimos datos, resultan difíciles de visualizar en los histogramas de
secciones separadas, dando en ocasiones la primera impresión de una presencia
mayor de la tónica respecto al cuarto grado, por el peso de la última sección. Sin
embargo, al comparar los histogramas de las deblas completas, en las tres deblas de
los siguientes gráficos la tónica tiene como mínimo la mitad de presencia que el
cuarto grado, aunque nunca resulte equiparable.
"202
Fig. 95; Histogramas de alturas de Romero 02, Mercé 13 y Mercé 14
El análisis de Mercé 14 refuerza parcialmente las conclusiones que se obtuvieron
con R. Romero respecto a la definición de los grados modales. Sin embargo, en el
análisis de Mercé 13 se exhiben los grados II y III con cierta nitidez, mientras que
entre V y bVI sigue existiendo ambigüedad. El sexto grado se apunta tímidamente,
así como el bVII.
Veamos los histogramas por secciones de ambas deblas:
Fig 96; Histograma de alturas de todas las secciones en Mercé 13; frecuencia en semitonos.
203 "
Fig 97; Histograma de alturas de todas las secciones en Mercé 14; Frecuencia en semitonos.
Se observa una característica común a las dos deblas (con centro en La bemol y
Sol respectivamente), que las distingue de las anteriores de Romero: la presencia
importante de ambigüedad en la sección Mb entre los grados bVI-VI, e incluso bVII,
para los que se debe contemplar la posibilidad de comportamientos microtonales
en A1 y Ma por la distribución de los picos. También muestra microtonalidad la
tónica en C2 (más que posible una fuerte presencia de la sensible microtonal). En
Mercé 14, la afinación zigzaguea en el cuarto grado, al igual que indicaba su curva de
afinación dinámica analizada en capítulo anterior.
Fig. 98; Histogramas globales de alturas de Pavón 01, Heredia 12 y Escudero 06
"204
- Como se ha visto, la debla más aguda del estudio es Escudero 06, con una
tónica modal localizada entre Do4 y Do#4. Vicente Escudero, globalmente, muestra
en esta grabación unas proporciones inusuales en cuanto a presencia de tónica y
cuarto grado, así como en la zona desde el bVI hacia arriba, con una presencia de los
grados más uniforme que el resto de las deblas analizadas. Es decir: no insiste tanto
en prolongar o repetir el cuarto grado.
También se observa a nivel de análisis global la existencia de un pico entre bIII y
III, y que la curva del IV grado es inusualmente ancha, producto de una afinación
menos definida que el resto de los cantaores, que se cotejará en el análisis intermedio.
Sin embargo la tónica resulta bastante más precisa a nivel global, equiparable a
Romero 02, Mercé 13 y Mercé 14, y su nivel de presencia general es bajo respecto al
cuarto grado.
Al pasar a un análisis por secciones:
Fig 99; Histograma de alturas de todas las secciones en Escudero 06; Frecuencia en semitonos.
Efectivamente, a nivel de secciones, en Escudero el cuarto grado se encuentra
próximo en afinación entre las secciones A1, Ma, Mb y C1, pero muy separado en
A2, B1 y B2, confirmándose la desviación zigzagueante del análisis dinámico de
afinación visto en la figura 83. Sin embargo, parece que la subida de afinación final
de dich curva dinámica no encaja con la tendencia a una tónica baja en C2 de este
último análisis. La explicación se encuentra en que la nota escogida para el último
205 "
punto de la curva de afinación dinámica (la tónica final) se corresponde, con el pico
alto de afinación que aparece en el histograma. El histograma de Escudero 06 resulta
más caótico que el resto, entre otros motivos por la indefinición presente
(especialmente en las secciones B1 y Mc) combinada con la inusual insistencia en lo
que parece ser el quinto grado (Sol# alto). La definición de la tónica, resaltada a nivel
global, se limita a C1 y C2, en contraste con Mc.
-A nivel global, Heredia 12 no muestra prácticamente presencia del tercer grado.
Posee el pico más alto por ser la debla más larga, y una zona indefinida entre V y bVI
con mayor presencia que la tónica (Si bemol), como en Romero 08.
En los histogramas por secciones, la debla de J. Heredia muestra desproporción
entre sus duraciones, con mayor representación de C2, B2 y A1, reduciéndose el resto
de las secciones a picos mínimos, a diferencia de otras deblas. Esto no solamente se
debe a la duración de éstas, como se podrá apreciar en la fig. 107 del análisis
intermedio, sino a una concentración de la actividad en determinados grados y a una
mayor afinación del IV.
Fig 100; Histograma de alturas de todas las secciones en Heredia 12; Frecuencia en semitonos.
En la gráfica anterior destaca la precisión del cuarto grado en B2, así como la
que pareciera presencia de sensible en B1, que veremos no lo es tal, sino
producto de la ornamentación y el vibrato. También existe microtonalidad alrededor
del tercer grado en Ma y cierta confusión (común en otros cantaores) en el área
entre V y bVI en A1 y el continuo desde I hasta III en C2.
"206
- Pavón 01; En la descripción global de la debla (fig 98), los picos del cuarto
grado en esta debla aparecen definidos, mientras que en la tónica y la zona entre
el V y bVI no tanto. También se evidencia otro pico a la altura del III↓ grado.
A continuación, al analizar el histograma de las distintas secciones de la debla
de Pavón, se observa en Ma, Mb, Mc y C2 un contorno más perfilado que en los
histogramas de R. Romero, en los que además se dan varios picos por grado,
producto de la microtonalidad en una forma u otra, mientras que en A1, B1 y C1
los contornos son menos agrestes. El cuarto grado se mantiene cercano entre las
distintas secciones, con cierta ambigüedad en B1, donde tampoco el área entre V y
VI se marca con la rotundidad que muestra A1, así como el área de la tónica (Si
bemol):
Fig 101; Histograma de alturas de todas las secciones en Pavón 01; Frecuencia en semitonos.
- Puede afirmarse, que si bien el histograma general no proporciona una
casuística interpretable por sí sola sin la ayuda de otros datos, tampoco la
determinación de la desviación dinámica de afinación deviene conclusiva sin el
análisis microscópico pertinente. Glissandos, portamentos y vibratos amplios
afectan a la definición del histograma. El análisis de las alturas de los
histogramas por secciones proporciona una mayor información, susceptible de ser
recapitulada en posteriores niveles de análisis.
207 "
Los resultados obtenidos en el nivel de análisis macroscópico sirven de marco
de referencia para los niveles más detallados, proporcionando información
estructural, pero también apuntando rasgos estilísticos propios de los cantaores o las
deblas.
4.2 ANALISIS INTERMEDIO
4.2.1 ANÁLISIS DE DURACIÓN DE TERCIOS Y SECCIONES
A lo largo de este punto se estudia el primer nivel de fragmentación del cuerpo
de la debla: la segmentación en tercios y el análisis comparado de las
proporciones entre ellos.
En las siguientes imágenes se muestra cada debla dividida en sus tercios, así
como la duración de éstos:
Fig 102; Nueve deblas fragmentadas en tercios
Fig 103; Duraciones de los tercios de las nueve deblas centrales del estudio.
"208
Como puede apreciarse en las figuras anteriores, el último tercio es el más largo
salvo por dos excepciones: Romero 08 y Mercé 13. En ambas lo es el primer tercio.
El segundo tercio tiende a ser el más breve, pero repitiendo una de las mismas
excepciones: Mercé 13 cuyo último tercio es el más breve (curiosamente el más largo
en el resto).
Bajo otro ángulo de análisis formal. se ha considerado la estructura de Pavón
como referencia, por ser la primera grabación, para comparar las deblas del núcleo
central con ella a través de dos procedimientos: el primero estudia la
proporcionalidad entre los tercios y el segundo los valores absolutos de éstos,
siempre con respecto a los de Pavón:
-1 Las deblas más similares a la de Pavón, en lo relativo a proporciones entre
tercios, son: Romero 02, Romero 03, Romero 04 y Heredia 12.
En el caso de J. Mercé, puede afirmarse que sus dos versiones de la debla,
especialmente la de 2004 (Mercé 13), se encuentran formalmente alejadas de la de
Pavón, acortando progresivamente los tercios.
Siguiendo la evolución de la debla de Romero a lo largo de los años, se
comprueba que, en la forma, va distanciándose paulatinamente de la versión de
Pavón. Si bien Romero 02 mantiene una proporción muy parecida a la de Pavón,
las versiones de 1954 (Romero 03 y 04) alargan el último tercio y la de 1971
(Romero 08) lo acorta en favor del primero.
-2 En valores absolutos, los tiempos más próximos a los de Pavón son:
1er Tercio: Mercé 13, Romero 08, Romero 04 y Romero 03.
2º Tercio: Escudero 06, Romero 03 y Romero 04.
3er Tercio: Escudero 06, Mercé 14.
Estos datos por sí solos no poseen un valor significativo determinante, sin
embargo complementan los obtenidos en el estudio del contenido melódico y la
estructura interna de cada tercio. A continuación, en la figura 104, se muestra una
representación gráfica de los tiempos de los tres tercios, A, B y C, de la que se
infieren algunas reglas y ciertos comportamientos excepcionales:
I- A>B con la excepción en Mercé 14 donde B>A
II- B<C
III- A<C con excepciones en Escudero 06 y Mercé 13, donde A=C.
209 "
Fig 104; Duración absoluta de los tercios
Asimismo, puede observarse que a medida que son más largos los tercios
también aumenta el margen absoluto de diferencia entre las duraciones extremas:
Heredia 12 A- Mercé 14 A=17sg;
Heredia 12 B- Romero 02 B=13sg
Heredia 12 C- Escudero 06 C=27sg
Sin embargo, si se ignora momentáneamente la versión de J. Heredia, que puede
distorsionar los resultados, estas diferencias se ven reducidas considerablemente:
Duración max A - Duración min A = 6sg
Duración max B - Duración min B = 9sg
Duración max C - Duración min C = 11sg
El primer tercio se presenta como el más homogéneo, a pesar de detentar una
mayor duración que el segundo. A medida que se avanza en la estructura de la debla
parece concederse más licencia para la expresión individual reflejada en la progresiva
disparidad de los tiempos.
Una vez fragmentados los tercios mediante los criterios expuestos en la
metodología, se miden las duraciones de las secciones que los componen. En
primer lugar, las duraciones en las deblas cantadas por Rafael Romero, en la
siguiente figura:
"210
Fig 105; Duraciones de las secciones en las deblas de Rafael Romero
Una comparación entre las nueve deblas centrales:
Fig 106; Duración de las secciones en las 9 deblas
211 "
A continuación otra representación, horizontalizada, en la que se comparan más
claramente las secciones referenciadas a la estructura completa:
Fig 107; Representación horizontal de la duración de secciones en las 9 deblas
En la próxima figura se muestra la tendencia creciente o decreciente de cada
tramo, mediante las pendientes de cada uno de ellos.
Fig 108 Variaciones en la duración de las secciones en las 9 deblas
De los datos anteriores pueden inferirse las siguientes reglas (con sus
correspondientes excepciones):
I. A1<Ma
II. A2<Ma
Los melismas en Heredia 12 cumplen ambas aunque con menor diferencia entre
A1 y Ma (1sg) que en el resto. Por el contrario Mercé 13 presenta la mayor
diferencia en tiempo entre A1 y Ma (9sg de diferencia) y entre Ma y A2 (8sg).
"212
La duración de A1 en las deblas de Mercé tiende a ser breve.
La duración de A2 es la más homogénea entre los distintos cantaores (salvo J.
Heredia).
Buscando unas proporciones generalizables, A1 tiende a igualarse a A2,
siendo en general algo más breve (salvo en Romero 08), mientras que Ma tiende a
equipararse a A1+A2, (salvo en Mercé 13 y Heredia 12).
III. B2⩽Mb
Al igual que en el primer tercio, B1 y B2 se aproximan en duración, siendo
Mercé 13 el que más desigualdad presenta, debido a una fragmentación de la letra
con una respiración insertada. La duración de Mb sin embargo no presenta una
tendencia clara respecto a B1 y B2, por lo que no es posible sentar ningún
comportamiento estandarizado.
IV. C2>Mc
Si bien respetando las reglas anteriores, Mc es notablemente más corto que el
resto en Mercé13. En Heredia 12 se presenta una desproporción de la duración
de C2, demasiado larga comparada con el resto de secciones y con respecto a las
proporciones en el resto de deblas. Los comportamientos dentro del tercer tercio
son más heterogéneos, siendo difícil establecer patrones. Incluso dentro del
melisma Mc, los comportamientos son menos predecibles que en los melismas Ma o
Mb.
V. Ma⩾Mb y Ma>Mc
Es decir Ma es el melisma de mayor duración, excepto en Mercé 14, en que
Ma<Mc.
En general, se observa que a lo largo de este punto, la debla que más
excepciones ha cosechado en cuestiones de proporcionalidad de las secciones es
Mercé13, seguida de Heredia12.
4.2.2 ESTRUCTURA INTERNA DE LOS TERCIOS
Al realizar la fragmentación de los tercios se aprecian algunos rasgos generales,
resumidos en los siguientes puntos:
1- Entre A1 y Ma siempre existe silencio. La segmentación para el análisis de
estas áreas se ha realizado excluyéndolo.
213 "
2- Entre Ma y A2 no suele haber silencio.
3- Entre los bloques A y B, es decir, entre las secciones A2 y B1, también se
produce silencio.
4- La estructura en B es similar a la del primer tercio: B1, silencio, Mb, B2,
silencio.
5- Aparece una excepción a la fragmentación habitual del melisma Mb, ésta
sucede en Romero 03, donde se realiza sobre la conjunción “ni”, en lugar de sobre
la última sílaba de la palabra “pluma”, que sería la que le correspondería observando
el resto de ejemplos.
6- En el tercio C la letra de la debla se presenta de manera distinta a como lo
hace en los dos anteriores: el melisma correspondiente (Mc) no comienza repitiendo
la última vocal, sílaba o diptongo de C1, sino que se adelanta directamente a la última
palabra o la penúltima sílaba del verso final, que en los tercios previos pertenecería a
C1: “mare”, (tris)teza, la_honra, etc., precedidas por silencio o respiración.
Por ejemplo:
C1[Pa escribirle yo a mi]��[silencio]��Mc[Mare ]��C2[Que hace diez
años que no la veo]
O también:
C1[Soy un árbol de tris-]��[silencio] �Mc[teza ]��C2 [Pegaito a la
pared]
La división que se ha efectuado entre C1 y Mc no responde a un criterio
estrictamente textual, sino preponderantemente al de ejecución fraseológica del cante,
considerando el comienzo de la sección melismática a partir del silencio previo. Por
lo tanto se incluyen en el melisma aquellas sílabas que se encuentran tras el silencio,
aunque no se realicen de manera melismática.
A diferencia de la división anterior, entre Mc y C2 se encuentran dos
comportamientos diferenciados: aquellas deblas que enlazan ambas secciones sin
respiración (Romero 08 y Pavón 01), y el resto, que insertan un silencio o respiración
entre las secciones. Dado que existen las dos posibilidades, pero que el punto de
corte suele ser claro, en este caso, en el criterio de separación predomina el texto
sobre la propia frase.
"214
Fig 109; Secciones en las 9 deblas centrales. A en rojos, B en naranjas, C en azules. Los silencios en
blanco y la coda “Deblica barea” en violeta
Así quedan las siguientes estructuras tras la fragmentación:
- Romero 02; Romero 08:
A1[Ay soy jeray]➛ [silencio]➛ Ma [a y]➛ A2 [en el vestir] ➡ B1[soy caló
de]➛ [silencio] ➛Mb [e ]➛ B2[nacimiento]➛ [silencio] ➡ [C1[Yo no quiero ser]➛
[silencio]➛ Mc[jeray ]➛ [silencio opcional] ➛ C2[Con ser caló estoy contento]
- Romero 03; Heredia 12; Mercé 13; Pavón 01:
A1[Ay en el barrio]➛ [silencio]➛ Ma [o ]➛ A2 [de Triana] ➡ B1[Ya no hay
pluma]➛ [silencio] ➛Mb [a ]➛ B2 [ni tintero]➛ [silencio] ➡ [C1[pa escribirle a mi
(a mi niño Curro)]➛ [silencio]➛ Mc[mare ]➛ [silencio opcional]➛ C2[que hace
tres años que no la veo] (Opcionalmente ➡[silencio]➛ [DEBLICA BAREA])
- Escudero 06; Romero 04:
A1[Ay yo no era]➛ [silencio]➛ Ma [a ]➛ A2 [quien era] ➡ B1[ni quien yo
soli-]➛ [silencio] ➛Mb [-i_ ]➛ B2 [-a ser]➛ [silencio] ➡ [C1[soy un árbol de tris-
]➛ [silencio]➛ Mc[teza ]➛ C2[pegaito a la paré] ➡ [silencio]➛ [DEBLICA
BAREA])
- Mercé 14:
A1[Ay en el barrio]➛ [silencio]➛ Ma [o ]➛ A2 [de Triana] ➡ B1[y una
maña-]➛ [silencio] ➛Mb [a ]➛ B2 [-na mu temprano]➛ [silencio] ➡
[C1[mataron a Curro Monge]➛ [silencio]➛ Mc[la honra de ]➛ [silencio]➛ C2[los
gitanos]
215 "
4.2.3 ESTRUCTURA INTERNA DE LA SECCIÓN Ma
Para el análisis de esta sección, dado que posteriormente se abordará
exhaustivamente en el nivel microscópico, se han incorporado cinco deblas ajenas al
núcleo central de análisis, que permiten incorporar más datos, necesarios para
contrastar cuestiones concretas más adelante.
La sección Ma está dividida en dos frases musicales, separadas por un
silencio, con la excepción de Heredia 12, en la que este silencio no se produce.
La segunda de las frases comienza en todos los casos analizados con una imitación
melódica de la primera, aunque en Heredia 12 la estructura sea distinta del resto.
De acuerdo al procedimiento detallado en la metodología, en la siguiente tabla
se muestra la proporción formal entre las frases que componen Ma:
DEBLA LETRA EXTENSIÓN (pulsos cantados)
Ma1/Ma2
COCIENTE
Pavón 01Ma Ya no hay pluma ni tintero*
20/36 0.55
Romero 02 Ma Soy caló de nacimiento 21.25/21.5 0.98 Romero 03 Ma Ya no hay pluma ni
tintero* 27/44.5 0.60
Romero 04 Ma Ay ya no era 26/37 0.70
Romero 05 Ma Soy caló de nacimiento 26.25/27 0.97 Escudero 06Ma Ay ya no era 20.75/24.75 0.83 Mairena 07Ma En alta voz* 22.25/39.5 0.56 Romero 08 Ma Soy caló de nacimiento 22.25/23 0.96 Moreno 09Ma Ay en el Cristo 43.25/27 1.60 Moreno 10Ma Murió Tomás 30.5/55.5 0.55 Mairena 11Ma Mataron a Curro
Monge* 26.25/30 0.87
Heredia 12Ma Ya no hay pluma ni tintero*
32.75/32 1.02
Mercé 13Ma Ya no hay pluma ni tintero*
19.5/32.5 0.60
Mercé 14Ma Mataron a Curro Monge*
18/12 1.5
Fig 110; Tabla de extensión de las partes que componen la sección Ma;
En la mayoría de los análisis la primera de las frases ha resultado más extensa
que la segunda, si bien se observan dos excepciones claras: Mercé 14 y, fuera del
núcleo central, Moreno 09, marcadas en rojo en la columna del cociente. Esta
"216
diferencia formal no se considera relacionada con el texto de la debla, ya que el
melisma se ciñe mayormente a una vocal, con la excepción de Moreno 10Ma, en la
que por razones rítmicas se han transcrito tres sílabas que no se tendrán en cuenta en
el cálculo de la extensión de la frase (ver fig. AII.09). También se detectan otras
cuatro deblas en las que las proporciones entre ambas frases son prácticamente
iguales, marcadas en azul en la columna del cociente. En las ocho deblas restantes la
duración de Ma1 es mayor que la de Ma2.
En la tabla anterior (figura 110), en la columna de la letra, se han marcado con
asterisco las letras de las deblas que, comenzando con “Ay en el barrio de Triana”,
son, sin embargo, variaciones de “Ya no hay pluma ni tintero” de Tomás Pavón.
Tomando la debla de Tomás Pavón (en negrita en la tabla) como punto de
partida, no cabe duda de que ha habido una extensión del melisma, aunque no se
trata de un fenómeno progresivo en el tiempo, tal y como se refleja en la columna
denominada "Extensión" de la figura 110.
Como se desprende de los datos anteriores, los cantaores con dos o más deblas
no mantienen las mismas proporciones entre las secciones Ma de éstas. En especial
destaca el contraste extremo entre las dos de J. Mercé o las de G. Moreno, así como
los valores discordantes en las de R. Romero, es decir, la proporción del melisma no
parece ser un factor estilístico constante en las interpretaciones de la debla, pudiendo
simplemente constituir un producto de la improvisación del momento, aunque ésta se
sujete a unas fronteras tácitas que de algún modo delimitan los extremos dentro
de los que resulta estilístico extenderse. Sin embargo, R. Romero mantiene una
relación constante en las tres versiones de Soy caló de nacimiento, lo cual puede
ligar su interpretación a una memorización que incluye variaciones no literales
del melisma, por lo que el papel de la improvisación resulta matizable.
En lo relativo a la debla Ya no hay pluma ni tintero, las proporciones son
similares entre Pavón, Romero y Mercé, distintas de las de Heredia y (parcialmente)
de Mairena, observando que para esta letra cuanto más se prolonga la debla, más se
tiende a alargar la segunda frase respecto a la primera, lo cual no es extensible al
resto de las letras. Otras variaciones de esta misma letra como Mataron a Curro
Monge o En alta voz (que comparten la letra en el primer tercio) no muestran
217 "
tendencia a extenderse de un modo exagerado.
Resulta notoria la duración de Ma1 en Moreno 09, ya que es superior a la de
Heredia 12, la debla con mayor duración total, por diferencia, del panel.
La dispersión de los cocientes de la figura 110 indica que no existe un
modelo único a seguir en lo relativo a la proporción entre las frases. En este
sentido se confirma la discrepancia en duración en segundos que se constató entre
las secciones Ma completas, cuyas duraciones oscilan entre 7sg y 12sg, es decir,
una horquillas de 5 sg alrededor de una hipotética duración media de 9.5sg, lo que
representa un 52.63% de su valor.
Fig 111; Proporciones en extensión de las dos frases que componen Ma
Como se aprecia en la figura anterior, la variabilidad de la extensión de la
segunda parte de la frase (Ma2) es mucho mayor que la de la primera. Los datos
parecen mostrar que este es el lugar donde se produce más libertad en el proceso de
aprendizaje-memorización-interpretación, si bien ya se apuntó anteriormente cómo
las tres subsecciones Ma2 de R. Romero en las deblas con la misma letra (Romero
02, 08 y 05) tienen una duración similar entre sí.
El proceso de imitación, tradicional en el flamenco, no parece constreñir la
libertad individual de desarrollo del melisma o, dicho de otra manera, a la hora de
aprender la debla, cada cantaor construirá sus melismas con cierta independencia,
pudiendo establecer modelos propios para atenerse a ellos.
"218
4.2.4 ANALISIS DINÁMICO INTERMEDIO
En primer lugar debe refutarse que pueda aplicarse a la debla una de las
conclusiones que en palabras de Díaz-Báñez «singularizan el cante flamenco y lo
distinguen de otros estilos» (Díaz-Báñez et al. 2010: 31), consistente en «cambios
repentinos en el volumen». La debla mantiene una dinámica general forte. Si bien es
frecuente un diminuendo final, no se producen saltos dinámicos bruscos en este palo.
Observando los distintos contornos dinámicos en la sección A1, se puede reparar
en cómo los finales de frase se cortan de una manera brusca en Mercé y Romero,
a diferencia del final gradual en Pavón, Heredia y Escudero. A lo largo del resto de
la debla, tanto Romero como Escudero, Heredia y Pavón mantienen esta misma
característica. En el caso de Mercé se produce una combinación de ambos tipos
de dinámica final.
Fig 112; Formas de onda de las secciones A1
La misma puntualización se puede realizar con los principios de nota: se
presentan con más frecuencia abruptos en todas las deblas de Romero y en
Escudero, exhibiendo comportamientos mezclados en el resto de las deblas, salvo
en Mercé 2013 en la que se congregan gran número de ataques con crescendo.
Estas serán parte de las características estilísticas de cada cantaor.
Al comparar los fragmentos de la figura 113, se observa que aunque la
dinámica media de Romero 08 sea elevada, no se alcanzan los 0db. Esto es debido a
que, en el proceso de normalización efectuado al preparar las deblas para el análisis,
un pico en otro segmento del audio funciona como tope.
219 "
Los datos macroscópicos de intensidad media de cada debla completa, son los
siguientes:
Romero 03:79.81 dB / Romero 02: 79.56 dB / Escudero 06: 79.28 dB/
Romero 04: 78.99 dB/ Mercé 14: 78.73 dB/ Mercé 13: 77.99 dB/
Heredia 12: 77.01 dB/ Pavón 01: 75.79 dB/ Romero 08: 73.42 dB
Fig 113; Dinámicas superpuestas de la sección A1. Romero 02 (morado) Romero 08 (rojo) Mercé
13 (naranja claro) y Mercé 14 (naranja oscuro)
Al comparar las deblas de Romero entre sí, la intensidad media de debla
grabada para TVE (Romero 08) (73.41db-) es la menor de todas, con más de 5db
de diferencia. Romero 03 (79.80db) muestra la mayor, aunque teóricamente, según
los parámetros actuales, la de TVE debería ser la más comprimida y al normalizarse
resultar superior. Entre Romero 03 y 04 hay 1 db de diferencia, habiéndose
grabado juntas, como un solo corte. Romero 02 muestra una intensidad intermedia
entre ambas.
Los datos del análisis de dinámicas se pueden aplicar con mayor
representatividad en el ámbito de una comparación entre las distintas secciones de
una única interpretación de una debla, de cara a una deducción de factores
estilísticos. Sin embargo, la comparación entre distintas secciones también puede
proyectarse a un contexto entre grabaciones diferentes. Por ejemplo, tras una
simple apreciación visual de los oscilogramas, se resuelve que en Romero 03 y
04 las mayores fluctuaciones (contrastes) dinámicas se encuentran en C2 (y coda),
pudiendo de este modo agruparse determinados comportamientos dinámicos.
En general, la sección A es la que a simple vista parece presentar una dinámica
media mayor, con diferencias importantes dependiendo del cantaor, es decir entre
A1 y C2 se debería producir una importante diferencia de energía. La medición de
"220
los valores de Mean Energy en las secciones, permite realizar comparaciones entre
ellas.
Desde el punto de vista gráfico, las diferencias dinámicas más contrastantes se
encuentran entre las secciones A1 y C2 de las deblas cantadas por Rafael Romero,
específicamente entre las dos siguientes, veamos si la medición de los valores de
Mean Energy (Energía Media) confirman estas apreciaciones:
Romero 03 Sección A1: 83.40 dB
Romero 03 Sección C2+CODA: 77.55 dB
Diferencia= 5.85dB
Romero 04 Sección A1: 80.80 dB
Romero 04 Sección C2+CODA: 76.32 dB
Diferencia= 4.48dB
Al compararlas con las que se producen entre las deblas de José Mercé:
Mercé 14 Sección A1: 80.08 dB
Mercé 14 Sección C2: 73.32 dB
Diferencia= 6.76dB
Mercé 13 Sección A1: 80.62 dB
Mercé 13 Sección C2: 70.52 dB
Diferencia= 10.1 dB
Se observa un mayor contraste en las de Mercé (entre 6,7 db y 10.1 dB
aproximadamente de diferencia frente a 2,4dB o 4,6dB de Romero). El final de la
sección C2 en Mercé 13 está ligeramente cortado por lo que la intensidad real sería
algo menor y la diferencia un poco mayor.
Estos datos parecen establecer una contradicción entre la percepción visual y la
medición de la Energía Media. Se debe tener en cuenta que en los resultados
proporcionados incide un factor importante: la inclusión de los silencios intermedios,
que restan energía a los fragmentos. La sección C2 es, en la mayoría de los casos, la
que tiene más silencios internos. (Mercé 13 constituye, de nuevo, una excepción por
realizar más en C1 que en C2). Por esta razón el valor de Mean Energy debe
entenderse dentro de unas limitaciones que no coinciden con la manera en la que
funciona nuestra percepción.
221 "
Además de lo anterior, aunque el dato obtenido para la Energía Media sirva para
comparar las secciones A1 y C2 globalmente incluyendo sus silencios, la percepción
psicológica del diminuendo realmente se produce a través del cambio entre Mc y C2.
En dos de las deblas la energía media de C2 es mayor que la de A1. La
tendencia común a terminar la debla de una manera más relajada no se cumple en
ellas:
Romero 02, sección A1: 80.09 dB
Romero 02, sección C2: 80.63 dB
Diferencia= −0.54dB
Romero 08 sección A1: 73.13 dB
Romero 08 sección C2: 74.25 dB
Diferencia= −1.12dB
Analizando el resto de deblas del núcleo central, los resultados son los
siguientes:
Pavón 01 Sección A1: 79.72 dB
Pavón 01 Sección C2: 73.09 dB
Diferencia= 6.63dB
Escudero 06 Sección A1: 81.66 dB
Escudero 06 Sección C2+CODA: 77.05 dB
Diferencia= 4.61dB
Heredia 12 Sección A1: 79.97 dB
Heredia 12 Sección C2+CODA: 71.76 dB
Diferencia= 8.21dB
En la comparación entre A1 y C2 entre Heredia 12 (la debla más delicada) y
Mercé 13 (la de mayor contraste dinámico entre secciones), ha de considerarse que
Heredia 12 alarga los melismas si hacer lo mismo con los silencios, con lo que su
intensidad media resta menos dBs por esta causa. Este último segmento de Heredia
12, con el final más sutil a la escucha en cuanto a dinámicas musicales, se distingue
del resto por finalizar con un ay.
A continuación se exponen de mayor a menor los resultados de la resta Mean
EnergyA1- Mean EnergyC2, es decir, la diferencia dinámica entre la primera y la
"222
última sección de las distintas deblas del núcleo central de análisis:
Mercé 13: 10.1 dB> Heredia 12: 8.21dB > Mercé 14: 6.76dB > Pavón 01: 6.63dB >
Romero 03: 5.85dB > Escudero 06: 4.61dB > Romero 04: 4.48dB > Romero 02: −0.54dB >
Romero 08: −1.12dB
Por otra parte se han calculado las diferencias de Mean EnergyMc- Mean Energy
C2 (+CODA). Éstas son las que realmente impresionan nuestra percepción de la
dinámica final:
Mercé 14: 7.13dB > Mercé 13: 6.43dB > Heredia 12: 3.87dB> Escudero 06: 3.59dB >
Romero 04: 3.38dB > Romero 03 3.02dB > Pavón 01: 0.93dB > Romero 02: 0.75dB >
Romero 08: -0.04dB
Al cotejar las dos listas se observa si bien que varían algunas posiciones entre
ellas, sustancialmente puede afirmarse que son similares. Tras la comparación entre
ambas, el examen de las formas de onda y la percepción aural, pueden apuntarse las
siguientes observaciones:
- En general, el contraste dinámico es menor -en valores absolutos- entre las
secciones Mc y C2, que entre A1 y C2. Al ser esos valores menores que en el primer
tercio, A, podría deducirse una querencia a una cierta relajación final - en dinámica
y/o uso del silencio- con respecto al comienzo.
- Particularmente, J. Mercé detenta los valores mayores en cuanto a contraste
dinámico entre Mc y C2. En ambas deblas se confirma la tendencia de bajada entre
las secciones A1 y Mc. Sin embargo resulta importante anotar que la sección Mc de
Mercé 13 es muy breve. Este cantaor asocia las dinámicas al fraseo tanto del texto
como de la estructura musical.
- La debla Heredia 12 sigue manteniendo su cualidad de contraste dinámico
final, si bien es menor que respecto a A1. Esta reducción se debe a que, en realidad,
el contraste dinámico importante se concentra en el final de C2 (también debe tenerse
en cuenta que esta debla es más larga que el resto y que, como se anotó
anteriormente, sus melismas son proporcionalmente más extensos).
- El cantaor Rafael Romero ostenta comportamientos diversos en sus deblas,
intermedios o con casi ningún contraste para ambos cálculos. En los casos Romero 03
y 04, se produce un contraste importante, aunque concentrado en la coda (Deblica
Varea), tras C2. Esto mismo sucede en menor medida en Romero 05, que, además,
223 "
muestra la reducción de dinámica asociada a una frase concreta: "y con ser caló estoy
contento".
- En su cante, Vicente Escudero muestra una mayor variación dinámica dentro de
las frases, no ligada a la estructura, sino sobre ciertas sílabas, a diferencia del resto de
cantaores.
- La interpretación de Tomás Pavón sigue encontrándose en una posición media
en cuanto a los valores medidos, pero con escaso contraste, a diferencia de los datos
obtenidos para las secciones extremas.
En resumen, a nivel de análisis automatizado, la variación dinámica entre
secciones se produciría (incluyendo la influencia de los silencios) fundamentalmente
en las deblas de Mercé y, en menor medida Heredia 12, Escudero 06, Romero 04 y
Romero 03. Sin embargo, la diferencia dinámica puede concentrarse en ámbitos
menores que la sección, por lo que estos datos no se corresponderán automáticamente
con la percepción dinámica del oyente, sirviendo a un análisis estructural de carácter
más abstracto. A nivel perceptivo se confirman las variaciones detectadas con
resultados de mayor magnitud, si bien el final de la debla Heredia 12 resuelve -en
opinión propia- de manera más contrastante que los finales de José Mercé. Resulta
interesante destacar que estas tres deblas son las de grabación más reciente y plantear
si este contraste pueda tener un origen interpretativo o deberse a las diferencias en las
técnicas de grabación.
La sección B ostenta un comportamiento dinámico más heterogéneo, que no
permite extraer conclusiones consistentes para el grupo de deblas analizado.
El cálculo de diferencias dinámicas realizado podría ampliarse al nivel de tercios,
aplicarse a las secciones pertenecientes a cada tercio, o simplemente mostrarse en
forma de curva, delineando los valores de cada sección o subsección. Sin embargo,
de lo todo lo anteriormente expuesto se concluye que sistematizar un análisis
automatizado de contraste dinámico, ajustándolo a la percepción, resulta complejo
puesto que las variaciones no se producen de manera homogénea, ni en los mismos
lugares, ni con la misma progresión o patrón y los procesos de medición no se ajustan
necesariamente a los patrones perceptivos.
"224
4.2.5 ANÁLISIS INTERMEDIO DE CONTORNO MELÓDICO
El procedimiento completo del análisis intermedio consiste, como quedó
expuesto en los capítulos dedicados a la metodología, en los siguientes pasos:
-1 Ajuste a un centro de afinación temperada
-2 Transcripción proporcional
-3 Alineación vertical de las transcripciones
-4 Análisis comparativo de forma y de funciones melódicas: observaciones y
conclusiones para cada sección.
A medida que transcurren las secciones se profundiza paulatinamente en la
descripción melódica y ornamental de las transcripciones, ilustrando distintas
posibilidades de notación y análisis.
4.2.5.1 SECCCIÓN A1
Las duraciones de esta sección de la debla son las siguientes:
Fig 114 Duraciones en la sección A1; Tiempo en segundos en el eje de ordenadas.
Una vez reajustada la afinación de la sección, se procede a una primera
transcripción de nivel bajo, representando las alturas sin ornamentación en un marco
atemporal, objetivado mediante la alineación de los contenidos del pentagrama en
función de su última nota (cuarto grado, en naranja). Sobre el pentagrama se apuntan
las funciones melódicas de las alturas. Los colores usados responden a criterios
225 "
silábicos.
