Oliveira Rufino-Brasileños en Córdoba

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1 Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Filosofía y Humanidades Maestría en Antropología Tesis de Maestría: Los Brasileños en Córdoba ¿¡Qué hacés acá!? Una etnografía de la experiencia de (y las representaciones sobre) los brasileños y las brasileñas en el interior de la Argentina De Renata Oliveira Rufino Director: Dr. Gustavo Sorá 2006

Transcript of Oliveira Rufino-Brasileños en Córdoba

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Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Filosofía y Humanidades

Maestría en Antropología

Tesis de Maestría: Los Brasileños en Córdoba

¿¡Qué hacés acá!? Una etnografía de la experiencia de

(y las representaciones sobre) los brasileños

y las brasileñas en el interior de la Argentina

De Renata Oliveira Rufino

Director: Dr. Gustavo Sorá

2006

2

A la memoria de mis abuelas y abuelos,

Que salieron de Ceará, Rio Grande do Norte y Santa Catarina para buscar nuevos

caminos en São Paulo.

A Jazmín, Dante y Marina,

Que salieron de mi vientre para llenar mi corazón.

3

Agradecimientos

El proceso de realización de esta tesis representó un cambio fundamental en mi

vida. En el transcurrir de estos años, cambios de perspectiva y de forma de vida

acompañaron y fueron parte de este proceso. El presente trabajo no hubiera sido posible sin

la colaboración de muchas personas que fueron mi red de seguridad en ese salto hacia

nuevos horizontes.

Agradezco a mi director Gustavo Sorá, por su orientación, apoyo e inspiración

intelectual. El Núcleo Cultura y Política, grupo de discusión y reflexión sutil y rigurosa,

espacio de respeto, de estímulo intelectual, de contención y de afecto fue fundamental en

mi formación en el transcurso de los últimos años. A mis compañeras y compañeros del

Núcleo, en especial a Ana Echenique por su apoyo incondicional, y a Ludmila da Silva

Catela, quien juntamente con Gustavo Sorá fundaron este espacio, mi gratitud por

compartir conmigo sus reflexiones y los comentarios sobre los avances de este trabajo.

Durante los últimos dos años, el Museo de Antropología de la Universidad Nacional

de Córdoba ha sido mi lugar de trabajo, mi segunda casa. Agradezco al personal del Museo

y muy especialmente a su directora Mirta Bonin, por el soporte logístico y humano que me

fue brindado en ese período.

Esta tesis fue realizada en el marco de la Maestría en Antropología de la Facultad

de Filosofía de la UNC, agradezco la oportunidad de estudiar Antropología en Córdoba a su

director Andrés Laguens.

Al Consulado-General de Brasil en Córdoba, por el permiso para aplicar las

encuestas y realizar trabajo de campo en el interior de esa institución.

A la Dra. Rosana Guber, por sus sugerencias, generosidad y estímulo durante el

dictado del Seminario de Escritura Etnográfica.

A todas las personas que me abrieron las puertas de sus vidas y compartieron

conmigo sus experiencias de vivir lejos de su tierra natal

A Sonia Lapenta, a Doña María y Don Alfredo Demarchi por el respaldo logístico

y afectivo. Sin su colaboración en el cuidado de mis hijos y de mi casa, la concreción de

esta tesis hubiera sido imposible.

4

A mi mamá, quién me enseñó que una mujer que aprende a pensar puede aprender a

hacer todo lo que quiera.

A Darío, mi compañero de ruta de toda la vida, por sus sugerencias, por su amor,

por su comprensión y por acompañar de cerca todo el proceso que dio como fruto esta tesis.

5

INTRODUCCIÓN

Quando vim da minha terra,

se é que vim da minha terra

(não estou morto por lá?)

a correnteza do rio

me sussurrou vagamente

que eu havia de quedar

lá donde me despedia.

Os morros, empalidecidos

no entrecerrar-se da tarde,

pareciam me dizer

que não se pode voltar,

porque tudo é consequência

de um certo nascer ali.

Quando vim,

se é que vim de algum para outro lugar,

o mundo girava, alheio

à minha baça pessoa,

e no seu giro entrevi

que não se vai nem se volta

de sítio algum a nenhum.

Que carregamos as coisas,

moldura da nossa vida,

rígida cerca de arame,

na mais anônima célula,

e um chão, um riso, uma voz

ressoam incessantemente

em nossas fundas paredes...

(Extraido de A Ilusão do migrante de Carlos

Drummond de Andrade)

Mande notícias do mundo de lá

Diz quem fica

Me dê um abraço, venha me apertar

Tô chegando

...

Todos os dias é um vai-e-vem

A vida se repete na estação

Tem gente que chega pra ficar

Tem gente que vai pra nunca mais

Tem gente que vem e quer voltar

Tem gente que vai querer ficar

Tem gente que veio só olhar

Tem gente a sorrir e a chorar

E assim chegar e partir

São só dois lados da mesma viagem

O trem que chega

É o mesmo trem da partida

A hora do encontro é também despedida

(Extraido de la letra de la canción Encontros e

Despedidas de Milton Nascimento)

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Drummond, el poeta, cree en lo inherente, en la esencia y en la inmovilidad, duda

del ir y venir, sospecha que es tan imposible irse como volver, que en realidad nunca se va

completamente, ya que todo es consecuencia de un cierto nacer allí que enmarca nuestras

vidas.

Milton, el músico, destaca el movimiento, y lo muestra cotidiano, recurrente.

Encuentros y despedidas. Llegar y partir. Hay gente que llega para quedarse, hay gente que

viene y quiere volver. El tren que llega es el mismo de la partida. La hora del encuentro

también es de despedida. Así, llegar y partir son solamente dos lados del mismo viaje.

Carlos Drummond lo cuestiona, Milton Nascimento lo percibe, Abdelmalek Sayad

lo estudia. El que sale de su tierra natal y cruza las fronteras nacionales, en un mundo

organizado en naciones, es ese puente entre dos lugares, es ese puente vivo que se

reactualiza aquí y allá y, como equilibrista de su propia vida, se desliza en una cuerda floja,

sutil, unida por dos puntos distantes. Reconstruye su vida como alguien que está y no

pertenece, que pertenece pero no está. ¿Quiénes son? ¿Por qué se van? ¿Por qué se quedan?

¿Cómo viven? ¿Qué sienten? ¿Qué representan para los demás?

Problema existencial, social, político, económico, geográfico, ético, demográfico,

antropológico, nacional e internacional, la migración plantea y replantea cuestiones acerca

del hombre y su entorno.

Mi intención en esta tesis es contribuir a iluminar las vivencias, percepciones,

posibilidades y restricciones de los y las que, además de muchas otras acciones en sus

vidas, un día cruzaron una frontera.

Una mirada desde adentro: primeras impresiones de una brasileña en Córdoba

Córdoba es una ciudad con alrededor de un millón y medio de habitantes, en el

centro de Argentina. Tiene una vida universitaria y cultural, expresada en su apodo de ―La

Docta‖, que caracteriza a la ciudad y a su gente, y mezcla costumbres provincianas con

rasgos cosmopolitas. No está tan lejos de Brasil, considerando los parámetros de los

territorios y las distancias geográficas de los dos países. A Uruguaiana son 873 km, sólo

100 km. más que a Buenos Aires (770km), la capital e indiscutible centro político y cultural

del país. A Foz do Iguaçu, otro de los tres puntos principales de frontera por tierra con

Brasil, son 1400 km, y a São Paulo, de donde vengo, 2470 km.

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Sin embargo, cuando llegué a la ciudad por primera vez, viajando con una amiga en

unas vacaciones de julio de 1985, me parecía estar en otro planeta. ¡Qué frío hacía! ¿Y qué

le pasaba a los árboles? Nunca había visto tantos árboles desnudos en mi vida. La primera

impresión fue la de que alguna catástrofe ecológica había causado tamaña impudicia

vegetal. Me acordaba de haber visto, en los almanaques que mi mamá colgaba en la cocina,

algún rincón en Suiza con los árboles deshojados, pero la composición del paisaje se

completaba con nieve y una cabaña con chimenea, de esas que dibujábamos los chicos en la

escuela sin jamás haber visto nada parecido. Pero Córdoba no tenía nieve, ni cabañas.

Tenía, eso sí, muchas casas modestas, de un solo piso con los techos bajos, rectos, solo

lozas, sin tejas, y sin declive. Y además, no estaba tan lejos como Europa. El primer viaje

fue por tierra, en ómnibus, que si bien es cierto tardó una eternidad en llegar (unas 42 horas,

primero a Santa Fe y de ahí a esperar a los amigos que nos vendrían a buscar en auto), daba

la idea de una cierta cercanía. En fin, no era necesario volar o cruzar ningún océano para

llegar. A pesar de ser ya estudiante universitaria en esa época, padecía de una santísima

ignorancia respecto al país vecino. Sabía, por ejemplo, que hablaban español, pero no que

lo llamaban castellano. Me acordaba de haber visto alguna foto de Perón y de Evita y

también de alguna comparación entre aquél y Getúlio Vargas, aunque no podía imaginar

encontrar pintadas en las paredes referencias a ambos ya que sería inimaginable, en la

segunda mitad de los años 80‘, ver en Brasil alguna referencia a Getúlio que no estuviera en

los libros de historia. En vez de las malas palabras, dibujos y declaraciones de amor, las

paredes de Córdoba hablaban del pasado y de política. Había leído en una revista, me

acuerdo, un reportaje sobre la Guerra de Malvinas, que como toda guerra me parecía

inexplicable. Pensaba que las músicas ―típicas‖ eran el tango y el bolero, que yo encontraba

unidos en una sola categoría de música cantada en español, que mi padre escuchaba de vez

en cuando, los sábados por la noche. No sabía casi nada sobre la dictadura militar, ni por

qué la llamaban ―proceso‖, o sobre los desaparecidos.

Además de la desnudez de los árboles, me impresionó bastante la sensación de

anacronismo que me daba todo. Sentía que había hecho no sólo un viaje en el espacio, sino

también en el tiempo, y no sabía que estaba haciendo el viaje que cambiaría mi vida. Autos

viejos o nuevos pero con diseño antiguo, señoras caminando por la calle con los ruleros

puestos, pollera —a pesar del frío—, blusa, saquito de lana y unas medias de nylon cuyo

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borde superior aparecía a la altura de las rodillas, llevaban, para las compras, unos bolsos

de plástico tejido —ya que prácticamente en ningún comercio se daban bolsas para la

mercadería—. Los más jóvenes usaban ropa apretada, pelo largo —incluso los varones— y

las chicas mucho maquillaje, con colores fosforescentes a pleno mediodía, y me hacían

acordar algunas revistas de tejido y crochet de los 70‘. Lo mismo pasaba con la música,

todo sonaba a los 70‘ o incluso a algo más viejo para mí.

Dentro de mi desconcierto, pronto me di cuenta que los piropos y las declaraciones

de amor sonaban mucho más galantes y románticas en ese idioma, que yo relacionaba a un

portugués arcaico, y que la onda setentista me caía muy bien frente al vacío de propuestas

de los 80‘. Mi impresión sobre el idioma tenía su contraparte en mis anfitriones y en los

demás argentinos que conocí. Todos me decían qué dulce y hermoso sonaba el portugués.

Además, era muy bien recibida y rápidamente supe que era una especie de atracción extra

en cualquier reunión social. Cualquier cosa que dijera o hiciera provocaba un gran interés.

Nos presentaban a cada persona que llegaba: ―estas son las brasileras‖, decían señalando a

mi amiga y a mí. Y yo sentía como si estuvieran diciendo ―vengan a ver a las exóticas

cacatúas rosadas. Seguro que ustedes no tienen una en su casa‖. En ese primer momento,

pasar a la categoría de exótica no me fue molesto, en absoluto. Para una paulista de clase

media, con una vida sin mayores sobresaltos que ir de la facultad a la casa y de ahí a la

clase de aeróbica, ser exótica era bastante ―cool‖.

Más adelante, las cosas cambiaron un poco. Después de un par de años, me trasladé

a Córdoba y, poco a poco, fui perdiendo la paciencia y la simpatía para contestar a las

preguntas y comentarios de siempre. Una ida al kiosco de la esquina para comprar chicle

podía durar media hora: el quiosquero, al escuchar mi acento, hacía un interrogatorio

completo, con no menos de 20 preguntas. Lo mismo en el taxi, en el banco, en el almacén.

La estrategia empleada para evitarlo fue bastante simple y dio buen resultado.

Aprovechando mi buen oído para la música, aprendí de memoria algunas frases básicas y

sus sonidos, exactamente como los demás lo decían. A veces no sabía exactamente qué

quería decir cada palabra –los se, me, te, le, nos que iban pegados o no a los verbos me

confundían completamente– pero sabía que tal frase servía para tal cosa e imitaba el cantito

cordobés. Pasé a hablar poco y pausadamente, lo que fue todo un reto en mi vida. En poco

tiempo, logré pasar desapercibida en conversaciones breves.

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Una brasileña o brasileño en Córdoba, en ese entonces, era algo bastante poco

común. Incluso viviendo durante muchos años en la ciudad, prácticamente no tuve contacto

con otros brasileños, más allá de mi amiga, que, al principio e igual que yo, también se

mudó a Córdoba para vivir con su novio. Casualmente conocimos a un estudiante de

medicina que había venido a estudiar, escapando del ―vestibular‖1, pero a nadie más.

Buscando ver con otros ojos

Casi veinte años pasaron desde ese primer viaje. Córdoba cambió mucho y yo

también, así como mis ojos para mirarla y para mirarme. Después de cambiar la medicina

por la historia y ésta por la antropología, empecé a preguntarme por los demás brasileños

que vivían en la ciudad. Decidí indagar quiénes eran, por qué habían venido y qué hacían

en Córdoba, privilegiando una mirada etnográfica sobre los actores, sus representaciones y

sus interrelaciones. Con el transcurrir de la investigación, empezó a aumentar mi interés

acerca de las formas de representación y adscripción identitaria de lo brasileño en Córdoba.

Al ahondar mi trabajo de campo, percibí que algunos cordobeses tenían un papel

fundamental en la organización y consecución de eventos relacionados con las

representaciones nacionales referentes a Brasil

Mi paso como profesora de portugués en la Funceb (Fundación Centro de Estudos

Brasileiros), primero, y como funcionaria del consulado brasileño, posteriormente, facilitó

el acercamiento y contacto permanente con un gran número de brasileños residentes en

Córdoba —y de argentinos interesados en las manifestaciones culturales brasileñas—. De

esa manera, tuve acceso privilegiado a informaciones, personas y documentos

fundamentales para la consecución de este trabajo. Sin embargo, estar en el interior de estas

instituciones, además de mi situación de ―nativa‖, fue una cuestión que hubo de ser

considerada, y en cierta forma contrarrestada para que este estudio no se transformara en un

relato autobiográfico. Mi desvinculación de estas dos instituciones, la búsqueda constante

de otras miradas —recurriendo a bibliografía sociológica y antropológica— y del empleo

de diferentes herramientas metodológicas se impusieron en el transcurrir de la investigación

1 Examen de ingreso obligatorio en las universidades brasileñas.

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como condiciones fundamentales para intentar lograr el extrañamiento2 necesario a este

estudio y buscar relativizar mi situación de alteridad mínima3. En ese proceso, haber estado

adentro de estas instituciones y haberlas abandonado fue, sin duda, fundamental para la

realización de esta investigación. Como en cualquier estudio de esta naturaleza, y más allá

del esfuerzo consciente de objetivación, mi lugar como observadora no es neutral sino que

parte de mi trayectoria personal como brasileña residente en Córdoba y ahora como

antropóloga.

Paralelamente a mi trayectoria personal, el 26 de marzo de 1991, los presidentes de

Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay firmaban, en Asunción, un tratado que proponía

metas, plazos e instrumentos para la concreción de un proyecto de integración económica

que pasó a ser conocido como Mercosur (Mercado Común del Sur). Más allá de la

propuesta de incrementar las relaciones políticas y económicas entre Brasil y Argentina,

que puso en evidencia similitudes y diferencias entre ambos países, el ―Mercosur‖ ganó

paulatinamente importancia como constructor de imágenes y autoimágenes entre los países

participantes. Esa iniciativa de la formación de un bloque de integración económica en el

Cono Sur puede considerarse como parte de un movimiento más amplio de formación de

bloques políticos y económicos mundiales, y otros mecanismos que conforman lo que se ha

popularizado como ―globalización‖4. No obstante, este proceso general de aparente

ampliación o desdibujamiento de las fronteras nacionales, se acompañó de un creciente

movimiento de reivindicaciones regionales y étnicas, y de una marcada búsqueda de

reafirmación de las identidades nacionales.

2 Para Roberto Da Matta, ―hacer antropología es realizar esa transformación de lo familiar en exótico y de lo

exótico en familiar‖ (Da Matta, 1981:14, traducción mía). 3 Empleo este término siguiendo a Mariza Peirano, quien, al hacer un análisis del panorama de la

antropología brasileña, dice que, aunque la noción de diferencia (alteridad) es fundante en la antropología, los

estudios se han desplazado de una alteridad radical a una posición en donde los propios antropólogos son el

otro, lo que constituye lo que ella llama ―alteridad mínima‖. La alteridad tendría varios niveles posibles desde

la diferencia radical frente a un ―otro‖ de una cultura absolutamente extraña a la del antropólogo hasta la

alteridad mínima, en la que el ―otro‖ es igual a mí, y que se constituye como tal a partir de la intención de

mirar. ―El reconocimientos social del estructuralismo en la década de los 60‘, sin embargo, trajo este

subproducto inesperado: si las prácticas humanas son horizontales, era posible imaginar tanto ―antropologías

indígenas‖ cuanto reconocer que ―somos todos nativos‖ (Geertz, 1983 citado en Peirano, Marisa, 1999:15). 4 Sobre el empleo de este término, Gilberto Velho afirma que ―...hay una tendencia generalizada a reconocer

el carácter amplio de los cambios económicos y tecnológicos que afectarían, con mayor o menor impacto, a

todas las sociedades del planeta, justificando el término ‗globalización‘ incluso cuando se critica su posible

banalidad como instrumento de conocimiento‖ (Velho, G, 1998:7).

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En Argentina, la construcción de las representaciones sobre la nacionalidad tiene

fuerte anclaje en el mito del crisol de razas, básicamente pensado a partir del aporte

migratorio europeo de fines de siglo XIX y principios del siglo XX5. La corriente

migratoria proveniente de los países limítrofes, que conforma el movimiento migratorio

más numeroso de las últimas décadas, no forma parte de las representaciones nacionales en

la construcción de la ―argentinidad‖.

Brasil, a su vez, también construyó sus representaciones nacionales a partir de una

autoimagen como receptor de migración. El mito del gran mestizaje construido a partir de

la suposición del amalgama de la diversidad6 y de la armonía del pluralismo étnico-cultural

de Brasil fue ampliamente plasmado en la fórmula ―heterogeneidad armonizada‖, presente

en trabajos clásicos como Casa Grande & Senzala, de Gilberto Freyre. Frente a la

importancia de las migraciones internas, especialmente del norte hacia el sur del país, es

relativamente reciente la autopercepción del país como fuente de migrantes hacia el

exterior.

Los estudios ya realizados sobre migrantes brasileños en la Argentina caracterizan

dos subsistemas migratorios con características bien diferenciadas. (Frigerio, 2002:17). El

primero, cuyo destino es la provincia de Misiones7, se caracteriza por la migración de

grupos familiares de pequeños propietarios y trabajadores rurales, con bajo nivel de

instrucción y alta estigmatización por parte de la sociedad local, semejante a la sufrida por

5 Véase Devoto 1992 y 2003.

6 A ese respecto, Giralda Seyferth comenta: ―En el período de la inmigración en masa, que también incluye la

formación de las etnicidades, la tendencia dominante en el pensamiento nacionalista brasileño privilegió la

ideología de las tres razas y del mestizaje como base da la formación nacional. Dicha ideología, que también

manifestaba la creencia en una sociedad racialmente democrática, fue una respuesta a los imperativos de una

concepción homogeneizante de nación, y apuntaba hacia la posibilidad de la existencia futura de una ―raza

histórica brasileña‖ cuya matriz estaría en la mezcla de portugueses, indios y negros que se daba desde el

siglo XVI. Una raza que se formaría a partir de la superación de las diversidades étnicas producidas por la

inmigración, a través de un amplio proceso de asimilación y mestizaje imaginado en términos explícitamente

racistas, porque partió de los presupuestos de inferioridad de negros, indios y sus mestizos (...) La expectativa

en torno al blanqueamiento radicaba justamente en la asimilación de los inmigrantes, con vistas a su

incorporación a la nación brasileña –proceso denominado ―dilución‖, ―mezcla‖, ―fusión‖, ―mestizaje‖, todos

ellos términos que denotan cruce racial (...) La idea de mezcla racial y cultural implicaba, así, una identidad

unívoca de brasileño, también fundamentada en el jus soli; un brasileño que debía tener fenotipo blanco, ser

representante de la latinidad y hablante de la lengua portuguesa...‖ (Seyferth, Giralda, 1998:75. Mi

traducción). 7 Según los datos del censo de 1991 analizados por Arruñada (1999:33-35) y citados por Frigerio (2002:18),

de los 33.476 brasileños residentes en la Argentina, 51,2% viven en Misiones; 27,4% en el AMBA; 12,1 en el

Centro del país (el restante de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe) y el

casi 10% restante en las demás provincias.

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otros migrantes limítrofes, como los bolivianos y paraguayos. El Área Metropolitana de la

Ciudad de Buenos Aires con una migración brasileña caracterizada por marcado

predominio femenino, mayor nivel de instrucción y frecuencia significativa de casamientos

mixtos (especialmente entre argentinos y brasileñas) es el destino del segundo y presenta

mayor posibilidad de inserción social, en parte debido a la evaluación positiva de la

brasilidad, calcada en la exotización de lo brasileño (Frigerio, 2002).

Desde septiembre de 2001, comencé una indagación sistemática sobre los brasileños

residentes en la ciudad de Córdoba a partir de la aplicación de cuestionarios, y del registro

de la observación participante en diversos eventos relacionados con los brasileños en la

ciudad.. En primer lugar, empecé a preguntar sobre los brasileños en la ciudad: cuántos son,

quiénes son, qué hacen, por qué vinieron, por qué se quedaron, dónde viven, con quién

viven, etc. Sin concebir que conformaran un grupo homogéneo, empecé a plantearme qué

tendrían en común y qué tendrían de diferente entre sí, qué instancias sociales, culturales,

institucionales y afectivas los unen o dividen.

De la abstracción de la migración a la gente fuera de lugar

Los estudios sobre migración contribuyen a ver más de cerca dos movimientos

aparentemente paradójicos de generalización y particularización, en relación a las

identidades nacionales. Según Abdelmalek Sayad, ―el orden de la migración, en su doble

componente del orden de la emigración y del orden de la inmigración –dos órdenes

solidarios entre sí – está fundamentalmente ligado al orden nacional o, más precisamente, a

los dos órdenes nacionales que, de esa forma, se encuentran relacionados entre sí. Y si eso

es más verdadero hoy que en el pasado, se debe principalmente a la generalización, o aún la

universalización del hecho nacional y, correlativamente, de la emigración y de la

inmigración como hechos nacionales‖ (Sayad, 1998:265, mi traducción).

El migrante, como señala Sayad (1998:14-15, mi traducción), nace cuando cruza

una frontera nacional, pero tiene una historia, un origen y se constituye de manera diferente

según desde dónde lo miremos. A partir de esa premisa, es posible pensar que no es lo

mismo salir de un lugar que de otro, en determinado momento de la vida que en otro.

Tampoco es igual partir solo que llevar a los hijos o la pareja, o constituir pareja y familia

en el extranjero. Ser uno más, de muchos que parten, y encontrarse con los compatriotas en

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el nuevo rumbo forja una experiencia muy distinta a la aventura solitaria, a la empresa

pionera. No es lo mismo que sea un hombre o que lo sea una mujer; que sea un joven o un

anciano. Su experiencia está marcada también por los móviles de la migración: es diferente

irse por una decisión personal que acompañar a la familia en la decisión de los padres; no

se parte de la misma manera por curiosidad que por hambre. Compartiendo ese punto de

vista, que rompe con a las perspectivas que implican percepciones esquemáticas o

esencialistas sobre los nacionales que viven en territorio no nacional busco, en el presente

trabajo, contextualizar las experiencias de los brasileños que viven en Córdoba.

Al estudiar a los brasileños en Estados Unidos, Gustavo Lins Ribeiro afirma que los

migrantes brasileños en San Francisco ―son una abstracción. En verdad, se trata de una

población diferenciada por clase social, status, género, origen regional (una nítida mayoría

de goianos8, por ejemplo) y raza. Sin embargo, nuevas poblaciones de migrantes en

contextos interétnicos donde las marcaciones de diferencias sociopolíticas y económicas

están altamente informadas por ideologías étnicas y raciales, como es notadamente el caso

norteamericano, tienden a ser percibidas y representadas de manera homogeneizante‖ (Lins

Ribeiro, 1998:2, mi traducción). Aunque planteada para otro contexto, esta afirmación

permite desnaturalizar la construcción homogeneizante elaborada sobre los migrantes. En

ese sentido, ciertos instrumentos estatales como los censos así como la mirada de los

demás, especialmente poderosa en el caso de los medios de comunicación, sin olvidar la

construcción analítica llevada a cabo en algunos estudios sobre migrantes, colaboran en

crear dicha abstracción. Desde esa perspectiva, el empleo mismo del término ―migrante‖

incide en la construcción de esa abstracción9. En ese sentido, es significativo que durante

mi trabajo de campo ningún informante, entrevistado o encuestado se autodenominó

empleando ese término.

La difundida idea de una relación directa entre ciertos grupos de migrantes y

determinada condición socioeconómica y cultural amenaza producir una imagen estática y

en un solo plano que opaca la multiplicidad de los fenómenos sociales subyacentes a la

8 Son llamados goianos los nacidos en el estado brasileño de Goiás.

9 Leonardo Cavalcanti, quien estudia a los migrantes brasileños en España, afirma que: ―el juego simbólico

que está detrás de la propia denominación inmigrante, presente tanto en España como en otros países, opera

en el sentido de marginalizar determinados grupos, haciendo que ocupen lugares inferiores en el sistema

social‖ (Cavalcanti, 2005:6, mi traducción). Cavalcanti estudia la operatividad simbólica del término migrante

en comparación con otras denominaciones como extranjero.

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condición migrante. Buscando iluminar la lógica compleja de esa cuestión, recurro al aporte

de Pierre Bourdieu, cuya postura teórica propone una mirada relacional de la realidad

social. Este enfoque considera la interrelación entre estructura social y representaciones y

plantea la realidad social como una red de relaciones que se ubican en un espacio de

posiciones. Una de las consecuencias de este planteo, reconocida en el presente estudio, es

que ―las representaciones de los agentes varían según su posición (y los intereses

asociados) y según su habitus, como sistema de esquemas de percepción y de apreciación,

como estructuras cognitivas y evaluativas que [se] adquieren a través de la experiencia

duradera de una posición en el mundo social. El habitus es a la vez un sistema de esquemas

de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y de apreciación de las

prácticas. Y, en los dos casos, sus operaciones expresan la posición social en la cual se ha

construido...‖ (Bourdieu, 1988:134). Para Bourdieu, el factor principal de las variaciones de

las percepciones es la posición del agente en el espacio social10

. Lo característico de esta

clase de análisis es que, al tratarse el momento ―subjetivista‖ de la construcción del objeto

social, los puntos de vista son aprehendidos en tanto tales y relacionados con las posiciones

en la estructura de los agentes correspondientes, planteando una relación dialéctica entre

individuo y sociedad

La perspectiva planteada por Bourdieu es útil para mi propósito de, más allá de

intentar contextualizar la experiencia de los brasileños en Córdoba y recuperar su

perspectiva, analizar sus vivencias y representaciones en un marco más amplio que tiene en

cuenta las disposiciones de los actores construidas en el espacio y en el tiempo en

determinada estructura social. Es posible, así, observar cómo, en el contexto migratorio, las

posiciones se complejizan y a los capitales económicos, sociales, culturales, adquiridos por

los agentes en su lugar de origen, súmanse condiciones específicas de su llegada e

instalación en la ciudad, disponibilidad de redes sociales y tiempo de radicación.

Igualmente, otras condiciones como las relacionadas al género11

, matizan la situación de los

10

Por otra parte, este autor reconoce que ―el mundo social puede ser dicho y construido de diferentes modos

según diferentes principios de visión y de división; por ejemplo las divisiones económicas y las divisiones

étnicas. Si es cierto que, en las sociedades más avanzadas desde el punto de vista económico, los factores

económicos y culturales tienen el poder de diferenciación más grande, resulta que la fuerza de las diferencias

económicas y sociales no es nunca tal que no se pueda organizar a los agentes según otros principios de

división: étnicas, religiosas o nacionales, por ejemplo‖ (Bourdieu, 1988:135). 11

Establecido como conjunto objetivo de referencias, el concepto de género estructura la percepción y la

organización material y simbólica de toda la vida social. Para delimitar este concepto, recurro aquí a la

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migrantes. Las diferentes posiciones sociales permiten diferentes posibilidades de inserción

en la sociedad receptora, aunque el ser foráneo tiene consecuencias en los diferentes grupos

sociales, ya que constituye un ―otro‖ frente al ―nosotros‖ nacional argentino.

Volviendo a la lógica planteada por Sayad (1998), los estudios sobre migración

ponen de manifiesto, en mayor o menor medida, cuestiones relacionadas con la

construcción y reconstrucción permanente de lo nacional tanto en el país de origen cuanto

en el de destino del migrante. En este sentido, el migrante es un puente, pero también

representa rupturas en ambos órdenes nacionales. Ubicado en una situación ambigua, el

migrante es la ―presencia ausente‖ en el lugar de origen y la ―ausencia presente‖ en el lugar

de destino. La definición de inmigrante como la presencia en el seno del orden nacional de

individuos no-nacionales, utilizada por Sayad en su trabajo sobre los argelinos en Francia,

explicita la relación íntima entre los dos órdenes, el de la migración y el nacional, y remite

al tema de la identidad como indisociada de la percepción del ―otro‖, a la confrontación de

lo nacional con lo no-nacional. En este sentido, la construcción que el migrante hace de su

nacionalidad se referencia doblemente a su nacionalidad de origen y a la otra nacionalidad

en la cual está inserto. Por otra parte, las representaciones sobre el migrante elaboradas en

el lugar de destino se construyen en función de las representaciones acerca de la nación de

origen del migrante.

A esta lógica súmanse los planteos de autores como Cardoso de Oliveira (1976:5) y

Barth (1976:15), quienes proponen pensar a la identidad étnica como una construcción que

se realiza contrastivamente en relación a otras identidades posibles en un contexto dado.

Así, según Cardoso de Oliveira la identidad de un grupo étnico debe ser pensada de manera

que ―cuando una persona o grupo se afirma como tal, lo hace como medio de diferenciación

en relación a alguna persona o grupo con el que se confronta‖ (1976:5). La identidad étnica

―surge por oposición. (...) no se afirma aisladamente (...) se afirma negando la otra

identidad etnocéntricamente por ella visualizada‖ (1976:8). Recupero, también, para mi

perspectiva el aporte de Lins Ribeiro, que, a su vez, traslada ese concepto al de identidad

propuesta teórica de la historiadora Joan Scott quién postula que el género es el elemento constitutivo de las

relaciones significantes de poder basado en las diferencias que se perciben entre los sexos y que se expresa en

diferentes dimensiones: simbólica, normativa, institucional y como identidad subjetiva. Scott remarca que el

género es uno de los campos dentro del cual o por medio del cual se articula el poder. (Scott, 1990)

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nacional: en un contexto migratorio la identidad nacional puede ser puesta en juego como

identidad étnica (2000:274).

Por otra parte es importante tener en cuenta la observación de Oliven sobre la

construcción de la identidad nacional: ―lejos de ser consensual, [la identidad nacional] está

ligada a los grupos que son vistos como detentando el poder y autoridad legítimos para

erigirse en los guardianes de la memoria‖ (Oliven, 1999:22-23). Considero que esta

aseveración de Oliven es igualmente válida para los contextos migratorios. Recurriendo a

Barthes, Oliven argumenta que este proceso específico de construcción se basa en la

utilización de mitos nacionales, que se apropian del lenguaje para ―transformar un sentido

en forma‖. En las sociedades modernas, el mito nacional se vuelve un habla despolitizada

que simplifica las cosas, quitándoles historicidad y transfiriéndolas al ámbito de la

naturaleza. En ese sentido, el mito se relaciona íntimamente con la noción de lo típico.

Como señala García Canclini, ―lo típico es el resultado de la abolición de las diferencias, la

subordinación a un tipo común de los rasgos propios de cada comunidad‖ (García Canclini,

1986:129). En la construcción de lo nacional a la distancia los mitos nacionales inician un

proceso local de diálogo con el entorno nacional receptor en el cual se manifiestan y a partir

del cual se resignifican.

Las cuestiones anteriormente referidas representan las referencias teóricas más

generales para esta tesis. En el transcurrir del trabajo recurriré a estudios sociológicos y

etnográficos sobre brasileños que viven en el exterior, sobre migrantes limítrofes en la

Argentina y sobre brasileños en la Argentina.

Entre los estudios ya publicados sobre migrantes brasileños, la gran mayoría aborda

la migración a los llamados países de ―primer mundo‖, especialmente hacia los Estados

Unidos (Margolis, 1994; Fleischer, 2001; Sales, 1998; Assis, 1995; Martes, 1999; Ribeiro,

1998 y 1998b, entre otros). La presente tesis busca sumarse a estos estudios, aunque a

partir de la comprensión particularizada de la experiencia migrante brasileña en el interior

de un país latinoamericano y vecino.

En relación a los trabajos de investigación sobre brasileños en Argentina, parto

especialmente del estudio de Carlos Hasenbalg y Alejandro Frigerio (1999) centrado en la

migración brasileña en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Uno de los

conceptos fundamentales planteado por estos autores es el de exotización. Según Hasenbalg

17

y Frigerio, los brasileños que viven en Buenos Aires son reconocidos a partir de un

estereotipo positivo por los habitantes locales: ―Es una imagen estereotipada de un

diferente, pero esta diferencia no es vista como una falla (estigma) y sí como algo

valorizado positivamente‖ (Hasenbalg y Frigerio, 1999:128, mi traducción). Esta condición

exotizada ubicaría a los brasileños en una posición ventajosa respecto a los demás grupos

de migrantes limítrofes.

Sin embargo, esto no es aplicable a cualquier contexto. En relación a los brasileños

ubicados en Misiones, por ejemplo, cuyas características difieren de las relatadas para

Buenos Aires y, como describiré más adelante, también para Córdoba, las representaciones

construidas por los locales se asemejan a las asignadas a otros grupos de migrantes

limítrofes en la región y se calcan en estereotipos negativos. Además, acerca de la

fragilidad de esta ―positividad‖ del estereotipo exotizado, los autores remarcan que ―una

integración visiblemente basada en estereotipos solamente los refuerza, y el carácter

ambivalente de los mismos (en la medida en que son apreciaciones unilaterales o

unidimensionales de la realidad) puede, dadas nuevas condiciones, dar lugar a una nueva

estereotipación basada en elementos menos valorizados o activar viejos significados

latentes‖ (Hasenbalg y Frigerio, 1999:137, mi traducción). Esas representaciones basadas

en la exotización están íntimamente relacionadas a la presencia de los brasileños en

Córdoba, a los móviles de la migración y a las formas de inserción social.

Como intentaré demostrar, entre los brasileños en Córdoba esa exotización es

contextual y en determinadas circunstancias da lugar a representaciones negativas sobre los

migrantes. Por otra parte esta imagen exotizada presenta puntos de anclaje específicos

basados en representaciones de género, raza y región de procedencia. Mujeres, negros y

aquellos procedentes de los estados de Bahia y Río de Janeiro son vistos como

especialmente ―encajados‖ en la imagen exótica. Los brasileños que no se encuentran en

esas categorías son, asimismo y en determinados contextos, igualmente relacionados a las

características atribuidas a ellas.

Otra cuestión abordada por Hasenbalg y Frigerio para los brasileños de Buenos

Aires y que encuentra situación similar en Córdoba se refiere a los móviles de la migración:

―a diferencia de lo que ocurre con otras migraciones importantes brasileñas (a los EUA y a

Canadá, por ejemplo) [y también de lo referido para otros grupos de migrantes limítrofes en

18

la Argentina12

] la búsqueda de un mejor futuro económico no parece ser el principal

determinante de la migración brasileña al AMBA‖ (Hasenbalg y Frigerio, 1999: 75, mi

traducción). Aunque, en los tiempos de la paridad peso-dólar, el atractivo económico puede

haber sido considerado por los que venían a probar suerte en la ciudad, fue posible observar

que la mayor parte de los brasileños que viven en Córdoba han llegado a partir de

relaciones personales con argentinos, especialmente amorosas, aunque también familiares y

de amistad. Es especialmente significativo que, de ese contingente, casi el 70% son

mujeres, vinieron solas o con hijos, motivadas por relaciones entabladas con argentinos.

El conjunto de referencias anteriormente mencionado me ha permitido generar un

punto de partida para analizar el material empírico recolectado durante tres años y medio.

A partir de esa base busqué describir a los brasileños que viven en la ciudad de Córdoba y

zonas de influencia, analizar y comprender sus experiencias de vida en la Argentina y los

sentidos otorgados por ellos a esas experiencias, relacionándolas a las representaciones

sobre Brasil y sobre los brasileños en la ciudad, en un marco que tiene en cuenta las

disposiciones de los actores en la estructura social.

Esta tesis se ubica en relación a dos clases de cuestiones. Una, de cuño sociológico

y antropológico, se refiere a la temática migratoria desde el punto de vista de la

reconstrucción de la experiencia migrante, las formas de representación involucradas en esa

experiencia y las relaciones de los migrantes con la sociedad receptora. Otra, de carácter

contextual y sociopolítico, se refiere a las relaciones interpersonales entre brasileños y

argentinos en el pretendido proceso de integración comercial con visas a ampliarse y

consolidarse en un bloque económico, político y (según algunos) cultural, en el marco del

MERCOSUR. Aunque, de un modo general, no tematizo específicamente el MERCOSUR,

creo que los estudios etnográficos pueden aportar elementos valiosos para una mejor

comprensión de las relaciones entre brasileños y argentinos y, por ende, entre Brasil y

Argentina.

12

Benencia y Karasik afirman que para los bolivianos la migración a la Argentina es una alternativa

importante a partir de las opciones económicas posibles. (Benencia y Karasik, 1995:30).

19

Materiales y métodos

El diseño de esta investigación fue emergente13

y el enfoque y el método empleados

en esta investigación fueron los de la etnografía, a la que Rosana Guber define de la

siguiente manera: ―como enfoque, la etnografía es una concepción y práctica de

conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus

miembros (entendidos como ‗actores‘, ‗agentes‘ o ‗sujetos sociales‘)‖ (Guber, 2001:12-13).

La base de la etnografía es la ―descripción/interpretación‖ o ―descripción densa‖ (Geertz,

1995), que se construye en función de los ―‘marcos de interpretación‘ dentro de los cuales

los actores clasifican el comportamiento y le atribuyen sentido...‖ (Guber, 2001:14-15). La

conclusión interpretativa elaborada por el investigador a partir de esa perspectiva ―proviene

de la articulación entre la elaboración teórica del investigador y su contacto prolongado con

los nativos‖ (Guber, 2001:15). En tanto método, se trata de ―un método abierto de

investigación en terreno donde caben las encuestas, las técnicas no directivas —

fundamentalmente, la observación participante y las entrevistas no dirigidas— y la

residencia prolongada con los sujetos de estudio, la etnografía es el conjunto de actividades

que se suele designar como ‗trabajo de campo‘, y cuyo resultado se emplea como evidencia

para la descripción‖ (Guber, 2001:16).

El trabajo de campo que emprendí junto a los brasileños en Córdoba empezó en

septiembre de 2001 y concluyó a fines de 2004, con un período intermedio de interrupción.

El material utilizado para esta investigación fue, entonces, recolectado básicamente en dos

etapas. La primera, entre septiembre de 2001 y julio de 2003, fue llevada a cabo a partir de

intensa observación participante en locales de reunión de brasileños en bares, fiestas,

conmemoraciones y ferias y, diariamente, en el consulado de Brasil. Los registros de la

observación y de conversaciones fueron anotados en un diario de campo. Además, un

cuestionario14

, compuesto de 37 preguntas estructuradas y una hoja en blanco para que las

personas relataran su experiencia de vida en Córdoba, fue aplicado a los que acudían al

13

El diseño emergente se basa en la previsión de posibles cambios en el planteamiento del problema, en las

estrategias de recolección y análisis de datos pensados en función de una retroalimentación a partir del trabajo

de campo. El mismo se caracteriza por ―planear ser flexible‖, tratando de compatibilizar objetivos

preestablecidos a partir del marco conceptual adoptado y de un análisis previo del campo con la complejidad

y la reflexión del investigador sobre éste (Valles, 2000, cap. 3). 14

Ver cuestionario en Anexo.

20

consulado15

a realizar algún trámite, en búsqueda de auxilio o información. La segunda

etapa, que tuvo lugar durante los últimos meses de 2004, consistió en la realización de

entrevistas en profundidad. La mayor parte de las veces el cuestionario fue entregado por

mí, a menudo después de largas charlas, pero en algunas ocasiones en que no podía

ausentarme de las funciones que cumplía en esa institución solicité a otras personas que

trabajaban en el consulado que lo entregasen. En su aplicación se explicitaba el hecho de

que el cuestionario no era un requisito burocrático del consulado (aunque algunos lo

contestaron como un formulario burocrático), que su llenado era voluntario y que los

resultados obtenidos servirían como datos empíricos para la realización de una tesis de

maestría. Se explicaba a los que lo contestaban que no era necesario que se identificasen, si

no lo deseaban, y se aclaraba que, en el caso de que lo hicieran, esa información no sería

revelada. En el período mencionado, reuní 76 cuestionarios contestados por brasileños que

vivían en Córdoba así como otros tantos (no utilizados en el presente trabajo) por residentes

de otras ciudades y provincias incluidas en la jurisdicción del consulado16

. Otros datos,

como el registro de los brasileños matriculados en el consulado, fueron recursos igualmente

empleados en este trabajo. Reuní también, en el período mencionado, notas y fotos

publicadas en periódicos locales que se referían a Brasil o a los brasileños, así como

registros fotográficos de algunos eventos. Finalmente, para enmarcar la población estudiada

en un contexto más general recurrí a los datos censitarios acerca de los migrantes limítrofes

en la Argentina.

Partiendo del propósito de concentrar mi mirada sobre la experiencia de los sujetos,

y buscando verlos integralmente y no como piezas en un fenómeno específico, recurrí a

entrevistas en profundidad, buscando conocer los relatos que los sujetos elaboraban sobre

su vida, desde su lugar y situación de nacimiento, sus experiencias previas en Brasil, hasta

llegar a las circunstancias y motivaciones de su viaje y permanencia en Córdoba. Las

entrevistas grabadas, siete en total, fueron realizadas en la última etapa del trabajo de

campo y sirvieron para profundizar aspectos sugeridos por las instancias anteriores de

observación, conversaciones informales, entrevistas cortas y análisis de los cuestionarios.

Dada la facilidad para contactar a los brasileños a partir del trabajo de campo previo, no

15

Dicho trabajo en el interior del consulado fue autorizado por la institución. 16

Las siguiente provincias están bajo la jurisdicción del Consulado-General de Brasil en Córdoba: Córdoba,

Mendoza, San Luis, San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Jujuy.

21

empleé el sistema de bola de nieve o de redes para llegar a los entrevistados, sino que hice

una selección de los mismos. Los criterios empleados para dicha selección se fundaron en

buscar diversidad en lo referente a género, raza y clase social. Entrevisté hombres y

mujeres, blancos y negros, con y sin hijos, casados y solteros, con formación escolar

primaria o universitaria y que vivían en diferentes barrios de la ciudad. Las ocupaciones de

los entrevistados reflejan en gran medida las posibilidades de los brasileños acordes a su

capital cultural, social y económico: profesoras de portugués, agente de turismo, empleada

doméstica, músico, ―mãe de santo‖17

y trabajador no especializado ocasional. La exclusión

de ejecutivos trasladados temporalmente por sus empresas y estudiantes de los perfiles

abordados en las entrevistas en profundidad fue una decisión metodológica. Aunque pude

recabar información sobre varias personas en esa situación en los cuestionarios y en las

observaciones, preferí profundizar sobre aquellos que venían de una manera menos

enmarcada o institucionalizada y/o percibían su estadía como prolongada, permanente o por

tiempo indefinido.

En la gran mayoría de las entrevistas y conversaciones registradas, mis informantes

y yo hablamos en portugués y el cuestionario aplicado estaba en ese idioma. No obstante,

para facilitar el trabajo del lector, decidí traducir al castellano todos los registros y

fragmentos de entrevistas y testimonios aquí empleados. Con el propósito de mantener el

anonimato de los informantes, todos los nombres fueron sustituidos por otros, ficticios.

En el primer capítulo elaboro una descripción general de los brasileños que viven en

la ciudad de Córdoba y municipios vecinos basada en algunos tópicos como edad,

procedencia, distribución de los sexos, grado de exogamia, nivel de escolaridad, ocupación,

motivo y tiempo de radicación, ubicando a estos migrantes en un marco comparativo con

otros grupos de migrantes: migrantes limítrofes en la Argentina, migrantes brasileños en las

demás provincias de este país e incluso migrantes argentinos en Brasil. Las técnicas

cuantitativas aliadas a las cualitativas son empleadas en este capítulo que emplea datos

censitarios, fuentes propias y secundarias.

17

‗Mãe de santo‖ es la denominación de las sacerdotisas de las religiones de origen afrobrasileñas

―umbanda‖y ―candomblé‖.

22

¿Cómo alguien se hace migrante? ¿Cómo un brasileño se hace migrante en

Córdoba? El simple acto de cruzar una frontera nacional transforma un nacional en

extranjero. Al pensar en el migrante, pensamos no sólo en ese acto iniciático, el cruce de la

frontera, sino que le agregamos una dimensión temporal, cierta permanencia, prevista o no.

Pero, como nos recuerda Sayad (Sayad, 1998:14-15) el origen de la inmigración es la

emigración. ¿Y el origen de la emigración? El migrante se gesta como tal en su propio país,

a partir de sus experiencias previas, propias y familiares. Orientado por la pregunta hecha

reiteradamente por los argentinos a los brasileños que viven en Córdoba (―¡¿Qué hacés

acá?!‖), el segundo capítulo busca trazar las posibles formas en que los brasileños llegan a

Córdoba y cómo pasan a vivir en esa ciudad. Por otra parte, pretende introducir al lector los

sujetos de este relato de manera más concreta e individualizada, enfocando su experiencia

como migrantes.

En el tercer capítulo analizo algunos aspectos relacionados con la vida de los

brasileños en Córdoba, especialmente la reconstrucción de sus percepciones a partir de su

experiencia en la Argentina, relacionándola con otros factores tales como condición social,

tiempo de radicación, redes sociales. Enfoco algunos elementos que dividen a los brasileños

y abordo, también, algunos aspectos referentes a la comunicación y al empleo del idioma

(portugués, portuñol).

En el cuarto capítulo trato la cuestión del status legal y específicamente de la

posesión del documento local entre los migrantes brasileños en Córdoba. El enfoque está

puesto, por un lado, específicamente, en los casos en que la carencia o las dificultades para

obtener la documentación local afectan dramáticamente a las vidas de los brasileños,

comparando con algunos casos que o bien se encuadran en la norma legal o no son

percibidos como problemáticos por los migrantes. En este capítulo intento demostrar que

las diferencias en las experiencias de los migrantes respecto a la cuestión legal no responde

únicamente a los aspectos legales y burocráticos en sí, sino que se complejizan a partir de

cuestiones relacionadas a la condición socioeconómica, de género y también a las

expectativas y percepciones de los involucrados.

La construcción de la imagen de los brasileños en Córdoba, las formas como se

presentan y representan, está influenciada por la mirada argentina y cordobesa sobre cómo

son Brasil y los brasileños. Las representaciones sobre los brasileños y sobre Brasil es el

23

tema de los dos últimos capítulos. En el quinto capítulo abordo, por un lado, algunos

aspectos de las representaciones locales acerca de lo que es ser brasileño y lo que es

―típico‖ de Brasil y, por otro, trato algunas cuestiones referentes a cómo los migrantes

experimentan la reconstrucción de su imagen como brasileños y algunos posibles efectos de

esas representaciones. En el sexto capítulo, enfoco los intentos colectivos de representación

y analizo algunas instituciones, grupos y agentes involucrados en las representaciones

nacionales brasileñas en la ciudad.

