Manzanilla 2012 "La Arqueología y sus puentes transdisciplinarios: un caso de Teotihuacan", AMC

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Reunión General “Ciencia y Humanismo”, AMC 19 de enero 2012 “La Arqueología y sus puentes transdisciplinarios: un caso de Teotihuacan” Linda R. Manzanilla IIA-UNAM El Colegio Nacional Introducción La Arqueología como disciplina antropológica aborda a las sociedades del pasado diacrónica y sincrónicamente. Interesa al arqueólogo situar cada sociedad pretérita en sus contextos geomorfológico y ambiental; determinar la subsistencia, las formas de vida cotidiana, la organización familiar y comunal, las relaciones de intercambio y dependencia, los tipos de gobierno, las manifestaciones de las diversas connotaciones de identidad, los patrones simbólicos, y rastrear las transformaciones de dichas sociedades en el tiempo. Con estos objetivos en mente, el arqueólogo del siglo XXI analiza diversas manifestaciones de las trazas materiales del pasado: instrumentos, objetos afallados, desechos, materias primas, construcciones, restos óseos, ecofactos, concentraciones químicas, isótopos, ADN (Manzanilla 2009b; Manzanilla y Barba 1994; Manzanilla et al. 2003). Las escalas espaciales que interesan al arqueólogo no parten de objetos aislados, sino de asociaciones funcionales de estas trazas en espacios discretos que nos revelen actividades concretas (Manzanilla 1986). Así un área de cocción de alimentos no sólo se representa por un fogón, sino por cenizas y las anomalías del pH que se generan por su presencia, fragmentos de ollas con evidencias de exposición al calor, y alrededor de esta asociación de objetos y desechos, una banda semicircular de residuos orgánicos que atestigua el consumo de los alimentos. Por tanto, la Arqueología funge como puente entre las ciencias sociales y humanas - -dado su carácter analítico respecto de sociedades humanas pretéritas-- y las ciencias exactas y naturales, debido a las trazas materiales que aborda y las técnicas que utiliza para develarlas. La biología le permite identificar plantas y animales que yacen alrededor de los asentamientos humanos y que algunos podrían convertirse en recursos para la subsistencia, el trabajo artesanal y el orden simbólico; otros son marcadores del paleoambiente; otros más participan en la degradación de los bienes arqueológicos. Desde la física y la geofísica, el arqueólogo y el arqueómetra obtienen información cronológica de los hechos del pasado, así como la ubicación de anomalías magnéticas, eléctricas y electromagnéticas que revelan la ubicación de estructuras sepultas. Además proporcionan información sobre la caracterización de los materiales, sus elementos traza y la ubicación de las fuentes probables de su procedencia. Incluso en restos óseos humanos y

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Reunión General “Ciencia y Humanismo”, AMC

19 de enero 2012

“La Arqueología y sus puentes transdisciplinarios: un caso de Teotihuacan”

Linda R. Manzanilla

IIA-UNAM

El Colegio Nacional

Introducción

La Arqueología como disciplina antropológica aborda a las sociedades del pasado

diacrónica y sincrónicamente. Interesa al arqueólogo situar cada sociedad pretérita en sus

contextos geomorfológico y ambiental; determinar la subsistencia, las formas de vida

cotidiana, la organización familiar y comunal, las relaciones de intercambio y dependencia,

los tipos de gobierno, las manifestaciones de las diversas connotaciones de identidad, los

patrones simbólicos, y rastrear las transformaciones de dichas sociedades en el tiempo. Con

estos objetivos en mente, el arqueólogo del siglo XXI analiza diversas manifestaciones de

las trazas materiales del pasado: instrumentos, objetos afallados, desechos, materias primas,

construcciones, restos óseos, ecofactos, concentraciones químicas, isótopos, ADN

(Manzanilla 2009b; Manzanilla y Barba 1994; Manzanilla et al. 2003).