En concreto, en esta primera representación, las frases se disponen
proporcionalmente a la extensión total del sistema, ignorando las diferencias de
duración entre las interpretaciones, que oscilan entre 2” y 11” :
Fig 115; Transcripción de nivel intermedio de A1 para las deblas del núcleo central
El nivel intermedio de transcripción utilizado para esta sección, no ha
"226
incluido ornamentación ni microtonalidad, con excepciones como algún adorno o
ciertos microtonos relevantes (Mercé14 A1). Se ha plasmado la bajada de tonalidad
de un semitono recuadrando las notas, como en Mercé14 bajando hasta aterrizar en
Re, quinto grado del centro modal del final de la debla (Sol).
Las sílabas usadas en esta sección aparecen coloreadas en la partitura de la
siguiente manera:
SÍLABAS A1 1 2 3 4 5 L1 Ay soy Je- ra- i L2/L4 Ay en el ba- rrio L3 Ay yo ya no_e ra
Fig 116 Tabla de sílabas cantadas en A1
A la hora de numerar dichas sílabas, como se explicó anteriormente, no se
han tenido en cuenta las reglas métricas poéticas, como la doble duración de las
palabras agudas al final del verso o la de la mitad del valor de las esdrújulas, sino tan
solo la praxis en el cante.
Observaciones:
- El ámbito melódico común es de tercera menor, pudiendo llegar hasta la cuarta.
- Las diferentes deblas con la misma letra L2, Ya no hay pluma ni tintero (y no
sus variaciones) tienen su centro en Si bemol.
- Los grados básicos, presentes en todos los casos, son: IV, V y bVI35.
- Pueden distinguirse tres áreas dentro de esta sección, que se han denominado
como arranque, desarrollo melismático y cadencia final (ver figura 119).
- Todas las deblas en A1 comienzan en el V y reposan finalmente en el IV.
- Todas las deblas finalizan, en distinta proporción temporal, con la cadencia bVI-
V- IV.
- Existe una alternancia de los grados bVI y V a partir de la mitad de A1
(recayendo en sílabas diferentes dependiendo de los casos). En todos los sistemas,
aparecen estos grados intercalados de una u otra manera, con la excepción de
Escudero 06.
-La debla Escudero 06, debido a un desarrollo melódico por bordaduras
35 La nomenclatura del análisis armónico viene especificada en el punto 3.9.9 de la metodología.
227 "
ascendentes, presenta conjuntamente los grados bVI y VI en esta sección; Al ser
bVI el grado estable, se ha considerado al VI como VII disminuido, siguiendo el
sentido tradicional escalístico que tiende a evitar duplicaciones de grados.
-Se produce la aparición del grado bVII como apoyatura en Romero 04 (en otros
cantaores este grado sucede en un nivel microscópico, por lo que no se ha transcrito
aquí).
-En versiones con la misma letra, los grados se corresponden con sílabas
distintas. Por ejemplo, en Romero 03 la sílaba nº5 (la última, en naranja en la figura
115) se muestra fragmentada sobre las dos notas finales, una vez ya presentado y
desarrollado el V, extendiéndose sobre el IV final, mientras que en Heredia 12, Pavón
01, Mercé 14 y Mercé 13 esta misma sílaba se presenta antes, simultáneamente a la
introducción del V (aunque responden a las letras L2, L4 y L7, la misma en esta
sección que la de Romero 0336). En concreto, para esta sílaba, Escudero 06 o Romero
04, con letra L3, o Romero 08, con letra L1, muestran un comportamiento más
parecido al de Romero 03, con letra L2, es decir, el comportamiento silábico respecto
a los grados de la melodía no se encuentra ligado a la letra cantada, al menos en esta
sección.
-En Heredia 12 se ha señalado con corchete y asterisco en la partitura un
fragmento que ocupa mucho más tiempo que el resto, y que se interpreta con una
ornamentación prolija para cada nota, que cabría desglosar en un contorno asaz
más complejo que el transcrito, como se verá posteriormente. En el mismo sistema se
encontró una discrepancia entre la detección automática y la transcripción aural, en
la sílaba nº3 (color verde) “no”, debido a la manera de ejecutar la consonante. Esto
mismo sucede en Romero 02 en la sílaba nº5 “i” (de nuevo en color naranja), a
causa de un ataque de glotis.
-En el tramo final de este fragmento suele producirse una acentuación en la
mayoría de las deblas, ya sea por un ataque súbito de glotis o un incremento de
aire, aunque no siempre se sitúa sobre el mismo grado ni sílaba. Se ha señalado
con un simple acento dado el nivel de transcripción en uso y la finalidad de la
partitura, en este caso como un simple resumen de grados.
36 Ver figura 18
"228
-Aunque no en todas las deblas, la primera nota de A1 suele ser alcanzada por
un glissando ascendente (ver Escudero 06 o Heredia 12). Podría pensarse en este
efecto como consecuencia de un auto ajuste de afinación a la nota pensada o un breve
instante de calentamiento de la voz, que ciertamente acaba convirtiéndose en un
factor estilístico. Haya glissando o no, en la primera nota de la sección el ataque
también se origina en una nota con aire y sin altura determinada, desde la que se
salta con portamento o glissando muy rápido al V. En este nivel de transcripción no
se detalla el contorno del ornamento.
-Se produce una caída precipitada de afinación en la debla Mercé 13, marcada
con un recuadro en la partitura de la figura 115, en la que tras las cuatro primeras
notas se desencadena una bajada de 80 cents con respecto a la primera, cuestionando
la elección del centro modal hacia el que se dirige el cante. Esta bajada, como ya
se adelantaba en la metodología, no se ve representada en la curva de afinación
dinámica, por suceder antes del primer punto estable de la melodía (P1).
Fig 117 Curva de afinación dinámica global para Mercé 13
En rojo, en la gráfica anterior, se ha señalado la caída de afinación inicial, que
modificaría el valor de Dmax calculado, elevándolo a 129 cents.
Se produce todavía una mayor bajada de afinación en el comienzo de Mercé
14, lanzada inicialmente a la tonalidad de La bemol (dos círculos amarillos en la
fig 118A) para ir descendiendo y resolver sobre un cuarto grado más cercano a
Do que a Re bemol, de manera que el resto de la debla discurrirá alrededor del
centro modal Sol y no de Sol bemol.
229 "
Fig 118; Mercé 14: Alturas detectadas en A1 y curva de desviación de afinación de la debla
completa.
- Es frecuente encontrar un glissando en algún momento del melisma a lo largo
de la sílaba nº5, a veces acompañado por un acento musical.
- La última nota de la sección A1 puede finalizar con un glissando descendente,
aunque no esté indicado en la partitura.
- La sección A1 de Heredia 12, al igual que su fragmento melismático marcado
anteriormente, muestra una duración de más del doble que el resto.
- En las dos deblas de J. Mercé existen peculiaridades estructurales diferenciales
con respecto a las demás: un principio más rápido y denso, donde se presentan
rápidamente las cinco sílabas de la estrofa, así como una resolución final muy corta,
marcadamente distinta (representada en la partitura con cabezas negras en lugar de
blancas) además de un desarrollo melismático propio.
- Dos de las deblas de Romero anticipan la cadencia final V-IV con respecto a las
otras, a costa del melisma precedente.
Conclusiones parciales para A1
- Puede afirmarse que el tipo de alineación que se ha diseñado para la
representación proporcional ayuda a una visualización comparativa rápida de la
estructura en términos de grados y de su disposición proporcional, si bien maquilla
las duraciones reales, especialmente en las deblas más largas, y, por tanto, la
importancia individual de las distintas alturas.
- A partir de la transcripción se obtiene el siguiente esqueleto modal melódico
común a las deblas para esta sección, donde la flecha indica un melisma con muy
distintas evoluciones posibles:
"230
Fig 119; Grados básicos de la modalidad en A1
- El centro polar de esta sección es el cuarto grado.
- Se pueden distinguir tres zonas en esta sección: arranque (V-bVI), desarrollo
melismático (V-bVI), marcado con la flecha en la imagen anterior, y cierre (bVI-V-
VI).
- Las sílabas no determinan la distribución de los grados (ni viceversa), pero sí
delimitan claramente la forma de la primera sección.
- El desarrollo melismático se produce por bordaduras semitonales ascendentes.
Éste da lugar, en algunos casos, a la aparición de un grado ajeno al esquema habitual
de la sección: el VIIdism.
En A1, el desarrollo puede reducirse a dimensiones mínimas.
Debe subrayarse que la esquematización de la notación en un esquema melódico
básico difumina la representación de los comportamientos melismáticos reales. A
medida que se avance en concreción ornamental a lo largo de las distintas secciones,
la transcripción de los melismas será más definida. Por ejemplo, en los principios de
frase se produce un efecto tímbrico común: la emisión de una nota con aire y sin
altura determinada, desde la que se salta por portamento o glissando a una nota de
altura real (el quinto grado). Dicho fenómeno no se encuentra representado en este
nivel de transcripción.
- Las deblas de Mercé son las más heterodoxas en cuanto a afinación y
distribución de los grados modales durante el arranque de la sección A1. El comienzo
discurre con una búsqueda del tono, comprimiéndo el desarrollo de los grados a un
tiempo breve en el que se pasa rápidamente por las cinco primeras sílabas, de manera
notablemente dispar a la de la interpretación de T. Pavón y, en general, a la del resto
de los cantaores analizados.
231 "
4.2.5.2 SECCIÓN MA
Dado que esta sección se estudia en profundidad más adelante en el análisis
microscópico, remitimos las transcripciones al capítulo 4.3.1, así como al anexo II.
Observaciones:
- La sección se divide en dos frases o subsecciones, separadas por un silencio,
denominadas Ma1 y Ma2. Ambas se muestran en el esquema modal de las figuras
120 y 121. La subestructura es ternaria, en Ma1 con la fórmula de arranque,
desarrollo y cierre, y en Ma2 con la diferencia de que parece mostrar dos desarrollos,
ya que su cierre es en realidad la siguiente sección, A2.
- El ámbito melódico a lo largo de Ma es de cuarta aumentada o quinta.
- La melodía se construye por movimiento conjunto, con presencia de intervalos
microtonales.
Los grados que aparecen en las deblas analizadas, reducidos evolutivamente a
una modalidad común, son los siguientes37:
Ma 1
Fig 120; Grados de la modalidad en Ma1
Ma 2
La sección Ma2 imita en su arranque a Ma1, aunque es considerablemente más
heterogénea en su desarrollo.
Fig 121; Grados de la modalidad en Ma2
De esta manera:
− Cuando Ma1 comienza con bIII, este grado sustituye al más común III.
− En Ma2 se presenta un posible comienzo de la frase con los dos primeros 37 El significado de las símbolos empleados en el análisis (flechas, cabezas pequeñas, recuadros y paréntesis) está desarrollado en la metodología en el capítulo 3.9.9.
"232
grados entre paréntesis (III y IV). Si la sección empieza con éstos, después se dirigirá
al III y nunca al bIII. En caso de obviarse estos dos primeros grados opcionales, se
puede arrancar bien con bIII o con III, de manera similar a Ma1.
− La última flecha de Ma2 constituye un melisma variable que enlaza con A2.
En las deblas de Romero se encuentran tanto el grado bIII como el III, aunque a
menudo bIII parece un III bajo de afinación. En el histograma de la imagen
siguiente se aprecia en Romero 03Ma (en Si bemol) la presencia del tercer grado
(Re4) y un pequeño pico para bIII (Do#4 en la figura, marcado con la flecha roja)
mostrando un perfil que conecta a ambos (en amarillo). Dicha pendiente es menor
que la que une bIII con IV, lo que indica que, si bien III se presenta con mayor
frecuencia que bIII, existe una zona intermedia en la que la definición de la
altura resulta borrosa debido a cuestiones de afinación y/o a ornamentos
microtonales, vibratos amplios, etc.
Fig 122; Histograma de frecuencias en Romero 03 Ma
En cualquier caso, esta indefinición es mucho menor que la que muestra el
histograma entre V (Fa4) y bVI (Fa#4) señalada en color verde, y aún menor que la
que se produce desde bVI hasta bVII (Sol#4), marcada en color naranja. Nótese que
los grados IV, V y un pequeño pico próximo a bVII se encuentran altos de afinación
con respecto a bIII, III y bVI. El histograma se ha realizado previamente a cualquier
reajuste de alturas, por lo que se puede entender lo contrario: que bIII, III y bVI están
bajos de afinación respecto a IV y V; de hecho, el reajuste que se ha practicado en el
análisis intermedio de alturas para ajustar este fragmento a la afinación de partida es
de −43 cents, lo que indica que se ha interpretado que comienza con una afinación
233 "
general alta respecto a la temperada.
- En cuanto a microtonalidad, en Romero 03 Ma se apunta #IV↑ como altura
microtonal entre #IV y V. También VI ↓ como cromatismo de adorno.
- Mairena 11Ma, Moreno 10Ma y Moreno 9Ma contienen un VIIdism, alcanzado
como bordadura desde el bVI. La aparición del VII disminuido viene dada como
bordadura semitonal ascendente al igual que en la sección A1. Es por esta razón que
se representa con una cabeza de nota pequeña en el esquema de grados.
- El grado bVII normalmente surge, al igual que el II disminuido, por bordadura
ascendente, pero en intervalo de un tono desde el bVI, con una excepción: en
Mercé13 se perfila insistentemente como nota estable, tanto en Ma1 como en Ma2.
Es por esta razón que en el análisis tiene un tamaño de cabeza de nota normal.
- Muy ocasionalmente aparece el segundo grado en Pavón, pero al producirse tan
sólo una vez y exclusivamente en Pavón 01 como bordadura descendente, no se ha
incluido dentro del esquema.
- La bordadura semitonal ascendente emerge como mecanismo prioritario de
desarrollo melódico, especialmente destacable en las deblas de Mairena, en Mercé
13, Moreno 09, Pavón 01 y, en distinta medida, en las deblas de R. Romero,
mostrando particular hincapié en Romero 05 y Romero 04. Esta bordadura se
produce principalmente entre los grados V-bVI y en menor medida entre III-IV.
Conclusiones parciales del análisis intermedio en Ma:
- Una de las características de esta sección radica en la ambigüedad entre los
grados bIII y III (de los cuales tiende a predominar el III), por su situación
melódica sin un patrón claro y por presentar con frecuencia una afinación alterada
microtonalmente.
- Es relevante el uso de microtonos ornamentales, que se abordan en el nivel
microscópico.
- El tipo de bordaduras empleadas en esta sección puede analizarse gráficamente
de la siguiente manera:
"234
Fig 123; Giros melódicos en Ma
- La bordadura semitonal ascendente tiene una importancia especial en el
desarrollo del melisma dando lugar a la aparición del VIIdism y esporádicamente del
Vdism.
- En ocasiones singulares, la bordadura semitonal descendente da lugar al #IV.
Es importante tener en cuenta que los datos de la fig. 123 provienen del análisis
microscópico, por lo que en valores absolutos no pueden relacionarse con los de otras
secciones o tercios no analizados a este mismo nivel, ya que proceden de una
descripción más detallada. En cualquier caso, en el recuento de bordaduras aquí
efectuado no se contabilizan los microornamentos, transcritos con símbolos
especiales en el capítulo 4.3.2.
- Los comportamientos excepcionales de índole ornamental se encuentran
repartidos entre las distintas deblas y cantaores. Respecto a las notas estables,
también en esta sección en la debla Mercé 13 el intérprete persiste en incursiones
modales divergentes.
235 "
4.2.5.3 SECCIÓN A2
A continuación una tabla con las sílabas empleadas en esta sección:
SÍLABAS A2
1 2 3 4 L1 En el ves--‐ tir L2/L4 De Tria na L3 Quien e--‐ ra
Fig 124; Tabla de sílabas cantadas en la sección A2
Como se aprecia en la figura 124, no todas las deblas poseen el mismo número
de sílabas en esta sección.
La transcripción de A2 para las deblas del núcleo central de análisis, en el nivel
de transcripción propio, distinto del de las secciones precedentes, se muestra en la
siguiente figura:
Fig 125; Transcripción de nivel intermedio de A2.
"236
Aunque en esta sección se ha seguido una metodología de transcripción
distinta de la empleada en A1, aún se mantiene parte de la simbología previa: si bien
se siguen usando cabezas de nota sin plica y colores para las sílabas, en lugar de
representar las notas proporcionalmente con respecto al espacio físico del sistema,
éstas se alinean ciñéndose a la medición temporal38. Por tanto no hay un
alineamiento vertical por grados ni sílabas, sino que las notas se posicionan en
el pentagrama bajo el criterio tradicional del tiempo, sirviendo los colores para
identificar más rápidamente la distribución del texto en fraseo musical de cada
intérprete.
El sistema en total abarca siete segundos (equivalentes al tiempo de la sección
más larga, Heredia12 A2). En el anexo II se aporta una versión apaisada, más
espaciosa, de esta transcripción.
Al suprimir los vestigios de duración en las cabezas y en los silencios, cada nota
se extiende automáticamente hasta la siguiente. Cuando aparece un silencio, la
nota anterior marca su duración por medio de una línea negra horizontal, prestada de
la notación contemporánea. Esta línea también se utiliza para indicar la duración de
la última nota. El sistema está dividido en unidades de segundo.
Observaciones:
- La diferencia de duración en esta sección entre las distintas deblas es de un
máximo de 3” (entre 4” la más corta y 7” la mayor) por lo que se pueden alinear
fácilmente todas en un mismo sistema, manteniendo un grado aceptable de
proporcionalidad en la representación horizontal.
- Los grados comunes a todas las deblas son: V, IV y III.
- Los grados no comunes:
II en las deblas de R. Romero.
#II como bordadura cromática III-#II-III, también en las deblas de R. Romero.
bIII ocasionalmente en Romero 08.
bVI en Escudero 06 de un modo prácticamente ornamental, y de una
manera estable en Heredia 12. 38 Si bien se ha intentado que todos los segundos ocupasen el mismo espacio gráficamente, en la práctica ha resultado imposible por el distinto contenido musical de cada división y la duración total preestablecida de siete segundos.
237 "
- Aparecen dos microtonos en notas largas cadenciales: III↑ (Mercé 13) y
IV↓ en Heredia 12, ambos tienden a resolver en la misma dirección en la que se han
alterado.
- La estructura melódica sobre la sílaba final es más parecida en las versiones de
Mercé y Heredia a la de Pavón, resultando menos elaborada y más escueta. Estas
dos deblas tienen la misma letra. Por el contrario, la estructura melódica de la última
sílaba, más desarrollada y por tanto más alejada de la debla de Pavón, es la de
Escudero 06, con letra distinta.
Las deblas Romero 02 y Romero 08, ambas con letra Soy jerai, poseen en esta
sección una sílaba más que el resto, mostrando una estructura melódica muy similar
entre sí, lo cual implica que de las deblas de Romero surgen al menos dos
esquemas melódicos distintos, relacionados con la letra. Esto no sucedía tan
claramente en la sección A1.
Conclusiones parciales en A2:
- Existe una relación entre grados y sílabas, en función de la letra, que contrasta
con las conclusiones derivadas del análisis de la sección A1.
- Podemos considerar que desde A1 hasta A2 se produce una expansión
interválica por acumulación de nuevos grados, en la que aún falta la aparición del I.
- El esqueleto modal evolutivo en A2 es el siguiente:
Fig 126; Grados básicos de la modalidad en A2
- De nuevo pueden distinguirse tres áreas: un arranque, un desarrollo
melismático (alrededor de los grados III, IV y V por bordadura) y una cadencia
final IV-III, más o menos adornada, en la que el IV es generalmente una nota
larga (con excepción en Escudero 06). Hasta este punto, otros grados podían
presentarse como notas largas, pero sin posibilidad de ser sistematizadas como
tales. Incluso el tercer grado, nota final de resolución de A2, varía sustancialmente de
duración en cada debla.
- El desarrollo melismático (señalado con la flecha) y la aparición de distintos
grados es mucho más heterogénea en A2 que en A1.
"238
- Los melismas parecen detentar una naturaleza más parca en recreación de
alturas cuando la letra es “de Triana” (L2 o L4), que con el resto de letras, salvando la
excepción del desarrollo en Heredia 12, en el que sus melismas son más extensos
provocando una mayor duración de su interpretación.
- La cadencia final puede o no pasar por los grados mostrados entre paréntesis,
donde II# y II son excluyentes entre sí, apareciendo por bordadura y no como nota de
paso o nota estable.
- En cuanto a estructura y disposición de grados en A2, las deblas de Mercé y
Heredia son las más similares a la de Pavón, algo que puede vincularse a la
coincidencia en la letra, muy al contrario que en A1. En este sentido, la versión más
alejada de Pavón es la debla Escudero 06.
- La bordadura semitonal ascendente no es el único proceso generador en el
desarrollo melismático. También se realiza descendentemente y por salto.
Conclusiones parciales del primer tercio (A):
- Estructuralmente puede describirse una forma ternaria del primer tercio, donde
una sección melismática más compleja (Ma), de construcción binaria interna, se
halla insertada entre otras dos secciones con letra: A1-[Ma1-Ma2]-A2.
- La relación entre sílabas y grados es irregular, apareciendo vinculaciones
puntuales en función de la letra que se cante y según la sección, pero sin que
haya una continuidad en la correspondencia. Parece un proceso ligado a la
memorización y la evolución por transmisión oral o la improvisación.
- La interacción entre las distintas letras y la estructura melódica tampoco es
predecible. Aunque cabría afirmar que existen vínculos entre ambas, éstos no son
continuos ni generalizables a todos los cantaores de manera homogénea, no pudiendo
establecerse conductas previsibles para las distintas secciones. Sería plausible
considerar la hipótesis de un sistema de comportamiento melódico modular, en el
que para cada sección el cantaor escoge entre varios esquemas básicos posibles,
ajenos o propios. A lo largo de las próximas secciones se intentará comprobar la
verosimilitud de esta hipótesis.
- Durante todo el primer tercio (A) aparecen los siguientes grados estables: bIII,
III, IV, V, bVI y bVII. Como grados ornamentales se presentan: II, #II y VIIdism.
También se produce ambigüedad entre determinados grados: en la sección Ma entre
239 "
III y bIII, así como en la sección A2 entre II y #II.
4.2.5.4 SECCIÓN B1
En la sección B1, la disparidad en el número de sílabas cantadas se incrementa
con respecto al tercio anterior. Éstas oscilan desde tres sílabas reales (Romero 08, en
la que se elude la palabra “soy”), hasta cinco (ver fig. 127). Por esta razón, en la
transcripción de esta sección (fig. 128) no se recurre al uso de notas de colores
asociadas a las sílabas, ya que éstas no serían de tanta utilidad y relevancia como en
las secciones A1 y A2, al dispersarse su relación con los grados, confundiendo la
presentación espacial.
SÍLABAS B1
1 2 3 4 5 L1 (Soy) Ca-- ló de L2 Ya no_hay plu- ma (ni) L3 Y u- na ma- ña- na L4 Ni quien yo so- (soy) lí--
Fig 127; Sílabas cantadas en B1
Al introducir el símbolo ‘ se introduce una pequeña variación semiográfica con
respecto a las transcripciones anteriores que indica una respiración (silencio no
necesariamente equivale a respiración, aunque sí suela suceder al contrario).
También se han incluido en la partitura algunas notas ornamentales, de carácter
relevante por su duración, acento o por constituir algún grado fuera del contexto
escalístico. Dichas notas se muestran con cabeza pequeña, ligadas a la nota
“principal”. A medida que se avance en las próximas secciones, la transcripción de
los ornamentos resultará progresivamente más minuciosa.
"240
Fig 128; Transcripción de nivel intermedio de B1 para las deblas del núcleo central
Las diferencias de duración entre las distintas interpretaciones de la debla se
hacen ostensibles durante esta sección, debidas al fraseo ornamental melismático.
Observaciones:
- Se efectúa por primera vez un salto melódico de cuarta.
- Aparece el centro modal (I), aunque moviéndose por salto hacia el cuarto grado
a modo de “dominante” melódica de éste.
- Presencia de los grados VI y bVI de manera excluyente entre sí, salvo en las
deblas de Mercé, donde se combina el VI como grado principal con el bVI como
adorno hacia el bVII o hacia el V. En algún caso la presencia del bVI podría
considerarse como una imprecisión en la afinación.
-No aparecen los grados bII, II o bIII. Sí lo hace el III a partir de una bordadura
cromática descendente.
- Surge el Vdism en Pavón 01, resultado del proceso de bordadura cromática
ascendente.
- En Romero 04 la afinación de las dos mitades del fragmento es claramente
distinta, siendo la primera inferior que la segunda.
- En Romero 08, las dos primeras notas se interpretan con un efecto tímbrico de
rajo que dificulta la detección automatizada. En Mercé 14 aparece este mismo efecto.
241 "
- La transcripción de Escudero 06 resulta especialmente laboriosa debido a las
considerables fluctuaciones en la afinación. La frase comienza un semitono baja, para
encontrar la modalidad definitiva en la tercera nota.
- Acontecen cuestiones de afinación en Mercé 14, con inestabilidad dentro
de cada frase, inestabilidad que no parece producto de inflexiones intencionadas.
- La tendencia ascendente y descendente de la afinación en Mercé 14 contrasta
con este mismo tramo de la curva de Mercé 13, controlada entre P1 y P639 del
análisis dinámico.
- La respiración en la debla es una característica importante que determina la
forma de las secciones, así como influencia la línea melódica y la longitud de sus
notas. Delimita los melismas y es uno de los parámetros que se valora
tradicionalmente a la hora de sopesar las aptitudes vocales de un cantaor.
De manera singular, J. Mercé respira dos veces en ambas deblas, al principio y
en el centro de la frase. Por el contrario, R. Romero y V. Escudero acometen B1 sin
pausa para la respiración, interpretando esta sección con mayor celeridad que T.
Pavón, quién respira una sola vez hacia la mitad. A pesar de la coincidencia de
letra, la estructura de Mercé 13 B1 es muy distinta a la de Pavón.
- Mercé 13 es la única debla que en esta sección no resuelve en el cuarto grado,
terminando en el bVI. Esto se debe a la interrelación de la melodía con las
sílabas y las respiraciones, ya que comienza el melisma sobre la palabra “plu-
ma”, produciéndose la cadencia al IV previamente. Es decir su estructura silábico-
melódica se ve afectada por la respiración.
- Si se midiera el desarrollo por el número de subidas a bVI (VI) y bVII, en
Pavón 01 se producen dos llegadas a bVII y una a bVII. Mercé 14 tiene cuatro al
bVII; el resto de deblas tiene una sola subida al bVII. La excepciones son Romero
08 y Escudero 06 que no arriban al bVII.
- La letra se ejecuta de maneras muy distintas en cada debla en cuanto a
respiración y fraseo. Además de los ejemplos citados anteriormente, para las letras Ya
no hay pluma se pueden tanto enlazar las dos últimas sílabas con el comienzo de la
sección Mb, como incluir la palabra ni de la siguiente sección.
39 Ver capítulo de Análisis Macroscópico. Fig 82.
"242
Conclusiones parciales en B1:
- Se culmina la expansión de los grados diatónicos con la introducción del
primer grado, si bien la melodía aún gira alrededor del cuarto, con el siguiente
resumen modal evolutivo:
Fig 129; Grados básicos de la modalidad en B1
- La estructura formal generalizable es la siguiente:
A) Arranque: todas las deblas comienzan esta sección con el salto de
cuarta I-IV (adornado en ocasiones).
B) Desarrollo melismático (marcado con la flecha en la fig. 129).
Esta subsección no siempre se define con claridad por producirse casos de suma
brevedad, de ausencia de respiraciones que la circunscriban o por la desigualdad en
la distribución de las sílabas. Sí aparece claramente delimitada en tres de las deblas
de R. Romero, así como en la de Jesús Heredia, en todos estos casos apoyada en la
estructura silábica.
C) Cadencia final común (cierre), con sus variaciones.
-El primer grado actúa a modo de dominante del cuarto, complementando la
cadencia de sensible temporal (III-IV) que se da en el final de la sección A.
-Los grados bVI y VI no suelen intervenir juntos en esta sección, en general se
comportan de manera excluyente.
-Los grados III y bVII se alcanzan por bordadura semitonal descendente y
ascendente, respectivamente.
-El centro polar de la sección sigue siendo el cuarto grado
-La introducción de un salto de cuarta puede demorar hasta este momento de la
debla por razones de calentamiento de la voz y/o estabilidad de la afinación.
-B1 es una sección mucho más heterogénea que las anteriores en cuanto a
fraseo y duración, con la excepción de Ma.
-Las diferencias silábicas entre deblas no influyen en la proporción de los
melismas. La misma letra da lugar a extensiones muy dispares.
243 "
4.2.5.5 SECCIÓN Mb
Dado que se trata de una sección melismática, se ha incrementado el nivel de
transcripción ornamental y microtonal.
En cuanto a la división silábica entre secciones, a pesar de la respiración
intermedia, en el caso concreto de la sección Heredia 12Mb se ha anexionado una
“anacrusa” de las sílabas de B2, marcada en la partitura como “enlace con B2”.
Gracias a esta partición, el comienzo de B2 en Heredia 12, se homogeniza,
tanto silábica como melódicamente, con respecto al resto de las deblas analizadas.
Es decir, se ha considerado que la respiración en Heredia 12 está emplazada en
un lugar heterodoxo con respecto al resto de las deblas analizadas.
Fig 130; Sección Mb
Observaciones:
- La sección Mb no puede reducirse a un modelo formal singular, definiéndose
dos posibles patrones: un primero consistente en una sola frase y otro binario
(Mb1+Mb2), cuya segunda parte (Mb2) comienza imitativamente con respecto a la
primera, remedando la estructura de Ma.
- En el caso de Heredia 12, en el que Mb incorpora el enlace a B2, dicho
enlace comienza con un arranque imitativo de Mb1.
"244
- A diferencia de lo que sucedía en la sección melismática anterior, Ma, no existe
una subestructura compartida entre todas las deblas: las que se componen de una
sola frase mantienen una división interna ternaria de arranque, desarrollo
melismático y cierre (Romero 02, Romero 08, Pavón 01, Heredia 12 y Mercé 13).
El resto repiten la estructura binaria de Ma, con dos secciones imitativas:
Mb1 y Mb2. Éstas son: Romero 03, Romero 04 y, menos nítidamente, Mercé 13.
En el caso de Escudero 06, la primera subsección (Mb1) parece ejecutada con
alturas fuera de la escala por error del cantaor, ya que a la hora de establecer la
imitación (Mb2) dichas alturas son distintas. Esto sucede en otras secciones de este
mismo cantaor como se comprobará más adelante, lo cual nos indica imprecisiones
en el cante.
- La ornamentación general es similar a la encontrada en Ma (expresada en el
análisis microscópico), sin aparición de ornamentos nuevos.
- J. Heredia emplea un vibrato en ocasiones mayor de un tono y normalmente
superior al semitono, acompañado con frecuencia de una desviación de las alturas
con respecto a la afinación central del pasaje, que torna ardua tanto la corrección de
afinación del segmento como su transcripción. En cualquier caso, se ha evitado la
presencia disparatada de una microtonalidad sin sentido musical en la transcripción.
- Los grados del arranque en Mercé 13Mb no se corresponden con los del
resto de cantaores, salvo en su resolución final (V-IV-III)
- Uso del grado bVII en Romero 04, Heredia 12, Mercé 13 y Mercé 14.
- Con respecto a la resolución final que aparece en todos los cantaores, en la
debla de T. Pavón ésta resulta especialmente elaborada y ornamentada
(contrariamente a su estilo melismático sobrio en otras secciones), generándose
nuevos grados por medio de la bordadura semitonal:
Fig 131; Cadencia final de Mb en Pavón 01
Como se aprecia en la figura anterior, cuyo centro modal es Si bemol, Tomás
Pavón introduce el Vdism (Fa bemol) y la alternancia entre bIII y III.
El bIII no interviene en esta sección en otros cantaores, salvo en Escudero 06,
quien lo emplea de manera muy diferente.
245 "
- La cadencia bIII-IV-V-bVI de inicio de la sección Mb se produce
exclusivamente en la debla de T. Pavón.
- Las secciones Mb más similares estructuralmente a la de Pavón se encuentran
en las deblas Romero 02 y Romero 08, las cuales, sin embargo, tienen una letra
diferente (Soy caló de nacimiento) a la de Pavón. Las subsecciones Mb2 de Romero
03, Romero 04 y Escudero 06, guardan un parecido melódico con la de T. Pavón.
- Se produce un empleo del cromatismo (tanto ascendente como descendente) en
las deblas de J. Mercé, así como en Escudero 06.
- La voz afillá en las deblas de Mercé dificulta la detección automática de las
notas, produciendo errores.
- Las proporciones de participación de los distintos mecanismos en la
construcción de la melodía se ven reflejadas en el siguiente gráfico, donde se
presentan las diversas bordaduras semitonales y tonales, así como las notas no
generadas por bordadura. Dentro de esta última categoría se incluyen notas de paso,
notas por salto, cromatismos y dobles aproximaciones cromáticas:
Fig 132; Células melódicas en Mb
Se observa que el proceso generador de la bordadura semitonal ascendente
resulta, estadísticamente, el principal en la formación melódica de esta sección.
Especialmente destacable consideramos el pequeño valor que muestra la bordadura
semitonal descendente, frecuente en otros estilos musicales y, como se verá, más
presente en otras secciones de la debla.
"246
Tomás Pavón es el cantaor en cuyo cante la bordadura semitonal ascendente
adquiere mayor relevancia, generando un 74% del melisma en Mb. En el resto de
los intérpretes analizados el proceso es muy desigual, dependiendo de la debla en
cuestión, oscilando entre el 20% y el 47%
Conclusiones parciales en Mb:
- La debla de Pavón presenta en esta sección varias características que la
diferencian, tales como la introducción de determinados grados (V dism y bIII) o el
uso concreto de las bordaduras.
- La estructura melódica de la sección Mb no depende de la letra de la debla.
- A nivel formal, se producen dos tipos de estructura: la estructura monaria
ejemplificada por Pavón (en cinco de las deblas), construida melódicamente en una
sola frase, y la estructura, binaria, reflejo de la sección Ma, en la que se presentan dos
subsecciones: Mb1 y Mb2, presente en las cuatro deblas restantes.
- El esqueleto modal en este caso resulta difícil de definir por la disparidad
estructural, en parte originada por los criterios metodológicos de separación formal
en secciones. Asumiendo la similaridad entre las deblas de una sola subsección y las
subsecciones Mb2 de las binarias, se aventura un resumen evolutivo de los grados
frecuentados:
Fig 133; Resumen de grados en la sección Mb
No se trata de una subestructura ternaria generalizable, dada la dualidad de
modelos formales. La cadencia final es en muchos casos un enlace con la letra de
B2, por lo que no resuelve dentro de los límites de la sección. En dichos supuestos
cabría contemplar una forma conjunta Mb-B2.
- Es necesario precisar que el último grado, el IV, es más frecuente como
finalización cadencial que el III en una proporción de 2:1.
- En el esquema de la figura 133, bIII sustituiría a III, así como VI a bVI; la
aparición de bVII es ocasional (aparece en dos de las nueve deblas analizadas) igual
que la del VII disminuido, que sólo ocurre como bordadura semitonal desde el bVI.
- La bordadura semitonal se manifiesta como motor de génesis de notas ajenas al
247 "
esqueleto modal y, en esta sección, como principal giro melódico. El intervalo de
semitono se confirma especialmente fuerte, proyectándose a lo largo de los distintos
grados.