En la tapa de esta tesis, Rosana, una brasileña que, como muchas, vino por un amor

y tuvo a sus hijos aquí, aparece instantes antes del desfile de carnaval de la ―escola de

samba Raça Brasileira‖ en Unquillo, localidad en las afueras de la ciudad. Al maquillarse,

disfrazarse, calzarse nos deja entrever el esfuerzo por representar ―una auténtica brasileña

en Córdoba‖.

24

“¿Qué hacés acá?”

Yo hablaba con João en una salita mientras en la televisión transcurría un partido de

fútbol, Botafogo y Vasco, transmitido por cable por la TV Globo Internacional:

R: ¿Vos contás que sos brasileño o la gente se da cuenta?

J: Ah, [se dan cuenta] en el momento. [Y ellos dicen] -Pero ¿qué estás

haciendo aquí en Córdoba? -¿De dónde sos? –[Y yo contesto] De Rio de Janeiro.

[y ellos] ¿¡Cómo vas a salir de Rio de Janeiro para venir a Córdoba!? A la gente

le gusta [Brasil]... [y dicen] ¡¿Cómo vas a cambiar Río de Janeiro por Córdoba?!

Las vivencias relatadas por los brasileños en Córdoba son referenciadas a las

percepciones de los habitantes locales sobre Brasil y los brasileños. En ese sentido, los

brasileños son frecuentemente cuestionados sobre su permanencia en la ciudad. Así, la

pregunta: ―¡¿Qué hacés acá?!‖, que a veces aparece también en la forma de ―¡¿Cómo

viniste a parar acá?!‖, surge en prácticamente todos los relatos sobre las primeras

experiencias con los cordobeses en la ciudad y vuelve a ser formulada cada vez que se

encuentra a un desconocido. Esta pregunta, hecha por los argentinos a los brasileños, al

manifestarse su nacionalidad, sea involuntariamente por el acento o por el desconocimiento

de la lengua local, sea a partir de conversaciones, expresa asombro, desconcierto. Es

también, de alguna manera, una forma de halago, una manera simpática de saber más sobre

el extranjero, dejando sentado que el lugar de donde partió en Brasil es mejor que Córdoba.

En el ―¡¿Qué hacés acá?!‖ está implícito, o a veces expresado explícitamente, el supuesto

de que no se justifica, es ilógico, que un brasileño venga a vivir a Córdoba cuando el

interlocutor cordobés, hipotéticamente, si pudiera elegir, preferiría ir a vivir a Brasil. Ese

Brasil imaginado por los cordobeses es el de las vacaciones, de la playa, del clima tropical,

del carnaval, de la alegría, de la mulata, del optimismo, es el Brasil construido a partir de la

propaganda de las agencias de turismo y de las breves estadías veraniegas. Frente a eso, los

brasileños tienen que, reiteradamente y ante diferentes interlocutores, justificarse, explicar

las razones y motivaciones que los llevaron a venir y a quedarse en la Argentina. Porque el

―¡¿Qué hacés acá?!‖ también es en cierto modo normativo, e implica que esa persona está

25

inexplicablemente fuera de lugar. En el transcurrir del presente trabajo trataré de buscar las

posibles respuestas que los brasileños dan a ella y abordar algunas facetas, consecuencias y

supuestos subyacentes a esa cuestión. Porque el ―¡¿Qué hacés acá?!‖ puede funcionar

como elogio al país natal, como mera muestra de curiosidad, o como un cuestionamiento

del derecho de la estadía del brasileño en un lugar al que no pertenece o de la pertinencia de

opinar críticamente respecto a la situación local. Esa pregunta reiterada orienta

permanentemente el relato de los brasileños acerca de sus experiencias en Brasil y en

Argentina y sirvió para concatenar el conjunto de interrogantes planteado en esta

investigación.

26

CAPÍTULO 1 - UNA MIRADA DESDE AFUERA

Los brasileños que viven en Córdoba, a diferencia de otros migrantes limítrofes en

la ciudad, no se caracterizan por su concentración espacial en determinados barrios o por

agruparse en asociaciones fuertes o instituciones aglutinadoras importantes. Por lo menos

29 barrios diferentes de la ciudad cuentan, entre sus moradores, con un brasileño o

brasileña18

. El lugar de mayor concentración es el Centro, con por lo menos cuatro

brasileños que declararon vivir en esa región de la ciudad.

Aunque haya podido observar instancias colectivas como fiestas y actos cívicos,

éstas jamás reunieron más de una veintena de brasileños y otros tantos argentinos. Más allá

de la existencia de la ―Colectividad Brasilera‖ durante parte del período de mi trabajo de

campo, fue posible percibir que no podía tomar a sus integrantes como representantes de un

grupo numéricamente importante, o por lo menos como los únicos representantes de los

brasileños en Córdoba. La colectividad no sólo no reflejaba todo el universo de los

brasileños, como se dispersó y dejó de existir como tal, siendo sustituida parcialmente por

algunos grupos acerca de los cuales ahondaré en otro capítulo. De esa forma, una de las

primeras características que pude observar fue la debilidad de los lazos entre brasileños y

las dificultades para asociarse. En el capítulo seis trataré más detenidamente este tema, al

interpretar algunas de las instancias de representación de lo nacional, grupos e instituciones

que pretendieron representar a los brasileños y la relación de los brasileños con estos

grupos.

De todos modos, a partir de la instalación del Consulado General de Brasil a

mediados de 2001 empezó, a través de un sistema de matrículas, a haber registros oficiales

del Estado brasileño acerca de los ―residentes‖19

no sólo en Córdoba sino también en toda

la jurisdicción del consulado. A partir de esa fuente, de datos censitarios y de otras fuentes

18

Los encuestados y entrevistados declararon vivir en los siguientes lugares: Marqués de Sobremonte y

Marqués Anexo, Villa Pan de Azúcar, Nueva Córdoba, Alberdi, Villa Carlos Paz, Carola Lorenzi, Centro,

Parque Vélez Sársfield, San Martín, Além, Ituazaingó, Cofico, Saldán, Arguello, Alta Córdoba, Pueyrredón,

Villa San Carlos, San Ignacio, Altamira, Yapeyú, Parque República, Colón, Güemes, Lomas de San Martín,

Los Paraísos, Ferreyra, Los Gigantes y Villa Esquiú. 19

A menos que lo aclare, el término será empleado en el sentido de ―los que viven‖ en la ciudad y no

corresponde al empleado por el aparato burocrático del Estado, como ―los que tienen permiso legal de

residencia‖.

27

secundarias realizo una construcción, principalmente cuantitativa y ―desde afuera‖, de los

brasileños en la ciudad de Córdoba.

El objetivo de este capítulo es realizar una descripción general de los brasileños que

viven en la ciudad de Córdoba y municipios vecinos basada en algunos tópicos como edad,

procedencia, distribución de los sexos, grado de exogamia, nivel de escolaridad, ocupación,

motivo y tiempo de radicación, ubicando a estos migrantes en un marco más amplio y

comparativo con otros grupos de migrantes: migrantes limítrofes en la Argentina, migrantes

brasileños en las demás provincias de este país e incluso migrantes argentinos en Brasil. Es

importante remarcar que el empleo de técnicas cuantitativas sirvió para trazar un mapa

tentativo, una idea general acerca del grupo estudiado, y no pretende lograr la exactitud

pertinente a los estudios demográficos. A pesar de esto, la muestra considerada, 76 casos de

la ciudad de Córdoba y municipios vecinos, no es numéricamente despreciable. El censo

nacional de 2001 (Indec, 2001) cuenta 1081 brasileños en toda la provincia de Córdoba, y

las estimaciones del consulado hablan de 400 a 600 residiendo en la ciudad. Tomando

como parámetro a esta última cifra (600 individuos), los 76 casos estudiados estarían

representando casi el 13% de la población de brasileños residentes en la ciudad de Córdoba

y municipios vecinos.

Aunque considerando la importancia del carácter construido de los censos20

,

justamente en el proceso constitutivo de la idea de nación (Anderson, 1993), el recurso a la

información censitaria fue fundamental para poder comparar, en algunos aspectos básicos,

los migrantes brasileños en Córdoba y migrantes provenientes de otros países limítrofes

residentes en la Argentina. Esto posibilitó ubicar el grupo estudiado en esquemas más

amplios y propiciadores de una mirada contrastiva y relacional ―a la distancia‖, antes de

ahondar en mis observaciones sobre el trabajo de campo.

20

Es importante tener en cuenta la afirmación de Dominique Merllié respecto a las estadísticas, en este caso

aplicadas a los estudios sobre ―delincuencia‖, pero que se aplican de la misma forma a los estudios sobre

―migración‖: ―el hecho de que los procedimientos del registro estadístico, como toda forma de conocimiento,

sean inseparables de los puntos de vista particulares que constituyen los objetos a los que ser refieren, no

significa que las relaciones estadísticas... estén, por lo tanto desprovistas de significación. Pero esto nunca

está directamente ―dado‖ y pasa por el análisis de múltiples operaciones de construcción cuyo producto son

las estadísticas... no es únicamente la ―delincuencia de las estadísticas‖ la que es un objeto preconstruido por

la institución policial o judicial, sino la propia ―delincuencia‖, y la construcción propiamente estadística de la

categoría no es sino un aspecto particular (efecto y medio a la vez) de su construcción como categoría social

(Merllié, 1993:161).

28

La caracterización de los principales flujos migratorios de brasileños hacia la

Argentina, la provincia de Misiones y el Área Metropolitana de Buenos Aires, sirvió como

telón de fondo para la caracterización del grupo estudiado en Córdoba.

Los brasileños en la Argentina

Actualmente, y en especial al comparar con el número de migrantes de otros países

limítrofes, son relativamente pocos los brasileños que viven en la Argentina. De los

841.697 migrantes de países limítrofes censados en el país por el INDEC21

en 1991, sólo

33.476, o sea un 4%, eran brasileños. En el censo realizado en 2001 esta situación se

mantiene con una muy leve disminución porcentual, con 923.315 (100%) migrantes de

países limítrofes y 34.712 brasileños, o sea 3,7%, frente a 233.464 (25,3%) bolivianos,

212.429 (23%) chilenos, 325.046 (35,2%) paraguayos y 117.564 (12,7%) uruguayos (ver

tablas 1.1 y 2.1). Los números y porcentuales mencionados nos sirven para ubicar a los

brasileños como los menos numerosos en el panorama general de los migrantes limítrofes

en la Argentina.

Tabla 1.1 Migrantes de países limítrofes en la Argentina – Participación relativa de cada población

Paraguayos 35,2%

Bolivianos 25,3%

Chilenos 23,0%

Uruguayos 12,7%

Brasileños 3,7%

Total de migrantes provenientes de

países limítrofes en la Argentina

100%

Fuente: elaborada por la autora a partir de datos del INDEC. 2001

21

Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina. (www.indec.mecon.gov.ar).

29

Mapa 1. Brasil, Argentina y países vecinos

Este dato no presenta simplemente una relevancia estadística; es posible que tenga

alguna incidencia en la construcción de una percepción quizás más benevolente de los

argentinos en relación a esta población, ya sugerida por Frigerio para los brasileños del

Área Metropolitana de Buenos Aires (Hasenbalg y Frigerio, 1999; Frigerio, 2002). Sin

embargo, como analizaré más adelante, otras cuestiones, principalmente relativas al status

social y legal de los brasileños, pero también a la construcción de una imagen exotizada,

basada en la tropicalidad (Frigerio, 2002; Lins Ribeiro, 2002), serán especialmente

relevantes para la inserción de éstos en Córdoba.

Tabla 2.1 – Población extranjera empadronada en el país por lugar de nacimiento, según sexo y grupos de edad. Año 2001

Lugar de nacimiento

Total

Sexo y grupos de edad

Varones Mujeres

Total 0 – 14 15 - 24 25 – 49 50 – 64 65 y más Total 0 - 14 15 - 24 25 - 49 50 - 64 65 y más

Total 1.531.940 699.555 37.465 61.864 252.584 175.985 171.657 832.385 36.953 74.916 306.729 187.675 226.112

AMERICA 1.041.117 477.985 31.596 55.624 227.990 105.958 56.817 563.132 31.384 68.734 282.342 113.407 67.265

País limítrofe 923.215 427.789 24.704 46.342 200.089 102.052 54.602 495.426 24.733 56.972 240.050 108.560 65.111

Bolivia 233.464 117.462 9.641 18.266 58.373 20.560 10.622 116.002 9.485 20.177 57.936 18.503 9.901

Brasil 34.712 14.504 1.294 1.748 5.180 3.443 2.839 20.208 1.206 2.102 8.316 4.127 4.457

Chiile 212.429 101.601 2.523 6.678 46.427 29.652 16.321 110.828 2.526 6.796 55.148 30.034 16.324

Paraguay 325.046 137.723 9.604 14.709 60.621 33.598 19.191 187.323 9.885 22.630 88.565 41.184 25.059

Uruguay 117.564 56.499 1.642 4.941 29.488 14.799 5.629 61.065 1.631 5.267 30.085 14.712 9.370

Fuente: INDEC 2001

30

La zona fronteriza de la provincia de Misiones, donde se concentraban, en 1991,

casi el 51,2% de todos los brasileños en el país, y el Área Metropolitana de Buenos Aires,

con 27,4% de esta población, representan las principales áreas de atracción para los

brasileños que se instalaron en el país, en este período. Los demás brasileños en la

Argentina se distribuyen de la siguiente forma: 12,1% en las provincias de Córdoba, Entre

Ríos, La Pampa, Santa Fe y en el resto de la provincia de Buenos Aires, y el casi 10%

restante por las demás provincias. Acorde al mismo censo (1991), en la provincia de

Córdoba se concentraría el 2,9% de los brasileños del país, algo así como 970 personas.

(Arruñada, 1999).

En 2001, la provincia de Misiones y el AMBA seguían siendo los principales

destinos de los brasileños en la Argentina: de los 34.712 brasileños residentes en la

Argentina, 43,4% se encontraban en Misiones y 32,7% se encontraban en el AMBA,

marcando un incremento porcentual de los brasileños en esta última área y una disminución

en relación a Misiones (INDEC. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001;

Arruñada, 1999:32-35; Frigerio, 2002:17-18).

Mapa 2. Argentina - Provincias

La principal característica de los brasileños asentados en Misiones es la

movilización de trabajadores y pequeños propietarios agrícolas del sur de Brasil que se

dirigen hacia los países vecinos en búsqueda de tierras, en un proceso de expansión de las

31

fronteras agrícolas brasileñas, de pequeños agricultores expulsados por la intensa división

y/o concentración de la tierra. La afluencia de brasileños hacia las provincias de Corrientes

y Entre Ríos obedece, a grandes rasgos, al mismo patrón, aunque en ellas la migración se

relaciona también con la expansión de grandes productores de arroz en búsqueda de tierras

más baratas (Frigerio, 2002; Haesbaert y Silveira, 1999; Sprandel, 2002).

El segundo subsistema migratorio de brasileños en dirección a la Argentina tiene

como principal punto de destino el Área Metropolitana de Buenos Aires, conformada por la

Ciudad de Buenos Aires y municipios vecinos. Este segundo flujo se diferencia

fundamentalmente del primero por su carácter urbano.

Otras características más diferencian a estos dos grupos. Entre los brasileños

radicados en la provincia de Misiones, la proporción entre los sexos es prácticamente

equitativa, 97 hombres para 100 mujeres (50,8% de mujeres), mientras que en el AMBA se

da un predominio femenino más acentuado, 59 hombres para 100 mujeres (62,9% de

mujeres). El grado de exogamia22

también diferencia a ambos grupos. Mientras 30% de los

núcleos conyugales en Misiones se conforman por ambos cónyuges brasileños, en el

AMBA sólo 4% de las parejas están conformadas únicamente por brasileños. Más de la

mitad de los núcleos conyugales se compone de mujeres brasileñas y hombres argentinos y

más de la cuarta parte por hombres brasileños y mujeres argentinas. El grado de instrucción

formal también diferencia a estos dos subgrupos, con 52% de los migrantes en Misiones

que no finalizaron los estudios primarios, y 40% de los brasileños en el AMBA que

recibieron instrucción formal hasta la secundaria o siguieron estudios universitarios

(Frigerio, 2002:18).

Los brasileños en Córdoba

Como comentado anteriormente, y según el censo realizado en 1991 por el INDEC,

en la provincia de Córdoba se encuentran poco menos que el 3% de los brasileños

radicados en el país, representados por casi 1000 personas. Según el censo 2001, no hay

cambios en los porcentajes, con 1081 brasileños viviendo en la provincia,

22

Utilizo aquí el término exogamia, en un sentido restringido y simplificado, o sea, para las uniones

conyugales civiles, religiosas o de hecho entre personas de diferente nacionalidad. Endogamia será empleado

para tratar a las uniones entre connacionales.

32

aproximadamente 3% (ver tabla 3.1). En la ciudad de Córdoba y municipios vecinos, según

estimativas del consulado local, el número aproximado de brasileños estaría entre 400 y

600 personas.

Tabla 3.1 - Población extranjera empadronada en la provincia de Córdoba por lugar de nacimiento, según sexo y grupos de

edad. Año 2001

Lugar de nacimiento

Total Sexo y grupos de edad

Varones Mujeres

Total 0 - 14 15 - 24 25 - 49 50 - 64 65 y más

Total 0 - 14 15- 24 25 - 49 50 - 64 65 y más

Total 39.561 18.540 1.439 2.142 6.064 3.686 5.209 21.021 1.335 2.304 7.029 3.722 6.631

AMERICA 22.613 10.750 1.077 1.816 5.265 1.614 978 11.863 945 1.967 6.231 1.709 1.011

País limítrofe

14.166 7.024 579 1.103 3.254 1.299 789 7.142 439 1.056 3.361 1.382 904

Bolivia 6.857 3.709 339 741 1.734 551 344 3.148 258 619 1.518 519 234

Brasil 1.081 447 89 113 141 30 74 634 51 138 270 50 125

Chile 2.923 1.403 68 106 709 341 179 1.520 52 112 801 363 192

Paraguay 1.411 540 49 66 204 127 94 871 47 107 346 204 167

Uruguay 1.894 925 34 77 466 250 98 969 31 80 426 246 186

Fuente: INDEC. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001.

La imprecisión de los números se debe a varios factores. En primer lugar, el

consulado registra el grupo familiar, o sea que los hijos no son registrados aparte y hay un

registro por adulto y no por persona. Por otra parte, se registran no sólo los residentes en

Córdoba sino los brasileños de toda la jurisdicción de ese consulado, que incluye a otras

provincias del país. Es frecuente, además, el carácter transitorio de los brasileños en la

ciudad. Algunos vienen a probar suerte, después de entablar relación de amistad o amorosa

con habitantes locales. Por otra parte, varios estudiantes universitarios se establecen

provisoriamente en la ciudad, aprovechando la relativa facilidad para ingresar a la

universidad y los costos, relativamente más bajos, comparados a los de las universidades

privadas brasileñas. No todos, además, se reportan necesariamente al consulado. Al igual

que muchos otros migrantes, muchos brasileños viven en situación irregular en el país y no

poseen la documentación local. Aunque estar indocumentado no interfiere en los derechos

de estos ciudadanos frente a su consulado, es posible que algunos teman reportarse y, por lo

tanto, no consten de los números mencionados. A pesar de eso, tuve la oportunidad de

conversar con varios brasileños indocumentados, en diferentes ocasiones, y volveré a tocar

este tema más adelante.

33

Procedencia

Entre el punto de partida y el punto de llegada, el migrante es el puente entre dos

lugares, dos naciones, dos mundos de representaciones. No es suficiente, para entenderlo

saber que salió de un país. Brasil contiene muchos ―Brasiles‖. Como punto de partida se

puede encontrar a grandes centros urbanos cosmopolitas, medianas capitales más cercanas a

la Argentina, pequeñas ciudades o pueblos, ciudades lejanas de clima tropical. Sin duda,

―gaúchos‖23

, tomadores de ―chimarrão‖24

, viven la experiencia migratoria en la Argentina

de manera diferente a los ―baianos‖. Además, en el punto de partida, muchas veces, se

puede encontrar el motivo del viaje, la lógica de la partida. Y para empezar a indagar sobre

la importancia de los puntos de partida, primero hubo que determinar cuáles eran, lo que

fue posible a partir de datos obtenidos en los cuestionarios y también a partir de registros

del consulado.

La región Sudeste de Brasil, compuesta por los estados de Minas Gerais, Espírito

Santo, Rio de Janeiro y São Paulo, es el principal punto de partida de los brasileños que

viven en Córdoba. La mitad de ellos, considerando ambos sexos en conjunto, llegó desde

esta región (ver tabla 4.1), predominando los provenientes de Rio de Janeiro y São Paulo.

La región Sur, formada por los estados de Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul, es la

segunda región más importante en el aporte de brasileños hacia Córdoba.

Aproximadamente el 30% provienen de esta región. La tercer área en importancia es la

Noreste, con poco menos de 10% del total provenientes de allí. El 10% restante se divide

entre las demás regiones (Centro-Oeste, Norte y Distrito Federal) con predominio de la

región Centro-Oeste entre éstas. La variación entre los sexos para estas proporciones no es

muy significativa (ver 4.1).

23

―Gaúcho‖ es el término utilizado, en Brasil, para nombrar a los nacidos en el estado (provincia) de Rio

Grande do Sul, el estado más austral de Brasil y lindante con Argentina y Uruguay. 24

―Chimarrão‖ es el nombre dado al mate en el sur de Brasil.

34

Mapa 3. Brasil – Regiones y Estados

Tabla 4.1 – Procedencia de los brasileños encuestados (Regiones de Brasil) 25

Región en Brasil Hombres Mujeres Ambos sexos

Sudeste (SP, RJ, MG26

) 11 (45,8%) 27 (52%) 38 (50%)

Sur (PR, SC, RS) 7(29,1%) 16 (30,7%) 23 (30,2%)

Nordeste (BA, PE, CE, RN) 2 (8,3%) 5 (9,6%) 7 (9,2%)

Centro Oeste (GO, MS) 2 (8,3%) 2 (3,8%) 4 (5,3%)

Norte (AM, PA) 1 (4,2%) 1 (2,0%) 2 (2,6%)

Distrito Federal (Brasília) 0 (0%) 1 (2,0%) 1 (1,3%)

No declara 1 (4,2%) 0 (0%) 1 (1,3%)

Total 24 (100%) 5 2(100%) 76 (100%)

Fuente: elaboración de la autora a partir de los datos recabados en los cuestionarios.

Es interesante notar que las tres regiones de donde parten preferentemente los

brasileños que vienen a Córdoba son las que abrigan los principales centros urbanos de

Brasil. En este caso, más allá de la cercanía geográfica, que lógicamente podría ser un

factor importante para el lugar de procedencia, muchos de los brasileños vienen de grandes

ciudades como São Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, o de sus zonas de influencia.

Este dato caracteriza a la población estudiada como esencialmente urbana desde su punto

25

Las siglas corresponden a los siguientes estados: Región Sur: RS, Rio Grande do Sul; SC, Santa Catarina;

PR, Paraná. Región Sudeste: SP, São Paulo; RJ, Rio de Janeiro; ES, Espírito Santo; MG, Minas Gerais.

Región Noreste: BA, Bahia; SE, Sergipe; PE, Pernambuco; PI, Piauí; MA, Maranhão; CE, Ceará; AL,

Alagoas; PB, Paraíba; RG, Rio Grande do Norte. Región Centro-Oeste: MS, Mato Grosso do Sul; MT, Mato

Grosso; GO, Goiás. DF, Distrito Federal (Brasilia). Región Norte: TO, Tocantins; PA, Pará; AP, Amapá; RR,

Roraima; AM, Amazonas; RO, Rondonia; AC, Acre. 26

Relaciono solamente las siglas de los estados desde donde parten los brasileños encuestados en Córdoba.

35

de origen. Además, sugiere la procedencia de zonas de posibles contactos con argentinos

radicados o de paseo por Brasil27

. No solamente la costa del sur (especialmente de los

estados de Rio Grande do Sul y Santa Catarina) de Brasil, sino también las playas de Rio de

Janeiro y Bahía son lugares muy buscados en la última década por los turistas argentinos

que se dirigen a Brasil28

.

Distribución por sexos y grado de exogamia

De un modo general, entre los migrantes de países limítrofes en la Argentina, las

mujeres son mayoría: de los 923.215 censados en 2001, 563.132 son del sexo femenino y

427.789 del sexo masculino. Es posible observar en la tabla 1.1 que entre los 34.712

brasileños censados en la Argentina en 2001 también predominan las mujeres, (20.208

mujeres para 14.504 hombres) que representan el 58% de la población de brasileños en el

país. En la provincia, según los datos del mismo censo, esta proporción prácticamente se

repite, con cerca de 59% de mujeres. Los datos que obtuve en los registros del consulado y

en las encuestas sugieren que esta característica se encuentra aún más marcadamente entre

los brasileños que viven en la ciudad de Córdoba y zonas de influencia.

El marcado predominio femenino, registrado a partir de la convivencia y de la

observación, vuelve a notarse en las demás fuentes. Entre los 128 brasileños residentes en

la ciudad y municipios vecinos, registrados en el consulado29

entre octubre de 2001 y

diciembre de 2002, sólo 40, cerca de 31%, eran del sexo masculino (ver tabla 3.1).

Confirmando esa tendencia, de los 76 brasileños que contestaron al cuestionario aplicado

por mí entre octubre de 2001 y marzo de 2003, sólo 23 eran del sexo masculino, también

cerca de 31% (ver tabla 5.1). En ambos casos, hay más del doble de mujeres (casi 69%) que

de hombres. Estas proporciones, juntamente con el carácter urbano de nuestro lugar de

estudio, acercan esta población a las características mencionadas previamente para el grupo

descrito por Hasenbalg y Frigerio (1999) en el Área Metropolitana de Buenos Aires.

27

Alejandro Frigerio también relaciona la migración brasileña en el AMBA con el intenso flujo turístico que

se dio entre Brasil y Argentina en las dos últimas décadas (Frigerio, 2002:19). 28

El impacto en Brasil del creciente flujo turístico de argentinos en los años 90‘ es tratado de manera muy

interesante por Lilian Schmeil en su trabajo sobre la playa de Canasvieiras en Florianópolis (Schmeil,

2002:71-91).

36

Tabla 5.1 - Distribución por sexo entre los encuestados

Hombres 24 31,6 %

Mujeres 52 68,4%

Total de brasileños encuestados entre octubre de 2001 y

marzo de 2003

76 100%

Tabla 6.1 - Distribución por sexo entre los registrados en el consulado

Hombres 40 31,2%

Mujeres 88 68,7%

Total de brasileños residentes en Córdoba, registrados

en el consulado entre octubre de 2001 y diciembre de

2002.

128 100%

Sin embargo, este dato parece aún más interesante si lo comparamos con otros

grupos de migrantes. Entre los bolivianos en Córdoba, estudiados por Domenach y Celton,

los números de hombres y mujeres son prácticamente equivalentes, con un pequeño

predominio masculino (Domenach y Celton, 1998:49).

Por otra parte, en un estudio sobre migrantes latinoamericanos en São Paulo, basado

en los registros del archivo del Centro Pastoral dos Latinoamericanos dependiente de la

Iglesia Católica, Sidney da Silva encuentra la siguiente composición por sexo entre los

migrantes argentinos: casi 75% de hombres contra poco más de 25% de mujeres, en

proporción casi inversa a la referida para los brasileños en Córdoba. (Silva, 1999:26-27).

En este grupo, otra característica interesante para la comparación y análisis es el grado de

exogamia, que se diferencia sustancialmente de lo que ocurre en Córdoba y que comentaré

a seguir.

29

Los consulados brasileños tienen un registro de todos los brasileños que se acercan a esta institución, bajo

el nombre de ―matrículas‖. Tuve acceso a este registro durante el período mencionado.

37

Tabla 7.1 - Estado civil de los brasileños encuestados y nacionalidad de los respectivos cónyuges

Brasileños

encuestados

Total Solteros Con

cónyuge

argentino

Con

cónyuge

brasileño

Separado/a

(No declara la

nacionalidad

del ex–

cónyuge o ex–

cónyuge de

otra

nacionalidad)

Separado/a

de cónyuge

argentino

No declara

la

nacionalidad

del cónyuge

o con

cónyuge de

otra

nacionalidad

.

Hombres 24 (100%) 12 (50%) 9 (37,5%) 2 (8,3%) 0 0 1 (4,2%)

Mujeres 52 (100%) 12 (23%) 31 (59,6%) 3 (5,8%) 1 (2%) 3 (5,7%) 2 (3,8%)

Ambos sexos 76 (100%) 24 (31,6%) 40 (52,6%) 5 (6,6%) 1 (1,3%) 3 (3,9%) 3 (3,9%)

Analizando el estado civil de los brasileños encuestados (ver tabla 7.1), pude

observar que entre los hombres prevalecen los solteros: la mitad de los encuestados está en

esta situación. Bastante diferente es la situación de las mujeres a este respecto, con sólo

23% de solteras.

Además, es posible observar que, tomando en conjunto a ambos sexos, más de la

mitad de los encuestados (52,6%) conviven con cónyuges argentinos. El grado de exogamia

de las mujeres, casi el 60%, es bastante superior al de los hombres, con poco más que 37%

de éstos refiriendo cónyuge de nacionalidad argentina. En esta categoría se encuentra

también un varón homosexual que mantenía núcleo conyugal con un argentino. Por otra

parte, casi el 6% de las mujeres declara una relación anterior con cónyuge argentino, lo que

incrementa el carácter exogámico de las brasileñas. En todos los casos, las parejas

conformadas solamente por brasileños representan menos del 9%.

Volviendo a las comparaciones, esa tendencia predominante de formación de

núcleos conyugales con argentinos no se da necesariamente para otros grupos de migrantes.

Entre los bolivianos radicados en Córdoba más del 70% de las uniones conyugales son

endogámicas, y entre las mujeres esa tendencia es aún más notoria (Domenach y Celton,

1998:58).

Igualmente, en el estudio de Silva (Silva, 1999:26-27) sobre los argentinos

radicados en São Paulo, sólo 4,5% está ligado a un cónyuge brasileño. Por otra parte, y

como he mencionado en este capítulo, entre los brasileños radicados en el AMBA más de la

mitad de las parejas está formada por mujeres brasileñas y hombres argentinos, y poco más

38

de la cuarta parte está formada por hombres brasileños y mujeres argentinas, valores

bastante parecidos a los de Córdoba. Este panorama se diferencia profundamente de lo que

sucede con los argentinos en São Paulo, de los bolivianos en Córdoba y de los brasileños en

Misiones.

Esta comparación es bastante sugestiva. Por un lado, acerca nuevamente, debido a

esta característica, el grupo de brasileños en Córdoba al que vive en el AMBA, y por otro lo

diferencia absolutamente del grupo de argentinos que vive en São Paulo. No parece

sorprendente que los brasileños y las brasileñas, que son mayoría en esta población, se

relacionen preferentemente con argentinos, tal cual sucede en Buenos Aires. Pero es

interesante notar que lo mismo no ocurre cuando son los argentinos los que están radicados

en una ciudad brasileña y no al revés. En términos antropológicos, entonces, es posible

suponer una tendencia a la virilocalidad entre las parejas formadas por argentinos y

brasileñas.

Edad

En relación a las edades (ver tabla 8.1), pude observar que la gran mayoría de los

brasileños encuestados se ubica en el grupo de 25 a 49 años de edad. Considerando ambos

sexos, más de 67% se incluye en esta categoría, con un leve predominio de las mujeres en

ese grupo (71,1%). El segundo grupo más importante es el de 15 a 25 años, con poco

menos de 30% de los brasileños de ambos sexos en esta categoría. En este caso,

predominan los hombres con poco menos de 40%. De modo general, los hombres son un

poco más jóvenes que las mujeres. Eso se debe a que, proporcionalmente, es significativo el

número de hombres que se encuentran en Córdoba para llevar a cabo estudios

universitarios.

Comparando los datos referentes a las edades de los migrantes brasileños en

Córdoba con los datos generales del censo de 2001 (Indec, 2001), acerca de los brasileños

en toda la Argentina, es posible observar algunas similitudes y diferencias. Según esta

fuente, el grupo de edades en donde se concentran principalmente los brasileños en el país

es el de 25 a 49 años, pero el porcentaje de brasileños en ese grupo es bastante inferior al de

Córdoba: 38% de ambos sexos ubicados en esa franja de edades. El segundo grupo de

39

edades para todo el país es también el de 15 a 24 años, con 23% de la población total

ubicada en el mismo. Una diferencia importante de los datos de Córdoba respecto a los de

todo el país, según el censo de 2001 se refiere a los que tienen más de 50 años de edad.

Mientras que a partir de los datos recabados en Córdoba el porcentaje de brasileños

ubicados en ese grupo es muy poco significativo, en los datos para todo el país ese grupo

representa el 25% de la población (teniendo en cuenta a los que tienen entre 50 y 64 años y

los de más de 65 años).

Tabla 8.1 -Edades entre los encuestados.

Grupos de Edad (en años) Hombres Mujeres Ambos sexos

0-14 0 (0%) 0 (0%) 0 (0%)

15-24 9 (37,5%) 12 (23%) 21 (27,6%)

25-49 14 (58,3%) 37 (71,1%) 51 (67,1)%

50-64 1 (4,2%) 1 (1,9%) 2 (2,6%)

65 y más 0 (0%) 0 (0%) 0 (0%)

No declara 0 (0%) 2 (3,8%) 2 (2,6%)

Total 24 (100%) 52 (100%) 76 (100%)

Por las características de la recolección de los datos en Córdoba, no dispongo de

números exactos acerca de los niños brasileños que viven en la ciudad, ni tampoco su edad

precisa. Del total de 24 hombres encuestados, 5 (20,8%) refirieron tener entre 1 y 2 hijos en

Córdoba, sumando 8 los niños hijos de hombres brasileños encuestados. Dos de estos niños

habían nacido en Brasil, tres en Córdoba y no hubo especificaciones acerca de los otros

dos. A su vez, 19 de las 52 mujeres (36,5%) declararon tener entre 1 y 4 hijos en Córdoba,

sumando 37 niños y adolescentes en total, de los cuales 10 habían nacido en Brasil.

Sumando estos 12 niños al total de encuestados, es posible calcular que los niños, menores

de 14 años en su mayoría, representan aproximadamente el 14% de la población, en una

proporción que dobla a la encontrada para este grupo de edad en el censo nacional de 1991

para los migrantes brasileños en toda la Argentina (aproximadamente 7% entre ambos

sexos). De todos modos, en términos numéricos este dato puede ser empleado apenas para

dar una idea general acerca de la población estudiada. En el trabajo de campo, sin embargo,

pude observar que era frecuente la presencia de niños, hijos de brasileños y principalmente

de brasileñas.

40

Nivel de Escolaridad

El nivel de instrucción formal de los brasileños en Córdoba, según sus respuestas en

las encuestas, es más alto que el referido para los migrantes brasileños en Misiones y

también a lo encontrado por Hasenbalg y Frigerio (1999) para el AMBA (Frigerio,

2002:18).

Entre los hombres encuestados (ver tabla 9.1), la mayoría declaró haber estudiado

por lo menos hasta alguna etapa del secundario, con sólo dos declarando el nivel primario30

(8,3%), otro con estudios secundarios incompletos y dos de ellos estudiantes secundarios,

sumando 25% entre los que cursaron o cursan la secundaria en alguna de sus etapas. La

proporción de los que refirieron estudios universitarios completos, incompletos o en curso

sumados se acerca al 70%, este hecho está relacionado con los estudiantes que vienen a

cursar carreras universitarias en la ciudad. Entre las mujeres (ver tabla 9.1), el nivel de

escolaridad es menor que entre los hombres, más del 17% afirma haber estudiado sólo hasta

la primaria y las que estudiaron hasta alguna etapa de la secundaria suman

aproximadamente 40%. La proporción de aquellas que declararon haber cursado estudios

universitarios o terciarios completos o incompletos es de menos de 40%.

Tabla 9.1 – Nivel de escolaridad

Nivel de escolaridad Hombres Mujeres

Primario 2 (8,3%) 9 (17,3%)

Secundario incompleto o en curso 3 (12,5%) 3 (5,7%)

Secundario 3 (12,5%) 18 (34,6%)

Universitario incompleto o en curso 10 (41,6%) 12 (23%)

Universitario 6 (25%) 8 (15,3%)

No declara 0 (0%) 2 (3,8 %)

Total de hombres 24 (100%) 52 (100%)

Es importante recordar que los datos recabados en los cuestionarios no pueden ser

completamente corroborados (con documentación escolar, por ejemplo), en el sentido de

comprobación de veracidad. Las respuestas dadas son parte de una construcción de sí

30

En Brasil, los primeros ocho años en la escuela (a partir de los 7 años de edad) conforman el primeiro grau,

los tres años restantes conforman el segundo grau, llamado comúnmente secundário o colegial. De todos

modos, es frecuente que las personas sigan haciendo referencia al primario como los 4 primeros años de

instrucción del primeiro grau.

41

mismos que los encuestados llevan a cabo como imagen posible de ser presentada

públicamente. En este sentido, los resultados referentes a la escolaridad pueden tener

diferentes interpretaciones posibles. En el caso de los que refieren estudios universitarios y

cursan actualmente una carrera universitaria, la coherencia de los datos nos lleva a creer

que ésta sea realmente su condición. La mayoría de los demás encuestados, como

comentaré más adelante, trabaja informalmente y puede o no tener el nivel de escolaridad

referido. Una explicación posible es que, históricamente en Brasil, los contingentes más

desfavorecidos social y culturalmente se constituyen en migrantes internos, saliendo

principalmente de las zonas rurales empobrecidas de la región nordeste hacia los centros

urbanos del sudeste. La migración internacional, especialmente si se excluye a la migración

entre zonas de frontera, implica mayores recursos, tanto económicos como culturales, y por

lo tanto sería de suponerse que los brasileños en Córdoba presentaran un perfil de

instrucción formal superior a los brasileños en Misiones. Además, como visto con el tema

de la procedencia, los brasileños en Córdoba provienen mayormente de centros urbanos, en

donde la instrucción escolar es más accesible que entre la población rural, que constituye la

mayor parte de los brasileños en Misiones.

Motivos para la migración

A pesar de acompañar a la especie humana desde sus orígenes31

, el fenómeno

migratorio dentro del contexto de las comunidades nacionales posee, en cierta forma, una

imagen construida como un carácter de aberración32

. Es por esa razón que la búsqueda por

las causas de este fenómeno se muestra también como la búsqueda de excusas para algo

considerado como ―no natural‖ o ―no lógico‖. Como dice Sayad, ―estos factores no son

31

―Si se admite que el nomadismo y la vida pastoril fueron los primeros modos de existencia humana,

¡resulta ser la sedentarización lo que constituye una ruptura del proceso migratorio y no a la inversa!‖

(Domenach y Picouet, 1996:3-4). 32

A ese respecto recurro a las aseveraciones de Sayad, quien remarca la ruptura que representa la migración

en la lógica de las naciones ―Presencia fundamentalmente ilegítima en sí, o sea, en relación a lo político o en

relación a las categorías de nuestro entendimiento político que reposa por entero en la distinción entre

nacional y no-nacional, la presencia del migrante (que, idealmente y para la realización completa de la

categoría de nación, no debería existir) traduce una especie de límite a la perfección esperada del orden

nacional, el orden de la inmigración alterado por la presencia de no-nacionales y el orden de la emigración

que también sufre, a su vez, por la ausencia de sus nacionales –ausencia tan fundamentalmente ilegítima y

del mismo orden de ilegitimidad que la presencia del migrante: un límite que no tiene legitimación posible

excepto aquella proveniente del trabajo‖ (Sayad, 1998:269-270).

42

simplemente explicativos (...) tienen igualmente una función de legitimación, o sea, de

argumentos que deben justificar una presencia que, de otra forma, sería impensable, e

incluso escandalosa, bajo todos los puntos de vista, intelectual, política, cultural,

éticamente, etc...‖ (Sayad, 1998:17).

Indagué, a través de los cuestionarios, por qué los brasileños vinieron a Córdoba.

Aunque hubo varias preguntas no contestadas, prácticamente ninguno de los encuestados

dejó de contestar a esta pregunta. Abajo, relaciono las principales respuestas.

Entre los hombres encuestados (ver tabla 10.1), el principal motivo declarado para

migrar se relaciona al establecimiento de lazos familiares o afectivos con argentinos/as.

Poco más del 45% se encontraba en esta situación. La mitad de éstos vinieron debido a

relaciones afectivas o matrimonio con argentina/o, y la otra mitad vino en la infancia,

acompañando madre o padres.

La segunda principal causa para la migración entre los encuestados del sexo

masculino fue el estudio. Cerca de 30% de los brasileños afirmaron haber venido por esta

causa y el área de la salud prevaleció como carrera de estudio, con casi 60% de los que

vinieron para estudiar volcados a esta área. Entre los siete brasileños que declararon esta

razón, cuatro estudiaban medicina. Los demás se distribuían de la siguiente forma: uno de

ellos estaba en la ciudad por un período corto, por intercambio universitario, otro estudiaba

publicidad y el tercero había venido a estudiar pero finalmente trabajaba en bares o como

carpintero. Los que, además, tenían parientes en la Argentina representaban cerca de 30%

de la muestra y eran, justamente, los dos últimos mencionados

El trabajo fue el tercer motivo declarado por los hombres para migrar. Cinco

brasileños (20,8%) contestaron haber venido para trabajar, por una propuesta de trabajo o

trasladados por la empresa. Entre los cinco que vinieron por motivo de trabajo, tres (60%)

estaban casados con argentinas. Finalmente, uno de los encuestados era sacerdote católico y

fue trasladado por su congregación.

Tabla 10.1 – Motivos para la migración entre los hombres

Debido a lazos familiares o relaciones afectivas estables

con argentinos

11 45,8%

Para estudiar 7 29,2%

Para trabajar o trasladado por la empresa 5 20,8%

Sacerdote católico trasladado 1 4,1%

Total de hombres 24 100%

43

El panorama entre las mujeres es similar en cuanto a los principales motivos para

migrar y al orden de importancia en que aparecen, pero varían los porcentajes. Lazos

afectivos o familiares, en primer lugar, el estudio en segundo y una oferta o la búsqueda de

trabajo en tercer lugar, son las principales razones afirmadas entre éstas para haber venido a

vivir a Córdoba.

Entre las mujeres (ver tabla 9.1), las relaciones familiares o afectivas fueron el

principal motivo para migrar. En esa categoría se incluyen más de 60% (32 de 52) de las

encuestadas. Treinta de las 52 mujeres encuestadas (aproximadamente 58% del total) se

instalaron en la ciudad debido a una relación afectiva estable con argentinos, una de ellas

por una relación con un uruguayo radicado en la ciudad (en el momento de la encuesta

estaba ya separada) y una vino a Córdoba acompañando a su madre, argentina.

Poco menos del 20% de las mujeres declaró haber venido para estudiar. El área de

la salud también aparece como la más atractiva para las estudiantes. De las diez estudiantes,

tres vinieron a estudiar medicina, una, diagnóstico por imágenes y una, psicología. Una

vino por algunos meses a través del sistema de intercambio universitario, dos eran

estudiantes de turismo y publicidad, respectivamente, y otra no especificó la carrera. Una

de ellas estudiaba en un instituto preparatorio para el ingreso a la carrera de medicina y otra

era estudiante secundaria. Seis de las estudiantes (60%) presentaban, además, otras razones

para estar en Córdoba, cuatro tenían familiares argentinos que residían en Córdoba y dos

habían venido también para estar con sus parejas. Poco menos del 12% de las mujeres

declaró la búsqueda o una oportunidad de trabajo como razón para migrar.

Finalmente, tres mujeres (menos del 6%) migraron acompañando sus maridos

brasileños que habían sido trasladados por razones de trabajo, y una era religiosa católica y

había sido trasladada por su congregación.

Tabla 11.1 – Motivos para la migración entre las mujeres

Debido a lazos familiares o relaciones afectivas estables

con argentinos 33

32 61,5%

Para estudiar 10 19,2%

Para trabajar 6 11,5%

Por traslado de trabajo del marido 3 5,8%

Religiosa católica trasladada 1 1,9%

Total de mujeres 52 100%

33

En esta categoría se incluye una mujer casada con un uruguayo radicado en Córdoba.

44

De un modo general, entre los encuestados se da un predominio de aquellos que

migran a Córdoba por razones personales, familiares o afectivas. Entre las mujeres esa

tendencia es aún más notable. En las demás categorías (estudiantes y los que migran por

razones de trabajo) las relaciones afectivas o familiares con argentinos también se suman a

la hora de decidirse por la permanencia en la ciudad.

Este dato nos permite pensar a la migración brasileña en Córdoba como relacionada

mayormente con el contacto previo entre brasileños y argentinos, sea debido al movimiento

de personas entre ambos países debido al turismo, sea como consecuencia del regreso de

exmigrantes argentinos en Brasil.

En esta última categoría están los que nacieron en Brasil durante el período en que

sus padres vivían en ese país, y que regresan, aun siendo niños, acompañando uno o ambos

padres. En ese caso, el ser brasileño sólo se refiere al lugar de nacimiento, ya que estas

personas vivieron la mayor parte de sus vidas en Argentina, con familiares argentinos y sin

contacto con otros brasileños:

R: ¿Hace cuánto tiempo vivís en Córdoba?34

J.C: Hace cuatro meses, y en la Argentina, toda la vida.

R: ¿Por qué migraste?

J.C: Porque tengo mis padres en la Argentina y siempre viví en la Argentina (Juan

Carlos, 17 años, estudiante secundario)

R: ¿Por qué viniste a la Argentina?

G: Mis padres se separaron y mi madre, ella es argentina, volvió a la Argentina y

me trajo con ella. (Gabriel, 21 años, desde los 3 viviendo en Córdoba, estudiante

universitario)

También se incluyen aquellos que, a pesar de la permanencia de sus padres

argentinos en Brasil, vienen a vivir con otros parientes, buscando oportunidades de estudio

o trabajo, al ritmo de la oscilación de las crisis económicas brasileñas y argentinas.

34

Todas las entrevistas, conversaciones y gran parte de las respuestas a los cuestionarios se hicieron en

portugués. Las traducciones al castellano, hechas por mí, tienen por objetivo facilitar la comprensión al lector.

45

Es significativo el número de personas, especialmente mujeres, que están en

Córdoba a causa de una relación amorosa con argentinos, dato que se confirma de manera

notoria en el trabajo de campo. Como se ha visto anteriormente, el nivel de exogamia en

esta población es bastante significativo (ver tabla 7.1): 52,6 % para ambos sexos, con casi

el 60% de las mujeres refiriendo cónyuge argentino.

Ocupación

Exceptuando a los estudiantes universitarios que reciben apoyo económico de sus

familias desde Brasil y a los que fueron trasladados por una empresa que ya los empleaba

en el país de origen, la mayoría de los brasileños en Córdoba trabaja informalmente, sin

vínculo de dependencia con un empleador, confirmando la tendencia sugerida por el

informe del consulado. Según esta fuente, de los brasileños registrados, una pequeñísima

minoría tiene empleo formal, alrededor de un 5%. Los demás son estudiantes, amas de casa,

o viven de trabajos temporarios y/o informales.

También se registra un pequeño número de religiosos, entre monjas, curas, pastores

evangélicos y por lo menos una ―mãe de santo35

‖, cerca de 10 personas, en total.

Ocho brasileños se encontraban en julio de 2003 internados en la colonia

psiquiátrica de Oliva, cinco mujeres y tres hombres. Tres de ellos con ingreso por condena

judicial e internados por período indefinido porque el hospital ―no tenía donde enviarlos‖.

Uno de estos casos será tratado con mayor detenimiento en el capítulo 4, que aborda las

diferencias de status legal entre los brasileños. También se encontraban por lo menos dos

brasileños en la cárcel: uno esperando ser juzgado en Bower y otro ya condenado en la

Cárcel San Martín.

Abordo, abajo, las ocupaciones de los brasileños según las respuestas al

cuestionario, relacionándolas con los motivos de la migración.

1) Entre los hombres que afirmaron haber migrado por una relación afectiva, las

ocupaciones son variadas. Carlos trabaja en mantenimiento de computadoras, Wilson es

profesor de capoeira36

, Josué trabaja esporádicamente en ventas, pintura o arreglo de casas,

35

Ver nota 18 en el apartado Materiales y métodos de la Introducción . 36

La capoeira es un tipo de danza-lucha de origen afrobrasileño.

46

Daniel es socio en una editorial, Adriano es artesano y Mario trabaja como empleado, sin

mayores especificaciones. De los que vinieron en la infancia, todos son estudiantes: dos

estudiantes secundarios y tres universitarios (estudian plástica, geología y fisioterapia,

respectivamente, todos en la Universidad Nacional de Córdoba).

2) Como fue referido anteriormente, entre los hombres que declararon haber

migrado para estudiar, cuatro estudian medicina, Marcos estudia publicidad, Renato es

estudiante universitario de intercambio, y César había abandonado los estudios y trabaja

como carpintero y como mozo.