Las escalas espaciales que interesan al arqueólogo no parten de objetos aislados,

sino de asociaciones funcionales de estas trazas en espacios discretos que nos revelen

actividades concretas (Manzanilla 1986). Así un área de cocción de alimentos no sólo se

representa por un fogón, sino por cenizas y las anomalías del pH que se generan por su

presencia, fragmentos de ollas con evidencias de exposición al calor, y alrededor de esta

asociación de objetos y desechos, una banda semicircular de residuos orgánicos que

atestigua el consumo de los alimentos.

Por tanto, la Arqueología funge como puente entre las ciencias sociales y humanas -

-dado su carácter analítico respecto de sociedades humanas pretéritas-- y las ciencias

exactas y naturales, debido a las trazas materiales que aborda y las técnicas que utiliza para

develarlas. La biología le permite identificar plantas y animales que yacen alrededor de los

asentamientos humanos y que algunos podrían convertirse en recursos para la subsistencia,

el trabajo artesanal y el orden simbólico; otros son marcadores del paleoambiente; otros

más participan en la degradación de los bienes arqueológicos.

Desde la física y la geofísica, el arqueólogo y el arqueómetra obtienen información

cronológica de los hechos del pasado, así como la ubicación de anomalías magnéticas,

eléctricas y electromagnéticas que revelan la ubicación de estructuras sepultas. Además

proporcionan información sobre la caracterización de los materiales, sus elementos traza y

la ubicación de las fuentes probables de su procedencia. Incluso en restos óseos humanos y

faunísticos, los estudios isotópicos revelan las altitudes y geología de origen de estos

organismos, y ayudan a entender el fenómeno de la migración.

La química ha permitido revelar los tipos de actividades que subyacen al uso de los

espacios arquitectónicos, al observar las concentraciones de residuos en los pisos, cuyos

patrones permiten discriminar entre zonas de cocción de alimentos, de consumo de ellos,

almacenamiento, trabajo artesanal y ritual. Asimismo los análisis químicos de residuos en

el fondo de vasijas cerámicas permiten conocer aproximadamente el contenido original y

por ende, su uso.

El ámbito de la genética en restos óseos antiguos es relativamente nuevo y promete

aclarar asuntos que atañen al movimiento de poblaciones, la descendencia y el mestizaje.

El estudio sistemático de los artefactos, desechos y materias primas hechos en barro,

rocas, minerales, hueso, materias orgánicas, etc. es el campo primordial de análisis del

arqueólogo. Requiere una aproximación sistemática de clasificación, desde la materia

prima, la forma, los acabados, la decoración, las dimensiones y pesos, las huellas de

manufactura y uso, las trazas de descarte. Posteriormente, al abordar las asociaciones

funcionales que revelan actividades, ponemos los arqueólogos del siglo XXI un énfasis

especial en asociar a estas áreas de actividad, información de su datación precisa, además

de los ecofactos (es decir, plantas y animales) asociados.

Así cobra sentido este magno rompecabezas de información procedente de múltiples

disciplinas que, sin embargo, requieren de una articulación y contrastación cuidadosa

(Manzanilla 2009b, 2010, 2011a).

La población multiétnica de Teotihuacan

Teotihuacan, gran metrópolis prehispánica de los primeros siglos de la era Cristiana en el

centro de México (Millon 1973), representa una excepción en Mesoamérica:

-por la extensión y grado de planificación del asentamiento urbano ortogonal (20 km.2);

-por la multietnicidad representada por barrios foráneos en la periferia (Barrio Oaxaqueño,

Barrio de los Comerciantes, sector michoacano, y probablemente otros más) y por la mano de obra

especializada de carácter foráneo auspiciada por las elites intermedias de los centros de barrio;

-por el patrón de asentamiento polarizado en una gigantesca urbe y muchas aldeas y

villorrios donde vivían los productores de alimentos;

-por la organización corporativa patente en los conjuntos multifamiliares que albergaban a

familias independientes que compartían oficio, y aterrizada también probablemente en un co-

gobierno de cuatro señores;

-por ser la capital de un estado peculiar que he llamado “tipo pulpo”, donde la cabeza está

representada por la gran ciudad, y los tentáculos son los corredores de sitios teotihuacanos hacia los

confines de los cuatro rumbos, de donde venían materias primas y productos suntuarios, muchos de

ellos consumidos por las elites (Manzanilla 2006, 2009a).