4.2.5.6 SECCIÓN B2
SILABAS B2 1 2 3 4 5 L1 de na- ci- mien- to L2 (ni) tin- te- ro L3 -lía ser
L4 “mu” tem- pra- no
Fig 134; Sílabas cantadas en B2
En la partitura de esta sección, básicamente se mantiene el nivel de
transcripción ornamental previo, añadiendo algunos elementos microtonales donde
se ha estimado podían proporcionar una nueva información relevante:
Fig 135; Transcripción de la sección B2
"248
Observaciones:
- El reposo final de esta sección se realiza sobre el tercer grado, con relativa
tendencia a percibirse como sensible del cuarto, aunque también como tercero en
espera de una cadencia hacia el I, si es que éste ha sido establecido en los ayes del
comienzo.
- Se han diferenciado dos análisis distintos de la misma altura, situada a tono y
medio del centro modal: como bIII y como #II, en base a si detenta una función
escalística o de bordadura desde y hacia el III. De origen estrictamente ornamental, el
grado #II mantiene una presencia importante (en 5 de las 9 deblas).
- Intervención del Vdism en Romero 02 y Escudero 06, aunque en esta
última debla surge recurrentemente como bordadura semitonal ascendente desde el
cuarto grado. Asimismo, de nuevo surge el Vdism, producido por bordadura
semitonal ascendente desde el IV. Se presenta en la debla Escudero 06 y, por salto,
de manera difícilmente reconocible, en Romero 02.
- El grado #II se origina a partir del tercer grado por bordadura descendente. Esto
no ocurre en secciones anteriores donde también ha aparecido el tercer grado: en Ma
(en la que se da una ambigüedad entre III y bIII) el bIII no funciona como #II (tan
sólo excepcionalmente aparece el #II en Mairena 07Ma).
En la sección A2 también se presentaba el tercer grado, pero la polaridad de
la frase musical recae en IV (con dos excepciones: Romero 03 y Romero 04)
soslayándose la aparición del #II. En la sección Mb donde el tercer grado tiene una
función algo más céntrica, sin embargo no interviene el #II.
- En las deblas con cuatro o cinco sílabas, la cadencia final sincroniza el cuarto
grado con la última sílaba, para resolver con un melisma corto, produciendo una
cierta homogeneidad en la relación entre sílabas y grados para el grupo de
cantaores escogido.
- J. Heredia interpreta la sección B2, al igual que la anterior, con vibratos muy
amplios que producen ambigüedad en la percepción de las alturas.
- Al igual que en las secciones B1 y Mb, el patrón de respiración en la debla
Mercé 14 es distinto al resto, tomando aire en la mitad de la frase. Además, este
cantaor alarga el arranque de la sección en su otra debla, Mercé 13, incluso en mayor
medida que J. Heredia, cuya debla es ostensiblemente más larga que el resto.
249 "
- Como efecto característico, se interpreta un final de frase en glissando
descendente en la debla Escudero 06, terminando en una nota sin altura definida.
- A modo de introducción en la transcripción microtonal, se han representado dos
tipos de alteraciones microtonales, explicadas en la metodología. Simbolizan una
afinación aproximada un poco más alta o baja en la debla de Tomás Pavón y un
cuarto de tono de relativa exactitud en la debla de Escudero, participando esta última
en un giro que se inicia con el glissando anteriormente comentado.
Conclusiones parciales en B2:
- Esta sección resulta relativamente uniforme a nivel estructural, con algunas
ambigüedades, dada la diferencia en el número de sílabas, respondiendo todas las
deblas analizadas al siguiente esquema melódico:
Fig 136; Grados en la sección B2
- La forma de B2, como la de otras secciones anteriores, también es ternaria:
arranque, desarrollo y cierre. La flecha indica el desarrollo melismático más libre,
cuyo orden melódico entre las alturas representadas es variable.
- El grado #II aparece como bordadura semitonal descendente, con insistencia
singular en algún caso (Escudero 06). En esta sección #II no se alterna con el II, que
no ha sido detectado. El grado V interviene como bordadura tonal ascendente.
- La distribución silábica y los grados de la estructura melódica muestran
relación entre sí.
- A diferencia de cómo se desarrollan las deblas a lo largo de la sección B1 y,
aún en mayor medida, de Mb, la estructura melódica de las distintas deblas es
bastante similar a la de Tomás Pavón.
- El ámbito y la estructura en la sección B2 se asemejan a los de A2, algo que no
sucede entre Ma y Mb y tan solo en menor medida entre A1 y B1.
Conclusiones parciales del segundo tercio (B):
- Retomando la hipótesis de construcción modular del fraseo melódico a base de
patrones memorizados o modificados, recogida en las conclusiones parciales del
"250
primer tercio (A), los elementos entre los que el cantaor puede escoger,
resultarían en cierta medida intercambiables entre secciones y tercios: el segundo
tercio se construye en base a una variación del primero, con patrones estructurales,
de centro modal y perfil melódico comunes, aunque con una presencia divergente
de grados y, como se detallará más adelante, una mayor heterogeneidad en los
procesos de generación melódica.
- Completando el punto anterior, puede afirmarse que existen paralelismos en el
uso de los grados melódicos entre las secciones Ma y Mb, así como entre A2 y B2.
Las semejanzas entre A1 y B1 se concentran en la cadencia final.
- A partir del estudio de los tercios A y B, y simultáneamente a la posible
construcción modular del fraseo, puede aventurarse una hipótesis paralela: la de que
el repertorio de giros musicales puntualmente escogidos, no obligando a una
realización melódica concreta, sin embargo, sugiere o inhibe determinados caminos
ornamentales, influenciando la aparición de nuevos grados melódicos.
- Los siguientes grados reinciden de manera estable a lo largo del segundo
tercio: I, bIII, III, IV, V, bVI, VI, bVII. Como grados ornamentales aparecen el #II
y el VIIdism. Como puede apreciarse, no se recurre ni al bII, ni al II grado.
- En la sección B1 el grado VI toma tanta presencia como el bVI.
- El segundo tercio es claramente disparejo en cuanto a la interpretación
melódica y estructural de los distintos cantaores. Tomando el arranque de B1 y el
cierre de B2 como extremos uniformes de la sección, la estructura conceptualmente
recordaría a la de las propias subsecciones en tanto refleja un proceso de
homogeneidad-heterogeneidad-homogeneidad (¿memoria-improvisación-memoria?)
- Se confirma la presencia en pequeña medida, pero con continuidad en las
distintas secciones, del grado Vdism, especialmente concurrente en la debla de T.
Pavón, generado por bordadura semitonal ascendente.
- Una mayor frecuencia de las respiraciones, además de la caída ya vista de casi
un semitono en la afinación inicial, refuerza la impresión de que las facultades de J.
Mercé en el momento de la interpretación de la debla en 2010 (Mercé 14), pudieran
no ser las óptimas.
- A lo largo del segundo tercio se han revelado estadísticamente distintas
tendencias en el uso de las bordaduras como sistema generativo de melodía:
251 "
Fig 137; Uso de bordaduras en el segundo tercio
En el gráfico se aprecia como las proporciones se muestran marcadamente
diferentes para cada subsección, con distinta relevancia de cada procedimiento.
4.2.5.7 SECCIÓN C1
En la transcripción del tercer tercio se ha mantenido el incremento paulatino de
la definición ornamental. Adicionalmente, se han incluido las notas repetidas, que se
sintetizaban en una sola en las transcripciones anteriores, a menos que el texto variase
sobre ellas.
La numeración de las sílabas, como hasta ahora, se realiza conforme al uso
práctico de los cantaores y no por las reglas métricas de la poesía. Ateniéndonos a
este principio de prioridad de la interpretación, ha resultado que para las letras L2 y
L2*, la numeración de algunas sílabas idénticas de lugar a resultados diferentes,
señalándose éstas en color rojo:
SÍLABAS C1
1 2 3 4 5 6 7 8
L1 yo no quie- ro ser
L2 pa es- cri- bir- le yo_a mi
L3 soy un ár- bol de tris-
L2* pa_es- cri- bir- le yo_a mi ni- ño
L4 ma- ta- ron a Cu- rro Mon- ge
Fig 138; Sílabas cantadas en C1
"252
Fig 139; Transcripción de nivel intermedio de C1 para las deblas del núcleo central
Observaciones:
- En C1, al igual que en B2, se produce una disparidad en el número de sílabas
cantadas: entre cinco y siete.
-Las dos últimas sílabas del tercio (jerai; “mare”; “-teza”; Curro) se han
considerado como pertenecientes a la siguiente sección, Mc, debido a la
respiración que las precede y separa, empujándolas hacia el melisma contiguo. Por
otro lado, desde el punto de vista melódico funcional, quedan asimismo incluidas en
Mc, dado que la resolución al centro modal (I) se ha producido previamente. La
excepción surge en la debla Mercé 14, que no resuelve en el primer grado hasta el
final del verso, contradiciendo el emparejamiento entre estructura silábica y
melódica que aparece en el resto de cantaores en este punto concreto.
- Respecto al fraseo, Pavón 01, Heredia 12 y Mercé 13 completan la sección
parando para tomar una sola respiración, bien antes, bien después del melisma. En
Mercé14 C1, sin embargo, el cantaor realiza tres respiraciones. En las deblas de
Romero o Escudero no se efectúa ninguna.
- Si bien en todas las deblas el arranque de la sección asciende por medio del
tercer grado (III), en las deblas de Mercé la melodía pasa por el bIII.
253 "
- La cadencia final resuelve con la progresión: bIII, bII, I, excepto, de nuevo, en
las dos deblas de J. Mercé y en la de J. Heredia.
- El grado Vdism se presenta en esta sección en cinco de las deblas, incluida
la de Tomás Pavón, aunque en esta ocasión no se genera estrictamente por
bordadura semitonal ascendente.
- Aparece por primera vez el segundo grado bemol (bII) como nota de paso,
formando parte de la cadencia final, con la excepcionalidad de las deblas de J.
Mercé, en las que, o bien se emplea el II, o bien se alterna con el bII. De igual
manera, en las deblas de dicho intérprete se emplea el segundo grado en el arranque
de esta sección.
- Excepcionalmente, Heredia 12 utiliza el bVII como resultado de una bordadura
semitonal. De manera similar surge el #II en Romero 02.
- Es en la sección C1 donde se ha detectado por primera vez un fenómeno
microtonal generalizable a todas las deblas (excepto la de V. Escudero, que se
analizará más adelante). C1 comienza siempre en un primer grado microtonalmente
más grave que aquel en el que se resuelve finalmente la frase. El intervalo, como
cabe esperar, no es homogéneo entre las distintas deblas, situándose entre 5 y 49
cents, produciéndose las mayores divergencias en Romero 02 y Mercé 13 y las
más pequeñas en Pavón 01 y Romero 08. Llama la atención, puesto que sería más
lógico el comportamiento contrario, de caída de la afinación progresiva.
Esta situación podría atribuirse, al menos, a dos causas distintas:
− Alteración microtonal volitiva de una de las dos notas.
− Un subida de afinación paulatina a lo largo de la frase, clasificable
como rasgo estilístico.
En el supuesto de responder a la primera de las causas, debería identificarse si
alguna de las dos notas está alterada, cotejándolas con su entorno inmediato, para
localizar una desviación local en la afinación. Si la causa fuese una desviación
paulatina, esta desviación se repartirá entre las distintas alturas del fragmento y no se
producirá una desviación apreciable en la ejecución de la primera y la última nota.
Al analizar las deblas bajo esta perspectiva se revelan distintos escenarios:
-A) En Romero 02 y Romero 04 el cambio de afinación afecta a las
frases y no a las notas individuales, con una transición más o menos gradual
"254
dependiendo de cada caso.
-B) En Mercé 13, Mercé 14 y Romero 03 la primera nota resulta baja
con respecto al resto. Responde muy probablemente a un efecto observado de
afinación inestable en principios de frases, ya que en los histogramas de la sección
no se observa sistematicidad en esta altura.
-C) En Pavón 01 o Romero 08 resulta difícil determinar el origen,
dado lo pequeño de la diferencia microtonal. Tampoco puede evaluarse en Heredia
12 debido a una distribución irregular de las afinaciones.
-D) En Escudero 06, la primera nota de la frase se encuentra
demasiado baja con respecto a la afinación que se le presupone (más de 100
cents) por lo que no se pueden establecer conclusiones, confirmándose la
hipótesis planteada en Mb, que sugería dificultades en este cantaor a la hora de
establecer la afinación en los comienzos de frase. Al mismo tiempo destaca la
expresividad dinámica con la que Escudero interpreta este fragmento, así como la
ausencia de desarrollo melismático en esta sección.
Conclusiones parciales para la sección C1:
- La estructura evolutiva de los grados melódicos en esta sección es la siguiente:
Fig 140; Grados en la sección C1
Por lo tanto, atendiendo a la interacción entre estructura silábica, melisma y
progresión armónica, cabe diferenciar las mismas áreas que en secciones anteriores:
arranque, desarrollo y cierre, bajo la estructura ternaria característica.
- Si bien no existe un paralelismo homogéneo entre estructura silábica y
melódica en las dos primeras subsecciones, sí lo hay en el cierre, con las últimas
dos sílabas generalmente sincronizadas con los grados bII-I.
- El centro polar de la sección por fin no radica en el IV, sino que comienza
a bascular alrededor del I.
- El desarrollo de esta sección es muy heterogéneo, produciéndose un uso
variado de los grados indicados, en orden intercambiable, más la aparición muy
esporádica -no reflejada en la estructura de grados- de II, #II, Vdism y bVII. El
255 "
cierre, en todos los casos se presenta con una estructura mínima ampliable, bII-I,
salvo en las deblas de Mercé, donde la cadencia es II-I.
- Se produce una acumulación de excepciones melódicas y formales en las
deblas de J. Mercé, en especial en Mercé 14. Por otra parte, la debla Escudero 06
sigue presentando las mismas características que en secciones anteriores de fuerte
presencia de glissandos y portamentos combinados con notas sin altura definida.
Aunque en la transcripción de nivel intermedio no se vea reflejado por las propias
limitaciones de este nivel, sí puede deducirse del histograma de secciones (consultar
el anexo I).
- El comportamiento microtonal detectado, por el que el Ier grado del comienzo
de C1 resulta siempre más bajo de afinación que el de su cadencia final, no parece
más que fruto de la casualidad. No resulta posible encontrar una explicación musical
válida por igual para todos los casos en términos tradicionales de modalidad, si bien
parece que la bajada de afinación en la primera nota de la frase sea la causa más
generalizada. Ninguna otra sección no melismática comienza y acaba en la misma
nota, por lo que no pueden establecerse comparaciones equitativas entre ellas. Para
establecer si es una característica propia de la debla el estudio debería ampliarse a
otros cantes a palo seco.
4.2.5.8 SECCIÓN Mc
En la sección Mc se intensifica el nivel de transcripción ornamental, siguiendo la
progresión trazada desde las primeras transcripciones de nivel intermedio hasta el
nivel microscópico.
A pesar de haber definido esta sección como melismática, Mc comienza con
dos sílabas que completan el verso desarrollado en la sección anterior:
SÍLABAS Mc
1 2 L1 Je… rai L2 “ma-- re” L3 --te-- za L7 Cu-- rro L4 La hon-- ra
Fig 141; Sílabas en Mc
"256
Fig 142; Transcripción de nivel intermedio de la sección Mc
Observaciones:
- En el análisis informático de Romero08 Mc, se tropieza con cierta frecuencia
con zonas en las que los programas informáticos no consiguen detectar la curva
melódica, o lo hacen con resultados incorrectos por causa de la intensificación
del timbre afillado. En la siguiente figura se marcan con un círculo rojo algunos
de estos errores iniciales de detección.
Fig 143; Detección fallida en Romero 08Mc
- De la misma manera, en este fragmento se presentan frecuentemente
cuestiones de afinación, al recurrirse en el cante a numerosos glissandos, recursos
microtonales y ornamentales, así como cambios de timbre con fines expresivos.
- En cuanto al fraseo, Tomás Pavón ejecuta la sección Mc sin tomar aire,
pasando directamente a C2, mientras que en Mercé 14 se efectúan dos
respiraciones en el interior del melisma. En la debla Mercé 13 no se lleva a cabo
257 "
ninguna y en el resto se incluye una sola pausa. Esto confirma la tendencia
contrastada en secciones anteriores con respecto a la respiración.
- En Heredia 12 el cante muestra un vibrato muy amplio, especialmente en la
segunda parte, lo cual dificulta el reconocimiento de notas individuales en la
detección automatizada. La transcripción de este fragmento se ha simplificado,
dada la imposibilidad en este nivel de transcripción de representar la profusión
ornamental en combinación con la evolución del vibrato.
- Aparición del grado Vdism en Romero 08 y, por bordadura semitonal
ascendente, en Pavón 01 y Mercé 13.
- Resulta destacable el cromatismo desde I hacia la sensible alterada
microtonalmente (VII↑) en la debla Romero 02.
Fig 144; Cromatismo microtonal sensible-tónica
- En la figura anterior se ha empleado excepcionalmente una ligadura entre
las notas centrales para expresar de una manera más clara la evolución en el tiempo
de los glissandos desde y hacia las notas adyacentes.
- En Romero 02Mc, a diferencia del resto de deblas en esta sección, no
aparecen los grados IV y V en la primera frase.
- Nótese que en Pavón 01 la cadencia de cierre está adelantada, puesto que las
últimas frases del melisma en verdad sirven de puente con la siguiente sección.
- Resulta peculiar la cadencia final en Mercé 14 que combina bIII y III.
- Con respecto a los tipos de células melódicas estudiadas en secciones
melismáticas anteriores, la tendencia previa se contradice en Mc, donde la
bordadura tonal (no la semitonal) ascendente es el recurso más frecuente, salvo en
Mercé 14, que sigue mostrando una fuerte presencia de la bordadura semitonal
ascendente.
"258
Fig 145; Gráfica de células melódicas en Mc
- La bordadura tonal melódica está claramente implicada en el motivo con el que
comienza la segunda frase, como muestra el siguiente ejemplo:
Fig 146; Frase en común en el desarrollo de la sección Mc
- No se observa correlación alguna entre la cantidad de tonos y semitonos del
esqueleto modal y el tipo de bordadura predominante. Por lo tanto la bordadura se
justifica por una cuestión de discurso melódico en su polaridad hacia los grados que
acusan más presencia en cada sección, en este caso IV y V. El color de la bordadura
semitonal se introduce a menudo como apoyatura (bVI), es decir como bordadura
ornamental, en el interior de los giros tonales.
Conclusiones previas de la sección Mc:
- El incremento del nivel de transcripción y análisis demanda una notación
especializada y un aumento del detalle para ser capaz de representar las sutilezas
individuales que incorpora cada cantaor.
A medida que se aplica una notación ornamental más minuciosa, se abre la
puerta a un análisis capaz de enfocarse en las diferencias estilísticas entre cantaores,
259 "
por ejemplo el uso puntual del rajo en Romero 08 o el portamento de acceso a la
nota como recurso en Pavón 01, si bien algunos de los portamentos transcritos en
este nivel son realmente una simplificación de un fenómeno ornamental más
complejo.
- Las sílabas finales del verso correspondientes a la anterior sección (C1) se
concentran siempre en el principio del melisma, con poca o nula separación
melismática entre ellas en la mayoría de las deblas, respondiendo a una relación
estricta con los grados melódicos: Primera sílaba- grado I; segunda sílaba- grado bII.
- Formalmente, en la mayoría de los casos (aunque no en todos) Mc se estructura
en dos frases: la primera comienza con las dos sílabas de enlace con la anterior
sección, desarrollando la segunda sílaba como melisma, para resolver
cadencialmente. Se prosigue con una segunda frase de respuesta, generalmente de
carácter melismático. Ambas frases suelen estar separadas por una respiración.
- Esquema evolutivo de los grados que aparecen en esta sección:
Fig 147; Grados en la sección Mc
- A nivel de desarrollo melódico de grados Mc puede considerarse articulada
alrededor de una doble estructura ternaria imaginaria, aunque las interpretaciones
de los cantaores resultan heterogéneas y muestran numerosas excepciones a esta
forma.
El análisis de cada una de las frases en las que parece dividirse esta sección
puede concretarse en:
a) Arranque, reducible a una fórmula básica común, más variaciones. Las
progresiones de comienzo de las frases se indican en verde (I-bII) y azul (bII-bIII-IV)
en la figura 148. Nótese el transporte de estas progresiones en el principio de la
segunda frase de la debla Romero 02 y los inicios de ambas frases en Mercé 14.
b) Desarrollo melismático.
c) Cierre. Más heterogéneo que las anteriores subsecciones de Mc,
ejecutándose al final del melisma anterior, generalmente sobre su vocal. La cadencia
"260
con la que concluye la sección precede a una respiración y se produce en dos formas:
V-IV-III y V-IV-bIII-(bII) señaladas en rojo y naranja respectivamente.
Fig 148; Progresiones de arranque y cadencias de cierre de la sección Mc
- Más allá de las dos primeras sílabas, generalmente asociadas a I y bII, resulta
difícil encontrar alguna relación silábico-melódica.
- De nuevo se presentan tanto III como bIII en una misma sección, con la
ambigüedad característica de estos grados, afectados por alteraciones microtonales,
portamentos, etc.
- El grado bII se confirma como estable en Mc tras su aparición en la
cadencia final de la sección C1, aunque el II sigue presente en Mc en dos de las
deblas.
- Pueden destacarse las similitudes melódicas encontradas en Romero 03 y
Pavón 01, que se detallarán en el análisis microscópico de la sección Ma.
- En este nivel de transcripción proporcional, y con los recursos notacionales
expuestos hasta el momento, los intentos de transcribir la ornamentación no
consiguen describir de un modo económico y a la vez certero lo que ocurre
interpretativamente en el pasaje.
- En algunas de las deblas se muestra una emocionalidad intensificada en el
261 "
cante, interpretada a través de recursos tímbricos, contrastes dinámicos y profundidad
de vibrato.
4.2.5.9 SECCIÓN C2 y CODA
Las sílabas que ocupan esta sección son:
SÍLABAS C2 1 2 3 4 5 6 7 8 9 L1 con ser ca- ló_es toy con ten- to
L2
que_ha-
ce
Tres (Seis) (Diez)
a-
ños
que
no
la
veo
L3 pe- gai- to_a la “pa- ré” L4 de los gi- ta- nos
Fig 149; Sílabas en C2
Como se aprecia en la tabla anterior, existe una disparidad importante en el
número de sílabas, que oscilan entre cinco y nueve.
Resulta importante destacar que esta sección es en algunos casos conclusiva y en
otros no resuelve hasta una coda posterior. El enlace con la coda, cuando se da, se
realiza a través de un melisma que se ha denominado en el análisis macroscópico
como “Mcoda”.
A modo de curiosidad, se observa que el periodo de ausencia materna pasa de
tres años en Romero y Pavón a seis en Heredia y a diez en Mercé, alargándose a
medida que se avanza en el siglo XX.
La mayor duración de esta sección obliga a fragmentar la partitura en dos
sistemas, con la correspondiente pérdida de fluidez visual en el análisis comparativo
entre deblas (figuras 150 y 151).
"262
Fig 150; Transcripción de nivel intermedio de la sección C2 (1)
Fig 151; Transcripción de nivel intermedio de la sección C2 (2)
263 "
A continuación, la transcripción de la coda en las cuatro deblas que la contienen,
dado que la función melódica de C2 no se completa sin la resolución:
Fig 152; Transcripción de nivel intermedio de la Coda (Deblica barea)
Observaciones:
- Se han empleado ligaduras para establecer con mayor precisión la ubicación
de un portamento concreto tanto en la debla de T. Pavón como en la de V. Escudero.
- Escritura excepcional del símbolo de staccato en Mercé 14.
- Aparición puntual del IVdism en la debla Escudero 06, alcanzado por
bordadura cromática ascendente desde el #IV, como nota de paso. Presencia de un
Vdism microtonal (tal vez un cuarto grado muy alto de afinación) en Romero 02.
- Constancia del intervalo de segunda aumentada. Este salto melódico se da
entre el bII y el III de una manera no sistemática, pero presente en cinco de las
nueve deblas. El mismo intervalo apareció anteriormente en las secciones Mercé
13Ma y Mercé 14Ma entre el IV y el #V (o bVI).
- bIII y III concurren al 50% en las distintas deblas, con las excepciones de
Romero 08, donde no interviene el III y Mercé 14 donde no lo hace el bIII.
- En la mayoría de los casos, la cadencia final, cuando es conclusiva, se
resuelve como bII-I, pero también puede finalizar en la forma VII-I, como en las
deblas de Rafael Romero, así como el primer grado (I) en solitario en la de Tomás
Pavón.
- El movimiento II-I aparece en las deblas de J. Mercé al igual que previamente
en la sección C1, aunque no como cadencia final.
- La progresión de bIII-II, recuadrada en el desarrollo en ambos esquemas como
grados excluyentes entre sí, encuentra una excepción en la debla Mercé 14, donde
bIII y II se encadenan por bordadura ascendente.
"264
- El salto de cuarta en Mercé 14 (sg. 4”), es muy similar al efecto de hipo
descrito en la metodología y el análisis microscópico.
- De nuevo se confirma la presencia de un mayor número de respiraciones en
Mercé 14. Si el resto de cantaores respiran una vez, en esta sección de la debla José
Mercé efectúa dos.
Comparando los histogramas de las nueve deblas del núcleo central de
análisis para las secciones A1 y C2:
Fig 153; Histogramas de alturas de las secciones A1(superior) y C2 (inferior).
265 "
Se observa con claridad un aumento de la microtonalidad en intervalos
específicos, mostrando un contorno con muchos más picos en la última sección con
respecto a la primera.
Conclusiones parciales en C2
- El ámbito melódico en esta sección es de cuarta aumentada.
- El centro modal con el que culmina la debla se afirma en el Ier grado.
- La forma en esta sección es más abierta que en el resto de secciones.
- Respecto a la esquematización evolutiva de los grados en esta sección, se
distingue entre dos grupos de deblas: las que continúan con la coda y las que
finalizan en C2:
Fig 154; Esquema de grados en C2 para las deblas sin coda.
Fig 155; Esquema de grados en C2 para las deblas con coda.
Fig 156; Esquema de grados para la coda.
- Es posible superponer a las dos estructuras evolutivas de los grados para
C2 (Figuras 154 y 155) una forma ternaria con una cadencia inicial de arranque que
se extiende entre las primeras tres y seis sílabas, un desarrollo con una o más
cadencias sobre la tónica (a lo largo de tres a cuatro sílabas) y un cierre con una
cadencia final conclusiva (de una a tres sílabas), en las deblas en las que no existe
coda. En aquellas que se prolongan con la coda, la sección C2 termina con un cierre
no conclusivo o puente melismático (Mcoda) finalizando en los grados IV-bIII.
Ahora bien, esta estructura no es tan definida como en otras secciones, pudiéndose
asimismo contemplar la forma interna de C2 como variaciones de una misma
cadencia dirigidas hacia el centro modal final (I).
"266
- Existen diversos modelos conclusivos: bII-I; VII-I y I
- El característico intervalo de segunda aumentada cobra relevancia, dando un
giro al comportamiento modal observado hasta el momento, de movimiento conjunto
y salto por cuarta.
- La distribución de las bordaduras en la formación de melodía y melismas en
C2 es diferente al de otras secciones, siendo la bordadura semitonal descendente
(en amarillo en la fig. 157) el recurso principal, dada la resolución final bII-I.
Además, el intervalo de segunda aumentada representa un 20,5% de las notas que
no son de bordadura (de la columna blanca en la gráfica) así como la proliferación
de grados (bII, II, bIII y III) da lugar a nuevos diseños melódicos.
Fig 157; Células melódicas en C2
Conclusiones parciales tras el análisis del tercer tercio:
- A lo largo de las distintas secciones, culminando en C2 y la coda, se
puede describir la evolución a través de los grados de la modalidad con la siguiente
gráfica:
Fig 158; Discurrir de los grados modales a lo largo de la debla
La gráfica anterior no refleja las duraciones de los grados, sino tan solo su
267 "
presencia. Incluye las alturas que en el análisis se señalaban entre paréntesis y/o con
cabeza de nota pequeña.
Como se aprecia en la siguiente gráfica, la evolución es claramente descendente,
al pasar la polaridad de IV a I. No solo la línea inferior, de notas cercanas al centro
polar, tiene una tendencia descendente, sino también las notas más agudas que se
alcanzan en cada sección:
Fig 159; Análisis del esquema global de grados
Dentro de los óvalos verdes se sitúan los centros de polaridad modal.
Recuadradas, las notas más agudas de las distintas secciones y su evolución. Se
refleja la caída en la tesitura, con un ámbito que se expande y contrae a lo largo de la
debla.
- Con respecto a los grados que se presentan duplicados (y a menudo,
aunque no siempre, como excluyentes) concluimos:
bVI y VI: Estos grados melódicos se ausentan en la sección C2. Anteriormente,
el bVI aparece en todas las deblas, mientras que el VI tiene una presencia regular en
las dos deblas de J. Mercé y limitada en Romero 02, Romero 08 y Escudero 06.
bIII y III: A lo largo de la debla los papeles de estas dos alturas cambian
considerablemente. Durante el primer tercio, el uso predominante es el del grado
III, con una presencia menor del bIII, a menudo ambigua por la intervención de la
ornamentación y/o microtonalidad. A medida que transcurre el segundo tercio, el
IIIer grado se implica a discreción (aunque se puede decir que en Escudero 06 es
un grado recurrente característico de su cante). En B2 se encuentra con frecuencia el
#II, que parece preparar enarmónicamente la futura presencia del bIII en el
siguiente tercio, donde se invierten los roles, adquiriendo más protagonismo el
"268
bIII a costa del III. Esta situación es causa y consecuencia de lo que puede
entenderse como un cambio en el comportamiento modal.
Si bien en la teoría musical occidental estos grados son definitorios en la medida
que discriminan los tipos de escala, tono y modo entre mayores y menores, esta
diferenciación pierde parte de su sentido en la debla, especialmente si no
consideramos que exista modulación entre el IV y el I.
bII y II: Bien diferente es el caso de estos grados con respecto a los anteriores.
Durante las secciones A1, B1 y Mb tanto bII como II no tienen ninguna
presencia.
En la sección Ma, tan solo se localiza el II en la debla de Pavón.
En A2 y B2 en Romero 02 y Romero 08, siempre como bordadura tonal
descendente desde el III (así como el II# surge semitonalmente de una manera mucho
más generalizada).
En la sección C1, bII es el grado que predomina de ambos, con persistencia en
todas la deblas, salvo en las de José Mercé, quién combina bII y II.
En la sección Mc solamente surge una vez el II (en Escudero 06), mientras que
en el resto de las deblas la presencia habitual es la del bII (salvo, de nuevo, en
Mercé 14, donde no se presenta ninguno de ambos grados).
Es en la última sección (C2) donde, a pesar de la predominancia clara del bII,
el II interviene en cinco de las nueve deblas, alternándose con bII. Se puede
afirmar que la aparición de bII o II en el último tercio es un indicio más a tener
en cuenta para formular hipótesis de cambio de un comportamiento modal en la
debla.
- A nivel formal, las estructuras de las secciones y subsecciones se van
mostrando más confusas en Mc y C2, es decir hacia el final de la debla. No resulta
factible demostrar si este proceso es producto de una focalización en la expresividad
a expensas de la forma, de una distribución creciente de la improvisación, de una
pluralidad de modelos interpretativos o de un proceso de memorización que se
degrada o relaja progresivamente.
269 "
Algunas conclusiones provisionales derivadas del conjunto del análisis
intermedio:
- A pesar de reconocerse ciertos patrones melódicos característicos, la profusa
ornamentación y variación de éstos no permite corroborar la existencia de un sistema
modular de aprendizaje y transmisión de la debla, donde unas secciones puedan
mostrar genealogías distintas de otras. Es muy probable la influencia externa de otros
palos, introduciendo giros ornamentales y nuevos grados en la melodía de la debla.
- Tomando como referencia la interpretación de Tomás Pavón, lo cierto es que
ninguna de las deblas analizadas sigue estrictamente su patrón, sección a sección, en
los comportamientos formales y modales al mismo tiempo. Cada cantaor introduce
sus propias variaciones en las pausas, la distribución silábica, el uso de la
introducción y la coda, el desarrollo de los melismas y la inserción o distribución
de los grados modales. Sin embargo, a lo largo de los próximos capítulos de análisis
microscópico se abordará en profundidad el estudio de otras similitudes específicas,
valgan éstas para rendir tributo al maestro. En cualquier caso, y dentro del terreno de
la especulación, de existir dos versiones distintas de la misma debla grabadas
por Pavón, con total seguridad tampoco éstas coincidirían plenamente, dejando
espacio a la improvisación y a la evolución.
- La identificación automática de las alturas se lleva a cabo informáticamente,
calculando para cada nota la media de las frecuencias que recorre durante su
evolución. El momento crítico de este proceso radica en la separación de notas. En
numerosas ocasiones la duración de la altura percibida auralmente es menor que la
mitad del valor total de la nota, a causa de la presencia de ornamentos, portamentos
y glissandos. En los casos en los que el cante se desarrolla legato sobre una
misma vocal, sin ataques pronunciados y con una ondulación continua producida
por el vibrato, identificar los puntos de separación entre notas próximas requiere de
una “aculturación” previa del software. La aplicación que se utilice para la detección
puede ser preparada para reconocer escalas y afinaciones predefinidas por el
usuario, pero en la debla se emplea un conjunto de notas tan amplio y variado que
trasciende la reducción a una sola escala, salvo que esta sea la cromática. Algunos
de los grados que aparecen, lo hacen bajo cierta ambigüedad microtonal, por lo
que su determinación está a menudo supeditada a factores contextuales que
"270
difícilmente pueden ser programados en el software. Para ello, dichos
comportamientos microtonales deberían ser primeramente “descodificados”.
- A medida que se ha avanzado en los análisis de las secciones de la debla se ha
incrementado el nivel de detalle ornamental en la partitura. Esto ha sucedido dentro
de los límites de un análisis intermedio que se entiende primariamente orientado a
proporcionar información sobre las alturas principales, sin embargo cada vez más
cercano al nivel microscópico. Paulatinamente se ha ido revelando la necesidad de
una notación ornamental específica, por ejemplo en los momentos en que el vibrato
sobrepasa la frontera microtonal generando alturas diferenciables, a la hora de
identificar vibratos regulares e irregulares, o al discriminar los distintos tipos de
portamento con los que se ataca y abandona una nota. Tampoco resultan
habituales en la escritura tradicional eventos como apoyaturas posteriores a la nota
principal o portamentos hacia y desde una misma nota, posibles en la debla.
Al abordarse la transcripción de todos estos fenómenos sonoros mediante el
repertorio simbólico tradicional, a menudo la notación se expande
desproporcionadamente sobre el papel, de manera poco inteligible, por lo que se hace
necesario un nuevo equilibrio entre el objeto a transcribir y una notación
suficientemente económica pero representativa.
4.2.5.10 EL TEMPLE EN LA DEBLA
El temple, quejío, ayes, o simplemente introducción de la debla, está sujeto
a numerosas variables que hacen imposible proporcionar una estructura melódica
común generalizable.
En un estudio de 39 deblas, el temple se presenta en un 49% de los casos,
repartiéndose las restantes entre un 31% de deblas que siguen directamente a otra
debla, toná o martinete sin mediar quejío y un 20% que atacan directamente el
primer tercio, sin temple.
Un mismo cantaor puede realizar la debla con o sin temple de manera distinta
en cada grabación (R. Romero o Gabriel Moreno) aunque otros se mantienen
fieles a un mismo tipo de comienzo (Mercé o Mairena).