3) De los hombres que declararon haber venido específicamente en búsqueda de

trabajo, dos trabajan en hoteles y restaurantes, como mozos o recepcionistas, y Alexandre

realiza tareas administrativas en un negocio de los tíos, argentinos. De los dos trasladados,

Odair ejerce un cargo directivo en una industria y el Ricardo es gerente de una agencia de

viajes.

Tabla 12.1 – Ocupación entre los hombres

Estudiante universitario 9 37,5%

Estudiante secundario 2 8,3%

Mozo y recepcionista de hotel 2 8,3%

Técnico en computación 1 4,2%

Carpintero y mozo 1 4,2%

Gerente de agencia de viajes 1 4,2%

Socio de un editorial 1 4,2%

Profesor de capoeira 1 4,2%

Empleado 1 4,2%

Auxiliar en negocio familiar 1 4,2%

Ejecutivo (Director local de una

industria brasileña)

1 4,2%

Trabajos esporádicos (ventas,

pintura y pequeños trabajos de

albañilería)

1 4,2%

Sacerdote católico 1 4,2%

Artesano 1 4,2%

Total de hombres 24 100%

4) Entre las brasileñas que vinieron por lazos afectivos o familiares, para acompañar

o reunirse con novios o maridos argentinos, las principales ocupaciones son según sus

47

respuestas: profesora de portugués (6), ama de casa (4), sin ocupación37

(4) y vendedora

(3). Otras ocupaciones fueron: auxiliares de los maridos en negocios familiares —en una

productora de televisión y en una verdulería— (2), cocinera o empleada doméstica (3),

peluquera o manicura (2), profesora de samba (1), bailarina (1) y estudiante universitaria

(1). Sonia, que migró para reunirse con el cónyuge uruguayo radicado en Córdoba, trabaja

como administrativa en un establecimiento textil del ahora exmarido, y Marta, quién migró

para acompañar a su madre, argentina, es empleada en una empresa de gastronomía.

5) Como ya fue mencionado, entre las mujeres que declararon haber venido a

Córdoba para estudiar, Patricia, Juliana y Rita vinieron a estudiar medicina, Aline vino a

estudiar diagnóstico por imágenes y Carla psicología, Simone era estudiante de

intercambio, Andrea y Paula estudiaban, respectivamente, publicidad y turismo. Naira no

especificó la carrera universitaria que estudiaba, Carolina era estudiante secundaria y

Márcia estudiaba en un instituto preparatorio para ingresar a medicina.

6) De las tres mujeres que refirieron haber venido de Brasil acompañando a los

maridos trasladados por el trabajo (dos de ellos brasileños y el tercero francés), Sandra

trabajaba como profesora de portugués, Ana Maria declaró ser ama de casa y Gisele no

declaró ocupación.

7) De las seis mujeres que afirmaron haber migrado para trabajar, Rosa vino

trabajando en un circo y posteriormente fue ama de casa y cocinera; Dagmar era bailarina y

después de diez años en la Argentina finalmente regresó a Brasil; Isabela vino a trabajar en

un taller de joyas y seguía en esta ocupación; Silvana era vendedora ambulante y viajaba

permanentemente a Brasil. Shirley y Djanira vinieron en búsqueda de trabajo, la primera

era empleada doméstica y lo seguía siendo, y la otra trabajó en una peluquería y después

como cocinera.

Tabla 13.1 – Ocupación entre las mujeres

Estudiante universitaria o terciaria 8 15%

Profesora de portugués 7 13,4%

Ama de casa 6 11,5%

Sin ocupación 6 11,5%

Vendedora 4 7,7%

Auxiliar en negocio familiar 3 5,7%

37

Esta categoría es de las encuestadas.

48

Bailarina 2 3,8%

Empleada doméstica 2 3,8%

Cocinera 2 3,8%

Estudiante de instituto preparatorio

para ingreso a medicina

1 2,0%

Estudiante secundaria 1 2,0%

Secretaria 1 2,0%

Profesora de samba 1 2,0%

Vendedora ambulante 1 2,0%

Empleada en un taller de joyas 1 2,0%

Empleada en una empresa de

gastronomía

1 2,0%

Religiosa católica (monja) 1 2,0%

Autónoma 1 2,0%

Peluquera y cocinera 1 2,0%

Manicura y tareas de limpieza 1 2.0%

No declara 1 2,0%

Total 52 100%

Las ocupaciones referidas por los encuestados permiten entrever algunos nichos

posibles de actuación para los brasileños, en donde sería más viable o más ventajoso

trabajar.

Ocupadas como docentes, vendedoras, cocineras, peluqueras y manicuras,

empleadas domésticas, amas de casa, bailarinas o trabajando en un negocio familiar, las

mujeres ocupan tareas consideradas tradicionalmente femeninas, poco remuneradas y

ubicadas en el mercado informal de trabajo. El manejo del idioma nativo, el portugués,

representa un capital cultural disponible para aquellas que recibieron una educación formal

secundaria o universitaria y una de las pocas ventajas competitivas posibles en el mercado

de trabajo. Algo similar se da con la profesora de samba, el profesor de capoeira y las

bailarinas, que emplean el conocimiento de estilos de baile considerados típicamente

brasileños y la legitimación de ser considerados idóneos en esta tarea por ser nativos de

Brasil para conseguir trabajo. Asimismo, entre las profesoras de portugués38

, exceptuando

aquellas pocas que enseñan en escuelas secundarias o en algunas universidades, no es

38

Aunque no surge a través de las encuestas, encontré algunos hombres que también se desempeñan como

profesores de portugués y su situación es similar a la de las mujeres.

49

común el vínculo formal con el lugar de trabajo39

. Eso implica inestabilidad laboral, no

recibir remuneración en las vacaciones, no disponer del derecho a licencia por maternidad y

por enfermedad y, en algunos casos, supone descuento del salario de los días feriados. Este

sistema funciona y ha funcionado40

, incluso en instituciones brasileñas y de cierto prestigio,

como la sucursal de la Funceb41

que existió en la ciudad entre 1996 y 2001.

El trabajo en hoteles o restaurantes relaciona las tareas de los brasileños con el área

de entretenimiento y turismo y sugiere una extensión de las relaciones laborales

establecidas entre brasileños y argentinos debido a los viajes vacacionales.

Los estudiantes forman un grupo importante, representando la segunda razón

declarada para migrar tanto para hombres como para mujeres, en este caso por un tiempo

determinado, el del cursado de los estudios. Entre los varones, esa es la principal ocupación

e incluye a casi 46% de los encuestados. Las carreras relacionadas con la salud y la

medicina, en especial, surgen como áreas preferenciales de estudio. Esa tendencia podría

explicarse por la mayor facilidad para el ingreso a la universidad pública en la Argentina,

comparativamente con Brasil, y por un reconocimiento de Córdoba como polo universitario

importante. Una mayor circulación de información en lo relativo a carreras y becas, a partir

de la formación del Mercosur, también pueden haber incidido en ese fenómeno.

Podemos observar que los hombres están, de un modo general, en mejor situación

que las mujeres. Entre estos, más allá del alto grado de estudiantes, pudimos encontrar a un

director de industria y un gerente de turismo, un propietario de una editorial, un sacerdote.

El técnico en computación, quien había venido juntamente con la esposa, argentina, tenía

formación universitaria completa en astronomía y estaba visiblemente subocupado,

trabajando por cuenta propia en asistencia técnica.

39

En algunas instituciones se solicita a la profesora que se inscriba en la AFIP (Administración Federal de

Ingresos Públicos) como autónoma; en ese caso, a los inconvenientes mencionados, súmase el descuento para

el pago de impuestos que queda exclusivamente a cargo de las profesoras. 40

Por lo menos a partir de 1995, según mis informantes. No dispongo de información anterior a ese período. 41

Fundación ―Centro de Estudos Brasileiros‖, institución dedicada a difundir la lengua y cultura de Brasil,

vinculada a la Embajada de Brasil en Argentina. La sucursal cordobesa de la Funceb funcionó entre 1996 y

2001 impartiendo cursos de portugués.

50

Tiempo de radicación42

Es posible observar, entre los encuestados, un predominio de los que llegaron desde

Brasil hace menos de 5 años. Considerando ambos sexos, el porcentaje de esta categoría

suma casi el 69% e incluye a todos los estudiantes. En el otro extremo, entre los que están

desde hace más de 10 años en Córdoba se encuentran, entre los hombres, los que vinieron

en la infancia y, entre las mujeres, las que vinieron debido a la formación de núcleo

conyugal con argentino. Ninguno de los encuestados refirió haber llegado a Córdoba hace

más de 17 años atrás.

El tiempo de radicación es uno de los elementos que influye en los capitales

acumulados por los migrantes. El conocimiento acumulado con el transcurrir de los años,

acerca de las peculiaridades del nuevo entorno y de las formas de actuar acorde al mismo,

confieren al migrante radicado por más tiempo un mejor manejo de ese entorno, una mayor

capacidad de adecuación. Es posible, también que en función de un mayor tiempo de

radicación pueda incrementar sus redes sociales, el manejo del idioma y otros factores que

representan ventajas en relación a los recién llegados.

Tabla 14.1 – Período transcurrido en Córdoba desde la llegada.

Período transcurrido

desde la llegada

Hombres Mujeres Ambos sexos

Menos de 6 meses 4 (16,6%) 7 (13,5%) 11 (14,9%)

6 meses a 2 años 8 (33,3%) 17 (32,7%) 25 (33,8%)

más de 2 años a 5

años

4 (16,6%) 12 (23,0%) 15 (20,2%)

más de 5 años a 10

años

4 (16,6%) 11 (21%) 15 (20,2%)

más de 10 años a 20

años

4 (16,6%) 5 (9,6%) 8 (10,8%)

Total 24 (100%) 52 (100%) 76 (100%)

42

Así como referí para el empleo de ―residente‖, a menos que lo aclare, el término será empleado en el

sentido de ―los que viven‖ en la ciudad y no corresponde al empleado por el aparato burocrático del Estado,

como ―los que tienen permiso legal de radicación‖.

51

Perfil de los brasileños en Córdoba

A partir de los tópicos tratados anteriormente es posible esbozar un perfil provisorio

y aproximado del grupo estudiado. Como fue remarcado al principio de este capítulo, no es

mi intención en el presente trabajo realizar un estudio demográfico. Asimismo, la

transformación de los datos de los 76 cuestionarios contestados por los brasileños en

números y porcentajes es parte de la construcción de este objeto de estudio y posibilita

visualizar a este grupo humano, en este caso, de manera panorámica. Esta tarea es

importante para resaltar lo específico de este grupo al compararlo con otros. Esta síntesis,

aunque necesaria, deja de lado los detalles y diferencias.

El perfil provisorio de los brasileños en Córdoba, a grandes rasgos, muestra a un

grupo de personas de clase media y clase baja que proviene principalmente de las regiones

sur y sudeste —menos frecuentemente que de la nordeste— de Brasil43

, principalmente

mujeres44

, con edades entre 25 y 49 años, que viajan solas o con hijos, entre las cuales se

destaca la presencia recurrente de uniones conyugales con argentinos y que se ocupan

preferentemente en la actividad informal y en tareas mal remuneradas. Los móviles para la

migración de este grupo no se fundan, grosso modo, en cuestiones económicas, sino

principalmente en relaciones previas, amorosas, de amistad o familiares con argentinos y,

en segundo lugar, en la realización de estudios universitarios en la ciudad. Los hombres

más que las mujeres y los de clase media45

más que los de baja, se encuentran relacionados

con este último móvil. Su estadía en la ciudad, en la mayoría de los casos, no ha llegado a

los 5 años, y en los demás casos no es superior a los 20 años.

43

Por otra parte, vemos que esas regiones de Brasil son lugar de partida común para otros destinos

internacionales. Angela Torresan, quien ha estudiado a los brasileños en Londres, también destaca las

regiones Sudeste, Sur y Noreste como las originarias de los migrantes (Torresan, 1995:35). Es posible pensar

que, al representar el lugar de ubicación de las ciudades más urbanizadas e industrializadas del país, sus

habitantes puedan acceder a condiciones económicas y culturales que permitan emprender un proyecto de

migración internacional. 44

Domenach y Picouet (1995:90), basados en un informe de Naciones Unidas, afirman que la presencia

femenina se ha incrementado de manera general en los flujos migratorios modernos provocando una

progresiva feminización de la migración. 45

Siguiendo la perspectiva de Pierre Bourdieu, empleo el término clases como un conjunto de agentes que

ocupan posiciones semejantes, prácticas y tomas de decisión semejantes, teniendo en cuenta el entramado

multivariado que conforma el campo social. Esta clasificación se construye a partir de la identificación de las

posiciones que los agentes ocupan en relación al capital económico, simbólico, cultural y social. Estas clases

se actualizan en espacios específicos de relaciones. (Bourdieu, 1988)

52

Es posible que las diferencias entre los sexos sean las más significativas del

conjunto de relaciones consideradas. En lo referente al nivel de escolaridad, según los datos

de la encuesta, casi el 70% de los hombres encuestados cursan o cursaron estudios

universitarios en comparación con menos de 40% de las mujeres en la misma situación. Por

otra parte, el 50% de los hombres es soltero contra sólo 23% de las mujeres en la misma

situación. Respecto a la unión con cónyuge argentino, prácticamente el 60% de las mujeres

se encuentra en esa situación contra poco más del 37% de los hombres en la misma

situación. En relación al motivo de migración, ninguna de las mujeres vino con trabajo

asegurado, trasladada por la empresa. Aunque el número de hombres y mujeres que

migraron por lazos con argentinos sea alto para ambos sexos (45,8 % entre los hombres y

61,5% entre las mujeres) entre los hombres la mitad de estos casos se debe a lazos

familiares con padre o madre argentinos al paso que entre las mujeres el lazo predominante

es con cónyuge argentino.

Los brasileños en Córdoba no parecen responder exclusivamente a la lógica

usualmente atribuida a los movimientos migratorios internacionales: mano de obra

desempleada, subempleada o supercalificada en el país de origen que migra a países

―desarrollados‖ e industrializados para ocuparse en el sector secundario, por salarios más

bajos que los locales, sin posibilidad de ascensión, pero movidos por un mejor patrón de

vida o por la posibilidad de ahorrar y volver en mejores condiciones económicas o por lo

menos enviar dinero a los familiares que se quedaron (Margolis, 1994:12-15).

La situación económica general de Argentina, tan o más afectada por sucesivas

crisis que la brasileña, explica en parte esta condición. Aunque no impide que,

eventualmente, y al sabor de las variaciones económicas en ambos países, los brasileños

puedan encontrar posibles nichos de ocupación privilegiados que les posibilita una mejor

situación económica que en su lugar de origen. Por otra parte, aunque expuesta a problemas

económicos similares a los brasileños, Argentina presenta, en comparación a Brasil, una

menor desigualdad en la distribución de los recursos económicos.

A pesar de las diferencias, se observa que, así como los migrantes que se instalan en

países de Europa y América del Norte, llamados usualmente ―desarrollados‖, los brasileños

se ocupan principalmente en el sector informal del mercado de trabajo. Es importante, sin

embargo, situar este dato en el contexto local, recordando que en Argentina el trabajo

53

informal es ampliamente extendido y no se reserva en modo alguno a los migrantes

limítrofes.

Sobre la relación entre la formación del Mercosur46

y su incidencia sobre la

situación de los brasileños algunos efectos mencionados por Hasenbalg y Frigerio hacen

referencia a una migración selectiva con un incremento del número de estudiantes

brasileños que se dirigen a la Argentina con visas temporarias (especialmente en el período

1994-1997), lo que es considerado por los autores como ―un subproducto, en el área

cultural, del proceso de integración económica‖ (Hasenbalg y Frigerio, 1999:28, mi

traducción); y un crecimiento vertiginoso en el número de técnicos, ejecutivos,

profesionales y gerentes transferidos a la Argentina por empresas con sede en Brasil

(Hasenbalg y Frigerio, 1999:28-29). En relación a ese aspecto, fue posible verificar en

Córdoba, como mencionado anteriormente, un número significativo de estudiantes,

especialmente universitarios, que vienen para realizar o complementar su formación.

Además, a partir de la creación del Mercosur, la simplificación de ciertas instancias

burocráticas, especialmente relacionadas con el reconocimiento de títulos escolares y

universitarios, promovieron mayores facilidades para el traspaso de alumnos de

instituciones educativas entre ambos países, lo que ciertamente facilitó la vida de los

estudiantes brasileños que deseasen estudiar en el país. Por otra parte, para ingresar a la

Argentina como turistas, los brasileños sólo necesitan su documento de identidad, siendo

dispensados de poseer pasaporte. El otorgamiento de la visa de turista se hace directamente

en la frontera, mediante un breve trámite. Retomaré algunos aspectos referentes a esta

cuestión en el capítulo 4.

Algunas diferencias con brasileños que migraron a otros lugares muestran la

particularidad de las situaciones que se conforman a partir del juego entre los que se van y

el lugar en donde se instalan, pero que se inician antes de partir, conforme las

representaciones que los migrantes elaboran de su futuro destino. De esa forma, vemos que

los brasileños en Londres, estudiados por Angela Torresan, son personas entre 18 y 35

años, de clase media, se dirigen a Inglaterra buscando ―una vida mejor‖ y justifican su viaje

por razones como trabajar, ahorrar dinero, casarse (ahorrar para casarse), estudiar y entrar

46

Mercado Común del Sur, el bloque de integración económica entre Brasil, Argentina y Uruguay y Paraguay

propuesto en el Tratado de Asunción de 1991 y reforzado por el Protocolo de Ouro Preto de 1994.

54

en contacto con un mundo diferente, ―moderno‖ (Torresan 1995:35). Torresan afirma que,

aunque ligado a las dificultades económicas en Brasil, el discurso de los brasileños se

relaciona con la situación específica de los jóvenes, especialmente de clase media, con la

dificultad que encontraban para salir de la casa paterna antes de partir y a la posibilidad de

acumular recursos que provocan un pasaje simbólico para la vida adulta a partir de la

acumulación de experiencia, conquista de nuevo status social y construcción de nuevas

identidades ligadas a una experiencia que es vista como refinada y cosmopolita. A pesar de

las pretensiones de ascensión social y de la extracción social de los migrantes, sus

ocupaciones se relacionan también con el mercado de trabajo no especializado: lavadores

de platos, personal de limpieza, trabajadores en la construcción, etc. (Torresan, 1995:36).

En este capítulo busqué trazar un panorama general de los brasileños en Córdoba.

En los capítulos siguientes ahondaré sobre los sentidos otorgados por los brasileños a su

experiencia de vida en Córdoba. Daré un salto de lo general a lo particular47

, abordando,

ahora a partir de técnicas cualitativas, algunos aspectos tales como las experiencias

migratorias previas, los móviles de la migración, las percepciones y experiencias

relacionadas a la posición social de los agentes, las diferencias en relación al status legal y

por último ciertos aspectos de las representaciones sobre Brasil y los brasileños.

47

Considero que trabajar en el plano de la singularidad permite aprehender la complejidad de la experiencia

migrante, establecer, a partir de la comparación, procesos comunes y diversos y buscar su génesis social.

55

CAPÍTULO 2 - FORMAS DE LLEGAR Y RAZONES PARA QUEDAR

¿Cómo alguien se hace ―migrante‖? ¿Cómo un brasileño se hace ―migrante‖ en

Córdoba? El simple acto de cruzar una frontera nacional transforma un nacional en

extranjero. Al pensar en el migrante, pensamos no sólo en ese acto iniciático, el cruce de la

frontera, sino que le agregamos una dimensión temporal48

, cierta permanencia, prevista o

no. Pero, como nos recuerda Sayad (Sayad, 1998:14-15) el origen de la inmigración es la

emigración. ¿Y el origen de la emigración? El migrante se gesta como tal en su propio país,

a partir de sus experiencias previas, propias y familiares.

Orientado por la pregunta ―¡¿Qué hacés acá?!‖, hecha reiteradamente a los

brasileños que viven en Córdoba el presente capítulo busca trazar las diferentes formas en

que los brasileños llegan y cómo pasan a vivir en esa ciudad. Por otra parte, pretende

introducir al lector los sujetos de este relato de manera más concreta e individualizada.

Experiencias previas de migración

Que el total de entrevistados presentara en sus trayectorias algún tipo de experiencia

migratoria previa fue un dato significativo. Además de viajes previos o movimientos de

migración internos en su propia trayectoria, surgieron historias familiares de migración, sea

del noreste al sudeste del país, dirección migratoria predominante y recurrente en la historia

brasileña, u otras (de Porto Alegre a Río de Janeiro, de Río de Janeiro a Florianópolis, etc).

Más allá del carácter específico de la migración internacional, es posible percibir que estos

brasileños ya conocían, en alguna medida, la experiencia migratoria, y en algunos casos el

movimiento que los trae a la Argentina no representa una ruptura completa en su forma de

vida sino un proceso continuo de movilidad espacial.

Este es el caso de Claudia, gaúcha49

, de 35 años, que vive en Córdoba desde hace

diez años y enseña portugués en una universidad privada. Está casada con un músico

cordobés y tiene dos hijos varones, de 6 y 4 años. La familia tiene casa propia, que todavía

no está completamente pagada, y se mueve en un auto Fiat 147. Claudia tiene la piel blanca

48

―La migración se desarrolla a la vez en el tiempo y en el espacio, es un evento renovable y reversible. Es de

naturaleza subjetiva, ligado a la percepción propia que cada individuo tiene de su evolución en el espacio‖

(Domenach y Picouet, 1995:7). 49

Nacida en el Estado de Río Grande do Sul.

56

y los cabellos castaños ondulados y largos, se viste informalmente con jogging o vaquero y

remera. Me recibió en la cocina de su casa en Arguello y, al entrar, lo primero que me

llamó la atención fue el filtro para agua de cerámica, elemento muy común de las cocinas

de las pequeñas ciudades y pueblos brasileños. Nos acomodamos alrededor de la mesa

redonda, de vidrio con pies de metal. En un pasillo, camino al living, se ubicaba la

computadora. Como en muchas casas brasileñas, el living acomodaba el televisor; un sofá y

dos sillones. Era allí que los niños miraban a los dibujos animados, mientras transcurría la

entrevista:

C: Bueno... yo nací en São Gerônimo, un pueblito muy pequeño del interior de Río

Grande do Sul; viví 9 años allí y después viví en 6 ó 7 pueblos más, todos del

interior de Río Grande do Sul. Mi papá era bancario y siempre que él era

transferido nosotros nos mudábamos... Fijate que el otro día yo estaba

conversando con Rita, ella me estaba contando sobre Santos, que es su ciudad, y

yo decía: qué raro, yo nunca tuve ese apego... Porque yo siempre viví un poco en

cada lado y nunca sentí que soy de algún lugar. ¿Viste esa sensación? Lo mismo

cuando escucho hablar de amigos de toda la vida... Yo, como estaba siempre

mudándome, mudándome nunca tuve eso... Bueno, y después, el último lugar en

que viví en Río Grande do Sul fue Porto Alegre. Después de eso yo ya estaba

trabajando...

R: ¿Qué edad tenías?

C: En Porto Alegre yo viví 5 años, de los 15 a los 20 años. Y cuando llegué a Porto

Alegre ya conseguí un empleo, empecé a trabajar en el banco de procesamiento de

datos del Banco do Estado do Paraná... Terminé la secundaria trabajando. Porque

la situación económica de mi familia no me permitía sólo estudiar. Y después, a los

20 años, pedí transferencia en mi trabajo y me fui a Río de Janeiro.

R: ¿Por qué?

C: Porque me encantaba Río... (Claudia, 35 años, en su casa en Arguello)

Como Claudia, João también es de la región sur de Brasil y se mudó a Río de

Janeiro a los 20 años. Vive de pequeños trabajos de albañilería y jardinería, además de

encargarse de la limpieza y cuidado del estudio de grabación de un amigo; es soltero, dejó

57

dos hijas en Brasil y se aloja, de favor, en la casa de otro amigo en barrio Pueyrredón. Los

dos amigos de João, el que lo aloja y el que le da trabajo, son cordobeses pero vivieron en

Río y allí lo conocieron. João se mueve por la ciudad en bicicleta, es flaco, tiene el pelo

castaño claro, ondulado, y la piel curtida por el sol. Me recibió para la entrevista, en su

casa, vistiendo una remera como las usadas por los jugadores de fútbol en los colores verde

y amarillo, pantalón jogging y ojotas hawaianas con la banderita de Brasil. La sonrisa

tímida trataba de ocultar un diente faltante. Conversamos en una salita mientras, en la

televisión prendida, Botafogo y Vasco, dos equipos de fútbol de Río de Janeiro, jugaban un

partido transmitido por cable por la TV Globo Internacional.

J: Yo tengo 34 años. Soy de Joinville... en Santa Catarina, sur de Brasil... Trabajé

a partir de los 16 años en la industria de materiales plásticos... de los 16 a los 20

años trabajé en esa industria, después me fui a Río de Janeiro, me dieron ganas de

conocer Río. Entonces me fui para allá más o menos en 1990.

R: ¿Y por qué te fuiste?

J: Aventura... Yo tenía 20 años, salí de la industria y tenía una platita y pensé: Voy

a ver cómo es. Y fui así, sin ningún equipaje, porque yo no tenía estudio, no tenía

nada. Fui por impulso, por aquellas ganas de conocer Río. Y me fui agarrando, me

fui agarrando y no logré salir más de allá.

R: ¿Te gustaba allá?

J: Mucho. Y ahora... al final... Cuando uno va a un lugar así y no tiene estudio es

difícil seguir... (João, 34 años, trabaja informalmente como jardinero, albañil y

cuidador, entrevistado en la casa en donde vive en barrio Pueyrredón)

Tanto Claudia como João salieron del sur de Brasil muy jóvenes detrás del sueño de

conocer Río de Janeiro y vivir allí. Y fue desde Río que ambos partieron, años más tarde,

para venir a Córdoba. Claudia, siguiendo al marido cordobés que conoció en Río, y João

para escapar de problemas personales, especialmente desilusiones amorosas acompañadas

de crisis económicas, y movido por el apoyo de algunos amigos cordobeses.

Por otra parte, algunos de los entrevistados ya tenían experiencia en viajes

internacionales antes de establecerse en Córdoba. En la búsqueda por nuevos horizontes,

58

sea para trabajar o simplemente para conocer, terminaron radicándose en esa ciudad

argentina, estimulados por relaciones con cordobeses.

Es el caso de Robson, carioca50

, de 41 años, actualmente casado con una maestra

cordobesa y padre de dos hijos. Robson es un negro alto que no pasa desapercibido en

Córdoba, no sólo por el color de su piel, raro en la ciudad, sino también por su peinado de

largas trenzas que salen de lo alto de la cabeza, como atadas en una gran cola. Además,

Robson tiene cierta notoriedad en algunos ámbitos por ser músico y haber sido integrante

de un famoso grupo local de cuarteto.

Robson: Bueno, yo nací en Santa Cruz, que es un barrio de Río de Janeiro, y a los

15 años comencé con la música, hacíamos un dúo con mi tío... Y ahí surgió la

posibilidad de ir a Méjico.

R: ¿Qué tipo de música hacían?

Robson: Música brasilera, bossa nova... Yo tocaba guitarra, toco todavía, y mi tío

también. Y como yo tenía la voz muy aguda... por la edad, 15 años, hacíamos un

buen dúo... Entonces un mejicano, un empresario musical, escuchó el show y le

gustó. Así que tuve que pedir una autorización a mi mamá, porque yo era menor de

edad... y viajamos a Monterrey, en Méjico... Por eso te digo, yo soy brasilero pero

a Brasil lo conozco muy poco porque me fui a los 15 años... Después pasamos 2

años y tres meses en Méjico y surgió un contrato para ir a Bogotá, después, de ahí

nos fuimos a Puerto Rico... Yo estuve 4 años lejos de Brasil, cuando volví ya tenía

19 años... Y entonces se dio un contrato para ir a Los Angeles, a través de ese

mismo mejicano que es dueño de unos restaurantes en Los Angeles. Nos quedamos

6 meses en Los Angeles y después nos fuimos a Cuba. Y, de nuevo, a los 23 años

me volví a Brasil. Y después, en el mismo restaurante en que tocábamos antes, en

Copacabana, conocimos una pareja de argentinos. Ya en esa época yo cantaba

solo, sin mi tío. Y esos argentinos dijeron que la música brasilera podía funcionar

muy bien en Buenos Aires... O sea que hicimos un contrato y me fui a trabajar en

Buenos Aires. Me quedé un año allá, fue en el 86. Y en el 87 me vine a Carlos Paz,

había una casa de espectáculos muy grande en Carlos Paz que se llamaba Liberty

50

Nacido en la ciudad de Río de Janeiro.

59

Street y ahí yo trabajé 2 años, junto a Chico Novarro... a músicos de aquella

época, Manolo Galván... Y entonces tuve a mi hijo aquí y me quedé

definitivamente... (Robson, 41 años, músico, entrevistado en el Museo de

Antropología)

Así como Robson, Iara también tuvo la oportunidad de viajar y trabajar en el

exterior antes de llegar a la Argentina. Iara, que actualmente se desempeña como ―mãe de

santo‖, tiene otras cosas en común con Robson: una trayectoria artística, en este caso como

bailarina de samba y ritmos brasileños; su procedencia de Río de Janeiro; el color negro de

su piel; su paso por Buenos Aires antes de venir a Córdoba; y el hecho de haberse casado

con un cordobés. Actualmente, a los 47 años, Iara vive en La Calera, cerca de Córdoba, en

donde está construyendo un templo con la ayuda de sus ―hijos de santo‖ (fieles, iniciados),

pero me recibió en una casa en el barrio de Alta Córdoba, en donde atiende una o dos veces

por semana. Allí recibe a personas que le cuentan sus problemas y escuchan sus

predicciones reveladas por los ―búzios‖51

o las cartas. También hace diferentes ―trabajos‖ y

simpatías para abrir caminos, atraer amores y mejorar los negocios o la potencia sexual.

Bonita, de piel muy negra reluciente y rasgos delicados, Iara me contó que vino a Argentina

por primera vez en 1985, pero se quedó a vivir a partir de 1990, después que se casó con un

cordobés que conoció en uno de los viajes. La entrevista fue a la noche, después de atender

al último cliente, usando su vestimenta de ―mãe de santo‖: turbante y falda amplia, ambos

blancos y varios collares de cuentas coloridas alrededor del cuello. Estaba muy cansada y

habló usando una mezcla de portugués y castellano52

.

V: Bueno, yo fui enfermera (auxiliar de enfermería) en el SASI, un hospital del

gobierno..., en Duque de Caxias (Río de Janeiro), era casada hasta que tuve un

problema... Y me separé de mi marido, tuve que dejar el hospital y empecé a

trabajar en otras cosas... fui vendedora ambulante, fui empleada doméstica antes...

o sea, yo siempre trabajé. Y un día mi tía... mi tía era de la religión.

R: ¿De qué religión?

51

Los ―búzios‖ son pequeños caracoles empleados por las ―mães de santo‖ para realizar adivinaciones y

predicciones. 52

Como ya referí anteriormente, las entrevistas han sido traducidas al castellano para facilitar su

comprensión.

60

V: De afrobrasilero..., umbanda53

konagô... Entonces, ella viene y me dice: vos

laburás tanto... Yo estaba separada de mi marido, con mis hijos pequeños y todo

eso... Y ella tenía una ―hija de religión54

‖ que hacía espectáculos, viajaba al

exterior... Mi tía habló con ella y dijo que yo era bonita, que tenía lindo cuerpo... Y

a mí me gustaba mucho la danza... Entonces, ella me invita... me lleva para probar

la ropa, para hacer el test, aprendí la coreografía. Era un viaje a Japón.

R: ¿Y cuántos años tenías?

V: Ahora estoy con 47... mi hija tenía 7 años..., yo tendría 25, 27 años. Entonces,

empezó el viaje... Pero no fui a Japón, fui a España, a Portugal, después volví y me

fui a Manaus. Era un grupo que hacía shows, nos presentábamos también en las

casas nocturnas en Brasil. El grupo viajaba mucho y empecé a viajar, a tener

contratos, contratos... Y ahí apareció un contrato para venir sola a la Argentina...

Y vine... empecé a hacer shows aquí, estuve en el Teatro Colón [en Buenos Aires],

competí en Carlos Paz y ahí conocí a mi marido. (Iara, 47 años, mãe de santo,

entrevistada en su casa de Alta Córdoba)

Lo que para Iara y Robson fueron viajes de trabajo, que finalmente los trajeron a

Córdoba y a conocer a sus parejas, en el caso de Roberto fue una experiencia de vida

movida por la curiosidad de conocer a otras culturas y lugares: un viaje de varios años por

América Latina. Pero antes de esa experiencia, ya había mudado de ciudad y los padres de

él, a su vez, ya habían experimentado migraciones internas en Brasil. Roberto, quien

conoció a su esposa, una cordobesa, en el grupo de jóvenes con el cual viajó durante varios

años, actualmente es gerente de una agencia de turismo, vive en barrio Crisol y tiene dos

hijos de 10 y 6 años. Fue en su oficina de la agencia de turismo, en el barrio de Nueva

Córdoba, que lo entrevisté. Roberto tuvo formación universitaria, que dejó incompleta al

salir en su viaje por América Latina. Es flaco y de porte mediano con cabellos oscuros,

ondulados y piel blanca. Muy cortés y gentil, habla bien el castellano y mantiene su

portugués sin errores o acento. Roberto es católico practicante y actualmente participa de

un grupo de religiosos laicos llamado ―Focolares‖.

53

Religión de origen afrobrasileña (ver Frigerio, 1999). 54

En portugués, ―filha de religião‖ o ―filha de santo‖, se refiere a una fiel iniciada en las religiones

afrobrasileñas umbanda o el candomblé.

61

Roberto: Yo tengo casi cuarenta años, estoy por cumplir los cuarenta... Soy

brasilero, nacido en Río de Janeiro, en 1965, y viví en Río hasta 1980. Con 15

años... Mi papá es de Santa Catarina y mi mamá de João Pessoa, en Paraíba...

Entonces, cuando yo tenía 15 años, mi papá se jubiló, era chofer de ómnibus en

Río y se cansó... También llevado por la ―saudade‖ (nostalgia) de su familia

paterna, él decidió llevar su propia familia al sur, a sus raíces. Fue así que nos

mudamos a Florianópolis en 1980. Fue muy difícil en aquella época, porque yo

tenía muchas raíces en Río, tíos, primos, novia... Practicaba deporte, fútbol,

muchas cosas, ¿no?, e ir a Florianópolis... Bueno, el cambio era muy grande, ¿no?

Hoy en día el cambio ya no se sentiría tanto porque Florianópolis creció mucho,

pero en el 80 Florianópolis era muy chiquita, un pueblo, prácticamente. Entonces

viví en Florianópolis durante 8 años, en donde terminé la secundaria, hice el

servicio militar y empecé a trabajar y a estudiar en la universidad. Y en diciembre

de 1988 surgió la oportunidad de participar de un grupo, un grupo

latinoamericano llamado ―Viva gente‖, una embajada cultural formada por

jóvenes de muchos países: Argentina, Uruguay, Venezuela..., y también de América

Central. Un grupo que desde 1970 hacía una gira por varios países de América

Latina.

R: ¿Era un grupo artístico?

Roberto: Era un grupo artístico, cultural y educativo. El grupo era una asociación

civil, con sede en Uruguay, en Montevideo, y que se dedicaba a la integración

latinoamericana, a través de los valores de la música, de la cultura... Yo me quedé

en el grupo hasta 1994, ahí ya estaba casado, nos casamos en Chile... El resumen

de la relación con mi esposa es así: nos conocemos en Brasil, en una gira por los

estados de Minas Gerais y Espírito Santo..., ella es profesora de educación

física..., se dedicó muy bien, aquí en Córdoba, a toda esa parte de docencia....

R: ¿Y tu familia [brasileña] qué piensa?

Roberto: En realidad... ellos ya están acostumbrados. Como te dije, hace 16 años

que vivo afuera de Brasil. En la época en que vivía en Uruguay ellos estaban más

asustados, porque era la primera vez en 8 o 10 años que yo había creado raíces,

me había establecido en un lugar fijo...

62

R: ¿Y venir a Córdoba fue una opción tuya? ¿Y todo bien con vivir lejos de Brasil?

Roberto: En mi caso, cuando vine a Córdoba, en agosto del 98, ya hacía 10 años

que estaba fuera de Brasil, y con una experiencia de adaptación y conocimiento

con el entorno latinoamericano muy buena. Yo estaba 20 días, un mes, en cada

ciudad; y hasta 2 años en cada país. Entonces, yo ya tenía esa experiencia de

relacionarme con diferentes familias, con diferentes estratos sociales, diferentes

regiones y países y fue excelente. Y, además, yo ya había estado en la Argentina.

(Roberto, 40 años, agente de turismo en su oficina en Nueva Córdoba)

En los casos de Roberto, Iara, Robson y Claudia podemos ver también otro tema

recurrente en las conversaciones y entrevistas: la relación afectiva con argentinos como

motor, o por lo menos como facilitador, de su venida. Retomaré este tema un poco más

adelante.

Aparentemente, la experiencia previa de viajes al exterior facilita el proceso de

integración de estos migrantes, por ejemplo a través del conocimiento, aunque parcial, de

otros idiomas o del mismo castellano y de una cierta práctica en adecuarse a lo diferente.

Por otra parte, la ocurrencia de traslados internos, interregionales, en la historia

familiar fue un dato presente entre los entrevistados. Lo podemos observar en los relatos de

Silvana y de Maria.

Silvana es de São Paulo y tiene, al igual que Claudia, la piel blanca y cabellos

castaños largos y ondulados. Actualmente, Silvana, que estudió comunicación social,

enseña portugués y estudia en el profesorado de portugués de la Facultad de Lenguas de la

Universidad Nacional de Córdoba. Está casada con un psicólogo cordobés y tiene un hijo

de 4 años. Vino a Córdoba a los 13 años acompañando a la madre y a los dos hermanos. Su

padre, fallecido en aquella época, era un argentino radicado en São Paulo. En su familia,

tanto el padre como la madre ya habían vivido experiencias migratorias. Nuestra entrevista

tuvo lugar en la biblioteca del Museo de Antropología, después del horario de cierre:

R: ¿De dónde es tu mamá? ¿Ella es de São Paulo?

S: No, ella es baiana, toda su familia es de Bahia. Ella nació en Bahia y ellos

también se trasladaron de Bahia a São Paulo, por un problema familiar. Ellos

tuvieron a dos hermanas que fueron atropelladas, fue una cosa horrible... Y ellas

63

tuvieron que hacer rehabilitación durante mucho tiempo y, hace... qué sé yo... más

de 30 años atrás, eso era muy complicado. Entonces, se trasladaron para que las

hermanas pudieran hacer el tratamiento y terminó que se fueron todos de la

familia. Viste cómo es, ese éxodo que siempre existió, del nordeste para São

Paulo... Y terminó todo el mundo en São Paulo... (Silvana, 35 años, en el Museo de

Antropología)

Maria tiene 52 años, los cabellos cortos y las manos fuertes. Habla poco y en un

portuñol pausado. Soltera y sin hijos, vino a Córdoba desde São Paulo con la familia para la

cual trabajaba como empleada doméstica en 1990, regresó a Brasil en 1992 y decidió

volver a Córdoba en 1996. Todavía trabaja en el servicio doméstico, pero, actualmente, en

la casa de una familia cordobesa. Nos encontramos en Museo de Antropología y Maria

estaba muy preocupada de que su empleadora no se diese cuenta de que había salido en

horario de trabajo.

R: Vos sos de São Paulo?

M: No, yo soy de Minas [Minas Gerais].

R: ¿Y cómo fuiste a parar allá?

M: Qué sé yo, mi papá compró un lugarcito allá en São Paulo y fuimos para allá...

Yo tenía ocho años de edad. (Maria, 52 años, Museo de Antropología)

Las trayectorias de traslados interregionales de estas personas, sean personales o

familiares, así como los viajes previos al exterior, parecen sugerir que la migración

internacional, en este caso, puede ser vista no como una ruptura completa en sus formas de

vida y expectativas, sino como un paso más de una forma transmitida y reconocida como

posible para reorganizar la vida en función de un cambio espacial, cultural, y del

conocimiento previo del proceso de desarraigo. No obstante, no se pretende aquí establecer

una relación causal o determinante entre estos traslados previos y la migración

internacional. Sin duda, hay muchísimos brasileños que tuvieron experiencias de traslados

interregionales y que siguen viviendo en su país.

64

Razones para venir y quedarse

Algunas facilidades, como por ejemplo la posibilidad de cruzar las fronteras con el

documento nacional de identidad, sin la necesidad del pasaporte, y el cambio monetario

favorable a los argentinos estimularon los viajes vacacionales de argentinos a las playas

brasileñas en las décadas de 1980 y 1990 (Hasenbalg y Frigerio, 1999; Schmeil, 2002). Este

hecho, entre otros, provocó un mayor contacto entre brasileños y argentinos.

En el capítulo referente a la caracterización general de los migrantes brasileños en

Córdoba pudo observarse que muchos de los encuestados refirieron como motivo de la

migración alguna relación previa familiar, amorosa o de amistad con argentinos radicados

en esa ciudad. La presencia de redes de amigos, parientes o parientes del cónyuge;

argentinos o, más raramente, brasileños radicados, surge como un factor importante para

venir a conocer y quedarse a vivir. En las entrevistas en profundidad y en las

conversaciones con los brasileños fue posible ampliar este punto y confirmar que el

contacto previo con argentinos es un dato fundamental para el inicio del proceso de

migración hacia Córdoba.

De los siete entrevistados en profundidad, dos (Maria y João) deben su instalación

en Córdoba a amigos cordobeses, dos (Claudia y Roberto) vinieron por sus cónyuges

cordobeses, una llegó en la adolescencia en función de lazos familiares con argentinos

(Silvana) y dos (Robson e Iara) vinieron por trabajo y se instalaron definitivamente en

Córdoba después de formar pareja con cordobeses.

Amigos

Los contactos entre brasileños y argentinos se establecen en la mayoría de las veces

en Brasil, aunque no siempre. Maria, de quien ya hablamos anteriormente, relató de la

siguiente forma cómo vino de São Paulo a Córdoba por primera vez y cómo decidió volver

más tarde:

R: Yo quisiera que me contaras un poco de cómo era tu vida allá en Brasil, antes

de venir a Córdoba...

65

M: Era la misma cosa... Yo soy empleada doméstica, vine con una ―patrona‖ 55

de

Brasil para acá, estuve dos años y después me volví a Brasil. Como dejé amistad

acá y me gustó el lugar, yo volví, pero volví sola.

R: ¿Vos tenías muchos amigos aquí?

M: Sí, sí.

R: ¿Todos cordobeses?

M: No, cordobeses y brasileros. Ayer mismo estuvo una brasilera en mi casa.

R: ¿Y dónde conociste a los brasileros?

M: En la calle. Y vino otra chica también conmigo, allá de Brasil... Eran dos

familias: yo [con la familia con la que trabajaba] y otro señor que también

trabajaba en la empresa y la empresa mandó a los dos para acá. Entonces vine yo

y la otra empleada de la otra familia. Y yo salía para bailar... Primero conocí a

una negra [brasilera], la Carla, una que baila, en el club, porque ella iba a bailar.

R: Y ustedes ¿qué música bailaban?

M: Ah, música brasilera. Samba, pagode...

R: ¿Aquí?

M: Sí, en el show que ella hacía.

R: Pero vos... salías para bailar...

M: Yo iba a bailar lo normal, cuarteto, cumbia, cualquier cosa... Y ahí fue que la

conocí. Y después de la Carla fui conociendo a otras personas, otros brasileros

que frecuentaban su casa. Y [cuando volví a Córdoba por segunda vez] yo viví con

ella unos dos años... Ahí, después, resolví tener mi casa…

R: Y con esa patrona con la que trabajabas allá, ¿estuviste mucho tiempo?

M: 8 años.

R: ¿Y por qué ellos vinieron para acá?

M: Porque el patrón trabajaba en Autolatina, una firma de autos y lo transfirieron

para acá. Ellos me invitaron y yo vine. Viví con ellos en el Cerro [de las Rosas]

por dos años y después volvimos a Brasil. Y... [mis amigos me mandaron] cartas,

55

Aunque el vocablo no es muy utilizado en Argentina, preferí la traducción literal de la palabra empleada

por mi entrevistada: ―patroa‖ ya que sugiere una relación muy particular entre la empleada doméstica y su

empleadora, relación cercana y asimétrica, de dominación y a la vez de intimidad, cuya forma está bastante

extendida Brasil.

66

llamadas por teléfono, las fotos que saqué aquí también me mandaron. Ahí yo dije:

me voy para Córdoba. (Maria, 52 años, en entrevista en el Museo de Antropología)

Maria vino a vivir a Córdoba por primera vez al acompañar a la familia para la cual

trabajaba y que venía a vivir provisoriamente en la ciudad. En dos años de vida cordobesa,

pudo hacer varios amigos y desarrollar una vida social, que incluía salidas a bailar, visitas,

etc. En su caso, las amistades implicaron no sólo un estímulo importante para volver, sino

también un apoyo fundamental —resolviendo la cuestión del alojamiento en los dos

primeros años— para establecerse en la ciudad, de esa vez por propia iniciativa y

desvinculándose de la familia para la cual trabajó durante ocho años. Empleada doméstica,

soltera, sin hijos y sin bienes, Maria vino para quedarse.

R: ¿Y querés quedarte por acá?

M: Yo pretendo quedarme aquí hasta morir. Yo tengo amigos que pagan el lugar

para enterrarme. Y, también, si no me entierran, no me importa. Me queman, me

ponen dentro de una cajita y la mandan a mi hermana. O sino la tiran en el río, en

la corriente, que mi hermana la agarra allá en São Paulo, en el río Tietê. Eso es lo

que yo digo... en joda...

João, que cómo veíamos anteriormente partió de su Florianópolis natal para vivir en

Río de Janeiro, estuvo ocho veces en Córdoba, viviendo por períodos que variaron entre

tres meses y dos años. Padre de dos nenas que viven en Río con las madres, João vino las

primeras veces por curiosidad y después para escapar de problemas afectivos y laborales.

En el caso de João, los amigos cordobeses que conoció en Río de Janeiro fueron

importantes en el momento de decidirse a venir a Córdoba por primera vez y, una vez en la

ciudad, para conseguir alojamiento y trabajo.

R: ¿Y cómo fue la primera vez que viniste, a Córdoba?

J: Fue en el 93, creo...

R: ¿Y cómo viniste a parar aquí?

J: La primera vez fue porque tengo amigos en Córdoba, el Rubén que yo conocí en

Río de Janeiro, y también a Gabriel, que tenía un trabajo para mí y me invitó. Y

67

bueno, Rubén me dijo que yo podía venir para acá [para quedarse en su casa], que

no había problema.

R: ¿Y cómo los conociste?

J: Al Rubén lo conocí... en el 91 a través de un amigo que lo conocía y fuimos a su

casa. Y a Gabriel... debe haber sido en el 92, yo tenía unos 21 años y vi en el

diario un aviso buscando vocalista para una banda. Yo no tenía ni idea del tema

pero fui y ahí lo conocí a él y a otro cordobés amigo de él.

R: ¿Y por qué viniste? ¿Te pareció que había más posibilidades de trabajo aquí?

J: En realidad, las primeras veces yo vine más para conocer. Pero, ahora, las dos

últimas veces fue porque yo estaba mal en Río, en todos los aspectos. Sí, de

repente, yo estaba mal con la mina con la que estaba, me tiraba para acá. Las dos

últimas veces fueron así. En esta última, entonces, fue así, fue algo que... yo no

quería haber venido, fue una cosa que yo tuve que acostumbrarme. Porque tuve

que aprender a vivir lejos de lo que ya había conquistado, que era mi familia, mi

chica, mis hijas. Yo perdí todo obligado, porque ella [la mujer] me dijo ―andate‖.

Y aún sin querer, yo tuve que aprender a vivir así. (João, 34 años, en la casa en

donde vive en barrio Pueyrredón)

Actualmente, João interpreta su estadía en la ciudad como una pena, un castigo auto

impuesto después de un proceso de decadencia económica, física y moral, provocada según

él por un relación amorosa con una prostituta, con la que tiene una de sus hijas.