Para dar orden a la gran población de diversos orígenes, se establecieron barrios foráneos en

la periferia, y barrios teotihuacanos con mano de obra multiétnica para tareas muy especializadas.

Teopancazco pertenecer a este último tipo. Esta multietnicidad debe ser analizada con una

perspectiva interdisciplinaria que expondré a continuación como ejemplo de los puentes

transdisciplinarios a los que me referí anteriormente.

Ubicado al sur de la Ciudadela, Teopancazco parecía un conjunto residencial de clase

media-alta (Manzanilla 1996), pero el estudio de sus sectores funcionales; la escasez de áreas de

preparación de alimentos, excepción hecha de una alineación de cocinas-almacenes en la periferia

norte del conjunto (Pecci et al. 2010); la presencia de diversos contingentes étnicos; la gran plaza

ritual que ocupa el centro del conjunto; la existencia de rituales particulares que no se encuentran en

otros sectores de Teotihuacan (Manzanilla 2009a), llamaron nuestra atención sobre la posibilidad de

que fuera el centro de un barrio periférico.

La presencia de un sector de sastrería donde se elaboraban trajes y tocados de sacerdotes y

militares representados en el famoso mural copiado por Adela Breton nos revela la existencia de

artesanos de la vestimenta (Manzanilla 2006, 2009a; Manzanilla et al. 2011), que trabajaban no sólo

con mantas de algodón, a las cuales cosían botones, placas y pendientes de concha, hueso, placas

dérmicas de reptiles y mamíferos, sino cuero y pieles.

Sin ser un barrio foráneo (como el Barrio de los Comerciantes o el Barrio Oaxaqueño,

ubicados en la periferia este de la ciudad), Teopancazco ha evidenciado una variedad y cantidad de

elementos procedentes de la Costa del Golfo que eran canalizados a una manufactura muy

especializada y singular: la elaboración de trajes y tocados para sacerdotes y militares, es decir, la

elite intermedia del barrio (Manzanilla et al., 2011), a semejanza de los que se representan en los

famosos murales del sitio (véase De la Fuente, 1996, Tomo II: 43, 53). Hemos hallado una

diversidad y profusión de instrumentos de hueso (agujas estandarizadas para bordar, coser y unir

telas, leznas para hacer agujeros, retocadores; Padró 2002; Padró y Manzanilla 2004), botones de

concha y cerámica, así como pintaderas para telas, concentrados en dos sectores del conjunto, junto

con restos de animales que proveyeron plumas, piel y placas para ser bordadas o cosidas en las telas

de algodón que, junto con cerámica y varios tipos de animales, venían de Veracruz (Manzanilla

2011b; Rodríguez Galicia 2006).

Tenemos la sospecha que la “casa” noble que estaba a la cabeza del barrio de Teopancazco

tenía mano de obra masculina del corredor hacia la Costa del Golfo trabajando para sí en la

elaboración de los trajes, hecho sugerido por los entierros del sector de la sastrería, que son todos

masculinos, migrantes y tienes agujas como ajuar funerario (Schaaf et al. 2010; Morales et al.,

2010).

En esta ponencia se pondrá de relieve la perspectiva interdisciplinaria (Manzanilla 2009b,

2011a) para abordar un caso complejo de articulación multiétnica en Teotihuacan.

1. Patrones funerarios

En Teopancazco se hallaron alrededor de 116 entierros formales de varios tipos.

A) Los entierros formales de tipo teotihuacano (véase Manzanilla y Serrano [eds.] 1999)

generalmente revisten tres formas:

1) la primera está constituido por entierros de adultos y niños dispuestos en fosas

bajo los pisos, en posición flexionada o sedente, como es el caso de ocho entierros.

2) La segunda forma de entierros teotihuacanos está representado por entierros de

niños neonatos dispuestos en vasijas y éstas, en fosas bajo los pisos, como sucede con 13

entierros.

3) Algunos niños de segunda infancia están dispuestos en altares. Suponemos que

estos casos están relacionados con aspectos simbólicos. Estos tres tipos de entierros tienen

ejemplos con lecturas isotópicas de estroncio 87/86 de gente local.