El temple no suele tener letra, pero existen excepciones como en Lobato
1998 o Mairena 1973, en este último templando por Perico La Tatá. El temple
puede mostrar una extensión variable, desde una sola nota (Montoya 1958) hasta una
271 "
frase larga, como en Mairena 1973. Modalmente, esta sección intercambia con
absoluta normalidad los grados bII-II y bIII-III, ordenados en cadencias III-II-I;
bIII-bII-I, que hacen pensar en un modo construido sobre el quinto grado de una
escala menor melódica/natural.
La presencia de microtonalidad resulta muy relevante, con zonas de gran
ambigüedad entre II y bII, aunque sin poder certificarse en qué casos esta
ambigüedad es un juego modal o una inconsistencia en la afinación, precisamente
por estar templándose la voz.
4.2.5.11 PAPEL DE LAS BORDADURAS EN LA DEBLA
A lo largo de los análisis anteriores se ha observado estadísticamente el papel
de las bordaduras en distintas secciones. A continuación se pondrán en contraste
estos datos para extraer conclusiones pertinentes a nivel general.
En la figura siguiente se muestra en primer lugar una comparación entre el grado
de presencia de las distintas bordaduras en las secciones del último tercio. A la
sección C2 se le ha añadido la coda propia, de manera que se incluyan en el
análisis todas las cadencias de cierre. A continuación (fig. 160B) se señalan las
bordaduras estadísticamente más frecuentes en todas las secciones:
A1! Ma1! Ma2! A2! B1! Mb! B2! C1! Mc! C2!V"""bVI! V"""bVI! V"""bVI! IV"""III! V"""bVI!
VI"""bVII!V"""bVI! IV"""III! V"""bVI!
III"""IV!IV"""V! bII"""I!
IV"""III!
Fig 160 A y B. Distribución de bordaduras en C (sup.). Bordadura más frecuente (inf.).
"272
Esta clasificación se ha efectuado aplicando el criterio explicado
anteriormente en la metodología, por el que la bordadura tonal (ascendente o
descendente) se realiza a través de una nota de la escala, mientras que la
semitonal puede puede hacerlo mediante una nota de la escala o una nota de color
fuera de la escala.
El hecho de que en una sección se concentren más o menos bordaduras de un
tipo u otro podría atribuirse a la presencia de semitonos de la escala incluidos en el
ámbito melódico propio de cada sección. En realidad esto no se ha demostrado así.
Tras contabilizar el número de tonos y semitonos de la escala incluidos en cada
sección y cotejarlo con las bordaduras no se encuentra una relación que justifique las
diferencias. El tipo de bordadura está simplemente relacionado con los
movimientos melódicos principales que se dan en cada caso: en C1 el
movimiento melódico más fuerte es V-bVI. En la sección Mc mayormente IV-V,
por lo que la bordadura ascendente tonal está más presente, aunque también es
relevante el movimiento bIII-IV; En C2, aunque más repartidas, las cadencias
principales son bII-I y VII-I, predominando la bordadura semitonal descendente.
Todos estos factores deben contemplarse a la hora de definir un nuevo concepto de
modalidad para la debla.
Si bien las tres secciones del último tercio han sido transcritas con una técnica
similar entre ellas, no sucede cuando se contemplan los tres tercios, con lo que los
valores absolutos obtenidos no pueden compararse entre éstos. Al cotejar el gráfico
anterior, relativo al tercio C, con el de la presencia de bordaduras en todo el segundo
tercio (fig 137) se observa que la presencia más constante y regular es la de la
bordadura cromática ascendente, mientras que la bordadura cromática descendente
destaca fundamentalmente en las últimas secciones (B2 y C2+Coda). La presencia de
la bordadura tonal ascendente suele ser poco representativa hasta llegar a las dos
últimas secciones (Mc y C2+Coda) en las que se incrementa considerablemente.
También procede destacar la pequeña o nula presencia de bordaduras tonales
descendentes en B1, B2 y C1, mientras que éstas adquieren relevancia en Mb y C2.
En la sección Ma, todo el segundo tercio así como las secciones C1 y Mc, se constata
un predominio de las bordaduras ascendentes, pero no sucede de la misma manera en
la sección C2.
273 "
Los comportamientos concretos de las bordaduras en el transcurso de la debla
(fig. 160B) pueden resumirse en los siguientes puntos:
- En el comienzo de las secciones Ma1, Ma2 y Mb se utiliza la bordadura
semitonal ascendente entre los grados V-bVI, como también a lo largo de A1,
pudiendo ubicarse en esta última en el arranque y/o en el desarrollo de la sección. En
B1 el mismo tipo de bordadura se reparte entre VI-bVII y V-bVI.
- Las secciones A2 y B2 tienden a usar la bordadura semitonal descendente
entre los grados IV-III.
- En el desarrollo de la sección C1 predomina la bordadura semitonal
ascendente entre los grados V-bVI y III-IV.
- En el comienzo y final de la sección C1 se da una escala ascendente exenta
de bordaduras.
- A lo largo de Mc es frecuente la bordadura tonal ascendente entre los grados
IV-V.
- La sección C2 presenta una mezcla de todos los tipos de bordadura, con
predominancia de la semitonal descendente entre bII-I y IV-III.
Considerando las bordaduras en tanto por ciento respecto a las notas totales
cantadas, se obtiene el siguiente gráfico:
Fig 161; Porcentajes totales de bordaduras en Ma, B y C
En el que se aprecia una cierta homogeneidad, rota por el bajo uso de la
bordadura semitonal descendente en la sección C1.
Dichos resultados deben relativizarse puesto que son estadísticas globales: por
ejemplo, en la sección C1, Mercé 13 no utiliza ninguna bordadura, distribuyéndose
"274
éstas entre Mc y C2, mientras que en Romero 02 el 79% de sus notas son
bordaduras. Cabe afirmar lo mismo con respecto al tipo de bordadura usado en cada
sección: no existe una conducta absolutamente predecible, ni siquiera al comparar las
deblas de un mismo cantaor. Un cantaor puede mostrar mayor tendencia a emplear un
tipo de bordadura (por ejemplo, en el caso de Tomás Pavón la semitonal ascendente)
pero en algunas secciones no usarla en absoluto.
Entre las dos deblas de R. Romero con la misma letra (Romero 02 y Romero 08)
no necesariamente coinciden los tipos de bordadura en los mismos lugares,
aunque se produzcan paralelismos. Un grado similar de coincidencia se da entre las
bordaduras utilizadas en deblas con la misma letra interpretadas por cantaores
diferentes.
La comparación entre deblas distintas cantadas por el mismo ejecutante nos
proporciona una clave importante: las dos deblas cantadas por Rafael Romero en la
misma sesión, Romero 13 y Romero 14, tienen más paralelismos entre ellas en lo
relativo a bordaduras que entre las deblas de Romero que comparten la misma
letra, pero han sido grabadas en años distintos. Por lo tanto, el uso de las
bordaduras parece estar asociado, al menos en este cantaor, a modelos
improvisatorios genéricos (conscientes o no) sujetos a cambio o a evolución.
Entre las dos deblas de J. Mercé aparecen importantes diferencias
estructurales, aunque mantienen coincidencias puntuales en las bordaduras. En las
secciones de Mercé 13 a menudo aparecen bordaduras distintas a las que predominan
en el resto de cantaores.
Como generadoras de grados melódicos, las bordaduras gestan con recurrencia
las siguientes alturas: #IV, Vdism y VII, así como, enármónicamente, los grados #II y
VIIdism.
El hecho de que la debla sea uno de los cantes flamencos primitivos, no
implica que la aparición de ciertos grados y ciertos giros melódicos no pueda
provenir de la influencia de palos con acompañamiento. Los grados #II y VII
podrían proceder en ese caso del acorde de dominante V7 (aumentado en el caso
del #II) y Vdism y #IV del acorde bVI7 (presente en seguiriyas, polo, caña, etc)
y, por tanto, depender en cierta medida de la evolución armónica de otros palos.
275 "
En resumen:
- Las presencia de bordaduras no depende del número de semitonos del ámbito
de la escala utilizado en cada sección.
- El tipo de bordadura utilizado está en función de la combinación de varios
factores: la relación entre las notas de los movimientos melódicos predominantes, la
constancia de dichas notas, la dirección de la resolución melódica ascendente o
descendente y las preferencias ornamentales del cantaor.
- El grado de uso de la bordadura no depende de que la sección sea melismática
o con letra.
- Las bordaduras cromáticas son las más recurrentes a lo largo de la debla: la
bordadura cromática ascendente es más regular, mientras que la descendente se
concentra en las cadencias de final de tercio.
- Las bordaduras semitonales ascendentes tienen la capacidad de generar
nuevos grados de característico color flamenco, constituyéndose como un giro
idiomático en si mismas.
Nos encontramos, pues, ante un conjunto abierto de herramientas concretas
que pueden usarse a piaccere durante la ejecución del cante. Si bien, por tradición,
existen lugares de la debla donde determinadas bordaduras son más probables o
estilísticas, así como puntos en los que éstas no se producen, sin embargo la
esencia del cante conlleva la libertad en el empleo personalizado del ornamento.
"276
4.3 ANÁLISIS MICROSCÓPICO
El análisis microscópico se ha enfocado en la sección Ma por su carácter
melismático, de mayor duración que otras secciones similares (Mb y Mc) y con
mayor posibilidad de proximidad a la afinación inicial de la debla. El análisis de los
melismas conlleva aspectos melódicos y rítmicos que demandan un análisis
minucioso y en el que se producen menos errores de transcripción automatizada al
reducirse el número de consonantes. Además puede evidenciarse una presencia más
clara del pulso subyacente; Al mismo tiempo, las conclusiones no dependerán de la
letra en la misma medida de los niveles anteriores. Para realizar el estudio de esta
sección se han utilizado herramientas específicas de transcripción, detalladas en la
metodología.
El análisis se ha efectuado sobre catorce deblas, frente a las nueve del nivel
intermedio, por tratarse de un estudio más específico, con un potencial abanico más
amplio de resultados en función de cada interpretación musical. Las nuevas deblas se
numeran, como hasta ahora, por orden de grabación y no por fecha de publicación.
Tras el establecimiento de las conclusiones relativas a la modalidad, las
partituras de esta sección se encuentran recopiladas en el anexo II, si bien transcritas
con armaduras artificiales, a diferencia de como aparecen a lo largo del análisis.
Las deblas añadidas al núcleo central de análisis, con sus respectivas letras, son
las siguientes:
Moreno 09 Ay en el Cristo (L5) Moreno 10 Murió Tomás (L2) Romero 05 Soy caló de nacimiento (L1) Mairena 07 En alta voz* (L7) Mairena 11 Mataron a Curro Monge* (L4)
Fig 162; Tabla de deblas añadidas al núcleo central de análisis con sus respectivas letras
277 "
Los centros modales de partida de todas las deblas son los siguientes:
Romero 02 Do
Romero 03 Si bemol
Romero 04 La
Romero 08 Do
Pavón 01 Si bemol
Escudero 06 Do#
Heredia 12 Si bemol
Mercé 13 La bemol*
Mercé 14 Sol*
Mairena 07 Do
Mairena 11 Si
Romero 05 La
Moreno09 Si
Moreno10 Si
Con asterisco se indican las variaciones de la debla de T. Pavón “Ya no hay
pluma ni tintero”.
4.3.1 CONSIDERACIONES RÍTMICAS
En general, en la bibliografía precedente, el ritmo de la debla se ha entendido
como libre (o rubato), aunque en la bibliografía precedente existen interpretaciones
alternativas como la de Hipólito Rossy, quien sugiere que en algunos casos subyace
la estructura rítmica de 3/4+2/4+2/4 (Rossy 1966:152). En ninguno de los casos
analizados en este estudio se ha reconocido dicho compás como tal.
En la transcripción rítmica efectuada en el caso del análisis microscópico, se ha
optado por el uso de una escritura con pulso pero sin compás, que se estima refleja
mejor la realidad sonora de la debla. La notación ornamental y rítmica usada en la
transcripción de los pasajes se encuentra pormenorizada a lo largo del capítulo 3.11.
de la metodología.
Primeramente se aborda la transcripción de la sección Pavón 01Ma, dadas ciertas
peculiaridades de su rítmica que la llevan a ocupar un lugar central en este análisis:
Fig 163; Pavón 01Ma
"278
Estudiando esta primera fuente grabada de la debla, aparece una característica
importante de cara al análisis rítmico y la notación: una subdivisión rítmica de la
melodía a través del pulso interno, organizada en grupos de cinco notas y proyectada
en el fraseo. Sorprende esta acentuación por la inexistencia en la música occidental
de esta figura como pulso (que no como grupo “irregular” o como compás).
Se ha optado por representar esta circunstancia con la figura de cinquillos, para
advertirla con mayor claridad y destacar su relevancia, aunque estrictamente lo
correcto sería hacerlo simplemente con semicorcheas agrupadas de cinco en cinco.
La consistencia de la presencia de la acentuación en cinco a lo largo del fragmento
hace concluir que no es una aparición accidental o aislada (grupo irregular), sino
una ejecución adquirida en el vocabulario y reproducida. Sin embargo, esta
subdivisión no es constante durante el resto de la debla de Pavón, en otras secciones
aparecen subdivisiones distintas:
- Visos de subdivisión ternaria en A1, A2, B1 y C1.
- Subdivisión binaria en C2.
- Algún elemento suelto de agrupamiento en cinco en B2.
- La sección Mb muestra un fraseo en el que se alternan grupos de dos y tres,
sumando siete (2+2+3) u ocho (2+3+3) que recuerdan el compás 3/4+2/4+2/4
propuesto por Rossy (1966:152). Entre algunos de estos grupos asoman fraseos
sueltos en asociaciones de cinco.
- A lo largo de la sección Mc, al menos el 50% de las frases se encuentran
acentuadas en grupos de cinco (2+3 o 3+2), como la de la siguiente figura:
Fig 164; Doble cinquillo en Pavón 01Mc
279 "
Se ha contrastado esta peculiaridad rítmica quinaria con el resto de las deblas,
para constatar si se encuentra en otras deblas del resto de cantaores analizados:
-1 Romero 03Ma:
Fig 165; Romero 03Ma
Como se aprecia en la figura anterior, en esta sección de la debla Romero 03, el
cinquillo no se introduce ni como grupo “irregular” ni como pulso, que parece de
subdivisión ternaria, aunque expresado en la transcripción como tresillos. Podría
haberse representado el pulso básico como semicorchea regular, cambiando el
tempo. En cualquier caso, para poder reajustar la transcripción a la subdivisión
ternaria se ha tenido que contemporizar un tanto en la notación -harto delicada- del
final del primer pentagrama, por ejemplo en el siguiente fraseo:
Fig 166; Detalle de Romero 03Ma
En la transcripción del fragmento de la figura 166 se ha efectuado cierta
“negociación” rítmica, a través de los símbolos de acortamiento y alargamiento de
notas, siendo especialmente susceptible de ser representada con fórmulas distintas.
-2 Al estudiar Romero 04Ma, se observa que desarrolla una parte importante de
su acentuación y fraseo en cinco, aunque la subdivisión fluctúe:
Fig 167 Romero 04Ma
"280
-3 En la sección Romero 02Ma el fraseo no contiene cinquillos, mostrando
frecuentes similitudes con Romero 08Ma, así como contrastes con Romero 03 y
04Ma. Este hecho puede tener distintas interpretaciones, como se verificará al
comparar las deblas de Rafael Romero entre sí en el capítulo 4.4.1.
-4 La sección Escudero 06Ma fluye a través de un fraseo básico binario,
aderezado con algún tresillo. Ciertas características específicas de este cantaor se
analizan en el capítulo 4.4.3.
-5 Dentro de la sección Heredia 12Ma, la acentuación en grupos de cinco es
puntual en los vibratos (el disco al que pertenece esta debla es un homenaje a
Tomás Pavón), pero no subyace un pulso quíntuple, sino de semicorcheas binarias.
Fig 168; Heredia 12Ma
Aunque la tendencia de Jesús Heredia al cantar la debla sea la de alargar los
tercios, esto no es siempre aplicable a las secciones melismáticas, recayendo las
mayores expansiones temporales en las secciones A1 y C2 (véase la Fig.107, del
punto 4.2.1). En cualquier caso, en el análisis de la sección Ma aparecen rasgos
idiosincráticos de este cantaor relativos al vibrato y la ornamentación, que se
abordarán en los próximos capítulos.
-6 La sección Ma en la debla Mercé 14 transcurre mediante notas largas, con
un vibrato un tanto irregular e indefinido. La subdivisión subyacente, aunque no
muy precisa, resulta de carácter binario. En cuanto a afinación el fragmento se
muestra bastante errático en su conjunto.
281 "
Fig 169; Transcripción de Mercé 14Ma
-7 En el caso del fragmento Mercé 13Ma, se ha completado la transcripción
rítmica basándola en la periodicidad de un vibrato muy ostensible, de una amplitud
mayor al semitono, que se convierte prácticamente en un trino en el que destaca el
glissando entre sus notas. La notación proporcional no sería una opción desatinada
para la transcripción de este fragmento, incluso en el nivel microscópico de análisis.
Junto a la sección Heredia 12Ma, Mercé 13Ma es la más larga dentro de las
deblas del núcleo central de análisis. Por momentos, como ya se vió en el análisis
intermedio, la inconsistencia en la afinación dificulta su transcripción. En esta
versión destaca la misma parquedad en el sinuoso contorno ornamental-intermedio
que en Mercé 14Ma, recreándose en la repetición de notas más que en la curva
melismática. Resulta destacable la variación dinámica.
Fig 170; Mercé 13Ma
Como puede apreciarse, existe un uso esporádico del fraseo en cinco, pero no
un pulso en dicha unidad.
-8 La debla Moreno 10 (centro modal en Si) presenta en la sección Ma mucha
mayor presencia del cinquillo, que puede llegar a considerarse un pulso alternante
con otras subdivisiones:
"282
Fig 171; Moreno 10Ma
En este fragmento se ha transcrito un grupo irregular incompleto (inicio del
tercer sistema), mediante los procedimientos notacionales descritos previamente en la
metodología. Parece interesante señalar que este tipo de complejidades rítmicas, en
concreto los pulsos de subdivisiones acentuadas en grupos de cinco, son inusuales en
la música occidental académica, teniendo en cuenta que se trata de subdivisión y no
de organización de acentos en compases de 5/4, 5/8 o 5/16 con subdivisión binaria.
-9 En la debla La fragua de mi “pare”, sección Moreno 09Ma (centro modal en
Si) se encuentran melismas especialmente largos, de una manera similar a la que
hemos destacado en Mercé 14Ma. La subdivisión parece binaria, con inserción de
cinquillos y tresillos de valores siempre aproximados. Las frases, de diecisiete, trece,
nueve, seis, cinco, cuatro y tres semicorcheas, suelen ser combinaciones de grupos
de dos y de tres.
Fig 172; Moreno 09Ma
283 "
La mayor regularidad del pulso ha permitido una transcripción más precisa a
nivel rítmico, detallándose un vibrato ralentizado y un cinquillo más lento (más
largo) que su duración teórica.
-10 La sección Mairena 07Ma (centro modal en Do) introduce vibratos y
fraseo con acentuaciones en grupos de siete (4+3), seis y cinco semicorcheas
(representados por los corchetes). El fragmento puede transcribirse de la siguiente
manera:
Fig 173; Mairena 07Ma
-11 Mairena 11Ma, “Alevántate”, (centro modal en Si, bajado −30 cents), resulta
algo más lenta que la anterior debla de Mairena. Excepcionalmente aparece un acento
en siete y otro en cuatro, ya que la mayoría de la organización de las frases se realiza
en grupos de tres semicorcheas.
Fig 174; Mairena 11Ma
A pesar de que el presente capítulo se enfoca en cuestiones rítmicas, en las
transcripciones se encuentran incluidos notacionalmente todos los aspectos
ornamentales y microtonales que se abordan en los próximos capítulos.
"284
4.3.2 MICROORNAMENTACIÓN
El fenómeno de la ornamentación se ha abordado desde dos niveles: un primero,
implícito al que se ha denominado como análisis intermedio, que comprende
bordaduras y giros entre notas claramente diferenciadas e independientes, de
duración, importancia y presencia variables. El segundo nivel reside en el
microornamento, que transcurre en el ámbito más íntimo de la nota, tomada o
abandonada a través de gestos sonoros que involucran modificaciones en su altura y/o
extensión, incluidas en el análisis microscópico. Este segundo nivel, integrado por
apoyaturas y mordentes rápidos, en forma de cromatismos, dobles aproximaciones y
otros perfiles ornamentales, requiere un amplio conjunto de herramientas
notacionales específicas para su transcripción, herramientas relacionadas con los
fenómenos de portamento, glissando y vibrato, en ocasiones simultáneos. No siempre
resulta fácil discriminar entre ambos niveles, ni existe una frontera claramente
delimitada entre ellos, entremezclados naturalmente en el cante.
Aunque en el ámbito teórico, apoyaturas, mordentes y notas de adorno
responden a una categoría distinta de la de portamentos y glissandos, en la práctica
microornamental de la debla ambos grupos están inextricablemente unidos, por lo
que resultaría poco natural pretender analizarlos separadamente. Algo similar
sucede con la participación de la microtonalidad en la ornamentación, encontrándose
sustancialmente imbricadas.
A lo largo de este capítulo se presentan los tipos de ornamentación microscópica
detectados en los análisis efectuados. Sumergidos en el mundo de lo ínfimo, se
estudian los tipos de (micro)ornamentos, diferenciados en dos grupos: los simples,
donde entran en juego una o dos alturas (contando la nota "principal"), y los
compuestos, con más de dos alturas participando en el giro melódico.
285 "
4.3.2.1 MICROORNAMENTOS SIMPLES
-1 Portamentos
En la debla, al tratarse de un cante sin compás, sin acompañamiento y con
un tempo en mayor o menor medida fluctuante, no es extraño que resulte
complicado precisar si el portamento se está realizando antes del tiempo o sobre el
tiempo de una nota. Cuanto más claro y estable sea el pulso subyacente, más
fácilmente se producirá la identificación.
En los dos siguientes ejemplos el portamento se realiza sobre el tiempo:
Fig 175; Romero 03Ma (CD)
Fig 176; Portamentos en Mercé 13Ma (CD)
-2 Apoyaturas simples:
Dentro de las apoyaturas encontradas, la más común consiste en una nota sin
altura definida que, normalmente por portamento o glissando, antecede a otra. A
pesar de que la apoyatura no presenta una altura tonal identificable, tímbricamente
se percibe más grave o más aguda que la nota a la que precede.
Con respecto a su posición en el marco temporal se encuentran dos
comportamientos:
2A- Apoyatura efectuada anticipadamente al tiempo de la nota
“principal”. Ésta es la más frecuente.
Fig 177; Apoyaturas en Pavón 01Ma (CD)
En el sonograma respectivo (fig 178) se puede apreciar cómo las dos
apoyaturas (en los segundos 0,3 y 0,02 aproximadamente) son más graves que las
"286
respectivas notas “principales”, conteniendo la primera una cantidad de ruido de
aire (inarmonicidad) mayor que la segunda, que posee una estructura de armónicos
de nota con altura definida.
Fig 178; Sonograma de apoyaturas en Pavón 01Ma.
2B- Apoyatura efectuada robando el tiempo de la nota “principal”:
Fig 179; Apoyatura en Mercé 13Ma (CD)
En el ejemplo anterior la apoyatura precede a un vibrato largo y complejo, cuya
notación se abordará posteriormente en este capítulo. En próximos casos, aparecerá
con frecuencia este mismo tipo de apoyatura, mezclada con otras de altura definida.
-3 Glissando40 de final de frase (fig 180). Éste se produce, generalmente, dentro
del ámbito de un tono.
Fig 180; Glissando en Pavón 01A1 (CD)
40 En el capítulo 3.12 se aborda la diferencia en los conceptos de portamento y glissando.
287 "
-4 Glissando entre notas:
Fig 181; Glissando entre notas en Romero 02Ma (CD)
-5 Glissando de bordadura:
Fig 182; Glissando de bordadura en Mercé 14Ma (CD)
-6 Portamentos durante la nota. Con subida o bajada de afinación, pudiendo
también entenderse como bordaduras glisadas41:
6A- Portamento durante la nota, microtonal, ascendente y sencillo:
Fig 183; Romero 02Ma Fig 184; Romero 04Ma (CD)
6B- Patrón con bordadura-portamento durante la nota, microtonal:
Fig 185; Portamentos en Pavón 01Ma (CD)
41 Entendiendo en este caso por bordaduras glisadas aquellas con un cambio continuo de la afinación sin separación entre notas diferenciadas.
"288
Además de en Pavón 01, este patrón aparece en Moreno 10:
Fig 186; Portamentos en Moreno 10Ma (CD)
Destaca la similaridad ornamental entre los dos ejemplos anteriores, en los que se
crea un nuevo ornamento de mayor nivel, que engloba a los portamentos durante la
nota alternados con una nota superior a modo de pseudo trino.
Independientemente del patrón rítmico con el que se ejecutan ambos patrones, la
aparición de este ornamento complejo en el mismo lugar de la frase musical
(quinta nota "principal" de la segunda frase de la sección Ma) sugiere una
influencia de Tomás Pavón en Gabriel Moreno, dado que se trata de un gesto poco
frecuente en las deblas analizadas. Sin embargo, en detalle, la ejecución de Moreno
es distinta de la de Pavón en cuanto a la manera de realizar el portamento:
Fig 187; Ejecuciones ornamentales de T. Pavón (izquierda) y G. Moreno (derecha)
En la figura anterior se pueden observar las diferencias de los perfiles de
las curvas de afinación y dinámicas, y cómo Moreno ataca la nota desde una
altura más baja. Éste es un buen ejemplo para calibrar el grado de resolución de la
notación empleada.
6C- Portamento durante la nota, microtonal y descendente:
Fig 188; Portamento en Romero 02 Ma (CD)
289 "
Este tipo de ornamento puede transcribirse también como entre dos notas de la
misma altura:
Fig 189; Portamento entre dos notas de la misma altura en Romero 08Ma (CD)
Que equivaldría a:
Fig 190; Opción de notación para el portamento entre dos notas de igual altura
6D- Portamento entre dos notas de distinta altura:
Fig 191; Mairena 11Ma. Varios portamentos entre dos notas de distinta altura (CD)
-7 Bordaduras
En las deblas analizadas aparecen numerosas bordaduras semitonales, en
numerosas ocasiones en grupos de tres (no necesariamente tresillos), con dirección
ascendente o descendente. Estas bordaduras se situarían en el nivel intermedio de
análisis, pero se han incluido en este apartado, junto a los microornamentos, para
complementar el estudio de las bordaduras microtonales.
Fig 192; Bordaduras ascendentes en Pavón 01Mb (CD)
Fig 193; Bordaduras ascendentes, Mairena 07Ma (CD)
"290
Fig 194; Bordaduras descendentes, Romero 08Ma (CD)
4.3.2.2 MICROORNAMENTOS COMPUESTOS
A continuación se muestran aquellos microornamentos detectados en la debla en
los que participan más de dos alturas:
1 Apoyatura doble42:
Este tipo de apoyatura en común en distintos estilos de música. En este ejemplo
se observa, sin embargo, un perfil melódico característico del flamenco en el juego
con el semitono inmediatamente superior.
Fig 195; Apoyatura doble en Romero 03Ma (CD)
-2 Apoyatura doble precedida de un ataque sin altura tonal.
El primer giro que surge en numerosos principios de frase es un ataque que
comienza en una nota sin altura definida, casi hablada, que pasa a convertirse en
un glissando cromático, ascendiendo y descendiendo a modo de mordente, muchas
veces microtonal, susceptible de ser transcrito como apoyatura:
Fig 196; Comienzo de la sección Romero 08Ma (CD)
Completado el ornamento, la dirección melódica puede continuar ascendente o
descendentemente.
-3 Apoyatura con contorno: Similar al caso anterior, pero representada con un
símbolo específico propio, diseñado ad hoc para cada situación. Las alturas
42 Por la rapidez del fraseo no se ha transcrito en este caso el Sol bemol de la apoyatura como Sol
tres cuarto de bemol (o Fa cuarto sostenido) que aparece en el análisis de alturas.
291 "
definidas que participan son dos, aunque la que se percibe como principal es Mi,
cayendo de afinación. El ataque de aire sin altura aparece representado entre Re# y
Mi en la transcripción automática, la nota detectada es un Mi# que desciende en
afinación.
Fig 197; Ornamento en Escudero 06Ma (CD)
El diseño gráfico y la alineación del símbolo sirven para representar el desarrollo
aproximado del ornamento antes y durante el valor de la nota.
No debe confundirse esta notación con la del vibrato irregular en alturas
(figuras 227 y 228), que también se situaría sobre el pentagrama, a partir de la
nota, con un símbolo distinto y acompañado de notas con cabeza pequeña sobre el
pentagrama en el caso de ser mesurable.
En el próximo ejemplo, en la imagen de la izquierda el ornamento resuelve en
Mi, mientras que en la de la derecha fluctúa alrededor de Mi.
Fig 198; Ornamento transcrito con símbolo antes del tiempo y en el tiempo
El símbolo no representa las alturas exactas que participan, sino un contorno.
Estas notaciones, como el resto de las aportadas, son simples propuestas, basadas en
la notación contemporánea y etnomusicológica, susceptibles de renovarse a medida
que el repertorio ornamental se expanda con posteriores estudios.
-4 Apoyatura triple:
Fig 199; Apoyatura triple perteneciente a la sección Romero 04Ma (CD)
"292
También puede producirse en el interior de una frase, donde cabe usar el
símbolo , en el estilo de notación propuesto por Abraham y Hornbostel
(1994:434):
Fig 200; Detalle de la sección Heredia 12Ma (CD)
En el caso del ejemplo anterior, el ornamento tomaría su valor de la nota sobre la
que se coloca:
Fig 201; Símbolo ornamental a tiempo
Si el ornamento se anticipa al tiempo de la nota a la que acompaña, puede
representarse de la siguiente manera:
Fig 202; Símbolo ornamental anticipado
Nótese la diferencia con el signo del grupeto:
Fig 203; Símbolo del grupeto.
En cualquier caso, resulta imposible resumir todas las posibilidades
microtonales de un contorno complejo en un simple símbolo. Es por esta razón
que en el nivel de análisis microscópico suele ser preferible detallar el ornamento
altura por altura.
293 "
-5 Giros elaborados: A continuación un giro más elaborado que los anteriores,
comenzando con una nota sin definición:
Fig 204; Apoyatura y portamentos en la sección Mairena 07Ma (CD)
Se ha transcrito en la figura anterior el descenso de la nota Mi como un
portamento descendente, ya que el Mi cuarto bemol posterior detectado en el
análisis automático de la figura izquierda, no se percibe como una altura definida,
tomando el portamento su tiempo del Mi y no del Fa que le sigue. La
diferenciación entre apoyaturas y notas “principales” parte de la percepción,
subjetiva y culturalmente condicionada, que no siempre coincide con la
representación gráfica del análisis informático (por otra parte también subjetivo,
como ya se expuso en capítulos anteriores).
No existe una frontera notacional estricta entre notas de adorno y portamentos
o glissandos: estas mismas fluctuaciones gráficas se aplicarán en la transcripción del
vibrato. Cuanto más complejo sea el ornamento, menos representativo resultará, en
cualquier caso, el símbolo.
6- Los ornamentos descritos siempre pueden modularse con vibrato, ya sea
regular o amplio, como en el siguiente ejemplo, donde se combinan ambos:
Fig 205; Ataques de la sección Heredia 12Ma (CD)
"294
4.3.2.3 BORDADURAS MICROTONALES
En muchas ocasiones resulta problemáticamente sutil la delimitación entre una
bordadura microtonal o un portamento. De nuevo, la diferencia se encuentra basada
en una percepción subjetiva que depende del recorrido, la velocidad, la duración y
el ataque o dinámica de las notas. Si bien las bordaduras se han incluido en el
nivel de análisis intermedio, la identificación de la microtonalidad es inherente al
nivel microscópico, por lo que las bordaduras microtonales se han incluido dentro de
este capítulo.
La identificación de las alturas participantes con respecto a la modalidad de
la debla en cuestión resulta complicada, al existir una paulatina desviación de la
afinación inicial, que aún corregida por secciones se controla, pero no desaparece.
En este tipo de bordaduras se dispone, sin embargo, de una mayor precisión de
análisis fino por la cercanía entre las notas referenciadas entre sí, con lo que el
contexto de afinación es más definido, independientemente de que la microtonalidad
involucrada se pueda estimar como volitiva o no.
-1 Bordadura microtonal ascendente. Se presenta con frecuencia en la debla:
Fig 206; Bordadura microtonal ascendente en Moreno 10Ma (CD)
Fig 207; Bordaduras microtonales ascendentes en Pavón 01Ma
Fig 208; Bordadura microtonal ascendente en Romero 03Ma (CD)
-2 Bordadura microtonal descendente:
Si bien en este palo con frecuencia se encuentran bordaduras descendentes
tradicionales de semitono, las bordaduras microtonales descendentes de cuarto de
295 "
tono aparecen en una proporción mucho menor. En los fragmentos transcritos,
salvo dentro de vibratos como en la sección Romero 08Ma, no se presenta
ninguna que se ajuste a lo que sería el modelo teórico paradigmático:
Fig 209; Ejemplo de bordadura microtonal descendente
Sin embargo, sí es reseñable la aparición de giros similares en cuanto a perfil
microtonal:
Fig 210; Bordaduras microtonales descendentes en: Escudero 06MA, Heredia 12Ma y Mairena
11Ma respectivamente
También se detectan situaciones microtonales similares en giros más complejos
como el siguiente:
Fig 211; Bordadura microtonal descendente en Mercé 14Ma
-3 Bordaduras a distancia de tres cuartos de tono o con intervalos desiguales,
posiblemente producidas en circunstancias que cabría achacar a imprecisiones en la
afinación o a la superposición de un vibrato amplio:
Fig 212; Bordaduras en Pavón 01Ma (CD) y Heredia 12Ma (CD)
"296
4.3.2.4 MICROTONALIDAD CROMÁTICA
En este punto se analizan algunos de los usos microtonales recurrentes en la
debla que no forman parte de la microornamentación propiamente dicha, es decir de
aquella que transcurre alrededor de una nota central, sino que funcionan como
microcromatismos de paso.
Al igual que en el caso de las bordaduras, el factor de desviación progresiva de
la afinación será poco determinante en la detección específica de las alturas relativas
involucradas en el giro, al tratarse de periodos muy breves de tiempo.
Los siguientes patrones microtonales pueden también entenderse como la
partición de un portamento mediante una nota intermedia:
-1 Patrón microtonal descendente:
Fig 213; Patrón microtonal descendente en Moreno 09Ma (CD).
Fig 214; Patrones microtonales descendentes en Moreno 10Ma (CD).
A lo largo de la sección Ma se encuentran patrones microtonales descendentes en
las interpretaciones de A. Mairena, J. Mercé y G. Moreno. También se presentan en
otras secciones, concretamente se han identificado en Romero 08B1 y Heredia 12B1.
-2 Patrón microtonal ascendente:
En la siguiente figura se observa un patrón cromático ascendente por
intervalos menores al cuarto de tono:
Fig 215; Cuarto de tono en Heredia 12Ma (CD).
297 "
En el contexto que rodea al patrón anterior, la profusión de microtonalidad no
puede achacarse a una desviación general paulatina, ya que la nota final de resolución
(Mi bemol) está centrada con respecto al contexto.
Fig 216; Fragmento de Heredia 12Ma (CD).