J: Te voy a contar una cosa, yo ya estoy dos... tres meses aquí y nunca fui a un

barcito, a una discoteca, ¡nunca fui a nada! No tengo ganas, es como si estuviera

cumpliendo una pena... para decirte bien la verdad, es así. Para los argentinos

puede sonar hasta feo. Van a pensar ¡eh, cómo puede ser que el tipo este aquí en

la Argentina y diga algo así! Pero yo considero como si estuviera cumpliendo una

pena. Me despierto todas las mañanas, salgo a trabajar... voy haciendo todo para

que en dos años yo pueda llegar un día, y estar apto, estar con mis dientes

arreglados, con un dinerito, para poder llegar allá y alquilar un departamentito,

allá en Río, y quiero comprar una moto también. Porque Río de Janeiro ya es

68

lindo, a mí me parece lindo... e imaginate, entonces, con eso... Esa es mi meta:

volver a Río para poder alquilar, para comprar mi moto... Si todo anda bien, si

consigo trabajo para poder ganar veinte mangos por día, yo lo voy a hacer, va a

dar.‖

Trabajo y estudio

Las relaciones de amistad, amor o trabajo con argentinos, entabladas aún en Brasil,

suelen dar el puntapié inicial al conocimiento de otra realidad, otra forma de vida, cercana y

distante a la vez. Muchas veces, ese contacto permite al migrante en potencial descubrirse

como extranjero valorizado, exótico y le sugiere, en algunos casos, mayores oportunidades

de inserción social que en el lugar de origen. Esto es particularmente válido para aquellos

brasileños que desempeñan alguna actividad relacionada con los aspectos de la cultura

brasileña valorizados en el contexto cordobés actual. Ese fenómeno ha sido observado por

otros autores para los migrantes brasileños radicados en Buenos Aires56

. Hasenbalg y

Frigerio (1999) verificaron que, en Buenos Aires, los nichos ocupacionales que los

brasileños pueden ocupar de manera comparativamente ventajosa son la enseñanza del

portugués y las actividades relacionadas a la cultura afrobrasileña (exhibiciones y

enseñanza de música, danza, capoeira, los cultos afro como la umbanda, etc). En Córdoba

el panorama parece ser similar cualitativamente, aunque no pude constatar un número

significativo de personas dedicadas a actividades relacionadas a actividades culturales, más

allá de la enseñanza de portugués.

Con excepción de los que ya vienen con un contrato de trabajo, especialmente

ejecutivos que vienen trasladados por sus empresas, y de los estudiantes universitarios

sostenidos económicamente por sus familias, la mayoría de los brasileños en Córdoba

trabaja en el sector informal. En el recorte temporal de esta investigación (realizada entre

fines de 2001 y 2004), ésa no es una característica distintiva de los migrantes sino una

situación que afecta a muchas personas en la Argentina en un contexto general de crisis

económica, especialmente notable en 2002. Eso no implica que sea particularmente fácil

56

Hasenbalg y Frigerio, 1999; Frigerio, 2002; Domínguez y Frigerio, 2002.

69

para los brasileños que viven en Córdoba encontrar trabajo en cualquier ocupación. No

obstante, y como fue referido, algunas tareas relacionadas con la difusión, enseñanza y

exhibición de la cultura brasileña en algunos de sus aspectos representan nichos laborales

en donde los brasileños pueden ser vistos como mejor capacitados y en los que pueden

insertarse laboralmente. Como pudo apreciarse en el relato de Robson y en el de Iara, el

primero músico y la segunda bailarina de samba al momento de venir, las posibilidades de

trabajar en la Argentina en esos rubros surgió aún en Brasil y fue la razón que los motivó a

venir. Posteriormente, ambos formaron pareja con cordobeses y este último evento

determinó que se quedaran definitivamente en la ciudad.

La enseñanza del portugués es una de las principales posibilidades laborales para los

brasileños de clase media. Actividad desempeñada especialmente por mujeres, esta

ocupación es frecuentemente ―descubierta‖ como una posibilidad laboral después de la

instalación en Córdoba. En general, estas mujeres vinieron para casarse o acompañando al

cónyuge argentino y después de algunas tentativas frustradas de inserción laboral en sus

áreas de actuación en Brasil deciden dar clases de portugués. En ese rubro se encuentra

principalmente a mujeres de clase media, con formación universitaria completa o

incompleta en diferentes áreas, aunque también es posible encontrar las que poseen

únicamente estudios secundarios y experiencias previas en tareas administrativas, como

secretaria o recepcionista. Este es el caso de Claudia que, como vimos, era bancaria y salió

de Río de Janeiro para acompañar a su marido, cordobés. Actualmente enseña portugués en

una universidad privada y cuenta de la siguiente manera como llegó a esa ocupación.

C: Cuando llegamos fuimos a vivir con mi suegra... Yo tengo una relación

excelente con ellos. Pero lo mismo... yo me sentía... yo estaba acostumbrada a ser

súper independiente, siempre viviendo sola y todo eso... Entonces para mí fue

pésimo, yo no conseguía trabajo, no conseguía nada.

R: ¿Qué trabajo empezaste a buscar cuando llegaste?

C: Cuando llegué aquí, yo quería hacer cualquier cosa. Entonces, yo tenía ese

amigo brasilero, el Marcos, que era amigo de Juan [mi marido] desde niños...

R: ¿Él no es brasileño?

70

C: Sí, pero ya vivía aquí hacía años. Cuando yo llegué él me ayudó, me presentó a

su novia, argentina, que ahora es su esposa, y ella me puso en contacto con una

gente que hacía promociones. Pero yo detestaba... nunca en mi vida me había

imaginado haciendo eso. Hice una sola promoción y nunca más... Hasta pagaban

bien, no me acuerdo si eran $100 pesos por semana... algo así. Era buena plata

para la época. Y, entonces, ya estaba desesperada, quería hacer cualquier cosa,

hasta había puesto un aviso en el diario para cuidar niños... Entonces Juan me lo

sugirió y yo nunca me había imaginado enseñando portugués... Pero en aquella

época [1994] había poca gente dando clases de portugués aquí... Después fuimos a

vivir en la casa de un amigo y empecé a trabajar, a dar clases particulares de

portugués... Y más adelante, como ya tenía la maldita [permiso de residencia]

precaria, fui dejando currículo, dejando currículo, en algunos lugares para

enseñar portugués. Después de un año en Córdoba, me llamaron para enseñar en

un instituto de idiomas. Ahí, lógicamente, yo no era profesora formada, y entonces

me empezó a importar, me puse a estudiar gramática, todas aquellas cosas que

habíamos aprendido en la escuela, pero que yo ya no me acordaba de casi nada.

Así que empecé a estudiar por mi cuenta, después empecé a enseñar en una

consultoría de marketing y fueron surgiendo otras oportunidades... Y entonces yo

me metí a estudiar, el Ministerio de Educación de la Nación empezó a dictar un

profesorado de portugués, un curso a distancia, y yo me inscribí. Ahí fue cuando

yo empecé a tomar la cosa más en serio... Y creo que fue una de las cosas que nos

motivó a seguir acá. Yo ya había conseguido varios lugares para trabajar, y

estaba trabajando súper bien. (Claudia, 35 años, en su casa en Arguello)

Tal como Claudia, muchos brasileños, y especialmente brasileñas, convierten los

conocimientos de su lengua materna en fuente de trabajo. Aun así, la mayoría de las veces

esa es una fuente de trabajo inestable e informal. Muchos dan clases particulares o en

pequeños institutos que no ofrecen ningún tipo de vínculo laboral estable. En esas

condiciones, los profesores no tienen derecho a ningún beneficio, como aporte jubilatorio,

aguinaldo, vacaciones pagadas, derecho a licencias médicas o por embarazo, etc. Esta

condición de inestabilidad y precariedad laboral acomete también, sin duda, a aquellos que

71

enseñan capoeira57

, samba, o que hacen shows. Como vimos en el primer capítulo, la

mayoría de los brasileños —y especialmente de las brasileñas— en Córdoba trabaja en

condiciones similares. Las ocupaciones relacionadas con el turismo, como agente de viajes,

recepcionista y conserje en hoteles y mozo son algunas de las ocupaciones, que pueden

estar relacionadas, de alguna manera, con la imagen de Brasil como destino turístico, y en

las cuales encontramos algunos brasileños desempeñándose.

Los que no logran reconvertir su capital cultural en actividades valorizadas o

―exóticas‖ acorde al mercado cordobés tienen mucho más dificultad para encontrar trabajo.

Esta dificultad se hace mayor entre los migrantes de clase baja o media baja. Entre las

mujeres, además de las ocupaciones mencionadas, vamos a encontrar a amas de casa,

vendedoras, empleadas domésticas, empleadas en pequeños negocios o negocios familiares.

Entre los hombres, la situación es un poco mejor, como ya fue referido en el primer

capítulo. Además de las ocupaciones ya mencionadas, encontramos también a empleados

en pequeños negocios o negocios familiares, y aquellos que trabajan por su cuenta,

haciendo pequeños trabajos de reparación en albañilería y pintura o prestando asistencia

técnica.

Entre los brasileños que llegan a Córdoba motivados por una propuesta de trabajo,

están también los ejecutivos y profesionales que vienen trasladados para desempeñarse

provisoriamente en oficinas de representación o sucursales de las empresas que los emplean

en Brasil. Este grupo no fue abordado en las entrevistas, según lo mencionado en la

introducción, sino solamente en las encuestas con el propósito de esbozar un panorama

general de los brasileños en Córdoba. Otro grupo significativo numéricamente, pero que sin

embargo no será aquí especialmente analizado en lo tocante a sus experiencias, es el de los

estudiantes que vienen a la Argentina para cursar una carrera universitaria. Pudimos

observar en el primer capítulo que algunos de ellos, además, cuentan con parientes o

novios/as en la ciudad. Los estudiantes, según la información recabada en las encuestas y

durante el trabajo de campo, vienen por motivos diversos: mayor facilidad de ingreso a la

universidad, oportunidad de estudiar en el extranjero con precios convenientes para las

familias brasileñas de clase media y media alta, y/o contar con conocidos en la ciudad. En

la carrera de medicina, una de las carreras universitarias más concurridas en Brasil y cuyo

57

Ver nota 38 en el primer capítulo.

72

examen de ingreso es particularmente difícil, se puede encontrar a varios estudiantes

brasileños, así como en otras carreras relacionadas con la salud. Por otra parte, estudiantes

que cursan diversas carreras suelen venir por pocos meses, a través de los programas de

intercambio. Finalmente, podemos suponer que algunas facilidades burocráticas que se

pusieron en vigencia a partir del Mercosur, contribuyeron a estimular esa afluencia de

estudiantes universitarios. Es importante remarcar, sin embargo, que esas facilidades son

relativas y tienen mayor impacto en determinados grupos, justamente los de mejor

condición socioeconómica, como los estudiantes universitarios y los ejecutivos.

Finalmente, es importante recordar que en los casos en que la asimetría económica y

social entre el país de origen y el país de destino es mucho más significativa, en el caso de

brasileños que se dirigen hacia los países llamados ―del primer mundo‖ el motor principal

de la migración suele referirse a factores económicos58

. En el caso de los brasileños en

Córdoba el factor económico no suele ser el principal desencadenante del desplazamiento e

instalación. El establecimiento de relaciones interpersonales entre brasileños y argentinos,

la posibilidad de inserción laboral en algunas tareas específicas, relacionadas al capital

cultural brasileño, y la percepción de una mejor calidad de vida son hechos fundamentales

en la migración de los brasileños a Córdoba.

58

Ver Margolis, 1994; Torresan 1995; Fleischer, 2001.

73

Religión

Algunos brasileños vienen movidos por su pertenencia religiosa, en el ejercicio de

funciones religiosas. Durante el trabajo de campo, pude observar a sacerdotes católicos,

monjas, pastores evangélicos y algunos religiosos laicos de un movimiento católico

llamado ―focolares‖ que habían venido a Córdoba por indicación de su congregación o del

grupo religioso de pertenencia. Entre éstos, los que presentan mayor visibilidad pública son

los pastores evangélicos de cultos pentecostales, especialmente por sus apariciones en

programas de radio y TV producidos por sus iglesias. Aunque no puedo dejar de

mencionarlos, no he analizado profundamente la experiencia de estas personas y este

aspecto específico de los contactos entre brasileños y argentinos59

.

En algunos casos, las relaciones establecidas entre los fieles en iglesias, lugares de

culto o grupos de laicos —en especial algunas agrupaciones que fomentan el contacto con

fieles de otros países— permiten el intercambio de informaciones que desemboca en la

ocurrencia de la idea de venir a Córdoba, como una posibilidad viable, y proveen la red

social que apoya el migrante en su nuevo destino. En realidad, el mecanismo es muy

parecido al que se da con los amigos o con los novios, pero es interesante tener en cuenta

esta vía.

Josefa, soltera, empleada doméstica de 39 años, vino de Aracaju, ciudad del

nordeste de Brasil, estimulada por una conocida de su ciudad, fiel de la misma iglesia

pentecostal frecuentada por ella, que solía viajar a Córdoba para vender manteles, centros

de mesa y otras artesanías bordadas. La propuesta de trabajar en la casa de un médico la

atrajo, pero al llegar, justo después de fin de la paridad peso/dólar, la baja paga y las malas

condiciones de trabajo la desilusionaron y la llevaron a abandonar el empleo:

Josefa apareció en el consulado muy afligida, dijo que no tenía en donde dormir

en los fines de semana, ya que la amiga que la alojaba recibía al marido en esos

días y que ella no se podía quedar. Contó que estuvo enferma, que hasta había

pasado hambre y que en su primer empleo en la ciudad trabajaba cama adentro y

59

Sobre la ―exportación‖ de religiones afrobrasileñas y pentecostales desde Brasil a la Argentina ver, entre

otros, los trabajos de Segato, 1991; Frigerio y Carozzi, 1993; y Semán y Moreira, 1998

74

ganaba $150 pesos por mes. El trabajo era pesado, empezaba muy temprano y

terminaba de madrugada porque cuidaba a —y dormía con— la bebé que debía

ser alimentada durante la noche.... (Nota de diario de campo)

Ya instalada en la ciudad, Josefa empezó a frecuentar la iglesia pentecostal ―Dios es

amor‖, ubicada en barrio General Paz, en donde predicaba un pastor brasileño. Allí conoció

a una señora de 67 años con quien vivió por algún tiempo. Después de una serie de

infortunios que incluyeron una intoxicación grave y la imposibilidad de ser internada en el

hospital, problemas para conseguir alojamiento y privaciones económicas, Josefa solicitó la

repatriación y volvió a Aracaju gracias al pasaje costeado por el consulado. Aunque sin

mucha suerte en su intento de establecerse en Córdoba, vemos que en el caso de Josefa las

redes sociales formadas a partir de fieles del mismo culto fueron fundamentales en su

experiencia cordobesa.

No obstante, las iglesias (pentecostales, católicas o de otro culto) no tienen para los

brasileños en Córdoba la importancia que presentan para los migrantes brasileños en otros

países, especialmente en los Estados Unidos (ver Margolis, 1994; Sales, 1999), en donde el

lugar de encuentro, auxilio, fiesta y asociación de brasileños por excelencia son las iglesias.

Al ser preguntados, en las encuestas, si concurrían a algún culto religioso, gran parte de los

brasileños contestó que no. Sólo algunos mencionaron frecuentar misas en iglesias

católicas, evangélicas o pentecostales. Muy pocos refirieron frecuentar misas o cultos en

donde concurrían otros brasileños. Ninguno de los encuestados declaró frecuentar a cultos

de umbanda. Más allá de este hecho, no dispongo de datos suficientes para profundizar

acerca del papel de los cultos afrobrasileños entre los brasileños. Sin embargo, veremos

más adelante que mãe Iara de Iansã, a quien entrevisté, es una brasileña con cierta

visibilidad y tuvo una participación importante en la formación de la colectividad brasileña

y de la escola de samba local. A pesar de eso, la mayoría de sus ―hijos de santo‖ son

argentinos.

Lazos de familia

Algunos brasileños vienen a Córdoba en un movimiento que representa una

migración de retorno de sus padres, argentinos, o como consecuencia de la migración de

75

sus padres a Brasil. En algunos casos, encontré a hermanos brasileños que decidieron venir

a vivir a Córdoba a pesar de que sus padres, cordobeses, se hubiesen quedado en Brasil. En

otros, después de la ruptura de una relación amorosa el cónyuge argentino (en general, la

mujer) vuelve a su tierra con sus hijos nacidos en Brasil.

Silvana, como comentamos antes, vino a la Argentina en la adolescencia

acompañando a su madre y hermanos, todos brasileños. El padre, argentino, había fallecido

y la viuda decidió intentar la vida cerca de los parientes del marido, en Villa María, interior

de la provincia de Córdoba. Silvana volvió a vivir en São Paulo por un año y medio en la

adolescencia pero toda la familia regresó, finalmente, a la Argentina. Actualmente vive en

la ciudad de Córdoba.

R: Para empezar, me gustaría que me contaras sobre tu vida anterior a la venida a

la Argentina: dónde vivías, qué hacías, cómo viniste... etc.

S: Yo vivía en São Paulo, en la capital. Yo tengo 35 años y vine con 13 años para

acá, para la Argentina... Y vine con toda mi familia, quiero decir, vine con mi

mamá, porque mi padre falleció allá. Él era argentino y fue a trabajar en Brasil; él

estaba haciendo un recorrido, un viaje por Méjico y por otros lugares, entonces le

gustó Brasil y se quedó. Era profesor de artes plásticas, pintor, escultor... y

encontró buenas oportunidades en Brasil. Daba clases, hacía presentaciones,

exponía sus obras...Y conoció a mi mamá y se casó. Nosotros nacimos allá, somos

tres hermanos y los tres vivimos aquí, ahora. Él [mi papá], al principio, no tenía

contacto con su familia pero empezó a tener contacto a través de mi mamá. Ella

decía: ‗llamá a tus parientes‘. Esas cosas.

R: ¿Él era de Córdoba?

S: Era de Catamarca, que es más interior todavía que aquí. Entonces, nosotros ya

teníamos un contacto... Después, vinimos a pasar las vacaciones en el interior de

Córdoba, en Villa María y también fuimos a conocer Catamarca con mi papá. Él

tenía problemas de corazón y falleció en 1980. Entonces, nosotros ya habíamos

estado aquí y habíamos conocido una vida, tal vez, diferente a la que llevábamos

allá, en São Paulo... (Silvana, 35 años, en el Museo de Antropología)

76

La historia de Silvana es un ejemplo de esa contracara de las migraciones de

argentinos a Brasil. En algunos casos, una migración de retorno en la que la familia

formada en Brasil vuelve con el integrante argentino que se ha ido. En otros, como en el de

Silvana, en el que su padre ya había fallecido, la facilidad de la red social formada por

parientes del padre y las expectativas de una mejor calidad de vida sirven de estímulo para

el traslado de país.

Amor

Menina, o teu cabelo é enrolado, com teu olho castanho, narizinho arrebitado...

Com seu rostinho molhado, seus dentinhos separados, o seu lábio melado....

Veio da Bahia, Salvador, com seu corpo dourado, Abaeté.

Veio para a Argentina, para ganhar o seu amor, conquistar o seu reinado, ôôôô...

Raça brasileira já chegou

(Letra de canción compuesta por mãe Iara de Iansã para el desfile de la Escola de

Samba Raça Brasileira, Córdoba)

Como señalé en el primer capítulo, es importante el porcentaje de brasileños en

Córdoba que forman pareja con argentinos. Las relaciones amorosas con argentinos superan

ampliamente los vínculos de este tipo entre brasileños. Por otra parte, fue posible apreciar

que las mujeres son mayoría entre los brasileños que viven en Córdoba. La atracción entre

brasileños y argentinas, y especialmente entre brasileñas y argentinos (que será retomada en

el capítulo 5 y que se relaciona con construcciones estereotípicas nacionales y de género),

ejerce un papel importante como motor de la migración, especialmente en el caso de las

mujeres. En las entrevistas, así como en conversaciones informales, las referencias a una

relación afectiva como motivación para migrar fueron recurrentes.

Este es el caso de Claudia. En un viaje de vacaciones conoció a Juan y entablaron

una relación que siguió por algún tiempo en Río de Janeiro, hasta que decidieron venirse

juntos a Córdoba.

R: ¿Cómo conociste a tu marido?

77

C: Fue en un viaje... Yo fui a Porto Alegre para visitar a mi familia, era fin de

año... Y a la vuelta, yo venía en un ómnibus y él venía en otro. En la ruta, los

ómnibus iban parando cada tanto en esos restaurantes... Y en una de esas paradas

él vino a hablar conmigo. Y como los dos íbamos a Río de Janeiro, yo porque

estaba viviendo allá y él porque iba de vacaciones a Cabo Frio, quedamos en

encontrarnos en Cabo Frio, porque yo todavía estaba de vacaciones del banco y

había planeado ir con una amiga para allá. Yo estaba con una amiga y él también

estaba con un amigo, y marcamos de vernos en una pizzería. Lo único es que me

asustó porque me dijo: ―nos encontramos a la media noche‖. Y yo pensé ―¿Qué?‖

¡Imaginate, media noche... horario de argentino! Y yo le dije, no, medianoche es

de madrugada, nos vemos a las diez... Y entonces nos encontramos y empezamos el

romance. En realidad, él había ido de vacaciones y tenía pasaje comprado para

dentro de 15 días... pero pasaron los 15 días y él se quedó.

R: ¿Él no volvió a la Argentina?

C: No, se quedó. Su amigo volvió y él empezó a trabajar de mozo en un puesto en

la playa, allá en Cabo Frio...

R: ¿Y él iba a Río a visitarte?

C: Bueno, yo estaba de vacaciones y me quedé un tiempo en Cabo Frio. Después

me volví a Río y él se quedó trabajando en la playa. Cuando terminó la temporada,

él se fue Río. Se quedó unos días en mi departamento, pero después puso avisos en

el diario para enseñar guitarra. Empezó a tener alumnos y se fue a vivir en una

pensión, en un cuarto que compartía con un montón de extraños. En esa pensión...

creo que se quedó unos 8 meses...

(...) Después, bueno, pasó un tiempo. Él trabajó otro tiempo en Búzios... Ahí

alquilamos ese departamento en Río, y como era un departamento bien grande,

Juan vino a vivir con nosotras, conmigo y una amiga con la que dividía el

departamento. Quiero decir, no fue un casamiento, así... Las cosas se fueron

dando. Y vivimos juntos, así, dos, tres años. Después fueron los padres de Juan

para visitar, conocer... Y a todo eso yo seguía trabajando en el banco. Ahí, Juan ya

estaba cansado de dar clases, quería poner un negocio... Y surgió la oportunidad

de ponerlo... Fue en la época, también, en que el banco estaba por ser privatizado,

78

todo eso... Entonces su papá se ofreció para ayudarlo a montar un negocio en

Córdoba, en una casa que él tiene, una casa chiquita... Y yo pedí licencia en el

banco... Pero dije ―yo no quiero estar ilegal‖. Así que nos casamos en Rio de

Janeiro, sólo los dos, sin familia, sin nada, sólo por civil.

R: Y para vos, ¿cómo fue esa decisión de venir para acá?

C: Fue todo bien... Pero yo vine tipo aventura. No imaginé que iba a terminar

haciendo mi vida aquí, en la Argentina. Nunca me imaginé en la Argentina, nunca

jamás. ¿Casar con un argentino? Porque mi hermano siempre venía de vacaciones

a Buenos Aires y yo decía: ¡debe ser un lugar aburrido! Yo siempre iba más para

el nordeste, tenía la sangre más de brasilera y a mi hermano, en cambio, le

gustaba todo lo que era de acá. Y yo pensaba que era aburrido, porque ya conocía

a Uruguay... Y pensaba [de la Argentina]: ¡debe ser un país de viejos! Entonces,

nunca imaginé construir mi vida aquí, pero fue como una aventura. Yo dije: todo

bien, vamos a probar, si funciona... (Claudia, 35 años, en su casa en Arguello)

Aunque la mayoría de los casos, las relaciones se establecen entre una brasileña y

un argentino, fue posible constatar que el caso de hombres brasileños que forman núcleo

conyugal con mujeres argentinas también se da. Adriano, un joven de 26 años, moreno y de

cabellos castaños, vivía en Torres, Santa Catarina, hasta que conoció a Isabel, una

enfermera cordobesa, y cuenta que la relación le abrió una serie de nuevas posibilidades

para su vida.

A: Mi experiencia de venir a la Argentina empezó así: yo trabajaba en un parque

de diversiones en Torres cuando, de pronto, conocí una mujer llamada Isabel y me

enamoré. Abandoné mi trabajo y vine para acá. Ahí empezó otra vida. Me empezó

a gustar Córdoba, conseguí un trabajo, conseguí otro... Empezamos a constituir

una familia y empecé a andar bien. Llegué a tocar en una orquesta de cuarteto y

ahora soy artesano y conseguí un puesto para trabajar durante el día en la Plaza

del Fundador. Para mí es un sueño todo lo que me está pasando y le debo mucho a

mi mujer, porque sin ella no hubiera conseguido nada. Entonces, son cosas que en

dos años yo conquisté muy fácilmente y que en Brasil, durante 24 años, no había

79

podido conquistar. Así que puedo decir, de todo corazón, que amo a la Argentina y

que gracias a eso hoy puedo decir: ¡soy gente! (Adriano, 26 años, 2 años en la

Argentina, testimonio escrito)

Como vimos a partir de los relatos anteriores, Claudia conoció a Juan en las

vacaciones y a partir de ahí empezaron un romance que se transformó en una relación

estable y llevó al traslado de Claudia a Córdoba. Adriano también conoció a Isabel cuando

trabajaba en el parque temático ―Beto Carrero‖ ubicado en una región que recibe muchos

turistas argentinos en las vacaciones de verano. El importante flujo de turistas argentinos a

Brasil, que ya existía en los años 80‘ y que se incrementó en los 90‘ (Hasenbalg y Frigerio,

1999; Frigerio, 2002; Schmeil, 2002) fue un factor clave para el contacto entre brasileños y

argentinos. Algunas relaciones afectivas iniciadas en las vacaciones perduraron, planteando

la necesidad de que uno de los implicados tuviera que mudarse. De esa forma, muchas

brasileñas y también algunos brasileños vinieron a vivir a Córdoba. Básicamente de clase

media y baja, estas personas vinieron a la Argentina dejando sus familias de origen en

Brasil y crearon nuevas familias binacionales.

En el presente capítulo indagué acerca de las formas de llegar y las razones para

quedarse en Córdoba entre los brasileños y las brasileñas que viven en esta ciudad. Más allá

de la variedad de las vivencias particulares y de la compleja combinación de factores que

componen la experiencia migrante, fue posible identificar a algunos factores clave que

atraviesan la mayoría de los casos. En primer lugar, pude constatar la presencia de

experiencias migratorias previas, propias o familiares, regionales o internacionales entre la

mayor parte de los entrevistados. Además, las relaciones interpersonales previas entre

brasileños y argentinos y las representaciones locales acerca de los brasileños son

elementos de suma importancia que subyacen en la construcción de la experiencia migrante

en el grupo estudiado y se relacionan entre sí.60

Es importante remarcar que, la búsqueda

consciente por rastrear la mayor variedad de razones posibles para que los migrantes inicien

su vida en Córdoba no debe oscurecer el elevado número de aquellos y principalmente

aquellas que vienen o se quedan movidos por una relación amorosa con argentinos.

60

En el capítulo cinco ahondaré sobre esta cuestión.

80

CAPÍTULO 3 - FORMAS DE ESTAR

En este capítulo analizo algunos aspectos de la vida de los brasileños en Córdoba,

especialmente la reconstrucción de las percepciones a partir de su experiencia como

migrantes, relacionándola con otros factores tales como condición social, tiempo de

radicación y presencia o no de redes sociales. Las diferencias entre los brasileños se

visibilizan en la dificultad para establecer lazos entre nacionales, especialmente de manera

colectiva. Esas diferencias se basan por un lado, en diferentes condiciones sociales y por

otro se plasman en conflictos debido a la competencia por nichos similares de trabajo y

representación. La doble referencia al ―aquí‖ y al ―allá‖ orienta los relatos y funda las

percepciones, creando un puente en el tiempo-espacio (aquí-ahora, allá-antes) que permite

elaborar las nuevas vivencias (Fleischer, 2001, Assis, 2005). Abordo también algunos

aspectos referentes a la comunicación y al empleo del idioma.

Aquí y allá

Estar aquí y estar allá. Como dice Sayad, el migrante es un puente. Presencia

ausente, ausencia presente. Aunque lejos, el allá se hace cuerpo. Voluntariamente, sea

como parámetro obligado de comparaciones que se hacen todo el tiempo para poder

ubicarse nuevamente, sea como deseo de afirmación de lo que se es frente a los otros,

diferentes, y que a su vez hacen que el que sea diferente sea ese yo fuera de lugar. Pero

también en una serie de señales corporales, más o menos visibles. Acento, gestos,

costumbres a la mesa, normas de sociabilidad, color de piel, gustos, forma de vestir, etc.

Las valoraciones de los migrantes acerca de su situación y sus formas de vida están

siempre doblemente referenciadas al aquí (Córdoba, Argentina) y al allá (la ciudad en

donde vivían en Brasil). En las entrevistas, las comparaciones surgen ―espontáneamente‖ o

a partir de las preguntas y pueden verse en los relatos que explican los motivos o las

ventajas que justifican el quedarse o, por otra parte, en los relatos que expresan las

inadecuaciones y el extrañamiento frente a formas de hacer y concebir las cosas que no

concuerdan con las acostumbradas.

81

Silvana, quién salió de la ciudad de São Paulo en la adolescencia para vivir en el

interior de la provincia de Córdoba, al explicar las razones de la instalación de su familia en

la Argentina, compara algunos elementos de la vida ―allá‖ y ―aquí‖.

S: (...) entonces, nosotros ya habíamos estado aquí y habíamos conocido una vida,

tal vez, diferente a la que llevábamos allá, en São Paulo... Porque allá... la calidad

de vida... por más que se trate de vivir en el mejor barrio y todo, siempre se tiene...

otro tipo de vida, otra calidad de vida. Y yo pienso que eso llevó mi mamá a hacer

ese cambio tan radical, porque tenemos toda la familia de mi mamá allá...

R: Tu mamá vino, entonces, sin trabajo al principio...

S: Sí, ella vino sin trabajo... Con el dinero que tenía de las cosas que vendió allá.

Ella vendió todo y vino. Pero aquí no se dieron las expectativas de trabajo que

estaba esperando. Creo que ella pensó que iba a ser mejor y no fue así, pero en

relación a la calidad de vida, en vivienda, tranquilidad... Fue un buen cambio para

nosotros, ir a vivir a Villa María.

R: ¿En qué barrio vivían Uds. en São Paulo?

S: Vivíamos en Bela Vista, un barrio cercano al centro, donde viven muchos

migrantes también... y mi papá tenía ciertos contactos allá. Aunque no había

ningún tipo de razón especial [para estar ahí] a no ser que era cerca del centro, del

trabajo, de la escuela... Mis tíos y primos [por parte de madre] vivían lejos, en la

zona norte... a unas dos horas de distancia. Y los tíos todos estaban allá y teníamos

contacto permanente. Entonces, al venir para acá, claro que quedamos mucho más

distanciados. Imaginate 20 años atrás, no había e-mail, [la cuenta de] el teléfono

era un costo muy alto, la comunicación era por las cartas. Entonces, fue un

cambio de vida... Y yo pienso que ella también vio la cuestión de la universidad,

siempre hubo mucha más limitación, para el acceso, para seguir con los estudios

allá. Y yo creo que ella tuvo esa perspectiva. Y si bien hubo momentos duros, hubo

también toda esa cosa que nosotros [yo y mis hermanos], viviendo en São Paulo,

no conocíamos: caminar solos por las calles, andar en bicicleta... Esa cosa de vida

de interior, que existe en Brasil también pero con la que nunca habíamos tenido

contacto. En ese sentido, el cambio fue realmente positivo, por ejemplo, por la

82

posibilidad de hacer deportes...Por ejemplo, [en São Paulo] para ir a una pileta

había que tomar un ómnibus, solos, con la independencia que eso da y el miedo

que también da. Entonces cambia bastante nuestra vida en ese sentido. Pero fue

una cuestión difícil, porque ella estaba sola y el apoyo familiar fue limitado.

(Silvana, 35 años en entrevista en el Museo de Antropología)

Para Silvana, la comparación la lleva a la conclusión de que el cambio fue positivo,

aunque lo relacione más con las diferencias entre una metrópoli y una ciudad pequeña que

con el cambio de país. Por otra parte, las referencias a una mayor facilidad para el acceso a

la universidad y a la educación de una manera general surgen en los relatos de otros

migrantes brasileños, especialmente los de clase media, que aunque no vean una mejoría en

las oportunidades o condiciones económicas a partir del cambio de país, ven una mejor

calidad de vida en Córdoba, como lo dice Silvana, que incluye mejor educación, más

tranquilidad, mayor acceso a algunos beneficios. Esa perspectiva compartida por personas

provenientes de grandes ciudades y de clase media puede ser observada también en el relato

de Claudia.

C: Yo siempre lo pensé, o sea, para volver yo no volvería a Río, jamás. Porque

cuando decidí dejar a Río fue también un poco por la violencia, ¡era demasiado!

Fue en la época del ―arrastão‖61

... entonces nosotros no teníamos ni un minuto de

paz en la ciudad, estábamos siempre paranoicos con todo. Y entonces, para volver

yo no volvería a Río, tendría que procurar un lugar pequeño... Y bueno, eso

también nos motivó a quedarnos aquí.

R: Y tu calidad de vida aquí, ¿vos crees que es mejor?

C: Yo no sé cómo sería... siempre me pregunto cómo sería si hubiese vuelto a

Brasil... No sé en dónde estaría, tal vez en Porto Alegre, aunque creo que tampoco

volvería a vivir en Porto Alegre. Primero porque es una ciudad que no me gusta...

y pensar en criar un hijo en Porto Alegre... Porque una de las cosas en la que

siempre pensé fue en la educación [de mis hijos]. Y educación en Brasil..., o sea,

61

Término empleado para los saqueos ocurridos en Río de Janeiro, cuando habitantes de las villas, las

llamadas favelas, bajaron de los ―morros‖ (cerros) arrastrando a los turistas y personas que se encontraban en

las playas y robándoles los objetos de valor.

83

poner al hijo en una escuela [privada] es carísimo. Yo tengo a mi sobrina en Porto

Alegre que va a la Inmaculada, que es el mismo colegio al que va mi hijo aquí en

la Argentina, y aquí pagamos $42 pesos por mes y mi hermana, allá en Porto

Alegre, ¿sabés cuánto paga? ¡$280 reales por mes, y es el colegio más barato!

(Claudia, 35 años, en entrevista en su casa)

Maria, aunque provenga de otra extracción social, también percibe el cambio para

Córdoba como positivo. En este caso, la comparación también es con São Paulo, la ciudad

en donde vivía, y los problemas de las ciudades grandes, aunque Maria, en última instancia,

compara la vida que lleva en Córdoba con su vida en el Grajaú, un barrio pobre y violento

de aquella ciudad. Es a esa pequeña unidad urbana a la que hace referencia en su

comparación y no a una abstracción nacional, y ni siquiera al ámbito de las ciudades de São

Paulo y Córdoba. En ese sentido, es posible percibir que las construcciones sobre el aquí y

el allá para los agentes no necesariamente hacen referencia a los marcos nacionales, sino

que pueden centrarse en cuestiones cotidianas relacionadas con condiciones concretas y

calidad de vida.

R: ¿Y tu vida en São Paulo?

D: La misma cosa. Todo, todo igual. Solo que allá había más violencia, no sé si es

por el barrio en donde yo vivía, pero había mucho más violencia, droga, esas

cosas.... O sea, yo nací allí en ese barrio, no podía deshacer ni criticar nada, ¿me

entendés? Porque cuando me mudé a ese barrio había tres casas, tres con la mía, y

hoy es casi una ciudad, el Grajaú... Entonces, quién soy yo para criticar o para

decir si está mal. Entonces, una es obligada a convivir con esas cosas, ¿entendés?

Y había que quedarse callada... Y aquí yo no tengo ningún problema. Es así la

vida... (Maria, 52 años, en entrevista en el Museo de Antropología)

Maria dice que su vida no ha cambiado mucho, sigue trabajando como empleada

doméstica, duerme la mayor parte de la semana en la casa de los empleadores, aunque tiene

una casita alquilada adonde pasa el fin de semana. Sin embargo, la posibilidad de una vida

social en contacto con los amigos y su percepción de un entorno menos violento son los

84

elementos que recurre para comparar el aquí y el allá, concluyendo que su decisión valió la

pena.

Pero no todos los migrantes perciben el cambio como positivo. Wilson es negro,

tiene 29 años y vive de enseñar y hacer exhibiciones de capoeira62

, y vender ―berimbaus‖63

,

vino de Salvador a pedido de su compañera, argentina, juntamente con la pequeña hija de

ambos. Con dificultad para mantenerse económicamente y en conflicto con la familia de su

pareja, Wilson opinaba de esa forma sobre su situación como brasileño en Córdoba:

W: Yo vine completamente engañado. Vine a vivir en la casa de los padres de mi

mujer, pero ellos no son buenas personas y ahora estoy solo y tengo que conseguir

el dinero para volver a mi país... Yo, aquí, me siento perjudicado. A veces somos

discriminados porque ellos se creen superiores a los brasileros... Mi experiencia

viviendo aquí no me llena para nada. Porque conozco brasileros que viven aquí

hace 25 años y hasta hoy no tienen nada. Vivir sin futuro no sirve, uno siempre

tiene que estar seguro de alguna cosa. Por lo menos en mi país voy a estar seguro,

porque tengo a mi familia y mi casa para vivir una vida mejor. Aquí en Córdoba,

ellos solo quieren usar al brasilero. Uno acaba de hacer shows y no ganamos nada

por nuestra cultura. Prefiero volver a mi país, porque voy a estar mucho más

tranquilo. Disculpame algunas palabras... (Testimonio escrito)

Wilson, en una conversación, contó que la familia de su mujer, gente de clase media

con quienes él había ido a vivir, lo despreciaba por ser negro y no tener estudios y que él, a

su vez, no entendía la forma de relacionarse de la gente. En Salvador, Wilson había dejado

madre y hermanos y enseñaba capoeira en una academia y también en hoteles. Por otra

parte, Wilson, que se sentía un ―auténtico‖ capoeirista, veía lo que él consideraba

distorsiones de esa práctica en Córdoba como algo que degradaba su oficio. El

desconocimiento por parte de la audiencia de algunas reglas que él consideraba

fundamentales le causaban incomodidad y enojo. En su opinión, los cordobeses trataban a

la capoeira como algo exótico, superficial e irrespetuosamente. Esa opinión se extendía

62

Especie de lucha acrobática, de origen afrobrasileña. 63

Instrumento musical de percusión que acompaña las rondas de capoeira.

85

también al cónsul de Brasil en la ciudad. En una presentación contratada por éste en una

fiesta particular, la performance de Wilson fue interrumpida para dar lugar a la presentación

de otras atracciones.

W: Ellos me cortaron la presentación en la mitad, no vieron la mejor parte. En el

momento en que yo, que soy el profesor, iba a presentarme, aquella mujer anunció

que ya había acabado. Ahí vinieron unos tipos que me empujaron y me mandaron

salir. Ellos me trataron como un nada. Sólo porque no tengo dinero, me trataron

como un nada. Yo ni siquiera cobré el precio de un show porque lo que quería era

hacer una cosa piola, mostrar realmente como es la capoeira. Y las personas sólo

pudieron ver los alumnos haciendo la primera parte. Yo me enojé mucho, ellos me

trataron como un nada. (Wilson, en una conversación informal. Notas del diario de

campo)

No ser nada, no ser comprendido y no comprender. No sentirse seguro, percibirse

sin futuro, sin casa, sin familia. Todas esas carencias y ausencias son constantes en el relato

de Wilson. En su discurso, además del ―aquí‖ y ―allá‖, surge la referencia a ―ellos‖ (ellos se

creen superiores a los brasileros, ellos sólo quieren usar al brasilero, ellos me cortaron la

presentación en la mitad, ellos me trataron como un nada). ―Ellos‖ son los argentinos —o,

en este caso, los cordobeses— en general, pero también los suegros y, en algunos pasajes

del relato, los que trabajan para el cónsul y que Wilson percibe como gente que lo

desprecia, que no lo entiende (y a la que él tampoco entiende), y peor que eso, que quiere

explotarlo.

Es interesante comparar las percepciones de Wilson y Maria, ambos de extracción

socio-cultural baja y procedentes de grandes ciudades. Los lazos de amistad (tanto con

argentinos como con brasileños residentes) que Maria creó en la ciudad y que fueron tan

importantes en su decisión de volver para vivir definitivamente en Córdoba, no se

encuentran en la historia de Wilson. Además, sabemos que Maria tuvo la oportunidad de

vivir en Córdoba primero provisoriamente y que, en el período inicial de adaptación,

probablemente el más difícil, contó con el apoyo de un empleo seguro con la familia para la

cual ya trabajaba en Brasil, hasta lograr hacer nuevas amistades. En el caso de Wilson, las

86

diferencias culturales, tanto nacionales como de clase, dificultaron la formación de una red

sólida de apoyo a partir de los familiares de la compañera. Wilson, finalmente, abandonó el

proyecto de vivir cerca de su hija, logró juntar el dinero para el pasaje y volvió a Salvador.

A diferencia de Maria, Wilson compara su vida en Córdoba con la seguridad de su país y

no con las condiciones específicas de su barrio o de su ciudad. El hecho de tener casa y

familia justifican la opción de volver.

No se deben olvidar algunas diferencias fundamentales entre los dos. Maria se

siente satisfecha con su trabajo. Realiza las mismas tareas que realizaba cuando vivía en

Brasil y, aunque gane un sueldo modesto (de cuatrocientos pesos) percibe un incremento en

su calidad de vida, ya que puede alquilar una casita para pasar los fines de semana, cosa

que no hacía en São Paulo. Wilson, a su vez, percibe una desvalorización de su trabajo que

no se restringe a lo económico. Por otra parte, Wilson es un recién llegado en tanto que

Maria lleva varios años de adaptación en la ciudad. Es posible suponer que para los recién

llegados las referencias sean más amplias y abstractas (a Brasil y Argentina, a mi país, etc)

al paso que para los establecidos hace más tiempo las comparaciones pasen por cuestiones

más cotidianas. El conocimiento acumulado con el transcurrir de los años, acerca de las

peculiaridades del nuevo entorno, confieren al migrante radicado por más tiempo un mejor

manejo de ese entorno, una mayor capacidad de adecuación al mismo e pueden influir en la

elaboración de comparaciones más detalladas y acotadas, a la vez que ubica al migrante

más antiguo, más establecido, en posición de ventaja frente al recién llegado.

Más allá de las palabras

Minha língua é minha pátria

E eu não tenho pátria,

tenho mátria e quero frátria64

El idioma es uno de los signos manifiestos de identidad65

que caracterizan a los

habitantes de una nación. En Brasil, es parte del contenido del discurso sobre la

64

Trecho de la canción Língua, de Caetano Veloso. 65

Para Barth, los contenidos culturales de las dicotomías étnicas se componen de: a) signos manifiestos, los

rasgos diacríticos, que los individuos esperan descubrir y exhiben para indicar identidad y que incluyen el

87

construcción nacional el hecho de que una población tan numerosa, viviendo en un

territorio tan grande y con tanta diversidad en cuanto a estilos de vida, hable un mismo

idioma, que por otra parte difiere del hablado por los países vecinos. Además de

constituirse como una señal visible de identidad, el idioma también marca el límite entre el

―nosotros‖ y los ―otros‖ al limitar la comunicación a los que conocen el idioma. En el caso

de la comunicación entre los hablantes de portugués y los de español, esos límites no son

tan rígidos. Ambos idiomas comparten gran cantidad de palabras y poseen estructuras

gramaticales similares, lo que permite la interacción entre hablantes de uno y otro idioma.

Aun así, los grados de comunicación posible pueden variar.

Muchos de los brasileños residentes en Córdoba por periodos prolongados tienden a

mezclar los dos idiomas, utilizando diversos niveles de una interlengua66

conocida como

―portuñol‖. La mezcla idiomática que resulta en el portuñol, se da, grosso modo, en dos

niveles. Por un lado, simplemente en la incorporación de vocabulario no existente en uno

de los idiomas. Y, por otro, en el empleo de formas gramaticales inexistentes en uno de los

dos idiomas, aunque a partir de la utilización de palabras y fonética del otro. Es posible

reconocer grados diferentes de portuñol, según un mayor acercamiento a uno u a otro de los

dos idiomas originales. Aunque el portuñol es un estadio lógico del aprendizaje del español

por hablantes de portugués (y viceversa), algunos no completan el aprendizaje y se

establece la ―fosilización‖ de la interlengua. En ese caso se puede notar no sólo la dificultad

para hablar español correctamente, sino también la incapacidad de hablar la lengua materna

sin interferencias del otro idioma. Fue posible observar una relación importante entre el

mayor capital escolar previo del migrante (y un conocimiento más pormenorizado de su

lengua materna escrita) y la capacidad para hablar bien el castellano o español y, al mismo

tiempo, conservar la habilidad de seguir empleando el portugués correctamente cuando

necesario. Otros factores que influirían en la adquisición de la segunda lengua por los

migrantes brasileños en Córdoba serían la actividad desempeñada, el medio social en donde

modo de vestir, el lenguaje, la vivienda, la forma de vida, etc. b) las orientaciones de valor por las que se

juzga la actuación. Sin embargo, para este autor lo esencial para el mantenimiento de la identidad étnica es la

conservación de un limite que separe a miembros y extraños. Según ese autor, ―El hecho de que un grupo

conserve su identidad, aunque sus miembros interactúen con otros, nos ofrece normas para determinar la

permanencia al grupo y los medios empleados para indicar afiliación o exclusión‖ (Barth, 1976:16-17). 66

―En 1972, Selinker propuso el nombre de interlengua para definir sistemas intermediarios entre la lengua

materna y la lengua blanco, y que poseen características propias, siendo influenciados no sólo por

88

se insertan, cuestiones relativas a los papeles tradicionales de género, como en caso de las

amas de casa, entre otros.

Desde otra perspectiva, sin embargo, podemos enfocar la comunicación más allá de

lo estrictamente verbal (y escrito). A partir del trabajo de campo, tanto en conversaciones

informales como en las entrevistas, la cuestión de la comunicación (sus problemas, sus

ventajas) surgió reiteradamente.

El relato de Marta a ese respecto es revelador. Marta tiene cerca de 40 años y vive

en Córdoba desde hace 20. Alta, con rulos negros y abundantes, estudió en la Universidad

Nacional de Córdoba, se recibió como odontóloga y quería revalidar su título para que le

valiera en Brasil. Conversamos informalmente. Marta hablaba en un castellano perfecto y

prácticamente sin acento. En determinado momento de la conversación pasé a hablar en

portugués pero Marta siguió hablando en castellano, le pregunté si no se sentía más cómoda

hablando en su idioma y me dijo que ya estaba acostumbrada al castellano; no obstante,

hizo el siguiente comentario:

M: No sé qué filósofo antiguo, si Sócrates o Platón, dijo que el hombre nunca

debía migrar, nunca debía dejar su tierra. No sé si eso es cierto hoy, con todas las

facilidades de comunicación. Pero en mi caso, es como si me faltara algo. Uno

nunca está completo. Yo vivo con mi pretendida suegra y es como si fuera mi

familia, pero a la vez no es mi familia. Hay cosas en las que no podemos

comunicarnos. Algo que no se comunica con palabras y que yo no comparto con la

gente de aquí. Aunque vivo aquí hace 20 años, yo siento siempre que soy de afuera,

que aquí no es mi casa. (Marta, 40 años)

―Algo que no se comunica con las palabras‖, formas de expresarse no compartidas,

ese tema emerge también del relato de Carlos, quien tiene 37 años y salió de Fortaleza,

capital del Ceará, estado del nordeste de Brasil, para venir a Córdoba hace más de diez

años. Actualmente, Carlos da clases de portugués, después de haber trabajado en una

empresa de servicios de ambulancia. En una conversación informal, contó que estaba

transferencias de la lengua materna, como por otros factores, inclusive elementos de la propia interlengua‖

(Ferreira, Itacira, 1995:40).

89

compartiendo una casa con una amiga brasileña, también de Fortaleza y que, a pesar de

tener grandes amigos cordobeses, el trato con los brasileños era diferente:

C: Nosotros tenemos una forma de entendernos, una mirada... una cara... que es

difícil de explicar.

R: ¿La ―malicia‖67

?