B) En Teopancazco hay casos excepcionales de entierros rituales como el entierro 102, que

es el cráneo de una mujer que fue rodeado por huesos largos formando una especie de caja,

dispuesto en la porción noreste de la plaza ritual del centro de barrio de Teopancazco. Este

individuo tiene lecturas discordantes de isótopos de estroncio 87/86 lo que la hace una migrante de

zonas altas. Asimismo está el entierro 112, un cráneo con o dentro un cesto, procedente de una

altitud coincidente con la zona de origen de la cerámica foránea Anaranjada delgada.

C) En el sector de la sastrería tenemos casos de individuos con un grado leve de migración,

asociados a agujas de hueso.

D) Un fenómeno excepcional para Teotihuacan pero que Teopancazco comparte con Cerro

de las Mesas, Veracruz, es un ritual de terminación fechado en 350 d.C. en que se decapitaron 29

individuos masculinos, cuyas cabezas se dispusieron dentro de cazuelas, y fueron tapadas con otras

vasijas. El primer grupo de 20 decapitados fue dispuesto en fosas bajo un piso en el cuarto 162F, y

el segundo de 9 decapitados, encima de la destrucción de un templo con tablero y talud. La mayor

parte del segundo grupo está representada por migrantes.

E) Hay algunos casos de entierros múltiples en Teopancazco.

La estrategia de estudio de esta población multiétnica fue de carácter interdisciplinario

(Manzanilla 2009b).

2. Población multiétnica de Teopancazco: 116 entierros

A. Perfil demográfico

a. Infantes, subadultos, adultos, adultos mayores: El perfil de edades

de los entierros de Teopancazco muestra la presencia de varios rangos de edad pero dos picos

principales: los infantes cercanos a las 40 semanas, y los adultos jóvenes de 20-25 años. Sorprende

la presencia de juveniles que en otros conjuntos de Teotihuacan no están representados.

b. Hombres, mujeres: En cuanto al sexamiento de los entierros, hay una

fuerte disparidad de individuos masculinos que constituyen casi la mitad (48.38%), respecto de los

femeninos que sólo representan un 9.67%. La alta incidencia de individuos masculinos adultos es

0

5

10

15

20

25

30

Fre

cu

en

cia

Edades

Tabla de edades para Teopancazco

Seri

rara para Teotihuacan, y refuerza el carácter de centro de barrio de Teopancazco tenía, con mano de

obra esencialmente masculina, mucha de la cual era de carácter foráneo.

B. Patrones funerarios

a. Entierros flexionados y sedentes en fosas 72/116

b. Entierros parciales 14/116

c. Decapitados 38/116

La alta incidencia de individuos decapitados en Teopancazco, es decir, la tercera parte de

los entierros formales, cuya gran mayoría está representada por hombres adultos jóvenes, y su

ubicación en dos contextos rituales de la transición Tlamimilolpa/Xolalpan fechados alrededor de

350 d.C., nos revelan rituales de terminación que tienen un paralelismo con aquellos hallados en

Cerro de las Mesas, Veracruz, aunque en este último caso se trató de infantes. Este hecho refuerza

el carácter multiétnico de Teopancazco, con fuertes vínculos con Veracruz y el corredor de sitios

teotihuacanos a través de Tlaxcala y Puebla hacia Nautla (Manzanilla 2011a).

C. Paleodieta

En su trabajo sobre elementos traza (logaritmo bario/estroncio) por Emisión de Rayos X

inducida por Partículas (PIXE) para la determinación de paleodieta, Gabriela Mejía (2011) analizó

los cúbitos de 18 de los entierros más o menos completos de Teopancazco, 15 de ellos del periodo

Clásico, y llegó a la conclusión de que había tres grupos:

1. quienes tenían una paleodieta predominantemente marina [Log (Ba/Sr)= -1.8 y -1.3], que son 5

entierros, varios de ellos de la fase Tlamimilolpa;

2. los que tenían una dieta terrestre desértica [Log (Ba/Sr)=-1.1 y -0.7], que son 4 entierros;

3. y por último, quienes tenían una dieta terrestre no-desértica [Log (Ba/Sr)= -0.7 y 0] que son 8

entierros, de los cuales 3 son post-teotihuacanos.