Resulta factible considerar -al igual que para el patrón microtonal descendente-
esta figura ascendente como la fragmentación de un portamento o glissando corto en
notas de paso microtonales. En cualquier caso, los patrones cromáticos microtonales
ascendentes son mucho menos comunes que los descendentes.
-3 Microtono cadencial:
La nota de resolución final de una frase se divide en dos, separadas
microtonalmente.
Fig 217; Resolución en Pavón 01B2 (CD).
4.3.2.5 ORNAMENTOS TÍMBRICOS
A lo largo del análisis de las distintas deblas encontramos con cierta regularidad
los siguientes ornamentos tímbricos:
1- Hipo o sollozo breve:
Éste es un ornamento característico del flamenco, que combina la apoyatura o
mordente con un cambio de timbre, más agudo. A lo largo de estas páginas se ha
topado con las dificultades de detección que ocasionaba su presencia en el análisis
informático automatizado, ya que conlleva una subida en la altura tonal, que sin
embargo no alcanza a identificarse claramente con una altura definida.
"298
Un ejemplo en la sección Romero 02A2:
Fig 218; Hipo o sollozo en Romero 02A2 (CD).
Dentro del círculo verde se señala el ornamento tímbrico, detectado a caballo
entre Do5 y Si4, mientras que la altura que se percibe auralmente, en global para el
efecto, es la de Sol (en este caso cuarto bemol), enmarcada el círculo inferior rojo.
Otro momento de la misma debla:
Fig 219; Hipo o sollozo en Romero 02Ma (CD)
2- Golpe de glotis:
El golpe de glotis no implica, a diferencia del hipo, una subida en la entonación,
sino más bien al contrario. En el siguiente ejemplo, la forma de onda en rojo intenso
responde a la nota sobre la que se ejecuta el golpe de glotis:
Fig 220 Golpe de glotis en Romero 08C1 (CD)
3- Boca chiusa:
En ocasiones, independientemente de que se efectúe un cambio de altura, el
cantaor desarrolla parte del melisma, o simplemente alarga una nota no melismática
sobre una consonante, cerrando la boca, convirtiéndose en la práctica en una “m”.
Fig 221; Boca chiusa en Heredia 12B2 (CD)
299 "
4- Consonante alargada:
Menos frecuentemente, se extiende la duración de una consonante sin cerrar la
boca.
En la figura se ha transcrito la letra “l” mediante la convención del alfabeto
fonético internacional, con la letra lambda, ya que se produce palatalmente.
Fig 222; Consonante alargada en Heredia 12C1
4.3.3 VIBRATO
Hasta este punto se han presentado los microornamentos más recurrentes y/o
característicos encontrados en las deblas analizadas. Estos ornamentos se encuentran
intrínsecamente unidos a la ejecución del vibrato, produciendo multitud de perfiles
ornamentales.
Contrariando la segunda parte de la siguiente afirmación de Francisca Merchán:
«The vibrato ornament is basically used to maintain a note or to move between
scales. Many cantaores do not use vibrato, so it is no inherent to flamenco singing»
(Merchán 2008:19), todos los cantaores analizados en este estudio (Tomás Pavón,
Rafael Romero, José Mercé, Vicente Escudero, Jesús Heredia, Antonio Mairena y
Gabriel Moreno) emplean vibrato en la interpretación de la debla, sin perjuicio de que
puedan presentarse puntualmente notas senza vibrato.
El vibrato juega un papel fundamental al modular las apoyaturas y mordentes,
generando distintas curvas ornamentales al combinarse entre ellas, curvas que están
relacionadas con la función “to move between scales” que presenta Merchán en la
cita anterior.
"300
4.3.3.1 TIPOS DE VIBRATO DETECTADOS
Dentro de las variedades de vibrato detectadas, es factible realizar una
clasificación de los tipos de vibrato que aparecen en la debla, atendiendo a su
regularidad rítmica e interválica43.
1 Vibrato no mesurado:
Fig 223; Vibrato no mesurado Romero 03 Ma (CD)
Como se aprecia en la figura 223, el vibrato de esta nota no evidencia
periodicidad rítmica.
En las deblas de Rafael Romero aparece esporádicamente este tipo de vibrato no
mesurado sobre notas tenidas, sucediendo en Romero 03 y 04, pero no en el resto
de sus deblas.
2 Vibrato mesurado:
Aquel que presenta periodicidad rítmica. La mayoría de los vibratos que se han
encontrado en los ejemplos analizados, en especial en notas largas, son de este
tipo, pudiendo discriminarse entre regulares e irregulares en atención al intervalo
de alturas que cubre.
Un ejemplo de vibrato mesurado regular:
Fig 224; Vibrato mesurado regular en Moreno 09Ma (CD)
El vibrato en G. Moreno es excepcionalmente uniforme respecto al resto de
los cantaores analizados.
En la figura 225 se muestran dos notas con vibrato mesurado irregular con
respecto a su altura tonal. La primera de ellas muestra un intervalo creciente desde
una nota base, mientras que la segunda es irregular en interválica y de tendencia
descendente. De cara a una mejor apreciación visual las notas están divididas como 43 Estimamos que es más importante la organización conceptual de los distintos tipos de vibrato que la terminología en sí, que pudiera haberse definido como periódica, uniforme, constante, homogénea, simétrica y un largo etcétera.
301 "
trinos en la representación de Melodyne, aunque no se corresponde con la percepción
aural del fragmento.
Fig 225; Vibrato en Mercé 13Ma (CD)
Fig 226; Comparación del vibrato mesurado regular de Moreno 09 (fig. 224) con el mesurado irregular
en Mercé 13Ma, sobre la segunda nota de la fig. 225 y 227.
En la gráfica anterior se puede apreciar la diferencia sustancial entre el vibrato de
G. Moreno y el de J. Mercé, representando dos extremos opuestos en cuanto a
interpretación del vibrato en los cantaores analizados.
En los siguientes ejemplos, la presencia de las notas con cabeza pequeña indica
el uso de vibrato rítmico (mesurado) sobre una nota larga, vibrato cuyo perfil se
expresa en la curva sobrepuesta encima del pentagrama.
Fig 227; Vibrato creciente y vibrato irregular en Mercé 13Ma (CD)
Fig 228; Vibrato decreciente, acabando en senza vibrato en Heredia 12 Ma (CD)
"302
En la siguiente figura (229) se observa un patrón que aparece recurrentemente
en el cante de A. Mairena. En dicho patrón de tres notas, señalado con líneas
discontinuas en la imagen, la primera muestra un vibrato menor que las dos
siguientes. Dicho modelo constituirá una de las características de estilo de este
cantaor a la hora de realizar un análisis estilístico de su cante.
Fig 229; Patrón de vibrato en Mairena 11Ma (CD)
Como se puede apreciar, en los intersticios de los patrones señalados -tal y
como afirmaba Merchán- el vibrato no tiene que costreñirse necesariamente a notas
largas de una manera estática, pudiendo extenderse a lo largo de una frase sobre sus
correspondientes cambios de altura.
3 Vibrato mixto:
Como se expuso anteriormente (ver fig. 228), en la debla en ocasiones aparecen
vibratos mixtos, fruto de la combinación de dos tipos de vibrato entre los
anteriormente descritos. También se identifican otros parcialmente mesurados o
incluso notas largas sin vibrato.
Fig 230; Vibrato mixto en Heredia 12Ma (CD)
El vibrato del ejemplo anterior sería el contrario al típico en pop o música
barroca, conocido como delayed vibrato, comenzando la nota sin vibrato para luego
generarse.
4 Clasificación respecto a la amplitud interválica del vibrato
En la debla puede alternarse un vibrato dentro del ámbito de semitono, con otro
vibrato amplio, de intervalo mayor. Veámoslos en el siguiente ejemplo:
Fig 231; Combinación de vibrato amplio y normal en Heredia 12Ma (CD)
303 "
El vibrato amplio llega a producir una sensación de altura tonal desdibujada,
que quedará en algunas ocasiones mejor identificada con un microtono centrado:
Fig 232; Efecto del vibrato amplio en la altura tonal en Heredia 12Ma (CD)
Fig 233; Vibrato amplio de la figura anterior, dividido en las alturas de sus extremos
En otras situaciones, un vibrato amplio provoca que las alturas de la detección
automatizada no se correspondan con su percepción aural:
Fig 234; Efecto del vibrato amplio en la altura tonal en Heredia 12Mb (CD)
En la figura anterior, la nota señalada en rojo se detecta informáticamente como
Sol bemol, sin embargo en el contexto se escucha como Fa, debido a las expectativas
modales, dada su resolución como portamento hacia la nota principal Fa (ligeramente
alta). La amplitud del vibrato facilita la reinterpretación de su altura. La percepción
aculturada de la altura “resiste” a pesar de que ni la dinámica ni la duración de la
nota “principal” sean mayores que las de las aproximaciones.
El vibrato profundo está presente también en las deblas de A. Mairena o en J.
Mercé, no así en las de T. Pavón, R. Romero, V. Escudero o G. Moreno.
A continuación se comparará interválicamente el vibrato de la debla de Jesús
Heredia con el de otro cantaor, Antonio Núñez “El Chocolate” (Chocolate 2006).
Este cantaor emplea un vibrato y portamento muy pronunciados, así como cambios
de timbre notables.
"304
Fig 235; Vibrato en Debla Chocolate 2006 Ma1 16”- 18”. (CD)
En la figura 235 se observa un vibrato que supera el intervalo de un tono,
intervalo al que por momentos Jesús Heredia puede aproximarse. Nótese el salto en la
nota más grave, recuadrada en la imagen, error de detección producto de un “golpe de
glotis”.
En general, los cantaores combinan en los melismas una mayoría de vibratos
mesurados, con algunos no mesurados. De los mesurados la mayoría son regulares,
aunque los hay que muestran heterogeneidad en las alturas. De todos los cantaores
analizados, aquel que presenta mayor regularidad métrica y tonal en el vibrato es
Gabriel Moreno (véase la figura 233).
A continuación un ejemplo de vibrato mesurado, pero con cierta irregularidad en
su altura:
Fig 236; Vibrato mesurado irregular en Romero 08 A1 (CD)
En ocasiones las irregularidades pueden deberse a defectos de la grabación, así
como a jaleos presentes, y no al vibrato en sí, como en el próximo ejemplo:
Fig 237; Vibrato mesurado irregular en la nota final de Romero 08 (CD)
En el caso de la sección Heredia 12Ma los vibratos son más heterogéneos que en
el resto de las deblas transcritas, alternándose vibratos de todo tipo: amplios,
angostos e intermedios, regulares e irregulares en el tiempo, mesurados y no
mesurados en alturas. En concreto, las notas con vibrato en Heredia 12Ma no son
305 "
más largas respecto a las de otros cantaores, dado que esta sección no resulta mucho
más extensa que en otras deblas.
De entre los cantaores cuya sección Ma ha sido analizada, aquellos vibratos con
mayor duración son los de G. Moreno, que se mantienen hasta 12 pulsos. En otras
secciones de este cantaor puede observarse una mayor duración de las notas y de los
vibratos, así como una mayor proporción de notas largas. En su máximo exponente,
la nota final del quejío con el que G. Moreno cierra la sección C2 dura cinco
segundos, con más de veinte ciclos de vibrato.
Todos los cantaores analizados usan el vibrato como elemento rítmico en el
melisma, aunque la distribución de las notas que lo portan sea impredecible, no
respondiendo a ninguna regla que de momento haya podido extrapolarse. Como
ejemplo, cuando la melodía reposa sobre el cuarto grado, coincidiendo con puntos
cadenciales relevantes en la estructura que pudieran concentrar comportamientos
imitativos, esta nota se canta con distintos tipos de vibrato a piaccere.
4.3.3.2 VIBRATO Y DINÁMICA
Es común que en muchos estilos musicales se produzca una asociación entre
dinámica y vibrato en los crescendo-diminuendo sobre notas largas, aumentando y
reduciéndose ambos parámetros a la par. En la debla, el crescendo-diminuendo
sucede más frecuentemente sobre notas cortas, a lo largo de uno o dos pulsos de
vibrato, resultando menos común sobre notas tenidas, donde la dinámica suele
sostenerse o cambiar en una sola dirección. La deblas con una mayor variación
dinámica de subida y bajada son las interpretadas por T. Pavón y G. Moreno.
Como puede apreciarse en la siguiente figura, no necesariamente existe una
concordancia entre dinámica y fluctuación en altura del vibrato, éstos parámetros
pueden desarrollarse en paralelo, independientemente, e incluso de un modo opuesto
(menor dinámica, mayor fluctuación del vibrato).
Fig 238 Diversos Crescendo-diminuendo interpretados por R. Romero y A. Mairena
Con respecto a la incidencia de la dinámica en la percepción del vibrato, el
fragmento que se representa a continuación muestra un ejemplo que se percibe
"306
auralmente como una alternancia entre las alturas aproximadas de Mi y Fa, aunque
en este caso podría achacarse a que se encuentra en el límite microtonal entre ambas:
Fig 239 Vibrato entre tonos. Mercé 14Ma (CD)
No obstante, aún reafinando el fragmento descendentemente hasta centrarse en la
nota Mi, la percepción sigue siendo similar a un trino. Esto se debe en primer lugar a
la profundidad del vibrato, pero además se ve ligeramente reforzado por la
distribución de los ataques de aire, que se corresponden recurrentemente con la
frecuencia más alta. Es decir: las oscilaciones del vibrato se encuentran sincronizadas
con la fluctuación dinámica, incrementando la percepción de trino. Al igualar
artificialmente las dinámicas sin alterar la profundidad del vibrato la sensación de
trino disminuye para acercarse más a un vibrato profundo. (Escuchar la manipulación
de este sonido en el ejemplo de audio CD 239B).
4.3.3.3 COMPONENTES TÍMBRICOS DEL VIBRATO
A lo largo de este punto se muestra como la periodicidad y regularidad de las
alturas del vibrato no sólo pertenece al ámbito del ritmo, sino que también puede
trasladarse, o no, a los armónicos de la voz.
Fig 240; Alineación aproximada de sonograma de capas superiores de armónicos, partitura y análisis
automatizado de un vibrato en Pavón 01Ma (CD)
307 "
Fig241 Sonograma de las capas superiores de armónicos y partitura en Mercé 13Ma (CD)
Fig 242; Sonograma de las capas superiores de armónicos y partitura en Moreno 09Ma (CD)
En la figura precedente (fig 242) se observa el vibrato regular de Gabriel
Moreno, destacando la homogeneidad de los armónicos, con respecto a los dos
ejemplos anteriores de Tomás Pavón y, especialmente, José Mercé.
Como contraste pueden analizarse los cambios tímbricos de “El chocolate”,
muy característicos en su repertorio. A continuación un vibrato largo de este cantaor:
Fig 243; Sonograma de vibrato en Chocolate 2006 Ma; (CD)
"308
Se aprecian cambios claros en el timbre, con aparición y desaparición,
conforme al ritmo del vibrato, de armónicos en la zona del once al veinte. En otros
ejemplos de martinete analizados, el sonograma exhibe un “agujero” en los
armónicos siete y ocho, armónicos cercanos a la fundamental, cambiando
rítmicamente de nota en nota.
Por lo tanto, con respecto al componente tímbrico del vibrato, al que hace
referencia Seashore (1947:56), en el fragmento de Tomás Pavón (fig. 240) se
producen armónicos que aparecen y desaparecen (o se debilitan) rítmicamente al
compás del vibrato, al igual que en la debla de El Chocolate, donde esto mismo
sucede aún con más claridad.
4.3.4 DEDUCCIONES DEL ANÁLISIS MICROSCÓPICO
A lo largo del análisis microscópico se ha presentado un repertorio de usos y
símbolos dedicados a catalogar y transcribir el comportamiento de la voz en la debla,
en lo relativo a lo que tradicionalmente se consideran inflexiones de entonación:
portamentos, glissandos y vibratos, así como también apoyaturas y mordentes de
diversos tipos.
Paradójicamente, apoyaturas y mordentes muestran paralelismos con las
inflexiones de entonación, ya que estos ornamentos pueden abstraerse como el
resultado de la imposición de una curva de vibrato más o menos amplia sobre el
perfil melódico. Ésta sería una manera de interpretar la producción de determinadas
apoyaturas y mordentes breves, pero característicos.
= = A B C
D Fig 244; Ornamentos cantados por A. Mairena (CD)
309 "
En el ejemplo anterior (Mairena 11Ma) se observa con claridad como una
curva de vibrato superpuesta sobre una típica cadencia ascendente semitono-tono
(figuras 224A, B y C), se descompone en varias alturas de menor duración. La
figura 224A representa la detección más simple del fragmento.
En la figura 224B se separa una primera parte de ataque sin altura clara
definida, con aire y a modo de glissando, independiente de las tres alturas que se
identifican auralmente como las “notas principales” Re#-Mi-Fa# pertenecientes a
una escala ascendente.
La figura 224C representa una percepción más elaborada del fragmento,
donde la primera nota real se divide en dos alturas (cuya media sería el Re#
detectado inicialmente). En una escucha posterior aislada y detallada de estas dos
notas, su altura no resulta definida, por lo que puede concluirse que la percepción
primaria se produce en función del contexto modal.
Por último, en la figura 244D se presenta un diseño muy similar, pero en otra
debla del mismo cantaor (Mairena 07Ma) en la que el vibrato es de menor amplitud,
por lo que las distancias entre las notas en las que se descompone el fragmento son
también menores, manteniendo la misma interválica entre las “notas principales” (1/2
tono-1 tono) que en el fragmento anterior.
En este modelo, las “notas de adorno” y el vibrato pueden considerarse
inextricablemente unidos formando un todo: la profundidad del vibrato condicionará
las alturas de la (micro)ornamentación, pero no sólo en notas de adorno, también en
portamentos, bordaduras microtonales y en cualquier desarrollo de la altura de una
nota determinada. De hecho, a la par que la profundidad del vibrato, aunque en menor
medida, su frecuencia temporal también afecta al proceso de ornamentación, si bien
no se ha propuesto una diferenciación entre vibratos lentos y rápidos en las deblas
analizadas.
Los grupos ornamentales pueden asimismo contemplarse como la traslación de
otro fenómeno analizado en el nivel intermedio: la génesis de nuevos grados por
medio de la bordadura semitonal. Es posible establecer pues, una relación cuasi
fractálica entre ambos niveles. Asimismo, la microtonalidad es una consecuencia
inevitable de la superposición de las curvas de los perfiles melódicos.
"310
El estudio de la microtonalidad en un cante a capella conlleva ventajas y
limitaciones parejas: como se ha visto, el hecho de carecer de un marco de referencia
estable (armónico o melódico) provoca una desestabilización en la afinación de la
debla que obliga a un estudio segmentado y a una renuncia a herramientas como los
histogramas para fragmentos de mediana o larga duración, si bien el estudio de
células melódicas cortas no se ve alterado por esta causa.
El cante a capella de la debla también muestra peculiaridades en lo relativo a la
interpretación musical microtonal: si en otros palos el cantaor se permite contraponer
intervalos microtonales para crear tensión frente al marco armónico de la guitarra, en
un cante “a palo seco” este recurso expresivo pierde su eficacia, dado que no existe
una confrontación vertical que resulte en disonancia, con su consiguiente necesidad
imperativa de ser resuelta, sino tan solo en la memoria modal de cantaor y público.
Es decir, ciertos procedimientos microtonales relacionados con notas largas, tipo blue
note, que aparecen en otros cantes acompañados, no son igualmente idiomáticos en la
debla, a diferencia de aquellos procesos de (micro)ornamentación, independientes del
marco de referencia.
Por otro lado existen ventajas considerables a la hora de estudiar la
microtonalidad en un cante a capella, principalmente aquellas derivadas de la
claridad, fiabilidad y facilidad del análisis monofónico automatizado.
El repertorio de ornamentos, vibratos y efectos tímbricos relatado en estas
páginas funciona como un conjunto (en proceso) de herramientas idiomáticas, entre
las que los cantaores eligen en cada momento, conforme a sus preferencias y
posibilidades interpretativas.
No se ha observado un uso metódico de la microornamentación que permita
elaborar un mapa de influencias nítido, pero sí se detectan comportamientos que
ayudan a definir cuestiones de estilo puntuales y concretas en cada cantaor.
Comparando el repertorio ornamental con el de una tradición clásica como la de
la música carnática del sur de la India, en la que los tipos de ornamentos (gámakas) y
su uso están teorizados y transmitidos con sistematicidad, se puede afirmar que los
fenómenos ornamentales en el flamenco abarcan un menor número de categorías,
adoleciendo de ornamentos típicos en la música carnática, como shakes, glissandos
con cambio de dirección, o glissandos con shakes insertados en su desarrollo
311 "
(gámaka denominado Kurula) y, por supuesto, en flamenco se carece de una
sistematización. Sin embargo, en la práctica los ornamentos flamencos pueden
incluirse en categorías básicas coincidentes, portamentos, apoyaturas y mordentes,
para las que el estilo exhibe una particular riqueza, dada la personalización y la
libertad con las que se interpretan. No debe perderse de vista que, si bien la
ornamentación vocal en la música carnática ha sido influenciada por la instrumental
(Nijenhuis 2004), sin embargo este fenómeno no se ha producido de la misma manera
en el flamenco. Por las mismas razones puede afirmarse que la tendencia innata a la
sistematización en la música carnática, religiosa -hinduista- y simbólica, no casa con
el mediterráneo temperamento del flamenco: pasional, rebelde e individualista.
Dentro del estudio microscópico realizado hasta este punto, cabe destacar la
importancia del fraseo en grupos de cinco en la debla de Tomás Pavón (y en menor
medida en otros cantaores). Tal es su protagonismo, que algunas áreas melismáticas
pueden transcribirse a partir de un pulso subyacente acentuado en unidades de cinco.
Si esta característica es una reminiscencia de influencias de otras culturas y de
cuáles, está por determinar.
"312
4.4 ASPECTOS ESTILISTICOS EN LA INTERPRETACIÓN
DE LA DEBLA
A lo largo de los capítulos previos se han avanzado cuestiones de estilo relativas
a cada cantaor, como la relación de la extensión de la debla de J. Heredia con sus
melismas, las sustanciales diferencias en cuanto a respiración entre las deblas de José
Mercé o el empleo idiosincrático de la modalidad de este mismo cantaor.
Algunas de las observaciones provenientes del análisis macroscópico, referentes
a duración global, contorno dinámico, afinación, tesitura y proporción de los tercios
pueden resumirse en la siguiente tabla:
Fig 245; Tabla resumen de observaciones del análisis macroscópico
Durante este capítulo se abordará específicamente la relación entre sí de las
deblas de Rafael Romero “El Gallina”, la influencia de la debla de Tomás Pavón en
el resto de los cantaores analizados, así como cuestiones interpretativas relevantes en
la debla de Vicente Escudero. Los rasgos que se comparan, en gran parte pertenecen
al nivel de análisis microscópico, por lo que se enfocan en los resultados de los
análisis de la sección Ma.
313 "
4.4.1 LAS DEBLAS DE RAFAEL ROMERO
A continuación se recopilan las secciones Ma de las deblas de Rafael Romero
analizadas en esta investigación, ordenadas por fecha:
Fig 246; Romero 02 Ma Soy caló de nacimiento (centro en Do)
Fig 247; Romero 03Ma Ya no hay pluma ni tintero (centro en Si bemol)
Fig 248; Romero 04 Ma Yo ya no era (centro en La)
Fig 249; Romero 05Ma Soy caló de nacimiento (centro en La)
"314
Fig 250; Romero 08Ma Soy caló de nacimiento (centro en Do)
Como se aprecia, tres de las deblas tienen la misma letra: Soy caló de
nacimiento. Esta elección no ha sido casual, sino que desde el comienzo sirve al
propósito de realizar un contraste melódico y de la ornamentación más específico,
para cotejar a posteriori los resultados con las dos deblas de letra distinta.
- Dinámicas:
Observando los oscilogramas de las cuatro deblas del núcleo central cantadas
por Rafael Romero, se aprecian diferencias dinámicas sustanciales que coinciden
con el hecho de que tres de ellas están grabadas para disco y una para un programa
de TVE. Romero 03 y 04 (las dos superiores en la figura) registradas como un solo
corte y seccionadas a posteriori, de cara al análisis. Estas discrepancias se mantienen,
incluso una vez normalizadas las deblas:
Fig 251;. Oscilogramas de las cuatro deblas de R. Romero, sección A1.
La tercera debla (Romero 08) tiene una dinámica general mucho menor, debida
a un pico de amplitud que se produce en el segundo 44”. Puede constatarse que en
esta grabación no se ha aplicado un proceso de compresión intenso, que altere
gravemente el material original.
315 "
Sin embargo, al comparar gráficamente las deblas de Romero con las de los otros
cantaores:
Fig 252; Sección A1 del resto de las deblas del núcleo central de análisis
Se percibe que la variedad dinámica dentro de cada debla, en R. Romero es
menor que en el resto de cantaores analizados (ver también figuras 253, 254 y 255).
Este primer verso muestra una evolución de las dinámicas y fraseo muy característica
para cada cantaor: las deblas de R. Romero son similares entre sí, así como lo son las
de J. Mercé (las dos inferiores en la figura 252).
Fig 253; Romero 08 Power Plot A1
Fig 254; Romero 02 Power Plot A1
Fig 255; Mercé 13 Power Plot A1
- Proporciones:
En cuanto a las proporciones entre la extensión de las frases Ma1 y Ma2, se
rescatan los siguientes datos:
DEBLA LETRA EXTENSIÓN Ma1/Ma2
COCIENTE
ROMERO 02 Ma L1 21.25/21.5 0.98 ROMERO 03 Ma L2 27/44.5 0.60 ROMERO 04 Ma L3 26/37 0.70 ROMERO 08 Ma L1 22.25/23 0.96 ROMERO 05 Ma L1 26.25/27 0.97
Fig 256; Tabla de proporciones entre frases Ma1 y Ma2 en las deblas de R. Romero
"316
La tabla anterior muestra la afinidad entre los cocientes resultantes en las
deblas con la misma letra, por la cual, la interpretación de este melisma en Romero
parece seguir un modelo formal específico en función de letra, delimitando el rol de
la improvisación en la estructura del melisma.
De nuevo, en lo relativo a la extensión de las frases, la mayor variabilidad se
concentra en la última parte: la subsección Ma2. Aquí, por lógica musical, se
acumularán los elementos improvisatorios.
- Otras cuestiones de nivel intermedio en la en la sección Ma de las deblas de R.
Romero:
• Ámbito melódico de quinta justa, o quinta disminuida, entre los grados
bIII y bVII.
• Movimiento conjunto, con un salto máximo excepcional de tercera
menor.
• En Ma1, todas las deblas suben hasta el grado bVII, con excepción de
Romero 04.
• En Ma2 se llega hasta el grado bVII en todas las deblas, salvo en Romero
08Ma.
• Ma1 termina en una nota larga (cuarto grado) que puede o no ser vibrada.
• Las frases Ma1 y Ma2 en Romero siempre están separadas por un
silencio y responden a la estructura más generalizada del melisma.
• El silencio entre Ma1 y Ma2 mide entre 6 y 12 pulsos.
• Romero 03Ma2 se desmarca del resto de las deblas de R. Romero en
proporciones y valores absolutos y, por tanto, en desarrollo melismático.
Pertenece al grupo de deblas con letra L2: Ya no hay pluma ni tintero.
• A nivel rítmico, en la sección Ma existen diferencias considerables entre
todas las deblas de Romero, tanto por el pulso como por el uso de grupos
irregulares. Este cantaor emplea la subdivisión binaria, ternaria y en
cinco.
• Es habitual en las deblas de Romero que aparezcan notas ligeramente más
largas o más cortas de su valor escrito, es decir, pequeñas alteraciones del
pulso.
317 "
- Ornamentos comunes en las deblas de R. Romero:
En la sección Ma, el primer ataque de ambas frases se realiza con un efecto
tímbrico (sin altura y con aire) y un perfil ornamental sinusoidal, expresados en
la partitura con símbolos específicos, apoyaturas o mordentes. Este rasgo no es en
absoluto exclusivo de este cantaor, produciéndose en otros cantaores.
Fig 257; Primera nota de Ma con su ornamentación en las distintas deblas de Rafael Romero.
Como se desprende de la figura anterior, solamente en la primera nota,
partiendo de una curva básica, se obtienen distintos grados de elaboración, ampliando
los intervalos o añadiendo más complejidad a la curva. Al igual que vimos para la
microornamentación, en cierto modo los cambios en las alturas son una suerte de
amplificación del vibrato o a la inversa: el perfil sinuoso melódico se ve reflejado
en un nivel microscópico en el vibrato.
Fig 258; Esquema de los grados de la escala en Ma1
La primera de las notas de cada gráfico (enmarcada en un círculo rojo en la
figura 257) carece de altura definida, pudiendo ser detectada por el software como
más aguda o más grave en función del timbre, aunque el glissando o portamento
hacia la primera altura real sea ascendente en todos los casos.
El ornamento resultante varía en función de la combinación entre el tempo, la
duración y las alturas (tonales o microtonales) con el tipo de vibrato y el portamento.
La tercera nota de Ma1 y Ma2 -qunito grado- señalada en verde en la imagen
258, suele realizarse con un efecto ornamental, a excepción de Romero 03, así
como la siguiente altura (bVI) , en rojo, se repite, bien vía vibrato o mediante
"318
variación microtonal, siendo una nota de mayor duración.
En todas las deblas de Romero, en la sección Ma, aparecen bordaduras
ascendentes por semitono y por tono. En los ejemplos analizados se encuentran
sobre los grados IV, V y bVI.
En otros aspectos resulta difícil establecer pautas de comportamiento cerradas:
En las últimas notas de Ma2 suelen introducirse apoyaturas y mordentes, con
distinto nivel de complejidad según los casos.
En el 50% de las deblas aparece el uso de vibrato mesurado a final de Ma1,
frente al resto, con vibrato no mesurado, sin que se pueda establecer una relación con
la letra.
R. Romero hace uso del vibrato irregular en las deblas Romero 05 y Romero 04,
sobre distintos grados y en distintos lugares de Ma1.
- Microafinación:
Con frecuencia aparecen en las deblas de R. Romero notas ligeramente bajas o
altas. Aunque no se puedan asociar a grados determinados en momentos concretos, sí
sería correcto afirmar que sucede con más frecuencia en las notas más agudas: los
grados V, bVI y bVII, lo cual deja abierto si se trata de una cuestión de dificultad
por el registro o de un rasgo estilístico volitivo.
- Análisis de la curva melismática:
Las curvas de los ejemplos gráficos expuestos a continuación, representan las
distintas deblas de R. Romero, transportadas a Si bemol (la tonalidad de Pavón 01) y
superpuestas. En el eje de las ordenadas las unidades son de semitono, siendo 0=La
440Hz. Las curvas, si bien están transportadas de centro modal, mantienen la
desviación de afinación original sin correcciones, así como los errores de detección
por la presencia de consonantes, rajos y notas sin altura determinada.
a) Comenzaremos con Ma1, circunscrita normalmente a los cuatro
primeros segundos de la sección Ma:
319 "
Fig 259; Contorno melódico de Ma1 en las deblas de R. Romero
Como se puede apreciar en la figura anterior, existe una coincidencia relativa en
los puntos de reposo de la primera frase de Ma entre todas las deblas. El pico de
Romero 02Ma, en 1,1sg de la figura anterior, se debe a un hipo o sollozo de la voz,
efecto que este cantaor repite a continuación en la sección A2.
A pesar de que el comienzo de las curvas es discrepante entre deblas (debido a la
detección de una nota sin altura clara que glisa hacia la primera altura de la frase) las
curvas de la figura 259 denotan una pendiente melódica inicial común. Existen
coincidencias mayores en la pendiente de la caída final y entre reposo de Romero 03
y 04. Romero 05 descansa más tarde y, por último, Romero 02 y Romero 08 reposan
sobre el cuarto grado. Estas dos últimas deblas (Romero 02 y 08) manifiestan un
perfil muy similar en esta subsección:
Fig 260; Contorno melódico de Ma1 en las deblas de Romero con letra Soy caló de nacimiento
"320
En la figura 260, se evidencia el parecido entre las curvas de las deblas con la
misma letra, a pesar del error de detección en el segundo 1,1” en Romero 02.
Comparando las subsecciones Ma1 de las dos deblas con letra distinta, cantadas
en la misma sesión de grabación:
Fig 261; Contorno melódico de Romero 03Ma1 y Romero 04Ma1
Se observa un claro paralelismo entre las curvas, de manera estructural, aunque
el perfil melódico se separa en ciertos puntos, siendo la similaridad menor que la
encontrada entre Romero 02Ma1 y Romero 08Ma1.
Al contrastar las deblas de R. Romero con la de T. Pavón:
Fig 262; Comparación del perfil melódico de Ma1 en las deblas de R. Romero y la de T. Pavón
321 "
Los puntos de reposo no coinciden entre ambos cantaores, así como el perfil
melódico de Ma1 parece muy distinto, con la excepción de Romero 03Ma1, que
comparte la misma letra (L2), caso que se estudiará más adelante.
Melódicamente, el arranque de Ma1 en las deblas Romero 02 y Romero 08
mantiene una unidad frente al resto. El hecho de compartir la misma letra (Ay soy
jeray…) no debería influir en el melisma si éste fuera improvisado al desarrollarse
sobre vocales, sin embargo, como se desprende de los análisis anteriores, los
melismas parecen formar parte de un proceso de interpretación memorizada de la
debla, adjuntos a la letra, de manera que el nivel de improvisación en ellos resulta
limitado.
Las posibilidades de que el melisma se transmita por imitación de un cantaor a
otro en el proceso de aprendizaje se analizarán en el próximo capítulo, al tratar la
influencia melismática de T. Pavón.
b) Cotejando Ma2 (subsección que muestra una gran variabilidad en
extensión de cantaor en cantaor), en las deblas de Romero de letra Soy caló de
nacimiento aparecen algunas afinidades relevantes entre sus curvas, si bien se
producen importantes inconsistencias de detección en el principio de Romero 08Ma,
debido a un silencio entre los segundos 5 y 5.5 con ruido de fondo, como se
aprecia en el gráfico de la siguiente página.
Fig 263; Perfil melódico de Ma2 en las deblas de R. Romero con letra Soy caló de nacimiento
"322
En Ma2, las coincidencias en los perfiles melódicos parecen especialmente
relevantes entre Romero 05 (línea punteada) y Romero 02 (línea continua):
Fig 264; Perfil melódico de Ma2 en Romero 05 Y Romero 02
Adelantando 0.6sg la segunda frase de Romero 08 (en rojo) y superponiéndola
con las dos anteriores separadamente, se obtiene:
Fig 265; Perfil melódico de Ma2 en Romero 08 (0,6 sg adelantada) y Romero 02
Fig 266; Perfil melódico de Ma2 en Romero 08 (0,6 sg adelantada) y Romero 05
323 "
En ambos casos aparecen similitudes destacables, lo cual refuerza la hipótesis de
correspondencia entre melisma y letra en R. Romero.
A continuación se comprobará si las conclusiones extraídas para las deblas de
R. Romero pueden extenderse a otros cantaores.
4.4.2 LA INFLUENCIA ORNAMENTAL DE TOMÁS PAVÓN
No se entrará en la posibilidad de que la debla sea un invento o un rescate de
Tomás Pavón o de que tal vez El Fillo, Varea el Viejo o El Planeta fueran los
antecesores en la ejecución de este cante en un estado similar al actual. Sí se parte
de la certeza de que Tomás Pavón realizó la primera grabación de la debla en 1948,
por lo que se estima pertinente realizar un análisis de cómo la interpretación de
T. Pavón pueda o no haber influenciado posteriormente a otros cantaores.
El análisis de extensión del melisma Ma realizado en el nivel intermedio
proporcionaba los siguientes resultados:
DEBLA LETRA EXTENSIÓN Ma COCIENTE
PAVÓN 01Ma L2 20/36 0.55
ROMERO 03 Ma L2 27/44.5 0.60
MERCÉ 13Ma L2 19.5/32.5 0.60
MERCÉ 14 Ma L4 18/12 1.5
HEREDIA 12Ma L2 32.75/32 1.02
MAIRENA 07Ma L7 22.25/39.5 0.56
MAIRENA 11Ma L4 26.25/30 0.87
Fig 267; Tabla de extensión del melisma en Ma y proporción entre frases con letra L2 y derivadas.