C: Sí, eso, esa ―malicia‖ de decir una cosa y hacer aquella cara... Eso que aquí

ellos llaman doble sentido, pero que nosotros no lo hacemos tanto con las

palabras... Cuando estoy con otro brasilero yo sé que él sabe de qué estoy

hablando. Es como una referencia. Por ejemplo, yo vivo con la Sandra, y ella es de

Fortaleza como yo. Entonces, hay días en que le digo que tal lugar adonde estuve

aquí se parece a aquel otro que queda en la calle tal, cerca de aquel barrio de

Fortaleza, etc., etc., y ella sabe de qué estoy hablando. Otro día yo estaba en

Internet, en un chat con un muchacho de Fortaleza y él me preguntó dónde era mi

casa allá y yo le contesté. Entonces él me dijo que vivía cerca de allá y me contó

que en el lugar en donde antes había una avenida grande ahora habían construido

un shopping. Y cuando yo llegué a casa le conté a Sandra: ‗Sabés aquel lugar así y

así... ahora no existe más. Hicieron un shopping allí.‘ Y ella me dijo: ‗Ah, qué

bueno, debe haber quedado lindo‘. (Carlos, 37 años, en conversación informal)

Las fallas o problemas relacionados con la lengua son percibidos no sólo en relación

a las formas de comunicarse con los argentinos sino también en lo relativo a ciertos temas

que pueden causar conflicto o malestar. En estos, los extranjeros son vistos como carentes

de legitimidad para expresar su opinión, en especial si se trata de una opinión crítica sobre

temas considerados propios, nacionales. De diferentes maneras, en la interacción se hace

saber al foráneo que el ―derecho a hablar‖ sobre algunos temas es exclusivo de los

nacionales.

V: Yo extraño hablar de Brasil, de los problemas de Brasil. Extraño porque aquí

no puedo. Porque yo, como extranjera, siento que si empiezo a hablar de

67

Esta palabra es empleada aquí con un sentido que se asemeja al de ―picardía‖.

90

Argentina todo el mundo me salta encima... porque una extranjera no tiene

derecho a hablar. Entonces ese tipo de cosas yo no puedo compartir con un

argentino. No puedo hablar sobre lo que veo acá. Porque si hablás mal de su país

ellos se ofenden. Sólo que nosotros sufrimos en la carne lo mismo que ellos. Todas

las veces que yo intenté hablar alguna cosa la gente salta como puercoespín. ‗Vos

sos extranjera, no podés hablar.‘ Pero ¡estamos aquí, viviendo la situación igual

que ellos! Entonces, por ahí, puedo hablar con un brasilero, con una brasilera y

está todo bien. Nosotros también tenemos muchos problemas. Porque en Brasil

también hay muchos problemas. Incluso en el aula, yo comento con los alumnos

sobre los problemas de la Argentina, sobre cosas de la realidad, pero los alumnos

se ofenden. Y yo digo: ‗Ustedes no tienen por qué ofenderse, porque yo estoy

viviendo los problemas sociales y económicos de la Argentina igual que ustedes.

Yo viví en Brasil y nosotros ya pasamos por eso allá.‘ Porque si yo digo alguna

cosa sobre la Argentina ellos vienen y dicen ‗ah, ¡pero en Brasil también!‘; se

ponen mal con eso. Y ése es, principalmente, el tipo de tema que no puedo tocar.

No se puede tocar...‖ (Vilma, 34 años, profesora de portugués, en conversación

informal)

El ―ser extranjera‖ condiciona los temas sobre los que se puede hablar. Aunque viva

los mismos problemas de los demás, que los comentan y critican, Vilma se siente excluida

de la posibilidad de opinar sobre estos problemas. En ese tipo de conversaciones, las

fronteras de quien puede y quien no puede emitir opiniones críticas deja a los extranjeros

afuera y se convierte en una barrera comunicacional, constituyendo algunos temas como

vedados a la conversación.

Vemos en los relatos anteriores que la comunicación puede ser percibida como un

problema o una carencia aun cuando se habla correctamente el mismo idioma que el otro.

Los códigos corporales, los doble sentidos, los prejuicios, los dichos y chistes no son tan

fácilmente transponibles o traducibles. La ausencia de referencias a un mundo vivido o

simbólico compartido provoca la sensación de comunicación incompleta o la incapacidad

de comunicarse con el otro más allá de las palabras. A su vez, algunas temas son

problemáticos, ya que en algunas circunstancias el extranjero, el ―otro‖ no tiene el mismo

91

derecho de opinar que el argentino. Formas diferentes, contenidos vedados: éstos son

algunos de los problemas de comunicación de los brasileños en Córdoba.

Por otra parte, es interesante notar que algunos brasileños que no dominan

completamente el castellano o que mantienen muchas interferencias idiomáticas del

portugués, además de un fuerte acento, hablando el ―portuñol‖, comentan cómo ese hecho,

en diversas ocasiones, lejos de constituirse en un problema, representa si no una ventaja por

lo menos algo interesante, exótico, que llama la atención y suele agradar al interlocutor

cordobés.

El comentario de Maria a ese respecto refleja el de otros brasileños con los cuales

tuve la oportunidad de hablar.

R: ¿Cómo te ven los cordobeses?

M: Ellos se encantan, principalmente cuando hablo...

R: ¿Sí?

M: Sí, se encantan: ―ay qué lindo‖. Se ponen chochos cuando ven que es una

brasilera. Claro que hacen el comentario, porque estoy hace tanto tiempo... y no

consigo hablar bien. Pero ellos me ven bien...

Aunque, aparentemente, las dos situaciones expuestas anteriormente (la que se

plantea en los relatos de Marta y Carlos y la planteada por Maria) llegan a plantearse como

opuestas, podríamos pensar en dos aspectos sutilmente diferentes de la comunicación: el

hablar con y el hablar para. En el primer caso, el énfasis está puesto en el intercambio y en

la complicidad con el otro, en compartir un universo de códigos y referencias. La

constitución de un ―nosotros‖ opuesto a los ―otros‖, que no son capaces de participar

completamente de ese universo recreado en la conversación, se daría tangencialmente. En

el segundo, el énfasis se encuentra en dirigirse a estos ―otros‖, presentarse, a partir del

habla, ante su mirada y ser reconocidos como alguien diferente, pero cuya diferencia puede

ser valorada positivamente en determinados contextos. Lo principal aquí sería la

constitución de una imagen, una identidad brasileña para los cordobeses, que apreciarían lo

―exótico‖ (Hasenbalg y Frigerio, 1999; Frigerio, 2002) de esa representación a partir de los

estereotipos nacionales difundidos en el contexto espacio-temporal tratado. No obstante, en

alguna medida, siempre se habla con y para el otro. Aun así es posible pensar que se dé la

92

predominancia de una de las formas por sobre la otra, dependiendo del contexto de la

conversación, a partir de motivaciones internas y externas diferentes.

Por otra parte, la posición socio económica influye en la relación que el migrante

establece con su lengua materna fuera de su país. En ese sentido, fue posible constatar

casos como el de una madre brasileña de clase baja, residente en una villa, que prefería

evitar hablar portugués con su hija por indicación de la maestra y por miedo a que ésta

fuera discriminada en la escuela, mientras que entre varias madres brasileñas (antes que

entre los padres) de clase media pude notar una preocupación de que los hijos aprendan a

hablar portugués.

Más allá de lo nacional

Yo conocía gente, pero no se dio la cuestión de la amistad. Porque conocés a un brasilero

y tal vez no compartís mucho con esa persona, a no ser el hecho de que sea brasilero.

Entonces queda ahí la cosa.... (Suzana, 37 años clase media)

Podemos encontrar, entre los brasileños que viven en Córdoba, una gama más o

menos amplia en lo referente a la pertenencia social, aunque los extremos están poco

representados. Grosso modo, ejecutivos y profesionales con sus familias, trasladados por

razones de trabajo, son los que ocupan las posiciones socioeconómicas más altas.

Estudiantes universitarios, profesores de portugués, amas de casa, algún pequeño

comerciante (verdulería, venta de material fotográfico, etc) que atienden negocios

familiares representan la clase media y media baja68

. Músicos, bailarines, profesores de

capoeira y samba, conforme las condiciones concretas de trabajo que encuentren (número

de alumnos o de shows, barrio en donde enseñan, círculos en donde se desempeñan, etc),

también pueden ser considerados de clase media o media baja. Empleadas domésticas,

mozos, amas de casa, artesanos, trabajadores ocasionales (en jardinería, construcción,

pintura, etc) y vendedores ambulantes conformarían la clase baja.

No obstante el intento de categorización general, es necesario reconocer que la

migración y el proceso de inserción en la sociedad receptora ofrecen posibilidades de

reacomodación social. En ese sentido, a los capitales culturales, económicos, sociales que el

93

migrante trae de Brasil, se suman las condiciones locales concretas (tiempo de radicación,

redes sociales, posibilidad de aprovechamiento de capitales culturales —conocimiento de la

lengua, música, baile, etc— basada en los gustos y modas locales). Por esa razón, podemos

encontrar a profesores de portugués de clase alta, por ejemplo el caso de esposas de

empresarios que buscan esa actividad para ocuparse durante su estadía en Córdoba, y otros

de clase media baja, que imparten enseñanza básica del idioma en clases particulares o

centros vecinales69

.

A pesar de la complejidad y de la dificultad de clasificación, fue posible percibir

que entre los brasileños que viven en Córdoba la empatía basada en la nacionalidad no es

más fuerte que aquella basada en la clase social70

. Pensando empatía como identificación

que puede resultar en asociación, amistades, conformación de espacios comunes de

encuentro, fiesta, auxilio, etc, vemos que además del bajo grado de asociación que

encontraremos entre los brasileños, esa asociación está casi siempre supeditada a las

identidades71

de clase. De esa forma, veremos que, con raras excepciones (que suelen ser

los estudiantes universitarios), los frecuentadores del ―bar brasilero‖ son provenientes de

68

Sobre los criterios que empleo para la construcción de las clases sociales ver nota 47 en el capítulo 1. 69

Sobre la complejidad y los diferentes elementos que entran en juego para el posicionamiento en la

estructura social, Bourdieu afirma: ―La clase social no se define por una propiedad (aunque se trate de la más

determinante como el volumen y la estructura del capital) ni por una suma de propiedades (propiedades de

sexo, de edad, de origen social o étnico –proporción de blancos y negros, por ejemplo, de indígenas y

emigrados, etc-, de ingresos, de nivel de instrucción, etc) ni mucho menos por una cadena de propiedades

ordenadas a partir de una propiedad fundamental (la posición en las relaciones de producción) en una relación

de causa a efecto, de condicionante a condicionado, sino por la estructura de las relaciones entre todas las

propiedades pertinentes, que confiere su propio valor a cada una de ellas y a los efectos que ejerce sobre las

prácticas‖ (Bourdieu, 1998:10). ―Pero esto no es todo. Por una parte los agentes no están completamente

definidos por las propiedades que poseen en un momento dado del tiempo y cuyas condiciones de adquisición

sobreviven en los habitus (...) y por otra parte la relación entre el capital de origen y el capital de llegada o, si

se prefiere, entre las posiciones original y actual en el espacio social, es una relación estadística de intensidad

muy variable (...) Los individuos no se desplazan al azar en el espacio social (...) A un volumen determinado

de capital heredado corresponde un haz de trayectorias más o menos equiproblables que conducen a unas

posiciones más o menos equivalentes –es el campo de los posibles objetivamente ofrecidos a un agente

determinado; y el paso de una trayectoria a otra depende a menudo de de acontecimientos colectivos –guerras,

crisis, etc. –o individuales- ocasiones, amistades, protecciones, etc, etc. –que comúnmente son descritos como

causalidades (afortunadas o desafortunadas) aunque ellas mismas dependen estadísticamente de la posición y

de las disposiciones de aquellos a quienes afectan (por ejemplo, el sentido de las ‗relaciones‘ que permite a

los poseedores de un fuerte capital social conservar o aumentar este capital...‖ (Bourdieu, 1998:108). 70

Esta característica ya ha sido observada para los migrantes brasileños en otros lugares. Sobre ese tema,

Maxine Margolis afirma: ―Una de las características más marcantes de la comunidad brasileña de Nueva York

es el grado en que las diferencias de patrón social se sobreponen a una identidad nacional e lingüística

compartida…‖ (Margolis, 1994:339, mi traducción). 71

Empleo este término en el sentido de identificarse con, sentirse parecido a, tener cosas en común con

alguien. A la vez, tengo en cuenta el uso que Guber (2004:221) hace del mismo: ―como la definición de una

posición social como punto de encuentro y de cruce de relaciones sociales.‖

94

las clases baja y media baja. Los brasileños de clase media o media alta difícilmente

concurren a las fiestas y conmemoraciones organizadas en el bar. Sin embargo, en

determinados eventos organizados por el consulado, eran estos últimos los que

predominaban como público72

.

Además de las diferencias socioculturales, fue posible percibir que las diferencias

entre los brasileños, en este caso en la forma de conflictos, también se plantean por una

lógica opuesta a la basada en la diversidad. De ese modo, no son infrecuentes los conflictos,

especialmente entre aquellos que actúan en nichos laborales o de representación similares.

En este caso, es importante recordar que la percepción exotizada acerca de los brasileños en

Córdoba suele traer aparejada posibilidades restringidas y muy específicas de inserción

laboral y social calcadas en las representaciones cristalizadas sobre ellos. Las disputas por

ocupar estos lugares en los que los capitales culturales y simbólicos de la ―brasilidad‖ son

puestas en juego, surgen entre aquellos que se encuentran en posiciones similares.

Uno de estos casos conflictivos se dio con un músico, negro, que fue integrante de

un grupo de cuarteto en la ciudad. Robson, a cuyo perfil ya me referí en el capítulo

anterior, contó que tuvo una mala experiencia con otros brasileños con los cuales dividía

una casa. Separado provisoriamente de la esposa, Robson alquiló una casa con tres

compatriotas, uno de ellos también músico, el otro artesano y el tercero mozo en un bar

temático.

R: ¿Vos tenés tu documento brasilero?

Ro: No, porque unos amigos brasileros se encargaron de destruir. Yo no quiero

entrar en detalles, fue una mala experiencia pero ya está, ya pasó.... Me

destruyeron el pasaporte, todos los documentos... Hace casi un año. Hay una

denuncia penal ahí, pero no sé... ¡Eso es un crimen! Y yo estoy consciente de que

lo que sucedió fue por envidia, porque siempre que llegaba en casa, había 2 ó 3

minitas pidiendo autógrafo, pidiendo música.... Ellos sabían que yo era cantante

pero no sabían que yo tenía una cierta fama. E cuando lo descubrieron surgió la

72

Veremos más adelante, que algunos brasileños considerados ―típicos‖ (estereotípicos) eran invitados a

fiestas y eventos culturales del consulado, no importando su clase social.

95

envidia... Eso fue todo. Yo no tengo rabia de los brasileros, pero no tengo relación,

amistad, eso no.

R: ¿Y conocés otros brasileros aquí en Córdoba?

Ro: Sí, conozco, pero después de la mala experiencia que tuve con esos brasileños

decidí no dar más bola a ningún brasilero. Yo puse todos en la misma bolsa.

Ahora yo veo un brasilero y medio que desconfío. (Robson, 41 años)

Según Robson, la envidia de los compañeros frente a su situación de músico

―reconocido‖ en el barrio motivó la acción violenta. Los compañeros destruyeron

sus documentos brasileros, el RG (―Registro Geral‖, documento de identidad

brasileño) y el pasaporte. Es interesante notar esa selectividad en el objeto de

destrucción, justamente volcada hacia los papeles que lo identifican como

brasileño, marcando de forma simbólica la disputa por ser ―el brasilero‖ en la casa.

En ese sentido, aunque Robson se hizo conocido por cantar en un grupo de

cuarteto, un estilo musical reconocido como cordobés por excelencia, su aspecto

físico (negro con un peinado afro de largas trenzas que salen del alto de su cabeza)

lo identifica como ―brasilero‖, él era ―el brasilero‖ de ese grupo. Por otra parte, sus

tres compañeros eran blancos.

De la misma forma, fue posible observar disputas y conflictos entre

profesores de capoeira, entre percusionistas de grupos de ―batucada73

‖, entre

integrantes de la colectividad y entre bailarinas de samba. Críticas a las técnicas y a

la falta de legitimidad en las prácticas y ataques a la conducta moral de los

compatriotas fundaban los relatos de estos conflictos.

Algunos brasileños cercanos a estos círculos percibían estos conflictos

como una característica del grupo: ―Yo no sé por qué es así pero los brasileros son

muy desunidos, se pelean mucho, es muy difícil unir a todo el mundo para hacer

algo en común.‖ (Islene, 58 años)

Es viable pensar que esta circunstancia influya sobre la dispersión y baja

asociatividad de los brasileños, o en el carácter inestable de la asociación, cuando se da.

73

El término ―batucada‖ es empleado para designar varios ritmos y estilos musicales brasileños en donde

predomina la percusión.

96

Otra característica que contribuye a este panorama se relaciona al perfil predominante de

dicho grupo, conformado en gran parte por mujeres unidas conyugalmente a argentinos.

Esas mujeres, de un modo general, se insertan socialmente a través de las redes sociales de

los maridos, de los familiares y amigos de éstos, en la gran mayoría de los casos,

argentinos. Difícilmente forman sus propias redes con otros brasileños y cuando lo hacen

esto suele partir de un encuentro casual en el que conocen a una compatriota con la que se

hacen amigas. En general, en el mejor de los casos, la asociación se da entre dos o tres

amigas que se reúnen de vez en cuando para conversar y ―matar as saudades‖. Cuando los

maridos o cónyuges argentinos se interesan por reunirse con otros brasileños, las mujeres

brasileñas tienen mayores posibilidades de asociarse aunque, como detallaré en el capítulo

5 al tratar del funcionamiento de la extinta ―colectividad‖, es posible que queden

supeditadas a las decisiones de los hombres.

Diferentes formas de estar

La percepción que los brasileños tienen de su situación en la Argentina se conforma

a partir de ambas referencias nacionales, la de origen y la de destino, que se relacionan

también con otras cuestiones más específicas como las referentes al tiempo (la época en que

vivían en Brasil, el momento en que llegaron a la Argentina) y al espacio (la ciudad de

origen, el barrio, etc.). Otros elementos se combinan con las referencias a lo nacional e

influencian las posibilidades de inserción social y la autopercepción de lo ventajoso o

desventajoso de su situación. Entre esos elementos se encuentran:

a) la posición social específica del migrante en su sociedad de origen y los

diferentes capitales (culturales, sociales, económicos) que trae;

b) las circunstancias de radicación en el nuevo destino (por ejemplo la existencia

previa de redes sociales de apoyo o la pronta formación de esas redes, las

características de esas redes, la mayor o menor posibilidad de inserción

laboral);

c) la resignificación de los capitales traídos a partir del contexto local, además de

la adquisición (o pérdida) de capitales en el lugar de destino;

d) y el tiempo de radicación

97

En los casos de Maria y de Wilson, analizados previamente, fue posible apreciar

cómo dos migrantes provenientes de grandes ciudades y de extracción social baja, pueden

percibir su situación de manera radicalmente opuesta. Los elementos ya comentados

anteriormente, como los lazos de amistad, el mayor conocimiento del lugar de destino,

relacionados a una experiencia previa de migración y al mayor tiempo de radicación, la

relación —de mayor o menor satisfacción— con el trabajo y las expectativas de cada uno

influyen decisivamente en las diferentes percepciones.

Kátia, 46 años, rubia, nacida en São Paulo, periodista de profesión, vino a la

Argentina acompañando al marido, publicitario, que vino por trabajo y se dedicaba a la

administración del hogar. Vecina del Cerro de las Rosas, uno de los barrios más valorizados

de Córdoba, sus hijos estudiaban en uno de los colegios más caros de la ciudad, y tenían

por compañeros a hijos de políticos y empresarios locales. En una conversación informal,

Kátia se quejó por ser discriminada, por la falta de amigos, por la falsedad de la gente en la

Argentina. ―Delante tuyo ellos dicen que adoran a Brasil y te piden hablar portugués

porque es muy dulce y bonito, pero por detrás ellos hablan mal.‖ (Nota de diario de

campo.)

Después de tres años en la ciudad, la carencia de ámbitos propios de sociabilidad

traducida en la ausencia de amigos también era referida por Kátia. Según ella, sin embargo,

los hijos no sufrían el mismo problema. Las relaciones amistosas dependían del marido, la

pareja se relacionaba ocasionalmente con dos o tres parejas de argentinos, cuyos maridos

trabajaban juntos. Sin embargo, cuando no estaban los maridos, las mujeres no tenían una

relación suficientemente sólida para encontrarse por cuenta propia.

Para Kátia, el episodio más significativo de la discriminación que sufría había

ocurrido en la peluquería. Había ido a afeitarse la cabeza antes de salir de vacaciones y los

peluqueros trataron de convencerla de no hacerlo. Ella, entonces, argumentó que no

importaba su apariencia adónde iba porque casi nadie la vería, ya que estaría en una playa

alejada, en Bahia. Más tarde, fue visitada por una amiga que había estado en la peluquería

unos instantes después que Kátia, y ésta le contó que los peluqueros le habían dicho ―¿Ves

a esa que va ahí? Se peló porque va a pasar unas vacaciones en una isla privada, allá en

Brasil. Esa gente viene a ganar dinero y no dejan nada aquí, van a gastar todo allá en su

tierra.‖ (Nota de diario de campo). Kátia se sorprendió con el comentario porque creía que

98

trataba muy bien a todos: ―Yo trato bien, doy propina, porque creo que tiene que ser así...‖

(Ídem). Según ella, ese fue el punto de partida para que percibiera la falsedad de los

argentinos. ―Y lo peor es que eso no es sólo cosa de los pobres‖ (ídem). La referencia de

Kátia era a las personas que trabajaban en su casa, jardineros, pintores, electricistas que,

extrañamente a sus ojos, tenían formación universitaria, eran estudiantes o profesionales y,

a su ver, también actuaban de esa forma.

La posición que siempre había tenido debido a su nivel social se veía cuestionada.

Acostumbrada, en Brasil, a ser tratada con respeto y cierta reverencia por choferes,

peluqueros y jardineros, ubicados de manera clara en una posición social subalterna, Kátia

se sentía hostilizada por los que ocupaban estas posiciones en Argentina (que, por otra

parte, eran las personas con las que tenía mayor contacto). El hecho de que las diferencias

sociales no fuesen tan marcadamente jerarquizadas, (ya que los sirvientes disponían de

formación universitaria, cosa prácticamente impensable en Brasil) y la diferencia de

percepciones de brasileños y argentinos en lo referente a las relaciones entre las clases la

desubicaban y le provocaban sensación de malestar. Para Kátia, el hecho de dar propina

parecía suficiente para agradar y ser respetada. Su inadecuación se debía a la confrontación

con otras pautas culturales basadas en una concepción diferente de las jerarquías sociales y

de los comportamientos esperables para cada elemento de esa jerarquía. Por otra parte, no

se debe subestimar la hostilidad real de la que Kátia puede haber sido objeto. El discurso de

los peluqueros (―Esa gente viene a ganar dinero y no dejan nada aquí, van a gastar todo

allá en su tierra‖) revela una postura xenófoba que adjudica al migrante el papel de

enemigo y de usurpador, sea del empleo, del dinero, de las tierras, etc, reflejando lo que

Sayad llama presencia ausente, el hecho de estar pero no pertenecer y de esa forma ser visto

como oportunista.

Ubicada en una posición social y económica ―envidiable‖, Kátia comentaba sentirse

muy sola e infeliz viviendo en Córdoba. No tenía amigos, no desarrollaba ninguna

actividad por cuenta propia y dependía del marido para todo. En breve, Kátia volvería a

Brasil, el período de trabajo del marido en Córdoba estaba a punto de terminar y Kátia

decía estar aliviada.

99

En un mundo en el cual abundan las divisiones y fronteras de exclusión, justificadas

por categorías naturalizadas basadas, por ejemplo, en género, edad, color de piel, nivel de

instrucción, situación socioeconómica, aspecto físico, etc, la nacionalidad diferenciada del

migrante forma con las demás categorías un rompecabezas complejo, cuya conformación

depende de todas las piezas y del momento en que se disponen en conjunto. De esa forma,

la nacionalidad diferenciada o la no-nacionalidad —ya que puede ser vista como la

posesión de algo distintivo o como la ausencia de la nacionalidad local— no es un

determinante en sí mismo, sino una variable relacional en la construcción de innumerables

formas de diferenciar, excluir, incluir, etc. A partir de esa idea, podemos comprender que

en determinados contextos el ser identificado como brasilero en Córdoba puede ser positivo

y provechoso para el inmigrante y que en otros sea motivo de discriminación y exclusión. A

su vez, la percepción que el propio migrante tiene de su situación puede ser diferente de lo

podría suponerse, teniendo en cuenta su situación socioeconómica. En ese sentido, el

estudio de los inmigrantes brasileños en Córdoba pone de manifiesto el carácter contextual,

provisorio y construido de la categoría migrante74

.

Diferentes de los otros, los migrantes también son diferentes entre sí. Cuestión

obvia pero no tanto si pensamos en la impresión que muchos tienen de que los extranjeros,

o sea, de que los chinos, los coreanos, los bolivianos, los brasileños... son todos iguales75

.

Aquello que es diferente en el migrante se acentúa a medida que se aleja de los

parámetros ideales y de normalidad de la sociedad receptora. El migrante pobre, enfermo,

preso, etc., es más ―migrante‖ que los demás. Porque es más ―diferente‖, porque no

―encaja‖ en los parámetros deseados por las normas sociales. En relación al status civil, lo

mismo sucede. El migrante indocumentado está más expuesto a situaciones problemáticas

que el que pudo regularizar su situación migratoria. La importancia no sólo práctica sino

74

Como referí en la introducción, el mismo uso de la palabra migrante puede ser problematizado. Tomada

como una categoría a priori, este término no aparece en ninguna de las fuentes empíricas a que recurrí.

Ninguno de los brasileños a los cuales entrevisté, encuesté o con quién hablé informalmente se autodenominó

de esa forma o empleó ese término en cualquier situación. 75

Es importante recordar que los estereotipos nacionales pueden guardar una relación bastante estrecha con la

situación de las naciones entre sí y la imagen proyectada de cada nación en el contexto mundial, en función de

relaciones de poder y subordinación. A ese respecto Sayad afirma que ―como los efectos de la condición

social duplican los efectos del origen nacional, el migrante originario de los países dominados, que son casi

todos los países de emigración, (...) siempre es remetido a su condición de origen, o sea , a su país y a su

nacionalidad...‖ (Sayad, 1991:268).

100

también simbólica de la documentación entre los migrantes puede ser vislumbrada en el

episodio de la destrucción de los documentos de Robson. En el capítulo siguiente trataré el

tema de las consecuencias del status civil y de la posesión o no de la documentación local

sobre las vidas de los migrantes.

101

CAPÍTULO 4 - LÓGICAS Y LÍMITES DE LA LEGALIDAD

En un mundo de naciones, los ciudadanos son ciudadanos de su país y lo que marca

su existencia legal es la documentación; es necesario poseer documentos para ser

oficialmente parte de la sociedad nacional, para comprobar un origen, un lugar y un destino

social. En el caso de los extranjeros, la documentación no es un requisito para ―ser‖ sino

para ―estar‖. Aunque, superficialmente, se la pueda considerar solamente como una

imposición jurídica, se proyecta en los esquemas valorativos, de pensamiento y acción. Su

carencia pone de manifiesto la situación de vulnerabilidad a la que pueden estar expuestos

muchos de los indocumentados.

En este capítulo trato la cuestión del status legal entre los migrantes brasileños en

Córdoba. El enfoque se centra, por un lado, específicamente, en los casos en que la carencia

o las dificultades para obtener la radicación y la documentación local afectan

dramáticamente a las vidas de estos migrantes, comparando con algunos casos que o bien

se ajustan a la norma legal o no son percibidos como problemáticos por los migrantes.

Para los brasileños, el ingreso a la Argentina en la condición de turistas es

relativamente fácil. Con la presentación del RG, el documento de identidad brasileño, y un

breve trámite que se realiza en la frontera, se obtiene una visa de turista válida entre 30 y 90

días. De esa forma, aquellos brasileños que quieran ingresar a la Argentina no se

encuentran con muchos obstáculos. Pasados los 90 días, existe la posibilidad de pedido de

prórroga por otros 90 días. Sin embargo, una vez instalados en el país, aquellos que

ingresaron sin tramitar previamente su radicación provisoria o permanente en los

consulados argentinos en Brasil, se ven en la situación de ilegales. Esta situación se hace

visible, especialmente, a través de la carencia del DNI76

, el documento de identidad

argentino. Requisito solicitado invariablemente en diferentes situaciones de la vida

cotidiana, la posesión o no del DNI divide a los brasileños en ―documentados‖ y

―indocumentados‖ y a estos últimos en aquellos que se ven perjudicados por la carencia del

DNI y los que logran vivir al margen de la legalidad sin mayores problemas.

76

Documento Nacional de Identidad. Sigla utilizada para referirse al documento de identidad argentino.

102

Para un primer acercamiento a esta temática, recurrí a los datos cuantitativos,

recabados a partir de los cuestionarios aplicados a los brasileños que se acercaron al

consulado y desearon contestarlo77

.

Tabla 1.4: Situación de los brasileños respecto a la documentación

Hombres Mujeres Ambos sexos

Posee documento

argentino

10 (41,7%) 13 (25%) 23 (30,3%)

No posee documento

argentino

7 (29,2 %) 19 (36,5%) 26 (34,2%)

Documentación en trámite 2 (8,3%) 1 (1,9%) 3 (3,9%)

No responde 5 (20,8%) 19 (36,5%) 24 (31,5%)

Total 24 (100%) 52 (100%) 76 (100%)

Fuente: elaborada por la autora en base a las encuestas aplicadas en Córdoba.

El análisis del corpus muestral, compuesto por 76 encuestas realizadas entre

brasileños residentes en la ciudad de Córdoba y municipios vecinos, expone silencios

significativos. La tabla 1.4, elaborada a partir de las encuestas muestra que el 36,5% de las

mujeres y cerca del 20% de los hombres no contestó a la pregunta sobre la situación

respecto a posesión o no del DNI. El hecho de que muchos encuestados contestaran

ambiguamente o no contestaran a ese ítem por escrito puede ser tomado como una señal de

la tensión involucrada en el tema78

. Sin embargo, no hubo resistencia para abordar el tema

de la posesión o no del documento de extranjeros (el DNI de extranjeros) en conversaciones

y entrevistas

Según podemos ver en la tabla 1.4, solamente cerca del 30% de los encuestados,

considerando a ambos sexos, declaran poseer documento argentino. La diferencia entre los

sexos no es despreciable: más de 41% de los hombres contestaron tener el documento, entre

las mujeres sólo el 25% afirmaron lo mismo. Si a estos porcentajes sumamos los que

77

En la Introducción expongo las condiciones de aplicación del cuestionario. En el capítulo 1 abordo otros

datos obtenidos a partir de esta fuente. 78

Las encuestas fueron aplicadas a aquellos que se acercaban al consulado. Creo que este dato metodológico

revela algunos sentidos asociados a la cuestión de la documentación Es posible pensar que algunos temieran

dejar registrado, por escrito, en un cuestionario aplicado en una institución oficial su situación legal en la

Argentina, aunque la irregularidad de su status no interfiera en sus derechos de ciudadanos brasileños frente a

representación diplomática brasileña.

103

estaban tramitando la documentación, vemos que cerca de 50% (41%+8,3%) de los varones

tienen o están en condiciones de obtener el documento. En el caso de las mujeres, sólo el

27% está en la misma situación. Aunque de modo general el número total de

indocumentados es alto, vemos que porcentualmente los hombres documentados son el

doble de las mujeres. En la práctica esa cuestión es aún más significativa si consideramos el

hecho de que la población de brasileños que vive en Córdoba es mayoritariamente

femenina.

A partir del trabajo de campo fue posible profundizar sobre esta cuestión y sobre las

consecuencias de la situación de ilegalidad e indocumentación.

Los permisos para radicación temporaria o permanente dependen de innumerables

trámites burocráticos: sellados, traducciones que representan un costo económico

significativo. Estos permisos son otorgados a padres, cónyuges o hijos/as de argentinos (o

de extranjeros legalmente radicados); religiosos de cultos oficialmente reconocidos,

estudiantes secundarios o universitarios que desarrollen sus estudios en el país;

trabajadores contratados, empresarios o representantes de empresas extranjeras; rentistas,

pensionados o migrantes que dispongan de un capital mínimo de $100.000 (cien mil pesos)

para inversión en la Argentina. Otorgada la radicación el migrante puede dar entrada a los

trámites para obtener el DNI. Para los que no lo poseen, las consecuencias son variadas y

pueden afectar o no a diferentes esferas de la vida.

En el caso de los brasileños/as casados con argentinas/os, el casamiento posibilita la

gestión de la radicación permanente. Sin embargo, muchas de esas relaciones no están

registradas legalmente a través del casamiento civil. Esta situación es particularmente

importante en Córdoba y afecta especialmente a las mujeres. Las mujeres representan casi

el 70% del total de los brasileños en la ciudad, vienen solas o con sus hijos (brasileños, en

su mayoría), en muchos casos para unirse a un novio o cónyuge argentino o motivadas por

relaciones entabladas con argentinos.

Una vez establecidos ilegalmente en la Argentina aquellos que desean regularizar su

situación deben pagar las multas y los costos de los trámites referentes a la radicación y

documentación y, además, deben disponer de alguien en Brasil que pueda iniciar los

trámites. Los migrantes de menor condición socioeconómica difícilmente pueden afrontar

los gastos de estos procesos.

104

Historias sin documento

Como mencioné, las mujeres representan prácticamente el 70% de los brasileños

que viven en Córdoba. A partir de los datos obtenidos en la encuesta, se pudo observar

que, comparativamente, están en peor situación respecto a la posesión de documento local

que sus compatriotas varones. A partir del trabajo de campo y de las entrevistas fue posible

confirmar este panorama.

Las tensiones generadas por ocasión de los trámites para obtener la documentación

emergen en el relato de Lívia, de 32 años, que vino de Río de Janeiro hace 10 años para

vivir en pareja con un argentino:

La situación aquí es que siempre dicen que los brasileños vienen porque nos

morimos de hambre allá, y además dicen que todos tenemos SIDA. Somos muy

discriminados aquí y las personas nos ofenden mucho; para hacer los documentos

nos piden hasta la última gota de sangre que tenemos. (Lívia, testimonio escrito)

A las dificultades materiales para la realización de los trámites burocráticos se

suman las barreras simbólicas de la discriminación real o imaginada, basadas en

estereotipos negativos acerca de los brasileños.

Respecto a los migrantes con hijos, las dificultades que derivan de la carencia de

documentación se extienden a éstos y se manifiestan de manera muy dramática en el

momento de la matrícula escolar. En el caso de los niños indocumentados, aunque muchas

escuelas los matriculen provisoriamente, la amenaza de quedar excluidos del sistema

escolar existe.

Para Jussara, de 31 años, este es un motivo de gran angustia. Ama de casa,

procedente de Manaus, madre tres hijos brasileños de 13, 10 y 7 años, vino a Córdoba hace

3 años para estar junto a su novio argentino. Todos los años desde su llegada, Jussara se ve

obligada a firmar una declaración, en la escuela, de que pondrá en día la situación legal de

sus hijos y presentará la documentación. Sin embargo, como todos sus hijos son brasileños,

los costos de los trámites se multiplican y Jussara no puede afrontarlos. En la escuela la

105

amenazaban con impedir la matrícula de los niños al año siguiente o con considerar nula la

matrícula provisoria del año corriente.

Otro obstáculo importante que se presenta a los indocumentados se relaciona con el

suministro de los servicios públicos de salud. Para Maria Clara, de 37 años, que vino desde

Porto Alegre como vendedora ambulante de bijouterie y vive desde hace 8 años en

Córdoba, con su cónyuge argentino y dos hijas, de 8 y 14 años (esta última también

brasileña), la falta de documentación le ocasiona importantes restricciones en el momento

de obtener la medicación que debe tomar, de por vida, debido a una grave enfermedad

crónica. Paciente del hospital Rawson, un hospital público, y trabajando en una verdulería

con el cónyuge, Maria Clara fue advertida por la asistente social del hospital que, sin la

presentación del documento, ya no le suministrarían los medicamentos Sandra, de 27 años,

enferma crónica, embarazada, y paciente del mismo hospital es otra brasileña que vive este

problema.

La posibilidad que tienen los indocumentados de acceder a los servicios públicos de

educación y salud se relaciona frecuentemente con la buena voluntad de los agentes del

Estado: maestros, enfermeros, médicos, administrativos que pueden seguir la ley79

al pie de

la letra o actuar en los intersticios de las normas institucionales. Aun así, esa ―buena

voluntad‖ tiene su límite. El director de escuela puede dejar que el alumno indocumentado

siga cursando pero no puede, teóricamente, certificar su aprobación.

Por otra parte, frente a las autoridades locales civiles y policiales, la situación de los

migrantes indocumentados es de constante vulnerabilidad. Considerados sospechosos a

79

La mayor parte del trabajo de campo para esta investigación fue llevada a cabo antes de la promulgación de

la nueva ley de migraciones en la Argentina. La nueva Ley de Migraciones Nº 25.871 promulgada el 20 de

enero de 2004, reconoce las necesidades de los migrantes dentro de la categoría de derechos humanos. En su

artículo 7º, la nueva ley prevé que ―En ningún caso la irregularidad migratoria de un extranjero impedirá su

admisión como alumno en un establecimiento educativo, ya sea éste público o privado; nacional, provincial o

municipal; primario, secundario, terciario o universitario‖. El artículo 8º, por otra parte, prevé que ―No podrá

negársele o restringírsele, en ningún caso, el acceso al derecho a la salud, la asistencia social o atención

sanitaria a todos los extranjeros que lo requieran, cualquiera sea su situación migratoria‖. El artículo 14

postula, además, que ―El Estado en todas sus jurisdicciones, ya sea nacional, provincial o municipal,

favorecerá las iniciativas tendientes a la integración de los extranjeros en su comunidad de residencia,

especialmente las tendientes a (...) d) La organización de cursos de formación, inspirados en criterios de

convivencia en una sociedad multicultural y de prevención de comportamientos discriminatorios, destinados a

los funcionarios y empleados públicos y de entes privados‖. El artículo 17, a su vez, prevé que ―El Estado

proveerá lo conducente a la adopción e implementación de medidas tendientes a regularizar la situación

migratoria de los extranjeros‖. Aunque los mecanismos discriminatorios instalados en las prácticas

burocráticas pueden sobrevivir largamente a nuevas normativas, es posible que la puesta en práctica de la

106

priori en determinadas circunstancias, están expuestos a diferentes formas de abusos de

poder. La descripción del caso a seguir revela la vulnerabilidad a la que pueden exponerse

estas personas.

Deise, tiene cuarenta años y vive en Córdoba hace 11 años. Dejó 6 hijos con la

exsuegra en Nilópolis, (cerca de Río de Janeiro) para juntarse a su compañero argentino,

con quien tiene, ahora una hija de 5 años. Sobrevive de trabajos de manicura a domicilio,

limpieza de casas, y otras tareas ocasionales. Una de sus hijas brasileñas de 22 años, madre

de tres hijos pequeños también vive con un argentino. Ambas están ilegalmente en el país y

carecen de documentación local. En una conversación informal, Deise contó el siguiente

episodio, ocurrido 4 años atrás: trabajando en un negocio local, la habían mandado

depositar dinero en el banco. En el camino, fue abordada por un ladrón que le llevó la

cartera con el dinero y recurrió de inmediato a la seccional de policía para denunciar lo

ocurrido. Una vez en la comisaría y frente a su condición de extranjera indocumentada,

Deise fue considerada sospechosa y pasó todo el día encarcelada ―para averiguaciones‖. La

hija, que le fue a llevar cigarrillos y otros objetos de uso personal, me contó que quiso irse

rápido de allí porque tenía miedo: ―Y si me encarcelaban a mí también... Al final, ¡soy

brasileña!‖. Finalmente, Deise logró salir gracias a la intervención de un sobrino de su

cónyuge que trabajaba en la policía. Aun así no quisieron aceptar su denuncia. Finalizando

el relato, Deise comentó: ―Ahora me pueden robar, violar, cualquier cosa, nunca más voy a

la policía, ni loca...‖

Por otra parte, las cuestiones de orden legal pueden representar un obstáculo no sólo

con relación a la posesión o no del documento argentino. La imposibilidad de volver a su

país es otra cuestión que puede fundarse en inconvenientes legales apoyados en una lógica

social y económica que puede transformarse, en algunos casos, en una especie de trampa.

Aunque para muchos brasileños —y especialmente brasileñas— el establecimiento de una

relación amorosa sea el motivo determinante para la decisión de mudarse a Córdoba,

algunas de esas mujeres se quedan en la ciudad aún después de terminadas las relaciones.

Los hijos argentinos, frutos de estas relaciones, son uno de los motivos

nueva ley facilite la vida de los migrantes y haga más difícil la ocurrencia de casos como los relatados en esta

tesis.

107

Conçeição, de 19 años, madre de un bebé de un año, indocumentada y separada de

su cónyuge, no puede volver a Brasil. El padre de su hija no la autoriza a llevar el bebé y

tampoco contribuye económicamente para su mantenimiento. Desempleada y lejos de los

familiares que viven en Bahia, Conceição se encuentra ilegalmente en el país.

Teóricamente, no puede irse y tampoco puede quedarse. En las instancias burocráticas y

legales necesarias para resolver el caso, Conceição se veía expuesta a situaciones

humillantes. Así sucedió en el juzgado de menores, cuando un funcionario la trató

groseramente, intentando tocarla y ofreciéndole dinero ―como si yo fuera una prostituta‖,

contó.

Estas mujeres tienen más cosas en común que su nacionalidad y el hecho de vivir

ilegalmente en Córdoba. Todas viven de manera dramática la situación de indocumentadas.

Todas vinieron a Córdoba o aquí se quedaron por su cónyuge argentino y tienen hijos

pequeños. Algunas viven sin documentos desde hace mucho tiempo. Aunque ser madre o

cónyuge de argentinos (en el caso en que legalicen el lazo a través del casamiento civil) les

da la posibilidad de solicitar la radicación definitiva, las barreras simbólicas, burocráticas, y

socioeconómicas actúan como un poderoso obstáculo para la legalización de su situación.

La lógica de estas situaciones no se limita a los aspectos legales o burocráticos. La

carencia de la documentación y la situación de ilegalidad pueden convertirse, para estas

personas, y muy especialmente si son provenientes de los estratos socioeconómicos menos

favorecidos, en un poderoso mecanismo de exclusión del acceso a los derechos

ciudadanos.80

. Además, las mujeres parecen estar especialmente expuestas a las

complicaciones y restricciones derivadas de la ilegalidad y de la falta de documentación.

Uno de los motivos más visibles es la tenencia de los hijos. Por razones culturales y

sociales, una vez disuelta la relación conyugal son las mujeres las que se encargan de los

hijos y las cuestiones relacionados a su crianza (cuidado, soporte económico, matrícula

escolar, control médico, etc.) recaen sobre ellas. Por otra parte, pude observar a varias

mujeres que vinieron de Brasil con sus hijos brasileños para formar una nueva pareja con

un argentino. Más allá de la formación de una nueva pareja, las responsabilidades sobre los

hijos nacidos antes de la relación suelen quedar exclusivamente a cargo de sus madres.

80

Sin duda, las dificultades enfrentadas debido a las trabas burocráticas y legales no son exclusiva de los

migrantes, sino que es posible suponer que los más desfavorecidos en la posesión de capitales culturales y

socioeconómicos se vean en situación de desventaja frente a estas instancias.

108

El proceso de obtención de la radicación legal, que culmina con la obtención del

DNI de extranjeros, implica una cierta competencia burocrática de la que ni siempre

disponen los migrantes. El/la interesado/a debe disponer de dinero para pagar los trámites,

tiempo para realizarlos (si trabaja, debe obtener permiso para ausentarse, si cuida a los

niños, debe encontrar a alguien que lo/la reemplace) y también cierto nivel de instrucción,

conocimiento básico del idioma y sentido práctico para el llenado de formularios y

cumplimiento de las diversas instancias requeridas por el proceso de radicación. Las

indicaciones de los funcionarios de migración y de los consulados no siempre son muy

claras y suponen el conocimiento previo de algunos aspectos burocráticos. A esto se suma

el maltrato real o percibido por parte de estos agentes burocráticos. De esa forma, aquellos

que disponen de menor capital escolar tienen menos posibilidades de regularizar su

situación, aun cuando se adecuen a los casos previstos por la ley para extranjeros pasibles

de radicación.

A la condición socioeconómica y de competencia idiomática pueden sumarse otras

cuestiones. En el caso de Conceição, se suman las derivadas de representaciones

estereotipadas fundadas en imágenes construidas en base a las categorías de género, edad y

nacionalidad. Las representaciones sobre los brasileños en Córdoba los asocian a la

extroversión, simpatía, alegría y sensualidad. En el caso de las mujeres brasileñas, éstas son

percibidas como liberales sexualmente y especialmente erotizadas. Estas representaciones

que según el contexto pueden tener consecuencias positivas sobre las relaciones entre

brasileños y argentinos son un arma de doble filo y pueden exponer, especialmente a las

brasileñas, a situaciones vejatorias.

Sellos, discusiones y papeles para estar

Las trabas representadas por la lentitud y la ineficiencia del sistema burocrático, la

multiplicidad de etapas a cumplir y los altos costos traen como consecuencia un gran gasto

de tiempo, energía y dinero que deben ser invertidos para la obtención de la radicación y

posterior documentación. Esta situación puede afectar incluso a aquellos cuya situación

migratoria, capital escolar y económico podrían ser considerados propicios para la

realización del proceso de radicación. Claudia, profesora de portugués, de 35 años de edad,

109

tiene auto y casa propia; llegó a Córdoba en 1994, acompañando al marido, y cuenta de la

siguiente forma lo que para ella fue su peor experiencia en la Argentina:

C: Yo llevé 4 años para terminar de hacer los papeles. Fue todo súper complicado.

Nosotros nos casamos en el registro civil allá en Río (de Janeiro) y nos dijeron que

teníamos que registrarlo en un consulado argentino en Brasil, y lo registramos.

Entonces, con eso, yo imaginé que iba a llegar acá y tener los papeles para

trabajar. Pero cuando llegué aquí para dar entrada en los documentos vino todo

aquel papeleo, aquella burocracia... Había que traer todos los documentos

[traducidos] por un traductor público... Pidieron mi partida de nacimiento

registrada y certificada en un consulado argentino de Brasil, que en la época salía

carísimo, 10 o 15 dólares para cada documento. Y, de nuevo pidieron otro sello

que faltaba en la partida de casamiento, que salía otros 10 dólares... Entonces tuve

que mandar todos los documentos nuevamente a Brasil...

R: ¿Y vos tenías a un gestor o a alguien que hiciera los trámites allá?

C: Estaba mi mamá. Y además todo el dinero loco que gasté... Pusieron todos esos

sellos y yo presenté de nuevo toda la documentación. Fue en la época del

departamento de migraciones, ni sé si sigue allá... en la calle Caseros... Sí, era un

horror. Allá te trataban como si fueras un perro. Me acuerdo que llegaba a las 6

de la mañana y me quedaba en aquella fila para que te dieran un número, un frío

infernal... Y a veces te decían: No, se terminaron los números... Y había que volver

al otro día, todo de nuevo... Yo pasaba horas allí, salía a las 2 de la tarde. Y ellos

te trataban como un perro, peor que un perro. Y ahí empezaron con la burocracia,

y me mandaron a un hospital público para hacer un millón de análisis... para ver

si tenía Sida, si tenía Chagas, para ver si yo tenía no sé qué y no sé qué,

radiografía de todo... Y como tenía que ser en un hospital público,...hasta que te

daban el turno... Ahí pasaron meses hasta conseguir el turno.... Y me acuerdo que

me mandaron a 500 lugares diferentes para hacer todos los análisis. Y en esa

época, yo estaba con poca plata porque mi marido tenía muchas deudas, y mi

suegra me ayudó, pagó la traducción de todos los documentos. Entonces los tuve

que mandar a Buenos Aires, al Ministerio de Relaciones Exteriores... Ahí demoró

110

de nuevo, no sé cuánto tiempo, un montón. ¡Todo tardaba muchísimo tiempo! Era

una burocracia tremenda, entonces demoraba.... Después, me mandaron a la

Interpol, en la Policía Federal. Y ellos investigan para ver si no tenés antecedentes

[policiales] etc. Y entonces, a la Policía Federal yo tuve que ir tres veces. Porque

la primera vez ellos habían perdido no sé qué y tuve que volver... Después, cuando

fui por segunda vez, ya no era allá, había cambiado de lugar. Y tuve que ir otro día

al otro lugar. Y todo era así... ¡Y nadie sabía decirte nada! Entonces una iba, se

quedaba horas esperando y no conseguía ninguna información concreta. En

realidad, era mala voluntad, porque no se les daban las ganas de informar. Porque

yo presencié, en migraciones, lo que me dio un odio mortal, que llegó una chica

con pasaporte de Estados Unidos y ellos la hicieron pasar adelante y entrar antes

que todo el mundo. Y estaba lleno de gente... estaba lleno de bolivianos, y los

bolivianos, entonces, ni hablar, para ellos eran peor que un perro. Porque a los

brasileros nos trataban como un perro, ahora, boliviano, directamente ni siquiera

perro era. Te trataban en el terror, ahí. Y me dio tanto odio ver aquello, tanto

odio, una impotencia... Y yo pensaba: no puede ser, nosotros aquí en la fila, con

número, esperando hace horas... Y ella, porque era americana, pasaba antes que

todos. Entró y fue a hablar con el director, o qué sé yo quien mandaba. Y todo el

mundo, esperando... Bueno, con todo eso, después de 3 años, conseguí la

residencia precaria. Era un papel que había que renovar cada 3 meses, que era

otra cosa para sacarte dinero, porque cobraban para renovar. Mirá, fue de

terror...