Siendo Teopancazco un centro de barrio, se compararon los resultados con lo que Ochoa

Ocaña (2003) hizo para algunos entierros del barrio de La Ventilla. En este último ejemplo se

determinaros dos grupos: los del Patio de los Glifos que comían más carne, y los del conjunto de los

lapidarios, quienes tenían una dieta vegetal. Sólo en Teopancazco tenemos individuos que tenían

una dieta predominante marina. Este hecho se correlaciona con la presencia de más de una decena

de variedades de peces procedentes de las lagunas costeras de Veracruz, y que fueron consumidos

en Teopancazco (Rodríguez Galicia 2010).

D. Isótopos estables

En el Laboratorio de Isótopos Estables del Instituto de Geología de la UNAM, bajo la

coordinación del Mtro. Pedro Morales, se analizaron 38 entierros de Teopancazco para obtener δ13

C

y δ18

O en los carbonatos del esmalte de los dientes que evidencian el origen geográfico del agua que

0,00%

10,00%

20,00%

30,00%

40,00%

50,00%

60,00%

Series1

bebieron los individuos analizados y la altitud de donde proceden; además se analizaron δ13

C y δ15

N

en colágeno con el fin de evaluar los diferentes tipos de comida y el nivel trófico de cada uno

(Morales et al. 2010). Gracias a los estudios de isótopos estables, sabemos que la procedencia de

muchos individuos de Teopancazco es foránea, de varias altitudes del corredor de sitios

teotihuacanos ubicados en Tlaxcala, Puebla y Veracruz, en particular, los individuos decapitados y

los enterrados en la sastrería y el patio ritual. La llegada de varios individuos de la llanura costera

en Xolalpan Temprano fue posible gracias a este tipo de estudios.

E. Isótopos de estroncio 87/86

En el Laboratorio LUGIS del Instituto de Geofísica de la UNAM, bajo el liderazgo del Dr.

Peter Schaaf (Schaaf et al. 2010), se montó la técnica de determinación de la tasa de isótopos de

estroncio 87/86, con la que el T. Douglas Price y yo analizamos anteriormente varios entierros de

Teotihuacan, Monte Albán e Hidalgo (Price et al. 2000), pero se modificó la metodología

introduciendo varios pasos de lixiviación de la muestra.

Así se analizaron 27 entierros de Teopancazco, llegando a la conclusión que se podía hablar

de cuatro grupos:

1. Los individuos locales: 8 individuos entre los cuales se cuentan 4 infantes.

2. Los migrantes del corredor teotihuacano de Puebla-Tlaxcala: 5 individuos.

3. Los migrantes lejanos, que son 10 individuos, procedentes predominantemente quizás de la zona de

Tepexi en Puebla, el valle de Tula en Hidalgo o la Sierra de Pachuca.

4. Los migrantes inversos, es decir, teotihuacanos que estuvieron mucho tiempo fuera de la ciudad,

pero que regresaron y murieron en ella, que son 4 entierros.

F. Entesopatías

El antropólogo físico Luis Adrián Alvarado ha reconocido diversas entesopatías en la

muestra de entierros de Teopancazco, es decir, asimetrías en el uso de ciertas articulaciones según

las actividades desarrolladas por el individuo, algunas de ellas relativas al suavizar de fibras con los

dientes. Este estudio está en curso.

Por otro lado, se ubicaron casos de exostosis auditiva probablemente debida al buceo en

aguas frías. Este hecho reviste interés dada la profusión y diversidad excepcionales de moluscos

marinos del Caribe, el Golfo de México y el Pacífico hallada en Teopancazco.

G. Patologías

Entre los casos de patologías observados en este conjunto de entierros, gracias a la asesoría

del Dr. Ruy Pérez Tamayo, se ha detectado un niño con posible hidrocefalia, y un individuo quizás

con osteomielitis, ambos ubicados en un punto del conjunto que sugiere la presencia de un área

clínica, donde además existe una alineación de niños muertos en el parto. Además la odontóloga

Citlali Funes identificó un caso de parálisis facial.