Observando la proporción de las subsecciones de Ma, bajo este prisma se detecta
una gran discrepancia entre las deblas que constituyen variaciones de una letra
interpretadas por el mismo cantaor (las de J. Mercé y de A. Mairena). A diferencia de
lo observado en las deblas de R. Romero, esta circunstancia podría constituir un
indicio de una o varias de las siguientes posibilidades:
-Las variaciones han sido aprendidas de distintos modelos originales y no
funcionan como variaciones de un modelo original.
-La improvisación ha generado estas proporciones.
- Entre las fechas de las grabaciones de estas versiones se ha producido una
evolución estilística personal.
"324
Por el contrario (salvo en el caso de Heredia, de excepcional duración) las deblas
con la misma letra (Ya no hay pluma ni tintero - L2 y L2*) muestran unas
proporciones similares entre las interpretaciones de T. Pavón, R. Romero y J. Mercé,
teniendo en cuenta que la imitación literal del modelo de debla de Pavón no se
produce, al menos en las deblas analizadas.
Fig 268; Perfil melódico de la subsección Ma1 de las deblas con letra “Ya no hay pluma ni tintero”
En la figura 268 se observa cómo, sin embargo, al acudir a los perfiles melódicos
y comparar las letras Ya no hay pluma ni tintero de distintos cantaores entre sí, a
pesar de las proporciones similares de las subsecciones, los perfiles de los melismas
resultan aparentemente distintos, con una excepción: al desplazar Romero 03Ma1 en
1.1sg, aparecen superposiciones claras con la debla de Pavón (Fig. 269).
Fig 269; Perfil melódico de Ma1 de las deblas Romero 03 (desplazada 1,1sg) y Pavón 01
Si bien melódicamente todas las deblas de Romero muestran alguna similaridad
con la de Pavón, Romero 03 es la que coincide en perfil melódico en mayor medida,
coincidiendo con que es la única con la misma letra que la de Pavón. Esto, sumado a
325 "
los paralelismos encontrados en la sección Mc del análisis intermedio, nos indica un
factor de imitación o transmisión en la manera de realizar los melismas, ligado
también al texto. Es decir, Romero muy probablemente estudió la debla de Tomás
Pavón, reproduciendo alguno de sus melismas.
Al analizar otros cantaores, cotejando las deblas interpretadas por J. Mercé y
A. Mairena, surgen similitudes destacables:
Fig 270; Perfil melódico de la subsección Ma1 de las deblas Mercé 13, Mercé 14, Mairena 07 y
Mairena 11
En la figura anterior todas las deblas son variaciones distintas de la letra Ya no
hay pluma ni tintero, salvo Mercé 13, que canta (en el primer tercio) la forma
original de la letra. En este caso, a pesar de las discrepancias en extensión observadas
anteriormente, los perfiles melódicos muestran mayores coincidencias en las parejas
de deblas interpretadas por el mismo cantaor, es decir, entre las dos de Mercé, así
como entre las dos de Mairena, no habiendo gran similitud de las de Mairena con
las de Mercé, es decir, cada cantaor realiza su aproximación melismática personal a
las variaciones.
"326
Comparando Ma1 en estas cuatro deblas con la de Pavón :
Fig 271; Perfil melódico de Ma1 en Mercé 13, Mercé 14, Mairena 07, Mairena 11 y Pavón 01
No parece que en Ma1 exista afinidad entre las deblas de Mercé o Mairena con
la de Pavón, lo que parecería indicar que la influencia de la debla original de Pavón
no es relevante en la formación de los melismas en estos cantaores. En el caso de
Mercé, ni en la debla con la misma letra, ni en la variación.
Lo que sí podría plantearse son las causas de que las diferencias se acumulen en
Ma2, como hasta el momento parece ser la tendencia entrópica de esta sección y de la
debla en general, lo cual es compatible con cualquiera de las afirmaciones
anteriormente expuestas, pero especialmente afín con la que atañe a la improvisación.
Avanzando en el estudio, se ha trazado el perfil melódico de las dos deblas de
G. Moreno, de letra completamente distinta entre ellas, no siendo ninguna derivada
de Ya no hay pluma ni tintero. Al compararlas, se obtiene la siguiente gráfica:
Fig 272; Perfil melódico de la subsección Ma1 de las deblas Moreno 09 y Moreno 10
327 "
Entre las secciones de G. Moreno se confirman zonas comunes de interpretación
del melisma, destacando la coincidencia en el primer vibrato y en parte de la curva, si
bien desplazada por una diferencia sustancial en duración (Moreno 10Ma1 acaba en
el segundo 4,2”, mientras que Moreno 09Ma1 en el 7,5”). En este caso concreto, el
perfil melódico del melisma no está ligado a la letra, sino que parece una
característica estilística del cantaor, independiente del texto.
Superponiendo Moreno 10 y Pavón 01 y desplazando la sección de Moreno en
−1sg:
Fig 273; Perfil melódico de la subsección Ma1 de las deblas Moreno 10 (desplazada -1sg) y Pavón 01
Se confirma gráficamente la influencia de T. Pavón. A pesar de que las letras
son distintas, coinciden zonas melismáticas comunes en Ma1 (ya que en Ma2 las
superposiciones son mucho menores entre estas dos deblas). Es decir: G. Moreno
toma elementos melismáticos de Ya no hay pluma ni tintero de Tomás Pavón, que
reproducirá en distintas deblas. También se observa la diferencia entre ambos
cantaores en la duración del silencio intercalado.
"328
Por último, estudiando Ma2 en las dos deblas de G. Moreno, al realizar un
desplazamiento de Moreno 09 en −3,1” se obtiene la siguiente gráfica:
Fig 274; Perfil melódico de Ma2 en las deblas Moreno 09 (desplazada -3.1sg) y Moreno 10
En la que aparece una superposición parcial muy clara -en tanto lo permiten las
distintas duraciones- reforzándose la idea de que para G. Moreno, al contrario que
para R. Romero, la interpretación del melisma no está necesariamente ligada a la letra
de la debla que se cante, sino que un mismo melisma puede ser utilizado con
diferentes letras.
Seleccionando las deblas que parecen tener mayor influencia de la de Pavón en la
subsección Ma2, pueden destacarse las siguientes:
-En primer lugar, se observan las similitudes entre las subsecciones Ma2 de
las deblas de Mairena con la de Tomás Pavón:
Fig 275; Perfil melódico de la subsección Ma2 de las deblas Pavón 01 y Mairena 07
329 "
Fig 276; Perfil melódico de la subsección Ma2 de las deblas Pavón 01 y Mairena 11
Aquí se aprecia un mayor parecido entre el melisma de la debla de Pavón y el de
Mairena 11, siendo las letras variaciones distintas, lo cual contrasta con la
comparación de las secciones Ma1 entre Pavón y Mairena (fig. 280), es decir, existe
una influencia, si bien se localiza en Ma2 y no en Ma1, cuando la subsección Ma2 en
principio parecía ser más libre e improvisatoria.
-Por último, la comparación entre la subsecciones Ma2 de dos deblas de
Romero con la de Pavón:
Fig 277; Perfil melódico de la subsección Ma2, Romero 03 (desplazada -0,9sg) vs. Pavón 01
"330
Fig 278; Perfil melódico de la subsección Ma2, Romero 08 (desplazada -0,55sg ) vs. Pavón 01
En las dos últimas figuras (277 y 278) se aprecia una mayor similitud entre las
deblas de R. Romero y la de T. Pavón. De nuevo se confirma que en el melisma, las
deblas con la misma letra muestran más perfil melódico en común. En el resto de las
deblas de Romero, aunque aparezcan fragmentos similares a los de Pavón, éstos serán
mucho menos significativos.
Conclusiones parciales:
1- Tras comparar individualmente todos los melismas de la sección Ma de los
distintos cantaores analizados con los de T. Pavón, puede afirmarse que este cantaor
tiene una influencia variable, patente pero limitada, en la construcción melódica del
melisma del resto:
-En las deblas de A. Mairena se detecta una influencia importante de
Pavón en partes concretas del melisma, lo que confirma parcialmente los resultados
del árbol filogenético diseñado por J.J. Cabrera (Cabrera et al. 2011:75), siendo
Mairena, Heredia y Pavón los únicos cantaores comunes entre el estudio de Cabrera y
el nuestro.
-En el caso de R. Romero, las trazas del melisma de T. Pavón son
variables dependiendo de la letra en cuestión. Se pueden considerar destacables en Ya
no hay pluma ni tintero, pero menores, si bien reconocibles, en el resto de sus deblas.
-La proyección melódica de T. Pavón es constatable en los melismas
de G. Moreno, indistintamente de la letra que cante, aunque otros elementos
desemboquen en una discrepancia sustancial en la extensión de los melismas.
331 "
-En las secciones Ma de J. Mercé, el peso melismático de T. Pavón es
mínimo, así como inapreciable en las de V. Escudero.
-Cuando se trata de la debla de J. Heredia, evaluar la influencia
melismática de T. Pavón se complica debido a la diferencia de duración (12sg
Heredia, frente a 7sg de Pavón).
2- Para algunos cantaores la elección de los melismas está asociada a la
interpretación de una letra determinada, como en el caso de R. Romero. En otros el
melisma no depende de la letra cantada, por ejemplo en G. Moreno. En este último
sentido también apuntan los resultados de A. Mairena.
En el caso de J. Mercé, por falta de datos contrastantes (otra debla con una letra
distinta), no cabe asegurar si las similitudes entre sus deblas tienen alguna relación
con la letra o no.
3- La analogía entre melismas es un parámetro más determinante que la
proporcionalidad entre la extensión de las subsecciones, a la hora de establecer
filogenias melódicas (en el sentido propuesto por Cabrera et al. 2011:55). Aún así, la
proporcionalidad sugiere características de índole formal e improvisatoria no
desdeñables a la hora de completar el concepto de filogenia, junto a otras técnicas de
análisis.
4- Las conclusiones anteriores apuntan en la dirección de una variedad en las
formas de recibir y conservar la tradición. Manteniéndose unas peculiaridades básicas
comunes que definen el palo, se acusa una dispersión en el tratamiento musical capaz
de generar una riqueza de variedad interpretativa, en la que el objetivo nunca es la
reproducción literal, a diferencia de otros modelos musicales imitativos.
La ausencia de un cuerpo teórico prescriptivo permite una continua generación y
degeneración simultánea del estilo, manteniendo el género vivo, en un equilibrio
siempre delicado y controvertido.
La evolución de un palo con la idiosincrasia del flamenco es por fuerza distinta a
la que se pueda producir en aquellos en los que la ornamentación se encuentra
reglada y la microtonalidad predeterminada en una escala de alturas, bien sean éstas
fijas o móviles.
"332
4.4.3 CUESTIONES DE ESTILO EN LA DEBLA DE VICENTE
ESCUDERO
Como se expuso en la metodología, la debla cantada por Vicente Escudero se
utilizará a lo largo de este punto como un marco de contraste melismático frente a las
interpretaciones del resto de los cantaores profesionales examinados, cotejándola con
las conclusiones de los análisis precedentes.
Al haber seleccionado una sola debla grabada por Vicente Escudero, las
afirmaciones que se harán no serán generalizables a su cante, sino tan sólo relativas a
esta interpretación.
- A nivel macroscópico, la duración de la debla de V. Escudero es cercana a
la media, ligeramente por debajo, no destacando por una especial brevedad.
- Formalmente pueden señalarse unas primeras secciones B1 y C1 cortas,
incluso A1 lo es relativamente, por lo que cabe hablar de un estilo (en esta
interpretación de la debla) con exposiciones breves, previas al desarrollo
melismático. También subrayar la presencia de la coda “Deblica barea”, de manera
similar a la encontrada en el repertorio de Rafael Romero.
-En cuanto a las respiraciones que realiza Escudero durante la ejecución,
no presenta ninguna característica que diferencie su debla sustancialmente del resto,
salvo de las de J. Mercé.
-Dinámicamente muestra un contorno con finales suaves, pero principios
de nota abruptos.
-Su cante y su timbre son los más agudos del repertorio escogido.
-Los valores desviación de la afinación obtenidos son: Dmax Escudero
06=113cents; Vd Escudero 06=1.738cents/sg, los cuales, a pesar de no tratarse de
parámetros estrictamente representativos, constituyen un indicio de elevada
irregularidad en la afinación. Esta hipótesis se refuerza en el análisis intermedio al
detectar problemas evidentes de afinación durante el comienzo de las frases.
-Analizando el histograma de la debla completa, Escudero parece equilibrar
tónica y quinto grado, sumando una presencia importante del bVI. La curva presenta
un pico entre bIII y III, así como la curva del cuarto grado resulta más ancha que
en otros cantaores. La tónica se eleva con un contorno asaz preciso, equiparable
al de Romero 02, Mercé 13 y Mercé 14. A notar la ausencia de picos para II o bII.
333 "
Fig 279; Histograma de la debla Escudero 06
-En el análisis intermedio de Escudero 06 se detectan algunos
comportamientos modales heterodoxos con respecto al resto de cantaores, como el
uso de los grados bIII en C1 y II en Mc. Aparte, puede destacarse la introducción del
VI y la presencia del V↓ en la sección Mb (ver fig 99 y fig AII 18).
-Los aspectos rítmicos en Escudero 06 no desentonan con la interpretación
de los cantaores analizados, alternando agrupaciones de fraseo ternario con alguna
binaria, e incluso con la aparición de una frase de cinco semicorcheas.
-En la misma línea, la ornamentación resulta similar en muchos aspectos a
la de otros cantaores, presentando una singularidad en los arranques de Ma1 y
Ma2: en las demás deblas analizadas, ambas frases comienzan con una sucesión de
alturas similar, imitativa. Sin embargo, en el caso de Escudero aparece una
variación en la primera nota de ambas subsecciones, que puede responder
simplemente a la inestabilidad de la afinación en los principios de frase, ya apuntada
con anterioridad para este cantaor. De hecho, el primer Mi# de Ma1 forma parte del
glissando y su percepción se encuentra a caballo entre una nota con y sin altura.
En la figura 280 se muestra la discrepancia en estos comienzos de frase:
Fig 280; Escudero 06Ma
"334
El centro tonal de la debla Escudero 06 se ha considerado Do#, aunque
como se muestra en el histograma de la figura 279 se sitúa a medio camino entre Do
y Do#.
El símbolo para representar el glissando en el comienzo de Ma se ha indicado
con una curva sobre el pentagrama, que se encuentra en parte anticipada a la nota
principal y en parte sobre el tiempo.
Fig 281; Detalle de la ornamentación en Escudero 06Ma.
En la siguiente figura (282), la ornamentación en el principio de la subsección
Ma2 presenta una doble articulación poco frecuente. Las notas en rojo, aunque
detectadas por el software como Do4 y Re4 (en ambos casos altas de afinación)
realmente se perciben sin altura, tal y como se indican en la partitura:
Fig 282; Escudero 06Ma Giro ornamental complejo
Al igual que se vio en la sección Pavón 01A1 en la figura 180, Vicente
Escudero efectúa un glissando largo en Ma al final de la primera frase (Ma1).
El ámbito del glissando en este caso específico es superior a una tercera
menor:
Fig 283; Escudero 06Ma Glissando final tras vibrato
335 "
El perfil melódico de la primera frase del Melisma Ma en la debla de
Escudero resulta contrastante con el de Pavón 01, al igual que sucede con otras
deblas analizadas.
Fig 284; Histograma de Escudero 06Ma1 y Pavón 01Ma1
Sin embargo, al cotejarla con la debla Romero 04, con la misma letra (Ay yo ya
no era…) surgen numerosas coincidencias, siempre matizadas por la diferencia de
duración entre ambas:
Fig 285; Histograma de Escudero 06Ma1 y Romero 04Ma1
Este parecido puede interpretarse como una influencia de R. Romero en el cante
de V. Escudero, o viceversa, ya que existió un vínculo profesional importante entre
ellos, así como la posibilidad de que, en este caso, la transmisión del melisma se
encuentre ligada a la letra. Si la debla Romero 04 no evidencia el influjo de T. Pavón,
ésta de V. Escudero tampoco.
"336
- Las características ornamentales que fundamentalmente distinguen la
interpretación de la debla de Vicente Escudero de las del resto de cantaores
analizados son:
• Un mayor número de notas sin altura definida en el centro de
pasajes melódicos. Tales notas aparecen muchas veces ligadas entre
ellas, o a otras con altura definida.
• La profusión de glissandos y portamentos existentes, algunos de
ámbito amplio, en ocasiones formando parte de ornamentos
complejos como en el siguiente ejemplo:
Fig 286; Escudero 06Ma Glissandos formando parte de giro ornamental
- Por lo demás, aparecen, como en el resto de las deblas analizadas:
• Cromatismo microtonal descendente
Fig 287; Cromatismo Microtonal descendente en Escudero 06Ma
• Bordadura microtonal
Fig 288; Bordadura en Escudero 06Ma
• Vibrato mesurado
Fig 289; Vibrato en Escudero 06Ma
• Apoyaturas y mordentes
Fig 290; Apoyaturas en Escudero 06Ma
337 "
En resumen, en un ámbito de análisis estilístico, puede afirmarse que la debla de
Vicente Escudero presenta mayores signos de inestabilidad de afinación e
indefinición melódica ornamental que las de otros cantaores, con profusión de
glissandos y notas sin altura definida. Utiliza alturas modales que resultan poco
habituales en determinados momentos de la debla, aunque rítmica y estructuralmente
sigue los patrones tradicionales.
4.5 LA MODALIDAD EN LA DEBLA
Partiendo del principio de que el concepto de modo o modalidad resulta más
amplio que un mero conjunto ordenado de notas de una escala, parece que un modo,
como mínimo, incluirá también un conjunto de reglas tácitas que expliquen los
comportamientos de cada grado de dicha escala. Entre estos comportamientos caben
los de tipo ornamental.
Se plantean dos cuestiones básicas:
- ¿Puede explicarse una debla completa a partir de una sola escala?
- En ese caso, ¿Sería susceptible la debla de ser resumida a partir de una
escala frigia, andaluza o de algún tipo de escala octatónica?
Contemplando el desarrollo melódico descrito a lo largo del análisis de las
distintas secciones, los grados que aparecen con cierta frecuencia a lo largo de la
debla, dispuestos en una sola escala, serían:
Fig 291; Grados recurrentes en la debla
Escala que no constituye una escala cromática a falta de un solo grado.
Este conjunto de once notas no resulta de mucha utilidad de cara a definir
la modalidad. Interesa concretar de una manera más somera, práctica y
manejable, lo que sucede melódicamente en la debla, qué grados son esenciales y
cuales circunstanciales, y cómo, para lo que:
-1 Es necesario tener en cuenta el hecho de que gran parte de la debla (los
dos primeros tercios) tienen sus resoluciones en el cuarto y tercer grado, mientras
que no es hasta el último tercio que ésta se polariza alrededor del primer grado
"338
(puede haberlo estado previamente si hay temple inicial).
La polarización dentro de los tercios A y B se estructura de una manera similar:
a grosso modo A1 y B1 alrededor del cuarto grado, A2 y B2 con cadencia final
sobre el tercero. Sin embargo en el último tercio, C, tanto C1 como C2 descansan
sobre el primer grado. Así pues, los grados cadenciales pueden resumirse en una
sucesión: IV-III-IV-III-I.
Antes de comenzar el primer tercio puede haber una sección de temple, o bien
otro palo, en el que se establezca la tónica (I).
Al reparar en la percepción de la funcionalidad de estos grados, se observa que el
tercer grado en A2 se escucha como sensible provisional del cuarto, y aunque con
algo menos de fuerza, por razones que se expondrán a continuación, sería posible
afirmar lo mismo en B2.
Así, a lo largo de la debla, los centros de polaridad estables quedarían resumidos
en: I-IV- (III)- I (+ coda opcional).
En cierta manera, la macroestructura sugiere una recreación a gran escala de la
cadencia IV- III-bII-I, ya que en C1 y C2 (y en la coda cuando aparece) se cierra el
cante con los grados bII-I.
-2 Algunos grados presentan distintos comportamientos dependiendo del
área de la debla en que se localicen. En especial, pero no únicamente, existen
diferencias de función en los grados que se presentan por duplicado (como bIII-III;
bVI-VI; bII-II y bVII-VII), ya analizados en las conclusiones previas de la
sección C2 (capítulo 4.2.5.9). Algunas de estas duplicidades de función implican
la existencia de un cambio modal, en concreto, por ejemplo, el hecho de que la
presencia del III predomine en los tercios A y B, mientras que la del bIII lo haga en
C.
Dada esta alternancia de centros, cabe plantear la pregunta de si se produce
modulación en la debla.
Para que exista una modulación en música modal, debe introducirse o bien un
cambio de "tono" (de centro modal), o un cambio de modo (mismo centro pero
distinta relación entre sus grados). También puede producirse un cambio de " tono"
y modo simultáneo. Ahora bien, por otro lado, una alteración del comportamiento
modal no necesariamente implica una modulación, cuya apreciación depende de la
339 "
relevancia del cambio, su duración y ubicación en la estructura, la distancia entre los
modos implicados y el grado de definición con el que se produzca el cambio. En
muchos casos una modulación es incuestionable, pero en otros pertenece al ámbito de
lo opinable, dada la imposibilidad de establecer unos parámetros objetivos que
regulen cuando ésta se produce.
En breve se abordará la función modal de la polarización que se produce en la
debla, pero antes se expondrán los comportamientos de algunos grados a lo largo del
palo, que permitirán crear un contexto analítico:
-La aparición del bII se produce exclusivamente en el tercer tercio (y en todo
caso en el temple), aunque el II aparece en todos los tercios en uno u otro cantaor, si
bien con una presencia exigua en A y B. Los grados bII y II coexisten en la debla con
cierta libertad, cuando el ámbito de la sección los incluye.
-El VII aparece únicamente en momentos cadenciales del tercer tercio,
mientras que el bVII, lo hace en los dos primeros tercios, salvo en el cante de J.
Heredia que lo incorpora en C1 y Mc.
-En los dos primeros tercios, tan solo se emplea el primer grado una vez,
como una nota aislada con "función de dominante" resolviendo hacia el cuarto.
A continuación se exponen en una tabla (figura 292) los grados en una
modalidad con centro en Do, transportándolos a los posibles centros transitorios, IV
(Fa) y III (Mi), indicando la presencia o ausencia de cada uno en las distintas
secciones. De esta manera se presentarán distintas interpretaciones modales de las
mismas notas, pudiendo enjuiciar el sentido de éstas.
En la tabla se muestra la distinta función de cada nota cuando ésta se vincula a
los tres centros modales posibles, a modo de hipótesis de las posibles interpretaciones
modales las relaciones que se establecen a lo largo de la debla, independientemente
de que se entienda que no existe modulación. Fundamentalmente se trata de mostrar
los tipos de cadencias potenciales desde el punto de vista de cada centro de polaridad.
La debla se ha supuesto en Do para simplificar. A nivel notacional se conserva la
escritura de los grados entre paréntesis para aquellos que se presentan
ocasionalmente.
"340
Nota Análisis en Do (I)
Secciones C1, Mc, C2
Análisis con centro en Fa (IV)
Secciones A, B1 y Mb
Análisis con centro en Mi (III)
Sección B2
C I V-B1
Db bII
D (bVII)
Eb (D#)
bIII (bVII)-Ma y Mb VII-B2
E III VII I
F IV I bII
Gb
G V (todas menos C2) II (bIII)
Ab bVI (todas menos C2) bIII (todas menos A2)
A
III-B1; (III)-Ma, Mb, (IVdism)-A1
Bb IV-Ma y Mb
B VII-C2 Fig 292. Mismas notas vistas como distintos grados en función del centro modal.
Tratándose de una debla en Do, sin modulación, a lo largo de la debla se observa
el gradiente de polaridad IV-(III)-I; el cuarto grado es aproximado a modo de
dominante por el I, el III por una sensible (#II) que lo tonicaliza breve y ligeramente
en B2 y, finalmente, el I se aproxima a través de bII o de VII en el último tercio.
Aunque con ciertas reservas, no se ha considerado que se produzca modulación,
ya que el I pende en la memoria a partir del temple (sección que no siempre
existe) pudiendo atacarse directamente el primer tercio o bien empalmar con un
cante anterior, normalmente otra debla, un martinete o una toná. De hecho, el
temple (o Intro) solo aparece en un 49% de las deblas recopiladas, mientras que un
31% se enlazan tras otro cante, que suele girar alrededor del mismo centro (sin
considerar las desviaciones de afinación). Por lo tanto un 20% de las deblas
comienzan directamente alrededor del cuarto grado. En estas últimas entra en juego el
componente cultural subjetivo: para una persona que escucha la debla por primera
vez, tratándose de una debla perteneciente a este 20%, todo el primer tercio y gran
parte del segundo se desarrollarían alrededor de, al menos, un centro modal diferente
341 "
que para alguien familiarizado con este palo. Estos centros, y los grados que se
producirían, vendrían reflejados en la figura 292. Tan solo a lo largo del tercer tercio
se revelaría Do como centro. Si la debla parase al final de las secciones A1, Ma, B1 o
Mb la resolución sería satisfactoria sobre el cuarto grado. Si se terminase la audición
con la sección A2, se percibiría como un final en una sensible. Sin embargo, para el
intérprete flamenco la debla gira alrededor de la nota final de resolución, hacia la que
se encuentra en todo momento dirigida.
En cualquier caso, a pesar de establecer un centro, el comportamiento modal del
temple es imprevisible, jugando indiferenciadamente con los grados bII y II, así como
bIII y III, dependiendo del cantaor.
En otras muchas piezas de otros estilos musicales es habitual que la melodía
bascule más o menos brevemente alrededor del cuarto grado sin modular. Sin
embargo, en la debla lo hace durante más de la mitad de la pieza y en un 20% de los
casos sin presencia previa del I, lo cual, habilitaría la posibilidad de una
interpretación modal distinta, que contemplase la modulación.
De cara a unificar el comportamiento modal de la debla -si es que esto es posible
o incluso deseable- por conveniencia, el análisis sin modulación presupone una
familiaridad del oyente con el palo, de manera que el primer grado estará de alguna
manera presente mentalmente durante los dos primeros tercios aunque no haya
aparecido como tal, ya que la polaridad para resolver en la que se considerará la
tónica se manifiesta realmente en el tercer tercio.
La llegada al área de tónica se realiza con suavidad: la sección C1 funciona como
una transición, en la que poco a poco se va reemplazando el III por bIII, terminando
con una cadencia irrefutablemente conclusiva y flamenca: bIII-bII-I que establece
claramente el I como centro definitivo.
Además de un análisis tradicional de los grados y su comportamiento, se ha
estudiado dónde y cómo se producen la microornamentación y la microtonalidad, y si
éstas pueden asociarse a grados concretos o momentos específicos de la estructura,
con alguna relación con los centros transitorios por los que se pasa.
Al representar los grados sobre partitura, su disposición en la escala en el
análisis intermedio se han mostrado restringidos al ámbito de la debla, ordenándolos
"342
en escalas o ámbitos que no tienen por qué comenzar y terminar con la tónica:
Fig 293; Ámbito máximo de una debla en Do
Para definir con propiedad los comportamientos modales de la debla, se ha
seccionado en los tercios, agrupado, en dos bloques diferenciados: un primero que
abarca A y B, y un segundo que incluye C y la coda.
4.5.1 MODALIDAD EN LOS TERCIOS A Y B
Al considerar que no existe modulación, debe explicarse la modalidad
partiendo de escalas en las que a menudo el Ier grado no se corresponde con el
centro polar del momento.
Primer nivel de análisis (α) para los tercios A y B:
Grados estables comunes a todas las deblas:
Fig 294; Grados de los tercios AB, nivel α de análisis modal
A falta del segundo grado, que aparecerá en el próximo nivel de análisis, esta
escala tendría un primer tetracordo mayor si se contemplase desde el I, pero lo cierto
es que la polaridad no radica en estos tercios en I, por lo que en absoluto se transmite
la sensación de modo mayor a la escucha. Considerando el centro polar tanto en Fa
como en Mi, ambos combinan una tercera menor por encima (ver fig. 292).
La ausencia del segundo grado en este contexto permitiría contemplar la
posibilidad de pertenencia a una hipotética escala flamenca con un bII tácito. Sin
embargo, esta hipótesis se descartará más adelante.
Los comportamientos modales de cada grado, ordenados por recurrencia, son:
-IV: centro polar al que se tiende a resolver en A1 y B1. Aparece en todas las
secciones.
-bVI: nota cadencial y de paso ascendente o descendente, con especial
relevancia en la sección A1, pero presente en cada sección de los dos primeros
tercios.
343 "
-bVII: nota repetida y de larga duración en las secciones Ma y Mb. No surge
en B2 y sólo como bordadura en A1.
-III: grado en el que finalizan A2 y B2, enlazando con la siguiente sección
(B1 y C1 respectivamente) encontrándose en todas las deblas analizadas. Resuelve a
IV como sensible (en B2 a través del I, a modo de cadencia de dominante):
Fig 295; Doble función del tercer grado
El tercer grado, crucial a la hora de determinar si la modalidad es mayor o
menor, no interviene en la sección A1 y en Ma se presenta como bordadura o
cromatismo hacia el IV.
-I: tan solo se presenta como primera nota de la sección B1, para concluir la
resolución de dominante, anteriormente vista, hacia Fa. Aunque su aparición es
puntual, sucede inevitablemente en todas las deblas, con distintas duraciones.
Segundo nivel de análisis (β) para los tercios A y B: En este nivel se añaden a las anteriores aquellas alturas que si bien resultan
idiomáticas, sin embargo no son de uso generalizado ni necesario para el desarrollo
melódico de la debla. La simbología utilizada ha sido explicada en detalle en el capítulo 3.9.9 de la
metodología.
Fig 296; Grados de los tercios Ay B, nivel β de análisis modal
Sin perder de vista que el centro polar sigue siendo IV, en este nivel se han
sumado los siguientes grados:
-II, aparece en A2 y B2 como bordadura tonal descendente desde y hacia el
III, en las deblas de Romero con la letra "Soy Caló..." y una vez en la sección Pavón
01Ma, siempre con duración breve.
-#II (enarmónicamente bIII). Presente en las secciones Ma, A2 y B2. En A2 y
"344
B2 su uso es más extendido que el de II (en cuatro deblas distintas), funcionando
como bordadura semitonal desde y hacia III. La misma altura aparece en contadas
ocasiones como bIII, entre ellas en Pavón en la sección Mb y de dudosa manera en
otras tres deblas, en la sección Ma.
-Vdism, surge como bordadura desde y hacia IV en cuatro deblas a lo largo de
cinco secciones, si bien en cada sección como máximo aparece en dos deblas
distintas.
-VI, el sexto grado natural es un grado clave, difícil de situar en el análisis.
Por un lado no hay ninguna sección en la que se pueda afirmar que se presente como
tal en una amplia mayoría de deblas, pero, sin embargo, aparece en cuatro secciones
en las deblas de J. Mercé.
Rafael Romero usa el grado VI consistentemente en la sección B1 como nota de
paso, aunque no en todas sus deblas, mas sí en las tres con letra Soy caló de
nacimiento, así como también en Romero 1958A, no analizada en estas páginas, con
íncipit Si por instancia del tiempo. Además este grado aparece en las deblas Marín
1976 y Escudero 06Mb, por lo que, si bien podría considerarse una nota recurrente
perteneciente al primer nivel de análisis, no lo es para todos los cantaores ni en las
mismas secciones. Sin embargo, puede considerarse como un grado de color de
naturaleza importante, que marca una diferencia entre las dos primeras secciones y la
tercera. Esta misma altura puede aparecer, además, como resultado de una bordadura
cromática desde el bVI, constituyendo un VIIdism. De esta guisa surge fugazmente en
la sección A1 en tres de las deblas y en la sección Ma en cinco de ellas. En esos casos
se propone su análisis como VIIdism con una flecha (ver fig. 296).
Nótese que la modalidad en este nivel de análisis se ha expandido a nueve grados
(dos de ellos con doble análisis) sobrepasando una explicación a partir de escalas
hepta u octatónicas.
La esquematización de la modalidad aportada en la figura 296, como puede
constatarse, si bien parte de una representación lineal sobre un pentagrama, va más
allá de la capacidad sintética de cualquier escala, dada la exposición de las funciones
de sus grados.
345 "
4.5.2 MODALIDAD EN EL TERCIO C y CODA
Primer nivel de análisis (α) para el tercer tercio:
El segundo bloque de la debla resulta aún más complejo de sumarizar, a
causa de las apariciones ocasionales o con carácter muy específico de algunos de sus
grados. Básicamente, los grados estables son:
Fig 297; Grados del tercio C, nivel α de análisis modal
Como se puede apreciar se introduce un nuevo grado, bII, contrastando con
el II del nivel β de los dos tercios anteriores. Con respecto a esos mismos tercios,
en C ha desaparecido el bVII, así como se ha duplicado el tercero, manteniéndose
el III y añadiéndose el bIII. Los grados de este esquema, si bien podrían sumarse a
los del bloque anterior constituyendo una nueva escala, contradicen los
comportamientos de los grados expuestos en el nivel β de los tercios A y B, por lo
que se estima que se ha producido un cambio modal, aunque a nivel teórico no se
defina como modulación.
Si bien en esta ocasión el resultado del análisis es una escala de siete notas, éstas
no pueden equipararse a los siete grados de las escalas occidentales tradicionales, ya
que el tercero se encuentra duplicado, faltando el séptimo.
Los grados de esta escala podrían considerarse como un subconjunto de los de
la escala octatónica denominada por Romero Jiménez (1996 Vol I:108-9) como
“escala autóctona andaluza” (aunque con un comportamiento modal distinto),
escala también propuesta por Fernández (2004:62) y Ojesto (2008:37), si bien este
último la llama “Modo frigio mixto”, así como para Díaz-Báñez, el término es
"Frigio dominante" (Díaz-Báñez 2010: 33).
Fig 298; Escala autóctona andaluza, modo frigio mixto o frigio dominante.
"346
La escala de la figura 298 tiene un grado bVII añadido a los descritos para el
tercer tercio de la debla. En el siguiente nivel de análisis se comprobará si la falta de
dicho bVII en el tercer tercio se debe a un uso restringido por el ámbito o surgen
otras posibilidades. De hecho, la escala "Frigia dominante", en términos de Díaz-
Báñez, sería el resultado de la suma de los análisis de nivel α de los tres tercios, es
decir, explicaría de un modo global los puntos básicos de anclaje modal a lo largo de
la debla, aunque resultaría contradictoria con determinados usos de momentos
concretos, con grados discordantes con los que realmente se emplean.
El comportamiento modal de los grados del tercer tercio, para el nivel de
análisis α, es el siguiente:
-I: Irrumpe en el comienzo de la sección C1 como parte de una transición
modal y se convierte en centro ("tónica") hacia el final de esta misma sección,
apareciendo en todas las secciones posteriores.
-bII: presente en todas las secciones del tercio C. Nota de paso hacia bIII y
cadencial hacia I, además de participar en el salto de segunda aumentada que se
analizará en el próximo nivel.