R: ¿Y cuánto tiempo estuviste con esa residencia precaria?

C: Ah, no sé bien, pero pasaron 4 años hasta que pude terminar todo el trámite.

Pero te cuento, después que me dieron la precaria, yo iba prácticamente una vez

por semana para ver si estaban listos los documentos. Y, de nuevo, en la fila dos

mil horas, esperando para que te atiendan y ellos decían: ‗no, la documentación

no llegó de Buenos Aires‘. Y yo pensaba, ¡no es posible, no puede ser que demore

tanto! Y fue tanta cosa, tanto rollo... Y ellos decían que faltaba un papel, que

faltaba el sello, le dieron tantas vueltas que no podés imaginar. Y entonces llevó

casi 4 años, unos 3 años y medio para salir el papel que te dan, para dar entrada

111

con el pedido del DNI. Mirá fue una tortura... la peor experiencia que tuve en la

Argentina...Cada vez que me acuerdo pienso que no sé cómo no desistí... Creo que

es porque una necesita realmente... (Claudia, 35 años, entrevistada en su casa)

A diferencia de los casos anteriores, Claudia tuvo todas las condiciones para

regularizar su situación legal y obtener el documento (casada legalmente con un ciudadano

argentino, suficientemente instruida y con tiempo disponible para llevar a cabo los trámites,

disponía de redes sociales en Brasil y en Argentina que la apoyaron logística y

económicamente, podía afrontar los gastos del trámite, etc.). A pesar de eso, vivió el

proceso burocrático como una experiencia traumática, como lo peor que ha pasado en su

vida. Sin embargo lo lleva a cabo por necesidad, necesita los documentos para tornarse una

persona ―aquí‖ y emprender su vida en este país, para sentirse haciendo las cosas como se

debe. Ése, incluso, fue el motivo alegado para legalizar su unión con Juan (Pero dije ―yo no

quiero estar ilegal‖. Así que nos casamos en Río de Janeiro, sólo los dos, sin familia, sin

nada, sólo por civil).Claudia buscaba construir una vida en Córdoba, quería buscar trabajo,

alquilar una casa, tener hijos. Aunque la carencia de los documentos no impide, en la

práctica, ninguna de estas acciones, sí las condiciona.

En su relato podemos identificar, también, la importancia de las redes familiares en

Córdoba y en Brasil para la concreción de los trámites. En el caso de Claudia, la madre

realizaba los trámites en Brasil y la suegra le prestó dinero para las traducciones. Por esa

razón, cuando estas redes no existen o no pueden aportar ayuda, la situación puede hacerse

más difícil.

Los documentables

El status referente a la legalidad y la documentación, por un lado, y el nivel

socioeconómico de los migrantes, por el otro, influye en las condiciones de vida y en su

percepción acerca de su situación como migrante. El peso de las condiciones sociales

resalta si consideramos a los brasileños en mejor situación. En este caso, las trabas

burocráticas pueden ser una presencia incómoda pero no llegan a ser limitantes. El caso

expuesto a continuación ilustra una autopercepción positiva de la situación como migrante,

más allá de la burocracia. Luana, de 19 años, vivía en Porto Belo, Santa Catarina y había

112

venido a Córdoba hacía 6 meses para asistir a la universidad y estar con su novio argentino.

Estudiando en un instituto preparatorio para ingresar a la carrera de medicina, Luana

evaluaba de esta forma su experiencia en Córdoba:

L: Es hermoso, mis padres me dieron una oportunidad maravillosa, tengo mucho

que agradecer. Estar lejos es difícil, pero es necesario madurar y dar valor a las

cosas. Sólo damos valor cuando ya no las tenemos más. Creo realmente en el

futuro de Brasil y de Argentina, pero la burocracia entre estos es triste.... Somos

vecinos, tenemos el Mercosur y aun así las cosas parecen fáciles pero no lo son.

(Luana, 19 años, testimonio escrito)

Para los estudiantes universitarios de clase media o clase media alta como Luana, la

posibilidad de estudiar en el exterior, sin la necesidad de pagar los estudios en dólares,

representa una experiencia percibida como enriquecedora. En este caso, además, la

experiencia en la Argentina está pensada como algo transitorio, una etapa de viajes y

conocimiento de otra cultura y realidad social. En general, estos estudiantes realizan en los

consulados argentinos en Brasil los trámites que permitirán su radicación temporaria.

Instalados en su propio país, apoyados por la familia, con recursos económicos y culturales

para emprender las gestiones burocráticas, el proceso para los estudiantes, aunque pueda ser

engorroso y trabajoso, no llega a ser percibido como dramático.

Por otra parte, para los ejecutivos o trabajadores calificados trasladados por la

empresa, la migración implica, en general, una oportunidad de ascenso laboral. En la

mayoría de los casos, estas personas ya llegan a la ciudad con todo el proceso de radicación

tramitado por la propia empresa que los emplea. Su presencia en el país está completamente

validada, están radicados legalmente (en la mayoría de los casos, con radicaciones

temporarias, al menos al principio). En estos casos, la vivencia del proceso de radicación y

la experiencia como extranjero son consideradas positivamente. Roberto, de 40 años,

casado con una argentina y trasladado por la empresa de turismo para la cual trabajaba

expresaba de este modo la percepción acerca de la cuestión de la documentación:

113

R: Cambiando un poco de tema, ¿cómo fue para vos la cuestión de la obtención de

la documentación... esa parte burocrática?

Roberto: Mis antecedentes de documentación son bastante amplios por la

oportunidad que tuve de viajar. O sea que cuando llegué acá con mis papeles, en

mi pasaporte aparecía que yo ya había estado en varios lugares, que ya había

tenido residencia como extranjero en Uruguay..., entonces cuando me vine para

acá... mi documentación, el trámite, fue bastante rápido, un poco por esos

antecedentes... y por otro lado por el vínculo con una argentina, entonces yo

obtuve la residencia legal bastante rápidamente. (Roberto, 40 años, en su oficina)

Más allá de que puedan padecer la ya mencionada lentitud y complejidad del

proceso burocrático de radicación y documentación de extranjeros, los estudiantes y

ejecutivos no viven dicho proceso de manera tan dramática. Aparentemente, estas dos

categorías conforman una migración selectiva favorecida por la implementación del

Mercosur (Hasenbalg y Frigerio, 1999:28-29).

Yendo y viniendo sin documento

Por otra parte, las percepciones de los migrantes son siempre construidas de manera

relacional a lo que vivieron anteriormente, a sus condiciones antes de transformarse en

migrantes, y también a sus posibilidades actuales.

Maria, de 52 años, era empleada doméstica en Brasil y vino por primera vez a

Córdoba acompañando a la familia que la empleaba. Soltera y sin hijos, hizo muchos

amigos en la ciudad y de vuelta a Brasil, tomó la decisión de volver por su cuenta a

Córdoba. Maria, quien vivía en un barrio violento de la periferia de São Paulo, trabajó en el

servicio doméstico desde los 13 años. Actualmente presta sus servicios a una familia

cordobesa, vive ilegalmente en Córdoba y no percibe esa situación como problemática sino

que la acepta como algo natural:

R: ¿Y cómo hacés con los documentos aquí?

M: (silencio)

R: ¿Vos tenés los documentos?

114

M: (silencio)

R: ¿No los tenés? ¿Nunca te pidieron? ¿Cómo es?

M: Ah, yo estoy ilegal, cuando viajo pago multa.

R: ¿Y cómo es?

M: Bueno, vos podés pagar aquí en (la calle) Caseros o allá en la frontera.

R: ¿Y cuánto pagás?

M: 50 dólares.

R: ¿¡Dólares!?

M: No, pesos.

R: ¿Y ellos te preguntan algo...?

M: No, no preguntan nada. Vos vas y pedís un permiso para salir, ellos te dan una

hoja, vos vas al banco, la llenás y pagás, es claro.

R: Y después, ¿para entrar...?

M: No hay problema... Ellos te dan un tiempo para salir, pero vos no salís. Si salís

en el tiempo que te dieron no tenés que pagar.

R: ¿Y cuánto tiempo te dan?

M: Tres meses.

R: ¿Vos entraste varias veces así y nunca tuviste problemas?

M: Nunca tuve problema.

R: ¿Y la gente con quién trabajás, tampoco tiene problema con eso?

M: No, éstos no. Pero los primeros, eran todos organizados. Hasta la votación...

yo tenía que ir a Uruguaiana para hacer... como se dice... justificar el voto. De tres

en tres meses viajaba a Uruguaiana... Todo para poner los papeles en orden. Pero,

¡hay tanto brasilero que no tiene el documento aquí! Si fuera yo sola... Pero no,

hay muchos, pero muchos así....

R: Y ahora está el consulado aquí en Córdoba, ¿no?

M: Sí, pero tenés que tener tiempo y paciencia para andar tratando esas cosas... El

día que me echen yo no tengo problema. Yo no hago nada de malo para meterme

en problemas para que me echen... (Maria, 52 años, entrevistada en el Museo de

Antropología)

115

Maria siente que su caso no es único, sino compartido por otros brasileños que se

encuentran en la misma situación. Además, la falta de documentación no es percibida como

un obstáculo importante para su forma de vida. Ella conoce los trámites, la forma de pasar

por la frontera, sabe que sólo tiene que pagar la multa, puede ir y venir. Por otra parte, eso

no le impide trabajar, ya que su actividad se realiza en el mercado informal de trabajo, y la

posesión del documento no tendría demasiada incidencia sobre sus condiciones laborales.

Es necesario tener en cuenta que Maria es saludable, no tiene hijos que matricular

en la escuela, y se siente apoyada por sus amigos y por la familia con quien trabaja.

Decidió establecerse en Córdoba después de conocer las condiciones de vida y haber

formado una red social y afectiva propia en la ciudad. La decisión partió del deseo y de un

proyecto personal y no movida por la relación con otra persona. Todos estos factores la

hacen sentir menos vulnerable. Por otra parte, su trayectoria de niña pobre, trabajadora

precoz y exmoradora de Grajaú, un barrio violento de la periferia de São Paulo,

posiblemente inciden en su percepción sobre lo ―natural‖ de vivir en una situación marginal

y se diferencia de las expectativas de Claudia sobre no ―estar ilegal‖.

Esta percepción de la situación de indocumentación como natural y no problemática

es compartida por João. Soltero y sin hijos, Joao sobrevive de pequeños trabajos como

jardinero y en la construcción y reside, de favor, en la casa de un amigo.

R: ¿El hecho de no tener el documento nunca te causó problemas aquí?

J: (silencio)

R: ¿Nunca te impidió tener acceso al servicio de salud, por ejemplo?

J: Mirá, una vez yo necesité servicio médico, aquí, y fui a un hospital, el Tránsito

Cáceres... ¿Lo conocés? Yo fui sólo con la ―identidade‖ [el documento brasileño]

y me hicieron todo lo que necesitaba: dentista...

R: ¿Dentista también?

J. Sí. Sólo que en la época no hacían lo que yo necesitaba para arreglar ese diente.

Pero hicieron un arreglito en el canal. Y en una época yo también tuve un

problema de próstata y tuve que ir de vuelta a ese hospital y me diagnosticaron,

me hicieron todos los análisis... e incluso me dieron los remedios y yo me curé. Y

116

me dijeron que cada 6 meses me tengo que dar una vuelta, para hacer el control.

Entonces, no tuve ningún problema. (João, 34 años, en su casa.)

Así como Maria, João trabaja en el mercado informal, no tiene hijos, cuenta con

amigos que lo apoyan y tiene experiencia en los trámites en la frontera. A estas condiciones

súmase la percepción de estar amparado frente a una eventual enfermedad, ya que no tuvo

problemas para ser atendido en un hospital público.

De esa forma, vemos que ir y venir sin documentos puede tornarse, según las

circunstancias, en algo común y corriente.

Heterogeneidad, fragilidad y desigualdad.

Ciudadanía y nacionalidad, como argumenta Verena Stolcke81

, dos términos

equivocadamente confundidos como tales a partir del contexto histórico de donde surgen: el

proceso de inclusión y exclusión formativo de los estados-nación. Los individuos que

pueden ejercer los derechos y deben cumplir las obligaciones civiles determinados por las

leyes que pretenden asegurar la libertad, la justicia y la igualdad son ciudadanos de estados

nacionales concretos. Dichos derechos y deberes son exclusividad de los que forman parte

de esa comunidad nacional en particular. Pero también, más allá de derechos y deberes, la

idea de ciudadanía remite a la idea de civismo, que implica un sentido de identificación y

pertenencia a determinada comunidad nacional (Jelin, 2000:87-89).

Frente a esta concepción de ciudadano, el individuo nacido en territorio ajeno se

encuentra en situación de vulnerabilidad, no pertenece —no es de allí— y muchas veces no

puede estar. Así, no menos importante que las consecuencias prácticas que pueden

generarse a partir de su carencia, el documento de ―identidad‖ (valga la redundancia) es lo

81

Según Stolcke, ―la ciudadanía es la quintaesencia de la moderna política de emancipación e igualdad

individual a los ojos de la ley. La ciudadanía como conjunto de derechos civiles disfrutados por los

ciudadanos formalmente libres e iguales se vio , sin embargo, limitada casi desde el principio por la

emergente división territorial burguesa del mundo en estados-nación que competían por dominar. La

adquisición de los derechos civiles se vio condicionada por reglas legales específicas, las llamadas leyes

nacionales, que plasmaron los requerimientos formales a los cuales los individuos deberían responder para ser

reconocidos como ciudadanos de estados concretos. Como consecuencia, los derechos civiles pasaron a ser

privilegio exclusivo de aquellos reconocidos como nacionales de un estado en particular, con la exclusión de

los nacionales de cualquier otro estado constituido (...) Ciudadanía y nacionalidad se tornaron subsumidos en

117

que identifica legalmente al ciudadano. Poseer el documento es ser ―alguien‖ y tener

permiso para estar en donde se está.

A pesar de eso y sin cuestionar el poder obvio de las estructuras burocráticas para

validar o no a un individuo no-nacional como legalmente establecido, fue posible observar

en el interior del grupo formado por los brasileños que están irregularmente en la Argentina

que las situaciones no son necesariamente homogéneas. Las dificultades surgen a partir de

situaciones concretas que se plantean. En el caso de João, la carencia del DNI no fue

obstáculo para recibir tratamiento en un hospital público; ya Maria Clara y Sandra,

igualmente indocumentadas, fueron amenazadas con la suspensión de la medicación que

asegura sus vidas, en otro hospital, igualmente público. De esa forma, la situación del

migrante indocumentado es, antes que nada, de fragilidad.

El desenlace de los problemas concretos depende, en gran medida, de la

interpretación y de la ―buena voluntad‖ o no de los diferentes agentes del Estado.

De un modo general, las mujeres, especialmente las que migraron para unirse a un

argentino y que tienen hijos pequeños a sus cuidados, son las más vulnerables. Alejadas de

sus amigos o familiares, dependen, especialmente al inicio de su estadía, de su cónyuge y

de las redes sociales de este para ayudarlas, muchas no tienen trabajo y no conocen el

idioma. En muchos casos la relación amorosa no se legaliza a través del casamiento civil lo

que incrementa la situación inestable de estas mujeres. Aún en el caso de las que pueden

postularse a la radicación, hay entre éstas diferentes posibilidades relacionadas con la

presencia o ausencia de redes de apoyo en Brasil y en Córdoba para realizar los diferentes

trámites, sellados, etc. Este apoyo puede ser tanto en la gestión misma de los documentos

como en otras formas: apoyo económico, asesoría para el llenado de formularios, cuidado

de los niños o del negocio familiar mientras se realiza el trámite, etc.

Especialmente en el caso de las brasileñas en Córdoba es posible observar que la

carencia de documentación y el status de ilegalidad no están necesariamente vinculados a la

migración laboral como señalado para otros contextos.82

un status indistinto, inherente a antes que adquirido por los individuos modernos por lo cual simultáneamente

se tornó casi auto evidente‖ (Stolcke, 1997:61-62). 82

De Genova, tomando como base la migración mejicana a los Estados Unidos afirma que ―la migración

indocumentada es… principalmente migración laboral, originada en la incansable capacidad creativa y poder

productivo de las personas.‖ (De Genova, 2002: 4-5. Mi traducción)

118

La percepción de su propia situación de indocumentado como problemática o no, o

tal vez como más o menos problemática, también es relativa a las experiencias concretas

vividas, así como a las expectativas acerca de su situación fuera de su país. En ese sentido

no es posible olvidar que, aun estando en su propio país, alguien como Maria no disfrutó de

muchos beneficios en lo relativo a la salud y a la educación o en su relación con el poder

público.

Además podemos notar que las barreras simbólicas, reales o percibidas, pueden ser

significativas, aún en el caso de los que están en condiciones de realizar los trámites. El

sentirse tratada ―como un perro‖ por las autoridades migratorias, en el caso de Claudia, es

significativo y representó para ella ―una tortura, la peor experiencia‖ que tuvo en la

Argentina. Es interesante observar la percepción de Claudia de diferentes categorías

nacionales establecidas a partir del trato en el departamento de migraciones. Mientras

Claudia, en la cola del departamento de migraciones, se siente tratada de una manera que

no corresponde a su condición humana, percibe que a los bolivianos se los trata aún peor (y

los bolivianos, entonces, ni hablar, para ellos eran peor que un perro) y que los

norteamericanos son privilegiados. Estas categorías hablan de representaciones nacionales

estereotipadas y de la influencia de estos estereotipos en la aplicación de una norma (la

formación de una fila, el respeto por el orden de llegada) que debería ser igual para todos.

La jerarquía geopolítica interestatal se actualiza en una jerarquía burocrática interpersonal.

Se desvela, así, la multiplicación de las desigualdades y de los variados límites impuestos a

los migrantes.

La documentación, como forma de representación jurídica y burocrática es un

elemento poderoso en el marco de todo un sistema de representación simbólica que se

produce en el cotidiano de los migrantes. En los capítulos siguientes ahondaré sobre los

aspectos más específicos de las representaciones sobre los brasileños en Córdoba y algunas

consecuencias de dichas representaciones sobre sus vidas.

119

CAPÍTULO 5 - IMÁGENES DEL EDÉN

La construcción de la imagen de los brasileños en Córdoba, las formas cómo se

presentan y representan, está influenciada por la mirada argentina y cordobesa sobre cómo

son Brasil y los brasileños. Por otra parte, esta construcción83

no es estática y responde a

una historicidad concreta, que va otorgando las bases de esas representaciones que serán

puestas en juego en la interacción social. Excede, sin embargo, los objetivos de esta tesis

analizar profundamente este proceso histórico.

En los capítulos anteriores, abordé algunos aspectos de las representaciones locales

sobre los brasileños y sus consecuencias sobre los migrantes (en lo referente a la

comunicación, a las consecuencias del status legal, etc) En este capítulo y en el siguiente

profundizo el análisis sobre este aspecto. Aquí abordo algunas cuestiones sobre las

representaciones locales acerca de Brasil y de los brasileños y busco, además, comprender

cómo los migrantes experimentan la reconstrucción de su imagen en función de esas

representaciones.

Lo exótico: alegría, playa, fútbol y mulatas

Durante la década de 1980 y especialmente en la de 1990 el contacto entre

brasileños y argentinos se incrementó en gran medida debido al turismo84

. Al sabor de las

oscilaciones cambiarias en cada país, miles de turistas argentinos pasaron sus vacaciones en

Florianópolis, Torres, Camboriú, Bombas y Bombinhas, Río de Janeiro, Salvador y Porto

Seguro, entre otros lugares, mientras los brasileños buscaban principalmente a Buenos

Aires y Bariloche como destinos para sus viajes. Los lugares turísticos más buscados —las

playas, en el caso de Brasil, y la ―Paris de Latinoamérica‖, además de Bariloche, un lugar

caracterizado por la nieve, la práctica de esquí, y las construcciones de tipo alpino, en

83

Es importante remarcar que el empleo de la palabra construcción no supone una racionalidad estratégica,

sino que pone de relieve los elementos que entran en juego para la conformación de las representaciones sobre

lo nacional, su carácter histórico y contextual. 84

Como ejemplo cito datos mencionado por Lilian Schmeil para Florianópolis: ―El número de turistas

extranjeros en los años de 1991, 1992, 1993 y 1994 fueron consecutivamente de 61.456; 149.797; 178.332;

186.196. De éstos, también consecutivamente, 71,53%, 81,88%, 93,62%, 92,16% eran argentinos…‖ (la

traducción es mía) (Schmeil, 2002:72).

120

Argentina— hablan de la imagen previa85

que se tienen unos de otros al mismo tiempo que

refuerzan esta imagen a través del esfuerzo de hoteles, guías y agencias de turismo para

satisfacer los sueños de los turistas86

.

Además de las imágenes formadas a partir del turismo, la música y el fútbol son dos

prácticas culturales importantes en la construcción de percepciones sobre Brasil en

Córdoba. En relación a la música, encontramos entre los cordobeses a muchos apreciadores

de la ―bossa nova‖, conocedores de viejos discos de Vinicius de Moraes, Toquinho y

Maria Creuza87

. El ―samba‖ también es conocido y ciertos ritmos de moda en los veranos

―baianos‖, como el ―axé‖ y la ―lambada‖, fueron escuchados en su momento. A veces, el

término ―batucada‖88

es empleado para designar varios ritmos y estilos musicales

brasileños en donde predomina la percusión. Caetano Veloso, Gilberto Gil, Rita Lee y Los

Paralamas son algunos de los músicos a los que los cordobeses reconocen fácilmente y

encontramos programas de radio dedicados exclusivamente a la música brasileña89

. Los

estilos y músicos mencionados y otros son escuchados y apreciados. En cuanto al fútbol, la

relación es de abierta rivalidad pero también de marcado interés. Ronaldinho, Rivaldo,

Roberto Carlos, entre otros jugadores brasileños, son personajes conocidos y se comentan

sus chismes, cómo jugaron, cuánto costó su pase, etc. Si la asociación de Brasil con el

fútbol está siempre presente, eso es aún más notable en el momento del campeonato

mundial de fútbol. En el campeonato mundial de 2002, y por motivo de la victoria de

Brasil, los diarios locales enfatizaron las imágenes de las celebraciones en Brasil y también

entre los brasileños en Córdoba. El título de una de las notas90

sobre el evento decía: ―En el

85

Acerca de esas imágenes previas entre brasileños y argentinos, e inspirado en el orientalismo de Said, Lins

Ribeiro argumenta la existencia de un tropicalismo y un europeísmo como modos de representar pertenencia a

los dos Estados-naciones, Brasil y Argentina: ―En gran medida, en América Latina, Brasil y Argentina

encarnan ejemplarmente esas dos modalidades de representaciones sobre el Otro‖ (la traducción es mía)

(Ribeiro, 2002). 86

Schmeil, al estudiar al impacto del turismo argentino en Florianópolis comenta: ―Él [el argentino], como la

mayoría de los turistas, está en búsqueda de un sueño, de una fantasía de viaje, de algo que sea muy diferente

a su cotidiano normal y corriente. Así, podemos decir que el argentino busca en el brasileño y en Brasil

elementos no solamente diferentes de su propio pueblo y de su universo social y natural, sino incluso

opuestos. Estos elementos van a ser identificados y encontrados, aunque a veces a la fuerza....‖ (Schmeil,

2002:76, mi traducción). 87

Maria Creuza está casada con un argentino y se ha presentado en la ciudad en los últimos años. 88

Veremos más adelante, en este capítulo, que hay algunos grupos locales de ―batucada‖. 89

Por lo menos dos de esos programas coexistieron, en horarios diferentes, en una misma estación de radio (la

FM UTN) por casi dos años. Uno de ellos todavía se emite. 90

La Voz del Mundial, Suplemento especial del diario La Voz del Interior, 28/06/02.

121

país de la alegría, todo es fútbol‖, mientras que otra91

se titulaba: ―Carnaval en un

museo92

‖ Abajo, vemos la foto que acompaña a esta última nota:

Foto 1.5. Campeonato Mundial de Fútbol 2002. Hinchada brasileña festejando en el Bar del Museo.

Fuente: La Voz del Mundial, Suplemento especial del diario La Voz del Interior, 21/06/02

El pie de foto dice: ―En el bar del Museo de la Industria, los brasileños que viven en

Córdoba celebraron hasta el amanecer.‖ La imagen muestra algunos elementos clave93

relacionados con la imagen de los brasileños en Córdoba: el clima de alegría, la ―mujer

brasilera‖ personificada en la mulata opulenta, bailando en el centro de la foto, la danza y la

música que se infieren de los movimientos de las personas y de la pandereta tocada por un

hombre negro al lado de la mulata, y finalmente, los colores nacionales (verde, amarillo,

azul y blanco, pero especialmente el verde y el amarillo). A la izquierda, vemos un hombre

con la remera de Flamengo, un equipo de fútbol de Río de Janeiro.

La espontaneidad y la sensualidad también son características atribuidas a los

brasileños. Esta última es especialmente percibida en relación a las mujeres. En algunos

casos, se asocia la mujer brasileña con una imagen predominantemente erotizada que

91

La Voz del Mundial, Suplemento especial del diario La Voz del Interior, 21/06/02. 92

Referencia al Bar del Museo de la Industria, el ―bar brasilero‖ de Córdoba, sobre el que comentaré más

adelante.

122

supone mayor actividad sexual y mayor liberalidad sexual. Esa faceta tiene por lo menos

dos consecuencias. Si, por un lado, hace a las brasileñas, en algún sentido, más atractivas

—y eso seguramente influye en el altísimo grado de exogamia entre las mismas—, por otro,

puede causar falsas expectativas y malentendidos.

La imagen estereotípica resultante de la asociación de Brasil y los brasileños con los

elementos referidos anteriormente (playa, música, fútbol, sensualidad, alegría, etc) resulta

en algo muy similar a lo descrito por Hasenbalg y Frigerio (1999) y por Frigerio (2002)

para los brasileños en Buenos Aires: la exotización. Ésta se basa en un estereotipo

homogeneizante construido sobre otros, diferentes a nosotros, pero que, a diferencia de la

estigmatización, puede ser valorado positivamente. En este caso, lo diferente es (o puede

ser) atractivo. Las consecuencias incluyen algunas posibilidades específicas de inserción

social y laboral, particularmente cuando los brasileños se atienen al estereotipo y se

desempeñan en el campo de lo ―típicamente brasileño‖. Como ya citado en el capítulo 2, en

lo referente al trabajo, las tareas beneficiadas por esa percepción son, en Córdoba,

especialmente las relacionadas a la enseñanza del portugués, y en segunda medida las

actividades artísticas que hacen referencia a la cultura brasileña, tal como es percibida

localmente, aunque no son muchos los brasileños que se dedican a este tipo de actividad. Es

importante mencionar que la imagen exotizada de los brasileños se asocia especialmente a

las personas negras y está basada fundamentalmente en supuestos sobre la cultura

afrobrasileña94

. En ese caso, la identificación se hace a simple vista y condiciona las

relaciones antes de que haya cualquier tipo de interacción.

93

Estos elementos han sido observados reiteradamente durante el trabajo de campo, a partir de notas y fotos

en los periódicos, programas de televisión, etc, y no se basan en sensaciones de sentido común, sino en la

constatación de una tendencia central en las representaciones sobre Brasil en Córdoba. 94

Esa representación de los brasileños no se da exclusivamente en la Argentina; varios autores han observado

imágenes similares en otros países. Lins Ribeiro, en uno de sus trabajos sobre los brasileños en San Francisco

(EUA), afirma: ―Segato (1998:14) considera que ‗la parte de Brasil que más fuertemente se expandió hacia

los países percibidos como ‗blancos‘ en América del Sur [Argentina y Uruguay,] en los últimos años fue su

parte negra‘. Ciertamente mis observaciones en San Francisco corroboran esta afirmación y esto no se debe a

una gran presencia de negros brasileños en aquella área, muy por el contrario. Sin embargo, de la ‗feijoada‘ al

‗samba‘, Brasil está antes que todo tropicalizado, esencializado como sensualidad, energía exuberante,

caliente...‖ (Ribeiro, 1998b:7, mi traducción).

123

Aprendiendo a ser el otro

¿Cómo los migrantes experimentan la reconstrucción de su imagen y la percepción

de ser el otro, diferente a los demás? ¿Cómo se sienten vistos como exóticos?

La mayoría de los brasileños notan una cierta idealización de los argentinos en

relación a Brasil y a los brasileños. Como ya fue mencionado, en muchos casos esa

idealización es considerada positiva y facilita la inserción social de los migrantes Sin

embargo, el ser visto como otro, desde una mirada homogeneizante, puede ser percibido

como molesto y desconcertante.

R: ¿Y cómo es ser brasileña en Córdoba?

C: Ay, ¡qué pregunta difícil! Bueno, a veces es medio raro, porque parece que una

es un ser de otra galaxia. Cuando se está con argentinos de clase más baja, que no

están acostumbrados a escuchar un acento extranjero... Y yo que tengo mucho

acento cuando hablo... Entonces, la gente más humilde, me mira así, con una

cara... como si yo fuera un ser de otra galaxia. Con un taxista, por ejemplo, noto

aquella cosa, aquella cara de espanto. Y cuando hablo siempre me preguntan ―¿de

dónde sos?‖ Y, a veces, confunden mi acento con italiano o francés y yo digo:

―nada que ver. Soy brasilera‖ Y ellos me dicen: ―¡Brasilera, blanca!‖ No

imaginan que existe brasilero blanco. Entonces te das cuenta de que es gente que

no tiene tanto conocimiento, ¿no?

Pero en general, es bueno. Nunca me trataron mal, a no ser en Migraciones...

Pero, en general, siempre me trataron bien. Tuve suerte, creo. Nunca tuve

problemas, ni siquiera en lo profesional...

R: Y, por otra parte, ¿vos ves alguna ventaja en ser brasileña?

C: Sí, por ahí te dicen ―¡qué lindo!, ¡qué lindo acento! Ay, qué lindo tu país. ¿Qué

hacés acá?‖ Y es siempre lo mismo, así que llega un momento en que ya te

molesta. Pero también hay otra cosa... Otro día, por ejemplo, fui a la verdulería

cerca de casa y dije: ―Ay ¡qué cara está la cebolla!‖, porque estaba carísima, y el

hombre me dijo: ―ah, es por culpa de ustedes‖.

R: ¿Por qué lo decía? ¿Por qué los productores habían vendido la cebolla a

Brasil?

124

C: Sí. Entonces eso me indignó, y yo le dije: ―No, la cebolla está cara por ustedes,

porque si venden toda la cebolla y no dejan cebolla ni para los argentinos, la

culpa es de ustedes.‖ Y otro día fuimos a una concesionaria a ver un auto. Fuimos

a averiguar el plan para comprar un Fiat Uno. Y el tipo me dice: ―gracias a

nosotros, ustedes están comiendo allá‖. Y otros comentarios de ese tipo. Entonces

vos ves, son los dos extremos... (Claudia, profesora de portugués, 35 años)

En el relato de Claudia vemos varios aspectos de la experiencia de la otredad.

Pequeñas inquisiciones cotidianas que presentan al migrante situaciones en donde debe

explicarse y justificarse, definirse y redefinirse, en suma, identificarse. La primera se

presenta frente a la pregunta ―¿de dónde sos?‖ o frente a los malentendidos (que no es

francesa o italiana…) y pide del migrante una definición de su nacionalidad. La segunda,

una vez expresada su nacionalidad, se presenta frente a la necesidad de confrontar los

estereotipos sobre el ser brasileña de los demás con la propia percepción de lo que es serlo

(¡Brasilera, blanca!). Por otra parte, la repetición de un repertorio limitado y homogéneo

de comentarios sobre Brasil, aunque elogiosos, provoca la sensación de hartazgo y la

necesidad, nuevamente, de justificarse (―¿Qué hacés acá?‖).

Otro aspecto del relato de Claudia se refiere al rol impuesto como representante de

su país en algunas circunstancias. Así Claudia es culpable del precio de la cebolla, porque

esta fue vendida por los productores a Brasil, y debiera estar agradecida a las empresas

automotrices cordobesas, porque ―gracias a nosotros, ustedes están comiendo allá‖.

Mientras paga el mismo precio de la cebolla que los demás cordobeses y gana la vida

trabajando en esa ciudad, a los ojos del verdulero y del vendedor de autos Claudia sigue

estando ―allá‖ y siendo uno de ―ellos‖. A pesar de sus diez años viviendo en Córdoba sigue

siendo la presencia ausente y la ausencia presente.

Por otra parte, se reitera en este relato la representación local de embelesamiento,

encanto, frente a los brasileños (―¡qué lindo acento! Ay, qué lindo tu país...‖), ya referida

anteriormente, aunque vemos que este aspecto de la imagen formada sobre Brasil y los

brasileños convive con los otros referidos por Claudia.

125

La imagen estereotípica de los brasileños está asociada especialmente a los negros y

a las mujeres95

. En relación a los primeros, su identificación es visual, directa y la

percepción de ser diferente a primera vista también impacta a los brasileños negros.

R: Y ¿cuáles fueron tus primeras impresiones cuando llegaste a la Argentina?

Ro: Yo conocí primero Buenos Aires, que me hacía acordar a São Paulo,

Monterrey... Claro que Monterrey, allá en Méjico, tiene playa... Pero me pareció

una ciudad igual, muy al estilo europeo... Y me llamó la atención la piel de los

argentinos. Acostumbrado a viajar por toda América yo siempre veía un moreno,

un negro, y aquí todo el mundo era blanquito. Y yo decía: ¿Qué es eso? Y esas

fueron las primeras impresiones que tuve...

R: ¿Y vos sentís algún problema por ser negro?

Ro: No, al contrario, sienten envidia. A la gente le gusta mucho mi color.

R: ¿Es una ventaja?

Ro: Sí. Es una ventaja, exactamente.

R: ¿Es lindo ser brasileño en Córdoba?

Ro: Es bárbaro, llama la atención. (Robson, músico, 41 años)

En el caso de Robson, por el color de su piel, se da la inmediatez de la percepción

de ser otro, diferente a los demás. A diferencia de Claudia, que es blanca y a quien se le

revelaba su propia otredad recién a partir de un intercambio verbal. A pesar de eso,

Robson, no dice sentirse discriminado, sino admirado. Es necesario recordar, sin embargo,

que Robson es músico y puede capitalizar su imagen, considerada exótica, en su profesión.

Lo mismo ocurre con Iara, quien, como vimos en el capítulo 2, se desempeñó en Córdoba

como bailarina y actualmente es ―mãe de santo‖. Sin embargo, es posible pensar que la

valoración positiva de los rasgos negros se dé en relación con la idea de exotización96

y

especialmente en determinados contextos, en los que las personas por su actividad puedan

ser identificadas con el estereotipo. Es importante remarcar que tanto Robson como Iara

95

Esto ha sido observado también por Lins Ribeiro entre los brasileños en San Francisco: ―El lugar de las

mujeres brasileñas en este universo es central y tributario de una feminización instrumental del otro

subordinado, proceso igualmente presente en distintas situaciones de contacto interétnico‖ (Ramos 1995;

Grimson 1998 citado en Ribeiro, 1998b:8).

126

están establecidos en la ciudad hace más de 10 años y que construyeron sus trayectorias

profesionales sobre sus imágenes.

Además, los brasileños reconstruyen la percepción sobre sí mismos y su país a

partir de lo que reconocen como aspectos de la argentinidad. La cordialidad y simpatía son

resaltadas como una característica propia frente a lo que es percibido como una forma ―más

cerrada‖ de ser de los argentinos; el optimismo brasileño frente al pesimismo argentino,

los brasileños resolverían las cosas de forma más simple frente a la manera más complicada

de los argentinos. Por otra parte, el paisaje más extrañado es la playa y el calor se valora y

extraña frente al frío del invierno argentino. La construcción de categorías como

frío/caliente entre migrantes brasileños también ha sido relatada en otros países para

clasificar las formas de ser propias, brasileñas, frente a la de los habitantes locales (Ribeiro

1996, 1998b).97

Una brasileña muy visible

Un día, por casualidad, comprando sahumerios en una ―santería‖, vi un folleto

publicitario impreso en papel amarillo: ―Mae Iara de Iansa: Apertura de Caminos,

Liberación, Trabajos de Amor, Limpieza de negocios y casas. Buzios, Cartas y Tarot.

Jueves y Viernes en Córdoba. Sábado a Miércoles en la Calera‖. A la izquierda del texto,

estampada la imagen de un santo con un bebé en brazos —probablemente el niño Jesús— y

a la derecha la figura de Iansã 98

ilustraban bien el espíritu sincrético de la ―umbanda‖99

.Ya

96

(Hasenbalg y Frigerio, 1999; Frigerio, 2002) 97

A este respecto, Lins Ribeiro afirma para el contexto de San Francisco (EUA) pero refiriéndose también a

otros contextos migratorios que: ―Metáforas como ‗los brasileños son calientes‘ y ‗los americanos son fríos‘,

recurrentes en la dialogía interétnica, son índices tanto de una reificación de las imágenes vehiculadas en los

circuitos de los medios (cada vez más cercana a un condensación de Zé Carioca, Carmen Miranda, floresta

amazónica, samba y colaless) cuanto de una necesidad de los propios brasileños de domesticar el

individualismo norteamericano con sus distancias y marcaciones de zonas de interacción que son percibidas

como rígidas, limitadas y, frecuentemente, inhumanas. El contraste caliente/frío también es indicativo de una

tendencia de los brasileños de proyectar en la nueva situación sus propias cosmovisiones‖ (Ribeiro, 1996).

Ribeiro también señala ―la recurrencia de este contraste y de otros estereotipos en el imaginario interétnico

que involucra a las poblaciones brasileñas. En Nagoia, Japón, inmigrantes nipobrasileños, frente a las

dificultades de interacción en el espacio público, recurren a la oposición caliente/frío para clasificar a los

japoneses... Achúgar e Bustamante (1996:154-156), en un estudio sobre las imágenes de Brasil en los medios

uruguayos, destacan aquellas que asocian el país al calor tropical, alegría, música, carnaval y sensualidad.

Schmeil (1994:69) muestra cómo los turistas argentinos buscan en Florianópolis la ―liberalidad, soltura,

sensualidad y musicalidad brasileñas‖ (Ribeiro, 1998b:8). 98

Iansã es un ―orixá‖ femenino, una divinidad del ―panteón‖ de la umbanda y del candomblé. 99

Religión de origen afrobrasileña (ver Frigerio, 1999).

127

había escuchado hablar de Iara. Lina, una cordobesa que había vivido en Bahía y que

tocaba percusión en la ―escola de samba Raça Brasileira‖, se había presentado, en cierta

oportunidad, como ―filha de santo‖ de Iara. Después, al hablar con Julieta, una brasileña

que conocí de casualidad en un kiosco, esta me contó que, cuando llegó de Brasil, se había

alojado por varios meses en la casa de Iara. Hablando con otras personas y con la propia

Iara, supe que ella había sido una de las fundadoras de la ―escola de samba‖ y que también

había participado en la ―colectividad brasilera‖. 100

Pude ver también la foto de Iara en la primera página del diario La Voz del Interior,

el diario más importante de la ciudad. La imagen ilustraba una nota (―En barrio Cofico, las

cloacas generan riesgos de incendios‖, La Voz del Interior, 07/08/02), sobre un principio de

incendio en una casa en Cofico, barrio de clase media cordobés. El incendio que había

empezado por un derrame indebido de gas desde una estación de servicio desactivada hacia

las cloacas, no había provocado víctimas ni heridos. El hecho no parecía ser tan

extraordinario para ocupar la tapa del diario, aunque la foto probablemente lo era. El pie de

foto decía: ―después del derrame estalló el incendio, cuyas secuelas todavía pueden ser

observadas por los vecinos, como en el caso de esta profesora de danza afroamericanas‖.

Sin embargo, en todo el cuerpo de la nota no se hacía ninguna mención a Iara.

Foto 2. 5. Extraída de la tapa del diario La Voz del Interior (07/ 08/02)

100

Más adelante volveremos sobre la ―escola de samba‖ y la ―colectividad‖.

128

Iara, de 47 años, era auxiliar de enfermería en un hospital público de Río de Janeiro

hasta empezar a trabajar como bailarina de samba en shows para exportación. Como

bailarina de samba llegó a la Argentina y finalmente se instaló en Córdoba, después de

casarse con un cordobés. Después de varios años viviendo en la ciudad, Iara dejó el oficio

de bailarina y, siguiendo una tradición familiar101

empezó a oficiar de ―mãe de santo‖.

Hasta ese momento, había trabajado haciendo shows, como profesora de danzas

afrobrasileñas, modelo y peluquera. En Córdoba Iara pasó por un proceso de ascensión

social y económica relacionado con sus actividades, y actualmente es propietaria de un

templo recién construido en la localidad de La Calera. Durante el período de trabajo de

campo, pude observar que en varias oportunidades, por ejemplo a pedido del cónsul, Iara

participaba de eventos festivos o cívicos, vestida con ropas coloridas de baiana o con su

traje blanco de ―mãe de santo‖ ocupando un lugar destacado entre los presentes. Así como

su hija, Linda, Iara siempre llamaba la atención: negra, linda, sonriente, siempre dispuesta a

aparecer en público y a quien el cónsul recurría siempre que quería dar un toque exótico a

algún evento público.

El mismo mecanismo observado en el relato de Claudia, acerca de los episodios en

la verdulería y en la concesionaria de autos, a partir del cual cada brasileño pasa a

representar el todo (―Brasil‖), puede observarse en otras circunstancias, aparentemente más

positivas y beneficiosas a la inserción social de los migrantes. Asimismo, algunos

migrantes, por sus características más ajustadas a la imagen estereotípica construida —es

necesario decir, por brasileños y argentinos, agencias turísticas y medios de comunicación

de masa, diplomáticos y migrantes, entre otros—, serán más propensos a ocupar ese papel

de representante que otros.

En ese sentido, veremos que los negros serán percibidos como más representativos

que los blancos —y también más exóticos—, las mujeres más que los hombres, y aquellos

que bailen o toquen algún instrumento lo serán más que los demás. La trayectoria como

migrante en la Argentina, el tiempo de radicación y la formación de redes locales también

influye en las posibilidades que algunos brasileños tienen de ser vistos como representantes

metonímicos de una cultura nacional.

101

Según Iara, su tía también era ―mãe de santo‖.

129

Las dos caras de la exotización

La imagen exotizada del brasileño es aprovechada, eventualmente, como un recurso

por los migrantes, que hacen de los capitales simbólicos relacionados con su nacionalidad

una forma de ganarse la vida102

. En Córdoba fue posible observar este fenómeno en algunos

casos, como en los de Robson e Iara, pero de un modo general se presenta sin las

dimensiones que alcanza en Buenos Aires. No observé, en esta ciudad, un circuito

―brasileño‖ (basado en clases de danza y música afrobrasileña especialmente) como los

conformados por los centros culturales descritos por Domínguez y Frigerio (2002) para

Buenos Aires103

. En Córdoba, aparentemente, predominan los que reconvierten sus

capitales escolares enseñando portugués, principalmente mujeres de clase media y media

baja. Como comentado en el primer capítulo, la mayoría de los brasileños, exceptuando los

estudiantes universitarios y los ejecutivos que vienen trasladados por sus empresas, trabajan

en el sector informal de la economía en tareas poco especializadas: vendedores, mozos,

empleadas domésticas. Sin embargo, en esta tesis no ahondé sobre la incidencia de las

representaciones sobre Brasil en la ubicación de estos migrantes en el mercado de trabajo.

Por otra parte, las representaciones exotizadas sobre Brasil y los brasileños pueden

facilitar las interrelaciones con los cordobeses en determinadas circunstancias. Esas

representaciones locales (fundadas en estereotipos que circulan internacionalmente y que

empiezan a ser construidas en Brasil, principalmente desde la industria del turismo, aunque

también desde otras fuentes que no serán tratadas aquí) sugieren que los brasileños son

personas simpáticas, alegres, optimistas y cordiales.

No obstante pueda conformarse en una ventaja comparativa en determinados

contextos, la exotización puede eventualmente ser un arma de doble filo. La misma imagen

que presenta al brasileño como alegre, optimista y sensual sugiere que sea irresponsable y

promiscuo. El encasillamiento en el estereotipo, además, puede reducir oportunidades

102

Esto ha sido observado por otros autores. Grimson hace referencia a los ―manejos directamente

pragmáticos de la identidad‖ para la obtención de trabajo entre los migrantes bolivianos y peruanos en Buenos

Aires (Grimson, 1999:44). Machado (2004) habla de la mercantilización de la identidad y emplea el concepto

identidad-para-el-mercado en el caso de los migrantes brasileños en la ciudad del Porto, Portugal, que

emplean una identidad exotizada y esencializada (basada en las imágenes formadas a partir del samba, fútbol,

sexualidad y mestizaje) en la disputa por un puesto en el mercado de trabajo portugués.

130

relacionadas con roles y tareas en las cuales no se encuadran las cualidades consideradas

típicamente brasileñas. En ese sentido, y como referí anteriormente, la posición del

migrante104

es fundamental en su inserción en la sociedad receptora e incide en la

conversión positiva o negativa105

de las representaciones sobre los brasileños, o incluso en

su refuerzo o atenuación.

En otro plano, la exotización, aunque no tenga la connotación negativa del estigma,

implica, así como en aquel caso, una homogeneización y un encasillamiento del otro. La

imagen exotizada por su propia conformación es plana, sin matices. La percepción de ese

encasillamiento es referida, en algunos casos, como una sensación de pérdida de la

individualidad:

Quiero ser protagonista, no puedo estar en una situación de ser una más. Una

brasilera más, una profesora de portugués más, otro extranjero en la Universidad

Nacional de Córdoba. Yo no quiero ser extranjera en mi propia vida.‖ (Sonia, 29

años, 11 meses en la Argentina, vino para reunirse con su novio argentino.

Testimonio escrito.).

Sonia interpreta, desde su experiencia, que el extranjero no es sujeto, el protagonista

de la historia contada, no es la primera persona, el ―yo‖ o el ―nosotros‖, sino que está afuera

y es descrito, representado y ubicado en un determinado lugar —el de alteridad— por los

demás. En esa historia contada por los demás, Sonia siente perder su lugar y eso le

desagrada.

Imágenes del Edén e historias de Eva

Las representaciones sobre Brasil y sobre los brasileños en Córdoba se construyen

localmente, a partir de los contextos específicos, pero, como ya fue señalado, se nutren de

varias fuentes, generadas localmente y en Brasil, en la interacción entre brasileños y

103

Por otra parte, se encuentra en Córdoba por lo menos un ―bar brasilero‖ al estilo del descrito por estos

autores. Comentaré ese tema más adelante. 104

Dada por la situación socioeconómica, capital cultural escolar y no escolar —en lo referente a aprendizajes

no institucionalizados, como baile, música, religiones afrobrasileñas, etc—, género, edad, tiempo de

radicación, disponibilidad de redes sociales y tiempo de radicación, entre otros 105

Facilitando o dificultando las interrelaciones y la inserción en el mercado de trabajo

131

cordobeses, pero también a partir de políticas de ambos Estados, y por diferentes agentes

más o menos interesados (por ejemplo medios de comunicación, agencias de turismo,

empresarios artísticos, etc).

Uno de los aspectos de las representaciones sobre Brasil en el exterior se refiere a la

naturaleza106

. La selva amazónica, por ejemplo, es una referencia que se hace

internacionalmente sobre Brasil. Las playas, como mencionado anteriormente, son otro

referente fundamental, especialmente en el ámbito argentino. No obstante, más allá de esas

referencias concretas, pude observar una idea local de lo ―natural‖ relacionado con Brasil y

los brasileños. Entre los brasileños también aparece, en algunos relatos, esa identificación

con lo natural, como la idea de algo no construido, inherente, esencial y a la vez simple, sin

artificios. En este caso, particularmente, lo ―natural‖ excede el sentido de pertenecer a la

naturaleza y se refiere a una supuesta esencia primordial y se opone a lo construido,

pensado, histórico, cultural. Retomando los conceptos de tropicalismo y europeísmo

empleados por Lins Ribeiro (2002) como representaciones del otro entre argentinos y

brasileños, lo natural y tropical de Brasil se opondría a lo europeo, construido, cultural de

Argentina. Esa percepción abarca, en el relato de algunos brasileños, el tema de los

casamientos entre argentinos y brasileñas.