Conclusiones

Al comparar la tabla de edades de Teopancazco con otro centro de barrio más señorial, a

saber, La Ventilla, tanto La Ventilla 92-94 en sus frentes 1, 2 y 3 (Gómez Chávez y Núñez 1999),

como La Ventilla B (Serrano y Lagunas 1999), y con otro centro de barrio periférico como Tlajinga

33 (Storey y Widmer 1999), se observa que en Teopancazco, aunque predominan adultos e infantes,

sí hay una cierta proporción de juveniles, mientras que en La Ventilla y Tlajinga 33 casi no están

representados. Es interesante especular el papel que los juveniles pueden tener en el funcionamiento

de un centro de barrio relacionado a la labor de sastrería. También están representados los juveniles

en el conjunto multifamiliar teotihuacano de Oztoyahualco 15B:N6W3 (Manzanilla et al. 1999;

Manzanilla 1996), pero ya diferencia entre el centro de barrio de Teopancazco y el conjunto

habitacional multifamiliar de Oztoyahualco yace en el predominio de individuos masculinos en el

primero, mientras el segundo tiene una proporción equilibrada de hombres y mujeres, denotando su

carácter residencial.

Al hacer un análisis estadístico de los datos de Teopancazco tomando en cuenta variables de

paleodieta, isótopos estables e isótopos de estroncio 87/86, observamos que se forman tres grupos

poblacionales (Manzanilla et al. 2010). Los individuos pertenecientes a cada uno de estos grupos

están ocupando diversos sectores del conjunto, pero la multietnicidad se representa primordialmente

en el sector noreste.

Al graficar la procedencia de los individuos según las altitudes de origen, dato

proporcionado por los isótopos estables (Morales et al. 2010), se observa la presencia de gente de

todo el corredor hacia la costa del Golfo en el sector noreste, y los que proceden de las zonas más

bajas, en particular, la llanura costera, llegaron al conjunto en Xolalpan temprano.

Sin duda una perspectiva interdisciplinaria integral ayudó a esclarecer la composición de

esta población multiétnica en Teotihuacan.

Agradecimientos. Esta ponencia fue posible gracias a un fructífero esfuerzo de colaboración

interdisciplinaria con varios institutos de la Coordinación de la Investigación Científica de la

UNAM. En particular quisiera destacar los análisis de isótopos estables a cargo del Mtro. Pedro

Morales, la Mtra. Edith Cienfuegos y el QFB Francisco Otero, del Laboratorio de Isótopos Estables

del Instituto de Geología de la UNAM, y por primera vez en México, la caracterización de una

muestra de esta población teotihuacana en cuanto a su procedencia y niveles tróficos. Los análisis

de proporciones isotópicas de estroncio 87/86 estuvieron a cargo del Dr. Peter Schaaf, la Mtra.

Gabriela Solís, el Mtro. Becket Lailson, y Teodoro Hernández de los Laboratorios LUGIS del

Instituto de Geofísica de la UNAM, y el ejemplo de Teopancazco sirvió para montar la técnica en

nuestro país. Los estudios de paleodieta fueron parte de la tesis de licenciatura en Arqueología de

Gabriela Mejía (INAH) en colaboración con el Dr. José Luis Ruvalcaba del Instituto de Física de la

UNAM.

Sin el trabajo de los antropólogos físicos no hubiésemos tenido acceso a las determinaciones de

edad, sexo, algunas patologías y entesopatías. Agradezco la labor de la Dra. Liliana Torrres

Sanders, del antropólogo físico Luis Adrián Alvarado y de la odontóloga Citlali Funes.

Asimismo, al Dr. Ruy Pérez Tamayo quien nos dio su opinión sobre las patologías de dos

individuos.

Las trece temporadas de excavaciones en Teopancazco (1997-2005) son parte de mi proyecto

“Teotihuacan: elite y gobierno” y recibieron apoyo presupuestal del CONACYT (proyectos

25563H, G36050H) y de la UNAM (tanto de DGAPA IN307398, IN406199, como del Instituto de

Investigaciones Antropológicas de la UNAM). El permiso federal fue otorgado por el Consejo de

Arqueología del INAH.

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