-IV: nota de paso ascendente o descendente y cadencial. Presente en todas
las secciones.
-bIII: nota de paso ascendente, descendente y bordadura en todas las
secciones.
-III: nota de paso ascendente y descendente en distintas combinaciones
desde y hacia bII y IV, dando lugar al salto característico de segunda aumentada en
todas las secciones en la mayoría de los cantaores. Aunque en la debla de Pavón el
III no interviene en la sección Mc y escasamente en C1, el resto de cantaores sí lo
usan como cromatismo y bordadura en C1. Suele alternarse libremente con bIII.
-V: presente en las secciones C1 y Mc como nota de paso o bordadura tonal
ascendente. No aparece en C2.
-bVI: bordadura semitonal de maneras insistentes, aparece en la mayoría
de los cantaores en las secciones C1 y Mc. No se encuentra en C2 ni en la coda.
Nivel de análisis β para el tercer tercio: La intervención de nuevos grados (ocasionales o producto de bordaduras) puede
resumirse en la siguiente escala, conforme al ámbito real de uso, evitando la
347 "
disposición ascendente tradicional que comienza en la tónica y sube hacia la octava:
Fig 299; Grados del tercio C, nivel β de análisis modal
Los nuevos grados son:
-Vdism, aparece en las tres secciones de C como bordadura desde y hacia
el IV interpretada por distintos cantaores. Solo en una ocasión se muestra como nota
de paso, #IV, por esta razón no se ha insertado en el análisis como tal.
-IVdism, surge como bordadura cromática desde el III en todas las secciones,
especialmente en C2, por parte de varios cantaores. Se ha incluido como enarmonía
de III, añadiéndose la flecha descendente.
Algunas notas se han señalado entre paréntesis por su menor frecuencia de
aparición, su análisis es el siguiente:
-VII. Sensible hacia I en la sección C2, como bordadura cromática, en tres de
las nueve deblas (las tres de R. Romero) y en una sola debla en la sección Mc. No
aparece en C1.
-II, nota de paso poco frecuente, sólo se da en la sección C1 en las deblas de
J. Mercé y en Mc en la de V. Escudero.
En el caso del bVII, este grado, incluido en muchas escalas flamencas,
únicamente se presenta una vez en el tercer tercio de la debla como bordadura, en
Heredia12 Mc y como parte de un hipo o sollozo microtonal poco definido en
altura. No es utilizado por ningún otro cantaor analizado, por lo que se ha decidido
excluirlo también de este segundo nivel de análisis.
Contrastando los perfiles de las curvas para distintas secciones,
pertenecientes al mismo cantaor y la misma debla, la altura más regular en
participación, y en bastantes casos en afinación, suele ser el cuarto grado44,
encontrándose mayores fluctuaciones en el resto.
44 Consultar Anexo I.
"348
Un ejemplo de lo anteriormente expuesto, en una debla de R. Romero:
Fig 300; Histograma de frecuencias de las distintas secciones en la debla Romero 03 en Si bemol
A continuación se muestran reagrupados los esquemas del análisis modal:
Tercios A y B (Debla en Do, centro polar en Fa)
α
β
Tercio C + Coda (Debla en Do, centro polar en Do)
α
β
Fig 301. Esquemas del análisis modal en la debla
349 "
4.5.3 MODALIDAD Y ANÁLISIS MICROSCÓPICO
Dentro del tercer nivel de análisis modal (denominado γ), se estudia el papel de
los comportamientos microornamentales y microtonales en la modalidad.
En general, los usos microtonales detectados en las deblas no responden
exactamente a patrones específicos recurrentes que puedan incluirse en una
definición escalística tradicional, tales como alteraciones del tipo "blue note", o que
supongan una modificación sistemática del temperamento.
El repertorio ornamental disponible tiende a utilizarse libremente en función de
las preferencias personales que conforman el estilo de cada cantaor, sin asociarse con
regularidad a eventos estructurales o escalísticos fijos. No obstante, pueden
destacarse algunos rasgos ornamentales y microtonales por su presencia sistemática:
-Ataque de las primeras notas de las frases por medio de un glissando desde
una nota sin altura clara, que suele acompañarse de un giro ornamental.
Fig 302; Principio de Romero 02 y transcripción proporcional no detallada.
-En las últimas notas de las frases pueden introducirse variaciones
microtonales: bien en forma de glissando descendente (especialmente si la nota es
corta) y/o mediante una flexión de subida o bajada en la afinación cuando una nota
se prolonga.
- En el caso de la última nota de la debla (I), sea en la sección C2 o en la
coda, suele interpretarse mediante una evolución con cambio de vocal y timbre,
sosteniéndose alrededor de 2sg. No existe una convención para la profundidad del
vibrato, que puede ser irregular, si bien siempre suele emplearse vibrato, siendo éste
del tipo mesurado (con la excepción de V. Escudero).
Véanse a continuación ejemplos extraídos de deblas de T. Pavón (fig. 303 sup.
izqda.), R. Romero (fig. 303 sup. dcha.), J. Mercé (fig. 303 inf. izqda.) y J. Heredia
(fig. 303 inf. dcha.).
"350
Fig 303; Nota final de la debla en cuatro cantaores
La tónica final puede fragmentarse a partir de pequeñas variaciones de afinación,
no cabiendo asegurar que éstas fueran realizadas con voluntad o consciencia de crear
una sensible microtonal. En el siguiente ejemplo, separadas por 21cents de diferencia
(intervalo estimado, dado el vibrato sobre ambas notas), se produce una clara
impresión de intencionalidad:
Fig 304; Últimas notas de Romero 04 Coda (CD)
Por contraste, el comportamiento del cuarto grado en el final de la sección A1 es
heterogéneo y no necesariamente se produce sobre nota larga ni con vibrato regular.
Raramente intervienen las variaciones microtonales características de la tónica final.
-En las sensibles superior e inferior (bII y VII) se introducen variaciones
microtonales; en general estas sensibles pueden presentarse a distancia menor de
semitono (no necesariamente, aunque resulta idiomático), si bien este intervalo es
variable, de manera que en ningún caso procedería hablar de un grado microtonal
a una distancia fija en la escala. Resulta infrecuente que el intervalo se expanda
por encima del semitono, como es lógico, dada su tendencia resolutiva.
-Idéntico comportamiento microtonal ornamental se detecta alrededor de IV,
con sensibles como máximo a cuarto de tono de distancia.
Las variaciones microtonales más frecuentes se distribuyen de manera distinta
para cada sección. Al haber transcrito más detalladamente la sección Ma, por las
implicaciones metodológicas de esta sección, se ha encontrado un número de
alteraciones mayor. Los índices de microtonalidad más elevados en esta sección se
351 "
sitúan en los siguientes grados45:
-Subsección Ma:
• V↑ (25%)
• bVI↓(13%)
• bVI↑(8%)
El resto de las alteraciones microtonales en la sección Ma caen por debajo del
6%.
En otras áreas de la debla, en las que se ha practicado una transcripción de menor
nivel se detecta lo siguiente:
- Sección A1:
• IV↓ en cinco deblas, como sensible microtonal hacia el IV.
-Tercio C (Mc+C2+Coda):
• III↓ 17%
• bIII↑12%.
A primera vista no parece tener mucha relación lo que sucede en las secciones
Ma o A1 con lo descrito para el tercer tercio (C), sin embargo, en el contexto de una
debla con centro modal en Do, si se considerase Fa como centro modal de la sección
Ma, el análisis de la nota La bemol como bVI↓ se convertiría en bIII↓, así como bVI↑
en bIII↑, induciendo a sopesar la existencia de cierta indefinición alrededor del tercer
grado sobre cada uno de los centros (IV y I)46.
Por otra parte, la modificación microtonal ascendente del quinto grado en la
sección Ma probablemente se debe a la insistencia en la bordadura semitonal V-bVI,
que acaba provocando áreas de incertidumbre entre ambos grados. En los
histogramas de Romero 03 vistos anteriormente, el perfil de Ma indica la presencia
de esta alteración.
A falta de acompañamiento armónico, no se identifican alteraciones del tipo blue
note, de carácter estructural, que se presentarán con mayor probabilidad en palos con
acompañamiento.
45 Estos porcentajes expresan la proporción con que aparece cada grado concreto con una alteración determinada respecto al global de recurrencias. 46 Para visualizar este transporte consultar la figura 292.
"352
A lo largo de la debla se identifican zonas con mayor ambigüedad de afinación
que otras. La más destacable se sitúa entre V y bVI. En los histogramas, también se
revela un alto grado de indefinición desde bVI hasta bVII, que aparenta deberse
más a cuestiones de afinación que a comportamientos modales microtonales.
Respecto a la mencionada ambigüedad del tercer grado, la debla no muestra una
direccionalidad microtonal clara, pudiendo subirse o bajarse la afinación
indistintamente, tanto desde el III como desde el bIII.
Extrapolando la situación al contexto de la música carnática, esta estructura
coincidiría con la de los Bhashanga ragas (uno de los tipos de "modos melódicos"),
con 2 srutis (alturas) para un swaram (grado), en concreto con Guagahisvali para
el tercer grado; siendo un tipo de alteración Ardha Misra en la que los dos swaram
aparecen tanto en arohana (escala ascendente) como en avarohana (escala
descendente). Es decir, el comportamiento de los grados que se produce en la debla
no resulta una extravagancia en un contexto etnomusicológico, trascendiendo las
limitaciones inherentes a la teoría musical occidental académica.
A pesar de las coincidencias encontradas, resultaría improbable poder establecer
conclusiones de cualquier relación filogenética entre ambas músicas. Es inevitable
que coincidan ciertos ornamentos, dada la amplitud del repertorio indio, así como
que las escalas usadas en la debla tengan un paralelismo en algún mela 47, al igual
que cualquier otra escala occidental, siempre teniendo en cuenta que la música de
la India no responde a la afinación temperada, sino justa. Sin embargo, no se han
encontrado elementos ornamentales demostrativos de un parentesco.
Cabe resumir este punto e conclusiones similares a las que aparecían en otros
campos del análisis: existe un conjunto de herramientas microtonales de libre uso,
por determinar en que medida volitivo, de las que algunas son más frecuentes en
unas secciones que en otras, dados el ámbito, la distribución de grados y la dirección
melódica.
47 El equivalente al conjunto de notas que se entiende como escala en occidente se denominaría mela. Los ragas son conceptos más amplios que las escalas y más cercano a un modo.
353 "
4.5.4 LA ARMADURA EN LA DEBLA Las dos funciones principales de la armadura musical son establecer la
modalidad o tonalidad y el ahorro de alteraciones a lo largo de la escritura/lectura de
una pieza. En función del diatonicismo del contenido musical este ahorro será
relativo, así como la determinación de modalidad o tonalidad podrá ser más o menos
representativa.
Ateniéndo al que se ha denominado como nivel α de análisis modal de los tres
tercios de la debla, las armaduras que mejor funcionan de cara al ahorro de
alteraciones, en una debla con centro en Do, son:
Fig 305 Armaduras para la debla
Dada la predominancia de la música tonal en el repertorio musical transcrito, en
el ejemplo anterior la armadura superior sugiere como primera opción las
tonalidades de La bemol mayor o Fa menor y con alguna indicación adicional,
puede establecer también el modo de Do frigio.
Por otro lado, la armadura inferior de la figura, si bien nos indica la
presencia de modalidad derivada de una escala no tonal, no resuelve el
inconveniente de la aparición de los grados II y bIII durante los dos primeros
tercios, contraviniendo la armadura48 y obligando al uso de alteraciones.
Las desavenencias encontradas entre las armaduras y la transcripción en el caso
de la debla provienen de, al menos, dos lugares de conflicto: en primer lugar, el
ordenamiento tradicional de las alteraciones conforme al círculo de cuartas o de
quintas, que choca frontalmente con los contenidos musicales de numerosas músicas
en el mundo, entre ellas la debla. En segundo lugar, la convención establecida
por la que un cambio de armadura implica una modulación, nacida del hecho 48 Además de la circunstancia de que al transcribir con aplicaciones informáticas, a día de hoy, las armaduras artificiales implican una escritura tediosa, en la que pueden cometerse errores con facilidad, ya que, si bien las alteraciones aparecen en la armadura, no se aplican automáticamente a las notas.
"354
inverso de que una modulación conlleva un cambio de armadura.
Dada la dualidad de algunos grados a lo largo de la estructura, especialmente III
y bIII así como VI y bVI, ninguna armadura convencional puede abarcar la totalidad
de realidades melódicas en la debla. Una situación similar a lo que sucede con la
tonalidad menor, con la diferencia de que la familiaridad académica con el modo
menor y sus alteraciones permiten identificarlo rápidamente a partir de su armadura y
ciertos comportamientos armónico-melódicos característicos. El problema principal
que plantea el pentagrama radica en el hecho de que se parte de un sistema de octavas
con siete grados organizados sobre cinco pautas, determinando unas posiciones fijas
para cada uno de estos grados. Dicha distribución resulta a todas luces impráctica
para cualquier escala con más de siete notas, en la que a la fuerza alguno de sus
grados se desdoblará en dos, sin posibilidad de encontrar un ordinal propio ni una
ubicación exclusiva dentro de la pauta.
En el supuesto de transcribir la debla con una sola armadura, la opción con más
ventajas de entre las expuestas en la figura 305 sería la segunda, la armadura
artificial, aún no exenta de los inconvenientes derivados del concepto imperante de
escala de siete alturas. Si se utilizasen dos armaduras distintas durante la misma
debla, el cambio, de momento, se entendería como una modulación. En cualquier
caso resulta imprescindible indicar siempre el centro modal en el comienzo mediante
una indicación verbal, independientemente de la armadura que se emplee.
El anexo II incluye las transcripciones de la sección Ma transcritas -finalmente-
con sus respectivas armaduras artificiales. En el caso de la sección Mercé 13Ma, ésta
ha sido enarmonizada con centro en So# en lugar de La bemol, para evitar dobles
bemoles en la armadura.
4.5.5 APUNTES MODALES FINALES
Los resultados obtenidos en el análisis de nivel intermedio permiten sintetizar
las escalas y los modos por los que se rige la debla. Según el punto de vista desde
el que se observe, este palo se antoja muy estricto o exageradamente libre en lo
modal: es cierto que existe un marco estructural, como en cualquier canción, ligado
a la letra, así como unos giros melódicos concretos que deben ser respetados para
que se pueda seguir identificando un cante como debla. Sin embargo se encuentra
355 "
una enorme flexibilidad en la discrecionalidad del texto, que, como se ha visto, puede
intercambiarse entre palos distintos. El marco identificativo de la debla se ciñe a una
línea melódica, con diseños ascendentes, cadencias y saltos obligados, pero abierta a
la variación, en la que resulta obligatoria la ornamentación.
Cada sección suele interpretarse conforme a unos usos personales relativamente
flexibles: lo es la duración, en algunas secciones la estructura y, finalmente, también
lo es la modalidad, que permite la introducción y el intercambio de grados en una
proporción comparable al jazz y otras músicas improvisadas. Por esta razón exprimir
la debla, pretendiendo recluirla en un modelo melódico lineal estático deviene una
tarea utópica y reduccionista, ya que los distintos caminos (expresados en los
esqueletos modales de los análisis intermedios) aportan una riqueza ineludible.
Resulta contradictorio en sí mismo tratar de establecer un perfil melódico
obligado para las zonas melismáticas (Ma, Mb y Mc); de la misma manera, en
ausencia de una noción de cómo se construye la ornamentación, cualquier síntesis
escalística deviene equívoca e insuficiente.
Sin certeza de la procedencia de las notas añadidas al esqueleto modal común de
la debla, ni de si éste respondería a la melodía primigenia, anterior a la grabación de
T. Pavón, se estima probable que se haya producido un trasvase de grados
característicos entre distintos palos del flamenco, permitiendo la proliferación de
determinados colores melódicos. De ahí que ninguna sección de la debla encaje en su
globalidad exactamente en las escalas que se han adjudicado históricamente al cante.
La restricción del ámbito melódico, junto con la movilidad de los grados de la
escala, han producido usos oblicuos a las escalas andaluzas, flamencas, frigias y
octatónicas, así como a las mayores y las menores armónicas y melódicas, con sus
correspondientes modos. Ninguna de estas escalas explica por sí sola los recorridos
que de facto transita la debla de principio a fin.
La metodología de análisis empleada se ha atenido siempre a lo acontecido,
sin permitirse imaginar en abstracto por dónde pasaría o hacia donde podría subir
o bajar una melodía en el intento de completar una escala hipotética. Al igual que
una escala pentatónica no es por definición una escala heptatónica incompleta, dando
lugar a músicas de características muy diferentes, se ha estimado que si una altura
determinada no aparece en una sección, no debe incluirse en su esquema modal, por
"356
más que esto complazca la comodidad de adjudicarle un nombre conveniente. Los
resúmenes modales aportados se basan en las notas verificadas para cada sección.
Para finalizar, resulta posible enumerar una lista de comportamientos musicales
típicos en otros géneros que no son estilísticos en la debla, como subir a la octava de
la "tónica", frasear en staccato, delinear arpegios por terceras, emplear la cadencia V-
I o utilizar una voz susurrante, aniñada o plana. Por el contrario aparecen en la debla
ciertas características generales de obligado cumplimiento que bien podrían
contemplarse como parte de su modalidad en sentido amplio: se impone un ahorro en
respiraciones, el uso del vibrato y de la ornamentación (si bien con libertad para
cuánto, cuándo y cómo), una predominancia de la dinámica forte y un cierta
participación del efecto tímbrico de rajo.
357 "
5 CONCLUSIONES
5.1 INTRODUCCIÓN «Writing is not a simple ‘transcription’ of speaking, it affords us a conceptual
model for speech» (Olson, 1994:108 citado en Will 1999:6).
Al igual que con la escritura del lenguaje verbal, cada transcripción musical porta
conceptos que su autor, consciente e inconscientemente, imprime en ella. La simple
notación de una armadura puede redireccionar la interpretación histórica o de
situación en un contexto musical determinado, en lo relativo a la modalidad de una
pieza musical. Algo similar sucede a la hora de elegir entre una notación rítmica y
otra proporcional o al seleccionar un repertorio de símbolos determinado para
representar ornamentos o microtonos. Puede inducirse a estimar una ejecución como
fijada o improvisada o sugerirse una microtonalidad volitiva o aleatoria, por medio de
la vocación de exactitud o aproximación en los símbolos utilizados.
Las conclusiones que se expondrán a continuación no aspiran en ningún caso a
construir un cuerpo teórico normativo, contradictorio con la esencia libre del cante
flamenco, sino a orientar al lector hacia una mejor comprensión de la debla, de
manera plenamente compatible con los mecanismos de transmisión y aprendizaje
tradicionales. Se propicia así un acercamiento al repertorio de los recursos musicales
de que dispone el cantaor de la debla, a través de una organización del análisis por
estratos, posibilitando la reutilización de esta información en otros ámbitos
musicológicos en cualquier punto entre lo cualitativo y lo cuantitativo (si es que aún
procede esta distinción).
El reconocimiento de una pieza musical como un palo flamenco concreto se basa
en un misterioso consenso tácito alrededor de los elementos básicos necesarios para
que se produzca la asociación de la música con una determinada categoría mental. La
mayoría de los aspectos interpretativos analizados a lo largo esta tesis presentan
excepciones que los hacen resistentes al establecimiento de un mínimo común
denominador, situando lo compartido por todas las deblas en un nivel básico, desde el
que parten caminos llenos de posibilidades para la expresión individual. Para llegar a
conclusiones ha sido necesario efectuar un estudio plural, abordando la cuestión
desde numerosos ángulos de análisis musical, algunos de ellos apenas frecuentados
"358
con anterioridad. En palabras de un estudioso del flamenco: «Reducir la similitud
melódica al cálculo de la distancia entre contornos melódicos deja fuera variables
significativas, resultando, de hecho, una medida limitada.» (Díaz-Báñez et al
2010:40).
A continuación se exponen las conclusiones finales de esta investigación,
escalonadas desde el nivel más detallado al más general.
5.2 CONCLUSIONES REFERENTES A ORNAMENTACION
Y MICROTONALIDAD «Pero no es el ornamento lo que ves, sino el espacio. Un espacio que se contrae y se
dilata, un espacio en el que amanece y anochece, un lugar flexible que te trae y te
lleva, que cambia de aspecto sin cesar. El ornamento despliega el espacio; lo vuelve
habitable, aunque a menudo incierto. » (Navarro Baldeweg 2001:116).
En primer lugar es necesario recordar que lo largo de esta tesis se aborda la
ornamentación en dos estratos: el del análisis melódico tradicional (al que se ha
denominado nivel intermedio) y el microornamental, ligado a los fenómenos que
afectan a los cambios producidos en el ámbito íntimo de cada nota. A partir de estos
dos niveles se apuntan las siguientes conclusiones:
-La ornamentación melódica en la debla funciona como un conjunto de
herramientas estilísticas entre las que el intérprete puede escoger libremente en cada
momento de la estructura, pero de las que obligadamente deberá incorporar un
mínimo de elementos para mantenerse dentro del estilo. La ornamentación resulta tan
intrínseca a la debla como el conjunto de alturas elegidas, todas las deblas la
incorporan, de manera que sin ella el flujo melódico no avanzaría. Si los ejemplos
concretos de ornamentación que se han detallado, como es más que probable, no
pertenecen única y específicamente a la debla, sino al conjunto del cante flamenco,
éste es un campo que queda abierto para una demostración posterior.
En el denominado nivel intermedio, el uso de bordaduras se constituye como
motor principal de construcción melódica, propiciado por el movimiento conjunto
predominante. Su presencia es superior a la de las notas de paso (usadas
fundamentalmente en las cadencias) y mucho mayor que la de los saltos interválicos,
generando así un perfil melódico sinuoso característico.
359 "
El tipo de bordadura utilizado en cada momento sucede en función de la
combinación de varios factores: la dirección de los movimientos melódicos, la
persistencia de cada una de las notas que los componen y los modelos previos del
cantaor en la construcción del fraseo melismático. Al igual que para un electrón en su
órbita, no es posible predecir con exactitud la aparición de una bordadura, sujeta a
ósmosis entre memoria e improvisación, aunque se constate la necesidad de su
presencia. Por la misma razón, sí resulta factible describir los comportamientos
ornamentales más probables a lo largo de cada fragmento de la estructura, siendo ésta
una estadística válida tanto para la debla como palo, como también para el análisis
específico del estilo de cada cantaor.
Entre las bordaduras melódicas destaca el papel idiosincrático singular de la
bordadura semitonal, en concreto la de sentido ascendente. Con frecuencia se utiliza
dicha bordadura diatónicamente, en el interior de la escala, como peldaño obligado
para alcanzar determinados grados de ésta, evitando los saltos. Su perseverante e
impertérrita presencia facilita que, una vez acostumbrado el oído a lo pertinente del
giro semitonal de ida y vuelta, este cromatismo se convierta en un mecanismo
melódico autónomo e idiomático. Se erige así en generador de nuevas alturas
invitadas, entre ellas grados no diatónicos, produciendo sonoridades inmigrantes,
adoptadas felizmente en el lenguaje de la debla.
A lo largo de este palo aparecen de una manera habitual tres grados convidados:
Vdism, VIIdism y IV#. Dichas alturas, cuando surgen como resultado de una
bordadura semitonal ascendente como en los dos primeros casos, resultan tan
características, que al exportarse a otras músicas se reconocen idiomáticamente como
una influencia flamenca, junto con el memorable bII, emblema de la "escala
flamenca". Este fenómeno se asemeja al archiutilizado bIII del blues mayor, grado
que se ha tomado prestado por múltiples intérpretes en canciones, que sin acercarse
en lo más remoto a la estructura armónica que define un blues, resultan, sin embargo,
a menudo confundidas con éste. Algunas de estas sonoridades no diatónicas
generadas durante el discurso melódico podrían provenir del influjo de palos con
acompañamiento, ya que en ellos forman parte, bien del acorde de dominante (II y
VII de la escala) o del acorde bVI7, presente en seguiriyas, polo, caña, etc. (el quinto
grado disminuido de la escala, enarmónico del cuarto aumentado). Se apunta esta
"360
posibilidad como una más entre todas las influencias verosímiles, tanto nacionales
como ultramarinas, ampliamente debatidas en la bibliografía precedente.
De otro lado, las bordaduras semitonales conviven en la debla con las dobles
aproximaciones, así como el resto de bordaduras, manteniendo todas una presencia
variable en función de la sección. Empero, el cromatismo por nota de paso, propio de
lenguajes como el jazz, no resulta idiomático en la debla, asomándose en contadas
ocasiones.
- En el ámbito de la micrornamentación, en estas páginas se han catalogado
una veintena de tipos de microornamentos frecuentes, atendiendo a las categorías de:
ornamentos simples, ornamentos compuestos y bordaduras microtonales. Dentro se
incluyen portamentos, apoyaturas, mordentes, bordaduras y glissandos.
Paralelamente se añade la microtonalidad cromática, formulándose notaciones
específicas para su transcripción. Una parte de estas notaciones son símbolos ya
establecidos con anterioridad mientras que otras implementan elementos gráficos
provenientes de la notación contemporánea, infrautilizada en la literatura precedente.
En adición a los anteriores, se han clasificado cuatro clases de ornamentos y/o
efectos tímbricos idiomáticos: hipo, golpe de glotis, boca chiusa y consonante
alargada con boca abierta.
Entre los diversos ornamentos catalogados, destaca por su presencia el comienzo
de frase con ataque desde una altura no definida, empleando aire y/o rajo, como
ornamento característico de la primera nota melódica reconocible en altura.
- El hecho de que no exista un cuerpo teórico regulador escrito o verbal en lo
relativo a la microornamentación implica que, si bien el repertorio es más limitado en
cuanto a categorías ornamentales independientes que el que se encuentra en músicas
clásicas de otras culturas, en compensación se genera una recalcable variedad en la
realización personal de cada tipo de ornamento. Esta variación perpetua de lo ínfimo
resarce la ausencia de un modelo ortodoxo expreso, esculpiendo volutas sonoras de
inenarrable riqueza, efímeras e irrepetibles. Adornos, que aún así, responden en sus
rasgos a interpretaciones de patrones característicos objetivables.
361 "
-El uso personal del vibrato escapa, inaprensible, a cualquier convención.
Incluso así, puede afirmarse que la debla conlleva un vibrato inmanente, para el que,
atendiendo a su ritmo interno, se pueden establecer tres categorías generales:
mesurado o periódico (predominante), no mesurado y, por último, mixto. Todos ellos
son usados a piaccere, entremezclados.
Los cantaores estudiados, sin excepción, utilizan el vibrato mesurado como
elemento rítmico en alguna medida. Uno de sus usos característicos se produce al
recaer sobre las notas cadenciales de reposo final. Por supuesto, estas categorías
rítmicas no cancelan las tradicionales, en función de la amplitud y velocidad del
vibrato.
En la relación de los armónicos de la voz con el vibrato se presenta un
comportamiento rítmico variopinto: en ocasiones se observa paralelismo entre ambos,
siendo esto característico de determinados cantaores, desde la homogeneidad en
Gabriel Moreno hasta la irregularidad en Tomás Pavón, José Mercé o El Chocolate.
Existe, a diferencia de otros estilos musicales, total libertad en la
correspondencia del tipo de vibrato con la dinámica, empleándose múltiples
combinaciones entre variaciones dinámicas y vibrato, con el resultado de un
enriquecimiento del lenguaje. La combinación entre dinámica y vibrato interviene en
los mecanismos de percepción de las alturas, por ejemplo influyendo en su
identificación bien como notas largas o como trinos.
-Tras una confrontación intensiva con la detección, percepción y taxonomía
de ornamentos y microtonos en la debla, puede afirmarse que resulta utópico tratar de
delinear una frontera nítida entre ornamentación y microtonalidad, ya que ambas se
implican inseparablemente en la realización de glisandos, portamentos, apoyaturas y
mordentes microtonales.
Frecuentemente, en los microornamentos el cante traza curvas de perfil ondular,
similares a las producidas en mayor escala por la ornamentación melódica, a modo de
reflejo fractálico entre distintas capas sonoras. Por otra parte, microornamentación y
vibrato actúan de manera inextricable a la hora de delinear la melodía: la profundidad
del vibrato modela las alturas de la ornamentación, generando contornos complejos y
característicos. La ausencia de staccatos y la minimización de las respiraciones,
refuerzan un fraseo legato en el que la naturaleza ondulatoria se expresa nítidamente.
"362
- Se han identificado tres tipos de comportamientos de los glissandos en la
debla, curiosamente entre ellos no se encuentran glissandos largos, de nota a nota,
característicos de palos acompañados. Muy probablemente la razón última sea la falta
de marco armónico, de la misma manera que en el caso de la ausencia de microtonos
estructurales, como se expondrá a continuación. Especialmente delicada ha sido la
discriminación entre glissandos y portamentos, tanto en el plano conceptual como en
el analítico, así como el delimitar sus confines con las bordaduras.
En estos términos se han definido patrones ornamentales personales, que por su
carácter diacrítico devienen huellas estilísticas rastreables en un hipotético proceso de
filogénesis. Como ejemplo concreto, estos patrones han venido a reafirmar, en forma
de herencia gestual sonora, la ya confesada admiración de Gabriel Moreno por los
Pavón.
- Similar a la ornamentación de nivel intermedio, la microtonalidad se ofrece
como una paleta de recursos sin reglas tácitas o expresas de dónde, cuándo o cómo ha
de ser empleada, si bien en el conjunto de deblas analizadas acontecen una serie de
colores estadísticamente más probables.
Se han identificado tres funciones microtonales ornamentales básicas:
microcromatismo ascendente, microcromatismo descendente y microtono cadencial
alrededor de los centros modales temporales, detallándose un repertorio de pautas de
comportamiento de éstos a lo largo de los distintos análisis.
Microtonalmente se producen zonas de ambigüedad entre determinados grados
del modo, especialmente entre el V y el bVI durante la sección Ma. Se trata de un
comportamiento que parece repetirse entre aquellas notas que están a distancia de
tercera menor y mayor respecto al centro modal del momento (IV o I), curiosamente
sobre la misma franja que las blue notes antes mencionadas. Éste es un
comportamiento relativamente diferente del de otras músicas microtonales, por
ejemplo la afinación de los 17 tonos (ajnās) de la música árabe (Pacholczyk
1980:523), con los reajustes que se producen en la interpretación, debidos al vibrato,
glissando y las apoyaturas (Yöre 2012:278), o los debatidos 22 srutis y sus comas
pitagóricas de la música clásica de la India (Krishnawamy, A. 2003 y 2004b).
En la debla se produce una aproximación a la afinación de estos grados, en la que
el cante es susceptible de situarse en cualquier punto del continuo microtonal entre
363 "
semitonos adyacentes. La inexistencia de un cuerpo teórico prescriptivo (escrito u
oral, expreso o tácito) permite un acercamiento personal al fenómeno microtonal,
flexibilizando los contenidos transmitidos en la imitación.
Un área con especial grado de indefinición microtonal es la situada entre el bVI y
el bVII, con frecuentes desviaciones, en este caso probablemente achacables a
problemas de afinación en el tramo más agudo de la tesitura.
-La ausencia de un marco armónico o una nota pedal en un cante “a palo seco”,
condiciona los comportamientos microtonales en dos vertientes: la desviación de la
afinación general durante la ejecución de la debla y el empleo de microtonos como
recurso musical. Las conclusiones relativas a ambas se resumen en los próximos
puntos.
- En el transcurso de las evoluciones de la afinación durante la debla, los
cantaores introducen desviaciones de la afinación general que llegan incluso a superar
el semitono.
Se ha comprobado que la estabilidad de la afinación a lo largo de la debla no
constituye un objetivo estilístico prioritario en sí mismo, aunque, como es obvio, a
partir de ciertos límites se pueda producir confusión en la escucha. Ejemplos de
extremos de la desviación, que llegan a provocar indefinición en la percepción de los
grados modales se han encontrado en los cantes de José Mercé y Vicente Escudero.
No se ha descubierto relación alguna entre la desviación de la afinación con la
duración de la debla, y, tan solo limitadamente se puede vincular con la edad del
cantaor, manifestándose una ligera tendencia a una caída mayor de la afinación
general en las grabaciones realizadas a edades más tempranas, en lo que pudiera ser
producto de la inexperiencia.
La desviación de la afinación, inherente a los cantes “a palo seco”, obliga a
implementar estrategias metodológicas específicas, concretamente en lo que al
análisis y representatividad de los histogramas de alturas compete, limitando la
representatividad de los resultados a su aplicación en secciones breves. Este hecho
implicaría una revisión de las metodologías empleadas en estudios similares
anteriores.
En la presente investigación se han propuesto dos sistemas de trabajo con la
desviación de afinación, dependiendo del nivel de análisis en el que se sitúe. Un
"364
primer análisis de afinación dinámico para el nivel macroscópico, en el que los
resultados son orientativos de las tendencias generales percibidas en los centros
modales temporales. El segundo sistema consiste en un reajuste segmentado de la
afinación, efectuado en el marco del análisis de nivel intermedio, para el que se ha
considerado que la unidad adecuada de corrección es la frase musical, que puede
coincidir con la sección formal (unidad menor que el tercio), dependiendo de la
distribución de silencios y respiraciones. Estimamos que estas consideraciones
metodológicas son lo suficientemente relevantes para ser incluidas en las
conclusiones.
- De la misma manera, en un cante "a palo seco", al no producirse el color de la
confrontación entre un marco armónico y el microtono melódico como generador de
tensión armónico-melódica, el papel de la microtonalidad volitiva es distinto del que
juega en los cantes acompañados, no funcionando a modo de blue notes,
características en otros estilos occidentales con armonía expresa. Es decir: aunque la
distancia respecto al centro modal temporal de las zonas de ambigüedad microtonal
coincida con las blue notes del jazz, su función modal es distinta y no debe
confundirse. La ausencia del contraste entre un entorno armónico fijo y estable y una
melodía que se cuela por los intersticios del temperamento tonal, no solamente
desluce parcialmente la ejecución microinterválica en el caso de la debla, sino que
también dificulta su precisión, difuminando las fronteras entre grados y creando un
contexto de mayor indeterminación.
Por las razones anteriormente expuestas, consideramos que la continuación
más lógica de nuestra investigación consistiría en realizar estudios microtonales
centrados en palos con acompañamiento, cotejándolos tanto entre ellos, como con los
realizados en cantes "a palo seco".
5.3 CONCLUSIONES REFERENTES A MELISMAS Y
MODALIDAD
-El desarrollo melismático abarca el transcurrir del perfil melódico
(incluyendo toda la microornamentación que lo modela), generalmente ejecutado
sobre una vocal prolongada o insertada en el texto. En la debla, la relación entre
365 "
melismas y letra es compleja, puesto que si bien se constata un grado de interacción
entre ellas, intervienen simultáneamente otros múltiples factores que dificultan la
categorización de comportamientos generalizables.
En el caso de las deblas de Rafael Romero, al comparar los melismas en deblas
con la misma letra frente a deblas de letra distinta, se comprueba que las deblas con el
mismo texto comparten, al menos en lugares concretos de la estructura, un mismo
modelo melismático que abarca como mínimo gran parte de una sección. Este
modelo procederá de una recreación imitativa de otro u otros modelos previos,
insertando melismas de creación propia discrecionalmente. En concreto, el uso de los
grados II y #II en las deblas de Romero que tienen la letra Soy Caló de nacimiento
resulta diferente del resto de las deblas con otras letras que este cantaor ha grabado.
También se encuentran modelos melismáticos comunes entre las variaciones de la
misma letra de José Mercé, así como entre las de Antonio Mairena.