R: ¿Por qué serán tan comunes los casamientos entre brasileras y argentinos, no?

106

Sobre las representaciones acerca de la naturaleza en Brasil, Roberto Da Matta dice que: ―Se trata también

de una concepción, de una visión, de la naturaleza como un dominio inmanente, eterno, pasivo y generoso —

de la naturaleza como madre dadivosa— una verdadera matria y no patria conforme decía el padre Antônio

Vieira (Cf. Saraiva, 1982:112). Se trata también de una concepción de la naturaleza parcialmente dominada

por la idea de tierra...Tierra que también puede ser localidad, patria, terruño natal, gleba, lugar, poblado, estilo

de vida, territorio, propiedad y espacio sagrado...‖ (Da Matta, 1993:98). Da Matta señala que esta

representación se opone a la visión puritana de la naturaleza que acompañó la fundación de las trece colonias

norteamericanas. En el caso norteamericano, la naturaleza es tomada como un obstáculo a ser superado por el

ingenio humano, objeto a ser modificado, como un otro con el cual se tienen relaciones objetivas y distantes.

En el caso de Brasil, la imagen de la naturaleza, construida históricamente desde los primeros relatos de los

descubridores, es construida como un medio benéfico, edénico, generoso, al cual los primeros habitantes

pertenecen y conforman. Este estudio de Da Matta sobre las representaciones de la naturaleza es muy

iluminador sobre la construcción de los símbolos nacionales brasileños. La centralidad de la naturaleza en la

construcción de lo nacional en Brasil, puede notarse en varias estrofas del himno nacional: ―Do que a terra

mais garrida/ teus risonhos lindos campos têm mais flores/ Nossos bosques têm mais vida/ Nossa vida no teu

seio mais amores/ Oh, pátria amada, idolatrada/ Salve, salve‖. También el diseño de la bandera nacional tiene

como punto de partida referencias a la naturaleza, a partir de la significación de los colores: el verde de la

vegetación, el azul del cielo con cada estado (provincia) representados por una estrella, y el amarillo del oro

encontrado en las Minas Gerais.

132

C: Vos sabés que a mí también me intriga, porque todo el mundo que yo conozco

aquí... Bueno, yo conozco también algunos brasileros casados con argentinas pero

son pocos casos. La mayoría es de brasilera con argentino. ¿Por qué será, no?

R: Y ¿qué te parece que atrae a brasileñas y argentinos?

C: A mí no me gustan los hombres brasileros.

R: ¿Pero tuviste novios brasileros, no?

C: Sí, claro, pero la forma del brasilero... No sé, el argentino me parece más

gentil, caballero... Allá en Brasil ya no se ve más eso, no hay esa gentileza. Yo

pienso que eso es lo que atrae a las mujeres brasileras.

R: ¿Y respecto a los argentinos con las brasileras?

C: No sé... Yo pienso que la mujer brasilera es más natural... Bueno, eso fue lo que

escuché también... (Claudia, profesora de portugués, 35 años)

En el relato de Claudia, el hombre argentino es más gentil, caballero. Esa imagen

tiene eco entre otras brasileñas con las que hablé y que además perciben en el hombre

argentino una mayor elaboración en el juego de la seducción. En el caso de esa

representación, es posible pensar que los estereotipos nacionales brasileño/naturaleza,

argentino/cultura actúan reforzando algunos estereotipos de género como mujer/naturaleza

y hombre/cultura. Las manifestaciones particulares de estas representaciones forman

matices de un sistema de relaciones de significación cuya estructura parece sugerir las

siguientes homologías:

brasileño:naturaleza:mujer / argentino:cultura:hombre107

Esta suposición, que no será profundizada en este trabajo, podría ayudar a elaborar

algunas explicaciones para la atracción entre brasileñas y argentinos y para el alto grado de

exogamia en este grupo, en determinados contextos.

Las relaciones entre brasileños y argentinos en Córdoba están especialmente

marcadas por cuestiones de género. Desde los motivos para la migración y la mayor

representatividad numérica de las mujeres entre los migrantes hasta el alto grado de

107

Sobre la validez lógica de la oposición naturaleza/cultura, cito a Lévi-Strauss: ―Pero sobre todo hoy

comienza a comprenderse que la distinción entre estado de naturaleza y estado de sociedad (cultura), a falta

de una significación histórica aceptable, tiene un valor lógico que justifica plenamente que la sociología

moderna la use como instrumento metodológico‖ (Lévi-Strauss, 1982:35).

133

exogamia y la conformación de los estereotipos sobre los brasileños, en Córdoba, los

brasileños son principalmente brasileñas.

Una de las consecuencias de la representación de los brasileños como exóticos,

tropicales, sensuales es la asociación de la imagen de la mujer brasileña a la de una ―mujer

fácil‖:

R: Y en relación a relaciones amorosas, noviazgos con argentinos, ¿cómo fue para

vos, siendo brasileña?

S: Yo creo que hay siempre esa cosa... Está en el imaginario de los argentinos: ―la

brasilera es una mujer fácil‖. Ellos siempre te encaran así. Y ahí (me

preguntaban): ―ah, ¿entonces cómo puede ser que seas así?‖ O sea, ―vos deberías

ser una mujer sin problemas, sin prejuicios‖.

R: ¿Mujer fácil, cómo?

S: Una mujer que no tenga ningún tipo de prejuicio, que tenga relaciones sexuales

sin tener encuentros, directamente... Y yo pienso que eso siempre estuvo en la

cabeza de mucha gente, pero después se pasa a otro nivel de conocimiento, de

relación. Y creo también que si yo tuviera rasgos de afrodescendiente, eso sería

mucho más acentuado. Es una conversación que siempre tuve con otras brasileras.

Es la curiosidad del hombre argentino y también de cualquier hombre extranjero.

―Ah, la mujer negra es una mujer súper activa sexualmente, es una mujer más fácil

para el acceso sexual‖. Es lo que ellos piensan. Yo tuve algunas experiencias por

ese lado y tuve que zafar. Y, por otro lado, tengo relaciones maravillosas,

amistades fantásticas. Pero pienso que la cuestión de los rasgos afrodescendientes

es determinante. (Silvana, 35 años, profesora de portugués)

La imagen trazada por Silvana, de la identificación de la imagen de la mujer

brasileña especialmente erotizada principalmente con aquellas que tengan rasgos negros, se

confirma con el relato de Iara: Aunque Iara, como mencionado, se siente admirada por su

tipo físico, esa admiración tiene algunas consecuencias consideradas indeseables y que se

relacionan, además de con su nacionalidad, con el género y el color de su piel.

134

R: Y ¿qué cosas no te gustan de acá?

I: De los hombres que son babosos...

R: ¿Cómo es eso? ¿Son babosos con todo el mundo o con las brasileras?

I: Con las brasileras, principalmente. Yo voy a tomar un taxi, por ejemplo, y te

preguntan ¿sos brasilera? y te dicen ―¡ah, las mejores mujeres son brasileras!‖

¡No me gusta! O decir que las mujeres brasileras son ―recalientes‖. No me gusta,

¡eso no me gusta! Y tampoco me gusta que muchos piensen que las brasileras son

prostitutas. ¡Que todas! O sea, puede haber... como en todo país. Pero ellos ven

que sos brasilera y ya creen que estás trabajando [en la prostitución]. Eso no me

gusta. Y si me faltan el respeto, yo vuelvo para cachetearlos. Y no lo pienso dos

veces. Ya pasó. Yo iba caminando con mi hija en plena [Avenida] General Paz y

un tipo nos dice: Ay, mamá, esas dos negras hermosas... yo me las comía todas, me

las chupaba todas... Ah, yo me volví y dije: ―¡Repita! A mi hija, vos no le vas a

faltar el respeto. ¡Repetí lo que dijiste, desgraciado! Estás pensando que mi hija es

una prostituta, le digo‖. El tipo trabajaba en una concesionaria de motos (...) nos

mandaron sacar a Linda y a mí de ahí porque lo cacheteamos. Eso es malo. Es lo

único que me molesta... (Iara, 47 años, mãe de santo)

A partir del relato de Iara, vemos que el estereotipo molesta en algunas situaciones,

en este caso en relación con la imagen predominantemente erotizada de las brasileñas. En el

capítulo 4, vimos que una situación de la misma naturaleza le sucedía a Conceição, la

muchacha que buscaba en el juzgado de menores una solución para poder volver a Brasil

con su hija argentina y que había sido tratada como ―una prostituta‖. Esta imagen

erotizada, especialmente activa sexualmente y principalmente de fácil acceso sexual estaría

vinculada principalmente al estereotipo de la mujer negra o mulata pero se extendería a las

brasileñas en general.

En algunas oportunidades, al no adecuarse al estereotipo de mujer sensual, que baila

bien y llama la atención, algunas brasileñas buscan justificarse, encontrando en los

estereotipos regionales la explicación para su forma de ser.

135

R: ¿Y vos participás de la colectividad, de otras conmemoraciones, del

carnaval...? Porque hacen carnaval aquí, ¿no?

M: No, yo soy diferente, yo soy de São Paulo, soy más tranquila, esas otras que

son locas, son de Río, de Bahia... Yo no, soy más... tranquila. Yo estoy siempre en

el medio pero no bailo así como ellas, esas cosas todas no... [soy] más tranquila.

(Maria, 52 años, empleada doméstica)

Clara fue integrante activa de la colectividad; tuvo contactos con varias brasileñas,

especialmente de las clases más desfavorecidas y dio el siguiente testimonio sugiriendo

que, en algunas oportunidades, esa imagen puede auxiliar algunas mujeres de escasas

condiciones económicas a obtener un mejor porvenir o a sobrevivir, frente a las dificultades

para mantenerse e insertarse laboralmente una vez que ya están en Córdoba:

R: Y los brasileños que están aquí, ¿por qué vienen?

C: Vienen buscando una mejoría económica, yo tengo esa idea, y en el caso de las

mujeres también. La mayoría que yo conocí son mujeres y pienso que está esa

cuestión... en todo el mundo está esa cuestión... que ellas tienen esa marca de ser

pobre y ser mujer. A veces, para algunas, se presentó la posibilidad de una

mejoría económica.

R: ¿De qué forma se presenta esa posibilidad?

C: En varios de esos casos es el casamiento con alguien que tiene, tal vez, un

ingreso estable, con argentinos. Pienso que eso es determinante. Y hay muchas

otras que tienen la idea de tener una vida nueva y tal y luego no funciona y se

quedan solas sin muchas posibilidades de crecimiento económico –eso ni hablar-,

y se quedan con los hijos. Yo conozco a varias. La mayoría tiene hijos argentinos.

R: Y sobre la actividad de esas personas...

C: Muchas dependen económicamente del marido... Quiere decir, yo conozco un

grupo de gente que depende directamente del marido y hay otras que tienen

trabajos precarios, como, por ejemplo, ser bailarina...

R: ¿De samba, de música brasilera?

136

C: Sí, de samba, de música brasilera, de axé. Hay varias que tienen esa salida

económica, que es a veces... Yo conocí algunas de ellas y, bueno, para ellas esa

salida económica, de la danza y tal... está en el límite de la prostitución. Algunas

veces hay alguien que ofrece dinero para tener sexo con ellas y ningún problema.

Gratis ellas no van a la cama con nadie. Ellas no tienen ese problema. Entonces

vos ves que la venida y la permanencia tiene, en muchos casos, que ver con esas

dos cosas, la danza y por otro lado con la prostitución.

R: ¿Y vos conocés prostitutas brasileras aquí?

C: Conozco, quiero decir ahora es velado, o sea que no revelan que ellas sean

prostitutas. Pero, en otro momento, ellas eran prostitutas. Conocieron al marido

como prostitutas, y ahora no ejercen la prostitución de modo digamos..., ellas

tienen hijos y tal... Pero ellas vinieron por ejercer la prostitución. Ahora, está

claro que es algo que ellas mantienen, así... No es abierto.

R: ¿Y cómo te enteraste?

C: Por el contacto, una empieza a conversar... No sé por qué se dio conmigo, tal

vez porque yo siempre tuve una disposición de escuchar a las personas. Entonces,

ellas empiezan a hablar de las tristezas de la vida, esas cosas. Hay gente que hasta

el día de hoy llama a mi casa, preguntando como estoy... Porque lo único que yo

pude hacer por algunas personas que estaban en una situación difícil fue

realmente escuchar, sólo escuchar... Por eso es que llaman a mi casa hasta el día

de hoy. (Clara, 36 años, clase media)

Este testimonio sugiere que las motivaciones afectivas para la venida a Córdoba

pueden tener un trasfondo económico y social. En la segunda parte de este capítulo al

abordar las instancias colectivas de representación, será posible observar cómo este

trasfondo se manifiesta en la desigualdad económica, social y de género que contribuye a

explicar la estructura jerárquica y la distribución de poderes al interior de la ex–

colectividad.

Por otra parte, es importante poner este relato en su contexto, el de una mujer de

clase media, profesora de portugués, que habla de mujeres de otra condición socio-

137

económica y cultural. Sin la preocupación por asegurar la ―veracidad‖, resta sin embargo,

pensar que esta representación se refleja en diferentes discursos.

La contracara del paraíso

Las posibilidades de representación sobre Brasil, no obstante, no se nutren

únicamente de las imágenes edénicas basadas en la naturaleza benevolente y en la alegría

del pueblo. La contracara de esa imagen se funda en cuestiones sociales, económicas y

políticas. El país del carnaval, del samba, del fútbol, de las telenovelas, de la mulata, de las

playas tropicales y la selva amazónica, por un lado. Por el otro, el de los niños que viven en

la calle, de las ―favelas‖ (villas), de los políticos corruptos, la pobreza, la violencia urbana,

etc.

Esa imagen aparece en el relato de los brasileños que, aunque en ciertas ocasiones

pueden elaborar opiniones críticas acerca de su país, se sienten molestos por los

comentarios que generalizan los aspectos sociales y económicos negativos de Brasil.

I: Y antes, aquí, hablaban mucho de la delincuencia en Brasil... A pesar de que

ahora Brasil está muy cambiado. Por ejemplo, ahora, en Copacabana hay

máquinas de fotos para vigilar, por todos lados, en la playa, para que no roben.

¿Vos lo sabías? Y... cada lugar tiene sus cosas.... No hay lugar que no tenga su

delincuencia. Pero antes, eso de que Brasil andaba en la boca de la gente [que

hablaba mal de Brasil], eso no me gustaba: ―no podemos ir a Brasil porque allá

nos roban, y eso y lo otro...‖ Y finalmente ¿qué? Que aquí roban más que

cualquier cosa... (Iara, 47 años, ―mãe de santo‖, entrevistada en su casa)

Ro: A veces ellos tienen una visión medio equivocada de Brasil. Mi contribución,

en ese sentido, es un poco derrumbar las imágenes negativas, los prejuicios... Por

ejemplo, en el turismo, hay gente que dice: ―no, porque en Brasil hay mucho robo

e me dijeron que en el semáforo, si yo pongo el brazo fuera del auto me van a

inyectar SIDA...‖ Y yo entonces digo, disculpame, esos son mitos, son mentiras,

creadas, ¿sabés por quién? Por los empresarios turísticos de acá porque cuando

los argentinos van para allá ellos pierden dinero. Y es así, los [empresarios del

138

turismo] de Mar del Plata, cerca del verano, empiezan a largar por la prensa

comentarios negativos sobre el turismo en Uruguay, diciendo que está caro... Y el

oyente de la radio o el lector del diario va también va a decir ―¿para qué voy a ir

a Brasil? Si me van a robar...‖ Y también dicen: ―¡mirá lo que están haciendo en

Río de Janeiro, esas cuadrillas que bajan, de las favelas, y roban a la gente en la

playa!‖ Y yo digo que no es así en todos los lugares. Otro día la dentista me

pregunto si ir a un camping en Brasil era seguro. Y yo le dije que depende del

lugar. Ahí ella me preguntó ―¿y en Angra dos Reis?‖ Le dije ―andá, andá

tranquila...‖ (Roberto, 40 años, agente de turismo)

Los brasileños que viven en Córdoba se encuentran, entonces, con esos dos sistemas

básicos de representación sobre Brasil, fundados de una manera amplia en una percepción

de lo brasileño como ligado a lo ―natural‖ como opuesto a lo cultural o construido. Si el

primero, edénico y tropical, puede, según la circunstancia, influir positivamente en la

inserción social de los migrantes, aunque limitándolos al estereotipo resultante de la

exotización, el segundo, francamente negativo y relacionado con la pobreza y la violencia

urbana los enfrenta a la necesidad de justificarse. Lo que en el primer caso se percibe como

tropicalidad y sensualidad puede convertirse en nociones de desorden, violencia y pobreza.

En este caso, a lo construido, ordenado se opone no lo espontáneo y alegre sino lo caótico e

injusto.

En este capítulo abordé algunos aspectos de las representaciones sobre Brasil y los

brasileños en Córdoba. El enfoque fue puesto en las imágenes que circulan localmente

sobre los brasileños y las formas en que los éstos experimentan y dialogan con estas

representaciones. En el siguiente capítulo dirijo mi mirada a los intentos colectivos de

representación.

139

CAPÍTULO 6 - CONSTRUCTORES DE BRASILIDAD

Foto1.6. Integrante brasileña de la “escola de samba Raça Brasileira” y uno de sus coordinadores.108

Los brasileños y brasileñas que viven en Córdoba se caracterizan por la dispersión.

No ocurre, por ejemplo, una concentración espacial en determinados barrios, como sucede

con los bolivianos en el barrio de Villa El Libertador, en esta ciudad, o con los brasileños

de Queens, en Nueva York (Margolis, 1994:31). Los encontraremos dispersos viviendo en

29 diferentes barrios de la ciudad. En realidad, el grupo formado por los migrantes

brasileños en Córdoba es, como dice Lins Ribeiro con respecto a los brasileños en San

Francisco (1998:2), una abstracción. Abstracción construida, analíticamente, por trabajos

académicos que naturalizan la existencia de grupos homogéneos y preconstruidos; y

contextualmente, en el plano de las representaciones y de las interacciones, a partir de la

diferencia con los demás.

La asociación de los brasileños en Córdoba con el fin de llevar a cabo tareas en

común es limitada e inestable, sea como forma de soporte entre los migrantes, sea

relacionada a la organización de fiestas, ferias y actos cívicos o representativos de su

comunidad nacional. La dificultad para superar los conflictos internos en la actualmente

108

En la foto que abre este capítulo, podemos ver a Ana Paula integrante brasileña de la ―escola de samba

Raça Brasileira‖ después del desfile junto al cordobés Gerardo, uno de los fundadores de esta agrupación.

Esta imagen ilustra una de las formas complejas en las que argentinos y brasileños —y en este caso argentinos

y brasileñas— se entrelazan en la construcción de las representaciones sobre Brasil en Córdoba.

140

disgregada colectividad, el distanciamiento de los brasileños con el consulado, el

predominio de relaciones con argentinos y la preponderancia de los referentes de clase por

sobre los referentes nacionales, entre otras cosas, dificulta la construcción de una

institución aglutinadora de carácter colectivo en Córdoba. Numéricamente, pocos son los

que participan o participaron alguna vez de la colectividad, de grupos de brasileños o de

otros eventos representativos de Brasil en la ciudad. Muchos viven hace muchos años en

Córdoba sin conocer a ningún compatriota. Otros forman pequeños grupos de amigos,

basados en afinidades de clase y de género. Los grupos más grandes se encuentran entre los

integrantes de la ex colectividad o agrupados alrededor de las actividades organizadas en el

Bar del Museo de la Industria. En el momento de asociarse por ejemplo en la colectividad,

los conflictos y disputas superaron los intereses en común y llevaron a la disolución de la

misma. Sin embargo, la dinámica interna de la extinta colectividad merece un análisis

especial, que será realizado más adelante. No obstante, los conflictos no se dan únicamente

dentro de cada asociación e institución. Entre los diferentes grupos que, en diferentes

momentos y desde diferentes posiciones, han intentado ser representantes de lo brasileño en

Córdoba, las disputas y los conflictos frecuentemente superan a la asociación. En el

presente capítulo focalizo los intentos colectivos de representación y me remito a algunas

instituciones, grupos y agentes involucrados en ellos.

Recreando Brasil en Córdoba

En las comunidades nacionales, los llamados símbolos nacionales -como los colores

nacionales, la bandera, el escudo o el himno- son aquellos que tienen el poder de sintetizar

la imagen nacional oficial, hegemónica. Más allá de estos símbolos oficiales, otros son

incorporados informalmente al repertorio de elementos capaces de representar lo nacional.

Anclados en los mitos fundadores de la nación, determinados estilos musicales, comida,

bailes, colores, paisajes, imágenes, etc., de entre todos los disponibles, son elegidos como

representativos y sintéticos de la nacionalidad mientras que otros son desechados. Este

proceso selectivo, invisibilizado como tal y presentado como algo natural y lógico, tiende a

demarcar las fronteras simbólicas de la nación. (Thiesse, 2000)

Las representaciones de lo nacional circulan entre los connacionales, expresando

una unidad identitaria que trata de sobreponerse a los particularismos regionales, sociales,

141

etc., haciendo visible y palpable la comunidad imaginada (Anderson, 1993) que constituye

la nación. Por otra parte, éstas también circulan en el extranjero y se construyen en la

relación con otras naciones y otras identidades nacionales con las cuales aquella se

diferencia, afirma y dialoga.

En las construcciones de la nacionalidad en el extranjero, las representaciones de lo

nacional se dan a partir de una selección de los elementos disponibles en el ámbito nacional

propio, pero redefinidos a partir de la interacción con las visiones locales, del lugar de

inserción de estos nacionales, ahora convertidos en extranjeros. Sea para afirmarse, chocar,

oponer o complacer, las representaciones de lo nacional en un ámbito nacional ajeno

dialogan permanentemente con su entorno109

.

Las representaciones construidas sobre Brasil y los brasileños en el exterior tienen

como base una imagen del país difundida a través de la propaganda turística, documentales

sobre el carnaval, películas, etc. Como ya mencionado, en la Argentina éstas se relacionan

con la experiencia de muchos turistas que pasan las vacaciones en las playas brasileñas, y

conciben el país como un lugar de descanso, alegría, seducción, optimismo,

despreocupación. Es relevante considerar esa base ya que al momento de seleccionar

valores, símbolos e imágenes a partir de un repertorio posible (y desechar otros) el contexto

local incide sobre esta construcción.

La gran mayoría de los eventos que pretenden expresar representaciones de lo

brasileño que pude observar en la ciudad de Córdoba se realizan en ámbitos cerrados o

restringidos, por un período específico de algunas horas o días, y es llevada a cabo por

diferentes actores, argentinos y brasileños, que, a través de sus acciones, instauran, durante

el corto tiempo de la ―representación‖, su visión de lo que es característico y

auténticamente brasileño, de lo que conformaría la ―brasilidad‖. Observando con atención

los eventos de la brasilidad en Córdoba, es notable su carácter pautado y circunscrito.

Dichos eventos obedecen a un calendario que remite a conmemoraciones o fechas

específicas; por ejemplo, en febrero o marzo, Carnaval; en julio, la Feria de las

Colectividades; las conmemoraciones de la Independencia en septiembre; además del

calendario de eventos deportivos en los que compiten equipos o atletas de Brasil.

109

La construcción de una identidad se enmarca en la oposición a otras identidades disponibles dentro de un

repertorio posible en determinada sociedad (Barth, 1976:15).

142

Estas ―representaciones‖110

de Brasil reproducen –o recrean- ideas e imágenes

sintetizadas de lo que debe ser, para cada agente, lo más ―característico‖, ―auténtico‖ o

―rescatable‖ de Brasil. Corresponden a visiones111

de eso característico, auténtico,

exclusivo de Brasil, de una supuesta ―brasilidad‖, pero también tienen otros significados,

casi tantos como la palabra ―representar‖112

.

En primer lugar, el paralelo de estas ―representaciones‖ se da con la acción teatral,

de poner en escena acciones, movimientos, imágenes, colores, formas, escenografía,

música, etc. Casi todas las manifestaciones observadas tienen, más o menos explícitamente,

este carácter de espectáculo. Los escenarios de tales representaciones fueron, la mayor parte

de las veces, preparados previamente a partir de la utilización de los símbolos nacionales

oficiales, como la bandera y los colores de la misma, especialmente el verde y el amarillo.

Eso remite a la cuestión del carácter arbitrario de la ―representación‖ en sus varias formas,

y de la analogía que, de cierto modo, se podría hacer entre el inmigrante y el actor. Como si

cada inmigrante representara la totalidad de su país y fuera responsable por todo lo que

sucede allá. En las fiestas, ese papel casi siempre es desempeñado por alguna brasileña

negra o mulata. En el momento culminante, después de la comida y de la bebida, viene el

show de ―samba‖, espontáneo o preparado, que representa el punto culminante del festejo.

En algunos casos, el samba y las mulatas es sustituido por una presentación de ―capoeira‖.

Por otra parte, esas representaciones de brasilidad se dan a partir de una especie de

amalgama de elementos considerados típicos sin referencia a la existencia de regionalismos

o a diferencias culturales internas de Brasil. En Córdoba, a diferencia de lo señalado por

110

Respecto de las representaciones, tengo en cuenta las afirmaciones de Jack Goody, quien emplea este

concepto especialmente en referencia al arte, en especial al arte pictórico, al teatro y a la narrativa de ficción:

―Sostengo que la representación constituye un rasgo central en la vida humana, intrínseco al uso que se hace

de la lengua. La actividad, sin embargo, siempre da pie a problemas en la medida en que abre la posibilidad a

que algunos protagonistas puedan caer en la cuenta de que la re-presentación no es nunca presentación, no es

nunca la presencia propiamente dicha, sino la ausencia más manifiesta...‖ (1999:11). ―La representación

significa presentar de nuevo, la presentación de algo que no está presente, pudiendo adoptar una forma tanto

lingüística como visual. ...‖ Citando a Sperber, Goody puntualiza la diferencia entre representación mental y

pública: ―La primera está relacionada con los procesos cognitivos y memorísticos intrasubjetivos

(psicológicos), la segunda, con los procesos intersubjetivos, por lo cual la representación de un sujeto afecta

las representaciones de otros sujetos a través de las modificaciones de un entorno físico compartido‖ (Goody,

1999:47-48). Aquí parto de la observación de fenómenos que, inicialmente, aluden antes a esa segunda

dimensión de la ―representación pública, sin desconsiderar su imbricación con la primera dimensión

cognitiva, parcialmente abordada en el capítulo anterior.‖ 111

Hago referencia, en este punto, a las representaciones concebidas como representaciones mentales, aunque

reconozco en ellas no el producto de una elaboración mental individual sino el producto de síntesis y

selección a partir de un repertorio histórica y colectivamente producido.

143

Frigerio (2002), la referencia para las manifestaciones brasileñas no es exclusivamente la

cultura baiana. Las representaciones de Brasil en Córdoba se basan principalmente en

imágenes sintéticas e idealizadas de manifestaciones que hacen referencia a la ciudad de

Río de Janeiro, a su clima, sus playas y al carnaval.

Entre los elementos simbólicos recurrentemente presentes es preciso mencionar

algunos alimentos y bebidas como la feijoada113

y la caipirinha114

. Estos elementos son

considerados como brasileños por excelencia y estuvieron presentes en manifestaciones tan

diferentes como el puesto de Brasil en la Feria de las Colectividades (2002), la fiesta de

cumpleaños del cónsul brasileño, inauguraciones de muestras fotográficas o de grabados

auspiciados por el consulado brasileño, fiestas temáticas sobre Brasil realizadas en bares de

la ciudad y fiestas conmemorativas de la independencia organizadas por el consulado de

Brasil.

Estuve en una fiesta en el bar del Museo de la Industria. Había varios brasileños

festejando el cumpleaños de dos mujeres. Comimos ―feijoada‖ y tomamos

―caipirinha‖. Fue gracioso el comentario de Arnaldo, quien había llegado hacía

poco a la ciudad y que dijo que nunca había comido tanta ―feijoada‖ en su vida

como aquí en Córdoba. Nos reímos y me di cuenta de que era cierto. En el punto

culminante de la fiesta, después de la comida, el grupo de ―batucada‖ del bar

empezó a tocar y empezó el show de las mulatas. Lo interesante de esas fiestas es

la regularidad, la homogeneización. En todos los eventos se toma ―caipirinha‖, se

baila con la ―batucada‖ o se pone los ―samba de enredo‖ del carnaval. Casi

siempre hay alguna mulata que hace, aunque sea espontáneamente, el show de

baile, y cuando hay comida, nueve de cada diez veces es feijoada. Es interesante

porque pareciera que en Brasil todo el mundo hace las cosas siempre de esa

forma... (Registro de diario de campo)

112

Incluyendo en esos significados el de representación política. 113

Comida típica a base de porotos negros y carne ahumada de cerdo que es acompañada con arroz blanco,

banana o naranja, farofa (harina de mandioca tostada y rehogada con aderezos) y couve (verdura fibrosa y

verde oscura que se come rehogada con ajo y panceta). 114

Bebida preparada a base de aguardiente de caña, azúcar, hielo y limón.

144

La música, especialmente el samba y la bossa nova, es usada como referencia de la

brasilidad en bares, fiestas temáticas, inauguraciones, exhibiciones, etc. El empleo de

instrumentos de percusión -conocido localmente como ―batucada‖- ocupa un lugar

privilegiado en las referencias a Brasil. La danza aparece principalmente en la forma de

samba, a través de presentaciones no coreografiadas, sugiriendo un carácter espontáneo e

improvisado. La capoeira, especie de danza-lucha, es otro elemento presente en las

demostraciones públicas.

Elementos referentes a la naturaleza como afiches con imágenes de paisajes

naturales, principalmente playas, o la utilización de palmeras como adorno, sugiriendo la

―tropicalidad‖ brasileña, estuvieron presentes en diferentes eventos tales como los puestos

del consulado de Brasil en la Feria del Libro (2002) y el que representaba a ese país en la

Feria de las Colectividades (2002). Otra imagen representativa utilizada fue la del

monumento al Cristo Redentor, de Río de Janeiro.

Foto 2.6. Puesto del consulado de Brasil en la Feria del Libro de Córdoba, 2002.

Un fenómeno recurrente y sorpresivo a primera vista es la presencia masiva de

cordobeses en la organización y ―puesta en escena‖ de la mayoría de las manifestaciones

observadas. Desde los desfiles de Carnaval de la ―Escola de Samba Raça Brasileira‖ -cuyo

presidente y la gran mayoría de los integrantes son argentinos- hasta las fiestas

conmemorativas de la independencia de Brasil -organizadas por integrantes de la

145

excolectividad- y el puesto en la Feria de las Colectividades, pasando por la organización

de la hinchada en los eventos deportivos que involucran a equipos brasileños, todos estos

eventos cuentan con argentinos entre sus protagonistas. O sea, en lo que se refiere a las

manifestaciones públicas o semipúblicas (como las fiestas, por ejemplo) las

representaciones de Brasil en Córdoba son construidas y protagonizadas por brasileños y

argentinos.

Un lugar privilegiado para apreciar la construcción alegórica de las diferentes

nacionalidades es la Feria de las Colectividades. La Feria, realizada en el Complejo Ferial

Córdoba, se repite cada año y reúne a representantes de diversos países, coordinados y

organizados por la UCIC, Unión de Colectividades de Córdoba. Dicha entidad establece las

pautas de participación y selecciona a los participantes de la Feria. En 2002, el puesto o

stand que representaba a Brasil estaba coordinado por brasileños y argentinos, ex-

integrantes de la disuelta Colectividad Brasilera de Córdoba.

La decoración y disposición de los elementos en el puesto que representaba a Brasil

buscaba reproducir una barraca playera de venta de bebidas y comidas, adornada con hojas

de helechos y palmeras. Banderitas verde y amarillo, una gran fuente con frutas sobre el

mostrador y afiches coloridos en las paredes contribuían a la escenografía colorida y alegre.

Los afiches reproducían el Sambódromo de Río de Janeiro –local en donde se realizan los

desfiles de carnaval en dicha ciudad-, el río Amazonas, una playa con cocoteros, un mapa

de la isla Fernando de Noronha y un edificio colonial de Ouro Preto. Completaban la

decoración de las paredes una bandera de Brasil y un afiche que reproducía la foto de una

aborigen acompañada por un niño y un perro. Como elemento externo había una gran

propaganda de cerveza ubicada en el espacio inmediatamente superior al puesto.

146

Foto 3.6. Puesto de Brasil en la Feria de las colectividades de Córdoba, 2002

Al ser preguntado por la razón de la elección estética del puesto, uno de los

responsables explicó: ―Brasil es conocido por las playas y por el samba‖. (Otra de las

organizadoras me dijo que siempre se decoraba de esa forma porque era ―natural‖,

recordaba la naturaleza). Para reforzar esa idea, había sido utilizado un disfraz de carnaval

donado por una Escola de Samba de Río, para señalar el lugar de Brasil en un espacio

ubicado en uno de los pasillos de la feria, en donde cada organizador hacía, con objetos y

fotos, algún tipo de construcción escenográfica que aludía al país representado.

Proporcionar la ilusión de tomar una ―caipirinha‖ en un bar ubicado en alguna playa de

Brasil. Esa era la idea de los organizadores, confirmada por el comentario de uno de los

visitantes del puesto, que decía que, al no poder viajar, aprovechaba para tomar una

―caipirinha‖ en ese ambiente ―típico‖.

A diferencia de las representaciones de otros países en la Feria, no hubo

absolutamente ninguna exposición o venta de artesanías. Los únicos productos vendidos

eran alimentos y bebidas. Entre estos, cerveza, ―feijoada‖, ―caipirinha‖, ―manjar de coco‖

(flan de coco) y panchos con salsas y aderezos similares a los utilizados en algunos lugares

de Brasil.

147

Constructores de brasilidad

La disposición de los agentes involucrados en las representaciones de brasilidad en

Córdoba es dinámica y ha variado en el tiempo. Algunos grupos e instituciones que

tuvieron importancia en la promoción de estas manifestaciones en determinado momento se

desintegraron o dejaron de hacerlo y otros surgieron. En cuanto a las personas, también

hubo cambios, con gente regresando a Brasil y otros dejando de ejercer un papel relevante.

Como mencioné anteriormente, excede los objetivos de esta tesis describir y analizar

pormenorizadamente a este proceso histórico. Intentaré, no obstante, presentar

someramente esos grupos haciendo algunas referencias a su conformación.

Entre los años 1996 y 2001, aproximadamente, la ―Funceb Córdoba‖ y la

―Colectividad Brasilera de Córdoba‖ fueron los principales referentes de Brasil en la

ciudad. La primera, una sucursal de la Fundación Centro de Estudos Brasileiros de Buenos

Aires, institución oficial ligada a la Embajada de Brasil, se inauguró en 1996 y cerró sus

puertas en diciembre de 2001. Allí se impartían clases de portugués dictadas por profesores

brasileños que ya residían en Córdoba -mujeres en su totalidad-, y la institución funcionaba

como referencia ―letrada‖ de la brasilidad. La ―colectividad‖ reunía, a través de sus redes,

un pequeño grupo de brasileños y argentinos para la organización de fiestas, representación

en ferias típicas y de las colectividades, en exhibiciones públicas y ceremonias cívicas-

como la de la Independencia, realizada el 7 de septiembre de cada año en la plaza San

Martín, plaza principal de la ciudad- y también para las presentaciones públicas del día de

Córdoba.

A pesar de que la génesis de ambas instituciones surge de un movimiento común

-una ―movida‖ de algunos brasileños para organizarse y representarse en la ciudad– una

vez conformadas no se caracterizaron por la cooperación, sino que trabajaron en nichos

separados, cada cual ocupándose de un aspecto de la representación.

Prácticamente, el único evento que reunía en un mismo ámbito a los dos grupos era

la fiesta organizada por la ―colectividad‖, casi siempre cerca de la fecha de la

conmemoración de la Independencia. En general, una feijoada acompañada de shows de

música y danza típicos, seguidos de baile. La directora y las profesoras de la Funceb

concurrían como invitadas, pagando la tarjeta de invitación que daba derecho a la cena y no

tenían mayor participación que ésta.

148

Aunque, básicamente, se ocuparan de aspectos diferentes de la representación de lo

brasileño, la relación entre ambas instituciones no estaba exenta de conflictos y

desacuerdos. Según la directora de la Funceb en Córdoba, los eventos organizados por la

―colectividad‖ dejaban una impresión vulgar e inculta que, colaboraba a mantener una

imagen estereotipada de Brasil, especialmente de las mujeres, reforzando la percepción que

relacionaba el país con el Carnaval, la sexualidad desenfrenada, la alegría irresponsable115

.

Por otra parte, los reclamos de la ―colectividad‖ apuntaban a la falta de apoyo y

participación de la Funceb en la organización de los diferentes eventos. Entre las disputas

por la representación y las diferentes percepciones relacionadas con clase social y cultura

(culta o popular), ambas instituciones, si bien no llegaron a competir por espacios comunes,

nunca actuaron en colaboración. Básicamente, ocupaban diferentes nichos en lo relativo a

la representación de la brasilidad en Córdoba. Funceb ocupándose de la representación

culta, relacionada con la enseñanza de la lengua116

y de aspectos de la historia, geografía y

cultura (culta o formal), y la ―colectividad‖ ocupándose de la representación calcada en lo

considerado popular o ―típico‖ en fiestas, ferias, festivales, actos públicos. A pesar de esa

división, y de la vinculación de la Funceb con la Embajada de Brasil, la ceremonia cívica

en la plaza San Martín, realizada todos los años en ocasión de las conmemoraciones del día

de la independencia de Brasil, era organizada, hasta la instalación del consulado en la

ciudad, por los integrantes de la ―colectividad‖.

115

A ese respecto, es interesante tener en cuenta el planteo de Bourdieu: ―las maneras, y en particular la

modalidad de la relación con la cultura legítima, constituyen la apuesta de una lucha permanente, de suerte

que no existe, en esta materia, ninguna clase de enunciado neutro, al designar los términos unas disposiciones

enfrentadas que pueden ser entendidas como laudatorias o peyorativas, según se adopte el punto de vista de

uno u otro de los grupos contrapuestos. No es una casualidad que la contraposición entre lo ‗académico‘(o lo

‗pedante‘) y lo ‗mundano‘ se encuentre, en todas las épocas, en el centro de los debates sobre el gusto y la

cultura: esta contraposición indica con toda claridad, en efecto, mediante dos maneras de producir o de

apreciar las obras culturales, dos modos de adquisición contrapuestos y, por lo menos por lo que se refiere a la

época actual, dos tipos diferentes de relación con la institución escolar‖ (Bourdieu, 1998:66-67). 116

Retomando Bourdieu, este autor plantea que ―adquirida en la relación con un cierto campo que funciona a

la vez como institución de inculcación y como mercado, la competencia cultural (o lingüística) permanece

definida por sus condiciones de adquisición que, perpetuadas en el modo de utilización —es decir, en una

determinada relación con la cultura o con la lengua— funcionan como una especie de ‗marca de origen‘ y, al

solidarizarla con cierto mercado, contribuyen también a definir el valor de sus productos en los diferentes

mercados. Dicho de otra forma, lo que se capta mediante indicadores tales como el nivel de instrucción o el

origen social o, con mayor exactitud, lo que se capta en la estructura de la relación que los une, son también

modos de producción del habitus cultivado, principios de diferencias no sólo en las competencias adquiridas

sino también en las maneras de llevarlas a la práctica, conjunto de propiedades secundarias que, al ser

reveladoras de las diferentes condiciones de adquisición, están predispuestas a recibir unos valores muy

diferentes sobre los diferentes mercados‖ (Bourdieu, 1998:63).

149

Ambas instituciones se disgregaron. Funceb cerró sus puertas en Córdoba a fines de

2001, en parte debido a la crisis económica generalizada en Argentina, y la ―colectividad‖,

después de un período de interinato durante 2001-ya que la presidenta había renunciado-, se

disolvió, en medio de disputas internas. A pesar de ello, algunos participantes de la extinta

―colectividad‖ siguieron llevando a cabo tareas relacionadas con las manifestaciones

brasileñas en la ciudad, otros se alejaron de estas tareas y algunos regresaron a Brasil. Más

adelante retomaré el tema de la ―colectividad‖ y su dinámica.

Hasta mediados de 2001, entonces, la Funceb era lo más próximo a una

representación oficial en la ciudad. Esa Fundación, que todavía actúa en Buenos Aires,

tiene el apoyo de la Embajada y sigue los lineamientos del Ministerio de Relaciones

Exteriores de Brasil. A fines de 2001, la sucursal cordobesa cerró sus puertas, pocos meses

después de la apertura del consulado.

El consulado

En julio de 2001, se inauguró el Consulado General de Brasil en Córdoba. Dicha

institución diplomática oficial tiene entre sus funciones la de difundir la cultura brasileña, y

con esa finalidad organiza y auspicia algunos eventos. Los años 2001 y 2002 fueron

particularmente productivos en ese sentido. El recién inaugurado consulado organizó en la

ciudad ciclos de cine brasileño, conferencias sobre literatura, arquitectura y política del

Mercosur, shows de música, exposiciones de fotos temáticas y un stand en la Feria del

Libro, entre otros117

. Los temas abordados fueron variados aunque mayormente hicieron

referencia a la cultura culta o erudita de Brasil118

.

117

Una muestra de fotos sobre Bahia, acompañada de textos de Jorge Amado, tuvo como telón de fondo para

su inauguración la presentación de un grupo de capoeira y otro de batucada. En esa oportunidad se hizo

distribución de caipirinha y de cintas del Bonfim —para atraer la buena suerte. Otra muestra de fotos

biográficas sobre el poeta Carlos Drummond de Andrade, acompañada de exposición y recitado de poesías,

además de una muestra de reproducciones sobre las ciudades coloniales brasileñas fueron parte de la oferta

cultural del consulado en ese año. La organización de algunas fiestas temáticas, como la Noche Carioca, en la

cual estuvieron presentes varias autoridades locales, cónsules, periodistas y empresarios cordobeses también

fue llevada a cabo por el consulado. En la Noche Carioca, un popurrí de espectáculos incluyó demostraciones

de capoeira, presentaciones de batucada y de un grupo local que interpreta bossa-nova, la preparación, a la

vista, de tragos típicos y la exposición en pantalla de imágenes de músicos y cantantes brasileños, como

Vinícius de Moraes, Chico Buarque, y Gal Costa. 118

La construcción de Brasilia y el gobierno de Juscelino Kubitschek, la literatura de Jorge Amado, el

panorama político brasileño antes de las elecciones presidenciales, las ciudades coloniales de Brasil, el viaje

150

4.6. Ceremonia cívica conmemorativa del día de la independencia de Brasil realizada en la Plaza San

Martín.

Además, desde la implantación del consulado, la ceremonia cívica del día de la

Independencia dejó de ser organizada por la ―colectividad‖ y pasó a ser llevada a cabo por

esta institución estatal. Las fiestas de la Independencia de los años 2001 y 2002 tuvieron

carácter oficial, al ser organizadas por el consulado. Autoridades locales, funcionarios

provinciales y municipales, empresarios y periodistas cordobeses constituyeron la mayoría

de los invitados a estas dos fiestas que se desarrollaron, la primera en el edificio del

consulado, y la segunda en el Teatro San Martín, el principal teatro de la ciudad. Entre los

invitados, sólo una muy pequeña parte estaba formada por brasileños.

En 2002, fue organizada toda una semana de conmemoraciones por la

independencia, la Semana de Brasil en Córdoba. Durante todos los días, entre el 2 y el 7 de

septiembre, el consulado organizó diversas actividades119

. La actividad del día 7 (el día de

la Independencia), un almuerzo con ―feijoada‖, no constó en la programación oficial y fue

organizada por el dueño del bar del Museo de la Industria, con un relativo apoyo

económico del consulado. Apuntaba, especialmente, a los miembros de la ―colectividad‖ y,

etnográfico de Lévi-Strauss a la Serra do Norte, e incluso las relaciones entre brasileños y argentinos fueron

algunos de los temas de las charlas y conferencias. 119

Estas constaron de conferencias sobre temas relativos a Brasil, un recital de un pianista brasileño realizado

en el Teatro San Martín, una muestra de reproducciones sobre ciudades coloniales brasileñas, una misa de

acción de gracias, en la Iglesia de la Compañía de Jesús, la fiesta oficial y la ceremonia oficial propiamente

151

a diferencia de la fiesta oficial, la mayoría de los invitados eran brasileños. Después del

almuerzo, hubo shows de música brasileña, ―batucada‖, ―capoeira‖, presentación de un

grupo de niñas que bailaban ―samba‖ (alumnas de una academia), y finalmente, baile. El

cónsul no estuvo presente en este almuerzo, sino que envió a otros representantes del

consulado.

La mayoría de estas actividades organizadas por el consulado contó con el apoyo y

participación de instituciones cordobesas. La municipalidad de Córdoba, a través del

Cabildo, el gobierno de la provincia, a través del Museo Marqués de Sobremonte y del

Teatro San Martín, la Universidad Siglo XXI –institución superior privada especializada en

el área empresarial-, empresas brasileñas en la ciudad, como Varig, Stefanini, y

empresarios locales como los del Hotel Windsor, y de Rita Bar entre otros auspiciaron y

contribuyeron a la organización de la programación cultural del consulado. La Volkswagen,

cuyo gerente local es brasileño, también fue auspiciante de la semana de independencia.

La llegada del consulado significó indudablemente un marco en el campo de los

eventos sobre Brasil en la ciudad y centró sus actividades alrededor de las

conmemoraciones del 7 de septiembre o semana de la patria120

. Las actividades organizadas

en torno a esa fecha tuvieron como característica una gran participación de las elites locales

tanto entre los auspiciantes como entre los invitados: políticos, empresarios y periodistas

cordobeses conformaron la mayoría de los invitados para las fiestas de la independencia

organizadas por el consulado. Entre los invitados brasileños estuvieron presentes algunas

profesoras de portugués, especialmente las ex profesoras y la ex directora de la Funceb y

algunos integrantes (en 2001) y ex integrantes (en 2002) de la ―colectividad‖. Ese matiz fue

percibido negativamente por varios brasileños residentes en la ciudad que se sintieron

excluidos de su conmemoración nacional. Por otra parte, muchos no se sentían

representados por los eventos y actividades organizadas. Esa reacción pudo notarse tanto

entre aquellos que integraban la ―colectividad‖ como entre los que jamás tuvieron

participación en ella. Ricardo, quien tiene poco contacto con otros brasileños en la ciudad

dio el siguiente testimonio al respecto:

dicha, que se desarrolló en la Plaza San Martín, como sucede con todas las ceremonias cívicas de las

delegaciones extranjeras en la ciudad. 120

Para un análisis sobre los sentidos de este festejo en tanto ritual nacional y su comparación con el carnaval

véase Da Matta (1997)

152

Re: ¿Te parece que hay algún lugar, aquí en Córdoba, que sea representativo del

Brasil?

Ri: En mi opinión no existe. Incluso, mi relación con el consulado, que sería quien

institucionalmente nos representaría aquí en Córdoba, es muy esporádica. Porque

yo no me siento incluido, a pesar de que me mandan los e-mails invitando a alguna

muestra de fotos, a la presentación de un libro, una conferencia, algún evento así...

Pero creo que faltó el trabajo previo. A lo mejor no es esa la función del

consulado, no sé... Pero una especie de investigación... no sé si algo tan técnico

como lo tuyo pero algo que tratara de relacionar a los brasileños entre sí, como

colonia, como comunidad de extranjeros aquí. Eso no existe. Personalmente yo no

lo encuentro, no encontré aquí algo que yo vea que mi país esté representado.

Porque hay algunas fechas o fiestas brasileras que me gustaría conmemorar.

Re: Por ejemplo...

Ri: Carnaval, 7 de septiembre, esas cosas, que allá en Brasil es lo más común de

festejar y acá no existe. Existe en nivel protocolar, autoridades... un poco

relacionado con el consulado. Lo que llega a mí, por Internet, es de un nivel

protocolar y pretende mostrar un Brasil muy culto, y Brasil no es tan así, muestra

una realidad brasilera de exportación que, de repente, es una política de Estado...

Pero yo, como brasilero, no siento que sea la que más me interesa... De pronto,

para el cordobés culto o al que le gusta ―facherear‖, ―figurar‖ o ―cholulear‖

como dicen aquí... que sale y dice ―Ah, yo fui a una muestra de fotos de obras de

Portinari en el museo Caraffa...‖ Entonces, después sale en la foto del diario en

sociales al lado del cónsul y se siente todo agrandado. Portinari, yo no conozco

mucho, hasta ya vi, pero no es una cosa que me llame mucho la atención, yo no me

siento representado en ese aspecto. (Ricardo, 38 años)

Por otra parte, Sandra, ex integrante de la ―colectividad‖, comentó sobre las

expectativas que había en la ―colectividad‖ respecto a la instalación del consulado y sobre

la decepción que sobrevino después de su inauguración.

153

R: ¿Y la relación con el consulado...?

S: Mirá, nosotros teníamos bastante expectativa en relación al consulado. Pero en

la inauguración ya quedó claro cómo funcionaba la cosa. Era todo con invitación

y yo me preguntaba: ¿Por qué no puede venir todo el mundo? ¿Por qué los

brasileros no pueden estar aquí? Y en la conmemoración, en las fiestas del 7 de

septiembre pasa lo mismo. Es una fiesta del consulado para los argentinos, y no

para todos tampoco, para algunos argentinos, los de la municipalidad, gente

importante, ese tipo de cosa. Y también en la forma que representan a Brasil;

porque Río de Janeiro está representado por el cónsul, él muestra bossa nova,

Vinicius de Moraes, Búzios... Pero Brasil no es sólo eso. Quedó claro que es un

consulado que trabaja para los intereses de Córdoba, no para los brasileros.

(Sandra, 37 años)

Las opiniones expresadas en los relatos anteriores están bastante extendidas entre

los brasileños. En parte, posiblemente, debido a la gran expectativa que se había generado

con la instalación del consulado, la impresión que muchos tuvieron después de su llegada

fue de decepción. En general, los brasileños no se sienten representados por el consulado,

sino que interpretaron las actividades organizadas desde esta institución como parte de un

accionar ―político‖ que prioriza el establecimiento de lazos con las elites locales. Como una

extensión del Estado brasileño, el consulado mantuvo, en general -y durante el periodo

investigado- con los brasileños una relación distante y formal.

El bar del museo

Actualmente, y a partir de fines del 2001, uno de los principales lugares de

encuentro de los antiguos miembros de la ―colectividad‖ y de varios brasileños y argentinos

―brasilófilos‖ es el bar del Museo de la Industria, conocido como bar del Museo, y ubicado

en barrio General Paz, a cerca de 20 cuadras del centro de la ciudad. El dueño del bar es

uno de los principales articuladores de las actividades relacionadas con las manifestaciones

de brasilidad en la ciudad. Argentino, descendiente de polacos y ucranianos y ex miembro

de la Colectividad Polaca en Córdoba, no posee ningún lazo de parentesco o conyugalidad

154

con brasileños y remite su primer contacto con Brasil a un empleo en una compañía aérea

brasileña, donde aprendió a hablar portugués y se interesó por la música de este país.

Actualmente coordina y toca percusión en un grupo de batucada, compuesto por argentinos

y brasileños, que anima fiestas y eventos publicitarios. Fue, conjuntamente con otros ex

integrantes de la ―colectividad‖, uno de los organizadores del puesto de Brasil en la Feria

de las Colectividades 2002, realizada en el Complejo Ferial Córdoba, en julio, y de la

hinchada de Brasil en los Campeonatos Mundiales de Voley y de Fútbol en el mismo año.

El bar sirve ―caipirinha‖ y en algunas fechas especiales feijoada o panchos con salsas

variadas, entre otros, y presenta grupos que tocan música brasilera en vivo. El dueño del bar

suele organizar fiestas temáticas (fiesta junina, carnaval, día de la independencia, etc) que

hacen referencia a Brasil y reúne a los brasileños para asistir a competencias deportivas y

para las fiestas de fin de año en las dependencias del bar.

Foto 5.6 y 6.6. Folletos del Bar del Museo

155

El sábado fue el día de la ‗feijoada‘ del 7 de septiembre en el bar del Museo. A

diferencia de los eventos organizados por el consulado durante la semana

(conferencias, recital en el teatro, fiesta de gala...) aquí la mayoría de los invitados

eran brasileños. El día estaba soleado, muchos usaban remeras de la selección

brasileña de fútbol o ropa verde y amarilla y el clima era relajado. Había algunos

niños jugando y corriendo alrededor de las mesas. Varias mesas unidas formaban

mesas largas y comunes y, después de la comida, se alternaron los shows. Un

grupo de músicos argentinos cantaba y tocaba música brasilera, principalmente

MPB121. Después hubo una presentación de niñas que, vestidas con shorts y

puperas bordadas con lentejuelas, presentaron una coreografía basada en el

grupo musical ‗É o Tchan‘. En seguida fue la vez del grupo de ‗capoeira‘. Todos

varones, sin camisa, quietos, mientras algunos de ellos tocaban el ‗berimbau‘.

Sólo después, cuando empezó el sonido del ‗berimbau‘ grabado, es que empezaron

a luchar, moviéndose lentamente. Creo sólo uno de ellos, Marcos, es brasileño y

negro. Después de la capoeira vino el grupo de ‗batucada‘ y todos empezaron a

bailar, dejando las mesas casi vacías. Terminados los shows todos siguieron

bailando al compás de música grabada, principalmente ‗samba‘, ‗axé‘ y ‗forró‘122.

(Registro de diario de campo)

El bar del Museo posee muchas de las características referidas por Frigerio (2002) y

Domínguez y Frigerio (2002) para los bares brasileños en Buenos Aires. Sirve como punto

de reunión de un grupo de brasileños conformado por estudiantes, algunos ex integrantes de

la ―colectividad‖ y algunos recién llegados a la ciudad que, al saber del bar brasileño se

acercan para conocer otros compatriotas, además de los argentinos que concurren al bar en

búsqueda de la ―onda brasilera‖.

121

La sigla significa ―Música Popular Brasileira‖. Es así llamada especialmente la música brasilera que surge

de la influencia de la bossa nova, a partir de 1958. A pesar de su denominación de ―popular‖, es la música de

las clases medias urbanizadas de las grandes ciudades. Algunos músicos, compositores y cantantes de la MPB

son Vinícius de Moraes, Tom Jobim, Caetano Veloso, Djavan, Chico Buarque, Gilberto Gil, Gal Costa, María

Bethânia y Elis Regina. 122

Estilos musicales alegres y bailables de la música brasilera.

156

Con excepción de los estudiantes, que van esporádicamente o para alguna fecha en

especial, la mayoría de los brasileños que concurren al lugar son de clase baja o media baja.

Maria, a quien ya mencioné anteriormente, suele reunirse con sus amigas en el bar:

R: ¿Y vos todavía te encontrás con esos brasileños? ¿Ustedes hacen fiestas en

común, cómo es?

M: Sí, nosotros nos encontramos. Antiguamente era más... nos reuníamos más.

Ahora, los miércoles... pero unos van para otro lado... La gente hizo otra vida,

están todos separados. Pero nos encontramos, principalmente en un bar...

R: ¿Cuál bar?

M: Un bar que hay ahí cerca del Hiper Libertad. Cuando, por ejemplo, hay alguna

conmemoración allá en Brasil, partido, por ejemplo, día de la independencia...

cosas así, entonces nos reunimos todos allá en el bar... (Maria, 52 años, empleada

doméstica)

La condición social del público suele alejar a algunos brasileños de clase media que

tienen una percepción negativa del bar y lo asocian a prácticas y grupos que son percibidos

como marginales. Roberto, por ejemplo, tiene una opinión negativa de los frecuentadores

del bar.

R: ¿Y vos te reunís con la gente que va al bar del Museo?

Ro: No, nada.

R: ¿Por qué?

Ro: Mirá, los comentarios que yo escuché no fueron buenos...

R: ¿Y qué escuchaste?

Ro: De todo... Que hay de todo...

R: Pero, concretamente, ¿qué escuchaste?

R: Todo...Me dijeron que hay de todo, droga, prostitución... Es pesado, pesado. De

fuente segura... Nunca fui. Y nunca me llamó la atención para ir. Incluso, alguna

vez yo divulgué, algunas personas preguntan sobre un bar y tal... Hasta me animo

a recomendar a otros que les guste la música brasilera que vayan allá a

157

escuchar... En la época del mundial de fútbol me dijeron que estuvo muy bueno,

pero en esa época yo todavía no estaba relacionado. Después de las elecciones fue

que conocí un poco sobre ese bar... Pero los comentarios que escuché fueron que

hay de todo y que es pesado. Yo no voy. Incluso van personas sin papeles,

indocumentados. Y esa fue la impresión después de lo que me dijeron. Yo ya no

tenía muchas ganas de ir pero después de ese comentario, menos todavía. Creo

que es el único lugar donde hay música brasilera. Antes había otro lugar, en Alta

Córdoba, creo, un lugar llamado Terra Brasil o algo así, pero cerró... Hay de

todo, ¿no?, Brasil es un país multifacético, hay de todo... (Roberto, 40 años)

Vemos en el relato anterior, cómo categorías tales como ―indocumentado‖,

construidas a partir de la exclusión legal de los migrantes del sistema burocrático y jurídico

estatal de la sociedad receptora pasa a funcionar también como forma de clasificación entre

los propios brasileños. En ese sentido las divisiones sociales se hacen aún más marcadas y

complejas y pasan a dividir mundos simbólicos y espacios de sociabilidad.

La “escola de samba”

Foto 7.6. Estandarte de la escola de samba “Raça Brasileira”

Otro articulador importante de los eventos que pretenden representar a lo brasileño

en Córdoba es el presidente de la ―Escola de Samba Raça Brasileira‖. Gerardo es

158

argentino y muestra con orgullo la fotocopia de su documento brasileño de extranjero que

obtuvo cuando vivió en Rio de Janeiro, entre 1972 y 1985, trabajando en el área de

relaciones públicas en una empresa de construcción. En esa época fue socio del Club

Flamengo, uno de los más populares equipos de fútbol de Rio de Janeiro, hizo muchos

amigos en las ―escolas de samba‖ de la ciudad y de allá trajo varias ―fantasias‖123

, que son

el principal capital de la ―escola‖.

Foto 8.6. Integrantes de la “escola de samba Raça Brasileira” listos para desfilar.

Córdoba, 13 de enero de 2003124

COMUNICADO DE PRENSA

LA ESCOLA DE SAMBA RAZA BRASILEIRA125, convoca a todos sus

integrantes como así también a todos los brasileiros que viven en

Córdoba, para comenzar los ensayos generales, con vista a futuras

presentaciones, ante las proximidades del CARNAVAL 2003.

La cita es para el MIÉRCOLES a las 21.00 horas y el SABADO a las

20.00 horas en el local de calle LIBERTAD esquina PRINGLES (BAR DEL MUSEO

DE LA INDUSTRIA), de Barrio General Paz.

Para ello se solicita asistir con camisetas verde, amarillo

(SELECCION BRASILEIRA) o roja y negra (CLUB FLAMENGO), que son los

colores de nuestra ESCOLA DE SAMBA RAZA BRASILEIRA.

123

Disfraces de Carnaval usados por los integrantes de las Escolas de Samba. 124

Reproducción del comunicado de prensa difundido por diversos medios de comunicación.

159

Gerardo fue, hasta principios de 2003, delegado regional de la Agencia Córdoba

Deporte, órgano dependiente del Gobierno Provincial, y tuvo a su cargo la recepción y

acompañamiento de la delegación brasileña de vóley que vino a competir en el Campeonato

Mundial en septiembre de 2002. Junto al dueño del bar del Museo, organizó la hinchada

brasileña para este evento deportivo así como para el Campeonato Mundial de Fútbol de

ese mismo año. Es posible ver la la influencia de la trayectoria de Gerardo por el club

Flamengo en las banderas utilizadas por la hinchada brasilera en los partidos de vóley, en

2002, con los colores de ese equipo de fútbol carioca y la inscripción ―Raça Rubro Negra

Córdoba - Argentina ‖ (ver fotos 9.6 y 10.6).

Foto 9.6. Hinchada de Brasil en los partidos del campeonato mundial de voley, Córdoba, 2002.

125

Según su presidente, el nombre de la Escola de Samba es Raça Brasileira. La grafía Raza, en español, es

utilizada en los comunicados de prensa, difundidos principalmente en las radios, para evitar el error de

pronunciación que transformaría Raça en Raca.

160

Foto 10.6. Hinchada de Brasil en los partidos del campeonato mundial de vóley, Córdoba, 2002.

Aunque la ―escola de samba‖ fue fundada en 1996 por una iniciativa conjunta entre

él e Iara, el primer desfile público de la ―escola‖ se dio en febrero de 2002 en Carlos Paz.

Anteriormente, el grupo se exhibía en fiestas y eventos publicitarios. Según Gerardo, la

agrupación cuenta con entre 60 y 80 integrantes, de los cuales aproximadamente 30 son

brasileños, muchos de ellos ex–integrantes de la ―colectividad‖. Gerardo contó que hace la

convocatoria a los integrantes por radio y explicó, justificando la autenticidad de la

agrupación: ―Damos preferencia al brasilero como integrante. Para los otros tomamos

asistencia‖. Según él, los integrantes argentinos que no frecuentan los ensayos con

asiduidad son excluidos de participar en los desfiles de Carlos Paz y Unquillo. Los

organizadores de estos desfiles ofrecen a los participantes alojamiento en hoteles locales

por una o dos noches, alimentación y entradas gratuitas para ingresar a los boliches

bailables. Las plazas ofrecidas son limitadas y es necesario poner en marcha algún

mecanismo de selección que, según Gerardo, privilegia a los brasileños.

Los coordinadores generales de la ―escola‖, según Gerardo, son cinco, todos

hombres y argentinos. Dos de ellos, ex–cónyuges de brasileñas, uno casado con una

brasileña, además del dueño del bar y de Gerardo. Ellos definen el tema del desfile (que en

realidad, no varía mucho ya que los disfraces son básicamente siempre los mismos),

161

controlan la asistencia, hacen la divulgación y los acuerdos con las municipalidades para

los desfiles de Carlos Paz, Unquillo, Río III y Villa María.

Foto 11.6. Rosana en los preparativos para el desfile

Observé algunos desfiles de la ―escola de samba‖ y registré especialmente dos, uno

en la localidad de Unquillo126

en febrero de 2003 y otro un año después en la plaza San

Martín, la plaza central de Córdoba. En general, el número de participantes era menor que

el mencionado por Gerardo, cerca de 50 personas, la mayoría argentinos. Sin embargo, en

Unquillo, algunos de los presentes comentó que los primeros desfiles de la temporada y los

de Carlos Paz son los que usualmente convocan más gente. También escuché que aquellos

que trabajan haciendo shows, tienen dificultades para participar de los desfiles en los fines

de semana. Dos ómnibus habían traído a los participantes hasta una casona cerca del local

del desfile en donde los integrantes se preparaban, la municipalidad de Unquillo pagaba el

transporte y la cena a los participantes. El clima era de improvisación y sobraban algunos

disfraces. De esa forma me invitaron a participar del desfile y me prestaron un disfraz en el

momento. Mientras los integrantes de la ―batucada‖ ensayaban pude presenciar una

126

Unquillo es una localidad en las afueras de Córdoba.

162

discusión entre dos de los coordinadores de este grupo. Marcelo, un mulato brasileño y

Lorena una argentina que vivió en Bahia discutían sobre el ritmo y la forma de tocar. En

general, predominaban las mujeres y había, también un grupo de niñas, alumnas de danza

de una profesora brasileña. Vestidas de blanco, algunas mujeres, en general de más de 35

años y de porte robusto iban a los costados, entre los integrantes y el público, llevaban

agua y solucionaban algún eventual problema durante el desfile, algunos de los

coordinadores también iba en ese grupo. Entre sus incumbencias estaba la de evitar que los

hombres más ―entusiasmados‖ del público tocasen a las chicas. A pesar de eso, al final del

desfile, una de las chicas reclamaba que cuatro espectadores la habían prácticamente

arrancado del desfile y que la habían tocado. La música de los parlantes se mezclaba con la

de la batucada y los integrantes bailaban con entusiasmo. El desfile consistía en ir y venir

por los dos carriles de la avenida principal de Unquillo. En el medio del recorrido, había un

escenario, al llegar a este punto, algunos integrantes de la ―escola‖ –las chicas más bonitas,

los que usaban los disfraces más vistosos y los integrantes de la batucada- subían al

escenario y daban un pequeño show. El público reaccionaba también con entusiasmo.

Al año siguiente, todo parecía haberse reducido: el número de integrantes, el

entusiasmo y especialmente el público y sus reacciones. Posiblemente por ser la primera

vez que se hacía el desfile en la plaza San Martín, posiblemente por la falta de difusión. De

todos modos, todo estaba muy disperso. En esa ocasión me contaron que el dueño del bar y

su grupo de ―batucada‖ ya no integraban la agrupación pero que para aquella oportunidad

habían ido invitados por el cónsul.

163

Fotos 12.6 y 13.6. Niñas bailando en el desfile de la “escola de samba”.

Foto 14.6. Integrante de la “escola de samba” y la investigadora, listos para el desfile

164

Momentos del desfile de la “escola de samba”.

Foto 15.6. Integrantes. Foto 16.6. Músico de la “batucada”

La “colectividad”

Muchos de los ex-integrantes de la ―colectividad‖ participan en los desfiles de la

―escola de samba‖. Más allá de eso, la disposición de la coordinación de la ―escola‖,

predominantemente masculina y argentina, repite la estructura vigente en la dirección de la

extinta ―colectividad‖ que funcionó aproximadamente entre 1996 y 2001. Algunas

características de la conformación y funcionamiento de esta agrupación surgen del relato de

una de las ex integrantes:

R: ¿Y antes de 1998 vos no tuviste ningún contacto con otros brasileños?

P: Uno u otro, a veces un encuentro de casualidad, una cerveza... Pero nada, así,

importante, como fue a partir de la ―colectividad‖. Cuando yo empecé a participar

en la ―colectividad‖ ya había un grupo que organizaba las cosas, organizaba

comidas, por ejemplo, la comida del 7 de septiembre eran siempre ellos que

organizaban. (Paula, 30 años, clase media)

165

Paula cuenta que ese grupo estaba formado principalmente por mujeres brasileñas y

sus maridos argentinos. Algunos estudiantes participaban esporádicamente, aunque,

después de conocer a otros estudiantes se reunían entre ellos. Todas las mujeres eran

brasileñas, en general con poca instrucción formal y dependientes económicamente de los

maridos; los hombres en su mayoría eran argentinos. El único hombre brasileño que

participaba activamente en la ―colectividad‖ era empleado del marido de una de las

brasileñas y gracias a ese empleo estaba con su situación migratoria regularizada en la

Argentina. Las relaciones de poder en la ―colectividad‖ se estructuraban, aparentemente,

alrededor de diferencias basadas en género y nacionalidad.

R: ¿Y quiénes eran?

P: Era un grupo de personas, los más activos, que hacían todo. No había una

renovación. No había una convocatoria más allá de ese grupo. Y ese grupo no

superaba unas 7 personas... Gente a la que le gustaban las fiestas... Los maridos

de esas mujeres [brasileras] eran muy determinantes en las reuniones, eran

realmente determinantes. Tanto que no hablaban portugués [en las reuniones],

hablaban en castellano. Entonces, el primer choque que yo tuve fue ese. Yo dije:

―¿por qué hablamos en castellano?‖. Y había también dos amigos de uno de los

maridos que participaban activamente, uno de ellos era médico.

R: ¿Y dónde se reunían ustedes?

P: En un bar. Un bar que se llama Zhivago, cerca del Gran Rex y de Mc Donald‘s

en la Av. Vélez Sársfield. Era un lugar que... yo misma no me sentía cómoda allá. Y

yo me preguntaba ¿Por qué en este bar? Porque era caro, y sólo había gente así...

gente grande... Entonces, en las primeras reuniones yo ofrecí lo que necesitaran,

mi computadora, mi castellano... Pero yo dije, ―mirá, para las fiestas yo no tengo

mucho tiempo‖. A mí no me gusta bailar, no me gusta usar tanga.... Yo no soy de

esa onda, pero si me llaman para hacer una feijoada, yo voy. Entonces, bueno... en

cualquier grupo al que uno va, uno empieza a pensar... Y yo decía: ―¿por qué no

hablan portugués?‖ Yo no lo entendía. Y también, en las reuniones, las cosas eran

bastante dirigidas por dos o tres personas. Y, a veces, discutíamos,

organizábamos, pactábamos hacer una serie de cosas y se terminaba haciendo dos

166

o tres cosas. Dos o tres que no eran las que estaban ahí en la mesa de todo el

mundo. Y yo digo: ―argentino, brasilero...no hay problema, de repente está todo el

mundo ahí... todo bien‖. Entonces, por ejemplo, un tema importante fue la decisión

de la casa... Una decisión tomada por dos personas. Porque era una casa de un

amigo del Hipólito y quedaba en frente a la casa de él. Y la decisión fue tomada

casi [exclusivamente] por él... y consentida por Túlio [que era empleado de

Hipólito].

R: ¿Y los demás? ¿No querían alquilar?

P: Querían alquilar pero no esa casa. Se estaba hablando de conseguir una sede...,

un lugar para reunirse, porque en un bar... no daba.

R: ¿Y cómo se mantenía esa casa?

P: Del ingreso de algunas fiestas, que era importante, con eso se disponía de

dinero para el alquiler de un año. Pero, por ejemplo, la cuestión legal también

era... Yo también tenía esa preocupación y decía ―nosotros necesitamos tener

personería jurídica.‖ Porque estaba el dinero de las entradas [de la fiesta] y yo

decía ―¿Dónde está ese dinero? ¿Dónde está depositado?‖ Y no había una cuenta

o caja de ahorro a nombre de las personas de la ―colectividad‖. Quedaba a cargo

del tesorero que era el Hipólito. Y si yo tenía que hacer unos folletos para divulgar

las fiestas, unas invitaciones, cosas así, él sacaba un bollo de dinero del bolsillo y

me daba. Y yo decía ―Eso no puede ser‖ Yo presentaba las facturas... Y decía ―yo

quiero que aparezca una lista que diga cuánto [dinero] entró... cuanto salió.... Y

esas eran cuestiones que yo planteaba y nadie más planteaba. No sé por qué.

R: ¿Y vos qué crees? ¿Había, así, una cosa de las mujeres por un lado y los

hombres por el otro?

P: No, pero existía ese miedo de confrontar. Eso era tomado negativamente.

Siempre había comentarios muy críticos sobre mi persona. Y yo preguntaba por

qué no había una cuenta en el banco a nombre de tres personas o un informe, un

resumen de los ingresos... Había problemas por ese lado. Por otro lado, era difícil

convocar a los brasileros. Porque estaba todo muy centrado en organizar las

fiestas. Y ni todo el mundo tiene ganas de hacer eso. Yo misma no tenía ganas. Yo

iba por el grupo humano... Pero después empecé a sentir una obligación. Y yo

167

digo, no me importa un desfile para la municipalidad, ese tipo de cosas. Y era un

grupo que, a veces cuando había una discusión, era algo de mucha ira, no había

objetividad, la cosa explotaba. Entonces, hubo un buen momento que fue el inicial,

que fue participar de las fiestas..., las propias fiestas eran lindas... Y eso duró más

o menos un año. Después, para mí, ya fue... yo trataba de buscar la claridad de las

cosas.

R: ¿Y ustedes pasaron un tiempo reuniéndose en aquella sede?

P: Sí, por un tiempo... Después hubo una pelea, como tantas otras... Porque,

justamente, pidieron que se abriera una cuenta en el banco... Entonces el tesorero,

que era Hipólito, salió de la ―colectividad‖. O sea, yo no sé si fue sólo por eso,

pero creo que el principal motivo fue ese. Y hubo una ruptura importante, porque

cuando Hipólito renunció, Tulio que trabajaba con él también se fue. Porque

gracias al contrato [de trabajo] que Tulio tenía con Hipólito él no estaba ilegal.

Era una relación en la que él debía mucho a Hipólito. Y en consecuencia de la

renuncia de Hipólito, no sé bien por qué, él renunció. Porque él era también una

persona que cuestionaba... Y yo vi eso como otra etapa, en la que empezamos a

reunirnos, sin presidente, sin nada, pero con una cosa más clara, transparentes. Y

era un grupo menor, pero un poco más variado.

R: ¿Y qué pasó con ese grupo? ¿Todavía existe?

P: No, hoy en día no existe más ese grupo. Pero existen personas que se reúnen

por amistad, entre ellos.

R: Pero ¿qué pasó después de lo que me contaste?

P: Hubo una gran dispersión. No hubo una organización que sirviera para la

contención de esas personas y otras... (Paula, 30 años, clase media)

Vemos por el relato anterior, algunos aspectos de las relaciones de poder al interior

de la ―colectividad‖. Las mujeres que integraban la colectividad, en general y con

excepción de Paula, no dominaban perfectamente el castellano, sin embargo, ese era el

idioma hablado en las reuniones. La centralidad en el manejo de los recursos por parte del

marido de una de las brasileñas era acompañada por una exclusividad en la toma de

decisiones fundamentales, como la referente al alquiler de la sede. La relación de

168

dependencia de Tulio respecto a Hipólito y la participación de amigos de éste en la

colectividad incrementaban el poder de éste dentro de la agrupación.

Bailar de tanga y cocinar en las fiestas, según el relato de Paula, eso era lo esperado

de las mujeres brasileñas en la ―colectividad‖, mientras los maridos y sus amigos decidían

qué hacer con el dinero. En muy pocas palabras, ése fue uno de los aspectos cristalizados

durante algún tiempo en el grupo que conformó la ―colectividad‖. No era el único, sin duda.

Por otra parte, no podemos suponer que ese grupo fuera especialmente aberrante y mal

intencionado, compuesto por mujeres completamente sumisas y hombres despóticos, sino

que su manera de estructurarse jerárquicamente refleja visiones construidas desde el

cotidiano, basadas en concepciones sobre los papeles de género reforzadas por los

estereotipos nacionales y fundadas sobre la desigualdad económica y civil de los migrantes.

Posteriormente a la salida de Hipólito, la ―colectividad‖ pasó por una etapa de

reestructuración y terminó, finalmente, disgregada debido a conflictos internos.

Es indudable que, en determinados contextos, las representaciones colectivas y

públicas de la ―brasilidad‖ se convierten en un capital simbólico importante, disputado por

diferentes agentes que pretenden ser los detentores de dichas representaciones. Sin

embargo, la mayor parte de los brasileños y brasileñas en Córdoba pone en juego su

identidad nacional en las interacciones cotidianas de forma individual más que colectiva.

Más allá de las razones ya referidas para la laxa asociabilidad, (disputas por lugares de

trabajo, diferencias sociales, cuestiones de género) es posible pensar que las

representaciones locales construidas sobre los brasileños al enfatizar lo exótico sugieren

que un brasileño en Córdoba es algo ―raro‖, excepcional, no esperado, único. Así, la

imagen dominante resalta el carácter individual del ―brasilero‖ y posiblemente refuerce esa

manera de presentarse y representarse.

En este capítulo abordé algunos aspectos de los intentos de representación colectiva

brasileña en Córdoba, tratando de enfocar los principales agentes y grupos involucrados en

dichos intentos y el repertorio de elementos simbólicos empleados en diferentes instancias

públicas de representación. Los testimonios de Paula, sobre la estructuración del poder en

el interior de la ex – colectividad dejan abiertas algunas cuestiones sobre las formas de

articulación entre nacionalidad y género.

169

Merecería mayor espacio, por otra parte, una descripción y análisis más exhaustivo

de las ceremonias cívicas y festejos brasileños en Córdoba, especialmente el carnaval y los

festejos del día de la independencia, ya analizados para el contexto nacional brasileño por

Da Matta (1997). Estas cuestiones quedan abiertas aguardando nuevas investigaciones

sobre el tema.

170

CONCLUSIONES

Para los brasileños que viven en Córdoba, a diferencia de lo que ocurre con los que

se dirigen hacia los llamados países ―de primer mundo‖ -donde la asimetría económica y

social entre el país de origen y el país de destino es mucho más significativa-, el factor

económico no suele ser el principal desencadenante de su desplazamiento e instalación. El

establecimiento de relaciones interpersonales entre brasileños y argentinos, la posibilidad

de inserción laboral en algunas tareas específicas, relacionadas con el capital cultural

brasileño, y la percepción de una mejor calidad de vida (pensada en términos de menos

violencia urbana, costo de vida más bajo, etc) son hechos fundamentales en la migración de

los brasileños a Córdoba. En términos cuantitativos, predominan las mujeres que migran

debido a una relación amorosa con argentinos. Así, juntamente al carácter marcadamente

femenino del grupo estudiado, es distintivo de este grupo los móviles de la migración

basados en relaciones interpersonales, en un movimiento migratorio ―por amor‖.

Los brasileños representan el grupo numéricamente más pequeño entre los

migrantes de países limítrofes en la Argentina. En la ciudad de Córdoba, según

estimaciones, vivirían entre 400 y 600 personas de esta nacionalidad. Este pequeño grupo, a

diferencia de otros migrantes de países limítrofes en la ciudad, no se caracteriza por su

concentración espacial en determinados barrios o por agruparse en asociaciones fuertes o

instituciones aglutinadoras importantes, se encuentra disperso en diferentes barrios y

presenta una débil capacidad asociativa y pocos lazos con otros brasileños. El perfil

provisorio esbozado a partir de las 76 encuestas aplicadas a los brasileños entre septiembre

de 2001 y julio de 2003 muestra, a grandes rasgos, un grupo de personas de clase media y

baja, provenientes principalmente de entornos urbanos del sudeste y –en menor proporción-

del sur de Brasil, con edades entre 25 y 49 años y cuya mayoría está hace menos de 5 años

en la ciudad.

En el contacto previo con argentinos se encuentra el origen de la mayor parte de las

historias personales de migración. Relaciones de amistad, de parentesco y de trabajo son

algunas de las razones para trasladarse a Córdoba. Sin embargo, las relaciones amorosas

establecidas principalmente entre mujeres brasileñas y hombres argentinos son el principal

motivo para venir o quedarse. Por otra parte, muchos brasileños y brasileñas ya conocían,

171

en alguna medida, la experiencia migratoria regional o internacional en su trayectoria

personal o familiar. Sin subestimar el impacto y la especificidad de los movimientos de

migración internacional para la vida de los involucrados, en algunos casos el movimiento

que los trae a la Argentina no establece una ruptura completa en su forma de vida sino

forma parte de un proceso continuo de movilidad espacial.

Las mujeres representan casi el 70% del total y, en general, vinieron solas o con sus

hijos (brasileños, en su mayoría) para unirse a un novio o cónyuge argentino o motivadas

por relaciones amorosas entabladas con argentinos. Aunque esta tesis no fue planteada a

priori como un estudio de género, fue necesario reconocer la importancia de este dato y sus

consecuencias. Por un lado, la ―feminidad‖ de este grupo marca, más allá de cuestiones

comunes a ambos sexos, diferencias de partida y de estadía en la ciudad. Por otra parte, la

imagen de la mujer brasileña ocupa un papel fundamental en las representaciones sobre

Brasil y los brasileños.

Las diferencias entre los sexos son bastante significativas. El 50% de los hombres

son solteros contra sólo 23% de las mujeres en la misma situación. Respecto a la unión con

cónyuge argentino, prácticamente el 60% de las mujeres frente a poco más del 37% de los

hombres se encuentra en esa situación. Casi el 70% de los hombres encuestados cursan o

cursaron estudios universitarios en comparación con menos de 40% de las mujeres en la

misma situación. En lo referente a la ocupación entre los hombres brasileños, más allá del

predominio de estudiantes (46%), encontré a un director de industria y un gerente de

turismo, un propietario de un editorial y un sacerdote católico. Entre las mujeres, más allá

de las estudiantes (20%), de una monja y de las profesoras de portugués, un poco menos

representadas porcentualmente, encontré a personas que se declaran ―sin ocupación‖, amas

de casa, bailarinas o profesoras de ―samba‖ y las que refieren ocupaciones poco

especializadas y escasamente remuneradas: cocineras, manicuras, vendedoras, empleadas

domésticas, ayudante en negocios familiares, etc. En general, las mujeres ocupan tareas

consideradas tradicionalmente femeninas, poco remuneradas y ubicadas en el mercado

informal de trabajo. El manejo del idioma nativo, el portugués, representa un capital

cultural disponible para aquellas que recibieron una educación formal secundaria o

universitaria y una de las escasas ventajas competitivas posibles en el mercado de trabajo.

En el caso de las pocas mujeres que llegaron al país con formación universitaria, la

172

enseñanza de portugués se presenta prácticamente como única opción después de la

constatación de la dificultad de inserción laboral en su área específica de formación. En

relación al motivo de migración, ninguna de las mujeres vino con trabajo asegurado,

trasladada por una empresa, por ejemplo. Aunque el número de hombres y mujeres que

migraron por lazos con argentinos es alto para ambos sexos (45,8 % entre los hombres y

61,5% entre las mujeres) entre los hombres la mitad de estos casos se debe a lazos

familiares con padre o madre argentinos al paso que entre las mujeres el lazo predominante

es con cónyuge argentino.

Algunas facilidades burocráticas que se pusieron en vigencia a partir del Mercosur

contribuyeron a estimular la afluencia de los estudiantes universitarios y de ejecutivos,

profesionales y técnicos de empresas con sede en Brasil y que instalan una sucursal en la

ciudad (Hasenbalg y Frigerio, 1999). No obstante, esas facilidades son relativas y su

impacto es selectivo, o sea, tienen mayor impacto en determinados grupos. En la práctica,

esta migración selectiva favorece a los hombres más que a las mujeres y a aquellos mejor

posicionados socio-económicamente que a los más desfavorecidos.

Este hecho se refleja en la cuestión de la documentación, ya que los grupos

anteriormente mencionados son los que predominan en las categorías de ―documentables‖

por excelencia, aquellos que disponen de mejores condiciones que los demás brasileños

para regularizar su situación legal. En relación a la obtención de la documentación, fue

posible verificar que los hombres están más ―documentados‖ que las mujeres. Entre los

indocumentados las situaciones no son homogéneas. Las dificultades surgen a partir de

situaciones concretas que se plantean: la matrícula de los niños en la escuela, la posibilidad

de recibir medicamentos costosos en tratamientos a largo plazo en los hospitales públicos,

la interacción con las autoridades policiales, judiciales o burocráticas, etc. El desenlace de

los problemas depende de la interacción con los diferentes agentes del Estado como

directores de escuela, asistentes sociales, enfermeras, policías, entre otros. En general, las

mujeres, especialmente las que tienen hijos pequeños a sus cuidados, son las más

vulnerables. La situación de los indocumentados es, antes que nada, de fragilidad,

dependiendo, para la resolución de los problemas que se plantean a razón de la carencia de

la documentación, de la existencia de redes sociales de apoyo y de los capitales,

especialmente escolar y económico, de que disponen los migrantes.

173

Percibidos como una especie de alteridad sensual, festiva, alegre y ―natural‖, en

relación a lo considerado como típicamente argentino, los brasileños en Córdoba son vistos

a partir de una imagen exotizada tal como la refieren Hasenbalg y Frigerio (1999) para

Buenos Aires. Dicho estereotipo orienta la reconstrucción de la autoimagen de los

brasileños. Según el contexto y de manera dinámica y selectiva los migrantes se apropian o

contestan a esta imagen. Aunque no encontré diferencias entre argentinos y brasileños en lo

relativo a los elementos empleados colectivamente en los intentos de representación de la

brasilidad.

Las representaciones exotizadas sobre los brasileños están íntimamente relacionadas

con los móviles de la migración y las formas de inserción social. Esta imagen presenta

puntos de anclaje específicos basados en género, raza y región de procedencia. Mujeres y

negros, cariocas y baianos son vistos como especialmente ―encajados‖ en la imagen

exótica. De esa forma, las referencias a la cultura afrobrasileña ocupan un lugar

privilegiado en el repertorio de lo considerado ―típicamente‖ brasileño.

Esa percepción local presenta diversas consecuencias sobre la vida de los y las

migrantes. Por un lado, se encuentra en el fondo de la atracción predominante entre

brasileñas y argentinos, fomentando el contacto y la exogamia; por otro, está ligada a una

serie de prejuicios sobre los brasileños. En ciertas ocasiones dichos estereotipos pueden ser

empleados estratégicamente por los migrantes en su inserción laboral en determinadas

tareas, como las relacionadas a la exhibición y enseñanza de algunos aspectos de la cultura

brasileña, especialmente la afro-brasileña, y a la lengua. Aunque fue posible apreciar

diferencias significativas entre los sexos en lo referente a las ocupaciones, de un modo

general, y con excepción de los ejecutivos trasladados por sus empresas y de los estudiantes

universitarios sostenidos económicamente por sus familias, la mayoría de los brasileños en

Córdoba trabaja en el sector informal. En el recorte temporal de esta investigación

(realizada entre fines de 2001 y 2004), esa no es una característica distintiva de los

migrantes sino una situación que afecta a muchas personas en la Argentina en un contexto

general de crisis económica, especialmente notable en 2002. Pero, además, no es

particularmente fácil para los brasileños y las brasileñas que viven en Córdoba encontrar

trabajo en cualquier ocupación. Determinadas tareas relacionadas a la difusión, enseñanza y

exhibición de la cultura brasileña en algunos de sus aspectos conforman nichos laborales en

174

donde los brasileños son vistos como mejor capacitados y en los que pueden encontrar una

relativa facilidad de insertarse laboralmente. Sin embargo, dichas posibilidades son

restringidas y son relativamente pocos los que se dedican a esta clase de actividades

culturales, más allá de la enseñanza de portugués.

Por otra parte, los estereotipos pueden, según el contexto, representar limitaciones

para la vida cotidiana de los migrantes en su interacción con los habitantes locales. Eso fue

especialmente notable en los relatos de mujeres, como Iara o Conceição, referentes a

situaciones violentas generadas por la imagen de la brasileña como ―mujer fácil‖. Por otra

parte, la lógica de ciertas prácticas en el interior de la ex ―colectividad‖ revela relaciones de

poder estructuradas alrededor de diferencias de género y nacionalidad.

A pesar de la existencia de grupos, personas e instituciones que buscaron

establecerse como referentes de la brasilidad en Córdoba, en general, la asociación entre los

brasileños es laxa y ocasional y está supeditada a disputas internas y a las identidades de

clase. Los espacios de sociabilidad, entonces, son compartidos principalmente por personas

que comparten otras características además de ser brasileños. Más allá de las diferencias

socio-culturales, las diferencias entre los brasileños también se plantean entre aquellos que

actúan en nichos laborales o de representación similares. Es importante recordar que las

representaciones cristalizadas basadas en lo exótico pueden traer aparejadas posibilidades

restringidas y muy específicas de inserción laboral y social. Las disputas por ocupar estos

lugares, en las que los capitales culturales y simbólicos de la ―brasilidad‖ son puestos en

juego, surgen entre aquellos que se encuentran en posiciones similares. Por otra parte, las

representaciones locales sobre los brasileños, al basarse en una construcción exotizada, que

enfatiza el carácter ―raro‖, único, excepcional de los brasileños en Córdoba –que se plasma

en uno de los sentidos de la pregunta ―¡¿Qué hacés acá?!‖- posiblemente predispone a la

individualización de las representaciones.

Súmase a ese panorama cuestiones relacionadas a las formas de sociabilidad

distintivas de género. Las mujeres unidas conyugalmente a argentinos, que representan la

mayoría de los migrantes brasileños en Córdoba, se relacionan principalmente a través de

las redes sociales de los maridos, de los familiares y amigos de éstos, argentinos en su

mayoría. Difícilmente forman sus propias redes con otros brasileños y cuando lo hacen esto

suele partir de un encuentro casual en el que conocen a una compatriota con la que se hacen

175

amigas. La asociación más común se establece entre dos o tres amigas que se reúnen

ocasionalmente para conversar y ―matar as saudades‖. Cuando los maridos o cónyuges

argentinos se interesan por reunirse con otros brasileños, las mujeres brasileñas tienen

mayores posibilidades de asociarse con sus conacionales aunque, como vimos al tratar el

funcionamiento de la extinta ―colectividad‖, pueden quedar supeditadas a las decisiones de

los hombres.

En el transcurrir del trabajo de campo fueron surgiendo ―capas‖ y matices que

desvelan la complejidad en un grupo que, a priori, y a partir de datos estadísticos o de una

primera mirada, se conforma como ―los brasileños‖. Diferencias de género, condición

social y legal, autopercepción o visiones sobre formas de representar la brasilidad

conforman algunos aspectos de esa complejidad. En ese sentido, las diferencias no están

dadas por un simple recorte analítico sino que se constituyen en la medida que marcan de

manera contundente la experiencia migrante. Entonces, más allá de constatar el predominio

de mujeres entre los brasileños, fue posible percibir que la experiencia migrante femenina

es, en muchos y significativos aspectos, diferente a la masculina. Este aspecto, entre otros

que comentaré a seguir merece ser profundizado en próximas investigaciones.

Esta investigación abre muchas cuestiones referentes a la experiencia de los

brasileños y a las representaciones sobre ellos en Córdoba que no pudieron ser

profundizadas en el marco de esta tesis de maestría, como por ejemplo la relación entre

representaciones nacionales e inserción en el mercado de trabajo; el proceso de

conformación histórica de las representaciones nacionales brasileñas en Córdoba y en la

Argentina; el análisis pormenorizado de las relaciones de poder, disputa y cooperación

entre los diversos agentes que se proponen construir representaciones de brasilidad en

Córdoba; el análisis más detallado de aspectos tales como la religión y la lengua entre los

brasileños; el contexto específico y los factores sociales involucrados en la migración ―por

amor‖, entre otros. Sin duda, la articulación entre nacionalidad y género que se vislumbra

en esta tesis merece ser estudiada en profundidad, teniendo en cuenta el potencial poder

estructurador de los discursos y prácticas de género sobre otros discursos y prácticas como

las nacionales (Melhuus y Stolen, 1996:5) y viceversa. En ese sentido, para el grupo

estudiado, es fundamental comprender la relación entre estereotipos nacionales y

176

estereotipos de género y las consecuencias de esa articulación para la relación entre

brasileños y argentinos.

***

En la presente tesis busqué contestar a la pregunta hecha reiteradamente a los

brasileños, ―¿qué hacen acá?‖, traduciéndola en términos de quienes son, por qué vinieron,

por qué se quedaron, de qué forma viven la experiencia de la alteridad, de qué forma

reestructuran sus vidas. En la búsqueda de esas respuestas no pude dejar de ver a los que

hacían la pregunta y de qué manera la pregunta influye en las respuestas que los brasileños

elaboran para presentarse y justificarse en ese lugar fuera de lugar. En el intento de

adecuarse a esa ubicación en las clasificaciones locales, algunos recurren a los estereotipos

vigentes, se adecuan a ellos, los emplean para insertarse. Otros tratan de diferenciarse,

explicar que son otros que esos otros vistos desde afuera. Algunos buscan agruparse

mientras otros tratan de ser ―únicos‖ o sino solamente parte de una nueva familia argentina

y pasar desapercibidos, esperando que la maestra no advierta al niño en la escuela por ser –

o hablar- un poco ―diferente‖ de los demás.

Entre los que se van hay algo que, como piensa el poeta Carlos Drummond,

permanece, aunque sean las ―saudades‖. En lo cotidiano, sin embargo, muchas cosas se

mueven, cambian de lugar, se reacomodan y siguen cambiando. Llegar y partir, como dice

el músico Milton Nascimento son sólo dos lados del viaje. Y en el viaje de los migrantes,

con el tiempo, llegada y salida pueden invertir sus puestos. La llegada se hace lugar de

partida cuando se vuelve al lugar al que ya nunca se volverá –o posiblemente sí, quien sabe.

Entonces, el extranjero, de vuelta a su ciudad, puede percibir que sigue siendo extranjero,

que se ha convertido en un ―otro‖, irremediablemente fuera de lugar, y tal vez se pregunte:

¿Qué hago acá?

177

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183

ANEXO - CUESTIONARIO

Universidad Nacional de Córdoba – Maestría en Antropología

Consulado-General de Brasil

Estamos realizando, com o apoio do Consulado, uma pesquisa para saber um pouco mais

sobre os brasileiros que moram na cidade de Córdoba.

Os dados obtidos através desta pesquisa não serão usados com fins legais ou fiscais.

As identidades das pessoas serão mantidas em anonimato.

Por favor, responda às perguntas abaixo da forma mais completa possível.

Renata Oliveira Rufino

Nome:_________________________________________

Sexo: __________________

Idade:__________________

Lugar de Nascimento: Cidade ____________________,

Estado:______________________________

Telefone:________________

E-mail:__________________

Bairro_______________________________

1) Estado Civil: (marque a opção correspondente)

Solteiro/a Casado/a Divorciado/separado/a

Outros___________________________

2) Você tem DNI (Documento Nacional de Identidad Argentino) ou outro documento

argentino? (Em caso afirmativo, não coloque o seu número de documento)

_________________________________________________________________________

184

3) Você conta com cobertura médica (obra social)?

________________________________________

4) Nível de Escolaridade antes de chegar à Argentina: (marque a opção correspondente)

Primário Secundário Técnico

Universitário (especifique o curso)

_______________________Outros________________________

5) Estudos cursados na Argentina: Nenhum Primários Secundários

Técnicos Universitários (especifique o curso e a instituição)

________________________________________

Outros___________________________________

6) Você está estudando atualmente? (indique o curso e a instituição)

____________________________________________________________

7) Em relação ao idioma espanhol, você:

Fala?___________ Fluentemente/Razoavelmente/Com dificuldade

Lê? ____________ Fluentemente/Razoavelmente/Com dificuldade

Escreve?________ Fluentemente/Razoavelmente/Com dificuldade

8) Onde morava, no Brasil?

(Cidade/Estado)_______________________________________________

9) Com quem morava?

____________________________________________________________

10) Há quanto tempo mora em Córdoba?

____________________________________________________________

11) Quantas pessoas moram com você?

____________________________________________________________

12) Com quem mora em Córdoba? (Marque a/as opção/opções correspondente/s)

Sozinho Cônjuge Filhos Pais Amigos

Outros_______________________________________________________

185

13) Por que veio à Argentina?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

14) Por que ficou aqui?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

15) Que ocupações/profissões exercia no Brasil?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

16) Que ocupações exerceu na Argentina, desde sua chegada? (Incluindo a ocupação atual)

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

17) Que língua/s fala em casa?

_________________________________________________________________________

18) Tem familiares brasileiros aqui em Córdoba? _________Quais? (marque a/as

opção/opções correspondente/s:) Quantos? (anote o número dentro do parênteses)

Filhos menores de 4 anos ( ) Filhos de 4 a 18 anos ( ) Filhos adultos ( ) Pai

Mãe Irmãos ( ) Primos/Tios ( )

Outros____________________________

19) Tem familiares argentinos?____________________________

Quais?___________________________________________________________________

20) Tem familiares que moram no Brasil?____________________

Quais?___________________________________________________________________

Onde moram?

_________________________________________________________________________

186

21) Mantém contato com estes familiares? Com que freqüência? De que forma?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

22) Você recebe ajuda econômica de amigos ou parentes no Brasil?

____________________________

Com que

freqüência?_______________________________________________________________

23) Você presta ajuda econômica a amigos ou parentes no

Brasil?___________________________________________________________________

Com que freqüência?

_________________________________________________________________________

24) Costuma viajar para o Brasil? Com que freqüência?

_________________________________________________________________________

25) Mantém contato com as novidades do Brasil? De que maneira?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

187

26) Você:

a) Escuta música brasileira?________ Por que meio? (rádio, fitas,

CDs,)_______________________

Que tipo de música?

__________________________________________________________________

b) Escuta música argentina? __________ Gosta da música daqui? _____________

De que tipo? Quais cantores/compositores?

____________________________________________________________

c) Navega na Internet?

____________________________________________________________

d)Vê canais brasileiros porTV a cabo/satelital?

___________Quais?___________________________________________

Atualmente, qual é o seu programa de TV favorito? (brasileiro ou argentino)

___________________________________________________________

e) Lê jornais/revistas brasileiros?

__________________Quais?____________________________________

Como os obtém?

____________________________________________________________

27) Tem contato com outros

brasileiros?___________________________________________________

Eles são: Amigos Familiares Colegas de trabalho

Outros_______________________________________________________

28) Freqüenta atividades em comum com outros brasileiros, aqui em Córdoba?

____________________________________________________________

Quais atividades ?______________________________________________

Onde?________________________________________________________

29) Freqüenta cultos religiosos? ___________________________________

Qual/Quais?___________________________________________________

c) Conhece outros brasileiros que freqüentam os mesmo cultos que você?

_____________________________________________________________

188

30) O que você faz no seu tempo livre?

________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

31) Do que você mais gosta, na Argentina?

________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

32) Do que você menos gosta,?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

33) Do que você mais gosta do Brasil?

________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

34) Do que você menos gosta?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

35) Do que você sente saudades?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

36) Em que coisas lhe favorece e em que coisas lhe prejudica ser brasileiro/a, aqui em

Córdoba?

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

37) Você pretende voltar para o Brasil? _________________________________________

Por quê?__________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

Quando?__________________________________________________________________

_________________________________________________________________________

189

Se você quer contar um pouco sobre sua experiência como brasileiro vivendo em Córdoba,

na Argentina, aproveite este espaço...