En ocasiones, las similitudes melismáticas entre las deblas con distinta letra
interpretadas por un determinado cantaor son tan destacables como las reseñadas
entre las de R. Romero con la misma letra, apuntando a la existencia de modelos de
melisma intercambiables, independientes de la “canción”. Esto sucede, por ejemplo,
en las deblas de Gabriel Moreno.
No resulta factible pues, extrapolar un conjunto de normas de comportamiento
generalizado en los modelos de imitación melismática, pudiendo seguir cada cantaor
más de un patrón, e incluso fragmentarlos. En resumen, el proceso que cada cantaor
articula para la mezcla de imitación, desarrollo e improvisación de los melismas es
una cuestión personal, pero a su vez asequible al estudio entre otros rasgos
identificativos del intérprete, así como como parámetro comparativo entre cantaores.
Se constata una influencia melódica, variable e irregular, de T. Pavón en otros
cantaores (Rafael Romero, Antonio Mairena y Gabriel Moreno), que no
necesariamente se encuentra asociada a la interpretación por parte de estos
cantaores de la letra Ya no hay pluma ni tintero, (la de la grabación histórica de
Pavón), aunque en las deblas de Rafael Romero esta influencia se acrecienta con la
coincidencia de letra.
"366
-La distribución de las sílabas del texto tan solo puntualmente ocurre en
paralelo con la de los grados melódicos, si bien existen momentos clave en la
estructura (arranques y finales de frase) en los que se observa una correlación.
Este fenómeno de correlación, en otros estilos musicales como la música carnática, se
considera responsable de momentos de una especial belleza musical. En cualquier
caso, en la debla no resulta factible relatar el desarrollo de la melodía en base a la
distribución silábica de una manera paralela, estricta e infalible, ni viceversa ya que,
además, el número de sílabas no es consistente a lo largo del repertorio.
-Destaca en este cante el papel generalizado de las bordaduras en la
construcción melódica y melismática, entre ellas la ya mencionada bordadura
semitonal ascendente, giro característico consustancial -como mínimo- a la debla.
Esta bordadura denota una especial capacidad para generar nuevos grados de claro
color flamenco, como es el caso del quinto disminuido, ajeno incluso a las notas de
la escala flamenca, andaluza o al resto de propuestas presentadas como síntesis
modal de la debla en la literatura precedente. La bordadura actúa como un peldaño
que evita saltos melódicos, interconectando los grados de la escala, pero además se
erige en gesto independiente, merecedora de un puesto clave en la definición de la
modalidad.
-La modalidad en la debla no debe restringirse a un concepto escalístico con
pinceladas armónicas. Los vínculos entre sus grados trascienden una mera sucesión
de notas ordenadas ascendentemente desde la tónica dentro de un ámbito de octava de
doce semitonos temperados. En los capítulos 4.5.1 y 4.5.2 se ha redefinido la
modalidad en este palo, describiendo las relaciones grado a grado comprendidas
sucesivamente en tres niveles consecutivos de análisis modal. En el interior de éstos
se amparan los siguientes elementos: notas comunes a todas las deblas con su
función habitual, notas de color idiomáticas incluyendo sus mecanismos de aparición
y, finalmente, comportamientos microornamentales-microtonales, su relación con los
grados modales y su distribución en la estructura formal.
La combinación de legato, vibrato, portamentos y glissandos en la debla produce
perfiles melódicos complejos, en ocasiones incluso turbios, no contemplados en
análisis tradicional. Se han desgranado algunos de estos perfiles, detallando su
367 "
funcionamiento y su imbricación en la modalidad.
A nivel modal se han presentado propuestas específicas para cada nivel de
análisis en los distintos bloques estudiados: temple; tercios A + B y tercio C + coda.
Los dos primeros tercios giran alrededor del cuarto grado, mostrando así un
comportamiento modal diferente al resto de la debla. Una zona de transición en el
final del segundo tercio prepara el cambio de centro hacia el I, mediante una
bordadura descendente III-#II-III. Ésta tonicaliza brevemente el tercer grado, creando
cierta ambigüedad que facilita dirigir el peso melódico hacia el I a continuación.
Aunque desde el punto de vista del análisis funcional resulta clara la existencia
de cambios modales en la debla, por distintas razones, fundamentalmente relativas a
percepción y tradición, se ha preferido no considerarlos -provisoriamente- como
modulación. Quedan así planteadas cuestiones acerca de la subjetividad del análisis
melódico (y armónico), dada la ausencia de unos protocolos que definan el influjo del
quién y el cómo en la metodología de su estudio.
Cabe destacar uno de los resultados de los comportamientos microornamentales-
microtonales: tomando cada uno de los centros modales que aparecen en la debla (IV
y I) como referencia, las áreas cercanas a una tercera menor por encima de cada
centro son las más proclives a la presencia de microtonalidad, aunque su
funcionamiento no es del tipo blue note, como ya se ha mencionado. Este área puede
extenderse hacia la tercera mayor. Probablemente, la presencia de las dos terceras en
la modalidad (acaso producto de una armonía tácita) sea la causa de las apariciones
microtonales intermedias.
-La idea común de definir una “debla tipo” que represente su modelo
melódico, se ha revelado altamente compleja y contradictoria per se, dadas las
permanentes bifurcaciones melódicas y formales de cada interpretación, así como
las frecuentes excepciones a comportamientos generalizados abstraibles como reglas.
Si bien existen evidentes elementos comunes a todas las deblas (estructura,
saltos, giros melódicos y cadencias) sus realizaciones varían ostensiblemente entre
las distintas versiones, a través de trayectos melódicos con grados intercambiables y
excluyentes. Un ejemplo de éstos son las parejas de grados modales duplicados y
excluyentes bIII-III y bVI-VI, como también, en determinados lugares de la
estructura, II-bIII y bII-VII.
"368
Al igual que no se sustenta la idea de una melodía única de la bulería o de los
tangos, asumiendo que existe una multiplicidad de variaciones, la representación de
una melodía “maestra” de la debla conllevaría mostrar sus principales trayectos
alternativos. Ninguna debla, por paradigmática que sea a nivel histórico, puede
erigirse en "la debla".
-Con respecto a la elección de armaduras para la transcripción en partitura, las
distintas opciones aportadas implican pros y contras de índole variada, en función del
contexto. En esta investigación se ha optado durante la fase de análisis por
transcripciones sin armadura alguna, despojadas de interpretación modal previa,
reforzando así su carácter descriptivo. Como colofón, las transcripciones de nivel
microscópico (con escritura rítmica detallada) se recopilan en el anexo II empleando
armaduras artificiales, una vez establecidas las conclusiones de índole modal
previamente. Se ha renunciado, de esta manera, a sugerir un parentesco entre la
modalidad de la debla con las tonalidades mayores y menores, los modos griegos y
los modos en la acepción contemporánea, derivados de cada grado de la escala
mayor.
La escritura en pentagrama supone limitaciones en la representación de la debla,
en tanto algunos de los grados de ésta se encuentran duplicados. Dada la
imposibilidad práctica de modificar las asociaciones tradicionales entre los nombres
de las siete notas y su posición en líneas y espacios de las pautas, las alteraciones de
los grados dobles no pueden representarse dualmente en la armadura. Es decir, si
aparecen las notas Re y Re bemol en la modalidad, sin embargo en la armadura solo
será posible incluir una de ellas. El sistema de siete alturas básicas más sus
alteraciones se queda pequeño para la debla. A la espera de otro mejor, hay que
adaptarse a él.
La incorporación de las armaduras artificiales en las partituras recogidas en el
anexo incrementa las cualidades prescriptivas de las transcripciones. Al tiempo,
inevitablemente orienta la descripción en el camino de una interpretación modal
concreta, respaldando la convicción de la imposibilidad de establecer un origen
exclusivo y singular de la debla a partir de músicas tonales o basadas en el concepto
tradicional de modalidad. Esta idea se ve reforzada por la representación sobre el
papel de elementos rítmicos y microtonales foráneos a estas tradiciones.
369 "
5.4 CONCLUSIONES REFERENTES AL RITMO -La idea de la debla como palo de carácter estrictamente rubato, así como la
contraria, de su circunscripción a cualquier tipo de compás, se han desechado en estas
páginas a favor de un concepto de pulso subyacente, flexible, intermitente e
identificable, pero sin una sistematicidad rítmica generalizable. Dicho pulso resulta
más fácilmente reconocible y susceptible de ser transcrito a lo largo de las áreas
melismáticas de la debla. En concreto, se ha efectuado la transcripción de la sección
Ma referida a la medida metronómica bpm (pulsos por minuto), combinada con una
escritura con figuras pero sin compás.
-En esta misma sección, de manera sorprendente, se ha observado una
subdivisión quinaria (en cinco) al interior de la grabación de Tomás Pavón,
establecida como pulso latente y no como grupo irregular. Este pulso retorna de
manera parcial en alguna debla de Rafael Romero y de Gabriel Moreno,
difuminándose en el resto de deblas analizadas.
El cinquillo, cuando aparece como figura irregular, se superpone a una
subdivisión binaria o ternaria. Esto sucede en deblas interpretadas por los mismos
cantaores que utilizan el cinco como pulso en otros casos, lo cual indica una
interiorización de este fraseo, que pudiera implementarse para la deducción de
vectores filogenéticos entre cantaores.
Frente a la imposibilidad de verificar la procedencia de este fenómeno rítmico, se
ha señalado su paralelismo con las subdivisiones en los sistemas de talas de la música
de la India. No conocemos otros casos de pulso quinario en la música occidental (no
así de la figura irregular, ni el compás de 5/4 o 5/8, presentes en numerosas músicas
del mundo), aunque esta comparación no está destinada a probar ningún parentesco
entre ambas culturas.
-Con mayor frecuencia el pulso de la debla se desarrolla en una subdivisión
binaria o ternaria, si bien dentro del flujo dinámico pueden alternarse frases con
acentuaciones en grupos de dos y tres semicorcheas en distintas combinaciones.
También se verifica la presencia ocasional de tresillos superpuestos a la matriz
binaria.
"370
-Esporádicamente en los melismas irrumpen fenómenos de quiebra de la
continuidad del pulso subyacente, para los que se han proporcionado herramientas
de notación rítmica inspiradas o prestadas de la notación contemporánea. Éstas
situaciones son de transcripción harto compleja con la notación tradicional, dada la
rigidez del sistema de medida rítmica occidental.
Concretamente, se han aportado, transformado y/o rescatado símbolos para
representar grupos irregulares incompletos y figuras o grupos irregulares ligeramente
más cortos o largos que su equivalente en pulsos. También se ha proporcionado un
marco rítmico a los vibratos con periodicidad en sus acentos (vibratos mesurados),
desglosándolos en figuras que se corresponden con los pulsos contenidos, así como
se les ha dotado de una notación, tanto para los elementos dinámicos, como para la
fluctuación de las alturas en el tiempo.
Con este conjunto de incorporaciones al repertorio simbólico, se incrementa
considerablemente la capacidad descriptiva de la notación rítmica, especialmente en
lo referente al ritmo interno de los cantes "a palo seco", obviado en la bibliografía
precedente.
- Por el contrario, difuminando los elementos rítmicos, en la mayoría de las
secciones se ha usado la notación proporcional, reflejando niveles distintos de
transcripción en los que los elementos principales de estudio son las alturas y las
duraciones. Dentro de la notación proporcional se han implementado diversas
alternativas gráficas, con la intención de ofrecer opciones ajustables a múltiples
sujetos y tipos de transcripción.
5.5 CONCLUSIONES REFERENTES A FORMA,
DURACIÓN Y DINÁMICA
-La debla se desmarca de la forma canción, soslayando la alternancia de
estrofas y estribillos al desarrollarse sobre una estructura ternaria (tres tercios)
flanqueada por el temple (intro o ayeo) y la coda ("deblica barea"). Estas dos
secciones limítrofes son eximidas de la ejecución del cante a piaccere.
La letra cantada no siempre responde exactamente al modelo teórico de cuatro
versos octosílabos con rima asonante en los pares, circunstancia que ha influido en la
elección de un criterio analítico de segmentación formal de la debla basado en las
371 "
cadencias melódicas, puntualmente independientes de la estructura de los versos.
La estructura formal encierra en su interior connotaciones “fractálicas”: los
tercios A, B y C se encuentran subdivididos a su vez en tres secciones cada uno (A1,
Ma, A2 / B1, Mb, B2 / C1, Mc, C2) que responden a un esquema letra-melisma-letra.
Las secciones melismáticas (Ma, Mb y Mc) pueden sujetarse a una subestructura
binaria: Ma1-Ma2, Mb1-Mb2, Mc1-Mc2, si bien Mb no responde siempre a esta
subdivisión. Las subsecciones Ma1 y Mb1 se ajustan a una forma interna ternaria
dividida en arranque, desarrollo y cierre, no pudiendo aplicarse este criterio a Ma2 ni
Mb2, y tan solo de una manera flexible a Mc.
Dicha forma ternaria subyace resulta más generalizable para las secciones no
melismáticas, que muestran en su mayoría un modelo similar al anterior: arranque,
desarrollo melismático y cierre, si bien en C2, dada la opción de continuar
posteriormente con la coda, las opciones estructurales se multiplican.
La sección C2 puede servir para concluir la debla o continuar con la coda (ver
figuras 71 y 72). Existe una coda propia de la debla (deblica barea), si bien en
numerosas ocasiones la debla se remata por otro palo (martinete o toná).
En las grabaciones discográficas las deblas suelen presentarse pareadas, bien con
otra debla, bien con un cante como martinete o toná. El orden de aparición,
combinado con la existencia o no de temple, incidirán en la percepción de la
modalidad, encontrándose un 20% de deblas que atacan directamente con el primer
tercio sin preparación alguna, es decir, se exponen y desarrollan con su centro modal
en el cuarto grado hasta llegar al último tercio donde se revela la tónica final. Es por
esta razón que anteriormente, a lo largo de las conclusiones referentes a la modalidad,
se hizo referencia tanto a la subjetividad del análisis modal melódico, como a la
provisionalidad de la decisión de considerar que en la debla no existe modulación.
-Se produce en distintos niveles de la estructura un paralelismo del tipo
“orden-desorden-orden”, que en ciertos casos puede responder a un proceso
“memoria-improvisación-memoria”, presente en el desarrollo paulatino de secciones,
subsecciones y frases. Esta abstracción no resulta extensible al nivel superior formal,
dada la heterogeneidad de la presencia del temple y la coda. De hecho, a lo largo de
los tercios de la debla se observa un paulatino proceso de aumento de la entropía
silábica y melódica, neutralizado en la coda cuando ésta se persona. Las diferencias
"372
de duración entre los mismos tercios, expuestas en el siguiente punto, refuerzan esta
conclusión. Por otro lado, el temple, cuando aparece, es ciertamente imprevisible en
extensión y uso de grados de la modalidad, si bien su centro siempre radica en el
primer grado.
-Las proporciones temporales entre tercios suelen respetarse con escasas
excepciones (C>A>B). Las de las secciones muestran unas tendencias concretas,
aunque el número de excepciones se incrementa. Dentro de cada tercio la relación
entre sus duraciones puede resumirse como: A1<Ma; A2<Ma; B2 ≤ Mb; C2>Mc. Las
secciones melismáticas se ordenarían así: Ma≥Mb y Ma>Mc.
A nivel de subsecciones, se han analizado en profundidad las dimensiones de
Ma1 y Ma2, cuyas proporciones se han utilizado como posible indicador de criterios
de interpretación formal, del papel de la improvisación y la memoria, así como de las
concordancias entre cantaores, convertidas en posibles indicios filogenéticos.
Dichas subsecciones han manifestado gran variabilidad de proporción entre ellas
en los distintos cantaores, posiblemente debidas al carácter semi-improvisatorio
melismático, si bien el concepto de improvisación en la debla debe encuadrarse
dentro de un marco de equilibrio de la imitación de modelos melódicos previos, la
aportación personal consolidada y la improvisación. Los procesos improvisatorios
parecen de índole distinta a los que se producen en estilos cuyo desarrollo se produce
mediante improvisación con técnicas compositivas, como en músicas de Irán e India,
resumidas con claridad por Nooshin y Widdess (2006:104-117). También se han
constatado sustanciales diferencias entre el concepto general de la improvisación en
el jazz con la presente en la debla.
- Los silencios que separan los tercios se producen similarmente en todas las
deblas, así como la gran mayoría de los que dividen las secciones. A nivel de
subsecciones y frases internas aparecen divergencias en la ejecución de silencios y
respiraciones, en ocasiones por cuestiones estilísticas y en otras achacables al estado
físico del cantaor, como se ha demostrado en alguna de las deblas.
-La duración total, sin embargo, no entiende de edades ni de modas. Tampoco
depende de la letra, lo que refleja un modelo de transmisión laxo, que deja espacio a
la recreación personal.
373 "
- La dinámica media de la debla podría considerarse como de mezzoforte a forte,
con ataques ocasionales que incrementan la intensidad y con finales ligeramente
matizados en diminuendo, pero en ningún caso con cambios súbitos, a diferencia de
otros palos. Es un cante adusto, parco en contrastes dinámicos en los fraseos, que
concentra sus puntos álgidos en los ataques de las notas, combinándolos con efectos
tímbricos, para pasar a relajarse tan solo al final, sobre la demorada "tónica".
La dinámica tampoco se encuentra en relación con la letra cantada, si bien en
aquellas debas con coda o una prolongación en un ay, es más frecuente encontrar un
diminuendo final.
Cada cantaor puede interpretar los cambios dinámicos con distintos patrones:
sobre sílabas, sobre frases, paulatinos o claramente delimitados. Estilísticamente
hablando, podría generalizarse que, por ejemplo, Rafael Romero o Tomás Pavón
cantan los finales de sección de manera menos contrastada dinámicamente que
cantaores como José Mercé o Jesús Heredia, que aportan más matices. Esta
característica que en otros contextos supone un incremento de la riqueza musical, en
la debla tal vez pueda considerarse como menos estilística, traspapelada desde otros
cantes, o simplemente una innovación, puesto que las deblas de J. Heredia y J. Mercé
son las de grabación más reciente de las estudiadas.
5.6 CONCLUSIONES GENERALES
-El proceso de transmisión oral de la debla no tiene como objetivo una
imitación verbatim. Considerando la grabación pionera de Tomás Pavón como
modelo de partida, no se encuentra ninguna réplica literal de ésta, que constituiría un
acto paródico fuera de estilo al cuestionar la esencia de libertad creadora inherente al
flamenco.
El proceso de aprendizaje reflejado en el vector escucha-memorización-
imitación, dilatado en el tiempo, ha propiciado la dispersión de la presumible melodía
primigenia, liberada por una ausencia de reglas explícitas. La complejidad melódica
propia de la debla genera una diversidad acorde de interpretaciones, a partir de la
combinación de modelos distintos, la inserción de nuevos grados, la creación de
desviaciones melódicas transitorias y la improvisación melismática y ornamental.
Estos factores, en combinación con el timbre y la tesitura individual, definirán el
"374
estilo de cada cantaor al interpretar la debla.
-El hecho de que todos los cantaores integren la debla dentro de un
repertorio más amplio de cantes flamencos invita a que se produzcan trasvases
entre palos, favoreciendo el intercambio de giros y notas de color que enriquecen el
contexto modal, compartiendo una serie de recursos musicales ornamentales y
tímbricos cuyo origen se encuentra aún por determinar. Sin embargo, la debla se
conserva como tal gracias a la contención de un conjunto de rasgos propios que la
mantienen dentro de unos límites reconocibles, donde las modificaciones de unas
variables se subordinan a la conservación de otras.
Tras las observaciones realizadas, se concluye que, más allá de un contorno
melódico, las características musicales generales que definen la debla abarcan una
combinación de:
a) Factores cuasi invariables. De carácter muy general y asumibles
por otros palos se pueden concentrar en:
Presencia de vibrato, legato melismático, así como ataques con aire y sin
definición de altura clara en los arranques de las frases.
Perfiles ondulatorios de la melodía, con curvas melódicas similares en los
arranques de secciones y cadencias comunes en sus cierres.
Expansión melódica a través de bordaduras (especialmente la semitonal
ascendente) y una estructura de secciones melismáticas obligadas, intercaladas
entre secciones con letra.
Dinámica general forte.
b) Recursos seleccionables dentro de una paleta de obligado uso:
elección entre distintos tipos de microornamentación y microtonalidad, empleo a
voluntad de zonas de libre inserción de melisma.
Introducción ad libitum de nuevos grados “fuera de la escala” del momento y de
recursos dinámicos en ataques de notas, en combinación con efectos tímbricos como
el “rajo” o distorsión de la voz, incluso en algunos cantaores que no poseen voz
afillá. Repertorio de vibratos diversos.
No resulta posible sintetizar normas que regulen cuándo, cuánto y cómo
aparecen estos elementos, pero sí puede afirmarse que se manifiestan en todas las
deblas, si bien de manera heterogénea aunque no aleatoria.
375 "
-Aunque a la hora de definir un género musical se suele aludir a los
fenómenos recurrentes en éste. Resulta asimismo posible elaborar una descripción
“en negativo”, recopilando recursos no estilísticos en el género estudiado, aunque
frecuentes en otros.
En la debla se evitan: el fraseo staccatto, los saltos melódicos superiores a la
cuarta, los arpegios por terceras, las cadencias perfectas. Tampoco se asciende hasta
la tónica en la octava superior, ni se canta con voz plana o aniñada, sin vibrato ni
ornamentación.
El concepto de afinación en la debla no se corresponde con el académico de la
tradición clásico-romántica occidental, aligerando las expectativas de la corrección
respecto al temperamento, tanto en el sostenimiento de la afinación a lo largo de la
estructura, como al ínterin de los melismas y los microornamentos.
-Deviene una cuestión extremadamente compleja definir un vector
filogenético en la debla, en parte debido al elevado número de parámetros que
deberían computarse. Para que este análisis fuese completo requeriría valorar al
menos los planos formal, textual, dinámico, melódico y rítmico, considerando
además los aspectos ornamental y microtonal. Sin embargo, el hecho de que los
cantaores no canten este palo con exclusividad difumina las fronteras entre las
características específicas de la debla y las generales del cantaor.
En esta investigación se han puesto en relevancia las sustanciales variaciones
melódicas encontradas de una a otra interpretación de la debla por parte de un mismo
cantaor, relativizando las conclusiones filogenéticas extraídas de los datos obtenidos
a partir de una sola muestra de cada cantaor, si bien es cierto que en numerosos casos
no se dispone de más de una grabación del intérprete. También se han señalado
concomitancias específicas a nivel melódico y ornamental heredadas entre cantaores.
A partir de los distintos estratos de análisis de múltiples deblas se han deducido
rasgos idiosincráticos de los cantaores estudiados, aunque el ensamblaje de perfiles
descriptivos individuales no forma parte de los objetivos de esta tesis.
-Si el modelo de debla primigenio -aquel del que parten los caminos-
fuese el de Tomás Pavón, podría afirmarse que este cante ha crecido y menguado a
lo largo del tiempo, ha teñido sus grados con semitonos y cuartos de tono, con
nuevos vibratos, portamentos y glissandos. Ha engordado con un sexto grado y una
"376
sensible final (¿acaso un final sensible?), con nuevos giros ornamentales y una coda,
si bien ha disminuido en riqueza de ritmo interno, sobriedad melismática y claridad
estructural. La debla en su quietud, es un cante en lenta pero continua evolución.
-En el plano notacional, se han propuesto múltiples niveles de transcripción
combinables, desde la notación proporcional hasta un grado de detalle inédito a nivel
microtonal y rítmico, con distintas herramientas notacionales, aportando un continuo
de complejidad para cada aspecto a tratar, ya sea rítmico, melódico, ornamental o
tímbrico. Se atiende a una gradación desde un principio de progresividad e
independencia en el calibre del detalle, que posibilita adaptar cada transcripción a su
futuro uso, a diferencia de la rigidez del carácter genérico de la transcripción
tradicional. La notación propuesta, a menudo presenta una simbología “económica”
para evitar la saturación y el colapso gráfico (sacrificando capacidad de definición) y
otra que describe con mayor detalle el fenómeno transcrito.
El uso de la notación contemporánea se ha integrado en la transcripción de ritmo
y alturas, en función de las necesidades de cada nivel. En especial se han incorporado
elementos gráficos tanto en la notación proporcional, como en la descripción de
vibratos y contornos microornamentales.
-Se han aportado argumentos para neutralizar la tradicional resistencia a la
transcripción del cante. Éstos no solamente son de índole retórico, sino también
metodológico, reforzando la funcionalidad descriptiva y el potencial musicológico de
las transcripciones. Para ello se ha utilizado una exposición estratificada y
discriminada de los contenidos, en ocasiones heterodoxa, por medio de colores o
alineaciones no temporales de sistemas. Se intenta conjurar así la supuesta amenaza
prescriptiva de la partitura sobre la transmisión oral, a través del uso selectivo de la
notación proporcional y mediante la presentación de las deblas en transcripciones
comparativas segmentadas por secciones.
A pesar de todo, se han constatado y puesto en evidencia las limitaciones de la
partitura en la transcripción de la debla, tanto en cuanto tramado de insuficiente
número de alturas, como en los aspectos rítmicos. Dichas limitaciones a día de hoy
parecen insalvables por la ausencia de otro sistema que pueda acometer las funciones
específicas de la partitura de una manera más apropiada.
377 "
-Se ha revisado el papel y la importancia de la transcripción automatizada
actual en la debla, considerando el proceso semiautomatizado como óptimo para la
línea de investigación escogida, en el que la transcripción aural tradicional conserva
su vigencia. Junto con otras herramientas informáticas de uso común en el análisis
computacional, se ha implementado el programa Melodyne de corrección de
afinación en la transcripción semiautomatizada, infrecuente en la investigación
etnomusicológica, demostrando en que manera su fiabilidad, flexibilidad de edición y
visualización lo habilitan para la transcripción del flamenco. Ambas elecciones, si
bien no pueden considerarse dentro de las corrientes principales de la
etnomusicología computacional, sin embargo vienen avaladas por la bibliografía
precedente, así como por los resultados obtenidos.
Los errores de detección más comunes en la transcripción automatizada de la
debla han sido identificados, hallándose ligados generalmente a cambios en el timbre,
como el uso de la voz afillá con el efecto conocido como rajo, o la utilización de un
efecto similar al hipo (sin estrechar la relación de este efecto con el término flamenco
“jipío”, de muy diversas acepciones). De este modo se facilita su localización,
corrección y correcta transcripción, proporcionando pistas para posibles adaptaciones
de software en la transcripción del flamenco. En cualquier caso, aunque en un futuro
próximo los resultados de la detección automatizada consigan alcanzar un 100% de
aciertos en la detección e incluso separación de notas, la transcripción siempre
pertenecerá al ámbito de lo interpretable, un lugar sin soluciones únicas.
-A partir de los resultados obtenidos quedan planteadas numerosas líneas de
investigación futuribles: ahondar en la incertidumbre de la relación afinación-
expresión, explorar augurables procesos de memorización independientes para el
ornamento y el esqueleto melódico, desarrollar estudios estilísticos ornamentales
cruzados entre cantaores, identificar los trasvases y solapamientos modales entre la
debla y otros palos o aflorar las diferencias en el uso de la microtonalidad y
ornamentación entre los cantes “a palo seco” y los acompañados.
Finalmente, alegra concluir que se han confirmado científicamente las
intuiciones que rondaban la debla en los albores de esta investigación. En palabras de
George Bernard Shaw: “no hay secreto mejor guardado que el que todos conocen”.
379
6 FUENTES DOCUMENTALES
6.1 LIBROS, ARTÍCULOS Y TESIS
ABRAHAM, O. y HORNBOSTEL, E.M. VON. (1994): "Suggested methods
for the transcription of exotic music". Ethnomusicology, vol 38, nº 3, pp.
425-456.
ADAMO, G. (1982): " Lo studio di un repertorio monodico della Basilicata".
Culture Musicali, luglio-dicembre, vol 2, pp. 95-151.
ADAMO, G. (1985): Forme e comportamenti della musica folklorica
italiana: etnomusicologia e didattica. Unicopli: Milano.
ÁLVAREZ, A. (1994): El cante flamenco. Alianza Editorial: Madrid.
ANTARES. (2011): (Manual de) Auto-Tune Evo. Pitch correcting plug-in.
[Online].
http://www.antarestech.com/downloads/manuals/ATEvo_manual.pdf.
[Última consulta 20-09-13].
AROM, S. (1985): Polyphonies et polyrythmies instrumentales d’Afrique
centrale. SELAF: París.
AYARI, M. y McADAMS, S. (2003): "Aural analysis of arabic improvised
instrumental music (tagsim)". Music perception, vol 21. pp.159–216.
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YERBABUENA, Eva la. “Martinete y debla con baile”. En: Flamenco solo
compás. Siguirilla y martinete. [CD]. OFS. 1997.
viii
MELISMA Ma Por orden alfabético:
Fig AII.02 Escudero 06Ma Ay#yo#ya#no#era;#C##
Fig AII.03 Heredia 12Ma Ya no hay pluma ni tintero; Bb.
Fig AII.04 Mairena 07Ma, En alta voz; C
ix
Fig AII.05 Mairena 11Ma, “Alevántate”; B
Fig AII.06 Mercé 13Ma Ya no hay pluma ni tintero; G# (Ab)
Fig AII.07 Mercé 14Ma Mataron#a#Curro#Monge;#G# (Ab)
Fig AII.08 Moreno 09Ma La fragua de mi “pare”; B
x
Fig AII.09 Moreno 10Ma Murió Tomás; B
Fig AII.10 Pavón 01Ma Ya no hay pluma ni tintero; Bb
Fig AII.11 Romero 02Ma Soy caló de nacimiento; C
Fig AII.12 Romero 03Ma Ya no hay pluma ni tintero; Bb
xi
Fig AII.13 Romero 04Ma Ay#yo#ya#no#era;#A#
Fig AII.14 Romero 05Ma Soy caló de nacimiento; A
Fig AII.15 Romero 08Ma Soy caló de nacimiento; C
xxi
ANEXO III; ANÁLISIS INTERMEDIO DE
GRADOS Resumen de las reglas gráficas de la representación del análisis melódico de
grados:
-1 Las flechas con dos cabezas indican las zonas melismáticas de desarrollo.
Dentro de estas zonas el orden de las notas suele alterarse y desarrollarse con
libertad.
-2 Las alturas excluyentes entre sí se presentan recuadradas.
-3 Entre paréntesis se muestran las alturas o grados que aparecen con menor
regularidad que el resto.
-4 Cuando un grado aparece sistemáticamente como resultado de una bordadura
y no se mantiene como nota larga ni se repite con continuidad, sino que su
duración es breve, se indica con cabeza de nota pequeña.
-5 Si un grado concreto detenta en todas las deblas una duración claramente
superior a la media, se representa con una cabeza de redonda.
Primer tercio (A)
Fig AIII.01 Grados básicos de la modalidad en A1
Fig A3III.02 Grados de la modalidad en Ma1
Fig AIII.03 Grados de la modalidad en Ma2
Fig AIII.04 Grados básicos de la modalidad en A2
xxii
Segundo tercio (B)
Fig AIII.05 Grados básicos de la modalidad en B1
Fig AIII.06 Resumen de grados en la sección Mb
Fig AIII.07 Grados en la sección B2
Tercer tercio (C)
Fig AIII.08 Grados en la sección C1
Fig AIII.09 Grados en la sección Mc
Fig AIII.10 Esquema de grados en C2 para las deblas sin coda.
Fig AIII.11 Esquema de grados en C2 para las deblas con coda.
Fig AIII.12 Esquema de grados para la coda.
xxiii
ANEXO IV; TABLA RESUMEN DE NUMERACIÓN
Y LETRAS DE LAS DEBLAS ANALIZADAS
NOMBRE DE
ANÁLISIS
NOMBRE DE
EDICIÓN
AÑO DE
GRABACIÓN
LETRA
Pavón 01
Pavón 2004
1948
Ya no hay pluma ni tintero
Romero 02
Romero 1991
1949-195x
Soy caló de nacimiento
Romero 03
Romero 1988a
1954a
Ya no hay pluma ni tintero
Romero 04
Romero 1988b
1954b
Ya no soy quien era
Romero 05
Romero 1989b
1958 b
Soy caló de nacimiento
Escudero 06
Escudero 2009
1961
Ya no soy quien era
Mairena 07
Mairena 1966
1966
En alta voz
Romero 08
Romero 1971
1971
Soy caló de nacimiento
Moreno 09
Moreno 1997a
1970
La fragua de mi “pare”
Moreno 10
Moreno 1997c
1972
Murió Tomás
Mairena 11
Mairena 1973
1973
En el barrio de Triana*
Heredia 12
Heredia 2001
2001
Ya no hay pluma ni tintero
Mercé 13
Mercé 2004
2004
Ya no hay pluma ni tintero
Mercé 14
Mercé 2010
2010
En el barrio de Triana*
xxv
CONTENIDOS DEL CD
CARPETA 01 DEBLAS ORIGINALES PRE-EDICIÓN En esta carpeta se incluyen aquellas deblas que han tenido que ser editadas
por pertenecer a un corte con otro cante anexo, mostrándose en su contexto
original.
CHOCOLATE, El - Debla (Tonás).mp3
ESCUDERO, Vicente - La debla.mp3
HEREDIA, Jesús - Debla, martinete y toná.mp3
MAIRENA, Antonio - Alevantate (Tonás).mp3
MAIRENA, Antonio - En alta voz.mp3
MERCÉ, José - Debla - En directo (Confí De Fuá).mp3
MERCÉ, José - Martinete y doblá de José en Marzo (La Sexta, 30-12-2010).mp3
MORENO, Gabriel - La fragua de mi pare (Martinete, toná y debla).mp3
MORENO, Gabriel - Murió Tomás.Toná y debla.mp3
ROMERO, Rafael - Debla (Orfeón).mp3
ROMERO, Rafael - Debla (tve).mp3
ROMERO, Rafael - En el barrio de Triana (Debla).mp3
ROMERO, Rafael - Soy caló de nacimiento (Debla).mp3
CARPETA 02 DEBLAS ANALIZADAS Las deblas incluidas en esta carpeta ya han sido editadas en caso de ser
necesario:
01 PAVÓN.aif
02 ROMERO.aif
03 ROMERO.aif
04 ROMERO.aif
05 ROMERO.aif
06 ESCUDERO.aif
07 MAIRENA.aif
08 ROMERO.aif
09 MORENO.aif
10 MORENO.aif
11 MAIRENA.aif
12 HEREDIA.aif
13 MERCÉ.aif
14 MERCÉ.aif
15 CHOCOLATE.aif
Estas deblas se encuentran numeradas tal y como aparecen citadas en el
cuerpo de la tesis
ii
CARPETA 03 SECCIONES ANALIZADAS Dentro de cada una de las siguientes carpetas se encuentran todas las
secciones estudiadas, desde A1 hasta la coda.
01 PAVÓN
02 ROMERO
03 ROMERO
04 ROMERO
05 ROMERO
06 ESCUDERO
07 MAIRENA
08 ROMERO
09 MORENO
10 MORENO 10
11 MAIRENA
12 HEREDIA
13 MERCÉ
14 MERCÉ
CARPETA 04 LISTADO DE IMÁGENES USADAS Aquí se encuentran las imágenes del cuerpo de la tesis. Ej. Fig.120. también las
de los anexos, ej. Fig AI. 10
CARPETA 05 ORNAMENTOS Y MICROTONOS EN AUDIO Sonidos correspondientes a algunas de las imágenes anteriores, comenzando
en la 175 hasta la 244D
ÍNDICE DE CONTENIDOS DEL CD Este mismo índice de contenidos se encuentra duplicado en el CD
TESIS (FORMATO PDF)